Adolescencia y Violencia - El Psicoanalisis en La Practica Social- Con Notas

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David Léo Levisky ADOLESCENCIA Y VIOLENCIA: EL PSICOANÁLISIS EN LA PRÁCTICA SOCIAL. 1 David Léo Levisky 2 Este proyecto empezó en el año 1994 y terminó en el 97 con la publicación del libro Adolescencia y Violencia: Consecuencias de la Realidad Brasileña (Levisky, 1997a). Damos continuidad a esta iniciativa por medio del abordaje del binomio adolescencia y violencia a partir de la aprehensión psicoanalítica de los fenómenos mencionados y sus desdoblamientos en la práctica social. Se trata de trabajos provenientes de la experiencia clínica de psicoanalistas, en su mayoría, cuya intención es estimular al lector para que reflexione y para que pueda debatir sobre las medidas preventivas en relación al adolescente y a la sociedad, en el sentido de alcanzar estados más adecuados de salud física y mental. La violencia está presente en nuestra sociedad, en esta época que coincide con el fin del siglo, en las calles, en los hogares, en las escuelas, empresas, instituciones, y también en los medios de comunicación social. Cada vez son más frecuentes tanto los crímenes repulsivos como otras formas más atenuadas de violencia: la falta de ciudadanía y pérdida de la solidaridad. Todo ello desvalora al prójimo y quien reacciona así no se da cuenta de que él mismo se está menospreciando. Este hecho se puede comprobar por medio del uso abusivo realizado por agentes inescrupulosos de los medios de comunicación social, los que banalizan la vida, el sexo, la violencia y los lazos afectivos. Ellos explotan la privacidad y la desgracia ajena pensando en sus propios intereses. Los agentes que incentivan la violencia y una gran parte de la población receptora son los integrantes de un conjunto que no expresa ni demuestra una preocupación efectiva en relación al impacto psicosocial causado por las presiones intensas a las que el hombre de la postmodernidad está siendo sometido. Cuando pensamos en los chicos y jóvenes en pleno proceso de formación de la identidad, incorporando valores éticos y morales, nos preguntamos, ¿qué tipo de sociedad les estamos ofreciendo cuando nosotros mismos nos encontramos con serias dificultades de posicionarnos en relación a nuestros papeles de padres y ciudadanos? Lo más probable es que no haya una respuesta unívoca e unísona para estas cuestiones. Estamos generando un mundo dialéctico cuya compejidad social se apoya en una racionalidad que se hizo un mito y una esperanza de libertad para llegar a convertirse en una abierta burla de las masas frente a las perspectivas irreversibles de globalización de la sociedad. La postmodernidad es el fruto de un proceso socioeconómico, político-cultural que se ha caracterizado por la individualidad, el racionalismo y la universalidad. Son consecuentes con los progresos tecnológicos, la busca de igualdad, la ruptura de fronteras que desmistificaron a los mitos, las religiones y lo colectivo. (Rouanet, 1997). El hombre de la actualidad está mucho más liberado. Conquistó una mayor igualdad de derechos, individualidad y emancipación. Por otra parte, estas conquistas lo están 1 Extraido del libro “Adolescência-Pelos caminhos da violência”, Casa do Psicólogo, São Paulo, 1998; organizado por el autor. 2 Analista didata da Sociedade Brasileira de Psicanálise de São Paulo. 1

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Adolescencia y Violencia - El Psicoanalisis en La Practica Social- Con Notas

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  • David Lo Levisky

    ADOLESCENCIA Y VIOLENCIA: EL PSICOANLISIS EN LA PRCTICASOCIAL.1

    David Lo Levisky2

    Este proyecto empez en el ao 1994 y termin en el 97 con la publicacin del libroAdolescencia y Violencia: Consecuencias de la Realidad Brasilea (Levisky, 1997a).

    Damos continuidad a esta iniciativa por medio del abordaje del binomio adolescencia yviolencia a partir de la aprehensin psicoanaltica de los fenmenos mencionados y susdesdoblamientos en la prctica social. Se trata de trabajos provenientes de la experienciaclnica de psicoanalistas, en su mayora, cuya intencin es estimular al lector para quereflexione y para que pueda debatir sobre las medidas preventivas en relacin al adolescentey a la sociedad, en el sentido de alcanzar estados ms adecuados de salud fsica y mental.

    La violencia est presente en nuestra sociedad, en esta poca que coincide con el fin delsiglo, en las calles, en los hogares, en las escuelas, empresas, instituciones, y tambin en losmedios de comunicacin social. Cada vez son ms frecuentes tanto los crmenes repulsivoscomo otras formas ms atenuadas de violencia: la falta de ciudadana y prdida de lasolidaridad. Todo ello desvalora al prjimo y quien reacciona as no se da cuenta de que lmismo se est menospreciando. Este hecho se puede comprobar por medio del uso abusivorealizado por agentes inescrupulosos de los medios de comunicacin social, los quebanalizan la vida, el sexo, la violencia y los lazos afectivos. Ellos explotan la privacidad y ladesgracia ajena pensando en sus propios intereses.Los agentes que incentivan la violencia y una gran parte de la poblacin receptora son losintegrantes de un conjunto que no expresa ni demuestra una preocupacin efectiva enrelacin al impacto psicosocial causado por las presiones intensas a las que el hombre de lapostmodernidad est siendo sometido.Cuando pensamos en los chicos y jvenes en pleno proceso de formacin de la identidad,incorporando valores ticos y morales, nos preguntamos, qu tipo de sociedad les estamosofreciendo cuando nosotros mismos nos encontramos con serias dificultades deposicionarnos en relacin a nuestros papeles de padres y ciudadanos?Lo ms probable es que no haya una respuesta unvoca e unsona para estas cuestiones.Estamos generando un mundo dialctico cuya compejidad social se apoya en unaracionalidad que se hizo un mito y una esperanza de libertad para llegar a convertirse en unaabierta burla de las masas frente a las perspectivas irreversibles de globalizacin de lasociedad.La postmodernidad es el fruto de un proceso socioeconmico, poltico-cultural que se hacaracterizado por la individualidad, el racionalismo y la universalidad. Son consecuentes conlos progresos tecnolgicos, la busca de igualdad, la ruptura de fronteras que desmistificarona los mitos, las religiones y lo colectivo. (Rouanet, 1997).El hombre de la actualidad est mucho ms liberado. Conquist una mayor igualdad dederechos, individualidad y emancipacin. Por otra parte, estas conquistas lo estn

    1 Extraido del libro Adolescncia-Pelos caminhos da violncia, Casa do Psiclogo, So Paulo, 1998;organizado por el autor.2 Analista didata da Sociedade Brasileira de Psicanlise de So Paulo.

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    impulsando a la formacin de grupos especficos y corporativos, fragmentando a la sociedadmayor y a la cultura. stas son insuficientes para llevar a cabo las transformaciones ynecesidades impuestas por los actuales procesos de desarrollo. Se encuentra amenazada laestabilidad que se necesita para se encuentren los medios de convivencia social quesustenten el bienestar comn. Esa estabilidad est garantizada por los valores ticos ymorales, enraizados en el proceso histrico y de preservacin de la memoria.La dialctica se expresa en la conquista de la individualidad, cada vez ms globalizada, laque abre caminos tanto para la introspeccin, la reflexin, la expresin, la creatividadhumana y la eficiencia como para la racionalizacin. De manera concomitante, favorece laaccin intempestiva, la concrecin, el inmediatismo, el vivir el presente, el narcisismo, elodio, la irracionalidad y la inconsecuencia.

    La expansibilidad del Hombre, en cuanto a sus posibilidades de conquista y de poder, es detal amplitud que genera un fuerte clima de tensin, inseguridad y falta de compromiso con elporvenir. Se corre el riesgo de caer en un estado de indiferencia y pasividad, o lo contrario,de acciones impulsivas e impensadas cuya funcin sea la de descargar el nivel de tensin enla bsqueda del equilibrio interno. Las fuertes necesidades de adaptacin y de descarga de latensin producen frustraciones y mecanismos de defensa del aparato psquico.Esos estados emocionales pueden ser el resultado de los sentimientos de impotencia,inseguridad y ambivalencia, generados por los cambios repentinos y constantes en lasociedad. Crean un sentimiento de vaco interior cada vez ms frecuente.Entre los jvenes estos sentimientos se agravan por la propia depresin inherente a la crisisnormal de la adolescencia (Aberastury & Knobel, 1971; Levisky, 1995) convirtindose enun campo propicio para el uso de drogas, que va desde la simple cervecita, abiertamentevehiculada para el pblico joven, con el consentimiento de toda la sociedad, hasta elconsumo de marihuana, crack o cocana, de fcil acceso para todas las clases sociales.

    Existe una amenaza constante de ruptura de las relaciones intra, inter y transubjetivas. Esasdesaveniencias originan una mayor incidencia de los mecanismos psicolgicos regresivos, denaturaleza psictica, neurtica o psicoptica. En estos estados mentales hay un predominiodel funcionamiento de estados mentales primitivos: omnipotencia, egocentrismo, separacin,negacin de la realidad, intensas proyecciones, concretizacin del pensamiento, paso al acto,tendencias narcisistas. Son mecanismos que estn presentes en todos nosotros, pero que seexacerban frente a situaciones traumticas ocasionales o acumulativas. En la adolescencia,debido a la vulnerabilidad yoica inherente al proceso, la inadecuacin de las condicionesambientales amplifica los estados mentales antes mencionados. Eso se refleja en elcomportamiento, con la tendencia a cristalizarse como un modo de funcionamiento mental.

    Las presiones ocasionadas por la vida cotidiana en la sociedad postmoderna contribuyen aaumentar la incidencia del estrs. Cada uno que se la arregle como pueda es el lema quedestruye al sentido comn. Es lo que se puede ver en relacin a los poderes econmicos quecorrompen y el rating prfido, que en su afn de ganar no mide las consecuencias de susactos. No respetan los cdigos ticos, niegan el impacto psicosocial sobre la formacin de lajuventud y permanecen rindose en la impunidad (Editorial Degradacin en la TV, Folhade So Paulo, 29/10/97).

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    En pocas pasadas, el joven indgena cuando llegaba a la madurez sexual, orgulloso de sucondicin a pesar del sufrimiento, cargaba un pesado tronco para obtener as, elreconocimiento de s mismo y de su grupo social. Era incorporado y se introduca en lasociedad adulta por medio de los ritos tradicionales de la cultura.

    Hoy, el joven que pinta graffites, usa su arte y coraje para subir a la terraza de un edificio. ltransgrede las normas de seguridad y la ley establecida. El desafo es la gloria. Se hacepresente en el mundo, el que de otra manera lo ignora.Muchos hechos de vandalismo, desorden, violencia, uso de drogas, correr picadas deautomviles, todos ellos practicados por los adolescentes, hacen parte de los ritualesiniciativos de la postmodernidad. Las dificultades para encontrar un trabajo digno y laspruebas de ingreso a la facultad son ejemplos que completan este ritual, en una sociedadcuya escala de valores que tiene en primer lugar la ganancia, el individualismo, laliberalizacin, el cinismo en detrimento de los valores humanos que deberan hacer parte delespritu de colectividad y solidaridad.

    Hoy la capacidad reproductiva est amenazada por el SIDA, las drogas y las actividadessexuales con compaas ocasionales. El concepto de familia ya no es el mismo. Casarse ysepararse es, para muchos jvenes, un acto comn como cambiarse de ropa. Hijos?, paraqu tenerlos? Es muy comn este tipo de preguntas. La emocin se vive a mximavelocidad, ttulo de una pelcula taquillera, vista por los jvenes de la postmodernidad. Sevive concretamente para la realizacin de lo imaginario. Contina la busca simblica delhroe, el mito del joven guerrero, pero dnde se lo podr encontrar? En las ropas demarca? En los ms importantes cigarrillos que prometen maravillas? En las zapatillas quetienen alas en los pies?

    Los rituales de iniciacin de la adolescencia actual son personalizados en una sociedad pobrede senso colectivo, aunque exista la globalizacin. En su esencia, los mitos de laadolescencia son los mismos en relacin a los de las culturas primitivas. Se caracterizan porel desafo, coraje, descubrimiento de las propias potencialidades fsicas y psquicas.

    Antiguamente el joven estaba sometido a las leyes y ritos tanto impuestos como aceptadospor el grupo social. Los casos de rebelda eran vividos en el frente de batalla, en la infanteracompuesta por jvenes intrpidos, a menudo imberbes, sacrificados por los adultos y quemoran con orgullo en nombre de la amada patria.

    Hoy, se matan en el asfalto y se embriagan con el perfume de la droga que corre librementepor sus venas, siendo patrocinados por los adultos que los seducen para que vayan al frentede batalla de algn lugar donde se pasa crack, como una villa de emergencia, o para que sequeden estticos frente a la tele o a los videojuegos.

    Los adolescentes de hoy viven su rebelda como miembros activos y transformadores de lasociedad. Sin embargo, son altamente sugestionables por la fuerza de los medios formadoresde opinin pblica. Los grandes representantes son los medios de comunicacin social, lamedia, sostenida por intereses econmicos del mercado donde las minoras poderosasbuscan, a menudo, satisfacer solamente sus propios intereses, llevando al joven al ncleo dela conquista, del placer inmediato y de un estado aparente de plenitud e independencia. Las

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    emisoras de TV comercial, en nuestro medio, son un ejemplo del desvo de la calidad, delmaterial que transmiten, revelando una total falta de compomiso en cuanto a los impactossociales que pueden acarrear. Mientras tanto, la sociedad complaciente la mira, todos losdas, cmodamente sentada en su asiento. Vigor, sexualidad, potencia, intrepidez, violencia, impulsividad, prepotencia, desafo, soncualidades psicosociales del adolescente del presente y del pasado. Son inherentes alcomplejo proceso de prdidas, de contracatexis y nuevas catexis en relacin al propiocuerpo, a la autoimagen y tambin en la relacin con los padres de la infancia. El adolescentevive el conflicto de construir e integrarse a la nueva identidad, resultado de experimentos ydescubrimientos de sus potencialidades afectivas, intelectuales, sociales y fsicas.Paralelamente, l desea preservar los privilegios de la vida infantil.En ese proceso hay una violencia constructiva que le abre canales por medio de los cuales eladolescente dar rienda suelta para expresar su creatividad y se inserir en la sociedad.Cuando la sociedad le ofrece medios socialmente adecuados para sus manifestaciones deautoafirmacin, el proceso -a pesar de ser turbulento y pleno de pasiones- le edifica lapersonalidad y la autoestima. Pero en una sociedad carente de valores, de solidaridad, deespritu de amistad, donde se fomentan los excesos de violencia, donde se banaliza el sexo yla agresin, qu podemos esperar de los jvenes? Acaso, que ellos retomen la revolucincultural?El que practica actos de vandalismo, corre picadas de autos, pinta con aerosol los muros,usa drogas, desprecia los bienes comunes, representa -por lo menos en parte- a losinstrumentos disponibles como sustitutos de las armas de otros tiempos. Podra ser unatentativa inconsciente de despertar a la sociedad para que le ofrezca mejores perspectivas devida?

    Hace poco se descubri en nuestro medio que la difusin de campos deportivos o decomparsas de carnaval son los medios para suplir a las necesidades amorosas, agresivas ygrupales de los jvenes, favoreciendo el desarrollo de criterios ticos, espritu colectivo,amor y solidaridad. No sera ms provechoso si la generacin de jvenes, que peyorativamente se la denominashopping center, encontrase en esos lugares, adems de una oportunidad para consumir,las condiciones para exponer sus habilidades artsticas, practicar la ciudadana, lasolidaridad, fomentar la cultura y los deportes que dan gratificaciones no slo afectivas sinotambin monetarias?Irnicamente, muchos de los grandes festivales de msica joven o competencias deportivasson patrocinados por marcas de bebidas y de cigarrillos.La gradual prdida de los lmites, valores, de las costumbres, de la tica y de la moralconfunde a las personas y provoca no slo indiferencia como tambin sentimientos deimpotencia. De esa manera se perjudica la estructuracin yoica del joven que necesita lacontraposicin para lograr sus propios valores y construir su autoimagen.Ha cambiado la expresividad de las manifestaciones sociales y afectivas de los jvenes, perono su esencia. Si antes la competitividad era un factor de hegemona grupal, vivida pormedio de ritos ofrecidos por la cultura, hoy es una exigencia de la supervivencia individual.El concepto social de lo colectivo en la cultura contempornea se vincula estrictamente a unconjunto de individualidades autnomas, no siempre comunicantes entre s, donde locolectivo es secundario en relacin a los intereses individuales o es representativo, apenas de

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    grupos minoritarios que conquistaron una mayor libertad y autonoma al precio de unafragmentacin del grupo mayor.

    Las relaciones se hicieron ms libres y espontneas. En trminos de la dialctica hegeliana,la actual dinmica psicosocial tiende a ser un proceso constante y continuo de movimientosconstructivos, destructivos y reconstructivos de los valores y conductas sociales. Lavelocidad y las contradicciones de ese proceso no son siempre metabolizables por laorganizacin del aparato psquico, interfiriendo en el equilibrio de las funciones.El proceso de organizacin estructural y dinmica de las funciones yoicas y superyoicas y elproceso identificatorio estn en contacto directo con la cultura por medio de las primerasrelaciones socioafectivas. stas son oriundas de las relaciones del beb con sus padres,primeros representantes de la cultura. Gracias a ese proceso dinmico, el beb tiene laoportunidad de desarrollar su mundo subjetivo. De manera concomitante se vanestableciendo relaciones intersubjetivas y transubjetivas entre el individuo, su familia y lacultura.

    En la adolescencia los ideales personales, sociales, sistemas ticos y morales constituyentesdel yo y del supery, en niveles consciente e inconsciente de la infancia, tienen conflictos conlas experiencias actuales y reestructuran la identidad en mltiples aspectos. La reedicin yreelaboracin del complejo edpico definir el ingreso a la vida adulta.

    Dentro de esa red compleja de comunicaciones se puede observar que hoy existe una mayorlibertad de experimentacin y de expresin de deseos y comportamientos. Sin embargo,tambin hay tensiones ms grandes y ambigedades promoviendo nuevos movimientos,muchas veces antagnicos. Estos movimientos pueden polarizarse entre la creatividad yperplejidad, debido al enmaraado de pulsiones emergentes y a la complejidad de opcionesconscientes e inconscientes. Si en tiempos pasados el hombre era dominado por lasreligiones, hoy se convirti en esclavo de los medios de comunicacin y propaganda.

    Adorno y Horkheimer, (Folha de So Paulo, 24/8/97, Caderno Mais, extradas del libroDialctica del esclarecimiento, p. 114), hace cincuenta aos dijeron que: El cine y la radioya no necesitan presentarse como arte. La verdad es que no son nada ms que un negocio.Ellos la utilizan como una ideologa destinada a legitimizar la basura que producen depropsito. Ellos se definen, a s mismos, como industrias y las cifras publicadas de lasganancias suprimen cualquier duda en cuanto a la necesidad social de sus productos.Estos autores se preguntan por qu la humanidad, en vez de entrar en un estado realmentehumano, se est hundiendo en una nueva especie de barbarie?. Sobre esta indagacin, J.Almeida (Folha de So Paulo, Caderno Mais: Razn desencantada, 24/8/97, p.4) llega ala siguiente conclusin: esta pregunta permanecer actual mientras haya declaracionesoptimistas afirmando lo contrario... y dice que Adorno y Horkheimer buscan antesencontrar en la propia cultura y en el concepto de razn, en el cual ella se asienta, losfundamentos para su conversin en barbarie. Es una crtica proveniente de un anlisis delfracaso de la filosofa iluminista.La filosofa que predica vale todo, todo se puede est creciendo y as hace ambiguo elconcepto de integracin social. Es una condicin altamente frustrante y originadora de rabia,odio y agresin. El ciudadano comn vive momentos difciles en la discriminacin de loslmites entre lo individual y lo colectivo, pblico y privado, lo que es tico y lo antitico.

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    Los jvenes normalmente viven un estado de ambivalencia e impulsividad, y ellos estnsiendo inducidos al desorden y a la violencia. La percepcin entre la satisfaccin inmediata yconcreta de los deseos y la satisfaccin simblica se diluye, principalmente, por lo que setransmite en los medios de comunicacin social cuando estos son inescrupulosos. Lasdificultades que hay para establecer los contornos geogrficos entre los diferentes niveles desubjetividad (intra, inter y traspersonal) provocan una elevada angustia, apata, negacin ydesesperacin, siendo un campo propicio para las drogas y la violencia.Habsbawn (Folha de So Paulo, 14/8/95, Habsbawn habla de su breve siglo) resalt quelas caractersticas de la vida contempornea amenazan al sentimiento de continuidad. Lo querealmente importa es el momento. El tiempo es fragmentado por la velocidad de loscambios. No existe pasado ni esperanza. Lo que nos queda es el vaco.

    El Psicoanlisis, a su vez, al buscar comprender la naturaleza de la mente humanaaprehende, por medio de los sueos, los mitos y principalmente por la experiencia clnica, ladualidad de las pulsiones: amor-odio, vida-muerte, construccin-destruccin, racionalidad-irracionalidad, concreto-simblico, real-imaginario.

    Revela que el equilibrio psquico es consecuencia de los procesos complejos entre variasinstancias psquicas: consciente-inconsciente; ello, yo y supery. Los mecanismos de defensadel yo, diferentes cantidades y cualidades de angustia, relaciones self-objetos, fantasas,participan de sistemas que poseen dinmica y economa policntricas, formando al sujetopsicoanaltico, dialcticamente constituido y descentrado (Ogden, 1992). Esta organizacintrasciende la dualidad pulsional sin excluirla.

    Las capacidades de representacin simblica, perceptiva y de transformacin delpensamiento, las funciones afectivo-cognitivas trabajan en este proceso de desarrollo,buscando el equilibrio y la interaccin del psicosoma.

    El exceso de estmulos y la prdida de referencias internas o externas llevan al individuo aestados de disociacin, fragmentacin y sentimientos de prdida del control de la realidad.La adrenalina es la que prevalece. Es el mundo esquizofrenizante en el que vivimos.

    Evolucionamos del hombre mtico al ser racional sin perder la herencia del proceso onto yfilogentico. Tal vez, eso sea lo que explique por qu en un mundo globalizado, racionalista,individualista y cientificista, el hombre frente al desaliento busca una proteccin en elesoterismo, los buzios, flores de Bach, pirmides o tambin, en el radicalismo mercantilistade ciertas sectas religiosas que pueden llegar, incluso, al fanatismo.

    Kurz, R. (1997) comentando el libro Dialctica del Esclarecimiento, dice:La modernidad esclarecida, como heredera de la historia occidental, est caracterizada,segn Adorno y Horkheimer, por una contradiccin insuperable. Por un lado, ella lepromete libertad por medio de la desmitologizacin, o sea, la superacin de la propiadominacin, que sera sustituida, en nombre de los derechos universales, por la razndiscursiva del mercado. Y por el otro, sin embargo, ella no slo conserv el programa dedominacin objetivante de la naturaleza como tambin lo agrav.

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    Almeida (1997) afirma que: El conocimiento pasa a ser medido por su ineficacia y la razninstrumentalizada se convierte en el fundamento del poder. La dialctica entre mito y raznse expande a todas las esferas de la sociedad: De la misma manera en que los mitos llevan acabo el Esclarecimiento, as tambin el Esclarecimiento se hace cada vez ms enmaraado, acada paso, en la mitologa (Adorno y Horkheimer).

    Adorno y Horkheimer, en este trabajo mencionado por Almeida, destacan que: El aumentode la productividad econmica que, por un lado, produce las condiciones para un mundoms justo, otorga por otro lado, al aparato tcnico y a los grupos sociales que lo controlanuna superioridad inmensa sobre el resto de la poblacin.

    Desde el punto de vista del Psicoanlisis, el conocimiento racional, las funciones simblicassofisticadas de la mente no eliminan al ser primitivo e irracional existente dentro denosotros. Lo que se percibe es la ampliacin del narcisismo por medio de la seduccincontempornea del sea Ud. mismo cada vez ms. Prevalece la cultura del cuerpo, se fuma,se bebe, en fin, se estimula de manera prioritaria el vaco interior.

    Las intensas y continuas frustraciones provocan explosiones auto y heteroagresivas,aumentando el ndice de depresiones, actos delictivos, molestias psicosomticas, apata eindiferencia frente a los cuestionamientos existenciales de lo cotidiano postmoderno. Elsentimiento de impotencia se intensifica y se amplan las frustraciones por las distancias quese establecen entre el Ideal del Yo exacerbado por la cultura narcisista y las posibilidades derealizacin yoica.

    Se observa que la actividad de jugar, funcin estructurante en la elaboracin de las fantasas,de las actividades espontneas, creativas y de descubrimiento de las potencialidades yoicas,est sujeta a fuentes de presin dirigidas por los intereses de la cultura consumista.

    Actualmente, la globalizacin, asociada a los poderes de los medios de comunicacin y a loseconmicos, ejerce el mayor control, la mayor esclavitud practicada sobre la mente humanade una manera nunca antes vista. Agrguese a estos ingredientes las intensas y rpidastransformaciones tecnolgicas y sociales y as tendremos como resultado la fragmentacinde la relacin temporal-espacial, regresiones a estados primordiales de la mente (concretuddel pensamiento, escisin, negacin de la realidad, omnipotencia, bsqueda de la satisfaccininmediata de deseos, poca capacidad de aceptar las frustraciones). Estas condicionespsicolgicas favorecen el paso al acto y contribuyen para aumentar la violencia debido a unasociedad insuficiente para hacerse cargo de toda la excitabilidad y frustracin que provocaen sus integrantes.

    Sigmund Freud, en El malestar en la Cultura (1930), resalt que el precio pagado por lahumanidad, el malestar, impuesto a su vez a cada individuo, bajo la forma de recalques,represiones y transformaciones de su vida pulsional es, inevitablemente, el causante desufrimientos -por medio de frustraciones- exigidos por la vida social, en cualquier cultura.No existe pedagoga, psicologa, filosofa, religin ni psicoanlisis que conduzca al hombre ala realizacin de sus deseos nirvnicos (omnipotencia, eternidad, inmortalidad y placer),fantasas primitvas permanentemente presentes en el inconsciente. Mientras tanto, hayculturas que fomentan ms que otras la expresividad de ciertos aspectos de la vida pulsional.

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    Vivimos en una sociedad carente de padre y madre (Levisky, 1997b). En ese artculosostengo que: violencia no es una cuestin apenas de seguridad pblica y de represin. Esun fenmeno que se puede amenizar por medio de la educacin y la prevencin. Sonprocesos lentos, pero mucho ms econmicos y eficientes en sus resultados. Todos somosagentes modificadores y receptores de las acciones constructivas y destructivas reinantes ennuestra sociedad. Cuando la violencia se banaliza o no se identifica como un sntoma de lapatologa social, se corre el riesgo de transformarla en un valor cultural que puede llegar aser asimilado por el nio y por el joven como una forma de ser, un modo deautoafirmacin.

    Durante las transformaciones de la adolescencia, los jvenes buscan nuevos modelos para laformacin de su identidad adulta; perodo altamente vulnerable y susceptible a las influenciasambientales, constructivas y destructivas. Muchos jvenes liberan su impulsividad y seinvolucran diariamente en accidentes: abuso de drogas, en el trnsito, en las farras,terminando muchas veces en suicidio o asesinato, como el caso del indio de la tribu Pataxal que un grupo de adolescentes le puso fuego, como una broma, y le cost la vida. Losmedios de comunicacin social de carcter sensacionalista transformaron este caso policial,tan cruel, en grandes titulares sin detenerse en el anlisis crtico de las causas queprovocaron esa violencia. Considero, inclusive, que la propia Media sensacionalista, lasociedad que la sustenta y nosotros mismos, con nuestro aptico silencio, somos en parteresponsables por los actos de esos jvenes, transformados en consumo del placer morbosode las masas.

    Vivimos una violencia estructural de la sociedad que no tiene en cuenta ni al nio, pobre,adolescente, anciano ni a las minoras. Actos de violencia fsica y moral son cometidosdentro del propio hogar, siendo muchas veces responsabilidad de un pariente, al que lapropia familia, muchas veces, lo protege. En las instituciones, escuelas, en los hospitalesobservamos una cualidad relacional impregnada de violencia. Es una falta de consideracinpor el prjimo, revelando as la desconsideracin por s mismo, porque maana se puedeestar en el lugar del otro. Esta calidad de relacin demuestra una contracatexis inconscientedel objeto de amor al cual se est vinculado, con prdida de sentimiento de solidaridad,transformando al otro en un extrao amenazador.

    Los conceptos psicolgicos de moral y democracia vienen de la cuna. O sea, provienen deltipo de relaciones afectivas, y primeras, entre el beb y sus padres, asociadas con lascondiciones dignas de vida. La naturaleza de los vnculos iniciales es fundamental en laformacin de las primeras identidades y del supery. Pero, si a este proceso confluyenpatologas que degradan a estas relaciones tal como: estados de miseria, violencia, prdidade continuidad, cambios bruscos de los valores ticos y morales, en ese caso, el individuoorganiza su yo de manera insegura, con la carencia del sentimiento de confianza bsica. Ladelincuencia es, muchas veces, el sntoma del rescate de algo que se perdi en la tiernainfancia (Levisky, 1997a; Winnicott, 1956). Un grito de socorro pidindole ayuda a lasociedad, como una ltima apelacin antes de la desagregacin total. Es necesario que hayauna sociedad que desee or estas reclamaciones y que quiera promover los recursos parahacer posible la reintegracin interna y social de los individuos. Claro que existen algunos,desgraciadamente, irrecuperables y por eso necesitan estar alejados de la sociedad. Otros

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    precisan responder por sus transgresiones y muchos se cristalizan en sus desvos debido a lafalta de oportunidades, y por el deseo inconsciente -que tiene la sociedad- de que esosjvenes problemticos tienen que morir. Es una forma de librarse de los problemas, de laculpa y de la reelaboracin existencial.

    Las perturbaciones patognicas de los vnculos iniciales comprometen la capacidad deintegracin de las partes distintas y paradjicas del self, del yo y de la consecuenteorganizacin del supery protector y sintnico al conjunto de la personalidad. Puedenaparecer patologas del espacio, del objeto y de los fenmenos transicionales (Winnicott,1975), distorciendo la formacin del mundo simblico, del espacio de juego y de laexperiencia cultural. Conceptos tales como moral, tica, democracia y delincuencia estnntimamente relacionados con la cualidad de los primeros vnculos afectivos (Levisky,1997c).

    Durante el perodo de la adolescencia el joven vive un conflicto entre la reactivacin de esosprocesos primitivos y las adquisiciones ms evolucionadas de la organizacin yoica. Lasfallas precoces, que por acaso existan en la estructuracin de la personalidad, delsentimiento de SER, de integridad y cohesin del self, aparecen en esta poca. Ellasfavorecen los sentimientos de fragilidad, aumentando la sugestionabilidad, dentro delperodo en el cual se buscan nuevos modelos identificatorios. Este perodo es crtico ysusceptible a la incorporacin de identidades negativas, como tambin se corre el riesgo deincorporar figuras negativas. Son figuras identificadas con la violencia y la marginalidad. Secorre peligro de que recrudezcan los movimientos radicales como el neonazismo, racismo,otras formas de fanatismo, grupos de parapoliciales, barras bravas integradas por hinchasfutboleros uniformados que diseminan el terror escudndose en la psicologa de masas, en laque cada uno realiza su ideal primitivo o narcisista en el anonimato de una multitud (Freud,1921).

    En una de las pocas entrevistas dadas por Freud a la prensa, l respondi a las preguntas dela periodista Zsofia Denes, hecho que sucedi en 1918 -Budapest- y en esa oportunidad ellale pregunt: Ud. ya se cuestion si la difusin del psicoanlisis, -con la influencia educadoraque puede llegar a tener en el ser humano, conducindolo a tener conciencia de susimpulsos, permitindole as el poder dominarlos- , permitira que un da se evitaran lasguerras?

    Los finos rasgos del rostro de Sigmund Freud se pusieron tensos... y l respondi:Mire, la teora psicoanaltica es la ciencia de los individuos de excepcin, ciencia delpequeo nmero, de la elite intelectual, por eso, tal vez, su vulgarizacin no sea necesaria.Un da, su influencia en las instituciones podr llegar a ser significativa. Pero es una cuestinde tiempo, de mucho tiempo...

    Solamente en ese momento, despus de un plazo difcil de ser estimado, cuando elpsicoanlisis haya educado a la humanidad a su manera, logrando que la masa controle susimpulsos ms primitivos, tal vez, entonces ... puede ser que se haya encontrado un medio deimpedir las guerras.

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    Si pudiramos trabajar en ese sentido, con los medios de comunicacin que disponemos,inclusive la TV comercial y videojuegos, quiero creer que sea posible, no unatransformacin de la naturaleza humana sino una conciencia y responsabilidad cada vez msgrandes en cada uno de los seres humanos. Quizs, de esa manera, resurja una humanidadque tienda a la esperanza y a la solidaridad entre los hombres. Y si ello no fuera posible, talvez, se podra llegar a atenuar la violencia. Y sera bueno que se pudieran rescatar losvalores ticos en las familias, entre las personas y las naciones para aliviar el sufrimientohumano ya que terminarlo es imposible por ser inherente a la civilizacin.

    Movilizados por estas ideas, nos sentimos estimulados a dar continuidad a este proyecto desensibilizacin, anlisis, discusin y proposicin de medidas que posibiliten una mejorcomprensin de los fenmenos que provocan violencia contra los adolescentes y la que ellosejercen. Realizamos, en el ao 1996, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de laUniversidad de So Paulo, el Segundo Encuentro Adolescencia y Violencia: Consecuenciasde la Realidad Brasilea.

    Enfocamos, no la violencia constructiva del adolescente, dirigida por la rebelda innovadoray creativa, sino aquella cuyos lmites muchas veces se confunden con una violencia dedesagregacin, un grito de socorro, fruto del desamparo o inclusive una forma deautoafirmacin propuesta por la cultura vigente.

    El nfasis se lo dimos a la adolescencia por ser sta una etapa de la vida altamentesusceptible de ser influida, estando en posesin de un inestimable potencial. Sin embargo, almismo tiempo es la parte menos cuidada por la sociedad, hecho que representa en s, un actode violencia. Esperamos que las ideas que fueron expresadas puedan estimular la reflexin yel hallazgo de nuevos caminos frente a las cuestiones: Cul ser el futuro psquico de losnios y adolescentes sometidos a esta estimulacin maciza y precoz? Qu ganancias yprdidas tendrn las mentes en desarrollo cuando una sociedad satura a la cultura usandocomo instrumento los medios de comunicacin social que globalizan y son movidos porfuerzas que transforman el arte, la religin, el cuerpo, los sentimientos, la vida y la muerte,en material de consumo?

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