Apostila teoria literatura

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Licenciatura en Español EAD – UFPE Prof. Dr. Adjunto Juan Pablo Martín Rodrigues 1 TEORÍA LITERARIA TEMA 1 LITERATURA Y ENSEÑANZA EN EL MUNDO DE HOY Introducción. Las primeras preguntas que nos hacemos los profesores cuando nos “toca” enseñar literatura en clase son: ¿qué hacemos aquí, delante de un grupo de alumnos en silencio? ¿Para qué enseñar literatura? ¿Cómo convencer a los alumnos y convencernos de lo bueno que es estudiar estos textos? La respuesta viene de saber qué fue la enseñanza de literatura en la escuela. Mayor número de personas, pertenecientes a la clase media, empezaron a entrar en la escuela, a partir de la revolución francesa, siguiendo los principios de la Ilustración. Además el siglo XIX coincide con la revolución industrial y la ampliación del dominio colonial sobre pueblos no europeos. Alrededor del año 1800 y durante gran parte del siglo XX la literatura en la escuela tuvo como funciones: servir como fundamento y construcción de la identidad nacional, por medio de textos fundadores. Enseñar literatura era deber patriótico: formar ciudadanos amantes de su país a través del conocimiento y orgullo de su literatura nacional, dispuestos a luchar por su patria y a respetar a su gobierno. Generalmente esta literatura nacional se caracterizada como única y superior a las otras.

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TEORÍA LITERARIA

TEMA 1 LITERATURA Y ENSEÑANZA EN EL MUNDO DE HOY

Introducción.

Las primeras preguntas que nos hacemos los profesores cuando nos

“toca” enseñar literatura en clase son: ¿qué hacemos aquí, delante de un grupo

de alumnos en silencio? ¿Para qué enseñar literatura? ¿Cómo convencer a

los alumnos y convencernos de lo bueno que es estudiar estos textos?

La respuesta viene de saber qué fue la enseñanza de literatura en la

escuela. Mayor número de personas, pertenecientes a la clase media,

empezaron a entrar en la escuela, a partir de la revolución francesa,

siguiendo los principios de la Ilustración. Además el siglo XIX coincide con la

revolución industrial y la ampliación del dominio colonial sobre pueblos no

europeos.

Alrededor del año 1800 y durante gran parte del siglo XX la literatura en

la escuela tuvo como funciones: servir como fundamento y construcción de la

identidad nacional, por medio de textos fundadores.

Enseñar literatura era deber patriótico: formar ciudadanos amantes de

su país a través del conocimiento y orgullo de su literatura nacional, dispuestos

a luchar por su patria y a respetar a su gobierno. Generalmente esta literatura

nacional se caracterizada como única y superior a las otras.

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Esto justificaba dominar a otros pueblos sin literatura escrita, los

llamados incivilizados, porque son inferiores por no ser letrados. También se

justifica el dominio sobre los iletrados, sean del mismo o de diferentes países.

Cuestiones:

1. ¿Por qué se amplia el número de alumnos a inicios del siglo XIX?

2. ¿Qué papel tenía entonces la literatura? ¿Por qué?

3. Explica algún ejemplo de dominio de los letrados sobre los no

letrados. ¿De dónde crees que surge esta idea?

El género que mejor se adapta al fin patriótico es el épico. ¿Qué es?

En literatura un poema épico es un poema narrativo extenso, en estilo majestuoso, que cuenta las aventuras y proezas de un héroe sobrehumano (o de varios héroes) comprometido en una búsqueda peligrosa o en algún empeño serio. El héroe se distingue de los demás hombres por su fuerza y coraje, sólo lo domina su sentido del honor. (in: http://olmo.pntic.mec.es/cviloria/literatura/epica.htm).

Ejemplo de poema épico sería el largo poema Martín Fierro, de José

Hernández, publicado en Argentina en 1872. Leopoldo Lugones afirmó ser este

gaucho el símbolo de la argentinidad, y el “Martín Fierro”, libro nacional de

los argentinos. Podemos trabajarlo en clase con partes musicadas del poema o

con dibujos animados, véase: http://www.youtube.com/watch?v=3kIWUqcukdE

Casi todas las civilizaciones han tenido sus poemas épicos, sus mitos de

fundación. Para los griegos sería la Ilíada y la Odisea, para Roma la Eneida,

para Portugal, Os Lusíadas, y para España podría ser el Mío Cid.

Actividades:

1. Busca en internet algunas definiciones, tipos y características de la

épica. Sugerencia inicial: http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89pica

2. ¿Qué obras literarias épicas hay en Brasil?

3. ¿Por qué puede ser interesante estudiar textos épicos en clase?

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Estos textos ejemplares, sobre todo de carácter épico, eran estudiados

como modelos para interpretar e imitar por los alumnos, sirviendo como

ejemplos de figuras (tropos) del lenguaje. Estos tropos podrían luego ser

utilizados para mejorar la retórica de la clase letrada dominante de la

sociedad.

De esta manera, la literatura, además de formar en el espíritu nacional

era auxiliar de la enseñanza de gramática y retórica. El objetivo era conseguir

que los alumnos dominaran la norma gramatical y elaboraran textos orales y

escritos en lenguaje padrón, de manera que se sobrepusieran a los no

letrados y pudieran servir al Estado o a las empresas de manera eficaz.

Aunque la escuela se había extendido algo más, en realidad eran

relativamente pocos los que conseguían al final un nivel suficiente de dominio

de lectura y escrita, aquellos llamados a ser la clase dirigente.

Gaúchos, símbolo de barbarie en Sarmiento.

Como ejemplo de este concepto de dominio de los letrados sobre los

iletrados tenemos “Facundo: Civilización o Barbarie en las pampas argentinas”,

escrito en 1845 por el político, periodista y educador Domingo Faustino

Sarmiento, que llegaría a Presidente de la República Argentina.

Faustino Sarmiento representaba el partido Unionista que defendía el

poder central de Buenos Aires, símbolo del orden y el progreso, frente al

partido Federalista, que postulaba mayor autonomía de las provincias. Véase lo

que opina Sarmiento sobre indígenas y gauchos, precisamente en el periódico

El Progreso:

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¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento

una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son

más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si

reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque

así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y

útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al

pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado. (Domingo

Sarmiento. El Progreso. 27 de septiembre de 1844).

Apenas como curiosidad, señalar que Lautaro era el nombre de un

caudillo indio mapuche que luchó contra los españoles en el actual Chile, del

que tomó el nombre para su logia masónica el Libertador de Perú, Bolivia, Chile

y del Río de la Plata, José de San Martín.

Podemos verse un comentario sobre el “Facundo: Civilización o

Barbarie” en el programa “Encuentro” que está en You-Tube, además de poder

trabajar el libro auxiliados por la visión de una película basada en la obra de

Sarmiento “Facundo o la sombra del tigre” del director Nicolás Narquis:

http://www.youtube.com/watch?v=UQb7a98u9uE&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=WnrxgYc7dBM&feature=related

Actividades:

1. ¿Cuál es el tema de la obra Facundo?

2. ¿Crees que tiene alguna relación el Facundo con la vida política de su

autor, Faustino Sarmiento?

3. ¿Cuál es la importancia de la retórica en el siglo XIX y hoy?

4. ¿Qué papel cumplía la literatura en este texto de Sarmiento?

5. ¿Quiénes son Lautano y Caupolicán?

6. ¿Qué es una logia masónica?

7. Describe brevemente quién era San Martín y quién Faustino Sarmiento.

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El cambio del siglo XXI

A finales del siglo XX las condiciones han cambiado ya

definitivamente. Ya no es la literatura la que configura la identidad nacional

del s. XXI sino medios audiovisuales mucho más poderosos y eficaces. La

imagen llega mucho más fácilmente, de manera más profunda y a mucha más

gente.

Lo audiovisual utiliza los deportes de masas, la música popular, el cine,

los programas “realistas”, sean estos noticieros y de puro espectáculo trágico.

A través de las emociones y sensaciones (sinestesia) que provocan estas

imágenes con música y voz se puede transmitir el deseo de imitar a los

nuevos héroes. Pero también, y sobre todo, consumir lo que estos

protagonistas del cine y la televisión consumen, u obedecer sus consignas

morales y patrióticas que nos anuncian los nuevos Aquiles y Ulises por un día.

Por otra parte, a la escuela va ahora, en el siglo XXI, la totalidad de la

población y no apenas una parte elegida. Así los textos literarios además de

no servir ya para configurar la identidad patriótica, ya no son de fácil

comprensión para las mayorías, ni sirven como modelos, porque ya no se

busca formar élites letradas sino masas que puedan comprender y obedecer

sencillos mensajes escritos de la administración, la empresa o los periódicos.

Cuestiones:

1. ¿Cómo ha cambiado la forma de influir en las mayorías hoy?

2. ¿Cómo podría adaptarse a estos nuevos fenómenos audiovisuales el

estudio de literatura en la actualidad?

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Hoy se observa que la literatura se separa de la enseñanza de la lengua

nacional, con un papel cada vez menor en la escuela. Además, cuando se

estudian textos, se eligen aquellos más sencillos, de carácter publicitario o

periodístico, propios para el consumo de la mayoría.

Como prueba de ello, si abrimos cualquier libro didáctico podemos ver la

casi total ausencia de textos de literatura en libros de texto. Y cuando

aparecen lo hacen de forma residual, testimonial o a título de curiosidad, fuera

del plan o sistema que sigue el libro.

En resumen: no habría ya interés por parte del poder público en la

literatura pues hay otros medios más eficaces para unir y dirigir la nación.

Tampoco el pueblo llano tendrá tanto interés ahora, puesto que llegar a ser

letrado no acarreará necesariamente una significativa mejora de estatus para la

mayoría.

Además la literatura sería algo cada vez más difícil y oscuro para

profesores y alumnos, ahora de clases populares también. Serían textos

laberínticos lejanos a su realidad audiovisual, más visual que lectora.

Hoy, el único mercado de libros lucrativo es el de la literatura infantil y

libro de texto (didáctico), ambos de alguna forma no elegidos. Los libros

elegidos son los escritos sobre películas de éxito comercial o personajes de

fama televisiva suficiente como para poder publicar su biografía, generalmente

escrita por autores de poco renombre en un estilo rápido y sencillo:

Los alumnos no participan ya del sentimiento reverencial de la antigüedad,

anejo a la cultura minoritaria burguesa. Por el contrario, en muchas ocasiones

constituye un desvalor, y no hemos de asustarnos si una gran poeta clásico les

resulta insufrible, y encuentran extraordinariamente hermosas las canciones de

moda; no sólo no debemos asustarnos, sino que debemos comprenderlos y

hacer, incluso un esfuerzo para situarnos en su lugar. Ese gusto que juzgamos

extraviado es el indicio de su naturaleza humana, de su elemental

espiritualidad. De él hay que partir; sobre él hay que sembrar la nueva semilla,

casi imperceptiblemente, para que nadie se dé cuenta de que, en realidad, se

está iniciando una operación quirúrgica (Carreter, Lázaro. Como se comenta un

texto literario. Madrid: cátedra, 1973).

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Cuestiones:

Envía las respuestas a estas preguntas al panel de la plataforma.

1. ¿Cuál es la relación que hace Carreter entre gusto literario y clase

social?

2. ¿Cómo ve Lázaro el valor que se da a la literatura en la actualidad y en

el pasado?

3. ¿Es posible según el autor enseñar algo de los clásicos a las nuevas

generaciones? ¿Dónde reside esa esperanza?

4. ¿Crees que está acertado Lázaro Carreter en su diagnóstico o que carga

demasiado las tintas (exagera)?

5. ¿Qué te parece la enseñanza de literatura hoy en día?

6. ¿Cómo fue tu experiencia como alumno de literatura?

7. Como futuro profesor de español que serás, ¿qué soluciones propones?

¿qué innovaciones harías en la enseñanza de literatura?

8. ¿Qué tipos de textos literarios añadirías (agregarías) y cuáles

suprimirías de la programación de enseñanza de literatura?

9. ¿Crees que se puede seguir utilizando la literatura como fundamento del

sentimiento nacional?

10. ¿Puede seguirse utilizando la literatura como modelo ideal de la buena

escritura?

11. Como futuro profesor, ¿crees que puede haber alguna esperanza para la

enseñanza de literatura en el actual mundo de creciente

internacionalización e incremento de lo audiovisual y de lnternet?

12. ¿Qué nuevas finalidades y posibilidades podría tener el estudio de la

literatura?

13. ¿Qué innovaciones sugieres en el estudio de la literatura?

14. ¿Consideras positivo que los alumnos se acostumbren a interpretar

textos literarios de naturaleza compleja?

15. ¿Te parece que los textos literarios son siempre difíciles? Enumera

algún ejemplo.

16. Define brevemente qué es Historia de la Literatura.

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TEMA 2. TEORIA LITERARIA E HISTORIA DE LA LITERATURA

Hemos visto el papel ideológico de la enseñanza de literatura y el

cambio de paradigma que se produce o debería producirse en el siglo XXI. Y

esto tiene que ver con el éxito o fracaso que tengamos a la hora de trabajar

los textos literarios con nuestros alumnos.

Como se vio, la enseñanza de literatura, consistía en realidad, en

enseñar Historia de la Literatura de cada país. Mejor dicho, se basaba en

seleccionar una serie de textos, ya que es virtualmente imposible

humanamente estudiar todos los textos.

Entonces, se seleccionan los textos canónicos o modelos, para mostrar

la superioridad de la cultura propia sobre la de los otros pueblos o países.

Así por ejemplo, sobre el Cantar del Mío Cid, dice el profesor García López en

su Historia de la Literatura Española (subrayado nuestro):

El concepto democrático de las relaciones entre señor y vasallo, el

individualismo y la defensa del honor son elementos básicos del poema, que

habrán de perdurar a través de toda la literatura española. En último término,

los móviles que dirigen su actuación – lucha contra el infiel y afán de

engrandecimiento personal y familiar – ofrecen esa inconfundible unión de

realismo práctico y noble idealismo que caracteriza al espíritu nacional.

Sin embargo, la lectura del texto del Mío Cid desmiente esta visión más

propia del siglo XX que del XII: Cuando el Cid es desterrado acude en primer

lugar a su amigo musulmán Abengalbón, que le ofrece todo tipo de auxilio.

Además son Raquel y Vidas, dos judíos, los que confían y financian al Cid

cuando nadie le ayuda y es desterrado. No se desprende de todo el cantar el

espíritu de cruzada que se sugiere, sino el de lucha por el restablecimiento de

la honra, que en aquella época equivalía a hacienda o dinero.

Por eso es importante siempre leer los textos y no apegarnos en exceso

a las lecturas de esas obras de la crítica o de la historia literaria, porque las

interpretaciones dependen decisivamente de las propias historias de vida y

convicciones de quienes emiten su opinión crítica, en cada momento

histórico.

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Siguiendo nuestra propia lectura, tampoco se deduce del texto ninguna

esencia nacional, puesto que las mesnadas (guerreros) del Cid estaban

formadas por cristianos y musulmanes de diversos reinos y orígenes

regionales. Nunca hay referencia sobre defensa o ampliación de un país o

nación. Los guerreros luchan para el Cid, que cambia varias veces de señor, ya

que fue desterrado por el rey, y todos siguen al jefe como vasallos que son de

él por juramento.

Como el Cid Campeador había jurado fidelidad de vasallaje al rey

Alfonso, siempre reservaba parte del botín para el rey, pero no para su país. Si

el rey gobernase otro reino, igualmente Mío Cid seguiría enviando parte de lo

conquistado en guerra, por ser su señor feudal. No por ser jefe de Estado.

No había naciones entonces, ni se buscaba la pureza étnica, apenas la

honra. Podría trabajarse una película contrastándola con la lectura de algunos

fragmentos http://www.youtube.com/watch?v=1U4kEt2eST8

Ya hay material elaborado sobre el Mío Cid que se puede acceder en:

http://bib.cervantesvirtual.com/portal/aulavirtualmiocid/pcuartonivel.jsp?conten=

presentacion

Como es un texto antiguo puede copiarse y distribuirse fácil y libremente:

http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/FichaTituloSerieDeObra?id=125&portal=6

8&portal=68

Actividades:

1. ¿Cómo piensas que influyen las ideas previas del intérprete en la lectura

de un texto?

2. ¿Crees que hay que orientar a los alumnos hacia una interpretación

concreta de los textos?

3. ¿Cómo habría que trabajar con la Historia de la Literatura en clase?

4. ¿Pondrías como texto de estudio el Mío Cid en clase? ¿Por qué?

5. ¿Cómo trabajarías un texto literario que ha inspirado una película?

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La Historia de la Literatura es interesante para auxiliar en la

interpretación de los textos literarios, pero no es la Literatura en sí, ni tampoco

lo mismo que Teoría de la Literatura. El texto no debe ser un pretexto para

proselitismos partidarios de cualquier signo. Según Lázaro Carreter:

Así como el estudio de la Música sólo puede realizarse oyendo obras

musicales, el de la literatura sólo puede hacerse leyendo obras literarias. Suele

ser creencia general que para "saber literatura" basta conocer la historia

literaria. Esto es tan erróneo como pretender que se entiende de Pintura

sabiendo dónde y cuándo nacieron los grandes pintores, y conociendo los

títulos de sus cuadros, pero no los cuadros mismos. Al conocimiento de la

literatura se puede llegar: a) En extensión, mediante la lectura de obras

completas o antologías amplias. b) En profundidad, mediante el comentario o

explicación de textos. (Lázaro Carreter, Fernando. Cómo se comenta un texto

literario. Madrid: Cátedra, 1973).

Se defiende aquí la progresiva libertad del profesor para seleccionar los

textos literarios que estime más convenientes para el grupo clase y objetivos

didácticos propios, siguiendo el enfoque curricular. Esto le permitirá trabajar

con obras con las que tenga verdadera afinidad y con las que sus alumnos, que

conoce mejor que nadie, puedan identificarse.

Cada nueva generación define un canon y lista de obras canónicas y

hace una lectura diferente. La Historia de la Literatura viene a auxiliar en esta

elección, contextualizando las obras, y no a imponerse como guía

obligatoria. Obedecer sin reflexión esta lista impuesta, nos conduciría al

fracaso seguro, siguiendo de manera ciega programas exteriores al contexto

escolar. Profesor y especialmente alumnos son los auténticos sujetos del

proceso de enseñanza y aprendizaje: estudiando con textos ajenos a sus

intereses y a los objetivos del curso, sólo se llegará a un nuevo fracaso

Actividades:

Resume en dos líneas lo que quiere decir L. Carreter. ¿Qué es proselitismo?

¿Cómo estudiar textos que fueron escritos hace cientos de años? ¿Cómo

pueden tener algún interés para el estudiante de español hoy? ¿Siguen

sirviendo? ¿Qué es enfoque curricular?

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La paradoja de los textos canónicos

Se ha comentado que el profesor y alumnos, como sujetos del proceso

de enseñanza y aprendizaje no deben someterse a guías obligatorias previas

de lo que deben o no estudiar en clase de literatura, puesto que el canon (lo

que se estima valioso y modélico) varía de unas épocas a otras.

No se defiende la inexistencia de cánones, sino su relatividad. Si se

estudia un texto del pasado no es exactamente porque es pasado o porque fue

importante en el pasado. Desperdiciar inmensas energías en analizar

pequeños y numerosos detalles sobre el texto literario podría parecer la misión

principal del profesor de literatura o del crítico literario.

Como un coleccionador de sellos o un taxidermista profesional,

contextualizaría y analizaría cada detalle mínimo de una época pasada que

explique el texto literario: todo esto no tiene sentido si el texto no dice nada

al lector actual. Entonces la misión principal del profesor viene a ser

seleccionar o descartar textos literarios que puedan servir al alumno.

Cuando se estudia un texto del pasado, es precisamente porque

trasciende ese pasado y nos dice algo en el presente, o puede llegar a

decirles algo a los alumnos, tras su estudio y explicación. Precisamente el texto

es canónico porque supera y trasciende su época histórica y se puede leer

en el ahora con algún beneficio, esta es la paradoja. Y esta percepción puede

cambiar de una época a otra. Véase, sobre El Quijote (subrayados nuestros):

El valor nacional del Quijote deriva de que la gran obra puede considerarse

como una maravillosa síntesis de las dos orientaciones que definen el espíritu

español: la que representa la valoración del mundo de los ideales y la que

supone una aguda conciencia de la realidad. (García López. Historia de la

Literatura Española. Barcelona: Vicent Vives, 1972).

Evidentemente, si vamos a leer hoy la obra de Cervantes, será porque

les pueda decir a los alumnos algo actual y relacionado con sus vidas, no

porque vayan a darse cuenta con ello del espíritu nacional de España, de lo

contrario mejor sería elegir otro texto. Por tanto, no será el criterio geográfico o

cronológico el que guiará nuestra elección sino seguramente el temático.

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Por ejemplo, si quisiéramos estudiar el concepto de honor, ya vimos

que en el Cantar del Mío Cid se relaciona con la ganancia de botín en las

batallas. Este concepto de honor cambia en el Barroco. Léase lo que dice

Pedro Crespo en El Alcalde de Zalamea, de don Pedro Calderón de la Barca:

Al rey la hacienda y la vida se ha de dar, / pero el honor es patrimonio del alma,

/ y el alma sólo es de Dios...

Actividades:

Hay una progresiva espiritualización del concepto de honor. El honor, sin

embargo en El Quijote pudiera verse desde un punto de vista más irónico. ¿Y

en un texto literario o periodístico actual? ¿Cómo compararlo? ¿Cómo trabajar

una actividad en clase sobre el honor?

¿Qué es una paradoja?

¿Cuál es la paradoja de los textos canónicos?

¿Te parece imprescindible estudiar El Quijote en Literatura Española?

¿Por qué?

¿Crees que los modelos de buena literatura son constantes o cambian?

¿Por qué?

¿Qué piensas que es el canon? ¿Cómo se aplica este concepto a la

literatura?

¿Continúa habiendo cánones de la literatura? ¿Por qué?

Durante tu historia escolar, ¿crees que los textos literarios que

estudiaste en clase tenían un buen criterio de selección? Razona la respuesta.

¿Con qué criterios se pueden seleccionar los textos literarios que se van

a estudiar en clase?

Enumera algunos textos literarios para estudiar en clase y razona el

motivo de su selección.

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¿Literatura a través de las épocas o de los grandes temas?

Serán los grandes temas los que hagan valer o no la literatura,

seleccionar o no un texto. Interpretar un texto, hacer al alumno resumirlo,

provocar un debate en clase, hacer escribir al alumno sobre el asunto, sólo

será posible si se seleccionó un texto literario provocador. Un texto actual,

no se define necesariamente por su fecha de publicación.

Lo ideal no es la perpetuación de la literatura como asignatura escolar

apartada y detentora de textos sacralizados. Atesorar las reliquias idolatradas

de los valores nacionales no es la finalidad del estudio de la literatura hoy. El

abordaje interdisciplinario, especialmente con la historia y la enseñanza de

lengua y cultura, será más conveniente y permitirá mayor éxito si se consigue

acercar a los intereses reales del alumno.

Por ejemplo, podremos servirnos de una novela de Benito Pérez Galdós,

no para extraer la esencia patria, sino para analizar algunos marcadores

textuales de naturaleza verbal o debatir el contraste de las clases sociales y el

registro verbal empleado por estas clases.

Véase como ejemplo, “El Abuelo” obra de teatro de Benito Pérez Galdós,

de libre acceso en internet, en la página del MEC de Uruguay:

(http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/P/Perez%20Galdos,%20Be

nito%20-%20El%20abuelo%20_1897_.pdf )

VENANCIO.- ¿Y del Conde qué me dices? SENÉN.- Que Su Excelencia debió llegar a Laín anoche, o esta mañana en el primer tren. De modo que no me explico... digo que no me explico, mi querido Venancio, que no le tengas ya en tu casa. GREGORIA.- De fijo habrá ido a Polan a visitar el sepulcro de su esposa, la Condesa Adelaida. VENANCIO.- Bueno, Senén. Tú que todo lo sabes... naturalmente, has vivido en la intimidad de la familia, conoces sus costumbres, la manera de pensar de cada uno, sus discordias y zaragatas, dinos... ¿D. Rodrigo y su nuera se encontrarán aquí por casualidad, o es que...? SENÉN.- (Seguro, dándose importancia.) No: se han dado cita en Jerusa. GREGORIA.- ¿Cómo es eso? ¿Y para qué se citan los que se aborrecen? ¿Qué hacen? SENÉN.- Lo contrario de lo que hacen los que se aman. Los amantes se acarician; éstos se muerden. VENANCIO.- Vamos, es al modo de un desafío... Dicen: «en tal parte, a tal hora, nos juntamos para rompernos el bautismo.»

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GREGORIA.- Será que el señor Conde, que no ha visto a su nuera desde que él embarcó para el Perú, querrá ajustar con ella alguna cuenta... VENANCIO.- De interés, o de cosas tocantes al honor de la familia, pues para nadie es un secreto... no te enfades, Senenillo... que tu protectora la señora Condesa... En fin, no está bien que yo repita... SENÉN.- Sí, que el repetir es cosa fea. ¿Qué les importa a ustedes, ni qué me importa a mí, que el señor conde de Albrit y su nuera la Condesa viuda de Laín se peleen, se arañen y se tiren de los pelos por un pedacito así de honra, o por un pedazo grande...? Pongamos que es pedazo de honra tan grande como esta casa. VENANCIO.- Tiene razón Senén. Haiga virtud o no la haiga, nada nos dan ni nada nos quitan. SENÉN.- Yo no sé sino que el viejo Albrit, que hasta ahora, desde la muerte de su hijo, no se ha movido de Valencia, escribió a la Condesa... VENANCIO.- (Riendo.) Pidiéndole dinero. SENÉN.- Hombre, no: le proponía una entrevista para tratar de asuntos graves... GREGORIA.- De asuntos de familia. Y como la Condesa no quiere altercados en Madrid, porque allí puede haber escándalo, y se entera todo el mundo, y hasta lo sacan los papeles, le ha citado en este rincón de Jerusa, donde sólo vivimos cuatro papanatas, y si hay zipizape aquí se queda, y la ropa sucia en casita se lava. ¿Qué tal, señor cortesano, entiendo yo a mi gente? VENANCIO.- Di que no es lista mi mujer. SENÉN.- (Risueño y galante.) Sabe griego y latín. ¡Vaya un talento! Y para acabar de granjearse mi estimación me va a traer un vasito de cerveza. Estoy abrasado. GREGORIA.- Ahora mismo: hubiéraslo dicho antes. (Entra a la casa, llevándose las hortalizas.) VENANCIO.- Y tú, rey de las hormigas, ¿qué pretendes ahora de tu ama? ¿Otro ascenso, una plaza mejor? SENÉN.- Quiero adelantar, salir de esta miseria de la nómina, del triste jornal que el Gobierno nos da por aburrirnos, y aburrir al país que paga. VENANCIO.- Picas alto. Digan lo que quieran, chico, tú tienes mucho mérito. Yo te vi salir del lodo. SENÉN.- Y me verás subir, subir... El lodo, créeme, es un gran trampolín para dar el salto. GREGORIA.- (Que vuelve con la cerveza y copas, y les sirve.) Dime, Senenillo, ¿y para tus medros, no te agarras también a los faldones del señor Conde? SENÉN.- Albrit no tiene una peseta, y nadie le hace caso ya. VENANCIO.- Ese roble ya no da sombra, y sólo sirve para leña.

Hay una película homónima de 1998 del director José Luis Garci sobre

la obra de Galdós, El Abuelo, cuya crítica puede accederse gratuitamente en la

red de internet, in: http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2076.html

Por tanto, estamos ante un texto con influencia de la oralidad (puede

oírse como lectura teatralizada), que puede representarse en clase (al menos

algunos de los fragmentos) y que puede visionarse en forma de película. Se

puede además analizar la interacción entre hombres y mujeres, jóvenes y

mayores, criados y amos, letrados e iletrados, personas de origen rural y origen

urbano.

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Actividades:

1. Opine sobre el aparecimiento del registro del castellano no padrón en

los textos literarios.

2. ¿Con qué función aparece en el texto el registro no padrón?

3. ¿Cómo utilizar este texto para la enseñanza de español como lengua

extranjera? ¿No sería dar un mal ejemplo para los nuevos hablantes

de castellano?

4. ¿Qué papel tienen las expresiones y modismos en este texto?

5. ¿Cuál es el tema de este fragmento de “El Abuelo” de Galdós?

6. ¿Cómo influye el ideario de Benito Pérez Galdós en la utilización del

español no padrón en el texto? Escribe algo sobre la vida de Galdós.

Si el texto no está sacralizado, algo lejano e inmodificable, podremos

utilizar dependiendo de los niveles, lecturas graduadas o textos adaptados,

especialmente cuando se trate de literatura medieval y renacentista y el nivel

de literacidad (“letramento”) de los alumnos no sea muy avanzado. No hay

porque rasgarse las vestiduras por utilizar textos más accesibles para el

alumno, sin descartar el estudio de textos originales en niveles más avanzados.

El texto no debe ser algo intocable: podremos trabajarlo de manera

más plástica, seleccionando, recortando o descartando lo que no nos sirva para

el objetivo didáctico planeado en el currículo o definido por la necesidad

pedagógica del momento.

Tampoco nos ceñiremos a rígidas fronteras sobre lo que sea o no

literatura, concepto que cambia en cada época. Si un artículo de periódico de

Larra es literatura, ¿por qué no compararlo con otro texto periodístico actual?

De esta forma podemos estudiar con el tema elegido, el honor, eligiendo

textos de épocas y géneros diversos, de una forma más libre y práctica.

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Como ejemplo, si hemos visto el honor basado en relaciones feudales de

la Edad Media a través del Mío Cid y luego su progresiva espiritualización en el

Barroco de Calderón de la Barca (página 12) y su crítica irónica de la misma

época en el Quijote, Podría trabajarse el concepto de honor del siglo XIX en

este artículo del autor romántico Mariano José de Larra, “El Duelo”, in:

http://es.wikisource.org/wiki/El_duelo_%28Larra%29

Muy incrédulo sería preciso ser para negar que estamos en el siglo de las luces y de la más extremada civilización: el hombre ha dado ya con la verdad, y la razón más severa preside a todas las acciones y costumbres de la generación del año 1835.

Dejaremos a un lado, por no ser hoy de nuestro asunto, la perfección a que se ha llegado en punto a religión y a política, dos cosas esencialísimas en nuestra manera actual de existir, y a que los pueblos dan toda la importancia que indudablemente se merecen. En el primero no tenemos preocupación ninguna, no abrigamos el más mínimo error; y cuando decimos con orgullo que el hombre es el ser más perfecto, la hechura más acabada de la creación, sólo añadimos a las verdades reconocidas otra verdad más innegable todavía. Hacemos muy bien en tener vanidad. Si hemos adelantado en política, dígalo la estabilidad que alcanzamos, la fijación de nuestras ideas y principios; no sólo sabemos ya cuál es el buen gobierno, el único bueno, el verdadero secreto para constituir y conservar una sociedad bien organizada, sino que lo sabemos establecer y lo gozamos, con toda paz y tranquilidad. Acerca de sus bases estamos todos acordes, y es tal nuestra ilustración, que una vez reconocida la verdad y el interés político de la sociedad, toda guerra civil, toda discordia viene a ser imposible entre nosotros; así es que no las hay. Que hubiese guerras en los tiempos bárbaros y de atraso, en los cuales era preciso valerse hasta de la fuerza para hacer conocer al hombre cuál era el Dios a quien había de adorar, o el rey a quien había de servir... nada más natural. Ignorantes entonces los más, y poco ilustrados, no fijadas sus ideas sobre ninguna cosa, forzoso era que fuese presa de multitud de ambiciosos, cuyos intereses estaban encontrados. Empero ahora, en el siglo de la ilustración, es cosa bien difícil que haya una guerra en el mundo; así es que no las hay. Y si las hubiera sería en defensa de derechos positivos, de intereses materiales, no de un apellido, no del nombre de un ídolo. La prueba de esto mismo es bien fácil de encontrar. Esa poca de guerra, «que empieza ahora», en nuestras provincias, es indudablemente por derechos claros y bien entendidos; sobre todo, si alguno de los partidos contendientes pudiese ir a ciegas en la lid, e ignorar lo que defiende, no sería ciertamente el partido más ilustrado, es decir, el liberal. Éste bien sabe por lo que pelea; pelea por lo que tiene, por lo que le han concedido, por lo que él ha conquistado.

En un siglo en que ya se ven las cosas tan claras, y en que ya no es fácil abusar de nadie, en el siglo de las luces, una de las cosas sobre que está más fijada la pública opinión es el honor, quisicosa que, en el sentido que en el día le damos, no se encuentra nombrada en ninguna lengua antigua. Hijo este «honor» de la Edad Media y de la confluencia de los godos y los árabes, se ha ido comprendiendo y perfeccionando a tal grado, a la par de la civilización, que en el día no hay una sola persona que no tenga su honor a su manera: todo el mundo tiene honor.

En los tiempos antiguos, tiempos de confusión y de barbarie, el que faltando a otro abusaba de cualquier superioridad que le daban las circunstancias o su atrevimiento, se infamaba a sí mismo, y sin hablar tanto de honor quedaba deshonrado. Ahora es

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enteramente al revés. Si una persona baja o mal intencionada le falta a usted, usted es el infamado. ¿Le dan a usted un bofetón? Todo el mundo le desprecia a usted, no al que le dio. ¿Le faltan a usted su mujer, su hija, su querida? Ya no tiene usted honor. ¿Le roban a usted? Usted robado queda pobre, y por consiguiente deshonrado. El que le robó, que quedó rico, es un hombre de honor. Va en el coche de usted y es hombre decente, caballero. Usted se quedó a pie, es usted gente ordinaria, canalla. ¡Milagros todos de la ilustración!

En la historia antigua no se ve un solo ejemplo de un duelo. Agamenón injuria a Aquiles, y Aquiles se encierra en su tienda, pero no le pide satisfacción. Alcibíades alza el palo sobre Temístocles, y el gran Temístocles, según una expresión de nuestra moderna civilización, queda como un cobarde.

El duelo, en medio de la duración del mundo, es una invención de ayer: cerca de seis mil años se ha tardado en comprender que cuando uno se porta mal con otro, le queda siempre un medio de enmendar el daño que le ha hecho, y este medio es matarle. El hombre es lento en todos sus adelantos, y si bien camina indudablemente hacia la verdad, suele tardar en encontrarla.

Pero una vez hallado el desafío, se apresuraron los reyes y los pueblos, visto que era cosa buena, a erigirlo en ley, y por espacio de muchos siglos no hubo entre caballeros otra forma de enjuiciar y sentenciar que el combate. El muerto, el caído era el culpable siempre en aquellos tiempos: la cosa no ha cambiado por cierto. Siguiendo, empero, el curso de nuestros adelantos, se fueron haciendo cabida los jueces en la sociedad, se levantó el edificio de los tribunales con su séquito de escribanos, notarios, autos, fiscales y abogados, que dura todavía y parece tener larga vida, y se convino en que los «juicios de Dios» (así se había llamado a los desafíos jurídicos, merced al empeño de mezclar constantemente a Dios en nuestras pequeñeces) eran cosa mala. Los reyes entonces alzaron la voz en nombre del Altísimo, y dijeron a los pueblos: «No más juicios de Dios; en lo sucesivo nosotros juzgaremos».

Prohibidos los juicios de Dios, no tardaron en prohibirse los duelos; pero si las leyes dijeron: «No os batiréis», los hombres dijeron: «No os obedeceremos»; y un autor de muy buen criterio asegura que las épocas de rigurosa prohibición han sido las más señaladas por el abuso del desafío. Cuando los delitos llegan a ser de cierto bulto no hay pena que los reprima. Efectivamente, decir a un hombre: «No te harás matar, pena de muerte», es provocarle a que se ría del legislador cara a cara; es casi tan ridículo como la pena de muerte establecida en algunos países contra el suicidio; sabia ley que determina que se quite la vida a todo el que se mate, sin duda para su escarmiento.

Se podría hacer a propósito de esto la observación general de que sólo se han obedecido en todos tiempos las leyes que han mandado hacer a los hombres su gusto; las demás se han infringido y han acabado por caducar. El lector podrá sacar de esto alguna consecuencia importante.

Efectivamente, al prohibirse los duelos en distintas épocas, no se ha hecho más que lo que haría un jardinero que tirase la fruta queriendo acabarla: el árbol en pie todos los años volvería a darle nueva tarea.

Mientras el honor siga entronizado donde se le ha puesto; mientras la opinión pública valga algo, y mientras la ley no esté de acuerdo con la opinión pública, el duelo será una consecuencia forzosa de esta contradicción social. Mientras todo el mundo se ría del que se deje injuriar impunemente, o del que acuda a un tribunal para decir: «Me

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han injuriado», será forzoso que todo agraviado elija entre la muerte y una posición ridícula en sociedad. Para todo corazón bien puesto la duda no puede ser de larga duración, y el mismo juez que con la ley en la mano sentencia a pena capital al desafiado indistintamente o al agresor, deja acaso la pluma para tener la espada en desagravio de una ofensa personal.

Por otra parte, si se prescinde de la parte de preocupación más o menos visible o sublime del pundonor, y si se considera en el duelo el mero hecho de satisfacer una cuenta personal, diré francamente que comprendo que el asesino no tenga derecho a quitar la vida a otro, por dos razones: primera, porque se la quita contra su gusto siendo suya; segunda, porque él no da nada en cambio.

Los duelos han tenido sus épocas y sus fases enteramente distintas; en un principio se batían los duelistas a muerte, a todas armas, y tras ellos sus segundos; cada injuria producía entonces una escaramuza. Posteriormente se introdujo el duelo a primera sangre; el primero le comprendo sin disculparle; el segundo ni le comprendo ni le disculpo; es de todas las ridiculeces la mayor; los padrinos o testigos han sucedido a los segundos, y su incumbencia en el día se reduce a impedir que su mala fe abuse del valor o del miedo. Al arma blanca se sustituye muchas veces la pistola, arma del cobarde, con que nada le queda que hacer al valor sino morir; en que la destreza es infame si hay superioridad, e inútil si hay igualdad.

La libertad, empero, si no es la licencia de mi imaginación, me ha llevado más lejos de lo que yo pretendía ir: al comenzar este artículo no era mi objeto explorar si las sociedades modernas entienden bien el honor, ni si esta palabra es algo; individuo de ellas y amamantado con sus preocupaciones, no seré yo quien me ponga de parte de unas leyes que la opinión pública repugna, ni menos de parte de una costumbre que la razón reprueba. Confieso que pensaré siempre en este particular como Rousseau y los más rígidos moralistas y legisladores, y obraré como el primer calavera de Madrid. ¡Triste lote del hombre el de la inconsecuencia!

Mi objeto era referir simplemente un hecho de que no ha muchos meses fui testigo ocular; pero como yo no presencié, digámoslo así, más que el desenlace, mis lectores me perdonarán si tomo mi relación ab ovo.

Mi amigo Carlos, hijo del marqués de..., era heredero de bienes cuantiosos, que eran en él, al revés que en el mundo, la menos apreciable de sus circunstancias. Adorado de sus padres, que habían empleado en su educación cuanto esmero es imaginable, Carlos se presentó en el mundo con talento, con instrucción, con todas esas superfluidades de primera necesidad, con una herencia capaz de asegurar la fortuna de varias familias, con una figura a propósito para hacer la de muchas mujeres, y con un carácter destinado a constituir la de todo el que de él dependiese.

Pero desgraciadamente la diferencia que existe entre los necios y los hombres de talento suele ser sólo que los primeros dicen necedades y los segundos las hacen; mi amigo entró en sociedad, y a poco tiempo hubo de enamorarse; los hombres de imaginación necesitan mujeres muy picantes o muy sensibles, y esta especie de mujeres deben de ser mejores para ajenas que para propias. La joven Adela era sin duda alguna de las picantes; hermosa a sabiendas suyas y con una conciencia de su belleza acaso harto pronunciada, sus padres habían tratado de adornarla de todas las buenas cualidades de sociedad; la sociedad llama buenas cualidades en una mujer lo que se llama alcance en una escopeta y tino en un cazador, es decir, que se había formado a Adela como una arma ofensiva con todas las reglas de la destrucción; en punto a la coquetería era una obra acabada, y capaz de acabar con cualquiera; muy

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poco sensible, en realidad, podía fingir admirablemente todo ese sentimentalismo, sin el cual no se alcanza en el día una sola victoria; cantaba con una languidez mortal; le miraba a usted con ojos de víctima expirante, siendo ella el verdugo; bailaba como una sílfide desmayada; hablaba con el acento del candor y de la conmoción, y de cuando en cuando un destello de talento o de gracia venía a iluminar su tétrica conversación, como un relámpago derrama una ráfaga de luz sobre una noche oscura.

¿Cómo no adorar a Adela? Era la verdad entre la mentira, el candor entre la malicia, decía mi amigo al verla en el gran mundo; era el cielo en la tierra.

Los padres no deseaban otra cosa; era un partido brillante, la boda era para entrambos una especulación; de suerte que lo que sin razón de estado no hubiera pasado de ser un amor, una calamidad, pasó a ser un matrimonio. Pero cuando el mundo exige sacrificios los exige completos, y el de Carlos lo fue; la víctima debía ir adornada al altar. Negocio hecho: de allí a poco Carlos y Adela eran uno.

He oído decir muchas veces que suele salir de una coqueta una buena madre de familia; también puede salir de una tormenta una cosecha: yo soy de opinión que la mujer que empieza mal, acaba peor. Adela fue un ejemplo de esta verdad; medio año hacía que se había unido con santos vínculos a Carlos; la moda exigía cierta separación, cierto abandono. ¿Cuánto no se hubiera reído el mundo de un marido atento a su mujer? Adela, por otra parte, estaba demasiado bien educada para hacer caso de su marido. ¡La sociedad es tan divertida y los jóvenes tan amables! ¿Qué hace usted en un rigodón si le oprimen la mano? ¿Qué contesta usted si le repiten cien veces que es interesante? Si tiene usted visita todos los días, ¿cómo cierra usted sus puertas? Es forzoso abrirlas, y por lo regular de par en par.

Un joven del mejor tono fue más asiduo y mañoso, y Adela abrazó por fin las reglas del gran mundo; el joven era orgulloso, y entre el cúmulo de adoradores de camino trillado parecía despreciar a Adela; con mujeres coquetas y acostumbradas a vencer, rara vez se deja de llegar a la meta por ese camino. ¡Adela no quería faltar a su virtud... pero Eduardo era tan orgulloso! Era preciso humillarlo; esto no era malo; era un juego; siempre se empieza jugando. Cómo se acaba no lo diré, pero así acabó Adela como se acaba siempre.

La mala suerte de mi amigo quiso que entre tanto marido como llega a una edad avanzada diariamente con la venda de himeneo sobre los ojos, él sólo entreviese primero su destino y lo supiese después positivamente. La cosa desgraciadamente fue escandalosa, y el mundo exigía una satisfacción. Carlos hubo de dársela. Eduardo fue retado, y llamado yo como padrino no pude menos de asistir a la satisfacción. A las cinco de la mañana estábamos los contendientes y los padrinos en la puerta de..., de donde nos dirigimos al teatro frecuente de esta especie de luchas. Ésta no era de aquellas que debían acabar con un almuerzo. Una mujer había faltado, y el «honor» exigía en reparación la muerte de dos hombres. Es incomprensible, pero es cierto.

Se eligió el terreno, se dio la señal, y los dos tiros salieron a un tiempo; de allí a poco había expirado un hombre útil a la sociedad. Carlos había caído, pero habían quedado en pie su mujer y su honor.

Un año hizo ayer de la muerte de Carlos; su familia, sus amigos le lloran todavía.

¡He aquí el mundo! ¡He aquí el honor! ¡He aquí el duelo!

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Ejercicio: Elaboración de una secuencia didáctica a partir del texto de

Larra sobre el honor que se ha sugerido arriba.

1. Elabore una serie de cuestiones que evidencien el argumento para

los alumnos. Seguidamente que el estudiante pueda encontrar a

través del cuestionario el tema central y los subtemas secundarios.

2. Solicite la elaboración de un resumen del texto, suministrando

elementos suficientes a los discentes para que puedan entender el

objetivo propuesto.

3. Apenas mediante la elaboración del resumen y argumento, llegamos

al tema, que nos explicará mucho sobre los detalles del texto.

Proponga ejemplos de cómo realizar inferencias sobre el significado

de algunos vocablos conociendo el tema central.

4. Proponga la continuación del texto de formas diferentes, eliminando

partes intermedias o el final, haciendo que creen alternativas

textuales eficaces. ¿Cómo lo haría?

5. Intente llevar al alumno a la comparación con el significado de honor

en otras épocas, mostrando la naturaleza cambiante de los

conceptos y de la lengua. Explique como hacerlo. Ponga ejemplos,

incluso de textos actuales, sean literarios o periodísticos.

6. Genere un guión que permita un debate sobre el asunto. Explique

como organizar la clase para ello: grupos, portavoces, moderador,

tribunal popular. ¿Cómo preparar el grupo para el debate? ¿Qué

normas seguir?

7. Proponga la producción escrita de algún texto sobre el honor en un

contexto cercano al alumno: amigos, familia, barrio donde viven. Dé

las coordenadas a los alumnos para que puedan confeccionar un

texto de calidad. ¿Cómo presentaría una propuesta que fomente un

texto crítico sobre el asunto propuesto?

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Las fronteras entre los géneros, literarios o no, no siempre son claras.

No se trata de trabajar con géneros, sino de formar a los alumnos en valores y

para ello la selección temática parece más idónea que la espacial o temporal.

También conseguir que trabajen las diferentes destrezas de la lengua

oral y escrita debe ser la propuesta, puesto que se trata de enseñanza de

español. Para ello, el trabajar por temas necesariamente permitirá al alumno

ser sujeto o sentirse protagonista del proceso, en lugar de limitarse a descifrar

textos de otros tiempos, sin otro objetivo.

Trabajar con interdisciplinariedad ayudará a este fin, acercando la

literatura a otras asignaturas y profesores. Enumeramos con algunos ejemplos:

a) práctica de comprensión lectora: para lo cual el texto no puede ser

inaccesible y plagado de cientos de notas. Podemos introducir algún glosario

previamente y hacer hablar, antes de la lectura, a los alumnos sobre su

conocimiento de mundo relacionado con el texto, para activar los

conocimientos que van a permitir hacer inferencias sobre el texto, aproximar el

texto a los discentes. No es conveniente ser exhaustivos en la búsqueda del

vocabulario que no conocen, sino enfatizar en lo comprendido y cómo les

puede afectar directamente.

b) práctica de producción escrita: difícil resumir El Quijote para un

principiante. No se enfatizará en la corrección minuciosa de los errores de la

escritura y sí en los aciertos, incentivando lo lúdico de la escritura. La

reescritura ayudará a mejorar algunos aspectos de su práctica, graduando bien

las correcciones dependiendo de su nivel de lengua.

c) práctica de producción oral: para fomentar un debate el tema debe

ser cercano a los alumnos, aunque no lo sea el texto. Es importante que esta

fase venga después de haber trabajado bien el texto, con elaboración de

resumen o reseña y comprensión razonable de lo leído. Esta práctica hace

significativo el texto para el alumno, que se puede sentir así sujeto. Además

sirve para ver si realmente han penetrado en lo que se pretende decir en lo

trabajado.

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d) práctica de comprensión auditiva: hay ya numerosos textos

literarios en audio-libros, aunque se recomienda para alumnos primerizos, los

cuentos y fábulas que ya conocen en su propia lengua. También existe ya un

amplio catálogo de películas que llevan al cine textos literarios, que se pueden

consultar gratuitamente en la base de datos de adaptaciones de la literatura

española en el cine español en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:

http://bib.cervantesvirtual.com/portal/alece/pcuartonivel.jsp?nomportal=alece&conten=pres

entacion

Nada mejor que trabajar con fábulas para los alumnos principiantes. Su

estructura breve y su intención didáctica facilitan la labor desde el inicio. Las

fábulas ya fueron pensadas para la enseñanza. Además muchas veces el

alumno ya las conoce en su propia lengua materna.

El vocabulario de las fábulas es sencillo y el predominio de la acción

sobre la descripción hace que se atraiga mejor la atención del auditorio. Están

pensadas para ser oídas. Se puede acceder libremente a escuchar fábulas,

como en este sitio:

http://www.leerescuchando.com/LEfabulasesopo.html

Quizás se pueda iniciar la secuencia didáctica por una fábula, se

continúe con algún texto periodístico para pasar luego a alguna narración y se

termine con el género lírico. Se gradúa la dificultad de menor a mayor, sin

necesidad de someternos a padrones preestablecidos de carácter temporal o

espacial, ni cerrarnos a uno u otro género. Se busca estudiar algún tema de

interés y este es el criterio de selección de textos y géneros.

Sabemos que Esopo era griego, pero podemos utilizarlo en los

primeros niveles en lugar de los españoles Samaniego o Iriarte, bastante más

complejos de entender para los que empiezan a estudiar español. El motivo ya

fue expresado: la Historia de la Literatura, en este caso la Literatura en lengua

española, viene a ayudarnos a interpretar y seleccionar algunos textos

literarios. Su función no podría ser limitarnos en el estudio de una lista previa

de autores y obras: está para servir y no para ser reverenciada acríticamente.

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La época de las literaturas nacionales pasó y sería inconcebible

entender la literatura de Juan Carlos Onetti lejos de sus influencias de la novela

contemporánea norteamericana o de sus editores catalanes, o sus

reminiscencias barrocas. Inabordable Vázquez Montalbán sin estudiar el boom

latinoamericano o la novela negra de Estados Unidos.

¿Es Vargas Llosa un exponente de la literatura peruana o el buque

insignia de su editora en España? ¿Se premia con el Nobel a una literatura

latinoamericana o un fenómeno editorial planetario? ¿Y no es la literatura

latinoamericana un fenómeno global? ¿Son Esopo, Tomás Moro o Cortázar

autores extranjeros?

Ejercicios:

1. Resuma y comente el texto de Lázaro Carreter sobre literatura e

historia de la literatura. Envíe al panel del curso.

2. Elabore una lista de textos literarios de todas las épocas y lugares

que le parezca que deban estudiarse. Dé algunos motivos. Debata

con sus compañeros la pertinencia de esta elección. ¿Qué temas

abordan esas obras?

3. ¿Cree que deben seguir enseñándose las Historias de las Literaturas

nacionales?

4. ¿Cómo sacar partido de los textos literarios para la enseñanza de

Español como Lengua Extranjera?

5. ¿Cómo trabajaría el Quijote para alumnos avanzados de Español?

6. ¿Qué tema le parece adecuado estudiarlo a través de la literatura?

¿Por qué?

7. ¿Cómo trabajaría en clase con una fábula de Esopo en audio libro?

8. Elija obras literarias de cualquier época o país que traten el honor.

9. Pesquise la diferencia entre Historia de la Literatura y Teoría de la

Literatura.

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TEMA 3. EL CANON EN LA LITERATURA

Ya hemos hablado de que el canon es algo que varía de unas épocas a

otras. ¿Pero de que hablamos exactamente cuando nos referimos a canon?

Entre las acepciones del término canon, nos interesan las cuatro primeras

según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE):

1. m. Regla o precepto.

2. m. Catálogo o lista.

3. m. Regla de las proporciones de la figura humana, conforme al tipo ideal aceptado por los escultores egipcios y griegos.

4. m. Modelo de características perfectas.

Para lo que interesa en el estudio de Literatura sería un catálogo (o

lista) de obras literarias dignas de estudio, seleccionadas con algún criterio

siguiendo alguna regla o precepto, de manera que todos puedan seguir esos

modelos de características perfectas.

Tiene que ver con las medidas ideales de las obras que esculpían

griegos y egipcios: por ejemplo según el canon, el cuerpo podría tener la

medida de siete cabezas o de nueve, variando conforme a la época. Tales

medidas eran seguidas escrupulosamente por los artistas de la época.

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Por tanto, según este modelo de pensamiento, todos debemos conocer

y seguir los modelos canónicos, que la escuela y después la Universidad

nos proporcionarán. Parafraseando a Salvador Dalí, sin tradición hay plagio

(copia). El canon representaría todo lo bueno que la tradición nos aporta y que

merece ser conservado y trasladado a sucesivas generaciones.

Este modelo egipcio, adoptado por los griegos de la época de Pericles,

copiado por los romanos y reverenciado por el Renacimiento en Europa, será

retomado por el Neoclasicismo de la Ilustración del siglo XVIII, conocido en

Brasil como periodo de Arcadismo. El arte ha de tener reglas que han de ser

obedecidas por los artistas para conseguir su fin, generalmente externo a la

propia obra: fin didáctico, moralizador, consolidando valores afirmativos.

Vean esta fábula del periodo neoclásico sobre las reglas del arte:

Tomás de Iriarte (1750-1791)

Sin reglas de arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.

Esta fabulilla, salga bien o mal,

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me ha ocurrido ahora por casualidad.

Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un Borrico por casualidad.

Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad.

Acercóse a olerla el dicho animal, y dio un resoplido por casualidad.

En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad.

¡Oh! -dijo el Borrico-: ¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!"

Sin reglas del arte, borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.

Cuestiones:

1. ¿Qué importancia tiene para ti la existencia de un canon para las

obras literarias?

2. ¿Qué relación tiene el canon con la originalidad y la elaboración de

obras dignas de mérito?

3. ¿Cuál es el origen del canon?

4. ¿En qué estilos de época predominó el canon? ¿Cuáles te parecen

ser los motivos?

5. ¿Quiénes definen lo que debe ser el canon? ¿Por qué?

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Siguiendo de manera absolutamente fiel las reglas que recibimos de

nuestros predecesores, la originalidad se ve disminuida. Eso mismo ocurrió

durante el neoclasicismo, cuyas rígidas normas encorsetaron la creatividad:

pocas obras de ese periodo se estudian hoy. Como reacción a este exceso

normativo, los románticos defenderán como valor absoluto la libertad.

En este sentido Harold Bloom defiende apasionadamente el rescate de

los textos canónicos, sobre todo de Shakespeare, que corren peligro de

perderse dentro del relativismo de cánones que reina en la actualidad.

Así podemos leer en el artículo de Manuel Frías Martins en su artículo

sobre teoría de la literatura, del e-diccionario de términos literarios,

enciclopedia electrónica sobre teoría de la literatura accesible en:

http://www.fcsh.unl.pt/invest/edtl/verbetes/T/teoria_literatura.htm

É em nome daquilo a que chama “grande literatura”, bem como do prazer da leitura que o nosso tempo parece estar a matar com a ajuda da teoria, que Harold Bloom reúne as manifestações atuais da teoria literária na noção de Escola do Ressentimento (School of Resentment), e na qual inclui Feministas, Afrocentristas, Marxistas, Novos Historicistas e Desconstrucionistas. Uma estranha mistura que faz sentido sobretudo na visão apocalíptica de Harold Bloom acerca daquilo a que chama os “abridores do cânone” ocidental, e da intransigente defesa que faz desse mesmo cânone, muito particularmente do seu núcleo constitutivo, William Shakespeare (veja-se H. Bloom, 1994, 1997). Para Harold Bloom, todas estas orientações dos estudos literários—“em fuga do estético”, conforme ele afirma—estão a matar os estudos literários exatamente no seio da universidade, isto é, no seio da instituição que mais deveria fazer para os salvaguardar: “Não acredito que os estudos literários tenham futuro enquanto tal, mas isto não significa que a crítica literária vá morrer. Enquanto ramo da literatura, a crítica sobreviverá, mas provavelmente não nas nossas instituições de ensino. O estudo da literatura ocidental também continuará, mas na escala muito mais modesta dos nossos atuais departamentos de Clássicas. (...) Não vale a pena lamentar esta evolução, pois hoje em dia só uma mão cheia de estudantes entra na Universidade de Yale com uma autêntica paixão pela leitura. Não se pode ensinar alguém a amar a grande poesia quando esse alguém chega até nós sem esse amor. Como é que se pode ensinar a solidão? A verdadeira leitura é uma atividade solitária e não ensina ninguém a ser um cidadão melhor. (...) Embora sendo uma questão intrincada, não está para além de qualquer conjectura a exata razão pela qual os estudantes de literatura se transformaram em analistas políticos amadores, sociólogos ignorantes, antropólogos incompetentes, filósofos medíocres e historiadores culturais sobre-determinados. É que todos eles se ressentem da literatura, ou se envergonham dela, ou simplesmente não estão muito dispostos a lê-la. (...) A libido é um mito, e as “energias sociais” também o são. Shakespeare, escandalosamente condescendente, foi uma pessoa que viveu e teve a ideia de escrever Hamlet e Rei Lear. Esse escândalo é inaceitável para aquilo que hoje em dia passa por ser teoria literária. (Bloom, 1997: 519-521).

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Preguntas:

1. ¿Qué es para Harold Bloom la estética del resentimiento? ¿Qué opinas?

2. ¿Crees que la belleza estética está por encima de las opiniones y

gustos? ¿Es un valor universal, siempre y para todos? Razona la

respuesta.

3. ¿Qué opina Harold Bloom sobre el futuro de los estudios literarios?

¿Estás de acuerdo? ¿Por qué?

4. ¿Qué opina Harold Bloom sobre la lectura? ¿Te parece que la lectura no

se puede trabajar en clase? ¿Por qué?

5. ¿Crees que la teoría literaria debería independizarse de otras áreas

como sociología, antropología, historia, filosofía o política?

6. ¿Es mejor relacionar unos conocimientos con otros o mejor la

especialización sabiendo separar el grano de la paja?

7. ¿Te parece que el bajo nivel de los estudiantes de literatura que señala

Bloom, esté relacionado con el relativismo del canon estético? Razone la

respuesta.

8. ¿Defiende la superación del concepto de canon estético? Razone la

respuesta.

Relativismo o carácter universal del Canon estético.

Desde aquí se defiende que hay obras literarias de todas las épocas que

merece la pena mantener y divulgar, de manera que un cierto canon ha de

conservarse. Lo que no se puede defender, especialmente desde Brasil, es que

haya que perpetuar una única Tradición escrita y europea.

Son diversas las tradiciones, europeas o no europeas dignas de

conservarse, y muchos los pueblos cuyas culturas, letradas o no letradas,

merecen perpetuar su memoria cultural, sea oral o escrita. Mantener lo

contrario conducirá al fracaso, o peor, a perpetuar el colonialismo cultural.

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De esta forma, podemos venerar el Barroco y estudiarlo como un

fructífero periodo creativo, sin seguir ciegamente su canon, o mejor,

modificando el canon a lo que hoy es o no aceptable. ¿Cómo defender

acríticamente la condición moral de la mujer que se defiende desde la obra

de Quevedo?

¿Es don Francisco de Quevedo un misógino, como dicen muchos de sus

críticos, un antifeminista, enemigo acérrimo de las mujeres? Leyendo su obra

satírica lo menos que se puede decir es que no parece tenerles mucha

confianza. Las mujeres, eternas enemigas del hombre, tienen el mismo oficio

que los verdugos. Deshonestas, adúlteras, rapiñadoras y mentirosas, nunca se

puede asegurar su fidelidad salvo en la tumba: así yace una tal Helvidia Pada

en rica sepultura con su marido, que «por tenerla solo, aunque enterrada, / al

cielo agradeció su desventura». Toda aparente decencia es falsa: una dama

cortesana se retrata en actitud muy respetable, adornada de diamantes aunque

es «por dentro más blanda que la cera», y con un gracioso perrito faldero

«siendo sus faldas tales de ruines / que aún no las guardarán treinta mastines»

(Arellano, Ignacio. Quevedo, el amor y las mujeres. In Revista Universidad de

Navarra: http://www.unav.es/noticias/opinion/op011201.html).

Desde aquí no se ataca la condición de Quevedo como canon de la

literatura en lengua española. Pero, sin duda, conviene matizar bien, y ¿por

qué no?, permitir que esa norma o modelo pueda ser cuestionado en

ocasiones, sin que esto signifique caer en sectarismos o tendencias ajenas a la

literatura. Al contrario, hay que actualizar las lecturas y tomar las que nos

interesen, sin reverenciar sin más el canon heredado.

Además el concepto de canon vale la pena debatirlo. ¿Sería canónica

toda la producción de Quevedo? ¿Incluso sus cartas o sus ataques personales

a otros autores, fruto de sus divergencias en aquel momento histórico?

¿Hemos de seguir repudiando a Luis de Góngora por lo que sobre él afirmaba

Quevedo?

La literatura forma parte de la cultura y de la vida, y está sujeta a

crítica. Obsérvese que no se creará un buen ambiente en clase tras la lectura

de este poema de Francisco de Quevedo, llamado Boda de Negros:

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Vi, debe de haber tres días, en las gradas de San Pedro, una tenebrosa boda, porque era toda de negros. Parecía matrimonio concertando en el infierno, negro esposo y negra esposa, y negro acompañamiento. Sospecho yo que acostados parecerán sus dos cuerpos, junto el uno con el otro algodones y tintero. hundíase de estornudos la calle por do volvieron, que una boda semejante hace dar más que un pimiento. Iban los dos de las manos, como pudieran dos cuervos; otros dicen como grajos, porque a grajos van oliendo. Con humos van de vengarse, que siempre van de humos llenos, de los que por afrentarlos, hacen los labios traseros. Iba afeitada la novia todo el tapetado gesto, con hollín y con carbón, y con tinta de sombreros. Tan pobres son que una blanca no se halla entre todos ellos, y por tener un cornado casaron a este moreno. Él se llamaba Tomé, y ella Francisca del Puerto, ella esclava y él esclavo, que quiere hincársele en medio. Llegaron al negro patio, donde está el negro aposento, en donde la negra boda ha de tener negro efecto. Era una caballeriza, y estaban todos inquietos, que los abrasaban pulgas por perrengues o por perros. A la mesa se sentaron, donde también les pusieron negros manteles y platos, negra sopa y manjar negro. Echólos la bendición un negro veintidoseno, con un rostro de azabache y manos de terciopelo.

(Quevedo y Villegas, Francisco de. Boda de Negros. in: www.logoslibrary.eu/pls/wordtc/new_wordtheque.w6_start.doc?code=80010&lang=ES )

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Actividades:

1. Elabora tres preguntas sobre el texto que conduzcan al alumno a

concienciarse del argumento y del sentido del tema.

2. Prepara dos preguntas sobre la posibilidad de superación, crítica o

incluso desobediencia al canon clásico.

3. Haz una guía que permita un debate entre dos equipos de la clase sobre

el tema del texto.

4. Elabore una presentación de un panel donde los alumnos puedan

colocar sus opiniones sobre la literatura en general y cultura en

particular en relación a los prejuicios en razón de sexo u origen étnico. El

texto ha de ser propositivo y provocador al mismo tiempo. Puede ser el

inicio de una wiki o de un blog con este mismo tema.

Como se defendió al principio, no es necesario limitarnos a la literatura

escrita en países de lengua española. Para poder reflexionar algo sobre los

prejuicios abordado desde un texto asequible y entretenido para los alumnos,

podríamos presentarles este fragmento de Robinson Crusoe (1719), de Daniel

Defoe.

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Sin duda, esto incentivará a algunos a continuar leyendo la obra completa y

hacer una reflexión más profunda:

Era un joven hermoso, perfectamente formado, con las piernas rectas y fuertes, no demasiado largas. Era alto, de buena figura y tendría unos veintiséis años. Su semblante era agradable, no parecía hosco ni feroz; su rostro era viril, aunque tenía la expresión suave y dulce de los europeos, en especial, cuando sonreía. Su cabello era largo y negro, no crespo como la lana; su frente era alta y despejada y los ojos le brillaban con vivacidad. Su piel no era negra sino muy tostada, carente de ese tono amarillento de los brasileños, los nativos de Virgina y otros aborígenes americanos; podría decirse que, más bien, era de una aceitunado muy agradable, aunque difícil de describir. Su cara era redonda y clara; su nariz, pequeña pero no chata como la de los negros; y tenía una hermosa boca de labios finos y dientes fuertes, bien alineados y blancos como el marfil. Después de dormitar durante media hora, se despertó y salió de la cueva a buscarme. Yo me hallaba ordeñando mis cabras, que estaban en el cercado contiguo y, cuando me vio, se acercó corriendo y se dejó caer en el suelo, haciendo toda clase de gestos de humilde agradecimiento. Luego colocó su cabeza sobre el suelo, a mis pies, y colocó uno de ellos sobre su cabeza, como lo había hecho antes. Acto seguido, comenzó a hacer todas las señales imaginables de sumisión y servidumbre, para hacerme entender que estaba dispuesto a obedecerme mientras viviese. Comprendí mucho de lo que quería decirme y le di a entender que estaba muy contento con él. Entonces, comencé a hablarle y a enseñarle a que él también lo hiciera conmigo. En primer lugar, le hice saber que su nombre sería Viernes, que era el día en que le había salvado la vida. También le enseñé a decir amo, y le hice saber que ese sería mi nombre. Le enseñé a decir sí y no, y a comprender el significado de estas palabras. Luego le di un poco de leche en un cacharro de barro, le mostré cómo bebía y mojaba mi pan. Le di un trozo de pan para que hiciera lo mismo e, inmediatamente lo hizo, dándome muestras de que le gustaba mucho.

Desde acá se pueden hacer muchas reflexiones sobre el encuentro,

choque, convivencia y negociación de culturas. No hace falta incidir en el

hecho de que sociedades contemporáneas en general y países que fueron

colonizados de manera especial, tienen siempre un gran debate en el diálogo o

confrontación de culturas.

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Si privilegiamos el enfoque temático sobre el temporal, y los grandes

debates de ciudadanía sobre el abordaje o delimitación de estos o aquellos

géneros, se puede estudiar alguna carta de Simón Bolívar, el Libertador,

poco sospechoso de colonialista o al servicio de la metrópoli española.

Así, lo que hoy se clasifica como género periodístico, hace cien años

puede clasificarse como documento histórico o incluso como texto estudiado

bajo el abordaje literario. Es el caso de las cartas que publicaba Bolívar en el

periódico, véase este fragmento, “Una mirada sobre la América española”:

Mas, lo que acaba de pasar en Méjico nos parece muy superior a todo lo que, con dolor, hemos indicado del Río de la Plata y del resto de la América. Ceda, pues, Buenos-Aires a la opulenta Méjico ahora ciudad leperada. Si; los horrores más criminales inundan aquel hermoso país: nuevos sanculotes, ó más bien descamisados, ocupan el puesto de la magistratura y poseen todo lo que existe. El derecho casual de la usurpación y del pillaje se ha entronizado en la capital como Rey, y en las provincias dé la Federación. Un bárbaro de las costas del Sur, vil aborto de una india salvaje y de un feroz africano, sube al puesto supremo por sobre dos mil cadáveres, y a costa de veinte millones arrancados a la propiedad. No exceptúa nada este nuevo Desalines: lo viola todo: priva al pueblo de su libertad, al ciudadano de lo suyo, al inocente de la vida, a las mujeres del honor. Cuantas maldades se cometen, son por su órden, ó por su causa. No pudiendo ascender a la Magistratura por la senda de las leyes y de los sufragios públicos, se asocia el general Santana, el más protervo de los mortales. Primero, destruyen el Imperio y hacen morir al Emperador, como que ellos no podían abordar al trono: después establecen la Federación de acuerdo con otros demagogos, tan inmorales como ellos mismos, para apoderarse de las provincias y aun de la capital. Entran en la sociedad de los masones con la mira de juntar prosélitos: éstos aterran al general Bravo, rival digno de competir con hombres de bien; y como su virtud les perjudicaba, le expulsan de su país con centenares de oficiales beneméritos, por desavenencias que suscitaron para destruirle.

Sé niegan los sufragios generales a un soldado feroz que, semejante a Pizarro, no conoce las letras. La inmensa mayoría del pueblo vota, ya que Bravo está ausente, por el general Pedraza, conforme la Constitución y a las esperanzas de todos. El ambicioso guerrero no se detiene por crímenes: de acuerdo con Victoria, Presidente que rebaja el mando, ensangrienta la capital, y arrojando toda la canalla sobre el pueblo propietario, inundan la más hermosa ciudad de América de todo lo que hay de más soez sobre la tierra. Los asquerosos Leperos, acaudillados por generales de su calaña, Guerrero, Lobato y Santana, se apoderan de todo, y semejantes a los soldados de Atila en Roma, despedazan y aniquilan su libertad su Gobierno, y su opulencia. ¡Qué hombres, o qué demonios son éstos! De un cabo a otro, el Nuevo Mundo parece un abismo de abominación; y si faltara algo para completar este espantoso caos, el Perú, con demasía, sería bastante para llenarlo. Cómplice de sus tiranos durante la guerra de la Independencia, sin conseguir todavía bien la libertad, el Perú se anticipa a rasgar su propio seno en los primeros días de su existencia. El bizarro General San Martín, a la cabeza de los Chilenos y de los Argentinos, expulsa a los españoles desde Trujillo hasta Ica. Para Lima, no había más Perú que libertad, y al punto se empeñan algunos en deshacerse de San Martín, cuyos servicios necesitaban con mayor urgencia. Este acto de ingratitud rompe la carrera política del Perú, y sigue al galope hasta Girón, donde viene a consumarse la obra más execrable... (Fue escrito el anterior artículo en Quito en 1829 y publicado en un periódico del Ecuador, sin firma. Se ha tomado de la obra de Blanco y Azpurúa, t. XIII, p. 493. DEL

BORRADOR). (Agosto de 1830).

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Ejercicios:

1. Elaboren una actividad de introducción o precalentamiento a esta

lectura, con la selección de algún texto sobre la independencia y quizás

el papel de las diversas etnias en este proceso.

2. Susciten en los alumnos la capacidad de buscar en el diccionario o en la

internet el significado de algunos conceptos que aparecen en el texto,

haciendo una selección previa que facilite su lectura.

3. Terminada la lectura, fomenten la reflexión y debate sobre el concepto

de pueblo y masa, votantes y descamisados, propietarios y bárbaros, en

Bolívar y otros posibles autores, desde la independencia hasta la

actualidad.

4. Analicen el concepto de tiranía, democracia y demagogia y su empleo

para determinados fines. Busquen paralelos actuales para que originen

debate. Orienten en la producción de algún texto que aborde alguno de

estos temas y que esté cercano a la realidad de los alumnos.

5. ¿Quién era Abreu e Lima? ¿Saben donde está enterrado? Escriban una

breve biografía sobre este personaje, subrayando su importancia para

Pernambuco y Brasil.

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6. Debatan sobre Bolívar y Abreu y Lima, el general pernambucano que le

auxilió en sus luchas libertadoras.

7. ¿Existe algún paralelo en la actualidad con la figuras de Bolívar y Abreu

e Lima? ¿Hay alguna característica del proceso que se pueda aplicar a

Brasil y al Nordeste Brasileño? ¿Conocen algo sobre la Confederação

do Equador?

8. ¿Creen que estas ideas podrían estar presentes, de forma explícita o

implícita en la literatura brasileña e hispanoamericana del siglo XIX y

parte importante del siglo XX? ¿Cómo influyen en la literatura

latinoamericana del Boom? Intenten pesquisar algún texto para

demostrarlo…

9. ¿Consideran que hay que abordar estos textos polémicos o eliminarlos y

mostrar aspectos más constructivos y menos conflictivos en la literatura

hispanoamericana? Justifique su respuesta.