Adolescencia y familia

Cuadernos de Educacin Familiar: La Adolescencia

Orientacin. Colegio Marista Cervantes. Crdoba 1

CUADERNOS DE EDUCACIN

FAMILIAR:

LA ADOLESCENCIA



LA ADOLESCENCIA

NDICE:

I- Introduccin. II- Caracteres bsicos del desarrollo del adolescente. III- Consideraciones educativas. IV- Comunicacin padres- hijos.

1 Escucha, comprensin y apertura. 2 Cortesa. 3 Autoestima. 4 Autonoma. 4 Disciplina. 5 Tolerancia. 6 El elogio y los encasillamientos. 7 Paciencia.

V- Errores a evitar. VI- Los puntos fuertes de los adolescentes. VII- Recapitulemos. VIII- Libros recomendados.



I.- INTRODUCCIN.-

El tiempo no pasa en vano para nadie. Nuestros hijos e hijas van dejando poco a poco de ser aquellos nios y nias que eran. Casi sin que nos hayamos dado cuenta, han comenzado a ser otros. En algn momento, todava parecen nios, pero instantes despus no los reconocemos; y es que educar a los hijos resulta una tarea ms o menos llevadera hasta que su talla se aproxima o supera la nuestra; a partir de ah, todo parecen ser dificultades.

Dialogar con otros padres, relajadamente, dejando nuestras resistencias, discutiendo lo que hacemos y expresando lo que solemos decir, puede ser una manera formidable de buscar soluciones.

El presente cuaderno slo pretende aportar algunos elementos para la reflexin, que nos ayuden a mejorar la calidad de la comunicacin con nuestros hijos e hijas, que, al fin y al cabo, es de lo que se trata.



II.- CARACTERES BSICOS DEL DESARROLLO DEL ADOLESCENTE.

Este perodo es un proceso de transicin, un camino que no es uniforme, y en el que podemos distinguir tres tipos de conflictos o crisis: crisis biolgica (el cuerpo como problema); crisis psicolgica (yo como problema); y crisis social (nosotros como problema, y la relacin con los dems). Tales crisis conllevan unas caractersticas bsicas que suelen definir las fases evolutivas de la adolescencia:

El crecimiento fsico sufre una aceleracin notable. La persona debe ir conociendo y asumiendo su nueva imagen corporal, y sus nuevas capacidades mentales, sexuales y motoras.

La preocupacin por el propio cuerpo pasa a ser uno de los principales aspectos de su autoestima, as como el reconocimiento y acepta-cin por parte de las perso-nas significativas para l.

La pubertad permite experiencias sin anlogo



significativo con la infancia. Es una etapa sexualmente importante, aunque los modos o patrones de ejercerla varan mucho en cada cultura.

Los espacios en los que se mueven se amplan, debilitndose la referencia familiar. Puede aparecer cierta tensin con los padres asociada a la falta de comunicacin. La independencia es una meta digna, pero suele infundir preocupacin e incluso temor. Esta ambivalencia es tpica del adolescente. Tambin los padres suelen tener sentimientos ambivalentes, ya que desean que su hijo sea independiente, pero tambin que siga dependiendo de ellos.

El adolescente establece lazos ms estrechos con los compaeros. Movindose entre iguales se siente comprendido, pensando que esta comprensin no puede obtenerla de los mayores. Adems, ste es el lugar donde puede ser alguien, donde puede ensayar y probar identidades. Por ello los adolescentes tienden a reforzarse con unos gustos, una manera de vestirse, unas preferencias musicales, unas actividades, unos lugares que frecuentar. No obstante, las contradicciones entre los valores del grupo y de la familia suelen afectar a ciertos aspectos y no a otros. As, por lo general, el



adolescente observa ms el criterio de sus padres en materias que ataen a su futuro, mientras que sigue ms a los amigos en opciones sobre el presente, en la realizacin de sus deseos y necesidades actuales.

En un principio, la moral del adolescente avanza dentro del grupo y est regida por ste y por sus lderes, y sigue la misma lnea durante la adolescencia media, apareciendo una crisis de ajuste con relacin al mundo cultural. En la ltima fase, crece el inters por este ltimo, as como la autonoma y la responsabilidad moral. Por tanto, el desarrollo moral evoluciona desde una moral impuesta hasta una moral autnoma.

Adquiere una capacidad cada vez mayor para generalizar y usar de la abstraccin. Hay una mayor comprensin del ambiente, que conlleva identificacin con ideales abstractos, deseo de autonoma y libertad respecto a los adultos, y definicin vocacional y profesional.

Durante la adolescencia se reafirma o se abandona la prctica deportiva, se definen las preferencias y, sobre todo, se consolida la amistad y el compaerismo.



Como es lgico, estas caractersticas deben tomarse con reservas, dada la gran variabilidad de situaciones que pueden darse, as como las dificultades que, en trminos reales, supone el alcance de la situacin descrita al final de la adolescencia en cada uno de los aspectos comentados.



III.- CONSIDERACIONES EDUCATIVAS.-

La finalidad de la educacin no es otra que promover el desarrollo personal. Aqu hemos de considerar un problema que con frecuencia preocupa a alumnos y padres: las notas. En primer lugar, habra que indicar los mecanismos de defensa que ciertos alumnos adoptan ante los fracasos: me han suspendido porque me tienen mana (proyeccin); no me importa, esa asignatura no sirve para nada (racionalizacin); indiferencia ante los propios resultados y menosprecio de los que obtienen buenas notas; etc.

Y es que, los padres a menudo parecen aceptar a su hijo ms por las notas que trae que por lo que es; con ello, provocan que no estudie para aprender sino para obtener una calificacin. Si el fracaso en las calificaciones se repite, el adolescente concluye con frases como: haga lo que haga no sirve de nada. En estos casos, hay que facilitarle la experiencia de pequeos xitos que sienta como suyos y no como concesin benevolente de otros. Pero ojo! facilitarle demasiado las cosas tambin le conduce a la indefensin: No hagan padres y educadores lo que l sea capaz de hacer.



El adolescente necesita negarnos y oponerse a nosotros para afirmarse, as como atacarnos para sentirse seguro. Somos el frontn en el que chocan sus impulsos y, al volverles rebotados, se siente vivo. Hay momentos que parece hacer justamente aquello que ms nos molesta. Por ello hay que seleccionar los conflictos y las pequeas batallas, contando hasta tres antes de reaccionar. Si estamos encima de l constantemente, seremos adultos a los que no consultar una dificultad o preocupacin, dejaremos de ser influyentes en decisiones ms trascendentales. Sin embargo, hay conflictos que no debemos evitar: aquellos que le ayuden a descubrir sus lmites y los de la sociedad.

El adolescente tambin necesita adultos cercanos y positivos que le den idea y apoyo de cmo avanzar. Tambin estamos para eso, para ser imitados. En esta difcil tarea de asumir alternativa e inesperadamente los dos papeles, otros adultos han de colaborar tambin, ya que los padres no son los nicos que influyen en sus hijos. De hecho, en esta etapa cobra una gran relevancia la presencia de otros adultos cercanos y positivos con los que establecer otras relaciones de influencia diferentes. En nuestro ms que probable papel de modelos, hemos de



intentar acercarnos a la ejemplaridad del educador, ofrecindoles lo mejor de nosotros mismos, aportando madurez afectiva, autntica capacidad de amar y de comprender (empata); etc.

Con respecto al grupo de amigos, el primer principio es no enfrentarnos a ellos, no descalificarlos de entrada. La va para influir en el grupo de las relaciones, cuando se consideren inadecuadas, ha de ser otra. En el contexto de un dilogo positivo, habr que ir dejando caer ideas, sugerencias indirectas que les ayuden a hacer ellos mismos la crtica de los amigos inadecuados. Otra va prctica sera promover actividades diferentes, incompatibles en el tiempo, que provoquen otras relaciones sustitutivas. Con respecto a su forma de ir, una cosa es que opinemos sobre su manera de vestir o de decorarse, y otra que le ofendamos. Muchas reacciones adultas de este tipo slo sirven para reforzar identidades ms o menos negativas que eran provisionales. Ms de una vez hay que disimular, dar a entender que no nos sorprendemos, estimular indirectamente otras maneras de presentarse, de conducirse. Debemos ayudarle a que sea l mismo, a que construya y mantenga su personalidad sin que por ello se sienta excluido. Es lo que llamamos ayudarle a resistir la presin de conformidad.



Por otra parte, los medios de comunicacin, y en especial la televisin e internet, poseen una carga ideolgica, ms o menos intencionada, que los convierten en los principales agentes de mentalizacin colectiva. Urge, pues, desarrollar en los jvenes su capacidad crtica. Segn el uso que se haga de ella, sus influjos pueden ser



positivos o negativos (informacin reiterada y machacona, acoso emocional, induccin al consumo...). Se trata de ayudarles a entender lo que estn viendo, fomentando una actitud crtica que no se deje llevar por las modas o las tendencias publicitarias, sino por su propio criterio.

Ante la rebelda y el inconformismo.- Distinguir el inconformismo como valor y signo de madurez, de la rebelda violenta y destructiva constituye uno de los primeros objetivos en la educacin del adolescente. La rebelda y el inconformismo deben tomarse como un desafo a nuestra imaginacin y creatividad como educadores. La mayora de sus reacciones no son ms que un modo claro de afirmar su personalidad, pero puede convertirse en un torrente destructor cuando: es expresin de desencanto y desesperanza, de desinters; sigue las pautas de modas pasajeras; conduce al hedonismo (sin escrpulos, amorales, caprichosos); desemboca en la delincuencia.

Riesgos: Los adolescentes asumen riesgos por dos motivos: por la influencia de los amigos, y por ser intelectualmente incapaces de valorar los peligros. Para comunicar la precaucin, debemos ensearle los riesgos, expresar nuestras preocupaciones, pero estableciendo una



conversacin estructurada. Si su hijo insiste en que no puede abandonar ciertos amigos o actividades, sugirale formas para que se comporte de una manera ms segura. El tono de la discusin debe tender hacia un acuerdo razonable. En el caso de comportamientos peligrosos, puede ser necesario consultar ayuda profesional (drogas, sexo, alcohol, conduccin temeraria, ...).

Para finalizar, una sugerencia: Aprender a saber no hacer nada. Esto significa que hacer no siempre es actuar; tambin lo es esperar activamente, con disponibilidad para cuando haya que intervenir; prestar atencin, facilitndole estmulos sin inmiscuirse; esperar sin desesperarse; actuar sin crear el problema y escuchar sin reservas.

IV.- COMUNICACIN PADRES-HIJOS

La comunicacin familiar se lleva a cabo por medio de una serie de formas bsicas: el silencio (necesario para que la persona hable primero consigo misma); la palabra (nuestra mejor aliada cuando se utiliza bien); el dilogo (el medio ms habitual para la comunicacin y tambin la primera vctima de la incomprensin familiar, cuando se rompe); la mirada y los gestos; los regalos y obsequios (entendidos como incentivos, como medio educador).



Hay secretos para la buena comunicacin? Cuando la adolescencia est presente en el hogar, ste no necesita convertirse en un campo de batalla si tanto los padres como los jvenes hacen un esfuerzo para entenderse. Antes de nada hay que decir que la angustia no es buena consejera y que hay que desdramatizar los problemas y ordenarlos antes de buscarles la respuesta. A continuacin indicamos un conjunto de sugerencias, agrupadas en torno a valores o cualidades que, en unos casos, tenemos que intentar alcanzar como educadores, y en otros, tenemos que potenciar en nuestros hijos adolescentes. La lista es necesariamente incompleta; pero estamos seguros de que cada cual, con buena voluntad, sabr cmo enriquecerla:

1) ESCUCHA, COMPRENSIN Y APERTURA: Pongan toda la atencin cuando su hijo quiera hablar; no se ocupen en otras tareas; escchenle con calma, intentando entender su punto de vista, evitando preguntas con sugerencias, no impacientndose ni interrumpindole. Cuando nos dice lo que siente, debemos dar a su historia el valor que merece, describiendo el problema o reconociendo sus sentimientos, y dndole nombre a lo que expresa, sin manifestar que nos sentimos impresionados por lo que



dice. Debemos, as mismo, escuchar sus opiniones sobre cualquier tema sin juzgarlo. En vez de decirle cmo es, respondamos expresando nuestros propios sentimientos, ya que la sinceridad es el alma de todo dilogo. En definitiva, dialogar es, ms que hablar, saber escuchar. Una apariencia dura y spera puede ocultar debilidad; una actitud descarada, falta de confianza; una forma de actuar cmica, una depresin. El adolescente puede sentir tantas cosas al mismo tiempo que no sabe cmo expresar ninguna de ellas, y llega a sentirse aislado, confundido y rechazado. Debemos comprenderlo y mantenerlo conectado. Si empezamos a darle consejos a diestro y siniestro, desconectar. Mantengamos la puerta abierta a cualquier tema, evitando humillarlo o rernos de lo que parezcan preguntas y comentarios ingenuos y locos.

2) CORTESA: Hblenles tan corts y amablemente como puedan, aunque l se comporte como un puercoespn. Su tono de voz puede imponer el de la conversacin. Cuando su hijo es grosero, desobediente o rebelde, ocpese de preguntarle qu es lo que le est sucediendo. Si huye de nuestras muestras de afecto, no insistamos. Si su conducta es spera, tratndole con la misma distancia comprender su error y reaccionar



amablemente (en tal caso, correspondamos). Mejor que acusarle, informarle; al hacerlo, el adolescente suele saber de forma automtica cmo actuar. Le damos un regalo que podr usar siempre, pero ojo! No se trata de decirle lo que ya sabe, ya que puede hacerle pensar que lo tenemos por torpe o que usamos el sarcasmo.

3) AUTOESTIMA: La mejor manera de impedir que la timidez de un adolescente mine su autoestima es quererlo por s mismo, con independencia de sus habilidades. A menudo tomamos lo bueno como merecido y nos centramos en lo malo, pero todo el mundo necesita sentirse apreciado. Tambin hay que ayudarle a aceptar los cambios que se manifiestan en su cuerpo, mostrndonos dispuestos a hablar sobre este tema y sus implicaciones, respondiendo a sus preguntas tan directa y completamente como podamos. Por otra parte, merece la pena ponerle en actividad cuando est aptico.

4) AUTONOMA: Cuando hacemos a las personas dependientes, a cambio de un poco de gratitud, obtenemos unos abrumadores sentimientos de desamparo, incompetencia, rencor, frustracin y rabia. Ante esta lamentable verdad, debemos preguntarnos:



cundo ayudar y cuando dejar hacer? Para fomentar la autonoma de nuestro hijo, debemos: darle opciones para que escoja; mostrar respeto por su lucha personal; no hacer demasiadas preguntas; no precipitarse dando respuestas (es mucho mejor devolverles su propia pregunta para estimular la reflexin); animarlo a utilizar fuentes externas, a dirigir su aprendizaje; no desalentar sus iniciativas; hacerle partcipe en las decisiones familiares; ayudarle a organizar su tiempo y a descubrir sus metas.

5) DISCIPLINA: Evitemos tanto la debilidad como el despotismo, razonndole las rdenes y las prohibiciones, y asegurndonos de que conoce las reglas que hay que cumplir (a veces, una simple nota escrita es ms divertido y ms efectivo). Es mejor la suavidad en los modales, pero manteniendo la firmeza de los principios (hay que actuar; la frase sta es la ltima vez no sirve). Estimulemos el buen comportamiento con la mayor frecuencia posible. Por su parte, los castigos deben tener una conexin lgica con la infraccin, aunque en general son ineficaces, ya que deforman en el adolescente el proceso interno de enfrentarse a sus propios errores. Como alternativas al castigo, podemos: indicar la manera de ser til; expresar una censura



rotunda (sin atacar el carcter); manifestar nuestras expectativas; ensearle cmo rectificar; darle opciones; ayudarle a aceptar las consecuencias de sus acciones, sin quitarse las culpas; etc. Por otra parte, es muy positivo asignarle competencias y responsabilidades tanto en la escuela como en el hogar; exigir que concluya las tareas que emprenda; no imponerle trabajos que excedan sus capacidades; y habituarle a medir sus fuerzas antes de emprender una actividad.

6) TOLERANCIA: Su hijo necesita desafiar sus opiniones y sus mtodos para hacer las cosas, con el fin de lograr la separacin esencial para encontrar su propia identidad de adulto. Por tanto, como padres, tenemos que aprender a aceptar las crticas. Adems, errar es humano y todos tenemos derecho a equivocarnos. La verdad no es monopolio de nadie, y los dilogos siempre son incompletos: nadie tiene la ltima palabra. Pueden coexistir el amor y el respeto mutuo aunque los puntos de vista no coincidan. La virtud del dilogo es la tolerancia.

7) EL ELOGIO Y LOS ENCASILLAMIENTOS: Procurar que las alabanzas sean apropiadas a la edad y el grado de aptitud de su hijo; evitar elogios que puedan sugerir



antiguas flaquezas o fracasos ocurridos en el pasado; un exceso de entusiasmo puede mermar el deseo de nuestro hijo de seguir prosperando; etc. Por otra parte, para liberar a nuestro hijo de los encasillamientos, debemos: buscar oportunidades para mostrarle una nueva imagen de s mismo; ponerle en situaciones en las que pueda verse de otra manera; intentar que le oiga cuando diga algo favorable sobre l a otra persona; ser la memoria viva de sus momentos ms inspirados; etc. Cuando acte segn la vieja etiqueta, expresemos nuestros sentimientos y/o expectativas.

8) PACIENCIA: Cuando vuelva a casa desalentado, no le reciban con mala cara ni con reproches que le humillen. Necesita recuperar su confianza. La paciencia es virtud imprescindible en el trato con ellos, y la hemos puesto en ltimo lugar precisamente porque es el cimiento que nos permitir no desistir en nuestro empeo. Los adolescentes son enormes consumidores de paciencia. Para resistir, hay que quitarle hierro a los conflictos, no dejndose llevar por la aparatosidad. Es imprescindible, tanto como la esperanza. Aparentemente parece intil nuestro intento de educar a los adolescentes, pero no es as. Debemos hablarles, sugerirles, mandarles, opinar, criticar, etc., pero no podemos esperar que nos hagan



caso... inmediatamente, delante de nosotros, y que adems reconozcan que tenamos razn.

V.- ERRORES A EVITAR

Los padres colegas: para colegas, ya tienen a sus amigos.

Comprarlos haciendo de buenos o ponindonos siempre de su parte.

Protegerlos en exceso.

Ceder para evitar males mayores y pensar que esto pasar.

Creer que en cualquier situacin, con el dilogo todo se arregla.

Sacrificar constantemente a los otros hermanos o miembros de la familia.

Cerrar los ojos: negar lo evidente, pensar que los otros exageran, que los profesores son unos



alarmistas y que, en todo caso, la culpa es del otro cnyuge.

Favorecer el consumismo.

Creer sus mentiras y caer en las trampas y trucos que puedan emplear.

VI.- LOS PUNTOS FUERTES DE LOS ADOLESCENTES

La mayora de las personas superan bastante bien los aos de la adolescencia, pero durante esta etapa tambin aparecen por primera vez muchos problemas serios que todos conocemos. Tales problemas, sin embargo, no son normales ni tpicos, sino seales de que un joven est en dificultades y necesita ayuda. Pero por regla general, son muchos los aspectos positivos en la vida adolescente, aspectos que no debemos dejar de valorar en nuestros hijos.

Estas fortalezas son principalmente:

Considerable energa y vitalidad.



Idealismo, altruismo, y sincera preocupacin por el futuro del mundo.

Gran conciencia sensorial y perceptiva.

Sentimiento de independencia.

Fuerte sentido de la justicia; detestan la intolerancia.

A menudo son responsables y se puede confiar en ellos.

Son flexibles y adaptables al cambio ms fcilmente.



Generalmente son abiertos, francos y honestos.

El sentido del humor.

Visin optimista y positiva de la vida.

Gran sensibilidad y conciencia de los sentimientos de los dems.

Si podemos ayudarles a reconocer estas fortalezas reales en s mismos, la bsqueda de su identidad podr ser muy fructfera.

VII.- RECAPITULEMOS:

Los dramas cotidianos en los que nos embarcan nuestros hijos no nos dan tiempo para ensayar ni para recapacitar serenamente. No obstante, con estas pautas, aunque quiz digamos y hagamos cosas que despus lamentemos, tenemos un camino a seguir. Hay principios bsicos en los que apoyarse; sabemos que nuestros fallos no llegarn a enquistarse si nos tomamos el tiempo de escuchar los sentimientos de nuestro hijo; o si hablamos de



nuestros propios sentimientos; o bien si trabajamos con las miras puestas en las soluciones futuras ms que en reproches pasados.

Por ltimo, no nos adjudiquemos tampoco papeles a nosotros mismos; empecemos por pensar que somos seres humanos, personas con un gran potencial de crecimiento y de cambio. Cuando no salgan las cosas como quisiramos, seamos tan benevolentes con nuestras flaquezas como lo somos con nuestros hijos e hijas, porque si ellos merecen mil oportunidades, y mil una, nosotros tenemos derecho a darnos mil... y un par ms.

VIII- LIBROS RECOMENDADOS:

FABER, Adele y MAZLISH, Elaine. (2000). Cmo hablar para que sus hijos le escuchen y cmo escuchar para que sus hijos le hablen. Barcelona: Ediciones MEDICI.

PALMER, Pat y ALBERTI, Melissa (1992). Autoestima. Un manual para adolescentes. Promolibro- CINTECO.

TIERNO, Bernab y ESCAJA, Antonio. (2000). Saber educar. Gua para padres y profesores. Madrid: Ediciones TEMAS DE HOY.



Educamos ms por lo que somos que por lo que hacemos o decimos; ms por lo que servimos que por lo que mandamos; ms por lo que arriesgamos que por lo que aseguramos Guardini

Lento es ensear por medio de la teora, breve y eficaz por medio del ejemplo

Sneca

Adolescencia y familia

Documents

Transcript of Adolescencia y familia