Almeyda / Pretextos / Carrasco

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  • 7/24/2019 Almeyda / Pretextos / Carrasco

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    13ArequipaLunes, 9 de noviembre de 2015CULTURAL

    NO SE DESESPEREN. SI HAN ESCRITO ALGO BUENO, TARDE

    O TEMPRANO ALGUIEN LO VA A RECONOCER

    P U B L I C A C I O N E SOLD MAN

    Miguel ngel Almeyda(Doce ngulos, 2015)

    La nostalgia de ver el pasado cuandose llega a una edad determinada se hacepresente en este libro como una etapa detransicin que se pasar. Tomo mi libre-ta de apuntes / capturo el sueo en algunaslneas / para celebrar / que contra todo pro-nstico / he llegado a los cincuenta / y queaqu no me quedo. Versos limpios y apa-rentemente simples dan a conocer el mun-do de alguien que no se va a rendir a pesarde las adversidades, a pesar de la soledad.

    PRE-TEXTOS PARA

    MARCAR LA CANCHA

    Carlos Rivera (compilador)(Texao, 2015)

    Recopilacin de cuentos, crnicas y en-sayos relacionados con el ftbol. Rene a22 escritores locales para hablar sobre eldeporte rey, las pasiones y sufrimientosque provocan. No solo incluye comentariosfavorables hacia esta aficin, sino tambincontiene muy buenos argumentos en su

    contra. Muestra la variedad y versatilidadde muchos autores.

    CHARCHASUGAS (PLAQUETA)

    Augusto Carrasco

    (Edicin del autor, 2015)Las plaquetas anuncian la pronta pu-blicacin de un libro o simplemente la in-tencin de dar a conocer la obra del autor.Esta plaqueta de poesa hace referencia alas charchasugas, como comnmente seles llama a las liblulas en nuestra ciu-dad, que llegan como anuncio de nuevaspublicaciones. Entiendo que la poesasirve para pronosticar una temporada delluvias pero no es capaz de volver a levan-tar las casas destruidas por los huaycos,

    seala el autor en una parte del libro. Unapropuesta interesante impresa totalmenteen papel negro.

    La fama es una deesos personajes msamados u odiados a lolargo de la historia.El que la persigue,muchas veces, no laobtiene, al que le esindiferente tampocose le niega, pero nias le llega gratuita.Se necesita el consen-so de muchas perso-nas para lograrla, aveces solo la mencinde una persona im-portante podra ser

    suficiente, si es que eltalento es verdadero.Pues hasta la men-cin de una autoridaden la materia queda-r en el olvido si esque el recomendadono tiene la calidadque se le atribuye.

    Un texto de Enri-que Anderson Imbertilustra con precisin

    este tema:

    LA FAMA

    El poeta la vio pa-sar, aprisa; y aprisacorri tras ella y sequej:

    Y nada param? A tantos poetasque valen menos yalos has distinguido:

    y a m cundo?La Fama, sin dete-nerse, mir al poetapor encima del hom-bro y contest son-rindole mientrasapresuraba la carre-ra:

    E x a c t a m e n t edentro de dos aos, alas cinco de la tarde,en la Biblioteca de la

    Facultad de Filosofa yLetras, un joven perio-dista abrir el primerlibro que publicastey empezar a tomarnotas para un estudio

    Sobre la famaconsagratorio. Te pro-meto que all estar.

    Ah, te lo agra-dezco mucho!

    Ag rad ce meloahora, porque dentrode dos aos ya no ten-drs voz.

    ***

    Este microrrelatoilustra casi perfec-tamente la situacinde Carlos Oquendode Amat (1905-1932),pues Vargas Llosa,

    un autor emergenteen ese entonces, locitaba en su discursopara recibir el Pre-mio Rmulo Gallegos(1967) titulado Laliteratura es fuego.Basta leer el iniciopara darse cuenta delestudio consagrato-rio del que hablabaImbert en su minific-

    cin:Hace aproxima-

    damente treinta aos,un joven que habaledo con fervor losprimeros escritos deBreton, mora en lassierras de Castilla,en un hospital de ca-ridad, enloquecidode furor. Dejaba en

    el mundo una cami-sa colorada y Cincometros de poemasde una delicadezavisionaria singular.Tena un nombre so-noro y cortesano, devirrey, pero su vidahaba sido tenazmen-te oscura, tercamenteinfeliz. En Lima fueun provinciano ham-

    briento y soador queviva en el barrio delMercado, en una cue-va sin luz, y cuandoviajaba a Europa, enCentroamrica, nadie

    sabe por qu, habasido desembarcado,encarcelado, tortura-do, convertido en unaruina febril. Luego demuerto, su infortuniopertinaz, en lugar decesar, alcanzara unaapoteosis: los cao-nes de la Guerra CivilEspaola borraron sutumba de la tierra, y,en todos estos aos,el tiempo ha ido bo-rrando su recuerdoen la memoria de las

    gentes que tuvieronla suerte de conocer-lo y de leerlo. No meextraara que lasalimaas hayan dadocuenta de los ejem-plares de su nicolibro, encerrado enbibliotecas que nadievisita, y que sus poe-mas, que ya nadie lee,terminen muy pron-

    to trasmutados enhumo, en viento, ennada, como la inso-lente camisa coloradaque compr para mo-rir. Y, sin embargo,este compatriota mohaba sido un hechi-cero consumado, unbrujo de la palabra,un osado arquitecto

    de imgenes, un ful-gurante explotadordel sueo, un creadorcabal y empecinadoque tuvo la lucidez,la locura necesariaspara asumir su vo-cacin de escritorcomo hay que hacer-lo: como una diaria yfuriosa inmolacin.

    Como alguna vez

    dijo Ernesto Sabato,no se desesperen, sihan escrito algo bue-no, tarde o tempranoalguien lo va a reco-nocer.