BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

download BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

of 26

Transcript of BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    1/26317

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo TiwanakuBulletin de lInstitut Franais dtudes Andines / 2007, 36 (3): 317-342

    El atado de remedios de un religioso/mdicodel periodo Tiwanaku: miradas cruzadas y conexiones actuales

    Carmen Beatriz Loza*

    Re me

    Este art culo realiza un anlisis detallado de un atado fabricado en cuero de ciervo, denominadowatasqaen quechua, conteniendo un gran numero de remedios. stos estn envueltos, liados yreagrupados en otros cueros. El atado perteneciente a un religioso/mdico del periodo Tiwanaku fuedescubierto en el sitio Pallqa, provincia de Larecaja del Departamento de La Paz. Elwatasqade Pallqa,actualmente conservada por la Unidad Nacional de Arqueolog a de Bolivia (UNAR), es excepcionalpara cualquier investigador interesado en las prcticas teraputicas de la cultura Tiwanaku.En este trabajo indito, nos hemos propuesto mostrar la importancia ritual y curativa de ese material,aspecto que no hab a sido abordado anteriormente. Partiendo de una aproximaci n que privilegiala analog a etnogrfica, presentamos una nueva visi n del contenido del atado apoyndonos en losconocimientos de dos categor as de expertos ind genas: los religiosos/mdicos y herbolarioskallawayade la provincia Bautista Saavedra de La Paz y las boticarias/ritualistaskawayude la provincia TomsFr as de Potos . En el interior del atado se ha podido identificar una jerarqu a de cueros empleadospara conservar los objetos destinados a la inhalaci n de polvos alucin genos y una tableta decoradade gran tamao con estuche completo. El aporte sustancial ha consistido en identificar los remedios ylos preparados de un gran valor simb lico en el proceso para curar y aliviar diferentes enfermedades/ padecimientos/infortunios y la utilizaci n de textiles. Encontramos artefactos personales del religioso/ mdico aproximadamente entre 700 y +1500 despus de JC. Son descritos los textiles y analizadoslos cordajes en sus respectivos contextos, mostrando adems los preparados conservados en unaorganizaci n jerarquizada de recipientes en cuero, cuyos posibles empleos en el proceso curativo sonanalizados sobre la base de datos recogidos en el trabajo de campo.

    Palabra la e: instrumentos mdicos, ayuda mnemnico-teraputica, parafernalia ritual, textiles, simbolismo, Tiwanaku, Kallawaya, La Paz, Potos

    * Instituto Boliviano de Medicina Tradicional Kallawaya; Max-Planck-Institut fr Wissenchaftgeschichte; DAADE-mail: [email protected]

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    2/26318

    Carmen Beatriz Loza

    Le a -p arma e d rel g e /g r e r de la pr ode T wa akregard ro e et o e o a t elle

    R m

    Cet article fait une analyse dtaille dun sac en cuir de serf, nomm en quechuawatasqa, qui contient de nombreux remdes envelopps dans des petits tuis. Le sac, qui appartenait un religieux/gurisseurde lpoque Tiwanaku, fut dcouvert sur le site de Pallqa, province de Larecaja, dpartement de LaPaz. Cet objet, actuellement conserv par lUnidad Nacional de Arqueologa de Bolivia(UNAR) est exceptionnel pour quiconque sintresse aux pratiques thrapeutiques de la culture Tiwanaku.Dans ce travail indit, nous nous proposons de montrer limportance rituelle et curative de ce matriel, cequi navait pas t fait jusqu prsent. partir dune approche qui privilgie lanalogie ethnographique,nous prsentons une nouvelle faon de voir le contenu du sac, en nous appuyant sur les savoir-fairede deux catgories dexperts indignes : les religieux/mdecins et herboristes Kallawaya de la province

    Bautista Saavedra de La Paz, et les femmes apothicaires aymaraKawayude la province Toms Fras dePotos, spcialistes et distributeurs dobjets symboliques et de plantes mdicinales. lintrieur du sac-pharmacie on a pu identifier une hirarchie de rcipients en cuir utiliss pour conserver des substancesdestines linhalation de poudres hallucinognes lors des rituels, ainsi quune tablette priser dcorede grande taille avec un tui complet. Nous avons galement identifi des remdes et des prparationsdune grande valeur symbolique pour gurir et soulager diffrentes maladies, souffrances et malheurs,ainsi que des textiles utiliss par un seul homme, approximativement entre 700 et 1500 aprs J.C.Sont dcrits les textiles, les cordelettes et les prparations conserves dans un embotement hirarchisdtuis en cuir dont les emplois possibles dans le processus curatif sont analyss sur la base des donnesrecueillies lors du travail de terrain. Mot l: instruments mdicaux, aide mnmonique-thrapeuthique, ensemble dobjets rituels,textiles, symbolisme, Tiwanaku, Kallawaya, La Paz, Potos

    T e a -p arma e belo g g to a ama /pr e t o t e T wa aklt re: ar aeolog al a d et ograp g t

    Ab tra t

    In this article, we analyze an exceptional ritual find from the Tiwanaku culture. Our intent is tounderstand the ritual and medicinal relevance of this assemblage, aqipichatabelonging to a Tiwanakushaman-priest found at the site of Pallqa in the valley of Amaguaya, Province of Larecaja in theDepartment of La Paz. We based our analysis on the use of ethnographic analogy, in particular on theunderstanding of two indigenous specialists: the renowned ritual shamans known as the Kallawayafrom the province of Bautista Saavedra of La Paz, and the Kawayu from the province of Tomas Fr asof Potos , specialists and distributors of symbolic objects and medicinal plants. We have been able toidentify a hierarchy of hide pouches used to hold and conserve the ritual paraphernalia and the snuff.Notable items include a large decorated snuff tablet, the personal clothing of the individual datedbetween AD 700-1500, and various medicines with symbolic and medicinal properties.We begin by analyzing the technological aspects of the artifacts through such qualities as the elements asthe hides, the cords and the textiles; afterwards, we looked at the iconographic aspects with the intent of dating and assigning cultural affinity to the artifacts. Finally, we analyze the medical and ritual aspect by identifying each of the medicinal remains. In summary, our analysis takes into consideration theentire assemblage of theqipichataand proposes possible uses of the ritual and medicinal remains.

    Key word: medical instruments, therapeutic memory aids, ritual paraphernalia, textiles, symbolism,Tiwanaku, Kallawaya, La Paz, Potos

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    3/26319

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    Son excepcionales, en territorio boliviano, las muestras de cultura material que nos iluminanacerca de los instrumentos, las tecnolog as m nimas y las prcticas mdicas utilizadas durantel periodo Tiwanaku (Posnansky, 1945; Wassn, 1972). Los estudios se ven dificultados,en parte, por la insuficiente informaci n acerca de los envoltorios, paquetes y atadosrituales y su funci n en la sociedad de ese tiempo. En 1998 fue hallado un envoltorio quecreemos perteneci a un religioso/mdico1 que se desempe en el valle de Amaguayaactual cant n San Juan de Challana en la segunda secci n del municipio de Guanayde la provincia Larecaja del departamento de La Paz (Instituto Nacional de Estad stica &PNUD, 2005: 131), tal como nos lo plantea la naturaleza de elementos guardados enel atado, aspecto sobre el cual desarrollaremos nuestros principales argumentos a lo largode este texto.El estupendo envoltorio de Pallqa actualmente en custodia en la Unidad Nacional de Arqueolog a de Bolivia (en adelante UNAR), llam la atenci n de los arque logos portratarse de un hallazgo superficial que no pertenece a un contexto cultural, enterrado ofunerario como mucha de la parafernalia ritual ubicada, principalmente, en San Pedrode Atacama, en el actual norte de Chile (cf. Torres, 1986; 1996; Llagostera, 1988;Llagostera, 2006), sino por estar manifiesto y presentar un buen estado de conservaci n.De esa manera, los arque logos bolivianos efectuaron estudios observando dos aspectos.Por un lado, identificaron los materiales de fabricaci n, particularmente los pelos y fibrasde algunos elementos elaborados con recursos animales (Capriles & Flores, 2000; 2002;Capriles, 2002). Por otro lado, describieron el ajuar de elementos inhalantes (Rend n, 2000).Es preciso destacar, en ambos estudios, la especializaci n sobre ciertos aspectos y, enconsecuencia, la falta de una panormica amplia del contenido, su complejidad y surelevancia arqueol gica.Hasta el momento son limitadas las reflexiones sobre los atados y envoltorios en el campoarqueol gico boliviano. Numerosos aportes provienen de la literatura etnogrfica dondehallamos el inventario de una amplia variedad de formas y funciones en momentosparticulares en la vida de los pobladores andinos. Los atados se manifiestan, hasta elpresente, en las ceremonias ganaderas de propiciaci n y fertilidad (Flores Ochoa, 1977;Zorn, 1987: 489-525). Se los ubica preservados en lugares preferenciales de lasviviendas o en los propios corrales (Loza-Balsa, 1995: 85). Asimismo, estn ubicados enlos hitos territoriales entre los grupos ms extensos y diferenciados tnicamente (FloresOchoa, 1977). En ocasiones, esos atados guardan valiosos tejidos y papeles antiguos quehan concitado ms de una polmica y lucha jur dica por mantenerlos en el seno de sussociedades (Bubba, 1997; Rivera Cusicanqui, 1986).En este texto partimos de la premisa de que se trata de un atado de medicinas porquecontiene preparados utilizados por el religioso/mdico para curar y aliviar diferentesenfermedades/padecimientos/infortunios que aquejaban a los tiwanakutas. Un estudio deeste tipo de evidencia debe encarar el dif cil tema de su identificaci n, por esta raz n sonvarias las preguntas planteadas en el anlisis: C mo caracterizar el atado en trminosandinos sin necesariamente imponer nuestras propias categor as?, Qu funciones cumplenlos artefactos y cules son las relaciones existentes entre ellos, segn los expertos ind genas

    1 A lo largo del texto, empleamos la designaci n religioso/mdico porque no hemos encontrado otra forma paraconnotar esta doble dimensi n, pues creemos que ambas intervienen durante el proceso curativo. Aclaro que noempleo el trmino de chamn porque se ha convertido en un etiqueta para designar a cualquier doctor ind gena(Hultrantz, 2003: 386), pero tambin porque todav a sigue la controversia respecto a la forma exacta de clasificara los chamanes como tcnicos de lo sagrado (Lindholm, 2000: 108). A ms de esto, entendemos una curaci nno como de un estado de salud como cuando se dice estoy curado sino, siempre se hace referencia alproceso, es decir al ritual curativo (R sing, 1990; 1992; 1995).

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    4/26320

    Carmen Beatriz Loza

    en medicina y ritual que todav a los reconocen o emplean?, Cules elementos del atadose mantienen an en uso y cules fueron reemplazados, si es que tal prolongaci n esconcebible sobre una duraci n de varios siglos?, Qu nivel de anlisis es necesario paramostrar una continuidad en su empleo? De todas estas preguntas se tratar ms adelante;pero antes hemos de anteponer algunas observaciones.La complejidad de la evidencia arqueol gica y la ausencia de explicaciones globales nosencaminaron a proponer una doble aproximaci n metodol gica de etno-arqueolog a enacci n (David & Kramer, 2001). Y, en esa vertiente, la analog a etnogrfica, apunta a aproximaal lector a la posible funci n y significaci n del atado de Pallqa. Somos conscientes de laslimitaciones de esta aproximaci n dentro del enfoque del reconstruccionismo arqueol gico,sin embargo, a falta de una mejor alternativa metodol gica la empleamos a lo largo deltexto. Aclaramos que la reflexi n se inscribe en una operaci n que cruza diferentespuntos de vista acerca del atado dentro de un proceso intelectual relacionado con diversostipos de expertos que expresan su punto de vista en torno a la evidencia arqueol gica (cf .Werner & Zimmermann, 2004). Tal elecci n se debe al hecho de considerar esencial laposici n del observador porque supone un punto de vista exterior al objeto; por esaraz n, situamos la identificaci n del atado dentro de filiaciones de categor as culturalesandinas y perspectivas distintas a las publicadas.En esta ocasin se ha partido de la opinin de expertos indgenas itinerantes. Por unlado, tomando en cuenta la mirada de los religiosos/mdicos y herbolarios kallawaya dela provincia Bautista Saavedra del departamento de La Paz (Loza, 2004); por el otro, delas boticarias/ritualistas aymaras especializadas en la fabricacin y dispensa de medicinasconocidas comoqapachaquiras kawayu del municipio de Urmiri, de la provincia Toms Frasdel departamento de Potos. Ambos grupos son actualmente trilinges: quechua, aymara ycastellano, pero bsicamente se valen del quechua, lo que explica la profusin de referenciasen este idioma a lo largo del texto. Aunque debemos aclarar que los kallawaya utilizan duranteciertas ceremonias y curaciones su antigua lenguamachaj juyai, llamada por algunos autoreslengua secreta de los incas y por otros simplemente puquina (cf . Oblitas Poblete, 1955;1956; 1978; Stark, 1972: 199-227; Torero, 1987; Girault, 1984; 1987; Aguil, 1991).En ese andar, me relacion con adultos de ambos sexos kallawaya y kawayu gracias a unared de contactos sociales variados, porque ellos se complementan, desde hace siglos, en elproceso de referencia y contrarreferencia entre expertos. Al mismo tiempo, a medida queestableca una mejor calidad de relaciones con los entrevistados me autorizaban entrevistassemidirigidas a repeticin. En esas ocasiones, el objeto de mis interrogantes se diversificaba:por un lado, la identificacin del contenido del atado y por otro lado, al significado de loselementos utilizados actualmente. Las informaciones de los 21 entrevistados sirvieron paraincorporar en este texto los datos recogidos principalmente en los departamentos de LaPaz y Potos. Asimismo, las entrevistas, cada vez que fue posible, fueron confrontadas conobservaciones en situacin durante diversas consultas con el objetivo de comparar lo queera dicho al momento de manipular los elementos del atado y lo que mire en las manosexpertas de nuestros entrevistados (cf. referencias citadas).La reconstrucci n se basa en la comparaci n entendida como una operaci n cognitiva quebsicamente funciona segn el principio de oposici n binario entre diferencia y similitud. A partir de ello, enlazamos al atado con la funci n y el sentido actual de su empleo. As ,esa conexi n tendr a sobre todo la virtud de conjeturar una continuidad en el manejo deremedios entendidos como el medio que se toma para reparar un dao o inconveniente

    para producir un cambio en la salud del enfermo. El hecho de establecer perseveranciasnos permitir, simultneamente, evidenciar la sustituci n de elementos privativos queintervienen en la antigua tradici n curativa y ritual.

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    5/26321

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    Bajo esta perspectiva, a lo largo del texto, reflexionaremos a partir de la dicotom a:continuidad/sustituci n en el empleo de los componentes existentes en el envoltoriode Pallqa. En la primera parte presentamos, de manera general, las circunstancias desu localizaci n, enfatizando su caracterizaci n en trminos andinos para describir laevidencia arqueol gica y comprender el modelo cognitivo que prima en el orden delatado. El problema de la terminolog a estar presente en los distintos acpites del texto paraaclarar aspectos puntuales en el manejo de este tipo de objetos tcnicos. En la segundaparte, se presenta una propuesta de comprensi n de la organizaci n y almacenamientoy ordenaci n de los remedios, proponiendo la existencia de una distribuci n jerrquicade su contenido. En la tercera parte, se presenta el contexto del ajuar inhalatorio. Si bienesta exposici n es breve en virtud de que ya ha sido estudiado anteriormente por otrosautores (Rend n, 2000: 89-96), enfatizaremos en algunos aspectos descriptivos no tratadosprecedentemente. Finalmente se revisarn algunas de las principales cuestiones planteadasa lo largo del texto, tomando en cuenta las conclusiones que se pueden sacar de los datosarqueol gicos y etnogrficos que sustentan nuestros argumentos.

    1. EL ATADO DE REMEDiOs, unA visin DE cOnjunTO

    1. 1. Del hallazgo del atado de Pallqa a su custodia en la UNAR

    Entre enero y febrero de 1998, en la comunidad de Amaguaya el valle del mismonombre se encuentra a 180 kil metros de la sede de gobierno Francisco Pillco Flores, un

    comunario y autoridad comunal, luego de asistir al oficio religioso evanglico se dirige a laserran a en busca de lea. Desde este valle, Francisco Pilco inicia su caminata y minuciosainspecci n por el sector de Chojakota, trepando hasta la parte media de un afloramientorocoso donde identifica un abrigo natural pedregoso denominado Pallqa, situado a 4 000 m.s.n.m. Inesperadamente, halla una piedra y debajo de ella un antiguo atado de cuero detaruca (AUNAR, 1998a).Suponemos que el atado fue depositado en el abrigo de Pallqa con la certidumbre deque no corr a riesgo alguno, pues exhib a las marcas de un capital simb lico acumuladopor el religioso/mdico a quien pertenec a; y que, por lo tanto, nadie se atrever a aviolentar aquel bulto colocado en ese lugar. Por esa raz n, suponemos permanecicobijado y completamente cerrado desde una poca estimada entre 700 y 1500 d.C.

    hasta 1998 desconocemos la fecha precisa en que fue guardado, cuando Pillco Flores,comunario evanglico, se atrevi a abrirlo porque los c digos del atado le eran indiferentesdebido a su nueva ideolog a religiosa.Pillco Flores desat y desenvolvi el bulto y lo transport hasta su vivienda donde procedia substraer las incrustaciones de metal de la tableta con la esperanza de proveerse deunos cuantos gramos de oro; sin embargo pudo percatarse posteriormente de que supresunci n hab a sido err nea, pues solo se trataba de bronce (AUNAR, 1998a). Esto nofue un bice para proyectar la venta del conjunto de su descubrimiento en La Paz, ciudadcapital administrativa y centro econ mico del pa s, a la cual se traslad en compa a de Juan Fernando Mamani, otra autoridad originaria del cant n Challana.Una vez en La Paz, deambul infructuosamente ofrecindolo a la venta. Finalmente, llega la UNAR donde Pillco Flores y Mamani fueron convencidos, ante testigos, de dejar encustodia ese material arqueolgico para su resguardo y posterior estudio (AUNAR, 1998a;

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    6/26322

    Carmen Beatriz Loza

    1998b) 2. Cinco meses despus, en junio de 1998, se planific un proyecto de prospeccinarqueolgica en la zona a travs de un convenio de investigacin entre la UNAR y el TheCleveland Museum of Artpara contextualizar el hallazgo desde el punto de vista arqueolgicoy medioambiental, llegndose a concretar posteriormente un reconocimiento y excavacinen la ladera este del cerro Pallqa, y en un valle ubicado al pie de la mencionada montaa(AUNAR, 1998c; 1998d; 1998e; El Diario, 1998a; 1998b; Presencia 1998a; 1998b). Enesa oportunidad, se identificaron, por lo menos, seis abrigos rocosos ms desde aquelprimero hallado por Pillco Flores; la mayora con rastros de cultura material debido alas muestras de huesos, cueros, semillas, hilos entre otros que se logr recuperar (AUNAR,1998f; Conde, 1998).El 22 de septiembre de 1999, el Viceministerio de Cultura de Bolivia y laFondazioneMetropolitansuscribieron un contrato para la exhibici n de 237 piezas correspondientes ala cultura Tiwanaku. Formaba parte de ese conjunto el atado de Pallqa (AUNAR, 1998a). Aunque las piezas fueron devueltas a la UNAR en julio de 2001, nicamente ennoviembre de 2003 se las expuso, por primera vez en Bolivia, a ra z de que la ciencia ycosmovisi n Kallawaya fue declarada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangiblede la Humanidad por la UNESCO (cf. Loza, 2004). La pol tica de exaltar exhibicionesinternacionales sin el aditamento de descripciones y estudios detallados que sirvan de basepara las futuras investigaciones, permite explicar el perjuicio en el estudio y retardo en lapublicaci n de aquellas realizadas y su aparici n no solo espordica sino fragmentaria.

    1. 2. Los remedios organizados sistemtica y jerrquicamente

    El primer problema que nos plantea el hallazgo arqueol gico de Pallqa es su definici ndebido a la ambigedad y poca inteligibilidad de las diferentes caracterizacionesempleadas con anterioridad: parafernalia, equipo, paquete, bienes y conjunto (Capriles &Flores, 2002: 133-146; Capriles, 2002: 33-50). Todas ellas no expresan con precisi n suidentidad y la dimensi n operativa y funcional. Se tratar entonces de saber c mo puedeser explicado en trminos andinos y de afinar categor as conceptuales para comprenderlas significaciones de la manipulaci n de objetos que, desde nuestro punto de vista, estnestrechamente vinculadas con la dimensi n curativa y religiosa durante el periodo Tiwanakuen los valles del norte paceo.Defendemos, entonces, el argumento, de que materialmente se trata de un atado decarcter mdico/ritual en vista de las caracter sticas estructurales de su forma material y envirtud de la preponderancia de remedios muy variados. Y fue su propietario quien debidepositar esos objetos perennes que dan fe de su prctica y poder. Por eso mismo losembal , sujet con lazos para guardarlos mejor y, quin sabe, para recuperarlos en algnmomento a fin de depositarlos en un contenedor especial y transportarlo a su destino. Dadasesas caracter sticas estructurales nos adherimos ms bien a la definici n de los kallawayapara quines ser a ms bien unwatasqa, es decir un atado liado con funciones de curaci nsimb lica porque est fabricado con piel de taruca, un animal sagrado que reverencian enla cosmovisi n andina (para mayores detalles vase el acpite 3 en el texto). En adelanteentonces referiremos como elwatasqa de Pallqa(ver cuadro 1).

    2 La reconstruccin de los hechos se bas en documentacin interna e indita del Archivo de la Unidad Nacional de Arqueologa (AUNAR, 1998a; 1998b). Al mismo tiempo, fue complementada con las entrevistas 1 y 2. En este punto,parece pertinente subrayar que muchos aspectos de los eventos narrados en este texto difieren considerablemente delo anteriormente publicado sobre el atado (cf. Capriles & Flores, 2002: 133-146; 2000; Capriles, 2002: 33-37).

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    7/26323

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    El hallazgo consisti en un envoltorio liado compuesto de un cuero de taruca amorfo, deaproximadamente 38 cm de largo mximo, que serv a de embalaje y protecci n exteriorde una variedad de embalajes intermedios conteniendo una diversidad de componentes. Al desenvolverlo, se trata de un sistema de almacenamiento que rige la organizaci nde contenedores y protectores interiores. Est estructurado a partir de un modelo depensamiento denominado simbolismoque puede ser descrito como un encajonamientorepetitivo, secuencial y relacional, cuyo principio l gico se asemeja al de las muecasrusas, es decir que cada contenedor sin importar la naturaleza del material albergadentro de s otro elemento que a su vez acoge a otro, ordenndolos en serie. Este sistemase ilustra a cabalidad cuando se trata de cueros. En este entendido, el primer paso es lapresentaci n de los contenedores y elementos interiores que van apareciendo de acuerdoa una sucesi n encadenada. Comprender los mecanismos implicados en esta tarea necesitade un anlisis de su funci n dentro del marco del dominio cognitivo, donde prevaleceel modelo de muecas rusas (cf . Chapelle, 1998). Se justifica adems tal presentaci nporque los anlisis anteriores publicados no brindan una descripci n secuencial losuficientemente n tida y prolija para entender la ubicaci n de los elementos en la medidaque no se detuvieron en el protocolo de apertura, el cual debi ser complementado con lainformaci n oral de los testigos presenciales en ese proceso (AUNAR, 1998b).Esta es la base para haber identificado que el modelo de simbolismo presente en elwatasqade Pallqa fue estructurado a partir de un sistema modular, es decir que en cada nivel deensamblaje de los cueros, se verifica el almacenamiento de los unos en los otros segnuna organizaci n l gica y jerrquica precisa. De manera que el criterio de tamao es labase para distinguir cuatro tipos de contenedores: los mayores, intermedios, pequeos ydiminutos, conforme se explica a continuaci n:

    1. 2. 1. Los embalajes y contenedores mayoresSe trata de los contenedores que denominamos cueros-envolventes mayores para connotaruna doble significaci n: sirven desde el punto de vista tcnico como embalaje porqueacogen la mayor parte de los objetos; mientras que desde el punto de vista mdico/ritualsu materialidad interviene en el proceso curativo. Hemos podido distinguir los cueros-envolventes mayores de piel de taruca que sirven de protecci n exterior. Estn asegurados yamarrados con un lazo de sujeci n no torcelado fabricado de la fibra de corteza de orochi,que es una planta privativa de los valles mesotrmicos. Los guaran es chaqueos la utilizanpara confeccionar sogas a travs del torcelado de la fibra que puede ser de dos o tres cabospara que sea ms resistente (APCBL, entrevista 20). En realidad, se trata de un cuero delcuerpo de la taruca al que se aaden dos cueros ms de taruca, amorfos, notoriamentediferenciados cada una de ellos por sus dimensiones [caagy -01; caagy -02 ], que sirvieronpara armar la estructura del atado adaptando a las caracter sticas del cuero del animal yefectuando un buen embalaje, cuidando escrupulosamente en liar delicadamente todo sucontenido, lo que explica que la piel recubriese el interior. Aunque hemos identificado esematerial, carecemos de indicios sobre la forma original de la atadura porque no intervinoun arque logo en el momento de desatarlo y desenvolverlo.

    1. 2. 2. Los embalajes y contenedores intermediosSon de varios tipos. Por ejemplo, la bolsa policroma, tipo saquillo rectangular, con basesemi-deteriorada [caagy 05] guardaba gran parte de los objetos y estaba asegurada con unlazo que impeda su salida de los mismos. Se debe mencionar que exista un lazo mixto

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    8/26324

    Carmen Beatriz Loza

    n o t a s :

    T o d o s

    l o s

    d i g o s

    d e

    l a s p

    i e z a s a r q e o l

    g i a s q e

    f i g r a e e l

    t e x t o s o e m p

    l e a d o s e

    l a a

    t a l o g a i

    n o

    D e s r

    i p i

    d e l e l e m e

    t o

    c d i g o

    u

    n A R

    M a t e r

    i a p r i m a

    d e l e l e m e

    t o

    L a r g o

    e m

    A h o

    e m

    E s p e s o r

    e m

    P e s o

    e g r

    1 L a z o

    d e s u

    j e c i

    n d e f i b r a v e g e

    t a l d e l c u e r o

    C A A G Y - 0 2

    C A A G Y - 0 1

    O r o c h

    i

    0 , 0 1

    1 7

    2 C u e r o - e n v o l v e n t e / c o n t e n e d o r m a y o r p r

    i m a r

    i o

    C A A G Y - 0 2

    T a r u c a

    5 0 , 0

    1 3 , 5

    0 , 0 5

    6 1

    3 C u e r o - e n v o l v e n t e / c o n t e n e d o r m a y o r s e c u n d a r

    i o

    C A A G Y - 0 3

    T a r u c a

    3 7 , 0

    1 8 , 0

    0 , 0 6

    7 5

    4 C u e r o - e n v o l v e n t e / a d

    i c i o n a

    l

    C A A G Y - 0 4

    T a r u c a

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    5 C o r

    d a j e b i c o

    l o r d e s u

    j e c i

    n d e l a b o l s a -

    t a l e g a

    C A A G Y - 0 6 + H o n

    d a

    C A A G Y - 0 5

    A l p a c a

    + v i c u

    a

    1 3 3

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    1 5

    6 B o l s a - t a

    l e g a

    t e x t

    i l p o

    l i c r o m a

    C A A G Y - 0 6

    A l p a c a

    3 0 , 0

    1 5 , 7

    0 , 2 1 5

    7 0

    7 F r a g m e n

    t o d e t e x t

    i l p o

    l c r o m o a n

    t r o p o m o r

    f o

    C A A G Y - 0 7

    V i c u

    a + a l p a c a

    2 1 , 0

    1 7 , 0

    0 , 1 3 5

    7

    8 E s t u c h e

    d e c u e r o c o n

    f l e c o s p a r a g u a r d a r

    C A A G Y - 0 9 y

    C A A G Y - 1 0

    C A A G Y - 0 8

    J a g u a r

    + t a r u c a

    + v i c u a

    2 6 , 5

    6 , 2 0

    0 , 4

    1 5

    9 E s t u c h e p a r a

    l a c u c h a r

    i l l a

    C A A G Y - 1 0 c o n c o s t u r a s d e c o r d a j e

    f i n o

    c o n

    f i n t e r a p u t

    i c o

    C A A G Y - 0 9

    J a g u a r

    + v i c u

    a

    1 0 , 8

    4 , 7 6

    0 , 3 4

    1 1

    1 0 C u c

    h a r i l

    l a

    C A A G Y - 1 0

    H u e s o

    d e c a m

    l i d o

    1 7 , 0

    2 , 1 6

    0 , 4 8

    1 7

    1 1 C u e r o - e n v o l v e n t e / c o n t e n e d o r

    i n t e r m e d

    i o d e C A A G Y - 1 2

    C A A G Y - 1 1

    T a r u c a

    2 7 , 5

    1 0 , 0

    0 , 0 7

    4 9

    1 2 E s t u c h e

    d e l a t a b l e t a

    C A A G Y - 1 3

    C A A G Y - 1 2

    T a r u c a

    2 4 , 5

    7 , 3 9

    0 , 0 9

    4 9

    1 3 T a b l e t a

    d e i n h a l a c i

    n

    C A A G Y - 1 3

    M a d e r a

    2 4 , 6

    9 , 1 0

    1 , 2 3 5

    1 7 3

    1 4 C u e r o - e n v o l v e n t e / c o n t e n e d o r

    i n t e r m e d

    i o q u e g u a r

    d a C A A G Y - 1 5

    C A A G Y - 1 4

    V i z c a c

    h a

    2 2 , 0

    1 2 , 0

    0 , 7

    2 3

    1 5 C u e r o - e n v o l v e n t e / c o n t e n e d o r p e q u e

    o q u e g u a r

    d a C A A G Y - 1 6

    C A A G Y - 1 5

    V i z c a c

    h a

    2 3 , 5

    2 , 1 3

    0 , 0 7 5

    1 4

    1 6 C u e r o

    / c o n

    t e n e

    d o r q u e g u a r

    d a C A A G Y - 1 7

    , C A A G Y - 1 8

    , C A A G Y -

    1 9 , y

    C A A G Y - 2 0

    , C A A G Y - 2 1

    , C A A G Y - 2

    2 , C A A G Y - 2 3

    , C A A G Y - 2 4

    ,

    C A A G Y - 2 5

    , C A A G Y - 2 6

    C A A G Y - 1 6

    V i z c a c

    h a

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

    M e d

    i d a

    v a r i a

    b l e

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    9/26

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    10/26326

    Carmen Beatriz Loza

    de sujecin. Este ltimo fue fabricado uniendo dos tipos de elementos distintos que juntossuman un total de 133 cm de largo. El primer cordaje (de 68 cm de largo) se conecta graciasa un nudo simple con una cinta tejida (de 2 cm de ancho y 65 cm de largo) adornada condiseos de indudable filiacin tiwanakota. Aclaramos que esta conexin no fue mencionada,ni identificada en los anteriores anlisis porque la cinta se torci por el uso, de tal maneraque a primera vista pareca un solo cordaje (fig. 1).

    1. 2. 3. Los objetos de un equipo inhalatorio incompletoLa tableta para inhalaci n de polvos psicoactivos [caagy 12] protegida y resguardada en suintegridad por un doble cuero protector. El primero, es una pierna de la taruca que cubreel estuche [caagy 10], mientras que el estuche es del cuero curtido del mismo animal ydel cual se desprende un lazo (de 176 cm de largo) del mismo material para asegurary atar la tableta. Destacamos que el estuche, debido a su uso y al extenso tiempo quela contuvo, adopt la forma del relieve de la misma [caagy 11]. Aunque parezca obvio,conviene subrayar que la tableta es hasta el presente una de las ms grandes identificadasde filiaci n Tiwanaku. Est asociada a varios estuches para guardar los polvos psicoactivos.Las caracter sticas bsicas son: Un estuche de cuero de jaguar de tamao medio con larga flecadura de 26,5 cm de largo

    de cuero de taruca; ambos estn unidos por costuras con hilos de pelo de alpaca. Sedebe destacar que la parte destinada a ser reservorio tiene una dimensi n de 11 cm delargo mximo, superando esa dimensi n la flecadura de taruca con 15,5 cm de longitudmxima [caagy 7].

    Otro cuero de jaguar, en forma de estuche de menor tamao que el sealadopreviamente, pues solo mide 10,84 cm de largo [caagy 08]. Albergaba una cucharillitade hueso de clara filiaci n Tiwanaku por la iconograf a en su anverso y reverso, como loapreciaremos ms adelante. A lo largo del mango tiene detalles de zigzag, destacndoseen el reverso un cono similar a un rostro antropomorfo (fig. 1). Adems, en la partesuperior del mango, tiene tallada una cabeza de ave de rapia (probablemente unguila) [caagy 09]. La cucharilla untada con grasa de camlido debi servir paraextraer y medir los polvos usados durante rituales para la curaci n de enfermedades/ padecimientos/infortunios. Vuelvo a repetir que se ha verificado la ausencia de tubosinhalatorios en el conjunto de elementos asociados a la tableta de Pallqa. Durante laprospecci n y excavaci n de 1998, no se ubic ninguno de estos tubos en los abrigosrocosos identificados e inspeccionados por la UNAR (AUNAR, 1998e).

    Un fragmento textil policromo antropomorfo [caagy

    06]. Este elemento fue colocadodentro de la bolsa textil tipo saquillo [caagy 09] y descrito ms adelante.

    1. 2. 4. Los cueros-envolventes intermedios de mltiple funcinSi se decide estudiar el contenido delwatasqa de Pallqa en forma independiente cada unode los objetos y elementos que guarda, es decir desgajados de su contexto cultural pierdensentido de su valor y significacin. En la medida en que cada elemento cobra sentido en elseno de su sistema global y ese sentido es adquirido socioculturalmente. En consecuencia,son las asociaciones de la diversidad de elementos guardados y organizados jerrquicamentelos que le confieren significacin. Por ello, las uniones de elementos han sido identificadas,

    en este texto, como preparados curativos, lo que incluye no solo el contenido guardadoen los cueros, sino el continente. Vale decir que el preparado tiene un papel activo queadopta en el proceso curativo ritual, tal como lo demostraremos despus.

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    11/26327

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    Hemos reconocido que en elsistema de almacenamientose aade la existencia de doscategor as ms de cueros-contenedores con preparados,considerando como variablesla dimensi n y su posibleuso. Los cueros-contenedoresintermedios guardan los cueros-contenedores pequeos queson portadores de preparadosy funcionaron para llamar alos esp ritus de los animalesy minerales que contienen.Mientras que los cueros-contenedores diminutos, los

    ltimos de la cadena del almacenamiento, guardan gran variedad de elementos orgnicose inorgnicos de diferentes tamaos y formas.

    2. LOs PREPARADOs cuRATivOs, unA iDEnTificAcin DE susMicRO-cOnTExTOs

    2. 1. Tres clases de remedios/cueros-contenedores intervenan enlos preparados curativos

    Argumentamos que todos los remedios/cueros-contenedores, sea cual fuere su dimensi n,tambin confieren sentido simb lico a su contenido, apoyndonos en los testimonios delos expertos ind genas entrevistados. A lo largo de este texto entendemos a estos y sucontenido como preparados curativospor las propiedades medicinales que les atribuyen. Alproponer esta terminolog a queremos connotar que los cueros intervienen en ese proceso,tal como se lo verifica a nivel etnogrfico. Estos datos, a su vez, nos sirven de fundamentopara sostener que no estamos en presencia de simples y comunes bolsitas, estuches osaquitos y menos an ante recipientes homogneos destinados nicamente a guardaro conservar algo. En otras palabras las categor as mencionadas son insuficientes. A partirde que pautas nosotros suponemos que estas categor as vehiculan una visi n un voca,

    negando una diversidad de empleos y significaciones en el mbito de la prctica curativaandina? Una respuesta se esboza si nosotros establecemos un paralelo con los empleos quelos kallawaya y kawayu que hacen de cueros, de acuerdo a reglas, c digos y terminolog atcnica muy precisa. Se establecieron tres modalidades diferenciadas.La primera modalidad es laqipichaska,caracterizada por envolver ciertos objetos (comolos minerales) en el cuero, sin que necesariamente porten un cordaje fino para sujetarlos;en general estn en proceso de elaboraci n y se les podr aadir nuevos elementos.La segunda modalidad es elwatasqa,se distingue de la anterior porque los elementospueden estar hermticamente obturados en el cuero y asegurados con cordajes de sujeci no cordajes teraputicos que terminan en un amarre. Un ejemplo, es el propiowatasqade Pallqa que estamos analizando. La tercera modalidad, es lawaqichaskaporque los

    remedios/cueros-contenedores menores y diminutos pueden desempear un papel activoen el preparado al cobijar elementos que son asegurados con cordajes teraputicos (paramayores detalles vase el acpite 2. 2.).

    f g ra 1 fotogra a de e t e de ero de ag ar para g ardarla lla de e o

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    12/26328

    Carmen Beatriz Loza

    Sea cual fuere la modalidad, estas tres fueron utilizadas en las curaciones en el periodoTiwanaku y continan vigentes de acuerdo a las indicaciones de los kallawaya Walter Alvarez Quispe y Max Chura, quienes nos ofrecieron una explicaci n a partir de su propiaobservaci n del atado de Pallqa y la tradici n recibida de sus antepasados kallawaya(entrevistas 4 y 5). Dos de ellas son claramente visibles, como sigue:

    2. 1. 1. Las modalidades y funcionalidad de los cueros-envolventes intermedios y su continentePartiendo de esta concepci n, hemos distinguido la existencia de un cuero contenedorintermedio de vizcacha que encierra otros cinco cueros-contenedores diminutos tambinde vizcacha. Todos ellos, responden a la tipolog a anteriormente descrita:a. Unwakichisqade vizcacha cuyo cuero-contenedor es de gran inters porque encierrauna sucesi n diferenciada de otros cueros-contenedores de menor dimensi n. Estosltimos pueden ser identificados, segn la tipolog a ind gena an utilizada en el presentepor los expertos ind genas.b. Unwakichisqaque a su vez encierra, siguiendo el mismo principio, un cuero-envolvente/ contenedor pequeo de vizcacha, el cual albergaba preparados para las enfermedades/ padecimientos/infortunios, lo siguiente: Un watasqaminiatura fabricado en cuero de taruca liado con fino cordaje azul claro para

    asegurar un pequeo cuarzo. Un watasqaminiatura, tambin fabricado en cuero de taruca liado con cordaje fino azul

    claro para asegurar pices de pirita. Un watasqa miniatura de cuero de taruca liado con fino cordaje azul oscuro para

    asegurar cuarzo. Un watasqaarmado a partir de una punta de proyectil bifacial del tipo hoja de laurel

    (con una pequea fractura en la punta), elaborada en arenita de cuarzo endurecida. Esteproyectil lleva envuelto y adherido, en su parte media, plumones de ave (posiblementepicaflor por su colorido y tamao) con un cordaje zurdo teido de color azul oscuro queenvuelve la punta dos veces y la sujeta con un nudo simple. La punta es de hace 4000aos a.J.C. (Holoceno), asociada a los cazadores de llamas de la llamada fase Puri-Pica-Tolar. Es decir, que el propietario del atado reutiliza objetos que son 3000 aos anterioresal periodo que le toc vivir para ejercer su oficio. Tal como lo hacen los kawayu hoy end a reutilizando puntas de flecha buscando protecci n.

    Un cuarzo asociado alwatasqaarriba sealado como parte integrante delwakichisqa.c. Unwakichisqacobijado en el cuero-contenedor de vizcacha que contiene unwatasqa organizada de la siguiente manera: Un watasqa formado por una base de velln de lana de vicua para proteger y cobijar un

    clculo de camlido y en una de sus protuberancias se amarra un cordaje fino azul claro.d. Unwakichisqacuero-contenedor pequeo de vizcacha que guarda treswatasqa en su seno: Un watasqaformada a partir de una obsidiana liada con un fino cordaje azul claro. Un watasqa formado sobre una base de velln de lana de vicua en el cual se coloc

    un canto rodado finamente cubierto y seguramente asegurado con el cordaje finoazul claro.

    Un watasqaconformado por una figurilla de camlido cuyo cuello est unido con uncordaje fino azul claro.

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    13/26329

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    Hasta ac, hemos efectuado una presentaci n general completa del contenido del atadode Pallqa. Como se puede apreciar, resolvimos el primer problema que nos ha ocupado:distinguir la especificidad del atado dentro de la terminolog a andina como unwatasqa y, confirmar que esta modalidad de preparado esta presente en diversos niveles de laorganizaci n de los remedios, particularmente en el nivel de los preparados diminutos. Al mismo tiempo, la diversidad de objetos y sus asociaciones nos obligan a considerarlos micro-contextos en los que hace su aparici n. Este recorrido aunado a la informaci nofrecida por los expertos ind genas entrevistados permitir aproximarnos, de manera mssegura, a las posibles significaciones del atado y los objetos que incluye. Una entrada es elanlisis de los cordajes.

    2. 2. Las seis variantes de finos cordajes como ayudamnemnico-teraputica

    El cordaje ha sido uno de los elementos ms descuidados en los anlisis anteriores, a pesarde constituir un elemento clave para la comprensi n de los preparados. Nuestro anlisisha establecido las garant as de una tipolog a importante y novedosa. En primer lugar, loscordajes finos fueron elaborados por el propietario del atado, quin tom fibra animalpara formar dos hilos que al ordenarlos los torci a la izquierda (torsi n en S) para finesteraputicos (o sea, S-2s) porque connotan sentido ritual y curativo, pues participan enel cambio de direcci n de las enfermedades/padecimientos/infortunios. Debido a esacaracter stica son denominadoslluqui qaytu. Luego, hemos establecido una diferenciaci ninterna en los cordajes a partir de cuatro tipos de ovillos teraputicos distintos para liary amarrar los preparados. Cada uno de ellos var a en su grosor, aunque predomina la

    tonalidad azul. Finalmente, determinamos que las costuras de los estuches de jaguarfueron cocidas conlluqui qaytude vicua. Este conjunto de resultados de anlisis son lagarant a para autorizarnos a negar la existencia de un solo ovillo como se hab a planteadoanteriormente (Capriles, 2002: 44). En consecuencia podemos profundizar en la funci noperativa de seis tipos de cordajes finos presentes en el atado.Uno de los empleos del cordaje fue la sujeci n y codificaci n de informaci n en lospreparadoswatasqa de Pallqa. Por ejemplo, se evidencia en el preparado de la lasca quebrindar a protecci n a su poseedor. En efecto, se verifica que est armado a partir de unapunta de proyectil donde se sujet plumas de picaflor con un hilo zurdo azul, el cual dados vueltas para concluir con un nudo simple. Es probable que fuera construido para usoexclusivo del religioso/mdico debido al montaje de un elemento con punta esgrimido

    para alejar a los malos esp ritus. De hecho, el picaflor participa en la curaci n de ataques(APCBL, entrevistas 7, 21; Girault, 1987: 498).Los cordajes de vicua sujetan los cueros de vizcacha que contienen minerales. Estaasociacin no es casual. La vicua segn los kawayu sera la encargada de transportar,por la noche, los minerales para los dioses-antepasados en virtud de ser uno de los animalespreferidos de los espritus ancestrales (APCBL, entrevista 14; Girault, 1987: 516). As,existira una lgica asociacin de los significados simblicos utilizados por el religioso/ mdico... Lo curioso es que en los preparados curativos del religioso/mdico todos loshilos, sean de vicua o de alpaca estn teidos de azul. Esta situacin nos interroga acercade la funcin y significacin que pudieron haber tenido. Sobre todo porque no es laprimera vez que aparecen en la evidencia arqueolgica andina. Por ejemplo, segn un

    informe de los trabajos de excavacin en el valle bajo de Osmore (Moquegua, sur delPer) se encontraron:

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    14/26330

    Carmen Beatriz Loza

    hilos muy finos teidos de azul por lo general junto a sandalias de cuero enminiatura y para amarrar pequeas patitas de cuy, lo que sugiere que este tipode hilo tuvo una funci n muy significativa en el periodo intermedio tard o (Clark et al., 1999: 112).

    Sabemos por la informaci n recogida en terreno potosino que loslluqi qaytuazulescontinan siendo empleados y son ampliamente valorados en ciertos grupos ind genas delaltiplano y valles bolivianos. Se reconocen, al menos, dos atributos tradicionales que se hanmantenido vigentes. Transmiten la fuerza a sus portadores. Por ejemplo, los varones que participan en las

    luchas ceremoniales delTinkude Macha (uno de los ms sangrientos en el municipio deColquechaca, de la provincia Chayanta, Potos ) se colocan secretamente en sus cascosloslluqi qaytuazules para tener ms poder o y vencer al guerrero contrincante.

    Invierten el curso de ciertas enfermedades/padecimientos/infortunios. Es el caso de los

    Kawayu que los emplean en las curaciones simb licas que aquejan las dolencias deamor, segn una experta Paulina Chucamani los mdicos ind genas manejan loslluqiqaytuazules en ciertas ceremonias decambiaqpara invertir la suerte. Pero ella advierteque se prescindi de su venta debido a la incorporaci n de velas de color en la ritualidadandina, a ra z de la influencia brasilea y su pujante industria de objetos simb licosque invaden acelerada y eficazmente el mercado boliviano. De esa manera, las velasestar an en proceso de desplazarlos, aunque sin lograr eliminar todav a a los hilos deoveja blanca y negra de los que se piensa contrarrestan las maldiciones o los hilos blancospara la buena salud (APCBL, entrevistas 9 y 16). La afirmaci n de Paulina Chucamaninos condujo a una bsqueda minuciosa en los mercados de objetos rituales de diversasciudades bolivianas, llegando ubicarlluqi qaytuazules en el Mercado Vicuas de laciudad de Potos . En efecto, otra experta Kawayu Paulina Saravia Quispe todav alos expone y vende en su puesto alrededor de 20 tipos diferenciados delluqi qaytu (APCBL, entrevista 17). En otros trminos, se conserva esta tradici n, por lo menos desdela poca de Tiwanaku, debido a que el gran mercado potosino est marcado por unvigoroso ritualismo andino en raz n de la existencia de las afamadas minas argent ferasque dinamizan su espacio socioecon mico y que requieren de la atenci n privilegiada delos mdicos y ritualistas andinos. Pero tambin se explica la continuidad por la vitalidadde losayllu potosinosy sus miembros que siguen conservando tradiciones culturalesmuy antiguas que intervienen en el proceso de la salud/enfermedad/atenci n, a pesarde la evangelizaci n cat lica y de la temible amenaza extirpadora las sectas evanglicasque aceleran la destrucci n cultural andina, dividiendo a sus pobladores y condenando,estigmatizando y satanizando a quines permanecen fieles a sus tradiciones curativas ysus prcticas religiosas de raigambre andinas.

    2. 3. Los preparados curativos, una identificacin de sus funciones

    La identificaci n del contenido no es suficiente en el anlisis, es necesario profundizar enotras dimensiones del mismo, retomando la clasificaci n bsica de los animales de acuerdoa las etnocategor as utilizadas por los andinos para vislumbrar su importancia y entreversu significado (Flores Ochoa, 1977: 231; Gutirrez Usillos, 1989). Se han identificado,que el religioso/mdico utiliza dos grandes categor as de animales en la elaboraci n desus cueros de embalaje (envolventes y contenedores) y son aquellos que gozan de una

    situaci n privilegiada en la cosmovisi n andina. En primer lugar, los animales silvestres,denominados salqaen quechua, como por ejemplo: la vizcacha, jaguar, vicua y taruca.

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    15/26331

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    Por otro lado, utiliza animales domesticados,uywaen quechua, de los cuales extrae sufibra con diferentes fines. As , la distribuci n estad stica muestra que sobre un total de25 objetos, se verifica una clara tendencia a privilegiar a los salqacon un 57,69 %. Nomenos importante son los domesticados con un 26,62 %, siendo el 7,69 % de sus objetoscombinaci n de salqaconuywa.Esta descripci n constituye la base para sostener que la elecci n de los materiales empleadospor el religioso/mdico no ha sido hecha al azar, sino que ha habido relaci n directacon aquellos animales silvestres o salqaque pertenec an a los rebaos de las deidades-antepasados (denominadosMachulas o Apus), en consecuencia comportan un carctersagrado. En esta misma direcci n se puede entender su preferencia por los animalessalqay no por la categor auywaque son domesticados y dados en prstamo a los pastores, porejemplo la alpaca que es una entrega de la Seora del tiempo y del espacioPachamama(Flores Ochoa, 1977: 230).La primac a del cuero es altamente significativa, se conoce sus atributos en todo el procesode Tiwanaku y su uso pervive hasta el presente. Por ejemplo, tanto los Kawayu como loskallawaya, por lo menos hasta la segunda mitad del siglo XX, han destinado los cueros parapreservar objetos simb licos y guardar sus medicamentos. Sin embargo, esta tradici n estdesapareciendo aceleradamente debido a la sustituci n por nuevos y poderosos materialesde gran aceptaci n popular: telas, papel y plstico.En efecto, fueron los kallawaya los que reemplazaron los cueros, paulatinamente, porcasimires y tela burda de algod n (APCBL: entrevistas 5, 7, 8, 11, 12, 14 y 15). Justamente,en la colecci n de instrumental antiguo de los antepasados Kallawaya de Walter AlvarezQuispe, tuvimos la oportunidad de examinar una alforjita de casimir perteneciente asus antepasados herbolarios con muchos bolsillos pequeos, la cual serv a para ocultar

    objetos simb licos de fcil transporte: un amuleto pequeo que representaba la pequeamano del mdico y una bolsita menuda de tela para conservar plantas secas molidasamarrada con hilo de color rojo (S-2s) y otra bolsita para minerales3. Las bolsas plsticashan terminado por imponerse entre la mayor a de la poblaci n boliviana, incluidoslos expertos ind genas. Por citar un caso, actualmente los kawayu solo guardan susmedicinas en coloridas bolsas plsticas y en algunos casos recipientes del mismo materialintroducidas por la cooperaci n internacional en nombre de la higiene y el progresohabiendo dejado reservado el uso de los cueros-contenedores para guardar centenares demedicinas pertenecientes al Santo Patr n de los kawayu, quien tiene un jampi qipicomocualquier otro miembro del grupo tnico especializado en la preparaci n, intercambio yventa de objetos simb licos y medicinales (APCBL: entrevistas 13 y 21). Los cueros solo sonrepartidos como objetos simb licos medicinales y entregados a los solicitantes y pacientesen papel (generalmente peri dico) protegido por una bolsa plstica.

    2. 3. 1. Los remedios, su combinacin en los preparadosUna vez descritos los materiales de acuerdo a diversos sistemas de clasificaci n, nos hallamosen condiciones de interrogarnos acerca de los preparados medicinales en s mismos;para ello asumimos que el tipo de cuero juega un papel de marcador porque sealasignificados. En general, los elementos se inscriben en una configuraci n que podemos

    3 Estos objetos fueron expuestos durante la exhibici n itinerante Kallawaya. Cultura, ciencia y memoria organizadapor Carmen Beatriz Loza junto a los kallawaya en el Espacio Sim n I. Patio (La Paz, Cochabamba, Santa Cruz dela Sierra y Sucre) entre marzo y octubre de 2005. (Consultado el 24 de marzo de 2006).

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    16/26332

    Carmen Beatriz Loza

    describir en un primer trazo, a partir de un esquema alrededor de dos polos; a saber, lospreparados para prevenir y aquellos empleados para curar.Por ejemplo, la taruca, por su condici n de salqa, tiene varios atributos e interviene encuraciones rituales espec ficas en el mundo kallawaya, adems el pelo es empleadocomo un gran protector contra el mal viento, al cual se le atribuye la parlisis facial(APCBL: entrevistas 7 y 14). Estos usos contemporneos nos ofrecen pistas para comprenderque las capas constitutivas del armaz n delwatasqade Pallqa estar an indicando claramentela pertenencia a un individuo relacionado con el mundo simb lico y ritual de su tiempo.Mientras que la vizcacha tambin debido a su condici n de salqaest relacionadacon las medicaciones y la prosperidad. Por esa raz n, actualmente los mineros potosinosofrendan durante la curaci n de la mina los fetos de ese animal silvestre para descubrirmuchas vetas de mineral y alcanzar la prosperidad demandada a las deidades (APCBL:entrevistas 10, 13 y 14). Tal afirmaci n, lograda gracias a la observaci n participante enel acto de la curaci n de una mina, es de suma importancia para nuestros prop sitosporque confirma la coherencia en la asociaci n realizada por el religioso/mdico, quiende manera sistemtica conserva los minerales en cueros-contenedores de vizcacha comolo ilustra el cuadro 1.La suerte est representada en el cuero de jaguar porque est mandado para morar en loslugares sagrados (R sing, 1992: 244). Por esa raz n, es imprescindible hasta el momentoactual en los preparados de ofrendas blancas de protecci n y bienestar, pero tambinpara las ofrendas negras destinadas a transformaciones en el curso de la vida (APCBL:entrevistas 5 y 7). El religioso/mdico lo utiliz para elaborar sus cueros-contenedores y elestuche donde enfundaba la cucharilla para los diversos polvos y psicotr picos.El religioso/mdico produce medicamentos que pueden ser empleados para curar

    enfermedades fsicas y mentales, siendo algunos de sus ingredientes, imprescindiblesen las curaciones simblicas. Es el caso de los clculos de los camlidos denominadosen tiempos coloniales por los espaoles piedra bezoar (De Losa, 1983 [1780]: 63-65). Es conocido en quechua como karwa jayintilla, segn el testimonio de los actualeskawayus. La guardan delicadamente envuelta en vellones de lana de alpaca en tanto esmuy apreciada no solo por la dificultad de conseguirla sino tambin porque es portadorade los espritus del animal. Ese valor que le otorgan es muy antiguo, todava en tiemposcoloniales lo consideraban gran remedio y segn los observadores de la poca losindgenas la utilizaban:

    a tiempo que iban a pelear, diciendo que les da valor y fuerzas y asimismoapartaba de ellos todo temor y miedo, alegrndoles el coraz n (De Losa,

    1983 [1780]: 63).En la actualidad, los Kallawaya la utilizan por un lado, en infusin como si fuera chocolateporque ayuda a la digestin y mejora los dolores estomacales (ACBL, entrevista 5). Por elotro, interviene en las curaciones de susto, una de las patologas andinas ms importantes(APCBL: entrevistas 6,18, 21). Sin embargo, en tiempos coloniales sus funciones eran msamplias, servan de:

    ant dotos contra todo veneno, tabardillo, melancol a, pasiones del coraz n, contracalentura pestilente o ptrida, contra el aire (De Losa, 1983 [1780]: 63; APGL).

    Todo parece indicar que la karwa jayintilla liada con lluqi qaytu fue utilizada conpropsitos de curacin simblica.

    En concreto, en los preparados curativos del religioso/mdico apreciamos elementos dedistinta naturaleza: animal, vegetal y mineral, los cuales pueden servir para medicacionesde patolog as culturales o enfermedades f sicas reconocidas. Y, al parecer, la poblaci n

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    17/26333

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    de Chacapa y Challana donde pertenece el sitio de Pallqa desde antao valor yaprovech los tres reinos, mantenindose la tradici n todav a hasta inicios de la Colonia.En efecto, los espaoles notaron que los ind genas, todav a a fines del siglo XVI, ten an ugran apego al rescate de pieles y de guacamayas, plumas de pjaros muy pintados (Dvilade Cangas & de Otaz, (1991 [1568-1569/1570]: 286r). No obstante, en esa poca, losmismos espaoles minimizaban el inters de los ind genas por esas cosas superfluas.En consecuencia, no imaginaban que servir an para elaborar preparados para curacionessimb licas, su propia defensa y ostentar sus s mbolos de poder. Ms bien, cre an que elempleo de gran plumer a y pieles conllevaba sencillamente fines ornamentales y queera equivalente a la afici n por lucir camisetas, manillas, brazaletes y anillos de oro y plata(Dvila de Cangas & de Otaz, (1991 [1568-1569/1570]: 268r., 648v.).

    3. EL AjuAR inhALATORiO, unA PREsEnTAcin DE su

    MicRO cOnTExTO3. 1. Una tableta ceremonial en madera

    Hasta el momento nos hemos dedicado a detallarbsicamente los preparados curativos. Se hallantambin algunos elementos bsicos del ajuar inhalatorioque han debido intervenir en las prcticas del religioso/ mdico. En una primera observaci n destaca la tabletade madera de Pallqa que es, desde un punto de vistaarqueol gico, una pieza distintiva por el contextono precisamente funerario en que fue hallada, sugran tamao y la funda completa que la conserva yresguarda(fig. 2). Al parecer, la tableta ha sido probablemente talladaen madera chonta, considerando el peso, sonido ytextura de la misma. Comparndola con otras, llamala atenci n su gran tamao: una longitud mxima de24,6 cm y una anchura mxima de 9,1 cm, siendo sugrosor de 1,23 cm. Baste sealar que en San Pedrode Atacama, norte de Chile Quitor 5, tumba 2021-

    2034 de acuerdo a Le Paige existe una tabletaque tiene de largo de 27, 5 cm y aproximadamente9 cm de ancho. Sin embargo, la tradici n de tabletasgrandes no es privativa de tiempos prehispnicos, sinoque pervive en algunos lugares del Amazonas hasta eltard o siglo XIX, sobre todo en el Mau. Tabletas de37 cm de largo, llegando incluso a 45 cm, pertenecena este ltimo rango4. Adhirindonos al sistema de clasificacin propuesta porel arquelogo Constantino Manuel Torres, a partir del

    4 La primera es la de Munich y la segunda de Coimbra. Constantino Manuel Torres. 2005. Comunicaci n a CarmenBeatriz Loza 27 de abril.

    f g ra 2 Tableta eremo al de Pallqa

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    18/26334

    Carmen Beatriz Loza

    anlisis de 713 tabletas en el cual se sustenta la tipificacin de objetos provenientes de sitiosdispersos en el actual norte de Chile, la tableta de Pallqa morfolgicamente, pertenece altipo B y sera al menos dos veces ms grande que las tabletas Tiwanaku encontradas enSan Pedro de Atacama (AUNAR, 1999c). Tiene extensiones planiformes con incisioneslineales, adems del tallado en relieve (Torres, 2001; Rendn, 2000: 90). Morfolgicamentetiene dos espacios bien diferenciados y complementarios compartidos por gran cantidadde objetos de este tipo: el espacio funcional, por una cavidad central plana que hace derecipiente subrectangular tallado y que sirve de bandeja para preparar polvos de vegetalesy mezclarlos o simplemente para inhalarlos. En este caso, todo este recipiente fue utilizadoporque la cavidad mut de coloracin, posiblemente debido a que en ella se combinan losingredientes para preparados psicotrpicos.Originalmente la tableta ostentaba incrustaciones de metales, piedras semipreciosas y deconchas en el borde as como en diferentes lugares de la representaci n conogrfica, peroactualmente varias incrustaciones lucen huecas, debido, en parte, a las intervenciones desu descubridor, Francisco Pilco. El filo est decorado con una serie de figuras geomtricasen bajorrelieve e incrustaciones de concha marina rojiza omullu5, tal cual la nombranen el mundo andino. En los extremos se aprecian cuatro elementos en forma de L. Sobreel borde, entre las figuras, destaca un rectngulo; mientras que en los costados otros tresrectngulos se encuentran intercalados a distancias regulares; a su vez, dispuesto en elcostado izquierdo un rectngulo ostenta una incrustaci n demullu. Debajo del borde haydos tringulos distanciados por un pequeo surco que abarca el espesor total del lindedecorado, uno de dichos rectngulos est ornado por unmullu.

    3. 1. 1. El personaje de Pallqa en la tableta

    En la tableta se advierte un personaje masculino, ricamente ataviado y ornado con emblemasque ofrece una puesta en escena de filiaci n claramente Tiwanaku. El personaje de Pallqadenominaci n empleada a lo largo del texto est encima de una estructura escalonadade tres niveles, flanqueada por dos cabezas de puma con un ojo demullu. Sobre estaestructura se apoya el cuerpo varonil haciendo ademn de inclinar su rodilla derecha,mientras que su peso descansa sobre la siniestra. Al mismo tiempo, sus brazos se extiendenligeramente, el derecho empua un cetro con accesorios de compleja simbolog a, queatenderemos ms adelante, en tanto que el brazo izquierdo mira hacia abajo en direcci na la estructura que sostiene otro tipo de elementos, los cuales sern descritos luego.Los primeros emblemas de dignidad descollan en su cabeza. En efecto, un amplio tocadocoronado resalta el rostro del personaje. Sobresale una testa en forma de herradura,claramente visible de frente, con una sucesi n de conos. Viendo de derecha a izquierdase distingue en un extremo el s mbolo del fuego, seguido de cuatro tringulos, dos c rculosy cuatro tringulos nuevamente; en sentido opuesto se yergue una cabeza de puma, cuyoojo es de malaquita. Al centro un s mbolo de fuego, igualmente con una incrustaci nde malaquita, va flaqueado por dos cabezas trofeo, una de las cuales presenta un ojocon incrustaci n de turquesa y concha. Por hallarse en plano su rostro de perfil, se hallainclinado hacia arriba, distinguindose su prominente nariz. De su boca entreabierta saleun s mbolo en forma de bast n invertido, a modo de lengua, el cual lleva engastado en laparte inicial un pequeomullu; al final sobresale el s mbolo del fuego. Contiguo al ment ny a la mejilla, luce una gargantilla con cuatro tringulos que intercalan su posici n, uno deellos, el ms cercano al cuerpo, lleva taraceada una turquesa.

    5 Mullo: Piedra, o hueso colorado como coral con que hacen gargantillas y tambin usan las hechizeros (Bertonio1989 [1612]: 227).

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    19/26335

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    El personaje de Pallqa, deja ver solo en uno de los ojos la c rnea con lagrimal, en cuyointerior se vislumbra la nia donde se ha engastado un c rculo grande demullu. Todoindica, siguiendo los cnones andinos, que nos hallamos frente a un hermoso var n de ojocolorado. Este atributo de belleza, perme varios siglos, al extremo que los lupaqas del lagoTiticaca recurrieron al vocablomullu nayranipara designar a los hombres bellos. Este trminotodav a era utilizado cuando reg a la Corona espaola (Bertonio, 1989 [1612]: 227].El pecho del personaje que describimos est en posici n frontal y ataviado por unavestimenta asegurada en la cintura por una tradicional faja abdominal requerida en ciertassolemnidades y por eso mismo engalanada por una sucesi n de figuras geomtricas: dostringulos a cada costado y en medio dos c rculos. Cobra relieve, por estar situada enel centro de la representaci n pectoral, una cabeza trofeo vista de perfil, donde uno desus ojos est damasquinado de turquesa. En cualquier caso, la conograf a del personajede Pallqa no agota aqu la complejidad de la puesta en escena, pues se observa que lasinsignias que lucen los brazos, sobreponen signos distintivos. En tanto en el brazo derecho,despuntan dos elementos decorativos, el primero consistente en un s mbolo de fuego quese extiende sobre todo en la vestimenta hasta llegar alcanzar al pecho, en el segundo seobserva un objeto circular que cuelga del codo como formando parte de la indumentariadel personaje, el mismo que se encuentra doblado en ademn de sostener un cetro.Uno de los s mbolos de poder que merece ser descrita es el cetro, por el modo como sesobreponen los signos en esta insignia. La parte superior del cetro luce el s mbolo del fuego,seguido de dos tringulos y dos c rculos uno exento demullu. En la mano se coloc unaincrustaci n demulluque simboliza las uas de los dedos. Luego, se suceden otros dostringulos y un c rculo conmulluy nuevamente otro c rculo en bajorrelieve para culminaren una cabeza trofeo en ngulo de perfil.El brazo izquierdo, siguiendo el mismo principio, presenta un s mbolo de fuego que seinicia en la mueca para culminar en el pecho. La mano con uas engastadas de broncemetal denominado en aymara,llacsa. Esta mano sostiene un hacha, cuyo mango vaornado por cuatro tringulos, los cuales se oponen en pares. Al mismo tiempo, sujeta porlos cabellos una cabeza trofeo. El bronce que embellece la tableta de Pallqa engalanalos dedos de la mano izquierda. Dentro de la ideolog a andina, el bronce, en aymarallacsa, era un metal que infund a temor a los rivales. Conforme Gonzles de Holgu n, se loutilizaba para:

    pasmar a otro, hacerle turbar de miedo o cortarle, o desmayarle, o helarle la sangrecomo el que ve un le n (Gonzles de Holgu n, 1952 [1608]).

    Lo que significa que el personaje ser a un decapitador, ahuyentador de aquello que le

    causaba molestia o aflicci n. En la puesta en escena, sin embargo, aparece algo dignode consideraci n, es el simbolismo de las incrustaciones en los dedos: en los de la manoderechamulluy en los dedos de la mano izquierda, bronce. De esa manera, el gesto denuestro personaje estar a articulando elementos de poder:mulluy bronce presentes comouna asociaci n importante y comn en la cultura material de Tiwanaku (Cf . Kosok, 1965: 39,Paulsen, 1974: 597).Basndonos en la descripcin anterior, obtenemos conclusin ilustradaen la figura 3. A partir del mismo, vemos cmo el personaje de Pallqa encarna la dignidad,bravura y belleza.

    3. 1. 2. De los textiles menos abundantes

    Como lo sealamos, un fragmento textil se hallaba colocado en la bolsa que conten a lamayor a de los implementos del mdico/ritualista. El fragmento de doble cara aparentementeperteneci a un tipo de bolsita con un tiro de cuero. El mismo da cuenta de un personaje

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    20/26336

    Carmen Beatriz Loza

    portador de una camiseta ritual denominada en quechuaunku. Su rostro amarillo de perfilsobresale en un fondo azul claro; de ah que se aprecie un solo ojo bipartito, que exhibeuna porci n m nima de color negro y el restante blanco. Del ojo se desprende un lacrimaldividido en dos partes: la ms cercana de la boca y la nariz representa un felino con ojobipartito que mira hacia abajo. En el otro extremo, muy cerca de la oreja se observa undiseo de plumas. Sobre la oreja se perciben dos l neas, una blanca y la otra roja, queacaban en un diseo geomtrico, probablemente se trate de cabellos. La nariz destaca enel rostro por su albura, debajo de ella se aprecia la boca que ensea los dientes. Adorna la parte superior de la cabeza una corona blanca en cuyos extremos lleva dosc rculos concntricos rojos y al centro amarillo. Adems de un s mbolo de fuego flanqueadopor dos cabezas de pescado con ojos bipartitos. Por detrs de la oreja, se observa diseosen forma de bast n invertido en tres matices: amarillo, rojo y blanco; esta figura recuerdaun cetro. Este diseo vertical es seguido de otros dos compuestos de formas geomtricas,tanto rectngulos como tringulos, de dif cil definici n. Por delante del rostro aparecen dosdiseos en posici n vertical y uno debajo del otro, similares al nmero seis. El primero es rojoy el segundo blanco con un punto amarillo y azul. Seguidamente se observa una sucesi nde signos y figuras geomtricas, las cuales posiblemente representen un cetro, continanvarias l neas de color azul, rojo y blanco. En la parte inferior del textil se aprecian algunosdiseos geomtricos incompletos y un ojo bipartito en un fondo rojo, que reposa sobreun espacio azul. El deterioro del textil impide una adecuada identificaci n conogrfica(APCBL: entrevista 19).

    cOncLusin

    De este modo y finalmente, el cruce de miradas en torno al atado de Pallqa y, las idas yvenidas entre temporalidades distintas a travs del dilogo con los expertos ind genas nos haproporcionado una importante base para caracterizar con mayor seguridad su contenido.Esta aproximaci n cruzada encara en nuestra perspectiva de encuadre, los mecanismosms o menos expl citos de ajustes a las exigencias y limitaciones del objeto de anlisis, talcual se sita su producci n en la historia. Pero, adems establece posibles vinculacionesentre objetos que se utilizan hoy en d a que parecen provenir del periodo Tiwanaku, lo cualsugerir a una transposici n de siglos. El atado depositado por el religioso/mdico fuera decontexto funerario deja establecido que tendr a: preparados curativos para enfermedades/ padecimientos/infortunios frecuentes en esa poca, implementos del ajuar inhalatorio desubstancias psicotr picas y preparados para su propia protecci n.Hemos detectado que la variedad y complejidad de elementos animales y minerales presentesen el ensamblaje de los preparados curativos fue uno de los medios ms importantes paraexpresar la especificidad de las acciones que realizaba en el proceso de la salud/enfermedad/ atencin. Y son, justamente las mezclas de varios ingredientes curativos las que facilitaron eltrabajo de identificacin porque algunos de ellos continan siendo utilizados en su totalidadpor los expertos indgenas. Mientras que en otros casos, solo algunos componentes sonreconocidos y participan de las curaciones que se practican hoy en da.Pretendimos que el religioso/mdico cuid todos y cada uno de los detalles en laconfeccin de su atado de remedios . En ese sentido, afirmamos que l tena unaestructura de pensamiento secuencial muy eficaz y operativa, debido a que se basaba

    en un modelo cognitivo de organizacin simblica. Este modelo otorga una formaparticular de ensamblaje y sistema de organizacin del almacenamiento de acuerdo a una jerarqua de cueros y a una asociacin de elementos de distintos materiales destinados

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    21/26337

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    a la fabricacin de remedios que, cautelosamente, tuvo precaucin de combinar, talcomo actualmente los kallawaya y kawayu lo siguen haciendo. Justamente, este aspectoque revela continuidad se ha constituido en una pista importante para entender que losdiversos tipos de cueros no solo sirvieron para guardar y proteger los elementos, tal comoel anlisis arqueolgico lo haba sugerido, simplificando al extremo su funcionalidad. Msbien, el aporte sustantivo de la investigacin etnogrfica ha radicado en evidenciar, porprimera vez, que los remedios/cueros/contenedores intervienen en el proceso curativoporque son portadores de poderes en s mismos. No en vano, fueron distinguidos enfuncin de las etnocategoras andinas a las que pertenecen: salqa o uywa.Vale la pena subrayarlo: desechamos la idea segn la cual los cueros fueron simplesbolsitas, estuches o saquitos que no tienen relaci n unos con otros. En contraste,proponemos una categorizaci n que busca mostrar su multifuncionalidad, dejandoestablecido las diferencias en las funciones de los cueros mostrando jerarqu as y conexionesrelacionales. Por esa raz n, hemos cre do pertinente distinguir en el embalaje entre loscueros/envolventes y los cueros/contenedores, justamente para evidenciar una gradaci nen la que intervienen aspectos relacionados con la materialidad, por ejemplo considerandocriterios acerca del tipo de piel y sus dimensiones. Esto explica que hayamos establecidouna taxonom a de los cueros contenedores en mayores, medianos, pequeos y diminutos,todos ellos con funciones mdicas en el mbito de la prevenci n y la curaci n.En esta circunstancia, la manipulaci n de elementos semejantes a los de Pallqa por partede los expertos ind genas, ha sido decisivo para distinguir entre las variedades de cueros yproponer la denominaci n de preparados curativos. Existen tres tipos:watasqa,qipichaskaywakichisqa. Esta diferenciaci n de cada uno de los cueros merecer a un anlisis comparativoen posteriores estudios con otras evidencias arqueol gicas. Este reconocimiento nos

    permiti determinar que los materiales contenidos en los cueros funcionan conjuntamentecon los hilos. Y la totalidad de esos elementos interviene en la significaci n que conllevael preparado curativo. Justamente, el anlisis de la torci n de los hilos nos proporcionindicaciones inestimables para entender la funci n curativa de los hilos zurdos olluqiqaytu, aspecto que fue descuidado en las investigaciones anteriores debido a que lanoci n utilizada fue la de bolsa, y se impuso en el anlisis como una categor a vlidaocasionando que se desdee la funcionalidad de los cordajes y, en consecuencia, negandouna significaci n valiosaLa sabidur a ancestral de kallawaya y kawayu en el almacenaje en cueros ha sidodecisiva para entender estos elementos como totalidades significantes y significativas.Sin sus indicaciones hubiera sido prcticamente imposible su reconocimiento por la

    imperceptibilidad de sus rasgos y ms an de sus diferencias. Posiblemente a este ltimoy al hecho de que elwatasqade Pallqa se inscribe en un mbito estrictamente religiosose debe el que su identificaci n haya estado vedada a los profanos. A ms de esto, elacercamiento a los expertos ind genas nos ha permitido superar los anlisis excesivamentecentrados en los parmetros arqueol gicos que han obstaculizado en el pasado unavisi n ms amplia del atado de Pallqa. En este punto, parece pertinente subrayar que laaproximaci n multidisciplinaria no debe limitarse a los expertos de la ciencia occidental yms bien ahondar en intercambios fruct feros con los expertos ind genas.La identificaci n de casi todo el material por los expertos ind genas es una prueba de unarelativa continuidad cultural del manejo de preparados curativos. Sin embargo, la bsquedainfructuosa en los mercados de loslluqi qaytuazules de diversas ciudades bolivianas

    prueba, a su vez, la profunda transformaci n que se est operando entre los expertosind genas. Cambios cuyos resultados son imprevisibles y que se encuentran sujetos a las

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    22/26338

    Carmen Beatriz Loza

    actuales pol ticas de salud integracionistas y pro-biomdicas, pero tambin a la vitalidadde las prcticas de los religiosos/mdicos y al margen de libertad, tolerancia y actividadreligiosa que logren conquistar en la sociedad boliviana del siglo XXI.

    Agrade m e to

    Agradezco por la autorizaci n de la consulta del material arqueol gico a la Unidad Nacional de Arqueolog a de Bolivia, en particular, a Javier Escalante y Pablo Rend n. A Gilles Rivire, Anita Cooe Ina R ssing por sus observaciones al texto. Finalmente, expreso mi profunda gratitud a loskallawayay kawayupor mostrarme el manejo de muchos objetos curativos descritos en el presente texto,especialmente a loskallawayaWalter lvarez Quispe y Max Chura.

    Re ere a tada

    f e te de ar o AUNAR (Archivo de la Unidad Nacional de Arqueolog a, La Paz)

    1998a Acta de recepcin del material arqueolgico, 1 f.; La Paz. 28 de enero.1998b Acta de recepcin y apertura del material arqueolgico, 2 fs.; La Paz. 2 de febrero.

    AUNAR, Direcci n Nacional de Antropolog a y Arqueolog a, Centro de Investigacione Arqueol gicas de Tiwanaku, Departamento de Conservaci n de la Direcci nNacional de Antropolog a y Arqueolog a, 1998c Proyecto arqueolgico de Amaguaya, 10 p.; La Paz. Abril de 1998.

    1998d Boletn informativo 030/98, 4 fs.; La Paz.

    1998e De Margaret Young-Snchez, Associate Curator Art of the Americas, Africa andOceania, al Lic. Jorge Velarde Chvez, Director General de Patrimonio Cultural delViceministerio de Cultura de Bolivia, 2 fs.; La Paz. 30 de julio.

    1998f De Eduardo Pareja S., Jefe del Departamento de Conservacin, al Lic. JosTeijeiro V., Director Nacional de la Direccin Nacional de Arqueologa, 2 fs.; LaPaz. 16 de noviembre.

    1999a Fichas del registro del material arqueolgico de Amaguaya(La Paz), 54 p.1999b De Jos M. Capriles Flores al Lic. Jos Teijeiro Villarroel acerca de la identificaci n

    de elementos en especimenes del Proyecto Amaguaya (La Paz, 1 de marzo de1999), 4 fs.

    1999c De Constantino Manuel Torres al Dr. Javier Escalante Moscoso, DirectorNacional de Antropolog a y Arqueolog a (Florida), 1 f.

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    23/26339

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    APGL (Archivo Privado Gregorio Loza; La Paz) APGLa De los arboles; frutos; aves y otras cosas medicinales... tiene este Reyno: siglo

    XVIII/ por Gregorio de Losa Avila y Palomares, 36 fs.; La Paz. Manuscrito. APGLb De la naturaleza, calidades y grados de arboles, flores animales y otras cosas

    exquisitas y raras del Nuevo Orbe del Per y ms claridad por orden A.B.C.,107 fs.; La Paz. Manuscrito.

    APCBL (Archivo Privado Carmen Beatriz Loza) E tre ta 4 Max Chura, Kallawaya del ayllu Chari (La Paz, 5.XII.2005; El Alto

    19.I.2007).E tre ta 5 Walter Alvarez Quispe, Kallawaya del ayllu Canlaya(La Paz, 22.VI/30.XI.2005; Potos , 23.III.2006).E tre ta 6 Gerardo AlvarezHuanca, Kallawaya del ayllu Canlaya (Canlaya, 30.XI.2005).E tre ta 7 Hugo

    Ticona, Kallawaya del ayllu Canlaya (Potos , 2.III/23.III.2006).E tre ta 8 Ram n Alvarez, Kallawaya del ayllu Canlaya (Chajaya, 20.XII.2005).E tre ta 9 PaulinaChucamani, Kawayu del ayllu Sullkayana, Ukupampa (El Alto, 26.XI/6.XII.2005).E tre ta 10 V ctor Saravia, Kawayu del ayllu Sullkayana (La Paz, 3.IV.2005y Kawayu 1.I.2006).E tre ta 11 Jess G mez, Kallawaya del ayllu Curva(Cochabamba, 20.XII.2005).E tre ta 12 Walter Quispe, Kallawaya del ayllu Curva(Cochabamba, 30.XII.2005).E tre ta 13 Germn Montalvo Acarapi, Kawayudel ayllu Sullkayana, Ukupampa, (Kawayu, 29,3. XII. 2005 y Potos , 20.III.2006).E tre ta 14 Eusebia Mamani Saravia, Kawayu (Potos , 29.XII.2005).E tre ta15 Fernando Illatarco, Kallawaya del ayllu Inca Roca (La Paz, 5.I.2006).E tre ta16 Ponciano Kahua, Kallawaya del ayllu Huata Huata (La Paz, 6.I.2006).E tre ta

    17 Cristina Saravia, Kawayu del ayllu Sullkayana (El Alto, 8.I.2006).E tre ta18 Nicolasa Saravia Quispe, Kawayu del ayllu Sullkayana (Potos , 20.II.2006).E tre ta 19 Jos LLanque, experto textil y mallku del ayllu Collana de Kulta(Potos , 3.II.2006).E tre ta 20 David Keremba, Guaran -Simba, capitan a Ingre,tenta Kasapa (Potos , 20.IV/21.V.2006).E tre ta 21 Florencio Hanco, Kawayudel ayllu Sullkayana, Paqu de San Salvador (Potos , 30.V.2006).

    f e te e dar a

    AGUIL, F., 1991 Diccionario Kallawaya, 63 p.; La Paz: Museo Nacional de Etnograf ay Folklore.

    BERTONIO, L. J., 1989 [1612] Vocabulario de la Lengua Aymara, 946 p.; La Paz: CERES,IFEA, MUSEF. Documentos hist ricos N 1, serie fuentes primarias N 2. Reimpresi nfacsimilar.

    BUBBA, C., 1997 Los rituales y los vestidos de Mar a Titiqhawa, Juan Palla y otrosfundadores de los Ayllu de Coroma.In: Saberes y memorias en los Andes. Inmemoriam Thierry Saignes(Thrse Bouysse-Cassagne, ed.): 377-400; Paris: IFEA,Institut des Hautes tudes de lAmrique Latine de Paris. Coloquio que tuvo lugaren el Institut des Hautes tudes de lAmrique Latine de Paris III-Sorbona del 14 al17 de febrero de 1994.

    CAPRILES, J. M., 2002 Intercambio y uso ritual de fauna por Tiwanaku. Anlisis de peloy fibras de los conjuntos arqueol gicos de Amaguaya, Bolivia.Estudios Atacameos,23: 33-50; San Pedro de Atacama.

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    24/26340

    Carmen Beatriz Loza

    CAPRILES, J. M. & FLORES, E., 2000 Identificaci n de pelos y fibras animales procedendel hallazgo arqueol gico de Amaguaya.In: Anales de la XII Reunin Anual deEtnologa, 1: 111-120; La Paz: Museo Nacional de Etnograf a y Folklore.

    CAPRILES, J. M. & FLORES, E., 2002 Identificacin de pelos y fibras animales procedentesdel hallazgo arqueolgico de Amaguaya.Textos antropolgicos, 11 : 133-146; La Paz.

    CHAPELLE, G., 1998 Quels modles pour la pense? Poupes russes ou filet de pche.Sciences Humaines, 89: 12-17; Par s.

    CLARCK, N. R., PALACIOS, P. F. & JUREZ, N., 1999 Fardos textiles del Cementeride Chiribaya baja, valle de Ilo (Andes centro-sur).Gaceta arqueolgica andina,25: 109-145; Lima.

    CONDE, E., 1998 Gran descubrimiento arqueol gico investiga la DINAR. Cermicas de3 400 aos de antigedad.ltima Hora; La Paz. Sbado 1 de agosto.

    DAVID, N. & KRAMER, C., 2001 Ethnoarchaeology in action, 476 p.; United Kingdom:Cambridge University Press.

    DAVILA DE CANGAS, D. & OTAZU, B. de, 1991 [1568-1569/1570] Visita a los valles deSonqo en los yunka de coca de La Paz (1568-1570),687 p.; Madrid: ICI, Institutode Cooperaci n Iberoamericana, Instituto de Estudios Fiscales. Edici n a cargo de John V ctor Murra. Versi n paleogrfica de Rossana Barragn, Carmen Beatriz Lozay Felicity Nock.

    EL DIARIO, 1998a En la Cordillera Real de La Paz. Un importante hallazgo en el 98: Losrestos precolombinos en Amaguaya.El Diario,aoxcv , n 34680: 2; La Paz.

    EL DIARIO, 1998b Durante ms de mil aos. Piezas de Amaguaya se conservaron porqueestuvieron aisladas del medio ambiente.El Diario,aoxcv , n 34680: 2; La Paz.

    FLORES OCHOA, J. A., 1977 Pastores de puna: uywamichiq punarunaquna, 305 p.;

    Lima: Instituto de Estudios Peruanos.GIRAULT, L., 1984 Kallawaya: gurisseurs itinrants des Andes; recherches sur les pratiquesmdicinales et magiques, 668 p.; Par s: Institut Franais de Recherche Scientifiquepour le Dveloppement en Coopration. Mmoires de lOrstom 107.

    GIRAULT, L., 1987 Kallawaya: curanderos itinerantes de los Andes; investigacin sobre prcticas medicinales y mgicas,670 p.; La Paz: Institut Franais de RechercheScientifique pour le Dveloppement en Coopration. Traducci n al espaol deCarmen Bustillos y Ren Alc cer.

    GUTIRREZ USILLOS, A., 1989 Dioses, smbolos y alimentacin en Los Andes. Interrelacinhombre-fauna en el Ecuador prehispnico, 437 p.; Quito: Abya Yala.

    HULTKRANTZ, ., 2003 The relation between medical status and soul beliefs.In: Medicine Across Cultures. History and Practice and Medicine in Non-Western Cultures(Helaine Selin, ed.): 385-395; Dordrechet/Boston/London: Kluwer AcademicPublishers, Sciences Across Cultures.

    INSTITUTO NACIONAL DE ESTADSTICA & PNUD (Bolivia), 2005 Atlas estadstico deMunicipios 2005, 697 p.; La Paz: INE, PNUD.

    KOSOK, P., 1965 Life, land and water in ancient Peru. An account of the discovery,exploration and mapping of ancient pyramids, canals, roads towns, walls andfortresses of coastal Peru with observations of various aspects of Peruvian life bothancient and modern;New Cork: Long Island University Press.

    LINDHOLM, C., 2000 Chamn, chamanismo.In: Diccionario de antropologa: 108;

    Mxico: Siglo XXI.

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios Tiwanaku

    25/26341

    El atado de remedios de un religioso/mdico del periodo Tiwanaku

    LOSA AVILA PALOMARES, G. de., 1983 [1780] De los arboles; frutos; aves y otras cosasmedicinales... tiene este Reyno: siglo XVIII/ por Gregorio de Losa Avila y Palomares;285 p.; La Paz: Sociedad Geogrfica de La Paz. Versi n paleogrfica, estudios yanlisis por Gregorio Loza-Balsa.

    LOZA-BALSA, G., 1995 Esbozo de medicina aymara, 250 p.; La Paz: Gregorio Loza-Balsa.LOZA, C. B., 2004 Kallawaya Reconocimiento mundial a una ciencia de Los Andes,

    250 p.; La Paz: Viceministerio de Cultura, UNESCO, Fundaci n del Banco Centralde Bolivia.

    LLAGOSTERA, A., 1988 El complejo psicotr pico en SOLCOR-3 (San Pedro de AtacamaEstudios Atacameos,9: 61-98; San Pedro de Atacama.

    LLAGOSTERA, A., 2006 Contextualizaci n e conograf a de las tabletas psicotr picTiwanaku de San Pedro de Atacama.Chungara,38(1): 83-111; Arica.

    OBLITAS POBLETE, E.,1955 El machaj-juyai o idioma Callawaya.Khana, iv(9-10): 122-

    129; La Paz.OBLITAS POBLETE, E.,1956 Se ha descubierto el idioma sagrado de los Incas?Khana iv(17-18): 249-254; La Paz.

    OBLITAS POBLETE, E., 1978 Cultura Callawaya, 556 p.; La Paz: Ed. Populares Camarlinghi.PAULSEN, A. C., 1974 The Thorny Oyster and the Voice of God: Spondylus and Strombus

    in Andean Prehistory. American Antiquity, 39(4): 597-607; Washington D.C.: Societyfor American Archaeology.

    POSNANSKY, A., 1945 The craddle of American man, 2 vol.; New York: Augustin.PRESENCIA, 1998a En Amaguaya. Hallazgo abre puertas de Tiwanaku.Presencia: 3; La

    Paz. Martes 11 de agosto.PRESENCIA, 1998b Arqueolog a tiwanakota. Hallazgo de Amaguaya tiene casi mil ao

    de antigedad.Presencia: 3; La Paz. Martes 11 de agosto.RENDN, P., 2000 La tableta de rap de Amaguaya.In: Anales de la XII Reunin Anual de

    Etnologa, 1: 89-95; La Paz: Museo Nacional de Etnograf a y Folklore.RIVERA CUSICANQUI, S., 1986 Oprimidos pero no vencidos: luchas del campesinado

    aymara y quechua 1900-1980,201 p.; La Paz: Ed. Hisbol.RSSING, I., 1990 Introduccin al mundo Kallawaya. Curacin ritual para vencer penas y

    tristezas,324 p.; Cochabamba: Editorial Los Amigos del Libro.RSSING, I., 1992 La mesa blanca Callawaya. Introduccin,292 p.; Cochabamba:

    Editorial Los Amigos del Libro.RSSING, I., 1995 La mesa blanca Callawaya, contribucin al anlisis, observaciones

    intraculturales y transculturales, 330 p.; Cochabamba: Editorial Los Amigos del Libro.STARK, L., 1972 Machaj-juyai: secret language of the Callahuayas.In: Papers in AndeanLinguistics, 1(2):199-227; Madison/Wisconsin.

    TORERO, A., 1987 Lenguas y pueblos altiplnicos en torno al siglo XVI.Revista Andina,5 (10): 329-405; Cusco.

    TORRES, C. M., 1986 Tabletas para alucin genos en Sudamrica: Tipolog a, distribuci ny rutas de difusi n.Boletn del Museo Chileno de Arte Precolombino, 1: 37-53;Santiago de Chile.

    TORRES, C. M., 1996 Archaeological evidence for the antiquity of psychoactive plant use inthe central Andes. Annali del Museo Civico di Storia Naturale, 11 : 291-326; Gnova.

    TORRES, C. M., 2001 Iconograf a Tiwanaku en la paraphernalia inhalatoria de los AndesCentro-Sur.Boletn de Arqueologa de la Pontificia Universidad Catlica del Per, 5:427-454; Lima.

  • 7/30/2019 BEATRIZ LOZA Remedios