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    LABOR, TRABA]O, ACCrONUna conferencia'

    Damas y caballeros.Durante el corto lapso de tiempo de que dispongo, me gustaria

    plantear una pregunta aparentemente extrafia. Mi pregunta es la si-guiente: ~En que consiste una vida activa? iQue hacemos cuando ac-tuamos? AI formular esta pregunta, presupondre la validez de la vie-ja distincion entre dos modos de vida, entre una v ita con templa tiua yuna v ita activa, que encontramos en nuestra tradicion de pensamien-

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    90 HANNAH ARENDTdepende del trabajo que crea todo 1 0 necesario para albergar el cuer-po humano y necesita la acci6n can el fin de organizar la vida en co-mun de muchos seres humanos de modo que la paz, la condicionpara la quietud de la contemplacion, este asegurada.

    AI referirme a nuestra tradicion, he descrito las tres articulacionesprincipales de la vida act iva al modo tradicional, esto es, como sirvien-do a los fines de la contemplacion. Sin embargo, es logico que la vidaactiva haya sido siempre descrita par aquellos que adoptaron el modode vida conternplativa; de ahi que, la v it a a cuoa haya sido siempre de-fmida desde el punto de vista de la contemplacion. Todos los tipos deactividad humana, comparados can la absoluta quietud de la con tem-placion, parecian similares en la medida en que fueron caracter izadospor la inquietud, par alga negativo, por a-slebolia a par nee-otium, pare 1 no-ocio, 0por la ausencia de las condiciones que hacen posible lacontemplacion, Comparadas con esta actitud de quietud, todas las dis-t inciones y articulaciones inherentes a la v it a ac ti oa desaparecen y, des-de el punta de vista de la contemplacion, poco importa 1 0 que pertur-be la necesaria quietud: solo que el hecho de esta sea perturbada.

    Asi, tradicionalmente la v it a ae ti va toma su significado de la vitacontemplatiua; le fue concedida una muy restringida dignidad ya queservia a las necesidades y exigencias de la conternplacion en un cuer-po vivo. El cristianisrno, con su creencia en un mas alla, cuyos gocesse anuncian en las delicias de la contemplacion, confiere sancion reli-giosa al envilecimiento de la v it a ac ti ua , rnientras que, par otra parte,el mandata de amar al pr6jimo actuo como contrapeso a est a valora-cion desconocida par la antiguedad. Pero el establecimiento del pro-pia orden, segun el cualla conternplacion era la mas e1evada de las fa-cultades humanas, era, en origen, griego y no cristiano; coincidio conel descubrimiento de la contemplacion como el modo de vida del fi-losofo que, en cuanto tal,se considero superior al modo de vida poli-tico del dudadano en la polis. La importante, y aqui solo puedo men-cionarlo de pasada, es que la cristiandad, al contrario de 1 0 que canfrecuenda se piensa, no elevo la vida activa a una posicion superior,no la salvo de su ser secundario, ni la considero, al menos teori-carnente, como algo can un significado y un fin en sf misma, Y, enefecto, un cambia en este orden jerarquico era imposible mientras laverdad fuera el unico principia englobante que permitiera establecerun orden entre las facultades humanas, verdad que ademas era en-

    LABOR, TRABAJO, ACCI6N 91tendida como revelacion, como algo esencialmente dado al hombre,como distinta de aquella verdad que es el resultado de alguna activi-dad mental-pensamiento 0 razonamiento--- 0como el conocimien-to que se adquiere par media de la fabricacion.

    De ahi surge la cuestion: ~Por que no fue descubierta la v it a a ct i-va , can todas sus distinciones y articulaciones, tras la moderna ruptu-ra con la tradicion y la consiguiente inversion de su orden jerarquico,tras la re-evaluacion de todos los valores en Marx y Nietzsche? Yaqui la respuesta se puede resumir brevemente, a pesar de que resul-ta bastante compleja en un analisis concreto: esta en la propia natu-raleza de la famosa inversion de los sistemas filosoficos a de las jerar-quias de valores el dejar el esqueleto conceptual intacto. Esto esespedalmente cierto en el caso de Marx, que estaba convencido deque bastaba con invertir a Hegel para encontrar la verdad -a saber,la verdad del sistema hegeliana, el descubrimiento de la naturalezadialectic a de la historia=-, Permitanme explicar can brevedad comoesta identidad se muestra en nuestro contexto. Cuando enumere lasprincipales actividades humanas -labor, trabajo, accion=-, era ob-vio que la accion ocupaba la posicion mas elevada. En la medida enque la acci6n esta conectada can la esfera politica de la vida humana,esta valoracion concuerda con la opinion prefilosofica, preplatonica,habitual en la vida de la polis griega. La introduccion de la contem-placion como el punta mas alto de la jerarquia tuvo como resultadouna nueva disposicion de este orden, aunque no siempre a traves deuna teoria explicita, (A menudo hemos rendido homenaje verbal a laantigua jerarquia, cuando esta jerarquia ya habia sido invertida en laensefianza efectiva de los filosofos.) Desde el punto de vista de la con-templacion, la mas alta actividad no era la accion sino e 1 trabajo; elsurgimiento de la act ividad artesanal , en la escala de las valoradones,hace su primera aparicion enescena en los dialogos de Platen. La la-bor permaned6, claro esta, abajo de todo, pero la actividad politica,como alga necesario para la vida de la contemplaci6n, era ahora re-conocida s6lo en la medida en que podia ser desarrollada del mismomodo que la actividad del artesano. Solo al ser considerada como unaactividad de trabajo, podia esperarse de la accion politica resultadosdurables. Y tales resultados durables significaban la paz, la paz nece-saria para la contemplacion: ningun cambia.

    Si atendemos a la inversion que se ha producido en la epoca mo-

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    HANNAH ARENDT

    derna, inmediatamente nos damos cuenta de que la caracteristica masirnportante a este respecto esla glorificacion de lalabor, seguramentela ultima cosa que cualquier miembro de una de las comunidades cla-sicas, yasea esta Roma 0Grecia, hubiera encontrado digna de tal po-sicion. Sin embargo, en el momento en que profundizamos en esteasunto vemos que no era la labor como tal la que ocupaba esta posi-cion (Adam Smith, Locke, Marx son unanimes en su desprecio hacialas tareas domesticas, la labor no cualificada que sirve solamente paraconsurnir), sino Ialabor productiua. De nuevo el patron de los resulta-dos durables constituye el criterio, Asi, Marx, ciertamente el mayor f i-losofo de la labor, trato constantemente de reinterpretar esta segun laimagen de la actividad del trabajo, de nuevo a expensas de la activi-dad politica. Ciertamente las cosas habian cambiado. La actividad po-litica no es ya considerada como el establecimiento de leyes inmuta-bles que produarian una comunidad y que tendrian como resultadofinal un producto fiable, el cual se pareceria exactamente a como 1 0hubiese proyectado el fabricador -como silas leyes0constitucionesfueran cosas con una naturaleza semejante a la de la mesa fabricadapor el carpintero de acuerdo con el proyecto que eItenia en la menteantes de empezar a fabricarlo-. Ahora sesupone que la actividad po-Iitica produce bistoria -una frase que aparecio por primera vez enVico- yno una comunidad, y esta historia tiene, como sabemos bien,su producto final.Ia sociedad sin dases, la cual consrituiria el final delproceso historico del mismo modo que la mesa es el autentico findel proceso de fabricacion. En otros terminos, puesto que en el nivelreorico los grandes reevaluadores de los antiguos valores no han he-cho mas que invertir las cosas, laantigua jerarquia en el seno de la vitaact~'vadificilmente fue perturbada: los viejos rnodos de pensar preva-lecieron y la unica distincion relevante entre 1 0 viejo y 1 0 nuevo fueque este orden, cuyo origen y falta de sentido descansan en la expe-riencia efectiva de la conternplacion, devine altamente cuestionable,puesto que e I acontecimiento real que caracteriza a la Edad Modernaa este respecto fue que la propia contemplacion habia devenido sinsentido. No nos ocuparemos aqui de este acontecirniento. En lugar deello, propongo, aceptando la mas vieja y prefilosofica jerarquia, exa-minar estas actividades por sf mismas. Y la primera cosa de la que sehabran dado cuenta es de mi distincion entre labor y trabajo, distin-cion que probablemente les ha sonado alga inhabitual. La trazo a par-

    LABOR, TRABA]O, ACCl6N 93tir de un comentario bastante despreocupado de Locke, quien hablade Ia labor de nuestro cuerpo y e l trabajo de nuestras manos, (Lostrabajadores son, en ellenguaje aristotelico, los que con sus cuerpossubvienen las necesidades de la vida.) La evidencia fenornenica a fa-vor de esta distincion es demasiado llamativa para ser dejada de lado,y , con todo, podemos constatar que, aparte de algunas observacionesdispersas y del importante testimonio de la historia social e institucio-nal, casi no hay nada para avalarla.En contra de esta falta de evidencia sepresenta el hecho simple ypertinaz de que todas las lenguas europeas, antiguas 0modernas,contienen dos palabras no relacionadas etimologicarnente para 1 0 quehemos llegado a pensar como la misma actividad: de esta forma, elgriego distinguia entre poncin y ergazestbai, ellatin entre laborare yfacere c fabricari, el frances entre travailler y ouurer, el aleman entrearbeiten y werken. En todos estos casos, los equivalentes de labor tie-nen una inequivoca connotacion de experiencias corporales, de fati-ga y de incomodidad, yen la rnayoria de los casos se usan significati-vamente para indicar los dolores de parto. Y el Ultimo en usar estaoriginal conexion fue Marx, que definio Ia labor como 1areproduc-cion de la vida individual, y el engendrar, como la production deuna vida ajena, como la produccion de las especies.

    Sidejarnos de lado todas las teorias, especialmente las teorias mo-dernas de la labor despues de Marx, y seguimos solamente esta evi-dencia historica y etirnologica, es obvio que la labor es una actividadque corresponde a los procesos biologicos del cuerpo, esto es, comodijo el joven Marx, el metabolismo entre el hombre y la naturaleza, 0el modo humano de este metabolismo que cornpartimos con todos losorganismos vivos. Por medio de la labor, los hombres producen 10 vi-talmente necesario que debe alimentar el proceso de 1avida del cuer-po humano. Y dado que este proceso vital, a pesar de conducirnos enun progreso rectilineo de declive desde el nacimiento a la muerte, esen slmismo circular,la propia actividad de la labor debe seguir el ci-do de la vida, el movimiento circular de nuestras funciones corpora-les, 1 0 que significa que laactividad de lalabor no conduce nunca a unfin rnientras dura 1avida; es indefinidamente repetitiva. A diferenciadel trabajo, cuyo fin llega cuando el objeto esta acabado, listo para scrafiadido almundo cornun de las cosas y de los objetos, la labor se rnuc-vesiempre en el mismo ciclo prescrito por el organismo vivo, y e] final

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    94 HANNAH ARENDTde sus fatigas y problemas solo se da can el f in, es decir, can la muertedel organismo individual.

    En otras palabras, la labor produce bienes de consumo, y laborary consumir no son mas que dos etapas del siempre recurrente ciclo dela vida biologica. Estas dos etapas del proceso vital se siguen tanexactamente una a otra que casi constituyen uno y el mismo movi-miento, que cuando casi ha acabado debe empezar de nuevo. La Ja-bor, a diferencia de todas las dermis actividades humanas, se hallabajo el signa de la necesidad, de la necesidad de subsistir como so-lia de decir Locke, de la eterna necesidad impuesta par la naturale-za, en palabras de Marx. De ahi que el autentico objetivo de la re-volucion sea, en Marx, no solo la emancipacion de las clases laboraleso trabajadoras, sino la emancipacion del hombre de la labor. Porqueel reino de la libertad empieza solamente donde la labor, determi-nada par la carencia y la inmediatez de las necesidades fisicas,acaba. Y esta emancipacion, como sabemos actualmente, en la me-dida en que es posible, no se da a traves de la ernancipacion politics-Ia igualdad de todas las clases de ciudadanos- sino a traves de latecnologia, Dije: hasta donde es posible, y can ella queria decir que elconsumo, como fase del movimiento ciclico del organism a vivo, es encierto sentido tambien labor.

    Los bienes de consumo, el resultado inmediato del proceso de lalabor, son las menos durables de las cosas tangibles. Son, como sefia-10 Locke, de breve duracion, de forma que -si son consumidos-decaeran y pereceran por S 1 rnismos. Tras una corta estancia en elmundo, retornan al proceso natural que los produjo, bien par la ab-sorcion en el proceso vital de los animales humanos, bien por degra-dacion; en la forma que les ha conferido la mana del hombre desapa-recen mucho mas rapidamente que cualquier otra porcion delmundo. Son las menos mundanas y, al mismo tiempo, las mas natu-rales y las mas necesarias de todas las cosas. A pesar de ser fruto de lamana del hombre, van y vienen, son producidas y consumidas, enconsonancia con el siempre recurrente movimiento ciclico de la na-turaleza. De ahi que no puedan ser amontonadas ni alrnacena-das, como hubiera sido necesario si tuvieran que servir al principalobjetivo de Locke: establecer la validez de la propiedad privada sa-bre la base de los derechos que tienen los hombres de poseer su pro-PIO cuerpo.

    rc"c

    LABOR, TRABA]O, ACCI6N 95Pero mientras la labor, en el sentido de producir casas durables

    -alga que sobreviva a la propia actividad e incluso a la vida del pro-ductor-, es bastante improductiva y futil, en cambio es altamenteproductiva en otro sentido. El poder de la labor del hombre es tal queel produce mas bienes de consumo que los necesarios para su propiasupervivencia y la de su familia. Esta, par aSIdecirlo, abundancia na-tural del proceso de la labor ha permitido a los hombres escIavizar 0explotar a sus congeneres, liberandose a SImismos, de este modo, dela carga de la vida; y a pesar de que est a liberacion de algunos ha sidosiempre lograda par medio de la fuerza de una clase dirigente, no hu-biera sido nunca posible sin esta fertilidad inherente a la propia laborhumana. Con todo, incluso esta productividad especfficamente hu-mana es parte integrante de la naturaleza, tiene algo de la superabun-dancia que vemos en todas partes en la familia de la naturaleza. No esmas que otro modo del creced y rnultiplicaos en el cual, par asidecirlo, la propia voz de la naturaleza nos habla.

    Dado que la labor corresponde a la propia condicion de la vida,participa no solo de la fatiga y de los problemas de la vida, sino tam-bien de la simple felicidad can la que podemos experimentar nuestroestar vivos. La bendicion 0el jubilo de la labor, que juega un papeltan importante en las modernas teorias de la labor, no es una nocionvacia. El hombre, autor del artificio humano, al cual denominamosmundo para distinguirlo de la naturaleza, y los hombres, que estansiempre en relacion unos con otros por la accion y la palabra, no sonde ninguna manera meramente seres naturales. Pero, en la medida enque somas tarnbien simplemente criaturas vivas, la labor es el unicomodo por el que podemos permanecer y girar con contentamiento enel ciclo prescrito de la naturaleza, el atan y el descanso, la labor y elconsumo, con la misma regularidad feliz y sin proposito con la que sesuceden el db y la noche, la vida y la rnuerte. La recompensa de lafatiga y del sufrimiento, aunque no deje nada tras si, es incluso masreal, menos hitil que cualquier otra forma de felicidad. Reside en lafertilidad de la naturaleza, en la serena confianza de que quien ha rea-lizado, con la fatiga y en el tormento, su parte, permanece comouna porcion de la naturaleza en el futuro de sus hijos y de los hijos deestes. El Antiguo Testamento, que, a diferencia de la antigiiedad cla-sica, sostiene que la vida es sagrada y, por 1 0 tanto, que ni la muerteni la labor son un mal (y ciertamente no por un argumento en contra

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    de la vidal, rnuestra en las historias de los pat riarcas la despreocupa-cion de estos por la muerte yd e como les sobrevenia bajo la forma fa-miliar de la noche y del descanso sereno y eterno a una edad avan-zada y cargados de afios,

    La bendicion de la vida como un todo, inherente a la labor, nopuede ser jarnas encontrada en el trabajo y no deberia ser confundi-da con el inevitable y breve alivio y jubilo que sigue al cumplimientode este y acornpafia al exito, La bendicion de la labor es que el es-fuerzo y la gratificacion se suceden tan inmediatamente como el pro-ducir y el consumir, de modo que la felicidad es concomitante alpropio proceso. No hay ni felicidad ni contento duraderos para losseres humanos fuera del cielo prescrito de agotamiento penoso y deregeneracion placentera. Todo 10 que rompe el equilibrio de este ci-do -La rniseria, en la que el agotamiento va seguido par la desgracia,y una vida sin esfuerzo alguno, don de el aburrimiento toma ellugardel agotamiento y donde los molinos de la necesidad, del consumo yde la digestion trituran despiadamente hasta la muerte a un cuerpohumano impotente- arruina la felicidad elemental de estar vivo. Unelemento de la labor esta presente en todas las actividades humanas,induso en las mas altas, en la medida en que pueden set emprendidascomo tareas rutinarias mediante las cuales nos ganamos la vida ynos mantenemos vivos. Su propia repetitividad, que a menudo consi-deramos un peso que nos agota, es 10 que nos procura aquel minirnode contento animal, del cuallos grandes y significativos momentos dealegria, que son raros y que nunca duran, nunca pueden ser sustitu-tos, y sin el cual dificilmente sedan soportables los momentos masduraderos, a pesar de set igualmente raros, de dolor y pesar.

    El trabajo de nuestras manos, como distinto de la labor de nues-tros cuerpos, fabrica la pura variedad inacabable de cosas cuya sumatotal constituye el artiticio humano, el mundo en el que vivimos. Noson bienes de consumo sino objetos de uso, y su uso no causa su de-sapafki6n. Dan al mundo la estabilidad y solidez sin la cual no se po-dria confiar en el para albergar esta criatura inestable y mortal que esel hombre.

    Por supuesto, la durabilidad del mundo de las cosas no es abso-lura; no consumimos las cosas sino que las usamos, pero si no 10 ha-cemos, s implemente se degradan, retornan al proceso natural generaldel cual nosotros las habiamos extraido y contra el cual fueron erigi-

    LABOR, TRABAJO, xccro 97das . Abandonada a sfmisrna 0arrojada del mundo humano, la silla seconvertira de nuevo en madera, y la madera se degradara y retornaraa la tierra de la que habra surgido el arbol antes de ser talado y deve-nir el material sobre el que trabajar y con el que construir. Sin em-bargo, aunque el uso desgasta estos objetos, este fin no forma partede un plan preconcebido; no era este el proposito por el que fueronfabricados, del mismo modo que la destruccion 0el immediatoconsumo del pan constituye su fin inherente; 1 0 que el uso agota es ladurabilidad. En otras palabras, la destruccion, a pesar de inevitable,es .accidental aI uso pero inherente al consumo. Lo que distingue elmas endeble par de zapatos de los meros bienes de consumo es queno se estropean si no los llevo, son objetos y, por consiguiente, poseenpar sf mismos cierta independencia objetiva, aunque modesta.Usados 0sin usar permaneceran en el mundo por un cierto tiempo amenos que sean destruidos sin motivo.

    Esta durabilidad da a las cosas del mundo su relativa indepen-denda con respecto a los hombres que las producen y que las usan,su objetividad que las hace oponerse, resistir y soportar, al menospor un tiernpo, las necesidades y exigencias voraces de sus usuariosvivos. Desde este punta de vista, las cosas del mundo tienen la fun-cion de estabilizar la vida humana, y su objetividad descansa en el he-cho de que los hombres, a pesar de su siempre carnbiante naturaleza,recuperan su identidad gracias a sus telaciones con Ia persis tente rnis-midad de los objetos, la misma silla hoy y manana, antiguarnente lamisma casa del nacimiento a 1 3 muerte. Frentc a la subjetividad de loshombres se situa la objetividad del artificio hecho par el hombre y nola inditerencia de la naturaleza. S610 porque hem os erigido un mun-do de objetos a partir de 1 0 que la naturaleza nos da y hem os cons-truido este arnbiente artificial dcntro de 1 3 naturaleza, que asi nosprotege de ella, podemos considerar a la naturaleza como algo obje-tivo, Sin un mundo entre los hombres y la naturaleza, habria movi-miento eterno, pero no objetividad.

    Durabilidad y objetividad son los resultados de Ia fabricacion, eltrabajo del Homo [aber, que consiste en la concreci6n. La solidez, in-herente hasra en la mas [ragil de las cosas, proviene, en ultimo terrni-no, de la materia que cs transformada en material. El material ya esun producro de las manos humanas que 1 0 han cxtraido de su lugarnatural, va matando un proceso de vida, como en el caso del arbol que

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    provee de madera, ya interrumpiendo uno de los procesos naturalesmas lentos, como en el caso del hierro, la piedra a el marmol arran-cados del sene de la tierra. Este elernento de violacion y violencia estapresente en toda fabricacion, y el hombre como creador del artificiohumano ha sido siempre un destructor de la naturaleza. La experien-cia de esta violencia es la mas elemental de la fuerza humana y, al mis-mo tiempo, 1aopuesta del esfuerzo agotador y doloroso experimen-tado en la pura labor. Ya no se trata del ganarse el pan coo el sudorde la trente, en que el hombre puede ser realmente el arno y sefiorde tad as las criaturas vivientes, aunque sea todavia el servidor de lanaturaleza, de sus propias necesidades naturales, y de la tierra. ElHomo faber se convierte en amo y sefior de la propia naturaleza en lamedida en que viola y destruye parcialmente 1 0 que le fue dado.

    El proceso de fabricacion esta en 5 1 misrno enteramente determi-nado por las categorias de medio y fin. La cosa fabricada es un pro-ducto final en eI doble sentido de que el proceso de produccion ter-mina alli y de que solo es un medic para producir tal fin. A diferenciade la actividad de la labor, donde la labor y el consumo son solo dosetapas de un identico proceso --el proceso vital del individuo 0de lasociedad->- la Iabricacion y el uso son dos procesos enteramente dis-tintos. El fin del proceso de fabricacion se da cuando la cosa esta ter-minada, y este proceso no necesita ser repetido. El impulso hacia larepeticion procede de la necesidad del artesano de ganarse su mediode subsistencia, esto es, del clemente de 1a Jabor inherente a su tra-bajo, 0puede tambien provenir de la demanda de multiplicacion enel mercado. En ambos casas, el proceso es repetido por razones ex-ternas a sf mismo, a diferencia de 1a compulsiva repeticion inherentea la labor, en que uno debe comer para poder laborar y debe laborarpara poder comer. No se debe confundir la multiplicacion y 1a repe-ticion, a pesar de que pueda ser percibida por el artesano como merarepeticion, que una maquina podria ejecutar mejor y mas produc-tivamente. La multiplicacion realmente rnultiplica las cosas, mientrasque 1a r epeticion simplemente sigue el recurrente cido de la vida ene I que sus productos desaparecen casi tan rapidarnente como hanaparecido.. . .

    Tener un comienzo definido y un fin dcterminado predecible esla caracteristica de la fabricacion, que a traves de este solo rasgo sedistingue de todas las dernas actividades human as. La labor, atrapa-

    LABOR, TRABA]O, ACCI6 ... 99

    da en el movimiento cidico del proceso biologico, carece de princi-pio y, propiamente hablando, de fin -solamente pausas, intervalosentre agotamiento y regeneracion, La accion, a pesar de que puedetener un comienzo definido, nunca tiene, como veremos, un fin pre-decible. Esta gran fiabilidad del trabajo se refleja en el hecho de queel proceso de fabricacion, a diferencia de la accion, no es irreversible:todo 1 0 producido por las manos humanas puede ser destruido porellas y ningun objeto de uso se necesita tan urgentemente en el pro-ceso vital como para que su fabricante no pueda sobrevivir a su des-truccion y afrontarla. El hombre, el fabricante del artificio humano,de su propio mundo, es realmente un duefio y sefior, no solo porquese ha impuesto como el arno de toda la naturaleza, sino tambien por-que es dueiio de si mismo y de sus actos. Esto no puede decirse ni dela labor, en la que permanece sujeto a sus necesidades vitales, ni de laaccion, en la que depende de sus semejantes. Solo con su imagen delfuturo producto, el Homo fabercs libre para producir, y tambien solofrente al trabajo de sus manos es libre de destruirlo.

    Dijeantes que todos los procesos de Iabricacion estan determi-nados por las categorias de medio y fin. Esto se manifiesta muy dara-mente en el importante papel que desernpefian en ella las herramien-tas y los utiles. Desde el punta de vista del Homo faber, el hombre esen efecto, como dijo Benjamin Franklin, un fabricador de utiles.Por supuesta que las herramientas y utensilios son tambien usados enel proceso de 1a labor, como sabe toda ama de casa que orgullosa-mente posee todos los chismcs de una cocina moderna, pero estosutensilios tienen un caracter y fun cion diferente cuando son usadospara 1alabor; sirven para aligerar el peso y mecanizar la labor del la-borante. Son, por as! decirlo, antropocentricos, mientras que las he-rramientas de la tabricacion son diseiiadas e inventadas para la fabri-cacion de casas; su idoneidad y precision son dictadas por propositosobjetivos mucho mas que por necesidades y exigencias subjetivas.Adernas, cad a proceso de fabricacion produce cosas que duran consi-derabJemente mas tiernpo que dproceso que las llevo a la existencia,rnientras que en un proccso de labor, que da a luz a estos bienes decorta duracion, las herramientas y utiles que se usan son las unicascosas que sobreviven al propio proccso de 1 a labor. Son casas de usapara la labor, y como tales no son el resultado del rnismo proceso dela labor. Lo que domina la labor que hacemos con el propio cuerpo,

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    100 HANNAH ARENDTe incidentalmente todos los procesos de trabajo ejecutados segun elmodo de la labor, no es ni el esfuerzo intencionado ni el mismo pro-ducto sino elmovimiento y elritmo que el proceso impone a los quelaboran, Los utensilios de lalabor son atraidos hacia este ritmo en elque el cuerpo y laherramienta giran en el mismo m~vi.miento r~pet!-tivo -hasta en el uso de las maquinas, cuyo movimiento esta masadaptado ala ejecucion de la labor, yano es ~ mo.vimiento del cue~po e l que determina el movimiento del utenslh~, s~o que es elmovi-rniento de la maquina el que fuerza los movtmientos del cuerpo,mientras que, en un estadio mas avanzado, 10 subs~ituye del.~odo-:Me parece altamente significative que la tan discutida cuestion de SIel hombre debe adaptarse a la maquina 0 la maquina debe seradaptada a la naturaleza del hombre, no ha surgido nunca con res-pecto a los simples utiles y herramientas: Y la razon es que to?as lasherramientas del artificio permanecen siervas de la mano, rnrentrasque las rnaquinas exigen de hecho que q~ie? labora si,rv.a,que adap-te el ritmo natural de su cuerpo a su movinuento mecaruco. En otraspalabras, incluso en la herramienta mas r~finada exist~ u~a sier;a i~.capaz de dirigir 0de substituir a lamano; incluso lamaquina mas pn-mitiva guia y reemplaza idealmente la labor del cuerpo ".La experiencia mas fundamental que tenemos de la instrumenta-lidad surge del proceso de fabricacion. Y aqui sfque es.cierto ~~ elfin justitica los medias: mas aun, los produce ylos orgamza. El fi n J~stifica la violencia ejercida sabre la naturaleza para obtener el material,ta l como la madera justifica que matemos el arbol, y la mesa justificala destruccion de la madera. Del mismo modo, el producto final or-ganiza el propio proceso de trabajo, decide los esp~~ia1istasque ne-cesita, lamedida de cooperacion, el nurnero de parucipantes 0de co-operadores. De ahi que todo y tado~ sean juzgados en termi~os de suurilidad y adecuacion a1producto fmal deseado y a na_dama~. .De forma bastante extrafia, la validez de la categona rnedio-fin nose agota con el producto final para cl que todo y todos devi~nen unmedia. A pesar de que el objeto esun fin con respecto al med~a a .t~a-ves del cual ha sido producido y es el fin del proceso de fabricacion,

    se convierte, par as!decirlo, en unfin en S 1 mismo, almeno~~oJ1II!.~~~~_~~ sigue siendo un abjeto de uso. Este inmediatamente se situa

    de medic-fin en virtud de su efectiva utilidad; como~ioMoi\"

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    102 HANNAH ARENDTtrumentalidad como tal, el uso de medios para lograr un fin, sino lageneralizad6n de la experiencia de la fabricacion donde el provechoy la utilidad son establecidos como las normas Ultimas para el rnun-do, asi como para la vida activa de los hombres que en el se mueven.Se puede decir que El Homo fa be r ha transgredido los limites de.su ac-tividad cuando, bajo el disfraz del util itarismo, propone que la mstru-mentalidad gobierne el reino del mundo finite tan exclusivamentecomo gobierna la actividad a traves de la cuaiias casas en el conteni-das llegan a ser. Esta generalizadon sent siempre la tentacion especi-fica del Homo f ab er , a pesar de que, en Ultimo analisis, sera su propiaruina: sera abandon ado a la ausenda de sentido en el corazon de lautilidad; el utilitarismo nunca puede dar con la respuesta a la cues-tion que Lessing una vez formulo a los fi losofos utilitaristas de sutiempo: Y cual es, os ruego, el uso del uso?.

    En la misma esfera de la fabricacion, no hay mas que un generode objetos a l que la inacabable cadena de medios y fines no es aplica-ble, y es la obra de arte, la mas inutil y, a 1 mismo tiempo, la mas du-rable de las cosas que las manos human as pueden producir. Su ca-racteristica propia es su alejamiento de todo el contexto del usoordinario, de forma que se da el caso de que un antiguo objeto deuso, por ejemplo una pieza de mobilia rio de una epoca ya pasada, seaconsiderado por una generacion posterior como una obra maestra,sea colocado en un rnuseo y, de esta forma, cuidadosamente separa-do de cualquier uso posible. Del mismo modo que el proposito deuna silla es actualizado cuando alguien se sienta en ella, el propositoinherente a una obra de arte -tanto si el artista 1 0 sabe como si no 1 0sabe, tanto si el fi n es alcanzado como si no 1 0 es- es conseguir per-manecer a traves de las epocas. En ningun otro lugar aparece con tan-ta pureza y claridad la simple durabilidad del mundo fabricad~ por elhombre; en ningun otro lugar, por 1 0 tanto, este mundo de objetos semanifiesta tan espectacularmente como el hogar no mortal para losseres mortales. Y, a pesar de que la fuente real de inspiracion de es-tos objetos permanentes sea el pensamiento, esto no les imp ide sercosas. El proceso del pensar no produce cosas tangibles, tal comotampoco los produce la simple habilidad para usar objetos, La con-cred6n que se da al escribir algo, al pintar una imagen, 0a l componeruna pieza de musica, etc., es 1 0 que bace realmente del pensamiento unarealidad; y para producir estos objetos de pensamiento, a los que

    LABOR, TRABAJO, ACC16N 103habitualmente llamamos obras de arte, se requiere el mismo trabajoque para construir, gracias al primordial instrumento de las manoshumanas, las otras cosas, menos durables y mas utiles, del artificiohumano.

    El mundo de las cosas fabricado por el hombre se convierte en unhogar para los hombres mortales, cuya estabilidad perdurara y sobre-vivira al siempre carnbiante movimiento de sus vidas y gestas solo enla medida en que trasdenda la simple funcionalidad de los bienes deconsumo y la utilidadde los objetos de uso, La vida, en su sentido nobiologico, ellapso de tiempo que le es concedido a cada hombre en-tre ~ nacimiento y la muerte, se manifiesta en la accion y el diseurso,hacia los que hemos de dirigir ahara nuestra atencion, Con Ia palabray Ia acci6n nos insertamos en el mundo humano y tal insercion escomo un segundo nacimiento, en el que confirmamos y asumimos dhecho desnudo de nuestra apariencia fisica original. Dado que a tra-y e s del nacimiento hemos entrada en' el Ser, compartimos can lasotras entidades la cualidad de la alteridad [Otherness], un aspectoimportante de la pluralidad que haee que s610 nos podamos definirpor la distincion, esto es, no somos eapaces de decir que es alga sindistinguirlo de alguna otra cosa. Sin embargo, solo el hombre puedeexpresar la alteridad y la individualidad, solo el puede distinguirse ycomunicarse a sf mismo, y no rneramente alga -sed a hambre, afec-to, hostilidad 0miedo-. En el hombre, la alteridad y la distinciondevienen unicidad, y 1 0 que e l hombre inserta can Ia palabra y la ac-cion en la sociedad de su propia especie es la unicidad. A dicha in-sercion no nos obliga la necesidad, como a la labor, ni es provocadapor las exigencias y deseos, como el trabajo. Es incondidonada; suimpulso surge del comienzo que entre en el mundo cuando nacimos~ ~l. q~e respondemos comenzando algo nuevo par nuesrra propiaimciatrva. Actuar, en su sentido mas general, signifies tomar una ini-ciativa, comenzar, como indica la palabra griega llrkhein, a poneralga en movimiento, que es el significado original delllgere latino.

    Todas las acrividades humanas estan condicionadas por e l hechode la pluralidad humana, par el hecho de que no es un hombre, sinolos hombres en plural quienes habitan la tierra y de un modo u otrov~ven juntos. Pero solo la accion y el discurso esran conectados espe-cificamente con el heche de que vivir siempre signifies vivir entre loshombres, vivir entre los que son mis iguales. De ahi que, cuando yo

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    104 HANNAH ARENDTme inserto en el mundo, se trata de un mundo donde ya estan pre-sentes otros. La accion y 1apa1abra estan tan estreehamente ligadosdebido a que el acto primordial y espedfieamente humano debesiempre contener, a1mismo tiempo, 1arespuesta a la pregunta plan-teada a todo recien llegado : (Quien eres tu?. La manifestacion dequien es alguien se halla implicita en el heeho de que, en ciertomodo, la accion muda no existe, 0 si existe es irrelevante; sin pala-bra, la accion pierde el actor, y el agente de los aetas solo es posib1een la medida en que es, al mismo tiempo, quien dice las palabras,quien se identifies como e 1 actor y anuneia 1 0 que esta haciendo, 1 0que ha hecho, 0 1 0 que trata de hacer. Es exactamente como 10dijoDante en una ocasion -y mas sucintamente de 1 0 que yo podria ex-presar (De Monarch ia, I, 13):Porque, en toda accion, 1 0 que intentaprincipalmente el agente [...] es manifestar su propia imagen. De ahique todo agente, en tanto que hace, se deleita en hacer; puesto quetodo 1 0 que es apetece su ser, y puesto que en la accion el ser delagente esta de algun modo ampliado, 1adelicia necesariamente si-gue . .. Asi, nada acnia a menos que [al actuar] haga patente su la-tente yo. Por supuesto, esta revelacion del quien, al contrario de10que alguien es 0 hace -sus ta1entos 0habilidades, sus triunfoso fracasos, que exhibe u oculta- no puede ser conseguida volunta-riamente. Al contrario, es mas que verosimil que el quier perma-nezca siempre oculto para la propia persona -como el daimon de 1areligion griega que acornpafiaba a todo hombre a 10largo de su vida,siernpre mirando desde atras por encima del hombro y, por 1 0 tanto,solo visible para los que este encontraba de frente-. Can todo, a pe-sar de ser desconocida para la persona, 1a accion es intensamentepersonal. La accion sin un nombre, un quienx ligado a ella, carecede significado, mientras que una obra de arte retiene su relevanciaconozcamos 0 no el nombre del artista. Permitanme reeordarles losmonumentos a 1 Soldado Desconocido tras laPrimera Guerra Mundial.Son el testimonio de la neeesidad de encontrar un quien, un alguienidentifieable, al que hubieran revelado los cuatro afios de matanzas.La repugnancia a aceptar elhecho brutal de que el agente de la guerrano era autenticamente Nadie inspiro la construccion de monumen-tos a desconocidos -esto es, a todos aquellos que la guerra habiafraeasado en dar a conocer, robandoles asi, no sus hazafias, sino sudignidad humana.

    LABOR, TRABA]O, ACCI6N 105Dondequiera que los hombres viven juntos, existe un trama derelaciones humanas que esta, por asi decirlo, urdida por los actos ylas palabras de innurnerables personas, tanto vivas como muertas.Toda nueva accion y todo nuevo comienzo cae en una trama ya exis-tente, donde, sin embargo, empieza en cierto modo un nuevo proce-so que afectara a muchos, incluso mas alia de aquellos con los que elagente entra en un contacto directo. Debido a esta trama ya existen-te de relaciones humanas, con sus conilictos de intenciones y volun-tades,la accion casi nunca logra suproposito, Y es tambien debido a

    este medio y a la consiguiente cualidad de imprevisibilidad que la ac-cion siempre produce historias [stories], intencionadarnente 0no, deforma tan natural como 1afabricacion produce cosas tangibles. Estashistorias pueden entonces registrarse en monumentos y documentos,pueden contarse en 1apoesia y 1ahistoriografla, y elaborarse en todasuerte de materia1es. Por simismas, no obstante, son de una natura-leza completamente diferente a estas concreciones. Nos dicen masacerca de sus sujetos, del heroe de cada historia, de 10que cual-quier producto de las manos humanas puede contarnos acerca delmaestro que 1 0 produjo y , par tanto, no son productos propiarnentehab1ando. A pesar de que todo el mundo comienza su propia histo-ria, almenos la historia de supropia vida, nadie es su autor a su pro-ductor. Y, sin embargo, es precisamente en estas historias donde el sig-nificado real de una vida humana se revela finalmente. EI hecho deque toda vida individual, entre el nacimiento y la muerte, pueda a lalarga ser relatada como una narracion con comienzo y fin es 1acon-dicion prepolitica y prehistories de 1ahistoria [history], la gran na-rracion sin comienzo ni fin. Pero la razon de que cada vida human acuente su historia [story] y por la que la historia [history] se convier-te en ellibro de historias de la humanidad, con muchos actores y ora-dares y, aun asi, sin autor, radica en que ambas son el resultado de laaccion, La historia real en que estamos comprometidos mientrasvivimos no tiene ningun autor visible a invisible, porque no esta fa -bricada.La ausencia de un fabricador en este ambito explica la extraordi-naria fragilidad y la falta de fiabilidad de los asuntos estrictamente hu-manos. Dado que siempre actuamos en una red de reladones, las con-seeuencias de cada acto son ilimitadas, toda accion provoca no solouna reaccion sino una reaccion en cadena, todo proceso es 1acausa de

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    106 HANNAH ARENDTnuevos proeesos impredecibles, Este caracter ilimitado es inevitable;no 1 0 podemos remediar restringiendo nuestras acciones a un marcode circunstancias controlable 0 introduciendo todo e 1 material perti-nente en un ordenador gigante. EI acto mas pequefio en las circuns-tancias mas limitadas lleva la semilla de la misma ilirnitacion e im -previsibilidad; un acto, un gesto, una palabra bastan para cambiarcualquier constelacion. En la accion, por oposicion al trabajo, es ver-dad que nunea podemos realmente saber que estamos haciendo.Sin embargo, en claro contraste con esta fragilidad y esta falta defiabilidad de los asuntos humanos, hay otra caracterfstica de la accionhumana que parece convertirla en mas peligrosa de 1 0 que tenemosderecho a admitir. Y es el simple hecho de que, aunque no sabemos10que estamos haciendo, no tenemos ninguna posibilidad de desha-cer 1 0 que hemos hecho. Los procesos de la accion no son solo irn-predecibles, son tambien irreversibles: no hay autor 0fabricador quepueda deshacer, destruir, 10que ha hecho si no le gusta 0cuando lasconsecuencias muestran ser desastrosas. Esta peculiar resistencia dela accion, aparentemente en oposicion ala fragilidad de sus resulta-dos, seria del todo insoportable si esta capacidad no tuviera algun re-medio en su propio terreno.La redencion posible de esta desgracia de 1airreversibilidad es lafacultad de perdonar, y el remedio para la imprededbilidad se hallacontenido en la facultad de hacer y mantener las promesas. Ambosremedios van juntos: el perdon esta ligado al pasado ysirve para des-hacer 1 0 que se ha hecho; mientras que atarse a traves de promesassirve para establecer en el oceano de inseguridad del futuro isias deseguridad sin las que ni siquiera la continuidad, menos aim la dura-bilidad de cualquier tipo, seria posible en las relaciones entre loshombres. Sin ser perdonados, liberados de las consecuencias de 10que hemos hecho, nuestra capacidad de actuar estaria, por as! decir-10, confinada a un solo acto del que nunca podriamos recobrarnos;seriarnos para siempre las vfctimas de sus consecuencias, semejantesal aprendiz de brujo que carecia de la formula para romper el hechi-zoo Sin estar atados al cumplimiento de las promesas, no seriarnosnunea capaces de lograr el grado de identidad y continuidad que eon-juntamente producen la persona acerca de la cual se puede contaruna historia [story]; cada uno de nosotros estaria condenado a errardesamparado, sin direccion, en la oscuridad de nuestro solitario co-

    LABOR, TRABAJO. ACCl6N 107razon, atrapado en sus humores, contradicciones y equivocos. Estaidentidad subjetiva lograda por la sujeci6n a las prornesas debe serdistinguida de la objetiva, esto es, ligada a los objetos, aquella iden-tidad que surge del confrontarse a la mismidad del mundo, a la quealudi al tratar el trabajo. A este respecto, perdonar y hacer promesas .son como mecanismos de control esrablecidos en el propio seno de lafacultad de iniciar procesos nuevos y sin fin.Sin la accion, sin la capacidad de comenzar algo nuevo y de estemodo articular elnuevo comienzo que entra en el mundo con el naci-miento de cada ser humano, la vida del hombre, que seextiende des-de el nacimiento a lamuerte, seria condenada sin salvacion. El propiolapso de vida, en su carrera hacia la muerte, llevaria inevitablemente atodo 1 0 humano a la ruina y ala destruccion. La accion, can todas susincertezas, es como un recordatorio siempre presente de que los hom-bres, aunque han de morir, no han nacido para eso, sino para comen-zar algo nuevo. Initium ut esser homo creatus est; para que hubieracomienzo fue creado el hombre, dijo Agustin. Con la creaci6n delhombre, el principio del comienzo entre en el mundo; 1 0 coal, natu-ralmente, no es mas que otra forma de decir que, con la creacion delhombre, el principia de la libertad aparecio en la tierra.

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    EL PENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES]ParaW. H. Auden

    Hablar acerca del pensar me parece tan presuntuoso que lesdebo, creo, una justificacion, Hace algunos afios, en mi reportajesobre el proceso de Eichmann en jerusalen, hable de la banalidaddel mal, y con esta expresion no aludia a una teoria 0una doctri-na, sino a algo absolutamente factico, al fenorneno de los actos cri-minales, cometidos a gran escala, que no podian ser imputados aninguna particularidad de maldad, patologia 0 conviccion ideologi-ca del agente, cuya {mica nota distintiva personal era quizas una ex-traordinaria superfidalidad. Sin embargo, a pesar de 10 monstruosode los actos, el agente no era un monstruo ni un demonio, y la uni-

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    110 HANNAH ARENDTpensar en como deberian ser sus ultirnas palabras, en caso de unasentencia de muerte que siempre habia esperado, del mismo modoq.ue sus incoh~re~cias y flagrantes contradicciones a 1 0 largo del jui-CIO no 1 0 habfan mcomodado. Cliches, frases hechas, adhesiones al~ convencional, codigos estandarizados de conducts y de expre-sion cumplen la funcion socialmente reconocida de protegernosfrente a la realidad, es decir, frente a los requerimientos que sobrenuestra aten~ion pensante ejercen todos los acontecimientos yhec~os en virtud de su misma existencia. S i siempre fueramossenslbles a este requerimiento, pronto estariarnos exhaustos; Eich-mann se distinguia Cmicamente en que paso por alto todas estassolicitudes.

    Esta total ausencia de pensamiento atrajo mi arencion cEs posi-ble hacer e 1 mal, los pecados de omision y tambien los de cornisioncuando faltan no ya solo los motives reprensibles (como los deno-mina la ley) sino tarnbien cualquier otro tipo de motivo, el mas mini-~o destello de interes 0volicion> La maldad, comoquiera que la de-fmamos, este estar resuelto a ser un villano, (no es una condicionnecesaria para hacer el mal? Nuestra facultad de juzgar de distin-guir 1 0 bueno de 1 0 malo, 1 0 bello de 1 0 feo, ~depende de'nuestra fa-cultad de pensar?cHay coincidencia entre la incapacidad para pensary e l fracaso desastroso de 1 0 que comunmente denominamos con-ciencia? S e imponia la siguiente pregunta: la actividad de pensar, enS I misma, el habito de examinar y de reflexionar acerca de todo 1 0que acontezca 0 Harne la atcncion, indepcndientemente de su conte-nido especifico a de sus resultados, cpuede ser una actividad de talnaturaleza que condicione a los hombres contra el e l mal (la mismapalabra con-ciencia, en cualquier caso, apunta en esta direccion, en lamedida e? ~ue significa conocer conmigo y por mi rnisrno, un tipode conOClmlento que se actualiza en cada proceso de pensamienro),Par u~timo, (n~ se refuerza la urgencia de estas cuestiones por el he-cho bien conocido y alarmante de que solo la buena gente es capaz detener mala conciencia, mientras que esta es un fenorneno muy extra-no entre los autenticos criminales? Una buena conciencia no existesino como ausencia de una mala.

    Tales eran los problemas. Pur ponerlo en otros rerminos y usan-do un lenguaje kantiano, despues dc que me Ilamara Ia atencion unfenomeno ~la quaestio facti ~ que, quisicra 0no, me puso en po-

    i.:EL I'ENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES 11 J

    sesion de un concepto (l a banalidad del mal), no pude evitar susci-tar la quaestio juris y preguntarrne con que derecho 1 0 poseia y 1 0usaba.3

    IPlantear preguntas como: (que es el pensar?, cque es :]

    rnal? tiene sus dificultades. 50n cuestiones que pertenecen ala f i-losofia 0a la metafisica, terminos que designan un campo de inves-tigacion que, como todos sabemos, ~~ ~aido en desgracia. 5i se ~r~-tara simplemente de las cri ticas POS1t1Vlsta0 neoposmvista, quizasno necesitariamos ni preocuparnos de ello.4 Nuestra dificultad alsuscitar est as cuestiones nace menos de los que, de algun modo, lasconsideran carentes de significado, que de aquellos a quienes va

    3. Citado de las notas posrumas de las [ecciones de Kant sobre rnetafisca, Akade-mi Ausgabe , vol XVIII, n. 5636. _ . .. .

    4. La afirrnacion de Carnap de que la metafisica no es mas significativa que lapoesfa contradice las pretensioncs de los metafisicos; pero estas~ Co~?, por otra p~r-te, la valoracion de Carnap, pueden estar basadas en una subestimacion .de la poesia.Heidegger, a quien eligiera Carnap como blanco de su ataque, contesto. (a pesar deno hacer lo cxplicit amcntc) afirmando la estrccha relacion ent re p~nsamle_nto y poe-sia (df'nkm y dicbten): no eran idcnticas, pero emanahan de la misma rarz. Y d~ ~amisma opinion era Arisnuclcs, a quicn hastu ahora nadic ha acusado de csc~lbl_rmera poesia: filosofia y pocsia van, en cicrro modo, Juntas, nenen un peso idcnti-co (Poetica, 1451 b5). Por otra parte, el celebre aforis rno de Wlttgenstell l: "De 1 0que no se puede hablar, mejor es callarse (Ia ultima Frase del Tractatusi, si 10 torna-rnos al pie de la lerra, se aplicaria no solo a 10 que escapa a la expenencra sensiblesino, al contrario, a la mayoria de los objetos de la sensacion. Nada de [0que v~mos.oimos tocamos puede ser adecuadamente descrito con palabras, Cuando declmo~:EI agua esta fria ni el agua ni el frio son descritos como.nos son dados a [as senri-dos . . y no fue precisamente el dcscubrimicnto de esta discrepancia entre las pala-bras, ~l media en el que pensamos, y el rnundo de las apariencias, el m~dio en e 1 ~ueviv irnos , 10que condujo a la f ilosofia y la metafisica al primer plano- SI sc cxccptuanlos inicios -can Parrnenides y Heniclito-, el pcnsamiento, ya fuera como flour 0como logos, era considerado capaz de alcanzar el verdadero Ser, rnientras que al ftnal sc desplazo el acento y paso de la palahra a la apariencia, POf tanto, a la percepcion de los scntidos Y H los instrurncntos pot mcdio de los que podcm~s an~phar yalinar nucstros scntidos corporales. Parcce totalmcntc natural que un cnlasis en lapalabra discriminc contra las aparicncias y que la accntuacion de la scnsacion 1 0 .haga contra cl pensamiento.

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    112 HANNAH ARENDTdirigida la critica. Pues, del mismo modo que la crisis de la religionalcanzo su punto mas algido cuando los teologos, y no la vieja masade no creyentes, empezaron a hablar sobre la muerte de Dios, lacrisis de la filosofia y de la metafisca se ha manifestado wando lospropios filosofos comenzaron a declarar el final de la filosofia y dela metafisica. Esto puede tener sus ventajas; confio en que las ten-dra, cuando se haya entendido que estos finales no significan real-mente que Dios haya muerto -un absurdo evidente desde cual-quier punto de vista- sino que Ia manera en que Dios ha sidopens ado durante milenios ya no es convincente; tarnpoco significanque las viejas cuestiones que acompafian al hombre desde su apari-cion sobre la tierra hayan devenido carentes de significado, sinoque el modo en que fueron formuladas y resueltas ha perdido suvalidez.

    Lo que sf ha Ilegado a su final es la distincion basica entre 10 sen-sible y 1 0 suprasensible, conjuntamente con la idea, tan antigua comoParrnenides, de que todo 10 que no se obtiene par los sentidas -Diaso el Ser 0los Primeros Principios y Causas (archai) 0las Ideas- esmas real, mas verdadero, mas significativa que aquello que aparece, yde que esto no esta solo mas alla de la percepcion de los sentidos, sinopar e nc ima del mundo de los sentidos. Lo que ha muerto no es solola Iocalizacion de ta les verdades eternas, sino la misma distincion,Conternporanearnente, con una voz cada vez mas estridente, los po-cos defensores de la metafisica nos han advertido del peligro de nihi-lismo inherente a este desarrollo; y, a pesar de que raramente 10 invo-can, disponen de un argumento importante a su favor: es realmentecierto que, una vez descartado el reino suprasensible, su opuesto, elmundo de las apariencias, tal como se ha venido entendiendo desdehace siglos, queda tarnbien anulado. Lo sensible, como todavfa 1 0conciben los positivistas, no puede sobrevivir a la muerte de 1 0 su-prasensible. Nadie ha visto esto rnejor que Nietzsche, que, can sudescripcion poetics y rnetaforica del asesinato de Dios en Zaratbus-tra, ha creado tanta confusion sobre estos temas. En un pasaje signi-ficativo de E l c re pu sc ul o d e 10J idoloJ, adara el significado de la pala-bra Dim en Zaratbustra: se trataba de un mera sirnbolo del reino de10 suprasensible tal como 10 entendio la metaflsica: y, a continuacion,reernplazando la palabra Dios par mundo uerdadero, afirma: Hemoseliminado e I mundo verdadero: (que mundo ha quedado?, (acaso el

    EL PENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES 1 1 3aparente? .. j No!, ial eliminar el mundo verdadero hemos elirninadotam bien el aparente.'

    Estas rnuertes modernas -de Dios, la metafisica, la filosofia y,por consiguiente, del positivismo-- pueden ser acontecimientos degran irnportancia, pero, despues de todo, son acontecimientos del .pensamiento, y, si bien se refieren muy de cerca a nuestros modos depensar, no tienen que ver con nuestra capacidad para pensar, esdecir, con el simple hecho de que el hombre es un ser pensante. Ycon esto quiero decir que el hombre tiene una inclinacion y adem asuna necesidad, de no estar presionado por necesidades vitales masurgentes, da necesidad de la razon kantiana) de pensar mas alla delos limites del conocimiento, de usar sus capacidades intelectuales, elpoder de su cerebra, como alga mas que simples instrumentos paraconocer y hacer. Nuestro deseo de conocer, tanto si emerge de nues-tras necesidades practicas y perplejidades teoricas, como de la simplecuriosidad, puede ser satisfecho cuando alcanzamos el fin propuesto;y mientras nuestra sed de conocimiento puede ser insaciable dada lainmensidad de 1 0 desconocido, hasta el punto de que cada region deconocimiento abre ulteriores horizontes cognoscibles, la propia act i-vidad deja tras si un tesoro creciente de conocimiento que queda fija-do y almacenado por cada civilizacion como parte y parcela de sumundo. La actividad de conocer es una actividad de construcciondel mundo como 10 es la actividad de construccion de casas. La incli-nacion 0la necesidad de pensar, par el contrario, incluso si no haemergido de ningun tipo de cuestiones ultimas metafisicas, tradi-cionalmente respetadas y carentes de respuesta, no deja nada tan tan-

    5. Parece digno de notarse que encontramos la misma intuicion en su mas obviasimplicidad en los inicios de la historia del pensamiento en terminos de dos mundos, elsensible y cl suprasensible. Democrito nos 1 0 presenta en forma de dialogo entre la men-te, elorgano para 1 0 suprasensible. y los sentidos. Las pereepciones de los sentidos sonilusorias, dice, cambian scgun las condiciones de nuestro cuerpo; dulce, amargo, colory sernejantes existcn solo noma, por convencion entre los hombres, y no pbysei, de .acuerdo con la verdadera naturaleza derras de las apariencias asi habla la mente. A 1 0que responden los sentidos: [Pobre mente! "Tii, que recibcs de nosotros tus pruebas[pisteis], tratas de dcrnolernos? Nuestro derrocarniento sera tu propia ruina (B125 yB9). En otras palabras, una vcz perdido el siempre precario equilibrio entrelos dosmundos, no importa siha sido cl rnundo vcrdadero elque ha abolido el rnundo delas aparien ciasx 0viceversa,sc viene abajo eI cuadro enrero de referencias, en que e I pensamienro estaba habituado a oricnrarse. Por 1 0 que nada parece rencr yarnucho sentido.

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    1 1 4 HANNAH ARENDTgible tras S 1 , ni puede ser acallada por las intuiciones supuestamentedefinitivas de los sabios, La necesidad de pensar solo puede ser sa-tisfecha pensando, y los pensamientos que tuve ayer satisfaran hoyeste deseo solo porque los puedo pensar de nuevo.

    Debemos a Kant la distincion entre pensar y conocer, entre Ia ra-zan, el ansia de pensar y de comprender, y el intelecto, el cual deseay es capaz de conocimiento cierto y verificable, El propio Kant creiaque la necesidad de pensar mas alla de los llmites del conocimientofue originada solo par las viejas cuestiones metafisicas, Dios, Ia liber-tad y la inrnortalidad del alma, y que habia que abolir el conoci-miento para dejar un lugar a las creencias; y que, al hacer esto, habracolocado los fundamentos para una futura metafisica sistematicacomo un legado dejado a la posteridad." Pero esto muestra sola-mente que Kant, todavia ligado a la tradici6n metafisica, nunca fuetotalrnente consciente de 1 0 que habia hecho, y su Iegado dejado alaposteridad se convirtio, en realidad, en la destruccion de cualquierposibil idad de fun dar sistemas metafisicos. Puesto que la capacidad yla necesidad del pensamiento no se limit an en absoluto a una materiaespecifica, este no sera nunca capaz de dar respuesta a cuestiones ta-les como las que pIantea y conoce la raz6n. Kant no ha negado e l co-nocimiento, sino que 1 0 ha separado del pensar, y no ha hecho sitiopara la fe sino para el pensamiento. En realidad 1 0 que hace es, comoe l mismo sugirio en una ocasion, eliminar los obstaculos que la ra-, .. 7zon pone en su propio camino.

    En nuestro contexto y para nuestros propositos, esta distincionentre conocer y pensar es crucia1. Si la capacidad de disdnguir 1 0 bue-no de 10 malo debe tener algo que ver con la capacidad de pensar, en-tonces debemos poder exigir su ejercicio a cualquier persona queeste en su sano juicio, con independencia del grado de erudicion 0deignorancia, inteligencia 0estupidez, que pudiera tener, Kant -a esterespecto, casi el unico entre los filosofos- estaba muy preocupadopor las implicaciones morales de Iaopinion corriente, segun Ia cualla

    . filosofia es privilegio de unos pocos. De acuerdo con ello, en una oca-sion observe: La estupidez es causada por un mal corazon," afirma-

    6. Cri ti ca de fa razon pura , B XXX.7. Aeadcmie Ausgabe , vol, VIII, n. 4849.8. Aleademie Ausgabe, vol, XVI, n. 6900.

    EL PENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES 115cion que no es cierta, La incapacidad de pensar no es estupidez; Iapodemos hallar en gente muy inteligente, y la maIdad dificilmente essu causa, aunque solo sea porque la ausencia de pensamiento y la es-tupidez son fenomenos mucho mas frecuentes que la maIdad. EI pro-blema radica precisamente en el hecho de que para causar un granmal no es necesario un mal corazon, fenomeno relativamente raro,Por tanto, en terminos kantianos, para prevenir el mal se necesitariala filosofia, el ejercicio de la razon como falcultad de pensamiento.

    Lo cual constituye un gran reto, induso si suponernos y damos labienvenida al declinar de las disciplinas, la filosofia y la merafisica, quedurante muchos siglos han monopolizado esta facul tad. La caracteris-tica principal del pensar es que interrumpe toda accion, toda actividadordinaria, cualquiera que esta sea. Por mas equivocadas que pudieranhaber sido las teorias de los dos mundos, tuvieron como punto de par-tida experiencias genuinas, porque es cierto que, en el momento enque empezamos a pensar, no importa sobre que, detenemos todo 1 0dernas, y , a su vez, este todo 10 demas interrumpe el proceso de pen-samiento; es como S 1 nos movieramos en mundos distintos. Actuar yvivir en su sentido mas general de inter homines esse,ser entre mis se-mejantes- --el equivalente latino de estar vivo-, irnpide realmentepensar . Como 1 0 expreso en una ocasi6n Valery:" Tantot je suis,tantot je pense, unas veces pienso y otras soy.

    Estrechamente conectado a esta situacion se halla el heche deque el pensar siempre se ocupa de objetos que estan ausentes, aleja-dos de 1a directa percepcion de los sentidos. Un objeto de pensa-miento es siernpre una re-presentacion, es decir, algo 0alguien queen realidad esta ausente y solo esta presente a la mente que, en virtudde la imaginacion, 10 puede hacer presente en forma de imagen.i" En

    9. VALERY, PAUL, Discurso a los cirujanos, 17-X-1938; trad . cas t. : E s tu d io s f il o-soficos, Visor , Madrid , 1993, pag. 174 (N. de la c).

    10. En e I I ibro XI del De Trinitate, Agustin describe vividarnente la rransforrnacionque tiene que sutrir un objero dado a los sentidos para devcnir objeto de pensamiento.La percepcion sensorial ~la vision que acontecio en el exterior y cuando los sentidosfue ron inlormados por un cuerpo sensiblc=- es seguida por una vision semejanre inte-rior, una imagen destin ada a haccr presenre el cuerpo ausente en la represeritacion ..Esta imagen, In rcpresentacion de algo ausente, se alrnacena en la memoria y se convicrre en un objeto de pcnsamiento, una vision en el pensaruiento, tan pronto comoes deliberadarnenrc recordada, por 1 0 cual es deci sive que 1 0 que perrnanece CIlia me-

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    116 HANNAH ARENDTotras palabras, cuando pienso me muevo fuera del mundo de las apa-riencias, incluso si rni pensar tiene que ver con objetos ordinarios da-dos a los sentidos y no con objetos invisibles como, por ejemplo, con-ceptos 0 ideas, el viejo dominio del pensamiento metaffsico. Para quepodamos pensar en alguien, es predso que este alejado de nuestrossentidos; mientras permanezcamos juntos no podremos pensar en el ,a pesar de que podamos recoger impresiones que posteriormenteseran alimento del pensamiento; pensar en alguien que esta presenteimplica alejarnos subrepticiamente de su compafiia y actuar como siya no estuviera.

    Estas observaciones dejan entrever por que el pensar, la busque-da del sentido -frente a la sed de conocimiento del cientffico-- fuepercibida como no natural, como si los hombres, cada vez queempezaban a pensar, se envolvieran en una actividad contraria a lacondicion humana. El pensar como tal, no solo el pensamiento acer-ca de los eventos 0 fenornenos extraordinarios 0 acerca de las viejascuestiones de 1ametafisica, sino tarnbien cualquier reflexion que ha-gamos que no sirva al conocimiento y que no este guiada por finespractices, esta, como ya sefialara Heidegger, fuera del orden." Enverdad se da el curioso hecho de que ha habido siernpre hombres queeligen como modo de vida el bios tbeoreti leos, 1 0 cual no es un argu-mento en contra de la actividad de estar fuera del orden, Toda 1ahistoria de 1a filosofia, que tanto nos cuenta ace r ca de los objetos depensamiento y tan poco sobre c I propio proceso de pensar, esta atra-vesada par una lucha interna entre dscntido comun del hombre, estealtisimo sentido que adapta nuestros cinco sentidos a un mundo co-

    moria, csto es , l a re-presentacion, es una cosa y otra dis ti nt a es 1 0 que aparece cuandorecordamos (Capi tul o 3 ). Pues, do que s e esconde y se retiene en 1amemoria es dis-tinto de aquello que se expresa en la represenracion del que rccuerda- (Capitulo 8).Agusti n cs plenament e cons ci cn tc de que cl pcnsamicnro de hecho va mas al ia y t ras-pasa cl domini e de roda imagi nacion pos ibl c, como cuando nucstra razon procl ama lainfinidad del ruimcro, inabarcable pOl" la vis ta, de objctos rnateriales 0 nos ensefia quehas ra los rncnores ,homos son divis ibl cs has ta e l i nf iniro (Capi tulo 18) .

    Aqui Agustin parecc sugcrir que la razon pucdc alcanzar 1 0 rotalmcntc auscnrcsr.l" porqlle Ia mente, ell virtud de 1 0 1 irnaginacion y sus IT-p rCSuna, iones, s abc comohaccr prcscnte 10que ( 's t~ auscntc y c6Jllo maneJ,ll"est;ls auscl,rI, .s en In rcmcrnorncion,

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    1 1 8 HANNAH ARENDTfilosofia, como gente que busca la muerte. Y Zenon, el fundador delestoicismo, al preguntar al oraculo de Delfos como alcanzar la vida me-jor, obtuvo como respuesta que adoptara el color de los muertos."

    De ahi la pregunta inevitable: {Como puede derivarse algunacosa relevante para el mundo en que vivimos de una empresa sin re-sultados? Si puede haber una respuesta, esta 5610 puede proceder dela aetividad de pensar en S 1 rnisma, 1 0 eual significa que debemos ras-trear experiencias y no doctrinas. Y (donde debemos ir a buscar es-tas experiencias? El todo el mundo a quien pedimos que piense, noescribe libros; tiene cosas mas urgentes que hacer. Y los pocos queKant denomino pensadores profesionales no se sintieron nuneapart icularmente deseosos de escribir sobre la experiencia rnisma, qui-zas porque sabian que pensar, por naturaleza, carece de resultado, Yporque sus libros y sus doctr inas estaban inevitablemente elaboradascon un ojo mirando a los muchos, que desean ver resultados y no sepreocupan de establecer distinciones entre pensar y conocer, entresentido y verdad. No sabemos cuantos pensadores profesionales,cuyas doetrinas forman la tradicion filosofica y metafisiea, tuvierondudas acerca de la validez 0 incluso de la posible carencia de sentidode sus resultados. Solo conocemos el soberbio rechazo de Platen (enla Car ta Sept ima ) a 1 0 que los otros proclamaban como sus doetrinas:

    Ya se qU(hay otros que han escri to acerca de estas mismas cuest io-nes, peru ,;_quienes/ueron? Ni ellos se conocen a .1 / mismos; L . . J no sepuede, en [feelo, reduarlas a expresion, como sucede con otras ramus delsaber; teniendo esto en cuenta, ninguna persona inteligcnte se arricsga-rda confiar sus pensamientos a este debit media de expresion, sobre todoL ua nd a b a d e q ue da r fi ja do , c ua l e s e l c aw d e fa p ala br a e sc rita .

    IIEl problema es que si s610 unos pocos pensadores nos han reve-

    lado 1 0 que los ha llevado a pensar, menos aun son los que se han preo-cupado pOl' describir y exarninar su experiencia de pensamiento,Dada esta dificulrad, y sin estar dispuestos a fiarnos de nuestras pro

    l~. F c J n l 1 . 64 y J)[L\GHNES LAERCIO, 7.21,

    EL PENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES 1 1 9pias experiencias debido a su peligro evidente de arbitrariedad, pro-pongo buscar un mode1o, un ejemplo que, a diferenda de los pensa-dores profesionales, pueda ser representative de nuestro cada unopar ejemplo, buscar un hombre que no estuviera al nivel de la multi-tud ni al de los pocos elegidos =-distincion tan antigua como Pitago- .ras, que no aspire a gobernar las dudades ni pretendio saber comomejorar y cuidar el alma de los ciudadanos; que no creyo que loshombres pudieran ser sabios y que no les envidio los dones de su di-vina sabiduria en caso de que la poseyeran y que, por 1 0 tanto, nunca in-tento formular una doctrina que pudiera ser ensefiada y aprendida-_Brevemente, propongo tomar como modelo a un hombre que pensosin convertirse en filosofo, un ciudadano entre ciudadanos, que nohizo nada ni pretendio nada, salvo 1 0 que, en su opinion, cualquierdudadano tiene derecho a ser y a hacer. Habran adivinado que merefiero a Socrates y espero que name discutira seriamente que mi dec-cion este historicamente justificada.

    Pero quiero advertirles que hay mucha controversia en torno alSocrates historico, Sobre como y hasta que punto se puede distinguirde Platon, sobre que peso atribuirle al Socrates de Jenofonte, etc. Apesar de ser este uno de los puntos mas fasdnantes en el debate inte-lectual, aqui 10 dejare de lado. Con todo, no se puede utilizar 0 trans-formar una figura historica en un modelo y asignarle una [uncion re-presentativa definida sin ofrecer alguna justificacion. Gilson, en sugran libra Dante y fa filosofta, muestra como, en L a D ivina C om ed ia,un personaje conserva tanta realidad histories cuanta exige la fun-don representativa que Dante le asigna." Tal libertad al manejardatos facticos, historicos, parece solo ser teconocida a los poetas y, silos no poetas se la permiten, los academicos los acusaran de arbitra-riedad a de algo peor. Aun aS1,con justificacion 0sin eUa, esto preci-samente viene a ser 10 mismo que la ampliarnente aceptada costum-bre de construir tip os ideales; pues la gran ventaja del tipo idealradica justamente en que no se trata de una abstraccion personifica-da, a la que se Ie atribuye algiin sentido alegorico, sino de habet sidoelegido entre la masa de seres vivos, en el pas ado 0en el presente, potpo seer un significado representativo en la realidad, el cual, para po-der revelarse enteramente, solo necesita ser purificado. Gilson da

    14. E . GILSON, Dante e t Laphi losopb , , Nueva York, 1949-196.3 , pag . 267.

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    120 HANNAH ARENDTc~enta de como opera esta purificacion en su discusion del pape!asignado por Dante a Tomas de Aquino en La Div in a Comed z' a. En el~anto X del Paradiso, Tomas glorifica a Siger de Brabante, que hasido condenado por herejia y al cual el Tomas de Aquino historicojamas habrfa osado alabar del modo en que Dante 1 0 lleva a hacerloporqu~ aquel hubiera rechazado llevar la distincion entre filosofia ;teolo~la hasta el punto de llegar [ ... J al radical separatismo que Dan-te tenia en mente. Para Dante, Tomas hubiera sido privado del de-recho a simbolizar, en La Diu in a Comed ia , la sabidurfa dominieana dela fe:>,un derecho al cual, desde todos los dermis puntos de vista, elpodia redam.ar. Fue, como muestra magistralmente Gilson, aquellaparte de su Imagen, que (incluso Tomas) tenia que dejar a las puer-tas del Paradiso antes de poder entrar." Hay muchos rasgos del S6-crates de Jenofonte, cuya credibilidad histories esta fuera de dudaque Socrates hubiera debido dejar a las puertas del Paradiso si Dante1 0 hubiera querido utilizar,

    La primera cosa que nos sorprende de los diaIogos socraticos dePlaten es qu~ son aporericos, La argurnentacion no conduce a ningu-na parte 0 discurre en circulos, Para saber que es la justicia, hay quesaber que es el conocimiento y, para saber esto, hay que tener una no-cion previa, no puesta en cuestion, del conocimiento (esto en el Tee-teto yen el Cdrmidest. Por ello no Ie es posible a nadie buscar ni 1 0que sabe ni 1 0 que no sabe ... Pues ni podria buscar 1 0 que sabe pues-to que ya 1 0 sabe, y no hay necesidad alguna entonces de busqueda, nitampoco 1 0 que no sabe, puesto que, en tal caso, ni sabe 1 0 que ha debuscar {Menon, 80).0 en el Euti/r6n: para ser piadoso debo saber 1 0que es .la piedad, Piadosas son las cosas que placen a los dioses; pero(son ?ladosas p~rque placen a los dioses 0placen a los dioses porqueson piadosas? Ninguno de los argumentos, logoi, se mantiene siempreen pre, son circulares; Socrates, al hacer preguntas cuyas respuestasdesconoce, las pone en movimiento. Y, una vez que los enunciados hanrealizado un drculo completo, habitualmente es Socrates quien ani-~osamente propone empezar de nuevo y buscar que son la justicia, lapiedad, el conocimienro 0 la felicidad.. . E l hecho e~ que estos primeros dialogos tratan de conceptos co-tidianos, muy SImples, como aquellos que surgen siempre que se abre

    15. Ibid., pag. 273. Pa ra toda la discusi6n del pasaje, veanse pags. 270 y sigs.

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    !.

    la boca 0que se empieza a hablar. La introduccion acostumbra sercomo sigue: todo el mundo sabe que hay gente feliz, actos justos,hombres valerosos, cosas bellas que mirar y admirar; el problema em-pieza con nuestro uso de los nombres, presumi~lemente deriv?dos delos adjetivos que vamos aplicando a casos particulates a medida quese nos apa re ce n ( vemo s un hombre feliz, percibimos una accion vale-rosa 0 la decision justa), esto es, con palabras como [elicidad, valor,justicia, etc., que hoy denominamos conceptos y a los que Solon de-nomino la medida invisible (aphanes metron), 1 0 mas dif icil de com-prender, pero que posee los limites de todas las cosas," y que Pla-ton algo despues llarno ideas, perceptibles solo a los ojos del espiritu.Estas palabras, usadas para agrupar cualidades y eventos visibles ymanifiestos y que, no obstante, estan relacionadas con algo invisible,son inseparables de nuestro lenguaje cotidiano y, sin embargo, no po-demos dar cuenta de ellas; cuando tratamos de definirlas, se vuelvenesquivas; cuando hablamos de su significado, nada se mantiene yafijo, todo empieza a ponerse en movimiento, ASl , en lugar de repetir1 0 que aprendimos de Aristoteles, que Socrates fue quien descubrioel concepto, deberiamos preguntarnos que hizo Socrates cuando1 0 descubrio, Porque, evidenternente, estas palabras formaban partedellenguaje griego antes de que intentara forzar a los atenienses y a S Irnisrno a dar cuenta de 1 0 que querian decir cuando las pronunciaban,con la firme conviccion de que ningun discurso seria posible sin ellas.

    Esta conviccion se ha convertido en discutible. Nuestro conoci-miento de las denominadas lenguas primitivas nos ha ensefiado que elhecho de agrupar juntos muchos particulares bajo un nombre unicono es en absoluto algo natural, dado que estas lenguas, cuyo vocabu-lario es a menudo mucho mas rico que el nuestro, carecen de talesnombres abstractos incluso si estan relacionados con objetos clara-mente visibles, Para simplificar, tomemos un nombre que ya nos sue-na abstracto. Podemos emplear la palabra casa para un gran nurnerode objetos -para la choza de adobe de una tribu, para el palacio deun rey, la casa de campo de un habitante de la ciudad 0 un aparta-mento en la dudad- pero dificilmente la podemos usar para lastiendas de algunos nomadas, La casa, en S 1 misma y por ~ 1 misma, autokath'auto, que nos hace usar la palabra para todas estas construcciones

    16. DIEHL, fr , 16.

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    122 HANNAH ARENDTparticulares y muy diferentes, no la vemos nunca, ni por los ojos delcuerpo ni por los del espiritu; cada casa imaginada, aunque sea lamasabstracta, que tenga 10 minimo indispensable para hacerla reconoci-bIe, esya una casa particular. Esta otra casa, ensi misma ypor sirnisma,de Ia que debernos tener una nocion para reconocer las construccio-nes particulares como casas, ha sido explicada de fonnas muy diversasy ha recibido distintos nornbres a 1 0 largo de lahistoria de la filosofia:de esta no nos ocuparemos aqui, aunque presente menos problemaspara ser definida que palabras como felicidad 0usticia. La cuestionradica en que implica algo considerablemente menos tangible que laestructura percibida por nuestros ojos, Implica que aloja a alguieny es habitada como ninguna tienda, colocada hoy y desmontadamafiana, puede alojar 0 servir de morada. La paIabra casa, la rnedi-da invisible de Solon, que posee los limites de todas las cosas re-feridas a 1 0 que se habita, es una palabra que no puede existir a me-nos que presuponga una rellexion acerca del ser alojado, habitar,tener un hogar. Como palabra, casa es una abreviatura para todas es-tas casas, un tipo de abreviatura sin la cual el pensarniento y su ca-racterfstica rapidez --nipido como un pensamiento como suele~ecirse- no seria posible en absoluto. La palabra casa e s a lg a s em e-J anie a un p en sam ie nto c on gelad o q ue el p ensar d eb e d escon ge la r, des-helar, pot as! decirlo, siernpre que quiera averiguar su sentido origi-nal. En la fiJosofia medieval, este tipo de pensarniento se denomin6meditacion, que debe ser enrendida de forma distinta de la contern-placion e incluso opuesta a ella. En cualquier caso, este tipo de rnedi-tacion reflexivano produce definiciones y, en este senrido, tampocores~ltado alguno. Sin embargo, es posible que quienes, por cualquierrazon, hayan reflexionado sobre el significado de la palabra casa, pue-d.anhacer las suyas un poco mejores -a pesar de que no puede de-cirse que sea necesariamente as! y ciertamente no sin tener una con-ciencia dara de que se de una relacion causa-efecto=-, La meditad6nno es 10 mismo que Iadeliberacion, gue, de heche, sesupone que aca-ba en resultados tangibles; y la meditacion no persigue la delibera-cion, sibien a veces, y no siernpre, se transforma en ella.Generalmente se ha dicho que Socrates creia en la posibilidad deensefiar la virtud y, en rcalidad, parece haber sostenido que hahlar ypensar aecrca de la piedad, de lajusticia, del valor, etc. permitia a loshombres convertirse en mas piadosos, mas justos, mas valerosos, in-

    EL PENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES 123cluso sin proporcionar definidones ni valores para dirigir su futuraconducta. Lo que S6crates creia realmente sabre ta~e~asu,nt~spuede .set ilustrado mejor a traves de los similes que se apl~coa si ml~~~. Sellarno tabano y comadrona, y, segun Platen, alguien 10 califico detorpedo, un pez que paraliza y enturnece por contacto; una analo-gia cuya adecuaci6n Socrates reconocio a condici6n de q~e se ~nten-diera que el torpedo, estando el entorpecido, hace al ~lsmo nernpo .que losdemas se entorpezcan. En efecto, no es que, no teOlendoyo~ro-bIemas los genere en los demas, sino que, estando yo totalmente im-buido de problemas, tambien hago que 10 esten los d~mas,1710cual 'resume nitidamente la (mica forma en la que el pensamlento puede serensefiado; aparte del hecho de que Socrates, como rep_etidamentedijo, no ensenaba nada por la sendlla raz6n d~que no tema,nada que'ensefiar: era esteril como las comadronas grtegas que habian sobre-pasado yalaedad de la fecundidad. (Puesto que no tenia nada q~e e~-seiiar, ni ninguna verdad que ofrecer, fue acusado de no revelar lamassu opinion personal [gnome], como sabem~s porJ~nofonte, que 10de-fendio de esta acusacion. )1 8 Parece que, a dlferencla de los pensadoresprofesionales, sintio el impulso de investigar si sus ig~al~sco~part!ansus perplejidades, un impulso bastante distinto de lamclmaclon a des-cifrar enigmas para demostrarselos a los ot,ro~. . . ,Consideremos brevemente estos tres similes. Primero , Socrates esun tabano: sabe como aguijonear a los ciudadanos que, sin el, conti-nuarian durmiendo para cl resto de sus vidas, a t;Ienos q~~ alguienmas viniera a despertarlos de nuevo. (_Ypara qu~ ~os ag.Ulloneaba?Para pensar, para que examinaran sus asuntos, acu~,~ad .sm la c~allavida, en su opinion, no s610valdria poco sino que 01 srquiera serra au-tentica vida.19 .Segundo, Socrates es una comadrona. Y aqui nace una t!ipl~ im-plicacion: la esterilidad de la que ya he hablado, su expenencta ensaber librar a otros de sus pensamientos, esto es, de las implicaciones

    17 < Menon, 80.18 Memorabilia, IV, vi 15 V IV. iv 9.19: En estc como en otros aspectos, S6trates afirrna en la Apologia casi 1 0 contra-

    rio a 1 0 que Platon lc haec dedr en la apologia mcjorada del hd/III. En d prime r'cas o, Soc rates explka por que dehe vivir c inc idcntalmcnte pnr que no. tcrne la muc rrc ,a pesar de que la vida le cs Ian cara; en el segundo caso, rodo el cnfasis glra alrcdedor 'de 1 0 oneroso que le r csuit a v iv ir y por qnc e sta tan conrcnro de rnorsr.

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    124 HANNAH ARENDTd~ SUS opinion~s, y I?funcion propia de la comadrona griega de deci.dir acerca de si la cnatura estaba mas 0menos adaptada para vivir 0para usar e~le~guaje socratico, era un mero huevo esteril del cualera n_e~esan?hb~rar. a la madre. En este contexto solo interesan las~os ultimas implicaciones, Ya que, atendiendo a los dWogos socra.trcos, no hay nadie ~ntre los interlocutores de Socrates que hayaexpresado un pensarnrenm que no fuera un embrion esteril. Socra-tes hace aquf 1 0 que Platen, pen.sa.ndoen el , dijo de los sofistas: hay~~e.purgar a l~gente de sus optniones --es decir, de aquellos pre-JUICIOS no anahzados que les impiden pensar, sugiriendo que conoce-rnos, donde no solo no conocemos sino que no podemos conocer-y,~ proporcionarles su verdad," los ayuda a librarse de 1 0 malo -susopmrones-.. sin hacerlos buenos, como decia Platen.

    Tercero, Socrates, sabiendo que no conocemos, pero poco dis-puesto a quedarse a h f , permanece firme en sus perplejidades y comoel torpedo, paraliza con el a cuantos toea. EI torpedo, a primera vis-ta, parece 1 0 opuesto al tabano; paraliza alli donde el tabano aguijo-nea. Pero 1 0 que desde fuera, desde el curso ordinaric de los asuntoshum~nos, ,solo puede ser vista como paralisis, es perdbido como elestadio mas alto del estar vivo. A pesar de la escasez de evidenda do-cumen~aJpara I? exper~encia del pensamiento, a 1 0 largo de los siglosh~ habido ~n cierto nu~ero d~ manifestaciones de pensadores queas~ 1 0 e~nftrman. EI mrsm? ~o~rates, consdente de que el pensa-rnrento tiene que v~r con_IolnvlSlble y que el mismo es invisible, y quecarece de las mamfestaclOnes externas propias de otras aetividadespare,ee ~ue uso la metafora del viento para referirse a el: Los viento~en SI mrsrnos no se ven, aunque manifiestos estan para nosotros losefec;os que producen y los sentimos cuando nos llegafl>/l (Ia misman::tafora es utilizads en ocasiones por Heidegger, quien habla tam-bien de la tempestad del pensamiento).

    En el contexto en que }enofonte, siempre ansioso por defender aln;aestro con.traacusaciones y argumentos vulgares, se refiere a esta me-tafo~a, no .hene muc?o se~ti~~. Con todo, el rnismo indica que lasmantfest~clOnesdel viento invisible del pensamiento son aquellos con-ceptos, vlrtudes y valores que Socrates examinaha crfticamente. El '

    20, El softsta, 258.21. Jenofonre, op.cit . IV, iii, 14.

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    problema -ya razon por la que un mismo hombre puede ser enten-dido y entenderse a S I mismo como tabano y como pez torpedo-- es Ique este mismo viento, cuando se levanta, tiene la peculiaridad de lie-varse consigo sus propias manifestaciones previas. En su propia natu- "raleza se halia el deshacer, descongelar, por asi decirlo, 1 0 que ellen-guaje, el medio del pensamiento, ha congelado en el pensamiento:palabras (conceptos, frases, definiciones, doctrinas), cuya debilidade inflexibilidad Platon denunda tan esplendidamente en la Carta Sip-tima. La consecuencia de esta peculiaridad es que el pensamiento tie-ne inevitablemente un efecto destructivo; socava todos los criterios es-tablecidos, todos losvalores y pautas del bien y del mal, en suma, todoslos habitos y reglas de conducta que son objeto de lamoral y de laeti-ca. Estos pensamientos congelados, parece decir Socrates, son tan co-modos que podemos valernos de ellos mientras dormirnos; pero si elviento del pensamiento, que ahora soplare en vosotros, os saca del sue-fio y os deja totalmente despiertos yvivos, entonces os dareis cuenta deque nada os queda en las manos sino perplejidades, y que 1 0 maximoque podeis hacer es compartirlas unos con los otros.

    De ahi que la paralisis provocada por el pensamiento sea doble:es propia del detente y piensa, la interrupci6n de cualquier otra acti-vidad, y puede tener un efecto paralizador cuando salimos de el ha-biendo perdido la seguridad de 1 0 que nos habra parecido fuera detoda duda mientras estabarnos irreflexivamente ocupados haciendoalguna cosa. Si nuestra accion consistia en aplicar reglas generales deconducta a casos particulares como los que surgen en lavida cotidia-na, entonces nos encontramos ahora paralizados porque ninguna deestas reglas puede hacer frente al viento del pensamiento. Para usaruna vez que mas elejemplo del pensamiento congelado inherente enla palabra casa, una vez se ha reflexionado acerca de su sentido im-plicito -habitar, tener un hogar, ser alojado- no se esta ya dispues-to a aceptar como casa propia 1 0 que la moda del momento prescri-ba; pero esto no garantiza de ningun modo que seamos capaces dedar con una solucion aceptable para nuestros propios problemas devivienda. Podriarnos estar paralizados.

    Esto conduce al ultimo y quizas al mayor riesgo de esta empresapeligrosa y carente de resultados. En d drculo de Socrates habia hom-bres como Alcibiades 0Critias -yDios sabe bien que no eran, conmucho, los peores de los denorninados pupilos-s-, que resultaron ser

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    126 HANNAH ARENDTuna autentica amenaza para Iapolis, y ellono tanto por haber sido pa- .ralizados por d pez torpedo sino, por el contrario, por haber sidoaguijoneados por el tabano. Fueron despertados al cinismo y a lavidalicenciosa. Insatisfechos porque seles habia enseriado a pensar sin en-sefiarles una doctrina, cambiaron la falta de resultados del pensar re-flexivo socratico en resultados negativos: si no podemos definir que esla piedad, seamos impios, 1 0 cual es daramente 1 0 opuesto de 1 0 queSocrates esperaba conseguir hablando de la piedad.

    La busqueda del senti do, que sin desfallecer disuelve y examinade nuevo todas las teorias y reglas aceptadas, puede en cualquiermomento volverse contra si mismo, por asi decirlo, y producir unainversion en los antiguos valores y declararlos como nuevos valo-res. Esto, hasta cierto punto, es 1 0 que Nietzsche hizo cuando in-virtio el platonismo, olvidando que un Platon invertido todavia esPlaten, 0 10 que hizo Marx cuando dio la vuelta a Hegel, producien-do en este proceso un sistema estrictamente hegeliano de la historia.Tales resultados negativos del pensamiento seran posteriormenteusados durante el suefio, con la misma rutina irreflexiva que los an-tiguos valores; en el momento en que son aplicados en el dominio delos asuntos humanos, es como sinunca hubieran pasado por el pro-ceso de pensamiento. Lo que comunrnente denominamos nihilismo-sentimos la tentacion de datarlo historicamente, de despreciarlopoliticamente y de adscribirlo a pensadores sospechosos de haberseocupado de pensamientos peligrosos-- en realidad es un peligroinherente a la actividad misma de pensar. No hay pensamientos pe-ligrosos; el rnismo pensar es peligroso; pero el nihilismo no es su re-sultado. El nihilismo no es mas que la otra cara del convencionalis-rno; su credo consiste en la negacion de los valores vigentesdenominados positivos, a los que perrnanece vinculado. Todo exa-men critico debe pasar, al menos hipoteticamente, pot un estadioque niegue los valores y las opiniones aceptadas buscando sus im-plicaciones y supuestos tacitos, yen este sentido el nihilismo puedeser vis to como el peligro siempre presente del pensamiento. Peroeste riesgo no emerge de la conviccion socratica de que una vida sinexamen no tiene objeto vivirla, sino, por e l contrario, del deseo deencontrar resultados que hicieran innecesario seguir pensando. EIpensar es igualrnente peligroso para todas las creencias y, por sf mis- .rno, no pone en marcha ninguna nueva.

    EL PENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES 1 2 7

    Sin embargo, el no pensar, que parece un esta~? tan rec~menda-ble para los asuntos politicos ymorales, tiene tarn~~ensus peltgros~AIsustraer a la gente de los peligros del examen cnnco, se les ensena .aadherirse inmediatamente a cualquiera de las reglas de con?~cta vi- .gentes en una sodedad dada yen un momento dado. Sehab1t~an en-tonces menos al contenido de las reglas -un examen .~eteOldo deellas los llevaria siernpre a la perplejidad- que ala posesion de reglasbajo las cuales subsumir particulares. En ?tras palab~~s, se acostum-bran a no tomar nunca decisiones. Alguien que qUls~era,par cual-quier razon a proposito, abolir los viejos va]~res 0vlrtudes: n? en-contraria dificultad alguna, siempre que ofreciera u? nuevo codigo, Yno necesitaria ni fuerza ni persuasion -tam poco mn?~na prueba. dela superioridad de los nuevas valores respecto a los vlejOS- p~~a~-ponerlos. Cuanto mas firmemente los ho~~res se aferren alVle!~co-digo, tanto mas ansiosos estaran por as~nlliar el .nuev~; la facihdadcan la que, en determinadas circunstanclas, tales mverslanes puedentener lugar, sugiere realmente que, cuando ocurren, t?do.el mundoesta dormido. Nuestro siglo nos ha dado algu?a ~xpenencla ~~estas .cuestiones: 1 0 fadl que a los gobernantes roralitarios les resulto inver-tir las normas morales basicas de la moralidad occidental,---No rna-taras en el caso de la Alemania hitleriana, No leva?taras ~a~sostes-rimonios contra tus semejantes en el caso de l~RUSlaestahmsta.Volvamos a S6crates. Los atenienses le dijeron q w : : pensar erasubversivo, que el viento del pensamiento era un huracan ~ue barretodos los signos establecidos por los que los hombres se ~t1entan enel mundo: trae desorden a las ciudades y confunde a los clUdadanos,especialm'ente a los jovenes. Y aunque Socrates niega que el pensa-miento corrompa, no pretende que mejore a ~adie, y, a _pesarde qu~declara que todavia no os ha surgido mayor bien en 1acl~d~d que miservicio, no pretende haber empezado su ca~rera.como filosofo ~araconvertirse en un gran benefactor. Siuna VIdas10examen no treneobjeto vivirla,22el pensar acompaf\a al vivir cuando se ocupa de con-ceptos tales como justicia, felicidad, templan~a, placer, con ~alabrasque designan casas invisibles y que ellenguaje nos ha ofrecido paraexpresar el sentido .de todo 1 0 que ocurre en la vida yque nos sucede.mientras estamos ViVOS.

    22. Apologia, 30 y 38.

  • 5/17/2018 arendt, h. - el pensar y las reflexiones morales. labor trabajo y accin

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    128 HANNAH ARENDTSocrates llama a esta biisqueda de sentido eros, un tipo de amor

    ~u~ ante todo cs una necesidad -desea 1 0 que no tiene- y que es elunico tema en el que pretende ser un experro." Los hombres estrinena~orados ~e la sabidurfa y filosoffa (philosophein) porque no sonsabios, del rrnsmo modo que estan enamorados de la belleza y hacencosas bellas por asi decir (philokalein, como 1 0 l lam6 Pericles)" por-que no son bellos. El amor, al desear 1 0 que no tiene establece una re-lacion con ello. Para poder exteriorizar esta relacion, para hacerlaaparecer, los hombres hablan acerca de ella de la misma manera queun ena~orado quiere hablar de su amado." Puesto que la busquedaes un trpo de