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Valor en kioscos $ 8 el periódico de lavaca septiembre 2011 / año 5 / número 48 Otra Buenos Aires es posible: mapa de los espacios que hacen libre a la ciudad Los trabajadores de fábricas recuperadas nos enseñan cómo se hace para poner en marcha un proyecto sin partir del dinero, sino de los recursos sociales. Tiempo, trabajo en red y ganas de cambiar el mundo construyen un camino sin patrón ni moldes: la autogestión. Arrancá

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Valor en kioscos $ 8

el periódico de lavacaseptiembre 2011 / año 5 / número 48

Otra Buenos Aires es posible: mapa de los espacios que hacen libre a la ciudad

Los trabajadores de fábricas recuperadas nos enseñan cómo se hacepara poner en marcha un proyecto sin partir del dinero, sino de losrecursos sociales. Tiempo, trabajo en red y ganas de cambiar elmundo construyen un camino sin patrón ni moldes: la autogestión.

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Trabajadores de otra claseUNA HIPÓTESIS SIN PATRÓN

Hace una década comenzamos a acompañar el proceso de recuperación de empresas quebradas por laspolíticas neoliberales impulsadas desde el Estado y el mercado. En 2003 escribimos esta hipótesis sobrequé representan: el nacimiento de un cambio de paradigma en los modos de producción, pero también elde una nueva identidad, la del trabajador autogestionado. Hoy, en el contexto de la crisis financiera globaly bajo la perspectiva de la coyuntura local, su lectura se ha resignificado. ¿Cuáles son las lecciones y lasclaves de esta forma de ser y hacer que permiten poner en marcha proyectos que democratizan los lazossociales? ¿Por qué esta forma comunitaria de gestión sigue siendo ignorada por universidades públicas?¿Qué nuevas obligaciones surgen a partir de organizar lo común sin moldes ni patrones?

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sempleo y la exclusión social: la desapari-ción económica de las personas. En trein-ta años, la ocupación industrial declinócerca de un 50 por ciento, lo cual represen-tó, entre otras cosas, la pérdida de más de600.000 puestos de trabajo. Para fines de2000, según un trabajo realizado por elMinisterio de Economía, entre los diez ma-yores empleadores del país había cuatrosupermercados, una cadena de comidabasura y una empresa de seguridad priva-da. Es decir, empleos de baja calidad y po-ca estabilidad. El sector industrial, a excep-ción de los casos del ingenio Ledesma y laalimenticia Arcor, no figuraba en el grupode las primeras treinta empresas genera-doras de empleo. Un ejemplo: McDo-nald’s contrataba el doble de empleadosque la petrolera Repsol-YPF.Así, la clase media comenzó a caer ma-

sivamente bajo la línea de pobreza. Y los pobres, bajo la línea de indigencia. Luego llegó Fernando de la Rúa para

caricaturizar lo peor de Alfonsín y lo peorde Menem. Terminó decretando el estadode sitio y escuchó el trueno de cacerolas.En síntesis: Argentina tenía en 1974 una

distribución de la riqueza similar a la demuchos países desarrollados. La diferen-cia entre el escalón más pobre y el más al-to era de 12 veces. Las cifras de 2003 indi-can que la distancia entre el sector másrico y el más pobre es ahora cincuenta ve-ces mayor. Esto representa, según la expli-cación del especialista Artemio López, que“el grueso de la población transfirió a lacima el equivalente anual a 15 mil millo-nes de dólares”.

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n épocas favorables para lossimuladores, la informaciónencuentra terreno fértil paradisfrazar de opinión, intere-ses. El tráfico de noticias se

atora con el piquete de los lobbies y loque se deja de ver sigue el aritmético rit-mo de la exclusión: hay más afuera queadentro de la agenda mediática. Y lo pocoque hay queda desfigurado.Así nos pintan estos tiempos: perversos

y crueles.Y así funcionan los medios comerciales

para que los aceptemos: como una píldorapara generar impotencia.Vemos todo lo que está mal. Y, cegados por el horror, no quedan ni

la energía ni la paciencia necesarias parala confianza. Ésta es la historia de un cambio.De cómo producir un cambio es trans-

formar un paradigma. Un proceso cuya in-tensidad no depende de la cantidad, sinode la constancia. De la gota sobre la gota.Pero como todo pecado no deja una lec-

ción sino una penitencia, eludimos los pro-nósticos: el límite de toda predicción es loque las personas somos capaces de hacer.No es el azar sino el coraje lo que torna

el futuro impredecible.De eso se trata esta historia y este cambio.

Lo nuevo

i partimos de entender al capitalis-mo no como un sistema que pro-duce y distribuye bienes de tal o

cual manera, sino como un productor ydistribuidor de identidades, cada cambio,entonces, estará marcado por una trans-formación en los paradigmas que modifi-can las perspectivas de esas identidades.Pero ¿cómo detectarlos?Adam Smith identificó uno: la riqueza

de una nación depende exclusivamente dela destreza del trabajo y la proporción entreel número de trabajadores útiles e inútiles.Marx señaló el definitorio: la propie-

dad de los medios de producción.Para cualquiera de ellos, los modos de

producción de una sociedad constituyeronel principio axial de sus teorías. Hoy son relatos históricos que nos per-

miten reconstruir los cimientos del capita-lismo industrial. Sin embargo, los cambiosque registraron no fueron evidentes hastaque lo fueron. Es decir, de los viejos maes-tros lo primero que podemos aprender esque no hay ninguna seguridad de que lasnuevas ideas, valores o procesos sean ge-nuinamente decisivos en la historia social.Hasta que lo son.

Lo viejo

a división clásica de la economía de-terminaba hasta hace relativamentepoco tiempo la existencia de tres

sectores: primario (agricultura y ganadería),secundario (industrias) y terciario (servicios).Lo cual originaba, de acuerdo al grado de de-sarrollo de cada uno, una correspondientepirámide social, con sus diferentes clases eidentidades. El conjunto formaba un mismocuerpo económico y una misma organiza-ción social: el Estado-nación.El capitalismo global rompió estos mol-

des, y con ellos las implicancias políticas yculturales que de esta estructura derivaban.Clavó la estaca en el pecho de las bur-

guesías locales, descuartizó la división detareas desparramando los pedazos a lo an-cho y largo del mapa y con ello asesinó to-dos los sistemas teóricos de sostén y opo-sición al capitalismo industrial.Hacia fines del siglo XX la escena se

complicó, como en esos video games enlos que los diferentes niveles de juego im-ponen dificultades cada vez mayores. Paralos sistemas teóricos que analizaron el ca-pitalismo industrial, el trabajo determina-ba la clase social de pertenencia, perotambién la potencia de cambio y el calibrede los conflictos, entre otras cosas. La glo-balización destruyó la interacción de estas

fuerzas hasta reducirlas a lo que esencial-mente eran: meras relaciones de explota-ción. El poder no es ya un lugar, sino unacapacidad. Zygmunt Bauman la define así: “Es el lápiz que separa lo legítimo de loilegítimo. El derecho a trazar el límiteentre la coerción legítima (admisible) yla ilegítima (inadmisible) es el primerobjetivo de toda lucha por el poder.”

La clase

n primer lugar –y sólo para priorizarlo que nos interesa para esta histo-ria– el trabajo asalariado se convir-

tió en trabajo flexibilizado o basura, crean-do así una nueva categoría social. Una noclase. No hay derechos ni posibilidad deconquistarlos cuando de lo que se trata, díaa día, es de garantizar la mera subsistencia.La fotografía de la extinción del tradicio-

nal proletariado industrial la escribió, pala-bra por palabra, Pierre Bourdieu junto a unequipo de sociólogos. La llamó La miseriadel mundo y en su afán por registrar la “pro-funda desintegración del orden industrial y,por consiguiente, del orden social” entrevis-tó a quienes estaban a punto de convertirseen piezas del museo social. Es el relato de“toda la distancia que separa al proletario–aun venido a menos o en decadencia, coningresos reducidos pero regulares, sus cuen-tas en regla, su futuro pese a todo relativa-mente asegurado– del obrero al que la caí-da en la desocupación, sin protecciones nigarantías, remite a la condición de subpro-letariado, desamparado, desorganizado, ob-sesionado por la preocupación de vivir,mal que bien, al día, entre los alquileres im-pagos y las deudas impagables”.El desempleo –es decir, el no trabajo– se

convirtió así en una nueva categoría so-cial, pero también en una alternativa. El territorio de la exclusión del merca-

do laboral y, con ello, de las identidadesde clase, es tan ancho, profundo y vastoque se transforma así en otro mundo. Un universo paralelo que necesita cre-

ar, con nada, todo lo que le es negado.

Miseria planificada

l capitalismo industrial no murióde muerte natural. Mucho menosen América Latina.

En primer lugar, porque, como nos lo re-cuerda Raúl Zibechi, “fue la rebelión obreray de los sectores populares del Tercer Mun-do, la que derribó todo el entramado cons-truido luego de la crisis de 1929”. En segundo lugar, porque estas rebelio-

nes sembraron oleadas de conquistas ypérdidas de derechos absolutas. Sin me-dias tintas, Argentina pasó de ser un paíscon una legislación laboral modelo a unmodelo de precarización laboral y desocu-pación sin precedentes.El punto de inflexión entre uno y otro

fue la dictadura militar.Fue el escritor Rodolfo Walsh el prime-

ro en denunciarlo en la carta que escribiódías antes de ser secuestrado y desapareci-do por militares argentinos. En esa cartadenunció torturas, secuestros y muertes, alcumplirse el primer año del golpe, perotambién que “en la política económica deese gobierno debe buscarse no sólo la ex-plicación de sus crímenes sino una atroci-dad mayor que castiga a millones de sereshumanos con la miseria planificada”. La dictadura militar cayó tras la borra-

chera de la guerra de las Malvinas y la de-mocracia nació débil. El gobierno de RaúlAlfonsín (1983-1989) fue una mezcla dubi-tativa de víctima y cómplice de esa econo-mía reconcentrada en pocas manos. Noconcluyó su mandato. Llegó entonces Car-los Menem para culminar el trabajo sucio.Aquel plan que Walsh denunciaba en sucarta, Menem lo llevó a cabo entre 1989 y1999 corregido, aumentado, y en democra-cia: Argentina había entrado en la era delpensamiento único. Ya no hacía falta el te-rrorismo de Estado para aplicarlo. La estra-tegia de la represión cambió por la del de-

El gurú

on el grito de “que se vayan to-dos” como música de fondo y laescenografía de un país reducido

a escombros institucionales, podemos co-menzar a ponerle nombres a esta historia.Escuchemos el primero: Juan Navarro.En la década del 90 fue señalado como

paradigma del éxito. Los medios comercia-les lo consagraron empresario del año en1997, usando tres adjetivos: exitoso, ambi-cioso y audaz. También se lo llamaba gurú,talento financiero y ejecutivo brillante. Sedecía que estaba creando una nueva cultu-ra empresaria. Su imperio: el Exxel Group,un fondo de inversión que manejó el desti-no de 73 empresas y 40.000 empleados.“Sin fortuna propia ni heredada, se pue-

de decir que construyó con la velocidad deun rayo el tercer grupo económico privadomás poderoso de la Argentina, con ventaspor 3.800 millones de dólares, a fines del99”, sintetizan los periodistas Silvia Naish-tat y Pablo Maas en El cazador, la biografíaque escribieron sobre Navarro.La fábula cuenta que el 17 de marzo de

1992 Juan Navarro convenció a la banca Op-penheimer & Co de que lo ayudara a cons-truir un fondo de inversión. A los pocos me-ses le enviaron 47 millones. Gastó 22 en lacompra de las empresas Ciabasa, Poett (en laprovincia de San Juan) y la división de aero-soles de la estatal petrolífera YPF. En menosde sesenta días, vendió esas empresas a lamultinacional Clorox por 95 millones. Para su segundo fondo recaudó 155 mi-

llones. Compró empresas de medicina pre-paga y compañías eléctricas del interior. Pa-ra los fondos subsiguientes, prescindió deOppenheimer. Desde entonces, ya nuncaestuvo claro de dónde provenía el dinero.“Cuando la Comisión Antilavado preguntóa los fondos norteamericanos que Navarrohabía presentado como sus inversores siefectivamente eran socios de Exxel, la ma-yoría lo desmintió u optó por el silencio”aseguró la entonces diputada Graciela Oca-ña, integrante de esa comisión legislativa.Un dato para tener en cuenta: del equi-

po de dirección del Exxel Group participóel ex embajador norteamericano en Ar-gentina, Terence Todman.Pregunta:¿Cómo compraba el Exxel tantas em-

presas? Respuesta:Por el sistema de apalancamiento. Explicación:“Las empresas tomaban créditos excesi-

vos, aprovechando las bajas tasas de Esta-dos Unidos. Eran créditos puentes parapagar su propia compra. Una vez en el po-der de la empresa, la compañía lanzababonos garantizados con los bienes de lafirma. Con la venta de los bonos, cancela-ba los créditos”.¿Qué significaba esto? Que Navarro obtenía un giro o adelan-

to bancario millonario para comprar lasempresas. Apenas adquiridas, ese adelan-to se convertía en un crédito que las em-presas compradas eran forzadas a adquirir,ofreciendo sus activos como garantía. Deesta manera, empresas sanas comenzabanuna nueva administración con una fla-mante deuda millonaria. E impagable.Así se describió la operatoria del Exxel

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Las manos que ilustran esta nota sonde integrantes de las siguientes em-presas recuperadas por sus trabajado-res: IMPA, Chilavert y Brukman. En la página anterior, los obreros deZanon, Neuquén.

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puesto a las ganancias gracias a que lasleyes impositivas permiten deducir lospagos de intereses. El costo fiscal de es-tas deducciones, es decir, la pérdida deingresos al Tesoro Nacional por la me-nor recaudación es soportado, de estemodo, por el total de los contribuyentes,que no gozan de una ventaja similar”.

Así, con la complicidad del Estado y losbancos, en el año 2000 el Exxel Groupacumuló activos por 4.500 millones dedólares. Dos años después, el valor de sucanasta de empresas apenas alcanzaba los300 millones. El “empresario del año” lashabía, literalmente, vaciado.

Helados

e todas las empresas que compróel Exxel Group, la que nos interesaen esta historia es la más peque-

ña: la heladería Freddo. Fundada por un inmigrante italiano,

Freddo acumulaba una historia de cin-cuenta años liderando el mercado ofre-ciendo productos de calidad a través deseis sucursales. Sus cinco socios recibierondel Exxel Group una oferta imposible derechazar: 82 millones de dólares.La primera medida de la administración

Navarro fue remodelar todos los locales. La segunda, bajar la calidad de sus ma-

terias primas. La tercera, subir los precios. No hubo cuarta: ya estaba quebrada. Así fue como en la primavera de 2001 la

heladería pasó a formar parte de los activosdel Banco Galicia, como forma de capitali-zar los 30 millones de dólares que habíaacumulado en deudas. El banco convocó alantiguo propietario, Juan José Guarracino,para que la rescatara e inauguró con estafórmula una modalidad que se repitió lue-go en varias empresas quebradas y apro-piadas por los bancos. Los buitres financie-ros la llamaron el “modelo Freddo.”

Ocupar

l veloz rayo de Navarro arrastró,en su efecto dominó, a una de lasproveedoras de materias primas

de las heladerías Freddo. Los ajustes decostos de la nueva administración dejarona la firma Ghelco, del barrio de Barracas,sin uno de sus clientes. Tiempo después,acosada por la recesión y la especulaciónfinanciera, terminó en la quiebra. Para los 40 obreros de Ghelco la ma-

niobra significó primero un racionamien-to de salarios; luego, meses sin cobrar unpeso y por último, el cierre definitivo, quelos dejó en la calle y sin posibilidad de re-clamo: la Ley de Quiebras había sido mo-dificada en tiempos de Carlos Menem y

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Group en el informe parlamentario de la Co-misión Investigadora de Lavado de Dinero:

“Cuando el Exxel se dispone a compraruna empresa, se asegura dos cosas: con-seguir inversionistas del exterior queaporten capital y que algún banco leadelante una parte del precio de com-pra, en forma de crédito a corto plazo.Una vez con la compañía en su poder, elExxel emite bonos a nombre de la em-presa por una cantidad sustancial (la su-per endeuda) e hipoteca todos sus bie-nes como garantía del pago del bono. Ensíntesis, compran una empresa –en granparte– con el propio dinero de ella”.

La gran duda

uentan que Navarro detestaba elmanejo empresarial familiar, casiartesanal, de las empresas que

compró. Por eso, su primera medida eradesarticular el organigrama. Sentaba arri-ba de la pirámide a jóvenes y agresivosejecutivos, que en ningún caso –decía– de-bían durar más de tres años en el puesto.Por eso les pagaba más.La Comisión Investigadora en su informe

trata de responder la pregunta del millón:

“Mucha gente se pregunta de dóndeviene el dinero del Exxel. Sobre el ori-gen de los fondos se han tejido las másdiversas especulaciones: desde que esel continuador del imperio económicode Yabrán hasta que maneja dinero delex presidente Carlos Menem. En esta in-vestigación no se pudo comprobar nin-guna de estas conjeturas. Pero una cosaes segura: al menos una parte sale delbolsillo de los contribuyentes (...) Lasempresas que son adquiridas por losfondos, que luego las endeudan e hipo-tecan sus bienes, dejan de pagar el im-

los trabajadores ya no eran consideradoslos acreedores privilegiados. Primero estaban los bancos.Por entonces, en la calle la desocupa-

ción se cotizaba a un 22 por ciento.Y todos allí sabían qué les esperaba: te-

nían un promedio de 40 años, eran obre-ros especializados, con familias, deudas ynecesidades impostergables. No tenían ningún lugar a dónde ir y

con esa convicción, se quedaron.Una carpa verde, de camping, los alber-

gó durante meses en la puerta de la fábri-ca cerrada. Dos patrulleros y una docenade uniformados los custodiaron. Fue un policía, precisamente, quien les

comentó que unos meses antes habían teni-do que desalojar a palos a los obreros deuna fábrica cercana. “Pero volvieron”, les di-jo. “Formaron una cooperativa y entraron”.Los obreros de Ghelco fueron ese mismo

día a conocer a los otros obreros –de Lava-lán–, quienes, a su vez, los llevaron a cono-cer a un abogado que ahí mismo les copiólos 84 artículos del estatuto de una coopera-tiva de trabajo: Vieytes, la llamaron.La historia termina así:La fábrica fue expropiada.Los obreros, organizados en la Coope-

rativa de Trabajo Vieytes, se hicieron cargode la reapertura.De Navarro ya nadie habla.

Producir

oy, los obreros de la ex Ghelco ga-nan el doble de salario. “El díaque entramos no teníamos ni para

pagar una bolsa de azúcar. Los muchachosde otra cooperativa –Unión y Fuerza– nosprestaron para comprar la materia prima ypagar la luz y así empezamos. Con el pri-mer cobro, lo primero que hicimos fue de-volverles la plata. No teníamos ni para co-mer, pero las deudas están primero yestábamos orgullosos de poder pagarlas”. Aquí es donde otra historia comienza.Si uno ingresa ahora a la cooperativa

Ghelco, en la sala de máquinas puede verel siguiente escenario:En rueda, alineadas contra la pared, es-

tán las mezcladoras y moledoras funcio-nando a pleno. En el centro, acomodados en tres filas,

hay 40 pupitres escolares. “Son para las asambleas. Nos decían

que no podíamos resolver todo por asam-blea porque si no parábamos el trabajo.Entonces a uno se le ocurrió que lo mejorera reunirnos en la sala de máquinas, pa-ra que los que estuvieran de turno trabaja-ran, opinaran y votaran”.Los obreros muestran orgullosos su

obra: máquinas y democracia directa. Son-ríen, se los ve relajados, seguros, confor-mes, plenos.Ése es el cambio.

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ral destinado a la comunidad. IMPA lo hi-zo como forma de autodefensa: ante laamenaza de un desalojo violento, abriósus puertas para actividades tales como te-atro, video, cursos, apoyo escolar y char-las, la mayoría gratuitas y llevadas adelan-te por estudiantes universitarios ointegrantes de asambleas barriales. Garan-tizaron así que en los horarios considera-dos más vulnerables –las noches y los fi-nes de semana– hubiese gente adentro dela fábrica. Son los creadores, también, deuna exitosa forma de recuperar la educa-ción: los bachilleratos populares.

Autogestionar

l lápiz ha tachado, así, cuestionesque el poder consagra como ver-dades inapelables:

1) La supremacía de la propiedad priva-da, a cualquier costo.2) El Estado como único escenario posi-ble donde dirimir los conflictos sociales. 3) La necesidad de contar con una clasegerencial para organizar la producción.

La comprobación de que ninguna de estasproposiciones es inevitable está presentecada vez que los obreros relatan su expe-riencia. En la fábrica Grissinopoli, por ca-so, uno de los obreros recuerda que lo quemás le costó no fue resistir en la calle, nisoportar el hambre, ni desafiar a la policía,ni discutir con el juez ni conmover a losediles. Lo que más le costó fue convencer asus compañeros de que ellos estaban per-fectamente capacitados para poner la fá-brica a producir.Ser sus propios patrones les devolvió

otra imagen de sí mismos. Supieron, entonces, que nunca más

volverían a ser los mismos. Que no les había cambiado la vida, si-

no el destino.

El desafío

ara las débiles instituciones de lademocracia argentina, estas fábri-cas representan un dilema político

y social para el que no tienen respuesta.Las que dieron han sido provisorias yarrancadas por la tenacidad de las luchas,la validez de los reclamos, la flagrante ile-galidad de las situaciones que las origina-ron y la orfandad de medidas para la crea-ción genuina de empleo. No fueron,entonces, ni los funcionarios ni los juecesni los expertos ni los académicos quienesles enseñaron a estos trabajadores a plan-tear con claridad sus reclamos ni a presen-tar las soluciones para calmarlos. Fue lapropia experiencia acumulada la que lesfue dictando las salidas.

El costo patronal

a viabilidad económica de las coo-perativas de trabajo es una cues-tión a analizar caso por caso. En

principio, depende de la situación de laque parten. Para muchas, se limitó al traba-jo à façon, una modalidad que consiste enque el cliente adelante el capital necesariopara que la cooperativa adquiera la mate-ria prima para elaborar el pedido. Es lapropuesta que inventaron para vencer laslimitaciones que les imponen la falta decrédito y de financiación. Así lograron poner a producir estas em-

presas, con el propio esfuerzo, incluso enel difícil contexto de falta de capacitaciónen áreas administrativas o comerciales,desconfianza de los antiguos clientes yhostigamiento policial-judicial. Con eltiempo, hay empresas que han logrado ex-portar o liderar el mercado.En cualquier caso, a partir de la expe-

riencia de la gestión obrera, los trabajado-res han podido identificar las verdaderascausas de las quiebras de sus empresas. Yllegaron a una conclusión: lo que las fun-de es el costo patronal. Costo patronal no sólo refiere a la gran

tajada que se llevan los patrones, sinotambién a toda la serie de gastos que debeamortizar la producción: los altos sueldosy prebendas gerenciales, las comisiones,los viáticos, viajes, choferes y el pago aconsultoras para realizar ajustes que, ine-vitablemente, concluyen que el costo la-boral es el responsable del déficit. Este nuevo concepto acuñado por los

trabajadores –y que describe una realidadde la que la ciencia económica tiene pocasnoticias— coloca la responsabilidad en elotro extremo. La idea de costo patronal de-ja al descubierto esas erogaciones que sehacen innecesarias bajo control obrero,ubicando la culpa de la quiebra claramen-te en la gestión empresaria. Lo curioso esque hoy en día varias de estas fábricas es-tán siendo analizadas por expertos en ma-nagement, con el interés de reformular losconceptos de gestión que la década del 90impuso como manual incuestionable.

Resistir

oda empresa autogestionada sabeque su subsistencia depende de lalegitimidad y los lazos sociales

que sepa construir. Su defensa está basadaen la convicción de sus trabajadores, perotambién en el apoyo que logren cosecharentre vecinos, asambleas barriales, orga-nismos de derechos humanos y partidospolíticos, en ese orden. Incluso, una vez re-cuperadas y debido a su constante preca-riedad legal, algunas fábricas recogieron laexperiencia de la pionera IMPA para insta-lar en los espacios vacíos un centro cultu-

Sin embargo, se podría decir que el des-tino de los obreros de las casi 200 fábricasrecuperadas en Argentina ya fue escrito:

“La división de la sociedad en una re-ducida clase fabulosamente rica y unaenorme clase que no posee nada haceque esta sociedad se asfixie en su pro-pia abundancia. Cada día que pasa, es-te estado de las cosas va haciéndosemás absurdo y más innecesario. Debeeliminarse y puede eliminarse”.

Así habló Federico Engels el 30 de abril de1891.Ciento trece años después, los obreros

de Zanon, en el sur de Argentina, elimina-ron algo.Bautizaron su creación con un nombre

de ensueño: Fábrica Sin Patrón.De ellos y de otros como ellos es esta

historia y este cambio.A estos obreros les debemos, entre

otras cosas, la forma de organizar la pro-ducción que tenemos los que editamos es-ta revista, pero sobre todo, los interrogan-tes sobre nuestra identidad (¿somostrabajadores de prensa, periodistas, comu-nicadores?), y las dudas sobre cómo crecer.Y hasta si es necesario hacerlo. Les debemos, finalmente, leer la si-

guiente frase:“Más allá de nuestras diversas creen-cias, a menudo tan distintas, y a vecesencarnizadamente enfrentadas, todosdeseamos vivir con dignidad y sin mie-do, que no nos humillen y que se nospermita buscar la felicidad. Esto consti-tuye un terreno común lo suficiente-mente firme y amplio sobre el cual co-menzar a construir la solidaridad deacción.”Y comprenderla.Con energía, paciencia y confianza.

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Se puede cambiar el destino?¿Se puede inventar algo nue-vo? ¿O en realidad tienen ra-zón millones de doctrinas, fi-losofías, opinadores, ciencias,

personas con malos procesos digestivos,religiones y panelistas de televisión, alsostener que las cosas son como son? Las preguntas sobre las llamadas fábricas

recuperadas o fábricas sin patrón tal vezpuedan abarcar lo económico, lo productivo,lo político, pero también lo cultural, lo perso-nal, lo humano, y su capacidad –o su incapa-cidad– de transformar la realidad. Pero no co-mo discurso de bar o barricada sobre“cambiar el mundo”, sino como un pasoconcreto que transforma la propia realidad.Fórmula provisoria:

desesperación + una idea distinta + intentarponerla en práctica = un espacio nuevo.

Todo se puede reinventar

El mayor logro es haber instaladoun nuevo método de lucha y orga-nización. Hoy todos los trabajado-

res saben que pueden conducir una fábri-ca”, plantea Eduardo Murúa, de IMPA, unade las primeras recuperadas, que pasó enlos últimos 13 años por miles de problemas,contramarchas, amenazas, internas, crisis:todo mal. “Pero aquí estamos. Trabajamos56 compañeros que nos llevamos 3.600 pe-sos por mes cada uno, y si no fuera porqueel Estado nos cortó la luz y tenemos que gas-tar 40.000 pesos por mes en un generador,estaríamos llevándonos 4.400. En las mis-mas condiciones que cualquier otra empre-sa capitalista, nosotros somos mejores. Nolo digo por soberbia. El sistema de coopera-ción supera al de competencia capitalista”. De las 280 fábricas sin patrón argentinas,

otro de los símbolos es Zanon, de Neuquén.En el envión por no perderla, los trabajado-res ganaron el sindicato de ceramistas, peroRaúl Godoy y Alejandro López hicieron almenos dos cosas extravagantes en el pano-rama criollo: renunciaron a sus cargos parafavorecer la renovación de figuras, y volvie-ron a trabajar a la fábrica (!). Godoy, línea de esmaltado: “Las fábricas

sin patrón son una alternativa a la crisis,desde 2001 para acá. Es una gran idea quepuede tener miles de dificultades, pero salede los modelos impuestos. Todo se puedereinventar. Mordimos la manzana del Edén:una vez que lo hiciste...”. Ernesto Lalo Paret, de la Cooperativa Uni-

dos por el Calzado (la ex Gatic, licenciatariade la alemana Adidas): “Este proceso tienetodos los problemas que quieras imaginarte,pero hizo viables fábricas que para los pa-trones eran inviables. Además ¿qué es laviabilidad en una sociedad hecha mierda?Que un economista me diga cuánto vale enun cash flow (flujo de entradas y salidas decaja) que un tipo recupere autoestima, se re-valorice, confíe en sí mismo y se ponga unafábrica al hombro. ¿Cuánto cotiza que el ti-po sea un ejemplo para su pibe en términosde laburo? ¿Y cuánto vale que recupere unafábrica para la comunidad, para su familia,para la sociedad?”.

Oíd el ruido

l sistema distribuye bienes, servi-cios, pero sobre todo identidades, re-cuerda el prólogo del libro Sin Pa-

trón. La identidad de los trabajadores estabaen el abismo. “Y agregale el hambre y la de-sesperación” dice Lalo velozmente. En mu-chos lugares distintos y distantes, como uncontagio cultural, tomaron una decisión: de-jaron de reclamar gremialmente (salvo ex-cepciones, los gremios jugaron para las pa-tronales). Pero los trabajadores, en lugar dedarle la espalda a la fábrica, giraron, dieronmedia vuelta, y dejaron el abismo a sus es-paldas. Rompieron las cadenas (literalmente)y tomaron las fábricas. Frente al miedo semovieron en lugar de paralizarse. Eran per-sonas comunes, como lo habían sido las Ma-dres y las Abuelas. Como ellas, crearon lo

FÁBRICAS SIN PATRÓN

Vivitos y coleandoUna mirada sobre el presente y los desafíos a futuro de las más emblemáticas fábri-cas recuperadas por sus trabajadores. Qué falta, qué sobra y cuáles son los proble-mas más difíciles de resolver ahora que la subsistencia está garantizada.

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Arriba, Celia Martínez con el saco del uniforme que Brukman leestá haciendo a Aerolíneas Argentinas. Debajo, Eduardo Murúa,en la puerta de IMPA. En la otra página, Ernesto González, de la

imprenta Chilavert, también preside la Federación de EmpresasCooperativas Gráficas, la primera red del sector creada paratrabajar en forma coordinada y solidaria.

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el Estado se quedaría con el inmueble y no-sotros generamos ahí adentro trabajo, educa-ción y todo lo demás”.

Producción

urúa: “Las fábricas son un símbo-lo cultural y de producción. Si to-más dos de las que andamos com-

plicadas, IMPA y Bauen, con 40 millonesde pesos consolidás 250 puestos de traba-jo y un bachillerato popular para 200 per-sonas. Hoy constituir un puesto de trabajoen serio en Argentina cuesta 1.200.000 pe-sos. Acá garantizás 250 con el 10%”. Otroejemplo: la propia IMPA tiene una sala desalud gratuita para el barrio, coordinadacon el Estado. Godoy: “Uno puede tener una carga ide-

ológica, pero si no sirve para algo práctico,nada tiene sentido. Mucho discurso testi-monial, ortodoxia, chamuyo. Pero si no vasa los problemas concretos, estás en la lona.Lo principal que conseguimos entre todoses no atarnos a la ley. Uno vive como conuna cebolla de cadenas que te tapan. Aun-que parezca una boludez, lo que cambió lacabeza de muchos fue cuando dijimos: unacosa es lo legal y otra lo legítimo. Nos diouna mirada más libre para pensarnos ypensar los problemas”. Godoy milita en elPTS y ganó con el Frente de Izquierda unadiputación neuquina que harán rotativacon los otros integrantes de la lista: “Pero novamos a cobrar las 17 lucas como legislado-res, sino los 4.200 que cobramos en Zanon.El resto irá a fondos de huelga y ayuda alos compañeros con problemas”. Anunciaque irá a las sesiones con su grafa de traba-jo. “Capaz que me pasa como en algunasuniversidades, donde me veían y decían:‘señor, ¿puede limpiar el aula que va a ha-ber una charla de Zanon?’”. Lalo: “Este proceso hizo que uno crea en

sí mismo. Y si eso pasa, uno puede creer enel otro. El antecedente es: si queremos, esposible”. Lalo ve las cosas distinto que Celia:“El gobierno genera un efecto contraprodu-cente. La lógica es: si esto no es mío, no esde nadie. Pero para mí la clase política es depapel. Y el Estado también, en muchos sen-tidos. Entonces no es el Estado el que va atransformar, es la política. El poder no essentarte con el ministro. El poder lo tene-mos nosotros. No lo trasladás, a lo sumo lovendiste. Y si lo vendiste, no vale nada. Peroyo soy súper optimista. Las fábricas impul-san trabajo, los bachilleratos, la Universidadde los Trabajadores, centros culturales, todoun precedente de cómo puede ser un nuevomodelo de sociedad. ¿Hay una posible so-ciedad distinta? Sí. ¿La queremos realmente?Ése es el tema. Yo digo que somos comouna mujer embarazada. La paternidad fue elhambre. Pero se sigue gestando algo. Lo im-portante ahora es ver si el chico nace bobo,o es feliz y sanito”.

puede armar una cooperativa con cuatro al-cahuetes de la administración, y se quedacon la comercialización. Reclamamos unaLey de Expropiación, que el edificio sea delEstado y lo deje a la cooperativa mientras és-ta trabaje. Y si no, vuelve al Estado. No pier-de nadie, y generás trabajo en serio”. Godoy:“La hicieron para evitar las expropiaciones yhacerles pagar los platos rotos de la quiebraa los trabajadores. El Estado se lava las ma-nos, pero sigue subsidiando a los empresa-rios”. Lalo Paret: “La Ley defiende al créditoy a los abogados, no a los trabajadores. Y co-mo ninguna cooperativa puede presentar en3 meses un proyecto de viabilidad, te metenal famoso capital nacional, Brito, Moneta,etc. Andan fondos de inversiones atrás de to-da esta movida para quedarse con las fábri-cas. Con la Ley de Expropiación, en cambio,

que hay que generar. Pero también fallamosnosotros, las fábricas, que podríamos juntar-nos más para hacer cosas, compras, abrir es-pacios sin estar esparcidos. Igual sembramosun antecedente: se puede recuperar una fá-brica y autogestionar. La diferencia es queantes la ganancia se la llevaba un tipo. Aho-ra la repartimos entre todos los trabajado-res”. GP abrió además un bachillerato en suplanta, y una radio comunitaria.

Contra la Ley de Quiebras

Y la nueva Ley de Quiebras? Murúa:“Está pensada para el establishment.Te obliga a hacerte cargo de la deuda

de la patronal, y va a perjudicar a las pymes,a las más débiles. La trampa es que el patrón

que no estaba escrito en ningún lado. Lalo:“Cuando esto empezó, los obreros no creíanen nada. Y ahora no paran de creer que todoes posible. Que se puede perforar cualquiersituación”. Murúa, en castellano clásico: “Aquí pasa

al revés que en las empresas capitalistas,donde los que llegan a cargos importantesson los forros, los alcahuetes que explotan alos demás y son los que trabajan menos.Aquí los compañeros siempre tratan de po-ner al frente a los mejores. Y el que tiene res-ponsabilidad es el que más trabaja”. La ten-dencia a la horizontalidad: “Eso se busca,pero sirve si hay simetría del conocimientodel conjunto, porque si en una asamblea ha-blamos los mismos jetones de siempre, tam-poco sirve, quedamos como los papás”. La horizontalidad es entonces una bús-

queda, no una falsa ilusión ni un marketing.Godoy: “La fuerza está en las asambleas.Discutimos a muerte, pero después cadauno vuelve a la línea de producción y dice:¿qué podemos mejorar acá o allá? Hay unalibido del trabajador puesta en eso”. Toma-ron el timón de un barco que estaba hun-diéndose: “Claro, y te ponés a sacar aguacon el balde, tenerlo a flote, y a remar con-tra la corriente. Fijate: al lado nuestro estáCerámica Neuquén que recibe créditos au-tomáticos para renovación tecnológica. Tie-nen un Mercedes y nosotros el Fitito. Peroduplicamos la planta de trabajadores y de-mostramos que se puede funcionar sin capi-tal y sin capitalistas. Por eso no nos ayudan.Somos una amenaza a un sistema de ideas”.

Celia y Gustavo

elia Martínez es una de las referen-tes de la Cooperativa 18 de Diciem-bre, por la fecha de 2001 en que to-

maron la textil Brukman. “Yo veo todo lopositivo. El Ministerio de Trabajo nos diosubsidios casi por un millón de pesos, Desa-rrollo Social nos convirtió en proveedores deropa para sus empleados, también nos llegóAerolíneas Argentinas con 14.000 prendas, yahora Austral. No te voy a decir que estamosbien-bien, pero tampoco tan mal”. Por sema-na, retiran un promedio de entre 400 y 600pesos. Celia abandonó la militancia partida-ria que tuvo brevemente durante la lucha deBrukman, donde casi 50 de los 73 socios sonmujeres: “Vamos a cumplir 10 años y nadiese lo imaginaba. Nos tratamos de igual aigual. Cambiamos en algo: antes éramosobedientes, sumisas. Ahora no”. ¿Con o sinpatrón? “Con patrón es algo que ni la genteantigua puede pensar. Claro que tuvimossuerte en el apoyo del Estado, que a otroscompañeros no les dan. Debe ser que somosmuchas mujeres, y nos pegaron mucho”. Es-tán esperando que se concrete la expropia-ción del inmueble. Gustavo Ojeda, de Gráfica Patricios: “Más

que subsidios queremos trabajo. Son nichos

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importantes. El día a día queda a cargodel Consejo de Fábrica con 13 represen-tantes, uno por cada sector, y un Coordi-nador de ese Consejo, Pedro Santinho. Elabogado de Flaskô, Alexandre Mandl:“Hicimos una serie de estudios y evalua-ciones, y logramos bajar la jornada de tra-bajo semanal de 44 horas, que es lo quemarca la ley brasileña, a 30 horas sema-nales. Son 6 horas diarias, sin reducciónde los salarios. Además, desde que hayuna gestión obrera, no hubo más acciden-tes de trabajo. Ni uno”.

Y además, vivienda

Cómo se logra trabajar menos yganar más? Explica Fernando: “Elproblema es que en las empresas

convencionales el lucro patronal es tangrande, que se lleva las ganancias. La plus-valía. Aquí las ganancias vuelvan a los tra-bajadores”. Flaskô además es una usina de otras ini-

ciativas, como la de usar terrenos de la plan-ta para construir viviendas para la comuni-dad. Alexandre: “Teníamos el 60 por cientoo más de la superficie del terreno vacío. Lagente necesita vivienda y para nosotros esuna forma de fortalecer la ocupación. Toma-mos las tierras con la comunidad. La cons-trucción es para los vecinos, no para especu-lar o vender. Viven 564 familias queconstruyeron sus propias casas”.

¿Y si la moda pega?

o fue posible en esta visita cono-cer otras experiencias de las másde 200 cooperativas que están a

cargo de fábricas quebradas. Mandl eligela cautela: “Con algunas tenemos buenas re-laciones, pero el problema es que les trans-fieren la deuda de las patronales, entre otrascosas, quedan muy bajo la órbita estatal, ysólo el 12% quedan abiertas por más de dosaños. Nosotros podemos tener muchas con-tradicciones pero ya llevamos ocho años,con conquistas, y muchos compañeros quepudieron jubilarse”. Los trabajadores crearon además la Fá-

brica de Cultura y Deportes, donde se es-tudia dibujo, teatro, música danza, espa-ñol, ballet, jazz. Deportes: capoeira, judo,ajedrez, fútbol para todas las edades, vo-ley. Además hay ciclos en el cine Flaskô-PLEX, fiestas de reggae, hip hop, músicaelectrónica, exposiciones. Joao, 34 años, 14 años como obrero de

Flaskô: “Me gusta el fútbol, pero aquí des-

FLASKÔ, FÁBRICA BAJO CONTROL OBRERO

El milagro brasileñoBajaron la jornada laboral a 30 horas semanales, ganan más que los obreros deempresas convencionales y recuperaron la clientela, tras 8 años de ocupación.

al vez el mundo se esté con-virtiendo en una infinita re-petición de escenarios. Losaeropuertos son todos igua-les, o casi. Los hoteles, las pe-

atonales, zonas de las ciudades, las rutasque llevan a las periferias, el paisaje su-burbano. Ocurre incluso en las afueras dela poderosa San Pablo, motor crucial deese nuevo protagonista de la economíamundial llamado Brasil. Desde allí el viajees hasta Campinhas, y luego a Sumaré,donde se llega hasta un barrio obrero querodea a Flaskô Industrial de EmbalagensLtda. Al entrar a Flaskô, la sorpresa de unacto de triple magia: organizados a partirde la asamblea, a) demuestran que se pue-de trabajar sin patrón ni gurúes gerencia-les, b) hacen viable una fábrica que era in-viable con los empresarios, y c) les vabien. O un poco mejor que bien.

Menos trabajo, más ganancia

anuel es un mulato de 44 años, doshijos y una sonrisa enorme: “Esta-mos muy contentos. Hace 20 años

trabajo aquí, pero esta etapa es mejor quecon los patrones. Estamos más tranquilos”. Flaskô fabrica toda clase de bidones, ba-

rriles y recipientes de polietileno (entre 20y 200 litros) de alta densidad y peso mole-cular, y a la vez muy livianos, que sirvenpara almacenamiento y transporte de pro-ductos químicos, con control de calidad yapoyo técnico de la alemana Mauser Wer-ke. Vende 5.000 unidades por mes, factura500.000 reales, y tiene 70 obreros. El ingreso de los trabajadores no baja

de los 1.200 reales mensuales, contra los800 que cobran en fábricas convenciona-les. Fernando Martins integra la Comisiónde Movilización: “Hay diferencias en lossalarios por alguna especialización (porejemplo de 1.200 a 1.700 reales) pero nun-ca como en las fábricas capitalistas”, diceFernando. Esas decisiones, incluidas las de los in-

gresos, son tomadas en asambleas queuna vez por mes resuelven los temas más

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cubrí la lectura, el teatro, el cine. Yo casi nosabía nada. Esto me cambió, y me gustamás que el fútbol”. Uno de los jueces que ordenó la in-

tervención judicial hace unos años sepreguntaba sobre esta tendencia al con-trol fabril en manos de los trabajadores:“¿Se imaginan si la moda pega?”. Ale-xandre: “Queremos que pegue, se ex-tienda y se contagie”.

Quién manda

a fábrica era parte de un gran con-junto fabril manejado por las fa-milias Hansen y Batschauer prin-

cipalmente, que llegaron a sumar 65procesos judiciales por fraudes y evasio-nes impositivas y previsionales. PedroSantinho: “Aquí se decidió en asamblea laocupación de la planta, sobre el filo de laNavidad de 2002. Participaron y votaronincluso los guardias de seguridad que ha-bía puesto la empresa”. El 1º de enero de2003 asumió la presidencia brasileña unex metalúrgico, Lula Da Silva. “Nos dijoque la nacionalización bajo control obrerono estaba en el menú, pero que defendríalos puestos de trabajo. Conseguimos la ce-sión de la fábrica a los trabajadores pri-mero por 30 días y luego por tiempo inde-terminado”. El propio Banco Nacional deDesarrollo Económico y Social de Brasil(BNDES), dictaminó que la mejor soluciónpara las fábricas era nacionalizarlas, que-dando el Estado con la propiedad del bieny los trabajadores con la gestión de laplanta. Lula no aceptó la idea y entró a co-rrer el taxi judicial ordenando desalojos. Hubo un acuerdo con Venezuela para

la construcción de viviendas a base deplásticos. ¿Fábricas en manos de obrerosnegociando con Chávez? La campaña me-diática fue virulenta y creó el clima, en2007, para la intervención judicial a lasdos hermanas mayores de Flaskô, Cipla eInterfibra (casi 1.000 trabajadores entre am-bas), con 200 policías federales y una listade despidos a la fuerza. Por burocracia judi-cial, Flaskô zafó de la primera invasión.“Nos dio tiempo para organizarnos y defen-dernos”. Saldo las dos mayores: de 1.000pasaron a 250 obreros que trabajan, consueldos menores, 44 horas semanales. Pedro Santinho, que está al frente de la

asociación civil que maneja la fábrica,proviene del partido Izquierda Marxista yno era trabajador de Flaskô. Le pregunto aFernando si eso no puede ser contradicto-rio con el propio postulado de que losobreros estén a cargo de la gestión: “No,porque aquí manda la asamblea. Pedroestuvo con nosotros siempre, pasó ham-bre aquí, sufrió como nosotros, es unomás. Y lo eligen los trabajadores. Además,por supuesto, los cargos son revocables, osea: la asamblea es soberana”.

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Publicamos este libro porque elmundo del trabajo está en unproceso de cambio muy fuerte,y los paradigmas de la izquier-da ya no nos sirven a quienes

seguimos sintiéndonos de izquierda. Cree-mos que Sin Patrón plantea los debates y lasexperiencias que hoy son imprescindiblespara cualquiera que quiera hacer política”.Así habla Caetano Pereira de Araújo, presi-dente de la Fundación Astrojildo Pereira, quees parte del Partido Popular Socialista de Bra-sil y editora de Sin Patrón en portugués. Ca-etano es además sociólogo, cientista político,profesor de la Universidad de Brasilia, con-sultor legislativo del Senado brasileño (tra-ducción: no de un senador, sino del Senado,desde hace más de dos décadas). Pasó su in-fancia y adolescencia en Buenos Aires, hijode un diplomático (Joao Hermes Pereira deAraújo) que fue embajador en Argentina yFrancia, entre otras travesías. Caetano tieneademás a dos de sus hijas viviendo en Bue-nos Aires, y las visitas familiares lo pusieronen contacto con el libro que describe una ex-periencia que lo asombró: la de las fábricasrecuperadas por sus obreros.

Él mismo supervisó la traducción yacercó el material al actual secretario deEconomía Solidaria de Brasil, Paul Singer,quien escribió el prefacio y presentó el li-bro junto a lavaca en San Pablo.

El nuevo mundo del trabajo

Creemos que la experiencia de lasfábricas sin patrón nos está descri-biendo algo sobre cómo serán las

cosas en los próximos años”, plantea Caeta-no. “Hay un cambio en el mundo del traba-jo, donde las estructuras verticales y jerár-quicas de las empresas requerían obreros yempleados obedientes y mecanizados. Queno pensaran. Cuanto menos responsabili-dad, voluntad e iniciativa tuvieran, mejor.Los gerentes tomaban las decisiones. En lasúltimas décadas esto entró en crisis, y seempieza a organizar la producción con ma-yor participación de los trabajadores. Se vio,entonces, que las empresas que lo hacíaneran más productivas que las otras. Así losjaponeses les dieron a los americanos algu-nas palizas. Cuando los trabajadores tomanlas decisiones, las empresas funcionan me-jor aunque no haya cambio tecnológico,porque hay un cambio en la fuerza produc-tiva y la organización es otra”.

¿Un cambio en el propio capitalismo?“Claro, uno puede decir que es una farsa,que hay explotación como siempre, pero a lavez es diferente. Y esa diferencia abre unaposibilidad nueva. En ese nuevo mundo deltrabajo, que exige cada vez más participa-ción, la autogestión es una tendencia queavanza en todo el mundo. La gente entendióque puede hacer las cosas por sí misma. Ylas nuevas generaciones de empresas ya noson las recuperadas necesariamente, sinopersonas que por opción no quieren ser asa-lariados tradicionales, sino trabajadores coo-perativos autogestionando sus proyectos”.

Negri y otras yerbas

aetano discute al italiano Toni Ne-gri: “Dice que el sistema exige alos trabajadores que sean sujetos

en la fábrica, que tomen decisiones, peroque sean objetos en la vida política y que,

cuando esos dos aspectos se unan, habráuna revolución. Pero lo plantea como algoinevitable: la vieja lógica de izquierda de-terminista. Yo no creo que sea inevitable.Creo apenas que es una posibilidad quehay que favorecer”.

En esa posibilidad encaja Sin Patrón:“Queremos debatir cómo es la nueva polí-tica, los nuevos sujetos, los nuevos trabaja-dores”. Detalle: la fundación se llama Astro-jildo Pereira, homenaje a un intelectual yartista anarquista que fundó el Partido Co-munista del Brasil, pero terminó raleadopor su propia estructura cuando criticó alestalinismo. En los 90, el PC se transformóen PPS, aunque un grupo permaneció en lavieja trinchera. “El nuevo partido queríaromper con el centralismo, el autoritarismo.Hay una crítica a la vieja Unión Soviéticaque plantea que el problema es que habíamucha burocracia. Lo que nosotros deci-mos es que el problema fue que hubo pocademocracia. Son dos enfoques totalmentedistintos. La estatización de los medios deproducción no sirvió, como tampoco sirveun mercado capitalista sino pensar en otromercado. La autogestión pasa a ser impor-tante incluso frente a la socialdemocracia,que naturalizó el libre mercado, y en la cualel Estado hace todo y la gente es pasiva, nohace nada”.

Otro paradigma

ara Caetano “estamos discutiendoun nuevo paradigma, el de una iz-quierda que en la parte política sa-

le del concepto de Estado para ir al de au-togobierno. Y en lo económico, sale delmercado y del Estado, para pensar en laautogestión”.

Según esta idea, el Estado no tiene queproducir bienes materiales sino dos cosas:ciudadanía y tecnología. “Ciudadanía,que no implica solamente plata de planessociales para que la gente viva, sino condi-ciones para que las personas cambien susituación. Ahí entran desde sistemas demicrocrédito hasta cuestiones generalescomo educación, salud, justicia, que sondifíciles de lograr porque los aparatos es-

tatales están formateados para muy pocos.Y el Estado debe producir además tecno-logía, para que los avances no quedencapturados por una lógica de mercado”.

¿Quién decide?

l PC brasileño, transformado enPPS, tiene en Caetano Pereira a uncuestionador de las viejas tesis so-

bre la toma del poder. “El dogma era quehabía que tomar el poder, el palacio, los me-dios de producción, con un partido único,todo estatal, y naturalmente las personasiban a ser finalmente diferentes, y establecernuevas relaciones entre ellas. Fue una ilu-sión. Los hombres sólo pueden establecernuevas relaciones con democracia. La expe-riencia soviética estaba fundada en la coer-ción. Sin coerción, se derrumbó todo. Y elsaldo allí es desastroso. Hay actualmente unretroceso, una extrema derecha fuertísima,porque nunca hubo práctica democrática.No hubo ese cambio en las personas. Nadietiene idea de para qué sirve la democracia.En cambio las experiencias como las de SinPatrón, son cambios de la realidad en térmi-nos puntuales, pero también acumulativos.Así se pueden hacer las cosas. Entonces nosmuestra toda otra posibilidad”.

¿Y en qué confronta esa idea con la deun partido político convencional? “Lospartidos tienen que convencerse de queesas experiencias marcan el futuro, y no

pensar sólo en ir a afiliar gente. Puedenconversar, comprender, intentar que laspropuestas de ese movimiento social ten-ga alguna repercusión en el mundo insti-tucional”. ¿Ya no ser “dirigentes”? “No.Pueden ser puentes, pero ya no hay líneas,vanguardias, dirección. Todo eso es anti-guo. Muchos políticos no lo entienden. In-cluso a nivel de gobiernos. ¿Quién tomalas decisiones sobre la vida de millones depersonas? Presidente, dos o tres ministros,grandes empresas, algunos sindicatos,grandes estructuras corporativas. Al me-nos aquí en Brasil. Así fue que Lula disol-vió a los movimientos sociales, al incor-porarlos al Estado”.

¿Qué es el poder?

Cuál debería ser entonces el con-cepto de partido político? “Antesera el instrumento de acceso al po-

der. Cada partido intentaba ser represen-tante de sectores de la sociedad. Hoy la so-ciedad no necesita representantes, peronecesita partidos, porque les resulta impo-sible a los movimientos quedarse sin ins-titucionalidad democrática. Pero la expec-tativa de la gente común no es tenerdirigentes. Aquí usamos la palabra ‘síndi-co’ para el administrador de un edificio: loeligen los vecinos, pero no para que les déórdenes, sino para que haga el trabajo ad-ministrativo. La nueva tendencia es quelos políticos sean síndicos, no dirigentes”.

Para Caetano, lo que subyace en Sin Pa-trón tiene que ver con todo esto. “Porqueuno se plantea a partir de esa experienciauna dimensión económica, de la produc-ción de la vida, donde las personas se orga-nizan y pasan a ser más sujetos y menos ob-jetos. Lo que se relata en Sin Patrón demanera aguda y conflictiva, es lo que debe-ría ocurrir en todo el mundo. Demuestra có-mo la autogestión y el autogobierno son po-sibilidades diferentes al mercado y al Estado.Es un material que permite entender cómocambió la noción de participación: vos po-dés hacer las cosas, no ser espectador pasivode lo que hace otro. Cambia el concepto dedeterminismo, de progreso lineal. Y el con-cepto del poder: Hannah Arendt discute queel poder sea la capacidad de imponer la pro-pia voluntad sobre la de otros. Dice que po-der es cuando las personas están y actúanjuntas. La acción conjunta genera poder. Ve-nimos de un mundo que era el mismo para(Frederick) Taylor organizando el trabajo fa-bril, para Max Weber planteando que el Es-tado tenía el monopolio de la violencia y lacoerción, o para Lenin organizando la revo-lución: liderazgos que hacen las cosas, y lasmasas van detrás. En cambio, Sin Patrón per-mite entender que ese mundo ya murió. Nosabemos qué podemos construir, pero la op-ción de hacerlo sin patrón es una tendenciaque hoy le da todo un sentido diferente a laposibilidad de hacer política”.

CAETANO PEREIRA DE ARAÚJO, EDITOR DE SIN PATRÓN EN BRASIL

Democracia Sem Patrao¿Qué significa hoy hacer política? ¿Qué tipo de poder simbolizan las fábricas auto-gestionadas? Esas preguntas motorizaron la traducción del primer libro de lavaca.

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arado en la esquina de Me-drano y Rivadavia, RichardStallman está con su compu-tadora abierta y tecleando. Laimagen sintetiza lo que es: un

hombre raro. Sin embargo, su particulari-dad no es la larga cabellera ni la espesabarba, ni siquiera su computadora desple-gada en la vereda. Lo raro de Stallman essu cabeza. Cómo piensa y cómo hace fun-cionar lo que piensa. Stallman es un cientí-fico brillante que ilumina, con sus palabrasy con su obra, a toda su época. Todo lo quedice y hace es abierto y libre. El softwareque creó y le dio fama mundial -el desarro-llo GNULinux- y su constante prédica porel libre acceso al conocimiento son apenasdos ejemplos de la potencia de esa luz.

En claro castellano, utilizando las pala-bras con más precisión que los cubiertoscon los que troza un churrasco de cuadrilcon papas a la crema, Stallman convertirála conversación en una clase que, al con-cluir una hora después, deja en claro quesabe no sólo lo que quiere decir, sino có-mo hacerlo: su exposición es un círculoperfecto, claro y preciso. Empieza y culmi-na señalando lo que quiere transmitir: có-mo las corporaciones son enemigas de lademocracia. Aquí y allá.

¿Cúal es su mirada sobre el panorama actualy global de lo que podríamos llamar la bata-lla por el libre conocimiento?

Para mí, ese término “libertad de cono-cimiento” es demasiado amplio porquehay muchos tipos de hechos que podrí-an incluirse en esa categoría. Por ejem-plo, hay datos personales de la genteque otros no tienen derecho a conocery ése sería un caso en que debería de-fenderse la restricción a su acceso. Peronormalmente cuando uno dice “liber-tad de conocimiento” habla de otra co-sa. Habla, por ejemplo, de cómo laciencia está restringida por los editores

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de las revistas científicas. Y de lo inso-portable que es su poder. Por lo tanto,hace falta que los artículos científicosse publiquen y puedan luego compar-tirse sin restricción. Pero por otro lado,está el tema de los Estados. Otro asun-to. Las revistas científicas no intentanesconder sus artículos, sino obstaculi-zar el acceso para ganar dinero, pero losEstados intentan esconder lo que ha-cen.

En ese sentido usted señaló que la criminali-zación de Wikileaks implica un tanteo, una...

…Es un ataque a los ciudadanos. No co-nozco la palabra tanteo pero...

... una batalla preliminar para a ver quiéntiene más fuerza...

Sabemos quién tiene más fuerza: evi-dentemente los Estados. Hoy en día losEstados fingen ser democráticos, perosuelen obedecer a las empresas. Porejemplo, el gobierno de los EstadosUnidos es un gobierno de ocupación.El imperio de las empresas ha ocupadomi país, y el gobierno funciona paramantener el poder de la ocupación,cueste lo que cueste.

¿No han cambiado con el gobierno de Obamalos sistemas de vigilancia a los ciudadanosque impuso la Ley Patriótica?

Es peor. Obama, antes de ser elegidocriticaba, no muy fuerte pero criticaba,tales cosas. Hoy protege a nuestros con-troladores. Bush ha admitido ordenarla tortura. Y Obama no quiere hacer

Que criminaliza la copia…Exacto. Por ahora, los usuarios españo-les pueden escapar a la censura im-puesta por su gobierno a través de unVPN. Pero vamos a ver si, con la excusade hacer eficaz esa ley, el gobierno es-pañol no termina adoptando una me-dida como la paquistaní. Lo importantees ver qué se pone en riesgo con este ti-po de legislaciones y ver también có-mo se expanden. La “ministra Sinde”,como llaman a la ministra de Culturaespañola Ángeles González desde quese sancionó esta ley, viene a Argentinael 16 de septiembre, a Mar del Plata.Hará un discurso y ya hay planes deprotestas. Es muy importante entenderlo que está en juego allí.

El movimiento de los indignados tuvo su ori-gen, justamente, en las protestas contra la leySinde. ¿No cree que los políticos han aprendi-do esa lección y ya no miran con tanta simpa-tía ese tipo de leyes por miedo a la inestabili-dad institucional que pueden sembrar?

Sí, pero me temo que es como en el ca-so de Obama: ya están comprados.

Usted, cuando analizó el caso de Wikileaks,señaló el peligroso rol que habían jugado losproveedores de acceso a Internet al desco-nectar los servidores que replicaban los con-tenidos de esa página…

Es un caso que demuestra claramentela ausencia de derechos de los usuariosde Internet. Es como si la empresa deteléfono pudiera cortar tu teléfonocuando no le gusta con quien hablas.Hay que establecer, entonces, una nor-ma que deje en claro que estos provee-dores de servicio no tienen derecho decortártelo, al menos mientras sigas pa-gando tu cuenta.

¿Hoy el proveedor tiene mucho poder?Sí. Y en muchos países y muchas regio-nes hay muy pocos proveedores posi-bles. Por ejemplo, en los Estados Uni-dos los proveedores principales haceunas semanas se pusieron de acuerdopara castigar a sus clientes si compartenmúsica o películas. Y es castigo sin pro-ceso, porque sólo con comprobar quelo hiciste un número de veces que ellosdeterminan, ya te castigan. No les hacefalta demostrar nada para hacerlo

¿Están por encima de la justicia?Sí. Y se sabe que las empresas de discosy de cine ya han comprado a los legis-ladores estadounidenses para tener le-yes a su favor.

¿No se han desarrollado alternativas libresde acceso al Internet?

No sé si es posible. Porque si bien no esmuy difícil construir una red local in-dependiente, para poder comunicarsecon todo el mundo esta alternativa ten-dría que tener un nodo en cada país,en cada ciudad. Y los cables de bandaancha son muy caros, interocéanicos...Entonces ¿cómo podríamos construir

ENTREVISTA A RICHARD STALLMAN

ImperioEl creador del sistema más exitoso y principal apóstoldel software libre pone en contexto geopolítico quérepresenta hoy la batalla que se libra en cada computa-dora. Usuarios vs. empresas. Quién va ganando.

nada, dice: “olvídenlo, es tiempo deavanzar para mirar hacia el futuro y ol-vidar el pasado”. Y lo peor es que asíno sólo protege a los criminales del pa-sado, sino que sigue con la política decastigos sin proceso. Ahora mismo hayuna serie de protestas por… ¿cómo sedice un gran tubo para petróleo?

Oleoducto...Eso... propone construir un oleoductode Canadá a Texas para transportar pe-tróleo de arenas subterráneas. Hay pro-testas cada día ante la Casa Blanca pa-ra impedirlo. Acabo de leer en el aviónque alguien que jugaba un papel muyimportante en la campaña de Obamase hizo arrestar en una protesta frente ala Casa Blanca. Y Obama no dice nada.Evidentemente ya se ha vendido.

Lo que llamamos “nuevas tecnologías”, ¿ayu-dan a enfrentar esos poderes?

Sí y no. La gente ha descubierto cómousar varias tecnologías digitales paracomunicarse y organizarse en resisten-cia a la tiranía. Pero los Estados siemprebuscan maneras de evitarlo. Y hay quenotar que muchas empresas grandestambién usan esas tecnologías, pero pa-ra someter a gente.

¿Por ejemplo?Hay protestas y condenas contra Ciscopor haber desarrollado sistemas para lacensura y vigilancia en China. Hay unademanda legal en los Estados Unidos,promovida por disidentes chinos, que tie-nen pruebas de que Cisco sabía cómo seusarían sus productos. Muchos Estadosintentan censurar y vigilar el Internet.Acabo de leer que en Pakistán han prohi-bido el uso de redes virtuales privadas.

¿Una medida para centralizar el tráfico de In-ternet?

No es asunto de centralizar, sino de cen-surar el acceso a páginas críticas al go-bierno. ¿Cómo? Un usuario con un VPN-una red virtual encriptado que funcionasobre Internet- puede navegar para teneracceso, desde un servidor alojado enotro país, a los sitios que el gobierno dePakistán no permite. Con esta medidale cierran esa vía. Pero esas conexionesse usan para todo tipo de cosas, no sólopara visitar páginas contrarias al gobier-no. Es como prohibir los coches paraque los criminales no puedan usarlos.Hasta eso son capaces de llegar los go-biernos cuando se trata de Internet. Sinembargo, estoy seguro de que los ban-cos en Paquistán pueden usar sus servi-dores libremente. Entonces, los Estadospueden siempre ser más osados en sucensura y vigilancia de Internet si se tra-ta de un acto de resistencia. Y hay quenotar que la censura del Internet ya nose limita a países evidentemente no li-bres como China o Pakistán: en España,con la ley Sinde, han impuesto una cen-sura similar.

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www.stallman. orgEs la página personal de Stallmanwww.gnu.orgEs la de su proyecto GNULinux

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hacerlo, pero lo que no hay es voluntadde hacerlo bien porque el motivo de es-tas “protecciones” es otro. Entonces, hayque rechazar en estas cuestiones térmi-nos como “compensar”. Nadie tiene de-recho a ser compensado cuando la gentecopia porque copiar es bueno, compartires bueno. Y no implica una deuda. Siapreciás una obra de arte no tienes unadeuda con el artista. La única “deuda”que se intenta “compensar” con estas co-sas es la que los Estados tienen con lascorporaciones.

Con respecto al movimiento de software libreargentino, ¿cómo ve el panorama local?

No veo un panorama, nunca. Para llegar aconclusiones generales tengo que pasaraños, como por ejemplo, la conclusióngeneral acerca del imperio de las empre-sas que he sintetizado en esta charla.Años en los que lo he visto, en los que herecibido la ayuda de otros, gracias a susescritos y conversaciones. Analizando,pensando, leyendo, viendo. Así fui llegan-do a tener una visión panorámica.

¿Cuál sería la conclusión de esa visión?Un Estado dominado por las corpora-ciones no es democrático, no es legíti-mo. Si un Estado se vende a las empre-sas y sólo finge ser democrático, pierdesu legitimidad.

¿A qué tendríamos que estar atentos aquí,entonces?

A los tratados de libre explotación (serefiere así a los llamados “tratados de li-bre comercio”) porque son tratados antidemocráticos. Cada uno debilita la de-mocracia.

¿De qué manera?Estos tratados facilitan el desplazamien-to de la producción de un país a otro. Deesta manera, transfieren el poder de losEstados a las empresas. Los Estados pue-den ser democráticos, pero las empresasni siquiera se dicen democráticas. Enton-ces esta transferencia es injusta. Esto bas-taría como motivo para romper y elimi-nar esos tratados. Pero siempre vuelven,y peores. Desde hace 15 años esos trata-dos suelen subordinar las leyes a las em-presas extranjeras. Entonces los Estadosya no tienen el poder ni en la salud pú-blica ni en el medio ambiente ni en elnivel general de la vida.

quier cosa. Suele meter funcionalida-des para restringir al usuario, y funcio-nalidades para vigilar al usuario. Eldueño de un programa privativo tienepoder sobre los usuarios, y lo sabe. En-tonces, si es codicioso, como general-mente lo es cualquier corporación,siente la tentación de usar este poderpara cualquier fin. Por ejemplo, paraconseguir más poder aún sobre losusuarios. Hoy en día cada avance tec-nológico es una oportunidad para lasempresas para someter a los usuarios.La tecnología podría libertarnos, perosi las empresas son las que deciden so-bre ella, va a suceder lo contrario.

En Argentina hay un proyecto para obligar apagar un impuesto a cada computadora des-tinado, justifican, a recaudar el dinero quepierden los autores por las copias y bajadaslibres de sus creaciones…

En primer lugar hay que dejar en claroque los autores no pierden nada: es unamentira. Y en segundo lugar, también de-jar en claro que ese dinero no iría a losautores: es otra mentira. He propuesto unsistema para apoyar mejor a los autoresy a los artistas. No porque crea que “pier-den” dinero a costa de que se compartalibremente su producción, pero éste noes el punto. El punto es que apoyar a lasartes es útil e Internet puede ser una ma-nera de hacerlo. Pero para apoyar a lasartes hay que apoyar a los artistas, no alas empresas. Las legislaciones que sepromocionan como protectoras del dere-cho de autor son, en realidad, formas derecaudar dinero para las empresas y, ensegundo lugar, para los grandes artistas.Y esa no es una manera de apoyar las ar-tes. Lo que propongo es distribuir el di-nero únicamente a los artistas, no a lasempresas. Y para que sea de una maneraeficiente, lo que propongo es medir eléxito de cada artista por un sistema desondajes; luego, distribuir dinero entrelas artistas según la raíz cúbica del sonda-je de cada uno. ¿Por qué sacar la cuentacon la raíz cúbica? Porque de esta mane-ra el resultado dirigiría la mayoría del di-nero a muchos artistas de éxito mediano.Es un sistema donde el reparto es másequitativo y la proporción es más justa.Mi propuesta demuestra que es posible

¿Qué rol juega el software libre en estecontexto?

Con el software hay dos posibilidades:o los usuarios tienen el control del pro-grama, o el programa tiene el controlde los usuarios. El primero es el softwa-re libre, el segundo es el software priva-tivo. Entonces, un programa privativoes un yugo puesto a sus usuarios: eldueño del programa tiene el poder so-bre los usuarios a través del programa.Por eso es injusto. Entonces el softwarelibre es justo en sí. Pero ¿qué tiene quever con todo el resto de lo que estába-mos hablando? Mucho. El software pri-vativo les ofrece a las empresas unamanera de imponer su control a cual-

una alternativa? No veo la posibilidad.Lo que tendríamos que hacer, y no só-lo para defender la libertad en Internetsino para toda la vida en sociedad, esreestablecer la democracia. Porque enestos momentos el imperio de las gran-des empresas domina el mundo y tieneel poder. En cada campo de la vida, lasempresas que tienen intereses en esecampo, mandan a los Estados. Las em-presas mediáticas imponen censura aInternet, las empresas petroleras blo-quean el camino para escaparnos deldesastre total... Asan nuestro planeta.Los bancos grandes, está ahora claro,han provocado la crisis financiera sintener que pagar por ello. Y así en todo.

Stallman visitó Argentina en varias oportunidades. En esta, participará del Primer Con-greso de Periodismo Autogestionado. Dará una clase magistral el sábado 10 de sep-tiembre, a las 10, con entrada libre. El título: software libre y derechos humanos.

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Circuito Cultural BarracasDesde 1996, referente histórico del barrio, cuna de la murgaLos Descontrolados de Barracas. El Circuito está repleto de ar-te: talleres de música y baile, shows y obras de teatro. Reco-mendamos: El casamiento de Anita y Mirko.Iriarte 2165, Barracas.

La salaDe los creadores de la ex Huerta Orgázmika, una casa, unasala para compartir de todo con todos: lecturas (biblioteca),talleres (yoga), películas (ciclos de cine), música y baile (ca-poeira), saberes (taller de plantas), etcéteras. Avellaneda 645, Caballito. 4901-2385

Faro TVTelevisión comunitaria con capacitación para producir propioscontenidos, abierta a organizaciones sociales, barriales ymás. Podés acercarte a participar todos los lunes a las 18.Av. Federico Lacroze 4181 4° piso, Chacarita. 4553-8852

La ollaOlla anticarcelaria, olla antielectoral, olla antirrepresiva, ollapopular para todos y todas y todos los viernes últimos delmes en pleno Angel Gallardo y Corrientes. [email protected]

El galpónDe la huerta a tu casa: más de 20 productores de hongos,café, vinos, semillas, miel, quesos, frutas, verduras, produc-tos para celíacos y veganos. Además, restaurant y cursos dehuerta orgánica y urbana. Invitan: ¡Vení, no seas zapallo!Miércoles y sábados de 9 a 18.Federico Lacroze 4171 (callejón, al fondo), Chacarita.

Asociación Mutual SentimientoCelebran día a día la Radio Libre (FM 99.3), tienen una far-macia propia de medicamentos genéricos, centro de salud ycursos de psicología social, medicina china y digitopuntura. Av. Federico Lacroze 4181, Chacarita. 4552-2257

La Paternal Espacio ProyectoCasa y museo, lentejas y vino, residencias para artistas,muestras y convocatorias para intervenir espacios públicos. Espinosa 2672, La Paternal.

F.L.I.A (Feria del libro independiente y Autogestiva)Itinerante y titilante, con producciones autogestionadas, au-tofinanciadas, autoeditadas y autovendidas. Fijate dónde es-taciona la próxima. http://feriadellibroindependiente.blogspot.com/

CAFF (Club Atlético Fernández Fierro)Tangos, milongas y esas yerbas en el hogar de la OrquestaTípica Fernández Fierro, anfitrión que semanalmente regalasu tango joven y potente.Sánchez de Bustamante 764, Abasto. 4967-4037

B.A.U.E.N. HotelAtendido por sus trabajadores, el BAUEN recuperó sus 19 pi-sos, incluyendo habitaciones, salas y auditorio. En planta ba-ja, un coqueto café: una pausa en pleno quilombo. Callao 360, Congreso. 4373-0173

Cooperativa de Trabajo La Argentina Panadería recuperada en 2003 por sus trabajadores.Azcuénaga 727. Balvanera. 4921- 2647

La dársenaEspacio de arte, exposiciones y debates.Mario Bravo 298. Almagro.

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IMPAFábrica metalúrgica, centro cultural, bachillerato popular yemblema de las empresas recuperadas por sus trabajadores. Querandíes 4390 y Pringles, Caballito. 4981-3610

Código sSurDesde el cyberespacio, los Código Sur proveen softwares yplataformas orientadas a movimientos y organizaciones so-ciales. También dan cursos sobre software libre.www.codigosur.net

Ronda de las MadresAyer reclamo de justicia, hoy ritual de la memoria, hace 34años las Madres dan vuelta la Historia alrededor de la Pirá-mide, todos los jueves a las tres y media de la tarde.Plaza de Mayo

Mu. Punto de EncuentroComunicación en diferentes envases. Bar de café y mate, cer-veza y vino, tartas y empanadas. Librería de editoriales ami-gas y compañeras y libros amigos y compañeros. Nuestros li-bros. Feria de productos autogestivos. Revistas. Nuestrarevista. Proyecciones y shows, libres y gratuitos. Hipólito Yrigoyen 1440, Congreso. 4381-5269

CEFOMARRecuperada en 2002 por sus trabajadores, hoy día tiene másde 40 títulos editados y cursos para, de y sobre educación.También apoyo escolar y centro de alfabetización. Chile 1423, Congreso. 4382-0312

Grupo de Teatro Catalinas SurHace 28 años que distintas generaciones de vecinos actúanen el galpón de Catalinas. En la semana, talleres gratuitosde teatro, títeres y circo. Benito Perez Galdós 93, La Boca. 4307-1097

GHELCOEmpresa recuperada por sus trabajadores, produce y comer-cializa materias primas para heladerías y confiterías. Ade-más, capacita en cursos abiertos a la comunidad sobre ela-boración de helados y chocolatería. Vieytes 1743, La Boca. 4302-0794

Centro cultural La gomeraCasa comunitaria, espacio cultural, comedor, cine, taller, edi-torial, biblioteca y guardería. También se cocinan los librosde la editorial Tierra del sur y la revista Suspira un elefante. General Hornos y Quinquela Martín, Barracas. 4301-3028

Camisas Ceres Fábrica de camisas recuperada por sus propias costureras. Luis Belaustegui 859, La Paternal. 4582-9897

Mc Body En 2008 recuperaron la fábrica y ahora producen como coo-perativa. ¡De exportación! Tienen funciones de teatro a la go-rra, clases de tango, cursos de maquillaje teatral y de dibujo. Andonaegui 2720, Villa Pueyrredón. 4524-0929

Mercado BomplandProductos artesanales y de economía solidaria. Una vueltaobligada después de haber pagado 30 mangos la birra enese barrio. Martes, viernes y sábados, de 11 a 21.Bonpland 1660, Palermo Viejo.

Centro Cultural Maximiliano KostekiLa Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Villa Urquiza lle-va adelante este espacio con talleres de cine, literatura y se-rigrafía y apoyo escolar, libres y gratuitos.Triunvirato 4778 y Roosevelt.

El épicoUn grupo de vecinos, variado y variable, de Floresta abierto ala comunidad según las leyes del teatro comunitario, y de lavida. Dan talleres y cursos gratuitos sobre actuación, teatrocallejero y comunitario, entrenamiento corporal, de música ymás. ¡Atento a las obras que presentan!Av. Gaona 4660, Floresta. 4912-2536

Maderera CórdobaLograron la expropiación y de 12 empleados que eran ya su-man 20. Tienen un convenio que les permite gestionar unaescuela secundaria, orientada al cooperativismo.Córdoba 3165, Almagro. 4962-9768/9142

Red TacurúUna enorme telaraña que viene del norte tejiendo redes soli-darias y articulando economías autogestivas. Productos ricos,sanos y sin agregados químicos ni especulativos.http://www.redtacuru.com.ar/

Gráfica PatriciosTomaron la fábrica, recuperaron 60 puestos de trabajo y vol-vieron a imprimir periódicos y revistas. Abrieron una escuelasecundaria, un centro de salud y una radio comunitaria quetransmite de sol a luna: Radio Gráfica 89.3. Av. de Los Patricios 1941, Barracas. 4301-8267

Eloísa cartonera Una cooperativa de cartoneros les provee el material paralos libros que editan. Se enorgullecen de ser "La editorialmás colorinche del mundo". Washington Cucurto da los talle-res de literartura o el que enseña a editar el propio libro. Aristóbulo del Valle 666, La Boca. 155 502-1590

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BrukmanEmblema de las recuperadas del país, hoy sigue produciendovestimentas de alta calidad, entre las que se destacan trajespara hombres y mujeres.Av. Jujuy 554, Balvanera. 4942-9466

ChilavertResistió un desalojo y fue de las primeras empresas expro-piadas en la ciudad. Imprime libros, revistas, catálogos y afi-ches. Tiene un centro de documentación sobre fábricas recu-peradas, un espacio cultural y un bachillerato popular.Chilavert 1136, Pompeya. 4924-7676

Cooperativa de trabajo ICECOOP Te lleva verduras y hortalizas sin agroquímicos hasta la puer-ta de tu casa. Entregas: de martes a sábado, de 10 a 20.Iriarte 2402, Barracas. 4301-9710

Espacio de Cultura y Política Popular El Cid La Asamblea Popular del Cid recuperó un ex-banco abando-nado y lo abrió al barrio con talleres, muestras y reunionesde reflexión política. Ángel Gallardo 752, Villa Crespo.

La Colifata Cita obligada: sábados a las 15, en los jardines del HospitalBorda. Transmisión en vivo, diversión asegurada. Dr. Ramón Carrillo 375, Barracas.

Grissinopoli Los mejores grisines del país y de una fábrica recuperada.Charlone 55. 4772-1001

Los Pibes del PlayónA una cuadra de La Bombonera, pibes en situación de calleaprendieron a hacer los mejores alfajores del planeta. Iberlucea 938, La Boca. 4303-4010

Burbuja Latina Detergentes, jabón, limpiavidrios, desodorante para pisos, ja-bón en polvo, suavizantes, entre otros productos de excelentecalidad y precio que ofrece esta cooperativa. Avellaneda 645, Caballito. 4901-2385

Feria de las MadresEn frente de la mítica sede, sobre Plaza Congreso, los findesfunciona una feria al mejor estilo feria: de todo y variadito.Hipólito Yrigoyen al 1.500. Plaza de Los Dos Congresos

Fería de la Asamblea del PuebloLos domingos en San Telmo y sobre el pasaje Giuffra, a unacuadra de Avenida Independencia, la Asamblea sale a la ca-lle con un centenar de puestos con producciones propias.Pasaje Giuffra y Defensa

MetrodelegadosUna de tantas: Impulsa el cambio de nombre de la estaciónEntre Ríos a Rodolfo Walsh.http://www.metrodelegados.com.ar/

La libreLibrería, centro cultural, espacio de arte y mucho más.Bolívar 646, San Telmo. 4343-5328

Cooperativa Láctea Monte Castro Famosa por la famosa muzzarella Séptimo Varón, perpetua-da por los trabajadores que recuperaron la fábrica. Especia-listas en quesos de todo tipo y consistencia, para todos losgustos, pizzas, empanadas o tartas.Alcaraz 4316, Floresta. 4639-8500

Pastas del surLos 29 pedile ñoquis caseros a este centro cultural especiali-zado en pastas de todo tipo. Completan el estómago: panesrellenos, salsas y tartas. 4633-2822

Garganta PoderosaExcelente revista, gran movimiento y mucho más.www.lapoderosa.org.ar

Puente del surEspecialistas en hacerte agua la boca: yerba, hierbas aromá-ticas, grisines, escabeches, mermeladas, fideos caseros,muzzarela, harina integral y especias a domicilio y preciosaccesibles. ¿Qué más querés? Otra que Sprayette, llamá ya:4481-2031/4481-7059

Artes Gráficas El SolImprenta recuperadaAmancio Alcorta 2190; Pompeya. 4302-1151/4301-5533

La TribuUna radio y mucho más.FM 88.7

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El mapa no representa, afortunadamente, la totalidad de espacios autogestivosde la ciudad de Buenos Aires sino una muestra. Para completarlo necesitamosayuda. Mandanos tu dato a [email protected]

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l taxi lleva diez minutos conla brújula desorientada cuan-do estaciona en una esquinadel corazón de La Boca. Alfin, el GPS borracho es histo-

ria y el auto se va perdiendo en una calle-juela de película en blanco y negro.

Afuera, en la calle, la tarde es gris comola melancolía, desértica, arropada, frágil,desmaquillada: seductora.

Adentro, Adhemar Bianchi, actor y di-rector teatral, se sienta y su sola energíaenciende los fotogramas opacos. Muevelas piernas de manera incesante en lo queparece ser una metáfora de una vida en laque jamás paró de moverse.

Adentro es el Grupo de Teatro Catali-nas Sur y el hombre que está sentado einquieto tiene 65 años y un prontuario te-atral que le permite elegir dónde ubicar-se. Por propia decisión, entonces, en losinicios de los 80 se paró en La Boca, des-de donde masticó la idea de conformarun grupo de teatro comunitario, a la pos-tre el Grupo Catalinas (como todo elmundo lo recomienda) que ya tiene 28años de recorrido con diferentes propues-tas teatrales y creativas pero con una con-dición inmodificable: teatro de y para lacomunidad. Vecinos convertidos en artis-tas de sí mismos.

Desde entonces, Bianchi es considerado,junto a Ricardo Talento, uno de los padresdel teatro comunitario en nuestro país ytambién uno de sus teóricos más lúcidos,

En esos años prematuros hizo de todo,dentro y fuera de su formación teatral:buscó trabajo de lo que fuese, dio talleresde teatro, fue librero, armó un espectáculosobre las “despedidas de solteros”, fenó-meno argento que le llamó mucho la aten-ción, y lo contrataron para dirigir una obra–con actores impuestos– que aceptó sóloporque le pagaban. Ahí, con la fuerza quesurge de la convicción, un día (en todas lashistorias siempre hay “un día”) decretó:“No hago más lo que no quiera hacer y enlo que no crea”.

Señoras y señores, primer acto: estabapariendo la autogestión.

La creación

ara dar a luz redobló la propuestaque le hizo la Comisión de Padresde la escuela Della Penna, a la que

iban sus hijas: “No, clases no. Hagamos te-atro”, dijo. “Pero en la plaza”, agregó sinimportarle, o sí, que todavía mandaba ladictadura y, entre otras nimiedades, habíaestado de sitio.

La propuesta era alocada pero más loeran sus interlocutores, que aceptaron. To-maron el espacio público. Todavía manda-ba la dictadura (vale la reiteración) y co-menzaron a jugar y a ejercitar. Eligieronun texto del Siglo de Oro español sobre lacensura que imponía el Rey y la prohibi-ción de trabajar con mujeres, de hablar so-bre temas religiosos y de la imposibilidadde bailar. De los ensayos participaban losvecinos que, mate en mano, descubríansu vocación por la actuación.

El resto es lo que hoy se conoce comola génesis del Grupo Catalinas Sur: el es-treno se llevó a cabo en la misma plaza,con vecinos que hacían de censores y apa-recían entre el público diciendo algo. “Fuemuy divertido porque la gente hacía unaasociación inmediata con la dictadura: alos censores les tiraban papeles, les grita-ban”, dice. Pero además fue una fiesta enel barrio con 800 personas, con lo que alrato pasó un helicóptero, cayeron cuatropatrulleros y se dio este diálogo, que pare-cía parte del guión:

Policía: ¿Esto qué es?Vecinos: Es una fiesta del barrio, un es-pectáculoPolicía: ¿Tienen permiso?Vecinos (mienten, convincentes) -Sí, sí.

En el primer espectáculo, entonces, parti-ciparon 800 vecinos que derrotaron a losmalos: cuatro patrulleros y un helicópteropolicial que huyen de la escena tan rápidocomo habían ingresado.

Segundo acto: ocupar, resistir, producir.

Fue el primer éxito pero también algomás: un triunfo colectivo. Pensar en elcontexto transforma el hecho en un actoheroico. Sobre aquella epopeya, Adhemardirá: “Eso marcó, en alguna medida, unconcepto que era la celebración: podervolver a juntarnos en una plaza pública yvolver a reunirnos en algo creativo, queera una forma de resanar todo el períodode miedo. Ya salir a la plaza, que hayanvenido los patrulleros pero que se tuvie-ran que ir, ya dijimos ‘podemos’. Y ahí co-

menzaron otros temas: quiénes somos ypor qué llegamos a esto”.

A partir de ahí, con la gestación delgrupo y con la creación del Movimientode Teatro Popular (MOTEPO), salieron alas plazas a celebrar ese espacio de en-cuentro y a gestar diferentes mecanismosde comunicación entre vecinos.

Recuperar el espacio social

ianchi aporta una pista para com-prender, en toda esta cofradía crea-tiva, cuál es la vuelta de tuerca que

permite mirar con otros ojos: “El hecho te-atral es para nosotros fundamental, porquesomos gente de teatro, pero no es sólo elfenómeno del hecho teatral; o mejor dichoese fenómeno pensado desde otro lado yno desde el teatro para una élite. Y cuandohablo de una élite no hablo de los ricos, si-no de un mundo cultural, de cultura domi-nante aunque tengas ideas progresistas”.

En ese sentido, Adhemar se opone alconcepto del arte como herramienta, quees sostenido, muchísimas veces, por elmismo mundo progre al que se refiere: “Elarte y el teatro no son una herramientapara. Creemos que el arte en sí es transfor-mador. A las personas excluidas, por ejem-plo, puede demostrarles que no son la úl-tima porquería, como se les quiere hacercreer. El concepto de la autovalorizacióncomienza a funcionar. El pibe que pone sucuerpo y la voz comienza a creer algo fun-damental: que puede y que tiene muchascosas para decir”. “Los brasileños hablande empoderarse de sí mismo”, explica di-dácticamente.

En este recorrido de casi 30 años, ¿qué para-digma instaló el teatro comunitario?

Que el arte, puesto en un espacio de te-rritorio, empieza a lograr que esa socie-dad esté viviendo ese territorio y no dur-miendo en él. Para nosotros el nuevoparadigma es la recuperación del espaciosocial por la comunidad en forma creati-va. Y desde el territorio donde uno vive:vivo acá, éste es mi lugar, mi defensa.

En el Grupo de Teatro Catalinas Sur parti-cipan alrededor de 300 personas, en unnúmero flexible que se extiende y se redu-ce según las circunstancias. Además de losespectáculos que ofrece (de altísima cali-dad artística), realiza talleres y organiza unfestival de títeres de primer nivel mundial.

Adhemar se mueve en la silla como siésta fuera una hamaca. Todo su cuerpo sebalancea en un péndulo invisible que loacerca y lo aleja con extraña rítmica. Cadapalabra suya tiene un gesto que la comple-menta, que la acompaña, que también ha-bla. En ciertos tramos las manos hablanmás que la boca, dibujando piruetas y fi-ruletes. Afuera, la tarde es noche. El gris seoscurece y se hace espeso como el luto. Elinvierno clava sus dientes y se cuela porcada hendija. Tanto que, con lógica, el ba-rrio lo contempla puertas adentro: hacefalta mucho más coraje que abrigo parahacerle frente.

Sin embargo, nada impide que entre ysalga gente de este enorme espacio dondeel Grupo Catalinas Sur exporta entusias-mo, trabajo colectivo y esperanza, entre

ADHEMAR BIANCHI

El escenario de la vidaMaestro y referente del teatro comunitario, con sus obras y reflexiones crió generaciones de actores y espectadoresque encontraron así otra forma de pensar qué es el arte. Primero contra la dictadura, luego contra la exclusión yahora en defensa del espacio público, sigue dando batalla para que el nosotros le gane al vale todo.

Eal fusionar los conceptos de comunidad,memoria, identidad, celebración y arte co-mo una unidad teatral.

La escenografía de su vida

ianchi nació en Uruguay y en supaís transitó por el teatro indepen-diente de la década del 60, de alta

impronta militante. “Me estaba haciendoun poco de ruido ese concepto porque eraun teatro político para convencidos”, sos-tiene. Esta mirada crítica no estaba basadaen una visión contraria a la militanciaporque, al mismo tiempo, era gremialistade la Administración Nacional de Puertos.

Llegó a Argentina luego de que la dicta-dura uruguaya lo honrara con un certifica-do laboral C, que no significaba que eraun Campeón: “Significaba que nadie teiba a dar laburo oficialmente. Ni el Estadoni los privados: no figurás”

La desaparición laboral lo hizo habitan-te de estas pampas y en 1973 se afincó a lospies del Riachuelo, más precisamente en elbarrio Catalinas Sur, en unos monoblocksque había edificado la extinta Comisión deVivienda en La Boca. Quizá sin saberlo, esaComisión fue la primera escenógrafa delteatro comunitario: “Esos edificios tienenuna geografía muy particular: son haciaadentro, generan facilidad para la vida so-cial, sin calles en el medio, lo que favorecela comunicación”, describe Adhemar.

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cio. Lo que siguió fue más o menos así:“Me encuentro con un tipo en la puerta yle pregunto quién era el dueño. Me da unteléfono. Llamo. Insisto. Hablamos y se loalquilamos con una intención de compra.La decisión era todo un tema. Nos meti-mos y todos los meses hacíamos una fies-ta grande. Veníamos temprano y hacía-mos lentejas, busecas. Venía un montónde personas. Hacíamos alguna obra de te-atro y al finalizar teníamos 5.000 o 6.000pesos que se transformaban en ladrillos”.

De las lentejas a los ladrillos, termina-ron de pagarlo en 2001, unos meses antesdel “estallido”.

Termina de detallar esa historia fasci-nante del lugar que ahora nos cobija y esimposible no dimensionar el esfuerzo, elentusiasmo, la pasión y la alegría que hi-cieron posible cada pizca de esos pasos.No hay manera, entonces, de no ver e ima-ginar los lazos sociales, los vínculos que elgrupo fue creando y fortaleciendo en el ba-rrio: un espacio de encuentro entre el ver-dulero, el pibe de la esquina, la maestra, elremisero, el desocupado, la estudiante. Esared que parece invisible es la escenografíaexacta donde se realiza la trama.

Lo que queda después de esa escena separece al final de cada obra del Grupo Cata-linas y emerge como un deber: ponerse depie y aplaudir por lo que se acaba de ver,pero también por todo lo que hay detrás.

sonajes y el resto, nada. Tiene que pensaren términos colectivos, del mismo modoque los actores no pueden pensar ‘éste esmi papel’. Rotan porque es colectivo y poruna necesidad propia, porque si no estánpresos todos los fines de semana”.

Bianchi lo sintetiza así: “Cambian las re-glas de ‘yo artista’ a un nosotros colectivo”.

Se viene el estallido

se nosotros al que nos transportaAdhemar tiene su práctica cotidia-na en el enorme espacio donde to-

dos los días el Grupo Catalinas Sur pone enpráctica tales cuestiones. Su director narracómo lograron ocupar semejante lugar: “Undía vengo caminando y veo este galpón queera el depósito de tinta de Celoprint, que ha-bía cerrado. Me asomo y veo 60 x 30 me-tros, vacío, sin columnas y dije: ‘Ah, no’”.

Las palabras de asombro fueron el ini-

“Nosotros sostenemos, por ejemplo, quela ocupación del espacio público, artística-mente y por los vecinos, es seguridad. Esmucha más seguridad que poner policías.Si vos ocupás una plaza haciendo activi-dades no están los dealers. Entonces man-tenemos que es educación, que es econo-mía social porque comprás en el barrio”.

Así, le plantearon al Ministerio de Cul-tura porteño un plan. La respuesta PRO esconocida: indiferencia, más UCEP, plazasenrejadas, Policía Metropolitana y globosamarillos.

Arte y confección

dhemar hace más explícita la identi-dad del teatro comunitario: “No esuna receta pero para nosotros lo cre-

ativo tiene que ser democrático: la idea pue-de venir de cualquier lado, se juega y se im-provisa mucho. Y hay un acuerdo previo dequé queremos decir. Y eso no es un debatecontinuo, sino que alguien trae una idea yentusiasma a otro. Una vez que se termina yse dice: éste es el producto y todo el mundoestá contento con él, se trabaja como encualquier espacio. La única diferencia esque a un músico no se le va a ocurrir hacerun casting de voces porque todos tienenque cantar. A un director no se le va a ocu-rrir que alguien tiene que hacer cuatro per-

otras palabras que dan calor al inviernomediático, que se esfuerza por echarlesolor a naftalina.

Este actor y director teatral que tiene lacapacidad de teorizar sobre la propia expe-riencia comunitaria incorpora otra virtud alparadigma del teatro de vecinos: que la gen-te se sienta capaz de crear algo que entreten-ga y analizar qué quiere decir, cómo lo va adecir, dónde, para quiénes y de qué manerava a organizarlo para darlo a conocer.

Además, propone un esquema de pen-samiento que es toda una definición polí-tica: “Empezamos a pensar que se puedentransformar las cosas desde una base, quees la gente. Lo que se está demostrando esque hay cosas que se pueden hacer con elteatro, o con muchas otras cosas, pero quela gente es creativa”. Acto seguido, tira unalanza que bien podría ser uno de los pun-tos de la constitución del teatro comunita-rio: “Que los barrios vuelvan a ser lugarde vida y además de integración”.

Okupación pública

l horizonte de acción del GrupoCatalinas es tan amplio que, inclu-so, plantea un punto de vista inte-

resante para quienes destacan a la insegu-ridad como lo único en común que tienenlos barrios de la Ciudad. Dice Bianchi:

www.catalinasur.com.arEl galpón de Catalinas, Benito PérezGaldós 93, La Boca. Tel 011 4307 1097

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mor, visibilidad y respeto seescribe en sus paredes. Su es-tética resalta. En la mismacuadra conviven comercios,edificios de varios pisos y

una sede del PRO. Lobos marinos, rostros,máquinas de juegos sobre un fondo rosa yturquesa, dejan entrever la esencia de lacasa: el pluralismo, la diversidad, la diver-sión, la cultura, la libertad. La casaBran-don porta su nombre como recordatoriode un crimen por odio: el de Brandon Te-ena, un joven transexual norteamericanoque fue violado y asesinado hace 18 añospor sus amigos cuando descubrieron quesu identidad de género no correspondíacon lo asignado al nacer. Quienes vieronLos muchachos nunca lloran recordarán. A pesar de la brutalidad de la historia,

en este pequeño rincón Jorgelina y Lisa,con otros amigos, combinan distintas ex-presiones para dar forma a un multiespa-cio creativo donde se puede encontrarmúsica, poesía, talleres de canto, teatro,defensa verbal… ¿Defensa verbal? ExplicaJorgelina: “Para aprender a desarmar laagresión sin violencia”. “Éste es un club que funciona como un

centro cultural, es decir, que tiene muchasactividades artísticas variadas”. Lisa conti-núa. “Lo hacemos con un grupo al que lla-mamos �lxs brandonamigxs�, que es gente

que nos viene acompañando desde hace11 años, con la idea de que este espaciosea un lugar de encuentro y un motor, un ge-nerador de actividades, de nuevos proyectos,para que las personas se sienten a ver algo yse vayan con alguna inquietud, con algunapregunta que no se habían hecho. Aunqueno está en nuestro afán dar una respuesta,sino lo contrario”.¿Qué preguntas surgen? Lisa responde:

“Nos dimos cuenta de que estamos muyacostumbradas a manejar ciertos términosy conceptos relacionados con el activismoLGBT, pensando que todo el mundo en-tendía. Pero ahora, por ejemplo, queacompañamos la lucha por la Ley de Iden-tidad de Género (en Diputados se comenza-ron a discutir los diversos proyectos el 18 deagosto) nos damos cuenta de que dentromismo de la comunidad mucha gente nosabe de qué se habla. Y cuando se hablade identidad todas las preguntas que seabren son muy interesantes”.

El despegue

n Brandon hay talleres, presentacio-nes de libros, revistas, fanzines. Allíviven, también, El show de Rosita

Stoned, una suerte de programa de tv con in-vitados y el ciclo de cantautoras Blancas, Ne-gras y Redondas y el recital Poemario transpi-rado, de Susy Shock. Un sábado al mes hayun encuentro de masculinidades trans, otrode femmes queers, diálogos críticos del femi-nismo lésbico, y está por comenzar uno defeminidades trans.Antes de ser la casaBrandon, que está

por cumplir su sexto año en estos días, laschicas comenzaron a concretar su idea allápor el año 2000 con eventos itinerantes.“Empezamos con fiestas porque las pro-puestas que había para la noche LGBT nosparecían un embole y creíamos que estababueno hacer algo nuevo”, resume Jorgelina.La oferta que había en esos días eran bares,boliches, discotecas. Además, todos esosámbitos “están bastante ceñidos a un �mer-cado de la carne�, de levante”. Las fiestas comenzaron en espacios chi-

cos, con una propuesta musical alternati-va, con teatro, performances, lecturas ypoesía. “Siempre hicimos fiestas con DJs,es decir, con gente que creaba para la fies-ta, y empezamos a sumarles obras de tea-tro y otras intervenciones antes de que co-mience la parte festiva”, relata Jorgelina.En esa etapa cada convocatoria se realiza-ba con el título Brandon Gay Day, “comopara que invitara explícitamente, porqueen el resto de los lugares te tenías que en-terar o tenías que preguntar. No existíanlas guías ni Internet. Queríamos, entonces,hacer algo explícito, trabajando otra estéti-ca. Después, nos propusieron hacer un ci-clo de cine en un espacio en San Telmo,relacionado con lo gay- lésbico, queer. Loplanteamos por dos o tres meses, pero ter-minó durando dos años. Así nos dimoscuenta de que había más espacios paraexplorar”, cuenta Lisa.La primera sede fue la página web y

“eso le dio un cuerpito a Brandon, otro vo-lumen, otra entidad”. Al tiempo ocurreCromañón. “Ahí nos quedamos medio enbolas —cuenta Lisa— y empezamos a pen-sar en un lugar propio. Buscamos durante7 meses, sabíamos que se venían las ins-pecciones a full, y cada vez que veíamosun lugar que podía ser, íbamos con un ti-po que sabía de habilitaciones para sabersi estaba en condiciones. Encontramos és-te y, con ayuda de mi vieja, lo alquilamos.Pudimos así resumir acá todo lo que fui-mos haciendo suelto por ahí”.

Habilitaciones

l tema de las habilitaciones, ins-pectores y otras delicias de la bu-rocracia de la ciudad las convirtió

en expertas en un intríngulis que nadie sa-be explicar. Ese enredo Lisa lo sintetiza así:“La reglamatación actual te limita la posi-bilidad de publicar los eventos. Es difícilde explicar, pero tiene que ver con lo pú-blico y privado. Si uno publica el aviso deuna fiesta o show tiene que tener un per-miso especial. Hay una persecución con elbaile y la música en vivo que todavía noentendemos porque, ¿qué peligro implicabailar? Nadie nos lo sabe explicar. Esto,entre otros, es un problema que tenemostodos los espacios culturales”. En la ciu-dad de Buenos Aires no existe una figurapara habilitar un centro cultural y social,bajo una norma que contemple realmentelas características y las necesidades de es-tos lugares. Por eso casaBrandon impulsóel Movimiento de Espacios Culturales yArtísticos (MECA) que nuclea a varios em-prendimientos que son acosados por laactual reglamentación. “Metimos dos pro-yectos en la Legislatura, uno que trata eltema de la habilitación y el otro que pre-vé, además de asesoramiento a los espa-cios, una línea de subsidios. Queremosque el Estado acompañe estas iniciativasculturales. Nosotras estamos trabajando anivel ciudad, pero hay proyectos a nivelnacional. El problema es que cada provin-cia tiene una especificidad. Es un trabajolargo”. Aun así, Lisa sabe que todo depen-de de la voluntad. “La responsabilidad esnuestra, de juntarnos, proponer, exigir”.

Tropezones que no son caída

lo largo de todos estos años las difi-cultades económicas se presentaronen numerosas ocasiones, pero no

fueron las únicas piedras en el camino. “Aveces, las actividades que proponemos sondifíciles de comprender. Llaman y nos pre-guntan si somos un boliche y la verdad esque no: es un lugar donde podés participar”,dice Jorgelina. No fue fácil que la propuestaechara raíces. “El golpe duro fue cuandoabrimos. Pensamos que iban a llegar unmontón de propuestas de gente que estabaesperando un lugar así y tuvimos que salir abuscar nosotras. Además, soportamos unraid de inspecciones”, recuerda Lisa. Después de 11 años de caminata, y de

tan arduo trabajo, las chicas cuidan cadalogro. “Nos costó tanto tener todo en reglaque no estamos dispuestas a arriesgar na-da en este sentido. Cuidando el espacio, ala gente también le estamos brindando se-guridad, aunque a veces no se dé cuenta”,sostiene Lisa. Ella y Jorgelina están aboca-das de lleno a la Casa y eso las llevó aaprender de todo. “Nos morimos de pla-cer haciendo lo que hacemos, es un desa-fío todo el tiempo, súper creativo. Nos en-canta ese estilo de vida, ir descubriendocosas y a la gente que quiere hacerlas jun-to a nosotras”.

CASABRANDON

Arte y confecciónLograron zurcir un espacio propio para la cultura LGTB.Ahora encabezan el reclamo por una legislación quereconozca a los centros culturales de la ciudad.

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Luis María Drago 236, Capitalwww.brandongayday.org.ar

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Para Fernando las desventajas son:

Es un sector que si bien tiene antece-dentes en la historia de la cultura na-cional, no tiene todavía una legislaciónpreparada para acompañarlo. Hay mas dificultades económicas por-que los beneficios se les otorgan a lossectores comerciales. En cambio, lasempresas que fueron fundidas, recupe-radas o no poseen grandes capitales notienen acceso a esas ventajas. Sectores que tienen la capacidad deproducir, pero no tienen dinero, sonvencidos por el rojo cotidiano porqueno logran circulación bancaria. La mayoría de las personas fuimoseducadas para estudiar, formarnos yconseguir un trabajo. Vivimos dentrode un sistema que no tiene formato au-togestivo.

Pienso que si se ponen en la balanza lasventajas y desventajas surge una idea su-perpoderosa: las ventajas son todas nues-tras. Las desventajas siempre están afuera,como ilusiones creadas para meter miedo.Fernando da sentido a mi pensamiento:“Uno se va agrandando mientras el grupose hace más fuerte. Así se espanta el mie-do”. En el caso de Bolívar, el grupo incluyea los espectadores que fueron recolectan-do en la etapa de reunir fondor para mon-tar la obra. con el formato de ensayosabiertos, organizaron una especie de pe-ñas teatrales en las que pusieron en ventaun bono. A cambio, ofrecían una plateapara el día del estreno de la obra. De esaforma lograron reunir dinero y público,que colmó la sala el día del estreno, ansio-so de ver “su” obra.

“Nos pasó, un poco, lo que sucede en laobra. Porque Bolivar no creía en él. Rodrí-guez creyó en Bolivar. La obra se concen-tra en la transformación del Bolivar bonvivant, quejumbroso de sus pesares deviudez amorosa, en el hombre va a dejarlos oropeles, los salones, la seda y la bue-na vida, para meterse en el fango de Mara-caibo y terminar muriendo apestado ycon su fortuna dilapidada. Convengamos,entonces, que ese encuentro le cambió lavida a él y a América Latina”.

La balanza

esde hace siete meses vienen mol-deando la obra Simon bajo unaperspectiva que les permita opti-

mizar los ingresos. Para ellos es una tomade posición y les permite acceder a ele-mentos que están a su alcance dentro dela Federación, y el Bauen. Constituyeronuna cooperativa de trabajo a partir de losderechos que desde Venezuela les conce-dió el autor Isaac Chocrón. “Chocrón tie-ne una trayectoria similar a nuestro (Car-los) Gorostiza. Incluso son amigos. Esta esla única obra política en la que que seacerca a algo histórico, porque es una obrade ficción. Escribió sobre un Bolivar relati-vamente desconocido”, describe.

Fernando enumera sin repetir ni titube-ar las ventajas de la producción en manosde los trabajadores:

Tener el privilegio de ser parte del tododesde el principio hasta el fin. Aprender, capacitar, fortalecernos. Si los resultados son buenos, podemoscapitalizar por igual y repartir los ingre-sos entre todos los participantes. Poseer la toma de posición. Y disfrutarla decisión en el hacer.

sustentable un proyecto si te regís por prin-cipios de excelencia, calidad y no te parásen lugares marginales sino centrales. En-tonces encontrás que otros reconocen tutrabajo sin tener que explicar nada. Comopor ejemplo: quedar nominados para elpremio Estrella de Mar y competir con unespectáculo de inversión millonaria".

Los recursos

oy, a dos años de aquel estreno,confirma que la idea es darle conti-nuidad a la idea y creencia que des-

de la autogestión se puede intervenir en laproducción de contenidos. Fernando aclara:“Esto no es nuevo. Hay una historia de tea-tro independiente que está basado por estosprincipios. Es probable que más de la mitadde los espectáculos sean producidos de estamanera. Pero lo nuestro es distinto. No sólosurge como necesidad, sino como decisión”.

a historia salta para atrás dossiglos y se para en la boca deSimón Rodríguez en el mo-mento justo: “O inventamoso fracasamos”, afirma y suel-

ta la frase en clave de fórmula mágica. De-tengámonos en ese lema, aunque sea porunos segundos, porque es allí, señoras yseñores, donde este hombre nacido en elsiglo 19 da cuenta de algo poderoso: lapolítica debe ser acompañada de poesía.Ese es el instante que rescata el colectivode trabajo Simón para presentar la obracompuesta por el dramaturgo venezolanoIsaac Chocrón que se estrenó el 3 de sep-tiembre en el Bauen, hotel recuperado porsus trabajadores.

Dicen que una buena crónica tiene quecontar otras historias. La obra de teatro Si-món cumple a rajatabla con esta consigna.Se llama Simón, por Rodríguez, pero tam-bién Simón por Bolivar. Y viene a contarla historia que no nos enseñan en la es-cuela. Rodríguez, el gran educador popu-lar venezolano, fue escogido tutor de Boli-var cuando aquel niño, que de grande seconvirtió en el gran libertador de América,quedó huerfáno. La obra comienza con elreencuentro de estos dos hombres ya cre-cidos. Un Bolivar viudo a las 21 años, to-mado por la pena de amor, pero compor-tándose como un bon vivant por París yun Rodriguez roussoniano que quiere in-fluir con sus pensamientos sobre el joven.De telón de fondo, una Francia post-revo-lucionaria, con un Napoleón como apa-rente gestor de la República que terminatransformándose en emperador y un Beet-hoven que le dedica su más exquisitacomposición y luego se la quita.

Detrás de la escena

a obra también cuenta otra histo-ria, quizá más arriesgada. Es laque se encuentra detrás de escena

y que tiene que ver con diferentes cabezaspensando, varios pies caminando, muchasmanos entrelazadas, haciendo y creandoalgo propio y común. Tal vez para muchossuene a adivinanza, pero no para la Fede-ración Argentina de Cooperativas de Tra-bajadores Autogestionados (Facta.) ni paralos trabajadores del hotel Bauen; tampocopara la Confederación Nacional de Coo-perativas de Trabajo (C.N.C.T.) y menos pa-ra los integrantes del colectivo de trabajoSimón. Para todos ellos tiene un sólonombre: autogestión.

Fernando Martín, el actor que personifi-ca a Simón Rodríguez en las tablas, me reci-be en el aula de una escuela de Parque Cha-cabuco. Me cuenta que junto a varioscompañeros utilizan el establecimiento paradar vida a un Centro Cultural y hacer frenteal cierre de talleres por parte del gobiernode Mauricio Macri. Fernando sabe recupe-rar espacios y otorgarles otros sentidos. Mar-tín es quien en el año 2009 interpretó a Ni-cola Sacco en la puesta en escena de Saccoy Vanzetti, escrita por Mauricio Kartun.

¿Qué enseñanzas les dejó la producciónautogestiva de la obra Sacco y Vanzetti? Surespuesta: "Que se puede, que es viable y

SIMÓN, EN EL BAUEN HOTEL

Teatro recuperadoUna producción cooperativa que incluyó la organiza-ción de peñas teatrales para recaudar público y dinero.

[email protected]

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¿Con quién querés compartir tu mesa?Te proponemos que hagas pasar a tu casa el trabajo de campesinas y campesinos, de los trabajadores de fábricas recuperadas, el de propuestas de autogestión cooperativa.

Pasamos por todos los barrios, cada mes, llevando los productos de la solidaridad para el consumo familiar: vinos, salsa de tomate, miel, dulces, yerba, quesops, aceites, fideos y más de 100 productos.

Puente del Sur 4450-7730 [email protected] www.puentedelsurcoop.com.ar

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El 20 de septiembre en la sesión inauguralde la Asamblea General de las NacionesUnidas la delegación palestina, encabeza-da por el presidente Mahmud Abas habla-rá en nombre de su pueblo. Pedirá a la je-rarquía de la comunidad internacionalque reconozca a Palestina como Estado in-dependiente y formalizará ese pedido através de un petitorio. Por primera vez elpedido tiene posibilidades de éxito. Sólo 6de las 193 naciones que allí están repre-sentadas votarán en contra: Israel, Estados

Unidos, Alemania, Italia, Holanda y Repú-blica Checa. Al menos 140 ya han dado aconocer su apoyo y es probable que esedía se sumen muchas más. También esprobable que Estados Unidos ejerza su de-recho a veto para impedir este reconoci-miento imprescindible. Para oponer a esademostración de fuerza otra de origenmás noble, organizaciones de todo elmundo han llamado a firmar un petitoriode respaldo. Convocan a todos y a todas,los muchos cualquiera que son capaces de

sumar millones de voluntades que se ne-cesitan para recuperar un territorio, la dig-nidad y, quizá, la paz.

La fotógrafa Lina Etchesuri nos acercaestas imágenes tomadas durante sus cua-tro meses de estadía en los territorios ocu-pados por fuerzas israelíes. Son retratos dela vida cotidiana, de personas que nacen,crecen y mueren en medio de la violencia.Ser palestino hoy es lo que muestran estasimágenes. Pero puede comenzar a ser otracosa con nuestra solidaridad.

Una firma para recuperarPalestina

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Siluetas del campo de refugiados Al Ein, en Nablús. Hay 19 camposde refugiados distribuidos por toda Cisjordania donde viven 700 milpalestinos. La mujer desafía a los soldados durante una marcha

contra en muro en Tulkarem. El muro separa a los habitantes de laciudad de las tierras donde trabajan. Los pasos, militarizados, sólo seabren una hora a la mañana y otra por la tarde.

El Muro de Cisjordania o del Apartheid recorre casi 800 kilómetros. Son bloques grises de hor-migón y, en otros tramos, cercas y alambres de púas. El Tribunal Internacional de Justicia de LaHaya lo declaró ilegal en 2004. Bansky, el famoso artista graffitero, dibujó en el muro una es-

calera. Estas caras las pintó un artista brasileño. Hay muchas obras más, convocadas por Artis-tas sin Barreras, una organización formada por palestinos e israelíes. Los niños viven encerra-dos. Al concluir las irrupciones de las tropas israelíes, salen a la calle a juntar las balas.

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Para firmar: http://www.peticiones24.com/campana_argentina_en_apoyo_a_la_adhesion_del_estado_de_palestina

El sepelio de Mahmoud Awwad. Recibió un disparo del ejército israelí durante una inva-sión, un sábado por la mañana. Estaba en el último año de la secundaria. Fue enterradotres horas después, en Beit Umma, a pocos kilómetros de Belén.Mohamed Faisel Sleem, 15 años, junto a su amigo, en su cuarto. Posa con una ametralla-dora de juguete. Recibió dos disparos del ejército israelí. El primero mientras tiraba unapiedra y el segundo, mientras estaba en el piso pidiendo ayuda. Camina con muletas. Madres, hijas y esposas con las fotografías de sus hombres presos, por las calles del centrode Nablús. No pueden visitarlos: no les permiten entrar a territorio israelí.

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Uno

abía que esperar a este elegante ypulcro caballero, de metro noventay suéter canguro, para anunciar la

buena nueva: el futuro llegó. Para darsecuenta de que nada de lo visto hasta hoyera genuinamente nuevo. Para entender, fi-nalmente, aquello que escribió el míticocrítico francés Serge Daney, cuando intentómensurar la herida ética y estética que enla imaginación y en el alma de una épocadeja un genocidio. Para “aprender a contarde manera distinta otra historia en la cualel género humano es el único personaje yla primera antiestrella”. Eso representa, na-da menos, Santiago Mitre, su película El Es-tudiante y su maravilloso protagonista, Es-teban Lamothe. El fin de la dictadura. Condos M: militar y de mercado.

Dos

s domingo y en el estacionamientode la Facultad de Ciencias Sociales,autogestionado por el Centro Estu-

reaccionaria.Me dan ganas de abrazarlo.

Tres

l Estudiante costó poca plata y nose nota porque no es una películade bajo presupuesto, sino una pro-

ducción que utilizó recursos de otro tipo.¿Cuál fue el más importante? Difícil esta-blecerlo ahora, con el resultado a la vista,pero ordenados cronológicamente, podríaarmarse la siguiente lista:

Escribir un guión y saber hacerlo. Santia-go estudió en la Universidad del Cinedonde se formó como director. Una vezrecibido, la industria –por así decirlo– loubicó en su rol de guionista. Ése es aho-ra su trabajo: de eso vive. Su primera pe-lícula comenzó, entonces, por ahí: inves-tigando, entrevistando, visitando ycompilando información sobre la vidapolítica universitaria. Escuchar un no y saber hacerlo. Santia-go se presentó al concurso de óperas

primas del INCAA y fue rechazado.“Fue una suerte, visto desde hoy, por-que las películas que fueron aceptadastodavía ni comenzaron a rodarse. Y es-toy hablando del concurso de hace tresaños. Éste todavía no fue abierto y a es-ta altura del año, dudo que se haga”.Noticia: parece que todos los recursosdel Instituto han sido derivados haciala tevé pública y digital. Le pregunto:¿cuántas veces pensaste que una pelí-cula así no le iba a interesar a nadie?“Miiiiilessssss”, me responde.Trabajar en equipo y saber hacerlo. FuePablo Trapero –para quien Santiago escri-bió guiones–, el que lo incitó a comenzara filmar sin dinero. Hizo algo más impor-tante: le prestó los equipos. Así comenzóa reunir lo que necesitaba y a usarlo enfunción de la película, sin que interfieranlos tiempos de cada colaboración, seanpersonas o cámaras. Siete fueron los me-ses que insumió el rodaje. Cuatro fueronlos directores de fotografía. No se nota. ElEstudiante tiene la impronta de la historiaque narra. “Siempre tuve en claro quepara hacer esta película, salvo Esteban,

Un director, Santiago Mitre, su ópera prima y un actor, Esteban Lamothe, logran hacer de esta película un suceso.Para confirmar si el entusiasmo es justificado, la más veterana y el más joven de MU vieron lo mismo.

diantil, hay dos grupos de jóvenes, cada unopor su lado, cada uno en su propia ronda,con mate o con cerveza, compartiendo lectu-ras fotocopiadas. Santiago propuso el lugarpara hacer las fotos cuando me escuchó co-mentar cómo me había impactado una to-ma del edificio que aparece en la película. –Nunca me había dado cuenta de que es-taba así– repito ese domingo en ese lugar.–Yo tampoco, y eso que pasé mil vecespor acá– completa Esteban, el protago-nista.–Esto es bárbaro– digo.–Es bárbaro, sí– dice Esteban.

Por su tono me doy cuenta de que no es-tamos hablando de lo mismo aunque use-mos idénticas palabras. Lo miro y lo com-pruebo: está sonriendo, está entusiasmado.“Acá te das cuenta del significado que tienelo público. Algo que es de todos y no es denadie. Podés entrar, salir… claro que quiénva a venir acá si no es a cursar o hacer unapelícula, como fue nuestro caso”. No es eldeterioro, entonces, sino la libertad lo queesta escenografía representa.

Pienso en lo que me hace pensar Este-ban: la nostalgia por el orden es siempre

LAS LECCIONES DE EL ESTUDIANTE

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De pie, Santiago Mitre. Fue coguionista de Carancho y Leonera. Se crió en zona Norte,con padres peronistas y militantes. Sentado, Esteban Lamothe, 34 años, oriundo de

Ameghino, criado como actor en el teatro, El Estudiante es su primer protagónico. Su actuación es una de las grandes virtudes de esta película.

Se va a acabar, se va a acabar...

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tarme todos los días para ir a laburar y co-brar un sueldo”. Los recursos los consiguetanto en el teatro (“las giras por festivaleseuropeos te dejan un dinero”) y la publici-dad (es uno de los tres amigos que jueganal poker con los escotes de las mujeres en lapublicidad de Pepsi, por ejemplo). En cinehizo algunas incursiones en películas de di-rectores debutantes. El Estudiante es su pri-mer protagónico. La estrenaron primero,por supuesto, en Ameghino, donde acondi-cionaron el centro cultural local para agasa-jarlo. “El nombre de él estaba gigante y, de-bajo y chiquito, el mío” cuenta conorgullosas carcajadas Santiago. Se nota quelo quiere o lo admira.

Seis

Es una película sobre el rol de Fran-ja Morada en la rosca universitaria?¿El personaje del pelado está inspi-

rado en Coty Nosiglia? ¿El rector es Hallu?¿La toma del rectorado es un acto de digni-dad frente a lo abyecto de la jerarquía aca-démica? ¿La imagen de Mariano Ferreyraresignifica al personaje del militante? ¿Lareferencia a los laboratorios alude a cómola Universidad está hoy corrompida por ydesde el mercado? Santiago responde afir-mativamente todas las preguntas, pero suafirmación no es sólo un sí, sino un tam-bién. La película es sobre todo eso si acota-mos su relato a la UBA, pero está claro quees algo más. Una mirada desde el hoy ha-cia el sistema. Esa máquina que llamamosdemocracia representativa está ahí, analiza-da desde abajo, desde donde el poder pue-de medirse a escala humana y por el tama-ño de sus pequeñeces.

Siete

Democracia real”, gritan en Españalos indignados. En Chile, Inglaterrao Grecia son los jóvenes, los futu-

ros posibles, los que gritan “No”. En El Es-tudiante “No” es la palabra que marca el fi-nal. “No” como límite, pero también comoinicio. ¿De qué? Santiago sonríe. No haypalabras, hay película, parece decirnos conese silencio que habla de una propuesta.Pensar la política como una práctica coti-diana. Pensar ese “no” como una forma derepensar los tantos sí no pronunciados, pe-ro explícitos, esos que nos convierten encómplices de todo lo que odiamos.

Ocho

e pido a Santiago que sintetice enuna palabra su película, lo que re-presenta, lo que aporta, lo que se-ñala. Piensa largo, se frota la barba

rala, busca en algún lugar del techo vaya asaber qué y larga:–Democracia.–¿Democracia?–Sí, es la palabra. Porque es una películacoral, donde todos los personajes tienensu desarrollo, su voz, su visión, y sus posi-bilidades de elección no están condiciona-das. Si son buenas o malas, es otro debate.Pero hay posibilidades para ese debate.

Pienso en lo que me hace pensar San-tiago: aquello que él ve como una posibi-lidad, quizá como una esperanza, repre-senta para mí su noble ingenuidad.

Pienso en lo que me hace pensar des-pués: el cinismo es siempre reaccionario.

Y sí: me dan ganas de abrazarlo.

Y Medio

a película se grabó con técnicas di-gitales, lo que implica que no tienesala donde pueda apreciarse con la

calidad con que fue filmada. Santiago mecuenta que sólo los multicines tienen esatecnología, pero están consumidos por elfast food en 3D. Queda la Lugones, en elSan Martín, y la del Malba. Hasta ahí, en-tonces, habrá que ir para poder abrazarla.

todos los demás éramos prescindibles”,dirá ahora Santiago y lo confirma conuna anécdota. “Hubo un día de filma-ción en que ni pude ir yo, porque estabacon 40 grados de fiebre. No hacía falta ylo sabía”. Está claro entonces por qué ElEstudiante es una película con protago-nista, pero sin ego.Trabajar con la realidad y saber hacerlo.No es un documental, pero casi. Éste esuno de los principales aportes de Santia-go a la industria del cine nacional. Al có-mo se hace. Las escenas no tienen extrasporque la falta de presupuesto lo hacíainviable. La limitación se convirtió envirtud porque supo conseguir el apoyode las autoridades y los estudiantes de laFacultad, pero también por cómo supocapturar con la cámara imágenes de larealidad (las asambleas, la votación) conlas de ficción (las charlas en clase, en lospasillos) a partir de un uso sabio y preci-so de los planos. Los actores llevan la cá-mara al hombro, podría decirse. Planoscortísimos, que le dan una estética exis-tencial. Los planos amplios de la ciudady de la facultad imponen la impronta deépoca, la forma de mentir lo verdadero.La combinación da por resultado que lapelícula reciba premios en el Bacifi porte-ño o en el suizo Festival de Lorcano. Aquíy allá se entiende de qué habla. El Estu-diante es una película generacional, en elsentido en que Daney le da a ese térmi-no: el cine como arte del presente.

Cuatro

Seguimos con Daney? “El cinemoderno tenía una característica:era cruel. Y nosotros teníamos

otra: aceptábamos esa crueldad. La cruel-dad era el lado bueno”. Lo viejo del mo-derno cine argentino, su crueldad, es sumachismo. No voy a mitigar la palabra pa-ra que se entienda qué hay de nuevo en ElEstudiante: otra forma de ser hombre. (De-jo para las chicas las escenas de sexo –laprimera en particular–, su erótica. Ellas sa-brán mejor que nadie de qué hablo). Lodiferente en esta historia es el lugar de lofemenino. Allí está la integridad, el saberque no es conocimiento sino pasión yconvicción y consecuencias: error, herida,traición, decepción. Ellas saben. El prota-gonista las transita como puertas queabren mundos. Y esa pueril crueldad es,paradójicamente, un reconocimiento, sulado bueno.

Cinco

steban Lamothe es un galán. No séqué dice hoy esta palabra, pero laescribo en el sentido más clásico

del término: un actor que enamora a la cá-mara. Santiago dirá que lo eligió “porque esel mejor actor de su generación” y tiene ra-zón. El prestigio lo ganó en el teatro, dondeahora mismo y todos los miércoles está in-terpretando El tiempo todo entero, escritapor Romina Paula, su coprotagonista en lapelícula. Nació en Ameghino, como su per-sonaje de El Estudiante y como él, llegó aBuenos Aires apenas terminó el secunda-rio, pero para cursar Nutrición. “En el CBCme saqué todos unos y dejé”, dirá con unasonrisa. Fue mozo durante diez años en unrestaurante de Puerto Madero, pintor debrocha gorda, bajista de la banda que inte-gró con 3 de sus 5 hermanos y finalmenteactor; dirá que por casualidad, pero luego,cuando la charla se alarga, confesará quefue cuando vio la obra El pecado que no sepuede nombrar, de Ricardo Bartis y se dijo“Yo quiero eso para mí”. Estudió apenas unaño largo con Alejandro Catalano (“mi ma-estro”), para luego seguir su formación di-rectamente en el escenario. Desde hace dos,ya vive de eso que no considera un trabajo.“Todavía tengo que acostumbrarme a estarsin hacer nada y, por temporadas, no tenertiempo para otra cosa. Ahora mismo estoytodo el día paveando en el Facebook. Mesiento extraño sin eso de tener que levan-

Es necesario, incluso imprescindible, verEl Estudiante. Es necesario, también, de-safiar al futuro y decir que estamos fren-te a una película histórica desde su naci-miento. No por marcar un punto deinflexión en el cine argentino o por reve-lar algo nuevo sobre nuestro mundo: ElEstudiante es nuestro mundo.

Santiago Mitre es un hijo pródigo deaquella camada de cineastas –con Trape-ro, Caetano y Martel a la cabeza–, cuyaproeza fue la de revivir un cine nacionalque había estado prácticamente muertodurante los noventa. El Estudiante surgedesde allí, pero recorre otros caminos pa-ra llegar a nuevos resultados. Mitre tra-bajó con Trapero y elige a Mundo Grúacomo una de las mejores películas de lahistoria del cine argentino. Si contrasta-mos Carancho –la última de Trapero conMitre de guionista– con El Estudiante –laprimera de Mitre como director– notamosalguna que otra similitud en cuanto a larealización estética. Pero entre la resig-nación de una y la esperanza de la otrayace un límite ostensible que marca uncambio generacional.

El estudiante es Roque, un pibe que llegapor tercera vez a Buenos Aires desde elinterior para hacer una carrera, ahora enla Facultad de Sociales. Enamorado deuna profesora, ingresa por primera vez ala militancia política, con todas sus tran-sas, enfrentamientos, negociaciones ytraiciones. A medida que avanza la tra-ma, Roque se va dando cuenta de que suverdadera vocación no está en el estudiosino en el manejo de personas, la mani-pulación y los arreglos. El fin siempre jus-tifica los medios: todas aquellas manio-bras serán albergadas por una frase quese repite hasta el ridículo (si es que algu-na vez no lo fue): ”Esto es política”.La facultad como telón de fondo es unaelección estratégica. Allí se condensan,de algún modo, todas las peripecias de lapolítica a nivel nacional. Ese mundillo es

retratado con pasión y el eje está puestoen lo que hacen los militantes, en la ac-ción misma, sin importar el porqué. Lasroscas, con sus idas y venidas, no sonmás que meras excusas para desencade-nar el verdadero propósito de esta pelícu-la: el crecimiento humano en ese contex-to. El Estudiante tiene un punto de vistadefinido acerca de lo que es la política yva guiando al espectador hacia esa tesis,pero siempre con una supremacía de lospersonajes por sobre el espacio. La cá-mara, persistente e invasiva, se encimasobre sus rostros y los persigue de cercao los rodea, como si estuviera tratando deentenderlos al mismo tiempo que los fil-ma. Siempre acompaña. Sobre todo a Ro-que (interpretado por Esteban Lamothe,actor de una economía gestual y una na-turalidad en el tono y en el cuerpo pocasveces visto en el cine argentino) con elque logra un efecto de apego sumamen-te eficaz: los espectadores no podemostomar distancia para observar los hechoscomo testigos neutrales, sino que forma-mos parte de ellos.

A pesar de tener el respaldo de un guiónsólido y complejo, lleno de giros dramáti-cos, Mitre no manipula a sus personajescomo títeres funcionales dentro de unamaquinaria narrativamente perfecta, sinoque los valora como verdaderas perso-nas, tomándose todo el tiempo necesariopara desarrollar la densidad humana quehay en ellos. El Estudiante tiene las virtu-des de criticar la falta de ética con humorsin ser moralista y lograr que cada ac-ción, por más ínfima que sea, cobre unvalor político autónomo.

El Estudiante es una película tan llena devida que parece respirar. El efecto retornogana la pulseada: ella nos está mirando anosotros más que nosotros a ella (es im-portante, entonces, una segunda visión).Nos vamos sabiendo de dónde venimos yen dónde estamos. ¿Hacia dónde vamos?El Estudiante sugiere un punto de partida.

La política es la gente

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el otro lado de la vía está elasentamiento; de este lado dela vía también está el asenta-miento. Lo único irreal es lavía. Así me ayuda Paco Uron-

do a describir esta línea que cruza un es-pacio homogéneo, ancestral, y divide enun norte y sur ficticios. El asentamiento encuestión se llama inspiradamente La Vía,acaso por esos rieles del tren Belgrano quecruzan el monte tucumano. Estamos atreinta cuadras de San Miguel de Tucu-mán, no más, pero las distancias aquí noson geográficas sino arbitrarias: según elInstituto Provincial de la Vivienda, elasentamiento La Vía tiene un norte y unsur, y políticas sociales sólo para uno.

La única verdad

Mi sensación es que ésta es unahistoria conocida”, se adelanta Es-teban Piliponsky, realizador del do-

cumental. Le aseguro que no. Que se repitey atraviesa otros movimientos a lo largo yancho del país, seguro. Pero puesta en pri-mera persona, con la intensidad del relatovivo de los protagonistas, ésta es una histo-ria jamás contada, muchas veces discutiday nunca resuelta. No se trata, ahora, de po-ner otra vía en la discusión: no hay un aquíy un allá. O mejor: no sólo hay un aquí y

un allá. O mejor aun: si acaso hubiese unaquí y un allá, ¿por qué no mirar, aunquesea un ratito, desde el otro lado? Urondo yasentenció: la única verdad es la realidad. Eldocumental El horno no muestra otra cosa.“En ningún momento aparece nada ni

nadie hablando sobre el kirchnerismo. Pe-ro está todo el tiempo”, describe otra vezEsteban, y explicita de qué vamos a ha-blar. Concretamente, La Vía es un grupoorganizado en nombre de un asentamien-to a no más de 30 cuadras de San Miguelde Tucumán, a la vera de los rieles deltren Belgrano. La historia de La Vía se re-monta a la de la propia provincia: “Elcampo tucumano fue muy golpeado des-de fines de los 60, con once ingenios quese cierran, un cuarto de la población exi-liada, muchos desalojados... Y la gentemigró a una ciudad que no podía dar res-puestas en salud, educación y vivienda”,cuenta Esteban. La génesis del relato loubica en su verdadero lugar, no en el dedocumentalista y mucho menos cineasta:Esteban es egresado de Historia de la Uni-versidad de Tucumán, becado por el CO-NICET y cursando un posgrado en Filoso-fía y Letras de la UBA. Las necesidades devivienda y trabajo, entonces, parieron im-provisados asentamientos como el delcostado de La Vía.Esteban llega a la historia por su mili-

tancia en el Centro de Estudiantes de la fa-

cultad, que en ese momento comenzó aarticular sus quehaceres con gente de laCoordinadora de Organizaciones BarrialesAutónomas. La idea fue agregar trabajo te-rritorial en una serie de barrios, entre ellosLa Vía. Esteban: “Yo empecé a militar ahíhaciendo apoyo escolar, primero para losniños y después con las propias madres”.Así empezó a ver y palpar y sentir la reali-dad del asentamiento. Si a partir de los 70las urgencias eran la vivienda y el trabajo,en los 90 se agregó la preocupación por elpan. Fueron dos o tres mujeres quienesimpulsaron un comedor para combatir elhambre. En el 2000 reflotó el problema devivienda y trabajo. Las mujeres razonaron:“Lo que hacían en el comedor era un tra-bajo y necesitaban que se lo retribuyerande alguna manera”, dice Esteban. A finesde 2002, con Duhalde, llegaron los prime-ros planes provinciales y nacionales.

La lógica

o fue, sin embargo, un favor delEstado. “Las políticas sociales sonconquistas de los movimientos,

que exigen respuestas y el gobierno res-ponde. Quiero decir: todas esas políticasde Duhalde y después Kirchner tienenque ver con presiones que los movimien-tos vienen ejerciendo desde hace años. Elproblema es la lógica con que te lo dan”,analiza Piliponsky. Y volvemos al princi-pio: como si fuera un favor...Las mujeres del comedor reclamaban

que se les reconociera su labor. La teoría dePiliponsky dice que los movimientos socia-les no pedían planes sociales sino trabajodigno: “Pero no había, entonces se dio unreparto burocrático de planes sociales”. Esaintromisión burocrática y verticalizada enun puntero (incluso las mujeres dejaron deser las protagonistas) es el primer ataque alos movimientos sociales, según Piliponsky:pérdida de autonomía. El resto de los “ata-ques” al movimiento surgió a partir de unasupuesta reubicación de las viviendas delasentamiento. Pero no de todas. Según Pili-ponsky, es otra de las lógicas de las políticassociales: dar menos de lo que se necesita.

El límite

l 2007 es el año de la reubicación:todas las viviendas quedaban dellado sur, pero las reubicadas eran

las construidas por el gobierno. Esteban:“Ni siquiera era por un mejoramiento de vi-vienda. Y la franja que deciden reubicar,además, es donde funciona físicamente elmerendero. Cuando viene el IPV a censardice que en el espacio del merendero nohay nada, aunque ahí estaban el horno yun tinglado conocido por la militancia tu-cumana como lugar de reunión, de apoyoescolar, de capacitación del INTA. Todos pa-saron por ahí en algún momento”. La de-sesperación (y la promesa de los planes) lo-gró que los mismos vecinos tiraran abajo eltinglado, el merendero y el horno de barro.“La destrucción del horno significó un lími-te casi pornográfico de lo que estaba suce-diendo. Tenía que hacer algo”, dice Esteban.Así nació el documental.

El horno

in el horno y sin merendero, lasmujeres se alejaron de La Vía. Este-ban: “Se partió en muchos casos el

entusiasmo por participar, apareció la ideade que con el oficialismo es más fácil. A pe-sar de todo, triunfó la idea de resistir”. LaVía es el caso que se sobrepuso al menos,como dice Esteban, cualitativamente: sigueel merendero y el mítico horno fue recons-truido por unas vecinas. La COBA, desdeentonces, reclama al IPV que las casas seandonadas al movimiento, para encargarseellos de la construcción y así brindar traba-jo. Y que luego se decida, en asamblea, laubicación prioritaria de esas viviendas.El documental fue visto por primera

vez junto a sus protagonistas que son lospropios vecinos de La Vía. Según Esteban,El horno les significó la posibilidad de verel proceso de manera integral y reflexio-nar sobre eso. “Movilizó muchos recuer-dos, porque fueron momentos muy duros.Pero al mismo tiempo, siempre, la idea deque están de pie y no fueron derrotados”.

EL HORNO, DE ESTEBAN PILIPONSKY

Política y miseriaEn su documental registra cómo las políticas sociales intentan desarmar la organiza-ción social de un barrio tucumano. Lecciones de cooptación y resistencia.

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El horno Se proyectará en Mu.Punto de Encuen-tro el jueves 8 de septiembre, a las19.30. La entrada es libre y gratuita.

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www.lavaca.org¿Y Julio López?

La presente edición de nuestro periódico MU sumó el esfuerzo de:Redacción: Claudia Acuña, Sergio Cianca-glini, Mariana Collante, María del Car-men Varela, Romina Dalfonso, CarlosMelone, Franco Ciancaglini, Bruno Cian-caglini, Darío Aranda y María Sol WasylykFedyszak.Fotografía: Julieta Colomer, MónicaBonavía, Lina Etchesuri e Imagen Insu-rrecta.Diseño: másSustanciaCorrección: Graciela DaleoIlustración: Diego Parés, Mariano Lucanoy Veroka Velásquez.Webmaster: Diego Gassi

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MU es una publicación de la Cooperativa de Trabajo Lavaca Ltda. Hipólito Yrigoyen 1440 Ciudad Autónoma de Buenos AiresTeléfono 4381-5269.Editor responsable: Claudia Adelina Acuña www.lavaca.org

a Parroquia Santa Rosa de Li-ma es un mamotreto de ce-mento, robusto y feo que co-rona el 2200 de la avenidaBelgrano. No la conozco por

dentro pero ese sábado, por fuera y de no-che, con algunos compatriotas usando lapuerta como loft emergency me parecióque no era la casa de Dios.

Y si lo es, ese Dios no me gusta. Y nopienso visitarlo.

A la vuelta de la mole, la calle Pasco securva brusca y tímida, para serpentear ha-cia ningún lado. La biblioteca popularEduardo Martedí, modesta y esquiva, estápor allí. Un farol proletario, una chapa des-ganada que la anuncia, una entrada de pa-sillo antiguo (el zaguán), casa chorizo re-compuesta con mucho esfuerzo y pocaplata, digna y sencilla que me recibió sinalardes. Un largo salón rectangular, corona-do por una mesa con pana azul, sillas dedistintas razas ordenadas con burocráticaprolijidad, algunos cuadros amarillentos yolvidados y un público que llenó el salón.Jóvenes y veteranos, ellas y ellos (y algúnotro afortunadamente inclasificable).

Hay una charla en esa biblioteca en-sombrecida por la mole de Santa Rosa deLima. En esa biblioteca que tiene un nom-bre anónimamente hereje, de un cami-nante de esos emperrados en un mundoun poco mejor; en esa biblioteca atendidapor muchachos que desbordan amabili-dad, seriedad y entusiasmo, hay una char-la y yo me siento en primera fila.

Nunca me siento en primera filaEn la biblioteca con nombre de hereje

escondida por la mole de la Parroquia deSanta Rosa de Lima y atendida por genteque desborda amabilidad habla Rivera.

Andrés Rivera.Y yo estoy sentado en primera fila para

ver entrar a ese señor muy mayor, de cuerpomenudo y agobiado por los largos 80 y picoque, literalmente, lleva en sus espaldas. Pocopelo y manos de carpintero y unos ojos ce-lestes de gringo que miran profundo, que aveces parecen traviesos, a veces parecen in-quisidores y a veces parecen ausentes.

Andrés Rivera habla con voz ronca y pau-sada. Rivera el militante inconmovible. Rive-ra el escritor vivo más grande de Argentina yposiblemente uno de los más grandes de lahistoria de la literatura criolla. Rivera el icono-clasta. Rivera el de la escritura maciza y áspe-ra, donde la ternura juega a las escondidas ydeja caricias efímeras y evidentes. Ese Riverahabla en una biblioteca perdida en el vientrede la bestia ante un silencio ceremonial delos ¿cincuenta? que estábamos escuchando.

Habla sencillo, sin alambiques ni virtuo-sismos.

Se extravía Rivera, va y viene por sende-ros erráticos. Por momentos embiste comoun toro contenido, poderoso, que no des-pliega su fuerza, pero hace saber que ella es-tá allí, en la musculatura de sus palabrasque sin embargo navegan azarosas.

Rivera es un escritor inmenso.Rivera habla de literatura comprometi-

da, pero se detiene en Mármol, Echeverríay Hernández.

No sigue. ¿Por qué?Se reconoce deudor de Faulkner y He-

mingway a pesar de que, dice zumbón,son norteamericanos. Pero no cuenta quéles debe.

El hombre que desplegó la emoción deLa Revolución es un sueño eterno y la amar-ga reflexión exiliada de El Farmer, una yotra y otra vez, elogia a Borges.

Rivera, sentado a la vera de una mesaazul, con un viejo y enorme televisor so-bre su cabeza, en una biblioteca sin orna-mentos ni fastos, insiste en que hay que

lavaca es una cooperativa de trabajocreada en 2001. Editamos una páginade Internet que todas las semanas di-funde noticias bajo el lema anticopy-right. Mensualmente profundizamosestos temas en mu.

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Oralidades

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Andrés Rivera escritor recorre olimposque Andrés Rivera orador no deja ver.

Su escritura tiene la inmensidad delcrepúsculo pampeano: deslumbra con loque muestra, pero la noche que viene, quese asoma, será mejor. Así es cada párrafode Rivera.

Su palabra en el aire, no.Voz pausada y profunda la de Andrés

Rivera, un gigantón de cuerpo pequeño,un gringo de ojos celestes que empuña ellápiz como una espada, con la misma be-lleza inquietante de un sable pulido.

Su escritura ha derrumbado Tenochtitlán. Su oralidad no ha visto las Murallas de

Troya.Un hombre que apenas se ríe, suena en

esa biblioteca que se empieza a apagarcuando él, con la simpleza con que habíaarrancado, finaliza la charla.

En la parroquia Santa Rosa de Lima, ensus enormes y cerradas puertas, duermenal frío los hijos del desamparo, aquellospor los que el Castelli de Rivera bramabapara que tuviesen voz.

Dicen que Castelli era un orador formi-dable.

No hablo como Castelli, no escribo co-mo Rivera.

Tengo el oficio maravilloso de lector. Pueden envidiarme. Lo bien que hacen…

CRÓNICAS DEL MÁS ACÁ

ma

ria

no

lu

ca

no

leer a Borges.Rivera, despojado de todo, vestido con

sencillez de asceta, hace una corta exposi-ción, un relato inconsistente, que brilla co-mo una antigua joya que no ha sido cui-dada. Algún relumbrón y un valor quenecesita ser explicado porque a la vista delprofano, nada vale.

Rivera se abre al mundo de las pregun-tas. Como una catástrofe prevista, algunaspreguntas son inútilmente extensas, for-muladas para satisfacer los cielos del nar-cisismo más que para indagar.

El viejo maestro contesta lo que quiere,lo que le parece, lo que piensa y me des-concierta nuevamente.

Alguien podrá pensar que ya está“grande” y que se pianta, que se va…

Puede ser.Yo, que estoy sentado en primera fila

de ese salón, de esa biblioteca perdida enuna calle sin linaje de la Santa María delos Buenos Aires, digo que no sé.

No sé si son los ríos del olvido los queRivera navega.

Elijo creer que está conversando en lososcuros balcones del recuerdo con aque-llos que fueron convocados para construirsu tensa y sinfónica palabra escrita.

Elijo eso.Sí es cierto, sí es contundentemente

cierto, sí es transparentemente cierto, que

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el periódico de lavacaseptiembre 2011 / año 5 / número 48

El imperio de las corporaciones, según Richard Stallman:“Las empresas usan la tecnología para someter a la gente”

Santiago Mitre logró con suópera prima El Estudiantedesnudar a la máquina dehacer política en democra-cia. Es la primera películaque retrata a la militanciauniversitaria y la primeratambién de una generaciónque apuesta al cambio. Logró algo más: hacerla deforma autogestiva. Y que la premien hasta los suizosen el Festival de Locarno.

La UBA que lo parió

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