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S.M. 3 OFFICES MARIANISTI – AMMINISTRAZIONE GENERAL – Via Latina, 22 – 00179 Roma – Italia ALGUNAS CONSIDERACIONES Y PROPUESTAS SOBRE LA EDUCACIÓN En el mes de noviembre de 2008, hace ahora un año, se celebró en Roma un Encuentro de Asistentes de Educación de la Compañía de María. Participamos en él los responsables de este Oficio de las diferentes Unidades y los miembros de la Administración General. Éramos, en total, una veintena de marianistas. El objetivo fundamental era reforzar la consistencia de la misión educativa marianista y apoyar a los asistentes de educación en las tareas que corresponden a su Oficio. Se trataba de dar la oportunidad de recibir informaciones y nuevas ideas, de abrir un foro de debate en el que plantearnos cuestiones en torno a los cometidos del Oficio de educación, de propiciar un espacio privilegiado para afirmar y renovar nuestras convicciones sobre la educación marianista. No se pretendía llegar a una toma de decisiones que afectaran a todos, ni a soluciones inmediatas para situaciones particulares de cada Unidad. Del encuentro podrían derivarse iniciativas y consecuencias posteriores para cada Unidad y para el conjunto de la Compañía. Encuentro de Asistentes de Educación Centramos nuestra atención en cinco grandes áreas: ¾ Los tres Oficios. El Oficio de Educación: sentido, funciones. ¾ La situación del apostolado educativo en las Unidades de la Compañía: fortalezas y debilidades; amenazas y oportunidades. ¾ La educación marianista: fundamentos históricos y carismáticos; las Características; distintos tipos de obras educativas; la pastoral educativa. 1 ¾ El contexto: la educación católica en el panorama educativo mundial; visión de otras Congregaciones. ¾ Algunas cuestiones importantes: misión compartida con los laicos; nuevas formas de animación y gestión. Los participantes pudieron conocer la realidad educativa del conjunto de la Compañía de María y cobrar conciencia de la importancia que tiene este campo de apostolado en las diferentes Unidades. Pudimos identificar los principales desafíos actuales y estudiar cómo afrontarlos de cara al futuro. A lo largo de dos semanas reflexionamos y dialogamos sobre diversos aspectos de la educación marianista, contando además con aportaciones muy valiosas de otras personas.

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S.M. 3 OFFICES

MARIANISTI – AMMINISTRAZIONE GENERAL – Via Latina, 22 – 00179 Roma – Italia

ALGUNAS CONSIDERACIONES Y PROPUESTAS SOBRE LA EDUCACIÓN

En el mes de noviembre de 2008, hace ahora un año, se celebró en Roma un Encuentro de Asistentes de Educación de la Compañía de María. Participamos en él los responsables de este Oficio de las diferentes Unidades y los miembros de la Administración General. Éramos, en total, una veintena de marianistas. El objetivo fundamental era reforzar la consistencia de la misión educativa marianista y apoyar a los asistentes de educación en las tareas que corresponden a su Oficio. Se trataba de dar la oportunidad de recibir informaciones y nuevas ideas, de abrir un foro de debate en el que plantearnos cuestiones en torno a los cometidos del Oficio de educación, de propiciar un espacio privilegiado para afirmar y renovar nuestras convicciones sobre la educación marianista. No se pretendía llegar a una toma de decisiones que afectaran a todos, ni a soluciones inmediatas para situaciones particulares de cada Unidad. Del encuentro podrían derivarse iniciativas y consecuencias posteriores para cada Unidad y para el conjunto de la Compañía.

Encuentro de Asistentes de Educación

Centramos nuestra atención en cinco grandes áreas: Los tres Oficios. El Oficio de Educación: sentido, funciones. La situación del apostolado educativo en las Unidades de la Compañía: fortalezas y

debilidades; amenazas y oportunidades. La educación marianista: fundamentos históricos y carismáticos; las Características;

distintos tipos de obras educativas; la pastoral educativa.

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El contexto: la educación católica en el panorama educativo mundial; visión de otras Congregaciones.

Algunas cuestiones importantes: misión compartida con los laicos; nuevas formas de animación y gestión.

Los participantes pudieron conocer la realidad educativa del conjunto de la Compañía de María y cobrar conciencia de la importancia que tiene este campo de apostolado en las diferentes Unidades. Pudimos identificar los principales desafíos actuales y estudiar cómo afrontarlos de cara al futuro. A lo largo de dos semanas reflexionamos y dialogamos sobre diversos aspectos de la educación marianista, contando además con aportaciones muy valiosas de otras personas.

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Mereció la pena. Pudimos tomar el pulso a la educación marianista en estos momentos. En las sesiones del encuentro se pusieron de manifiesto realidades, inquietudes y esperanzas; también surgieron iniciativas, proyectos y nuevas propuestas. Meses después tuvo lugar también en nuestra casa de Via Latina la Asamblea General de Gobierno, que se celebra entre dos capítulos generales consecutivos. En el informe que presenté sobre el Oficio de Educación di cuenta del encuentro de noviembre y tuve muy en cuenta lo que en él se trató. En las sesiones de esta Asamblea se hizo hincapié en la riqueza de orientaciones existente en los documentos de todos los capítulos generales últimos sobre nuestra vida y misión. Al recorrerlos, pudimos apreciar la continuidad y coherencia existentes en las decisiones y recomendaciones capitulares al tratar de responder a la situación y retos de cada momento. Sería interesante hacer también un recorrido sobre las orientaciones que se refieren específicamente al Oficio de Educación. Tienen un enorme valor y, muchas de ellas, conservan toda su actualidad.

Presento a continuación algunas consideraciones sobre la educación marianista en estos momentos. Hay constataciones sobre la realidad, reflexiones personales y llamadas de atención ante algunas situaciones. Expongo también algunos desafíos e inquietudes, así como propuestas o tareas concretas. De manera intencionada y sin ánimo de ser exhaustivo, me centraré ahora únicamente en algunos aspectos, y tendré en cuenta lo que se trató en los dos encuentros que he citado.

1. UN DIAGNÓSTICO GENERAL

Empiezo con una constatación: el apostolado educativo de la Compañía de María está muy vivo. En la Asamblea General de Gobierno lo expresé diciendo que la educación marianista en estos momentos “goza de buena salud”. Sigue teniendo una riqueza y unas posibilidades enormes.

Hay muchos aspectos y signos positivos que avalan esta afirmación y que ponen de manifiesto la vitalidad de nuestro carisma educativo. Creo que el más importante es el hecho de que la educación es muy apreciada y valorada por todo el conjunto de los marianistas. Existe una clara conciencia de que, para nosotros, se trata de la vía por la que mejor podemos contribuir a la evangelización. Hay una convicción renovada de que la educación constituye un medio poderoso a nuestro alcance para contribuir al desarrollo integral de las personas y de los pueblos. No es algo ajeno a las nuevas llamadas que se hacen a nuestra vida religiosa activa. Uno de los principales aspectos positivos de nuestra educación es la existencia en los diferentes centros de un proyecto educativo que define claramente su identidad y da una orientación clara a la tarea que se realiza en ellos. Contamos con una tradición pedagógica sólida y actualizada, que permite llevar a cabo una educación de calidad en todos los sentidos. El resultado es una propuesta educativa atractiva, con un plus de formación humana y cristiana en valores morales y sociales. En muchos de nuestros centros juegan en este sentido un papel importante las Características de la Educación Marianista, a las que me referiré más adelante. Hay, además, programas de pastoral bien cuidados, que tratan de responder a las necesidades reales de la comunidad educativa.

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Un factor decisivo para la educación en nuestras obras lo constituyen las personas: profesores, directivos y colaboradores —la mayoría laicos— entregados y bien formados; familias y alumnos que se sienten parte de una comunidad educativa. En la mayoría de nuestras obras se puede percibir un ambiente de confianza, respeto y colaboración. Muchos de los seglares que trabajan en ellas comparten con nosotros el compromiso por la educación y tienen una clara identidad marianista. Algunos han sido formados en nuestros propios centros como estudiantes o docentes. No es en general muy numerosa la presencia de la Familia Marianista, si consideramos como tal el conjunto de las personas que pertenecen a ella formalmente. Pero contamos con la presencia de muchos profesores, directores y agentes de pastoral que se sienten parte de la misma al compartir con nosotros nuestra misión educativa y de formación en la fe.

La pastoral, como he señalado, es otro de los factores positivos de nuestra educación. En muchas de nuestras obras hay interés por ofrecer actividades pastorales adaptadas a los jóvenes y niños que atendemos. Los programas comunes para la Unidad, allí donde existen, ofrecen grandes ventajas: seguridad para los responsables locales, posibilidad de compartir actividades, oportunidades de formación de los agentes de pastoral, enriquecimiento por medio de intercambios, afianzamiento de la identidad marianista.

Con frecuencia las programaciones pastorales se abren a la formación y el trabajo por la justicia y la paz, posibilitando incluso la iniciación al voluntariado. Garantizan de esta manera que la formación cristiana incluya como un aspecto fundamental la solidaridad con los demás, especialmente con los más necesitados. Así se puede entender mejor que la vivencia cristiana va más allá de un espiritualismo desencarnado o de un mero soporte afectivo para los adolescentes. Por otra parte, la pastoral colegial se va abriendo a otros campos, como son la pastoral familiar y la atención a los docentes, a otros colaboradores, a los ex-alumnos. La educación marianista sigue

entendiendo que su radio de acción se extiende mucho más allá del trabajo en las aulas.

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La mayoría de los participantes en el Encuentro de Asistentes de Educación coincidían en señalar otros factores que favorecen el buen funcionamiento de nuestras obras educativas: los procesos de formación de los laicos, la relación con otras obras marianistas y el trabajo en red, la presencia de religiosos y de una comunidad, incluso la cercanía de una casa de formación. Por supuesto es fundamental el apoyo del conjunto de la Unidad y de sus superiores, la conciencia de llevar a cabo una misión provincial o regional.

Un aspecto que ha sufrido una gran transformación en los

últimos años es el modo de gestionar nuestras obras. La complejidad de éstas, junto con la escasez de religiosos, la necesaria profesionalización exigida para ciertas tareas y el deseo de dar mayor participación a los laicos, ha llevado a plantear la gestión y animación de los centros educativos con formas nuevas. Se han creado en diferentes unidades estructuras centralizadas, que tienen muchos puntos en común. Con la participación de religiosos y laicos, se ocupan de coordinar y dirigir no sólo los aspectos económicos y de organización, sino también los educativos, pedagógicos y pastorales. No me detengo por el momento en este punto, al que ya me he referido en otras ocasiones, y que mereció una gran atención por parte de los asistentes al encuentro de 2008. Pero me parece importante subrayar que la existencia y el buen funcionamiento de estos órganos de gestión no deben suponer un alejamiento de los religiosos de las tareas educativas, pensando que su única misión consiste en asegurar el espíritu desde funciones y lugares alejados del contacto directo con las personas.

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Todos los factores, cualidades y condiciones citados se dan en mayor o menor medida en todos nuestros establecimientos: escuelas y colegios, centros de educación técnica, universidades, centros de educación no formal. Por eso, en términos generales, se puede hacer de ellos una valoración enormemente positiva. Naturalmente, hay también problemas y, a veces, situaciones difíciles. Pero se puede decir que, en general, la educación marianista es muy valorada por las numerosas familias que confían en nosotros, por las Iglesias locales y por la propia sociedad civil a quien servimos. Es significativa nuestra actitud integradora con el conjunto de las fuerzas educativas, sociales y culturales de cada lugar.

No hay que perder de vista que la educación es la ocupación principal de los religiosos marianistas; la tercera parte de los mismos está implicada directamente en la educación. Esta proporción se acerca a la mitad si se consideran sólo los religiosos en activo. A pesar de las dificultades de personal, prácticamente todas las obras educativas existentes hace unos años siguen funcionando hoy1, muchas veces con nuevas estructuras de gestión y con proyectos renovados. En ese mismo período sólo hemos dejado unos pocos centros. En ocasiones ha sido la falta de religiosos y la imposibilidad de asegurar la identidad marianista lo que ha conducido a esa decisión. En otros casos se ha debido a causas ajenas a nosotros: se trataba de obras en colaboración con otras instituciones y éstas, normalmente en contra de nuestros deseos, han decidido prescindir de nuestra presencia. Este hecho, junto con algunas dificultades existentes en otros centros similares, nos hace pensar que no siempre es fácil la colaboración con otras entidades y que carecer de la posibilidad de tomar las últimas decisiones no es sinónimo de libertad de actuación.

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Mientras tanto se han abierto varias obras, algunas en países donde antes no estábamos presentes, como Nepal o Benin. En otros casos se están ampliando centros ya existentes. Existen también proyectos, algunos muy avanzados, de abrir obras nuevas en ambientes necesitados de países que ya tienen una larga tradición de presencia marianista. Algo parecido se podría decir de los centros de educación no formal, que se afianzan en ambientes en los que es difícil otro tipo de presencia. En el Encuentro de Asistentes del mes de noviembre volvimos a referirnos a este campo de actuación. Dedico un apartado al mismo más adelante. Mención aparte merecen dos obras muy especiales y emblemáticas hoy en día para la Compañía de María, a las que ya me he referido de modo particular en otras ocasiones: las Universidades de los Estados Unidos y el Proyecto editorial SM. En ambos casos, aunque de formas diferentes, se siguen ampliando sus actividades e incrementando sus conexiones con otros ámbitos de la misión marianista en el mundo.

2. HAY TAMBIÉN ALGUNOS MOTIVOS DE PREOCUPACIÓN

A pesar de todo lo anterior, no podemos olvidar ni descuidar algunas situaciones que exigen reflexión y actuaciones concretas, porque representan riesgos o presagian dificultades para el futuro. Algunas de ellas son bien conocidas, como las que proceden de la escasa presencia o incluso la ausencia total de religiosos en las obras. Es un gran desafío para la identidad de la educación marianista. No me referiré ahora a esta dificultad, que es suficientemente conocida y que está recibiendo en casi todas las unidades una atención adecuada. Me voy a detener solamente

1 Me estoy refiriendo al período 2001-2009

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en dos cuestiones que me parecen significativas y problemáticas, y por las que debemos interesarnos seriamente en los niveles correspondientes.

La primera es la transmisión del carisma educativo marianista —sus características propias, el estilo peculiar de las obras marianistas, nuestro saber hacer— a las jóvenes generaciones de religiosos. Es algo que no podemos dar por supuesto. En más de una ocasión he hecho alusión a un hecho bien conocido, pero al que hay que prestar la debida atención: allí donde la Compañía de María está creciendo, donde tenemos más vocaciones, hay normalmente mucha dedicación a la educación, buena voluntad y crecimiento de las obras. Pero a la buena disposición no le acompaña siempre la posibilidad de contar con modelos, personales e institucionales, de los que extraer la sabiduría a la que me acabo de referir.

Uno de los representantes de estos países en el Encuentro de Educación del pasado año lo expresaba muy gráficamente: ¡Los marianistas mayores se han marchado! No es una crítica; es un hecho, no siempre deseado, fruto normalmente de las limitaciones de personal de las unidades fundadoras. La consecuencia es que los religiosos de estos nuevos países se encuentran a veces solos, sin apenas referencias. El hecho de que muchas vocaciones en estos lugares procedan de ambientes en los que no están presentes los marianistas agudiza el problema, porque faltan las experiencias personales previas de contacto con nuestra educación.

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Quiero insistir en que éste es uno de los principales desafíos que tenemos por delante, cuya solución no está garantizada y al que debemos dedicar el interés y los esfuerzos que

merece. Los consejos de Unidad y en particular los asistentes de educación tienen aquí una gran tarea y una enorme responsabilidad. No basta sólo con confiar en el aprendizaje con la práctica o con transmitir unas pocas ideas sobre la educación marianista. Me parece que es imprescindible reforzar la formación de los jóvenes religiosos en este campo, despertar y estimular su vocación educadora. Hace falta acercarles a algunos documentos, hacer cursos y programar su preparación en este terreno, desde la formación inicial. Pero, además y sobre todo, hacen falta ánimos y entusiasmo, testimonios, acompañamiento, conocimiento directo de obras que ya poseen un carácter marianista sólido. Nuestra condición de comunidad internacional nos ofrece posibilidades en este sentido que no deberíamos desaprovechar.

El segundo reto importante en el que me voy a detener es el de la economía. Se trata de un aspecto fundamental en el funcionamiento de todas nuestras obras y, naturalmente, también de las educativas. De él dependen no sólo la posibilidad de que cumplan su cometido sino su misma supervivencia y, en gran medida, la existencia de un ambiente interno satisfactorio. En el encuentro de asistentes de educación no se trató esta cuestión de modo diferenciado, pero se le prestó una gran atención. En muchos casos, las dificultades en este terreno se veían como una amenaza para el futuro. Desde el punto de vista económico la situación de nuestras obras es enormemente variada. Hay países en los que las obras se pueden mantener mediante la aportación de las familias de los alumnos. Se trata de un condicionante sobre la población a la que podemos atender. Pero suele existir un fondo generoso para conceder becas a alumnos que no pueden sufragar los gastos y, al menos parcialmente, mantener abiertos nuestros centros a toda la población. Normalmente se procura que los costes no sean tan elevados que sólo los puedan pagar las familias con grandes recursos o que incluso hagan imposible la continuidad del centro. Y ello tanto por motivos prácticos como por coherencia con nuestros principios. En algún país, esta situación, junto con

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otros factores internos, está poniendo en graves dificultades la existencia de nuestros centros educativos En otros lugares, sobre todo de Europa o Latinoamérica, la administración pública se hace cargo de una gran parte de los gastos. Esta política, no siempre entendida o favorecida por todos los sectores de la sociedad, permite el funcionamiento de unos centros abiertos a la mayor parte de las familias que desean acceder a ellos. Supone una garantía, relativamente segura, de pervivencia y funcionamiento en condiciones adecuadas. Otra solución, que desde hace tiempo está dando resultados en algún país, consiste en trabajar en colaboración con entidades privadas que aseguren los fondos económicos mínimos. Pero la actividad y el desarrollo de obras en los ambientes más pobres, entre ellas casi todas las que se han abierto en los últimos años y todas las de educación no formal, sólo es posible normalmente gracias a las ayudas externas. Éstas proceden de donaciones particulares, de subvenciones de organismos privados o públicos y, las más de las veces, de otras Unidades. Suponen una dependencia que, en ocasiones, plantea serias dudas sobre su continuidad. No se trata sólo de posibilitar la construcción y mantenimiento de las instalaciones y el normal funcionamiento de las obras, sino también de asegurar que los mismos religiosos sean remunerados por su trabajo. Por esa razón, a la incertidumbre sobre las obras hay que añadir un

régimen económico muy frágil en algunas unidades jóvenes, que es más preocupante cuando se acerca el momento de independizarse de las provincias que las fundaron. Hay que ser muy conscientes de que los recursos de la propia Compañía de María se están reduciendo y es difícil asegurar esas ayudas en el futuro. Se trata, sin duda, de una de las cuestiones más preocupantes en este momento no sólo para la educación marianista en algunos países, sino también para la propia autonomía de las unidades. Hay que dedicarle, como se viene

haciendo desde hace tiempo, una atención preferente. Se hace imprescindible continuar la búsqueda de otros medios de financiación privados y públicos, empezando en el propio país, si queremos que sean viables a largo plazo.

3. LOS MODOS DE EVANGELIZACIÓN, LA PRESENCIA EN LA REALIDAD SECULAR

La reunión de los asistentes de educación sirvió para que nos preguntáramos, una vez más, sobre los fundamentos históricos y carismáticos de la dedicación de la Compañía de María al apostolado educativo. La intervención del P. Manuel Cortés sobre esta cuestión y la conferencia del P. Antonio Gascón2 fueron muy esclarecedoras. Nos ayudaron a recordar y analizar la identidad misionera de la S.M. en el contexto del momento histórico, social y eclesial de su fundación, y las circunstancias y motivaciones que dieron lugar a las primeras obras escolares de la Compañía. Pudimos estudiar el sentido de la dedicación marianista a la educación y el pensamiento de nuestro fundador acerca de la misma.

2 El P. Antonio Gascón es el autor de la Historia general de la Compañía de María, a la vez que Postulador y Director del archivo general en Roma. El texto de su conferencia (“Significado y origen del apostolado docente en el carisma misionero de la Compañía de María”) será publicado próximamente.

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Estas consideraciones no tenían una intención meramente histórica. La finalidad era preguntarnos por nuestros modos de presencia en el mundo de hoy, tratando de entender por qué los institutos religiosos nacidos en la Europa del siglo XIX concibieron su misión evangelizadora íntimamente ligada a formación moral de la persona y al desarrollo de la sociedad civil. Los medios de los que se sirvieron para llevar a la práctica su misión tuvieron, como consecuencia, un fuerte carácter laico. El proyecto misionero marianista surgió para anunciar y sostener la fe cristiana —para evangelizar— en un contexto de pérdida y abandono de los presupuestos religiosos, en el marco social y cultural de la modernidad. La reflexión que nos propuso el P. Antonio Gascón concluía con seis tesis o enunciados concatenados, que definen la actividad educativa —entendida en sentido amplio pero desarrollada normalmente en instituciones escolares— como parte intrínseca de la espiritualidad y de la misión marianistas. A lo largo de nuestra historia lo hemos entendido así. Y podemos afirmar que ese punto de partida, junto con las condiciones de vida y desarrollo de las sociedades actuales, nos siguen llamando hoy a profundizar en ese camino.

Partiendo de estos supuestos se pueden entender mejor las palabras del Capítulo General último:

“…nos sentimos llamados a responder a los desafíos de nuestro mundo desde la perspectiva de la Encarnación, es decir: 1. A actuar en medio del mundo y de la gente… 2. A sentirnos particularmente interesados por las relaciones entre la fe y la cultura… 3. A usar en nuestra misión todos aquellos medios que forman parte del entramado social y cultural de las sociedades en que vivimos, en particular los que contribuyen a la educación y a la formación integral de las personas (“La educación es para nosotros un medio privilegiado de formar en la fe”-RV 74) (En Misión con María, 22)

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Usar los medios que forman parte del entramado social y cultural: eso nos lleva a estar presentes en medio del mundo, en el ámbito de la secularidad, de las relaciones entre la fe, la cultura y la vida. La institucionalización de esa presencia, lejos de ser una carga, constituye un medio de arraigar y enraizar de manera sólida el carisma marianista en las diferentes sociedades y países. Las consideraciones anteriores guardan una estrecha relación con la misión actual de las diferentes unidades de la Compañía de María. Todas ellas, sobre todo las más jóvenes y especialmente cuando se acerca el momento de su independencia, tratan de definir y expresar claramente cuál su misión común. Se trata, en efecto, de un punto de referencia importantísimo para su vida y para la unidad de sus miembros y comunidades. Su enunciado constituye un estímulo y una dirección clara de trabajo para todos. Es, en definitiva, un factor fundamental para el enraizamiento del carisma marianista en un lugar. El Consejo General al exponer sus objetivos y líneas de acción para el período 2006-12 señala como una de sus intenciones ayudar a definir claramente la misión de cada Unidad como tal, desde la perspectiva de nuestro carisma y en función de su realidad. En la concreción que hace el Oficio de Educación a propósito de este objetivo se habla, citando el Capítulo General, de velar y colaborar para que todas las unidades definan bien su proyecto de misión y para que en él se aprecie con claridad que nuestro objetivo principal es la formación en la fe y que la educación es para nosotros un medio privilegiado para llevar a cabo esa tarea. A la luz de lo que se ha dicho en este apartado, me parece importante subrayar que el proyecto misionero de una Unidad no puede olvidar esas llamadas. Teniendo en cuenta nuestro objetivo

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fundamental de formar en la fe, es conveniente que a la hora de elegir los medios de evangelización consideremos nuestra preferencia por los medios que pertenecen al entramado social y cultural de las sociedades en las que vivimos y trabajamos.

4. LAS CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN MARIANISTA Ya hemos hecho referencia en párrafos anteriores a las Características de la Educación

Marianista (CEM). En el Encuentro de los Asistentes de Educación dedicamos una buena parte del tiempo a reflexionar y dialogar sobre este documento, tanto desde el punto de vista teórico, de sus enunciados, como de sus aplicaciones prácticas en las diferentes Unidades. Aunque el uso que se hace del documento es muy desigual, podemos afirmar que cada vez más es un punto de referencia para todos. Varía de un sitio a otro la colocación e importancia que se le conc ede en relación con los demás elementos del Proyecto Educativo: en algunos casos llega

prácticamente a identificarse con él; en otros constituye una parte del mismo; en ocasiones se toma como una referencia, más o menos explícita, para destacar lo específicamente marianista. También es distinto el modo de hacerlo público y visible o de presentarlo a los distintos estamentos colegiales y, consecuentemente, el conocimiento que tienen de él los padres, profesores y alumnos. Pero todos los centros se reconocen en él, y para todos constituye un elemento identificador.

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La identidad de nuestras obras educativas es clave, no sólo para poder alcanzar sus finalidades, sino también para su calidad y su

continuidad. En nuestros centros se está muy atento a cuidarla, a presentarla claramente y a ser consecuente con ella. Todos ellos tratan de ser auténticamente marianistas, en sus objetivos, en sus prioridades, en sus métodos de trabajo, en su estilo educativo. El papel cada vez más preponderante de los seglares está resultando un factor positivo en este sentido: nos ha obligado a definir más claramente nuestra identidad y a poner los medios para subrayarla. Además, la misma actitud positiva de los laicos lo está favoreciendo. Pero no en todas partes se cuenta con las personas, los medios y los puntos de apoyo para poderlo hacer bien. El documento sobre las CEM constituye un excelente instrumento para clarificar y reforzar las señas de identidad marianista de nuestros centros. El Capítulo General de 1991 había pedido “estructurar los elementos comunes de la tradición educativa marianista”3. Para responder a esta demanda, los autores —coordinados y dirigidos por el Asistente General de aquel momento— hicieron un documento breve, que sirvió para actualizar algunos rasgos de nuestra pedagogía y para señalar aspectos que, aun no siendo específicamente nuestros, todo colegio marianista debía tener en cuenta. Fue presentado en el Capítulo General de 1996. Tres años más tarde, las tres universidades de Estados Unidos elaboraron y publicaron el documento Characteristics of Marianist Universities. Tanto en el encuentro de Asistentes de Educación como en la Asamblea General de Gobierno del mes de julio se expresó con fuerza el deseo de profundizar y desarrollar el contenido del documento sobre nuestras características educativas. En ese interés nos vemos estimulados por el desarrollo actual de la reflexión sobre la educación, y urgidos por las nuevas circunstancias de los

3 Misión y Cultura, Cap. Gral.1991, 34.3

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jóvenes y de las familias en las sociedades donde estamos presentes. Los avances de la pedagogía nos pueden aportar, por otra parte, nuevas perspectivas y elementos enriquecedores. Creo que ha llegado el momento de responder a esa necesidad y que vale la pena llevar a cabo un proceso de profundización y desarrollo en las Características, contando para la tarea con la colaboración tanto de religiosos como de seglares. Para ponerlo en marcha contaremos inicialmente con un equipo reducido, que será el encargado de planificar todo el proceso, definir su alcance, etapas y apartados, decidir el calendario y el modo de presentación. Después se podrán solicitar colaboraciones de diverso tipo a otras personas, en función de los temas a tratar y del enfoque que se pretenda. En el Anexo I se dan más detalles de este proyecto.

5. LAS OBRAS DE EDUCACIÓN NO FORMAL

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Hace unos pocos años, en 2003, hicimos un estudio sobre los centros de educación no formal, recogiendo las informaciones más importantes sobre ellos: nombre y lugar donde estaban situados, momento de su fundación, persona responsable, número de seglares y de marianistas que trabajaban en ellos, condiciones y número de sus destinatarios, objetivos, principales actividades, medios de financiación, posibles relaciones o hermanamientos con otras entidades. El estudio concluía con una breve evaluación de cada centro. El resultado final nos dio una idea bastante clara sobre esta realidad, relativamente nueva, de las causas que las habían promovido, de su distribución en las diferentes unidades, de la dedicación de los marianistas a estas obras, así como de sus principales necesidades y retos.

Parece muy conveniente convocar ahora una reunión de algunos representantes de estas obras, con el fin de reflexionar sobre sus peculiaridades, posibilidades educativas y necesidades. Podría ir precedido de la realización de una encuesta similar a la anterior para actualizar los datos y obtener las consecuencias oportunas. El encuentro puede favorecer un mayor conocimiento y difusión de estas experiencias educativas, con el fin de avanzar en una reflexión conjunta, hacerlas más eficaces y procurar que sean auténticamente “marianistas”. Podría dar lugar, incluso, a la elaboración de una “guía” o “vademecum” para orientar a quienes trabajan en este campo, tal como se sugirió en el encuentro de asistentes de educación.

Algunos de los temas a tratar serían: las características de la educación marianista aplicadas a este ámbito, el papel de los religiosos, el sostenimiento económico y la gestión de las obras. En el Anexo II se especifican más detalladamente algunos datos de este próximo encuentro.

Entre nuestros centros hay pocos dedicados a la educación técnica o profesional. Aunque siempre han existido algunos, no ha sido éste uno de los campos en

los que nos hemos centrado tradicionalmente. Pero últimamente nos vamos introduciendo cada vez más en él, tanto a través de obras de educación formal como no formal.

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6. EL OFICIO DE EDUCACIÓN Me he referido hasta ahora a cuestiones relacionadas directamente con el apostolado educativo de la Compañía de María. Pero al Oficio de Educación le corresponden también otras funciones, tal como indica la Regla de Vida, especialmente en los artículos 106 y 7.19. En el encuentro de los asistentes dedicamos varios momentos a reflexionar sobre todas estas responsabilidades. En las primeras sesiones, el P. Manuel Cortés hizo una presentación sobre el significado e importancia de los tres Oficios para la animación y gobierno de la vida marianista, a partir de algunos textos de nuestros orígenes, de los últimos Capítulos generales y de la Regla de Vida.

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Los Oficios corresponden a tres dimensiones fundamentales de la vida y la misión de los religiosos. Como sabemos, no se trata de una mera distribución de tareas administrativas. Ya desde nuestros comienzos, los Oficios de Vida Religiosa (Zèle), Educación (Instruction) y Asuntos Temporales (Travail) aparecen como algo inherente a la inspiración fundadora del P. Chaminade. Son tres áreas —o mejor, tres perspectivas— desde las que contemplar no sólo el gobierno de la Compañía en todos los niveles, sino el propio progreso de la persona en todas sus dimensiones. Representan tres centros de interés que abarcan la totalidad de la vida interna y de la misión apostólica, tanto de la Compañía de María como de cada uno de sus miembros (RV, 7.16). Al Oficio de Educación le corresponden unas funciones orientadas hacia el exterior (todo lo que tiene que ver con nuestro apostolado educativo) y otras hacia el interior (la formación y capacitación personales). No podemos descuidar ninguna de ellas, pero en este momento quiero llamar especialmente la atención sobre algunos puntos relativos a este segundo aspecto. En primer lugar, es importante subrayar las competencias en el campo de la formación inicial y permanente de los religiosos. De manera concertada con los otros Oficios, el responsable de educación debe interesarse por los distintos aspectos de la misma, pues a él le compete en modo particular la formación integral de los religiosos (RV 7.19 a). De manera muy especial debe intervenir en todo lo referente a su formación profesional, sea intelectual o técnica. La Guía de la formación da unas orientaciones muy precisas sobre los estudios profanos de los formandos, los criterios a tener en cuenta y la necesidad de un diálogo con cada uno, para tratar de compaginar sus capacidades e inclinaciones personales con la misión común de la Unidad.

Me parece fundamental que los responsables de educación en todos los niveles, junto con los demás superiores, se interesen por la satisfacción y el éxito de los religiosos más jóvenes en sus primeros años de actividad apostólica, así como de su formación progresiva para que puedan en el futuro asumir responsabilidades y tareas de liderazgo. De la misma manera, debe ser también una de sus preocupaciones la preparación para el momento del paso a la jubilación profesional, que cada vez alcanza a más religiosos, al terminar la vida activa.

Es evidente, como nos recuerda la propia Regla de Vida y todos nuestros documentos recientes, que la formación de los seglares que colaboran con nosotros en las labores educativas y pastorales también debe ser objeto de nuestra atención preferente. La misma realidad nos urge en estos momentos a interesarnos por esta tarea, que rebasa normalmente las posibilidades del director de cada establecimiento.

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La pastoral, de modo particular la pastoral juvenil, forma parte de los campos cuya responsabilidad comparten los oficios de Educación y de Vida Religiosa; en algunas unidades existe, incluso, un asistente de pastoral que atiende esta área específica en estrecha colaboración con los otros asistentes. De la misma manera, la formación para la justicia y la paz de los propios religiosos, de los alumnos y de nuestros colaboradores constituye un campo de actuación compartida con el responsable de los Asuntos temporales. Si las primeras actividades del encuentro del pasado año se referían a las atribuciones del Oficio de educación, las últimas también tuvieron el mismo objeto. De nuevo dirigimos la mirada a nuestras responsabilidades como asistentes de educación, esta vez desde el punto de vista de las realidades concretas. Compartimos inquietudes y deseos, así como nuestra visión sobre las posibilidades reales de intervenir, las dificultades que podemos encontrar, las áreas a cuidar especialmente. Éramos conscientes de que la tarea no es fácil y exige mucha dedicación. De hecho, sólo las grandes unidades cuentan con asistentes dedicados a tiempo completo a las funciones asignadas al oficio, más allá de las que conlleva su condición de consejeros. En las demás, la dedicación sólo es parcial, pues se compagina con otras responsabilidades, a veces muy absorbentes. Aun siendo consciente de las dificultades prácticas que supone y a pesar de la escasez de personal, o precisamente por ese motivo, creo que habría que hacer un esfuerzo en todas las unidades para que el asistente tenga el tiempo y las posibilidades de dedicarse suficientemente a su Oficio.

“Nuestra obra es grande, es magnífica”. Son palabras bien conocidas de nuestro Fundador en su carta a los predicadores de retiros del 24 de agosto de 1839. Las escribe en el contexto de su explicación sobre el espíritu y el alcance del voto de enseñanza. A nosotros nos animan a continuar hoy la labor educativa de la Compañía de María, convencidos de que nuestra apertura a todos los medios de apostolado y nuestra dedicación preferente a la educación constituyen el camino para ser fieles a la misión que nos confió.

José María Alvira SM Asistente General de Educación

Noviembre de 2009

ANEXO I. CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN MARIANISTA

Tal como ha quedado explicado, se trata de poner en marcha un proceso para

profundizar y desarrollar el contenido del documento sobre nuestras características educativas. Para esta tarea contaremos con la colaboración de religiosos y seglares.

Un equipo reducido será el encargado de planificar todo el proyecto a lo largo del

curso académico 2009-10. Después se solicitarán colaboraciones a otras personas, en función de los temas a tratar y del enfoque que se pretenda.

Los aspectos fundamentales a desarrollar serían los siguientes:

— Las raíces carismáticas e históricas de los rasgos de la educación marianista

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— La antropología de fondo: qué persona queremos formar

— María y la misión educativa marianista

— Qué pastoral se deriva de lo anterior

— Algunos elementos de nuestra pedagogía que podrían desarrollarse más ampliamente: el servicio de la autoridad, el respeto…

— Presupuestos y consecuencias pedagógicas; aspectos didácticos

— Puesta en práctica de las características: inserción en el proyecto educativo, programas y experiencias, evaluación

— Formación de los educadores en la pedagogía marianista: formación inicial y permanente de religiosos y seglares

— Expresión y formulación de las características en culturas diversas

— Las características marianistas en la educación universitaria

— Las características marianistas en la educación no formal

— La educación marianista y sus características en relación con las familias, los ex-alumnos, los colaboradores.

En principio no habría que pensar en un proceso “cerrado”, sino dejarlo abierto a

futuras aportaciones, teniendo en cuanta el interés que puedan suscitar. Por supuesto habría que considerar en su inclusión, total o parcial, en la web de Educación.

ANEXO II OBRAS DE EDUCACIÓN NO FORMAL

El encuentro al que se hace referencia en el escrito trataría, entre otros, los siguientes asuntos:

Características de la educación marianista aplicadas a este ámbito

Necesidades y particularidades de las poblaciones a las que se atiende

Enfoques pedagógicos

Sostenimiento económico a largo plazo, vías posibles de financiación

Gestión de las obras

Papel e implicación de los religiosos y de la Familia Marianista

Voluntariado y contrataciones

Educación y asistencia social

Transformaciones eventuales en obras de educación formal

Vinculaciones o hermanamientos con otras obras marianistas

Como se ha indicado, a partir de las reflexiones del encuentro se podría elaborar, si parece oportuno, una “guía” o “vademecum” para orientar y ayudar a quienes trabajan en este campo. La reunión se celebrará en la Administración General inmediatamente después del Seminario para Nuevos Superiores previsto para el próximo mes de noviembre. De esa manera la mayor parte de los participantes estarán ya en Roma.