Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

9

Click here to load reader

Transcript of Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

Page 1: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

AUTOBIOGRAFÍA Y VERDAD: LA CARACTERIZACIÓNNARRATIVA DE ALONSO RAMÍREZY BARTOLOMÉ LORENZO

Enrique RodrigoCREIGHTON UNIVERSITY

En 1987 José Juan Arrom publica un artículo en el que se hace referencia a lapolémica suscitada entre diferentes críticos con respecto a los Infortunios deAlonso Ramírez.' En él se aprecia que los que consideran a esta obra como unabiografía histórica tratan de apoyar dicha postura por medio de la búsqueda dedatos históricos que confirmen la verdad de lo narrado. Por otra parte, los quesostienen que se trata de una obra de ficción resaltan las relaciones que existenen el texto con otros modelos ficcionales, como la novela picaresca. El propioArrom se suma a esta controversia al mostrar las conexiones que pueden esta-blecerse entre los Infortunios y la novela griega, y además señala las semejanzasestructurales que se encuentran entre la obra de Sigüenza y la Peregrinación deBartolomé Lorenzo, de José de Acosta, publicada casi un siglo antes.

Sin embargo, estas dos perspectivas resultan igualmente insatisfactorias, porcuanto las posibles relaciones de un texto con tipos discursivos propios de la fic-ción no garantizan que éste sea ficcional, y, por otra parte, la comprobación his-tórica de los hechos a que se hace referencia en los dos textos que nos ocupanresulta prácticamente imposible para el lector. Más bien, el problema de la fic-cionalidad o no de una obra depende de lo que Mignolo denomina convenciónde ficcionalidad y convención de veracidad,3 y Philippe Lejeune pacto ficcionaly pacto referencial.4 Según esta distinción todo texto literario es percibido por ellector como ficción o como verdadero de acuerdo a la manera y el contexto enque se presenta ante él. Se establece así un contrato implícito entre el productory el receptor del texto literario.

Más recientemente, otras lecturas de los Infortunios tratan de examinar losaspectos sociales de la narración partiendo de la ambigüedad del texto y seña-

1 Juan José Arrom, «Carlos de Sigüenza y Góngora: Relectura criolla de los Infortunios de AlonsoRamírez», Thesaurus, XLII (1987), págs. 23-46.

2/fó/.,págs. 30-38.3 Walter Mignolo, Teoría del texto e interpretación de textos, México: U.N.A.M., 1986, págs. 12-1 A.4 Philippe Lejeune, On Autobiography, trad. Katherine Leary, Minneapolis: University of Minne-

sota Press, 1989, pags. 13-22.

225

Page 2: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

226 ENRIQUE RODRIGO

lando la «polifonía de voces» que se presenta en él.5 En esta aproximación sepone de relieve que en los Infortunios la ambigüedad viene dada sobre todo porla elección del «yo» narrativo del protagonista Alonso Ramírez a pesar de estarescrita por Sigüenza y Góngora. Así, Kathleen Ross y Kimberle López, en dosexcelentes trabajos recientes han establecido la relación de esta obra con la es-critura de vidas de monjas y con el género testimonial respectivamente.6

Desde la perspectiva del contrato entre autor y lector, este trabajo estudiarálos Infortunios de Alonso Ramírez y la Peregrinación de Bartolomé Lorenzo, deJosé de Acosta, como autobiografías que ofrecen rasgos similares en cuanto a lapresentación del material al lector.7 Los dos relatos son presentados como auto-biografías escritas por otra persona, lo cual pone de relieve la situación de poderen que se encuentra el poseedor del discurso frente al protagonista de los he-chos. Examinando las implicaciones producidas por esta peculiaridad del texto,se verá cómo las instancias consideradas ficcionales pueden verse como partedel modelo que la sociedad de esta época presenta con respecto a las narracionesde vidas de miembros de los estratos bajos de la sociedad.

Resulta curioso que la conexión entre los Infortunios y la Peregrinación ha-ya sido hecha solamente en base a 1) las características personales de los pro-tagonistas, al viaje que ambos realizan y las penalidades que sufren; 2) a la de-scripción del paisaje y 3) al hecho de que sus dos autores son jesuítas.8 Beatriz

5 El término es de Kathleen Ross, «Cuestiones de género en Infortunios de Alonso Ramírez», Re-vista Iberoamericana, LXI (1995), pág. 593. Vid. además Alberto Sacido Romero, «La am-bigüedad genérica de los Infortunios de Alonso Ramírez como producto de la dialéctica entrediscurso oral y discurso escrito», Bulletin Hispanique, XCIV (1992), págs. 119-39; Jorge For-net, «Ironía y cuestionamiento ideológico en Infortunios de Alonso Ramírez», Cuadernos Ame-ricanos IX (1995), págs. 200-11; Kimberle S. López, «Identity and Alterity in the Emergenceof a Creóle Discourse: Sigüenza y Góngora's Infortunios de Alonso Ramírez», Colonial LatínAmerican Review, V (1996), págs. 253-76.

6 Ross, op. cit., págs. 595-98; López, op. cit., págs. 253-59.Creo que el tipo discursivo de la autobiografía resulta más apropiado para la calificación de estos

textos que el género testimonial, pues, además de estar más relacionada con la disciplina de lahistoria practicada por los dos autores, creo que no se les pueden aplicar estrictamente ciertascaracterísticas del género recogidas por Kimberle López: «The informant is intentionally cho-sen because he or she is considered appropriate for the transcriber's ideological agenda; thetext is produced by comission or collaboration, and leaves the impression of a common goalbetween transcriber and informant; the testimoniante''s particular Ufe story is seen as represen-tative of a larger group; the marginal voice is privileged as the most suitable to rewrite historyand reevaluate the present; the testimonial is represented as a form of resistance; history andfiction are combined; and the transcriber's manipulations of the text are evident» (López, op.cit., págs. 256-57). Aunque se pueden ver el papel de los historiadores como manipulación deltexto de los «informantes», creo que los aspectos ideológicos (representantes de una clase so-cial, forma de resistencia y de reescribir la historia) se hallan ausentes. En realidad Acosta ySigüenza seleccionan a los protagonistas de sus obras más bien como una anomalía (la «santi-dad» de Bartolomé Lorenzo y las extrañas vicisitudes de Alonso Ramírez) que como la repre-sentación de un grupo social, si bien podemos entender que exista una comunión de idealesentre informante y escritor.

Arrom, op. cit., págs. 31-34.

Page 3: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

AUTOBIOGRAFÍA Y VERDAD: LA CARACTERIZACIÓN 227

González, por su parte, estudia las dos obras y señala su condición de autobio-grafía, pero no profundiza en las consecuencias que este género tiene para la es-tructura de las dos obras, sino que más bien lo ve como una máscara que encu-bre el auténtico carácter ficcional de los textos.9 No obstante, la similitud másimportante que parecen presentar las dos obras es que se trata de la vida de dospersonajes oscuros de la colonia narrada por dos historiadores. En ambos casoslos autores escuchan la narración de la vida de los dos personajes y la ponen porescrito. Dice Acosta:

De estos apuntamientos hice la relación que se sigue, sin añadir cosa alguna,antes dejando muchas, que a él entonces no se le acordaron o que de propósitoquiso callar. De la certidumbre de lo que aquí refiero, no dudo, ni dudará nadieque conociere la verdad y simplicidad de este Hermano.10

En la relación de Sigüenza, dice Alonso Ramírez:

[El virrey] mandóme (o por el afecto con que lo mira o quizá porque, estandoenfermo, divirtiese sus males con la noticia que yo le daría de los muchos míos)fuese a visitar a don Carlos de Sigüenza y Góngora".

A continuación se describe cómo Sigüenza escribió el relato de su vida y le ayu-dó económicamente.

Como puede verse, existe una diferencia muy clara entre las dos obras. Si enla Peregrinación es la voz de Acosta la que orienta la narración, en los Infor-tunios es el propio Ramírez quien se dirige al lector. Según esta diferencia, en elprimer caso estaríamos delante de una biografía, mientras que en el segundo se-ría una autobiografía. Sin embargo, la diferencia es más aparente que real, pues-to que en ambos casos se especifica muy claramente que el texto ha sido escritopor los dos historiadores.

Si esto es así, ¿cómo es posible que hablemos de autobiografías y no de bio-grafías? En primer lugar, si atendemos a las tres diferencias fundamentales queestablece Georges May entre la biografía y la autobiografía (el papel de la muer-te, el papel de la memoria y el orden de presentación de los hechos),12 se puedeapreciar que estas obras se sitúan junto a la autobiografía. En efecto, se refierena personajes que viven, se basan en materiales subjetivos (los recuerdos de losprotagonistas) y parten del momento presente para dar sentido al pasado.

Una segunda respuesta a la pregunta formulada está presente en los párrafosarriba transcritos, en los que se aprecia que la responsabilidad última de lo na-rrado pertenece a los propios personajes, mientras que los dos historiadores, queno han sido testigos de las acciones de los protagonistas, se han limitado a reco-

9 Beatriz González Sftephan], «Narrativa de la 'estabilización' colonial», l&L II (Spring 1987),

12

págs. 22-34.José de Acosta, Obras, Biblioteca de Autores Españoles, 73, Madrid: Atlas, 1954, pág. 305.Carlos de Sigüenza y Góngora, «Infortunios de Alonso Ramírez», en La novela del México colo-

nial, ed. Antonio Castro Leal, Madrid: Aguilar, 1964, pág. 7.L'autobiographie, París: P.U.F., 1979, págs. 161-68.

Page 4: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

228 ENRIQUE RODRIGO

ger lo que los otros han dicho, sin tener otros documentos que acrediten la ver-dad de lo que allí se afirma. Se produce de esta manera un reparto de responsa-bilidades entre el poseedor de la narración y el poseedor del discurso. En teoría,el único papel que desempeñan Acosta y Sigüenza es el de escribanos. Acostaenfatiza que él no ha cambiado nada, aunque se apresura a dar fe del carácteríntegro de Lorenzo para sostener la verdad de la narración. Sigüenza, por el con-trario, utiliza otro procedimiento aún más claro de atribución de responsabilidada Ramírez. Se trata del hecho de que el relato esté presentado con la voz del pro-tagonista, en lugar de con la suya. De esta manera, la situación narrativa que seproduce en ambos textos no tiene nada de ficticia, en contra de lo que han dichoalgunos autores.13 Todo lo contrario: en lugar de postularse un narrador ficcio-nal que sea capaz de crear a su antojo a los personajes, se produce un movi-miento inverso en el que son los propios personajes los únicos que pueden dar fede la verdad de lo narrado. Los dos historiadores delegan la responsabilidad dela materia narrada en sus modelos.

Tanto los Infortunios como la Peregrinación pueden ser clasificados dentrode lo que Lejeune llama la «autobiografía de los que no escriben». Para este au-tor, la autobiografía compuesta en colaboración con un escritor presenta un pro-blema para el sistema en que se basa este tipo de discurso. En él se parte de laconfianza por parte del lector en una narración que llega a él directamente de laparte interesada y que refleja al mismo tiempo su visión del mundo y su manerapropia de expresión. Aunque pueda percibirse en el sistema que hay un acto deescritura que da orden a los acontecimientos de la vida del autor, esto no afectaa la imagen de la autenticidad del mensaje, sino que incluso le añade cierto va-lor.14 Sin embargo, continúa Lejeune, la autobiografía escrita en colaboraciónpone claramente de manifiesto que lo «verdadero» es en sí mismo una construc-ción artificial y que el «autor» es el resultado de un contrato, pues revela la mul-tiplicidad de autoridades implicadas en toda escritura autobiográfica.15

Según esta división de papeles, que se aprecia en las dos obras aquí estudia-das, la función del modelo es decir lo que sabe y responder a preguntas. Quedareducido a la condición de «fuente de información», y queda aliviado de otra res-ponsabilidad que la del ejercicio de la memoria. Por el contrario, al escritor se leencomiendan todos los deberes de la estructura, el control y la comunicacióncon el exterior. Debe establecer un orden, una progresión, pero también elegirun modo de enunciación, un cierto tipo de relación con el lector. En realidad, loque se define aquí es una forma de narrativa que es en realidad independiente

13 González Stephan, op. cit., págs. 22 y 33; David Lagmanovich, «Para una caracterización de In-fortunios de Alonso Ramírez», Sin Nombre V (octubre-diciembre 1974), págs. 13-14; MabelMorana, «Máscara autobiográfica y conciencia criolla en Infortunios de Alonso Ramírez», Dis-positio, XV, n.°40 (1990), págs. 107-08.

14 Philippe Lejeune, On Autobiography, trad. Katherine Leary, Minneapolis: University of Minne-sota Press, 1989, pág. 187.

15 Ibid., págs. 187-88.

Page 5: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

AUTOBIOGRAFÍA Y VERDAD: LA CARACTERIZACIÓN 229

del modelo y de su memoria. Aunque un requisito de este mecanismo es que elescritor se mantenga fiel al tono del modelo en sus exposiciones orales, se trataespecialmente de adaptar lo que el modelo ha dicho a las leyes del género y a lademanda del público al que se dirige.16

A diferencia de muchas de las autobiografías modernas, en donde en generalse trata de ocultar la presencia de un escritor que dé forma al relato, las dosobras aquí mencionadas hacen explícita la presencia de una escritura hecha porotra persona. Aún así, la relación entre el modelo y el escritor, que se pretendecomo una simple transcripción de lo que el modelo dice, aparece ahora con ca-racterísticas muy problemáticas. No puede existir una transparencia absoluta enel acto de escribir lo que el modelo le cuenta al escritor. La división de papelesque aquí se aprecia pone de relieve, de hecho, un problema común a toda auto-biografía, pues, por el simple factor de interpretar y de dar un orden a una vidadesde el presente en que se escribe, guiándose por una memoria que puede serselectiva o traicionera, la autobiografía actúa como una distorsión de la reali-dad.17 Así, la autobiografía no puede ofrecer una reconstrucción fiel e inmediatade un pasado históricamente verificable, sino que la memoria y la imaginacióndan forma a los materiales del pasado para servir las necesidades de la concien-cia presente.18 La crítica moderna niega incluso la base referencial de la auto-biografía, pues es considerada inestable, el producto de una ilusión causada porla estructura retórica del lenguaje.19 En conclusión, el «yo» que presenta la auto-biografía es necesariamente una estructura de ficción.20

No obstante, aunque la búsqueda del «yo» sea una imposibilidad y una cons-trucción ficcional, esto no quiere decir que la autobiografía y la ficción sean unamisma cosa. La autobiografía, independientemente de que pueda alcanzar la me-ta que pretende, presupone la convención de veracidad, y el lector percibe deuna manera diferente una autobiografía de una obra de ficción.21 Si la posiblereferencialidad de la autobiografía es negada, por otra parte, entonces el interésse centrará en estudiar cómo el escritor construye el modelo (ficcional) de símismo.22

1 6 /W¿, págs. 188-89.17 Roy Pascal, Design and Trutli in Autobiography, Cambridge: Harvard University Press, 1960,

págs. 15-17; Jean Starobinski, La relation critique, París: Gallimard, 1970, págs. 84-85; May,op. cit., pág. 88; James Olney, Metaphors of Self: The Meaning of Autobiography, Princeton:Princeton University Press, 1972, págs. 29-30.

Paul John Eakin, Fictions in Autobiography: Studies in the Art of Self-Invention, Princeton:Princeton University Press, 1985, pág. 5; Robert Elbaz, The Changing Nature of the Self: ACritical Study of the Autobiographic Discourse, Iowa City: University of Iowa Press, 1987,págs. 10-12.

19 Paul De Man, «Autobiography as De-facement», Modern Language Notes XCIV (1979), págs.921-22; Eakin, op. cit., pág. 186.

20 Eakin, op. cit., pág. 3; Elbaz, op. cit., pág. 12.21 Mignolo, op. cit., págs. 86-87; Eakin, op. cit., págs. 9-10.22 Eakin, op. cit., págs. 22-26; Olney, op. cit., pág. 35.

Page 6: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

230 ENRIQUE RODRIGO

La forma autobiográfica, vista de esta manera, no es el instrumento de expre-sión de un sujeto que pre-existe, sino la que determina la misma existencia delos sujetos.23 Así, tanto Alonso Ramírez como Bartolomé Lorenzo son creadospor sus autobiografías. Pero, como indica Lejeune, cuando se produce una co-laboración entre dos personas para escribir una autobiografía, existen problemasde relaciones de poder, y limitaciones que provienen de las reglas característicasde diferentes circuitos de comunicación.24 Lorenzo y Ramírez son personas sinrelieve social, que carecen de la escritura. De esta manera, la historia de su vidacobra valor, a los ojos del lector, simplemente por el hecho de que pertenecen auna cultura diferente de la suya. El escritor, que ha tomado la iniciativa de crearuna historia que de otra manera quedaría en el silencio, aparece como un media-dor, y asume el papel de autor, con el prestigio social que eso conlleva. El mo-delo debe considerarse satisfecho de que su nombre aparezca en el título de larelación, pues todo el mérito de la historia es añadido por la escritura, o mejordicho, por la nueva estructura de comunicación en que el mediador lo introdu-ce.25 En palabras de Lejeune:

A Ufe (that is, a written and published story of a life) is always the product of atransaction between different postures, and the determination of the «author,» inthe case of an acknowledged collaboration, depends above all on the type of ef-fect that the book has to produce. It is not a metaphysical question to be solved inthe absolute; it is an ideological problem, linked to reading contracts, to the pos-sible identification with «persons», and to relations of class.26

Puede hablarse así en los dos textos aquí estudiados de una relación de vio-lencia y explotación, que en el caso de Bartolomé Lorenzo se hace explícita porel hecho de que ni siquiera sabe que su vida está siendo escrita,27 aunque puedetambién tenerse en cuenta que la modalidad de la autobiografía dictada o en ter-cera persona es común entre los jesuitas y se explica como un gesto de humil-dad.28

No obstante, la principal forma de explotación puede verse en la forma enque la historia de la vida es presentada ante los lectores. Los dos personajes,Lorenzo y Ramírez, no tienen una relevancia social. Para que la historia de suvida adquiera la importancia que le lleve a ser puesta por escrito tiene que rea-lizar una función dentro del sistema de comunicación que prevalece en la épo-ca.29 Este sistema está en manos de los estamentos altos de la sociedad y sirve

23 Lejeune, op. cit., pag. 192.24 Ibid., pág. 192.25 Ibid., pág . 196.26 Ibid., pág . 197.27 Acosta, op. cit., pág. 305 .28 Antonio Gómez-Moriana , «Narration and Argumentat ion in Autobiographical Discourse», en

Autobiography in Early Modern Spain, eds . Nicholas Spadaccini y Jenaro Talens, Minneapo-lis: Prisma Institute, 1988, pág. 48 .

29 Kimber le López señala muy agudamente que cuando el relato de su vida está siendo transcrito,

Page 7: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

AUTOBIOGRAFÍA Y VERDAD: LA CARACTERIZACIÓN 231

para promover sus valores y su ideología. El poder de la palabra escrita es el queda a las clases altas su situación privilegiada:

La capital razón de su supremacía se debió a la paradoja de que sus miembrosfueron los únicos ejercitantes de la letra en un medio desguarnecido de letras, losdueños de la escritura en una sociedad analfabeta y porque coherentemente pro-cedieron a sacralizarla dentro de la tendencia gramatológica constituyente de lacultura europea. En territorios americanos, la escritura se constituiría en una suer-te de religión secundaria.30

De esta manera, las narraciones autobiográficas no son solamente el registrode un pasado, sino que son el lugar donde una identidad colectiva es elaborada:las pautas de vida apropiadas para los estamentos altos.31

Por lo tanto, la vida personal de los personajes sin status social no está en susmanos. Cuando éstos acceden a la escritura lo harán con imágenes de sí mismosque ya han sido formadas, por lo cual la escritura de su vida será un acto de asi-milación a la cultura dominante.32

Volviendo a las dos narraciones de Acosta y de Sigüenza, cabe afirmar quela forma que adoptan es debida en gran parte a las imágenes preconcebidas quelos dos escritores tienen sobre los modelos. Resulta evidente que las caracterís-ticas que individualizan los relatos de las vidas de estos dos personajes y los ha-cen dignos de que los autores las remitan a personas de superior jerarquía (el«prepósito» de la compañía y el virrey, respectivamente) son el valor de entre-tenimiento que posee el relato de sus peripecias y las enseñanzas que se puedanderivar de él. El valor que pueden tener como personajes en una narración es lade «ejemplos» dentro del sistema literario y social que configura la escritura dela época. Este último aspecto se ve mucho más claramente en la narración deAcosta, pero aparece también en la forma como está estructurado el relato deSigüenza.

Cuando los dos escritores emprenden su tarea, se encuentran con el problemade la forma de que disponen para desarrollarla. Teniendo en cuenta que no setrata de vidas de soldados, existen sólo dos modelos aparentes que pueden servirpara escribir la vida de dos personajes que no poseen relevancia social ninguna.Como bien señala Russell Sebold con respecto a la Vida de Torres Villarroel, las

Alonso Ramírez ha sido ya asignado a la Real Armada, por lo que sus problemas económicoshan sido resueltos y la escritura de su vida sólo puede beneficiar a Sigüenza y Góngora, no a él(op. cit., pág. 258.

30 Ángel Rama, La ciudad letrada, Hanover, N. H.: Ediciones del Norte, 1984, pág. 33.31 Lejeune, op. cit., pág. 198. También Kathleen Ross subraya esta dualidad cuando se refiere a las

vidas de las monjas coloniales escritas por Sigüenza, pues, por un lado, «presentan la historiade una institución» y «estaban imbuidas del lenguaje universal religioso», pero, por otro, «cons-tituían relatos personales basados en la presentación subjetiva de los testigos presenciales deuna serie de eventos cronológicamente ordenados» (Ross, op. cit., pág. 596).

32 Ibid., págs. 199-200; Morana, op. cit., págs. 113-14.

Page 8: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

232 ENRIQUE RODRIGO

dos opciones que se presentaban a un hombre que quería escribir su autobio-grafía eran los picaros y las biografías de santos y frailes.33

Así pues, nada tiene de extraño que cuando Acosta concibe la historia de Lo-renzo lo haga en forma de santo y que incluya formas sacadas de la alegoría re-ligiosa. En este sentido, efectivamente, se construye una imagen de pura santi-dad del protagonista, mezclada con una serie de comparaciones implícitas a lavida de Jesucristo y otras figuras modélicas. Es precisamente esta visión que tie-ne el escritor de la intervención de la providencia divina en la vida del personajela que le mueve a escribir su biografía,34 y la que hace que la narración se sitúeen tercera persona, ya que la primera no sería muy apta para resaltar la santidady la modestia de una persona. La imagen del mundo que se introduce aquí es deun caos total, del cual sólo se puede escapar a través de la entrega a Dios.

Por otra parte, la obra de Sigüenza presenta la vida de un personaje que notiene ningún aspecto de santidad y que, como producto de un intento de ascensosocial, sufre una serie de penalidades. Dentro de esta concepción, no es extrañoque el autor se valga de los registros de la picaresca para caracterizar su vida. Lasociedad presenta pocas oportunidades para el medro económico, e incluso semuestra despiadada con él cuando busca ayuda tras su cautiverio. La consecuen-cia final es que el personaje de alguna manera ha tenido el castigo de sus malasacciones, tras el cual parece haber aprendido la lección y empezado una nuevavida. Por este motivo, debe ser ayudado.

En conclusión, la caracterización de estas dos obras como autobiografías es-critas en colaboración permite superar el problema que plantean con respecto asu inserción dentro de la categorías de historia o ficción. Como autobiografías,participan de la convención de veracidad y son percibidas por los lectores comorelatos verdaderos de personajes reales. Sin embargo, el propio carácter de laautobiografía, que envuelve la narración de una vida desde los presupuestos queel autor tiene de sí mismo en el momento de escribirla, incluye la posibilidad deque el relato se estructure de una forma similar a la ficción. Un ejemplo de estasituación especial que presenta la autobiografía nos lo da Michel de Certeau,cuando se refiere a la separación entre «historias» y «memorias» en el campo dela historia en el siglo XVII como ejemplo del divorcio entre historia y litera-tura.35 El hecho de que estas dos vidas sean compuestas por dos historiadores,que participaban de las normas de escritura de su tiempo, facilita también quelos textos incluyan registros que provienen de los modelos existentes para la re-presentación de los estamentos bajos de la sociedad. En ellos se incluye la pica-resca, la vida de santos y las novelas de aventuras. El escritor de autobiografíasdel Renacimiento se enfrentaba al dilema que menciona Paul Delany:

33 Russell P. Sebold, Novela y autobiografía en la 'Vida' de Torres Villarroel, Barcelona: Ariel,1975, págs. 140-41.

icosta, op. cit., págs.:Pichel de Certeau, HUniversity of Minnesota Press, 1986, pág. 17.

34 Acosta, op. cit., págs. 304-05.35 Michel de Certeau, Heterologies: Discourse on the Other, trad. Brian Massumi, Minneapolis:

Page 9: Artículo crítico sobre la peregrinación de bartolomé lorenzo

AUTOBIOGRAFÍA Y VERDAD: LA CARACTERIZACIÓN 233

Instead of the writer's usual problem of how to express himself within the con-fines of an accepted genre, the autobiographer would consider which establishedform would best fit the self-concept he wished to develop: dis his life have thetexture of romance, or of an exemplum; was he himself an Aeneas, or an Augus-tine?36

36 Paul Delany, British Autobiography in the Seventeenth Century, London: Routledge & KeganPaul, 1969, pág. 23.