Andy Warhol

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Historia del arte contemporáneo S.XX 4º Curso de BBAA Judith Álvarez García Mi filosofía de A a B y de B a A Andy Warhol

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Histor ia del arte contemporáneo S.XX

4º Curso de BBAA

Judith Álvarez García

Mi filosofía de

A a B y de B a A

Andy Warhol

Con la ayuda de A (Andy, se supone) y de B, que es cualquiera que le ayude

a matar el tiempo vamos a ir descubriendo el libro poco a poco, con sus con-

versaciones telefónicas sobre cualquier tema, con toda la gente que va cono-

ciendo durante sus años de artista, y de cómo se va abriendo poco a poco,

gracias a su esposa (su grabadora) a la gente que le rodea.

En el primer capítulo, “Amor (pubertad)”, nos cuenta como durante su niñez y

parte de su pubertad se encontraba en soledad, ya que a los que él conside-

raba sus amigos, posteriormente cayó en la cuenta de que no lo eran; pero lo

solucionó, cuando se fue a vivir a New York, comprándose su primera televi-

sión en blanco y negro.

«Tan pronto como dejas a tras de querer algo, lo consigues. He descu-

bierto que esto es algo absolutamente axiomático»

En el piso donde vivía en la gran ciudad, en los años 60, se lleno de gente,

que se consideraban amigos de Warhol aunque para él no lo eran, y acudían

a su taller para realizar fiestas.

«La contra cultura, la subcultura, el pop, las superstars, las drogas, las

luces, las discotecas, todo lo que considerábamos “joven y en la onda”

probablemente empezó allí»

En esta primera etapa en New York, también obtuvo una grabadora, al que el

llamaba “mi esposa” porque iba a todos lados con ella y solo se sentía segu-

ro, cuando estaba a solas con alguien, si estaba en funcionamiento.

En el segundo capítulo, “Amor (plenitud)”, comenta la vida de Taxi, una chica

con muchos problemas ya que, rehusaba bañarse; vomitaba todo lo que in-

gería; hacía uso de un egoísmo pleno cuando coleccionaba todas las drogas,

fechadas detrás de un armario, a las que era invitada; y era una obsesiva de

la putrefacción y limpieza, pero nunca llegaba a acabar todo lo que empeza-

ba y sus amigos siempre tenían que hacer las cosas por ella. Hasta que se

enamoro, entonces se marchó a vivir a otro lado. Ese fue su gran amor. Al

tiempo, Andy supo que se había muerto.

«Añoré su presencia, pero me dije que probablemente le iría bien que él

cuidara de ella porque quizá sabría hacerlo mucho mejor que nosotros»

“Amor (vejez)”, el titulo del tercer capítulo, habla sobre la vida amorosa en

general y sobre lo que opina Warhol del sexo.

«Lo más excitante es no-hacerlo. Si te enamoras de alguien, no lo

hagas Nunca, es mucho más excitante»

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«Las acciones más excitantes se producen entre los polos que jamás se

encuentran»

«Se puede ser tan fiel a un lugar o a un objeto como a una persona. Un

lugar puede realmente hacer que se detenga el latido de tu corazón,

sobre todo si tienes que coger un avión para ir allí»

«La gente debiera enamorarse con los ojos cerrados. Simplemente, ce-

rrad los ojos.

No miréis»

«Me fascina la gente de bonitas sonrisas. Te obligan a preguntarte qué

les hace sonreír tan bonito»

Andy en “Belleza”, titulo del cuarto capítulo, tiene la convicción de que cada

uno tiene una capacidad de belleza y de ver la belleza diferente, por lo tanto,

no puede haber un eco unánime respecto a las personas o cosas. También

critica a la gente que tacha a las personas por su belleza y no sabe admirar

otro tipo que podría o podrá tener.

«Nunca he conocido a nadie a quien no pudiera considerar una belleza.

Todo el mundo es bello en algún momento de su vida. Por lo general, en

diferentes grados. A veces, algunos son guapos cuando son bebés y no

lo son cuando crecen, pero pueden volver a serlo una vez más cuando

envejecen. Otros pueden ser gordos pero tener una

bonita cara. O piernas arqueadas y un cuerpo hermoso. O ser la mujer

número uno y no tener tetas. O ser la belleza masculina número uno y

tener una pequeñísima tú-ya-sabes-qué»

Sobre la “Fama” comenta en el quinto capítulo, de cómo le tratan porque tie-

ne fama, de sus opiniones sobre los actores buenos y medianamente bue-

nos. Comenta sobre el aura del artista que se tiene sobrevalorado ya que no

sirve de nada sino que deberían valorar más el trabajo más que el aura, la

fama o la personalidad.

«Cuando conoces a alguien a quien ni habías soñado conocer, te pillan

por sorpresa,

de modo que no has podido crear fantasías y no te llevas una decep-

ción»

En el sexto capítulo, “Trabajo”, medita sobre sus pensamientos sobre diferen-

tes tipos de trabajos, sobre todo de las criadas que las sitúa en una posición

privilegiada dentro del mundo laboral; de los ricos europeos y su forma de

“malgastar” el dinero, mientras que en América no se hace; sobre como reuti-

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liza las sobras, ya sean de sus películas o de su comida; del sexo y la energ-

ía que se adquiere y/o gasta en el acto; y sobre los jóvenes y los viejos.

«Si la gente te comprende siempre y si hace exactamente lo que tú le

dices que haga, entonces pasan a ser meros transmisores de tus ideas

y terminas aburriéndote. Pero cuando trabajas con gente que no te

comprende, en lugar de obtener “transmisiones”, obtienes

“transmutaciones”, y eso a la larga es muchísimo más interesante»

«Lo bueno de este país es que América empezó la tradición por la cual

los consumidores más ricos compran esencialmente las mismas cosas

que los pobres. Puedes estas mirando la tele y ver una Coca-Cola, y

puedes sabes que el presidente bebe Coca-Cola, Liz Taylor bebe Coca-

Cola, y piénsalo, tú también puedes beber Coca-Cola. Una Coca-Cola

es una Coca-Cola y ninguna cantidad de dinero puede brindarte una

mejor Coca-Cola que la que está bebiendo el mendigo de la esquina.

Todas las Coca-Colas son iguales y todas las Coca-Colas son buenas.

Liz Taylor lo sabe, el presidente lo sabe, el mendigo lo sabe y tú lo sa-

bes»

Los diferentes tipos de “Tiempo”, son comentados en el séptimo capítulo, ya

que a veces puede pensar que un tiempo va a ser genial, pero no serlo y

otros a los que no das importancia los recuerdas durante mucho tiempo.

También de cómo pasa el tiempo en la vida, a veces rápido, a veces, lento;

de cómo ciertas personas tienen un buen control mental del tiempo y recuer-

dan todo en su tiempo exacto; otras que prefieren utilizarlo viajando; otras

que prefieren jugar con el tiempo, pero todas ellas tienen una anécdota con

Andy.

«Siempre dicen que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad tienes

que cambiarlas tú mismo»

Un escueto octavo capítulo sobre la “Muerte”, en el que dice:

«No creo en ella, porque no estás ahí para saber que ha pasado. No

puedo decir nada

sobre ella porque no estoy preparado para ello»

Sobre el dinero y la “Economía” va el noveno capítulo: a Andy le gusta el di-

nero en metálico, excepto los centavos. Retoma el tema de cómo los ricos

despilfarran el dinero; de cómo considera que los precios justos de una cosa

deberían respetarse y por ello si considera que tiene que pagar alguna vez

de más por un articulo no duda en decirlo; de los taxis, de su precio y de

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cómo algunos intentan engañar al sistema en algunos recorridos; de los ban-

cos y las carteras francesas para llevar el dinero que tanto le gustan; de

cómo otros enrollan el dinero para que se gaste menos rápido; y de cómo le

gusta gastarse el dinero en el momento que lo tiene en el bolsillo.

«Una vez le devuelves el dinero a alguien, no vuelves a verlo nunca

más. Pero antes, te lo encuentras por todas partes»

La “Atmósfera” que le gusta a Warhol, la leemos en el decimo capítulo, donde

describe cómo le gustan los espacios vacios y que prefiere que el arte no

ocupe esos espacios porque los empeora; también le gusta guardar cosas en

casa, comenta que una vez al mes deberíamos guardar todo lo absolutamen-

te prescindible, empaquetarlo, etiquetarlo y acumularlo en un trastero; le gus-

ta usar los perfumes solamente durante tres meses, después les guarda en

colección y usa otro diferente, nunca les repite, porque los asocia a momen-

tos de su vida, según él «los olores crean un espacio imborrable en la memo-

ria»; se considera de ciudad porque en el campo no tendría esa pequeña op-

ción de tener una pequeña parte de la ciudad, como en las ciudades sucede

en los parques; también prefiere los apartamentos con una sola habitación y

solo con una cama, y los edificios nuevos pero que duren poco tiempo cons-

truidos asi siempre serian nuevos, ya que no le gustan los edificios viejos por

lo tanto no le gusta Europa y menos Roma.

El undécimo es el capítulo del “Éxito” donde nos cuenta la historia de cuando

estuvo en Roma con B a un acontecimiento, a B le impresionaba estar rodea-

do de tanto glamour, les van ocurriendo cosas mientras comentan la vida de

los de alrededor, como Liz Taylor, y sus peluqueros y ayudantes.

Del “Arte” habla con Damian y B en el capítulo doce, sobre la vida que lleva

de artista y de cómo se vive, pero rápidamente Andy cambia el rumbo de la

conversación diciendo que «todo es nada» y la chica intentaba comprenderlo

pero no fue posible.

«Nunca me molesto en arreglarme o en tratar de ser atractivo porque

simplemente no quiero que nadie se comprometa conmigo»

«Dos personas besándose siempre parecen pescados»

Decimotercer capítulo, desayunando en un hotel de Turín charlan A y B sobre

los “Títulos”, mientras Andy come unas cerezas sumergida en agua helada,

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de la gente que han conocido y sobre los viajes que han realizado, de cómo

comportarse ante ellos, de las acciones que realizas con ellos y la categoría

que te aportan; y de las cosas que deseas hasta que las tienes. A Andy le

gusta comer cerezas, pero no le gusta contar los huesos porque así sería

consciente de cuantas se ha comido, y le gustan menos los huesos mas gra-

des porque parece que ha comido más cantidad.

“El hormigueo” que sentimos en el capítulo catorce cuando A reciba una lla-

mada de B, una pensadora conceptual de buena familia, en la que le cuenta

con el máximo detallismo posible, durante horas y horas, desde como limpia

la casa hasta como ordena sus Polaroids pasando por su vida sexual; la ver-

dad, me parece normal que Andy se quedase dormido.

«¡Ah, no estoy pensando en el tiempo, estoy pensando en los detalles!

—Chilló ella—. ¡Estoy pensando en todo lo que me queda por limpiar!»

En el decimoquinto y último capítulo, Warhol nos lleva a “El poder de la ropa

interior” por Macy’s con B a comprarse calzoncillos clásicos de una marca

determinada y calcetines negros todos iguales.

«Comprar es mucho más americano que pensar, y yo soy el colmo de lo

americano»

«Si observas a una persona comprar ropa interior llegas realmente a co-

nocerla. Me refiero a que prefiero mirar a una persona comprar ropa in-

terior que leer un libro que haya escrito»

Warhol aporta tanto a los demás como le aportan a él para cubrir sus insegu-

ridades. No le gusta que le invadan su espacio pero tampoco le gusta estar

solo del todo, siempre tiene que tener a alguien a una cierta distancia o tras

el teléfono.Y siempre tiene su grabadora en todo momento.

Aborrece conocer a nuevas personas, ya que, como dice A: «El asunto es

que conocer a una persona más me resulta simplemente demasiado difícil,

porque cada nueva persona ocupa más tiempo y espacio»

Aportó mucha indiferencia a lo que la gente realizaba en su taller ya que A se

aprovechaba de ellos en cierta manera, pero también dejaba que la gente

hiciese lo que quisiese.

En conclusión, Warhol siempre se rodeaba de la gente más chic del momen-

to. Sabia tanto lo que ello representaba que se obsesionó con grabar y foto-

grafiar todos los eventos. Sabía que aquellos momentos intrépidos y aparen-

temente superficiales se iban a convertir en historia.

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