Andersen

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Andersen; un viaje por España y una visita a Toledo Una visita a Toledo «... al otro lado del río se erguía Toledo y pintoresca cual gigantesca ruina coronada por el Alcázar.» Pasado el Puente de Alcántara, al pie de las murallas de la ciudad, dobló el camino, y un nuevo y pintoresco espectáculo fue apareciendo ante nosotros según subíamos. Antiguos conventos, iglesias derruidas, un desierto de piedra, una naturaleza asolada, se extendía a nuestro alrededor. ... un estrecho callejón entre grises muros conducía hasta arriba por entre cascotes triturados y umbrías casas abandonadas. Junto a una puerta pequeña y baja había una mujercilla con una gran llave en la mano... En todo Toledo no hay campana tan grande y extraordinaria como la de la catedral. Dicen que debajo de ella se pueden poner cinco zapateros, y estirar el hilo de coser zapatos, sin tocarse el uno al otro. Cuenta la leyenda que el sonido de las campanas llegó al cielo; San Pedro creyó que venía de su iglesia de Roma, pero cuando vio que no era ese el caso, sino que en Toledo

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Andersen; un viaje por España y una visita a Toledo

Una visita a Toledo

«... al otro lado del río se erguía Toledo y pintoresca cual gigantescaruina coronada por el Alcázar.»

Pasado el Puente de Alcántara, al pie de las murallas de la ciudad, dobló el camino, y un nuevo y pintoresco espectáculo fue apareciendo ante nosotros según subíamos. Antiguos conventos, iglesias derruidas, un desierto de piedra, una naturaleza asolada, se extendía a nuestro alrededor.

... un estrecho callejón entre grises muros conducía hasta arriba por entre cascotes triturados y umbrías casas abandonadas. Junto a una puerta pequeña y baja había una mujercilla con una gran llave en la mano...

En todo Toledo no hay campana tan grande y extraordinaria como la de la catedral. Dicen que debajo de ella se pueden poner cinco zapateros, y estirar el hilo de coser zapatos, sin tocarse el uno al otro. Cuenta la leyenda que el sonido de las campanas llegó al cielo; San Pedro creyó que venía de su iglesia de Roma, pero cuando vio que no era ese el caso, sino que en Toledo estaba la campana más grande de todas, se enfadó y arrojó una de sus llaves contra la campana, rajándola, como puede verse todavía. Si yo fuese San Pedro y estuviese del humor que estoy ahora, mejor le tiraría la llave a la cabeza de aquel que yo viese que iba a contar por primera vez semejante historia.merece...

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Toledo se deja de mala gana. Es triste marcharse pensando que jamás se va a regresar, que no volverá uno a ver el lugar que de extraño modo despertó nuestra simpatía ¿Acaso volveré a España?

Despedida de Madrid

El ministro sueco..., el señor Zobel, de Manila, y un par de jóvenes poetas, con quienes había hecho amistad en España, vinieron a decirme adiós. Sentí que Madrid me llegaba al corazón, una vez comprendí el espíritu y la vida inquieta de esta ciudad.

Extracto de: http://cvc.cervantes.es/literatura/andersen/de_viaje/viaje_16.htm