Arqueologia

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La ciudad de puebla en la época 1 Arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia e investigador del Centro INAH Puebla, Arnulfo Allende Carrera es uno de los más importantes científicos del pasado arqueológico poblano. Involucrado en las excavaciones generadas por la intervención de sitios como el existente en el Paseo de San Francisco a mediados de los años noventa o, más recientemente, la encabezada por él en la Casa del Mendrugo --sin duda el más importante hallazgo arqueológico ocurrido en el subsuelo de la ciudad de Puebla--, mucho tiene que decir para responder interrogantes como el que expresa el título de este ensayo. De esa capacidad goza el investigador de la historia y la arqueología de una ciudad como Puebla, que esta semana cumple un aniversario más con rumbo a su medio milenio: abrir territorios inexplorados, emplazar las viejas dudas y desmenuzarlas sin miedo a partir del análisis de las evidencias que la investigación arroja. ¿Hubo un asentamiento permanente en donde los españoles fundaran la ciudad? ¿Un centro ceremonial? ¿La idea de Cuetlaxcoapan como ciudad prehispánica puede ser considerada? ¿O asimilamos como un valle despoblado esta región de ríos entreverados en los que de sus forestas brotaban manantiales considerados sagrados por los aldeanos de la región? De todo ello nos habla Arnulfo Allende para fortuna de este Mundo Nuestro que no deja de mirar la vida desde este territorio entrañable que nos la ha dado. Y siempre con la imagen de Chuchita, con su rostro definido por los investigadores, para imaginar lo que fue la vida en Puebla hace tres mil años. Introducción El origen, los antecedentes y las condiciones en torno a la fundación de la Ciudad de Puebla son, sin lugar a dudas, los aspectos más estudiados y controvertidos de su historia, que la han hecho uno de los casos más atractivos para los estudiosos desde muy poco tiempo después de iniciado su desarrollo. La impenetrabilidad de las fuentes primarias y la diversidad de enfoques para su estudio han resultado tanto en leyendas e interpretaciones simplistas y acríticas, como en hipótesis fantasiosas y faltas de argumentos sólidos. A partir de finales del siglo XX se han llevado a cabo algunas exploraciones arqueológicas dentro del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla, las cuales han aportado evidencias materiales que en la actualidad

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La ciudad de puebla en la época prehispánica

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Arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia e investigador del Centro INAH Puebla, Arnulfo Allende Carrera es uno de los más importantes científicos del pasado arqueológico poblano. Involucrado en las excavaciones generadas por la intervención de sitios como el existente en el Paseo de San Francisco a mediados de los años noventa o, más recientemente, la encabezada por él en la Casa del Mendrugo --sin duda el más importante hallazgo arqueológico ocurrido en el subsuelo de la ciudad de Puebla--, mucho tiene que decir para responder interrogantes como el que expresa el título de este ensayo.De esa capacidad goza el investigador de la historia y la arqueología de una ciudad como Puebla, que esta semana cumple un aniversario más con rumbo a su medio milenio: abrir territorios inexplorados, emplazar las

viejas dudas y desmenuzarlas sin miedo a partir del análisis de las evidencias que la investigación arroja. ¿Hubo un asentamiento permanente en donde los españoles fundaran la ciudad? ¿Un centro ceremonial? ¿La idea de Cuetlaxcoapan como ciudad prehispánica puede ser considerada? ¿O asimilamos como un valle despoblado esta región de ríos entreverados en los que de sus forestas brotaban manantiales considerados sagrados por los aldeanos de la región?De todo ello nos habla Arnulfo Allende para fortuna de este Mundo Nuestro que no deja de mirar la vida desde este territorio entrañable que nos la ha dado. Y siempre con la imagen de Chuchita, con su rostro definido por los investigadores, para imaginar lo que fue la vida en Puebla hace tres mil años.

   Introducción             El origen, los antecedentes y las condiciones en torno a la fundación de la Ciudad de Puebla son, sin lugar a dudas, los aspectos más estudiados y controvertidos de su historia, que la han hecho uno de los casos más atractivos para los estudiosos desde muy poco tiempo después de iniciado su desarrollo.

 

La impenetrabilidad de las fuentes primarias y la diversidad de enfoques para su estudio han resultado tanto en leyendas e interpretaciones simplistas y acríticas, como en hipótesis fantasiosas y faltas de argumentos sólidos. A partir de finales del siglo XX se han llevado a cabo algunas exploraciones arqueológicas dentro del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla, las cuales han aportado evidencias materiales que en la actualidad nos

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permiten abrir la discusión hacia otras perspectivas.

 

Este trabajo presenta una revisión general de las evidencias arqueológicas localizadas en la Ciudad de Puebla en los últimos años, con el objetivo de contribuir con la disipación de las numerosas dudas y contradicciones que aún en nuestros días persisten sobre la época anterior al asentamiento hispano de la Puebla de los Ángeles.

 

            Antecedentes            La fundación de la Puebla de Los Ángeles se llevó a cabo el domingo 16 de abril de 1531[1](Meléndez, 1886; Tremendo y Pompa, 1992), probablemente donde se localiza la capilla de Santa Elena, en lo más alto de una loma al lado Oriente del río denominado por los indígenas Almoloyan[2],en el paraje conocido por los mismos como Huitzilapan[3]. Según la fuente documental más importante, Fray Toribio Paredes de Benavente “Motolinia” (1971 y 1979) (por ser testigo presencial y parte del grupo impulsor del proyecto) unas semanas después de este acto solemne se verificó una serie de lluvias que obligaron a los nuevos pobladores a retirarse del lugar y refundar la ciudad el 29 de septiembre de ese mismo año, en esta ocasión sobre una planicie (curiosamente más baja que

el sitio elegido inicialmente), al Poniente del río, donde supuestamente no existía peligro para la ciudad en ciernes. 

Los historiadores de la época colonial e incluso algunos de los siglos XIX y XX (Zerón Zapata, 1945; Bermúdez de Castro, 1985; Villa Sánchez, 1997; López de Villaseñor, 1961; Fernández de Echeverría y Veytia, 1931; Carrión, 1970; Leicht, 1986; Cordero y Torres, 1965) están de acuerdo, en términos generales, con esto. El establecimiento de una historia oficial y de la leyenda del sueño de Fray Julián Garcés como verdades absolutas a solo un siglo -aproximadamente- de la fundación de la ciudad se vio reforzado con la pérdida de los dos primeros libros de cabildo del Ayuntamiento de la ciudad[4] (Ayuntamiento de Puebla, 1998; Alejo, 2005), lo que, desde luego, no afectó la integridad del esquema histórico propuesto por las autoridades coloniales. 

Para celebrar el Cuarto Centenario de la fundación en 1931 fue convocado un grupo de eruditos para determinar, entre otros puntos, la fecha exacta del acontecimiento (Castillo Varela,

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1952). Es cierto que se logró una secuencia histórica del proceso de fundación más precisa y con argumentos sustentados en estudios con rigor científico y bases más críticas, dejando atrás la simple repetición de la eterna cantaleta, pero

a cambio, y por eso mismo, la historia primigenia de Puebla quedó envuelta en una maraña de datos ambiguos y contradictorios y con serias dudas sobre la veracidad de los hechos y la fiabilidad de sus fuentes.

 

Durante la segunda mitad de ese siglo se llevaron a cabo y fueron publicadas

investigaciones más rigurosas sobre el tema. Chevalier en 1957, Marín Tamayo en 1960 y Hirschberg en

1978[5], indagaron en archivos documentales y contribuyeron con una visión científica sobre el origen y naturaleza de la ciudad de Puebla, insinuando la posibilidad de presencia indígena antes y durante el desarrollo del proceso de selección-fundación-consolidación del nuevo asentamiento. Posteriormente Franz Tichy (1974) propuso, mediante un estudio cartográfico, la existencia de patrones de trazo de origen prehispánico para las ciudades del valle poblano-tlaxcalteca, incluyendo a Puebla en un sistema al que también pertenece el emplazamiento prehispánico de Cholula. 

En 1986 fueron realizadas excavaciones arqueológicas en el Hospitalito, actual Museo Amparo (Cortés de Brasdefer, 1991); en ellas se localizó una capa de tierra debajo de un osario colonial, que contenía materiales arqueológicos que parecían ser prehispánicos, lo que

sugería por vez primera la existencia probable de un sitio arqueológico del periodo posclásico tardío (pocos años antes de la llegada de los españoles) bajo la ciudad de Puebla. 

Tomando todo esto como base y agregando a sus investigaciones el

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estudio de códices y tradición oral, Barbosa (1993, 1994 y 2000) propuso la existencia no de una, sino de tres ciudades prehispánicas subyacentes en Puebla: Centepetl-Cuetlaxcoapan-Tepoxuchitl. El mismo autor refuerza su hipótesis con el postulado de la fundación de

Puebla como un proceso un tanto abierto y un tanto oculto de apropiación del territorio por parte de un grupo de españoles, probablemente de manera truculenta y mediante negociaciones ventajosas, con los indígenas poseedores del paraje conocido como Cuetlaxcoapan.

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De esta manera a la secular controversia se agregó una interrogante más: ¿existió una, o más ciudades,  en el sitio que actualmente ocupa la ciudad de Puebla?, ¿el sitio se encontraba habitado justo antes de la llegada de los colonos hispanos.?

            Al tocar el tema sobre la existencia de asentamientos prehispánicos en la ciudad de Puebla, solemos conceptuar los términos “asentamiento” y “ciudad” desde una perspectiva contemporánea, lo cual considero erróneo. En cuanto al primer término, podemos considerar como un sitio arqueológico a todo espacio que presente evidencias de modificación por actividad humana. Estas evidencias pueden ser de distintas clases: restos químicos y biológicos, herramientas de piedra, fragmentos de cerámica, abrigos rocosos y cuevas, restos de arquitectura y/o arquitectura monumental. La variedad de materiales que consideramos como indicadores de actividad humana en

un sitio constituyen la base sobre la cual lo caracterizamos. Entre sitios arqueológicos existe un orden jerárquico que va desde una simple concentración de materiales hasta una ciudad arqueológica. Esto significa que el término “asentamiento” no equivale necesariamente al concepto  “ciudad”.

En segundo lugar, hasta el año 1600 la Ciudad de Puebla estaba conformada básicamente por el área que actualmente es considerada como Centro Histórico (Méndez Sáinz, 1988), no era la ciudad que ahora conocemos. Por lo tanto el criterio para discernir sobre la existencia de una ciudad prehispánica bajo la Puebla de Los Ángeles, debe ser el de la presencia o ausencia de evidencia arquitectónica y únicamente en la extensión de la traza colonial que, además, conservó sus dimensiones prácticamente hasta la segunda mitad del siglo XX (Allende, 2002)

Según la hipótesis Centepetl-Cuetlaxcoapan-Tepoxuchitl “...está documentada fehacientemente la existencia de asentamientos indígenas en el área de la ciudad de Puebla, poblaciones que en el momento del contacto español estaban habitadas.” (Barbosa, 1993; 55). Apoyándose en los mapas de la Historia Tolteca-Chichimeca (Kirchhoff et. Al., 1989) el autor sitúa entre Centepetl (Cerro de San Juan o la La Paz) y Tepoxuchitl (25ª Zona Militar) el sitio denominado Cuetlaxcoapan, que corresponde con el Hospitalito (actual Museo

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Amparo) y toda el área circundante a la Plaza Mayor y la Catedral  angelopolitana (Barbosa, 1995; 3), mencionando, además que estos tres sitios eran de “…mayor importancia y comportaban carácter urbano definido.” (Barbosa, 2000: 6). 

Una vez establecida esta idea afirma, aludiendo directamente al caso de Puebla, que a la llegada de los conquistadores se dio una “... ocupación gradual de... ciudades indígenas, donde se construyó sobre y junto a edificaciones, siguiendo la traza que ya existía...” (Barbosa, 1995; 2-3).

Si consideramos como cierto lo anterior, tendríamos que Cuetlaxcoapan, durante el horizonte posclásico (900 d.C. -1519 d.C.), fue una urbe planeada mediante una traza de forma reticular, orientada sobre un eje Norte-Sur desplazado 118º al Este del Norte magnético, disposición espacial

similar a la de ciudades prehispánicas como Teotihuacan o Cholula. Cuetlaxcoapan sería una ciudad con edificios públicos de carácter religioso, civil y militar y con un sistema de redes de control y distribución hidráulicas que incluían canales navegables. Dado que estas características confieren aCuetlaxcoapan la condición de asentamiento urbanizado, podríamos inferir que era una metrópoli, edificada por y sustentante, de una sociedad estratificada de tipo estatal (Wiesheu, 2002). La actividad humana en este tipo de ciudades produce grandes cantidades de cultura material de la más amplia variedad de clases.           

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¿como fue investigada puebla?

fue investigada por la escuela nacional de

antropologia e historia

el investigador fue Arnulfo Allende carrera.

en el lugar de puebla existio una o mas

ciudades

en el siglo xx se an llevado a cabo algunas exploraciones

arqueologicas dentro del centro historico de

puebla