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15 de abril de 2017 • Número 115 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada LAS OTRAS CULTURAS INDÍGENAS BATALLAS EN EL OLIMPO Milpa vs. Maíz

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15 de abril de 2017 • Número 115

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Suplemento informativo de La Jornada

LAS OTRAS CULTURAS INDÍGENAS

BATALLAS EN EL OLIMPOMilpa vs. Maíz

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La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo número 04-2008-121817381700-107.

Suplemento informativo de La Jornada 15 de abril de 2017 • Número 115 • Año X

COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Lourdes E. Rudiño Subcoordinadora

Enrique Pérez S.Hernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Yolanda Massieu Trigo, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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Fue coeditor en este número del suplemento Antonio Carrillo Bolea, director operativo de Estampa Verde, AC/Asesoría profesional en proyectos de Permacultura y Agricultura Regenerativa www.estampaverde.org

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BATALLAS EN EL

OLIMPOMilpa vs. Maíz

El maíz se yergue altivo sobre las seductoras redondeces de la calabaza, los fajes

rastreros del frijol y los ardores del picante. ¿Falócrata? ¡Que va! Lo cierto es que sin la

compañía el talludo nomás no se halla.

Sabido es que desde tiempos in-memoriales el maíz se siembra entreverado con otras muchas plantas y también es notorio que la

alimentación de los antiguos mexicanos era variada; diversidad que proveían la milpa, la recolección, la caza y la pesca. El maíz era importante pero no estaba solo ni en la parcela ni en la cocina. Sin embargo tam-bién es constatable que su relevancia como símbolo fue grande. Con todo, cabe pregun-tarse qué tanto énfasis ponía una cultura milpera como la azteca en el protagonismo simbólico del cereal. Prevalencia que des-pués de la conquista y sobre todo en tiempos recientes se ha subrayado mucho, a mi juicio excesivamente.

Algunos hemos argumentado que, a diferen-cia de los cereales de clima templado que son monocultivos y se siembran al boleo, el maíz y los ecosistemas en que prospera convocan a un tipo de siembra plural y en-treverada que no se maneja como las plan-taciones sino como los jardines. Más que a la especialización, el maíz es proclive a los agrosistemas diversos y complejos. El maíz pide milpa. Y quienes lo domesticaron, a la par de otras muchas plantas y algunos ani-males, eran conscientes de ello.

Así las cosas, nuestra insistencia en perso-nalizar en el cereal una cultura agrícola multicolor y sofisticada ¿no será un revela-dor lapsus occidental y moderno por el que pretendemos ver en el maíz lo que para otras culturas fue por ejemplo el trigo? Que por cierto tampoco era alimento único pero sí una siembra especializada. Y no, la analogía es impertinente porque los portentosos triga-les no son milpas.

No es cosa nuestra, dirán algunos, ya los antiguos habían hecho del maíz una prima donna y hay de ello múltiples testimonios. ¿Será que los aztecas ya eran maicistas o será que somos nosotros los que tendemos a per-sonalizar demasiado? Ante la duda me fui a las fuentes.

Lo primero fue verificar que en las viejas culturas agrícolas de otras regiones se rendía culto a las diversas plantas domesticadas y no a una sola. Y efectivamente en el antiguo Egipto se pensaba que Isis había descubierto

el trigo y la cebada silvestres introduciendo esos cultivos entre su gente, mientras que su hermano Osiris encontraba la forma de em-parrar la vid, pisar las uvas y hacer vino. Y de esta manera los divinos hermanos habían hecho agrícolas a sus pueblos y por ello eran venerados. En la antigua Grecia el culto era a Dionisos, patrón de los árboles cultivados, que había descubierto todos los frutales y en particular los manzanos y las higueras. Más tarde se lo concibió también como dios del cereal y “el fructificador” de la agricultura en general. Así, Isis, Osiris, Dionisos y otros dioses lo eran de la multiplicidad de los cul-tivos que daban sustento y alegría a sus pue-blos y no de uno solo. Aunque a veces se los identificara ritualmente con uno, en el caso de Dionisos con la vid y el vino que se bebía en las fiestas.

De ahí es fácil derivar paralelismos, por ejemplo entre Osiris-Isis-Dionisos y nues-tro Quetzalcóatl. Veamos. En los Anales de Cuauhtitlan y en La historia de los antiguos mexicanos por sus pinturas, queda claro que los aztecas creían vivir en la edad del quinto sol, el sol del movimiento, Nahui Ollín. Y aunque en los Anales… no se dice expresa-mente cuál era su alimento, en La historia… consta que los macehuales eran gente de maíz, gracias a que Quetzalcóatl sonsacó a la hormiga negra para que le mostrase el To-nacatepetl, el “cerro de nuestro alimento”, de donde éste tomó los granos del cereal que

puso en la boca de los primeros hombres.

¡Ahí está!, somos “hombres de maíz” porque lo dice el mito y lo repitió Miguel Ángel As-turias. Pues sí y no. Porque Tonacatepetl es el cerro de todos nuestros bastimentos, no solo del cereal, pues de él viene el maíz de cuatro colores, pero también salieron de ahí el frijol, el amaranto, la salvia…

Pero ¿y qué hay con los ritos? No hay duda de que en ellos se celebraba al maíz y a su diosa Xilónen, en otros casos llamada Chi-comecóatl y Chalchiuhcihuatl.

Para saber qué era realmente lo que ocurría en las festividades, tendré que remitirme a quienes, como Bernardino de Sahagún y Diego Durán, contaron con testimonios de primera mano.

Dice Sahagún en Historia general de las cosas de Nueva España, que Chicomecóatl era –como Ceres– la diosa de la tierra y la fertilidad y que “fue la primera que comen-zó a hacer pan y otros manjares y guisados”, además de que nos dio las “yerbas medici-nales” (Sahagún, 31). Sobre sus fiestas, “que se hacían en las calendas del cuarto mes, que se llamaba uey tozoztli” (Ibid., 102), dice que para prepararlas la gente iba a los campos de cultivo, “de donde traían cañas de maíz y otras yerbas” con que adornaban la figura de la diosa. Imagen a la que

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ofrendaban “harina de chía que ellos llamaban pinolli” y “maíz tostado revuelto con frijoles”. Es verdad que el centro del ritual eran las “mazorcas que tenían guardadas para semilla”, y que “muchachas vírgenes” llevaban al cu, al altar de Chicoquemecatl, “para que allí se hicieran benditas” (Ibid., 103). Pero de la multiplicidad de bienes agrí-colas que de ella dependían no hay duda. Chicoquemécatl era la diosa “de los mantenimientos del cuerpo, para conservar la vida humana […] Decían que ella hacía todos los gé-neros de maíz, y todos los géneros de frijoles y cualesquiera otras le-gumbres para comer, y también to-das las maneras de chía” (Ibidem). La diosa de la milpa, pues.

Por su parte, Durán, en Historia de las Indias de Nueva España e islas de tierra firme. También nos habla de la “diosa Chicomecóatl llamada por otro nombre Chal- chiuhcihuatl que quiere decir piedra preciosa y por otro nombre Xilonen” (Durán 179) y que “era la diosa de las mie-ses y de todo género de simientes y legumbres que esta nación tenía para su sustento”. En su festividad bailaba una doncella que “al cuello tenía un collar de mazorcas de oro

labradas a manera de mazorcas de maíz atadas en una cinta azul y en las manos sendas mazorcas de maíz contrahechas de pluma guarnecidas de oro” (Ibid., 180). La centralidad ritual del maíz es clara, pero en las ofrendas se muestra la multiplicidad de los dones que se le agradecían a la diosa. Ahí se ponían unas “sartas de mazorcas y de chiles y llenas de todo género de semillas […] y de ají, y calabazas y bledos […] dándole las gracias por el fruto y año fértil que había concedido al pueblo” (Ibid., 182). Es decir que le agradecían to-dos los dones de la milpa.

Y si vemos otros festejos, encontrare-mos siempre el empleo ritual de los diversos frutos del policultivo. “El sexto mes del año […] se celebraba etzalcualiztli que quiere decir día de comer maíz y frijol cocido”, ocasión en que se celebraban “los instru-mentos de labrar las tierras como son las coas y los palos agudos con que siembran y las palas con que cavan la tierra y los mecapaltin con que car-gan y los cacaxtle […] donde atan la carga […] este día ofrecían incienso ante ellos y hacían mil zalemas can-tándoles y hablándoles” (Ibid., 282). En la fiesta a Hueytecuilhuitl se celebraba que había mazorca tierna (xilote), pero también “bledos y ace-deras, de las cuales hacían pan”, así como “sartas de ají verde”.

Los bledos, también llamados ce-nizos, es decir el amaranto, eran fundamentales en la dieta de los aztecas. Y también lo eran en sus ritos, en que su semilla molida y remojada a veces con sangre era empleada como masa para repre-sentar cosas divinas. Así en la fiesta de Chicomecóatl, en que se bende-cían las semillas de maíz, “Hacían de masa [de semillas de amaranto] que llamaban tzoalli la imagen de esta diosa, en el patio de su cu, y delante de ella ofrecían todo género de maíz, y todo género de frijoles y todo género de chía porque decían que ella era la autora y dadora de to-das aquellas cosas que son manteni-mientos para vivir la gente” (Saha-gún 78). “En el décimo tercer mes, que llamaban tepéilhuitl […] hacían fiesta a honra de los montes […] de los que hacían las imágenes en figu-ra humana a cada uno de ellos de la masa que se llamaba tzoalli” (Ibid., 86), “a los que hacíanles los dientes de pepitas de calabaza y los ojos de unos frijoles que se llaman ayocatli” (Ibid., 89, ver también 134).

Pero el uso ritual más importante del amaranto era en la fiesta a Hui-tzilopochtli, “colibrí de la izquier-da”, hijo de Coatlicue, dios de la guerra y divinidad principal de los aztecas. De ella dice Durán que en lo alto de su templo ponían una “jícara llena de masa” de amaranto

de la que, después de incensarla con copal, “comían todos aquel día el pan hecho de aquel género de masa” (Durán 295). Más prolijos son los informantes de Sahagún, los cuales platican que en lo alto del cu “hacían la estatua de Huitzilo-pochtli”, “hacían sus imágenes de tzoalli, grandes como una persona” (Sahagún, 152, 153). Y en otro lu-gar precisa: “Así mismo dicen que aquel día cuando amasaba y hacía el cuerpo de Huitzilopochtli para celebrar la fiesta que se llamaba panquetzaliztli, tomaban semillas de bledos y las limpiaban muy bien […] y las molían delicadamente, y después de haberlas molido, estan-do la harina muy sutil, amasában-la, de lo que se hacía el cuerpo de Hutzilopochtli”.

Seguían otros ritos y sacrificios hu-manos, cumplidos los cuales “des-hacían y desbarataban el cuerpo de Huitzilopochtli, que era una masa hecha de semilla de bledos, y el co-razón de Huitzilopochtli tomaban para el señor o rey, y todo el cuerpo y pedazos que eran como huesos del dicho Huitzilopochtli lo repartían a los indios […] los cuales comían el cuerpo de Hutzilopochtli cada año […] Y los que comían decían que era el cuerpo de dios que se lla-maba Teoqualo, y los que recibían y comían el cuerpo de Hutizilopo-chtli se llamaban ministros de dios” (Ibid., 187). Es decir que el amaran-to era la carne del dios con la que los aztecas comulgaban. ¿No seremos, entonces, pueblos de amaranto?

Y qué decir del pulque, vino profano y sagrado que no podía faltar en nin-guna fiesta. Se bebía octli o pulcre en la de Xiuhtecutli (Ibid., 37), en la de Omácatl (Ibid., 40), en la de Tlalte-tecuin (Ibid., 41), en la de Opochtli (Ibid., 42), en la de Izquitecatl (Ibid., 91), en la de Teotleco (Ibid., 132), y así… Además, según el mito de los soles, los del quinto, los macehuales, somos hombres de maíz y de pulque. Y en efecto, por lo que se ve, los azte-cas se la pasaban en el agua… en el agua de las verdes matas.

El portentoso texto etnográfico de Sahagún nos proporciona una mi-nuciosa descripción de los trabajos agrícolas de los labradores (Ibid., 541) y de los hortelanos (Ibid., 542) y luego enlista los productos: maíz, frijoles, cenizos, ají, tomates, cala-bazas, papas, acedos, chía, jícamas, zapotes, guayabas, anonas, mame-yes, ciruelas, tunas… además de pulque y miel (Ibid., 549-560). Por su parte, al relatar la llegada de los mexicanos a Tenoxtitlan, Durán nos dice que lo primero que hicie-ron fue construir el templo y “lo segundo que hacían, en acabando de edificar el tabernáculo, […] era luego sembrar maíz de riego y de

temporal, chile, que es la pimienta que ellos comen, y todas las demás legumbres que usan en su sustento” (Durán, 20). Es decir que en llegan-do hacían milpa.

No tiene ningún chiste ratificar lo sabido, que en sus siembras y ali-mentos los aztecas eran un pueblo milpero. Lo que los cronistas me permiten confirmar es que también en sus mitos y ritos el maíz aparecía siempre acompañado del amaranto, los frijoles, la calabaza, el chile, los tomates, la chía… y claro el pulque. Sin duda el maíz era muy destacado, pero no más que el amaranto del que estaba hecho el cuerpo de los dioses. Mi conclusión es que también en lo que toca a su mundo simbólico los aztecas eran un pueblo milpero.

*

Pero ¿y los otros mesoamericanos? En cuanto a los mayas, no hay duda de que hacían milpa y de que la ce-lebraban. Un ejemplo recogido por Jean de Vos, en La batalla del su-midero. Historia de la rebelión de los chiapanecas 1525-1534, nos habla de su variedad alimentaria, registra-da en su forma de medir del tiempo. Así, están relacionados con comesti-bles los nombres de algunos de los 18 meses del calendario de los anti-guos chiapanecos: numaha ñumbi: en que se siembra el maguey (24 de junio); numaha mundju: cuando se siembra el chile (23 de agosto); nu-maha catani: fin del agua, principio del maíz (12 de septiembre); numa-ha manga: se cría el pescado (2 de octubre); numaha haome: baja el río y retorna el pescado (22 de octubre); numaha mua: se siembra el camote (21 de diciembre); numaha cupamé: madura el coyol (11 de marzo); nu-maha puri: madura el jocote (31 de marzo) (De Vos, 29, 30). Lo que nos habla de que la diversidad milpera no sólo es virtuosa en el espacio por facilitar la simbiosis entre múltiples organismos preservando la ferti-lidad de los suelos, sino que tam-bién es virtuosa en el tiempo por distribuir racionalmente a lo largo del año los trabajos y los alimentos. Cosa que no sucede con los mono-cultivos, incluido el del maíz, que concentran esfuerzo y producto.

Completa la cornucopia chiapane-ca el testimonio de fray Tomás de la Torre, que visitó la región en 1545: “Cogen cacao dentro de su tierra. Siembran [maíz] dos veces al año […] hay grandísima abundancia de los frutos de la tierra, piñas, pláta-nos, jícamas, camotes, aguacates, ci-ruelas y todo lo demás…” (Ibid., 30).

En el Popol Vuh, libro sagrado de los antiguos quiché, se habla del maíz, pero también de la milpa en cuanto tal. Así al apersonarse con

su madre y su abuela, Hunahpú e Ixbalanqué, hermanos menores de los héroes culturales Humbatz y Hunchouén, lo primero que hacen es milpa. “Comenzaron entonces sus trabajos, para darse a conocer ante su abuela y ante su madre. Lo primero que harían era la milpa. Vamos a sembrar la milpa abuela y madre nuestra, dijeron” (Popol Vuh, 69, 70). Y más tarde, dialogando con un ratón, enumeran los frutos de su trabajo “Esta será la comida: el maíz, las pepitas de chile, el frijol, el pataxte, el cacao…” (Ibid., 73).

Más adelante se expone en el Popol Vuh el mito cosmogónico –com-partido con variantes por todos los mesoamericanos– que nos hace hombres de maíz. Ahí se dice que Tepeu y Gucumatz, los “Progeni-tores”, los “Creadores” enviaron al coyote, al gato montés, a la coto-rra y al cuervo para que indicaran el camino de Paxil, lugar donde están las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas. Y de ellas fueron hechos los primeros hombres: “De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre” (Ibid., 103).

Pero en el mismo sitio y de inme-diato, el Popol Vuh nos habla de la diversidad alimentaria fundacional: “Y de esta manera se llenaron de alegría porque habían descubierto una hermosa tierra llena de delei-tes, abundante en mazorcas ama-rillas y mazorcas blancas, y abun-dante también en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimen-tos había en aquel pueblo llamado Paxil y Cayalá” (Ibid., 104).

*

Un pueblo milpero celebra la mil-pa: la representa, la canta, la baila, la invoca, la honra, le hace sacrifi-cios. Y, qué duda cabe, la milpa era parte central del mundo simbólico de los antiguos mesoamericanos. Ahí estaba el maíz, claro. Pero siempre acompañado. Que no son menos que él el amaranto, el frijol, el chile, la calabaza, la chía, el pul-que… La lección es que la virtud y la felicidad están en la buena com-pañía, en el bullicio polifónico. La exaltación de las individualidades preponderantes, de la uniformidad y del monólogo es occidental y mo-derna. No le atribuyamos al maíz un protagonismo excluyente que no tenía. Hagamos milpa.

Bibliografía: Bartra. Armando (coordinador). Haciendo milpa. Diversificar y especializar: estrategias de organizaciones campesinas. Itaca, México, 2014. De Sahagún, Bernardino. Historia general de las cosas de Nueva España, Porrúa, México, 2016. De Vos, Jean. La batalla del Sumidero. Historia de la rebelión de los chiapanecas, 1525- 1534, a través de testimonios españoles e indígenas. Instituto Nacional de Industria, México 1990. Durán, Diego. Historia de las indias de Nueva España e islas de tierra firme. Valle de México, México, 1974. Frazer, James George. La rama dorada. FCE, México, 1979. León Portilla, Miguel. Los antiguos mexicanos. FCE, México, 1977. Popol Vuh. FCE, México, 1979.

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15 de abril de 20174 Los Tuxtlas

LA TIERRA ENCANTADADiana Caballero Alvarado Fotógrafa y diseñadora de la comunicación gráfica; miembro emergente de la Liga Internacional de Fotógrafos de Conservación ILCP; colaboradora en la Reserva Ecológica La Otra Opción, AC www.dianacaballerofoto.com

Como una isla de mon-tañas que aparece por encanto en el horizon-te de la gran planicie

costera del Golfo de México, en el sureste del estado de Veracruz, en-tre la cuenca baja de los ríos Papa-loapan y Coatzacoalcos, se dibuja la silueta de una sierra de origen volcánico que a lo largo de sus his-torias ha capturado a navegantes, viajeros y conquistadores y desa-fiado a la naturaleza y la fantasía.f

Los Tuxtlas es una región que destaca por sus emblemáticas his-torias grabadas en el territorio, la atmósfera, la memoria genética de las especies y de las culturas que la han habitado; en el mito, la le-yenda y el son; en la resistencia, la colonización y la mezcla, y en la deforestación del trópico húmedo mesoamericano.

Hace siete millones de años o más comenzó la historia volcánica de esta Sierra custodiada por tres de sus más de 300 vigías; el Volcán Santa Marta, el Volcán San Mar-tín Pajapan y el Volcán San Martín Tuxtla. El origen de este último vi-gía fue en el año 1793. Durante este periodo dio vida a más de 300 vol-canes que trajeron diversos elemen-tos del corazón de la Tierra. Con ellos transformaron suelos, paisajes, territorios, atmósferas, ambientes y climas. Controlaron la lluvia y el fuego, la tormenta y la sequía. Con la materia crearon organismos úni-cos e innumerables que desarrolla-ron bacterias, hongos, plantas y ani-males, y a su vez, se especializaron, agruparon y establecieron vínculos, alianzas y estrategias para llevar agua a todo el territorio.

Así, formaron comunidades y dise-ñaron tipos de hábitat en todo el territorio para atrapar la humedad del aire, del océano y de la tierra. De esta manera, por aire, mar y tierra llegaron navegantes, viaje-ros, conquistadores, migrantes, refugiados y desplazados ambien-tales a cobijase en esta Sierra.

Con el tiempo formaron tierras fértiles y abundantes. Dunas cos-

teras, sabanas, humedales, lagunas y manglares se establecieron en las partes bajas; diversas y exuberantes selvas cobijaron los valles, la impe-netrable serranía, los lagos y los bosques de pino y encino mientras los milenarios bosques de niebla custodiaron el territorio desde la cima de los volcanes y se enlaza-ron con los bosques y el agua para llevar vida a todo el territorio.

Los Tuxtlas es considerada la re-gión más lluviosa del Golfo de Mé-xico y una de las cinco más impor-tantes de este país, debido a que sus bosques de niebla capturan la ma-yor cantidad de humedad y agua por hectárea, con precipitaciones que superan los cuatro mil 500 mi-límetros anuales en algunas zonas.

Estos bosques se encuentran en los puntos más altos, importantes y frágiles del territorio y sus tres cuencas hidrológicas. Los árboles de los bosques, y también de las selvas, capturan la humedad y el agua de lluvia, la filtran lentamen-te permitiendo la recarga de ma-nantiales, así como la eliminación de contaminantes.

Ayudan también a conservar la es-tabilidad del escurrimiento super-ficial y favorecen la infiltración de agua, regulan la calidad y cantidad de ese líquido durante todo el año, mitigan los ciclos de inundación y sequia y estabilizan el paisaje evi-tando la erosión de suelo, deslaves y azolves de los ríos.

Por si fuera poco, contribuyen en la regulación y equilibrio de los ci-clos y flujos de la naturaleza.

El tiempo y la misma naturaleza fueron muy generosos con esta isla de montañas en el trópico hú-medo mesoamericano. Sin lugar a duda, Los Tuxtlas es un paraíso de y para la diversidad biológica y cultural. En la mitología de las distintas culturas y civilizaciones de Mesoamérica esta región re-presentó el Tlalocan, (lugar del néctar de la tierra) tlalli, tierra; octli, néctar; can, lugar; el paraíso

de Tlaloc, dios de la lluvia, y de Chalchitlicue, diosa de los naci-mientos, arroyos, ríos, lagos, lagu-nas y mares.

Los indígenas popolucas y na-huas llamaron a este territorio el Taalogan, el paraíso subterráneo custodiado por Chane, Señor del Monte, Dios Jaguar y sus encan-tos, reconocido como el dueño de todo lo que existe en estas tierras de abundancia.

Desde hace seis mil años o más, este territorio tiene las huellas de los primeros pasos de la cultu-ra Olmeca, considerada hasta el momento, la cultura madre de Mesoamérica.

Con el tiempo llegaron culturas y civilizaciones provenientes de otros territorios y de viejos mun-

dos. Sus huellas quedaron graba-das en la larga, intensa, compleja y dinámica historia de uso y manejo del territorio y en el inicio de la última gran deforestación del tró-pico húmedo en México.

En el presente, los milenarios bos-ques y las exuberantes y extensas selvas de Los Tuxtlas sobreviven como islas de biodiversidad, en la cima de sus volcanes, en las partes más inaccesibles y agrestes de la Sierra; en el ADN; en pequeños fragmentos o reservas aisladas, co-nectadas, protegidas y gravemente amenazadas por el desarrollo ac-tual de una insaciable y creciente población humana que cultiva pastos para alimentar a la indus-tria ganadera y cañera, y, de paso, para nutrir el olvido.

Pero también sobreviven en la palabra, el mito y la leyenda de sus pueblos, en el conocimien-to colectivo y científico; en las iniciativas para su conservación, en el decreto de Reserva Espe-cial de Biosfera, en lo que que-da de la milenaria herencia que actualmente enfrenta sequias, incendios, diluvios e inundacio-nes traídos por los f lujos y ciclos

provenientes del norte y del sur que recorren los océanos y las cordilleras conectando todos los territorios de la Tierra. Comple-jos ciclos y f lujos de la naturaleza se reafirman, reinventan en cada instante adaptándose a las huellas de su pasado.

Actualmente, los manantiales y los ríos de Los Tuxtlas se están secando. La deforestación, la se-quia, los incendios y la necesidad de agua avanzan mientras los bosques retroceden. Sin ellos, los manantiales, los ríos, los lagos y las laguna pierden su estabilidad y su capacidad de recarga.

De mantenerse esta tendencia, en los próximos años los ríos no tendrán capacidad para abastecer de agua a los habitantes de todas las rancherías, comunidades, pue-

blos y ciudades conectadas por las tres cuencas que recorren este territorio.

A medida que se pierden los árbo-les de los bosques y las selvas tropi-cales húmedas, los ciclos y flujos de la naturaleza cambian y con ellos los ecosistemas, los recursos y todas las especies que vivimos ahí o que dependemos de ellos ac-tualmente y probablemente lo que vamos a tener es un gran diluvio que arrasará con todo hasta formar una isla desierta.

La región está catalogada como zona crítica y prioritaria para la restauración. Por ello, es urgente recuperar y conservar la herencia milenaria.

La larga, intensa, dinámica y com-pleja historia de Los Tuxtlas nos puede recordar lo que esta suce-diendo con los bosques, las selvas tropicales y con todos los ecosiste-mas en México y en el mundo.

Ante la actual crisis global de me-moria y conciencia, el vertiginoso cambio climático, el alarmante rit-mo de alteración y destrucción de los ecosistemas, la acelerada pérdi-da de biodiversidad y el acelerado crecimiento de las poblaciones, resulta fundamental dirigir la mi-rada a nuestros orígenes, a lo que nos sostiene como individuos, so-ciedad y especie.

En la naturaleza todo está co-nectado de alguna manera y la supervivencia del ser humano esta estrechamente relacionada con la salud de los ecosistemas.

Hoy más que nunca la fotografía desempeña un papel fundamental en la conservación.. Su lenguaje universal nos permite comunicar, alertar, recordar y despertar con-ciencias e inspirar cambios más que ningún otro medio.

Desde hace muchos años la gente de la costa, de los manglares, de las selvas, de los bosques, de las lagunas, de los lagos y de las ciu-dades, han sembrado amor y espe-ranza en los caminos del conoci-miento, la restauración, el manejo y aprovechamiento sustentable del territorio y su biodiversidad para la conservación de la naturaleza y la cultura.

La mirada, las huellas y la memo-ria de quienes habitan, conocen, comparten y protegen este terri-torio del trópico húmedo mesoa-mericano me han llevado por los senderos más hermosos de esta tie-rra encantada, única en el mundo e invaluable para la humanidad. Mi obligación como fotógrafa de conservación es crear e inspirar con sus historias.

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15 de abril de 2017 5Los Tuxtlas

EL PAPEL DE LAS COMUNIDADES EN EL MANEJO SUSTENTABLE DE LA BIODIVERSIDADMaría Susana Rocha Mier Gente Sustentable, AC [email protected]

Los Tuxtlas, ubicada en la parte centro-sur del esta-do de Veracruz, es una región llena de colores y

sabores. Es considerada un área privilegiada por su biodiversidad. Por su alto valor ecológico, se es-tableció la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas desde 1998, en una superficie de 155 mil 122 hectá-reas que abarcan parte de ocho municipios.

Desde entonces, la gestión para la conservación ha sido un reto im-portante, en una zona amenazada por el crecimiento demográfico, la ganadería extensiva, la defo-restación y la extracción ilegal de

flora y fauna, entre otros proble-mas. Se puede enumerar un sinfín de conflictos y dificultades y hay muchos investigadores que se han dado a la tarea de detallarlos. Pero también hay buenas noticias, que pueden permitir que aún exista la esperanza.

Se cuenta con ejemplos de ex-periencias de conservación de la biodiversidad, tal como lo expo-nen Luisa Paré y Helio García en su artículo “Reservas campesinas en la región de Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta”, publica-do por la Academia Nacional de Educación Ambiental (ANEA). Algunos casos de iniciativas lo-

cales de conservación se pueden encontrar en el ejido Benito Juá-rez, del municipio de Catemaco, que tiene un área de reserva de 25 hectáreas, donde opera una em-presa de ecoturismo comunitario llamada Anolis, que promueve la educación ambiental. Otro caso es la reserva del Cerro Marine-ro, del ejido López Mateos, en el municipio de Catemaco, donde la comunidad tomó el acuerdo de conservar cien hectáreas de selva en las laderas del cerro, y también se promueve el ecoturismo como alternativa económica compatible con la conservación. De la mis-ma manera, citan en el mismo artículo, en la comunidad de El Pescador, municipio de Pajapan, se elaboraron reglamentos con la participación de sus habitantes, para proteger el venado en sus aca-huales, los cangrejos azules y el manglar de la desembocadura del río Huazuntlán.

Por otro lado, las comunidades costeñas de esta región desde hace 22 años realizan actividades vo-luntarias para la conservación de cinco especies marinas que arri-ban a las playas tuxtlecas: carey, lora, laud, verde y caguama. Son seis campamentos tortugueros instalados en Los Tuxtlas: Punta Puntilla, Capulteolt, El Salado, Arrecifes, Zapotitlán y Peña Her-mosa. En éstos, alrededor de 133 integrantes de los comités son acreditados y capacitados por la Procuraduría Federal de Protec-ción al Ambiente (Profepa) y el equipo técnico de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas.

En la región sur de Los Tuxtlas se ha organizado el Subcomité de Cuenca del río Huazuntlán, en el

que participan 850 ejidatarios de 37 comunidades de los municipios de Soteapan, Mecayapan, Tata-huicapan y Pajapan. Este es un esfuerzo autónomo y participativo de conservación y restauración ambiental, impulsado y asesorado por Desarrollo Comunitario de Los Tuxtlas, AC. Su trabajo inició en 2004 restaurando vegetación ribereña, recuperando manantia-les y elaborando el Programa de Restauración y Conservación de las cuencas del río Huazuntlán con una visión más integral del manejo de la cuenca. En 2005, el huracán Stan afectó arroyos y par-celas en comunidades de la sierra, esto acercó recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) que permitieron continuar con la pro-tección de cuerpos de agua, e in-corporar acciones de conservación de suelos y proyectos de produc-ción agroforestal. En este tiempo se han incorporado cuatro mil 171 hectáreas al Programa de Restau-ración, y dos mil 500 al programa de Fondos Concurrentes de Servi-cios Ambientales (de la Comisión Nacional Forestal, Conafor, y del gobierno del estado). El Subcomi-té es actualmente organismo auxi-liar del Consejo de Cuenca del río Coatzacoalcos.

La Red de Monitores Comuni-tarios de Aves Huilotl Toxtlan, impulsada por la Comisión Nacio-nal de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) desde el 2010, es otra muestra del trabajo comprometido de las comunidades para conservar los seres emplumados de la región de Los Tuxtlas. Son 35 hombres y mujeres de 18 comunidades de los municipios de San Andrés Tuxtla, Catemaco, Soteapan, Tatahuica-pan y Pajapan, que realizan re-corridos de hasta tres kilómetros mensualmente para reportar la existencia de estos individuos vo-ladores que tanto contribuyen al equilibrio de los ecosistemas. En el libro titulado Plumas de mul-titudes, en el capítulo tercero, se cuenta la historia del monitoreo de aves y la participación social en la Reserva de la Biosfera Los Tuxt-las, por compañeros comprometi-dos con esta causa: Maria Luciana Santos, Braulio Malaga y Martha Patricia Lozada Ronquillo.

Existen proyectos incipientes que buscan mejores prácticas susten-tables con la participación de las comunidades, como es el Proyec-to para el Desarrollo de la Micro-cuenca Xoteapan, promovido por medio de una red de instituciones y organizaciones de orden público y privado, y que encabezan el ayun-tamiento de San Andrés Tuxtla; la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales (Semarnat); el

Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de San Andrés Tuxtla; la Agencia de Desarrollo Rural PESA-FAO, y Gente Sustentable, AC. Esta experiencia ha puesto en manifiesto la importancia del enfoque de cuencas y el impacto colectivo para dar prioridad a las líneas estratégicas de acción y de-tonar procesos para el desarrollo sustentable en el mediano y largo plazos con la participación com-prometida de los habitantes de la microcuenca.

Otro esfuerzo importante de mencionar es el Proyecto de Conservación de Cuencas Cos-teras en el Contexto del Cambio Climático (C6), un trabajo co-lectivo impulsado por el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, AC, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), la Conafor y la Conanp, y operado por el Fondo Golfo de México, AC; se desarro-lla en la parte sur de Los Tuxtlas con diferentes subproyectos en los municipios de Pajapan, Mecaya-pan, Soteapan y Tatahuicapan. Este es el tercer año de financia-miento para impulsar el desarrollo sustentable de las comunidades, con subproyectos de ganadería silvopastoril, milpa agrodiversa, manejo integral de solares, restau-ración de cuerpos de agua, entre otros, en los cuales el papel prota-gónico lo tienen los habitantes de cada región, que, con su participa-ción informada, toman decisiones sobre sus prácticas hacia una cul-tura de conservación de sus recur-sos naturales. Las organizaciones de la sociedad civil que asesoran estos subproyectos son: Espacios Naturales y Desarrollo Sustenta-ble (Endesu), Sembrando Semilla Sagrada, Desarrollo Comunitario de Los Tuxtlas (Decotux), Gente Sustentable y la Sociedad Coope-rativa Agua y Monte.

Aún quedan muchas experiencias por contar, y siguen brotando ini-ciativas con fuerza y valor, todas con el objetivo de cuidar nuestra casa común para todos los seres que habitamos en ella. Sin duda, en cada caso, hay una buena dosis de tolerancia, solidaridad, genero-sidad, entusiasmo y creatividad, entre otras vitaminas para el tra-bajo en equipo, con estrategias construidas colaborativamente, y emprendidas con un alto compro-miso social y ambiental.

No dejo de lado las malas noti-cias, pero qué cosa fuera la maza sin cantera, diría Mercedes Sosa, y contestaría cantando Paty Ruiz Corzo: ¿quién dijo que todo está perdido?, ¡yo vengo a ofrecer mi corazón!

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15 de abril de 20176 Los Tuxtlas

CONSERVACIÓN DE LA VIDA SILVESTRE EN LA RESERVA DE LA BIOSFERA LOS TUXTLASValeria Vega-Vela*, Ernesto Rodríguez-Luna*, Juan Carlos López-Acosta* y Mireya Burgos-Hernández** *Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), Universidad Veracruzana ** Citro, Universidad Veracruzana y Departamento de Conservación de la Biodiversidad. El Colegio de la Frontera Sur Autor para correspondencia: [email protected]

El Programa de Conser-vación de la Vida Sil-vestre y Diversificación Productiva en el Sector

Rural 1997-2000 se puso en mar-cha como parte de las estrategias nacionales de conservación y aprovechamiento de la biodiversi-dad. Fue la primera iniciativa que brindó incentivos para la configu-ración de intereses privados y pú-blicos a favor del aprovechamiento y la conservación.

Un aspecto preponderante en este programa fue la estrategia bajo enfoque de Unidades de Ma-nejo Ambiental (UMAs), las cua-les funcionaron como cimientos para desarrollar nuevas oportuni-dades de ingresos, generación de empleos y fomentar la sustentabi-lidad en las áreas rurales, es decir, realizar un manejo de la biodiver-sidad congruente con los intereses y las necesidades socioeconómicas de los pobladores locales (usuarios de la diversidad).

Las UMAs pueden ser intensivas o extensivas, las primeras promue-ven la reproducción de ejemplares de especies nativas o exóticas, me-diante manipulación directa y ma-nejo zootécnico, bajo condiciones de estricto confinamiento. Entre sus objetivos están la investigación, conservación, exhibición y comer-cialización, por lo que incluye a los aviarios, herpetarios, zoológicos, criaderos de mamíferos, bioterios y viveros, entre otros. Las segun-das operan mediante técnicas de conservación y manejo de especies que se desarrollen en condiciones

naturales; considerando los aspec-tos biológicos, sociales y culturales vinculados a los ecosistemas y a sus componentes. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Natu-rales (Semarnat) es la dependencia responsable de evaluar anualmente las actividades de las UMAs, pero esa información se queda resguar-dada en esa dependencia y no se tiene un seguimiento adecuado y fidedigno de las actividades que se establecieron en el plan de manejo aprobado para el funcionamiento de cada UMA.

Según el más reciente registro he-cho por la Semarnat, en el 2015, se tienen registradas 12 mil 578 UMAs en México, que correspon-den a 38.8 millones de hectáreas, donde se protege una gran riqueza de especies de flora y fauna silves-tre. De estas UMAs, el 75.1 por ciento son extensivas y el 24.9 in-tensivas, y en su mayoría se encuen-tran localizadas en el norte del país (Nuevo León, Sonora, Coahuila y Tamaulipas), con aprovechamiento principalmente extractivo-cinegéti-co. Pero este sistema está permean-do en otras regiones del país como es el caso de Veracruz.

En Veracruz en 1998 se estable-cieron las primeras UMAs, en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas (RBLT). Para 2015 sumaron 20 UMAs, de las cuales 15 son inten-sivas y cinco extensivas.

Del total de UMAs establecidas en la RBLT, 33.3 por ciento tiene fines de Conservación, Investi-gación y Ecoturismo, mientras

que 66.6 por ciento tiene fines de Conservación y Aprovechamiento Comercial. Bajo el esquema de UMAs intensivas, se conserva y aprovecha flora y fauna silvestre en una superficie total de 845.82 hectáreas. La mayor superficie ha sido destinada al aprovechamiento intensivo de criadero (663.48 hec-táreas) y una menor proporción al aprovechamiento intensivo vivero (182.34 hectáreas). Para el caso de las UMAs extensivas, se está conservando y aprovechando la flora y fauna silvestre en una su-perficie total de 798.9 hectáreas, sin embargo la UMA con aprove-chamiento extractivo presenta la menor superficie (25 hectáreas), mientras que aquellas con apro-vechamiento mixto cubren una superficie de 623.8 hectáreas.

Las UMAs de la RBLT presentan regímenes de propiedad ejidal (20 por ciento) y privada (80 por ciento). El uso de suelo de las UMAs exten-sivas fue agropecuario y forestal (60 por ciento), forestal (20 por ciento) y silvícola (20 por ciento). El suelo de las UMAs intensivas fue princi-palmente de vocación agroforestal, agropecuario, combinación de agropecuario y forestal, únicamen-te forestal, pecuario y silvícola

El ciento por ciento de las UMAs se encuentran establecidas en la zona rural y se pueden observar los siguientes tipos de especies ma-nejadas en los dos tipos de UMAs, intensivas y extensivas: principal-mente árboles como el cedro rojo y palmas como el xochicoahuilt, tepejilote, palma camedor y palma

cola de pescado; mamíferos como el mono araña, venado cola blan-ca, tepezcuincle, serete y pecarí de collar, y reptiles como la rana de arroyo agrio, cocodrilo de panta-no, mazacuata e iguana verde.

Diferentes autores coinciden en que la conservación de la vida sil-vestre en las UMAs intensivas se dirige a ser una alternativa econó-mica subsidiada, muy alejada de lograr un desarrollo sustentable.

Se requiere generar estrategias de mercado que ofrezcan una viabili-dad en la comercialización de los partes y derivados de vida silvestre, y con esto retroalimentar la econo-mía de los propietarios de UMAs, los asesores técnicos y la reinversión para el mejoramiento del hábitat.

Es de gran importancia fomentar la creación de UMAs extensivas a partir de las UMAs intensivas con fines de conservación y eco-turismo, a efecto de generar alter-nativas productivas. Un ejemplo es la UMA Nanciyaga, donde se emplea a unas 60 personas de las comunidades rurales para realizar actividades de manejo de animales silvestres en cautiverio y vida libre con un fuerte atractivo turístico. El manejo de los monos en la Isla de Agaltepec promueve una econo-mía de turismo alternativo que de-rrama la visita de 200 mil turistas al año, mientras que la ciudad de Ca-temaco recibe a 400 mil personas y un 50 por ciento de los turistas se dirigen a Nanciyaga, motivados por practicar turismo de naturale-za, observación de la vida silvestre y contacto con la naturaleza.

En la creación de UMAs hay una mayor participación de la propie-dad privada, y es menor en el caso de ejidos. Esto se debe que en ocasiones el tejido social es más fuerte en la iniciativa privada. Es

importante mencionar que las pri-meras UMAs en la región de Los Tuxtlas fueron ejidales, y de ellas un 80 por ciento sigue entregando sus reportes anuales.

Se estima que gran parte de las UMAs centran sus esfuerzos de conservación en ciertas especies tales como venado cola blanca, pecarí y palomas, por lo que se podría pensar que se quedan sin manejo muchas especies con va-lor ecológico. Tal es el caso de las UMAs enfocadas a unas cuantas especies que tienen alto valor en el mercado; allí se deja sin manejo a diferentes variedades de plantas. Es decir que por medio del esque-ma de UMAs, se puede diversifi-car los productos de vida silvestre y realizar un aprovechamiento sustentable.

Conclusiones. Las UMAs son una estrategia de manejo integral de los recursos naturales, a par-tir del cual se espera resolver los problemas ambientales, sociales y legales del manejo de la flora y fauna silvestre en las zonas rurales de la RBLT.

Actualmente se tiene la percep-ción de que no resuelve los proble-mas anteriormente mencionados, ya que existen factores indirectos que afectan su viabilidad (distri-bución de la propiedad, falta de aplicación de justicia en el país, excesiva tramitología, entre otros). A pesar de ello se observó una tendencia en el incremento del número de UMAs con el paso de los años. Se observa que el 75 por ciento son UMAs en manejo intensivo, enfocado a especies con valor comercial.

En Los Tuxtlas, las UMAs están permitiendo, en cierta medida, la restauración de la naturaleza y los servicios ambientales que se habían perdido, esto gracias a las acciones de reforestación y cambio en las prácticas agrícolas y pecuarias tanto de los esfuer-zos de la administración de la RBLT como la aportación de las UMAs. Las UMAs han servido para fomentar la conservación de especies extirpadas de la región, como es el caso del mono aulla-dor, pecarí y venado cola blanca, especies que se encuentran en la NOM-SEMARNAT-059-2010.

Así, se piensa que el esquema de UMA está funcionando y está siendo muy aceptado por los pro-pietarios de las tierras de Los Tuxtlas, pero se necesita del apoyo internacional, nacional y estatal para lograr la protección de las flo-ra y fauna silvestre.

Se estima que gran parte de las UMAs

centran sus esfuerzos de conservación en

ciertas especies como venado cola blanca,

pecarí y palomas, por lo que se podría pensar

que se quedan sin manejo muchas especies con un valor ecológico

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15 de abril de 2017 7Los Tuxtlas

LA PERMACULTURA COMO HERRAMIENTA PARA EL MANEJO DE LA BIODIVERSIDADAntonio Carrillo Bolea Director de Estampa Verde, AC www.estampaverde.org

Si tomamos el horizonte histórico de ocupación humana de la región de Los Tuxtlas, nos encontra-

mos con que el deterioro ambien-tal en gran escala es relativamente reciente, con que las malas deci-siones de manejo de los recursos naturales han sido principalmente impulsadas por políticas públicas equivocadas que le han impuesto al paisaje dinámicas contrarias a su vocación original y con el he-cho de que hay un conflicto de identidad aún vigente entre los pobladores de la región.

En la actualidad, la mayor par-te del paisaje de Los Tuxtlas nos muestra un rostro dedicado a la ganadería extensiva, con algunos parches de monocultivo de maíz, tabaco y algunos frutales, mezcla-dos con otros parches de tamaño variable de selva o cobertura fores-tal principalmente nativa.

¿Por qué en estos lomeríos tan accidentados se realizan prácticas ganaderas o agrícolas convencio-nales que destruyen la base de recursos de los que dependen? ¿Qué acaso la combinación de fuertes precipitaciones y pendien-tes pronunciadas no son una mez-cla perfecta para detonar procesos agudos de degradación de suelos y pérdida de nutrientes? ¿Por qué, a pesar de los esfuerzos instituciona-les de impulsar una diversificación productiva, se siguen abriendo te-rrenos de agostadero para activida-des agropecuarias?

El árbol de problemas tiene sus raíces profundamente sumergidas en el suelo de la selva y sus rami-ficaciones se extienden en varias direcciones. No es fácil compren-derlo con un enfoque reduccionis-ta, se necesita una visión holística para entender su complejidad y proponer soluciones apropiadas. El planteamiento de observación detallada, análisis holístico e in-tervención sistémica que brinda la permacultura hacen a ésta una herramienta muy efectiva para en-tender e impactar de manera posi-tiva en la regeneración de la base de recursos naturales de la región y facilitar manejos inteligentes con miras hacia una sustentabilidad futura.

La permacultura como ciencia de diseño tiene sus orígenes en Aus-tralia, pero ya es universal y no co-noce fronteras. Se han establecido diferentes centros productivos y educativos en muchos ecosiste-mas del planeta y actualmente vive un momentum muy intere-sante dada la urgencia de inter-venir y rediseñar nuestro sistema agroalimentario.

En este sentido, en la región de Los Tuxtlas hemos estado trabajando en el desarrollo de una agenda para el contexto específico de esta Área Natural Protegida, donde se puedan aprovechar recursos muy importantes que muchas veces pasan desapercibidos o no son efi-cientemente aprovechados por las agencias gubernamentales u orga-nizaciones de la sociedad civil que buscan tener un impacto positivo.

Desde nuestra perspectiva, la sus-tentabilidad no es posible si no hay una regeneración previa de los re-

cursos naturales; necesitamos tra-bajar para armar el rompecabezas ecosistémico con las piezas que te-nemos y tratar de rescatar las más posibles. En este largo camino juegan un papel muy importante tanto el patrimonio natural como el cultural. No hay conservación ni sustentabilidad si detrás de las iniciativas no existen ciudadanos comprometidos en una mayordo-mía responsable de los recursos.

En estos momentos nuestras ener-gías se encuentran dirigidas al desarrollo de programas de capa-

citación que puedan resolver ne-cesidades específicas de la pobla-ción; nos enfocamos en los actores que más incidencia tienen sobre el paisaje de la selva de Los Tuxt-las: los ganaderos. Siempre vistos como los responsables de la mayor parte de la devastación ecológica, en buena medida esto fue así por-que sobre todo en la década de los 70’s se estuvieron promoviendo, desde la esfera de políticas públi-cas federales, medidas producti-vistas enfocadas en hacer “renta-bles” los terrenos antes ocupados por selva nativa. Este enfoque, que consideraba a la selva como terre-no ocioso que necesitaba ser trans-formado a través de la tumba, que-ma y conversión a pastizal o zona agrícola, fue el responsable del imaginario actual que sigue per-meando a muchos productores, quienes continuamente gastan sus recursos en tratar de ganarle la batalla a la resiliencia selvática, buscando someter a la naturaleza para seguir estableciendo mono-cultivos de pastos.

Nuestro enfoque está basado en el manejo holístico propuesto por Alan Savory, quien ha sacudido la discusión científica al soste-ner que el manejo adecuado del ganado puede ayudar a regene-rar terrenos degradados. Lo más importante es lo que se encuen-tra previo a la introducción y el manejo del ganado: la definición de un contexto holístico que le permita definir al tomador de de-cisiones, en este caso, el ganadero

en su parcela, cuál será la calidad de vida que busca para sí mismo y su familia, y cuál será la base de recursos que tiene que estar cui-dando para asegurar que tendrá un paisaje futuro que sustente sus formas de producción, en balance con la naturaleza.

Sólo partiendo de este punto es que podemos entonces proceder a diseñar módulos silvopastoriles con árboles intercalados en los potreros, bancos de forraje y zo-nas voluntariamente dedicadas a la regeneración y la conservación. Estas herramientas, junto con el diseño en Línea Clave (Keyline) y el diseño en Permacultura de los demás componentes de la finca o rancho, nos brindan elementos para poder trabajar desde el con-texto único de cada individuo, ofreciendo soluciones posibles, re-alistas y escalables que se puedan implementar gradualmente y que generen utilidades, rompiendo así con el círculo vicioso de depen-dencia asistencial de los actuales programas gubernamentales.

Creemos que con estas herramien-tas podremos empoderar a los ga-naderos para que puedan tomar decisiones mejor informadas, ayu-dándoles a conocer plenamente las implicaciones que tienen sus actividades productivas, así como también las maneras en las cuales pueden trabajar en una versión más inteligente y mejor diseñada de la misma, en armonía y balan-ce con la naturaleza.

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15 de abril de 20178 Los Tuxtlas

CAMBIO CLIMÁTICO Y DEGRADACIÓN AMBIENTAL, COMBINACIÓN PELIGROSA PARA EL CAMPOFrancisco José Gómez Marín Biólogo, docente investigador del Instituto Tecnológico Superior de San Andrés Tuxtla [email protected]

El calentamiento global se refiere al aumento del promedio de la tempera-tura de la Tierra debido

a los gases de efecto invernadero (GEI). Éstos son resultado de las emisiones por la quema de com-bustibles como el petróleo y la madera, así como por la quema y descomposición de residuos, los incendios forestales (la mayoría provocados por el hombre) y la degradación de los suelos por la ganadería y agricultura.

Los climas en la Tierra han sufri-do variaciones de origen natural (sin una intervención del hombre) a lo largo de la historia del plane-ta. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) indica que se ha demostrado con un 95 por ciento de seguridad que la actividad humana provoca enormes emisiones de GEI, que son la causa dominante del calen-tamiento observado desde media-dos del siglo XX. Esto ocasionará alteraciones del clima en muchos lugares del planeta.

Se prevé aumentos en la frecuen-cia e intensidad de desastres na-turales por fenómenos hidrome-teorológicos, como inundaciones, deslaves, sequías y huracanes, que ocasionarán pérdidas de vidas hu-manas, económicas y productivas; afectación a infraestructuras y servicios; enfermedades, y daños a la salud, lo cual vulnerará la seguridad y suficiencia alimen-taria. El sector agropecuario es uno de los que más impactan y contribuyen al cambio climático, pero también será uno de los más impactados por él. Este sector es responsable de 14.5 por ciento de las emisiones de GEI a nivel mun-dial y de 12 por ciento de las de

México. La ganadería representa casi la mitad del sector, y destaca el ganado bovino como el princi-pal emisor de GEI.

En la región de Los Tuxtlas (330 mil hectáreas), en Veracruz, pre-domina una ganadería extensiva y poco tecnificada. La deforestación regional alcanza alrededor de 80 por ciento de su superficie, y en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas (155 mil 122 hectáreas) la defores-tación alcanza alrededor de 70 por ciento de su selva. Actualmente permanecen sólo unas 40 mil hec-táreas de selva y vegetación secun-daria muy fragmentadas.

Pero la responsabilidad y contri-bución de la ganadería de Los Tuxtlas al cambio climático es compartida con los consumidores de su carne y leche. Si evitamos el consumo excesivo de carne y leche, y si fuéramos más exigen-tes al consumir productos menos dañinos con el ambiente, como los orgánicos certificados, po-dríamos empezar a promover un cambio que disminuya el impacto del sector ganadero en el cambio climático.

Para ello se requiere capacitación de los ganaderos en mejorar sus prácticas y técnicas: rotación de potreros, sistemas silvopastoriles, alimentación y sanidad. La mejor alimentación del ganado puede re-ducir sus emisiones de GEI, pues alimentos poco digeribles provo-can mayores emisiones de GEI del sistema digestivo de los animales. Hay que apoyar y dar incentivos a la restauración y protección de manantiales y corrientes de agua para evitar que sean pisoteados y contaminados por el ganado. Afortunadamente son muchos los

ganaderos que mantienen abun-dantes manantiales y arroyos con algún grado de protección del ga-nado. Otros no ponen cuidado y tratan de aprovechar el terreno al máximo sin respetar la vegetación a orillas de los arroyos y provocan su sobrecalentamiento, enturbia-miento del agua y contaminación por las excretas del ganado, lo que implica riesgos sanitarios para la población que vive aguas abajo.

El ganado bovino también im-pacta con su pisoteo provocando compactación del terreno, por lo que disminuye la infiltración de agua en el suelo y aumenta la escorrentía o agua que corre en superficie por las laderas de los numerosos cerros volcánicos de la región. Se altera el régimen hídri-co de los ríos provocando crecidas de caudal e inundaciones más gra-ves cuando llueve y baja su caudal demasiado, como si fuera estiaje, poco después. Sin un suelo que ac-túe como esponja, sin vegetación y bosque protector que absorban el agua y la liberen poco a poco, los picos de escorrentía son más fuer-tes y las crecidas de las corrientes causan más erosión y deslaves, es-pecialmente en lugares donde el suelo se encuentra ya degradado por la actividad agropecuaria.

Los agroquímicos, herbicidas, plaguicidas y fertilizantes agrope-cuarios también generan conta-minación de los suelos y afectan a diferente nivel a la mayoría de los ecosistemas. Los ecosistemas acuáticos son especialmente afec-tados por los fertilizantes que pro-vocan la eutrofización, que con-siste en un exceso de nutrientes, fósforo y nitrógeno principalmen-te, que generan un crecimiento desmesurado de algas que los

utilizan como nutrientes. Esas algas dificultan el intercambio de oxígeno del agua con el aire y acaban descomponiéndose con-sumiendo el oxígeno en el agua, provocando la muerte de peces y organismos acuáticos.

En Los Tuxtlas la eutrofización proviene sobre todo de las descar-gas de aguas residuales urbanas. Por la falta de infraestructuras y servicios urbanos (agua entubada, drenajes), mucha gente se esta-bleció cerca de los ríos para tener un suministro de agua, pesca, un lugar de baño y recreación. Pero se vio el río como el lugar donde deshacerse de los residuos sólidos y líquidos. Hoy sólo los más mayo-res recuerdan la vida, alimentos, frescura, placer y recreación que les proporcionaban los ríos.

Cada vez más comunidades, y con mayor frecuencia e intensidad, en-frentan problemas de disponibili-dad y calidad de agua. Se requiere un cambio de conciencia y actitud que implique la colaboración y participación de las comunidades, los diferentes sectores productivos y el apoyo de las instituciones y autoridades en establecer políti-cas para una mejor planificación y ordenamiento del territorio, de las infraestructuras y servicios y la reconversión de las actividades productivas, que sean más amiga-bles y cuidadosas con el sistema suelo-agua. No es posible cuidar el agua si nos olvidamos del suelo y la vegetación. Entendiendo y recono-ciendo estas relaciones, podremos estar en mejores condiciones de adaptarnos para no ser tan vulne-rables ante el cambio climático.

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Degradación y urbanización de orillas y contaminación de agua por descargas de aguas residuales en la microcuenca de Xoteapan, en Los Tuxtlas.

Suelos en Los Tuxtlas degradados y erosionados por causa de la ganadería.

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15 de abril de 2017 9Los Tuxtlas

REINTRODUCCIÓN DE FAUNA EN PELIGRO DE EXTINCIÓNEdith Carrera Sánchez* y Francisco José Gómez Marín** *Maestra en Ciencias; Reserva Ecológica La Otra Opción, AC [email protected] **Biólogo. Selva del Toztlan, AC [email protected]

La región de Los Tuxtlas está considerada la zona más al norte de selva alta perennifolia del conti-

nente americano. Sin embargo, también es posible encontrar una gran variedad de ecosistemas como bosque mesófilo, manglares y comunidades de pino-encino. A pesar de los varios esfuerzos de distintas instituciones y asociacio-nes para la conservación de los re-cursos naturales de la región, sólo queda diez por ciento de la vege-tación original y su fauna requiere atención urgente.

En un intento por revertir la pérdida de biodiversidad, se han implementado distintas estrate-gias conservacionistas en favor de las especies amenazadas o extir-padas de Los Tuxtlas. En el caso de los primates, académicos de la Universidad Veracruzana, a partir de 1980, se dieron a la tarea de realizar estudios sobre los monos y su hábitat. Esta acción originó que los monos, en riesgo de morir, fueran puestos a salvo mediante la estrategia de la translocación.

En junio de 2014, la doctora Pa-tricia Escalante Pliego, del Insti-tuto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, y el Parque Xcaret lle-varon a cabo la primera liberación de guacamaya roja (Ara macao), acción emanada de su Proyecto de Reintroducción de Guacamaya Roja en Los Tuxtlas, en la Reserva Ecológica La Otra Opción. En los años siguientes, en la Reserva Eco-lógica Nanciyaga se han efectuado otras liberaciones más.

Este artículo está enfocado a la participación del equipo de La Otra Opción, es decir, en el recibi-miento y evento de liberación de las guacamayas en sus instalaciones. Por tanto, no desarrolla los aspectos ejecutados por la doctora Escalan-te, los cuales son la preparación del grupo que fue liberado, evaluación de hábitat y seguimiento. Ni se re-

fiere a los trabajos realizados por Xcaret, la reproducción de los ejem-plares y su donación al proyecto.

La llegada de las guacamayas ocurrió la madrugada del 21 de marzo de 2014. Su población in-cluía 29 guacamayas (17 machos, 11 hembras y un joven sin sexar). El autobús de Xcaret que las tras-ladaba arribó a la comunidad de Tebanca (a 18 kilómetros de la ciu-dad de Catemaco, Veracruz). Los niños de esta comunidad, aún en piyama, observaban con sorpresa cómo salían del autobús las cajas que contenían las aves.

Esas cajas fueron colocadas cui-dadosamente en camionetas con ayuda de la Red de Monitoreo de aves Huilotl Toxtlan, de personal de la Dirección de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas e incluso de policías municipales, para, poste-riormente, trasladarlas al ejido Mi-guel Hidalgo “El Apompal”. Aquí ya estaban esperando grupos de vecinos organizados para transpor-tarlas al aviario situado en La Otra Opción. La expectación causada en este ejido fue tal que los maes-tros interrumpieron sus clases para acompañar a los alumnos a recibir estas aves. Una vez repartidas las cajas, los voluntarios se encarga-ron de llevarlas sobre sus espaldas en un trayecto de poco más de dos kilómetros.

A las majestuosas aves se les dis-puso de un tiempo para que se adaptaran al lugar. El equipo de la UNAM se encargó de su cuida-do y preparación para su posterior liberación, así como de promover la sensibilización ambiental, in-vitando a estudiantes y vecinos de la zona a conocerlas. A unos días de la fecha marcada para su liberación, el personal de La Otra Opción, motivado por fomentar la apropiación del proyecto, se reu-nió con las señoras del Programa Oportunidades del ejido Miguel Hidalgo “El Apompal”, quienes adornaron la calle principal del poblado con banderas de los co-lores del plumaje de las guacama-yas, expresando así alegría y agra-decimiento, pues después de más de 30 años de su desaparición, las guacamayas regresaban a Los Tuxtlas.

La actividad buscaba despertar en la gente sentimientos de orgullo por las guacamayas, motivándola a protegerlas y cuidarlas.

Como estaba planeado, el día 14 de junio de 2014, se liberaron las 27 guacamayas. Asistieron a las instalaciones unas 300 personas: personal de Xcaret, el equipo de la doctora Escalante, los poblado-res de comunidades vecinas, los representantes de los tres niveles

de gobierno y miembros de la so-ciedad civil organizada. Los inge-nieros Antonio González Azuara, delegado estatal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Natu-rales (Semarnat), y Víctor Alvarado Martínez, titular de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) del estado de Veracruz, se hallaban entre las autoridades que encabe-zaron el evento. Igualmente, se contó con la presencia del director de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Pro-tegidas (Conanp) región Golfo-Planicie Costera y personal de la

Procuraduría Federal de Protec-ción al Ambiente (Profepa).

A casi tres años de su liberación, algunas de las guacamayas libe-radas en La Otra Opción regre-san frecuentemente, mostrando fidelidad al sitio, lo cual permite monitorearlas. Hasta el momen-to no se han tenido registros de nacimientos, pero se les ha visto alimentarse de frutos, flores y se-millas silvestres.

La Otra Opción agradece el apo-yo de los vecinos por su colabo-ración en el trabajo compartido

en este proyecto, así como a las instituciones mencionadas y estu-diantes involucrados en el trabajo de difusión y monitoreo de las guacamayas liberadas. Mientras tanto, se sigue trabajando en las instalaciones con otra especie ex-tirpada en Los Tuxtlas: el pecarí de labios blancos (senso o marín) Tayassu pecari, para que un nuevo programa de reintroducción pue-da ser ejecutado con esta especie de mamífero, el cual se encuentra en peligro de extinción en nuestro país y, de igual modo, podamos compartir una nueva experiencia con ustedes.

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A las majestuosas aves se les dispuso de un tiempo para que se

adaptaran al lugar. El equipo de la UNAM se

encargó de su cuidado y preparación para su posterior liberación,

así como de promover la sensibilización

ambiental, invitando a estudiantes y vecinos de

la zona a conocerlas

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15 de abril de 201710 Los Tuxtlas

PRIMATES AYUDANDO A PRIMATES: EL CENTRO MEXICANO DE REHABILITACIÓN DE PRIMATESAlejandra Márquez-Arias Área de Investigación y Educación Ambiental. Centro Mexicano de Rehabilitación de Primates, AC

La región de Los Tuxtlas forma parte de la selva mexicana, que es el hábi-tat con mayor diversidad

biológica y gran cantidad de en-demismos del país. Entre las fun-ciones de la selva está moderar el clima local y mundial, favorecer la infiltración de agua a los mantos acuíferos y mantener la pureza del aire. Actividades humanas, como la deforestación, han provocado la desaparición casi total en Los Tuxtlas de los animales que vi-ven ahí como el mono aullador (Alouatta sp) y el mono araña (Ate-les geoffroyi). El problema para los primates mexicanos se incremen-ta con el tráfico de vida silvestre que los ha colocado en peligro de extinción debido a que la gen-te los busca para tenerlos como mascotas.

A pesar de las buenas intenciones y esfuerzos de las personas para cu-brir las necesidades de los monos que adquieren, éstos sufren. Pen-semos: los monos son extraídos de Los Tuxtlas cuando son bebés, jus-to cuando más necesitan a su ma-dre; en las casas no tienen contac-to con otros monos y no conocen los códigos sociales específicos de su especie; además, el aislamiento les provoca graves estados de de-presión. La condición física de los monos se daña terriblemente por la falta de espacio y de movimien-to. Lo que los monos necesitan co-mer es la vegetación de la selva, no las sobras de la comida de huma-nos ni productos industrializados.

Y lo más importante, los monos no pueden ser domesticados, son muy inteligentes y muy sociables con otros monos, no con los hu-manos. En conclusión: no deben estar con las personas; ¡los monos mexicanos deben vivir libres!

Primates ayudando a primates. La urgencia de realizar acciones que permitan a los primates mexi-canos sobrevivir llevó a un grupo de profesionistas (biólogos, médi-cos veterinarios, ingenieros, con-tadores, licenciados en comunica-ción) a formar el Centro Mexicano de Rehabilitación de Primates, AC (CMRP), con el objetivo de reci-

bir, proteger y rehabilitar a prima-tes traficados y rescatados de vivir como mascotas, y mantenerlos saludables para, de ser posible, re-introducirlos a su hábitat natural, o conservarlos a salvo, tratando de contribuir, junto con las comu-nidades locales y la sociedad en general, al mantenimiento estable y saludable de las poblaciones de primates en estado natural.

La labor del CMRP se basa en el derecho que tienen los monos a vivir en libertad. Además es la intención del Centro conservar la función ecológica que tienen los monos en su hábitat ya que no la

puede realizar ninguna otra espe-cie; son los jardineros de la selva y su presencia garantiza la continui-dad del hábitat.

De regreso a Los Tuxtlas. Sólo mediante una denuncia ciuda-dana las autoridades ambientales (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Procu-raduría Federal de Protección al Ambiente) pueden recuperar a los monos para ponerlo en custodia del CMRP, donde son evaluados. Allí se diseña un programa espe-cial para cada mono, posterior-mente se traslada a Los Tuxtlas donde comienza un largo camino de trabajo para que sea autosufi-ciente en su hábitat.

La existencia del ecosistema de Los Tuxtlas es un engranaje de varias piezas; una de éstas son los monos y su función de dispersar semillas que permite que la ve-getación continúe y siga siendo hogar de otros organismos. Para recuperar el equilibrio ecológi-co de Los Tuxtlas es necesario actuar desde muchos frentes; el CMRP se ocupa de conservar a los monos, sin embargo no cuenta con apoyo económico de ningu-na institución gubernamental ni empresa privada para la realiza-ción de sus actividades. Recurre a la sociedad civil para conseguir comida adecuada para los monos, mantener las instalaciones donde se encuentran en buenas condi-ciones, darles medicamentos y atención veterinaria. Por fortuna,

constantemente se rescatan mo-nos de vivir como mascotas, pero la necesidad de ayuda económica crece. Para continuar ayudando a los primates mexicanos, el Centro ha diseñado programas para que la sociedad civil pueda colaborar y en los que invitamos al lector a participar:

Donaciones directas. Las per-sonas interesadas en ayudar al CMRP realizan una donación en efectivo directamente a la cuenta de banco de la asociación.

Apadrina un mono. La persona que apoya se convierte en padri-no de un mono, dona una can-tidad mensual que se destina a su manutención (alimentación, cuidados médicos, alojamiento y rehabilitación).

Tours ecológicos. Se realizan visi-tas en grupo a las instalaciones del CMRP en Los Tuxtlas donde se encuentran los monos en proceso rehabilitación. Se realizan talleres que permiten concientizar, valorar y replantear la función de los mo-nos y la importancia de que per-manezcan en la selva mexicana.

Denuncia. Si sabes de algún mono o de cualquier otro animal silves-tre que esté viviendo como masco-ta, da aviso a las autoridades. Las denuncias pueden ser anónimas: Procuraduría Federal de Protec-ción al Ambiente (Profepa): 55-89-64-99. Juntos podemos recuperar nuestra biodiversidad.

Monos araña en proceso de rehabilitación.

Mono aullador. Es el primate más grande de América, su nombre se debe a los fuertes aullidos que emiten que se escuchan a largas distancias.

Revisión médica a un mono araña en proceso de rehabilitación.

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15 de abril de 2017 11Los TuxtlasEstación de Biología Tropical Los Tuxtlas

CONSERVACIÓN IN SITU Y GENERACIÓN DEL CONOCIMIENTORosamond Coates Bióloga, jefa de la Estación de Biología Tropical Los Tuxtlas. Instituto de Biología, UNAM [email protected]

La Estación de Biología Tropical Los Tuxtlas, de-pendiente del Instituto de Biología de la Univer-

sidad Nacional Autónoma de Mé-xico (IB-UNAM), fue fundada en 1967 en la región de Los Tuxtlas, en la porción de Veracruz. Su pro-pósito principal es cuidar un área representativa de la selva húmeda tropical en el sureste del país y que ello permita también la existencia de investigaciones a largo plazo sobre diversos aspectos biológicos de la fauna y flora y del entorno ambiental físico de esta región. Tales estudios producirán un co-nocimiento detallado sobre la sel-va como ecosistema para su futura conservación y aprovechamiento.

Desde su fundación, la Estación se ha ocupado en dar cumplimien-to a los siguientes objetivos:

• Preservar los ecosistemas del área de la Estación y contribuir en la restauración ecológica regional,

• Conocer la estructura y fun-cionamiento de los ecosistemas protegidos,

• Ofrecer servicios que permitan la realización de investigación, enseñanza y divulgación y

• Conocer la problemática social del área de influencia de la Es-tación y participar en soluciones viables.

El esfuerzo continuo de un gran número de académicos que han visto la Estación como un labora-torio vivo cuyos componentes son motivo de estudio ha convertido a la Estación en un centro único y de renombre nacional e inter-nacional. Los avances alcanzados por la Estación a 50 años de su fundación son impresionantes. Si-multáneamente, se ha desarrolla-do una infraestructura única para apoyar la investigación científica y la docencia.

La región donde está ubicada la Estación se conoce como la Sie-rra de Los Tuxtlas y se localiza en la vertiente del Golfo de México. Esta región está completamente aislada de cualquier otro sistema montañoso. La Sierra es de ori-gen volcánico, con tres volcanes principales: San Martín Tuxtla, al noreste de la sierra (altura de mil 680 metros); Santa Martha, al este del lago Catemaco (altura mil 250 metros), y San Martín Pa-japan, en la sierra de San Martín Pajapan (altura mil 180 metros). El predio UNAM está situado en el lado oriente del Volcán San

Martín Tuxtla y forma parte de la Zona Núcleo 1 de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, la cual fue decretada en 1998.

La Estación Los Tuxtlas ofrece servicios a una gran cantidad de académicos, y no solamente a los de la UNAM, para realizar sus investigaciones sobre varios aspec-tos de la selva tropical y su entor-no en México. Aparte de las 640 hectáreas del predio con selva alta perennifolia, se cuenta con una infraestructura única para una estación de campo con laborato-rios, invernaderos, oficinas, biblio-teca, salón de clases y acervo de colecciones científicas, así como instalaciones de hospedaje que permite estancias largas, seguras y productivas por los grupos de investigación.

Los proyectos de investigación realizados en la Estación Los Tuxtlas son muy variados, pero la mayoría abordan aspectos bio-lógicos sobre la flora y fauna de la región. Los inventarios de la biodiversidad regional no están aún terminados en lo relativo a muchos grupos de insectos y la flora tropical. En las dos décadas recientes, los estudios sobre los efectos y las consecuencias de la fragmentación de la selva han sido

muy importantes para la formu-lación de los planes de manejo y conservación para las áreas natu-rales protegidas en el país.

La Estación ha jugado un papel importante como generador de la información científica para la región y México. Últimamente, se ha promovido los proyectos de restauración ecológica en las áreas degradadas por las actividades agrícolas en las comunidades ale-dañas a la Estación Los Tuxtlas, con el propósito de mitigar los efectos negativos producidos por los inadecuados usos de la tierra, así como signos del cambio climá-tico dentro de la región.

Para las tareas de la docencia y di-vulgación del conocimiento cien-tífico y la vinculación interinsti-tucional, la Estación cuenta con un área en donde se realizan las tareas de enseñanza a grupos esco-lares y al público en general. Los propósitos de esta área son ilustrar a personas de diversos niveles de educación sobre la riqueza de los elementos florísticos y faunísticos que ocurren en las selvas del trópi-co húmedo y señalar la importan-cia de su conservación. Además, miembros del personal académico de la Estación apoyan y colaboran en acciones de conservación, ca-

pacitación, inventario y monitoreo biológico con diversas institucio-nes, sectores sociales, productores de campo y asociaciones civiles; todos juntos trabajan por el bien del medio ambiente y la conser-vación de la biodiversidad a nivel regional.

El Instituto de Biología de la UNAM, por medio de su Es-tación Los Tuxtlas continuará impulsando y propiciando inves-tigación científica de alta calidad, enseñanza y divulgación, así como las actividades de vinculación con la sociedad en todos los campos de la biología, de manera que man-tendrá aquellos proyectos multi-disciplinarios y de interacción con otras instituciones en materias tales como la ecología, geografía y etnoagroforestería y las investi-gaciones sociales. Por otro lado, la Estación colabora activamente con la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas en la promoción y la ini-ciación de proyectos sostenibles en las áreas rurales circundantes.

La conservación de las selvas tropi-cales es tarea de todos. La Estación Los Tuxtlas invita las personas interesadas en el tema a conocer y participar en sus actividades en conjunto con las comunidades dentro de su área de influencia.

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15 de abril de 201712 Los Tuxtlas

EXÓTICAS INVASORASLeo Adalid Luna Aguilar Director ejecutivo de Fomento Ecológico y Social A.C. [email protected]

México es considera-do un país mega-diverso. Alberga al menos el diez por

ciento de la diversidad mundial. Uno de los estados con mayor riqueza biológica en el país es Veracruz, pues posee cinco mil 472 especies de plantas vascula-res, mil 361 de vertebrados y seis mil 272 especies de artrópodos. En la región central de la entidad se ubica la Reserva de la Biósfe-ra Los Tuxtlas (RBLT), que fue decretada en noviembre de 1998 con una superficie total de 155 mil 122 hectáreas, en las cuales se presentan tres zonas núcleo. En esta Área Natural Protegida se alberga una vasta biodiversidad donde se estima la presencia de al menos cuatro mil 916 especies de las cuales 29 son endémicas.

Especie exótica invasora es un término poco común, pero que empieza a tomar auge, pues la problemática que conllevan estas especies es poco conocida. Para entender un poco mejor, partamos de algunas definiciones.

Una especie nativa es aquella que se encuentra dentro de su área de distribución natural. Una especie endémica es una especie cuya dis-tribución se encuentra restringida a una región. Especie exótica se refie-re a una especie que fue introducida a un área fuera de su distribución natural, y especie invasora es aque-lla que se desarrolla fuera de su há-bitat natural y de forma inusual sin ayuda del ser humano, produciendo alteraciones en los ecosistemas.

La invasión de especies biológicas sucede cuando éstas son traslada-

das a nuevas áreas donde se pue-den desarrollar y se extienden. El movimiento se da en varios ámbi-tos como el transporte y la comer-cialización. La misma migración humana ha trasladado especies de un lugar a otro modificando los ecosistemas.

En México, a la llegada de los conquistadores se inició el in-tercambio de especies exóticas provenientes del viejo mundo y viceversa. Muchas de las que lle-garon en los barcos con la tripu-lación, como las ratas, causaron alteraciones; hubo otras traídas intencionalmente para un uso es-pecífico, y algunas que hoy tene-mos arraigadas incluso en nuestra dieta, tal es el caso de la albahaca, el cilantro, clavo de olor, trigo, en-tre otras. Actualmente las especies exóticas se siguen introduciendo a

distintos ecosistemas debido a la comercialización, a la introduc-ción de cultivos, al acuarismo y otras actividades.

A escala mundial, la pérdida histórica de biodiversidad y el creciente ritmo de extinción de especies no son aplicables a pro-cesos naturales de extinción; son atribuibles al aumento de pobla-ciones humanas y a actividades que amenazan la biodiversidad. Se considera que el impacto por especies invasoras es la segunda causa principal de pérdida de biodiversidad sólo después de la destrucción del hábitat.

Cuando estas especies introduci-das llegan a establecerse, compi-ten por espacio y alimento, pue-den llegar a mezclarse e hibridar con especies nativas, alterando el ecosistema y destruyendo el há-bitat. Estas especies pueden ser portadoras de enfermedades trans-misibles, capaces de exterminar poblaciones nativas enteras. Las consecuencias pueden llegar a ser catastróficas y poner en peligro procesos ecológicos esenciales para los ecosistemas.

Lamentablemente, la RBLT en-frenta varias problemáticas que han repercutido en la calidad del ecosistema y en la pérdida de sus poblaciones biológicas. Una pro-blemática principal es la introduc-ción de especies exóticas invaso-ras, que son una amenaza ya que pueden afectar radicalmente a las especies nativas desplazándolas e incluso conducirlas a su extinción.

Datos recientes de la RBLT repor-tan la presencia de 109 especies exóticas invasoras, de las cuales 82 son plantas, un invertebrado, ocho peces, cinco aves, siete reptiles y seis mamíferos.

Dentro de las más importantes se tiene al llamado pez diablo (Pterygoplichthys spp.), que se ha instalado en cuerpos de agua como la Laguna de Sontecomapan y Laguna del Ostión; los pescado-res empiezan a observar cómo esta especie incrementa su número disminuyendo las poblaciones de especies nativas. Otra especie de interés es una orquídea africana (Oceoclades maculata), que se ha esparcido en gran parte del área de reserva llegando con algunos ejemplares a las zonas núcleo.

Otro problema fuerte en esta reserva de la biosfera es la introducción de pastos para la ganadería, actividad que ha ganado mucho terreno a la selva; son pastos aparentemente más productivos para el ganado, que afectan y se expanden hacia la vege-tación nativa y alteran el ecosistema; caso alarmante es el de la Laguna de Sontecomapan (decretada sitio RAMSAR –esto es de Humedales de Importancia Internacional--), cuyo manglar es muy importante para los procesos ecológicos del ecosistema, y se ve muy amenazado por la acti-vidad ganadera que se da al margen de este cuerpo de agua y que avanza paulatinamente con pastizales que cercan y reducen el manglar.

El tema de las especies invasoras es transversal e incluye injeren-cia ecológica, socioeconómica e incluso ética y, por lo tanto, me-rece un trato especial, ya que las consecuencias de no atender este problema podrían ser devastadoras para algunos ecosistemas.

Hace falta mayor información e interés para el estudio de la reper-cusión de la presencia de las espe-cies que ya se tienen identificadas como exóticas e invasoras, y mayor esfuerzo para conocer las que aún no se han identificado, así como el potencial invasor que podrían llegar a desarrollar. A la par, es necesario que haya comunicación interinstitucional a distintos niveles para poder abordar la problemática, pues algunas secretarías y gobiernos municipales promueven especies como tilapias y pastos forrajeros, sin preocuparse por el manejo, control y el lugar de introducción. Al insta-larse estas especies, se altera el eco-sistema con graves consecuencias para las especies nativas.

A partir de los compromisos adqui-ridos por México en el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Es-trategia Nacional de Biodiversidad, en 2010 se emitió la Estrategia Na-cional sobre Especies Invasoras en México. Se han hecho algunos es-fuerzos para atender esta problemáti-ca, pero se esperan más y con mayor velocidad pues, aunque ya tengamos una estrategia, estas especies biológi-cas también tienen la suya.

Ecosistema de manglar fragmentado por pastizal inducido para ganadería; se puede apreciar al fondo una línea de mangle negro (Avicennia germinans) como frontera entre el manglar y el pastizal.

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15 de abril de 2017 13Los Tuxtlas

EL PAPEL DE LAS OSC EN LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDADJessica Swanson Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y técnico en Manejo de Vida Silvestre por la Universidad Veracruzana [email protected]

La región de Los Tuxtlas es una de las zonas con mayor biodiversidad en México y gracias a esto

en 1998 fue decretada área natu-ral protegida con la categoría de reserva de la biosfera, que tiene como objetivo preservar, conservar y restaurar el equilibrio biológico y patrimonio ambiental. Lo anterior ha generado oportunidades para desarrollar diferentes actividades encaminadas a la conservación y protección de la Reserva, entre ellas la creación de una amplia variedad de organizaciones de la sociedad civil (OSC), dedicadas entre muchas otras cosas a la edu-cación ambiental, investigación y el desarrollo sustentable.

La región de Los Tuxtlas está integrada por siete municipios: Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxt-la, Catemaco, Soteapan, Meca-yapan, Tatahuicapan de Juárez y Pajapan. Sin embargo, los muni-cipios que abarca la Reserva son ocho, incluyendo además de los anteriores a Ángel R. Cabada, el cual tiene influencia en varios as-pectos sociodemográficos y de uso y manejo de recursos naturales.

En su plan de manejo, la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas (RBLT), considera a ciudadanos, autori-dades y organizaciones civiles y privadas para que contribuyan de manera conjunta al cumplimiento de los objetivos de conservación de esta área natural protegida. Ello, tomando en cuenta que constituye una porción del territorio nacional terrestre, representativa de los dife-

rentes ecosistemas y su biodiversi-dad, y que por su importancia está sujeta a regímenes especiales de protección, conservación, restau-ración y desarrollo.

En la Reserva de la Biosfera se cuenta con una amplia partici-pación de ejidos, comunidades, organizaciones sociales y civiles, instituciones de los tres niveles de gobierno, centros e institutos de investigación y educación. Ade-más, se tiene un contacto directo y constante con instituciones de investigación y educación como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)y la Universi-dad Veracruzana (UV).

La Dirección de la RBLT promue-ve la participación de las institu-ciones de investigación y acadé-micas, así como de organizaciones sociales, públicas y privadas en el desarrollo de investigación básica y aplicada en la Reserva. Las OSC han tenido la oportunidad de desa-rrollar sus proyectos, apoyadas con recursos económicos de diferentes instituciones privadas y guberna-mentales nacionales e internacio-nales. Como resultado de los traba-jos de investigación, colaboración y participación de las OSC en Los Tuxtlas, se ha logrado generar un plan de manejo más completo, in-clusivo y participativo, aumentan-do de esta manera las posibilidades de conservación en la región, ya que se logra un frente común con el mismo objetivo.

Una de las participaciones más importantes de las OSC es en

el consejo asesor de la Reserva, ya que en éste se cuenta con un subconsejo de organizaciones de la sociedad civil que tiene voz y voto y que a la fecha representa a 14 OSC en la RBLT. Además se cuenta con la participación de otras OSC en diferentes subconse-jos de dicho consejo.

Desafortunadamente, se carece de un directorio actualizado para determinar cuáles y cuántas son las OSC que están realizando trabajos de investigación o conser-vación de la biodiversidad en Los Tuxtlas. Pero podemos mencionar algunas de las más involucradas en la actualidad: Defensores del Medio Ambiente de Los Tuxtlas, AC; Proyecto Sierra Santa Marta; INECOL, AC; Gente Sustentable; Selva del Toztlan, AC; Mujeres Gestoras, AC; Ecoenlance Susten-table, AC; Fomento Social y Eco-lógico, AC; Centro Mexicano de Rehabilitación de Primates, AC; Agua y Monte, AC, y Sembrando Semilla Sagrada, AC.

Las OSC en Los Tuxtlas contri-buyen directamente a la conser-vación y restauración ecológica y de la biodiversidad, por medio de la educación, sensibilización am-biental y capacitación. Algunas de las acciones que realizan las OSC son: actividades para la mejora de las políticas públicas, generación y difusión de información y el empo-deramiento y la participación de la sociedad. Asimismo, la promoción de la educación como herramienta básica y fundamental para el desa-rrollo equilibrado y duradero.

Ejercen acciones para la preser-vación en zonas de la Reserva. Realizan trabajo directo con co-munidades mediante asesoría y organización, para la conservación de la naturaleza. Sobre desarrollo sustentable, tienen varios proyectos en comunidades indígenas y en la zona de amortiguamiento de la Re-serva. Han realizado reforestacio-nes, y en específico el Proyecto Sel-va del Interser, de la asociación civil Defensores del Medio Ambiente de Los Tuxtlas, ha sembrado en la re-gión más de cinco mil árboles, en los tres años recientes. Además, al-gunas de las OSC hacen activismo y son fuertes críticas de las políticas gubernamentales antiecológicas.

Es claro que la conservación a futuro de la riqueza biológica que existe en Los Tuxtlas sólo podrá lograrse si se mantienen las zonas núcleo de la Reserva como tales, y si se logra modificar las prácticas agropecuarias actuales dentro de la zona de amortigua-miento, así como la tala hormiga y la cacería ilegal en las zonas núcleo. Sin embargo, para que la Reserva cumpla con su pro-pósito, es también fundamental estimular y garantizar la continua participación de instituciones de investigación y de organizaciones sin fines de lucro, interesadas en la conservación de la fauna y flora nativa de Los Tuxtlas.

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15 de abril de 201714 Los Tuxtlas

UN BUEN DESTINO PARA EL TURISMO DE BIENESTARValentina Vega Vela Instructora certificada de yoga y coordinadora de programas para grupos en Rancho Los Amigos www.losamigos.com.mx

La abundante biodiversi-dad de flora y fauna de Los Tuxtlas, junto con la belleza paisajística parti-

cular que nos ofrece su geografía de origen volcánico, brindan el escenario perfecto para las activi-dades relacionadas con el turismo de bienestar. Este concepto, que se está desarrollando en Los Tuxtlas, ya ha tenido experiencias de éxito en diferentes lugares del país y del mundo y básicamente consiste en brindarle al visitante la oportuni-dad de curar su cuerpo y su mente por medio de diferentes formas de terapia, nutrición, masaje, relaja-ción, etcétera.

Hay varios lugares repartidos en el paisaje mítico de Los Tuxtlas donde ya puedes encontrar experiencias únicas. En la parte sur los pueblos indígenas aún conservan conoci-mientos sobre las propiedades me-dicinales de varias plantas nativas, pero en toda la región hay cascadas, ríos, lagunas, lagos y playas que brin-dan el paisaje perfecto para unas me-recidas vacaciones dedicadas a tratar bien al cuerpo, calmar la mente y regenerar nuestras relaciones.

Catemaco tiene mucha fama, en gran parte debido a la amplia tra-dición de herbolaria y misticismo que se encuentra anidada allí des-de tiempos prehispánicos y que actualmente tiene el referente co-loquial del “brujo de Catemaco”. Sin embargo, las experiencias que hoy por hoy puedes encontrar son más diversas y superan la famosa “limpia”: desde despertar en me-dio de la selva con el sonido de las aves y los monos para participar en una clase de yoga restaurativo y meditación, dormir bien y co-mer bien alimentos producidos localmente y sin agroquímicos, hasta hacer un temazcal que per-mita conectar a profundidad tu cuerpo, mente y espíritu con es-tos paisajes míticos.

El potencial es amplísimo. Gracias a su la ubicación, a tres horas del aero-puerto internacional de Veracruz y todavía fuera de la ruta del turismo masivo convencional, se podría de-sarrollar el nicho de turismo de sa-lud internacional para aquellas per-sonas que buscan una recuperación y rehabilitación post-operatoria.

La hospitalidad de la gente local, siempre con una amplia sonrisa y dispuesta a ayudar, ha permitido que se consoliden proyectos de ecoturismo que ya ofrecen servi-cios de gastronomía especializada, masajes, temazcal y otros trata-mientos herbolarios.

La biodiversidad de plantas medi-cinales nativas y endémicas ofrece una fuente todavía poco explorada de medicinas y tratamientos para curar padecimientos del cuerpo, la mente y también el espíritu. Cul-tivos como el cacao, la vainilla, diferentes variedades de jitomates, maíces, frijoles y calabazas, así como la disponibilidad de proteí-na animal de calidad, permiten contar con una lista de ingredien-tes megadiversa que hacen una experiencia gastronómica inolvi-dable para el visitante.

Esas son las condiciones especia-les que existen en Los Tuxtlas. Representan una posibilidad casi ilimitada para satisfacer múltiples necesidades del individuo y su co-munidad para experimentar una calidad de vida de cuerpo, mente y espíritu, pero también un altísimo riesgo de perder para siempre esa valiosa base de recursos. El creci-miento y desarrollo no planeado de la región ha llegado a poner en alto riesgo el patrimonio biológico y cultural de los catemaqueños en específico y de los humanos en general. Por esas razones necesi-tamos curarnos a nosotros en lo individual y en lo colectivo-social. La tribu global se cura y se atien-de a sí misma para curarse y curar a la Madre Tierra. Necesitamos realizar procesos de curación de nuestra relación con nosotros mis-mos, entre nosotros y con la Na-turaleza. Los Tuxtlas ofrece unas condiciones únicas para realizar miles de experiencias creativas y transformadoras en un sentido muy positivo.

Catemaco en tiempos prehispá-nicos era un importante centro ceremonial y de peregrinación, inclusive desde tiempos Olme-cas, desde el periodo preclásico Mesoamericano. Actualmente existen muchos sitios arqueo-lógicos por descubrir donde se podrían establecer centros medi-cinales-hospitalarios-educativos para poder contar con la capaci-dad necesaria para recibir a mer-cados específicos de turismo de bienestar y salud.

Las condiciones actuales de ma-durez de las organizaciones civiles presentes en la región, las institu-ciones de gobierno, así como de los prestadores de servicios turísticos, permiten exigir a los gobiernos actuales y emergentes tener una agenda de políticas públicas para el sector turístico en Los Tuxtlas que atienda verdaderamente el contex-to y el potencial de cada uno de los lugares que existen.

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15 de abril de 2017 15Los Tuxtlas

EL PAPEL DEL ECOTURISMO EN LA CONSERVACIÓN DEL MEDIO AMBIENTEChristoph Neger Maestro en Desarrollo Regional Sustentable de la Universidad de Graz, Austria, y estudiante de Doctorado en el Posgrado en Geografía de la UNAM [email protected]

Los Tuxtlas es una de las regiones más ricas en biodiversidad, en especies de plantas y animales, en

todo México. Por muchos siglos los seres humanos convivieron en armonía con la naturaleza de esta área. En la segunda mitad del siglo XX, sin embargo, gran parte del patrimonio natural fue destruido.

En el 1998 se decretó una reserva de la biosfera, un área natural pro-tegida donde el objetivo es alcanzar nuevamente un estado armónico entre el desarrollo humano y la con-servación del medio ambiente. Para lograr este fin, se han implementa-do diferentes estrategias para apro-vechar los recursos naturales de una manera alternativa, más sensible y con menos impacto ambiental, por ejemplo mediante sistemas agrofo-restales o Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAs). En este contexto, otra es-trategia prometedora es el desarrollo del ecoturismo, un turismo donde el principal atractivo para el visitan-te son los paisajes naturales, la vege-tación y la flora y fauna que se en-cuentran en el lugar. Aparte de eso, para que sea realmente ecoturismo, es importante que las actividades tu-rísticas no dañen al medio ambien-te, y que los mismos integrantes de los proyectos ecoturísticos trabajen en el pro de la conservación.

Los Tuxtlas, con sus paisajes natu-rales espectaculares, tiene un alto potencial para atraer este tipo de turismo. Los proyectos pioneros se fundaron en la segunda mitad de los años 80’s, por parte de la inicia-tiva privada. Más tarde, junto con la declaración de la Reserva de la Biosfera, se formaron varias inicia-tivas de ecoturismo comunitario. En estas empresas comunitarias, al inicio, se invitó a toda la comu-nidad a participar, y las decisiones

se tomaron de manera democráti-ca entre todos los miembros. Junto con el auge del ecoturismo comu-nitario, también se fundaron nue-vas iniciativas privadas.

No obstante, en la actualidad el de-sarrollo del ecoturismo en la región se ha estancado, ya que se enfrenta con muchas dificultades. Durante la larga temporada de lluvias hay muy poca afluencia turística; ade-más, el estado de las carreteras difi-culta el acceso a los lugares donde se practica el ecoturismo; y sobre todo en los años recientes la situa-ción de inseguridad que vive el es-tado de Veracruz ha causado una disminución del turismo en toda la zona de Los Tuxtlas.

Por estas razones, los ingresos económicos derivados del eco-turismo, hasta ahora, han sido modestos. La única excepción es Nanciyaga, un proyecto de ecotu-rismo conocido a nivel nacional, que da empleo a 35 personas. En las otras empresas, el ecoturismo a menudo representa un ingreso adicional a las otras actividades económicas de las personas.

No se debe olvidar en este contex-to que el turismo tiene también efectos indirectos; los turistas compran artesanías de producto-res locales y consumen alimentos producidos en la región. A pesar de sus limitaciones, el ecoturismo también ha aportado beneficios importantes a la conservación de la naturaleza. La mayoría de los pro-yectos ecocturísticos tienen áreas de selva que protegen voluntaria-mente, y muchos de los integrantes participan en actividades relacio-nadas a la conservación, como la reforestación, la limpieza de pla-yas, los campamentos tortugueros, el monitoreo de aves, la vigilancia ambiental, los proyectos de reintro-

ducción de especies (por ejemplo la guacamaya roja), el estableci-miento de UMAs, entre otras.

El ecoturismo ha logrado con-cienciar a las personas acerca de la importancia de conservar el patrimonio natural y de la inter-dependencia de los seres humanos con la naturaleza. De esta mane-ra, los proyectos de ecoturismo se pueden ver como comunidades de aprendizaje para el uso sus-tentable de los recursos naturales. En parte, esta consciencia y estos conocimientos ya se reparten tam-bién con los alumnos de escuelas de la región y de otras partes del país que vienen a visitar los lugares donde se practica el ecoturismo.

Promover este turismo ecológico, por lo tanto, se ha vuelto uno de los pilares de la conservación ambien-tal en Los Tuxtlas. Sin embargo, existe todavía mucho potencial de mejorar su situación en la región y de esta manera también los bene-ficios ecológicos que conlleva. Por parte de las autoridades sería ne-cesario mejorar las vías de acceso y trabajar en contra de la inseguri-dad que afecta a toda la sociedad, pero sobre todo al sector turístico. A las instituciones gubernamenta-les que apoyan el ecoturismo se les puede aconsejar coordinar sus es-fuerzos y trabajar en una estrategia global y continua de desarrollo del ecoturismo. Finalmente, para las empresas ecoturísticas sería con-veniente trabajar de manera coo-perativa para posicionar la región como un destino ecoturístico.

Actualmente existen dos desarro-llos interesantes: por un lado, inte-grantes de diferentes grupos de eco-turismo están involucrados en un programa de monitoreo de aves con el nombre “Huilotl Toxtlan”, que coordina la administración de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas. Gracias a este programa, las perso-nas involucradas ahora cuentan con la capacidad para recibir el turismo de observación de aves. Poco a poco están empezando a vender este pro-ducto a grupos de turistas.

Por el otro lado, en diciembre del año pasado en el municipio de Ca-temaco se originó un movimiento llamado “Catemaco Somos Todos” que trata de reunir a todos los presta-dores de servicios turísticos a traba-jar en conjunto. Entre las personas más activas en este proceso están los integrantes de los proyectos ecotu-rísticos. Estos desarrollos y la crea-tividad y el compromiso de las per-sonas involucradas dan esperanza de que el ecoturismo pronto pueda alcanzar el gran potencial que tiene para la región de Los Tuxtlas.

LOS PROYECTOS ECOTURÍSTICOS DE LOS TUXTLASEn esta sección se da un panora-ma de los diferentes proyectos de ecoturismo que se pueden en-contrar en la región de Los Tuxt-las. Cabe mencionar, que esto no pretende ser una lista exhaustiva, ya que frecuentemente se fundan nuevas iniciativas, y otras cierran temporalmente o se abandona por completo el proyecto. Lo que se intenta aquí es mencionar los proyectos más establecidos y ade-más iniciativas nuevas que tienen una perspectiva prometedora de-bido a que cuentan con un grupo fuerte de personas motivadas y el suficiente apoyo institucional.

Primero, en cuanto a los pro-yectos de ecoturismo privados, el principal de la región es Nanciyaga, a la orilla del Lago de Catemaco, que cuenta con una gran variedad de atractivos diferentes para el tu-rista e incluso produce sus propias artesanías y alimentos. Nanciyaga forma es uno de los dos proyec-tos pioneros de ecoturismo en la región; el otro es el vecino La Jun-gla. Otros proyectos privados alre-dedor del Lago de Catemaco son Bahía Escondida y El Teterete en la comunidad Pozolapan, Rancho Xococapan en Arroyo Agrio y Pras-hanti en Tebanca. En otras partes de la región se encuentran los pro-yectos Ecobiosfera y La Comuna, en la comunidad Dos Amates; la es-tancia rural Yambigapan, cerca de la Laguna Encantada en San Andrés Tuxtla; Rancho Los Amigos, a la ori-lla de la Laguna de Sontecomapan, y La Otra Opción, un lugar ubicado dentro de la Sierra de Santa Marta al que sólo se puede entrar a pie, con cuatrimoto o a caballo. Los dos últimos proyectos, Rancho Los Amigos y La Otra Opción son los más notables en cuanto a la con-servación de la naturaleza, ya que en cada uno se han destinado más que 50 hectáreas como área de re-cuperación de la selva.

Con respecto a los proyectos comunitarios, el primero que se fundó y hasta ahora uno de los más exitosos es Selva del Mari-nero, en la pequeña comunidad de López Mateos, en el municipio Catemaco. En esta comunidad se logró involucrar a miembros de casi todas las familias locales en el proyecto ecoturístico. Las personas de López Mateos han trabajado constantemente des-de hace 19 años en su proyecto y han creado una gran área de conservación comunitaria. Otros proyectos que tienen una larga historia de conservación y ecotu-rismo son El Apompal, en Miguel Hidalgo, y Ecoturismo Arqueo-lógico Las Margaritas. Los dos proyectos conforman la Red de Ecoturismo Comunitario de Los Tuxtlas (RECT). Un proyecto más reciente que, a pesar de las difi-cultades, en los años pasados ha logrado posicionarse como expe-riencia de ecoturismo exitoso es Anolis, en la comunidad Benito Juárez. Otras empresas comunita-

rias en el municipio Catemaco son Cascadas Encantadas, también en Benito Juárez, y Ecoturismo Los Manglares, de Sontecomapan. Aparte, existe el proyecto de eco-turismo comunitario Los Clarines, en la localidad Ruiz Cortines, en el municipio San Andrés Tuxtla.

En las comunidades del sur de Los Tuxtlas existen diferentes proyectos de ecoturismo indí-gena que fueron iniciados por la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), como Jem Taaxi, en Soteapan; Jomxuk, en Huazuntlán, y Ceytaks, en San-ta Rosa Loma Larga, municipio Hueyapan de Ocampo.

Estos lugares están afuera de los límites de la Reserva de la Bios-fera Los Tuxtlas, pero también son rodeados por un bello paisaje na-tural. Otros centros de ecoturismo indígena en la costa de la Reserva de los Tuxtlas están relacionados con los proyectos comunitarios de conservación de las tortugas ma-rinas que llegan a anidar a las pla-yas, como el centro Tortuga Carey en la comunidad Peña Hermosa, municipio de Pajapan, y el centro ecoturístico Los Arrecifes, en el municipio Mecayapan.

Todos los lugares mencio-nados cuentan con los servicios básicos de hospedaje, comida y recorridos guiados en la natura-leza. El hospedaje en la mayoría de los casos son cabañas rústicas, pero también existen ofertas más de lujo. En el caso del proyecto Anolis uno puede quedarse a dor-mir en la casa de personas de la comunidad y así experimentar como es la vida cotidiana de la gente que vive en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas. En algunos lugares también existe la opción de acampar. Aparte de los reco-rridos básicos, en la mayoría de los lugares se ofrecen servicios adicionales, por ejemplo la visita de cuevas, paseos en caballo, re-corridos en lancha, renta de ka-yaks y bicicletas, pesca deportiva, alberca, temazcal y masajes.

Finalmente, cabe mencionar que dentro de la región existen pequeños operadores turísticos que se dedican a actividades de aventura, como el esnórquel, el buceo, el rappel, el cañonismo y los paseos en bicicleta de monta-ña. En el caso de empresas como la Tribu Wounaan y Aventux, algu-nos de los integrantes forman al mismo tiempo parte de iniciativas de la sociedad civil que trabajan voluntariamente o con pocos re-cursos en la conservación de la naturaleza y el desarrollo susten-table. El turismo de aventura, de esta manera, les ayuda a poder seguir con este trabajo importan-te. Aparte, ellos cooperan con los proyectos de ecoturismo comu-nitario y llevan visitantes a los lu-gares ecoturísticos, por lo que se puede contar a estos operadores también como parte del ecoturis-mo en Los Tuxtlas.

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15 de abril de 201716 Los Tuxtlas

LA GASTRONOMÍA, UN APORTE BIODIVERSO AL SABORCarlos Manuel Rodríguez Mouriño Director de la Reserva Ecológica Nanciyaga

La cocina es lugar de en-cuentro antropológico y social y Los Tuxtlas no es la excepción. Es en los

ingredientes, en las recetas utiliza-das y en los propios platillos que ofrecemos en muchas ocasiones a nuestros parientes, amigos y a quienes nos visitan, donde se ma-nifiestan los orígenes, los sincre-tismos, las mezclas y la inventiva que las abuelas han heredado a las generaciones nuevas.

En un lugar como Catemaco, donde hemos gozado siempre de vasta vegetación, con valles de tie-rras fértiles y el gusto por comer bien, los sabores de nuestros ali-mentos provienen de ingredientes extraídos o colectados a la manera de nuestros antepasados.

La biodiversidad de Los Tuxtlas nos pone a disposición vegetales, fru-tos y hasta carnes que desde tiempos ancestrales fueron incluidos en la dieta de esta región. Hay alimentos icónicos, como la carne de chango, que no proviene precisamente de un mono –que por cierto es una especie en peligro de extinción, por el avance de actividades antropo-génicas que prefieren destruir que conservar–; esta carne es de cerdo, y se ahúma y se marina con especias. Este platillo es muy común en todos los restaurantes de Catemaco

Hay otros platillos, con especies de pescados y productos de la Laguna de Catemaco que nos dan susten-to y nos identifican o diferencian a nivel mundial, como es el topote, un pequeño pescado que se fríe en

crudo o ahumado y se acompaña co-múnmente con rodajas de jitomate, cebolla y chile. Otro es el tegogolo o ategogolo, que es un caracol de agua dulce muy codiciado y ahora escaso en la Laguna. Este marisco se pre-para de múltiples maneras, siendo la más común en pico de gallo.

La incorporación de los animales y las plantas en la cocina de Los Tuxtlas no queda ahí; también es-tán las mojarras en los guisos tradi-cionales, como es: al chile limón, al calador o al tachogoby. En esta última presentación, la mojarra es asada a la leña a la manera tradi-cional y se le baña con una salsa a base de un tomatillo silvestre que le da un toque agridulce; es un platillo único y tradicional de to-das las cocinas en Catemaco.

Hay más. Es el caso del chone-gui, una enredadera cuyas hojas se utilizan, así como el acuyo, parti-cularmente para hacer frijoles con granos de maíz y bolitas de masa. Existen tubérculos como son la malanga, la yuca y el camote, que se incorporan a guisos o simple-mente se colocan como entradas, hervidos o fritos.

También está la semilla de una palma espinosa de nombre común Chocho –aunque es difícil de con-seguir, por la explotación que se ha dado–. Simplemente se hierve y se puede comer así. Es un manjar único y diferente. No podemos de-jar atrás frutos de árboles como el abasbabi, o el ojochi, pequeño fruto que tostado tiene un sabor parecido al cacao y del cual se sabe contiene una gran riqueza nutricional.

Del chagalapoly, una uva silvestre, se hacen bebidas frescas, curadas y hasta fermentadas. Y las inventivas de nuestros paisanos han desarro-llado, aparte de bebidas, mermela-das que son incorporadas en diver-sos platillos, así como utilizadas en repostería.

Existen especies de animales como las tortugas, los armadillos, los venados, ceretes, cocodrilos, e inclusive aves, que están incorpo-radas a la dieta de los pobladores de Los Tuxtlas. Pero debido a que muchas de ellas están en peligro de

extinción y que nunca se han de-sarrollado ecotecnias que puedan garantizar una demanda alimenti-cia, han ido desapareciendo de los recetarios culinarios de la región.

Venir y degustar una comida don-de se incorporan ingredientes y formas de preparación únicas es una oportunidad para que nuestro paladar se deleite con sabores que en ningún otro lado del país e in-clusive del mundo tienen.

La gastronomía de Los Tuxtlas es vasta y diversa, tanto que estas líneas son insuficientes para des-cribirla, y lo mismo ocurre con su rica vegetación.

Es recomendable entonces salir de la rutina y darse a una aventura culi-naria por Catemaco y los Tuxtlas.

La biodiversidad de Los Tuxtlas nos pone a

disposición vegetales, frutos y hasta carnes que desde tiempos ancestrales

fueron incluidos en la dieta de esta región.

Hay alimentos icónicos, como la carne de

chango, que no proviene precisamente de un mono

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LA PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD, UN CAMBIO IRREVERSIBLE: JOSÉ SARUKHÁNMartha Elena García y Guillermo Bermúdez Periodistas especializados en alimentación y medio ambiente [email protected], [email protected]

En México ni la sociedad ni el gobierno parecen es-tar haciendo lo suficiente para frenar los estragos a

los ecosistemas y al medio ambien-te. Mientras algunos consideran que lo primero es el control de las emisiones, otros estiman prioritario proteger la biodiversidad.

De acuerdo con el doctor José Sa-rukhán, “comemos, vestimos y es-tamos parados en biodiversidad”, y concuerda con nosotros en que nos la estamos comiendo demasiado rá-pido. De ahí que las repercusiones de la perturbación en los sistemas ecológicos “generan una situación que es mucho más peligrosa y difí-cil de resolver, que lo que tenemos por el cambio climático”.

El coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Co-nocimiento y Uso de la Biodi-versidad (Conabio) distingue la relevancia entre ambos: mientras “el cambio climático es impor-tante porque afecta condiciones de vida, la pérdida de diversidad biológica afecta el balance vital del planeta”. Si perdemos los eco-sistemas creados por el hombre, donde se maneja la biodiversidad que comemos, la humanidad sufrirá las consecuencias: “Tene-mos que ver cómo mantenerla, porque si no podemos producir comida, pues no iremos muy le-jos. Creo que hay que empujar estas ideas para que la gente las entienda y reconozca la impor-tancia de trabajar en favor de re-solver estos problemas”.

El cambio climático y la pérdi-da de biodiversidad son interde-pendientes en varios escenarios. Mientras aquél perjudica la capa-cidad para producir alimentos, el menoscabo de ésta también reper-cute en el cambio climático: “Será muy difícil resolver cualquiera de los dos de modo aislado, pues debe hacerse de forma conjunta y mediante acciones simultáneas en cuestiones de protección de la biodiversidad, deforestación cero y un uso más inteligente, sen-sato, planeado, científicamente fundamentado de la producción de alimentos, ya sean cárnicos, agrícolas o del mar. Y al mismo tiempo, la reducción de las emi-siones de gases de efecto inverna-

dero, que son el motor del cambio climático”.

No obstante, el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destaca que “en la pérdida de biodiversidad hay cambios irreversibles, como la extinción de una especie; no tanto en lo del cambio climático, donde pueden reducirse las emisiones. No traer de regreso ecosistemas naturales”.

Para el primer académico mexica-no doctorado en ecología, estamos alterando a tal grado la naturaleza que ponemos en peligro la susten-tabilidad de la vida. En un escena-rio extremo, “esto no quiere decir –acota– que nuestra especie podrá ponerse la medalla sospechosa-mente honrosa de haber extingui-do la vida. La naturaleza va a seguir con o sin nosotros. La cuestión es pensar si nuestra especie en unos 30 o 50 años va a tener individuos que vivan de manera digna, huma-na y adecuada o en un infierno”.

Sobre la economía verde, el doc-tor Sarukhán sostiene: “Es un término muy laxo porque todo mundo salta a la carreta de esto con ideas muy diferentes. En-tiendo por economía verde una producción económica que sea lo más amigable con la naturaleza y que no la afecte demasiado. Puede ir desde la generación de energía, hasta los productos que se pueden generar. La forma en cómo se pro-ducen los alimentos, las fibras y las cosas que usamos, hechos y mane-jados de manera que la huella eco-lógica de su producción sea cero o muy pequeña”.

Alude a que con los bonos de car-bono se hizo demasiado ruido, pero poco se ha avanzado: “Se tomaba como un permiso de se-guir haciendo las mismas cosas y tratar de reponerlo en otra parte. No creo que esa sea la actitud con la que se debe cambiar el compor-tamiento hacia el ambiente. Hay que buscar otras formas, tanto o más atractivas e incluso lucrativas, que los bussiness as usual de aho-ra, que emplean la mayor canti-dad de recursos, sin reciclar nada, como si fueran infinitos”.

Acerca de la tendencia a ver las in-novaciones tecnológicas como la salida a la pérdida de biodiversidad y al cambio climático, el reciente-mente distinguido con el Premio Tyler por Logro Ambiental 2017 explica que buena parte de lo que concibe como economía verde depende de tecnologías como co-ches híbridos, focos ahorradores, motores de bajo consumo… Cosa

muy distinta son los desarrollos “que han estado ahí simplemente porque los productores han queri-do sacarle hasta a última gota a su inversión y no quieren arriesgarse a invertir en nuevas cosas”.

La innovación tecnológica “que sea útil no nos debe asustar, pero pensar que con enormes reflecto-res solares o pintando de blanco los techos o haciendo cambios enormes del pH del mar se resol-verán las consecuencias dañinas de lo que ha pasado, es en buena parte ciencia ficción e interés de los industriales por desarrollar es-tas cosas. Hay que ir con mucho tiento y midiendo sus repercusio-nes porque pueden resultar errores fatales”.

No hay duda de que para el bienes-tar se requiere energía, pero ¿cómo lograr que la gente tenga un acce-so adecuado a ella?, se pregunta y contesta José Sarukhán: los con-trastes en el uso de energía per cá-pita son fenomenales entre África o América Latina –donde muchos carecen de elementos mínimos de bienestar– y países cuyo derroche de energía impacta el clima y el ambiente, con repercusiones a miles de kilómetros de distancia y sin las condiciones para que eso se revierta.

El científico se manifiesta a fa-vor de“un cambio muy grande de comportamiento en todo el mun-do, incluso en los que viven con niveles muy bajos de consumo de recursos y energía, no para que tengan menos, sino para que su mejoría no sea con base en crite-rios de aprovechar en exceso esos recursos, sino de tener una ruta de cambio moderada, más sensata y racional de la que las personas que viven con grandes excesos tuvie-ron en su momento”.

–Eso implicaría otro modelo econó-mico, doctor.

–Un cambio de modelo económi-co es primero un cambio de com-portamiento humano. Depende de alguien que produce las cosas, pero fundamentalmente de quien las compra. Si los consumidores que están claros de esta problemá-tica, sus consecuencias y poseen estímulos para decir no, de inme-diato los productores empiezan a cambiar”.

–Para lograrlo, el Estado tiene que dictar las políticas públicas, ¿cierto?

–El Estado debe estimular, en pri-mer lugar, la educación de los con-sumidores, aunque ahí tenemos

una gran complicación, porque si el consumo se reduce y no hay una reacción de las empresas, se pierden los empleos y entonces se produce un problema social y eco-nómico. Estamos metidos en una situación que tiene salida, pero ésta sólo es posible con la partici-pación de todos: gobernados inte-ligentes, quiere decir informados de las consecuencias de sus actos, motivados a cambiar y también impulsados a exigir cambios en el gobierno. Asimismo, un gobierno y un sector privado que empiecen a responder a esto. Si no va a ser muy difícil el cambio.

El precursor de la Conabio ve con escepticismo las Conferen-cias de las Partes (COP’s) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC)porque se logran pocos compromisos internacio-nales y nada de lo que se aprueba es obligatorio. Los avances reales resultan del compromiso de cada país en su propio entorno y son producto de la conjunción entre la comunidad académica, la so-ciedad y a veces un gobierno que dice, bueno sale, vamos a hacerlo, como ocurrió hace 25 años con esta Comisión.

El doctor Sarukhán menciona algunos de los esfuerzos que han contribuido a mejorar las posi-ciones para impulsar transforma-ciones positivas en nuestro país, aunque admite que su trabajo es restringido y son insuficientes por-que se requieren recursos econó-micos y voluntad para hacer más. “Lo que pasa es que la cuestión ambiental tiene más un lugar en el discurso que en el presupuesto. Esto debe cambiar”.

Reconocido con el premio Cam-peones de la Tierra 2016, de la Organización de las Naciones Unidas, Sarukhán Kermez celebra que una sugerencia del gobierno mexicano haya cristalizado en un acuerdo nacional: “Se trata de ho-rizontalizar el tema de la biodiver-sidad, como un ingrediente cru-cial en la toma de decisiones de las políticas públicas. Por primera vez los secretarios de Agricultura y de Medio ambiente firmaron un acuerdo que compromete a la Sa-garpa [Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pes-ca y Alimentación] a no ampliar la frontera agrícola en zonas de alta biodiversidad y a tener el visto bue-no de la Semarnat [Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Natu-rales]. Esto nunca había ocurrido. Estamos trabajando en instrumen-tar esto con criterios precisos para su identificación, a fin de aprobar

o no, casi instantáneamente, las peticiones de áreas de cultivo. Se pretende transformar una buena idea en una buena realidad, que se puede mejorar con el tiempo”.

Respecto a la iniciativa de la Ley General de Biodiversidad, encuentra cosas interesantes en la propuesta del Senado, mas le parece absurdo que una ley de tal trascendencia para el bienestar de la gente se haga sin la consulta de quienes pueden dar opiniones, a lo mejor diferentes, pero adecua-das, informadas, fundamentadas. “Creo que es saludable un periodo de participación, ojalá sea intenso”.

Admite que el Protocolo de Na-goya sobre Acceso a los Recursos Genéticos y. Participación Justa y Equitativa en los Beneficios es muy complicado y hay intereses económicos gigantescos de la agroindustria, la farmacéutica y varias otras, que se oponen a la regulación y la protección de la gente que construyó ese conoci-miento. Cuando hay de por medio alicientes económicos es muy difí-cil que no ocurra lo que pasó con el barbasco, que le pagaron unos cuantos dólares a la gente, pero cuando molécula se sintetizó, ya no se necesitó la planta.

No podemos meter en el mismo saco de las patentes ni a todas las medicinas ni a todos los alimentos. Hay alimentos básicos en muchos países que han sido desarrollados por su gente, y no es correcto que sean capturados y presentados en otra forma, haciendo todo lo po-sible por desplazar el trabajo que hicieron aquellas personas. Mé-xico es un país particularmente vulnerable a estas cosas. Es cen-tro de origen de varios cultivos fundamentales, y todavía ahora existe la gente que los hizo. “Para mí, el mayor elemento de la segu-ridad alimentaria es la soberanía alimentaria. Lo que me preocupa es que protejamos ese patrimonio cultural y biológico que se ha crea-do con el trabajo de esta gente por-que es esencial para la seguridad y la soberanía alimentarias”.

Por último, Sarukhán enfatiza: “No hemos valorado que los siste-mas ecológicos nos dan bienestar. Apenas estamos entendiendo que el agua viene de los bosques, que mantenerlos es absolutamente crucial para la seguridad nacio-nal y que tienen propietarios en nuestro país, por lo que debemos hacer algo para protegerlos. Como éste, hay docenas de ejemplos. Ese veinte todavía no cae en la mente de mucha gente y de muchos to-madores de decisiones”.

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CAPITAL NATURAL DE MÉXICO: PARTICIPACIÓN SOCIAL, TRANSPARENCIA, ENFOQUE TRANSVERSAL EN PRO DE LA BIODIVERSIDAD

Si bien México represen-ta sólo uno por ciento de la superficie del planeta Tierra, alberga alrededor

de diez por ciento de la biodiversi-dad mundial y es uno de los cinco con mayor diversidad de especies. Sin embargo, “es innegable que durante más de medio siglo nues-tro capital natural ha sido seve-ramente deteriorado en extensas regiones, por lo que se requiere incrementar y mejorar las estra-tegias para su manejo sostenible”, señala la obra Capital Natural de México, en su volumen IV, hecho público en marzo de 2017 y el cual está dedicado a las “Capacidades humanas e institucionales”.

Hace unos diez años, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) inició, con la colaboración de un amplio grupo de especialistas, la edición de esta obra, dedicada a evaluar el capital natural de Méxi-co. Se publicaron tres volúmenes “en los que se consideró el enfo-que de evaluación científica para analizar los temas más relevantes relacionados con el conocimiento de la biodiversidad, su estado de conservación y las políticas públi-cas para su uso, valoración y recu-peración”, menciona el Volumen IV para describir sus antecedentes.

El Volumen IV, que fue presen-tado el 21 de marzo de 2017 (Día Internacional de los Bosques) por José Sarukhán Kermez, coordina-dor nacional de la Conabio, dice en su introducción que el con-tenido del libro ofrece una opor-tunidad de reflexión y de diálogo entre diversos sectores, dadas las crecientes presiones del cambio climático, y resalta la necesidad de promover la transversalidad para integrar la biodiversidad en las políticas públicas para el bienestar social.

“Nuestro país ha logrado estable-cer un marco normativo y varias dependencias clave en el ámbito federal y estatal, que pueden ser rectoras en la gestión de nuestros recursos naturales y guía para crear capacidades en municipios e incorporar los saberes locales en un contexto que incremente activamente la participación de las comunidades; no obstante, es necesario dedicar mayores recur-sos al sector ambiental para con-servar su riqueza biológica. Ahora tenemos la oportunidad de valorar el capital natural en nuestra vida diaria y para el desarrollo futuro, y en ese sentido, debemos buscar, canalizar e incrementar los recur-sos financieros dedicados a su con-servación”, dice y señala que en especial se requiere fortalecer las áreas protegidas y los programas de uso sustentable fuera de ellas.

“En particular se deberá destacar la importancia de hacer partícipe a las comunidades que depen-den directamente de los servicios ecosistémicos, y promover la reconversión y la restauración de los ecosistemas, como la me-jor medida de adaptación ante el cambio climático global”.

El Volumen IV estable-ce 27 puntos claves de los lineamientos estable-cidos en el libro, donde sobresale la necesidad de la gestión local (estatal y municipal) y de contar con mayores recursos presupuestarios y de otras fuentes a favor del cui-dado de la biodiversidad, además de transparentar esos re-cursos. Asimismo, se valora la par-ticipación social y comunitaria, y se resalta la importancia de inte-grar el tema en las decisiones ma-croeconómicas. De estos puntos, podemos destacar los siguientes:

• La dimensión de sustentabili-dad se debe incorporar en las decisiones macroeconómicas y presupuestales para internalizar los impactos negativos que tie-nen las actividades productivas sobre los ecosistemas, desde la perspectiva de los servicios am-bientales, la recuperación de los recursos naturales y la sustitu-ción de los no renovables, en es-pecial los combustibles fósiles.

• Los estados y municipios tienen un papel fundamental en el uso del territorio, por lo que su parti-cipación en la conservación del patrimonio biológico de México es esencial; es necesario fortale-cer en particular a los munici-pios, en sus marcos normativos y capacidades para lograr incor-porar en sus planes y acciones la conservación y el uso sustenta-ble de la biodiversidad.

• Las estrategias estatales de biodiversidad son fundamen-tales como mecanismo de in-tegración de la academia, la sociedad y los gobiernos locales, para valorar la protección de la naturaleza por la sociedad y en la planificación para la imple-mentación de políticas públicas, ya que se basan en evaluaciones sobre el conocimiento y con-servación de la biodiversidad, los procesos que la amenazan y las oportunidades para su uso sustentable en cada una de las entidades. Dichas estrategias son resultado de amplios proce-sos participativos para estable-cer objetivos, metas y acciones, así como analizar los recursos

necesarios y conformar una agenda para el desarrollo de capacidades que se requieren para mejorar la gestión de su biodiversidad.

• Las organizaciones de la socie-dad civil y las organizaciones sociales han tenido un papel relevante en canalizar el interés colectivo por un ambiente salu-dable y un desarrollo viable en el largo plazo.

• Las organizaciones sociales han apoyado el desarrollo de las comunidades locales, en particular de pueblos y comu-nidades indígenas, para su de-sarrollo social, por medio de la elaboración de esquemas de conservación comunitaria y el manejo sostenible de bosques, agrobiodiversidad y otros siste-mas productivos.

• El marco jurídico en materia ambiental ha tenido avances no-tables en el país. Sin embargo, aún es necesario homologar y sistematizar conceptos y conte-nidos en el sistema jurídico que contribuyan a incrementar la sincronía entre los tres órdenes de gobierno y las legislaciones ambientales y sectoriales.

• México ha creado capacidades para compilar, integrar y gene-rar información sobre su capital natural, así como herramientas e innovaciones en el análisis y salida de la información, que son útiles para la toma de de-cisiones, el diseño de políticas públicas, la gestión de la biodi-versidad y la difusión del cono-cimiento sobre nuestra riqueza biológica, por lo que hay que mantener esas capacidades e incrementarlas.

• Es imperativo encauzar e in-crementar el financiamiento

dedicado a la conserva-ción de la biodiversidad y desarrollar alternativas para reorientar la econo-mía, así como promover la transparencia y siste-matización de informa-ción por parte de quienes reciben fondos y manejan inversiones para el mane-jo sustentable del capital natural.

La cooperación interna-cional ha producido be-neficios en el desarrollo del marco normativo, y en políticas y programas para la conservación y el manejo sustentable de la biodiversidad, además de promover la realiza-ción de estudios y eva-luaciones científicas que

han impulsado el desarrollo de capacidades humanas y de elementos indispensables para la gestión del capital natural, como la participación ciudada-na y la rendición de cuentas, entre otros aspectos. Es necesa-rio incrementar las capacidades institucionales para garantizar el cumplimiento de los compro-misos internacionales asumidos por México.

• Las áreas naturales protegidas requieren programas y planes de manejo efectivos y de largo plazo, que consideren las condi-ciones particulares de cada área e incluyan acciones prioritarias para mantener y recuperar su biodiversidad y los servicios ambientales que brindan, ante factores de amenaza como la degradación de hábitats y el cambio de uso de suelo, la so-breexplotación de especies, las invasiones biológicas, la conta-minación y el cambio climático.

• Las áreas protegidas de jurisdic-ción estatal o municipal y las privadas contribuyen de mane-ra importante a incrementar la superficie protegida y tienen el potencial de promover un enfo-que de sustentabilidad con una amplia participación local; en este sentido destacan las áreas destinadas voluntariamente a la conservación. Deben buscar-se mecanismos para estimular nuevas áreas de este tipo y ase-gurar la protección de las ya existentes.

• Es necesario promover la con-servación, restauración y el uso sustentable fuera de las áreas protegidas para mantener la conectividad ecológica, la bio-diversidad y sus procesos funcio-nales. Existen instrumentos pro-movidos por el sector ambiental e iniciativas sociales que ayudan

a compaginar políticas de distin-tos sectores. Destacan experien-cias como el Corredor Biológico Mesoamericano-México, el ma-nejo forestal sustentable, el pago por servicios ambientales y el aprovechamiento sustentable de la vida silvestre, que han contri-buido a la conservación in situ y al bienestar social en diferente medida y en distintas regiones; no obstante, se requiere contar con mecanismos adecuados para su evaluación.

• Se cuenta con diferentes moda-lidades de ordenamiento ecoló-gico del territorio, que abarcan desde el ámbito nacional hasta los ordenamientos comunita-rios locales; sin embargo, hay limitantes y retos para su eje-cución y cumplimiento, entre ellos, armonizar los planes de desarrollo en los distintos órde-nes de gobierno y crear espacios para la participación social con el fin de guiar las decisiones de la gestión en el ámbito local.

• Para fortalecer las capacidades de propietarios, usufructuarios y encargados del manejo y la conservación de los recursos na-turales en los sectores público y privado es imperativo mejorar la comunicación entre la ciencia, la gestión pública y la sociedad, así como incrementar la inver-sión para generar conocimiento estratégico sobre el capital natu-ral del país.

• Se deben multiplicar los ca-sos exitosos que demuestran cómo el conocimiento es ne-cesario para brindar opciones de manejo sostenible de los re-cursos naturales ante los retos del cambio global; también es imperativo aprender lecciones sobre decisiones de la gestión que han ocasionado graves da-ños ambientales por no haber considerado los conocimientos generados.

• Se debe promover el interés de instancias gubernamentales de los tres órdenes de gobierno en ampliar con visión de largo pla-zo y continuidad la capacitación y la oferta de empleos en áreas dedicadas al estudio, manejo, conservación y restauración del capital natural.

• Para lograr el desarrollo sus-tentable de México se requie-ren políticas públicas que con-sideren criterios ecológicos y que sean adoptadas por todos los sectores, con la participa-ción proactiva de la sociedad; es decir, lograr la integración de los temas relacionados con la biodiversidad para el bienes-tar social (LER).

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15 de abril de 2017 19

ENTREVISTA A CARLOS GAY: DILEMAS DE LA ECONOMÍA VERDE EN EL CAMBIO CLIMÁTICOGuillermo Bermúdez Periodista especializado en alimentación y medio ambiente [email protected]

La llamada economía verde es un concepto camaleónico. Se tiñe de variados colores según

los tiempos y circunstancias. Aun-que verde de origen, hoy esta ten-dencia económica “es como tener la mosca detrás de la oreja y darle vuelta a la solución fundamental del problema”.

Y eso es darle largas a las solucio-nes de fondo a los problemas am-bientales: “Las Metas de Desarro-llo Sustentable se deberían lograr a corto plazo, en dos generaciones; plantearlo en cuatro es hacernos patos”. Pocos dudan que “estamos exigiéndole a la naturaleza más de lo que puede dar, de que no debe-mos ni podemos seguir caminan-do así porque nos estamos acaban-do los recursos naturales. Tenemos que hacer algo diferente y cuidar-los. El problema es cómo hacerlo, cómo resolver los problemas”.

En medio de libros y documentos apilados sobre su escritorio del pe-queño paraíso que es su oficina, el doctor Carlos Gay, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la Uni-versidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que la economía verde es un paliativo dentro del sistema económico tra-dicional para estimular una pro-ducción más limpia, quizá en la dirección que tendríamos que ir. Pero atacar las causas estructura-les de todo eso “representa hacer cambios fundamentales en cómo organizamos el planeta”.

El también investigador del Ins-tituto de Geofísica recuerda que ya desde la Convención Marco de Cambio Climático (1992) se

propuso estabilizar las concentra-ciones de gases de efecto inver-nadero en la atmósfera creando un mecanismo de mercado para disminuir las emisiones, median-te instrumentos que permitieran comercializar y bursatilizar las emisiones de dióxido de carbono (CO2). “Éste es el origen de los bo-nos de carbono, que se inventaron para sustraer de la atmósfera una tonelada de carbono mediante un mercado para comerciar con eso y así abatir las emisiones”.

Como ex director del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, coordinador de la delega-ción mexicana en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y miem-bro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, que re-cibió el Premio Nobel de la Paz 2007 junto con Al Gore, explica que como a algunos les ha resulta-do más fácil cumplir sus compro-misos de reducción de emisiones que a otros, aquéllos pueden redu-cirlas más allá de lo que se com-prometieron y ese excedente se lo venden a quien no pudo cumplir con su cuota de reducción.

Similares soluciones surgieron luego en materia del uso de recur-sos naturales y los procesos pro-ductivos, cuando algunos se plan-tearon: “Voy a reducir mi impacto sobre la naturaleza, a contaminar menos por mis descargas de agua o por las emisiones de mis chime-neas, a reducir el consumo de mate-rias primas cambiando los procesos. Produzco cosas que denomino ver-des. Eso me permitirá compensar lo que invierta e incluso pasarme de rosca; entonces me vuelvo verde”.

Para Gay es claro que en esto “la motivación es seguir ganando di-nero en otro nicho de mercado donde se puedan hacer negocios. Además, uno puede hacerse ver-de y ser una especie de burbuja verde en un medio social muy deprimido, sin darle un beneficio real, y presumir con campañas de publicidad”.

Conservar la naturaleza implica un problema ético, pues debería-mos hacerlo sin más estímulo que el imperativo moral de hacer bien las cosas. “Pero históricamente –sostiene Gay– para la mayoría la motivación es seguir creciendo, hacer dinero, encontrar nuevos nichos de mercado”. Aun así, enfa-tiza, “no hay que demonizar estas tendencias porque a fin de cuen-tas repercuten positivamente en lo que pretenderíamos hacer”.

Admite, sin embargo, que son una contribución menor y no atacan en conjunto este multifacético y complejo problema. Si alguien produce plumas a partir de maíz, ejemplifica, no quiere decir que la producción de maíz se haga sus-tentablemente. Simplemente fa-brica plumas verdes en vez de usar plástico. Vale la pena también ge-nerar un ciclo cero para sustituir combustibles fósiles “si produzco biocombustibles, los quemo en la industria o el transporte y capturo sus emisiones con mi plantación de maíz para producir ese biocom-bustible. Pero el maíz está conec-tado con el terreno, con la gente, la comida, la economía…”

Se debe analizar “qué hay detrás de estos negocios verdes, cómo reper-cuten en su entorno y en el planeta en su totalidad, no de modo aislado”.

La charla había comenzado cuan-do el doctor Gay se refirió a la encí-clica papal dedicada a la defensa de la naturaleza, de la que el hombre ha abusado sin percatarse de que es parte de ella. En este contexto, dijo Gay, el mundo actual se maneja con las premisas de la economía normal: comprar, vender, ganar, consumir, crecer…Y los problemas que genera pretenden resolverse con esas mismas premisas. “El Papa dice que hay que salir de eso y ver la naturaleza como aquello que nos da lo que necesitamos para vivir, donde cada quien use lo que necesita para tener una vida plena”.

Le preguntamos qué otras opcio-nes hay para resolverlos desde una perspectiva diferente, en términos de modelos económicos que no le apuesten sólo al consumo, produc-ción y crecimiento.

Luego de mencionar que el Club de Roma propuso en 1972 un mo-delo para un planeta finito y que fijaba límites al crecimiento, “lo que se salía de las posiciones de los economistas clásicos y cuyo argu-mento siendo válido”, Gay agregó:

“Creo que la visión de los eco-nomistas no ha cambiado desde el siglo XVII hasta nuestros días. Cuando se inventaron el libre mercado, el crecimiento y la com-petencia, el planeta parecía muy grande. Las condiciones son muy diferentes ahora, pero seguimos abriendo nuevos mercados a la competencia, aunque ya sabemos que el planeta es finito”.

La economía verde alarga la vida del planeta, concede, pero “ten-dríamos que encontrar un sistema distinto en que se premien otras

cosas de manera diferente”. Donde “no se puedan apropiar de la natu-raleza unas cuantas compañías”, donde las grandes corporaciones no puedan patentar un gen… aun-que “ya se han apropiado del pe-tróleo y del agua en muchos sitos”.

Para Gay, “la humanidad tendría que concentrarse en tratar de sa-tisfacer los derechos humanos bá-sicos: salud, techo, comida y edu-cación para todos los habitantes del mundo”. Están las Metas del Desarrollo Sustentable, 17 temas que “suenan muy bien, pero que tendrían que estar al centro de los planes de desarrollo del planeta, y no sólo en un discurso. Y esto supo-ne un paradigma diferente del que tenemos ahora”.

Sintetiza: “El eje tendría que ser el bienestar de la humanidad y su supervivencia a muy largo plazo, vivir 150 millones de años, como los dinosaurios, y apenas llevamos 5 millones de años como especie. Y a la velocidad que vamos podría-mos acabarnos el planeta mucho antes”. Si ésa fuera nuestra meta, tendríamos que “asegurarnos de que consumimos a una velocidad que aseguremos la supervivencia de las generaciones que vienen”.

La cuestión es que el cambio cli-mático exacerba todos los proble-mas relacionados con la diversidad biológica y cultural. “Sin él podría-mos ocuparnos de cómo estamos acabando el planeta, pero el cam-bio climático acelera todo: si vamos a agotar el suelo fértil, lo haremos antes con el cambio climático”, y lo mismo con el agua, la comida, la energía, la pobreza.... “No exa-geramos: el CO2 nos presiona para hacer las cosas más rápido”.

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15 de abril de 201720

LENGUA PURA Y PURA LENGUAElisa Ramírez Castañeda

A pesar de su fama y grande-za, la literatura en lenguas indígenas –visible sobre todo en celebraciones y

homenajes a la lengua, la raza y la resistencia–, es algo relativamente reciente como fenómeno cultural.

Se trata de un género específico: diverso, profuso, alentador; se re-crea y prospera como planta bien regada, bien injertada, arraigada en la tierra misma. Pero sus frutos viajan ahora fuera del terruño: se exportan a festivales internaciona-les y se traducen para demostrar la apertura y diversidad de nuestra li-teratura. Tras las letras se escucha aún la voz de la tradición oral in-dígena, pero ahora llega más lejos: por radio, internet, grabaciones, cuando se escribe y publica.

En la década de los 80’s, se publi-caron los primeros libros de texto gratuito en lenguas y sus variantes, hechos por maestros o promotores indígenas con lingüistas, pedago-gos e ilustradores de la Secretaría de Educación y de la recién creada Dirección de Educación Indígena.

Actualmente, la educación en len-guas indias –con todas sus modali-dades y reformas– agoniza. Pero un buen número de hablantes se ha apropiado de la escritura no para mejor incorporarse al poder, sino para mejor interpelarlo, y también escriben en español, para entender-se con quienes hablan otra lengua: las lenguas son ahora arma y puen-te. Paradójicamente, la oralidad es resguardada por la escritura; surge como nueva memoria, como ejer-cicio para recuperar los espacios ro-bados a las lenguas y a la tradición oral –cambiada por abalorios de consumismo y educación.

Lejos del pueblo, pero cerca de la lengua, los escritores actuales son anfibios de dos lenguas, y utilizan con astucia las políticas culturales y los recovecos demagógicos. Ade-más, hay talento, eficacia y una temática específicamente indíge-na: terminarán por hacernos ver a todos viejos problemas con nuevas palabras: darán nuevas herramien-tas a las tradiciones ancestrales. Y hay una problemática joven y actual que usa las viejas palabras para exponer nuevos problemas.

La primera generación de escri-tores indígenas –profesores casi todos ellos– fundó revistas, aso-ciaciones, agrupaciones que coin-ciden con el fermento de los 70’s. Algunos apoyan las declaraciones y los movimientos internacionales a favor de los derechos de los pue-blos nativos y las luchas por los de-rechos específicamente indígenas; otros, simplemente aprovechan la corriente de conciencia étnica para ejercer una ciudadanía cívi-camente correcta en sus respecti-

vas lenguas. Sus escritos incluyen casi siempre una defensa de la len-gua, la propia historia, la visión de la comunidad, el paisaje y el sufri-miento: son voceros de las cuitas o logros de sus pueblos ante el otro.

La lengua se convierte, entonces, en trinchera y territorio. Víctor de la Cruz emprendió la recopilación y clasificación de la poesía oral exis-tente en su lengua, el zapoteco de Juchitán, que promueve desde la Casa de la Cultura de Juchitán y la revista Guchachi’ reza. Todos los es-critores que hoy escriben en esta va-riante –son decenas– deben a don Andrés Henestrosa y al doctor De la Cruz la sistematización y el renom-bre de la dulzura del zapoteco, con todos sus aciertos y mitología; a esto se añade la aceptación y difusión de sus propuestas de reivindicación ét-nica y de la lengua en un municipio autónomo ejemplar.

Por su parte, los nahuas –sobre todo de Veracruz– deben a Nata-lio Hernández y a la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas –su revista, que duró varias déca-das, tuvo distintos nombres– el flo-recimiento de la poesía en lengua náhuatl, más clásica y pausada. Ellos y autores en otras lenguas estuvieron cercanamente vincula-dos a la educación y han sido los artífices del reconocimiento ofi-cial de las literaturas y de las len-guas indígenas.

En Yucatán, la labor como recopi-lador y tallerista de Carlos Monte-mayor dio lugar a la publicación de literatura oral y abrió paso a un notable contingente de escritores en lengua maya.

Del lado no indígena, aumenta el interés fuera de las esferas académi-cas. La revista México Indígena, que tras varias peripecias y cambios es ahora Ojarasca, lleva cuatro déca-das de difundir las luchas indígenas y a sus escritores: la manera de ha-cer crónica y de denunciar las injus-ticias ha hecho escuela, misma que se ha trasladado a la prensa de iz-quierda y a la reflexión política que surgió, como potente manantial, a raíz del movimiento zapatista.

Porque ya después del zapatismo nada fue igual. Todos los escri-tores tuvieron que tomar partido. Se volvieron a plantear –al me-nos– la educación, la escritura, la difusión, las radios, los derechos culturales de los indígenas quie-nes, paulatina pero firmemente, dejaron de lado a los antropólogos, cronistas, lingüistas y mediadores y continuaron su propio camino, si acaso con acompañantes. La es-critura en lenguas toma el carácter contestatario; ya no es escondite ni refugio, ahora es beligerante y toma por asalto del ámbito de las letras, sobre todo de la poesía.

También fue necesaria una respues-ta oficial ante el levantamiento, y la vertiente “cultural” resultaba más abordable que la lucha política: la compensación por la inequidad de siglos o el enfrentamiento militar: el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), el entones Institu-to Nacional Indigenista (antecesor de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, CDI), Universidades multiculturales, apo-yos a la cultura como espectáculo, incentivos a las letras indígenas des-de distintas dependencias echaron mano de cuantos artistas, escritores y personalidades indias pudieron para ofrecer su apoyo.

México se declaró constitucio-nalmente un país multicultural: resulta por tanto que en muchas ocasiones estos gestos obligan al presupuesto a ejercerse como si el país de veras fuera plural; de nin-guna manera se aplica lo que co-rresponde a los indígenas –el diez por ciento de la población–, aun-que a veces el gobierno se ve obli-gado a cumplir, como en el caso de las bibliotecas multiculturales, que deben incluir forzosamente libros en lenguas, o en el de los becarios en lenguas indígenas –se decide y desdecide si son escritores a secas o si lo son sólo en lenguas, o con quién compiten cuando so-licitan apoyos oficiales.

Y es que la cultura y la escritura han crecido desde el poder. No amenazan ni cuestionan de una manera peligrosa: que griten, que publiquen, que escriban, que lean, que hagan sus huipiles y torneen sus jarritos, que creen sus Acade-mias y que resuelvan entre ellos sus conflictos de linderos, alfabetos y variantes. Creyeron cooptar a los intelectuales indígenas y sus voces con premios, becas, fomentos y apoyos específicamente diseñados para ensalzar y acallar con efímera abundancia el despojo ancestral.

Las comunidades de base cristia-nas también se han dado a la tarea de promover la escritura: en Chia-pas, donde ya había una tradición bastante difundida de escribir para antropólogos, la radio y diversos programas catequistas, a partir de 1994 proliferaron los escritos en lenguas chiapanecas. Los escrito-res y recopiladores del estado se cuentan entre los más favorecidos por el aparato cultural regional, las editoriales independientes más resistentes y algunos de los más originales creadores.

Pero no todo es hermosa poesía ni gallarda denuncia. Ningún privilegio ha sido concedido a los indígena por un gobierno orgullo-so de la diversidad, o consciente de la inequidad: toda reivindicación, material o cultural ha costado san-gre, lágrimas, tinta y golpes contra

el exacerbado racismo oficial. Y la lucha abarca también a los con-géneres: los pioneros han abierto brecha a los colados; los que se alzaron en armas ganaron becas también para el que ahora aparta la vista hacia la madre tierra o la atinada metáfora.

Los maestros indígenas fueron inicialmente respetados por las comunidades, pronto resultaron iguales al resto del magisterio: in-dividuos con plaza fija y sindicato conocido. Sin embargo, de las filas del magisterio indígena surgieron los nuevos caciques, los nuevos líderes y varios comandantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Lo mismo sucede con los escritores de la siguiente generación, en su mayoría profesionistas. El prestigio que tienen hoy en día los poetas o escritores entre quienes hablan y escuchan sus poemas, cuentos o ensayos, es notable; nunca suce-de lo mismo con los escritores o poetas en español. Recientemente acompañamos a Hubert Malina a la Montaña de Guerrero. Fuimos recibidos en la entrada a Zilaca-yota con música y flores, se nos honró como si fuéramos diputados en funciones –que nunca serán re-cibidos así por estos lares–, se nos agasajó, hospedó y alimentó: nun-ca habíamos asistido a semejante presentación de un libro de poe-sía. Los poetas no solamente son artífices de bellos versos; también denuncian, encarnan, represen-tan a su comunidad y su lengua. Celebrar la lengua mè’phàà –an-tes conocida como tlapaneco– se convirtió un acto político, aunque se trate de una fecha oficialmente instaurada por las Naciones Uni-das y ajena a la comunidad.

En lenguas nativas se denuncia la trata de los niños que rayan amapola; o se habla de un padre desaparecido, de las muchachas de Chamula que inhalan cocaína y se pintan los labios, de quienes ejercen la prostitución en la peri-ferias urbanas, de aquellos que van al Norte, de un país lleno de áni-mas de quienes mueren antes de su hora y no han sido sepultados. Ya no estamos ante el indio bucó-lico que se convirtió en centinela de su amada, sino ante el volcán que humea y un país acosado por tantísima alma en pena en espera de cruces o de ofrendas.

También hay novela, crónica, testimonio, guiones, canto y ple-garia, rap y canciones, poesía y más poesía. Por eso, las presenta-ciones, los festivales, las editoriales y los actos públicos son una toma de posición, inmediata, y hasta el más taimado se sube a este tren bien encarrilado.

Pero no se crea, ni por un mo-mento, que se controla o se sub-sume –como un mero género que se luce y que enarbolan personas con bellos atuendos–. Aunque por ahora los lectores son ellos mismos y un círculo más o menos estrecho a su alrededor, este impulso ya no puede detenerse: se les va a salir de la mano a los promotores, se ejercerá la autonomía a pesar de los pesares.

Ellos mismos son testigos, traducto-res o detractores, voceros y ejecuto-res, usuarios y promotores, críticos y comparsa. Nosotros, con orgullo y con paciencia, aunque no enten-damos ni jota de lo que recitan o alegan en sus lenguas, nos limita-mos a escuchar, a disfrutar, a leer o a reseñar sus traducciones.

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LA COMUNIDAD MASEUAL EN LA TOSEPAN Y LA REVITALIZACIÓN DE LAS LENGUAS ORIGINARIAS; EL PROYECTO DE LA MASEUALPEDIAAldegundo González Álvarez Responsable del Kaltaixpetaniloyan, Unión de CooperativasTosepan

Soñar, dibujar los sueños y trabajar en forma colec-tiva para alcanzarlos ha sido una herramienta que

han empleado las y los cooperati-vistas de la Sierra Nororiental del estado de Puebla.

La Tosepan nació en 1977 cons-tituyendo la primera experiencia cooperativa. Actualmente está conformada como Unión de Coo-perativas Tosepan (con la agrupa-ción de ocho cooperativas diversas y tres asociaciones civiles). En sus inicios, integraba básicamente a maseualmej (nahuats). Hoy en día agrupa a 35 mil familias y 86 por ciento pertenecen a los pueblos maseual y tutunaku.

Cuando la Tosepan cumplió sus primeras dos décadas de vida, se soñó de manera colectiva con diferentes líneas de acción para llegar a los 40 años. Uno de estos sueños fue la construcción del Kaltaixpetaniloyan (La Casa don-de se abre el espirítu), derivado de las necesidades de formación planteadas como inquietudes en las asambleas comunitarias y re-gionales en 1997 y 1998. De esta forma, se establecieron siete líneas de formación para el quehacer del centro. Una es la identidad étnico-cultural, que como temas a desarrollar plantea el estudio de la historia y los derechos de los pue-blos originarios, los valores étnicos y culturales, el fortalecimiento del conocimiento tradicional y la revi-talización y el estudio de la lengua maseual.

La representación del Universo de acción asemeja la construcción del penacho de la Danza de los Quet-zales, porque desde 1997 se han trazado líneas gruesas que han per-mitido que en los 20 años recientes se entretejan nuevos sueños. En el 2006, por ejemplo, se inició el pro-yecto educativo Tosepan Kalnema-chtiloyan (La escuela de todos).

En este modelo educativo, además de alcanzar los estándares que exi-ge la Secretaría de Educación Pú-blica (SEP), y conocer otros modos de vida y diferentes manifestacio-nes culturales, se incorpora como eje central, desde el preescolar, el cultivar el amor al campo, así como la identidad maseual; para ello hay que construir materiales propios acordes a la región y sobre todo en la lengua local. En este aspecto, el equipo de maestros y maestras se ha dado a la tarea de elaborar alrededor de 700 páginas de materiales en lengua maseual para los primeros años de forma-ción, y esta labor continúa porque hay que seguir trabajando para los siguientes niveles.

Maseualpedia para compartir la sabiduría ancestral a las nuevas ge-neraciones. De igual forma, desde 2007 se cuenta con un equipo de trabajo que realiza la labor de docu-mentar diferentes aspectos de la cul-tura maseual desde la lengua pro-pia. Este equipo es asesorado por el doctor Jonathan D. Amith. En una suma de esfuerzos con la asociación vasca Garabide (www.garabide.eus), a finales de 2015 se culminó con la creación de un diccionario digital con ocho mil 245 entradas, el cual se encuentra en periodo de valida-ción y emplea términos y acepcio-nes propios de la variante regional de la lengua maseual (nahuat).

Asimismo, en el presente año se inició el proyecto de la Maseualpe-dia, con la finalidad de ofrecer un espacio de consulta para las nue-vas generaciones. Este reto consti-tuye una alternativa para acercar la palabra de las y los mayores a los estudiantes desde la forma en que se concibe el maseualtamachilis (conocimiento maseual).

Por ejemplo, en lo que respecta a la flora, se tiene la taxonomía ma-seual que el Taller de Tradición Oral junto con Pierre Beucage han documentado. Y el doctor Víctor Toledo editó el libro El Kuojtakiloyan: patrimonio biocul-tural de los nahuats de la Sierra Norte de Puebla. En esos trabajos se muestra la forma de clasificar el patrimonio biocultural desde la cosmovisión maseual. De esta forma, la Maseualpedia constitu-ye un reto para acercar la riqueza que heredó el pueblo maseual a las nuevas generaciones. Por tanto, este proyecto representa una línea

de trabajo desde los valores de la cultura local y que cimentan hoy los sueños en el territorio.

A sus 40 años de vida organizada, la Unión de Cooperativas Tosepan aglutina a una población mayorita-riamente maseual. La sede regional de la organización se encuentra en Cuetzalan del Progreso, en don-de se van piloteando las diferentes propuestas desde el centro de for-mación Kaltaixpetaniloyan. En el último semestre del 2016 se realizó un ejercicio colectivo para soñar los próximos 40 años de la Tosepan.

En el primer documento que se elaboró se puede leer:

“Somos maseualmej y nos senti-mos orgullosos de serlo. Por eso hablamos nuestra lengua nahuat a la que comúnmente reconocemos como maseualtajtol. A través de ella podemos hacer que florezca nuestra manera de sentir y pensar, que van de acuerdo a nuestra for-ma de vida. Entendemos el espa-ñol, pero nos gusta más hablar en maseualkopa, porque con esta len-gua aprendimos a ver la vida desde el momento en que por primera vez vimos la luz del día. Creemos en nuestra manera de ser maseual que está llena de riquezas, que no son económicas, pero sí de mu-chos valores naturales y humanos.

Con lo anterior podemos notar la preocupación de una organización maseual que a sus 40 años de vida sigue repensando diferentes cami-nos para revitalizar la lengua y las raíces que sostendrán el tronco de Yeknemilis (vida buena), en donde la lengua está muy presente.

UNIVERSO DE ACCIÓN DEL KALTAIXPETANILOYANPara construir el penacho de la Danza de los Kuesaltinij (Quetzales) se arma el cono que servirá de base. Estas bases sostienen el corazón, para este fin se utiliza la raíz de chikikis (Cecropia obtusifolia) sobre ésta se van insertando cada una de las varetas de bambú que dan forma al penacho. Sobre las varetas se entretejen las primeras líneas de colores en forma de semicírculo, se remata este primer tejido con plumas blancas. Se deja un espacio vacío para volver a abrir con las plumas y se alinean de nuevo los colores que emanan del corazón (del centro) pero esta vez en posición vertical, como rayos de colores que dan señal de que el penacho se puede seguir tejiendo…

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15 de abril de 201722

LA LENGUA TAMBIÉN ES TERRITORIO: EXPERIENCIAS DE RECUPERACIÓN DE ESPACIOS MAYAS EN YUCATÁNYazmín Yadira Novelo Montejo

El sureste mexicano, que comprende Tabasco, Chiapas, Yucatán, Quin-tana Roo y Campeche,

es promovido por la Secretaría de Turismo (Sectur) con la mar-ca Mundo Maya. Así, toda esta zona se identifica como territorio propio de un grupo originario y se presume la historia milenaria de los pueblos asentados aquí. Para-dójicamente, es este el tiempo en el que los despojos ejidales se han acrecentado con la complicidad de gobiernos y empresas.

En Yucatán, por ejemplo, recien-temente la comisaria ejidal del municipio de Chochola fue des-tituida ilegalmente por iniciativa de la Procuraduría Agraria para fa-vorecer a una empresa cementera de la localidad. Y podemos men-cionar las luchas de Chablekal, Xoy, los Chenes en Campeche, etcétera, que demuestran cómo para el turismo resulta importan-te demostrar la vigencia cultural maya, mientras que para otros fines la propiedad histórica de la tierra maya no se reconoce.

Ante este panorama, la resisten-cia del pueblo maya ocurre sobre todo en el terreno jurídico; las ba-tallas legales se van librando con acompañamiento de organizacio-nes civiles y grupos organizados pro derechos humanos.

Esta es parte de la lucha, pero exis-te otra, una que va caminando sin cascabeles; silenciosa y desaperci-bida, la lucha en el terreno simbó-lico toma como eje principal de batalla a la lengua y la recupera-ción de los espacios que ha venido perdiendo de forma paralela a las pérdidas físicas.

Igual de peligrosa que el despojo de tierras, la pérdida de una len-gua equivale a vivir como despla-zado en un universo simbólico ajeno; en el caso del maya yucate-co, desde 1940 se contempla una disminución en la proporción de hablantes, de 73.9 por ciento de la población total de la entidad yuca-teca, a un 29.6 por ciento en los censos 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Las consecuencias de esta pérdida de la lengua maya pueden retratar-se en investigaciones académicas; así, tanto Miguel Güemez (2010) como Deira Jiménez (2008), an-tropólogo y psicóloga, respectiva-mente, han demostrado cómo el desconocimiento del marco cultu-ral lingüístico afecta económica y psicológicamente al pueblo maya, el cual, al enfrentarse a un contex-to ajeno a sus sistemas de salud, e incomprendido por las (dis) capa-

cidades comunicacionales de mé-dicos y funcionarios, ve mermada su salud y economía.

Es por ello que los movimientos de revitalización lingüística en Yucatán cobran importancia, a pe-sar de estar ubicados en terrenos simbólicos; de esta manera, el tra-bajo por fortalecer la lengua maya tiene un impacto concreto en la reversión de ambientes hostiles y conflictivos en el entorno social. Estas líneas buscan compartir las aventuras y desventuras de esos trabajos, cuyas formas de organi-zación y actuación se caracterizan por salirse de la figura del indíge-na permitido, es decir, aquel cari-caturizado en museos y discursos políticos.

Una lengua existe en la acción de sus hablantes, por lo tanto la len-gua es lo que son y hacen sus ha-blantes; en este sentido el maya es una lengua que está rejuvenecién-dose pues muchos de los proyectos de revitalización lingüística están liderados por jóvenes hablantes de maya quienes en algunos ca-sos han recuperado su lengua, al re-aprenderla:

“Yo no hablaba maya pero ahora estoy aprendiéndola para poder cantarla y seguir haciendo mi música”, explica Yalen K’uj, joven cantante de Akil, Yucatán, quien es parte del colectivo ADN Maya, un grupo de chicos que organi-zan conciertos en lengua maya. Al igual que él, muchos jóvenes han despertado a la necesidad de hablar maya, y con su ejemplo van generando un efecto dominó que toca a quienes están a su alrede-dor, despertando la necesidad de aprender maya.

Sáasil Sánchez, editora de La Jor-nada Maya, apenas cuenta con 26 años, y además de ser la responsa-ble de la sección en maya K’ints’il de dicho medio, es escritora en su lengua y ha publicado en revistas y libros coordinados de literatura. En el ámbito de la literatura, es importante destacar que Yucatán es el primero en ofrecer institu-cionalmente una formación para escritores en lengua maya, quizá este sea uno de los ingredientes para tener en su haber dos pre-mios Nezahualcóyotl de literatura en lenguas nacionales.

Jóvenes traduciendo Firefox al maya, creando aplicaciones para el aprendizaje de la lengua, ha-ciendo teatro, cantando y hacien-do radio. Estos son algunos de los ejemplos de cómo la lengua man-tiene la misma edad que quienes la usan; por ello la lengua maya es tanto milenaria como actual.

La edad también se refleja en la renovación celular de sus palabras, y es así que en todas las experien-cias anteriormente nombradas ha surgido la necesidad de crear nue-vos vocablos y conceptos. Aunque aún es una tarea pendiente de unificar, existen en la red esfuer-zos para crear neologismos que vayan adecuando a la lengua a los tiempos y usos actuales. Uno es el blog administrado por Nelsy Rubi Cituk Poot, quien nos propone formas para decir palabras del ám-bito tecnológico, como formatear, impresora, fibra óptica; todos estos términos tienen una propuesta vigente, posible de encontrar en la siguiente liga: http://neolo-gismosmayayucateco.blogspot.mx/2016/03/neologismos-valida-dos-listos-para-su-uso.html

La tecnología es un camino y un instrumento. Algo en común para los proyectos de revitaliza-ción lingüística es su potenciación a partir de las nuevas tecnologías; un ejemplo del uso se da en el campo de la música. Existen al-rededor de 30 jóvenes cantantes que hacen uso de la lengua origi-naria de Yucatán; la mayor parte de ellos no cuenta con los recursos económicos para competir en una industria musical masificada, pero van solventando sus carencias con el uso de software libre, páginas de creación de loops (melodías repe-titivas que sirven para hacer can-ciones), grabación en celulares, et-cétera. Además de ello, la difusión de sus canciones y trabajo se hace por medio de redes sociales, como Facebook, Twitter e Instagram, y de medios móviles como el Whats-App, es así que, lejos de mirar la tecnología como una intrusa cul-tural, se ve como una herramienta capaz de servir a estas dinámicas de fortalecimiento lingüístico y cultural.

La existencia de nacientes medios de comunicación también advier-te la falta de atención de medios tradicionales como la radio o la televisión por señal tradicional, ante ello, el streaming se presenta como opción no sólo de transmi-sión sino también de reconstruc-ción del tejido maya; por ejemplo Radio Yúuyum (que transmite los lunes de 6:00 a 10:30 PM por la liga: www.yuuyum.org o desde dispositivos móviles: http://bit.ly/yuuyum) reúne semanalmente a la comunidad maya de California con sus lugares de origen, y así se une Richmond con Peto y Seattle con Oxcutzcab, y llegan los salu-dos de Comitán, Chiapas, a Méri-da, etcétera.

La literatura, por su parte, ha incursionado en el ámbito de los podcast, en la grabación de audios

de poemas, cuentos y obras de tea-tro; asimismo, se hace cómplice de la radio para regresar la oralidad a los escritos de libros y revistas que se han hecho en esa lengua.

Seguramente existen varios pro-yectos que escapan a esta memo-ria, sin embargo están dentro del paisaje de esperanza que se busca compartir con otros pueblos origi-narios, que son parte de esta resis-tencia en la reconstrucción del te-rritorio, no sólo el físico, también el del óol (alma, espíritu), porque nuestras luchas tienen que ser en todos los sentidos en los que esta-mos siendo amenazados, desde el territorio físico hasta el simbólico. Como dijera un líder Nasa “La desterritorialización se da en dos formas, cuando sacan a la gente del territorio y cuando sacan al te-rritorio de la gente”.

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LOS DISTRITOS ELECTORALES INDÍGENAS: UNA PROPUESTA DE REPRESENTACIONES COMUNALESParastoo Anita Mesri Hashemi-Dilmaghani

Desde hace aproxi-madamente 20 años existen “distritos in-dígenas” en diversas

regiones del país. Sin embargo, en estos distritos casi ninguno de las y los diputados son integrantes de comunidades indígenas, sino que llegan a través del sistema de

partidos políticos a llenar éstos es-pacios. Además, la conformación misma de los distritos llamados “indígenas” nunca se ha realizado con base en un estudio serio de la territorialidad de los pueblos; por ejemplo, uno o más distritos Wixá-rrika (Huicholes) necesariamente tendrían que conformarse según la

realidad del territorio ancestral de ésta nación, que se encuentra hoy día dividido entre diversos estados.

Más importante aún, el doctor Jor-ge Alberto González Galván del Instituto de Investigaciones Jurídi-cas de la Universidad Nacional Au-tónoma de México (IIJ-UNAM) y los mismos pueblos originarios han señalado que el problema princi-pal es que a través del sistema de partidos políticos, no se puede con-templar una representación real y efectiva. Es así que el intelectual Zapoteco serrano Jaime Martínez Luna, comunero de Guelatao de Juárez, se ha referido a la necesi-dad de una representación comu-nal de los pueblos, es decir, que los distritos indígenas sean conforma-dos a través de un proceso serio de redistritación, y que sean las asam-bleas generales de las comunida-des quienes decidan quién va a ser su representante.

Es en éste contexto en el que, en el estado de Tlaxcala, se debería entender el debate iniciado desde el diálogo en San Andrés Larráin-zar entre el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno federal sobre el respeto efectivo de los derechos colectivos de los pueblos indígenas y la cons-trucción de una nueva relación, de tú a tú, entre los pueblos origina-rios de éste país y los gobiernos es-tatales y federal. Lo anterior impli-ca necesariamente una manera de que sean representados en los con-gresos locales y federal, aplicando

procedimientos comunitarios para designar a sus representantes.

Lo anterior implica una mirada crítica a los planteamientos rea-lizados fuera de las estructuras comunitarias, como es el que presenta el señor Hipólito Arria-ga Pote, quien se ostenta como “gobernador indígena nacional”, dado que éste personaje si acaso podría legítimamente ser auto-ridad de la comunidad de donde es originario, si fuera a demostrar que fue nombrado en la asamblea general, o en el mejor de los casos podría llegar a demostrar, haber recibido tal nombramiento en una asamblea a la que hayan asistido personas de todas las comunida-des que conforman el pueblo al que dice pertenecer, en éste caso, el pueblo Otomí.

Esta persona pretende, a través de visitas personales realizadas a distintos puntos del país, designar “gobernadores indígenas estata-les”. En el caso de Tlaxcala, tal designación (Arturo Ramos Ara-no) fue realmente dudosa dado que no se basó en la decisión de las asambleas generales de las co-munidades Nahuas y Otomíes del estado. Lo mismo puede decirse sobre las cinco personas que se presentaron en el Instituto Tlax-calteca de Elecciones (y no en las asambleas de sus comunidades) exigiendo su registro en las elec-ciones pasadas como “candidatos indígenas” (sus nombres pueden conocerse en el expediente del asunto que fue resuelto en el Tri-bunal Electoral de Tlaxcala, en el expediente TET-JDC-084/2016 Y ACUMULADOS).

Lo que implican las leyes interna-cionales y nacionales vigentes so-bre los derechos colectivos de los pueblos indígenas es que existan dos distritos electorales indígenas,

como mínimo, en Tlaxcala y que los representantes de los mismos sean nombrados por decisión de las asambleas de todas las comu-nidades que los integran. Es decir, dichas personas deben haberse presentado con actas de asamblea en la mano para poder ostentar-se como “candidatos indígenas,” para así, comprobar el aval de sus comunidades de origen por lo me-nos, si no de todas las que confor-man el distrito electoral respectivo (aunque dicho sea de paso, aún no existen “distritos electorales indí-genas en el estado).

Este proceso cumpliría con lo que dicen los tratados internacionales, la constitución federal y la estatal so-bre el respeto a las instituciones po-líticas, jurídicas y sociales propias de los pueblos indígenas. Por lo contra-rio, se estaría violando el derecho a la libre determinación y autonomía y a la aplicación de los sistemas nor-mativos propios de los pueblos origi-narios, y daría pie a un gran fracaso frente a una demanda seria y legíti-ma de los pueblos. Sería el anuncio de otra estrategia fallida para elimi-nar los efectos de una larga historia colonial y neocolonial.

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MADE IN OAXACAPaola Ávila

Dentro un país diverso, donde la reivindica-ción de cultura origi-naria ha obedecido a

muy variados intereses –ser una herramienta de cohesión en algu-nos pueblos ante el despojo terri-torial, ser una reivindicación con fines políticos de instituciones, e incluso estrategia de venta–,-existen distintas relaciones entre las producciones culturales y el contexto social, económico, lin-güístico, biológico y todo lo que conlleva un territorio.

En los años recientes, en mi apro-ximación con artistas jóvenes en los valles centrales de Oaxaca he observado una estrecha relación, mezcla de ruptura y reconoci-miento, con la cultura originaria.

Un ejemplo es la claridad en el concepto de la producción del co-lectivo Tlacolulocos. Saben que su nombre no es el común de un crew grafitero o ni de un colecti-vo de artistas visuales; lo eligieron con la conciencia de que Tlacolu-la, su lugar de origen, es el espacio

donde permanecerán, donde está su estudio y donde se ancla el sen-tido de su trabajo.

Sin embargo no hablan de un Tla-colula folclórico y colorido, ya que nacidos en él, conocen la entraña del pueblo. Y tienen una mirada profunda de los fenómenos que existen en su pueblo y en el estado:

-“Lo cultural ahora ya se mezcló, en mi obra hablo mucho de eso […] como los fenómenos extran-jeros y más que nada en Oaxaca, que tiene un chingo de contacto tanto por el turismo como por gen-te que trabaja en los Estados Uni-dos, esos fenómenos culturales se van mezclando […] por eso es el pedo de ‘El sur nunca muere” […]’ la gente del istmo cree mucho en la muerte [… y con] el rollo pandi-llero, yo lo mezclé en ese sentido” (Canul. 2013).

Su producción se centra en pin-tura, murales y video. Predo-minan el blanco y negro como respuesta a la imagen que han impuesto a los pueblos como sitios

turísticos, donde se ven coloridos e impecables hasta los mercados.

-“[…] los dos videos que he hechos sí salen cosas feas, o sea, salen los bares, las putas, salen los borrachi-tos que se quedan en la calle, los polis vendiendo […] sí se contrasta bastante la visión turística que tiene

Tlacolula y la realidad de Tlacolula se ve muy evidente” (Cosi. 2013).

Una de las fiestas emblemáticas en México, cooptada por la indus-tria en tiempos recientes, es la del Día de Muertos; los Tlacolulocos la reivindican con un mural en su pueblo, se vuelve parte de la fies-

ta pero con una reelaboración de la muerte más cercana a la Niña Blanca de las pandillas. A la vez que llegan a pintar pan con su amigo Luis de Mitla, cuya familia realiza el tradicional pan adorna-do para esas fechas.

Otro ejemplo muy puntual es la producción de Equis X Rone. Su plástica no es realista pero él dice que la elabora a partir de sus viven-cias de niño y en los pueblos en los que ha estado. Cuando le pregunté de qué manera empezó su produc-ción plástica recordó una anécdota:

-“como a las seis, siete años […] en una comunidad de la sierra que se llama El Cucharal […] ahí tenían una costumbre que se llama Los tejorones, entonces la tradición era ponerse máscaras, se ponían máscaras pero tú elaborabas tu máscara […] nuestro abuelito nos hacía máscaras de cartón, les in-ventaba cosas y nos las dejaba así, pues, para que nosotros las inter-viniéramos” (Equis X Rone. 2013).

De esta experiencia y de hallarse en un sitio propicio, un río, creó una instalación artística:

-“En el ensamblaje quise hacer mis raíces pero llenas de vida, raí-ces que estaban muertas pero que ya les di vida […] esa idea nació cuando fui a un río de por allá, ¿no? Vi un carrizo tirado y [..]. Me imaginé muchas cosas, que era un personaje de allá, pues, eran per-sonajes […] ¡ah! ese es un tejorón […] y les puse unas fusiones de pájaros, de animales, pues resul-tó eso, personajes antropomorfos” (Equis X Rone. 2013).

La convivencia social, cultural y con su entorno ha sido la que lleva a los jóvenes oaxaqueños a crear; por eso la obra está provista de sentido, en contraste con otros productores que hacen obra sólo por negocio, como enfatizaron algunos entrevistados, aclarando que su interés es distinto.