ARTE FESTIVO BARROCO: UN LEGADO DURADERO*

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  • ARTE FESTIVO BARROCO:UN LEGADO DURADERO*

    POR ISABEL CRUZ DE AMENBAR

    El presente artculo analiza algunos aspectos de la temporalidad festiva hispanoamericana y planteaque el trmino "arte efmero", nacido a fines de los aos 60 del presente siglo para designarla, es equvocoy contradictorio, ya que deriva de la aplicacin hacia el pasado de la problemtica del anti-arte del "mayo-francs".

    Por otra parte, el trabajo postula que como creacin, la fiesta barroca hispanoamericana trasciendeampliamente el diseo de arquitectura ilusorias y escenografas, para plantearse como una "Gesamtkuns-werk" u obra de arte total, en la que convergen todas las artes y las artesanas.

    The present article analyzes some aspects of Latin American ceremonial temporality and suggeststhat the term "ephemeral art", comes from the 60th in the present century is misleading and contradictory,as it diverges its application towards the history of the anti-art of the "French May" problem.

    This work also postulates that as a creation, Latin American barroque ceremony largely transcendsillusory architectural design and scenography to present itself as a "Gesamtkunswerk" or complete workof art, in which all arts and crafts converge.

    La revalorizacin de la fiesta barroca hispanoamericana efectuada durante losltimos arios por la historiografa y las ciencias sociales, ha ido acompaada de uncreciente inters por sus expresiones artsticas. Estas han pasado as a constituir unode los temas predilectos de la historia del arte, cuyos hallazgos y anlisis han arrojadonuevas luces para la comprensin de los fenmenos de creacin y transmisin delas formas estticas.

    Las formas estticas eran la manifestacin del peculiar modo de ser festivo delBarroco hispanoamericano, que se expresaba colectivamente como extraordinaria

    * Este artculo es una versin modificada de la ponencia, indita, "Arte festivo Barroco y Patrimonio:un legado para preservar", presentada al Seminario "Patrimonio Qu Patrimonio?", Instituto Nacionalde Vas. Ministerio de Transporte de Colombia. Bogot, 15 de noviembre de 1996.

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    belleza, oculta cotidianamente, o como suprema exaltacin de una hermosura redes-cubierta como tal en virtud de la bullente efervescencia de la fiesta.

    El carcter extraordinario, inhabitual, maravilloso, que el arte de la fiesta alcanzabaen el imaginario colectivo, no ha sido, a nuestro juicio, suficientemente analizadopor la historiografa artstica en su dimensin temporal y en su magnitud creativa.

    En efecto, este arte constituye una faceta peculiar de la duracin; entendiendopor duracin, como la define Henri Bergson, el flujo continuo de la conciencia, lamemoria, que hace coincidir en un latido simultneo al espritu y a la materia '.

    Si el arte es un patrimonio histrico que ha "durado" es decir, una herencia est-tica que nos transmite el tiempo en su fluir incesante, con sus cambios y sus modifica-ciones dentro de la historia del arte, la creacin festiva del barroco se caracterizaprecisamente por ser, en buen medida, no slo acto u objeto que se hace presente enun tiempo determinado, sino tambin memoria; memoria que cclicamente retornaa los orgenes; memoria que, como promesa, se abre peridicamente hacia lo porvenir.

    Como creacin, el arte de la fiesta barroca en Hispanoamrica fue el fruto de unproceso de convergencia: cohesin de esfuerzos y voluntades individuales en pro deuna creacin colectiva, por una parte; conjuncin de todas las artes y las artesanas,por otra parte. Ello indica que puede aplicarse a la fiesta barroca hispanoamericanaesa categora envolvente y global, la "Gesamtkunswerk" u obra de arte total, quela historiografa artstica', ha acuado recientemente para designar a ese inquebrantableimpulso barroco que tiende hacia la coherencia de las artes, hacia la unificacin delas distintas manifestaciones del espritu humano.

    El anlisis del arte festivo barroco permite as al historiador del arte descubriruna manifestacin de duracin singular y le ofrece, asimismo, una visin global sobrelas creaciones del perodo, que en la fiesta se hacan patentes en su mximo gradode intensidad expresiva y en su mayor capacidad de sugestin sobre el pblico desu poca. Porque el arte festivo barroco reuni, dentro de un tiempo a la vez acotadoa unos das o a unas horas, pero abierto mediante la memoria a las ms vastasdimensiones de la temporalidad, fragmentos de belleza, jirones de fantasa, y fuetambin capaz de crear, para cada ocasin, una manifestacin esttica especial, diversa,

    1. Henri Bergson Matire et Mmoire. Essai sur la rlation du corps a l'esprit, Presses Universitairesde France, Paris, 1959, p. 207; Dure et Simultaneit, Presses Universitaires de France, Paris, 1968, p. 42.

    2. El trmino se present en el Simposio Struggle for Synthesis. The Total Work of Art in the 17 thand 18 th Centuries", organizado por el Ministerio de Cultura de Portugal, el Instituto Portugus dePatrimonio Arquitectnico y el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Montreal, que serealiz en la ciudad de Braga, Portugal, en junio de 1996; su aplicacin a la poca barroca fue especialmenteanalizada en las siguientes ponencias: Luis de Moura Sobra] "Un bel composto; the total work of art ofthe first Portuguese Baroque Period" ; David Booth "Baroque Architecture and the creation of the difficultwhole" ; Thomas da Costa Kaufmann "A Gesamtkunswerk: in the Unmaking? Kunstkammers and theirHistories in the Sevententh and Eightenth Centuries". Las actas de este Simposio se encuentran en prensa.

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    peculiar, configurando una suprarrealidad que aspiraba a la fusin entre lo bello ylo til; entre la imaginacin y la vida y trascenda as el orden de lo cotidiano 3.

    Actualmente, en Amrica Latina, no existe una preocupacin por la salvaguarday conservacin del arte festivo legado por la tradicin barroca, pues se piensa, por logeneral, que la fiesta como creacin esttica es un fenmeno pasajero y que por sumisma naturaleza, que se determina como intangible, efmera y fugaz, no est destinadoa perdurar.

    El patrimonio de la fiesta de herencia barroca es un legado cultural cuya preser-vacin es importante para la identidad de Amrica Latina. Si llegara a extinguirse,se perdera una parte sustantiva de nuestro ser, una faceta que nos singulariza ydiferencia netamente de otros pueblos, del mundo anglosajn, por ejemplo.

    La fiesta, como han sealado Jacobo Burckhardt y Joan Huizinga entre otrospensadores, es la forma colectiva en que se expresa la celebracin de la vida, la supremaalegra de existir.

    Si la fiesta barroca es regocijo, donacin, entrega, su arte es regalo, destello,fragmento del mundo de la imaginacin.

    La modernidad ha sido poco comprensiva con la fiesta barroca y con su legadoartstico. Su visin pragmtica, su funcionalismo, su afn de eficiencia se avienenpoco con los valores festivos tradicionales. Por eso, a partir de la Ilustracin, se iniciuna larga etapa de crisis para la institucin de la fiesta que an no logra revertirse,pese a los esfuerzos de personas y entidades preocupados de revivirla. Si bien, sehan superado en parte los estigmas que le imprimi el racionalismo su consideracincomo un "brbaro" y peligroso entretenimiento que entraaba daino ocio y prdida detiempo no se ha recuperado, empero, la comprensin del verdadero sentido existencialde la fiesta barroca, ni la adecuada valoracin de su arte.

    EL SENTIDO DE LA DURACIN FESTIVA: LA IMPRECISINDEL TRMINO "ARTE EFMERO".

    La bsqueda del sentido del arte de la fiesta barroca lleva necesariamente apreocuparse del problema de su dimensin temporal, en otras palabras, de la naturalezade su duracin. Porque una de las experiencias fundamentales del historiador delarte es la de la duracin como memoria esttica, ya que la obra de arte es esencialmentepresencia re-vivida en el acto de la percepcin, es decir, en la labor del anlisis yde la contemplacin.

    Desde este punto de vista, nos parece que el trmino "arte efmero", tan difundidohoy en el mbito de la historiografa artstica para designar al arte de la fiesta, es una

    3. Un caso particular de esta sntesis que ofrece el arte festivo fue tratado en la ponencia presentadapor al autora al citado Simposio: "La Fiesta en el Reino de Chile como creacin colectiva: La Jura deCarlos IV en 1789."

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    expresin imprecisa, an contradictoria. Porque no se afinca el carcter especficamen-te artstico de una obra en su capacidad para trascender a su autor, a su circunstancia,a su poca? Equvocos y confusin se producen, pues, al aplicar este trmino a lasmanifestaciones de las culturas tradicionales, pre-modernas, cuyas concepciones deltiempo poco se avenan con lo transitorio y la instantaneidad propias de la percepcintemporal en la era contempornea.

    Hacemos rpida memoria sobre los significados de la palabra efmero. Ella vienedel griego ephemeros que significa lo que slo dura un da. En la antigedad el trminose usaba para referirse a la llamada "fiebre efmera", una dolencia que duraba 24horas y desapareca espontneamente sin dejar huellas.

    El Diccionario Crtico Etimolgico de la Lengua Castellana, muestra que elvocablo era de escaso uso durante el siglo de oro espaol. Covarrubias se refiere al solamente como la "fiebre efmera"; Mrquez lo menciona en este mismo sentidoen su Gobierno Cristiano; y como adjetivo, slo se us a partir de 1612 con Gngora;en 164110 emple F. de Arteaga y a fines de siglo Cornejo. En 1732 segua siendoun trmino poco usual, ya que el Diccionario de Autoridades, al citar estos dosejemplos se equivoca en su clasificacin gramatical 4.

    Pero, se empleaba entonces este trmino para referirse al arte festivo o a la fiestamisma?. No lo hemos encontrado nunca en los documentos chilenos de los siglosXVII y XVIII sobre la materia. Y basndonos en que la terminologa usada en lostestimonios de la poca sobre el tema es sumamente uniforme, podra aventurarsela hiptesis de que tampoco se lo emple en resto de Hispanoamrica.

    Por otra parte, el trmino efemride, que tiene la misma raz, es empleado en1612 por Gngora en el sentido de "libro en que se refieren los hechos diarios"; encambio, Covarrubias y Quevedo mencionan exclusivamente las "efemrides astro-nmicas", que designa al libro en que se consigna el movimiento y la situacin delos planetas y los eclipses. Existen pues pocos fundamentos para suponer que el trminoefemride se usara durante la poca barroca como sinnimo de fiesta

    Pero no intentamos aqu rehacer la historia de estas palabras; ello sera motivode otro estudio. Slo constatamos la divulgacin y el uso reiterado de la denominacin"arte efmero", que no nos parece en absoluto casual, a partir del artculo de IvesBottineau, "Architecture Ephmre et Baroque Espagnol", publicado en la Gazettedes Beaux Arts en 1968.

    Hay que comprender esta denominacin de Bottineau ene! contexto de la estticarupturista de fines de los aos 60 y principios de los 70, con su negacin de la obranica, irrepetible y trascendente y su afirmacin de lo trivial, lo perecedero y lo

    4. J. Corominas Diccionario Crtico Etimolgico de la Lengua Castellana, Gredos, Madrid, 1954,pp. 546-547.

    5. En nuestro libro La Fiesta: Metamorfosis de lo Cotidiano, Ediciones Universidad Catlica,Santiago 1995, Cap. III, p. 241, nos hemos referido a "Efemrides cvicas", siguiendo la terminologaempleada actualmente por la historiografa artstica, que ahora, habiendo estudiado el tema ms detenida-mente y bajo otros puntos de vista, consideramos inadecuada.

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    desechable, que proceda perentoriamente a la cancelacin de la historicidad del arte.El llamado "arte conceptual", el "body art"; los "happenings", y las instalacionespropuestas paradigmticas de esa anti-esttica enfatizaban en la brevedad fugazde la obra o del acto, que se destruan a poco de nacer, o incluso, no alcanzaban aexistir como tales sino en la intencin del autor 6.

    En efecto, el "mayo francs" que propugn estas manifestaciones, establecique el anti-arte exista slo en su origen, durante el parto; pero al cabo de un par demeses o an antes, su carcter revolucionario pasaba a ser absolutamente inocuo.Ms an, como seala Ursula Meyer, el carcter especficamente anti-artstico delanti-arte reposaba en su transitoriedad: "Si existe anti-arte ya no slo definido entrminos de una rareza artstica histrica (Duchampiana) sino en el contexto de unpresente revolucionario debe ser definido atendiendo a su temporalidad. La funcinsubversiva del anti-arte se manifiesta slo en el momento crucial en el que se agotacon una erupcin violenta de energa".

    Esta interpretacin fue la que se proyect sobre el arte festivo del perodo barroco,en circunstancias de que el verdadero "arte efmero" no es otro que esta modalidadde anti-arte surgida con el "mayo francs".

    Como sealaba una de las participantes al Coloquio organizado por el Institutode Investigaciones Estticas de la Universidad Autnoma de Mxico, "El Arte Efmeroen el Mundo Hispnico", que tuvo lugar en la ciudad de Morelia en octubre de 1978y que contribuy decisivamente a la adopcin del trmino por parte de los histo-riadores hispanoamericanos le resultaba difcil abordar su tema referente al atavodel guerrero en la poca mexica "a la luz de esta designacin "arte efmero" bajo lacual se identifican y se hacen ms explcitas algunas manifestaciones del arte contem-porneo: expresiones de las artes visuales cuyas races sociales, econmicas y deinquietud creativa responden especficamente a los a los problemas de la actualsociedad de consumo, a la industrializacin, a la tecnificacin, y a la a veces inciertasignificacin que el objeto artstico tiene como tal actualmente" 7.

    De este modo, el empleo del adjetivo "efmero" por Bottineau, puede usarse comouna suerte de paradigma de la proyeccin del presente hacia el pasado, porque enefecto, el historiador francs aplic al arte festivo de los siglos XVII y XVIII unasensibilidad y una nocin del tiempo actuales, contemporneas. La pregunta esentonces: existi durante el Barroco esta concepcin del arte festivo y de la fiestamisma como una manifestacin de breve duracin, que caducaba y desapareca trasun momentneo esplendor?

    La consideracin del arte festivo de Barroco y de la fiesta misma como una mani-festacin efmera supone, en el fondo, reducirlos a una especie de aborto del acto,al que se concibe como desprovisto de significados y de consecuencias. Ello implica

    6. Ursula Meyer "La irrupcin del anti-arte". En: Gregory Batcock (Ed) La Idea como Arte. Documen-tos sobre el arte conceptual. Gustavo Gili, Barcelona, 1977, p. 102.

    7. Martha Foncerrada de Molina "El Atavo del Guerrero en la poca Mexica". En: El Arte Efmeroen el Mundo Hispnico. Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico, 1983, p.7.

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    a la postre, esa negacin de la memoria que ha caracterizado a una parte del artecontemporneo, "memoria interior al cambio mismo como la define Henri Bergson-memoria que prolonga el antes en el despus y les impide ser puras instantaneidadesapareciendo y desapareciendo en un presente que renacera sin cesar" 8.

    Pero si la fiesta es acto en todo el sentido de la palabra, provisto de significadosy de consecuencias, tambin es memoria; es duracin a travs del recuerdo, esexperiencia vivida, es acervo de saberes y de obras. Y, asimismo, es proyecto, esdecir, perspectiva de lo porvenir, espera constructiva, preparacin ritual.

    La sociedad barroca hispanoamericana tena un sentido del tiempo y de la duracinmuy distinto al que tenemos hoy; duraban los objetos de uso cotidiano que se heredabande una generacin a otra; duraba la arquitectura cuyas formas se prolongaban,desafiando los siglos; y duraba la vida que traspasaba la muerte y acceda al cicloescatolgico proyectado hacia el fin del tiempo.

    Y el arte de la fiesta, realizado para hacer su aparicin en una determinadacelebracin, estaba tambin destinado a durar. Muchas veces permaneca y seaprovechaba, con modificaciones, durante varias ciclos festivos, pero sobre todoperduraba en la memoria de las gentes, abrindola hacia lo porvenir.

    La preocupacin por la duracin del arte festivo es perceptible en Hispanoamrica;apuntamos slo dos ejemplos que van desde la Nueva Espaa, donde el asunto sepresent en trminos de sensibilidad esttica y de preocupacin por la memoria, hastaChile, donde la inquietud por la duracin se ligaba a la precariedad ambiente. As,Ignacio Castera, autor de las ms interesantes obras de arquitectura festiva con motivode la Jura de Carlos IV en Ciudad de Mxico, efectuada en diciembre de 1789,recomendaba: "... en esta clase de funciones en las que habiendo metdica estudiadaordenacin es su costo corto respecto al lucimiento y perpetua memoria con que selogran, cuando esto falta, resulta todo lo contrario que es hacer crecidsimos gastos,tener muy poco lucimiento las obras que se ejecutan y no quedar ejemplar y memoriade ellas.. ." 9. En este caso la memoria qued, pero en uno de esos implacables claros-curos en que es prdiga la historia, la jura de Carlos IV, junto con significar en lacapital mexicana el afianzamiento del estilo neoclsico, implic el descrdito deltradicional barroco, que comenz a ser vctima de la destruccin. Por otra parte, enChile, en un plano de domesticidad, frecuentemente, los encargados de las fiestas

    8. Henri Bergson Dure et Simultaneit. cit. p. 41.9. "Historia, Jura y Funerales de los Reyes", vol. 2282. Archivo del Antiguo Ayuntamiento de la Ciudad

    de Mxico. En: Guillermo Tovar de Teresa "Arquitectura Efmera y Fiestas Reales. La Jura de Carlos IVen la Ciudad de Mxico en 1789". Artes de Mxico 1, 1993, pp. 39-46. Sobre la Jura de Carlos IV en Ciudadde Mxico vase tambin Rafael Ramos Sosa "La Fiesta Barroca en Ciudad de Mxico y Lima". Ponenciapresentada al Seminario UNESCO "Lo Efmero y lo Trascendente en la Fiesta Barroca en Europa yLatinoamrica", organizado por el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Catlica de Chileen noviembre de 1995. Historia 31, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Catlica de Chile, Santiago1997, pp. 263-286.

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    se quejaron del "desalio" en que se hallaban los disfraces e implementos festivosa los que se haba dado un uso intensivo 1

    Tambin, en no pocas ocasiones, las formas del arte festivo hispanoamericano sehicieron permanentes y duraderas, fijndose en la plstica, en la arquitectura y enlas artes tiles; en las prolijas relaciones de literatos y escribanos, hechas para laposteridad, y sobre todo perduraron, en el mundo imaginario de aquellas gentes, quecontribuyeron a enriquecer y a enaltecer.

    Ya Harold Wethey en su Arquitectura Virreinal en Bolivia, publicada en 1960,observaba la semejanza de la decoracin esculpida en las columnas del segundo pisode la Catedral de Sucre, que da la sugerencia de cortinas drapeadas, con los monu-mentos sepulcrales barrocos, que tambin se han considerado como "arte efmero";hoy, cuando las creaciones festivas estn ms estudiadas, se puede afirmar que envarios casos se prolongaron en obras definitivas como ocurri, por ejemplo, con elproyecto del mismo Ignacio Castera para la celebracin de las fiestas de Carlos IVen Ciudad de Mxico, quien propona que se hicieran: "Dos estatuas ecuestres debronce sobre pedestales de mrmol, tamao del natural, la una del seor Carlos IIIcolocada en la esquina del cementerio de la catedral, quede o no ste, lleva su barandalde fierro. La otra del seor don Carlos IV, en la otra esquina del cementerio, vistaal palacio, en los mismos trminos, cuestan seis mil pesos cada una, pero ahora puedenponerse en madera con un costo de mil quinientos pesos, nterin se modelan y vacanen bronce" " Transitando otra vez hacia el sur en busca de ejemplos, se encuentranestos en Lima, donde los arcos triunfales erigidos para celebrar la entrada de losvirreyes se fabricaban en adobes 12 , como gran parte de la arquitectura barroca enel Virreinato del Per, y eran obras perennes, que contribuyeron significativamentea la configuracin urbana de esta capital, al encuadrar su entrada. Otro ejemplo deduracin en el arte festivo limeo es el monumento pascual de la catedral, que semontaba y desmontaba cada ario, siendo la misma pieza con las reparacionescorrespondientes a su uso I3

    Y el ejemplo por antonomasia de la perduracin del arte festivo, no ya direc-tamente, sino transformado en pintura, son los lienzos cuzqueos de la Iglesia deSanta Ana de Cuzco, que representan las procesiones de la festividad del Corpus en laantigua capital del Incario, atribuidos a los dos ms grandes artistas cuzqueos deesa poca, B as ilio de San Cruz y Diego Quispe Tito, ambos indios; se pueden fecharhacia 1680. Estos 16 cuadros, de los cuales se conservan 12 en el Museo Arzobispal

    10. Actas del Cabildo de Santiago del 29 de abril de 1758 y del 14 de septiembre de 1771; en: Cruzde Amenbar La Fiesta: Metamorfosis de lo Cotidiano cit. pp. 272

    11. "Historia, Jura y Funerales de los Reyes" cit. En: Guillermo Tovar de Teresa op. cit. p. 46.12. Vase Planos de Lima. Grabados de fray Pedro Nolasco en 1685 y 1687; Plano de Lima de 1685

    y otros ejemplos citados por Rafael Ramos Sosa en: Arte Festivo en Lima Virreina!, Junta de Andaluca,Consejera de Cultura y Medio Ambiente, Sevilla, 1992, pp. 66 y ss. lms 12-16.

    13. Ramos Sosa op. cit. p. 216 y ss. lm. 67.

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    de Cuzco y cuatro en colecciones privadas chilenas, muestran en un doble juego muybarroco, el arte del arte de la fiesta.

    Por otra parte, las relaciones de fiestas, que en las capitales como Mxico o Limaprovistas de imprenta se publicaron, mientras en los reinos lejanos y pobres comoChile permanecieron inditas, constituyen por su abundancia y por la coherenciade sus rasgos formales, un verdadero gnero literario de herencia hispnica ' 4, cuyafinalidad no era otra sino eternizar el arte festivo y transmitirlo a la posteridad, yasea en su forma originaria, manuscrita y dibujada, ya sea amplificado mediante lapalabra impresa y la imagen grabada.

    Porque si la duracin no es la permanencia inmutable de los seres y las cosas,como suele definrsela en el lenguaje corriente sino, siguiendo otra vez a Bergson, laperpetua transicin de un estado a otro, podemos comprender que la fiesta comomemoria no sea una realidad esttica sino dinmica, que cambia y se elaborara perma-nentemente.

    As el arte festivo contribuy en Hispanoamrica a la creacin y a la renovacinde la cultura. Por su carcter extraordinario, la fiesta era un motivo y un verdaderoestmulo a la creatividad. Sus exigencias de novedad y de intensidad significaronun desafo para los artesanos y artistas y los hicieron asimilar las nuevas experienciasque las fiestas haban hecho surgir al otro lado del Atlntico, ponindolas en vigenciadentro de las posibilidades de los distintos reinos. Ms adelante, estas innovacionesfueron traspasadas a la plstica, a la arquitectura, a la moda, al mobiliario y a lasartesanas. De este modo, el arte de la fiesta, a la par que memoria, fue vanguardiaesttica; moda y novedad, que inyectaba variedad estilstica a un ritual que de estemodo no era nunca repetido, jams idntico a s mismo.

    De ah que la antigua concepcin occidental de la trascendencia del arte, no sehaya visto contradicha por el arte festivo hispanoamericano; porque, ste, pese a lascircunstancias adversas que han conspirado para su extincin, no slo ha sobrevividoal acto mismo de la fiesta, sino tambin a los hombres, las generaciones, los siglos.

    EL ARTE FESTIVO COMO OBRA TOTAL.

    Con su mgico poder de hacer visible lo maravilloso, el arte de la fiesta metamor-foseaba las ciudades hispanoamericana, de acuerdo a las posibilidades de la "repblica"local. Pintura, escultura y arquitectura, piezas de orfebrera, numismtica y ebanistera,tapices y reposteros, juegos y fuegos de artificio, trajes y disfraces, procesiones ycortejos, carros y andas, teatro y representaciones, danza y msica, fragancias yperfumes, refrescos y dulces; en fin, formas, actitudes, texturas, colores, sones, saboresy gustos, transformaban el tiempo y el espacio cotidianos y al hombre mismo.

    14. Antonio Bonet Correa "La Fiesta Barroea como Prctica de Poder". En El Arte Efmero en elMundo Hispnico cit. pp. 49 y ss.

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    El arte festivo tuvo pues los rasgos de una verdadera summa esttica En la fiestano era una determinada obra como objeto nico, irrepetible, la que se prestaba a lacontemplacin, sino el conjunto, la pluralidad, que deba ser capaz de proyectar lamente y los sentidos del espectador fuera de la vida diaria. Esta summa esttica festiva,percibida como conjunto, produca el asombro y el encantamiento en la sociedadvirreinal, como lo consigna, por ejemplo, la obra de teatro de Diego Mexa de Femangiltitulada El Dios Pan, que le atribuye la conversin de un pastor gentil, Damn, enuna ciudad de Charcas, hoy Bolivia, seguramente Potos o Chuquisaca. Maravilladoen una celebracin de Corpus Christi, el personaje exclama: "Suspenso y asombradooh Melibeo/ estoy, pues lo que veo, con mis ojos, / me parecen antojos o ilusiones,/ ventanas y balcones y terrados/ estn glorificados con presencias/ de raras excelencias.Para sombras/ hay velas, hay alfombras, hay cairinos/ tapetes, granadinos, tafetanes,tapices alemanes, hay doseles/ de divinos pinceles, obras vivas/ con raras perspectivas:tanto veo/ que se ahita el deseo.../" ' 5 . Y los cuadros cuzqueos sobre las procesionesdel Corpus, citados, ofrecen este mismo efecto de riqueza, variedad, orquestacin.

    El arte de la fiesta no se limitaba pues a los arcos, tmulos, carros triunfales,pirrpides y obeliscos, sobre los que suele recaer con mayor frecuencia el trminode "arquitectura efmera" o de "arte efmero"; su universo esttico abarcaba una vastagama de creaciones plsticas, arquitectnicas, tiles y aplicadas, musicales, perfums-ticas y culinarias, armnicamente integradas.

    Desde luego no era Menor la importancia de los elementos arquitectnicos, levan-tados en ocasiones con materiales ligeros y de poco costo, pero con un efecto desuntuosidad y esplendor imborrable para las mentes de la poca, cuya duracin sereaseguraba tambin, en ocasiones, mediante dibujos, pinturas, grabados y descrip-ciones pormenorizadas. Muy posiblemente, una recopilacin del material existenteen toda Hispanoamrica sobre este aspecto del arte festivo mostrara que sus formasde perduracin son, temporal y espacialmente ms dilatadas de lo que se pensaba.Por de pronto, se han conservado ejemplos dibujados, desde Mxico por el nortehasta Chile por el sur, sobre los festejos e Carlos IV en 1789, si bien, los delicadosy detallistas dibujos de Ignacio Castera para los arcos en honor del monarca conser-vados en el Antiguo Archivo del Ayuntamiento de Ciudad de Mxico 16, al ms puroetilo neoclsico, muestran un mundo muy diferente del esquematismo del arcoannimo, cuyo diseo de gusto clasicista se guarda en el Archivo Nacional de Chiley de los ingenuos dibujos de los ocho carros alegricos preservados en el mismorepositorio, obra de los maestros locales de los gremios de Santiago, que evidenciantodava los influjos del Rococ '7.

    15. En: Rubn Vargas Ugarte Nuestro Antiguo Teatro. Citado por Teresa Gisbert en "La Fiesta y laAlegora en el Virreinato Peruano". El Arte Efmero en el Mundo Hispnico cit. pp. 149-150.

    16. Tovar de Teresa op. cit. ilustraciones s/n de p.17. Cruz de Amenbar La Fiesta: Metamorfosis de lo Cotidiano, cit. pp 265 y ss, figs. 69-77.

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    Por otra parte, las descripciones de estos elementos simblicos son prcticamenteinfaltables en las relaciones festivas de todas las ciudades americanas e incluso enlos relatos sobre las fiestas religiosas desde el siglo XVI hasta principios del XIX.

    Pero adems de dichos elementos, esta incursin en el mbito de lo maravilloso,se haca posible mediante otras manifestaciones simblicas.

    Porque la fiesta era, por excelencia, el reinado de los smbolos; un mundo pleno desentido, donde cada elemento, cada objeto, cada gesto o cada actitud, tena un signi-ficado oculto, mgico, no racional, que se haca entonces patente y cobraba realidad.

    Como materializacin de lo sagrado, las imgenes pintadas y esculpidas eransmbolos centrales de las fiestas religiosas. Con su enorme ascendiente figurativo,ellas hacan posible visualizar a los devotos, los rasgos y atributos que la historiay la piedad haban otorgado a los personajes divinos y a los santos; era el momentoen que los fieles se sentan mas estimulados e identificados con su efecto ejemplariza-dor ". Al respecto, hay que destacar la peculiar intensidad y concentracin del artede la fiesta, que haca a las obras renovar su significado o adquirir uno nuevo, lo queera posible en la dimensin temporal de lo extraordinario, de lo inhabitual.

    El cristianismo prest apoyo conceptual a la invencin festiva. Con su hermosuray la alegra que brinda, el arte, segn las ideas cristianas, era la anticipacin de lagloria que aguardaba al buen creyente despus de la muerte. Y con su extraordinariopoder de simbolizacin, la liturgia catlica, contribua tambin poderosamente a crearen las celebraciones religiosas un clima sobrenatural, propicio a la presencia del cieloen la tierra.

    Era en la fiesta donde la imagen devota se manifestaba. Cientos o miles de paresde ojos estaban puestos en ella, dando gracias, rogando o implorando; y decenas demanos se acercaban a tocar sus pies, sus reliquias, sus vestidos, con el fin de estrecharel contacto con lo sagrado. Al describir las procesiones de Semana Santa en el Reinode Chile a mediados del siglo XVII, el padre Alonso de Ovalle e explaya sobre elpapel de las imgenes en estos rituales y sobre su realismo, que les permita representarlos diferente pasos y episodios de la Pasin, mientras devotos cortejos presididospor alumbrantes con teas encendidas y portavelas, llevaban pesadas cruces y se flage-laban horriblemente hasta caer al suelo cubiertos de sangre 19.

    En la fiesta civil, tambin el arte plstico ejerca su mxima capacidad de suge-rencia. El derecho divino de los reyes, todava vigente durante el Barroco, haca quelos retratos o efigies de monarcas, prncipes, y herederos, adquiriesen una connotacin,sino sagrada, al menos profundamente carismtica, que se haca, como nunca, presenteen la fiesta. La Jura de Carlos IV en Santiago en 1789 se inici el da 3 de noviembre,cuando hicieron su aparicin, en el amanecer, los retratos del Rey y la Reina con susmarcos de plata expuestos en la portada del Palacio, como se llamaba pomposamente

    18. Sobre la influencia de las imgenes en la mentalidad de la gente y en su vida cotidiana vase, porejemplo: David Freedberg El Poder de las Imgenes: Ctedra, Madrid, 1992.

    19. Vase Cruz de Amenbar Arte y Sociedad en Chile 1550-1650. Ediciones Universidad Catlica,Santiago, 1986, pp. 177-178.

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    a la residencia de los gobernadores del Reino en la plaza mayor 20 . Las fiestas civilesmostraron, pues, a los monarcas espaoles como hroes y como seres divinos a travsde sus figuraciones y smbolos. Se buscaba provocar en la gente una suspensin antela majestad, como arma eficaz de gobierno. Secreto, embeleso, imposicin por vaextrarracional de la fuerza y del poder dotaban al Rey de un sentido carismtico.

    El arte de la platera, prestaba tambin brillo y calidad a la atmsfera de fiesta. Enel itinerario de las procesiones se erigan altares forrados en plata, como lo muestran loscuadros del Corpus cuzqueo, y los dignatarios eclesisticos y los mismos fieles por-taban instrumentos ricamente labrados como bculos, incensarios, velones y portavelas.Yen la misa, rito central de todas las fiestas religiosas y civiles, el pueblo redescubra ala luz de los cirios, los retablos rutilantes, el destello de los vasos sagrados. No eramenor la importancia de la platera en las fiestas civiles, especialmente en las jurasreales y en los recibimientos de virreyes y gobernadores, ocasiones para las cuales selevantaban arcos revestidos de plata labrada, como relata el cronista Mugaburu queocurri en Lima para recibir al conde de Salvatierra en 1648, oportunidad en queincluso el pavimento del arco se empedr con trescientas barras del preciado meta'''.

    Pero no slo el arte plstico mostraba los alcances del poder poltico. Tapicesy reposteros colgados en los balcones y en las fachadas hacan presente en las fiestasciviles y an en las religiosas como el Corpus, el ascendiente de la metrpoli.

    Tambin artes como la numismtica contribuan, junto con mostrar la magni-ficencia del Rey, a popularizar su imagen en las fiestas, como ocurri con las medallasque se mandaron acuar la para la Jura de Carlos IV en Santiago en 1789, de cobrey plata, que en el anverso lucan a efigie del rey y ene! reverso, como dice la corres-pondiente relacin festiva, "un pas, con dos Indios en demostracin de armisticioy de rendir sus armas". Ello tena un importante significado poltico, pues en estaJura figuraron los cuatro caciques araucanos representantes de los cuatro "butalmapus",o repartimientos, acompaados de una numerosa comitiva, lo que segn sealan losdocumentos, fue un caso indito, ya que estos "Regulos (sic) siempre han sostenidosu libertad e independencia."22.

    El traje, era otro elemento artstico que otorgaba brillo y realce a las celebraciones.En las fiestas se operaba una metamorfosis esttica y simblica del aspecto del hombre,quien abandonaba su vestimenta cotidiana para lucir la mxima elegancia de suguardarropa o para transformarse mediante la mscara y el disfraz. Los trajes mscostosos y los disfraces que deban durar para transmitirse a la siguiente generacin,salan a relucir en las fiestas. Buena parte de los fondos para las celebraciones seasignaba a la ropa de los funcionarios, como ocurri en la recepcin que Lima ofreci

    20. "Relacin de las festividades realizadas por el Cabildo y Gobernador con motivo de la Proclama-cin de Carlos IV". Archivo Morla Vicua vol. 6, P. 218, fjs. 439-444. En: Cruz de Amenbar La Fiesta:Metamorfosis de lo Cotidiano, cit. p. 272.

    21. J. de Mugaburu Diario de Lima (1690-1694). Citado por Ramos Sosa op. cit. p. 65.22. "Relacin de las festividades realizadas por el Cabildo y Gobernador con motivo de la Proclama-

    cin de Carlos IV" cit. En: Cruz de Amenbar La Fiesta: Metamorfosis de lo Cotidiano, cit. p. 272.

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    al marqus de Montesclaros en 1607, ocasin en que los trajes de los cabildantesascendieron a la enorme cifra de cuatro mil 473 pesos 23.

    Desde el punto de vista del vestuario, no exista en las celebraciones hispanoameri-canas una estricta divisin entre traje de fiesta y disfraz, actores y espectadores; todosa su modo, eran protagonistas, ya que cada uno luca una vestimenta excepcional,testimoniando la diversidad de la ocasin, el carcter extraordinario de la celebracinfestiva y la jerarqua socio-racial existente.

    Con su gusto por los cambios de apariencia y por lo enigmtico, la sociedadvirreinal hizo tambin del disfraz y de la mscara uno de los instrumentos predilectosde ese juego de "ser otro" que fascin al hombre del Barroco. Las relaciones festivas,tanto religiosas como civiles, muestran esta pasin por disfrazarse. En la fiesta delCorpus donde los elementos sagrados se aunaban a los profanos, se daba gran variedady riqueza de disfraces y mscaras, "gigantes" y "tarascas", "empellejados y catimbados,con sus respectivos "alios" y disfraces, como lo muestra el cuadro "La Procesinde los Agustinos" de la Serie del Corpus de Santa Ana, citada. Las fiestas de carnaval,por otra parte, segn relatan cronistas y viajeros, eran expresin propicia a queproliferaran las "tapadas", que cubran totalmente o a medias sus rostros, jugandocon la coquetera, el enigma y la ocultacin, lo que desataba en quienes las observabantoda una serie de lucubraciones. Tambin los hombres se cubran el rostros con grandescapas negras. Fueron los "embozados". En unas corridas de toros realizadas en BuenosAires, nueva capital virreinal en 1777, el centro de inters no fueron, al parecer, lostoros, sino una tapada que "en distintos andamios se ha presentando todas las tardesviniendo en diferentes coches y con cocheros que no la conocen todos estnconvencidos de que no es varn como se pudiera sospechar, pero hasta hoy no sealcanza quin sea". "

    Fue decisivo el papel del teatro en la fiesta barroca, ya que el mundo se concibientonces como escenario y la vida como representacin. En la fiesta barroca hispanoa-mericana el juego mimtico constitua una exteriorizacin y una sublimacin de lavida real. Las representaciones y piezas teatrales ms frecuentes fueron las comedias,mascaradas, loas, mojigangas, autos sacramentales, misterios, dilogos, y coloquios.Algunas de estas obras han mantenido hasta hoy su presentacin, como La Tragediade Atahuallpa, la cual todava se pone en escena en el Carnaval de Oruro 25.

    23. Protocolos Notariales de Alonso de Carrin. En Ramos Sosa op. cit. p. 39.24. Carta de 10 de diciembre de 1777. Sin firma. Correspondencia del Obispo Abad de Yllana. Archivo

    Arzobispal de Arequipa. Citado por Ramn Gutirrez en: "La fiesta secular: tradicin, obsecuencia ytransgresin". Ponencia presentada al Seminario UNESCO "Lo Efmero y lo Trascendente en la FiestaBarrow en Europa y Latinoamrica", organizado por el Instituto de Historia de la Pontificia UniversidadCatlica de Chile en noviembre de 1995. Historia 31, Instituto de Historia, Pontificia UniversidadCatlica de Chile, Santiago 1997 (en prensa).

    25. Teresa Gisbert "Teatralizacin de la Fiesta en Los Andes". Trabajo presentando al SeminarioUNESCO "Lo Efmero y lo Trascendente en la Fiesta Barroca en Europa y Latinoamrica" citado. Unasntesis del mismo se public en Revista Universitaria 52, Pontificia Universidad Catlica de Chile,Santiago, 1996 pp. 45-51.

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    Implementos importantes para la puesta en escena del teatro festivo fueron lasinvenciones y tramoyas que contribuan al embeleso, al suspenso y al brillo delespectculo, lo que constitua un importante medio de persuasin y un mensaje polticofundamental en la poca. El inters por el desarrollo cientfico que se acentuaba enotros pases de Europa, en Espaa e Hispanoamrica se troc en la explotacin delingenio, no en inventos tiles, sino fundamentalmente en artificios, en juguetes yen tramoyas. Esta fue una de las razones del auge de la fiesta y del teatro ene! mundohispnico durante los siglos XVII y XVIII.

    El teatro barroco se realizaba en forma pblica, en improvisados tablados al airelibre, montados especialmente en la plaza mayor de todas las ciudades hispanoamericanasy constitua uno de los principales atractivos de las fiestas. En el curso del siglo XVIIIse edificaron en estas capitales los coliseos permanentes, lo que signific que el teatrocomenz en Hispanoamrica a desprenderse de las fiestas para constituirse en unespectculo independiente.

    Tambin la danza era un arte que haca su aparicin con la invencin festiva,no slo en las celebraciones civiles sino dentro de las mismas fiestas religiosas, lo quecausaba por lo general el recelo de las autoridades, permanentemente preocupados delo decente y honesto, y el asombro de algunos viajeros observadores como Antonio deUlloa y Jorge Juan, quienes en su Relacin Histrica del Viaje a la Amrica Meridionalse sorprendieron ante la perfeccin alcanzada por los indios de Quito en las danzasorganizadas para la procesin de Corpus 26.

    Como complemento del ojo, la msica animaba el ceremonial festivo. Arpasy vihuelas, cajas y trompetas, se citan en la documentacin chilena referente a lasfiestas religiosas; preludiadas por el toque de campanas, alcanzaban gran despliegueel da de Pascua de Resurreccin. En la fiesta civil, las descargas y salvas de artilleraeran el prembulo de los clarines y atabales que orquestaban el ceremonial festivoa lo largo y a lo ancho de Hispanoamrica.

    Y en esta enumeracin de los diferentes sentidos tocados por el arte de la fiesta,no poda faltar la mencin al intenso perfume del incienso en las ceremonias religiosas,al aroma de los pebeteros y cazoletas en que se quemaban sustancias aromticas ya la agradable fragancia de las flores artsticamente esparcidas en el suelo de lasiglesias, artes del olfato que impresionaron la delicada sensibilidad del padre Alonsode Ovalle 27 , y que transportaban a aquella sociedad fuera de la vida cotidiana, yaque lo habitual eran los fuertes hedores entre quienes no frecuentaban el bario.

    Finalmente, parte indispensable de las fiestas, era el arte culinario que constituyun aporte al espectculo y al deleite del gusto. Qu eran esas escasas descripcionesde banquetes de ocho, 10 o 15 platos que hacen los cronistas y las pinturas, cornolas de la Vida de San Francisco del Museo Colonial en Santiago, sino manifestacin

    26. Edicin facsimilar, Madrid 1978. Citado por Alexandra Kennedy en: "Del Seor Natural al RsticoIndgena. La Fiesta Barroca en Quito". Ponencia presentada al Seminario UNESCO "Lo Efmero y loTrascendente en la Fiesta Barroca en Europa y Latinoamrica" citado.

    27. Cruz de Amenbar, Arte y Sociedad en Chile, cit. pp. 174 y ss.

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    de una admirada sorpresa ante la maravilla visual y gustativa con que la fiesta regalabacada cierto tiempo el ojo y el paladar ? En Chile, las ms importantes festividades,tanto civiles como religiosas, incluan un gape que el comisionado, o el funcionarioencargado de costear la celebracin, ofreca a las autoridades, a los actores, partici-pantes y en ocasiones al pueblo. Se luca entonces la mano de los pasteleros localescon los botes de helados, azafates con barquillos,- calabazos con aloja, jcaras dehumeante chocolate, rosquillas y alfajores, dulces confitados, pastas, dulces secosy tostadas. Famosas fueron las delicadezas almibaradas, las alcorzas y mazapanescon artsticas formas que las monjas de clausura ofrecieron a las autoridades en lasfiestas de los santos patronos 28 . Y como broche de oro de este recorrido panormicopara mostrare! carcter de totalidad del arte festivo, la memoria evoca con nostalgiala fabulosa pirmide gastronmica que el duque de Linares, don Fernando de AlencastreNoroa y Silva, mand erigir en la Ciudad de Mxico en honor de Felipe V ennoviembre de 1700, costeada por l con la esplndida suma de cuatro mil 63 pesos.La descripcin en verso, de un autor annimo, comenta con humor y en un estilorecargadamente barroco, la belleza, solidez y altura inconmensurable de este homenajea la vista y el paladar: "Sobre fornido y circular cimiento/ hermoso objeto de atencinayuna/se levanta acongojada al viento/fbrica primorosa y oportuna/su vuelo mante-coso, si opulento/ al sol peligro fue, riesgo a la luna/pues temieron manchar en suportento/ aqul sus rayos y sta su cabeza/..." 29.

    Queremos concluir este artculo con una proposicin. Si el arte de la fiesta puededefinirse como tal slo en cuanto a que es extraordinario, duradero, trascendente;en la medida en que se singulariza por su pluralidad, cohesin, variedad, proponemosel uso del trmino "arte festivo" para designarlo 3 . Creemos que los estudios sobrela institucin de la fiesta han demostrado su autonoma como creacin humana yla naturaleza de su expresin esttica, que merece un nombre preciso y expresivo,surgido desde dentro mismo de su esencia. Si la denominacin actualmente en bogaobedeci a la sensibilidad de un momento histrico determinado, los arios 60 y 70del presente siglo, carece de la amplitud necesaria para ser aplicada al perodo barrocoy, sobre todo, no corresponde a su espritu. Porque se ha proyectado sobre el barrocoesa idea temporal y existencial contempornea, marcada por la fugacidad y por loperecedero reflejo, a la postre, de una concepcin inmannetista de la vida, a la cualsucede, despus de la muerte, el vaco ye! anonadamiento 31 . Pero el desengao barroco

    28. Cruz de Amenbar La Fiesta Metamolfosis de lo cotidiano cit. p. 166.29. Fray Jos Gil Ramrez, Mxico, 1714. Citado sin mencin de ttulo por Tovar de Teresop. cit., p. 35.30. Rafael Ramos Sosa en su artculo "La fiesta barroca en Ciudad de Mxico y Lima" citado, tambin

    aconseja usar el trmino "arquitectura festiva" para referirse a las obras arquitectnicas levantadas conocasin de las fiestas.

    31. Este tema lo hemos tratado ms extensamente en nuestro libro La Muerte: transfiguracin de lavida prximo a ser publicado por Ediciones Universidad Catlica de Chile y en nuestro artculo"Reflexiones sobre Muerte y Modernidad", en prensa revista Humanistas N 8, Pontificia UniversidadCatlica de Chile, Santiago 1997.

  • Arte festivo barroco: un legado duradero 225

    ante las "vanas pompas del mundo", y la consideracin de los placeres como pere-cederos, no implic en Hispanoamrica un pesimismo existencial, ya que un contra-punto de trascendencia y duracin brindaba fe y esperanza a esta vida: la vida despusde la vida, la eternidad, para quin no se hubiese dejado encandilar por las vanidadesmundanas. La alegra y la belleza de la fiesta eran, justamente, anticipaciones de esaalegra y de esa belleza imperecederas.

    Por lo tanto el trmino "arte efmero" debe ser, como toda terminologa histrico-artstica, motivo de revisin. Sobre todo, es importante este cuestionamiento a efectode los estudios de la historia del arte; porque cuando un trmino es parcial y equvocoy no refleja la naturaleza del fenmeno que intenta definir, se produce confusin yesa confusin puede tener para el patrimonio festivo como objeto de estudio de lahistoria del arte, consecuencias irrecuperables.

    Hoy, en Latinoamrica, nos vemos enfrentados al enorme desafo de formar laconciencia patrimonial histrico artstica de un pblico masivo que vive, con losutensilios desechables, la comida chatarra, o el zapping televisivo, efectivamente,en el mundo de lo efmero y de la instantaneidad. Cmo vamos a transmitirle elconcepto de arte, que en esencia es duracin, es memoria, es trascendencia, si eltrmino que le proponemos para nombrarlo entraa en s la idea de transitoriedad?

    La belleza festiva se ocultaba cotidianamente, no porque fuese efmera yperecedera, sino porque slo ocultndose en el plano de lo ordinario, su ser podarevelarse en todo su esplendor en la mgica inhabitualidad de la fiesta barroca.

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    Isabel Cruz de Anzenbar

    "Procesin de los Agustinos". Detalle del altar. Basilio de Santa Cruz y Diego QuispeTito, atribuido. Cuzco, c. 1680. Oleo sobre tela. Coleccin particular. Santiago de Chile.

  • Arte festivo barroco: un legado duradero

    "Procesin de los Dominicos". Detalle del arco triunfal. Basilio de Santa Cruz yDiego Quispe Tito, atribuido. Cuzco. 1680. Oleo sobre tela.

    Coleccin particular. Santiago de Chile.

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    Isabel Cruz. de Amenbar

    "Diseo del Arco en honor de Carlos IV para la Jura del Rey en Santiago deChile". Annimo. 1789. Archivo Nacional. Santiago de Chile.

  • "Diseo del carro de abasteros para la Jura de Carlos IV en Santiago". Manuel Jos Cerda? 1789. Archivo Nacional.Santiago de Chile.

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    Isabel Cruz de Amenbar

    "San Francisco en el cepo". Detalle de las damas ataviadas con "manto de hu-mo- . Taller de Basilio de Santa Cruz y Juan Zapaca Inga. c. 1668. Serie de laVida de San Francisco. Museo Colonial de San Francisco. Santiago de Chile.

  • Arte festivo barroco: un legado duradero

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    "El captulo de las esteras". Detalle del ngel que sirve la mesa a los francisca-nos. Juan Zapaca Inga, atribuido: c. 1684. Serie de la Vida de San Francisco.

    Museo Colonial de San Francisco. Santiago de Chile.