Aprender a Vivir Solos

9
Estar mal solos crea la obsesión de la compañía como lo que solucionará nuestro malestar. Hay que estar bien solos para estar “mejor” acompañados. El miedo a la soledad es natural y muy comprensible, pero a menudo se convierte en una fuente de decisiones erróneas, estados psicológicos verdaderamente tortuosos y desaciertos motivados por razones muy diversas y discutibles. Si observamos cómo se manifiesta el miedo a la soledad constataremos que está siempre ligado a una necesidad básica del ser humano: sus relaciones con otras personas. Si tengo relaciones no me siento solo, y si no llego a tenerlas me siento frustrado. Si seguimos la lógica de esta idea, correcta en su base pero superficial en su esencia, y no tratamos de ir al fondo del problema -lo que sucede en la mayoría de los casos- resulta que nuestro bienestar y tranquilidad así como nuestra percepción de la felicidad, no dependen propiamente de nosotros mismos, sino de otras personas. Dependemos en mayor o menor grado de la reacción del otro, de su disposición hacia nosotros, de sus signos de atención, de su apoyo, comprensión y ayuda. La presencia de todo esto nos hace felices, nos ayuda a vivir y a sentirnos personas válidas y realizadas en la vida. Por el contrario, cuando faltan las manifestaciones externas de este tipo, perdemos el equilibrio y la seguridad en nosotros mismos, caemos en depresión, nos sentimos débiles, heridos, incapacitados, y a veces nuestra propia vida parece perder todo su sentido. Como en este caso nuestra felicidad depende menos de nosotros mismos y mucho más de las circunstancias externas y de cómo nos van a tratar los otros, el miedo a la soledad adquiere una forma muy particular. Obviamente todos esos motivos son verdaderamente conmovedores porque tocan algunos rincones íntimos, muy frágiles y a veces dolorosos del alma, y por ello merecen atención y respeto. Pero... Los problemas en las relaciones son las consecuencias, pero no las causas de la soledad Cada vez que tenemos miedo de perder lo que ya tenemos, al igual que un jugador, apostamos todas nuestras esperanzas en una sola "combinación de cartas" que creemos que está obligada a salir. De lo contrario se derrumba todo, dado que no tenemos otras alternativas.

description

Autoayuda

Transcript of Aprender a Vivir Solos

Estar mal solos crea la obsesin de la compaa como lo que solucionar nuestro malestar.Hay que estar bien solos para estar mejor acompaados.

El miedo a la soledad es natural y muy comprensible, pero a menudo se convierte en una fuente de decisiones errneas, estados psicolgicos verdaderamente tortuosos y desaciertos motivados por razones muy diversas y discutibles.Si observamos cmo se manifiesta el miedo a la soledad constataremos que est siempre ligado a una necesidad bsica del ser humano: sus relaciones con otras personas. Si tengo relaciones no me siento solo, y si no llego a tenerlas me siento frustrado. Si seguimos la lgica de esta idea, correcta en su base pero superficial en su esencia, y no tratamos de ir al fondo del problema -lo que sucede en la mayora de los casos- resulta que nuestro bienestar y tranquilidad as como nuestra percepcin de la felicidad, no dependen propiamente de nosotros mismos, sino de otras personas. Dependemos en mayor o menor grado de la reaccin del otro, de su disposicin hacia nosotros, de sus signos de atencin, de su apoyo, comprensin y ayuda. La presencia de todo esto nos hace felices, nos ayuda a vivir y a sentirnos personas vlidas y realizadas en la vida.Por el contrario, cuando faltan las manifestaciones externas de este tipo, perdemos el equilibrio y la seguridad en nosotros mismos, caemos en depresin, nos sentimos dbiles, heridos, incapacitados, y a veces nuestra propia vida parece perder todo su sentido. Como en este caso nuestra felicidad depende menos de nosotros mismos y mucho ms de las circunstancias externas y de cmo nos van a tratar los otros, el miedo a la soledad adquiere una forma muy particular.Obviamente todos esos motivos son verdaderamente conmovedores porque tocan algunos rincones ntimos, muy frgiles y a veces dolorosos del alma, y por ello merecen atencin y respeto. Pero...Los problemas en las relaciones son las consecuencias, pero no las causas de la soledadCada vez que tenemos miedo de perder lo que ya tenemos, al igual que un jugador, apostamos todas nuestras esperanzas en una sola "combinacin de cartas" que creemos que est obligada a salir. De lo contrario se derrumba todo, dado que no tenemos otras alternativas.Pero la vida no es un cine ni un melodrama. Qu pasa si realmente alguna vez nos quedamos sin la persona querida, sin hijos, sin amigos, sin apoyo y sin comprensin? Significara esto que la vida para nosotros ha terminado?Para responder a esta pregunta hay que ir ms all de lo superficial, concentrarse en la parte oculta del iceberg que de inmediato no se puede ver ni entender. Y entonces queda claro que el problema de la soledad no se puede identificar nicamente con el hecho de tener o no tener relaciones. Los problemas en las relaciones son la consecuencia, pero no la causa de la soledad.Si queremos conocer el verdadero amor, la amistad y la felicidad tenemos que resolver problemas fundamentales relacionados con las necesidades de nuestra propia Alma. Y estas necesidades no estn determinadas por la opinin de los dems, ni por su manera de tratarnos, sino que dependen exclusivamente de nosotros mismos, de nuestra capacidad de entender el sentido profundo de la vida y las Leyes de la Naturaleza, del Hombre y del Universo.El Alma necesita no slo relaciones verdaderas, sino todo lo que pueda darle oportunidad de despertar sus potenciales ocultos, sus grandes Sueos, su nobleza y su profunda Sabidura.Qu necesita el alma?Necesita encontrar el sentido de la vida. Saber por quin y por qu vive y muere. Soar profundamente, con toda su fuerza, y tener una Obra sagrada para encarnar sus Sueos. Un hombre sin sentido de la vida, sin grandes sueos, sin Obra sagrada, est realmente solo.El Alma necesita algo que pueda unir la vida y la muerte, lo visible y lo invisible. Necesita el camino, saber de dnde viene y a dnde va. Necesita a alguien que la conduzca por el camino, que le sirva de ejemplo de nobleza y de todas las virtudes, alguien de plena confianza. Un hombre sin camino y sin maestros est realmente solo.El Alma necesita armona y belleza como fuentes de inspiracin permanente. Necesita estar segura de que hay cosas y valores que no mueren. Necesita sentir lo eterno y lo inmortal. Necesita las referencias sagradas, las apoyaturas de lo divino. Un hombre sin lo sagrado, lo bello y lo eterno est realmente solo.El Alma necesita intuir la presencia divina en todas las cosas, sentir la bendicin y la proteccin de ese "Algo" enigmtico, sublime y misterioso. Un hombre sin Dios est realmente solo.El Alma necesita llegar a entender que no hay nada casual en el Universo y que nunca le sucede nada que no sea capaz de superar. Que todo lo autntico en la vida est marcado por el Destino. Un hombre incapaz de entender el Destino y sus signos, de intuir la providencia y su propia predestinacin est realmente solo.El Alma necesita tal tipo de relaciones con otros hombres que sean algo ms que un simple brote de emociones. Necesita "almas gemelas" que compartan su camino, sus sueos, y sus luchas. Un hombre sin almas cercanas, sin compaeros unidos por un mismo camino, est realmente solo.El Alma tambin tiene miedo de la soledad, pero sus temores son de otro tipo. No la preocupan tanto las cosas que podra conseguir o perder. Sus preocupaciones son mucho ms profundas. No la preocupan tanto los errores de otros como sus propios errores. Y su felicidad no depende de lo que pueda obtener de otros sino de su propia capacidad de amor, sacrificio y dacin.Parece paradjico, pero precisamente cuando un hombre ya no necesita nada para s mismo, el Destino le hace encontrar en su camino a seres queridos, verdaderos compaeros de ruta que aspiran a estar a su lado atrados por la fuerza de su alma. Para convivir verdaderamente con otra persona, es necesario primero dejar de depender de ella.El amor y la amistad no se compran ni se vendenEl verdadero Amor y la verdadera amistad no se exigen, no se planifican, no se piden, no se compran ni se venden. En realidad vienen por s solos. Lejos de ser un simple enamoramiento o una adquisicin ms para nuestra coleccin de objetos de valor, despiertan y se reconocen como estados superiores del Alma. El verdadero amor baja del Cielo.Igual que todos los grandes sueos, el amor no llega a ser realidad de golpe, sino que es el resultado de largas luchas, pruebas, sufrimientos, intentos repetidos de superacin de los impulsos egostas y posesivos. Slo lo puede encontrar aquel que no deja de soar con ello como un principio superior de la vida y como una necesidad vital del alma. Entonces se siente como una bendicin del Destino.Cualquier intento de invocar el verdadero amor artificialmente, imponerlo, exigirlo, planificar los acontecimientos, poseerlo, acaban con un fracaso tarde o temprano. Esa rara ave de felicidad, tan fina y frgil, presiente la amenaza y evitando hacerse cautiva de cualquier tipo de intenciones egostas, escapa de la jaula dorada especialmente preparada por nosotros, tal vez para no volver nunca ms.El verdadero Amor es propio de los hombres y mujeres fieles que prefieren permanecer en soledad que traicionar sus nobles sueos y sus elevados criterios. Es para aquellos que no se venden. No entran en relaciones simplemente para propiciar el bienestar material y por el simple placer sexual. No se unen con cualquiera slo por no perder la oportunidad de formar una familia o para no quedarse solos hasta el fin de su vida. No se conforman con compaas de juerga, totalmente ajenas a los ideales de amistad y nobleza humana. En todos estos casos el hombre se asemeja a un actor o director de cine de talento que se ha estancado haciendo publicidad de productos al no haber podido esperar a que llegase su momento. El dinero cobrado, por mucho que sea, no es nada ms que una compensacin mnima y por cierto nada consoladora por haber arruinado su talento.Los intentos de valorar las relaciones desde el punto de vista del anlisis minucioso y detallado de lo que nos separa son un pasatiempo vano, una prdida de nervios y energas. Si pretendemos mejorar o salvaguardar nuestras relaciones, tenemos que proponer una pregunta fundamental: "Qu es lo que nos une?" Nuestras relaciones con otras personas van a durar tanto tiempo cuanto dure lo que nos une. Si lo que nos mantiene unidos es una casa, un chalet, el dinero, el atractivo exterior, la libido sexual o cualquier otra cosa "a corto plazo", es seguro que los primeros problemas que surjan en esta esfera van a constituir una amenaza a nuestras relaciones. Los vnculos que unen a los hombres que ya no tienen nada en comn recuerdan a algunos pueblos situados dentro de las vas tursticas, donde tras las fachadas bien pintadas la vida aparenta ser normal, pero en realidad detrs puede haber un montn de problemas acumulados.Lo que une de verdad a las personas son las dificultades, los momentos de crisis superados juntos. Es necesario aprender a dar el primer paso, sin perder nuestra individualidad ni el sentido de la propia dignidad. Para establecer y mantener las relaciones en pareja se necesitan los esfuerzos de ambos, y cualquier paso que emprendamos debe provocar una resonancia en la otra persona, seguida de su reaccin y sus pasos de respuesta a nuestro encuentro. Si esto no sucede, por muchos esfuerzos reiterados que apliquemos, la conclusin debe ser: o los pasos que emprendemos no son los apropiados, o nuestras relaciones yacen sobre un terreno muy inestable, pues las mantiene tan slo uno de los dos, que intenta salvaguardarlas asumindolo todo, cosa que, por cierto, es absurda y artificial. Para que cualquier relacin tenga xito es indispensable que ambas partes intenten superar el sentido del egosmo y la posesividad. A menudo no nos damos cuenta del hecho de que nuestros seres queridos representan una individualidad diferente e independiente de nosotros mismos. En consecuencia seguimos percibindoles como un reflejo de nuestras propias visiones, requerimientos y fantasas segn nuestra opinin y nuestros deseos. Es muy peligroso tratar de educar y construir a otras personas de acuerdo con nuestro modo de ser. El amor requiere de aire fresco y de libertad del alma. Los que lo sienten y comparten no se disuelven uno en otro ni pierden su individualidad, ms bien se asemejan a dos firmes pilares sosteniendo el techo de un mismo templo.El amor requiere una entrega total y una falta de inters egosta. En el amor verdadero no nos hace falta nada. Teniendo la posibilidad de amar, lo tenemos todo. Cuando alguien tiende a imponerse demostrando su egocentrismo, haciendo a todo el mundo dar vueltas en torno a sus problemas e intereses y exigiendo constantemente pruebas de amor y algn "premio" a cambio de sus sentimientos, no se trata simplemente de que todo esto pueda matar al amor, sino de que no es amor y nunca lo fue.En este contexto la pregunta clave no debe ser "qu ser mejor para m?", sino "qu ser mejor para el otro?" Un amor o una amistad ntima es como un espejo: lo ve y lo refleja todo. Debemos ir descubriendo en el ser querido cada vez algo nuevo, una pequea perla del precioso tesoro escondido en su alma, de lo que l o ella tal vez ni se haya dado cuenta. Es intil convencer tan slo con palabras. Se consigue convencer e inspirar mejor con la fuerza del ejemplo propio. Un hombre capaz de vivir inspirado por un gran amor tiene una poderosa fuerza. Se parece a un rayo de luz entre las tinieblas: basta con saber que existe, que podamos guardar su imagen en el corazn, pase lo que pase.En realidad hay que poner en marcha muchas fantasas negativas y muchas ideas circulares para llegar a sentirnos verdaderamente solos. Incluso si no logramos encontrar a un ser querido digno de guardar para siempre su imagen en el cofre de oro de nuestro corazn, todava nos quedan el cielo, las estrellas, los grandes sueos inmortales que abrigan a todos los lobos solitarios capaces de soarlos, amarlos y vivir por ellos con toda su alma.

Aprender a vivir solos o animarnos a buscar relaciones?Los psiclogos consideran que alguien est solo cuando no mantiene comunicacin con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.Tres caractersticas definen la soledad: es el resultado de relaciones sociales deficientes, constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; y, por ltimo, resulta desagradable y puede llegar a generar angustia.La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresin y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepcin del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relacin es insatisfactoria o demasiado superficial. Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relacin intensa con otra persona que nos produzca satisfaccin y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones. Parece, por otro lado, que la soledad est relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones.Hay dos tipos de soledad: la personal (ausencia de una relacin ntima con alguien) y la social (carencia de amistades)Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empticas. En general, las personas con problemas de neurosis se muestran convencidas de que no resultan amables ni dignas de ser apreciadas, y rechazan cualquier tipo de amigos potenciales con el objetivo de protegerse a s mismos del posible rechazo. La soledad esta muy relacionada con la prdida de relaciones con ese conjunto de personas significativas en la vida del individuo y con las que se interacta de forma regular. La definicin ms comn de soledad es la de carencia de compaa y que se tiende a vincularla con estados de tristeza, desamor y negatividad, obviando los beneficios que una soledad ocasional y deseada puede reportar.La ausencia de un ser queridoCuando (por separacin en la pareja, fallecimiento de un ser querido u otra causa) desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio estelar en nuestra cotidianeidad, nos invade una particular sensacin de soledad, un vaco, una nada enmudecida que nos sume en la tristeza y la desesperanza. Hemos de sobrellevar la dolorosa percepcin de horfandad, de ausencia de una persona insustituible. Nos vemos perdidos y sin referencias en las que antes nos apoybamos para afrontar la vida.Somos seres sociales que necesitamos de los dems para hacernos a nosotros mismos. Y no slo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino tambin para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que sta se genera cada da en la interrelacin con las personas que nos rodean.La prdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable. Ese hueco o, mejor, su silueta, quedar ah pero si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarla a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas para establecer nuevas relaciones que cubran al menos parcialmente ese dficit de amor que la ausencia del ser querido ha causado. Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en una carencia general de relaciones. Esta soledad es dolorosa, pero puede convertirse en positiva si la interpretamos como oportunidad para aprender a vivir el dolor sin quedarnos bloqueados. Y para generar recursos y habilidades para continuar transitando satisfactoriamente por la vida. Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabindolo parte inherente a la vida, aprendiendo a no temerlo y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si de una debilidad o incapacidad se tratara. Quien sabe salir del dolor est preparado para disfrutarla la plenitud en momentos venideros.La soledad socialLa de quien apenas habla ms que con su familia, sus compaeros de trabajo y sus vecinos es una soledad muy comn en este mundo nuestro. Nos sentimos incapaces de contactar con un mnimo de confianza con quienes nos rodean, tememos miedo que nos hagan o nos rechacen. Plantamos un muro a nuestro alrededor, nos encerramos en nuestra pequea clula (en ocasiones, incluso unipersonal) y vivimos el vaco que nosotros mismos creamos y que justificamos con planteamientos como "no me entienden", "la gente slo quiere hacerte dao", "para lo nico que les interesas es para sacarte algo", "cada vez que confas en alguien, te llevas una pualada". Si la soledad es deseada nada hay que objetar, aunque la situacin entraa peligro: el ser humano es social por naturaleza y una red de amigos con la que compartir aficiones, preocupaciones y anhelos es un cimiento difcilmente sustituible para asentar una vida feliz. Es una meta difcil y las estructuras y hbitos sociales de nuestra civilizacin frenan este empeo de hacer y mantener amistades, pero merece la pena empear lo mejor de nosotros en el intento.Esa soledad no deseada puede convertirse en angustia, si bien algunos se acostumbran a vivir solos. Se revestir esta actitud de una apariencia de fortaleza, autosuficiencia, agresividad o timidez. Y todo, para esconder la inseguridad y el miedo a que no se nos quiera o no se nos respete.Hay tambin otras soledades indeseadas, como esas a las que se ven abocadas personas mayores, amas de casa, o quienes muestran una orientacin sexual no convencional, o quienes sufren ciertas enfermedades, incapacidades fsicas o psicolgicas oimperfeccionesestticas.Un estado transitorio, nada msLa soledad es una situacin que hemos de aspirar a convertir en transitoria y que conviene percibir como no forzosamente traumtica. Podemos mutarla en momento de reflexin, de conocernos a fondo y de encontrarnos sinceramente con nuestra propia identidad. Hay un tiempo para comunicarnos con los dems y otro (que necesita de la soledad) para establecer contacto con lo ms profundo de nosotros mismos. Hemos de "hablar" con nuestros miedos, no podemos ignorarlos ni quedarnos bloqueados por ellos. Es conveniente que, en ocasiones, optemos por la soledad. En suma, equilibremos los momentos en que nos expresamos y atendemos a otros, y los que dedicamos a pensar, en soledad, en nuestras propias cosas.Vencer la soledad no deseada: unos pasos tiles1. Diagnstico:qu tipo de soledad es la que estamos sufriendo y a qu circunstancias se debe.2. Conocernos bien.Dejemos a un lado el miedo a mirar dentro de nosotros, y afrontemos la necesidad de saber cmo somos: nuestras ilusiones y ambiciones, limitaciones y miedos, quin quiero ser, cmo me ven, cmo me veo...3. Fuera la timidez.Tomemos la iniciativa para conseguir nuevas relaciones. Establezcamos qu personas nos interesan, y elaboremos una estrategia para contactar con ellas.4. No hay nada que perder.El miedo al rechazo es un freno para entablar nuevas amistades o amores. El objetivo es importante, no nos andemos con remilgos.5. Sin victimismos.El mundo resulta en ocasiones cruel, vulgar y materialista, de acuerdo. Pero seguro que hay otras personas que pueden estar deseando conocer a alguien como nosotros.6. Encerrarnos en nosotros mismos es reconocer la derrota.A la mayora la soledad nos hace dao, y nos sienta mejor tener con quin hablar, intimar y a quin querer.7. No somos tan raros como a veces pensamos.No hay ms que hablar en profundidad y confianza con cualquier persona para comprobarlo. Podemos "llenar" a ms gente de la que creemos y nos pueden resultar atractivas muchas personas que tenemos muy cerca.