antonio alatorre · un soneto desconocido de sor juana (revista vuelta)

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antonio alatorre sobre un soneto desconocido de sor juana inés de la cruz.

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  • Antonio Alatorre

    UN SONETO DESCONOCIDODE SOR JUANA

    A Octavio Paz, en sus 70 aos

    ntre febrero y mayo de este ao hice algo quesiempre me haba prometido hacer: leer de caboa rabo el Gallardo. El Gallardo est entre mislibros desde 1952. A lo largo de treinta y dos

    aos lo he consultado no s cuntas veces, y no s cuntasme ha dado textos, noticias, o pistas al menos. El Gallardoengolosina: abrirlo es exponerse a leer y leer hasta olvidarseuno de lo que andaba buscando. Por eso me haba prometidosiempre el lujo de verlo de cabo a rabo.

    En mi secta se dice el Gallardo (consultar el Gallardo,etc.) tal como en otras sectas se dice el Webster o elLarousse; pero, aunque el orden de sus materiales es elalfabtico, el Gallardo no es ni diccionario ni enciclopedia.Un catlogo, un repertorio de libros? Ms que eso: unaverdadera biblioteca, una coleccin de libros -la mayorparte impresos, pero tambin muchos manuscritos- re-unida a lo largo de una vida por un lector insaciable. Unabiblioteca ideal, pues los libros que la forman nuncaestuvieron en una sala, sino en muchas: en la antiguaBiblioteca Real de Madrid, en la del Escorial, en la Colombi-na de Sevilla, en la del Museo Britnico, en bibliotecas decabildos, conventos y otras instituciones, y tambin en co-lecciones privadas.

    Ese lector insaciable fue Bartolom Jos Gallardo (1776-1852), una de las ms solidas figuras del romanticismo en sumodalidad hispnica, -y al decir modalidad hispnicapienso en las dos grandes contribuciones de la lengua espa-ola de la poca al vocabulario internacional: la palabraliberal, que se refiere al pensamiento, y la palabra guerrilla,que se refiere a la accin. Gallardo, bibliotecario de las Cor-tes de Cdiz, fue uno de los campeones del liberalismo en sulucha contra los privilegios del Trono y del Altar, o, mejor di-cho, contra la ignorancia, madre del servilismo y del atraso.Sufri crceles, persecuciones, destierros. En la de San An-tonio de 1823 (13 de junio), el enemigo se le meti en su ca-sa de Sevilla y se ensa con sus libros y papeles, episodio quelo llen de esplndida furia. Rehizo mucho de lo destruido,ley como un energmeno y se dio todo a la guerrilla: la pol-mica de altura, la crtica. A los sesenta aos fund una revistaunipersonal llamada El Criticn.

    Dos bibliotecas dej Gallardo al morir: la fsica y laideal. La primera, la de libros impresos y manuscritosnormales -pero normales desde el punto de vista delbiblifilo, del connaisreur-, quedo dispersa (varias vecesme ha tocado, aqu y all, leer libros que fueron de Gallardo,con anotaciones suyas a lpiz). La otra es la que constituyejustamente el Gallardo. Qued en forma de innumerableshojas de papel, escritas de su puo y letra, con descripcionesexactas de impresos y manuscritos raros y curiosos, conobservaciones y juicios acerca de ellos y, sobre todo, con citas

    a veces exuberantes de su contenido. El centro de inters deesos apuntamientos es la lengua y literatura espaoladesde la Edad Media hasta la poca de Felipe V; y, aunque lacuriosidad de Gallardo era ilimitada, no es exagerado decirque la nia de sus ojos fue la poesa.

    Los apuntamientos pasaron a manos de dos admirado-res que, despus de ordenarlos, consiguieron en 1862 unsubsidio para su impresin. Se publicaron as dos tomos, en1863 y 1866, y ah qued estancada la empresa duranteveintids aos, hasta que Menndez Pelayo, hombre de pos-tura ideolgica diametralmente opuesta a la de Gallardo,pero devoto y deudor del Gallardo bibligrafo y fillogo,intervino y le dio cima con los tomos III y IV (1888-1889).La biblioteca ideal tiene este ttulo: Ensayo de una biblio-teca espaola de libros raros y curiosos, formado con losapuntamientos de don Bartolom Jos Gallardo.

    Claro que no le materialmente de cabo a rabo esos cuatrotomos. Son cerca de tres mil pginas en 4 mayor (casi enfolio) y de tipografa bastante apretada. Muchas cosas las vislo por encima. Es admirable que Gallardo haya copiadontegramente el nico manuscrito conocido del Poema deFernn Gonzlez (no fuera a ser que un nuevo incendio delEscorial lo aniquilara), y es conmovedor toparse aqu con suprimera edicin; pero en nuestro siglo se han hecho edicio-nes ms refinadas de ese Poema (que, adems, no meinteresa gran cosa). Me salt la Silva de poesa de Eugeniode Salazar porque sa siempre la he tenido presente, -yvale la pena decir que la obra de Salazar, una de las que msbrillan en la prehistoria de la poesa mexicana, no se conoce,hasta la fecha, sino gracias a los apuntamientos de Gallardo.No vale la pena mencionar ms casos. En cambio, paraponer un ejemplo extremo, cmo no leer los cuidadososextractos de las Regias del idioma othom de Luis de Neve yMolina? Si este libro interes a Gallardo por raro y curioso,cmo no haba de interesarme a m?

    Mi lectura fue, en general, puramente hedonista. Peromis experiencias anteriores me decan que del Gallardo ibaa sacar no slo mucho deleite, sino tambin muchos datossobre lo que en estos ltimos aos es mi campo predilectode investigacin: a poesa del Barroco hispnico, y muyconcretamente la de Sor Juana. Nunca espere, por supuesto,encontrar en el Gallardo nada sobre Sor Juana misma, cuyasobras no eran raras ni curiosas hace ciento cincuenta aos(eso s, nadie las lea). Pero, como uno de mis gustos es ver aSor Juana en relacin con sus tiempos, o viceversa, saba queaqu s iba a haber cosecha. Y la hubo. Estoy ahora mejorpreparado que antes para situar a Sor Juana en su momentohispnico.

    Aparte de la cosecha esperada hubo, naturalmente, lainesperada: datos sueltos, noticias curiosas que podran

  • constituir, digamos, notas de pie de pgina en una nuevaedicin de Sor Juana, o en futuros estudios sobre ella. Pon-dr tres ejemplos:

    1) En el prlogo de la Fama y Obras psthumas de SorJuana (Madrid, 1700) dice Juan Ignacio de Castorena queen el reyno de Sicilia un ilustre y erudito ingenio escri-bi en elogio de la Dcima Musa unas Octavas que por bienrecibidas se atienden multiplicadas en esta Corte, motivo deno reimprimirlas aqu. En mi largo artculo sobre la Fama,publicado en la Nueva Revista de Filologa Hispnica en1980, no tom en serio la palabra reimprimirlas y supuseque se trataba de un breve poema que circulaba multiplica-do (exageracin de Castorena) en copias manuscritas. Ga-llardo me saca del error. Es un impreso: Poema heroyco almerecido aplauso del nico Orculo de las Musas, gloriosoAssombro de los Ingenios y clebre Phnix de la Poesa. laesclarecida y venerable seora Soror Iuana Ins de la Cruz,religiosa professa en el monasterio de San Gernimo de laimperial ciudad de Mxico. El autor de este poema heroy-co (= en octavas reales) fue un caballero natural de Cller(Cagliari), capital del reino de Cerdea, llamado JosefZatrilla y Vico Didoni y Manca, conde de Villasalto, etc. Laedicin se hizo en Barcelona en 1696. Dice Gallardo que elimpreso (de 20 hojas paginadas) consta de 100 octavas,de las cuales, por desgracia, no da ninguna muestra. Alparecer, ningn sorjuanista ha recogido este dato, que sitaal caballero sardo casi a la par del bogotano Franciscolvarez de Velasco en cuanto a entusiasmo por la poesa dela monja mexicana. As como Alvarez de Velasco escribi eimprimi en Europa, por cuenta propia, ms de 70 pginasde elogios poticos a su paisanita querida, as tambineste Zatrilla escribi e imprimi por su cuenta las 100octavas (800 versos!) en aplauso del Orculo de las Musas.Otra coincidencia: los dos publicaron sus elogios despus de1695, sin saber que en este ao haba muerto la poetisa. (Lanoticia de su muerte se difundira apenas en 1700, gracias ala Fama y Obras psthumas.) Lo que queda por hacer no esmuy difcil: he consultado el catlogo de la biblioteca de laHispanic Society of America (Nueva York) y veo que allhay un ejemplar del Poema heroyco de Zatrilla.

    papel cosas malsonantes ni que causen deshonor a la perso-na de quien van hablando, pues no es digna dl, antes en SUfavor se dirn cosas loables y dignas de eterna memoria.Las cuatro portadas son elogiossimas: lo que la MonjaAlfrez hizo fue en servicio de su Magestad el Rey nuestroSeor. (Naturalmente, no pretendo descubrir el Medite-rrneo. La Monja Alfrez fue y es muy conocida. Lo nicoque hago es sugerir una ampliacin en la pudibunda notaque Alfonso Mndez Plancarte consagra al pasaje respecti-vo del romance Madre que haces chiquitos...: el autor deeste romance, y el peruano Caviedes, y Sor Juana, tenan unaidea viva y precisa de la Monja Alfrez: era un esplndidoparadigma de la mujer varonil.)

    3) Cierto caballero del Per le mand a Sor Juana unosbcaros o jarritos de barro de Chile, junto con unos versosen que le deca que se volviese hombre, lo cual, comoobserva Mndez Plancarte, aun dicho con la ms lisonjeraintencin, no deja de ser impertinencia. Para este deta-lle, mi adicin puede ser algo ms novedosa. Hubo, por losdas en que la Monja Alfrez se haca famosa, una monjaespaola que materialmente, fsicamente, se volvi hom-bre. Mi lectura del Gallardo no perdon el ndice de manus-critos de la Biblioteca Nacional de Madrid que figura al finaldel tomo II (y que incluye, en orden alfabtico, no sloapellidos de autores, sino tambin ttulos, temas, etc.). All,bajo Baeza, me top con la Historia de una monja que setorn hombre en Baeza; bajo Monjas, con la Relacinde cmo en beda se convirti una monja en hombre; ybajo Muoz, con el proceso jurdico a que el hecho diolugar, comenzando con el cambio de nombre: MagdalenaMuoz, natural de Sabiote, monja dominica de beda, seconvirti en hombre y pas a llamarse D. Gaspar Muoz.(Obviamente, el primero de los manuscritos yerra al decirque la cosa sucedi en Baeza; el error se explica por serBaeza y Ubeda poblaciones muy vecinas.) Dan ganas de leeresos manuscritos, que ojal se conserven. En todo caso,hubo tambin una Relacin impresa, cuya descripcin apa-rece en el tomo IV del Gallardo, bajo Torres (Fr. Agustnde): Relacin verdadera de una carta que embi el padreprior de la orden de Santo Domingo, de la ciudad de beda,

    2) El peruano Juan del Valle Caviedes, en un romance al abad mayor de San Salvador de la ciudad de Granada, dedirigido a Sor Juana, le dice que si en el campo de las armas un caso digno de ser avisado, cmo estuvo doze aos unahubo una Monja Alfrez, en el de las letras hay ahora una monja professa, la qual ava metido su padre por ser cerradaMonja Capitana; y el annimo autor del romance Madre y no ser para casada, y un da, haziendo un exercicio deque haces chiquitos... le dice a la misma Sor Juana que fuerza, se le rompi una tela por donde le sali la naturalezaahora ser tonto alabar a la Monja Alfrez, habiendo como de hombre como los dems, y lo que se hizo para sacalla delhay una Monja Almirante. En el Gallardo he encontrado convento, agora sucedido en este ao de mil y seyscientos ycuatro impresos, de entre 1618 y 1625, que relatan las diez y siete. La carta del prior de beda, de octubre de 1617,andanzas de la Monja Alfrez. Las portadas son tan prolijas, fue a dar inmediatamente a una de las imprentas de Grana-que dan suficiente idea de ese extrao asunto: una monja da. De la impresin granadina no parece existir un solo(Catalina de Erauso, no mencionada por su nombre en ejemplar. Lo que Gallardo describe es la reimpresin deninguna de las portadas) que se ech al mundo vestida de Sevilla, hecha en noviembre o diciembre de ese mismo aohombre, vivi as durante aos, recorri en bito de solda- de 1617. El ttulo es, por fortuna, como esas cabezas dedo Espaa y las Indias, se puso al servicio de, varios capita- peridico amarillista que sueltan todo el rollo. Incapaz denes y ascendi en el escalafn militar por mritos de campa- relaciones sexuales por ser cerrada de nacimiento, Mag-a (en Chile, sobre todo, debe haber liquidado buen nmero dalena Muoz se somete a la voluntad paterna y entra a losde enemigos en cinco batallas que entr a pelear con los dieciocho aos en el convento de dominicas; vive doce aosIndios Chiles y Chambos), hasta que por tales o cuales como monja, y un buen da, al hacer un esfuerzo muscularcircunstancias le fue fuerza el descubrirse y, tras de recibir violento, se le revienta no s qu membrana, y ipurrundn!muchos regalos (atenciones, muestras de afecto) de fray le brota un sexo de hombre como los dems: qu historia!Agustn de Caravajal, obispo de Guamanga, fue devuelta a De todos modos, es lstima que Gallardo no copie nada delEspaa. Para atajar a los lectores morbosos, que nunca texto mismo, ni diga qu representan los dos grabados enfaltan, una de las portadas aclara: No se oyrn en este madera que adornan el impreso sevillano. Y tambin es

  • lstima que Sor Juana, que tuvo el cuidado de publicar elromance Madre que haces chiquitos... junto con su res-puesta, no haya hecho lo mismo con los versos del imperti-nente peruano, pues slo public su respuesta (Seor, pararesponderos...), donde estn los muy citados versos Yo noentiendo de esas cosas; / slo s que aqu me vine [aqu: alconvento] / por que, si es que soy mujer, / ninguno loverifique, y lo que sigue, sobre la ndole asexual del Alma,de la Inteligencia. Pero antes de esos versos hay otros,menos citados, que paladinamente significan Yo bien qui-siera volverme hombre, pero qu se le va a hacer! Graciasde todos modos por el buen deseo. No me cabe duda de quetanto el caballero del Per como la propia Sor Juana cono-can la historia de la monja de beda, que tanto ruido habahecho, segn lo atestiguan los manuscritos y los impresos.(El obsequio de los jarritos es curioso. Por lo visto, la famade que gozaban en Espaa los bcaros de Estremoz la tenanen el Nuevo Mundo los de Chile. Eran de barro muy fino, deparedes delgadas, y las damas podan comrselos tranquila-mente a mordidas, pues para eso solan servir. Es como si elperuano, al mismo tiempo que invitaba a Sor Juana a vol-verse hombre, aceptara, por as decir, su naturaleza feme-nina con ese regalo tan no intelectual, tan marcadamentepara damas.)

    * * *

    En mi mencionado artculo de la Nueva Rev. de Filologa,1780, digo algo de los dos prologuistas de la InundacinCastlida de Sor Juana (1689): fray Luis Tineo, monjepremonstratense, y un annimo que, segn creo haberdemostrado claramente all, no puede ser sino Francisco delas Heras, secretario de los condes de Paredes, que cumpliasimismo la delicada tarea de poner epgrafes a las poesas.

    Lo que en 1780 saba yo sobre fray Luis Tineo era muy poco.Segn el Manual del librero hispano-americano de AntonioPalau, en 1652 escribi (pero no consta que haya impreso)un poematrgico intitulado Ara de la tristeza, y en 1671 yen 1674? public algunas piezas de oratoria sagrada. Y,segn la Enciclopedia Espasa, escribi unos comentariossobre el Hexaemeron de San Basilio Magno. Despus, enlos preliminares del primer volumen de la grandiosa Bi-bliotheca Hispana de Nicols Antonio (Roma, 1672), meencontr una solemnsima Cancin del Maestro Fray LuisTineo Morales, Diffinidor y Maestro general del OrdenPremonstratense. Era, pues, eclesistico de mucha consi-deracin y algo amigo de las Musas, y estaba relacionado conla condesa de Paredes, como se ve por la cortesana mencinque hace de ella en su prlogo a Sor Juana. Fue un personajeque tuvo que ver mucho, y en un momento crucial, con lamonja de Mxico; su prlogo, aunque menos animado queel de Francisco de las Heras, no le cede en inteligencia.

    As, pues, cuando me top con el nombre de Luis Tineoen el Gallardo, me dispuse a tomar notas. Es una de lasfichas de la Biblioteca Asturiana, que ocupa buen nmerode pginas del tomo I. (La Biblioteca Asturiana es uncatlogo bio-bibliogrfico de escritores nacidos en Asturias,annimo, escrito en los aos de 1782 segn Gallardo.) Laficha menciona el elogio de Tineo a la Bibliotheca Hispana,pero no el prlogo a la Inundacin Castlida. No dice nadadel importante Mercurio Evanglico, la coleccin de sermo-nes impresa en 1671. Revela mucha ignorancia: no daninguna fecha, y casi no dice nada de la carrera eclesisticadel personaje, pero al menos da el ttulo de algunos escritosinditos, sobre temas serios (el ms interesante pareceser una Crnica de la Orden Premonstratense), y aade:Escribi varias poesas sagradas y profanas, que dej unasacabadas y otras por concluir. Despus, en el tomo II delGallardo, encontr otro minsculo dato: en la BibliotecaNacional de Madrid debe haber un comentario manuscritoDe platano Cordubensi Martialis, por D. Fr. Luis de Tineo,premonstratense (en el epigrama 62 de su libro IX, Mar-cial describe un frondoso rbol que haba en Crdoba, delcual se saba que Julio Csar lo haba plantado con su propiamano). Total, nada del otro mundo.

    Lo bueno, lo inesperado, me sucedi despus, a la mitaddel tomo IV y ltimo. Gallardo tuvo en sus manos lasVarias poesas de Tineo mencionadas por el compiladorde la Biblioteca Asturiana! Y, como las poesas manuscri-tas eran una de sus ms queridas debilidades, as ley,encontr algunas dignas de ser copiadas y las copi enefecto, y registr con su habitual escrpulo todo cuantopudiera indicar algo acerca del poeta (fechas, alusiones asucesos o personajes, etc.). Pero, por ms que hizo, noconsigui identificarlo. Lo que pasa es que el manuscrito notiene ttulo ni portada; comienza sin ms con una largacomposicin llamada Filomena Davdica, y sera totalmenteannimo de no ser porque en el tejuelo de la encuadernacinse lee Tineo, Poesas. Podra decirse: Cmo! Acaso noconsta el nombre de Luis Tineo en la Biblioteca Asturiana yen el comentario al epigrama de Marcial? Pero hay quetener en cuenta que la memoria humana es porosa, y queentre las lecturas rpidas de una cosa y otra pueden habertranscurrido largos aos. Si en el manuscrito hubiera estadola Cancin en elogio de la Bibliotheca Hispana, no habrahabido problema, pues la monumental obra de NicolsAntonio fue siempre el vademcum de biblifilos y bibli-

  • grafos. Pero no es as, de modo que Gallardo se qued enayunas. Me hace sonrer esta anotacin suya, al comienzode la descripcin del manuscrito: Se llama el autor D.Facundo? (vase fol. 18, refirindose a fecha de 1651); yluego l mismo contesta con un No a su pregunta.

    Como yo tengo la ventaja de saber quin es el tal Tineo,puedo dar cierta coherencia a las noticias de Gallardo. Si enmi reconstruccin meto demasiada fantasa, cualquiera po-dr controlarme, pues el Ensayo de una biblioteca... no eslibro raro: la editorial Gredos lanz no hace muchos aosuna reimpresin fotogrfica.

    El manuscrito, nada voluminoso (slo 141 folios, o sean282 pginas), se inicia con la larga Filomena Davdica queya mencion; Gallardo la llama despectivamente salmo-dia y no oculta su impaciencia, sus ganas de pasar a versosms movidos. Las dos cosas que siguen deben haberlo abu-rrido tambin, pero al menos dice qu son y da su fecha:1693. Y entonces viene lo interesante. Lo primero es unromance sobre un-episodio de Los bandos de Zegres yAbencerrajes o Guerras civiles de Granada. Gallardo debehaberse sorprendido, en un primer momento, de hallar en1693, en las postrimeras del reinado de Carlos II, un ecopotico de la novela de Gins Prez de Hita, tan envejecidaen esas fechas; pero no coment nada, seguramente porqueno tard en ver toda una serie de poesas con fechas muyanteriores a 1693. De lo datado o datable, lo ms antiguo esuna Cancin en la muerte de la reina doa Isabel deBorbn, premiada en segundo lugar en el certamen de laUniversidad de Salamanca. O sea que en 1644, que escuando muri la primera mujer de Felipe IV, Luis Tineo eraestudiante en Salamanca. Tendra entre dieciocho y vein-tin aos.

    Es posible que al terminar su licenciatura en Salamancahaya pasado a graduarse de doctor en Teologa en Avila:el dato est en el epgrafe de una de las poesas, dirigida alMaestro fray Toms de Avellaneda, general del OrdenPremonstratense, que resida en Avila y que le agasajmucho. Es de suponer que fue entonces cuando l mismo sehizo premonstratense. (Sera gran cosa el doctorado enTeologa de Avila? Me da la impresin de que all la gente sedoctoraba al vapor. Fue en Avila, unos cincuenta aos des-pus de Tineo, donde se doctor Castorena y Ursa, segnparece, en solo un ao escolar: el de 1697-1698. Teologade adorno, no para futuros catedrticos y tratadistas de lamateria, sino para careerirts previsores?) En todo caso, apartir de la mencionada cancin fnebre de 1644, hay en elmanuscrito un grupo bastante visible de poesas juveniles,unas obviamente frvolas, por ejemplo el soneto Al Condede Cabra, toreando en la plaza de Madrid (diciembre de1648), y otras que parecen ms serias, por ejemplo el Ara dela tristeza, citada, como dije, en el Manual del librero deAntonio Palau, de acuerdo con una noticia de Josef Pellicer(el de las Lecciones solemnes a las obras de Gngora).Segn Pellicer, Tineo escribi ese poema trgico en 1652,firmndolo con el pseudnimo Lysio Traneufi, anagra-ma de Fray Luis Tineo. Lo cual quiere decir que en 1652 elpoeta era ya monje premonstratense. En el manuscritoexaminado por Gallardo se explica que el Ara de la tristezaes una gloga en la muerte de doa Jacinta Mara deCrdoba.

    Esto ltimo ayuda a perfilar un poco ms la figura delpersonaje. Tineo no fue poeta de oficio, como lo haba sidoTirso de Molina, pongamos por caso. De los 141 folios del

    :

    manuscrito hay que restar las poesas que incorpora deamigos suyos, en especial una bastante larga, el Epitalamiode Josef de Pellicer en las bodas (1649) de Felipe IV yMariana de Austria. En eso poco que escribi de poesa,predominan las composiciones motivadas por hechos ex-ternos. Todas las que he mencionado son poesas de cir-cunstancias. Ahora bien, yo creo que tiene razn RosaChacel cuando dice, a propsito de Sor Juana, que la poesade circunstancias es buena piedra de toque para el poeta,para quien tiene algo que decir (Poesa de la circunstancia,Baha Blanca, 1958). Y Tineo sale airoso de la prueba. Nohabr sido poeta de oficio, pero tena oficio, y aun maes-tra. Su Cancin de 1672 en loor de la Bibliotheca Hispana,de hechura impecablemente petrarquista -cosa ya rarapara esas fechas-, est, en verdad, a la altura de su circuns-tancia.

    En apoyo de lo anterior citar uno de sus sonetos. Seconocen casos de msicos sordos capaces de afinar un violn,una guitarra, etc., aplicando muy delicadamente las yemasde los dedos, o mejor an los labios, a las cuerdas delinstrumento y sintiendo la frecuencia de las vibraciones. ATineo le toc presenciar una vez (aqu no hay fecha ninombre) tan extrao prodigio. Oy un recital ofrecido porcierta dama de la Corte (a quien nada nos cuesta imaginarjoven y bella), y de esa circunstancia naci el siguientes o n e t o

    A una dama cortesanaque siendo sorda canta excelentemente,

    y templa la guitarra aplicndola a la boca

    El dulce labio al instrumento aplicaspara templarle, pero en qu instrumentohay cuerda que no salte de contentosi, en tu boca, alma y voz le comunicas?

    Qu bien al Griego astuto as le explicasdel modo que frustrara su ardimientoese sonoro imn, con cuyo alientoaun lo ms insensible vivificas!

    Canta, Sirena dulce! No enmudezcas:que aunque entrar de la gloria de tu bocaa la parte no quieran los sentidos,

    cantando no es posible que ensordezcas,pues a tu voz qu spid, o qu roca,en vez de ensordecer no se hace odos?

    (He tenido que hacer una pequea operacin de cirugaplstica en el verso 7, que en el Gallardo dice ese sonoroimn, cuyo ardimiento; repite la rima del verso anterior yadems estropea la sintaxis y el sentido.)

    Una cosa que resulta muy claramente de los apuntamien-tos de Gallardo es que Tineo, en esa su poca de actividadpotica bien documentada, de 1648 a 1652, cultiv la amis-tad de hombres que gozaban ya de slido prestigio en larepblica espaola de las letras y del pensamiento -aunquede pensamiento realmente no haba mucho. No s si elDr. Martn Ochaita, clrigo de Granada a quien Tineo dirigeun soneto, era o no doctsimo en matemticas, ni quimportancia tengan los libros publicados entre 1637 y 1640por Jernimo Fernndez de Mata, destinatario de otro sone-to; pero los otros personajes con quienes Tineo tuvo rela-cin (felicitaciones, envo de algn regalo, simple intercambiode versos) son muy conocidos y, a su manera, ilustres: Diego

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  • de Colmenares, erudito rebuscador de antigedades de sutierra, Segovia; el ya mencionado Josef de Pellicer, infatiga-ble polgrafo; fray Diego Niseno, predicador y maestrode predicadores (sus Asuntos predicables, de 1627-1630,fueron reeditadsimos, y se tradujeron al francs y al italia-no); y sobre todo los fecundos poetas Gabriel de Bocngel yLuis de Ulloa Pereira, verdaderamente grandes tras la muer-te de los Grandes. Nacidos a fines del siglo XVI y a comien-zos del XVII, hacia 1650 todos ellos eran ya escritoresconsagrados. Tineo era mucho menor.

    Se tiene la impresin de una primavera potica, de unagrata actividad juvenil a la sombra de los profesionales. Yluego nada. La publicacin del Mercurio Evanglico puedeayudarnos a explicar el silencio. Es un volumen de 369pginas, con veintids sermones panegricos, piezas orato-rias que suponen documentacin, lecturas, aos de expe-riencia, redaccin cuidadosa, buen uso de la lima (los sermo-nes panegricos no estaban destinados a la edificacin odevocin de almas sencillas, sino al aplauso de auditorioscultos en festividades de campanillas). Y, sobre todo, hayque considerar la carrera de Tineo dentro de su orden. Nofueron los versos los que lo llevaron al alto cargo de Maestrogeneral de los premonstratenses, que es como nos lo en-contramos en Roma en 1672. Es seguro que Gallardo regis-tr todo lo fechable, de manera que puede afirmarse quedespus de 1655 -fecha aproximada, pues es imposible,por ejemplo, saber de cundo es el soneto dedicado a frayDiego Niseno- Tineo dej prcticamente de escribir ver-sos. El manuscrito termina con una seccin larguita (55folios) de Romances varios, unos lricos y amorososescritos a diferentes asuntos, y otros burlescos. Estascosas, y el Soneto a una seora que le pidi la hiciese uno*(Sonetillo me pide Sor Teresa...), y la cancin A doaElena de Crdoba, retratada siendo nia por Alonso Cano,gran pintor (hija, o hermana, de doa Mara Jacinta deCrdoba, la del Ara de la trizteza?), y el romance sobre elepisodio de Zegres y Abencerrajes, son evidentemente obrade un joven. Despus, por lo visto, Tineo se dedic a ser unreligioso grave, un monje de tiempo completo. Natural-mente, no pudo quitrsele lo conocedor. Su trato circunstan-cial, pero serio, con la poesa y con los escritores debehaberle sido de provecho (el ejemplo ms claro es, una vezms, la Cancin de 1672, que de ninguna manera desdice dela gravedad de un alto dignatario religioso).

    * * *

    Sobre componer versos -deca en 1700 el P. Diego Calleja-tuvo la madre Juana Ins bien autorizadas contradiciones,de que no debemos aqu lastimarnos, [en primer lugar]porque los aprobantes de su primer Tomo rieron por ellaeste duelo. O sea: hubo una poca en que ciertas personasde gran autoridad dijeron que lo que Sor Juana escriba eraimpropio de una monja, pero eso ha dejado ya de ser motivode preocupacin, gracias sobre todo a los dos aprobantes oprologuistas de la Inundacin Castlida, fray Luis Tineo yFrancisco de las Heras, que les taparon la boca a los contra-dictores.

    Para mi gusto, el mejor de los prlogos es el del secretariode la condesa de Paredes, pero el que ahora importa es el deTineo. Firmado en Madrid, en el convento premonstraten-se de San Joaqun, el 20 de agosto de 1689, este prlogo no sepresenta como tal, sino como Aprobacin, como certifica-

    do de que no hay en el libro nada contra la fe ni las buenascostumbres de la repblica cristiana. De hecho, lo nico quetiene de aprobacin son unas palabritas del ltimo prra-fo, no slo imperceptibles de tan frases de cajn, sinoahogadas adems por el elogio con que el prrafo termina:que salgan a la luz estas poesas para que todos vean qucosas tan estupendas hay en el Otro Mundo, que ni tienenpar ni hay con qu compararlas! Tal es la tnica constantede la aprobacin, lluvia de elogios que deslumbr a Fran-cisco de la Maza, sorjuanista fantico, y le impidi entenderel chiste del prlogo de Francisco de las Heras, cuya tnicaes muy distinta. Tineo es desmedido. Sor Juana -dice-, esuna mujer singular, un ave rara que slo en un MundoNuevo pudiera hallarse, porque en el Antiguo (por ms quelo predica el proverbio tan repetido, rara avis in terris)hasta ahora dudo mucho que se aya visto, y ms con lascircunstancias que aqu concurren. Pero su elogio msenftico est en verso. Es una adaptacin de cierto epigra-ma de un poeta antiguo, y, con unos cuantos cambios, lequeda a Sor Juana que ni mandado hacer: Tu decus Indorum,virgo... Tineo cita el texto latino (tres dsticos) y en seguidasu traduccin al espaol, hecha por un ingenio de estaCorte; pero explica tan prolija e innecesariamente que latraduccin no es suya, que me da a sospechar que ses suya, yque por razones estratgicas quiere mostrarse lector y crti-co, pero no poeta (en 1689, slo unos pocos saben que dejoven hizo versos). Si mi sospecha aguanta, Tineo sera unode los primeros que elogiaron a Sor Juana en verso. Lasredondillas corresponden fielmente a los tres dsticos lati-nos, y suenan muy bien:

    T de las Indias sers,noble virgen, el decoro;que no es lo raro su oro:engendrarte a ti es lo ms.

    La patria de Homero ha sido(con razn) siempre pleiteada,porque gloria tan preciadacada ciudad la ha querido:

    yo, Juana, espero por tiTierra y Cielo se hagan guerra,por quererte Cielo y Tierracada uno para s.

    Cielo y Tierra, porque de tantos quilates son los versosreligiosos de Sor Juana como sus versos humanos. Lo queimporta por encima de todo es que la poesa sea buena: quesea poesa.. Y, como dice Tineo en otro momento, lo ciertoes que no es incompatible ser muy siervos de Dios y hazermuy buenas coplas.

    Ahora bien, si enftica es la exaltacin del valor poticode Sor Juana, igualmente enftica es la ofensiva contraquienes sostienen esa tesis de la incompatibilidad, contraquienes programticamente cierran los ojos a la bellezahumana de la poesa hecha por una monja. En el anversohay exquisitas alabanzas; en el reverso, saudos imprope-rios. Los que pretenden silenciar a Sor Juana, dice Tineo,muestran una torpe ignorancia y una rstica grosera,-10 cual es redundante, pues qu ignorancia no es torpe,qu grosera no es prueba de mala educacin? Pero en lasexplosiones de clera no hay tiempo para armar fraseslgicas, y Tineo est encolerizado. Por eso ms vale conver-tir su discurso en una ristra de adjetivos fuertes, lanzados

  • como bofetones. Esos tales son unos torpes, unos ignoran-tes, unos rsticos, unos groseros; son unos dementes, unosdisparatados (es disparate pensar que ha de estar siempretirada [=estirada] la cuerda del arco: que quienes huyen elmundanal ruido han de estar siempre rezando y disciplinn-dose); son unos tontos (la finura les est negada a muchos,y particularmente a los tontos); son unos envidiosos y unosnecios (el ingenio privilegiado es la envidia y emulacin delos necios). Y ya van ocho improperios. Pero cuando Tineoreflexiona, la reduccin a simples adjetivos es menos fcil.De pronto escribe frases que son una autntica denuncia delmarasmo intelectual de Espaa. Todo lo hace la pocahonra del siglo..., empieza una de esas frases. Vivimosunos tiempos calamitosos, de esnobismo y prejuicio por unlado, de conformismo y cicatera por otro. Pensar que noha de aver contrapesos es no querer nada bueno: o sea, laperfeccin absoluta no es de este mundo, muy bien. Peroqu desastre cuando el estpido, y ms si es presumido, sepone a dictaminar qu cosa es buena y qu cosa no! Qusabe de perfecciones el ignorante? Los pintores no sonbuenos para Argel, porque all no se pinta, y Espaa correpeligro de convertirse en un Argel literario, en una tierrasin apreciadores, sin discriminadores. Ojal que la Inunda-cin Castlida, venida de ese Nuevo Mundo slo apreciadopor las peridicas inundaciones de oro que proceden de susminas, sirva para abrirle los ojos a Espaa! La nica digni-dad del oro es ser smbolo de lo valioso. Ojal que la poesade Sor Juana sea pronstico de tiempos mejores! Comopronstico, no lo podra haber mayor y ms abundante. Ysi una poesa como sta no logra romper la inercia, pobreliteratura espaola! Triunfar la cerrazn, la chabacanera.La poca honra del siglo, la falta de reconocimiento de logrande es la que tiene esterilizado el plantel de los Mece-nas, y juntamente el de las acciones gloriosas.

    No cabe duda: el duelo reido en torno a Sor Juana sobrecomponer versos tuvo en el viejo monje un paladn agudoy agresivo. Agresivo en exceso, se dira. Es tal la lluvia deestocadas y mandobles que cae sobre el adversario, que deeste no se ve sino una borrosa silueta. Adems, era imposi-ble que el lector comn y corriente estuviera enterado deesas extraas manipulaciones de gente necia. El caso SorJuana, en 1689, era conocido de muy pocos. La insistenteacrimonia de Tineo indica a las claras que l era uno de esospocos. El prejuicio, la grosera, la ignorancia, la necedad,etc., tenan un nombre: el R.P. Antonio Nez de Miranda,de la Compaa de Jess.

    Si alguien piensa que estoy personalizando indebidamen-te la diatriba de Tineo, es seal de que no ha ledo la carta deSor Juana al P. Nez, descubierta y publicada en 1981 porel P. Aureliano Tapia y escrupulosamente comentada porOctavio Paz en el nm. 78 de Vuelta. Esta Carta al P.Nez es un documento capital, que contesta de la manerams categrica e inequvoca a mil preguntas que los crticosse han hecho sobre las relaciones de Sor Juana con elestablishment religioso en general, y con su confesor enparticular, durante los aos ureos de su vida, los de sutrato con la condesa de Paredes, los de la porcin msabundante y florida de su obra. La Respuesta a Sor Filoteade la Cruz seguir ocupando el altsimo lugar que tiene;pero, en cuanto luz sobre esos aos cruciales de la vida deSor Juana, la Carta al P. Nez es nica: mucho msenrgica, mucho ms claridosa, infinitamente ms personalque la Respuesta a Sor Filotea. (En comparacin con el

    descubrimiento del P. Aureliano Tapia, mi hallazgo de unsoneto desconocido de Sor Juana es poquita cosa.)

    Sor Juana, por supuesto, no le dice al P. Nez que es unignorante, un grosero, etc. La Carta vibra de pasin todoel tiempo, pero todo el tiempo est hablando con razones.Lase por ejemplo esta frase, defensa cien por ciento laica yracional que hace Sor Juana de su derecho a la recreacinhonesta, a escribir cosas bonitas cada vez que esos amablesseores, los condes de Paredes, se las pidan: Yo no puedo, niquisiera, ser tan brbaramente ingrata a los favores y cari-os de Sus Excelencias. O lo que dice, en el comienzomismo, sobre estos negros versos de que el cielo tan contrala voluntad de Vuestra Reverencia me dot... (estos ne-gros versos; o sea estos condenados versos...; o, lo que daigual, estos dichosos versos que hago por pura gracia delcielo, pero que me causan dolores de cabeza porque Dios,ocupado en sus cosas, se olvid de pedirle a usted su opi-nin, lo cual, dicho por una monja a su confesor y padreespiritual, es muy fuerte, no slo para los tiempos de SorJuana, sino aun para los nuestros, en que se est operandouna curiosa liberalizacin o destiranizacin del rgimen devida de los miles y miles de monjas que an hay). O esta otrafrase, que tan sin rodeos expone el meollo de la cuestin:Vuestra Reverencia quiere que por fuerza me salve igno-rando. Pues, amado Padre mo, por qu para salvarse ha deir [uno] por el camino de la ignorancia, si es repugnante a sunatural? Slvese San Antonio [el Ermitao, tocayo de Vues-tra Reverencia] con su ignorancia santa, norabuena, queSan Agustn va por otro camino, y ninguno va errado.

    Tineo, con otro lenguaje, no dice sino eso mismo: Comoreconozco que stultorum infinitus numerus est, podr serque, entre tantos, no falte alguno de los que bautizan elidiotismo con nombre de santidad, que piense que han decanonizarle con publicar guerra a los consonantes de intra

  • clausura como si fuera a la secta de Lutero. Es un hecho quela cantidad de tontos es infinita, como memorablemente sedeclar en el Eclesiasts. Los hay de todo color y de todosabor; hay el tonto inofensivo, el tonto fastidioso, el quehace o no hace esto, el que hace o no hace lo otro, adinfinitum. Descubrir nuevas especies entre tamao pulularno tiene nada de notable, pero hay que avisar cuando se tratade una especie del gnero peligroso. El P. Nez es un tontocomplejo, refinado y calculador. Dice que el nico camino desalvacin, para una monja, es la ignorancia; identifica santi-dad con idiotez (idiotismo); y adems, adems, quiereutilizar todo ese celo como andamiaje de su propia santidad;suea con ser elevado un da a los altares, y ya le parece or loque de l habr de escribirse en el acta de canonizacin: Sientre las monjas por cuya salvacin velaba este benditovarn se introduca algo que las desviara del recto camino,alguna frivolidad, alguna de las vanidades del siglo, l expe-rimentaba el mismo santo furor que si se hubieran coladoall los errores de la secta de Lutero. Haba, en particular,cierta monja que haca versos intra clausura, poniendo engravsimo peligro la salvacin de su alma. Pues bien..., etc.,etc. (Poco antes de tan punzante reflexin sobre el infinitusstultorum numerus ha estampado Tineo una aseveracin decorte teolgico: [las flores de la poesa] son prendas yhabilidades que Dios pone en algunos sujetos para demos-tracin de su gran Providencia, y motivos admirables de sumayor alabanza, de modo que no son sino recreacinhonestssima y empleos decentssimos del religioso msajustado. Y poco despus, casi al final del prlogo, tambinl mencionar a San Agustn; hace una profeca, porque-explica- tengo tambin mi poco de profeta a lo viejo:la Inundacin Castlida no es sino el comienzo; que siga asSor Juana, y su mismo entendimiento ha de ser causa deque la celebremos por el San Agustn de las mugeres: locual, si por una parte va a hacerse verdad con el Sueo y conla Crisis del sermn de Vieira, por otra parte muestra cmoel elogio de Sor Juana es inseparable de las estocadas contrasus adversarios.)

    Habr llegado fsicamente a manos de Tineo una copiade la Carta al P. Nez? La hiptesis no es descabellada.Que la Carta tuvo alguna divulgacin es un hecho (laprueba est en la copia de comienzos del siglo XVIII encon-trada en la biblioteca del seminario diocesano de Monterreypor el P. Aureliano Tapia). Y, como no es creble que eldivulgador haya sido el P. Nez, atacado all en la basemisma de su filosofa de la santidad, en el centro de la pasinde su vida, fuerza es concluir que fue la propia Sor Juanaquien sac copias: Dos por lo menos: la que unos treintaaos despus sera recopiada en el manuscrito de Monte-rrey, y otra que le mandara -naturalmente!- al P. Calle-ja, su amigo y confidente literario nmero uno. En realidad,ni siquiera hace falta suponer que Tineo ley esa copia. Lasustancia y la forma de su prlogo se explican con slosuponer una conversacin suya con Calleja, o con la condesade Paredes, o con Francisco de las Heras. Cualquiera deellos pudo, en media hora, explicarle cmo se le estabanponiendo las cosas a Sor Juana. (Y qu nos impide imagi-nar, en la celda de Tineo, un concilibulo de ese estadomayor en pleno?)

    Pero aqu entra otro eslabn. Hacia el comienzo delprlogo, despus de admitir, irnicamente, que lo que cuen-ta en estos tiempos, lo que sin duda suele ser prenda degran monta en Espaa, no es, entender de poesa, sino

    parecer entendido, aade sbitamente Tineo: No soynada misterioso, pero..., y lo que dice merece una glosadetenida: No soy de los que andan viendo misterio en todo,Pero hay casos que no se explican de otra manera. No est elmisterio en que el cargamento precioso de los originales deSor Juana haya llegado inclume a Espaa -cuando tantastoneladas de oro y plata acaban en el fondo del Atlntico oen manos de los corsarios-, puesto que ese cargamentotena la bonanza asegurada navegando al amparo de lacondesa de Paredes, que ella sola basta a enfrenar el furorde todos los elementos. El misterio est en que semejantetesoro, en vez de llegar a un puerto capaz e ilustre, hayallegado a mi pobre baha, tan desnuda de instalaciones: esoes lo que me tiene maravillado (No me dexa de hazeralgn reparo ver que un tesoro como ste... [vena] destina-do a tomar tierra en la corta capacidad de mi humildealbergue).

    No nos dejemos despistar por el tpico de la falsa modes-tia. Tineo, hombre inteligente, no poda declararse, ni en elpeor trance retrico, el destinatario ms inepto posible. Elhilo va por otro lado. A continuacin de mi humildealbergue viene la siguiente frase, cargada de sentido: Ra-ra mujer hasta en esto!, que en tales casos no ay circunstan-cia en que no resuene armona de no vulgar providencia.No hay aqu nada fortuito. El tesoro de poesa de Sor Juanavena destinado, desde Mxico, al albergue intelectual deTineo: hasta en esto resplandece la sabidura de tan raramujer! El prologuista ideal hubiera sido, naturalmente, elP. Calleja. Pero, naturalmente, el P. Calleja no hubierapodido hablar con libertad y claridad del caso Sor Juana,puesto que el P. Nez llevaba, como l, la sotana de SanIgnacio. (En 1700, pasada ya la tormenta y muerto Nez,Calleja tendr ocasin de explayarse en su extraordinarioprlogo a la Fama y Obras psthumas; pero ahora, en 1689,su nico papel visible consiste en la Aprobacin que

    precede a las pginas de Tineo, sa s verdadera aprobacin,elogiosa, pero breve, mesurada, oficial.) En una palabra:Sor Juana pidi que Tineo fuera su prologuista, y sin dudasupo muy bien a quin escoga. Se escuchan los acordes de laharmonia praestabilita. l, Tineo, se proclama el destinata-rio justo, el predestinado! (Y en seguida, como para quitarde la vista esa imagen suya tan de primer plano, aade: Noobstante, no ay que hazer en esto mucha mansin...: no nosdetengamos en esto; vamos cuanto antes a lo que importa,que es la poesa de Sor Juana.)

    A diferencia del grueso de los lectores de 1689, nosotrossabemos ya que fray Luis Tineo fue poeta activo en sus aosjuveniles, y que los papeles de su primavera potica,despus de acompaarlo en su odisea vital, yacan ahora,amarillentos, en una gaveta de su estudio, en el conventomadrileo de San Joaqun. Les tena cario, puesto que losguardaba, pero tambin una especie de miedo, puesto queno los haba publicado. Sin muchas piruetas de imaginacinpodemos adivinar lo que pasaba por la cabeza del monjepoeta al ponderar la providencial trabazn de circunstan-cias que hizo de l, justamente de l, el prologuista de lamonja poetisa. l no tuvo un mecenas poderoso, como lotuvo Sor Juana. l sucumbi quiz al conformismo. Mien-tras Sor Juana rechaz prelacas que la distrajeran de S Uvocacin literaria, l desempe altos cargos en su orden.No hay que olvidar el desdn endmico y folklrico por elpoeta. En la popularsima Floresta de Melchor de SantaCruz se lee que el conde de Orgaz don Alvar Prez de

  • Guzmn deca que tena por necio al que no saba hacer unacopla, y por loco al que haca dos (cuento aprovechado porGngora en una letrilla: Que se emplee el que es discre-to/en hacer un buen soneto,/bien puede ser;/mas que unmenguado no sea/el que en hacer dos se emplea,/no puedeser). En el caso de poetas pertenecientes a rdenes religio-sas, ese desdn no siempre era cosa balad: poda llegar muylejos, y convertirse en condena y repudio: el tiempo dedica-do a los versos humanos era tiempo robado a Dios y a lasalmas. Los clrigos seculares, Gngora, Lope y tantos ms,nunca sufrieron de verdad por ese lado, pero a Tirso deMolina, fraile mercedario, las autoridades de su orden leprohibieron en 1625 seguir escribiendo comedias. Quiz,con el correr de los aos, Tineo acabo por ser su propio P.Nez; pero seguramente lo que en l pes, lo que lo marco,fue una censura de los superiores en sus primeros aos demonje. (La firma Lysio Traneufi, en su poema de 1652 a lamuerte de una dama, no sera una inocente estratagemapara evitar los?)

    Varias veces resuena en el prlogo de Tineo el iganmebien, yo soy perro viejo, yo s de estas cosas (Tengo mipoco de profeta a lo viejo). Oigmoslo, pues: Bueno fueraque ignorara yo ahora, al cabo de mi vegez, el pecadooriginal en que siempre fueron concebidos los ingenios deesta clase! El pecado original de los grandes ingeniosconsiste simplemente en estar por encima del vulgo necio yenvidioso. Cmo iba a ignorar l, a sus aos, que sa es laculpa del poeta, sa la causa de que los imbciles se empeenen silenciarlo! Pero lo mejor est al final del prlogo,despus de la andanada de improperios contra quienestienen por professin la censura cerril y estpida: Lo ques es que los de esta professin saben mejor conceptuar sunegocio y cultivar sus conveniencias que los que tratan decultivar el Parnaso y conceptuar discreciones, con que se

    puede entender que stos viven ms apartados del mundo.Aqu, de manera inequvoca, Tineo est hablando por laboca de la herida. El caso Sor Juana es su caso, y la defensade la monja su autodefensa. Lo que dice es ms o menosesto: Nadie ms apartado de las pompas y vanidades delmundo que el que se encierra entre cuatro paredes y seesmera en la bsqueda de la belleza. En cambio, bichos comoel P. Nez, a quienes vaya si yo conozco, esos que semueven, esos que intrigan, esos que se desviven por amor-dazar al poeta, siguen expertamente las usanzas del mundo:son unos negociantes; su conveniencia propia, su medropersonal, es la razn de lo que hacen; su professin esvistosa y deja fama. Los mundanos son ellos!

    Para llegar al soneto de Sor Juana hacen falta todava dospequeos vericuetos, quiero decir hiptesis. La primerahiptesis es que Tineo, al escribir en 1689 su prlogo a SorJuana, comenz a acariciar la idea de seguir tan buen ejem-plo, dando a luz los frutos de su propio comercio con lasMusas, y que en 1692, al aparecer el tomo II de la extraordi-naria mujer que siempre fue llamada Dcima Musa en lasportadas impresas, el xito conjunto de los dos volmenesacab de decidirlo: consigui en 1693 un amanuense y lopuso a copiar sus versos, viejos de casi medio siglo la mayorparte. Procedi con cautela, con inteligencia. Lo primeroque hay en el manuscrito es, como ya vimos, la FilomenaDavidica, parfrasis potica -en silva, supongo: a Gallardose le olvida decirlo- de los Siete Salmos Penitenciales. EsaFilomena (philomela, ruiseor) es el alma penitente queen el retiro de su corazn le canta a Dios las sublimesefusiones del santo rey David. Va precedida de un soneto dededicatoria nada menos que al duque de Alba, hombre de

  • estirpe de mecenas, y seguida de dos romances -dirigidouno al gran D. Luis de Benavides y Aragn, y el otro a unalto dignatario eclesistico, hermano del Almirante de Casti-lla-, fechados ambos en 1693, o sea que se escribieron conla mira puesta ya en la publicacin del libro. Parece evidenteque el duque de Alba del soneto-dedicatoria, mencionado asde escuetamente, es el de 1693 y no el de hacia 1650, demodo que resulta muy probable que tambin la FilomenaDavdica, la composicin ms formal del volumen, la mstrabajada (y la ms larga: 18 folios), haya sido compuesta adhoc, durante los ocios de que seguramente gozaba el monjeen estos sus ltimos aos de vida. En todo caso, entre elpesado principio y la ligera seccin final de romances lricosy burlescos est lo que podramos llamar el trmino medio:los versos normales, ni muy tronco ni muy follaje; los sone-tos, por ejemplo. Esta seccin central parece dispuesta unpoco al capricho (la cancin a la muerte de la reina Isabel, de1644, est despus del soneto de 1649 sobre las hazaastauromquicas del conde de Cabra). Y cul fue la causa deque esto no se imprimiera? La muerte, la que a nadi nonperdona. La Enciclopedia Espasa dice que Tineo murijustamente en 1693.

    La segunda hiptesis es que Sor Juana y fray Luis Tineo secartearon entre 1689 y 1693. La primera carta pudo ser deSor Juana (nos imaginamos a la monja al recibir el paqueteen que vena su ejemplar de la Inundacin Castlida, alhojearlo para ver cmo haba quedado, y especialmente alleer lo que de ella decan los versos de Juan Prez deMontoro y los dos prlogos?). Ya sabemos cmo era SorJuana en casos as: graciosa y efusiva, bromista y coqueta.Pero tambin pudo ser Tineo el iniciador de la correspon-dencia. El mismo correo que trajo a Mxico cierto nmerode ejemplares del libro -seguramente un porcentaje nomuy elevado de los que se imprimieron- le traera a SorJuana una carta del monje. Despus de otros prrafos fcil-mente imaginables, esta carta dira algo as: Notar ustedque le hemos suprimido los cinco sonetos de consonantesforzados. All, la verdad sea dicha, se le fue a usted la mano.El peor es el de esa Teresilla, tan muchacha, pero tan ducha enel oficio de poner cuernos yen el arte de mantener al maridosin el menor barrunto de lo que pasa (buensimo, eso s;digno de Quevedo, como los otros cuatro). Habl del asuntocon la Condesa, con el P. Calleja y con Francisco de lasHeras. Les dije que con esos sonetos me arruina ustedciertas escaramuzas del prlogo. Les dije que publicarlossera cucar y enfurecer a ya sabe usted quin (o quines).Creo que los impresion con mi cabezota de toro curtido,mis barbazas blancas, mi colmillo largo, mi experiencia deperro viejo. Llegamos a este acuerdo: que los tales sonetosse queden en cuarentena. Mi prlogo le demuestra a ustedque no soy timorato; pero, francamente, esos sonetos sehacen en tertulias de hombres solos; no son sonetos demujer, y mucho menos de monja. Y en efecto, los cincosonetos que se pasan de la raya no estn en la primeraedicin de la Inundacin Castlida, sino en la segunda, la de1690, que abandona por cierto ese rumboso ttulo parallamarse escuetamente Obras. (Si el ttulo Inundacin Cas-tlida desapareci, fue porque no le gust a Sor Juana, talcomo no le gust, poco despus, el ttulo Carta Athenagri-ca. Quien se lo puso fue, a todas luces, el autor de laFilomena Davidica y del Mercurio Evanglico.) La nicaexplicacin es la que he puesto en la pluma de Tineo. No escreble que Sor Juana haya mandado desde Mxico y por

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    correo extraurgente semejante adicioncita, en vez de dejarlos sonetos para el tomo II que no tardara en publicarse. Susngeles tutelares de Madrid, testigos de la acogida que se dioa la Inundacin, rpidamente agotada, vieron en 1690 segu-ro el terreno. Y, aunque siempre debe haber habido lectoresescandalizados, como lo estuvo en nuestro siglo el alma dequerube de Alfonso Mndez Plancarte, no hay constanciaantigua de escndalo por ese lado.

    La carta de Sor Juana en respuesta al regao de Tineollevaba anexo un soneto que tiene que haberle hecho muchagracia al viejo monje, no slo por su varia invencin, susdisparatadas ocurrencias, sino porque emplea justamente elmolde de consonantes forzados (rimas extraas, chuscas,de rompe y rasga: -acha/-echa/-ucha, -afa/-ufo/-ofe, etc.)en que estn compuestos los cinco sonetos incriminados.Naturalmente, Tineo hizo lo que en tales casos se hace:contest por los mismos consonantes. Los dos sonetos estnen el folio 47 del manuscrito que Gallardo tuvo en susmanos, y los dos fueron dignos de que l los copiara. Helosaqu:

    SONETOde cierta seora, Dcima Musa

    rase un preste cara de testuz,de cuyas barbas se hace el albornoz,que, si le piden algo, tira coz,en que no disimula lo andaluz.

    Parece se sustenta de alcuzcuz,aunque come muy bien ganso y arroz,y que se alienta en barros de Estremozcon agua dulce de la Regaluz.

    rase de vendimia un gran lanzn,de cecina un tasujo muy aejo,un espritu pronto merendn.

    Y este que he dicho no es el abadejo,porque es un reverendo abadejn,de Abades y de Prestes fiel espejo.

    SONETOen respuesta al soneto antecedente

    Aunque preste, jams prest el testuza beldad tan de casta de albornozque, por tomar, recibir una coz,aunque sea de un prjimo andaluz.

    Con este can, mi Reina, no hay cuz cuz,que es el ganso muy flaco para arroz;ni hay que brindarme en barros de Estremoz,que no ha de haber conmigo regaluz.

    En vano es de vendimia aqu el lanzn,que aunque tasujo, en fin, soy perro aejo,y el espritu es poco punto al don

    cuando no hay que esperar ms que abadejo;y as, en tratando desto, habr dejn,bien que sois de Camilas fiel espejo.

    Si valen consejos, el mo sera no buscarle mucho sentidoa algo que es esencialmente juego, travesura. Eso s, los dossonetos se prestan, como tantas otras cosas, a un bonito

  • anlisis fonemtico-morfolgico-sintagmtico-semitico-es-tructuralista, pero de quienes esperara yo alguna luz, algu-na lectura mejor que la ma, no es de los practicantes de taldeporte, sino de lectores lectores. Vayan, entre tanto, unasmodestas anotaciones:

    Al pedir del verso 3 de Sor Juana corresponde un tomaren el de Tineo. Estos dos verbos complementarios, muy dellxico de la stira contra las mujeres en el Siglo de Oro(pedigeas = tomajonas = interesadas) confirman, por sihiciera falta, que fue Sor Juana quien le pidi el prlogo aTineo.

    El verso 4 de los dos sonetos declara andaluz a nuestromonje. Pero subamos que era asturiano! Bien, ahora sabe-mos- que no. El autor de la Biblioteca Asturiana, que nodispona sino de noticias indirectas, se bas evidentementeen el hecho de que Tineo es nombre de un poblado deAsturias (pero no toda la gente apellidada Oviedo naca enOviedo, etc.). Sera fray Luis Tineo natural de Crdoba, yfue el amor a las antigedades del terruo lo que lo movi acomentar el epigrama de Marcial De platano Cordubensi?Hay varios indicios que apuntan ms bien hacia Granada.Recurdese la cancin A doa Elena de Crdoba, retratadasiendo nia por Alonso Cano, donde el elogio de la bellezade la nia ira mezclado con el de la maestra del pintorgranadino. Elena de Crdoba era seguramente granadina, ytambin, quiz, Jacinta Mara de Crdoba (la llorada en elAra de la tristeza). Granadino era el matemtico Martn deOchaita, elogiado por Tineo. Granadino es el tema delromance sobre un episodio de Zegres y Abencerrajes.

    El verso 5 de Tineo no es sino el conocido refrn A perroviejo no hay tus tus (el hombre experimentado no se dejaembaucar). Una de las galas de estos sonetos-respuestaconsista en no repetir literalmente todas las palabras-rima,sino variarlas: comprense tambin los versos 11 y 13.

    En el verso 10 de los dos sonetos se lee tasujo en vez detasajo, cosa que no s explicar (deformacin gratuita?).Ms explicable es el reguluz del verso 8 en vez de la palabranormal, regaliz: aparte de la necesidad de la rima, habrinfluido la terminacin de orozuz, que es su sinnimo. (Losversos 7-8 de Sor Juana significan seguramente sacia su sedcon agua de regaliz, que bebe en jarritos de Estremoz.)

    Para el lanzn de vendimia (verso 9) tengo este dato deCovarrubias (Tesoro de la lengua castellana o espaolu,1611): Lanzn. Lanza corta y gruesa con hierro largo yancho. Sirven de guardar la casa, las vias y los melonares,etc.

    Para abadejo (verso 12), el diccionario acadmico dacinco significaciones: cierto pescado, cierto pjaro, ciertoinsecto, otra vez cierto insecto (distinto del anterior) y denuevo cierto pescado. Si nos atenemos al Tesoro de Cova-rrubias, significaba simplemente bacalao seco.

    En el verso 11, aludiendo irreverentemente a la frase tanconocida de Cristo en el Huerto de los Olivos, spirituspromptus est, caro autem infirma, dice Sor Juana que el talpreste tiene el espritu pronto para una buena merienda.En el verso correspondiente de Tineo tal vez haya que leertambin pronto, y no punto, que parece errata. El sentido delos versos 11-12 vendra a ser: Cuando el don que a uno leofrecen es una tira de bacalao seco, el espritu est pocopronto a aceptarlo.

    El verso final de los dos sonetos, como se habr observa-do, es muy especial. La palabra espejo es la nica noble entretanta rima grotesca: rompe el sistema. Por ponerla, Sor

    Juana ha violado adems la regla de que en sonetos as todaslas rimas son agudas. Y, claro, es que el 14 es el nico versoserio. Despus de caracterizar a Tineo de manera tan es-trambtica como viejo grun y sibarita, de pronto le diceSor Juana: Es usted el superior religioso ideal (ah, si losmos fueran como usted...!).

    Y Tineo, cuyo primer verso chispea con el juego preste/prest, tampoco en el 14 se queda por debajo de Sor Juana.Camila, personaje de Virgilio y luego de Garcilaso, es para-digma de la virago, la hembra fuerte, fieramente casta, queno da su brazo a torcer. (El epigrama de un poeta antiguoadaptado por Tineo, y citado y traducido en su prlogo,comienza con las palabras Tu decus lndorum, virgo..., eco delas que Turno le dice justamente a Camila en la Eneida, XI,508: O decus Italiae, virgo...). As, pues, tras de replicar conestrambticos refunfuos al soneto de Sor Juana, Tineo ledice de pronto: Es usted la mujer ms varonil que heconocido (ah, si en mis das de poeta hubiera reaccionadoyo como usted...!).

    No cabe duda de que la ndole varonil de Sor Juana(varonil en su carcter, varonil en su poesa) fue lo que msimpresion a sus contemporneos. En mi artculo de laNueva Rev. de Filologa, 1980, expongo esto detalladamen-te. Sin la menor monstruosidad, sin patologas, Sor Juanasuper a la Monja Alfrez y a la dominica de beda que sevolvi hombre. Sor Juana desafi a su siglo. No poda habermonjas exentas de la supervisin de un varn, pues slo losvarones saban. La voz del confesor, del director espiritual,era la voz de Dios. Y qu hizo Sor Juana? A la voz que ledeca que se dejara de versos profanos, que se hiciera igno-rante como San Antonio Ermitao, que no escribiera paralas fiestas de palacio, a esa voz contest ella en su carta al P.Nez: Yo tengo este genio. Nac con l y con l he dem o r i r

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