Ajedrez

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Ajedrez Le apasionaba jugar al ajedrez y llevaba siempre consigo un pequeño tablero de bolsillo con sus respectivas piezas. En cuanto subió al tren, trabó conversación con el compañero de viaje que ocupaba el asiento situado frente al suyo y lo instó a jugar una partida. El invitado se negó. —onozco muy poco, casi nada, del juego ciencia —le respondió cort!smente. Entonces !l insistió con tanta porf"a que logró convencer al renuente viajer inició la partida, como su forzado contrincante jugara en forma inusitada, estrafalaria, perdió la serenidad, cayó en error y al cuarto movimiento dejó caballo a merced de las piezas enemigas. #u adversario, tal vez distra"do, i pasar por alto la jugada que le favorec"a, pero !l, caballerosamente, le lla atención$ —ómase usted el caballo —le dijo, señal%ndole la pieza indefensa. —&El caballo' &Esa pieza es un caballo' &(uiere usted que yo me lo coma'. —#". Es imperativo que se lo coma. )o quiero ventaja. ómaselo. *or favor, cómaselo. —#i usted lo pide tan fervientemente+ —dijo con voz sumisa. tomo la pieza que se le señalaba y la engulló de un bocado. Al segundo se levantó presuroso, aprovec-ó el paso lento del tren, que se acercaba a una estación, saltó a tierra y se alejó en ligero trote, relinc-ando, por una ve que de seguro conduc"a a un potrero cercano. José María Méndez

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Que es el ajedrez

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Ajedrez

Le apasionaba jugar al ajedrez y llevaba siempre consigo un pequeo tablero de bolsillo con sus respectivas piezas. En cuanto subi al tren, trab conversacin con el compaero de viaje que ocupaba el asiento situado frente al suyo y lo inst a jugar una partida. El invitado se neg.Conozco muy poco, casi nada, del juego ciencia le respondi cortsmente.Entonces l insisti con tanta porfa que logr convencer al renuente viajero. Se inici la partida, como su forzado contrincante jugara en forma inusitada, estrafalaria, perdi la serenidad, cay en error y al cuarto movimiento dej un caballo a merced de las piezas enemigas. Su adversario, tal vez distrado, iba a pasar por alto la jugada que le favoreca, pero l, caballerosamente, le llam la atencin:Cmase usted el caballo le dijo, sealndole la pieza indefensa.El caballo? Esa pieza es un caballo? Quiere usted que yo me lo coma?.S. Es imperativo que se lo coma. No quiero ventaja. Cmaselo. Por favor, cmaselo.Si usted lo pide tan fervientemente dijo con voz sumisa.Y tomo la pieza que se le sealaba y la engull de un bocado. Al segundo se levant presuroso, aprovech el paso lento del tren, que se acercaba a una estacin, salt a tierra y se alej en ligero trote, relinchando, por una vereda que de seguro conduca a un potrero cercano.Jos Mara Mndez

El Lmite son las Estrellas

Jos Mara Mndez

No puedo resistir el atractivo de las ferias. Con placer infantil, gozo el algodn azucarado, las manzanas cubiertas de miel, los terrones de ans. Gasto tres, cuatro horas jugando a la lotera de cartones. Casi nunca gano, pero lo excitante es la expectativa. El corazn casi se me va volando cuando amarro, es decir, cuando me falta un nmero para ganar. Un cinco de agosto gan una gorda de doscientos pesos. Recuerdo que las tres ltimas figuras llegaron en carrera, segn las fui llamando mentalmente. La muerte flaca y su gancho. El cantarito del agua helada. La mano que tienta y tienta lo que le tiene cuenta.Entro a la carpa de la mujer serpiente, a los circos de malos payasos, a los toldos de las gitanas que predicen siempre viajes por barco, romances con mujeres celosas y traiciones de amigos ntimos. Me subo al gusano, a los carros locos, a la rueda de chicago. Me subira tambin a los caballitos, pero la verdad es que temo las travesuras de los chiquillos y las burlas de los mayores.Me conformo con verlos girar durante largo rato. En eso estaba cuando vi cabalgando en uno de los corceles del carrusel a una mujer vestida a la moda del siglo pasado: traje largo, estrecho en la cintura, sombrero de paja de anchas alas, ramo de violetas en la mano. Al principio supuse que la haba imaginado, pero una vez y otra vez para borrarme las dudas. En una de las vueltas, su imperceptible sonrisa iba dirigida hacia m. Esta vez, en lugar de un ramo de violetas llevaba un pauelo que ondeaba discretamente, como si quisiera formular un mensaje. Cuando el carrusel se detuvo, no la vi bajar. Fue intil buscarla. Se la haba tragado la feria.