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1.ª PARTE ASPECTOS SOCIOECONÓMICOS Cap. 1. Empresas y explotaciones agrarias Cap. 2. Las estructuras agrarias Cap. 3. El papel de la juventud y la mujer en la agricultura y el medio rural Cap. 4. Asociacionismo y cooperativismo agrarios Cap. 5. La formación y la investigación en la agricultura, la alimentación y el medio rural Cap. 6. Resultados económicos de la agricultura española: Evolución y análisis nacional y regional de las macromagnitudes agrarias Cap. 7. La fiscalidad del sector agrario en España Cap. 8. Garantía de rentas: El Seguro Agrario Cap. 9. La Industria de la Alimentación en España (IAE)

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1.ª PARTE

ASPECTOSSOCIOECONÓMICOS

Cap. 1. Empresas y explotaciones agrariasCap. 2. Las estructuras agrariasCap. 3. El papel de la juventud y la mujer en la agricultura

y el medio ruralCap. 4. Asociacionismo y cooperativismo agrariosCap. 5. La formación y la investigación en la agricultura,

la alimentación y el medio ruralCap. 6. Resultados económicos de la agricultura española:

Evolución y análisis nacional y regionalde las macromagnitudes agrarias

Cap. 7. La fiscalidad del sector agrario en EspañaCap. 8. Garantía de rentas: El Seguro AgrarioCap. 9. La Industria de la Alimentación en España (IAE)

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CAPÍTULO 1

EMPRESAS Y EXPLOTACIONESAGRARIAS

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1. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 27

2. HACIA UNA TIPIFICACIÓN DE LAS EXPLOTACIONES AGRARIAS ............................. 28

3. LOS DEBATES SOBRE LOS MODELOS EMPRESARIALES .............................................. 33

4. POLÍTICAS PARA LAS EXPLOTACIONES FAMILIARES .................................................. 38

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Cap. 1EMPRESAS Y EXPLOTACIONES AGRARIAS

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1. INTRODUCCIÓN

En los países avanzados la actividad agrariase rige actualmente por los principios y lasreglas de la economía. La concentración de lapoblación en el medio urbano, el progreso téc-nico y económico y la desagrarización de lassociedades modernas han impulsado el cambiodesde una agricultura de subsistencia, orientadaen gran medida al autoconsumo familiar, haciauna agricultura destinada primordialmente alabastecimiento del mercado de alimentos.

Este cambio se refleja en que hoy en día,salvo excepciones marginales o casos de exclu-sión, la agricultura que se ha dado en llamarcampesina, artesana o tradicional ha sido susti-tuida en las sociedades desarrolladas por unaagricultura tecnificada y comercial y el sectoragrario es, o tiende a ser, un sector económicocomo los demás, aunque tiene peculiaridadesque lo diferencian claramente de la industria ode los servicios:

1. La agricultura es una actividad biológicasometida a factores de suelo y clima que ape-nas pueden ser modificados por el hombre ya riesgos naturales que condicionan los ren-dimientos. A diferencia de otros sectores, laactividad agraria está vinculada a la vocaciónnatural de los espacios agrarios y normal-mente, salvo cultivos bajo plásticos o gana-dería sin tierra, no es posible obtener pro-

ducciones fuera del entorno territorial yambiental apropiado.

2. Esta vinculación de la agricultura al territoriodetermina que la tierra, entre los factoresbásicos de producción, sea el más rígido porno ser fácilmente sustituible por trabajo ocapital, y, además, es un bien relativamenteescaso, tanto por su propia naturaleza comopor la creciente competencia de otros usosconcurrentes.

3. La mejora de los resultados económicos y delas rentas de la agricultura no siempre sepueden conseguir con aumentos de produc-tividad basados en un creciente empleo deinputs. Es sabido que las posibilidades demejorar las producciones unitarias no son ili-mitadas y que, una vez alcanzados ciertosniveles, la productividad de los medios utili-zados en la producción es decreciente. Estefenómeno de los rendimientos decrecienteses más acusado en la agricultura que en otrossectores económicos.

4. Los mercados agrarios se rigen por dos leyesque singularizan su funcionamiento. Por unlado, la baja elasticidad de la demanda de ali-mentos respecto de la renta de los consumi-dores condiciona los crecimientos de la pro-ducción y, por otro, el comportamiento delos precios percibidos por los agricultores esmuy sensible a pequeñas variaciones de laoferta.

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EMPRESAS Y EXPLOTACIONES AGRARIAS

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La naturaleza biológica de la actividad pro-ductiva, su dependencia de la tierra y la inesta-bilidad de las producciones y los mercados sonpeculiaridades que, junto a otras consideracio-nes sociales, ambientales y políticas, justificanque los poderes públicos intervengan para regu-lar y ordenar el sector y establezcan un ciertogrado de apoyo y protección de la agricultura.

Sin embargo, a pesar de sus característicasdiferenciales, el sector agrario tiene en comúncon el resto de los sectores que está constituidopor unidades productivas que organizan empre-sarialmente bienes y derechos con fines de mer-cado. Tales unidades productivas tienen dimen-siones, eficiencias y regímenes jurídicos muydiversos. En el sector agrario, como en cualquierotro, hay empresas grandes y pequeñas, perso-nales y societarias, empresarios autónomos cono sin trabajadores asalariados y empresas más omenos eficientes.

Desde la perspectiva económica, la distin-ción entre explotación agraria, explotaciónempresarial agraria, empresa agraria, explota-ción familiar y otros términos similares de usohabitual, no aporta ninguna precisión concep-tual a la caracterización de las unidades produc-tivas e introduce cierta confusión terminológica.

Reservar y contraponer el término explota-ción para referirse a las pequeñas y medianasunidades y el de empresa para las de mayordimensión es poco riguroso, y tampoco tienejustificación teórica emplear el primero para lasunidades individuales con titular persona física yel segundo para los que están organizadas socie-tariamente.

La palabra explotación es usual en la tradi-ción agrarista y en el Derecho Agrario, y empre-sa lo es en la economía y en el Derecho Mer-cantil, pero ambas se refieren a la misma idea de

organizar factores y medios de producción concriterios técnicos y económicos para obtenerproductos agrarios destinados al mercado con lafinalidad de remunerar adecuadamente los fac-tores de producción.

Afinando los conceptos puede definirse laexplotación agraria como una unidad objetiva(conjunto de cosas) que implica una finalidadproductiva y la empresa agraria como una uni-dad subjetiva (elemento personal) que asumelos riesgos de una explotación y trata de obteneruna remuneración adecuada de los factores deproducción.

La existencia de una empresa presupone laexistencia de una explotación y, contrariamente,es posible que una explotación, como acción deexplotar la tierra para obtener productos vegeta-les o animales, no sea una empresa si no tienecomo fin último la obtención de resultados eco-nómicos. Sin embargo, esta posibilidad no pasade ser una disquisición formal, ya que en la rea-lidad actual no es imaginable una explotaciónque no pretenda obtener rentas empresariales.

Por lo tanto, explotación y empresa son dostérminos muy próximos que suelen utilizarse, sinpérdida de rigor, como sinónimos o equivalentes,tanto en el lenguaje común, como en el Derechopositivo y, en todo caso, así se utilizan en los dis-tintos textos y capítulos de este Libro Blanco.

2. HACIA UNA TIPIFICACIÓN

DE LAS EXPLOTACIONES AGRARIAS

Las explotaciones o empresas agrarias secaracterizan por sus tres componentes básicos:

� En primer lugar, necesitan un soporte demedios materiales constituido por los bienes

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inmuebles de naturaleza rústica, instalacio-nes, equipos, edificios, ganados, recursosfinancieros, etc., y de bienes inmateriales yderechos de todo tipo adscritos a la actividad.

� En segundo lugar, hay un elemento funcionalque es la forma y los criterios con que estosbienes materiales e inmateriales y el trabajonecesario se organizan para la obtención deproductos agrarios con el mejor resultadoeconómico.

� Finalmente, hay un componente personalresponsable de la dirección y organizaciónde los factores y medios de producción, queasume las decisiones gerenciales y los riegosy responsabilidades derivados de la gestión.

En definitiva, la existencia de una empresa oexplotación agraria implica la realización de untrabajo físico, la disponibilidad de unos bienes yderechos aportados por sus titulares y una ges-tión empresarial.

Cada uno de estos elementos puede adoptardistintas formas o modalidades. Así, el trabajofísico puede ser aportado por el propio empre-sario, su familia o por personal asalariado; eltitular de los bienes y derechos puede ser unapersona natural o una entidad societaria o aso-ciativa y la empresa puede tener regímenes jurí-dicos diferentes. De cómo se combinen entre sílas modalidades de estos elementos básicos,resultan los distintos tipos empresariales queexisten en la agricultura. Sin ánimo exhaustivo,ni mucho menos sistemático que sería más pro-pio de un trabajo académico, conviene haceruna referencia a los que realmente son más rele-vantes y de mayor interés descriptivo.

Se entiende por explotación o empresafamiliar aquella en la que los bienes y derechosque constituyen la materialidad física o formal

de los factores y medios de producción queintervienen en la actividad agraria son aportadosen régimen de propiedad, arrendamiento o bajocualquier título de uso y disfrute por uno ovarios miembros de una unidad familiar que,además, gestiona y administra las decisionesproductivas y trabaja efectivamente en la explo-tación.

En cuanto a la dimensión territorial económi-ca o a la rentabilidad o eficiencia de la explota-ción familiar, nada se puede prejuzgar, puestoque, como cualquier otra empresa, puede sergrande o pequeña y puede estar bien o mal ges-tionada.

Así pues, para que una explotación agrariasea conceptuada como familiar es necesario, enprimer lugar, que sea una empresa, es decir, unaunidad productiva en la que se ponen en juegoy organizan empresarialmente un conjunto debienes y derechos para obtener produccionescon fines de mercado, y, en segundo lugar, quela titularidad, gestión y trabajo correspondan auna unidad familiar.

Otros condicionamientos relacionados con laviabilidad económica, con la capacidad de pro-porcionar niveles de renta satisfactorios, o con laocupación y dedicación del titular, más querequisitos definitorios, son aspiraciones socialeso paradigmas socioeconómicos que, adaptadosconvenientemente a cada momento histórico, seconvierten en objetivos políticos a través de laacción pública de fomento.

De cierta proximidad al tipo familiar es elcaso de aquellas explotaciones en las que per-sonas con vínculos de parentesco, sin constituirnecesariamente una unidad familiar en sentidoestricto, aportan la base física y material que, enla mayoría de los casos, han recibido por suce-sión hereditaria en una explotación cuya integri-

1.ª PARTE: Cap. 1: Empresas y explotaciones agrarias

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dad y continuidad empresarial desean mantener,asumiendo la gestión uno de los copropietarioso un administrador.

Estos casos, relativamente frecuentes enalgunas regiones españolas, tienen múltiplesvariantes según la fórmula jurídica que adopten(Sociedad mercantil, SAT, Comunidades de bien-es, etc.) y según que el trabajo se realice direc-tamente por uno o varios de los copropietarioso por personal asalariado.

Así, las Comunidades familiares de bienes enlas que uno de los comuneros asume la funciónempresarial y trabaja personalmente en la explo-tación, podrían asimilarse al caso genuino deexplotación familiar. Por el contrario, cuando laexplotación cuya propiedad pertenece a losmiembros de una familia que se asocian bajocualquier régimen jurídico y hay una separaciónentre la función empresarial y el trabajo, que noes realizado directamente por ningún copropie-tario, no suele considerarse como una explota-ción familiar en sentido clásico, porque común-mente se ha entendido que lo que realmentecaracteriza a una empresa familiar es el cultivo yla explotación de tierras y ganados de formadirecta y personal por un agricultor y su familia.

Una modalidad de explotación muy cercana,a veces, a la familiar es la explotación a tiem-po parcial que ha surgido en los países euro-peos y también en España, como respuesta razo-nable de muchas familias a la pequeña dimen-sión y baja capacidad de sus explotaciones paragenerar rentas satisfactorias y ocupar la mano deobra familiar disponible.

El fenómeno de la agricultura a tiempo par-cial es tan complejo que no hay criterios unáni-mes para definirlo, aunque, en general, se carac-teriza por la simultaneidad del trabajo en la pro-pia explotación con otros trabajos realizados

fuera de ella y por la complementariedad entrelos ingresos de la explotación y los procedentesde los salarios externos.

Esta descripción, aparentemente sencilla, esambigua y comprende tal diversidad de situacio-nes y de realidades en permanente evoluciónque, para una mejor explicación del fenómeno,requiere algunas precisiones casuísticas.

Partiendo del criterio de la simultaneidadlaboral que caracteriza a estas explotaciones,surge la cuestión de si la pluriactividad se refie-re al titular de la explotación, a su cónyuge o acualquier otro miembro del núcleo familiar. Noparece razonable tipificar como explotaciones atiempo parcial aquellas cuyos titulares tienencomo única y plena ocupación la actividad agra-ria y son otros miembros de la familia quienesrealizan trabajos remunerados externos, ni tam-poco aquellas en las que, contrariamente, el titu-lar de la explotación trabaja en otro sector y laexplotación está a cargo de un familiar.

Ambos casos encajan mejor en la estrategiafamiliar de obtención o diversificación de ingre-sos que en el fenómeno de la agricultura a tiem-po parcial, que es más apropiado limitar a loscasos en los que ni el titular ni ningún otromiembro del núcleo familiar tiene plena dedica-ción laboral a la explotación.

Obviamente, este criterio es más restrictivo ydeja fuera de la modalidad los casos en que unode los cónyuges tiene un trabajo pleno fuera dela explotación, y también excluye el caso de lostrabajadores de otros sectores que, fuera de lajornada o calendario laboral, realizan trabajos ensu explotación.

La tipificación de las explotaciones a tiempoparcial es más precisa si se tiene en cuenta laimportancia relativa que en la pluriactividad del

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titular o de un familiar tiene el trabajo externorespecto del trabajo en la explotación, puestoque sólo cabe entender que hay pluralidad deactividades cuando los tiempos dedicados acada una de ellas no son marginales y tienencierta significación.

Así, el Derecho Agrario español, a pesar deque no regula específicamente las explotacionesa tiempo parcial, considera como tales aquellasen las que sus titulares les dedican no menos deun 20% ni más de un 50% de su tiempo de tra-bajo total, sin hacer ninguna referencia a las ren-tas obtenidas de cada actividad laboral, cuestiónque la OCDE ya consideró hace años en susinformes, en los que para definir este tipo deexplotaciones recurrió a un doble criterio deproporción relativa entre trabajo, por un lado, yentre rentas, por otro.

Un nuevo elemento que confirma la comple-jidad del fenómeno de la agricultura a tiempoparcial son las diversas estrategias familiares queimpulsan la reconversión desde una dedicaciónúnica a la explotación a otra compartida con tra-bajos externos.

En determinadas zonas y en distintas etapasde desarrollo económico, han surgido oportuni-dades de empleo industrial o en el sector de losservicios y muchas familias con explotacionesinsuficientes y rentas bajas las han aprovechadopara derivar una parte de su capacidad de tra-bajo hacia esos nuevos empleos. Con ello hanmejorado el nivel y la seguridad de sus ingresos,a costa de reestructurar las explotaciones conplanes de producción sencillos, externalizandotareas y trabajos, reduciendo inversiones y, enlas épocas más recientes, maximizando la per-cepción de ayudas.

Esta reconversión puede darse con o sincambio de residencia familiar, dependiendo de

la mayor o menor proximidad a los empleosextraagrarios, y según que la orientación pro-ductiva de la explotación agraria requiera unaatención y un trabajo más o menos continuado.

Con frecuencia, muchas familias adoptaneste modelo de dedicación parcial como unaetapa intermedia a dejar de ser agricultores,abandonando la explotación y el medio rural, loque suele ser definitivo una vez consolidados losempleos en los otros sectores sí ello conlleva untraslado familiar.

En otros casos, sobre todo en determinadaszonas mediterráneas, la agricultura a tiempo par-cial tiene una gran estabilidad y es una garantíade permanencia de pequeñas y medianas explo-taciones gestionadas con un gran nivel técnico yasociativo y con gran tradición comercial yexportadora. Nada hace pensar que esta situa-ción vaya o deba alterarse.

En esta panorámica descriptiva de los tiposgenerales de explotaciones o empresas agrariasdebe hacerse una referencia a las empresas nofamiliares, es decir, aquellas cuya titularidadjurídica, gestión empresarial y trabajo físico nocoinciden directa y personalmente en una uni-dad familiar ya que suelen tener clara separaciónentre la función gerencial asumida, según loscasos, por el titular, un socio, o un gerente y eltrabajo que es realizado por mano de obra asa-lariada.

Esquemáticamente, podría decirse que son“empresas patronales con asalariados” cuyo titu-lar puede ser una persona física o jurídica y queno se diferencia de cualquier empresa industrialo de servicios más que en la naturaleza agrariade su actividad productiva.

Este tipo de empresas con separación de lagerencia empresarial y el trabajo suele asimilar-

1.ª PARTE: Cap. 1: Empresas y explotaciones agrarias

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se, no sin base fundada, con explotaciones demediana o gran dimensión, a las que, en princi-pio, se les suponen mejores condiciones decompetitividad al poder aprovechar las econo-mías de escala.

Sin embargo, este supuesto no ha sido con-firmado, al menos en los términos tan absolutoscomo suele afirmarse. Las economías de escalatienen fuertes limitaciones en la mayor parte delas producciones o ramas de actividad agrarias yes probable que tales economías funcionen másclaramente en los complejos ganaderos intensi-vos de las explotaciones sin tierra (de ahí el cali-ficativo industrial de esta ganadería) que en lasexplotaciones agrícolas o en la ganadería ligadaa la tierra. Dichas limitaciones tienen mucho quever con las peculiaridades de la actividad agraria(su naturaleza biológica, la gran variabilidad derendimientos, la rigidez del factor tierra, etc.) yson una de las causas por las que este tipo deempresas, tanto en España como en los demáspaíses europeos e incluso en los EE.UU., ha teni-do, al menos hasta el momento presente, unaimplantación relativamente reducida y limitada acasos y sectores específicos.

Generalmente, las sociedades mercantiles nose instalan en el sector agrario por su elevadoriesgo y la incertidumbre de obtener beneficiosestables para retribuir el capital invertido a unnivel comparable con los otros sectores econó-micos. Muchas explotaciones societarias hansido constituidas más por razones patrimonialesy fiscales que por las expectativas de rentabili-dad de las inversiones.

La hipótesis de que la agricultura del futuroestará organizada sobre la base de una estructu-ra empresarial de grandes explotaciones consti-tuidas societariamente, que utilizan de formaintensiva el capital y emplean mano de obra asa-

lariada, no parece fundada ni que responda auna realidad evolutiva verificable.

Si tal modelo fuese la “salida natural” de lassituaciones desfavorables relativas a la dimen-sión, eficiencia y competitividad de las explota-ciones, ya se hubiese generalizado o tendríamayor implantación. En los países europeos y enotras grandes potencias agrícolas, ni el derechoagrario, ni las políticas económicas, estructuraleso fiscales en nada han obstaculizado la constitu-ción de este tipo de empresas, y los pronósticosque se hacían en décadas pasadas de que, a lalarga, impondrían su predominio, no se han con-firmado. Entre otras razones, quizá porque lasociedad mercantil, como fórmula organizativa,no es la más adecuada para las empresas agra-rias que, como ha quedado reseñado, tienecaracterísticas diferenciadas.No obstante, debereseñarse que las explotaciones organizadassocietariamente, tienen actualmente gran impor-tancia en cuanto al creciente peso relativo de lasuperficie agrícola que gestionan y del valor desu producción.

Como modelo intermedio entre las empresasfamiliares y las societarias, se ha desarrollado laagricultura de grupo como fórmula adecuadapara aprovechar las ventajas de ambos modelossuperando sus respectivos inconvenientes olimitaciones.

Es evidente que las explotaciones familiarescon capital limitado tienen más dificultades quelas grandes empresas muy capitalizadas paraincorporar ciertas innovaciones técnicas o paraadquirir medios de producción y equipos costo-sos, que suelen requerir grandes dimensiones. Eldisfrute de vacaciones y jornadas regulares de tra-bajo, las suplencias en casos de baja laboral, etc.,son también aspectos en los que las empresasfamiliares están en clara desventaja comparativa.

El Libro Blanco de la Agricultura y el Desarrollo Rural

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La agricultura de grupo en sus diversasmodalidades, como agrupación horizontal deempresas individuales que, sobre una base terri-torial más amplia, realizan total o parcialmenteuna gestión empresarial conjunta, puede ofreceruna respuesta para superar estas dificultades.

La modalidad más sencilla es la cooperacióny ayuda mutua entre explotaciones que compar-ten trabajos, adquieren y utilizan en comúnmaquinaria agrícola especializada, comercializanconjuntamente, etc., para, sin necesidad de per-der su individualidad jurídica y empresarial a laque los agricultores no renuncian, reducir costesde producción, rentabilizar las inversiones yracionalizar el trabajo. Estas modalidades deintegración se formalizan normalmente bajo laforma de Cooperativas o Sociedades Agrarias deTransformación (S.A.T.).

La modalidad de agricultura de grupo másavanzada y completa es la integración o fusiónen una única explotación en común de variasexplotaciones individuales cuyos titulares, rete-niendo la propiedad de sus tierras, acuerdanceder su uso a una nueva explotación dotada depersonalidad jurídica propia (Cooperativa oS.A.T.), en cuyo trabajo y decisiones gerencialesparticipan en diferentes grados según las cir-cunstancias de cada uno, y establecen de comúnacuerdo las fórmulas de distribución de losresultados económicos obtenidos.

Sin duda, y así se ha constatado también enotros países, es esta una fórmula idónea parasuperar los problemas organizativos, agronómi-cos y laborales derivados de la limitada dimen-sión de muchas explotaciones, pero cuyaimplantación encuentra ciertas dificultades encuanto supone una renuncia de los agricultoresa la independencia y a la titularidad de lasexplotaciones de origen.

En resumen, dentro de las dificultades deencuadrar en una clasificación sencilla la grandiversidad de realidades empresariales que exis-ten en el sector agrario, los tipos de explotaciónque, con carácter general, pueden identificarseen la agricultura española son las explotacionesfamiliares, con sus variantes a tiempo parcial ybajo diferentes regímenes de titularidad, lasexplotaciones individuales o societarias conseparación de gerencia y trabajo y las explota-ciones de grupo en todos sus diversos grados deintegración.

En otros capítulos del Libro Blanco se apor-tan elementos de análisis que permiten evaluar,desde diferentes perspectivas, la importanciarelativa de cada uno de estos tipos de explota-ciones, así como su influencia y relación en laevolución del sector agrario y del medio rural.

3. LOS DEBATES SOBRE LOS MODELOS

EMPRESARIALES

En los últimos años es frecuente que, enmedios académicos, foros de discusión y en elámbito del propio sector agrario, resurjan losdebates que, desde hace varias décadas, se vie-nen manteniendo sobre cuál es el modelo empre-sarial más conveniente para la agricultura delfuturo y sí cabe favorecer especialmente el des-arrollo de algún tipo particular de explotación.

Estos debates se recrudecen cuando, desdeunos u otros ámbitos institucionales, se propo-nen cambios en las políticas agrarias. Así, porejemplo, cuando en una de las sucesivas refor-mas de la PAC se establecieron las ayudas direc-tas y la Agenda 2000 abrió la posibilidad de“modularlas” según niveles de ayuda de cadaperceptor, muchas discusiones terminaron plan-

1.ª PARTE: Cap. 1: Empresas y explotaciones agrarias

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teando la cuestión de si la modulación deberíaaplicarse de la misma forma a los titulares deexplotaciones familiares, a los agricultores atiempo parcial para los que la actividad agrariaes una fuente accesoria de ingresos o a las gran-des sociedades mercantiles, o, por el contrario,debería aplicarse diferenciadamente por tipos deperceptores.

Análogas discusiones se plantearon cuandoen la Ley 19/95, de Modernización de Explota-ciones, se estableció una preferencia en la con-cesión de beneficios y apoyos a las inversionesa favor de determinadas empresas. Estas discu-siones se han reproducido recientemente conmotivo de la reglamentación sobre desarrollorural que deriva de la Agenda 2000, en la que, alcontrario de los anteriores Reglamentos, no sehace referencia expresa a la figura de agricultorprofesional y a título principal. A juicio de algúnsector de opinión, ello supone una desregula-ción de dicha figura y, por lo tanto, cuestiona lavigencia no ya de tal preferencia, sino de cual-quier otra de tipo estructural.

Esta interpretación parece no tener en cuentaque en las políticas estructurales los Estados miem-bros tienen mayores márgenes de libertad paraaplicarlas con criterios selectivos que en los Regla-mentos de las Organizaciones Comunes de Merca-do que son de obligatoria aplicación común.

Los nuevos criterios de competitividad, mul-tifuncionaliad, sostenibilidad y territorialidadque caracterizan el “modelo europeo de agricul-tura” mantienen la plena actualidad de un deba-te que se polariza entre dos posiciones extre-mas. En uno de los extremos está la posición dequienes presuponen que el futuro ya no es delas empresas familiares a las que consideran difí-ciles de rentabilizar pero que, dentro de la mul-tifuncionalidad, pueden tener objetivos ambien-

tales y de mantenimiento de población en elterritorio rural. Esta posición se decanta hacia unfuturo basado en “auténticas” empresas societa-rias a las que, por el hecho de serlo, consideranrentables, competitivas y específicamente desti-nadas a cumplir fines productivos y de abasteci-miento de los mercados.

Esta posición considera como estructuraóptima aquella que proporciona la máxima efi-ciencia productiva, lo que inevitablemente impli-caría una agricultura basada en unos pocosmiles de explotaciones de grandes dimensionesy un riesgo de que aumente en muchas áreas elya considerable vaciamiento poblacional delmedio rural. Esta visión economicista es pocofactible, tanto por la lentitud con que se produ-cen los cambios estructurales como por su aleja-miento de la realidad social imperante en la agri-cultura de los países de la UE.

En el otro extremo se sitúan quienes, conuna visión más funcional de las estructuras pro-ductivas, propugnan la defensa y el apoyo de lasexplotaciones familiares, a las que consideranmerecedoras de ser mantenidas por razonessociales, y protegidas cualesquiera que sean susperspectivas reales de viabilidad y permanenciacomo empresas. Esta posición parece olvidarque este tipo de empresas, dentro de los cam-bios que se han producido en las relacionesfamilia-explotación, están llamadas a redimen-sionarse y evolucionar para adaptarse a las situa-ciones y necesidades cambiantes.

Ambas posiciones tratan de inducir que lospoderes públicos opten, de forma más o menosexcluyente, por uno u otro modelo empresarialcomo primordial destinatario de las políticasestructurales. Planteado en estos términos extre-mos el debate es poco fructífero, porque nocabe opción más adecuada que la que conjuga

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la realidad predominante con la necesidad deque el mayor número posible de empresas agra-rias sean económicamente viables. Precisamenteesta opción es la que, en buena medida, inspirala política agraria europea desde su nacimiento.En efecto, los Estados miembros de la entoncesCEE, al establecer en la Conferencia de Stressalas bases de la Política Agrícola Común, recono-cieron la importancia de las estructuras familia-res en la agricultura europea y expresaron suvoluntad unánime de mantener o proteger lasexplotaciones familiares y la conveniencia depromover su viabilidad socioeconómica.

La agricultura europea y también la españo-la, desde la fecha de la Conferencia de Stressa,han cambiado profundamente sus estructurasproductivas y su productividad, pero mantienensu carácter familiar. Según datos oficiales, en laUE-15 el 96% de las explotaciones pueden con-siderarse familiares, y en ninguno de los Estadosmiembros baja del 88%. Los datos estadísticosconfirman que también en España las explota-ciones familiares llevadas directa y personal-mente por el titular y su familia constituyen elmodelo empresarial predominante tal como sededuce del siguiente cuadro:

1.ª PARTE: Cap. 1: Empresas y explotaciones agrarias

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Tipo de explotación % sobre el total de explotaciones

familiar (1) N.º de explotación Superficie agrícola Unidades ganaderas Empleo Margen bruto

Tf ≥ 50% Tt 85,3 54,6 64,2 71,1 60,01

Tf ≥ 90% Tt 73,0 43,7 55,3 59,8 45,9

Fuente: Encuesta de Estructuras 1997.(1) Tf: Trabajo aportado por la familia.

Tt: Trabajo total en la explotación.

Si estas cifras globales se desagregan territo-rialmente, pueden apreciarse las diferencias regio-nales de la aportación que las explotaciones fami-

liares hacen a la economía agraria de cada región.Los dos mapas siguientes representan la “geogra-fía de las explotaciones familiares en España”.

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Porcentaje del Margen Bruto sobre el total autonómico

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Porcentaje del Trabajo Total sobre el total autonómico

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Andalu

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Aragón

Princ.

de Astu

rias

Balears

(Illes

)

Canari

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Cantab

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Castilla

-La M

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Castilla

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País Vas

co

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Navarr

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Región

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Madrid

La Rioja

Extrem

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Comun

idad V

alenc

iana

Galicia

Mapa 1. Explotaciones Familiares con Tf> 90% Tt

Illes Balears

% nº de explotacionessobre total autonómico

93,0 % a 96,0 %

76,9 % a 93,0%

70,3 % a 76,9 %

60,4 % a 70,3 %

Fuente: Encuesta sobre estructuras de explotaciones agrícolas 1997.

Aragón

Canari

as

Islas Canarias

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1.ª PARTE: Cap. 1: Empresas y explotaciones agrarias

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Porcentaje del Margen Bruto sobre el total autonómico

100

80

60

40

20

0

% del margen bruto

Andalu

cía

Princ.

de Astu

rias

Balears

(Illes

)

Cantab

ria

Castilla

-La M

anch

a

Castilla

y Le

ón

Cataluñ

a

País Vas

co

C.F. de

Navarr

a

Región

de M

urcia

Madrid

La Rioja

Extrem

adura

Comun

idad V

alenc

iana

Galicia

Porcentaje del Trabajo Total sobre el total autonómico

100

80

60

40

20

0

% del trabajo total

Mapa 2. Explotaciones Familiares con Tf> 50% Tt

Illes Balears

% nº de explotacionessobre total autonómico

95,5 % a 98,3 %

88,1 % a 95,5 %

83,4 % a 88,1 %

77,7 % a 83,4 %

Aragón

Canari

as

Islas Canarias

Andalu

cía

Princ.

de Astu

rias

Balears

(Illes

)

Cantab

ria

Castilla

-La M

anch

a

Castilla

y Le

ón

Cataluñ

a

País Vas

co

C.F. de

Navarr

a

Región

de M

urcia

Madrid

La Rioja

Extrem

adura

Comun

idad V

alenc

iana

Galicia

Aragón

Canari

as

Fuente: Encuesta sobre estructuras de explotaciones agrícolas 1997.

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4. POLÍTICAS PARA LAS EXPLOTACIONES

FAMILIARES

Estos datos indican claramente que, en todaslas regiones, las explotaciones familiares contri-buyen a la producción y el empleo en porcenta-jes variables, pero muy considerables en todoslos casos.

Este predominio e importancia de la agricul-tura familiar es lo que justifica que histórica-mente, dentro del principio de libre empresaque establece la Constitución (Art. 38), se hayanestablecido apoyos públicos a las explotacionesfamiliares fundamentadas en la propia Constitu-ción que encomienda a los poderes públicos,por un lado, “la protección social, económica yjurídica a la familia” (Art. 39), y, por otro, la“modernización y desarrollo de todos los secto-res económicos y, en particular, de la agricultu-ra, de la ganadería ...” (Art. 139).

Este apoyo se plasmó legalmente en el Esta-tuto de la Explotación Familiar y de los Agricul-tores Jóvenes (1981) entre cuyos objetivos figu-raban la constitución y modernización de estasexplotaciones para que alcanzasen o consolida-sen su viabilidad socioeconómica, la protecciónde su integridad y continuidad como unidadesempresariales y el estímulo al relevo generacio-nal en la titularidad de las explotaciones.

Para adatar las medidas de apoyo a las cir-cunstancias derivadas de la Adhesión a la UE ypara afrontar los problemas estructurales que,pese a los profundos cambios que se produjeronen la décadas de los años ochenta y principiosde los noventa, todavía persistían en la agricul-tura española, la Ley de Modernización de lasExplotaciones Agrarias (1995), que sustituye alcitado Estatuto, refuerza los apoyos a determina-das explotaciones familiares o asociativas que

considera prioritarias a fin de asegurar su viabi-lidad, favorece la incorporación e instalación deagricultores jóvenes en explotaciones viables ypromueve una mayor movilidad de la tierracomo factor de producción.

Así pues, el apoyo a las explotaciones fami-liares para que alcancen una dimensión adecua-da es una constante de las políticas públicas enlas últimas décadas y que, sin duda, convienemantener, ya que dentro de la incidencia favo-rable que ambas disposiciones legales han teni-do en las estructuras productivas, muchasexplotaciones continúan teniendo problemasestructurales relacionados con la viabilidad eco-nómica, con el progresivo envejecimiento desus titulares y con las dificultades que para elrelevo generacional suponen las prácticas suce-sorias que favorecen el fraccionamiento de lasexplotaciones.

Sin embargo, una renovada política de apoyoa las explotaciones familiares ha de considerarque hoy en día algunos elementos básicos quelas caracterizan han sufrido cambios significati-vos. En el concepto clásico, este tipo de agricul-tura se caracteriza por una estrecha vinculaciónentre el patrimonio de la explotación y el de lafamilia, del que incluso formaban parte losingresos de todos sus miembros como corres-pondía a una unidad familiar nuclear y de con-vivencia; por una organización de la mano deobra de la explotación en la que toda la familiacontribuía al trabajo necesario; por una integra-ción familiar en la explotación y en el territorio,ya que la familia vivía, en unos casos, en la pro-pia explotación, y, en otros, en el núcleo ruralmás próximo; y, finalmente, por una concepciónde la rentabilidad empresarial más ligada a laocupación y al trabajo de la familia que a laremuneración de los capitales.

El Libro Blanco de la Agricultura y el Desarrollo Rural

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En cierta medida, estos elementos se mantie-nen vigentes, pero bajo nuevas formas y expre-siones diferentes. Actualmente suele haber unaclara separación entre el patrimonio de la explo-tación y el familiar, que en muchos casos ya noestá constituido únicamente por los bienes afec-tos a la empresa agraria.

También se ha producido una diferenciaciónnítida entre el trabajo y tareas agrarias y la ocu-pación de los miembros de la familia, que, cadavez más, suelen trabajar fuera de la explotación,e incluso muchos trabajos que antes realizaba lapropia familiar han sido externalizados.

Como consecuencia de estos cambios tam-bién se han modificado las relaciones familiares,que ya no están determinadas exclusivamentepor las necesidades de la explotación, sino que,por lo contrario, es la explotación la que seorganiza en función de las disponibilidades demano de obra o de la residencia familiar, de talmanera que en las comarcas de agriculturaextensiva son frecuentes los casos de titularesque residen en grandes o medianos núcleos depoblación alejados del lugar en que se ubica suexplotación.

Siendo cierto que todos estos cambios desdi-bujan sus características tradicionales, no esmenos cierto que las explotaciones familiarescontinúan siendo la esencia del “modelo euro-peo” de agricultura, basado en la multifunciona-lidad, la eficacia productiva, la pluriactividad, laocupación del territorio y la producción deexternalidades ambientales positivas. Por lotanto, a pesar de los cambios producidos, esexcesivo considerar, una vez más, que la agri-cultura familiar atraviesa una crisis definitiva,salvo que con ello quiera decirse, con todarazón, que muchas de estas explotaciones tienendimensiones insuficientes para ser viables y pro-porcionar rentas “satisfactorias”.

Precisamente, la política estructural debeestablecer los instrumentos jurídicos, financierosy formativos para orientar selectivamente a estasexplotaciones hacia un aumento de su dimen-sión individual, hacia fórmulas de agricultura degrupo que integren varias explotaciones familia-res en una asociativa de mayor dimensión ohacia otras alternativas como la diversificaciónde rentas o la especialización de producciones yservicios complementarios en la explotación.

1.ª PARTE: Cap. 1: Empresas y explotaciones agrarias

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