APOSTOLADO DE LA ORACIÓN - 2010 -09

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3) Las consolaré en todas sus aflicciones. 4) Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de su muerte 5) Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas 6) Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia 7) Las almas tibias se harán fervorosas 8) Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección 9) Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada. 10) Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más endurecidos. 11) Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él. 12) A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final. NUESTRO LEMA: “Oración y Servicio” VIVIENDO LA EUCARISTÍA Con el APOSTOLADO DE LA ORACIÓN “Por lo tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer.” (Rm 12,1) El Apostolado de la Oración te ofrece un nuevo estilo de vida, sencillo y profundo, centrado en el Bautismo y la Eucaristía, unido al Corazón de Jesús. ¿En qué consiste este nuevo estilo de vida? Consiste básicamente en el ofrecimiento de ti mismo y de cada día de tu vida a Dios. Eso es todo. ¿Cómo me ofrezco a mí mismo? Al comenzar tu día, pronuncias una oración de ofrecimiento. Ésta puede brotar simplemente de tu corazón, con tus propias palabras, o puedes seguir la que te proponemos a continuación OFRECIMIENTO DIARIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Divino Corazón de Jesús, por medio del Corazón Inmaculado de María, yo me consagro a Ti y contigo me ofrezco a Dios Padre, Todopoderoso, por el Espíritu Santo, en tu Santo Sacrificio del Altar, con todas mis obras y oraciones, sufrimientos y alegrías de este día, en reparación de mis pecados y los pecados del mundo entero y para que venga a nosotros tu Reino. Ofrezco todo esto en especial por las necesidades del Papa y las dos intenciones que propone para este mes al Apostolado de la Oración. Elevo a Ti, Padre Misericordioso, una plegaria especial por las almas del purgatorio y la santificación de todos los Sacerdotes. Amén. Todo por Ti, ¡oh Sacratísimo Corazón de Jesús! NUESTRA META: Encontrar y servir a Dios en todo unidos a la Iglesia; ¿Cómo puede cambiar mi vida si la ofrezco a Dios? La oración de ofrecimiento diario es en primer lugar una expresión de deseo, es un acto de voluntad. Le dices sencillamente al Señor que quieres que tu día sea todo para Él. Estás pidiendo con sinceridad la gracia de ser guiado por el Espíritu Santo y no por tus propias tendencias egoístas. Dada nuestra condición de pecadores, no podemos garantizar los resultados. Pero a través de esta oración afirmas conscientemente el deseo de unir tu vida a la de Jesús y poner tu corazón en su Corazón. Expresas tu anhelo profundo de vivir el día con generosidad y santidad, y lo pides como gracia. ¿Cómo recibe Dios mi ofrecimiento? Jesús acoge con cariño el sincero ofrecimiento de tu vida. A pesar de tus limitaciones, al unir tu vida a Cristo de esta manera, él te recibe como su colaborador en la salvación de tus hermanos y hermanas. Él te une a su propia obra de redención, pues le estás pidiendo la gracia de vivir de acuerdo a su Corazón, ofreciéndote al servicio del mundo junto con él. ¿Por qué decimos que este camino es un modo de vivir la Eucaristía? Porque nos une al modo de vida de Jesús, que fue siempre eucarístico. Él vivió siempre dando la vida por los demás. No hubo en él egoísmo alguno. Al final de su vida él tomo la decisión generosa de darse por completo, hasta la muerte, al Padre y a nosotros. Es lo que simboliza de modo real en los gestos y palabras de la Ultima Cena: “Tomen y coman todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por ustedes”. Jesús resume en esto lo que siempre vivió. Luego nos invita a hacer lo mismo que él hizo: “Hagan esto en memoria mía”. ¿Hacer qué? También dar la vida por los demás. La

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Tríptico. Apostolado de la Oración. Parroquia Santa Rosa de Lima. Zapopan, Jalisco. México.

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3) Las consolaré en todas sus aflicciones.

4) Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de su muerte

5) Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas

6) Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia

7) Las almas tibias se harán fervorosas

8) Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección

9) Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.

10) Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más endurecidos.

11) Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.

12) A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.

NUESTRO LEMA: “Oración y Servicio”

VIVIENDO LA EUCARISTÍA Con el APOSTOLADO DE LA ORACIÓN “Por lo tanto, hermanos míos, les ruego

por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer.”

(Rm 12,1)

El Apostolado de la Oración te ofrece un nuevo estilo de vida, sencillo y profundo, centrado en el Bautismo y la Eucaristía, unido al Corazón de Jesús.

¿En qué consiste este nuevo estilo de vida?

Consiste básicamente en el ofrecimiento de ti mismo y de cada día de tu vida a Dios. Eso es todo.

¿Cómo me ofrezco a mí mismo? Al comenzar tu día, pronuncias una

oración de ofrecimiento. Ésta puede brotar simplemente de tu

corazón, con tus propias palabras, o puedes seguir la que te proponemos a continuación

OFRECIMIENTO DIARIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

Divino Corazón de Jesús, por medio del Corazón Inmaculado de María, yo me consagro a Ti y contigo me ofrezco a Dios Padre, Todopoderoso, por el Espíritu Santo, en tu Santo Sacrificio del Altar, con todas mis obras y oraciones, sufrimientos y alegrías de este día, en reparación de mis pecados y los pecados del mundo entero y para que venga a nosotros tu Reino. Ofrezco todo esto en especial por las necesidades del Papa y las dos intenciones que propone para este mes al Apostolado de la Oración. Elevo a Ti, Padre Misericordioso, una plegaria especial por las almas del purgatorio y la santificación de todos los Sacerdotes. Amén.

Todo por Ti, ¡oh Sacratísimo Corazón

de Jesús!

NUESTRA META: Encontrar y servir a Dios en todo unidos a la Iglesia;

¿Cómo puede cambiar mi vida si la ofrezco a Dios?

La oración de ofrecimiento diario es en primer lugar una expresión de deseo, es un acto de voluntad. Le dices sencillamente al Señor que quieres que tu día sea todo para Él. Estás pidiendo con sinceridad la gracia de ser guiado por el Espíritu Santo y no por tus propias tendencias egoístas. Dada nuestra condición de pecadores, no podemos garantizar los resultados. Pero a través de esta oración afirmas conscientemente el deseo de unir tu vida a la de Jesús y poner tu corazón en su Corazón. Expresas tu anhelo profundo de vivir el día con generosidad y santidad, y lo pides como gracia.

¿Cómo recibe Dios mi ofrecimiento? Jesús acoge con cariño el sincero

ofrecimiento de tu vida. A pesar de tus limitaciones, al unir tu vida a Cristo de esta manera, él te recibe como su colaborador en la salvación de tus hermanos y hermanas. Él te une a su propia obra de redención, pues le estás pidiendo la gracia de vivir de acuerdo a su Corazón, ofreciéndote al servicio del mundo junto con él.

¿Por qué decimos que este camino es un modo de vivir la Eucaristía?

Porque nos une al modo de vida de Jesús, que fue siempre eucarístico. Él vivió siempre dando la vida por los demás. No hubo en él egoísmo alguno. Al final de su vida él tomo la decisión generosa de darse por completo, hasta la muerte, al Padre y a nosotros. Es lo que simboliza de modo real en los gestos y palabras de la Ultima Cena: “Tomen y coman todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por ustedes”. Jesús resume en esto lo que siempre vivió. Luego nos invita a hacer lo mismo que él hizo: “Hagan esto en memoria mía”. ¿Hacer qué? También dar la vida por los demás. La

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Eucaristía se convierte así en una manera de vivir, un programa para el día. Es la actitud que expresas y quieres vivir al ofrecer al Señor todo lo que haces cada día.

En resumen, el Apostolado de la Oración

es una espiritualidad eucarística de Oración y Servicio. Comienza con la conciencia del amor sentido y personal que Dios te tiene, pero no termina ahí. La unión con el Corazón de Jesús en la Eucaristía te lleva a compartir su preocupación por los demás. Vivir una vida eucarística haciendo un total ofrecimiento de ti mismo cada día, te llevará a orar por los demás y a servir a quién te necesita. Te hace un seguidor generoso de Jesús, enviado a mejorar el mundo.

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN: Un camino de santidad.

Para realizar, esta vocación apostólica

el Apostolado de la Oración ofrece a los fieles un programa de espiritualidad apostólica, cuyo centro es el Sacrificio Eucarístico. Este programa consta de estos elementos:

1. El Sacrificio de la Misa con el ofrecimiento cotidiano.

Es necesario que el misterio Eucarístico determine la espiritualidad de los fieles, penetre y forme su vida y los conduzca a una consciente y vital participación de este misterio.

2. El culto o espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús.

El amor de Cristo se representa principalmente con su Corazón, El Apostolado de la Oración se esfuerza grandemente, para que sus socios se familiaricen con la práctica y la espiritualidad del culto al Corazón de Jesús. Respondiendo al amor del señor, a Él se consagran y a Él

ofrecen reparación por los pecados propios y del mundo y practican y fomentan las formas de este culto aprobadas por la Iglesia

3. Devoción a la Santísima Virgen María Los socios del Apostolado de la Oración

con amor filial veneran a la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia. Recen diariamente una corona del Rosario, o por lo menos una decena, y confíen a su materno Corazón las necesidades de la Iglesia

4. Voluntad de sentir con la Iglesia Es necesario que todos los socios

fomenten entre sí y en los demás la voluntad de sentir con la Iglesia universal y participen en sus solicitudes. Hacen el ofrecimiento cotidiano por las intenciones que el Sumo Pontífice propone para cada mes por medio del Apostolado de la Oración o en casos urgentes recomienda a las oraciones de los Fieles. Gustosamente incluyen también en su ofrecimiento aquellas necesidades por las que los Obispos piden oraciones para su región.

5. Asidua solicitud de orar. Urge muchísimo el deber de orar sin

cesar y con fervor, para que, quebrantado el poder del Maligno, el mundo, librado por Cristo crucificado y resucitado conforme al designio de Dios, sea transformado y llegue a su perfeccionamiento.

Unidos al Corazón de Jesús, vamos de

la oración a la acción. Nuestro compromiso: Dar a conocer el Corazón de Jesús –océano de misericordia- a los que nos rodean (familiares, amigos, vecinos). Importante es orar sin desfallecer, dar buen testimonio de vida y cultivarnos espiritual e intelectualmente, tomando Cursos de Biblia, leyendo libros de formación religiosa, vida de santos, etc.

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN “Un servicio a la Iglesia desde el

Corazón de Cristo.”

Septiembre

Jesús le dijo a Santa María Margarita:

“He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres,… y en reconocimiento no recibo de la mayor parte sino ingratitud, ya por sus irreverencias y sacrilegios, ya por la frialdad y desprecio con que me tratan en este sacramento de Amor… te pido que se dedique el primer viernes después de la Octava del Santísimo Sacramento, a una fiesta particular para honrar Mi corazón, comulgando ese día y reparando su honor, para expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que ha estado expuesto en los altares.”

Promesas hechas por el Sagrado

Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque: 1) A las almas consagradas a mi

Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.

2) Daré la paz a sus familias.