Antologia de cuentos infantiles

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son versiones originales y versiones infantiles que son mas cortas y son renovadas para los niños en la actualidad.

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ÍNDICE1. LAS MIL Y UNA NOCHES VERSIÓN ORIGINAL

2. ALADDÍN VERSIÓN DISNEY

3. HERACLES VERSIÓN ORIINAL

4. HÉRCULES VERSIÓN DISNEY

5. HANSEL Y GRETEL VERSIÓN ORIGINAL

6. HANSEL Y GRETEL VERSIÓN INFANTIL

7. EL GATO CON BOTAS VERSIÓN ORIGINAL

8. EL GATO CON BOTAS VERSIÓN DISNEY

9. EL LOBO Y LAS SIETE CABRITAS VERSIÓN ORIGINAL

10. LAS CABRITAS Y EL LOBO INFANTIL

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En una ciudad de China vivía Aladino, hijo de una familia muy pobre, su padre era sastre y su madre se dedicaba al trabajo con algodón. En cuanto Aladino creció su padre le enseñó el oficio de sastre, pero este joven era muy vago y en cuanto podía abandonaba su labor para ir a jugar con sus amigos de la calle. Cuando Aladino todavía era un adolescente murió su padre y quedó al cuidado de su madre, quien no sabía cómo hacer para que su hijo trabaje y ayude en la casa.

Un día estaba jugando con sus amigos cuando un señor se le acercó a uno de ellos, se lo llevó aparte y le preguntó sobre Aladino y su familia, terminada la conversación gritó emocionado:

-Tal como lo imaginé eres Aladino el hijo de mi hermano –

Aladino no entendía quién era este hombre. Lo saludó y le respondió que su padre había muerto.

- No puedo creer que mi hermano haya muerto, vengo de muy lejos para verlo – le dijo el hombre – Toma este dinero, ve a tu casa y dile a tu madre que compre comida porque mañana pasaré a visitarlos – se dio media vuelta y se marchó.

Al llegar a su casa le contó lo sucedido a su madre, quien desconfió del relato ya que nunca había escuchado a su padre hablar de este hermano.

Al día siguiente cenaron los tres juntos, y el tío retó a Aladino por no ayudar a su madre en el trabajo.

- Eso no es digno de nuestra familia, no puedes dejar a tu madre sola con la casa, desde mañana tendrás tu propio oficio ¿te gustaría tener tu propia tienda de trajes? - preguntó el tío.

Aladino afirmó con la cabeza, le atraía ser el dueño de una tienda.

- Entonces mañana iremos en busca de una- dicho esto el tío se despidió y se marchó.

Con semejante ofrecimiento su madre se convenció que ese hombre era el tío de Aladino, nadie más que un familiar podría gastar tanta plata.

En cuanto salió el sol Aladino se fue con su tío, caminaron mucho hasta que salieron de la ciudad y llegaron a una montaña. El supuesto tío, que en realidad era un brujo malísimo que utilizaba a Aladino para conseguir un tesoro, dijo unas palabras mágicas mientras tocaba la tierra y luego el suelo se abrió. Aladino cayó al piso del susto, su tío lo levantó y le dijo:

- Debajo de la montaña hay un gran tesoro que está designado a tu nombre, por eso debes bajar. Si haces lo que te digo serás un hombre rico. Ponte este anillo que te quitará los miedos si lo frotas; después de bajar deberás levantar una losa

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que solo tú podrás hacerlo mientras pronuncias tu nombre; luego te encontrarás en un salón con muchos objetos de oro, no los toques y sigue caminando; pasarás por otro salón con árboles cuyos frutos son de oro puro, que no te tienten y sigue de largo; llegarás a un salón mayor con una gran escalera de piedra, sube y verás colgada una lámpara, pronuncia tu nombre, tómala y vuelve aquí con ella.

Al regresar puedes tomar todos los objetos y el oro que quieras.

Aladino hizo todo lo que su tío le indicó, y a la vuelta guardó la lámpara entre las ropas para tener sus manos desocupadas para tomar todas esas maravillas que veía en su camino.

Trepó por las paredes de tierra y le gritó a su tío para que lo ayude a salir, este le pidió la lámpara pero Aladino le dijo que se la daría arriba, ahora la tenía en las ropas y no quería soltarse. El otro insistía que le diera la lámpara y Aladino se seguía negando, hasta que el tío, que en realidad solo quería utilizar a Aladino para conseguir esa lámpara con poderes mágicos, se cansó y con unas pocas palabras cerró la tierra dejando a Aladino sin poder salir.

Aladino lloró varias horas al darse cuenta que había sido engañado y que ahora moriría, hasta que recordó el anillo que todavía tenía puesto y lo frotó para ver si realmente le quitaba el temor. Al hacerlo apareció un genio que salió del anillo y voló por el aire:

- Soy tu esclavo, ordena lo que desees que te lo concederé- Aladino sin poder creer lo que sus ojos veían le pidió que lo saque de la montaña y segundos más tarde estaba afuera.

Al regresar a su casa escondió la lámpara debajo de su cama y no le contó nada a su madre de lo ocurrido.

Dos días más tarde se habían quedado sin alimentos, recordó la lámpara y decidió sacar algo de dinero con su venta, así que se la entregó a su madre para que la lustre y así poder venderla a mayor precio. Pero en el momento en que su madre frotó la lámpara esta comenzó a moverse hasta caer al suelo, y para gran asombro de los dos salió de adentro un genio enorme que los miró y le dijo:- Eres mi amo, lo que desees te será concedido.- Quiero mucha comida – Le respondió Aladino que ya no se sorprendía por ver a un genio.

Segundos más tarde de pedido el deseo, en la mesa del salón aparecieron cientos de platos muy lujosos con frutas, carnes, panes y tanta comida como jamás habían visto. La madre se asustó mucho y Aladino no tuvo más remedio que contarle lo sucedido con el brujo.

Durante varios días tuvieron comida suficiente, y cuando se les acabó Aladino fue a la ciudad y vendió uno de los platos que el genio había dejado. El valor de este

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alcanzaba para comprar comida por una semana, y así fue como cada semana vendía alguno.

Una tarde que estaba en la ciudad, escuchó una orden de los soldados del Palacio para que se cerraran las tiendas y todos volviesen a sus casas, porque la hija del sultán iba a tomarse un baño y nadie podía verla. Aladino curioso de conocerla se escondió y al verla pasar se enamoró perdidamente de ella. Pasaron los días y Aladino permanecía en su cama horas y horas pensando en ella, al punto que su madre se asustó creyendo que le había sucedido algo malo. Pero Aladino la tranquilizó:

- Madre no me pasa nada grave sólo que me enamoré de la hija del sultán, es la mujer más bella que he visto, y quiero que vayas al palacio y le pidas al sultán que me conceda casarme con ella.

- ¿Pero estás loco? - le respondió su madre - ¿Cómo imaginas que el sultán dejará que su hija se case con un hombre tan pobre?

- Lleva de regalo los platos del genio con las gemas y diamantes que traje de la montaña.

La madre fue a la audiencia, pero en cuanto veían a una mujer tan pobre la pasaban por alto y hacían pasar a otras personas, así durante toda una semana hasta que el sultán la hizo entrar para conocer el motivo de tanta insistencia.

Tanto el sultán como el visir rieron por un largo rato al escuchar a la señora pedir la mano de la princesa Badr ul Budur. La madre se levantó y le entregó el regalo que enviaba su hijo. Las caras se transformaron en el instante en que el sultán abrió el paquete, nunca habían visto nada igual, nada tan bello como esas piedras preciosas. El sultán se fue a un lado con el visir y le dijo:

- ¿Cómo no puedo concederle a ese joven lo que me pide con un regalo así?

- Dame tan sólo tres meses para demostrarte con un mejor regalo que mi hijo es más digno que este otro para casarse con tu hija - Le respondió el visir quien quería ser parte de la familia real.

El sultán le dijo a la señora que comprometía a Badr ul Budur para ser la esposa de Aladino, pero la boda sería dentro de tres meses.La madre fue contenta a contarle a Aladino, pero le advirtió que sentía que algo raro tramaba el visir.

Dos meses más tarde la madre fue a hacer las compras y se sorprendió al ver todas las tiendas cerradas y la ciudad decorada con flores y luces. Le preguntó a un hombre a que se debía eso:

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- Señora, ¿en qué ciudad vive que no se ha enterado que esta noche se casa la princesa con el hijo del visir?

La madre corrió a su casa a contarle a su hijo. Este se encerró en su cuarto, buscó la lámpara y la frotó:

- Eres mi amo, lo que desees te será concedido – le dijo el genio al salir.

- Quiero que esta noche cuando la princesa y su esposo vayan al cuarto los traigas a mi casa, a él déjalo paralizado en el baño hasta que amanezca y los devuelvas al palacio.

Y así sucedió, a la noche aparecieron por arte de magia Badr ul Budur y su esposo en la casa de Aladino, temblando de miedo por no entender que pasaba y donde estaban. Aladino se acostó al lado de la Princesa y le dijo:

- No temas, no te haré nada, solo te protegeré esta noche.

A la mañana siguiente el genio los trasladó a su dormitorio minutos antes de que el sultán fuera a ver a su hija para ver cómo se sentía en su primer día de casada.

Ella se quedó muda sin responderle. Preocupado fue a contarle a su esposa y pedirle que hable con su hija. Badr ul Budur le contó a su madre todo, pero ésta le prohibió volver a contar semejante historia para evitar que creyeran que se había vuelto loca. Le preguntó al hijo del visir si era verdad lo que había escuchado, pero este por miedo lo negó.

Esa noche pasó lo mismo que la anterior.

A la mañana siguiente el sultán fue a hablar con su hija, y al ver que reaccionaba de la misma forma le exigió que le cuente que sucedía. Su hija en un mar de lágrimas le narró todo, su padre enfureció y la retó por ocultarle semejante episodio y mandó a llamar al visir para que corrobore con su hijo todo.

El hijo del visir estaba asustado y no quería volver a pasar otra noche paralizado:

- Padre te ruego que le pidas al sultán que me libere de este matrimonio, no puedo seguir casado con una mujer con la que pasan cosas tan extrañas.

- Pondremos guardias si es necesario pero nunca abandonarás este matrimonio que tanto nos costó conseguir.

Una vez que el visir le confirmó que todo era verdad el sultán para evitar más problemas anuló el matrimonio de su hija. De esta forma no hubo más inconvenientes durante las noches.

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Al enterarse de la noticia Aladino esperó el plazo de los tres meses que el sultán le había prometido en un principio, y envió a su madre para que le conceda casarse con su hija.

El sultán, que ya se había olvidado de Aladino, no sabía qué hacer para no faltar a su promesa de rey. Para evitar que su hija se case con un hombre que tenía una madre tan pobre siguió el consejo del visir y le pidió lo que consideraba un imposible: un regalo de bodas que contenga cuarenta platos de oro con gemas, estos debían ser traídos por cuarenta esclavas que a su vez estén acompañadas por cuarenta esclavos.

La madre le contó apenada su visita al sultán pero en cambio Aladino rió y fue en busca de la lámpara, la frotó y pidió el regalo al genio.

Una vez que estuvo todo preparado la madre salió presidiendo la caravana hacia el palacio, la gente en la calle se juntaba para admirar tanta belleza. Pero la mayor sorpresa fue para el sultán quien quedó maravillado y sin dudar le dijo al visir:

- No puedo rechazar a un yerno que en tan poco tiempo ha conseguido tanta riqueza.

El visir lleno de envidia le respondió:

- Nada de esta riqueza equivale a lo que vale tu hija, hay algo raro en esto y lo voy a averiguar, debe ser producto de la magia.

Pero el sultán mandó a llamar a los sirvientes del palacio para que comiencen a preparar la boda para esa misma noche.

Aladino feliz frotó la lámpara:

- Necesito que me vistas con los trajes más lujosos, esclavos para que me acompañen, un corcel negro para llegar al palacio, vestidos elegantes y joyas para mi madre y un grupo de mujeres hermosas para que caminen tras ella.

Nuevamente se reunió una multitud en las calles que aplaudían y saludaban a Aladino mientras este les arrojaba monedas.

Tanto el sultán como su hija se quedaron sin palabras al ver los trajes de Aladino, de su madre y la hermosura de las mujeres que los acompañaban. Y esa misma noche se concretó la boda en donde hubo músicos, un banquete con los más exquisitos platos, baile y cientos de invitados que formaban parte de las familias más ricas y poderosas del país.

Al finalizar la fiesta Aladino le dijo a su suegro que se marcharía para construir un Palacio digno de su nueva esposa, y dicho esto se fue a su casa y buscó la lámpara:

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- Eres mi amo, lo que desees te será concedido – le dijo el genio al salir.

- Quiero que construyas frente al palacio otro que sea más importante, con muchas habitaciones, candelabros de oro en todos los salones, piedras preciosas y gemas en las ventanas y columnas, vajilla de oro, un jardín con las más variadas flores, fuentes de agua, establos con los mejores caballos, y un gran número de cocineros, criados y una gran alfombra roja que una los dos palacios.Al ver el nuevo palacio el sultán estaba feliz de que Aladino sea su yerno, Badr ul Budur estaba deslumbrada con su nuevo esposo, pero en cambio el visir sentía cada vez más envidia e insistía en que debía ser producto de la magia.

Aladino comenzó a repartir monedas de oro entre la gente pobre, a organizar banquetes que ofrecía a los visires, emires y al sultán, y de esta forma se fue convirtiendo en un hombre popular y querido por todos.

Mientras, en una ciudad de África, se encontraba el brujo que había engañado a Aladino haciéndose pasar por su tío. Estaba utilizando sus trucos mágicos para averiguar si Aladino había muerto en la montaña y la lámpara seguía en el lugar. Pero al descubrir que Aladino estaba vivo, casado con la hija del sultán y era un hombre rico y popular sintió un odio enorme y ganas de matarlo.

Se fue a la ciudad de China, compró varias lámparas nuevas y corrió la voz que cambiaba lámparas nuevas por viejas. Una sirvienta de Badr ul Budur al escuchar esto le aconsejó el cambiar esa lámpara vieja que Aladino tenía en su cuarto por una de las nuevas que este hombre poseía. A Badr ul Budur que no sabía nada sobre la lámpara maravillosa, le pareció una excelente idea y le ordenó a la sirvienta realizar el cambio.

El brujo al apoderarse de la lámpara la frotó y en cuanto el genio salió le ordenó que traslade el palacio entero con Badr ul Budur a su ciudad.

A la mañana siguiente el sultán fue a visitar a su hija y se encontró con que ella y el palacio habían desaparecido, mandó a buscar a Aladino quien se había ido unos días de viaje y lo condenó a muerte.

- Ya te había advertido que Aladino no era bueno y todo lo conseguía a través de la magia – le decía el visir al sultán para lograr que le tome más bronca a su yerno.

La gente de la ciudad al enterarse que matarían a Aladino comenzaron a amenazar al sultán con atacar y quemar el palacio si algo le sucedía a Aladino.Por temor a las represalias el sultán lo perdonó pero le dio un plazo de un mes para que trajera de vuelta a su hija, sino lo mataría sin importar las amenazas de la gente.

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Aladino estaba desesperado ya que sin la lámpara no sabía cómo hallar a su esposa y no tenía idea de lo que podría haber sucedido; hasta que recordó su anillo mágico, lo frotó y apareció el genio.

- Genio te suplico que me devuelvas a mi esposa y el palacio.

- Lo que me pides es imposible de concederte, ya que están en poder del brujo quien tiene la lámpara que es más poderosa que el anillo.

- Entonces llévame al lugar donde está el palacio.

Al llegar frente al palacio, esperó ver salir al brujo y trepó por una ventana al cuarto de su esposa, quien estaba tendida en su cama llorando. Al verlo Badr ul Budur lo abrazó feliz y le contó que el brujo quería casarse con ella.

Aladino le propuso a su esposa un plan: ella debía invitar al brujo a cenar y decirle que estaba arrepentida y que aceptaría casarse con él. Cuando estuvieran comiendo, debía echar en su vaso un veneno; mientras, Aladino se escondería en uno de los sótanos del palacio.

Esa noche Badr ul Budur invitó al brujo a cenar, quien se puso muy contento y no sospechó nada. Cuando estaban comiendo Badr ul Budur propuso un brindis y le explicó que según las costumbres de su país debían intercambiar las copas; de esta forma ella le entregó su copa que contenía el veneno. El brujo lo tomó y en pocos segundos cayó muerto.

Badr ul Budur mandó a uno de sus criados a buscar a Aladino, quien se apoderó de la lámpara y le pidió al genio que los regrese a su país.

Allí se reencontraron con el sultán quien organizó una gran fiesta para celebrar.

Años más tarde el sultán murió y Aladino subió al trono donde reinó exitosamente.

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Aladdin y la Lámpara MaravillosaVersión de Disney.

Érase una vez una viuda que vivía con su hijo, Aladino. Un día, un misterioso extranjero ofreció al muchacho una moneda de plata a cambio de un pequeño favor y como eran muy pobres aceptó.

-¿Qué tengo que hacer? -preguntó.

-Sígueme – respondió el misterioso extranjero.

El extranjero y Aladino se alejaron de la aldea en dirección al bosque, donde este último iba con frecuencia a jugar. Poco tiempo después se detuvieron delante de una estrecha entrada que conducía a una cueva que Aladino nunca antes había visto.

- ¡No recuerdo haber visto esta cueva! -exclamó el joven- ¿Siempre ha estado ahí?

El extranjero sin responder a su pregunta, le dijo:

-Quiero que entres por esta abertura y me traigas mi vieja lámpara de aceite. Lo haría yo mismo si la entrada no fuera demasiado estrecha para mí.

-De acuerdo- dijo Aladino-, iré a buscarla.

-Algo más- agregó el extranjero-. No toques nada más, ¿me has entendido? Quiero únicamente que me traigas mi lámpara de aceite.

El tono de voz con que el extranjero le dijo esto último, alarmó a Aladino. Por un momento pensó huir, pero cambió de idea al recordar la moneda de plata y toda la comida que su madre podría comprar con ella.

-No se preocupe, le traeré su lámpara, – dijo Aladino mientras se deslizaba por la estrecha abertura.

Una vez en el interior, Aladino vio una vieja lámpara de aceite que alumbraba débilmente la cueva. Su sorpresa aumentó al descubrir un recinto cubierto de monedas de oro y piedras preciosas.

“Si el extranjero solo quiere su vieja lámpara -pensó Aladino-, o está loco o es un brujo. Mmm, ¡tengo la impresión de que no está loco! ¡Entonces es un…!”

-¡La lámpara! ¡Tráemela inmediatamente!- gritó el brujo impaciente.

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-De acuerdo, pero primero déjeme salir -repuso Aladino mientras comenzaba a deslizarse por la abertura.

¡No! ¡Primero dame la lámpara! -exigió el brujo cerrándole el paso

-¡No! Gritó Aladino.

-¡Peor para ti! Exclamó el brujo empujándolo nuevamente dentro de la cueva. Pero al hacerlo perdió el anillo que llevaba en el dedo el cual rodó hasta los pies de Aladino.

En ese momento se oyó un fuerte ruido. Era el brujo que hacía rodar una roca para bloquear la entrada de la cueva.

Una oscuridad profunda invadió el lugar, Aladino tuvo miedo. ¿Se quedaría atrapado allí para siempre? Sin pensarlo, recogió el anillo y se lo puso en el dedo. Mientras pensaba en la forma de escaparse, distraídamente le daba vueltas y vueltas.

De repente, la cueva se llenó de una intensa luz rosada y un genio sonriente apareció.

-Soy el genio del anillo. ¿Que deseas, mi señor? Aladino aturdido ante la aparición, solo acertó a balbucear:

-Quiero regresar a casa.

Instantáneamente Aladino se encontró en su casa con la vieja lámpara de aceite entre las manos.

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Emocionado el joven narro a su madre lo sucedido y le entregó la lámpara.

-Bueno no es una moneda de plata, pero voy a limpiarla y podremos usarla.

La estaba frotando cuando, de repente, otro genio aún más grande que el primero apareció.

-Soy el genio de la lámpara. ¿Qué deseas? La madre de Aladino contempló aquella extraña aparición sin atreverse a pronunciar una sola palabra.

Aladino sonriendo murmuró:

-¿Por qué no una deliciosa comida acompañada de un gran postre?

Inmediatamente, aparecieron delante de ellos fuentes llenas de exquisitos manjares.Aladino y su madre comieron muy bien ese día y a partir de entonces, todos los días durante muchos años.

Aladino creció y se convirtió en un joven apuesto, y su madre no tuvo necesidad de trabajar para otros. Se contentaban con muy poco y el genio se encargaba de suplir todas sus necesidades.

Un día cuando Aladino se dirigía al mercado, vio a la hija del Sultán que se paseaba en su litera. Una sola mirada le bastó para quedar locamente enamorado de ella. Inmediatamente corrió a su casa para contárselo a su madre:

-¡Madre, este es el día más feliz de mi vida! Acabo de ver a la mujer con la que quiero casarme.

-Iré a ver al Sultán y le pediré para ti la mano de su hija Jazmín dijo ella.

Como era costumbre llevar un presente al Sultán, pidieron al genio un cofre de hermosas joyas.

Aunque muy impresionado por el presente el Sultán preguntó:

-¿Cómo puedo saber si tu hijo es lo suficientemente rico como para velar por el bienestar de mi hija? Dile a Aladino que, para demostrar su riqueza debe enviarme cuarenta caballos de pura sangre cargados con cuarenta cofres llenos de piedras preciosas y cuarenta guerreros para escoltarlos.

La madre desconsolada, regresó a casa con el mensaje.

-¿Dónde podemos encontrar todo lo que exige el Sultán? -preguntó a su hijo.

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Tal vez el genio de la lámpara pueda ayudarnos -contestó Aladino.

Como de costumbre, el genio sonrió e inmediatamente obedeció las órdenes de Aladino.

Instantáneamente, aparecieron cuarenta briosos caballos cargados con cofres llenos de zafiros y esmeraldas. Esperando impacientes las órdenes de Aladino, cuarenta Jinetes ataviados con blancos turbantes y anchas cimitarras, montaban a caballo.

-¡Al palacio del Sultán!- ordenó Aladino.

El Sultán, muy complacido con tan magnífico regalo, se dio cuenta de que el joven estaba determinado a obtener la mano de su hija. Poco tiempo después, Aladino y Jazmín se casaron y el joven hizo construir un hermoso palacio al lado del Sultán (con la ayuda del genio, claro está).

El Sultán se sentía orgulloso de su yerno y Jazmín estaba muy enamorada de su esposo que era atento y generoso.

Pero la felicidad de la pareja fue interrumpida el día en que el malvado brujo regresó a la ciudad disfrazado de mercader.

-¡Cambio lámparas viejas por nuevas! -pregonaba. Las mujeres cambiaban felices sus lámparas viejas.

-¡Aquí! -llamó Jazmín-. ¡Tome la mía también!- entregándole la lámpara del genio.Aladino nunca había confiado a Jazmín el secreto de la lámpara y ahora era demasiado tarde.

El brujo frotó la lámpara y dio una orden al genio. En una fracción de segundo, Jazmín y el palacio subieron muy alto por el aire y fueron llevados a la tierra lejana del brujo.

-¡Ahora serás mi mujer! -le dijo el brujo con una estruendosa carcajada. La pobre Jazmín, viéndose a la merced del brujo, lloraba amargamente.

Cuando Aladino regresó, vio que su palacio y todo lo que amaba habían desaparecido.

Entonces, acordándose del anillo, le dio tres vueltas.

-Gran genio del anillo, ¿qué sucedió con mi esposa y mi palacio? -preguntó.

-El brujo que te empujó al interior de la cueva hace algunos años regresó, mi amo, y se llevó con él tu palacio, esposa y la lámpara -respondió el genio.

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Tráemelos de regreso inmediatamente -pidió Aladino.

-Lo siento, amo, mi poder no es suficiente para traerlos. Pero puedo llevarte hasta donde se encuentran. Poco después, Aladino se encontraba entre los muros del palacio del brujo. Atravesó silenciosamente las habitaciones hasta encontrar a Jazmín. Al verla la estrechó entre sus brazos mientras ella trataba de explicarle todo lo que le había sucedido.

-¡Shhh! No digas una palabra hasta que encontremos una forma de escapar -susurró Aladino. Juntos trazaron un plan. Jazmín debía encontrar la manera de envenenar al brujo. El genio del anillo les proporciono el veneno.Esa noche, Jazmín sirvió la cena y sirvió el veneno en una copa de vino que le ofreció al brujo.

Sin quitarle los ojos de encima, esperó a que se tomara hasta la última gota. Casi inmediatamente éste se desplomó inerte.Aladino entró presuroso a la habitación, tomó la lámpara que se encontraba en el bolsillo del brujo y la frotó con fuerza.

-¡Cómo me alegro de verte, mi buen Amo! -dijo sonriendo-.¿Podemos regresar ahora?

-¡Al instante!- respondió Aladino y el palacio se elevó por el aire y flotó suavemente hasta el reino del Sultán.

El Sultán y la madre de Aladino estaban felices de ver de nuevo a sus hijos. Una gran fiesta fue organizada a la cual fueron invitados todos los súbditos del reino para festejar el regreso de la joven pareja.

Aladino y Jazmín vivieron felices y sus sonrisas aún se pueden ver cada vez que alguien brilla una vieja lámpara de aceite.

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HISTORIA DE HÉRACLES

Heracles era hijo del dios Zeus y de Alcmena. Hera, esposa de Zeus y diosa del matrimonio, no perdonó la infidelidad de Zeus y en venganza envió dos serpientes para terminar con la vida del recién nacido Hércules. Pero el pequeño con singular fuerza las mató estrangulándolas. Con el paso de los años el mítico héroe contrajo matrimonio con la princesa Megara con quien tuvo tres hijos.Hera, por su parte, aún no olvidaba el engaño de su marido y ensañada en su venganza hizo pasar a Hércules un estado de locura en medio del cual mataría a su esposa e hijos. Cuando volvió en sí y se percató de lo sucedido decidió suicidarse. Pero el oráculo de Delfos le permitió purgar su falta convirtiéndolo en sirviente de su primo Euristeo, rey de Micenas. En complot con Hera, Euristeo le impuso a Hércules el desafío de enfrentar doce pruebas, conocidos como los "Doce trabajos de Hércules".

Los desafíos:

- La primera prueba consistía en matar al león de Nemea, animal que no sufría daño de ninguna arma. Hércules logró matarlo utilizando su garrote para atontarlo y después lo

estranguló.

- El segundo desafío era matar a la Hidra, monstruo de nueve cabezas. Una de ellas era inmortal y si le cortaban una en su lugar aparecían dos nuevas. Para aniquilarla Hércules quemó

los cuellos de las cabezas mortales, para que no crecieran otras y sepultó bajo una roca la cabeza inmortal.

Posteriormente mojó sus flechas en la sangre de Hidra para envenenarlas.

- El tercer reto era atrapar viva a la Cierva de Cerinea.Heracles debía capturar a la cierva para llevarla viva a

Micenas y entregarla a Euristeo. La Cierva de Cerinea tenía pezuñas de bronce y cornamenta de oro, estaba consagrada a

Artemisa ya que era una de las cinco ciervas que la diosa había intentado capturar para engancharlas a su carro y había

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sido la única que había logrado escapar. Pero la cierva era muy veloz y no le fue fácil atraparla, por lo que la persiguió

día y noche sin descanso hasta el país de los Hiperbóreos. Allí la capturó mientras ésta tomaba agua y la llevó a Euristeo.

Heracles tardó 12 meses en capturarla.Heracles, era consciente de que si derramaba una sola gota de sangre de la cierva tendría que dar explicaciones, y sufrir el consiguiente castigo. Aprovechando que la cierva estaba

bebiendo, Heracles le atravesó las dos patas por la piel utilizando una flecha que hizo pasar entre el tendón y el

hueso, sin llegar a derramar su sangre. Una vez inmovilizada, la apresó y la llevó a Micenas. Su gran hazaña sirvió de

ejemplo a otros muchos héroes de la antigüedad como Yhuidr y Casto.

Otras leyendas dicen que la cierva estaba durmiendo y Hércules le tiró encima su red. Sea como sea la diosa Ártemis

se enojó bastante hasta que se enteró de la misión que le había encomendado Euristeo al héroe y dio su aprobación: podía llevarse a la cierva pero en cuanto el rey la hubiera

visto, debía ser puesta in libertad.-En la cuarta prueba tuvo que cazar a un jabalí cuya cueva estaba en el monte Erimanto. Era un jabalí come-hombres, creaba terremotos y sus colmillos eran capaces de arrancar

árboles de raíz. Lo persiguió durante varias horas, lo acorraló en una zona cubierta de nieve donde, saltando sobre su lomo,

lo ató con cadenas y lo cargó sobre sus hombros hasta Micenas.

- En la quinta se le impuso limpiar la suciedad acumulada por treinta años por miles de rebaños en los establos de Augías en

un día. Para conseguir esto desvió el cauce de dos ríos, el Alfeo y Peneo y con sus aguas limpió todo el terreno.

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-El sexto trabajo fue alejar del lago Estínfalo a las aves de picos, garras y alas de bronce y cuyos excrementos

venenosos arruinaban los cultivos y atacaban a la gente ya que también eran carnívoras.

Cuando Hércules llegó a Estínfalo sin muchas ilusiones de poder llevar a cabo su trabajo se le apareció Atenea que le

entregó unas grandes castañuelas de bronce.Hércules subió a una colina y tocó las castañuelas con lo cual

las aves se fueron de allí.Cuando regresó a Micenas para darle cuenta a Euristeo del

cumplimiento de su misión vio que algunas aves de Estínfalo sobrevolaban el palacio de Euristeo, el cual, horrorizado se escondió en una tinaja, diciendo: - ¡Decidle a ese insensato

que se lleve de aquí a esos malditos pájaros!... y, como Hércules aún no había devuelto las castañuelas a Atenea, las

tocó y los pájaros se marcharon.

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-La séptima prueba, consistía en recuperar el toro que había enviado Poseidón para aterrorizar a Creta. Éste era un toro salvaje que expulsaba fuego por sus narices y que causaba estragos en Creta.Este toro es el que Poseidón hizo salir del mar cuando el rey Minos prometió ofrecer un sacrificio al dios; pero Minos lo encontró tan hermoso que lo incorporó a sus rebaños como semental en vez de sacrificarlo y Poseidón, enfurecido, hizo que la reina Pasífae se enamorara del animal y concibiera de él un hijo, el Minotauro, tras lo cual hizo enloquecer al toro.

Así pues, Heracles se presentó a Minos, que le autorizó para capturar al toro, si podía. Heracles consiguió subirse al lomo

del animal y lo condujo, a través del mar Egeo, hasta Micenas. Euristeo, al ver al hermoso animal lo quiso ofrecer a Hera,

pero la diosa lo rechazó al ver la ferocidad del toro, por lo que Euristeo lo dejó libre.

El toro causó estragos allá por donde pasó. Atravesó la Argólide, cruzó el istmo de Corinto hasta que finalmente el héroe ateniense Teseo consiguió matarlo en la llanura de

Maratón (cerca de Atenas).

- El octavo reto era recuperar las 20 yeguas de Diomedes, rey de Tracias. Estos animales comían carne humana. Éste las

tenía atadas con cadenas y las alimentaba con la carne de sus inocentes huéspedes.

Para atraparlas Hércules capturó al rey y lo ofreció como alimento a las yeguas y las desvió hacia Micenas.

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- En el noveno reto, Hércules fue ayudado por Hipólita, reina de las amazonas. Euristeo quería para su hija Admete el cinturón mágico de Hipólita que le había regalado su padre Ares, el dios de la guerra y cuando Hipólita estaba a punto de entregárselo, Hera dijo a las amazonas que Hércules quería raptar a la reina. Ellas respondieron con un ataque y Hércules la mató y escapó llevándose el cinturón.

- La décima prueba la realizó en la isla de Eritia (actualmente la Isla de León, en San Fernando, Cádiz), donde debía robar los bueyes (ganado) de Gerión, que era un monstruoso gigante antropomorfo con tres cuerpos que estaban unidos por la cintura, con sus respectivas cabezas, hijo de Crisaor y Calírroe. Era dueño de un perro de dos cabezas llamado Ortro, que era el hermano de Cerbero, y de una espléndida cabaña de ganado que era guardado por Ortro y por un pastor llamado Euritión. Heracles lo mató, pues era el décimo de sus 12 trabajos y le robó su rebaño de vacas rojas y bueyes. Gerión fue en busca de venganza y luchó contra Heracles, pero éste le lanzó una flecha envenenada con la sangre de la Hidra que atravesó sus tres cuerpos y acabó con él.Hércules levantó dos grandes columnas, los

peñones de Gibraltar y de Ceuta, como monumentos a su hazaña.

- El penúltimo trabajo fue robar las manzanas de oro de las Hespérides que eran 3 ninfas que cuidaban un maravilloso jardín en un lejano

rincón del occidente, situado cerca de la cordillera del Atlas en

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el Norte de África al borde del Océano que circundaba el mundo.Heracles no sabía dónde estaban y pidió ayuda a Atlas, padre de las Hespérides, este decidió ayudarlo solo si lograba sostener el mundo sobre sus hombros, mientras conseguía las manzanas. Al volver, Atlas decidió no aceptar los cielos de vuelta, y en su lugar se ofreció a llevar las manzanas a Euristeo él mismo, pero Heracles volvió a engañarlo aceptando quedarse en su lugar a condición de que Atlas sujetase el cielo un momento para ponerse su capa más cómodamente. Atlas accedió, y entonces Heracles tomó las manzanas y se marchó.- Finalmente tenía que capturar al perro de los infiernos llamado Cerbero. Viajó primero a Eleusis para ser iniciado en los misterios eleusinos y aprender así cómo entrar y salir vivo del Hades, y de paso para absolverse a sí mismo de la culpa por haber matado a su esposa e hijos. Encontró la entrada al inframundo en Ténaro. Atenea y Hermes le ayudaron a traspasar la entrada a la ida y a la vuelta. Gracias a la insistencia de Hermes y a su propio aspecto fiero, Caronte le llevó en su barca a través del Aqueronte.Mientras estaba en el inframundo, Heracles liberó a Teseo, pero la tierra tembló cuando intentó liberar a Pirítoo, por lo que tuvo que dejarlo atrás. Ambos habían sido encarcelados por Hades, quien los había sujetado mágicamente a un banco cuando intentaron secuestrar a Perséfone. Dicha magia era tan fuerte que cuando Heracles tiró de Teseo para liberarlo, parte de los muslos de éste quedaron pegados al banco, lo que explicaría por qué sus descendientes tenían muslos notablemente delgados.En algunas versiones, Heracles simplemente pidió permiso a Hades para llevarse a Cerbero, a lo que éste accedió siempre que Heracles no usara armas y no hiciera daño al perro, pero en otras versiones Heracles disparó una flecha a Hades. Tras esto, en algunas versiones Heracles luchó con el perro y lo arrastró fuera del Hades, pasando por la cueva Aquerusia, pero Heracles trató con amabilidad al fiero perro por primera vez, y éste le acompañó afuera dócilmente.

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Después de realizar las doce hazañas impuestas por Euristeo, Hércules se casó con Dayanira. Ella fue atacada por el

centauro Neso y el héroe lo atacó con las flechas envenenadas con la sangre de Hidra. El centauro, antes de morir, dijo al oído de Dayanira que tomara un poco de su

sangre ya que era un poderoso filtro de amor. Ella, engañada, le hizo caso y envió a su amado, que creía enamorado de la

princesa Yole, una túnica empapada de la sangre de Neso. Al ponérsela Hércules no soportó el dolor del veneno y se arrojó

a una pira funeraria.

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HÉRCULES

Versión Disney

En el Monte Olimpo, todos estaban felices; Hércules, hijo de dios Zeus y de la diosa Hera, acababa de nacer. El pequeño parecía fuerte, muy fuerte. Era el bebé más fuerte de todos los tiempos. Su padre le había regalado un pequeño caballo alado llamado Pegaso.

Mientras tanto, en el Inframundo, el perverso dios Hades, enemigo de Zeus, estaba furioso. Si Zeus tenía descendencia, la Tierra y el Olimpo nunca le pertenecerían. Tenía que hacer todo lo posible para deshacerse del recién nacido.Envió  a la Tierra a dos de sus secuaces con el fin de hacer desaparecer al niño. Pero todo lo que tenían de

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malvados lo tenían también de torpes, y lo que hicieron fue dar una pócima al bebé, la cual le hizo mortal.Y así, el niño tuvo que vivir en la Tierra como un hombre más, sin conocer su auténtica procedencia.Pasaron los años y, cuando Hércules era ya un joven, su padre le reveló el secreto de su origen y cómo estaba destinado a ser el hombre más fuerte del mundo, capaz de hacer el bien entre los hombres.Hércules fue en busca de quien pudiera ayudarle en esta tarea, y lo encontró en Filoctetes, un fauno, que era entrenador olímpico. Gracias a su trabajo y al tesón de Fil, Hércules llegó a ser el héroe más famoso de toda Grecia.

Pero un día, el amor llamó al corazón de Hércules. Se había enamorado de Mégara, una joven hermosísima, que también le amaba.

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Hades estaba contento; el amor había hecho de Hércules tuviese una debilidad. Era su gran oportunidad. Le amenazó con llevarse a Mégara para siempre si no obedecía sus perversas órdenes de destruir el mundo. Hércules se negó, y tuvo que resistir y luchar contra los terribles monstruos que el dios del Inframundo le enviaba. ¡No podía consentir que Hades se saliera con la suya, y tenía que proteger a su amada Meg!Hades estaba perdiendo la batalla, y en un intento desesperado, lanzó a Hércules hacia el Abismo de la Muerte. Pero el Olimpo y todos sus dioses buenos protegían a nuestro héroe.Y así, cuando Hércules rechazó aquella furia mortal, quién se precipitó al Abismo de la Muerte fue el propio Hades, que se perdió para siempre en el Inframundo que él mismo había creado para hacer el mal.La pesadilla había terminado. Hércules y Mégara pudieron por fin ser felices. Gracias a la enorme fuerza del héroe, pero también a su gran corazón, el mal desapareció de la faz de la Tierra.Y el espíritu de los héroes siguió presente en las mentes de los hombres durante muchos, muchísimos años. Todavía hoy, todos esperamos que alguien fuerte y bueno libre a nuestro mundo de la violencia, el dolor y el mal.

Hansel & Gretel

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VERSIÓN ORIGINAL

AUTOR: HERMANOS GRIMM. Junto a un bosque muy grande vivía un pobre leñador con su mujer y dos hijos; el niño se llamaba Hansel, y la niña, Gretel. Apenas tenían qué comer, y en una época de carestía que sufrió el país, llegó un momento en que el hombre ni siquiera podía ganarse el pan de cada día. Estaba el leñador una noche en la cama, cavilando y revolviéndose, sin que las preocupaciones le dejaran pegar el ojo; finalmente, dijo, suspirando, a su mujer: - ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Cómo alimentar a los pobres pequeños, verdad que nada nos queda?

- Se me ocurre una cosa -respondió ella-. Mañana, de madrugada, nos llevaremos a los niños a lo más espeso del bosque. Les encenderemos un fuego, les daremos un pedacito de pan y luego los dejaremos solos para ir a nuestro trabajo. Como no sabrán encontrar el camino de vuelta, nos libraremos de ellos.

- ¡Por Dios, mujer! -replicó el hombre-. Eso no lo hago yo.

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¡Cómo voy a cargar sobre mí el abandonar a mis hijos en el bosque! No tardarían en ser destrozados por las fieras.

- ¡No seas necio! -exclamó ella-. ¿Quieres, pues, que nos muramos de hambre los cuatro? ¡Ya puedes ponerte a aserrar las tablas de los ataúdes!-. Y no cesó de importunarle hasta que el hombre accedió-. Pero me dan mucha lástima -decía.

Los dos hermanitos, a quienes el hambre mantenía siempre desvelados, oyeron lo que su madrastra aconsejaba a su padre.

Gretel, entre amargas lágrimas, dijo al Hansel: - ¡Ahora sí que estamos perdidos! – No llores, Gretel -la consoló el niño-, y no te aflijas, que yo me las arreglaré para salir del paso.

Y cuando los viejos estuvieron dormidos, se levantó, se puso la chaquetita y salió a la calle por la puerta trasera. Brillaba una luna esplendorosa y los blancos guijarros que estaban en el suelo delante de la casa, relucían como plata pura. Hansel los fue recogiendo hasta que no le cupieron más en los bolsillos. De vuelta a su cuarto, dijo a Gretel: - Nada temas, hermanita, y duerme tranquila: Dios no nos abandonará -y se acostó de nuevo.

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A las primeras luces del día, antes aún de que saliera el sol, la mujer fue a llamar a los niños: - ¡Vamos, holgazanes, levántense! Hemos de ir al bosque por leña-. Y dando a cada uno un pedacito de pan, les advirtió-: Ahí tienes esto para mediodía, pero no lo comas antes, pues no les daré más.

Gretel se puso el pan debajo del delantal, porque Hansel llevaba los bolsillos llenos de piedras, y emprendieron los cuatro el camino del bosque. Al cabo de un ratito de andar, Hansel se detenía de cuando en cuando, para volverse a mirar hacia la casa. Dijo el padre: - Hansel, no te quedes rezagado mirando atrás, ¡atención y piernas vivas! - Es que miro el gatito blanco, que desde el tejado me está diciendo adiós -respondió el niño. Y replicó la mujer: - Tonto, no es el gato, sino el sol de la mañana, que se refleja en la chimenea. Pero lo que estaba haciendo Hansel no era mirar el gato, sino ir echando blancas piedrecitas, que sacaba del bolsillo, a lo largo del camino.

Cuando estuvieron en medio del bosque, dijo el padre: - Recojan ahora leña, pequeños, les encenderé un fuego para que no tengan frío.-

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Hansel y Gretel reunieron un buen montón de leña menuda. Prepararon una hoguera, y cuando ya ardió con viva llama, dijo la mujer: - Pónganse ahora al lado del fuego, chiquillos, y descansen, mientras nosotros nos vamos por el bosque a cortar leña. Cuando hayamos terminado, vendremos a recogerlos.

Los dos hermanitos se sentaron junto al fuego, y al mediodía, cada uno se comió su pedacito de pan. Y como oían el ruido de los hachazos, creían que su padre estaba cerca. Pero, en realidad, no era el hacha, sino una rama que él había atado a un árbol seco, y que el viento hacía chocar contra el tronco. Al cabo de mucho rato de estar allí sentados, el cansancio les cerró los ojos, y se quedaron profundamente dormidos. Despertaron, cuando ya era noche cerrada. Gretel se echó a llorar, diciendo: - ¿Cómo saldremos del bosque? Pero Hansel la consoló: - Espera un poquitín a que brille la luna, que ya encontraremos el camino. Y cuando la luna estuvo alta en el cielo, el niño, agarro de la mano a su hermanita, guiándose por las guijas, que, brillando como plata batida, le indicaron la ruta. Anduvieron toda la noche, y llegaron a la casa al despuntar el alba. Llamaron a la puerta y les abrió la madrastra, que, al verlos, exclamó: - ¡Diablo de niños! ¿Qué es eso

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de quedarse tantas horas en el bosque? ¡Creíamos que no querían volver! El padre, en cambio, se alegró de que hubieran vuelto, pues le remordía la conciencia por haberlos abandonado.

Algún tiempo después hubo otra época de miseria en el país, y los niños oyeron una noche cómo la madrastra, estando en la cama, decía a su marido: - Otra vez se ha terminado todo; sólo nos queda media hogaza de pan, y sanseacabó.

Tenemos que deshacernos de los niños. Los llevaremos más adentro del bosque para que no puedan encontrar el camino; de otro modo, no hay salvación para nosotros.

Al padre le dolía mucho abandonar a los niños, y pensaba: "Mejor harías compartir con tus hijos el último bocado." Pero la mujer no quiso escuchar sus razones, y lo llenó de reproches e improperios. Quien cede la primera vez, también ha de ceder la segunda; y, así, el hombre no tuvo valor para negarse.

Pero los niños estaban aún despiertos y oyeron la conversación. Cuando los viejos se hubieron

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dormido, se levantó Hansel con intención de salir a proveerse de guijarros, como la vez anterior; pero no pudo hacerlo, pues la mujer había cerrado la puerta. Dijo, no obstante, a su hermanita, para consolarla: - No llores, Gretel, y duerme tranquila, que Dios Nuestro Señor nos ayudará.-

A la madrugada siguiente se presentó la mujer a sacarlos de la cama y les dio su pedacito de pan, más pequeño aún que la vez anterior. Camino del bosque, Hansel iba desmigajando el pan en el bolsillo y, deteniéndose de trecho en trecho, dejaba caer miguitas en el suelo.

- Hansel, ¿por qué te paras a mirar atrás? –Le preguntó el padre-. ¡Vamos, no te entretengas! - Estoy mirando mi palomita, que desde el tejado me dice adiós. - ¡Bobo! -intervino la mujer-, no es tu palomita, sino el sol de la mañana, que brilla en la chimenea. Pero Hansel fue sembrando de migas todo el camino.

La madrastra condujo a los niños aún más adentro del bosque, a un lugar en el que nunca había estado. Encendieron una gran hoguera, y la mujer les dijo: - Quédense aquí, pequeños, y si se cansan, échense una siestecita. Nosotros vamos por leña; al atardecer, cuando hayamos terminado, volveremos a recogemos.

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A mediodía, Gretel partió su pan con Hansel, ya que él había esparcido el suyo por el camino. Luego se quedaron dormidos, sin que nadie se presentara a buscar a los pobrecillos; se despertaron cuando era ya de noche oscura. Hansel consoló a Gretel diciéndole: - Espera un poco, hermanita, a que salga la luna; entonces veremos las migas de pan que yo he esparcido, y que nos mostrarán el camino de vuelta. Cuando salió la luna, se dispusieron a regresar; pero no encontraron ni una sola miga; se las habían comido los mil pajarillos que volaban por el bosque. Dijo Hansel a Gretel: - Ya daremos con el camino -pero no lo encontraron.Anduvieron toda la noche y todo el día siguiente, desde la madrugada hasta el atardecer, sin lograr salir del bosque; sufrían además de hambre, pues no habían comido más que unos pocos frutos silvestres, recogidos del suelo. Y como se sentían tan cansados que las piernas se negaban ya a sostenerlos, se echaron al pie de un árbol y se quedaron dormidos.

Y amaneció el día tercero desde que salieron de casa. Reanudaron la marcha, pero cada vez se extraviaban más en el bosque. Si alguien no acudía pronto en su ayuda, estaban condenados a morir de hambre. Pero he aquí que hacia mediodía vieron un hermoso pajarillo, blanco como la nieve, posado en la rama de un árbol; y cantaba tan dulcemente, que se detuvieron a

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escucharlo. Cuando hubo terminado, abrió sus alas y emprendió el vuelo, y ellos lo siguieron, hasta llegar a una casita, en cuyo tejado se posó; y al acercarse vieron que la casita estaba hecha de pan y cubierta de bizcocho, y las ventanas eran de puro azúcar. - ¡Mira qué bien! -exclamó Hansel-, aquí podremos sacar el vientre de mal año. Yo comeré un pedacito del tejado; tú, Gretel, puedes probar la ventana, verás cuán dulce es. Se encaramó el niño al tejado y rompió un trocito para probar a qué sabía, mientras su hermanita mordisqueaba en los cristales. Entonces oyeron una voz suave que procedía del interior: "¿Será acaso la ratita la que roe mi casita?"

Pero los niños respondieron: "Es el viento, es el viento que sopla violento."

Y siguieron comiendo sin desconcertarse. Hansel, que encontraba el tejado sabrosísimo, desgajó un buen pedazo, y Gretel sacó todo un cristal redondo y se sentó en el suelo, comiendo a dos carrillos. Se abrió entonces la puerta bruscamente, y salió una mujer viejísima, que se apoyaba en una muleta. Los niños se asustaron de tal modo, que soltaron lo que tenían en las manos; pero la vieja, meneando la cabeza, les dijo: - Hola, pequeñines, ¿quién los ha traído? Entren y quédense conmigo, no les

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haré ningún daño. Y, cogiéndolos de la mano, los introdujo en la casita, donde había servida una apetitosa comida: leche con bollos azucarados, manzanas y nueces. Después los llevó a dos camitas con ropas blancas, y Hansel y Gretel se acostaron en ellas, creyéndose en el cielo.

La vieja aparentaba ser muy buena y amable, pero, en realidad, era una bruja malvada que acechaba a los niños para cazarlos, y había construido la casita de pan con el único objeto de atraerlos. Cuando uno caía en su poder, lo mataba, lo guisaba y se lo comía; esto era para ella un gran banquete. Las brujas tienen los ojos rojizos y son muy cortas de vista; pero, en cambio, su olfato es muy fino, como el de los animales, por lo que desde muy lejos ventean la presencia de las personas. Cuando sintió que se acercaban Hansel y Gretel, dijo para sus adentros, con una risotada maligna: "¡Míos son; éstos no se me escapan!” Se levantó muy de mañana, antes de que los niños se despertasen, y, al verlos descansar tan plácidamente, con aquellas mejillitas tan sonrosadas y coloreadas, murmuró entre dientes: "¡Serán un buen bocado!” Y, agarrando a Hansel con su mano seca, lo llevó a un pequeño establo y lo encerró detrás de una reja. Gritó y protestó el niño con todas sus fuerzas, pero todo fue inútil. Se dirigió

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entonces a la cama de Gretel y despertó a la pequeña, sacudiéndola rudamente y gritándole: - Levántate, holgazana, ve a buscar agua y guisa algo bueno para tu hermano; lo tengo en el establo y quiero que engorde. Cuando esté bien cebado, me lo comeré.

Gretel se echó a llorar amargamente, pero en vano; hubo de cumplir los mandatos de la bruja.Desde entonces a Hansel le sirvieron comidas exquisitas, mientras Gretel no recibía sino cáscaras de cangrejo. Todas las mañanas bajaba la vieja al establo y decía: - Hansel, saca el dedo, que quiero saber si estás gordo. Pero Hansel, en vez del dedo, sacaba un huesecito, y la vieja, que tenía la vista muy mala, pensaba que era realmente el dedo del niño, y todo era extrañarse de que no engordara. Cuando, al cabo de cuatro semanas, vio que Hansel continuaba tan flaco, perdió la paciencia y no

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quiso aguardar más tiempo: - Anda, Gretel -dijo a la niña-, a buscar agua, ¡ligera! Esté gordo o flaco tu hermano, mañana me lo comeré.

¡Qué desconsuelo el de la hermanita, cuando venía con el agua, y cómo le corrían las lágrimas por las mejillas! "¡Dios mío, ayúdanos! -rogaba-. ¡Ojalá nos hubiesen devorado las fieras del bosque; por lo menos habríamos muerto juntos!” - ¡Basta de lloriqueos! -gritó la vieja-; de nada han de servirte.

Por la madrugada, Gretel hubo de salir a llenar de agua el caldero y encender fuego. - Primero coceremos pan -dijo la bruja-. Ya he calentado el horno y preparado la masa -. Y de un empujón llevó a la pobre niña hasta el horno, de cuya boca salían grandes llamas. Entra a ver si está bastante caliente para meter el pan -mandó la vieja. Su intención era cerrar la puerta del horno cuando la niña estuviese en su interior, asarla y comérsela también. Pero Gretel le adivinó el pensamiento y dijo: - No sé cómo hay que hacerlo; ¿cómo lo haré para entrar? - ¡Habré visto criatura más tonta! -replicó la bruja-. Bastante grande es la abertura; yo misma podría pasar por ella -y, para demostrárselo, se adelantó y metió la cabeza en la boca del horno. Entonces Gretel, de un empujón, la precipitó en el interior y, cerrando la puerta de hierro, corrió el cerrojo. ¡Allí era de oír la de chillidos que

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daba la bruja! ¡Qué gritos más pavorosos! Pero la niña echó a correr, y la malvada hechicera hubo de morir quemada miserablemente.

Corrió Gretel al establo donde estaba encerrado Hansel y le abrió la puerta, exclamando: ¡Hansel, estamos salvados; ya está muerta la bruja! Saltó el niño afuera, como un pájaro al que se le abre la jaula. ¡Qué alegría sintieron los dos, y cómo se arrojaron al cuello uno del otro, y qué de abrazos y besos! Y como ya nada tenía que temer, recorrieron la casa de la bruja, y en todos los rincones encontraron cajas llenas de perlas y piedras preciosas. - ¡Más valen éstas que los guijarros! -exclamó Hansel, llenándose de ellas los bolsillos. Y dijo Gretel: - También yo quiero llevar algo a casa -y, a su vez, se llenó el delantal de pedrería. - Vámonos ahora -dijo el niño-; debemos salir de este bosque embrujado -. A unas dos horas de andar llegaron a un gran río. - No podremos pasarlo -observó Hansel-, no veo ni puente ni pasarela. - Ni tampoco hay barquita alguna -añadió Gretel-; pero allí nada un pato blanco, y si se lo pido nos ayudará a pasar el río -. Y gritó: "Patito, buen patito mío Hansel y Gretel han llegado al río. No hay ningún puente por donde pasar; ¿sobre tu blanca espalda nos quieres llevar?”

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Se acercó el patito, y el niño se subió en él, invitando a su hermana a hacer lo mismo. - No -replicó Gretel-, sería muy pesado para el patito; vale más que nos lleve uno tras otro. Así lo hizo el buen pato, y cuando ya estuvieron en la orilla

opuesta y hubieron caminado otro trecho, el bosque les fue siendo cada vez más.

Hansel & GretelVERSIÓN INFANTIL

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A lo lejos, en una choza próxima al bosque vivía un leñador con su esposa y sus dos hijos: Hansel y Gretel.El hombre era muy pobre. Tanto, que aún en las épocas en que ganaba más dinero apenas si alcanzaba para comer. Pero un buen día no les quedó ni una moneda para comprar comida ni un poquito de harina para hacer pan.

- Nuestros hijos morirán de hambre – se lamentó el pobre esa noche.

-Solo hay un remedio -dijo la mamá llorando-.-Tenemos que dejarlos en el bosque, cerca del palacio del rey. Alguna persona de la corte los recogerá y cuidará.

Hansel y Gretel, que no se habían podido dormir de hambre, oyeron la conversación. Gretel se echó a llorar, pero Hansel la consoló así: -No temas, tengo un plan para encontrar el camino de regreso, prefiero pasar hambre aquí a vivir con lujos entre desconocidos.-

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Al día siguiente la mamá los despertó temprano.-Tenemos que ir al bosque a buscar frutas y huevos -les dijo-; de lo contrario, no tendremos que comer-

Hansel, que había encontrado un trozo de pan duro en un rincón, se quedó un poco atrás para ir sembrando trocitos por el camino.

Cuando llegaron a un claro próximo al palacio, la mamá les pidió a los niños que descansaran mientras ella y su esposo buscaban algo para comer.

Los muchachitos no tardaron en quedarse dormidos, pues habían madrugado y caminado mucho, y aprovechando eso, sus padres los dejaron. Los pobres niños estaban tan cansados y débiles que durmieron sin parar hasta el día siguiente, mientras los ángeles de la guarda velaban su sueño.

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Al despertar, lo primero que hizo Hansel fue buscar los trozos de pan para recorrer el camino de regreso; pero no pudo encontrar ni uno: los pájaros se los habían comido.

Tanto buscar y buscar se fueron alejando del claro, y por fin comprendieron que estaban perdidos del todo. Anduvieron y anduvieron hasta que llegaron a otro claro.

¿A que no sabes que vieron allí? Pues una casita toda hecha de galletitas y caramelos.

Los pobres chicos, que estaban muertos de hambre, corrieron a arrancar trozos de cerca y de persianas, pero en ese momento apareció una anciana. Con una sonrisa muy amable los invitó a pasar y les ofreció una espléndida comida.

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Hansel y Gretel comieron hasta hartarse, luego la viejecita les preparó la cama y los arropó cariñosamente.Pero esa anciana que parecía tan buena, era una bruja que quería hacerlos trabajar. Gretel tenía que cocinar y hacer toda la limpieza; para

Hansel la bruja tenía otros planes: ¡quería que tirara de su carro! Pero el niño estaba demasiado flaco y debilucho para semejante tarea, así que decidió encerrarlo en una jaula

hasta que engordara.

¡Gretel no podía escapar y dejar a su hermanito encerrado! Entre tanto, el niño recibía tanta comida que, aunque había pasado siempre mucha hambre, no podía terminar todo lo que le llevaba, como la bruja no veía más allá de su nariz, cuando se acercaba a la jaula de Hansel le pedía que sacara un dedo para saber si estaba engordando.

Hansel ya se había dado cuenta de que la mujer

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estaba casi ciega, así que todos los días le extendía un huesito de pollo.-Todavía estás muy flaco -decía entonces la vieja,-¡Esperaré unos días más!

Por fin, cansada de aguardar a que Hansel engordara, decidió atarlo al carro de cualquier manera.

Los niños comprendieron que había llegado el momento de escapar. Como era día de amasar pan, la bruja había ordenado a Gretel que calentara bien el horno.Pero la niña había oído en su casa que las brujas se convierten en polvo cuando aspiran humo de tilo, de modo que preparó un gran fuego con esa madera.

-Yo nunca he calentado un horno -dijo entonces a la niña-. -¿Por qué no miras el fuego y me dices si está bien?

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-¡Sal de ahí, pedazo de tonta! -chilló la mujer-.-¡Yo misma lo vigilaré!

Y abrió la puerta de hierro para mirar. En ese instante salió una bocanada de humo y la bruja se deshizo.

Solo quedaron un puñado de polvo y un manojo de llaves; Gretel recogió las llaves y corrió a liberar a su hermanito.

Antes de huir de la casa, los dos niños buscaron comida para el viaje.

Pero, cuál sería su sorpresa cuando encontraron ¡montones de cofres con oro y piedras preciosas! Recogieron todo lo que pudieron y huyeron rápidamente.

Tras mucho andar llegaron a un enorme lago y se sentaron tristes junto al agua, mirando la otra orilla. ¡Estaba tan lejos!

- ¿Quieren que los cruce?- preguntó de pronto

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una voz entre los juncos. Era un enorme cisne blanco, que en un santiamén los dejó en la otra orilla.

¿Y adivinen quien estaba cortando leña justamente en ese lugar? ¡El papá de los chicos! Sí, el papá que lloró de alegría al verlos sanos y salvos.Después de los abrazos y los besos, Hansel y Gretel le mostraron las riquezas que traían, y tras agradecer al cisne su oportuna ayuda, corrieron todos a reunirse con la mamá. familiar, hasta que, al fin, descubrieron a lo lejos la casa de su padre. Echaron entonces a correr, entraron como una tromba y se colgaron del cuello de su padre. El pobre hombre no había tenido una sola hora de reposo desde el día en que abandonara a sus hijos en el bosque; y en cuanto a la madrastra, había muerto. Volcó Gretel su delantal, y todas las perlas y piedras preciosas saltaron por el suelo, mientras Hansel vaciaba también a puñados sus bolsillos. Se acabaron las penas, y en adelante vivieron los tres felices. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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El gato con botas

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Alguna vez fuimos niños, tuvimos sueños, compartíamos los mismos gustos: jugar a ser grandes. Éramos 'hermanos', nos entendíamos y trabajábamos a la perfección, mi nombre, el huevo Humpty Dumpty y mi compañero el gato. Nuestro sueño era conseguir los frijoles mágicos y alcanzar la gran nube para ir con los huevos de oro. Robar era una actividad cotidiana para nosotros, hasta que por azares del destino, tú... gato, hermano mío, salvaste sin mucho tiempo de anticipación a la madre del comandante; te colocaron como héroe y te pusieron las botas en símbolo de honor y justicia, tu nombre ahora era: El Gato con Botas.

Desde ese entonces "se te subió", dejaste de robar conmigo porque ya eras una figura pública. En un intento casi desesperado, tuve la oportunidad de robar un banco, te pedí ayuda forzadamente y me abandonaste, dijiste que eso no era legal, cuando tú y yo lo solíamos hacer diariamente. Qué te pasó, ¿por qué me traicionaste?

¿Traición cuando haces lo correcto o traición cuando defraudas a tu 'hermano'? Dejar robar porque antes lo hacías o no dejar robar porque ya tienes un puesto de 'honor'. El gato con botas se inclinó por la primera y es así como se ganó el rencor y la venganza de su 'hermano'.

Un día oye hablar en un bar de que la pareja Jack y Jill tienen unas judías mágicas, y decide que debe hacerse con ellas para poder llegar hasta el reino que está más allá de las nubes en que una oca pone huevos de oro.Mientras vigila a Jack y a Jill ve a otro gato haciendo lo mismo, y persiguiéndolo llega a un local repleto de gatos donde se realizan duelos de baile, batiéndose con el desconocido en uno, tras el que comienzan uno más cruento con sus espadas hasta que él vence al golpear al otro con una guitarra, descubriendo entonces que se trata de una gata: Kitty Zarpas Suaves, que está compinchada con Humpty Dumpty, un huevo al que en el pasado Gato consideró su hermano, y que fue quien ideó el plan para hacerse con los huevos de oro de la oca y que requiere su ayuda para retomar el plan del pasado, a lo que Gato se niega recordando su traición

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Gato recuerda que fue abandonado a las puertas del orfanato de San Ricardo, donde lo acogió Imelda, a la que considera su madre, y donde conoció a Humpty Dumpty, con el que, tras conocer la historia de las judías mágicas, se dedicaron a buscarlas, llegando incluso a delinquir, siendo por ello perseguidos por la justicia.Pero Gato consiguió ser perdonado tras salvar a la madre del comandante, de un toro, recibiendo unas botas por su hazaña, negándose tras ello a seguir robando hasta que le engañó su hermano, y colaboró sin ser consciente de ello en el asalto al banco local, lo que le supuso ser desde entonces un fugitivo y no volver a ver a su madre. En su huida Humpty cayó de espaldas en el puente siendo apresado al negarse Gato a ayudarle.Cumplida su condena, Humpty desea pedir perdón y recuperar a su hermano y redimirse haciéndose con los huevos de oro para devolver lo robado, por lo que Gato acepta.

Consiguen robar las judías y huir de Jack y Jill gracias al carro volador de Humpty, con el que llegan hasta el lugar en que deben sembrarlas, creciendo hasta más arriba de las nubes, donde juguetean antes de descubrir el castillo del gigante, rodeado de huevos de oro, que pesan demasiado, por lo que optan por llevarse la oca que los pone.Pero una vez conseguido su objetivo son sorprendidos por Jack y Jill que lo golpean, descubriendo al despertar que está en medio del desierto rodeado de cuervos decidiendo ir a rescatar a su hermano, para descubrir que este estaba compinchado con Jack y Jill para vengarse de que Gato lo abandonara. Y este será detenido y encarcelado.

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En la celda coincide con un anciano que es Juan, el del cuento de las judías mágicas y que le explica que robar la oca fue un gran error, pues su madre, una oca gigante irá a buscarla.

Consigue huir gracias a Kitty y buscan a la oca para devolverla antes de que su madre acuda a buscarla, pidiendo ayuda a Humpty, que arrepentido les ayudará a salvar a San Ricardo del ataque de la oca gigante aun enfrentándose para ello a Jack y Jill para llevar a la oca hasta fuera del pueblo para evitar que destroce este.Cuando huyen por el puente donde la vez anterior dejó abandonado a Humpty, este se derrumba y Gato llega a tiempo de sujetarlo con una mano, mientras con la otra sujeta a la oca, a la que no puede soltar, pues de lo contrario su madre arrasará el pueblo.Gato debe optar entre su hermano o a la oca, y para que no tenga que decidir, Humpty decide soltarse, descubriendo que al impactar contra las rocas surge de su interior un enorme huevo de oro, que la oca gigante se llevará junto con su cría hacia el cielo.Gato vuelve a ser un héroe para su pueblo pese a que el comandante sigue persiguiéndolo. Volverá a huir, pero esta vez feliz porque además ha conocido a la gata de sus sueños.

Esta historia por momentos parece no hablar del gato con botas, sino de la avaricia y anhelos de Humpty Dumpty por conseguir su sueño anhelado: convivir o convertirse en un huevo de oro. Un huevo bastante particular, con excesivos gestos humanos y movimientos torpes. 

Del gato que huye de su pasado porque creyó hacer lo incorrecto, de la cero productividad de la venganza, de los sueños eternos, de subir el rango y no perder a tus amigos, de ser popular por una simple acción.

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El Lobo y las Siete CabritasHabía una vez una vieja cabra que tenía siete cabritas, y las amaba con todo el amor que una buena madre puede tener por sus hijos. Un día ella quiso ir al bosque y conseguir algún alimento. Así que llamó a las siete y les dijo:

-"Queridas hijas, tengo que ir al bosque, estén en guardia contra el lobo, si él llega a entrar, las devorará – piel, pelo y todo -. El malvado por lo general se disfraza, pero ustedes lo reconocerán enseguida por su gruesa voz y sus negras patas."- 

Las cabritas dijeron:

-"Querida mamá, tendremos cuidado de nosotras mismas, puedes salir sin ninguna ansiedad."

Entonces la vieja cabra baló, y partió a su camino con la mente tranquila.

No había transcurrido mucho tiempo cuando alguien tocó a la puerta de la casa y llamó:

-"Abran la puerta queridas hijas, su madre está aquí, y ha traído de regreso algo para cada una de ustedes."-

Pero las pequeñas cabritas sabían que era el lobo por su gruesa voz,

-"No abriremos la puerta."- gritaron ellas. -"No eres nuestra madre. Ella tiene voz suave y placentera, en cambio tu voz es ronca, ¡Tú eres el lobo!"-

Entonces el lobo se retiró y fue a una tienda y se compró una gran masa de tiza, se la comió y con eso se le suavizó la voz. Y regresó donde las cabritas, tocó a la puerta y gritó:

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-"Abran la puerta queridas hijas, su madre está aquí, y ha traído de regreso algo para cada una de ustedes."-

Pero el lobo había arregostado sus patas contra la ventana, y las cabritas las vieron y gritaron:

-"No abriremos la puerta, nuestra madre no tiene patas negras como las tuyas. ¡Tú eres el lobo!"-

Entonces el lobo fue donde un panadero y le dijo:

-"Me he herido los pies, ponme un poco de masa sobre ellos."-

Y cuando el panadero hubo cubierto sus pies, corrió donde el molinero y dijo:

-"Rocíame un poco de harina sobre mis pies."-

El molinero pensó para sí mismo:

-"Este lobo piensa engañar a alguien."- y se negó.

Pero el lobo dijo:

-"Si no lo haces, te devoraré."-

Entonces el molinero se asustó, y le emblanqueció las patas.

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Así el malvado fue por tercera vez a la puerta de la casa, tocó y dijo:

-"Abran la puerta queridas hijas, su madre está aquí, y ha traído del bosque algo para cada una de ustedes."-

 Las cabritas gritaron:

-"Primero muéstranos tus patas para saber si eres nuestra querida madrecita."-

Entonces él puso sus patas en la ventana, y cuando vieron que eran blancas, creyeron que todo lo que dijo era cierto y abrieron la puerta. ¡Pero ¿quien entró?, si no el malvado lobo! Ella se aterrorizaron y buscaron a esconderse. Una salto bajo la mesa, la segunda se metió dentro de la cama, la tercera dentro de la estufa, la cuarta en la cocina, la quinta en el armario, la sexta bajo el fregadero, y la séptima dentro de la caja del reloj de péndulo. 

Pero el lobo las encontró, y sin ninguna ceremonia, una a una se las fue tragando. La más joven, que estaba dentro de la caja del reloj, fue a la única que no encontró.

Cuando el lobo quedó satisfecho con su apetito, salió, y se arrecostó bajo un árbol en el prado verde, y se quedó dormido.

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Poco después llegó la vieja cabra a casa de nuevo. ¡Oh, qué panorama el que ella encontró! La puerta de la casa permanecía abierta. La mesa, las sillas y bancas todas tiradas por el suelo, el fregadero quebrado en pedazos, los edredones y las almohadas quitadas de las camas. Ella buscó a sus cabritas, pero no encontró a ninguna. Las llamó una a una por su nombre, pero nadie contestaba. Al final cuando llamó a la más joven, una vocecita gritó:

-"¡Mamita querida, estoy en la caja del reloj!"-

Ella sacó a la cabrita y ésta le contó que había venido el lobo y devoró a las otras. Entonces puedes imaginarte cuánto lloró por sus pobres hijitas.

Soportando su dolor salió afuera, y la cabrita salió con ella. Cuando llegaron al prado, allí yacía el lobo bajo el árbol, y roncaba tan fuerte que hasta las ramas se movían. Ella lo miró

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por todo lado, y observó que algo se movía y saltaba en su abultado estómago.

-"¡Oh cielos!"- dijo ella, ¿Sería posible que mis pobres hijitas, que se las tragó el lobo para su cena, estuvieran aún con vida?"-

Entonces la cabrita menor corrió a casa y trajo tijeras, una aguja e hilo, y la vieja cabra le abrió el estómago al lobo, y cuando dificultosamente había hecho el primer corte, una de las cabritas asomó su cabeza, y cuando el corte fue aumentado, todas las seis saltaron hacia afuera, vivitas, y sin heridas, pues el malvado, en su ansiedad, se las había tragado enteras. ¡Cuánta felicidad hubo! Abrazaron a su querida madre, y saltaban como un marinero en su boda. La madre sin embargo dijo:

-"Ahora vayan por algunas piedras grandes, y le llenaremos a la malvada bestia el estómago con ellas, mientras sigue dormido."-

Entonces las siete cabritas le trajeron rápidamente las piedras, y pusieron tantas como pudieron dentro del estómago, y la madre lo cosió de nuevo a la mayor velocidad, de modo que él no se diera cuenta de nada y no notara ningún cambio.

Cuando al fin el lobo despertó, se paró en sus patas, y las piedras en su estómago lo hicieron sentir sed, y quiso ir al pozo a beber. Pero cuando empezó a caminar y moverse, las piedras en su estómago pegaban unas con otras y sonaban. Entonces gritó:

-"¿Qué tumba y retumba dentro de mi pobre panza?    Yo pensé que eran seis cabritas, pero no son sino piedras en danza."-

Cuando llegó al pozo se paró a la orilla, y cuando justo se agachó a beber, las pesadas piedras lo hicieron caer adentro. No tuvo ayuda alguna y se ahogó miserablemente.

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Cuando las siete cabritas vieron aquello, llegaron corriendo al sitio y gritaron en voz alta:

-"¡El lobo ha muerto! ¡El lobo ha muerto!"-

Y danzaron llenas de regocijo alrededor del pozo junto con su madre.

El lobo y las siete cabritasHabía una vez una mama cabra que tenía siete cabritas. Un día, como de costumbre, decidió irse a comprar para traer comida y alimentar a sus hijas.

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Antes de irse advirtió a sus hijas de no abrir a nadie pues había un lobo hambriento que merodeaba cerca.

Tras su marcha, el lobo muy astuto, estaba observando como mamá cabra se quedaba hablando con una amiga suya, momento oportuno para poder ir a su casa e intentar comerse a las cabritas.Nada más llegar, el lobo con su voz ronca imitó la mama cabra. Sin embargo su fuerte voz sirvió para que las cabritas se dieran cuenta de que en realidad era el lobo.

El lobo al darse cuenta de que ciertamente su voz no era la misma que la de su mama, lo que hizo fue irse al pastelero y comerse muchos dulces para tener la voz más aguda como la mama cabra.

Todo fue perfecto hasta que las cabritas le pidieron que mostrara sus patas. Al mostrarlas vieron que realmente eran las patas del lobo por lo que las cabritas no hicieron caso al lobo malvado.De nuevo al lobo se le ocurrió la idea de irse al molinero para que le blanqueara las patas. Las cabritas hicieron el mismo ritual de la voz y de las patitas y se confiaron, pensando que era su mama cabra, abrieron al lobo.

Cuando estas se dieron cuenta de que era el lobo, se fueron corriendo a esconderse para que el lobo no las comiera. Poco a poco fueron cayendo todas las cabritas exceptuando la pequeñita que se escondió en el reloj, dónde el lobo no buscó,Cuando llegó mama cabra y vio cómo estaba la casa destrozada y vacía, empezó a llamar a sus crías desconcertada. Sólo la que se salvó la aviso dónde estaba.

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Cuando salió del reloj, contó a su mama lo que había pasado y acto seguido y con valentía, la mama cabra fue en busca del loco para salvar a las hijas que se encontraban en la panza del lobo.Cerca de la casa el lobo, cansado se puso a dormir. Mamá Cabra y la pequeña de sus hijas abrieron con unas tijeras la panza del lobo y liberaron a las cabritas que seguían vivas ya que el lobo se las había tragado sin masticarlas.

Para engañar al lobo, colocaron en el interior de la tripa, las piedras más pesadas para que el lobo no sospechara nada de lo que mamá cabra había hecho.Cuando el lobo se despertó, empezó a tener sed por la gran comilona que había tenido antes. Se fue al rio a beber agua y cuando se agachó para beber se calló al rio y se ahogó por no poder controlar su cuerpo bajo el agua.

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