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“Cuestión social, políticas sociales, beneficencia y género. Un recorrido en
la historiografía argentina a la luz de los aportes de la Historia Social
Contemporánea”
Natalia Vanesa Villalba*
Introducción
A lo largo de las últimas décadas es posible advertir una renovación en el campo de
la Historia Social Contemporánea, expresada en el estudio de nuevos temas y en una
ampliación en el plano teórico-metodológico. Las recientes producciones permiten
observar tal fenómeno manifiesto en un deslizamiento dónde se busca interpretar el
pasado reconociendo los protagonistas individuales y colectivos, que constituyen,
modifican y resisten la realidad social, resignificándose con ello las categorías de
causalidad, cambio, agencia humana, subjetividad y experiencia. Lo que caracteriza a
los nuevos trabajos históricos, es la heterodoxia teorética y metodológica, dónde los
análisis exclusivamente estructurales son reemplazados por las experiencias subjetivas
de los sujetos que hacen y viven la historia. Esta historia social se ha expandido como
un campo de estudio de fronteras imprecisas y móviles, interpelada por las
aproximaciones conceptuales y metodológicas de los estudios de tendencia política,
económica y/o cultural. En esta línea cobran relevancia los estudios sobre las elites, las
mujeres, los grupos sociales y las redes sociales, las identidades, las estrategias de los
colectivos, las resistencias y las representaciones que de la realidad social hicieron los
protagonistas anónimos de la historia.
Dentro del campo de la historiografía argentina, se advierten los nuevos enfoques en
el creciente interés por parte de los historiadores ante las problemáticas vinculadas a la
cuestión social, a las políticas sociales, su génesis y su desarrollo en la historia local,
el lugar de la agencia femenina y la filantropía, como así también por el proceso de
construcción del Estado Social, las instancias de intervención de la sociedad civil y el
Estado.
Si bien se observa importantes vacíos temáticos, temporales y regionales, merecen el
análisis ciertos trabajos considerados pioneros y prioritarios que permiten visibilizar las
tendencias actuales de la Historia Social Contemporánea en la investigación local. En el
presente trabajo se indagará sobre: los estudios sobre la cuestión social, el proceso
histórico de formación de las políticas sociales, y la agencia femenina en el espacio
público, por medio de su actuación en la beneficencia. Sobre éstos se remarcará en los
análisis hechos a propósito de los actores sociales y las fuentes empleadas en esas
* Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”.
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recientes investigaciones, intentando reconocer la emergencia de las innovaciones en
este campo.
Cuestión social: actores, discursos y perspectivas
La penetración del giro cultural en el plano de la Historia acontecida en la década
del setenta, generó importantes transformaciones. Sirviéndose de los aportes de la
antropología y la etnología, las principales producciones historiográficas estudiaron las
mentalidades, los modos de ver el mundo y los imaginarios de ciertos colectivos
sociales; la historia se humanizó en sentido antropológico y se dejaron de lado las
grandes monografías económicas y demográficas de tendencia braudeliana, para
enfatizar en el estudio de los aspectos culturales, las formas y estrategias de producción
simbólica, considerando a la cultura como el resultado de la activa construcción y
representación de las experiencias y las relaciones sociales y las transformaciones en
ellas suscitadas, destacando así la capacidad de respuesta del individuo a las estructuras.
Estos nuevos abordajes se propusieron comprender cómo los hombres vieron, vivieron,
transformaron y se apropiaron del mundo en los diferentes momentos históricos,
pretendiendo construir y recrear una historia escrita desde la experiencia.
Actualmente la historia social otorga prioridad, como tema central, a las conexiones
entre las transformaciones mayores (políticas, económicas, sociales, culturales e
ideológicas) y la forma y carácter de vidas condicionadas por diferentes entornos. Se
intenta reconstruir cómo la gente vivió los condicionamientos estructurales y las
transformaciones del pasado a través de diversas estrategias individuales o colectivas,
interesándose igualmente en las representaciones elaboradas por los diferentes sujetos
sociales sobre esas experiencias vitales. Sobre esto último giran los trabajos en torno a
la cuestión social.
La misma es una categoría empleada por los contemporáneos para aludir a una serie
de manifestaciones de carácter social, laboral e ideológico que fueron producto del
proceso urbanizador e industrializador iniciado en la modernidad argentina; se la
vinculaba a la generalización del sistema laboral, a la aparición de dificultades médico-
sanitarias, a la falta de viviendas y a la creciente conflictividad político-ideológica que
iba adquiriendo el movimiento obrero; cuestiones que terminarían generando la
preocupación, participación y posterior búsqueda de soluciones por parte de las elites
dirigentes.
El estudio de la cuestión social supone la pesquisa de la historia de las experiencias
vividas, y también la historia de los discursos, metáforas e ideas que buscaron darle
sentido. A través del análisis de las prácticas discursivas es posible desentrañar las
nociones que subyacían a las acciones y a las prácticas sociales. Progresivamente se le
fue otorgando atención preferencial al lenguaje como clave explicativa, y a éste y a las
prácticas discursivas como agentes estructurantes de la realidad social. En este punto se
manifiesta el deslizamiento, proveniente de la lingüística, la semiótica y los estudios del
lenguaje, que se denominó giro lingüístico, el cual insertó un nuevo paradigma basado
en la importancia del lenguaje y su papel generativo en la construcción tanto de los
significados como de las relaciones sociales, entendiéndolo no como un simple
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vocabulario sino como un patrón de significados.
En este contexto de ideas, es que los planteos actuales buscan formularse nuevas
preguntas sobre esta temática: ¿Qué significa cuestión social y cuál es su delimitación
frente a otras cuestiones (política, nacional o étnica)? ¿Es, acaso, una mera formulación
intelectual a partir del descubrimiento de anomalías sociales o se trata de un problema
cuya enunciación y resolución atañe a diversos sectores de la sociedad? ¿Quién la
formula y la pone en locución? ¿Cómo comienza a manifestarse la cuestión social
moderna?1
Las formas en que es abordada la cuestión social merecen una serie de
consideraciones. Primeramente, el concepto de cuestión social y su historicidad es
relevante para comprender en términos de larga duración la construcción del Estado
Social. Los trabajos recientes coinciden en enunciar que la problemática de la pobreza y
la marginalidad ha existido en el mundo europeo desde tiempo memoriales, incluso era
una problemática reconocida en el orden colonial español; pero la vertiginosidad que la
misma experimenta en el período en cuestión, remite a un nuevo tipo de situación,
resultante del proceso histórico vigente, que obligó a las elites dirigentes a realizar
nuevos interrogantes y orquestar medidas que fueron interesantes antecedentes para la
conformación del Estado Social. Esta forma de ponderar la temática, destaca la larga
duración, busca continuidades con los tiempos posteriores y visibiliza las
particularidades que tal fenómeno social tuvo en la época. Además, interpreta la
relación entre política, economía y sociedad, poniendo al descubierto los modelos
económicos, la distribución de la riqueza, las problemáticas sociales y el creciente,
aunque tímido, papel del Estado en los asuntos sociales.
En segundo lugar, el estudio y el reconocimiento de los marcos discursivos y del
mundo de las ideas, son puertas de entrada que permiten comprender las diferentes
posturas/actitudes que ante la cuestión tuvieron los actores de aquellas épocas. Por
medio de ello se pueden conocer las explicaciones que sobre su emergencia y la
interpretación que hacían los contemporáneos de la cuestión social a comienzos del
siglo XX. El concepto no es construido por el historiador social sino que es puesto en
locución por los actores de la época, lo cual dificulta y llena de matices su
interpretación. Los estudios sobre la prensa, del mundo de los intelectuales y del
discurso de la elite dirigente, son elementos prioritarios para el acercamiento a esta
dimensión de la historia moderna argentina. Un historiador que sigue esta línea es
Eduardo Zimmermann2 quién destaca el rol desempeñado por los intelectuales y los
profesionales en la puesta en locución de la cuestión social. Realizando una exhaustiva
contextualización enfatiza en la dinámica política de la época, considerando
transformaciones y permanencias ideológicas, tendencias y estilos políticos, miradas
intelectuales, discursos dominantes y periféricos. Estudia la vinculación entre la
cuestión social y el concierto político-ideológico de la época.
1 Juan SURIANO “Introducción: una aproximación a la definición de la cuestión social en Argentina”; Juan
SURIANO (Comp.) La cuestión social en Argentina 1870-1943 , Buenos Aires, Editorial La Colmena, 2000,
p. 1. 2 Eduardo ZIMMERMANN Los liberales reformistas. La cuestión social en la Argentina 1890-1916, Buenos
Aires, Sudamericana, 1995.
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Otro autor que aborda esta temática es Juan Suriano quién pone el énfasis en el
impacto que el conflicto social, la movilización obrera y el surgimiento de ideologías
contestatarias habían causado en los grupos dirigentes. Expresa que la cuestión social no
fue sólo una construcción del grupo dominante o de intelectuales y profesionales, sino
también una construcción discursiva (y práctica) de los propios actores involucrados,
sobre todo de los trabajadores y sus instituciones. De este modo, realiza un viraje con
relación a Zimmermann, descentrando su mirada respecto de las elites gobernantes y los
proyectos reformistas de muchos de ellos, y focalizándola en los actores movilizados
tras las variadas banderas ideológicas del obrerismo, recuperando el valor agencial de
los oprimidos y la posibilidad de éstos de generar discursos, cambios y reacciones en su
realidad histórica. Sobre ello, denuncia la escasa investigación que de la prensa obrera
se ha hecho pero reconoce los avances que en el estudio de los trabajadores se han
logrado hasta la época.
En su trabajo, compila una serie de producciones que complementan el panorama
descripto, algunas de ellas son: Agustina Prieto3 quien estudia la cuestión obrera en
Rosario, sobre todo su instrumentalización con fines políticos y sectoriales por medio de
los estudios de la prensa; Ricardo Salvatore4 que centra su análisis en los criminólogos
positivistas, sus discursos acerca de la cuestión social y los modos de abordarla a partir
de una mirada médica de los problemas sociales, y Mirta Zaida Lobato5 cuya línea de
trabajo es sobre temas inherentes a la mujer obrera y a la familia, abordando el complejo
universo de prácticas y discursos que comparan la cuestión social con la dispar
diferenciación entre el trabajo femenino y el masculino.
Además existen trabajos puntuales que abordan ciertas manifestaciones de esa
cuestión social: el problema de la vivienda obrera, la enfermedad, el higienismo y la
salud pública, los que complementan y complejizan la perspectiva actual sobre la
temática. En este caso, el estudio de la cuestión social y las variadas formas en que las
ha abordado el Estado Moderno, las que cargadas de juicios de valor y representaciones,
se hicieron visibles en el espacio público, como así también las instituciones que
estaban abocadas a ello; nos permiten dar cuenta de los variados actores sociales que
conformaron la realidad histórica, sus modos de actuar, sus intereses y sus relaciones
con otros.
Las fuentes predilectas para estos enfoques han sido las provenientes de los más
variados sectores de la prensa como así también del corpus documental emanado de los
diferentes niveles en que manifiesta el Estado, ponderando las convergencias y los
matices entre ellas. Además el mundo de las ideas de los intelectuales de la época
enriquece el análisis alusivo.
Una de las principales dificultades con las que se enfrentan los estudios sobre la
3 Agustina PRIETO “Usos de la “Cuestión Obrera”. Rosario, 1901-1910”, Juan SURIANO (comp) La cuestión social en Argentina. 1870-1943, Buenos Aires, Editorial La Colmena, 2000. 4 Ricardo SALVATORE “Criminología positivista, reforma de prisiones y la cuestión social/obrera en
Argentina”, Juan SURIANO (Comp.) La cuestión social en Argentina. 1870-1943, Buenos Aires, Editorial La Colmena, 2000, pp. 127-158. 5 Mirta Zaida LOBATO “Entre la protección y la exclusión. Discurso maternal y protección de la mujer
obrera, Argentina, 1890-1934”, Juan SURIANO (Comp.) La cuestión social en la Argentina 1890-1916
(Buenos Aires: Editorial La colmena, 2000, pp. 245-276.
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cuestión social, viene a cuenta de la fragmentación y regionalización de las
producciones, pese a los intentos crecientes por realizar abordajes integrales y
nacionales. Salvo las dos obras descriptas anteriormente, aún persisten ciertos vacíos
historiográficos sobre las manifestaciones de la cuestión social en el interior provincial,
como así también de análisis amplios que integren una historia nacional sobre el tema,
considerando generalizaciones y singularidades regionales.
El proceso histórico de construcción de las políticas sociales
La crisis y el desmantelamiento del Estado Social y las discusiones en torno a los
límites y las modalidades estatales de intervención social han marcado las décadas
recientes de la historia argentina, y con ello se ha despertado un particular interés por el
estudio del pasado de las políticas sociales y del Estado Social, intentando comprender
sus orígenes, las ideas, los debates y las iniciativas que jalonaron su desarrollo; sus
concreciones y sus alcances, su operatividad, así como los cambios, las
transformaciones y las permanencias en el tiempo.6 Tal estímulo proveniente de la
sociología y la ciencia política, prosperó con una coyuntura epistemológica favorable,
dado que se comenzaban a realizar las introducciones y discusiones teórico-
metodológicas del retorno a lo político y del giro antropocéntrico en el campo
historiográfico local.
Los historiadores sociales retoman y resignifican los aportes del giro cultural y
lingüístico, y se acercan a lo político desde una nueva mirada, considerándolo no como
un subcontinente desconectado de la historia social, sino como un lugar de gestión de la
sociedad global. Mediante ello se pretenden estudiar las formas en las que el poder se
expresa en las diferentes realidades sociales y cobran relevancia aquellos trabajos que
analizan la relación del Estado y la sociedad civil con la cuestión social y los modelos
de asistencia social, remarcando en los procesos institucionalizadores de la realidad
social y en las múltiples formas en las que el poder se manifiesta. Estas innovaciones se
reflejan en los trabajos que abordaron la temática y que son objeto de interés en el
marco del presente análisis.
Existe una cierta coincidencia en los plantos actuales en establecer un corrimiento
respecto del período considerado para el desarrollo de las políticas sociales por parte del
Estado Argentino. La renovación viene a cuenta de una doble crítica: por una parte, se
considera que el problema principal de las investigaciones sobre el tema radicaba en la
forma en que los historiadores sociales evaluaron el problema, los que de manera
directa o indirecta fueron influenciados por el paradigma creado por T. H. Marshall que
determinaba la conquista de diversos derechos en sucesivas etapas para la sociedad
europea; en esta línea es que se desarrolló la tesis sobre la consagración de los derechos
civiles con la constitución de 1853, los derechos políticos con la aprobación de la Ley
Saenz Peña de 1912 y los derechos sociales de 1943 con las clásicas medidas del
6 , Fernando REMEDI “La construcción del Estado Social en la Argentina, siglos XIX-XX”, Anuario del
Centro de Estudios Históricos Prof. Carlos S. A. Segretti”, Córdoba, año 9, n° 9, 2009, pp. 86-96.
6
gobierno peronista7. Y, por otra parte, se cuestionó que el énfasis para analizar el
surgimiento y consecución de las políticas sociales, estaba puesto en el reclamo de los
derechos sociales por parte de los sectores populares y en la construcción de éstos de la
ciudadanía social, axioma que corría el foco de análisis puesto en el Estado.
Respecto de la primera crítica, se ha instalado la discusión sobre el carácter
disruptivo y fundacional del peronismo clásico en cuánto a políticas sociales y como
contrapartida, se alude a un proceso de formación de políticas sociales, en el cual
intervinieron numerosos actores de diferente naturaleza y en diferentes momentos
históricos, cuyos orígenes pueden rastrearse, según José Luis Moreno8, en tiempos
coloniales. De este modo, se presenta un complejo y endeble camino que fue desde la
solidaridad de la sociedad civil a la generalización de una solidaridad
institucionalizada.9
En alusión de la segunda de las críticas enunciadas, se pretende resignificar el rol del
Estado como regulador de los conflictos de intereses y como generador y garante de
sistemas de protección social para la población, en especial para los sectores
desfavorecidos. Los estudios que abonan este terrero permiten evidenciar una serie de
políticas que, aunque coyunturales, asistemáticas e indirectas, el temprano Estado
moderno argentino desarrollaba para afrontar las principales manifestaciones de la
cuestión social. Sin asumir un lugar protagónico y/o revolucionario en cuánto a la
temática de las políticas sociales, iba desarrollando una serie de herramientas y prácticas
que serán la base de las políticas en tiempos venideros.
Quién indaga respecto del nuevo rol asumido por el Estado es Beatríz Moreyra.10
A
lo largo de toda su obra, se aproxima al proceso histórico de construcción de políticas
sociales en el espacio cordobés, estudiando el rol del Estado y el desarrollo de las
políticas públicas y las relaciones con las diferentes instituciones de la sociedad civil.
Además, destaca un explícito interés por estudiar las conexiones entre las
transformaciones mayores y la forma y carácter de vidas condicionadas por diferentes
entornos, cuestión que se observa en el análisis de las condiciones de vida material de
los diferentes sectores de la población, en las formas de distribución de la riqueza y en
7 Juan SURIANO “Los historiadores y el proceso de construcción del Estado Social”, Julián BERTROU;
Juan Manuel PALACIO y Gerardo SERRANO (comps) En el país del no me acuerdo. (Des)memoria
institucional e historia de la política social en la Argentina”, Buenos Aires, Prometeo, 2004, pp. 33-58. 8 José Luis MORENO (Comp) La política social antes de la política social. Caridad, beneficencia y política
social en Buenos Aires, siglos XVII-XX, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2000. 9 Beatríz I. MOREYRA Cuestión social y políticas sociales en la Argentina. La modernidad periférica:
Córdoba, 1900-1930, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2009. 10 Los trabajos seleccionados para este estudio son: “La política social en Córdoba a comienzos del siglo XX:
las condiciones de vida material, el gasto social y el crecimiento económico”, Beatríz MOREYRA y Beatríz
SOLVEIRA (Comp.) Estado, Economía y Sociedad en Córdoba 1880-1950. Vol I. Los procesos, los hombres
y las vivencias, Córdoba, Centro de Estudios Históricos, 1997, pp. 211-269; “La Política social: caridades,
Estado y sociedad civil en Córdoba (1900-1930)”, Beatríz MOREYRA [et. Al] Estado, mercado y sociedad,
Córdoba, 1820-1950, Vol. II, Córdoba: Centro de Estudios Históricos, 2001, pp. 239-276; “Los avances en
la construcción del Estado Social en Córdoba (1914-1930): legislación social y prácticas asistenciales” en
Población y Sociedad, N° 16, 2009, pp. 75-118; “La modernidad periférica: actores y prácticas en las
instituciones de protección social. Córdoba (Argentina) 1900-1930” (S/d).
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la mirada hacia los rostros de la exclusión de la Córdoba Moderna. Por otro lado indaga
acerca de los niveles en los cuáles el Estado (nacional, provincial y municipal), por
medio de los actores gubernamentales, se hacía presente en la sociedad y las
discrepancias entre los mismos, al igual que en la legislación laboral, las prácticas
asistenciales, las resistencias y oposiciones, y las racionalidades subyacentes al modelo
de asistencia social. Toda su producción propicia el acercamiento a un panorama global
de la construcción de las políticas sociales en la ciudad de Córdoba a comienzos del
siglo XX, enmarcándolo dentro de la preocupación de la Historia Social por integrar la
actividad política como un elemento crucial para explicar los procesos sociales.
En la coyuntura de formación del Estado Argentino hay todo un campo a investigar
que permitiría el abordaje de las primeras políticas sociales, las que vienen a cuenta de
la progresiva percepción de la enfermedad como un problema social y de la necesidad
de orquestar una serie de medidas orientadas a la salud pública, y las respectivas
discusiones que la misma suscitó. En esta línea es que se encuentran los trabajos de
Diego Armus11
y Ricardo González Leandri12
los que estudian las problemáticas de la
salubridad y la higiene, denunciadas muchas veces por médicos higienistas, y las
respuestas que el Estado podía ofertar en este sentido. La preocupación por la salubridad
pública se ubicó en el centro de los debates contemporáneos y la formación de los
primeros Consejos de Higiene, la lucha por su control, las discusiones en torno a lo que
era público y privado, o las contradicciones entre poder nacional, provincial y
municipal, son algunos de los temas que deben ser profundizados por la historiografía
local.
Para esta misma temática, el análisis de la política social a partir del estudio del
accionar de las organizaciones de beneficencia abre nuevas e interesantes perspectivas.
En principio porque permite apreciar, en el contexto de la modernidad, el incremento de
las demandas sociales de los sectores vulnerables y la urgencia manifiesta de canalizar
la política social a través de instituciones benéficas y filantrópicas de carácter privado,
en un momento dónde el Estado no podía afrontar tales desafíos13
. El entrecruzamiento
de las fuentes de diversa procedencia refleja que el sistema asistencial estaba
caracterizado por la pluralización de los actores y de instrumentos de protección social,
y por lo difuso del límite entre la esfera pública y la privada; aspectos en los que se
profundizará en el siguiente apartado.
Éstas temáticas, dentro de las cuáles hay que incluir el accionar de las
organizaciones de beneficencia y sus relaciones con el Estado, contribuyen en la mirada
renovada que tiene la historiografía contemporánea acerca del proceso de construcción
histórica de las políticas sociales. Las mismas ponen de relieve el comienzo de las
preocupaciones estatales y de la propia sociedad civil por resolver los problemas
11 Diego ARMUS “El descubrimiento de la enfermedad como problema social”, Mirta Zaida LOBATO (Dir)
El progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Ed.
Sudamericana, 2000, pp. 507-551. 12 Ricardo GONZÁLEZ LEANDRI “Notas acerca de la profesionalización médica en Buenos Aires durante
la segunda mitad del siglo XIX”, Juan SURIANO (Comp.) La cuestión social en la Argentina, 1870-1943),
Buenos Aires, La Colmena, 2000, pp. 217-243. 13 Juan SURIANO “Los historiadores y el proceso de construcción… cit., p. 38.
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sociales, rompiendo con la tendencia de la historiografía a percibir la política social
como sinónimo de política laboral e impulsada casi exclusivamente por el gobierno
nacional. Con esta interpretación se incorporan nuevos agentes sociales (corporación
médica, iglesia, instituciones benéficas, intelectuales) y se visibilizan las diferentes
instancias en las que el Estado se manifiesta, complejizando el análisis y enriqueciendo
el panorama. Se revaloriza la función específica del Estado como regulador de
conflictos de intereses y como generador y garante de sistemas de protección social y se
propicia un análisis del estudio de la historia de las políticas sociales ciertamente
diferenciado, aunque no desconectado, de la historia del movimiento obrero y del
mundo del trabajo. Además, reconociendo la injerencia y actuación de esos nuevos
agentes sociales, es posible reconstruir el entramado de demandas, pujas e intereses que
entre los mismos y con el Estado se desarrollaron en este complejo y sinuoso proceso de
construcción de las políticas sociales.
Por su parte, José Luis Moreno14
, presenta un análisis que refleja una tendencia a
destacar cuatro actores principales en la construcción de la política social: el Estado, la
sociedad civil, la iglesia católica y los pobres. Los tres primeros contribuyeron a
edificarla y los últimos eran los asistidos. En su análisis la realidad social se presenta
como un entramado de relaciones entre actores y grupos, con capacidad agencial e
interdependencias que motivan su accionar.
Las fuentes estaduales han sido las que con más frecuencia se utilizaron para abordar
la temática, dado el lugar central que tradicionalmente se le otorgaba el Estado; pero en
los trabajos recientes se evidencia un giro cualitativo en las fuentes y su tratamiento. El
valor hermenéutico de la documentación interna de las asociaciones es sustancial en este
sentido. Las mismas permiten dar cuenta de hacia dónde iba a estar dirigida la
asistencia social, aportan una detallada información acerca de la composición de las
entidades y de sus comisiones directivas, lo que posibilita el estudio nominativo de sus
integrantes ofreciendo evidencias significativas, de corte cualitativo y cuantitativo, que
permite acercarse a los orígenes y las redes de los grupos partes. De este modo se
ponderan las relaciones entre el Estado y las asociaciones civiles, descentrando la
mirada respecto del primero.
Este aporte metodológico propicia un acercamiento a la vida cotidiana de los
sectores marginados, cuya rutina diaria transcurría en las diferentes instituciones de la
red asistencial, permitiendo reconocer los procesos de recepción, apropiación,
resistencias, informales y cotidianas, por parte de los asistidos. En esta línea, trabajos
como los de Diego Armus15
o José Luis Moreno16
, son buenas contribuciones en los
intentos por percibir la agencia humana en el concierto asistencial. No obstante aún el
14 José Luis MORENOS “Dos siglos de política social en el Río de la Plata: un panorama en construcción”
Julián BERTRANOU, Juan Manuel PALACIO y Gerardo SERRANO (Comp.) En el país del no me
acuerdo. (Des)memoria institucional e historia de la política social en la Argentina , Buenos Aires, Prometeo
libros, 2004, pp. 69-81. 15 Diego ARMUS “Cuando los enfermos hacen huelga, 1900-1940” en Estudios Sociales, Núm. 20, Santa Fe,
2001, pp-53-80. 16 Jośe Luis MORENO Un asilo para los pobres. Los mendigos y sus historias de vida (Buenos Aires a
mediados del siglo XIX), Rosario, Prohistoria, 2012.
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tema está poco recorrido y con estudios fragmentarios, sobre todo por las dificultades
que presenta el trabajo de las fuentes, dado que las mismas son esquivas e indirectas.
Lo que parece observarse y que se presenta como una deuda historiográfica, es la
carencia de un estudio global que pueda expresar el entramado de relaciones sociales,
políticas y económicas que existieron entre estos agentes sociales y los diferentes
niveles de gobierno, y cómo las mismas y su cruce permiten comprender el proceso de
formación antes descripto. Además, pone al descubierto la importancia de escribir y
analizar en un proceso de larga duración, la historia de las políticas sociales en todos sus
niveles: salud, vivienda, uso del espacio público, educación, seguridad social y laboral,
y pobreza; historia que, en términos de Juan Suriano, no debería estar condicionada por
el peso mítico del peronismo. Y, en el contexto de este panorama, sería interesante
integrar en una historia global, a la historia de los de abajo, los asistidos, poniendo en
discusión sus orígenes, percepciones y actitudes ante la asistencia.
Beneficencia y caridad: la agencia femenina en el espacio público moderno
La nueva historia social llama a acercarnos a los múltiples aspectos que delinearon
la realidad de una sociedad en un momento determinado, y de ese modo observar cómo
operaron los diferentes actores sociales en la misma; evidenciar y delimitar los vínculos
que entre los individuos y colectivos sociales se establecieron, las relaciones de
dominación y las resistencias ante la sujeción. Los historiadores sociales de hoy se
interesan en reconocer en la historia la presencia de un Estado y las múltiples formas en
que ha intervenido en la realidad social; de instituciones y colectivos que modificaron,
gerenciaron y actuaron en ésta; y también, actores individuales, con intereses de clase,
de género, con identidades, representaciones y modos de ver el mundo particulares que
complejizan y enriquecen los estudios sobre la realidad histórica.
El proceso de renovación transitado por la Historia Social Contemporánea ha
generado una serie de cambios en las perspectivas de análisis e interpretación en la
historia de la beneficencia y el pauperismo. Hasta la innovación acontecida bien entrada
la década del ochenta, el foco del análisis estaba en el perfil del asistente; quien ofrecía
la asistencia, su identidad, sus razones y las modalidades de su acción y se priorizaban
las explicaciones exclusivamente unidireccionales que enfatizaban en los mecanismos
de control social desplegados en el contexto de sujeción de las elites sobre las clases
subalternas.
Pero a partir de la última década del siglo XX, y apoyándose en la mirada
sociocultural que atravesó la investigación del período, se comenzó a indagar acerca de
las motivaciones que incentivaban a los asistentes a ocupar esos espacios, a las
relaciones de poder que se iban gestando al interior de las instituciones asistenciales,
además de las pujas internas, los vínculos con el poder político y sus márgenes de
acción en el plano de lo social. Un pionero en la temática fue Eduardo Ciafardo17
quien
analizó a la beneficencia porteña de fines del siglo XIX. Destacando el rol protagónico
17 Eduardo CIAFARDO “Las Damas de Beneficencia y la participación social de la mujer en la ciudad de
Buenos Aires, 1880-1920” en Anuario IEHS, Tandil, 1990, pp. 161-170.
10
que las mujeres de la elite tienen en ella, rompe con la idea de desconexión entre los
grupos de las elites, las nacientes clases medias y los sectores populares, enunciando los
mecanismos por los cuáles se animaba a participar de la institución de las Damas de
Beneficencia a mujeres de otros estratos, y las estrategias de reclutamiento,
moralización y disciplinamiento empleados en la construcción de tales redes.
Por su parte, Valeria Pita18
siguiendo la línea de Ciafardo, estudia la Sociedad de
Beneficencia de Buenos Aires y el ámbito de poder ocupado por las damas de la elite en
este espacio, pero aporta un giro a la mirada respecto de su accionar en la realidad
política y social porteña. Cuestiona los planteos tradicionales que interpretan que estas
asociaciones fueron creadas y funcionaron como instancias de disciplinamiento y
control social sobre los pobres, que reforzaron los roles tradicionales de género y que
incrementaron el dominio de la iglesia católica sobre los trabajadores. Pita pretende
comprender cómo la beneficencia pública fue una vía de inclusión política a partir de la
cual las mujeres legitimaron su derecho a decidir y actuar en el escenario público
porteño, y en esta clave política de las intervenciones sociales comprende las disputas y
los conflictos que atravesaron a las relaciones entre la Sociedad de Beneficencia y otros
actores de la elite política y científica. En su trabajo analiza algunas de las
confrontaciones que se dieron entre las matronas de la beneficencia y la corporación
médica reformista en creciente formación, los que a comienzos del siglo XX de
disputaban la asistencia social y que fueron constituyendo alianzas, recreando
conflictos y negociando ámbitos de injerencia en el espacio público.
De este modo se fue produciendo un deslizamiento sobre el estudio de estas
entidades recuperando la agencia desempeñada en ellas por las mujeres de la elite.
Marta Bonaudo19
es otra de las autoras cabeceras para adentrarse en el universo
historiográfico en cuestión. Centrando su análisis en la Sociedad de Beneficencia
rosarina, pretende ampliar la mirada hacia las diferentes intervenciones que realizaron
las mujeres de la elite en el espacio público, particularmente aquéllas que abrieron el
camino a formas alternativas de participación y dejaron marcas en el proceso de
conformación de la comunidad política. Por medio de esas experiencias, las mujeres
notables interiorizaron la lógica asambleística ejercitando el debate, construyendo
consensos, disintiendo, operando electoralmente mediante el voto secreto presencial o el
escrito en ausencia. A su vez, se disputaron márgenes de acción con los hombres, con el
Estado y con otras instituciones. La autora saca a relucir los vínculos que ellas
desarrollaban en estos ámbitos con actores subalternos, estableciendo alianzas y
reciprocidades con ellos.
18 Los trabajos seleccionados son dos que guardan la misma línea: “Política, conflictos y consensos en torno al
brazo asistencial del Estado. Buenos Aires, 1880-1019”, Jornadas Espacio y Memoria. Rosario, 2008 y
“Política, conflictos y consensos en torno al brazo asistencial del Estado. Buenos Aires, 1880-1910”, Yolanda
ERASO (comp.) Mujeres y asistencia social en Latinoamérica, Siglos XIX y XX. Argentina, Colombia,
México, Perú y Uruguay, Córdoba, Alción Editora, 2009. 19 Marta BONAUDO “Cuándo las tuteladas tutelan y participan. La Sociedad Damas de Caridad (1869-1894)”
en Signos Históricos, UAM-I, núm. 15, enero-junio de 2006, México, pp. 70-97.
11
Siguiendo la línea anterior, se inscriben los trabajos de Yolanda de Paz Trueba20
,
quién analiza el proceso de construcción histórica del Estado, por medio de las
instituciones de beneficencia en algunas localidades del centro y sur bonaerense a fines
del siglo XIX. Su análisis centra la atención en las mujeres notables, dilucidando el
entramado de redes de relaciones que este nuevo actor social pudo desarrollar en la
esfera pública, con el poder político municipal y provincial, los conflictos, tensiones y
alianzas con el Estado, otras instituciones y los marcos de injerencia que
progresivamente fue adquiriendo este grupo.
Corriéndose de la centralidad que siempre tuvo la ciudad capital y, sin hacer un
análisis descontextualizado, observa las tendencias históricas en estos ámbitos tan poco
estudiados, los que al ser espacios de frontera, revisten una interesante singularidad en
el período en cuestión. Destaca de qué manera algunas mujeres notables encontraron
canales de comunicación entre el espacio público y el privado, por medio de la
actuación en instituciones escolares y en la beneficencia (ámbitos de usufructo
exclusivo del género).21
Todos estos trabajos analizan, en clave de género, el problema de la conformación
de la ciudadanía; estudian a las mujeres de la elite y las presentan como un grupo
permeable, con identidad de clase y expectativas de acción en el espacio público.
Las fuentes que en esta línea se utilizan van desde las memorias, balances y anuarios
de las distintas instituciones femeninas, pasando por documentos municipales, escritos y
memorias de actores contemporáneos que enriquecen el trabajo y permiten dilucidar el
universo experiencial de este proceso social estudiado. Bonaudo rescata el rol jugado
por la correspondencia para la conformación de alianzas y el logro de apoyo, la que se
transforma en una invaluable fuente para el estudio de esta temática. Paz Trueba
investiga en la prensa local, los censos nacionales, la documentación municipal, los
registros institucionales de las asociaciones de beneficencia y de la Defensoría de
Menores y sus trabajos tienen la particularidad de indagar sobre casos, presentando a
personas concretas, lo que humaniza su producción historiográfica, pretende dilucidar el
20
Los textos trabajados de la autora son: Mujer y esfera pública. La campaña bonaerense entre 1880 y 1910,
Rosario, Prohistoria, 2010; “El ejercicio de la beneficencia. Espacio de prestigio y herramienta de control
social en el centro y sur bonaerense a fines del siglo XIX” Revista Historia, Vol. 26, pp. 366-384, San Pablo;
en Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, artículos [En línea] [Consulta: 30/12/2013]
http://www.conocet.gov.ar/new_scp/detalle.php?keyword=&id=27221&articulos; “La participación de las
mujeres en instituciones de la sociedad civil. La campaña bonaerense a fines del siglo XIX y principios del XX”, Revista Digital de la Escuela de Historia, UNR, año 3, n°5, [En línea] [Consulta: 23/07/2014]
http://web.rosario-conicet.gov.ar/ojs/index.php/RevPaginas/article/.../; “Las mujeres en el espacio público a
fines del siglo XIX y a principios del siglo XX: un camino alternativo para garantizar el orden” Programa Buenos Aires de Historia Política del siglo XX; [En línea] [Consulta: 23/07/2014]
http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/paztrueba.pdf; “Las no ciudadanas en la plaza pública. Educación
y beneficencia como garantía del orden social en Argentina a fines del siglo XIX y principios del siglo XX” Cuadernos interculturales, Año 8, n° 14 Primer Trimestre 2010, pp. 35-53; “Acción social y nuevo Estado
Liberal en Argentina. La participación de las mujeres en las instituciones del modelo mixto de atención de
necesidades en el centro y sur bonaerenses” Secuencia, n° 80, mayo-agosto 2011, pp. 87-107. 21Este análisis coincide con el trabajo de María José BILLOROU y Ana María RODRIGUEZ “Público-
Privado: ¿Claridad o confusión para el estudio de las relaciones de género en la historia regional argentina” en
Clio & Asociados- La Historia Enseñada, Número 1, Año 1996, pp. 69-80.
12
perfil de los asistidos y el efecto de tales políticas sobre éstos, matizando el grado en el
cual las prácticas desplegadas por las mujeres y por el Estado eran efectivizadas en
cambios reales en la vida de los asistidos.
Como se puede observar en estas producciones se estudia la red asistencial para
descubrir en ella los trasfondos y estructuras importantes de la sociedad en la que se
hallaban insertas las instituciones. Se abandona casi por completo el estudio meramente
formal de las instituciones y el análisis histórico se focaliza en la consideración previa
del problema de la cuestión social que les daba origen y en los actores y los receptores
de la asistencia, produciéndose un deslizamiento hacia la comprensión de las relaciones
del asistencialismo con la experiencia personal y social del hombre en particular. La
pobreza y la asistencia tienden a ser estudiados, no como meros productos de un sistema
sino también como efectos de la acción humana reconociendo la importancia de los
factores subjetivos en la comprensión de los hechos y procesos sociales.22
En los casos
en cuestión se plantea que las mujeres de la elite asumieron un papel protagónico para
resolver problemas sociales mediante la creación de un espacio democrático entre pares,
lo cual es un ejemplo de este viraje hermenéutico.
Gabriela Dalla Corte Caballero23
analiza dos entidades: las Damas de Caridad y la
Sociedad de Beneficencia de Rosario, las redes de poder que estas entidades fueron
desarrollando, los conflictos y las tensiones que entre ellas se expresaron; y utilizando
las fuentes internas de las entidades, reconstruye su entramado político y asociativo. En
el caso de la Sociedad Damas de Caridad y del Hospicio, ponderando la vida interna de
la institución, destaca las relaciones que en el marco de la misma desplegaban mujeres
de las más variadas procedencias sociales, expresándose tras de ellas solidaridades de
género. A su vez, indaga sobre la construcción de un imaginario asociativo por las
propias mujeres de la Sociedad, imaginario que las legitima y les otorga sentido.
Por otra parte, estudia la correspondencia de la asociación benéfica Damas de
Caridad de Rosario, entrecruzándola con el diario juvenil de Estanislao Zeballos, para
descubrir las redes familiares e intelectuales desplegadas en el espacio político rosarino.
Toma el caso de los Zeballos para observar a partir de éstos, el papel que el ámbito
asociativo y las organizaciones sociales tuvieron en la construcción de la sociedad civil
moderna, elemento coincidente con los trabajos de Paz Trueba.
Otros trabajos como los de Yolanda Eraso24
y Donna Gay25
investigan acerca del
22 Beatriz MOREYRA “La cuestión social y las instituciones de protección social en la modernidad liberal:
una relectura hermenéutica de las fuentes institucionales” en II Encuentro de la Red Internacional de Historia
Social. Córdoba, 2013. 23 Los trabajos seleccionados son: A las puertas del hogar. Madres, niños y damas de caridad en el Hogar del Huérfano de Rosario (1870-1920) (en colaboración con Paola Piacenza), Rosario, Prohistoria, 2006; “Las
mujeres y el orden social en la construcción del Estado nacional argentino. Reflexiones acerca de los vestigios
culturales de los sectores populares” (2007) Patricia TORRES SAN MARTÍN (Coord.) (2007) Uso y construcción de las fuentes orales, escritas e iconográficas, México, Universidad de Guadalajara, 2007, pp.
115-163; “Una sociedad en red: prácticas asociativas, espacio público y proyección femenina en Argentina
(1870-1880)” Nélida BONACCORSI y Celina LAGUNAS (Ed.) Hacia una redefinición del concepto patrimonio cultural. La inclusión de las Mujeres, Neuquén, Edición de la Universidad Nacional del Comahue,
2009,; La mano que da. 160 años de la Sociedad de Beneficencia de Rosario (en colaboración con Marcelo
Ulloque y Rosana Vaca) Rosario, Prohistoria, 2014. 24 Yolanda ERASO “Maternalismo, religión y asistencia: la sociedad Señoras de San Vicente de Paul en
13
peso que lo religioso tuvo en la provisión femenina de la asistencia y en el conjunto de
representaciones sociales sobre las mujeres y la maternidad que de ello se desprendían,
mostrando la tendencia rupturista que sobre muchas ideas tenían estas mujeres avocadas
a la asistencia. A Eraso las fuentes le permiten ver que más que seguir simplemente las
indicaciones de la iglesia, las mujeres católicas elaboraron algunas soluciones a los
conflictos sociales de su tiempo, mucho antes de que estos fueran reconocidos por la
jerarquía y sin un apoyo real de la misma. También, Gay aborda las formas de
filantropía confesional y agencia femenina, ponderando los aspectos singulares que la
misma adquirió y el aporte en la consolidación de lazos étnicos entre los miembros.
En concordancia con los trabajos anteriores, se presentan las producciones de
Sandra Fernández y Cynthia Folquer26
. La particularidad de su obra radica en la
producción colaborativa que desarrollan dos historiadoras de provincias diferentes
(Fernández de Santa Fe y Folquer de Tucumán) las que develan las redes desplegadas
por congregaciones religiosas, elites provinciales y mujeres notables de principios del
siglo XX. Destacando en la vida de ciertos personajes importantes en las historias
locales, abordan las perspectivas y expectativas de los sujetos que formaron parte de
alguna de las instituciones, que habitaban y daban vida al Estado y a las congregaciones
religiosas, las que, por su parte, se constituyeron en un verdadero ámbito de acción
política y de sociabilidad para las mujeres. Todos estos estudios trascienden las paredes
de las instituciones y permiten conocer la trama sociabiliar de las ciudades. Fernández
y Folker destacan el valor de los epistolarios como una fuente invaluable para conocer
las formalidades de la escritura oficial y la subjetividad más intensa de los sujetos, éstos
les permiten dilucidar el paisaje socio cultural, representan una cartografía de relaciones
sociales de la época y ponen de manifiesto los vínculos que tejían sus escribientes,
permitiéndoles realizar a las autoras un verdadero análisis de redes.
Desde las nuevas perspectivas de la Historia Social Contemporánea se transita un
cambio radical que cuestiona la concepción de los asistidos como una masa anónima e
indiferenciada de individuos pasivos y sometidos, para abordarlos como activos sujetos
históricos, preocupándose por las relaciones interpersonales implicadas en el acto de la
asistencia las que, aunque desiguales y jerárquicas, suponen ciertas relaciones de
reciprocidad. Se destacó la figura del asistido, su percepción y actitud ante la asistencia
recibida, los vínculos que oportunamente podía erigir con la institución, con los
asistentes y con sus iguales, como así también los cambios (si es que los hubo) en sus
condiciones de vida material.
Córdoba, Argentina”, Yolanda ERASO (Comp.) Mujeres y asistencia social en latinoamérica, siglos XIX y
XX. Argentina, Colombia, México, Perú y Uruguay, Córdoba, Alción Editora, 2009, pp. 123-150. 25 Donna GUY “La filantropía judía en Buenos Aires y el papel de la mujer”, Yolanda ERASO (Comp.)
Mujeres y asistencia social… cit., pp. 103-122. 26 Los trabajos seleccionados son: “Sociabilidad y política en Rosario. El surgimiento del asilo Francisco
Javier Correa, 1909”, Gabriela CARETTA y Elizabet ZACCA (Comp.) (2012) Derroteros en la
construcción de religiosidades. Sujetos, instituciones y poder en Sudamérica, siglos XVIII al XX, Tucumán,
Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, 2012, pp. 281-294 y “Vida religiosa femenina y espacio
urbano. La fundación del asilo de las dominicas en Santa Fe, 1908” Cuartas Jornadas Internacionales de
Historia de la Iglesia y las Religiosidades en el NOA, Cafayate, Salta, 2013.
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Dalla Corte Caballero estudia diferentes espacios de la beneficencia rosarina, se
adentra al universo interno de estas asociaciones, al rol desempeñado por las mujeres y
las redes sociales que ellas desplegaban en el ámbito público y privado. Además del
corpus documental clásico de estas entidades, la autora rescata una serie de cartas de las
madres y objetos que aquellas dejaron a sus bebés (los que fueron denominados
señales) y enfatiza en el valor heurístico que tales fuentes tienen para la reconstrucción
del perfil de los asistidos. Las mismas pertenecen a la cultura material de los sectores
populares y son hondamente estimadas por la historiadora, quien por medio de ellas
recupera el abandono infantil y la maternidad en tanto objetos de estudios, y le permiten
ver los rasgos, penurias, deseos, miedos y anhelos de mujeres que se encontraron en la
encrucijada de abandonar a sus hijos, y establece la categoría de identidades en espera
para referirse a esos niños abandonados de los cuáles sólo se sabía sus orígenes por
medio de las señales que sus madres les habían dejado. Así, el análisis social, se tiñe
con una mirada culturalista que complejiza y enriquece los trabajos de la autora. Sus
contribuciones amplían los estudios sobre las relaciones asistenciales, redescubriendo
en ellas prácticas culturales y legitimadoras del modelo benéfico-asistencial y las
particulares relaciones entre asistentes y asistidos.
En la misma línea Paz Trueba propone un acercamiento hacia las mujeres de los
sectores populares por medio del estudio de la justicia de la campaña, analizando los
casos contenidos en el ámbito judicial y policial, expresados en forma de denuncias,
descubriendo así los intersticios en estas fuentes por los cuáles se cuelan las múltiples
realidades de éstas agentes con escasa voz en las fuentes tradicionales. Por medio de
ello, puede contemplar un panorama más complejo en el que las clases populares no
fueron sólo las destinatarias de las políticas de control sino también sujetos con
capacidad de acción y reclamo ante el Estado.
Pese que aún queda un sinuoso camino por recorrer, este incipiente esbozo sobre
cómo está siendo abordada la agencia femenina y la asistencia en la historiografía
argentina, permite afirmar que las tendencias de la historia social contemporánea son
tomadas en cuenta por los historiadores locales. No obstante ello, los trabajos siguen
presentándose como unidades poco relacionadas entre sí que, aunque con enfoques
similares y complementarios, no propician por sí mismos un estudio general sobre la
cuestión.
Algunas notas sobre el género y la asistencia en la historiografía local
Uno de los riesgos de hacer historia de las mujeres es aislarlas como objetos de
conocimiento, expresa Marcelo Ulloque27
, dado que una perspectiva centrada
exclusivamente en este grupo social puede habilitar el desarrollo de análisis
descontextualizados y carentes de sentido explicativo. A partir de la incorporación al
debate de la categoría de género, se piensa a la femeneidad como algo construido
histórica y socialmente, sujeto al cambio y enfatizando en la relación con los hombres;
27 Marcelo OLLUQUE Asilar a las niñas. La construcción de un espacio de género (Rosario, 1935-1955),
Rosario: Prohistoria, 2011, p. 24.
15
el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales y un forma de significar
relaciones de poder, lo cual permite pensarlo como un campo en construcción, pautado
por normas que no siempre se cumplen, atravesado por relaciones de poder y por
resistencias a los discursos y prácticas dominantes.
La historia social de las mujeres ha contribuido a configurar visiones más complejas
y ha introducido una mayor receptividad a las construcciones culturales de género,
planteando la ruptura de las dicotomías entre el estudio de lo social y lo discursivo, y
abordando la interrelación de formas de vida, experiencia y construcción discursiva de
la diferencia sexual. Recientes trabajos de la historiografía hispanoparlante comenzaron
a interesarse por el análisis de los discursos sobre el lugar de las mujeres en las
ciudadanías liberales y las formas de resistencia a la exclusión política, como así
también las distintas concepciones de la ciudadanía y de la democracia desarrolladas por
ellas. Por su parte, se incorporan a los estudios otras dimensiones más novedosas como
la posición de las mujeres en la trama de socialibidad política, las construcciones y
conflictos identitarios o los desarrollos de culturas políticas propias; en la historiografía
española se encuentran investigaciones que son el punto de partida para una reflexión
teórica acerca de la relación de lo público-privado y los paralelismos entre ideología de
la domesticidad e identidad femenina burguesa que contribuyen a enriquecer los
estudios sobre las mujeres, el género y la política.28
Estas innovaciones conceptuales amplían el campo analítico para estudiar los
mecanismos, motivaciones y supuestos subyacentes en las formas de hacer asistencia y
de participar en el espacio público por parte de las mujeres en el período en cuestión.
Rompiendo cualquier tipo de determinismo teorético o epocal, los trabajos
escuetamente descriptos en el apartado anterior pretenden reconstruir el valor agencial
de la mujer en cuánto reproductora de un modelo socio-cultural e ideológico, pero
también como sujeto de cambio y de creación autogestionada. La documentación
institucional aporta importantes evidencias históricas acerca de la concepción de la
mujer predominante en la modernidad y también sobre su capacidad de actuación, sus
iniciativas y los conflictos afrontados por ellas.
Pese a esto los estudios en torno a la construcción de la nación argentina y las
relaciones de género se han abordado sólo tangencialmente, sin tomar en cuenta el papel
relevante que las mujeres desempeñaron en el diseño estatal, económico y social, y, por
lo general, su participación en actividades asistenciales se ha interpretado como la
extensión a la esfera pública de su función natal: la maternidad. Se observa que los
historiadores prestaron escasa atención a la denominada economía mixta de la
asistencia, en particular a las asociaciones femeninas de caridad y beneficencia,
subestimando así el rol que las mujeres han jugado como agentes en la provisión de
asistencia.29
Además, lo que predominan son estudios de casos particulares, sin una
verdadera articulación con procesos mayores.
Desde una perspectiva de género y para una lectura atenta a la relación entre el
28 Cristina BORDERÍAS “La historia de las mujeres a las puertas del nuevo milenio: balance y perspectivas”
Cristina BORDERÍAS (Ed.) La historia de las mujeres: perspectivas actuales, Barcelona, Icaria Editorial,
2009, pp. 5-27. 29 Yolanda ERASO “Maternalismo, religión y asistencia… cit., p.123.
16
feminismo y los Estados, el rol de las mujeres caritativas debiera ser revisado, más
específicamente, en sus contribuciones en cuanto a la delineación de nuevos roles para
la mujer en la sociedad: como trabajadoras, como madres solteras y como proveedoras
de asistencia social en el espacio público. Los trabajos descriptos en el apartado
anterior, son contribuciones en este sentido ya que dan cuenta de un cambio
historiográfico y de una renovación metodológica a través de las cuáles la silenciosa
actividad de las mujeres en el ámbito social y político, va cobrando voz y protagonismo,
dando lugar a nuevas formas de lectura del pasado histórico.30
A simple vista es posible considerar que en la historiografía local aún es un desafío a
asumir la consecución de una historia social desde una mirada de género, que revalide el
poder agencial y constitutivo de la mujer como proveedora de asistencia social, y como
creadora de espacios de participación política en una sociedad patriarcal que aún se los
negaba.
Consideraciones finales
El presente trabajo no pretende abordar en su totalidad las temáticas propuestas, sino
realizar un acercamiento a las principales producciones que sobre las mismas se hallan
en el plano historiográfico nacional, las tendencias que se visualizan y los desafíos de
cara al futuro. Una de las principales dificultades para realizarlo radicó en la dispersión
de las producciones, las que se encuentran parcialmente publicadas, de difícil acceso o
en formato de ponencias y textos en otros idiomas, situación que da cuenta de lo
reciente de estas perspectivas y de su escasa elaboración en marcos generales o
producciones sistemáticas. Los trabajos indagados son puntuales y guardan escasa
relación entre sí. Por su parte, la producción sobre la historia y el desarrollo del Estado
de Bienestar es bien reducida, en especial en lo que refiere a estudios históricos que den
cuenta de las particularidades constitutivas de su formación y de las distintas formas
asistenciales.
Pero, como se pudo leer anteriormente, en los últimos años han visto la luz
producciones dedicadas al estudio de los actores sociales no estatales en la provisión de
la asistencia, sobre todo a las relacionadas con las organizaciones femeninas. Esta
novedad guarda estrecha relación con las nuevas miradas de la historia social y las
innovaciones teóricas y metodológicas descriptas. Además los estudios sobre la cuestión
social, las intervenciones que tempranamente realizó el Estado moderno para atender
problemáticas sociales, entre tantas otras temáticas, son muestras claras en el sentido
aludido, y, pese a las dificultades, el panorama es esperanzador.
La producción historiográfica inquirida permite ver cierto interés en los
historiadores sociales argentinos por incorporar las novedades teóricas y metodológicas
de la historia social contemporánea, lo que se observa en la marcada consideración de
abordar a los actores sociales como entidades históricamente situadas, enfatizando en
las relaciones de los planos más reducidos con los contextos generales de explicación y
30 Gabriela DALLA CORTE CABALLERO “La mujeres y el orden social en la construcción del Estado
nacional argentino… cit, p. 155.
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entre los propios actores, rescatando la agencia humana y los factores estructurales que
condicionan su accionar; y los estudios sobre la cuestión social, las políticas sociales y
la beneficencia dan cuenta de ello. La amplitud de las fuentes y el análisis cruzado de
las mismas, son un común denominador en la mayoría de los trabajos. Además se
observa una descentralización de la mirada con respecto a Buenos Aires, intentando
poner en discusión otras realidades y ponderar singularidades.
Ciertos autores indagados proponen realizar estudios del proceso se construcción de
la ciudadanía política y del Estado Social en términos de la larga duración histórica,
rescatando en ello los múltiples actores que delinearon las realidades epocales. Desde la
perspectiva de la historia de las mujeres se invita a abordar estas temáticas, rescatando
el valor agencial de las féminas en la construcción de espacios de participación política
y de nuevas miradas asistenciales.
Aunque se carece de estudios generales acerca de la historia de las políticas sociales,
de las miradas de los asistidos, o del proceso de construcción de las ciudadanías desde
una mirada de la historia de las mujeres, estas contribuciones amplían el espectro y
representan una aproximación hacia esos tópicos de cara al futuro. El desafío aún sigue
siendo la lucha contra el desmigajamiento de la Historia, tantas veces denunciado por
Docce (1998), dificultad ante la cual la Historia Social no se ha visto exenta.