Bahia Hudson

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Los osos polares de la Bahía de Hudson sufren el deshielo del Ártico Como advertencia mundial contra el calentamiento global a menudo se usan imagenes alarmantes de los osos polares en su lucha por encontrar el crucial hielo durante los meses de verano en el mar Ártico. Sin embargo estas imágenes jamás vistas muestran el feroz efecto secundario que una temporada de caza escasa tiene en los osos polares que regresan a tierra hambrientos cuando el hielo del mar de derrite. A medida que el hielo del Ártico y sub-ártico se reduce con el calentamiento global y el invierno llega cada vez más tarde, los osos polares, como los divisados en la Bahía de Hudson, Canadá, se enfrentan a un largo verano sin las reservas de grasa que las focas les proporcionan. Significa que han de ir tierra adentro para encontrar otra fuente de alimento, llevándolos a conflictos con los humanos Estas imágenes muestran a los osos polares buscando un alimento improbable que no es suficiente para su sustento. El Dr. Andy Derocher, uno de los más destacados expertos en osos polares del mundo, señala, 'Hemos observado esta población alimentándose de bayas y huevos de ganso durante el verano, sin embargo es desesperante. Es como estuvieras muriéndote de hambre y alguien te ofreciera un cuenco de apio. Por supuesto te lo comerás en un intento por sobrevivir pero no te mantendrá con vida durante mucho tiempo.' 'La grasa de foca es fundamental para su existencia y no pueden conseguir esa base nutritiva de ninguna otra fuente.' El Dr. Derocher cree que a medida que el hielo del mar Ártico y sub-ártico sigan desapareciendo cada vez más poblaciones de osos polares de todo el mundo pasarán a tener un comportamiento de forraje en un desesperado intento por seguir con vida.' 'Verlos deambular por las laderas cubiertas de hierba e intentando buscar alimento que no puede sustentarlos es el futuro de los osos polares,' dice. 'La triste realidad es que los osos no se adaptan lo suficiente. Algunas teorías sugieren que se convertirán en especies terrestres y aprenderán a sobrevivir sin la grasa de foca.' 'Nuestros estudios sugieren que a medida que desaparezca su hábitat, lo hará también el oso polar. Resistirán mientras puedan y luego simplemente se extinguirán.' El índice de hielo de mar, conducido por la National Snow and Ice Data Center (NSIDC), muestra que la Bahía de Hudson fue una de las regiones árticas y sub-árticas más afectadas en 2009. El invierno pasado el hielo llegó en diciembre, casi un mes más tarde que la media. Un portavoz del NSIDC ha revelado esta semana noticias alarmantes sobre la imagen general del hielo ártico. 'La extensión de hielo mínimo en 2010 fue el tercer nivel más bajo registrado desde 1979. La extensión mínima de hielo se refiere al día del año en que el hielo del mar recubre el área más pequeña del Ártico y Antártico.' Las imágenes han sido tomadas por el fotógrafo inglés de fauna salvaje Nick Garbutt de 46 años, natural de Cumbria, que ha podido captar estás íntimas imágenes con los consejos de los Inuit locales.

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Los osos polares de la Bahía de Hudson sufren el deshielo del Ártico

Como advertencia mundial contra el calentamiento global a menudo se usan imagenes alarmantes de los osos polares en su lucha por encontrar el crucial hielo durante los meses de verano en el mar Ártico.

Sin embargo estas imágenes jamás vistas muestran el feroz efecto secundario que una temporada de caza escasa tiene en los osos polares que regresan a tierra hambrientos cuando el hielo del mar de derrite.

A medida que el hielo del Ártico y sub-ártico se reduce con el calentamiento global y el invierno llega cada vez más tarde, los osos polares, como los divisados en la Bahía de Hudson, Canadá, se enfrentan a un largo verano sin las reservas de grasa que las focas les proporcionan.

Significa que han de ir tierra adentro para encontrar otra fuente de alimento, llevándolos a conflictos con los humanos

Estas imágenes muestran a los osos polares buscando un alimento improbable que no es suficiente para su sustento.

El Dr. Andy Derocher, uno de los más destacados expertos en osos polares del mundo, señala, 'Hemos observado esta población alimentándose de bayas y huevos de ganso durante el verano, sin embargo es desesperante. Es como estuvieras muriéndote de hambre y alguien te ofreciera un cuenco de apio. Por supuesto te lo comerás en un intento por sobrevivir pero no te mantendrá con vida durante mucho tiempo.'

'La grasa de foca es fundamental para su existencia y no pueden conseguir esa base nutritiva de ninguna otra fuente.'

El Dr. Derocher cree que a medida que el hielo del mar Ártico y sub-ártico sigan desapareciendo cada vez más poblaciones de osos polares de todo el mundo pasarán a tener un comportamiento de forraje en un desesperado intento por seguir con vida.'

'Verlos deambular por las laderas cubiertas de hierba e intentando buscar alimento que no puede sustentarlos es el futuro de los osos polares,' dice.

'La triste realidad es que los osos no se adaptan lo suficiente. Algunas teorías sugieren que se convertirán en especies terrestres y aprenderán a sobrevivir sin la grasa de foca.'

'Nuestros estudios sugieren que a medida que desaparezca su hábitat, lo hará también el oso polar. Resistirán mientras puedan y luego simplemente se extinguirán.'

El índice de hielo de mar, conducido por la National Snow and Ice Data Center (NSIDC), muestra que la Bahía de Hudson fue una de las regiones árticas y sub-árticas más afectadas en 2009.

El invierno pasado el hielo llegó en diciembre, casi un mes más tarde que la media.

Un portavoz del NSIDC ha revelado esta semana noticias alarmantes sobre la imagen general del hielo ártico.

'La extensión de hielo mínimo en 2010 fue el tercer nivel más bajo registrado desde 1979. La extensión mínima de hielo se refiere al día del año en que el hielo del mar recubre el área más pequeña del Ártico y Antártico.'

Las imágenes han sido tomadas por el fotógrafo inglés de fauna salvaje Nick Garbutt de 46 años, natural de Cumbria, que ha podido captar estás íntimas imágenes con los consejos de los Inuit locales.

La falta de hielo en la Bahía de Hudson pone en peligro a los osos polaresCientos de osos polares en el nordeste de Manitoba pueden enfrentarse a un creciente peligro de inanición debido a la falta de formación de hielo a lo largo de la costa occidental de la Bahía de Hudson, dicen los conservacionistas.

Las temperaturas más altas de lo normal han impedido la formación de hielo en la región, retrasando entre tres y cuatro semanas la formación prevista, según el Servicio Canadiense de Hielo (CIS), una división del Departamento de Medio ambiente de Canadá.

Como resultado, la capa de hielo mínima es la más baja desde 1971, comenta el meteorólogo Luc Desjardins.

La formación de banquisa es crítica para los osos polares, que la usan como plataforma para cazar focas y otros mamíferos marinos.

Si bien un reciente estudio aéreo de 333 osos polares a lo largo de la costa occidental de la bahía mostró a los osos en buena condición, los conservacionistas están preocupados de que la buena salud de los animales se deteriore rápidamente de no formarse el hielo durante las próximas semanas.

Normalmente en esta época del año se hubiera formado un capa fina de hielo de hasta 28 kilómetros, extendiéndose hacia el mar desde los litorales occidentales y sur de la bahía.

'Este año el hielo es prácticamente inexistente,' dice. 'Y allí donde lo hay es muy desigual en términos de formación.'

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Desjardins señala que la cantidad de hielo ha fluctuado en los últimos años y que los niveles de 2010 no son 'significativamente distintos' con respecto a aquellos de los últimos cinco o seis años.

Lo que es distinto sin embargo es la temperatura: la temperatura del aire de la región es 'constantemente más templada'.

Disminución de las reservas de grasa

El invierno es la temporada de caza de los osos polares. Desde noviembre hasta principios de verano, acumulan tanta grasa como es posible a partir de focas anilladas, barbadas u otros mamíferos. Durante el verano, en lo que se llama una 'hibernación ambulante', los osos polares pierden una media de 1,6 kilos de grasa al día.

Idealmente, estos lentos y pesados depredadores se hallan con suficiente peso al final del verano como para poder llegar a las plataformas de hielo y cazar nuevas presas.

'Cuanto más tiempo el hielo tarde en formarse, más tiempo los osos polares tendrán que sobrevivir de las reservas de grasa depositadas en primavera y conservadas durante todo el verano,' dice Peter Ewin, especialista Ártico de la WWF.

'Cuanto más tarde, probablemente más osos polares débiles no lo logren,' dice. Fuente

 El gran problema: el deshielo de los cascos polares. ¿Un ejemplo del efecto? La paulatina desaparición de los bloques de hielo marino en la Bahía Hudson, Canadá, con su terrible consecuencia: la extinción del oso polar en esta zona. Al tardar más en congelarse las placas de hielo en invierno donde dan a luz, crean su madriguera y se alimentan de focas, los osos polares están obligados a emigrar más al norte, a temperaturas más frías para obtener alimento. Poco a poco Hudson se va convirtiendo en mar y no en hielo, cuestión que además de disminuir la población de osos polares, afectan a un sinfín de organismos y microorganismos que viven en los túneles y pasadizos del hielo marino.

Los osos polares de la Bahía Hudson, al borde de la extinción

Todavía se cuentan por cientos, pero si siguen desapareciendo como en los últimos años, a los pobres osos de la Bahía de Hudson de Canadá les queda poco para el exterminio.En el oeste de la Bahía, su población ha disminuido de 1.200 a 900 ejemplares, y los expertos creen que probablementemorirán todos en las próximas tres décadas, incluso antes.Tal ritmo de desaparición se acompasa al del derretimiento del hielo del Ártico, y que vareduciendo más y más sus oportunidades de caza, advierten los biólogos canadienses que han lanzado la voz de alarma.

Estos expertos explican que los animales están perdiendo grasa corporal, a consecuencia de las cada vez más escasas plataformas de hielo, según los investigadores de laUniversidad de Alberta.Así, a menos hielo, menos caza y, por ende, no consiguen generar la grasa necesaria para pasar los durísimos veranos, pues sólo en invierno hay suficiente hielo como para cazar. Y, aunque esta dinámica -las placas de hielo desde las que cazan desaparecen con el buen tiempo- es algo que siempre ocurría, ahora la cosa se les ha puesto mucho peor.El aumento de las temperaturas ha derretido el hielo antes de tiempo, incluso en primavera, y ha retrasado la vuelta del hielo en otoño, de modo que los osos están ahora una media de tres semanas más en la tierra por año, sin alimentos, que hace tres décadas. Consecuencia: la población disminuye y los que quedan vivos están mucho más flacos.

Si la disminución del hielo prosigue, y las predicciones del cambio climático no son optimistas, se teme que los osos podrían extinguirse en 25 a 30 años, o tal vez en tan sólo una década.

Bahía Hudson, turismo de naturaleza y aventuraCanadá es una nación que ha logrado colocarse en el mapa mundial del turismo gracias a su importante naturaleza que se ha sabido combinar con el avance de la tecnología, un lugar único en Canadá es sin duda alguna Bahía Hudson una reserva natural que ha permanecido por años mostrando todo el esplendor de la naturaleza.Bahía Hudson nos ofrece un lado diferente de la naturaleza ya que nos permite apreciar animales únicos como el oso polar y las focas que conviven en este bello lugar de una manera tranquila. Actualmente llegar a este lugar es algo sencillo especialmente si contamos con un paquete turístico que incluye el alojamiento y el trasporte al lugar.Lamentablemente Bahía Hudson está padeciendo un grave problema por el deshielo que en la actualidad se está produciendo debido al calentamiento global, lo que está provocando que Bahía Hudson y su fauna estén en peligro. Visitar este lugar siempre es una oportunidad única que posiblemente en algunos años no se pueda repetir más.Para aquellos que gustan de estar en contacto con la naturaleza este destino en la bella nación de Canadá es sin duda alguna un lugar a tomar muy en cuenta, perfecto para visitar con la familia o con los amigos especialmente si disfrutamos del turismo con fines aventureros. 

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La bahía de Hudson es una gran bahía localizada en el noreste de Canadá. La bahía de Hudson forma parte del océano Ártico. Por su tamaño, es un auténtico mar interior de Canadá. Conecta por el este con el océano Atlántico a través del estrecho homónimo, y por el norte con el resto del Ártico, a través de la cuenca Foxe, que no se considera parte de la bahía.

Con una superficie de más de un millón de kilómetros cuadrados, la bahía de Hudson, que se encuentra conectada con

el Atlántico y el Ártico a través de un estrecho, constituye uno de los espacios naturales más hermosos de Canadá y el

lugar donde, coincidiendo con el inicio del invierno en la región, se concentra una nutrida colonia de osos polares, los

mayores depredadores terrestres. Esta época de temperaturas extremas se convierte en el momento idóneo para que

los viajeros más osados puedan avistar, a bordo de unos vehículos especiales, a los “nanooks” –su nombre en lengua

inuit– en todo su esplendor.

La región ártica acoge en los meses de invierno a 25.000 osos polares, un depredador que puede medir dos metros y medio de altura y pesar 600 kilos.Juan Carlos Muñoz

En la orilla oeste de la bahía de Hudson se encuentra Churchill, considerada la capital mundial de los osos polares.

Con apenas un millar de habitantes, esta pequeña localidad, situada al norte del Estado de Manitoba (Canadá), acoge

a comienzos de la estación invernal una buena proporción de los aproximadamente 25.000 osos polares del

mundo que se distribuyen alrededor del Océano Ártico, en el norte y oeste de Alaska, Canadá, Groenlandia, islas

Svalbard (Noruega) y Siberia.

La razón es bien sencilla: Churchill está situada en su camino de migración anual. Lo recorren a comienzos de cada

invierno para así llegar a la orilla de la bahía. Alcanzan su destino hambrientos, después de haber transitado durante

meses la tundra –una inmensa extensión de terreno estéril y desértica, apenas salpicada por pequeñas coníferas y

rocas graníticas– alimentándose únicamente de frutos silvestres y algún que otro animal.

Pero el banquete no empezará hasta que el mar comience a helarse, creando la banquisa ártica. Será entonces

cuando los osos polares, apostados sobre los fragmentos de hielo flotantes, cazarán su más preciada presa: las focas

anilladas y barbudas. Cuando emergen a respirar por los agujeros de la capa de hielo, los osos aprovechan para

atraparlas y engullirlas acto seguido, sin compartir el más mínimo bocado con otro ejemplar que se atreva a

aproximarse. Midiendo, eso sí, fieramente su mal genio ante el interés gastronómico que su presa suscita al

congénere, normalmente algún joven inexperto.

De este modo, así como con alguna ballena beluga o morsa que cacen ocasionalmente, reponen suficiente grasa y

proteínas para afrontar no solo el riguroso invierno sino para almacenar reservas energéticas en su organismo

para los siguientes ocho meses.

Si bien los indios thule –pueblo del que descienden los inuits– ya ejercían de nómadas por este territorio hace un

milenio, no fue hasta el siglo XVII cuando los primeros europeos fundaron unasentamiento permanente. Así

facilitaban el comercio de pieles, una actividad predominante durante mucho tiempo en estos lares. El pasado siglo se

creó un puerto de carga para dar salida a la producción de trigo del Estado, y también el ferrocarril trazó una línea

para favorecer el transporte de cereales.

Actualmente es la naturaleza la que, desde hace tres décadas, motiva un gran atractivo turístico alrededor de la vida

natural en el mundo ártico durante todo el año. Y es que en los meses estivales se produce una gran explosión de vida

entre las aves, las praderas florecidas de la tundra y las ballenas beluga que, aprovechando la bondad climática para

completar su ciclo de vida, constituyen su mejor reclamo para los viajeros.

Los verdaderos reyes de la tundra

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No obstante, el mayor protagonista de la fauna de una de las regiones más frías del planeta es, sin duda, el oso polar,

que está perfectamente adaptado a los rigores que el viento y el frío imponen alrededor del Círculo Polar Ártico. Este

enclave permanece helado alrededor de seis meses al año, aunque los originarios habitantes, los inuits, hayan

encontrado, en este lugar inhabitable para la mayoría de la humanidad, un espacio abierto que les permite vivir en

armonía con la naturaleza.

La aproximación a los osos polares se puede efectuar de una forma cercana y segura a bordo de untundra buggy,

un vehículo todoterreno diseñado para recorrer el paisaje nevado de la tundra y que, gracias a las enormes

dimensiones de sus neumáticos, posee una altura suficiente para mantener al observador alejado de las garras de este

temible depredador.

El oso polar, aunque es una especie joven en la historia natural del planeta, ha logrado unos ajustes biológicos

extraordinarios ante la crudeza ambiental del mundo ártico. Mientras esperan la congelación de las aguas árticas, los

osos permanecen dormitando sobre la nieve abrigados por su denso pelaje, de diez centímetros de espesor y

compuesto de tres capas: pelo, piel negra y una nutrida capa de grasa bajo la misma que, en conjunto, actúa como un

magnífico aislante térmico. Los oseznos, por su parte, suelen pasar el rato entre juegos, siempre bajo la atenta mirada

de sus madres, emulando las luchas reales que tiempo después desarrollarán en sus disputas por las presas.

Un gran olfato

El oso polar ha adquirido una excepcional agudeza sensorial. Han desarrollado principalmente la vista y el oído,

aunque su sobresaliente olfato le permite captar su alimento preferido bajo una capa de hielo de medio metro de

espesor y a más de un kilómetro de distancia. Esta facultad sensorial despierta también su interés por los olores del

caldo caliente con el que los viajeros de los tundra buggys combaten la fría espera sobre las plataformas metálicas.

Cuando se acercan al vehículo, elevándose sobre dos patas atraídos por el aroma, su mirada, a un metro de distancia,

provoca un escalofrío y no precisamente por las bajas temperaturas sino por la emoción de estar frente el rey del

Ártico.