ANTROPOlogia

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La gente esa gran desconocida Centro Loyola 2015 ANTROPOLOGIA. TEMA 1. El debate antropológico - El hombre la medida de todas las cosas - Planteamiento inicial: ¿antropología cristiana? - Hablemos de “Antropología” - El hombre: Una realidad de enorme riqueza - El Factor Humano - Sobre el método. El debate antropológico: En este curso de Antropología vamos a estudiar al hombre. O mejor, a la gente. Con esto quiero decir a la gente concreta. La preocupación por el hombre ha caracterizado todo el final del milenio anterior y el cominenzo de este. Porque Uds, han escuchado hablar de esos llamados "signos de los tiempos", o sea, de esas “macromanifestaciones” históricas que, interpretadas teológicamente a la luz de la fe, expresan el paso de Dios por la historia. Será fácilmente evidente que uno de esos “signos” y, tal vez el más importante, es el redescubrimiento del sentido de lo humano, del hombre. En otras épocas los intereses fueron diferentes. Se pensó más en "la creación", o en "la salvación", por ejemplo. Hoy el interés esta centrado en el hombre. No es por casualidad que un profesor prestigioso de filosofía de la Universidad de Lublin en Polonia, Karol Wojtyla, haya considerado como el debate fundamental del fin de siglo, el debate antropológico. Posteriormente esa idea aparece en la Encíclica "Redemptor Hominis" bajo la forma de "el hombre es el camino de la Iglesia". Subyacente a todos los problemas del momento: ecología, población, tecnología, economía, política, etc, se coloca la discusión sobre el hombre. Aparece cada vez más claro que la idea que se tenga de la gente va a hacer toda la diferencia. Al margen de rasgos políticos no es por casualidad que la Declaración sobre los Derechos del Hombre hayan aparecido hace 60 años. El hombre la medida de todas las cosas: Ya en la antigüedad lo dijo, según cuenta Platón, otro pensador eminente, Protágoras (c. 481 AC). La idea ha tenido una interpretación negativa desde círculos religiosos en el sentido de que si el hombre ocupa el centro del escenario, Dios sale. Antropocentrismo se vió en oposición a Teocentrismo. Esto no es necesariamente así. Se puede admirar la grandeza del hombre sin negar a Dios, o incluso dar gracias a Dios por haberlo hecho. 1 1 Así en “Antígona” de Sófocles el Coro canta en una ocasión: “Numerosas son las maravillas del mundo; pero, de todas, la más sorprendente es el hombre”. 1

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ANTROPOLOGIA.

TEMA 1.

El debate antropológico - El hombre la medida de todas las cosas - Planteamiento inicial: ¿antropología cristiana? - Hablemos de “Antropología” - El hombre: Una realidad de enorme riqueza - El Factor Humano - Sobre el método.

El debate antropológico:

En este curso de Antropología vamos a estudiar al hombre. O mejor, a la gente. Con esto quiero decir a la gente concreta. La preocupación por el hombre ha caracterizado todo el final del milenio anterior y el cominenzo de este.

Porque Uds, han escuchado hablar de esos llamados "signos de los tiempos", o sea, de esas “macromanifestaciones” históricas que, interpretadas teológicamente a la luz de la fe, expresan el paso de Dios por la historia. Será fácilmente evidente que uno de esos “signos” y, tal vez el más importante, es el redescubrimiento del sentido de lo humano, del hombre. En otras épocas los intereses fueron diferentes. Se pensó más en "la creación", o en "la salvación", por ejemplo. Hoy el interés esta centrado en el hombre.

No es por casualidad que un profesor prestigioso de filosofía de la Universidad de Lublin en Polonia, Karol Wojtyla, haya considerado como el debate fundamental del fin de siglo, el debate antropológico. Posteriormente esa idea aparece en la Encíclica "Redemptor Hominis" bajo la forma de "el hombre es el camino de la Iglesia".

Subyacente a todos los problemas del momento: ecología, población, tecnología, economía, política, etc, se coloca la discusión sobre el hombre. Aparece cada vez más claro que la idea que se tenga de la gente va a hacer toda la diferencia. Al margen de rasgos políticos no es por casualidad que la Declaración sobre los Derechos del Hombre hayan aparecido hace 60 años.

El hombre la medida de todas las cosas:

Ya en la antigüedad lo dijo, según cuenta Platón, otro pensador eminente, Protágoras (c. 481 AC). La idea ha tenido una interpretación negativa desde círculos religiosos en el sentido de que si el hombre ocupa el centro del escenario, Dios sale. Antropocentrismo se vió en oposición a Teo-centrismo. Esto no es necesariamente así. Se puede admirar la grandeza del hombre sin negar a Dios, o incluso dar gracias a Dios por haberlo hecho.1

Ya lo vió San Agustín cuando habló de Dios como "intimior intimo meo". La idea agustiniana es que si vamos a encontrar a Dios en algun sitio, el camino es el interior del hombre. Porque, vamos a ver, ¿quién habla de sí mismo y de Dios sino es el hombre mismo?. No es posible conocer la realidad si no estamos nosotros para verla y pensarla. En este sentido somos el centro. En principio, esto es asi, luego habrá que completarlo.

Todo lo que se pueda decir sobre la dignidad humana va en la misma dirección. Desde la fe sabemos que somos “imagen de Dios” (Gn. 1:27).

Planteamiento inicial: ¿antropología cristiana?

Lo dicho hasta ahora sobre el hombre, ¿presupone la fe?, ¿la excluye?, la ignora?, ¿se puede hablar de una antropología cristiana?. Como vemos, el planteamiento inicial comienza polémico. Algunos negarán de plano que se pueda dar una antropología cristiana. Dirán que la llamada antropología cristiana o es antropología o no es nada. Otros afirmarán que para entender, de verdad, al hombre hay que hacerlo desde la fe.

1Así en “Antígona” de Sófocles el Coro canta en una ocasión: “Numerosas son las maravillas del mundo; pero, de todas, la más sorprendente es el hombre”. El Salmo 8: “(al hombre) Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad”. Y Jesús: “Si uno de Uds. tiene cién ovejas y se le pierde una... da más alegría un pecador...”. (Lc 15:4).

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Vayamos con cuidado. Si entendemos por Antropología el esfuerzo continuo del hombre por comprenderse a si mismo, esto se puede lograr a priori, con argumentos metafísicos o trascendentales, a posteriori, con datos tomados desde las ciencias positivas (biología, psicología, medicina, sociología..), y también desde la revelación de Dios.

Notemos, además, que la reflexión teológica es a posteriori del mensaje primario de la fe, y que tampoco excluye la interpretación lograda por la reflexión de las ciencias. Por eso no se ve cómo se pueda hablar de antropología cristiana como de una antropología especial, diferente. Sí se podrá dar una antropología cristiana en el sentido una ulterior reflexión sobre los datos de las ciencias y los datos de la revelación. Pueden surgir así algunos rasgos específicos y, lo que es más importante, una profundización luminosa sobre los datos de la ciencia.

“Antropología” es lo sustantivo. El adjetivo es “cristiana”. Recordemos, de nuevo a San Agustín. El habló de un “anima naturaliter christiana” para significar que el “anima” (el individuo concreto) si es, de verdad, humana, ya es cristiana. De otra forma, lo cristiano no hace sino proclamar plenamente la verdad sobre el hombre.

Hablemos de “Antropología”:

Antropología, lo dice la misma palabra, es un “decir” sobre el hombre. Estudiar al hombre. En este sentido, podemos hablar de la “antropología de Aristóteles, o de Santo Tomás, o de Freud, o del Capitalismo”. Modernamente, con todo, la Antropología es una ciencia independiente al nivel de la medicina, la minería, o el derecho. Como tal, se poya para sus conclusiones en datos empíricos. Sin embargo, no tiene un único significado. Esto es así, porque bajo el nombre de “antropología”, concurren diferentes escuelas y corrientes de pensamiento.

Fundamentalmente podemos considerar dos de esas Escuelas. Una de ellas es la de EE.UU. Cuando la escuela norteamericana habla de "antropología" se refiere al estudio comparado de las culturas, o al estudio de una cultura particular, pero siempre lo que interesa es conocer cómo son las costumbres y los patrones sociales de comportamiento. El antropólogo se irá a vivir con este o aquel pueblo antiguo e intentará captar sus esquemas culturales. Estamos en un campo decididamente em-pírico e histórico. Los datos se recogen, se depuran y se comparan. Así se consiguen descripciones y se construyen explicaciones para aquellos mismos datos. Este es el concepto usado, por ejemplo, por R.Linton, por citar un autor clásico.2

La otra Escuela es la europea. Cuando en Europa se habla de “antropología” se refieren más a "antropología filosófica". Es decir, al estudio del hombre en sí mismo. El antropólogo europeo es, sobre todo, un filósofo. También considera los datos, unos datos no tomados de “pueblos antiguos” sino de las calles de cualquier ciudad. Esos datos sirven ahora para deducir de los comportamientos externos unas "estructuras fundamentales", llamadas también "existenciales", de la persona. El razonamiento procede así: "los comportamientos que observamos son posibles porque el sujeto que los produce está constituido de esta o aquella forma".3

En el primer caso, para la escuela americana, "la gente" (su ética y sus valores) , se considerará más dependientes de los factores históricos cambiantes. En el segundo caso, para los europeos, lo que la "gente" es (cómo está hecha) adquiere una carga de absoluto mucho mayor. Se tiene la pretensión de decir, yendo más allá de la descripción, "la gente es así". En realidad, aunque nos vamos a apoyar en el método europeo, hay que reconocer que estamos ante puntos de vista no excluyentes sino complementarios.

El hombre: una realidad de enorme riqueza:

Lo anterior nos lleva a una reflexión ulterior. La realidad esa que llamamos "la gente"es algo tan enormemente complejo que escapa a la comprensión de cualquiera de las ciencias por separado (incluída la teología). Y, por lo tanto, Será necesario recurrir a cuantos aportes se puedan conseguir, desde todos los ángulos posibles.

Ya lo vió así E. Kant al llamar la atención sobre la gran cantidad de teorías sobre el hombre que había producido el pensamiento a lo largo de la historia. Con una solo pregunta resolvió el

2 "The Cultural background of Personality". Appleton.1945.3 Probablemente esto les recordará aquel axioma clásico, “agere secuitur esse”.

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problema: “¿Quién ha sido el autor de todas esas teorías?”. La respuesta es obvia. Y la conclusión es que todas las teorías propuestas no son otra cosa que intentos parciales de aproximarse a una realidad demasiado rica como para ser explicada adecuadamente por alguna de ellas separadamente (incluída, de nuevo, la teología).

El Factor Humano:

Al hablar de "factor" quiero expresar lo mismo que querríamos decir cuando hablamos del "factor tiempo" en un simulacro de emergencias, o del “factor calor” cuando uno está cocinando. Es decir, de un ingrediente crítico, importante del todo. Pues para empezar a caminar en nuestro estudio nos podemos fijar ahora en ese ingrediente crítico que es lo escíficamente humano.

Puede ayudarnos a comenzar a entender qué es ese "factor humano", asomarnos a la li-teratura, con su forma tan especial de decirnos las cosas. Ejemplos:

En su obra teatral, "Les mains sales" (Las manos sucias), Jean-Paul Sartre nos presenta a un perso-naje, Hugo, sometido al juego de las decisiones "según la línea del partido". Estamos en un país del Este de Europa hacia 1947.

Comienza la acción cuando sale de la cárcel. Se encuentra en la cabaña del bosque con una antigua conocida del partido. Llegan para quitarlo de en medio. "Dejad que le hable, para ver si es recuperable. Volved en tres horas".

Poco a poco nos vamos enterando de que lo contrataron para asesinar a un político importante. Pero están jugando con él. Después del "trabajo" fue el héroe en la cárcel por haber liquidado a un traidor. Ahora, al salir de la cárcel, se encuentra siendo el asesino (por eso perseguido y molesto, "descartable"), de un personaje "rehabilitado", durante esos cuatro años, por las necesidades políticas del momento.

Cuando vuelven, él mismo sale a abrir la puerta. Su grito de rebeldía final, "non récupérable", que le costará la vida, manifiesta bellamente lo irrenunciable que es a sí misma la persona.

Dentro de la misma línea se encuentra "The Human Factor", de Graham Greene, probablemente la mejor novela de espionaje que se ha escrito. En ella queda de manifiesto cómo en ese mundo mortal de los espías el amor representa un riesgo total.

"He´s a traitor to his country", "Oh, his country... He said once I was his country", es el diálogo entre Mr. Castle y Sarah, la esposa. Y, al final, cuando él ya está con los rusos, por ella y por su hija, llega la llamada telefónica final: "Maurice, where are you?", "You know where I am. I love you, Sarah", "I love you, Maurice". Y después, "Maurice, Maurice, please go on hoping, but in the long unbroken silence which followed she realized that the line to Moscow was dead".

El individuo concreto acaba moviéndose por razones concretas, las suyas. El amor, por ejemplo. Esto es muy bello.

Sobre el método: 1. En primer lugar trabajaremos “fenomenológicamente”. Siempre con “argumentos convergentes”. Si es verdad lo dicho sobre la enorme riqueza del “factor humano”, entonces no hay más remedio que acercarse a él desde el mayor número de ángulos posible. La Biología, la Paleontología, la Genética, la Sociología, la Historia, la Medicina, la Filosofía, la Teología, etc, todas tienen una palabra que decir.

2. Luego trabajaremos con esquemas propios del ámbito humano. Esto es necesario resaltarlo. Tal vez sea este un punto especialmente débil de los planteamientos clásicos tales como los de Aristóteles por su excesivo racionalismo. La gente es mucho más que racional. Y recordemos que el hombre escapa al intento de explicarlo por los mismos argumentos usados para explicar el mundo físico. No se puede inferir desde lo inanimado y lo animal a lo humano.

3. Por último no podemos dar por supuesta la fe. Es que, al final, será siempre la referencia una vez dicho todo lo que haya que decir.

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