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Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo propone cuales pudieron ser las fuen- tes documentales que signaron el pensamiento de Antonin Artaud para volcar sus experiencias -reales o ficticias- sobre los mitos y ritos tarahumaras. Esas fuentes arrancan en El libro de los muertos egipcio, El Popol Vuh de los mayas, El Critias de Plat6n, La Mono- grafia de los tarahumaras de Carlos Basauri y El Mexico desconocido de Carl Lumholtz entre otros; los estudios esotericos que conectan a los legendarios habitantes de Ia Atlantida con los ritos tarabumaras sensibilizaron tambien el espfritu de Artaud. "He intentado -dice Flores- hacer una exploraci6n -si puede 'explorarse' Ia irrealidad- del viaje de Artaud a Ia zona tarahumara, y sobre todo, de Ia escena sacrificial celebrada en e1 pueblo de Norogachic". ABsTRACT: This article proposes the possible documentary sources that influenced A ntonin A rtaud's thinking and lead him to pour his experi- ences -real of fictitious- into the tarahumaras' myths and rites. These sources start with the Egyptian Book of the Death, The Mayan Popol Vuh, Plato's Critias, Carlos Basauri's Monograffa de los tarabuma- ras, and Carl Lumholtz El Mexico desconocido among others; the esoteric studies connecting the legendary inhabitants of the Atlantis with the tarahumaras' rites also sensitized Artaud's spirit. I have tried -Flores says- to explore -if unreality can be "explored"- Artaud's journey to the tarahumara zone, specially the sacrifice scene carried out in the village of Norogachic. Literatura Mexicana X.1-2 (99.1-2), pp. 187-224

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Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida

ENRIQUE FLORES

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM

RESUMEN: El presente articulo propone cuales pudieron ser las fuen­tes documentales que signaron el pensamiento de Antonin Artaud para volcar sus experiencias -reales o ficticias- sobre los mitos y ritos tarahumaras. Esas fuentes arrancan en El libro de los muertos egipcio, El Popol Vuh de los mayas, El Critias de Plat6n, La Mono­grafia de los tarahumaras de Carlos Basauri y El Mexico desconocido de Carl Lumholtz entre otros; los estudios esotericos que conectan a los legendarios habitantes de Ia Atlantida con los ritos tarabumaras sensibilizaron tambien el espfritu de Artaud. "He intentado -dice Flores- hacer una exploraci6n -si puede 'explorarse' Ia irrealidad­del viaje de Artaud a Ia zona tarahumara, y sobre todo, de Ia escena

sacrificial celebrada en e1 pueblo de Norogachic".

ABsTRACT: This article proposes the possible documentary sources that influenced A ntonin A rtaud's thinking and lead him to pour his experi­ences -real of fictitious- into the tarahumaras' myths and rites. These sources start with the Egyptian Book of the Death, The Mayan Popol Vuh, Plato's Critias, Carlos Basauri's Monograffa de los tarabuma­ras, and Carl Lumholtz El Mexico desconocido among others; the esoteric studies connecting the legendary inhabitants of the Atlantis with the tarahumaras' rites also sensitized Artaud's spirit. I have tried -Flores says- to explore -if unreality can be "explored"- Artaud's journey to the tarahumara zone, specially the sacrifice scene carried out in the village of Norogachic.

Literatura Mexicana X.1-2 (99.1-2), pp. 187-224

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Artaud y el rito de los reyes de Ia Ath\ntida

In memoriam Luis Mario Schneider

EL 16 de septiembre de 1936 -fiesta de la Independencia de

Mexico, como lo recordaba Luis Mario Schneider en su estudio

preliminar al Viaje al pais de los tarahumaras-, acompa.fiado por

un gufa mestizo que tambien le servia de interprete ante los in­dios, Antonin Artaud llegaba al poblado de Norogachic, distrito

de Andres del Rlo, en plena Sierra T arahumara, casi un mes des­

pues de salir de Mexico (Schneider 80). La llegada de Artaud a

Norogachic, dice Schneider, no obedece al azar:

Muchos estudios antropol6gicos coinciden en decir que en esta poblaci6n se halla el tipo clasico de los tarahumaras, pues con­servan todas sus tradiciones y un sistema de vida primitiva que los alej6 del mestizaje (Schneider 80).1

AlH experimenta Artaud lo que Schneider llama su "segunda gran

revelaci6n": una esoterica ceremonia indlgena con resonancias

1 Entre esos estudios antropol6gicos se encuentra uno sobre e1 que volvere mas adelante: Monografia de los tarahumaras, de Carlos Basauri, terminado en

1927 y publicado en 1929. Alli se especifica lo siguiente: "Las observaciones de antropolog!a Hsica se practicaron en Norogachic, distrito de Andres del Rio, por ser en este lugar en donde se encuentran tarahumaras del tipo clisico de esta raza, pues conservan sus tradiciones y un sistema de vida primitivo y, ademas, no se dan casos de matrimonios con individuos de otras razas, por lo que segura­mente no existe mestizaje" (Basauri 17).

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plat6nicas y magicas -el sacrificio del buey en N orogachic y el rito atlantide del sacrificio del toro en el Critias de Plat6n-. Ele­

mentos que se precipitan, por usar una expresi6n alqu!mica, en

"El rito de los reyes de la Atlantida", y que tienen como trasfondo

un "esoterismo universal" y un "esoterismo mexicano" muy parti­

cular -"de todos los esoterismos que existen", apunta Artaud, "el

esoterismo mexicano es el unico que se apoya aun en la sangre"

(Artaud 122). 2

Bernardo Ortiz de Montellano fue uno de los pecos poetas que

aludieron al viaje de Artaud a Mexico. Seglin su hija Ana, por lo

menos cuatro textos mexicanos de Artaud cuyos originales han

desaparecido -"La montana de los signos", "El pais de los Reyes

Mages", "El rito de los reyes de la Atlantida", "Una raza-princi­

pio"- fueron traducidos por el au tor del Segundo suefio. 3 Lo cier­

to es que Montellano publico, con la llegada de Artaud a Mexico,

un interesante articulo: "Artaud y el sentido de la cultura en

Mexico".4 Y un poco antes hab1a escrito La poesia ind{gena de

2 Cf "El hombre contra el destine": "Tenemos la idea de una cultura unita­

ria [ ... ]. Quien pretenda actualmente que existen varias culturas en Mexico

[maya, tolteca, azteca, chichimeca, zapoteca, totonaca, tarasca, otomf, etcetera]

ignora, en realidad, lo que es la cultura, confunde la multiplicidad de las formas

con la sfntesis de una idea. Existen el esoterismo musulman y el esoterismo

brahamanico; existen el Genesis oculto y los esoterismos judfos del Zohar y del

Zefer-Ietzirah, y aquf en Mexico, el Chilam Balam y el Popol Vuh. (Quien no comprende que estos esoterismos son el rnismo y quieren, en espfritu, decir la

misma cosa? Ocultan la rnisma idea geometrica, numerica, organica, armoniosa,

oculta, de la naturaleza y de la vida. Los signos de estos esoterismos son identi­

cos. Poseen analogfas profundas en sus palabras, en sus gestos, en sus gritos"

(Artaud 121-122). 3 Cf Ana Ortiz de Montellano: "There is a carefully corrected typewritten

copy of these four articles in Ortiz de Montellanos's papers, which seems to

indicate that he translated them, particularly since he normally cut out of the

newspaper articles he simply wanted to keep" (43 n. 33). 4 Luis Mario Schneider reproduce este articulo -publicado en El Nacional el

11 de julio de 1936 y no incluido en la recopilaci6n de sus obras en prosa- en

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Mexico -clave hermetic~

gen poetica indlgena.

Artaud, dice Ortiz de

en la "necesidad de renm

conectando a ese "movii

xistas, sea "por el caminc

un Crevel-. Mas de cere

y herederos de la actitud

ville, cree, apunta Ortiz tal" -"de orden m1stico

den magico pante1sta, de

culturas indlgenas de An

Y se.fiala el tr'asfondo '

Artaud ha precisado, <

cultos secretos de la Ro

lo, el sentido oculto d

antiguos mexicanos {Sci

Como Lawrence y Huxlf

gena" (Schneider 61 n. 53

ticas -rites y ritmos- de

de un saber antropos6fic

aun para nosotros, de em

siones que usa Montellan

tos", "sentido oculto".

una nota inusitadamente exteo

de los documentos que Artaud los tarahumaras (Schneider 60-~

5 Sobre el "espiritualismo" d

sus vfnculos con la tradici6n p

ci6n subterranea" de Occident

indfgenas y hermeticas en el Sfl Una lectura del "Segundo sueflo'

L.

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1 buey en N orogachic y el

el Critias de Plat6n-. Ele­

[la expresi6n alqufmica, en

que tienen como trasfondo

ismo mexicano" muy parti­

!xisten", apunta Artaud, "el I 1 " se apoya aun en a sangre

mode los pocos poetas que

. Seg-Un su hija Ana, por lo

rtaud cuyos originales han

;nos", "El pafs de los Reyes

:lantida", "Una raza-princi­

~el Segundo suefio. 3 Lo cier­

legada de Artaud a Mexico,

1 sentido de la cultura en

~rito La poesia indigena de

1110s la idea de una cultura unita·

isten varias culturas en Mexico

otonaca, tarasca, otonil, etcetera]

ade la multiplicidad de las formas

ismo musulman y el esoterismo IOterismos judfos del Zohar y del

dam y el Popol Vuh. (Quien no

o y quieren, en espfritu, decir la

~ numerica, organica, armoniosa,

s de estos esoterismos son identi· ras, en sus gestos, en sus gritos"

l carefully corrected typewritten

~llanos's papers, which seems to

since he normally cut out of the

{43 n. 33). ulo -publicado en El Nacional el laci6n de sus obras en prosa- en

Mexico -clave hermetica de la pervivencia postmortem de la ima­

gen poetica indlgena.

Artaud, dice Ortiz de Montellano, coincide con los surrealistas

en la "necesidad de renovar el sentido de la cultura europea" -sea

conectando a ese "movimiento espiritual" con las doctrinas mar­

xistas, sea "por el camino de la ironia sangrante y destructora" de

un Creve!-. Mas de cerca, Artaud, igual que otros "descendientes

y herederos de la actitud sobrerrealista", como Rolland de Rene­

ville, cree, apunta Ortiz de Montellano, en un "espiritualismo to­

tal" -"de orden mfstico sin mixtificaciones en Reneville y de or­

den magico pantefsta, de unidad con la naturaleza, genuino de las

culturas indlgenas de America, en Artaud" (Schneider 60 n. 63).5

Y sefiala el trasfondo "esoterico" del viaje de Artaud:

Artaud ha precisado, despues de su estudio-invocaci6n de los cultos secretos de la Roma pagana, en su libro sobre Heliogaba­lo, el sentido oculto de las pn1cticas -ritos y ritmos- de los antiguos mexicanos {Schneider 60 n. 53).

Como Lawrence y Huxley, Artaud viene a explorar el "alma indl­

gena" (Schneider 61 n. 53); o como escribe Montellano: "las prac­

ticas -ritos y ritmos- de los antiguos mexicanos". Y esto a partir

de un saber antropos6fico, mas que antropol6gico, sospechoso,

aun para nosotros, de esoterismo. De ese origen derivan las expre­

siones que usa Montellano para referirse a Artaud: "cultos secre­

tos", "sentido oculto".

una nota inusitadamente extensa de su "Artaud y Mexico", estudio preliminar

de los documentos que Artaud escribi6 en Mexico o a rafz de su Viaje a/ pais de los tarahumaras (Schneider 60-63 n. 53).

5 Sabre el "espiritualismo" de Bernardo Ortiz de Montellano, asf como sabre

sus vfnculos con la tradici6n poetica indfgena y con el hermetismo y la "tradi­

ci6n subterranea" de Occidente (Paz dixit), cf mi trabajo sabre las influencias indfgenas y hermeticas en el Segundo suefio de Montellano: La imagen desollada. Una lectura del "Segundo suefio" [en prensa].

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Montellano se acerca con simpada a las miradas indias de Ar­

taud: la del poeta y la del politico -<no es la Atlantida, precisa­

mente, una figura ut6pica de la filosofla polltica?-, la del mago y

la del revolucionario, la del chaman. Habla de "poderes magicos",

de "fuerzas desconocidas y sutiles que aun la ciencia no domina ni

controla la religion". Y acaba refiriendose a una magia, a una re­

velaci6n que no tienen, anota Ortiz de Montellano, "nada que ver

con las teolog!as ni con los textos que ponen al alcance de todas

las manos la magia negra y blanca para usos de utili dad practica".

La magia y la "revelaci6n" radican unicamente en la poesia:

Solo la poes1a podr1a decirnos su palabra magica nutrida en en­

cantaciones, pero tampoco creamos que esta poesta sera la inutil

ocupaci6n de hacer versos, sino la revelaci6n de un mundo vivo

de fuerza y poder que el hombre usa ahora sin darse cuenta o sin

darle importancia alguna (Schneider 61 n. 53).

<Cuales son, en fin, las "fuerzas desconocidas y sutiles", los "pode­

res magicos"' ese "mundo vivo de fuerza y poder" que viene a

invocar Artaud? <Cual el "sentido oculto de las practicas -ritos y

ritmos- de los antiguos mexicanos"? "T oda verdadera cultura", escribe Artaud, "se apoya en la raza

y en la sangre". Y aiiade: "La sangre india de Mexico conserva un

antiguo secreta de raza [yo subrayo] y antes que la raza se pierda

creo que hay que exigirle la fuerza de su antiguo secreta" (Artaud

111). En Europa, explica Artaud, existe "una inmensa fantasma­

goria", "una especie de alucinaci6n colectiva" alent ada por la Re­

voluci6n Mexicana y circulante en "los medias intelectuales mas

avanzados de Paris":

Poco falta para que se vea a los actuales mexicanos, revestidos

con los trajes de sus ancestros, haciendo realmente sacrificios al

sol sobre las escaleras de la piramide de Teotihuacan [ ... ].En una

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palabra, se cree que la 1 del alma indlgena, una

gena tal como exisda ar

Artaud viene a Mexico ir

tasmagoria" -en busca d

secreta de raza" encarnac

deda Montellano, era el

fuerza de luz que hada

situarlas en la llnea de

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6 C/ "El rito del peyote el manana que el viejo jefe indio [ una cuchillada entre el bazo y cuatro pasos, y despues de traz; mi muslo y por detnis, se preci ra aniquilarme. Pero la punta c

una pequeiia gota de sangre. r-. despertarme a algo" (Artaud 3(

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a las miradas indias de Ar­

no es la Atlantida, precisa­

!a politica?-, la del mago y

[abla de "poderes magicos"' tun la ciencia no domina ni

:lose a una magia, a una re­

iMontellano, "nada que ver

~ ponen al alcance de todas

l usos de utilidad practica".

camente en la poesia:

bra magica nutrida en en­

~e esta poesia sera la inutil

~aci6n de un mundo vivo

~ora sin darse cuenta o sin

i1 n. 53).

tocidas y sutiles", los "pode­

erza y poder" que viene a

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~rtaud, "se apoya en la raza

tdia de Mexico conserva un

· antes que la raza se pierda

m antiguo secreta" (Artaud

n:e "una inmensa fantasma­

lectiva" alentada por la Re­)S medias intelectuales mas

ales mexicanos, revestidos

do realmente sacrificios al

~ Teotihuacan [ ... ]. En una

I palabra, se cree que la Revoluci6n de Mexico es una revoluci6n

del alma ind!gena, una revoluci6n para conquistar el alma indi­gena tal como exisda antes de Cortes (Artaud 142).

Artaud viene a Mexico impulsado por esa "alucinaci6n", esa "fan­

tasmagoria" -en busca de sus "fuerzas ocultas" y de ese "antiguo

secreta de raza" encarnado en el sacrificio-. Y ese secreta, como

deda Montellano, era el de Heliogabalo -"el secreta de aquella

fuerza de luz que hada girar las piramides sobre su base, hasta

situarlas en la linea de atracci6n magnetica del sol"- (Artaud

180); el secreta que podriamos Hamar solar: que "el soles un prin­

cipia de muerte y noun principia de vida" (Artaud 184). Como

pudo experimentarlo Artaud, "el fondo mismo de la antigua cul­

tura solar consiste en haber seiialado la supremada de la muerte"

(Artaud 184) y el sacrificio. "Se trata", escribi6, "de encontrar y

resucitar los vestigios de la antigua cultura solar" (Artaud 269). Y

uno de esos vestigios era, precisamente, el sacrificio del buey en

Norogachic, que prefigura el sacrificio de Artaud.6

En su libro Palacio chamanico, Gabriel Weisz anota que la bus­

queda emprendida por Artaud ocurre, antes que nada, en un "~e­rreno imaginario" -como las islas Galapagos, en donde "el escri­

tor aiiora un mundo prohibido y perdido"- (Weisz 66). "Dentro

de este paraje imaginario", explica Weisz, "germinan otros viajes;

el mundo imaginado se yuxtapone posteriormente a la tierra de

los tarahumaras" (Idem 66). Porque esta tierra tambien es fantasti-

6 Cf "El rito del peyote entre los tarahumaras": "Fue un domingo por la manana que el viejo jefe indio [un "sacerdote del Sol"] me abri6la conciencia de una cuchillada entre el bazo y el coraz6n [ ... ]. Retrocedi6 d.pidamente tres o cuatro pasos, y despues de trazar un drculo con la espada en el aire a la altura de mi muslo y por detd.s, se precipit6 contra mi con toda su fuerza como si quisie­ra aniquilarme. Pero la punta de la espada apenas me rasg6 la piel e hizo brotar una pequeiia gota de sangre. No senti dolor alguno, pero tuve la impresi6n de despertarme a algo" (Artaud 305).

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ca: "para Artaud, existe un pais ficticio de los tarahumaras" (68; yo

subrayo). Y ese pais va a descifrarlo Artaud en los signos escritos

en las montafias mismas (cf "La montana de los signos"). Lo "fic­

ticio" y lo "fantasmag6rico" son la clave -y la paradoja- del viaje

on1rico y chamanico de Artaud "al pais de los tarahumaras":

Resulta pnl.cticamente innecesario comprender el idioma que

hablan los habitantes; la palabra con su significado espedfico

puede omitirse, ya que el proyecto espedfico es mucho mayor y se basa en la comprensi6n del texto del entorno [es decir, en los

llamados "lenguajes teluricos": 72-73].

As!, Artaud habr1a viajado por un pais fantasmag6rico, sin com­

prender la lengua de sus habitantes, con un interprete "mestizo"

indigno de confianza, intentando interpretar el sentido de la cul­

tura tarahumara (y, en general, ind!gena) a partir de unos "signos

teluricos" supuestamente inscritos en sus montaiias por una "raza­

principio" -raza de gigantes que evocar1a, esotericamente, a los

fundadores de la Atlantida?

La otra posibilidad, sugerida por Le Clezio, es que el viaje a la

T arahumara haya sido, ei mismo, fantasmag6rico. Y es que, como

dice Le Clezio, los obstaculos eran formidables -el tren de Chi­

huahua a Creel ya exisda, pero, para llegar a Norogachic, hab1a

que bajar al fondo de las barrancas; Artaud estaba enfermo, las

drogas lo consum1an y no hablaba ni espafiol ni, por supuesto, la

lengua tarahumara-. Mas aun, Norogachic, como otros pueblos

tarahumaras, era regido por jesuitas y, como aduce Le Clezio, "no

vemos como Artaud, ap6stol del paganismo, podia comunicarse

con los indios" -mucho menos "asistir a las ceremonias del peyo-

7 Los comentarios de Gabriel Weisz provienen de un capitulo de un libro de Monique Borie -Antonin Artaud: le theatre et le retour aux sources- que no he

podido consultar: "Geographie des sources: de la reverie aux territoires cer­

tains".

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te" (Le Clezio 224). En ul

la T arahumara?

{De verdad fue Antonin

fie! bi6grafo mexicano,

si6n oficial de antropol< Artes para la UNAM [.

con esta comisi6n. Lo r~

en los archivos, y parece

ra recuerda el nombre d

Artaud, aiiade Le Clezio, ~

un "suefio del regreso" (2: miento" en el que, como

cencias de Plat6n, el Bar~

esoterismo y la cabala (22 dad presenciar1a Artaud 1,

me pregunto: ~realmente

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Una y otra vez insiste I

por Artaud en Mexico (2

antropol6gica al citar laM

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dad, en 1929-. AlH, Bam

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8 Le Clezio agrega una frase

podemos dudar de que Antonill entonces debi6 ir solo o, con m Por otra parte, no debe extra.ii

[recordara] el nombre de Artau<

L

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D de los tarahumaras" (68; yo

~rtaud en los signos escritos

ltaiia de los signos"). Lo "fic­

rve -y la paradoja- del viaje

ials de los tarahumaras":

~omprender e1 idioma que

m su significado espedfico

'pedfico es mucho mayor y del entorno [es decir, en los

].

a!s fantasmag6rico, sin com­

con un interprete "mestizo"

erpretar el sentido de la cul­

~na) a partir de unos "signos

sus montafias por una "raza­

ocar1a, esotericamente, a los

..e Clezio, es que el viaje a la

tasmag6rico. Y es que, como

ormidables -el tren de Chi­

ll llegar a N orogachic, hab1a

Artaud estaba enfermo, las

. espafiol ni, por supuesto, la

>gachic, como otros pueblos

·, como aduce Le Clezio, "no

ganismo, podla comunicarse

:ir a las ceremonias del peyo-

Iemen de un capitulo de un libro de ~t le retour aux sources- que no he de la r&verie aux territoires cer-

te" (Le Clezio 224). En ultima instancia, (realmente fue Artaud a

la Tarahumara?

~De verdad fue Antonin Artaud ala Sierra Tarahumara? Sumas

fiel bi6grafo mexicano, Cardoza y Aragon, habla de una comi­

si6n oficial de antropologia organizada en esa epoca por Bellas

Artes para la UNAM [ ... ] y declara que Artaud fue a la Sierra

con esta comisi6n. Lo raro es que no hay rastros de la comisi6n

en los archivos, y parece que e1 director de Bellas Artes ni siquie­

ra recuerda e1 nombre de Artaud (223-224).8

Artaud, afiade Le Clezio, se inspira en un "regresar al suefio" o en

un "suefio del regreso" (224). Su viaje es una especie de "encanta­

miento" en el que, como escribe Le Clezio, se mezclan rerninis­

cencias de Plat6n, el Bardo Thodol o Heliogabalo, igual que del

esoterismo y la cabala (225). Pero, pregunta Le Clezio, "(de ver­

dad presenciaria Artaud los bailes de los tarahumaras?" (226). Y

me pregunto: (realmente estuvo presente Artaud en el sacrificio

del toro narrado en "El rito de los reyes de la Atlantida"?

Una y otra vez insiste Le Clezio en el "suefio de yigilia" vivido

por Artaud en Mexico (224). Pero sefiala una posible referencia

antropol6gica al citar la Monografia de los tarahumaras, escrita por

Carlos Basauri, y publicada, segun Le Clezio, en 1922 -en reali­

dad, en 1929-. AlH, Basauri hablaba del rito del peyote, la danza

del tutuguri y la del jicuri y describ1a una ceremonia en la que

unos "chivitos amarrados en la tierra en forma de cruz" se sacrifi­

caban: la sangre de las vktimas se recog1a en cuatro cucharas de

madera -"presentadas a los cuatro puntos cardinales"- y se

ofrendaba a "los tres dioses de jicuri" (226).

8 Le Clezio agrega una frase que hace retroceder su argumentaci6n: "Si no podemos dudar de que Antonin Artaud en verdad fue:a ala Tarahumara [sic],

entonces debi6 ir solo o, con mas exactitud, sin ayuda oficial" (Le Clezio 224). Por otra parte, no debe extraiiar que el director de Bellas Artes "ni siquiera [recordara] el nombre de Artaud" (Le Clezio 224).

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La danza del peyote es la que menos atenci6n recibe en ellibro

de Basauri, aunque sea la mas compleja en la teor1a de Artaud

(Basauri 69-70). El tutuguri o baile del tecolote, en cambia, es des­

crito con amplitud y comparte con el ritual narrado por Artaud

en "El rita de los reyes de la Atlantida" su caracter solar y su

dramaturgia sangrienta, sacrificial:

Momentos antes de iniciarse el baile, dan muerte, dego!Lindolos, a cuatro cameros que tienen cerca de alii, atados en estacas, de

tal manera que formen con sus cuerpos una cruz y tod.ndose unos a otros con el testuz. En cuanto mueren los carneros, reco­gen con una cuchara de madera Ia primera sangre que mana de las heridas, Ia que arrojan con direccion a los cuatro puntas car­

dinales (48).

El baile comenzaba a la puesta del sol y conclu!a "con la aurora

del d!a siguiente" (49). Durante la noche, los asistentes beb!an tes­

giiino. Al alba, danzantes y publico se reun!an "para comer o he­

ber las ofrendas" (49).9

Segun Basauri, otros animales domesticos -no nada mas los

carneros o "chivitos", y ciertamente, nunca el "taro" de Artaud-

9 El baile se desarrolla en un espacio plano de veinte pasos de largo por diez

o doce de ancho, con tres cruces a oriente y otras tres a occidente, y allado una

t.tbla con las ofrendas, incluida Ia carne sacrificada. Tras Ia invocaci6n a! sol, "se

acercan dos hombres que son los cantores, portando en Ia mano derecha sendas

sonajas [ ... ], hechas con huejas llenas de piedrecitas del rio y con mango de

madera, y se colocan frente a las cruces. A Ia izquierda de estos cantores, que

son tambien directores del baile, se acomodan los hombres y a su derecha las

mujeres [ ... ]. Retroceden andando hacia atras, dando siempre Ia cara a las cruces,

unos diez pasos, e inician el baile al compas del canto y marcando el ritmo con

golpes de las sonajas; llegan hasta las cruces y dan media vuelta para volver hasta

el sitio en que iniciaron el baile; de alli se dirigen otra vez hacia las cruces

repitiendo este movimiento de ir y venir, diez o doce veces. En este momenta,

se detienen unos instantes en que suspenden el ruido de las sonajas, pero no el

canto, e inician nuevamente el baile en cuanto suenan las sonajas" (48).

Literatura Mexicana

196

eran sacrificados e inge

Artaud evocando la des

AI dar muerte a los I guiente forma: condu ralmente frente a Ia cc lo y le atan las cuatrc pezunas, procurando ,

dejando un extrema d

res) lo suficientement' dola en tension por el mal. En seguida otro nariz para impedirle },

que Ia cabeza quede en suelo. Un tercer indio

llo del animal y con t

incision en Ia pie!, b~

tres dedos de Ia mano buscar Ia carotida; hab

quea y Ia corta, sosten que Ia abundante heme

Las precisiones de la desc

bien rituales y de carnic

antes de experimentarla f

al teatro de la crueldad. c1 realizaci6n en el destazan

El animal se desangra ayudantes del que man,

pie! y proceden a desta

madera con sangre arroj puntas cardinales, come do a Ia hora del sacrifici,

Page 11: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

Is atenci6n recibe en ellibro

1leja en la teor1a de Artaud

I tecolote, en cambio, es des-

1 ritual narrado por Artaud

tida" su cad.cter solar y su

dan muerte, degoll:l.ndolos,

1: alH, atados en estacas, de pos una cruz y tod.ndose mueren los carneros, reco­

~mera sangre que mana de .on a los cuatro puntos car-

)1 y conclu1a "con la aurora

~e, los asistentes beb1an tes-I " b e reuman para comer o e-

nesticos -no nada mas los

nunca e1 "toro" de Artaud-

1 de veinte pasos de largo por diez

tras tres a occidente, y allado una

.cada. Tras Ia invocaci6n al sol, "se

•rtando en Ia mano derecha sendas

drecitas del rio y con mango de

a izquierda de estos cantores, que

111 los hombres y a su derecha las

dando siempre Ia cara a las cruces,

lei canto y marcando el ritmo con

ian media vuelta para volver hasta

·dirigen otra vez hacia las cruces

z o doce veces. En este memento,

el ruido de las sonajas, pero no el :> suenan las sonajas" ( 48).

eran sacrificados e ingeridos como alimento ritual. Imaginemos a

Artaud evocando la descripci6n del sacrificio:

AI dar muerte a los borregos, chivos y reses lo hacen en la si­guiente forma: conducen al animal allugar del sacrificio, gene­ralmente frente ala comunidad; lo tiran de costado sobre el sue­lo y le atan las cuatro patas a la altura de la articulacion de las

pezunas, procurando que queden fuertemente unidas entre s1 y dejando un extrema de la cuerda (torcida de correas de cuero de res) lo suficientemente largo para que un individuo, sostenien­dola en tension por el extremo libre, mantenga inmovil al ani­mal. En seguida otro indio lo toma del hocico apred.ndole la nariz para impedirle la respiracion y torciendole el cuello hasta

que la cabeza quede en sentido contrario de las patas y contra el suelo. Un tercer indio coloca una batea de madera cerca del cue­llo del animal y con un cuchillo corto muy filoso le hace una incision en la piel, bastante grande para que pueda introducir

tres dedos de la mano, operacion que realiza con el objeto de buscar la carotida; habilmente la encuentra, la separa de la tra­

quea y la corta, sosteniendola fuera de la herida de la piel para que la abundante hemorragia llene la batea (50).

Las precisiones de la descripci6n -cuasi quirurgicas, aunque tam­

bien rituales y de carnicer!a- pudieron revelarle a Artaud, aun

antes de experimentarla en carne viva, una escena mental asociada

al teatro de la crueldad. ~No encuentra el "cuerpo sin 6rganos" su

realizaci6n en el destazamiento?

El animal se desangra hasta que muere. Una vez muerto, los

ayudantes del que manejo e1 cuchillo le quitan rapidamente la piel y proceden a destazarlo, mientras este llena la cuchara de

madera con sangre arrojando el Hquido en direccion a los cuatro puntos cardinales, como ofrenda aDios [ese "Dios Sol" invoca­do a Ia hora del sacrificio: 50].

Literatura Mexicana

197

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Artaud conocio, posiblemente, la monografla de Basauri y la des­

cripcion del sacrificio de la res debida al antropologo. Pero hay

otro elemento, no mencionado hasta ahara, que apoya la hipote­

sis de Le Clezio -o en todo caso, la idea de que Artaud llevaba,

antes de viajar a la sierra, imdgenes de lo que iba a encontrar en

ella-. En efecto, la relacion de la carniceria va seguida de una

serie fotografica, anonima, del ritual del sacrificio. Vistas estas

imagenes despues de leer "El rita de los reyes de la Atlantida", de

Artaud, no pueden sino impactarnos: estariamos ante la vision del

rita narrado por Plat on en el Critias y vuelto a surgir en la Tara­

humara. Vistas como, quizas, las vio Artaud, son una fuente origi­

naria e imaginaria de "El rita de los reyes de la Atlantida".

No en balde, en una carta enviada a Jean Paulhan y fechada el

26 de marzo de 1936, Artaud dice que tratara de ver a ciertos

indios: "ala gente que degiiella los taros vivos y se sienta a morir­

se de risa" (Artaud 256). Artaud identifica a esa gente con unos

"indios yosquis" que, probablemente, eran una version fantastica

de los yaquis, adoradores, como los tarahumaras, del peyote y el sol (256). En todo caso, lo importante es sefialar que la escena del

sacrificio va seguida de una secuencia fotografica exacta, terrible y

fascinante. 2Ser.ian las imdgenes que subyugaron a Artaud?

1. Sacrificio de una res. Momenta de cortar la car6tida. 2. Sacri­

ficio de una res. 3. Destazando a la res. 4. Ofrecimiento de la sangre de lares sacrificada (Basauri pies de foto: 50-52).

Antes de Carlos Basauri, el viajero y etnologo noruego Carl

Lumholtz hab.ia escrito otro libra, traducido al espaiiol en 1904,

que dedicaba varios cap.itulos a las danzas y sacrificios de los tara­

humaras. Lumholtz recordaba, all.i, que "la palabra con que expre­

san bailar, noldvoa, significa literalmente trabajar" (326). Y aiiad.ia

que siempre se vincula a los bailes "el sacrificio de un animal, cuya

Literatura Mexicana

198

carne en su mayor

"Tat a Dios" exige e.

A veces pide [ ... ) carnero. Frecuent en otras ocasione: color (327).

Lumholtz describe fi

ri (329-333) y el yum,

mayor parte de las f d.ia, o al caer la noch

amanecer-. En el yu

jerga ininteligible": "u

tre dientes, los bailad< taud?

"Al " amanecer , apt

glandolo todo a gran f

El animal ha sido sacri

sal, en grandes ollas, to,

le agradan los huesos, .

(337):

Casi noche con nochc

tos siglos, ha estado el hijos los tarahumaras primer rayo de la rosa. cesa la danza [ ... ]; todc

dad proxima a aparecc con las palabras: ";Mi

nemente hacia la cruz 1

Es la hora de ofrendar el una imagen, cruel y fand

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~nografla de Basauri y la des­

la al antropologo. Pero hay

. ahora, que apoya la hipote­

idea de que Artaud llevaba,

le lo que iba a encontrar en

:arnicer1a va seguida de una

J del sacrificio. Vistas estas

los reyes de la Atlcintida", de

estar!amos ante la vision del

y vuelto a surgir en la Tara­

~rtaud, son una fuente origi­

~eyes de la Atlantida".

a Jean Paulhan y fechada el

que tratara de ver a ciertos

ros vivos y se sienta a morir­

ntifica a esa gente con unos

, eran una version fantastica

tarahumaras, del peyote y el

e es sefi.alar que la escena del

fotografica exacta, terrible y

ubyugaron a Artaud?

: cortar la car6tida. 2. Sacri­

res. 4. Ofrecimiento de la

~es de foto: 50-52).

> y etnologo noruego Carl

raducido al espafiol en 1904,

nzas y sacrificios de los tara­

ue "la palabra con que expre­

mte trabajar" (326). Y aiiad.ia

sacrificio de un animal, cuya

cana

carne en su mayor parte se distribuye entre los asistentes" (327).

"Tat a Dios" exige el sacrificio a traves de un suefio:

A veces pide [ ... ] que se mate un buey, otras s6lo necesita un carnero. Frecuentemente indica que el animal debe ser blanco;

en otras ocasiones, no hace ninguna advertencia en cuanto al color (327).

Lumholtz describe fielmente dos danzas tarahumaras -el rutubu­

ri (329-333) y el yumari (333-334). Ambas danzas se ejecutan en la

mayor parte de las fiestas -el rutuburi suele bailarse durante el

d.ia, o al caer la noche, y el yumari durante la noche, o antes del

amanecer-. En el yumari, los danzantes emiten "una especie de

jerga ininteligible": "una sucesion de vocablos que murmuran, en­

tre dientes, los bailadores" (334) -torigen de las glosolalias de Ar­taud?

"Al amanecer", apunta Lumholtz, "agiles manos andan arre­

glandolo todo a gran prisa para la ceremonia del sacrificio" (337).

El animal ha sido sacrificado la v.ispera; su carne se ha cocido sin

sal, en grandes ollas, todo el d.ia y toda la noche. A "Tata Dios" no

le agradan los huesos, as.i que "se desosa la carne para cocinarla" (337):

Casi noche con noche, en la estaci6n seca, por nadie sabe cuan­

tos siglos, ha estado ellucero de la manana mirando bailar a sus

hijos los tarahumaras en el coraz6n de la sierra[ ... ]. No bien el

primer rayo de la rosada aurora anuncia la llegada del padre Sol,

cesa la danza [ ... ]; todos se aprestan a rendir homenaje a la dei­dad pr6xima a aparecer en e1 horizonte; e1 sacerdote la saluda

con las palabras: "jMiren, Nonorugami sale!", y avanza solem­nemente hacia la cruz (337-338).

Es la hora de ofrendar el sacrificio, que Lumholtz documenta en

una imagen, cruel y fantastica, de la ofrenda del tesgiiino despues

Literatura Mexicana

199

Page 14: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

del yumari (339). "Innumerables perros [ ... ] se juntan aver lo que

pueden roer", escribe Lumholtz, aunque la gente los expulse del

lugar (338). Los perros "contribuyen a la solemnidad de la esce­

na", en la que se sacrifican "el caldo de la carne y la sangre del

animal matado para la fiesta" (338): buey, res, toro.

Y ah! estan el espacio y los cuatro puntas cardinales:

Llena de tesgiiino una jkara, y tomandola con la mano izquier­da, arroja a1 aire con la derecha un poco dellicor, lo que repite tres veces en cada punto cardinal a1 efectuar la vuelta de rigor. Se sacrifican luego la carne y las tortillas del modo siguiente: el augur toma del suelo la vasija que tiene delante; la alza tres veces al cielo; coge con los dedos un poco de carne que ofrece a la cruz con la palabra: "jCoa!" {come), arrojandolo a1 aire, y rompe, en seguida, un pedazo de tortilla, repitiendo la misma ceremonia. De igual modo sacrifica para todos los puntos cardinales {338).

Para Lumholtz, sacrificar no significa heber la sangre de la vktima

propiciatoria. Lo unico que dice es que, igual que "la carne y las

tortillas", se sacrifica "el caldo de lacarne y la sangre" del animal

inmolado en la fiesta (338). 10 Es decir, el augur tomar!a la vasija

con la sangre, la alzada al cielo y la ofrecer!a a los cuatro puntas

cardinales. Carl Lumholtz pudo ser una de las fuentes de Artaud en su

viaje ala Sierra Tarahumara. Carlos Basauri lo fue seguramente,

como dice Le Clezio y como, creo, lo comprueban las imagenes

de esa violenta secuencia sacrificial que tanto impresion6 a Ar­

taud. Pero Artaud, como dije antes, no parte de una base hist6rica

1° Cf las fotograflas tomadas por Carl Lumholtz en la Tarahumara en el libro: Montafias, duendes, adivinos. Cf, tambien, de Pedro Tzontemoc: Tiempo suspendido. Fotografia sabre Ia ruta de Antonin Artaud en Ia Sierra Tarahumara, con pr6logos de Louis Panabiere y de Luis Mario Schneider.

Literatura Mexicana

200

ni antropol6gica cuando

esotirica de origen plat6n

ramificaciones antropol61 La fuente principal de

Ell6 de septiembre, d1a co, he visto en Norogk rito de los reyes de la A las paginas del Critias (J

"Plat6n -escribe Artaud­

tregaban en circunstancia

la Atlantida" -el rito del crito a los atlantides com

tarahumaras, a quienes A

tos de los atlantidas", segt

cos"- (280). El mismo rit

da en la Tarahumara:

V olviendo a Plat6n y a i manifiestan sus obras es el rito de esos reyes quit

Artaud no fue, desde lue

atlantide a los antiguos p1

janza geografica entre la

Nuevo Mundo -ambas ii v6 a cronistas como Las

Salazar y Sarmiento de G

America y la Atlantida I

modo, una cuesti6n pertu

no, a partir, no del origina

Page 15: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

)S [ ••• ] se juntan a ver lo que

que Ia gente los expulse del

a Ia solemnidad de Ia esce­

de Ia carne y Ia sangre del

1ey, res, toro.

)Untos cardinales:

dola con la mano izquier­

co dellicor, lo que repite ctuar la vuelta de rigor. Se

ilS del modo siguiente: el : delante; la alza tres veces

carne que ofrece a Ia cruz

tdolo al aire, y rompe, en

t1do la misma ceremonia.

puntos cardinales (338).

eber la sangre de la victima

e, igual que "la carne y las

·ne y la sangre" del animal

, el augur tomar.la la vasija

receda a los cuatro puntas

·, fuentes de Artaud en su

asauri lo fue seguramente,

comprueban las imagenes

e tanto impresion6 a Ar­

parte de una base hist6rica

lholtz en la Tarahumara en el , de Pedro Tzontemoc: Tiempo

.rtaud en Ia Sierra Tarahumara,

o Schneider.

ni antropol6gica cuando va a Ia Tarahumara -parte de una base

esoterica de origen plat6nico, aunque esta base esoterica contenga

ramificaciones antropol6gicas.

La fuente principal de Artaud es el Critias de Plat6n:

El16 de septiembre, dfa de la fiesta de la Independencia de Mexi­

co, he visto en Norogachic, al fondo de la Sierra Tarahumara, el rito de los reyes de la Atlantida, tal como lo describe Plat6n en

las paginas del Critias (Artaud 280).

"Plat6n -escribe Artaud- habla de un rito extrafio al que seen­

tregaban en circunstancias desesperadas para su raza los reyes de

la Atlantida" -el rito del toro- (280). Ademas, Plat6n hab.la des­

crito a los atlantides como a "una raza de origen magico" -y los

tarahumaras, a quienes Artaud consideraba "descendientes direc­

tos de los atlantidas", segu.lan dedicandose "al culto de ritos magi­

cos"- (280). El mismo rito extrafio, quimerico, desesperado, apare­

da en la T arahumara:

Volviendo a Plat6n y a las verdaderas tradiciones esotericas que

manifiestan sus obras escritas, he visto en la Sierra Tarahumara

el rito de esos reyes quimericos y desesperados (Artaud 281).

Artaud no fue, desde luego, el primero que atribuy6 un origen

atlantide a los antiguos pueblos americanos. Una aparente seme­

janza geografica entre Ia geografla descrita en el Timeo y la del

Nuevo Mundo -ambas imperfectamente conocidas todavia- lle­

v6 a cronistas como Las Casas y G6mara, Zarate, Cervantes de

Salazar y Sarmiento de Gamboa a postular alguna relaci6n entre

America y la Atlantida plat6nica. Se intentaba resolver, de ese

modo, una cuesti6n perturbadora: el origen del hombre america­

no, a partir, no del original plat6nico del Timeo, sino de la version

Literatura Mexicana

201

Page 16: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

y el comentario de Marsilio Ficino, filosofo, mago y traductor del

Corpus Hermeticum. 11

La misma cuestion era abordada por don Carlos de Sigiienza y

Gongora todavia en 1680, en el "Preludio tercero" del arco que

levanto para la entrada del virrey marques de la Laguna, y cuya

descripcion titulo Theatro de virtudes politicas. Sigiienza interroga­

ba, alH, el silencio que rodeaba los odgenes de los indios america­

nos -eso que, sin juegos de palabras, podda denominarse su ori·

gen hermetico-, invocaba una autoridad -la de Kircher- inmersa

en las doctrinas magicas del Hermes egipcio y del Platon esoteri­

co, y luego sefialaba

la compath1a que tengo advertida entre los mexicanos y egip­cios, de que dan luces las historias antiqu1simas originales de

aqut!llos, que poseo, y que se corrobora con la comun de los trajes y sacrificios, forma del afio y disposici6n de su calendario, modos de expresar sus conceptos por jerogHficos y por s1mbo­los, fabrica de sus templos [las piramides], gobierno politico y otras cosas, de que quiso apuntar algo el padre Athanasio Kir­chero, en el Oedipo Egypciaco (Sigiienza 255).

~De donde estas "afinidades"? ~Que hay mas alla de estas "conjetu­

ras"? ~Por que este silencio, esta ausencia, este haber olvidado,

junto al de nuestro "progenitor", nuestro nombre? Es, dice Si­

giienza y Gongora -apoyandose en las "razones y autoridades"

de fray Gregorio Garda, Marsilio Ficino, Athanasius Kircher y

11 Sobre lo dicho en este parrafo, cf ellibro de Ida Rodriguez Prampolini: La Atlcintida de Plat6n en los cronistas del siglo XVI (27-29). La autora habla de una "fascinaci6n irresistible" por la idea atLintide (43), y cita el ejemplo de Las Ca­sas: "La raz6n ultima por la que el padre Las Casas se decide a favor de la Hamada interpretacion hist6rica del dialogo consiste en que lo halla confirmado por Marsilio Ficino, ya que este 'afirma no ser fabula sino historia verdadera, y pruebale con sentencia de muchos estudiosos de Plat6n, y todos ellos fundando­se en palabras plat6nicas'" (39).

Literatura Mexicana

202

Platon-, es que los indios

este mundo occidental",

como borrada, y "comenz

que solo se la debemos a p

y de la Atlantida surgier<

is las del mar":

Con que se fortalece mi diera decir identidad) qu< canos, tienen [con] los f

bernaba Neptuno, pasar ~qui en dudara el tener a vos habitadores los tolte,

cuando en sumo grado descendieron los que po

Artaud tenia en mente e

proximo al Popol Vuh, cu:

algo comun entre el esot

conservaban los secretes

184). Pero asimismo exist

tos egipcio se llama a 1m cultura de Mexico, por 1 barrera que oculta los s

"Crea resucitados" (111).

Ahora bien, la primera

da por Brasseur de Bourb

dencias entre la mitologi•

Croniana -invocada p01

El titulo del capitulo seX1

a la obra es significative:

Idees des anciens sur 1~ tlantiques. Examen du

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16sofo, mago y traductor del

or don Carlos de Sigiienza y

~ludio tercero" del arco que

arques de la Laguna, y cu ya

poUticas. Sigiienza interroga­

lgenes. de los indios america­

' podr1a denominarse su ori­lad -la de Kircher- inmersa egipcio y del Platon esoteri-

:me los mexicanos y egip­antiqufsimas originales de bora con la comun de los ~posicion de su calendario, r jerogHficos y por sfmbo­lides], gobierno poHtico y ;o el padre Athanasio Kir­za 255).

lY mas alla de estas "conjetu­

;encia, este haber olvidado,

1estro nombre? Es, dice Si­

las "razones y autoridades"

cino, Athanasius Kircher y

'de Ida Rodriguez Prampolini: La

'fl (27-29). La autora habla de una

(43), y cita el ejemplo de Las Ca­

as Casas se decide a favor de la

1nsiste en que lo halla confirmado

r fabula sino historia verdadera, y

le Plat6n, y todos ellos fundando-

Platon-, es que los indios "vinieron de la isla Atlantica a poblar

este mundo occidental", la cual "se anego" y olvido, y quedo

como borrada, y "comenzo a faltar su noticia tan absolutamente

que solo se la debemos a Platon" (257). Los atlantes eran egipcios,

y de la Atlantida surgieron las colonias que poblaron "muchas

is las del mar":

Con que se fortalece mi conjetura de la similitud (que bien pu­diera decir identidad) que los indios, y con especialidad los mexi­canos, tienen [con] los egipcios [ ... ]. Si de la Atlantica, que go­bernaba Neptuno, pasaron gentes a poblar estas provincias [ ... ], ~quien dudara el tener a Neptuno por su progenitor sus primiti­vos habitadores los toltecas, de donde dimanaron los mexicanos, cuando en sumo grado convienen con los egipcios, de quienes descendieron los que poblaron la Atlantida? (258).

Artaud tenia en mente el Libro de los muertos egipcio, seglin ei proximo al Popol Vuh, cuando vino a Mexico. Tambien ei hallaba

algo comun entre el esoterismo egipcio y el mexicano -ambos conservaban los secretos de la "antigua cultura solar"- (Artaud

184). Pero asimismo existian diferencias: "En el Libro de los muer­tos egipcio se llama a los cadaveres los Trastocados. La antigua

cultura de Mexico, por lo contrario, sirve para hacer estallar la

barrera que oculta los sentidos interiores" -~por el sacrificio?

"Crea resucitados" (111). Ahora bien, la primera version francesa del Popol Vuh, publica­

da por Brasseur de Bourbourg en 1861, estableda distintas coinci­

dencias entre la mitologia de los quiches y los relatos de la Tierra

Croniana -invocada por Plutarco- y de la Atlantida plat6nica.

El titulo del capitulo sexto del Comentario que le dedica Brasseur

a la obra es significativo:

Idees des anciens sur la forme de la terre et sur les pais transa­tlantiques. Examen du system relatif au Grand Continent et a

Literatura Mextcana

203

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la Terre Cronniene de Plutarque. Iles sacrees de Saturne. [ ... ]. Conformite de ces notions avec les traditions indigenes de !'Amerique (Brasseur XCII).

Un admirable pasaje de Humboldt sabre la geografia mitica es el

espacio en que se proyecta la imaginaci6n filol6gica, hist6rica y

geografica del abad Brasseur de Bourbourg. Y esa misma geografia mitica de los tiempos heroicos, primitivos, orienta a Artaud en su

viaje ala Sierra Tarahumara:

En soulevant des questions qui offrirait deja de !'importance dans !'interet des etudes philologiques, je n'ai pu gagner sur moi de passer entierement sous silence ce qui appartient moins a la description du monde reel qu'au cycle de la geographie mythique. Il en est de l'espace comme du temps: on ne saurait traiter l'his­toire sous un point de vue philosophique, en ensevelissant dans un oubli absolu les temps herolques. Les mythes des peuples, meles a l'histoire et a. la geographic, ne sont pas en entier du domaine ideal: si le vague est un de leur traits distinctifs, si le symbol y couvre la realite d'un voile plus ou moins epais, les mythes, intimement lies entre eux, n'en revelent pas moins la souche antique des premiers apercues de cosmographic et de physique. Les faits de l'histoire et de la geographic primitive ne sont pas seulement d'ingenieuses fictions; les opinions qu'on s'est forme sur le monde ideal s'y refletent (Brasseur XCIII). 12

Pero volvamos a las "conformidades" que descubre Brasseur entre

los mitos atlantides y las tradiciones indigenas. La Tierra Cronia­

na, par ejemplo, se remontaria al imperio de los titanes, mientras

que las cr6nicas quiches hablan de Zipacna, creador de las monta­

fias en una noche, de Cabrakan, el temblor de tierra, gigantes

12 Brasseur dice extraer este pasaje de Humboldt de su Essai sur l'histoire de Ia geographie du Nouveau Continent (XCIII, n. 1). En cuanto ala Tierra Croniana de Plutarco, refiere a un pasaje del dialogo De facie in orbe lunae (XCI C).

Literatura Mexicana

204

ambos, y de una raza de 1

4). Hercules habria recon

una expedici6n que impu

ese un mito comparable al logia en el hecho, notable

ubicaran su infierno en la

nio mismo hubiera descu

T ule, en una isla que llan

reencuentra, en el C6dice historia del suefio de Satul

a la Tierra de Cronos -

para buscar los huesos de

ta afios, en efecto, cuand<

signa de T aura -el Toro zaba una gran fiesta en c

unos cuantos marinas, el(

vegaci6n, larga y peligros•

que dormia Saturno, en u

feticos, encadenado a ella:

las doctrinas secretas -sin

El misterioso extranjel

co- los secretos de la isl

ella treinta afios sin ocup;

filosoHa, la Hsica, la geo11

el traductor del Popol Vu, tes a los que atribuye la t:

co Votan (CIV, n. 1). La

heroe indigena y el extra

arquequetipo de las inicia

Il y a plus d'un trait de rieux qui parut a Card

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les sacrees de Saturne. [ ... ]. ~ traditions indigenes de

obre la geografia mitica es el

Laci6n filol6gica, hist6rica y

)Ourg. Y esa misma geografia tivos, orienta a Artaud en su

rirait deja de l'importance

s, je n'ai pu gagner sur moi

: qui appartient moins a la

e de lageographie mythique. ~ on ne saurait traiter l'his­

ique, en ensevelissant dans 1. Les mythes des peuples,

, ne sont pas en entier du

leur traits distinctifs, si le

e plus ou moins epais, les ll'en revelent pas moins la

es de cosmographie et de

Ia geographie primitive ne :tions; les opinions qu' on letent (Brasseur XCIII).12

que descubre Brasseur entre

ndlgenas. La Tierra Cronia­

~rio de los titanes, mientras

>acna, creador de las menta­

temblor de tierra, gigantes

boldt de su Essai sur l'histoire de La ). En cuanto a la Tierra Croniana

!facie in orbe lunae (XCI C).

ambos, y de una raza de gigantes llamados Quinames (XCill, n.

4). Hercules habria recorrido el gran continente plutarquiano en

una expedici6n que impulsa a Brasseur a preguntarse si no seria

ese un mito comparable al de Quetzalc6atl (CIII), y apoya su ana­

logfa en el hecho, notable segU.n el, de que mexicanos y cronianos

ubicaran su infierno en las regiones septentrionales, y de que Pli­

nio mismo hubiera descubierto Mictlan en la ruta de Bretafia a

Tule, en una isla que llam6 Micdm (CV). Mas todavfa, Brasseur

reencuentra, en el C6dice Chimalpopoca, un pasaje que recuerda la

historia del suefio de Saturno en una de las "islas sagradas" vecinas

a la Tierra de Cronos -el descenso de Quetzalc6atl a Mictlan,

para buscar los huesos de los muertos- (CV). Yes que cada trein­

ta afios, en efecto, cuando Saturno entraba en conjunci6n con el

signo de T auro -el Toro de Artaud y los tarahumaras-, comen­

zaba una gran fiesta en ese territorio mftico, una fiesta en que

unos cuantos marinos, elegidos al azar, se embarcaban en una na­

vegaci6n, larga y peligrosa, hacia las islas (Cill), rumbo ala isla en

que dormfa Saturno, en un antro profundo, sofiando suefios pro­

feticos, encadenado a ellos, condenado a revelar entre los muertos

las doctrinas secretas -sin sol y ante una luz crepuscular (CIV).

El misterioso extranjero que revela -en el dialogo de Plutar­

co- los secretes de la isla sagrada de Saturno, luego de estar en

ella treinta afios sin ocuparse en trabajos materiales, dedicado ala

filosofla, la flsica, la geometria, la astrolog.la, ese extranjero, dice

el traductor del Popol Vuh, pasa por viajes e iniciaciones semejan­

tes a los que atribuye la tradici6n tzeltal, o tzendal, al heroe m.lti­

co Votan (CIV, n. 1). La semejanza entre ambos personajes -el

heroe indfgena y el extranjero misterioso- involucra otra vez el

arquequetipo de las iniciaciones (y las edificaciones) egipcias:

II y a plus d'un trait de ressemblance entre le personnage myste­

rieux qui parut a Carthage et le Votan des Tzendales. Les che-

Literatura Mexicana

205

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mins souterrains ou celuici fut admis, lesquels traversent la terre pour arriver a la racine du ciel, indiquet une suit d' epreuves qui

rapellent les initiations egyptiennes et dont on trouve des traces jusqu'a l'epoque meme de la conquete dans les epreuves de la chevalerie mexicaine. [ ... ]. Ce qui vient a l'appui de ces ressem­blances, c'est qu'a son retour aux regions occidentales, Votan, dit-on, construisit un souterrain du meme genre ["une maison tenebreuse" (CVIII)], au fond du ravin du Zuqui, qui se prolon­geait jusqu'a Tzequil (Brasseur CVII).

Pero Brasseur no se refiere solamente a la Tierra Croniana de

Plutarco. Tam bien descubre analog.las entre el imperio de Xibalba

y el de los Atlantes -refiriendose, primero, al Papal Vuh, y luego,

al Critias, de Plat6n. Uno y otro son pa.lses magnificos, fertiles y

ricos en metales preciosos. En ambos casas, el gobierno esta cons­

tituido por una confederaci6n de diez reinos, y en ambos casas,

tambien, aparecen gemelos m.lticos -Hunahpu e Ixbalanque, en

el Papal Vuh, y las cinco parejas de mellizos, hijos de Atlas, en el

reino de la Atlantida. Ambos imperios desaparecen enigmatica­

mente, luego de un desastre misterioso. Ambas fuentes se refieren

a diluvios e inundaciones, y ambas expresan una etimolog.la co-I mun:

II n'y manque ni l'inondation qu'on a vue plus haut, ni meme le nom d'Atlas, don't l'etymologie ne se trouve que dans la langue nahuatl, d'atl, "eau", et l'on sait qu'une cite d'Atlan [ ... ],"Au­pres de l'Eau", existait encore sur l'isthme de Panama, du cote

de !'Atlantique, au moment de la conquete (Brasseur CXXIX­CXXX, n. 2).

A la documentaci6n etnol6gica se afiade, pues, no solamente el

Critias de Plat6n, sino una serie de documentos casi esotericos,

agrupados, por ejemplo, alrededor del mito de la Atlantida. Que

Literatura Mexicana

206

Artaud tuvo noticia de l anotado por Luis Mario

AI mirarlos recorde to profesores, los artistas bre la religion y la cui los libros que me pres los mexicanos (Schnei<

Que una documentaci6r

nes de la Sierra Tarahur

hace Artaud al acultism< reminiscencias de doctri.J

cas, maniqueas, cabaHsti

que Artaud sintetizaba ~

que el idioma absurdo de

(Le Clezio 225).

No extrafia por ella c

de la Sociedad T eos6fica,

jante al que describe Art~

latria -esos cultos y esa ,

Mexico-, 13 no extrafia,

13 C/ el Glosario teos6fico d1

"Sol" y "Sol espiritual". Relaci'

por Artaud en la Tarahumara,,

establecen su naturaleza solar, generador: "poder de creaci6n

servia para simbolizar el papel

presar que el sol se sucede a sl

que se engendra, y expresaban

madre" (802). La leyenda de lo Iugar en el Viaje ... de Artaud ~

teos6fico como otro simbolo sol

L

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~ lesquels traversent la terre

JUet une suit d' epreuves qui et dont on trouve des traces ~te dans les epreuves de la ~nt a l'appui de ces ressem­Egions occidentales, V otan, · m~me genre ["une maison in du Zuqui, qui se prolon-

).

lte a la Tierra Croniana de

s entre el imperio de Xibalba

imero, al Popol Vuh, y luego,

l paises magnlficos, u~rtiles y

casas, el gobierno esta cons­

~ reinos, y en ambos casas,

-Hunahpu e Ixbalanque, en

o.ellizos, hijos de Atlas, en el

rios desaparecen enigmatica-

10. Ambas fuentes se refieren

expresan una etimolog!a co-

a vue plus haut, ni meme le e trouve que dans la langue une cite d'Atlan [ ... ], "Au­

nhme de Panama, du cote ,nqu~te (Brasseur CXXIX-

5ade, pues, no solamente el documentos casi esotericos,

~ mito de la Atlantida. Que

Artaud tuvo noticia de las fuentes etnol6gicas consta de un pasaje

anotado par Luis Mario Schneider:

AI mirarlos recorde todo lo que me hab1an dicho los poetas, los profesores, los artistas de todas clases que conod en Mexico so­bre la religion y la cultura indias, y lo que hab1a lddo en todos los libros que me prestaron sobre las tradiciones metaflsicas de los mexicanos (Schneider 76).

Que una documentaci6n esoterica influy6 tambien en sus image­

nes de la Sierra Tarahumara consta en las diversas alusiones que

hace Artaud al ocultismo y las "fuerzas ocultas", as! como de las

rerniniscencias de doctrinas egipcias, plat6nicas, tibetanas, gn6sti­

cas, maniqueas, cabaHsticas, alqu!rnicas, que sefiala Le Clezio, y

que Artaud sintetizaba en una "ciencia antigua y muy completa

que el idioma absurdo de Europa ha llamado esoterismo universal"

(Le Clezio 225).

No extrafia par ella que fuera Madame Blavatsky, fundadora

de la Sociedad T eos6fica, artifice de un sincretismo universal seme­

jante al que describe Artaud y centrado, precisamente, en la helio­

latria -esos cultos y esa cultura solar que Artaud ven!a a buscar a

Mexico-, 13 no extrafia, digo, que fuera ella la receptora de las

13 Cf el Glosario teos6fico de Blavatsky, en especial las entradas "Heliolatria",

"Sol" y "Sol espiritual". Relacionadas con el sacrificio presenciado o imaginado

por Artaud en la Tarahumara, esd.n las entradas "Toro" y "Culto del toro", que

establecen su naturaleza solar, aluden a sus sacrificios y lo vinculan a un poder generador: "poder de creaci6n generatriz" con dimensiones solares: "El Toro

servia para simbolizar el papel del macho en el acto de la generaci6n. Para ex­

presar que el sol se sucede a s1 mismo en sus diversas fases, los egipcios dedan

que se engendra, y expresaban esta idea llamandolo fecundador (o toro) de su

madre" (802). La leyenda de los magos orientales que adoran a Cristo tiene un Iugar en el Viaje ... de Artaud a la Sierra Tarahumara y aparece en el Glosario teos6fico como otro simbolo solar (53).

Literatura Mexicana

207

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hipotesis atlantides del abad Brasseur de Bourbourg. En su libro

Isis sin velo, impreso en 1877, en efecto, Madame Blavatsky traza­ba algunos paralelismos miticos entre Europa y el Nuevo Mundo, casi todos basados en las cartas, comentarios y traducciones del sacerdote frances -sobre todo del Popol Vuh-, y encaminados todos ellos a postular la existencia de un continente intermedio.

La argumentacion de Blavatsky es muy poco sistematica. Afir­ma que los atlantes fueron los constructores de los templos y pala­cios mayas (267). Dice que el "fabuloso heroe Votan" -identifica­do con Quetzalcoatl y "el mago mas eminente entre [los antiguos mexicanos]"- visito al rey Salomon, que lo llama "sierpe nave­game", y lo ayudo a levantar el templo de Jerusalen, negandose a dar indicios del derrotero que hab.la seguido desde el "misterioso continente" (267). Los prodigios realizados por el "mago mexica­no" Quetzalcoatl, "cuya varita debio tener mucha analogia con la varita de zafiro de Moises" -mago y sacerdote egipcio (276)-, prueban el trato "entre las razas de ambas orillas del Atlantica" (279). Otro tanto probar.lan las semejanzas, sefialadas por Blavats­ky, entre el Genesis hebreo, la teogonia egipcia -el Pimandro- y las "alegor.las" de la creacion quiche (279). Si se comparara a estas ultimas con las "ensefianzas cabaHsticas" y "los libros tenidos por apocrifos", concluye Madame Blavatsky, descubrir.lamos los v.ln­culos que existen entre la magia egipcia, la caldea y la precolombi­na (271). De hecho, el prototipo de "los prodigios magicos que operan los quiches" no podr.la estar sino en "los perdidos Libras de

Hermes" (272) -"deposito esoterico" y fuente de la "heliolatr.la universal" (273).

Los monumentos religiosos egipcios y mexicanos ofrecer.lan testimonio, tambien, de la hipotesis atlantide. Citando a Brasseur de Bourbourg, Blavatsky relata el descenso de Votan al inframun­do a traves de lo que describe como "un pasaje subterraneo que terminaba en la ra.lz de los cielos" y que ten.la la forma de un

"agujero de culebra". Dicho pasaje subterraneo era identico, se-

Literatura Mexicana

208

gun Blavatsky, a unas criJ

bas, en la margen occident

de Libia, conocidas como

efecto, dice Blavatsky, los

tencia del alma despues c Amenti- (274). Otro case

ca" egipcia que, dice Blava

nas de Palenque" (294). T~ zos" que traza en los m

I , I • geometna , una cruz mag11

dor de un centro al parecc

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cubren un fondo de verda

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Volvemos a encontrar, as.l,

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Sierra T arahumara. Me refic

etnologicos y los documen1

que se refiere Blavatsky, o<

taud dispone de unos "archi

gendario, lo fabuloso, lo sut

Litt

Page 23: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

r de Bourbourg. En su libro

lo, Madame Blavatsky traza­! Europa y el Nuevo Mundo, nentarios y traducciones del Popol Vuh-, y encaminados ~ un continente intermedio.

: muy poco sistematica. Afir­~ctores de los templos y pala­so heroe Votan" -identifica­eminente entre [los antiguos

l, que lo llama "sierpe nave­plo de J erusalen, negandose a seguido desde el "misterioso

lizados por el "mago mexica-1 tener mucha analogia con la y sacerdote egipcio (276)-, ambas orillas del Atlantica" ~janzas, seiialadas por Blavats-

rua egipcia -el Pimandro- y (279). Si se comparara a estas icas" y "los libros tenidos por tsky, descubririamos los vin­cia, la caldea y la precolombi­e "los prodigios magicos que lino en "los perdidos Libros de

>" y fuente de la "heliolatria

1cios y mexicanos ofrecerian atlantide. Citando a Brasseur ~censo de Votan al inframun­o "un pasaje subterraneo que y que tenia la forma de un subterraneo era identico, se-

'aicana

gun Blavatsky, a unas criptas o catacumbas que se a brian en T e­

bas, en la margen occidental del Nilo, dilatandose hacia e1 desierto

de Libia, conocidas como "catacumbas de la Sierpe". AlH tenian

efecto, dice Blavatsky, los ultimos misterios -la inexorable sen­

tencia del alma despues de haber sido juzgada en la region del

Amenti- (274). Otro caso seria el de la tau y la "cruz astronomi­

ca" egipcia que, dice Blavatsky, "aparecen visiblemente en las rui­

nas de Palenque" (294). Tambien Artaud vio "la cruz de seis bra­

zos" que traza en los muros de ciertos templos "una oculta

geometria"' una cruz magica y siempre desplegada, que brota alre­dor de un centro al parecer vado -hecha "para revelar como la

vida entra en el espacio, como en el exterior del espacio vuelve a

encontrarse e1 fondo de la vida" (Artaud 129-130). "~Que explicacion pueden darnos de estas analogias [se pregun­

ta Blavatsky] los arqueologos, los filologos y, en suma, la lucida

hueste de academicos?" (295). Ahi donde callan esas ciencias, ha­

blan las doctrinas y tradiciones secretas:

La perfecta identidad entre los ritos, ceremonias, tradiciones y terminologia religiosa de los mexicanos y los de Asiria y Egipto es prueba suficiente de que la America fue poblada por una colo­nia que misteriosamente encontr6la ruta del Atlantico. ~En que epoca? Aunque la historia calla en este pun to, todos cuantos des­cubren un fondo de verdad en toda tradici6n santificada por los

siglos recuerdan la leyenda de Atlantis (278).

Volvemos a encontrar, asi, un tema que es como el hilo de esta

revision de las fuentes documentales de Artaud en su viaje a la

Sierra T arahumara. Me refiero a la bifurcacion de los documentos

etnologicos y los documentos esotericos. Como los sabios a los

que se refiere Blavatsky, ocultos y dispersos por el mundo, Ar­

taud dispone de unos "archivos secretos" que le transmiten lo le­

gendario, lo fabuloso, lo sumergido:

Literatura Mexicana

209

Page 24: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

Tienen estos sabios archivos secretos en que conservan el fruto

de los trabajos de una larga serie de eremitas sus antecesores, los

sabios indos, asirios, caldeos y egipcios, cuyas leyendas y tradi­

ciones comentaron los maestros de Solon, Pid.goras y Plat6n en

los marm6reos patios de Heli6polis y Sais [ ... ]. Todo esto y mu­cho mas conservan indestructibles pergaminos que con cuidado­

so celo pasan de adepto en adepto. Estos sabios creen que la

AtL1ntida no es fabulosa, sino que un tiempo hubo vastas islas y

continentes donde ahora se dilata el oceano Atlantica. Si el ar­

queologo pudiese escudrinar aquellos sumergidos templos, en­

contrar!a en sus bibliotecas documentos bastantes para llenar las paginas en blanco dellibro a que llamamos historia (278-279; su­

brayado HPB).

Se dice que el verdadero fundador del "mito moderno de la Ath1n­

tida" fue Ignatius Donnelly, a traves de su libra La Atlantida: el

mundo antediluviano, de 1882 (Ashe 76). Aunque Donnelly lleva

al extrema los argumentos de Madame Blavatsky -"~como de­

mostrar la realidad de una tierra que ya no existe?" (78)-, y espe­

cialmente, los paralelismos entre el Viejo y el Nuevo Mundo, su

libra va mucho mas lejos y deduce la existencia de una "fuente

comun" (9). Asi, los dirigentes atlantides se transformaron en los

dioses y diosas de la mitologia universal -incluidas las america­

nas-; las leyendas del Diluvio provenientes de ambos lados del

oceano se originaron en los relatos de los sobrevivientes al cata­

clismo que sumergio la Atlantida; el "prototipo", en fin, de las

piramides de Egipto y de Mexico -colonias de la Atlantida- era

atlantide, lo mismo que el culto precristiano de la cruz (9). De

acuerdo con Donnelly, los atlantes "practicaban un culto mono­

teista al sol", y las practicas rituales de las civilizaciones emanadas

de la raiz atlantide -cultos al sol en Mesopotamia, Egipto, Peru y

Mexico- entran en decadencia como consecuencia del hundi­

miento de la Atlantida (9).

Literatura Mexicana

210

En 1888, Madame Bla'

dia de los saberes esoteric,

cia alli las aportaciones d

nocimientos del tema pre

secretos" (9). Algunas te1

obra influyeron, quiza, (

indios tarahumaras.

Es el caso, por ejemplo,

"Antropogenesis", el cual

de la cuarta raza" -la le~

taud uno de sus ensayos

(Artaud 301-303). Yes el

cuarto titulada: "Gigante:

dos sefialados en la histo

levantaron "construccion(

atlantide (507-508): "tuml

"menhires conicos" -m

para hablar de aquella "r;

(518-520).

~Como no ver las seme

nes ciclopeas", de esos "gil

los tarahumaras? ~Como n

tafias, en esos "lenguajes t1

tes"? Los gigantes, dice B

de su Glosario teos6fico, ft actual" y "los habitantes d esa fuente, seria posible ic

o "raza-raiz" -la "raza atl

humana y terrestre"- ("R

teosofica, de este modo, ar

en el esquema atlantide-t;

L

Page 25: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

& en que conservan el fruto

~remitas sus antecesores, los

:ios, cuyas leyendas y tradi­

lol6n, Pid.goras y Plat6n en

y Sais [ ... ]. Todo esto y mu­

ergaminos que con cuidado­

, Estos sabios creen que la

1 tiempo hubo vastas islas y

. oceano Atlantica. Si el ar­

>s sumergidos templos, en­

ltos bastantes para llenar las 'l'lltmos historia (278-279; su-

l "mito moderno de la Atlc1n­

; de su libra La Atlantida: el

76). Aunque Donnelly lleva

tme Blavatsky -"(como de­

ya no existe?" (78)-, y espe­

viejo y el Nuevo Mundo, su

la existencia de una "fuente

:ides se transformaron en los

ersal -incluidas las america­

enientes de ambos lados del

fe los sobrevivientes al cata-

1 "prototipo", en fin, de las

:olonias de la Atlantida- era

~cristiano de la cruz (9). De

'practicaban un culto mono­

le las civilizaciones emanadas

vfesopotamia, Egipto, Peru y

no consecuencia del hundi-

En 1888, Madame Blavatsky publica otra verdadera enciclope­

dia de los saberes esotericos: La doctrina secreta. La autora recono­

da alH las aportaciones de Donnelly, pero insisda en que sus co­

nocimientos del tema procedlan de "revelaciones ocultas y textos

secretos" (9). Algunas teorias de la Atlantida plasmadas en esta

obra influyeron, quiza, en las experiencias de Artaud entre los

indios tarahumaras .

Es el caso, por ejemplo, del dens1simo volumen tercero titulado

"Antropogenesis", el cual contiene, entre otras casas, la "Historia

de la cuarta raza" -la legendaria raza atlante, o como titula Ar­

taud uno de sus ensayos: "La raza de los hombres perdidos"­

(Artaud 301-303). Yes el caso tambien de una parte del volumen

cuarto titulada: "Gigantes, civilizaciones y continentes sumergi­

dos sefialados en la historia". En ella se habla de las razas que

levantaron "construcciones ciclopeas" derivadas de la arquitectura

atlantide (507-508): "tumbas de gigantes" o "altares del diablo",

"menhires conicos" -monumentos esgrimidos por Blavatsky

para hablar de aquella "raza [ ... ] de constructores de dolmenes"

(518-520).

(Como no ver las semejanzas de esos dolmenes y "construccio­

nes ciclopeas", de esos "gigantes" atlantides, con el Viaje al pais de

los tarahumaras? (Como no ver en los signos inscritos en las mon­

tafias, en esos "lenguajes teluricos", la obra de una "raza de gigan­

tes"? Los gigantes, dice Blavatsky en la entrada correspondiente

de su Glosario teos6fico, fueron los "antecesores de la humanidad

actual" y "los habitantes de la Atlantida" ("Gigantes" 235). Segun

esa fuente, seria posible identificarlos con la cuarta "raza-madre" " I " 1 " 1' • " " • d d o raza-ra1z - a raza at anuca , pnmera raza ver a eramente

h " ("R 1' . " 641) L " I • " umana y terrestre - aza at antlca . a antropogenes1s

teosofica, de este modo, articula una serie de nociones que encajan

en el esquema atlantide-tarahumara de Artaud: la existencia de

Literatura Mexicana

211

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una "raza de gigantes" y una "raza atlantica", y la hip6tesis de una . . . , " ' , 14 "raza-pnnc1p10 o una raza-ralZ .

Existir1an, de acuerdo con el Glosario teos6fico, siete "razas­

ra1z". La printera raza, eterea y astral, habit6 el pico del monte

Men!, en el Polo Norte, al borde de la Tierra Sagrada. La segunda

raza, semivegetal y semihumana, habitaba elllamado Continente

Hiperb6reo, que ocupaba el actual norte de Asia, Kamchatka, Es­

candinavia y Groenlandia. La tercera raza, de seres hermafroditas

y gigantes, habit6 otro continente perdido: la Lemuria. La cuarta

"raza-raiz", tambien de gigantes, fue la que pobl6la Atlantida tras

el cataclismo lemuriano, y de ella proceden las otras civilizaciones

de la historia. La quinta raza, "aria", es la actual, y ha florecido

sobre todo en Europa; su dominio corresponde al de la civiliza­

ci6n que Artaud viene a denunciar a Mexico. La sexta y la septima

razas no han aparecido aun: la sexta, dotada de "clarividencia as­

tral'', surgira, luego de terribles terremotos y fuegos volcanicos,

en Norteamerica; la septima, poseedora de un septimo sentido, o

de "clarividencia mental", poblaria la actual America del Sur ("Ra­

zas humanas" 641-645).

Segun el Glosario, la influencia de Saturno se tradujo en la gran

inteligencia tecnol6gica de la "subraza tolteca":

Cuna de la cuarta raza fue el vasdsimo continente de la Atlanti­

da. [ ... ]. La inmensa mayor1a de los habitantes del globo pertene-

14 Un texto del Viaje al pais de los tarahumaras se titula "Una raza-principio" y comienza asi: "Con los tarahumaras se entra en un mundo terriblemente ana­cr6nico que es un desafio a nuestra epoca. Yo me atreveria a decir que esto es tanto peor para nuestra epoca que no para los tarahumaras. Es asi que, para emplear un termino hoy en completo descredito, los tarahumaras se dicen, se sienten, se creen una raza-principio, lo cual prueban en todas formas. En nuestro tiempo nadie sabe ya que cosa es una raza·principio, y si yo no hubiese visto a los tarahumaras creeria que esta expresi6n ocultaba un mito. Pero en esa sierra muchos grandes mitos antiguos se revisten de actualidad" (Artaud 285).

Literatura Mexicana

212

ce todav1a a la cuarta ra

moahal, la tlavatli, la tol

y la mong6lica. Entre ell

do de civilizaci6n, la tol

astronom!a, la agricultu

versada en la magia negr

El principal heredero dt

William Scott-Elliot, bane

que publico, en 1896, la

10). A su juicio, acorde co

atlantide fue la tolteca - "s

se aplica a los constructor

yaceria sumergida en el r

eran gigantes y pose1an po

-perdidos tras e1 Diluvic

Egipto y America, cuyas 1

Las tecnicas de investig

"atlant6logos" iluminan o

nocido Artaud, y que qui

vatsky descubria relatos e secretamente guardados y

Elliot apelaba a "tecnicas c

la "clarividencia astral" (8•

zarse. As!, en el afio de 19

de la Sociedad T eos6fica .

merged Continents of Atla the Akashic Records (11). F

El termino "Archivos A lectiva en el plano astral

la que puede recurrir el i do de los que no existen

l

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uttica", y la hipotesis de una

J5ario teos6fico, siete "razas­

tl, habito el pico del monte

l Tierra Sagrada. La segunda

itaba el1lamado Continente

1rte de Asia, Kamchatka, Es­

raza, de seres hermafroditas

rdido: la Lemuria. La cuarta

a que poblo la Atlantida tras

ceden las otras civilizaciones

es la actual, y ha florecido

orresponde al de la civiliza­

rfexico. La sexta y la septima

dotada de "clarividencia as­

~motos y fuegos volcanicos,

tra de un septimo sentido, 0

actual America del Sur ("Ra-

iaturno se tradujo en la gran

l tolteca":

.o continente de la AtLl.nti­

lhitantes del globo pertene-

aras se titula "Una raza-principio"

a en un mundo terriblemente ana­

o me atreveria a decir que esto es

los tarahumaras. Es as! que, para

dito, los tarahumaras se dicen, se

11ehan en todas formas. En nuestro

incipio, y si yo no hubiese visto a ultaba un mito. Pero en esa sierra

: actualidad" (Artaud 285).

ce todavia a la cuarta raza. Las siete subrazas de esta son: la ra­moahal, la tlavatli, la tolteca, la turania, la semitica, la akkadiana

y la mong6lica. Entre ellas merece mencionarse, por su alto gra­do de civilizaci6n, la tolteca, que conoda a fondo la qu1mica, la astronomia, la agricultura y la alquimia; estaba tambien muy versada en la magia negra {644).

El principal heredero de las ideas de Madame Blavatsky fue

William Scott-E1liot, banquero, teosofo y antropologo aficionado

que publico, en 1896, la primera Historia de la Atlantida (Ashe

10). A su juicio, acorde con el de Blavatsky, la principal "subraza"

atlantide fue la tolteca -"subraza", dice Scott E1liot, cuyo nombre

se aplica a los constructores de Tula, pero cuya verdadera capital

yaceda sumergida en el mar-. Al oeste de Africa. Los toltecas

eran gigantes y posefan poderes magicos. Sus vastos conocimientos

-perdidos tras el Diluvio- hicieron posible su expansion hacia

Egipto y America, cuyas piramides fueron alzadas por ellos (11).

Las tecnicas de investigacion de Scott-E1liot y de algunos otros

"atlantologos" iluminan otro tipo de fuentes que pudo haber co­

nocido Artaud, y que quiza son las principales. Si Madame Bla­

vatsky descubda relates esotericos -cdpticos hasta el extremo­

secretamente guardados y transmitidos por los "iniciados", Scott­

Elliot apelaba a "tecnicas ocultas" o "paranormales", sobre todo a

la "clarividencia astral" (84). Esta ultima practica Uego a sistemati­

zarse. Asf, en el a.fio de 1911, Rudolf Steiner publico, bajo el se11o

de la Sociedad T eosofica de Londres, un libro titulado Tbe Sub­merged Continents of Atlantis and Lemuria. Being Chapters from

the Akashic Records (11). Pero {que eran esos "archivos"?:

El termino "Archivos Akashicos" se refiere a una memoria co­

lectiva en el plano astral [~el inconsciente colectivo de Jung?], a la que puede recurrir el iniciado para descubrir hechos del pasa­do de los que no existen testimonios {11).

Literatura Mexicana

213

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Las palabras finales del parrafo -"para descubrir hechos del pasa­

do de los que no existen testimonios"- del a tan el inmenso valor

que poclian tener esas tecnicas entre videntes que, como Steiner o

Artaud, rechazaban doblemente la autoridad de las iglesias insti­

tuidas y la ciencia occidental.

Por lo demas, ambas tecnicas, la de la recuperacion de testimo­

nios desaparecidos y la "paranormal", se combinaron y produje­

ron fenomenos como el de Edgar Cayce, nacido en 1877, en una

granja de Kentucky, y que a los veinte aiios comenzo a experi­

mentar "trances autoinducidos" en los que la Atlantida ocupaba

un lugar destacado (Ashe 15). A traves de esos trances, Cayce ha­

bda seiialado la existencia de un "Salon de los Archivos", oculto

bajo la Esfinge o cercano a ella, conectado a la Gran Piramide a

traves de pasajes secretos -un "autentico almacen" de la sabiduda

de la Atlantida (83).

Ante estas tecnicas cercanas al espiritismo, volvio a surgir una

corriente documental -no "astral", sino antropologica-. Lewis

Spence, erudito escoces que publico su History of Atlantis en 1926,

escribio, por ejemplo, que la narracion platonica del Critias era la

version literaria de "una tradicion folklorica vaga y dispersa" (21). Spence planteo la idea de la existencia de un "complejo cultural"

atlantide en el occidente de Europa y las costas orientales de Ame­

rica (21). La profundidad del trabajo de Spence queda de manifies­to, precisamente, en su exploracion de la escena invocada por An­

tonin Artaud en su Viaje al pais de los tarahumaras: la inmolacion de los taros sagrados en la Atlantida. 15

El culto del taro, seglin Spence, fue tal vez la primera y cierta­

mente una de las mas difundidas religiones de Europa Occidental

(181). Que el culto del taro -de origen paleoHtico- penetro

15 En 1926 se fundaba, en la Francia de Artaud, la Societe d'Etudes Atlantee­

nes, la cual termin6 dividiendose en forma tan violenta que una de las facciones

irrumpi6 en la sede de la otra "con bombas de gases lacrim6genos" (Ashe 21).

Literatura Mexicana

214

Egipto, lo muestra la creet

do a un taro despues de

embalsamar y momificar

suma, era tenido, en Egip

costumbre sacrificarle bu

"rey" de su "pueblo" (182) El culto de Serapis o d~

toda Europa, aiiade Spenc

zando la Bretaiia. En tierr

berse encontrado con una

berse amalgamado, puesto

se habfan practicado en Br,

do por los celt as", sefi.ala ~

ceremonial drufdico" (182: Parece clara, concluye

adoracion del toro penetrc

la Atlantida. Y de ahf llegc

tos. El analisis comparati'

-a partir del rita sacrifici

comunes odgenes atlantid

Espana y Francia, Egipto ·

su origen en la Atlantida ·

Platon, su sacrificio ritual

Pero la expresion mas e:

encuentra en un parrafo c

que pudo haber sido una

rita de los reyes de la Atll

la ceremonia descrita por ]

This ceremony very clos

by the Aztec peoples. Tl

leading their human victi

L

Page 29: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

'a descubrir hechos del pasa­

!_ delatan el inmenso valor

.dentes que, como Steiner o

ltoridad de las iglesias insti-

~ la recuperaci6n de testimo­

~ se combinaron y produje­

yce, nacido en 1877, en una N I '

~te anos comenzo a expen-

IS que la Atlantida ocupaba

IS de esos trances, Cayce ha-

6n de los Archivos", oculto

:ctado a la Gran Piramide a

ico almacen" de la sabiduria

ritismo, volvi6 a surgir una

;ino antropol6gica-. Lewis

l History of Atlantis en 1926,

11 plat6nica del Critias era la

d.6rica vaga y dispersa" (21). l de un "complejo cultural"

.as costas orientales de Ame­

le Spence queda de manifies­

~ la escena invocada por An­

tarahumaras: la inmolaci6n 5

~ tal vez la primera y cierta­

iones de Europa Occidental

rigen paleoHtico- penetr6

aud, Ia Societe d'Etudes Atlantee­

t violenta que una de las facciones

:gases lacrim6genos" (Ashe 21).

Egipto, lo muestra la creencia de que el alma de Osiris habia pasa­

do a un taro despues de muerto, as! como la practica ritual de

embalsamar y momificar al taro de Apis {181-182). El taro, en

suma, era tenido, en Egipto, por un oraculo, y sabemos que era

costumbre sacrificarle bueyes, considerandolo, tal vez, jefe o

"rey" de su "pueblo" (182). El culto de Serapis o de Osiris-Serapis se extendi6 de Egipto a

toda Europa, afiade Spence, habiendolo adoptado Roma y alcan­

zando la Bretafia. En tierras bridnicas, sin embargo, debi6 de ha­

berse encontrado con una creencia similar, con la cual pudo ha­

berse amalgamado, puesto que el culto -y el sacrificio- del taro

se habian practicado en Bretafia durante siglos. "El taro fue adora­

do por los celtas", sefiala Spence, "y su inmolaci6n era parte del

ceremonial druidico" (182). Parece clara, concluye Spence, que el modelo atlantide de la

adoraci6n del taro penetr6 todos los paises alguna vez contiguos a

la Atlantida. Y de ah1lleg6 a desprenderse hasta territories ins6li­

tos. El analisis comparative de los mitos y las practicas rituales

-a partir del rita sacrificial del taro- hace posible imaginar sus

comunes origenes atlantides. De Bretafia a la India, pasando por

Espana y Francia, Egipto y Creta, el culto del taro habria tenido

su origen en la Atlantida -donde, de acuerdo con los detalles de

Plat6n, su sacrificio ritual afirma su celebraci6n mas plena (183). Pero la expresi6n mas extrafia de estas doctrinas difusionistas se

encuentra en un parrafo de la Historia de la Atldntida de Spence

que pudo haber sido una fuente del ensayo de Artaud sabre "El

rita de los reyes de la Atlantida". Ahi, Spence alude, de nuevo, a

la ceremonia descrita por Plat6n:

This ceremony very closely resembles several of those practised by the Aztec peoples. The Mexican priests were in the habit of leading their human victims to a similar graven column, of mak-

Literatura Mexicana

215

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ing libations of their blood from vases of gold, and even of drinking some of it. That they employed human rather than animal sacrifice is simply to be accounted for by the fact that no large animals were known in Mexico, but farther north the In­dian tribes, from whom the Aztecs were derived, sacrificed the buffalo almost in the selfsame manner in which the Atlanteans immolated the bull (180).

El pasaje es extraordinario. Extiende el ambito de expansion del

ritual atl.1ntide a zonas cada vez mas marginales de la cultura occi­dental -los pueblos aztecas y, luego, los llamados "chichime­

cas" -. Establece una asociacion direct a entre el rito descrito por

Platon y el sacrificia humana tal y como lo practicaban los aztecas

-con un enfasis en la escena ritual, la piedra sacrificial, el ofreci­

miento de la sangre. 16 Plantea una hipotesis radical: que el rito

sacrificial del toro es el modelo del sacrificia humana -el hombre sustituye al toro y el toro sustituye al sol-. y por ultimo, sefiala

como fuente esoterica, no a los mayas del Papal Vuh, ni al Quet­

zalcoatl ni al Votan de las ruinas arqueologicas, sino a esa "raza

perdida" que nunca visito Platon -y que proven.1a de una fuente

"fabulosa y prehistorica" (Artaud 285).

Si este es el significado del toro en el ambito de las religiones

comparadas, ~que significaba en el espacio simbolico y mitologico de la Grecia de Platon? El toro, como dice Spence, fue un s.1mbolo

de Poseidon, senor de la Atlantida, a quien los griegos sacrificaban toros e identificaban -igual que al toro- con el terremoto y la

tormenta. Probablemente, dice Spence, Poseidon fue visto como

!6 A Artaud le fascinaba la idea del sacrificio humano. Vino a Mexico a ser

sacrificado. Lo cual se revela, creo, en esta declaraci6n: "En este momenta existe

en Europa una inmensa fantasmagoria, una especie de alucinaci6n colectiva con

respecto a la revoluci6n de Mexico. Poco falta para que se vea a los actuales mexicanos, revestidos con los trajes de sus ancestros, hacienda realmente sacrifi­

cios al sol sobre las escaleras de la pinimide de Teotihuadn" (Artaud 142).

Literatura Mexicana

216

un toro, parecido a

(Spence 184).

Pero existe una ·

paralelismos con el

plica Spence, de un

las ceremonias baqu nias, Baco apareda c

des, en Macedonia, E oficiante de los mist1

devoraba la carne cr

ries the worshipper,

voured the raw flesh

monia cretense el pa

que evocaba "aullido:

animal rabioso" que despedazar con los di,

They tear in pieces with discordant she they simulate the m

La escena orfica nos de

a la escena artaudiana

su inspiracion analogic

platonico hecha por A

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que recuerde los "aulL

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a "una especie de meh

ban, embriagandose y b El enfasis del Critias

-refrendamiento de las

produda la ceremonia ~

Page 31: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

ISeS of gold, and even of oyed human rather than ted for by the fact that no but farther north the In­~re derived, sacrificed the in which the Atlanteans

1 ambito de expansion del

Lrginales de la cultura occi­los llamados "chichime­

entre el rito descrito por

' lo practicaban los aztecas

>iedra sacrificial, el ofreci­

IOtesis radical: que el rito

ficio humano -el hombre >1-. y por ultimo, seiiala

lei Popol Vuh, ni al Quet­

ologicas, sino a esa "raza

e proven!a de una fuente

ambito de las religiones

) simbolico y mitologico

e Spence, fue un s!mbolo

n los griegos sacrificaban

- con el terremoto y la ,oseidon fue vista como

.umano. Vino a Mexico a ser

i6n: "En este momento existe

de alucinaci6n colectiva con

tra que se vea a los actuales

>, haciendo realmente sacrifi­

tihuad.n" (Anaud 142).

un toro, parecido a los Osiris y Serapis de la vieja religion egipcia

(Spence 184). Pero existe una ultima ceremonia griega que guarda algunos

paralelismos con el rito de los reyes de la Athmtida. Se trata, ex­

plica Spence, de un sacrificio similar que soHa celebrarse durante

las ceremonias baquicas. En una fase temprana de estas ceremo­

nias, Baco apareda como un toro. Todav!a en la epoca de Euripi­des, en Macedonia, Baco era adorado bajo esa forma. Pues bien, el oficiante de los misterios orficos, antes de hacerse uno con Baco,

devoraba la carne cruda de un toro -"and in the Orphic myste­

ries the worshipper, before he was made one with Bacchus, de­

voured the raw flesh of a bull" (184). 0 como describ!a una cere­

mania cretense el padre Firminius Maternus, ceremonia violenta

que evocaba "aullidos" y "gritos discordantes" -la "locura de un

animal rabioso" que vaga solitario por el bosque, y es capaz de despedazar con los dientes los miembros de un toro vivo:

They tear in pieces a live bull with their teeth, and by howling with discordant shouts through the secret places of the woods, they simulate the madness of an enraged animal (Spence 184).

La escena orfica nos devuelve, a traves de la descripcion platonica,

a la escena artaudiana -fuente de la fuente de Artaud, origen de

su inspiracion analogica-. En cierto modo, la parafrasis del pasaje

platonico hecha por Artaud est<l mas cerca de la escena orfica que

de la misma descripcion de Platon. En esta ultima, no hay nada

que recuerde los "aullidos" y "gritos discordantes" de la escena

orfica, pero en la parafrasis de Artaud si se alude, reiteradamente,

a "una especie de melodla lugubre" que los reyes atlantides canta­

ban, embriagandose y bebiendose la sangre del toro (Artaud 281). El enfasis del Critias platonico estaba en el contexto politico

-refrendamiento de las leyes estatuidas por Poseidon- en que se

produda la ceremonia sacrificial. Este elemento desaparece com-

Literatura Mexicana

217

Page 32: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

pletamente en el recuento que nos ofrece Artaud. Por lo que se

refiere a la escena misma del sacrificio -su parte cruel-, Platon es

mas escueto, mas controlado -por ellogos, por la ley-, que Ar­taud. Tras cazar, entre los taros sueltos en el templo, "sin hierro,

con maderas y redes", al toro elegido por Poseidon, los reyes

atlantides lo condudan a la columna de oricalco en la que estaban

inscritas las leyes -"y lo degollaban encima de ella" (119e):

Tras hacer el sacrificio segun sus leyes y ofrecer todos los miem­bros del toro, llenaban una cratera y vertian en ella un coagulo

de sangre por cada uno. El resto lo arrojaban al fuego una vez que habian limpiado la columna. Luego, mientras extraian san­

gre de la cratera con fuentes doradas y hadan una libaci6n sobre el fuego, juraban juzgar seg\tn las leyes de la columna (120a).

Esta fue, sin duda, la imagen que impresiono a Artaud: el acto de

heber la sangre despues del sacrificio, arrojando los restos al fue­

go. y aunque el enfasis legislative domina, a cada paso, la descrip­

cion platonica, es posible descubrir, alH, el desgarramiento que

domina la parafrasis de Artaud:

Cuando llegaba la oscuridad y se habia enfriado e1 fuego sacrifi­cial, se vesdan con un belllsimo vestido purpura y se sentaban en e1 suelo junto a las ascuas del juramenta sacrificial (120b).

La version artaudiana del pasaje sacrificial parte, evidentemente,

del texto de Platon, pero tambien lo traiciona y termina por aban­

donarlo. No existen, por ejemplo, sirvientes en el pasaje platoni­

co. La "melod!a lugubre" era una invencion de Artaud. Pero lo

que caracteriza al fragmento, mas alla de sus variantes textuales, es

su enfasis en la cultura solar, desde la ubicacion temporal del sacri­

ficio, practicado en el crepusculo, hasta esa imagen que yuxtapone

la caida de "la cabeza del toro", y la ca!da de "la cabeza del sol":

Literatura Mexicana

218

Cuenta Plat6n que al p, AtLl.ntida delante de un 1

tes descuartizaban al tor< zas vertiendo en copas 1: se embriagaban cantand< que no quedaba en el cie la tierra nada mas que La los subrayados son mios:

AI final, el tono del pasaj<

cambiado radicalmente. El

esoterico 0 akashico, ha de

casas vinculado al acto de

se interioriza; se exteriori~

el sacrificio. Luego viene 1

proche amargo", una "con

cristianos:

Entonces los reyes se cut lugubre cambiaba de ton drculo que formaban. r, convertia en una especi< forma de una contrici6n reyes expresaban de com1 noche habia caido complet

El crimen ritual se ha peq

El drculo se estrecha y la n

to y la noche ha caido. T1 -que, sin embargo, queda

atlantide presenciada por

tiguar Artaud esa noche en

ticion, la manifestacion de

la apertura de un misterio.

Page 33: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

frece Artaud. Por lo que se

-su parte cruel-, Plat6n es

.logos, por la ley-, que Ar­)s en el templo, "sin hierro,

lo por Poseidon, los reyes

le oricalco en la que estaban

ncima de ella" (119e):

' y ofrecer todos los miem­~ertfan en ella un coagulo lfrojaban a1 fuego una vez ~go, mientras extrafan san­~ hadan una libaci6n sobre

~ de la columna (120a).

resion6 a Artaud: el acto de

arrojando los restos al fue­

lina, a cada paso, la descrip­

alli, el desgarramiento que

11 enfriado el fuego sacrifi­

ido purpura y se sentaban 11ento sacrificial (120b).

ficial parte, evidentemente,

aiciona y termina por aban­

vientes en el pasaje plat6ni­

renci6n de Artaud. Pero lo

de sus variantes textuales, es

.bicaci6n temporal del sacri­

a esa imagen que yuxtapone

uda de "la cabeza del sol":

rna

Cuenta Plat6n que al ponerse el sol se reunfan los reyes de la AtLl.ntida delante de un toro sacrificado. Y mientras los sirvien­

tes descuartizaban a1 toro pieza por pieza, otros recogfan las pie­zas vertiendo en copas la sangre. Los reyes bebfan esta sangre y se embriagaban cantando una especie de melodfa lugubre hasta que no quedaba en el cielo sino Ia cabeza del sol moribundo y en la tierra nada mas que fa cabeza del taro sacrificado (Artaud 281;

los subrayados son mfos).

Al final, el tono del pasaje plat6nico transmitido por Artaud ha

cambiado radicalmente. E1 dato m!tico, filos6fico, antropol6gico,

esoterico 0 akashico, ha dejado de funcionar. Queda un estado de

cosas vinculado al acto de la crueldad, al asesinato ritual. El ritual

se interioriza; se exterioriza a traves de esos 6rganos abiertos por el sacrificio. Luego viene un profunda "remordimiento", un "re­

proche amargo", una "contrici6n publica", con poderosos acentos

cristianos:

Entonces los reyes se cubrian fa cabeza de cenizas. Y su melodfa

lugubre cambiaba de tono al mismo tiempo que estrechaban el drculo que formaban. T odo lo que era una invocaci6n a1 sol se

convertfa en una especie de reproche amargo, adquiriendo la forma de una contrici6n publica, de un remordimiento que los reyes expresaban de comun acuerdo hasta e1 momento en que Ia noche habia caido completamente (281; yo subrayo).

El crimen ritual se ha perpetrado. La invocaci6n solar ha cesado.

El drculo se estrecha y la melodfa cambia de tono. El sol ha muer­

to y la noche ha cafdo. T odo indica el comienzo de un misterio

-que, sin embargo, queda en suspenso, a la espera de la epifanfa

atlantide presenciada por Artaud-. Porque lo que va a ates­

tiguar Artaud esa noche en N orogachic es, en principia, una repe­

tici6n, la manifestaci6n de un arquetipo, pero tambien, mas alla,

la apertura de un misterio. Despues de esa alteraci6n tonal, de esa

Literatura Mexicana

219

Page 34: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

inmersi6n en lo culpable y lo oscuro, estalla toda la crueldad del

sacrificio:

Ahora bien, un poco antes de que el sol se pusiera en Noroga­chic, los indios condujeron un buey a la plaza del lugar y des­pues de haberle atado las patas comenzaron a despedazarle el cora­zan. La sangre fresca era recogida en grandes jarras. No olvidare facilmente la mueca de dolor que tenfa el buey mientras el cu­chillo del indio le despedazaba las entranas (281; yo subrayo).

No quiero detenerme en las danzas y cantos que acompafian el

sacrificio del buey en Norogachic. Pero si hay que apuntar el efec­

to -eliminada la piedad, de "extrafieza"- que producen esos can­

tos y danzas "delante de esta carniceria":

Y era en verdad un espectaculo extraiio el que presentaban dos indios subidos sabre el taro muerto, hacienda brotar la sangre y separando las piezas a golpe de hacha, mientras que los otros indios, vestidos de reyes y con una corona de espejos en la cabe­za, ejecutaban sus danzas de libelulas, de pajaros, del viento, de las casas, de las flares (282; yo subrayo).

Y habia gritos. No esas "gran des maldiciones" lanzadas por los

reyes atL1ntides contra los infractores de las leyes, seg{tn Plat6n

(119e). Silos de los j6venes indios que lanzaban "un grito helado":

como el "grito dolorido de una hiena o de un perro enfermo o de

un gallo estrangulado" (Artaud 284) -un grito que pasa de boca

en boca, como "una gama que toma en la sombra el valor de un

llamamiento" (284).

Los cantos y danzas de los "matachines" ocupan la parte central

del texto, precedida por el recuerdo del pasaje plat6nico y la des­

cripci6n del sacrificio en Norogachic. Al final, Artaud vuelve a

esa escena y se prepara para adentrarse en lo oscuro, llevandola a

Literatura Mexicana

220

una conclusion. Los indi,

cuerpo del toro, dejando !

momenta en que la cabez~

gia del toro y el sol vueh

charse, recomienza la mel<

secreta de no se que fuel

alla"- (284). Es el umbra

oculta que le habia revelad

Luego, se levantaron tod go situado [ ... ] lejos del cerrado como la misma l

debla mostrar que era oo dio la sangre viva servid mente, durante toda Ia n

Mas que una ceremonia i "rito oculto", una ceremo1

-cuyo ingrediente indiger en la somnolencia y una e:

Las piezas del buey habfa encima de estas las muje todos la sangre caliente y se a modo de ranas. En v violfn acordaba su music: hombres, incorporandos1 el rito 6rfico] su grito de

La coincidencia con el ritu

Atlantis- Spence, es en V€

se sefiala el "despedazami1

tear in pieces a live bull wi

Page 35: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

, estalla toda la crueldad del

sol se pusiera en Noroga­a la plaza dellugar y des­

taron a despedazarle el cora­~randesjarras. No olvidare lla el buey mientras el cu­

tranas (281; yo subrayo).

y cantos que acompafian el

~o si hay que apuntar el efec­

:a"- que producen esos can­

ia":

~flo el que presentaban dos 1aciendo brotar la sangre y

ta, mientras que los otros

•rona de espejos en la cabe­' de pajaros, del viento, de o).

lldiciones" lanzadas por los

s de las leyes, seg{tn Platon

lanzaban "un grito helado":

o de un perro enfermo o de

-un grito que pasa de boca

en la sombra el valor de un

ines" ocupan la parte central

lel pasaje platonico y la des­:. Al final, Artaud vuelve a

:e en lo oscuro, llevandola a

una conclusion. Los indios, dice, "recogieron, pieza a pieza, el

cuerpo del toro, dejando solo en la tierra su cabeza, en el mismo

momento en que la cabeza del sol caia en el cielo" (284). La analo­

gia del toro y el sol vuelve a aparecer, el drculo vuelve a estre­charse, recomienza la melodia h1gubre -que ahora es un "llamado

secreto de no se que fuerzas oscuras, de que presencia del mas

alla"- (284). Es el umbral de la magia y lo "secreto", la escena

oculta que le habia revelado el pasaje platonico:

Luego, se levantaron todos y sentaronse delante de un gran fue­go situado [ ... ] lejos del lugar anterior, en un sitio cubierto y

cerrado como la misma noche, porque la segunda parte del rito deb.la mostrar que era oculto. Fue en ese momento cuando se les dio la sangre viva servida en copas. Y la danza se inici6 nueva­mente, durante toda la noche (284; yo subrayo).

Mas que una ceremonia indigena, lo que Artaud describe es un

"rito oculto", una ceremonia esoterica estructurada en dos partes

-cuyo ingrediente indlgena es el de la crueldad, y que desemboca

en la somnolencia y una extrafia embriaguez:

Las piezas del buey hab.lan sido recogidas en cuatro jarras, y por encima de estas las mujeres formaron una gran cruz. Bebieron todos la sangre caliente y recomenzaron mil y mil veces a agitar­se a modo de ranas. En veces, todo el mundo dorm.la. Luego, el

violln acordaba su musica y la danza principiaba de nuevo. y los hombres, incorporandose de tarde en tarde, lanzaban [como en

el rito 6rfico] su grito de chacal estrangulado (284).

La coincidencia con el ritual orfico al que alude -en su History of Atlantis- Spence, es en verdad, sorprendente. En ambos textos,

se sefiala el "despedazamiento" de la victima sacrificial -"they

tear in pieces a live bull with their teeth", cita Spence- (184). La

Literatura Mexicana

221

Page 36: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

fuente de Spence se detenfa en unos "aullidos" y "gritos discordan­

tes" -"[a] howling with discordant shouts"- que intentaban si­

mular "la locura de un animal rabioso" -"the madness of an

enraged animal-" (184). Artaud habla de un "grito de chacal es­

trangulado". Por ultimo, si la ceremonia oculta de Artaud tiene

lugar en un sitio casi secreta -"cubierto y cerrado como la misma

noche" -, el sacrificio 6rfico se propaga por "secretes lugares de

los bosques" -"the secret places of the woods"- (Spence 184). La

narraci6n del antrop6logo escoces fue decisiva para Artaud.

(Viaj6 o no Artaud a la Tarahumara? No me he propuesto

responder a esta pregunta, aunque durante mis lecturas me he

sentido tentado por las dos respuestas. Me he limitado a revisar

algunas fuentes que pudieron catalizar las visiones de Artaud en la

sierra, fueran estas -como dije antes- reales 0 fand.sticas, etnol6-

gicas o esotericas, documentales o akdsicas. He intentado hacer

una exploraci6n -si puede "explorarse" la irrealidad- del viaje de

Artaud ala Tarahumara, y sobre todo, de la escena sacrificial cele­

brada en el pueblo de Norogachic. Yen este punto, no me cabe la

menor duda: aunque una pluralidad de fuentes converja en la cere­

mania, el rito es una invenci6n de Artaud -poderosa y desgarra­

dora-, y es una fuente del teatro de la crueldad. Quiza pueda de­

cirse de Artaud lo mismo que el escribe de Plat6n:

Que se piense lo que se quiera de la [a]similaci6n que intento.

En todo caso, como Plat6n nunca vino a Mexico y los indios

tarahumaras jamas lo vieron, precisa aceptar que la idea de este

rito sagrado les lleg6 de la misma fuente fabulosa y prehist6rica.

Y esto es lo que he pretendido seiialar aqu1 (284-285).

Enrique Flores

Literatura Mexicana

222

ARTAUD, Antonin. Mexico) Luis Mario Schneider

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Li

Page 37: Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida...Artaud y el rito de los reyes de la Atlantida ENRIQUE FLORES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOL6GICAS, UNAM RESUMEN: El presente articulo

Lullidos" y "gritos discordan­

shouts"- que intentaban si­

>so" -"the madness of an

la de un "grito de chacal es­

onia oculta de Artaud tiene

to y cerrado como la misma

aga par "secretos lugares de

e woods"- (Spence 184). La

~ decisiva para Artaud.

nara? No me he propuesto

lurante mis lecturas me he

LS. Me he limitado a revisar

~ las visiones de Artaud en la

- reales o fand.sticas, etnol6-

kasicas. He intentado hacer

e" la irrealidad- del viaje de

~, de la escena sacrificial cele­

en este punta, no me cabe la

~ fuentes converja en la cere­

taud -poderosa y desgarra­

a crueldad. Quiza pueda de­

be de Plat6n:

[a]similaci6n que intento.

ino a Mexico y los indios

aceptar que la idea de este

1te fabulosa y prehist6rica.

r aqul (284-285).

Enrique Flores

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La pet

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RESUMEN: Antonio A

las que Juan Rulfo C(

frente a Ia crftica. TrOll

nido por Juan Jose A1 ensayista nos descub1

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ABSTRACT: Antonio Al used to construct his pe1

Behind the public ima Arreola as "sullen, sur~ man Rulfo: '7uan alwtt, lie without any moral 'lack of truth'. juan Sl

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