Aproximación a las dos religiones del «Quijote»ción como si ellas fuesen su Dios: cosa ( ... )...

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Aproximación a las dos religiones del Quijote ANA ISABEL BUGARÍN VILLAR RITA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ Universidad de Vigo A UNQUE A SIMPLE vista parece que estudiar la religión en El Quijote no puede aportar nada nuevo, lo cierto es que a veces se encuentran tesis sorprendentes. Pero E/Qui- Jote es una novela completamente abierta en la que las inter- pretaciones más dispares, incluso contrapuestas, se pueden encontrar. Es precisamente esa pluralidad de significacio- nes, sentidos, interpretaciones la que le confiere su singula- ridad. Una de las interpretaciones más llamativas es la que defiende que, a través de este libro, Cervantes habla a los miembros de la religión judía, como opina, entre otros, Leandro Rodríguez l. Nuestro objetivo es, a partir de la lectura del Quijote, estudiar esta posibilidad, aun siendo de forma breve, ya que, como ha afirmado Menéndez Pelayo, <mada de lo que refiera E/ Quijote puede ser indiferente para ningún español» 2. Las dos ideas principales que abordaremos en el desarrollo de esta comunicación son las siguientes: la evolución religio- sa de don Quijote y la identificación de Dulcinea con Yahvé. I LEANDRO RODR iGeEZ, «Don Miguel, judío de Cervantes» en Cria- do del Val, M. (ed), Cervantes. Suobray su mundo, Madrid, 1981, pp. 197-200. No nos ha sido posible manejar el libro del mismo título publicado en San- tander, Ed. Cervantina, s.f. 2 M. MENÉNDEZ PELAYO, b'studios y discursos de critica histórica y litera- ria, t. l, Madrid, CSlC, s.f., p. 402.

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  • Aproximación a las dos religiones del Quijote

    ANA ISABEL BUGARÍN VILLAR RITA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

    Universidad de Vigo

    A UNQUE A SIMPLE vista parece que estudiar la religión en El Quijote no puede aportar nada nuevo, lo cierto es

    que a veces se encuentran tesis sorprendentes. Pero E/Qui-Jote es una novela completamente abierta en la que las inter-pretaciones más dispares, incluso contrapuestas, se pueden encontrar. Es precisamente esa pluralidad de significacio-nes, sentidos, interpretaciones la que le confiere su singula-ridad. Una de las interpretaciones más llamativas es la que defiende que, a través de este libro, Cervantes habla a los miembros de la religión judía, como opina, entre otros, Leandro Rodríguez l.

    Nuestro objetivo es, a partir de la lectura del Quijote, estudiar esta posibilidad, aun siendo de forma breve, ya que, como ha afirmado Menéndez Pelayo,

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    I. DON QUIJOTE EN EL INGENIOSO HIDALGO ...

    1.1 Dulcinea como pr~ección de Yahvé

    En don Quijote se puede apreciar una evolución espiri-tual: del caballero de la Primera Parte al caballem cristiano de la Segunda. El don Quijote de 1605 es fiel seguidor de las leyes impuestas por la caballería andante y, como tal caballe-ro que cree ser, transforma a Dulcinea en dios, de igual forma que lo habían hecho los caballeros andantes de sus preciadas lecturas con sus respectivas damas. Dulcinea le protege, apoya, anima, da fuerza, favorece, ampara y socorre.

    Nuestro caballero se encomienda con fervor a su dama deificada, sobre todo en los primeros capítulos, pues será ella quien pueda salvarle de los peligros en que se halla:

    ¡Oh señora de mi alma, Dulcinea, flor de la fermosu-ra, socorred a este vuestro caballero, que, por satisfacer a la vuestra mucha bondad, en este riguroso trance se halla! (1, 8) l.

    Esta concepción que de Dulcinea hace don Quijote coin-cide con la interpretación que los judíos tienen de Yahvé. Para el judaísmo, Dios es aquel hacia el que se eleva el deseo y la plegaria del hombre; en una primera lectura del Quijote ya encontramos ejemplos que lo señalan (como el antes citado), principalmente en la primera salida. Al igual que Yahvé, Dulcinea no tiene imagen ni puede ser representada, es puro espíritu que se escapa de los límites y accidentes de la mate-ria; se ha de creer en ella ciegamente, aunque no haya pruebas de su existencia: basta la fe para afirmarla. Un buen ejemplo que justifica esta aseveración aparece en 1, 4 cuando el mer-cader toledano pide a don Quijote que muestre de alguna manera a su dama para confirmar la belleza de esta:

    Si os la mostrara -replicó don Quijote-, ¿qué hiciéra-des vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, con-fesar, afirmar, jurar y defender 4.

    3 Citamos por la edición de Vicente Gaos, 3 vols., Madrid, Gredos, 1987. Esta cita en vol. 1, p. 181.

    4 Vol. r, pp. 11I-IIZ.

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    Esta VlSlOn de Dulcinea convertida en hipóstasis de Yahvé ha sido utilizada por Leandro Rodríguez para defen-der su tesis sobre el origen judío de Cervantes. De la misma manera, sostiene que la incorporeidad de Dios-Dulcinea en El Quijote es una manifestación evidente del judaísmo en la obra. No debemos olvidar que también uno de los pilares del cristianismo es la imposibilidad de representar a Dios. En consecuencia, este argumento no es válido ni para mantener que en El Quijote ha y una defensa y propaganda de la religión judía ni el caso contrario, una apología del cristianismo.

    Si bien en los primeros capítulos es únicamente Dulcinea convertida en Dios la receptora de las plegarias del caballero, a partir de 1, 13 don Quijote comenzará a invocar también a Dios, desde que Vivaldo le reproche que

    los caballeros andantes ( ... ) cuando se ven en ocasión de acometer una grande y peligrosa aventura, en que se vee manifiesto peligro de perder la vida, nunca en aquel ins-tante de acometella se acuerdan de encomendarse a Dios, como cada cristiano está obligado en peligros semejantes; antes se encomiendan a sus damas, con tanta gana y devo-ción como si ellas fuesen su Dios: cosa ( ... ) que huele algo a gentilidad (1, 13) \.

    No llegará don Quijote, sin embargo, a perder del todo su concepción de Dulcinea como imagen de Dios. La visión que don Quijote tiene de Dulcinea en el episodio de Sierra Morena ha sido interpretada como una muestra del judaísmo en la obra puesto que seguirá las leyes del Levítico, que exi-gen pure¡~a y limpieza (no sólo corporal) y honestidad para acercarse a Yahvé 6. Don Quijote, en este caso, al hacer peni-tencia, pretende demostrar su amor, sufrimiento y firmeza; y será Sancho Panza el encargado de manifestárselo a Dulci-nea, que será identificada con Yahvé Redentor: 7

    Con cuya respuesta dulce y melificada [de Dulcinea] volveré por los aires como brujo, y sacaré a vuestra mer-

    5 VoI.I,pp.254- 2 55· 6 Vd. Levítico, 11 - 27. 7 Dulcinea identificada con Yahvé Redentor, y no con Cristo, porque

    el judaísmo todavía está esperando al Mesías. Para los judíos, es Yahvé quien salva y redime.

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    ced deste purgatorio, que parece infierno y no lo es, pues hay esperanza de salir dél, la cual, como tengo dicho, no la tienen de salir los que están en el infierno, ni creo que vuestra merced dirá otra cosa (1,2 j) 8.

    Pero, a nuestro juicio, no es posible tal interpretación, pues este episodio es una imitación de la penitencia que Ama-dís de Gaula realiza en la Peña Pobre. Aunque este pasaje puede tener visos de cristianismo, puesto que el escenario ele-gido para llevar a efecto esta purificación espiritual no sería el lugar más apropiado para realizar una penitencia, por mucho que don Quijote insista en que «mejor hicieras de llamarle infierno, y aun peor, si hay otra cosa que lo sea» (1, 25): 9

    Llegaron ( ... ) al pie de una alta montaña ( ... ). Corría por su falda un manso arroyuelo, y hacíase por toda su redondez un prado tan verde y vicioso, que daba conten-to a los ojos que le miraban. Había por allí muchos árbo-les silvestres y algunas plantas y flores que hacían el lugar apacible (l, 2 j) 10.

    Este loeus amoenus, que recuerda al Paraíso 11, favorece la tesis que defiende la presencia del cristianismo en El Quijote como opinan, entre otros, Moreno Báez 12 o Bañeza Román 13. La explicación cristiana de la elección de este lugar nos dice que la belleza natural lleva a Dios, porque es fiel reflejo de su imagen. De esta manera, don Quijote estaría poniendo en práctica las enseñanzas cristianas que había recibido Alonso

    8 Vol. 1, p. 507. 9 Vol. 1, p. 506.

    10 Vol. 1, p. j02. Il Cfr. descripción del Paraíso en Génesis, 2, 8-10. 12 «Todo lo que sabemos de Cervantes prueba que profesaba since-

    ramente el catolicismo. (. .. ) No hay en su vida nada que permita dudar de la solidez de sus convicciones. Muy natural es que ello se refleje en su obra maestra, cuyo protagonista tiene un concepto ( ... ) cristiano de la orden de caballería». En ENRIQUE MORENO BAEZ, Reflexiones sobre El Quijote, Madrid, Ed. Prensa Española, '974, 3" ed., p. 47.

    13 «Cervantes está al corriente de la vida cristiana y presenta en sus obras una gran cultura sobre las prácticas y manifestaciones públicas o pri-vadas de la religiosidad (.o.). Es difícil que nuestro autor domine todos estos aspectos eclesiásticos, si no era un cristiano practicante». En CELSO BAÑEZA ROMAN, ,

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    Quijano y en las que este creía sinceramente, procediese o no de judíos conversos, como sostiene la mayoría de los críticos.

    1.2 Dulcinea como prf!Yección de la SanHsima Trinidad

    La teoría que defiende el judaísmo en esta obra sufriría un revés importante si aceptásemos que las menciones y referencias que don Quijote hace de su dama en la Primera Parte pueden estar evocando el dogma trínitario, rechazado por los judíos 14. En la Santísima Trinidad hay tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta imagen de Dios, uno y trino, se proyec-ta en la que don Quijote tiene de Dulcinea. Veamos cómo:

    Aldonza Lorenzo es lo real, lo visible; encarnaría al Hijo, representación en la tierra de las otras dos personas. A ella envía don Quijote, como imagen hecha carne de Dulcinea, aquellos que intervienen en sus aventuras. Que Aldonza y Dulcinea son la misma persona, y, por tanto, el mismo Dios (que no Dios mismo), queda patente en estas palabras de don Quijote a Sancho:

    Dulcinea no sabe escribir ni leer, y en toda su vida ha visto letra mía ni carta mía, porque mis amores y los suyos han sido siempre platónicos, sin estenderse a más que a un honesto mirar. Y aun esto tan de cuando en cuando que osaré jurar con verdad que en doce años que ha que la quiero más que a la lumbre destos ojos que han de comer la tierra, no la he visto cuatro veces, y aun podrá ser que destas cuatro veces no hubiese ella echado de ver la una que la miraba: tal es el recato y encerramiento con que sus padres Lorenzo Corchuelo y su madre Aldonza Nogales la han criado (1, 25) 15.

    Dulcinea es lo invisible; encarnaría a Dios y al Espíritu Santo. Recuérdense las invocaciones del caballero antes de enfrentarse a los peligros, de sus solicitudes de amparo, hechas a su dama convertida en Dios. Y es Espíritu Santo cuando infunde valor a don Quijote en sus batallas:

    14 Los judíos no defienden la divinidad de Cristo. Por ello, no creen en la Trinidad. Si defendemos esta proyección de Dulcinea, estamos acep-tando a un Cervantes cristiano.

    lj Vol. l, pp. 508-509.

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    ¿ y quién pensáis que ha ganado este reino y cortado la cabeza a este gigante, y héchoos a vos marqués ( ... ) si no es el valor de Dulcinea, tomando a mi brazo por instru-mento de sus hazañas? Ella pelea en mí, y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella; y tengo vida y ser (1,3 0 ) 16.

    Esta proyección de la Santísima Trinidad en Dulcinea puede deberse a que Alonso Quijano tiene clara esta doctrina y cree en ella; luego, en su locura traspasará su fe a don Qui-jote, quien, al concebir a su amada, le atribuye esta propiedad divina.

    Este hecho vendría a confirmar que tanto Alonso Quija-no como don Quijote profesan la religión católica.

    I. 3 Don Quijote en la aventura del cuerpo muerto: caballero andante cristiano

    Como hemos dicho anteriormente, Alonso Quijano profesaba sinceramente la doctrina católica y don Quijote, en quien se convierte en su locura, manifiesta su condición de «católico y fiel cristiano» cuando el bachiller le exco-mulgue, en la batalla del cuerpo muerto, por haberle gol-peado (1, 19) '7. A don Quijote, como firme creyente, le preocupa la excomunión latae sententiae 18 que le es aplicada, por la que queda automáticamente excomulgado. Y alega dos causas eximentes para anularla: la primera es que no puso las manos en cosa sagrada, sino el lanzón; la segunda, que ignoraba que «ofendía a sacerdotes ni a cosas de la Igle-sia» 19. En la primera se observa una crítica irónica a la interpretación literal que se hacía de los cánones eclesiásti-cos: no es válida, por tanto; sí lo es la segunda, que anula la excomunión que le había decretado el bachiller Alonso López.

    16 Vol. 1, p. 6'7-I7 Es la primera vez que don Quijote confiesa cuál es su religión. 18 Hay dos tipos de excomunión: Latae Jententiae: Según su gravedad, su absolución está reservada a la

    Santa Sede o al ordinario; otras veces no implica reservación. Ferendae senlentiae: Necesita de un juicio previo. '9 Vol. 1, p. 377·

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    Teniendo en cuenta lo visto hasta el momento, creemos que en esta Primera Parte no hay signos claros que permitan afirmar que Dulcinea es Yahvé, dios de los judíos, a excep-ción, tal vez, de la primera salida. Don Quijote no ve a Dul-cinea desde la óptica del judaísmo, esto es, como reflejo de Yahvé. Además, el episodio que acabamos de comentar muestra el conocimiento que don Quijote tiene de los man-damientos de la Iglesia, y la preocupación por la excomunión de la que ha sido objeto 10 manifiesta de forma clara.

    2. DON QUIJOTE EN EL INGENIOSO CABALLERO ...

    Como Maxime Chevalier ha visto, «cuando la primera salida del héroe quien habla y actúa es don Quijote. En la segunda salida predomina don Quijote, aunque asoma Alon-so Quijano. En la tercera salida prevalece Alonso Quijano frente a un don Quijote que se va esfumando» 20. Ciertamen-te, en El Quijote de 1615 se aprecia una clara evolución inte-rior del personaje. Esta vez mantendrá presente en todo momento su adhesión al catolicismo. Este desarrollo espiri-tual del protagonista se percibe ya en una primera lectura del In/!,enioso caballero don Quijote de la Mancha. Don Quijote repe-tirá constantemente que es «católico cristiano y amigo de hacer bien a todo el mundo» (ll, 48) 21 Y que ha realizado «valerosas, muchas y cristianas hazañas» (n, 16) H.

    Dulcinea pasará a un segundo plano; dejará de ser Dios para ser, simplemente, su dama y llegará incluso a desapare-cer en algunos momentos, como sucede en el episodio de los pueblos del rebuzno (n, 27). Cuando don Quijote se enfren-ta a algún peligro real o a lo desconocido, ruega a Dios, en primer lugar, que lo auxilie y la invocación a Dulcinea pare-ce estar impuesta por las leyes de la caballería '3.

    20 MAXIME CHEVALIER, "Cinco proposiciones sobre Cervantes», Nueva Revista de Filologia Hispánica, tomo XXXVIII, n.O 2, pp. 831-848.

    21 Vol. H, p. 660. 22 Vol. n, p. 2,6. América Castro cree que «no debe ser un azar 'luc

    Cervantes usara 24 veces la palabra católico y 179 crÍltiano". En Cervantes y los casticismos españoles, Madrid. Alianza, 1974,2." ed., p. 2)7, n. 2.

    23 Por ejemplo, la aventura de los leones (H, 17), el episodio de la pelea contra Tosilos (ll, 56) o la que realiza contra el Caballero de la Blanca Luna (H, 64).

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    2.1 Don Quijote en la cueva de Montesinos

    Nuestro caballero, antes de entrar en la cueva de Mon-tesinos, antes de afrontar los peligros que en ella puede encontrar,

    se hincó de rodillas y hizo una oración en voZ baja 24 al cielo, pidiendo a Dios le ayudase y le diese buen suceso en aquella, al parecer, peligrosa y nueva aventura, y en voZ alta dijo luego:

    «¡Oh señora de mis acciones y movimientos, clarísima y sin par Dulcinea del Toboso! ( ... )>> (11,22) 2j.

    ¿Por qué esta distinción entre la oración a Dios y la ora-ción a Dulcinea? A nuestro entender, es el ejemplo más claro de la transformación que don Quijote ha experimentado. La que dirige a Dios es íntima, más personal y verdadera, una adoración con el espíritu; aquella en la que solicita el amparo de Dulcinea parece menos sentida, no realizada por con-vicción propia, sino más acorde con las acciones de los caballeros que imitaba. Además, esta es la única vez en la obra que don Quijote se arrodilla para orar. La genuflexión, gesto de adoración corporal, resalta lo que de sincera creen-cia tiene la oración íntima y marca lo que de plegaria externa tiene la que hace a la dama.

    Esta diferencia entre la oración personal y la que se expresa públicamente podría interpretarse como una trasla-ción de la situación en la que se encontraban muchos de los falsos conversos en la España del XVII. Efectuaban en la inti-midad los preceptos de su verdadera religión, aquella en la que habían sido criados, pero, en público, ante los ojos inquisitoriales de sus vecinos, practicaban la religión que eran obligados a seguir.

    Si bien en este pasaje parece que se critica la situación de quienes no se convertían sinceramente, en el episodio de las imágenes de los santos (n, 58) hay una defensa de las conver-siones sinceras, puesto que San Pablo, siendo converso, llega a ser el mayor defensor «que tuvo la Iglesia de Dios Nuestro

    24 La cursiva, aquí y en el siguiente, es nuestra. 25 Vol. Il,p. 335.

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    Señor» 26. De este hecho se infiere que si una conversión es verdadera, se puede alcanzar incluso la santidad.

    En estos pasajes parece, entonces, que para Cervantes era más importante que una religión fuese sentida de forma real y verdadera, aunque se hubiese llegado a ella como resul-tado de una conversión.

    En estos episodios se aprecia claramente aquello que había dicho Américo Castro:

    Cervantes reaccionó como un cristiano ligado a Cristo entrañablemente, más interesado en lo íntimo y espiritual que en lo exterior y visible ( ... ). [El] «vulgo» [está] necesi-tado de «circunstancias» visibles y tangibles; a don Quijo-te (ahora a Cervantes) importa más lo otro, lo sentido-construido en el fondo del alma, la [sic 1 presente en ella 27.

    2.2 Don Qufjotey la doctrina cristiana

    La visión cristiana es la que don Quijote proclama. Una muestra de la dimensión que adquiere la religión católica en don Quijote la manifiesta la importancia que"le da a la teolo-gía y la alta consideración que tiene de las reglas cristianas.

    [El caballero andante] ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa, clara y distinta-mente, adondequiera que le fuere pedido; ( ... ) y ( ... ) ha de estar adornado de todas las virtudes teologales y cardina-les·8 ( ... ); Y (. .. ) ha de guardar la fe a Dios ya su dama; ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos, y finalmente mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla (H, 18) 29.

    La plena identificación entre las leyes de la caballería y las del cristianismo se produce cuando don Quijote se ofrece a

    26 Vol. n, p. 801. 27 AMÉRICa CASTRU, op. cit., pp. 86-87. 28 Las virtudes teologales son fe, esperanza y caridad. Las cardinales,

    también llamadas morales, son prudencia, justicia, fortaleza y templanza. 29 Vol. n, pp. 271-272.

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    salvar no ya solamente a doncellas en peligro, viudas afligi-das y menesterosos, sino también a almas en pena, como hace cuando cree que tanto doña Rodríguez como Sancho son seres de otro mundo.

    Conjúrate por todo aquello que puedo conjurarte como católico cristiano que me digas quién eres: y si eres alma en pena, dime qué quieres que haga por ti; que pues es mi profesión favorecer y acorrer a los necesitados deste mundo, también lo seré para acorrer y ayudar a los menes-terosos del otro mundo, que no pueden ayudarse por sí propios (H, 55) JO.

    De hecho, en algunas de sus intervenciones demuestra su seguimiento y conocimiento de la doctrina, como obser-vamos cuando explica la infinita sabiduría de Dios a Sancho en el episodio de Maese Pedro:

    La sabiduría del diablo no se puede es tender a más [que a las cosas pasadas o presentes], que las por venir no las sabe si no es por conjeturas, y no todas veces; que a solo Dios está reservado conocer los tiempos y los momentos, y para Él no hay pasado ni porvenir, que todo es presente (IJ, 25) 3' .

    o en las numerosas arengas que pronuncia en esta Segunda Parte, como aquella que dirige a los pueblos del rebuzno (n, 27) P, o en los diálogos que mantiene con su escudero (p. ej., n, 8) o el discurso dirigido a los pastores de la fingida Arcadia (n, 58).

    También los consejos que da a Sancho cuando es nom-brado gobernador de la ínsula Barataria desprenden un pro-fundo saber de las condiciones que debe cumplir todo buen cristiano: temor de Dios, humildad, compasión, misericor-dia, imparcialidad, cortesía, virtud y firmeza (n, 42).

    Leandro Rodríguez mantiene que «el paralelismo entre tales textos y otros que se leen en el Eclesiastés, Proverbios,

    30 Vol. [1, p. 774. 31 Vol. TI, pp. 384-38j. 32 Es la primera vez que se menciona a Jesucristo.

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    Libro de la Sabiduría ... , presumen una lectura de la Biblia» 33, de lo que infiere, una vez más, el judaísmo en EIQuijote. Pero no sólo se leen en e! Antiguo Testamento, como afirma e! pro-fesor Rodríguez, sino que también Jesucristo manifiesta la obligación de todo ser humano de ser caritativo, misericor-dioso, compasivo y humilde H. Como vemos, no se puede deducir de la lectura de este episodio que Cervantes tenía únicamente como punto de referencia e! Antiguo Testamen-to y, por tanto, que la obra sea una apología de! judaísmo.

    2.3 La muerte de don Quijote

    Hemos observado, pues, cómo es diferente e! don Qui-jote de la Primera Parte del que aparece en la Segunda. La transformación interior que se realiza de manera paulatina en nuestro protagonista converge en un final cristiano. Cer-vantes parecía tener claro que su caballero debería morir cristianamente y cuerdo. Por consiguiente, la evolución reli-giosa, del caballero del Ingenioso hidalgo ... al caballero cristia-no del Ingenioso caballero ... , debe relacionarse con la evolu-ción hacia la cordura por la que don Quijote vuelve a ser Alonso Quijano.

    Reconoce su locura, abomina de los libros de caballerías, pide perdón a Sancho por haberle arrastrado en su insania, hace confesión y recibe los sacramentos, ordenando «su alma don Quijote con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren» Cn, 74) 35. Incluso el escribano llegó a decir «que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegada-mente y tan cristiano como don Quijote» (ll, 74) ;6.

    En este último capítulo, don Quijote, ya Alonso Quija-no, desea expirar siguiendo todos los preceptos que la reli-gión católica ordena para un buen morir, incluido el de la

    33 L. RODRIGlJEZ, op. cit., p. 199. Diee también que "los "famiJiarcs"y autoridades de la Sama Inquisición o no leyeron el Ingenioso Hidalgo, o no estaban bien informadas para descubrir una ideología secreta en la obra».

    34 Por ejemplo, Mt., 5, 3 9-4Z; Mc, 9, 35; Le., 6, 37-38 o 14, 7- II. 3 S Probablemente, se refiere a la Extremaunción, Comunión y Reco-

    mendación del alma. Vol. TI, p. 1036. 36 Vol. n,p. 1040.

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    confesión final, practicada únicamente por los CrIstIanos. Por esto, otra vez, se desmiente la práctica de los ritos judíos por don Quijote-Alonso Quijano.

    Para finalizar, a modo de conclusión, nos gustaría recor-dar algunas de las consideraciones expuestas en esta breve comunicación. Si bien en la primera salida don Quijote toma a Dulcinea como imagen de Dios, ya que sólo a ella pide ayuda y se encomienda, a partir de 1,13 comenzará a invocar a Dios y la dama ocupará un segundo lugar. Será en la terce-ra salida cuando la presencia de Dulcinea se vaya desdibu-jando para desaparecer, por ejemplo, en el episodio de los pueblos del rebuzno (n, 27) 37. Creemos, pues, que la inter-pretación de Dulcinea como Yahvé sólo podría tener validez en la primera salida 38, dado que en las dos siguientes se con-vierte en la dama que todo caballero andante debe tener.

    Este proceso que se advierte en el tratamiento de Dulci-nea por parte de don Quijote guarda relación con la evolu-ción que este sufre de caballero andante a caballero cristiano. Dicha transformación ya se vislumbraba en ocasiones en la Primera Parte, como cuando el bachiller Alonso López le excomulga y aquel se enfrenta a tal excomunión. Se aprecia de forma más evidente en El Quijote de 1615 porque está más cerca de alcanzar la cordura.

    No era nuestro propósito establecer en esta comunica-ción «dogmas de fe» sobre la religión en El Quijote. Si Cer-vantes era judío o no, converso o no, y este hecho aparece reflejado en su obra capital, no es de esencial importancia para interpretar el texto; de hecho, puede acabar convir-tiéndose en una sutil trampa y dar lugar a conclusiones extra-vagantes. Como ha dicho J. Canavaggio, «saber que el más ilustre escritor del Siglo de Oro, el símbolo mismo del genio universal de España, fue un converso obligado a callar sus orígenes, quizá ilumine talo cual aspecto de su universo mental, pero nunca nos entregará la clave de su creación» 39.

    37 Mientras es apedreado, don Quijote únicamente invoca a Dios. 38 y siempre teniendo en cuenta que Yahvé y Dios se representan

    con los mismos atributos. 39 JEA¡'; CANAVAGGIO, CervanteJ. En bluca de! perfil perdido, Madrid,

    Espasa-Calpe, '992, 2," ed., p, 23.

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