ANÁLISIS VISUAL DEL PAISAJE EN NÚCLEOS URBANOS: …
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ANÁLISIS VISUAL DEL PAISAJE EN NÚCLEOS URBANOS: SIMULACIÓN DE TEXTURAS DE MATERIALES
Justo García Navarro. Dr. Arquitecto Lorenzo García Moruno. Ingeniero Agrónomo Julio Hernández Blanco. Ingeniero Agrónomo
Introducción
Se entiende por paisaje de un núcleo urbano la percepción global que el ser humano obtiene de los
distintos elementos del mismo. Los edificios, el transporte, el desplazamiento diario de personas y
vehículos se muestran conjuntamente al observador, quien mediante sus sentidos, elabora una
interpretación de la escena que le permite desenvolverse en ella.
Esta definición corresponde con el concepto básico de paisaje como percepción de nuestro entorno. En
el caso del paisaje urbano el entorno que se percibe es el de los complicados mecanismos de la ciudad
y de todo lo que ocurre en ella. No obstante, los núcleos de población poseen unas características que
hacen que su paisaje sea distinto a lo que convencionalmente se entiende por paisaje. Estas diferencias
son fundamentales para su entendimiento y están relacionadas con los siguientes elementos básicos:
• Los límites físicos del paisaje del núcleo.
• Los contenidos urbanos de su paisaje.
• La familiaridad del paisaje del núcleo nacida de la costumbre.
En este artículo se abordan algunos aspectos relacionados con los límites físicos. La estructura física
de las ciudades condiciona la visibilidad del medio urbano, se encuentra encajada en una ordenación
limitada siempre por las agrupaciones de edificios.
Al pensar en el paisaje de un valle, los límites se encuentran definidos por las laderas de las montañas
y el horizonte lejano, constituido por las cimas de las sierras contra el cielo; hay una gran profundidad.
Sin embargo, en el paisaje urbano los límites se encuentran enseguida con las fachadas de los
edificios. La escena tiene un horizonte próximo formado por las cubiertas de las construcciones
recortadas contra el cielo. Hay poca profundidad y el observador no puede ver más allá de las fachadas
más próximas sin percibir lo que sucede tras ellas. El observador encuentra a su alcance todos los
elementos que percibe con límites claros y fondos cerrados por las fachadas.
Para estudiar la edificación como elemento modificador del entorno y, por tanto, como atributo estético
de la escena, se debe conocer en qué aspectos influye en el paisaje visual. Los recursos físicos serán
muy parecidos antes y después de la inclusión de una construcción (calidad de contenido). Por lo tanto,
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serán principalmente la nueva composición de los elementos (calidad comunicativa) y los recursos
estéticos (calidad estética) sobre los que incidirá la inclusión de las edificaciones.
Los aspectos visuales y estéticos de cualquier objeto vienen definidos por sus características de color,
forma, línea y textura, a las que se pueden añadir elementos de referencia compositiva como son la
escala y, tratándose de escenarios, como ocurre en el caso de un núcleo urbano, el carácter espacial.
El color surge por la propiedad de reflejar la luz que posee un objeto al cual el ojo humano es sensible.
La línea es el camino, real o imaginado, de continuidad que sigue la visión del observador cuando se
perciben diferencias bruscas en la forma, color o textura, o cuando los objetos se alinean en una
secuencia unidimensional. La forma se define como la masa delimitada por el contorno superficial de un
objeto, o de varios, que aparece con una cierta unidad. El espacio es la disposición tridimensional de los
objetos y zonas del paisaje urbano que conforman la composición escénica y se configura mediante la
relación entre sus componentes. La escala se puede definir como la relación existente entre las
dimensiones de los distintos objetos que componen un paisaje. La textura, característica que vamos a
estudiar específicamente, se definirá más adelante.
Planificación del entorno
La necesidad de conservación y mejora del paisaje radica en la apreciación que de él tiene el ser
humano. Esta apreciación de valor del entorno se está incorporando progresivamente como un factor
ambiental condicionante para la localización y diseño de las edificaciones. De hecho, la legislación
relativa al medio ambiente ha actuado en España como impulsora del perfeccionamiento de métodos de
estudio relacionados con el impacto ambiental. Los problemas son, básicamente, de desarrollo, pero no
sólo económico, sino también bajo criterios de calidad de vida. El reto social se plantea en la búsqueda
de soluciones para mejorarla e indicadores adecuados para medirla.
Es necesaria una adecuada planificación que se anticipe a los problemas paisajísticos y visuales. Los
Planes Generales y las Normas Subsidiarias de Planeamiento suelen proponer unas guías de
protección del paisaje de carácter general y por tanto poco eficaces. Estas normas suelen estar
centradas en los recursos arquitectónicos, siendo la única protección que establecen con relación al
entorno visual, en especial en entornos rurales, el uso del suelo. Sin embargo, esto contrasta con el
detalle con que se estudian los condicionantes arquitectónicos del casco antiguo. De hecho, en muchos
de los Planes actuales aparece un catálogo de elementos a proteger que sólo contienen elementos
arquitectónicos y, mucho menos frecuentemente, parajes o elementos paisajísticos.
Sin duda debe considerarse para futuras normativas, conjuntamente con la protección del uso del suelo
no urbanizable, el establecimiento de unas guías de salvaguardia del carácter del paisaje que controlen
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de forma mucho más explícita estos aspectos. Estas orientaciones deben servir de referencia para
adoptar pautas de diseño de cualquier tipo de edificación, además de materiales, colores, etc., que
estén en armonía con los presentes en la zona.
Son muchas las variables que intervienen en la integración de las construcciones en un paisaje; este
estudio abordará una de ellas de forma individualizada: la textura de los materiales. Apoyándose en las
nuevas tecnologías informáticas de simulación gráfica que ofrecen herramientas para el estudio del
impacto visual y teniendo como objetivo primordial que el paisaje, como elemento histórico-cultural, debe
ser uno de los principales recursos a proteger de contaminaciones estéticas negativas, se ofrece un
análisis básico de la influencia que las texturas de un edificio, o la formada por un conjunto de ellos,
tienen en una visión global del entorno. La elección y disposición de los materiales de construcción es
fundamental para la percepción integral de la escena.
Un gran avance, para la investigación de la percepción visual, se consigue en la composición de un
fondo de construcciones existentes y una edificación creada mediante un programa de diseño asistido
por ordenador.
Este paso supone la posibilidad de evaluar un gran número de alternativas y una rápida generación de
las mismas. Una vez conseguido compatibilizar los puntos de vista del panorama y de la actuación
superpuesta se necesitaría eliminar, por tratamiento fotográfico, las propiedades de las superficies que
tienden a ser brillantes, lisas y metalizadas (como ocurre en la infografía tridimensional). Las técnicas
de tratamiento de imagen (infografía bidimensional) incorporan la información visual de la imagen como
una extensa base de datos de los diminutos puntos que la forman (llamados pixeles). La definición de la
imagen descansa sobre la densidad de puntos con la que se representa.
Hay que resaltar, que las decisiones para la realización del proyecto, emanarán del diagnóstico de la
relación entre el entorno y la construcción. Esto no implica una ausencia total de impactos, ya que son
resultado de la decisión final del proyectista. Cada profesional tiene unos objetivos y motivaciones
diferentes. Se puede perseguir una repetición de tipologías visuales en la obra, resaltarla del entorno por
motivos de imagen, integrarla en la composición u otros muchos efectos. Esta técnica de simulación no
es sino una herramienta ideal para el análisis y diagnóstico.
Percepción visual del paisaje urbano: la textura
La visión conjunta de distintas texturas resulta crucial para el diálogo entre el observador y lo observado.
Por ejemplo, la textura de una verja antigua o de una fachada cubierta por hiedra puede convertirse en el
punto focal de un paisaje. En el caso de los edificios, las texturas de paredes y cubiertas resultan
fundamentales en la percepción visual de la escena, tal y como lo acreditan distintos estudios
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realizados sobre los parámetros que influyen en la integración y que han considerado determinante la
textura, entre otros Penfold (1979), O´Farrell, F. (1987), Cull (1987), Geoghegan, P. (1988), Dolby et al
(1988), Di Facio, J. (1989), Cañas, I. (1992).
Hay diferentes definiciones de la textura según el criterio que se emplee:
• Como atributo de un objeto: es la disposición que poseen los elementos microscópicos
constitutivos de un cuerpo o tejido. Es una definición genérica que afecta más al aspecto
material que al visual.
• Como propiedad óptica: es la manifestación visual de la relación entre luz y sombra motivada
por las variaciones existentes en la superficie de un objeto. La formación de la textura
resultará por la manera de reflejar la luz (difusa o especular): texturas mates y brillantes.
• Como atributo de una escena: es la agregación de pequeñas formas o mezclas de color que
constituyen un modelo continuo de superficie. En la composición escénica cada una de estas
partes aparece integrada en una superficie. La textura dependerá de la distancia. Así se puede
distinguir entre infratextura (ej.: rugosidad de un ladrillo), textura (la disposición de los ladrillos
de la fachada) y supratextura (el conjunto de fachadas de un núcleo rural). Si se observa un
pueblo a cierta distancia no será posible distinguir cada uno de los ladrillos como objetos
individualizados, sino que la masa se percibirá como una superficie compuesta por las
fachadas de los diferentes edificios.
La textura, en general, se caracteriza por:
• Regularidad (en grupos, ordenado, al azar): Grado de ordenación y homogeneidad en la
distribución espacial de las irregularidades superficiales.
• Densidad (disperso, medio, denso): Espaciamiento de las variaciones superficiales.
• Contraste interno (poco contrastado, medio, muy contrastado): Diversidad de colorido y
luminosidad dentro de la superficie.
• Grano (fino, medio, grueso): Tamaño relativo de las irregularidades superficiales.
Una textura podrá ser por tanto brillante o mate, ser considerada como infratextura, textura o
supratextura y además tener un valor de grano, densidad, regularidad y contraste interno.
Las texturas gruesas y con elevado contraste interno dominan, en la percepción visual, sobre las
texturas de grano fino con bajo contraste interno. Es muy importante, por tanto, conocer las tipologías y
gamas de texturas conferidas por los materiales para estudiar la estética de una escena y poder
analizar el impacto ambiental e integración en el entorno. En los métodos de valoración de preferencias
del paisaje (ej.: Cañas Guerrero, I., 1992) la mayor diversidad de texturas es considerada como un factor
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que incrementa la estimación de la escena observada, y la coexistencia de fachadas brillantes y mates
también aporta un elemento positivo como es el contraste.
Materiales de construcción
Los materiales de construcción de las fachadas y de las cubiertas, aparecen en las Normas
Subsidiarias como elementos estéticos fundamentales a tener en cuenta para proteger las vistas. Se
consideran tres situaciones:
• Visualizaciones del entorno desde el casco urbano.
• Visualizaciones del casco desde el entorno.
• Visualizaciones interiores del casco.
En cualquiera de ellas, la diversidad de materiales de construcción existentes en el mercado, constituye
una ayuda importante para la elección de la cobertura más adecuada del edificio y la disminución del
impacto.
Los criterios de diseño deben surgir tras un "diálogo" entre los elementos estéticos comunes de la
edificación y su entorno urbano. Estas pautas de proyección, desde el punto de vista de la percepción,
deben intentar cumplir dos objetivos:
• Minimizar el impacto visual.
• Enriquecimiento de la percepción de la escena.
El primero de ellos se conseguiría construyendo con pautas de diseño similares a las ya existentes en
el entorno. Los colores, texturas, líneas y formas vendrían dadas por la arquitectura tradicional o
consolidada de la zona y las edificaciones circundantes. Sin embargo, la introducción de contrastes
armónicos con tipos diferentes de los elementos reseñados, puede aumentar el interés y atención del
observador y, por tanto, la valoración de la escena. Las decisiones finales para el diseño de la
construcción, que finalmente tome el arquitecto, pueden estar creadas bajo unas orientaciones que le
ayuden a cumplir los dos fines señalados anteriormente.
Los materiales de construcción pueden definirse, en el mundo de la percepción, como los mimbres con
los que se crean las texturas. No obstante, su apreciación está siempre sujeta a la distancia de
observación. Ya se ha visto la influencia que la distancia posee en la definición del concepto de textura.
Cuando el alejamiento impida apreciar y diferenciar los elementos base de una fachada o cubierta, el
paño se observará más o menos uniforme. En la supratextura el elemento base es la pared completa
donde el factor relevante es el color. Se pretenden analizar la interrelación entre los materiales de
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construcción y las texturas por lo que para estudiar la regularidad, densidad, tamaño del grano y
contraste interno se trabajará en textura e infratextura.
La forma de reflexión de la luz es un primer factor a la hora de elegir un material. Todos los colores se
definen por tres parámetros: espectro, saturación y brillo. Esta última variable posee una gama que se
extiende desde los colores más brillantes, generalmente superficies cristalinas (láminas de agua),
metálicas, plastificadas o pulidas, hasta colores mates, más rugosos. El brillo determina aún más la
dominancia de la cubierta o la fachada: superficies brillantes tienden a atraer más la atención del
observador superponiéndose a todos los demás colores.
Si en un núcleo de construcciones se introduce un edificio con cubierta de chapa metálica (acero
galvanizado, cobre, aluminio, etc.), brillante, donde el resto de edificios no poseen esta característica,
sino que ofrecen superficies mates, con reflexión de la luz difusa, se está introduciendo un notable
contraste. Si la diferencia de brillo es alta, esta cubierta romperá la unidad del conjunto, será el centro
de atención pero no ofrecerá información para que la percepción se detenga en ella. La teja, la pizarra, el
fibrocemento o el hormigón poseen reflexiones difusas por lo que si introdujesen algún contraste, éste
sería muy pequeño.
En las fachadas se puede realizar un estudio similar. Si se imagina un núcleo pequeño de población,
donde las paredes encaladas constituyen el elemento base de la textura, y se introduce una edificación
construida con materiales que resulten mates al reflejar la luz (ladrillo, bloque de hormigón, piedra,
madera, etc.), se inserta un contraste. Según las características del mismo se puede enriquecer la
escena o romper la armonía.
El tamaño del grano es un agente que puede aumentar la diversidad de texturas y hacer llamar la
atención sobre un paño determinado. Siempre que exista una compatibilidad de fondo en la simulación,
las texturas de mayor tamaño de grano tenderán a dominar en la percepción visual. Las paredes de
piedra, ladrillo o bloque de hormigón, sin ningún tipo de recubrimiento, son herramientas de trabajo que
permiten la manipulación del tamaño del elemento base.
La regularidad normalmente es una de las características de la disposición de los materiales en las
paredes y cubiertas de las construcciones. Por ello, el romper esta monotonía puede ser muy
enriquecedor para el paisaje. Además se hace una llamada a la percepción cuando se incluyen
disposiciones al azar o en grupos. La piedra y los paneles prefabricados son útiles de trabajo que
permiten esta posibilidad.
La densidad es un factor íntimamente ligado a la regularidad y al tamaño del grano. Cuanta más
información se ofrezca a la percepción, manteniendo la armonía y la unidad del conjunto, más tiempo se
detendrá la atención para captar el panorama. Por esto, las paredes con alta densidad de elementos
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tienden a dominar sobre aquellas menos densas. La piedra es también un material que ofrece esta
posibilidad.
El contraste interno es una característica que puede hacer aumentar la diversidad de texturas en una
escena. De tal manera, que la elección adecuada del contraste interno en elementos como el bloque de
hormigón, ladrillo, madera, paneles prefabricados o piedra nos permite disponer de una variable de
diseño más para conseguir diversidad y contrastes de texturas.
BIBLIOGRAFÍA
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Área de Urbanismo. Madrid, 1996.
VENTURI, R. “Complejidad y contradicción en Arquitectura”. Ed. Gustavo Gili. Barcelona,
1978.
AUTORES
Justo García Navarro. Dr. Arquitecto. Lorenzo García Moruno. Ingeniero Agrónomo. Julio Hernández Blanco. Ingeniero Agrónomo.
Universidad Politécnica de Madrid Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos Departamento de Construcción y Vías Rurales Ciudad Universitaria s/n 28040 Madrid Tfno.: (91) 336 56 25 Fax: (91) 336 58 66 e-mail: [email protected]
Simulación infográfica de una nave ubicada en un núcleo de población. En su diseño se ha copiado la
textura de edificios aledaños.
La percepción de la textura de una escena está íntimamente ligada a la distancia desde la que se observa. En la primera fotografía, la supratextura está formada por el conjunto de las distintas fachadas. En la segunda, se aprecian las líneas originadas por los elementos base (ladrillos). En la tercera fotografía, aparece un conjunto de ladrillos, la infratextura estaría definida por la disposición de los materiales que constituyen el ladrillo.
El tamaño del grano, como propiedad característica de la textura, se ha mostrado en esta serie fotográfica mediante la simulación de tres valores distintos. Se han dispuesto en las fachadas de una edificación de un municipio del Páramo Leonés. Se muestran también al lado de cada edificación la textura que se ha empleado para su diseño.
Se ha sustituido el enfoscado inicial de las paredes de la iglesia por mampostería. El número de mampuestos (elemento base) por unidad de superficie nos da la densidad de esta textura. Se han simulado distintas texturas, con diferentes densidades, variando el número del elemento base por unidad de superficie. Las demás variables se mantienen constantes.
En esta serie fotográfica puede observarse la variación de la textura en la pared de una iglesia. Se añade mediante técnicas infográficas una textura de bloque envejecido. Al variar el contraste de la parte simulada, se observa la importancia de este atributo en la percepción visual del edificio y, por tanto, de su mayor o menor integración en el entorno.