Barro, sangre y metralla

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La publicación deEl miedo,libro estremecedor de Gabriel Chevallier sobre su experiencia desoldado en el frente —“vivo como una bestia”, escribe—, invita a revisar la bibliografía sobrela Primera Guerra Mundial en el 95º aniversario del comienzo del conflicto. PorJacinto Antón

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  • LA GRAN GUERRALA GRAN GUERRANuevos ttulos reabren las trincherasNuevos ttulos reabren las trincherasdel primer conflicto mundialdel primer conflicto mundial

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  • La publicacin de El miedo, libro estremecedor de Gabriel Chevallier sobre su experiencia desoldado en el frente vivo como una bestia, escribe, invita a revisar la bibliografa sobrela Primera Guerra Mundial en el 95 aniversario del comienzo del conflicto. Por Jacinto Antn

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    A TRINCHERA es un lugar oscuroy siniestro. Ms an si llevas ba-jo el brazo El miedo, de GabrielChevallier (Acantilado): Cad-veres en todas las posturas, quehaban sufrido todo tipo demu-

    tilaciones, todo tipo de desgarraduras y to-do tipo de suplicios. Pese a que las paredesson altas y las rematan sacos terreros unocamina encorvado. Quin sabe cundo va acaer un obs cerca o si hay un francotiradoren los alrededores. El sector parece en cal-ma, aunque de lejos llega un rumor sordocomo de tormenta y el cielo de la noche seilumina con relmpagos de acero. Al giraren un recodo, tras pasar el puesto de man-do en el que un tipo con polainas, pistoleray cascometlico habla por un rudimentariotelfonode campaa,me doy de bruces conun grupo de sombras. Imagino en un mo-mento de pnico que son tropas de asaltoalemanas que bajo el mando de ErnstJngerhan invadido la trinchera para lim-piarla con bombas demano, pistolas, cuchi-llos y palas afiladas; pero resultan ser uncolegio. Los chicos parecen tan impresiona-dos como yo, y todos pegamos un brincocuando la megafona lanza una imperiosaarengapreparados para salir, calar bayo-netas; vamos! seguida por el estridentesonido de silbatos, puro Senderos de gloria.

    La Trench Experience, en la que vives enpropia carne el ambiente de las trincherasde la I Guerra Mundial, es una de las gran-des atracciones del Imperial War Museumde Londres rete t del tren de la bruja,y una demostracin del impacto de la GranGuerra en la mentalidad de los britnicos.En la librera del museo los ttulos sobre eseconflicto superan de largo a los dedicados ala II GuerraMundial y, sin salir del centro, elvisitante encuentra numerosos testimoniosde aquella primera gran debacle, desde unaeroplano Sopwith Camel a un pickhaubel tpico casco con pincho prusiano dela guardia de corps del kiser, pasando porun trozo del motor del clebre triplano rojode Manfred von Richthofen.

    Hay ms: con motivo de cumplirse esteao el 95 aniversario del inicio de la con-tienda, se ha inaugurado una sensacionalexposicin, In memoriam, remembering theGreat War, que constituye un viaje escalo-friante y conmovedor a las entraas de laGran Guerra. Se abre con un casco detommy (el nombre genrico de los soldadosbritnicos) excavado en Cambrai el ao pa-sado y hecho trizas por la metralla e incluyetrozos de las vidrieras de la catedral deChar-tres devastada por los bombardeos, bom-bas de los conspiradores serbios colegas deGavrilo Princip, el joven que descerrajandodos tiros uno al abdomen de la preadaarchiduquesa Sofa y otro al corazn del ar-chiduqueFrancisco Fernandodesencade-n la catstrofe el 28 de junio de 1914 enSarajevo. Tambin, espeluznantesmazas deuso en la troglodita guerra de trincherascomo la que esgrimi un tal Harold Star-tin para cargarse a un sargento alemn enjulio de 1915, el revlver del poeta y ofi-cial Siegfried Sassoon, un trozo de zepelnderribado, el camisn de una supervivientedel torpedeamiento del Lusitania o la gue-rrera ensangrentada que vesta el segundoteniente Cope en el Somme.

    Cuando uno ve todo eso, escucha losemotivos testimonios grabados de los ulti-msimos veteranos una raza ya casiextinguida o se encuentra en plena plazalondinense con un sentidomonumento na-damenos que al Cuerpo de AmetralladorasSaul had slain his thousands but Davidhis tens of thousands, reza la inscripcindel pedestal, que ya es cita, se da cuentade hasta qu punto la I Guerra Mundial esimportante en la memoria de los europeos.No en la nuestra. Inexplicablemente, laGran Guerra no es asunto de especial inte-rs para los espaoles, al menos desde elpunto de vista bibliogrfico (una muy bue-na exposicin fotogrfica, con imgenes ex-cepcionales, sobre todo de los ejrcitos delos imperios centrales, se ha tenido que pro-rrogar en elMuseo de Historia de Catalua,en Barcelona). Son muy pocos los ttulospublicados en Espaa sobre la contienda yno parecen tener, en general, gran acogidaentre los lectores. El contraste con la II Gue-rra Mundial es asombroso: si ese conflicto

    tiene una legin de seguidores y numero-sas obras (las de Beevor, por ejemplo, porno hablar de las novelas de Alistair Mac-Lean o Sven Hassel) se han convertido enverdaderos best sellers, las consagradas a supredecesora del 14 pasan en general dema-nera discretsima.

    No obstante, hay ttulosmuy buenos. Loscaones de agosto, deBarbara Tuchman (Pe-nnsula, 2004), es unmagnfico librode intro-duccin a la Gran Guerra, con el que mu-chos lectores se han iniciado en ella (y des-cubierto en toda su agresiva complejidad elPlan Schlieffen!). La primera guerra mun-dial, de Michael Howard (Crtica, 2003, hayedicin en bolsillo), consigue en muy pocoespacio una asombrosa e iluminadora snte-sis de la contienda. Tambines utilsimoBre-ve historia de la I Guerra Mundial, de Nor-man Stone (Ariel, 2008). El muy ilustrado LaPrimera Guerra Mundial, de H. P. Willmott(Indita, 2004), es posiblemente lamejor for-ma de adentrarse en el tema de una formafcil, distrada y gratificante gracias a su enor-me despliegue de fotografas y mapas y su

    estructura esquemtica, con gran atencin alos equipos y armas de los contendientes. LaGran Guerra, una historia global(1914-1918), del historiador militar estado-unidense Michael S. Neiberg (Paids, 2006),es muy ameno y presta atencin especial alos teatros de operaciones perifricos, comola lucha librada por los alemanes en NuevaGuinea y frica donde cobr fama con suguerra de guerrillas Von Lettow-Vorbeck, elvencedor de Tanga (s, vaya nombre parauna batalla). Neiberg, que defiende mati-zadamente a los oficiales que hubieron dedirigir aquella matanza que fue la guerra del14, advierte de que no hay que considerar laPrimera Guerra Mundial un conflicto blicointil, esttico y sin sentido en oposicin alsignificado y la vitalidad de la segunda.

    Uno de los grandes ensayos sobre el te-ma publicados en castellano es sin duda LaGran Guerra, de John H.Morrow, Jr. (Edha-sa, 2005). El autor, profesor de historia en laUniversidad de Georgia, trata de mostrar laguerra en su aspecto universal y sealar larelacin entre hechos que parecen dispa-res, en la consideracin de que una guerratotal slo puede abordarse con una pers-pectivamuy amplia.Morrow es un entusias-ta de los estudios de aviacin.De adolescen-te, su padre lo llev a visitar los campos debatalla y los cementerios franceses y el im-pacto que ello le produjo se percibe en suescritura, cargada de humanidad. De enor-me inters es La Primera Guerra Mundialrealmente no se puede decir que los ttu-los sean muy originales en este gnero,del gran especialista britnico Hew Stra-chan (Crtica, 2004). Completo y emotivo, ellibro tiene su origen en una gran serie de laBBC sobre la guerra y eso se refleja en los 10captulos, que corresponden a los 10 progra-mas originales. Muy recomendable, incluyeincrebles fotografas en color, las nicasque se conocen de la contienda y en las quese aprecia, por ejemplo, qu poco apropia-das eran para la guerra moderna las pinto-rescas vestimentas de spahes, infanterasenegalesa o zuavos. El simptico JessHer-nndez, por ltimo, recopila una enormecantidad de ancdotas en su Todo lo quedebe saber sobre la I Guerra Mundial (Now-tilus, 2007), que incluye una gua de los esce-narios a visitar, incluido el osario de Verdn,el crter de La GrandMine en el Somme o ellugar en que cay el Barn Rojo.

    Cuando se sale de los estudios globales,poca cosa queda en ensayo. Un libro im-prescindible es La Gran Guerra y la memo-ria moderna, de Paul Fussell (Turner, 2006),que revisa el impacto de la contienda a tra-vs de las obras de escritores que la sufrie-ron como Sassoon, Owen y Graves. En Lossiete pecados capitales del imperio alemnen la Primera Guerra Mundial, SebastianHaffner (Destino, 2006) analiza los erroresque impidieron aAlemania ganar la contien-da y desmonta tpicos. Indita ha publica-do en 2008 La batalla de Verdn, de Geor-ges Blond, un intenso relato de la batalla(con sus leyendas como la de la trinchera delas bayonetas, donde yaca enterrada vivatoda una seccin sepultada por la tierra trasun bombardeo, o la de Fantomas, el pilotoalemnde casco negro que ametrallaba con

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    Soldado alemn a caballo con lanza y mscara antigs en el campo de batallaentre Saint Quentin y Laon (Francia), de la exposicin La Gran Guerra enimatges. 1914-1918. Museo de Historia de Catalua. Foto: Patrimonio Nacional,Archivo General de Palacio

    El Imperial War Museumde Londres dedica unaexposicin a la Gran Guerrae invita a vivir laexperiencia de las trincheras

    El lector espaol disponede las memorias deHindenburg y la biografade Mata Hari, entre otrosttulos singulares

    EN PORTADA / Reportaje

    4 EL PAS BABELIA 25.04.09

  • La publicacin de El miedo, libro estremecedor de Gabriel Chevallier sobre su experiencia desoldado en el frente vivo como una bestia, escribe, invita a revisar la bibliografa sobrela Primera Guerra Mundial en el 95 aniversario del comienzo del conflicto. Por Jacinto Antn

    Barro, sangre y metrallaL

    A TRINCHERA es un lugar oscuroy siniestro. Ms an si llevas ba-jo el brazo El miedo, de GabrielChevallier (Acantilado): Cad-veres en todas las posturas, quehaban sufrido todo tipo demu-

    tilaciones, todo tipo de desgarraduras y to-do tipo de suplicios. Pese a que las paredesson altas y las rematan sacos terreros unocamina encorvado. Quin sabe cundo va acaer un obs cerca o si hay un francotiradoren los alrededores. El sector parece en cal-ma, aunque de lejos llega un rumor sordocomo de tormenta y el cielo de la noche seilumina con relmpagos de acero. Al giraren un recodo, tras pasar el puesto de man-do en el que un tipo con polainas, pistoleray cascometlico habla por un rudimentariotelfonode campaa,me doy de bruces conun grupo de sombras. Imagino en un mo-mento de pnico que son tropas de asaltoalemanas que bajo el mando de ErnstJngerhan invadido la trinchera para lim-piarla con bombas demano, pistolas, cuchi-llos y palas afiladas; pero resultan ser uncolegio. Los chicos parecen tan impresiona-dos como yo, y todos pegamos un brincocuando la megafona lanza una imperiosaarengapreparados para salir, calar bayo-netas; vamos! seguida por el estridentesonido de silbatos, puro Senderos de gloria.

    La Trench Experience, en la que vives enpropia carne el ambiente de las trincherasde la I Guerra Mundial, es una de las gran-des atracciones del Imperial War Museumde Londres rete t del tren de la bruja,y una demostracin del impacto de la GranGuerra en la mentalidad de los britnicos.En la librera del museo los ttulos sobre eseconflicto superan de largo a los dedicados ala II GuerraMundial y, sin salir del centro, elvisitante encuentra numerosos testimoniosde aquella primera gran debacle, desde unaeroplano Sopwith Camel a un pickhaubel tpico casco con pincho prusiano dela guardia de corps del kiser, pasando porun trozo del motor del clebre triplano rojode Manfred von Richthofen.

    Hay ms: con motivo de cumplirse esteao el 95 aniversario del inicio de la con-tienda, se ha inaugurado una sensacionalexposicin, In memoriam, remembering theGreat War, que constituye un viaje escalo-friante y conmovedor a las entraas de laGran Guerra. Se abre con un casco detommy (el nombre genrico de los soldadosbritnicos) excavado en Cambrai el ao pa-sado y hecho trizas por la metralla e incluyetrozos de las vidrieras de la catedral deChar-tres devastada por los bombardeos, bom-bas de los conspiradores serbios colegas deGavrilo Princip, el joven que descerrajandodos tiros uno al abdomen de la preadaarchiduquesa Sofa y otro al corazn del ar-chiduqueFrancisco Fernandodesencade-n la catstrofe el 28 de junio de 1914 enSarajevo. Tambin, espeluznantesmazas deuso en la troglodita guerra de trincherascomo la que esgrimi un tal Harold Star-tin para cargarse a un sargento alemn enjulio de 1915, el revlver del poeta y ofi-cial Siegfried Sassoon, un trozo de zepelnderribado, el camisn de una supervivientedel torpedeamiento del Lusitania o la gue-rrera ensangrentada que vesta el segundoteniente Cope en el Somme.

    Cuando uno ve todo eso, escucha losemotivos testimonios grabados de los ulti-msimos veteranos una raza ya casiextinguida o se encuentra en plena plazalondinense con un sentidomonumento na-damenos que al Cuerpo de AmetralladorasSaul had slain his thousands but Davidhis tens of thousands, reza la inscripcindel pedestal, que ya es cita, se da cuentade hasta qu punto la I Guerra Mundial esimportante en la memoria de los europeos.No en la nuestra. Inexplicablemente, laGran Guerra no es asunto de especial inte-rs para los espaoles, al menos desde elpunto de vista bibliogrfico (una muy bue-na exposicin fotogrfica, con imgenes ex-cepcionales, sobre todo de los ejrcitos delos imperios centrales, se ha tenido que pro-rrogar en elMuseo de Historia de Catalua,en Barcelona). Son muy pocos los ttulospublicados en Espaa sobre la contienda yno parecen tener, en general, gran acogidaentre los lectores. El contraste con la II Gue-rra Mundial es asombroso: si ese conflicto

    tiene una legin de seguidores y numero-sas obras (las de Beevor, por ejemplo, porno hablar de las novelas de Alistair Mac-Lean o Sven Hassel) se han convertido enverdaderos best sellers, las consagradas a supredecesora del 14 pasan en general dema-nera discretsima.

    No obstante, hay ttulosmuy buenos. Loscaones de agosto, deBarbara Tuchman (Pe-nnsula, 2004), es unmagnfico librode intro-duccin a la Gran Guerra, con el que mu-chos lectores se han iniciado en ella (y des-cubierto en toda su agresiva complejidad elPlan Schlieffen!). La primera guerra mun-dial, de Michael Howard (Crtica, 2003, hayedicin en bolsillo), consigue en muy pocoespacio una asombrosa e iluminadora snte-sis de la contienda. Tambines utilsimoBre-ve historia de la I Guerra Mundial, de Nor-man Stone (Ariel, 2008). El muy ilustrado LaPrimera Guerra Mundial, de H. P. Willmott(Indita, 2004), es posiblemente lamejor for-ma de adentrarse en el tema de una formafcil, distrada y gratificante gracias a su enor-me despliegue de fotografas y mapas y su

    estructura esquemtica, con gran atencin alos equipos y armas de los contendientes. LaGran Guerra, una historia global(1914-1918), del historiador militar estado-unidense Michael S. Neiberg (Paids, 2006),es muy ameno y presta atencin especial alos teatros de operaciones perifricos, comola lucha librada por los alemanes en NuevaGuinea y frica donde cobr fama con suguerra de guerrillas Von Lettow-Vorbeck, elvencedor de Tanga (s, vaya nombre parauna batalla). Neiberg, que defiende mati-zadamente a los oficiales que hubieron dedirigir aquella matanza que fue la guerra del14, advierte de que no hay que considerar laPrimera Guerra Mundial un conflicto blicointil, esttico y sin sentido en oposicin alsignificado y la vitalidad de la segunda.

    Uno de los grandes ensayos sobre el te-ma publicados en castellano es sin duda LaGran Guerra, de John H.Morrow, Jr. (Edha-sa, 2005). El autor, profesor de historia en laUniversidad de Georgia, trata de mostrar laguerra en su aspecto universal y sealar larelacin entre hechos que parecen dispa-res, en la consideracin de que una guerratotal slo puede abordarse con una pers-pectivamuy amplia.Morrow es un entusias-ta de los estudios de aviacin.De adolescen-te, su padre lo llev a visitar los campos debatalla y los cementerios franceses y el im-pacto que ello le produjo se percibe en suescritura, cargada de humanidad. De enor-me inters es La Primera Guerra Mundialrealmente no se puede decir que los ttu-los sean muy originales en este gnero,del gran especialista britnico Hew Stra-chan (Crtica, 2004). Completo y emotivo, ellibro tiene su origen en una gran serie de laBBC sobre la guerra y eso se refleja en los 10captulos, que corresponden a los 10 progra-mas originales. Muy recomendable, incluyeincrebles fotografas en color, las nicasque se conocen de la contienda y en las quese aprecia, por ejemplo, qu poco apropia-das eran para la guerra moderna las pinto-rescas vestimentas de spahes, infanterasenegalesa o zuavos. El simptico JessHer-nndez, por ltimo, recopila una enormecantidad de ancdotas en su Todo lo quedebe saber sobre la I Guerra Mundial (Now-tilus, 2007), que incluye una gua de los esce-narios a visitar, incluido el osario de Verdn,el crter de La GrandMine en el Somme o ellugar en que cay el Barn Rojo.

    Cuando se sale de los estudios globales,poca cosa queda en ensayo. Un libro im-prescindible es La Gran Guerra y la memo-ria moderna, de Paul Fussell (Turner, 2006),que revisa el impacto de la contienda a tra-vs de las obras de escritores que la sufrie-ron como Sassoon, Owen y Graves. En Lossiete pecados capitales del imperio alemnen la Primera Guerra Mundial, SebastianHaffner (Destino, 2006) analiza los erroresque impidieron aAlemania ganar la contien-da y desmonta tpicos. Indita ha publica-do en 2008 La batalla de Verdn, de Geor-ges Blond, un intenso relato de la batalla(con sus leyendas como la de la trinchera delas bayonetas, donde yaca enterrada vivatoda una seccin sepultada por la tierra trasun bombardeo, o la de Fantomas, el pilotoalemnde casco negro que ametrallaba con

    Pasa a la pgina siguiente

    Soldado alemn a caballo con lanza y mscara antigs en el campo de batallaentre Saint Quentin y Laon (Francia), de la exposicin La Gran Guerra enimatges. 1914-1918. Museo de Historia de Catalua. Foto: Patrimonio Nacional,Archivo General de Palacio

    El Imperial War Museumde Londres dedica unaexposicin a la Gran Guerrae invita a vivir laexperiencia de las trincheras

    El lector espaol disponede las memorias deHindenburg y la biografade Mata Hari, entre otrosttulos singulares

    EL PAS BABELIA 25.04.09 5

  • diablica puntera a los franceses). Ariel, Jut-landia, del historiador Sergio Valzania, queexplica muy bien la gran batalla naval (laltima en que no jug papel la aviacin): laextrema vulnerabilidad de los barcos brit-nicos, la extraordinaria maniobrabilidad delaHoch See Flotte alemana Editorial Baseofrece las interesantesMemorias de mi vidadel mariscal Von Hindenburg, el gran ldermilitar alemn, vencedor de los rusos enTannenberg, un tipo arrogante y antipticoque sostiene la teora de la pualada por laespalda y considera que Alemania no per-di la guerra por causas militares (es decir,por su culpa y la de los otros envaradoscomandantes; a l la historia no hace malen juzgarle duramente: le dio la alternativaa Hitler). En 2001 se public la biografa deMata Hari de Russell Warren Howe (JavierVergara), llena de detalles impagables: laespa pidi que la fusilaran con cors y unode los zuavos del pelotn de ejecucin sedesmay (no deba saber adnde apuntar).

    Indita ha publicado las novelasCapitnConan, de Roger Vercel, en laque se bas la esplndida pel-cula de Bertrand Tavernier, yEl pabelln de los oficiales, deMarc Dugain, que convirtien filme Franois Dupeyron.Por su parte, Militaria ha pu-blicado varias entretenidasnovelas de aventuras ambien-tadas en la I Guerra Mundial:Escuadrilla Azor,deDerekRo-binson, de aviacin, o Bautis-mode fuego,de Alexander Fu-llertonprimer ttulo de unaserie naval de la que han apa-recido otros dos, sobre labatalla de Jutlandia. Como cu-riosidad, Anne Perry tiene enEdiciones B una inslita seriede crmenes ambientada enlas trincheras.

    Es una pena que libros taninteresantes en este panora-macomo la biografa del almi-rante Fisher de Jan Morris,los nuevos ensayos sobre laguerra area Aces falling, dePeter Hart sobre la fase enque se acaba la caballerosi-dad en el cielo, yOn awingand a prayer, de Joshua Levi-ne, o la reciente nueva biogra-fa del Barn Rojo de PeterKilduff (Almena ha editadoen castellano las memoriasdel aviador) no se traduzcan.Una curiosidad es Tolkienand the Great War (HarperCollins, 2003), que rastrea enlas imgenes que vio el autoren las trincheras, los paisajesdesolados de Mordor (la salvacin de Mi-nas Tirith por un ejrcito de muertos la ha-bra inspirado un texto de Sassoon).

    Por suerte, podemosdisfrutar de las gran-des obras literarias de la I Guerra Mundialtraducidas no todas: falta, por ejemplo,HerPrivatesWe,deFredericManning, aplau-dida por Hemingway, T. S. Eliot y T. E.Lawrence .Tenemos la novela crepuscularsobre el fin de la monarqua austrohngaraen paralelo al de la familia Von Trotta,La marcha Radetzky, de Joseph Roth (Edha-sa, 2007); la visin radicalmente distinta, porsatrica, del clsico checo, Las aventuras delbuen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek (Ga-laxia Gutenberg, 2008); la paradigmtica Sinnovedad en el frente, de Erich Maria Remar-que (Edhasa, 2007); Adis a las armas, deHemingway (Noguer y Caralt, 1999); Johnnycogi su fusil, de Dalton Trumbo (El Aleph,2005), o la esplndida El final del desfile, deFord Madox Ford (Lumen, 2009).

    Otros grandes clsicos imprescindiblesdel conflicto de los que hay edicin espao-la son Adis a todo eso, las memorias deRobert Graves (Muchnik, 2000) qu granescena la de la compaa de Fusileros Rea-les Galeses que se lanzan todos al suelodurante un ataque y cuando el capitn lesmanda seguir nadie se mueve, el oficial lesllama malditos cobardes y el sargentomurmura: Nada de cobardes, seor, estnendemoniadamente muertos; Los SietePilares de la Sabidura, de T. H. Lawrence

    (Huerga & Fierro, 1997, en bolsillo en Zeta),con momentos tan brutales como el deldespiadado ataque a la columna turca quese repliega hacia Damasco all pereci elCuarto Ejrcito, bajo el sable de Auda y lossuyos, o el del dantesco y nauseabundohospital en la capital siria, con los heridosturcosmezclados con cadveres en avanza-do estado de descomposicin (muchos sehaban hinchado ya al doble o al triple deltamao que tenan en vida y sus gruesascaras rean abriendo una negra boca entre

    las speras mandbulas, cubiertas de barbarala. Unos cuantos haban reventado y sehallaban en un estado licuescente, glups).Tenemos tambin la gran novela de comba-te, a la vez brutal y literariamementemagn-fica por la que muchos sentimos unadebilidad inexcusable, Tempestades deacero, de Jnger (Tusquets, 1987); y ahora,El miedo, de Chevallier (1895-1969).

    El libro de Chevallier es como el reversodel de Jnger. Contando prcticamente lomismo, lo que en el alemn ganador de laPour le Mrite es glorificacin de la expe-riencia blica combatientes purificadospor el fuego es en el aterrado poilu, car-ne de can, aspirante a fiambre, pouvrecouillon con du front aferrado a su Rosalie(la personificacin francesa de la bayoneta),un demoledor testimonio contra la guerra.Pocas experiencias hay en la vida como leerElmiedo, un libro acaso un peln adjetivadopero que deja impresas imgenes indele-bles. Chevallier, veterano de la Gran Guerra,seala que lo escribi para abordar el mie-do enprimera persona, para decir sin amba-ges: Tengo miedo, lo que le honra. Segui-mos en el libro a su lter ego el soldado JeanDartemont, de la quinta del 15, con veinteaos, en la movilizacin y la embriaguezaventurera de los primeros momentos de laguerra, que relata con irona. La primeravisin del frente acaba con eso.

    Chevalier lo cuenta todo: los piojos, elbarro, los clicos, la miseria, el fro, el Che-

    min des Dames, el gas, las ametralladoras,las heridas, losmandos estrafalarios,mania-cos y sdicos, como el general al que legusta ver a los soldados desnudos y compa-rar sus sexos. Inolvidable el primer cadver,cuando un pico ahondando un ramal detrinchera perfora el vientre de un soldadomedio sepultado y el hedor de lo que sueltainvade el refugio. Las descripciones de losmuertos son puro gore, y en ellas nada senos ahorra: bocas tumefactas de las que bro-tan como una papilla los gusanos, cabezascercenadas de las que ha rodado entero elcerebro, carnes rojas y violceas, parecidasa carne podrida de carnicero, grasas amari-llentas y fofas, huesos que dejaban escaparlamdula, tripas desenrrolladas. El espe-luznante bautismo de fuego (se nos arroja la noche en deflagracin, llena de embos-cadas, de miembros troceados y de clamo-res), los gritos espantosos de los heridos, elsonido de los impactos de los disparos enlos otros, la brusca percepcin de la debili-dad de la carne en el volcn de acero yfuego Qu nos va a pasar?, se aterranlos soldados, y nosotros con ellos. Hay

    quien se inyecta pus, busca el tiro de suer-te que te enva a casa, se dispara l mismoa una pierna o directamente se suicida, pa-ra escapar. Nohay lecturams estremecedo-ra. En esa tesitura de la batalla, al contrarioque en Jnger, desaparece todo lo que ele-va al hombre, y triunfan la vergenza, elegosmo, el asco y el miedo. Nunca se hadescrito as la guerra en las trincheras, laguerra en general: Vivo como una bestia.

    Si pasamos a la pantalla, el fenmeno esparecido al de los libros. Son un puado laspelculas que han triunfado en nuestro pas:Senderos de gloria, de Stanley Kubrick, lacannica, en la que se ha fijado en buenaparte nuestra iconografa del conflicto (y ba-sada por cierto en una novela de HumphreyCobb), con el coronel Dax-Douglas reco-rriendo en traveln las trincheras; la bellsi-ma La gran ilusin, de JeanRenoir; SargentoYork, de Howard Hawks; Sin novedad en elfrente, claro, en su varias versiones; Rey ypatria, de Joseph Losey; El gran desfile, deKing Vidor;Gallipoli, de PeterWeir;CapitnConan, El pabelln de los oficiales, Feliz Na-vidad No hay que olvidar Lawrence de

    Arabia. Adase un puadode filmes sobre aviacin, des-deAlas oguilas azulesconGeorge Peppard persiguien-do la BlueMaxal nuevo bio-picdeVonRichthofen, pasan-do por Fly boys (2006).

    Resulta absurdo argumen-tar que la segunda contiendaes objetivamente ms intere-sante o espectacular. Esta-moshablandodeuna carnice-ra con nombres como Ver-dn, el Somme, Tannenberg,Passchendale o Caporetto,una carnicera que cost enconjunto 9 millones de vidas,en la que lucharon 65,8millo-nes de soldados, de los quemurieron ms de 1 de cada 8aunporcentaje de 6.046 hom-bresmuertos cada da! de loscuatro aos que dur (segnlos datos de Nial Ferguson ensu apasionante y controverti-da The pity of war, Penguin,1999). En la I Guerra Mun-dial, a resultas de la cual ca-yeron cuatro imperios elalemn, el austrohngaro, elruso y el turco y tres gran-des dinastas, los Hohenzo-llern, los Habsburgo y los Ro-manov, se forj el mundo enel que hemos vivido durantemucho tiempo.

    La Gran Guerra no slopresentamovimientos dema-sas, combates, estrategias yhorrores supinos compara-bles en todo a los de la segun-

    da, sino que se desarroll tambin en esce-narios tan exticos como aqulla (desiertos,frica tropical, Extremo Oriente: desde lue-go no slo en las trincheras!). E incluy per-sonajes y aventuras extraordinarias, que noes que rediman la masacre pero s ofrecenalgn destello en aquel horror: Lawrence deArabia, el Barn Rojo, Karl von Mller, elcaballeroso capitn del corsario Emdem,que parece salido de la imaginacin de Hu-go Pratt, u Otto Weddigen, del sumergibleU-9, que hundi tres cruceros britnicos enmenos de una hora, por no hablar de MataHari.

    Los tanques, los submarinos, la avia-cin todos los elementos de la guerramo-derna estn ya presentes en una contiendaque, por otro lado, an incluye caballera,hsares, uniformes romnticos, paradas yfanfarrias decimonnicas, y en la que unpiloto W. R. Read, del Royal FlyingCorps trata en 1914 de derribar a un ene-migo lanzndole su revlver a las aspas dela hlice y otro, el gran as Jean Navarre,utiliza un cuchillo para atacar un zepeln.

    De toda aquella contienda atroz quedaan mucha trinchera literaria que cavar. O

    La Gran Guerra en imatges 1914-1918. en el RealMonasterio de Santes Creus, en Aiguamrcia (Ta-rragona). Hasta el 26 de julio. www.es.mhcat.net.In memoriam: Remembering the Great War. Impe-rial War Museum de Londres. Hasta el 6 de sep-tiembre. http://london.iwm.org.uk.

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    El miedo. Gabriel Chevallier. Traduc-cin de Jos RamnMonreal. Acanti-lado, 2009. 362 pginas. 22 euros. Lapor. Traduccin de Pau Joan Hernn-dez. Quaderns Crema. Barcelona,2009. 352 pginas. 22 euros. Tempes-tades de acero. Ernst Jnger. Traduc-cin de Andrs Snchez Pascual. Tus-quets, 2005. 448 pginas. 20 euros. LaGranGuerra. JohnH.Morrow, Jr. Tra-duccin deDavid LenGmez. Edha-sa, 2005. 764 pginas. 40,50 euros. LaPrimera Guerra Mundial. Hew Stra-chan. Traduccinde Slvia Furi. Crti-ca, 2004. 408 pginas. 29,90 euros. Jut-landia. Sergio Valzania. Traduccinde Juan Antonio Vivanco. Ariel, 2009.270 pginas. 17,90 euros. La batallade Verdn. Georges Blond. Traduc-cin de Jos Patricio Montojo. Indi-ta, 2008. 338 pginas. 21,50 euros.Lasaventuras del buen soldado Svejk. Ja-roslav Hasek. Traduccin de MnicaZgustova. Galaxia Gutenberg, 2008.740 pginas. 23 euros.El final del des-file. Ford Madox Ford. Traduccin deMiguel Temprano Garca. Lumen,2009. 1.020 pginas. 35,90 euros.

    Bibliografa

    Una enfermera de la Cruz Roja atiende a un soldado alemn herido. Foto: Bild-und-Fil-Amt (BUFA) / Patrimonio Nacional. Archivo General de Palacio

    Malditos cobardes, diceel oficial, y el sargento:Nada de cobardes, seor,estn endemoniadamentemuertos

    EN PORTADA / Reportaje

    6 EL PAS BABELIA 25.04.09