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APV 70Contenido4Proclama de Coro Francisco de Miranda [2 de Agosto de 1806] 7tapaojos mantuano vs pueblos indgenassAl RivAs-RivAs
11la Patria Bicentenaria se sustenta en la resistencia indgenaYRis ARAY14 glosario de la autoflagelacin colonialistaYldeFonso Finol16 se extinguen los idiomasindgenasMARA eugeniA villAln
16ley para descolonizarnos y liberarnos del yugo imperialModesto Ruiz esPinozA19 vitalidad de la lengua baniva del estado AmazonaseduARdo J. tABARes21la invencin del cosmos viviente. el giro multinaturalista de los saberes indgenas
24la Repblica y el continente mestizogeRMn Pinto sAAvedRA
29 visin de algunos intelectuales nuestros sobre los aborgenesJos sAnt Roz
32la lucha territorial del pueblo indgena Yabarana continaJeYni gonzlez tABARez
34 espacio e historia
entre los Karias de los llanos orientales
venezolanos eRnesto A. FigueRA A.
37europocentrismo y colonialismonelson guzMn
39el Abya Yala: una historia iniciada antes de que existiera el solJennY gonzlez Muoz
41el pas de los hombres que se diluyenguAdi CAlvo
43vicente Arreaza (Kaikuts)(1960-2004)Alfredo Almeida(1913-2008)
Cmicivn liRA64
voces de la CallewilliAM osunA54
los shirianFRAnCiA MedinA59
Palabreo del ChamnMARisA vAnnini de geRulewiCz61
A quin le importa frica?
ReinAldo BolvAR48Presencia indgena en la
novelstica latinoamericana:una muestra significativa
Jos MARCiAl RAMos gudez50
Campamento el Playn a orillas del Caura
Pueblos indgenas ven una oportunidad en el turismo
liBiA gueRReRo CAstelln57
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A Plena VozRevista Cultural de venezuela
N 70 noviembre de 2011
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Consejo EditorialFrancisco Sesto NovsBenito IradyGustavo PereiraWilliam OsunaMiguel Mrquez
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CorreccinHctor Garca
Colaboraron en este nmero:Francisco de Miranda (Documento), Sal Rivas-Rivas, Yris Aray, Yldefonso Finol, Mara Eugenia Villaln, Eduardo J. Tabares, Hyram A. Moreno, Germn Pinto Saavedra, Jos Sant Roz, Jeyni Gonzlez Tabarez, Ernesto A. Figuera A, Nelson Guzmn, Jenny Gonzlez Muoz, Guadi Calvo, Vicente Arreaza (Kaikuts), Alfredo Almeida, Reinaldo Bolvar, Jos Marcial Ramos Gudez, William Osuna, Libia Guerrero Castelln, Francia Medina, Marisa Vannini de Gerulewicz, Ivn Lira.
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ImpresinFundacin Imprenta de la Cultura60.000 ejemplares
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Uno ms, llegamos al nmero 70. En ese transcurso nos dieron porrazos y dimos; la inmaculada intelectualidad
no lo puede creer. Mucho hicieron para vulnerarnos. De espuma y bilis nos negaron la sal y el agua. Detrs de c-
mara, interrumpan, pedan su Hola cultural, su letra pasguata. No hicieron sombras, pero s botaron el candado
y las llaves para dejarnos encerrados del otro lado de la puerta. Por momentos lograron su propsito, solo que no
les result: nos fugamos por la ventana. En dos platos, sufrimos lo que en Real Politik se suele calificar como inje-
rencia fornea. Vencimos. Todo fue tan naufragio. La risa se les volvi mueca. Fraterno lector, en esta Redaccin
se suele rebobinar el pasado: la pequea historia de APV consta en ciertas pginas y en algunos editoriales. En
aquel tiempo, la izquierda con miriaque, de rbano y limn con exclusivo intelecto deca: revista para el perraje,
resultado de un intelecto cacri, qu se puede esperar. No hicieron sombras, escribimos en la tercera lnea del pre-
sente prrafo. Y as los dejamos mordindose la cola: siete aos, 70 nmeros, concreta el resultado de un tanto
de trabajo y de alguito de eficiencia. Un buen rcord, dira Dylan Thomas camino del cielo.
Si nos subestimaron y nos siguen subestimando: all ellos. Aqu, como el viejo Walt en su castillo de Camden,
nos cantamos y nos celebramos, evocando a Farruco Sesto (animoso fundador de la revista), Hctor Seijas, Libia
Guerrero, Pjaro, Glenn Daz, Ivn Lira, Leya Olmos y el que le sigue. Conformes contigo Hctor Garca traicio-
naramos la palabra bienvenido, si en esta casa no se te nombra. No olvidamos tus ajustados reclamos, acerca de
asuntos que se cuelan por causa de plurales y singulares que no concuerdan con el sujeto y el predicado. Eses que
no se deberan comer nuestros avisados colaboradores cuando teclean en sus computadoras.
Una vez nos escribi a nuestra redaccin un comandante de las FARC-EP: corroboraba que APV no solo suba
cerro, sino tambin montaas insurgentes, gracias comandante Santrich; por otro flanco, el profesor Antonio
Pasquali nos obsequi unas palabras de descarga y defensa, imbuido en sus nuevos ideales, en un artculo en El
Nacional, gracias profesor. Los gazapos y sus derivados, no han sido ajenos en esta casa. Alguien que anda por
ah nos cant el rock de la crcel, a su juicio, merecamos las mazmorras de If, por no citar las fuentes, a pie de
pgina. De Baudelaire plagiamos aquello de fraterno lector, mi hermano, mi semejante. Solidarios y responsables
hemos tocado temas que la izquierda cultural de otras fronteras ha soslayado en sus publicaciones.
Autobombo? S, un peliquete. Una isla en la Revolucin Bolivariana?, no. Basta mirar las otras revistas del
Sistema Masivo y otros documentos de calidad, con sus eficientes equipos. All se reconoce letra fina, probidad
intelectual y solvencia editorial.
Fraterno lector, el nmero que aqu veis, polmico, necesario, versa sobre el tema indgena; le agradecemos a la Ofi-
cina de Enlace Comunidades Indgenas por haber posibilitado estas pginas para el debate de tu colectivo. Disctelo,
invtanos a tu comunidad. En A Plena Voz y en la Fundacin Editorial El perro y la rana estamos a tu orden.
De cuando estuvimos en el desierto de Nguev
Editorial
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4 A PlenA Voz
Proclamacin a los pueblos
habitantes del continente
amrico-colombiano
Valerosos compatriotas y amigos:Obedeciendo a vuestro llamamiento, y a las repetidas ins-
tancias y clamores de la Patria, en
cuyo servicio hemos gustosamen-
te consagrado la mejor parte de la
vida; somos desembarcados en esta
Provincia de Caracas, la coyuntura
y el tiempo nos parecen sumamen-
te favorables para la consecucin de
vuestros designios; y cuantas per-
sonas componen este Ejrcito son
amigos o compatriotas vuestros;
todos resueltos a dar la vida si fue-
se necesario, por vuestra libertad e
independencia, bajo los auspicios y
proteccin de la marina britnica.
Con estos auxilios podemos
seguramente decir, que lleg el da,
por fin, en que, recobrando nuestra
Amrica su soberana Independen-
cia, podrn sus hijos libremente
Proclama de Coro Francisco de Miranda [2 DE AGOSTO DE 1806]
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A PlenA Voz 5
manifestar al Universo sus nimos
generosos. El opresivo insensato go-
bierno, que obscureca estas bellas
cualidades, denigrando con calum-
nias nuestra modestia y carcter,
consigui tambin mantener su abo-
minable sistema de administracin
por tres siglos consecutivos; mas
nunca pudo desarraigar de nuestros
corazones aquellas virtudes morales
y civiles que una religin santa y un
cdigo regular inculc en nuestras
costumbres formando un honesto
ndole nacional.
Valgmonos, pues, de estas
mismas estimables prendas, para
que, expelidos los pocos odiados
agentes del gobierno de Madrid, po-
damos tranquilamente establecer el
orden civil necesario a la consecu-
cin de tan honrosa empresa.
La recuperacin de nuestros
derechos como ciudadanos y de
nuestra gloria nacional como Ame-
ricanos Colombianos, sern acaso
los menores beneficios que recoja-
mos de sta tan justa, como necesa-
ria determinacin.
Que los buenos e inocentes in-
dios, as como los bizarros pardos,
y morenos libres crean firmemente,
que somos todos conciudadanos, y
que los premios pertenecen exclusi-
vamente al mrito y a la virtud, en
cuya suposicin obtendrn en ade-
lante infaliblemente, las recompen-
sas militares y civiles, por su mrito
solamente.
Y si los pueblos holandeses y
portugueses pudieron en otro tiem-
po sacudir el yugo de la opresora
Espaa ; si los suizos y americanos
nuestros vecinos, igualmente con-
siguieron establecer su Libertad e
Independencia, con aplauso gene-
ral del mundo, y en beneficio de sus
habitantes, cuando cada uno de es-
tos pueblos separadamente apenas
contaba de dos o tres millones de
habitantes, por qu, pues, nosotros,
que por lo menos somos 16 millo-
nes, no lo ejecutaramos fcilmente,
poseyendo, adems de ello, el Conti-
nente ms frtil, ms inexpugnable,
y ms rico de la Tierra? El hecho es,
que todo pende de nuestra volun-
tad solamente y as como el querer
constituir indudablemente nuestra
Independencia, la Unin nos asegu-
rar permanencia y felicidad perpe-
tua: Quiralo as la Divina Providen-
cia para alivio de nuestros infelices
compatriotas: para amparo y bene-
ficio del gnero humano.
Las personas timoratas, o
menos instruidas que quieran im-
ponerse a fondo de las razones de
justicia y de equidad, que necesiten
estos procedimientos junto con los
hechos histricos que comprueban
la inconcebible ingratitud, inauditas
crueldades y persecuciones atroces
del gobierno espaol, desde el mo-
mento casi de su descubrimiento,
lean la Epstola adjunta de D. Juan
Viscardo, de la Compaa de Jess,
dirigida a sus compatriotas; y ha-
llarn en ella irrefragables prue-
bas, y slidos argumentos en favor
de nuestra causa, dictados por un
varn santo, y a tiempo de dejar el
mundo, para aparecer ante el Crea-
dor del Universo.
Para llevar este Plan a su debi-
do efecto, con seguridad y eficacia,
sern obligados los ciudadanos sin
distincin de clases, estado, ni color
(los Eclesisticos solamente excep-
tos, en la parte que no sean designa-
dos) de conformarse estrictamente a
los artculos siguientes:
I. Toda persona Militar, Judi-
cial, Civil y Eclesistica que ejerza
autoridad comunicada por la Corte
de Madrid, suspender ipso facto sus
funciones y el que las continuase
despus de la presente publicacin,
as como el que las obedeciese, ser
severamente castigado.
II. Los Cabildos y Ayuntamien-
tos en todas las ciudades, villas y
lugares ejercern en el nterin todas
las funciones de gobierno Civiles,
Administrativas, y Judiciales con
responsabilidad, y con arreglo a las
Leyes del Pas: y los curas prrocos,
y de misiones permanecern en sus
respectivas Iglesias y Parroquias, sin
alterar el ejercicio de sus Sagradas
funciones.
III. Todos los Cabildos y Ayun-
tamientos enviarn uno, o dos Dipu-
tados, al cuartel general del Ejrcito,
a fin de reunirse en Asamblea gene-
ral a nuestro arribo a la Capital y for-
mar all un gobierno provisorio que
conduzca en tiempo oportuno a otro
General y Permanente, con acuerdo
de toda la Nacin.
IV. Todo Ciudadano desde la
edad de 16, hasta la de 55 aos, se
reunir sin dilacin a este ejrcito,
trayendo consigo las armas que pue-
da procurarse y si no las tuviese, se
le darn en los depsitos militares
del ejrcito; con el grado justamen-
te que convenga a su celo, talento,
edad y educacin.
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V. El ciudadano que tenga la
bajeza de hacer causa comn con
los Agentes del Gobierno Espaol, o
que se hallase con armas en campa-
mento, ciudadela, o fuerte posedo
por dicho gobierno, ser tratado y
castigado como un traidor a su Pa-
tria. Si por el empleo que actualmen-
te pueda poseer alguno de ellos, en
servicio de la Espaa, creyese su pu-
silanimidad que el honor le compele
a servir contra la Independencia de
su patria, sern stos desterrados a
perpetuidad del pas.
VI. Por el contrario, todos aque-
llos que ejerciendo en la actualidad
empleos Militares, Civiles o de cual-
quiera especie, se reuniesen con pron-
titud bajo los Estandartes de la Patria,
recibirn honra y empleo proporcio-
nado al celo y amor del pas que hu-
biesen manifestado en tan importante
coyuntura: los soldados, y marineros
sern premiados igualmente confor-
me a su capacidad y celo.
VII. Los depositarios del tesoro
pblico lo pondrn inmediatamente a
disposicin de los Cabildos y Ayunta-
mientos, quienes nombrarn sujetos
aptos para el manejo, y para suplir al
ejrcito Colombiano cuando sea ne-
cesario a su manutencin, y opera-
ciones; no solamente en dinero, sino
tambin en provisiones, vestuario,
frutos, carruajes, mulas, caballos, etc.
VIII. Para precaver toda espe-
cie de insulto o agresin de parte de
la gente de guerra, y puestos avan-
zados del ejrcito, los Magistrados,
y Curas Prrocos de las Ciudades,
villas, y poblados (bajo su personal
responsabilidad) harn fijar la Ban-
dera o insignia de la Independencia
Nacional en la parte superior ms
conspicua de las Iglesias: y los ciuda-
danos llevarn tambin en el som-
brero la Escarapela que denota ser
tales, pues sin ella no seran respe-
tados y protegidos como hermanos.
IX. Esta proclamacin ser fija-
da por los curas prrocos, y por los
magistrados en las puertas de las
Iglesias Parroquiales, y de las Casas
del Ayuntamiento para que llegue
con brevedad la noticia de todos los
habitantes: y as mismo harn leer
en las Parroquias, y Casas de Ayun-
tamientos respectivas una vez al da
por lo menos, la carta anteriormen-
te mencionada del C. Viscardo, que
acompaa este edicto.
X. Cualquiera impedimento,
retardo o negligencia que se oponga
al cumplimiento de estos nueve pre-
cedentes artculos, ser considerada
como un grave perjuicio nacional,
y castigada inmediatamente con
severidad; la salud pblica es la Ley
Suprema.
Fecha en el Cuartel General de
Coro, a 2 del mes de Agosto de 1806.
FRANCISCO DE MIRANDA.
THOMAS MOLINI, Secretario
[1] Esta proclama fue redacta-
da al desembarcar, a principios de
agosto de 1806, en Coro, Venezuela.
Francisco de Miranda vena al frente
de una expedicin emancipadora,
preparada en Nueva York y reorga-
nizada en Puerto Espaa, que origi-
nalmente haba sido derrotada.
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A PlenA Voz 7
Cuando el tigre no se mira ante el espejo para no ver su propio cuero en remo-jo, olvida pronto que siguen ma-
tando a sus actuales abuelos
y abuelas, tatarabuelos y tatara-
buelas y la casa csmica donde
se reproducen sus cros, la vida y
todas las criaturas vivientes.
De all que aparezca de
nuevo la astucia de To Co-
nejo para hacerlo entender
en su ferocidad, que sus seme-
jantes tambin son diferentes,
pero son tigres... To Conejo
le har entender a ese tigrito
mantuano, que no es tan fiero
como lo pintan y que el mismo
len del imperio ya est ponien-
do sus barbas en remojo.
Al fin y al cabo, nos han engaado.
Los reyes o monarcas, los del poder
civil y el religioso, no estn en la
selva. Siguen residenciados en las
grandes metrpolis occidentales; se
dicen demcratas, pero nadie sabe
quin los eligi y cundo termina
su mandato. Acaso tienen refern-
dum revocatorio en sus constitucio-
nes para ser derribados cuando lo
pidan los pueblos, comunidades y
las asambleas de creyentes?
Los pueblos indios, hijos de
Guaicaipuro y de Apacuana, de
Caonabo y Anacaona, de Lautaro
y de Guacolda, de Tpac Amaru y
Micaela Bastidas, de Tpac Katari
y Bartolina Sisa, hablan en la len-
gua del sol y de la luna. Se entien-
den en la lengua del cosmos en las
Tapaojos mantuano vs pueblos indgenasSAL RIVAS-RIVAS
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noches de estrellas y luceros, en
permanente oracin y lucha- por
la madre tierra y por todo lo vivien-
te. El discurso de los pueblos o del
buen vivir, traducido a la poltica-
no se entiende en la lgica del capi-
tal en la lengua del FMI, del BM, de
la OMC, de la OTAN y de la OEA, de
los Estados imperiales e imperialistas
del Norte. El discurso de los pueblos
lo llaman ahora los escribas vascon-
celianos, discurso salvaje, que es
como decir, obra de naturales, fuera
de la historia, fuera de la sociedad:
no tiene presente (y qued atrs,
muy atrs, en un pasado lejano).
La nica actualidad es la poltica del
garrote, del To Sam y de la OTAN,
pero el atrs es la vuelta al colo-
nialismo del siglo XVI y de la justa
guerra de Obama, Premio Nobel de
la Paz. nica respuesta a su propia
crisis.
Despus de la independencia,
el mantuanaje se camufla el discur-
so criollo, metiendo en el mismo
saco a indodescendientes y afrodes-
cendientes. Para excluirnos, invi-
sibilizarnos, convertidos en eternos
cros o criados, hijos adoptivos o
adlteros- del discurso mantuano
instrumentado por la nueva clase
dominante. Vale decir, trampoln
ideolgico para hacernos una cari-
catura de occidente. Sin orgenes,
sin historia, sin continuidad de la
vida y al fin, sin identidad y digni-
dad. Sin tierra y sin cielo. Ahora
como el mestizo Don Naiden.
El discurso de las grandes po-
tencias y por adopcin de los Esta-
dos nacionales que practican el co-
lonialismo interno, incluyendo los
partidos eurocentristas, para colmo,
se llama entonces Discurso racio-
nal o de la razn cientfica con-
tra el balbuceo de dragones de los
supuestos irracionales. Discurso
llamado, elegido o enviado a sacar
del salvajismo o la barbarie a
sus propios pueblos para conducir-
los a la civilizacin y desarrollo.
Como afirmara Eduardo Galeano, el
desarrollo es un viaje con ms nu-
fragos que navegantes. Hoy anda
por Libia y Oriente Medio haciendo
locuras, genocidios humanitarios
para proteger la poblacin civil
en nombre de destribalizar indge-
nas, fundar Estados nacionales y
repblicas contra monarquas de
tribus atrasadas. Supuesta tarea
de reactualizacin histrica para
resolver conflictos de civilizaciones
que ocultan los verdaderos intereses
en juego: robo descarado de petrleo,
agua, reservas financieras, espacios
geoestratgicos, etc.
De aqu de Amrica o Abya
Yala, esa locura eco-etnogenocida
no se marcha en medio milenio ni
reconoce despus de 200 aos nues-
tras independencias para hablarnos
cnicamente de comunidad de na-
ciones iberoamericanas. Cul co-
munidad? Todava Coln y la estatua
de La Libertad andan en concubi-
nato hispano-anglonorteamericano
hasta el orgasmo prematuro en la
velocidad del tiempo del capital, todo
para imponer la doble razn, digo
el doble ltigo de nuestra nega-
cin, como lo vera un da Ludovico
Silva. Pretextos ideolgicos para
invadir pueblos o practicar el colo-
nialismo interno. En nombre de la
razn segunda de occidente. (80%
de los filsofos son eurocntricos,
dice Dussel y cuesta por formacin
para que condenen invasiones de los
hermanos mayores de occidente).
El verdadero minotauro es el
occidente eco-etnogenocida
Hay escribas que asumen es-
tos discursos como un laberinto de
tres minotauros, que no se ven, ni
se sienten, ni se entienden, ni dia-
logan. Ms bien chocan y se sabo-
tean como aceite y vinagre. Claro,
no puede haber dilogo con un oc-
cidente imperial e imperialista, pa-
triarcal, racista-clasista, eurocntri-
co, capitalista y colonialista que no
cree en la diversidad cultural, ni en
la convivencia intra e intercultural,
equitativa, ecumnica, de paz con
justicia, cuyo cientificismo tecno
burocrtico ha emprendido no slo
la conquista del hombre y de la mu-
jer, sino una descomunal conquista
de la naturaleza que est acabando
con el planeta. Algo que ya adverta
el arte subversivo de Csar Rengifo:
Espejismo, Las Torres y el Viento. Su
teatro indgena fue pasado por ade-
lantados religiosos y laicos, al index
librorum prohibitorum.
Las polticas indigenistas
impuestas vinieron de Mxico
y contemporneamente del
desarrollismo brasileo
Mientras el llamado indigenismo
mexicano, diseado por Manuel Ga-
mio (1915), alumno de Franz Boas, se
impona a todos nuestros pases, luca
como la vibrante caricatura de una
revolucin traicionada. El Congreso
de Ptzcuaro (1940), el Instituto In-
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A PlenA Voz 9
digenista Interamericano, ensambla-
do en todo el panamericanismo anti
indgena y anti bolivariano, seala-
ban el rumbo y la sentencia: para ser
mexicano, hay que dejar de ser indio.
Por otro lado, Mxico sabr valerse
slo para qu un nuevo Congreso de
Panam? Al final, despus de tanto
cacareo antiimperialista, su clase di-
rigente se sentira ms cerca de USA,
que de nuestra Amrica o Abya Yala.
Mxico ser ms Norteamrica que
Amrica del Centro, a pesar del muro
imperial contra el Mxico brbaro.
Por su parte, el Instituto Indigenista
de Brasil hasta 1975 sacaba la san-
gre a los indgenas de la selva amaz-
nica para saber si todava eran indios
y si las tierras les pertenecan...o no.
Su modelo desarrollista lo convirti
en el ms grande depredador de la
Amazona y de sus pueblos indge-
nas como lo vemos hasta hoy. De all
tom el presidente Rafael Caldera su
pseudo evanglica inspiracin para
la llamada Conquista del Sur. A pe-
sar de que ya Darcy Ribeiro nos haba
advertido que Brasil era un pas con
sus fronteras muy bien cuidadas, su
Amazona arrinconada junto con sus
pueblos indgenas y un pas nacional
en creciente pobreza. En el reciente
viaje del Papa a Brasil, el ministerio
del trabajo de ese pas descubri escla-
vitud indgena en esa nacin en pleno
siglo XXI. Y el camarada Fidel Castro
mundializ la denuncia, mientras
que Benedicto siglo XVI guard si-
lencio!
Otros especialistas como An-
tonio Brailovski nos advertan que
una hectrea de selva guayano-
amaznica en pie, produce ms que
una hectrea derribada con fines de
ganadera o de agricultura intensi-
va. Sin embargo, el indigenismo
oficial en nuestros Estados naciona-
les vio todo con los ojos de Mxico,
de Brasil, las transnacionales y sus
fundaciones humanitarias. Incluso,
se adoctrinaba a nuestros ejrcitos
en esa visin tan miope, eco-etnoge-
nocida desarrollista. Se presentaba
el poblamiento indgena de nues-
tras fronteras como un accidente,
planteando la necesidad y urgencia
de despoblamiento para satisfacer
el colonialismo interno: poblar de
nuevo con racionales o patrio-
tas. Completar la fase inicial de
poblamiento del territorio iniciado
en el siglo XVI (dira en su racismo
eurocntrico el historiador Germn
Carrera Damas). Por eso se hipote-
caron nuestras fronteras a misio-
neros extranjeros, pasando por las
Misiones norteamericanas Nuevas
Tribus ms confiables para el Estado
neocolonial que los originarios. La
Ley de Misiones de 1915, de la poca
de la dictadura de Juan Vicente G-
mez, como hipoteca de los pueblos
indgenas a misioneros extranjeros,
sobrevivi como poltica represiva-
policial anti-indgena durante los
40 aos de democracia del Pacto
de Punto Fijo; pero que encuentra
su versin laica y actualizada, en la
sobrevivencia de la Ley antiterro-
rista de Pinochet contra el pueblo
mapuche que hoy sobrevive sin Pi-
nochet (democracia desarrollista
neoliberal?)
La visin de la clase dirigente
mexicana es la misma
de nuestra clase dirigente de
ayer y hoy?
Guillermo Bonfil Batalla hace un
contraste entre un Mxico Profun-
do, ancestral y actual y el Mxico
imaginario de la clase dominante.
En este sentido, pone de manifiesto
una opinin bastante despreciativa
hacia el pueblo mexicano y parti-
cularmente de los pueblos indge-
nas por parte del intelectual Amado
Nervo. Pero as razona la dirigencia
eurocentrista hasta hoy. Veamos:
(cita textual) y considere por fin,
que todo lo bueno que tenemos en
la nacin es antagnico del medio y
realizado, por ende, a despecho del
criterio popular.
Con palpable disgusto de la masa
del pas, tenemos constitucin libe-
ral;
-con manifiesta repugnancia del
pueblo y de las clases acomodadas,
establecimos la independencia de la
iglesia y el estado,
-y laicizamos la enseanza oficial,
-y con ostensible oposicin de los
mexicanos poseemos ferrocarriles y
telgrafos
-yhasta repblica... (Guillermo
Bonfil Batalla. Mxico Profundo.
Edit. Grijalbo. Mexico.1989.p.160).
Analicemos estas afirmaciones
de Amado Nervo y veamos
lo que tienen en comn
actualmente con la clase
dirigente de nuestros pases
Que todo lo bueno que tenemos en
la nacin es antagnico al medio.
1.1.-Lo que es bueno para la clase
dominante necesariamente es bue-
no para los pueblos indgenas, cultu-
ras subalternas y clases dominadas?
2.-Lo bueno para la clase dirigen-
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te es antagnico al medio natural y
cultural
2.1.- Encajaba el modelo de desa-
rrollo asumido con la cultura pro-
pia, el medio natural, con la adap-
tacin milenaria a esos ecosistemas?
3.-Realizado a despecho del criterio
popular.
3.1.-Un proyecto nacional copiado a
la europea o no tener proyecto pro-
pio y dejar imponer el del imperio de
turno, no necesariamente, cambia
de fondo el problema del colonialis-
mo interno y el destino de los pue-
blos originarios
4.-Con palpable desprecio o disgusto
de los pueblos hemos tenido consti-
tucin liberal.
4.1.-El transplante institucional
jurdico-poltico, grecorromano y
judeo cristiano, sigui ignorando
despus de la independencia el dere-
cho oral de los pueblos indgenas y
no hizo ningn esfuerzo por arribar
a un derecho de los pueblos dentro
de un mismo pas, vale decir, combi-
nado con un derecho inter-cultural
e intercivilizatorio, que hubiese con-
sagrado una lnea de originalidad
americana con los aportes occiden-
tales. Volviendo originales estos mis-
mos aportes.
5.- Habla de una manifiesta repug-
nancia de los pueblos, en coinciden-
cia con las clases acomodadas para
aceptar la separacin de la iglesia y
el Estado.
5.1.-Con su adoctrinamiento de
ms de tres siglos con misiones
religiosas a los pueblos indgenas
podemos sorprendernos que pro-
fesaran la misma religin de las
clases dominantes, el catolicismo?
Ni siquiera se preguntaban por
qu sectores de la propia clase diri-
gente no aceptaba a esas alturas y
despus de la Revolucin Mexicana
la separacin de iglesia y Estado?
Adems se puede olvidar que esta
cruzada pseudo-religiosa, pseudo-
evangelizadora y fanatizante con-
tina hoy con mucha ms fuerza
y contundencia a escala global?
Hemos pensado en el papel de la
propia dirigencia y movimientos
indios y de las teologas de la libera-
cin para enfrentar conjuntamente
ese fundamentalismo occidental
cristiano? y de otras sectas made
in USA hoy?cundo carajo hubo
libertad religiosa para el indio?
6.- El rechazo del pueblo a la edu-
cacin laica en Mxico (y en otros
pases).
6.1.-Se planteaba en Mxico una
educacin laica para fortalecer la
educacin propia de los pueblos
indgenas, su educacin familiar o
comunal o para continuar desmon-
tando todas sus cosmovivencias?
No la educacin laica era la conti-
nuidad de la misma educacin anti
indgena. Slo que ahora pasaba de
la misin a la escuela. Y luego de la
escuela y la universidad a los gran-
des medios de comunicacin masi-
vos. Era la continuidad de la misma
educacin colonialista, pero ahora
en forma laica, con el agravante de
que segua desmontando su propia
visin csmica, ecohumanista.
7.-Y con ostensible oposicin de los
mexicanos tenemos ferrocarriles y
telgrafos.
7.1.-Eduardo Galeano en Las ve-
nas abiertas de Amrica Latina ya
denunciaba que las vas de comuni-
cacin se hacan en funcin de fa-
cilitarle a las transnacionales el sa-
queo de nuestras riquezas del suelo
y del subsuelo y para profundizar
las modalidades de la explotacin y
dominacin. Alfonso Caso, prototi-
po de las polticas indigenistas anti
indgenas de Mxico, sealaba que
una carretera es ms eficaz para
integrar al indgena que cien
discursos indigenistas del Estado.
Integrar es sinnimo de dejar de ser
(indio).
7.2.-De manera que para los pueblos
indgenas una carretera, un ferroca-
rril, un tendido elctrico, un aero-
puerto, siempre es algo ms que una
carretera o un ferrocarril, provocan-
do una serie de efectos en cadena
contra la cultura, la supervivencia y
los ecosistemas.
8. Y hasta la repblica, se ha hecho
en oposicin a los pueblos nativos,
dice finalmente Amado Nervo, pero
con una visin superficial y simplis-
ta al margen del contexto histrico,
social, cultural y ecolgico.
8.1 Cul ha sido el modelo de re-
pblica? Acaso no ha convertido a
sus pueblos nativos en extranjeros
en sus propias tierras? Y no ha lle-
vado a los pueblos indgenas y a sus
descendientes a ocupar el ltimo
escaln de la sociedad nacional? Y
en unas realidades binacionales o
trinacionales donde son extraos a
ambos lados? Y donde ya no caben
ni replegados en las fronteras, redu-
cidos ahora a las polticas de seguri-
dad de Estado?
Por all podemos comenzar a re-
flexionar. Y arribar a una praxis ra-
dicalmente distinta. Comenzando
por los pases del Alba
-
A PlenA Voz 11
El pueblo de Venezuela, en
ejercicio de sus poderes crea-
dores e invocando la protec-
cin de Dios, el ejemplo histrico de
nuestro Libertador Simn Bolvar y
el herosmo y sacrificio de nuestros
antepasados aborgenes y de los pre-
cursores y forjadores de una patria
libre y soberana; con el fin supremo
de refundar la Repblica
De la lectura del primer prra-
fo del prembulo de la Carta Mag-
na, se infiere que el pas ha entrado
en una nueva etapa de su desarro-
llo histrico en el que sectores y
pueblos antes excluidos son visibi-
lizados e incorporados a la historia
e identidad de la Repblica Bicente-
naria, la existente y la que surgir
tras la refundacin.
Dentro de este contexto, se le
plante a un grupo de parlamen-
tarios, miembros del Parlamento
Indgena de Amrica, Grupo Parla-
mentario Venezolano (PIA-GPV),
que analizaran desde la perspectiva
indgena el Bicentenario de la Inde-
pendencia de la Repblica, y se les
invit a hacer el ejercicio de intentar
establecer un plan de accin para los
La Patria Bicentenaria se sustenta en la
resistencia indgenaYris ArAY
-
12 A PlenA Voz
pueblos y comunidades indgenas de
cara al futuro.
Para el diputado Jos Gregorio
Daz Mirabal, presidente de la Co-
misin Permanente de Medio Am-
biente y Territorio Habitado por In-
dgenas del PIA-GPV, la tenaz resis-
tencia del gran cacique Guaicaipuro
sirvi de gua para que trescientos
aos despus se iniciara nuestro
proceso de independencia.
Apunt que desde su perspec-
tiva de indgena Arawako, reconoce
que los pueblos originarios del pas
tuvieron que esperar unos 189 aos
para conquistar definitivamente
sus plenos derechos con la constitu-
cin bolivariana y revolucionaria de
1999.
En su opinin, el colonialismo
espaol encontr una frrea resis-
tencia de parte de los pueblos origi-
narios del continente, y esta verdad
an no ha sido reivindicada en su
totalidad en la historia oficial, en los
textos escolares, ni en los documen-
tos de las academias e instituciones
donde se escribe la historia del pas.
Por su parte, el legislador Li-
sandro Mrquez, presidente de la
Comisin Permanente de Derechos
Humanos, Legislacin y Normas
Indgenas, destaca que es innegable
que fueron los hroes de la resisten-
cia indgena los primeros en alzar
las banderas de la libertad y sobera-
na de nuestro pas.
Mrquez es de origen wayuu,
y desde su punto de vista la visibi-
lizacin de los pueblos originarios
implica tambin la promocin de
los logros de los hombres y mujeres
indgenas que se resistieron a la in-
vasin de su territorio ancestral. En
este sentido, comparte la opinin de
Daz Mirabal al indicar que esta rea-
lidad no est reflejada en los libros de
la historia moderna.
El proceso de visibilizacin de
los pueblos indgenas, en los ltimos
12 aos, ha facilitado tambin la
participacin de la mujer indgena
en los espacios pblicos, un ejemplo
de ello es legisladora Maribel Cagua-
na, vicepresidenta de la Comisin
Permanente de Derechos Humanos,
Legislacin y Normas Indgenas del
PIA-GPV. Para ella, lo fundamental
de estos doscientos aos de la Inde-
pendencia de Venezuela es la inclu-
sin de la que han sido objeto los
pueblos y comunidades indgenas.
Slo en revolucin los pue-
blos indgenas han sido visibilizados.
En la IV repblica, los pueblos ind-
genas no eran tomado en cuenta, ni
siquiera para las elecciones. Simple-
mente no existamos, asegur.
Si ponemos un mapa del pas
y colocamos sobre l todas las pol-
ticas pblicas que ha implementado
el gobierno nacional en las comuni-
dades y pueblos indgenas, nos dare-
mos cuenta de cunto hemos avan-
zado, enfatiz la legisladora, quien
acot, adems, que no hay prdida
de valores culturales, por el contra-
rio estn siendo ms resaltados.
El diputado indgena pemn,
Jos Luis Gonzlez, primer vicepre-
sidente del PIA-GPV, fue enftico al
sealar que los 300 aos previos a
la Independencia deben rescatarse
del olvido para dar paso al real re-
conocimiento de la resistencia ind-
gena, e incluso la de los afros, que
fueron trados al continente como
esclavos.
Agreg que durante los lti-
mos doscientos aos, la resistencia
indgena continu con la exigencia a
los gobiernos de turno de la devolu-
cin de las tierras arrebatadas a sus
dueos ancestrales.
Desde la perspectiva indge-
na, podemos afirmar que ha habido
avances y retrocesos, especialmente
en lo concerniente a la propiedad de
las tierras. El ao 1999 marca uno
de esos momentos de avances signi-
ficativos. Hay progreso en la inten-
cin de reconocer jurdicamente la
propiedad de las tierras a los prime-
ros pobladores de este pas. Nuestra
gran aspiracin es que este recono-
cimiento se concrete, dijo el parla-
mentario.
Destac que slo los ltimos
doce aos del Bicentenario de la In-
dependencia se distancian profun-
damente de los aos anteriores en
cuanto a materia indgena se refiere.
Por su parte, el diputado ind-
gena Pume Argelio Prez, presidente
del PIA-GPV, dijo: 519 aos despus
de la invasin espaola podemos de-
cir que los pueblos indgenas han re-
sistido y mantenido su forma de vida
propia, la cual ha sido reconocida y
visibilizada por el proceso bolivaria-
no, que adems ha aprobado normas
jurdicas para salvaguardar los dere-
chos de los pueblos indgenas.
De cara al futuro
Tierra! Tierra! y nos dejaron
sin tierra, fue una de las consignas
del movimiento indgena nacional
durante la dcada de los 80 cuando
la apremiante necesidad de ser es-
cuchados y reconocidos, impuls a
lderes y lideresas indgenas a cons-
-
A PlenA Voz 13
truir los cimientos de una unidad in-
dgena nacional tras cuatrocientos
aos de invisibilizacin.
La refundacin de la Repblica
Bolivariana de Venezuela comienza,
por lo menos, desde la perspecti-
va indgena con un captulo en la
Constitucin Nacional en donde el
Estado reconoce la existencia de los
pueblos y comunidades indgenas
y sus organizaciones sociopolticas,
econmicas, sus usos y costumbres,
culturas, entre otros.
Pero, tras doscientos aos de
la Independencia y 519 de la resis-
tencia indgena, cmo se visualiza
la participacin protagnica de los
pueblos y comunidades indgenas?
Para el legislador Lisandro
Mrquez, lo fundamental es con-
solidar y poner en prctica los dere-
chos de los pueblos y comunidades
indgenas para alcanzar el buen
vivir que propone el presidente
Chvez.
Apunt que el proceso de de-
marcacin del hbitat y tierras ind-
genas debe ser profundizado. Hecho
que considera debe ir a la par de la
formacin de los nuevos lderes y vo-
ceros de los pueblos originarios y sus
organizaciones.
Estamos obligados a elevar
nuestra voz con respecto a la mate-
rializacin de las grandes conquistas
expresadas en nuestra Constitucin
y dems normas legales que recono-
cen nuestros derechos como vene-
zolanos originarios, en el marco de
un debate sobre un proyecto de pas
bolivariano y socialista en construc-
cin. Este proceso de participacin
nos plantea grandes desafos y se
hace necesario expresar la profundi-
dad y la complejidad de nuestra rea-
lidad social, nuestro conocimiento
milenario y ancestral, formas de ver
y sentir el mundo para contrastarla
con el momento actual, y as plan-
tear nuestros proyectos de desarro-
llos en los hbitats y tierras donde
residimos la mayora de los cuarenta
pueblos que reconoce la Ley Org-
nica de Pueblos y Comunidades In-
dgenas, sostiene el diputado Daz
Mirabal.
La legisladora Cumanagoto,
Maribel Caguana, se mostr parti-
daria de descentralizar las organiza-
ciones indgenas para evitar que se
coarte el desarrollo de las organiza-
ciones de base, las cuales, en su opi-
nin, deben unificarse para fortale-
cer la vida en las comunidades.
La resistencia indgena se
debe mantener como expresin de
la continuidad de la lucha por la
permanencia de cada una de las
culturas e idiomas de los pueblos
originarios. Debemos resistirnos a la
homogeneizacin cultural, pues ello
es una forma de ideologa que lleva
implcito el desconocimiento de la
diversidad cultural, dijo el diputado
Gonzlez, quien agreg que la nica
va para permanecer en el tiempo es
reafirmar la identidad como pueblos
originarios de Amrica sin renun-
ciar a los avances tecnolgicos del
mundo de hoy.
Para el presidente del PIA-GPV,
Esteban Argelio Prez, el reto es tra-
bajar para fortalecer las organiza-
ciones indgenas propias y las insti-
tuciones gubernamentales, pues -es
su opinin- esas sern las guardia-
nas de la permanencia en el tiem-
po de los logros alcanzados cuyos
beneficiarios sern las generaciones
futuras que aspiramos tengan una
mejor calidad de vida, al respetarse
las normas jurdicas como garan-
tas del modo de vida propio. Ya no
se volver atrs, pues tenemos el re-
conocimiento histrico de nuestros
derechos ancestrales.
-
14 A PlenA Voz
Las palabras crean la existencia en la mente humana. Nombrar es dar vida. Las culturas dominan-tes basan su poder en la posibilidad de
decir las cosas desde su mirada, con sus
palabras y en funcin de sus intereses.
Lo paradjico se pasea como bufona-
da idiomtica en la nombrada inva-
sora. Aparentemente nos llamaron
Indias por equivocacin. El con-
tinente fue bautizado en honor de
Amrico Vespucci y no de Coln. El
venezolano Simn Bolvar propuso el
nombre de Colombia y al final le que-
d a la Nueva Granada. Venezuela
y que es Pequea Venecia, pero el
sufijo zuela es despectivo no diminu-
tivo. Argentina viene de argento que
es plata y as se design al Ro de la
Plata porque por all sacaban los es-
paoles la plata de Potos, Bolivia.
Sean enredos casuales o no, el colo-
nialismo no desmaya en reprodu-
cirse y eternizarse, y se vale de cual-
quier argucia para dominar.
Descubrimiento
Descubrimiento es la palabra
clave en la dominacin colonial que
instaur el Imperio espaol con-
tra los pueblos originarios de Abya
Yala. La trampa ideolgica se centra
en que todo comienza al llegar el in-
vasor. Se trasmite de generacin en
generacin la enseanza de que el
Imperio nos descubri como si antes
no hubisemos existido.
Por siglos se consolid la ver-
dad colonialista que garantiza la su-
jecin al podero imperial. Coln des-
cubri Amrica. El Reino de Espaa
celebra el 12 de Octubre su da nacio-
nal, el Da de la Hispanidad. El Rey en-
cabeza un desfile militar. Ciertamente
aquello fue el triunfo de las armas.
Para el imperio se trat del
descubrimiento de riquezas infini-
tas para sus arcas insaciables. Para
nuestros pueblos signific el descu-
brimiento de la guerra cruel, la escla-
vitud y el saqueo.
El discurso colonialista se im-
pone como verdad inobjetable. Los
pueblos vencidos entran en el enig-
mtico mundo de la invisibilidad. El
invasor no slo nos descubri, tam-
bin fund los lugares donde an
vivimos.
Fundacin
La direccin del Partido Socia-
lista de Venezuela en Maracaibo le
parti una torta al cumpleaos de la
ciudad. El vocero que habl por tele-
visin no supo explicar sus razones
para la celebracin, pero haba que
cumplir con el ritual.
Lo mismo ocurre en todos los
municipios del pas. Las alcaldas
se esmeran en rebuscar una fecha
y se compite por sumar ms aos
haciendo gastos superfluos en ferias
ridculas y alienantes. Cunta fuerza
tienen las costumbres que sembr la
colonia. An quienes se dicen revo-
lucionarios siguen rumiando la paja
Glosario de la autoflagelacin colonialistaYldefonso finol
-
A PlenA Voz 15
colonialista, pese al enorme esfuerzo
de concienciacin que ha hecho al
respecto el presidente Chvez.
Esta especie de mana de auto-
flagelacin colonialista, lleva a sus
cruzados a un insolente intento por
restaurar el catastro toponmico de
los Reyes Catlicos. Es as como in-
sisten neciamente en llamar a Coro,
Santa Ana, y a Caracas, Santiago
de Len. Por ese camino llegaremos
a rebautizar al pas como Capitana
General. Atribuirle a Ambrosio Al-
finger la fundacin de Maracaibo es
un disparate gigantesco. El alemn
slo pas por all unos meses y sigui
tierra adentro a saquear oro hasta
que las flechas patriticas de los gue-
rreros del suroeste del Lago de Mara-
caibo lo bajaron de su caballo con la
garganta destrozada.
Para seguir con el ejemplo de
Maracaibo, basta leer las crnicas de
los propios invasores donde se puede
constatar que a su llegada estos luga-
res estaban pobladsimos.
Poblamiento
Es ste otro concepto muy ma-
noseado por los presuntos historia-
dores que sirven a la ideologa impe-
rialista. Se habla de poblamiento de
las regiones y ciudades, cuando lo
que realmente ocurri fue un terrible
despoblamiento.
El padre dominico Gustavo Gu-
tirrez acu el trmino catstrofe
demogrfica para definir el genoci-
dio cometido por el invasor europeo
en nuestro continente.
Las estimaciones cientficas rea-
lizadas bajo diversos enfoques meto-
dolgicos cifran en unos ochenta mi-
llones las vctimas fatales de la inva-
sin. Autores serviles a los imperios
alaban este poblamiento como un
proceso de mejora de la raza.
Raza
Una de las mayores atrocidades
culturales conocidas fue haber es-
tablecido el 12 de Octubre como El
Da de la Raza. De cul raza? Su-
ponemos que ser la espaola o la
europea, es decir, la raza blanca,
que fue la que sali ganando con el
negocio de la conquista.
Esta visin de la sociedad es la
esencia de fenmenos extravagantes
de la perversin explotadora como el
fascismo y el nazismo.
Quienes se creen superiores a
los otros necesitan justificar su do-
minio. El color de piel es una razn
sencilla de explicar y fcil de imponer
a sangre y fuego.
Esa gente de piel plida y cabe-
llos rubios venida de sociedades oscu-
rantistas dominadas por aberrantes
prejuicios religiosos, que temen y
odian la libertad de lo diverso, requie-
ren pisar al otro y explotarlo para
poder existir. Es su lgica civilizatoria.
Civilizacin
El invasor pretende civilizar al
vencido. Se considera a s mismo un
civilizador. Quiere llevar la cultura
a los brbaros.
Seplveda justifica la guerra de
la Corona de Castilla contra los pue-
blos originarios de Las Indias. Las
Casas lo contradice. Pero la Corona
necesita oro y bastimentos. Los infie-
les deben acogerse a la religin cat-
lica o conocern el filo de las espadas.
Civilizacin es ser como el inva-
sor. Ser diferente de piel y de cultura
es barbarie. Es no tener cultura.
As era en los siglos anteriores
y lo sigue siendo en el XXI. La OTAN
bombardear a quien no encuadre
en su modo de vida. La supuesta de-
mocracia occidental y la falacia im-
perialista de los derechos humanos,
servirn de pretextos para civilizar a
quienes se atrevan a salirse del carril.
Lengua
El francs es un idioma elegan-
te, seductor, el habla diplomtica
por excelencia. El ingls es el idioma
internacional por ser el que habla el
bravucn imperialista. El castellano
es el idioma de Isabel la Catlica.
Pero los idiomas de los pueblos
originarios de nuestro continente
son dialectos o lenguas a lo sumo.
Muchos de esos idiomas desaparecie-
ron por el exterminio de sus hablan-
tes o por la feroz erosin cultural que
causa la vergenza tnica.
Es el caso de mi idioma ances-
tral el a, poblacin mayoritaria del
Lago de Maracaibo diezmada tras un
siglo de resistencia.
Indios
Nos llamaron indios por error
geogrfico de Coln que crey haber
llegado a la India o por decir que no
tenamos dios? Por raz latina in es
un prefijo que denota carencia de,
abrindose paso a la especulacin
de que indio pudiera significar sin
dios. Indgena, en cambio, se refiere
a la poblacin que es de un sitio en
particular.
En todo caso, nunca se nos nom-
br por nuestros propios gentilicios,
sino con las deformaciones que el in-
vasor impuso desde su ignorancia.
-
16 A PlenA Voz
Importancia
y significado de las lenguas
La lengua es el ms formida-
ble monumento intelectual
creado por el ser humano.
Una prueba de ello es lo di-
fcil que nos resulta pensar, reflexio-
nar o planificar sin usar algn tipo
de lenguaje, sin hablar mentalmen-
te. El genio especfico de cada cul-
tura, su espiritualidad, su identidad,
sus conocimientos, su pensamiento
y su historia estn codificados en ese
maravilloso ingenio que llamamos
lenguaje, pero a diferencia de otras
maravillas humanas o naturales que
podemos contemplar y admirar, la
ms grandiosa de todas -la que nos
facilita pensar y transmitir cultura,
saberes e historia- es invisible, abs-
tracta (simblica) y efmera. Ape-
nas se concretiza en una voz o una
palabra y se desvanece para siempre,
salvo el rastro que guardemos en
nuestra memoria. No deja de ser pa-
radjico que lo que caracteriza nues-
tra condicin de seres sociales, lo que
nos distingue de las dems criaturas
del universo y lo que ms nos iden-
tifica como miembros de un pueblo
determinado sea algo tan nimio,
frgil y efmero como el soplo de aire
que hace vibrar nuestras cuerdas vo-
cales. Esas vibraciones moduladas y
secuenciadas de forma particular y
nica son la base de cada una de las
aproximadamente 7.000 lenguas
que an se hablan en el mundo. Se
presume que nuestra especie invent
el lenguaje hace unos 300.000 aos
cuando aprendi a vincular deter-
minados sonidos con determinados
significados mediante reglas. En
cambio, inventamos la escritura -til
aunque plido reflejo de la expresivi-
dad oral- hace apenas 7.000 aos.
Ahora bien, no hay que es-
forzarse mucho para entender que
las lenguas conservan y transmiten
experiencias, sentimientos, sensa-
ciones y conocimientos nicos de-
rivados de la convivencia milenaria
de los seres humanos con la diver-
sidad biolgica del planeta. De ma-
nera que cuando desaparece una
lengua desaparece con ella todo
un universo de vivencias y saberes.
Es una tragedia ms en este pla-
neta desequilibrado, asediado por
la globalizacin y el ilimitado afn
de lucro. As como desaparecen las
especies biolgicas por la voracidad
econmico-productiva imperante,
estn desapareciendo a un ritmo
alarmante centenares de lenguas,
sus hablantes seducidos y acosados
por la neocolonizacin fsica, social,
religiosa, meditica y econmica de
sus propios Estados o de las grandes
potencias hegemnicas.
Repliegue y extincin
de las lenguas
El hablar la lengua materna
es un hecho tan natural, cotidia-
no y automtico que raramente
reflexionamos sobre su condicin
y devenir. No advertimos si en con-
junto crece o retrocede. Tampoco
nos damos cuenta de sus cambios
porque los protagonizamos incons-
cientemente. Sin pensarlo mucho
dejamos de usarla al aprender otra
que nos parece ms importante o
ventajosa. He ah otra paradoja:
las lenguas, el sello de nuestra hu-
manidad y de nuestra identidad,
son extremadamente vulnerables
a la desaparicin debido a la facili-
dad y a la naturalidad con que las
cambiamos por otras si el entorno
o las circunstancias lo favorecen.
Por lo general las lenguas mueren
desapercibidas.
A grandes rasgos y hasta
el siglo XX, Venezuela contaba con
unos 32 idiomas indgenas habla-
Se extinguen los idiomasindgenasMara EugEnia ViLLaLn
-
A PlenA Voz 17
dos y dos lenguas hbridas: el yeral
o engat de base tupi-guaran,
hablado en el estado Amazonas y
el patois de Paria, de base francesa,
hablado en la Pennsula de Paria.
Adicionalmente pervive, bajo seria
amenaza de extincin, el alemn
coloniero, una variante local del
alemn que hablaban los 400 cam-
pesinos oriundos de las montaas
de Kaiserstuhl que se asentaron en
la Colonia Tovar en una comunidad
agrcola fundada por Agustn Co-
dazzi en 1843. Por supuesto, aparte
de estos 35 idiomas figuran muchos
otros que ya no se hablan pero que
forman parte de nuestro legado cul-
tural y lingstico.
El siguiente cuadro sintetiza
el estado actual de salud de las 35
lenguas mencionadas y se basa en
los criterios sugeridos por la Unesco
para estimar el grado de vitalidad de
las lenguas. La evaluacin emplea
una escala del 1 al 7 en el sentido de
menor a mayor grado de amenaza y
riesgo de desaparecer. Un idioma en
la escala 1 goza de relativa estabili-
dad y robustez, mientras que uno
en la escala 7 se considera extinto.
Se trata de una visin de conjunto
que busca identificar la tendencia
dominante en cada idioma.
El panorama no es muy halaga-
dor. En las condiciones reinantes nin-
guna lengua autctona est a salvo.
Diecisis idiomas (46% del total) es-
tn en serio peligro y directamente
encaminados hacia la extincin o al
borde de ella (grados 4-6 en la esca-
la); nueve (26%) se encuentran en
una etapa terminal puesto que han
dejado de transmitirse y por lo tanto
carecen de nuevos hablantes (grado
6 de amenaza) mientras que 2 (6%)
ya han desaparecido (grado 7).
Estas estimaciones indican
que los indgenas estn abandonan-
do aceleradamente su lengua ances-
tral a favor del castellano. Por qu?
Las razones son varias pero entre
las determinantes figura la inexis-
tencia de un sistema de educacin
en lenguas indgenas lo cual obliga
a usar el castellano en los preescola-
res, escuelas, internados religiosos y
universidades indgenas, sobre todo
si estos centros son multitnicos.
Una segunda razn es el creciente
nmero de indgenas que emigran
a las ciudades donde el nico medio
de comunicacin posible es el caste-
llano. Por supuesto, nadie en su sano
juicio despreciara el aprendizaje de
la lengua nacional que es incluso un
medio estratgico de lucha para los
pueblos originarios, pero frente a la
aplastante hegemona del castellano
las lenguas comunales estn en fran-
ca desventaja. Lo que sucede casi
siempre es que el dominio del caste-
llano acarrea el desplazamiento de la
lengua ancestral y en una o dos ge-
neraciones sta se pierde dando paso
al monolingismo. Esta sucesin de
hechos comprueba que no son las
voluntades individuales, las buenas
intenciones de los legisladores o la
perseverancia de algunas personas
las que determinan el futuro de las
lenguas en contacto, sino las con-
diciones sociales en las cuales stas
interactan.
Aciertos y desaciertos
A partir de la Constitucin
de 1999 nuestro pas reconoci la
importancia que la diversidad bio-
cultural tiene para la fundacin de
una sociedad ms sana, justa y equi-
librada. Desde entonces numerosos
instrumentos jurdicos, entre ellos
la Ley Aprobatoria del Convenio N
169 sobre los Pueblos Indgenas y
Tribales (2001), los decretos presi-
denciales 1.795 y 1.796 de 27 de
mayo de 2002, la Ley Orgnica de
Pueblos y Comunidades Indgenas
(2005), la Ley de Idiomas Indgenas
(2008) y Ley de Patrimonio Cultural
de los Pueblos y Comunidades Ind-
genas (2009) han establecido im-
portantes disposiciones para la pro-
mocin, dignificacin, proteccin y
perpetuacin de las culturas e idio-
mas indgenas como sistemas vivos
de conocimiento y comunicacin.
Tan envidiable marco jurdico
nos debera haber colocado en la
-
18 A PlenA Voz
vanguardia del movimiento mun-
dial por la revitalizacin de las len-
guas amenazadas, pero el resultado
ha sido otro. Pese al encomiable es-
fuerzo de unas pocas personas, no
podemos exhibir ni un solo caso de
revitalizacin exitosa, ni un solo
programa o plan destinado a ata-
car la extincin lingstica y ni una
sola actividad o proyecto que haya
aumentado el nmero de hablan-
tes competentes en algn idioma
originario. En doce aos no hemos
podido tan siquiera articular una
plataforma metodolgica y tcni-
ca para abordar sistemticamente,
como problema nacional que es,
el imparable deterioro y merma de
nuestro patrimonio lingstico. Y el
tiempo apremia: de no revertirse las
tendencias actuales Venezuela ser,
ms temprano que tarde, un pas
monolinge.
Y como principal motor de es-
tas tendencias figuran una sociedad
y un Estado envolventes que ms all
de pos discursos tolera una educa-
cin para indgenas uniformadora,
unicultural y unilinge. Un Estado
que, entre el apremio y la angustia
por saldar deudas histricas, requie-
re trascender una praxis institucio-
nal que por comisin u omisin es de
corte asimilacionista, asistencialista,
paternalista y clientelar. En esencia,
con buenas intenciones y gran gene-
rosidad, lo que en muchos casos se
fomenta es la dependencia, el aban-
dono de los patrones socio-producti-
vos endgenos y la migracin hacia
los centros urbanos, resultados que
en ningn caso favorecen el fortale-
cimiento y la conservacin de nues-
tra diversidad lingstica y cultural.
En ltima instancia estas actuacio-
nes institucionales constituyen la
negacin de la alteridad en un Esta-
do que paradjicamente celebra su
diversidad, en buena medida porque
urge superar la visin folclrica, su-
perficial y escenogrfica de la diversi-
dad cultural y encarar su verdadero
fondo y substancia: un modo de ser,
de pensar y de estar en el mundo
distinto al nuestro y que no necesa-
riamente define deseos, aspiraciones
y necesidades en los trminos que
damos por sentados. La definicin
del buen vivir es inevitablemente
diversa en un pas diverso y en la me-
dida que entendamos esto estaremos
contribuyendo a forjar el pas que
vislumbra nuestra Constitucin.
Para revertir las fuerzas asimi-
lacionistas que conducen a la unifor-
mizacin lingstica y cultural habr
que asegurar la viabilidad, el bienes-
tar, la autonoma social y la relativa
autosuficiencia de las comunidades
indgenas en sus propios trminos y
hbitats originales. Adems, habr
que asumir la revitalizacin lings-
tica como una prioridad nacional
con el concurso de la ciencia y de las
bases indgenas.
-
A PlenA Voz 19
La lengua de la etnia baniva (baniba, baniwa, baniiwa) del estado Amazonas venezola-no pertenece a la familia lingstica
arahuaca (maipure), teniendo una
fuerte cercana cultural y lings-
tica con otras etnias como los bar,
los warekena y los kurripako, como
lo han reseado en sus investigacio-
nes autores como Esteban Moson-
yi y Camico (1996). En Venezuela
esta etnia se encuentra dispersa en
distintas regiones y ciudades del es-
tado Amazonas como Maroa, San
Fernando de Atabapo, San Carlos
de Ro Negro y mayoritariamente en
Puerto Ayacucho, la capital y prin-
cipal centro urbano del estado Ama-
zonas. Tambin hay poblaciones ba-
niva en el ro Iana (Colombia), y en
el ro Xi (Brasil). Es una de las etnias
de la familia arahuaca de la regin
rionegrina que se encuentra fuer-
temente aculturada, ya a principios
del siglo XX Tavera- Acosta (1984
[1906]) reseaba esta situacin.
Los baniva han dejado de prac-
ticar parte de sus tradiciones cultu-
rales tales como los rituales de ini-
ciacin, la fabricacin de alfarera y
cestera, entre otras. Sumado el he-
cho de que su lengua se encuentra
seriamente amenazada, ya que gran
Vitalidad de la lengua Baniva del estado AmazonasEduardo J. TabarEs
-
20 A PlenA Voz
parte de ellos no habla su propio idio-
ma, sobre todo las nuevas generacio-
nes. La lengua de la etnia baniva del
amazonas venezolano, al igual que
muchas otras lenguas indgenas
de nuestro pas y del mundo, se en-
cuentra en peligro de desaparicin
debido a diversos factores sociales y
culturales que amenazan su existen-
cia, como por ejemplo, la desventaja
en que se encuentra el baniva fren-
te al castellano, la migracin desde
su comunidad de hablantes hacia
otros centros poblados urbanos y la
falta de polticas de Estado dirigidas
a la preservacin de la lengua, entre
otros factores.
Los datos del XIII Censo Gene-
ral de Poblacin y Vivienda (Repblica
Bolivariana de Venezuela, 2001) nos
muestran que de los 2.272 baniva
mayores de tres aos consultados
por hablar el idioma de su pueblo,
608 (26,76%) declararon hablar la
lengua indgena mientras que 1.627
(71,61%) dijeron no hablarla. En
comparacin con los datos del Censo
Indgena de 1992 (Repblica de Vene-
zuela, 1992) en los cuales un 43%
de los baniva consultados manifest
hablar su idioma, podemos observar
que son cada vez menos los miem-
bros de este pueblo indgena que ha-
blan su propia lengua.
En la actualidad la primera len-
gua de los indgenas baniva es el cas-
tellano, su propio idioma es apren-
dido y usado por unos pocos como
segunda lengua. Segn nuestras
observaciones de campo el nmero
de hablantes de la lengua baniva es
muy bajo con respecto a la poblacin
general de esta etnia estimada en
2.408 personas segn el XIII Cen-
so General de Poblacin y Vivienda del
2001. Los hablantes del baniva son
principalmente ancianos mayores de
60 aos. Esta situacin la pudimos
observar de igual forma en Maroa
como en Puerto Ayacucho. Estos
hablantes se encuentran dispersos
y existe poca comunicacin entre
ellos.
La documentacin de la len-
gua es aparentemente escasa, los
trabajos cientficos sobre la lengua
son bsicamente introductorios y no
todos los existentes estn disponibles
en los centros de documentacin. En
las comunidades que pudimos visi-
tar slo se hallan las investigaciones
editadas por Omar Gonzlez Nez
y publicadas por Unicef en el ao
1996. Los materiales sobre el bani-
va no slo son escasos, sino que en
la mayora de los casos no son fciles
de ubicar, como por ejemplo, los que
aparecen registrados en la Biblioteca
Nacional, la mayora de los cuales no
se encuentran disponibles.
El uso del baniva al parecer est
restringido al hogar, no observamos
otros campos sociales en los que se
hable esta lengua. No pudimos evi-
denciar su uso en ninguna institu-
cin pblica o privada ni de Maroa ni
de Puerto Ayacucho. El castellano es
la lengua principal de los miembros
de esta etnia en las comunidades que
pudimos estudiar. El fuerte proceso
de aculturacin que han sufrido los
baniva desde dcadas pasadas ha ge-
nerado un fuerte desplazamiento de
la lengua indgena y ha hecho des-
aparecer los campos sociales propios
de su cultura y en los cuales se usaba
este idioma.
La migracin de la gran mayo-
ra de los baniva desde Maroa hacia
Puerto Ayacucho y hacia otras re-
giones del estado Amazonas como
San Fernando de Atabapo, creemos
que fue un factor determinante en
el desuso y abandono de la lengua
y su desplazamiento por el castella-
no y caus la desaparicin de cam-
pos sociales en los que se hablaba la
lengua. Sumado el hecho de que los
hijos de estos migrantes ingresaron
a escuelas donde se usaba exclusi-
vamente el castellano. Por ejemplo,
evidenciamos esta situacin cuando
entrevistamos a los colaboradores
que reportaron no hablar la lengua o
hacerlo muy poco y nos dijeron que
haban migrado a temprana edad
hacia Puerto Ayacucho a diferencia
de aquellos que reportaron s hablar
fluidamente el baniva.
Consideramos que la lengua
baniva est actualmente seriamente
amenazada y en peligro de desapari-
cin debido a la existencia de mlti-
ples factores que han generado su
desuso y no transmisin a las nuevas
generaciones, vital para su existencia
en el futuro. A pesar de ello creemos
que hoy en da existen posibilidades
de revertir el proceso de desaparicin
del baniva. An estamos a tiempo de
crear programas para el rescate de la
lengua. Consideramos que es posible
revitalizar el baniva, ya que en la ac-
tualidad existe motivacin por parte
de algunos hablantes de la comu-
nidad y existen hablantes bastante
fluidos del idioma. Adicionalmente
el inters que ha surgido en los lti-
mos aos por las etnias indgenas de
Venezuela, debido a las normativas
jurdicas que se han elaborado dirigi-
das a estos pueblos.
-
A PlenA Voz 21
El cacique Bororo con Lo crudo y lo cocido
bajo el brazo llam a la puerta
de la Alliance Franaise pidiendo que M. Lvi-Strauss
le ensease finalmente la lengua de Montaigne.
Teorreas de Affonso Romano de SantAnna
Nunca sabremos qu es el hombre
si no lo pensamos poticamente
Hyram A. Moreno
En la narracin de La esposa humana del espritu-tucn (mayebirith aw) se describe la seduccin de una mujer por el espritu-tucn. Logrado su propsito y ya desposada, ella
va a recibir los magnficos adornos del pueblo de
los mayebirith aw y regresa para buscar a su en-
tristecida madre, trasladndola a la abrupta roca
donde habitaban dichos espritus (en El hombre de
la pantorrilla preada y otros mitos Yanmami,
de Jacques Lizot. Caracas, Fundacin La Salle de
Ciencias Naturales).
Otro ejemplo puede encontrarse en Maku-
naim. Seor de los peces, del finado Kaikuts o Vi-
cente Arreaza (Caracas, Editorial Ananda). Era el
tiempo primordial de Makunaim y sus hermanos
Manape, Chik, Akri y Kari. Ellos haban descu-
bierto el Gran rbol de las Frutas y podan disfrutar
de todas las que apetecieran. Sin embargo, deciden
tumbarlo para alcanzar los frutos ms grandes y
jugosos. Chik para evitar que derribaran el rbol,
invocaba a los de madera dura, tan duras como la
La invencin del cosmos viviente. El giro multinaturalista de los saberes indgenas
-
22 A PlenA Voz
roca llamada jaspe. Mientras tanto,
su hermano Manape invocaba a los
de maderas blandas. Se escuch un
ruido grande, el rbol de las frutas
se quebr en varios pedazos y brot
un enorme chorro de agua por don-
de emergieron todas las especies y
tamaos de peces. Toda la tierra fue
anegada. En ese tiempo de Maku-
naim, todos los animales e insectos
eran humanos. Y despus de aquel
acontecimiento, se convirtieron en
los propios animales e insectos.
Hallaremos en la literatura
etnogrfica de la Amrica profun-
da, una mirada de evidencias que
bosquejan un cosmos habitado por
distintos entes o seres, humanos y
no humanos o sobrenaturales. Y en
donde los demiurgos; los animales o
las plantas; los difuntos o los fenme-
nos meteorolgicos y las rocas; los
cuerpos celestes como el sol, la luna
o las estrellas; los objetos o artefactos
y muchas otras entidades, tienen la
capacidad del entendimiento o de la
razn; usan un lenguaje y esgrimen
un cdigo moral.
Es decir, tienen almas semejan-
tes y sta, ldica e inestable, nocin
va a carecer de implicaciones en el
entendimiento de lo que esas almas
llegan a expresar o percibir. La for-
ma como los humanos vemos a los
animales, a los espritus o a otros ac-
tores csmicos, es muy diferente de
la forma como esos seres nos ven y
se ven.
Desde el contexto de la apa-
rente cotidianidad y en situaciones
ajenas a la enfermedad (patologa)
o alteracin de la percepcin. Los se-
res humanos se ven como humanos
y a los animales y los espritus s es
posible verlos- como tales entidades.
A su vez, y si se quiere dentro de un
juego especular, los animales preda-
dores y los espritus ven a los huma-
nos como animales de presa y los de
presa pueden verlos como predado-
res o espritus.
Siguiendo en el mismo plano
ontolgico, los animales y los espri-
tus se ven como humanos y adquie-
ren una apariencia antropomrfica
cuando llegan a sus propios asenta-
mientos; exhibiendo sus caracters-
ticas o atributos corporales pelaje o
plumas, garras y picos- como ador-
nos o instrumentos propios de una
cultura y una sociedad, anloga a
la humana, donde existen caciques
o jefes, chamanes, fiestas, consumo
de bebidas, restricciones matrimo-
niales y danzas.
As mismo, el propio cosmos
puede ser percibido como un sujeto
viviente en el que son inexistentes
los ntidos contornos occidentales
entre los seres humanos y la natura-
leza. Tanto como es aparente una es-
tricta separacin entre el individuo,
la comunidad y el entorno o entre el
entorno, la comunidad y los dioses
tutelares.
Desde este modo originario de
conjugacin de lo uno y lo mltiple,
siendo una plena y profunda pers-
pectiva ontolgica, tienen cabida la
intensidad con que nos relaciona-
mos e intercambiamos bienes y ser-
vicios con los otros seres; el mbito
donde se desarrollan estas acciones
y la posicin relativa que ocupan los
diversos actores csmicos. Siendo
en muchos de los casos, la asuncin
de una virtual trama trfica donde
existen depredadores y presas.
As, en el giro multinaturalis-
ta se muestra al espritu en tanto
cultura o sujeto como la condicin
que vincula, en forma inextricable,
a la multiplicidad de seres -unidad
del espritu- y el caleidoscopio de
expresiones corpreas o morfolgi-
cas -diversidad de los cuerpos-, en
tanto naturaleza u objeto, vendra
a constituirse en lo particular o lo
contingente, toda vez que el atributo
o cualidad comn a la especie hu-
mana y a los animales no es la con-
dicin zoolgica de animal sino la de
humanidad.
La mito historia amaznica da
cuenta de la prdida de humanidad
en el reino animal; mientras los se-
res humanos llegaron a conservarla
y pasarla a las siguientes genera-
ciones. As los no humanos y otras
entidades csmicas fueron antiguos
humanos y continan sindolo,
pero de modo incierto para ser aper-
cibidos por los actuales humanos.
En el tiempo mtico ante-
rior al cosmos y al arribo de seres
hipostticos que vienen a dar forma
y sentido a la vida como es conoci-
da, los seres eran indiferenciados o
permanecan sin ocultar los unos a
los otros sus atributos corpreos y
espirituales. Atribuyndose para s
una abigarrada condicin de morfo-
logas, nombres y comportamientos
pertenecientes a los mbitos de lo
humano y lo animal.
A contracorriente de la ontolo-
ga evolucionista occidental, la dife-
renciacin de los seres no es el ascen-
so evolutivo de la especie humana o
como dira Teilhard de Chardin, la
flecha ascendente de la gran sntesis
-
A PlenA Voz 23
biolgica; ni va a constituirse en el
sustrato ideolgico de las especu-
laciones y praxis, que se derivan de
una posicin privilegiada en la esca-
la evolutiva. Ms bien, apuntala a la
condicin de humanidad como una
continuidad metafsica presente en
el cosmos.
Frente al giro multinaturalis-
ta de los saberes indgenas, se debe
singularizar el arte chamnico de
los seres humanos y el rol, activo y
preponderante, que va a desempe-
ar en los planos de lo sensible o lo
fenomnico.
El chamn y la sabidura abisal
Visto desde los supuestos prece-
dentes, los animales o los espritus;
las plantas o las rocas; los astros u
otras entidades vivas o inertes -bi-
ticas o abiticas- del cosmos pue-
den asumir la condicin humana
y como tales ocupan un lugar en la
trama csmica, as como tienen una
perspectiva que le es propia.
El chamanismo reconoce y
aprehende esta realidad para resti-
tuir, entre otras acciones simbli-
cas, el frgil intercambio ecolgico
y poltico entre las comunidades
humanas y las otras constituidas
por seres y fuerzas inmateriales de la
biosfera. Y de las cuales depender,
en ltima instancia, el sustento ma-
terial y simblico del colectivo.
Para los pueblos originarios, la
naturaleza y la cultura es una reali-
dad continua y contigua. Es decir, es
una explcita narrativa que provee
de normas o preceptos morales a la
produccin y reproduccin material
de los pueblos indgenas. De manera
especfica, es la vasta comprensin
de los procesos y relaciones ecolgi-
cas -cadenas o relaciones trficas e
intercambios de bienes y servicios-
que existen entre las distintas pobla-
ciones que habitan el planeta.
Cada chamn como miembro
de una comunidad, en su sentido
ms amplio o relacional, debe admi-
nistrar y potenciar los saberes de su
grupo de pertenencia. Entendindo-
se que cada acto o accin fsica de la
gente sea la caza, la pesca, la activi-
dad agrcola o el consumo de los ali-
mentos, entre otras, tiene un corre-
lato metafsico. Debido a ello, deben
acompaarse con rituales o gestos
chamnicos, por ejemplo, el iyud
o iyu que practican los Jod de la se-
rrana de Maigualida (estados Ama-
zonas y Bolvar), que favorezcan al
sostenimiento de la lbil condicin
de depredador/presa o de humanos/
no humanos o apropindose, de al-
guna manera, de la subjetividad de
los seres.
Asimismo, es un privilegiado
interlocutor entre los seres y los po-
deres de ste y de los otros mundos.
En el desempeo de su rol y con las
poderosas herramientas del saber
chamnico, los cantos y los sonidos
de instrumentos msicos, el humo
del tabaco, las sustancias alucinge-
nas, la parafernalia ritual, atraviesa
las barreras que existen entre stos,
para reconocer y aferrar las otras
realidades y restaurar, de ser posi-
ble, el orden csmico. A su regreso
al mundo de los humanos, debe
recrear la experiencia metafsica vi-
vida. Un modo de actuar que otros
difcilmente pueden experimentar.
El giro multinaturalista es parte
de un conjunto inteligible de nocio-
nes ontolgicas y epistemolgicas;
algunas de ellas con consecuencias
impredecibles para el ejercicio de la
antropologa o en su defecto para la
descolonizacin permanente del pensa-
miento. (Viveiros de Castro dixit).
En una mano, tenemos todas
aquellas propuestas bajo el estilo
analtico de economa simblica
de la alteridad, donde hallaremos
la fabricacin social del cuerpo y la
persona; el perspectivismo amerin-
dio o las distinciones entre afines o
consanguneos en la sociologa del
parentesco suramericano. Y en la
otra, congruente con la praxis pol-
tica sustantiva de los pueblos indge-
nas, el develamiento de una sabidu-
ra, mltiple, profunda y originaria,
que reclama su justo lugar en la
historia de las ideas y de las visiones
del mundo alternativas. Sin dejar a
un lado, la contundente evidencia
de su resistencia frente a dinmicas
de imposicin o sujecin y de su vital
longevidad.
En su gran mayora las ideas
expresadas en este brevsimo
ensayo, si tiene cabida la ex-
presin, son el producto inte-
lectual de investigadores bra-
sileos como Eduardo Viveiros
de Castro, Tnia Stolze Lima o
Aparecida Vilaa o de una vene-
zolana Egle L. Zent del Centro
de Antropologa J. M. Cruxent ,
Instituto Venezolano de Inves-
tigaciones Cientficas. Cuales-
quiera error de interpretacin
o sinsentido del texto deben
achacarse al autor.
-
24 A PlenA Voz
Os hablo de lo que significa el hispanis-
mo como elemento creador de signos
que an pueden dar fisonoma a nues-
tra Amrica criolla, visiblemente ame-
nazada de ruina por el imperialismo
yanqui y por el entreguismo criollo.
Mario Briceo Iragorry
La primera lucha por la justicia
Por estos das, hace quinien-
tos aos, un domingo antes de la
Navidad de 1511, en una rstica
iglesia de la isla espaola, un fraile
dominico llamado Antonio Mon-
tesinos profiri el primer grito en
nombre de la libertad humana en
el Nuevo Mundo contra el trato que
daban a los indios sus compatriotas
espaoles. Comentando el texto b-
blico Soy una voz que clama en el
desierto, arroj en pleno rostro de
una audiencia conformada por la
mejor sociedad de la primera ciu-
dad espaola establecida en el Nue-
vo Mundo, un sermn revolucio-
nario que constituye, segn Pedro
Henrquez Urea, uno de los mayo-
res acontecimientos en la historia
espiritual de la humanidad. Yo
soy la voz de Cristo que clama en el
desierto de esta isla, y esta voz dice
que todos estis en pecado mortal y
en l vivs y mors, por la crueldad
y tirana que usis con estas gentes
inocentes () No tienen nimas
racionales? No sois obligados a
amarlos como a vosotros mismos?
La homila intentaba nos dice
el gran historiador norteamericano
Lewis Hanke- conmover y aterro-
rizar a los oyentes, pero estuvo tan
lejos de convencerlos de sus injus-
ticias como lo estara en nuestros
das un seminarista que pronuncia-
ra una filpica en Wall Street acerca
del texto bblico si quieres alcanzar
el reino de los cielos, vende cuanto
tienes y dselo a los pobres. Por el
contrario, los pobladores exigieron
de inmediato ante el gobernador
Diego Coln y ante el Superior de
la Orden una retractacin solemne
o la expulsin del fraile. El vicario
La Repblica y el continente mestizoGeRmn Pinto SaavedRa
-
A PlenA Voz 25
contest que su predicador haba
hablado en nombre de la comuni-
dad de dominicos, pero prometi
que Montesinos predicara el do-
mingo siguiente sobre el mismo
asunto y los colonizadores se reti-
raron creyendo que haban ganado
la partida.
El domingo siguiente, ante
una iglesia abarrotada de notables,
Montesinos procedi a atacar de
nuevo a los pobladores, incluso ms
apasionadamente que antes, ad-
virtindoles que los dominicos no
los confesaran ni absolveran ms
que si fueran ladrones de caminos.
Y que podan escribir a la patria lo
que quisieran y a quienes quisie-
ran. Este fue el primer paso en la
exitosa lucha espaola por la justi-
cia en la conquista de Amrica que,
proseguida por por Fray Bartolom
de las Casas, culminara en la expe-
dicin de ese monumento insupera-
ble de humanidad que son las Leyes
de Indias, en la teologa poltica de
Vitoria y Surez, fundante del mo-
derno derecho internacional, y en
el credo republicano, que guio y
contina guiando nuestra lucha
por la independencia.
Todo esto y mucho ms ha
contribuido a alimentar la creencia
tradicional en que la fe de nuestros
mayores vivos y muertos resulta
inseparable del reconocimiento del
valor de la hispanidad, entendida
sta, simplemente, como el carc-
ter genrico de todos los pueblos
de lengua y cultura espaolas. La
afirmacin implica directamente al
ncleo de venezolanos que todava
se sienten verdaderamente felices
y dan an gracias a Dios por ha-
ber nacido en un pas de tradicin
catlica y de habla espaola como
Venezuela, donde los pitiyanquis
cargan con la hispanidad a pesar
suyo, como si se tratase de una
mcula, de una carencia o de un
defecto despreciable. La utilidad de
la observacin radica en que tal vez
no sea sano ni justo tirar por la bor-
da la herencia espaola y, menos
an, hacerlo so capa de defender la
Patria, pues, entre otros problemas,
tendramos que lidiar con el nada
menudo de dejar por fuera o incor-
porar slo tras mutilacin previa a
personas y personajes muy queri-
dos de nuestra historia venezolana
y latinoamericana que la revolu-
cin bolivariana reclama vindicar.
Al respecto, pareciera oportu-
no convocar, en primer trmino, a
Simn Bolvar. Como se sabe, con el
fin de execrar la crueldad y las bar-
baridades de los conquistadores el
Libertador se apoya en la relacin
del Obispo de Chiapas, apstol de la
Amrica, Las Casas, que con tan-
to fervor y firmeza denunci ante
su gobierno y contemporneos los
actos ms horrorosos de un frenes
sanguinario. Pero, haba tambin
all, de acuerdo con el caraque-
o, adems del filantrpico obispo,
suficiente nmero de personas res-
petables y de sublimes historiadores,
gobierno y contemporneos del co-
mn ante quienes vala y vali la
pena denunciar todos esos abusos.
Asimismo, el Padre de la Patria da a
entender que hubo un dilatado pe-
rodo, probablemente, el que media
entre la poca de la Conquista y la
llegada de los ilustrados Borbones
durante el cual un comercio de
intereses, de luces, de religin; una
recproca benevolencia; una tierna
solicitud por la cuna y la gloria de
nuestros padres; en fin, todo lo que
formaba nuestra esperanza, nos ve-
na de Espaa... Seis aos ms tar-
de, vsperas de Carabobo, declarar
en generosos trminos los mismos
sentimientos en carta dirigida al
entonces Rey constitucional Fer-
nando VII, a quien el triunfo de la
Revolucin liberal en Espaa haba
obligado a iniciar negociaciones de
paz con los patriotas americanos:
Permtame V.M. dirigir al trono del
amor y de la ley el sufragio reveren-
te de mi ms sincera congratula-
cin por el advenimiento de V.M. al
imperio ms libre y grande del pri-
mer continente del universo.
Evangelizacin,
aculturacin, mestizaje
El ideal supremo de Bolvar,
que lo singulariza y engrandece
entre todos los prceres de la In-
dependencia, hunde races en su
clara conciencia continental. Pre-
cisamente, el de formar de todo
el Mundo Nuevo una sola nacin
con un solo vnculo que ligue sus
partes entre s y con el todo. El
fundamento que lo proyecta lejos
en el tiempo, hasta alguna poca
dichosa de nuestra regeneracin,
pero, ajeno a todo sueo o utopa,
lo haba aportado Espaa: Ya que
tiene un origen, una lengua, unas
costumbres y una religin, debera,
por consiguiente, tener un solo go-
bierno que confederase los diferen-
tes estados que hayan de formarse.
El propsito era y es viable, entre
-
26 A PlenA Voz
otras razones, porque ya estuvo
plasmado en la realidad de los he-
chos durante ms de trescientos
aos!
La homogeneidad cultural a
la que aluda el Libertador era la
concrecin de un proyecto a gran
escala. Prueba, como lo resalta un
ilustre neogranadino, que la col