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APROXIMACION A LA GUERRA CIVIL EN EL PAIS VASCO (19364939) COMO UN CONFLICTO DE IDEAS IGNACIO O LABARRI F ERNANDO DE M EER

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APROXIMACION A LA GUERRA CIVIL

EN EL PAIS VASCO (19364939)

COMO UN CONFLICTO DE IDEAS

IGNACIO O LABARR I

FERNANDO DE M E E R

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PRESENTACION

Este trabajo se enmarca en un proyecto de investigación iniciado haceaños en el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad deNavarra en el que se estudia la polémica surgida como consecuencia de lacolaboración de un partido católico, como el Partido Nacionalista Vasco, conlas fuerzas que gobernaban la República española desde septiembre de 1936.Dicha polémica se centró en la valoración moral, desde el punto de vista ca-tólico, de la licitud o ilicitud de la decisión tomada por las autoridades delPNV Aquel debate ideológico es un importante lugar histórico para analizarlas interconexiones entre los hechos, las diversas mediaciones que se interpo-nen entre ellos y su conocimiento por las personas afectadas, y la influenciadel mundo de valores e ideas de esas personas y de los grupos políticos al na-rrar esos hechos.

Resultados del proyecto fueron la tesis del R.J. Rutgers, Los católicosvascos y la guerra civil española. Presupuestos históricos para una valora-ción jurídico doctrinal (1984), dirigida por Ignacio Olábarri, nuestra comuni-cación conjunta al I Coloquio Internacional sobre la Guerra Civil (Granada,10-12.X-1986) sobre el inicio de un conflicto de ideas entre los católicos na-cionalistas vascos y los católicos nacionalistas españoles, la comunicación deF. de Meer al Encuentro sobre la Guerra Civil (Salamanca, 26-28.1X-1986)sobre las discrepancias historiográficas en el estudio de la represión en el Pa-ís Vasco, la publicación por parte de Fernande Meer del informe presentadopor Alberto Onaindía a la Santa Sede el 23 de octubre de 1936, la nota docu-mental sobre la carta de José Antonio Aguirre al Cardenal Gomá de 9 demarzo de 1937 (Meer, 1987) y la comunicación del mismo autor al II Con-greso Mundial Vasco sobre la evolución de las razones de los nacionalistasvascos en la guerra civil española.

Deseamos hacer una precisión terminológica que, aunque constituye unasimplificación, ayuda a la correcta lectura de este trabajo. Cuando en las líne-

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as que siguen a continuación hablamos de católicos vascos nos referimos ex-clusivamente a los católicos miembros del PNV, y cuando hablamos de na-cionalistas vascos, nos referimos solamente a los miembros del PNV, exclu-yendo por tanto a los miembros de ANV y de Jagi-Jagi. Se trata de unareducción pues lo más adecuado sería en ambos casos hablar de jelkides.

INTRODUCCION

El juicio tan diverso que sobre la naturaleza de la guerra ofrecieron dospersonalidades de tanta relevancia como el Cardenal Gomá y el PresidenteAguirre, da una idea de lo que supone una guerra a la hora de valorar una re-alidad. Mientras que para el Cardenal Gomá (23-XI-1936) en la guerra debíareconocerse “[...] un espíritu de verdadera cruzada en pro de la religión cató-lica” (1). José Antonio Aguirre (22-XII-1936) consideraba que la guerra era“[...] una guerra de tipo económico, y de tipo económico arcaico y de un con-tenido social” (2). La guerra, que es la fractura máxima en la convivencia deun pueblo, supone necesariamente una perturbación a la hora de conocer laverdad de unos hechos.

Nosotros hemos procurado tener muy en cuenta los problemas de carácterideológico que llevaba consigo la colaboración del PNV con las fuerzas polí-ticas que integraban el Gobierno de la República española desde septiembrede 1936. PNV colabora con políticos marxistas en un momento histórico enel que el comunismo era considerado, en el Vaticano, como el enemigo máxi-mo de la Iglesia católica. Basta tener en cuenta que el 23 de julio de 1936 fuecondenada la revista Terre Nouvelle dirigida por católicos franceses proclivesa la colaboración con el marxismo, y el 19 de marzo de 1937 se promulgabala encíclica Divini Redemptoris que suponía la condena del comunismo.

Junto a esta circunstancia la actuación de unos católicos —los miembrosdel PNV— que intentaban defender el carácter democrático de la Repúblicaespañola frente a otros católicos que colaboraban en la génesis de un régimenautoritario hacía surgir una seria polémica sobre la acción libre de un cristia-no en la sociedad civil. Maritain escribió, en 1937, refiriéndose a los católi-cos nacionalistas vascos: “[...] c’est le fait qu’en jugeant comme ils ont jugé,ils ont pense en consciente appliquer les lois d’une conduite chrétienne.” (3)

A la complejidad de estos problemas se añadía, en nuestra opinión, unnuevo hecho. Un nacionalismo como el mantenido por el PNV tenía un libe-ralismo subyacente, y ese liberalismo debía incidir necesariamente en el con-junto de ideas que articulaban la filosofía política del PNV. La guerra civilfue la ocasión para que el PNV acelerase su transformación de un partido

(1) Goma (1940, 25)(2) Aguirre (1981,616)(3) Maritain (1975, 1057)

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confesional católico, de origen y mentalidad “tradicionalista”, en un partidode inspiración demócrata cristiana en el que pesaban cada vez más los com-ponentes del liberalismo.

Los problemas planteados por el llamado “caso vasco” trascendían los lí-mites geográficos del territorio en que surgían, y de ello fueron siempreconscientes sus protagonistas. Aguirre pudo escribir en 1938: “[...] car si celivre traite d’un problème géographiquemente limité, il n’en a pas moins unevaleur universelle, surtout pour les hommes qui professent la foi catholiqueet observent les principes chrétiens. Cet ouvrage a une valeur d’actualité aumoment [...] où il existe trop d’interprétations accommodantes d’idées im-muables et éternelles.” (4)

Resulta de particular importancia para nuestro trabajo tener un conoci-miento lo más cierto posible de las siguientes cuestiones: postura de los na-cionalistas vascos ante las noticias de un posible golpe militar y ante la su-blevación militar del 17 de julio de 1936; hechos que caracterizaron laactuación de los nacionalistas vascos en Vizcaya y Guipúzcoa durante losmeses de julio, agosto y septiembre de 1936; la razón decisiva para la cola-boración del PNV con el Gobierno de la República española; modo en querazonaron aquella decisión y cuestiones que planteó, y, en fin, cómo se hanhistoriado los acontecimientos más significativos del periodo que abarca del17 de julio de 1936 a finales de agosto de 1937.

En el presente trabajo no pretendemos abordar estas cuestiones. Nos refe-rimos a algunas de ellas para poner de manifiesto los vacíos históricos quetodavía tenemos sobre los hechos que enmarcan la polémica que estudiamos,bien para confrontar las versiones de los hechos dadas por protagonistas ohistoriadores, apuntar el modo en que las ideas se proyectaron sobre el modode narrar una realidad histórica o bien mostrar las posibilidades que ofrece laconfrontación de versiones diferentes de unos mismos sucesos. El cañamazohistórico de los principales hechos que caracterizan el período que estudia-mos lo encontrará el lector en el reciente trabajo del Prof. de la Granja sobreel nacionalismo vasco ante la guerra civil (5). El objetivo de este trabajo esahondar en lo que nos parece constituyó y constituye la cuestión central, elproblema clave, que planteó la actitud adoptada por el PNV, y que es la lici-tud/ilicitud del alzamiento militar del 17 de julio de 1936, y la aceptación delnacionalismo como un absoluto político. Tratamos de plantear del modo másriguroso posible los argumentos e ideas que fundamentaban la decisión adop-tada por los dirigentes del PNV

Una objeción, entre otras, se podrá hacer a este trabajo, y es que nos refe-rimos muy sucintamente a la doctrina sustentada por el Cardenal Gomá. Lo

(4) Aguirre (1981, 843) Se trata del prólogo del libro Le probléme basque vue par le CardinalGomá et le Président Aguirre escrito en 1938.

(5) Cfr. Granja (1987,53-88).

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hemos hecho así por los siguientes motivos: para no alargar innecesariamen-te nuestro estudio; porque pensamos que, aunque brevemente, reproducimosfielmente su pensamiento, y porque no pretendemos emitir juicio alguno so-bre las posturas de las personas, sino tratar de comprender las razones que lesllevaron a actuar de un determinado modo.

EL PNV Y LAS NOTICIAS DEL MOVIMIENTO MILITAR

La dificultad para tener un conocimiento cierto de los hechos históricosque jalonan el debate que estudiamos es en nuestra opinión patente. Bastaríaconsiderar, por ejemplo, las versiones sobre la actitud del PNV ante un posi-ble golpe militar si se toman como datos básicos los testimonios, muy próxi-mos a los sucesos, de dos protagonistas importantes.

Ramón Sierra Bustamante narró en 1941 la participación de nacionalistasen unas conversaciones previas al movimiento militar. Según Sierra losmiembros del PNV “no se comprometían a someterse a las órdenes del jefemilitar que tomase la plaza”, pero “si había un alzamiento militar para com-batir el comunismo, ellos, por su cuenta, e independientemente de toda ac-ción de conjunto, tomarían los centros oficiales y garantizarían el orden pú-blico; y si el alzamiento no era militar, sino carlista, se entregaríantotalmente, yendo con ese partido hasta el final” (6). Alberto Onaindía escri-bió en octubre de 1936: “Ni las derechas españolas ni los militares participa-ron al PNV nada de sus planes, ni lo invitaron jamás a tomar parte en el futu-ro movimiento. Sólo sabía de lo que se rumoreaba y decía en la prensaacerca de un probable rebelión o golpe militar” (7). El testimonio de AlbertoOnaindía está realizado a partir de los datos que le proporcionaron: Juan Aju-riaguerra, José Antonio Aguirre, Julio Jauregui, Doroteo Ziaurriz, y ManuelRobles Aranguiz (8), y se contiene en el Informe que presentó a la Santa Se-de el 23 de octubre de 1936.

A estos datos, sustancialmente dispares, habría que añadir las referenciasque nos ofrecen una obra sobre el Cardenal Goma, otra sobre FranciscoFranco, y un testimonio personal de José Antonio Aguirre.

Mons Gomá escribió el 17 de mayo de 1937, a partir de una informaciónque le hizo el General Franco: “Dos meses antes del levantamiento militar, sereunieron en Bilbao los representantes de los distintos partidos de derechapara acordar la actitud que debían tomar: estuvieron en la reunión un repre-sentante de los Nacionalistas, otro de Renovación, otro de Ceda (sic), y otrode los Tradicionalistas. El acuerdo fue de colaboración con el Movimiento.

(6) Sierra (1941, 156-157)(7) (Informe Onaindía, 98). La cita corresponde al Informepresentado en la Secretaria de Estado de

la Santa Sede el 23-X-36. Fue publicado en Historia 16 no

132, abril de 1987, por F. de Meer; citarnos porla página de la revista.

(8) Onaindía (1973,40-41,56-57).

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El representante nacionalista votó por la abstención en el Movimiento para elcaso de que éste no pasara de un pronunciamiento militar; prometió la cola-boración si los tradicionalistas se adherían al Movimiento” (9).

El Prof. Suárez Fernández, en su reciente obra sobre Franco, ha escrito:“[...] aparece un transfondo que Franco revelaría confidencialmente a Gomá:en su versión de los hechos, a través de Mola, el Partido Nacionalista Vascose había comprometido en principio a favor del Alzamiento y sólo una ges-tión de última hora, realizada por Indalecio Prieto [...] les había inducido acambiar de campo” (10). Y en la nota al texto mencionado, el Prof. SuárezFernández afirma: “Los documentos que permitieron comprobar la negocia-ción no fueron conocidos hasta después de la ocupación de Bilbao” (11).

Por su parte José Antonio Aguirre escribió en 1940: “Sil s’agit de l’anné1936, devant Dieu nous pouvons affirmer que nous n’eûmes jamais la moin-dre suggestion, le plus petite indication d’une invitation à prendre part à unsoulèvement militaire armè” (12).

Con independencia de la localización y naturaleza de los documentosmencionados por el Prof. Suárez Fernández, es manifiesta, en nuestra opi-nión, la divergencia en el modo de narrar un hecho. Muy posiblemente sepueda establecer la versión de lo sucedido en los siguientes términos: algu-nos nacionalistas vascos tuvieron conversaciones con personas de partidospolíticos de derecha en relación con un levantamiento militar pero sin llegara un acuerdo (13). Este modo de narrar los hechos quedaría sustancialmenterevalidado por los testimonios de Maíz que en el diario de la conspiración,parece apuntar una cierta vinculación entre los nacionalistas vascos y lasfuerzas del Frente Popular (14) y la imposibilidad para Mola de contar conlos nacionalistas vascos. Sin embargo, las divergencias entre los testimoniossiguen siendo grandes.

Para comprender la postura del PNV ante un posible golpe militar es obli-gado hacer referencia a la actitud de los nacionalistas vascos ante la situaciónpolítica en España durante la primavera de 1936. Para ello puede ser oportu-no mencionar el libro de José Antonio Aguirre Entre la libertad y la revolu-ció (1935). El título del libro hace patente que la posibilidad de una revolu-ción de orientación comunista o marxista no era algo ajeno al horizonte deuno de los principales políticos del nacionalismo vasco. En nuestra opinión,la aproximación a políticos de izquierda como Indalecio Prieto a lo largo de

(9) Cfr. Informe ala Santa Sede (17-V-1937) en Rodríguez Aisa (1981,231).(10) Suárez Fernández (1984,215).(11) Ibidem (1984,216, nota 10).(12) Este testimonio de José Antonio Aguirre se encuentra en el estudio, redactado por él, y que

tiene como titulo: «Le probléme politique more1 des basques» y que se encuentra en el Servicio HistóricoMilitar, Armario 46, legajo 57, carpeta 9, documento 1, pp. 1-129. La cita corresponde a la p. 97, y elsubrayado está en el original.

(13) Granja (1987, 65, nota 29).(14) Maíz (1976, 194-197).

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1936, la marcha de los trabajos de elaboración del Estatuto, o las conviccio-nes de lealtad a la República de Manuel Irujo no hacen cambiar sustancial-mente la afirmación de Aguirre en 1935: “Hacia la libertad vamos [...] Sin ti-tubeos, aunque la revolución ruja a nuestro lado, una vez a cargo de las“derechas monárquicas, otra vez a cargo de las “izquierdas” extremas. He-mos luchado entre la libertad que queremos alcanzar como nuestra y la revo-lución que, entorpeciendo su logro era ajena a nosotros” (15). Pienso que es-ta frase puede ayudarnos a entender la actitud del PNV en el mes de julio de1936. Por una parte el modo con el que Mola llevaba la preparación del mo-vimiento militar no les permitía estar suficientemente bien informados delestado del posible golpe; por otro lado, la buena marcha, con independenciade las dificultades parlamentarias, de la elaboración del Estatuto Vasco enComisión les hacía mirar el futuro con optimismo. Por ello puede ser válidoel juicio que se desprendía de las crónicas del corresponsal en Madrid deldiario Euzkadi: los intentos de un golpe militar no pasan de palabras sin posi-bilidades de éxito (16).

EL PNV ANTE EL GOLPE MILITAR

Al estudiar desde el punto de vista de la historia de las ideas la actitud delos dirigentes del PNV entre los días 17 y 20 de julio de 1936 una cuestiónque nos planteamos es buscar la razón que llevó a los miembros del BBB,GBB y ABB a desautorizar la nota preparada por Manuel Irujo y José MaríaLasarte el 17 de julio de 1936 y en la que se decía: “tomamos partido junto ala encarnación legítima de la soberanía popular representada en la Repúbli-ca” (17). El motivo fundamental habría sido que la lealtad a la legalidad ra-publicana pasaba siempre por la garantía de la libertad para Euskadi, por loque no debía ser necesario un pronunciamiento inmediato. Sin embargo, ca-bría preguntarse, teniendo en cuenta la argumentación posterior utilizada porel PNV: ¿por qué unos católicos no manifestaron por encima de cualquierotra consideración su lealtad al poder constituido? El hecho de que el PNVdudara y debatiera la decisión a adoptar proyecta necesariamente alguna luzsobre la crisis de convivencia civil que existía en España en julio de 1936, yen la que era previsible una acción de la izquierda que desencadenara un pro-ceso revolucionario (18).

El comunicado aparecido en Euskadi el 19 de julio de 1936 requiere ennuestra opinión una lectura condicional (“planteada la lucha entre...“). La no-ta reflejaba en el fondo una actitud de espera, una posición que podría lla-marse de neutralidad positiva respecto al orden republicano. Esta actitud

(15) Aguirre (1982,590).(16) Rodriguez de Coro (195-197)(17) Lizarra (1944,25).(18) Cfr. Seco (1986, XXXIII-XL).

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quedaría corroborada por ejemplo: a través de las informaciones recogidas enel Informe presentado a la Santa Sede por Alberto Onaindía el 23 de octubrede 1936, por el mismo hecho del intento de notificación previa de la Instruc-ción Pastoral que firmaron los obispos de Pamplona y Vitoria, o por la faltade acción bélica de los nacionalistas vascos durante los meses de julio, agos-to y, en parte, hasta fines del mes de septiembre de 1936, motivada tambiénen buena medida por la carencia de armamento. Sin embargo, el hecho quefundamenta más la existencia de una actitud de espera son las negociacionesque tuvieron lugar en septiembre de 1936 con Largo Caballero y Prieto parafijar las condiciones de colaboración del PNV con el Gobierno de la Repú-blica española.

La actitud de los dirigentes del PNV durante los meses de julio y agostode 1936 queda descrita, en parte, por medio de los datos contenidos en el In-forme Onaindía. Alberto Onaindía escribió: “El día 21 de julio envía [elBBB] a todos los pueblos nota secreta ordenando a sus afiliados no inscribir-se para los frentes de guerra y recomendando hacerlo para las Milicias en de-fensa del orden público amenazados por los “rojos” (19); y “Aun entonces lapreocupación primordial del nacionalismo, si no la única, consistía en orga-nizarse para la defensa del orden público tan gravemente amenazado por el

peligro rojo” (20), o bien “Se hizo célebre la leva de jóvenes para la llamada“segunda vuelta” o contra los marxistas” (21). Al hacer un balance de las ra-zones que llevaron al PNV a tomar las armas Onaindía las resumió en los si-guientes términos: “a) primordialmente para la defensa del orden públicoamenazado y b) para la defensa de su territorio invadido” (22).

La preocupación del PNV por el orden público se puso de manifiesto, porejemplo, en su presencia en la Junta de Defensa de Guipúzcoa en la que re-gentó la comisaría de Orden público, en la que se sucedieron cuatro comisa-rios del PNV: Monzón, Careaga, Ernandorena y Andrés Marís Irujo. Los tresprimeros dimitieron ante los asesinatos de militares y políticos de derechas(23).

El curso de la guerra durante el mes de agosto de 1936, en la que los mili-tares alzados dejaban clara prueba de su nacionalismo español, ponía de ma-nifiesto a los dirigentes del PNV la casi imposibilidad de llegar a un acuerdocon la Junta de Defensa de Burgos y a la vez que se hacía patente como elúnico camino para lograr su autonomía era un acuerdo con las fuerzas políti-cas del Gobierno de Madrid.

(19) (Informe Onaindía, 88).(20) Ibidem, 98-99.(21) Ibidem, 99.(22) Ibidem, 99.(23) Granja (1987, 80-81).

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LAS NEGOCIACIONES PARA LA ENTRADA DEL PNV

EN EL GOBIERNO DE LA REPUBLICA

La petición hecha por Indalecio Prieto para que un nacionalista vasco en-trara a formar parte del Gobierno que constituyó Largo Caballero en los pri-meros días de septiembre de 1936, dió origen a unas intensas negociacionesque se desarrollaron durante todo aquel mes. Alberto Onaindía, al dar cuentaen su Informe ante la Santa Sede de las condiciones que puso Irujo para laentrada en el Gobierno de Largo Caballero, menciona las siguientes: a) res-peto a la conciencia religiosa; b) respeto a la propiedad particular; c) Gobier-no autónomo vasco, y d) servicio de las milicias incluso durante la guerra só-lo en territorio vasco” (24).

Respecto a estas condiciones una cuestión que se debate es la verosimili-tud de la cuarta condición. El Prof. de la Granja considera que Largo Caba-llero no pudo aceptar esa condición (25) y en fecha próxima va a publicar elacta, que ha tenido la amabilidad de darnos, de una reunión celebrada en De-va, el 4 de septiembre de 1936, por el Consejo Superior del PNV y en la quese establecen condiciones para que “el País Vasco otrogara su representacióncomo tal pueblo para la formación de un Gobierno Republicano de base am-pliada con otras asistencias”, sin que aparezca entre las condiciones la res-tricción de que las milicias del PNV sólo lucharían en territorio vasco.

Nosotros hemos encontrado otros testimonios que nos parece ofrecen in-terés y garantía en los que se menciona esa cuarta condición. El primero es ellibro de “Angel Zumeta” titulado Un Cardenal español y los católicos vas-cos; en ese libro se reproduce un artíulo de Victor Monserrat, publicado enLa Croix en el que se afirma: “ [...] el Partido Nacionalista Vasco, la organi-zación que personifica a Euzkadi en todas sus reivindicaciones autonomistas[...], decidió aceptar la cartera que le fue ofrecida por el Gobierno de Madridy, haciéndose intérprete de la opinión unánime del País Vasco puso tres con-diciones:

a) El Gobierno deberá ratificar el programa nacionalista vasco;

b) El Gobierno continuará a practicar una política no marxista; de los contra-rio perdería la confianza de un gran sector;

c) El Gobierno reconocerá parcialmente sus derechos relativos a la constitu-ción de un Gobierno Vasco y respetará la libertad de conciencia lo mismoque el ejercicio del culto. Se constituirán las milicias vascas que deberan de-sarrollar su acción en el territorio de Euzkadi, salvo los voluntarios que, indi-vidual o colectivamente, quisieren ir a combatir a otros puntos de la penínsu-la” (26).

(24) (Informe Onaindía, 107).(25) Cfr. Granja (1987, 88, nota 70).(26) Zumeta (1937, 73-74).

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El valor de este testimonio, en nuestra opinión, radica en que el libro de“Angel Zumeta” fue editado en Bilbao en 1937, es decir, en plena guerra, yestaba sometido por tanto al desmentido de los socialistas. Una copia meca-nografiada del núcleo de ese libro, que cómo se sabe fue redactado por JoséMiguel de Barandiarán, se encuentra en el fondo denominado “Gobierno deEuzkadi” del Servicio Histórico Militar (27) sin que se haga ninguna correc-ción a esa afirmación. Hay que considerar que en el artículo citado de Mon-serrat se dice que el PNV fue unido con el Frente Popular a las elecciones defebrero de 1936, y dicha afirmación es rectificada en nota a pie de página enel texto del libro.

Apoyando la verosimilitud de la cuarta condición conocemos un testimo-nio de José Antonio Aguirre. Se encuentra en un estudio que se encuentra enel Servicio Histórico Militar y que tiene por título: “Le problème polítiquemore1 del basques” y al que nos hemos referido ya en la nota 12. En dichodocumento, redactado por José Antonio Aguirre, (así se desprende claramen-te de su lectura), se puede leer la siguiente frase: “Monsieur Irujo avant deprendre possesion de sa charge de Ministre, présenta au nom des Basquequelques conditions indispensables: garantie de la liberté religieuse, respectnécessaire aux personnes et aux choses. De plus les Basques ne devaientprendre pas à la lutte que sur leur propre territoire” (28). Consideramos queeste testimonio de José Antonio Aguirre tiene cierto valor, en parte, por lopróximo que está a los hechos (el documento es de 1940), y por la misma na-turaleza del documento: en la primera página se lee: “Information confiden-tielle et authentique pour connaitre sans erreur le cas des Basques” (29).

Junto a estos dos testimonios, de carácter relativo, pero de cierto valor, sepuede considerar también el testimonio de Manuel Irujo en el estudio que lle-va por título “La guerra civil en el País Vasco antes del Estatuto”. Irujo dejaconstancia de su negativa, en primer lugar, y de su fuerte resistencia despuésa formar parte del Gobierno de Largo Caballero, y cómo, además de la reu-nión de Deva del 4 de septiembre de 1936, que recoge el acta descubierta porel Prof. de la Granja, existieron otras reuniones de las autoridades del PNVIrujo escribió: “Yo me resistí cuanto pude. No era partidario de la participa-ción del Partido Nacionalista en el Gobierno de la República. Mucho menoslo era respecto a mi adscripción para el de Ministro. El Gipuzko-Buru-Batzarreunido en Lequeitio lo acordó así también. La dirección de las milicias vas-cas opinaba lo mismo. Cuando el Consejo Nacional se reunía en Bilbao, acu-dí a él con la esperanza de que ése fuera el acuerdo adoptado definitivamentey en su defensa luché con tesón e insistencia, que en más de una ocasión dio

(27) El documento aparece titulado como: «El caso de España y el de Euzkadi», y carece de fecha.Su localización exacta es: SHM, Armario 46, legajo 57, carpeta 10, documento 1, pp. l-53.

(28) «Le probléme politique moral des basques», SHM, Armario 46, legajo 57, carpeta 9,documento 1, p. 103 (100 original).

(29) Ibidem, p.1.

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lugar a violentos altercados” (30). No conocemos más datos sobre esas reu-niones. Incuestionablemente la condición capital para la entrada de un nacio-nalista vasco en el Gobierno de la República era la aprobación por las Cortesdel Estatuto de Autonomía para Euzkadi, y la consiguiente constitución deun Gobierno autónomo vasco; sin ello cualquier otra condición carecería desentido. Sin embargo, si nosotros ponemos un cierto énfasis en la verosimili-tud de la cuarta condición, es porque refleja, y en cierto modo ejemplifica,dos actitudes. La primera es que los nacionalistas vascos luchaban ante todopor la libertad del pueblo vasco, y en la medida en que la legalidad republi-cana servía para esa libertad ellos la apoyarían, y en segundo lugar esa condi-ción aparece como una cláusula de seguridad a la hora de fundamentar la de-cisión de unos católicos que van a enfrentarse a un movimiento militar quedecía tener como uno de los principales motivos de su acción la defensa de lareligión en España y hacer de la religión católica uno de los elementos bási-cos del nuevo orden que debía constituirse en el país, mientras que en la zonaleal al Gobierno de Madrid se desarrollaba una cruenta persecución religiosa.

LAS RAZONES DEL PNV PARA NO UNIRSE

AL MOVIMIENTO MILITAR

Al estudiar el informe presentado por Alberto Onaindía a la Secretaría deEstado de la Santa Sede el 23 de octubre de 1936 se aprecia “el grave proble-ma moral planteado en sus conciencias” que debieron afrontar los dirigentesdel PNV para combatir contra el movimiento cívico militar. Dicho Informees más que una exposición de las razones de lealtad a la República, un análi-sis de los motivos que han hecho imposible un acuerdo con los miliares alza-dos. Al resumir para el Secretario de Estado de la Santa Sede las siete razo-nes básicas para la no incorporación del nacionalismo al movimientonacional, Alberto Onaindía escribió:

“1) Porque no se le invitó, ni se le comunicó el plan que tenían los milita-res.

2) Porque aun cuando se lo hubieran comunicado, hubiera sido difícilaliarse precisamente con aquellos que venían a exterminarlos impidiendohasta sus más nobles manifestaciones.

3) Porque en un principio no tuvo el movimiento otro carácter que el deun movimiento militar contra un poder constituido. Todo levantamiento porvías de violencia está condenado por la conciencia católica, a no ser en deter-minadas circunstancias que puedan cohonestar semejante actitud. No cree elPNV que pueda enfocarse el problema en el País Vasco de la misma maneraque en el resto de España, porque tenían problemas privativos suyos que lue-go han dado confirmación al hecho.

(30) Irujo (1938, 79).

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APROXIMACION A LA GUERRA CIVIL EN EL PAIS VASCO (1936-1939)

4) Porque una vez iniciada allí la lucha y conocidos los crímenes que co-metían los rojos en España y que podían y cometieron aunque en menor es-cala en el País Vasco, no podía retirarse el PNV sin que inmediatamente su-cumbiera todo bajo el marxismo.

5) De hecho hubo intentos de acercamiento y de inteligencia, que fallaronpor circunstancias que han quedado detalladas más arriba.

6) Hoy mismo cuesta creer en el País Vasco que el movimiento militarpueda allí ser considerado como el patrocinador de la religión, precisamentepor los crímenes que cometen a su vez y, sobre todo, por las principales figu-ras militares que encarnan el movimiento, habiendo entre ellos varios desta-cados masones.

7) Porque le consta al PNV que la Banca judía está interesada hoy en quede todos modos ganen la guerra los militares para salvar sus créditos por me-dio del oro de España. Porque se hallan interesadas empresas y firmas depersonalidades que son anticristianas en sus ideas y conducta” (3 1).

Señalamos ahora la tercera condición que llegará a ser, con el paso deltiempo, uno de los argumentos más importantes del PNV: “Porque en unprincipio no tuvo el movimiento otro carácter que el de un movimiento mili-tar contra un Poder constituido. Todo levantamiento por vías de violencia es-tá condenado por la conciencia católica, a no ser en determinadas circunstan-cias que puedan cohonestar semejante actitud”. Esta fundamentación de ladecisión tomada por el PNV en septiembre de 1936 nos lleva a uno de los ar-gumentos centrales de nuestro trabajo.

EL PNV Y LA LEALTAD AL PODER CONSTITUIDO:

UN DOCUMENTO DE FEBRERO DE 1937

Uno de los lugares en que mejor hemos visto desarrollado el argumentoque acabamos de mencionar es en un documento preparado en los mediosnacionalistas vascos del sur de Francia durante el mes de febrero de 1937. Eldocumento tenía como finalidad ayudar a Aguirre en la elaboración de surespuesta a la Carta abierta del Cardenal Gomá de fecha 13 de enero de1937. En la génesis del documento hay que tener en cuenta lo que indicamos a continuación.

Los meses que habían transcurrido de octubre de 1936 a marzo de 1937fueron de relativa paz en el frente de Vizcaya. Sólo la ofensiva de Villarrealsupuso una excepción. Esos meses fueron también tiempo para madurar lasrazones y el alcance de las decisiones adoptadas, y sobre la razón última deesas decisiones influyó —no podía ser menos— cuanto sucedió en la zona

(31) (Informe Onaindía, 102-103).

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del País Vasco que había pasado a formar parte de la España de Franco. Elfusilamiento de 14 sacerdotes, la expulsión de otros, la represión de la lenguavasca, las medidas de represalia, etc., incidían en el ánimo de los nacionalis-tas vascos.

José Antonio Aguirre, en su discurso de 22 de diciembre de 1936, habíadefinido la guerra como una guerra de liberación nacional y de liberación so-cial y había planteado, entre otras, las siguientes preguntas a la Jerarquía dela Iglesia católica: ¿no luchaban los nacionalistas vascos por defender un po-der legalmente constituido?; ¿no hacían los vascos uso del derecho de legíti-ma defensa ante la agresión injusta?

La respuesta a las preguntas de Aguirre fue realizada por el Cardenal Go-má; éste, al responder a Aguirre, se situaba entre los que no aceptaban la de-mocracia liberal y deseaban la construcción de un “gran Estado” en el quetendrían su lugar las peculiaridades regionales, entendía que al ser la guerrauna guerra de carácter principalmente religioso el futuro de la fe estaba antesque el proyecto nacional vasco y consideraba que de hecho no se había pro-ducido un levantamiento contra el orden constituido.

La Carta abierta del Cardenal Gomá, que era muy crítica con los dirigen-tes del PNV, exigió una respuesta por parte de José Antonio Aguirre, res-puesta que necesariamente debía abordar la razón de ser de la guerra. Losmedios nacionalistas vascos del sur de Francia prepararon un documento co-mo instrumento de trabajo para el presidente que se centraba especialmenteen los orígenes de la guerra civil. Este es el documento al que nos hemos re-ferido al iniciar este apartado. La exposición de los argumentos y el plantea-miento reflejan claramente el fruto de las reflexiones desde el mes de octubrede 1936. El documento fue redactado en febrero de 1937. En una carta remi-tida desde San Juan de Luz a la Presidencia del Gobierno Vasco se decía:“Julio [Jáuregui] lleva el escrito de respuesta a la carta de Gomá. Quizá la se-gunda parte decaiga algo y se pueda ampliar mejor. En vista del contenidodoctrinal y polémico de este documento creemos que debe ser publicado ensu día en folleto aparte. Por ahora puede servir al Presidente como orienta-ción segura y arsenal personal. Esperamos que de un día a otro llegue a éstael escrito del Presidente. Juzgamos aquí que ese escrito del Presidente deberesaltar por su fondo patriótico y político, claro que dentro de las normas ca-tólicas. Nada de polémica doctrinal ni documental con Gomá. Precisamenteun gobernante católico exponiendo el problema político dentro de las normascristianas es como mejor está en su punto y no puede en cambio fácilmenteargumentarle en ese terreno el Cardenal. Respecto al punto doctrinal teológi-co y moral que se mezcla en el caso, este escrito es fundamental y admirable.Debe publicarse, y mejor en francés que en español. Y urgentemente. Dad-nos instrucciones concretas, que luego se ejecutará todo” (32).

(32) SHM, Armario 46, Legajo 58, carpeta 4, documento 3, p.3.

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APROXIMACION A LA GUERRA CIVIL EN EL PAIS VASCO (1936-1939)

Tal y como se desprende de la carta que acabamos de citar, y que acompa-ñaba al documento cuando fue remitido a la Presidencia del Gobierno Vasco,en su elaboración debieron trabajar: Alberto Onaindía, José Miguel de Ba-randiarán, Eduardo Escarazaga y Policarpo Larrañaga (33). Del cuidado quese puso en la elaboración de ese documento puede dar idea una referencia enuna carta, de fecha 1 de marzo de 1937, de Jerónimo García Gallego, sacer-dote leal a la República y que había conseguido salir de Madrid y vivió du-rante un tiempo en San Juan de Luz. La carta decía así: “Me ha parecido muybien, admirablemente trazada, y admirablemente hecha, la synopsis (sic), oabocetada esquematización del proyecto de respuesta al Cardenal Gomá, quehe visto en casa de D. José Camiña, desde donde le escribo a usted, y de laque he sido enterado confidencialmente por D. Alberto Onaindía. Ya sé queno es más que un plan que será luego entregado al examen de Vd. y será de-sarrollado y perfeccionado por Vd. Le digo sinceramente que me merece to-da clase de elogios, y que coincide plenamente con la substancialidad de mienfoque de la cuestión [...]” (34).

Existen dos versiones del documento: una extensa y otra más reducida. Alcitar el documento, utilizaremos la versión reducida que está, en nuestra opi-nión, más elaborada, y seguimos la paginación que tiene actualmente en elServicio Histórico Militar, y no la paginación interna del escrito. En la ver-sión extensa a partir de la página 36 y hasta la 45 la redacción está en prime-ra persona, como si el redactor fuera Aguirre, mientras que de la página 23 a36 la redacción es impersonal a modo de dictamen. Este cambio en el tenorde la redacción puede deberse al hecho de que el documento iba a servir alPresidente del Gobierno vasco para su estudio. La redacción abreviada deldocumento tiene un tono impersonal.

Los autores del documento entendían que la guerra desde su origen:

“a) Es una rebelión contra el poder constituido.

b) Es rebelión de militares, los únicos que jamás pueden sublevarse contrael Poder legítimamente constituido en recientes elecciones ganadas por víalegal” (35)

Los procedimientos de la guerra eran:

“a) La violencia erigida en método.

b) El exterminio como recurso ordinario de dominar al enemigo, implan-tado desde el primer día de la rebelión.

c) Crisis de la personalidad humana por el olvido del 5º Mandamiento”.(36)

(33) Ibidem, p.4.(34) SHM, Armario 46, legajo: 54, carpeta 5, documento, 1, pp. 13-14.(35) SHM, Armario 46, legajo 58, carpeta 8, documento 1, p.14.(36) Ibidem, p.15.

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Los redactores del documento sabían que había habido crímenes, profana-ciones y sacrilegios por parte de los “elementos rojos”; los nacionalistas vas-cos los lamentaban y los habían condenado. Sin embargo la causa última detodos esos hechos estaba, para los nacionalistas, en el golpe militar dado porlos alzados, que había sido la causa de la guerra civil. Determinar la legitimi-dad o ilegitimidad del golpe militar que había dado origen a la contienda eracuestión capital. Los autores del Informe eran muy conscientes de “que elmundo católico ha visto con sorpresa la actitud del País Vasco y marcada-mente del Partido Nacionalista Vasco, y hoy del Gobierno Vasco en esta con-tienda, poniéndose al lado del Frente Popular en la lucha contra los militaresrebeldes y sus aliados las fuerzas fascistas” (37).

Por esa sorpresa de medios católicos, el punto más denso del documentoera el estudio del derecho de rebeldía. Según los autores del documento lascondiciones necesarias para legitimar un levantamiento eran:

“1º Que el recurso de las armas sea un medio necesario. Antes es precisoensayar los otros medios de resistencia, los medios legales, la resistencia pa-siva, la resistencia civil, apelación a Tribunales superiores si existieran.

2º Que haya sólida esperanza de un éxito favorable. No son lícitas lasaventuras a tontas y a locas.

3º Que los bienes probables compensen los danos que seguramente aca-rrearía el empleo de la violencia.

4º Que la tiranía a la cual se resiste sea cierta y manifiesta. No es suficien-te el juicio particular de un individuo o de un grupo. Es preciso que la vozcomún del pueblo denuncie la tiranía. En caso de duda, la presunción favore-ce a la Autoridad” (38).

Al aplicar esta doctrina a la realidad de España en julio de 1936, los auto-res del documento entendían que el poder público era legítimo y que las au-toridades eclesiásticas habían hablado siempre de acatamiento al poder cons-tituido. Las razones aducidas por los autores del documento eran muysimilares a las desarrolladas por Pio XI en su encíclica de 28 de marzo de1937 a los Obispos de México y que eran básicamente las siguientes: “que sihan de ser medios proporcionados al fin, hay que usar de ellos solamente enla medida en que sirven para conseguirlo o hacerlo posible en todo o en par-te, y en tal modo que no proporcionen a la comunidad danos mayores queaquellos que se quieren reparar” (39).

Estas preguntas nos sitúan ante un tema realmente difícil: la situación po-lítica y social de España en los meses de junio y julio de 1936, situación quefue analizada y contemplada de modo distinto por los generales alzados y por

(37) Ibidem, p.17.(38) Ibidem, p.18.(39) Pio XI, Enc. Nos es muy conocida, AAS, 29 (1937), 208.

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los dirigentes del PNV. Lo dramático de la situación era que tanto los genera-les como los dirigentes del PNV podían subjetivamente considerar que se da-ban/no se daban las condiciones que legitimaban/ilegitimaban un golpe mili-tar.

Los autores del documento se preguntaban: ¿Pudo el País Vasco dudar deque le asistía un derecho de defensa contra quienes querían aniquilar sus or-ganizaciones cristianas, sociales culturales, políticas, su vida, su lengua y so-meterle a un Poder dictatorial, militarista, de tipo fascista, que desconocien-do los derechos inherentes a la persona humana, como sucede en Alemania,y los derechos de las instituciones infra estatales, implantara un método deviolencia como ordinario recurso de gobernación de una colectividad?” (40).

Este párrafo refleja cómo sobre los nacionalistas vascos ha incidido ya, ycon fuerza la acción llevada a cabo por el orden político de Franco en Gui-púzcoa, Alava y Navarra. Y esa situación se proyecta al enjuiciar conforme ala más tradicional doctrina católica el derecho a derrocar al gobierno legal.La grave tragedia que suponía la guerra civil: ¿justificaba el alzamiento mili-tar? Los autores del documento volvían a preguntarse “¿Agotaron los milita-res rebeldes provocadores de la guerra, todos los recursos de orden legal ymoral para dirimir los problemas que les incitaron al alzamiento?” (41). Losnacionalistas vascos entendían que los recursos legales y morales no habíansido agotados.

Quizá como un medio para contrarrestar esta acusación los alzados habíancriticado a los nacionalistas vascos porque consideraban que estos habíanpactado con los marxistas. Los nacionalistas vascos argumentaban “El actualenemigo común de los católicos vascos y de los comunistas, que son los mi-litares sublevados y sus aliados, fueron los que al levantarse en armas contraambos, aunque por distintos motivos, provocaron esta comunidad de intere-ses de guerra y de coincidencias en un mismo plano, contra un tercero quepretendía su aniquilamiento y su anulación total” (42). Los nacionalistas vas-cos entendían que su colaboración con los marxistas era una unión ante unenemigo común y provocada por éste.

Posteriormente el documento hacía referencia a un punto importante paracomprender el debate: “El problema vasco tiene unas características que nopodemos ocultarlas. Es un problema de patria. La concepción patriótica seencuentra fuera del área de la Iglesia. Cada colectividad es libre en el modode concebir aquella. Dios nos manda en el cuarto precepto honrar a nuestrospadres y también a nuestra patria. Jamás nos dice cuál es ésta.” (43)

(40) SHM, Armario 46, legago 58, carpeta. 8, documento 1, p. 19.(41) Ibidem, p.21.(42) Ibidem, p. 22-23.(43) Ibidem, p. 25.

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Aquí estaba una cuestión capital. Los autores del documento entendíanque un católico vasco podía tener una idea de lo que era su patria distinta dela que tuviera el Cardenal Gomá. Y en ese caso la doctrina católica no debíaentrar en el análisis moral de una decisión que se debía a una razón estricta-mente política.

LAS RAZONES DEL PNV Y SU ENTRONQUE

CON UN CATOLICISMO «MODERNO»

Los autores terminaban su documento con estas palabras: “Hoy lucha unpueblo que no quiere vivir sometido a otro, la guerra cruel y dura contra loselementos fascistas de Europa [...] clama ante la opinión pública mundial pe-ro de manera especial ante la Iglesia católica defensora constante en su glo-riosa historia de los derechos de los pueblos, de las colectividades y de lasinstituciones. El pueblo vasco, brillante en su pasado firme actualmente ensu fe, luchando juntamente con los elementos marxistas contra el poder in-vasor, sienta ante el mundo entero una línea de conducta que debe hacer re-flexionar a gran parte de la opinión para ver en este hondo problema unagrande heterogeneidad de elementos [...] El pueblo vasco cree profundamen-te que lucha por su vida, por los derechos de la democracia, por la conserva-ción de sus instituciones cristianas” (44).

El pensamiento de los nacionalistas vascos había madurado progresiva-mente ante las decisiones que debían haber ido tomado a lo largo de la guerracivil. El pensamiento que se refleja en el último párrafo citado es un pensa-miento inscrito en un mundo de valores democráticos que necesariamentecoincidía con el desarrollado por Maritain, Mauriac, etc.; es decir, con todoun conjunto de pensadores que trataban de formular en categorías modernaslas decisiones de los católicos en la vida política dentro de una sociedad plu-ralista y que consideraban la importancia de atraer a las clases trabajadoras ala Iglesia católica, además de valorar en mucho una opción democrática enlos católicos. Maritain escribió en 1939: “Qui a médité sur ces faits fonda-mentaux et sur l’histoire du mouvement ouvrier comprend que le problèmetemporel et spirituel de la réintegration de mases est le problème central denotre temps” (45); y “Rien n’est plus grave et plus scandaleux que de voir,comme nous le voyons depuis quelques années dans certains pays des mo-yens iniques et barbares employés par des hommes qui se réclament de l’or-dre chrétien et de la civilization chrétienne.” (46)

La defensa de su libertad como pueblo había llevado a los nacionalistasvascos a cuestionar la legitimidad moral del golpe militar de julio de 1936; la

(44) Ibidem, p. 28. El subrayado es nuestro.(45) Maritain (1975, 1273).(46) Maritain (1975, 1274).

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APROXIMACION A LA GUERRA CIVIL EN EL PAIS VASCO (1936-1939)

fundamentación de la validez moral de su colaboración con las fuerzas quedaban vida al Gobierno de la República española les hacía entrar y profundi-zar en un diálogo intelectual con aquellos pensadores que trataban de formu-lar un nuevo modo de entender la actuación de los católicos en la vida políti-ca. Aunque el testimonio tiene un valor relativo puede ser interesantetranscribir dos párrafos de una carta, remitida desde París por Alberto Onain-día, a Antonio de Eiguren, secretario de Mons. Múgica, y que acompañaba aéste último en Roma. Onaindía escribió: “El [Mons. Múgica] puede hacermuchísimo en esa, según Maritain el ilustre profesor, es nuestro G. [Mons.Múgica], el hombre providencial que puede con unos renglones colocar a laIglesia donde se merece en el asunto español-basko, ya que se abusa de queestamos con los rojos, cuando esta colaboración no es mayor que la de loscatólicos belgas con los comunistas contra Degrelle [...]” (47) y algo másadelante añadía: “Ayer me decía una alta personalidad de la Sorbona que elPaís Vasco jugará un papel extraordinario en el problema religioso español,para atraer a los obreros a la Iglesia” (48).

Estas cartas nos introducen en otro aspecto de nuestro trabajo y es la re-percusión que tuvo el “caso vasco” en ambientes intelectuales europeos y es-pecialmente franceses. Un autor italiano que ha estudiado la actitud de la re-vista “Espirit”, dirigida por Mounier, ante la guerra civil española haseñalado algo por otra parte bien sabido: como la actitud de los nacionalistasvascos católicos” [...] metteva effettivamente in crisi la compattezza ideolo-gica della propaganda a favore dei franchisti ed aveva una funzione di prima-ria importanza nell’evoluzione degli orientamenti cattolici sulla guerra diSpagna” (49), a la vez que planteaba “[...] il problema della liberta dellaChiesa in un regime che si presentava come suo difensore” (50).

Mauriac intervino también en el debate con significativos artículos; en elprólogo a la segunda edición del libro de Victor Monserrat La Drame d’unpeuple incompri, escribió: “On n’assassine pas un vieux peuple chrétien par-ce qui’il ne fallait pas se révolter” (51), y consciente de la situación mundialañadía: “Un jour peut-être nous comprendrons que ce pauvre peuple souffraitet mourrait pour nous” (52). El 30 de agosto de 1938 escribió en Le Figaro:“Et la forte qui se sert de l’Eglise, c’est le plus grand malheur qui puisse fon-dre sur un peuple chrétien” (53). Como Pike ha señalado los intelectuales ca-tólicos franceses intentaban, por todos los medios, separar la naturaleza deguerra santa de la lucha llevada a cabo por Franco (54).

(47) Carta de Alberto Onaindía a Antonio de Eiguren, SHM, Armario 46, legajo 58, carpeta 5,documento 2, p. 45.

(48) Ibidem, p. 46.(49) Pala (1974,75).(50) Pala (1974, 77-78).(51) Cfr. Pike (1976,229).(52) Cfr. Pike (1976,229).(53) Cfr. Pike (1976,232).(54) Cfr. Pike (1976,225.235).

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Ilegalidad de la sublevación militar de julio de 1936, legalidad de la cola-boración con las fuerzas que constituían el Gobierno de la República, defen-sa de su patria —sobre cuya naturaleza no podía pronunciarse la Iglesia— eimportancia de su opción como medio para atraer las clases trabajadoras a laIglesia, éstos eran los argumentos básicos para razonar la actitud del PNV enla guerra de España, A estos argumentos se unió, en ese mismas fechas, unnuevo motivo que sería desarrollado por José Antonio Aguirre en su respues-ta al Cardenal Gomá.

La carta de José Antonio Aguirre al Cardenal Gomá (9-III-1937):la opción por la libertad

La respuesta de José Antonio Aguirre al Cardenal Gomá tiene fecha 9 demarzo de 1937. Recientemente hemos estudiado algunas de las cuestionesque plantea la elaboración de esa carta, ya que hemos podido consultar y pu-blicar el borrador en el que Aguirre preparó la redacción definitiva de su car-ta (55).

El Lendakari del Gobierno vasco entendía que la carta de Mons. Gomáera “[...] un documento en el que predomina y se define una postura políticasustentada en nombre de una doctrina que es de todos y para todos” (56).

Aguirre exponía al Cardenal de Toledo que una de las causas por las queun pueblo podría perder su fe era ver “[...] a muchos hombres de Iglesia eníntima conexión con un sentido político y unos ideales que no son ni más nimenos que el exterminio de otros ideales [...]” (57) y hacía suyas unas ideasdel Episcopado belga escritas en diciembre de 1936: “[...] la desgracia másgrande que puede acontecer a un pueblo es la implantación de una dictaduracatólica, porque su triunfo significaría tanto para las muchedumbres como laligazón de la Iglesia a una forma política determinada, con espantoso que-branto de la fe en aquellos otros ciudadanos para quienes la dictadura es unaforma de Gobierno vituperable” (58).

Al recordar al Cardenal Gomá se había iniciado la guerra, Aguirre afirma-ba: “Vivía nuestro pueblo en paz, luchando dentro de una legalidad que, ad-virtió a su Eminencia, no era ni puede ser la nuestra, y por la consecución deuna autonomía, que tampoco es la plenitud de nuestro derecho nacional”(59); y el Lendakari veía que la ideología de los gobernantes de la Españanacional era: “[...] la privación de nuestra libertad, aún más, el exterminio denuestro pueblo como singularidad específica” (60).

(55) Cfr. Meer (1987).(56) SHM, Armario 46, legajo 58, carpeta 8, documento 2, p.5.(57) Ibidem, p.5.(58) Ibidem, p.6.(59) Ibidem, p.7.(60) Ibidem, p.8.

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José Antonio Aguirre introducía en el debate ideológico nuevos argumen-tos: ya no se trataba de lealtad al poder constituido, legalidad que no era nipodía ser la suya, sino de la vinculación de la fe a un sistema político dictato-rial o autoritario, una de cuyas manifestaciones era la negación de la autono-mía del pueblo vasco; y esta última idea refleja una de las líneas de fuerzabásica del pensamiento de Aguirre: “el derecho del pueblo vasco a la plenasoberanía nacional”.

Otra línea de argumentación básica lo constituyó la referencia a motivosreligiosos; y esta referencia se hizo de dos modos. Aguirre razonaba cómolos argumentos de filosofía política que se contenían en la Carta abierta delCardenal Gomá no podían ser la expresión unívoca de una decisión basadaen la fe católica; para él no había una unión entre lo que Mons. Gomá consi-deraba “un enjambre de pequeñas repúblicas” y las posibles consecuenciasde la fe en el comportamiento político de una persona; puesto que Aguirreentendía que existía una “nacionalidad vasca” esta era incompatible con latesis de Mons. Gomá: “la conservación de las características regionales en elseno de una gran patria”. La fe religiosa no determina cuál es la patria de unapersona, la cuestión que podía haberse planteado era si la consecuencia de la“plena soberanía nacional” justificaba una guerra con personas que hasta esemomento han formado parte de la misma patria y que profesan la misma fe.Pero aquí surgía una nueva cuestión derivada del hecho de que en la Españagobernada por el general Franco se producía un ocaso de la libertad política.Este hecho dará origen al argumento de más fuerza que subyacía en la cartade Aguirre: una opción por la libertad. Aguirre entendió que el orden políticode la España de Franco suponía la aniquilación de los proyectos del PNV y ala larga sería perjudicial también para la fe católica.

Aguirre terminaba su carta al Cardenal Gomá manifestándole la esperan-za de que un día pudieran hablar personalmente con más extensión que loscortos límites que la carta imponía.

EL PNV Y LA LUCHA POR LA DIFUSION DE SUS IDEAS

El curso de la guerra hizo que la entrevista entre Mons. Gomá y Aguirreno llegara a celebrarse, pero la importancia de lo que se llamó “el caso moralde los vascos” era tal que Aguirre, con la ayuda de miembros de la Presiden-cia del Gobierno vasco, preparó un libro, que firmado con el seudónimo deDr. Azpilikoeta y con el título Le problème basque vu par le Cardinal Gomáet le Présidente Aguirre, se editó en Paris en 1938. Dicho libro fue conside-rado por los publicistas españoles que intervenían en la polémica “[...] lo másserio que escribieron los vascos sobre este asunto” (61). Además de ese libro

(61) Bayle (1940,83).

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se prepararon otros trabajos. El 18 de septiembre de 1937 José María Lasarteescribía a Aguirre desde Bayona: “Acabo de tener una conversación con Ba-randiarán y antes con Onaindía y veo, o que no les has concretado bien supapel en orden al plan de propaganda en materia religiosa o no te han enten-dido.” (62). Y un mes más tarde Antonio Irala podría escribir a Aguirre: “Mehe puesto al habla con Onaindía y Barandiarán para que me manden cuantotienen preparado y que pueda interesar. De momento me anuncia don Albertopor teléfono, que me ha enviado un libro de Barandiarán, “Elementos históri-cos sobre la guerra en Euzkadi”, que ya está ultimado. El Sr. Barandiarán co-mienza a preparar “Persecución religiosa en Euzkadi” (63). Sin embargo, apesar del esfuerzo realizado, Alberto Onaindía escribía en carta de fecha 28de julio de 1938: “Llevamos dos años en proyectos y planes, y mientras tantono tenemos un simple folleto en que se diga, sin pasión ni afanes políticos,qué es Euzkadi. Y conste que tras de esta idea, y machacándola, estamos des-de Noviembre de 1936” (64).

Vamos a hacer un breve estudio de algunos de los temas abordados en ellibro Le problème Basque..., pues tiene importancia desde el punto de vistade las ideas de los nacionalistas vascos en la defensa de su postura. El interésde libro se pone de manifiesto por las continuas referencias que se encuen-tran en la correspondencia cruzada entre José Antonio Aguirre, Antonio Iralay Pedro Basaldúa durante los años 1937 y 1938, y las dudas sobre la oportu-nidad de firmar el libro con seudónimo (65). El ll de octubre de 1937 escri-bía Irala desde Paris a José Antonio Aguirre, que estaba en Valencia: “Estápreparado todo en francés el folleto “El Cardenal Gomá y el PresidenteAguirre”. Espero el prólogo y el epílogo para mandarlo a la imprenta. Estosdías estamos poniendo en francés los dos folletos de la cuestión religiosa deZumeta [...]” (66).

En otra carta de Pedro Basaldúa fechada en Barcelona el 7 de febrero de1938 se decía: “El Sr. Presidente terminará hoy el retoque del libro del Car-denal Gomá. No se hizo nada hasta ahora puesto que habíais olvidado ahí elfolleto del discurso numerado. Quiero decirte que estimo una gran equivoca-ción, como error imperdonable que este libro que juzgo documental lleve co-mo autor un nombre que no existe. Todo libro, sobre todo cuando se trata depolémicas y más aún, cuando se plantea el problema vasco a través de lasopiniones y de los documentos de un Cardenal rebelde y de un Presidente,debe basarse siempre en la garantía de su autor. Si éste no ofrece confianza,

(62) SHM, Armario 46, legajo 54, carpeta 8, documento 1, p.2. Carta de José María Lasarte a JoséAntonio Aguirre (18-IX-37).

(63) SHM, Armario 46, legajo 54, carpeta 11, documento 1, p.10. Carta de Antonio Irala a JoséAntonio Aguirre (11-X-1937).

(64) Carta de Alberto Onaindía a Javier de Landaburu (28-VII-1938) en Landaburu IV (1983,185).(65) Cfr. SHM, Armario 46, legajo, 54, carpeta 11, documento 2, pp. 3-83.(66) SHM, Armario 46, legajo 54, carpeta 11, documento 1, p.9. Carta de Antonio Irala a José

Antonio Aguirre (París, 11-X-1937).

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tampoco la ofrecerán las ideas que el libro exponga. Y si el autor se escondedetrás de un seudónimo, el libro queda en desamparo sospechoso. Opino, ycreo que aún estamos a tiempo, como opinábamos todos hace poco más deun mes: deben aparecer los nombres proyectados o cualquiera otro, perosiempre responsable conocido que ofrezca confianza” (67).

Aguirre decidió la cuestión y en carta de fecha 17 de febrero de 1938 ledecía a Antonio Irala: “[...] que firme el Dr. Azpilikueta, pudiendo añadirseAsesor Jurídico del Gobierno Vasco.” (68). En carta posterior. 22-11-38, aña-día que el título Asesor Jurídico del Gobierno de Euzkadi “[...] le dará unaautenticidad que con sólo el nombre no es bastante” (69); aún así las dudascontinuaron durante algún tiempo ya que en carta de 1 marzo de 1938 Agui-rre decía a Irala: “Estoy en duda de nuevo sobre el autor del libro del Carde-nal Gomá. Es por darle mayor autenticidad” (70). El libro fue posteriormentetraducido al inglés y al alemán.

El libro de José Antonio Aguirre: la lucha por la liberación nacional

El libro de Aguirre, como es bien sabido, está formado por el discurso delPresidente de fecha 22-XII-36, la Carta abierta del Cardenal Gomá del 10 deenero de 1937, acompañada de la carta personal a Aguirre del 13-I-37 y porla carta de Aguirre a Mons. Gomá de fecha 9-III-37. A su vez estas cartas es-tán acompañadas por unos extensos comentarios, de los que trataremos deentresacar las ideas fundamentales.

Hay una cuestión que ya hemos mencionado antes y sobre la que vamos ainsistir brevemente. Nos referimos a los que puede suponer la circunstanciade vivir en guerra a la hora de valorar un hecho. Aguirre escribió en el prólo-go del libro que analizamos: “Les militaires insurgés les attaquèrent, envahi-rent le territoire du Guipuzcoa, venant de la Navarre dont ils s’etaient empa-rés par surprise dés le primer moment [...]” (71). Entendemos que lasublevación militar tuvo en Navarra, con todos los matices que se le quieradar, una inmediata dimensión popular y que resultaría muy difícil mantenerque los militares alzados se apoderaron “por sorpresa” de Navarra.

Al comentar uno de los primeros párrafos del discurso del 22 de diciem-bre Aguirre se refirió a aquellos que se habían opuesto a la campana de ob-tención de una constitución de autonomía para el País Vasco y que más tarde“[...] ont prête leur appui aux militaires insurgés; mais ces milieux, ne consti-tuant qu’une tres faible minorité en Pays Basque” (72); quizás esta frase po-

(67) Ibidem, p. 32 bis. Carta de Pedro Basaldua a Antonio Irala.(68) Ibidem, p.57. Carta de José Antonio Aguirre a Antonio Irala.(69) Ibidem, p.76. Carta de José Antonio Aguirre a Antonio Irala.(70) SHM, Armario 46, legajo 54, carpeta 12, documento 1, p. 1.(71) Aguirre (1981,847).(72) Aguirre (1981,865).

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dría ser matizada teniendo en cuenta la llamada tripartición del voto en laselecciones de febrero de 1936 (73).

Otro aspecto es el modo de valorar la actuación de los militares alzadosque intentaron la unión de Guipúzcoa al movimiento militar. Ninguno de losmilitares que entraron en Guipúzcoa teman conciencia de invadir un territo-rio extranjero pues Guipúzcoa era una provincia de España hasta el 17 de ju-lio de 1936, y tampoco se enfrentaban a milicias nacionalistas vascas, porquelas unidades que habían salido de San Sebastián estaban formadas por mi-queletes, guardias de asalto, anarquistas y socialistas. Es bien sabido que lasmilicias vascas no se constituyeron hasta el 8 de agosto de 1936 y que no en-traron en combate hasta pasado el 20 de agosto. Independientemente de estoshechos se trataría de ver si las unidades militares y de requetés que habíansalido de Pamplona y Vitoria combatían con la idea de que luchaban contranacionalistas vascos que colaboraban militarmente con las fuerzas del FrentePopular. Esta fractura entre la realidad y el modo en que unos hechos soncontados, años después, nos da una pauta de lo que puede suponer la fuerzade unas ideas en el momento de analizar unos hechos para fundamentar unasdecisiones, aunque las precisiones que pudieran hacerse al Presidente Agui-rre no desvaloricen la coherencia interna de las ideas utilizadas para exponerlas razones de su lucha.

Al hacer referencia al respeto a la libertad religiosa Aguirre afirmaba: “Etil est intéressant de faire remarquer qu’il n’y eut pour cela, ni pacte politique,ni concession sur un autre terrain” (74). Esta idea habría de ser reiterada porel Lendakari en otras ocasiones (su colaboración con las fuerzas del FrentePopular no era consecuencia de cesiones, sino una afirmación de lucha porsu libertad); y así, en 1940 escribió en un informe a la Santa Sede: “Pourjus-tifier le sort fait aux Basques on a voulu nous attribuer des pactes avec mar-xistes et plus concrétement avec les communistes. C’est une calomnie et unedéloyauté. Les Basque, comme on l’a vu, n’ont jamais signé de pacte avecqui que ce soit. [...] Le obtention du Statut d’autonomie dans le jours si diffi-ciles ne fut pas un acte de marchandage, ni un pacte, ni un échange, mais ungeste audacieux des basques qui l’imposèrent à Madrid malgré toutes lesdiflcultés” (75). A Aguirre le interesaba dejar claro que no existía un pactocon marxistas o comunistas, pues este posible hecho planteaba dificultadesdesde el punto de vista de la moral católica.

Como ya ha sido mencionado anteriormente los argumentos de los nacio-nalistas vascos adquirían especial densidad y fuerza cuando se referían a laobligación de defender el poder legalmente constituido y someterse a él.Aguirre utilizaba especialmente una Declaración Colectiva de los Obispos

(73) Cfr. Payne (1973,212).(74) Aguirre (1981,868).(75) Aguirre (1940, 98 y 100).

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españoles y una encíclica de Pio XI. En el primer documento se podía leer:“Ce n’est pas par un soulèvement séditieux et violent, que les chrétiens por-tent remede aux maux qui les affligent” (Declaración Colectiva del Episco-pado español 20-XII-1931) y “Lequel [le clergé espagnol] [...] s’est tenuéloigné de tout acte de violence [...] sans donner lieu à desordres, et moinsencare à des guerres civiles” (Pio XI, Encíclica Dilectissima nobis, 3-VI-1933).

La no existencia de declaraciones episcopales posteriores que modificaranesa doctrina hacía que Aguirre cuestionara radicalmente el derecho al golpemilitar y la provocación de una guerra civil. La idea de la lealtad al poderconstituido es estudiada con detalle a lo largo de los comentarios de la carta.El presidente escribió: “Si réellement comme le dit le Cardinal Gomá, ‘lecatholique est dans l’obligation de défendre le régime légalement constitué’nous ne savons comment les évêques espagnols peuvent en arriver, commel’ont fait quelques-uns, à condammer les Basques, et comment ils ne recom-mandent pas cette attitude de respect envers le pouvoir, en ces heures si san-glantes, si tristes et si favorables à la application de cette doctrine.” (76). Elargumento tantas veces reiterado de la lealtad al poder constituido era unagarantía de coherencia para la causa de los nacionalistas vascos en lucha.Aguirre había manifestado la lealtad del pueblo vasco a la República españo-la; esta lealtad, en nuestra opinión, tema algún matiz. El Lendakari había di-cho en su discurso de 22 de diciembre de 1936: “Prometimos lealtad en la lu-cha antifascista, y en esa lealtad nos mantenemos y nos mantendremos hastael final. La República tiene en Euzkadi el compañero más fiel, la ayuda másleal. Lo serán todos, pero nadie nos superará en el cumplimiento de la pro-mesa dada. Dijimos que defendíamos una República democrática, y en esalucha nos mantenemos y nos mantendremos hasta el fin.” (77). Lucha anti-fascista y lucha por una República democrática. Por eso el Presidente podíaescribir en 1938 que la causa de los vascos gozaba de popularidad “[...] dansle monde, qui a étabili une distinction entre le cas des Basques et l’ensemblede la lutte qui déchire la Péninsule” (78), y “Une autre idée interessante con-tenue dans les déclarations du Président Aguirre, c’est que la loyauté est duéa une République démocratique, non a autre forme de gouvernement. Parconséquent tout ce qui pourrait constituer une dictature de quelque sorte quece soit, ou qui comporterait une exclusion de la volonté populaire sous quel-que forme que ce soit, devrait compter avec l’opposition catégorique du Peu-ple Basque, loyal à sa parole, mais rien de plus.” (79). La lealtad a la Repú-blica estaba condicionada a la lucha contra el fascismo y al mantenimientodel carácter democrático de la República española.

(76) Aguirre (1981,906)(77) Aguirre (1981,621)(78) Aguirre (1981,880)(79) Aguirre (1981,882).

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Los comentarios a la Carta abierta del Cardenal Gomá nos sitúan en otroámbito de argumentación. El Cardenal había afirmado: “Es lamentable equi-vocación [...] creer que un enjambre de pequeñas repúblicas pudiese labrarpara todos los españoles un bien mayor que el que podría venirnos de ungran Estado bien regido, en que se tuviera cuenta de los relieves espiritualese históricos de cada región [...] Pero esto es cosa de derecho político, que noes de este sitio.” (80)

Aguirre consideraba que con ese modo de argumentar “[...] le Cardinaldescend du terrain spirituel au terrain politique, et sur celui-ci, les discus-sions des hommes sont libres. Le fait de la nationalité basque est aujourd’huiuniversellement reconnu. [...] La forme politique dépendra du moment. Cer-taines nations ont recouvré l’indépendance, d’autres jouissent d’ùne tres lar-ge autonomie; d’autres enfin réclament ce même droit. Parmi elles se trouvenotre Peuple Basque. [...] Il suffit pour le moment de signaler qu’un senti-ment politique commence à s’exprimer la où ne devraient exister que desconsiderations d’òrdre spirituel. Il ne faut donc pas s’étonner que nous com-battions ces appréciations d’ordre politique en nous plaçant sur le même te-rrain” (81).

Como ya hemos señalado al referirnos a la carta de Aguirre a Mons. Go-má, una opción de naturaleza política hacía difícilmente conciliables las pos-turas de Mons. Gomá y Aguirre. Si Aguirre había decidido que era precisoluchar contra el movimiento español para conseguir la libertad de su patria,si la guerra era una lucha por la liberación nacional, la única cuestión que po-día plantearse era: ¿exige la libertad de un pueblo la lucha armada?

Mons. Gomá, que deseaba la paz y así lo decía tanto en la Carta abiertacomo en la carta personal a José Antonio Aguirre, consideraba que el PaísVasco era una región de España y por lo tanto, para él, la guerra por una op-ción nacional vasca carecía de sentido. Por ello, para comprender la actitudde Mons. Gomá cabría plantearse la pregunta: ¿por qué Mons. Gomá no con-sideraba la posibilidad de que el PNV desease una total autonomía? La fe re-ligiosa no podía decir una última palabra sobre la naturaleza de la patria delos vascos.

En un intento de llegar a la dimensión más elemental de la cuestión estu-diada quizá lo que debamos tratar de buscar es el motivo por el que dos per-sonas profundamente católicas, un obispo y el presidente católico de un pue-blo católico, no anteponían la búsqueda de la paz a toda consideración deorden político, cuando este era, además, un deseo de las dos personalidades.Aguirre escribió en los comentarios contenidos en el libro que estudiamos:

(80) Gomá (1940,56).(81) Aguirre (1981,897).

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“Qui ne croirait que si chacun de nous se plaçait sur un plan purement reli-gieux, il serait tres facile d’arriver à un accord entre catholiques?” (82).

Ese diálogo en un terreno puramente religioso no se llegó a efectuar.¿Cuál era el motivo último? A nuestro entender dos nacionalismos, un nacio-nalismo español y un nacionalismo vasco entraban en conflicto y lo que enellos había de absoluto político se imponía a cualquier otra consideraciónque en unos católicos debía haber llevado a una solución de paz.

UNA POLEMICA SIEMPRE VIVA

Como a lo largo de este trabajo hemos indicado los estudios realizadospor los nacionalistas vascos para dar razón de su postura fueron muy nume-rosos. En el fondo “Gobierno de Euzkadi” del Servicio Histórico Militar he-mos encontrado dos trabajos que tiene por título: Le peuple busque devant laguerre civile espagnole (27-XI-1937) (83) y Rapport sur la guerre civile auPays Basque (XI-37) (84) que vuelven sobre los temas que hemos abordadoen este estudio por lo que no nos detendremos especialmente en ellos, aun-que naturalmente aportan matices interesantes. Son documentos que fueronpresentados a la Secretaría de Estado de la Santa Sede en una intensa campa-ña de información sobre el “caso vasco”. Una idea de esa campana puede ob-tenerse del resumen de la entrevista mantenida por Alberto Onaindía conMons. Fontanelle el 8 de septiembre de 1938. Mons. Fontanelle, canónigo dela Basílica de San Pedro, había sido nombrado Visitador del Vaticano para laEspaña leal a la República. Mons. Fontanelle manifestó a Onaindía que “[...]el Cardenal Paccelli ha leido con mucho interés los rapports anteriores y quealguno de ellos le ha impresionado profundamente. Que hoy el problema es-pañol se estudia cada día con más interés en la Santa Sede. Que conviene in-sistir en los informes.” (85). A lo largo de la entrevista Onaindía le expuso“[...] la existencia de un libro que ha sido escrito por un vasco y que pudieratitularse “La teología de la Guerra”, de métodos escolásticos, de aparato crí-tico científico formidable [...] Este libro lo tiene manuscrito el Sr. Onaindía,porque el autor oculta su nombre. Al exponerle el plan a Mons. Fontanelle,dice que ese libro, escrito en plan de Cátedra hará una impresión profunda enel mundo entero, y sobre todo, elevará el tono, el nombre y la fama del CleroVasco. Que se publique urgentemente y sobre todo en francés.” (86)

Una larga carta de Alberto Onaindía al Cardenal Gomá fechada en Parísel 22 de octubre de 1938, en la que se analizaba el libro El Mundo católico y

(82) Aguirre (1981,907).(83) SHM, Armario 46, legajo 59, carpeta 5, documento 1, pp.31-74.(84) SHM, Armario 46, legajo 58, carpeta 9, documento 2, pp. 1-51.(85) Resumen de la entrevista de D. Alberto Onaindía con Monseñor Fontanelle, París 8 de

septiembre de 1938, SHM, Armario 46, legajo 58, carpeta 6, documento 1, p.24.(86) Ibidem, p.25.

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la Carta Colectiva del Episcopado español, nos da una idea de dos cuestio-nes sobre las que insistieron los nacionalistas vascos durante el año 1938. Al-berto Onaindía hacía referencia a uno de los objetivos por los que trabajabanintensamente: la idea de una posible mediación en España (87), y a una acti-tud que les preocupaba: la negativa fáctica de los obispos de España en favorde esa mediación o de la pronta terminación del conflicto por medio de unapaz negociada. Hay que recordar que en la Carta Colectiva del Episcopadoespañol de julio de 1937 se había dicho que la única posibilidad para la vuel-ta de la paz a España era el triunfo del Movimiento Nacional. Alberto Onain-día escribía al Cardenal Gomá: “El mundo quedaría atónito si supiera que losobispos de España quieren que continúe la guerra. [...] Dejando de lado lacuestión política de la mediación, no comprendo que de boca de los obispossalga otra voz que la de paz y la de perdón mutuo entre los que hoy muerenen las trincheras. Es una tragedia inmensa para nosotros los sacerdotes católi-cos el comprobar que los heraldos de la paz, los enviados del que anunció laPAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD, no tengan otros acentosque los de guerra hasta el final de la victoria, en estas semanas en las que nosvamos acercando a la hermosa fiesta de Navidad.” (88). Las negociacionespara una tregua durante la Navidad de 1938 a 1939 fueron muy intensas.

Una vez terminada la guerra, la actuación de los católicos vascos para ladifusión de sus ideas, siguió siendo constante. Una pequeña prueba de ello esel texto contenido en la nota que resumía una entrevista celebrada el 25 deabril de 1939 entre Alberto Onaindía y Mons. Fontanelle. Onaindía le habíaenviado el número 6-7 de la revista “Anayak”; y Mons. Fontanelle le comen-taba: “[...] el artículo de fondo no es una carta pastoral del Clero Vasco, sinouna Encíclica que para algunos será una “enci-claque”, y que por consiguien-te hay que ser muy prudente en el reparto de la edición. Dice que cualquiergesto del Clero Vasco que pudiera dar lugar a un equívoco en el sentido de ircontra la mente del Santo Padre sería ‘brisé’ “(89). Y le añadía: “Hoy no ha-gan nada; esperen algún tiempo, porque les meterían bajo tierra. Yo conozcobien el ambiente del Vaticano y la persona del Santo Padre y sé que no admi-tiría ni diálogos en el asunto. Pero pasado algún tiempo —dice él— los he-chos darán la pauta a seguir y sobre todo, el ambiente del Vaticano se habrádispuesto mejor para oir. Entonces, o el Presidente de Euzkadi o el CleroVasco podrían dirigir un documento sobre el discurso papal, el cual docu-mento tendría mucho más peso si fuese acompañado y reforzado por los he-chos contrarios a lo que el Santo Padre haya dicho y que hubieran tenido lu-gar en la España de Franco” (90). Terminada la guerra de España la difusiónde las ideas de los nacionalistas vascos debería tener muy en cuenta las frac-

(87) Carta de Alberto Onaindía al Cardenal Gomá (22-X-1938), SHM. Armario 46, legajo, 58,carpeta 6, documento 1, pp. 5 l-60.

(88) SHM, Armario 46, legajo 58,carpeta 6, documento 1, pp.59.(89) SHM, Armario 46, legajo 58,carpeta 6, documento 2, p.1.(80) SHM, Armario 46, legajo 58,carpeta 6, documento 2, p.1.

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turas entre la España católica que deseaba construir Francisco Franco y la re-alidad de la vida en la sociedad española.

Por ello, si la guerra había terminado para los católicos nacionalistas vas-cos, con una derrota militar, en el plano de la ideas el conflicto se manteníacon una intensidad siempre creciente. La España de Franco deseaba consti-tuirse como un país católico, pero este intento resultaba contradictorio paralos vascos que, al seguir defendiendo las razones morales de su actitud du-rante la guerra, replanteaban el carácter de la guerra de España y la naturale-za del nuevo Estado español en unos términos que evocaban las ideas de Ma-ritain en sus “Considérations sur les choses d’Espagne”. Maritain habíaescrito: “Mais à l’égard de formes de civilisation comme les nôtres ou [...] letemporel est plus parfaitement différencié du spirituel et, désormais bien au-tonome, n’a plus de role instrumental à l’égard du sacré, dans ces civilisa-tions de type profane, la notion de guerre sainte perd toute signification. [...]Et si, défendues par les uns, combattues par les autres, des valeurs sacréess’y trouvent engagées, elles ne rendent pas saint ni sacré ce complexe profa-ne [...] Mais si, en certains cas extremes, des citoyens recourent à la fortepour défendre les libertés religieuses, ce sera [...] parce que ces libertés inté-ressent à titre de valeurs supérieures le bien commun de la cité temporelle etde la civilisation” (91). Igual que la guerra civil española no podía ser com-prendida por los nacionalistas vascos como una cruzada, pues ellos habíanluchado por defender el poder legalmente constituido, movidos por sus con-vicciones religiosas y entendiendo que prestaban un servicio a la causa de sufe, una vez finalizada la guerra no estaban dispuestos a aceptar que la Españade Franco fuera la solución católica para los problemas de España.

La cuestión apuntada en este último párrafo queda ya fuera de lo que hasido el objetivo de nuestro trabajo y que resumimos a continuación. Al deci-dir los nacionalistas vascos luchar junto a los partidos políticos comunistas,socialistas, anarquistas y de izquierda republicana para asegurar la máximaautonomía posible para Euskadi, tomaron como factor fundamental de su de-cisión la lucha por la liberación nacional, y a este factor unieron la lucha pormantener el carácter democrático de la República española ante un enemigoque ellos consideraban fascista e incapaz de garantizar su libertad. El hechode luchar contra personas que tenían su misma fe venía dado porque los “na-cionalistas españoles” no habían guardado la sumisión debida al poder cons-tituido, porque aún en el caso de que la situación en España hubiera justifica-do un golpe de Estado el sistema político que ellos empezaban a definir norespetaba los deseos de autonomía y libertad del pueblo vasco y por entenderque vinculaban la fe católica con un proyecto político de naturaleza totalita-ria. Siendo como es la guerra el recurso último para dirimir una fractura en laconvivencia de una sociedad, resulta necesario buscar‘ las razones que lleva-

(91) Maritain (1975,1064-1065-1066).

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ron a hombres que ejercían autoridad y que se sentían profundamente católi-cos a no poder encontrar el camino que les llevara a una solución de paz. Ennuestra opinión esas causas pueden estar en la aceptación y asimilación delnacionalismo, tanto español como vasco, como un absoluto político y en launión de la suerte de la fe católica a una situación política y social determi-nada.

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