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1 Estudio piloto para evaluar instrumentos de conducta emocional y la asociación entre la orientación de valores sociales y la conducta cooperativa Autora: Laura Elena Amaya Durán Directora: Blanca Patricia Ballesteros de Valderrama Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Psicología Marzo de 2014

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Estudio piloto para evaluar instrumentos de conducta emocional y la asociación entre

la orientación de valores sociales y la conducta cooperativa

Autora: Laura Elena Amaya Durán

Directora: Blanca Patricia Ballesteros de Valderrama

Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Psicología

Marzo de 2014

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 2

Tabla de contenido

Resumen………………………………………………………………………...…………..4

Introducción………………………………………………………………………………...5

Relevancia y pertinencia………………………………………………...…………6

Marco Conceptual…………………………………………………………..……………...7

Cooperación y teoría de juegos…………………………………...……………….7

Preferencias sociales………………………………………………………………13

Empatía y reciprocidad………………………………………………..………….15

Emociones………………………………………………………………………….18

Toma de decisiones………………………………………………………………..24

Antecedentes empíricos…………………………………………………………………..30

Objetivos…………………………………………………………………………………..34

Objetivo general…………………………………………………………………..34

Objetivos específicos………………………………………………………………34

Variables…………………………………………………………………………………..35

Independientes…………………………………………………………………….35

Dependientes………………………………………………………………………35

Controladas………………………………………………………………………..35

Hipótesis…………………………………………………………………………………...36

SVO y Dilema del prisionero……………………………………………………..36

Hipótesis de trabajo………………………………………………………………..36

Hipótesis Nula……………………………………………………………………..36

Conducta emocional………………………………………………………………36

Hipótesis de trabajo………………………………………………………………..36

Hipótesis Nula……………………………………………………………………..36

Método……………………………………………………………………………..36

Diseño……………………………………………………………………………...36

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Diseño 1……………………………………………………………………………37

Diseño 2……………………………………………………………………………37

Participantes………………………………………………………………………37

Instrumentos………………………………………………………………………37

Dilema del prisionero……………………………………………………………...38

Estímulos audiovisuales…………………………………………………………...39

Medida de orientación de valores sociales……………………………………......40

Autovaloración Manikin…………………………………………………………..43

Procedimiento…………………………………………………………………......43

Términos de consentimiento informado…………………………………………45

Resultados …………………………………………………………………..………….....46

Discusión…………………………………………………………………………………..54

Referencias………………………………………………………………………………..59

Anexos……………………………………………………………………………………..65

Anexo A…………………………………………………………………………....65

Anexo B……………………………………………………………………………66

Anexo C……………………………………………………………………………68

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Resumen

El objetivo del trabajo fue analizar la asociación o dependencia entre valores sociales y

conducta cooperativa, y la capacidad de dos estímulos audiovisuales para inducir conductas

emocionales clasificadas como positivas y negativas, en estudiantes universitarios. La

conducta cooperativa se evaluó con la versión original de una sola interacción del Dilema

del prisionero y la orientación de valores sociales con el SVO (Social Value Orientation

Slider Measure (Murphy, Ackermann & Handgraaf, 2011). El grado de dependencia entre

ambas medidas se definió con un diseño de grupo con 18 participantes y el estadístico Chi

cuadrado de Pearson. Para evaluar la capacidad de los estímulos audiovisuales para inducir

conducta emocional, se utilizó un diseño pre–post con el Self-assessment Manikin (Bradley

y Lang, 1994) y un reporte verbal escrito de estado de ánimo. Participaron voluntariamente

48 estudiantes universitarios de diferentes carreras, con edades entre 18 y 26; 18 en el

primer diseño y 30 en el segundo diseño.

Los resultados no fueron concluyentes respecto a la asociación entre las medidas de

conducta cooperativa y la orientación a valores sociales, debido al número insuficiente de

datos. Los videos utilizados como inductores de conducta emocional fueron capaces de

provocar los cambios emocionales esperados. El estudio aporta a la validación de estos

instrumentos como insumo a un estudio experimental de mayor escala dirigido a

comprender mejor la relación entre las conductas emocionales y la toma de decisiones en

las interacciones sociales que impliquen cooperación.Palabras clave: Cooperación, Teoría

de juegos, Preferencias sociales, Conducta emocional, Toma de decisiones.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 5

Era 1997 la autora del presente trabajo y su hermano, jugando fútbol, acababan de romper

una estatua en la casa de sus abuelos y se preguntaban ¿Y ahora, qué iban a hacer?

Pensaron en tratar de pegarla, pero los pedazos eran muy pequeños. Tal vez pedir ayuda,

¿Pero a quién sin tener que soportar un regaño? Finalmente notaron que solo les quedaban

las opciones de: confesar o quedarse callados. Decidieron quedarse callados y por fortuna

nunca nadie notó que la estatua faltaba. Esa fue la historia que recordó la autora del

presente trabajo cuando por primera vez escuchó el relato del juego del Dilema del

Prisionero. Curiosamente quien se lo contó fue su hermano (cómplice en el misterio de la

estatua).

La semejanza entre la historia anterior y el famoso dilema del prisionero (Teoría de

juegos), es que involucra a dos jugadores quienes tienen que elegir entre opciones, cuyo

resultado final dependerá, en parte, de lo que escoja el otro; donde hay una estrategia

dominante (equilibrio de Nash desde el punto de vista egoísta: confesar) y es un juego de

una sola interacción (la decisión sólo se toma una vez). Si Laura hubiera confesado y su

hermano no, Laura se habría salvado del castigo por “honesta” pero a su hermano le habría

ido bastante mal. Si ambos hubieran confesado, el castigo habría sido relativamente suave

para ambos, pero sin duda quedarse callados resultó ser el mejor desenlace posible, para

ambos, así no hubiera obedecido a la estrategia individual dominante (confesar).

Más adelante se elabora acerca de este y otros tipos de juego, pero por ahora vale la

pena resaltar que en estos ejercicios de interacción social hay muchas variables en juego,

entre las que se encuentran las preferencias sociales (Bowels & Gintis, 2011), claves

sociales y ambientales (Boone, Declerck & Suetens, 2007), interacciones inter e intra

grupo, conocimiento previo de jugadores y sus planes (Boone, Declerck & Suetens, 2007;

Bowels & Gintis, 2011) y las que más atañen al presente estudio: el estado de ánimo y

afectivo (Kopelman & Thompson, 1997).

Desde los primeros años de carrera, los temas mencionados arriba han sido de gran

interés para la autora, motivo por el cual ha realizado trabajos acerca de ejercicios de

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altruismo castigador, reciprocidad fuerte e influencia emocional en empatía, cuyas

construcciones teóricas se elaboran más adelante.

Relevancia y Pertinencia

En primer lugar, cabe señalar que este trabajo de grado es congruente y pertinente

en el ámbito institucional de la Pontificia Universidad Javeriana en tanto su misión

consigna y resalta la importancia de “la formación integral de personas que sobresalgan por

su alta calidad humana, ética, académica, profesional y por su responsabilidad social; la

creación y el desarrollo de conocimiento y de cultura en una perspectiva crítica e

innovadora, para el logro de una sociedad justa, sostenible, incluyente, democrática,

solidaria y respetuosa de la dignidad humana (Pontificia Universidad Javeriana, 2013).

En segundo lugar, el trabajo realizado se inscribe en el grupo de investigación Lazos

Sociales y Culturas de Paz, concretamente, en la línea De las violencias a las culturas de

paz, interesada en los procesos psicológicos implicados en las conductas que favorecen u

obstaculizan aspectos relevantes a la paz, como es el caso de la conducta de cooperación.

En esta línea de investigación, hasta el momento, se han formulado preguntas concretas

sobre la disposición a perdonar, de manera que este trabajo complementa estas preguntas al

atender a otros procesos involucrados en la construcción de la sociedad planteada en la

misión de la Universidad, como son de conducta prosocial.

La conducta de cooperación, como se describe posteriormente en el trabajo, ha sido

de interés no solamente de la psicología, sino también de las neurociencias, la economía y

en general de las ciencias sociales, de manera que con este trabajo se busca colaborar en ese

diálogo interdisciplinar necesario para construir proyectos de mayor escala que cuenten con

instrumentos de evaluación válidos y confiables en el campo de las conductas de

cooperación y reciprocidad.

Específicamente, este estudio piloto constituye el insumo principal para un proyecto

futuro, a mayor escala, que logre integrar los constructos de conducta emocional y de

conducta prosocial con instrumentos debidamente ajustados.

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Estudio piloto con estudiantes universitarios para evaluar instrumentos de conducta

emocional y la asociación entre la orientación de valores sociales y la conducta

cooperativa

En este capítulo se presentan los principales antecedentes teóricos del campo de la

cooperación, en el marco de la Teoría de juegos; el de las preferencias sociales, la empatía

y la reciprocidad; las emociones y la toma de decisiones. En la última parte del capítulo se

presentan los principales antecedentes empíricos del tema.

Cooperación y teoría de juegos

Las discusiones de tipo ontológico con respecto a las personas y sus interacciones han

acompañado la curiosidad y reflexión humanas desde los primeros esbozos de pensamiento

abstracto, moral y formal. Se cuenta con análisis y visiones filosóficas, económicas,

antropológicas, psicológicas, etc. pero algo que ha quedado claro es que los seres humanos

son sociales en naturaleza y desarrollo.

Richard Dawkins (biólogo evolucionista) en su libro The Selfish Gene (1989),

refiriéndose al principio del egoísmo, dice que los seres humanos (inherentemente egoístas)

deben enseñarse a ser generosos y altruistas. En el mismo orden de ideas, Richard

Alexander (1987) propone que “la ética, moral, conducta y psique (cognición) humanas,

han de entenderse sólo si las sociedades son vistas como un colectivo de individuos que

buscan únicamente satisfacer su interés propio” (p.3, en Bowles & Gintis, 2011).

Bowles y Gintis (2011) plantean que aunque la cooperación es común a muchas

especies, en los seres humanos tiene una característica que la diferencia del resto de

especies animales y es que las personas no cooperan solo con sus parientes, sino que

pueden llegar a hacerlo incluso con perfectos desconocidos y ocurre en una escala mucho

mayor que en el resto de especies, excepto algunos insectos. Estos autores definen

cooperación como el emprender una actividad con otro(s) individuos(s) que resulte, de

alguna forma, mutuamente beneficiosa.

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La cooperación, la reciprocidad y otras interacciones sociales se han estudiado

usualmente mediante el uso de la teoría de juegos. Ken Binmore (2005) afirma que

(…) un juego es cualquier situación en la que personas o animales interactúen. A los

planes de acción de los jugadores se les llama estrategias. Un equilibrio de Nash es

cualquier perfil de estrategias (uno para cada jugador) en la que la estrategia de cada

jugador es la mejor respuesta a las estrategias de los otros jugadores (Traducción

propia, p.5).

Este autor, una autoridad en el tema de la teoría de juegos, afirma que “un juego

está siendo jugado siempre que las personas tengan algo que hacer entre ellas” (p.3), sin

embargo, afirma que la teoría de juegos no pretende tener la solución a todos los problemas

que se puedan presentar en la interacción entre personas. Binmore (2005) dedica su trabajo

a estudiar qué sucede cuando las personas interactúan de forma racional, es decir, solo se

deben cumplir dos supuestos básicos: consistencia y transitividad. El primero hace

referencia a que si una persona hoy prefiere X a Y, mañana preferirá también X a Y; y la

segunda se refiere a que si alguien prefiere X a Y y Y a Z, entonces preferirá X a Z.

A. W. Tucker es a quien se le adjudica el planteamiento y la formulación

matemática del famoso dilema del prisionero (Frank, 1988). La anécdota de la versión

original del dilema se mpuede describir de la siguiente manera:

Dos prisioneros son capturados y se encuentran actualmente en dos celdas

diferentes, acusados de un crimen que efectivamente cometieron. Sin embargo, el

fiscal tiene evidencia para condenarlos solo por faltas leves, por las cuales la pena es

de un año en prisión. A cada uno de los criminales se le dice que si confiesa

mientras que el otro se queda callado, quedará en libertad mientras que el otro será

condenado a 20 años de cárcel. Si ambos confiesan se les dará una sentencia de

duración media, 5 años. Finalmente, los prisioneros no se pueden comunicar entre

ellos (Traducción propia de Frank, 1988, p. 30).

El juego anterior es entonces de una sola interacción, que tiene diferentes desenlaces

posibles, los cuales dependen de la decisión que cada jugador toma y de la interacción de

esa elección con la del otro jugador, y no es un juego de suma cero, es decir, lo que pierde

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el uno, no lo gana el otro. Sobre esta base, el análisis estratégico inicial que se realiza,

basado en un modelo de interés material propio y egoísmo, además de un agente “racional”

(en términos económicos), es el siguiente, según Frank (1988): Hay una clara estrategia

dominante (equilibrio de Nash), que es confesar (o desertar, como se plantea más

adelante:); por estrategia dominante se entiende aquella que resulta más beneficiosa sea

cual sea la estrategia del otro jugador, lo que implica que sin importar lo que haga el

prisionero B, A recibirá siempre una sentencia menor si confiesa. Si B también confiesa, A

obtiene una sentencia de cinco años (de los veinte posibles), y si B no confiesa, A queda en

libertad. Y viceversa, los resultados son perfectamente simétricos si el caso se analiza desde

el jugador B.

De manera que, según la teoría económica y de intereses materiales, en

interacciones de una sola vez donde la reputación y la retaliación no son factores que se

puedan tomar en cuenta, la mejor estrategia siempre sería no cooperar. Pero cuando este

juego se lleva a estudios experimentales empíricos, los resultados no son los que se esperan.

Más del cincuenta por ciento de las personas tienden a cooperar incluso con las condiciones

mencionadas anteriormente y con desconocidos, cuando la desconfianza debería ser un

factor que disuadiera cualquier comportamiento mínimamente riesgoso (Axelrod, 1984;

Frank, 1988).

Rapoport y Chammah (en Frank, 1988; Axelrod, 1984) deciden estudiar el

comportamiento cooperativo cuando este dilema se practica de forma iterada, momento en

el cual entran en juego variables como las mencionadas arriba, la reputación, la retaliación

y la generación de estrategias luego de ‘leer’ los comportamientos del otro. El juego se

plantea ahora de una forma ligeramente diferente, incluyendo pagos monetarios: los

jugadores tiene dos opciones: cooperar o desertar. Una vez más, las opciones son

simétricas. Si el jugador A coopera y el B también cada uno obtiene un pago de $4. Si A

coopera y B no, A no obtiene ningún pago ($0) y B recibe $6; y viceversa, si B coopera y A

no, B recibe $0 y A obtiene $6. Si ambos desertan, obtienen $2 cada uno.

A partir de esta versión del juego, se encontró que la estrategia que mayores

ganancias totales (sumadas las ganancias de A con las de B) generó, es una a la que se le

llamó TIT for TAT. Esta estrategia consiste en comenzar cooperando y de ahí en adelante

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hacer en cada movida lo que el otro jugador hizo en la anterior. Bajo estos parámetros,

Robert Axelrod, a principios de los años ochenta, diseñó un concurso en el que se le

propuso a la comunidad científica de diferentes disciplinas, incluidas la economía y la

psicología, que presentara estrategias (en programas de computador) para jugar el dilema

del prisionero iterado. Las estrategias fueron dispuestas a jugar contra todas las demás y

contra sí mismas, y sorprendentemente la estrategia con mejores resultados en general era

TIT for TAT, tanto jugando con sí misma, como jugando con el resto de programas. Hay

que resaltar que no hay una sola estrategia que sea mejor independientemente del

contrincante y del ambiente, sin embargo, esta maniobra, la más sencilla, tenía una

combinación de cuatro características que la hacían ideal:

De acuerdo con Axelrod (1984, p. 54), lo que justifica el robusto “éxito de TIT for

TAT es su combinación de ser amable (niceness), retaliatoria, clara y que perdona

(forgiving)”. A lo que se refiere con cada una de estas características es a que es amable en

tanto siempre comienza cooperando. Es retaliatoria en tanto no pasa por alto cuando el otro

jugador no presenta una conducta cooperadora. No es rencorosa y perdona porque si bien

toma represalias, lo hace de forma inmediata (en el siguiente movimiento) pero no prolonga

esa respuesta en el tiempo, si en la siguiente jugada, el contrincante coopera, ella (TIT for

TAT) comenzará a cooperar también. Y finalmente Axelrod dice que es clara porque al otro

jugador no le queda duda de la forma como TIT for TAR juega, así que puede comprender

que en principio es una estrategia cooperante.

Dice Axelrod para finalizar su opinión con respecto a estas características y lo que

las hace tan beneficiosas:

(…) su amabilidad le evita meterse en riñas innecesarias. Su característica

retaliatoria desmotiva al contrincante de persistir en una posición desertora. El que

no sea rencorosa permite que se pueda reestablecer la cooperación, así se haya

perdido por un momento. Y el que sea tan clara, hace que el otro jugador la

comprenda fácilmente, lo que promueve una cooperación a largo plazo (Axelrod,

1984, p. 54).

Con respecto a TIT for TAT, Gray (2008) afirma que

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(…) funcionan sólo porque los jugadores pueden identificar quién sí cooperó y

quién no, pueden recordar esa información de un ensayo a otro, y están inclinados a

responder a cada jugador, de acuerdo con la acción previa de este jugador hacia

ellos (…) cada jugador es responsable de sus acciones (…) a través de la

responsabilidad, el TFT establece una reputación como una persona que ayuda a los

demás y que corresponde -reciprocidad- a la ayuda de los demás, pero sin dejarse

explotar por los que no corresponden (p.8).

Con base en esto, se han planteado diversas teorías que giran en torno al

comportamiento recíproco y a diferentes aplicaciones de sus resultados empíricos

encontrados incluso en sociedades diametralmente diferentes. Por un lado, un modelo de la

“justicia distributiva”, planteado por Homans (1961), se centra en la manera como el

intercambio voluntario puede llevar a resultados particularmente igualitarios, motivados en

que los actores involucrados están dispuestos a sacrificar parte de su potencial beneficio del

intercambio, para reprender actitudes que buscan beneficiar desproporcionalmente a una de

las partes, lo que la literatura llama aversión a la desigualdad, y se comprende como

consecuencia congruente del altruismo castigador del que se habló antes (Amaya, Martínez,

Rubiano, Vélez, Muñoz, 2011).

Las personas de cualquier lugar tienen un fuerte sentido de la justicia, que va más

allá del interés propio inmediato. En muchas situaciones, la gente preferiría no

ganar nada antes que aceptar un acuerdo injusto en el que gane poco y otra persona

gane mucho (Fehr y Fischbacher, 2003, 2004). Este sentido de justicia ha sido

ilustrado usando juegos de laboratorio llamados juegos de ultimátum (Gray, 2008).

El anterior, resulta ser un juego bastante reconocido (diseñado en 1982, por los

economistas Güth, Werner, Schmittberger y Schwarz, quienes buscaban un estudio

cuantitativo de la cooperación y el altruismo observables en la conducta humana) y

representó una opción de diseño para este trabajo, pues restringe los experimentos a actos

de reciprocidad sin desviarse hacia ejercicios de cooperación y/o reputación.

Otro ejemplo por excelencia cuando se trata de Teoría de juegos es el Juego del

Ultimátum, tradicionalmente, es aquel en el que el jugador 1 hace una oferta al jugador 2,

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de $X de un total de $M; si el jugador 2 acepta la oferta, al jugador 1 se la paga $(M-X) y

el jugador 2 recibe $X; si el jugador 2 rechaza la oferta, no se le paga nada a ninguno

(Hoffman, Mccabe & Smith, 1998). La variación que se realizó al uso común de este juego,

consistió principalmente en: primero, limitar las opciones del oferente (un grupo de

personas) a ceder dos o cinco unidades, de diez que se les proporcionaban, y segundo, usar

al grupo receptor en un segundo juego, ahora como oferente, con las mismas opciones pero

interactuando con un tercer grupo (Amaya, Martínez, Rubiano, Vélez, Muñoz, 2011).

Por su parte, Bowels y Gintis (2011), en el texto mencionado arriba: A cooperative

species aclaran desde el comienzo, que se va a trabajar bajo al menos dos supuestos

básicos: primero, las personas cooperan no solo por intereses materiales y egoísmo sino

también porque genuinamente se preocupan por el bienestar de los demás, intentan

defender normas sociales y valoran su propio comportamiento cuando éste se puede

calificar como ético, es decir, es deseable actuar de forma ética no solo por reputación sino

por conformidad propia. Es por este mismo motivo que las personas castigan el

comportamiento de otros, cuando se percibe que no está a la altura de esos estándares

éticos, a esto se le conoce como Preferencias sociales. De manera que, contribuir al éxito de

un proyecto comunal en beneficio de un grupo, incluso si este incurre en un costo personal,

evoca sentimientos de orgullo y satisfacción; y no hacerlo suele ser una fuente de

vergüenza o incluso culpa.

En segundo lugar, teniendo en cuenta factores evolutivos, las personas llegan a

adquirir estos ‘sentimientos morales’ gracias a que los ambientes naturales y sociales en

que vivieron sus ancestros estaban compuestos por individuos con predisposición a la

cooperación y al mantenimiento de estándares sociales, que permitieron la supervivencia y

expansión de sus grupos con respecto a otros con comportamiento menos prosocial.

El porqué de la presencia de conductas cooperativas en interacciones repetidas y/o

entre individuos relacionados por lazos familiares es relativamente sencillo de explicar, o se

ha explicado con cierta facilidad teniendo en cuenta la selección natural (para el

mantenimiento y herencia de comportamiento cooperativo) y constructos como los de

reputación, reciprocidad y altruismo. Pero, con la comprensión de lo que Bowels y Gintis

(2011) llaman preferencias sociales, se puede explicar el hecho de que la cooperación se

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presente también en interacciones de una sola vez, en las que la reputación no es un factor

que se tenga en cuenta, y aun cuando los individuos no están relacionados genética ni

socialmente.

Preferencias Sociales

Las preferencias sociales, según Gintis y Bowels (2011) se basan en que la mayoría de los

seres humanos sienten una preocupación, positiva o negativa, por el bienestar de las otras

personas, además del deseo por mantener normas éticas. Por el contrario, las preferencias

egoístas se basan en la preocupación exclusiva por sí mismo. Los ejemplos por excelencia

de las preferencias sociales son el altruismo castigador y la reciprocidad fuerte, términos

sobre los que se elabora más adelante.

Los estudios acerca de las motivaciones que subyacen interdependientemente al

comportamiento decisivo, poseen una larga historia y son conocidas por diferentes

nombres, preferencias sociales, relaciones de intercambio y la orientación de valores

sociales o SVO por sus siglas en inglés (Social Value Orientation), ésta última asume que

las personas pueden variar en sus motivaciones u objetivos al evaluar diferentes formas de

asignar recursos entre ellas y otras personas.

Messick y McClintock (1968 en Kopelman & Thomson, 1997) plantearon que los

individuos tienen diferentes formas de evaluar las consecuencias o resultados para sí mismo

y otros en juegos como el dilema del prisionero. Como se había anotado anteriormente la

Orientación de valores sociales es una forma de describir las preferencias individuales por

distribuciones particulares en situaciones de interdependencia social (Kopelman &

Thomson, 1997).

Es así que Lowenstein et al., 1989; Bazerman et. al., 1992 en Kopelman &

Thompson, (1997) proponen que la orientación de valores sociales puede verse influenciada

por factores situacionales, y es por eso que se quiere utilizar este instrumento como medida

de línea base y posterir re-test, una vez se le hayan presentado los estímulos audiovisualess

a los participantes.

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Esta orientación de valores sociales interviene en el comportamiento en una amplia

gama de contextos de toma de decisiones, específicamente en el ámbito de la negociación y

los dilemas de recursos interpersonales. Estos estados identifican además como una

covariable, que interactúa con diferentes estados emocionales, que se cree influyen en la

propensión a cooperar. Incluso se ha identificado SVO en primates, indicando de esta

manera que algunas especies muestran preferencias intrínsecas hacia el comportamiento

prosocial (Zeelenberg, Nelissen, Breugelmans & Pieters, 2008, en Murphy, Ackermann &

Handgraaf, 2011).

Cuando las personas buscan maximizar únicamente sus ganancias, se dice que

son proself o con tendencia individualista y cuando además o en vez de eso, incluyen

dentro de sus disposiciones los intereses de otros y/o la preocupación por los resultados de

un grupo en general, se dice que tienen tendencias prosociales. De manera que los valores

sociales se suelen clasificar principalmente en cuatro categorías de orientación:

individualista, competitiva, cooperativa o altruista.

La orientación individualista hace referencia a quienes sólo se ocupan de sus

propios resultados. Toman decisiones basadas en lo que ellos piensan que personalmente

lograrán, sin preocuparse por los demás resultados. No se involucran con otros miembros

del grupo, ni ayudan, ni interfieren, por ende se centran sólo en resultados propios.

Por su parte, la orientación competitiva se refiere a aquellas personas que no sólo

buscan maximizar sus propios resultados, buscan también minimizar el resultado de otros.,

es decir que el resultado propio sea mayor, pero siempre como valor relativo al de los

demás, lo que los motiva es el tamaño de la diferencia entre cada participante, más allá del

valor unitario o individual. Tienen la creencia de que cada persona debe sacar el máximo

que puedan en cada situación y jugar para ganar cada vez. Las posibilidades de conflicto en

esta categoría son altas debido a sus estilos de reacción e interacción.

Por otro lado, las personas con orientación cooperativa, son aquellas que tienden a

maximizar sus resultados, así como los resultados de otros, siempre que puedan hacerlo

preferirán maximizar el resultado total (sumando el propio y el del otro) por encima del

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resultado individual. Seleccionan estrategias que generen situaciones donde ambas partes

ganen.

Y por último, la orientación altruista es aquella categoría en la que los participantes

están motivados para ayudar a otros que están en necesidad aun cuando esto vaya en

detrimento o signifique menos ganancia para sí mismos. Los miembros de esta categoría

son bajos en el interés propio. Ellos sacrifican voluntariamente sus propios resultados con

la esperanza de ayudar a otros a alcanzar la ganancia (Van Lange, 1999).Los anteriores

tipos de orientación se han medido mediante el uso de diferentes instrumentos, entre ellos,

el anillo de medición de valores sociales (Liebrand, 1984), la medida de triple dominancia

social (Messick y McClintock, 1968) y el SVO Slider measure of social preferences

(Murphy et al., 2011). Las preferencias sociales y sus medidas se retoman más adelante

cuando se evidencie el efecto de las emociones en todos estos procesos.

Empatía y Reciprocidad

Ahora bien, se encuentra que en otro ámbito en que la diada preferencias sociales-biología

tiene gran injerencia: en aquel que implica procesos como la empatía y la reciprocidad, que

se encuentran como constructos base para la comprensión del fenómeno complejo que es la

cooperación. Una forma de reciprocidad que ha recibido especial atención en las últimas

décadas, es la reciprocidad fuerte entendida como “la predisposición a cooperar con otros y

castigar (con un costo personal de ser necesario) a quienes violan las normas de la

cooperación, incluso cuando es poco plausible recuperar estos costos en un futuro lejano”

(Gintis, Bowles, Boyd & Fehr, 2005).

En virtud de esta definición, la reciprocidad se compone de dos elementos

complementarios: por un lado, el comportamiento cooperador condicional o altruista, según

el cual se exhiben actitudes altruistas o cooperativas siempre y cuando los demás también

las ostenten, y por otro lado,el altruismo castigador, que sugiere que los individuos están

dispuestos a sancionarlos comportamientos que van en contra de las normas prevalecientes

de cooperación, así sea en detrimento propio, (Amaya, Martínez, Rubiano, Vélez, Muñoz,

2011).

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Para aclarar algunos términos, desde la perspectiva antropológica de Hoffman,

Mccabe y Smith (1998), las normas son el producto de la interacción entre la cultura y los

módulos mentales (que vienen siendo la propensión hereditaria o aptitud evolutiva de

ciertas habilidades cognitivas que predisponen a muchas personas hacia la reciprocidad),

para lograr resolver problemas específicos de intercambio social. La “igualdad” (traducción

de “equality”) implica que las ganancias deben ser compartidas igualitariamente, en la

ausencia de cualquier diferencia objetiva entre los individuos que sugiera otra norma para

la repartición. En contraste, la “equidad” implica que los individuos que contribuyen más a

un intercambio social, deben obtener una parte más grande de las ganancias.

La “reciprocidad” implica que si un individuo ofrece una “cuota” (share) a otro

individuo, se espera que el segundo individuo reciproque en un lapso de tiempo razonable.

Y los autores distinguen la reciprocidad negativa, que es el uso de estrategias de castigo

para responder en contra de una conducta que se percibe como inapropiada (similar a lo que

se ha explicado como altruismo castigador), de la reciprocidad positiva, que es el uso de

estrategias que inicien o recompensen el comportamiento que se perciba adecuado

(Hoffman, Mccabe & Smith, 1998).

De hecho, estos elementos parecen ser tan ubicuos en el comportamiento que no

sólo emergen en experimentos que repiten las interacciones entre los individuos, sino que

aparecen también en interacciones “de una sola vez”, donde la reputación, las relaciones

existentes entre los sujetos experimentales u otros factores no distorsionan lo que parece ser

una regularidad muy fuerte del comportamiento (Gintis, 2009). Todo esto, a pesar de que

“La teoría de juegos” predice que la cooperación mutua no surgirá en un juego de un solo

movimiento, ya que las personas son “enemigos egoístas” (traducción de “selfishfoes”)

(Hoffman, Mccabe & Smith, 1998).

Continuando con antecedentes teóricos de este fenómeno de la reciprocidad, se

encuentra “El modelo del adeudo”, propuesto por Greenberg (1968), que explica cómo los

sujetos sienten obligación de devolver un favor cuando han recibido uno por parte de otra

persona. En la mayoría de los casos esta sensación de “endeudamiento” genera

inconformidad en las personas, sentimiento que no desaparece hasta no ser resuelto por

medio de una acción recíproca; los sujetos sienten intranquilidad hasta “no pagar el favor”,

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 17

lo cual actúa como un mecanismo psicológico de compromiso emocional (Frank, 1988)

para que la reciprocidad efectivamente sirva como motivador para la cooperación y de

lugar a relaciones de confianza.

Según Peter Gray (2008), antropólogos y sociólogos (citando a Gouldner, 1960 &

Whatley, 1999) han encontrado que las personas en general respetan normas de

reciprocidad, es decir, las personas se sienten obligadas a regresar favores, incluso cuando

ha transcurrido bastante tiempo entre cada evento. Esta norma está tan arraigada que

pueden incluso sentirse impulsados a corresponder a favores que no deseaban.

En general, estas teorías le dan un papel preponderante a la reciprocidad como

instrumento de cohesión social, en especial entre agentes sin una relación previamente

establecida, lo cual podría iluminar aspectos sobre la sociabilidad humana desde una

perspectiva científica que, hasta ahora, parecían objeto exclusivo de disquisiciones

filosóficas.

Por otro lado, se entiende que los patrones de comportamiento prosocial hallan su

lugar, en parte gracias a la capacidad, aunque no exclusivamente humana, de sentir

empatía. Con respecto a este tema Preston y De Waal (2002) plantean para el campo del

estudio de la conducta prosocial (Davis & Kraus, 1991; McIllwain, 2003 en Preston y De

Waal, 2002), los términos empatía ‘fría’ para referirse a procesos cognitivos y empatía

‘caliente’ que se refiere a procesos emocionales. La empatía fría permite entender cómo

podría otra persona estar comprendiendo, interpretando, o analizando alguna situación, sin

hacer mayor reparo por la parte emocional de estos procesos cognitivos de análisis. Por su

parte, la empatía ‘caliente’ sería la capacidad, y hasta cierto nivel habilidad, de

experimentar somática y cognitivamente los estados emocionales de otras personas, con el

correlato neurocientífico correspondiente (Davis & Stone, 2003).

De lo anterior se podría comenzar a ver cierta inclinación por la necesidad de la

existencia de este tipo de mecanismos de empatía y teoría de la mente para que pudiera

llegar a existir el comportamiento prosocial, sin embargo, Astington (2003 en Paal &

Bereczkei, 2006) argumenta que ni los procesos cognitivos de alto nivel (teoría de la

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 18

mente), ni la capacidad de experimentar el estado afectivo de alguien más (empatía) son

prerrequisitos indispensables para la conducta socialmente dirigida.

Cabe resaltar que por teoría de la mente se entiende la habilidad para comprender y

predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones, creencias y

emociones (Astington, 2003 en Paal & Bereczkei, 2006). Muchos investigadores sostienen

que la atribución de estados mentales se desarrolla a través de varios años de duración en el

proceso de maduración de estos precursores cognitivos como la atención mutua, la

imitación social y el pretender jugar (Paal & Bereczkei).

Empieza a hacerse evidente entonces, que las emociones, su procesamiento,

interpretación y expresión juegan un papel fundamental dentro del desenvolvimiento social

y el grado de adaptabilidad de un sujeto a situaciones sociales demandantes. En cuanto al

tema de las emociones y el estado afectivo, los siguientes son puntos relevantes que se han

de tener en cuenta.

Emociones

El interés por de las emociones, a las que se les ha llamado de diferentes formas a lo largo

de la historia (pasiones, motivaciones, sentimientos, etc.) data de mucho antes del

surgimiento de la psicología como disciplina y de las neurociencias en general. Casado y

Colomo (2006) hacen un breve recorrido histórico del estudio de las emociones,

comenzando por los padres de todas las ciencias, los filósofos griegos, con Platón y su

metáfora de los dos caballos (uno racional que trata de contener a uno más afectivo y

pasional) y Aristóteles para quien “las dos dimensiones del alma, racional e irracional,

forman una unidad y (además) entiende que las emociones poseen elementos racionales

como creencias y expectativas” (p.2); hasta Kant quien señala que “las emociones son un

predominio de las sensaciones, al punto que llega a suprimirse el dominio del alma (…)

crece rápidamente hasta hacer imposible la reflexión” (en Casado & Colomo, 2006, p.7),

sin descuidar ni pasar por alto, a pesar de la brevedad, a Hobbes, Spinoza, Rousseau, Hegel

y Sartre.

Sin caer en el error de Descartes (Damasio, 1994), parece prudente comenzar por

una breve reseña de los componentes neurobiológicos de las emociones, ya que éstos son, a

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 19

diferencia de los componentes cognitivos y conductuales, innatos y comunes a toda la

especie humana. Palmero (1996) realiza un conciso compendio de las teorías fisiológicas,

neurológicas y biologisistas que se han encargado del tema, desde Darwin hasta los

planteamientos más actuales de Ledoux (1986) y Gray (1991), entre otros.

Es así que desde el punto de vista funcional-biológico Darwiniano, las emociones,

aunque en términos rigurosamente Darwinianos la expresión de las emociones, juegan un

rol vital en la comunicación de estados internos de un sujeto a otro entre los miembros de

una especie. Dicha expresión se encuentra modulada por tres principios: el de los hábitos

asociados con la utilidad, el de antítesis y el principio de acción directa del sistema nervioso

excitado.

El primer principio hace referencia al valor adaptativo de la expresión emocional,

cuyo comienzo fue aprendido y debido a su utilidad se convirtió en innato. El segundo,

“argumenta que la expresión de emociones opuestas implica también tipos opuestos de

conducta” (p.62); y el tercero se plantea porque no todas las emociones han podido ser

explicadas por los dos primeros principios, así que las que restan por explicar se le

atribuyen a cambios de la actividad del sistema nervioso. También, Darwin afirmó que los

grupos compiten unos con otros por la supervivencia, y aquellos grupos que son capaces de

mantener un comportamiento cooperativo, superan la extinción, mientras que los grupos

conformados por personas egoístas no (Guzmán, Rowthorn & Sickert, 2008).

Cabe resaltar en este punto, que las teorías estrictamente Darwinianas rechazan el

análisis teleológico del surgimiento de las emociones (o su expresión por lo menos), es

decir, la aparición de la expresión emocional en todos los animales que la evidencian es

producto único de la selección natural, motivo por el cual no se desarrollaron para ningún

propósito, así, el hecho de que tengan alguna función no es el motivo de su existencia.

En lo que respecta al tema de la expresividad emocional, Schug, Matsumoto,

Horitaa, Yamagishia y Bonnet (2010) plantean la existencia de cierto grado de correlación

entre los sujetos que tienden a cooperar y qué tan expresivos de sus emociones (positivas y

negativas) son. En su publicación resaltan que la cooperación entre sujetos no relacionados

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 20

genéticamente, evolucionan en una población cuando los cooperadores pueden ser

identificados por señalización de honestidad y confiabilidad (trustworthiness).

También afirman que una de las características que debe cumplir esta señalización,

es que se perciba como “genuina”, y una forma en que los humanos estamos genéticamente

codificados para identificar esto es mediante el análisis de las expresiones faciales

(mencionan repetidamente el ejemplo del tipo de sonrisa Duchenne, que implica

movimientos faciales involuntarios que son difíciles de fingir y que señalizan

específicamente una sonrisa genuina).

De manera que muchos estudios han encontrado que los sujetos con tendencia a la

cooperación y al altruismo evidencian (de manera observacional y medible) niveles más

altos de emociones positivas, que los que tienen mayor tendencia al egoísmo o a la no-

cooperación. “Esta tendencia se ha confirmado en diversas situaciones, como cuando los

participantes hablan con un experimentador acerca de sus experiencias personales (Shelley

& Kuhlman, 2007), cuando entablan una conversación natural (Oda et al., 2009), cuando

leen en voz alta un cuento (Brown et al., 2003), etc.” (Schug et al., 2010, p.1).

Schug et al. (2010) plantean que otras observaciones sugieren que las expresiones

emocionales positivas no son inequívocamente una forma de identificar a los cooperadores

(por ejemplo, una sonrisa genuina puede surgir tras una acción que genera ganancia propia,

aún a expensas del otro jugador). Es así que la señalización es el punto más relevante con

respecto a la expresividad emocional, ya que es lo que permite que los cooperadores se

identifiquen entre sí (que son las interacciones más beneficiosas), y así pueden encaminar

sus preferencias de interacción a otros cooperadores.

La hipótesis de expresividad emocional es consistente con el modelo de

compromiso emocional de Frank (1998 p. 5), que sugiere que tan solo señalizar que se

experimenta un compromiso emocional, incluso en contra de los propios intereses

materiales, puede conllevar genuinas ventajas y que la naturaleza involuntaria de la

experiencia emocional promueve que individuos que tengan la tendencia a no cooperar,

presenten comportamientos justos o cooperativos.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 21

Esta teoría de las emociones como mecanismos que generan compromisos o

cometidos específicos se comprende en tanto y en cuanto se tienen en cuenta las emociones

como motivadores o incentivos que inducen determinados comportamientos, que no son en

sí mismos inmutables pero que se encuentran mayormente determinados de forma innata o

por medio de la creación de hábitos (Frank, 1988, p. 6).

Un enfoque que es tema obligado cuando se habla de emociones es el de James-

Lange, quienes identificaron la activación fisiológica, como predecesora de la conducta de

manera que “la emoción no se deriva directamente de la percepción de un estímulo, sino

que éste ocasiona unos cambios corporales, cuya percepción por parte del sujeto da lugar a

la emoción” (James, 1884/1985 & Lange, 1885/1922, en Palmero, 1996 p.62), es decir, una

emoción es la sensación consciente que tiene un sujeto de los cambios corporales que le

acontecen como reacción a determinado suceso. No obstante esta es una perspectiva que se

ha dejado un poco de lado en la actualidad para darle paso a teorías menos simplistas y

reduccionistas.

Palmero (1996) (al referirse a Cannon, 1932) dice que

(…) las emociones tienen como misión fundamental preparar al organismo para las

situaciones de emergencia, pero los cambios corporales y las emociones se

producen al mismo tiempo, a diferencia de la teoría de James, en la que los cambios

corporales anteceden a la emoción (p.63).

En cuanto a teorías más actuales en materia de emociones, Ledoux (Palmero, 1996)

formula un análisis integrado de los componentes fisiológico, expresivo-conductual y

cognitivo de la emoción, propone “una teoría de la emoción que intenta constatar el papel

que juega el sistema nervioso periférico y el sistema nervioso central en la evaluación,

experiencia y expresión emocionales” (p.71), todas estas asociadas a diferentes áreas

cerebrales y formas de procesamiento. Este autor afirma que sí existe un centro neural que

se encargue de las emociones, y como ya lo habían advertido otros autores, entre ellos

Papez y MacLean, es un circuito principalmente subcortical, que actúa como un filtro de

información, generando que el contenido emocional que alcance la corteza sea únicamente

aquél que sea muy complejo o importante.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 22

Otro autor contemporáneo sobre el que elabora Palmero (2006) es Gray, quien “se

centra en la idea de un sistema general motivacional-afectivo (…) desde un punto de vista

homeostático” (p.74) que implica el equilibro de influencias excitadoras sobre el Sistema

activador reticular ascendente que resulten en inhibición conductual o

activación/acercamiento conductual, en las que se encuentran implicadas estructuras

cerebrales como el hipocampo, la corteza entorrinal, el tálamo e hipotálamo, el cíngulo, los

cuerpos mamilares, ganglios basales y finalmente la corteza prefrontal.

Ahora bien, asumiendo el rol biológico adaptativo y evolutivo de las emociones

cabe hacer mención de lo que Jonathan Haidt (2006) llama el sesgo negativista (traducción

propia). Este autor afirma que un principio de las características que compartimos con otras

especies animales es el de “lo malo pesa más que lo bueno”, en tanto la rápida

identificación y reacción frente a potenciales situaciones peligrosas puede ser un factor

determinante de supervivencia, mientras que las conductas de acercamiento, cuando se

interpreta una situación como deseable, pueden no acarrear consecuencias tan

determinantes. Es así que las respuestas a estímulos amenazantes y desagradables rápidos,

más intensos (fuertes) y más difíciles de inhibir que las respuestas a situaciones placenteras

y agradables.

Por ejemplo, resulta sustancialmente más adaptativo poder identificar una porción

de comida contaminada y evitar el envenenamiento, que identificar algún manjar placentero

del cual no depende la supervivencia del individuo.

Este autor menciona que para cualquier tipo de procesamiento perceptual, la vía

neural que se sigue es órgano sensorial-tálamo-corteza, que permite la integración sensorial

y el procesamiento cognitivo-valorativo de las situaciones, proceso que puede tardar

incluso un par de segundos. Cuando la situación que se enfrente es, por ejemplo, de

inminente peligro, un par de segundos pueden significar perder la vida, motivo por el que

un “atajo” en el procesamiento resultaría de suma utilidad. Este atajo, es la amígdala

cerebral dice Haidt (2006) pues

(…) la amígdala, ubicada justo debajo del tálamo, se sumerge en el río de

información sin procesar que fluye a través del tálamo, y responde a patrones que en

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 23

el pasado se han asociado con peligro. La amígdala tiene una conexión directa con

la porción del tallo cerebral que activa la respuesta de ‘pelea o huida’, y si la

amígdala encuentra un patrón que hizo parte de un episodio previo de miedo, le

ordena al cuerpo ponerse en esta de ‘alerta roja’ (traducción propia, p. 30).

Es así que teniendo en cuenta la relevancia de las respuestas autonómicas frente a

las situaciones interpretadas como potencialmente dañinas, se explica a continuación,

brevemente, la forma como funcionan los sistemas de alerta del sistema nervioso. Es así

que el sistema encargado de responder a situaciones peligrosas se llama eje hipotálamo-

hipofisario-adrenal. Este tipo de respuestas dependen directamente de la reacción al estrés.

El funcionamiento básico de este eje inicia en el hipotálamo (núcleo

paraventricular), que se encarga de producir la hormona liberadora de corticotropina (o

CRH), y esta a su vez, estimula que la adenohipófisis (o porción endocrina de la glándula

pineal) secrete corticotropina (ACTH) que viaja por vía sanguínea hasta la glándula

suprarrenal. Finalmente, esta glándula se encarga de la producción de glucocorticoides

(cortisol) cuyos efectos en el cuerpo implican la activación del sistema autónomo simpático

(aumento de ritmos cardiaco y respiratorio, respuesta galvánica, glucogenólisis hepática,

etc.) y la generación de respuestas motoras automáticas (Sandi, Venero & Cordero, 2001;

Snell, 2010)

En cuanto al estado actual de los estudios en el área de las emociones se puede decir

que persevera la discusión entre si “la emoción y la activación fisiológica son el mismo

proceso, de tal suerte que la emoción puede ser definida por la ocurrencia de activación

fisiológica, con lo cual la ausencia de activación fisiológica indica ausencia de emoción”

(Wenger, 1950; Schachter 1964 en Palmero, 2006, p. 76) o si la activación fisiológica es un

aspecto necesario mas no suficiente para la experiencia emotiva, pues se requiere

necesariamente de la participación de aspectos cognitivos (Mandler 1975 y 1984 en

Palmero).

Vale la pena resaltar que la relevancia del enfoque biológico en el estudio de las

emociones es innegable y si bien es “conocida la influencia que la actividad cognitiva

desarrollada en las capas superiores de la corteza ejerce sobre las estructuras subcorticales,

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 24

particularmente el sistema límbico, parece más contundente la influencia de las estructuras

límbicas sobre las estructuras corticales” (Palmero, 1996, p.77).

Por su parte, Schipper y Petermann (2013) mencionan el modelo de “procesamiento

de información social” (social information processing SIP) y una de sus variaciones, que

consta de diferentes pasos, a los cuales se refieren como: codificar señales sociales,

interpretar señales sociales, aclarar metas, obtener acceso a respuesta y construcción y

evaluación de la respuesta y decisión.

A partir del anterior modelo, se afirma que la empatía y la regulación de las

emociones pueden influenciar cualquiera de los pasos que se necesitan para un correcto

procesamiento de información social. Así mismo, estás dos características (empatía y

regulación emocional) son indispensables para comprender los estados emocionales propios

y ajenos; por lo que déficits en empatía llevan a dificultades a la hora de evaluar los propios

estados mentales además de los de los de otras personas.

El termino empatía se refiere usualmente a la sensibilidad hacia la comprensión de

los estados mentales de otros (Smith, 2006, p.3). Hollin (1994) escribe que "la habilidad de

ver el mundo, incluyendo el propio comportamiento, desde el punto de vista de otro es

exhibir empatía" (p. 1240 en Smith, p.3). Para Hogan (1969) la empatía es "el acto de

construir para sí mismo, el estado mental de otra persona” (p.308 en Smith, p.4); y para

Eisenberg y Strayer (1987) es “una respuesta emocional que surge del estado o condición

emocional de otro y que es congruente con el estado o situación emocional de ese otro” (p.5

en Smith, p.4).

Como ilustran las anteriores definiciones el término empatía se ha utilizado para

referirse a dos habilidades humanas que se encuentran estrechamente relacionadas: tomar la

perspectiva mental de otro (empatía cognitiva o teoría de la mente) y compartir

vicariamente la emoción de otro (empatía emocional) (Smith, 2006, p.4).

De cualquier manera que se entienda la empatía, es claro que esta característica

específicamente humana, parece funcionar como determinante en el comportamiento del

individuo a la hora de relacionarse con sus pares especialmente si se está teniendo en

cuenta en el análisis de conductas prosociales.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 25

Ahora bien, la importancia y forma en que se relacionan los dos temas tratados hasta

ahora: la cooperación y lo que ésta implica y las emociones, emerge una vez entra en juego

la toma de decisiones, principalmente de contenido sociomoral. Es importante entonces

conocer de forma general cómo se entiende la toma de decisiones de los seres humanos y

cómo puede ser influida, por ejemplo, por procesos emocionales/afectivos.

Toma de Decisiones

Luego de décadas de investigación acerca de la forma como se da el procesamiento de

información en los seres humanos y cómo éste influye las interacciones inter e intra-

especie, con ayuda interdisciplinar e innumerables horas de trabajo, se ha logrado concluir,

entre muchas otras cosas, que la información que manejamos y de la cual nos valemos para

navegar el mundo (físico y social) se procesa de forma controlada (consciente y lenta) o

automática (no-consciente y rápida), y ésta última es la que se encarga del mayor volumen

de procesos mentales y físicos que nos atañen.

En el estudio de la influencia emocional en la conducta y cognición humana se ha

hecho especial hincapié en el juicio y comportamiento moral. Sin embargo, esta conducta

moral también se ha asociado frecuentemente con interacciones sociales como la

cooperación y la reciprocidad, pues en algunas ocasiones, cooperar o no, reciprocar o no,

terminan siendo decisiones de tipo moral.

Desde la economía y ciertas ramas de la filosofía ha habido una tendencia

importante a otorgarle primacía al procesamiento racional de información que sería el

encargado de lograr la toma de una decisión, como en los primeros planteamientos de la

teoría de juegos. Sin embargo, teniendo en cuenta que la evidencia apunta en una dirección

diferente, han surgido otras teorías para explicar la toma de decisiones, especialmente de

tipo moral, que no se explican por procesamiento racional.

Jonathan Haidt (2001) propone el modelo de la intuición social, como ilustración

del proceso cognitivo no racional que permite explicar que los juicios morales no son

consecuencia del razonamiento moral sino de la intuición influida por factores sociales y

culturales. Este autor aclara que el ‘intuicionismo’ en filosofía se refiere a que existen

ciertas verdades morales, que cuando se aprenden como tal no se sigue un procesos de

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 26

raciocinio y reflexión sino uno más cercano a la percepción en el que dicha verdad se

acepta sin argumento alguno porque “así debe ser” (Traducción propia de Harrison, 1967,

p72 en Haidt, 2001, p.814). De manera que el razonamiento moral es un proceso ex post

facto que pretende justificar más que definir los juicios morales.

Es así que Haidt ofrece cuatro argumentos, con sus respectivos antecedentes

teórico-empíricos, que promueven la duda acerca de la presumida causalidad entre el

razonamiento moral y los juicios morales. Los argumentos son: (i) existen dos procesos

cognitivos paralelos que funcionan a la hora de generar un juicio social (razonamiento e

intuición) y al proceso de raciocinio se le ha hecho excesivo énfasis; (ii) el razonamiento

suele estar motivado; (iii) el proceso de racionamiento construye justificaciones post-hoc,

aunque se experimenta la ilusión de razonamiento objetivo; y (iv) las acciones morales

covarían (correlacionan) en mayor grado con las emociones morales que con el

razonamiento moral (Traducción propia de Haidt, 2001, p. 815).

Aclara además que su modelo no es anti-racionalista ni que pretende plantear un

deber ser del proceso de juicio y acción moral, sino tan solo la clarificación de que el juicio

y acción social son raramente causados directamente por el razonamiento moral. Este

modelo intuicionista social propone, en resumen, que los juicios morales son causados por

rápidas intuiciones morales que son entonces procedidas (cuando es necesario) por un, más

lento, razonamiento moral ex post facto derivad de teorías y supuestos morales establecidos

a priori (Traducción propia de Haidt, 2001, p.817, 823).

Cabe resaltar algunas definiciones que aclara este autor, por ejemplo, él trabaja

entendiendo los juicios morales como “evaluaciones –bueno vs. malo- de las acciones o

carácter de una persona que tienen correspondencia con una serie de virtudes determinadas

y dependientes de una cultura o subcultura” (p.817). Así mismo, citando a Galotti (1989 en

Haidt, 2001, p.818) dice que el razonamiento moral se define como “actividad mental

consciente que consiste en transformar información proporcionada acerca de alguien, que

permite generar un juicio moral” y aclara que al decir que es un proceso consciente (aware)

significa que es intencional, controlable, y que implica esfuerzo (Traducción propia de

Bargh, 1994 en Haidt, p.818).

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 27

Por último, define la intuición moral como “la aparición repentina en la consciencia,

de un juicio moral, incluyendo una valencia afectiva (bueno-malo, gusta-disgusta), sin tener

consciencia (awareness) de haber cursado un proceso con determinados pasos, evaluar

evidencia o inferir una conclusión” (Traducción propia, p.818), es decir, un proceso

inconsciente (unaware) mediante el cual las personas llegan a conclusiones (correctas o

equivocadas) sin tener claridad de cómo se lograron, todo lo anterior porque es un proceso

rápido, automático y sobre el que se tiene poco o nulo control (Haidt, 2001).

Por otro lado, Valdesolo y De Steno (2006) en su artículo Manipulation of

emotional context shape moral judgement, afirman también que los juicios y decisiones

morales se encuentran mediados por dos tipos de procesos cerebrales, el primero más

intuitivo e instintivo y el segundo algo más deliberado que implica mayor análisis y

razonamiento. Sin embargo, hay situaciones y decisiones de tipo moral, dicen ellos, que

hacen que estos dos sistemas de procesamiento de información deban competir,

especialmente en términos de utilidad vs moral, o en el contexto de cooperación, que podría

ser: cooperar o no cooperar.

De acuerdo con Haidt (2006), existe una comunicación de doble vía entre las

emociones y los pensamientos conscientes, “los pensamientos pueden causar emociones

(…) pero las emociones también pueden causar pensamientos, principalmente resaltando

filtros mentales que sesgan el subsiguiente procesamiento de información” (traducción

propia, p. 31). Se había mencionado anteriormente el rol de la amígdala cerebral en el

procesamiento rápido, intenso y automático de situaciones potencialmente peligrosas

logrando evocar comportamientos adaptativos de aversión y retirada (actuando

directamente sobre el tallo cerebral), pero adicionalmente tiene conexiones con diferentes

áreas corticales, entre ellas la corteza frontal. La amígdala “cambia el cerebro completo

hacia una orientación de retirada” (p.31).

A manera de ejemplo, Haidt (2006) afirma que un momento fugaz de miedo genera

hipervigilancia frente a peligros adicionales, “se observa el mundo a través de un filtro que

interpreta eventos ambiguos como posiblemente peligrosos” (traducción propia, p.31).

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 28

Por su parte, Hans-Rüdiger Pfister y Gisela Böhm, de la Universidad de Bergen

(2008), afirman que las emociones tienen principalmente cuatro funciones o mecanismos

que están involucrados en los procesos de toma de decisiones: el suministro de

información, la optimización temporal, la evaluación paralela de la relevancia de la

información y el grado de compromiso que se genera con la toma de dicha decisión.

Es preciso tener en cuenta que los anteriores mecanismos, se basan en

requerimientos funcionales de las situaciones que involucran la toma de decisiones. El

primer mecanismo hace énfasis en la información, siendo ésta de gran utilidad para la

evaluación del contenido característico de la situación ya que atribuye al objetivo nociones

que pueden ser buenas o malas para sí mismas; el segundo mecanismo hace referencia al

tiempo y la presión, éstos dos interactúan como factores determinantes en la oportunidad y

la velocidad, permitiendo tomar una decisión más rápida cuando hay limitaciones de

tiempo (Pfister & Böhm, 2008).

Por su parte, el tercer mecanismo actúa seleccionando los aspectos más relevantes

que intervienen directamente al momento de tomar una decisión brindando control a la

situación. Y por último, la cuarta función hace referencia a que las emociones sirven como

mecanismo de compromiso para implementar y mantener decisiones que impliquen, por lo

general, plazos largos (Pfister & Böhm).

Ahora bien, con respecto al rol de las emociones y preferencias sociales en los

juegos de dilema social, Alejandro Rosas (2007) afirma que la evidencia empírica que

avoca por la tendencia general a la cooperación y no a la deserción (en juegos como el

dilema del prisionero) desmiente “el axioma del egoísmo utilizado por la economía y la

teoría de juegos, los psicólogos buscaron una explicación en la psicología de los jugadores”

(p.103).

De manera que este autor ofrece explicaciones alternas (basadas en Coombs, 1973;

Dawes, Orbell, Simmons & Van Kragt, 1986; Damasio, 1994; y Frank, 1988) según las

cuales, por ejemplo en el juego del dilema del prisionero, existirían dos motivos por los

cuales una persona podría no cooperar, “ya sea porque teme que el otro jugador decida no

cooperar, en cuyo caso le conviene no cooperar; o ya sea porque desea obtener un beneficio

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 29

a costa de la cooperación del otro” (Rosas, 2007, p. 103), motivos que corresponderían a

emociones y estados psicológicos como el miedo (fear) y la codicia (greed),

respectivamente. Estas condiciones psicológicas desbordan los cálculos racionales y le dan

un rol importante a los estados emocionales.

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Antecedentes empíricos

Ahora bien, en la revisión de antecedentes experimentales que impliquen los constructos

sobre los que se elaboró anteriormente: cooperación, reciprocidad, conducta prosocial,

emociones, empatía y su influencia en la toma de decisiones, se encontraron varios

estudios, y entre ellos se encontró una investigación estadounidense cuyo método se

asemeja lo suficiente al del presente trabajo como para concluir que éste último es una

réplica del primero, con algunas variaciones que se mencionarán en el método del presente

texto.

Es así que la investigación a la que se hace referencia arriba fue realizada por Shirli

Kopelman y Leigh Thompson de la Northwestern University en 1997 y tiene como título:

The Effect of Mood on Social Value Orientation: Positive Mood Induces Prosocial

Behavior while Negative Mood Induces Individualistic and Competitive Behavior.

El estudio se realizó con 120 estudiantes voluntarios de la universidad de

Northwestern, Illinois, que fueron distribuidos en tres grupos, y a los cuales se les solicitó

participar, por razones de eficiencia, en dos estudios no relacionados. Como parte del

“supuesto” primer estudio, se les presentaron estímulos audiovisuales con contenido alegre,

neutral y triste, con el propósito de inducir diferentes estados de ánimo. En el “supuesto”

segundo ejercicio, se hizo una medición de la orientación de valores sociales y se comparó

con un ejercicio de asignación de bienes.

En la publicación, los autores afirman que en investigaciones anteriores se ha

demostrado que existen diferencias individuales en la orientación de valores sociales (como

se mencionó antes) que determina preferencias por características distributivas particulares

en situaciones de interdependencia social.

Distinguen que la orientación social se puede clasificar en: Prosociales (aquellas

personas motivadas por la maximización de ganancias conjuntas que exhiben más rasgos

cooperativos); individualistas (motivados por la ganancia individual, independiente de las

consecuencias generadas en los demás); y los competidores (movidos por la maximización

de ganancia relativa en relación con los demás).

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Los autores trabajan sobre el supuesto de que estos tipos de orientación no son

necesariamente estables y fijos, sino que se pueden ver influenciados por factores

situacionales. De manera que estudian si los estados emocionales (positivos o negativos)

tienen efectos diferenciados en la orientación de valores sociales, por lo que toman como

hipótesis de trabajo que en el caso de presentarse un estado de ánimo negativo, las personas

serán más propensas a mostrar preferencias individualistas o competitivas en situaciones de

interdependencia social. Y por el contrario, una vez el afecto es positivo, las personas

desplegarán una orientación prosocial.

Por su parte, Schug, et al. (2010), en un estudio de la expresividad emocional como

señal de cooperación, utilizaron una combinación de dos métodos independientes para

medir la tendencia de los participantes hacia la cooperación.

En primer lugar, buscaron medir la tendencia de cada participante a la cooperación o

a la no-cooperación. Esto se logró mediante el análisis comportamental de cada participante

en el juego del ultimátum y utilizando la ya mencionada medida de orientación de valor

social-SVO (Liebrand, 1984; Messick y McClintock, 1968).

Y en segundo lugar, para la identificación de la porción emocional del estudios, se

utilizó el instrumento: EMFACS (Emotion Facial Action Coding System) que es una

codificación que identifica los comportamientos faciales asociadas con ocho categorías

emocionales: ira, el asco, el miedo, la tristeza, el desprecio, la sonrisa de Duchenne, la

sonrisa no Duchenne, y la sorpresa.

Los anteriores ocho tipos de expresión facial asociada a la emoción, se clasifican en:

categorías emocionales positivas, negativas y neutras. En el análisis, las sonrisas de

Duchenne se clasificaron como expresiones positivas. La ira, asco, miedo, tristeza y

desprecio fueron clasificados como expresiones negativas, y la sonrisa no Duchenne y la

sorpresa fueron clasificadas como expresiones faciales neutras.

Los autores mencionan que su hipótesis parte de otros estudios que muestran

indicios de que una señal fiable de tendencia cooperativa puede tener alguna relación con

las emociones que los sujetos experimenten, más específicamente se sugería que aquellos

con tendencias a la cooperación exhibían más emociones “positivas”.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 32

En este estudio se definen y diferencian los cooperadores de los no-cooperadores a

partir de su comportamiento en la posición de “proponente” en el juego del Ultimátum.

Para medir y registrar las respuestas emocionales se utilizó análisis de expresiones faciales

en el momento en que se presentaban ofrecimientos “injustos” en la interacción del juego.

Este análisis riguroso y detallado de las expresiones faciales/emocionales permitió concluir

que los sujetos con mayor tendencia a la cooperación, en efecto muestran mayor cantidad

de expresiones emocionales, positivas Y negativas, que los no cooperadores.

Finalmente, los autores resaltan que algunas precauciones deben ser tomadas con

respecto al estudio, a manera de limitaciones, si se quiere, y algunas sugerencias de

estudios a futuro. La muestra en la que se examinaron las expresiones faciales de emoción

corresponde a un grupo cultural pequeño de hombres (población pequeña y muestra muy

homogénea), de manera que cabría explorar las diferencias que se pueden presentar inter-

género en ejercicios de este tipo. También, podrían variarse las condiciones bajo las cuales

se realizan las mediciones, por ejemplo en situaciones en las que los participantes tengan

incentivos para engañar a su compañero de juego y que esto no se vea mediado por la

presencia inmediata (interacción cara a cara) del otro jugador.

Otro estudio similar al que se pretende lograr con este trabajo de grado, fue una

investigación desarrollada por Piercarlo Valdesolo y David DeSteno (2005) que tenía como

objetivo tratar de incrementar una respuesta utilitarista frente a un dilema moral a 79

participantes. En primer lugar, se les mostró a algunos participantes un video tomado del

show “Saturday Night Live” (video experimental-positivo) y al resto, un clip de video de

un documental de un pueblo español (video de control-neutro).

Luego se les presentaron los dilemas de “la carretilla” y del “puente peatonal”, junto

con alguna de las respuestas posibles para cada uno, y se les preguntó si la respuesta había

sido apropiada o no. Como resultado se concluyó que una manipulación habilidosa del

estado afectivo puede moldear un juicio moral. Además, que los participantes que vieron el

video experimental positivo mostraron un estado afectivo más positivo que los que vieron

el video neutral.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 33

Cabe resaltar que ya que la muestra que se pretende usar son jóvenes, se tiene a bien

mencionar que la conducta prosocial comúnmente definida como una de carácter voluntario

y beneficioso para los demás, es considerada además como sinónimo de socialización

(Eisenberg, Fabes &Spinrad, 2006) en (Martorell, González, Ordoñez & Gómez, 2011) y se

adquiere a lo largo de diferentes etapas, relacionándose con el desarrollo emocional y

cognitivo de la persona, haciendo parte de la personalidad, comprendiendo acciones de

ayuda, cooperación y altruismo en relaciones afectivas, además del cumplimiento de las

normas sociales (Martorell, González, Ordoñez & Gómez, 2011).

De acuerdo con lo anterior, es en la adolescencia donde se incrementa la

identificación propia con grupos de iguales, pues es allí donde las habilidades sociales

cobran relevancia en el ajuste y formación de la personalidad, es en esta etapa donde se

adquieren habilidades para la adopción de perspectivas, que permiten comprender

reacciones como la simpatía para con otros, promoviendo el altruismo y la responsabilidad

por el bien común (Martorellet al., 2011).

Por otro lado, es importante reconocer la influencia de aspectos emocionales sobre

el bienestar y la adaptación individual y social, los individuos toman decisiones no sólo en

función de la gravedad de las consecuencias, sino también en términos de su calidad

emocional, de esta manera las creencias emocionales reflejan sentimientos que sirven de

información para la toma de decisiones y juicios propios (Rivarola, 2011).

Por último, cabe resaltar que al revisar la literatura, se encuentra que no se reportan

diferencias consistentes en las conductas cooperativas, emocionales (y su relación) de

acuerdo al sexo, es decir, se encuentra que el género no constituye una variable

determinante en cuanto a la orientación en valores sociales se trata.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 34

Objetivos

Objetivo General

Aportar información sobre la pertinencia de instrumentos para inducir conducta emocional

y para medir conducta prosocial con miras a un estudio experimental de mayor escala que

integre ambos constructos.

Objetivos Específicos

1. Analizar la asociación entre la escala de valores SVO Slider Measure of Social

Values (Murphy, Ackermann & Handgraaf, 2011) y la ejecución en el juego de

cooperación conocido como el dilema del prisionero.

2. Estudiar la capacidad de dos estímulos audiovisuales para inducir conducta

emocional valorada como negativa o positiva por parte de estudiantes universitarios.

3. Contribuir al campo de la medición y evaluación de la conducta de cooperación

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 35

Variables

Independientes

Estímulos audiovisuales inductores de conducta emocional: selección de video

clips de duración aproximada de 10 minutos, compilación de serie de televisión: Los

Simpsons y clips de atracos en la ciudad de Bogotá.

Orientación de valores sociales: SVO Slider Measure (variable cualitativa). Se

enciente como una forma de describir las preferencias individuales por distribuciones

particulares en situaciones de interdependencia social (Kopelman & Thomson, 1997).

Juego del dilema del prisionero: según Bowles y Gintis (2011), es “una

herramienta matemática para el estudio de las interacciones estratégicas, especialmente

aquellas en las que el resultado de los individuos depende de sus propias acciones y de las

acciones de los demás” (Traducción propia, p. 207). En este caso se utiliza la versión de

una sola interacción.

Dependiente:

Conducta cooperativa: (variable Cualitativa) toma de acción que pretenda la

maximización de beneficios comunes. Interacción en contexto social en la que se incurre en

comportamientos prosociales.

Conducta emocional: (variable Ordinal) Según James-Lange, es la percepción

consciente que tiene un sujeto de los cambios corporales que le acontecen como reacción a

determinado suceso (James, 1884/1985 & Lange, 1885/1922, en Palmero, 1996).

Variables controladas

Las variables controladas fueron la edad de los participantes y que estos se encontraran

cursando una carrera universitaria.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 36

Hipótesis

Orientación de Valores Sociales y conducta cooperativa

Para el primer objetivo específico se formulas las siguientes hipótesis:

H1: Las medidas de orientación de valores sociales mediante el SVO y las de

conducta de cooperación en el dilema del prisionero son dependientes.

H0: Las medidas de orientación de valores sociales mediante el SVO y las de

conducta de cooperación en el dilema del prisionero son independientes.

Conducta emocional

Para el segundo objetivo se formulas las siguientes hipótesis:

H1: Las puntuaciones asignadas a cada una de las tres dimensiones de estado

anímico evidencian una variación significativa antes y después de la exposición a los

estímulos audiovisuales con contenido emocional.

H0: Las puntuaciones asignadas a cada una de las tres dimensiones de estado

anímico se mantienen sin variaciones significativas antes y después de la exposición a los

estímulos audiovisuales con contenido emocional.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 37

Método

Para el cumplimiento de los objetivos del trabajo se realizó una investigación de tipo

exploratorio descriptivo a modo de estudio piloto con el propósito de validar instrumentos

de evaluación útiles en la investigación de la conducta de cooperación. Se utilizaron dos

diseños que se describen a continuación.

Diseño

Diseño 1

Este diseño responde a la pregunta por la asociación existente entre la prueba de valores

sociales SVO y la conducta cooperativa medida mediante un juego del dilema del

prisionero. Es un diseño de un solo grupo, con muestreo intencional.

Diseño 2

Este diseño responde a la pregunta por la capacidad de dos estímulos audiovisuales para

inducir conducta emocional clasificada en dos categorías: negativa y positiva. Es un diseño

de grupos, con dos muestras intencionales, con mediciones pre-post.

Participantes

De 50 estudiantes universitarios de varias carreras y diferentes universidades de la ciudad

de Bogotá D.C. inscritos para el estudio, participaron efectivamente 48, con edad cumplida

entre los 18 y los 30 años. El factor género no fue una variable determinante para la

participación en el estudio, se contó con 22 participantes de sexo masculino y 28 de sexo

femenino. Todos los estudiantes participaron voluntariamente y firmaron el consentimiento

informado (Anexo A).

En el diseño 1 participaron 18 estudiantes (grupo A) que no conocían el dilema del

prisionero, ni estaban familiarizados con la teoría de juegos. En el diseño 2, participaron 15

estudiantes en el grupo expuesto al estímulo audiovisual clasificado como positivo y 15 en

el grupo expuesto al estímulo audiovisual clasificado como negativo.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 38

Instrumentos

Dilema del prisionero

Bowles y Gintis (2011) dicen que la teoría de juegos es “una herramienta matemática para

el estudio de las interacciones estratégicas, especialmente aquellas en las que el resultado

de los individuos depende de sus propias acciones y de las acciones de los demás”

(Traducción propia, p. 207).

El dilema del prisionero y sus múltiples variaciones (iterado, con descuento

temporal, turnado) es el más famoso y simple de los juegos usados por la teoría de juegos.

La historia original, como se describió antes, se puede resumir de la siguiente forma:

Dos delincuentes habituales son apresados cuando acaban de cometer un delito

grave. No hay pruebas claras contra ellos, pero sí indicios fuertes de dicho delito y

además hay pruebas de un delito menor. Son interrogados simultáneamente en

habitaciones separadas. Ambos saben que si los dos callan serán absueltos del delito

principal por falta de pruebas, pero condenados por el delito menor (1 año de

cárcel), que si ambos confiesan, serán condenados por el principal pero se les

rebajará un poco la pena por confesar (4 años), y finalmente, que si solo uno

confiesa, él se librará de penas y el otro obtendrá una condena más severa (5 años)

(Pérez, Jimeno & Cerdá, 2004, p.64).

La representación estratégica es:

Prisionero A Callar Confesar

Prisionero B Callar -1 ; -1 -5 ; 0 Confesar 0 ; -5 -4 ; -4

Para el juego se utilizó la historia original aunque no planteada en términos externos (ej.

“… dos prisioneros fueron capturados…”) sino en términos personales (“…la policía

arresta a dos sospechosos y usted es uno de ellos. No hay pruebas contundentes para

condenarlos…”). Adicionalmente, para el análisis de asociación que se realizó con la escala

de valores sociales SVO se hizo una conversión simple a una “escala cardinal intervalo (…)

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 39

aplicar a la escala de pagos de cada jugador una transformación afín positiva (por ejemplo

sumando) 5 unidades a todos los pagos del juego” (Pérez et al. 2004, p.64).

La nueva representación sería, utilizando las opciones "cooperar” (antes: callar) y

“desertar” (antes: confesar):

Jugador A Cooperar Desertar

Jugador B Cooperar 4 ; 4 0 ; 5 Desertar 5 ; 0 1 ; 1

Para este juego, para cada jugador, las estrategias y funciones de pago fueron:

Tabla 1 Estrategias y funciones de pago para cada jugador en el dilema del prisionero

Nota: J1= Jugador A. J2= Jugador B. µ1=utilidad/ganancia jugador A. µ2=utilidad/ganancia jugador B

Vale la pena resaltar que la versión del juego que se va a utilizar es la da una sola

interacción, disminuyendo los efectos de reciprocidad, reputación, justicia, etc. limitando la

decisión a cooperar o no cooperar, luego de haber respondido a la escala SVO.

En este juego particularmente existen dos opciones: callar/cooperar o

confesar/desertar. La estrategia dominante (el equilibrio de Nash) es confesar/desertar, es

decir, la estrategia que obtiene mejores resultados individuales frente a cualquiera de las

estrategias que elija el otro jugador, ya sea que este último elija callar/cooperar o

confesar/desertar (Pérez et al. 2004; Bowles & Gintis, 2011). Para utilizar este juego solo

deben darse las instrucciones claramente, papel y lápiz.

Estímulos audiovisuales

Se realizó la composición de los estímulos audiovisuales con una selección (de 10

minutos de duración aproximada) de escenas de: la serie de televisión Los Simpsons y un

Estrategia µ Estrategia µ J1 (Cooperar, cooperar) µ1 = 4 J2 (Cooperar, cooperar) µ2 = 4 J1 (Cooperar, desertar) µ1 = 0 J2 (Cooperar, desertar) µ2 = 0 J1 (Desertar, cooperar) µ1 = 5 J2 (Desertar, cooperar) µ2 = 5 J1 (Desertar, desertar) µ1 = 1 J2 (Desertar, desertar) µ2 = 1

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 40

compendio de clips de video que muestran escenas de robos y atracos en la ciudad de

Bogotá.

El video de Los Simpsons está compuesto por aproximadamente 35 escenas cortas

que muestran interacciones típicas y famosas de los personajes, especialmente del personaje

principal: Homero Simpson. La selección de las escenas se logró con la colaboración y

concepto de una profesional Comunicadora social. Las escenas se identifican por su

contenido jocoso y característico de esta serie que lleva al aire más de veinte años y a la que

personas del rango de edad elegido han estado expuestas constantemente.

Por su parte, el estímulo audiovisual negativo se compone de escenas intercaladas

de testimonios de ladrones y atracadores de la ciudad de Bogotá (aproximadamente cuatro

escenas), con clips de video (tomados de noticieros y cámaras de seguridad) de atracos y

robos a personas (peatones), carros y bicicletas (aproximadamente 9 escenas, con

fragmentos repetidos en cámara lenta y zoom para la apreciación de los actos criminales)

también en la ciudad de Bogotá. El video además presenta como componente auditivo la

canción “$ucio” de la integración La Etnia, con eventuales pausas en las que se presentan

los testimonios de los actores criminales (algunos testimonios están acompañados de

subtítulos).

Medida de orientación de valores sociales

La orientación de los valores sociales se ha medido utilizando diferentes herramientas, la

más reciente y que combina las fortalezas de herramientas ya existentes se llama SVO

Slider Measure. Murphy et al. (2011) publicó el estudio psicométrico que le otorga a esta

medida la validez que le merece ser el instrumento en el presente estudio.

Murphy et al. (2011) plantearon que una buena medida de preferencias sociales

debe cumplir con ciertas propiedades, entre las que se destacan: “por motivos pragmáticos,

la medida debe ser fácil de administrar” (p.18, Murphy & Ackermann, 2011) eficiente con

el tiempo, clara y no implicar sofisticadas técnicas matemáticas.

También, debe ser eficiente, en tanto logre dirigirse empíricamente a las

orientaciones (SVO) más relevantes, de la forma más confiable, logrando dejar de lado las

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 41

orientaciones patológicas (anteriormente se había mencionado que se habían determinado 8

orientaciones, pero que a el presente estudio solo le atañen 4: altruista, cooperativo,

individualista y competitivo. Las otras 4, son a las que hace referencia el autor ahora:

sádica, sadomasoquista, masoquista y mártir) (Murphy & Ackermann, 2011).

Así mismo, la medida debe reconocer y detectar la aversión a la inequidad, debe

permitir verificar la consistencia de las respuestas del sujeto, para lograr identificar si las

respuestas se están dando de forma aleatoria y por último, debe contar con buenas

propiedades psicométricas, validez y confiabilidad (Murphy & Ackermann, 2011).

Esta medida puede ser administrada online o con papel y lápiz, consiste de seis

ítems primarios y nueve ítems opcionales, todos con la misma forma. Cada ítem representa

un continuum específico de distribución de unidades (o dinero) sobre el que el sujeto se

puede deslizar y escoger la pareja de repartición (resultado para sí mismo y para otra

persona) que desee (Murphy & Ackermann, 2011).

Figura 1: seis primeros ítems de SVO Slider Measure

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 42

Los seis primeros ítems reflejan las seis líneas que interconectan las coordenadas de

los cuatro tipos de orientación más relevantes, anteriormente mencionados, en el plano

cartesiano de SVO, con una circunferencia con radio=50, cuyo centro se encuentra en las

coordenadas 50,50 (Murphy & Ackermann, 2011).

Una vez el participante ha resuelto los seis ítems, el ángulo de posicionamiento en el

plano se calcula usando la siguiente fórmula:

S O arctan (

)

Donde Ƥs es la media de los pagos asignados a sí mismo, y Ƥo es la media de los

pagos asignados a la, hipotética, otra persona. Se le resta 50 a cada uno de estos

promedios para que el centro de la circunferencia quede sobre el origen del plano

cartesiano (0,0). El ángulo calculado para cada promedio es una escala continua

unidimensional, donde el aumento de los grados del ángulo indica mayor

preocupación por el bienestar de otros, con un límite inferior en -16,26° indicador

de competitividad perfecta y un límite superior en 61,39° reflejando perfecto

altruismo (Traducción propia, Murphy & Ackermann, 2011, p. 18).

Con respecto a las propiedades psicométricas del SVO Slider Measure Murphy,

Ackermann y Handgraaf (2011) reportan una confiabilidad test-retest de r=0,915 (u 89%

de acuerdo categorial) en un periodo de una semana entre cada aplicación. Esta medida

tuvo resultados más confiables que la medida de triple dominancia (Messick &

McClintock, 1968) y la medida del anillo (Liebrand, 1984), además

(…) mostró buena validez convergente con las otras dos medidas, ubicando a los

participantes en la misma categoría que las otras medidas, al menos 70% de las

veces. La SVO Slider Measure también muestra moderada pero significativa validez

predictiva con respecto a la versión original no iterada del dilema del prisionero y

excelente validez predictiva en un juego lineal de bienes públicos (Murphy,

Ackermann, & Handgraaf, 2012 en Murphy, Ackermann, 2011, p.19).

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 43

Autovaloración Manikin

El Self-Assessment Manikin (SAM) es una escala autoaplicable, no verbal que permite la

medición de tres dimensiones que se han descrito recurrentemente como subyacentes a la

valoración del estado afectivo: agrado/valencia/valoración afectiva (pleasure), activación

(arousal) y control o dominancia (dominance), asociadas a la respuesta afectiva de una

persona con relación a una variedad de estímulos (Bradley y Lang, 1994).

SAM fue inicialmente implementado como un programa interactivo de computador

y más adelante se incluyó la versión de papel y lápiz para la valoración de muestras

amplias. En la dimensión de valencia, las imágenes varían de una figura sonriente y feliz a

una triste con el ceño fruncido. En la dimensión de activación, las figuras varían entre una

figura “agitada-emocionada” con los ojos notablemente abiertos, a una figura relajada y

adormilada. Finalmente, en cuanto a la tercera y última dimensión: dominancia, las

imágenes cambian principalmente en su tamaño, la figura más grande indica un máximo de

sensación control sobre determinada situación (Bradley y Lang, 1994, p. 50-51).

Bradley y Lang (1994) concluyen que SAM ha sido utilizado de manera efectiva

para medir respuestas emocionales frente a una variedad de situaciones, incluyendo

imágenes, sonidos, anuncios comerciales y estímulos dolorosos, entre otros. Se ha utilizado

con muestras de niños, pacientes con: ansiedad, fobias, trastorno antisocial de la

personalidad, entre otras poblaciones clínicas.

Procedimiento

El presente Trabajo se realizó en diferentes etapas, dentro de las que vale la pena

diferenciar entre aquellas de diseño experimental, recolección de información y análisis de

resultados.

La primera etapa consistió en la selección y compilación de los estímulos

audiovisuales que se irían a presentar a los participantes. Esto se logró con la invaluable

colaboración de estudiantes de comunicación social, en conjunto con quienes se logró el

compendio de cada uno de los dos video-estímulos audiovisualess. Como productos finales,

se obtuvo un video en el que se mostraban diversidad de escenas de atracos y robos en la

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 44

ciudad de Bogotá (video inductor de estado anímico negativo) y otro video con escenas

memorables de la serie de televisión Los Simpsons (video inductor de estado anímico

positivo). Para la elección del contenido de los estímulos se contó con el apoyo y el

concepto de una comunicadora social (especialidad audiovisual).

El estímulo audiovisual positivo se eligió tomando en consideración el rango de

edad de la muestra y su contexto socioeconómico. Se tuvo en cuenta también, el hecho de

que la serie de televisión Los Simpsons lleva más de 20 años al aire, se presenta por

diversidad de canales (nacionales y de televisión por cable) y de forma consistente (por

ejemplo, desde hace más de 10 años, los domingos, toda la tarde uno de los principales

canales nacionales –Caracol televisión- presenta capítulos consecutivos de esta serie).

El estímulo audiovisual negativo se compiló teniendo en consideración que todos

los participantes viven en la ciudad de Bogotá, y el mundo de los atracos y robos es una

realidad diaria en Colombia, de manera que así los participantes no hubieran tenido

contacto directo con situaciones similares, los lugares y las situaciones en general les

podrían resultar familiares, promoviendo las emociones empáticas y de identificación y

contagio emocional.

Más adelante se logró el diseño final de los formatos de SVO y dilema del

prisionero (Anexo B) y se diseñó, con el uso de la herramienta digital Surveymonkey, una

encuesta de fácil aplicación y divulgación para la recolección de datos de los reportes de

estado emocional antes y después de la exposición a los estímulos audiovisuales.

En la recolección de datos para la validación del instrumento de conducta

cooperativa, se utilizó una muestra por conveniencia, y se aplicó su forma de lápiz y papel.

Los participantes, previo consentimiento informado, procedieron a dar sus respuestas en el

formato de SVO (Murphy & Ackermann, 2011) y a elegir entre cooperar o no cooperar en

el dilema del prisionero (versión original).

La recolección de datos con respecto a los videos, se realizó, como se mencionó

anteriormente, con la ayuda de la herramienta digital: Monkeysurvey. Dicha herramienta

permite diseñar preguntas de diferente tipo, incluidas selección múltiple, diferencial

semántico, etc., agregando dibujos, links entre otros recursos. En este caso, se incluyeron

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 45

preguntas de edad, género, estado anímico actual (con opción múltiple), el instrumento de

Self-assessment Manikin (imágenes, Anexo C) y links a los estímulos audiovisuales y

nuevamente el Self-assessment Manikin.

Una vez compilados y organizados los datos, se procedió al análisis estadístico

descriptivo e inferencial de las variables y sus cambios observables. Finalmente se

consideraron los datos, y hallaron conclusiones.

Términos del consentimiento Informado

En el consentimiento informado que deberá firmar cada participante antes de iniciar los

ejercicios se estipulará que:

1. La participación es de carácter absolutamente voluntario, y los participantes pueden

abandonar el estudio en el momento que lo deseen sin ninguna penalización.

2. La totalidad de los participantes serán estudiantes de La Pontificia Universidad

Javeriana, de diferentes carreras con edades entre los 18 y 30 años.

3. El estudio no implica ningún riesgo o molestia conocidos o esperados.

4. Los participantes que acepten participar se comprometen a asistir a ambas sesiones,

que se programarán con una ventana de tiempo prudente.

5. Se aclara que se guardará un registro de la participación de cada sujeto en el estudio,

pero que la identificación de cada participante solo se hará mediante el uso de

iniciales, para asegurar la confidencialidad de los resultados.

6. Los participantes tendrán derecho a conocer los resultados del estudio una vez este

sea llevado a término al final del presente año.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 46

Resultados

A continuación se presentan los resultados del Diseño 1, para la hipótesis sobre la

asociación entre las medidas del SVO y las de conducta cooperativa. La muestra definitiva

(grupo A) fue de 18 participantes, de los cuales el 66,67% (9 individuos) fueron mujeres y

el 33,33% (6 individuos) fueron hombres. Asimismo se incluyeron participantes de nueve

diferentes facultades, con edades entre los 18 y los 24 años. En la tabla 2 se describen los

datos sociodemográficos de estos participantes.

Tabla 2. Datos demográficos de participantes Grupo A

Sexo

Edad Total

18 19 21 22 23 24

Masculino

Facultad

Filosofía 1 0 0 1 0 0 2 Psicología 0 0 0 1 0 1 2 Ingeniería 0 1 0 0 0 0 1

Diseño 0 0 0 0 1 0 1

Total 1 1 0 2 1 2 6

Femenino Facultad

Psicología 1 1 0 0 0 0 2

Sexo

Comunicación 0 0 2 0 1 0 3 Arquitectura 0 0 0 0 1 0 1 Ingeniería 1 0 0 0 0 0 1 Derecho 1 0 0 0 0 0 1 Medicina 1 0 1 0 0 1 3

Odontología 1 0 0 0 0 0 1

Total 5 1 2 0 2 1 12 Total 6 2 2 2 3 3 18

Para el análisis de la información cruzada de los perfiles SVO y las respuestas al

Dilema, se obtuvo una tabla de contingencias, cuyos resultados se describen en la Figura 2.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 47

Figura 2. Frecuencia de participantes y sus respuestas en SVO y dilema del

prisionero

De acuerdo con la figura, seis de los nueve participantes (60%) que obtuvieron

perfil prosocial en S O, eligieron la opción “callar” (equivalente a cooperar) en el Dilema

del prisionero; los otros tres (40%) eligieron “confesar” (lo que corresponde a la elección

no prosocial en el dilema del prisionero). Así mismo, solo tres de los ocho participantes

(37,5%) con perfil individualista en S O eligieron la opción esperada de “confesar”,

mientras los 5 restantes (62,5%) eligieron “callar”. Solamente un (1) participante obtuvo el

perfil “competitivo” y eligió “confesar”, que sería la respuesta esperada.

Para analizar el grado de asociación entre las dos mediciones, se aplicó el

estadístico Chi cuadrado de Pearson (X2), cuyos resultados se presentan en la Tabla 3.

Tabla 3

Estadísticos de contraste - Chi-cuadrado de Pearson

Valor gl Sig. asintótica (bilateral) Chi-cuadrado de Pearson 1,695(a) 2 ,429 N de casos válidos 18

Nota: a. 5 casillas (83,3%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia mínima

esperada es ,39.

0

1

2

3

4

5

6

7

Calla Confiesa

Respuesta Dilema del prisionero

me

ro d

e p

arti

cip

ante

s Categoría SVO Prosocial

Categoría SVOIndividualista

Categoría SVOCompetitivo

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 48

X2=0 las variables son independientes. “Se han extendido las normas interpretativas sugeridas por Cohen a

la hora de evaluar la intensidad de la asociación (tamaño del efecto) para este coeficiente: φ ≤ 0,3 > nivel

bajo de asociación; 0,3 < φ ≤ 0,5 > nivel medio de asociación; φ > 0,5 > nivel alto de asociación” (Molina

y Rodrigo, 2009, p.7).

De acuerdo con Molina y Rodrigo (2009, p.7), el estadístico X2 tendrá valor de cero

cuando las variables sean completamente independientes (las frecuencias observadas y las

esperadas sean iguales), así, cuando el valor de X2 es más alto, mayor es la diferencia entre

las frecuencias esperadas y observadas, y la discrepancia es mayor cuando aumenta la

relación entre las variables. Dado que en este caso no se cumple la condición de que las

frecuencias esperadas tengan el suficiente tamaño en la mayoría de las celdas, los

resultados no son concluyentes respecto de la asociación entre las dos mediciones (ver

también Barón y Téllez, 2004). En este caso, los datos son insuficientes para determinar

con alto grado de certeza si las variables son independientes o no.

Respecto de los resultados del Diseño 2, para probar la hipótesis sobre la variación

significativa entre las mediciones pre-post en las tres dimensiones de estado anímico

evaluadas, se utilizó el estadístico no paramétrico de comparación de medias para muestras

relacionadas de Wilcoxon. Sin embargo, dado que también se realizó un reporte cualitativo

del estado de ánimo, se presentan en primer lugar los análisis de este reporte, mediante

tablas de contingencia.

Como se observa en la Tabla 4, solamente tres participantes de los 15 del

grupo B1 no reportaron cambios en sus estados anímicos. Se puede observar que

posterior a la presentación del video, el estado anímico con mayor frecuencia fue

“optimismo” (nueve participantes), de los cuales 2 habían reportado el mismo

estado antes del video; 4 cambiaron de “aburrimiento” a “optimismo” y 3

cambiaron de “alegría” a “optimismo”. El segundo estado con mayor frecuencia (3)

fue “aburrimiento”, de los cuales 1 cambió de “optimismo” a “aburrimiento”, 1

cambió de “miedo” a “aburrimiento” y otro eligió “aburrimiento” tanto antes como

después de la presentación del video.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 49

Tabla 4.

Tabla de contingencia Estado anímico pre – post del video inductor de estado anímico

positivo

Estado anímico pre video positivo

Total Alegría Interés Aburrimiento Optimismo Miedo Estado_post vid positivo

Alegría 0 0 0 1 0 1 Aburrimiento 0 0 1 1 1 3 Optimismo 3 0 4 2 0 9

Esperanza 0 2 0 0 0 2

Total 3 2 5 4 1 15

En cuanto a los resultados del reporte de estado anímico con el video clasificado

como inductor de estado anímico negativo, en la Tabla 5 se puede observar que solamente

un (1) participante no reportó cambios entre las medidas pre-post. Se puede evidenciar

también que en el reporte previo a la presentación del video, de los 15 participantes solo

uno reportó un estado “negativo” (tristeza) y cuatro, un estado “neutro” (aburrimiento);

mientras que en el reporte post, solo dos participantes (13,3%) informaron estados neutros

(“aburrimiento”), y que el resto, 13 participantes (el 86,67%) reportaron estados

“negativos” (7 ”ira”; 3 ”tristeza” y 3 ”miedo”). Más específicamente, dos participantes

cambiaron su elección de “alegría” a “ira”, otros dos pasaron de “interés” a “ira”, dos más

cambiaron de “aburrimiento” a “ira” y uno más pasó de reportar “tristeza” a “ira”.

Tabla 5.

Tabla de contingencia Estado anímico pre – post del video inductor de estado anímico

negativo

Estado anímico Pre vid_neg Total Alegría Interés Tristeza Aburrimiento Optimismo

Estado Post vid_neg

Tristeza 2 1 0 0 0 3 Aburrimiento 0 1 0 1 0 2

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 50

Miedo 0 1 0 1 1 3

Ira 2 2 1 2 0 7

Total 4 5 1 4 1 15

Al tener en cuenta que las muestras del diseño 2 tienen un n<25, se aplicó lo

sugerido por Green y D’Oliveira (1984) sobre los valores críticos de α para rangos

con signos de Wilcoxon, utilizados para la prueba de hipótesis. En la Tabla 6 se

presentan estos valores. En este caso, las muestras de B1 y B2 tienen n=15, motivo

por el cual, la prueba de hipótesis para un nivel de significancia de 0,05 se realiza

tomando 25 como valor crítico, es así que W<25 (rechazo H0) y W>25 (aceptación

H0).

Tabla 6.

Valores críticos de α para prueba de rangos con signos de Wilcoxon*

n α= 0,1 α=0,05 α=0,02 α=0,01 4 -- -- -- -- 5 1 -- -- -- 6 2 1 -- -- 7 4 2 0 -- 8 6 4 2 0 9 8 6 3 2 10 11 8 5 3 11 14 11 7 5 12 17 14 10 7 13 21 17 13 10 14 26 21 16 13

15 30 25 20 16 16 36 30 24 19

*Adaptada de Green y D’Oliveira (1984, p.152) En la Tabla 7 se presentan los datos de la prueba de rangos con signos de

Wilcoxon, a partir de la cual se identifican los valores de entrada (W) para la prueba

de la hipótesis y se calcula la dirección del cambio de los puntajes asignados en las

tres dimensiones para el grupo B1(video positivo).

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 51

Tabla 7.

Prueba de rangos con signos de Wilcoxon para video positivo

N

Rango promedio

Suma de rangos

Valoración post vid_positivo - Valoración pre vid_positivo

Rangos negativos

3(a) 5,00 15,00*

Rangos

positivos 8(b) 6,38 51,00

Empates 4(c)

Total 15

Activación post vid_positivo - Activación pre vid_positivo

Rangos negativos

2(d) 3,75 7,50*

Rangos

positivos 8(e) 5,94 47,50

Empates 5(f)

Total 15

Dominancia post vid_positivo - Dominancia pre vid_positivo

Rangos negativos

4(g) 5,13 20,50*

Rangos

positivos 8(h) 7,19 57,50

Empates 3(i)

Total 15

* Valores W de diferencia de rangos válidos para la prueba de hipótesis

De acuerdo con la tabla anterior, para el dominio “valoración” de este video, el

valor de W válido fue de 15<25 (en los rangos negativos), motivo por el cual se rechaza la

H0 de igualdad de rangos, implicando que los puntajes variaron de manera significativa y

en aumento, es decir, la valoración del estado anímico frente a la presentación del video

inductor de estado afectivo positivo pasó de una valoración más negativa a una más

positiva, siendo éste el resultado que se esperaba.

Para el dominio “activación”, el valor de W fue de 7,5<25, por lo que también se

rechaza la H0, lo que significa que los puntajes variaron en aumento de manera

significativa, es decir, el estado anímico varió de uno más calmado a uno más excitado,

congruente con el resultado que se esperaba. Por último, la categoría “dominancia” obtuvo

una W de 20,5<25, rechazando H0 e indicando que la percepción de control también

aumentó de manera significativa.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 52

En la Tabla 8 se presentan los datos de la prueba de rangos con signos de

Wilcoxon, a partir de la cual se identifica el valor de entrada (W) para la prueba de la

hipótesis y se calcula la dirección del cambio de los puntajes asignados en las tres

dimensiones para el grupo B2 (video negativo).

Tabla 8.

Prueba de rangos con signos de Wilcoxon para video negativo

N

Rango promedio

Suma de rangos

Valoración Post Vid_neg - Valoración Pre vid_neg

Rangos negativos 14(a) 7,50 105,00

Rangos positivos 0(b) ,00 ,00

Empates 1(c)

Total 15

Activación Post vid_neg - Activación Pre vid_neg

Rangos negativos 3(d) 7,33 22,00*

Rangos positivos 11(e) 7,55 83,00

Empates 1(f)

Total 15

Dominancia Post Vid_neg - Dominancia Pre vid_neg

Rangos negativos 9(g) 7,00 63,00

Rangos positivos 3(h) 5,00 15,00*

Empates 3(i)

Total 15

* Valores W de diferencia de rangos válidos para la prueba de hipótesis

De acuerdo con la tabla anterior, se encuentra que para la categoría “valoración” el

valor de W fue de 105>25, lo que indica que se debe aceptar la hipótesis nula, es decir, a

pesar de encontrarse una variación en aumento, ésta no es significativa en los puntajes pre y

post de este dominio.

Por su parte, para las categorías de “activación” y “dominancia” se encuentran

valores de diferencia de rangos (marcados con asterisco) que permiten concluir que la

hipótesis nula se rechaza en ambos casos. En el dominio “activación” el cambio en las

mediciones pre y post se da en aumento y de manera significativa; los puntajes aumentan

(varían de mayor calma a mayor excitación) de manera significativa. En cuanto a la

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 53

categoría “dominancia”, se concluyen variaciones significativas en las que los puntajes

pasan de una mayor percepción de control, a una menor.

En la Tabla 9 se presenta un resumen de los valores de W de Wilcoxon para cada

dominio, la dirección en que varían y si dicho valor permite aceptar o rechazar las hipótesis

nulas planteadas.

Tabla 9

Tabla de decisión de rechazo o aceptación de hipótesis nulas

Variable W de Wilcoxon

(∑rangos)

Dirección del

cambio Decisión de hipótesis

Valoración V. Positivo - 15 Aumento 15<25 se rechaza H0

Activación V. Positivo -7,5 Aumento 7,5<25 se rechaza H0

Dominancia V. Positivo -20 Aumento 20<25 se rechaza H0

Valoración V. Negativo -150 Aumento 150>25 se acepta H0

Activación V. Negativo -22 Aumento 22<25 se rechaza H0

Dominancia V. Negativo +15 Decremento 15<30 se rechaza H0

De acuerdo con el resumen de decisión de prueba de hipótesis, se evidencia que

para todas las categorías menos una se comprobó la variación significativa de los puntajes,

así mismo, la dirección en el que se dieron los cambios entre las medidas pre y post es

congruente con los resultados que se esperaba obtener. Cabe resaltar que se esperaba una

variación significativa para el dominio “valoración” en el grupo B2, resultado que no se

obtuvo.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 54

Discusión

Ahora bien, el presente trabajo de grado contó con dos diseños (descritos

anteriormente) con sus respectivos objetivos e hipótesis. El primer diseño, pretendió

responder a la pregunta por la posible asociación existente entre la medida de SVO y la

conducta cooperativa en un juego del dilema del prisionero. Lo anterior se buscó lograr con

la comprobación de hipótesis de independencia de las dos variables.

La asociación de estas dos variables se asumía positiva teniendo en cuenta el tipo de

perfiles que cada una describe. El Juego del Dilema del prisionero no iterado, como juego

de no suma cero (lo que pierde el uno, no lo gana el otro) y se utiliza, entre otras, para el

estudio de conductas cooperativas. Ken Binmore (2005), autoridad en el tema, menciona

que este juego tiene características entre las que se encuentra la posibilidad de obtener

diferentes desenlaces, los cuales dependen de la decisión que cada jugador toma y de la

interacción de esa elección con la del otro jugador. Estas decisiones se suponen mediadas,

al menos en parte, por lo que Bowels y Gintis (2011) llaman Preferencias sociales. Estas

preferencias sociales incluyen lo que se considera como el hecho de que la mayoría de los

seres humanos sienten una preocupación, positiva o negativa, por el bienestar de las otras

personas, además del deseo por mantener normas éticas.

Los mismos autores ponen como ejemplos por excelencia de las preferencias

sociales el altruismo castigador y la reciprocidad fuerte, y éstos tienen constructos y

características similares a los perfiles de orientación en valores sociales (SVO) que se

utilizan también para la explicación de conductas de tipo altruista, cooperativo,

individualista y competitivo, entre otros.

Según Zeelenberg, Nelissen, Breugelmans & Pieters (2008, en Murphy, Ackermann

& Handgraaf, 2011) esta orientación de valores sociales interviene en el comportamiento en

una amplia gama de contextos de toma de decisiones, incluyendo los dilemas de recursos

interpersonales.

De manera que tanto en el Juego del Dilema del prisionero como en la medición de

valores sociales se tiene en cuenta que cuando las personas buscan maximizar únicamente

sus ganancias tienden a no cooperar y evidenciar un perfil egoísta o individualista, mientras

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 55

que cuando las personas muestran características de perfiles prosociales tienden a optar por

opciones de maximización de la ganancia conjunta, en otras palabras tienden a cooperar.

Infortunadamente la muestra resultó insuficiente para poder determinar grados

significativos de asociación entre estas dos variables, se esperaría que con una muestra

representativa y de mayor tamaño se lograra encontrar un grado significativo de asociación

entre estas dos variables. No obstante, cabe resaltar que valdría la pena probar el grado de

asociación de la orientación de valores sociales, con el juego del Ultimátum, y comparar

estos resultados con los obtenidos en la asociación con el juego del Dilema del prisionero,

para determinar con certeza cuales de las medidas que se asocian de manera más

significativa.

El juego del Ultimátum, como se mencionó en la revisión de la literatura,

tradicionalmente, es aquel en el que el jugador 1 hace una oferta al jugador 2, de $X de un

total de $M; si el jugador 2 acepta la oferta, al jugador 1 se la paga $(M-X) y el jugador 2

recibe $X; si el jugador 2 rechaza la oferta, no se le paga nada a ninguno (Hoffman,

Mccabe & Smith, 1998). Este juego, al permitir diferentes formas y combinaciones

distributivas, al igual que el SVO, podría evidenciar un eventual mayor grado de

asociación, lo que los haría posibles medidas equivalentes.

Por su parte, en cuanto al diseño 2, se pretendió estudiar la capacidad de dos

estímulos audiovisuales para inducir conducta emocional valorada como negativa o

positiva, buscando comprobar las hipótesis de variación significativa entre medidas pre y

post para cada uno de los dominios expresados en el Self assessment Manikin.

Adicionalmente se realizó un análisis cualitativo del reporte de estado emocional. Se

esperaba que la exposición a los estímulos audiovisuales lograra influir, de manera positiva

o negativa, el estado anímico del participante.

Con respecto al reporte cualitativo de estado anímico, frente al estímulo audiovisual

inductor de estado afectivo positivo, se observó que en términos generales el estado

anímico que mayor frecuencia se reportó en la medición post fue uno considerado como

positivo (optimismo), lo que permitiría inferir que el video logra su propósito. Sin embargo,

el segundo estado más reportado fue “aburrimiento” que se entiende como un estado neutro

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 56

(pero diferente del que se buscaba inducir). Este reporte fue acompañado de la

expresión verbal de que el video era demasiado largo y debido a las características

de la muestra, las escenas eran ya muy bien conocidas, desincentivando el

sostenimiento de la atención a lo largo de los 10 minutos del video. Lo anterior es

congruente con lo que afirma Haidt (2006) cuando dice que el sesgo negativista

implica, no solo que los estímulos o situaciones negativas se valoran con mayor

intensidad, sino que por su contraparte, las situaciones positivas tengan menor

capacidad de influir significativamente el estado anímico general.

Ahora pues, en lo que respecta a los reportes cualitativos referentes al

estímulo audiovisual negativo, se encontró que la gran mayoría de los participantes

(más del 80%) reportó un estado afectivo “negativo” (tristeza, ira o miedo) en la

valoración post, permitiendo inferir que fuera cual fuere el estado anímico pre, el

resultante luego de ver el video, fue determinantemente negativo. Lo anterior es

congruente también con la teoría del sesgo negativista, ya que el video pretendía

generar sensaciones de vulnerabilidad, ira y miedo que efectivamente logran influir,

por motivos adaptativos y evolutivos, en un mayor grado la conducta emocional.

Según Haidt (2006) las situaciones que se interpretan (por vía tálamo-amigdalina-

ponto-bulbar) como peligrosas, logran imponer un “filtro” de aversión y retirada

que aparece rápidamente, con alta intensidad y perdura más en el tiempo.

Lo anterior en cuanto a la valoración global final, pero en lo que se refiere

específicamente a los cambios observados, se puede concluir que la selección

específica de los videos, resulta apropiada ya que se evidenciaron variaciones

significativas (en las direcciones esperadas) en cinco de los seis dominios

evaluados. Es así que para el video positivo, se logró aumentar la valoración

positiva del estado afectivo, con mayor activación (el estímulo pretendía ser

divertido y por definición, activador) y con un mayor grado de control, es decir, los

participantes, en términos generales, se sintieron más felices, excitados

(positivamente) y con mayor percepción de control luego de la presentación del

video.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 57

Por su parte, el estímulo audiovisual inductor de estado afectivo negativo logró

evocar los cambios esperados en los dominios de activación y control. En cuanto a la

activación, es esperaba que aumentara, en tanto se pretendía generar miedo y aversión, que

adaptativamente implican la activación de sistemas de alerta (por vía hipotálamo

amigdalina nuevamente) que implican el sistema nervioso autónomo (aumento de ritmos

cardiaco y respiratorio, aumento de respuesta galvánica, etc.) y el eje hipotálamo-

hipofisario-adrenérgico o sistema de alerta y de respuesta al estrés (Sandi, Venero &

Cordero, 2001; Snell, 2010).

En la dimensión de “dominancia” también se logró el cambio esperado: percepción

de disminución de grado de control sobre la situación. Es decir, al observar con cuidado un

video que evidencia la violencia e inseguridad de la ciudad capital de Colombia (lugar de

residencia de los participantes) se espera que perciban, como parte del sentimiento de

vulnerabilidad, uno de impotencia y falta de control de la situación.

Por último, con respecto a la dimensión de valoración, es esperaba que se presentara

una variación significativa de disminución, incluso teniendo en cuenta los reportes

cualitativos, sin embargo, estadísticamente, la variación no fue significativa, lo que se

explica, al menos parcialmente, por el hecho de que la medida del Manikin, haya aparecido

como algo confusa (como lo reportó un participante).

Con respecto a lo anterior, se confirma la validez y pertinencia de ambos videos,

pero se sugiere realizar una mejor descripción de las dimensiones del Manikin, para que las

instrucciones de respuesta sean más claras y la asignación de puntajes, más precisa.

Asimismo, se recomienda acortar un poco el estímulo positivo (Simpsons) ya que debido al

alto grado de familiaridad que se tiene con esta serie, el observador se puede aburrir y

distraer.

Finalmente, y en aras de lograr desarrollar más extensamente un estudio del análisis

de la integración de las conductas emocional y cooperativa, se resaltan varios puntos.

Primero, se confirma que el uso de los estímulos audiovisuales diseñados logra influir de

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 58

manera significativa la conducta emocional, motivo por el cual serían apropiados para su

uso más extenso.

Segundo, teniendo en cuenta la revisión de la literatura, se entiende que las

decisiones sobre conductas sociales, por ejemplo aquellas que implican jugar el Dilema del

prisionero, involucra, según Frank (1988) dos motivos (de origen emocional) por los cuales

una persona podría no cooperar: “ya sea porque teme que el otro jugador decida no

cooperar, en cuyo caso le conviene no cooperar; o ya sea porque desea obtener un beneficio

a costa de la cooperación del otro” (Rosas, 2007, p. 103). Estas justificaciones

corresponden a conductas de tipo emocional (desbordan los cálculos racionales) como el

miedo (fear) y la codicia (greed).

Por lo tanto, se comprende que como afirma Haidt (2006) existe una comunicación

de doble vía entre las emociones y los pensamientos conscientes: “los pensamientos pueden

causar emociones (…) pero las emociones también pueden causar pensamientos,

principalmente resaltando filtros mentales que sesgan el subsiguiente procesamiento de

información” (traducción propia, p. 31). Se mencionó en la fundamentación teórica, que el

rol de la amígdala cerebral en el procesamiento rápido, intenso y automático de situaciones

potencialmente peligrosas logrando evocar comportamientos adaptativos de aversión y

retirada (actuando directamente sobre el tallo cerebral), pero adicionalmente tiene

conexiones con diferentes áreas corticales, entre ellas la corteza frontal. La amígdala

“cambia el cerebro completo hacia una orientación de retirada” (p.31).

Es así que por congruencia teórica los estímulos audiovisuales inductores de

cambios en la conducta emocional (especialmente el de contenido negativo) podrían lograr

influir también los juicios (Haidt, 2001) que se hagan de una situación y las decisiones de

interacción social que se tomen (por ejemplo en interacciones que impliquen conductas de

cooperación). Por ejemplo, luego de la presentación de un estímulo que induzca

sentimientos de miedo y desconfianza, se podría observar, como lo afirma Haidt (2006) que

se percibe el “mundo a través de un filtro que interpreta eventos ambiguos como

posiblemente peligrosos” (traducción propia, p.31), lo que podría finalmente influir en

conductas de tipo social, como las de cooperación, reciprocidad, empatía, etc.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 59

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 64

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 65

Anexo A

Facultad de Psicología

El estudio para el que se solicita su participación se desenvuelve en el ámbito de la teoría de juegos y orientación de valores sociales. El estudio consta de diferentes etapas, la primera, en la que Ud. estará participando, apunta a la validación de los instrumentos del trabajo.

De acuerdo con lo anterior:

Doy mi consentimiento para participar en este estudio acerca de teoría de juegos y orientación de valores sociales. Consiento la publicación de los resultados del estudio siempre que la información sea anónima y disfrazada de modo que no pueda llevarse a cabo identificación alguna. Entiendo que, aunque se guardará un registro de mi participación en el ejercicio, todos los datos experimentales recogidos de mi participación, sólo estarán identificados por un número o con mis iniciales.

Así mismo, comprendo que

1. Mi participación es de carácter absolutamente voluntario, y pueden abandonar el estudio en el momento que lo desee sin ninguna penalización.

2. El estudio no implica ningún riesgo o molestia conocidos o esperados.

3. Tendré derecho a conocer los resultados del estudio una vez este sea llevado a término al final del presente año.

4. He sido informado de que el investigador responderá gustosamente a cualquier pregunta respecto a los procedimientos de este estudio cuando haya acabado la sesión experimental.

Las dudas sobre cualquier aspecto de este estudio pueden comunicarse con Laura Elena Amaya Durán Cel: 3202322138 o al correo: [email protected]

__________________________ _______________________________

Experimentador Participante

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 66

Anexo B Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Psicología Grupo A

Participante No.__________ Edad: ____________ Sexo: F M

Facultad: ____________________ Ha tomado alguna vez un curso de Teoría de Juegos: SI NO

A continuación encontrará una tabla en la que se muestran seis ejercicios en los que Ud. deberá repartir entre Ud. y otra persona, determinado monto de dinero. Lo que Ud. debe hacer es marcar con una X la distribución que prefiera, acto seguido deberá anotar, en el espacio destinado, el monto que eligió para Ud. y el que le destina a la otra persona. Tenga en cuenta que no hay ninguna respuesta que sea mejor que otra.

Ahora, imagine la siguiente situación:

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 67

Ud. y su compañero han cometido un crimen. La policía los arresta a los dos, pero no hay pruebas contundentes para condenarlos por ese crimen, sin embargo el fiscal tiene evidencia para condenarlos por un delito menor, por el que les correspondería 1 año de prisión a cada uno. Luego de separarlos en diferentes salas de interrogación, el abogado se acerca a Ud. y le dice:

“ engo a ofrecerle un trato: si Ud. confiesa ahora y su cómplice no lo hace, Ud. queda

inmediatamente en libertad por colaborar con la justicia y su compañero pagará una pena de 5 años. Si ambos confiesan, serán condenados por el delito principal pero se les rebajará la pena a 4 años. Finalmente, si ninguno confiesa, ambos serán condenados por un delito menor, y les corresponderá una pena 1 año. Tenga en cuenta que este mismo trato se le está proponiendo a su cómplice.”

Marque con una X su decisión:

Confiesa

Calla

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 68

Anexo C

Self-assessment Manikin

Instrucciones:

A continuación encontrará una imagen que describe tres (3) categorías:

Valoración

Activación

Control

Obsérvela con atención,

Ahora por favor indique el número que mejor represente cómo se siente en este momento con respecto a cada categoría.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 69

ANEXO 3

BIBLIOTECA ALFONSO BORRERO CABAL, S.J. DESCRIPCIÓN DE LA TESIS O DEL TRABAJO DE GRADO

FORMULARIO

TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO

Estudio piloto para evaluar instrumentos de conducta emocional y la asociación entre la orientación

de valores sociales y la conducta cooperativa

SUBTÍTULO, SI LO TIENE

AUTOR O AUTORES

Apellidos Completos Nombres Completos

Amaya Durán Laura Elena

DIRECTOR (ES) TESIS O DEL TRABAJO DE GRADO

Apellidos Completos Nombres Completos

Ballesteros de Valderrama Blanca Patricia

FACULTAD

Psicología

PROGRAMA ACADÉMICO

Tipo de programa ( seleccione con “x” )

Pregrado Especialización Maestría Doctorado

X

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 70

Nombre del programa académico

Carrera de Psicología

Nombres y apellidos del director del programa académico

Martín Emilio Gáfaro Barrera

TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE:

Psicóloga

PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial):

CIUDAD AÑO DE PRESENTACIÓN DE LA TESIS

O DEL TRABAJO DE GRADO

NÚMERO DE PÁGINAS

Bogotá 2014 68

TIPO DE ILUSTRACIONES ( seleccione con “x” )

Dibujos Pinturas Tablas, gráficos y

diagramas Planos Mapas Fotografías Partituras

X

SOFTWARE REQUERIDO O ESPECIALIZADO PARA LA LECTURA DEL DOCUMENTO

Nota: En caso de que el software (programa especializado requerido) no se encuentre licenciado por

la Universidad a través de la Biblioteca (previa consulta al estudiante), el texto de la Tesis o Trabajo

de Grado quedará solamente en formato PDF.

MATERIAL ACOMPAÑANTE

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 71

TIPO DURACIÓN

(minutos) CANTIDAD

FORMATO

CD DVD Otro ¿Cuál?

Vídeo 10 2 X

Audio

Multimedia

Producción

electrónica

Otro Cuál?

DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVE EN ESPAÑOL E INGLÉS

Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar

estos descriptores, se recomienda consultar con la Sección de Desarrollo de Colecciones de la

Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J en el correo [email protected], donde se les

orientará).

ESPAÑOL INGLÉS

Cooperación Cooperation

Teoría de Juegos Game Theory

Preferencias Sociales Social Preferences

Conducta Emocional Emotional behaviour

Toma de Decisiones Decision making

RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS

(Máximo 250 palabras - 1530 caracteres)

Resumen

El objetivo del trabajo fue analizar la asociación o dependencia entre valores sociales y conducta cooperativa, y la capacidad de dos estímulos audiovisuales para inducir conductas emocionales clasificadas como positivas y negativas, en estudiantes universitarios. La conducta cooperativa se evaluó con la versión original de una sola interacción del Dilema del prisionero y la orientación de valores sociales con el SVO (Social Value Orientation Slider Measure (Murphy, Ackermann & Handgraaf, 2011). El grado de dependencia entre ambas medidas se definió con un diseño de grupo con 18 participantes y el estadístico Chi cuadrado de Pearson. Para

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 72

evaluar la capacidad de los estímulos audiovisuales para inducir conducta emocional, se utilizó un diseño pre–post con el Self-assessment Manikin (Bradley y Lang, 1994) y un reporte verbal escrito de estado de ánimo. Participaron voluntariamente 48 estudiantes universitarios de diferentes carreras, con edades entre 18 y 26; 18 en el primer diseño y 30 en el segundo diseño.

Los resultados no fueron concluyentes respecto a la asociación entre las medidas de conducta cooperativa y la orientación a valores sociales, debido al número insuficiente de datos en todas las celdas. Los videos utilizados como inductores de conducta emocional fueron capaces de provocar los cambios emocionales esperados. El estudio aporta a la validación de estos instrumentos como insumo a

un estudio experimental de mayor escala dirigido a comprender mejor la relación entre las conductas emocionales y la toma de decisiones en las interacciones sociales que impliquen cooperación.

Abstract

The purpose of this text was to analyze the association or degree of dependence between social values and cooperative behavior, and the ability of two visual stimuli to induce emotional behaviors classified as positive and negative, in college students. Cooperative behavior was assessed with the original version of a single interaction of the Prisoner's Dilemma and the orientation of social values, with SVO (Social Value Orientation Slider Measure (Murphy, Handgraaf & Ackermann, 2011). The degree of dependence between the two measures was determined with a group design of 18 participants and the use of the statistical tool: Chi square Pearson. To assess the ability of audiovisual stimuli to evoke emotional behavior, a pre test-post test design was used, with the Self -assessment Manikin (Bradley and Lang, 1994), aside of written and verbal mood report. 48 university students between the ages of 18 and 26 years, from different college faculties, voluntarily participated for the study. They were subdivided into 2 groups, 18 form the first design and 30 for the second.

The results were inconclusive regarding the association between measures of cooperative behavior and social values orientation due to insufficient data. The videos used as inducers of emotional behavior were able to cause the expected emotional changes. The study contributes to the validation of these instruments as input to a larger scale experimental study aimed to the better understanding of the

relationship between emotional behavior and decision making in social interactions involving cooperation.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 73

ANEXO 2

CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES

(Licencia de uso)

Bogotá, D.C., Marzo 3 de 2014

Señores

Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J.

Pontificia Universidad Javeriana

Cuidad

Los suscritos:

Laura Elena Amaya Durán , con C.C. No 1020749355

En mi calidad de autor exclusivo de la obra titulada:

Estudio piloto para evaluar instrumentos de conducta emocional y la asociación entre la

orientación de valores sociales y la conducta cooperativa

(por favor señale con una “x” las opciones que apliquen)

Tesis doctoral Trabajo de grado X Premio o distinción: Si No X

cual:

presentado y aprobado en el año 2014 , por medio del presente escrito autorizo

a la Pontificia Universidad Javeriana para que, en desarrollo de la presente licencia de uso

parcial, pueda ejercer sobre mi (nuestra) obra las atribuciones que se indican a continuación,

teniendo en cuenta que en cualquier caso, la finalidad perseguida será facilitar, difundir y

promover el aprendizaje, la enseñanza y la investigación.

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 74

En consecuencia, las atribuciones de usos temporales y parciales que por virtud de la presente

licencia se autorizan a la Pontificia Universidad Javeriana, a los usuarios de la Biblioteca Alfonso

Borrero Cabal S.J., así como a los usuarios de las redes, bases de datos y demás sitios web con los

que la Universidad tenga perfeccionado un convenio, son:

AUTORIZO (AUTORIZAMOS) SI NO

1. La conservación de los ejemplares necesarios en la sala de tesis y trabajos de grado de la Biblioteca.

X

2. La consulta física (sólo en las instalaciones de la Biblioteca) X

3. La consulta electrónica – on line (a través del catálogo Biblos y el Repositorio Institucional)

X

4. La reproducción por cualquier formato conocido o por conocer X

5. La comunicación pública por cualquier procedimiento o medio físico o electrónico, así como su puesta a disposición en Internet

X

6. La inclusión en bases de datos y en sitios web sean éstos onerosos o gratuitos, existiendo con ellos previo convenio perfeccionado con la Pontificia Universidad Javeriana para efectos de satisfacer los fines previstos. En este evento, tales sitios y sus usuarios tendrán las mismas facultades que las aquí concedidas con las mismas limitaciones y condiciones

X

De acuerdo con la naturaleza del uso concedido, la presente licencia parcial se otorga a título

gratuito por el máximo tiempo legal colombiano, con el propósito de que en dicho lapso mi

(nuestra) obra sea explotada en las condiciones aquí estipuladas y para los fines indicados,

respetando siempre la titularidad de los derechos patrimoniales y morales correspondientes, de

acuerdo con los usos honrados, de manera proporcional y justificada a la finalidad perseguida, sin

ánimo de lucro ni de comercialización.

De manera complementaria, garantizo (garantizamos) en mi (nuestra) calidad de estudiante (s) y por ende autor (es) exclusivo (s), que la Tesis o Trabajo de Grado en cuestión, es producto de mi (nuestra) plena autoría, de mi (nuestro) esfuerzo personal intelectual, como consecuencia de mi (nuestra) creación original particular y, por tanto, soy (somos) el (los) único (s) titular (es) de la misma. Además, aseguro (aseguramos) que no contiene citas, ni transcripciones de otras obras protegidas, por fuera de los límites autorizados por la ley, según los usos honrados, y en proporción a los fines previstos; ni tampoco contempla declaraciones difamatorias contra terceros; respetando el derecho a la imagen, intimidad, buen nombre y demás derechos constitucionales. Adicionalmente, manifiesto (manifestamos) que no se incluyeron expresiones contrarias al orden público ni a las buenas costumbres. En consecuencia, la responsabilidad directa en la elaboración, presentación, investigación y, en general, contenidos de la Tesis o Trabajo de Grado es de mí (nuestro) competencia exclusiva, eximiendo de toda responsabilidad a la Pontifica Universidad Javeriana por tales aspectos.

Sin perjuicio de los usos y atribuciones otorgadas en virtud de este documento, continuaré

(continuaremos) conservando los correspondientes derechos patrimoniales sin modificación o

restricción alguna, puesto que de acuerdo con la legislación colombiana aplicable, el presente es

un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación de los derechos patrimoniales

derivados del régimen del Derecho de Autor.

X

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 75

De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables. En consecuencia, la Pontificia Universidad Javeriana está en la obligación de RESPETARLOS Y HACERLOS RESPETAR, para lo cual tomará las medidas correspondientes para garantizar su observancia.

NOTA: Información Confidencial:

Esta Tesis o Trabajo de Grado contiene información privilegiada, estratégica, secreta,

confidencial y demás similar, o hace parte de una investigación que se adelanta y cuyos

resultados finales no se han publicado. Si No X

En caso afirmativo expresamente indicaré (indicaremos), en carta adjunta, tal situación con el fin

de que se mantenga la restricción de acceso.

FACULTAD: Psicología

PROGRAMA ACADÉMICO:

Carrera de Psicología

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RELACIÓN ENTRE CONDUCTA EMOCIONAL Y DE COOPERACIÓN 76