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302 HISTORIA 39 / 2006 en sus homilías dominicales, y efectivamente pone fin al proceso de beatificación del indio Nicolás de Ayllón a pesar de las órdenes del Vaticano mismo. Pero los documentos que René Millar nos describe, plantean la posibilidad de avanzar en un importante tema poco explorado principalmente por falta de fuentes: la manera en que los limeños entendían las acciones de la Inquisición y a su vez reproducían las normas tocantes a la trangresión de la fe. Las sospechas, denuncias y envidias de los vecinos de Mariana de Castro ¿están estructuradas de acuerdo a un discurso de criminalidad religiosa diseminado por la Inquisición a través de su historia y hecho explícito en sus edictos y sentencias? René Millar nos dice que el visitador Arena- za averiguó por encuesta las opiniones de diversas personas sobre las recientes actividades controvertidas de la Inquisición. Sería interesante examinar sus res- puestas para ver la forma en que los limeños entendían las acciones tan notorias como la sentencia a muerte de la desventurada española. Es de esperar que René Millar siga indagando en los archivos de América y de España para descubrir los documentos que completen nuestra visión de la Inquisi- ción de Lima en distintos momentos de su historia, permitiéndonos ver con mayor nitidez esa institución y el poder imperial que la creó. Nos permitiría también conocer mejor la sociedad en que operó, sus funcionarios con todos sus debilida- des, las víctimas que sufrieron su persecución y sus sentencias, y los hombres y mujeres que convivían con un Santo Oficio cuyas acciones solían ser cambiantes, imprevisibles y abrumadoras. CELIA L. CUSSEN Universidad de Chile BLENGINO, VANNI. La zanja de la Patagonia. Los nuevos conquistadores: mili- tares, científicos, sacerdotes, escritores. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005, 216 pp. Ruggiero Romano, autor del prólogo de La zanja de la Patagonia, señala que el libro de Vanni Blengino le parece ejemplar, apasionante y apasionado. Y son aquellas impresiones las que van sirviendo de telón de fondo para introducirnos en la temática de la conquista de la Patagonia en el siglo XIX: un espacio que durante siglos ejerció una fuerte atracción en el imaginario europeo y también americano. Fue la Patagonia el lugar de la ciudad utópica, la Ciudad de los Césares. Fue también el espacio habitado por hombres de estatura gigante, los patagones. En el imaginario de los siglos XVI y XVIII, la Patagonia, era el espacio de lo maravillo- so, de lo extraordinario, y lo nunca visto. Ruggiero Romano indica que el libro de Vanni Blengino recorre aquella con- quista de la Patagonia en el siglo XIX proponiendo una mirada histórica, más allá de la reconstrucción de las vicisitudes militares, políticas y culturales, con el obje- tivo de llevar al lector a otro terreno. Lo que le interesa mostrar de aquel fragmen- to de la historia es “cómo, en realidad, esto planteaba el problema de la separación

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  • 302 HISTORIA 39 / 2006

    en sus homilas dominicales, y efectivamente pone fin al proceso de beatificacindel indio Nicols de Aylln a pesar de las rdenes del Vaticano mismo. Pero losdocumentos que Ren Millar nos describe, plantean la posibilidad de avanzar en unimportante tema poco explorado principalmente por falta de fuentes: la manera enque los limeos entendan las acciones de la Inquisicin y a su vez reproducan lasnormas tocantes a la trangresin de la fe. Las sospechas, denuncias y envidias delos vecinos de Mariana de Castro estn estructuradas de acuerdo a un discurso decriminalidad religiosa diseminado por la Inquisicin a travs de su historia y hechoexplcito en sus edictos y sentencias? Ren Millar nos dice que el visitador Arena-za averigu por encuesta las opiniones de diversas personas sobre las recientesactividades controvertidas de la Inquisicin. Sera interesante examinar sus res-puestas para ver la forma en que los limeos entendan las acciones tan notoriascomo la sentencia a muerte de la desventurada espaola.

    Es de esperar que Ren Millar siga indagando en los archivos de Amrica y deEspaa para descubrir los documentos que completen nuestra visin de la Inquisi-cin de Lima en distintos momentos de su historia, permitindonos ver con mayornitidez esa institucin y el poder imperial que la cre. Nos permitira tambinconocer mejor la sociedad en que oper, sus funcionarios con todos sus debilida-des, las vctimas que sufrieron su persecucin y sus sentencias, y los hombres ymujeres que convivan con un Santo Oficio cuyas acciones solan ser cambiantes,imprevisibles y abrumadoras.

    CELIA L. CUSSENUniversidad de Chile

    BLENGINO, VANNI. La zanja de la Patagonia. Los nuevos conquistadores: mili-tares, cientficos, sacerdotes, escritores. Fondo de Cultura Econmica, BuenosAires, 2005, 216 pp.

    Ruggiero Romano, autor del prlogo de La zanja de la Patagonia, seala que ellibro de Vanni Blengino le parece ejemplar, apasionante y apasionado. Y sonaquellas impresiones las que van sirviendo de teln de fondo para introducirnos enla temtica de la conquista de la Patagonia en el siglo XIX: un espacio que durantesiglos ejerci una fuerte atraccin en el imaginario europeo y tambin americano.Fue la Patagonia el lugar de la ciudad utpica, la Ciudad de los Csares. Fuetambin el espacio habitado por hombres de estatura gigante, los patagones. En elimaginario de los siglos XVI y XVIII, la Patagonia, era el espacio de lo maravillo-so, de lo extraordinario, y lo nunca visto.

    Ruggiero Romano indica que el libro de Vanni Blengino recorre aquella con-quista de la Patagonia en el siglo XIX proponiendo una mirada histrica, ms allde la reconstruccin de las vicisitudes militares, polticas y culturales, con el obje-tivo de llevar al lector a otro terreno. Lo que le interesa mostrar de aquel fragmen-to de la historia es cmo, en realidad, esto planteaba el problema de la separacin

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    entre civilizacin y barbarie o, ms exactamente, entre pueblos ya en la historia(y en una cierta historia...) y los pueblos ya condenados a entrar en aquella histo-ria (p. 15). Y es aqu donde reside su actualidad histrica, vale decir, en lavinculacin entre conquista (del siglo XIX) y la tica de la eliminacin.

    En La zanja de la Patagonia. Los nuevos conquistadores: militares, cientficos,sacerdotes, escritores, Vanni Blengino va construyendo un mosaico cuyas piezasfundamentales son dos hombres: Adolfo Alsina y el general Julio A. Roca, ambosministros de Guerra del Presidente Nicols de Avellaneda, en la Argentina de losaos de 1870. Por aquella poca, el territorio que se extenda al sur del ro Colora-do, era un espacio sobre el cual la soberana nacional era nominal. Aquel era unterritorio controlado por los indgenas, y la existencia de una frontera internacomprometa la organizacin territorial, social y econmica, que a su vez estabarelacionada con el tema de la identidad nacional. As y cuando Nicols de Avella-neda asume la presidencia en 1874, tanto el gobierno como la oposicin saben quela solucin al problema de la frontera interna no puede ser postergada (p. 25).

    Vanni Blengino va exponiendo cmo se fue afrontando el problema de la fron-tera, y cmo dos proyectos se juegan en la historia de la conquista. Por una parte,el proyecto de Adolfo Alsina (1875), cuya estrategia en la guerra contra los indiosera defensiva. Y por otra, la estrategia del general Roca (1877) quien sucedi aAlsina, como ministro de Guerra, cuando este muri. La estrategia que triunf eradecididamente ofensiva: la campaa del desierto.

    El proyecto de Alsina consista en consolidar la frontera sobre el ro Coloradopara despus, con el tiempo, avanzar gradualmente hacia el sur y alcanzar el roNegro. Su estrategia se basaba en la construccin de un largusimo foso, la zanja,que atravesara el pas de este a oeste. Se trataba, pues, de excavar un canal de 610kilmetros de largo desde el Atlntico hasta la cordillera (p. 34). Con esta zanja,se pretenda crear un obstculo a la incursin de los indios. Cuando Alsina muere,el general Roca lo sustituye, y no duda en traspasar aquella lnea defensiva yavanzar arrolladoramente sobre el territorio y sus habitantes. Para el autor, laterminologa campaa del desierto se adecua con los acontecimientos. Y es que lapalabra desierto no es sinnimo de aridez del suelo, de ausencia de vida humana,sino que remite a una presencia y a un poder, el del indio (p. 82). Es decir, laconquista del desierto, remite a la conquista del indgena.

    Pero al autor no le interesa discutir sobre la materialidad de las estrategias. Paral es un tema secundario si el problema de la frontera se quiso resolver mediante laconstruccin de una zanja, con toda la connotacin de muralla visible que aquellaestrategia quera generar. Tampoco le interesa dar cuenta de las vicisitudes milita-res que implic la puesta en marcha de la estrategia de la avanzada ofensiva. ParaVanni Blengino lo que est en juego es cmo se configuran las relaciones con lasociedad otra (p. 41).

    As, sus observaciones histricas se dirigen a dar cuenta de los debates que seoriginaron en la sociedad de la poca, y en el mbito de los poderes polticos y dela prensa, a fin de ir reconociendo que lo que subsiste en aquella disputa es eldominio de un territorio, de un espacio, pero cuya justificacin ideolgica se defi-ne en trminos de la lucha entre dos dimensiones temporales: la primitiva, anclada

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    en el pasado, y la moderna, ya instalada en el futuro. A un lado estaba la Patago-nia, con sus habitantes, que representaban la prehistoria. Al otro, estaba la contem-poraneidad-modernidad. Seala el autor que no es casual que en aquellos aos eltrmino desaparecer, referido a los indios y a los animales de la Pampa y de laPatagonia, circule frecuentemente en artculos, ensayos, relatos cientficos y bole-tines militares (p. 34).

    Vanni Blengino, a lo largo de su primer captulo, nos sita en este escenariohistrico para finalizar con una imagen denominada por el autor como una poticamilitar positivista, cuyo contenido va a articular los captulos siguientes: en uncuadro clebre, el pintor uruguayo Juan Manuel Blanes conmemora la expedicinal desierto. En el fondo se ve el ejrcito caballera y artillera; en el centro elgeneral Roca, rodeado por sus colaboradores militares: ms all los ingenieros ylos naturalistas que lo acompaan; mientras que en el extremo derecho, a pie y encontacto con los indios, los sacerdotes salesianos (pp. 55-56).

    De esta manera, los captulos segundo y tercero tienen como temtica central laconsideracin de que la conquista de la Patagonia no fue solo una empresa militar,sino que tambin fue una empresa cientfica. En el segundo captulo, el autor noslleva a la historia de Alfred Eblot, el ingeniero francs quien haba tenido a sucargo el proyecto de la zanja de Alsina, y que haba vigilado su construccin.Cuando Alsina muere, Roca requiere de su colaboracin, y a travs de los artculosque escribe, desde la Patagonia, a la Revue des Deux Mondes, va articulando laestrategia de Alsina y la de Roca. Y la mediacin que Eblot efecta es la deorientar [a] sus lectores en el contexto histrico, geogrfico y antropolgico en elque se encuadra la guerra contra el indio (p. 71). Como seala el autor en estecaptulo, el viaje de Eblot y sus observaciones son un viaje alrededor de laprehistoria. Y utilizando la analoga de los binoculares, Blengino nos muestra queEblot al mirar lo est haciendo bajo el juego de lo cercano-lo lejano: el indiovisto de cerca es feo, sucio, a menudo torpe. Cuando se mueve con toda su genteen largas caravanas o cabalga belicoso con los guerreros de su tribu, el malnamenazante que atraviesa el desierto se vuelve protagonista de un espectculograndioso y fascinante (p. 79). Y esta perspectiva de binoculares est en concor-dancia con la solucin de la avanzada ofensiva, en sintona con la conquista deldesierto.

    Los captulos tercero y cuarto tambin estn enfocados en la constitucin de unsaber cientfico acerca de las habitantes de la Patagonia. Un aspecto que resultamuy interesante es la reflexin que Blengino lleva a cabo, en el tercer captulo,sobre el naturalista argentino Francisco P. Moreno, puesto que observa al indio dela Patagonia desde una posicin distinta. Moreno convive con las poblacionesindgenas, explora sus montaas y sus mesetas, las observa, las estudia, la fotogra-fa (p. 87). El naturalista est consciente que est observando algo que desapare-cer en forma definitiva. Desde esta perspectiva el indgena se convierte en unobjeto de estudio como antepasado del hombre contemporneo (p. 107).

    El viaje de Moreno a la Patagonia se inscribe en el marco de un discursocientfico cuya voluntad de verdad era inventariar los elementos constitutivos de laevolucin humana. Como expone Blengino, el viaje de exploracin, el viaje de

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    recopilacin de informaciones, se constituye en uno de los instrumentos fundamen-tales del quehacer cientfico. El viaje es el verdadero observatorio, e incluso se daun paso ms all. La gran obra de Moreno fue la puesta en marcha de un proyecto:el Museo de Historia Natural de La Plata, y aquel s que era la nueva biblioteca, labiblioteca positivista por excelencia, aquella que a partir de este viaje cobra vida(p. 104). El museo se convierte en un lugar vivo, pues all queda registrada lacultura para la posteridad.

    A lo largo del captulo cuarto, Vanni Blengino nos traza otro viaje que tambindio cuenta de las poblaciones indgenas. Aquella travesa fue la de los salesianos.Ellos saban que aquel territorio y sus habitantes estaban sufriendo una transforma-cin radical, que los volvera irreconocibles. Los salesianos quieren a los indgenasvivos, y la inmensidad del territorio constituye el signo tangible de la cantidad dealmas que debern evangelizar (p. 125). La accin salesiana no se lleva a cabo sinantes efectuar lo que el autor denomina como el tejido de una red de conocimien-tos: los salesianos recogen una densa red de informaciones histricas, geogrficasy lingsticas sobre el territorio soado por Don Bosco y no se limitan a losestudios ya existentes, sino que los enriquecen con datos e investigaciones queellos mismos con tenacidad construyen (p. 125).

    Cuentan adems con el Boletn Salesiano, no solo rgano difusor de la obra yaccin salesiana, sino que tambin, rgano difusor del conocimiento cientfico,convirtindose, por ende, en el lugar necesario y obligado para dar cuenta de lasinvestigaciones cientficas relevadas. Es solo en la difusin y circulacin de aquelconocimiento sobre las poblaciones y sus territorios que aquel saber tiene elestatus de cientfico.

    Finalmente, y en el captulo quinto, el autor nos lleva a otra disciplina delsaber, a la literatura, la que tambin y respecto de la Patagonia, tuvo la responsabi-lidad de expresar una identidad nacional. A lo largo de un anlisis que alcanzahasta mediados del siglo XX y a partir de una serie de producciones literarias, elautor nos lleva a una Patagonia trgicamente realista que convive con la antiguamitologa de Eldorado, la mitologa cientfica y la mitologa de los colonos. Desdefines de siglo, la Patagonia adquiere los contornos de un espacio en el que lascontradicciones sociales, la ferocidad contra los hombres y la represin alcanzansu punto ms alto (p. 203).

    Creemos que La zanja de la Patagonia de Vanni Blengino ofrece innumerablesrespuestas, pero tambin innumerables preguntas. Y se convierte en una reflexinnecesaria y obligatoria acerca de cmo, en el caso de la conquista del desierto, seresolvi el lugar que deba ocupar la alteridad. Pero adems, nos abre a nuevosproblemas y uno de ellos es profundizar respecto de la conformacin del sabercientfico de las poblaciones indgenas y sus territorios, en la Patagonia y en elcontexto tanto de los Estados nacionales, a la luz de los presupuestos del positivis-mo y del modernismo.

    CAROLINA ODONE