Azulejos de San Francisco
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Contrabando de azulejos en el Buenos Aires colonial? Una imagen perdida del Convento San Francisco
Francisco Girelli
PRESENTACION
El siguiente estudio forma parte de una investigacin en pie sobre la historia del azulejo
del siglo XVIII en la arquitectura de Buenos Aires. Se presentan aqu los avances realizados
sobre una serie de fragmentos de azulejo, inditos hasta que fueran donados al CAU en 2011.
Dado el desconocimiento de los mismos, ser el logro de nuestro empeo develar una imagen
perdida en la memoria portea.
La relevancia del trabajo con fragmentos de este tipo, no reside nicamente en la
reconstruccin de la pieza o los motivos, sino que al cruzarlos con otras fuentes y
documentacin, se podr conocer su uso, historia y origen; y en este caso, al ser los azulejos
elementos de orden arquitectnico, tambin la pertenencia edilicia, la ubicacin y su
significacin.
El conjunto mencionado se compone de 20 tiestos de 9mm de espesor, pertenecientes
a distintos azulejos de igual motivo. Como se puede apreciar en la siguiente imagen, tres
fragmentos se lograron hacer coincidir, obteniendo una de las dimensiones totales del azulejo:
12,8 cm.
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IMAGEN 1
Cuenta quien donara las piezas, Santiago Aguirre Saravia, que fueron recogidas de la
iglesia San Francisco de Buenos Aires por su padre, Anbal G. Aguirre Saravia, luego de los
incendios y destrozos que sufrieron algunas dependencias catlicas en Junio de 1955.
Recordamos que por ese entonces las tensiones entre el peronismo y el sector conservador
hicieron eclosin el 16 de junio con el bombardeo de Plaza de Mayo y la muerte de ms de 300
personas. El peronismo, responsabilizando a la iglesia de apoyar das antes, durante la
celebracin del Corpus Christi, el intento de golpe de estado, tom represalias atacando varias
de sus dependencias. Es as que muchas iglesias, capillas y conventos, fueron profanados e
incendiados, siendo el conjunto San Francisco uno de los que ms sufri.
Sobre los fragmentos, y segn su antiguo poseedor, con las iglesias todava
humeando se puso a recorrerlas para conocer su estado. Entre los mltiples objetos
quemados y destruidos observ un conjunto de azulejos an enteros y otros en pedazos.
Pensando que los enteros se haban salvado y volveran a lucirse luego de la restauracin de
la iglesia, decidi conservar solo los pedazos rotos. Sin embargo fueron esos ltimos los que se
haban salvado, ya que al iniciarse los trabajos de reparacin se picaron y tiraron las piezas
que acabo de referir.
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IMAGEN 2
Vistas del altar mayor y sacrista de San Francisco luego del incendio.
En un principio estos azulejos posiblemente formaban parte de un zcalo, no se sabe si
de la iglesia, el claustro o la capilla San Roque. En las fotos anteriores a 1955 relevadas para
este trabajo1 no pudieron ser reconocidos en su ubicacin original, es posible que con las
reformas introducidas a principios de siglo XX (1904 - 1911), donde se modifico
sustancialmente el aspecto interior y exterior de los mismos, hayan quedado ocultos bajo los
nuevos revestimientos. Existe una imagen publicada en el N 31-32 de los Anales del IAA
(Willemsen, 1999: 208) donde se puede observar el interior de la iglesia hacia fines del siglo
XIX, pero la falta de detalle impide poder identificarlos.
DESCRIPCION DE LAS PIEZAS
El biscocho cermico presenta un aspecto poco poroso y compacto, de color ocre claro
cercano al amarillo. Observando el dorso de los fragmentos no se noto la presencia de sellos ni
1 Fue consultada la fototeca del IAA, el archivo existente en la biblioteca del Museo de la Ciudad (Ciudad de Buenos Aires), el Museo Franciscano, el AGN y la publicacin Documentos Arte Argentino N XXIII.
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marcas de origen, ni siquiera incisos que llamaran la atencin, solo algunos restos adheridos
de mortero blanco.
Varios fragmentos presentan faltantes en el esmalte y en algunos se observa que el
desprendimiento se origina desde el centro de la pieza. Consultando a la especialista en
restauracin cermica, Lic. Patricia Frazzi, explic que este tipo de dao se debe a una distinta
dilatacin y contraccin entre el esmalte y el biscocho, que bajo la accin de agentes como el
agua o el fuego se puede producir una fractura y prdida del esmalte desde el interior. No se
debe olvidar en este punto, que las piezas fueron recuperadas de un incendio y que
seguramente estuvieron expuestas a la accin del fuego.
Respecto al motivo, se lo pudo recomponer inicialmente, superponiendo los distintos
fragmentos. As se obtuvo una escena central formada por un arreglo floral y dos aves, una a
cada lado del mismo. La imagen est recuadrada por un marco octogonal y una clavelina en las
esquinas. El color preponderante son los tonos violceos, propios del manganeso.
IMAGEN 3
Debe destacarse la factura y pintado a mano de estos azulejos, siendo obras nicas las
ilustraciones en cada pieza. En la imagen 1 se pueden observar al menos 4 variantes de
jarrones, flores y hojas entre las distintas piezas, mientras que las aves presentan una forma
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ms constante, variando apenas el tamao. Entre los distintos jarrones las variaciones son
notables, los hay con y sin asas, unos con el vaso liso, otros con decoraciones de ovas y lneas
verticales, incluso la forma tambin cambia, siendo ms apuntada la de algunos.
ORIGEN
Fue posible determinar el origen de las piezas debido a una serie de constantes que
caracterizan a las distintas tradiciones azulejeras. Primero el tamao, espesor y tipo de
material, y en segunda instancia, el o los colores del esmalte y el motivo. En este caso, si bien
sus dimensiones (12,8 x 12,8 x 0,9) podran responder a distintos orgenes, la combinacin del
motivo de pieza individual, con una imagen central recuadrada y hojas en las esquinas, adems
de la coloracin monocromtica y pigmentado a mano, solo podra tratarse de azulejos -Delft-.
Sin embargo no correspondan con los famosos holandeses, ciertas particularidades como el
hecho de que los dibujos no son azules y el tipo de escena central, determin que eran Delft de
origen ingls (Delftware) de mediados del siglo XVIII (circa 1750). Buscando mayores
precisiones, result que estas representaciones individuales de floreros eran tpicas de las
fbricas ubicadas en el distrito Lambeth, en Londres (Van Lemmen, 2005).
La cermica Delft, propia de Holanda entre los siglos XVI y XVIII, llega al Reino Unido a
mediados del XVII, teniendo sus principales centros de produccin en Londres, Bristol,
Brislington, Liverpool, Glasgow y Dubln, donde pas a llamarse cermica Delft inglesa. Es
caracterstico de sta, el fondo blanco logrado con esmalte de estao (tin glaze en ingls), que
una vez cocido le da apariencia de pintura blanca. Otra particularidad es la pigmentacin del
recuadro octogonal, luego del delineado con plantilla se proceda a rellenarlo utilizando una
esponja, obtenindose esa textura porosa tan tpica.
IMAGEN 4
Azulejos idnticos a las piezas analizadas, pertenecientes a coleccin privada en Inglaterra. Comprese las variantes del jarrn con los fragmentos de la imagen 1.
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Observando detenidamente el motivo, varias cosas llaman la atencin de la escena. En
primera instancia las aves, cuya silueta se parece a la de los ruiseores, posan en una forma
algo particular. No estn en reposo, sino paradas en un pie. Es la llamada posicin rampante,
caracterstica por ejemplo de ciertas representaciones de caballos (en ingls, prancing).
Tambin en todas las variantes conocidas del motivo, las aves se muestran mirando hacia
arriba y atrs, como custodiando el arreglo floral. Las flores tambin son muy llamativas;
aparecen entre las distintas hojas y ramas del jarrn, con sus ptalos grandes y algunos frutos
como el que se observa en el fragmento de la esquina superior derecha de la imagen 1. En la
imagen 5 figura un azulejo policromo donde se puede apreciar el color rojo de los ptalos y el
verde del centro.
IMAGEN 5
Algunas variantes de azulejos Delft ingleses, existentes en la coleccin del Museo Fitzwilliam de Cambridge, Inglaterra.
Buscando a que planta corresponden estas caractersticas se observ que tanto la
forma de capsula esfrica de los frutos mencionados, como la respectiva corona que los
remata, y el color de las flores, coinciden con la llamada adormidera o mejor conocida
como planta del opio. Debe sealarse que esta curiosa representacin no es exclusiva de
los azulejos y tambin se encuentra presente en otras piezas cermicas, como as tambin
en la vajilla espaola de la misma poca (imagen 6).
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IMAGEN 6
Cermica Espaola de Alcora. Excavacin Casa Ezcurra, Alsina 455, Buenos Aires. (Fotografa archivo CAU)
EL AZULEJO DEL SIGLO XVIII EN BUENOS AIRES
La relevancia de esta investigacin reside en que an no existen trabajos que se hayan
ocupado de estudiar el tema del azulejo en Buenos Aires en el recorte colonial, ni tampoco
otros que analizaran el contenido de los azulejos y su significacin; sin embargo se pueden
mencionar algunos aportes, antecedentes para esta investigacin.
Uno de los primeros en abordar el tema es Vicente Nadal Mora (1949), quien asume un
rol preponderante dentro de la corriente revalorizadora del pasado rioplatense. El mayor logro
de su trabajo reside en lo sistemtico y novedoso de la aproximacin. Realiza un estudio y
catalogacin de los azulejos utilizados en Buenos Aires durante el siglo XIX, azulejos franceses
en su mayora, y apenas cita lo escaso del empleo en el XVIII.
Otro aporte importante, y ms cercano en el tiempo, es el del uruguayo Artucio Urioste
(1996). Parte de la visin de un coleccionista que busca hacer un barrido panormico por la
historia del azulejo en Buenos Aires y diversos sitios de Uruguay. El alcance temporal del
estudio es mayor que el de Nadal Mora, proponindose abarcar tanto al siglo XIX como al
XVIII. Esta visin de coleccionista que indicaba al principio, pone el inters del autor en
catalogar al azulejo como objeto, analizando el origen de su factura, sus caractersticas fsicas
y en algunos casos indicando su procedencia edilicia y utilizacin, sin embargo no hay cruce
con otras fuentes de informacin que verifiquen dicha perteneca y su contexto original. Otro
inconveniente surge del recorte espacial Rio de la Plata, trabajar la problemtica de Buenos
Aires y Uruguay al mismo tiempo se vuelve un perjuicio para el trabajo debido a la influencia
portuguesa que vivieron los orientales. En un segundo trabajo Artucio (2004) prolonga sus
investigaciones sobre el tema dedicndose exclusivamente a la historia del azulejo en Uruguay.
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En ninguno de estos trabajos hay mencin de los azulejos que nos ocupan en este
informe, ni siquiera se conoce la existencia de piezas de origen ingls hacia ese periodo. Se
mencionan espaoles (catalanes, valencianos y sevillanos) durante el siglo XVIII y XIX, e
italianos (napolitanos y sicilianos), portugueses, uruguayos (Maldonado) y franceses (Pas de
Calais y Bouches du Rhne), en el XIX. Se destaca as que la presencia de azulejos ingleses
en la arquitectura colonial portea es toda una novedad. Sin embargo no es nuevo que se
utilizaran azulejos como revestimiento en las iglesias durante la colonia, y en la actualidad
pueden verse piezas originales del periodo en la iglesia del Pilar y Santa Catalina de Siena,
ambas en Buenos Aires. Debe hacerse una observacin para el caso del Pilar, debido a las
modificaciones introducidas durante la segunda mitad del siglo XIX y la restauracin de 1925,
sta ha cambiado notablemente. Cuenta el artfice de esta ltima. Andrs Mill, que el objetivo
de la restauracin fue devolver el aspecto colonial original del templo. Durante dichos trabajos
encontraron 16 clases distintas de azulejos, que luego reprodujeron para usar en la iglesia; la
lgica de intervencin seguida fue la siguiente: haba, en realidad, muchas cosas antiguas y
las que nosotros hemos agregado son tan parecidas que fcilmente se confunden con las
primitivas. (Mill, 1952:20) Este logro para Mill es un problema para nosotros que buscamos
la identificacin de los originales para su estudio y confirmacin de la ubicacin y contexto.
Entre dichas piezas hay unas que merecen ser destacadas en este momento. Me refiero a los
azulejos que revisten unos nichos ubicados a la derecha de los altares y que se usaban en las
misas para colocar las vinajeras. Miden 13 x 13 cm y el motivo es muy similar al tercer azulejo
ingles que se observa en la imagen 5, sin embargo no sabemos si se trata de replicas o piezas
originales, ni el momento en que fueron colocados all.
IMAGEN 7
Iglesia del Pilar, Bs As. Azulejos ubicados en nichos de los altares laterales.
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Volvemos a los azulejos objeto de este informe. Habiendo conocido ya su origen y edad,
resta contestar como llegaron hasta aqu durante la colonia, considerando que estaba prohibido
el intercambio comercial con Inglaterra. Desde un principio, Buenos Aires tuvo dificultades para
el comercio. El monopolio impuesto por Espaa dispona la exclusividad del intercambio con
Sevilla y Cdiz, adems de que su puerto estaba prohibido y el comercio subordinado a Lima.
Los productos que llegaban eran escasos, aumentaban considerablemente sus precios y los
frutos de la regin no tenan salida comercial; la nica solucin para sortear el ahogamiento fue
el contrabando. Con la fundacin de la Colonia del Sacramento en 1680, en la orilla opuesta a
Buenos Aires en el Rio de la Plata, los portugueses, aliados con los ingleses, asentaron su
base de operaciones para el contrabando. Esta situacin se vio agravada a principios del XVIII,
con algunas concesiones dadas por la corona espaola, como por ejemplo el otorgamiento a
los franceses de la trata de esclavos a travs del puerto de Buenos Aires, que luego sera de
los ingleses. A estos barcos que venan de frica se les permita traer cargamentos que
atendieran las necesidades de los negros, que en realidad utilizaban para esconder el
contrabando. Es entonces cuando Espaa decide ocuparse del abastecimiento necesario de
las colonias, reglamentando el sistema de navos de registro, nombre que reciban los barcos
que navegaban independientes de las flotas y que se dirigan a determinados puertos con
permiso especial y con el objeto de atender necesidades que no se podan atender con el
sistema regular de comercio, como era el caso de Buenos Aires. (Villalobos, 1986:38) Sin
embargo la situacin no cambio mucho hasta la creacin, en 1776, del Virreinato del Rio de la
Plata, y luego en 1778 con el decreto de libre comercio entre Espaa y las Indias. El primer
avance fue el permiso de comerciar productos americanos entre colonias, y el segundo la
eliminacin de varios impuestos y la apertura de nuevos puertos espaoles al comercio, como
Alicante, Mlaga, Barcelona, Santander, Gijn, la Corua, etc. Se produjo as una afluencia
desmesurada de mercaderas europeas2 gracias al gran nmero de barcos que peridicamente
salan de los distintos puertos espaoles.
Vemos en lo que antecede que la presencia de productos ingleses en Buenos Aires
hacia la segunda mitad del siglo XVIII no es de extraar, aunque s sea una novedad el caso
del azulejo. Ahora, no teniendo ms datos que los expuestos hasta aqu, y no pudindose
afirmar la forma en que llegaron, invito a que lo pensemos en ms de una forma. Contrabando
anglo-lusitano, contrabando ingls en barcos negreros, mercadera extranjera en naves de
registro espaolas, o lastre en las embarcaciones, como tanto se prestaba este tipo de
materiales?
2 Al decir mercaderas extranjeras se incluyen tanto las espaolas como las de otros pases, ya que los cargamentos enviados desde Espaa se componan en dos tercios, ms o menos, de productos extranjeros. (Villalobos, 1986:16)
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AGRADECIMIENTOS
A Daniel Schvelzon por supervisar y hacer posible este trabajo, y por el apoyo que
desde un principio me brind. Tambin agradezco a Patricia Frazzi por su colaboracin, y a
Santiago Aguirre Saravia y Carlos E. Pirker por los datos aportados.
BIBLIOGRAFIA
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