Antología de Silviapaton - Poemas de Amor y más poesía ... · Da una recompensa Cadena rota ......

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Antología de Silviapaton

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Antologíade

Silviapaton

Antología de Silviapaton

Sobre el autor

Licenciada en Filología Hispánica, nacida en Madrid.

Autora de numerosos poemarios, entre ellos: Ardor,

Lamentos, Versos regios, Al alba, etc.

Ganadora de varias menciones y finalista en varios premios

literarios.

Publicaciones en varias editoriales.

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Antología de Silviapaton

índice

No te invoco

No se bañen de lágrimas

Esa llave

Palabras de oro

Bellas artes

Isis

Ilusiones varias

Da una recompensa

Cadena rota

Nombre que me plació

Nunca soldados humanos

Al Cantar del Mío Cid

En el alma palpita

A Ulises

Romanza

Al relámpago de mis armas

El arco de la justicia

Dioses de mi mitología

En el cerco de Medea

La valse

Y busco silente afecto

Altivez derrocada

A una cosa copiota

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Antología de Silviapaton

De los hados

Despliega el mirar

Mudos pedazos

La justicia ciega

Por mi libertad diera

A la Plaza Mayor de Salamanca

Te tengo en la piel

Lontananza

Se fundirá

Guía mi mano

Elixir

¡Qué triste España!

Smílax

Yo que he escrito sobre el amor

Voluble mariposa

Se afogará la llama

A Circe

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No te invoco

No te invoco   No te invoco por afecto, sino por cumplido aprecio, que no semeje insurrecto ni me cause algún desprecio. Mi propósito es más recto, pues que no establezco precio a aquel cariño imperfecto que tú demostraras recio.

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No se bañen de lágrimas

No se bañen de lágrimas   No se bañen de lágrimas tus ojos porque verlos quiero en su compostura, pues cavan a mi afecto sepultura y a mi fuerza reducen a despojos.   Matando van los deseos y arrojos en tanto desmienten en su envoltura toda aquella pretendida hermosura que reducen tras pueriles cerrojos.   Lejos miraran otro rostro al mío y en su hondura ancha barcaza anegaran que no a este mi zozobrante navío.   Mal sojuzgo la honestidad que varan aun estando en arenoso bajío donde enclavar mi tortura anhelaran.

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Esa llave

Esa llave   Esa llave arcana de tus labios ¿quién la abriera sin obstar decoro? Porque encierra dentro, en ti, tesoro que se hurtase entre tantos agravios.   Con breves roces, dulces resabios, invitas a lo que ardiente imploro; aunque saberme sola deploro probando amor entre desagravios.   De los suaves besos que le ofreces a tantas otras ruines mujeres, ¿no tienes algunos que me cedas?   De tu amor la muerte bien mereces y con éste la de tus quereres, pues más que ardor tormento remedas.  

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Palabras de oro

Palabras de oro   Palabras de oro que cuestan sacarlas de esa tu boca y que mi hartura provocan por lo mucho que se precian. Afecto altivas no muestran con un deje que equivoca todo lo que ausente troca del ardor que me desprecia.  

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Bellas artes

Bellas artes   Bellas artes a tantos negadas que surgen de la industriosa mano y que se forjan en el profano cariz de percibirse admiradas. Vosotras sois causa del mercado, vosotras creáis las ilusiones, vosotras habéis aptas razones para fraguar aquello impensado.

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Isis

Isis

Diosa egipcia, fabulosa,junto al Nilo distinguiday entre juncos siempre erguida;de Osiris doliente esposatu belleza el mar rebosa.En papiro nuevas hallascon traición; y no desmayasese ímpetu de venganzaque tu pecho diestro alcanzaen tanto el pesar acallas.

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Ilusiones varias

Ilusiones varias   Ilusiones varias de los pensamientos, de las almas llenas de vigor y anhelo. Ilusiones de mis poemas, en duelo que se viste de una emoción marchita. Y con alas negras mueren mis contentos como muere el día a ras del alto cielo y se oculta como mi nombre en recelo de aquel acervo público que me evita.

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Da una recompensa

Da una recompensa   Da una recompensa, agrado a las obras que te he escrito, porque en ellas he descrito lo mucho que te adorase. Te exijo más ajustado un precio por lo finito, bien que pagues sin delito el amor que te abordase.  

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Cadena rota

Cadena rota   Matas con tu fuerte diestra a soldados en combate, como si en este remate mi corazón en siniestra lid tajases, cual se muestra. Ando y desando las sendas en esta vida que entiendas de tu orgullo tan devota, aunque su cadena rota no perviva en tus contiendas.

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Nombre que me plació

Nombre que me plació   Nombre que me plació en lontananza, gustos que se escapan de mis manos, negros ojos en dejes mundanos que me hirieron por gentil mudanza.   He de defender, ojos, a ultranza vuestra nostalgia de hondura y arcanos en trayecto que al placer no alcanza.   Por dulces y lenes, ojos bellos, del ardoroso cuidado cuenta tomad, pues que la nada os cimienta cual fúlgidos rayos aun plebeyos.   Mi desventura la espera alienta mientras que bebo la vida de ellos; aunque el pecho cerril se impacienta.  

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Nunca soldados humanos

Nunca soldados humanos   Nunca soldados humanos el casco obvien en contienda sin que ninguno defienda su honor y prendas romanos.   Los templos, más que profanos, en lucha serán prebenda, bien que por ello se entienda que se alzaron por sus manos.   El arma empuña y el arco que se comba, cual la nave, en el feroz desembarco que nada de lides sabe.   El mal no es frugal ni parco ni el sostenerlo así agrave el arrojo que no enarco mas que con mi dicha grave.  

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Al Cantar del Mío Cid

  Al Cantar del Mío Cid   Cantar del Cid, ilustre pensamiento de la edad caduca en verso que expiro, de los hechos breves en que me inspiro para escribir poemas con gran tiento.   No de Jimena el más regio suspiro traiga de esta causa su basamento; mas de Calíope en su arduo retiro.   En tierras de Burgos, señor se criase don Rodrigo, que a nuestra pobre España defendiera con su espada y su maña allá cuando encumbrada honra forjase.   Nada el lustre de valentía empaña, sino aquel crudo rey que difamase del prócer su diestra y encumbrada hazaña.

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En el alma palpita

En el alma palpita   En el alma palpita ahora un suave, intenso todavía, dulce contento: una alegría que desborda la postrer hora.   Y se me antoja seductora la presión con que se imponía, esclava mi augusta porfía de su emoción devoradora.   Rigores, usuras semejan esos gozos enmascarados que a fantasmas más asemejan que a veros favores legados.   Tus ayes apuras; que vejan por sus solitarios cuidados y con lobreguez me reflejan del placer los gustos finados.  

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A Ulises

A Ulises   Por entre vastos mares griegos Ulises Ítaca no olvida; mas su nave al viento movida la faz roza a un abismo ciego.   Que no la patria ceda luego a la turba harto corrompida de los pretendientes; que envida más al odio huero que al apego.   Remueve el ábrego la vela o Poseidón que el mar agita y que en las fauces se rebela del oleaje que precipita.   En la noche la paz desvela la tempestad que resucita del ponto que la muerte anhela si Ulises al Olimpo incita.  

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Romanza

Romanza   No los rizos más sutiles del cabello en negras ondas, ni aquellas opacas frondas que en los ojos de encaje hiles.   La belleza a raudal miles demuestra las gracias hondas en sus carencias: que escondas en los deseos más viles.   Caer a los pies del ara lejana de alcurnia diestra el renombre desampara y el orgullo defenestra.   Mas ¡quien en tu halo dejara su fortuna nada indiestra; porque todo abandonara por dulce y amorosa muestra!  

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Al relámpago de mis armas

Al relámpago de mis armas   Al relámpago de mis armas visibles quisiera plantearte dura guerra con un combate que dentro se encierra de este pecho contrario, indivisible.   Popea de Nerón padeció horribles muestras del amor que el poder entierra, y que sepulta debajo de tierra la fe de lo que en vida fue imposible.   Mas yo de los romanos no profeso igual lucha o funesta cobardía, ni moro aquella Roma con exceso; pues que de este mundo ya muestro apatía.   No busco de la muerte el negro beso sino por probar de ti tu hidalguía; ni invoco del cariño otro suceso que arrancarme de mí tu idolatría.  

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El arco de la justicia

El arco de la justicia (Destreza; poesía con escala o rima diversa a modo de soneto)   La justicia el arco tensado lo enseña con grave malicia, porque de equidad no demuestra sino óxidos trozos de flechas.   Y su juego no ha terminado, ni tampoco esa su avaricia que la vanidad defenestra con sus alas rotas, desechas.   No debo hacerle reverencia a quien se jacta de sus normas: leyes de cruda, vil pendencia.   ¿Puede ser vileza con formas de bondad, vulgares esencias de crueldad en legales hormas?    

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Dioses de mi mitología

Dioses de mi mitología   Dioses de mi mitología,altos nombres que el orbe llenany que en mis oídos resuenancon entusiasmos y alegría.   Y por ellos ¿qué no daría?Deidades que el tedio refrenany que nunca el ánimo apenancon su amaritud y apatía.   Os creé por venial deseode haber en cuerpo un justo cielo,porque entre vosotros me veojunto a equidad, bonanza y anhelo.   Y plagáis mi mundo, que creofuérase un mundo sin desveloen que no por vulgar recreoprofano rasgaseis el velo.

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En el cerco de Medea

En el cerco de Medea   En el cerco de Medea prestos la magia y el hechizo comparecen, y por ello el elogio merecen, pues nacen de quimeras dispuestos.   Tal los encantos de aquél, compuestos, mi poesía y afán no desmerecen, ya que su manufactura acrecen por gracejo de su hacer, honestos.   Cual la pez, oro negro, sus ojos arrebatan del pensar finura trastocando mi furia en despojos y mi afecto en distante mesura.   ¿Y qué ensalzar de los labios rojos sino su reposada dulzura, ajena a veleidades y antojos de quien sólo concede impostura?  

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La valse

La valse   Exiguas sensaciones en cadencia con haz de sinfonías ondulantes, de esfumados acordes oscilantes que trazan de sonoridad conciencia.   Vals que se precipita en divergencia por entre notas vivas, palpitantes, vagabundos crescendos elegantes del vagabundo ejemplo en indigencia.   Así "La valse" entre versos abunda, sonámbulos, errantes los violines que de canoro vuelo el aire inundan.   El corazón otros goces afines consigue con simbolismo, y secunda del éter los corales serafines.

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Y busco silente afecto

Y busco silente afecto   Y busco silente afecto, taciturno bienestar, y sólo obtengo en defecto un perpetuo desear. Mi delito predilecto es no pararme a pensar si hago o no pues lo correcto, aunque no cejo en luchar.

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Altivez derrocada

Altivez derrocada   Altivez derrocada de su trono, furia entre ruinas trágicas derruida, delirio que a la mortandad envida dejando sitio al pesimista encono.   Al planto se abandona amargo tono y se abate la soberbia vencida por aquella ignominia consentida del placer en razón que no ambiciono.   De monarcas el cetro al suelo arrojo y la instancia de la soledad lesa, por su inconstancia imperfecto despojo.   Tanta doblez esta humildad expresa que padezco por el azar enojo y no ventura que la dicha expresa.

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A una cosa copiota

    Decrépito reptil de fauces vivas, serpiente vil al hurto acostumbrada, "vaga", vípera, cosa agasajada por los que imitasen ruinas votivas.   Tú, espécimen de las burdas, nocivas entrañas de la repugnante nada; tú que desprecias la no consagrada honradez de las obras emotivas,   para ti este gran lirismo compuesto en versos que deleguen tu figura, devotos a tu pérfido denuesto.   ¡Alégrate, pues que tu arte y finura, en retrato de vileza compuesto, demuestran del soneto su premura!

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De los hados

De los hados   De los hados los designios son burla sempiterna a quien nada en contra de ellos ha intentado, porque de mí plebeyos se ríen persiguiendo con su albur la   ira de esta ánima que en el pecho hurla. Y por tal de su instancia me querello, que fuera renegar de leguleyos mejor que de su defensa instar burla.   Ímpetus, dolores que con ultraje pasto hacéis entre lágrimas sentidas, del pesar norma por humano gaje,   ¿de la muerte pedís dones mentidos o es que os vestís con tan ajado traje que veis dicha en los gozos corrompidos?

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Despliega el mirar

Despliega el mirar   Despliega el mirar avieso en las hojas como la nave sus velas extiende y lee el dictado griego que pende del sentir con que mi prosa no encojas.   Grande es el legado de que despojas a mi arte, que de la cultura entiende y que el pasado a consagrar propende siguiendo de Homero la huella que escojas.   Pinta mi efigie en el futuro adverso, en tu sueño y su ágil recorrido, si obsta la gracia de esto arcano verso.   Tal vez será prontamente destruido el auge de mi opúsculo diverso, mas quizá también sea conocido.

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Mudos pedazos

Mudos pedazos   No use tu armamento guerra funesta; aligera tu mano de la espada; tan sólo usa aquella noble mirada; que ya malherida a ti el alma se apresta.   Coraza no halles que de lo que asesta la lanza puedas librar (enconada fortaleza en la lucha comenzada), si el corazón flaco a ceder se presta.   Cobarde es, en verdad, mi pensamiento sucumbiendo a los nudos de tus lazos sin liza dada y sin dejes violentos.   Busco pueriles de aire tus abrazos, pues se desvanecen cual roncos vientos en fantasías y mudos pedazos.

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La justicia ciega

La justicia ciega   Mi alma guerrera venganza obtuviese del continuo ultraje y padecimiento, porque de extintas cenizas presiento que en el mar del sinsentido esparciese.   El doliente tormento removiese y derribase a aquellos del cimiento que los alzara, sin remordimiento de lo que con ellos pronto cayese.   Sustente la espada aquella Justicia y una venda estrecha el mirar oculte, pues que su visión no la desperdicia.   Ciega está siempre para que resulte encumbrada la tirana inmundicia en tanto que la dignidad insulte.

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Por mi libertad diera

Por mi libertad diera   Por mi libertad diera todo el oro del mundo sin tasar su altivo precio, porque adquiriera pronto el decoro y de ajena economía su aprecio. No tiene valor el brutal desdoro a que me someten con gran desprecio. Yo soy libre, señores, y me jacto de no ceder a un denostable pacto.

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A la Plaza Mayor de Salamanca

A la Plaza Mayor de Salamanca   Pórtico que rodea la plaza salmantina, y que sobre cubierto paso avanza en columnado abierto, muestra de la arquitectura y raza.   Toda ella es de lo barroco traza sin una añadidura ni injerto, por gozo del placer y en acierto de quien bordase de oro su hilaza.   Allí de la lluvia en el resguardo contempla algún viandante aquel curso del tiempo ledo, aunque también tardo, por no detener su vil transcurso.   El cielo de gris, que no de pardo, espera del agua su concurso, sin otro obstáculo ni retardo que atender del sino su discurso.

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Te tengo en la piel

Te tengo en la piel   Te tengo en la piel metido, tan dentro que ya me llagas, y tus heridas tan magas me curan como han herido.   Bendigo, aunque mal vencido, tantas venturas aciagas que a tu ser me han conducido.   Te tengo en el pecho adentro, cual pedazo del ayer, y no es duro el conocer que en mi alma la dicha encuentro;   que el amor en su nacer va clavándose en mi centro y aun quiero así perecer.

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Lontananza

Lontananza   Lejanía de tus besos preciados, ardientes caricias vanas, remotas, que se escudan en esencias ignotas para doler a mis muchos cuidados con sus gratos sabores despreciados. Y yo los busco con ardor constante en este sentido siempre triunfante de deseos que guíen a mi amor. ¡Injusto y cruelísimo aquel ardor que se alzó en traición aún anhelante!

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Se fundirá

  Se fundirá (Romanza)   Se fundirá en monte la nieve helada. Nacerán los prados reverdecidos. Serán los ríos vastos más crecidos por no ver su corriente transmutada;   mas conózcase mi lucha enconada: que nunca mi pena tendrá en ti olvido, ni se habrá tampoco este ardor fingido por tanta efusión, aunque acabe en nada.   Mis besos natos, pasto de gusanos, redundarán en su perseverancia, aunque sus ímpetus se muestren vanos inquiriendo al aire su abundancia.   ¡Dignísimos ósculos tan malsanos -en la sepultura pobre sustancia-, que ambicionando mil gozos profanos pereciesen de dicha en la ignorancia!

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Guía mi mano

Gúía mi mano   Guía mi mano en la rima la perfidia del afecto no el empuje de intelecto que en fervor se desestima.   Ausente en lírica cima está el coraje imperfecto, ese que mueve en efecto un gesto que en dolo prima.   Pueriles estos presumo dictados de la conciencia son, por bajeza que asumo.   En escribir la paciencia de mi bienestar consumo pues su muerte es condolencia.

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Elixir

  Elixir   Elixir o bálsamo de tus labios, ¿quién lo probara bajo el leve manto soñado del alba, el rosado encanto que ha de venir sin quejidos ni agravios?   Del amor esos contactos tan sabios aromaran el recuerdo entretanto de una gloria cumplida, sin espanto de lo que urdieran mundanos resabios.  

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¡Qué triste España!

¡Qué triste la mañana en este día viendo cómo se desmorona España, queriendo retener de esta maraña el origen del ser en su agonía!   Recuerdo la pretérita valía y presiento aquella amargura extraña de la caída gloria que ya no engaña ni al más vil de los hombres en porfía.   Cándido sol tan sagaz e ilustrado que tiñes de matices los divinos cielos en su lacónico entramado,   fueran estos quizá menos ladinos porque ayer presenciaran su pasado triunfal, y hoy sus gemidos mortecinos.

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Smílax

Esmílace de flores olorosas,dechado de la virtud y la tierra,¿todo tu pudor malsano se entierraentre suertes y penas enojosas?

Despreciada por Crocus, lacrimosaslas perlas de tus ojos con cruel guerramueven de tu pecho lo que se encierray ocultan prendas sutiles, luctuosas.

¡Ah de pasión que el vigor enflaquecey que los miembros del cuerpo desataen tanto que la demencia se crece!

Toda tu devoción es una mataque enamorada y esquisita florecepor suponerse de amores ingrata.

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Yo que he escrito sobre el amor

Y yo que he escrito tanto sobre el amor nada consigo de él sino ignorancia, pues su índole resulta reluctancia cuando se desconoce su esplendor.   Con él de continuo en un amargor sostengo pérfida beligerancia, y no percibo más que intolerancia si su llama se extingue sin fulgor.   Y yo que en su halago siempre puse acento... ¿por qué no lo obtengo más que hecho trizas? ¿Por qué al esculpirlo no ha basamento   de verdades y no de vagas lizas? ¿Con espectros nutro mi pensamiento? ¿He amado tan sólo vacuas cenizas?

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Voluble mariposa

Voluble conoces en su volar la mariposa que la llama cela, porque jamás ceja de practicar un tenacísimo acoso a la vela.   Y por qué, pues, no la ha de encandilar si su lumbre palatina desvela lo que no debería de tocar, aunque su nefando fulgor anhela.   Así a los hombres el peligro ignaro les agrada al punto, y hacia él se desplazan sin darse cuenta de aquel fin que alientan.   Pero su conato les sale caro, y sus impropias alas despedazan en suerte que ellos mismos representan.

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Se afogará la llama

Se afogará la llama aquejada de la querencia, y quedará en nada al notar su ámbito cruel, frustrante, reducido a ceniza ahumante.   Y se hará de rescoldos su olor, y por hondo sentido anhelado en quien se opina de él vencedor.   Rompe la cuerda el alma frustrada por verse exenta de esa lazada que ayer la oprimía intolerante y hoy la libera más delirante.   Que a esto se redujese el honor y el soberbio cetro disputado que agrio rigió sobre el deshonor.

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A Circe

  A Circe devota, quien con hechizos a Ulises retuvo en su ínsula artera y que en mantenerlo aún persevera entre fieras y animales huidizos.   Que a sus hombres, pasto de porquerizos, los incita a pasar la vida entera en una forma que poco debiera placer a los dioses antojadizos.   Por Eea soplan vientos a rachas desviando del rumbo la altiva quilla de otros barcos que aquel numen despacha.   En su caverna el tálamo mancilla y, con fruicción, los labios emborracha del que olvidó en Ítaca su rencilla.

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