Acompañamiento

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Acompañamiento En nuestra vida cotidiana, cada día nos enfrentamos con dificultades que a veces son superiores a su capacidad de resistencia, problemas relacionados con el trabajo, conflictos familiares y conyugales, falta de capacidad para tomar decisiones, luto, soledad, relaciones interpersonales inadecuadas, enfermedad, vacío existencial, dudas religiosas, falta de fe, y en los últimos tiempos violencia Frecuentemente las necesidades de las personas en dificultad pasan desapercibidas y cuando son identificadas, no siempre encuentran la respuesta adecuada. Por eso uno de los retos que afronta la Pastoral de la Salud, para dar respuesta a estos desafíos es el Acompañamiento. Acompañar viene del latín: cum-panis. Su significado se podría expresar así: “comer pan juntos”, sentarse a la mesa emocional y de sentido del otro e intercambiar cuanto hay en ella: sentimientos, deseos. Preocupaciones, recursos, esperanzas… Acompañar en los sentimientos y esperanzas del otro pasa entonces por hacer un camino juntos. El acompañante se dispone a entrar en tierra sagrada “descalzo”, libre de algunas tendencias como las de moralizar sobre lo que el otro dice, siente, ha hecho, etc. La de responder con frases hechas y consuelos baratos; “hay que animarse”, “con el tiempo todo se cura”, la tendencia a investigar o a llenar la visita de preguntas, la tendencia a decir lo que tienen que hacer, lo que tiene que sentir o pensar (“no te preocupes” , “no estés triste”, “no te desanimes”, “tienes que… ), sobre todo evitar la tenencia a decir aquello que uno mismo no se cree (“todo irá bien”, etc.)

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Acompañamiento

En nuestra vida cotidiana, cada día nos enfrentamos con dificultades que a veces son superiores a su capacidad de resistencia, problemas relacionados con el trabajo, conflictos familiares y conyugales, falta de capacidad para tomar decisiones, luto, soledad, relaciones interpersonales inadecuadas, enfermedad, vacío existencial, dudas religiosas, falta de fe, y en los últimos tiempos violencia

Frecuentemente las necesidades de las personas en dificultad pasan desapercibidas y cuando son identificadas, no siempre encuentran la respuesta adecuada. Por eso uno de los retos que afronta la Pastoral de la Salud, para dar respuesta a estos desafíos es el Acompañamiento.

Acompañar viene del latín: cum-panis. Su significado se podría expresar así: “comer pan juntos”, sentarse a la mesa emocional y de sentido del otro e intercambiar cuanto hay en ella: sentimientos, deseos. Preocupaciones, recursos, esperanzas…

Acompañar en los sentimientos y esperanzas del otro pasa entonces por hacer un camino juntos. El acompañante se dispone a entrar en tierra sagrada “descalzo”, libre de algunas tendencias como las de moralizar sobre lo que el otro dice, siente, ha hecho, etc. La de responder con frases hechas y consuelos baratos; “hay que animarse”, “con el tiempo todo se cura”, la tendencia a investigar o a llenar la visita de preguntas, la tendencia a decir lo que tienen que hacer, lo que tiene que sentir o pensar (“no te preocupes” , “no estés triste”, “no te desanimes”, “tienes que… ), sobre todo evitar la tenencia a decir aquello que uno mismo no se cree (“todo irá bien”, etc.)Acompañar comporta, dar hospedaje en uno mismo al sufrimiento del prójimo, así como disponerse a recorrer el incierto camino espiritual de cada persona, con la confianza de que la compañía sana, ayude a superar la soledad, genere comunión y salud en el sentido integral.Quien sabe acompañar genera salud. Consigue con su discreta presencia, un mayor confort físico, una mayor estabilidad emocional, una compañía para compartir las preguntas por el sentido.Quien sabe acompañar mata la soledad con su delicada presencia, se mete en los zapatos de su prójimo, se acomoda a su perspectiva y se sienta a su mesa personal con todos los sentidos en clave de servicio.La piedra angular del acompañamiento es la escucha.

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La Escucha activa es la herramienta fundamental del acompañamiento.

¿Cómo se escucha activamente? El calificativo activa se aplica porque no se trata de un mero oír superficial, sino de acogida de los significados y experiencias de la persona a la que se quiere ayudar.

Es la piedra angular. Cuando uno se siente escuchado, tiene la cálida percepción de ser tomado en consideración y de valer a los ojos del acompañante. La dificultad es que al escuchar al otro nos escuchamos a nosotros mismos.

Sugerencias: Escucha las cosas importantes dichas por el acompañado

acerca de sí mismo. Escucha no sólo los contenidos, sino también las resonancias

emocionales No hacer juicios acerca de la persona y sobre lo que comunica Resiste a las distracciones que vengan de fuera Espera antes de responder. Algunos segundos de pausa aclara

tu respuesta.

LA EMPATÍA. Es otro elemento importante y necesario en el acompañamiento.La entendemos como la capacidad de ¨comprensión¨ de lo que el acompañado vive, esto implica ¨ponerse en su lugar¨, desde su punto de vista, de ver el mundo como la persona lo ve y vive, a nivel cognitivo y emotivo. Karkhull considera la empatía como la ¨capacidad de percibir correctamente lo que experimenta otra persona, y comunicar esta percepción en un lenguaje conforme a los sentimientos de ésta.¨

Tenemos que evitar caer en la actitud de ¨simpatía¨ que consiste en la pasión de los sentimientos ajenos.

Quien desea ser empático tiende a comprender lo que la persona vive ¨como si¨ fuera propio, manteniendo cierta distancia afectiva.

Para comprender verdaderamente a una persona, es necesario escucharla bien, hasta el fondo.

Obstáculos:La directividad: se manifiesta cuando el acompañante en el diálogo hace muchas preguntas que orienta la comunicación a determinada dirección, o cuando condiciona, o sugiere líneas de conducta según su mentalidad.

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Para que el diálogo llegue a ser eficaz, es necesario que le comunique por grados, cuanto percibe de él, sirviéndose del lenguaje verbal y no verbal, apto para la persona.

Acompañar a una persona sugiere formación y capacitación, que te den las herramientas necesarias para ello. Por eso te invitamos a tomar algún curso de acompañamiento a leer algunos libros. Te compartimos 3 fuentes muy buenas que te ayudarán.

Bibliográfía.

1. Marinelli Silvio. Manual de Relación de Ayuda, Primera edición 2013. Editorial PPC, México, D.F.

2. Tarraran R. Adriano/ Calderón A. Isabel. Acompañamiento a los que sufren, cuaderno del Centro San Camilo, 2002.

3. Bermejo José Carlos. Introducción al Couseling. SalTerrae. Cuadernos del Centro de humanización de la Salud.