Andre Gunder Frank
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El desarrollo del subdesarrollo
ANDRE GUNDER FRANK
No podemos esperar formular teoras y programas adecuados sobre el des-arrollo para la mayora de la po-blacin mundial que sufre d sub-desarrollo, sin antes conocer como su pasado econmico y su historia social dieron lugar a su actual sub-desarrollo. No obstante, casi todos los historiadores slo se ocupan de los pases metropolitanos desarrolla-dos y prestan escasa atencin a las regiones coloniales y subdesarroUa-das. Por esta razn la mayor parte de nuestras categoras tericas y nuestras guias para la poltica de desarrollo provienen exdusivaiaente de l experiencia histrica de las naciones avansadas capitalistas de E i^rapa y de Norteamrica. Y puesto que la experiencia histrica de los pases cdbniales y subdesarro-
llados ha probado ser muy diferente, las teoras en nuestro poder fallan en reflejar comirfetamente el pasado de la parte del mundo subdesarroUa-da. Y lo que es an ms importante; nuestra ignorancia de la historia de los pases subdesarroUados nos lleva a aceptar que su pasado y hasta su presente se asemejan a las etapas pri-mitivas de la historia de los pases hoy desarrdlados. Esta ignorancia y esta aceptacin nos ha Ilefvado a seras falsas concepciones sobre el subdesarrollo y el desarrollo contttn-porneo. Adems, la mayora de los estudios del desarrollo y dd subdesandlo adolecern de no tomar en coaita las reladones econmicas y otras aatxe las metrpolis y sos co> lonias econmicas a lo largo o la historia de la expansin mundial y
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dd desarrollo del sistema mercanti-liata y- capitalista. Por consiguiente, la mayora de nuestras teoras fra-casan en explicar la estructura y des> arrollo dd sistema capitalista como un todo y en tener en cuenta su ge-neracin simultnea de subdesarroQo en algunos lugares y desarrollo eco-nmico en otros. Generalmente se sostiene que el des-arrollo econmico ocurre en una sucesin de etapas capitalistas y que los actuales pases subdesarroUados estn todava en una etapa, a veces descrita como una etapa histrica original, por la cual las actuales na-ciones desarrolladas pasaron hace mudio tiempo. Sin embargo, el ms modesto conocimiento de la historia mue^ra que el subdesarrollo no es ni -original ni tradicional y V^ ^ d pasado ni el presente de los pases subdesarroUados se parece, bajo nin-ga cimcepto importante, al pasado de lo paes actualmente desarrolla-dos. Los hoy pases desarropados nunca tuvieron subdesarroEo aunque pueden haber estado poco desarro-Uado, Es tambir ampliamente sabi-do que el subdesarroUo contempor-neo de un pas puede ser concebido como producto o reflejo de sus pro-|Has caractersticas o estructuras eco-oriieas, polticas, sociales y cultura-ha. Pro la inve^gaciri histrica dcnnestn qiw subdesarrolb omi-Vesttpnkato es en ^ran parte, d producto histrico de la econongla
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pasada y actual y de otras rdaciones entre los satlites subdesarroUados y los actuales pases metropolitanos desarrollados. Lo que es ms, eOas relaciones son parte esencial de la estructura y el desarrollo dd sistema capitalista a escta mundial en con-junto. Un punto de vista relacionado con esto y tambin ampliamente err-neo es que el desarrollo de esos pases subdesarroUados y, dentro de dios, de sos reas domsticas ms subdes-arrdladas, debe ser y ser generado o estimulado por la difusin de ca-pital, instituciones, valores, etc.. . en los mismos desde las metrpolis capitalistas nacionales e internacio-nales.
Las perspectivas histricas basadas en la experiencia pasada de los pases subdesarroUados sugiere que, por el contrario, d desarroDo econmico de los pdses subdesarrollados puede ocu-rrir actualmente slo indqiendiente-mente de la mayora de esas relacio-nes de difusin. Evidentes desigualdades de renta y difexendas culturales han llevado a muchos observadores a ver sociedades
y economas duales en los pases subdesarrollados. Cada una de laS partes est supuesta de tener una historia propia, una estructura j una dinmica omtempornes, am-pliamente indepcaidi^te de la otra. Se supone que inio una parte i la econ
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sido afectada, en forma importan-te, por relaciones ntimas econ-micas con ei mundo capitalista exterior>; y esta parte, se ha vuelto moderna, capitalista y re-lativamente desarrollada precisamen-te a causa de este contacto. La otra parte es considerada como di-versamente aislada, basada en la subsistancia feudal o precapitalisU y por lo tanto ms subdesarrollada. Creo por el contraro, que toda la tesis de la tSociedad dual es fal-sa y que las recomendaciones de poltica a las que lleva, si se siguen, sirven solamente para intensificar y perpetuar las propias condiciones de subdesarroUo que supuestamente de-ben remediar,
Gran cantidad de evidencias, que aumentan por da, sugieren y estoy seguro que sern confirmadas por las futuras investigaciones histri-cas, que la expansin del sistema capitalista en los siglos pasados pe-netr efectiva y totalmente aun los aparentemente ms aislados sectores del mundo subdesarrollado. Por con-siguiente, las instituciones y relacio-nes econmicas, pdlticas, sociales y culturales que observamos actual-mente ah, son productos del desa-rrollo hislrico del sistema capita-lista tanto como lo son los aspectos ms modernos o rasgos capiaUstas, de las metrp
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siempre vive en la ciudad, centro de una regin intercultural, que acta como metrpoli de una zona de po-blacin indgena y que mantiene una ntima relacin con las comuni-dades subdesarrolladas que une el centro con las comunidades satli-tes.* El Instituto va hasta sealar que centre Jos mestizos que viven en la ciudad ncleo de la regin y, los indios que viven en las zonas cam-pesinas del interior hay, verdadera-mente, una ms cercana interdepen-dencia econmica y social de lo que se puede apreciar a primera vista> y que las metrpolis provinciales al ser centros de intercambios son tam-bin centro de explotacin.'
Y as, esas relaciones metrpoli-sa-t3ites no estn limitadas por el nivel imperial o internacional sino pene-tran y estructuran la propia vida econmica, poHtica y social de los pases y las colonias latinoamerica-nos. As como la capital nacional y colonial con su sector de exporta-cin se convierte en satlite de la metrp
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Kstas son las caractersticas princi-pales y que an perduran y que fueron establecidas en Latino Amri-ca por la G>nquista. Adems del examen del establecimiento de esta estructura colonial en su contexto histrico, el enfoque propuesto re-quiere el estudio del desarrollo y subdesarrollo de estas metrpolis y satlites de Latino Amrica a tra-vs del consiguiente y an en vigor proceso histrico. En esta forma po-demos comprender por qu han habi-do y todava hay tendencias, en las estructuras latinoamericanas y capi-talistas del mundo, que parecen lle-var al desarrollo de la metrpoli y al subdesarrollo de los satlites y por qu, particularmente, las me-trpolis satlites nacionales, regio-nales y locales de Latino Amrica confrontan d hecho de que su desa-rrollo econmico es, cuando ms, un desarrollo subdesarroUado.
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B vAoA subdesarrollo de Amrica Latina es d resultado de su parti-cipacin secular en el proceso dd desarrollo capitalista mundial; en lo que a m se refiere, creo haberlo mostrado en estudios sobre la his-toria econmica y social de Chile y Brasil* Mi estudio sobre la his-toria chilena sugiere que la Con-quista no lilo' incorpor totalmente este pas a la expansin y al desa-
rrollo del mundo mercantil y ms tarde al sistema capitalista industrial, sino que tambin introdujo las es-tructuras monopolsticas metrpoli-satlite y el desarrollo del capita-lismo en la economa domstica y la propia sociedad de Chile. Y esta estructura penetr y permeabiliz to-do Chile rpidamente. Desde enton-ces y en d transcurso de la historia mundial y de Chile, durante los pe-rodos del colonialismo, dd libre co-mercio y del imperialismo, as como actualmente, Chile ha sido enorme-mente marcado por las estructuras sociales y polticas del subdesarrollo satlite. Este desarrollo del subdesa-rrollo contina hoy tanto en la cre-ciente satdizacin de Chile por la metrpoli extranjera, como a travs de la cada da ms aguda polariza-cin de su economa domstica. La historia del Brasil es, quizs, el caso ms claro de ambos aspectos de subdesarrollo, nacional y regional. La expansin de la economa mundial desde el comienzo del siglo xvr con-virti paulatinamennte el nordeste, el interior de Minas Gerais, el norte y el centro sur (Ro de Janeiro, Sao Paolo, Paran) en economa de ex-portacin y las incorpor a las es-
' Desarrollo y Sub-desarroUo capiu-liste en Chile y Desarrollo y Sub-desarro-Uo Capit^ste en Brasil en Cm^udismo y Subdesarrollo en Amirca Latina que ser publicado prximamente por Monthly Review Press.
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tracturas y al desarrollo del sistema capitalista mundial. Cada una de estas regiones sufri lo que pudo pa-recer nn desarrollo econmico du-rante el perodo de su respectiva edad de oro. Pero fue un desarrollo satlite que no era ni auto-generado ni auto-perpetuado. Segn fue d-?-clinando el mercado o la producti-vidad de las primeras tres regiones, el inters de la economa domstica y extranjera se fue desvaneciendo; y fueron abandonadas para que desa-rroDaran el subdesarrollo en que vi-ven actualmente. En la cuarta regin, la economa del caf sufri un des-tino similar aunque no tan serio (pe-ro el desarrollo de un sustituto sin-ttico del caf promete asentarle un golpe mortal en un futuro no muy lejano). Toda esta evidencia hist-rica contradice la tesis generalmente aceptada de que los latinoamericanoi sufren de una sociedad duaU o de una supervivencia de las instituciones feudales y que stos son obstculos importantes a su desarrollo econ-mico.
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Durante la Primera Guerra Mundial y ms an durante la Gran Depre-sin y la Segunda Guerra Mundial, Sao Paolo comenz a edificar un aparato industrial que es, actual-mente, el mayor de Amrica Latina. La cuestin que se plantea es si d 164
desarrollo industrial sac o sacar al Brasil del ciclo de desarrollo y subdesarrollo satlite que ha cara.:--terizado hasta ahora sus otras re-giones y su historia nacional dentro del sistema capitalista. Yo creo que la respuesta es negativa. Domstica-mente y hasta ahora, la respuesta os bien clara. El desarrollo de la in-dustria en Sao Paolo no ha produ-cido grandes riquezas para las otras regiones de Brasil. Al contrario, las iia convertido en satlites coloniales internos, las ha descapitalizadj an ms y consolidado y hasta profun-dizado ms su subdesarrollo. Existen pocas evidencias que nos permitan sugerir que este proceso es suscep-tible de reversin en un futuro ms o menos lejano excepto en que los pobres provincianos migran y se con-vierten en los pobres de las ciuda-des metropolitanas. La evidencia es, considerada desde d exterior, que aunque el desarrollo inicial de la industira de Sao Paolo era relativa-mente autnomo est siendo poce a poco satelizado por la metrpoli ca-pitalina extranjera y sus futuras po-sibilidades de desarrollo estn siendo progresivamente restringidas." Este desarrollo mis estudios me llevan a creerlo parece destinado a ser
Ver tambin El crecimiento y Jes-censo de ]o8 sustitutos de importacin, Boletn Econmico para Amrica Latina, New York, IX. N 1 Mano 1964; y de Celso Furtado, Ddetica del DesarrMo, To de Janeiro, Fondo de Coltura, 1964.
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un desarrollo subdesarrollado o limi-tado, mientras se realice dentro del actual marco econmico, poltico y social.
Debemos incluir, en resumen, que el subdesarrollo no es debido a la supervivencia de instituciones arcai-cas o a la existencia da falta de capital fn las regiones que se hau nantenido aisladas del torrente de la historia del mundo. Por el con-trario, el subdesarrollo ha sido y es aB generado por el mismo proceso histrico que genera tambin el desa-rrollo econmico: el desarrollo del propio capitalismo. Este punto de vista, me complace confesarlo, est ganando adeptos entre los estudian-tes de Amrica Latina, est proban-do su valor al aportar nueva luz al problema del rea y ofreciendo una mejor perspectiva para la formula-cin de las teoras y los lineamientos.^
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El mismo enfoque histrico y es-trucbral puede tambin conducir a mejorcB teoras y lincamientos de deserroUo generando una serie de hiptesis sobre desarrollo y subde-sarrollo como las que estoy proban-do en mis actuales investigaciones. Las hiptesis se derivan de las ob-servaciones empricas y de las pre-sunciones tericas que dentro de es-ta ratructura metrpoli-satlite que
abarca al mundo entero, las metr-polis tieiiden a desarrollarse y los sa-tlites a subdesarroUarse. La pri-mera hiptesis ya fue mencionada ms arriba: es decir, que en con-traste con el desarrollo de la me-trpoli extranjera que no es satlite de nadie, el desarrollo de las metr-polis subordinadas y nacionales est limitada por su estatuto de satlite. Esta hiptesis es quizs ms difcil de probar que las siguientes, porque parte de su confirmacin depende de la prueba de las dems hiptesis. No obstante, esto hiptesis parece estor generalmente confirmada por la no-autonoma y el no-satisfactorio desarrollo econmico y especialmente industrial de las metrpolis naciona-les de Amrica Latina, como docu-mentos de los estudios ya citados. Los ejemplos ms importantes y al mismo tiempo ms confirmantes son las regiones metropolitanas de Bue-nos Aires y Sao Paolo, cuyo creci-miento slo comenz en el siglo xix, que no fue obstaculizado por heren-
e Otros utilan tesis similares, aunque sus ideologas no les permiten llegar a conclusiones lgicas, entre ellos Anibal Pinto de Chile; Un caso de desarrollo frustrado, Santiago, Editorial Universiu-rit, 1957; Celso Furtado: La formacin econmica dd Brasil, Ro ds Janeiro, Fondo de Cultura, 1959 (traducido re cientemend al ingls y publicado bajo el ttulo The Economic Growth of Brasil por la University of Carolina Press); y Caio Prado Jnior: Historia Econmica dd Brasil, Sao Paolo, Editora Brasiliense, 7ma. edicin, 1962.
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cas coloniales, pero que es y sigue siendo un desarrollo satlite am-pliamente dependiente de la metr-poli exterior, primero de Gran Bre-taa y despus de los Estados Unidos. Una segunda hiptesis es que los satlites sufren su mayor desarrollo industrial capitalista clsico cuando y all donde sus lazos con la metr-poli son dbiles. Esta hiptesis es casi diametralmente opuesta a la tesis ge-neralmente aceptada que desa-rrollo de los pases subdesarroUados es consecuencia del mayor grado de contacto con y la mayor difusin desde los pases desarrollados me-tropolitanos. Esta hiptesis parece estar confirmada por dos clases de airamiento relativo que Amrica La-tina ha experimentado en el curso de su historia. Uno es el aislamiento temporal causado por las crisis de guerra o depresiones en las metr-polis extranjeras. Aparte de algunas de menor importancia, sobresalen cinco perodos de grandes crisis que parecen confirmar la hiptesis. Estos son: la depresin europea (especial-mente la emanla) del siglo xvii, las guerras napolenicas, la Primera Guerra Mundial, la depresin de los aos 30 y la Segunda Guerra Mun dial. Est claramente establecido y generalmente reconocido que el de-sarrollo industrial reciente ms im-portante especialmente de Argen-
tina, Brasil y Mxico, pero tambin de otros pases tales como Chile han tenido lugar precisamente du-rante los perodos de las dos gran-des guerra y la depresin interme-dia. Gracias al consiguiente debilita-miento de los lazos comerciales y de la inversin durante esos perodos, los satlites iniciaron un crecimiento marcado de industrializacin aut-noma. La investigacin histrica de-muestra que lo mismo sucedi en Amrica Latina durante la depresin europea del siglo xvii. Creci la ma-nufactura en los pases latinoame-ricanos y muchos de ellos, como Chile, se convirtieron en exportado-res de productos manufacturados. Las guerras napolenicas hicieron brotar movimientos de independencia en Amrica Latina y esto debe quizs interpretarse como una confirmacin, en parte, d la hiptesis de desarrollo.
La otra dase de aislamiento que tiende a confirmar la segunda hi-ptesis es el aislamiento geogrfico y econmico de regiones que en un tiempo estuvieron relativa y dbil-mente integradas y unidas al siste-ma mercantilista y capitalista. Mi investigacin preliminar sugiere qu? en Amrica Latina fueron esas re-giones las que iniciaron y experimen-taron el ms promotedor desarrollo econmico autogenerado del ms cl-sico tipo industrial capitalista. Los casos regionales ms importantes son
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probablemente Tucumn y Asuncin, tanto como otras ciudades como Men-doia y Rosario, en el interior de Ar-gentina y Paraguay, durante el final del siglo XVIII y comienzos del xix. Los siglos XVIII y XIX en Sao Paulo, antes de que se comenzara el culti-vo del caf all son otro ejemplo. Qui zas Antioqua en Colombia y Pue-bla y Quertaro en Mxico, son otros ejemplos. A su manera, Chile fue tambin un ejemplo puesto que, an-tes que la ruta martima alrededor de Hom( fuese abierta, este pas estaba relativamente aislado al final de un largo viaje de Europa va Pa-nam. Todas estas regiones se con-virtieron en centros de manufactura y hasta de exportacin, generalmente, de textiles, durante el perodo que precedi a su incorporacin efectiva como satlites del sistema capitalista mundial, colonial y nacional.
Qaro est que, internacionalmcnte, el caso clsico de industrializacin a travs de la no-participacin como satlite del sistema capitalista mun-dial es obviamente, el del Japn des-pus de la Restauracin Meiji. Por qu, podemos preguntamos, d po-bre eo recursos y no satelizado Ja-pn fue capaz de industrializarse a fines dd si^o, mientras los pases latinoamericanos ricos en recursos y Rusia, no foenm capaces de hacerlo y la ltima fue fcilmente vencida por Japn en la Guerra de 1904,
despus de los mismos 40 aos de esfuerzos por el desarrollo. La se-gunda hiptesis sugiere que la razn fundamental es que Japn no fue satelizado ni en el perodo Tokugawa ni en d Meiji y por lo tanto no tuvo su desarrollo estructuralmente limi-tado como los pases que fueron sa-telizados.
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Un corolario de la segunda hiptesis es que, cuando la metrpoli se re-cuperaba de sus crisis y restableca los lazos de comercio e inversin que reincorporaban totalmente a los sat-lites al sistema, o,cuando la expan-sin metropolitana trataba de incor-porar las regiones previamente aisla-das al sistema mundial, la idustria-lizacin y el desarrollo previo de estas regiones eran estrangulados o canalizados en direcciones que no son autoperpetuadas ni promstedo-ras. Esto sucedi despus de cada una de las cinco crisis ms arriba ci-tadas. La renovada expansin del co-mercio y la difusin del liberalismo econmico en los si^os xviii y xix estrangularon e hicieron retroceder el desarrollo de la manufactura que haba tenido Amrica Latina duran-te el siglo xvii y en algunos lugares al comienzo del siglo xix. Despus de la Primera Guerra Mundial, la nueva industria nacional del Brasil sufri serias consecuencias por b
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invasin econmica norteamericana. El aumento en la tasa de crecimien-to del producto bruto nacional y par-ticularmente de la industrializacin en todir la Amrica Latina fue tam-bin retrasada y la industria se vol-vi muy satelizada de^us de la Segunda Guerra Mundial y especial-mente despus de la recuperacin de la postguerra coreana y la expansin de la metrpoli. Lejos de haberse desarrollado mucho ms desde en-tonces, los sectores industriales del Brasil y ms con^icuamente de Ar-gentina se han vuelto estructural-mente ms y ms subdesarrollado3 y menos y menos capaces de generar la industrializacin continuada y/o el desarrollo sostenido de la econo-ma. Este proceso, que la India sufre tambin, est reflejado en una escala general de la balanza de pagos, in-flacin y otras dificultades econ-micas y polticas, y promete no do-blegarse ante ninguna solucin que no aporte cambios estructurales.
Nuestras hiptesis sugieren que,' fun-damentalmente, el mismo proceso ocurri, an ms dramticamente, con la incorporacin al sistema de regiones previamente no satelizadas. La expansin de Buenos Aires como satlite de Gran Bretaa y la intro-docdn del libre comercio en inters de los grupos gobernantes de ambas metr^)olis destruyeron la manufac-tura y paite de lo que quedaba de
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la base econmica del interior, pre-viamente casi prspero. La manufac-tura fue destruida por la competencia extranjera, se cogieron las tierras y se convirtieron en latifundios por la economa rapaz y creciente de la exportacin, la distribucin inlrare-gional de la renta se hizo ms des-igual y las regiones que se estaban desarrollando previamente se convir-tieron en simples satlites de Buenoa Aires, y a travs de ste, de Londres. Los centros provinciales no claudi-caron sin lucha ante la satelizacin. Este conflicto metrpoli-satlite fue, en mucho, la causa de la larga lucha armada y poltica entre los Unitaris-tas de Buenos Aires y los Federalis-tas de las provincias y se puede decir que fue la nica causa importante de la Guerra de la Triple Alianza en la cual Buenos Aires, Montevideo y Ro de Janeiro, alentadas y ayuda-das por Londres, destruyeron no slo la economa autnoma en vas de desarrollo de Paraguay, sino casi mataron toda su poblacin que no aceptaba someterse. Aunque sin du-das ste es el ejemplo ms espec-tacular que tiende a confirmar la hiptesis, yo creo que la investi-gacin histrica sobre la sateliza-cin de los trabajos agrcolas pre-vios, relativamente independientes, y de las incipientes regiones manu-factureras, tales como las islas del Caribe, lo confirmarn en d futuro.^ Ests regiones no tuvieron ninguna
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oportunidad contra, las fuerzas de desarrollo y expansin del capita-lismo y BU propio desarrollo tuvo que ser sacrificado al de los dems. La economa y la industria dd Brasil, Argentina y otros paises que han smtido los efectos de la recuperacin metropolitana desde la Segunda Gue-rra Mundial sufren hoy mucho el mismo destino, aunque, por suerte, en grado menor.
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Una tercera hiptesis principal deri-vada de la estructura metrpoli-sat-lite es que las regiones que estn aqu aotualmente ms subdesarrolladas y con mayor aspecto feudal son aque-llas que tenan lazos ms estredios en ei pasado con la metrpoli. Son las regiones que eran> los mayores exportadores de materias primas y las fuentes principales de capital para la metrpoli extranjera y que fueron abandonadas por sta cuando por un razn u otra, los negocios decayeron. Esta hiptesis contradice la tesis ge-ralmente sostenida de que la fuente del subdesarroUo regional es su aisla miento y sus instituciones precapita-listas. Esta hiptesis parece estar am-pliamente confirmada por el anterior desarrollo supersat^ite y el presente ultrasubdesarroHo de las, en un tiem-po exporUdoras de azrar, Antillas, nordeste del Brasil, distritos exmi-
neros de Minas Gerais, en Brasil, ti;-rras altas del Per, Bolivia y lo; estados centrales mexicanos de Gua najuato. Zacatecas y otros, cuyos nombres se hicieron famosos hace siglos por su plata. Con seguridad no hay mayores regiones en Am-rica Latina que sufran en la actuali-dad ms intensamente la maldicin del subdesarroUo y la pobreza; sin embargo, todas esas regiones, como Bengala en la India, una vez fueron proveedoras del flujo sanguneo mer-cantil y del desarrollo capitalista in-dustrial de la metrpoli. La par-ticipacin de estas regiones en el desarrollo del sistema capitalista mun-dial les proporcion, ya en su edad de oro, las estructuras tpicas del sub-desarroUo de una economa de ex-portacin capitalista. Cuando el mer-cado de su azcar o de la riqueza de sus minas desapareci y las metrpo-lis las abandonaron a su propio des-tino, sus ya existentes estructuras eco nmicas, polticas y sociales prohi-ban la generacin autnoma del des arrollo econmico y no les dejaba otra alternativa que volver a s mis-mas y degenerar en el ultra-subdesa-rrollo que actualmente encontramos en ellas.
1 yt por ejemplo, Ramn Guerra y Snclwc Azcar y Poblacin en las An-tiUas, Habana 19^, 2da. edicin, publica-da como Sugar and Sodety in the Ca-ribbean, New Haven, Yaie University Piets. 1964.
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Estas consideraciones sugieren otras dos hiptesis relacionadas: una es, que el latifundio, sin tener en cuenta si hoy se nos presenta como una finca o hacienda, naci tpicamente como empresa comercial que cre sus pro-pias instituciones que le permitieron responder al aumento de la demanda en el mercado nacional y mundial ampliando sus tierras, su capital y su trabajo e incrementando el abas-tecimiento de sus productos. La quin-ta hiptesis es que los latifundios qu: parecan aislados, basados en la sub-sistencia y semifeudales, actualmente vieron declinar la demanda de sus productos y de su capacidad produc-tiva. Estos se encuentran principal-mente en las antes mencionadas re-giones de exportacin minera y agr-cola, cuyas actividades econmicas decayeron en general. Estas dos hi-ptesis corren parejas a la nocin de mucha gente y a la opinin de algu-nos historiadores y otros estudiosos sobre ti asunto, de acuerdo con las cuales las races histricas y las cau-sas socioeconmicas de los laitfundios y de las instituciones de Amrica Latina deben buscarse en la transfe-rencia de las instituciones feudales de Europa y /o en las depresiones ectmmicas. La evidencia para probar estas hi-ptesis no ae abre fcilmente a la *70
inspeccin general y requiere un an-lisis detallado de muchos casos. No obstante, se puede obtener cierta evi dencia importante confirmatoria. El aumento de los latifundios en la Argentina y Cuba, durante el siglo XIX es un caso claro en apoyo de la cuarta hiptesis, y de ninguna manera puede ser atribuido a la transferencia de instituciones feudales durante los tiempos .coloniales. Es evidentemente lo mismo que sucede en el resurgi-miento de los latifundios particulares postrevolucionaros y contemporneos en el norte de Mxico, que producen para el mercado norteamericano y de otros semejantes en la costa del Per y las nuevas regiones de caf en Brasil. La conversin de las islas dd Caribe, tales como Barbados, de haciendas agrcolas en economas ex-portadoras de'azcar en distintas po-cas, entre los siglos xvii y xx, y el aumento resaltante de los latifundios en estas islas, tambin parecen con-, firmar la cuarta hiptesis; el aumen-to del latifundio y la creacin de las instituciones de servidimibre, que ms tarde fueron llamadas feudales, ocurrieron en el. siglo xviii y han sido concluyentes en demostrar que fueron los resultados y las respuestas a la apertura de un mercado de trigo chileno en Lima.' Aun el aumento y la consolidacin dd latifundio en el Mxico del si^o xviii que la Bia-yoria de los estudiosos expertos kan
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atribuido a una depresin de la eco-noma causada por la baja de la mi-nera y una escasez de mano de obra india y a la consiguiente introversin y ruralizacin de la economa ocu-rri en un momento en que la po-blacin urbana y la demanda crecan, se hizo aguda la caresta de produc-tos alimenticios, los precios alcanza-ron niveles altsimos y el aprovecha-miento de otras actividades econ-micas tides como minera y comercio octerior declinaron.' Estos y otros factores hicieron ms provechosa la agricultura en las haciendas. Y as, harta este caso parece confirmar la hiptesis de que el crecimiento dd la-tifundio y sus condiciones de servi-dumbre, al parecer feudales, en Am-rica Latina ha sido empre y es an la respuesta comercial a la creciente demanda y que no representa la transferencia o supervivencia de ins-tituciones ajenas que se han mante-nido ms all del alcance del desarro-llo capitalista. El surgimiento de los latifundios, que actualmente e^n verdaderamente, ms o menos (aun-que no totalmoite) aislados, puede ser atribuido a las causas explicadas en la quinta hiptesis; es decir, la dedinacin de las empresas agrcola; provechosas establecidas con anterio rdad, cuyo capital era y cuyo so-brante econmico corrientemente pro-ducido an es transferido a otro lugar pol- propietarios y negociantes, quie-
nes frecuentemente son las mismas personas o familias. Probar esta hi-ptesis requiere un anlisis an ms detaHado, parte del cual he coitaen-zado en un estudio sobre la agricul-tura del Brasil."
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Todas estas hiptesis y estudios su-gieren que la extensin global y la unidad dd sistema capitalista, su es-tructura monopolista y su desarrollo desigual en el transcurso de la his-
B Mario Gngora, Origen de los in-guilinos de Chile central, Santiago, Edi-tora! Universitaria, 1960; Jean Borde y Mario Gngora Evolucin de la propiedad rural en el Valle del Puango, S^tiago, Instituto de Sociologa de la Universidad de CUle: Sergio Seplveda, El trigo chi-leno en el mercado mundial, Santiago, Editorial Universitaria, 1959.
Woodrow k>rah hace de la depre-sin su tema central en Nuetm siglo de depresin de Espaa Ibero Americana, Beilceley, N 35-1951 Francois Chevalier La formacin de los latifundios grandes en Mxieo, Mxico, Problemas indnstila-les y Agrcolas de Mxico, VIII No 1, 1956 (traducido del francs y publicado recientemente por la University of Caro-lina Press). Los datos que basan mi inter-pretacin ep contra han sido sacados de estas obras. Este problema se plantea en mi n qu modo de produccin con-vierte l gallina el maz en huevos de oro? El Callo Dustrado, Suplemento d: El Da. Mlico No. 175 y 179, octubre 31 y noviembre 28, 1965; y se analiza mis profundamente en un estudio sobre la agricultura mexicana en preparacin.
10 Capitalismo y el mito del feudalis-mo MI la aigricultura del Brasil en Capi-(o/tsmo y SubdesarroUo en Amrica Lati-na, citado en el (4).
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toiia y la consiguiente persistencia del capitalismo ms bien comercial que industrial en el mundo subdes-arroUo (incluyendo sus pases ms indnstalmente adelantados) mere-cen mucha ms atencin en el estudio del desarrollo econmico y cambio cultural de la que hasta hoy han re-cibido. Porque, aunque la ciencia y la verdad no reconocen fronteras, sern probablemente las nuevas gene-raciones de cientficos de los propios paise& KibdesarroUados los que ms necesitan y ms podrn dedicar la atencin necesaria a estos problemas y aclarar el proceso del subdesarrollo y del desarrollo. Es a ellos a quines en el ltimo trmino corresponder la tarea de cambiar ste ya no acepta-
Monthly Reviere, setiembre de
ble proceso y eliminar esta Brisera-ble realidad. No sern capaces de alcanzar estos objetos si importan estereotipos est-riles desde las metrpolis, que no corresponden a su realidad econmi-ca de satlites y no responden a sus necesidades de liberacin poltica. Para cambiar su realidad deben pri-mero comprenderla. Por eso, yo es-pero que una mayor confirmacin de estas hiptesis y un mayor empe-o en el enfoque propuesto, poltica y estructuralmente, pueda ayudar a loa pueblos de los pases subdesarrollados a comprender las causas y eliminar )a realidad de su desarrollo de sub-desarrollo y del subdesarrollo de su desarrollo.
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