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    ::portada::Opinin::

    08-01-2016

    El coqueteo de Occidente con el totalitarismoGiorgio AgambenInstituto Humanitas Unisinos

    Traducido del portugus para Rebelin por Susana Merino

    "Del mismo modo el tema de la seguridad no se dirige a impedir actos de terrorismo. Se dirige aestablecer una nueva relacin con los seres humanos, es decir de control generalizado e ilimitado,dando nfasis especial a los dispositivos que permiten el completo control de los datos informticosy de comunicacin de los ciudadanos, incluyendo el derecho a intervenir integramente en elcontenido de las computadoras" destaca Giorgio Agamben, filsofo italiano y profesor, en un

    artculo titulado "Otras Palabras".

    El estado de emergencia no es un escudo que protege a la democracia. Por el contrario acompasiempre a las dictaduras y hasta proporcion un marco jurdico a las atrocidades de la Alemanianazi. Francia debe resistir a la poltica del miedo.

    Ser imposible comprender el verdadero problema que plantea el estado de emergencia en esepas -hasta fines de febrero- si no se analiza en el contexto de una transformacin radical del

    modelo de Estado que se ha vuelto familiar. Es preciso en primer trmino desmentir las palabras delos irresponsables hombres y mujeres polticos segn las cuales el estado de emergencia es unescudo para la democracia.

    Los historiadores estn bien conscientes de que lo verdadero es lo opuesto. El estado deemergencia es precisamente el dispositivo que usaron los poderes totalitarios para instalarse enEuropa. Durante los aos que precedieron a la toma del poder por Hitler, los gobernantessocialdemcratas de la Repblica de Weimar haban establecido tantas veces el estado deemergencia (llamado en Alemania estado de excepcin) que puede decirse que ese pas habadejado de ser, ya desde 1933, una democracia parlamentaria.

    Pero el primer acto de Hitler luego de su nombramiento fue proclamar de nuevo el estado deemergencia, nunca luego derogado. Cuando nos sorprenden los crmenes impunemente cometidospor los nazis en Alemania, nos olvidamos de que esos actos eran perfectamente legales, dado quelas libertades individuales haban sido suspendidas.

    No queda claro por qu ese escenario no habra de repetirse en Francia. Es posible imaginar que ungobierno de extrema derecha podra usar para sus propsitos un estado de emergencia a que los

    ciudadanos socialistas ya acostumbrados volveran. En un pas que vive una prolongadaemergencia y en el que los operativos policiales van sustituyendo gradualmente a la Justicia, es de

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    esperar un rpido e irreversible deterioro de las instituciones pblicas.

    Esto es especialmente cierto porque el estado de emergencia forma parte del proceso con el que

    las sociedades occidentales tienden al llamado Estado de Seguridad (Security State como lo llamanlos cientistas polticos usamericanos) La palabra "seguridad" se ha incorporado absolutamente aldiscurso poltico y puede decirse sin temor a equivocarse que las "razones de seguridad" hanocupado el lugar que anteriormente se denominara "razn de Estado" (razn de ser del Estado).An no existe sin embargo un anlisis de esta nueva forma de gobierno. Como el estado deseguridad no es ni el estado de derecho ni aquello que Michel Foucault llam "sociedadesdisciplinadas" se requieren algunos encuadres para intentar su posible definicin.

    En el modelo del ingls Thomas Hobbes que influy tan profundamente en nuestra filosofa poltica,el contrato que otorga poderes soberanos presupone miedo a la guerra de todos contra todos: el

    Estado es el que precisamente debe terminar con el miedo. En el Estado de Seguridad ese patrnse invierte: el Estado est permanentemente fundado en el miedo y debe mantenerse as acualquier costo, dado que de l deriva su funcin esencial y su legitimidad.

    Foucault ya haba demostrado que cuando apareci por primera vez la palabra "seguridad" enFrancia , en el discurso poltico con los gobiernos fisicratas de antes de la Revolucin no fue paraevitar desastres y hambre - sino para dejar que sucedieran para gobernar inmediatamente en unsentido que crean rentable.

    Sin ningn sentido jurdico

    Del mismo modo la seguridad no est destinada hoy en da a impedir actos de terrorismo (algociertamente difcil, cuando no imposible dado que las medidas de seguridad son eficaces apenasdespus de los hechos y el terrorismo es por definicin una serie de primeros disparos). Estadestinada a establecer una nueva relacin con la gente, la de un control generalizado e ilimitado -con nfasis en dispositivos que permiten el completo control de datos informticos y de lacomunicacin entre ciudadanos, incluido el de la intervencin en el contenido de las computadoras.El riesgo que enfrentamos en primer trmino es la tendencia a establecer una relacin sistmica

    entre terrorismo y Seguridad del Estado. Si el Estado necesita legitimar el miedo, es necesarioproducir terror o por lo menos no impedir que se produzca. Es por eso que muchos pases adoptanuna poltica exterior que alimenta al terrorismo - al que interiormente dicen combatir - y mantenercon l relaciones cordiales y hasta venderle armas a Estados que se sabe financian organizacionesterroristas.

    Un segundo aspecto a destacar es el cambio de estatuto poltico de los ciudadanos y del pueblo,que debera ser el titular de la soberana. En el Estado de Seguridad, existe una tendencia a ladespolitizacin progresiva de los ciudadanos cuya participacin poltica se reduce a las urnas. Estatendencia es particularmente preocupante y fue formulada tericamente por juristas nazis,

    definiendo al pueblo como un elemento esencialmente apoltico, al que el Estado debe asegurar laproteccin y el desarrollo.

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    Mientras tanto de acuerdo con los juristas solo existe una manera de volver poltico a un elementoapoltico: a travs de la igualdad de ascendencia y de raza, que llevar a distinguirlo del extranjeroy del enemigo. Esto no significa confundir al Estado nazi con el Estado de Seguridadcontemporneo; lo que es necesario entender es que al despolitizar a los ciudadanos estos nopodrn salir de la pasividad, cuando sean movilizados por el miedo ante un enemigo extranjero que

    no es necesariamente externo (como en el caso de los judos en Alemania o ahora con losmusulmanes en Francia).

    Es en tal contexto que debemos analizar el siniestro proyecto de privar de la nacionalidad a losciudadanos binacionales, que recuerda la ley fascista de 1926 sobre la desnacionalizacin de los"ciudadanos indignos de la ciudadana italiana " y las leyes nazis de desnacionalizacin de los

    judos.

    Un tercer aspecto, cuya importancia no debemos subestimar es la radical transformacin de loscriterios que establecen la verdad y la certidumbre en la esfera pblica. A un observador atento nole pasan desapercibidos los expedientes sobre crmenes del terrorismo en que se observa unaabsoluta renuncia al establecimiento de la certeza jurdica.

    Lo que corresponde a un Estado de derecho es que un crimen pueda ser comprobado mediante laintervencin judicial, cuando existe el paradigma de la seguridad debemos conformarnos con loque dicen la polica y los medios de comunicacin que dependen de ella - es decir dos instanciasque fueron siempre consideradas poco confiables. De all las increbles imprecisiones y lasevidentes contradicciones en la reconstruccin de sucesos que eluden conscientemente toda

    posibilidad de verificacin y de falsificacin y que mas se parecen a chismes que ha interrogatorios.Esto significa que el Estado de Seguridad tiene inters en que los ciudadanos - cuya proteccindebe asegurar - se mantengan sin saber qu los amenaza, ya que la incertidumbre y el miedoandan juntos.

    La misma incertidumbre que se encuentra en la ley del 20 de noviembre sobre el estado deemergencia y que se refiere "a cualquier persona en que existan razones serias para dar por ciertoque su comportamiento constituye una amenaza para el orden pblico y la seguridad" Es bastanteobvio que la expresin "razones serias para considerar" no tiene ningn significado jurdico y comoest referida a la arbitrariedad de quien las "expresa" puede ser aplicada en cualquier momento y

    contra cualquier persona. En el Estado de Seguridad esas formas indeterminadas que siemprefueron consideradas por los abogados como contrarias al principio de seguridad jurdica seconvierten en la norma.

    Despolitizacin de los ciudadanos

    La misma imprecisin y los mismos errores aparecen en las declaraciones de las mujeres y de loshombres polticos que afirman que Francia est en guerra contra el terrorismo. La guerra contra el

    terrorismo es una contradiccin terminolgica, porque el estado de guerra se define precisamentepor la capacidad de identificar realmente al enemigo contra el que se debe luchar. En la

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    perspectiva securitaria el enemigo debe- por el contrario - mantenerse indefinido, tanto internacomo externamente de manera que cualquiera pueda ser identificado como tal.

    El mantenimiento de un estado de miedo generalizado, la despolitizacin de los ciudadanos, larenuncia a la efectividad de la ley: son tres caractersticas del estado de seguridad suficientes paraperturbar los espritus. Porque eso significa, en primer lugar, que el Estado de seguridad para alque nos estamos refiriendo hace lo opuesto a lo que promete. La seguridad significa falta depreocupacin (sine cura) en lo referente al miedo y al terror. El Estado de Seguridad es por otraparte un Estado policial, porque eclipsando al Poder Judicial generaliza la discrecionalidad de lapolica de modo que en estado de emergencia permanente se vuelve cada vez ms soberano.

    Por medio de la despolitizacin gradual de los ciudadanos convertidos los transforma de algnmodo en terroristas potenciales: el Estado de Seguridad ha traspasado el conocido campo de la

    poltica para dirigirse a una zona incierta donde lo pblico y lo privado se confunden y en donde sedificulta entre ellos la definicin de fronteras.

    Fuente:http://www.ihu.unisinos.br/noticias/550514-agamben-o-flerte-do-ocidente-com-o-totalitarismo

    Esta traduccin se puede reproducir libremente a condicin de respetar su integridad y mencionaral autor, a la traductora y Rebelin como fuente de la traduccin.

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    http://www.ihu.unisinos.br/noticias/550514-agamben-o-flerte-do-ocidente-com-o-totalitarismohttp://www.ihu.unisinos.br/noticias/550514-agamben-o-flerte-do-ocidente-com-o-totalitarismo