Amy Gutman - Democracy

A partir de la concepción griega de demokratia en el siglo V a.C, el concepto de democracia es universal y es utilizado hasta el día de hoy en la política contemporánea. Existen diferentes conceptos y puntos de vista acerca de la definición de democracia.

Si la democracia para todos los cientistas políticos es tan importante, primero se debe ver cómo se define. Cualquier definición de democracia se queda a mitad de camino y no termina de definirla, no logra explicar con fuerza el ideal social, por ende, ninguna definición termina siendo concluyente.

¿Qué busca alcanzar la democracia? Todos los tipos de democracia presumen que las personas que viven juntas en una sociedad necesitan un proceso para arribar a decisiones comprometidas que tiene en cuenta los intereses de todos. Una justificación común para las reglas democracias es la premisa de que las personas son en general los mejores jueces de sus propios intereses. No hay mejor forma de minimizar el abuso del poder político, dicen lo democráticos, que distribuirlo equitativamente. Otra justificación común es que el gobierno popular expresa e incentiva la autonomía, o auto determinación de los individuos bajo condiciones de interdependencia social, donde muchos asuntos importantes deben ser decididos colectivamente,

Los seis tipos de democracia consideradas a continuación, cada uno más complejo que el gobierno de la mayoría sin pretender ser exhaustivo, ofrecen respuestas teóricamente y prácticamente influyentes.

Democracia Schumpeteriana: concepciones de democracia que han ganado prestigio en la teoría política contemporánea: democracia de J.Schumpeter entendida como "el arreglo institucional para llegar a decisiones políticas en las que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha competitiva por el voto del pueblo". Este entendimiento reconoce la centralidad de la competencia política. R.Dahl sostiene que entender a la democracia desde Schumpeter nos hace perder las ganas de investigar sobre la democracia porque es simplemente un procedimiento. La democracia siempre lleva consigo un ideal, algo más que el simple momento electoral.

Democracia Populista: Existe algo valioso en los procesos democráticos, el valor de lo popular contrastado con el gobierno impopular. La inspiración de la democracia populista es la idea del pueblo gobernándose a sí mismo como seres libres e iguales más que ser gobernado por un poder externo o una minoría auto selecta. Las restricciones que están típicamente integradas en la democracia populista para asegurar que las decisiones democráticas reflejan la voluntad popular son: la libertad de expresión, prensa y asociación necesaria para la libertad política, el Estado de Derecho, la igualdad de voto formal y derecho al voto de todos los miembros adultos de la asociación, excepto los transitorios y de las personas que tienen una deficiencia mental.

Democracia Liberal: Los demócratas liberales niegan que el gobierno popular sea el valor político ulterior. Los demócratas liberales reconocen un conjunto de libertades básicas que tienen prioridad sobre la soberanía del pueblo y sus conclusiones. Estas libertades son las que toma J.Rawls en “Teoría de la Jusiticia”: libertad de pensamiento, de expresión, de prensa, de asociación y religión, el derecho a poseer

bienes personales, la libertad de votar y ocupar cargos públicos, y protección contra la detención arbitraria y la confiscación como lo define el concepto del Estado de Derecho.

La democracia liberal deja más espacio para la revisión judicial, controles y balances, separación de poderes, y otros medios para templar la voluntad popular que son bastante comunes en las democracias constitucionales occidentales.

El contraste entre la democracia populista y la liberal es más grande en principios que en la práctica. La democracia populista está comprometida no solo a procesos que reflejan la voluntad popular sino también a resultado que la aseguren en el tiempo. Estos resultados están entre las libertades básicas a la que la democracia liberal se compromete proteger en contra del gobierno popular. Estas dos democracias divergen solo cuando se enfrentan a un conflicto entre el gobierno popular y las libertades básicas que no son condiciones de democracia.

Democracia Participativa: la participación es el fin de este tipo de democracias. Se argumenta que este valor se encuentra subevaluado en tanto las democracias contemporáneas ofrecen oportunidades limitadas para una participación significativa. La democracia participativa se entiende mejor como un intento de responder al amplio reconocimiento de que muchas de las democracias representativas se enfrentan hoy a serios problemas derivados de una inadecuada comprensión política e información entre el electorado. Sostiene la esperanza de que invitar a los ciudadanos a participar directamente en la toma de decisiones políticas aumentara su entendimiento de, e interés, la política. Cuentan con que los ciudadanos participen más en la política en vez de perseguir placeres privados cuando se les da a elegir.

Democracia Social: Extiende la lógica de la democracia liberal hacia esferas que los liberales tradicionales consideran privadas y por lo tanto no objeto de los principios democráticos. Es entendida como una democratización mayor de la sociedad. Es más que un procedimiento para decir cómo se toman las decisiones, es poder llevar a la democracia a los distintos aspectos de la vida. Es poder ampliar la esfera de la democracia para ir más allá de lo político.

Democracia deliberativa: Ofrece una respuesta que integra los ideales populistas y liberales. Emplea el gobierno popular para expresar y apoyar la autonomía de todas las personas. Valora el gobierno popular como un medio para incentivar la deliberación pública en asuntos que son mejor entendidos a través de procesos abiertos y deliberativos. En una democracia deliberativa, las personas dan forma a su política colectiva través de la argumentación persuasiva. Los demócratas deliberativos defienden la persuasión como la forma más justificable del poder político, ya que es el más consistente con el respeto a la autonomía de las personas, su capacidad de autogobierno. La autonomía requiere un tipo distintivo de la democracia, un sistema de gobierno popular que anime a los ciudadanos a deliberar sobre las decisiones políticas. La rendición de cuentas en curso es clave para que la democracia deliberativa funcione.

Dos paradojas de la democracia: Una paradoja de la democracia fue descubierta por Richard Wollheim, y puede describirse de la siguiente manera. Un votante cree, tiene buenas razones para creer, que la prohibición de la caza de ciervos es la política correcta, y por lo tanto vota por ello. La mayoría vota en contra. El votante, siendo razonable y democrático, debe ahora creer cosas contradictorias: que la

prohibición está justificada (por las mejores razones) y que no está justificada (porque la mayoría se opuso). El votante se encuentra en una clara paradoja, de acuerdo al punto de vista de Wollheim.

Se cree que la mayoría está equivocada, pero también se cree que tienen el derecho a implementar la política equivocada mientras no viole las condiciones de democracia que son necesarias para mantenerse el gobierno popular en el tiempo.

Una segunda paradoja, primero elaborada por Anthony Downs, toma la forma de un problema de bienes colectivos que fluye desde el hecho de que ningún ciudadano queda excluido de los beneficios de los resultados de las elecciones o de los beneficios más generales de la continuación del mismo sistema democrático. Votar es irracional desde el punto de vista del cálculo costo-beneficio de un individuo en un gran electorado, además el hecho de no votar también lleva a resultados no deseados. En tanto ningún individuo puede esperar tener más que un efecto minúsculo sobre el resultado de una elección a gran escala, incuso los costos más pequeños de votar sobrepasan los beneficios de hacerlo. Es entonces irracional para cualquier individuo votar. Pero las consecuencias de no votar serían desastrosas tanto para la sociedad democrática como para cualquier individuo ciudadano que quiere los beneficios que la democracia tiene para ofrecer.

La desarmonía de la democracia: la democracia no es paradójica, sino que es desarmoniosa. En política, como en la vida personal, la autonomía requiere elecciones entre valores conflictos e inconmensurables. La democracia no ofrece un cálculo de elección. Es compatible con la creencia de que la deliberación racional puede, al menos en teoría, dar respuestas únicas y correctas para todas las preguntas políticas, pero no presupone esta creencia. La democracia está destinada a ser desarmoniosa porque los individuos ciudadanos se enfrentan a elecciones políticas difíciles sin ningún reaseguramiento de encontrar resoluciones claras, y porque las conclusiones de una comunidad de deliberadores son propensas a diferir cuando se enfrentan a asuntos difíciles.