Al Otro Lado de La Razón 2

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AL OTRO LADO DE LA RAZÓN 2012 AUTOR: DR. GERMÁN FLORES MARTINEZ

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  • AL OTRO LADO DE LA RAZN

    2012

    AUTOR: DR. GERMN FLORES MARTINEZ

  • Dedicada a la Licenciada CLARA PATRICIA MORALES ZENTENO y a su fundacin

    CLARA MOZEN, por su incasable labor filantrpica con los pueblos indgenas de Mxico.

  • I

    Sus pasos siguieron el camino rumbo al camin, la luz aclaraba las primeras horas de la

    maana. Las luminarias encendidas alumbraban los pocos espacios que aun quedaban sin ser

    reconocidos por el nuevo da. A lo lejos se escucho el motor del transporte pblico

    encaminndose a la parada donde Germn lo abordara. Sin pensarlo, aceler el paso para

    evitar como en otras ocasiones, el solo verlo pasar. Hoy seria un da muy especial y deba

    estar temprano donde qued de verse con otras personas para realizar un viaje inesperado.

    Haba sido avisado desde el viernes sobre una comisin en la que l como mdico,

    acompaado de un enfermero del hospital Psiquitrico y otras personas, deba recoger un

    enfermo mental en la Meza del Nayar. Los datos que le haban proporcionado eran mnimos,

    no sabia exactamente cual era la comunidad o el lugar, solo que se trataba de un paciente de

    Cincuenta y tres aos, que tena un trastorno mental y que por apoyo del Secretario General

    del SNTSA en Jalisco, Licenciado Ernesto Villanueva, se le haba conseguido un espacio en

    el Instituto de Salud Mental en el Estado para ser tratado. German funga como suplente de la

    cartera de Prensa y Difusin en el sindicato. En este caso, su desempeo sera como Mdico.

    El reloj marcaba las siete y diez de la maana cuando llego a las oficinas, ah, sentado en la

    banqueta permaneca un hombre moreno de mediana edad vestido de enfermero, Germn

    dedujo que se trataba de la persona tambin comisionada como l, para el viaje del Nayar.

    -Buenos da, Tu eres la persona que nos acompaar por el paciente?- Rpidamente

    ponindose de pie, se present.

    -Si, buenos da, me llamo Roberto es usted el Doctor?

    -As es, soy el Dr. Germn- Estrechando las manos se saludaron de manera cordial.

    -No ha llegado alguien ms?

    -No, tengo aqu desde las siete y soy el nico, bueno, eso creo.

  • -Pues espero ya no tardan- Luego de hacer una pausa Germn continuo -Sabes algo del

    paciente?

    -Solo que es un paciente Psiquitrico masculino, que nunca ha sido tratado. Aqu en m

    maleta traigo Haloperidol y Clonacepam, gasas, guantes y algunas otras cosas por si las

    ocupamos; segn me comentaron, el paciente lleva atado a una cadena veinte aos, al

    perecer, desde que empez su problema; de cualquier forma hay que ir preparados por

    cualquier contingencia- Roberto era un enfermero experto en tratar pacientes, su larga

    experiencia a travs de quince aos tratando este tipo de pacientes le daban el respaldo para

    hacerlo.

    -Yo fui quien solicito tu apoyo. Esther Gallo m compaera, me invito, cuando me hizo la

    proposicin, yo le dije que era necesario el refuerzo de alguien como t. Yo tengo

    experiencia en la consulta externa. En alguna ocasin, trate este tipo de pacientes pero, eso

    de ir yo solo por un paciente virgen desde el punto de vista Psiquitrico, esta caramba. La

    literatura mdica maneja casos, sobre todo la Esquizofrenia, en la que los pacientes presentan

    alucinaciones visuales y auditivas. Cuando aparece una crisis, ni dios padre los puede

    contener, as es qu, es bueno ser precavidos para no pasar un mal rato No crees?

    -Huyyy Doctor, ni me lo diga, fjese que en todos los aos que llevo como enfermero en el

    Psiquitrico, he pasado por todo tipo de incidentes, en una ocasin La charla se hizo en

    grande, Roberto conto a Germn todo tipo de sucesos en las que se vio envuelto; sus

    primeras experiencias, sus sinsabores con los pacientes arrumbados por sus familiares, que

    llegaron a ver la muerte solos en ese mundo de sombras, en ese mundo de ilusin del que

    nunca regresaron, casos que conmoveran a las personas ms insensibles de este mundo, los

    renglones torcidos de Dios.

    La charla tubo su fin al arrib de una Suburban negra de la que descendi Esther Gallo y

    Paty Gurrola, compaeras del sindicato, la licenciada Clara Patricia Morales Zenteno,

  • Presidente de la fundacin CLARA MOZEN, que ella misma instituyo hace quince aos con

    la finalidad de llevar una esperanza a todo ser humano necesitado y que en este caso, seria el

    ngel que rescatara a este paciente. La peticin haba sido por el DIF del Nayar, a la

    fundacin. La Patricia, como la llamaban los Huicholes, haba conseguido la ayuda del

    dirigente quien sensibilizado por lo terrible del caso, pidi el apoyo al Dr. Manuel Ojeda,

    director del Instituto de Salud Mental, ya que el Estado de Nayarit, no contaba con una

    estancia para tratar este tipo de pacientes; el motivo, se desconoce. Despus descendieron

    Giovanna, Nancy y Oscar, hijos de la licenciada, que se hacan acompaar por Carlos, un

    amigo de la familia. Risas, alegra y buenos deseos invadieron el lugar. Luego de un rato, se

    pusieron en marcha; en el camino comentaron el caso, una historia realmente conmovedora,

    toda una vida atado a una cadena. Segn sus familiares, era para que l mismo no se hiciera

    dao.

    II

    Cuando llegaron a Tepic, siguieron la ruta hacia el domicilio del DIF que apoyaba a los

    indgenas Coras; en el lugar los esperaba Haydee, Trabajadora de la institucin y encargada

    de enlazar a la fundacin para que este rescate fuese posible. Con muy buen estado de nimo,

    se haca acompaar por Rita Carrillo, Directora del DIF en Jess Mara, un pueblo de la etnia

    Cora incrustada en la Sierra Madre. De manera cordial los saludaron expresando su inmensa

    alegra de verlos llegar, la peticin que tanto aoraban por fin se vea cristalizada.

    Conversaron un rato y luego del arribo de una Minivans, se dispusieron a iniciar el viaje

    rumbo a la sierra del Nayar. Germn tomo el asiento delantero junto con el chofer, a l le

    encantaba la fotografa y no dejara pasar esta ocasin para hacer algunas tomas de paisajes,

    la Sierra guarda muchas vistas espectaculares, as es que pidi le dejaran ese espacio para

    tener un mejor enfoque.

    La travesa fue impresionante, barrancas, montaas de mil formas, desfiladeros, ros

    caudalosos, caones y muchas cosas ms. El nico contratiempo que logr causar cierto

  • malestar en los viajeros, fue una hora de curvas, pareca que nunca terminaran.

    Continuamente se hacan paradas para evitar un accidente vomitivo.

    En el camino el chofer entablando una conversacin con Germn, le explico que hacia dos

    aos que fue inaugurada esta carretera, aseguro que en un promedio de dos horas estaran en

    Jess Mara. Tambin le cont que antes la ruta por brecha era cosa de doce horas. Con lujo

    de detalles le dio santo y sea de toda la Sierra, continuamente le mostraba la vieja brecha

    que como culebra blanca, se dibujaba en el cuerpo de los cerros, Germn fue capturando gran

    cantidad de fotos con un enfoque espectacular -Mire seor, nosotros ac le cortamos ve

    usted por donde va la brecha? lo que hoy hacemos en quince minutos antes lo hacamos en

    tres horas, ora si estamos bien- El camino fue insuperable, los paisajes que alimentaron la

    cmara, guardaron el silencio y cicatrices de la Sierra que alguna vez fue virgen. La hilera

    interminable de cerros, mostraba el misterio inexplorable y mstico que celosamente

    albergaba esta tierra mgica, tradiciones y costumbres milenarias que poco a poco se haban

    perdido con el pasar del tiempo.

    III

    Dos arcos monumentales en los que se inscriba el nombre de Jess Mara, les dieron la

    bienvenida. Descendieron por una calle empedrada de la que se divisaban las casas del

    pueblo que se encontraba en un bajo a la orilla del Rio que llevaba el mismo nombre del

    municipio. El casero entremezclado con adobe, teja y algunas construcciones de material,

    lucia sus calles bien trazadas, en los cerros bajos que amurallaban el pueblo, se vean algunas

    chozas de adobe y zacate. Desde lo alto se pudo ver la plaza, la Presidencia, la Iglesia y los

    negocios ms significativos; un cuadro pueblerino que difcilmente se puede encontrar cerca

    de una ciudad, de esos que solo quedan en la mente de los viejos, vestigios de nuestra tierra

    de lo que alguna vez fue el Mxico antiguo. Al pasar por una calle, Germn pidi al chofer se

    detuviera, frente a l se encontraban unas casas de adobe que celosamente guardaban ese

    caprichoso color arena, el techo de teja vieja, evocaba la nostalgia de un pueblo pictrico que

  • sumergido en el progreso, dejaba pocos rastros de lo que alguna vez fue Jess Mara en sus

    aos mozos. Luego de tomar algunas fotos, siguieron su camino hasta el centro del pueblo.

    El DIF, al igual que algunas otras construcciones, era una finca bien cimentada, su contraste

    modernista chocaba inevitablemente con las casas tradicionales de Jess Mara. Cansados

    por el viaje, el grupo descendi del vehculo y entr en la estancia del inmueble. El calor era

    apremiante, treinta y ocho grados, todo mundo sudando a chorros, un Cora que advirti la

    molestia por el intenso calor mencion: Y eso no es nada, hace unos das estbamos a

    cuarenta y dos grados un calor endemoniado! ahorita ta bien, pero, pasen, pasen, en un

    momento les servimos la comida- El grupo se acomod en la terraza que haca antesala a las

    instalaciones.

    Acompaado de varias gentes, llego Pedro de la Cruz Flores, Presidente municipal de Jess

    Mara y dirigindose a la Licenciada Patricia, la salud afectuosamente, ella correspondiendo

    a tan amable cumplido, presento al resto de los viajeros.

    -Ella es mi esposa Enriqueta Lpez Flores y l es el Maestro Rosalo Lpez Canares. Que les

    parece si tomamos asiento para platicarles sobre Artemio el paciente y, de otros pendientes

    que queremos tambin que nos ayuden- La mujer, esposa del edil, vesta traje tpico de Cora.

    -Pues pasemos- Respondi la benefactora. Se instalaron en un saln que albergaba varias

    mesas, formando una sola hilera para discutir el punto.

    -Como les abran comentado y adems constatado en las fotografas que le enviamos, se trata

    de un enfermito que ya tiene muchos aos ah nomas, solo tiene a una persona que lo cuida y

    l nos pidi ayuda. Ya esta grande y quiere saber si la cosa tiene remedio, el da de maana

    se muere uno y, no quisiera dejarlo as nomas; ya ve usted, en nuestro Estado no contamos

    con hospitales ni doctores que tratan a estos enfermos quien sabe porque, por eso pedimos su

    ayuda. De veras Gracias por estar aqu licenciada! les agradecemos infinitamente. Aqu el

    maestro Chalo les dar ms detalles del paciente, adelante maestro.

  • -Pues si seores, Artemio es un enfermo que ya tiene varios aos as, nunca ha sido tratado, o

    bueno, si pues pero, solo por la medicina tradicional. La gente de por aqu cree mucho en

    esas cosas y pues, algunos le achacan su padecimiento a algo que paso hace muchos aos.

    -A que se refiere con eso de que pas hace muchos aos? por favor cuntenos, para nosotros

    es muy importante conocer todos los detalles del paciente Interrumpiendo, Germn pidi

    que se expusieran todos los pormenores con que inici el paciente, as como su evolucin y

    su estado actual.

    -Hoy por la maana estuve ah, se trata de una comunidad conocida como rancho el Arroyo

    de Santiago. Mi esposa es oriunda de ese lugar que conozco desde hace muchos aos.

    Cuentan los viejos que l cometi un sacrilegio a la edad de veinte aos; resulta que cerca de

    ah, hay una cueva donde se encuentran varias restos de cuerpos humanos. Segn platican,

    Temo, siendo un muchacho inquieto subi a la cueva y, tomando los crneos sin ningn

    respeto, agarr las calaveras y se puso a jugar Fut bol con ellas. Quien sabe que tantas cosas

    ms habr hecho, el caso es que despus de eso comenz con un dolor de cabeza y un

    malestar en todo el cuerpo. Su madre, quien ya falleci, le pidi a un Mara Akame Huichol le

    ayudara a curar a su hijo. l acudi y realizando una ceremonia les dijo: Este muchacho

    estuvo jugando con unos dijuntos que estn ac arriba por el arroyo, son ellos los que trajeron

    el mal. Debern llevar en una pequea jcara un poco de sal como ofrenda, rezarn estas

    cosas y les pedirn perdn, es todo lo que ellos piden. Si no lo hacen, Artemio morir en tres

    das. Agradeciendo al Mara Akame, fue pagado y despedido. Esa noche el muchacho

    llevando una bolsa de sal sin decirle a su madre se fue a la cueva, el inconveniente fue, segn

    cuentan, que les arrojo a puos llenos toda la bolsa de sal, entonces el problema se empeoro;

    Temo, fue de mal en peor. Varios Mara Akames que lo revisaron, aseguraron que el

    sacrilegio haba sido inmenso y que ya no tena remedio, su castigo fue estar muerto en vida,

    como ha estado hasta hoy.

    -Y sus paps, que nos cuenta de ellos? Padecen alguna enfermedad?

  • -Pues no, nadie padeca nada de eso. Luca su madre, hace seis aos que falleci, dicen que

    de andar caminando noms dio el sopetn sin causa aparente porque no estaba mala de nada,

    ah nomas la encontraron muerta en su casa, ella era quien lo cuidaba. De ah para ac, l ya

    no habl nada ni con nadie. Ahorita su nico sustento es su to Florencio pero la verdad, l ya

    es grande y no puede atenderlo, todos sus parientes ya estn muertos. Su padre, un tal

    Espiridion Contreras, era un hombre que vena de Huejuquilla el alto; desde que se rob a

    Luca fue puro batallar, dicen que le meta sus buenas tundas, la cuestin es que solo vivieron

    cinco aos juntos y despus se fue dejndole la carga. Que yo se sepa, nadie antes haba

    presentado esta enfermedad en ese rancho, l fue el nico. Cuando era mas joven se volva

    Nagual; hablaba y vea muchas cosas, suba y bajaba las laderas como venado, iba y venia a

    cualquier lugar, donde quiera se lo encontraban, la gente le tenia miedo, con los aos se

    volvi tranquilo. Si lo encadenaron fue para protegerlo y que no se hiciera dao porque, la

    ltima vez en uno de sus arranques cay al rio y ya mero se ahogaba, lo rescataron y lo

    encadenaron a su casa, de eso ya hace; hora vera, l naci el siete de octubre del cincuenta y

    nueve, ahorita ya tiene cincuenta y tres aos; nos pues, yo creo si tendr algunos veinte aos

    encadenado- Despus de esto surgieron un sinfn de preguntas, el maestro Chalo trataba de

    responder lo ms claro posible. Aun as, el diagnostico era incierto, al parecer se trataba de

    una Esquizofrenia ya que los datos obtenidos por los Galenos, coincidan con el diagnostico.

    El resto del grupo se enfocaba en el encadenamiento y su libertad, en lo inhumano que puede

    ser el haber perdido toda una vida atado a un mstil como un animal, absolutamente

    inaceptable.

    Una vez que se agot el tema, el Presidente retom la charla y expuso lo siguiente: Les

    quiero pedir, ya que andan por aqu, que si pueden revisar otros pacientes. Saben, tenemos el

    caso de ms enfermos mentales y nos gustara que los valoraran para ver si tambin los

    pueden ayudar.

  • -Por supuesto que si!- respondi la Licenciada -Estudiaremos los casos y valoraremos su

    apoyo.

    -Pues en ese caso no se hable ms, emprenderemos la marcha despus de que coman-

    Ponindose de pie el Gobernante y su comitiva, salieron de la sala. Seguido de ellos, entraron

    varias mujeres con atuendos tradicionales y les ofrecieron charolas con carne y chile, despus

    entro otra mujer con una servilleta que contena tortillas azules, luego vino el agua fresca; el

    exquisito sabor de los alimentos en aquellas circunstancias hacia que el grupo disfrutara cada

    detalle. Las mujeres con sus atuendos Coras, entraba y salan trayendo ms vveres para

    abastecer la mesa de los comensales que no dejaban de agradecer la afanosa labor de las

    cocineras.

    IV

    Al filo de las tres de la tarde, iniciaron el recorrido, la Minivans con espacio para veinte

    personas cargaba con el grupo de Guadalajara, al frente en una camioneta del H.

    ayuntamiento, viajaba el Presidente y su comitiva, en la parte trasera del convoy, una patrulla

    los resguardaba. Haban acordado visitar en primera instancia, a dos hermanas que al parecer

    desde su nacimiento presentaban su trastorno, nunca tratadas. Despus visitaran a un

    paciente en otra comunidad, l al parecer, con tratamientos fallidos que no daban resultados y

    por ltimo pasaran a recoger a Temo a quien trasladaran hasta Guadalajara.

    La caravana sorprenda a los viajeros que a pie, caminaban por la polvorienta brecha. El

    vehculo principal, se detuvo en una ranchera conocida como El Viejo Peyotan; entrando en

    ella hizo alto en una casa de la que sali una mujer que aparentaba sesenta aos.

    -Seor Presidente, que bueno que pudieron venir- Tratando de congratularse con el

    Gobernante, la mujer humildemente les ofreci su casa.

  • -Espere, djeme presentarle a las personas que vienen con nosotros, son los amigos que nos

    van a ayudar con sus hijas.

    -Ay seor Presidente! djeme arreglarlas un poquito, no estn presentables.

    -Seora, soy la Licenciada Patricia Morales- Con voz firme la lder del grupo se present y

    presento al resto de sus compaeros -Nos interesa conocer la forma como viven

    cotidianamente por favor! djelas tal cual. Le aseguro que es mejor as, eso nos ayudara a

    ablandar los corazones de los benefactores- Sin tener opcin de nada, la mujer condujo al

    grupo hasta un cuarto que se encontraba a un costado de la casa. Con una puerta de herrera y

    una ventana con las mismas formas, el lugar denotaba cierta tranquilidad.

    -Ella esta ah, se llama Milagros y es la mayor, solo tiene treinta y cinco aos, djenme

    abrirle la puerta, ah! y no se asusten es totalmente inofensiva- Cuando la aldaba rechino con

    fuerza, apareci de sorpresa una mujer de aspecto indigente que aparentaba cincuenta aos o

    ms. Vesta un atuendo con flores azules y complexin delgada. Cuando por fin se abri la

    puerta, Milagros abordo a todo el grupo rompiendo con el espacio social que todo ser

    humano pone entre persona y persona. Diciendo un montn de incoherencias les acercaba su

    rostro a escasos cinco centmetros, pareca una nia de tres aos. Su mirada perdida en el

    infinito no expresaba ningn sentimiento, solo quera sentirse entre gente. Un olor a marrano

    invadi las narinas de todos, pareca que aquel cuarto, adems de ser el espacio donde

    Milagros habitaba, era tambin donde alojaban a los puercos que en el da, deambulaban por

    la calle en busca de algo que comer. Sin poder evitarlo Esther y Paty fueron las primeras que

    hicieron contacto con ella, al verse atrapadas por la incesante excitacin mental y motora de

    la indigente al querer congratularse con ellas, denotaban un temor que se vea en sus ojos; la

    madre interviniendo, tom a Milagros de la mano y la meti nuevamente en el cuarto. Ella,

    como un manso cordero obedeci sin oponer resistencia. Sin importarle las consecuencias

    Germn entro al cuarto para conocer su habitad a fondo; se trataba de una pieza de tres por

    cuatro metros, las paredes y pisos enjarrados no tenan ningn color mas que el holln

  • acumulado por el tiempo y el olvido, en su interior no se hallaba ningn mueble, solo en una

    esquina se encontraba una especie de cama de material, era todo lo que haba. Milagros lo

    segua a todos lados como esperando que le diese algo, de manera cautelosa el mdico la

    esquivaba tratando de no alterar su pasivo estado, finga mostrar cierta seguridad, aunque por

    dentro, se hallaba igual de estremecido que los dems. Una vez valorada la situacin, sali

    del cuarto. La Licenciada pidi entonces a la Mam que le mostrara a su hermana; llena de

    vergenza la mujer trato de pedir un momento para ponerla en condiciones.

    -Seora, por nosotros no se preocupe! ya le dije que es muy importante conocer como viven

    realmente.

    -Esta bien, pasen por ac por favor- El grupo sigui a la mujer dentro de la vivienda; los

    condujo por un pasillo, cruzaron lo que pareca la cocina y despus entraron a una enorme

    habitacin; en el costado izquierdo, se hallaba una especie de chiquero de metro y medio de

    alto, en el fondo del cuarto, se encontraban dos camas matrimoniales pegadas, en ella un nio

    de aparentes seis aos dorma con un profundo sueo que no lo hizo despertar en todo el

    tiempo que duro la visita, a su costado, se encontraba un hombre de algunos setenta aos sin

    camisa tambin aparentemente dormido, luego de advertir la presencia del grupo se puso de

    pie y tratando de alinearse un poco, se acerc a ellos. El corazn de Patricia se estremeci al

    igual que el de todos los dems, aun antes de mirar el interior del chiquero en donde la madre

    les sealo la ubicacin de la hermana, un agudo estremecimiento volc en sus sienes y se

    imagino lo peor. Rpidamente el grupo busc en el interior y ah estaba. Violeta, una mujer

    de treinta aos replegada en una esquina como un animalito, totalmente desnuda. El piso y

    las paredes se encontraban atiborrados de mugre, pareca una mezcla de desechos que

    despide el cuerpo por la piel, una mezcolanza de restos hemticos, grasas, humor y sudor,

    las marcas de los dedos de Violeta se hallaban tatuados en aquellas paredes como zarpazos

    de fiera en cautiverio, un cuadro totalmente inhumano. De un momento a otro

    tempestivamente se movi adoptando varias poses en las que el pudor y las buenas

  • costumbres de una dama, simplemente no existan; tapando su rostro con los brazos, dejaba

    al descubierto sus zonas mas vulnerables, su cuerpo moreno claro que aparentaba la figura de

    la Venus de Milo, se hallaba invadido de mugre, polvo y holln. La apariencia de aquella

    mujer, se redujo a la figura de nia de apenas dos o tres aos. Una nia en la que el morbo y

    los malos pensamientos se esfumaron como pjaro en el campo. El grupo tratando de hacer

    un esfuerzo sobrehumano, se mantuvo en su postura de somos cientficos y entendemos de

    estas cosas, pero aun as, dentro de sus almas, aquella herida que se abri, dejara una

    cicatriz imborrable. Todos lloraron en silencio.

    Retomando el tema con la Madre, la Licenciada se comprometi a apoyarlas, les informo que

    movera cielo tierra y mar por rescatar a estas criaturas de aquellas condiciones inhumanas.

    Los Galenos, haciendo una especie de investigacin, concluyeron en un diagnostico de

    Retraso Metal de Nacimiento, que debera estudiarse a fondo. Luego de formalizar las

    acciones, el grupo con el corazn partido, retom el camino.

    V

    -Y ahora que otra sorpresita nos tiene don Pedro?- Dirigindose al Presidente con una voz

    dolida, Patricia, al igual que todos los dems, tratando de no perder su compostura pregunt

    por el siguiente caso.

    -Pues, tenemos el caso de Genaro Rodrguez, tiene cuarenta y seis aos y vive con su mam;

    aqu est cerquita, noms cruzamos esta loma y llegamos- El convoy sigui al vehculo

    principal que se encamin por la polvorienta brecha, en el camino los comentarios del grupo

    fueron en todas direcciones: que si las mujeres eran abusadas, que como es posible, la

    presencia del nio y el adulto, Violeta en esas condiciones, la actitud de la madre, etctera. El

    malestar que sentan, era suficiente para devastar los criterios ms altos de los integrantes del

    grupo, se tornaba doloroso el pensar que en su cotidiana relacin de familia, pasara

    desapercibido el convivio de sus integrantes con Violeta o en su caso Milagros, deambulando

  • totalmente desnudas ante la inocente mirada de un nio o de la aparente frialdad de un

    adulto.

    Fuera de una choza de adobe y teja en el que se anunciaba un Tendejn, un grupo de gentes

    dio la bienvenida a la caravana. -Este es el Rancho el Pastor Licenciada, le presento a la

    Mam del muchacho.

    -La Virgen la mando a usted! que bueno que vinieron- De igual forma, el grupo fue recibido

    por la mujer que vesta ropa humilde. -Pasen por favor, ac esta el muchacho! hace un rato

    estaba afuera pero al verlos llegar se meti, pasen, pasen, ac esta- Abriendo un puerta de

    madera, condujo al grupo dentro de la casa, en su interior, tapado completamente con una

    cobija catalana a cuadros color verde-roja, se hallaba Genaro en un catre de ixtle entretejido -

    Anda hijo! saluda a los seores, ellos te van a curar, anda hijo!- Tratando de descubrirle el

    rostro, la mujer se esforz en destaparlo, Roberto con su experiencia, removi de un solo

    movimiento la cobija dejndolo totalmente descubierto; Genaro se encontraba en posicin de

    feto tapndose la cara con las manos, vesta un pantaln solamente, su cuerpo moreno se

    mostraba de la cintura para arriba. Valorando la situacin Germn pidi al grupo que lo

    dejasen solo con el enfermo, pues el tumulto impeda la comunicacin. Una vez estando

    solos los Galenos y la Mam, comenzaron a interrogarla.

    -Y desde cuando esta Genaro as?

    -Mire Doctor, el esta diagnosticado con una tal enfermedad que se llama Esquizofrenia, un

    mdico en Tepic nos lo dijo desde hace ya muchos aos, con el tratamiento que le dio, l se

    compuso pero, el problema es que las medicinas que le recet son muy caras y no tengo con

    que comprarlas- Estallando en llanto la mujer continuo -Ya nos acabamos todo lo que

    tenamos hace tres meses vend la ltima vaca que nos quedaba, de ah tombamos leche

    pero ahora ya se acab. Todo se nos ha ido en l. Lo que nos queda es este pobre Tendejn

    con el que la vamos pasando.

  • -Y cuales son las medicinas?- Pregunto Germn conmovido por el llanto.

    -Aqu las tengo- Moviendo un montn de harapos, extrajo dos cajas viejas y vacas de

    medicamento -Estas son doctor, estas son- Los facultativos reconocieron enseguida el

    medicamento que cotidianamente se usaba en estos casos. -La ltima pastilla que le di, fue

    hace ya como cinco meses, desde entonces l ya no esta bien. Por las maanas se levanta

    muy malo, ha habido veces en que con un cuchillo en la mano me amenaza. Yo, pa no

    hacerlo desatinar le digo, Hijo todava es muy temprano, djame almorzar aunque sea,

    horita te doy tus frijolitos, ndale djame almorzar l se va al corral y se desquita con lo que

    encuentra. De verdad Doctor! me las e visto muy mal, Aydenme por favor, aun que sea

    con su medicina, es todo lo que pido!- Irrumpiendo nuevamente en llanto la mujer se mostro

    inconsolable. Germn conmovido por el caso y advirtiendo la alerta de urgencia que la mujer

    demandaba ante aquel inminente peligro de muerte, sali en busca de la Licenciada. Luego

    de explicarle el caso, Patricia acudi con la madre para tratar de consolarla. Formalizando la

    ayuda lo ms pronto posible, se despidieron y continuaron su marcha.

    VI

    El reloj marcaba las seis treinta de la tarde, Germn estimo el tiempo que tardaran en

    recoger a Artemio, el paciente por el que iban y comento a la Licenciada Patricia que lo mas

    conveniente seria recogerlo hasta maana, el camino accidentado para llegar al rancho

    Arroyo de Santiago era de una hora de Jess Mara, as es que en lo que iban y venan se

    demoraran alrededor de tres horas mnimo y tendran que viajar de noche, llegando a

    Guadalajara en la madrugada. Tomando en cuenta la inseguridad de los caminos al viajar de

    noche, adems de no conocer la reaccin del paciente, Patricia tom la decisin de que el

    grupo se quedara hasta el siguiente da como lo sugiri Germn, previniendo cualquier

    contrariedad. Luego de acordar esta decisin con el Presidente Municipal, se sugiri utilizar

    el resto de la tarde para ir solamente a conocer al paciente. Un gran tumulto de gente, en su

    mayora nios, vean como descenda la caravana de vehculos por la ladera del cerro.

  • Arroyo de Santiago, una comunidad de apenas treinta casas, se encontraba en el fondo de una

    barranca a la orilla del ro del mismo nombre. Con gran habilidad los choferes libraban las

    curvas de terracera que ponan a prueba su destreza como pilotos experimentados; una vez

    estando en la orilla del afluente, cruzaron su caudal por un vado que en tiempos de lluvia

    seria imposible pasar. Corriendo de lado a lado, se hallaba un impresionante puente colgante

    por el que la gente cotidianamente cruza para ir al pueblo de Jess Mara. Al arribo del

    convoy, los pequeos azorados no dejaban de admirar la Minivans. Era la primera vez que

    un vehculo de tales dimensiones bajaba al Arroyo de Santiago. Se encaminaron por la calle

    central, no haban recorrido mas de treinta metros cuando la caravana detuvo su marcha

    frente a una escuela-albergue, en el otro costado se encontraba una cerca de piedra que

    delimitada el terreno de una casa. Descendiendo de los vehculos, el grupo se encamino hacia

    unas trancas de madera, rpidamente los encontr un hombre ya maduro, saludo a la

    comitiva y quitando las trancas los invito a pasar. En el fondo del solar se hallaban dos casas

    de teja y adobe, la del lado izquierdo una pieza de cuatro por dos, tenia dos marcos sin

    puertas, en la del lado derecho, se encontraba debidamente clavado un mstil, en su parte

    baja se hallaba una cadena de plstico color amarillo chillante, esta le continuaba hacia el

    interior del cuarto; ah, cubierto con una cobija vieja y maltrecha se encontraba Artemio

    como un bulto, su aspecto semejaba al Popocatpetl o al coloso de Colima, un volcn erguido

    guardando su fuerza para hacer erupcin en el momento menos esperado, un fardo que se

    funda con el paisaje por lo cotidiano de su presencia en tantos y tantos aos, como una roca,

    como aquel rbol milenario que vio pasar la historia de Arroyo de Santiago, un ente que vio

    nacer las nuevas generaciones, que despidi a tantas gentes que se fueron del rancho para

    nunca ms volver, un bulto que sin cansancio esperaba a los hijos ausentes que alguna vez se

    fueron a trabajar a las piscas del tabaco en las costas de Nayarit. Artemio, un hombre

    conocido en toda la comarca, un icono que a lo lejos serva de referencia para los que alguna

    vez conocieron este rancho arrumbado en las entraas de la Meza del Nayar. Veinte aos

  • encadenado a ese poste como un animal, como un cordero viejo que sin mas que esperar la

    muerte, acta y vive solo por instinto.

    Sin perder tiempo se fueron de inmediato a revisarlo, su to Florencio les informo que era

    totalmente inofensivo, sus aos mozos de agitacin mental ya haban pasado desde hacia

    mucho tiempo, hoy solo se encontraba la sombra de lo que alguna vez fue Temo. Al quitarle

    la cobija, encontraron el final de la cadena atada a su pie derecho, Artemio permaneci como

    un figura totalmente inanimada, sus manos cubran parte de su rostro moreno, un rostro en el

    que se dibujaban sendos surcos que lo hacan lucir como una flor marchita, su mirada se

    hallaba perdida en el horizonte, su piel seca y spera daba cuenta de su deplorable condicin.

    -Y siempre ha tenido esta cadena?- Pregunt Germn completamente conmovido por la

    imagen presenciada luego de tomarle una foto al pie que lo llevo a recordar la historia de la

    esclavitud.

    -No Doctor, antes tenia una de fierro, pero, a figrese usted que lleg un pariente norteo y le

    compro esta quesque ms bonita! sobre todo porque la otra ya le haba escaldado la piel-

    Con total seriedad, don Florencio trat de contestar la pregunta hecha por el Galeno. Germn,

    guardando silencio reviso la foto recin tomada en la que encontr el pie de temo con la

    cadena, una foto que deca ms que mil palabras; en ella se proyectaba la dolorosa vida del

    indigente, un pie moreno lleno de surcos, callos y heridas que el tiempo haba aliviado

    dejando su imborrable huella, un pie que evocaba la atormentada historia de la esclavitud en

    todos los confines de la tierra; Germn se imagino entonces el sufrimiento de tantas miles de

    gentes que sucumbieron con una cadena atada al pie igual que Artemio.

    La algaraba que sigui a la revisin del paciente en el patio del solar, fue muy emotiva, se

    haba juntado gran parte de la comunidad, en su mayora nios. El Presidente, su comitiva y

    el grupo, se posaron frente al gento. El maestro Rosalo tomando la palabra se dirigi a ellos

    -Tengan bien presente esta fecha! estas gentes que han venido de Guadalajara para llevarse a

  • Artemio, lo han hecho de forma desinteresada. La fundacin Clara Mozen a cargo de la

    Licenciada Clara Patricia Morales Zenteno aqu presente, ha tenido a bien ayudar a este

    pobre hombre ha salir del estado que se encuentra. Todos conocemos a Temo, quiz ya nunca

    lo volveremos a ver Que no se les olvide esta fecha! a toda la comunidad se les invita a

    despedirse de l, porque maana se ir

    Luego de que la comitiva, incluyendo el grupo, dirigiese unas palabras a la comunidad,

    sucedi algo inusual. Roberto el enfermero, pidi la palabra y dirigindose a los nios

    pregunt: Quin de ustedes es el ms estudioso? Los menores al sentir la mirada del

    enfermero se sintieron intimidados, nadie habl. Quien es el que saca las mejores

    calificaciones de todos ustedes? Los pequeos comenzaron a replegarse entre ellos para no

    ser evidenciados Maestro, Dgame por favor cual es el mas estudioso?- Dirigindose a uno

    de los lugareos Roberto continuo con su extrao proceder. El comunero abrindose paso

    entre los nios jalo a uno de la mano y lo llevo hasta donde el enfermero.

    -Este es el mero, mero- El hombre fue apoyado por el resto de los nios quienes en coro

    afirmaron lo antes dicho. El menor comenz a temblar de miedo. Roberto quitndose el reloj

    de pulsera y ante el asombro de todos, alzo la mano del nio y lo coloc en su pequea

    mueca, despus retrocedi sin decir mas. Los ojos del nio adquirieron un brillo especial y

    en su cara se dibujo una sonrisa, despus, regres con los dems; el acto fue ovacionado por

    todos. Momentos despus, abandonaron el Arroyo de Santiago quedando formalmente de

    pasar por Temo al da siguiente a primera hora.

    VII

    El regreso a Jess Mara fue en silencio. Por la noche el Presidente haciendo una muestra de

    su gratitud, entrego varios reconocimientos al grupo, los invito a cenar y les consigui

    alberge para hospedarse. Se acord que solo iran Germn y Roberto por el paciente, el resto

    los esperara en Jess Mara para partir a Guadalajara.

  • La luna llena alumbraba el casero de Jess Mara, el grupo instalado en un hotel permaneca

    en el balcn del primer piso y no en sus cuartos, por el intenso calor que azotaba la comarca.

    Las casa solitarias posadas en los cerros bajos, semejaban un cuadro de Van Gogh. Cansados

    por el viaje y todo lo acontecido, el grupo permaneca en silencio solo admirando el paisaje.

    El intenso agotamiento mental, haba provocado que los comentarios sobre los pacientes

    cesaran, el relax inconsciente los llevaba a hablar solo sobre cosas y sucesos agradables. Las

    horas pasaron y poco a poco todos se fueron a dormir. El mundo de los sueos los invadi,

    cada uno tuvo un encuentro con lo vivido. Patricia so, no solo en el rescate de los pacientes

    que haba visitado, sino en un gran numero de indgenas que vivan en un abismo fantasmal

    del que no podan salir. Nancy y Giovanna se encontraron siguiendo los pasos filntropos de

    su madre, contribuan sorprendentemente en los ideales que les haba inculcado. Oscar se

    enfrento a con un mundo de seres que obstaculizaban el rescate de pacientes; de una manera

    heroica y sagaz, lograba despertar la conciencia de gentes apticas al dolor ajeno. Carlos se

    dejo llevar por un rio caudaloso hasta el mar; en su viaje, algunos enfermos que se

    encontraban en la orilla pidieron su ayuda; con gran hazaa pudo auxiliar a ms de uno

    llevndolo a buen puerto. Esther sufri bastante con la imagen de Milagros, su impotencia la

    atormentaba tanto que no descans en toda la noche, estuvo llorando dormida. Paty al igual

    que Esther, navego en un manto de dolor que ensombreci sus sueos. Germn que al igual

    que sus compaeras, llor en silencio la desventura de los pacientes y por ltimo, Roberto

    quien pas una mejor noche, tal vez por su cotidiana relacin con los enfermos de Dios, tuvo

    un encuentro en sus sueos con su familia.

    VIII

    A muy temprana hora, el comandante de Jess Mara, paso por los Galenos en una patrulla

    del ayuntamiento, se encaminaron al Arroyo de Santiago ha recoger a Artemio, en el camino

    trataron de buscar informacin referente a l, todos comentaban la misma historia: a los

    veinte aos tras jugar con unas osamentas que se encontraban en una cueva, haba iniciado su

  • mal. Su reprobable proceder con los difuntos, lo haban condenado a ser un muerto en vida.

    Hacia aos que Temo dejo de ser agresivo. Comento el comandante, antes lo encontraban

    hablando solo, dicen que vea y oa cosas. Mucha gente llego a apedrearlo por temor. Hoy,

    no queda nada de lo que fue.

    Al llegar al solar, don Florencio los esperaba ya preparado, Germn lo interrog encontrando

    la misma historia.

    -Y donde esta la cueva?- pregunto Germn con inters.

    -Uyyy, aqu cerquita, a tres minutos Quiere ir?

    -Por supuesto, estamos tratando de buscar cualquier pista sobre la enfermedad de Temo y las

    causas que la provocaron para confirmar el diagnostico, aunque, por las caractersticas

    Roberto y yo creemos que se trata de un cuadro de Esquizofrenia.

    -Vamos entonces?

    -Si, vamos- Roberto se quedo para asistir y preparar a Artemio. Don Florencio camino por un

    costado de la casa, Germn lo sigui; tomaron el camino por un arroyo seco rumbo a la

    montaa.

    -Qu le dije? tres minutos solamente- A una distancia de cien metros, se detuvieron en un

    peasco, el piso totalmente cubierto por hojarascas les dificulto un poco su ascenso, al pie de

    la roca, se hallaba una cueva como un capricho ms de la naturaleza, un socavn de dos

    metros por uno ochenta de profundidad, al pie de esta de forma amurallada, una hilera de

    piedras rodeaban la entrada. Al mirar en su interior los ojos de Germn no ocultaron su

    impresin, dentro se encontraban varios crneos y partes sea expuestos a la luz del da.

    -Pero, y estos que hacen aqu?- Pregunt Germn desconcertado -Por qu no le han dado

    sepultura?

  • -Uyyy Doctor, tienen muchsimos aos, imagnese, cuando yo nac ya estaban. Cuentan los

    viejos que en los tiempos de la Revolucin, bajo mucha gente de la sierra a refugiarse en

    Jess Mara y en esta ranchera, venan huyendo de la revuelta por temor a ser fusilados. La

    tranquilidad de Arroyo de Santiago se perdi por completo. Tiempo despus call una

    enfermedad, nadie sabe cuando llego el mal, una peste que agarrando corte parejo acab con

    mucha gente. Segn cuentan los abuelos, caan como moscas muertas por aqu y por all y,

    as como quedaron el sol y el viento se encargo de secarlos y destruirlos, nadie los sepulto.

    Estos son algunos que quedaron y desde entonces ah estn. La impresin de Germn creca

    cada vez ms, no daba crdito a aquel impresionante cuadro. l como medico, haba visto en

    repetidas ocasiones osamentas similares durante su carrera, el asunto era que la relacin que

    guardaba este cementerio al aire libre, se haba vuelto un cuadro cotidiano con su comunidad.

    Imagino el deambular de cuanta gente pasaba por ah y no quiso ni pensar en la reaccin que

    esto acarreara en la mente de los transentes, los limites entre los vivos y los muertos segn

    sus creencias, deban estar bien delimitados. Este espectculo seo, lo invada como un

    trance morboso lleno de malos pensamientos. Llego a pensar que el origen del estado actual

    de Temo, tena relacin con cuestiones msticas de fuerzas incomprensibles por la comunidad

    cientfica. El diagnostico ya lo haban hecho los Mara Akames huicholes hacia muchos aos.

    En su mente rondo un canto Cora lleno de misticismo, algo que alguna vez escucho en la

    sierra huichol en el tiempo que vivi con ellos durante su carrera como mdico aplicativo.

    Sin hacer ms preguntas, Germn agradeci a don Florencio por su amabilidad y sugiri que

    regresaran con el paciente. Antes de irse lo abrig un escalofro, sinti que aquel lugar

    guardaba una extraa energa que lo envolva suavemente; sin darle importancia, atribuyo la

    sensacin al horrendo espectculo de las osamentas, despus se pusieron en marcha. En el

    camino llego a pensar que los adultos llenaban de miedo a los menores con historias como:

    Si vas a la cueva, quedaras igual que Artemio! Una manera efectiva de mantenerlos

    alejados. Tratando de hacer un esfuerzo Germn no terminaba de asimilar lo que haba

  • presenciado, la relacin que guardaba la enfermedad de Artemio y las causas que la

    provocaron. Por una parte se encontraba con una cultura milenaria llena de misticismos y

    costumbres que haba sobrevivido a tantos aos. Por otro lado, se hallaba la medicina alpata

    en la que todo tena una explicacin por medio de un mtodo cientfico.

    Cuando llegaron al solar, Roberto eficientemente, haba preparado a Artemio, luego de

    administrarle un sedante, lo at de las muecas al pantaln con gasas especiales para evitar

    un imprevisto en el camino. En medio de las gentes que formaron una valla, Temo

    completamente sumiso, pas como los reos rumbo al patbulo. Algunos comuneros

    asomando sendas lgrimas ante la despedida, no podan ocultar su tristeza o, su alegra.

    Con gran habilidad lo subieron a la patrulla, Germn y Roberto lo asistan para evitar un

    contratiempo. Una mujer con traje tradicional, pidi permiso para subir, refiri ser quien dio

    de comer por mucho tiempo al enfermo, su relacin con Artemio haba ido ms all que el

    resto de los vecinos, es por eso que quera acompaarlo para despedirlo hasta Jess Mara.

    Luego de ser aceptada, el vehculo arranco. Por el camino, un perro los sigui mas de un

    kilometro, la velocidad hizo que poco a poco el animal se perdiera en una densa polvareda y

    desistiera de su loca carrera.

    IX

    Cuando llegaron a Jess Mara, la patrulla ingres al hospital Regional del municipio,

    rpidamente descendieron del vehculo y esperaron al pie de una ambulancia con todo y

    paciente. El comandante se fue a ver el asunto del traslado y luego de unos minutos regres. -

    Que dice el director que en un momento nos atiende- Roberto haba sugerido que no

    pasramos mucho tiempo exhibiendo al paciente, sus antecedentes y su inestabilidad, hasta el

    momento pasiva, podra romperse en cualquier momento. Despus de diez minutos, apareci

    un enfermero argumentando que por que no pasbamos al paciente ha Urgencias.

    Identificndose debidamente, Germn un tanto molesto le explico las condiciones del

  • paciente. El enfermero ingres al edificio y despus sali una doctora con la que se repiti la

    mima explicacin.

    -Y porque no nos notificaron?, esta ambulancia no sirve y la otra se fue a un traslado y se

    descompuso en el camino, lo siento.

    -Quee? Se supona que ya todo estaba arreglado vea usted las condiciones del paciente!-

    La doctora advirtiendo el molesto estado de Germn, ingres nuevamente al edificio. A los

    pocos minutos apareci el director del hospital a quien nuevamente se le dio una explicacin.

    -Pero a m solo me dijeron que el traslado seria hasta Ixtlan del Rio, Jalisco es otro

    estado y debo pedir autorizacin.

    -Esta bien, yo no debo discutir eso, es otra la persona que hablar con usted- Se supona que

    el resto del grupo los esperaba en la presidencia con todo y ambulancia. -Comandante, haga

    el favor de ir por la licenciada Patricia- A toda prisa la patrulla sali y en menos de cinco

    minutos ya estaba ah la benefactora. Germn le explico lo sucedido y de inmediato entro al

    edificio para hablar con el director. Los Galenos un poco estresados permanecieron con

    Artemio quien de un momento a otro comenz a vomitar, debido al estrs que le estaba

    provocando la situacin. La gente comn viendo el estado del paciente se empezaba a acercar

    de manera morbosa. En menos de diez minutos todo quedo arreglado, la licenciada logro

    meter en cintura al renuente directivo. Como por arte de magia, la ambulancia que no serva

    funciono y rpidamente abordaron la ambulancia partiendo a Tepic y despus con rumbo a

    Guadalajara. Rosario acostado en la camilla, adopto una posicin primitiva con la cabeza

    erguida, el efecto del relajante muscular que Roberto le haba administrado no tuvo ningn

    efecto, aun as, su comportamiento fue ejemplar.

    X

  • Cuando arribaron al Hospital Psiquitrico de Jalisco, ya los esperaban, Patricia haba hecho

    las llamadas pertinentes para no tener contratiempos. Al hacer la entrega recepcin, los

    mdicos informaron a la filntropa que la esperaban desde ayer, ella cont la odisea con que

    se encontraron y se disculpo, el asunto qued arreglado.

    XI

    La encomienda haba terminado, Patricia se dispuso a repartir al grupo, en el camino se

    fueron bajando conforme a sus necesidades y facilidades para trasladarse. Germn pidi lo

    bajasen en la avenida Federalismo, ah tomara el Tren ligero y despus otro camin que

    finalmente lo llevara a su casa. Al ir caminando por la acera rumbo a la estacin, su mente

    experimento una extraa sensacin, el canto del Mara Akame se haca presente con tal

    intensidad que desconcertndolo lo oblig a replegarse contra la pared, tratando de hallar una

    respuesta coherente, busco en todas partes como queriendo encontrar la fuente de los sonidos

    que de forma gradual suban de tono; instantes despus experiment un rito Cora, una

    ceremonia ancestral en la que los difuntos de la cueva se movan libremente sin dar tregua a

    su suplicante desesperacin, entre ellos pudo distinguir a Artemio. El Mara Akame

    totalmente metido en el cosmos del Hkuri, no dejaba de cantar y bailar en aquel torbellino de

    incesantes prodigios del costumbres. La gente que deambulaba por la avenida, vea con

    horror y desconfianza al hombre que ofuscado en la banqueta mova su cuerpo como posedo

    por algn demonio, alguien llam a la Polica. Germn en un estado astral volva a aquel

    lugar, derechito a la cueva donde Artemio inicio su desafortunado peregrinar, ah lo

    esperaban la comunidad con un aspecto mortuorio, un pueblo que demandaba el vaci que

    dej el indigente en el Arroyo de Santiago.

    XII

    El da aclaraba aquel mgico lugar, los primeros rayos del sol surcaron la Sierra Madre y se

    deslizaron por la hierva cubrindolo todo, la noche dejaba su huella en el torrente de ros de

  • agua viva que apresurados seguan su camino en recuerdo a la tempestad que horas antes

    haba cado sobre el Arroyo de Santiago. Corra el mes de agosto y las lluvias estaban

    presentes, los cuamiles llenos de vida, lucan un hermoso verde claro dando muestra de un

    ao prodigo de abundante cosecha. El ro acaudalado que al pie de la comunidad cantaba

    furioso, no daba tregua al paso de los comuneros que haban programado su viaje a Jess

    Mara para realizar algn mandado. Las casas de adobe y teja, despedan un olor

    caracterstico a tierra mojada. Los perros y las bestias de corral, haban pasado una extraa

    noche bajo el embrujo de sombras misteriosa que rondaron la quietud en medio de aquel

    vendaval; solo ellos lo vieron llegar.

    Su mente volvi en si, tras recibir un rayo de sol que implacable le cubri parte del rostro,

    German permaneca acostado en medio de un charco de lodo que se haba tibiado con el

    calor de su cuerpo. Con la mente aun confusa poco a poco fue recobrando su conciencia,

    estaba asustado, la incandescencia del astro lo ceg por unos minutos obligndolo a cubrir su

    cara con el antebrazo. Advirtiendo su presencia y total extraeza, un perro comenz a

    ladrarle desconocindolo por completo; l, tratando de no provocar ms la ira de aquella fiera

    se repleg en la pared. Poco a poco fue recobrando la visin, reconoci entonces el cuarto de

    adobe en el que se encontraba, el marco sin puerta por el que entraban los olores y sonidos de

    una comunidad iniciando sus cotidianas labores. Tratando de salir en busca de ayuda, fue

    sometido bruscamente por una cadena de acero que atada a su pie derecho lo hizo caer

    bruscamente entre el lodazal, su extremidad comenz a sangrar. Totalmente desconcertado

    miro sus ropas de manta blanca percudida y rota, as como su deplorable estado. La gente

    que pasaba detrs de la cerca que delimitaba el solar lo observaba con desconfianza.

    -Por favor aydenme, estoy encadenado! Soy el doctor Germn, creo que hay una

    equivocacin! Por favor aydenme!- Incorporndose, el Galeno se dirigi a cuanta gente

    pas por ah; nadie le hizo caso. Ante la inocente mirada de los nios que llenos de

  • curiosidad se quedaron a ver el humillante espectculo, el doctor en su desesperacin

    comenz a gritar.

    -Ayudenmeee, soy el doctor Germaan! Qu fue lo que me hicieroooon! Yo soy de

    Guadalajaraaa, hablen con mi familia ellos vendrn a ayudarme! Por favor squenme de

    aquii! No soy lo que ustedes creen! Soy el doctor Germaaaan!- Asustados, los pequeos

    comenzaron a lanzarle piedras; algunas que hicieron blanco, lastimaron su cara morena.

    En la casa contigua, Lucia lloraba inconsolable. El llanto amargo de la madre, hizo despertar

    a su hermano Florencio que todava dorma en su catre -Ya no llores mujer! el muchacho no

    tiene remedio, los Mara Akames ya nos lo dijeron, ya no gastes lagrimas. Eso que est

    diciendo es otra de sus locuras. Ahorita voy a ver que puedo hacer- Levantndose de forma

    pausada, Florencio busc su sombrero y su morral con grecas y venados, los coloco

    respectivamente y sali. Pidiendo ayuda a los vecinos, sometieron a punta de palos a

    Artemio, el irreverente joven.

    La comunidad haciendo caso omiso a tan cotidiano proceder, continu con sus labores.