BERGIER, Diccionario Enciclopedico de Teologia 4, Madrid, 1832

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DICCIO~1tIO N «zczcl~zc~leo I2E 1 2 f ]E r D1DDIA 1) ESCRITO ENTRANCES POR ELABATE BERGIER~ doctorenTeología,canónigodeParís ;delaAcademiadelas Ciencias,Bellas-letrasyArtesdeBesanzon ;delaRealSocie- tladdeNancy,ycolifesordeMonsieur , hermano de .1 Rey . TRADUCIDOLIBREME-TEALESPAIOL,I :ILUSTRADOCONMOTAS, POR GC° ~jcl~rr M() ;, »rn~lyc7)'cr«, curapárrocoycastrense(leSanJuanelRealdelaciudaddeOviedo ; delGremioyClaustrodesuhealUniversidad, e individuoelelaltval SociedaddelprincipadodeAsturias . Torno 4 MADRID : JULIO ill 1 .831 . IMPRENTA DEDoN TomAsJORDAN, colle deToledo, frente cf del Burro .

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Estudio.

Transcript of BERGIER, Diccionario Enciclopedico de Teologia 4, Madrid, 1832

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DICCIO~1tION

«zczcl~zc~leo

I 2E 12f ] Er D 1 D D I A 1)ESCRITO EN TRANCES

POR EL ABATE BERGIER ~

doctor en Teología, canónigo de París ; de la Academia de lasCiencias, Bellas-letras y Artes de Besanzon ; de la Real Socie-tlad de Nancy, y colifesor de Monsieur , hermano de.1 Rey.

TRADUCIDO LIBREME-TE AL ESPAIOL, I : ILUSTRADO CON MOTAS,

POR

GC° ~jcl~rr M();, »rn~l yc7)'cr«,

cura párroco y castrense (le San Juan el Real de la ciudad de Oviedo ;del Gremio y Claustro de su heal Universidad, e individuo ele la ltval

Sociedad del principado de Asturias .

Torno 4.°MADRID : JULIO ill 1 .831 .

IMPRENTA DE DoN TomAs JORDAN,colle de Toledo, frente cf del Burro .

DICCION ARIO

F.F «BULAS DEL PAGANISMO . Se ven incrídulos en nues-tros Bias que llevan al estremo la temeridad , teniendo laosadóa de asegurar que los hechos en que se funda el cris-tianismo no estan mejor probados, ni merecen mas respetoque las f°bulas dcl paganismo. Los paganos, dicen, tenóancongo nosotros una tradicion inmemorial de las historiasmonumentos que aseguraban clue los dioses habian vividoentre los hombres, í hicieron todo lo que les atribuyeronlos poetas; Sobre estos hechos, Platon era de sentir, que erapreciso remitirse ° los antiguos que se tenóan por hijos delos dioses, y por lo mismo debian conocer ° sus padres .Aunque su testimonio, a»adóa, no estí apoyado en ningunarazon evidente ni probable, no por eso debe refutarse, por-que hablaron de esto como de una cosa evidente y conocida .

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y es preciso atenerse en esta parte « las leves que confirman

su testimonio. De este modo discurren tambien los teílogos

de nuestro tiempo (*) .

A la verdad, muchas f«bulas eran indecentes y escanda-

losas ; pues atribuóan « los dioses los crómenes mas enormes;

pero con el auxilio de las alegoróas se conseguóa darles un sen-

tido racional : °no nos vemos nosotros precisados « recurrir

al mismo espediente, ya para es,plicar el modo con que la

Sagrada Escritura nos habla de Dios . ya para escusar la con-

ducta de muchos personages , que estamos acostumbrados «

mirar como -santos? Cuando los Padres de la Iglesia arguóan

« los paganos las humillaciones y sufrimientos de sus dioses,

pro reflexionaban que se podóa volver contra ellos el mismo

argumento, porque ninguno de los dio-ses ciel paganismo su-

frií nias ignominias, ni un suplicio tan cruel como Jesucristo,

y sin embargo le atribuimos la divinidad .

Luego es muy probable que el cristianismo no hizo tan

r«pidos progresos entre los paganos , sino porque hallaron

en »l casi las mismas f«bulas , misterios, milagros , ritos y

ceremonias qne en el paganismo . El examen de este paralelo

podria conducirnos muy lejos ; pero algunas reflexiones bas-

tar«n para demostrar su falsedad .

1 .0 Casi est« demostrado en el dóa que los dioses ciel pa-

ganismo eran unos personages puramente imaginarios , -ge-

nios, y no hombres que hayan vivido nunca sobre la tierra .

El politeismo y la idolatróa principiaron con la adoracion

de los astros, de los elementos y de los seres fósicos que se

(') Ningan teílogo catílico de nuestro tiempo , y de ningun tiempopudo adoptar el lenáuage que , segun el autor , les atribuyen los incr»du-los , capaces en fuerza de su incredulidad de hablar asó , y aun mas desca-belladamente. Platon pudo muy bien ser de la' opinion que aquó le atri-buye el autor , sin dejar por eso de ser un desvaróo.

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- 7suponian vivos y animados. Apolo es el sol, Diana es la luna,J†piter el se‡or del trueno, Juno la inteligencia, que es-cita las.borrascas, Minerva es la industria que inventí las ar-tes, Marte es el genio que inspira valor « los guerreros, Ve-

nus es la inclination que arrastra al: hombre al placer, etc.Esto se prueba, no solamente poi, la Sagrada Escritura', sinotambien por los autores profanos , por el contexto (le las f«-bulas, por la contradiction ele las narraciones po»ticas, etc .(V»ase politeósmo, idolatróa) . Por lo tanto, es imposible que

ninguna historia, monumento, testimonio ni tradicion pu-diese nunca asegurar la existencia de estos seres fant«sticos que

llamaron Dioses . Los que titularon hijos de los mismos, sonlos primeros habitantes de un pais , cuyo ovógen no era co-nocido, y por esta razors los lilannaban hijos de la tierra. °Haylas mismas pruebas para demostrar que no son reales los per-sonages que nos describen los libros sagrados ?

Convenimos en que muchos Padres ele la Iglesia discur-rieron contra los paganos sobre la suposicion contraria ; su-ponian que los dioses del paganismo habóan sido hombres,

porque los mismos paganos lo. pretendian asó, y porque estaera entonces la, opinion dominante ; pero aquellos Padresque examinaron mas de cerca las fcibulas, vieron claramenteque no habla nada de esto . :: que estos pretendidos dioses craninteligencias í espóritus hijos de la imagination ciel pueblo,y de los poetas .. Podróamos citar en este punto « San Clemen-te de Alejandróa ., Aten«goras, Tertuliano , cte.

2 ˆ Los griegos constantemente distinguen los tiempos

fabulosos de los histíricos ; por consiguiente, creyeron que la

pretendida historia de sus dioses 'era fcibulosa » inventadapor los poetas : una prueba evidente de esta verdad es lacontradicciond de estos mismos poetas, que muy pocas vecesestau de acuerdo.: atribuyeron « sus personages la genealogóa,el car«cter y las aventuras que mas les agradaron : .unos co-

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locaron la escena en la Tesalia, otros en la isla de Creta, mu-

elios en Egipto , algunos en oriente : «puede mostrarse lamisma oposicion entre los autores de la historia Sagrada?

Ninguno (le los monumentos que se alegan de entre los

paganos , como los sepulcros , las estatuas , los templos , lasfiestas y las ceremonias sube hasta la ípoca de los sucesos que

testifican , lo cual se puede ver leyendo ó Pausanias. Muchas

ciudades se disputaban la autenticidad de estos monumentos ;cada una tenia su tradition diferente de las dernas, y recla-

maba las mismas fóbulas . Guando nosotros citamos algunosntonunietitos en apoyo de los hechos de la Historia Sagrada ;

hacemos ver que estos monumentos suben ó la ípoca de los

sucesos , y fueron establecidos ó presencia de los sugetos que

presenciaron los acontecimientos . Ninguno de los antiguos es-

critores de mitolog°a fue tan temerario que asegurase haber

-visto las maravillas que refiere : todos se fundan en una tra-

dic.ion popular , cuyo origen es desconocido . (Víase IlistoriceSci rada) .

3.' Es verdad qne los autores sagrados atribuyeron ó Dios

cualidades , acciones v afectos humanos, como la vista, el

o°do, la palabra , el amor, el odio , la c»lera, etc. ; pero nos

advierten por otra parte, y nos hacen conocer que Dios es

un puro esp°ritu . Para (lar una idea de las operaciones y atri-

Lutos de Dios, es imposible obrar de otra manera , sino que

se forjase un nuevo lenguaje que nadie entendiese : nosotros

no podemos comparar ó Dios sino con las criaturas inteli-

gentes. La necesidad (le metóforas y alegor°as proviene ele los

l°mites de nuestro entendimiento , y de la imperfection del

lenguaje : el fil»sofo mas sabio se ví precisado ó usarlas lomismo que el rias ignorante. Esto es lo que respondieronOr°genes, San Cirilo de Alejandr°a , Tertuliano y los demasapologistas ó los antiguos hereges y paganos que argá°an ó los

cristianos con el estilo metaf»rico de nuestros libros sagrados .

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Pero los sagrados escritores nunca atribuyeron ó Dioscr°menes ahominahles , corno las deshonestidades de J†piter

y Venus, la crueldad de Marte, los robos de Mercurio, etc .Acudieron muy tarde ó las alegor°as para paliar su torpeza,y cada autor ele mitolog°a las esplic» de tdistinto modo . Estees un espediente imaginado por los fil»sofos para responderó los Padres de la Iglesia , quienes demostraban el absurdode las ‡(«bulas, haciendo ver las consecuencias perniciosas que

de ellas se segnnian. Hasta entonces, lejos de imaginar que se

pudiese desagradar ó los dioses imitando sus cr°menes, se les

habla mirado como una parte ciel culto religioso . Terencio,Ovidio y Juvenal convienen en este hecho interesante, y losPadres no cesaron (le echarlo en cara ó los paganos .

Si muchos peasonages (le‡ antiguo Testamento cometie-ron cr°menes, pagaron en esto el tributo ó la humanidad, yla historia cine los refiere no nos los propone como modelos:muchas veces los reprende sin miramiento, ypubl°ca su cas-tigo. Muchos no parecen criminales, sino porque no se fij»

atencion eu las circunstancias, en las antiguas costumbres, en

el derecho ele los particulares, yde las naciones, Begun enton-ces estaba establecido . Pero los que se snponian ser dioses,«debian estar sujetos jamas ó las pasiones desarregladas, y ó losvicios (le la htituanidad? (Víase santos) .

4.ˆ Los padecimientos y las humillaciones de Jesucristofueron voluntarias por su parte : las sufri» por redimir ó loshombres, por darles una leccion y unos ejemplos ele tue te-n°an much°sima necesidad . Una prueba evidente de su efca-cia son las virtudes que Jesucristo hizo brotar entre sus dis-c°pulos, y de que nunca present» un modelo el paganismo,

Pero no eran voluntarios el tratamiento que Saturno experi-ment» por parte de J†piter ó cansa de sus crueldades la guerraque los titanes hicieron al mismo J†piter para abatir su orgu-11o, la ignominia de que se cubrieron Marte ete . De estos ras-TOMO W.

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glas d« la mitología no solo no podia sacarse una leccion ótilpara corregir las costumbres, sino clue eran unas escenas las

mas ° pi op»sito para corromperlas. Esto es lo due nuestros apo-

logistas antiguos respondieron ° Celso y Juliano, cuando quisie-

ron comparar los sufrimientos de los dioses con los de Jesucristo .5 .á Para persuadirnos ° clue los paganos encontraron

alguna semejanza entre nuestra religion y la suya , sería pre-ciso cine nos hiciesen olvidar el odio que juraron al cristia-

nismo desde que principiaron ° conocerle, la sangre que der-

ramaron por espacio de trescientos a†os para destruirle , lascalumnias « invectivas que sus fil»sofos vomitaron contra «l,

-y los leed ios artificiosos que buscaron para hacerle aborrecible .Despues de nail quinientos anos, no es difícil que nuestros

enemigos inventen conjeturas y probabilidades ; pero no llega .

ran jamas ° conciliarlas con los monumentos de la historia .

V«ase cri.stianiszno} .FACULTAD DE TEOLOGIA. V«ase teología) .FAMILISTAS. Secta ele fan°ticos, que en 1555 tuvo por

cabeza un tal Enrique Nicol°s , discípulo y compa†ero de

David Jorge, gefe de la secta ele los davidicos . (V«ase este ar-tículo. Nicolas encontr» sectarios en Holanda « Inglaterra, y

les di» el nombre de Tazniiia de Atizor » de caridad. Era, de-cia «l, en-,, iado de Dios para ense†ar ° los hombres que la

esencia de la religion consiste en estar poseido del amor di-

vino ; que cualquier otra doctrina, respecto ° la f« y al culto,

es de muy poca importancia ; que es indiferente que los cris-

tianos piensen de Dios todo lo que quieran , con tal que su

corazon arda en el fuego sagrado del amor y de la piedad .

Se le acusa ele haber hablado con muy poco respeto deMois«s, de los profetas , y hasta del mismo Jesucristo, y dehaberse empe†ado en que el culto que predicaron es incapaz

de conducir ° los hombres ° la felicidad eterna, y que este

privilegio se reservaba ónicamente ° su doctrina . Todos estos

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errores vienen ° ser consecuencias bastante claras del princi-

pio que «l establecía ; y no es estri†o que enmedio del liber-

tiuage ele creencia introducirlo por la pretendida reforma de

los protestantes, haya hecho tantos pros«litos . Jorge Fox, fun-dador de la secta de los cu°queros , se levant» con Inllcha

fuerza contra la pretendida Tarzzilia ele donor : la llamaba una

secta ele fan°ticos, porque prestaban juramento , bailaban,

cantaban y se divertian : así ., un fan°tico atacaba ° otros fa-

n°ticos. Aloslieirn , hist. Eccles., sig. 16 , sec. 3.a, 2 .' part.,

cap. 3 .á S 25.

FANATISMO. Fueron llamados fan°ticos al principio ':os

pretendidos adivinos que se creían inspirados por los clioscspara descubrir las cosas ocultas, para anunciar lo futuro, y

clue se tenían por verdaderos adivinos . Es probable que se

les diese este nombre, porque ordinariamente Marian sus or°-

culos en los teinplos de los dioses, que en latin se llaman furia .En el día se aplica la palabra fczn»tico ° un hombre que se

cree inspirado por Dios en todo lo que hace por celo de re-ligion, y la palabra fancrtisnzo ° la ceguedad de este celo porla religion, y ° una pasion capaz de hacer que se cometan

crímenes por motivo de religion .

Esta es la fantasma ele que se valen los incr«dulos parainspirar temor ° los que estar propensos ° creer en Dios . Ensu dict°nlen, es imposible tener una religion sin ser faruiti-co ; y el fanatismo fue el manantial ele todas las desgraciasciel universo. No se nos debe culpar si nos vemos en la pre-cision de hacer muy largo este artículo para refutar los sofis-mas, las imposturas y las calumnias que los impíos acumula-

ron y repitieron en todas sus obras sobre los efectos, las cau-sas y remedios del fanatismo.

I. Dicen que el f ‡ruatismo es efecto de una falsa concien-cia que abusa de la religion, sujet°ndola al desarreglo de laspasiones : en hora buena . Por esta misma definicion se infiere

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TANcon toda claridad que las pasiones son las que producen lafalsa co-nciencia , el abuso de la religion , el fanatismo , ylos males que produce. Es ya un rasgo de malignidad y demala f« confundir la religion con el abuso que se hace deella, atribuirle los efectos de las pasiones, y llamar fanatis-mo toda especie cle celo por la religion . Por lo mismo, ennuestros adversarios es una falsa conciencia quien abusa de lafilosofía, y la sujeta al desarreglo de las pasiones ; y es el fa-rrcctisrno filosófico quien quiere meterse ° curar el fanatismoreligioso. No puede inspirar mucha confianza un m«dico quetrata de curarla misma enfermedad que est° padeciendo . Nonos ser° muy difícil deumostrar que las pasiones son las mis-mas , y producen los mismos efectos en los que tienen unareligion, que en los que no tienen ninguna .

Siu duda es el orgullo quien persuade ° un entendimien-to fogoso que «l entiende mejor que otro los dogmas y lamoral de la religion, quien la inspira odio contra los que lecontradicen, quien le hace creer que sus excesos y furores sonun servicio esencial que hace ° la religion, y que trabaja °favor de ella , cuando no hace otra cosa que satisfacerse °sí mismo. Pero tambien es el orgullo quien persuade ° un in-cr«dulo ° clue entiende mejor que nadie los verdaderos inte-reses de la humanidad , quien le inspira un odio ciego contralos que predican y sostienen la religion, quien le hace creerque trabajando por destruirla hace el servicio mas esencial. a lg«nero humano, que se consagra al bien p»blico, cuando solotrata de satisfacer su vanidad y vivir independiente .

La ambicion de dominar y de dar la ley inspira ° unasecta la idea clue la religion est° en peligro, si progresa elpartido contrario : ella pinta con negros colores los designios,intrigas, y medios de que se vale este partido para ganarpros«litos : un fan°tico nunca deja de infárir que todo est°perdido si no se logra desbaratar. esta faction, y que todos los

FAN 13medios son buenos y legítimos, con tal que este fin puedaconseguirse. †Y no Demos visto la ambicion de los incr«dulosaparecer con los mismos síntomas, anunciar los mismos pro-yectos de destruccion, usar sin escr»pulo cle la mentira, delas arterías, de la calumnia, de los libelos infamatorios, y cielcr«dito para con los grandes., etc., para destruir, si. pudieran,los teólogos y el clero?

Dicen que el interes personal de algunos impostores hizoque brotasen sobre la tierra la supersticion y las falsas religio-nes. Es una falsedad : en el artículo stupersticcion haremos ver,que fue el interes mal entendido cle hombres groseros «ignorantes. Pero supongamos por un. momento lo que quierennuestros adversarios. Si una portion de filósofos impostoresfijan su interes en que solo ° ellos se les escuche, y se les an-toja que solo ellos tienen derecho de ense‡ar ° las naciones,†el ateismo que har°n nacer, producir° menos males, quelas falsas religiones? Estas oponen ° lo menos un freno ° laspasiones ; pero el ateisnao desata sus bridas. †Los reyes, losconquistadores y los d«spotas, serian mejores siendo ateos,que teniendo una religion? Dios nos libre de hacer semejan-te prueba .

El interes político hace convencerse ° los gefes de las na-ciones, de que los enemigos de la religion dominante no per-donan ° los que la protegen, y cle que los sectarios son ene-migos del estado. Lo son en efecto, cuando quieren usar dela violencia para establecerse, y es preciso recurrir° la mismaviolencia para reprimirlos. Pero ele que estos sectarios seanfan°ticos, no se infiere clue lo es tambien el gobierno quelos reprime : porque haya habido persecuciones injustas, nose sigue que todas lo sean .

Resta saber cle qu« exceso seria capaz un gobierno imbui-do en las m°ximas establecidas por nuestros mas c«lebres in-cr«dulos, por ejemplo, qu.e toda religion es una peste p»bli-

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FANca, que para hacer « los pueblos felices í ilustrados es pre-ciso desterrar del universo la funesta idea de un Dios . Comoningua gobierno cayó desde la creation en semejante accesoele demencia, se debe esperar que tampoco caer« con eltiempo .

llay fanatismo pol°tico, fcrn.atisnr-o literario, fanatismo

militar, fanatismo filo óFco, lo mismo qne fanatisino reli-gioso. Iniblibleinente sigue el frenes° « la exaltacion de laspasiones. »Y quí ha ele resultar de aqu° contra una religionque condena, que reprueba, y que tiende « reprimir todaslas pasiones?

Nuestros in fielesdeseriptores ciel fanatismo dicen, que elterror Levantó los primeros templos ele los paganos . Es unerror : nosotros sostenemos que fue el sórdido interes . El hom-bre quiso tener un Dios particular, encargado de satisfacercada una de sus necesidades, y de cumplir todos sus deseos .Antes de la eleccion ele los templos hablan adorado los pue-blos al sol y « la luna : »gttí terror podian inspirarles estosdos astros?

Dicen que el ejemplo de Abraham autorizó los sacrificiosde sangre humana. Pura imagination : la historia de Abrahamno se escribió hasta Moisís, y en tiempo de este legislador yainmolaban iaiiios los cananeos. »Conocian « Abraham los chi-nos, los escitas y los peruanos que sacrificaban hombres? Estepatriarca no inmoló tampoco « su hijo : Dios, que se lo hablamandado para probar su obediencia, estaba resuelto « impe-dirlo. El frenes°. de los sacrificios (le v°ctimas Humanas ! acióal principio del furor de la venganza. El hombre vengativose persuadió « (lac sus propios enemigos eran taunbien ene-migos ele su Dios .

~Esto.s mismos censores miran como un rarrg>o de fuzrzatis-

nzn el rescate de los primogínitos entre los ju+.lios, y el usoclue se introdujo en el Occidente de consagrar los hijos al ce-

FAN 15lihato mon«stico . Uno y otro es un error . El rescate de losprimogínitos servia para testificar que Dios halda conservadopor milagro los primogínitos ele los hebreos en Egipto, cuan-do perecieron los primogínitos de los egipcios. Esta ceremo-nia recordaba « los jud°os que estos hijos cran un clon de Dios,un depósito confiado « sus Padres, que no les era l°cito ven-derlos, esponerlos, matarlos, í inmolarlos « falsas divinida-des, como hacian las naciones idólatras . »Dónde est« el fana-tisrrzo? Tal vez se nos dir« lo es el bautizar « los niáos paraconsagrarlos « Dios .

En tiempo de anarqu°a, de pillage y de desorden uni ver-sal en todo el Occidente, miraban los Padres la vicia ciel claus-tro como la mas pura, mas dulce, y mas feliz (le aquellostiempos . El ofrecer, pues, los padres « sus hijos « la estrechezde un claustro podia ser tanibien efecto ele su ternura ; perojams se forzó « los hilos « cumplir los votos de sus padres .Tambien hoy dia los padres, clue se ven cargados ele familia,poco favorecidos de la fortuna, consumidos de necesidades íinquietudes, se felicitan cuando uno da†, sus hijos entra en elclero, ó en el claustro . »Hacen mal en cato? No: porque se pro-meten que ser« unas feliz que sus padres .

Dicen que el fanatismo consagró la guerra . Esta m«ximaes demasiado general para ser cierta . Un pueblo injusto, am-bicioso, usurpador, cruel y pírfido, quiso interesar la divi-nidad en sus raphias : esto es un fanatismo.Pero clue un pue-blo pac°fico, atacado impunemente, haya conjurado « Diospara que le defendiese y le protegiese contra la violencia desus agresores, este es un sentimiento de religion muy justo yrazonable .

Aáaden que durante las persecuciones de los cristianos sevio reinar el fanatismo del martirio. Calumnia : el n‡mero (lelos clue se ofrecieron « s° mismos « la muerte fue muy limi-tado , y la Iglesia nunca aprobó este celo escesivo, porque en

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el cap. 10 de S . Mat., v. 23, dice Jesucrist« : í Si os persiguen

en una ciudad, huid ó otra.í La intention de los que iban ódeclararse cristianos no era sufrir y perder la vida, sino con-

vencer ó los perseguidores de la inutilidad de su furia ; noquerian provocarla, sino hacer que cesase, y algunos lo han

conseguido. Por lo mismno, su caridad era tan pura como la

de aquellos ciudadanos, que se sujetan ó la muerte por salvar ó

su patria. Pero repito que no fueron aprobados estos ejempla-

res . V°ase la carta de la Iglesia de Esmirna con motivo del

martirio ele S. Policarpo, n«m. 4; S. Clemente de Alejandr»a,

Stromatuaa, lib . 4, cap. 4 y 1'0 ; el concilio Ilberitano delaáo 300, can . 9 .

Segur nuestros sabios disertadores, el fanatismo fue qui°nimput« ó las primeras sectas de los teereges los vergonzosos-des«rdenes, ele que los gentiles acusaban ó los cristianos . Sesabe que estos teereges eran id«latras mal convertidos : †y escierto que ninguna de estas sectas trat« de introducir en el

cristianismo las abominaciones, cuya costumbre habia contrai-do en la gentilidad? En los ‡ltimos siglos los begardos, los

condormanos, los dulcinistas, los libres « libertinos, los dis-

c»pulos de Molinos, etc., quisieron renovarlos mismos des«r-

denes, y justificarlos : †fue tambien el fanatismo quien les ins-

pir« esta imprudencia? No : fue su temperamento voluptuoso .A fuerza tie profundas reflexiones han destin. temo, que

Mahoma fue primero fcancztico, y despues impostor. Esto esimposible. Mahoma no pudo principiar crey°ndose inspirado ;

esta idea la hubiera concebido mas bien cuando se pasm« de

sus progresos, y por aqu» era por donde hubiera acabado, Su

primer motivo fue la ambition de proporcionar ó su familiauna autoridad civil , y religiosa sobre las otras tribus órabes :

pretension fundada en una antigua posesion, segun dicen sus

mismos panegiristas. Para sostenerla ech« mano (le la impos-

tura ele sus pretendidas revelaciones, y despues de las armar

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cuando ya podia disponer de la fuerza . Nada hay aqu» de ma-

ravilloso .

El fanatismo, dicen, fue quien arras« la Am°rica, y des-

pobl« la Europa : se hacia esclavos ó los americanos con el pre-

testo del bautismo : doble impostura . La sed ciel oro, y la cruel-

dad ele algunos conquistadores espaˆioles es quien produjo

todos sus cr»menes El fanatismo no podia hacerles dego-

llarse unos ó otros, como efectivamente lo verificaron . Sc opo-nian ó que los misioneros bautizasen ó los americanos : redu-

c»an ó estos miserables ó la esclavitud para hacerlos trabajaren las minas : esto es lo que dicen los mismos historiadores

protestantes 1~ -‰

Si la Europa estuviese despoblada , las guerras que ha ha-bido ele doscientos arios acó hubieran contribuido ó ello masque el fanatismo ; † pero d«nde aprendieron nuestros fil«so-fos que la Europa estó despoblada

Dicen que por espacio ele diez siglos estuvieron divididosdos imperios por una sola palabra . Sin duda hablan de la pa-labra consustancial ; pero era preciso decidir por esta palabrasi Jesucristo es Dios « no, si el culto supremo que le ciamos

es e~,tttlno o superticioso, por consiguiente si el cristianismoes una religion verdadera « falsa . Ya hace mas de un siglo quenuestros fil«sofos disputan tanibieen si un fil«sofo debe ser deis-

( ') S°ase la nota sobre el articulo _4,recua, americanos ; ya iódase, quelos congIlistadorcs franceses ° ingleses que les '- itiHitrou dcspucs no fueronlilas innucunos con lus americanos, ni lo son Cil el dia cou sus colonias : sinduda clue los iucr°d los Šo airilmir,»u al fanatismo de estas clos nacionescu proceder cou sus esclavos v colonos cuuericanus .

('") ‹Grande autoridad por cierto eu esta iuateria! Cuando un hombrecorno lbr,;icr halla tau Lucra ele razou con respecto a nuestras cosas, †qu°llenos de esperar de esa turba multa de deirartOres estraugeros, cu cuyosescritos preside la envidia, la ignorancia, y la malicia, cuando lia-blah de los espalules?

`i'wlu 1', . 3

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FANta « ateo, y cuíl de los clos estremos es el mejor ; y no hayapariencias de que se convengan tan pronto .

Aseguran que los pueblos ciel Norte fueron convertidospor violencia . Aun cuando esto fuese verdad, deberóamos fe-licitarnos por una violencia tan dichosa, que libert« í la Eu-ropa entera de sus escursiones, y sac« de la barbarie í losmismos pueblos del Norte ; pero es un hecho falso, y proba-reinos lo contrario en el artóculo °cisiones.

Tambien es falso que se fundaron las «rdenes militarespara convertir í los infieles con espada en mano ; lo fueron

para contener , los infieles que atacaban al cristianismo í vivafuerza, y hubo necesidad de defenderle con la fuerza de lasarmas.

Sus adversarios se cubren con una verbosidad obscura paraenseriarnos que la revelation fue mas funesta al g»nero hu-mano que las inclinaciones naturales al hombre. Pero hemoshecho ver lo clue son estas inclinaciones exaltadas y elevadasal grado de pasiones, las clue produjeron todos los abusos cluede la rey elacion se han hecho Basta ahora . áSe atreverín í sos-tener que estas inclinaciones no produjeron mas males en-tre los infieles que entre los pueblos ilustrados por la reve-lacion? Es preciso ser loco para querer persuadirnos que de-bemos sentir el no ser paganos, musulmanes o salvages .

Mil veces repitieron que la persecution aumenta el n†-mero de partidarios de la secta perseguida, y favorece sus pro-gresos. Probaremos la falsedad de esta míxima en el artóculopcrsccuciort .

Tatnbien desatinaron hasta el estreno de decir que el fa-

natismo di« esclavos de los papas. Mientras se dignan esplicarlo que entienden por la palabra esclavos, respondemos queen medio de los des«rdenes y barbarie en que se vi« surner-gid‡ la Europa por espacio de muchos siglos, fue preciso cluese estendiese mucho la autoridad pontificia para que sirviese

FAN 19ele freno í unos próncipes y grandes que ni tenóan costum-bres ni principios : clue este inconveniente pasagero evit« ma-les mucho mayores que los que produjo. Pero nuestros adver-sarios, obcecados por el /bnatismo anti-religioso, no hacencaso (le los tiempos, costumbres y circunstancias en que sevieron las naciones.

En su dictamen el castigar con pena capital í todos losteereges es el mayor ele todos los abusos . Cuando son pacóficos,sumisos al gobierno, y no tratan ele seducir í nadie, pase :pero cuando son turbulentos y sediciosos, sostenemos que esjusto reprimirlos con penas aflictivas . Es una calumnia soste-ner que su rebelion siempre proviene de que les violan losjuramentos que les han hecho. Ningun juramento se habiahecho í los alhigenses, í los valdenses, ni í los protestantescuando se rebeLu -on y tomaron las armas .

II . Unos fil«sofos que discurren con tan poco acierto so-bre los efectos del ˆiut‰tisnio, áserín mas híbiles para descu-brir sits causas? Estas causas, dieen ellos, son la obscuridad delos dogmas, la atrocidad de la moral, la confusion de los de-beres, el uso de las penas infamatorias, la intolerancia y lapersecution .

Ya hemos demostrado que las verdaderas y †nicas causasciel f natistno son las pasiones humanas: no importa, es preci-so que sigamos hasta cl lin las visiones de nuestros adversarios .

Como hubo tambien fŠnbticos en el cristiannismo, es pre-ciso que su enfermedad haya provenido de la oscuridad elenuestros dogmas, de la atrocidad de la moral evang»lica, y(le que el Evangelio confundi« los deberes, etc. Sin enabar-go, sus censores confesaron en algunos monie .utos de calmaque no se deben achacar í la religion los abusos clue vienende la ignorancia (le los hombres : due el cristianismo es la me-jor escuela ele humanidad : clue manda clue amemos í todoslos hombres, sin esceptuar í los enemigos, etc . áSon estos los

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dogmas oscuros, la moral atroz y la confusion de los deberes

que producen el f anatiszno?Para tener derecho de infamar el cristianismo despees de

una confusion tan clara, deberian enseriarnos cu«l es el siste-

ma de incredulidad , que no contenga dogmas oscuros. Pode-

mos demostrar que el deismo, el ateistno y el materialismo

contienen mas oscuridades, misterios y cosas incomprensi-

bles, que el símbolo de nuestra fó . °A d»nde deberlos refugiar-

nos que no encontremos el principio del fanatismoSería preciso mostrar en quó es atroz la moral cristiana,

cu«les son los deberes que ella confundi», porque no es licito

imponer penas infamatorias « los ap»statas, y penas aflictivas

« los sediciosos . Sería preciso que nos hiciesen ver clue los he-

reges nunca fueron fan«ticos antes de ser perseguidos .

Lotero no Labia sido atormentado cuando encendi» la tea

de la discordia en toda la Alemania : tampoco lo habían sido

los anabaptistas cuando pusieron en pr«ctica las m«ximas de

Lutero : ni los zuinglianos en Suiza cuando pasaron « cuchi-

llo « los cat»licos : nadie fuera perseguido en Francia cuan-

do los emisarios de Lucero y Calvino vinieron « este reino «

despedazar las sa` radas im«genes , « fijar pasquines sediciosos

« las puertas del Louvre, « predicar contra el Papa y contra

la misa en las plazas pál)licas, etc . Estos mismos excesos pro-

dugeron los edictos que se publicaron contra ellos . Luego no

se hicieron fand.ticos porque eran perseguidos, sino que fue-

ron perseguidos despucs de haber acreditado que estaban lle-

nos de fanatismo .Nuestros profundos contemplativos observan que las le-

yes de la mayor parte de los legisladores no se hicieron sino

para una sociedad escogida; que estas leyes estendidas por el

celo « todo un pueblo, y trasportadas por la ambicion de un

clima « otro, debían ser variadas, y atemperarse « las circuns-

tancias de los lugares y de las personas.

FAN

21Como el legislador de los cristianos no se except"ua, debe-

mos inferir que, segun estos principios, Jesucristo no hizo suEvangelio sino para una sociedad escogida, clue tuvo una in-tenciozz~ demasiado cstrcclrcz cuando elijo « sus Ap»stoles : Pre-dicad el Evangcli.o ci todas los naciones : due por un celo am-bicioso los Ap»stoles tras portaron el Evangelio de un clima «otro. Tal es la opinion de nuestros juiciosos ad\-ersirios. Sesigue tamhicn que los emperadores de Roma, y los (lemas so-beranos fueron muy malos políticos cuando creyeron que el

cristianismo convenía « sus sábditos ele todos los lugares, ypara todos los tiempos .

Antes se creía que las costumbres, las pr«cticas y las prco-cup.zciones de los pueblos debían acomodarse « la ley ele Diosy conformarse con tila . Todo lo contrario sucede si †oimos «nuestros sabios fil»sofos : la ley divina debe variar segun lostiempos, acomndarsc « las costumbres, usos ó ideas (le lospueblos segun sus circunstancias : advirtiendo clue son los fil»-sofos incródulos los que presidir«n « esta sabia reforma .

Es verdad que aun no est«n de acuerdo en lo que hande guitar al Evangelio, » lían de conservarle ; pero se con-vendr«n sin duda Niego que reciban pleitos poderes paraprincipiar la obra . Ya nos presentaron colecciones ele moral(le los paganos, para que en adelante nos sirvan ele catecismo :esta moral ser« sin duda mejor que el Evangelio, y tendr« una

eficacia muy diferente en boca de un gentil » ele un ateo, quela moral evangólica en boca del Unigónito del Padre Eter-no

Nuestros sublimes reformadores nos hacen tocar con eldedo el inconveniente que hay en introducir el cristianismopara nada en los principios del gobierno . ‡ Entonces, dicen,

(') Es claro que el autor habla aquí ir»nicamente .

2

FANel celo mal entendido puede alguna vez dividir « los ciuda-danos con guerras intestinas. La oposicion clue se encuentraentre las costumbres del pueblo y los dogmas ele la reli-gion, entre ciertos usos ciel mundo y las pr«cticas del culto,entre las leyes civiles y los preceptos, fomenta este germenperturbador. Debe suceder entonces clue no pudiendo unpueblo unir el deber de ciudadano con el de creyente, tras-torne acaso ele una vez la autoridad ciel príncipe y la ele laIglesiahasta que amotinado por los presbíteros contra losmagistrados, torne el hierro en la mano en honra y gloria deDios .

Qnisiórainos salter cu«ndo se encontraron en oposicionnuestras leyes civiles con los preceptos divinos, en quó tiem-po amotinado el pueblo por los presbíteros empu°» las armascontra sus magistrados . Si esto no sucedi» en mas ele mil sete-cientos ados que tiene de antigtiedad el cristianismo, es depresumir que ya no suceda nunca . Cuando el pueblo se baamotinado contra los magistrados, no ha sido excitado por losclórigos, sirio por predicautes de un car«cter muy parecidoal de los incródulos del día .

III . Pero aprendamos « conocer los remedios que se lia-llaron contra el fanatisino . 1 .' Hacer al monarca indepen-diente de toda la potestad eclesi«stica, despojando de toda au-toridad al clero . Esta sublime política se estableci» en Ingla-terra; y jamas lia sido tan comun el j'a/z(atisnus en aquel rei-no corno desde que se estableci»; ni se olvidar« nunca el tor-rente de sangre que lia Hecho derramar. No hay uingun puebloen el mundo mas propenso « amotinarse contra sus magistra-clos por motivo de religiou .Nosotros liemos visto 1111 ejemplo conmotivo de la abolition del juramento (le religion al obtener unemí)leo; y sin la guerra clue estaba entonces encendida, este solofuego hubiera bastado para ponerlo todo en combustion .

2.á Fomentar el espíritu lilos»lico, este gran hacfcalor

FAN 23de los estados, que hizo siempre tantos bienes « la humani-dad, y tan felices ii los pueblos donde se introdujo . Sin em-bargo, la historia nos ense15a que este espíritu, despues de ha-ber fecho brotar la irreligion entre los griegos y romanos,sofoc» allí el patriotismo y las virtudes civiles, prepar» (le le-jos la caida ele estas rep†blicas, abri» la puerta al despotismode los emperadores, y rompi» todos los vínculos ele la socie-dad. Pero esta es una desgracia, clue es preciso olvidar parahonrar el espíritu de la filosofía . Sin duda no es de temer en-tre nosotros, porque nuestros fil»sofos tienen mucho nias es-píritu, juicio y sabiduría que los que brillaron en Grecia yRoma.

3 .á No castigar « los incródulos . Esto es consiguiente : de-bíamos preveer que cuidando de los intereses del gónero hu-mano, estos proCuudus políticos no olvidarían el suyo, pre-tendiendo por lo menos la impunidad : y es sin duda un ras-go de modestia el que por su parte no elijan recompensas.Pero aíiaden una restriction inc»moda : ‡ castigad, dicen ellos,« los libertinos que no sacuden el yugo de la religion, sinoporque se rebelan contra toda especie ele yugo, que atacan lascostumbres y las leyes en p†blico y en secreto Pero lamen-taos, couipadecióndoos (le los clue sienten no estar convenci-dos de esta tierdad.>s ˆY c»mo los distinguiremos? ˆHay algu-no entre nuestros mas cólebres incródulos que no hubiese ata=cado nunca las costumbres ni las leyes en p†blico y en se-creto ? Unas obras tan fogosas como las suyas no son propiaspara convencernos ele que, insultando la religion, sienten nopersuadirse de su verdad . La c»lera, el odio, las imposturas,las calumnias, la terquedad en repetir los mismos clamores,la obstination cu cerrar los oidos « las razones contrarias ii susistema, demuestran que, lejos de desear la fe, la tensen, y sefelicitan ele su incredulidad .4.á No castigar « los fan«ticos, sino con el ridículo y el

24 PANdesprecio. Por esta vez convenimos con su opinion : pensamosque el rid«culo y el desprecio con que empiezan í encubrirselos incródulos es cl remedio mas eficaz para curar su fzrzcztis-

mo anti-religioso, y que bien pronto se yermo reducidos íavergonzarse ele sus excesos, y de la indecencia clue respiransus escritos. Aun. cuando nunca hubieran hecho otra cosa ruasque sus diatribas contra el /cznatzsnio, seria bastante para im-primirles el sello ele un rid«culo indeleble .° Quis lzdlcrit Gra-

cchos de sedilione qurer entes?Dicen que cl uizatisnzo caus» muchos mas males al mun-

do cinc la iuipiedad . Aun cuando esto fuese cierto, nada se se-guir«a. Los incródulos imp«os, casi siempre detestados, raravez se vieron con bastante cródito y fuerza para trastornar losgobiernos, aunque no les falta voluntad . Las invectivas quelos mas ele ellos vomitaron contra los soberanos, contra lasleyes y contra los magistrados, demuestran clue no dejaron porsu parte medio alguno para suscitar en las naciones pac«ficasla sedicion y cl alboroto .

El hecho que aventuran es por otra parte falso : °sl. elateisino, dice un autor muy onocido, no hace derramar lasangre linmana, menos es por amor ele la paz, clue por indi-ferencia del bien :_ suceda lo que cluiera, poco importa al pre-tendido sabio, con tal que conserve el reposo en su gabinete .

Sus principios uo hacen que los hombres se maten , pero losimpiden multiplicarse, destruyendo las costumbres, desnatu-relizíndolos, y reduciendo todas sus inclinaciones í un secre-to ego«smo, tan funesto í la poblacion como í la virtud . La

indiferencia filos»fica se parece í la tranquilidad de un estadosujeto al despotismo ; es la tranquilidad de la muerte, es riasdestructiva que la misma guerra.°

Este nial aun es mayor cuando pretendidos fil»sofos jun-tan í la incredulidad absoluta el fanatismo rias calificado,

predican el suicidio, autorizan í los hijos í rebelarse contra

FAR 25sus padres, atacan la santidad del matrimonio, vituperan la coni-pasion con los pobres, y todo lo quieren destruir con el pretestoele reformarlo todo . s i pudicran, volver«an í poner al gónero hu-mano al estado en clue estaba al tiempo del diluvio universal .

Nos veremos en la precision ele responder nuevamente ísus clamores y falsos discursos en los art«culos tolerancia, in-tolerarzcia, guerras de religion, etc.

FANTASIASTA. (Vóase incorruptibles, ó ir corrulit«colas~ .FARISEOS, secta ele los jud«os que era la mas numerosa,

y la de mas cródito cuando Jesucristo vino al mundo : noBolo la segu«an los doctores de la ley, que llamaban escribas,y todos los duc eran. tenidos por sabios, sino tambien la ma-yor parte del pueblo. Distingu«anse de ins samaritanos en queno solo recib«an y veneraban la ley ele Moisós , sino tanmbienlos profetas, los hagiografos v las tradiciones de los antiguos .Eran tambien opuestos í los saduceos, porque cre«an la viciafutura, la resurreccion de los muertos, la predestinaci_on y ellibre albedr«o.

En los actos ele los Ap»stoles, cap. 23, v. 8, só dice quelos saduceos sostienen que no hay resurreccion, ni íngeles niesp«ritus; pero clue los fariseos sosten«an todas estas tres ver-dades. Segur Josefo, esta resurreccion no era mas que el pasodel alma í otro cuerpo : aiiade este historiador, que cre«an lapredestinaciorr absoluta, copio los esenios, aunque sin em-bargo adnmyitian el libre albedr«o como los saduceos . No sepuede explicar c»mo conciliaban estas clos opiniones .

Segun el mismo historiador, los fariseos tarubien ten«anla extravagancia (le sostener por un lacio, que las almas de lospecadores obstinados se castigaban eternamente en el infier-no ; y por otro, cine solo las almas ele los justos podian volverí la vida y animar otros cuerpos . Era nias natural creer laeternidad de la recompensa de los buenos, que la eternidaddel castigo de los malos .TOMO IV.

4

26

FAPtComo quiera que ello sea, el car«cter distintivo de los fac-

riscos era la adhesion « las tradiciones de los antiguos, empe-íados en que estas tradiciones se habian entregado « Moisóspor mano (le Dios en el monte Sina°, al mismo tiempo quelas tablas ele la ley, atribuyóndoles la misma autoridad que «la ley escrita. Esto es lo que los jud°os llaman, aun hoy dia, laLey oral . Vóase esta palabra .

En virtud de la observancia r°gida de la ley as° explicada .y generalmente desfigurada por sus tradiciones, se cre°an losfariseos mas santos y perfectos que los otros jud°os, « quienes rni-raban como profanos y pecadores, se separaban de ellos no que-riendo comer ni beber en su compan°a . Por eso les daban el nom-bre de fariseos, ele la palabra 1~/raras, que significa scycu »ar-Esta hipácrita afectacion de una santidad superior « la de losdemas, causaba respeto al pueblo, y le inspiraba veneracion.

Jesucristo los reprendiá frecuentemente por esta hipocre-s°a, y los acusaba de que destru°an la ley de Dios con sus tra-diciones. Vemos efectivamente en el Evangelio que perver-tian el sentido de muchos preceptos con las falsas explicacio-nes que les daban . Los doctores jud°os hicieron despues unacoleccion del f«rrago de las tradiciones fcrris«icas, formandode ellas una enorme recopilacion en doce vol†menes en folio,« que dieron el nombre de Talmud. Vóase este art°culo . Lasmas son impertinentes, rid°culas y excesivamente pesadas . Nopor eso dejá la secta de los fariseos, que hoy dia es la de los

r, c'>rxn.istrcs á rabirii .>tcts, de absorverse todas las demas : (le modoque ya hace muchos siglos que estas tradiciones f ar isciicas nosufrieron nuas contradiccion que la de un peque‡o n†mero de

cca»aitas ; á jud°os, que solo se adhieren « lo literal de la ley,Todo el resto de la nacion jud«ica se sometiá servilmente « ladoctrina del Talmr.ecl, y tiene mas respeto « este libro que altesto de los de Moisós. (Vóase Talmud .

Los fariseos no querian eitrangeros por monarcas : por

FAR l~eso propusieron maliciosamente « nuestro divino Salvador lacuestion de si era l°cito pagar tributo al Cósar, pues aunquese ve°an en la necesidad de pagarlo como los demas, preten-d°an siempre que lo prohib°a la ley de Dios . Persiguieron ex-cesivamente, mientras pudieron, « tocaos los clue no eran de supartido ; pero su poder tir«nico que habia tenido principiodespues de la muerte ele Alejandro Jarreo, acabá en el reinadode Aristábulo. Prideaux, Ilist . (les Juifs, l ib . 13, S 4. Diser-tation sur les sectes des Juifs, Biblio d'Arignon, tom . 13,p«g. 218 .

Mosheim en su Historia cristiana se habia empeíado enque Josefo asegura, respecto « la doctrina ele los fariseos, mu-chas cosas clue no estan de acuerdo con lo clue se refiere enel Nuevo Testamento ; pero el Dr. Lardner prueba lo contra-rio, y demuestra, que la uarracion de los Evangelistas est«muy conforme con la ele Josefo. Credibility of the Cosjrcl Ilis-tar.y, lila . 1.ˆ, cap, 4.ˆ, S 1 .ˆ

FASE. (Vóase Pascua) .FATALISMO. Consiste en sostener que todo es necesario,

y que ada puede suceder de otra manera que sucede : porconsigu

niente, que el hombre no es libre en sus acciones; y que

el sentimiento interior, que nos asegura nuestra libertad, esfalso y eng d‰so. Verdaderamente pertenece « los filásofos laimpug,tacion ele tan absurdo sistema ; pero es tan diametral-mente opuesto « la religion, y se sostuvo con tanta terque-dad en nuestros d°as, que no podemos menos de hacer sobrela materia algunas reflexiones .

1 .ˆ Los defensores del fatalismo no tienen prueba nin-guna positiva sobre quó fundarle, no arguyen sino con equ°-vocos, abusando de las palabras causa, motivo, necesidad, li-bertad, etc., fund«ndose en una falsa comparacion que hacendel ser inteligente y activo con los seres materiales y pura-mente pasivos. Estos son unos sofismas cuya ilusion es ca-

28

FAT

paz ele conocer cl l«gico mas miserable, y cuya tendenciasolo aspira í establecer un materialismo grosero .

2.ó Basta tener idea de un Dios para convencerse (le que

en la hip«tesis del f catcalislzzo no puede salvarse la providen-

cia : porque en este caso el hombre conducido como una mí-

quina, « por lo menos cono un bruto, no es capaz del bien

ni ciel mal moral, de vicio ni de virtud, de castigo ni de

recompensa. Muchos fcttctlistas confesaron de buena f° que

un Dios justo no puede recompensar, ni castigar acciones ne-

cesarias. En verdad que en esto fueron mas sensatos clue algu-

nos te«logos que llegaron al extremo de sostener, que para

el m°rito « dem°rito no es preciso estar exento de necesidad,

sino solamente ele coaeeion (*) .

3 .` La revelation confirma en esta materia las ideas del

buen juicio . Nos dice que Dios hizo al hombre í su imagen y

semejanza: »d«nde estí esta semejanza, si el hombre no es

dueáo de sus acciones? Nos enseáa tambien que Dios intimen

leyes í los hombres, y que no las impuso í los brutos . Al pri-

mer malhechor le elijo : † Si obras bien, »no recibirís tu re-

compensa? Si obras mal, tu pecado se levantarí contra t‡.†

Luego le (li« por juez su misma conciencia . El testimonio de

la conciencia ser‡a nulo si nuestras acciones provinieran de

un fatalismo que no fu°ramos libres para resistir . Solo Dios

ser‡a la cansa (le nuestras acciones buenas « malas, y í °l solo

le serian imputables. La Sagrada Escritura nos prohibe atri-

buir nuestros delitos í Dios, que ha dejado al hombre el po-

der ele conducirse, y elegir entre el bien y el mal . Eclesiís-

tico, cap. 15, v. 11. »Puede haber una eleccion donde no bay

(a) Esta doctrina es una de 1,15proposiciones condenadas contra Janse-

nio, cuvas palabras son las siguientes : ad mccrcndun ve! de,nr,,ei,dtlm 11óF.,

1eyuirilcuˆ 1ilmus ci necess‡lale, sed sufficr'l lilulas ‰ coacliclnr, Y es la ter-

cera .

FAT 29una libertad? Mois°s, al mismo tiempo que dí (le, parte eleDios la ley í los israelitas, les declara que son muy dueáos de

elegir el bien y el mal, la vida « la muerte . Dcut . cap. 30,v. 19, etc .

4.ó El sentimiento interior, que es el sumo grado ele laevidencia, reclama altamente contra los sofismas (le los /~uulis-ta .c. Nosotros conocemos bien la diferencia que hay entre

nuestras acciones necesarias ° indeliberadas, due provienen

ele la disposieion f‡sica de nuestros «rganos, y en clue no te-nemos dominio, v las acciones que hacemos por un motivo

deliberado, por eleccion, y con plena libertad . Nunca liemo spensado que las primeras fuesen moralmente malas « buenas,dignas de alabanza « de: vituperio, (le recompensa « de cas-tigo. Aun cuando todo cl g‡"nero humano nos condenase poruna action, que no- hubiera estado en nuestra mano evitarla,

nuestra conciencia nos absolver‡a, pondr‡a í Dios por testigo

ele nuestra inocencia, y no nos causar‡a el menor remordi-miento. El malhechor mas endurecido jamís trat« de escusarsas cr‡menes con una pretendida fatalidad, ni ha habido ja-mís un juez tan insensato que le disculpase por ese motivo .El oponer í este ‡ntimo sentimiento ele la conciencia univer-

sal, ° irrecusable, discursos abstractos y sutilezas metaf‡sicas,es un puro delirio de la razor y ele la filosof‡a .

5 .ó Hace mas ele doscientos aáos que los est«icos y sns co-piantes arguyen con este fatalismo . »Consiguieron acaso sofo-car entre los hombres el ‡ntimo sentimiento y la esperienciade su propia libertad? Ellos mismos contradicen con su con-ducta la doctrina clue establecen en sus escritos : distinguen,como todos los ciernas hombres, las acciones libres (l e las ne-cesarias, y cl cielito de una desgracia. Si sus principios nofuesen reas que absurdos, tal vez podr‡amos excusarlos ; perotienden í sofocar los remordimientos ciel crimen, a confirmara los malvados en su perversidad, í quitar toda idea de m°-

3t«

FATrito en las acciones virtuosas, y í desesperar í todos los hom-bres de bien : esto es un atentado contra las leyes y contrael interes general de la sociedad, que hay derecho para cas-tigar.

Lo desatinado de las respuestas que dan los Fatalistas í es-

tas y otras demostraciones confirman mas y mas su solidez .Dicen, que todo tiene una causa, y que la tiene tambien cadauna ele nuestras acciones, y que no puede negarse que hayuna conexion necesaria entre la causa y el efecto. Esto esun mero equóvoco : la causa fósica de nuestros quereres es elprincipio activo que los produce : nuestra alma, principio ac-tivo, se determina por só misma, y si fuese movida por otracausa, pasaria í ser un principio puramente pasivo, y seriapreciso subir de causa en causa hasta cl infinito . La causamoral de nuestras acciones es cl motivo porque obramos ;pero es falso que entre una causa moral y su efecto, entre unmotivo y nuestra accion , haya una dependencia necesaria ;ningun motivo es invencible, ni nos quita la potestad de de-liberar y determinarnos . Si se dice due un motivo nos imue-ve, nos impele, nos determina, y nos hace obrar, cte., es unabuso de palabras que dada prueba : nos vemos precisados íusar tie expresiones clue en rigor solo convienen í los cuerpos .cuando hablarnos de cosas espirituales .

Segur los fatalista .s, para que una accion sea moral-mente buena o mala, basta que cause, ° produzca bien °mal en nosotros ° en nuestros semejantes : cualquier accion,yea libre ° necesaria, si es nociva, debe causar remordimien-tos . y es digna de reprobacion ° de castigo : principio falsopor todos respectos. Lo gire constituye una accion moralmentebuena ° mala es la intencion y no el efecto . Un homicidio in-voluntario, imprevisto, » indeliberado, es un caso fortuito,una desgracia, y no un crimen : puede causar sentimiento yafliccion, como cualquiera otra desgracia ; pero no puede

FAT

31producir remordimientos, y no merece reprension ni casti-go. Tal es el juicio ele todos los hombres .

Sin embargo, los fatalistas persisten en sostener, que sinrespeto í la libertad ° al /fatalismo se debe castigar í todos losnmallrechores, bien sea para libertar de ellos í la sociedad,como sucede con los rabiosos y apestados, o bien para quesirvan de ejemplo. El ejemplo, dicen ellos, puede influir crilos hombres, aunque obren por necesidad . Si el crimen fuecasual » involuntario, de nada serviria cl ejemplo ciel cas-tigo ; pero alguna vez suele envolverse í los niáos, aunqueinocentes, en cl castigo de sus padres, para que el ejem-plo sea mas ruidoso .

No es facil numerar todas las consecuencias absurdas quese siguen de esta doctrina . Se sigue : 1 .† que cuando se es-pone í la muerte í un apestado para evitar el contagio p‡-blico, esto es un castigo . 2 .† Que si el castigo en un crimeninvoluntario pudiese servir de ejemplo, seria justo . 3 .† Queaquel que obr° mal , con el deseo y en la inteligencia deobrar bien, es tan culpable como el malhechor voluntario,porque caus° en la sociedad igual perjuicio. 4.† Que todapena de muerte es injusta, porque se puede poner í la so-ciedad í cubierto ele todo peligro encadenando í los cri-minales, y en este caso el ejemplo seróa mas visible y con-tinuado. S.† Que Dios no puede castigar í los malvados enla otra vida, porque su castigo no puede servir para pur-gar la sociedad, ni para (lar ejemplo, porque no se ven sustormentos : que Dios no puede castigarlos en esta vicia sin de-clarar que sus trabajos son el castigo de sus crómenes, y no laprueba de sus virtudes . 6 .† Finalmente, ˆen qu» pueblos, nosiendo bírbaros, se castiga í los niáos inocentes? Es verdadclue recae sobre ellos la pena que se impone í sus padres,pero esto no es una pena, sino una desgracia inevitable .

Al sentimiento interior de nuestra libertad responden los

3 .,

i, A Tfatalistas que nosotros nos creemos libres, porque ingnora-

inos las causas que nos determinan « obrar, y los motivos

secretos d.e los actos (le nuestra voluntad . Pero si sus cansas

son imperceptibles y desconocidas, íquión las ha revelado «

los,fatalistas'?

Bien distinguimos nosotros las causas f°sicas de

nuestros deseos involuntarios, como del hambre, de la sed,

de un movimiento convulsivo, etc ., de la causa moral de

nuestras acciones libres y deliberadas. Respecto « las primeras

solo sufrimos, » padecernos, y no obramos ; en las segundas

somos activos, nos determinamos, y conocemos clue tenemos

potestad para resistir al motivo por el cual obramos . Eu este

punto el mas profundo iiictaf°sico no sabe mas que cl igno-

rante mas grosero .

Si representamos « los fatalistas que las leyes, las amena-

zas, los elogios, las recompensas y el ejemplo, serian inátiles

« los hombres , si la necesidad los determinase « todas sus ac-

ciones : todo al contrario, replican ellos, en los agentes nece-

sarios son precisas causas necesarias, y si no los determinasen

necesariamente, serian inátiles . Se castiga con fruto « los aui-

mnales, « los ni†os, « los tontos y « los furiosos, aunque no

scan libres .Nos parece que esta espresion ctge/zte necesario envuelve

una contradiccion . En nuestras acciones necesarias, hablando

con propiedad, no somos activos, sino pasivos, ; la voluntad no

tiene parte en las acciones, » niovimnientos que ocurren al

hombre en el sueno , en el delirio, en una agitacion convul-

siva, y por lo mismo no son acciones humanas . Es falso que

es inátil todo motivo que no nos determina necesariamente :

es imposible percibir una conexion necesaria entre un moti-

vo, que no es mas que una idea y un acto de la voluntad . De-

liberamos sobre nuestros motivos . luego no nos arrastran ne-cesariamente.

El ejemplo de los animales nada prueba, puesto que nos

FAT

33

es desconocido el secreto resorte de sus acciones ., pero tene-mos un sentimiento interior de los motivos por que obramos,

y de la potestad que tenemos para acceder, » resistirnos « su

influencia. En cuanto « los nifios, los tontos y los furiosos, »

tienen una libertad imperfecta, o no tienen libertad alguna :

en el primer caso las amenazas, los castigos, etc., son para

ellos un motivo » una causa moral ; en el '2 .' solo el casti-

go puede obrar f°sicamente sobre su mecanismo, y determi-

narlos necesariamente ; pero nosotros sostenemos que en este

caso no tienen sentimiento interior de su libertad , como nos-

otros le tenemos.

Lejos de convenir en los perniciosos efectos de su doc-trina, sostienen los f‡talistas que inspira al fil»sofo modes-

tia y desconfianza de sus virtudes la indulgencia y la to-lerancia respecto « los vicios y defectos de los lemas. Pordesgracia el tono de sus escritos no manifiesta modestia nitolerancia ; pero dejemos « un lado esta consecuencia . Si elfatalismo nos impide prevalernos de nuestras virtudes, nosprohibe tambien avergonzarnos o arrepentirnos de nuestroscr°menes : nos dispensa de estimar « los lionibres virtuosos,

y de manifestar el reconocimiento « nuestros bienhechores :podemos quejarnos de los malhechores como de hombresdesgraciados por naturaleza ; pero no nos es l°cito detestar-los ni vituperarlos, y mucho menos castigarlos . Moral detes-table, destructiva de la sociedad, y que debe cubrir de opro-bio « los fil»sofos de nuestro siglo .

Ellos mismos dieron armas para combatirlos, y sus pro-pias confesiones bastan para confundirlos . Unos convienen enque en el sistema del fatalismo ser°a contradictorio el quelas cosas sucediesen de distinto modo del que suceden ; otrosque « pesar ele todos los discursos filos»ficos, los hombresobrar«n siempre corno si fuesen libres, y estar«n siempreconvencidos de esta verdad . Unos dicen que es peligroso prc

TOMO IV .

5

34

FATponer la opinion del fatalismo « los que tienen malas incli-

naciones , que no se debe predicar sino entre gentes honra-

das ; otros, que sin la libertad no se puede merecer ni desme-recer. Algunos piensan que negando la libertad se hace «Dios autor del pecado y de toda la deformidad moral de lasacciones humanas ; y otros piensan que un Dios justo no pue-de castigar acciones necesarias ; íy tienen acaso los hombresmas derecho para hacerlo que el mismo Dios?

Si el dogma de la libertad humana fuese menos impor-tante, no se empenarian tanto los filósofos en'destruirle ; peroarrastra consigo una inmensa cadena de consecuencias fatalesala incredulidad . Mina el niaterialisnio por el cimiento, por-que demostrada la libertad, se demuestran tambien con lamisma evidencia las verdades fundamentales de la religion .En efecto, si el hombre es libre, su alma es un esp°ritu : lamateria es esencialmente incapaz de ser espont«nea y libre : siel alma es inmaterial, en el mismo hecho es inmortal, soloDios pudo ser su autor, y no pudo principiar « existir sinopor la creacion . Si el hombre nace libre, es un agente moral,capaz de vicio y virtud : necesita leyes para conducirse, unaconciencia para guiarse, una religion para consolarse , penasy recompensas futuras que le repriman .y alienten : luego hayreservada otra vida « la alma virtuosa que muchas veces esafligida y padece en la tierra . Luego no en vano suponemosen Dios providencia, sabidur°a, bondad y justicia ; y el des-tino de nuestra alma se funda en estos consoladores atribu-tos. Solo es verdadero el plan de religion que trazan nues-tros libros sagrados : solo »l est« de acuerdo consigo mismo,con la naturaleza de Dios y con la del hombre ; la filosofiaque se atreve « combatirle, no merece mas que horror y des-precio .

Muchos cr°ticos protestantes quisieron probar que los anti-guos filósofos y hereges, que admitieron el fatalismo ó la ne-

FAT 35cesidad de todas las cosas, no le exageraron tanto como co-munmente se cree, y que se tomó muy mal el sentido de susespresiones. El motivo que tuvieron para ello fue probable-mente el escusar « Lutero, « Calvino y « los demas predesti-nacianos r°gidos que resucitaron el dogma del fatalismo . Cual-quiera que fuese , bueno ser« que examinemos sus ra-zones .

Segun el traductor de la Historia Eclesi«stica de Mos-heim, tom . 1.á, nota, pig. 35, entendian solamente los es-tóicos por la palabra destino el plan de gobierno que Diosformó desde el principio, y del cual, moralmente hablando,no puede separarse jamas. Cuando dicen que J†piter esta su-jeto al inmutable destino , no quieren decir sirio que est«sometido « la sabidur°a de sus consejos, y que obra siemprede una manera conforme « sus divinas perfecciones . Pruebade esto es un c»lebre pasage (le S»neca, Libr. de Providencia,cap. 5, donde este filósofo dice : ‡El mismo J†piter, que for-mó y gobierna el universo , escribió los destinos, pero »l lossigue ; mandó una vez, y no hace mas que obedecer .‡

Pero un sabio acad»mico, que hizo un estadio particu-lar (le la antigua filosof°a, demuestra que este lenguage pom-poso de los estóicos no es mas que un abuso (le las palabras,con las cuales jugaron para engaˆar al vulgo. Segur los prin-cipios de los estoicos, J†piter,, ó el alma del mundo, escri-bió las leyes ; pero dictadas por el destino, es decir, ror unacausa sobre que »l no tiene autoridad alguna, y que le ar-rastra « »l mismo en sus revoluciones. Memorias de l'Acad.des Inscript ., tom. 57 en 12 .á, p«g. 206. Al escribirlas , obe-decia mas bien glue mandaba, porque , segun los estóicos,esta necesidad universal sujeta « los Dioses lo mismo que «los hombres. En esta hipótesis , am-clue J†piter hubiese for-mado el int-indo, no tuvo libertad para arreglarle (le unamanera distinta de la que hoy tiene. No se alcanza en qu»

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FATsentido le gobierna , siendo «l mismo gobernado por la leyirrevocable del destino, ni en qu« consiste la pretendida sa-biduría de sus consejos . Donde reina la necesidad, no puedehaber sabiduría ni locura , puesto que no hay eleccion nideliberation. Por lo mismo, es un desatino atribuir las per-fecciones divinas ó un ser, cuya naturaleza no es mejor quesi estuviese privada ele inteligencia y de voluntad . Tampocose dejaron enga°ar por la verbosidad de los est»icos los epi-cíireos y los acad«micos, sus enemigos en la disputa .

Por otra parte, quiere Beausobre probar que ninguno delos antiguos fil»sofos ni teereges suponia que la voluntad delos hombres estaba sujeta ó una potestad estra°a . Hist. duManich. , tom . 2 .', lib . 7, c. 1, S 7. Si entiende que ningunasecta se atrevi» ó afirmarlo positivamente, puede acaso tenerrazon ; si quiere decir que ninguna sent» principios de loscuales se siguiese evidentemente este error, se enga°a, » tratade enga°arnos . En efecto, segun la observation ciel sabio queacabamos de citar , los mas de los que sostenian el fatalismocreían que todos los defectos y males de este mundo, y hastael mismo destino , provenian de la naturaleza eterna de lamateria , cuyas imperfecciones no liabia podido Dios corre-gir. De la misma manera , los mas de los teereges atribuían losvicios y faltas del hombre ó las inclinaciones viciosas y fal-tas del cuerpo » de la portion de materia con que el almaestaba unida. Ahora, pues, si el mismo Dios no pudo corregirlos defectos ele la materia, ác»mo podria el alma reformarni resistir ó las viciosas propensiones del cuerpo? En esta hi-p»tesis, claro estó que las acciones malas del hombre no sonlibres ; por consiguiente, seria una injusticia el castigarlas .

No es este lugar oportuno para combatir las falsas ideasele libertad que sostiene Beausobre, ni para esplicar en qu«consiste la necesidad que impone la concupiscencia, de quehabla San Pablo, ni para demostrarla diferencia esencial que

F† 37hay entre la doctrina de San Agustin y la de los maniqueos .Esto lo haremos en el artículo libertad.

F~. Persuasion , creencia , confianza : tal es el sentido elela palabra latina fdcs y la griega nr . ‡f creer ó uno, es fiars ede áI : creer en su palabra , cuando afirma alguna cosa , estoes, una persuasion : creer en sus promesas, es una confianza :creer que es preciso hacer lo que manda, y hacerlo efectiva-mente, es obediencia . Una vez que Dios es la misma verdad,no puede enga°arse ni enga°arnos , ni faltar ó sus promesas,ni imponernos una ley injusta ; por consiguiente, claro estóque nuestra f« tiene por motivo la suma veracidad de Dios,y que nosotros le debemos este homenage, cuando se dignarevelarnos lo que debemos creer, esperar y obrar .

Aunque se distingan estas tres cosas ; sin embargo . paraser mas exacto el lenguage teol»gico, la palabra f« en la Sa-grada Escritura comprende muchas veces todas estas tres co-sas, y solo en este sentido se dice clue la f nos justifica , noshace Santos y agradables ó Dios . Cuando San Pablo dice enla Epist tl los Ilcbr ., cap. 21, que Abrahan crey» ó Dios, yque la f« se le reput» para su justicia, esta fi« no fue una sim-ple persuasion, sino una entera confianza en las promesas deDios, y una perfecta obediencia ó sus mandatos: en este sen-tido elogia tanibien el mismo ap»stol la fi« de los justos dela ley antigua .

Muchas veces por laf« entiende el ap»stol efobjeto de nuestracreencia, y las verdades que debemos creer . De esta manera,dice, eva~~ circo » predicar la f(', obedecer ó la f«, renegarde la f«, etc., es decir, la doctrina de Jesucristo . En el mis-mo sentido llamamos profesion (le f« el acto (le confesar lasverdades que creemos, y decimos que tal artículo perteneceó la fc , etc.

Finalmente, en la Epíst. ci los Roen ., cap. 14, v. 23, SanPablo di» el nombre de f« al dictcˆncn de la conciencia » jui-

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r«cio que nosotros formamos de la bondad í malicia de unaaction, y dice : que todo lo que no viene de la fc, í que noes conforme ó este juicio , es pecado (*). Abusaron grosera-mente de estas palabras los que ele ellas infirieron que todaslas acciones de los infieles son pecados .

Laf° es por consiguiente un deber, porque Dios la man-da ; y una vez que se digna instruirnos, no puede dispensar-nos de creer. Es tambien una gracia y un don de Dios, porque°l se revela ó quien quiere, y °l solo puede inspirarnos la do-cilidad ó su palabra. Es una virtud, y por consiguiente es me-ritorio creer, como despues probaremos . Los teílogos la de-finen, una virtud sobrenatural y teolígica, por la cual cree-mos todo lo que Dios nos Iza revelado, porque es la verdadmiszna . La llaman virtud teolígica, porque tiene ó Dios porobjeto inmediato ., y su motivo es una de sus divinas perfec-cione .

Distinguen los teílogos varias especies de f°. 1.» La divi-den en f ° actual y habitual . Cuando un cristiano hace un ac-to de fi°, reza el Credo, í hace prolesion ele su creencia, tie-ne f° actual: aunque no piense en ella, estó siempre en dis-posicion de creer y renovar en necesidad los Actos de fá : porconsiguiente , tiene fc habitual, í hóbito de f ° , y la conservaen cuanto no hace un acto positivo de infidelidad í incre-dulidad .

2 .0 Ense†an comunmente que ó los ni†os les concede Diospor el bautismo el hóbito ele fiti, y este don se llama ft° ha-bitual in f asa . Aun cuando no pudi°ramos esplicar con la nma-yor claridad lo que es esta f ° , no por eso se seguir‡a que esuna cualidad oculta , una quimera í un entusiasmo, comopretenden los incr°dulos . Los teílogos dicen que es una dis-

(') Omne quod non est ea- fide peecalum est . Bayo y sus discipulos sou

los designados aqu‡ 1) 0r el autor .

F« 39position del alma para creer todas las verdades reveladas .Un adulto que repite con frecuencia los Actos de fc, adquie-re una nueva facilidad en creer, y esta disposicion se llamaf ° habitual adquirida .

3.» Se llama f° impl‡cita el asenso ó las consecuencias (leun art‡culo de f°, aunque no se perciban distintamente : as‡un cristiano, que cree que Jesucristo es Dios y hombre, creetambien impl‡citamente que en °l hay dos naturalezas y dosvoluntades, porque esta verdad se incluye en la primera . Elsimple fiel que cree en la infalible autoridad de la Iglesia,y que estó en disposition de creer todas las verdades queella ense†a , cree iinplicitamente todas estas verdades : lascreeró expl‡citamente cuando las conozca con claridad y dis-tincion, y las confiese con palabras espresas .

Los catílicos piensan generalmente que hay ciertas ver-dades reveladas, que todo cristiano estó obligado ó saber ycreer con f ° expl‡cita so pena de condenacion , y estas verda-des se llaman art‡culos í dogmas fimdamentales. V°ase esteart‡culo .4.» San Pablo llama fc viva la que estó junta con la ca-

ridad, y se prueba por la exactitud ciel cristiano en observarla ley de Dios . Santiago llama f° muerta la que no hace nadani se dó ó conocer por las obras buenas .

5 . » Los teílogos escolósticos llaman f° formada la quese acompa†a con la gracia santificante, y f° informe la quetiene el que estó en pecado mortal .

Esplicados de este modo los diversos sentidos ele la pala-bra fi° y sus diferentes especies, estamos precisados ó hablar :1 .», de la revelation que precede ó la fie, y de los medios quetenemos para conocerla ; por consiguiente, de la regla y ana-lisis de la fe : 2.», de su objeto í de las verdades que debemoscreer con f; divina : 3.», del motivo ele la ft, y de la certi-dumbre que produce en nosotros : 4.», de la gracia de la f°:

40

FE5.«, de la ft como virtud, y de lo que por ella se merece : 6 .0,

de la necesidad ele la ft.I. De la rccclacton que se presupone ci la fc . Una vez

que debemos creer con fe divina todo lo que Dios lia reve-lado, antes de dar fí ó la revelacion debernos ya estar con-vencidos de que hay un Dios que cuida de nosotros por suprovidencia , que exige ele nosotros la sumision ó su pala-bra , Y que segun nuestros míritos quiere castigarnos ° re-compensarnos. Estas verdades, que se demuestran por la luznatural, son un preómbulo, sin el cual no puede haber fe,como lo nota San Pablo Ep»st . c» los Hebr. , cap. 11, v . 6 .

Tambien es preciso saber los signos ° caracteres por loscuales podemos juzgar que Dios fue quien nos habl° y noshabla todav»a. áLos que nos instruyen de su parte tienen ca-rócter y mision divina para hacerlo? áJesucristo fue enviadopara instruir ó los hombres? áEnvi° efectivamente ó sus Ap°s-toles para continuar esta magn»fica obra? áEnviaron ellos ólos obispos que son tenidos por sus sucesores? Todos estos co-nocimientos hist°ricos deben preceder ó la fií .

Dirón nuestros censores que no se pr .incipia por la discu-sion de todos estos puntos , cuando ense†amos ó un ni†o óque haga Actos de fí . Es verdad, ni tampoco es necesario.As» como es preciso acostumbrarle ó obedecer ó las leyes, yó conformarse con las costumbres, antes clue sea capaz ele co-nocer la razon ele las unas y de las otras , as» es preciso tam-bien ense†arle lo que debe creer, y ó clue haga profesion deello, en tanto que se le puedan esplicar sin aguardar las prue-bas ele la revelacion . Dios, que se dign° conceder al ni†o lafií infusa por el bautismo, suple por su gracia la imperfec-tion del acto que puede hacer el ni†o.

En general, todo signo por el cual nos da Dios ó cono-cer su voluntad, es una revelacion . Los que vieron ó Jesucris-to hacer milagros para probar que era hijo de Dios , podian

FE

41Y debian creer de cierto sobre el signo de sus milagros que loera verdaderamente. Igualmente los que fueron testigos ocu-lares ° se informaron exactamente ele los milagros de los Ap°s-toles, pudieron tener fí divina de su mision , y creer con fcdivina lo que ellos ense†aban . Luego de la misma manera,para creer con ft divina, y como revelados los dogmas cluenos ense†an los pastores de la Iglesia , basta estar bien ase-gurados de que los sucedieron en la mision divina del apos-tolado. áDe quí hubiera servido la mision de los Ap°stoles,si Dios no les hubiera (lado la potestad de trasmitirla ó sussucesores, y por este medio perpetuarla? Estamos, pues, se-guros de la mision divina de estos ‡ltimos por todos los mo-tivos de credibilidad clue demuestran la divinidad del cristia-nismo y el establecimiento divino ele la Iglesia (le Jesucristo .(Víase Cristl(ULLSIno, )llisl .on, p(Istol ˆ, l'ecclaclon, etc.)

Eu efecto, que sea la palabra ele Dios articulada ° no ar-ticulada, escrita ° no escrita, nos basta que sea un signo in-falible de la voluntad y de los designios de Dios, para llamar-la una revelacion divina. Toda verdad fundada sobre esta basepuede y debe creerse con fí divina . En la Iglesia Cat°licacree un cristiano corr toda certidumbre, sin escritura y sin li-tros, que la Iglesia qne le enseria, es el °rgano infalible elelas verdades reveladas .

La Iglesia, pues, nos instr uye, : 1 .«, por la voz de sus pri-meros pastores congregados en concilio para decidir un puntode doctrina, atacado por los teereges : 2.«, por la voz ele su cabe-za cuando dirige ó todos los fieles una instruccion en materiade dogma , que es aprobada por la espresa aceptacion de lamayor parte de los obispos, o por su silencio : 3.«, por la doc-trina comun de estos mismos Pastores dispersos : por esta ra-zon, el comun sentir de los Santos Padres se juzga que es ladoctrina de la Iglesia en su tiempo : 4.«, por las oracionesp‡blicas, liturgia y ceremonias, cuyo sentido tiene siempre

iroaio iv .

6

42

F Erelacion con las preces y oraciones : S .O, por la doctrina uni-forme de los te«logos en las universidades, ele los predica-dores en el pílpito, y de los escritores en sus libros, cuandosu doctrina no estó censurada, ni los obispos reclaman con-tra ella, (Vóase lugares teol«gicos) .

Por la naturaleza misma de este testimonio y (le los me--dios porque le conocemos, es evidente que la fe ele la Iglesiano puede sufrir variacion alguna . Es imposible que en los di-ferentes paises del mundo en que hay cristianos, los obispos,los. pastores inferiores, los te«logos, los predicadores y los es-critores hubiesen conspirado todos de acuerdo y en union conla cabeza de la Iglesia para variar en la mas m°nima cosa ladoctrina que recibieron de los Ap«stoles , sin que lo perci-biese el comun de los fieles, ó hiciese sus reclamaciones . Ilu-biera sido. preciso que mientras se verificaba la variacion enel occidente y en toda la Iglesia Latina, se hiciese tambienen la Iglesia Griega y en la Siria, en la de los egipcios, etio-pes, persas ó indios. (Vóase la perpetuidad de la fó, tom . 4.»,lib . 10, cap. 1 .» y sig.)

Sentados una vez estos principios, no es ya dif°cil resol-ver la gran cuestion que divide á los cat«licos y protestantes,á saber :. cuál es la regla de nuestra fe : †es por ventura la pa-labra de Dios. escrita y esplicada segun la capacidad ele cadaparticular, « es la palabra de Dios esplicada por la Iglesia?La respuesta á esta pregunta sirve para resolver otra, á saber :cuál es el analisis de la fió .ó .

Segard los protestantes, solo la Sagrada Escritura, que esla palabra de Dios escrita, es en la que debe aprender el cris-tiano lo que Dios ha revelado, por consiguiente lo que solodebe creer con fó divina : cualquier otro medio es sospechoso,incierto y facticio. Sostenemos con la Iglesia Cat«lica clueeste mótodo ele los protestantes es impracticable al co-n.n u.n de los Hombres , una fuente de errores y de fana-

FE 43tismo, y que en realidad no le siguen ni los mismos pro-testantes .

Efectivamente, para que un particular pueda establecersu fó sobre la Sagrada Escritura, es preciso que este cierto,1.» de que tal libro es obra de un autor inspirado por Dios :

2.» que el testo ele este libro se conserva °ntegro, y como sa-li« de las manos ciel autor : 3 . » que fue fielmente traducido,porque los libros sagrados fueron escritos en lenguas que noson ya vivas : 4.» que los pasages sacados (le este libro debenentenderse en este « en el otro sentido . Nosotros sostenemosque un simple fiel no puede tener por s° mismo ninguna cer-tidumbre de estos cuatro puntos, á menos clue no se atengaal sentir « al testimonio de la Iglesia. Ya lo henos hecho veren el art°culo Escritura. Scar crdrr, acudiendo, que en esta ma-teria no se conduce un protestante de distinto modo que uncat«lico, y que sin saberlo ni quererlo, es subyugado por laautoridad y por la creencia coniun de la sociedad en que na-ci«, y si se resistiese á ello, bajo el pretesto de que en mate-ria de dogma no debe someterse á ninguna autoridad hu-mana, seria mirado como un infel . (Vóase la obra intituladalos protestantes convencidos de cisma por Nicole, 1 .' part.,capitulo 5.)

En la palabra Iglesia probaremos que un simple fiel ca-t«lico no necesita erudicion, ni libros, ni sabias discusionespara convencerse de que los pastores de la Iglesia, que le ase-guran los cuatro puntos que acaba -mos de mencionar, fueroninstituidos por Dios para su instruccion : que puede referirseá su doctrina sin ningun peligro de error, y que escuch,in-dolos oye la verdadera palabra de Dios .

Por la misma razon es evidente que los protestantes noscalumnian cuando dicen clue nosotros tornamos por regla de-fó, no la Sagrada Escritura, sino la tradicion yla doctrina delos pastores de la Iglesia : no la palabra de Dios, sino la pa-

44

r «labra de los hombres, y que atribuimos mas autoridad í lasegunda que í la primera. Nosotros tomamos, corno ellos, porregla ele fr la Sagrada Escritura, aunque no sola : queremosclue la Sagrada Escritura nos sea confirmada y esplicada porla Iglesia, porque sin esto no estariamos seguros de la auten-ticidad del testo, ni ele su integridad , ni de su verdadero sen-tido. Sostenemos que hay verdades de fó que no estan clara,expresa y formalmente reveladas en la Sagrada Escritura, sinoclue fueron ense°adas de viva voz por los Ap»stoles, y noshan sido transmitidas con fidelidad por la ense°anza tradi-cional de la Iglesia, y que estas verdades son palabra ele Dioslo mismo que las que estar en la Escritura. A°adimos, quecuando esta es susceptible de diferentes sentidos, y se disputasobre cual es el verdadero, pertenece í la Iglesia decidirloy no í cada particular, porque el sentido que cada uno dí íla Sagrada Escritura no es ya palabra de Dios, sino del quela interpreta, í no ser que haya recibido de Dios mision, ca-rícter y autoridad para interpretarla .

En el artáculo Escritura S'agrada, S 4, tambien hemoshecho ver que los protestantes no se ligan í la Sagrada Escri-tura, cono †nica regla ele su fó . ‡El c»digo de nuestras leyesciviles seria la †nica regla de nuestra conducta, si cada par-ticular pudiese esplicarlas como quisiese, y si no hubiese tri-bunales encargados de esplicar el sentido de las leyes, v apli-carlas í los casos particulares?

Nuestros adversarios faltan í la verdad cuando dicen quenosotros creemos corno dogmas de fó algunas verdades con-trarias í la Sagrada Escritura y í la palabra de Dios. Si tienenpor contrario í la Sagrada Escritura lo que no se esplica ísa manera, convenimos en ello ; pero les falta probar que suesplicacion es la palabra (le Dios .

En nuestros principios el analisis de la fó es sencillo y na-tural, y facilinente puede hacerlo cada uno . Si se preguurta í

r« 45un cat»lico ‡por quó cree tal dogma, por ejemplo, la presen-cia real ele Jesucristo en la Eucaristáa? responderí sin titubear :1 .ˆ yo lo creo porque la Iglesia cat»lica nie lo ense°a, y me lohace ver en los libros que venera corno Sagrada Escritura .2.ˆ Yo creo que su doctrina es palabra ele Dios, porque lamision de sus pastores viene ele Dios . 3 .ˆ Yo lo creo asá, por-que esta mision les viene de los Ap»stoles por una sucesionno interrumpida, y la ele los Ap»stoles es ciertamente divina .4. ˆ Yo estoy convencido de esta verdad, porque probaron lamision de Dios con sus milagros, y por las otras pruebas elela divinidad del cristianismo . S.ˆ Ultimamente, yo creo que todala Sagrada Escritura es palabra de Dios, porque la Iglesia asáme lo afirma, y miro corro Sagrada Escritura todos los librosque la Iglesia tiene por inspirados .

Nosotros sostenemos que la fó de un cristiano formadadel modo dicho es sabia, racional, cierta y s»lida, inaccesibleí la duda y al error, aun cuando no pudiese hacer este ana-lisis ; hemos probado todo esto en el artáculo Escritura Sa-grada, y volveremos í tocarlo en los artáculos iglesia, niisiort,sucesion, etc .

II . Del o1>jeto de la fó, » clc las verdades que podernos ydebemos creer con, fió divina . Una vez que Dios es la mismaverdad, y que debemos creerle cuando tiene la dignacion elehablarnos, toda verdad revelada por Dios puede y debe serel objeto ele nuestra fó luego que tenemos conocimiento de larevelacion .

Sin embargo, los deistas sostienen que es imposible creersinceramente un dogma oscuro, y que no estó al alcance denuestra cornprension . Para (lar, dicen, nuestro asenso í cual-quiera proposicion, es preciso ver la conexion que en ella hayentre el sujeto y el predicado : sin esto no podernos conocersi es verdadera » falsa, y por consiguiente no podernos admi-tirla ni refutarla. Todo lo que digamos sin este conocimiento

46

FE

es una pura gerga de palabras que nada significan . Suponerque Dios nos ha revelado misterios « dogmas incomprensi-bles, es decir que nos habl« un lenguage estraío e ininteli-gible, y que nos habl« para que no le entendiósemos : la fó «la persuasion qu.e creernos tener, no seria mas que un entu-

siasmo y una locura .

Si este discurso fuese verdadero, probaria que es imposi-

ble la fó humana, igualmente que la fó divina . Si fundado enel testimonio ele los que lo vieron con sus propios ojos, un

ciego de nacimiento cree que hay colores, perspectivas, espe-jos y cuadros : °ser» entusiasta « insensato? Sin embargo, no

concibe mejor estos diversos objetos clue nosotros concebimoslos misterios que Dios nos ha revelado. Y no se sigue de aquáque sea para ól una pura gerga de palabras, « un lenguage

estraío, lo clue se le refiere, ni que se le habla para que nolo entienda, etc. Para dar asenso » una proposicion no es pre-ciso conocer directamente la conexion ele los tórminos clue lacomponen : basta verla indirectamente en la certidumbre (]eltestimonio (le los que nos la aseguran .

Como hay dogmas que son oscuros para los ignorantes y

demostrados para los fil«sofos, pueden ser objeto de fó para

los primeros, porque son revelados, y un objeto ele evidenciapara los segundos . Asi laespiritualidacl ó inmortalidad ele nues-tra alma, etc ., son verdades evidentes para los hombres ins-

truidos, y clue saben las reglas del discurso ; pero muchásimosignorantes no las creen sino porque la Iglesia se las enseria,

porque tal vez nunca pensaron'en las demostraciones que prue-ban estas mismas verdades . Sin embargo, los fil«sofos pue-den tambien olvidar por algunos momentos las demostracio-

nes clue las prueban, y creerlas, porque Dios las ha confirma-(lo con la revelation. Por lo mismo, bajo este aspecto se pue-den crear con .fi,` divina verdades que e tan por otra partedeino.stradas.

FE

47

Esta observation no es contraria » lo que dice San Pablo

Ej.†st . » los f.Iebr. cap. 11, v. 1, que la f e es la seguridad delus cosas que esperamos, y el convencindento de las verdadesque no cerros : porque en efecto, el mayor n†mero de dogmasque creemos por la fó no es susceptible de dernostracion . Por

otra parte, antes que Dios hubiese, confirmado los eternas con

la revelation, no tenian los mismos fil«sofos una plena segu-ridad, ni un total convencimiento (le la verdad de estos dog-

mas: solo los adquirieron » la luz de la antorcha de la reve-

lacion .Se pregunta si la consecuencia clue evidentemente se si-

gue de una proposition revelada puede creerse con fó divi-

na, como la proposicion de que se infiere. °Por quó no? Al

tiempo de revelar Dios la una, se juzga que quiso tambión

revelar la otra . Asá, estando espresamente revelado que Jesu-

cristo es Dios y hombre, por lo mismo tambien lo est» por

consecuencia que tiene la naturaleza divina y la naturalezahumana, y todas las propiedades ele la una y de la otra . Sien-

do por otra parte evidente que la voluntad es una potencia

inseparable ele la naturaleza inteligente, no lo. e s menos el que

hay en Jesucristo clos voluntades divina y humana, y que la

segunda est» perfectamente sometida » la primera. Siesta con-

secuencia no se juzgase tan revelada copio la proposicion (leque se infiere, no hubiera podidoo decidirla la Iglesia, corno

la decidi« contra los monotelitas. En sus decisiones declara la

Iglesia que tal dogma est» revelado; pera no es ella quien lo

revela. Asá, aun antes (le su decision, cualquier hombre capaz

de sacar esta consecuencia, y de conocer la couexion que tie-

ne con la proposicion revelada, estaba obligado » creer am-

bas proposiciones.Tarnbien est» expresamente revelado que la Eucaristáa es

el cuerpo y sangre (te Jesucristo ; por consiguiente est» tam-

bicn revelado clue despees de la consagracion no queda en

r48

FEella pan ni vino, y que por las palabras sacramentales se ve-rifica la transustanciacion , como lo tiene decidido la Iglesia .Aun antes de su decision, cualquiera que conocia la coneaionnecesaria de estos clos dogmas, debia creerlos ambos con /e.. di-vina : y si (subiese negado la transustanciacion , contradir«a laspalabras (le Jesucristo, este es mi cuerpo : todo el que creesinceramente la presencia real, cree la transustanciacion im-pl«citamente .

Es verdad que antes de la decision de la Iglesia podia muybien un teílogo no percibir con claridad esta coneaion, yas« podia inocentemente poner en duda í negar la transus-tanciacion sin nota ele liereg«a ; pero despues de la decisionya no se puede presumir en un catílico ignorancia ni buenafe ; y cualquiera que despues de ella negase la transustancia-cion, seria pertinaz, rebelde ó la Iglesia y teerege . Los teílo-gos que trataron de los Art«culos de la f° necesarios y no ne-cesarios, no nos parecen haber hecho esta distincion con bas-tante claridad . Ilolden de resol. fid . fib. 2, cap. 1 . Los quequieren que una proposicion espresaniente revelada en laSagrada Escritura no sea sin embargo (le f°, si no la deci-dií la Iglesia como tal, »no se erigaáan? Puede un iliteratodudar inocentemente, porque teme no entender e! verdaderosentido ele la Sagrada Escritura ; pero un teílogo que tienepor evidente su sentido, puede con toda certidumbre creeresta proposicion con f° divina, y si no la creyese, pecar«a con-tra la f° inisma.

Corno Dios no hace ya nuevas revelaciones ó su Iglesia,claro esta que no puede aumentarse el n†mero de los crrt«cu-lo.s de lc1. /c : y se engaáaron los incr°dulos que acusan ‡ SantorI'oriióc ele haber enseˆiado lo contrario . ‰ Los art«culos ele la/e, dice este santo doctor, se multiplicaron con el tiempo, noen cuanto ó la sustancia, sino en cuanto ó su esplicacion, yó la profesion mas espresa que de ellos se hizo : porque todo

F E

4+9lo cjue nosotros creemos en el dia, lo creyeron tambien nues-tros Padres, aunque impl«citamente y en menos art«culos .‰2.' 2.' q. 1 .a art. 7 .

‰ La religion, dice Vicente de Lerins, imita en las al-mas lo que pasa en los cuerpos ; aunque con el discurso cieltiempo crecen estos y se desenvuelven, quedan sin embargosiempre los mismos. . .. Aunque los antiguos dogmas de nues-tra f° se espongan con mas claridad y precision, esto es per-mitido ; pero es necesario que conserven su integridad, susustancia y su pureza . . . . La Iglesia de Jesucristo, esacta y severaen conservar el sagrado depísito de los dogmas que se le hanconfiado, nada cambia en ellos, nada les disminuye ni les au-menta, etc. Cornmonit . cap. 23 .

Siendo la fe de un particular proporcionada siempre algrado de conocimiento que puede tener de la revelacion, cla-ro estó que esta f° puede ser mas í menos estensa, lo mismoque sucedia al principio de la predicacion del Salvador. Cuan-do los enfermos le pedian su salud, exig«a de ellos la f°, esdecir, que reconociesen su cualidad de Mes«as, de enviado deDios, y la potestad que tenia (le hacer milagros: este fue tam-bien el primer grado de la f° de los Apístoles. Cuando estosse vieron mas instruidos, creyeron no solo que su maestro erael Mes«as o el Cristo, sino tambien que era el hijo de Diosvivo, y verdadero Dios como su Padre. Tal es el sentido cte laconfesion de San Pedro, en S. Mat., cap 16, v. 16, y de laele Santo Tomas, Ecang. ele S. Icon, cap. 20, v . 28 . Fina]-mente, cuando Jesucristo les esposo toda su doctrina, les di-jo : ‰ vosotros sois mis amigos, porque yo os d« ó conocer todolo que recib« de mi Padre .‰ Ecciiu. de S. Juan, cap. 15, v . 1 S .

Por lo tanto, se engaáí Locke cuando quiso probar en suCristianismo razonable que la f° en Jesucristo consiste pura-mente en creer clue °l es el verdadero Mes«as. Esto podia bas-tar en el principio del Evangelio para los que por entonces

TOMO iv.

7

50

FEno podian saber mas ; pero no era suficiente para los que te-n«an en su mano el recibir mas instruccion . Cuando Jesucris-to dijo í sus Apóstoles, S. Marc. cap. 16, v. 15 : ° predicad elEvangelio í toda criatura . . .. Todo el que no creyere serí con-denado:° no les mandó solamente anunciar que »l era el Me-s«as, sino tambien que enseáasen toda su doctrina, ,y í nadiees l«cito despreciar y refutar de ella un solo art«culo, ni unasola palabra . Es una verdadera contradiccion creer por finaparte que Jesucristo es el Mes«as enviado por Dios para ins-truirnos, y por otra resistirse í creer cualquiera de los dog-mas que »l ha enseáado. Veremos despues que hay otras ver-dades, sin cuya creencia no puede cl hombre salvarse .

111. Dcl motivo de la f», y de la certidumbre que de susverdades nos ofrece. Remos dicho ya que el motivo clue noshace creer las verdades reveladas es . la suma veracidad de Dios,que no puede engaáarse í s« mismo, ni inducirnos í error :de donde inferimos que la persuasion en que estamos de laverdad de nuestros dogmas es la mayor de las certidumbres,y que no puede darnos margen í una duda racional y funda-da. Por una parte estí demostrado que Dios es incapaz de en-gaáarse y de engaáarnos: por otra, el hecho de la revelationocupa un grado de certidumbre moral que equivale í la cer-tidunibre metaf«sica producida por la demostracion mas evi-dente.

En vano sostienen los deistas clue la certidumbre moralno puede nunca equivaler .í la certidumbre f«sica, que provie †ne del testimonio de nuestros sentidos, y mucho menos í lacertidumbre metaf«sica que . nace de un discurso evidente-mente demostrado. Nosotros conocemos lo contrario por unaesperiencia continua : no se nos ofrece dudar de la existenciade la ciudad de Roma, que es :un hecho, igualmente que dela existencia del sol que vemos con nuestros ojos ; y no esta-mos menos convencidos de la verdad de lo que nos aseguran

FE

51nuestros sentidos, que de una proposicion metaf«sicamentedemostrada .

Hay tambien algunos casos en que las pruebas, moralesdeben superar í pretendidas demostra‡iones que no tienende. tales rias que la .apariencia. Un ciego ele nacimiento fun-dando en las ideas que le producen sus sensaciones se denios-traria í s« mismo que una perspectivaó un .espejo es una cosaimposible. Sin embargo, el buen juicio le hace comprenderque mas bien debe fiarse en el testimonio de los que tienenojos, que en la evidencia aparente de su discurso . Estamos enigual. caso, respecto í Dios, que los ciegos de nacimiento res-pecto í los que disfrutan del sentido de la vista . (V»ase eviden-cia, n2isterlo .)

Sin embargo, no debemos confundir cl grado de certi-dumbre que tenemos de una verdad, con cl grado de adhe-sion clue debernos tener í la misma . Seguramente no encon-trar«amos muchos filósofos dispuestos í dar su vida en testi-nionio de las verdades metaf«sicas, aun de aquellas .que maslos convencen ; pero millares de cristianos derramaron susangre para dar testimonio de la verdad ele los dogmas ense-áados por Jesucristo. Dios, que conoce mejor que los filósofoslo que es mas ˆtil í la lnimanidad, no se sirvió revestir conuna evidencia metaf«sica sino í un reducido nˆmero de ver-dades poco importantes í nuestra felicidad : fundó, empero,sobre la certidumbre moral todas las verdades que decidende nuestra suerte en esta vida y en la otra ; y los filósofos masincr»dulos estan sujetos í estas verdades en el comercio ordi-nario ele la vicia, lo mismo que el vulgo mas ignorante .

‰Cómo, pues, algunos teereges, y con ellos los incr»dulos,se atrevieron í acusar í Jesucristo ele injusticia y crueldad,porque mandó í sus disc«pulos que confesasen su f», aunquefuese í espensas de su propia vida? "Si alguno, dice, meniega delante de los liombres, le negar» yo delante de mi Pa-

52

FEdre Todo el que no es « mi favor, es contra mí :" S. Mat . ;

cap. 10, vers. 33 ; Evan. de San Luc., cap. 11, vers. 33. ólmismo nos dio el ejemplo de esta constancia : prometi° gra-cias sobrenaturales « los que se hallasen en este caso ; y el n»-mero infinito de m«rtires que le han imitado prueba que lesha cumplido su palabra ; y sin esto el cristianismo hubierasido sofocado en su origen . Celso, uno de los enemigos masviolentos de nuestra religion, no se atrevi° nunca « vitupe-rar el valor de estos generosos confesores . Váase m(írtir .)

Pero hay un argumento que repiten con frecuencia losprotestantes, y es preciso satisfacerle . Preguntan : †cu«l es elmotivo de la fe de un ni‡o en cl momento que en ál prin-cipia el uso de la razon, ° de un cat°lico sencillo á ignoran-te? Si respondemos que cree un dogma, porque la Iglesia selo ense‡a, quieren saber por quá motivo creen estos dos ig-norantes que la Iglesia es infalible, y que cuando ella ense-‡a, es Dios quien habla por su boca . Es evidente, dicen nues-tros adversarios, que un ignorante cree, porque su padre ysu cura le dicen que debe creer : que no hay ninguna dife-rencia entre la fd de un cat°lico, la de un griego cism«tico,la de un protestante ° crer la de cualquier otro sectario . To-dos creen sobre la palabra de los que los ense‡an, sin quepuedan dar razon alguna de su creencia .

Nosotros sostenemos que un cat°lico tiene motivos cier-tos, razonables y s°lidos que no tienen los demas . 1 .ˆ Sabeque la mision de su cura es divina ; y los otros no tienen estacertidumbre respecto « sus pastores : Váase el fin del S 1.ˆ eleeste artículo. 2.ˆ Sabe que la doctrina de su cura es la de suobispo, porque su obispo fue quien compuso el catecismo .3 . 0 Sabe que su obispo est« en comunion de fe con los deniasobispos y con el sumo Pontífice, « quien mira como cabezade la Iglesia. Luego est« cierto de que la doctrina de su curaes la de toda la Iglesia . 4.ˆ Luego que est« en estado de saber

FE 53el artículo del Símbolo, creo la santa Iglesia Cat°lica, se lehace comprender que esta Iglesia es la que toma por reglade fc el consentimiento universal de las iglesias particularesque la componen. Con este solo car«cter tiene bastante fun-damento para juzgar que esta es la verdadera Iglesia de Jesu-cristo, puesto que conduce « sus hijos como verdadera ma-dre, d«ndoles por motivo de confianza un hecho ruidoso deque no pueden dudar. Así clue, la catolicidad de la Iglesia espara ál una se‡al infalible de la divinidad ele su doctrina .(Váase catolicidad, cat°lico .

Un griego cism«tico es verdad que cree igualmente queun cat°lico que hay una verdadera Iglesia de Jesucristo : quecuando ella ense‡a, es Dios quien habla, y que por lo mis-mo es preciso creerla . Pero, †sobre quá fundamento estribapara juzgar que esta Iglesia es la Griega Cism«tica, y no laLatina? La catolicidad no conviene en manera alguna « unasociedad dominada por el cisma .

Un protestante se persuade « que no debe creer ni « laIglesia, ni « sus Pastores, sino solamente « la palabra deDios ; pero, †c°mo sabe que su Biblia es la palabra de Dios :que es una traduction fiel del orijinal : que leyándola com-prende su verdadero sentido, y que si no sabe leer, no le en-ga‡an otros al leársela? Confertde I3ossuet con Claude, p . 162 ;Controv. pacif. de Mr. l'L'veque du Puy, etc. Un cat°lico ig-norante tiene, pues, motivos deje' racionales, s°lidos, y clueestan « su alcance : motivos que no pueden tener ni el cism«-tico ni el teerege.

Ya hemos observado que para que la fá de un cat°licoestá realmente fundada en la cadena de los hechos y moti-vos que acabamos de exponer, no hay necesidad de que pue-da ponerlos por orden analítico, coloc«ndolos ciel modo queliemos dicho. Un ignorante no puede dar mas razon de su fáhumana, que de su f e el ivina ; mas de aquí no se sigue que

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. F Esu ft humana no sea racional ni cierta. "Es de absoluta ne-cesidad, dice un protestante mur juicioso, 6 negar « los sen-cillos toda seguridad racional de las verdades que creen, ytodo discernimiento entre lo cierto y, lo incierto, í recono-cer conmigo que el entendimiento se convence muchas vecescon la mayor solidez por un cómulo de razones clue le es im-posible desenvolver ni coordinar de una manera clara y dis-tinta para demostrar « los domas su propia persuasion . Estosprincipios que hieren viva aunque confusamente « un mis-mo tiempo nuestro «nimo, establecen una creencia sílida enaquellos, que por no poder hacer un exacto analisis de loque creen cuando se les diga : probaclrtos esas verdades de.que estais tan persuadidos, tienen clue reducirse al silencio :"Boulier, Trat . de la Certitude Morale, cap. 8, nóm. 20 , to-mo I .% p«j. 271 .

IV . De ici gracia ole la fi- El hombre es muy capaz deresistir « la evidencia misma cuando puede incomodar sus;pasiones, cuya verdad prueba demasiado la experiencia : porconsiguiente, necesita ole una gracia interior que le ilustre yle haga dícil « la voz ole la revelation . As° la fe' es una gra-cia, no solo porque Dios se d« « conocer « quien quiere, sinotambien porque ser°a inótil el beneficio esterior. de la revela-cion, si, Dios no ilustrase lo interior del entendimiento, y nomoviese el corazon de aquellos « quienes se digna dirigir supalabra.

Los semipelagianos estaban persuadidos « clue el hom-bre, naturalmente dícil, y curioso indagador de la verdad,podia tener por s° mismo disposiciones para la Je, desear la.luz, y pedirla « Dios ; y que en recompensa d~ esta buena,voluntad natural, Dios le eoncedia el clon de la f». Esta no esla doctrina de la Sagrada Escritura : ella nos enseáa que vie-ne de, Dios basta el deseo de ser ilustrado por la gracia, yque este deseo es ya un principio de gracia, igualmente que

FE 55la docilidad « la palabra de Dios . En los Hechos Apostílicos,

cap. 16, v. 14, se dice, clue Dios movií el corazon ole Lidia,nuger virtuosa, para hacerla prestar atencion « las palabrasde San Pablo. Este mismo apístol en su Epist . ti los Roman . ;cap. 9, vers. 16, dice, que no depende la gracia ni la f» olequerer ni de correr, sino de la misericordia ole Dios. Loprueba con el ejemplo de los jud°os y gentiles: aunque elEvangelio se predicaba « unos y « otros, los primeros seconvertian con mas dificultad y en menos nómero que lossegundos. De lo cual infiere San Pablo, no clue los unos tu-viesen mejores disposiciones naturales que los otros, sino queDios ejerce su misericordia con quien quiere, y deja endu-recerse « los que le place : Ibid., v. 1.8. Hablando de los pre-dicadores ciel Evangelio, dice que el que planta y el que rieganada son, y que solo Dios es el que los hace crecer : 1 .a L'pist. ,

a los Can u t., cap. 3, vers. 7 .Tambien San Agustin escribií con toda su energ°a contra

el error ole los senilpelagianos : les probí con los testimoniosde la Sagrada Escritura, clue acabamos de citar, y por otrosmuchos, como tambien por la Tradicion , que la buena vo-luntad, los deseos de ser interiormente iluminado, y la do-cilidad, son clones sobrenaturales , y efecto de una gracia.preveniente : clue asimismo la fe es un beneficio de Dios pu-ramente gratuito , y no la recompensa de algun m»rito na- .tunal : que « ella se debe atribuir el principio de la salvation, ;que ole ninguna manera proviene del hombre, sino de Dios.As° lo decidií la Iglesia contra los semipelagianos en el se-gundo concilio de Orange el aáo de 529 ; y esta fue la-creen .cita de todos los siglos .

Es verdad que la Sagrada Escritura parece que muchasveces atribuye al hombre las primeras disposiciones « la -vir-tud y « la felicidad eterna. En el fib. 2.† ciel Paralipom.,,cap. 19, vers. J, se dice duc el rey Josafa lbabia preparado-

56

r Esu corazon para buscar « Dios ; pero no se dice que hizo estapreparacion sin un auxilio particular de Dios . En el libro

de los Proverbios, cap. 16, vers . I .% dice el sabio, que cor-responde al hombre preparar su alma , y « Dios gobernar la

lengua ; pero aíade : descubrid « Dios vuestras acciones, y ól,dirigir« vuestros pensamientos . En el Eclesi«stico , cap. 2.°,vers. 20, se dice : los que temen al Seíor, preparar«n su co-razon, y santificar«n sus almas en su presencia . Esta prepara-cion no es obra de la naturaleza sola, lo mismo que ni lasantificacion de las almas. Por lo tanto, decia David al Seíoren el salino S0, vers . 12 : Criad en m» un corazon puro yun esp»ritu recto. Y Salomán en el libro 3 .° de los Reyes,cap. 3.°, vers . 9, dice : Dad « vuestro siervo un corazon dácil .Y el autor del libro ele la Sabidur»a, pidiendo ósta « Dios, ledice en el cap . 9, vers . 10 y 13 : †Quión podr« pensar lo queDios quiere?

Por lo mismo, no es cierto que en el orden sobrenaturalla fe es la primera gracia, como lo enseíaron algunos tóolo-gos justamente condenados . Nosotros probaremos en el ‡ 6 .°que Dios dispensá « los paganos las gracias que hubieran po-dido conducirlos directa á indirectamente « la fió, y que porfalta de ellos dejaron ele producir este efecto . En la palabrainfiel haremos ver que Dios fue por su gracia el autor demuchas obras buenas que hicieron los gentiles, aunque nun-ca tuvieron fó.

Cuando Celso, Juliano, Porfirio y los mareionitas ar-gˆian « los cristianos el pequeío n‰mero de aquellos « quie-nes Jesucristo se diá « conocer, respondieron los antiguosPadres, que Dios hab»a hecho que fuese conocido su hijo entodas partes donde sabia que habla hombres preparados paracreer : Orig. cont. Cels., lib . 6.° n»im. 78 : San Cirilo contr .

1Ja-

liczn., lib. 3 °, p«j. 108 : Tertuliano contr. Mart., lib 2.°, ea-P1Pi t . 23. †Estos Padres, pensaron acaso que el don de la fŠ

FJ 57era una recompensa ele las buenas disposiciones naturales delos que creyeron en Jesucristo? Sin duda que no : solamentequisieron decir clue Dios Babia ilustrado en lo interior « to-dos los que voluntariamente no pusieron obst«culo « las lu-ces de la gracia . El hombre no puede disponerse positiva-mente « recibir la fó sin una gracia que le prevenga ; peropuede por su perversidad natural resistir « esta gracia pre-veniente, y hacerse de este nodo indigno ele que se le ilu-mine en lo interior. No nos creemos en la obligacion de se-guir el ejemplo ele los teálogos que juzgaron clue los semi-pelagianos tomaron su error de los antiguos Padres de laIglesia ; y aunque hombres muy sabios se lo hayan atribuido« Or»genes, acaso no ser»a mas dificil absolverle ele esta acu-sacion, que el justificar « los autores sagrados cuyo lcngua-ge imitá .

El mismo San Agustin, respondiendo « Porfirio, habiadicho que Jesucristo quiso darse « conocer, y que se predi-case su doctrina en todas las partes en que conocia haberhombres dáciles que creerian en ól : que as» la salud, ligada‰nicamente « la verdadera religion, nunca so negá « los dig-nos, sino solamente « los que eran indignos: Ep»st. 102,ouest. 2 .a, n‰m. 14. Cuando los semi-pelegianos quisieronprevalerse de estas palabras, San Agustin, l ib . de Pradestinat .SOILct., cap . 9, n‰m. 17 y 19, les respondiá : ‹ Cuando hablóde la presciencia de Jesucristo, fue sin perjuicio de los ocultosdesignios de Dios y ele otras causas, lo cual ine pareciá bas-tante para refutar la objecion de los paganosNo cre» quefuese necesario por entonces el examinar si cuando Jesucristose anunciá « un pueblo, los que cre»an se daban « s» mismosla /c, á si la recibian por un clon ele Dios, y si « la prescien-cia era preciso aíadir la predestinacionPor consiguiente.s i se pregunta de dánde proviene que sea uno mas dignoque el otro de recibir la ft, diremos que proviene de la gra-

ToIIO Il'.

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58

FEc«a y (le la predestinacion divina .í óAl mismo tiempo que hizosu propia apolog«a, no hizo tarnbien San Agust«n la de losantiguos Padres, usando de su mismo lenguage? Remitirnosla respuesta al juicio de todos los hombres sensatos .

Esta doctrina de San Agustin, aunque muy buena pararefutar ° los semi-pelagianos, no basta para satisfacer ° laqueja de los gentiles : porque preguntar por qu» Dios se dig-ná conceder la gracia de su f» ° tan peque†o n‡mero depersonas, y por qu» predestiná ° tan pocos ° ser dignos derecibirla, es precisamente una misma cosa . Es preciso, pues,reducirse ° decir como San Pablo, 1 .ˆ : que este es un miste-rio incomprensible. 2.ˆ que los que no recibieron esta gracia,fue porque le pusieron obst°culos, á se resistieron » ella vo-luntariamente . En efecto, San Pablo, despues de haber pro-bado que la f» es un puro don de la misericordia de Dios,a†ade, sin embargo, que los jud«os permanecieron en la in-credulidad, porque en vez de colocar la justicia y santidaden la f», quisieron que les viniese de la ley ; y esto es lo queles hizo caer : Eh«st. c« los Roman., cap. 9, vers. 31 y 32 .Por lo mismo supone que los jud«os pusieron voluntariamen-te obst°culo ° la gracia .

Convenimos no obstante en que la opinion de los semi-pelagianos , aun cuando no fuese erránea , no satisfar«a en-teratnente ° la objeccion de los gentiles . Porque aunque se lesdijese duc Dios hizo que se le predicase la f» ° todos los queeran dignos de recibirla por sus buenas disposiciones natura-les, un pagano, un marcionita, un maniqueo, preguntarianpor qu» Dios, autor de la naturaleza, no concediá estas bue-nas disposiciones naturales ° mayor n‡mero ele personas, yla dificultad quedarla sin solucion .

El ‡nico medio de resolverla, es decir con San Pablo,1.a Epist. ci Timot., cap. 2 , v. 4 : í Dios, Salvador nuestro,quiere que todos los hombres se salven, y lleguen al conoci-

r ‰

59miento de la verdad, porque es el Dios ele todos ; que Jesu-cristo es el mediador de todos, y clue se entregá por la re-dencion de todos." Por consiguiente, ° todos d° las gracias yauxilios mas á menos directos, práximos, poderosos y abun-dantes, por medio de los cuales llegarian tarde, á tempranoal conocimiento de la verdad, si fuesen fieles en correspon-derle. Es verdad que no vemos cámo se cumple esta voluntady esta providencia de Dios, ni cámo produce su efecto ; perono tenemos necesidad de saberlo, y nos basta la palabra eleDios, con que debemos aquietarnos . (V»ase salvation, Sal-vador .

V. Del m»rito cle la f» . De las anteriores reflexiones sesigue que la f » es una verdadera virtud ; clue es meritoria, yque la incredulidad es un crimen . Sin duda hay un m»ritoen vencer la repugnancia que naturalmente tenemos en creerlas verdades que exceden nuestra inteligencia, y se oponen °nuestras pasiones, ° cuya especie corresponden las mas delas verdades que Dios se ba dignado revelarnos . El ejemplode los incr»dulos que se resisten ° creerlas es una buenaprueba de esta verdad . Dicen clue no est° en su mano el lle-gar ° convencerse : es falso. Nosotros esperimentamos muybien que de nosotros pende el ser dáciles ° la palabra deDios y ° la gracia que nos excita ° serlo, á el ser porfiados yresistirnos ° lo uno y ° lo otro. Los hombres que cierranvoluntariamente los ojos ° la luz, son por desgracia dema--Riado comunes. As« se deja decir un incr»dulo, que los hom-bres dudar«an de los elementos cls Euelides, si tuviesen inte-res en dudarlo .

No nos sorprendemos de que San Pablo haga tan gran-eles elogios de la JC', y de que ense†e que nos justificamospor ella, etc. Ya hemos observado que por la fi» no se en-tiende solamente la creencia de los dogmas especulativos queDios l«a revelado, sino tambien la confianza en sus promesas

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Fy la obediencia « sus mandatos . Ln estas tres disposicionesHace consistir la fií de Abraham y la de los Patriarcas, pro-bando su fí por su conducta : Epist. ci los Hebr ., cap. 11 y 12 .

Por tuna parte nos asegura San Pablo, que el hombre sejustifica por la fí, y no por las obras de la ley, y que el mis-mo Abraham no se justificó por ellas : Epist. « los Rom., cap. 3,v. 28 ; Ep°st. « los Galat., cap 2, v. 16 ; cap. 3, v. 6, etc .Por otra, dice expresamente Santiago en su Ep°st ., vers. 21y 24, que fue justificado por las obras, y que por ellas, y notari solamente por la fí, se justifica el hombre. He aqu°, di-cen, una contracliccion formal entre estos dos apóstoles . Perose equivocan , y la contradiccion no es mas que aparente :cuando San Pablo excluye las obras de la ley, entiende delas obras de la ley ceremonial de Moisís, en las cuales hacianlos jud°os consistir principalmente la justicia y santidad delhombre : Ep°st . «« los Rom ., cap. 4, etc. »Pero excluye loque nosotros llamamos buenas obras en cl orden moral, losactos de caridad, de mortification, de equidad, (le religion,de humanidad, etc .? Sin duda que no, porque en el cap . 3 .0v. 31, dice : "»destruimos acaso la ley por la fí? Esto no esdel agracio de Dios, al contrario : nosotros lo establecemos,reduciíndola « lo esencial, esto es, « los preceptos moralesque mandan, no las ceremonias, sino las virtudes ." Por otraparte, solo por las obras de los patriarcas prueba la fí queprofesaron : por consiguiente ninguna oposicion hay entreesta doctrina y lo que dice Santiago, que el hombre no sejustifica por la .fe', puramente especulativa, sino por las obrasmorales que prueban la fí del que las hace.

As°, pues, se equivocaron los protestantes cuando fun-dados en el equ°voco de las palabras de San Pablo, fí, obras,establecieron un nuevo sistema (le justification, en el cualnunca soáó San Pablo. Dicen que la fi justificante consiste encreer firmemente que se nos imputan los míritos de Jesucris-

r†

61to, y se nos perdonan nuestros pecados : aáaden que las obrasbuenas no son en ningun sentido la causa de nuestra justifi-eacion, sino puramente efectos y signos de la fe' justificante,que no se debe decir, que tienen mírito nuestras obras.Muchos de ellos no quisieron admitir como canónica la ep°s-tola de Santiago, porque en ella est« condenado su sistemacon sobrada claridad : refutaremos estos errores en el art°culol astiJcaCZOla .

No se fundan mejor los incrídulos cuando dicen cine lafíes una fortuna, y no un mírito : que atribuir la salvation« la fíes suponerla un efecto de la casualidad, que hizo queun hombre naciese en el seno ciel cristianismo, y otro entrelos infieles ; y que nosotros hacemos de la religion y de la sa-lud eterna una especie de asunto de geograf°a, etc . Todas es-tas acusaciones son evidentemente absurdas : nadie enseáó ja-mas que el haber nacido en el seno ciel cristianismo, y creeren íl, es bastante para salvarse ; y que el haber nacido entrelos infieles es bastante para condenarse. Nuestra religion nosenseáa, que para salvarnos es preciso conformar nuestraconducta con nuestra fí, evitar el mal, y hacer el bien : cluelos que contradicen su creencia con sus costumbres, son ver-daderos incrídulos-y ríprobos : Epist. « Tim ., cap. 1 .‡ v. 16 .Es un punto general de la doctrina ciel cristianismo, que unpagano no ser« condenado por no haber recibido la fe, sinopor haber pecado contra la ley natural comun « todos loshombres, y por haber resistido « las gracias clue Dios le dis-pensó, y que tarde ó temprano le habian conducido « la fesi hubiera correspondido con fidelidad. Luego el acaso paranada entra en la salvacion de los unos, ni en la condenacionde los otros . (Víase predestinacion .)IV . Necesidad (le la Je. No se puede dudar que el creer

en Dios es absolutamente necesario para todos los hombresque tienen uso de razon. San Pablo en la Epist. « los Hebr.,

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62

FEcap. 11, v. 6, dice : « Sin la fe' es imposible agraciar í Dios .,porque es preciso que el que se acerca í ól crea que hayDios, y clue recompensa í los que le buscan .« Tambien esindudable que todo hombre í quien fue predicado el Evan-gelio estí obligado í creerle, so pena ele condenacion : el mis-mo Jesucristo lo decidi° as», L'c'ang. (le San ./Wcircos, cap. 16,v. 15, donde dice í sus ap°stoles : « Predicad el Evangelioí toda criatura : el que creyere y se bautizare, se salvarí ; elque no creyere, serí condenado .

Consiguiente í estos principios, el concilio de Trento,lesion 6 ele justfc., cap. 1 y 8, cín. 1.á, declar°, que ni losgentiles por las fuerzas ele la naturaleza, ni los jud»os por laletra de la ley de Moisós, pudieron libertarse del pecado : quela fó es el fundamento y raiz de toda justificacion, y que sinella es imposible agradar í Dios. El clero de Francia avanz°mas, condenando el a†o 1700 como heróticas las proposicio-nes que afirrnahan que la fó necesaria para la justificacion sereduc»a í creer en Dios ; y en 1720 declar° como verdad fun-(lamental ciel cristianismo, duc desde la caida ele Adan nopodemos justificarnos, ni conseguir la salvation sino por la f óele Jesucristo, Redentor nuestro. Conforme í esta doctrina,la sagrada facultad de Par»s conden° al P . Berruyer, por ha-ber admitido una justificacion imperfecta, y una adoptionimperfecta í la cualidad de hijos de Dios, solo en virtud dela f e' en Dios .

Por lo mismo cl sentir de los te°logos es que la fe' enDios y en Jesucristo es necesaria para la salvacion, no solocon necesidad cae precepto por estar mandada í todos aquellosclue pueden conocer í Jesucristo, sino tambien con necesidadde medio, porque es un medio indispensable í que estí unidala justificacion y el perdon de los pecados : de donde se sigueque los infieles clue nunca oyeron hallar de Jesucristo ni de-su Evangelio, estan escluidos de la salvation , no porque sea

F J 63un pecado su infidelidad negativa ó involuntaria, sino por-que les falta un medio con el clue estí infaliblemente ligadala remision de los pecados .

Acaso preguntarí alguno c°mo puede convenirse estadoctrina con los otros dogmas que profesamos ; í saber, queDios quiere salvar í todos los hombres ; que Jesucristo muri°por todos, y que es el Salvador y Redentor de todo el gónerohumano. Pero para clue se juzgue que Dios quiere salvarlosí todos, no es necesario que conceda í todos el medio pr°-ximo ° inmediato í que estí ligada la salvacion ; basta queles conceda medios por lo menos remotos, gracias para hacerel bien, y que los conducir»an directa o indirectamente í la fe;si correspondiesen con fidelidad í estos beneficios . Aun entreaquellos mismos que tienen fó no distribuye Dios con igual-dad los medios abundantes, poderosos y eficaces . Del mismomodo, para que deba tenerse Jesucristo por Salvador de to-dos, basta clue conceda í todos gracias mas ° menos directas° pr°ximas por los móritos de su muerte . Con esto el querriuere en la infidelidad no es reprobado, porque le falten me-dios, sino por haber resistido í los clue se le dieron . En el ar-t»culo 11 7 el probaremos que en todos tiempos dispens° Diosí los paganos algunas gracias para su salvation ; y en el art»-culo gracia, ‡ 9.á haremos ver que las concede í todos loshombres.

Algunos te°logos demasiado r»gidos dijeron que paraconseguir la salvation es preciso tener una fe' clara, distintay expl»cita en Jesucristo . Pero los mas piensan con justa ra-zon que una fc oscura ° impl»cita es bastante ; pero no es fa-cil explicar en quó consiste esta Je'ˆ

Bien conocido es el Tratado de la necesidad de la f ó enJesucristo, compuesto por un cólebre te°logo ; pero no hayotra obra en que un autor tuviese mas habilidad para mez-clar el veneno del error con la dulzura de muchas verdades

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64

FEinnegables. Prueba muy bien que cl conocimiento de Dios,segun le tuvieron los paganos, no merece cl nombre, ni pue.de llamarse una f « implícita en Jesucristo : que no bastó parahacerlos justos, ni para darles derecho ° la salud eterna. Lostestimonios ele los santos Padres , hacinados en su prefacio,

prueban tambien, 1 .» Que los mas de los antiguos justos tu-vieron conocimiento ele Jesucristo, y que su fe- en «l fue elprincipio de su justification : así lo enseáó el concilio deTrento cuando dijo en la ses. 6 . '' (le justifie ., cap. 2 .», clue an-tes de la ley, y en tiempo de la ley Jesucristo se había reve-lado ° muchos santos Padres ; pero no dice ° todos. 2.» Quetodos aquellos que pudieron alcanzar este conocimiento, sevieron en la obligation ele creer en Jesucristo, bajo la penade ser condenados . 3 .» Que sin esta je', por lo menos implícita,nadie pudo justificarse, ni conseguir la gracia santif cante, niel derecho ° la bienaventuranza eterna . Ningun católico dudade todas estas verdades .

Pero no debía partir de aquí para enseriar errores pros-criptos por la Iglesia. Despues de haber aparentado el autorque no exigía para la salvation de los paganos sino una f«oscura « implícita en Jesucristo, viene ° exigir en toda suobra una f« tan clara y explícita como la del cristiano masbien instruido : quiere para la penitencia (le los paganos lasmismas condiciones y los mismos caracteres que el conciliode Trento exige para la justification ele los cristianos : enseáaexpresamente que no se concede ° todos los Hombres la gra-cia actual : que sin la fe' no se reciben gracias interiores : quela fe' es la primera gracia y la fuente de todas las demas :que todas las obras ele los que no tienen f« son pecados, yque son justamente condenadas, etc . De donde se infiere en†ltimo an°lisis , que la salvacion es absolutamente imposible,por lo menos ° las tres cuartas partes del g«nero humano . hacetodos los esfuerzos posibles para fundar esta doctrina en la

F‡ 65de los santos Padres, singularmente en la de San Agustin .Trunca, falsifica, ó pasa en silencio los testimonios que nole son favorables, ó varía el sentido con glosas arbitrarias,por amoldarlos ° su opinion .

Segun «l, negar la necesidad de la f« en Jesucristo, como«l la entiende, es caer en la heregía ele los pelagianos, Elerror de estos teereges, dice., era el sostener que antes dela encarnacion podia uno salvarse sin la f« en Jesucristo : esteera el punto en cuestion entre estos hereges y la Iglesia . Tra-tado de la necess. de la fi' en Jcsucristo, torn . 1.e, 1.a part .cap, 6.»

Impostura. El punto en cuestion se reducía ° saber sipodia uno salvarse sin la gracia c/c Jesucristo : la gracia y laf« no son una misma cosa. Los pelagianos no admitían masgracia que las instrucciones, los ejemplos de Jesucristo, y larernision (te los pecados. S. Agust . lib. de Grat. Grist . cap. 35,n†m. 38 y sig. Oiler rnperf., lib. 3 .» n†m. 114. Por consi-guiente decían : que los antiguos justos se babian justificadosin la gracia de Jesucristo, puesto cine no hablan visto susejemplos, ibid., lib . 2 .» n†m. 146 : que hab-ian sido justifica-rlos por sus buenas obras naturales . S. Próspero Carm . de in-grat . cap. 29, v. 498, cap. 32, v. 554, decían que en solos loicristianos era la libertad auxiliada por la gracia, esto es, porlas lecciones y ejemplos de Jesucristo, Tpist. Pelagˆ ad Inno-cent. 1 . Suponían, pues, como nuestro Autor, que no haygracia sin el conocimiento (le Jesucristo, y sin la f« en estedivino Salvador : por consiguiente este. teólogo tiene la bon-dad (le atribuir ° la iglesia sus propios errores, que son los(le PC‰-i"río

Aáade el mismo autor que negar la necesidad ele la fe' enJesucristo, segun «l la sostiene, es arruinar la redencion . Alcontrario, no se la puede arruinar con mas malicia due redu-ci«ndola ° un n†mero tari pequeáo, ya de predestinados, ya

TOMO 1V.

9

66

r«de los que creen en Jesucristo. íEn quó sentido es Salvadorde todos los definas hombres, si no tienen parte en su gracia?Los pelagianos destru°an la redencion porque negaban su ne-cesidad, sosteniendo clue no hay pecado original en los hijosde Adan : que no necesitan de la gracia de Jesucristo paraobrar bien y conseguir la salud eterna . El autor y sus parti-darlos la destruyen excluyendo de este beneficio » las trescuartas partes y media del gónero humano ().

Dice que la opinion clue el combate viene de un apre-cio indiscreto de los paganos, de una compasion carnal, (lelas ilusiones del raciocinio humano, de la version de nuestranaturaleza corrompida » las verdades de la gracia, del esp°ritude orgullo, etc . Ibid tom . 1.á, 2.' part., cap. 9 . Pero los cluepiensan que Dios dispensa sus gracias » los paganos, y que noles es imposible el salvarse, íno pueden tener motivos mas pu-ros? La confianza en la bondad de Dios y en los móritos infi-nitos del Salvador, el temor de limitar temerariamente losefectos de la redencion, la caridad universal cuyas leccionesy ejemplo dio el mismo Jesucristo, el respeto » los testimoniosde la Escritura y de los Santos Padres . y la necesidad de re-futar » los incródulos, etc . : todos estos no son motivos carna-les. íQuó hubiera dicho este autor si se le hubiese acusado eleque su tenacidad proven°a de un orgullo esclusivo y'farisaico,de una aversion carnal » todo el que no es cristiano, de uncaracter duro e inflexible, y de un empe†o conocidatneilteclaro de favorecer el dcismo, etc?

Para deprimir las buenas acciones de los paganos clavadas

(") Los te‡logos de quienes habla el autor de este Diccionario en estosp»rrafos, sou los disc°pulos (le Janseuio y de Quesnel : muchas de las propo-siciones condenadas por la silla apost‡lica, son las que impugna aqu° el au-tor. Los baya ni,tas, ‡ disc°pulos de Pavo, son taurbieu justanneute censura-dos en este lugar .

FJ 67en la Escritura, pinta el orgullo y los desvar°os de los fil‡so-fos, singularmente de los est‡icos, tom . 1 .0, part . 2.', cap. 11y sig. Pero no todos los paganos eran fil‡sofos : rabia entreellos muchos hombres de bien, caracteres dulces y rectos, al-mas sencillas y tiernas, que hac°an el bien sin orgullo y sininterós. Pensamos que no lo hac°an sin el auxilio de la gracia ;que Dios se la concedia, no para condenarlos, sino para sal-varlos, y este es el modo de pensar de S . Agustin. Vóase Ir J'cl).

En el len` nage de los padres, dice, creer, es en rigor creeren Jesucristo : tons. 1.á, part. 2 .a, cap . 6, S 4. Esta asercion to-rnada en su generalidad es falsa . Los Santos Padres dan confrecuencia » la palabra fó el mismo sentido que S. Pablo en suEilist . c° los hcbr ., cap. 11 , donde la torna por la fió en Dioscriador y remunerador . ˆ El hombre, dice S. Agust°n, empie-za » recibir la gracia cuando empieza a creer en Dios Enalgunos la gracia de la fó no es tan grande que baste paraconseguir el reino de los cielos, como en Cornelio, antes cluefuese incorporado » la Iglesia por la participacion de los sa-cramentos, y en los catec‰nienos eu iguales circunstancias.ˆLib . 1.á ad si.mplic. quiet . 2 .a íEstaba aquel gentil antes de subautismo bajo la tiran°a del diablo y ciel pecado, como lo ase-gura el autor citado, de todo gentil que no conoce » Jesucris-to? Toul. 1.á, part. 1 .a cap. 9 .

Las palabras siguientes de S. Pablo : lex subintravit utab indarct delicimn las traduce -del modo siáuiente : ˆ sobrevi-no la ley para dar lugar » la abundancia y » la mult.iplica-cion del pecado :,> y atribuye » Sto. Tom»s esta falsa interpre-t.acion, torn . 1 .á part. 1 .', cap. 8, p»g. 77. Y su sentido es »las claras el siguiente: ˆ sobrevino la ley de modo que el pecadose aumento.ˆ As° le esplicaron los Padres griegos, y el mismoS. Agustin, l ib. de util. credend. cap. 3, n‰m. 9, 111). 1 . 0 adsi.m~ lac . quxst. 1 .' n‰m. 17 contra ad advers . legis, et ilro-

/let . lib . 2.á, cap. 11, n‰m. 27 y 36 .

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F ES « rigustin, tratado 3 .í sobre S. Juan, nuin. 14 dice : ó La

gracia no existia en el Antiguo Testamento, porque la leyamenazaba y no auxiliaba ." El sentido es claro : la gracia noconsistia en la letra de la ley, como entendieron los pelagia-nos; estaba ligada ° la promesa de Dios corno lo ense»a S . Pa-bio : de donde infiriá el concilio de Trento que por la letrade la ley no pudieran los jud†os libertarse ciel pecado. Ses. 6ade Justif. cap. 1 .í : y nuestro autor tradujo que no habia gra-cia en el Antiguo Testamento, para dar ° entender que no seconcediá la gracia sino ° la f ‡ cle Jesucristo. En el mismoEvangelio la gracia mmo est° ligada ° la letra del libro, sino °los m‡ritos y promesas clel Salvador .

ó La filosof†a, dice S. Clemente de Alejandria, no es per-niciosa ° las costumbres, aunque algunos la hubiesen calum-niado falsamente, como si ella no produjera mas que erroresy cr†menes, siendo un conocimiento claro de la verdad, y undon que Dios hizo ° los griegos. A»ade que no es un presti-gio que nos enga»a y nos separa de la f‡, sino mas bien unauxilio clue nos ayuda, y un medio por el cual recibe la f‡ unnuevo grado de luz ." Stromalt. lib . 1í, cap. 2, 4, 5 y 7 edit.de Potter, p°g . 327, 331, 335 y 337. Y nuestro autor le hacedecir todo lo contrario : se empe»a en que S . Clemente re-prueba la filosof†a corto un arte enga»oso, y parte de aqu†para torcer el sentido de las otras palabras de este santo Padre

S. Juan Crisástomo Ilonzil . 37 sobre S. Mateo, dice : clueantes de la venida cle Jesucristo podian los hombres salvarsesin haberse confesado ; pero que al presente es indispensablepara la salvation .el conocimiento de Jesucristo . En el con-cepto (le nuestro cr†tico, S . Juan Crisástomo solo quiere decirque Dios no exig†a de los antiguos un conocimiento claro, es-pl†cito y estenso (le Jesucristo : tom . 2.í addition . p°g. 371 y375 . Esta explicacián es evidentemente falsa : aun ahora bastaun conocimiento oscuro y una f‡ impl†cita inca aquel qu,e ná

F E

69tiene capacidad, ni medios para adquirir un conocimientomas claro : por consiguiente no habria ninguna diferencia en .tre nosotros y los antiguos .

En senrir de Teodoreto sobre la Epist. ° los Rom . cap. 2 .,v. 9, no fueron solamente los jud†os los que tuvieron parte enla salvation, sino tambien los gentiles que abrazaron el cultocle Dios y la piedad . Nuestro autor se empe»a en que se debeentender el culto cle Dios y la piedad fundada. sobre la f‡ enJesucristo : tom . 2.í addit. p°g. 3 7 8. Pero Teodoreto habla delos gentiles clue vivieron antes de la enearnacion : ˆqui‡n leshabla revelado ° Jesucristo? S. Pablo dice que en }os siglospasados este misterio pernianecmo oculto en Dios . Ep†st. ° losRom. cap . 16, v. 25: a los Efes . cap. 3.í, v. 4 y sig . ° los Co-los. cap. 1 í, v. 26 : 1 .a Epist. ° los Corint ., cap. 2, v. 7 y 8 .

S. Justino . Dial cuira tryph. n‰m. 45 : S. Ireneo, Adv. flor.,lib . 2, cap. 5 ; lib . 3, cap. 12 ; lib. 4, cap. 27 y 47, ete . Ter «tul .lib . de bautism. cap. 13. S. Clemente de Alejandria Cohort. adgerat., cap. 14, p°g, . 79 Stronm ., lib . 6, cap. 6, pag. 765 : orig.Comment. ad Ropa . lib. 2, n‰m. 4 : S. Atan . lib . de salut adven-na I. Christ. p°g. 500, y otros Padres hablaron como S . JuanCrisástomo y Teodoreto , y el autor cle que vamos hablandotuvo por conveniente el no mencionar sus testimonios .

En una parte dice que no quiere examinar ni refutar elsistema sobre una gracia sobrenatural concedida ° todos loshombres, que esta es tina pura opinion (le los escol°sticos ; yun poco mas adelante llama esta gracia un vano fantasma,tom. 2, part. 4, cap. 10, p°g. 185 y 193. No obstante proba-remos en el art. Gracia, S 2, clue lo que ‡l llama opinion delos escol°sticos se funda en testimonios claros y expresos de laSagrada Escritura, de los Santos Padres, y singularmente deS. Agustin .

Para probar que este Santo Doctor no admitiá una graciageneral, trunca un pasage suyo que es el siguiente : ó Dice

I

70

F EPelagio, clue no se le debe acusar de clue defiende el libre al-bedrio excluyendo la gracia de Dios, porque ense«a que ]apotestad de querer y de obrar nos fue concedida por el Cria-dor :, de manera que segun este doctor, es preciso estender unagracia que sea connu í los cristianos y í los gentiles, í los de-votos y í los impóos, í los fieles y í los infieles ." Tpóst. 106ad Paulin.. Nuestro te°logo pasa en silencio lo óntimo ele esteartóculo de S . Agustiu, con ínimo de persuadir que este San-to Padre refuta toda gracia comun í los cristianos y í los gen-tiles ; y suprime las primeras palabras del mismo, que demues-tran que la pretendida gracia de Pelagio no era mas que lapotestad natural ele querer y de obrar . »Cuíl tiene mejor fe,este autor ° Pelagio?

En otra obra sostiene, que cuando el autor de los dos li-bros ele vocatioue genti.um admite una gracia general, se debeentender (le los auxilios naturales ° ele los esteriores ; y quetom° el nombre de gracia en un sentido impropio y abusi-vo : Apol. porer les SS. Peres, lib . 4, cap. 2, falsedad mani-fiesta. Este autor, que probablemente fue S . Leon, habla de lamisma gracia que al prescrite riega el nmndo entero, de unagracia que bastaba para curar í algiaios : lib . 2, cap. 4, 14,15 y 17, etc. »Pueden estas palabras entenderse ele un auxi-lio natural ° puramente exterior?

Trata muy mal al Tostado, obispo de Avila, porque cre-y° que antes de Jesucristo pudieron algunos paganos salvarsesin tener fá en el mediador, y sin conocer al Dios de los he-oreos, sino como Dios ele los demas hombres: tom. 1, parte 2,cap. 9, píg. 366. Aunque este modo ele pensar sea contrarioí la decision del clero de Francia en 1700 y en 1720, sin em-bargo no fue condenado por la iglesia .

† No puedo menos de afligirme, dice Soto, al ver hasta quáesceso degradan algunos autores í la naturaleza Humana, ase-guraudo clue el libre albedrio auxiliado de una gracia gene -

F EL 71rat no puede producir ninguna obra moralmente buena, yque todo lo clue viene de las fuerzas naturales del hombre esun pecado." El autor no se atrevi° í condenar í Soto : ibid,

cap. 10, píg. 183 .Si la doctrina del tratado de la necesidad de la fe en Je-

sucristo fuese verdadera v conforme í la (le la iglesia, no se-róa necesario emplear tanto artificio para sostenerla . Por logeneral es preciso desconfiar de toda doctrina que dá ligar ílos incrádulos para inferir que la salvacion es mas dificil í lospaganos despees ciel Evangelio que antes, y que la venida (leJesucristo sobre la tierra fue para ellos una verdadera desgra-cia. Tal es sin embargo la consecuencia evidente ciel sistemadel autor que hemos refutado .

FELICES. (Váase bieiiacciitrnados~ .FELICIDAD. Cuando atribuimos í Dios la felicidad su-

prema, queremos decir clue Dios se conoce y se ama í só mis-ma, que sabe clue su ser es el mejor y mas perfecto, que nadapuede adquirir ni perder, por consiguiente que su felicidadno puede alterarse ; pero nos es tan imposible concebir estaf clicidad, como la naturaleza del mismo Dios.

En cuanto í la felicidad (le las criaturas, la de los santosen el cielo consiste, segun S. Agustin, en ver í Dios, en amar-le, en alabarle por toda la eternidad: videbimus, amabian is, lau-dabimus. † Cuando Dios se digne mostrarse í nosotros, ° lia-eársenos visible, nos haremos semejantes í ál, porque le ve-reinos como es en só . Todo aquel que tiene esta esperanza enál se santiCca, asó corno ál es santo en só mismo ."' Epóstola 1de S. Juan, cap. 3 , v. 2. Pero S. Pablo nos advierte que losojos no vieron, ni los oidos oyeron, ni el corazon del hom-bre es capaz de comprender lo que Dios tiene preparado paralos que le aman . l . a Tpist . í los Corint ., cap. 2, v . 9. Esta feli-cidad debe por lo mismo ser el objeto ele nuestros deseos yno de nuestras disertaciones . Aun cuando disputemos sobre si

72

FELla felicidad formal consiste en el lamen de gloria, en la visionde Dios, en el amor que a ella se signe « en el gozo ciel almaconducida a este feliz estado, nada adelantaríamos .

La felicidad de los justos sobre la tierra consiste en cono-cer ó Dios, en am_ rle, en esperimentar sus beneficios, en so-meterse ó su divisa voluntad, en procurar complacerle y enesperar la recompensa que tiene prometida ó la virtud . Losincr°dulos tratan esta felicidad como una quimera, una ilu-sion « un fanatismo. Es verdad que no se hizo para ellos, queson incapaces de sentirla y conocerla ; »pero es mas real y s«-lida la que ellos desean y eu pos ele la cual corren siemprepresurosos? No tenernos necesidad de su confesion . Nos bastacomparar la serenidad, la calma y la paz del alma de un san-to, con la continua agitation que esperimentan sin cesar losque buscan la felicidad en este mundo ; con el sentimientoque tienen en no encontrarla, con las murmuraciones que sela escapan contra la proviclcrrcia, porque no les proporcion«en este inundo su sonada felicidad.

La antigua disputa entre los est«icos y los epicureos sobreJa naturaleza y causas de la felicidad, era en suena tina eues-tion bastante frívola : « estos fil«sofos reo se enteudian a símismos « se engaáaban recíprocamente. Los est«icos pon† arrla f‡licidad en la virtud : bellísima idea! pero como no te-nian certidumbre ni esperanza de una felicidad futura, todala f eiicidad del sabio solo podia consistir en el buen testimo-nio (le su conciencia, y en la satisfaction de ser estimado desus semejantes : d°bil recurso contra el dolor y las aflicciones óque estó espuesto el hombre virtuoso, igualmente que los (le-mas hom tres. Por mas duc dijesen que cl sabio era feliz en-medio de los tormentos, que el dolor no es para °l un vial,habia quien les replicaba que mentian por vanidad y orgullo .Los epicureos ponían la felicidad en el goce del placer, perono satisfacían el punto en cuestion : se trataba de saber si uuo

rEL

73placeres tan frógiles como los de este, mundo, siempre turba-dos por el temor de perderlos, y muchas veces por los remor-dimientos, pueden hacer al hombre verdaderamente feliz : elsentido comun decide que no consiste en esto la verdaderafelicidad. Jesucristo termin« la euestion enseáóndonos clue laperfecta felicidad no es de este mundo, sino que se reservapara la virtud en la otra vida : llama bienaventurados ó lospobres, ó los afligidos y ó los que padecen persecution por lajusticia, porque su recompensa seró grande en el reino (le loscielos. S. Illat . cap. 5. v . 1 2 .

FELICIDAD ETERNA. La esperanza de un bien eternodespues ele la muerte, es el ˆnico motivo que puede hacernossufrir con paciencia los males de esta viola, y cscitarnos efi-cazmente ó la virtud . Espuesto acó abajo ó penalidades y aflic-ciones ele toda especie, el hombre seria la mas desventuradade las criaturas, si nada tuviese que esperar mas alló del se-pulcro. Por lo mismo no es estra‰to clue los incr°dulos que re-nunciaron la f° (le una vida futura, no cesen. de lamentarsede la triste coudiciou de los honll,bres, y de aquí tomen oca-sion de blasfemar contra la providencia .

Parece que todos los que perdieron el conocimiento delverdadero Dios no tienen certidumbre alguna de la vida fu-tura, ni conocimiento del estado en que debe hallarse el al-ta separada del cuerpo. Es verdad qt_-†e los paganos estabanpersuadidos (le su inmortalidad ; pero lo que los poetas de-cian del estado de los muertos no era una idea muy segurani muy consoladora : suponían que los muertos en generalechaban menos la vida y descabaaa volver ó ella : por lo mis-mo, no los creían en un estado ele fcliciducl tan perfecta cluepudiese servir de recompensa ó la virtud .

Los antiuos justos, adoradores del verdadero Dios, go-171

de una perspectiva mas propia para alentarlos. Saldanque Dios labia trasportad'o ó Enolic en recornnpensa de suTOMO IV .

.1 ri

74

FELpiedad . G«n., cap. 5, v. 24. Rabia dicho Dios al patriarca

Abraham : íYo ser« tu gran recompensa :" cap. 15, v . 1.' Enel esceso de su afliccion decia Job : í Yo s« que mi Redentor

estó vivo , y que en el °ltimo dia me levantar« de la tierra,volver« ó tomar mi despojo mortal, y ver« ó mi Dios en mipropia carne : esta esperanza reposa en mi corazon ." Job,

cap. 19, v. 25. Balaam, aunque rodeado de id»latras, excla-maba : í i Muera mi alma con la muerte de los justos , y mis°ltimos momentos sean semejantes ó los suyos!í N°m . e. 23,

v. 10. Hablando David de los hombres virtuosos, dice ó Dios :íEllos habitarón en la abundancia de vuestra casa , -vos losinundareis con un torrente de delicias, y los iluminareis convuestra propia luz ." Psalm . 35, v. 9. El autor del libro dela sabiduráa asegura que los justos vivirón eternamente, quesu recompensa seró con Dios, que estarón en el n°mero desus hijos, etc . Sab., cap. 5, v. 16. Esta creencia, tan antiguacomo el mundo, fue hija sin duda de las lecciones que Dioshabia dado ó nuestros primeros Padres , y era bien precisapara consolarlos de la p«rdida de la felicidad en que habiansido criados .

Pero como era Jesucristo quien debia volver ó abrir laspuertas del cielo, cerradas por el pecado de Adan, tambienera «l quien debia anunciar ó los hombres esta feliz nueva,y revelarles la felicidad eterna con mas claridad que se ma-nifest» ó los antiguos justos. Segun la espresion de San Pa-blo, este Divino Salvador puso en claro la vida y la inmor-talidad por medio del Evangelio : 2 .a Epást. óTimot., cap. 1 ..0,Y. 10 : represent» la felicidad eterna con los rasgos mas pro-pios para fortalecer nuestra esperanza , « inflamar nuestrosdeseos . Nos anunci» que los justos brillarón como soles en elreino de su Padre : S. Mat ., cap. 13, v. 43 : que Dios les darócentiplicado lo que dejaren por el : cap. 19, v. 29 : que en lamansion que se les prepara no tendrón temor ni sufri-

FEL

75miento, ni lógrimas : que Dios cambiaró su tristeza en gozo,y los revestiró con su propia gloria para siempre . ~4pocalip .,cap. 21, v. 3 .0 : cap. 22 , v. 5 ; y que recibirón una corona,cuyo esplendor no se deslustraró jamas : 1 . a Epást . de San Pe-dro , cap. 5, v. 4.

Para darnos aun mejor idea de esta felicidad, Jesucristonos dó ó entender que los santos participarón de la mismagloria que goza «l como unig«nito del Padre : íYo quiero,dice, que ellos esten donde yo mismo estoy , y que sean loque yo mismo soy." Evang. de S. Juan, cap. 17, v. 2+. íYocolocar« sobre mi trono al que hubiere vencido , asá comoyo me siento sobre el trono de mi Padre despues de mi vic-toria ." 14pocal., cap. 3, v. 21 . Por su transfiguracion muestraó sus discápulos por algunos instantes un rayo ele su gloriaeterna . Evcazg, de S. Luc., cap. 9 , v. 29. Pero separa de estafelicidad suprema toda idea sensual y grosera : dice que des-pees de la resurrection los justos serón cono los óngeles deDios en el cielo. S. Marc., cap. 12, v. 25. Su ap»stol lo con-firma representando los cuerpos resucitados como espirituales« incorruptibles, y semejantes al de Jesucristo . 1 . 2 Epist. ó losCorint ., cap. 15, v. 42 .

Finalmente, para alejar toda inquietud y toda desconfian-za, pone, digómoslo asá, ó los ojos de sus discápulos estafelicidad eteriza, dejóndolos para posesionarse de ella : íYovoy, dice, ó prepararos un lugar : el espáritu consolador queos enviar« permaneceró con vosotros hasta que yo vuelva óbuscaros : si ele aurais, alegraos de que yo vuelva ó mi padre ."Evang. de S. Juan . cap. 14, v. 2, 16. 18 y 28 .

Con promesas tan positivas y seguridades tan ciertas noes estraflo que Jesucristo hubiese tenido discápulos capaces desacrificarse por «l, y que sus lecciones hiciesen brotar entrelos hombres unas virtudes (le que no se Labia visto ejemplo .Por la misma razon justific» Jesucristo las móximas de moral

76

rr Lque podian parecer demasiado r«gidas í unas almas enerva_das y corrompidas ; y debemos inferir como San Pablo, cluetodo lo que podemos hacer ó sufrir por Dios en este mundo,no tiene proportion con la gloria que nos estí reservada .Ep«.st. í los Roen ., cap. 8, v. 18 .

No nos congojemos oyendo í los incr°dulos cuando lleganí decirnos que la esperanza de que nos lisonjeamos , solo sefunda en nuestro orgullo ; que una vez que Dios nos hace fe-lices en este mundo , nada puede asegurarnos de que nos re-serva una felicidad fritura : que si por una parte la religionnos consuela con bellas promesas, por otra nos espanta conlas terribles ideas de la Justicia divina, y nos desazona conla serenidad de sus míximas.

Nosotros les suplicamos que consideren : 1 .0 que un no-ble orgullo no sentarí muy mal í unas almas que se creenredimidas por la sangre de todo un Dios : que esta idea lassepara de envilecerse con vergonzosas pasiones, y les inspiraaliento para sacrificarse como Jesucristo por el bien ele sussemejantes : que aun cuando esta creencia no fuese mas queuna preocupacion, aun seria »til conservarla entre los hom-bres ; pero que estí sólidamente fundada en la palabra, pa-sion, resurrection y ascension del Hijo de Dios .

2.' Que nuestro estado sobre la tierra no puede parecertan desgraciado , una vez que estemos seguros de gozar (leuna felicidad eterna despues de esta vida : que es falta de losincr°dulos si ella les parece insoportable, porque nada tienenque esperar : que es tambien por su parte un rasgo de cruel-dad el quitar í los lemas el »nico motivo capaz de consolar-los , y sin el cual quedarian reducidas í la desesperacion lastres cuartas partes del g°nero humano. Por la idea ele un-ser necesario se demuestra que Dios es esencialmente bueno :por lo mismo, los males de esta vida son una prueba de quesu bondad quiere indemnizarnos de ellos en la otra,

FEL

77

3.á Lejos de espantarnos por la idea de la justicia de Dios,-nuestra religion nos ense†a que esta justicia quedó satisfecha-por la muerte de Jesucristo, y que por su sacrificio se resta-bleció la paz entre el cielo y la tierra . Eilist . 2.a í los Corint .,cap. 5, v . 19 : í los Efesos, cap. 1.á, v. 10 : cap . 2 . 0 , v. 14 : í-los Colos. , cap. 1á, v. 20, etc. Nuestra salvation ya no es porlo tanto lui negocio de rigorosa justicia, sino de gracia y de--misericord ia .- 4.á Prueba de que las míximas de nuestra religion noson impracticables ni demasiado severas, es que fueron se-.guidas literalmente, y practicadas por todos los santos, y aunen el dia la siguen y practican infinitas alelas virtuosas en-medio de la corruption ciel siglo, y í pesar de los sarcasmosde la incredulidad . D«gannos : ‡qui°n puede juzgar mejor dela sabidur«a y de la dulzura de estas Míximas, aquellos quenunca trataron de seguirlas , ó los que las ticuien por reglasde su conducta?

Se discute entre los teólogos católicos, y muchas sectasher°ticas, sobre si las almas de los justos clue nada tienen queexpiar, van al momento í gozar en el cielo ele la felicidadeterna , ó si esta se les retarda hasta despues del juicio uni-versal, ó de la resurrection de la carne . Vigilando í princi-pios del siglo v, los armenios y griegos cismíticos en el xii, y,utero y Calym o en el Xvi, sostuvieron que los santos no

Adebian gozar de la gloria eterna hasta despues de la resurrec-ˆion y juicio universal : que hasta entonces sus almas estan,es verdad, en un estado de reposo ; pero que no pueden sertenidas por bienaventuradas, sino en la esperanza . Este errorfue condenado en el segundo concilio general de Lion, a†ode 1274 , sesion 4.'', y por el de Florencia en 1439 en eldecreto ele union de la Iglesia griega y de la romana : uno yotro declararon que las almas justas clue salen de este mundoen estado de gracia , van en cl tnismQ instante í gozar de

78

FEL]a gloria del cielo, as« como las almas de los que mueren enpecado mortal, van inmediatamente í sufrir los tormentos delinfierno. El concilio de Trento confirmó esta declaration en

el decreto sobre la invocation de los santos, sesion 25.Los protestantes alegan muchos testimonios de la Escritu-

ra y de los Santos Padres para fundar su error ; pero los teó-logos católicos les oponen otros mas claros y mas decisivos .

Jesucristo dice al buen ladron desde la cruz : ° Hoy serís con-

migo en el paraiso ." Evang. ele S. Lacas, cap. 23, v . 43 .,> Nos-otros gemimos, dice San Pablo, por gozar de nuestra habita-tion en el cielo ." 2.a Ep»st. í los Corint ., cap. 5, v. 2 .á ° Jesu-cristo, dice, subiendo al cielo, condujo una multitud de cap-tivos." Epist. í los Efes. , cap. 4, v. 8. ° Deseo morir, dice

San Pablo, y estar con Jesucristo." Ep»st. í los Tilipenses,

cap . 1 .' v. 23 . En el Apocalipsis, e . 7 v . 9, se dice que los san-tos estan ante el trono de Dios, etc .

Los Santos Padres que se esplican de otro modo eran dela opinion de los milenarios, ó entendian solamente que lafelicidad de los santos no es una felicidad completa y per-fecta hasta despues ciel juicio universal y la resurrection de lacarne. Pero los mas de los Santos Doctores siguieron la letray el sentido de los testimonios de la Sagrada Escritura queacabamos de alegar : lo que puede verse en el Petavio, torn . 1 .0 ,]ib. 7, cap. 13 (*) . En esta creencia se funda la príctica cons-tante de la Iglesia de invocar í los santos, † implorar su in-tercesion para con Dios . Cuando ruega por los muertos, pideí Dios que los conduzca entonces í la felicidad eterna. Lu-tero y Calvino adoptaron el error de los griegos solo con el

(') 1,0 mismo lince Billuart, tom . i .á : Gazauiga , ton) . 2 . 0 : el cardenalGoti , tom . 1 . á , etc . : y el Ang†lico Doctor Santo Tonias en la « . a parte yotros . lugares de la Suma .

FER 796n de atacar con mas ventaja estas clos prícticas de la i g lesiaRomana. Belarmino, Controv., t . 2 . á , t »t . de Eccles. Triumph.,qucest . 1 .a

FELIPE (SAN) . Apóstol ele Jesucristo, que nada nos dejóescrito : no sabemos de sus acciones y trabajos mas de lo cluenos refiere el Evangelio. Los autores eclesiísticos a‡aden quele tocó predicar en la Frigia, y que all» fue martirizado enla ciudad de IIierípolis . Algunos sabios creyeron clue este san-to apóstol predicó tambien en las Gaulas , lo cual refutó Ti-llemont Il1ein ., torn . 1 . 0 , píg. 639 : tambien habló sobre estamateria Mr. Bullet, profesor de Teolog»a en Besanzón en unadisertacion que compuso sobre este objeto .

No se debe confundir este apóstol con otro Felipe, unode los siete diíconos ele Jerusalcn, del cual se habla en elcap. 6, v. S : en el cap . 8, v . S y 26 : en el cap . 21, v. 8 de losHechos Apostólicos . Este es el que convirtió í los Samaritanos,y el clue bautizó al eunuco de la reina Candace, etc .

FELIPISTAS ó MELANTONIANOS. (V†ase Luteranos.)FELIX DE URGEL. (V†ase adopcianos .)FERIA. En la antigˆedad significaba un dia feriado ó

festivo. Habiendo mandado Constantino que se guardase lafiesta en toda la semana de Pascua de Resurreccion , se hallóque el domingo era la primera feria , el lunes la segunda, elmartes la tercera, etc. Con el tiempo se aplicaron tambien es-tos nombres í las otras semanas, cambiando su sentido demodo clue en t†rminos de r‰brica la palabra feria significaun dia que no es fiesta, ni se ocupa con el oficio (le un santo :

Hay fcrias mayores, como el mi†rcoles de ceniza , y lostres ‰ltimos dias de la semana santa, cuyo oficio excluyecualquiera otro ; y ferias menores que no escluyen el oficiode un santo , aunque es preciso hacer conmernoracion deellas : las ferias siiuplcs nada escluyen, y cualquier oficio pre-,valece al de la simple feria.

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r'IEFERMENTARTOS. Nombre que dieron alguna vez « los

griegos los catílicos de occidente , disputando sobre la Eu-

caristóa, porque los griegos usan del pan con levadura í fer-mentado para la consagracion . Usaron de este nombre en re-

torno al de azirnistas que los griegos dieron por burla « los

latinos. V°ase Azimo.)F»RULA. (V°ase vestidos ii oiáncmzentos IzontifcalesaFESOLI í FIESOLI. Congregacion de religiosos llamado3

Padres Mendiccnztes (le San Geríninzo . Tuvo por fundador al

beato C«rlos, hijo ciel conde de Montgranello, quien se retirí« una soledad ele las monta†as cercanas « Tiesole, en Tosca-na, « donde le siguieron algunos otros due eran como el, ter-

ceros de San Francisco, y dieron asó principio « esta congre-gacion. Fue aprobada por Inocencio VII y aunque Onufrio

coloca el nacimiento de esta congregation en su pontificado,no hay duda que principií en tiempo del cisma de Avi‡oin,h«cia el a†o de 1386. Fue confirmada por Gregorio xii yEugenio IV, bajo la regla de San Agustin , y la suprimií Cle-

mente Ix en 1668 .FIEL. Esta palabra entre los cristianos significa general-

mente todos los hombres clue tienen ]aje ele Jesucristo poroposicion « los que profesan falsas religiones, y se llamanizfcl es .

En la primitiva Iglesia, el nombre dej7cl distinguia « loslegos bautizado,, de los catecˆmenos que no habóan recibidoel bautismo, y (lelos cl°rigos ligados con los sagrados írdenesí dedicados « alguna funcion í servicio de la Iglesia . Los pri-vilegios ele los files estaban reducidos « participar ele la Eu-caristóa, asistir al santo sacrificio y « todas las oraciones, re-zar la Oracion dominical, llamadapor °sta razor la (h-acion (le

losfieles, y oir los discursos en que, se trataba mas « fondo de losmisterios : todas estas cosas no se, permitóan « los cate

iel10s .

Pero cuando la Iglesia Cristiana se dividií en diferentes

FIE 81sectas í comuniones , no se contaron en el nírnero de losfieles, sino los que profesaban la verdadera f° í los catílicos,y estos solo conceden « los hereges el nombre de cristianos.Binghan , tone. 1 .‰, p«g. 33 .

En muchos textos del Evangelio Jesucristo constituye elcar«cter de,ficl, haci°ndole consentir en creer su potestad, suinision y su divinidad : despues de su resurreccion , porqueSanto Tomas dudaba de ella, le dijo que no fuese incr°dulo,sino fiel. Ei ,cing. ele Sail Juruz , cap. 20, v. 27. De aquó no sedebe inferir, como hicieron algunos deistas, que todo aquelque cree en Jesucristo es bastante fiel para salvarse, y que nonecesita cansarse en indagar si hay otras verdades reveladas .Cuando el Salvador dijo « sus Apístoles : Š Predicad el Evan-gelio « toda criatura . . .. el que no creyere ser« condenado,`iviandí creer todo el Evangelio sin escepcion ; por consi`guieri-te, todo lo que se enseria conforme « °l con una mision legó-tinna , y cualquiera que se resista « creer un solo artóculo yano esiócl, sino incr°dulo .

En un sentido mas rigoroso , la palabra fiel, significa unhombre (le bien que cumple con exactitud todos los deberesy todas las promesas que hizo « Dios : asó es como halla laEscritura (le un sacerdote , ele un profeta, de un siervo,de uu amigo, y ele un testigo fiel. Muchas veces se sueledecir que el mismo Dios es fiel « su palabra y « sus pro-mesas , y que nunca deja (le cumplirlas. Una boca, í unalengua fiel es tin hombre qne dice constantemente la ver-dad : un fruto fiel, es un fruto que no falta, y con que sepuede contar ele seguro. Eu el cap. 55, v. 3 ele Isaóas las mi-sericordias fieles (le David (iniscricordias David fideles) signi-fican las gracias que rabia prometido « David , y que fiel-mente fueron cumplidas : estas palabras se traducen en loshechos postíli.cos, cap. 13, v. 34, por Sancta David frclelia,en el mismo sentido. En el estilo de San Pablo, la espresion

TOMO IV.

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FIE

fidelis sermo es una palabra digna de f«, y que merece todaconfianza. Asi en la 1 .' Epist. cí Timot., cap. 1 .ó, v. 15, dice :

°Es una palabra digna de f« y de toda confianza, clue Jesu-cristo vino al mundo » salvarlos pecadores ." En el cap. 4, v. 9,

repite lo mismo.

f

Acusan » los Santos Padres , singularmente » San Ireneoy » San Agustin, de haber enseriado que todo pertenece » los

eles. á los justos, y que los infieles retienen injustamente todolo que poseen. No dejaron de insistir en las abominablesconsecuencias que se seguirian ele esta m»xima perversa . Bar-beirac, Tratado ele la Jorcrl de los Padres, cap. 3, S 9 : e. 16,

13 v sig .San Ireneo quería justificar el robo de los vasos preciosos

de los Egipcios, Hecho por los israelitas, y due los discípulosde Marcion calificaban de verdadero hurto, igualmente quelos incr«dulos modernos . Dice 1 .ó que los marcionitas no venque se exponen » clue los acriminen » ellos, porque poseencomo todos los fieles muchas cosas que les vienen de los pa-ganos, y que estos hablan adquirido injustamente . †Pero se

infiere (le esto por ventura que sq, un San Ireneo todas las ad-quisiciones (le los paganos son injustas? 2 .ó Ariade que losvasos de oro y plata llevados por los israelitas cran una justacompensation de lo que hablan servido » los egipcios, y delos trabajos » que estos los condenaron durante su esclavitud .Esta respuesta ya la (liá Filon de via Moisis., pag. 624, y la

repitiá Tertuliano contra Martionern, 111) . 2, cap. 20, y lib . 4 .Es una mala f« insistir en la primera respuesta, como si fuesela principal. San Ireneo no la di'‡ como invention suya, sinocitando » un antiguo y » un presbítero, contra. Tienes . lib.4,

cap . 30, nˆm. 1 . †El censor (le este Santo Padre tiene algogne replicar contra su segunda respuesta?

S. A=,ustin sienta por principio, cine es ele otro todo lomal poeido, y que todo lo que se usa ramal, es mal posei-

FIE 83do, (le donde* infiere que todo pertenece de derecho » los fe-les y » los Hombres píos . Epist. 153, nˆm. 26. Sobre esta sen-tencia recaen las declamaciones sin tino de Barbeirac escol-tado de la inmensa turba de los partidarios ele la incredulidad .

Nosotros les suplicarnos que observen, 1 .ó que no se trataaquí de los creyentes, ni ele los incr«dulos, corno pretendeBarbeirac, cap. 16, níun . 21, sitio de los cristianos, de loscuales unos soir buenos, fieles y piadosos, y otros malos « infc-les » su religion . 2.ó A pesar ele este derecho divino, que todolo d» » los justos, reconoce San Agustin un derecho civil ytemporal, y unas le)-es de la misma especie, en virtud de lascuales se debe restituir lo que es ageno . 3." San Agustín reser-va para la otra vida, para la Ciadud Sarria y para la eterni-dad este derecho divino en virtud del cual nadie poseer» sitiolo que en realidad le pertenezca : las palabras ele su testo sondemasiado espresas. †Dánde est»n, pues, las abominables coa-scrrrencius que de sus palabras pueden sacarse para esta vida?Digan si quieren, que San Agustiu torna la palabra derechoen urr sentido abusivo, porque por ella entiende el ordenn per-/'(>< to, que no puede ciarse en este mundo, sino solamente enel otro. Est» bien, pero † para qu« enfurecerse contra este santodoctor? Sus oyentes no pudieron engafiarse .

Lo mismo repite contra los donatistas Epist. 93, nˆm. 50,pero anale : ° nosotros no aprobamos la conducta ele aquellosa quienes la ambition y no la justicia, arrastra al estreino dequitaros hasta los bienes de los pobres, á los templos dondeos reunís, y cine no poseíais sino en nombre de la Lt;lesia, nohabiendo quien tenga derecho » estas cosas sino la verdaderaIglesia de Jestteri t_o.° Así clue, no admite ni autoriza las con-secuencias que se le itnputau : y lejos de haberla seguido en lapr»ctica, fue el primero en querer que se conservasen » losobispos donatistas sus obispados, con tal que se reuniesen » laverdadera Iglesia .

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FIEFIESTA. En su origen significa lo mismo que un dia de

reunion : la palabra II-Iolicidina del hebreo, que significa (es-

tas, espresa los Bias en que se juntaban los hombres para ala-bar « Dios . En este sentido l as festas sou tan necesarias comolas reuniones religiosas . Jamas hubo un pueblo con culto pí-blico, sin que las fiestas hiciesen parte ele ól. Nosotros solo ha-blaremos de las de los adoradores del verdadero Dios .

La primera , esta que Dios instituy° es el s«bado, só .pti-nio dia en que termin° la obra de la creation . En el Genes.,

cap . /J, v. 3, se dice, que Dios bendijo y santific° este dia, yquiso que se consagrase It su culto. Aunque la Historia Sa-grada no nos asegure espresamente clue los patriarcas guarda-ron el s«bado, este testimonio ciel Gónesis basta para hacór-noslo presumir .

En el sabia. 103, v. 19, se dice, clue Dios cri° la lunapara se»alar los Bias ele asamblea : fecit lunanz in IYloliadirn.

Por otra parte sabemos por la historia profana, que fue casicomun « todos los pueblos el reunirse en las Nconzciáias onuevas lunas. Asi las Neonzenias establecidas por Moises noparecen una nueva institution, y lo mismo el s«bado .

Eit el Genes, cap . 35, celebra Jacob una especie de fiesta

con motivo ele un favor que Dios le Sabia concedido . Reunesu familia , les manda que muden de vestidos, que se purifi-quen y le traigan los ádolos y todos los signos ciel culto de dio-ses estra»os : los entierra debajo (le un arbol, y erige un altaral Seiior en un sitio « que di° el nombre de hetlcei ° la casa

de Dios. Como « los sacrificios se seguáa regularmente un con-vite, el dia se»alado por los patriarcas para un sacrificio so-lemne, era para ellos un dia de fiesta, y en muchas nacionesfiesta es sin°nimo de jestin, ° banquete y convite de cere-monia .

A esto se reduce casi todo lo que podemos saber respecto« las fiestas de la religion primitiva. Moisós habl° poco de ellas

FIE

gporque conserv° el ceremonial de los patriarcas en las clue .prescribi° « los judáos .

Un autor moderno se figur° que las fiestas ° asambleasreligiosas ele los primeros hombres eran consagradas « la tris-teza, con el fin ele lamentar las plagas de la naturaleza, sin-gularmente la del diluvio universal . No se hizo cargo de cluelos convites, el canto y el baile, hicieron parte del culto de ladivinidad en todas las naciones . El hombre afligido quiere es-tar solo, y se retira del bullicio para llorar : no es el luto, sinola alegria la que renne « los hombres. Entre los latinos las pa-labras festuus fstivus, significaban lo que es pr°spero y agrada-ble ; infestas, lo que es inc°modo y pernicioso . La palabraE'op-.e'e tenia cl mismo sentido entre los griegos, segur Ilesi-(JILio . I†ablando Moisós de las /esters judaicas dice a los israe-litas : >t vosotros os real<‡ci ˆaids delante del se»or vuestro Dios .‰Levit . cap. 23, v. 40 . Deut., cap. 1 .2, v. 7 c- 18 .

La ínica fi sta consagrada al luto y « la tristeza, era eldia de la expiacion . Ledit ., cap. 23, v. 27 . Eu el cristiauisu ;olos mas santos personages opinaron siempre que el avurao ylas mortificaciones no son cosa propia del dia ele fiesta ; queal contrario, conviene hacer en ól un festin, esto es, una co-inida mas suntuosa que la ordinaria .

Las antiguas fiestas fueron consagradas al arreglo y santi -ficacion de los trabajos ele la agricultu a, y « dar gracias «Dios por sus clones : los patriarcas ofrecian sacrificios para n :a-tiifestar su reconocilnicnto « los beneficios due recibáan eleDios, y no para mostrar su afliccion . Noó libertario del (hin-vio, Abraham colmado de las bendiciones y promesas (le Dios,Isaac, asegurado de la misma protection, y Jacob restituiiclofelizmente « la Mesolpotamia, y libre ele la c°lera (le su her-mano, erigen altares para bendecir al Se»or . Geizes ., cap. 8,v. 20: cap. 12, v. 7: cap . v . 25 : cap. 33, y . 20 . En ]os Ji-bros sagrados y no en las fr olas conjctnras cáe los fil°sofos,

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FIEdebemos buscar el verdadero genio, las ideas y costumbres elela antig«edad. Víase lei historia del ccilendario, mundo pri-nziti-co, tour. 4 .

El objeto comun de todas las fiestas ha sido reunir ó loshombres, acostumbrarlos ó liermanarse, y ponerlos en estadode instruirse v ausiliarse unos ó otros : todas las ceremoniasdel culto divino propenden y se dirijen ó este esencial objeto .El pueblo amontonado en las grandes ciudades apenas perci-be esta utilidad, pero se experimenta en las aldeas, y singu-larmente en las montat°as, en los lugares óridos y montuosos .Las familias dispersas por vastas soledades no pueden reunir-se, Verse, ni tratarse, sitio los d»as ele ; y este es casi el»inico v»nculo de sociedad que puede tener esta clase de gen-tes : por lo mismo, las . /'estas son para ellos indispensables .

FIESTAS DE LOS JUDáOS. Moisís en el establecimien-to ele las fc<tas jrt(lr»lcas sigui† el esp»ritu de los patriarcas,due es el de la institueion divina . Ademas (le] sóbado y lasneomenias, estableci† tres grandes fiestas que no solo ten»anrclacion ó la agricultura, sino tambiín ó tres grandes bene .f -cios del Se‡or, cuya memoria era conveniente conservar . Lafesta de pascua , en el rues ele los nuevos frutos, L'Yod. , ca-pit. 13, v. 4, en memoria ele la salida ele Egipto, y ele haberselibertado los primogínitos de los hebreos : la de pentecostcs †la fiesta ele las semanas, para servir de monumento ó la so-lemne publicacion de la ley en el monte Sina», se celebrabaal tiempo ele principiar la siega de las mieses, y en ella seofrecian ó Dios los primeros manojos : la fiesta de los taber-nóculos, que se celebraba desptues de las vendimias en nremo-ria de la permanencia de los israelitas en el desierto. Debiancelebrarlas con toda su familia, y admitir en ellas ó los po-bres y ó los estrangeros . Lev., cap. 2.3, Dent., cap 12, cte. La(esta de las trompetas y la de las espiaciones ca»an eu la luna(le setiembre, igualmente que la de los tabernóculos . Víanse los

FIE

87nombres ele estas fiestas cada uno en su respectivo art»culo .

La sabidur»a y la utilidad ele estas festa ˆs son bien palpa-bles : prescindiendo ele las lecciones ele moral clue daban ó losjud»os, eran monumentos infalibles de los hechos en clue sefundaba la religion judóica ; rnomumentos clue ban perpetua-do su memoria y certidumbre en todos los siglos .

Para desviar con destreza las consecuencias ele estos n -io-numentos, dicen los incrídulos que una fiesta no es siemprela prueba segura de la realidad de un suceso, clue nosotrosvemos entre los griegos y romanos fiestas establecidas en me-moria ele rnuchos becbos al )solutamente fabulosos .

Pero las ,fiestas de los paganos no se establecieron comolas ele los jud»os en la ípoca misma ele los sucesos, no las fmn-daron ni observaron los testigos oculares de los hechos, cuyamemoria recordaban . Desafurnros ó los incrídulos ó clue nosciten lusa sola Jie ;ta del paganismo clue tenga este caracteresencial : en su principio todas Iracian alusion ó los trabajos elela agricultura y ó la astronom»a : y el origen de las fóbulas Vinosin duda del olvido de su siguificacion . Este es un hecho de-mostrado en la historia del calendario por Dár. ele Gehelin :si la pascua y la ofrenda ele los primogínitos no se hubieranestablecido hasta despuís de la muerte ele Moisís y (le los duecon íl salieron ele Egipto, podria decirse que estascercmoniasnada probaban ; pero la primera pascua se celebr† en Egiptola misma noche ele la salida (le los hebreos : cuando 11loisís re-nueva en el Lev»tico el precepto de su celebracion, habla ólos jud»os corno otros tantos testigos oculares de este aconte-cimiento, y ellos mismos en aquel momento hicieron en cl ta-bernócul‰ la ofrenda ele sus primogínitos . Son, pues, testigosoculares (le los hechos los que los aseguran con la observanciade las ceremonias. A su entrada en la tierra de promision ce-lebraron la pascua los jud»os sexagenarios, que ten»an ya vein-te aŠros de edad cuando se verific† la milagrosa libertad ele los

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FIEprimogenitos . « Consintieron acaso los judíos en mentir con-tiwuamente con ritos engatóosos para enga°ar» sus hijos, con-tradiciendo su propia conciencia, con el f n ele agradar » unlegislador que ya no existía? En ningun pueblo se conocenejemplos de una demencia semejante .

«Se dir» que en 17 de julio, se°alado con caracteres ne-gros en el calendario de los romanos, no era un monumentocierto y seguro ele su derrota por los galos : á que la procesionque celebraban en París el 22 de Marzo en San Agnstin elgrande, « no prueba la reduccion de esta ciudad » la obedienciade Enrisque iv en 1594 ?

El objete de las f estas entre los judíos era reunirlos » lospies ele los altares del Se°or, cimentar entre ellos la paz y lafraternidad y recordarles la memoria de los hechos en que sefundaba su religion, que venian » ser otros tantos beneficios(le Dios : por consiguiente hacerlos reconocidos al Se°or, hu-manos y caritativos con sus co-religionarios y aun con los es †clavos y los estrangeros. En efecto, mandaba Dios que loslevitas, los estrangeros, las viudas y los hu‡rfanos fuesen ad-mitidos » los festines de regocijo que celebraban los judíos eusu ; días ele fiesta, para que se acordasen de que los beneficiosde Dios y los fruto, de la tierra no les eran concedidos paraellos solos, sino que debían repartirlos con los que nada po-seían . Dettt ., cap. 12, 14, etc.

Las solemnidades jud»icas en nada se parecian por lo tanto» la licencia y » los desárdenes que reinaban en las (estas elelos paganos, las eriales lejos de contribuir » la pureza de cos-tumbres, parece haber sido instituidas con el solo fin de cor~rotnperlas. Pero los bellos ingenios de Roma tan mal instrui-dos en el origen ele las antiguas instituciones como nuestrosincr‡dulos modernos, tenían las festas del paganismo porencantadoras, y las de los judíos por absurdas y fastidiosas .Facts HiSt., lib . 5. cap . 5 .

FIE

3 9JeroboaW, político profundo, conociá bien cuan capaces

eran de atraer » sus sˆbditos » Jerttsalen las fiestas que se ce-lebraban en esta ciudad, y para consumar la separation entresu reino y el de Jud», colocá ídolos en Dan y en Betel, nom-l)rando sacerdotes ‡ instituyendo sacrificios y fiestas, con clfin ele conservar en su obediencia las tribus qnc le liabian re-conocido por su gefe . Lib . 3 .‰ de los Reyes, cap. 12, v. 26 .

IIallamos el mismo espíritu, el mismo objeto, y la mismautilidad en las festas del cristianismo ; pero nuestros filásofosincr‡dulos nada ven en ellas, yd iscurren ele ellas mucho peorque de las fiestas (le los judíos. En orden al tiempo y modocon que estos celebraban sus fiestas, se puede consultar » Re-land, Antig. Voter. Ilcbrwor ., 4:" part . : cl P. Lana In trod. ctlEstudio (le la Escritura Sau ta, cap. 12, etc.

FIESTAS DE LOS CRISTIANOS. No solamente los Apás-toles instituyeron frestas, supuesto que se sabe que las cele-braban los primeros fieles, sino tambien las perfeccionaron,haci‡ndolas mas augustas que las antiguas, y fund»ndolas enmotivos rias sublimes. En la religion primitiva el principalobjeto de lasfestas era inculcar » los hombres la idea ele unDios criador y gobernador del mundo, padre y bienhechor(le sus criaturas : en la religion jud»ica estaban destinadas »renovar la memoria ele un solo Dios legislador, soberano due-°o, y protector especial de su pueblo : en el cristianismo nosmuestran un Dios salvador y santificador de los hombres, Cu-

yos designios no tienen otro fin que nuestra felicidad eterna.No hay cosa que sirva mejor que las fiestas para marcarnos elobjeto inmediato del culto religioso en las tres sucesivas ‡po-cas ele la revelation .

Despees ele la estincion ciel paganismo y la idolatría nofue ya necesario continuar la celebration ciel s»bado, á des-canso ciel s‡ptimo dia en memoria de la creacion . La creenciaele un solo Dios criador no podia ya perderse ; pero era deTOMO IY .

12

90

FIEla mayor importancia consagrar por un monumento eternola memoria de un milagro clue fund« el cristianismo, esto es,la resurrection ele Jesucristo. Este grande acontecimiento esun artículo ele nuestra fó que se contiene en el símbolo, ynadie puede ser cristiano que no le crea . Desde cl origen delcristianismo celebraron los Ap«stoles el domingo, llam°ndoledia del Sc»zor . (Vóase Domingo) .

Los mismos testigos de este cólebre suceso son los que ins-tituyen la fiesta, y los que hicieron que se celebrase en elmismo lugar donde sucedi«, por millares ele hombres que pu-dieron indagar por sí mismos la verdad, « la falsedad del he~

r :)y tomar todos los informes posibles para su averiguacioll .

O todos ellos fueron repentinamente acometidos de un accesode demencia, « de lo contrario no pudieron resolverse ° (larpor una ceremonia páblica testimonio de un hecho ele cuyaverdad no estaban bien convencidos. Lo mismo sucede con lafiesta ele Pentecostes en memoria de la venida del EspírituSanto sobre los Ap«stoles . Las fiestas del nacimiento de Jesu-cristo, de la Epifanía, y ele la Ascension, no tardaron en esta-blecerse por el mismo motivo.

Tambien desde el principio (le la Iglesia comenz« ° cele-brarse la fiesta ele los m°rtires. En sentir de los primeros fielesla muerte de un m°rtir era una victoria para ól y un triunfopara la religion : la sangre ele este testigo consolidaba el ci-miento del edificio de la Iglesia ; se solemnizaba el dia (le sumuerte ; se congregaban los fieles en su tumba ; celebraban enella los santos misterios y reanimaban su fó y valor con elejemplo ele su martirio . Desde principios del siglo tt lo vernosen las actas del martirio de San Ignacio y (le San Policarpo,y no debemos dudar que sucedi« lo mismo en Roma inmedia-tamente despues del martirio de San Pedro y San Pablo . Enefecto, el testimonio de los Ap«stoles y de sus discípulos se-llado con su sangre, era demasiado precioso para no ponerle

FIE 91continuamente ° la N ista de los primeros fieles. Parece quedesde entonces previ« la Iglesia due con el tiempo llevaríanlos incródulos su audacia hasta el estremo ele poner en dudalas consecuencias de estas verdades .

Muchos sabios protestantes ; aunque interesados en poneren duda la antig†edad ele este uso , lo confesaron ° pesar detodo. Bingham Orig . Eccles., lib . 20, cap . ; , reconoce clue desdeel siglo rl se celebraba el dia de la muerte ele un m°rtir, y sellamaba su dia natal, izatalitia, porque su muerte principiaele una vida eterna . Mosheim , aun mas sincero, dice que esprobable que esto hubiese sucedido desde el primer siglo .Ilist. L'cles. 1 .a sec ., 2 . a part., cap . 4, +. Beausobre, que aprue-ba el que los maniqueos solemnizasen el dia de la muerte deManós, no se atrevi« ít censurar ° los cristianos dite hacianel mismo honor ° los m°rtires ; pero dice que los nianiqueosdesaprobaban con razon, no solo la multitud ele dias consa-grados ° la memoria de los muertos, y despucs ° su culto, sinotambien la distincion ele digs que se rabia introducido, re-probada por San Pablo , ‡fist. zí los Gcdat., cap. 4. Que estosteereges guardaban las festas (le los cristianos establecidas des-de el principio, aunque sin atribuir ninguna santidad ° estosclias, sino mir°ndolos como signos instituidos para recordarla memoria de los sucesos . Ilist, clel nzazzidztc ismo, torn. 2, lib . 9,cap. 6, S 13 .

Por lo nusrno, segun Beausobre, tres cosas deben censu-rarse en las fiestas ele los cristianos . La El escesivo námero (lefiestas de los m°rtires . 2.a La costumbre de mirarlas como unaseˆal de culto , siendo así que en su origen eran un simplesigno rememorativo. 3 .a La distincion entre los Bias de fiestay los demas di as, y la preocupacion de atribuir° los primerosuna idea de santidad .

En cuanto ° lo primero, preguntamos, si fue una desgra-cia para el cristianismo el haber tenido tantos fieles valerosos

92

FIEclue pref rieron la muerte « renegar de su fí, y si hubiera sidomejor el clue el nómero ele los ap°statas fuese mayor . Es pre-ciso atribuir « la crueldad de los perseguidores, y no « la pie-dad de los cristianos, la multitud ele m«rtires que padecieronen los tres primeros siglos ; pero los que derramaron su san-gre en los siguientes no son menos acreedores « la vencracionque los antiguos. En vano examinamos por quí pecaron loscristianos en honrar con sus festas una multitud innumera-ble de m«rtires .

La segunda acusacion de Beausobre solo se funda en unabuso ele palabras rid»culo y afectado . Cuando los pueblos con-sagraron la memoria ele sus híroes con mausoleos, inscrip-ciones y ceremonias anuales, sin duda lo hicieron con el ob-jeto ele honrarlos. Mientras no quisieron venerar en estos per-sonages sino cualidades y virtudes humanas, 6 servicios tem-porales que hablan hecho « la sociedad, el culto cine les tri-butaron fue puramente civil : porque honor, respeto, culto ys-eneracion, significan una misma cosa . Cuando trataron (leatribuirles un mírito y un rango superior « la humanidad,el t»tulo de dioses ° de semidioses, la potestad de prote-ger despuís de su muerte « los clue los honraban, y de pro-porcionarles bienes ° males, pas° « ser culto religioso, peroilegitimo ; es injurioso « la divinidad . La intcncion ele los f elesen consagrar la memoria de los mart ires no fue sin duda el hon-rar en ellos cualidades puramente humanas, un mírito natural° servicios temporales hechos « los hombres, sino un valormas clue humano inspirado por la gracia de Dios, un míritoclue Dios coron° con una gloria eterna, una potestad de inter-cesion (que se dign° concederles en el cielo : luego la celebrationele sus festas fuí desde su origen un signo ele culto, y ele unculto religioso, cualquiera que sea la palabra de que se sirvie-ron para esplicarlo. Víase culto, m«rtir, santo, etc.)

La tercera acusacion es aun mas injusta, porque se reduce

FIE

9« censurar el lenguaje ele la Sagrada Escritura . Cuando Dicsmand° « los jud»os la observancia (le las fiestas, les (lijo : á vedaqu» las fcrias del Se†or clue vosotros llamareis santas . Estedia ser« para vosotros muy santo y muy solemne .á Lecit .,cap. 25, v. 2, 4, 7, etc. En el Nuevo Testamento se llama Je-rusalen ciudad santa, y el templo lugar santo . Esta palabraquiere decir clue este lugar estaba consagrado al Se†or v des-tinado « su culto : ‡quí inconveniente hay en dar la mismaconsideracion « un dia que « un lugar? En la misma Ilistoriaele la Creacion se (lice clue Dios bendijo y santific° el síp-timo dia .

En la Epist . « los Galat ., cap. 4, T' . 10, reprende San Pa-blo « los cristianos porque guardaban las ceremonias jud«i-cas, y porque observaban, como los jud»os, los (lias, los me-ses, los a†os y las estaciones : ‡se sigue de aqu» que prohibi°« los cristianos tener un calendario? El mismo San Pablo quisocelebrar en Jerusalem la festa de Pentecostís dos a†os antesde su muerte . hechos Apost ., cap. 20, v. 16 .

Pero la Iglesia, dicen los protestantes, ‡tuvo derecho parainstituir festas con una ley formal, í imponer « los fieles laobligacion'de observarlas? ‡Y por quí no? Seria cosa rara quela Iglesia de los cristianos no tuviese tanta autoridad como lade los jud»os para arreglar su culto y disciplina . Ademas (lelas estas mandadas espresainente por Moisís, iustituveronlos jud»os la festa de las suertes, en memoria del peligro deque los Babia libertado Estír, y la festa de la dedicacion deltemplo, 6 de su purifcacion hecha por Judas Macabeo ; y Je-sucristo no se desde†° ele honrarla con su divina presencia,segun nos refiere San Juan en su Evangelio, cap . 10, v. 22 :por consiguiente, no la desaprob° . El mismo Beausobre (lice:que solo un esp»ritu de rebelion y ele cisma puede sublevar« los cristianos contra las leyes eclesi«sticas que nada tienen demalo. hist . del Maniq . tom . 2, lib . 9, cap. 6, ˆ 8 .

94

FIECon esto condena Bcausobrc los fundadores de la reforma

y se refuta í s« mismo .La Iglesia, pues, usó (lela mas leg«tima autoridad fijando

el tiempo de la pascua, y prohibiendo celebrarla con los ju-dios, canon 5 de los Apóstoles : cuando prohibió í los cristia-nos tomar parte en ninguna ele las solemnidades judíicas, cí-non 82 : practicar el ayuno ó abstinencia en los dias fcst .nos,cínon 45. 66 . etc. Esta disciplina, que es (le] siglo u ó m,enes consta en los decretos que se llaman ccittoaes (t1;ostólicosaun se observa entre las sectas cristianas orientales clue se se-pararon de la Iglesia Romana hace ya mas ele mil doscientosa°os. Lo mismo sucede con el canon 51 ciel concilio de Lao-dicea, que prohibe celebrar las fiestas de los mírtires en tiem-po de cuaresma, y el cínon 88 del concilio de Cartago, queeseomulga í los que van í los espectículos los d«as de fiestaen lugar de asistir al templo . El concilio Tridentino no hizomas que confirmar la príctica antigua, cuando declaró, cluetodos deben guardar sin escepcion alguna las f est as que losobispos mandan en sus respectivas diócesis . Sesion 25, cal) . 12 .El clero de Francia el ario ele 1700 condenó justamente í losque ense°aban, que cl precepto de observar las festas no obli-ga í pecado mortal cuando no hay escíndalo ni desprecio( ~''.) .

Los mismos motivos que hubo para establecer las fiestas(le los mírtires, tuvieron con el tiempo los pueblos para hon-rar la memoria de los santos confesores , esto es, de aquellossantos, que aunque no sufrieron el martirio , edificaron í laIgle-ia con sus virtudes . Es verdad que su ejemplo no es unaprueba tan fuerte í favor del cristianismo copio el testimoniode los mírtires ; hero demuestra por lo menos clue la moral

(') La misma doctrina fue condenada por Inocencio xi í 2 de marzode i G-<,l . En la proposiciou 32 cuyas palabras sun las siguientes : Pr»avcep-tum. .+rrv arxli firsla non obli at sub mor »lali, seposilo searrdalo, si abril cwr-Icinplás» : censuríndola de escandalosa y perniciosa eu la príctica .

FIE

95del Evangelio no es impracticable, supuesto clue, la observaronY siguieron literalmente los santos con cl auxilio ale la gra-cia. (

).Es muy natural que el pueblo honre con preferencia lus

santos que vivieron eu su pa«s, porque sus acciones les sonmas conocidas, sus cenizas reposan í su presencia, y con faci-lidad pueden visitar sus sepulcros . S. †Martin es el primer con-fesor cuya fiesta se celebró en la iglesia de Occidente . En to-das las Gaulas resonaba la fama de sus virtudes y milagros .Las fiestas, que eran locales en su origen, se estendieron des-pues insensiblemente, y llegaron í hacerse generales . La vozdel pueblo y su devocion canonizaron los personages cuyasvirtudes admiraban . No vemos que haya motivo (le lamentar-se porque en (liez y siete siglos hubiese habido ntt n‡mero in-finito de santos en todos los estados (le la vida, en todos loslugares, v aun en los tiempos nras desgraciados v bírbaros,Tenemos fundamento para esperar clue Dios suscitarí en to-dos tiempos nuevos santos hasta el fin del mundo, para quecon su ejemplo edifiquen í los lemas lisies .

Para probar que las fiestas son un abuso, nuestros filóso-fos incrˆdulos las consideran principalmente bajo un aspectopol«tico : se empellan en que es escesivo el nórnero, que elpueblo no tiene bastante tiempo para ganar su sustento, y queno solo es preciso suprimirlas, sitio tambien permitir que tra-baje los domingos despuˆs de mediod«a . En el art«culo do-n‡ltgo liemos refutado sus falsos discursos, sus falsos cílculosy sus falsas especulaciones ; pero sin perjuicio ele lo dicho ha-remos algunas reflexiones .

I. Hablando en general, son necesarias las fiestas. Es pre-

(') Los m«sticos antiguos y modernos demuestran que la vida de lospenitentes y confesores es un martirio prolongado .

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FIEciso que el pueblo tenga una religion, por consiguiente debetener fiestas. «En quí nómero? Esta es una necesidad local yrelativa, y no es igual en todos los paires . Ear los distritos malpoblados, en que los habitantes estan dispersos, no puedenreunirse, instruirse, ni hacer profesion póblica del cristianis-mo sino los Bias de festa ; y si se les quitase este medio, bienpronto llegarian ° embrutecerse . Eu un estado culto no sonmenos necesarias la religion y las virtudes sociales, que lasubsistencia, el dinero, el trabajo y el comercio, etc. El estadonecesita Hombres y no brutos ni aut»matas .

Es un desatino calcular las fuerzas (le los trabajadorescomo las de las bestias de carga : el hombre, por robusto quesea, necesita descanso : todos los pueblos reconocieron estanecesidad, í instituyeron fiestas . El s°bado, » el descanso delsíptimo dia, no solo estaba permitido, sino Cambien mandado° los judáos, y no solamente por motivo de religion, sino tam-bien por un principio ele humanidad . rf Vosotros, dice la ley,no fiareis en este dia ningun trabajo, como ni tampoco vues-tros Hijos, ni vuestros criados, ui vuestros siervos, ni vuestroganado, ni el estrangcro que vive con vosotros, para que des-cansen igualmente que vosotros . Acordaos ele que habeis sidosiervos en Egipto, y que Dios os sac» por su poder de aque-lla esclavitud : por eso os manda el dia de descanso ." Deut.cap . a, v. 14. No se cumple con la justicia enteramente dan-do de comer ° los trabajadores, si por otra parte no se losprocuran medios (le que coman con gusto cl precio de su tra-bajo : es preciso endulzar en todo lo posible su triste condi-cion, para que no traten ele mudarla ° espensas de los (lemas .Ellos tienen necesidad de verse, de tratarse, de hablar de susnegocios comunes y particulares, y ele cultivar los vánculos eleamistad y de parentesco, y no pueden hacerlo sino los diasde f est el .

Es otro absurdo el querer arreglar las necesidades de todo

FIE

97un reino por las (le su corte. En las grandes ciudades siemprees precaria la subsistencia del puebb : vive del jornal del dia,y no tiene clue corner sino cuando trabaja . Los habitantes delcampo, los labradores y los pastores de rebaiios no estan enel mismo caso : su trabajo no es continuo, ni puede verificarseen tiempo de invierno, en cuya estacion es cuando cabalmen-te hay mas nómero de fiestas . En los paises monta†osos enque la tierra est° cubierta de nieve los seis meses ciel a†o, elpueblo tiene tiempo de sobra para ocuparse en el servicio eleDios, y dedicarse ° los ejercicios de la religion : por esto se ob-serva mas piedad y mejores costumbres entre las gentes eleesta clase.

Dicen que la poblacion de las ciudades se desarregla y serelaja los (lias de fiesta ; pero esto sucede porque se quiereque asá suceda. Se le tienden lazos de corrupcion, y el pue-blo tiene la debilidad ele sucumbir . Cuando nuestros fil»sofosdisertaban contra las fiestas, se multiplicaban en todas las ciu-dades las casas ele baile y teatros, las compa†áas ele c»micos, lasescuelas del vicio, y los lugares de toda especie de esc°ndalos .Una falsa polática, un interís s»rdido, y un fondo ele irreli-gion, han querido persuadir que estos tan pestáferos estable-cimientos son necesarios ; pero no lo cran cuando el pueblopasaba en los templos del Sector la mayor parte del dia (lefiesta. Estas diversiones son una ocasion de ociosidad y de li-bertinage, no solo para los dias ele fiesta, sino tambien paratodos los (le la semana. Se lamentan ele este real todos los bue-nos ciudadanos y menestrales Honrados porque no puedencontener en sus talleres ° sus oficiales y aprendices : y estable-cido una vez este desarreglo, no puede (tejar de hacer cadadia mas y mas progresos .

Tampoco es cierto que las fiestas perjudican al cultivo dela tierra : los obispos y p°rrocos atienden ° este ramo permi-tiendo las labores de la agricultura, siempre que lo exige la

TOMO Iv .

13

98

FIEnecesidad, y hemos visto mas de una vez que el pueblo noquiso aprovecharse de este permiso .

Se nos entretiene con una f«bula cuando se nos dice queel culto píblico ele la China es el amor al trabajo, que entretodas las labores se honra alló singularmente la agricultura, yque no hay pais en el mundo donde est° mas floreciente. Parapersuadórnoslo, nuestros fil»sofos nos presentan con muchoaparato una fiesta polótica en que el emperador (le la China,con todo el rigor (le la etiqueta, y al frente de los grandes desu imperio, ara por su mano y siembra un campo, con el finde alentar « sus síbditos al ejercicio de la mas necesaria y lamas noble de todas las artes . Infieren (le aquó que en nuestrosclimas deberla sustituirse una fiesta de esta especie « tanta mul-titud de fiestas religiosas que parecen haber sido inventadaspara promover la holgazaneróa y la esterilidad de los campos .

Sabemos positivamente que la fiesta enunciada no es enla China mas que un vano aparato de magnificencia por partedel emperador clue enteramente de nada sirve : que en esteimperio, igualmente que en otros parages, se mira « la agri-cultura cono una ocupacion muy baja : clue los letrados de laChina tienen el mayor cuidado de dejarse crecer las uáas, conel fin ele manifestar que no son labradores ni artesanos . Tampo-co hay en el mundo ningun pais en que sean mas frecuentesel hambre y la esterilidad, « pesar de lo f°rtil de su suelo .

II. Piensan que son los pastores de la Iglesia los que deintento mandaron y multiplicaron las fiestas : es una falsedad .Su nímero se aument» no solamente por la piedad local deun pueblo, como ya lo liemos notado, sirio tambien por lanecesidad (le algue descanso . En los desgraciados tiempos dela servidumbre feudal el pueblo no trabajaba para só, sinopara sus amos : por lo mismo, no es estraáo que tratase demultiplicar los dias (le descanso . Estos eran otros tantos mo-ruentos robados « la dureza y vejaciones de los nobles, y « las

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V

FIE 99devastaciones de una guerra intestina » incesante, cuyas hos-tilidades se suspendian el (lia de fiesta : por esta razon se esta-bleci» lo que se llam» tregua de Dios. (V°ase este artóculo) .

A excepcion ele las fiestas de nuestros misterios, que sonpocas, y las unis antiguas, todas las demas las celebr» el pue-blo desde el principio, sin esperar la iniciativa ciel clero, y secomunicaron lentamente ele un lugar « otro. Despues de es-tablecidas por costumbre, los pastores dieron leyes para arre-glar su santificacion y desterrar los abusos.

Es impracticable el proyecto de uniformar en todas par-tes el nímero y la solemnidad de las fiestas . Los pueblos elelos diversos paises de la cristiandad no renunciar«n la costum-bre de honrar « sus patronos por complacer « los or«culos elela filosofóa. A los obispos pertenece el derecho (le examinar lasnecesidades y costumbres de sus diocesanos, y ele determinarlo que les sea reas conveniente ; pero muchas veces se venprecisados « tolerar algunos abusos, porque los pueblos no segobiernan como se rige un rebaáo de esclavos .

Leibnitz, aunque protestante, reprende « un autor queopinaba por la supresion de las festas con motivo de los abu-sos. Quótense, dice, los abusos, y d°jense subsistir las cosas : re-gla muy sabia y muy prudente . L'sprit. de Lcibititz, t . 2, p. 39 .

III. Los pastores, lejos de obstinarse en la conservationde todas las fiestas, trataron muchas veces ele disminuirlas . Elpadre Tomasini en su tratado de las fiestas, y el padre Ri-chard en el Analisis ele los concilios, citan los concilios pro-vinciales ele Sens en 15"94, Debourges en 1328, y los de Bur-deos en 1583 . El Papa Benedicto xiv expidi» en 1746 dosbulas « representation ele muchos obispos para suprimir al-gunas festas. Clemente ziv espidi» otra igual para los esta-dos de Baviera en 1772, y otra para los ele Venecia . En elmismo aáo el obispo de Posnania, en Polonia, quiso estable-cer esta misma reforma en su obispado ; pero los pueblos se

100

FIEamotinaron y en adelante celebraron sus fiestas con mas pom-pa y ostentacion . Muchos obispos de Francia se encontraroncon los mismos obst«culos : chocaron con los individuos de lamunicipalidad y con los recaudadores del fisco, interesados enpromover la concurrencia del pueblo « las ciudades, y se vieronobligados « buscar el apoyo de los decretos del consejo-: soloen la diícesis de Parós se acaban de rebajar hasta trece fiestas .

Nuestros filísofos no dejar«n ele creer y de lisonjearse dehaber contribuido « esta reforma : lo cierto es clue se hubierahecho mucho mejor sin sus clam ores indecentes. No fueronellos los que dictaron hace ya doscientos a°os los decretos delos concilios que hemos citado .

IV. De la santfcation de las fiestas . Para saber el modocon que se deben santificar las fiestas basta recordar los moti-vos porque Dios las instituyí. Hemos visto que son una pro-fesion pablica de su creencia, de la religion que se sigue, ydel culto clue los hombres tributan « su Dios : es un vónculoele sociedad destinado « reunir « los hombres « los pies de losaltares, con el fin de inspirarles sentimientos ele caridad y fra-ternidad . Asó que, los dóas ele fiesta se deben emplear en leer,oir, meditar la ley (le Dios y su palabra, en honrar los miste-rios que se celebran, en asistir « los ejercicios pfiblicos de re-ligion, y en practicar las obras de humanidad, de caridad, debondad y carilio con nuestros semejantes.

Asó es corno los israelitas, piadosos y fieles « la ley deDios, celebraban sus solemnidades con la lectura ele los librossagrados, cou oraciones, sacrificios y acciones de gracias, todoseguido de un festin, al que los parientes, amigos y vecinoseran siempre convidados , y al que debóa ser admitida por lasp »aou :u ele conveniencias no solo toda la familia, sino tam-bien loa pobres, los sacerdotes, y hasta los esclavos y estran-gero.s: la participation de estos solemnes y religiosos convitesera tainbien entre los paganos un tótulo de hospitalidad . á Vo=

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FIE 101sotros celebrareis, decia la ley, la fiesta de las semanas en hon-ra del Se°or, vuestro Dios, le liareis la oblacion voluntariade los frutos del trabajo de vuestras manos, segun la abun-dancia de lo que hubiereis recibido de su bondad : tend reis fes-tines de regocijo vosotros y vuestros hijos, vuestros sirvientesy esclavos, el levita que vive en el recinto de vuestras pare-des, el estrangero, el hu†rfano y la viuda que viven con voso-tros.á Deut., cap. 10, 11, 14, etc. De este modo pasaba losdias de fiesta el Santo Tobóas aun en el cautiverio de Babilo-nia, aunque lloraba, porque estos dias de gozo se cambi«ranpara ellos en dias de afliccion y de luto. Tob., cap. 2.‡, v. 1 .0Judit, que en su viudez se habla condenado « só misma « una vi-da retirada y aust†ra, interruuipia su ayuno y soledad, y se pre-sentaba en póiblico los dias ele fiesta. Jud., e. 8, v . 6 : e . 16, v. 27 .

Esta costumbre ele juntar una recreation honesta con laspr«cticas de religion y ejercicio ele las buenas obras en los (liasde fiesta, no cambií en el cristianismo . Vemos en San Pablo,1 . x Epist. « los Corint. , cap. 11 , v. 20 , que entre los prime-ros fieles la participacion de la sagrada Eucaristóa, iba acom-pa°ada ele un convite de sociedad y caridad que se llamíagapes . (V†ase agapes. San Justino nos elite que se verifica-ban los domingos las asambleas cristianas . Apol. 1 .a, nˆm . 67 :y Plinio asegura lo mismo en su carta (ó T‰aj*uno. TambŠensabemos por la hist. Eccles. que estos agapes í convites decaridad principiaron luego « celebrarse en los sepulcros elelos m«rtires, al mismo tiempo que se celebraban sus fiestas.Bingham, Orig. Eccles ., lib . 20, cap. 7, S 10. San GregorioTaumaturgo, obispo ele Necesarea, permitií el ario 253 « losfieles recien convertidos (le la idolatróa, clue celebrasen lasfres-tas de los m«rtires, con festines y regocijos ; y San Gregorio Ni-seno, escribiendo la vida (le este santo, elogia su porte en estepunto. A fines del siglo -vi permitií lo mismo San GregorioMagno « los bretones que acababan de convertirse . Los pro-

102

FIEtestantes, que ni quieren ceremonias, ni j«bilo, ni pompa enel culto religioso, censuran altamente í estos Santos Padres;pero su censura nada tiene de sabia y justa .

Los Santos Padres, al paso que aconsejan y aprueban lasrecreaciones honestas en los fieles, despuós ele haber cumpli-do con los deberes de la religion, prohiben severamente todaclase (le esceso en sus comidas : los espectículos, los juegos p«-blicos y todos los lemas placeres criminales ° peligrosos . Lomismo hacen los concilios , singularmente cuando la licen-cia y groser»a ele las costumbres de los bírbaros se iban intro-duciendo en las naciones ele Europa . Biuglrtun, ibid . En esto,y en todo lo (lemas, se deben evitar los abusos, sin perjuiciode conservar las costumbres «tiles y loables .

En nuestros (lias el fausto, la molicie y la irreligion delos grandes, junto con el libertiuage del pueblo en las gran-eles poblaciones, todo lo han pervertido . Los grandes se des-deáan de asistir al culto publico, y apenas conservan en suspalacios algunas prícticas del cristianismo : el pueblo convir-ti° los (lias de festa en dias ele desorden . Ya no existe en nues-tros (liai el antiguo esp»ritu religioso sino en algunas pobla-ciones aisladas en las estretnnlades del reino , y solo en ellasse puede reconocer la utilidad de las fiestas (~ 1 ) .

FIESTA DEL CORPUS . Dia solemne instituido para darí Jesucristo un culto particular en la Sagrada Eucarist»a . LaIglesia siempre celebr° el jueves santo el aniversario de laitrstitucion ele este santo Sacramento ; pero como los oficiosy ceremonias l«gubres de la semana santa no permiten lion-

(') Los autores morales, aun los menos rigorosos , siguiendo las deter-minaciones de la lglesia cu varios concilios, scaalau como príctica indis-pensable para la santilicacion de los Bias de fiesta , la obligacion de oit, enellos misa entera, abstenerse de todo trabajo servil, no siendo clue urn grave

necesidad ° un justo motivo de caridad precisen a otra cosa .

FIE 103rar este misterio con la solemnidad correspondiente , se de-termin° establecer con este objeto una fiesta particular, fijín-dola para el primer jueves despuós de la Dominica de la Tri-nidad .

El Papa Urbano iv, natural de la di°cesis ele Troyes, enFrancia, instituy° el aáo (le 1264 esta solemnidad, mandan-do que se observase en toda la Iglesia . Esta festividad se cele-braba ya en Lieja, donde fue arcediano este Papa antes de, su-'

al pontificado. Invit° í Santo Tornas de Aquino para quecompusiese un bello y piadoso oficio para tan solemne fiesta .El piadoso intento de este Papa no consigui° al principio todocl fruto que esperaba, porque la Italia estaba entonces agitadapor las facciones ele los gi†elfos y gibelinos ; pero su bula fueconfirmada en el concilio general ele Viena celebrado en 1311bajo Clemente v, en presencia de los reyes de Francia , deAragon ó Inglaterra, y se mand° que se pusiese en ejecucionen todas las Iglesias . El aáo de 1316, Juan xxii aáadi° unaoctava í esta

fiesta,con orden espresa de que se llevase p«-

blicamente en procesion el Sant»simo Sacramento, lo cual seejecuta en toda la Iglesia con la mayor decencia y pompa .

Los errores de los calvinistas obligaron í los cat°licos íque aumentasen el esplendor de esta solemnidad . En este dia .se entapizan las calles y se siembran de flores ; todo el cleroví en orden revestido de sus mas ricos ornamentos : cl Seáorse lleva bajo un dosel ° palio , y (le espacio en espacio haycapillas ° altares portítiles muy adornados, donde se inciensay se entonan cínticos de alabanza al Sant»simo Sacramento .Se dí la bendicion con ól í la misa mayor todos los d»as, ypor la tarde al reservar durante la octava .

En las plazas de armas se tiende la guarnicion por las ca-lles, y acompaáan al Sant»simo la m«sica eclesiística, y mili-tar, y se le liacen saludos de ordenanza con salvas de arti-ller»a. En Versalles asiste el rey í la procesion con toda su

104

FIEcorte O. En las mas de las ciudades, mientras dura esta octa-va hay sermones destinados « confirmar la fí de los cristianosen el misterio de la Eucaristóa . En Angers, esta procesion sellama ( le sacro) la sagrada procesion , y se celebra con . tantamagnificencia que atrae un numeroso concursode los pueblosde las cercanóas, y aun de los estrangeros. Se cree que se ins-tituy° alló desde el a»o 1019 para desagraviar « Jesucristode los errores (le Berengario , arcediano de esta catedral , yprecursor de los sacramentarios .

FIESTAS MOVIBLES. Se distinguen en el Calendarioestas fiestas de las demas en que no caen todos los amos en elmismo dóa del mes, tales son las pascuas, la Ascension, Pen-teeostes, Trinidad , Corpus-Cristi, etc . : el dia en que se cele-bra la pascua, fija el de todas las demas fiestas . Las que no sonmovibles caen siempre en el mismo dia : asó la circoncisionde Nuestro Senior cae siempre en el primer dia de enero, laEpifanóa cl 6 del mismo mes, etc,

FIESTA DE LA O. (Víase (iiutizcictcion) .

FIESTAS DEL ASNO , DE LOS LOCOS , DE LOSINOCENTES. Ceremonias absurdas que se hacóan en muchasiglesias en los siglos ele ignorancia, que mas bien deben lia-marse profanaciones que actos de religion . Los obispos usa-ron de su autoridad para suprimirlas, y prohibieron tain-bien algunas procesiones de la misma especie que solian ce-lebrar cn algunas ciudades

,1TO se deben justificar ni escusar los abusos ; pero no ser«int"ttil que examinemos su origen . Cuando los pueblos de Eu-

(') \Ie parece escusado decir que hacen lo misuro nuestros piadosos reyesen \ladrid cuando se celebra esta fiesta : pero no ser« demas advertir queeu toda Espaii a se celebra esta festividad y su octava, cou tanta , v si cabe tua-

yor pompa y solcrnnidad clue en cualquier otro reino cat°lico .

("') Eu Espaóla , si las hubo e .r alrieur tiempo , eu el filia no se conocen .

FIG 105ropa estaban sujetos al gobierno feudal, reducidos « la es-clavitud, y tratados casi como brutos, no tenian mas desaho-go que los dias de fiesta, no conocóan mas espect«culos quelos de la religion , ni otras distracciones de sus males quelas reuniones cristianas . Entonces fue disimulable mezclarlascon un poco de diversion, y suspender por algunos momen-tos el recuerdo de su miseria. Los eclesi«sticos se prestaron «ello por conmiseracion y pura condescendencia ; pero su ca-ridad no fue dictada por la prudencia : deberian preveer quepronto nacerian de ellas muchas indecencias y abusos. Lamisma razon hizo inventar la representacion de los misterios,mezcla grosera de piedad y de ridóculo, clue fue preciso des-terrar, igualmente que las fiestas (le que vacuos hablando .

En vano se quiso buscar cl origen de estos absurdos enlos saturnales del paganismo, que no conocóan nuestros an-tepasados : los hombres no necesitan de modelos para inven-tar locuras y desatinos . La misma causa que hizo instituir lasdel paganismo en tiempos muy groseros , sugiri° al pueblolas clue se introdujeron en el cristianismo. Para que puedaconcebirse Basta d°nde llega su voracidad en esta especie,basta ver la multitud de espect«culos groseros y absurdos quese introdujeron , y aun se frecuentan entre nosotros .

FIGURA, FIGURISMO, FIGURISTA. Una figura es unobjeto, un acto ° una espresion cine representan una cosadistinta de la que significa literalmente. Entre los te°logos ycomentadores, esta palabra tiene (los sentidos diferentes : unasveces significa una met«fora ° una alegoróa ; otras reces signi-fica una cosa futura . Cuando cl salmista dice, que los ojos cielSe»or estan abiertos sobre los justos , es urca figura , esto es,una met«fora. Dios no tiene cuerpo ni °rganos corporales .Isaac, colocado sobre la lela para ser inmolado, era una figu-ra de Jesucristo sobre la cruz, es decir, clue le representabade antemano . En el mismo sentido, el man« del desierto era

TOMO IV.

i4

106

FIGuna figura, un tipo, un emblema de la Eucarist«a, y la muer-te de Abel una imagen de la de Jesucristo, etc .

Algunos teílogos y comentadores se empellan en que to-das las acciones , historias y ceremonias ciel Antiguo Testa-mento, eran figuras y profec«as ele lo que deb«a suceder enel Nuevo : ó estos se les llama fguristas, y ó su sistema fguris-mo. Este sistema es evidentemente exagerado, y lleva consigomuchos abusos para la esplicacion de la Sagrada Escritura .En el art«culo Escritura Sagrada , S 3.`a hicimos ver su pocasolidez y los muchos peligros ó que estó espuesto : bueno seróque indaguemos las causas, y hagamos ver mas por menor susinconvenientes , esponiendo las reglas establecidas por algu-nos autores para prevenirlos . Mr. Fleury trata de este puntoen su discurso 5 .' sobre la Hist. Eccles., S 11 .

La primera causa que hizo nacer el figurismo fue el ejem-plo de los escritores sagrados del Nuevo Testamento, quie-nes nos mostraron en el antiguo muchas figuras que no hu-bi°ramos nosotros podido percibir . Pero lo clue el Esp«rituSanto se sirvií revelar « estos santos varones no debe servirde regla para los que no estan ilustrados como ellos . Por con-siguiente, no debemos estender las figuras sino con la gulade los Apístoles y los Evangelistas .

La segunda fue la costumbre (le los jud«os, quienes da-ban a todos los libros sagrados esplicaciones m«sticas y espiri-tuales ; y este gusto permanecií entre ellos hasta el siglo VIIL

Pero el ejemplo de los jud«os es peligroso de imitar, porquesu empello y terquedad les hizo caer en la cóbala y sus ab-surdos delirios .

La tercera es el ejemplo de los Santos Padres mas antiguosy mas venerados, principiando por los Padres Apostílicos :como citaban casi siempre la Escritura, para sacar de ella lec-ciones de moral , violentaron algunas veces el texto con elfin de encontrarlas. Si este m°todo era del gusto de su siglo,

FIG 107en el d«a no puede servir de la misma utilidad, ni producirlas mismas ventajas .

La cuarta, dice Mr . Fleury, fue el mal gusto de otros queles hacia mirar con poco aprecio todo lo que era sencillo ynatural , y la dificultad de atinar con el sentido literal de laSagrada Escritura, por ignorancia del hebreo y griego, de lahistoria natural y civil , de las costumbres y prócticas ele laantig»edad ; y en este caso era mejor y mas fócil el ciar un sen-tido m«stico ó lo que no se entendia . San Gerínimo, que ála-bia estudiado las lenguas orientales, rara vez se adhiere ó estaclase de esplicaciones ; San Agustin, que carecia de esta ven-taja, se vio precisado ó recurrir ó las alegor«as para esplicarel G°nesis ; pero la necesidad de contestar ó los maniqueosle obligí despues 1 justificar cl sentido literal, y ó escribir suobra de Gciicsi ad litteram . A pesar de esta esperiencia, buscímuchas veces un misterio donde no le habla .

La quinta causa fue el haber opinado que eran inspira-das todas las palabras y s«labas de la Sagrada Escritura : dedonde infirieron que cada espresion y cada circunstancia delos hechos ocultaba un sentido misterioso y sublime ; perola consecuencia no estó mejor fundada clue el principio dedonde se deduce.

De esta prevencion de los figuristas resultan muchos in-convenientes . 1 . 0 Segura la observacion ele Mr . Fleury (*),quisieron fundar dogmas en un sentido figurado y arbitrario :

(') Mr. Fleury se excede en esta parte , como en otras muchas de sus di,-cursos , justamente censurados por grandes y sabios teílogos. Estos handistinguido siempre las opiniones (le los dogmas (le f° . Pudieron unas bienlos Padres de la Iglesia establecer sus opiniones particulares sobre un sen-tido ligurado de algue texto (le la Sagrada Escritura ; pero los dogmas áa-rras los probaron sino por el unónime sentido que la Iglesia universal ha dadoii las palabras de la Sagrada Escritura .

lo«

FIG

así, se sirvieron de la alegoría de las clos espadas para atribuir

ó los sucesores de San Pedro una autoridad sobre lo tempo-

ral de los reyes. Esta esplicacion se tenia por tan segura en

el siglo xl, que los defensores del emperador Enrique iv con-tra Gregorio VII no se atrevieron ó decir que esta fgura no

probaba su aserto. Si Dios no hubiera protegido su Iglesia, el

prodigioso sinn°mero de sentidos aleg«ricos y esplicaciones

violentas hubiera tal vez penetrado en el cuerpo de la doctri-

na cristiana, como la cóbala en la Teología de los judíos .2.» La libertad de torcer así el sentido de la Sagrada Es-

critura, hizo los libros sagrados despreciables ó los ojos de

hombres de talento, aunque ele poca instruction en materias

religiosas. Los miraron como un enigma ininteligible que en

sí mismo nada significaba, y que solo servia de juguete para

los intárpretes y comentadores . De aquí tornaron ocasion lossocinianos para sostener que nosotros entendemos mal las es-

pre3iones del texto sagrado que hablan ele nuestros misterios ;pero lo cierto es que son ellos los que le dan un sentido ar-

bitrario, y que nada tiene de natural y sencillo .3 » El empe†o de imitar en este punto ó los Santos Pa-

dres, hizo que los protestantes dijesen que nosotros adoramos

en ellos hasta sus defectos, y que el respeto que les profesa-

mos no es mas que un espíritu de sistema. Pero deben recor-dar que un tal Cocceyo hizo nacer entre ellos una secta defgurista .s que progresaron mucho mas en esta materia que losSantos Padres. Segur los principios de la reforma, todo par-

ticular tiene derecho ó entender y esplicar la Sagrada Escri-tura como le acomoda ; y no faltan ó los cocceyanos testimo-nios de la Escritura para probar que el mejor nodo de enten-derla es el suyo. (Váase cocccycrnos .)4.» Este mismo gusto ó las figuras dio ocasion ó los incrá-

dulos ó sostener que el cristianismo no tiene mas fundamento

que la esplicacion aleg«rica y mística de las profecías : que

FIG 109

para aplicarlas ó Jesucristo es preciso abandonar el sentido li-

teral, y darlas un sentido arbitrario y violento . Probaremos

lo contrario en el artículo 1)rofecia. Un incrádulo inglás,

partiendo del figurismo, sostiene clue los milagros ele Jesucris-

to no fueron reales, sino aparentes : qne lo que dijeron los

Evangelistas todo se reduce ó paróbolas y emblemas para des-

cribir los efectos espirituales que produce en las almas el

Evangelio .

5 . o Los que quieren probar un dogma « una verdad de

moral con un testimonio de la Escritura en sentido figurado,

ponen su propia autoridad en lugar de la autoridad de Dios,

y atribuyen al Espíritu Santo sus propias imaginaciones (1) .

Es difícil de creer que esta temeridad pueda jamas producir

buenos efectos, bien sea respecto al dogma « respecto ó las

buenas costumbres.

Para reprimir todos estos abusos se establecieron algunas

reglas por varios autores modernos, como la Chambre, Trai-

te de la Religion, tone. 4.», póg . 2 7 0. 1.a Se debe dar ó la Sa-

grada Escritura un sentido figurado, cuando del literal resul-

tase atribuir ó Dios una imperfection « una impiedad . 2.a Lo

mismo debe hacerse cuando el sentido literal no tiene rela-

tion alguna con los objetos, cuya imógen quiere describir el

autor sagrado . 3.a Cuando las esprcsiones del texto son dema-

siado pomposas y magníficas para el objeto de que se trata,

no por eso es prueba infalible de clue signifiquen otro objeto

mas augusto, ni de que tengan un sentido figurado . 4.a No

se deben atribuir ó los autores inspirados mas figuras y ale-

gorías que las que se fundan en la autoridad de Jesucristo,

en la de los Ap«stoles, « en la tradicion constante de la doc-

(') El P. Gazaniga , tom . a.» esplica muy bien esta doctrina , con-testando al argumento de la paróbola de la vil a contra el dogma de la des-igualdad de la vision beatífica .

110

FIGtrina de los Santos Padres . 5 . a En el Antiguo Testamento sedeben entender ele Jesucristo y de los misterios del Nuevo, todol o que entendieron los Ap«stoles en este sentido ; pero no sedeben aplicar, sino del modo que ellos los aplicaron . 6 . a Cuan-do un testimonio de los libros sagrados tiene un sentido lite-ral y otro figurado, se debe aplicar todo el testimonio í lafigura igualmente que al objeto figurado, y conservar todolo posible el sentido literal en todo el pasage : no se debe su-poner que la figura desaparece alguna vez del todo para darlugar í la cosa figurada .

A estas reglas aóade el citado la Chambre una observationmuy importante, y es que no se deben tomar por figuras dela nueva alianza las acciones criminales, y reprensibles de losPatriarcas, porque seria mal modo de escusarlos . San Agustin,que us« algunas veces de este medio, reconoce que no cam-bia la naturaleza de una accion el carícter de tipo « de figura.°La accion, dice, ele Loth y de sus hijas, es una profec»a enla Escritura que la refiere ; pero no deja por eso de ser uncrimen en las personas que la cometieron .° Lib . 2 cont. Fcucst.,cap. 42. Por lo mismo, es una injusticia de los incrádulos eldecir que para justificar los cr»menes de los Patriarcas usaronlos Padres (le las alegor»as. Es verdad que lo Hicieron algunavez ; pero no intentaron con esto el justificarlos . Otros mu-chos Padres hablaron como San Agustin . San Ireneo ads .Hcerces. , lil). 4, cap. 31 : Or»g., Ilomil. 44 in. Genes . , cap. 4 y 5 :Teodoreto cucest . 70 sobre el Genes, etc. Todos estos escusaroní Loth y sus hijas, mas sin echar mano de las alegor»as .

El fzgzu †ismo no se funda en rigor sino en tres « cuatropasages de San Pablo, mal entendidos, ele los cuales sacaronconsecuencias exageradas . Hablando de la ingratitud, de lasmurmuraciones, y de la rebelion de los israelitas, el ap«stolen su 1 .a Ep»st. ‡ los Corint ., cap. 10 ; v. 6 y 11, dice : °Todoesto sucedi« en figura para nosotrosTodas estas cosas le

sucedieron en fguu †cc , y fueron escritas para nuestra correc-

tion .° Claro estí que en estos pasages la palabra figura sig-nifica lo mismo que modelo y ejemplo, del cual debemosaprovecharrnos para corregir nuestros vicios . Lo mismo repite

en la Ep»st . c» los Hcbr., cap. 3 y 4 : En la Epist. ci los Galat .,

cap. 4, vers. 22 y 24 ; y en la Ep»st. í los Roman ., cap. 9,

y. 9 y 10, dice, que los dos matrimonios de Abraham, unocon Sara y otro con Agar, son la figura ele las clos alianzas:

que por una parte Isaac e Ismael, y por otra Jacob y Esan,representan dos pueblos, de los cuales el uno fue elegido porDios con preferencia al otro . En la Ep»st. a los Hcbr ., cap. 8,

-v. 5 ; cap. 9, v. 9 y 23, v cap . 10, v. 1.ˆ nos dice que

el santuario del Tabernículo , en cl cual no entraba elsumo sacerdote mas que tina una vez al aóo , era figura del

cielo y sombra de los bienes futuros . Y en la Epist . 1 ci los

Corint., cap . 9, Y . 9, igualmente que la 1 . 2 ci Tinzot., cap. 5 .ˆ,

y. 18 , dice, que la ley de no tapar la boca al buey quetrilla no se dirigia í los bueyes, sino í los obreros evangáli-cos. ‰Inferiremos de estos ejemplos que todo es figurado enla ley antigua?

Algunos santos Padres hicieron poco caso de las esplica-ciones figuradas y aleg«ricas de la Sagrada Escritura . S. Gre-gorio Niceno en el lib . ele vitd IGloyses, píg. 223, despues dehaber dado muchas esplicaciones, dice : ° Lo que acabamosde proponer se reduce í conjeturas, y las abandonamos aljuicio de los lectores. Si las refutan, no nos quejaremos ; y silas aprueban , no por eso quedaremos mas satisfechos denosotros mismos .° San Ger«nimo conviene en que las parí-bolas y el sentirlo dudoso de las alegor»as, que cada uno ima-gina í su modo, no pueden servir para establecer los sagra-dos dogmas. Lo mismo piensa San Agustin, Epist. ad Vincent.

No hablamos de una secta moderna de fguristas, quequerian buscar una signification m»stica y profática en las

112

FILcontorsiones y delirios de los convulsionarios : es un absurdo

que debemos olvidar, mas bien que cansarnos en refutarle .FILACTERIOS. Palabra griega que significa guarda 6

preservativo . Son unas tiras de pergamino en que escriben

los jud«os algunos pasages de la Sagrada Escritura, y las lle-

van en la frente y en los brazos, con el fin ele escitarse í ob-

servar cuidadosamente la ley de Dios, y preservarse de in-

fringirla. Veamos el origen de esta costumbre .Dios les Babia dicho en el Deut. , cap. 6, v. 8 : óLos

preceptos que yo os doy estarín en vuestro corazon . Vosotroslos ense°areis í vuestros hijos ; os ocupareis de ellos en vues-tras casas y en vuestros viages, y pensarais en ellos al acos-taros y al levantaros. Los atareis, como un signo, en vuestrasmanos como un frontal al rededor de vuestros ojos . Los es-cribireis en las columnas , y í las puertas de vuestras casas.óLo mismo dijo respecto í la ceremonia de los ízimos, y í laofrenda de los primog»nitos en el Exodo, cap. 13, v. 9 y 16 .Esto era solo una exortacion, í que no olvidasen nunca laley del Se°or, y la cumpliesen exactamente en todo lo posi-ble. Pero en el áltimo periodo de la Sinagoga, muy propen-

sos los jud«os í la supersticion, tornaron literalmente estas pa-

labras, y creyeron que era preciso escribirlas sobre tiras depergamino, y llevarlas en la frente y en los brazos . En elEvantg. de San Mateo, cap. 23 , v. 5, reprende Jesucristoí los fariseos porque tra«an estas tiras muy largas, con el finde que el pueblo lo notase. Mucho mejor hubiera sido tomarel verdadero sentido del texto y llevar la ley ele Dios en suscorazones.

La palabra hebrea que corresponde í la griega fluctcrios,es totaphoth : »sta, segun muchos autores, significaba un ador-no de cabeza, 6 los pendientes que llevaban las mugeres ju-d«as, y en general significa ligadura † corona ; pero en elExodo, cap . 13 , F . 9, se tradujo por la palabra zicaron,

FIL '113

que significa memorial . Onkelos lo esplica con la tephilim,

que es lo mismo que preservativos. Como quiera que ello sea,

los mas ele los jud«os modernos llevan tambien estos filcicte-

rios, y les dan el nombre (le zizis ; y abusando (le la signifi-

cacion de la palabra, se persuaden í que sirven (le amuletos,

talisnzcrnes † preservativos contra todo peligro, singularmen-

te contra todos los esp«ritus malignos, por cuya razon dan í

los amuletos el nombre de filacterios.Esta supersticion de los jud«os fue renovada muchas ve-

ces en el seno del cristianismo por aquellos que imaginaron

que algunas palabras escritas sobre vitela, grabadas sobre

medallas † pedazos de metal, podian ser un preservativo y

un remedio contra las enfermedades . Los santos Padres y

obispos reunidos en concilio proscribieron free ticntemente

este abuso ; pero el terror de males imaginarios, la impacien-

cia, y el deseo de libertarse ele un mal í cualquier precio,

son pasiones contra las cuales no puede prevalecer la ley ni

la censura : Thiers, Tratarlo clc las supersticiones, 1.a parte,

lib . 5.‡, cap. 1 .‡ y siguientes. V»ase ~Iniulcto .~FILASTRIO (Sera), obispo ele Brescia en Italia, que mu-

ri† el aáo 388, muy amigo (le San Ambrosio y San Agustina

tuvo por disc«pulo y sucesor í San Gandencio. Escribi† un

Catílogo de ˆlcj egins, en el cual suele numerar entre los er-

rores las opiniones que le parecieron Loco probables, aun-

que es l«cito sostenerlas . Las mejores ediciones de esta obra

son la ele Ilamburgo en 1721, con notas del sabio Fabricio,

y la de Brescia, publicada en la ele 1738 por el c»lebre car-

denal Qnirini, con las obras de San Gaudencio .

FILE?1ION. Hombre rico de la ciudad (le Colosos de Fri-

gia, que se Labia convertido í la f» por San Pablo, † por

Epafras, disc«pulo ele este ap†stol . Su casa era una especie ele

iglesia por su piedad y por las buenas obras que en ella sepracticaban . Un»simo, su esclavo, poco seusiblee í estos bue-

To111o iv .

15

114

FILnos ejemplos, se escap« a Roma despues de robar í su buenamo. Afortunadamente encontr« en esta ciudad í San Pablo,que le recibi« con caridad, le instruy«, le convirti« í 1 .1 fó,y le administr« el bautismo. Para conseguir el perdon le en-vi« í su amo con una carta muy corta, aunque í pesar de subrevedad es un esquisito trozo de elocuencia : no hay en ellauna sola palabra que no respire caridad, celo y ternura í fa-vor de un esclavo fugitivo que acababa de convertirse alcristianismo , y los mismos sentimientos hícia un aneo conquien quer°a reconciliarle el ap«stol : no hay en esta carta unasola palabra que no sea capaz ele excitar la ternura ele un co-razon generoso. Basta leerla para ver si es cierto, como pre-tenden algunos incródulos, que el cristianismo no lea con-tribuido í la abolicion de la esclavitud, y í hacer mas dulcela condicion de los esclavos. Aun hizo mas esta religion di-vina, pues cambi« las costumbres de óstos y las de sus amos,

FILIAL. (Vóase temor .)FILIPEI\SES. IIabitaates de la ciudad de Filipos en Ma-

cedonia. Todo el mundo conviene en que San Pablo les es-cribi« la Ep°stola que lleva su nombre, cuando estaba presopor primera vez hícia el a»o 62 . El ap«stol manifiesta í estosfieles el mas tierno reconocimiento por los auxilios que le ha-b°an proporcionado, y el ardiente celo que mostraban por sulibertad . Los felicita por su fortaleza en sufrir por Jesucristo,y por sus buena :, obras : los excita al jábilo y í la confianza .

El objeto de toda esta ep°stola puede hacernos dudar sien nuestras versiones francesas se comprendi« el verdade-ro sentido del cap. 2.†, vers. 12 y 13, traducióndolo del mo-do siguiente : ‡Obrad vuestra salud con temor y temblor,porque Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar,segun es de su divino agrado .‡ El ejemplar griego, dice :vffu TNC . E'vJ ,,,ras el latino, pro bona volunlate . E'vJaa' . si†nt-Cfica constantemente cl afecto que se profesa í alguno, « la

FIL

11,5inelinacion que el mismo tiene í las buenas obras. En cual-quier sentido que se tome, ˆcomo puede esta disposicion serun motivo (le temor y de temblor , y óste conciliarse con elgozo y la confianza? En otra parte, por las palabras temor y

temblor entendi« San Pablo la desconfianza de s° mismo, y

no la desconfianza en los auxilios de Dios : 1 . a Ep°st. í los Co-

runt., cap. 2 .†, v . 3 .†Por lo mismo, sin hacer violencia al texto, se puede tra-

ducir del modo siguiente : ‡ Trabajad en vuestra salvacion, nosolo como lo hac°ais cuando yo estaba presente, sino tambienaun mucho mas durante mi ausencia, en medio del temor y

del temblor con que estais sobrecogidos : porque Dios es quienobra en vosotros, el querer y el obrar por el afecto clue osprofesa.‡ Lejos ele querer espantar í los filipenses, San Pablotrata de confirmarlos y alentarlos. Este sentido parece masconforme al esp°ritu total (le esta ep°stola . (Vóase tensor.)

FILIPISTAS, « MELANTONJAN05. (Vóase luteranos.)FILOLOGIA SAGRADA. As° se llama la parte de cr°tica

que se dedica principalmente í examinar las palabras y ex-presiones del texto sagrado y sus traducciones, juzgando se-gun las reglas (le la gramítica, de la ret«rica, de la poótica,y de la l«gica. Los protestantes se glor°an (le haber trabajarlomucho en esta materia , y nosotros no lo llevamos í mal. Laflolo~icc sagrada de Glasio, sabio luterano, es tenida por unade las mejores obras de esta clase. Este modo ele estudiar laSagrada Escritura es indi .ulableiuente átil considerada bajoalgunos respetos, aunque estí sujeta í grandes inconvenientes .

I . , Si esta cr°tica llega í exagerarse demasiado, se haceminuciosa y rid°cula . ˆDe quó sirven largas disertaciones,para explicar unas cosas que todo el mundo entiende al mo-

mento? Parece que los sagrados escritores hablan en un len-guage tari estraordinario, que es preciso comentarlos í cadapalabra . Los incródulos tomaron de aqu° ocasion para decir

116

FILque la Sagrada Escritura es una coleccion de enigmas incon-cebibles « los cuales les puede hacer decir todo lo que se quie-ra : que lejos de instruir « los hombres, son los mas apropí-sito para engaóarlos, y para producir errores y disputas in-terminables .

2.° Este modo ele considerar la Sagrada Escritura pareceque la pone al nivel de las obras profanas, cuyo sentido nopuede comprenderse sino por la mas fina cr»tica . Pero aunno habia nacido este arte, cuando los antiguos Padres de laIglesia se valieron de los libros sagrados para instruir « losfieles ; y si ellos pudieron pasar sin ál, podremos nosotros i,norarle sin riesgo de nuestra salvation . La tradicion constan-te, y la doctrina universal de la Iglesia nos parecen un fun-damento mas seguro para nuestra fá, que toda la sagacidadde los peritos en la filolog»a . Sin duda no aguardí Dios al si-glo XVI para dar « su Iglesia la inteligencia de la Sagrada Es-critura, y para fijar la doctrina de los cristianos . San Pabloen su 1 .a R p»st. « Timot., cap. 6, v. 4, condena la man»ade los que se entretienen en cuestiones y disputas de pala-bras : de nada sirven, dice, sino para producir odios, diseri-s».ones, blasfemias á imaginaciones absurdas, corno lo ha acre.ditado la esperiencia de todos los siglos.

3 .' De aqu» provino la osad»a de los que quisieron ex-car y aun corregir el texto sagrado por las ideas y estilo depi ,

los autores profanos . Los mismos protestantes se lamentaronde este abuso. Erasmo le habia condenado, y no faltí quiense lo echase en cara, igualmente que « Grocio, y « otros pro-testantes. Mosheim compuso una larga disertacion en quemuestra las funestas consecuencias ele este abuso, y echa encara por lo menos veinte faltas diferentes « los mas de loscr»ticos y filílogos, tanto respecto « los hechos como « las es-presiones de la Sagrada Escritura : Cogitationes de interpre-tatione, et emendatione scier. liter .

FIL

117« ° A fuerza de sutilezas gramaticales, ele figuras retíri-

cas, de comparaciones y congeturas, no habr« pasage algunoen la Sagrada Escritura en que no se pueda torcer í perver-tir el sentido. Los protestantes que se valieron de la perfidiade este arte contra los teílogos catílicos, espcrimentaron susconsecuencias en sus disputas contra los socinianos : siempreque quisieron arg†ir por solo la Escritura, les hicieron versus adversarios lo poco que tercian este gánero ele combate, yque estaban seguros de triunfar con las armas delensi'as delos cr»ticos protestantes. Esto prueba evidentemente que todocomentario, y toda observacion due nos conducen « (lar « laSagrada Escritura un sentido contrario « la creencia de laIglesia, nacen sin duda tic una cr»tica falsa, y no merecenatencion alguna . (Viase critica .)

FILOSOFI l, FILOSOFO. .Decian los antiguos que la f-losof a era la ciencia (le las cosas divinas y humanas : esta de-frnicion la honra demasiado . Los jilísof~~s, pris-ados (le] auxi-lio de la revelation, jamas conocieron la naturaleza (livina,ni la naturaleza humana: ninguno ele sus sistemas estuvoexento de error, y toda su ciencia se redujo « eludas y dispu-tas. No nos toca exponer la doctrina ele las diferentes sectasde los filísofos : nosotros no debedlos considerarla en generalsino por sus relaciones con la religion ; y bajo este respectoexaminaremos : 1 .° Si las lecciones de los filísofos sirvieronmucho para ilustrar « los hombres . 2 .° Si San Pablo los con-dení con demasiado rigor . 3 .° Címo se con(lugeron con elcristianismo, y cuales fueron los resultados (le su conducta .4 ° Si los santos Padres hicieron mal en dedicarse « la filoso-f»a, y si por esto perjudicaron « la religion . 5.° Si merecenel nombre (le fihiso/‡s los incrádulos modernos. Tendr»amosque hacer un libro muy voluminoso para desempeóar debi-damente todos estos puntos ; pero nos ceóiremos « la mayor-brevedad posible.

118

FILI . Qu« utilidad reportaronn los hombres cle los conociníen-

tos y del trabajo de los filósofos? Ningun interes ni fin par-ticular tenernos en despreciar sus servicios : confesamos quelos clue fueron legisladores son personages muy respetables.Por muy imperfectas y muy facticias clue hayan sido sus le-yes, siempre merecen mucho elogio, porque no podian iracerlas mejores : sus luces no se estendian ° mas, y los hom-bres aun medio salvages no eran susceptibles de una legisla-ciou perfecta . As» lo entendia Solon, cuando decia que habiadado ° los atenienses, no las mejores leyes posibles, sitio lasmenos malas que podian recibir segun sus circunstancias .Por lo mismo nos abstendremos ele encarecer los defectos desus leyes, los cuales hizo ver D . Leland en su Nueva demos-

tracion Evanáelica, tom . 3.† cap . 3.†, etc . Se nota en todos losantiguos legisladores el vicio esencial y coman de aprobar yrecomendar la idolatr»a con todos sus desórdenes y conse-cuencias, porque era la ínica religion que couocian . En estepunto, dice Platon, que un sabio legislador se guardar° bienele tocar en la religion establecida, por no exponerse ° (larotra mas mala .

Pero cuando la filo.cofia llegó ° ser la ínica ocupacionde algunos hombres ociosos, bien pronto se formaron dife-rentes escuelas rivales y envidiosas unas de otras : el esp»ritude contradiction, la vanidad y el orgullo, tuvieron mas parteen las meditaciones ele los filósofos, que el amor ° la verdad .Aun cuando alguno de ellos por casualidad la hubiera encon-trado, ‡cómo podria desenvolverla en medio de un caos eledisputas? Todas estas contestaciones llegaron ° ser indiferen-tes al coman (le los hombres ; y coro los que combat»an seapreciaban demasiado poco, enseˆaron al pueblo con suejemplo ° despreciarlos ° todos . As» lo confiesan Platon, Ci-ceron . S«neca y otros muchos sabios .

No bastaba encontrar la verdad : era preciso tambien ha-

FIL 119cer que los (lemas la abrazasen : Unos hombres sin autoridadno po.ltan conseguirlo sino con demostraciones. Los filósofoseonveuian en clue no las podian hacer : que el esp»ritu delhombre es muy limitado para penetrar con claridad aun lascuestiones que le tocan muy de cerca : due el sabio se debecontentar con probabilidades, cuando no puede conseguiruna certidumbre completa. Teconocian tarnbien la necesidadde una minion y de una autoridad divina para instruir efi-cazmente ° los hombres : Leland , ibid ., tom . 2.†, cap. 10,11y21,cte.

‰Cu°ntos errores sembraron en sus escritos, as» en el dog-ma, como en la moral ! Los santos Padres demostraron estoserrores, « hicieron avergonzarse ° los paganos . Sin hablar delos pirrónicos , acad«micos y esc«pticos que se fijaban enuna duda universal ; los epicíreos, due no adruitian diosesni religion sino para libertarse ele clue los acusasen ele. ateis-mo, ‡qu« es lo que encontramos aun entre los filósofos demayor aprecio? Por muchos esfuerzos que se hagan ° favorele los estoicos, parece demostrado que su Dios supremo erael alma del mundo : en esta hipótesis no eran libres Dios niel hombre : no podia haber Providencia, y los estóicos solohablaban de ella, abusando de esta palabra . Tampoco es cier-to que segun su sistema el destino no era otra cosa que la vo-luntad suprema del Dios soberano. liemos dcmo,,trado locontrario en el art»culo ~~ttcalisnao .

En el sistema (te Platon, los defectos de la materia inco-modaban y limitaban el poder de Dios : la materia, coeterna° Dios, y necesaria corno «l, era esencialmente irreformable.‡Cómo hab»a de ser libre el hombre, compuesto de esp»ritu ymateria? Dios no se mezclaba en el gobierno ciel mundo, sitioque le baria abandonado ° los esp»ritus inferiores, clue noeran justos ni sabios, ni muy atirantes (le la humanidad :caprichosos y trapaceros, quer»an ser honrados por medio de

120

FILcr«menes y ritos absurdos : distribu«an los bienes y los malesde este mundo, sin consideracion al mírito y ó la virtud.Platon adinitia la inmortalidad ciel alma ; pero no atinaba enfijar la suerte de los buenos y ele los malos despues eleesta vida.

Todo cuanto podemos ver en las tinieblas de la doctrinacle Arist°teles, es que parece admitir la eternidad del mun-do ; pero no se sabe si cre«a un Dios, ° si era ateo : sustituyeó la divinidad una naturaleza activa en s« misma , sin decir-nos si es ciega ° inteligente. No se sabe lo que entiende porla palabra alma humana : la llanca cnlclechia, y no la tienepor inmortal : Bruckcr, Hist. Crit. Phil ., tomo 1 .», De sectaPcrip ., S 14, 15 y 16 .

Sin embargo, estas son las tres sectas filos°ficas que tie-nen mas reputacion : su moral no es mas sana que su doctri-na especulativa . No admitiendo un Dios omnipotente y libre,justo, sabio, y que cuide ele la conducta ele los hombres, y nosuponiendo en nosotros la libertad e inmortalidad de nues-tra al nu, penas y rccompcn3as en la otra vida, es imposibleestablecer una moral ji - sta y arreglada .

As«, no hubo fl°sefi clue hubiese compuesto un completoc°digo ele moral que incluyese todos los deberes del hom-bre ; que estuviese exento de errores groseros, y al abrigo dela contrad iccion ele otras sectas . La moral filos°fica no estabaal alcance del pueblo, y íste no tenia motivo para cumplirsus preceptos : los mismos fil°sofos no áos observaban, y mu-elras veces Con Su conducta desacreditaban sus propias leccio-nes, cuya verdad puede probarse con el testimonio de Cice-ron, Quiutiliano, Luciano, Aulo-Gelio, etc .

Por lo mismo, no es estrano que ó pesar de las móximaspomposas de moral de algunos fil°sofos, estuviesen tan rela-jadas las costumbres (le todas las naciones al tiempo de la ve-nida de Jesucristo. Se necesitaban las lecciones, los ejemplos,.

FIL 121las promesas y las amenazas de un Dios para mostrar distin-tamente ó los hombres el vicio y la virtud, lo que deben ha-cer ° evitar, y decidirlos ó ello por el peso ele la autoridaddivina.

Algunos incrídulos tuvieron la imprudencia de decir quela moral de los fil°sofos debia ser mas poderosa clue la cielEvangelio, porque la primera estó demostrada, y no lo estóla segunda. Demostrada, † pero c°mo? Por argumentos queno entendia el eomun de los hombres, y que pod«a trastor-nar el menor soplo de escepticismo, en lo cual conviene Ci-ceron en su tratado de Ofjlcii . Pero cuando Dios mancia, †quínecesitamos de pruebas? ‡ La ley divina, dice Lactancio, sereduce ó móximas cortas y sencillas : no conven«a que ha-hablando Dios ó los hombres, usase de razones y pruebaspara confirmar sus oróculos, como si se pudiese dudar de supalabra : se esplica , como pertenece al Sol,erano órbitro detodas las cosas, al cual no le conviene argiiir . sino decir laverdad : en una palabra , habla como Dios.‡ Dic'inar. Instit.,lib. 3.», cap. 1.'

lI . †Coradcn:° San Pablo con clcinasicTdo rigor ó los anti-guos fil°sofos? En verdad que el decreto clue pronuncia con-tra ellos es demasiado severo . ‡Desde el alto cielo, dice, res-platidecca la c°lera de Dios contra la impiedad y la injusticia delos que injustamente impiden la verdad divina : porque loque puede ser conocido ele la divinidad se les lia manifestado ;y fue Dios mismo quien se lo dio ó conocer. Desde la crea-cion del mundo se hicieron visibles por sus obras los atribu-tos invisibles (le Dios, su 1lcxler eterno, y su providencia : demodo que se deben tener por inescusables todos aquellos que,habiendo conocido ó Dios, no le dieron culto ni acciones degracias, sino que se han entregado ó vanos pensamientos y ólas tinieblas de sus corazones . Vendiíndose por sabios, se hi-cieron insensatos, transformando la magestad cle un Dios in-

TOMO IV .

16

122

FIL

corruptible en estatuas « imígenes de hombres perecederos yviles animales : por eso Dios los entregó í los deseos (le su co-

razon, y í las pasiones impuras que deshonraron su propiocuerpoSe llenaron de malignidad y de envidia ; se hicie-ron pendencieros y tramposos, . . .. sobervios, altivossin pru-

dencia, sin moderation, sin afecto, sin f« y sin misericordia :"Fp°stE

ci los Roniarz ., cap. 1 .», v. .`~0 y sig .

Sus sucesores, í quienes no agrada esta description, áse-rín capaces ele probar que estí exagerada? Bien facil ser°a

demostrar su fidelidad aun con el testimonio ele los autores

profanos. Los filósofos fueron bastante ilustrados para cono-

cer í Dios por la consideration ele las obras de la natura-

leza ; pera desfiguraron los atributos divinos, suponiendo

contra toda evidencia que Dios no se mezcla en las cosas de

este inundo, que este cuidado : le deja í los esp°ritus inferio-res , y que í estos, y no í Dios, deben los hombres dirigir su

culto. Primer crimen. No hicieron que el pueblo conociese í

Dios, porque tem°an irritarle atacando el politeismo y la ido-

latr°a : confirmaron los errores p†blicos con su sufragio, aun-

que muchos convinieron en que esto era un desatino y un in-

sulto contra la Magestad ele Dios . Segundo rasgo de impie-

dad. Es indudable el desarreglo de sus costumbres , y liemos

nombrado ya los autores que se lo echaron en. cara igual-

mente que los Santos Padres. áEn qu« consiste pues la injus-ticia ele la censura de San Pablo?

Pero este Apóstol, dicen nuestros adversarios, desacre-ditó la Jlosofia misnmia : la llama sabidur°a ele este mundo, y

dice que Dios la reprueba ; la considera como un obstículopara la f« y la salvation, y canoniza de este modo la ignoran-cia y el desprecio ele las mas i°tiles nociones . Es una falsedad .Lo que San Pablo llama .sabidur°aa de este inundo no es la ver-

dadera filósnfra. ; sino el abuso que ele ella hicieron los filó-siofos. Dice que el estudio de la naturaleza sirve para conocer

F 1 L 123

los atributos de Dios ; por consiguiente no la reprueba. Trata

í los filósofos de insensatos, y no los tratara , si hubieran sido

verdaderamente sabios . Pero los ve°a cerrar los ojos í la ver-

dad clue Dios les mostraba, y levantarse contra ella : †ltimo

rasgo de malignidad : vamos í probarlo .

111 . áCómo se condujeron lojilósofos con el cristianismo?Sus opiniones fueron varias en este punto desde el or°geri

ciel cristianismo , como en todas las (lemas materias . Unos,

asonil)rados ele la santidad de la moral cristiana de las virtu-

des que hacia practicar, y de los hechos milagrosos en que se

fundaba , reconocieron la divinidad ele esta religion , la, abra-

zaron sinceramente, y se convirtieron en sus celosos defenso-

res : as° lo hicieron San Justino, Taciano, 1-lermias, Atenígo-

ras, San Teófilo ele Antioqu°a, Cuadrato , Ar°stides Meliten

(le Sardes, Apolinario de Hierípolis, Milciades, Apolonio,

senador romano, Panteno San Clemente de Alejandr°a, etc .

sellando algunos de ellos la verdad de su f«, derramando su

propia sangre .

Otros , menos sinceros y menos animosos , no se convir-

tieron sino í medias ; reconocieron la escelencia de la doc-

trina cristiana ; pero quisieron entenderla í su modo, y amol-

darla con las opiniones filosóficas . As° nacieron las primeras

hereg°as que turbaron la paz de la Iglesia : esto es lo que hi-

cieron Cerinto, Menandro , Saturnino , Marcion , Bas°li-

des, etc. Muchos tomaron el fastuoso nombre de gnosticos,

que significa lo mismo que hombres inteligentes, y se l,iso.n-

jearon (le conocer mejor la naturaleza de las cosas, que los

Apóstoles y Disc°pulos (le Jesucristo .

Otros, aun mas perversos , prefirieron los errores, y . la

corruption del paganismo í la santidad ciel Evangelio, decla-

ríndose enemigos de nuestra religion . No solo la atacaron

con sus escritos como Celso , Luciano, Porfirio , Juliano «

I-lierocles, sino que tambiennescitaron el odio de sus . perse-

124

FILguidores. San Justino fue entregado al suplicio, acusado deun tal Crescente, fl«so/« cínico , que deseaba hacer lo mis-mo con Taciano . Lactancio se queja de la animosidad de clos,fil«sofos

ele su tiempo, los cuales se cree que serian Poi-Cirioó Hierocles. Diein . Instit ., lit) . 5, cap . 2 . Los que rodeaban al.emperador Juliano, lejos ele disminuir su odio contra el cris-tranrsmo, trabajaron por aumentarle .

Otros emplearon la astucia y la perfidia para perjudicarmas eficazmente al cristianismo : amalgamando sus dogmascon los nuestros, y rectificando una parte de sus opiniones :pretendieron que la doctrina de Jesucristo no era muy dife-rente de los antiguos fiil«sofos ; que el paganisno depurado,como el que ellos ense°aban, podia muy bien conciliarse conla doctrina del Evangelio ; pero que los cristianos entendíanmuy mal lo uno y la otra . Tal fue el artificio de la secta ele loseclócticos « nuevos plat«nicos , de los cuales hemos habladoen otra parte. (Vóase eclócticos.) Les (leistas de nuestro siglo,imitando este pórfido cuadro quisieron hacernos juzgar ele lamisma manera del antiguo paganismo : refutaremos este desa-tino en el artículo pa anisnty, S 4.»11

Despues ele, tan sencilla esposicion , preguntamos si SanPablo no tuvo fundados motivos para inspirar á los fieles ladesconfianza ele los fil«so/~s.

IV . †Obraroni mal los Santos Pialrcs mezclando las no-ciones y los sistemas ele la filosvftir con los do,<,t?ia .s dei cris-eianisnao? Nosotros sostenemos que lo hicieron por rece-.idad,y que el acriminárselo es luna verdadera injusticia .

Sin embargo, se ernpe‡an en sostenerlo los protestantes.Mosheim, Ilist. Eccles . del siglo ˆ , 1 .' part ., cap . 1 .» ., S 12 :‰fist. Crist ., sec. 2.', S -2 5) y sig., donde finge dudar si la con-version , aunque sea la reas sincera, de muchos Jil«so,fos fuesais ventajosa grit perjudicial al cristianismo, si nuestra re-ligion gan«, « acaso perdi« con los escritos de. los sabios ,

FIL 125las especulaciones de los ,fil«sofos que emprendieron su de-fensa. Š Es indudable, dice, que su sinmplicidad y su dignidadfueron alteradas desde que los doctores cristianos quisieronmezclar sus opiniones con la doctrina (le Jesucristo , y arre-glar la ló y la piedad por las dóbiles luces de su razor ." Eltraductor de Moslicim no dej« de aumentar la acrimonia deestas espresiones, tratando (le esceder á su modelo. Le Clercsostiene que la adhesion de los Santos Padres á la flosofia leshizo inventar muchos dogmas nuevos. Dist. Eccles. , see. 2 . a ,a°o 101,S21.

Claro está que esta calumnia naci« en los protestantes delespíritu de partido ó interes de sistema, y de lo mucho queles importa el arruinar la tradicion desde el siglo ir ; peronosotros no nos dejarnos enga°ar de su artificio . En el artículoPadres (le la I lesna haremos ver las consecuencias impías13

arre sededucen de esta hip«tesis . Persistimos en erigirles prue-bas positivas ele la alteracion clue se hizo en la doctrina cris-tiana por los mismos Discípulos de los Ap«stoles ; pero ningunanos alegan. Su tercluedad no tiene mas fundamento que lar ilsa idea que formaron del cristianismo apost«lico, figurán-dose que era lo mismo que el que forjaron los rel)rnladoresen el siglo xvi pero no hay nada de esto . Porque †quiónes sonlos testigos que en su relacion merecen mas cródito , los quevivieron iu(nediatamente despues de los Ap«stoles , y hacenprofesion de seguir su doctrina, « los disertadores que vivie-ron mil quinientos a°os d'espues? Otra snposicion de los liro-testantes es que toda la doctrina de Jesucristo y los Ap«s-toles debe de hallarsee expresa en la Sagrada Escritura : quetodo lo que no está en ella literalmente espresado, es agenodel verdadero cristianismo. †D«nde catan las pruebas de esteabsurdo principio?

Mas sicrripre Iremos de ser nosotros los que liemos deprobar, quedando nuestros adversarios dispensados de este

126

FILtrabajo : en este supuesto probaremos que los Santos Padres

deben ser cre«dos, y que sus acusadores no merecen crídito

alguno. 1 ó Los Padres afirman en sus escritos que siguen

exacta men la doctrina ele los Ap°stoles : encargan » los fieles

due jamas se separen de esta doctrina, ariadiendo que en esta

separation consiste todo el crimen de los he-reges . Si ellos

mismos le cometieron, si se ligaron » las lecciones de los f l°-sofos mas bien que » la de los Ap°stoles , si quisieron espli-

car la doctrina de estos por las lecciones de aquellos, y no

al contrario, son los mas imprudentes trapaceros ciel mundo .

San Ignacio no predica » los fieles otra cosa que la adhesion

» la doctrina de los Ap°stoles, no les manda clue obedezcan »

sus Pastores sino porque ocupan el lugar ele los Ap°stoles :

Epist. ad Eph.cs . , nám. 11 : ad Magnes. , nám. 13 : cid Fra-flan, nám. 3 .ó y 7 .0 : cid Philadelph ., nfim . 5.ó, etc. San Po-

licarpo, Ep«st. ad Plrdlipcn .s., nám. 6ó, los exorta » servir »

Dios como est» mandado por Jesucristo, por sus Ap°stoles que

anunciaron el Evangelio y por los profetas, y » que huyan

de los falsos hermanos que siembran errores . San Justino de-

clara clue despees de Haber probado todas las escuelas de flo-

so/ia, nada pudo aprender en todas ellas, y que las renun-

ci° para entregarse al estudio ele los libros sagrados . Cohort.ad Grcec . , nám . 3 ó Dial cam Ti yypli.. , nám. 8, etc. Taciano,

Aten»goras, Ilermias, San Ireneo y San Te°filo de Antioqu«a,

se esplican en el mismo sentido . †Podremos acusarlos de im-

postura? Citaremos sus palabras en el art«culo plcitoizismo .2 .ó Los mismos protestantes no siguen sus propias prin-

cipios, puesto que tienen por doctrina cristiana muchas cosas

que no estan espresas en los escritos ele los Ap°stoles : la per-fecta espiritualidad (le los »ngeles , la creacion ele las almas

y no su preexistencia » la formation (le los cuerpos , la ne-cesidad, ° por lo menos el valor del bautismo de los p»rvu-

los, y el del clue administran los lrereges, y la obligation de

FIL 127celebrar el domingo. No practican el lavatorio de los pies,

ni la abstinencia de la sangre y de la carne de animales so-

focados, aunque ambas cosas estar espresamente mandadas en

el Nuevo Testamento . Los socinianos y las otras sectas protes-

tantes disputan sobre si est» expreso en este libro divino tal

° tal punto de doctrina ; y los primeros reformadores vieron

expresos en la Escritura muchos dogmas que sus disc«pulos

niegan » pies juntos . †A quiín debernos dar la preferencia?

De este modo se refutan ellos » s« mismos ; pero debemos

justificar » los Santos Padres sobre el uso que hicieron de la

lioso a . En primer lugar, ninguna ley ele Jesucristo, ni elelos Ap°stoles manda que los fil°sofos clue reciban el bautismo

renuncien » sus opiniones ~f losc«fi'ccis, que en nada se opon-

gan » la doctrina cristiana : por lo mismo, pudieron los Pa-

dres conservar estas áltimas sin ofender la delicadeza de

su e.En segundo lugar , para sostener con firmeza la doctrina

cristiana contra los paganos y hereges que la refutaban , fun-d»ndose en argumentos filos°ficos, era preciso oponírselosreas s°lidos, y probarles que estaban en el error . Sin esto hu-bieran autorizado la acusacion ele ignorancia v ele credulidad

estnpida clue los gentiles no cesaban (le acriminar » los cris-

tianos : los profesores de filosofia y ele erudition entre los pa-

gallos hubieran tenido mucha mas repugnancia en abrasar

el cristianismo . Tales fueron las razones que obligaron » Cle-

mente de Alejandr«a » cultivar su estudio, y » defender-

lo contra sus impugnadores . Strom, lib . Ló, cap. 2, 3 y 5,p»g. 326 y sig. Mosheim, aunque inuy prevenido contra losPadres, no pudo desaprobar esta apolog«a . Ilist . Crist . , see. 2 .a,26, nota, p»g. 278. Or«genes aseguraba que hab«a tenido

los mismos motivos ele aplicarse al estudio ele la filosof«a , yalegaba el ejemplo (le, Panteno y ele IIeraclas, que habian he-cho 10 mismo . Apud Euscli., Ilist . Eccles ., lib . 6, cap. 19.

128

FIL

Eu tercer ligar, Mosheim se vi« en la precision de con-

fesar la mucha utilidad de esta erudiciorl,iiloscyica (le los San-

tos Padres : 1 .í, para esplicar con amas claridad algunos dog-

mas que hasta entonces solo se habian enseóado ele una ma-

nera oscura : 2.í, para refutar ° los gn«sticos y contener los

progresos ele sus errores : 3 .í, para desterrar de la Iglesia mu-

chas opiniones jud°icas. Hist. CrL t., sec. 3.a, S 37, p°g. 719.

Ya habla confesado en otra parte que esta eri .idicioii Jii»os+J-

fica ele los Padres sirvi« para facilitar y multiplicar las con-

versiones. áC«mo pudo sostener despues que produjera mas

mal que bien?En cuarto lugar, los Santos Padres no se limitaron ° esto

solo ; pues fundaron los dogmas del cristianisni(P no en princi-

pios filos»ficos, sino en la revelacion y en el testimonio (le la

Sagrada Escritura . Si alguna vez se han engaóado en materias

de poca importancia, es porque no acertaron con el verdadero

sentido de las espresiones ele los libros sagrados . Los que los

acusan de no haber esplicado la doctrina cristiana con bas-

tante exactitud , claridad y m†todo, no ven que hacen re-

caer esta misma acusacloll sobre los autores sagrados .

En quinto lugar, los Padres condenaron toda falsa opi-

nion de los,fil«so/ins ; demostraron los errores, los absurdes

y las contradicciones de cada secta : hicieron ver que la doctri-

na de nuestros libros sagrados es unas justa , mas racional,

mas verdadera y mas sublime que la ele los,fl«soj s rias acre-

ditados . Leibnitz, mas moderado que los otros protestantes,

hizo esta justicia ° los Santos Padres. ‡ Refutaron , dice, todo

lo que habla de malo en la,fˆlosofia ele los griegos.‡

ritu de Leibnitz, tom. 2 .í, p°g . 48. No hubieran podido ha-

cerlo sin tener los mas profundos conocimientos de la doc-

trina de los fil«sofos y ele sus diferentes escuelas.

Finalmente, los cr»ticos protestantes del (lia dicen que los

Santos Padres, por no haber conocido la filosofm oriental, no

FIL 129comprendieron con bastante claridad el sistema de los gn«s-ticos, y que por eso no los refutaron completamente : acusanpues ° los Santos Padres ° un mismo tiempo de la ignoran-cia y del conocimiento de la antigua,jiilosofia . Satisfaremos° sus quejas en el art»culo Gn«sticos, y trataremos del mismoasunto eu el art»culo Platonismo . áNo se estas valiendo enel clia de argumentos filos«ficos los te«logos protestantes para

combatir el misterio de la Eucarist»a y otros art»culos de nuestracreencia? Nos venlos pues en la precision de obrar contra

ellos como los Padres obraron contra los liereges .Antes de reprobar generalmente la mezcla de la flosof»a

con la teolog»a cristiana , era preciso establecer tres « cuatroproposiciones absurdas : 1 . 2 , que no se deb»a admitir en clcristianismo ningun fil«sofo convertirlo, « que se le deb»a

obligar ° que abjurase todo couocimiento,flos«fico verdadero« falso : 2 . 2 , que nada se deb»a responder ° los paganos ni °los hereges que atacaban nuestra religion con argumentos deesta especie. No obstante, San Pablo quer»a clue los Pastoresestuviesen en disposicion ele enseóar la doctrina sana, y (le re-futar ° los que la contradijesen. EJp»st. d Tit., cap. 1 .í, v. 9,_I .2 Que habr»a sido mas ‰til la ignorancia que la ciencia

para la propagacion y conservacion (le la verdadera f† : quela ciencia , aunque sea la mas humille, es un obst°culo pararecibir las luces del Esp»ritu Santo, etc .

V. áLos incr†dulos modcrnos mrrŠcccrl. c l nombre de fil«-sofos? Lo mismo que los antiguos liereges , y mucho menosque los pretendidos sabios de la Grecia y del Oriente. Tienentodos los vicios que San Pablo reprend i« ° los de su tiempo,sin poseer ninguna de las virtudes que hicieron muy reco-mendables ° muchos de los antiguos . Describiendo los que ya-lian henos, nus traz« el ap«stol cl cuadro de los de nuestrosA las.

Sou ciertamente mas culpables que los que liabian nac»-TO-110 IV.

17

130

FIL(lo en las tinieblas y des«rdenes de la idolatría . Ellos no s«lohan podido conocer ó Dios por la luz natural que ha hechograndes progresos, sino que tambicn han sido ilustrados porla revelacion desde su infancia, y han cerrado voluntariamentelos ojos para no ver la una ni la otra . Los antiguos, aunque nocreían en Dios, respetaban la religion p°blica , y no trataronele sembrar en los pueblos el ateismo ; los nuestros quisieronhacer apostatar naciones enteras, y desterrar del Universo laidea de Dios : muchos confesaron este deseo, y muchos desus libros se escribieron para el pueblo con este intento . Nopudiendo lograr sus designios, no se averg»enzan en dar ólas religiones mas falsas la preferencia sobre el cristianismo .Les hemos visto hacer sucesivamente la apología del paganis-mo, del mahometismo , de la religion de Zoroastro , ele lade los chinos, de la de los indios, de las infamias de algunosid«latras, y de las mas de las sectas de incrádulos y hereges .Cuando deistas confiesan que el cristianismo es la mas santay la mejor ele todas las religiones , cuando ateos sostienen quees la peor de todo el universo . Despues de haber dado ó en-tender que prestaban homenage ó la sabiduría, -virtudes y be-neficios de Jesucristo , acaban por vomitar contra ál torren-tes de blasfemias : unos le representan como un trapacero am-bicioso, y otros como un fanótico visionario .

Eu castigo ele la infidelidad ele los antiguos, dice San Pa-blo, los entreg« Dios ó pasiones impuras y vergonzosas. Estasmismas pasiones son las que han producido entre nosotros losdesatinos de le incredulidad : en medio del lujo, de los pla-ceres, y de la relajacion ele lass grandes ciudades es donde sepresenta ó cara descubierta, Los mas (le sus defensores man-charon su pluma con escritos licenciosos : hablaron de la im-pureza con una indiferencia y una libertad capaces de sofo-car toda verg»enza en los hombres mas desarreglados.

Ll ap«stol dice que losfi l«sofos antiguos estaban llenos de

FIL 131cnridicc y ele nueli~nidcrd; pero estos dos vicios aparecen conventajas en todos los escritos de sus sucesores . Estos no cesan eledeclamar contra los bienes, honores y privilegios concedidosal clero, y su gusto sería destruirle en un todo . No pudiendoconseguirlo, desahogaron sn rabia con invectivas, chocarreríasatroces y calumnias de toda especie contra los sacerdotes . Al-gunos se enfurecieron hasta el estremo de escribir que era pre-ciso esterminarlos y purgar (le ellos la sociedad : no perdona-ron vivos ni muertos,, y atinaron con el medio de ernponzo-†ar hasta las acciones mas inocentes, y oscurecer las virtudesmas puras.

Son, dice San Pablo, hombres pendencieros y en cr~‡adu-res . En efecto, ˆsobre quá punto no escitaron disputas los In-crádulos? No hay una institucion divina ni humana que nohaya sufrido sus .ataques, y estan tan desavenidos entre sí mis-mos como con los verdaderos creyentes. Si profesan el deismo,censuran los ateos : si caen en el ateismo, ponen en ridículo 1los deistas. En el concepto ele los materialistas todos los demasfil«sofos son unos argumentadores pusilónimes, que no dan ólas consecuencias toda la extension de que son capaces, y queaun respetan las preocupaciones. Colocados en lo mas altode la orgullosa indiferencia, los escápticos se compadecen eletorlos los dogmóticos, lastimóndose de su desgracia .

ˆCuól de ellos escrupuliza en mentir y enga†ar ó todo elmundo, ó trueque ele apoyar sus sentimientos « satisfacer sus pa-siones? No hay medio clue no les parezca legítimo, falsas histo-rias, libros suplantados, citas de pasages truncados « alterados,traducciones infieles, testimonios de autores justamente desa-creditados, calumnias cien veces refutadas, etc ., todo les pareceloable. Acusan ó sus adversarios ele todos estos vicios sin Po-der convencerlos de ninguno, y ellos no titubean en perpe-trarlos .

ˆCuól fue el vicio comun de todos? San Pablo lo. indica :

132

FILel orgullo. Son hombres, dice, soberbios y vanos, ti «nchadcr;con la idea de su pretendido mírito . Bien sabido es con cuantapetulancia nuestros escritores se han incensado ó s« mismos.Representan ó un fil°sofos corno el hombre mas grande y masimportante ciel universo, y cada uno de ellos se figura que seví ó s« mismo en este interesante cuadro . Se venden poriluminadores, maestros, bienhechores y reformadores de laonaciones : desde el interior de su gabinete sue»an que estargobernando el mundo entero : algunos tuvieron la fatuidadde exigir se les levantasen estatuas : se lisonjean de arruinaró sus adversarios con su tono de desprecio, y contra sus es-peranzas el páblico principia ó castigarlos con el mismo des-precio : muchas de sus obras estar ya reducidas ó polvo ysepultadas en un perpetuo olvido .

Ellos fueron hombres, a»ade el ap°stol, sin prudenciasin rnoderacton. Ciertaui,.nte que les falta una y otra cuandoatacan sin distincion todas las potestades de la tierra, los re-yes y su autoridad, los ministros y el gobierno, los magistra-dos y las leyes, lo sagrado y lo profano. No eran tan temera -rios los antiguos . Segun el atrevimiento de su porte, en unpueblo menos dulce serian sin duda castigados los modernoscon el áltimo suplicio.

Ultimamente, sire afecto, sin fí, y sin misericordia tra-bajaron nuestros pretendidos sabios en romper todos los v«n-culos de la sociedad , todas las alecciones naturales de la hu-manidad, los deberes rec«procos-de los esposos, los de los hi-jos para con sus padres, cl amor ó la patria, y la fidelidad elelos sábditos ó sus soberanos. Ellos han envilecido, digómosloasi, y materializado, los motivos de la ternura de los padrespara con sus hijos, de las madres para con el fruto de sus en-trar†as, del reconocimiento para con los bienhechores, y delas amistades mas generosas entre almas honradas . Para per-feccionarnos , quieren hacernos inferiores ó los brutos .

FIN

1 33Sin companion para con los desgraciados, desacreditan 1 :t

limosna, los hospitales, las fundaciones (te caridad, la ins-truccion ele los ignorantes, cl estado y las funciones de los quese consagran al servicio ciel pr°jimo : en una palabra, no hayvirtud que no pase por la prensa de su censura . No era posi-ble que se verificasen mas ó la letra las espresiones con queconcluye San Pablo, que llegaron t« ser locos atribuyíndose

el nombre (le sabios .Si nos acusan (le haber exagerado sus errores, tenerlos

sus libros ó la mano, hemos citado en otras obras sus propiasespresiones y hemos refutado y refutaremos sus locos argu-mentos en muchos art«culos de este Diccionario.

FILOSOFIA ORIENTAL. (Víase platonismo, S 3 .)FIN. Esta palabra en nuestra lengua y en otras acuchas

tiene dos significaciones muy diferentes, que deben notarsecon cuidado, porque si se las llega ó confundir, parecerónmuy oscuros muchos pasages de la Sagrada, Escritura . E1 ,finsignifica muchas veces solo el acontecimiento, el íxito, el su-ceso bueno ° malo de una empresa ° (le un negocio, comocuando se pregunta, ‡que sucedi°? ‡cual fue el fit? Otrasveces significa el designio, la intencion, el motivo, y el obje-to del que obra : asi un artesano trabaja con el Jin de ganar suivida. En todas las lenguas es bastante ordinario el confundirestos (los sentidos, espresando el íxito de un negocio ° ele unaempresa, copio si fuese esta la intencion del operante, aunquemuchas veces tenga una intencion enteramente contraria . Porconsiguiente '.- en griego, y ut en latin , que se esplica conla espresion , con el fin de, ° para que, estarian mejor .tradu-cidas, de manera que, de tal modo que .

Asˆ, cuando los evangelistas dicen que sucedi° tal cosa utarlimj)leretur, para clue se cumpliese tal profec«a , esto nosiempre significa que la intencion del que obraba era queefectivamente se cumpliese, porque muchas veces no era este

134

FLA

su objeto, sino que se debe entender, que tal cosa sucedi« deun modo tal que la profecía qued« cumplida . San Pablo, ha-blando ele la ley antigua, dice clue vino esta ley ut ctbunclaretdelictum, para que el pecado abundase : sin duda que la in-

tencion de Dios en (lar la ley no fue la de aumentar el nó-

mero ni la gravedad de los pecados : es preciso, pues, tradu-

cir de la manera siguiente : vino la ley ele °todo que se au-

ment« el pecado ; tal es la observation (le San Juan Cris«sto-

mo sobre las palabras citadas . Podríamos citar otros muchos

ejemplos de este modo de hablar .

El mismo equívoco sucede en nuestra lengua por las di-

versas acepciones ele las preposiciones por y- para. Cuando deci-mos : demasiado trabajo me cost« para salir tan anal, no que-

remos decir que fuese esta la intencion del clue trabajaba . En

estas frases : es bien ignorante para tanto estudiar, discurre bienanal para un fil«sofo ; este para no significa . n i la causa, ni el

efecto, sino solamente una cosa que sucedi« despees de otra,

y deberla haber sucedido de otra manera . (V»ase causa final .)FIN ULTI4ZO. Se entiende por este el óltimo estado que

el hombre debe esperimentar y debe aguardar , á saber, la

muerte, el juicio, la gloria para los justos y el infierno para

los pecadores : es lo que la Sagrada Escritura llama novísimos

del ho.nbre . ° Eu todas vuestras acciones, slice el Eccl . cap. 7,

v. 40, acordaos de vuestro óltimo fin y no pecareis .° El sal-

inista, pasmado de la prosperidad de los malos en este mun-

do, dice que para comprender este misterio, es neceserio en-

trar en los secretos de Dios, y considerar el óltimo fin de

aquellos .FIN DEL MUNDO . (V»ase rwcndo.)FINAL. (V»ase causa filial).FIRMAMENTO. (V»ase cielo .FISICA DEL MUNDO . (V»ase mundo.FLAGELANTES . Penitentes fanáticos y atraviliarios que

FIN 135se azotaban en póblico, y atribuían mas virtud para el per-son de los pecados á la flagelacion que á los sacramentes .

Aunque Jesucristo, los Ap«stoles y los mártires sufrieroncon paciencia los azotes que les hicieron sufrir sus jueces y

perseguidores, no se sigue de aquí el que hubiesen querido in-

troducir las fla-elaciones voluntarias : no hay prueba algunade que los primeros solitarios, aunque por otra parte mu y

mortificados y austeros, las hubieran practicado . Mr . Floury

nos dice sin embargo que Tcodoreto cita de esta especie depenitencia muchos ejemplos en la historia religiosa que escri-

bi« en el siglo Y, Co tumbrcs de los Cristianos, nóni . 6j' . Laregla de San Columbano , que vivi« á fines del siglo vi, cas-

tiga las mas ele las faltas (le los monges con un nómero fijo

de azotes ; pero no vemos que, recomiende los vapulamientosvoluntarios, como una práctica ordinaria de penitencia. Lo

mismo vemos en la regla ele San Cesarco de Arl»s, escrita el

a†o de 508, que manda los azotes corno una pena contralos religiosos ind«ciles y desobedientes .

Segun la opinion coman, no se hallan ejemplos de azo-

tarse voluntariamente hasta el siglo xi. Los primeros que se

distinguieron en este ramo de mortificacion fueron San Gui-

do « San Guyon, abad ele Pomposa, y San Popon « Poponio,

abad (le Stabela, muerto el a†o de 1048 . Los monges del

monte Casino adoptaron esta práctica, junto con el ayuno

de los viernes, á imitacion de San Pedro Damiano : su ejem-

plo no dej« ele acreditar este g»nero (le devocion, aunque

no la faltaron contrarios, pues San Pedro Damiano escri-

bi« para justificarla . Fleury en su Hist. Eclcs ., lib . 60, n . 53,

estracta esta obra del citado santo, y no se v» mucha preci-

sion ni solidez en sus discursos .El que se hizo mas c»lebre en este ramo ele penitencia

fue Santo Domingo el Encorazado (encuirass»), llamado así

porque llevaba siempre una camisa de alambres, y no se la

i_36

FLAquitaba sino para azotarse. Su piel se hizo como la de un ne-

gro : con esta penitencia no solo quer«a expiar sus pro-pios pecados, sino tambien los de sus príjimos : su direc-

tor era San Pedro Damiano. Se creyí entonces que el disci-plinarse durante la recitacion de veinte salterios desquitaba

de cien aóos de penitencia. Esta opinion, segura nota Mr .

Fleury, no estaba muy bien fundada, y contribuyí ° la re-lajacion de costumbres .

Sin embargo, no deja de haber fundamento para creer,dice el mismo Fleury, que Dios inspirí ° los santos varonesestas penitencias estraordinarias , y que cran relativas t lasnecesidades de su siglo. Vivian en medio ele una generationtan perversa y rebelde, que era preciso hacerles reflexionarpor medio de objetos sensibles. Los discursos y las exortacio-nes eran medios muy d»biles para unos hombres ignorantesy brutales, acostumbrados al pillage y la matanza . Ninguna«mpresion les hacian las austeridades mederadas, porque sehabian alimentado y vivido en las fatigas de la guerra, y nun-ca soltaban el arn»s . Para asombrarlos eran indispensablesunas mortificaciones que pareciesen superiores ° las fuerzasde la naturaleza, y esto sirvií para convertir muchos peca-dores obstinados : Cost. ele los Crist ., n«itn. 63. Aóadimos, queen aquellos desgraciados tiempos la miseria , que llegí ° sercoman y habitual, endurecia los cuerpos, y comunicaba unaespecie ele atrocidad ° todos los caracteres .

Sin embargo, es preciso confesar que se abusí de las fla-gelaciorics voluntarias. Hiicia el aóo 1260 , cuando la Italiadesgarrada por las facciones de los gáelfos Y gibelinos pre-sentaba un aspecto horroroso en toda clase ele desírdenes, untal †einier, religioso dominico, tratí de predicar las flage-laciones p‡blicas como un medio para desarmar la cílera (leDios, tuvo mucho s»quito en todos los estados y condicio-nes : bien pronto se vieron en Perusa, en Roma y en toda la

1>

FLA 137Italia procesiones p‡blicas de flagelantes de todas edades y se-xos, que se azotaban sin piedad , gritando espantosamente ymirando al cielo con un aire feroz y terrible, pidiendo n‡i-sericordia para s« y para todos los pecadores . No hay dudaque los primeros serian sugetos inocentes y de buenas cos-tumbres ; pero bien pronto se mezclaron entre ellos algunosde la hez del pueblo, entre los cuales hab«a muchos infes-tados con opiniones absurdas e imp«as. Para detener este re-ligioso frenes«, condenaron los Papas estas flagelaciones p‡-blicas, como repugnantes, contrarias ° la ley de Dios y ° lasbuenas costumbres .

En el siglo siguiente, cuando hacia el aóo de 1348, asola-ron la Europa entera la peste negra y otras calamidades, vol-vií ° 1trincipiar en Alemania el furor de las flagelaciones .Los partidarios de este sistema se reunian en tropel, dejabansus habitaciones, recorrian las aldeas y villas, exortaban °todo el mundo ° azotarse , y los movian ° ello con su ejem-plo. Enseóaban que el azotarse tenia la misma virtud que elbautismo y los demas sacramentos : que por ella se alcanzabala remision ele los pecados sin el auxilio de los m»ritos de Je-tieristo : que su ley ser«a bien pronto abolida y puesta en sulugar otra nueva, que prescribiria el bautismo de sangre,sin el cual no podr«a salvarse ningun cristiano . Ultiniamente,se hicieron ladrones, sediciosos y asesinos . Condení esta sectaClemente v : muchos de estos fan°ticos fueron condenadospor la inquisicion al ‡ltimo suplicio, y los pr«ncipes de Ale-mania se reunieron ° los obispos para esterminarlos : escribiícontra ellos el c»lebre Gerson, y el rey Felipe de Valois im-pidií que penetrasen en Francia .

A_ principios del siglo XV, hacia el aóo de 1414, se deja-ron aparecer en Alisnia, Turingia, y la Baja Sajonia nuevosf'agclantes movidos ele los mismos errores que los ciel sigloanterior. No solo desechaban los sacramentes, sino tambien

TO-MO Iv.

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F LOtodas las pr«cticas del culto esterior : fundaban todas las es-peranzas ele su salvacion solo en la fíí y en los azotes : clecian,que para salvarse era bastante creer lo que se contiene en elSómbolo de los Ap°stoles, rezar con frecuencia la oracion do-minical y la salutacion angílica, y azotarse de cuando encuando para expiar los pecados cometidos : PZosheiui : Hi star.'clesidst. del siglo zv, 2 . a parte, cap . 5 , S S. La inquisicion

hizo arrestar « muchos, y quemar casi una centena de ellos,para intiuiidar « los que tratasen de imitarlos, y de renovarlos des°rdenes antiguos .

En Italia, en Espa»a, y en Alemania, aun se conserva-ban algunas cofradóas de penitentes que usan de la fln clcr-

cion ; pero nada tienen de comun con los fagelantes fan«ti-cos de que hemos hablado. Cuando esta pr«ctica de peniten-cia nace de un dolor sincero, y del deseo ele aplacar la justi-ela divina, no puede menos de ser loable ; pero cuando sehace en páblico, tiene peligro de degenerar en un puro es-pect«culo y ele no contribuir en nada « la correccion (le lascostumbres. Hay otros medios de mortificarse, como la absti-nencia, el ayuno, la privacion de los placeres, las vigilias, elasiduo trabajo, el silencio, y el uso de los cilicios, que pare-cen preferibles « las fagelaciones .

El P. Gretser, jesuita, tom° la defensa de las fagelacio-

nes en una obra titulada De Sporitctic(i discilplinarunl, seu.faggellorrcm cruce, impresa en Colonia, alóo de 1660. En elde 1700 lo inipngn° el abate Boileau, doctor de la Sorbona, ycan°nigo de la santa capilla de Parós ; pero su Historia de los1lagelcantes escandaliz° al páblico por sus descripciones y re-flexiones. Mr. Thiers hizo la crótica (le esta historia con locofruto : su refutacion es díbil y fastidiosa (Víase mort/eacion .}

FLENTES . (Víase catecumenado, catc_cámenos, hent-tellte .c.

FLORENCIA (CONCILIO DE). Se celebr° este concilio el

FLO 139a»o de 1439 en el pontificado de Eugenio n , } los tc°k gositalianos le tienen por el dícimo sexto concilio general . Secongreg° en virtud de una bula de su Santidad , que trasla-daba el concilio de Basilea, primeramente « Ferrara, y des-pues « Florencia . El concilio de Basilea habia declarado enla 2 .' y 3 .a sesion que el Papa no tenia clereclio para disol-verle ni trasladarle « su gusto ; y en la sesion 16 aprob° suSantidad este decreto. En Francia se mira como ecumínicoel concilio de Basilca hasta la sesion 26 : el de Florencia, ce-lebrado contra los decretos ciel concilio de Basilca, no ruedeser tenido por general : no asistieron « íl los ubisl †.os de Fran-cia por espresa prohicion ciel rey , ni tampoco puede decirseque fueron convocados « íl can°nicamente (*) .

Sin embargo , muchos te°logos Ii†ance:,es sostienen quefue verdaderamente ecumínico el concilio Flo-caltino : hist.du. l'I'glis . Gallic ., lib . 48, a»o de 1441 , temo 16 .

El principal objeto de este concilio era la reunion de laIglesia Griega con la Latina, la cual se verific°, habiendofirmado griegos y latinos una misma prolesion de fí, aunqueesto fue (le poca duracion : los `riegos, que so lo hablan obra-(1o por intereses polóticos, no bien hubieron licuado « su pais_cuando se desdijeron y retractaron lo que hablan Hecho en17orcnciel .

(') Es bielt e.;trailu que los fraut .e.ses se en)pci eu en sostener como ecu-tnínico el concilio de llasilea, en cl cual Mulo algunas sesiones en que solovotaron chien obispos, y todos los denlas vocales perletteciao al Clero infe-rior, y al instilo tiempo no tengan por ecumínico el de Ferrara y Floren-cia , al que concurrieron los obispos griegos y latinos, pre luidos por los le-gados de 1?ugeuio tv, solo porque n o asistieron los obispos franceses. F vi elde ll-‡lea, seg uu ellos, bastaban cinco para su legitimidad : ti' el , el cleFlo-reucia podr« la falta de los obispos franceses anular la legitimidad de las

decisiones de todos los obispos griegos y latinos legilimameute congregados

y presi,lidos por los legados del Papa' \'case el articulo Basilea, H.-;ct . Le-cles- del lótist/'Isói7ˆo Anmó, lom . 1o, p«g . 212 y sig . : el cardentl Torque-ntada, Surnina de Eec/es . , lilt t 1, p«j. too, y uunt . ig‡ .

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FLODespues de la separacion de los griegos continu« su San-

tidad el concilio : compuso un decreto para la reunion de losarmenios con la Iglesia Romana, y otro para la reunion de losjacobitas. Pera muchos de los clue tienen al concilio de Flo-rencia por ecumínico, no le miran como tal sino hasta la se-paracion de los griegos : dicen que el decreto de Eugenio Iv,pro Armeniis, y lo que se segui« despues es obra ele solo elPapa, mas bien que de el concilio ; otros dicen clue esta es-cepcion estó mal fundada .

Por lo demas, no es ele mucha importancia saber si elconcilio Florentino fue general, « no, porque en materia dedogmas solo decidi« los puntos que estaban en disputa entregriegos y latinos, que ya habian sido decididos tami)ien enel concilio general de Leon en el ario de 1274 ; ningun ca-t«lico trat« de refutar esta doctrina . Podemos sin embargoa°adir que los decretos del concilio de Basilea, hasta la se-sion 26, son de una importancia muy diferente de la quepuede darse ó los del concilio de Florencia, que no produjoningun efecto. (Víase Basilea.)

Estas reflexiones no justifican en manera alguna la pre-vencion de los protestantes contra el concilio ele Florcrlciu .Dicen que all» se us« del fraude, del artificio y ele las ame-nazas para atraer ó los griegos ó que firmasen una profesionde fí comun con los latinos . Tratan de probar este hechocon la historia de esta reunion escrita por Silvestre, Segro-pultis, griego cismótico . Claro estó, dicen, por esta narracion,1 .á que para obligar ó los griegos ó que viniesen al con-cilio congregado en Ferrara y despues en Florencia, y parasepararlos de reunirse al concilio (le Basilea , que aun seconservaba, hizo el Papa clue se les hiciesen grandes prome-sas en Constantinopla contra los turcos, y se les distribuye-sen varias cantidades de dinero : que en Ferrara y Florenciase vali« de los mismos medios para vencer la resistencia de

F L O 141los griegos. 2 .á Que Besarion, arzobispo de Nicea, seducidopor la promesa de un capelo de cardenal, fue el instrumentode que se vali« para conseguir que los griegos firmasen eldecreto de union. 3 .á Que en este decreto se pasaron en si-lencio muchos errores de que los latinos acusaban ó los grie-gos, y que por lo mismo se consuntio en tolerarlos : Basnage,Histor. de tEglis., lib. 27, cap. 12, S 6 ; Dlosheim, siglo xv,2.a parte, cap. 2, S 1.3 .

Para juzgar ele la justicia de estas acusaciones es precisoreferirse ó hechos indudables, contra cuya evidencia no ten-ga clue replicar el mismo Segropulns . 1 .á El emperador JuanPaleologo fue el primero que propuso al Papa la reunion delas clos iglesias, con la esperanza ele obtener de los soberanoscat«licos algue auxilio contra los turcos . El Papa nada pudoprometerle, sino el que emplearia sus buenos oficios para in-clinar ó los soberanos ó clue le auxiliasen . Si no pudo conse-guirlo, †se le podró acusar de haber engarriado ó los griegos?Por otra parte, sino hubiese admitido las proposiciones delemperador, se le acusaria hoy de no haberlo hecho por va-nidad, por avaricia , « por terquedad , y que desperdici« laocasion de estinguir el cisma .

2.á Los griegos, que estaban muy pobres para hacer ósus espensas el viage de Italia, y el emperador, reducidotambieu ó los ‡ltimos estremos, tampoco estaban en situa-tion ele costeórselo : por lo mismo era muy justo que el Papahiciera este gasto. Asegurar que el dinero clue se di« ó losgriegos con este objeto fue un cebo para moverlos ó ser trai-dores ó su conciencia y ó los intereses de su Iglesia, es calum-niar por pura malignidad y sin ningun fundamento .

3.á Besarion era sin duda el hombre mas sabio y mas mo-derado que entonces habia en la Grecia : deseaba la estinciondel cisina antes clue se le pudiese haber Hecho ninguna pro-mesa, habl« en el concilio de Florencia con una erudi-

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FLOcion, una solidez, y una claridad, que le hizo muy recomen-dable « los ojos de los latinos, y excití su admiration, al paso

que los griegos nada tuvieron que repicarle . óQu° prueba el

odio que concibieron contra °l? Su terquedad, y nada mas .Si el Papa no hubiese recompensado el m°rito y los serviciosde Besarion, se le acusaria de ingrato. Este grande hombre

no solo merecia la p»rpura con que fue revestido, sino que

poco faltí para que ocupase el trono pontifical « la muertede Eugenio iv.

4.á Basta leer la historia de Segropulus para ver hastadínde llega el est»pido empe†o de los griegos . Querian, queantes de entrar « discutir sobre la procesion del Esp‡rituSanto, se principiase por borrar en el s‡mbolo que procededel Pcidre y del Hijo. Se les probí este dogma, no solo por

la Sagrada Escritura, sino tambien por los testimonios ele losPadres griegos, de modo que nada tuvieron clue replicar : lomismo fue respecto de los demas art‡culos en cuestion . Por lomismo, si no los firmaron voluntariamente y (le buena f°, sivueltos « su pais retractaron lo que habian firmado, ellosson los que merecen la calilicacion de enga†osos, y no loslatinos .

5.á Los griegos eran los acusadores de los latinos sobrecuatro puntos, « saber : la procesion del Esp‡ritu Santo, elestado de las almas despees ele la muerte, el uso del pan «zimoen la consagracion de la Eucarist‡a, el primado del romano pon-t‡fice, y su jurisdiction sobre la Iglesia universal . El conciliose debií reducir « satisfacerlos, prob«ndoles la verdad de lacreencia catílica sobre todos estos puntos, y exigiendo cluelos profesasen . Si se les hubiese atacado sobre otras cuestionesde dogma, í de disciplina, dirian los protestantes clue se ha-bia salido inoportunamente fuera de la cuestion , y que se leshabia confirmado en el cisma. Si los griegos hubiesen queridounirse « los protestantes en 1638, °stos, que lo deseaban tan

FON 143ardientemente, hubieran sido mucho mas complacientes conlos griegos que el concilio de Tlorencicr. Si les preguntarnos

du° ventajas encuentran los griegos en perseverar en su cis-ma, nada nos responden, y se guardan bien de hablar de losesfuerzos que hicieron por ver si podian atraerlos « su parti-do. (V°ase griegos .)

FLORILEGIO. (V°ase citolog‡a .)FLORIN[ANOS. Disc‡pulos ele un sacerdote de la Iglesia

Romana, llamado Flor‡n, quien fue depuesto del sacerdocioen el siglo ii de la Iglesia por haber ense†ado varios errores .Fue disc‡pulo ele San Policarpo, en compa†‡a de San Ireneo ;pero le faltí la fidelidad « la doctrina de su maestro . San Ire-neo le escribií para hacerle volver ele sus errores, y Eusebionos conserví un fragmento de esta carta : Hist. Ec/es., lib. 5,cap. 20 . Florin sosten‡a que Dios es el autor del mal . Algu-nos escritores le acusan de haber ense†ado que las cosas

prohibidas por la ley de Dios no son malas en s‡ mismas,sino solamente por estar prohibidas . Ultirnamente abrazí al-

gunas otras opiniones de los valentinianos y de los carpocra-cianos. San Ireneo escribií contra °l sus libros de la Illonar-

quia, y de la Ogdoada, que no conservamos : Seg. dissert. deD. illassuet sur S. Iren°e, art. 3 , p«g. 104; Mr. Fleury,Hist. Eccles., lih. 4, S 17 .

FON-TEBRO (*). Monasterio c°lebre de Anjou, cabezade una orden de religiosos y religiosas, fundado por el beatoRoberto de Arbrisel, que murií el a†o de 1117 . Esta ordenfue aprobada por el Papa Pascual n, a†o de 1106 , y confir-mada en el de 1113 con la regla de San Benito .

(') Fun-tevraul , I%wis Tvald, , villa de Francia en Anjou « cinco le-guas de (AI inouu1, y scseuta y cuatro de Par‡s, cabeza de la orden de estosreligiosos y religiosas . Esta congregacion , cono todas las demas, acabí coala revolucioa del siglo pasado .

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FONRoberto de Arbrisel consagr« sus trabajos í la conversion

de las j«venes relajadas : junt« un gran nómero de ellas eneste monasterio, y les inspir« el pensamiento de consagrarseí Dios. Se le habian asociado varios cooperadores, y los reu-ni« consigo por medio de los votos monísticos. Lo clue pa-rece mas singular en este instituto es, que para honrar í laVirgen Sant°sima, y recordar con veneracion la autoridadque le habia ciado Jesucristo sobre San Juan cuando dijo íeste disc°pulo amado : Hijo, ves ah° í, tu madre : el fundadorde Fon-tcbr« quiso que sus religiosos estuviesen sujetos í laabadesa, igualmente que las religiosas, y que la misma aba-desa fuese generala de la orden . Los sumos Pont°fices aproba-ron esta disposition, que subsisti« siempre, y concedieron íesta orden grandes privilegios. Tenian en Francia cerca desesenta conventos « prioratos, divididos en cuatro provin-cias, dos en Inglaterra antes ciel cisma de la Iglesia Anglica-na. Entre las treinta y seis abadesas que gobernaron como ge-neralas esta congregation, hubo muchas princesas de la fa-milia ele los Borrones.

Las Hijas de Dios de la calle de San Dionisio en Par°s,que son religiosas de Fon-tebr«, tomaron su nombre de lacasa que ocupan : fue antes habitada por unas mugcres peni-tentes que se llamaban IIijcis de Dios, y fueron slipriniidas .

No falt« quien censurase las piadosas intenciones de Ro-berto ele Arbrisel : quisieron hacerle sospechoso respecto í lapureza ele sus costumbres . Algunos autores , seducidos porfalsos rumores, le acusaron antes ele morir ele una familiar»-dad escesiva con sus religiosas . Bayle en su Diccionario Cr°ti-co , art°culo Fon-tebr«, refiere maliciosamente todo lo que sehabla escrito en esta materia ; pero se ve precisado í confesarque estas acusaciones no estan probadas, y que la santidad (leRoberto fue acrisolada por su Apolog°a, escrita por un reli-gioso de su orden, que funda los hechos sin ráplica y con la

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F OR

145mayor solidez. En 1701 se public« otra en Amberes, en lacual se justific« í Roberto contra las malignas sítiras deBayle .

FORMA SACRACRAMENTAL . (Váase Sctcrcimento .)FORMADAS (LETRAS) . (Váase letras.)FORMULARIO. (Váase jansenismo .)FORNICACION. Comercio carnal ileg°timo entre dos

personas libres. Este desorden , tolerado por los paganos, yexcusado por los fil«sofos, es condenado sin escasa por lamoral cristiana . San Pablo lo prohibe í los fieles ; y para ins-pirarles horror í este pecado les representa que sus cuerposson miembros (le Jesucristo y templos ciel Esp°ritu Santo :1.a L'pist . ci los Corint ., cap. 6, v. 13 y sig. Aunque no se mire-mas que cl interes de la sociedad, es evidente lo perniciosode este desorden : ál desv°a del matrimonio, destierra la de-cencia de costumbres, perjudica í la poblacion, y recarga alEstado con una portion de ni†os sin recurso ni destino, con-deníndolos í la ignominia, haciendo í los hombres descono-cer los deberes de padres, y í las nmgcres las obligacionesmas 'esenciales í su sexo .

Para convencer que la fornicacion es un des«rden con-trario í la ley natural, bastarí que observemos qne el hom-bre que satisface de este modo su pasion se espose í tener unhito, clue no tendrí un estado decente, ni buena educacion,Ili derecho seguro, y clue carga í una Innger con todos losdeberes ele madre, sin auxilio ni recurso. Ser°a muy arregla-do í justicia el calificar de crueldad este crimen, si se con :c-tiese con reflexion . As°, para concebir su gravedad , basta co-llocer las razones en que se funda la santidad del matrimo-nlo. (Váase 177r/tri .)

Algunos fil«sofos modernos, que siguiendo la doctrina desus predecesores, tuvieron la osad°a ele ense†ar que se del- ,eabolir el matrimonio, que es preciso Hacer comunes í lasTOMO T y.

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FORmageres, y declarar « todos los niíios, como quiera que nat-can, hijos del Estado, quieren no solo hacer prostitutas todaslas nmigeres, sitio tambien degradar y embrutecer « toda laespecie Humana : este sería un medio infalible para des-truirla .

Cuando el concilio de Jerusalen, celebrado por los após-toles, prohibió « los fieles el uso ele la sangre, de las carnessofocadas, y de la fornicacion, no trató de poner este °ltimocrimen en la misma línea de los dos anteriores : las dos pri-meras cosas fueron prohibidas por las circunstancias ; pero lafornicacionn es mala en sí misma, y contraria al derecho na-tural : Ilccll . Apost ., cap. 17, v. 20 y 29. El concilio hablabasegun la preocupacion de los paganos recien convertidos,quienes estaban acostumbrados antes de su conversion « mi-rarla como una cosa bastante indiferente, ó por lo menoscomo una falta venial, y muy ligera .

En el Antiguo Testamento la idolatría se llama muchasveces fornicacion, por ser una especie de comercio criminalcon las falsas divinidades, casi siempre acompa»ada de la obs-cenidad; y algunos comentadores juzgaron que el concilio deJerusalen por la palabra formcacion entendió la idolatría. Decualquier modo nunca se excusó ni toleró entre los judíos estedesórden, y las leyes de Moisás le castigaban en ambos sexoscon severísimas penas : Deut., cap. 22 .

FORTALEZA. Segun los moralistas, la fortaleza es una elelas virtudes cardinales ó principales : la definen, una disposi-cion refleja ciel alma que la hace sufrir con gusto las pruebasy contradicciones . El nombre mismo de virtud, no significamas que fuerza del alma, así se puede decir con verdadque una alma dábil es incapaz de virtud.

Los antiguos entendian principalmente por esta palabrafortaleza el valor para soportar los reveses y las aflicciones dela vida, y emprender cosas grandes para grangearse la esti-

FOR 147macion de los hombres : la ambicion y la vanagloria eran su°nico resorte ; y de este modo solia degenerar en temeridady obstination. Mas sabia la fortaleza de los cristianos, obser-va un justo medio : inspirada °nicamente por el motivo deagradar « Dios, modera en nosotros el temor y presuncion :no nos impide que evitemos los peligros y la muerte, cuan-do no hay necesidad de esponernos ; pero nos hace arros-trarla con serenidad , cuando lo eligen nuestros deberes .†Dios, dice San Pablo, no nos dio un espíritu de temor,sino de fórtaleza , de caridad y de moderacion :† Eilist 2.a ad

Tirnot., cap. 7, v. 7. Esta virtud brilló singularmente en losm«rtires, y para concederla « todos los fieles instituyó Jesu-cristo el sacramento de la Conf rmacion . Ella no dejar« nun-ca de serles necesaria para superar todos los obst«culos (luese oponen « la perseverancia en el bien , sobre todo cuandoel esceso de la corruption de las costumbres p°blicas tornala virtud en ridícula y odiosa . (Váase Conjlrmacion., celo.)

FORTUITO, FORTUNA. Este artículo mas bien perte-nece « la metafísica clue « la teología ; pero los materialistasmodernos de tal modo abusaron de todas las palabras con elfin de paliar los absurdos de su sistema, que no podencos dis-pensarnos de poner en claro su verdadera idea .

Primeramente sabemos con evidencia que en la idea (leuna Providencia divina que atiende « todos los sucesos, quelos ha previsto desde la eternidad, y que arregla su curso,nada puede tenerse por casual y fortuito respecto « Dios. Sialguna vez se usa de esta palabra en la Sagrada Escritura, de-bemos entender que no significa ignorancia á incertidumbre,sino respecto « los hombres. Los adoradores del verdaderoDios nunca dejaron de atribuir « su providencia todos cuan-tos sucesos les acaccian felices ó desgraciados, pi ó=peros ó ad-versos .

Por el nombre de fortuna entendian los paganos un po-

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FORder desconocido y ciego ; una especie de divinidad estrava-gante y caprichosa que distribu«a los bienes y males, sin ra-zor ni discernimiento . La pintaban en fgura de una niuger,con los ojos vendados , un pic apoyado sobre un globo mo-vible, y el otro en el aire í sobre una rueda que giraba sincesar. Ningun dios tuvo en Roma tantos templos como la for-tes . : los romanos, libertados ele un gran peligro por el in-flujo de Veturia, matrona romana, sobre su hijo Coriola-

ó .no, erigieron un templo ° la fortuiza de las mubeies for-

tun.x nudiebri , al buen genio que liabia inspirado ° estamatrona. Los hombres mas grandes contaban con su pro-pia f»rtwta, y con la de Roma, con una divinidad descono-cida que los protegia a ellos y ° su patria, y esta confianzales sugirií muchas veces empresas temerarias á injustas. Paradisfrazar ° sus mismos ojos su imprudencia y su injusticia,atribu«an el bnen áxito ° una divinidad cualquiera . Juvenalse mofa graciosamente de esta preocupacion . r1 Con la pru-dencia, dice, todos los dioses nos son favorables ; pero nos-otros hicimos de la fortuna una divinidad y la hemos coloca-do en el cielo :† Seis . 10. En cl mismo sentido se esplica Ci-cerou , lib . 2 .ó ele Di-vinat .

liemos notado mas de ruda vez que el poeta Lucrecio secontradijo cuando en una obra destinada al establecimientodel ate«smo, hablí de un poder desconocido, vis abdita qux-ilanz, que se complace en desconcertar los proyectos de loshombres, y muda las cosas, poniándolas de un modo entera-ramente opuesto ° su prevision , de la fortuna que todo lodecide, fortuna ul crnaits. En lugar ele admitir el poder su-premo de una inteligencia que todo lo gobierna con sabidu-r«a, suponia lui poder ciego y caprichoso clue disponia de .todo, sin reflexion y por puro antojo, sin duda con el fn deno estar obligado ° tributarle sus homenages .

Era ciertamente un absurdo de parte de los paganos el

L

FOR 149(lar culto ° una pretendida divinidad que suponiall privadade razon y de sabidur«a, inconstante y caprichosa, y porconsiguiente incapaz de atender al respeto y ° los votos quese le dirigian. En el mismo Hecho que supongan los lionmbresun ser cualquiera, inteligente í ciego, justo o injusto, buenoí malo, que distribuye los bienes y los males, nunca dejar°‡de honrarle por su propio iutcres : por esta razors jamas pudotener lugar entre ellos el ateismo .

En el dia los materialistas tratan de deslumbrarnos des-atinando de un modo muy diferente. Dicen clue nada se hizopor casualidad, porque todo es necesario : esto es abusar dela palabra. Nada importa que una causa cualquiera sea con-tingente í necesaria : si es ciega , y no sabe lo que hace , laˆnica causa ser° la casualidad í la fortuna , porque esta es laidea que de ella nos clan todos los filísofos. † La fortuiut,dice Ciceron , no solo es ciega en s« misma, sino clue tannbienhace ciegos ° todos los que favorece :,> De amicit., nuns. 54 .Dice que la casualidad es lo que sucede sin intetctarlo cn lesscosos mismas que se intentan : lib . 2.ó c«e Dicinat., nˆm. 45 .Obramos por casualidad, cuando no conocernos el efecto queresultar° c«e nuestras acciones : por lo mismo la fortuna seopone, no ° la necesidad, sino la inteligencia, ° la reflc-xion y al conocimiento .

Se enga‰aron los filísofos que definieron la casualidad íla fortuna el efecto de una causa desconocida : debian decir,que es el efecto de una causa privada de inteligencia , y clueno sabe lo clue hace . Cuando el viento hace caer sobre m« unateja, í una pizarra, esto es una casualidad, aunque yo no de-jo de conocer la causa, pero esta causa no obrí por refexion,ni yo podia preveer por in« mismo que obrarla as« en aquelmomnento. Todo es efecto ele la casualidad, si no hay un Diosque rige el universo.

Pero nada es fortuito para los que reconocen un Dios en

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FOTsumo grado inteligente, bueno, sabio, y poderoso : supuesta

esta doctrina la fortuna nada significa sino felicidad « desgra-

cia . Cuando Zelfa , esclava de Jacob, di« í luz un hijo, Lia,

su ama, le puso el nombre de Gad, buena fortuna, dicha .

Genes . cap. 30, v. 11 . Pero ella no di« í este nombre la mismasiguif eacion que los pagínos, pues que atribuy« í Dios estaestamisma dicha, cuando ella la esperimentaba : cap. 29 y 30 :(`dando los judóos cayeron en la idolatróa, adoptaron las ideasele los politeistas : Isaóas los reprende por haber erigido altaresí Gad y í Iilcul, cap. 65. v. 11. La vulgata y el siriaco enten-dieron que la primera ele estas palabras significaba la fortuna :

los setenta tuvieron í Gad por el demonio, « genio, y íMeni por la f ortuna, los rabinos piensan erradamente clue Gad

era J°piter. Es probable, que Meni, es la luna, Mapa en grie-

go : bien sabido es que los gentiles atribuian mucho poder íla luna .

Sin duda es de mucho mas consuelo para el hombre elatribuir í Dios los bienes y leales que le suceden, que honrarpor ellos í una _f ortuitct caprichosa y í un ciego destino. Elculto que se daba í la fortuna, lejos (le mejorar al hombre,solo podia convencerle de, la inutilidad de su prevision , desus precauciones, y ele su prudencia . El dogma de la provi-dencia produce un efecto en un todo contrario, porque nosense»a que Dios recompensa tarde « temprano nuestra con-fianza, nuestra paciencia, y nuestra sumision í sus de-

cretos .FOTINIANOS. Hereges del siglo iv que siguieron los er-

rores de Fotino,, obispo de Sirniio, o Sirmich en Hungróa : fuediscópulo (le Marcelo (le Ancipa, tuvo fama de sabio y elo-cuente, pero fue mas impóo con Jesucristo, que los mismosArrianos. Sostenóa que fue un puro hombre, nacido del Espó-ritu Santo y de la Virgen _Maróa, que una especie de emana-cion divina, que nosotros llamamos verbo habóa bajado sobre

FRA 151ál , y que ele resultas de la union de este verbo divino con lanaturaleza humana, Jesus era llamado hijo de Dios, liijo urri-co, « unigánito, porque ningun otro hombre fue formado deeste modo, y Dios, por los dones, potestad, y privilegios, queDios se sirvi« concederle . Fotino no tenia al Espóritu Suelopor una persona distinta de Dios padre, sino una virtud ce-lestial emanada de la divinidad : asi este berege no admitia enDios mas que una sola persona, como Sabel io .

Fue condenado, no solo por los ortodoxos, sino tambienpor los Arrianos. Los obispos orientales le condenaron en unconcilio de Antioquóa celebrado el allo de 345 : los del oc-cidente, en el concilio de Milan, a»o de 346, « 47 : finalmen-te fue depuesto en un concilio celebrado en Sirmicll, a»ode 351, y muri« desterrado en el 371, « 75 . Su lleregóa fuerenovada en estos °ltimos tiempos por Socino, y aunque loeSocinianos trataron de cubrirla con algunos paliativos, elfondo de su sistema viene í ser igual al de los Fotinianos.

FOSARIO. (Váase f.rnerales .FRACCION DE LA HOSTIA. (Váase misa,)FRANCISCANOS, FRANCISCANAS. Religiosos y reli-

giosas instituidas por San Francisco ele Asós í principios delsiglo xrii. Su regla fue aprobada por Inocencio m, y confir-n)ada despees por Honorio iti a»o 1223 . Uno ele los princi-pales artóculos de esta regla es la pobreza absoluta, « el votode no poseer nada, ni en particular, ni en colnun, y vivirsolo de limosnas .

FRANCISCANAS. Las religiosas, llamadas tambien de San-ta Clara, son igualmente conocidas con el nombre (le Urba-nistas, porque habiendo parecido la regla de San Franciscodemasiado austera para las mugeres, el Papa Urbano Iv , enal a»o 1253, suaviz« esta regla, y permiti« í las monjas deSanta Clara poseer algunos bienes raices . Sin embargo,hubo entre ellas muchos conventos que per.everaron en el ri-

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FRAgor ciel primitivo instituto ; y aun entre las L rba~iistas las lui-

bo due volvieron « su primitiva pobreza, ya por la reformade Santa Coleta , clue en el siglo se llamaba Nicolascz Rocllct,,

o ya tambien por otras reformas . Estas religiosas, que no mi-tigaron la primitiva pobreza, í que no fueron reformadas, sellaman religiosas del Ave 1{larici, Capucliiizas, Recoletas, mon-

óus clc la Conccpcton, Penitentes ele la Tercera Orden, í Ter-

re, onzas, que en Par°s se llaman ilionócts de Santa Isabel .

FRANCISCANOS. Los religiosos, que hoy dia se dividen

en coawentuczlcs y observantes, iban vestidos al principio de unpalio ordinario de color (le gris con una capacha í capirotede lo mismo, capa igual, y un cinto de cordel comun atadocon tres nudos . Se llamaban pobres `menores, y despues frai-

les menores, y son los primeros clue renunciaron toda pro-piedad .

Estos religiosos tienen el privilegio de poder ser miem-bros de la facultad ele Par°s. Tuvieron muchos papas, carde-, .

hales y o' >ispos : hubo entre ellos grandes hombres en todosramos, singularmente el P . Bacon, c»lebre por sus descubri-

mientos hechos en un siglo de tinieblas. Esta religion fue átilen todos tiempos « la Iglesia y « la sociedad ; v sus individuossc distinguen aun en nuestros Bias por su saber y sus vir-tudes .

El P. Lucas de Wading, franciscano irland»s, muerto enRonca en el a†o 16 i5, dio « luz en un tomo en folio, laBiblioteca (le los escritores ele su Orden ; cuya obra fue des-pues ‡corregida y continuada por el P . Francisco Harol .

Esta orden ya habia progresado considerablemente, cuan-(lo murií su fundador en 1226 . De tal manera se multiplicíque, nueve ‡ a†os despees de su fundacion se hallaron en uncap°tulo general celebrado cerca de Asis 5000 diputados porsus conventos ;pero sin duda habria muchos de cada conven-

to. Aun en el dia, « pesar de haber destruido los protestan-

FRA 153tea muchos conventos de esta orden en Inglaterra, en Ale-mania, y en otros paises ciel .norte dicen que tiene mas ele7000 conventos de hombres, y amas de 900 (le mageres condiferentes advocaciones. En sus áltimos cap°tulos se contabacon mas de 15000 religiosos, y mas de 22000 religiosas .

Principií luego « dividirse en diferentes ramas : los prin-cipales son los conventuales y observantes de quienes acabamosde hablar, los capuchinos, los recoletos, los terceros, í reli-giosos penitentes de la tercera orden, llamados en FranciaPicpus ; se hicieron otras muchas reformas en Italia, en Es-pa†a, y en otros paises de Europa. Hablaremos (le estos di-versos institutos, í congregaciones, en los art°culos de susnombres particulares . Hay algunos religiosos hospitalarios queabrazaron ta mbien la regla de San Francisco como los PP. en-fermeros m°nimos, á obregones etc. y no son los menos res-petables .

Si las virtudes de San Francisco no hubieran sido tansílidas, y tan aut»nticamente reconocidas, como !o testificanlos autores contempor«neos, esta multiplic‡acion tan r«pida ytan extensa ele su orden seria un prodigio inconcebible ; peroel Santo formí disc°pulos que le imitaban, y adquirií milla-res de pros»litos con el ascendiente de sus virtudes . Este fe-nímeno que mas í menos aparecií constantemente en todoslos siglos , se renovar« hasta el fin del mundo, porque lavirtud tiene derechos imprescriptibles sobre el corazon de loshombres, en cualquier forma que se presente .

Sin embargo los protestantes nada omitieron para persua-dir que el nacimiento de la orden de franciscanos fue unaplaga y una desgracia para la Iglesia . Pero los que hablan as°presentan al mismo tiempo unos hechos que demuestran locontrario, y que prueban que ninguna orden religiosa hizomayores servicios. Calumniaron « su fundador, y basta leersils escritos para formar su apolog°a . Dicen que es verdad que

TO-,Nio 1v.

0

154

FRASan Francisco era un hombre piadoso y bien intencionado ;pero que juntaba « la ignorancia mas grosera un espíritu de-bilitado por una enfermedad ele que habia sido enrado, quedió en una especie de devotion estravagante, que mas bienparece locura clue piedad : así habla de °l Mosheim en suDist. Eccles . . del siglo xiii , part. 2? , cap. 2 . » , S 23. áTieneexactitud este cnach †o ?

El mismo escritor nos hace notar que en el siglo xti , y «principios del 1.3 estaba infestada la Iglesia por una nltilti-tud ele sectas her°ticas : los c«taros albigenses, balo‡escs, losdiscípulos de Pedro de Bruis, de Tanguelim y de Arnaldo deBrescia, los valdenses, los capuciati y los apostólicos, dogmatiza-ban cada uno segun su capricho. Todos convenian en ensal-zar el m°rito de la pobreza evang°lica : acriminaban « losmonges, « los eclesi«sticos, y « los obispos, el que no observa-ban una vida pobre, laboriosa y mortificada ., como la ele losApóstoles, sin cuyo requisito decian , que no se podia llegar« la salvation : obligaban « sus propios doctores « practicarla,y por este artificio seducian al pueblo . Moslicim dice, que alclero le faltaban efectivamente luces y celo, que las órdenesmon«sticas estaban ciel todo corrompidas : que el clero y losmonges permitian que triunfase impunemente la beregía .ˆ Eu tales circunstancias, slice, se reconoció la necesidad deintroducir en la Iglesia una clase de hombres que pudiesencon la austeridad de sus costumbres, con el desprecio ele lasriquezas, con la gravedad de su esterior, con la santidad desu conducta y de sus m«ximas, asemejarse y exceder « losdoctores que , tanta reputacion hablan grangeado « las sec-tas de los bereges. ˆ Ibid. S 21 .

Esto es lo que cabalmente pensó San Francisco este pre-tendido ignorante ° inlbecil : vió los males, concibió el reme-dio, tuvo espíritu para ponerlo en pr«ctica, y Mosheim se v°precisado « confesar que en su ejecucion acertó lierfectanlen-

7

F R A

155te. á.L4,1 mas b«l-,11 y profundo político pudiera haber obradocon mas acierto?

En efecto, confesa nuestro censor que sus religiosos ha-ciendo una vida mas regular y mas edificante que los otros,adquirieron en poco tietnpouna reputacion extraordinaria, yclue el pueblo concibió h«cia ellos un aprecio y veneracionsingular. La adhesion , dice, « estos religiosos llegó « ser ex-cesiva : el pueblo no gneria recibir los sacramentos sino porsu mano ; sus Iglesias estaban siempre concurridas, y llenasde una inmensa multitud . En ellas ponian en pr«ctica los fie-les sus devociones, y querian allí que se les enterrase . Se les des-tinó, no solamente « las funciones espirituales, sino tanibien« los negocios políticos y temporales . Ellos terminaron mu-chas diferencias gtte se suscitaron entre los príncipes, conclu-yeron tratados de Paz, formaron alianzas, presidieron en losconsejos (le los reyes, y gobernaron sus cortes. En considera-tion « sus servicios , los Papas los colmaron (le gracias, hono-res, distinciones, privilegios, inmunidades, y les concedieronmuchas indulgencias para que pudiesen distribuirlas etc . Ibid.23 y 26 . Hasta aquí nada vernos en qu° haya pecado San

Francisco , ni en qu° sentido pueda decirse que la fundacionde su orden fue una desgracia para la Iglesia,

El cr°dito escesivo, dice Mosheim, ele los religiosos men-dicantes , los hizo interesados, ambiciosos, intrigantes, riva-les , y por ‰ltimo enemigos declarados del clero secular . Ellosno quisieron reconocer la jurisclicc :on de los obispos, ni de-pender de líos en manera alguna ; ocuparon las prelacías ylas plazas mas importantes ele la Iglesia : quisieron apoderarseele las c«tedras en las universidades : con este ntotivo sostu-vieron las disputas mas indecorosas : los Papas se vieron enuna infinidad de embarazos por la imprudencia con clue au-torizaron la mayor Parte de stir pretensiones. Una parte elelos franciscanos acabó por alborotarse contra los mismos Pa-

156

FRA

pas cuando trataron de conciliarlos respecto al voto de po-

breza. Apesar de las bulas c«e muchos Papas, los que se Ila--maron fi-at«celos, terciarios, espirituales, begardos y begui-

nos , formaron un cisma con sus hermanos, fueron conde-

nadas como hereges, y muchos entregados al íltimo suplicio

por los inquisidores,

Supongamos todos estos hechos, y observemos el resulta-do. 1 .ó Seria la mayor injusticia hacer ° San Francisco res-

ponsable de lo que sucedi» mas de un siglo despees de sumuerte : ál no estaba obligado ° preveerlo, y su regla, lejos

de dar motivo ° la anbicion ele ses religiosos, parece que se

compuso de intento para prevenirla y sofocarla . 2.ó Deber«a

.examiriarse si todos estos inconvenientes que tanto se exage-

_ran causaron realmente mas perjuicios ° la Iglesia, que haproducido bienes el trabajo de los franciscanos : nosotros sos-.tenemos que los bienes que de ellos recab» la Iglesia , escedenmucho ° los males tan ponderados. Ellos han destruido poco

.° poco las mas de las sectas que turbaban la paz de la Igle-sia : reanimaron en el pueblo la piedad, que casi estaba ex-

tinguida , sus disputas contribuyeron ° sacar al clero secular

de la inercia en que estaba sumergido, y produjeron un gár-

nien de emulation : compusieron muy buenas obras en tin

_tiempo en que no era f°cil formar buenos escritores-. muchosse entregaron ° las misiones estrangeras , y aun trabajan enellas con un celo admirable, etc. Si nosotros echamos en cara° los protestantes su ambicion, su esp«ritu rebelde, la violencia

de sus disputas, y el furor ° que se abandonaron sus primeros

ministros, nos responden que estos defectos de la humanidad

deben perdon°rseles por los bienes que de ellos resultaron .Quisiárarnos saber por quá razon no debe aplicarse esta (lis-

. culpa ° los franciscanos y otros mendicantes, como se aplica

° los Ap»stoles de la reforma .

Mosheim agradece ° los fraticelos y otros francisca-

FILA 157nos rebeldes, el que con sus escritos ardientes y sedicio-sos contribuyeron ° indisponer los pueblos con la autori-

dad ciel Papa . y por este medio abrieron camino ° la reforma .Nosotros tenemos un motivo reas justo para aplaudir el celo

con que los-franciscanos, y generalmente los demas rel igio-sos se opusieron al progreso ele esta pretendida reforma , ytrabajaron en preservar ° los pueblos del contagio de la he-

reg«a . Muchos sacrificaron generosamente su vida en defensa

de la fá cat»lica, y si Mosheim quisiese acordarse de la nnul-titud (le v«ctimas que los protestantes inmolaron ° su furor,

tal vez hubiera insistido menos sobre el nímero de fan°ticos

que se dejaron condenar por la inquisicion_

No dej» de renovar la memoria de las f°bulas que algu-nos escritores ignorantes mezclaron con las historias clue

escribieron (le la vida de San Francisco, corno la historiade sus llagas, cl libro ele la conforrnidadl de San Franciscocon Jesucristo, y las obras que se escribieron en pr» y en

contra, etc. Se emperia en clue San Francisco se imprimi»

° s« mismo estas llagas en un acceso de devocion durantesu retiro en el monte de Alvernia : que en las historias deeste siglo hay muchos ejemplares de fanciticos marcadospor el mismo estilo, con motivo de la mala inteligencia delas palabras de San Pablo en la Epist . c« los Calatas., cap. 6,v. 17, que dicen : † Por lo dernas, nadie me incomode , por-que yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesucristo .†

No es este lagar oportuno Dara discutir este hecho : sepuede ver lo que dice en orden ° ál el juicioso autor de las

Vida, de los Padres y de los Mcirtires, ton] . 9, p°g. 392. Auncuando el hecho hubiese sucedido segun pretende Mosheim,

se seguiria que San Francisco ninguna parte tuvo en las opi-

niones que se establecieron despees de su muerte, ° saber,que estas llagas se le habian impreso por milagro , porquerningun testigo depuso clue San Francisco lo hubiese asegu-

158

FRAralo as« -, al contrario, ocultaba estas llagas con el mayor ení-dado Que entre sus religiosos hubiese escritores ignorantes,animados del n falso celo por la gloria de su fundador, cró-dulos y propensos ° lo maravilloso, no es estra»o, puesto (luese hallan escritores de esta especie de todos estados y condi-ciones en los siglos xiii y xiv. Por ahora se ha remediado

este 111 ti, y los protestantes faltan ° la verdad suponiendo queaun subsiste entre los catálicos el prurito de f noir mila-gl os

No tollos los protestantes tienen igual prevencion contralos cuaciscanos . Sabemos con toda certidumbre que los ca-pticlfiroo que viven en pa«ses práximos ° los luteranos, re-ciben de ellos tantas limosnas como de los catálicos, que mu-clias veces imploran el auxilio de las oraciones de estos bue-nos religiosos, y les dan misas y limosnas cuantiosas . Esto nosparece clue basta para probar lo que ya hemos dicho, que lavirtud se hace respetar donde quiera que se halla , y que mu-chas veces triunfa por s« misma de las preocupaciones reli-giosas. Solo ° los ficuzcisca~los y ° los lemas religiosos perte-rece esforzar estas y otras razones para recuperar su estima-cion , el aprecio y cródito ele que justamente gozaron bastaahora . Si ellos sin estrópito, sin disputa, sin rebelion con-tra la autoridad vuelven ° la severa y rigorosa observancia desu regla , los amar° el pueblo, el clero secular los llenara deaplausos, el gobierno les dispensar° su proteccion , y hastastis mismos enemigos se ver°n en la precision ele respetarlos .(Vóase mendicantes. I1i.st. des Ordres Monast, tom . 7†, etc .)

No hemos puesto art«culos particulares para los capuchi-

(') F1 milagro de las llagas de San Francisco est° reconocido y canoni-zadU par la Iglesia cat~«li'a , (lue aprobo una fiesta y rezo particular parasole,u ;,izar este estraordinario prodigio .

F R A 159nos, porque se nos anticiparon los redactores del Dieciencariode Jug i,h~'u~lciacia, donde podr°n verse .

FRANCISCANAS. Religiosas que siguen la re gla que lesdiá Sait Francisco el a»o 1224 . Se llaman tambien (1arisas,porque Santa Clara fue su primera fundadora . Esta santa yahabia abrazado la vida religiosa bajo la ‡Iirecelen de San Fran-cisco el a»o de 1212, cuando solo tenia (liez y ocho amos, yhab«a ya fundado monasterios cri muchas ciudades de Italia,Francia y Espa»a,, y las religiosas de estos conventos seguianla regla (le San Benito con las constituciones particulares queIhabiatt recibido (le] cardenal Iltagolino . Las del monasterio de

Asis se empe»aron particularmente en imitar la pobreza yausteridades ele los disc«pulos de San Francisco : este santofundador las colocá en una casa contigua ° la. iglesia de SariDamian, compuso para ellas una regla parecida ° la que lia-bia compuesto para sus religiosos, y bien pronto fue adopta-da por los lemas monasterios de irtonjas .

Esta regla pareciá despues demasiado austera para per-sonas delicadas ; por esta razon la moderá el pa pa Urbano iven el a»o 1233 , permitiendo ° las eh{risas la posesion ele a1-ganas rentas ; pero las ele San Damiat.t y algunas otras no qui-sieron aceptar esta moderacion de la regla, y I :erseveraronobservando estrechamente la ele san Ft anc «sco, y (le aqu« sa-liá la cliStincion de urbanistas y damiwlistas ()pobres clarisas .

Entre las urbanistas, á clarisas moderadas, machos conven-tos volvieron con el tiempo ° la estrecha observancia de laregla primitiva , singularmente con la reforma que introdu-jo en el siglo xv Santa Coleta, llamada actes Nicolosa Boellet,natural de Corvia, en Picard«a (x), y muerta el a»o (le 1947,En cada reforma que ha habido en los fi anciscanos se hallan

(') (,orvia, ciudad ,ubrc el So,na, ° cuatro leguas de Amiens, y treintade Paris. Fue tomada por los espa%oles en j 6 :>,G .

160

FRAclarisas que abrazaron un modo de vivir an«logo y tan aus-tero. Así , ademas de las urbanistas se encuentran las clarisasreforinadas, que en París se llaman monjas del Aie-1llaría,las capuchinas , las recoletas, las terceras ó penitentes de laTercera Orden, conocidas en París con cl nombre de monjasde Santa Isabel , etc .

A imitacion de los religiosos, hubo tambien franciscanashospitalarias, como las hermanas pardas (les soeurs grises),las de la talla , las de la caba°a (de la celle), etc. Imitando estemodelo, estableció San Vicente de Paul las religiosas ó her-manas de la Caridad .

FRATRICELOS. Se dió este nombre « fines del siglo xiii« los cuestores vagabundos de diferentes especies . Unos eranfranciscanos , que se separaban de sus compa°eros con el pre-testo de practicar rigorosamente la pobreza y austeridades quemanda la regla de su fundador : andaban cubiertos (le andra-jos, buscaban su sustento de puerta en puerta , decian queJesucristo y los Apóstoles nada poseyeron ni en comun ni enparticular , y se preciaban de ser los »nicos verdaderos hijosde San Francisco. Otros no eran religiosos, sino hermanos dela Tercera Orden que instituyó San Francisco para los segla-res. Entre los terceros hubo algunos clue quisieron imitar lapobreza ele los religiosos, y pedir limosna como ellos : en Ita-lia los llamaban bizochi y bocasoti, clue significa lo mismo quealforjeros ó mochileros:se esparcieron bien pronto fuera eleItalia, y en Francia se les llamó beguinos, y en Alemania be-gardos . Sin embargo, no se les debe confundir con los hegui-nos flamencos, ni con los beguinos , cuyo origen y conductason muy loables. (Váase begardos) .

Para tener una justa opinion de los fratricelos , es pre-ciso saber que muy poco despues de la muerte de San Fran-cisco, se relajaron muchos franciscanos con el pretesto de te-ner su regla por demasiado austára, y particularmente sobre

FRA 161el voto de pobreza absoluta : »ltimamente obtuvieron ele Gre-gorio ix una bula que los favorecia el a°o de 1-231, y fueconfirmada en 1245 por Inocencio iv : en ella se permite «los franciscanos poseer algunos fondos, con la precisa condi-cion de que no tuviesen en ellos mas que el uso , y que lapropiedad pertenecia « la Iglesia Romana . Otros muchos Papasaprobaron despees esta misma bula .

Desagradó esta novedad « los religiosos que tenian masadhesion « su regla, y quisieron continuar observ«ndola contodo rigor : estos se llamaron espirituales, aunque no todosfueron igualmente moderados . Unos, sin despreciar « los Pa-pas, y sin revelarse contra las bulas, pidieron permiso paraseguir practicando la regla con todo rigor, singularmente lapobreza : muchos Papas consintieron en ello, y les dieron fa-cultad para formar comunidades particulares . Otros menos dó-ciles y ele un car«cter fan«tico , declamaron, no solamentecontra la relajacion de sus hermanos, sino tambien contra losPapas, contra la Iglesia Romana, y contra los obispos : adop-taron los delirios que el abad Joaquin habia dado « luz en unlibro titulado el wangelio eterno, en el cual anunciaba quela Iglesia iba « ser inmediatamente reformada, que el EspírituSanto iba « establecer un nuevo reino mas perfecto que el deel Lijo de Dios ó de Jesucristo . Los franciscanos rebeldes seaplicaron « sí mismos esta prediccion, y decian que San Fran-cisco y sus fieles discípulos eran los instrumentos de que Diosquería valerse para verificar este cambio maravilloso .

Estos »ltimos son los insensatos clue se llamaron fr†atrice-los. Los mas eran niuy ignorantes, y fijaban toda la perfec-tion cristiana en la pobreza cínica y en la mendicidad ele quehacian profesion : « este error afiadian otros muchos, y ase-guran que algunos llegaron al estremo de negar la utilidadde los sacramentos . Es constai‡

ALbre que muchos eran hombres

viciosos, descontentos con su estado, que preferian la vagan-TOMO iv.

21

162

pRAcia « la sujecion y regularidad de una vida comun : muchosdieron en los mayores desírdenes, y por óltimo en la apos-tas°a. Esta raza libertina por la mala polic°a que reinaba en-tonces en toda la Europa, se perpetuí , causí en la Iglesiamuchas turbaciones , y puso en cuidado « los sumos pont°fi-ces por espacio de mas de dos siglos . Todo el mundo se viíen la necesidad de perseguir rigorosamente « los frcitricelospor sus cr°menes, y fueron muchos los que perecieron en lossuplicios .

Lo mas estra»o es que no se avergáencen los protestan-tes de considerar « estos fan«ticos libertinos como precurso-res de la pretendida reforma del siglo xvi, y que aleguen lasdeclamaciones fogosas de estos insensatos como una pruebade la corrupcion de la Iglesia Romana. Es demasiado ciertoque los mas de los apístoles de la reforma fueron frailes apís-tatas, libertinos, disgustados del claustro como los fratricelos,y que se hicieron protestantes por satisfacer libremente susindímitas pasiones. Pero los mas eran demasiado ignorantespara que pudiesen llegar « ser de repente or«culos en mate-ria de doctrina ; y demasiado viciosos, para que pudiesen re-formar las costumbres ; y sin embargo, en la f† y palabra eleestos transfugas se fundaron los enemigos de la Iglesia Roma-na para calumniarla. Mosheim, por otra parte bastante jui-cioso, se lamenta profundamente de que la historia de losfraticelos no se nos haya referido con mas exactitud por losescritores de su tiempo ; pero estos bandidos cran demasiadodespreciables para que se ocupasen los historiadores en inda-gar su origen. Llora amargamente la crueldad con que fue-ron tratados ; pero unos vagabundos que vivian « espensasdel póblico, y turbaban el reposo de la sociedad, ‡debian serperdonados? Se empe»a en asegurar que en el siglo xiv conde-naban al fuego « los fratricelos solo por sus opiniones, y por-que sostenian que Jesucristo y los Apístoles no habian tenido

FRA 163propiedades : esto es una impostura , porque solo se les cas-tigaba por su conducta sediciosa . En el momento que el em-perador Luis de Baviera se malquistí con el Papa Juan xxii,los gefes de los fratricclos se refugiaron « su imperio, y con-tinuaron ultrajando « este Papa con libelos sediciosos y vio-lentos. El a»o 1328 se agregaron al partido de Pedro de Cor-riere, religioso franciscano, « quien por influjo del empera-dor eligieron por anti-papa para oponerle « Juan XVII. As°que, si este Papa los perseguia con rigor, no fue ónicamentepor sus opiniones , y Mosheini no indica obrar de buena f†cuando pasa en silencio todos estos hechos .

Algunos incr†dulos quisieron poner en rid°culo esta dis-puta , diciendo que se reducia « saber, si lo que com°an losfranciscanos les pertenecia como propiedad, y cu«l deb°a serla figura (le su capilla : es un sarcasmo fuera de propísito . Setrataba de saber si estos religiosos , sin violar la regla, cuyaobservancia hablan profesado, podian poseer alguna cosa enparticular í en coman, y si estaban obligados « conservar elh«bito de pobres que habia instituido San Francisco . Estepunto nada tendria de rid°culo si se hubiese tratado por unay otra parte con o°as decencia y moderacion .

En efecto, el h«bito de los franciscanos , que nos pareceen el d°a tan extravagante , era en su origen el ele los po-bres trabajadores de la Calabria, reducido « una simple tó-nica ele pa»o burdo, que llegaba basta mas abajo de la rodi-lla , atada en los ri»ones con una cuerda ; y una capilla uni-da « esta tónica para preservar la cabeza del sol y de la lluvia :no era posible vestirse nias « lo pobre. Bien sabido es que enlos paises c«lidos anda el pueblo descalzo, y lo mismo sucedeen nuestras aldeas durante los calores ciel est°o. En las costasdel ˆfrica todo el vestido de un mozo ciel populacho consisteen un pedazo de tela en cuadro, ligado con una cuerda alrededor de su cuerpo : el vestido del pueblo de Tunez es inuy

164

FRAparecido al c«e los capuchinos . En la Judea los jívenes ibanvestidos como los africanos . Evang. de S. Marc . , e. 14, v. 51 :de San Juan, cap. 21, v. 7. En Egipto no usan de vestido al-guno hasta la edad de diez y ocho anos, y los solitarios de laTebaida no puede decirse que andaban vestidos, sino encuanto cubrian su honestidad . Lo mismo sucede entre los in-dios , por cuya razon los sabios de este pais se llamaron gim-nosof stas, que es lo mismo que decir filísofos sin vestido. Nohabia pues afectacion ni estravagancia en el hóbito de SanFrancisco. Los franciscanos moderados í urbanistas, quisie-ron que se les concediese un hóbito mas aseado , mas címo-do , y un poco mas mundano ; los espirituales í r«gidos qui-sieron conservar el de su fundador . (V°ase hc«bito religioso.

Tal vez se diró que las disputas de estos religiosos respec-to ó la letra y al esp«ritu de su regla provenian de las faltasele los Papas: o esta regla era practicable en todo su rigor, íno : si no lo era, Inocencio iu y Honorio iii no debieron apro-barla : si lo era, los Papas siguientes no debian derogarla . Res-pondemos que lo que en un tiempo parece util y practica-ble, puede parecer en otro menos util y menos posible. Ino-cencio y Honorio vieron las ventajas espirituales que resulta-r«an de la observancia de la regla de San Francisco, y en ver-dad que en esto no se equivocaron ; pero no pudieron pre-veer los inconvenientes que de ello se seguirian, porque estosprovinieron de las circunstancias. Esta regla es practicable,porque todas las reformas que se hicieron entre los francisca-nos tuvieron siempre por objeto el volver ó su literal obser-vancia : no es mas impracticable que la de la trapa, que seobserva con la mayor esactitud desde 1662 . Pero algunas ra-zones de utilidad que no se habian previsto, í algunos incon-venientes que se presentaron en ciertos paises, pudieron mo-ver ó los Papas ó formar juicio de que seria oportuno el to-lerar, í el permitir alguna nioderacion en esta regla . Todas

FRA 165las cosas humanas varian por su naturaleza, y no por eso hayuna razon para refutar todo aquello que puede producirbuenos efectos .

FRAUDE PIADOSO. Mentira, impostura, enga»o quese comete por motivo de religion, y con ónimo de favorecer-la. Es un pecado que condena la misma religion, y que nopuede discul parse con la pureza del motivo.,> Dios, decia Jobó sus amigos, no necesita de vuestras mentiras, ni de discur-sos falaces para justificar su conductaá, cap . 13, v. 7 . Jesu-cristo manda ó sus disc«pulos que junten la simplicidad de lapaloma, con la prudencia de la serpiente . San Mat., cap. 10,v. 7. Reprueba toda especie de mentira, sea cual fuere su mo-tivo, y a»ade que es obra del diablo . Evcnng. c/c S. Juan ca-pit. 8, v. 44. San Pablo quer«a que la mentira ni siquiera sesospechase en los cristianos . á Si por mi mentira, (dird algunoresplandece mas la verdad de Dios para gloria suya , †porqu°se me condena todav«a como pecador? †y por qu° no henos deHacer males para que resulten bienes? (segun algunos publi-can que hacemos nosotros calumnióndonos) cuya condenaciones justa.á Epist. ci los Rom ., cap. 3, v. 7 y 8 .

Sin embargo, se acusa ó los santos Padres, sin perdonaró los mas antiguos, de no haber seguido esta moral ; de ha-ber pensado al contrario que era l«cito enga»ar y usar defrau-des por motivo de religion, y de haber puesto en prócticaesta misma doctrina . Daill° les hizo esta acusacion y trataronde probarla Beausobre, Mosheim, y le Clerc : Bruker lo re-pite sobre la palabra de Mosheim : esta es la opinion comunentre los protestantes, y los incr°dulos fueron muy fieles enseguirla, Barbeyrac no insiste en ello sin embargo de su mu-cha propension ó deprimir los santos Padres, porque haceprofesion de creer que la mentira oficiosa es permitida ; y llevímuy ó mal que la hubiesen absolutamente condenado SanAgustin y otros santos Padres : por consiguiente es indispen-

166

FRA.sable que sean (le esta misma opinion muchos ele los que cen-suran « los santos Padres .

Pero si hallamos que su acusacion es falsa, si no se fundamas que en conjeturas aventuradas, en hechos disfrazados,y en la mala interpretation de los testimonios, íseria porparte de ellos un fraude piadoso ó malicioso? Lo dejamos aljuicio ele los lectores .

Beausobre, disgustado de que se acusase « los maniqueosde haber forjado falsos libros para sostener sus errores, diceque no hay nada de esto, que solo los católicos fueron culpa-bles de este crimen, habiendo supuesto muchos libros apócri-fos : nos hace observar que los santos Padres no escrupulizaronen citarlos . Hist. du Munich ., tom . 2, lib . 9, cap. 9, S 8, n . 6 .Lo mismo dice le Clerc en su Hist. Ecles. al a°o de 122, » 1 .Eu el artáculo Apócrifo hicimos ver la injusticia de esta acusa-cion: hemos observado que los libros apócrifos no son tantos nitan antiguos como generalmente se supone ; que muchos fueronescritos ele buena f†, sin «nimo de enga°ar aunque por es-critores de poca instruction ; que despees fueron atribuidos «escritores respetables, por equivocation del nombre, por fal-sas indicaciones, aunque no maliciosamente, sino por faltaele crática . Por lo mismo los Padres pudieron citarlos inocen-temente con el nombre que llevaban, sobre la buena f† dela opinion coman, y sin frcaude alguno por su parte . Hemosa°adido que los mas de los libros supuestos fueron obra elelos hereges, y no de católicos : los Padres lo afirman asá, y lostales libros contienen efectivamente muchos errores . Beauso-hre se declara contra esta imputation, al paso que se torna eltrabajo de confirmarla por sá mismo . Uno ele los falsarios masfamosos que cita es un tal Leuce ó Leucius Carinus, quien porsu confesion era un herege de la secta de los docitas . Los quefingieron las obras de San Clemente de Roma y las de San Dio-nisio Areopagita que tanto ruido hicieron . lo eran todo nme-

FRA "167nos católicos ái ortodoxos. De cualquier modo Beausobre noprobó que ningun Padre ele la Iglesia hubiese sido autor deun libro falso, ni que hubiese citado ninguno de esta clasecon pleno conocimiento y convencido ele que era falso . Hist .du Maiziziclz . tom. 1, lib . 1, cap, 2, S 2, etc .

Dice que se trató de borrar ó de variar en el Evangelioalgunas palabras de que podian abusar los teereges . Pero estoshechos no estan bastante probados. 1.‡ Los que los aventuranno son cáe autoridad muy respetable, ni son capaces ele hacerver que la supresion ó el cambio de algunas palabras, ó dealgunas frases fue un efecto de malicia, y no ciel descuido, ódistraction de los copiantes . 2.‡ No se nombran los autoresele estos pretendidos Jrciudcs, y nadie los sospechó hasta ahoraen niegue Padre ele la Iglesia . 3 . ‡ La Iglesia Católica, lejosde tomar parte en estas variaciones, ó de querer aprovechar-se (le ellas, las hizo corregir en el momento clue llegaron «su noticia, en cuya verdad cony jene Beausobre. No se ignoranlos inmensos trabajos que emprendieron Orágenes, IIesiquioy San Gerónimo, para restablecer cl testo de los libros sagra-clos en toda su pureza : esto no indica propension al fraude.

No es muy decoroso para Beausobre el haber citado unapretendida carta que vino del Ciclo en el siglo vi, y otraen el vrai: ˆltimamente, otra publicada por Pedro el Ermi-ta°o en el ario de 1096, con el «nimo de atraer « los pueblos« su famosa cruzada . Estos rumores populares, recibidos, acre-ditados, estendidos y propagados por la ignorancia y por laimbecilidad, en unos tiempos en que las desgracias y calami-dades pˆblicas conmovian todos los espáritus : rumores quenunca sancionaron los primeros prelados de la Iglesia, aun-que no siempre se atrevieron « oponerse « ellos con firmezade caracter, no son los propios para probar que los doctorescristianos fueron amigos del fraude, y estuvieron siempre dis-puestos « cometerle.

168

FRATampoco es propio de un autor de gravedad el querer

sacar ventaja de la ligereza con que algunos cr«ticos escesiva-mente atrevidos acusaron í algunos particulares, y aun í socie-dades enteras, ele haber corrompido las obras de los antiguoscon el protesto ele corregirlas . Se dice en la vida de San Fran-co, arzobispo de Cantorveri, que habiendo hallado los librosde la Escritura muy corrompidos por los copiantes, se dedicóí corregirlos, igualmente clue los libros de los santos Padres,segun la fe ortodoxa . De aqu« deduce Beausobre. que los edi-tores de los santos Padres reformaron los ejemplares paraacomodarlos c« la jc de la Iglesia .

Segun esto tambi°n se debe presumir,. como los incr°du-los, que Or«genes, Hesicluio, Luciano, y San Gerónimo, cor-rompieron el testo sagrado, so color ele corregirlo, para aco-modarlo í la f° de la Iglesia. Cuando entre los variantes quese hallan en los manuscritos se encuentra alguna contraria íla f° ortodoxa, »se deberia preferir esta para restablecer eltesto primitivo? Cuando hay variantes en un pasage que nos-otros oponemos í los protestantes ó í los sociráanos, tienenellos buen cuidado en preferir la leccion que mas los favo-rece, y darle este sentido en sus versiones : por lo mismo sontan culpables de fraude piadoso, como ellos quieren hacer ílos editores de los santos Padres .

Beausobre aun fue mas temerario en sus calumnias : enel tom . 2, lib . 9, cap. 9, S 8, n†m. 6, desecha la prueba delw,s cr«menes de que eran acusados los maniqueos sacada delos dichos de los clue se confesaron í s« mismos culpables, ale-gada por San Leon . ‡ En todos tiempos, dice , sin exceptuarmas que los tiempos apostólicos, se creyeron autorizados losobispos para usar de fraudes piadosos, con tal que fuesen fa-vorables í la salvation de los hombres . Queriendo Leon desa-creditar en Roma los maniqueps se valió de algunos sugetos,que estando seguros de su gracia, se confesaron culpables de

FRAlos cr«menes que se imputaron í esta secta . Nadafaeil clue hallar en Roma personas muy acomodadaspresentar esta escena .‡

Pero los tiempos apostólicos no son esceptuados por Beau-sobre, sino por la decencia : si es l«cito aventurar sospechasno parecen esceptuados de aquella regla los Apóstoles ni susdisc«pulos . En efecto, segun la opinion de Beausobre los san-tos Padres en el hecho de citar libros apócrifos, cometieronun fronde piadoso. Si hemos ele ciar cr°dito í los cr«ticos, SanClemente de Roma, disc«pulo inmediato de los apóstoles, citaalgunos pasages ciel Evangelio de los egipcios : segun San Ge-róuimo, San Ignacio de Antioqu«a, tambien disc«pulo de losApóstoles, cita el Evangelio de los hebreos, y estos clos evan=gelios son suplantados . Aun cuando San Judas no fuese unApóstol, seria por lo menos un autor apostólico : y en su Epist .v. 14, cita la profec«a ele Enoch, que tambi°n es apócrifa .ˆY cómo dejar«amos de acusar, seguu estas reglas, al mismo SanPablo de haber cometido el mismo fraude, cuando citó í losatenienses su inscription, ignoto Deo, al Dios desconocidossiendo as« que en juicio de los sabios, hab«a en Atenas dioses,desconocidos y estrangeros, Dus ignoii.s, et pcregririis? Estainscription no tenia relacion alguna al Dios verdadero . Se-`un los mismos principios, obró mucho peor este Apóstolcuando para sustraerse de las manos de los jud«os, dijo queera fariseo, cuando ya habia renunciado el judaismo ; y eracristiano,,, cuando hizo circuncidar í su disc«pulo Timoteo,aunque no tenia ninguna f° con la circoncision . Los incr°du-los hicieron contra San Pablo estas acusaciones, aprovechín-dose ele los principios de Beausobre y de sus semejantes .

Segun este m°todo singular, »qu° deberemos pensar delos fundadores de la santa reforma-, de sus historias escan-dalosas, ele sus imposturas, de lo mucho que calumniaron ílos sacerdotes, í los religiosos, í los Papas y í los obispos, silt

TOMO iv .

22

169era maspara re-

170

FRAmas fundamento por lo comun que el testimonio de los queapostataban del catolicismo? Ellos los han publicado y co-mentado con una osad«a incrcible . Por consiguiente eran to-dos trapaceros, que representaban una comedia semejante íla de San Leon, fingida por ellos .

La razon por la cual se creyó Bcausobre con derecho ísospechar de la buena f° de San Leon, es tan particular comocuriosa . Cita una carta de San Gregorio Magno í la empera-triz Constantina, en la cual, para escusarse de enviar í estaprincesa la cabeza de San Pablo, que ella le pedia, alega estePapa muchos milagros que Dios labia obrado con los clue tra-taban de desenterrar las reliquias : entre otros hechos de estaespecie, dice San Gregorio, que San Leon para convencer alos griegos que le pedian reliquias, cortó í presencia de elloscon unas tijeras un pedazo de lienzo tocado de los cuerpossantos, y que al instante salió sangre de aquel lienzo. DiceBeausobre que San Gregorio miente en toda esta carta, y quese vale de este testimonio falso y suplantado, segun °l, paraprobar que San Leon cometió una impostura, con el objetoque el mundo creyese un falso milagro . Es prodigioso este ras-go de ceguedad. Si San Gregorio miente, »qu° prueba su tes .timonio?

Todo lo que resulta de esta carta es í lo mas clue San Gre-gorio era demasiado cr°dulo, que hizo uso de los rumorespopulares que corrian en Roma, y de los pretendidos mila-gros clue forjaron los vecinos de aquella capital, con el fin deno desprenderse de sus reliquias : resulta que muchos esp«ri-tus d°biles que hab«an querido tocarlas, se vieron sobreco-gidos repentinamente de un espanto y temor religioso, quetuvieron visiones ó creyeron tenerlas, y estas imaginaciones nofueron milagros . Hab«an ya transcurrido ciento cuarenta aáosdespues de la muerte de San Leon, y este santo Papa no eraresponsable de las historias que se forjaron en este intervalo .

FRA

171Mosheim se portó con mas habilidad para acusar í los

santos Padres de fraude piadoso . Trataron de convencerlospor sus propios escritos . En una sabia disertacion sobre lasturbaciones que causaron en la Iglesia los platónicos, en el45 y siguientes observa que era una míxima constante de

los filósofos lo l«cito del disimulo y la mentira, bien fuese parahacer gustar al pueblo la verdad, ó para confundir í los quela atacaban : que los jud«os de Alejandr«a adoptaron tambienesta opinion, y que la introdujeran en la Iglesia los filósofosque abrazaran el cristianismo . Esta misma cantinela la repitemil veces en su hist. Ecles . ; pero juzga que esta falsa pol«ticano se introdujo sino al fin ciel siglo ii, hist. Ecles ., sig . -9 .†,1 . a part., cap . 3, g 8 y 15. Insiste tambien sobre la misma acu-sacion en sus notas sobre el sistema intelectual de Cudsrotlr,cap. 4, S 16, tom . 1, pag. 411 : y en otras obras sobre lallist .Ecles. S~ rrta rn . Dissert, diss 3 .a, ‡ 11, etc. Ningun interestenemos en defender í los jud«os ni í los filósofos paganos, yasi nos limitaremos í examinar los agravios contra los Padresde la Iglesia .

1 .† No debiera haber olvidado Moslreim que °l mismohabla probado que los primeros libros apócrifos fueron su-plantados por los hereges del i y ir siglo, por los gnósticos ysus descendientes : los santos Padres les reprendieron este,rcrce-de, luego no lo aprobaban . Instit. Hist. Christ., ~ ." part ., e . 5,pag. 367. Los santos Padres fueron enemigos constantes elelos jud«os y filósofos : luego es imposible que hubiesen tratadode incitarlos .

2.† Nada sirve decir que las obras atribuidas al Papa SanClemente y í San Dionisio Areopagita, son obras supuestas,si no se prueba que fueron forjadas por los santos Padres, yno por sugetos particulares sin ninguna autoridad, ó por loshereges, ó cine los santos Padres las citaron, sabiendo que noeran obras aut°nticas : Mosheim no es capaz de probar lo uno

172

FRAni lo otro . Disscrt . 5 45 . (V«ase Sera Clemente, Salt Dionisio .)

J.í Nos advierte que Rufino falsificó las obras de Or°ge-

nes, y que citó, con el nombre del Papa San Sixto, las sen-tencias (le Siaxto, filósofo pitagórico . Pero ademas de que Ru-

fino no es ningun santo Padre, y que la libertad que se tomó

fue universalmente reprobada , en el mismo prefacio de su

traduction ele las obras (le Or°genes, respecto » la obra de

principás, previno » sus lectores acerca ele lo inexacto de su

version : por lo mismo no quer°a enga†ar » nadie. Sea en

buen hora condenada la libertad clue se tornó Rufino ; pero

no vemos en qu« puede nadie fundarse para darle el nombre

de fraude piadoso . En cuanto al hecho de haber confundidoun filósofo con un Papa, pudo haberse enga†ado por la se-

mejanza del nombre, y la ortodoxia de su doctrina ; pero

aunque faltó » la cr°tica, no pecó contra la buena f« .

4.' No se puede dudar, dice Mosheim , que Or°genes no

fuese capaz ciel vicio de que hablamos . San Gerónimo se lo

reprende » «l y » los origenistas en su primera Apolog°a con-tra Rcfno, y el mismo Or°genes lo confiesa en el prefacio ele

su obra contra Celso.Es verdad que San Gerónimo cita un pasage (le los Stro-

matos de Or°genes, cuya obra no conservamos, en que pa-

rece que Or°genes aprueba el sentir ele Platon respecto » lamentira. Pero Platon hablaba ele las mentiras pol°ticas, y sos-

tenia que eran l°citas en los gefes de la sociedad, y Or°genesparece que tambien las disculpa en los maestros con sus dis-

c°pulos. Por lo menos esto es lo que pretende San Gerónimo ;

pero ser°a preciso tener la misma obra de Or°genes para ase-

gurarse de lo que quiso decir, y Mosheim conviene en quesus palabras no significan absolutamente lo que quiere San

Gerónimo. En sus Comentarios sobre la Ep°stola c° los Roma-nos . cap. 3 .í, v . ! .í, insiste Or°genes en las palabras citadas

de San Pablo : ‡Si por niˆ mentira (dir» alguno) resplandece

FRA 173rias la verdad ele Dios para gloria suya, etc ." Y no trata elealterar el sentido : ‰cómo es posible, pues, que hubiese pre-ferido la moral de Platon » la de San Pablo?

Nos inclinamos » creer que Or°genes entendió por cl

nombre de mentira la reticencia de la verdad en circunstaii=

cias en clue no es necesaria ni Štil al próginio el declararla,y podria rnuy bien ser este mismo el sentido de Platon . As°como en asuntos ele gobierno no toda verdad puede hacersepŠblica, as° tambien en materia ele ense†anza no es conve-

niente el decirla expresamente » los disc°pulos que aun no

estan en circunstancias de comprenderla, ni de sostenerla,San Pablo dice » los de Corinto que obró con ellos conforme» este principio : 1 .a Epist . c° los Corint ., cap. 3 .í, v . 1 .0

Ademas, ‰no podr» ser este uno ele los trozos de las obrasde Or°genes, que el mismo Rulino sostenga haber sido cor-

rompidos por los hereges, enemigos de este c«lebre sabio? Sinosotros nos enga†amos, lo peor que se nos podr» decir ser»,

que este es uno ele los errores de que Or°genes fue justamenteacusado, y por consiguiente una prueba de que no era este

el cornun sentir ele los santos Padres .

Pero es falso el que Or°genes sostenga semejante cosa enel prefacio de su obra contra Celso : en el nŠm . 5.í citadoque dijo San Pablo » los coloscnses : >t No os dejcis sed,‰-Cir por la Jilosofia, Š por acncc cana falacia, etc . El após-tol, continŠa Or°genes, llanca vana falacia por lo que los filó-sofos tienen ele capcioso y seductor, tal vez para distinguirlode una falcrcict, que no es cana, y ele la erial habla Jerem°as,cuando se atrevió » decir » Dios : Vos, Se†or, me 1labeis se-(lucido, y yo me he dejado enga†ar." Lo que los filósofostienen de capcioso y seductor no son precisamente los /rau-cles y las mentiras, sitio los sofsnias, los falsos discursos, y

una elocuencia artificiosa, etc. ‰Ln qu« cousistia el enga†o yseduccion que Dios lbabia causado » Jerem°as? El proleta se

174

FRAhabla lisonjeado de que la orden que Dios le habla (lado

para anunciar « los judíos lo que iba « sucederles, le gran-gearia el respeto y sumision ele los mismos, y se lamenta deque no les sirvió sino para ódio y oprobio, cap

. 20, v. 7 y

siguientes . °Se sigue de aquí que Dios les sedujo con menti-ras? Y °cómo se podr« inferir ele estas palabras que Oríge-nes aprueba los fraudes piadosos, cuando no son vanos, o

pueden producir un bien ? Nosotros no acusamos « Mosheirnde fraude piadoso, sino de preocupacion, por haber sacadoesta consecuencia muy fuera del caso, y contra todas las re-

glas (le] discurso .5.» La misma preocupacion inanifiesta cuando acusa «

San Geróninro ele haber sido del mismo modo de pensar quereprende en Orígenes con tanta acrimonía . Alega en confir-

macion ele este hecho el cálebre pasage de San Gerónimo, sa-cado de su carta 30 ad Panzrnachieun, en que este santo Pa-dre hace la apología (le sus libros contra Jovitilano, cien ve-ces repetido por los protestantes y los incrádulos : †Yo res-

pondo, dice San Geróninro, clue hay muchos gáneros ele dis-cursos ; que una cosa es escribir para disputar, y otra escribir

para ensc‡íar . En el primer caso se usa ele un mátodo vago :

el que responde « un adversario, tan pronto le propone unacosa coreo otra : arguye « su gusto : aventura una cosa y prue-

ba otra ; presenta, como suelen decir , un pan , y es u na pie-dra. En el segundo caso es menester presentarse « cara des-cubierta y hablar con todo el candor posible : una cosa es

buscar la verdad, y otra es decidirla : en el primer caso setrata de combatir ; en el segundo ele instruir . En medio de la

contienda, cuando mi vida est« en peligro, me decís en tonomagistral : No hirais al travás y al ludo en que no espero el

golpe ; heridme ele frente : no es honroso vencer por la astil-cia, mas bien que por la fuerza. Como si el gran arte de los

combatientes no fuese amenazar por un lado y herir por el

FRA 175otro. Leed « Demóstenes y « Ciceron, ó si no os gustan losretóricos, porque miran « lo verosímil mas bien que « lo ver-dadero, leed, « Platon, Teofrasto, Xenofonte, Aristóteles, y «otros que bebieron en la fuente de Sócrates, y de ella saca-ron sus m«ximas : °dónde est«n en ellos el candor y la sim-

plicidad? Tantas palabras, tantos sentidos, y tantos mediosde vencer. Orígenes, Metodio, Eusebio, y Apolinar, escribie-ron obras contra Celso y Porfirio : ved con cu«ntos argu-mentos, con cu«ntos problemas capciosos trastornan sus dia-bólicos artificios : como se ven alguna vez en la precision dedecir, no lo que piensan, sino lo que mas les viene « cuen-to, prefiriendo lo que es reas opuesto « lo que dicen los gen-tiles. Paso en silencio los autores latinos Tertuliano, Minu-cio, Cipriano, Victorino, Lactancio, á Ililario, porque no

parezca mas bien que acuso « los domas, que el que me de-fiendo." Aˆade San Gerónimo que San Pablo en sus Epísto-las obra del mismo modo : Op., tom. 4.», 2.A part. , col. 235y 36. Es preciso tener los ojos ele nuestros adversarios paraver en este pasage, qne en la disputa es lícito mentir, forjarimposturas, asegurar lo que se sabe clue es falso, y usar de

fraudes piadosos. Nosotros solo vemos en ál que un escritorpolámico no est« obligado « decir de una vez todo lo quepiensa, ni « dejar que se perciban las consecuencias quequiere sacar ele una proposicion, ni « evitar todo lo que pue-da ser dudoso : que puede legítimamente conceder ó suponercosas que no son absolutamente ciertas : sacar con destrezapartido (le las concesiones (le su adversario, falsas ó verdade-ras: desviar con astucia, aunque sea por un rodeo, una con-secuencia incómoda, y atacar defendiándose, etc . Los censo-res de los santos Padres nunca escrupulizaron de usar ellosmismos de todos estos manejos : nos dan muy buenas lecciones,y nosotros no se las acriminaríamos, si se limitaran « las as-tucias del arte, que no merecen el nombre de fraudes piadosos .

1 .76

FRS A

En este mismo lugar protesta San Ger«ninio que ftiefranco v sincero en toda la disputa contra Joviniano, quefue un simple comentador (le la Sagrada Escritura, y quedesafía ó sus adversarios ó que le aleguen un solo pasage queno fuese fielmente traído .

Viol«, pues, Mosheiui todas las leves de la decencia cuan-do acus« ó San Ger«nimo de una especie ele iiniprudenciaj

por haberse atrevido ó decir que disputaba ciel mismo modoque San Pablo. Debería mas bien acusarse ó sí mismo, que

a°adir con el descaro que a°ade que los te«logos cat«licosobran tatnbieti en el (lia como los santos Padres, cuya autor» -dad tanto cacarean : Disscrt . S_yictag., dissert . 3 .á' S. 11 . Nos

avergonzaríamos de que hubiese toi solo doctor cat«lico queimitase el ejemplo ele los protestantes .

6 † ‡Serón capaces de hacernos creer clue San Juan Cri-s«stomo nos dó lecciones ele impostura? El condena espresa-niente toda especie de mentira : In Joan., homil. 18, 59, etc .

Insiste en el pasage de San Pablo que hemos citado, In Epist .

cid Roui., homil. 6.', nˆm. 5 y 6. ‡Contradijo esta moral en

otra parte? Nos asegura Mosbeim que este santo doctor en el

primer lib . ciel Sacerdocio, S 9, se empe°a en probar que el

fraude es lícito, cuando es fˆtil al que le usa, y al objeto quese propone . Cita muchos pasages, que separados de lo demasdel discurso, parecen probar que en efecto era este el sentirde San Juan Cris«stomo .

Pero no hay reas que atender al asunto que se trataba

para desenga°arse. Amenazado, como ‰l, su amigo San Basilio de ser elevado ó la dignidad episcopal, le pregunt«, qu‰liaría en este caso . El Cris«stomo, temiendo privar ó la Igle-sia de los servicios que podría prestarle tan escelente sugeto,no le declar« su modo de pensar ; se content« con decirle quenada les precisaba ó que tornase actualmente su resolution : de-

jando ele este modo ó su atraigo en la inteligencia de que sería

r

FRA 177unónitnela resolucion de ambos . Ctuandoal`un tiempodespuesse trat« de darles la ordcnacion, el Cris«stomo se ocult« ; ypara vencer con mas facilidad la repugnancia de San Basiliole dijeron que su atraigo acababa de ceder v torrnar el cargo

pastoral : lu cual era una falsedad . Desenga°ado dcshues Satta3asilio, se quej« amargamente (le] cugaiŠu, y San Juan Cris«s-tomo para justificarse escribi« urca grata oracion en gate prue-ba clue no estó prohibida toda especie ele f i nude , y alega enfavor de esta proposition muchos ejemplos de la Sagrada Ls-critura. Pero estos ejemplos no prueban mas que el suyo pro-

pio ; ó saber, que no hay obligation de decir todo lo que seSichte . todo lo que se quiere hacer, ni todo lo crow se haró ;en Una palabra , (lue toda re.tic‹e ucia « disimulatioii , nu esut crímeh. Por lo mismo, es iu»esto querer generalmenteaplicar a toda especie de enaaiŠo lo que no es cierto sitio res-

peŒ,) ;? ii :ta sola Y ar`tur coli pases ais tilos, ctlati-clu lo deuias del discurso csl ;lica su -verdadero ahitara,

El 7.† ejetliplo alegado por TEiosheim es el (lo Si ; nesio .Este obispo de Tolemaida ense°a espresamcnte en su car-ta 10 .E que un espíritu imbuido de la filosofía cede algunavez ó la ncccsiclarl de mentir, y que la mentira suele ser ˆtilal pueblo. Moshei+ii en su D» .;e,-tá, io,,, S, 47, no cita mas dee tc pasage, sacando por consiguiente ele estas palabras dewuesio las consc‹c ttencias clue se le antojaron. Pero cont,Cwdvorth cit« Cambien este pasage, y sac« la misma dation,Illoslteinr tuvo que ponerle literalmente en su sistema inte-lectual, cap. 4, • 34, del modo siguiente . ŽPor mí, dice Sy-nesio, si se me llama al obispado, ni quiero disimular misseutiinientos, y pongo por testigos ó Dios y ó los hombres

.La verdad nos aproxima ó Dios, ó cuyos ojos deseo estare-;euto de crínien . . . . No ocultar‰, pues, lo que pienso : rum co-razon y mi lengua procederón siempre de acuerdo

:Ž Syst. in-iel!., cap. 4.†, C• 34, tous. 1. , póg. 813.

TOM() 1V . 23

170

FRADespu«s prueba Mosheim contra Tolando que es falso

que Synesio hubiese faltado í su palabra . Se lo agradecemos ;ópero era preciso que Cwdvorth v I'olanc,o friesen injustos,para obligar í Moshcim í obrar ele buena f«? Al mismo tiem-po clue en su disertacioii se lamenta en tono pat«tico del malque produjo eu la Iglesia la pretendida n -~íaiina de los plat°-nicos y de los santos Padres, debiera abstenerse de cometer(:l mismo uri /i'arule en el hecho de truncar las palabras eleSylicsio .

Sc ha bufoneado mucho sobre la palabra eeoionria, con

que San Juan Cris°stoino y otros santos Padres dcsi`naron lasastucias inocentes ele que han hecho la a poloc »a . EI traduc-tor de Zoslieim observa con raz.on que el m«todo ecan(,nlicode disputar consiste en acouiodarse todo lo pe,11,lc al gusto ypreocupaciones de aquellos í quienes trata de conocer . Elmismo San Pablo en su 1 .` Lpiar . c». los Corirrt ., cap. 9, ti' . 20,(lice, que «l obro de este mismo modo : que se hizo iii(lio con

Ios ju;l»os, etc . Los incr«dulos le acusan ele esto cono de uncrimen. Dicen que los doctores cristianos abusaron de esteejemplo, faltando í la pureza y simplicidad de la doctrinacristiana ; hero al'ortiu.lad i_i, nie no pudieron Urogallo .

De toda esta discusion resulta que suponiendo en todofr .(acdes piadosos los protestantes no hacen mas gue c~imánarpor un c»rculo vicioso. Prueban que los santos Padres los usa-ban por la multitud de obras ap°crifas que se sepultaron enlos primeros siglos . óY c°mo saben que fueron los Padres losque suplantaron fra iidulentamente estas obras? Porque cre»anque eran l»citos los fraudes . Nuestros adversarios no salen deeste rid»culo c»rculo , queriendo probar una f'aln:e(lad con otra .

hubo, dicen, pretendidos santos fatsainei.ite supuesstos,falsos milagros, falsas revelaciones, falsos santorales, falsas rc-Jicluias, falsas indulgencias, etc. Y óc°mo lo sal cn? Por lacensura y condenacion ele la Iglesia . Luego estuvo siempre

FRA

1-9bien lejos ele aprobar estos frciwies. Tambien nos vemos enla precision (le repetir clue los mas de los errores no fueronf i†arrdes, sirio efecto de ignorancia y ele credulidad, faltas eleexamen y de precaution : faltas nacidas, no de los doctores °pastores de la Iglesia, sino de simples particulares sin auto-ridad alguna .

Le Clerc se atrevi° í acusar í San Ambrosio y i S . Agus-tin de /lucide piadoso, el uno respecto í las reliquias (le lossantos Gervasio y Protasio, y el otro con las de San Estehainpero esta conjetura temeraria y maligna no tiene fun‡lamcii,oalguno : solo sirve para demostrar que le Clerc y sus compa-ˆleros no creen en la providad ni en la virtud del hombrelilas santo .

óEstar estos mismos calilmuia<lores í cnl_;icrtu de todaimpostura? Lo dudo. Lu ingl«s llamado `Pomas dames escri-bi11 muchas obras contra la Iglesia Romana: la una tiene eltˆiaii<) ~I~~11rm th'

'r'I1ia»la (le l,n conTl 11)c ,oiles (le 1(1E.ouilui r,Concilios †y Padres, heclicis por- los prelmlos, puslures y (le-fensores de itt I,llesicc (le liorna para sostener el p(ipismo,impresa en Londres en 4 .‰ eu 1612, y en 3 .‰ en la misma corteen 1639 . Este autor, cuyo solo t»tulo anuncia su fanatismo,refiere que oy° decir í u n caballero ingl«s due el Papa pagauna portion ele sabios escritores para falsificar los caracteresde todus los siglos, y que estos mismos estan encargados ,11-

copiar las actas de los concilios v las obras ele los santos Pa-dres, de modo que hagan que se equivoquen estas copias y setomen por los antiguos originales . No hay que admirar que1-in aventurero ingl«s hubiese inventado esta cors« ja , y queun doctor britínico la publicase sobre su palabra . Lo que nosasombra es el ver í un sabio como Psaff repetirlo con gravc-dad en su Irrtr-oduccion. í l(r Historia, Literaria ele la Tcolo-

impresa en 17'24, Prole`., ~~ .‰, pc»g . 7.' Esto dí, dice,violentas sospechas de inmpostura, singularmente si se consi-

180

FRAderan los indices esjarn notorios, en que fueron borrando ar-bitrariamente las obras de los Padres todo lo que no agradaba« la Iglesia Romana .

Cabe, en los hrolcgoiiieraos «. let Lristorirt literaria de lus

Escritores Eclesic«sticos , section 5.a í 1 .ó, se esplic° en eI mis-mo sentido : » Est« probado, dice, por millares de ejemplosque han sido corrompidas incbgnamentc las obras ele los Pa-dres, y suprimidas en todo lo posible las adiciones clue desus obras se hablan hecho antes de la reforma : que truncarone interpolaron las clue se siguieron « ásta, y que muchas ve-ces se atrevieron « negar que habla otras ediciones mas anti-gtias .» Y en el S 5.ó cita rnucltas correcciones que los inquisi-dores de Espa†a mandaron hacer en las obras ele los Padres .y remite « sus lectores « la obra de Tona «s James. Los tras delos ejemplos de alteration que citan as‡ el uno ceno el otroson sacados ele Daillá.

ˆste en su iratcido c?el u .so ele los Padres, lib . I .ó, cap . 4,Babia prometido no hallar mas que de las falsifcaciones quese habian cometido efe intento en las obras de los Padres, yliabia convenido en que muchas no se habian lecho con malaintcncion ; pero este tono moderado no se sostiene en cl res-to de su obra . En ella se encuentra una larga lista de altera-ciones, diminuciones á interpolaciones hechas de intento, Be-gun ál, en las colecciones ele los c«nones, en las liturgias, enlas actas de los concilios, en las vidas de los santos, en lasobras de los Padres, en el martirologio romano, etc ., cuyaintcncion no pudo ser loable. Refere las quejas ele Erasmo enel prefacio « su edicion ele las obras de San Geránimo sobreel poco cuidado que se tuvo en conservar los monumentos elela antig‰edad, y sobre las enormes faltas que en ello se no-tan : este cr‡tico atribu‡a esta desgracia « la ignorancia y bar-barie de los escol«sticos .

Observemos los progresos de esta calumnia . Erasmo y los

FP,A 181escritores catálicos atribulan « la negligencia á ignorancia delos siglos b«<baros cl estado deplorable de los monumentoseclesi«sticos : por lo mismo no sospechaban que el fraude hu-biese tenido alguna parte en esto : los protestantes lo imputan« un designio formado ele intento para enga†ar « todo elmundo. Daillá, olvidando las otras cansas, lo atribuye « la pre-vencion ele los copiantes y de los editores en favor de ciertosdogmas que trataban ele favorecer : los cr‡ticos clue marchan« su comp«s acusan principalmente « los papas y « los pasto-res de todos los males que sucedieron.

Si la enfermedad que achacan « los domas no los hubiesecegado « ellos mismos, hubieran visto : 1 . ó que antes de la in-vencion de la imprenta las variaciones y faltas ele los manus-critos provinieron de tres cansas : de la ignorancia ele los co-piantes, clue no entend‡an cl sentido ele lo que copiaban, °de lo que se les dictaba, y lo escribieron al revás : de la inad-z ertencia y ciistraccion, de cuya falta no estas ezentos losr:;a,orcs sabios, y Šltimamente de la prevcncion . Un escritorpoco ilustrado encontraba en un antiguo alunas expresionesopte no le parec‡an ortodoxas : las tomaba por falta del eo-piante , y lc parcela hacer un bien en corregirlas . Esto erauna temeridad sin (Mida ; pero no era un fi oracle , ni unafalsfcacion premeditada . Bien f«cil es concebir cl slum m~-ro de valientes que produgeron estas tres causas . Cuantasmas copias habia ele una Prisma obra, mas se aumentaban lasalteraciones . Lin pretenso noble clue quiere forjar l -,ara s‡ ut agenealog‡a, un hombre codicioso que quiere usurpar nue-vos derechos, un rencoroso que resuelve lender « su enemi-r:n, etc., pueden alterar muchos escritos por el interes que losdomina : he aqu‡ el crimen de los falsarios. Pero ‹ clue uiterespodia obligar « un monge o « un dáni o cu a literatura ser

,circunscril>ia « saber escribir, « falsificar un pasage de SanGer°tamo ° de San Agustin , que las mas de las veces no en-

18?

FRAtendia? bajo semejantes sospechas acusaron « los juclíos de ha-ber falsificado el texto hebreo de lus libros sagrados, de cuyacalumnia fueron defendidos por los mismos protestantes . óSolocon los cat°licos tienen resuelto decididamente el no ser nuncaequitativos, ?

2.» Debian reflexionar que las obras (le los autores profa-nos no fueron mejor tratadas que los rnourunentos eclesi«sti-cos : fue preciso igual trabajo ele parte (le los críticos para po-ner unos y otros en estado de correccion, que los tenemos enel dia ; sin embargo « nadie se le figur° que los libros profa-nos habian sido maliciosamente falsilicados .

» Un falsario , por poderoso due fuese, no pudo alte-rar todos los manuscritos de una misma obra que estaban es-parcidos en las bibliotecas (le Alemania , de Inglaterra, de lasGaulas, de Espaáa, de Italia, de la Grecia y de todo el Orien-te, ° (le los paises donde se hallaron . Llenos l~osiblc fue « lospapas el tener copiantes « sus espera-as en estasdi' ,ereutes par-tes del inundo . El compilador de las falsas decretales no estabapagado por los papas, ni estos mani!estaron mucho empeáoen canonizar desde luego su coleccion .

4.» ó Podian falsificar con mas facilidad las actas de losconcilios? Los ocho primeros generales se celebraron en eloriente, las actas originales no fueron trasladadas « Roma,ydesde el cisma delos griegos en cl siglo zx los papas no tuvie-ron autoridad, ° por lo menos no la ejercieron sobre aquellaparte ciel mundo. Las actas ciel concilio de constanza no fueronpuestas en su poder, y las (le] concilio ele Basilea se conservan enlos archivos (le esta ciudad . No fueron los papas los que hicie-ron quemarlas bibliotecas de Constantinopla y (le Alejandría,ni los que excitaron « los b«rbaros « destruir las del occidente .Al contrario, se les debe agradecer y hacer la justicia de con-fesar los esfuerzos y gastos que han hecho para proporcionar-nos los libros y manuscritos orientales, que no conocíamos .

FRA

183S.» Cuando pretende Cave que las ediciones de los Pa-

dres hecha†, antes del nacimiento de la reforma sean las maspreciosas, manifiesta mas prevencion clue juicio . No siemprefueron sus autores los sabios de ruas nota, ni pudieron com-pararlas con tantos manuscritos, como despees se han con-frontado. Tampoco debe etranarse el que sean tan raras es-tas ediciones ; porque ele ellas se habian tirado pocos ejem-plares, y iuerot casi descuidadas, ° por lo menos miradas conpoco aprecio , despees que salieron otras mejores y mas com-pletas ; por lo mismo no hubo necesidad de malicia para su-primirlas. El resto que había en Francia de las antiguas edi-ciones ele, lus Padres fue transportado « . la Am‡rica y vendi-do « precio muy bajo : solo resta que los protestantes digancrue estos libros viejos fueron maliciosamcrrte enagenados porquitarlos ele la ~ ista ele los europeos. 1-1 mismo Cave se v‡ pre-cisado « tributar su respeto y homepage « las bellas edicio-:,es tle los Pachˆes que redactaron en Francia los monges be-ncdt ttnc,s .

L‰s iaclciisidure .s (le Espada en el trecho de mandar e n susíndices e~prugatorios que se borre tal pasage en tal Padre dela Iglesia, aseguran que ha y real y verdaderamente este pa-sage : óen que est« aquí el ft-atldc? En buen hora que se lesacuse de prevencion, cuando suponen que este pasage fuecorrompido, ° interpolado por los hereges ; pero que se lesatribuya impostura ° falsificacion , cuando presentan el textocomo realmente es en sí, no se puede sufrir . Estos índices sonposteriores « la pretendida reforrna : ócon qu‡ cara pueden losprotestantes objet«rnoslo cuando fueron ellos los que motiva-ron. esta providencia por sus diversos atentados?

7.0 Antes de acusar « nadie, deberian acordarse de losexcesos cometidos por sus Padres : quemaron las bibliotecas delos monasterios en Inglaterra, en Francia, y en otros paises :en esta materia no fueron inferiores « los b«rbaros, ni « los

184

FROmahometanos. Ellos han falsificado la Sagrada Escritura enlas mas de sus versiones , y la prueba de esto est« consignada enlos hermanos de Wallembourg. Forjaron mil historias escan-dalosas contra el clero catílico, y aun las estar repitiendo . Enel curso de nuestra obra los liemos convencido .muchas vecesde citas falsas, de pervertir el sentido de los textos que ale-gan, y de fingir clue dudan hasta de los hechos mas probados.Dailló se obstiní particularmente en negar la autenticidad delas cartas de San Ignacio y de los c«nones apostílicos : Pearsony Beverige refutaron todas sus objeciones y multiplicaronlas pruebas, pero de nada sirvieron para convertir « los pro-testantes .

8 .° Pueden creer y repetir todo lo clue les dó la gana laf«bula de los escritores sostenidos por Roma para falsificar losmanuscritos : la inepcia de este cuento se demuestra bastantecon lo que acabamos de decir . »De quó serviráa la alteraciunde las obras manuscritas que fueron impresas? »Podr« citarsedeterininadamente una que se balle solamente í en la bibliotecadel Vaticano, y que los papas hubiesen tenido iiitercs en su-primirla í falsificarla? Los manuscritos mas raros sufren lasvisitas continuas de los curiosos ele Europa, tanto catílicos,copio protestantes, y ninguno se atrevií « decir q hubiesepercibido en ellos se†ales de falsificacion . Pero en materia def«bulas que sirven para desacreditar « los papas, « los pasto-res y « los teílogos catílicos, no tiene lámites la credulidaddel comun de los protestantes ., y entre ellos los impostoreshallan siempre favorable acogida .

Nos parece que todos estos agravios equivalen, si no exce-den, los fraudas piadosos que ellos se atreven « imputar « losaugetos teas respetables, tanto antiguos como modernos.

FRIGIOS. (Vóase montanistas .FRONTISTAS. Algunos autores dieron este nombre « los

cristianos contemplativos, y « los monasterios los llamaron

FUE 185tambien fi-ontistcrios, porque son lugares consagrados en par-te « la contemplacion. Estas clos palabras se derivan ciel grie-go ' v7ifW, yo pienso, yo me(11to .

FUEGO. El nombre y sámbolo del fuego se usa en la Sa-grada Escritura para significar cosas diferentes . 1.° Lo que sedice en el Salmo 103, v. 4, due los vientos son los mensage-ros ele Dios, que el fuego y rayo son sus ministros, San Pablolo entendií ele los «ngeles en su Epist. cá los Ilebr ., cap. 1 .°,~ . , : es el sámbolo (le la celeridad y ele la fuerza con que los«ngeles ejecutan las írdenes ele Dios. 2 . ° Jesucristo en el Eeang.de S . Luc . , cap. 12 , v. 49 ; compara su doctrina « un fuegoque vino « encender sobre la tierra , porque ilustra los en-tendirnieutos, ó infama los corazones : ele aquá tomaron losincródulos ocasion para desatinar hasta el estreno ele decirque Jesucristo vino « encender entre los hombres el fuego dela discordia y ele la guerra : consecuencia ridácula y estra-lia . Al contrario , Isaáas compara los errores de los ju-dáos « un fuego f~tuo, que seduce y enga†a « los que le si-guen , cap. 50, v. 11 . 3.° El f‡ego de la ira de Dios significalos azotes y plagas p‡blicas, que no es menos r«pido ni me-nos terrible que el juego del rayo : en este sentido se llanaDios un fuego devorador . Deut., cap. 4, v. 24 : 4.° Las mor-tificaciones se llaman generalmente un fuego, porque sirvenpara purificar al alma del pecado. Asá en el Ecang. de S. lilure.,cap. 9, v . 49, se dice que todo hombre ser« salado por estefuego, es decir, que con los trabajos y sufrimientos, experi-mentar« los mismos efectos que produce la sal en la carnede las váctimas . 5.° En el profeta Ilabacuc, cap . 2, v. 13,trabajar por cl fuego, es trabajar en vano, etc .

Dios se manifestí muchas veces « los hombres cn figura elefuego : ele este modo se aparecií « Moisós en la zurza ardien-do, y « los israelitas en el non te Sinaá les hablaba mi .ichasveces destile la columna ele fbcgo que brillaba . por las nochesTOMO IV .

.24

186

- FUEen el tabern«culo. El Espíritu Santo descendió tambien sobrelos Apóstoles en figura de lenguas de fuego, y se le dit el,nombre ele fuego en la Sagrada Escritura, porque iluminalas almas, y las abrasa en el fuego del amor di\ ino . Por lamisma razon decimos fuego de la caridad, y se representaesta virtud bajo el símbolo de un corazon abrasado .

Comunmente se cree que en el f n de los siglos, y antes

del juicio universal, ser« consumido por el fuego este mundo

visible .

FUEGO DEL INFIERNO . (V°ase infierno.)

FUEGO SAGRADO. Casi todas las naciones que tuvieron

templos y altares conservaron en ellos con el mayor respeto

el fuego que servía para encender las luces, consumir las víc-

timas y quemar los perfumes . Nunca le confundieron con el

fuego que usaban para las necesidades ordinarias de la vida,

porque creían que todo lo que se empleaba en el culto divi-

no debia reputarse sagrado. Por lo mismo, en los mas ele los

templos habia un Pireo, un hogar ó un brasero donde se

conservaba el fuego penetrante. No necesitamos acudir « los

indios ni « los persas para buscar el origen de esta costtnn-

bre. Sabemos que en la Grecia adoraban el Jicego bajo el nom-

bre de E"fnl=or, y que le adoraban Cambien los latinos con el

nombre Vesta : que los paganos creían lustrarse ó purificarse

saltando sobre el fuego que ardia en honor de cualquiera di-

vinidad ; y clue esta pr«ctica estaba prohibida « los judíos

por la ley de Mois°s .Cuando Dios dispuso el modo con clue quería se le ofre-

ciesen sacrificios, y ejerció Aaron por primera vez las augus-

tas funciones de sumo sacerdote, hizo Dios que bajase un

/»ego maravilloso que consumiese el holocausto . Lecit. , c . 9,

v. 24, y que este fuego se conservase cuidadosamente en el

altar para servir « este mismo uso. Nadal) y Abiu, hijos ele

Aaron, tuvieron la temeridad ele quemar el incienso con

FUE

187go comun, y de resultas fueron heridos de muerte, cap . 10,v. 2 . Por este rasgo de severidad quiso Dios inspirar « los mi-

nistros ciel altar la vigilancia, y « los pueblos el respeto « todolo que tiene relation con el culto divino .

En la Iglesia Católica se estila el s«bado santo sacar arti-

ficialmente fuego « la puerta de la iglesia, bendecirle, y con

el mis ,-n-) encender el cirio pascual , las velas ° incensario:

esta pr«ctica es antigua, porque ya se halla mention de ella

en el poeta Prudencio, autor cristiano del siglo iv . Cathe-m;,rinth himno S.á Cuando se bendice una casa nueva

hay tanibien la costumbre piadosa ele encender fuego en ella

y bendecir el hogar . Estas ceremonias eran necesarias mien-tras s†l~ :istió el paganismo, porciue servía de una especie deahjtu‡aciotn del culto que los gentiles daban « V ulcano, « Ves-ta . « los clin: es Lares ó protectores del hogar . Por otra par-te, el temor (le los incendios obliga a los pueblos religiosos

« pulir « Dios por medio ele las oraciones de la Iglesia quelos preserve ele este terrible azote .

Se puede poner en cuestion, si el culto que cían al fuegolos parsis ó guebros es un acto de idolatría . Mr. Anquetil de-cidió sobre esto con mucha indulgencia : dice que los parsishonran el fil(-o, solo corno símbolo de Ornwzd, que es elbuen principio ó el Criador, y cinc este culto es subordinadoy relativo al mismo Orerruzd. ˆcrrd- .4ccster, tom . 2.á, p. 526 .Sin embargo ; es cierto que los parsis miran el fuego como unser animado, iutcligente, y sensible al culto clue se le dirige :le hacen sus votos, y creen que en recompensa de los ali-mentos que ofrecen al f revu , y de las preces clue le hacen, lesproporcionar« el go todos los bienes de cuerpo y alma eneste mundo y en el otro . Ibid., tow . 1 . 0 , part. 2.a, p«g. 235 .Le iuvot au en los minutos t°rminos que al mismoOrmuzd, yntauifiescui todos los caract°res ele un culto directo, absolutov no relativo,

188

FUEAdemas, el mismo Ormuzd no pasa ele una criatura por-

que le tienen por una prodncc «ion ciel Eterno, í por cl tiein-

po sin limites : tom. 2.ó, p°g. 343. Los parsis no tributan ado-racion alguna al Eterno, sino solo ° Orniuzd y ° las otrascriaturas : »luego címo escusarlos de politeismo?

Un sabio acadámico refiere que se acostumbraba tambirnllevar fuego delante de los emperadores y magistrados ro-manos, Histoire de l'Acad. des Inscrip . , torn . 15, en 12 .',p°g. 203 ; pero no nos muestra cl origen de esta costumbre.Parece probable clue este fuego tenia cl objeto de honrar °los magistrados y emperadores, ° cuya presencia quemabanlos perfumes .

FUENTE BAUTISMAL. Vasija de piedra, de m°rmolí bronce , colocada en las iglesias parroquiales y sus anejosen que se conserva el agua bendita, í consagrada para admi-nistrar el bautismo solemne. Antiguamente estaban estas fuen-

tes colocadas en un lugar separado, que se llamaba bautiste-

rio ; al presente se coloca en lo interior de la iglesia cerca dela puerta í en una capilla ele la misma iglesia . (Váase 11cu-

ti.sterio) . Cuando el bautismo se administraba por ininersionlas fiueritcs estaban en figura ele ba†o ; pero desde clue se ad-ministra por infusion, no se necesita una vasija de tanta ca-pacidad .

Si liemos de dar crádito ° los historiadores en los pri-

meros siglos era bastante eomun que las fuentes se llenasen (leagua milagrosamente en los (lias ele las pascuas, que era cuan-do se administraba el bautismo ° los catec‡meiios . Malasio sa†o de 417, 554 y 555 : Tillemont , tom . 10, p°g. 678 . SanGregorio de Tours, p°g . 320 y 516, cte . En la Iglesia Roma-na se Hace dos veces al allo con solemnidac la bendicion de lasfuentes bauti.smalrs, ° saber : s°bado (le El escu «reccion, y sal .,adode Pentecostás : las ceremonias y oraciones que se usan eu citabendicion aluden principalmente al antiguo liso ele Lautirar

FUE' 189en estos digs, y es la mas elocuente profesion de fá, de losefectos ciel Latutismo, y de las obligaciones que impone ° losque le reciben .

p

En efecto, la Iglesia pide ° Dios que haga descender so-bre el agua bautismal la virtud del Espˆritu Santo, que leglebe la potestad ele re`enerar ° las alisas, ele borrar sus pe-cados, y de restituirlos ° la inocencia primitiva, etc . Se mez-cla con esta agua el sagrado crisma, sˆmbolo ele la uucion (lela gracia : se le a†ade tainbieii cl íleo ele los catectˆnienosparamanifestar la fuerza y robustez que cl laautisino produce enel alma que le recibe: se sumerge en ella el cirio pascual, querepresenta con su Iu el esplendor de las buenas obras, y vir-tudes que debe ejercer lui cri 7~ tiario, etc . Esta bendicion de lasfir--ates bautismales es ele la lilas remota anti,)>‰ecla ( l . San Ci-riano nos euse~ia que ya estaba CII uso en el siglo sit, J.l ) ˆst . 70

ad Ja~ucar., y San Pasillo la consideraba en cl cuarto comouna tradiccion apoda lisa , lib . dC Spiritu. Scincto, cap. 27.

Si los protestantes Hubiesen coiulneiit.lido mejor cl senti-do y la utilidad ele la llendicion de estas fuenites, la liubieranacaso conservado. Cuando los anabaptistas y socinianos trata-ron de ense†ar que CI bautismo solo se (lebia conferir ° losadultos que son capaces ele fá, se les pudo haber respondidodue el bautismo, administrado siempre en p‡blico , y la ben-dicton ele las fuentes bcaitisinulr-s celebrada con solemnidad °presencia de los adultos , son lecciones continuas para clis-pertar su lá, escitar su reconociniicnto hacia Dios, y la me-nioria de las promesas que han hecho y obligaciones clue hancontrai(lo en su bautisu -io : que las mismas ccreinosias repeti-da; con fled:~encia, deben hacer rias inipresiou en el espˆ-ritu de los feles, que cl bauti ::, nio recibido una sola vez alCipio de la juventud, v eu cl nioinento ci' duc principiaron° poder Hacer actos (le le.

En les artˆculos (loma lien(litu y Cxorcisnto, liemos hecho

190

FU Lver que no hay absurdo ni supersticion en exorcizar las aguas :que esta pr«ctica no tiene relation alguna con las falsas ideasde los platínicos ; sino que fue un remedio y un preservativocontra las supersticiones del paganismo. (Vóase el P. Menard,azotas sobre el Sacramentario de San Gregorio, p«g. 95 y 205 .

FULBERTO. Obispo de Charres, muerto el a°o de 1029,bien cólebre en su siglo por la pureza ele sus costumbres, ysu celo por la disciplina eclesi«stica . Conservamos de ól unascartas que son »tiles para la historia de aquellos tiempos, sussermones y sus himnos, cuyas obras fueron impresas en Parásel a°o de 1608 .

FULDENSAS. Religiosas que siguen la reforma de losfulden .ses . Su primer convento fue fundado cerca de Tolosaen 1590, y despues trasladado al barrio de esta misma ciudad .Hay un convento de esta orden en la calle del barrio (le San-tiago en Parás . No se las acusa ele haber faltado « la austeri-dad de su regla, ni de haberse relajado en la disciplina .

FULDENSES. Orden de religiosos que viven en la estre-cba observancia de la regla de San Bernardo . Es una refor-ma del orden del Cister clue se hizo en el monasterio de Ful-da, distante seis leguas de Tolosa, por el beato Juan de laBarriere , que era abad comendatario ciel mismo monasterio,tomí el h«bito de los bernardos, y restablecií la regla en suprimitivo rigor en 1577 , despues de haber esperimentadomuci-ta contradiction por los religiosos de esta orden . Aprobíesta reforma Sixto v el a°o ele 1588 , y Clemente VIII y Pau-lo v le concedieron superiores particulares. Al principio eratan austóra como la de la Trapa ; pero la moderaron Clemen-te vilo y Clemente XI .

Enrique m fundí un convento de faaldenses en la calle deSan Ilonorato de Parás, a°o 1587, comte se establecií el mis-mo Juan de la Barriere con sesenta ri iig,iuso4 : murií cit Ruinaen 1600 despues de haber guardado una inviolable fidelidad

FUN 191al rey, su bien hechor ; pero sus religiosos se dejaron arras-trar de los furores de la liga. Don Bernardo ele Montgaillart,por sobrenombre Fuldensito , que se habia distinguido en-tre los sediciosos, fue « hacer penitencia al monasterio deOrval , en Lujemburgo, y establecií allá la reforma .

Los fuideaies tienen veinte y cuatro conventos en Fran-cia, y muchos en Italia . Urbano vise los separí por utilidadde los mismos , hacióndolos dos congregaciones a°o ele 1630 :en Italia se llaman reforinados de San Bernardo . hubo entreellos hombres cólebres por su talento y virtudes, y varios es-critores , entre ellos el cardenal Bona , cuyo mórito y obrasson bien conocidas .

FULGENCIO, (SAN) Obispo de Ruspa, en †frica , muer-to el a°o 533 : escribií muchas obras contra los arrianos,nestorianos, eutiquiattos y semipelagianos : tuvo tambien elmórito de sufrir por la fó ; pues por ella fue desterrado « laisla de Cerde°a por Trasimundo, rey de los v«ndalos, exal-tado por el arrianismo . Este respetable obispo fue siempreadicto « la doctrina (le San Agustin , y se aplicí « ilustrarlay defenderla. La mas completa edicion de sus obras es la deParás, publicada en 1684 en 4 .‡ (*) .

FUNDACION, FUNDADORES . Es ele moda en nuestrosiglo declamar contra las fundaciones piadosas que se hicie-ron desde cuatrocientos í quinientos a°os hasta nuestros tiem-pos. Se estraiiaria menos la multitud ele estas fundaciones, sise reflexionasen las causas y circunstancias en que se hicieron .

En la anarquáa í desorden ciel gobierno feudal cran in-

(') Sur, Fíiencio, obispo de 1? tija y Ca rtajena, hermano de San Isidoroy San Leaudro , es u+io de los Padres espaˆoles : fue famoso contra los lie-reges , y en favor de la fc catílica . Sus obras pueden verse en la C.leccionde /o.s Pudres i uledunos.

192

r U Lciertas las posesiones de los particulares, las sucesiones fre-cuentemente usurpadas, los pueblos esclavos, y muy infelicesen lo general : no habia recurso para ellos sino las iglesias ylos monasterios, «unicos depísitos de las limosnas . Los particula-res ricos, clue no tenian herederos de su familia duerian mascolocar una parte ele sus bienes en estos asilos de piedad quedejarlos caer en manos ele un seóor clue los habla tiranizado .Los que tenias dudas sobre la legitimidad de sus posesionesno hallaban otro medio de tranquilizar su conciencia . Losmismos seóores, enriquecidos ° espensas de sus injusticias, yatormentados por justos remordimientos, no hallaron otromedio de restituir lo clue habian robado : pusieron en depí-sito las limosnas y consagraron ° la utilidad p»blica los bie-nes quiz° mal adquiridos : muchas veces verificaron los hijosdespries de la muerte de su padre , lo clue este hubiera debidohacer durante su vida. La cl°usula pro remedio animer mece,

tan comun en los antiguos t«tulos de pertenencia, es bien significativa conociendo las costumbres ele aquellos tiempos .

No tenerlos, pues, necesidad ele recurrir :i la opinion quereinaba en los siglos Yrs y ziii, que estaba prí,ciino el fin delmundo : en todos los tiempos (le calamidades v de afliccionescreyeron los pueblos que estaba cerca el fin del mundo, y locreerian hoy (le la misma manera, si llegasen ° esperimentaralgue azote estraordinario.

No se podian fundar entonces hospitales de inv°lidos, deincurables, ele huárfanos, de vinos cspísitos , ni casas ele edu-eacion y (le trabajo, ele manufacturas, ni aca( emias : no habiaidea ele semejantes establecimientos, y el gobierno era dema-siado dábil para que pudiese protejerlos . Antes de dar por ma-las muchas cosas, seria preciso mostrar que podian hacerseotras de reas utilidad , y que cab«a en lo posible el prevenirtodos los inconvenientes .

Una abidur«a superior revelí sin dada ° los filísofos

FUN 193de nuestros d«as que toda fundacion es abusiva y perniciosa :se esforzaron ° disgustar para siempre ° los que tal vez hu-bieran hecho algunas nuevas, y ° destruir un resto de respetosupersticioso clue aun se conserva ° las cosas de la antig†edad .Cono la religion y la caridad fueron el motivo de estos esta-blecimientos, se nos permitir° defenderlos contra los °ngelesexterminadores que todo lo quieren destruir .

Dicen : 1 .‡ los fundadores tuvieron regularmente por mo-tivo la vanidad : aun cuando sus fines hubieran sido mas pu-ros, no tenian bastante sabidur«a para prevenir los inconve-nientes que producirian en la sociedad los establecimientosque fundaban .

Pero el modo mas odioso (le desacreditar una buena obrael buscar en el corazon del que la hizo motivos viciosos sir,el menor fundamento, habiendo podido tenerlos muy loables .Hay vanidad sin duda en los pueblos clue no son cristianos :ˆpor quá no produce en ellos los misn -mos actos de caridad queen el cristianismo? En nuestros (]las se hicieron fundacio-nes en favor ele los matrimonios : ˆser° preciso destruirlas sila vanidad entrí en alguna parte en el corazon de los funda-dores? La dificultad no est° en saber si los fundadores en ge-neral tuvieron prevision reas í menos estensa sobre el por-venir, sino si sus /tndacioiies son realmente para utilidad delgánero humano. Si lo son, fue justo su pensamiento . Nosotrosdebemos juzgar de su sabidur«a solo por los efectos : esta es laregla que prescribe el Evangelio para distinguir los sabiosverdaderos ele los falsos : d fruclibus corona co,~noscetis eos .

? ‡ Los establecimientos de caridad , los hospitales y l .adistribuciones diarias ele limosnas fomentan la holgazaner«adel pueblo : estos recursos en ninguna parte estan mas multi-plicados que en Espana á Italia y en estos dos paises es masgeneral la miseria que en los densas de Europa .

TOMO IV.

25

194

TUN«Y esta miseria 'no principií hasta despues de la fundn-

cion ele los Hospitales? Mas bien nos parece que ella fue quienhizo conocer la necesidad de establecerlos. Observadores mn-elio nias instruidos clue los sabios ele nuestros dial, piensanque en 1?spafia ó Italia la temperatura del clima y la fertili-dad natural ciel suelo son las verdaderas causas de la ociosi-dad de los pueblos, porque el hombre no trabaja sino encuanto el trabajo le es indispensablee para cubrir sus necesi-dades. En nuestras laroviticias meridionales se trabaja menosque en las ciel Norte por la misma razon. Luego no es la li-inosna quien produce C43 diferencia O.

La limosna que se da ° los nae ndi~ ns due pueden traba-jar, es nn abuso ; «y por el temor (le fa\ ore ; -er ° los clue tal vezno lo merecen, se lia de dejar perecer de liambre y miseria alos necesitados? Calculemos si la privacion de las limosnas nomatarla mas pobres enfermos, que de ociosos cul gables mantie-ne su (listril)ucion : estarnos se oros ele clue los filísofos no ecansaron en este címputo. Condenan ° morir (le hambre ° todoaquel que no trabaja con toda la estension (le sus fuerzas : estasentencia nos parece un poco dura en boca de unos juecesyue nada hacen.

3.» Aun cuando una fundacion fuese util y sabia es fini-posible conservar su ejecucion por largo tiempo : nada es es-table en el universo : la caridad no sietiiprese sostiene ., la pie-dad hace lo mismo, y todo degenera en abusos . Se llega ° en-durecer el gobierno ele los hospitales, se conleten en ellosmuchos cráuienes, (lesl .ucs de mucho tiempo llegan ° distni-nuirse las rentas, el lujo de los edilicios, y las superfluidades

(')

Lo má .,~ suceLle en E.Sp ;x c Italia, las pro ,'ini ia ; I I fl : favoreci-

das †e la naturalc : .a, s,,11 las ;nas

FUN

19devoran la sustancia destinada ° alimentar los pobres y en-fermos.

Sin embargo, vemos subsistir aun fundaciones muy anti-guas, y que producen los mismos efectos que en su institu-cion primitiva . Porque no podemos trabajar para siempre nodebemos dejar de hacer bien para muchos siglos. Si el temor delos abusos debiera contenernos, seria preciso no hacer bien deninguna especie : «es esto ° lo que quieren venir ° parar nues-tros sabios reformadores?

Bien sabemos los desírdenes que pasan en los hospitalesadministrados por empresa, y cuyos directores son asentistasí viven de sueldo : trafican con la salud y enfermedad, col,la vicia y la muerte . No sucede asi en los hospitales admiuis-t-aclos por la caridad, cuya recta administracion se conocepor las actas que se hacen ele ellos por orden ciel gobierno .Nosotros inferimos de todo esto que el interes, la polática, yla filosofáa del siglo, no suplir°n jamas los sentimientos dereligion .

El lujo (le los edificios y los gastos superfluos, no nacie-ron de los fundadores, sino de los que los administraron : estees un vicio ele, nuestro siglo fomentado por la filosofáa , y nopor las fundaciones. No hay abuso que no pueda corregirse,Yi los que tienen ° su cargo la administracion se penetran delmismo espáritu, que el (le los fiu :dr dores .

`+ .» Todos los hombres, dicen, deben procurarse la sub-sistencia por su trabajo. Es verdad, si pueden ; pero un la-brador cargado con una familia numerosa que gana poco ycome mucho : un viejo, un enfermo habitual, un hombre arrui-nado por un accidente í por una pórdida imprevista, no pue-den trabajar para comer . En cuanto subsistiere el Evangelio,nos prescribir° clue debemos alimentarlos y sostenerlos .

Otro principio es, que todo padre debe proveer ° la edu-

196

FUNcacion de sus 1-hijos : luego los colegios y becas de gracia sonin«tiles, y es preciso resarcirles los gastos de la educacion . Ycuando un padre es incapaz de enseíar por só mismo ° su fa-milia, cuando su trabajo, su tr°fico, sus funciones p«blicas,no la dejan tiempo para instruirla, cuando su fortuna no leproporciona con que pagar los maestros, »de quá servir°n susdeseos de darles educacion? Quisiáramos saber si nuestros fil †-sofos que son tan sabios, fueron instruidos por sus padres, tisi se toman el trabajo ele enseíar ° los hijos por só mismos . Sise estinguieran los colegios recurririamos ° los ignorantinos.

S . ‡ La filosofóa quiere que un estado se gobierne tan bienque en ál no haya pobres : tal es la piedra filosofal de este si-glo. En espera de un prodigio como este, que nunca existi†,ni existir°, y que no es reas clue un delirio absurdo, su-plicamos ° nuestros argumentistas polóticos que no hagan cluedesaparezca la subsistencia de los pobres . No dudamos quedesterrar°n del universo la vejez, las enfermedadles, la esteri-lidad, las epidemias, y los demos azotes que afligen ° la hu-manidad desde la creation ; pero una vez que aun subsister),deben aliviarlos al menos mientras dure este estado de cosas .

Todas las necesidades, dicen, son pasageras : es precisocubrirlas por asociaciones libres die ciudadanos que sabr°n ve-lar sobre su propia obra, y desterrar°n los abusos, copio sehace en Inglaterra .

Es falso que todas las necesidades sean pasager as, pueslas mas de ellas son muy permanentes : los viejos, los pobres ylos enfermos acaban ; pero quedan la vejez, la pobreza, y lasenfˆrrncdades, comunic°ndose de padres :t hijos, y la maldi-cien ele Dios contra Adan se cumple tan puntualmente en eldia , corno en la primera edad del mundo .

Aplaudimos con gusto las asociaciones libres, y nos pare-cer° bueno todo lo clue sirva ele medio para hacer el bici) ;

FUN

197pero suplicamos ° los fil†sofos que no se olviden de su m°ximafavorita, nada es estable bajo el sol, todo degenera en abusos .Deseamos saber si esto no suceder° respecto ° las asociacioneslibres, si no entrar° en ellas la vanidad, si no las turbar° laenvidia, si el celo de los padres pasar° ° los hijos, si la gene-racion futura estar° empapada ele la anglo-manóa, como lapresente, si las asociaciones de las ciudades atender°n ° losmenesteres ele las aldeas, si los ansilios estar°n prontos era unlance repentino ; en fin, si la filosofóa polótica tendr° un rci--nado de mas duracion , y har° mas bienes ° la humanidad,que el Evangelio y la caridad cristiana .

»Quián i` nora que en todas las ciudades del reino hay aso-ciaciones libres? Las cofradóas (le penitentes † ele la cruz, las 1 ,1111-tas de damas de la caricia(‰, las administraciones de hospita-les y casas piadosas, etc. »quá otra cosa son? No necesitamosde los ingleses para formarlas. Pero la teligion y la caridadcristiana son las que entre nosotros las presiden ; en InŠl;a-terra es la polótica quien las gobierna. Nuestros lilásoiás anti-cristianos no alcanzan ° ver el bien, ni quieren verlo, si lareligion entra cu ál de lejos † de cerca .

6 .‡ Su intention, dicen, no es hacer al horabrc insensi-ble ° las desgracias de sus semejantes. Asó lo creernos piadosa-rnente, pero sus disertaciones, sus principios y sus (incursos,son muy a prop†sito para producir este efecto . Cuando sequiere calcular sobre el gasto y el provecho, argiiir sobre losinconvenientes presentes y futuros de una buena obra, y pre-venir todos los abusos posibles antes de 1)acerla, es bien segu-roque no se liar° ningau)a .

Otro defecto est° en querer arreglar el interior (le las pro-vincias por el modelo de las grandes poblaciones, las villas yciudades por lo que se hace en la corte . Nuestros or°culos po-lóticos no conocen mas que ° Parós, nada mas vieron ni admi-nistraron ni examinaron naaduranlente ; y sin embargo tienen

1«8

FUNel orgullo de creerse con mas ilustracion que los ciudadanosloas instruidos, los iiaagistrados ele mas esperiíncia, y dueaquellos hombres cuya prudencia y sabiduróa vivir°n siempreen las obras y reglamentos clue nos han dejado .

Los mismos absurdos filos»ficos volver°n ° tocarse en elartóculo hosliótcrles, y nos veremos en la precision de satisfa-cerlos otra vez, y (le aáadir nuevas reflexiones .

FUN DAMMEN i AL . 1Laicalos J incIcmentales. Los te»lo-gos cat»licos y los eterodoxos no dan ° esta espresion un mis-mo sentido. Los cat»licos entienden por artóculos fiindarnen-

tciles los dogmas de la fí que todo cristiano est° obligado °saber, creer y profesar so pena ele condenacion, de modoque si los ignora » eluda de ellos, no es cristiano ni puedemerecer su salvation . Al contrario, dicen que los artóculosno .fiuridccntentales, son los due un cristiano puede ignorarsin riesgo de su sahacion, con tal que su ignorancia no seaafectada . Como la ignorancia sea involuntaria, un cristianosometido ° la Iglesia cree implócitamente las verdades que ig-nora, porque est° dispuesto ° creerlas, luego que sepa dneestan decididas por la Iglesia .

En un sentido del todo diferente llaman los protestante=artóculos /i.lrularnentales aquellos dogmas cuya creencia N- pi o-fesion son necesarias para salvarse, y no f†ndan emules losque se pueden negar y refutar impunemente, aunque perte-nezcan ° la fí en el concepto ele algunas sociedades cristianasy en el de la iglesia cat»lica. La Sagrada Escritura, dicen, esla regla de nuestra fí : estamos obligados ° creer todo lo cluenos parece que est° claramente revelado en este libro divino :pero no todas las verdades que contiene son de igual impor-tancia, y hay muchas que no estan espresadas en íl con bas-tante claridad , y aunque elude de ellas un cristiano no ser°culpable .

Sostenemos que es falsa esta distincion de artóculos de fí,

FUN 199que nunca es permitido negar » refutar los artóculos de fídecididos por la Iglesia, luego clue se sabe de su decision : queen el mismo hecho de negarlos » dudar de ellos, nos salimosele la senda ele la salvacion, y clue en este sentido todos losdogmas y artóculos son necesarias y /irndamentcrles . -lNo se de.-hen confundir los artóculos due sin riesgo puede ignorar uncristiano, porque no puede saberlos, con los artóculos cluepuede negar, » afectar ignorar, aunque les sea f°cil apren-derlos. La ignorancia moralmente invencible no es un crimen ;pero la ignorancia afectada , y la resistencia ° la 1nstruccio 1,vienen ° ser un desprecio formal de la palabra de Dios .

Sin embargo, en este sentido falso y abusivo tomaron ladóstincion ele los artóculos frnd~rincnta/cs, y no frnukrnienta-les, lus te»lo~t os slne'rciist iS, » conciliadores, que eseiil ic ronentre los 1,rotestante ‡s . coleo Erasmo, Casandro, Jorge Calix-to, Locke en su C.'ristócn~ó ilzo razonablc, etc . ; quienes se lison-gean de con-Ibinar las diferentes comuniones cristianas, ohli-g°ndolas ° tolerarse tallas ° otras, disimulando los errores queno parecian firndanuntalcs . Jurieus se vali» de esta clistincionpara establecer su sisteiiia de la unidad ele la Iglesia : slice quelas diferentes sociarades protestantes de Francia, Inglaterra,Alemania, Suecia, c te. n o son Iras que una sola Iglesia, aun-que divididas catre si sobre muchos artóculos (le doctrina, porque convienen en una misma profesion general de fí respec-to ° los artóculosJtinrkrntcntcrlc~' . Veremos en nn rnonicnto sisus re" la ,,; para distinguir lo que es titndarncntal de lo que nolo es, soll verdaderas » falsas .

Los te»logos cat»licos prueban contra íl clue la unidad elela Iglesia consiste principalmente en la ui)idad (!e fí entre lassociedades particulares spie la componen, y que tal e la ideaque (le ella tri\ ieron todos los doctores cristianos desde cl ori-gen del eristianismo hasta nosotros . Luego que tin Solo 1 -~arti-eular, o Iruchos, llegaron, o pusieron en duda algunos tie los

200

FUNdogmas que la Iglesia mira como ar«culos de fí, ella no exa-mino si estos dogmas eran fundamentales ó no ; sino quefulminó anatema contra estos novadores y los separó de su se-no ; y en esto no hizo mas que seguir las lecciones y el ejem-plo ele los Apóstoles. San Pablo en su Ep°st. c°. los Calat., cap. 1 .»,Y. 8, fulmina anatema contra cualquiera que predice otroevangelio que el suyo ; y en el cap . 5 . », v . 2 .', declara á los Ga-lat. que si reciben la circuncision, ele nada les sirve Jesucris-to : luego miraba el error ele los judaizantes como fundamen-tal . En el v. 1), manifiesta deseos (le que los Galatas separende su seno á los que los turbaban . En la elpist. 1 .' á Timot .

cap. 1 .', v. 19 , dice que entregó á Satanás á Hlymeneo y áAlejandro, porque naufragaron en la fí ; y nada dice sobre sisu error era de los art°culos fundamentales . Cap. b.», v. 20,dice, que todos los novadores decayeron de la fí,lisongeánclosc deuna falsa sabidur°a. En la chist. 5.' á Tintot . cap. 2» v. 17, leadvierte, que Hymeneo y Fileto trastornaron la fí de algunos,ense†ando que la resurrection ya estaba hecha; y le mandaque los evite. Lo mismo dice á Tito, cap. 3, v. 10, respecto á to-dos los hereges . San Juan en su Ep°st . 2.', v . 10 , no quiereque aun se les salude. San Pedro en su 2 .' Epistola cap . 2 .»,v. 1 , y 10, llama generalmente á las lhereg°as sectas (le 1‡er-dicion, y mira como blasfemos á los que las introducen . Lejos(le querer clue hubiese unidad , ni union entre los fieles ylos liereges, mandaron á aquellos que se separasen en un todoele estos. Por otra parte es un desatino suponer que haya uni-dad entre las sectas, due tinas creen como art°culo de fí loque otras refutan como un error, que se condenan y detestanmutuamente como heríticas .

Cuando Jesucristo n?andó á los Apóstoles que predicasenel Evangelio á toda criatura , dijo, que el clue no creyese secondenar°a . Ewan,, . ele San Marcos, cap . 16 , v. 15. El Evan-gelio no solo contiene los art°culos fundamentales, sirio tam-

FUN 201bien todos los dogmas que Jesucristo ha revelado : no está ennuestra mano absolver, disculpar, ni suponer en el caminode la salvation á los que Jesucristo condena .

Segun el gran principio de los protestantes, toda verdaddebe probarse por la escritura : ˆd°gannos dónde trae clue lanecesidad de creer se limita solo á los art°culos fundamenta-les, y que se puede sin perjuicio de la salvation mirar condesprecio todo lo que no es fundamental ?

Ultimamente, nos resta la gran cuestion sobre cuáles son lasreglas en que debemos fundarnos para juzgar si un art°culo esfundamental ó no. Jurieu quiso fijarlas : vamos á ver si acertó .

1 .» Quiere que los art°culos fundamentales sean aquellosque estan espresamente revelados en la Sagrada Escritura ; ylos otroslos que no estar, segur íl, espresados con tanta claridad .Si esta regla es segura, ˆcómo es clue en doscientos a†os nopudieron convenirse las diferentes sectas protestantes sobre sieste ó el otro art°culo es

_fundamentaló no? Todas ellas leye-

ron en la misma Sagrada Escritura, y todas se precian de co-nocer su verdadero sentido. Los socinianos sostienen que laTrinidad, la Encarnacion, y la satisfaction dada por Jesu-cristo á la justicia eterna por los pecados de los hombres noestan reveladas en la Escritura con tanta claridad que ha-ya motivo para llamarlas art°culos fundamentales : que sihay testimonios en la Escritura clue parecen ense†ar estos dog-mas, hay tanibien otros que no pueden conciliarse con losprimeros. Al mismo tiempo clue algunos doctores protestantesacusaban a la Iglesia de haber errado contra los art°culos funda-mentales, otros mas indulgentes, aunque tambien protestantes,nos han hecho el favor de suponer que nuestros errores noeran fundamentales.Un simple particular protestante, queduda si puede hermanarse en el culto con los socinianos, ó conlos católicos, ˆtiene motivo mas poderoso para juzgar por laSagrada Escritura que todos los teólogos de su secta?TOMO Iv.

26

202

FUN

La 2.a regla de Jurieu es la importancia de un articulo, y

su conexion con los funclameiitos del cristianismo. Nuevo

embarazo : se trata (le saber primero cuales son los funclamen-

tos del cristianismo . Un sociniano dice, que no es de ninguna

importancia para los fieles el creer que hay tres personas en

Dios ; y que al contrario es muy importante el no reconocer

mas que una sola por el temor de adorar tres Dioses, y quela unidad ele Dios es el fundamento de toda la doctrina cris-

tiana. Sostiene que puede uno ser tan virtuoso negando la Tri-

nidad, como admiti«ndola:que todo aquel cristiano que creeen un Dios, una providencia, la iiiision ele Jesucristo, las pe-

nas y recompensas despues de esta vida, es un buen cristiano .

No cabemos que los protestantes hubiesen conseguirlo probar

lo contrario con testimonios claros y expresos de la Sagrada

Escritura, contra los cuales nada tuviesen que replicar los so-

cianos .

La 3.í regla de Jurieu es el gusto y el sentimiento : un fiel

puede juzgar tan facilmente si un artóculo es fundanicnicil,como sentir si un objeto es frio ° caliente ; dulce ° amargo, etc.

Por desgracia los gustos de los protestantes son muy diferen-tes en materia ele dogmas, porque aun no estín (le acuerdo

sobre los que debe contener perentoriamente el sómbolo de su

doctrina. Sepan esta regla, es cl gusto de cada particular quiendebe decidir ele la creencia y ele la religion clue debe abra-

zarse, y nosotros convenimos que asó es en realiclad entre los

protestantes ; pero »por qu« un cuíquero, un sociniano, un

musulman, un judóo no han ele tener derecho í seguir su gus-

to en materia de dogmas, como un calvinista?

No salieron mejor los que dijeron que Dios daba su gra-

cia í todo cristiano para conocer lo que era fundamental . Ladificultad estí en saber si un protestante tiene mas funclamen-

to que los demas sectarios para presumir que estí ilustrado por

la gracia, y para distinguir con toda seguridad la creencia que

FUN

203clebe abrazar. He aquó la f« cle cada particular reducida pre-cisamente í un paro entusiasmo,

Pero si se puede conseguir la gloria en tocla comunion queno yerra en los artóculos ftindanzentales-, si no hay regla cier-ta para decidir si una comunion profesa errores fundamenta-les, »qu« pretexto pueden alegar los protestantes para ha-

berse separado por medio ele un cisma de la Iglesia Romana?

Ellos dicen que se separaron porque no podian conseguir la

vicia eterna . En el dia, segun sus propios principios, esta pro-posicion por lo menos es incierta : luego se separaron sin estar

seguros de la justicia de su separacioii, y en resuniidas cuen-

tas porque tenian gusto de formar otra creencia .»No es una contradiccion grosera el decir : á estos y los otros

artóculos de los cat°licos no son errores fundamentales ; peroyo no puedo permanecer en sociedad con ellos sin arriesgar

mi salvacion? »Hay acaso una cosa mas fundamental queaquella de que pende nuestra felicidad eterna? á

Aun es mas absurdo sostener que nosotros componemos

una misma Iglesia con unas gentes cuya sociedad poiidriaen peligro nuestra suerte futura .

Ya hemos visto el sentido en clue los te°logos cat°licos ad-miten los articulos fundamentales : que tienen por artóculosde esta especie í los que se contienen en el sómbolo ele los

ap°stoles, y que por lo mismo estan persuaclidos í clue losprotestantes, que tan mal entienden lo que se dice en este sóm-bolo respecto í la Iglesia Cat°lica, viven en un error funda-mental y fuera del camino de la salvacion . Por otra parte, mu-chósimos protestantes no miran como fundamentales sino lostres artóculos que admiten los socinianos, í saber : la iiniclad yla providencia de Dios, la mision de Jesucristo, .y las penas yrecompensas de la otra vida ; siii embargo no hay uno solo

entre estos tres que no tomen los socinianos en un sentido er-ronco. Finalmente, en el sentir de muchos incr«dulos no hay

204

FUNen materia de religion mas duc un solo dogma fundamental,y es la necesidad de la tolerancia . De este modo con un soloerror quedan absueltos todos los ciernas . Bossuct, 6 .` avertisse-ment aux protestans . Nicole, trait« de l'unit« de l'Eglise. Wal-lembourg de Controv . Trait. 3 .í .

FUNERALES. Ultimos deberes que pagamos ó los muer-tos. El modo con que los pueblos bórbaros, los paganos, losturcos, etc., celebraron y celebran todav°a los funerales desus difuntos, nada nos importa, y es punto que pertenece ólos historiadores ; nosotros debemos limitarnos ó exponer lasprócticas que la religion y la esperanza de resucitar algundia inspiraron ó los adoradores del verdadero Dios .

Es cierto que los honores f»nebres que se hacen ó losmuertos, se fundan igualmente en las lecciones de la razon,en motivos religiosos, y en intereses sociales. No seria conve-niente que el cadóver de un hombre fuese tratado como el deun animal : el desprecio con que los romanos se portaban conlos que no dejaban con que pagar los funerales,, y singular-mente con los esclavos, es una prueba de su barbarie y de suestálido orgullo . El que es cruel con los muertos, no estó dis-puesto ó mostrar mucha humanidad con los vivos . El epic»-reo Celso, para ridiculizar el dogma de la resurreccion futu-ra, citaba un pasage de Eróclito, quien dec°a, clue los cadó-veres, son mucho menos que el todo. Or°genes le respondeque un cuerpo humano que fue mansion de una alma espiri-tual, criada ó imagen de Dios, nada tiene de despreciable,que los honores f»nebres fueron dictados por las mas sabiasleyes, con el fin de distinguir el cuerpo del hombre del delos animales, y que estos honores se reputan dirigidos ó lamisma alma : Cont. Cels. lib. 5 .í, n»m. 14 y 24. En efecto, losfunerales son una protestacion de la inmortalidad del alma,de la resurreccion y de una vida futura . En este dogma sefundaba el especial cuidado que ten°an los egipcios de embal-

FUN 205sainar sus cadóveres, de conservarlos en sus f«retros, y mi-rarlos como un precioso depásito : no faltan fundamentos pa-ra asegurar que los reyes de Egipto edificaron sus soberbiaspirómides, sin mas objeto clue el que sus bávedas les sirviesende sepulcro. Tal vez eran excesivos en esta materia; pero losromanos daban en otro exceso, cjuc ando los cadóveres, yconservando solo sus cenizas : este modo de destruir los restosele un hombre, cuya memoria debia conservarse, parece quetiene algo de inhumano. Es mucho mejor enterrarlos, y veri-ficar de este modo la prediction que Dios hizo al hombrepecador, que despues de su muerte volveria ó la tierra declue hab°a salido : G«nes., cap. 3, v. 19 .

Por otra parte bueno es que los muertos no esten tan ol-vidados, y que podamos ir ele tiempo en tiempo ó enternecer-nos, « instruirnos sobre sus sepulcros . † Vale rias, dice elLcclcsiastes, ir ó una casa de luto, que ó otra donde se prepa-ra un festin : en aquella recuerda el hombre su fin »ltimo, yaunque lleno de vicia, piensa en lo que le sucederó con eltiempo.† Ecclesiast. cap, 7, y, 3. Los f‡nerales, el luto, losaniversarios, y las ceremonias que reunen ó los hijos sobre latumba de los autores de su ser, no solo le inspiran reflexio-nes saludables, sino tambien respeto ó sus »ltimas voluntades,ó las instrucciones, y ó los ejemplos del difunto. La aflicciones nias eficaz para reunir los corazones, que cl gozo y el pla-cer. Todos estos usos se observan en el bajo pueblo porque esmuy fiel en guardar las costumbres de sus mayores ; en cuan-to ó los filásofos epicureos, quisieran abolir y cortar todo estel»gubre aparato, porque, ó pesar de sus delirios, no deja deturbar sus placeres.

La sociedad tiene interes en que la muerte de un ciuda-dano sea un suceso p»blico, cuya memoria se asegure con laposible autenticidad, no solo por las consecuencias que pue-den resultar en el orden civil, sino tambien por la seguridad

'206

PUN

de la vida. Los homicidios ser«an mucho mas fíciles de per-

petrar, mas ignorados ó impunes, sin las precauciones que

se tornan para que la muerte ele un hombre sea p°blicamen-

te conocida ; y no hay medio mejor para que se haga p°blica

que la publicidad de la ceremonia de sus funerales : la reli-

gion camina ele acuerdo con la pol«tica en este punto . Nadie,

pues , debe sorprenderse de que la pompa f°nebre hubieseestado siempre y estó aun en uso en todas las naciones cultas ;

y no es ciel todo desconocida aun en los pueblos salvages .

Entre casi todas las naciones privadas de las luces de la

verdadera religion, los funerales fueron regularmente acom-

pa»ados de usos rid«culos y absurdos, de prícticas supersti-

ciosas y de circunstancias crueles y sangrientas : no somos

apenas capaces de concebir hasta quó punto llegá la demen-

cia sobre esta materia en las diferentes partes ciel mundo :

Vóase el Esp«ritu de los usos y costumbres de diferentes pue-

blo ; (en francós), tom. 3 .†,lib. 18. Pero estos abusos nada prue-

ban contra las sálidas razones que hicieron establecer los fu-nerales en todas partes, y mucho menos contra los que cele-

bran los adoradores del verdadero Dios, ilustrados por la re-

velacion .

No hay una cosa mas grave ni mas decente que el modocon que los patriarcas enterraban sus muertos . Abraham com-

prá una caverna doble que sirviese de sepulcro para ól mis-

mo, para su esposa, y para sus hijos : Cenes., cap. 23, v. 19;

cap . t9, v. 9. En ella fue enterrado Isaac con su esposa Re-beca, y Jacob quiso que se le trasportase í la misma : Góncs .,cap. 49, v. 29. As« es que los antiguos justos querian estar

reunidos con su familia, y dormir con sus padres : con esto

atestiguaban su creencia de la inmortalidad del alma . Los in-

cródulos, que consultaron la historia de todos los pueblos

por ver si encontraban los primeros vestigios del dogma de

la inmortalidad, pudieron ahorrarse este trabajo . en cl se-

FUN

207pulcro comun de los patriarcas y sus familias estí grabadacon caracteres eternos la creencia de la vida futura .

En lo que de sus funerales nos refiere la historia sagradano vemos ninguno de los usos rid«culos con clue despues

acompa»aron su pompa f°nebre los paganos . El cuerpo de

Jacob y el de Josó fueron embalsamados en Egipto : esta noera una precaucion superflua, porque era necesario traspor-

tar í Jacob í la Palestina, y los huesos de Josó debian conser-varse en Egipto por espacio de casi dos siglos, para clue pu-

diesen servir í los israelitas de una especie ele prenda á tes-

timonio del cumplimiento futuro de las promesas ciel Se»or :Genes., cap. 50, v. 23 .

Moisós no diá í los hebreos una ley espresa para sepultarlos muertos, porque esta príctica era ya muy sagrada entre

ellos por el ejemplo de sus padres ; solamente les prohibiáque usasen de las prícticas y costumbres supersticiosas de loscananeos en esta f°nebre ceremonia : Ledit., cap. 19, v. 27 ;Deuter ., .cap . 14, v. 1.†, etc. Vemos por el ejemplo ele To-b«as que los jud«os miraban los funerales como un deber decaridad, porque este santo varon, í pesar de haLórselo prohi-bido el rey de los asirios, daba sepultura í los que morianajusticiados de orden de este cruel monarca. Tambien era en-tre ellos un oprobio el ser privado de sepultura . Jerem«as,cap. 8, v . I .% amenaza í los grandes, í los sacerdotes y í losfalsos profetas que daban adoracion í los «dolos con sacar sus

huesos de los sepulcros y tirarlos al aire, como cl estiórcol

que se arroja sobre la tierra . El mismo profeta anuncia en elcap. 22, v. 19, que Joaquin, rey (le Judí, en castigo de suscr«menes serí arrojado í un muladar.

Siendo un acto de caridad el dar sepultura í los muertos,acaso se estra»arí que la ley de Moisós declarase impuros í

los que hiciesen esta buena obra, si tocaban en el cadlíver :N°mer. cap. 19, y. 11 . Pero esta impureza legal en nada dis-

208

FUN

minu«a el mírito de este acto caritativo ; era solo una precau-

tion contra toda especie de podredumbre y de contagio. Sa-biendo lo peligroso que es el contagio en los paises cólidos,

no debe estra°arse el exceso con que Moisís mir» este punto

tan delicado. La citada ley podia tambien tener el designio de

preservar ó los israelitas de hacer preguntas ó los muertos .

(Víase nigro~rtancia .~Los jud«os no tenian lugar determinado para sepultura

de los muertos : colocaban sus sepulcros en las ciudades, aun-

que teas comunmente en el campo, ó la orilla de las car-

reteras, en las cavernas y en los jardines . Los sepulcros de los

reyes de Judó eran huecos y escavados en el monte donde es-

taba el templo : esto lo insináa Ezequiel, cuando en el cap . 43,

v. 7, dice, que con el tiempo no se mancharó el monte santo

con los cadóveres de los reyes . El sepulcro que prepar» para

s« mismo Josí de Arimatea, y en clue coloc» el cuerpo del

Salvador, estaba en su jardin abierto en una roca . Saul fue

enterrado debajo de un órbol ; Moisís, Aaron, Eleazar, y Jo-

suí, fueron sepultados en los montes .

La precaution de embalsamar los cadóveres tenia tambien

por objeto, al menos en su origen, el evitar todo peligro de

infeccion en la ceremonia (le los funerales : esta precaution

no era de mucho costo en la Palestina, con motivo de que

los aromas eran all« bastante comunes, puesto que los egip~

cios los compraban ó los cananeos . En tiempo de Jesucristo,

para embalsamar un cadóver se le llenaba de aromas y dro-gas de secantes, se le ajustaban tambien al rededor del cuer-

po y de cada uno ele sus miembros con tiras de tela, y se co-

locaba de este modo el cadóver en una gruta » peque°a b»-veda, sin ponerle en el fíretro. Esto se sabe, 1.† por la histo-

ria de la sepultura y resurrection de Jesucristo, en clue no

se hace mericion de fíretro ni ataud . 2.' Por la historia de la

resurrection de Lózaro . 3.' Por la del hijo de la v iuda. de

FUN

209Nain, en la que Jesus aproximóndose al muerto le (l i jo : le -

c-ántate, j»r~en, no hubiera podido levantarse si estuviere cer-rado en el ataud .

Reflexionando el modo con que se hacia esta operation,

se conoce que era imposible que un hombre vivo pudiese serembalsamado, sin sofocarse en pocos momentos . Para embal-samar el cuerpo de Jesucristo, segu n la costzrntbrc ele los jit-d«os , Nicodemus, acompa°ado de Josí ele Arimatea, trajo

cerca de cien libras de aloe y mirra : ,rang. de San. Juan,

cap. 19, v. 39 y 40 , le ligaron con vendas para aplicar estosaromas ó todas las partes del cuerpo, y le pusieron un st:da-

rio sobre su rostro, cap. 20, v. 6 y 7: por consiguiente elrostro y toda la cabeza estaban cubiertos de drogas, igualmen-

te que los otros miembros . Lózaro Babia sido embalsamadode este mismo nodo, cap . 11, v. 44. Por lo mismo es impo-sible cine este hombre hubiese podido permanecer viro por

cuatro Bias en su sepulcro , y que Jesucristo pudiese estarde la misma manera en el suyo treinta y seis horas . Si am-bos aparecieron vivos, es forzoso confesar q .ue realincnte re-sucitaron .

Tan pronto como moria un jud«o, sus parientes y atni-

gos, para mostrar su dolor, rasgaban sus vestiduras , se da-

ban golpes en el pecho, y se cubr«an las cabezas de ceniza :la pompa fánebre iba acompa°ada ele ta°edores de flauta, y

de mugeres pagadas para llorar : San Ilrat., cap. 9, v. 23 .En la B«blicae de Avignon, tom . 3.†, póg. 713, se puede leer

una disertacion sobre los funerales y sepultaras de los he-breos. Ser«a de desear que su autor hubiese distinguido mascuidadosamente los usos ciertos de los antiguos jud«os, de losele los jud«os modernos, y el testimonio (le los autores sagra-

dos, de los sue°os ele los rabinos. Nosotros no pensamos, co-mo íl , que los Hebreos hubiesen quemado nunca los cadóve-

res de sus reyes por hacerlos nias honor : los testes clue citaTOMO ‡V.

27

210

PUNnos parece que prueban solamente clue se quemaban perfu-mes en torno de sus cad«veres, porque en ellos se dice queenterraban sus huesos : Ibid., p«g. 730 .

Hablemos ahora de los fruzcrcalcs ele los cristianos . í Losde la Iglesia primitiva, dice Mr . Fleury, para testificar quecreóan en la resurrcccion, tuvieron gran cuidado con las se-pulturas, y las hicieron mas o menos suntuosas en propor-cion de sus circunstancias. No quemaban los cuerpos comolos griegos y romanos, ni aprobaban la curiosidad supersti-ciosa de los egipcios . que los guardaban embalsamados y ex-puestos « la -vista en sus casas, pero los enterraban segun lacostumbre de los judóos . Despues ele haberlos lavado, los em-balsamaban , y empleaban en ellos mas perfumes, dice Ter-tuliano, que los paganos en sus sacrificios . Los envolvian enlienzos finos y sedas, y alguna vez solian revestirlos con ves-tidos preciosos : solian exponerlos por tres dias : los guarda-ban y velaban junto « ellos con incesantes oraciones, y en se-guida los conducian al sepulcro. Acompa°aban los cad«veresconn cirios y antorchas, cantando salmos » himnos en alaban-za de Dios, y que espresaban su esperanza de la resurreccionfutura . Oraban y ofrecóan por ellos el santo sacrificio : ciaban« los pobres el festin llamado Agape, y otras limosnas : reno-vaban su memoria en el aniversario de su muerte, y la con-tinuaban ele a°o en a°o , ademas de la conmemoracion quese hacia por ellos todos los (lias en el santo sacrificioIVIu-chas veces enterraban con los cuerpos varias cosas para hon-rar « los difuntos, y para conservar su memoria, las se°alesde su dignidad, los instrumentos ele su martirio, redomas áesponjas llenas ele su sangre, las actas ele su martirio, su epi-tafio, á por lo menos su nombre, Hojas de laurel á (le cual-quier otro «rbol siempre verde, medallas, cruces, y el Evan-gelio. Ponian el cuerpo de espaldas, y cl semblante h«cia elOriente :í Cost . de los Crist., n†m. 31 .

FUN

211Los protestantes, empe°ados en contradecir la antig‡e-

dad del uso de rogar « Dios por los muertos, y el de dar unculto religioso « las reliquias de los m«rtires, sostienen queno principiá este uso Basta el siglo iv ; en otra parte proba-remos lo contrario . V»ase nuaertos (oraciones por los), m«rtir,reliquia, etc .

Como se practicá en todos tiempos en Egipto el uso eleembalsamar los cad«veres, y conservarlos en momias, loscristianos de Egipto no renunciaron esta costutnlbre . En lacilla de San Antonio se dice que se opuso « esta pr«ctica : losobispos representaron que era mejor enterrar los muertoscorno todos los denlas cristianos, y 1 oco « poco fueron losegipcios olvidando la costumbre ele hacer momias : Bingham,Orig. Eccles ., lib. 23, cap. 4.ˆ, ‰ 8, tom . 10, p«g. 93 . Pero eluso de embaLainar antes del entierro se conservá sin embar-go : y San Efren dice en su testanieiito : íAcompa°adme convuestras oraciones, y reservad los aromas para ofrecerlos «Dios." La incensacion que ahora se usa en las exequias c'elos muertos parece ser uu resto de la costumbre de los an-tiguos .

Es muy justo y natural chic tributemos nuestro respetoal despojo mortal de un alma santificada por el bautismo, ylos (lemas sacramentos, ele un cuerpo que segun la expresionde San. Pablo fue templo del Espóritu Santo, y que llegar« undóa en que salga del polvo para reunirse « tin alma hien-aventurada . En esto se fundan las diferentes ceremonias reli-giosas y civiles que se usan en los funerales ele los fieles .

Los paganos para conservar la memoria de los muertosles erigian magnóficos sepulcros en el campo, á « la orilla delos caminos ; pero los cristianos no imitaron este fausto . Du-rante las persecuciones se vieron obligados « - cnterrar sus ca-d«veres en cabernas subterr«neas que llamaban tumbas y ca-tacumbas, y muchas veces se reunian en estos parages con el

212

FUNfn de celebrar lilas secretamente los santos misterios . Se lla-maron tanibien cementerios, es decir, dormitorios, los ]ug -res donde se sepultaban los f eles para testif car la creencia dela resurreccion . Se llamaron tambien concilios de los mcirti-res, porque regularmente eran muchos los sepultados : are-nas, porque las catacumbas estaban excabadas en la arena .Los cementerios de «frica se llamaban careas area , y estabaseveramente prohibido í los cristianos el reunirse en ellos enaquella parte del mundo. Cuando se concedió la paz í laIglesia, se juzgó clue estos lagares deb°an distinguirse de losprofanos, consagríndolos con . bendiciones y oraciones . (V»asecatacumbas.)

Los cristianos no limitaron su caridad. de dar sepulturasolo í sus hermanos : se encargaron tambien de sepultar í losgentiles pobres, y abandonados . En una peste cruel que ar-rasó el Egipto, los cristianos despreciaron los peligros delcontagio por aliviar í los enfermos y enterrar los muertos, ylos mas fueron v°ctimas ele su caridad : Eusebio, (list. L'cclcs.,lib. 7, cap. 22. El emperador Juliano, aunque enemigo cielcristianismo, se asombraba ciel celo religioso de los cristianosacerca de este punto : confiesa, en la carta 49 íArsacio, quela caridad con los pobres, el cuidado de enterrar los muer-tos, y la pureza de costumbres, son das tres causas que mascontribuyeron al establecimiento y progresos del cristianis-mo. La Iglesia Griega estableció desde el siglo iv una ordende cl»rigos inferiores para cuidar de los enterramieiitcs, yles puso el nombre de copiatas ó trabajadores, de la palabragriega Kjrir, que significa trabajo : fusmos, ó enterradores :lecticarios, porque llevaban los cadíveres en una especie decamilla llamada l»ctica : decani et calle~iati, porque hacianun cuerpo separado de los demas individuos ~lcl clero . Cia-conio refiere que Constantino creó novecientos cincuen-ta, sacados de diferentes gremios de menestrales, y que

FUN 213los eximió de gabelas páblicas y de impuestos . El P. Goar cnsus notas sobre la . eucologia de los griegos insináa que loscopiatas ó fosarios se establecieron desde el tiempo ele losapóstoles: que los jóvenes que sepultaron los cuerpos de Ana-n°as y Salira, y los que tomaron í su cargo el enterrar íSan Esteban, eran fosarlo, : Ilech. Apost., cap . 5, v. 7; cap. 8,v. 2. Esto probaria tambien que ya Babia fosarios entre losjud°os. San Gerónimo, ó por mejor decir, el autor del trata-do de Septem or†di abus Ecclesic, los pone entre los indivi-duos del clero . El emperador Constancio los eximió por unaley en el allo cl» 357 ele la contribucion lustral que pagabanlos comerciantes . Bingham asegura clue llegaban í mil yciento en la iglesia de Constantinopla . No se sabe que tuvie-sen ninguna retribution por su oficio, singularmente en elenterramiento de los pobres : la Iglesia los manten°a con susrentas, ó haciaii ellos algun comercio rara subsistir ; y enconsideracion í los servicios que prestaban en les funcralec,los eximió Constancio del tributo de los comerciantes : Bin-gliam, Orig. Ecclcs ., tom . 2.‡, lib.3, cap. 8 : Tillemont, Hist.des Emper . , tom . 4.‡, píg. 235 .

Algunos disertadores de poca instruccion elogiaron lacaridad dedos cuaqueros porque entierran por s° mismos loscadíveres, y no dejan este cargo í bonihres asalariados . Peroen los lugares de nuestras provincias, en que no hay sepul-tureros ni enterradores de oficio, los pariente y amigos deldifunto cumplen cou este áltimo deber, y creen que en esto.lacen una obra de religion . En las grandes ciudades, dondehay mucha desigualdad. d e condiciones, no pareció que con-venia í uu magistrado ó í un palaciego hacer por s° mismola sepultura de su padre ó de su esposa, ni llevar sus cadí-veres í la tumba . En las mas dle las ciudades del reino haycofrad°as (le penitentes que cumplen por caridad este debercon los pobres, con los presos, y aun con los ajusticiados . El

214

FUNantiguo esp«ritu del cristianismo no se ha estinguido entrenosotros en todos los lugares ni en todas las condiciones.

El mismo motivo clue hacia desear í los patriarcas quesus cenizas estuviesen reunidas con la de sus padres, hizo bienpronto clue los fieles deseasen enterrarse junto í los mírtires .Este deseo era una consecuencia de la confianza duc tenianen su intercesion , y formaron juicio de que ser«a ótil que alentrar en las iglesias la -vista de los sepulcros recordase í losvivos la obligaciou ele orar por los muertos . De este modo seestableci° cl uso ele colocar los cementerios cerca ele las igle-sias, » insensiblemente se fue concediendo í algunos el pri-vilegio de enterrarse en lo interior ele las mismas ; pero estoóltimo no se conoci° en la antigua disciplina, y su principiono pasa ciel siglo d»cimo .

Sabemos que por una ley de las Doce Tablas estaba pro-hibido enterrar los muertos en lo interior de las ciudades, yesta ley fue observada exactamente en las Gaulas hasta des-pues del establecimiento de los francus .

Un concilio de Braga prohibi° en cl aáo de 563 enter-rar en lo interior de las iglesias, y reproduce la ley de lasDoce Tablas , c hion 12 ; pero permite cpae se entierren ífuera al rededor de sus paredes. Como los mírtires liabiansido sepultados como los otros fieles, cuando se permiti° edi-ficar capillas » iglesias eu sus sepulcros, fue preciso colocarlasfuera del recinto ele las ciudades : y as« los cristianos no vio-laban la ley ele las Doce Tablas, cuando deseaban enterrarsejunto í los sepulcros de los mírtires . Estos nuevos edif ciosen honor de los mírtires se llamaron bas«licas, para distin-guirlas de las catedrales que se llamaban solamente iglesias, yí todo lo mas en el siglo x fue cuando se permiti° sepultarlos cadíveres en estas .

En cuanto í las bas«licas, vemos due en el siglo iv fuecolocado el cadíver de Constantino í la entrada de la Ba-

FUN 215silica de los santos ap°stoles, clue »l mismo rabia construido .aunque despues fue trasladado í otra : Tillemotit , Meir.,tom . 6 .† , píg. 402 . San Gregorio de Tours habla tanibien dealgunos santos obispos clue en aquel mismo siglo fueron en-terrados en las bas«licas cpie estaban fuera de las ciudades,lib . 10, cap. 31 ; pero cuando se aument° la poblacion delas ciudades quedaron las bas«licas y cc u~entcrios en lo inte-rior de aquellas poblaciones : Ilist. ele la Arad . ele las I nscr . .tom . 13 en 12.†, píg. 309. As« se introdujo inocentementeeste nuevo uso, sin que pudiesen preveerse las consecuencias .

No lleg° »ste í ser peligroso sino en las grandes ciuda-des, que vienen í ser el abismo de la especie humana . Nos-otros no tratamos de reprobar las medidas que en el d«a to-man los primeros pastores y magistrados para restablecer laantigua costumbre de colocar los cementarlos fuera ele las ciu-dades, » impedir que se infesten los vivos con la cercan«a delos muertos ; pero en las parroquias ele aldea, donde el airecorre libremente, y por lo mismo no hay ningnn peligro,no nos parece que hay necesidad ele variar la costumbre es-tablecida. Es muy conveniente clue antes ele entrar en el tem-plo ciel Seáor se presente í la vista de los feles un objeto ca-paz de recordarles la idea ele la brevedad ele la vida, las es-peranzas de un porvenir mas venturoso, y la tierna memo-ria de sus amigos, y de sits progenitores .

‡Que ganaremos por otra parte, si cortando los abusos,introducimos y fomentamos los vicios? Es c-lificil suponer unafecto muy tierno í unos hijos clue quisieron que su padrefuese conducido al sepulcro con tan poco aparato como undesconocido ; clue consintiesen que sus restos se confundiesencon los de los animales, y que alejasen ele s« toda idea quepudiese recordarles su memoria, disminuyendo el tiempo delluto, etc. Esta sabidur«a filos°fca se resiente demasiado de labarbarie .

216

FUNDamos por muy bueno separar de las grandes poblacio-

nes todos los principios de contagio ; se dejan, empero, sub-sistir en ellas las casas de prostitution y desorden , cien vecesmas mort«feras que las sepulturas de los muertos . Entre losque vituperan con tanta acrimonia la costumbre de los ant *,_g uos, ícuóntos hay, clue tal vez no tratan de alejar todas lasideas f°nebres, sino para gustar los placeres exentos de anlar-gura y de remordimientos, y quieren con pretexto del bienp°blico paliar este epicureismo? Quieren introducir la eco-nom«a en todas las ceremonias religiosas, y ó nada se perdo-na cuando se trata de satisfacer la inclination desenfrenada ólos placeres, etc .

No por eso pretendemos autorizar el fausto lujoso en laspompas f°nebres, ni la vanidad (le los epitafios, ni la magni-ficencia ele los sepulcros. Es el mayor de los absurdos tratarde satisfacer el orgullo humano en unas circunstancias desti-nadas precisamente ó humillarle y ó abatirle. Pero para vitu-perarlo no es necesario suponer qnc los pastores autorizaronpor interes este abuso ; ya reinaba antes del establecimientode los .derechos casuales » eventuales, y los protestantes, porlo menos los .luteranos, despucs de haber cortado al princi-pio todo el aparato de los Juncrales, insensihlenuente volvie-ron ó caer en ál sin advertirlo . Saul Agustin censuraba ya c teabuso en unos tiempos en que el clero no tenia niugutl in-teres : Enctrr†a Steal 48, serai . 1.‡ ., n°m . 13. Esta vana unag-nificencia, dice, puede dar ó los vivos un pequeˆo consuelo;pero de nada sirve para el alivio de los muertos : Scrm, .172,

n°m. 2Se lia puesto en rid«culo la piedad de los que quieren

enterrarse con un hóbito religioso con la t°nica de un m«ni-mo » de un franciscano ; íy los que los ridiculizan cstan se-guros de que la devotion sea el °nico motivo? Es muy pro-bable que muchos hombres sensatos tomaron esta precawi9n

FUT 217para prevenir en su pompa f°nebre los efectos de la tontavanidad de sus herederos ; pero con dificultad se encontraróun remedio que cure (le raiz esta enfermedad del gánero hu-mano (*) . (Váase sepulcro.)

FURIN, » PURIN. (Váase Ester.)FUTURO. (Váase presciencia ele Dios .

(') Siempre tiene visos de impiedad ridiculizar la prueba p°blica ele hu-mildad, penitencia y derocion que dó un cristiano cuando en su testamen-to ordena se le amortaje corr el hóbito de aquella orden religiosa, ó la (picprofes» mayor afecto durante su vida , » cuando sus albaceas interpretandopiadosamente su intenciou , prefieren este gánero de nrort.aja .

FIN DE LA LETRA F.

TOMO IV.

21,E

G.

GABAA . (V«ase jueces .

GA BAOíti IT AS . (V«ase Josu«).GABRIELITAS. (V«ase anabaptistas) .

GAl)ANAITAS. (V«ase barsanianos ó se~nidulitas .

GADARENIANOS ó GERASENOS . (V«ase demoniaco).

GALATAS. La Ep°stola de Sena Pablo e° los Calatas haciado en clue trabajar » los cr°ticos, igualmente due » los co-mentadores. Entre las diferentes opiniones de los primeros so-bre la «poca de esta Ep°stola , parece mejor fundada la quela refiere al aáo 55, cuando el apóstol estaba en Efeso . En ellase propone San Pablo desengaáar » los fieles de la Galacia,» quienes hab°an tratado (le persuadir algunos jud°os conver-tidos » medias que la f« en Jesucristo no les bastaba para lasalvation, si no a†iadian la circuncision y las ceremoniasde Mois«s. Lo contrario se hab°a decidido cuatro aáos antespor los Apóstoles eu el concilio de Jerusalen , y San Pablorefuta con energ°a el error de estos cristianos judaizantes :muestra la esceleucia (le la f« en Jesucristo, y de la gracia deeste divino Salvador, y prueba due estos son los ‡nicos prin-cipios (le nuestra justification . Consiguicntecnente habla elapóstol con poco elogio (le la ley : cap. 2, v. 16. Dice due elhombre no se justifica por las obras de la ley : clue si la leypudiese justificar, habr°a muerto en vano Jesucristo, v . 21 :que los que conservan las obras de la ley estar bajo la rnal-dicioti , cap. 3 , v. 10 : que la ley no manda la f«, sino las

Obras, porque dice : el que las hiciere, encvntrarc° en ellas la

riulrt , v . 12 : due fue instituida por causa de las t ˆansgresio-ucs, v . 19 : que la ley lo incluyó todo bajo el pecado, v . 22, etc.Estas son expresiones muy estraáas, y de que se puede abusarmuy fatiltnente.

GAL

219Pero es necesario tener presente que San Pablo habla solo

de la ley ceremonial, y no de la ley moral clue se contiene enel Dec»logo . Hablando de esta en la Ep°stola » los ronmanos,cap. 2, v. 13 , dice espresamente, que los clue la observan se-r»n justfcados, y que los mismos gentiles la leen en el fon-do de sus corazones, etc. Por lo mismo , no se dehe inferirque un jud°o dejaba de ser justo, mientras cumpliese la leymoral contenida en el Dec»logo ; pero no podia cumplirla sinla gracia que Jesucristo mereció y obtuvo para todos los hom-bres, y que mas ó menos derramó Dios sobre todos desde elprincipio del mundo. V«ase gracia, S 3 .‰ As°, de que un ju-d°o pudiese ser justo observando la ley moral, no se sigue quemurió en vano Jesucrito : no es la ley quien le daba la justi-cia, sino la gracia de Jesucristo es la clue le daba fuerzas para.su observancia . Cou esta esplicacion ninguna dificultad ofre-cen los dos primeros testimonios de San Pablo clue acabarnosde citar .

ŠEn qu« sentido dijo que los que conservan las obras dela ley, ó se creen obligados » cumplirlas estar bajo la nzal-dicion? El mismo apóstol lo esplica, porque est» escrito : es-tarc‡z bajo la maldicion todos aquellos que no observan todolo que sc preset Šbe eta el libro (-le la l(-,y . Deut ., cap. ~)7, v . 26 .-As° , conservarse bajo el yugo (le la ley ceremonial es espo-nerse » incurrir en esta unaldicion. Pero cuando se dice eu elLc it ., cap. 13 , v. 5 , que el clue observare los preceptos haMart° en ellos la vicia, no se trata de la vicia espiritual del al-ma, porque de otra manera seria contradictorio lo que sos-tiene San Pablo, sino que se trata. (le la vicia, corporal, por-que el que- observaba la lev, estaba libre de l aa pena ele muertepronunciada eu muchos art°culos contra sus transgresores. .

Taaiibicn hay alguna ohsettridacl en las siguiente palabras:la ley se instituyó por causa de las trcn~s CI re inanes . Los quepor c,5tas palabras entienden que la ley se c stableció }jara ciar

270

GALlugar « las transgresiones , atribuyen « Dios una conductacontraria « su santidad infinita . íEs propio de un soberano le-gislador clue prohibe y castiga el pecado, el poner lazos « losHombres para hacerles caer en ól , con el protesto de que esnecesario para convencerlos de su debilidad , y de que nece- .

s itan los auxilios ele la gracia? El Eclesi«stico nos prohibe de-

cir : Dios me ha estrciciado, porque no ti erre necesidad de los

imp°os, cap. 15 , v. 1 .2 . San Pablo en la Ep°st. ci los Roman .,

cap. 3, v. 8, no quiere que nadie le (liga : lacrgan»os mal parceque nos suceda bien : con mucha mas fuerte razon no deber«Dios tolerarlo. Santiago en su Epist ., cap. 1, y. 13, sostieneque Dios no tienta « nadie .

Segun otros comentadores, las citadas palabras quierendecir que la ley fue instituida para dur « conocer Iris trans-

gresiones. Si no hubiese ley, verdaderamente no habria trans-gresiones, y estas las da « conocer asi la ley moral como laceremonial . El sentido de clichas palabras mejor nos lo esplicaExcquiel, cap. 20, v . 11 , donde nos hace observar que des-pues de haber sacado Dios del Egipto « los israelitas, les im-puso preceptos que dona la cides « los que los observan . El _De~

fue publicado inmediatamente despues del paso delmar Rojo. Pero, contináa Ezegniel, ellos los violaron, hación-dose- Culpables de la idolatr°a, y dite Dios, para castigarlos lesimpuso otros preceptos que no son giremos ; y grre no rlrin. 1a.

vida , v. 24 y 25. La ley ceremonial se fue publicando poco« poco durante los cuarenta a†os el ite permanecieron los is-raelitas en el desierto. Luego es evidente que esta ley se pusopara. castigar las trcmsgrcsiones ele los israelitas, ó impedirsus recaidas . Sin duda es este el verdadero sentido de SanPablo .

En lugar (le decir , como este ap(stol cap . 3, v. 22, quela ley enecrro todas las cosas bajo el pecado, la Biblia (le Avit‡on entiende que grtiso decir que euccrrcrni todos los hombres

GAL 221bajo el pecado . Esto no puede ser, porque la ley de Moisós nose impuso « todos los hombres, sino « la posteridad de Abra-ham : ademas, la palabra orrrrria no significa todos los lrcn .lri es .Los mejores intórpretes entienden que estas palabras signifi-can que la ley escrita incluyˆ todos sus preceptos, y lodo loque manda ˆ prohibe bajo la pena del pecado : que asi, todoslos que la violaron fueron verdaderamente culpables . Paraconvencerse de que este es el verdadero sentido ele San Pablo,no es menester mas (‰tic leer con atcncion este pasage . (Vóaseley ceremonial .

GALICANA. Se llama Iglesia Galicana la ele las Gaulas,hoy Francia . Volveremos « hablar de este punto en la pala-bra Iglesia. ; pero como es un objeto tan interesante , nos to-maremos el trabajo de hablar tambien (le ella en el presenteart°culo con la ma~or estension posible . Respecto « la noticiade los autores que trataron del or°gen del cristianismo en lasGaulas, podr«n verse en Fabricio, Salutariis luz- Ecangc-1ti,, etc., cap. 17, p«g. 384.

Los historiadores ele la Iglesia Galicana nos parece queprobaron sˆlidamente que la fó se predicˆ en las Cantas entiempo de los Apˆstoles, aunque hizo pocos progresos hastael a†o 177 , ópoca ele la fusion ele San Potiino y stis conul-ra-†eros. Ilistoire de l'L'tlrse Gallic ., tom . 1 .Š, dis.,crt. preLm,En 1752, Mr. Bullet, profesor (le Teolog°a en la unit ersidadde Besanzon, publicˆ una disertacion con el t°tulo siguiente:De 'Ipostolicxi Ec'clesice, Gallicance origine, diser7 . in cura.probatur !lpostolos , et nominativa Sanctwn Philil~prun. E»ean-gelitun. ira Gall‹s pr'crdicasse .

Sin tratar ele disputas, y sin «nimo de contradecir la tra-dicion (le nuestras antiguas Iglesias, solamente notamos quepor las actas de San Potino y sus compa†eros m«rtires c°eLion, sacadas (le la carta autóntica ele las Iglesias de Lion N-de,Viena « los fieles ciel Asia v (le la Frisia, se vó que desde el

222

GALano 177 habia en aquellas dos ciudades un gran n«mero decristianos . San Ireneo, que se cree haber sido el autor de estacarta, y que el aío 202 ó 203 , derramó su sangre en defen-sa del cristianismo , opone ° los hereges la tradiccion de lasIglesias de las Gaulas, lib . 1, cap. 10. Tertuliano , que murióel aío 245, dice que en varios pueblos de las Gaulas estabafloreciente el cristianismo . Ad Jud., cap. 2 .» San Cipriano,martirizado el aío 258, en las L`pást. 67 y 77 habla de suscólegas los obispos de las Gaulas .

Por lo tanto, es cierto que antes ciel aláo 250, †poca de,la rnision de los siete obispos , de los cuales era San Dionisiode Parás, habia hecho el Evangelio muchos progresos en nues-tros climas, puesto que tenáan ya noticia de ello los obisposde ‡frica. Pero el aío 360 aun habia paganos en nuestras pro-vincias mas occidentales , y en las del norte , puesto que seocupó en su conversion San Martin , y es mirado como unode los principales Apóstoles de las Gaulas .

A †l se debe atribuir la institucion de la vicia mon°sticaen estos paises : en el ario 360 fundó el monasterio de Ligug†,cerca ele Poitiers, y 372 el de Marmoutier : el (le Lerins nofue fundado por San Honorato hasta el aío 390. (V†ase Ti-lleinont, tom . 4.», p°g. 439 : Vida de los PP. y de los Illcártires,tom . 5 .0 p°g. 36 y 564 : torn . 9 .0, p°g. 514 .

En el aío 314 habia hecho el emperador Constantino quese congregase en Arl†s un concilio de los obispos occidentales,que ratificó la ordenacion (le Ceciliano, obispo de Cartago, ycondenó ° los donatistas que la refutaban ; pero no se sabe siasistieron ° este concilio muchos obispos ele las Gaulas . Solose habla de uno que asistió al concilio general de Nic†a elaío de 325 (*) .

(') Segue Lathe , torn . r .' de los Concilios de las Galias , asistieron °este (le Arles seis obispos y varios di°conos . Edicion de Paris 1 72 9, t . 12 p. 8 .

GAL

223Sin embargo, la heregáa de los arrianos no hizo grandes

progresos en el siglo iv entre nuestros abuelos , aunque elemperador Constancio, favorecedor de los arrianos, hizo con-denar ° San Atanasio en el segundo concilio de Arl†s en elaío 353 . San Ililario de Poitiers con sus escritos , y su intr†-pido valor consi guió contener ° sus cólegas en la fc (le Ni-c†a . Solo Saturnino, obispo ele Arles, persistió tenazmente encl arrianismo . Los concilios de Beziers en el aío 356 , y eleParás en 360, con otros varios celebrados en la misma †poca,fulminaron anatemas contra los arrianos, y cortaron con ellostoda comunion ó comunicacion cristiana .

En este mismo tiempo metáa ruido en Espaía el prisci-lianismo, y fue condenado en uta concilio ele Burdeux en elaío 384 O.

La inundar icen (le los b°rbaros del norte llenó de desola-cion ° las Gaulas ° principios del siglo v : las Iglesias y el cle-ro no pudieron libertarse de su furia : para colmo (le la des-gracia los godos, los borgoíones y los v°ndalos, infestadosdel arrianismo, se hicieron encinigosdela f† católica, y la per-siguieron con mas encarnizamiento que cuando cran paganos :la hubieran aniquilarlo (le] todo si los francos y sus reyes, fun-dadores de nuestra monarquáa, no hubieran sido nuas fieles °su Dios .

Mientras que los errores de Nestorio y Entidues turba-ban la paz de la Iglesia oriental, y los ele Pelagio alarmabantoda el ‡frica, `- reinaban en la Inglaterra, los obispos ele lasGaulas no olvidaron lo nrncho que debáan ° la religion : unconcilio celebrado eu Troyes, el aío (le, 429 comisionó ° SanLope, obispo (le esta ciudad, y ° San German , de la de Au-

(') Contra los errores de los priscillanislas ruas famosos fueruo lus con-cilios de Braga .

''?+

GALyerre, para que fuesen « combatir el pela gianismo ianismo entre losingleses:en otro (le Arles en el ario 451 fue aprobada con losmayores elo2iíos y aclamaciones la carta ele San Leon « Flavia-no , que condenaba la doctrina de Nestorio y Eutiques .

Poco tiempo antes pareció demasiado dura la doctrina deSan Austin sobre la gracia y predestinacion « algunos teó-logos de las Gaulas : algunos presb°teros de Marsella, Casiauo,monge ele Lerins, Fausto, obispo (le Riez, y otros, queriendosuavizar esta doctrina, dieron margen al semi-pelagianismo .Un lego llamado 1liíario, y San Próspero, redugeron « SanA,tistin « que combatiese este error, v circularon las dosobras que escribió sobre este objeto ; pero el serai-pela> iauisntono fue condenado basta el a»o 529 y 530 por el segundo con-cilio de Orange , y el tercero de Valencia, en el delfinado . Sies cierto que Vicente, monge ele Lerins , abrazó tambien estadoctrina, se` un algunos aseguran , tambien es cierto clue elmismo proveyó de remedio, dando en su commnonitorio reglasciertas y seguras para distinguir las verdades católicas (le loserrores de los serai-pelagianos . Pero esta acusacion carece elesólidos funtlamentos .

Otros , desvi«ndose del semi-pelagianistno, cayeron en elesceso opuesto, y se hicieron predestinacianos . A pesar ele lasdudas ele algunos teólogos modernos, no se puede dudar elelos errores ciel presb°tero Lácido y de la censura que contra†l fulminaron los concilios de Arl†s y (le Lion en el a»ode 4"5 : el. cardenal (le Noris trató ele justificar « este presb°-tero, v no parece haber tenido en ello mucho acierto . Hist .Pela,. , p«g. 182 y 183 . (V†ase predesinuic unios.~

En los siglos vi y vii multiplicaron sus reuniones losobispos ele Francia , † hicieron los mayores esfuerzos por re-mrecliar los abusos v desórdenes cansados por la ignorancia yYiccttci_ :. de costumbres clue los b«rbaros Fabian introducido .

En el siglo yili reparó Carloma,ano una parte ele estos ma-

GAL

225les, haciendo que renaciese el estudio (le las ciencias y de lasletras. Los errores (le Felix de Urgel y de Elipando sobre elnombre ele Hijo de Dios que se d« « Jesucristo, fueron conde-nados, y no hicieron progresos en Francia . V†ase adopcianos .Los concilios de Francfort y de Par°s en 794 y 825 se equivo-caron en el sentido de los decretos del concilio general eleNic†a respecto al culto de las im«genes ; pero estos dos con-cilios , igualmente que los autores de los libros Carolinos,no adoptaron los errores de los iconoclastas : solo refutaronel culto (le las im«genes escesivo y supersticioso .

En el siglo ix. Godescalgo, y Juan Scot Erigena, renovaronlas disputas sobre la gracia y predestinacion : los obispos masc†lebres de Francia tomaron parte sobre esta contienda teo-lógica ; pero parece que los combatientes no se entendian « s°mismos , v tomaban bastante mal (le una y otra parte el sen-tido de las obras (le San Agustin : afortunadamente nada en-tendiatt de esta disputa , ni se mezclaron en ella el pueblo yel clero inferior .

Los concilios de Francia en los siglos x y xi, solo se ocu-paron en reprimir el latrocinio de los se»ores, siempre arma-dos, la usurpation de los bienes eclesi«sticos, la simon°a † in-continencia de los cl†rigos en establecer la tregua ele Dios, óla paz del Se»or (w), y en contener (le este modo los desas-tres de la guerra : tiempos de tinieblas y desórdenes en quesolo habla algunos restos del cristianismo en lo esterior, aun-que en ellos resplandecieron muchos santos varones .

(') V†ase el art . tregua de Dios . Consta de la historia que en aquel tiem-

po determinaron los obispos de Francia en varios concilios que el pueblo

estu, icse tranquilo desde los mi†rcoles de cada semana hasta los domingosinclusive , como si fuesen dias de fiesta ; y en el adviento y cuaresma porqueno eucoutraron otro medio de contener el genio belicoso y la rapacidad delos sci ores del feudalismo .

TOMO 1.V .

29

226

GALEl a«o de 1047 fue cuando Berengario publicí sus erro-

res sobre la Eucaristóa, ense«ando que no est° en ella real-mente Jesucristo . No solo fue condenado en clos concilios eleRoma, sino tambi»n en otros cinco í seis celebrados en Fran-cia. Lanfranco, Guidmundo, Alger, Escol°stico de Lieja yotros muchos obispos, le refutaron con mas solidez y crudi-cion clue se podia esperar de aquel siglo , y alegaron ° favordel dogma catílico las mismas pruebas que en el siglo BVI

sirvieron de apoyo contra los sacra mcntarios . ( V»ase Be-

1, 02 ga7, 103 .)

A principios del mismo siglo Babia ya en Francia algu-nos manicjueos clue sembraron las primeras semillas ele los er-rores ele Berengario, y venian ° ser las primicias ele, los albi-genses clue tantas turbaciones causaron en el siglo xiii. Ros-celin, que en el alóo 1092 quiso hacer tres Dioses (le las trespersonas de la Santósima Trinidad , se vií precisado ° abjurarsu heregóa en el concilio de Soissons .

Pedro ele Bruts, Enrique, su discópulo, Tancliclim, Ar-naldo de Brescia, Pedro Valdo, cabeza (le los valdenses, Abe-lardo y Gilberto ele la Porreta, ocuparon en el siglo zii elcelo (le San Bernardo , ele Pedro el Venerable, (le Ilildehertode Mans, etc. » incurrieron en el anatema clue contraellos fulminaron varios concilios. Pedro Lombardo, obispoele Parós, puso los fundamentos de la Teologóa Escol°stica ensu obra (le lets sctttenc áius .

Los albigenses, los valdenses, Amauri y sus discópulos,llenaron de turbaciones la Francia en cl siglo zili . Los servi-cios que entonces prestaron. los religiosos Bernardos, Domi-

(') Ma ns , en fallu Cenomanlin? S!!hdlnn†n2, I'iudeuune, ciudad gran-de y rica de ]'sucia , con obispo sufrag°nco de Tours , y cuyo primer nbisl1ofue San Liborio . Est° eu una colina cerca del Sarta, ‡ ocho leguas de: leuzou .

G A L

227nicos y Franciscanos, sirvieron de motivo para multiplicaren Francia el nˆmero de sus establecimientos. Alberto Nagnoy Santo Tomas hicieron c»lebres las escuelas (le Teologóa deParós. Ear 1274 se deja notar el concilio general ele Lion porla presencia del Papa Gregorio x por el gran nˆmero de obis-pos asistentes, y por la reunion de los griegos con la IglesiaRomana, aunque no fue permanente .

El siglo xlv no ofrece otra cosa que las desavenencias elenuestros Reves con los Papas, algunos reglamentos para la re-forma del clero y la supresion ele los caballeros templarios,cuyo negocio se terminí en cl concilio general (le Viena en elDeIGnado, presidido por Clemente v en el a«o de 1311 . Lamuerte de Gregorio si en 13 7.8 dií lugar al gran cismadel occidente .

En el concilio general de Couistanza, celebrado en cl alóode 141=F cntr InotiV - o del cisma , se distinguieron los obispos(le Francia por su firmeza de car°cter, v por su celo en re-novar la antigua disciplina ele la Iglesia . Continuaron mani-festando las mismas prendas en el concilio ele Basilea celebra-rlo en 1.431. Es muy sensible clue la division entre este con-cilio y el Papa Eugenio iv hubiese impedido los felices efectosde los decretos clue. s e publicaron al principio de esteeoneilio.

Una (le las »pocas mas tristes ele la historia de la hlcsóaGold u m , es la del nacimiento (le las heregóas de Lutero yCalvino ° principios del siglo xvi : la (lesolacion que produ-jo est° escrita con caracteres ele sangre. Las primeras reunio-nes de los obispos en aquel siglo tuvieron por objeto la pros-cripcion de esta falsa doctrina, y prepararon la condenacionsolemne que de la misma doctrina se verificí despues- en elconcilio (le Trento , desde 15~t3 basta 1363 . En las reunionesposteriores ° este concilio trabajaron los obisl -los en hacer cluese recibiese en sus decretos, v en procurar su ejecucion, asórespecto al dogma, corno ° la disciplina .

223

CALLas disputas sobre la gracia., que se renovaron entre no-

sotros en el siglo xvu, no son mas que una consecuencia delcalvinismo, y un efecto .del germen que inspir« en los íni-mos esta heregóa . Los errores ciel quietismo se sofocaron afor-tunadamente muy pronto, y si no fuese la nueva guerra quelos incr°dulos de este siglo declararon í la religion , podia-mos esperar una paz profunda .

Esta corta descripcion de las borrascas que sufri« la Igle-sia de Francia en todos los siglos, demuestra que Dios vcl5singularmente sobre ella, y que no se conserva en Francia laverdadera f° sino por un verdadero prodigio . Ninguna parteele la Iglesia universal sufri« sacudimientos mas terribles ; peroninguna encontr« recursos mas poderosos en las luces y vir-tudes de sus Pastores y en la sabiduróa de sus soberanos : consobrada razon llevan el tótulo de Reyes cristianósinios los mo-narcas franceses .

Bien conocida es la Historia de la Iglesia Galicana, pu-blicada por el P . de Longucval, jesuita, y continuada por losPP. de Fontenay, Brumoy y Berthier. Mosheim, aunque muyfino protestante, conviene en que estos autores escribieron enbuen estilo y con mucha elocuencia ; pero los acusa de queordinariamente ocultaron los vicios y crómenes de los Papas,porque refutan las mas de las calumnias que forjaron los pro-testantes contra ellos y contra el clero en general . La lectura deesta historia es un buen preservativo contra el veneno quederramaron en las suyas Mosheim y los demas protestantes .

Se llamaron canto, rito y oficio galicano, misa galicana, lamisa, el oficio, y el rito (le las gaulas, antes de los reinados deCarlomagno y de su padre Pipino. Estos dos próncipes intro-dujeron en sus estados por condescendencia con los Papas eloficio, rito y canto gregoriano que se usaban en Roma, y elmisal romano reformado por San Gregorio. Antes (le esta °po-ca la Iglesia Galicana tenia su liturgia propia que habia re-

GAL 229cibido ele sus primeros Ap«stoles ; aunque nona mucho tiem-po que aun se conocia .

Seg1n la historia de la Iglesia Galicana, tom . 4, lib . 12,el rey Pipino recibi« en el a»o (le 758 de mano del Papa Pa-blo los libros litárgicos de la Iglesia Romana, y quiso que sesiguiesen en Francia .

Matias flaco Ilórico, c°lebre luterano, imprimi« en Es-trasburgo en el a»o ele 1557 una misa latina, sacada de unmanuscrito muy antiguo, la cual anunci«, corno la antigualiturgia de las gaulas y ele Alemania, segun se usaba el ariosetecientos . Como se preciaban los luteranos de que en ella es-taba consignada su doctrina respecto í la Eucaristóa, culto delos santos y oracion por los difuntos, etc. Felipe ir, rey de Es-pana, prohibi« la lectura (le esta liturgia en su s estados, elPapa Sixto v la puso en el námero ele los libros prohibidos.Pero despucs de haberla e aruinado mejor, se vio, que tanlejos estaba ele favorecerlos , que antes bien ofrecia nuevasarmas í los cat«licos contra los novadores : confundidos en-tonces los luteranos, hicieron todo lo posible por recoger losejemplares .

El cardenal Bona , Rezan. Litrn †g. lib . 1, cap. 12, hace verque Ilórico se equivoc« en tomar esta misa latina por la litur-gia antigua galicana, y cine esta es la rnisnia misa romana «gregoriana, solo con la adicion ele muchas oraciones : en prue-ba de lo cual la hizo reimprimir al lin de su obra .

Este hecho se hizo aun mas includable, cuando D . Mabi-llon en 1685 puso en claro la verdadera liturgia galicanai,sacada de tres misales publicados por Tonlasso, y ele un ma-nuscrito anterior al a»o 560 . La compara con un viejo leccio-nario que encontr« en cl monasterio ele Luxen . Prueba con-tra el cardenal, que la misa galicana se parecia mucho mas í lamisa muzírabe, que í la latina publicada por Matóas Haco .Lo mismo prueba cl jesuita Lessee, que redact« en Roma el

230

GALmisal muz«rahe en el aío de 1735 en su prefacio, cap . 17. Elpadre Lebrum en su esplicacion ele las ceremonias de la misa,tum. 3, pag. 228, hace tambien la misma comparacion, y esde sentir que la misa hallada por Ilórico no pasa « lo mas (lefines del siglo 9, pag . 844 .

Segun el P. Lessee la misa moz«rabe es mas antigua cluela misa i7ctlicanct . El P. illabillon sostiene lo contrario ; peroesta disputa no es muy importante, porque ambos convienenen que una y otra sou tan antiguas como el cristianismo enEspaía y en las gaulas ( 4~), y no sabemos ele otra liturgia quelas hubiese precedido . Parece tambien probable clue esta an-tigua liturgia, eomun « estas clos iglesias, fuese tambien la elelas iglesias ele Africa en los primeros siglos. Alabillon de litur-gia gallicana etc .

La misa galicana es un precioso monumento, porque tes-tifica una perfecta conformidad entre la creencia de las igle-sias (le Occidente desde su fundacion con la que hoy profe-samos . hay alguna variedad en el rito y en las f°rmulas delas oraciones ; pero no en la doctrina . Por ella se infiere clueen Poma, en Espada, en las gaulas y en Inglaterra, hubosiempre ran mismo lengnage respecto « la presencia real eleJesucristo en la Eucaristóa, en orden « la idea del sacrificio yla adoracion del sacramento . En ella se balla la invocation deNuestra Seíora y de los santos, la oracion por los difuntos yla misma profesion de f» sobre la eficacia de los sacramentos,plenitud y universalidad de la redencion del mundo por Je-sucristo etc . Tambien parece cierto que la liturgia galicanafue la que se us° en Inglatera, porque los antiguos bretones

(') 1)e esta doctrina se infiere que el cristianismo en Francia no es masantiguo que en 1Lspai a , puesto que las dus iglesias usaron (le una mismaliturgia, y que enta iguala en antigáedad « la conversion de las dus naciu-ues . \ case L'.,1au†ua .

G A‡L

3J1recibieron la f» por boca de los mismos misioneros que la pre-dicaron en las `trolas .

El aío 431 escribóa el Papa San Celestino « los obisposde las guabas que era preciso cinc consultasen las oracionessacerdotales clue vienen de los Ap°stoles por tradition, queson las mismas en toda la Iglesia Cat°lica y en todo el mun-do cristiano, con el fin de que se vea lo que se debe creer,por el modo con que se debe orar, et legem c retlcluli lexslatttat stlphlicctruli . Estaba, pites, convencido, y era doc-trina general en cl siglo Y, que las liturgias no eran de in-yencion moderna . (V»ase litltrgia.

Lo que se llama libertad de lcz iglesia gcrlicctncr no es unaindependencia absoluta ele esta iglesia respecto « la santa sede,ni en la f», ni eu la disciplina, como quisieron entenderloalgunos incr»dulos modernos . Al contrario, ninguna iglesiafue nunca mas celosa que la de Francia en conservar la uni-dad de f» y (le doctrina con la silla apost°lica, ninguna sos-tuvo con mas calor la autoridad y jurisdiction del sumo Pon-tifice sobre todas las iglesias del mundo, pero crey° s ó cnmpre ycree ahora, que esta autoridad no es desp°tica ni absoluta, sinoarreglada y limitada por los antiguos c«nones, y que debe cir-cunscribirse « los lómites que tan sabiamente le prescribieron .Nuestras libertades no son por consigt -iiente otra cosa que cl usoen que estamos de seguir la disciplina ele los cinco ° seis pri-meros siglos ele la Iglesia cou preferencia « la clue se introdujoposteriorniente en virtud ele. verdaderas ° falsas decretales delos Papas, por las que adquiri° su potestad lómites mas esten-sos, que los que tenian en los siglos anteriores

Sin embargo, s»anos permitido observar que bay una es-pecie de contradiction entre este uso respetable y cl calor con

(') No piensa asó cl alóate lauicnais : v»ase su obra titulada Ln Reóa-gaOa coat,ridrrudn en todos sus relucio,aes con el orden polótico y civil, part . a,cap. 7, pag . <ja .

332

CALque algunas iglesias 6 algunos cuerpos eclesi«sticos sostienenque estar exentos de la jurisdiction episcopal : privilegio clueles fue concedido por los Papas contra la disposition de losc«nones antiguos .

Tambien puede entenderse por el nombre de nuestras li-bertades la costumbre de no atribuir al sumo Pontífice lainfalibilidad personal, ni aun en los decretos dogm«ticosdirigidos « toda la Iglesia, ninguna potestad directa ni indi-recta sobre las temporalidades de los reyes . El clero de Fran-cia hizo una solemne profesion de esta libertad en su cólebreasamblea de 1682, y Mr. Bossuct mostr° al mundo su sabi-duría en la defensa ele los decretos ele esta famosa asambleaSin embargo, no se debe creer que la doctrina contraria, quecomunmente sostienen los te°logos italianos, es la ele todoslos te°logos cat°licos. Los mas de los de Alemania, Ilungría,Polonia, Espa»a y Portugal, piensan casi como los de Fran-cia. Un sabio jurisconsulto napolitano, clue acaba de dar alpáblico sus lecciones, no parece ser de la opinion de los ul-tramontanos : juris ecclesiast . prcrlect, al intent Lupoli 4 Vo-

lámenes en 8.† Neapoli 1778.En el Diccionario de Jurisprudencia se d« una nocion

mas estensa ele las libertades de la iglesia galicana .GALILEO. Cólebre matem«tico y astr°nomo del siglo pa-

sado. Los protestantes ó incródulos se empe»an en sostenerque este sabio fue perseguido y arrestado por la inquisition,por haber ense»ado con Copórnico que la tierra gira en torno

(') Sin. embargo de esta declaracion del clero de Francia no faltan có-lebres escritores franceses que sostienen la infabilidad del romano pontificoen materias dogm«ticas . Esta declaration es bien sabido que fue efecto delresentimiento que Luis xiv concibi° contra su santidad de resultas de suporte con el embajador de Francia . Al fin no pasa de una upiniou , y loste°logos espa»oles se precian de sostener la contraria . Ln el artículo Pu1nulcabl :creuios sobre este palito con lilas esteusion .

GAL

233del sol. Esto' es una calumnia que helaos refutado sin róplicaen el artículo ciencia . Vóase.

GALILEOS, GALILEA. Los galileos eran una secta dejudíos, cuyo gefe era Judas de Galilea, quien pretendia queera una cosa indigna ele un judío el pagar tributo « un prín-cipe estrangero . Sublev° « sus compatriotas contra el edictodel emperador Augusto que mandaba hacer la enumeration° empadronamiento de todos los sábditos ele su imperio paraimponerles un tributo . hechos Apost . cap. 5, v. 37 .

La disculpa de estos sediciosos era que solo Dios debia re-conocerse por due»o, y tener el nombre de Se»or . Por lodemas los galileos tenian los mismos dogmas que los fariseos ;pero corno no querían orar por los príncipes infieles, se se-paraban (le los otros judíos para ofrecer sus sacrificios . De-bieran haber reflexionado que Jeremías encarga « los judíosque oren por los reyes ele Babilonia, cuando se vieren cauti-vos de este monarca . Jerom. cap. 29, v . 7 : Barruch, e. 1, v . 10 .

Como Jesucristo y los Ap°stoles eran de Galilea, los ju-díos sospechaban que fuesen de la secta de los galileos : losfariseos tendieron un lazo al Salvador, cuando le pregunta-ron si era lícito pagar tributo al Cesar, para tener ocasion deacusarle : los dej° confusos respondióndoles, que se debia daral Cesar lo clue es ciel Cesar, y « Dios lo que es de Dios, SanAlat . cap. 22, v. 21 . Ya de antemano confirmar« su respuestacon el ejemplo, haciendo pagar el tributo por ól y por SanPedro, cap . 17, v. 26 : Josefo habla de los galileos, y se acuer-da de esta secta en el lib . 18 de sus antig‡edades, cap. 2, y enel cap. 5 de los hechos Apost°licos, v. 37, se hace mentionele judas de Galilea, su gefe, como ya hemos dicho.

El emperador Juliano llamaba galileos « los cristianos,con el fin ele que recayese sobre ellos el desprecio que gene-ralmente se hacia de esta secta ; pero se -vi° precisado mas deuna vez « ser apologista de sus costumbres . Confiesa su cons-

TOMO iv.

30

234

GA0tancia en sufrir el martirio y su amor « la soledad , Ops Fragn,pag. 288, y su caridad con los pobres, 1llosopogon, pag. 363 .Confiesa que el cristianismo se establecií por la caridad conlos estraóos, por el cuidado de sepultar los difuntos, y por lasantidad de costumbres, que saben muy bien afectar, qne ali-mentan no solo « sus padres, sino tambien « los de los paga-nos . Carta 49 « Arsacio, pag . 419 y 420 . Dice que los cris-tianos mueren voluntariamente por su religion, que sufrennias bien el hambre y la indigencia, que comer carnes impu-ras, que adoran al Dios supremo del universo, y que todo suerror consiste en refutar el culto de los demas dioses . Carta 63« Theodh pag . 463 . Este testimonio por parte de un enemigodeclarado nos parece mas digno de atencion, clue todos losargumentos de los incr°dulos antiguos y modernos.

GAON í GUEONIM. En plural, palabra hebrea, nom-bre de tina secta , í mas bien de una clase de doctores jud»osque aparecieron en el Oriente despues de la invencion delTalmud. Gaon significa escelente, sublime : t»tulo ele honor queaóaden los jud»os al nombre de algunos rabinos: dicen porejemplo, Rabi, Saadias, Gcion . Estos doctores sucedieron « losSebuneos á opinantes, « principios del siglo vi de nuestraera, y tuvieron por gefe « Chanam Mericlika . Restablecií laacademia de Pumbedita, que estaba cerrada habia treinta aóos .H«cia el aóo de 763 Judas el ciego, que era de esta orden,enseóaba con bastante reputacion : los jud»os le llamaban porsobrenombre lleno de luz, y estiman mucho las lecciones quele atribuyen . Otro rabino de la misma orden, llamado Sche-rita, florecií li«cia el fin (le] siglo x : se desprendií de su car-go, y lo cedií « su hijo A», que fue el áltimo de los gaones.†ste vivia « principios del siglo xi, y enseóí hasta su muerte,que se verificí en el aóo de 1037 .

Acabaron entonces los gaones, despues de haber duradodoscientos ochenta aóos en opinion de algunos, y segtin otros

iG AV 235

trescientos cincuenta, y los que mas cuatrocientos cuarentay ocho. De estos doctores hay una coleccion de preguntas yrespuestas en námero ele casi cuatrocientas, cuyo libro se im-primií en Praga en 1575, y en Mantua en 1597. Los queconsiguieron verlo, formaron juicio de clue sus autores nomerecian mucho el t»tulo de sublimes, que les prodigaron losjud»os Volt. mbliot . Hebr .

GAVILLA. La ofrenda ele las gavillas 6 ele las primicias(le las mieses, era entre los hebreos una ceremonia anual clueDios les mandaba en el lev»t. cap. 23, v. 10. Les estaba prohi-bido comer grano nuevo, hasta que ofreciesen las primiciasal Seóor. Esta ofrenda debia verificarse el segundo dia de laoctava de la pascua, por consiguiente el 15 del mes deNisan quecorresponde « nuestro Ines de marzo . En este mes estaba yamadura la cebada y en estado de poder segarse en la palestina .

Esta oblacion tenia por objeto el recordar « los hebreosque la fertilidad (le la tierra y los frutos que nos prodiga, sonun don de Dios clue debemos usar con reconocimiento y mo-deracion, haciendo participantes « los pobres . Tambien lesrecordaba un milagro que Dios habia hecho « favor de ellosen el Egipto, que en la misma °poca cuando habian de segarla cebada los egipcios, la cargí Dios milagrosamente de gra-nizo, y por este medio la preservaron los israelitas . EYod.,cap. 9, v. 31 .

Con el tiempo aóadieron los jud»os « esta ceremonia mu-elias circunstancias pueriles y supersticiosas, como la de cor-tar las gavillas í manojos en tres campos diferentes, y con tresdistintas hoces, la de poner las espigas en tres arcas diferen-tes para llevarlas al templo etc . Era preciso que esta gavillaí manojo compusiese un gamor í casi tres celemines de gra-no : despues de haberlo ahechado, tostado y majado, se cierra-rnaba por encima medio cuartillo ele aceite y un puóado (leincienso, y en esta forma se ofrecia .« Dios por el sacerdote . .

o^)..36

GEDEn la letra de la Escritura nada de esto estaba mandado, y

parece que esta ceremonia era mucho mas sencilla en su ori-gen, tanibien parece que la palabra hebrea, gonrer « gonror, enplural,ganzarirzs, significa mas bien un nianOjoque una gavi-

lla : el manojo es lo que un hombre puede llevar en sus closmanos, y asi era como el sacerdote llevaba la gavilla y la ofre-cía al Seóor. Por la misma razon un gomor de grano era lo queun hombre podia sostener entre sus clos manos unidas . Gonzorparece haberse formado de la partícula copulativa go y de arar,

que significa la enano : es lo mismo que la palabra griega nP? . V°a-se el Diccionario etimol«gico de Mr. de Gehelin . Tambien se tra-dujo en griego por la palabra o p u~ ; en latin nrcnzil~ulus, pufia-do. Pero en los »ltimos siglos los judíos desfiguraron toda su reli-gion con su pretendida ley oral, y las tradiciones de los rabinos .

GAYANISTAS. V°ase Eutiquianos .)GEDEON. Uno ele los jueces ciel pueblo de Dios que li-

bert« á su nacion de la esclavitud de los madianitas . Se diceen el libro de los jueces, cap . 7, que para vencerlos, mand«Dios á Gedeon que solo tomase consigo trescientos hombres .que les diese á cada uno una trompeta y una lamparilla, ocultaen una vasija de tierra : que á eso de media noche acometie-ra á los madianitas por tres puntos, rompieron las vasijas detierra para que alumbrasen las lamparillas, tocaron cada unosu trompeta, y con esto introdujeron el terror entre los ma-dianitas, quienes se pusieron en fuga y en desorden, habien-do quedado en el campo ciento veinte mil muertos por losisraelitas, quienes continuaron en su persecution .

Un incr°dulo moderno, que se ocup« en ridiculizar lahistoria judáica, se empeóa en que este prodigio es un absur-do. † Las lámparas, dice, que di« Gcdcon á su ej°rcito solopodian servir para que el enemigo distinguiese su pequeóon»mero : el que lleva una lamparilla, menos le sirve paraver que para ser visto. Si esta victoria es un milagro, este

GED

237no se reduce sino á un estratagema « un ardid de guerra .†

Nos parece duc toda estratagema es buena cuando produ-ce su efecto . Para formar un juicio tan absurdo, era precisono haber leido jamas en la historia los efectos que producegeneralmente un terror pánico en el mayor ej°rcito, cuandoproviene de una sorpresa nocturna y mucho mas en aquellos si-glos en que la castrainetacion estaba mucho inenos adelantadaque en nuestros dias. Sostenemos que cl ruido duc hicieron lasvasijas al quebrantarse, el sonido (lelas trompetas que anuncia-ban una carga por tres puntos, los gritos de guerra, y la luzde las lamparillas, era capaz de derramar la turbacion y el es-panto entre unos soldados dormidos y cansados ele fatiga des-de la maóana hasta la noche . Ademas, cuando se trata de Ba-cer milagros, no está Dios obligado á seguir las reglas ele laprudencia humana, y el orden comun (le los sucesos .

Este mismo crítico observa que Dios, que hablaba contanta frecuencia los judíos, unas veces para favorecerlos yotras para castigarlos, aparecia siempre en figura de hombre :y pregunta, que ‡como le habien (le conocer los judíos? Sele podia conocer por los signos milagrosos que acompaóa-ban estas apariciones . Asˆ Gedeon para asegurarse ele que erarealmente Dios « un angel enviado por Dios quien le habla-ba, exigi« ele °l clos milagros, y lo consigui« efectivamente .Lib. de los Jueces, cap. 6, v. 21 y 37 .

El sagrado historiador aóade que inmediatamente despuesde Gedeon, los israelitas se olvidaron del Seóor, y -volvieroná caer en la idolatría . ‡C«mo pudo suceder, dicen los incr°-dulos, clue viendo los judíos tantos milagros, fuesen con tantafrecuencia id«latras ° infieles á Dios? Jud. cap. 8, v. 33 .

No nos sorprende esto, viendo en cl dia tantos incr°du-los á pesar de la multitud y evidencia ele las pruebas de nues-tra religion ; y estamos persuadidos de que aunque se liicie-seii diariamente milagros, no producirían en ellos mas efecto,

238

GEEclue entre los jud«os : tal fue en todos los siglos el exceso de laperversidad humana. Es una prueba de esta verdad el clue siDios proteg«a singularmente í los jud«os, no era por sus bue-nas cualidades : Moises y los profetas les declararon muchasveces, que si Dios obraba prodigios en favor de los jud«os,esto no lo hacia por ellos solos, sino para mostrar í todos lospueblos que ól era el verdadero Se°or y Dios del universo .Deut., cap. 9, v. 5 y 28 : Ezeq. , cap. 20, v. 9 y 22 ; cap. 28,v. 25 y 26 etc . Este ejemplo es muy necesario para que noperdamos nunca la confianza en la misericordia de Dios í pe-sar ele nuestras infidelidades .

GEENNA, » GEHENNA. Palabra de la Sagrada Escri-tura , que sale del Hebreo Gehinnon , es decir , valle de Hin-non . Este valle estaba en la cercan«as de Jerusalen , y en ólLabia un sitio llamado Tojplzet, donde algunos jud«os id»latrasiban í ofrecer sacrificios al «dolo de Molohol, y hac«an pasarsus hijos por el fuego. Para inspirar horror í este lugar, y ílos abominables sacrificios que en ól se hac«an, construy» enel mismo sitio el rey Josias una cloaca, donde se llevaban lasinmundicias ele la ciudad y los cadíveres, que en castigo desus cr«menes eran privados de sepoltura : y para consumir elhacinamiento de estas materias inmundas, se conservaba enól un fuego continuo. Reuniendo todas estas ideas en la pala-bra Geennct, significa esta un lugar profundo lleno cle mate-rias impuras consumidas por un fuego que nunca se apaga : ypor una metífora bastante natural se usa para significar cl in-fierno, » el lugar en que los condenados estín detenidos ypadeciendo crueles tormentos : en este sentido se encuentra lapalabra Geeizna en muchos lugares del Nuevo Testamento .San iZatco cap. 5, v. 22 y 29 : cap. 10, v . 28 etc.

Algunos intórpretes pensaron que Gcelannon significabael valle (le los gemidos y gritos de dolor , por los sacri-ficios imp«os que en ól se celebraban , y los gritos de los ni-

GEN 239Dios, í quienes se Lacia pasar por el fuego, a°adieron, queTolphet significa un tambor, porque los jud«os id»latras letocaban, por no percibir los gritos de estas v«ctimas desgra-ciadas ; pero estas etymolog«as no son muy seguras .

GEMARA. ( Vóase Talmud.GEMATRIA. ( Vóase cíbala .GENEALOGIA DE JESUCRISTO . San Mateo y San Lu-

cas nos describen esta gencalogia . Hay alguna diferencia en lanarracion de estos dos evangelistas, y los censores de nuestroslibros sagrados creyeron encontrar en esto suficiente materiapara grandes objeciones . Segun San Mateo, Josó, esposo deMar«a, era hijo de Jacob, hijo de Mathat. Segun San Lucas,Josó, que era tenido por padre ele Jesus, era hijo de Eli, ynieto de Mathat. Uno y otro hacen subir los ascendientes de Je-sus hasta Zorababel , aunque por clos l«neas de sugetos muydiferentes : lo mismo desde Zorababel hasta David. Por otraparte la genealog«a. (le Josó no es la ele Jesus, porque este erahijo de Mar«a, y no de Josó . El mismo motivo hay para pen-sar que Mar«a no era de la tribu de Judí , que respecto í Jo-só, su esposo, quien era ele la de Lev«, puesto que Mar«a eraprima hermana de Isabel , casada con el sacerdote Zacar«as, ysegun la ley, los sacerdotes debian casarse con mageres ele supropia tribu . Estas dificultades, que en otro tiempo pusieronlos maniqueos, fueron repetidas por los rabinos, y por mu-chos incródulos modernos . San A uat. contra Faust., lib . 3 .á,cap. 12 : lib. 23 , cap. 3 : lib. 28 , cap. 1 .á etc.

Antes de responder í ellas, conviene observar que por laconstitucion (le su rep†blica estaban obligados los jud«os í sos-tener y conservar con el mayor cuidado sus genealogias, nosolo porque los bienes y derechos de tina familia no debian pa-sar í otro, sino tambien porque era preciso que se probaseautónticamente que el Mes«as era descendiente de David . As«con motivo de la enumeracion » empadronamiento de la Ju-

240

GENIlea , Josó se vio precisado ° hacer que se le inscribiese en losregistros de Belen porque este era el lugar del nacimiento deDavid, y Josó descendia de este monarca : por la misma razonquiso Dios que Jesucristo naciese en la ciudad de Belen . Erapues imposible que los jud»os no conociesen la gerzealog»cr deJosó, y de su esposa, y que se quisiese engaáar tanto sobre es-te punto. Nunca negaron los jud»os que Jesus naciera (le lasangre de David ; antes bien lo confiesan en cl Talmud, lo cualse puede ver en la refutation del illuninzcn fdei por Gous-set 1.' part ., cap . 1 .†, n‡m . 3.† Cerinto . los carpocracianos ytos ebionitas, negaban que Jesucristo hubiese nacido de unaVirgen ; pero no le disputaban la cualidad de descendiente eleDavid. Los enfermos ° quienes curaba, y el .pueblo de Jeru-salen, que le segu»a, le llamaban p‡blicamente hijo tie Da-

ˆid. S. Luc. Evvang, cap. 18, v. 38 : San Mat . cap. 21 , v . 9 etc .Tampoco le disputan este t»tulo Celso y Juliano . Algunos pa-rientes de Jesus, cerca de 60 anos despues ele su muerte , fue-ron denunciados ° Doniciano, como descendientes de David,pero como eran unos miserables, el emperador no hizo casode esta denuncia . Eusebio Hist . Ecles . lib . 3, cap. 19 , 20 y 3w2 .Luego los dos evangelistas no pudieron engaáarse ni contra-decirse, ni engaáar ° nadie en la gcnccilogia enumerando losascendientes ele Jesucristo .

Tambien sostenemos que no hay entre las clos genealog»as

ninguna oposicion : la clue describe San Mateo es la de SanJosó y la que describe San Lucas es la de su esposa . Josó eratenido por padre de Jesus segun la ley, y segur la m°xima :

pacer est cquenz nuptix demonstrant . S . Mateo nos hace ver quedescendia de David por Salomon, y por la rana de los primo-gónitos ; S. Lucas que escribií (lespues, quiere hacer ver queWar»a desciende tambien de David por Natham y por la ramade los hijos segundos . Por consiguiente las dos ramas se halla-ron reunidas en Zorobabel como en Jesucristo, porque el pa-

G«N

191cire de Zorobabel casí con una parienta suya, como San Josó

Segun la espresion de San Mateo, Jacob engendrí ° Josó,y esta es una filiation de sangre, í lo que se llama filiacionnatural ; segur S. Lucas, Jose era hijo de Eli : el nombre dehijo se puede (lar tambien ° un yerno, y esta es una filiacionpor alianza, í parentesco por afinidad . Dice tambien San Lu-cas que Salatbiel era lujo (te Nóri, y solo era su yerno : y queAdata era hijo de Dios, no pudiendo serlo con una filiacionpropia y rigorosa . Era de inhportancia que se probase que Je-sucristo era hijo y Heredero de David por la sangre y de susant»sima madre, í se gun la ley, por Josó esposo de Mar»alos evangelistas as» lo dijeron , y nadie se atrevií ° disput°r-selo en los primeros siglos, cuando los registros p‡blicos seconservaban con las genealog»as.

Es verdad que los sacerdotes debian elegir esposas de latribu de Lev», si les era posible; pero no les estaba prohibidoel casarse con las de la tribu de Jud°, singularmente despuesde la vuelta del cautiverio, en cuyo tiempo se incorporaroncon ella las familias de las otras tribus, y tornaron todos el nombrede Judc» í de jud»o . Nada impide que el sacerdote Zacar»as hu-Liese tomado por esposa en la tribu de Jud° una parienta deMar»a . Dissert. de D. Calmer Bible d'Acignon, tom.13, p° g . 139

Las otras dificultades sobre este objeto son minuciosas, ynroerecen poca atencion : si tenemos uu medio f°cil y natural,que concilie perlectanente ° San Lucas y San Mateo, ‰de quósirve disputar en el d»a sobre un hecho p‡blico, que no po-d»a ser ignorado, ni desconocido en el tiempo en que escri-bieron estos (los evangelistas?

Es mucho mejor reconocer en esto una atencion espresay singular de la providencia divina. Con la devastation de lajudea y la dispersion de los jud»os, de tal manera confundiíy obscurecií Dios para siempre sus genealog»as, que en el d»a

'rusoes imposible que un jud»o pueda probar que es de la tribu deiv .

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GANJud«, de Levi, o de Benjamin, y mucho menos que descien-de de David. Aun cuando el Mesías, que aun esperan los ju-díos, descendiese sobre la tierra, les seria imposible demostrarque nacia ele la sanare (le David ; esta sangre mezclada yr,

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confundida con la (le toda la nacion , no puede ya distinguir-se, ni reconocerse por ningnn si`,no . Los registros autónticosde las genealogías anti se conservaban con rancho cuidadocuando vino Jesucristo : su descendencia (le David recibi°nuevo grado de certidumbre por la enumeracion ° empadro-namiento clue mand° hacer Agosto en la Judea . Luego (»tic unhecho tan esencial como este fuó establecido ele una maneraindudable, quedaron todos los judíos en la imposibilidad dehacer la misma prueba. Hay mucho fundamento para creerque la posteridad ele David acab° en Jesucristo, porque en ólse cumplieron todas las promesas que Dios había hecho « estecólebre monarca.

Los doctores judíos nos responden , clue cuando venga elMesías, sabr« muy bien probar su genealogía, y su descen-dencia ele David : clue si para esto se necesitan milagros, nodejar« Dios ele hacerlos . Pero Dios no har« milagros absurdospara confirmarse con la terquedad ele los judíos: su omnipo-tencia no puede hacer que una sangre mezclada y alterada seauna sangre pura, que los matrimonios elite se contrageron nolo seau, y que una cadena de generaciones se renueve despeesde interrumpida . Dios conserv° segur sus promesas la estirpede David hasta la venida del Mesías ; desde esta ópoca tan esen-cial ha desaparecido, porque su conservacion ya no era necesaria .

No se contenta San Lucas con llevar la gcíze(zlogia de Je-sucristo hasta David y Abraham; le hace subir hasta Adan,para demostrar elite se cumpli° en Jesucristo la promesa ele laredencion , que Dios hizo « nuestro primer padre despees desu pecado, diciendo al espíritu tentador : la raza de la mugerte corturcí la cabeza .

GEN

243De esta línea ascendiente por los primogónitos ele las fa-

milias patriarcales, interen algunos autores que en Jesucristola cualidad de hijo ciel, hombre significa que es hijo y herede-

ro del primer hombre , encargado (le pagar la deuda y bor-

rarla para todo el gónero humano. Esta ol)servacion es Inge-

niosa ; pero nos parece poco s°lida : Jesucristo se encarg° de

la deuda ele Adata. no porque estuviese obligado « pagarla

por sucesion , sino porque quiso, y esto fuó por su parte unrasgo de caridad, y no de justicia .

Los judíos ó incródulos hacen los posibles esfuerzos porobscurecer y empatar la pureza del nacimiento de Jesucristo :

refutarómos sus calumnias en el artículo Miraría .

GENERACION. Esta palabra tiene (1 il'ereutes sentiálos. Enla Sagrada Escritura San Mateo llama la genealogía de Jesti-cri,to liber gcracraatioitis Jcsucristi : despees dice que hay ca-torce gcaterceciates des le Abraham hasta David, y en esto quie-re decir que hay catorce grados ele ascendientes y descendientes : finalmente llama geraeraciort el modo conque naci° Jesu-cristo : Christi† a.utem generatio sic erat . En los escritores delAntiguo Testamento esta palabra tambien significa algunavez la creaciou . En el cap . '2 .‡ del Geri . icemos las siguientespalabras : Estas sort las generaciones del ciclo y de la tierra :istc surrt gerieracíorres cccli, et tercer . Otras veces significaba la

vida, la conducta, el orden ele las acciones de un hombre :así se dice de Noó que fue perlecto y justo en sus generacio-nes . En el trismo sentido llamaron los rabinos el libro de lasgeneraciones de Jesucristo, liber gerzerationuin Jese.u, las histortas y vicias absurdas clue publicaron de Jesucristo . Otras vecessignifica lo mismo cine raza ° estirpe y-nacion . En el Salino 94,v. 10 , se dice: ˆ estuve irritado por espacio de 40 a‰os con-tra esta gcneruciaraˆ : es decir, contra toda la nacion jtid«ica :y Jesucristo la llama taiiibien generaciott ziicre~dulu . En elcap. 24 de San Mateo, v . 34, se dice : ˆ esta gcizerac .on 110

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GENpasar« agites que se cumpla todo esto." Y esto quiere decir lomismo que si digera los hombres que vician entonces . La frasede generaciaza en generacion suele esplicar alguna vez nntiempo indeterminado, otras veces toda la duration ciel muni-do, y alguna vez la misma eternidad .

En la teología se l lama generacion. el acto por el cual DiosPadre produjo su verbo ó su hijo, y en virtud de la cual elhijo es coeterno y consubstancial al Padre ; pero el modo conque el Espíritu Santo emana ciel Padre y del hijo se llamaprocesion. Dios, dicen los teólogos con los Santos Padres, nun-ca estuvo sin conocerse, conoci°ndose produjo un acto de suentendimiento igual « sí mismo, y por consiguiente una per-sona divina : estas (los personas no pudieron existir sin amarse,y por este acto de la voluntad ciel padre y del hijo fu° produ-cido el Espíritu Santo, igual y eterno « las otras dos personas.

Esta generacion del hijo le llamaban los padres griegosrrpólox» prolatio, productio : esta palabra al principio la refu-taron algunos, porque la usaban los valentinianos para espli-car las pretend idas emanaciones ele sus Eonas ; pero como no sepodia forjar otra voz mas propia, se hicieron cargo de que se-parando de ella toda la idea ele imperfection que lleva consigocuando se aplica « los hombres, no había inconveniente cri apli-carla « Dios hablando del misterio de la Santísima Trinidad .

Pero no debernos olvidar la leccion que daba San Ireneo« los filósofos ele su tiempo, Cont. Ifoeres . lib . 2 .á , cap. 28,n†m. 6.á ‡ Si alguno nos pregunta ˆcomo el hijo nace ciel pa-dre

3le respondemos que este nacimiento, ,','eneraCiorz, pro-

1

lacion ó prof jcacion, production, ó emanation y cualquieraotra palabra que se quisiere usar, de nadie es conocida, porquees inesplicable Nadie la conoce sino solo el padre que en-gendró y el hijo que fue engendrado. Cualquiera que osareacometer la empresa de concebirla, ó explicarla, no se enten-der« « sí mismo, queriendo desenvolver tan inefable miste-

GEN

245

rio. Nosotros producimos un verbo cuando pensamos y sen-timos, todo el mundo lo conoce ; pero es un desatino aplicareste ejemplo al verbo †nico de Dios, cono le aplican algu-nos, que parecen haber presidido su nacimiento .‡

Los teólogos escol«sticos dicen tambien que el modo conque el Espíritu Santo procede ciel padre y ciel hijo no puede

llamarse generacion, porque la voluntad no es una potenciaasimilattva, como el entendimiento. Tal vez seria mejor noquerer dar razones al esplicar un misterio tan inesplicable .San Agustin confiesa que ignora como se deben distinguir lageneracion del hijo y la procesion del Espíritu Santo, y quesu penetration sucumbe bajo el peso de esta d ificultad . Lib . 2 . áCoat. 1llaxim . , cap. 14, níun 1 .á Por lo mismo nos debemoslimitar « decir que estas dos palabras en el hecho de estar apli-cadas en la Sagrada Escritura, una al hijo, y otra al EspírituSanto, nada podemos hacer mejor que respetar y conservareste lenguage .

Beausobre, que no pierde ninguna ocasion de acusar « losSantos Padres, asegura que los antiguos creyeron generalmen-te que Dios Padre no engendró al verbo hasta poco antes dela creation del mundo. Antes el verbo estaba en el padre ; pe-ro no era todavia hipóstasis ó persona , porque no habia sidoengendrado, y Dios no era Padre en acto, sino en potencia .Así pensaron, San Justino V7artir, Teofilo de Antioquía , Ta-ciano, llipólito, Tertuliano, Lactancio y otros : este hecho leconfiesa el padre Petavio, lib. 1 .' de Erin . cap_ y 5.áMr. Huet Origenian . Lib. 2.á cuest. 2.a Dupin, 1~ibliot. Ec-cles . torn, 1á, p«g . 114. Este error nació ele otro que despuessostuviero,zlos arrianos con la mayor terquedad : saber, quela generacion del hijo ftie un acto libre de la Divinidad delPadre . hist. du Manich . lib . 3 .á , cap. 5 , S 4 y 5 .

Pero este crítico no podia ignorar clue el sabio Bullo en sudefensa de la ft de lVieca, sec. 3.a vindicó completamente «

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d

los Santos Padres de la acusacion clue contra ellos se Sabia in-tentado. I-Tizo ver clue estos anti`uios admitieron clos especiese gel oraciones del verbo : una propia, eterna, no libre, si-

no tan necesaria como la naturaleza y existencia del padre,sin la cual ninguna cosa pudo existir : la otra, impropia y vo-luntaria, por la cual el verbo, antes oculto eu el seno de su pa-dre, se hizo visible por la creacior, y se mostr« í sus criatu-ras. Pero es falso que antes de aquel momento no fuese ya el ver-bo hiposta .sis « persona subsistente : niiit nuo (le los SantosPa-clres delir« hasta el estremo de pensar que hubiese habido tiem-po ni momento cri que cl Dios Padre hubiese estado sin suverbo, sin su propia salaiduróa y sin conocerse etc . ; al contra-rio todos refutan esta proposition , como impóa. M. Bossuet enla sexta advertencia í los 1-protestantes, renov« las pruebas deeste hecho. Mas recientemente Don Prudent . Maraud en suTratado ele la divinidad efe Jesucristo cap. 4 .° aclar« muchoesta verdad , y los sabios editores de orógenes opusieron susreflexiones contra AIr . Huet refutando sus acusaciones contraeste padre . Ori.~en.i.an, l ib. 2 .°, cuest. 2 . ' No es prueba de buenaf» el renovar rola acnsacion, que se sabe due no fu» victorio-samente reláu tada. Pero Peausobre, que no sabe como justificarí los Mailiquros, í quienes se acusa (le haber negado la eternidaddel verbo, tuvo í bien reacrimiu :uálecontra los Santos Padres,y no es esta la †nica ocasion en que recurri« í este odioso me-dio . ( V»ase . enutrzr~r ion . )

GJ SSIS. El primero ele los libros de Mois»s y ele la Sa-grada Escritura, cu (lige se reliere la creaciou del mundo, y lahistoria de los patriarcas desde Aclara hasta Jacob y Jos» . Al-gunos cróticos creyeron que Moi=;»s escribi« este libro antesde la salida (le los israelitas ele EL,ipto ; pero es verosómil que leescribi« en el desierto despees ele la proulul,,acion de la ley .En »l se v» la historia de casi 2369 al-lus, desde el principiodel mundo hasta la muerte (le Jos», segull el cílculo del te%-

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247

to hebreo. Entre los judóos estí prohibido leer los primeroscapótulos ( le[ Gcrl.csis, y los (le Ezequiel, hasta la edad detreinta a‡os . Estos primeros capótulos son los que mas ocupa-roii í los iutórpretes, y ol árccicron materia í los Incr»dulospara muchas objeciuucs .

Antes ele examinarlas, bueno serí que propongamos al-guuas reflexiones esetic ái ales, que nunca quisieron hacer losincr»dulos, y duc servirian sill dula para abrirles los ojos, sise hubiesen dignado (ijar en ella su atencion .

1 .° Sin la historia de la creaciou del mundo y (le la su-cesion de los patriarcas, faltaria la prueba principal í la his-toria que »l mismo escribe ele su legislacton : esta prueba,qnc llamamos principal, es la clue demnesta la verdad y di-vinidad (le la ulisiou ele Moisi`s . La colic-mou de los sucesosciel tiempo de Alois»s, coil los que hablan precedido, es loque desenvuelven los designios ele la Providencia, y nosmuestra los progresos (le la revelation, relativos í los de lanaturaleza : del mismo modo que los prodigios que se obra-ron en favor ele los israelitas son el cumplinlierlto ele las pro-mesas hechas í Abraham y í su posteridad, asó tambien lalegislaciou judaica prepar« de lejos cl nuevo orden (le cosasque debia principiar por Jesucristo . Y í la manera que la re-velacion hecha í los hebreos no fue mas que una estensiorl yuna consecuencia ele la que Dios Sabia concedido í nuestroprimer padre y í sus clescendientes, asó tanibien nuestra re-ligion pertenece í la una y í la otra por toda la cadena delas profecóas, y por la uniformidad del plan, cuyos primerosrasgos clcoutramos en el libro d(1 G»liesis.

Eu el artóculo Historia Sagrada barcinos ver que Moi-s»s se hall« justamente colocado en el punto clue debóa estarpara poder enlazar las clos primeras »pocas, y q ue un histo-riador que hubiese vivido mas tarde « mas temprano no hu-biera podido hacer su narracion con tanta exactitud como

243

G«NMoisís: circunstancia que demuestra, no solamente que el li-bro del Gínesis no fue supuesto con el nombre de Moisís,sino que ni pudo serlo, y que basta leerle con atencion paraconvencerse ele la autenticidad de este precioso monumento .

2 .ó Eu este libro original est° contenida en once cap»tu-los la historia de clos mil aáos, que principia desde la crea-cion Basta el nacimiento ele Abraham , y la de los quinientosaáos siguientes ocupa los treinta y nueve cap»tulos restantes .Un escritor poco instruido, un impostor † un falsario, ‡hu-biera proporcionado de este modo la exacta descripcion delos sucesos en el grado de conocimiento y claridad clue ílpudo tener? Moisís pudo inventar hechos ° su gusto paraentretener la curiosidad de sus lectores, si no hubiera testi-gos clue pudieran desmentirle . Pero no es as» ; todo lo querefiere de la primera edad ciel mundo pudo permanecer fa-cilmente grabado en la memoria de todos los que habian es-cuchado las lecciones ele sus abuelos. No estan tejidas poresteorden las historias fabulosas ele otras naciones .

3 .ó ‡Con quí rrrotivo pudo subir Moisís ° la creation cielmundo, ípoca que le antecedi† (los mil quinientos aáos, se-gun el c°lculo reas reducido? Para disolver esta dificultadsostuvieron algunos autores que Moisís tenia memorias com-puestas por los patriarcas, sus antecesores, quienes escribie-ron la historia de yu tiempo . Ellos se redujeron ° probar clueel arte de escribir es muclio mas antiguo clue Moisís ; y quepor lo mismo es mnv probable clue hubiese memorias hist†-ricas antes de su obra . Esta ol)iuion fue sostenida con nachotalento y sagacidad en una obra titulada: Congetura sobrelas memorias a i-duales ele que parece haberse valido Moisís

para componer el libro del Gínesis, impresa en Bruselas en1753 . Por esta hip†tesis se lisonjea cl autor de responder °muchas dificultades sobre las repeticiones, anticipaciones yanti-cronismos, etc., que se lrall ;ur en la narration cte Moisís .

GEN

249Aunque esta supo,,sicion en nada parece que deroga la

autenticidad ni la autoridad divina del libro del Gínesis, nola creemos de ninguna necesidad . Sostenemos clue Moisís pu-do aprender la historia de la creacion y de los sucesos poste-riores por la tradition ele los patriarcas, cuya cadena tuvobuen cuidado de mostrar, fijando la edad y los sincronismos :cadena muy corta y de pocos eslabones con relation ° íl , yreducida ° un pequeáo nˆmero (le personas .

En efecto, segur su c°lculo, Samech , padre de Noí, ha-bia visto ° Adan : Noí habia vivido seiscientos arios en com-paá»a de Matusalen, su abuelo, quien tenia ya trescientoscuarenta y tres aáos cuando muri† Aclan : los hijos ele Noí sehablan instruido por consiguiente por boca de Matusalen .Abraham vivi† en compaá»a de Sem, hijo de Noí., cientocincuenta aáos : el mismo Isaac pudo conversar con íl , conSalí, y con Hebert, quienes habian visto ° Noí . Cuando mu-ri† Abraham era Jacob muy j†ven ; pero fue instruido porsu padre Isaac, que vivi† aun cuando Jacob volvi† ele laMesopotamia con toda su familia . Moisís vivi† en compaá»a elesu abuelo C°atli, que habia visto ° Jacob en Egipto . As» entreMoisís y Adan no habia mas que cinco personas, clue sonMatusalen, Sein, Abraham, Jacob, y C°ath. Hallaremos en elmundo una tradition que pudiese conservarse mas facilmente?

4.ó Es preciso tener presente clue estos patriarcas de tanlarga vida eran otras tantas historias vivas, que eonociarr lanecesidad de instruir ° sus descendientes. Los grandes acon-tecimientos que describe Moisís eran su historia domística,y todo lo que habia pasado entre Dios y sus padres . La fa-milia de Seth, sustituida ° la de Cain, y la (le Seni preferida° la posteridad de Chain y de Jafet : los descendientes deIsaac y de Jacob puestos en lugar (le los de Ismael y de los deEsa‰, tenian esperanzas í intereses muy distintos de los de lasotras familias. Era muy importante para ellos trasmitir ° sus

Todo iV .

32

250

GENhijos el conocimiento de las promesas ciel Se«or y (lelos suce-sos que las hablan confirmado . El agradecimiento í Dios, elamor propio, el interes, y la necesidad de sofocar los celos yrivalidades, se reunian para que no se alterase una tradiciontan preciosa .

Aun hace mas Moisós en el Gc'itcsic : cita nmonumentos . Elsóptimo dia, consagrado en memoria ele la creation ; el lugaren que se detuvo el area (le I` uó : la torre de Babel ; la divi-sion de la tierra entre los hijos ele Noó. ; el írbol de Mamhró ;los pozos escabados por Abralharn ó Isaac ; el monte Moriach ;la Circumcision, la taberna doble, que servia de sepulcro ítoda esta familia, etc . Se«ala el sitio en que pasaron los prin-cipales sucesos : unos en la Mesopotamia ; otros en la Palesti-na, y otros en Egipto. El cap°tulo 10 del Gónesis, que des-cribe la division de la tierra entre los fijos de Noó, es eltrozo mas precioso de geograf°a que podemos encontrar enel mundo entero . Moisós dí í conocer cl orden cronol»gicode los hechos por la sucesion y edad de los patriarcas ; y novemos clue hubiese necesidad de mayor precision en las ópo-cas, clue la que conserva este hi toriador sagrado .

El hace profesion de hablar con hombres tan instruidoscomo ól , interesados en disputarle la cerclad (le muchos he-chos, sino fueran verdaderos, aunque sin mostrar ningun re-celo de que se le contradiga. En el Trecho de se«alar í cadauna de las doce tribus la parte clue le correspondia en la tier-ra de promision, pretende cumplir el testamento de Jacob :por prueba de su desinteres pone su propia tribu excluidade la lista ele los ascendientes del Mes°as y (le toda posesionen la Palestina, sin embargo de que sabia que los individuosde esta tribu estaban por lo menos tan dispuestos, como losde las otras, í revelarse y í amotinarse . Aun despees ele sumuerte se ejecuta todo, cornu ól baria mandado , sin es-trópito ni resistencia .

GEN

271

5 .0 Mr. Luc, sabio f°sico (le Ginebra, y uno (le los queobservaron con mas atencion la faz del globo, se empe«a enprobar que el libro del Gónesis es la verdadera historia natu-

ral del mundo ; que ninguno de los fen»menos que citan losfil»sofos para contradecir la narration de Moisós, prueba-nada contra ella, y que mas bien sirven para confirmarla ; yque ninguno de los sistemas de cosmogonia clue se forjaronhasta ahora, puede sostenerse sino el de Moisós. Por lo mismoes indispensable que este autor hubiese sido ilustrado por unarevelation inmediata, » por una tradition que subiese hasta el'principio ciel mundo por la sucesion y cadena de los patriar-cas : Letres sur l'Histoire de la terre, et de l'hornme, t . 5.á, etc .

6 .á En la Historia de la Academia de las Inscripciones,tom. 9 en 12.á, píg. 1 .a, se halla el extracto de una memo-ria, en que se hace ver la utilidad que las bellas letras pue-den sacar ele la Sagrada Escritura , singularmente del Gónesis.Su autor sostiene clue all° es donde debe buscarse el origende las leyes, de las artes y de las ciencias ; y Mr. Goquet lodemostr» completamente en la obra que compuso sobre esteobjeto, titulada Origine des Loix, e je.

†Por mucho que nos separemos, dice este sabio acadó-mico, de adoptar el sistema ele los que se empe«an en en-contrar los hóroes ele la fíbula en los patriarcas de que hablala Sagrada Escritura , no podemos desconocer una relationbastante sensible entre algunos rasgos conservados en el Ge=n(-sis, y algunas ficciones de la mitolog°a . El siglo de oro, lasislas encantadas, todas las alegor°as en que se nos represen-ta el feliz estado de la primera edad, y los encantos de lanaturaleza en el verdor de su primavera : todas aquellas conque se nos pretende esplicar la introduction del mal f°sico ymoral sobre la tierra, no son tal vez sino copias desfiguradasdel cuadro que ofrecen í nuestros ojos los primeros cap°tu-los del Gónesis

252

GEN

Todas las sectas del paganismo, si bien lo miramos, noson mas clue bereg«as de la religion primitiva, porque todas

suponen la existencia de uno í de muchos seres superiores alhombre, autores y conservadores del universo, todas admi-

ten penas y recompensas en la otra vida, y prueban por lomenos clue los hombres conocian las verdades (le que abusa-

ronLa religion natural ese] rc~orte (lela razon y su estadoestó unido indispensablemente con el de la historiaEn los

libros de Mois°s es donde se debe comenzar este estudio : enellos hallamos el verdadero sistema , aunque sin mezcla , ydonde descubrimos los primeros y principales rasgos de mi-tologia y filosof«a de los antiguosMois°s no solamente fue

cl mas ilustrado ele los filísofos, sino tambien el primero delos historiadores y el mas sabio de los legisladores . Sin el au-xilio de los libros sagrados no tendr«amos cronolog«a

Los escritos de Mois°s abren las fuentes de la historia :presenta el interesante espectóculo (le la dispersion (le los

hombres, del nacimiento de las sociedades, del estableci-miento ele las leyes, de la in'vencion y progresos ele las artes :

aclarando el origen de todos los pueblos, destruyen las pre-

tensiones de aquellos cuya historia se pierde en el abismo de

los siglos . En vano pretender«a la incredulidad hacer revivir

estas oscuras quimeras, parto de la ignorancia y del orgullo.Todos los fragmentos de los anales del mundo reunidos con

cuidado, y discutidos con buena f°, concurren ó hacernos mirar

el G°nesis como el mas aut°ntico (le los monumentos antiguos .»Cuando vemos la estimacion y respeto que los sabios mas

distinguidos profesaron en todos tiempos, y profesan aun ónuestros libros sagrados, no podemos menos de llenarnos de

indignacion ó vista del tono ele desprecio y de fastidio conque se atreven ó hablar de ellos los incr°dulos de nuestros

d«as. Ellos hacen los mayores esfuerzos por multiplicar sus

ohjecciones contra el G°nesis, porque sahen que es la piedra

GEN

253

fundamental de la historia sagrada. Nos reduciremos a disol-

ver algunas de sus razones, remitiendo ó nuestros lectores ó

los art«culos creacion, diluvio, aguas, d«a, etc., donde pue-

den ver los restantes.

1 .0 Hay en el G°nesis, dicen nuestros censores, muchas

palabras caldeas : luego este libro no se escribií hasta despues

del cautiverio de Babilonia, porque hasta entonces no tuvie-

ron conocimiento de la lengua de este pais. Pero no deberlos

olvidar que Abraham, primer tronco de los hebreos, era de

la Caldea, y que su nieto Jacob vivií por lo menos veinte

aáos en el mismo pais de la Caldea, y que en el mismo na-

cieron sus hijos . Entonces la lengua de los hebreos y la (le

los caldeos eran muy semejantes, porque estos dos pueblos

se eutendian sin int°rprete . Aun en el (lia vemos que el he-

breo, el siriaco y el caldeo son tres dialectos de un mismo

idioma. Las palabras comunes al caldeo y al hebreo, que sehallan en el G°nesis y en los otros libros de Mois°s, confirman

plenamente la verdad de su historia, lejos de oponerse ó ella .2.† En el cap. 14 del G°nesis, v . 14, se dice que Abra-

ham persiguií ó los reyes que hab«an saqueado ó Sodomahasta el pais ele Dam : esta ciudad no tuvo este nombre hastaen tiempo de los jueces : su primer nombre era Lais ; luegoel autor de este libro vivií en tiempos posteriores ó Mois°s .

El primer punto de la cuestion estó reducido ó si entiempo de Abraham y Mois°s Damn era ciudad y no un mon-te, un valle í un arroyo. El segundo, que aunque un copian-te hubiera puesto cl nombre moderno de este pueblo en lu-gar del antiguo, nada se seguir«a contra la autenticidad delG°nesis, ni contra la fidelidad de su historia .

3 . † En el cap. 22, v. 14, el monte de Moriach, sobre elcual quiso Abraham inmolar ó su Hijo, se llama el monte de'Dios, y sin embargo no se llamí as« hasta el tiempo de Sa-lomon, despues de construido el templo : falsa erudicion :

254

GEN«Abraham, dice el texto hebreo, llamí ó este lugar : Diosproveeró ; por eso se llama todav°a el monte en. que Dios pro-veer ó.« El templo fue construida sobre el monte Sion , y no

sobre el monte Mar°a .4.» En el cap. 36, v. 31, hace este historiador la enu-

meracion de los principes que reinaron en la lcitinlca, tintesque tuviesen rey los isrraelitras : esto prueba due su autor escri-b°a despues del establecimiento de los reyes, y por consi-

guiente mas (le cuatrocientos ados despees de Moisás .Pero debemos advertir que en el estilo (le aquellos tiempos

la palabra rey solo significaba el gef-e tle una _nation 6 pobla-

nion, porque en el Deuteronoiizio, cap . 23, v. 5 .», se dice queMoisás fue rin icy Justo al frente de los gefrs y (le las tribusde Israel, Por lo mismo, el pasage citado solo significa que

los idumeos hab°an tenido ya ocho geles, antes que los israe-

litas hubiesen tenido uno solo ót su cabeza, y se hubiesen

reunido en cuerpo de nacion . Si esta observation se hubiese

escrito en tiempo de los reyes, no scrviria para nada ; y en

pluma de Moisás estaba llena de sentido, y era muy oportu-

na. En -el cap, 25, v. 27, habia dicho ya que segun la prome-

sa de Dios los descendientes de Esau estar°an sujetos ó los de

Jacob ; y en el cap . 36 hace notar que no habia por entonces

ninguna apariencia de que debiese esto suceder, porque los

idumeos, descendientes de Esa -ti, eran ya bastante poderosos

mucho antes que los de Jacob hiciesen figura en el mundo .

La misma observation hizo este sabio historiador respec-

to ó otra promesa : Dios labia prometido ó Abraham que cla-

ria la tierra de Canaam ó su posteridad : Gánesis, cap. 12, v. 6

y 7. Pero en este mismo lugar observa Moisás, que cuandoAbraham llegí ó la tierra de los cananeos, estaban estos ya

en posesion de. ella ; y en el cap. 13, v. 7, a†ade que tambien

habitaban all° los Pereceos : por lo mismo no era una tierra

desierta v facil de ser conquistada . Lta observacion hubiera

GEN

255

sido enteramente inoportuna, si se hubiera hecho despees

que los israelitas arrojaron ó los cananeos de la tierra prometida .

Como eu la conquista (le la tierra de promision no de-

b°an los israelitas tocar en las posesiones de los ismaelitas,idumeos, amrnonitas, ni moabitas, era necesario que Moisás

hiciese la genealog°a de estos pueblos, fijase los l°mites de sus

comarcas, á hiciese ver los fundamentos (le esta conducta de

Dios. Estas listas de poblaciones, estas, topograf°as clue ál tra-

za, y estos rasgos de historia que entremezcla, se hallan fun-

dados en razor, y es bien conocida la utilidad de estas. des-

cripciones. Si todo esto no se hubiera escrito hasta despties de

la conquista, en tiempo de los reyes, í mas tarde, no servi-

ria para nada. Entonces muchas de estas poblaciones hablan

desaparecido, se lrabian trasplantado í cambiado (le nombre,

6 habian perdido una parte (le su territorio . No hay mas que

confrontar el rap . 11 ciel libro (le los Jueces con el 21 del li-

bro de los N‡zncros para ver que trescientos anoss despues deMoisás los israelitas sostenian la legitimidad de sus posesio-

nes por la relacion de los hechos. consignados en la historiade Moisás. No hay apenas uno solo, entre los libros del Anti-

guo Testamento, en que el autor n .o refiera hechos, espresio-nes, promesas, y predicciones contenidas en el Gánesis . As°las mismas objecciones clue los, incrádulos reunieron contra laautenticidad de este libro , sirven al contrario para demos-trarla ó los ojos del que la lea sin prevention : nos hacen co-nocer que solo Moisás. pudo escribirle, como quien ˆnica-mente tenia la necesaria instruction, y no, queria enga†ar ónadie, y nada dijo sin sobradoo fundamento . .

5.» Si el libro ciel Gánesis es autántico, por lo menos esfalsa la historia de la creacion . Moisás supone que Dios : hizosucesivamente y en muchos di as los diversos . globos que giranpor la estension de los cielos . Neuton demuestra clue es im-posible que los movimientos -le estas grandes nasas no sean

256

GENarreglados y dependientes los unos de los otros, que el unono pudo principiar sin el otro, y que es preciso que el todose hubiese hecho, arreglado y movido en el mismo instante .

Resp . El juicio de Nenton solo prueba que nosotros noconcebimos c«mo Dios pudo hacer « hizo las cosas como sonen sí ; pero Dios, dotado del poder criador, ópudo hallar obs-t°culos en su action y en su voluntad? Tampoco concebíaeste fil«sofo la causa de la atraccion, y sin embargo la suponepara esplicar los fen«menos de la naturaleza . Este grandehombre, mas modesto que los de nuestros dias, confesaba suignorancia ; pero no fue tan temerario que decidiese de loque Dios pudo, « no pudo hacer .

Otras objecciones se pueden ver disueltas en la refuta-tion ele la Bhha »ltimamente esplicada, lib . 6, cap. 7 : Tra-tado hist«rico y dogm°tico de la verdadera religion, tom . 5.á,p°g. 194 , etc. (V†ase Hoise"s, Pentateuco, Historia Sci-gracla, etc .)

GENIO. Esta palabra , derivada del griego, no solo sig-nific« entre los latinos el temple de espíritu y de car°ctercon que nacemos, sino tambien un espíritu, una inteligen-cia,un dios, « un demonio que presidi« ° nuestro nacimien-to, clue nos hizo ser, como en realidad somos, y que deci-di« de nuestra suerte para toda la vida . Esta idea, fundadaen el politeísmo , era una parte de la creencia de los paga-nos ; y un cristiano no podia conformarse con ella sin quepareciese que abjuraba el cristianismo .

Cuando lleg« la adulacion al estremo de divinizar losemperadores, juraron por su genio y por su fortuna : se eri-.gieron altares ° esta pretendida divinidad, y se le ofrecieronsacrificios : este era el modo de hacer la corte, y los príncipesroas malvados eran ordinariamente los que exigían con masviolencia esta se‡al de adulacion. Los cristianos, ° quiene3querian hacer apostatar, se resistieron constantemente ° ju-

GEN 257rar por el genio del Ce'sa,', porque era un acto de idolatría ;Nosotros juranios, dice Tertuliano, no por el genio ele los

Cesares, sino por su vida, que es amas respetable que todoslos genios . Vosotros no sabes que los genios son demoniosNosotros tenemos la costumbre de usar de los exorcismospara lanzarlos del cuerpo de los hombres, y no de jurar porellos, atribuy†ndoles los honores de la divinidad :ˆ ~11)olug.,cap. 32. Suetonio dice, que Calígula hizo matar con ligerospretestos ° los que nunca hablan jurado por su genio : La Ca-lit; ., cap. ?7. Estos probablemente eran cristianos .

Algunos incr†dulos justificaron la conducta ele los paga-no, y acusaron la ele los cristianos . La resistencia ele estos,dicen , di« lugar ° presumir que eran malos s»bditos, pocoafectos al soberano, y daba m°rgen para castigarlos con el»ltimo suplicio . óQu†, porque agradase ° los paganos inven-tar tina f«rmula (le juramento absurda † impía, era precisoque los cristianos cometiesen el mismo crimen? Su fidelidadal gobierno estaba mejor demostrada por su conducta, quepor sus palabras . No se les podia acusar de rebeldes y sedi-ciosos : pagaban fielmente las contribuciones, respetaban elorden p»blico, servían en los ej†rcitos, y Tertuliano los re-presenta ° sus pense oidores , desafi°ndolos ° que citen unhecho en contrario ; por lo trismo eran iuescusables . Si seobligase ° los incr†dulos ° que afirmasen cou juramento quecran cristianos de corazon, se quejariait (le ello muy justamenteCorlo de un acto (le tiranía . Tainbien habia prohibido Jesu-cristo ° sus discípulos el pronunciar ningun juramento, comoconsta (le San, lUn/co, cap. 5 .ˆ, Y. 34, porque los mas de losjuramentos de los paganos eran puras impiedades. (V†ase ju-ranZCZZ1u.)

GENITO. Palabra que significa engendrado « nacido eleuna sangre particular . Los hebreos llamaban así ° los que des-eendian`(le Abraham silt ninguna mezcla ele familia estrada,

Toaro iv .

33

258

GENy cuyos ascendientes paternos y maternos eran por consi-guiente todos israelitas, y subiendo hasta Abraham podianprobar facilmente su descendencia de este patriarca . Entrelos jud«os helenistas se distingu«an tambien por este nombrelos que nacieran de padres que hablan contra«do matrimoniocon los gentiles durante el cautiverio de Babilonia .

Algunos cr«ticos tercos y contrarios í la religion judíicacensuraron de crueles í Esdras y Neem«as, porque despuós dela vuelta del cautiverio obligaron í los jud«os, que se hab«ancasado con estrangeras , í que las despachasen juntamentecon los hijos que de ellas hablan tenido . No puede, dicen,llegar í mas el fanatismo de la intolerancia : por eso eran losjud«os detestados con justa razor por las demas naciones .

Nosotros sostenemos que la ley por la cual prohibiaDios í los jud«os esta clase ele matrimonios era justa y sabia;y por lo tanto los que la hablan violado eran prevaricadoresescandalosos ; y para restablecer las leyes judíicas despues delcautiverio en todo su vigor, era de toda necesidad desterrary reprimir este abuso . Una constante esperiencia (le casi milaios demostraba que estos matrimonios habian sido siemprefatales í los jud«os, que segun la prediction de Moisós, lasmugeres estrangeras no perdian nunca ocasion de arras-trar í la idolatr«a í sus esposos domósticos : este era uno delos des°rdenes que Dios habla querido castigar con el cauti-verio de Babilonia . Por lo mismo Esdras y Neem«as no podiandispensarse de desterrarlos del todo de la rep»blica judíica,puesto que su prosperidad dependia de ser fieles í la obser-vancia de la ley divina. (Vóase jud«o.)

GENOVEFOS, ° GENOVEVOS . Can°nigos regulares deSanta Genoveva , cuyo convento principal estí en Par«s .Tamhien se llaman can°nigos regulares de la congregacionde Francia. Para conocer el or«gen del monasterio ele SantaGenoveva, y sus diferentes vicisitudes, es preciso leer las

GEN

-959Reflexiones sobre Pais, por Air . Jcrillot : nos parece haberprobado s°lidamente que desde su fundacion por Santa Clo-tikle í principios ciel siglo vi fue siempre servida por can°-nigos regulares la iglesia de Santa Genoveva . El aáo de 1048fueron llamados í ól doce can°nigos de San Victor, y esta-blecieron la reforma en virtud de una bula del Papa Euge-nio iii . Se volvi° í introducir por el cardenal de la Roche-foucaud, abad comendador de esta abad«a, el aáo ele 1625 :fue confirmada por un diploma en 1626 , y por una bula deUrbano viii en 1634. El B . P. Taure, can°nigo regular de SanVicente (le Senlis, despues de haber establecido la regulari-dad en su convento, y en algunos otros, tuvo la principalparte en la reforma del de Santa Genoveva , cabeza ele estosreligiosos .

Esta congregacion se estendi° í muchas provincias delreino, y sus miembros, siguiendo el antiguo esp«ritu de suinstituto, prestan í la Iglesia los mismos servicios que losclórigos seculares. El abad de Santa Genoveva es el superiorgeneral de todos : muchos de estos can°nigos se distinguieronpor sus talentos, sus escritos y sus virtudes, singularmentedespuós de la reforma .

GENTIL. Los hebreos llamaban go†lint, que quiere decirnaciones, í todos los pueblos del inundo cine no eran israeli-tas. Al principio esta palabra nada tenia de desatenta ; perodespues le dieron los jud«os una signification desventajosa porla idolatr«a y demas vicios con que estaban infestadas todaslas naciones . Despues que se convirtieron al Evangelio, con-tinuaron en llamar gentiles, gentes, í todas las naciones ypueblos que no eran jud«os ° cristianos . San Pablo se llamaAl)ostol de los l ent.ilcs, Apostoluin ge ntiuni, ° de las nacio--zes, horque se dedic° principalmente í la instruction y con-version (le los paganos.

Muchos jud«os, preocupados con los privilegios de su na-

260

GENclon, con las promesas de Dios, y con la ley que les habiadado, se incomodaron de que los gentiles fuesen admitidosentre los cristianos sin quedar sujetos « las ceremonias cieljudaismo. Fue preciso un decreto de los Apístoles , congrega-rlos en Jerusalen, cjue declarase ser bastante la fó divina enJesucristo para conseguir la vida eterna . Actos Apost ., cap . 1 .5,Y. 5 y sig. Pero « pesar de esta decision perseveraron muchosen su modo de pensar, y fueron llamados jud°os ebionitcts : contraestos fue contra quienes escribií San Pablo su Ep°st . cul Galut .

Los Profetas que anunciaron la conversion futura de losgentiles no dieron « entender de manera alguna que queda-r°an sujetos al judaismo ; al contrario , hab°an dicho que lavenida del Mes°as formarla ruca nueva alianza . Tercnt ., cap. 31,Que tendr°an una nueva ley : Isa°as , cap. 42 , v . 4 : un nue--Yo sacerdocio, cap. 66, v. '21 : nuevos sacrificios , il alcrch .,

cap . I.% v. 10, que los del templo de Jerusalen cesarian en-teramente, Dun. cap. 9, v. 27, etc .

Era pues por parte. de los jud°os una terquedad muy malfundada empe»arse en que la ley de Moisós habia sido dadapara todos los pueblos y para siempre, que no podia salvarseninguno de los gentiles sin la observancia de las ceremoniaslegales. Aun son mas inescusables los jud°os que en el d°a per-severan en esta misma preocupacion : diez y siete siglos , enlos cuales el mismo Dios hizo su ley impracticable, deberianpor fin desenga»arlos .

Sabiendo la antipat°a que reinaba entre los jud°os y ~ -en-tiles, se conoce la dificultad que habr°a en acostumbrarlos «fraternizarse ; sin embargo, este es el prodigio que se debeesclusivamernte al cristianismo .

Los censores antiguos y modernos ciel judaismo insistensobre el car«cter insociable de los jud°os , el desprecio y aver-sion que profesaban « los estrangeros, infieren que esta estra-vagancia tenia origen en los principios de su horrible reli-

GENT

261gion : es una falsedad que facilmente combatiremos .

1 .0 La aversion de los jud°os contra los paganos no se co-nocií de una manera tan clara hasta despees de la devastacionde la Judea por los reyes ele Asiria, de resultas de la perse-cuciori que los jud°os esperinnentaron ele parte (le Aut°ocopor motivos religiosos. Es natural mirar de mal ojo « los ene-migos que nos han hecho mucho mal . El odio se aumentí porlas exacciones y vejaciones que esperiinentaron los jud°os porparte de los gobernadores y ele los- soldados romanos . T«citoconviene en que esto fue lo que escití los jud°os « la rebelioul,pero no habia sucedido as° en los tiempos antiguos. Los israe-litas permitieron que subsistiese en la Palestina un sin námerode cananeos : David, « pesar ele sus victorias no les declarí la guer-ra ; y Salomín se contentí corr imponerles algunas contribu-ciones . 2.† ele los Reyes , cap. 9, v. 21 . En su reinado se con-taban nias (le quince mil prosólitos estrangeros . 2 .† 1 1 1 ) . (lei

Parulip. , cap. 2 , v. 17. Sin embargo , mandaban entoncesall° los jud°os , y tenian un comercio permanente con los ti-rios, los egipcios, los idámeos, etc .

2 .† Moisós les habla mandado tratar « los estrangeros cor,mucha humanidad , porque ellos mismos lo habian sido enEgipto. L uod., cap. 22, v. 21 : Leccit. , cap. 19, v. 33 : Deut.,

cap. 10 , v. 19, etc. Los profetas les repiten la misma leccion :Jetenz . , cap. 7, v . 6 , etc. David felicita « Jerusalen, porquelos caldeos, los tirios y los et°opes se hablan reunido all° , yaprendieron « conocer al Se»or . Salla . 86. Salomon pide «Dios que oiga los votos de los estrangeros que con el tiempovinieren « orar al templo de Jerusalen . Lib . 3 clc los Reyes,

cap. 8, v. 41, etc. Por lo mismo, no es cierto que los jud°oshubiesen tomado de sus leyes y de su religion el aborreci-miento que profesaban « los gentiles . Aun aborrecian mas «los Samaritanos, por unas que hiciesen hasta cierto punto pro-fesion de judaismo .

262

GENOtros disertadores poco instruidos se persuadieron « que

Dios , segun los principios del cristianismo y del judaismo,ocupado esclusivamente con solo los judíos , miraba con abso-luto abandono « los paganos gentiles, ninguna gracia les con-tedia, y los dejaba en la imposibilidad ele conseguir su salva-cion. Esto es un error que refutaremos en el artículo infiel .

GENUFLEXION . Accion ele doblar las rodillas : es unmodo ele humillarse ó de bajarse en presencia de alguno con«nimo de honrarle . Este signo de lrurnildad estuvo en uso entodos tiempos .

En la consagracion del templo ele Jerusalen oraba Salo-mon ele rodillas, y con las manos levantadas al cielo . Lib . 3de los Reyes, cap. ó, v. 54. Eu una ceremonia semejante tam-bien se pusieron de rodillas Ezequías y los levitas para alabar« Dios y adorarle . 2.°del Pctralip ., cap. 29, v. 30. Un oficialele Aelial se puso de rodillas delante clef profeta Elías . Lib . 4ele los Reyes , cap. 1 , v. 13 . Jesucristo oró tambiem de rodi-llas en el monte de las Oliti as . S. Lucas Eccun ., cap. 22, v. 41 .San Pablo slice que dobla sus rodillas ante el padre de nues-tro Se»or Jesucristo . Epíst . cí los Efes., cap. 3, v. 14, etc .Asi que no es estra»o que desde el principio se hubiese in-troducido este uso en la Iglesia de los cristianos .

San Ireneo, Tertuliano y otros Santos Padres, nos dicenque el domingo y desde Resurrection hasta Pentecostes ora-ban los fieles en pie en memoria de la Resurrection del Se-»or ; y algunos autores se inclinan « que esto fue deterntina-clo en el concilio de Nicáa . Pero en los demas dias del ano nohay duda de que el pueblo y clero se podian de rodillas enlo mas del servicio divino (~^) .

('† Nuestra madre la Iglesia conserva esta misma pr«ctica en la cos-tumbre de rezar en pie la Autifona del tiempo d salve a Nuestra Sedara

GEN

263Por lo mismo, no tienen razon los etiopes y abisinios en no

querer estar ele rodillas durante la liturgia, pretendiendoconservar en esto la pr«ctica antigua . Los rusos miran comouna indecencia el orar de rodillas , y los judíos celebran enpie todas sus oraciones . En el siglo v iii hubo una secta dehereges llamados ci oniclitas, que sostenían que era una su-persticion el ponerse « orar ele rodillas . Sin duda se engaiia-ban , porque la Sagrada Escritura dice lo contrario. La ge-nttf exion no es de esencia de la oracion ; pero no es repren-sible, ni se puede usar de diferente postura, con «nimo elecontradecir la pr«ctica de la Iglesia .

Observa Baronio que los Santos apreciaron de tal modola benuf e.xion que algunos seiíalaron ó dejaron vestigio de susrodillas en el sitio en gire acostumbraban ponerse « orar . SanGerónimo y Eusebio aseguran que Santiago el menor, obispode Jerusalen , tenia sus rodillas endurecidas en forma de callo ;de tal manera que podian compararse con las de un camellopor la frecuencia en la oracion .

Los signos esteriores son por lo general indiferentes ensí mismos ; pero la opinion comun y la costumbre determi-nan su signif cation. De que nosotros usemos para bonrar «las criaturas de los mismos signos que para honrar « Dios,no se infiere que les damos el mismo culto : el ofcial de Acltab,cuando se arrodilló delante del profeta Elías, no tenia sinduda intention ele darle culto Divino .

Nosotros doblamos la rodilla ante las im«genes ele lossantos ; los religiosos oyen ele rodillas las reprensiones de susprelados : se acostumbra arrodillarse ante los reyes de Espa-

al terminar el Oficio Divino todas las Dominicas del a»o v desde s«badode Resurreccion hasta la Dominica de Trinidad inclusive . (\"dase El Par'

quá ele Jar Ceremonias) .

264

GEOfa « Inglaterra : entre los ingleses, los hijos piden de rodi-llas la bendicion í sus padres ; pero es evidente que estas se-óales de respeto varian (le signification segun las circuns-tancias. No se debe imitar la tonter°a de los cuíqueros, quie-nes para saludar escrupulizan el quitar el sombrero . Los pro-testantes no dejan tambien (le ser bastante rid°culos, cuandonos acusan de id»latras porque nos arrodillamos delante deuna irnígen .

GEOGRAFIA SAGRADA. En el art °culo Genesis liemosobservado que una ele las pruebas ele la autenticidad y de laverdad ele la historia sagrada , escrita por Mois«s .. es su eNac-titud en las descripciones geogríficas, y el cuidado ele selar la escena ele los sucesos que refiere : preocupacion sabiaque no tuvieron los autores de los diferentes paises que em-prendieron describir el origen del universo . En el Chop.-IIingde los chinos , en los T'cdwrnns b I'crlur~ b de los indios, enlos libros ele Zoroastro quisieron sus respectivos autores re-montarseliasta lacreacion ; pero no nos dicen en qu« lugaresele la China , de la India » ele la Persia vivieron los persona` esque en estos libros se mencionan, ni donde sucedieron lushechos que en ellos se refieren . Prueba bastante cierta ele quelos autores de estos libros los escribieron í la yeutlu'a , y queson obras de pura imagination : lo mismo debe decirse res-pecto í las fíbulas de la mitolog°a griega .

Mejor instruido Mois«s , y como quien nada inventaba,coloca en el Asia la cuna del g«nero humano , aunque no enlos cstremos orientales del Asia, como quisieron algunos fil»-sofos sistemíticos, sino en la 33lesopotamia , í orillas del Tl-gris y Eufrates . Sin eml)arbo, Aloi-«s habia nacido en Egipto,muy lejos (le la Mesopotamia , nada concedi» al gusto ni í lapreocnp ..tcion nacional ; sigui» fielmente la tradiccion de susantepasados, testigos de mucha instruction en los hechos, ynada sospecliosos . En el mismo sitio coloca taunbien la re-e-

GEO 26 .5neracion y nueva propagation del g«nero humano despuesdel diluvio ; y ele «l hace salir í los hijos de No« í poblarlas partes del mundo que les tocaron en suerte .

En este punto tan interesante í todas las naciones, el tes-timonio ele Mois«s estí confirmado por los monumentos de lahistoria profana . A nosotros todo nos vino ciel oriente, letras,artes, ciencias, leyes, comercio, civilizacion , y los frutos masesquisitos ele la tierra , etc . Nuestros antepasados, galos y cel-tas, y aun los bírbaros fueron civilizados por los romanos,los romanos por los griegos , los griegos por los egipcios yfenicios , de quienes recibieron sus primeros conocimientossegun sus propias tradicciones, los fenicios confinaban conlas regiones en clue coloca Mois«s los primeros pueblos y lasprimeras sociedades pol°ticas. Cuando las ciencias y las artesquedaron casi olvidadas entre nosotros por la barbarie ele losconquistadores del Norte, fue preciso que volvi«semos al Orien-te, y que por la casualidad de las cruzadas restaurísemos unaparte de lo que hablamos perdido .

No se contenta Mois«s con hacer salir las diferentes po-blaciones de las llanuras del Sennahar, sino que la sigue ensus emigraciones y en sus diversas ramas . Distingue por susnombres las clue se derramaron por el mediod°a , en la Siria,en la Palestina, en el Egipto . y en las costas del Africa : lasque caminaron hacia el Oriente, hacia la Arabia , la Persia yla india ; las que caminaron bícia el Norte entre los maresCaspio y Negro para ir í pisar las nieves y sufrir los rigoresde la zona glacial : finalmente, las que en seguida ocuparonel Asia menor, la Grecia y las islas del Mediterríneo , parallegar bien pronto í establecerse sobre las costas del Oc«ano .A pesar de los deseos que tuvieron muchos cr°ticos de descu-brir algue error en estas descripciones, no pudieron encon-trarle ; y los que trataron de separarse ele las descripciones deMois«s, no produjeron mas que fíbulas y visiones .

TOMO IV.

34

266

GEOFinalmente, no es menos exacto Mois«s en describir el

origen y la situacion de los descendientes ele Abraham, eleLoth, de Israel y de Esau, y en colocar los idímcos, los nma-dianitas , los amenonitas, los moavitas, sin omitir los estran-geros, corno los filisteos y los amalecitas, etc ., cada uno en elsuelo que ocupaba . En el testamento ele Jacob presenta unatopografóa de la Palestina, se°alando » cada unjo de los hijosde este Patriarca la portion clue debia poseer su tribu . Des-pues de haber marcado el camino y los sitios ele descanso paralos hebros al salir del Egipto, traza sus marchas y sus diversoscampa!n'ntos en el desierto, y los hace llegar » (lar vista » laPalestin t y al Jordan : antes de morir coloca ya dos tribus » laribera oriental de este rio. No era posible que fuera mas exacto .

Muchos sabios se dedicaron » ilustrar la gcobrufia de laSagrada Escritura para facilitar el estudio de la historia . Lasindagaciones de Bocliart serian en este punto mas satisfacto-rias si se hubiese entregado menos » las conjeturas y al deseode explicar por la historia sagrada las f»bulas de la mitologóagriega. Pero todos los que despu«s trabajaron sobre este mis-mo objeto, supieron aprovecharse de sus luces . El mismo ad-virtiá que las terribles revoluciones del oriente, las emigra-ciones ele los pueblos, y la variation en las lenguas y en losnombres , hicieron oscuras una iuGnidad de cosas ; sin em-bargo, en fuerza de comparar los geágrafos v los viageros dediferentes «pocas, se llegaron » disipar las mas de estas tinie-blas que produjo el transcurso (le tan largos tiempos .

En la Biblia de Aviáon hay anchas disertaciones sobrevarios puntos ele deo rctf ict sagrada sobre la situacion del pa-raiso, division de la tierra entre los hijos ele No«, el paso delmar rojo, marchas y campamentos ele los israelitas en el de-sierto, etc . En la misma tanibien se contiene á indica tina geo-grafóa sagrada á histárica por hir. Robert, dos vol . en 12 .†,Parós 1747 .

G E Iv

267GERARQUIA. Palabra derivada del griego r', P as sagrado

principado, autoridad, preeminencia. Se dice, pri-mero ele la subordination que hay entre los diversos coros delos »ngeles. San Dionisio distingue nueve, divididos en tresgerargrtóas : 2 .† ele la desigualdad del poder que tienen losPastores y los demas ministros de la Iglesia. Se trata de sabersi esta es una institution puramente humana, como sostienenlos luteranos y calvinistas, á una institution divina como pre-tenden los catálicos y anglicanos .

Veamos las pruebas del segundo sistema. San Pablo en suLa Epist. ci los Corirat . , cap. 12, v. 5 y 28 : » los Efesios e. 4,v. 11, dice : ‡ hay varios ministeriosDios instituyá » unospara ser Apástoles, otros para profetas, otros para evangelis-tas, y otros para pastores y doctores .‡ En los Hechos Apostol.cap. 20, v. 28, dice » estos íltimos : ‡ velad sobre vosotros ysobre el rebaóro en que el Espóritu Santo os estableciá por obis-pos y centinelas para gobernar la Iglesia de Dios . Hablando(le los presbóteros á de los ancianos, dice : los sacerdotes quegobiernan, segun conviene, merecen un honor duplicado‡1 .' Epist. ci Tinzot. cap. 5, v. 17 . Encarga » Tito que establez-ca presbóteros en todas las ciudades, y arregla las funcionesde los di»conos y su ministerio . E1rist, » Tito cap. 1 v. 5 .

Comparando estos diversos pasages, venos marcada unadistincion ele tres clases de ministros : los obispos, corro suce-sores de los Apástoles, gobiernan la iglesia de Dios, y estable-cen los presbóteros : estos tienen una presidencia á una partedel gobierno, qui bene prcrsttnt, los di»conos les estan subor-dinarlos, lo cual testifica su mismo nombre, clue significa mi-nistro á sirviente .

Si hubiese alguna duda sobre el verdadero sentido de laspalabras ele San Pablo, se destcrraria solo con el uso estable-cido en la Iglesia desde el tiempo ele los Apástoles, de distin-guir tres árdenes en la gerarquia, uso testificado por los Pa-

268

GERdres que sucedieron « los Apístoles, con San Clemente de Ro-ma, San Ignacio, San Policarpo Ilermas, que escribií el librociel pastor, y por los c«nones apostílicos compuestos en losconcilios clue se celebraron « fines del siglo Ti y principiosdel nt. Todos estos testimonios reunií Beverid,e en sus Obser-cnciones sobre los crinoncs de la i-hsia prinniticu, lib. .91c . 11,y Pcra-on ei~rdic. hna/ 2.a part ., cap. 13, con el fin (le apo-yar la creencia ele la Ij2lesia Anglicana en orden al episcopado .

El mismo Le Clerc, aunque calvinista y arminiano, con-fesa clue desde principios del siglo ii hubo en cada iglesia unobispo para gobernarla, y presbóteros y di«conos subordina-dos « °l : que aunque Jesucristo y los Apístoles no prescribie-sen ninguna forma ele gobierno, hubo necesidad ele establecer-le despues para conservar el orden, y que no es convenientedespreciarle ni vituperarle, sino que se deben cortar los abusos .Ili.et. Ecles. an . 52, » 7 : an. 68, S 6 y 8 . Pero va hemos probadomas de una vez que el gobierno episcopal fue espresamenteestablecido por San Pablo en sus epóstolas « Tito, « Timoteo, etc.

Mosbeim, aunque no podia ignorarlo, no por eso dejí elesostener con Daillet, Blondel , Basuree, etc ., que en el primersiglo de la Iglesia y desde ell tiempo ele los Apístoles, el Go-

bierno ele la Iglesia era puramente democr«tico, que toda laautoridad estaba en manos ciel pueblo, y que entonces losobispos no eran superiores « los presbóteros í ancianos . Hist.Ecles., primer siglo, 2 .a part., cale. 2, » 6 . Dice que « media-dos del siglo ii, variaron enteramente los conciliosel gobier-no ele la Iglesia, que disminuyeron los privilegios del puebloy aumentaron la autoridad , que ya desde el principio desea-han usurpar los obispos : que estos mismos se atribuyeron losderechos (le hacer leves sin consultar al pueblo . Los doctorescristianos, dice, tuvieron la fortuna (le persuadir al puebloque los ministros de la Iglesia liabian sucedido en el caractery privilegios ele los sacerdotes jnd«icos, y esto fue para ellos

GER 269un manantial de honores y de intereses . Una vez introducidaesta idea, produjo despues los efectos mas perniciosos . Ibid.,

sig. á, 2 . a part., cap. 2, » 3 y 4. En su concepto se aumentímucho este desorden en el siglo ni. Los obispos para atribuirseaun mas poder que el que antes ejercian, no solo violaronlos derechos del pueblo, sino clue tambien usurparon los pri-vilegios de los ancianos. Tiene « San Cipriano por uno de losprincipales autores de este trastorno en el gobierno de la Igle-sia, cuya variation fue bien pronto seguida de una multitudde vicios indecorosos para el clero . Ibid. III siglo, 2 .a part .,cap. 2, » 3 y 4.

En otra obra puede decirse que en cierto modo se re-tractí de este pensamiento. Despues (le haber espuesto las di-ferentes especies de gobierno eclesi«stico, dice que Jesucristoy los Apístoles nada determinaron sobre este objeto, y quees una temeridad cl sostener que uno sea mas bien ele dere-cho divino que el otro, clue debe ser libre « toda sociedadcristiana elegir el que juzgue amas conveniente y mas util con-sideradas las circunstancias ele lugar y tiempo . Inst. Hist.Crist. seco. 1 . a, part. 2.a, cap. 2, S 7 y siguientes .

De aquó se sigue que la Iglesia Catílica tenia un derecholegótimo para establecer el gobierno casi mon«rquico, y atri-buir al Sumo Pontófice una jurisdiction sobre todos los fieles :que despues ele quince siglos de posesion, unos simples par-ticulares, como Lutero, Caly ino y sus colegas, no tenian nin-gun derecho para establecer otro, y que por su parte fue unacto de cisma y de rebelion el . haberlo establecido .

Antes de refutar la f«bula que por inter°s ele sistema for-jaron Dail let, Blondel y otros, debemos tomar ciertas precau-ciones . 1 .a Exigimos pruebas positivas de todos los hechos quese le antojí dar por supuestos, pero ninguna alegan porqueno pudo haberlas en favor de una mentira . 2.' Preguntamos,†címo habiendo prometido Jesucristo asistir« su Iglesia hasta

270

GERla consumacion de los siglos, pudo abandonarla tan pronto,

y entregarla « discrecion en manos de unos pastores ambicio-

sos y prevaricadores que ele nada tuvieron mas cuidado, quede olvidar las lecciones de humildad y desintercs que íl les

habóa dado y -lue los Ap°stoles confirmaron con su ejemplo?3.a »C°mo pudo suceder que unos obispos siempre es,puestosal martirio y siempre prontos para sufrirle, pudiesen tenerambicion, apreciar los honores, los derechos, los privilegios y

la autoridad que estaban en peligro de perder « cada instan-

te? Los incrídulos fueron mas atrevidos : atribuyeron « losmismos Ap°stoles el prurito ele dominacion y usurpacion que

los protestantes solo atribuyen « sus sucesores de] II y ni si-glo : no vemos en quí se fundaron reas bien unos que otros .4.a Quisiíramos saber »c°mo y por quí medios pudieron los

obispos del Asia, de la Asiria, del Egipto, ele las costas de

áfrica í Italia, conspirar ele acuerdo, y formar su complotpara cambiar el gobierno establecido por los Ap°stoles, des-truir los derechos del pueblo, y abolir el poder de los pres-

bóteros, para hacerse teas absolutos? »C°mo los pueblos que

fueron siempre tan celosos, no se amotinaron contra una nue-

ya disciplina que les era tan desventajosa? »C°mo los heregesy cinnnóticos del siglo in no echaron tn cara « los obispos esta

terrible prevarication de que se habóan beclio reos?Pero nosotros no nos contentamos con oponer dificulta-

des « los protestantes ; alegamos pruebas formales y positivas

de lo contrario. San Clemente, San Ignacio, el autor del Pas-tan' y otros, vivieron antes de mediar el siglo ii, y antes de la

celebracion de los concilios « quienes acusa Mosl :eim de ha-

t er cambiado el gobierno apost°, ico : por lo mismo era pre-

ciso comenzar refutando su testimonio, porque hablan de

gcrar~?cróa, corno de una disciplina ya establecida . Los autores

del siglo iv llamaron c«nones alpost°lico.s los decretos de los

concilios del 1 1 y iii siglo : y seria una temeridad suponer que

GER 271estos concilios, lejos de conservar la disciplina establecida por

los Ap°stoles, principiaran « cambiarla . Aun hay mas : en laconferencia de Arquelao, obispo ele Cliarcar en la Mesopota-

mia, con el heresiarca Alanís, el a†o de 277, este obispo habla

de la gerarquóa compuesta (le di«conos, presbóteros y obispos,

cocho de una institucion ciel ap°stol San Pablo, y esto se de-

Lia saber mejor en el siglo ni, que en el xvi y en el xviii .Aun cuando estos antiguos no lo hubieran creido ni lo

hubieran dicho, nosotros estariamos convencidos solo por las

epóstolas de Scan Pablo, quien no solo dice que Dios insti-

tuy° « los Ap°stoles y « los pastores, sino tambien que el Es-

póritu Santo fue quien estableci° los obispos para gobernarla Iglesia : encarga « Tito y « Tiumoteo que enserien, manden,reprendan y corrijan al clue corneta al-tin defecto : que elijany ordenen presbóteros y di«conos « quienes reprendan con

autoridad, y al mismo tiempo encomienda « los fieles queobedezcan « sus prep°sitos ° prelados. Estos no son los carac-teres de un gobierno popular, ni presbiteriano, como el que

quieren los luteranos, y mocho mas los calvinistas .Este punto de disciplina fue tratado con toda la erudi-

cion posible por los clos autores anglicanos que hemos citado,y por otros muchos ; pero la Iglesia Cat°lica no esper° sudictamen para decidirse. El concilio de Trento, sesion 23 deordiize, can. 6, dice : ‡si alguno niega que hay en la IglesiaCat°lica una get-al-quia ele institucion divina, y clue es com-puesta de obispos, sacerdotes y di«conos ° ministros sea es-comulgado.‡

Se enga†aróa mucho el que creyese que entre los calvi-nistas no hay una especie de gercrrquia y una autoridad ecle-si«stica en estremo absoluta . Entre los presbiterianos de Es-cocia, cada ministro « la cabeza del consistorio ° de los an-

cianos ele cada parroquia, tiene un grado de autoridad . Veintey cuatro ministros reunidos forman un presbiterio, que es una

272

GERespecie (le s«nodo con un presidente. Este tiene derecho í vi-sitar las parroquias de su dependencia, admitir los aspirantesal ministerio, escomulgar y decidir todos los negocios ecle-siísticos, salvo el derecho de apelacion al concilio provincial .Lo mismo casi sucede entre los luteranos .

Es cierto que esta autoridad, segun los protestantes, noviene de Jesucristo, sino del pueblo : y óno importa í un sim-ple particular el verse precisado í obedecer í un comisariodel pueblo, mas bien que í un enviado de Jesucristo? Con di-ferentes=.nombres la sujecion es la misma. Pero no es este elsolo punto en que los pretendidos reformadores, despues elehaber declamado contra el clero cat°lico, parece que estudianen imitarle. Este rid«culo porte se lo echaron en cara los in-cr»dulos, y no sin fundamento . V»ase autoridad cclcsic«stica,obispo 5 pastor, etc.

GEROGLIF'ICOS . Caract»res sagrados. Antes de la inven-cion de la escritura alfab»tica, los hombres, para espresar suspensamientos, se vieron en la necesidad de pintar, aunquegroseramente, los objetos que concebian, y querian conser-var en su memoria . Este modo ele hablar í los ojos aun se en-cuentra entre los salvages : se nota su conservation entre loschinos, cuyos caracteres no espresan los sonidos, sino que re-presentan los objetos. Lo mismo hicieron los egipcios : sus mo-mias y sus monumentos estan llenos de caracteres ° pinturascuya signification no se conoce ni se pudo probar hasta nues-tros d áas .

Casi en todos los pueblos los sacerdotes fueron los prime-ros escritores, habi»ndose dedicado principalmente í inculcarlas lecciones ele religion, y los signos que usaron, se llamanEcos ° caracteres sagrados .

Muchos cr«ticos poco circunspectos, sospecharon sin razonque los sacerdotes usaron de intento estos signos misterio-sos, para ocultar al pueblo el sentido de las lecciones clue

GER 273querian trasmitir í sus sucesores. Se sabe con evidencia queeste m»todo se sigui° por necesidad » impotencia, mas bienque con ínimo de enga†ar. Antes de la invention del arte deescribir los gerogl,Ecos, nada ten«an ele misteriosos sino laobscuridad esencial í esta clase de pintura ; y esta obscuridad nopodia disminuirse sino por la costumbre de practicarla ; perose aument° mucho dcspues clue se acostumbraron los hombresí la escritura alfab»tica, que es infinitamente mas c°moda ymas clara . Si despues de esta nueva invention continuaron lossacerdotes en el uso de los geroglificos, es porque en todoslos pueblos se conservan con mucho mas cuidado las costum-bres religiosas que las civiles ; y no hay ningun rito religiosoque con el tiempo no se haga obscuro , í menos que se espli-que frecuentemente al pueblo su verdadero sentido.

Mosheim en suis notas sobre Cudworth., cap. 4, S 18,, p. 474,refuta el sentir ele este escritor y de todos los que piensanque los sacerdotes egipcios usaban de los gernglftos para ocul-tar al pueblo su teolog«a misteriosa : hubiera sido, dice, muchomas sencillo que no hubieran escrito en una ni en otra forma .

En las primeras edades del mundo, la esterilidad y po-breza del idioma oblig° í los hombres í juntar las acciones °gestos con las palabras para entenderse mejor . He aqu« el ver-dadero origen ele las pantomimas, lenguaje nudo, aunqueuniv espresivo, y que tiene mucha relation cou el liso de losgeroglificos.

Un fil°sofo moderno, dedicado siempre í ridiculizar loque no entiende, confiesa sin embargo la verdad de nuestrasreflexiones. Los jud«os, dice, y todos los orientales, álo siloacostumbraban í hablar con alegor«as, sino tatubierr expresar-se por medio ele gestos ° acciones singulares . Este uso era muynatural, porque no habiendo escrito los hombres en muchotiempo sus ideas sino por gtrnyli.~;ros, era indispensable quese acostumbrasen í hablar segur escrib«an . As« los escitas, si

TOMO TV.

35

274

GERhemos de dar cr«dito í Herodoto, enviaron í Daróo un pí-jaro, un raton, una rana y cinco flechas, para darle í enten-der que si no escapaba con la velocidad de un píjaro, ° nose ocultaba con la ligereza que suelen hacerlo los ratones ylas ranas, pereceria de un flechazo .

De esto se infiere tambien que muchas acciones de losprofetas, que chocan í los cróticos modernos porque no sonconformes í nuestras costumbres, nada tenóan de indecentes,y que al contrario, serian muy espresivas para los antiguosorientales. Isaóas ví como los esclavos, sin vestidos, sin calzado,para dar í entender í los egipcios y etiopes, ° mas bien í loskusitas , que serian reducidos í la esclavitud por los asi-rios. Isaóas cap . 20 . Jeremóas envia un yugo y unas cadenasí los reyes de los idumeos, de los moabitas, de los anmouitas,de los tirios y de los sidonios, con ínimo de anunciarles lamisma suerte . Jereni. cap. 27. Manda Dios í Ezequiel cocersu pan con ceniza de estiercol de los animales, con el ínimode advertir í la nacion judíica que se verla reducida í hacerlo mismo entre los caldeos, donde era escasa la le»a, Ezeq.,cap. 4. Manda igualmente í Oseas que se case con una pros-tituta, sacíndola por este medio (le sus des°rdenes, para signi-ficar í los judóos que Dios consiente, í pesar de sus infideli-dades, en tornarlos de nuevo bajo su proteccion, y en volverí colmarlos de beneficios, etc ., Oseas, cap. 1. Todas estas accio-nes parecen indecentes y ridóculas í nuestros incr«dulos mo-dernos, sin otro motivo que porque juzgan de todo sin refle-xion, « ignoran las costumbres de la venerable antigáedad .

GERONIMO. (SAN) Presbótero, uno de los mas sabiosPadres de la Iglesia : muri° el a»o 420 . La edition de sus obrasen Parós por D. Martianay, en cinco tomos en folio, princi-pi° en 1693, y acab° en 1704; fu« renovada en Verona enel a»o de 1738 por el P. Villarsi, de la congregation del ora-torio, en diez tomos en folio .

GER

275El primer tomo de Martianay contiene su traduction lati-

na de los libros sagrados por los textos originales : el segundo,muchos tratados que sirven para la inteligencia de la SagradaEscritura : el tercero, un sabio comentario sobre los profetas :el cuarto, un comentario sobre San Mateo y sobre algunas epós-tolas de San Pablo, las cartas de este Santo Doctor, y variostratados contra los teereges . En el quinto puso las obras su-puestas ° ap°crifas que atribuyen í San Ger°nimo, y muchostrozos que sirven para formar la historia de la vida de esteSanto Padre .

Los cróticos protestantes, como Daill«, Barbeirac y suscopiantes, hicieron muchas acusaciones contra este Santo Pa-dre. Dicen que escribi° con demasiada precipitacion ; pero sedebe juzgar del m«rito de sus obras por lo que contienen , yno por el tiempo que gast° en escribirlas . Un hombre tan la-borioso y tan instruido como San Ger°nimo es capaz de ha-cer mucho bueno en poco tiempo .

Dicen que apreciaba demasiado la vida solitaria, la virgi-nidad y el celibato, y que habl° con demasiado poco aprecioy sobrada desventaja de las segundas nupcias . La dificultad es-tí en saber si sobre todos estos diversos puntos no pens° me-jor que los incr«dulos y protestantes : «l juzgaba de acuerdocon los libros sagrados, en los cuales habia hecho mucho es-tudio, de cuyas resultas los poseóa muy bien ; y sus acusadoreshablan con arreglo í sus preocupaciones .

Se le acusa de haber faltado í la moderation con sus ad-versarios, de haber escrito contra ellos con sobrada viveza deestilo, con exageracion, y muchas veces con indecencia . Nose puede negar la mucha viveza de San Ger°nimo , pero auncuando la terquedad de los liereges en atacarle no pudieraservirle de disculpa, se deberia atender mas í las cosas que alestilo ; dejar í un lado la viveza (te las espresiones, y apro-bar su doctrina . Es una injusticia el exigir clue un Santo no

276

GERtenga los defectos que son consiguientes « la naturaleza hu-mana,

Mudí, dicen, de sentimientos segun las circunstancias .Mas bien podróan decir que mudaba en razon de los progre-sos de su ilustracion : prueba de que buscaba sinceramente laverdad, y de que no titubeaba en corregirse cuando recono-cia que se habóa enga°ado .

Daill» quiso meter mucho ruido con un pasage de esteSanto Doctor, E11ist . 50 ad Pamnaach . donde dice, clue cuan-do se disputa, no siempre se dice lo clue se piensa , que setrata ele convencer al adversario con la astucia v con la fuer-za. Claro est« que San Gerínimo quiere hablar del uso que sehace en las disputas de los argumentos personales, í ad ho-minem sacados de los principios ciel adversario, « quien se re-futa. Estos argumentos no siempre son conformes con las opi-niones del que los usa, aunque son legótimos y sílidos -en cuan-to demuestran que el contrario no guarda consecuencia . Lomismo sucede cuando un adversario prueba mal un ])echo, áopinion que pueda ser verdadera : aunque en el fondo se pien-se como »l, se ataca « sus argumentos. Todos estos medios sonastucias, pero astucias lócitas, que nadie se atrevií nunca «acriminar. Los mismos censores de San Gerínimo se valieronde otros argumentos menos decorosos ; y no es muy loable eldar un sentido criminal « una sentencia, cuando puede te-ner el sentido mas inocente .

El Santo Doctor comentando las palabras (le Jesucristo enSan Illateo, cap. 5 . † , v. 34, prohibe, como el mismo Salva-dor, el uso del juramento en el trato ordinario í familiar : deaquó infiere Barbeirac que condena el juramento en generaly sin distincion .

Scan Gerínimo esponiendo el cap. 17 de San Mat., v. 26,nos hace notar que Jesucristo pagí el tributo al Cesar por nofaltar en nada « la justicia . A°ade: i qu» desgraciados somos!

G E R

277

llevamos el nombre de Cristo, y no pagamos tributo alguno .

Barbeirac sostiene que San Gerínimo prohibe « los cristianos

el que paguen tributos .En su comentario sobre Jonas no quiso San Gerínimo con-

denar « las mugeres cristianas que prefirieron la muerte « laviolation de su castidad : de aquó infiere su rógido censor, queeste Santo Padre aprueba el suicidio en semejantes casos .

Como San Gerínimo escribií con tanto calor contra Jovi-niano, porque despreciaba la virginidad, y contra Vigilancioporque condenaba cl culto de las reliquias, cualquiera se pue-de convencer ele que un protestante jamas perdonar« estosclos rasgos « ningun Santo Padre : con este motivo se trans-porta contra »l Barbeirac, y declama con todas sus fuerzascontra su doctrina . Tratado de la Moral cle los Padres cap. 15 .Tal es el genio de los protestantes : San Gerínimo los refutíy condení (le ante mano: luego ellos tienen tambien derechopara condenarle ; pero la Iglesia siguií siempre la doctrina deSan Gerínimo y reprobí la de los protestantes .

GERON[MO DE PRAGA. (V»ase Musitas .GERONIMOS. Nombre de varias congregaciones de reli-

giosos, que tambien se llaman Ermita°os cle s. Gerínimoporque trataron de imitar su g»nero de vida y de servir« Diossegun sus instrucciones .

Los de Espa°a deben su origen « los terceros ele San Fran-cisco, porque los primeros Geríninaos eran hermanos de latercera orden de este patriarca. Gregorio xi aprobí su con-gregacion en el a°o de 1374 : les dií las constituciones del con-vento de Santa Maróa del sepulcro con la regla de San Agus-tin. Su h«bito consiste en una tánica (le pa°o blanco, escapu-lario de color atezado, capucha y cuanto ciel mismo color, to-do sin lustre y de bajo precio .

Estos religiosos est«n en posesion del convento de San Lo-renzo del Escorial, sepultura ele ]os reyes de Espa°a , del de

278

GERSan Isidoro de Sevilla, y del de Yuste, al cual se retir« Carlos Vdespues de haber abdicado la corona imperial y la (le Espaía .

Tambien hay en este reino otros religiosos Ger«nimos, defundacion del siglo xv, ó quienes puso Sixto iv bajo la jurisdic-tion de los antiguos Ger«nimos, dóndoles las constituciones delmonasterio (le Santa Marta ele C«rdoba ; pero Leon x les mand«tomar las de los primeros Ger«nimos, que ya henos mencio-nado : de este modo se reunieron estas dos congregaciones .

Los Ermitaíos de San Ger«nimo, de la Observancia deLombard°a, tuvieron por fundador ó Lope ele Olmedo, quienlos estableci« en 1424 en los montes de Cazalla , di«cesis deSevilla : les di« una regla compuesta segun las instrucciones deSan Ger«nimo, clue fu» aprobada por el Papa Martin v. A estosGer«nimos se les dispens« de guardar la regla de San Agustin .

Pedro de Gambacorti, de Pisa, fund« la tercera congrega-cion ele Ger«nimos hócia el aío 1377. Solo hacian votos sim-ples hasta el aío de 1568, en que el Papa San Pio y les man-d« que hiciesen votos solemnes. Tienen conventos en Italia,en el Tirol, y en la Baviera, y se enumeran entre las «rde-nes mendicantes .

La cuarta congregation de Ger«nimos, llamada de Fiesoli,principi« el aío de 1360 . Carlos de Montegranelli, de la fa-milia de los de este nombre, se retir« ó la soledad , y seestableci« al principio en Verona con algunos que se le reu-nieron . A esta congregation se le mand« por Inocencio visque viviese segun las reglas y constituciones de San Ger«ni-mo ; pero en 1441, les di« Eugenio iv la regla de San Agus-tin . Como el fundador era tercero de San Francisco, conser-v« su hóbito, pero en 1460 el Papa Pio n les mand« dejareste hóbito ó los que quisiesen, lo cual ocasion« una divisionentre ellos ; pero en 1668 el Papa Clemente ix suprimi« en-teramente esta orden, uniándola ó la congregation del B. Pe-dro Gambacorti .

GIG

279GERSON, cálebre te«logo en su siglo, can«nigo y canciller

de la Iglesia de Par°s, muerto el aío de 1429, natural de laciudad de Gerson en la Champaía, di«cesis de Reims : su ver-dadero nombre era Juan Charlier . Sostuvo con mucho celo ladoctrina de la Iglesia Galicana en el concilio de Constanza , ydeseando disipar las tinieblas de la ignorancia, no se desdeí«de tomar ó su cuidado las escuelas de primeras letras, erase-liando ál ó los niíos por s° mismo . En 1706, imprimi« Dnpinen Holanda las obras de Gerson en cinco tomos en folio . Unasson dogmóticas, otras de disciplina y muchas tratan de la mo-ral y de la piedad .

GIGANTE. Venos en el Gánesis, cap. 6.†, Y . 1 .0 , quecuando los hombres llegaron ó multiplicarse, los hijos de Diosse apasionaron de la belleza de las hijas ele los hombres, las to-maron por esposas, y que ellas dieron al mundo los gigantes,« una casta de hombres robustos, forzudos y viciosos . Para cas-tigar sus cr°menes envi« Dios la plaga del diluvio universal ‡Como los poetas paganos hablan tambien de una raza de gi-gantes que vivieron en las primeras edades del mundo, de-ducen de aqu° los incrádulos que esta narracion de Moisás yla de los poetas son igualmente fabulosas .

En una disertacion de la Biblia de Aviíon, tem . 1 .0

póg. 372, se reune una multitud de pasages ele historiadores yviageros que prueban, que hubo verdaderos gigantes . Sin óni-mo de contradecir el hecho, ni sus pruebas, pensamos que no esnecesario recurrir ó ellos para justificar la narracion de Moisás .

En efecto, es muy natural y comun entender por los hi-jos de Dios, los descendientes de Seth y de Enoch, que sedistinguieron por su fidelidad ó Dios, y por las hijas de loshombres, las mugeres de la descendencia ele Cain . La palabraNejpliilim, ó que se di« la signification de gigantes, puedesignificar hombres fuertes, violentos y ambiciosos . Este sentidolo indica bastante Moisás aíadiendo : ˆ tales fueron los hom-

280

GI Gbres de fama, que se hicieron poderosos sobre la tierra : hisunt potentes « sceculo ciri fcnnosi. . í Por lo mismo no hay ne-cesidad de que nos informemos si hubo en las primeras eda-

des del mundo hombres de una estatura superior « la de loshombres de la edad presente .

El historiador Joselo, Filon, Orógenes, Teodoreto, San

Juan Cris°storno, San Cirilo de Alejandróa, y otros SantosPadres, pensaron como nosotros, cine los gigantes de que hablaMois»s eran mas bien unos hombres fuertes y ele un caracterferoz, que hombres ele una talla superior « la de los ciernas.Nada se sigue ele aquó contra la existencia de muchos hom-bres de una estatura estraordinaria, de que tracen mencionlos autores sagrados , como Og, rey de Basan , Goliath, etc .Hist. de la Acad . de las Inscrite ., tom. 1 .á en 12 .á , p«g. 158 ;torn. 2 .á, p«g. 262 .

Algunos comentadores modernos de los mas sabios tradu-geron el pasage del. G»nesis eu cuestion ciel modo siguienteLos hijos de los grandes viendo que habia bellas j°venes entre

la gente corneen escogieron y robaron, aquellas que mas lesagradaban. De este comercio nacieron bandoleros, que se hi-cieron celebres por sus haza†as . Esta esplicacion conviene bas-tante bien con la continuacion y orden del texto. La palabrahebrea Elohim, clue unas veces significa Dios,, y otras losgrandes, y las hijas de los hombres, pueden muy bien ser lashijas del comun y ele la infusa plebe.

f

Muchos Santos Padres enga†ados por la version de los se-tenta, quienes en lugar de hijos de Dios, tradujeron «ngelesde Dios, creyeron que algunos «ngeles tuvieron comercio con

las hijas de los liouibres, y que de »l nacieron los gigantes .}1luchos cróticos del protestantismo, encantados (le ver tan bella

ocasiou para deprimir « los Santos Padres, cacarearon eltriunfo por esta idea singular, » infirieron que estos padres

habian ercido que los «ngeles eran corporales, y que estaban

GIG 281sujetos « las mismas pasiones clue los hombres . A†aden quedespees de un error tan grosero, es gracioso que citemos el

consentimiento de los Santos Padres como una marca segura

de la tradicion de que eran depositarios. Barbeirac, Tratado

de la moral de los Padres, cap. 2.', S 3.' etc .

1 .0 ‡En qu» consiste sobre esta materia el conserztinˆcnt.o de

los Santos Padres? Ellos hablan de los «ngeles prevaricadores,

no de los «ngeles buenos, y piensan, no que los «ngeles sean

corporales, sino que pueden revestirse de un cuerpo y mos-

trarse con el « los hombres : este es un hecho que puede pro-

barse por muchos ejemplos que cita la Sagrada Escritura . San

Iren‰o, dice clue los «ngeles prevaricadores se mezclaron en-

tre los hombres antes del diluvio ; pero no dice que liubicz~en

tenido comercio con las mugeres, lib . z+á cap. 16, nˆm. 2.á

cap. 36, nˆm . 4Š' : lib . 5á, cap 429, nˆm '2 .' : y en otra parte

ense†a espresamente que los «ngeles no tienen carne, lib . 3á,

cap . 20 . Tertuliano, lib. ele came Crist ., cap. 6, juzga que los

«ngeles no tienen carne propia, porque son sustancias de una

naturaleza espiritual, pero clue pueden por algun tiempo reves-

tirse de carne . S. Cipriano nada dice ele su pretendido comercio

con las mugeres, lib . ele Ilabitu cst cura Virginum . Orógenes,

que fue acusado con sobrada ligereza, de haber creido corpora-les « los «ngeles, es completamernte justificado ele esta calumnia

por los sabios editores ele sus obras, Ori, cnianz, pag. 159, nota :

y en su lib, 7á contra Celso, nˆm 32, ense†a espresamente la

espiritualidad de los «ngeles. San Clemente de Alejandróa, di-

ce que aquellos «ngeles, que prefirieron la belleza pasadera « la

belleza de Dios, cayeron sobre la tierra, que su caóda naci° ele

la intemperancia y de la codicia; pero no a†ade que hubiesen

temido comercio con las nm`gcres . Pccdagog ., lib. 2.á, cap.

Strom., lib . 3 .á, cap . 7 ..á, p«g. 538. El mismo San Justino , que

parece suponerlo, Apol . 1 .``, nˆm). 5.á y Apol. 2.a, nˆm . 10, por

otra. parte nos parece que piensa como Tertuliano, que estosTOMO 1`' .

36

282

GIL«ngeles no tenían sino un cuerpo prestado, porque dice queinclinaron las mugeres « la impureza, luego que se presenta-ron, ó hicieron sensible su presencia .

Se sabe ademas, que exceptuando « Lactancio, los SantosPadres ciel siglo iv no son de este modo ele pensar, y que mu-chos le refutaron, singularmente Eusebio, prepay. Ec-an, .lib. 7 °, cap . 15 y 16, y ciertos críticos due se la atribuyeronno tenian ningun fundamento .

2 .° »Quá error - peligroso para la fá 6 para las costumbrespuede seguirse de la opinion de los antiguos? Despues quelos filósofos modernos rectificaron la naturaleza de los espíri-tus, y nos hicieron conocer, segun ellos pretenden, la perfec-ta espiritualidad, quisiáramos saber si se a†adió al símbolo al-gun nuevo artículo de fá, o si nació entre nosotros alguna,virtud nueva ó excelente.

GILBERTINOS. Orden de religiosos ingleses, llamados asípor su fundador Gilberto de Sempringland, ó Sempringhamen la provincia ele Lincoln, que fundó este instituto para am-bos sexos el a†o de 1148 .

En ál se recibian, no solo los cálibes, sino tambien los quese habian casado, los hombres seguian la regla ele San Agus-tin, y eran una especie de canónigos ; las rnttgeres observabanla de Sari Benito. El fundador solo edificó un monasterio d‡-plice., ó por mejor decir dos monasterios contiguos, uno parahombres y otro para mugeres, aunque separados por mediode paredes muy elevadas. Se erigieron en Inglaterra otros inu-chos de esta misma orden, la cual lle gó « contar hasta 700conventos de religiosos, y otros tantos (le religiosas . Esta ordenfuá abolida con todas las demas en tiempo ele Enrique octavo.

GILBERTO PORRETANO. (Váase Porretonos.GILGUL ó mas bien GIIILCUL, palabra del Hebreo mo-

derno que se halla en los libros ele los rabinos, y significa movi-miento, e rcrtlacior . Segur Leon de Módena se da este nombrenombre

G L A 283« la metempsícosis, ó transmigration de las almas entre los judíosque adoptaron este sistema . Pretenden por el mas enorme abu-so fundarle sobre algunos pasages de la Sagrada Escritura, yes unas ele las locas visiones (le que est«n atestados sus libros .

GIROVAGOS. (Váase monges . )GLADIADOR. El que ejerce la profesion de combatir en

p‡blico con espada ó sable para divertir « los espectadores .La Iglesia, que miró siempre con horror la elusion de sangreno quiso administrar el bautismo « los Gladiadores, sin querenunciasen su profesion : y si volvian « ella despues (le bau-tizados, los miraba como apóstatas, y los excomulgaba . VáaseBingham, Orig. Eccles., lib . 11 , cap. 5 .°, S 7° : lib . 16, cap. 4.',y 1(l. Prescindiendo ciel crimen de homicidio voluntario, loscombates de los Gladiadores eran una parte ele los juegos yespect«culos que se hacian en honor de los Dioses del paga-nismo : por consiguiente constituian « un tiempo un acto decrueldad y una profesion p‡blica de idolatría .

No hay prueba mejor ciel exceso de depravacion « quellegaron las costurribras de los romanos, que el gusto desen-frenado de este pueblo « los combates de los Gladiadores. SanCipriano pinta con la mayor energía esta especie de frenesíen su Curt. 1 .s cid Donatnm, diciendo : ˆ Se prepara un jue-go ele Gladiadores para entretener con un espect«culo san-griento los ojos de unos hombres familiarizados con la carni-cería. Engordan un cuerpo ya robusto, prodig«ndole alimen-tos excelentes, y se desea que brille la robustez de sips carnespara que cueste mas cara su muerte . Se mata un hombrepor complacer « sus semejantes : el saber matarle es un arte,tin talento, una destreza : no solo sá cornete este crímen, sinoque tamlaien se dan lecciones para cometerle . »IIay una cosareas horrible que fijar el hombre su gloria en quitar la vida« sus semejantes? »Quá pensais vosotros al ver esos insensatosentregarse en manos de las bestias . en la flor de su edad . res-

284

GLOpirando salud, brillando con vestidos magn«ficos sin habersido condenados por mas sentencia, cine la de su capricho?Se preparan estas v«ctimas para una muerte voluntaria, v conesto se llenan de vanidad los infelices . Combaten con las best ias,no cono criminales, sino corto furiosos . Los pobres padresven con lígrimas limorir í sus hijos, la hermana ve í su lier-niano :, y para que cl espectículo se haga mas potuposo, i(luc

horror! tuca rltadre contribuye í expensas de sus lígrimas í«co+iipletar (óta diversion inhttrnana . °

No se contentaron los romanos con gozar ellos solos eleeste frenes« : í pesar de las reclamaciones de algunos fil»sofoshicieron clue s,' l r >p.1g :1se í ins griegos pero tuvieron cluesufrir la perra que increcian. Muchos autores observan quela, diversiones bírbaras ele los anfiteatros acostumbraron ílos emp radores í derramar cou frecuencia la sangre hulna-n:a : ejercieron tata costumbre contra sus propios si «bditos, yestos tuvieron que sufrir los efectos (le la erucldad que en-scámaron :« :?n1 obcranos . Tito Libio, y ~lurtianoiJarcelino, di-cen que temblaban al ver sobre el trono í Druso y Usar Galopor su propension í los expect † culos sangrientos . Tambiendeclama S‡neca contra este des»rden, pero toda su clocnen-cia no fue ha ,~taute para que se cerrasen los teatros : solo Je-sucristo c.onsigniˆ demolerlos con clos palabras. Con la ins-titn‰:ion del bautismo hizo que fuese sagrada la vida d,-lhombre, v mercceri:t el t«tulo de Scdcrrdor aunque no hu-biera hecho í la hrnnanidad nenas que este solo servicio .

GLORIA . Esta palabra se ++sa con relacion í Dios, y coltrelaciou í los hombres ; pero en estos dos casos no significanlas que nna misma cosa . La Maria., dice Ciccron, es el apre-cio (le los hombres ele bien , y el testimonio clue dan de unm‡rito sobresaliente ; pero algo mas significa la gloria de Dios .

1 , i) la Sagrada E: critura se dice con bastante frecuenciaque Dio, cobra por su gloa†i a, y el hombre debe glorificar í

G LO †2 g ;Dios : ŠEl Ser supremo infinitamente perfecto ‡ infinitamentefeliz, puede obrar por ser est inntdo y alabado de los hombres?Es un absurdo, dicen los incr‡dulos, suponer que Dios es unser vado y orgulloso ; que una cosa tan vil coleo el hombre pue-da proporcionar í Dios algun content y satisfaccion, y que Diosexija ele el una pretendida gloria, de quien,:) podria lisonjear-se sin convencer de su debilidad, porque para nada lo necesita .

D

‹)os palabras de esplicacion serín lo suficiente para disi-par un escíndalo, clue solo se funda en la equivoeacion deuna palabra. Es natural í un ser inteligente y libre coleoios, obrar con motivo y por un lin, coleo quiera que ssea ;

obrar de otro modo es propio de los animales privados derazor y de sabidur«a . Dios l«o puede tener un motivo ni unfin mas digno de su grandeza que el ejercicio de su perl'ee-cion, su p , )dcr, su sabidur«a. y singularmente su bondad .(:on este motivo cri» los seres sensibles, inteligentes, libres,capaces de afecto, estimacion nltedlrncua y reconocimiento .Quiso, dice San Agustiti, proporcionar seres «t quienes hacerbien. Por este mi , tno motivo estableci» en el mundo ‹-ni or-den f«sico y moral : en estar sumisos í este orden consiste laklicidad ele los seres sensible . Decimos que Dios procur» un

Šloria, placiendo brillar su poder, su sabidur«a, etc : chic 1t, :hombres glorifican í Dios, cuando reconocen y .;doran es-tas perfecciones ; y nosotros sostenemos qnc este lengu ‹e

nada tiene tie absurdo, ni ele indecente, ni ele injurioso í lanagestad divina. Del mismo modo que la verdadera gloria.del hombre consiste en hacerse agradadable í Dios, y apre-ciable í los ojos de sus semejantes por la virtud , as« tanlbienla ,gloria. d e Dios consiste en obrar siempre del modo que niasconvenga í sus divinas perfecciones, y que sea nenas propiopara manifestarlas . No hay en Dios ni necesidad, ni orgullo,ni debilidad, porque este modo de obrar no es mas que el re-sultado necesario de la suela perfeccion de su nattu†a leza .

236

G L OSostenemos tambien que es propio de la sabidur«a, de la

santidad y de la bondad de Dios el que el hombre halle su

felicidad en la virtud, y no en el vicio ; en la sumision al or-

den f«sico y moral establecido por Dios, y no en su resisten-cia í este orden divino. Cuando el hombre se somete í ól,

glorifica í Dios, porque rinde sus homepages í sus divinas

perfecciones. Por lo mismo no hay inconveniente en decir que

la gloria de Dios consiste en la sumision de todas las cria-

turas, y que la gloria de las criaturas racionales consiste en

que le esten per lectarnente sumisas. Este soberano due°o, in-

finitamente feliz en s« mismo, ninguna necesidad tenia de

darles el ser, y pudiera dejarlas en la nada ; pero una vez

que las ha criado, no puede menos de prescribirles un ordenconforme í su naturaleza, y exigir de ellas la observancia mas

exacta. Si lo hacen as«, todo estí bien , y como debe estar .En este sentido se debe entender la Sagrada Escritura,

cuando dice que Dios todo lo hizo por s« mismo : Proverb.,cap. 16, v. 4. Esto no quiere decir que todo lo hizo por su

utilidad, por su dicha, » por su menester, sino que todo lo

hizo segun la exigencia de sus divinas perfecciones, y del

modo nias propio para hacerlas brillar í los ojos de los horn-

bres. Tmmbien es una parte ele la gloria de Dios el no obrar

por necesidad propia, porque no la tiene, sino por la nece-

sidad y utilidad de sus criaturas .Cuando nuestros adversarios nos acusan de hacer í Dios

í imígen nuestra, de suponerle orgulloso, inclinado í las

alabanzas e inciensos, como nosotros, ellos mismos caen sinpercibirlo en este defecto, porque se fundan en una compa-

racion entre Dios y los hombres . Si el hombre, dicen, busca

la gloria, es porque la necesita, y porque es dóbil en s« mis-

nro. luego si Dios obra por su gloria, tambien serí dóbil .. y

tendrí sus necesidades . Sofisma grosero : el hombre es dóbil

ó indigente, porque es limitado ; pero Dios se basta .í s« mis-

GLO' 287mo, porque es un ser soberanamente feliz y perfecto ; y envirtud de esta misma perfeccion obra por su glorict, porqueno puede proponerse un fin mas sublime.

De nada importa que digan clue la pretendida gloria,que viene ciel hombre, es inátil í Dios, que por lo mismo

no puede moverle, y que es como si las hormigas t otros

viles insectos creyesen que trabajaban por la gloria de ungran monarca. Comparacion desatinada : era inátil í Dios elcriar al hombre, gobernarle, imponerle leyes, ofrecerle pe-

nas y recompensas : Sin embargo, 10 hizo; pero un rey porgrande que sea, no puede hacer otro tanto con las hormigas

» insectos. No es indigno de Dios el haber dado el ser í las

criaturas racionales : tampoco se degrada en tomarlas í su cui-dado, ni en interesarse en sus acciones : todo esto lo hizo por

un solo acto de su voluntad, y nada mas le lia costado. Losfil»sofos degradan al hombre para hacerle independiente, y

un sentimiento interior mucho mas poderoso que todos sus

sofismas le convencerí siempre de clue ól es hijo ele Dios, y

de que la grandeza del ser supremo no consiste en el orgullo

filos»fico y en tina indiferencia absoluta, sino en poder y enquerer hacer bien í todas las criaturas : por su parte es un

beneficio el hacer hallar la felicidad de este mundo y del

otro, trabajando en honra y gloria suya .

San Pablo en su 1 .' Pp«st. í los Corint ., cap. 10, v. 31,

dice: † Si come«s » bebeis, » baceis cualquiera otro cosa , ha-

cedlo todo para gloria ele Dios.† ‡Quó importa, cl icen, í Dios

que nosotros comamos » bebamos? Es preciso reflexionar que

el ap»stol acababa de hacer mencion de las carnes inmoladas

í los «dolos. Los paganos querian que las carnes se consagra-

sen í sus falsos dioses ; ellos los invocaban y les daban gra-

cias al principio y al fin de cada comida ; colocaban sus rala-

genes sobre las mesas, y haciín libaciones, etc . En lugar de

todas estas supersticiones, San Pablo quiere que los cr«stia-

`288

GLOnos dirijan sus alabanzas y sus acciones de gracias al verda-dero Dios, y clue reconozcan que de su bondad reciben todoslos bienes de este mundo : 1 .' Ep«si. í Timot., cap. 4 .ó, Y. 3

GLORIA ETERNA. Estado de los bienaventurados en elcielo. De la misma manera que la gloria del hombre en estemundo consiste en estar sometido í Dios, y en agradarle, sugloria en el cielo consistirí en serle agradable por toda unaeternidad, v en hallar en °l su felicidad completa . Luego enla virtud consiste la verdadera gloria de la vida presente, y(le la futura. La que buscamos aqu« abajo consiste en el apre-cio de nuestros semejantes:°sta no ser«a nunca falsa ni peli-grosa si los hombres fuesen bastante sabios para no apreciarnada sino la virtud ; pero con demasiada frecuencia les su-cede honrar el vicio, cuando el interes los arrastra . Por esonos manda Jesucristo practicar la virtud, no por agradar alos hombres, sino por agradar í Dios.

Tal vez podemos encontrar al primer aspecto cierta opo-sicion en las lecciones que nos dí sobre este punto . » Haced,dice, que luzca vuestra luz í los ojos de los hombres, usuraque vean vuestras buenas obras, y glorifiquen í vuestro pa-dre que estí en el cielo :» ,Sun 1U at., cap . v. 16. Y des--pues dice : » Guardaos de hacer vuestras buenas obras delante(le los hombres, para que os de lo contrario no ten-dreis recompensa que esperar de % nestro Padre que estí enel cielo . Haced vuestras liniosnas . vuestras oraciones, y vues-tros ayunos en secreto, de Modo que solo Dios sea testi-go:,> cap . 6 . .. y . 1 . n y sig. Entre estas dos sentencias no havnuas que una oposicion aparente . Jesucristo no quiere que elmotivo ele nuestras buenas obras sea el deseo que los honi-bres nos veau, nos alaben y nos aprecien, porque esta ser«auna hipocres«a y una pura afectacion ; pero quiere clue lashagamos para edificar í nuestros semejantes, atray°ndolos íla virtud con nuestro ejemplo , para que glorifiquen í Dios

GNO

289y no á nosotros . Estas dos intenciones son muy diferentes : laprimera es viciosa, pero la segunda es muy loable. As« que,debemos ocultar nuestras buenas obras, cuando no son nece-sarias para la edificacion p†blica ; pero debemos hacerlas enp†blico, cuando puede ser †til nuestro ejemplo.

»Nuestra gloria, dice San Pablo, es cl testimonio (lenuestra conciencia, que nos asegura habernos conducido en estemundo, no por los motivos de una sabidturia humana, sino consencillez de corazon, con el candor que Dios manda, y por elauxilio de su gracia : 1 .a Epist . c« los Corint ., cap. 1, v. 12 .

Muchas veces en las Ep«stolas de Son Pablo se toma lapalabra gloria en diferente sentido del que le dí aqu« elap‡stol. En la Ep«st. í los Roman., cap. 9, v . 22, dice : »Que-riendo Dios manifestar su c‡lera, y ostentar su poder, sufri‡con mucha paciencia los vasos de telera, dignos de ser des-truidos, para mostrar las riquezas ele su blorict en los vasosde misericordia que prepar‡ para la gloria. No pensamosque trata aqu« ele la gloria eterna, sino (le la gloria ele Diosací abajo, y de la gloria (le su Iglesia . Dios mostr‡ efectiva-mente sus riquezas en las virtudes de los que fueron llama-dos í la f° ele su hijo Jesucristo . En este mismo sentido, dice.San Pablo en la 1 .a Epist. í los Corint., cap. 2 .ó, v . 7.ó, queDios predestin‡ antes de los siglos el misterio -ele su sabidu-r«a para nuestra gloria ; y en la Epist. ci los Efes ., cap . 1 . 0 ,v. 5 .', dice, que nos predestin‡ í ser hijos adoptivos por la

gloria de su, gracia : de este mismo modo lo esplic‡ S. Agus-tin, enarr. in. Psalni. 18, n†m. 3. ó , et Psalm . . 39, n†m. 4.ó

GLORIA IN EXCELSIS . GLORIA PATRI. (V°ase do-xologi.a .)

GNOS1MACOS. Ciertos hereges que reprendian los suti-les conocimientos de los m«sticos, la contemplation, los ejer-cicios de la vida espiritual, y se llamaron ˆp itTFxof, ‡ enellli-

gos de los conocimientos. Querian que se contentasen con ha-TOMO Ty. 37

290

GNOcer buenas obras ; que se desterrase el estudio, la meditacion, y

toda inclagacion profunda sobre la doctrina y misterios del cris-tianismo : socolor ele evitar los excesos de los falsos m«sticos, ca-

yeron en otro mas grave : desgracia que rara vez deja de suceder

í todos los censores que reprenden por genio y sin reflexion .En cl dia los incródulos acusan de bnos«macos en general

í todos los cristianos, enemigos ele las letras, de las ciencias y

de la filosof«a. En su concepto el cristianismo retard° el pro-

greso de los conocimientos humanos, y nada menos intenta

que aniquilarlos y sumergirnos en las tinieblas de la barbarie .

Sin embargo, entre todas las naciones del universo nin-guna progres° tanto en las ciencias como las que profesan el

cristianismo ; las que le abandonaron despues de haberle co-

nocido, volvieron í caer en su antigua ignorancia . Sin el cris-

tianismo, los bírbaros ciel Norte, que inundaron la Europaen el siglo v, hubieran destruido hasta el germen de los co-

nocimientos humanos ; y sin los esfuerzos que hicieron los

pr«ncipes cristianos para detener las conquistas de los mu-sulmanes, habr«amos ca«do en la misma barbarie que estos faní-

ticos desgraciados. Estos son cuatro hechos esenciales, sobre cu-ya verdad desafiamos í los incródulos : en el art«culo cienciase encontrarín sus pruebas. Veamos las de nuestros contrarios.

En el Evangelio Jesucristo dí gracias í su Padre porque

ocult° la verdad í los sabios, para revelarla í los pírvulos y

í los ignorantes : llama dichosos í los que creen sin haber

visto : Ecanb. de San Mateo, cap. 12, v. 25 ; (le S'an Juan,

cap. 20, v. 29. San Pablo no cesa de declamar contra la filo-

sof«a, contra la ciencia y sabidur«a de los griegos : se exige de

un cristiano que crea ciegamente la doctrina que se le predica,

sin saber si es falsa ° verdadera. Desde el origen del cristianis-

mo no se ocuparon los que le profesan sino en fr«volas dispu-

tas sobre materias ininteligibles : descuidaron el estudio de la

naturaleza, de la moral, de la legislacion, y de la pol«tica, que

GNO 291son los «inicos clue pueden contribuir al bien de la humani-

dad. Los Padres de la Iglesia extinguieron la antorcha de la

cr«tica, hicieron los mayores esfuerzos por suprimir las obras

de los paganos, y vituperaron el estudio de las ciencias pro-

fanas : solo cuidaron de que nos redugesemos »nicamente al

estudio de la Biblia, como al del Alcoran los mahometanos .Estas son las grandes objeciones, que examinaremos una por

una, y í sangre fria : ninguna destruye los cuatro hechos que

hemos establecido.1 .á Preguntamos si los ignorantes, que creyeron en Je-

sucristo í vista de sus milagros y virtudes, no fueron massabios y mas racionales clue los doctores jud«os, quienes se

resistieron í creer en ól í pesar de las evidencias de las prue-bas; y si los incródulos pretenden justificar el terco fanatis-

mo de los jud«os . Si no toman este partido, se verín preci-

sados í confesar que Jesucristo bendijo con razon í su padre,por haber inspirado mas docilidad, juicio y sabidur«a í los

primeros que í los segundos. Nosotros tambien sostenemos,

que un ignorante que cree en Dios y en Jesucristo raciocinamejor que un fil°sofo cuando abusa ele sus luces abrazando y

preclicando el ateismo : ele esto nada se infiere contra la uti-

lidad de la verdadera filosof«a .El Salvador dijo í un ap°stol que no labia querido creer

al unínime testimonio de sus compa†eros, que para ól hu-

blera sido mejor el creer sin haberlo visto ; ‡acaso era loable

la indocilidad de este ap°stol? Lo mismo debemos decir res-

pecto í los incródulos de nuestros dias .

2.' Bien sabido es í quó terminaban la ciencia y la pre-

tendida sabidur«a ele los fil°sofos griegos: í desconocer í Dios

en sus obras ; í no darle culto alguno ; í conservar la idola-

tr«a y todas las supersticiones, y í ser tan viciosos como el

pueblo, í quien deberian haber ilustrado y reformado : esto

es lo que les reprende San Pablo en su Ep«st. c« los Roman.,

292

G N Ocap. 1 .«, v . .18 y sig. Tenia razon ; y eu cuanto los partidariosde la filosofía se obstinen en hacer de ella el mismo abuso,sostendremos con. el apóstol que su pretendida sabiduría noes mas que una locura capaz de pervertir ° las naciones, yconsumar su ruina, corno lo hizo con los griegos y romanos .Luego no es el cristianismo, sino la falsa filosofía quien des-acredita la verdadera sabiduría y la hace odiosa : los incr»du-los quieren echarnos la culpa que ellos tienen en realidad .

Por otra parte estaba previendo San Pablo el desórdenque iba ° suceder bien pronto, y que ya en su tiempo prin-cipiaba: sabía que los filósofos tercos y convertidos ° mediastraerian al cristianismo su genio orgulloso disputador, te-merario y pendenciero , y que sería el origen de las pri-meras heregías : . por eso previene ° los fieles contra este es-c°ndalo en su Eilist . á los Colos., cap. 2.«, v. 8. Demasia-do se verificó su anuncio . En el dia nuestros filósofos vie-nen ° arg†irnos con las disputas del cristianismo, de las quetuvieron la culpa sus predecesores : ellos mismos las renuevanahora reproduciendo todos los rancios sofismas de los an-tigllos .

3 .' Es falso que se exija de los cristianos una fe ciega, yque esten obligados ° creer una doctrina sin saber si es falsao verdadera- Un cristiano est° convencido de que su doctrinaes cierta, porque fue revelada por Dios, y est° seguro ele larevelacion por hechos que testifica todo el universo, y pormotivos invencibles de credibilidad. Es un desatino exigirotras pruebas intrínsecas y razonamientos filosóficos en elfondo mismo de los dogmas ; de lo contrario un ignoranteestaria autorizado para no creer en un solo Dios .

‡No podernos decir que los incr»dulos son nias bien losque exigen una f» ciega en sus sistemas? Muchos confesaronque los mas ele sus discípulos los creian sobre su palabra,abrazaban el ateismo, el materialismo, ó el deismo, sin pe-

G N O 293netrar el fondo, ni las consecuencias, sin comparar los ar-gumentos con las dificultades, y que son incr»dulos por li-bertinage, y no por convencimiento. Por otra parte vemosen sus obras que los que mas hablan, son cabalmente los quesaben menos .4.« Antes del nacimiento del cristianismo, los griegos,

nacion ingeniosa si los hubo jamas, habian estudiado la natu-raleza, la moral, la legislacion, y la política por mas de qui-nientos aˆos, y ‡habian hecho grandes progresos? No hayapenas cuatrocientos aˆos que nosotros hemos despertadodel mas profundo sueˆo, y ya creen que estamos muchomas adelantados que los griegos. La naturaleza, el clima, ylas causas físicas, ‡de qu» nos han servido?. De nada. Es pre-ciso, pues, que hubiese contribuido ° estos progresos unacausa moral . ‡Pudo ser otra mas que la religion? Sin los mo-numentos que ella nos conservó, y sin los conocimientos quenos proporciona, estaríamos aun en el primer paso .

Desde clue nuestros filósofos sacudieron el yugo de todareligion , su talento sublime no est° entorpecido con las trabasdel cristianismo : excepto algunos descubrimientos de puracuriosidad, ‡qu» es lo que nos enseˆaron en materia de amo-ral y legislacion? O errores groseros, ó cosas vulgares clue yaantes de ellos sabia todo el mundo . Ellos se tienen por criado-res, sin otra razon clue porque ignoran lo que se escribió enlos siglos pasados .

5 .« Por un efecto de esta ignorancia acusan ° los santosPadres de haber estinguido la antorcha de la crítica . ‡Qui»nla había encendido, para que ellos pudiesen estinguirla? Orí-genes y San Gerónimo son los primeros clue siguieron las re-glas de la crítica para proporcionar ° la Iglesia copias correc-tas y versiones exactas de los libros sagrados . En estos álti-mos siglos no se hizo mas que metodizar y reducir ° un artelas reglas que ellos habian seguido en sus trabajos .

294

GNODemasiado bien fundados estamos para decir « los incrí-

dulos que son ellos los que extinguen la antorcha ele la cróti-ca. Por autíntico que sea un monumento de la antig°edad,basta que les incomode, para que le juzguen sospechoso : siun pasage les es contrario, al momento acusan « los cristia-nos de haberle interpolado » alterado : ningun autor les pa-rece digno de crídito, si no es pagano » incrídulo : depri-men « los escritores mas respetables, por elevar hasta las nu-bes « los impostores mas desacreclitados : para vencer su pir-ronisrno hist»rico, exigen un grado de evidencia y notoriedadque ningun crótico trat» de exigir hasta ahora . -

6 .á Calumnian « los Padres sin ninguna prueba, cuandolos acusan de haber suprimido las obras de los paganos ene-migos del cristianismo , » cuando dicen que trabajaron porhacer que desapareciesen. Casi tantas obras de autores ecle-si«sticos perecieron, y eran en verdad mas apreciables cluelas de los autores profanos . No fueron los Padres los que que-maron las bibliotecas de Alejandróa, de Cesarea, de Constanti-nopla, ele IIipona y de Roma ; al contrario, « ellos les debemosla conservacion de las obras ele Celso y Juliano contra el cris-tianismo. Los te»logos publicaron los libros de los rabinos, yfue preciso hacer las indagaciones mas exactas y rias difócilespara conseguirlo : no fueran conocidas muchas produccionesele los incrídulos, si no hubieran sido refutadas por nuestrosapologistas. San Gregorio Papa es « quien mas acusan de ha-ber quemado estos libros : en su artóculo haremos por vindi-carle ; pero podemos asegurar con firmeza, que si estuviese enmano de nuestros adversarios, ya no subsistiria un solo librofavorable al cristianismo .

GN†STICOS. Hereges del siglo r y ir, que sembraron suserrores con particularidad en el Oriente . Su nombre griegojr~sirar , de donde se deriva , significa ilustrado, iluminado,dotado (le conocimiento, cuyas cualidades se les atribuyeron,

i

G NO 295porque pretendian estar mas ilustrados que el comun dce losfieles, y que los Ap»stoles mismos . Miraban « estos ‡ltimoscomo gentes sencillas, que no tenian el verdadero conoci-miento del cristianismo , y que esplicaban la Sagrada Es-critura en un sentido demasiado literal y grosero .

En su orógen eran unos fil»sofos mal convertidos quequisieron acomodar la teologóa (le los cristianos al sistema desu filosofóa ; pero como cada uno ele ellos tenia sus ideas pe-culiares, formaron un gran n‡mero de sectas, que llevabanel nombre de sus geles respectivos : simonianos, nicolaitas,valentinianos, ofitas, sethienses, basilidianos, carpocracia-nos, etc . Todos estos llevaban tambien el nombre general degn»sticos » iluminados, aunque cada uno tenia su creenciaparticular ; pero la misma en ciertos puntos .

Parece que este des»rden principi» en tiempo de losap»stoles, y que San Pablo hace alusion « los gn»sticos enmuchos lugares de sus Epóstolas . En la 1 « Timor, cap. 6 .á,v. 20, le advierte : ˆque evite las novedades profanas y todolo que viene (le una ciencia falsamente llamada Gnose, de lacual algunos hacen profesion , descarri«ndose de la fí en elmismo hecho: que no se entretenga con f«bulas y genealogóas

sin fin, que mas bien sirven para excitar contiendas y dis-putas, que para construir por la fí el verdadero edificio deDios." Muchos sabios reconocieron « los gn»sticos en este cua-dro del Ap»stol .

Bien sabido es que el principal escollo de la filosofóa fuesiempre el de esplicar el orógen ciel mal, y conciliar con labondad, sabiduróa y omnipotencia de Dios las imperfeccio-nes y des»rdenes de las criaturas, el orden de la Providencia,y la oposicion aparente entre el Antiguo y Nuevo Testamen-to, etc. Para satisfacer « estas dificultades, imaginaron losgn»sticos que el mundo no habia sido criado por el Dios su-premo, ser sumamente bueno y poderoso, sino por unos es-

296

GNO

p«ritus inferiores que íl hab«a formado, ó mas bien salieran

de íl por emanation .Consiguientes ° estos principios, ademas de la divinidad

suprema, que los valentinianos llamaban Plcroma , que quieredecir plenitud o pcr feccion, admitieron una numerosa mul-

titud de esp«ritus ó genios que llamaban Eonas , es decir,

vivos í inteligentes , por cuya operation se lisonjeaba de es-

plicarlo todo. El fino cr«tico Mosheim compuso una larga di-

sertacion, en la que trata de averiguar lo que significa la pa-

labra I on , que es lo mismo que la griega Ai wt' , y no se atre-

ve ° resolver ni sabe quí pensar en este punto . Instit. Hist.Christ . , part . 2 .``, cap. 1 », á 2 .» No se verla embarazado si hu-

biera tenido presente que este nombre viene de los orienta-

les, que en sus lenguas ha†ch, lurjtrh hacah, significa la vida

y los seres vivientes . Los griegos pronunciaban Alwv, los lati-

nos crc'um , que significa la vida ó la duration ; y es lo mis-

mo que entre nosotros la edad, lo que los hebreos llaman ha-

juli. Como siempre anduvieron juntas la vida y la inteligen-

cia, los Topas son unos seres vivos í inteligentes que noso-

tros llamamos esp«ritus, y los griegos los llamaban demoniosen el mismo sentido. Estos pretendidos conas eran los atribu-

tos de Dios personificados, ó palabras hebreas sacadas ele laSagrada Escritura, ó voces b°rbaras forjadas ° la ventura . Asi

de Plcroma, ó de la divinidad sal«an nous , la inteligencia

.Sophia ó la sabidur«a Sige, ó el silencio, logos el verbo ó la

palabra scthctoth los ejírcitos , achamoih las sabidur«as, etc .

Uno de estos Labia formado el mundo , otro Labia goberna-

rlo ° los jud«os y fabricado su ley : otro apareciera entre los

hombres con el t«tulo de hijo de Dios ó ele Jesucristo, etc: nada

les costaba multiplicarlos : unos eran machos, otros hembras:

ele sus matrimonios sal«an, segun ellos, una numerosa familia :

de aqu« las genealog«as sin jin que menciona San Pablo .

Mosheim, despues de haber examinado muy de cerca el

1

G N O 297sistema de estos sectarios, dice que todos ellos , aunque divi-didos en muchos puntos, admitian los dogmas siguientes . Quela materia es eterna, inereada, esencialmente mala, y el prin-cipio de todos los males : clue a la materia la gobierna un es-p«ritu ó genio, naturalmente malvado, que tiene las almas

hijas de Dios ligadas ° la materia para conservarlas bajo su im-perio, y que este mismo es quien hizo el mundo. Que Dios esbueno y poderoso ; pero que todo su poder no basta para so-

juzgar al fabricador del mundo : este genio malo ‡ otro fue elautor de la ley de los jud«os . Que otro genio , por naturalezabueno y amigo de los hombres , bajó del ciclo para libertar-los del imperio del pr«ncipe de la materia ; pero que como lacarne, obra de este ‡ltimo, es mala por exencia ; el Geniobueno, ° quien llamamos Salvador, no pudo revestirse deella , y que solo tomó sus apariencias : clue as« parece que na-ció, padeció , murió y resucitó , aunque nada de esto en rea-lidad ha sucedido .

As« los gnósticos no admitian el pecado original ni la re-dencion de los hombres en sentido propio ; esta solamente con-

sistia en las lecciones y ejemplos de sabidur«a y virtud que lesLabia dado Jesucristo . San Ireneo, lib . 1.», cap . 21. Para veri-ficar una redencion de esta especie no era necesario que Je-

sucristo fuese un Dios encarnado, segun ellos, ni un hombreen cuerpo y alma ; sino que bastaba que este Verbo Divino

se mostrase con las apariencias de un hombre . Su nacimiento,su pasion y su muerte, no solo parcelan in‡tiles ° los gnós-licos, sino tambien indecentes. El Verbo , dec«an, despues dehaber cumplido el objeto de su mision, volvió ° subir al cie-

lo ° unirse con la divinidad , segun Labia descendido. Por locual los mas ele ellos fueron llamados docetas ó docitas ; opi-nantes ó imaginantes, porque segun su opinion, la humani-dad de Jesucristo solamente hab«a sido imaginaria y aparente .(Víase Bocetas ó docitas) .

TO)TO Iv.

3 8

298

G N OSus ideas sobre la naturaleza del hombre no eran menos

absurdas. Segun su sistema Babia hombres (le tres especies : unospuramente materiales, que no eran susceptibles sino de lasafecciones, « mas bien cualidades pasivas de la materia : . otros,verdaderos animales, aunque dotados de la facultad (le discur-rir, eran incapaces de elevarse sobre las inclinaciones y gus-tos sensuales : los terceros eran espirituales, y se ocupaban desu destino y de la dignidad de su naturaleza, triunfando elelas pasiones que tiranizan í los demas. San Ireneo, -lib. 1 .ó,cap. 6, n°m. 1 . ó, cte .

Es evidente que este caos de errores, lejos (le satisfacerel entendimiento y de resolver las dificultades, las multiplica .Supone que Dios no es libre : »l no produjo cont libertad loseonas, sino clue salieron de »l por emanacion y por necesi-dad de naturaleza . Son seres coeternos y consubstanciales íDios. (V áase enzanacion) . Es un absurdo el decir que un serincrcado y que existe por s† mismo, como Dios, tiene solo . unpoder limitado, y que un ser esencialmente bueno sali« delos genios esencialmente malos : clue la nsateria , sustanciaeterna , y que existe por necesidad , es mala por su naturale-za : si es necesaria y eterna, tambicn es inmutable ; y en estecaso ác«mo pudieron unos esp†ritu subalternos variar suclisposicion y arreglarla í su nodo? Son por consiguiente maspoderosos que Dios, porque sustrajeron de su imperio las al-mas nacidas para »l, y las encadenaron í la materia . Los lioni-bres est este caso no son libres, 1;~_~rque nacieron materialesanimales o espirituales, sin que su voluntad en nada hubiesecontribuido, y no depende de el los canibiar de naturaleza . Se-gun esto todo es necesario » iumsitable , y esto equivale alpuro materialismo .

Con el tiempo simplificaron este sistema los marcionitas ylos tnaniqueos, admitiendo solana nte dos principios de todaslas cosas, uno bueno y otro malo :, pero el resultado y los iu-

GNO 299convenientes son Siempre unos mismos . Tales son los deliriosde la filosof†a en todos los siglos , cuando llega í cerrar losojos í las luces (le la f» .

Para conocer las opiniones de los gn«sticos se consultabanhasta ahora las obras de San Irenco, que los Babia combati-do, y las ele San Clemente de Alejandr†a, las ele Or†genes, lasde Tertuliano y las ele San Epifanio, porque habian leido losescritos de estos Hereges . Los cr†ticos protestantes del clia sos-tienen que estos Padres no pueden guiarnos con mucha se-guridad , porque los gn«sticos habian bebido sus errores enla filosof†a oriental, de la que los Padres no ten†an co noci-miento alguno. Por el nombre ele filosof†a oriental entiendenla filosof†a de los caldeos, la de los persas, sirios, egipcios, ypodia a‡adir, la de los indios . Esta filosof†a, dicen, se espre-s« siempre con la palabra gnose « conocimiento , y los cluela seguian se llamaban gn«sticos ; pero los libros que la con-teman estaban escritos en unos idiomas que no entcndian losPadres griegos ni los latinos . Por consiguiente Hicieron nulen atribuir í la filosof†a de Platon las opiniones de losticos . cuyos dos sistemas se parecian muy poco . Los .concibie-ron, pues, espusieron y refutaron muy mal : muchos adopta-ron sus errores sin conocerlo, y los introdujeron en la teolo-g†a de los cristianos. As† lo piensan Beausobre , Aloshcim,Brucker, etc. Moslleim se esplica sobre este punto con muchaerudiciou y s~aigaciciad : Instit . Dist. Christ . , scrc . 1 .9, S 62. Lesigui« Bracket ˆ en su hist. Crit . ele la Filosoj . , y nuira este des-cubrimiento (le Mosheim como la clave ele todas las disputas(le los antiguos .

Si esta pretension no tuviese mas objeto que refutar losescritores modernos que miran las primeras hereg†as comovístagos del platonismo . nos interesar†a muy poco ; pero ata-ca directamente el cr»dito (le los Santos Padres, y es de lamayor importancia el saber si estí bien « mal fundada .

300

GNO

Es verdad que Tertuliano en su libro de Prcescrip ., ea p.7,y de ,Inimcc, cap. 13, considera al fil«sofo Platon como padre

de todas las antiguas heregías, y que D. Nassuet en su Dis-sert. sobre S. Ireneo, trat« (le mostrar la conformidad de las

opiniones ele los gn«sticos, con las de Platon ; y aunque con-

fiesa Mosheim que habla en efecto mucha semejanza entre es-

tos clos sistemas, no alcanzamos quó pecado es el que come-tieron los que no trataron ele indagar hasta sus mas peque°as

diferencias. San Ireneo nota por lo menos la que es mas prin-cipal » juicio del mismo Mosheim : dice que Platon fue mas

religioso clue los gn«sticos, que reconoci« un Dios bueno,

Justo y Omnipotente que cri« por su bondad el universo ; yque los n«sticos atribuían la formation del mundo » un ser

inferior » Dios, malvado por naturaleza, enemigo de Dios y

de los hombres. Asi que, este Padre supo distinguir el plato-nismo de la heregía de los gn«sticos ; pero veremos despues

que Platon no fue muy constante en la profesion de su cloc-

trina .Para contradecir la genealogía de las opiniones ele los

gn«sticos, no preguntaremos de quó nation eran sus princi-

pales geles Valentino, Cerdon, Basílides, Menandro, Carp«-

crates, etc . ; y si entendian mejor que los Santos Padres las

lenguas del oriente . Todo el mundo tiene por cierto que losmas de ellos aprendieron la filosofía en la cólebre escuela de

Alejandría, y que muchos eran egipcios. San Clemente y Orí-

`áenes, no solo la estudiaron sino que t : uibien la habian en-

se°ado. Seria muy conveniente que nos dijeran por quó me-

dio adquirieron estos hereges en la filosofía oriental los cono-cimientos y las luces que no tenían estos sabios Doctores de

la Iglesia .Digan lo que quieran, Mosheim conviene en que los

Santos Padres refirieron con fidelidad las opiniones cielos gn«s-

ticos : hace ver que Plotino reprendi« en estos sectarios los

GNO

301

mismos errores que les atribuye San Ireneo : este es un punto

muy esencial. Si los Padres formaron idea exacta de estos he-

reges, pudieron tambien refutarlos con solidez, y efectiva-

mente lo hicieron, porque ademas tenían » la mano las obras

de Platon, y les era f»cil el ver la semejanza « diferencia que

hubiese entre uno y otro sistema .

Podríamos detenernos sobre este punto, y seria bastantepara poner » los Santos Padres » cubierto de todas las acusa-

ciones ; pero bueno ser» que sepamos si la opinion de los fil«-

sofos orientales, que eran las de los gn«sticos, fueron tan di-

ferentes de las de Platon, como Mosheim pretende. Los orien-

tales, dice, ibid., cap. 1 .†, S 8, p»g. 139, embarazados en sa-

ber el origen (le los males del mundo, se han convenido ge-

neralmente en ense°ar : 1 .†, que hay un principio eterno de

todas las cosas, « un Dios exento de vicios y defectos , cuya:

naturaleza no podemos comprender:2.†, que hay tambien una

materia eterna, increada, grosera, tenebrosa, sin «rden y sin

arreglo : 3.% aun no se sabe c«mo los seres inteligentes, im-perfectos y limitados, que se llaman conas, salieron de las ma-

nos de Dios: que ellos, « uno de ellos es quien form« elmundo y la raza de los hombres con todos sus vicios y defec-

tos : 4.†, que Dios hizo todo lo posible por remediarlos, der-

ranmando en todas partes se°ales de su bondad y providencia,pero que no pudo remediar del todo los males que produje-

ron los impotentes arquitectos, torcidos y maliciosos , quese oponen » sus designios : 5 .†, que hay dos almas en el hom-

bre, una sensitiva que recibi« de los eonas, otra inteligente yracional que recibi« del Dios supremo : que el deter de un

sabio es hacer todo lo posible porque esta segunda alma sea

independiente del cuerpo, de los sentidos, y del imperio delos eonas, para elevarla y unirla con solo Dios : que puede

llegar » conseguirlo por medio de la contemplation , y re-

primiendo los apetitos corporales : que entonces el alma sepa-

3o

GNOrada ele los t icios « inmundicias de este mundo, estí segura'de gozar despues de la muerte de una bienaventuranza per_ft:cta.

R«stanos saber en qu« se distingue este sistema del ele Pi a-ton : Mosheinm trató de hacerlo ver en su Hist . Christ ., sir.S 62 pag. 183. Platon , dice, ense°a en el Tinco que Dios .Obró desde toda la -eternidad . Los -zrO,ti< os snl Oman 'qr,e Diost7 »

estaba ocioso y en un completo descaso : concebian í Dioscomo rodeado (le luz ; y Platon le tenia por lairan :cnte espi-ritual. En segundo, el mundo de Platen es una buena obradigna de Dios ; el de los gnósticos es un caos de desórdenesque Dios hace por destruir. En tercer lugar, segun Platon,gobierna el mundo y sus habitantes por sá mismo, † por n e-dio de los genios inferiores ; segun los gnósticos, cl arquitectoy. gobernador del mundo es un tirano orgulloso , celoso elesu dominacion ,'que separa í los mortales en cuanto puededel conocimiento del Dies Supremo .

Sobre esta sabia teoráa ele 3?o ;areim tenemos clue hacerruna infinidad ele observaciones : L" No todas las sectas de losfYnósti‡os sostuvieron todas las opiniones que DTosl -ieim les atri-buye.. Vemos por la relacion de los Santos Padres que no ha-Lia 'cosa constante ni uniforme entre estos hereges .

2 .ˆ En , ez de ene‰tar que Dios obró desde toda la Iternadad, parece duc Platon supone todo lo contrario : en el Ti-

1c^ , 1 r~n‡o , píg . .~/ , 1~, y píg . 5)29 D, slice, qne la materia esta-b .; en nn iuo~ miento desarreglado antes ele haL(Šrla ordena-do Dios, que introdujo en ella el cárdcn, Merque juzgó queera lo mejor. Aciade que Dios hizo el ticir,1 o con el mundo,»y que una naturaleza que principió a ser no se jntede llamare terna.. Tampoco los platónicos estas de acuerdo sobre estacuestion .

3 ."

1aclins piensan dne este áilósofi) confundió í Diostort el alma del i.mmundo, (1iie.c' ta se talla circundada de ma-

1

1 GNa -303

tenia , lo mismo que cl Dios de los gnósticos. Es imposible con-cebir í Dios cono un ser puramente espiritual, no admitien-do la creacion . Platon no la admitia, porque supone, comolos gnósticos, la eternidad ele la materia .

4.ˆ Para probar que el mundo es obra cligna ele Dios, sefunda Platon en el principio ele los Lnostic'os, í saber : que unser bueno no puede hacer sino lo mejor. .Tinzco, píg. 527,A 13. Supone clue Dios hizo el mejor mundo posible ; por con-siguiente, solo le atribuye con los gnósticos un poder muylimitado .- 5 .0 Estos hereges insistian menos sobre los defectos fásicosde la míquina del mundo, que sobre los desórdenes « imper-fecciones ele los hombres . Platon pensal.,a como ellos , qt:e nofue Dios cjuicn hizo los hombre ni los animales : en su con-cepto comisionó í los Dioses inferiores, í los genios ó demo-nios que adoraban los paganos : esto lo repite muchas recesen el Timeo, 11 . 530. Poco importa que los hubiese lla-mado genios, dioses í concis, st no nos ofrece de ellos una ideamas ventajosa clue la ele los gnósticos : no valáa mas, ni ofrecáamas ventajas el gobierno de los unos que el de los otros .

6 . ˆ Segun los gnósticos, los eozzczs salieron de Dios poremanacion, y Platon parece haber pensado que Dios sacó (lesá mismo el alma ciel mttndo, que la dividió en partes paraque animase ,los astros y ciernas seres de la naturaleza : llamaDioses cclcstinlcs al inundo, al ciclo, í los astros y í la tierra :de estos, dice, nacieron los Dioses ‹nus jóvenes, los genios ódemonios , y que estos †ltimos fueron los que formaron loshombres y los animales. Para la animacion ele estos nuevos se-res, tomó Dios algunas porciones ciel alma de los astros, Ti-meo, G, píg. 555 . Esta genealogáa de las almas es por lo me-nos tan ridácula como la de los conos .

7ˆ Para resolver la gran cuestion del origen del mal,POCO importa el que haya nacido de la impotencia y malicia

GIBOde los conas, como pretendian los gn«sticos, « que sea unaconsecuencia de los defectos irreformables de la materia, comoparece que suponía Platon : ninguno de estos dos sistemas sa-tisface la dificultad . (Vóase mal, nz(trzigtzeisnzo) .

Todo el mundo conviene en que el sistema de Platon esun caos tenebroso, que este grande hombre parece que pusosu esmero en hacerse oscuro en lo que dijo respecto ° Dios yal mundo : los plat«nicos antiguos y modernos disputaronsiempre, y aun no consiguieron averiguar los verdaderossentimientos de su maestro . Aun cuando los Santos Padres nohubiesen conocido las cosas con nias claridad que los gn«sti-cos y los plat«nicos, no se les podria acusar de falta de lucesni de reflexion . As» que no es justo que se les reprenda porhaber confundido las opiniones de Platon con las ele losgn«s-ticos, y no haber visto que las de estos teereges nacieron de lasde los fil«sofos orientales .

Todavía nos resta una gran cuestion qne resolver : auncuando los Padres hubiesen percibido con tanta claridad ydistincion como Moslheim , Brucker, etc., la diferencia quehay entre la doctrina de los gn«sticos y la de Platon, ápudie-ran haber discurrido (le distinto modo refutando ° estos he-reges? Estos críticos no se toman el trabajo ele demostrarlo .Nosotros sostenemos que los discursos de los Padres tienenmucha solidez, y desafiamos ° sus detractores ° que nos prue-ben lo contrario.

Los gn«sticos esparcian delirios sobre el poder, inclinacio-nes y oficios de los conos, de los espíritus buenos « malos, so-bre el modo ele subyugarlos por encantamientos, palabras m°-gicas y ceremonias absurdas, sobre el arte de obrar por su in-terposicion la salud de los enfermos y otros prodigios. Tani-bien practicaron la magia : Plotino los acusa de ello, igual-meute que los Santos Padres. Pero una vez que Platon distin-gui« los espíritus « demonios , unos buenos y otros malos que

GNO 305tenían todos poder sobre el hombre, facil es inferir que se po-dia granjear su afecto por medio de sumisiones, ofrendas, f«r-nmulas de invocacion, etc. Por lo mismo, no es estrano que losplat«nicos del tercero y cuarto siglo de la Iglesia hubiesen usa-do de la liturgia, y no necesitaron tomar este absurdo de losorientales.

Sin embargo, Mosheim se emperna en sostener que la es-cuela ele Alejandría mezcl« la filosofía oriental con la ele Pla-ton , y que de esta mezcla se formaron los agn«sticos . Estos, dice,adoptaron las opiniones ele Zoroastro vele los orientales, puesque citaban sus libros , y no haciau ningnn caso ele los elePlaton . Inst., Hist. Christ ., p°g . 344. Por otra. parte, los pla-t«nicos, que salieron de la esencia (le Alej~u,dría, citaban loslibros de Platon, se preciaban (le sostener la doctrina de estefil«sofo y no la (le Zoroastro y densas fil«sofos orientales : nin-guno (le estos licchos prueba mas que su contrario .

Sabemos ademas que los ~~n«sticos forjaban libros falsos,usaban de falsas citas , y alteraban el sentido de los autores :Porlirio les echa en cara todos estos defectos . Por los librosde Zoroastro vemos clue su sistema no era cl mismo que el delos ,gn«sticos, y asi se reducen ° nada todas sus conjeturas.

Tampoco tiene fundamento para achacar ° la filosofíaoriental las visiones ele los cabalistas judíos : es verdad que u-vieron algunas opiniones parecidas ° las ele los orientales ;pero estos mismos delirios se encuerntrarn en casi todos los pue-blos del mundo. Mosliiclin, cap. 1 .†, ‡. 14, p°g . 149, con-fiesa que desde el tienipo ele Alejandro adquirieron los judíosmuy been conocimiento (le la filosofía de los criccos , y cluede ella aplicaron muchas cosas ° su religion . Por lo mismo,no es fard distinguir- lo que tomaron de los orientales y delos griegos. En materia ele locuras, nunca necesitaron de em-próstitos los pueblos ni los fil«sofos : naturalmente se ofrecie-ron las mismas ideas ° la imaginacion de los que discurren,Tone ]IV .

3 9

306

GNOque « la de los que no reflexionan . Los sal vages de Amírica,los lapones y los negros, no fueron « buscar su creencia en-tre los orientales , respecto « sus manitous, « los espóritus, «los fetiches, « la m«gia, etc.

De un sistema tan monstruoso como el de los gn°sticos,era difócil que no saliese la moral mas detestable : muchospretendian, que para combatir las pasiones era preciso cono-cerlas . que para conocerlas era preciso entregarse « ellas, yobservar sus movimientos, concluyendo con que nadie puededesembarazarse de ellas, sino satisfaciíndolas y aun previa ten-do sus deseos : que el crimen y el envilecimiento del hombreno consisten en contentarlas, sino en mirarlas como la felici-dad perfecta, y como el »ltimo fin del hombre . á Yo, deciauno de sus doctores, imito los transfugas clue se pasan al caerpo (le los enemigos, socolor de hacerles servicios, y en reali-dad viene « ser para perderlos . Un gn°stico, un sabio, debeconocerlo todo , porque †quí mírito puede haber en abste-nerse de una cosa clue no conoce? El mírito no consiste enabstenerse de los placeres, sino usarlos con soberanóa , en cau-tivar el placer, sujet«ndolo « nuestro imperio , aun en el mo-mento que nos tiene entre sus brazos : en cuanto « mó, yo leuso de este modo, y solo le abrazo para sofocarle ." Este eraya el sofisma de los fil°sofos ciren«icos, como lo observa S,iiiClemente de Alejandróa , Strom., lib . 2, cap. 20, p«g. 490 .

El principio ele los gn°sticos, « saber clue la carne es mala

en só,, puede tambien dar motivo « consecuencias morales muyseveras : el mismo San Clemente reconoce clue muchos saca-ban en efecto estas consecuencias, y las seguian en la pr«ctica,que se abstenóan ele la carne y del vino, mortificaban suscuerpos, guardaban continencia, condenaban el matrimonioy la procreacion de los hijos por odio « la carne , y al pre-tendido genio que la dirigia . Esto era evitar un esceso porotro, y los Padres reprobaron igualmente ambos cscesos , pero

GNO 307los protestantes abusaron estra‡amente de su doctrina . Víasecelibato, nmrtifrcocion., etc. Mosheim confiesa de buena fí quelos cróticos modernos que quisieron justificar o estenuar, di-g«moslo asó , los errores de los gn°sticos, hubieran llegado conmas facilidad « conseguir que un blanco se volviese negro :sostiene que no es verdad que los Santos Padres hubiesen exa-gerado estos errores, ni opte los hayan imputado falsamente« estos sectarios . Hist . Christ., sept . 1 .', S 62, p«g. 184. Sin em-bargo, Le Clerc no quiso dar crídito alguno « lo que dijo SanEpifanio de la mural detestable y de las costumbres deprava-das de los gn°sticos . Hist . Eccles., a‡o 76 , S 10 .

El colino de la demencia de los gn°sticos fue el quererfundar sus vi . iones y su moral corrompida en testimonios dela Sagrada Escritura, con esplicaciones mósticas, aleg°ricas °cabalósticas por el estilo ele los judóos, y aplaudirse este abusocomo un talento superior « que no podia llegar el comun delos cristianos. Muchos hacian profesion de admitir el Antiguoy Nuevo Testamento ; pero ie quitaban todo lo que no con-venia con sus ideas. Atribuian al espóritu ele la verdad lo cinepa recia favorecerlos, y al espóritu de la mentira lo que con-der:aba sus opiniones.

Dice Moslieim, que los santos Padres debieron habersevisto muy embarazados para refutar todas estas esplicacionesaleg°ricas, porque seguóan ellos mismos este sistema . Se enga-‡a. 1 .ˆ Las esplicaciones aleg°ricas de la Sagrada Escriturausadas por los Santos Padres, nunca frieron tan absurdas comolas de los gn°sticos ele; las cuales el mismo 11Tosheim cita variosejemplos. 2 .ˆ Los Santos Padres las usaban, no para probarlos dogmas, sino para sacar de ellas algunas lecciones de rno-ral, pero los ~n°s!- reos hacian todo lo contrario . 3 .ˆ Los SantosPadres no renunci:n'on nunca del todo el sentido literal, sinoflue fundaban los dogmas en la tradition de la Iglesia y enCite sentido ; pero los gn°sticos refutaban lo uno y lo otro, ni

308

G N Oaun querian someterse « la autoridad de los Apístoles . Sobreesto es sobre lo que insiste mas San Ireneo escribiendo contra

los gnísticos, y esto prueba tambien mas la necesidad de la

tradition contra los protestantes .

Estos antiguos sectarios tenian tamlnen muchos libros apí-

crifos, que ellos mismos hacian forjado, un poema con el tó-

tulo de Evcci7gelio de la perfection, el Evcrrrl clio de Eva, loslibros de Seth, una obra de Yoria, pretendida mugcr de No°,las revelaciones de Adan, las preguntas de Maria, la profecóa

de Bahuba, el Evangelio de Felipe, etc . Pero estas falsas pro-

ducciones es probable que no se publicaron hasta fines ciel si-glo ir, y San Ireneo no cita de ellas mas que una í dos . Los

protestantes, copiados por los incr°dulos abusan de la buena

f° ele los ignorantes, cuando acusan « los cristianos en gene-

ral de haber fingido estos libros apícrifos ; si hemos de hablar

con propiedad, los gnísticos no eran cristianos, puesto que

no hacian caso ele los m«rtires, y no se creian obligados « su-

frir la muerte por Jesucristo .

Como el nombre de gnístico í de hombre ilustrado, es un

elogio, San Clemente de Alejandróa entiende por un verda-

dero gnístico un cristiano muy instruido, y le opone « los he-

reges due usaban falsamente de este nombre : aquel, dice, en-

vejece en el estudio de la Sagrada Escritura, observa la doc-trina ortodoxa de los Apístoles y de la Iglesia, estos al con-

trario abandonan las tradiciones apostílicas, y se tienen por

superiores « los mismos Apístoles. Strom . lib . 7, cap. 1, 17, cte.

La historia de los gnísticos, la marcha que han seguido,

y los errores en que cayeron, clan margen « muchas reflexio-

nes inportantes. 1." Desde cl origen del cristianismo vemos

entre los filísofos el mismo caracter que los del dia : una va-

nidad insoportable, un profundo desprecio de todos los que

no piensan como ellos, el furor de sustituir sus desatinos «

las verdades que Dios ha revelado, la terquedad en sostener

GN O 3f19

los mas chocantes absurdos, una moral corrompida y las cos-tuinbrescorrespondientes « ella, ningun escr»pulo en usar ele

la impostura y de la mentira para deducir pros°litos y estable-

cer sus opiniones. Los filísofos que abrazaron sinceramente el

cristianismo, como San Justino, Aten«goras, San Clemente de

Alejandróa, Orógenes, etc., mudaron por decirlo asó, de natura-

leza al hacerse cristianos, porque se tornaron humildes, dí-

ciles y sumisos al yugo ele la f° de Jesucristo . Ellos fueron los

apologistas y los defensores ele nuestra religion : edificaron laIglesia con sus virtudes, como con sus talentos, y muchos se-

llaron con su sangre la verdad de la doctrina que enseáaron .Acaso nunca brillí mas el poder de la gracia, que en la con-

version ele estos grandes hombres.2.' Los primeros gnísticos estaban precisados por sistema

« contradecir el testimonio (le los Apístoles, « negar los he-chos que publicaron estos historiadores, el nacimiento, los

milagros, la pasion, la muerte, y la resurreccion ele Jesucris-to, porque sostenian que el Verbo divino no habóa podidohacerse hombre : no se atrevieron « negarlo, y se vieron pre-cisados « confesar que todo se habla verificado por lo menosen la apariencia, que Dios habla hecho una ilusion en los tes-tigos oculares para engaáar sus sentidos . Si hubiesen tenidoalgue medio para convencer de falsedad « los Apístoles, al-gunos testimonios que oponerles, contradicciones í esl)resio-nes aventuradas en su narration etc ., los gnísticos no hubie-ran tratado ele recurrir « un suterfugio tan grosero . Confesarlas apariencias de los hechos era confesar su realidad, porque-Seria indigno de Dios engaáar « los hombres ° inducirlos «error con un milagro.

3 . 2 Por la misina razon, si hubiera sido posible « losguís-ticos poner en duda la autenticidad de nuestros evangelios, nohahrian perdonado este recurso . San Ireneo nos asegura queno lo hicieron y que tomaron la autoridad de nuestros evan-

310

GNOgelios por base para confirmar su doctrina . Los ebionitas re-

conocian el de San Mateo, los marcionitas el (le San Lucas, «

escepcion de los dos primeros capítulos : los basilidianos el de

San Marcos, los valentinianos el de San Juan, etc. Despues

f ngieron otros nuevos, aunque no se les acusa de Haber ne-

gado que los nuestros fueron escritos por los autores cuyos

nombres llevan : por consiguiente era preciso que este hecho

fuese innegable y ocupase el mas alto grado de notoriedad .

4.a Para refutar estos 1-iereges y sus falsas interpretaciones

de la Escritura, San Ireneo y San Clemente de Alejandría re-

curren « la tradicion y « la doctrina comun (le las diferentes

partes del mundo. Este mótodo (le comprender el verdadero

sentido de la Escritura, y de distinguir la verdadera doctrina

de los Ap°stoles, es por consiguiente tan antiguo como el cris-tianismo, y los heterodoxos del ella que reprenden « la Iglesia

Cat°lica, porque sigue este antiguo y sabio mótodo, estan des-

tituidos de todo apoyo .

5 .a Es evidente que las disputas sobre la necesidad ele la

gracia, sobre la predestinacion, sobre la eficacia ele la reden-

cion, etc., principiaron con las primeras licregías : vemos ya

entre los gn°sticos las primeras semillas del pelagianismo . Por

lo tanto no es cierto que los Padres de los cuatro primerossiglos no estaban obligados « examinar esta cuestion, y que se

debían esperar los errores de pelagio en el siglo y, y su refu-

tacion, para saber el modo (le pensar ele la Iglesia desde su

origen . La traclicion seria en este punto nula y sin autoridad,

sino subiese basta el tiempo (le los Ap°stoles : toda opinion que

no es conforme « la doctrina de los Padres de los cuatro pri-meros siglos no puede pertenecer « la fó ele la Iglesia .

6.' Es igualmente falso que los Padres (le los tres prime-

ros siglos conservaron las opiniones de Platon, ele Pit«goras °de los egipcios, en orden « las emanaciones y « la persona del

Verbo. Ellos hablan visto y combatido los errores de los gn°s-

C

GOB 311

ticos, hijos legítimos de aquella filosofía tenebrosa : habian sos-tenido que el Verbo no es una criatura ° un ser inferior ema-

nado de la divinidad en tiempo, sino una persona engendra-

da por el Padre desde toda la eternidad : por lo mismo habian

ense»ado el camino « los Padres del concilio de Nicea y le-

mas del siglo iv : ellos habian probado, como estos áltimos, la

divinidad del Verbo por la estension, la eficacia, la plenitud

y universalidad de la redencion . El verdadero sentir de losSantos Padres no se ha ele buscar en una palabra, ° en una

frase aislada, sino en el fondo mismo ele las cuestiones quetuvieron que ventilar. Esto es lo que los te°logos heterodo-xos, empe»ados siempre en deprimir « los Santos Padres,

no quisieron nunca observar ; pero nosotros no debemos per-der ocasion de inculcarles esta m«xima tan fundada . (Vóaseernanacion .

GOBIERNO. En cl artíulo autoridad civil íy holitica he-mos probado que el gobierno ° la potestad que los geles elelas naciones ejercen sobre los particulares, no est« fundado

sobre un contrato libre, revocable ° irrevocable, sino sobre

la misma ley, por la cual Dios al criar al hombre le destin° «la sociedad, porque es imposible que esta subsista sin subor-dinacion. Con arreglo « estas m«ximas sienta San Pablo elprincipio de que toda potestad viene de Dios, sin distinguirsi es justa ó injusta, opresiva ° moderada, adquirida por jus-ticia ° por la fuerza, porque por duro que sea un gobierno,ser« un mal mucho menor clue la anarquía. Los fil°sofos queacriminan esta moral « nuestra religion son ciegos, clue noven las consecuencias horrorosas del principio contrario, nilos absurdos de su sistema . Pero el mismo esceso de sus des-carríos debe convencer « los gefes de la sociedad ele que laseguridad y tranquilidad de los gobicrnos no puede fundarseen mejor base, que en las m«ximas del Evangelio.

Una de las reflexiones irías capaces de convencernos de la

312

GOBdivinidad ciel cristianismo es , el considerar la revolucionque produjo en cl gobierno (le todos los pueblos en que se haestablecido, y comparar las naciones infieles, con las clue fue-ron iluminadas por Jesucristo . Cuando se predic« el Evange-lio, era desp«tica la autoridad cle los soberanos en todos lospueblos conocidos : la ele los emperadores se baria hecho en-teramente militar : creaban, variaban y abrogaban las levessegun su capricho y sin consultar í nadie : no habla en el im-perio tribunales establecidos para ejecutarlas « para repre-sentar segun las circunstancias los inconvelllentes due pudie-sen resultar . Una de las primeras reformas que hizo Constan-tino lue ,-o que abraz« el cristianismo, fue imponer lómites ísu autoridad : mand« í los magistrados due siguiesen el testode las leyes, sin consideracion í los rescriptos particulares quepor favor de los emperadores hubiesen conseguido los mag-hates ciel imperio . Desde esta °poca solamente adquiri« algunaestabilidad la legislacion romana, y los pueblos consiguierondesde entonces una salvaguardia contra la tiranóa delosgran-des. El c«digo Teodosiano y el Justiniano, que aun se vene-ran en toda la Europa, no se redactaron por algunos prónci-pes paganos, ni por soberanos fil«sofos, sino por los Empe-radores mis adictos al cristianismo .

Fuera ele los lómites del imperio romano, los eobier~~os

eran ,nn mucho peores. No conocemos ningull pueblo quetuviese entonces un c«digo (le leves fijas, í clue pudiesen ape-lar los s»bditos contra la voluntad del soberano . St los persascran entonces gobernados por las leves de Zoroastro, segunlas conocemos, no tenóan nnicho motivo para felicitarse .

Subiendo í una antigiiedad amas remota, en vano seria elhacernos desear el aobicrno ele los egipcios « el de las antiguasrep»blicas griegas : í pesar (le las maravillas, cincalgunoshisto-riadores demasiado cr°dulos nos refieren ele la legislacion de losegipcios, es constante que despues ele la conquista ele este rci-

GOB 313no por Alejandro, el gobierno de los Ptolemeos fue tan desarre-glado y borrascoso, como el de sus sucesores. Si examinamosde cerca el de los espartanos, el de los atenienses y el de losdemas estados confederados de la Grecia, deberemos rebajarmucho ele los elogios que de ellos han hecho los antiguos . Aun-que no fuera mas que la enorme desproporcion que se notaentre los ciudadanos y sus esclavos, seria bastante para hacer-nos lamentar la ceguedad de los antiguos conquistadores .

áHablaremos ciel gobierno de los pueblos del Norte antesde su conversion al cristianismo? Era muy semejante al de lossalvages . Estos hombres feroces y siempre armados no cono-cieron ni respetaron las leyes, sino despues que admitieronel suave yugo del Evangelio. No haremos mencion del gobier-no de los judóos ; sus leyes eran obra de Dios y no (le los hom-bres; pero no convenóan sino í un pueblo aislado, y al climaen que fueron establecidas, ni menos eran convenient†s des-pues de la venida de Jesucristo .

Sin duda se dirí clue la revolucion que atribuimos al cris-tianismo naci« mas bien de los progresos naturales que hizoel espóritu humano en la ciencia de los gobiernos. Pero áporqu° no hizo el espóritu humano los mismos progresos en otrospaises, que en las naciones cristianas? Si helaos de (lar cr°di-to í la historia de la China, el gobierno tie este imperio nosufri« variacion alguna desde casi clos mil quinientos a‡os :sin embargo no hay en °l amas leyes que los decretos de losemperadores, y estos no tienen fuerza sino durante la vidadel próncipe que los ha esped ido, y no faltan autores que ase-guran que no tienen mas subsistencia que durante su fijaciony que eu el instante en clue no pueden leerse, se puede con-travenir í ellos impunemente. El gobierno de los írabesbeduinos es el mismo que el de hace mas de cuatro mila‡os: la legislacion de los indios tampoco lia mejorado, y silóenlos de juzgar del porvenir por la esperiencia de once si-

T'Obt0 iv .

40

314

GOBglos, no cambiar« jamas el testo del alcoran, ni menos mejo-rar« la política de los mahometanos .

Por lo mismo nada hay mas absurdo que las disertacio-nes, las quejas y las murmuraciones de nuestros filósofos po-líticos, contra todos los actuales gobiernos . Que comparen elestado de los pueblos de Europa en el dia con el que tuvie-ron antiguamente, y con el de las naciones infieles, y se ve-ran en la precision (le confesar con Montesquieu, ° que de-bemos al cristianismo en el gobierno un derecho político fijo,y en la guerra un derecho de gentes que no puede agradecerbastante la naturaleza humana .° Los que no est«n contentoscon el gobierno que los dirige, con ningun otro estarian sa-tisfechos : ellos aborrecen la autoridad, porque no la tienen, ysi llegasen « tenerla, infelices de aquellos que se viesen en lanecesidad de vivir bajo su imperio . °La domination de unpueblo libre, dice un autor ingl»s, es mas dura que la de und»spota : el espíritu de tiranía parece tan natural al hombre,clue los mismos que se alborotan contra el yugo que quierenimponerles, no se avergáenzan de cargar con »l « los demas .Los ingleses, tan celosos de su libertad, hubieran querido es-clavizar « los americanos : su compa†ía de las indias egerceen Bengala y en los demas paises de la India el despotismomas tir«nico y mas crael que hay en el universo.° ‡Se cono-cen en la historia antigua ó moderna algunos republicanosconquistadores, que tratasen con dulzura los pueblos conquis-tados? Tampoco debemos por la misma razor fiarnos de lospredicadores de la libertad .

Si se limitasen « quejas se les perdonaría, no obstante lainquietud natural de los europeos : pero ‡hay quien puedaleer sin horror las m«ximas abominables que ellos han escri-to ? ° Una sociedad , dicen , cuyos gefes y leyes no procuranningun bien « sus miembros, pierde sin duda sobre ellos to-dos suss derechos : los gefes que perjudican « la sociedad, pier-

GOB 315den el derecho de mandarla . . .. Todo hombre que no tiene quetether, bien pronto llega « hacerse un malvado : por lo mismoel temor es el ˆnico obst«culo que puede la sociedad oponer« las pasiones de sus tiranos. . .. No vemos sobre la faz del glo-bo sino soberanos injustos, inˆtiles, afeminados por el lujo,corrompidos por la adulacion, depravados por la licencia eimpunidad : sin talentos, sin costumbres, ni virtudes, toritos,ladrones, furiosos, etc A la religion y « las cobardes adu-laciones de sus ministros debemos el despotismo, la tiranía,la corruption, y la licencia de los príncipes, igualmente quela ceguedad de los pueblos, etc.° Syst‰me ele la Nature,1 .' part ., cap. 6.Š, 13, 14 y 16 : 2.' part . , cap. 8, 9 , etc. No nosatrevemos « copiar el abominable consejo que da uno de estosardientes filósofos « las naciones descontentas con sus soberanos .

Se pregunta hasta donde se estiende la autoridad del go-bierno respecto « la religion : debemos sacar los principios quenecesitamos para resolver esta cuestion, de las luces de la equi-dad natural, y no de las obras de nuestros políticos irreligiosos .

1 .Š Cuando una religion tiene se†ales evidentes de verdady ele santidad, cuando sus predicadores prueban su divinamision con se†ales infalibles, el gobierno no tiene derechopara quitarles de predicarla y establecerla : seria un desatinoatribuirle el derecho ele resistir « Dios cuva prerogativa le con-cede el autor de los pensannentos filosóJiicos, nˆm . 42 . ° Cuan-do anuncian, dice, al pueblo un dogma contrario « la reli-gion dominante, ó algun hecho que se oponga « la tranqui-lidad pˆblica, por mas que justifique con milagros su mision,el gobierno tiene derecho « castigarle severamente, y el pue-blo « gritar trucf~ae.° Segun esta m«xima insentata, los pa-ganos tuvieron derecho « enfurecerse contra los clue predica-ron la unidad de Dios, porque este dogma contradecia el [)o‡.liteisnfo, clue era la religion dominante, y porque los hechoscon que probaban su mision hacían mucho ruido, dividian

316

G O Blos esp«ritus, y excitaban el furor del populacho. Esta decisionpudiera ser verdadera, si los predicadores de una religionsanta y divina usasen de medios ileg«timos para establecerla,como las sediciones, la violencia, la seduccion, las armas, yla guerra. Dios no mandí jamas, ni permitií positivamenteestos medios contrarios al derecho natural para establecer laverdadera religion ; antes bien los prohibií espresamente .

2.ó Cuando una religion cualquiera se establece por estosmedios odiosos, y el gobierno se ve precisado ° permitir suejercicio, conserva siempre el derecho de revocar este decretopermisivo, en cualquier tiempo que recuperare bastante fuer-za para obligar ° sus s»bditos ° que le obedezcan : con mas ra-zor cuando vá que el esp«ritu de independencia y de insu-bordinacion permanece constantemente entre los sectarios (lela religion nueva . En efecto, es bastante para demostrar queno es verdadera, ni aprobada por Dios, y que es perjudicialal bien p»blico . Si los defensores de los protestantes hubieranreflexionado sobre estas razones, no hubieran declamado contanta indecencia contra la revocacion del edicto de Nantes .

3 .ó Ningungobierno tiene derecho para obligar° sus s»bdi-tos por la fuerza y los suplicios ° que abracen y practiquen unareligion que no tienen por verdadera. Este ejercicio violentono puede agradar ° Dios, ni servir de utilidad alguna paraeste mundo, ni para el otro. Esto es lo que nuestros antiguosapologistas no cesaban de representar ° los perseguidores, quequerian violentar ° los cristianos ° que renegasen de Jesu-cristo, á hiciesen actos de idolatr«a ; pero cuando una religionle parece falsa y pernisiosa al bien de la sociedad, puede pro-hibir su p»blico ejercicio .4.ó Cuando una religion est° establecida desde mucho

tiempo á incorporada ° la legislaeion de un pueblo : cuandoest° probado por una larga esperiencia, que contribuye ° lapureza de costumbres, al buen orden y ° la tranquilidad ci-

GOB 317vil, y ° la sumision (le los s»bditos, el gobierno est° obligadoy tiene derecho ° reprimir la licencia de los escritores quela ultrajan y calumnian , trabajando en prevenir los esp«ritusy separarlos de esta religion . Semejante temeridad a nadiepuede ser »til : no puede tener sino consecuencias funestaspara el gobierno, y vernos la prueba de esta verdad en las m°-ximas que Iremos citado.

5.ó Con mas razon se debia enfurecer el gobierno contralos clue profesan el ateismo y el materialismo, » otros siste-nias que destruyen toda religion Una esperiencia tan antiguacomo el mundo demuestra que sin religion es imposible for-mar una sociedad civil , una legislacion que sea respetada, yun gobierno que sea obedecido : por consiguiente los sistemasde que hablamos son tan contrarios ° la sana pol«tica , como° la religion . En cuanto ° los pretendidos derechos ele la con_ciencia errínea, son aqui absolutamente nulos ; de lo contra-rio deberiamos establecer por m°xima, que deben tolerarselos malhechores de todas especies, con tal clue se persuadan °que hacen bien y clue son injustas las leyes y los gobiernos encastigarlos .

No tememos que nadie oponga contra nuestros principiosreflexiones mas sílidas y ele una verdad tan palpable .

GOBIERNO de ler Iglesia . Hemos probado en otra parteque es laiso que en los principios del cristianismo el gobiernode la Iglesia fuera puramente democr°tico, y que los pasto-res no pudieron, ni se atrevieron ° decidir sin el sufraLio delpueblo, como quisieron sostener alpinos protestantes. LeClerc, que en este punto fue de mas buena fá que los demas,conviene en que desde principios del siglo ji, hubo en c †adaIglesia un obispo encargado del gobierno ; pero que por faltade antiguos monumentos na sabemos el tiempo fijo, ni las ra-zones que hubo para este establecimiento . hist. Eccles., a‡o 52,5 7 . ó : a‡o 68, 5 6 y 8.ó Pero en las Ep«stolas de San Pablo °

318

CODTito y « Timoteo vemos claramento que esta disciplina fue es-

tablecida por los mismos Apístoles, y que no era menos nece-saria en el primer siglo, que en el segundo . Vóase Autoridadreligiosa y eclesi«stica, obispo, gerarquia, pastor, etc .

GODESCALCO. Monge benedictino del monasterio de Or-

bais, obispado de Soissons, cjue turbí la paz de la Iglesia en

el siglo ix con sus errores sobre la predestinacion y la gra-

cia. Fue condenado por R«bano Mauro, arzobispo de Magun-

cia, en un concilio celebrado el a°o de 848, y al a°o siguien-

te en otro convocado en Quierzi sobre el Oisa por Hittcnnaro,

arzobispo ele Reims .

Godescalco ense°aba, I .% que Dios hab»a predestinado

desde toda la eternidad, « unos para la vida eterna, y « otros

al infierno, que este decreto era absoluto respecto « los dos

estremos , ó independiente de la prevision ele los móritos í

demóritos futuros de los hombres . 2.' Que aquellos, « quienesDios predestiní « la muerte eterna, no pueden salvarse ; cjue

los que predestiní « la vicia eterna tampoco pueden conde-

narse . 3.' Que Dios no quiere salvar« todos los hombres, sino

solamente « los escogidos . 4.á Que Jesucristo no murií sino

por estos †ltimos. 5á Que despues del pecado de Adan noso-

tros no Somos libres para hacer el bien, sino solo para hacer

el mal . No es necesario ser teílogo para conocer la impiedad

y lo absurdo de esta doctrina . Vóase predestinacianismo, pre-(lestinctciarros .

Sin embargo, la eondenacion de Godescalco y los decre-

tos ele Quicrzi ( _,r) hicieron mucho ruido en la Iglesia, habión-

dose escrito mucho en pro y en contra . El a°o ele 853 cele-

brí Hincmaro un segundo concilio en Quierzi, y compuso

(') ntticv cy, Curisiacuna, lugar de Fra Iir ia en cl obispado de Soissons, ce r--.4 ~~el Oisa entre Punl t'E. i'/ue y Chau ny . Fri este lugar se celebraron cinco

concilios .

GOD '319cuatro art»culos de doctrina, que se llamaron cap»tulos de

Quierzi, capitula Carisiaca . Sobre esta materia es muy dificil

esplicarse con la debida precision para prevenir todas las fal-

sas consecuencias , y muchos teílogos quedaron descontentoscon los decretos ele Quierzi . Ratramno, monge de Corbia : Lo-pe, Abad de Terrieres : Amolon, arzobispo de Lion, y San

Remigio, su sucesor, atacaron « Hincmaro, y los art»culos deQuierzi : San Remigio hizo condenarlos en un concilio de Va-lencia que ól presidií en el a°o de 855 . En vano San Pruden-cio, obispo de Troyes, que habla firmado estos art»culos, es-

cribií para conciliar los dos partidos, que no se oian, ni seentendian. Un tal Juah Scot, por sobre nombre Erigena, tra-tí de atacar la doctrina ele Godescalco, ense°í el semi-pela-gianismo, y aumentí la confusion ; le refutaron Floro, Di«-cono de Lion, y San Prudencio .

Todos pretendian seguirla doctrina de San Agustin ; perono les era facil combinar las doctrinas (le 10 tomos en folio

para comprender las verdaderas opiniones de este Santos Doc-tor, y el siglo ix no era tiempo muy oportuno para inten-tar esta empresa. La disputa no terminí hasta que se cansa-ron í murieron los combatientes. hubiera sido mejor que guar-dasen silencio sobre una cuestion que- nunca hizo tanto rui-do, ni causí tantos errores y esc«ndalos , y en la cual casisiempre sucedií « los clos partidos caer en uno † en otro es-tremo. Despues (le doce siglos de disputas, estancos obligados« reducirnos « lo que tiene declarado la Iglesia, y « dejar lolemas « un lado : los que quieren adelantarse mas no hacenmas que repetir argumentos rancios, « los cuales se dií vauna misma sol ncion .

En la Historia de la Iglesia Galicana, torn. 6.á, lib . 16,a°o ele 848 , se da una noticia exacta de las opiniones de Co-descalco y de las obras que se escribieron en pro y en contra,y nos parece mas fiel que la de los autores de la Historia lite

320

GODrari.a de la Francia, tom . 4.«, píg. 262 y sig. Estos óltimosparece que han querido justificar í Godescalco í espensas eleHincmaro, su arzobispo, í quien no hicieron mucha justicia.

GODOS, GOTICO. En las Vicias de los padres y de losmírtires, tom . 3.0, píg. 324, se puede ver lo que hay de mascierto sobre cl origen de los Godos, sus primeras emigracio-nes y su conversion al cristianismo. En dicha obra se ense°aque este pueblo recibi» las primeras luces ele la fá hícia el me-dio ciel siglo III, cuando ocupaba los paises situados al me-diodia ciel Danubio, la Francia y la Macedonia . Algunos sacer-dotes y cristianos, í quienes hicieron prisioneros los Godos,les anunciaron el Evangelio . Fueron al principio muy adictosal cristianismo ; y hubo muchos entre ellos que obtuvieron lapalma del martirio . Uno de sus obispos, llamado Te»filo, asis-ti» al concilio de Nicáa y suscribi» sus actas .

Ollilas, su sucesor, fue tambien muy adicto al evangelioy í la fá cat»lica por algue tiempo : escribi» un alfabeto paralos Godos, les ense°o í escribir, y tradujo la Biblia en lenguaG»tica : los restos, que de ellos conservamos, se llaman Ver-sion g»tica de la Biblia . Váase Biblio . Pero el a°o de 376 ,Ulfilas por hacer la corte al emperador Valente, protector delos arrianos, se dej» seducir por este pr†ncipe, y abraz» el ar-rianismo, habiándole introducido despues entre los Godos entiempo de su rey Alarico i . Este cambio no se hizo de golpe : mu-clios perseveraron en la fá de Nicáa , y padecieron por soste-nerla. Los que creen que los Godos desde un principio esta-ban infestados ciel arrianismo, se enga°an ; cuando hicieronuna irruption en Italia, pasaron los Alpes, y en el a°o 411se establecieron en la Galia Narbonense, y en Espa°a, í cu-yos paises llevaron el arrianismo y el genio perseguidor cluecaracterizaba í los arrianos.

Entonces este pueblo tenia sin duda su liturgia, y es pro-bable que fuese la de Constantinopla, per las conexiones que

G OG 321 .los Godos habian conservado siempre con la Iglesia (le aquellacorte : se presume que continuaron usíndola eu la Galia Nar-bonense y en Espa°a hasta cerca ciel a°o 589 en que renun-ciaron el arrianismo, y volvieron í entrar en el seno de laIglesia cat»lica í impulsos (le su rey Recaredo y de San Lean-dro, prelado de Sevilla .

Despues de esta ápoca San Leandro y su hermano SanIsidoro, su sucesor en el obispado, trabajaron en arreglar elmisal y breviario de las I 2lesias ele Espa°a . El a°o de 633mand» un concilio de Toledo clue se siguiesen uniformemen-te en Espa°a y en la Galia Narbonense. En el siglo vin sellamaron G»ticos y Muz:†rahes este misal y breviario. VáaseIMuzch -cabes .

El P . Lebrun observa que el misal . G»tico y Galicano , pu-blicado por Tomacino y por el P. Mabillon, estaba en upo ca-tre los Godos ele la Galia N ulsonense, y no entre los ele Es-pa°a, por consiguiente va se usaba antes de la celebration delconcilio ele Toledo : tambien se cree que es por lo menos delfin ciel sáptimo siglo. Explic. ties cerc†n. ele la messe, tons . 3 .«,píg. 235 y 274 .

GOG Y MAGOG. El profeta Ezequiel espres» con estosnombres las naciones enemigas del pueblo de Dios, y anun-ci» que serian vencidas y arruinadas en los montes de Israel .cap. 38 y 39 . Los intárpretes dieron libre curso í su in:agi-nacion respecto ‡testa profec†a : unos vieron en Geg y 11Ia oglos pueblos futuros, otros los pueblos duc entonces subsist†an,los ascendientes de los rusos y moscovitas, los escitas » tírta-ros, los turcos, etc . El sabio Asemani en su Bibliot- orient .,torn. 4, cap. 9, S 5, piensa que Co- y Alu-o,,, son los tírtarosque ocupan la costa del mar Caspio, que fueron tambien lla-mados mogoles, y ele ellos descienden los turcos . 11luchos ra-binos entienden por estos nombres los cristianos y los maho-metanos : se prometen que í la venida del Mes†as , í quien aun

To

1 -Vˆ

t1

322

G 0 Mest«n aguardanclo, har«n en la Palestina una carnicería san-grienta en unos y otros, y se vengar«n (le este modo (le losmalos tratamientos que de ellos han sufrido .

La opinion mas probable es que por los nombres Gog yITa.gog entendió Ezequiel los pueblos septentrionales del Asiamenor, quienes en n°mero considerable, servian en los ej»r-citos ele los reyes de Siria, y sobre ellos consiguieron grandesvictorias los judíos en tiempo ele los asamoneos . El profetaanuncia en el estilo mas pomposo estas victorias y la derrotade los enemigos del pueblo de Dios: pero no se deben tomarliteralmente todas sus espresiones, cono las toman los rabi-nos. Las hazaáas de los macabeos no les parecen bastante mag-níficas para que se cumplan las en»rgicas palabras (le esta pro-fecía , y por eso se prometen su cumplimiento « la venida desu Mesías futuro ; pero en esta prediccion de Ezequiel no sehace del Mesías mencion alguna . V»ase la disertacion sobre es-te pinito en la Biblia de Alt ignora, tom. 10, pag. 519. Tambiense habla de Gog y ele Nagog en el cap. 20 del Apocal., v. 7 .† :seria muy dilicil descubrir lo que espresan estos nombres enun libro tan misterioso .

GOLGOTA. (V»ase calvario.)GOMARISTA. Secta de teólogos calvinistas contraria « la

de los arminianos . Los primeros tienen sn nombre de gonzar,profesor de la universidad de Leiden, y despucs de la de Gro-ninga : se llaman tambien contra-remonstrantes , en contra-posicion « los arminianos, conocidos por el nombre de re-

monstrante.s.La doctrina de los golnczristas facilmente se percibe por

la sencilla esposicion que hicimos de las opiniones ele los re-monstrantes en el artículo arnzinictlzisrlro : la teología (le losunos es diametralmente opuesta « la de los otros respecto «-la gracia ., predestinacion, perseverancia, cte . Tambien sepuede consultar la Historia ele las Variaciones por Mr. Bos-

G 0112

323suet, lily. 14, ní°m . 17 y sig., donde se espone la disputa deestas clos sectas con la mayor estension y claridad posible .

Algunos literatos de poca instruction se clplicaron conmucha impropiedad, cuando se dejaron comparar « los go-1Jiarlstas y arminianos, con nuestros tomistas, agustinianos ymolinistas : la diferencia que hay es tan clara, que salta « losojos ele todo aquel que sabe un poco de teología . Los tomis-tas y agustinianos nunca enseáaron como los gonzczristcrs, queDios reprueba « los pecadores por un decreto absoluto » in-mutable, sin atender « la prevision ele su impenitencia, queno quiere sinceramente la salvation de todos los hombres .;que Jesucristo murió solo por los predestinados ; que el esta-do ele tracia es inadmisible para ellos, y que la gracia es ir-resistible. Tales son los dogmas ele los e.:o111aristas consagradosen su sínodo (le Drodecbt, que los teólogos católicos conde-nan como otras tantas liercLías .

Por otra parte los llamados molinistas nunca negaron lanecesidad de la gracia prev-eniente para hacer buenas obras,incluso el deseo de la gracia, (le la f», y (le la vida eterna :admiten la predestinacion gratuita « la f», « la justification,y « la perseverancia ; y si no la admiten respecto « la gloriaeterna, se fundan en que »sta no es un clon puramente gra-tuito, Siuo una verdadera recompensa . Guando dicen queDios predestinó « sus escogidos de resultas de la prevision desus n»ritos, entienden ele unos m»ritos adquiridos por lagracia, v no por las fuerzas naturales ciel lil .zre alvedrío, co-no querían los pelagianos . Estos son unos puntos esencialesen que nunca se esplicaron con claridad los arminianos . Porlo mismo no hay c.omparacion alguna entre las div-estas opi-niones de las escuelas católicas v los errores ele los protestan-tes, bien sean arminianos cí : o/nctristas.11

Sus disputas causaron en holanda las mayores turbacio-nes . Y se hicieron un negocio de política entre los dos parti-

324

GOMclos, que trabajaban cada uno por su lacio en apoderarse dela autoridad p«blica .

Acusando Lutero de pelagianismo í la Iglesia romana,le sucedió lo que casi siempre : cayó en el estreno opuesto :estableció respecto í la gracia y predestinacion una doctrinar°gida , ele la cual se sigue con toda evidencia , que Dios esautor del pecado, y que cl hombre no puede ser responsablede los que corneta . Mas moderado Melanton, le atrajo í en-sanchar algue tanto sus primeras opiniones . Desde entoncessiguieron con Melanton los teólogos de la confesion de Aus-burgo, abrazando sus opiniones sobre esta materia . Estos aco-modamientos desazonaron í Calvino : este reformador y sudisc°pulo Tcodoro Beza sostuvieron el mas rigoroso predes-tinacianismo, y le a»adieron los falsos dogmas de la certi-dumbre de la saivacion, y ele la inadmisibilidad de la justifi-cacion para los predestinados .

Esta doctrina estaba casi universalmente recibida en Ho-landa, euando Arminio, profesor de la universidad de Lei-den, se declaró por cl partido opuesto, y se aproximó í lacreencia católica. Bien pronto le siguió un partido numero-so ; pero encontró un fuerte contrario en la persona de Go-mar, quien estaba por el rigorismo de Calvino . Se multipli-caron las disputas, penetrando í los colegios ele las lemasciudades, y despues en los consistorios y en las iglesias . Laprimera conferencia celebrada en la Ilaya entre los arminia-nos y gonzatristcts en el aóo ele 1608, la segunda en 1610, latercera en Delft en 161 2, y la cuarta en Roterdam en 1615,no fueron bastante para ponerlos ele acuerdo .

Tres decretos de los estados de holanda y ele West-Frisia, que mandaban el silencio y la paz, tampoco hicieronfruto alguno. Como la °ntima conferencia Babia sido favora-ble í los arminianos, los onurri.ttas la hicieron anular por elprincil,c Mauricio y los estados generales . Se aumentaron las

GOMMZ 325turbaciones, y en muchas ciudades llegaron í las manos losclos partidos. Para calmar cl desorden, decretaron los estadosgenerales í principios del a»o 1618, que el pr°ncipe Mauri-cio marchase con tropas í deponer los estados armillianos, ídeshacer los cuerpos que hablan levantado, y í desterrar ísus ministros. Despues ele haber hecho esta espedicion en lasprovincias ele Gueldres Over-Issel, y Utrecht , hizo arrestaral gran pensionario Barneveldt, ó Hoogoberts, y í Grocio,corno principales cabezas ciel partido de los arminianos : re-corrió las provincias de Holanda y de ti~~ est-Frisia ; depuso entodas las ciudades í los magistrados armillianos ; desterró losprincipales ministros y teólogos ele esta secta, y les quitó lasiglesias para darlas í los gonutristats.

Estos reclamaban hacia mucho tiempo un s°nodo nacio-nal, y esperaban adquirir en ál la supremacia : los arminia-nos querian evitarlo ; pero despues ele haberse visto abatidos,trataron de que se verificase. Este s°nodo debia representartoda la Iglesia Bálgica : fueron invitados tambien para ál va-rios doctores y ministros ele todas las Iglesias reformadas de laEuropa, con el fin de hacer callar í los arminianos y renons-trautes, quienes decian que si un s°nodo provincial no bas-tase para terminar las disputas, ser°a talnbien insuficientepara el mismo fin un s°nodo nacional , y que por con~iguien-te ser°a mucho mejor en este caso convocar un s°nodo ecu-mánico. Por lo ciernas bien facil era prey ecr que un s°nodonacional , ni ecumánico, no ser°a favorable í los remoustran-tes, que cemponian un partido dábil : los diputados que senombraron en los s°nodos particulares casi todos eran ~uzntr-ristus : por este motivo se vieron precisados los remonstran--tes í protestar de antemano contra todo procedimiento . Els°nodo general ó ecumánico se convocaba para Dordrecht, ysu apertura se hizo el 13 de noviembre del a»o de 1618 : losarminianos fueron uníniuiclncute condenados en ál : sus opi-

326

, GOMniones se declararon contrarias « la Escritura y « la doctrinaele los primeros reformadores . Aíadieron una censura perso-nal contra los arminianos citados al sónodo : los declar° con-victos (le haber corrompido la religion v atentado contra launidad (le la Iglesia : por este motivo les prohibóa todos losoficios eclesi«sticos ; los deponóa de sus vocaciones, y los juz-gaba indignos de los oficios acad»micos . Declaraba que todoel mundo estuviese obligado « renunciar las cinco proposi-ciones ele los arminianos, y que los nombres de rerttottstrart-tes y cotzerct-retttutts[run[es se aboliesen y olvidasen para siem-pre. Si las penas pronunciadas contra sus adversarios no fue-ron aun iras rigurosas, no qued° por los onuu istcts .

lucieron grandes esfuerzos porque los arminianos fuesencondenados como enemigos de la patria y perturbadores delorden páblico ; pero los te°logos estrangeros se resistieronabsolutamente « (lar su aprobacion « la sentencia irle] sónodosobre este punto . Para satisfacer la animosidad de los ,-otnu-ristos, los estados generales publicaron un edicto el clos (lejulio del aío siguiente, aprobando y mandando que se eje-mutasen la sentencia del sónodo y sus decretos . Proscribieron« los arminianos, desterrando « unos, confinando « otros, yconfiscando los bienes de muclhos . Tal fue la dulzura y_ la ca-ridad ele una Iglesia (pic pretende llamarse reformada, cuyosfundadores se limitaban « pedir humildemente la libertad deconciencia . y ctivos ministros no cesan aun (le declamar con-tra la intolerancia y la tiranóa de la Iglesia Rc†nana .

El suplicio de Barnncscl(lt, gran pensions-ta de Holanda,se verifier) poco ele=pues ele la decision del sónodo : el prónci-pe de Orange mand° pronunciar contra »l runa sentencia demuerte, en la cual entre otros cargos, en lo civil se le acusa-ba de haber aconsejado la tolerancia del armi .nianismo, dehaber turbado la religion y contristado la Iglesia de Dios . Alpresente todo el mundo est« convencido de que este hombre

GOM 327c»lebre fue m«rtir de las leyes y de la libertad de su pais, masbien que de las opiniones de los arminianos, por mas que las

hubiese adoptado .El próncipe Mauricio de Orange, penetrado ele la ambi-

cion (le hacerse soberano de losPaises-Bajos, era contradecidode sus designios por los magistrados de sus ciudades, y porlos estados particulares (le sus provincias, singularmente delas de holanda y West-Frisia, « cuya cabeza se hallaban Bar-iieveldt y Grocio . Tuvo habilidad de servirse de las quejasde la religion, y por este medio abatir « estos republicanos,y oprimir enteramente la libertad de la Holanda socolor eleextirpar el arminianismo . Si los -rontctrisits no penetraronsus designios, fueron unos estápidos ; y si los conocieron, seobstinaron sin embargo en fag-orecerlos, y fueron traidores «su patria .

Pero en tiempo ele Stathoudert, Guillermo 11, lujo delpróncipe Enrique, se estableci° poco « poco cil holanda latolerancia eclesi«stica y civil : era preciso que viniesen « caeren ella por la multitud ele sectas que se habóan refugiado «los Paires-Bajos. Se permiti°, pues, « los arminianos el teneriglesias en algunas ciudades (le las provincias unidas : la doe-trina, que acababa (te proscribirse con tanto rigor en el sónodode Dardrecht, no pareci° ya tan aboininable « los ojos delos Holandeses. La Iglesia Arminiana de Amsterdam tuvo porpastores « muchos hombres c»lebres, Episcopio de Cource-lle, de Limborch, y al sabio Le Clerc y otros . Casi todos selucieron sospechosos de socinianismo ; y es dificil que no losacuse el que lea sus escritos . Todos manifiestan mucha aver-sion « las opiniones de San Agustin, las cuales cont nudecimalamente con las de Cal\ ino y cri materia de gracia y depredestitiacion abrazaron el pelagic sismo .

Sin embargo, los gurttirri .etas son siempre el partido do-minante en la secta ele Calvino ; y los arminianos se miran en

328

GOMella como tina especie de cism«ticos, por lo menos en cuan-to « la policía exterior de la religion . En las c«tedras y en lasescuelas se profesan aun los dogmas rígidos de los primerosreformadores, se expresan en todas las fórmulas de fe, y hayobligaciou ele conformarse con ellos para llegar « los empleoseclesi«sticos. Hubo un tiempo en que sucedió lo mismo enInglaterra, en curo reino sostenían las opiniones (le Cal -vinoen materia ele gracia y ele predestinacion, así los episcopalescomo los presbiterianos . Pero en el dia una gran parte de losministros y teólogos de las diferentes conunliones protestan-tes se aproximan « los sentimientos de los arminianos, y porconsiguiente al I)elag -ianismo : Bossuet, Ibid., S 34 y sig .

De donde facilmente se infiere que los protestantes engeneral cambian sus dogmas y su creencia , see-un lo exigenlas circunstancias y el inieses político ; y hablando en rigor,en nada se fijan sino en el odio contra la Iglesia Romana . Decualquier modo, la disputa entre arminianos y gomar - istcrsninguna turbacion causa ya en Holanda, y la tolerancia, se-gun ellos, va reparando los males que babia causado el furorele las persecuciones . En hora buena ; pero esta conducta de-muestra tanmliicn la inconsecuencia ° inestabilidad de losprincipios de los protestantes. Ilabian formado un juicio so-lemne y pronunciado, que el arminianismo era intolerable,puesto que habían excluido ele los cargos p»blicos, del minis-terio y de las c«tedras de teología « los arminianos . Por polí-tica, tuvieron despees « bien el tolerarlos, concederles igle-sias, y el ejercicio p»blico de religion : esto prueba que nun-ca tuvieron utia regla iiivariahle . v clue son tolerantes ó in-tolerantes, seguu las circunstancias ° interes del momento .

A los ojos de los católicos, el sínodo de Dordrecht cubrióde un oprobio indeleble « los calvinistas . Los arminianos nocesaron (le oponer contra cl juicio de esta asauiblea los mis-mos agravios que los protestantes habian alegado contra las

G OZ 329

condenaciones pronunciadas contra ellos y contra el conciliode Trento. Ellos dijeron que los jueces que los condenabaneran partes al mismo tiempo, y cinc por consiguiente no te-nían mas autoridad que ellos en materias de religion ; que lasdisputas de este g°nero debían terminarse por la Sagrada Es-critura, y no por una pretendida tradicion ; o « pluralidad (levotos, y no por sentencias (le proscripcion ; que esto era so-meter la palabra de Dios al juicio de los hombres, y usurparla autoridad divina, cte . Los gotnar ,istas, apoyados_ ciel brazosecular, despreciaron estas razones, ° hicieron que cediese «sin propio interes el principio fundamental ele la reforma .

Es preciso no olvidar que el sínodo ele Doy(i -echt no solose componia de los calvinistas de hlolanda, sino tambien delos diputadas (le las iglesias protestantes de Alemania, Sniza° Inglaterra : que los decretos (le Dordreclit fueron adopta-dos por los calvinistas de Francia en el sínodo ele C1arenton.Por consiguiente la sociedad_ universal de los calvinistas seapropió el derecho ele censurar la doctrina, ele cen poner ydirigir confesiones de f°, y de proceder contra los herejes:cuyo derecho siempre contradijo « la Iglesia Católica, y aunle est« contradiciendo. áQu° triunfo para los protestantes, sipudiesen acusar de iguales contradicciones « la Iglesia Ro-rnana !

GOZO, ALEGR†A. Una de las acusaciones mas comunesque hacen los incr°dulos contra la religion, es que sus Clog-

mas, su moral, y sus pr«cticas, parecen hechas ft propósito,para contristarnos y para prohibirnos toda especie ele Sow yele placeres : due la piedad ó devocion no viene « ser en rea-lidad otra cosa que un exceso de melancolía : due un cristia-no regular y fervoroso debe ser el mas desgraciado de loshombres.

Esta prevencion cn nada conviene con el lenguage denuestros ,libros sagrados. El Salmista exorta continuamente «

TOMO IY .

42

330

GOZlos adoradores del verdadero Dios « que se regocijen, y se en-treguen « los mas dulces transportes de gozo y alegría : invita« todos los hombres « que gusten y esperinienten cu«n dulcees el Seóor : no mira como felices sino « los clue le sirven, «

los que conocen y meditan su ley, y « los clue conforman conella su conducta . Tambien San Pablo exorta « los fieles « quese gocen y alegren en cl Seóor : Epist. « los Filip., cap. 3.°,

cap. 4.°, v. 4.° : « que canten de todo corazon himnosy c«nticos para alabar « Dios : Epíst. «» los Efes., cap. 5 .° v.19,a los Colosens., cap. 3.°, v. 16. Dice que el reino ele Dios eneste mundo no consiste en los deleites sensuales, sino en elgozo y la paz del Espíritu Santo : Epíst . el los Roman ., cap. 14,v. 17. Protesta que en medio ele los trabajos y aflicciones de

su apostolado vive en el colmo y los transportes de gozo yalegría : Epíst. 2 . 2 « los Corint., cap. 7, v. '+ .'

Los santos de todos los siglos repitieron estas mismas ver-dades : los que viven una vida poco cristiana aseguran pocodespues ele su conversion que gozan de una suerte mas feliz,

y que disfrutan ele un gozo mas dulce y mas puro que cuandose entregaban « los placeres . áTodos estos hombres virtuososfueron unos impostores, o cambi† acaso de naturaleza el cris-tianismo, y se torn† en una religion l‡gubre y triste?

Que Dios movido ele companion h«cia el gˆnero humanose dign† enviar y entregar « su Ilijo unigˆnito para salvar-nos : que por los mˆritos de este divino Redentor derramaentre todos los hombres con mas † menos abundancia sus di-

vinos auxilios para conducirlos « la gloria : clue tenemos porjuez un Dios que quiso hacerse nuestro liermano para .ser

rnas misericordioso : Epíst. « los 11ehr., cap . 2.', Y. 17 : que

los trabajos inevitables « la naturaleza humana pueden llegar« ser para nosotros el principio ele una felicidad eterna : : : : etc .Estos dogmas no estan sin duda destinados « espantarnos y «

entristecernos, sino « llenarnos ele alegría y de consuelo . y

GRA

.331

estos son cabalmente los dogmas fundamentales del cris-

tianismo .Convenimos en clue fue preciso para establecer la religion

que los Ap†stoles y los primeros fieles estuviesen expuestos «las mas duras pruebas, y aun « perder la vida, espirando en

medio ele los tormentos : estos son los objetos de tristeza y de

l«grimas que Jesucristo les Babia anunciado ; pero tambien

les predice que su tristeza se convertir« en gozo y alegría :

Evarrg, de Sait Juan, cap. 16, v. 20 ; y no los ha engaóado .

Si el parecer de un fil†sofo pagano puede hacer mas im-

presion en el «nimo de los incrˆdulos que el de los Autores

Sagrados y el de los Santos de todos los siglos, los invitamos «

que lean el tratado de Plutarco contra los epicureos, en el

cual prueba que no se puede vivir feliz siguiendo la doctrina

de Epicuro, y que es una locura privarse ele los consuelos

de la religion, tanto en la vicia como en la muerte. áAcaso

este fil†sofo era un entusiasta, o un insensato, † un espíritu

dˆbil, como el que los incrˆdulos acostumbran describir cuan-

do hacen la pintura de los Santos ciel cristianismo? Por lo me-

nos deberian ensayarse en responder « los argumentos de Plu-tarco, y ninguno ele ellos lo emprendi† basta ahora .

GRABATARIOS. (Vˆase clinicos .)GRACIA. Esta palabra tomada en general significa un

don que Dios concede « los hombres por pura liberalidad, y

sin que hubiese precedido mˆrito alguno por su parte, bien

sea que mire « la vida presente, † que se refiera « la viciafutura .

Los te†logos distinguen primeramente las gracias del or-

den natural, de las gracias sobrenaturales. Por las primeras

entienden las que nos vienen del Criador, como la vida, la

conservation, las buenas cualidades de alma y cuerpo, cornoun espíritu recto, un gusto ˆ inclination natural « la virtud,

urcas pasiones en calma, un fondo de equidad y de rectitud etc .

3,32

C R APero no son estas las que se llaman gracias con rigor de pro-piedad, aunque sean beneficios que merecen nuestro recono-cimiento. Los pelagianos usaban c«e un equ«voco llamandogracias í los dones naturales .

En el orden sobrenatural se entienden por gracias todoslos ausilios y medios que hieden conducirnos í la vida eter-na : de estas hablan principalmente los teólogos cuando tratande la gracia . Y en este sentido la definen un don sobrenatu-ral gque Dios concede gratuitamente Izor los m°ritos de Jesu-cristo ci las criaturas racionales Izara conducirlas í la viciaet cruce .'Esta definition se aclararí mas y mas distinguiendolas diferentes especies de gracia, a»adiendo í cada . una deellas las convenientes reflexiones .

Se dividen primero en gracias interiores y esteriores.'Enestas se comprenden todos los ausilios estemos que puedenmover al Hombre í hacer bien, como la ley de Dios, las lec-ciones de Jesucristo, la predicacion del Evangelio, las exorta-ciones, los ejemplos de los santos, etc . Los pelagianos no re-eonocian sino esta especie ele gracias ademas de los clones na-turales ele que hemos hablado . La gracia interior es la quemueve interiormente al hombre, inspiríndole buenos pensa-mientos, santos deseos, piadiosas resoluciones, etc . Cuandose dice en la Sagrada Escritura que Dios maneja los esp«ritusy los corazones, que los cambia, los convierte, los abre, y lesdí la'voluntad, etc ., esta no puede entenderse de una ope-racion puramente esterior . Por otra parte, sentimos con nues-tra propia esperiencia, que Dios nos inspira pensamientos ydeseos que no vienen de nosotros mismos .

2 á Entre los clones sobrenaturales, hay algunos que seconceden directamente para utilidad y santifcacion del quelos recibe; los ausilios interiores que acabamos de esplicar to-dos son de esta especie . Los hay tambien que se conceden prin-cipalmente para la utilidad de los demas : como el don de len-

f

G P, A 333guas, el esp«ritu prof°tico y la potestad de hacer milagro .Estos dones en nada contribuyen í la santidad ciel clue los tie-

ne ; pero le hacen mas capaz de trabajar con fruto en la sal-vacion de sus hermanos. Los dones de esta especie los llaman

los teólogos gracias, gratis datas, y llaman gracias, grntunr.

acicntcs í los otros dones sobrenaturales, porque todo bene-ficio clue puede hacernos mejores, tiende tambien í hacernosnias agradables í Dios .

3 .á Sc divide tambien la gracia. cn actual, 5 habitual . Estasegunda se llama tambien justificante y santificante, y se con-cibe como una cualidad que se recibe en el alma, que nosHace agradables í Dios y dignos de la felicidad eterna : con-tiene tambien las virtudes infusas y los dones del Esp«rituSanto : es inseparable de la caridad perfecta , y permanece en_nosotros Basta que nos priva de ella el pecado mortal .

Entienden por gracia actual una inspiration transeuntey pasajera que nos inclina al bien, rola operacion ele Dios,que ilustra nuestro entendimiente y nueve nuestra voluntadpara Hacer buenas obras, cumplir nuestros deberes y superarlas tentaciones . Esta es la especie de gracia ele que se trata enlas disputas que dividen í los teólogos sobre la doctrina dela gracia .

4.á Como desde el pecado de Adan quedó nuestro enten-dimiento oscurecido por la ignorancia, y nuestra voluntaddebilitada por la concupiscencia, sostienen los teólogos que parahacer un bien sobrenatural, no solamente necesitamos queDios nos ilustre nuestro entendimiento con una iluminacionrepentina, sino tambien que escite y †nueva nuestra voluntadcon una mocion indeliberada. La gracia actual consiste en estosdos puntos. Algunos teólogos piensan gtie Adan antes de su pe-cado solo necesitaba de el primero, y le llaman gracia de sczhzd

ó dada al sano : llaman gracia medicinal la que reune los dospuntos ó clases de ausilios que el hombre necesita en la actuali-

334

GRA

dad. S. Agustin sostiene la necesidad de la «ltima contra los pe-lagianos .

5.í Si consideramos el modo con clue la gracia obra ennosotros, si nos previene, se llama gracia preccerllente « opc-rante: si obra con nosotros, o de acuerdo y junto con nues-tra operacion, ó nos ausilia pata concluirla, se llama coope-rante o subsiguiente .

6.í La gracia actual operante se divide en eficaz y suf-cicnte. La primera es la que obra cierta ° infaliblemente el

consentimiento de la voluntad y por consiguiente el hombrenunca le resiste, aunque en realidad pueda resistirle . La segun-

da, es aquella que d» » la voluntad bastante fuerza para obrar

bien, aunque el hombre puede resistirse » ella, y efectivamen-

te se resiste muchas veces haci°ndola ineficaz por su resistencia .Como la naturaleza de la gracia, su operacion y su con-

cordia con la libertad del hombre, con nada pueden compa-

rarse, son verdaderos misterios : por consiguiente no es estra-áo que queriendo los teólogos esplicarlos, formen contrarios

sistemas, y tal vez caigan en errores groseros. Por una partelos pelagianos, los semipelagianos, los arminianos y socinia-

nos, con el pretesto de defender el libre alvedrio ciel hom-

bre, negaron la necesidad de la influencia de la gracia. Porotra los predestinacianos, los widefitas, los luteranos, los cal-

inistas r†gidos ó gomaristas : Bayo , Jansenio y sus disc†pu-

los , queriendo ensalzar la influencia de la gracia, destruye-

ron la libertad del hombre . Entre los teólogos católicos, los

que se llaman molinistas y congruistas , son acusados (le favo-

recer los errores de los pelagianos, y ellos acusan » los agus-

tinianos y tomistas, ele que se acercan mucho » los errores de

Calvino. En esta cuestion es preciso atinar con el verdaderosentido de muchos pasages de la Sagrada Escritura y conci-

liarlos con los demas, y esto es muy dificultoso .

Los pelagianos, que negaban clue el pecado de Adan pa-

GRA 335sase » sus descendientes, sosten†an que en estos estaba la liber-

tad tan sana y espedita para inclinarse por s† mismo al biencomo lo estaba en el mismo Adan, y con arreglo » estos prin-cipios sostenian que el hombre no necesitaba de la gracia. Fi-jaban este libre albedr†o en una facilidad igual para elegir lo

bueno y lo malo, y en una especie de equilibrio entre lo uno

y lo otro, y por esta razon se les figuraba, que una gracia que

inclinase la voluntad al bien, seria destructora (le la libertad .

San Agustin oper. irnperf., lib. 3, n«m . 109 y 117. Para tor-

cer el sentido de los lugares de la Escritura, que prueban la

necesidad de la gracia, llamaban gracia » las fuerzas natura-

les del hombre, y » los medios exteriores ele salvation queDios se digna concederle . Nunca quisieron reconocer la nece-

sidad de la gracia actual interior . San Agustin los acusa de estaen su «ltima obra, ibidem ., lib . 1, cap. 94 y 95 : lib . 3, c. 114 :lib . 5, n«m. 48, etc. Mr. Bossuct, que estaba muy instruidoen el sistema ele estos hereges, reconoció este hecho tan impor-

tante en la Defensa ele la tradition y de los santos Padres lib . 5,cap. 4, pag 339 . Esto es indispensable tenerlo presente para

comprender el verdadero sentido ele la doctrina de San Agus-tin y de los concilios clue condenaron » los pelagianos . Cuandoestos liereges decian que Dios no niega la gracia al que hace loque puede : facienti quod est in se, Dens non dcnegat gratiam,entendian que Dios concede el conocimiento de Jesucristo y del

Evangelio el bautismo y perdon (lelos pecados, » los que se hacendignos de este favor por el buen uso natural de su libre albedr†o .

Los semipela gianos ten†an casi la misma idea del libre al-bedr†o, que los pelagianos . Cena. ele San Próspero c† Sari. AgilJ-tin, n«ni. 4. Sin embargo, no negaban la necesidad ele la gra-cia para hacer buenas obras. Pero sostenian que no era nece-saria para el principio de la salvation, para desear tener f°,y decian, que Dios daba la gracia » todos los que se dispo-n†an » recibirla. As‡ , segun ellos, la gracia no era preve-

336

GRAniente, sino prevenida y merecida por las buenas disposicio-nes del hombre. Tambien sosten«an, que este no tiene nece-sidad ele un ausilio particular para perseverar hasta la muerteen la gracia habitual, una vez due la baya recibido . Víase lamisma carta citada .

En estos clos sistemas se reducia ó una absoluta nulidadel misterio de la predestinacion. Dios predestina ó la fí, albautismo, ó la justificacion y ó la perseverancia, ó los que pre-vee, cine se harón dignos por su buena voluntad y disposi-ciones naturales :, y reprueba ó los que conoce con anticipa-cion duc tendrón mala voluntad y disposiciones -viciosas : tal:es su sistema .

San Agustin ataca todos estos errores, con igual fruto, yla Iglesia confirm° con sus decretos la doctrina de este SantoPadre, declar°, 1 .» due la gracia actual interior es necesariaal hombre, no solo para que haga obras meritorias, sitio tarn-bien para desear, hacerlas : que el simple deseo de la gracia esya una gracia. 2 .» Siendo toda gracia gratuita nunca es el:salario y la recompensa de nuestras disposiciones ° de nues-tros esfuerzos naturales : no olvidemos esta sentencia. 3.» Quepara perseverar constantemente hasta su áltima hora necesitael hombre (le un ausilio especial ele Dios, que se llama el donde la perseverancia final . De donde se sigue due Dios pre-destina ó la gracia, ó la fí, ó la justifici cion y ó la perseve-rancia, no ó los que prevee que tendrón buenas disposicio-nes, sino ó los que juzga oportuno conceder gratuitamenteestos dones .

La dificultad estó en tornar el verdadero sentido de todaesta doctrina y penetrar las consecuencias, las cuales dieronlugar ó los diferentes errores due despues nacieron, y ó losdiversos sistemas de los te°logos cat°licos. Para ilustrar estamateria todo . lo posible , tenemos que probar, 1 . 0 clue la lb rca-c-a(c actual †nteriorr es de primera necesidad : 2 .0 que es siem-

GRA

337pre gratuita : 3 » que Dios la dó ó todos en mas ° menos abun-dancia : ó . » que el hombre frecuentemente se resiste ó ella :J . » Espoudremos los diversos sistemas imaginados para con-ciliar la eficacia de la gracia con la libertad del hombre. Enotra parte hablaremos ele la gracia habitual ° de la justifica-c«an, de la perscc'erancia y ele la predestinacion . Víanse losart«culos de estas palabras .

No tratamos ele saber si el hombre puede sin el ausilio dela gracia ejecutar una accion moralmente buena y loable, bós-tarros probar que sin este ausilio no puede hacer ninguna quesea meritoria y util para conseguir la vida eterna .

1 . .Necesidad de la gracia . Los socinianos y arminianos,igualmente due los pelagianos, dicen due no se prueba porla Escritura la necesidad de la gracia preveniente . Se enga-r‡an. El salmista dice ó Dios ; ˆcriad eir m« un corazon puro" :calm . 50, v. 1'2 . .Brille vuestra luz sobre nosotros : conducidy dirigid todas nuestras acciones" : salva. 89, v. 17. No sola-mente pide ó Dios el conocimiento de su ley, sino tambienla fuerza í inclinacion para cumplirla . ˆConvertid rni cora-zou ó vuestros nrarrdaaile ritos, conducidme por el camino devuestros preceptos, socorredme, dadme la vicia, í inspirad-inc vuestro temor, para duc yo guarde vuestra ley etc .ˆ Tales el lenguage sostenido ciel sahn. 118. El Papa Inocencio t .(lice en una carta contra los pelagianos, (lute los salinos de Da-vi_I son ana contilrtra irrvocacion de la ,-racia divina .

Dice Dios ó los jud«os : convertios ó rn« y yo nie conver-tirí ó vosotros . Ilbrlac. cap. 3, v . 7 ; pero taurbien dicen ellos :ˆconvertidnos, Se‰or, y nosotros nos convertiremos ." Trc-nos, cap. 5, v. 21 . Dice Dios : ˆ yo les darí un esp«ritu nuevo yun corazon nuevo : yo les quitarí su corazon ele piedra, y lesdarí un corazon de carne, para que anden segun mis pre-ceptos, y los cumplan ." Tzcq . cap. S, v . 19. Cuando un liorn-bre aunque sea pariano, hizo una buena obra, dicen los es-

TO3IO iv .

43

338

G R Aeritores sagrados, que Dios mud« el corazon de este hombre,que le convirti«, que le abri« y que puso este pensamientoen su corazon . Ester, cap. 14, v. 13 : cap. 15, v. 11 : Estiras,cap. 6 y 7, etc .

San Agustín observa esto mismo, cuando refuta los pela-gianos : óQue reconozcan, dice, clue Dios produce en loshombres no solo verdaderas luces, sino tambien buenos de-seos." Lib . de grat. Christ., cap. 24, n°m . 125, oyer . imper f ,lib. 3, n°m. 114, 163, etc . Dicen que estas son rnetJiforas yespresiones figuradas : esto seria verdad respecto » un hombreque no puede obrar sobre otro sino en lo estcrior por mediode la persuasion, de los consejos y exortaciones ; pero respec-to » Dios, áqui†n impide que ilumine interiormente nuestroentendimiento y mueva nuestro col'azou?

Del mismo lenguage se usa en el Nuevo Testamento. Enlos Hechos Apost . cap. 16, v. 14, se dice, que Dios abri« elcorazon de Lidia para que atendiese » la predicacion de SanPablo. Este mismo apostol observa que el que planta y el queriega, nada son, sino que Dios es el que d» el acrecentamien-to. L' Epist . cí los Corint., cap. 3, v. 8. Por lo tanto piensaque la gracia esterior sin la interior (le nada sirve . Hablandode sus propios trabajos : ó no soy yo quien hizo todo esto, sinola gracia de Dios conmigo ." En la

cí los Tililz . cap. 1,v. 6, dice : óel que principi« en vosotros la buena obra, sa-br» tambien acabarla . . . . No solo se os (li« el que creyeseis enJesucristo , sino tanibien el clue sufrieseis por †l : v. 29 . E sDios quien obra en vosotros el querer y la operation porsu buena voluntad hacia vosotros : cap. 2, v. 13.ó En laEpist. 2.a c† los Tesalon ., cap. 16, v. 16, dice : ó eseite Diosvuestros corazones y confirmclos en las buenas obras ; cap. 3,v. 5: conduzca vuestros corazones en el amor de Dios y en lapaciencia de Jesucristo ." En la Epist . dí los Hebreos, rap. 8,v. 10, cita estas palabras de un profeta : óYo pondr† mis le-

GRA 339yes en su espíritu, y las escribir† en su coraz«n, cap . 13, v. 21 ;Dios os haga capaces de todo bien , para que cumplais su vo-Iuntad, y para due obre en vosotros por Jesucristo lo que seade su agracio ." El ap«stol termina regularmente sus Epísto-las con esta salutacion : ó Que la gracia de Dios permanezcaen vosotros, con vosotros, con vuestro espíritu , en vuestroscorazones, etc .ó Llama esta gracia el clon y la operacion delEspíritu Santo . áQu† significan todas estas expresiones, sinoel influjo interior de la gracia?

San Agustin repite cien veces todos estos testimonios : sos-tiene contra los pelagianos, due la necesidad ele la oracionque tanto nos inculca Jesucristo, est» fundada sobre la nece-sidad que tenemos continuamente ele la gracia .

Para desviar con destreza las consecuencias, segun lo ha-cen los sociuianos y los arminianos, es preciso violentar todaslas palabras, y suponer due San Pablo tendi« » los fieles unlazo contíuuo para que cayesen en mil errores .

Dicen clue todas estas frases de la Sagrada Escritura noson mas en†rgicas y mas fuertes que las que dicen clue Diosendurece los corazones, y envia sobre los hombres un espí-ritu ele v†rtigo, ele error y de mentiras, etc . Sin embargo, nose sigue que Dios obre inmediata e interiormente en ellosestos malos efectos . Para esplicar el imperio que un hombreejerce sobre otro , se dice, que le obliga » hacer todo lo quequiere, que le mueve como le parece, y que le inspira el bien« el ramal que hace, etc. Estos modos de hablar no deben noti-ca tomarse rigorosamente .

Respondernos que hay una diferencia infinita . 1 .' Es undesatino imaginar que Dios es de la misma manera autor delmal, que del bien, que inspira de la misma manera un crímenque un acto ele virtud ; la Sagrada Escritura nos dice espre-samente lo contrario : nos advierte que Dios no es el autor nila causa del pecado ; que al contrario, nos separa de †l, le

.340 GRAprohibe y le castiga, etc . Por lo mismo, no se le puede atri-buir en manera alguna , y nosotros vemos claramente que elsentido de los testimonios de la Escritura dice todo lo contra-rio. Pero «quí razon hay para no tomar literalmente los tex-tos que nos aseguran que Dios produce en nosotros y con

nosotros un acto de virtud? Nuestra propia esperienc .ia, es de-cir, el sentimiento interior nos convence de la verdad de estadoctrina .

`? ó Claro est° que un hombre no puede obrar inmediata-mente en el esp»ritu y voluntad de otro hombre : por lo cualno puede tener sobre sus acciones sino un influjo moral y es-terno : las espresiones que parecen significar algo, mas se es-plican por s» mismas. No sucede as» con respecto ° Dios : ílví lo interior de los esp»ritus y corazones , y tiene sin dudabastante poder para inspirarnos santos pensamientos y buenos

deseos, que sin el no se nos ofrecerian. «Y por quí no hemos deentender en el sentido mas rigoroso y literal los testimonios de

los autores sagrados, que lo dicen y repiten continuamente?

Sabemos por quí no quieren los pelagianos y sus suceso-res confesar la necesidad de la gracia interior, ni su ináuen-cia en nuestras buenas obras : no quieren reconocer en todoslos hombres el pecado original y sus efectos, la debilidad de

las luces naturales yla inclination mas violenta h°cia lo malooque h°cia lo bueno . La existencia del pecado original en to-dos los hombres es un dogma de fí : sin íl no ser»a necesariala redencion del gínero humano por Jesucristo. Asi la necesi-dad (le la gracia interior y preveniente est° ligada con lacreencia del pecado original y ele la redencion, que son clos

verdades fundamentales del cristianismo, y los pelagianos nopudieron negar el uno, sin destruir las otras dos, y lo mis--nao decimos respecto ° los socinianos. La Iglesia, fiel en con-servar su dep†sito , no sufre que nadie atente contra ningu-na ele estas tres verdades .

GRA

341

Los pelagianos enteandian por libre alhedrio una potestad

igual para elegir lo bueno y lo malo, y un perfecto equilibrio

entre lo uno y lo otro : San Agust»n 0per. impcr j:, lib . 3 .",

n‡m. 109 y 117, sostenian tambien que la necesidad de la

gracia interior para inclinar al hombre al bien, destruiria la

libertad humana . S. Ger†n. dial. 3 contr. Pelag. San Agustin

les prueba que estaban equivocados respecto ° la idea del li-

bre albedrio : que despues del pecado de Adan est° el hombre

mas propenso ° lo malo que ° lo bueno ; y que por consi-

guiente tiene necesidad (le la gracia para restablecer el equi-

librio, que tanto afirman los pelagianos : esta consecuencia es

innegable.

I1 . La gracia es erzter« unente gratuita . Cuando decimos

que la gracia, es siempre ~mratrzita, esta paiabra puede tener

diversos sentidos, que con claridad deben esplicarse .

1 ó No se pretende due una gracia no sea nunca reconi-

pensa ciel buen uso que se hizo de la gracia anterior : el Evan-

gelio nos enseˆa que Dios recompensa nuestra fidelidad en

aprovecharnos de sus dones . En el Ec'ang, de S.11lat ., cap. 25,

v. 21 y 29, dice el Padre de familias ° su buen domístico :

‰Porque fuiste fiel en lo poco, yo te confiarí cosas mayo-

res Se dar° mucho al que ya tiene y estuviese en la abun-

dancia."

San A gustin reconoce que la gracia merece ser aumenta-da. Tp»st. 136 ad Paulin ., cap . 3 .', n‡m . 10 . Cuando los pe-lagianos sentaron por m°xima que Dios ayuda el buen pro-p†sito de cada uno . ‰ Esto seria cat†lico , responde el santo

Doctor, si confesasen que este buen prop†sito es un efecto

de la gracia." Lib. 4ó contr . duos Tp»st Pelag., cap. 6, n. 13 .

Cuando aˆaden que Dios ano niega. la gracia al que hace lo quepuede, observa tambien el mismo San Agust»n, que esto es

verdad, si se entiende que Dios no niega una segunda gracia

ail que hizo buen uso de la primera ; pero clue es falso, si se

342

GRAquiere hablar ciel que hace lo que puede por las fuerzas de sunaturaleza. Finalmente, establece por principio que Dios noabandona al hombre, si el Hombre no le abandona primero ;y el concilio de Trento confirm« esta misma doctrina , sesion 6de Justif,, cap. 13 .

De aquí no debe sacarse clue Dios debe de justicia unasegunda gracia eficaz al que usa bien ele la primera , porque(le este modo si el hombre principiase ó corresponder fiel-mente ó la gracia, se segniria una conetion y una cadena degrue°.as eficaces que infaliblemente eonducirian al justo ó laperseverancia final ; y esta es un don (le Dios clue en rigor nose puede merecer , y un don especial ele pura misericordia,cono lo ense»a el mismo concilio, con San Agustin , °bici., ycónon 22. Así, cuando decimos que el hombre por su fidelidad ó l a gracia , merece otras gracias no se trata de un . má-rito riguroso y de condigno, sino ele un márito de c«ngruo,como dicen los te«logos, fundado en la bondad de Dios y noen su justicia . (Váase márito .

2.† La gracia es puramente gratuita, es decir, que no esel salario, el previo ni la recompensa ele las buenas disposi-ciones naturales del hombre, « de los esfuerzos que hace porsí mismo para merecerla, como pretendían los pelagianos .Es doctrina espresa ele San Pablo, quien hablando ele la vo- .cation ó la fá, cita estas palabras del Se»or, Exod., cap. 33,v. 19 : ‡Yo terrclr« piedad de quien quisiere, y hará miseri-cordia con quien me agrade : luego esto, concluye el ap«stol,no depende del que quiere ni del que corre , sino de la mi-sericordia de Dios . Epist. ci los Rom . , cap. 9, v. 16 : si esta esuna gracia, no viene de nuestras obras : ele lo contrario estagracia ya no seria una ,rue iu ('') , cap. 11, y . 6. Todos peca-

(')

lLSrreLor cujus nuscrrw : et miscrieoty/íanz prcs/abO rujtzs nzrs e re-

Lor% la‰tzrˆ nori volentrs, rrcyrte currcnlrs , ed rnisereulrs est Dei . . . . Si au-

GRA 343ron, dice , y tienen necesidad de la gloria de Dios-, se justifi-can gratuitamente por su grcicia en virtud ele la redencion deJesucristo ." Cap. 3, v. 23. La justificacion no seria gratuita siel primer movimiento ele la gracia que Dios concede al hom-bre, fuese la recompensa ele sus buenas disposiciones natura-les , « de los esfuerzos de su naturaleza . Asi discurre Sarl Agus-tín contra los pelagianos .

Este discurso no es s«lido, dicen los modernos partida-rios de estos . Ann cuando la gracia fuese la recompensa « elefecto de las buenas disposiciones naturales del hombre, no seseguirla que no era gratuita ; porque al fin Šlos dones natu-rales ciel hombre no son perramente gratuitos? Sin ningun má-rito de parte del hombro hace Dios que uno nazca con unentendimiento vas recto Y mas d«cil, con un corazon mas sen-sible y mejor puesto que otro : el buen uso pues ele los donesnaturales debe atribuirse ó Dios, como el uso de una graciasobre natural, y cl hombre no tiene reas derecho ó envane-cerse « ó ser ingrato con Dios por lo uno que por lo otro .

Estos fil«sofos no ven que atacan al mismo San Pablo . Se-g

Se-gun el sede Pela gi o,la gracia que semerece por elbuen uso de los dones naturales, no se debe tener flor fru-to de la redencion y de los máritos (le Jesucristo , comoquiere el ap«stol : entonces h</bria m ucerto en tarso Jesucristo,Ejá.st. ‹ los Galut ., cap. 2, v. 21 : porque al lin los dones na-turales no se nos concedieron en virtud de los máritos del Sal-vador. El punto capital de la doctrina de Jesucristo es quela salvation, tanto en su origen, como en sus medios , es elfruto de la muerte de Jesucristo y ele la gracia (le la re-dencion .

Nadie mejor que San Pablo podia conocer y esplicar ó

tent bralirz jam flore e:c uprribtts aiIiur/rtinz z9rulianz Ja- mute est Œraliu . . . .Onzrres errinz peccaeerunt et e errt gloritz Dei. Jastrijcat° gralís per grahamip.sitts per redempte•uem , (/z-ta est in Glttslo Jesu .

344

GRAotros que la gracia de la vocation no viene de las disposicio-ne,s naturales del hombre : «l mismo fue convertido en un mo-mento en que no tenia otras disposiciones que el ídio y furorcontra los discópulos ele Jesucristo . llech os dpost., cap. 9, v . 1 .

Por otra parte, si queremos leer con atencion los testimo-nios ele la Sagrada Escritura con que liemos probado la ne-cesidad ele la gracia, se ser° que Dios no la d° para favore-cer las disposiciones naturales del eorazon del hombre , sin-gularmente de los pecadores, sino para variarlas y conver-tirlas de lo malo ° lo bueno : esto es lo clue signif ca la pala-bra cotzversion . La nzisericordicz del Se»aor me precendr°, dicecl salmista, Salaz 58, v. 11 . Si es ella quien nos previene, sesigue que no nos previno por nuestras buenas disposicio-nes naturales , por nuestros deseos, ni por nuestros esfuerzospara merecerla : tambien este es discurso ele San Agustin .

áPor qu« recurrieron los pelagianos ° la suposicion con-traria? Era para responder ° un argumento muy repetidopor los antiguos filísofos y hereges . Si cl conocimiento de Je-sucristo, decian, es necesario para la salvation del hombre,ácímo Dios esperí cuatro rail a†os para enviarle al mundo?áPor -ln« hizo que naciese en u11 rincon del universo, en vezele mostrarle ° todos los pueblos? Pelagio respondia : que estono era necesario, porque los paganos poolrian salvarse loor el .buen uso ele sus fuerzas naturales . San Agustin , para satisfa-cer ° este mismo argumento, slice en la E'pist . 102, ouest . 2 .'',

n‡rn. 14, que Jesucristo laabia querido mostrarse y hacer quese predicase su doctrina en los tiempos y en los llagares dondesabia que liabria hombres que la recibiesen . El santo Doctorconcluye con clue el conocilnicnto cls la verdadera religion,que conduce esclusivanteute ° la viola eterna , nunca faltí °los que fueron dignos de recibirle . Cuando los semi-pelagia-nos quisieron prevalerse ele su resma-sta, San Agustin ;e es-plicí correclanttntc diciendo : clue cite conocimiento se Arabia

GRA

34;concedido ° todos aquellos ° quienes Dios hahia predestinadodesde toda la eternidad . Litt. de Pradest. Sanct ., cap. 9 v lo,n‡m. 1 7 y sig .

Nos parece que ninguna de estas respuestas disuelvenenteranlcnte la dificultad ~~') . Los filísofos podian insistirdiciendo : ,áPor qu« Dios predestitlí tan pocos a la fi« deJesucristo , siendo absolutamente necesaria,,? Podian tam-bien replicar ° los pelagianos clue ápor qu« permitií Diosque naciesen muchósimos houtbres con tan malas dispo-siciones , que por ellas podernos reas bien temer su per-dicion , que esperar su salud eterna ? Es preciso pues recaersiempre ° la solution que d° Sau Pablo . hlombzr, áquien erestu para pedir atenta ci Dios de la (listribucion de sus donesnaturales ‡ svbrenatcu ales % Tanto respecto ° unos como °otros , cl caso no lieue, dereclto ci pregtnttar al jˆbrictnttc .ápor equ« me hiciste de este tttodo? San Agustin reconoce laimportancia ele esta respuesta, lib. de Doní. persecer., cap. 11,n‡m 23 : l ib . de corrept. e t grit., cap. S, n‡m. 19 .

3 .‰ La gracia es siempre gratuita, en el sentido de queDios no determiní el darla por el buen uso que previí se ba-ria de sus dones . Esta verdad desconocida por los serai-pela-gianos se deduce con evidencia de lo que dice Jesucristo enel evangelio, que los tirios y sedonios hubieran hecho peni-tencia si hubiesen visto los prodigios que «l Arabia obrado enla Judea . S. Mat., cap.11, v. 21 : Evang . de San. Lucas, cap. 10,v. 13 . Dios, que preveóa cl buen uso que los tirios harian eleesta gracia , no quiso sin embargo conced«rsela, y só ° los ju-

(') Supouieudo cou San Pablo ° los hijos de Adan corno pecadores, yromo urna uiasa corrompida, quedan entera y claramente disueltas todas lasdificultades . Los vasos de honor y los de ignominia se forman del rnisinobarro ° voluntad del alfarero . Alas claro . Deja ° unos y elige ° otros . Porqu«? Aqui viene la respuesta de Sau Pablo .

TOMIO IV .

44

346

G R Al«os, cuya resistencia, e incredulidad habla previsto. San Agus-tin , Ibid.

Si esto sucede respecto las gracias csteriores, con niasrazor debe asegurarse de la gracia interior, sin la cual serianinítiles las primeras. Una vez que el buen uso de la graciainterior es un efecto de la misma gracieró, ° c»mo puede ser unmotivo clue determina á Dios para concederla? Por poco quese reflexione esta razon, cualquiera se convencerá de que esimposible .

En efecto, no hay ninguna circunstancia imaginable enque Dios no conozca que si se concediese tal ~~ rcrciu. a l peca-dor, se convertir«a . Estaria pues Dios obligado á concedergracias eficaces á todos los hombres en todas las circunstanciasde su vida :reflexion cine hace- sabiamente Mr . Bossuct. Se con-cibe que Dios en el hecho de (lar una segunda gracia, se pro-pone recompensar el buen uso que el hombre hizo de la pri-mera, y esto aunque Dios no se hubiese obligado á conceder-la ; pero que antes de darla quiera con ella recompensar elbuen uso de lo que aun no existe, esto es un absurdo . Sin em-bargo, es lo que arguyen con frecuencia los tomistas y agus-tinianos contra los congruistas, tratando ele confundirlos conlos serai-peligianos : esto nos parece injusto, y no conocemosningun congruista, que diese motivo á confundirle de estemodo con los teereges .

III . Disiribucion de la Gracia. Confesar con la Iglesiauniversal que la gracia interior y preveniente es necesa-ria á todos los hombres para cualquiera buena obra, y paraformar buenos deseos, y al mismo tiempo empe†arse en queDios no la concede á todos, es edificar con una mano, y des-truir con la otra . De esto se seguirla que la redencion (le loshombres por Jesucristo fu‡ muy imperfecta, clue este divinosalvador no muri» por todos, y que Dios no quiere salvar átodos los hombres : errores que destruyen la esperanza del cris-

GRA

347tiano, y atacan el art«culo mas fundamental del cristianismo-

En el art«culo infieles y en el art«culo jndaisr~ro, haremosver que Dios les concedi» siempre sus gracias : en cl art«culo

cr~darccinzicrrto, hemos probado clue Dios no niega toda claseele auxilios, ni aun á los pecadores obstinados : debemos mos-trar aqu« que les concede á todos los hombres sin exception,aunque con mucha desigualdad . Nos servirán de gula la Sa-grada Escritura, los Santos Padres y la tradition, cuyos tresoráculos sin duda no l«an consultado los que se atreven á com-batir una verdad tan importante.

Principiando por el antiguo testamento, leemos en el Sal-mo 144, y 8 : ˆ El Se†or es misericordioso, indulgente, compa-sivo, lleno de bondad, y ó ben‡fico respecto á todos : sus mise-ricordias se derraman peor todas sus obras.ˆ En cl libro ele lasal.biduur«a, cap . 11, ~-. `~7, se dice : rs Se†or, vos perdonaistodos, porque todos son vuestros, y vos aurais las almas de to-dos. ˆ Cap. 12, v. 1 .‰ : Š cuan bueno y dulce es vuestro esp«ritu,Se†or, para con todos! ˆ Vos corregis á los que se descarr«anlos llarn ais, mostrándoles su pecado para que crean en vos, yrenuncien su perversidad . V. 13 .ˆ ˆ Vos teneis cuidado detodos, para manifestar que juzggais con justicia . ˆ Si en estoslugares no se tratase, sino ele las gracias temporales, » (le losauxilios esteriores para la salvation, su ] en gnag;e seria clema-siado capcioso . ° Juzgaria Dios con justicia, si no nos diesefuerzas para hacer lo que ‡l mismo manda?

No nos diais, Dios me( 1 1 , ,, ais ,

irlta : no hagais lo que ‡l prohi-be El puso delante del hombre la vida y la muerte, el bieny el mal ; 10 clue escogiere se le dará‹ .. El Se†or no mand»,ni dá motivo á nadie para hacer mal . Lclesic«stico, cap. 15,v. 11. Dios me falta : Per deum abest, significa evidentemen-te, Dios no me dei su gracia y su, jiceraa : y segun el autorsagrado, esto es roza blasfemia . San Agustin refuta con estaspalabras á los que quieren hacer á Dios autor de sus pe-

341,

GR Acactos . Lib. de gratia , et lib . arbit ., cap . 2.`, n«m 3 .í

En el nuevo testalneuto, el Evangelio de San Juan, cap . I .%v. 9, llama al verbo divino, laa verdadera luz ue ilumina «todo hombre que viene có este mundo: lux veraa quce °luminatonuzcm hominem venientenz in hunt mundum . Por esta luz en-tienden. la gracia, todos los Santos Padres sin exception, yaplican al verbo divino lo clue el salmista (lice del Sol, cluecon su calor todo lo vivifica : Salm. 18 , v . 7.í Esto es lo que hizoparticularmente San Agustin, no solo en la esplicacion de es-te salmo, y de sus tratados sobre San Juan, Tract. 1 .í , n«m 18:Tract. 2í, n«m. 7." sino tambien en otras nueve » (liez obrassuyas . Lib . 22, cont . Taust ., cap . 13 : de Genesi contra iWci-nich ., lib . 1í, cap. 3 .í, nóu) . 6 .í Retract., lib . 1 .', cap. 10 :Epist, 140, n«m . 6 y 8 : Epist. 102, quest. 2 .a sobre el salo . 93,n«m 4 : Sermon. 4.í, 78, 183, etc. Es preciso no olvidar es-tos lugares .

Segun San Pablo, Dios nunca ces» de darse testimonio ásó mismo por los beneficios ele la naturaleza : á todos di» loque les era necesario para buscarle y conocerle . Ilech. iiposttcap. 14, v. 16 : cap . 17,N,.25) y 27. Lo que principalmentese necesita para buscarle y conocerle son los clones ele 5ugz acid .

Nuestros adversarios confiesan sin dificultad que los San-tos Padres de los cuatro primeros siglos admitieron la gi,ciciauniversal : sin esto no pudieran estos Santos Doctores refutarcon solidez li Celso, á Juliano . á Porfirio, á los nlarcionitas,y á los nlaniqueos. Cuando Celso arguye clue Dios debóa en-viar á stl hijo y su espóritu it todos los hombres, 5' no haberlehecho nacer en nn rincon del universo, le responde Oróge-nes, lib. 6.í, nttm. 78, con las palabras siguientes : †Nuncadej» Dios ele proveer á la salvacion del g‡nero humano, niningun bien se concedi» á los hombres, sino en cuanto el ver-bo divino baj» á las almas de los que eran capaces, á lo plenos

GRA 349por algun tiempo de recibir sus operaciones .† En el libro 4.%

1111111 . 28, habóa probado ya la distribucion general de la gra-

cia con los testimonios de la Sagrada Escritura, que ya liemoscitado. San Cirilodi» tambien la misma respuesta, cuando Ju-liano renov» esta misma objeccion : lib 3 .í , pág. 108 , 110 y

sig. Tertuliano no dej» ele alegar estos mismos y otros testi-monios á los marcionistas : adv . Mcu'zon, lib. 2, cap. 27 .

Tambien la us» San Agustón contra los maniqueos, aun-que algunos te»logos tercos se empeˆan en que mud» de opi-nion escribiendo contra los pelagianos : es una de las mayo-res falsedades .

En el lib . 3í de lib. art ., cap. 19 , nbm. 53, dice á losmanidueos : † Como Dios está presente en todas partes, se va-le de todas sus criaturas para atraer al que se descarria, paraenseˆar al que cree, y consolar al que espera, para excitarlos deseos, animar los esfuerzos, y oir las oraciones .† Los pe,lagianos quisieron prevalerse (le estas espresiones, pero SanAgustón les replic» diciendo : >,‰Yo exort‡ al hombre á la vir-tud, pero nunca perdó de -vista, ni desconocó la gracia deDios.† Lib . ele nat . e t grata, cap. 67, nótm 81 : Retract . lib. 1 .í,cal). 9 . En efecto, el auxilio exterior ele las criaturas no es-cluye la operacion interior ele la gracia divina .

Ya labia dicho en el lib . 1 .í ele Genes. cont. Munich .,cap. 3í, n«m . í : † la luz celestial se reserva para los cora-zones puros ele los que creen en Dios, y se aplican á la ob-servancia de sus Inandalnient.os : todos lo pueden hacer, si quie-ren, porque esta luz ilumina á todo hombre que viene á estenunndo.† †En sus retractaciones, lib . 1 . í , cap. 10, repiteque torlos puedenz, si quieren pero que Dios prepara la vo-luntad de los hombres y la anima con el fuego de la caridad,para hacer que puedan . † Todos pueden, luego Dios preparala vol untad de todos . Lo miSIu'.o dice en el sermon. 4.í, dont . 6y 7 '. serm.183, n«m. 5 .0 : lib . d e peer. merit. e t remiss., cap . 2 .5

350

GRAy 37, donde pone las siguientes palabras : « Dios ayuda consu gracia la voluntad ciel hombre, para que no sean vanossus mandatos.« Lib. de p-at. et lib. ait ., cap, í, nóm. 9. Diosmanda í todos : luego auxilia la voluntad de todos : y si lin-biese una circunstancia en que no les concediese ningunaci,l,(°, les mandar»a en vano.

El concilio ele Trento en la sesion 6 .a, cap. 11, consagrála signente maxima ele este Santo Doctor : « Dios no nzandcalo inaposible ; pero mandando, os advierte que liagais lo quepodeis, y que pidais lo que no podeis, y os ayudarí para quepodais.« Lib . ele n altur.e t -rat., cap. 43, nóm. 50 .

Los Santos Padres posteriores ii San Agustin copian sudoctrina, y †l hace espresa profesion ele seguir í los que leprecedieron. Algunos teálogos del dia se atreven tambicn íescribir que la grcieiu general concedida í todos los hombreses una imagination de los escol sticos . Otros, aun mas audaces,se atrevieron í decir, que esta pretendida gracia es un errorde los pelabianos, y que San Agnstin lee combatiá con todassus fuerzas, ep»st. 186 , ad Paiilin . Los semi-pelabianos lahabian adoptado, y Fausto ele Riez quer»a probar esta gracia. conlos testimonios de la escritura que arriba liemos citado . L1p»st.ad Vit.alcin 217, nóm. 16, ensc»ia San A~, ;ustin, como dogmacatálico, que la gracia no se dei ci todos ; y el segundo conci-lio ele Orange lo decidiá as» contra los pelabianos .

Para refutar este tegido ele imposturas, nos remitimos ílo clue hemos dicho sobre el sistema de los pelabianos y cl en-cadenamiento ele sus errores . Pclaaio so tenia, que el pecadode Adan era pecado propio de †i solo, y no dr sn posteridadque as» las fuerzas naturales del hombre no fueron destruidas ydebilitadas por este pecado . Por consiguiente hac»an consistirel libre albedr»o, eu un equilibrio perfecto de la voluntadentre cl bien y el mal , y en una potestad igual para elegirentre estas dos cosas . San Agustiu Open. iniperf contrer Jul .,

GPA 351lib . 1 .‡ nóm. 94. Tal habla sido efectivamente el libre albe-cirio del hombre en el estado de la inocencia . De aqu» sacabanque una gracia actual † interior, que decidiese la voluntadal bien seria destructor ciel libre albedr»o, del pretendidoequilibrio de la voluntad, Ibid., lib. 3.‡, n»im. 109 y 117:San Geránimo, Dial. 3 cant. Pelag. Por lo mismo no quer»anadmitir amas gracia actual que la ley , la doctrina, los ejem-plos de Jesucristo, la gracia de adoption, y la remision delos pecados por el bautismo . Por eso decian : todos los hombrestienen libre albedrio ; pero solo los cristianos le tienen auxi-liado por la gracia. , porque solo los cristianos, conocen la ley,la doctrina , y los ejemplos de Jesucristo . Lib . ele Brut . Christ .,cap. 31, nónm . 33 : L'p»st. Pelag . cid lnoc. 1 ‡ San Agustin enla óltima de sus obras asegura que nunca encontrá en los es-critos de los pelabianos otra grcicaz que la que acabamos deesplicar, la ley, la doctrina, las promesas, las amenazas, etcˆOpen. inzherf. cont. lidian, lib . 1 .‡, nónm. 94 : 111) . 2 ., nóm. 227 .lib . 3, nóm. 106 y 114 : lib . 5., n»un. 48 , etc . Mr. Bossuetreconoce este hecho esencial, directamente opuesto í una delas cinco proposiciones de Jansenio . Defens. ele Ici Trad. y elelos Santos Padres, lib. 5, cap. 4. Vemos que todos estos erro-res de los pelabianos se enlazan, se siguen unos de otros, yque son parte esencial de su sistema .

Bajo este supuesto °cámo hubieran podido admitir estosbereges una ,gracia general , † interior concedida í todos loshombres, y cámo se hubiera podido hallar San Agust»n en elcaso de refutarla? Segun los pelabianos, í nadie se conced»aesta gracia porque no era necesaria , y destruirla la libertad,seguir sus principios .

No importa : un c†lebre teálogo, para probar lo contra-rio truncá un pasage de San Agustin, Lp»st. 186, ad Paulin,n»uu. 1.‡ que pondr†mos aqu» entero : « Pelagio, dice, que1111 se le debe acusar de que excluye la gracia de Dios por de-

352

GRAfender el libre albedr«o, porque enseria que la potestad (lequerer y obrar nos fue concedida por el criador, de modoque, segun íl, no se debe entender una gracia clue sea co-mun ó los cristianos, y pentilcs, ó los hombres piadosos y ólos imp«os, ó los fieles Y ó los infieles . ° El te»logo ele que ha-blamos suprimiendo la primera parte de dicho testimonio sos-tiene que San Agustin refuta toda gracia C01111111 ó los cristia-nos y ó los gentiles, cte . Tratado (le la necesidad ( le la je en,Testecristo, tomn . 2, cuarta parte, cap . 10 , pig. 196 (*) . áCualde los (los obr» con buena fí, Pelagio, que abusaba de la pa-labra gracia, entendiendo por eIla la potestad natural de que-rer y obrar, » el te»logo, que afecta ignorarlo, para torcerel sentido de San Agustin? ninguno de los (los .

Los semi-pelagianos tomaban otro giro para ense†ar ladoctrina de Pelagio . Fausto de Riez adnmmitia las gracias natu-rales, concedidas ó todos los hombres solo por la creation, ysin dependencia ele los míritos de Jesucristo : as« lo ense†a ensu tratado (le grat. e t lib . arbit., lib. 2, cap. 10, y quer«a pro-barlo con los testimonios ele la Sagrada Escritura que arribahemos alegado. San Pr»spero le bate con razon, I?cshons. cidcalpret 8. Callor, y el concilio ele Orange le conden» con so-bradla justicia. Y porque Fausto abusase ele estos testimonios,ápor ventura se sigue que nada prueban ? Nosotros no adini-tunos mas gracia que la de Jesucristo .

Vital de Cartago ense‡raLba, como Pelagio, que creer en Diosy asentir al evangelio no es un don de Dios, ni efecto (le unaoperation interior de Dios, sino que viene ele nosotros y elenuestra propia voluntad : que cuando San Pablo dice, que Diosobra en nosotros producicnclo el deseo y la action : opercrturin nobis, velle et peificere loro bona volantatc : quiere decir,

(') Víase p'.

GRA 3 53que nos hace consentir con su ley y con la Sagrada Escritura ;pero que depende de nosotros el consentir, » resistirnos ó es-ta operation de Dios, San Agustin en la Ep«st. 217 ad Vital.,

cap. 1 .ˆ, n‰m. 1 .' , prueba contra íl, que el acto de creer esefecto de una gracia interior : que esta gracia es necesaria enlos adultos para toda obra buena : que la gracia de creer nose concede ó todos aquellos ó quienes se predica el evangelio :que Dios la dispensa gratuitamente y no segur los míritos delclue la recibe : Ibid., cap. 5, n‰m. 16. Todo esto es innegable ;la dificultad estó en probar clue los que no creen no recibieronninguna gracia interior que los excitase <i creer, y ó la cualse resistieron , y que San Agustin lo pensaba as« : esto es lo quenadie probaró jamas.

Los pelagianos y semi - pelagianos iban conformes en de-cir que el conocimiento de Jesucristo y el evangelio, la fí yla adoption divina, se concede ó todos aquellos que por s«mismos y por sus fuerzas se disponen ó recibir estos benefi-cios, sin oponerles obstóculo alguno. San Agust«n y el conci-lio de Orange proscriben tambien este error : declaran que lagracia , tomada en este sentido, no se concede c« todos, por-que el bautismo se niega ó muchos ni†os inc apaces, de ponerleobstóculo, Ibid., cap. 6, n‰rn. 18. áSe sigue de aqu« que Diosno concede ó todos la gracia actual y transeunte, necesaria pa-ra todas las buenas obras? Hubiera sido ele parte de Sat, A ˆustinun absurdo el sostenerlo contra Vital, y contra los pelagia-nos, porque estos ‰ltimos pretend«an que esta gracia no sedaba ó nadie , que no era necesaria, y que destruiria el librealbedrio : que la ‰nica gracia que necesitaba el hombre erael conocimiento de la ley y de la doctrina, Ibid., cap. 4,n‰m. 13 .

Si en la carta ó Vital no se quieren distinguir las diferen-tes especies (le gracia, de que habla San Agust«n, se le bariacaer en contradicciones groseras y discurrir fuera del caso .

TOMO IV.

45

354

GRALos mismos hereges, ele quienes hablamos, fundan su opi-

-lion en la m«xima ele San Pablo, que Dios quiere saltar cítodos los hombres ; y por ella entendian que Dios quería sal-varlos « todos igual ó indiferentemente sin tener mas afecto« unos clue « otros, y sin ninguna distineion entre róprobosy escogidos . L'pist. 225, Sancti Prosperi ad August., n°m . 3y 4. De lo cual infieren que Dios ofrece igualmente la gracia« todos, y que en efecto la d« « todos, los que se disponen «ella por sí mismos » por sus propias fuerzas, » que por suparte no ponen obst«culo alguno . Ibid. et cid Vital., cap. 6,níun. 19 : poco hace que hemos visto lo clue ellos llamabangracia. San Agustin refuta tambien con razon esta pretendidaindiferencia : sostiene que hay hombres « quienes Dios profe-sa una seáalada predilection , y esplica el pasage de San Pa-blo en un sentido del todo diferente. Del mismo modo, ensus clos libros de la predestinacion de los Santos y del clon dela perseverancia, prueba que Dios predestin» « algunos hom-bres, con unas gracias mas abundantes, mas pr»ximas, y maseficaces, que « los otros, y que se las concede, no en recom-pensa de sus buenas disposiciones naturales, sino por un de-creto puramente gratuito, y por ser así de su divino agrado .San Pr»spero refuta tambien esta voluntad indiferente deDios, que sostenian los semi-pelag1anos. Resp. cid cap . †Gall ai ‡ .

Pero la voluntad general de dar « todos los hombres gra-cias actuales mas » menos abundantes, segun le agrada, es lomismo que una voluntad indiferente ó igual respecto « todos,y la distribution general de gracias desiguales en nada dero-ga la distribution especial ele gracias de predilection que Diosconcede « los predestinados. Confundir (le intento estas closcosas es embrollarlo todo, y desfigurar maliciosamente la doc-trina de San Agustin . Es verdad que hay hombres, y dema-siados, « quienes Dios no concede estas ~racicis especiales ;

GRA

355pero no hay ninguno « quien Dios no hubiese concedido su-ficientemente gracias para llegar « conseguir la salvation . s ise correspondiera « ellas con la debida fidelidad : esto es lo quenunca neg» San Agustin .

Sin embargo, parece que el Santo desconoci» las graciasgenerales en una ocasion verdaderamente notable . Le oponianque segun su sistema era in°til , ó injusto el reprender « los pe-cadores : porque al fin si pecan es porque les faltan la gracia :es preciso pues limitarse « pedir que se les conceda . Para res-ponder « este argumento compuso San Agustin su libro deCorrect . et grit . : si hubiese admitido una gracia general, hu-biera dicho, cinc todos los pecadores son dignos de reprension,porque Dios concede « todos su gracia para no pecar . Perono dice esto, sino que responde, que un pecador regeneradoes digno de reprension, porque Dios hizo cil hombre recto, ydecay» de esta rectitud por su inala voliaitad que un pecadorregenerado es aun mas reprensible, porque perdi» libremen-te la grctcia que habia recibido : cap. 6, n°m. 9. Por lo mis-mo San Agustin no reconoce la gracia concedida « los peca-dores no regenerados. Lo mismo habia ya enseáado en laEpist. 194 ad sixtrtm, cap. 6 , n°m. -9) .

Nadie nos probar« que un genio tan singular como el deSan Agustin pudo haber discurrido con tanto desarreglo. Si hayderecho para reprender « un pecador, por haber decaido dela justicia original por su nacimiento, tambien le hay parareprenderle y castigarle por haber nacido tuerto » corcobado,pues que Dios cri» al hombre con un cuerpo bien formado .Un pecador no perdi» su rectitud original por su mala co-ˆuntad, sino por la de Adan : por consiguiente no puede sereste el sentido ele San Agustin .

Segtun ól, y segun la verdad, un hombre no regenerado» no bautizado es digno de reprension, si pec», porque ade-mas dial pecado original , aun despues de este queda en el

356

GRAhombre un fondo de rectitud, que Dios le concedi« en sucreacion, de cuyo fondo decae por su mala voluntad todas lasveces que peca. El Santo Doctor sostiene efectivamente contralos pelagianos que cuando los gentiles hacen algun bien, laley de Dios entonces , que aun no estí enteramente borradade sus corazones por la injusticia, se graba de nuevo en ellospor la gracia. Lib . (le Spir . et Litt ., cap. 28, nóm, 48 . Luegosegun San Agustin, Dios concede í los paganos su gracia paraobrar bien, y resisten í esta gracia todas las veces que pecan.

La prueba ele clue este es el verdadero sentir ele este San-to Doctor, es que en el libro mismo de Correct . et greet ., cap. 8,nóm 19, sostiene que la desigualdad de los dones de la gra-cia no deben causarnos mas admiration que la desigualdad delos dones de la naturaleza : que Dios es igualmente due°o deunos y otros, y que todos son igualmente gratuitos . Esto es loque nosotros respondemos ahora í los Deistas cuando sostie-nen, que toda desigualdad en la distribution de las gracias espor parte ele Dios una parcialidad y una injusticia . Cualquieradesigualdad que haya en los dones naturales, que Dios con-cede al hombre, no es tan grande, que haya un solo hombreque se vea absolutamente privado de todos los clones natura-les. Luego San Agustin pens« lo mismo respecto í los dones(le la gracia. Solo en el hecho de ense°ar « suponer lo con-trario, caeria en una contradicion manifiesta .

Otra prueba ele la misma verdad es, que San Agustin di-ce, que siempre se debe reprender í los pecadores, porqueno se sabe si Dios se valdrí de esta misma reprension paramoverlos y convertirlos. En el caso en que Dios no diese lagracia, la reprension seria injusta y absurda, porque seria lomismo que reprender í los pecadores, porque no hacen lo queles es imposible. »Tenemos obligation (le arriesgarnos por co-meter una injusticia y un absurdo? No : Dios no liga sus gra-cias í unos medios semejantes .

GRA

357Un autor tiny celoso de la doctrina de San Agustin , re-

conoce qus es injusto acusar de pelagianismo' « semi-pelagia-nismo í los que piensan que Dios dispensa sus gi acids mas «menos abundantes í todos los hombres, porque el evange-lio, San Pablo y San Agustin lo ense°an con bastante clac-i-dad : debáa mas bien decir que esta es la doctrina constantede todos los Santos Padres. Esto es ótil , dice, para movernosí adorar la suma bondad de Dios, para demostrar la ingra-titud y dureza ciel corazon humano, para excitar la confianzade los pecadores, haci†ndolos acudir í Dios : a°adimos que estoes, no solo ótil, sino necesario, para clue conozcamos hasta don-de llega el beneficio de la redencion, y de la caridad ele Jesu-cristo. No vemos que efecto saludable puede producir la doc-trina contraria . V†ase salrcicion, saltador .

IV. Resistencia ci la gracia. »Se puede resistir í la gra-

cia interior , y en efecto se le opone resistencia frecuente-mente? Para resolver esta cuestion deberla bastar que nospreguntísemos í nosotros mismos, consultando nuestra pro-pia conciencia . »Quien hay entre nosotros clue no haya espe-rimentado en sá mismo algunas inspiraciones (le Dios parahacer obras buenas, que ha omitido para resistirse í una ten-tacion , í la cual sucumbi« por no haberse aprovechado de lainspiracion antecedente? Siempre clue esto nos ha sucedido,nos lo reprendi« nuestra conciencia, como una falta : liemosconocido que no era la gracia quien nos habáa faltado, sinoclue nosotros mismos habáamos resistido í la gracia con plenalibertad. »Quien es el que no resisti« alguna vez í los remor-dimientos de su conciencia ? Estos remordimientos son sinduda una gracia, y una gracia de las mas internas. Asá que nohay una falsedad mas grande que la proposition de Jansenio,cuyos t†rminos son los siguientes : -En el estado de natura-leza laxa nunca se resiste í la gracia interior .

Este hecho no es menos cierto por la Sagrada Escritura .

358

GRALa sabidur«a eterna dice í los pecadores . óYo es he llama-do, y vosotros os habeis resistido . Prov., cap. 1 .°, v. 24.ó Elsalmista los compara al aspid, que cierra sus orejas por no oirla voz del encantador : Sal«n . 57 , v. 5 y 6. Por consiguientesupone que Dios les habla. Segun Job, los pecadores dijeroní Dios : retiraos, no queremos conocer vuestros caminoscap. 21, v. 14. Dios liabia prometido por Jerem«as, cap . 31,v. 33, escribir sn ley en el esp«ritu y en el corazon de los fie-les : Sau Pablo les recuerda esta promesa en su ep«st . í los he-breos, cap. 8, v. 20, y cap. 10 . Y. 16 : esto no se puece hacersino por medio de la gracia interior. Sin embargo, los fielesviolan aun la ley ele Dios : luego resisten í la gracia . Jesucris-to dijo í Jerusalen : yo lie querido reunir tus hijos y tu noquisiste : San Iblatco, cal) . 123, v. 37. San Esteban reprendi» ílos jud«os por esta misma falta : Hechos Apost., cap. 7, v. 51 :ó Vosotros resist«s siempre al Esp«ritu Santo, como lo hicieronvuestros padres.ó San Pablo cita las palabras de Isa«as, cap. 65,v. 2 : ó Yo todo el dia estuve tendiendo los brazos hícia unpueblo incrádulo y rebelde .ó Ep«st. í losrom., cap. 10, v.21 .Ea la segunda Ep«st. í los Corint., cap. 6, v. 1 .° dice : óoses{«ortamus í que no recibais en vano la gracia del Seiior. óD- estas palabras infiere San Agustin, que el hombre reci-biendo la gracia no pierde su libertad : segun su estilo, lo quese hice necesariamente, se hace por naturaleza, y no por co-lrantad » libertad. Lib . ele Ductl. Aii nutbits, cap. 12, n†m . 17,i 'hist, 166 , S 5, cte. San Pablo repite las palabras del sal-mista : ó Si vosotros o«s en el dia de hoy la voz de Dios, noendurezcais vuestros corazones : Ep«st. í los Ilebr ., cap. 3, v. 7 .La tierra que recibe el roc«o del cieloy no produce sinoespinas y abrojos, es reprobada y maldecida por Dios ; peronosotros tenemos mejores esperanzas.ó Cap. 6, v. 7. El. ap»s-tol supone por lo mismo que se puede recibir el roc«o de la,gracia y suceder que no produzca ningun efecto por nuestra

GRA

359

resistencia í la voz ciel Se‡or y el endurcimiento (le nuestros

corazones .ˆSi en estos diversos pasagcs no se trataba de gracias ex-

ternas, podria reprender í los pecadores por su desobediencia,

esto es , por no haber hecho lo que les era imposible sin la

gracia interior? ˆNo es una misma cosa resistir í l a gracia

interior, y resistir al Esp«ritu Santo? San Pablo lo Babia espe-

rimentado con sobrada frecuencia : cuando Jesucristo le re-

prendi» su esp«ritu perseguidor, le dijo : ó En vano serí que

tires coces contra el agnijon : vanunz est tibi contra stirnuluna

eczlcitrare. ó Hechos Ap»st. , cap. 9 , v. 5. Por estas palabras

dicen los intárpretes que Jesucristo le reprendi» el que sofo-case los remordimientos de su conciencia, y resistiese í los nmc-

vimientos de la grcacict, que le inspiraban que cesase (le per-

seguir a los cristianos .San Agustin repiti» mas de una vez, que obedecer » re-

sistir í la vocacion de Dios es efecto de nuestra propia volun-

tad : de Spirit . et Littera, cal). 33 y 34 . Ezzchiz ‰id. ad Laur .,cap. 100. Cuando los infieles, dice, no creen, resisten í la

voluntad de Dios, pero no quedan vencedores, porque serín

castigados. Ibid . De lo cual infiere que nada se hace sino loque quiere el todopoderoso, bien sea permitiándolo, bien sea

haciándolo el mismo . Enchirid., cap. 95 ; pero entre querer

positivamente una cosa, y permitirla , hay una diferencia

notable .

Los pretendidos defensores de la gracia arguyen, que es-ta no es mas que la operacion de la omnipotencia divina, y

que por lo mismo es un absurdo el decir que las criaturas leresistan. El mismo San Pablo compara esta operacion í la de

un alfarero, que hace lo que se le antoja de una masa de bar-ro : epist . cl los Rom. , cap. 9, v. 91 . Y segun San Agust«n,

Dios es mas Se‡or ele nuestras voluntades, que nosotrosmismos .

360

GRARcsp . Pero es preciso tener presente que por la poderosa

voluntad de Dios tiene el hombre potestad para resistir « lagracia . Quiso Dios que fuese libre para que fuese capaz demerecer. San Pablo quiere probar que tanto depende de Diosel dar « un hombre la fí, ó dejarle en la infidelidad, cornodepende de un alfarero en hacer de la ercilla un vaso de lujo,ó ele vil precio : esto es cierto ; pero de aqu° no se sigue qucel hombre sea tan incapaz de accion como una masa de barro .Dios es ducho absoluto de nuestras voluntades ; pero no poneen ejecucion este absoluto poder, porque quiere que sea meri-toria nuestra obediencia .

»La gracia de nuestro primer padre no era tambien laoperacion de la omnipotencia divina? Sin embargo, Adan seresistió « esta gracia. Es un desatino creer que Dios hace losmayores esfuerzos con su poder, cuando nos d« la gracia, yque aun se esfuerza nias que cuando la dió al primer hombre .Todas las grandes m«ximas ele que se sirven algunos teólogospara exagerar el poder de la gracia y SU pretendida fuerzairresistible, se falsifican aplic«ndolas « la gracia que se conce-dió « los «ngeles, y al hombre en el estado de la inocencia .

Cuando seguimos el movimiento de la gracia haciendourca buena obra, se puede decir cou verdad lo que dice SanPablo, que Dios obró en nosotros la voluntad y la accion,porque la gracia fue la causa primera y principal de esta bue-na obra ; sin e ~ibargo, no se sigue que toda gracia obra (lela misma manera, y tiene siempre la misiva eficacia . Segura laobs-ervlcion de San Austin, el auxilio del Esp°ritu Santo seesplica de modo clue se dice, que obra en nosotros lo que noshace obrar. Epist . 194, n«m . 16, Ir . Psalm . 32, nárn, 6 . Deg rat . Christ. nám. 26 . Depeco. mnerit. et remiss., il). 1 .†, nám. 7 ..De gral. e t lib . arb., nánm 31 .

Suelen insistir sobre la diferencia que hone San Agustinentre la gracia concedida al hombre en el estado de la mo-

GRA 361

cencia y la que Dios concede al hombre debilitado por la cul-

pa : por esta, segun el Santo Doctor, auxilia Dios nuestra de-

bilidad determin«ndola irnvericiblernerate al bien : por consi-

guiente « esta gracia la llama el auxilio por el cual perseve-

rangos , adjutoriurn qud . Lib . ele Corrept. et grat., cap. 10,

11 y 12 .Basta leer el lugar citado para convencerse de que San

Agustin habla del don de la perseverancia final : que junta la

gracia con la muerte. Este don es invencible sin duda ; por-

clue el hombre no puede resistir « la gracia despues de su

muerte. Fue menester un empe‡o sistem«tico bien estra‡o,para aplicar « toda gracia actual lo que dijo San Agustin dela perseverancia final, y para lisonjearse de tan bello descu-brimiento, corno la clave del sistema de San Agustin . Bossuet,

Defensa de /ti tradicion y de los Santos Padres, lit) . 12 ,

cap. 7. .Acaso dir«n que San Agustin pone por principio que

nosotros obramos necesariamente, segun lo que mas -nos agra-da : gILocl an.pliets nos delectar, secundann id operenzur neces-se est : considera la gracia como una delectacion superior « laconcupiscencia, que la supera, y que por consiguiente no pa-deuroa resistirnos « ella .

Si esto fuera cierto, necesitariamos principiar conciliando« San Agustin consigo mismo. -.l sostiene que la gracia no des-truye el libre albedr°o, sino que le perfecciona . Lib . de Spirit.et Litt., cap. 30, nt°m . 52, etc . Los pelagianos eutendian por li-bre albedr°o una facilidad igual en hacer lo bueno y lo malo,una especie de equilibrio de la voluntad entre estas dos cosas .Op. imperf., lib. 3, nám. 109, 110 y 117. Ep°st. de SanProsper. « San Agustin, nám 4† San Agustin pretende conmucha razon que nosotros hemos perdido esta grande y felizlibertad por el pecado de Adan, y que necesitamos del auxiliode la gracia para restablecerla . Lib . de Correct . etgrat ., cap. 12,

TOMO 1V.

4 6

362

GRAn«m 37. Si la gracia restablece este equilibrio, ícómo puedehaber necesidad (le ceder ° la gracia ? Por lo tanto claro est°que segun el principio de San Agustin las palabras placer,necesitad, delcetacion, se toman en un sentido muy impro-pio. Cuando la gracia nos mueve eficazmente ° una accion, ala cual tenemos micha repugnancia, ° superar una tentacionviolenta , que nos inclina al pecado, sin duela que entonces,no es un placer ó una delectacion quien nos arrastra : y elsentimiento interior nos convence de que aun en este caso po-dernos resistir ° la gracia . íEnga»a Dios nuestro sentimientointerior? Un sistema. teológico no debe fundarse en palabrasde que puede abusarse .V. Eficacia de la gracia . Se pregunta en quá consiste

esta eficacia, y quá diferencia hay entre la gracia eficaz y laque no es .ele esta especie . Antes de esplicar los diversos siste-mas sobre esta materia, bueno ser° que subamos hasta el ori-gen de la obscuridad que de ella es inseparable .

Se trata primeramente de saber en quá sentido es la gra-cia divina causa de nuestras acciones . En el art†culo causahemos observado que se deben distinguir las causas f†sicas delas causas morales. (*) Llamamos causa fisica un ser cualquie-ra, ° cuya presencia se verifica siempre un efecto, que nuncasucede en su ausencia : as† el fuego es tenido por causa f†sicadel calor, de la luz y de la quemadura ó ardor porque estosfenómenos se verifican siempre ° la presencia del fuego, ynunca en su ausencia. Lo mismo sucede con el calor, respecto° la vejetacion : la coexistencia constante de estos fenómenosnos obliga ° inferir que el uno es causa f†sica del otro, quehay una conexion necesaria entre los dos, y no tenemos otra

(') Buena ser° advertir aqu† el contrasentido que se d° ° San Agustinen el tomo seeuudo de esta obra, p°b . 35/f , l†nea 8 .‡

GRA 363

razon para juzgarlo as†. Por esta razon el que pone fuego enalguna parte se juzga causa f†sica del incendio.

Una causa moral se conoce por el signo contrario ; una

misma causa no siempre produce un mismo efecto, y el mis-mo efecto puede seguirse de diversas causas : as† las ideas quetenemos en el entendimiento, los motivos que nos determinan° obrar se llaman causa de nuestras acciones ; pero solamente

causa moral : un mismo motivo puede obligarnos ° hacer mu-chas acciones diferentes, y una misma action puede hacersepor diversos motivos : por consiguiente entre nuestros moti-vos y nuestras acciones no hay una conexion necesaria, sino

contingente . Sin embargo, el que sugiere los motivos, el quemanda, aconseja, y excita ° que se verifique una accion, estenido por causa moral de la misma: se le imputa ° ál ele lamisma manera que al que es causa eficiente y f†sica : el nonn-

bre de causa ej†ciente se d° sin diferencia alguna al uno y

al otro.Era necesario repetir aqu† estas ideas, porque se trata de

saber ° cual ele estas clos especies de causalidad, debe perte-necer la operation de la gracia divina : y como esta no se parecedel todo ° ninguna de las clos precedentes, no es estra»o queen orden ° este punto se hubiesen dividido las opiniones .

Much†simos teólogos piensan que hay grandes inconve-nientes en considerar la gracia como solo causa moral de nues-tras acciones . Esto es, dicen, comparar la accion de Dios queobra en nuestro interior, con la action del hombre que obrafuera de nosotros : este solo puede ser causa ocasional tie lasideas de nuestro entendimiento y ele los movimientos de nues-tro corazon ; al contrario, Dios por su gracia es la causa efi-ciente : ál es quien obra y produce immediatamente en noso-tros las acciones : tal es el lenguage de la Sagrada Escritura,de la tradition y de los Santos Padres . En las acciones natu-rales obramos por nuestras propias fuerzas ; pero nuestro po-

364

GRAder es absolutamente nulo para los actos sobrenaturales : no-sotros obramos- por las fuerzas ele la gracia, y la doctrina con-traria es el error ele los pelagianos . Por esta razor muchos lla-man premocion « prcdeternrinacion física la operation ele lagracia : otros la comparan con la influencia de un peso en labalanza ; pero esto es un abuso .

Otros repugnan el llamar la gracia causa física (le nues-tras acciones ; porque un efecto físico tiene una conexion ne-cesaria con su cansa : este es el modo con que se esplican to-dos los fil«sofos. Si entre la gracia y nuestras acciones hay unasque una conexion contingente, la accion hecha por influenciade la gracia no puede ser libre, ni por consiguiente merito-ria. Todas las afecciones que nos vienen de una causa física,como el hambre, la sed, el cansancio y el sueóo, no son libres,sino necesarias ; no nos son imputables ° bien, ni ° mal : ]tic-go seria lo mismo con nuestras acciones sobrenaturales, si fue-sen fisicamente producidas por la gracia .

Segun estos mismos te«logos, los testimonios de la Sagra-cla Escritura, que dicen, que Dios obra en nosotros y produ-ce nuestras buenas acciones, no deben entenderse en sentidorigoroso ; de lo contrario nuestras acciones serian puramentepasivas. Eu todas las lenguas est° en uso el atribuir las ac-ciones libres ° la causa moral clue las produce, tanto y aunmas que ° su causa física, como al que las mand«, las acon-sej« y exort« ° que se hiciesen, etc. ele la misma manera queal que perpetr« la action: no es cierto clue el primero sea so-lamente causa ocasional, si realmente tuvo intention ele pro-ducir el efecto que ha sucedido. El mismo San Aga tin reco-noce que el auxilio (le] Espíritu Santo se esplica en la Sargra-cla Escritura, diciendo, que hace en nosotros lo rire solo nosobliga ci hacer. Por lo mismo conoce este Santo Doctos- quedichas espresiones no esl .~lican una causalidad tísica . Epict. 194ad sixtum, cap. 4, n»m 16, etc. Aun hay mas : otros pasages

GRA

365

de la Escritura dicen que Dios ciega, endurece, y descarria

° los pecadores : y no se sigue ( le aquí clue Dios sea causa fí-sica y eficiente (le su ceguedad, etc . : solo es causa ocasional-

jendurecimiento.

Cuando se dice, que nuestra potestad es nula respecto °las acciones sobrenaturales, se juega con un equí\ eco : estapotestad no es en sustancia distinta ele aquella con la cual ve-rificamos nuestras acciones naturales, porque es la misma fa-cultad (le c1nerer y de obrar ; pero como esta facultad est° de-

bilitada , degradada, y viciada por la culpa original, es pre-ciso que recibamos por la gracia una fuerza que sin ella no

tenernos: esto es lo que negaban los pelagianos ; pero con el

impulso de la gracia obramos tan real y fisicamente, corzocon los motivos que determinan nuestras acciones naturales :el sentimiento interior nos asegura que en amLos casos somosactivos, y no puramente pasivos : contradecir este sentimien-to interior seria precipitarnos en el fatalismo .

Es inutil, aóaden estos mismos te«logos, predicar la om-nipotencia de Dios, su dominio supremo sobre los corazones,la dependencia que las criaturas tienen de Dios, la necesidad(le abatir al hombre y de reprimir su orgullo, etc . : estos luga-res comunes nada significan, porque prueban demasiado . Diosno constituye su poder, ni su grandeza en cambiar la natu-raleza de los seres racionales, sino en hacerlos que obren se-gun su natural, y por lo mismo libremente, presto que losha hecho libres, capaces ele merecer y de desmerecer : y nadieser° nunca capaz (le concebir que bay márito y demárito,donde bay necesidad . Una vez decidido que nosotros no po-demos hacer ninguna buena obra sin la gracia , ni siquieraconcebir sin ella un buen deseo, †d«nde est° el moti-o paraenvanecernos? Sin embargo, no se deja ver que los defenso-res de le causalidad física sean mas humildes , que los parti-darios de la causalidad moral .

366

GRADe estos diversos principios parten los te«logos para for-

mar sus sistemas sobre la eficacia de la gracia. Todos estín enla precision de conciliarnos con dos verdades cat«licas : la pri-mera que hay gracias eficaces por medio (le las cuales triunfaDios de la resistencia del corazon humano, « mas bien pre-viene esta resistencia, sin perjudicar su libertad : la segunda,que las hay suficientes « ineficaces, í las cuales puede el hom-bre resistirse, y efectivamente se resiste.

Pero óde d«nde viene la eficacia de la gracia? óDel con-sentimiento de la voluntad, « de la eficacia de la gracia mis-ma? Se reducen ordinariamente í estas.dos las muchas opinio-nes que dividen los te«logos sobre esta materia . Los que si-guen la primera, consideran la gracia como causa solamentemoral : los otros la tienen por causa f°sica de nuestras accio-nes. Los principales sistemas cat«licos son el de los tomistas,el (lelos agustinianos, el (le los congruistas, el de los molirris-tas, y el del padre Tomasino : despues de haberlos esplicado,hablar»mos de los diversos sistemas de los hereges .

Segur los tomistas la eficacia de la gracia se toma de laomnipotencia de Dios y de su dominio supremo sobre las vo-luntades de los hombres : dicen que la gracia por su mismanaturaleza produce el libre consentimiento de la voluntad,aplicíndola fisicamente al acto, sin incomodar, ni menos des-truir su libertad . Aáaden que esta gracia es absolutamente ne-cesaria al hombre para obrar, en cualquier estado en que sele considere : antes del pecado de Adan, í t°tulo de depen-dencia, despues de este pecado , por la misma razon, y porla debilidad que por este pecado contrajo el hombre : llamanla gracia preinocion « predeterrninacion fisica . Ya hemos vis-to los inconvenientes que les oponen sus contrarios . V»asetomistas .

Los agustinianos dicen que la eficacia de la gracia consis-te en la fuerza absoluta de una delectacion que Dios nos dí

GRA 367para el bien, y que por su naturaleza lleva consigo el consen-timiento de la voluntad: as°, segun esta opinion, la gracia eseficaz por s° misma . Pero no sabemos si la miran como causaf°sica de nuestras acciones, o solamente como causa moral .Unos dicen que para toda accion sobrenatural se necesita unagracia por s° misma eficaz ; otros, como el cardenal óle Nor°s,piensan que solo es necesaria para las acciones difciles ; y quepara aquellas que no exigen un gran esfuerzo, basta la gracia

suficiente . Pero cuando esta produce su efecto óse hace eficazpor s° misma, « por el consentimiento de la voluntad? No losabemos : liemos visto en el pírrafo antecedente, que el fun-damento (le este sistema no es de la mayor solidez .. V»ase agus-tinianismo.

v

La opinion de los congruistas es clue la eficacia (le la gra-cia consiste en la relation (le conveniencia que hay entre lagracia y las disposiciones de la voluntad en las circunstanciasen que esta se halla . Dios, dicen, v» en que disposicin se en-contrarí la voluntad del hombre en estas « aquellas circuns-tancias, cual es la especie de gracia que lograrí el consenti-miento de la voluntad :. por un, rasgo de su bondad concedela gracia que conoce conveniente y í la cual previ«, que laoluntad accederí gustosa. Segun este sistema, la g racia eficaz

y la suficiente no tienen entre s° distincion esencial : solo sedistinguen respecto í las circunstancias, bajo cuyo aspecto laprimera es mayor beneficio que la segunda : no es causa f°sica,sino la causa moral de las buenas acciones . Sin embargo, enbuena l«gica nos parece falso que la gracia eficaz y la sufi-ciente no scan esencialmente distintas . V»ase congrtrismo. .

Si es que hay te«logos que sigan las opiniones de Molina,piensan que la eficacia de la gracia proviene de la voluntadhumana. Segun ellos, Dios cuando clí indiferentemente í to-dos la misma gracia, deja í la voluntad humana la facultadde poderla hacer eficaz por su consentimiento, « ineficaz por

363

GRAsu resistencia : no reconocen gracia por s« mismo eficaz. Elprimer inconveniente de este sistema es que parece que la vo-luntad determina la gracia, y no la gracia í la voluntad . elsegundo, que en ól no se vó en que consiste el que una gra-cia eficaz sea mayor beneficio, clue otra gracia ineficaz. Estosfueron sin duda los motivos que determinaron í Suarez y íotros te°logos í corregir la opinion (le Molina, haciendo con-sistir la eficacia ele la gracia en su congraidad : por lo cual noes justo que se dó í los congresistas el nombre de Molinistas,porque sus opiniones no son como las de Molina . Vóase con-gruismo, nmlinismo .

El P. Totnasino, en sus Dogmas teol°gicos, tom. 3, trat . 4,cap. 18 , hace consistir la eficacia de la gracia en la reunionde muchos auxilios sobrenaturales, tanto interiores cono es-tertores, que de tal manera precisan í la voluntad, que infa-liblemente alcanzan su consentimiento : cada uno de estos au-xilios, dice, tomados separadamente puede quedar sin efecto, ymuchas veces sucede as« por la resistencia de la voluntad ; pe-ro torrados colectivamente la mueven con tanto vigor, quesalen victoriosos, predeterminíndola, no fisicamente, sino so-lo moralmente. No es facil percibir en que se distingue estesistema del de los congruistas . Atribuyendo í la gracia unacausalidad puramente moral, no es posible suponerla eficazpor s« misma .

Tampoco vemos que haya necesidad de que un te°logo seembarace en ninguno de estos sistemas . Siendo imposible elhacer una co,nparacion perfectamente justa entre la influen-cia que la gracia ejerce sobre nosotros, y la de cualquieraotra cama f«sica ° moral, esta influencia constituye un verda-dero misterio : no podemos concebirla claramente, ni espli-carla con exactitud por medio de las palabras aplicables í lasotras causas : as« la disputa cobre este objeto entre los te°loguscat°licos probablemente durarí hasta el fin ele los siglos . Aun

GRA 369cuando fuese posible combinarlos, si llegan z conformarse enel sentido de las palabras, por lo menos puede asegurarse quehasta el presente no han manifestado deseado .

Los errores que en esta materia conden° la I`lesia son los

de Lutero, Calvino, y Jansenio . Lutero sostenia que la gracia

obra con tanto imperio sobre la voluntad del hombre, queno le deja facultad para resistirse . Calvino en su libro ele ins-

tituciones, lib . 3 ., cap. 23 , trata de probar que la voluntadde Dios introduce en todas las cosas, y lo mismo en nuestrasvoluntades, una necesidad inevitable . Segun ambos doctores,esta necesidad no es f«sica , total, inmutable, ni esencial, sinorelativa, variable, y transeunte . Calvino Inst., lib . 3, cap. 2,n»m. 11 y 12 : Lutero de sei vo arbit ., fol. 434. No sabemoscual es el sentido ele estas es presiones . Mr. Bossuet prueba quelos estoicos nunca sostuvieron un fatalismo mas duro, ni amasinflexible . Ilist- clc las Vcn ái ctc ., lib . 14, n»m. 1 .† y siguientes .Los arminianos y otras muchas ramas de la secta de Lutero qui-sieron endulzar esta aspereza de la doctrina de sus maestros :se llamaron Synergistas, y muchos ele ellos son pelagianos .

Los arminianos al principio admitian, como los cat°li-cos, la necesidad de la gracia eficaz, a‡adiendo que esta gra-cia nunca falta í los justos, sino por culpa suya : que en susnecesidades tienen siempre gracias interiores mas ° menosfuertes, aunque en realidad suficientes para atraer la graciaeficaz, ó infaliblemente la atraen, cuando no se les hace resis-tencia, y que al contrario quedan sin efecto, cuando en lu-gar de consentir en ellas, como pudiera hacerse, se les resis-te. En el d«a los rias de los arminianos siguiendo la doctrinade Pelagio, ya no reconocen la necesidad de la gracia inte-rior. Le Clerc en sus notas sobre San Agust«n, pretende, queeste Santo Doctor no lleg° í probar la necesidad de la gra-cia : en el pírrafo primero de este art«culo hemos hecho verlo contrario .TOMO iv.

47

370

GRAJansenlo y sus disc«pulos, dicen que la eficacia de la gra-

cia proviene de una delectacion celestial indeliberada engrados ele fuerza, superiores í los grados ele la concupis-cencia que le es contraria . Si quieren_ discurrir con algunaconsecuencia, estan en. l a precision de confesar clue el actocon que la voluntad cede í la gracia, es tan necesario cornoel movimiento del plato. ele un peso cuando se le carga porel lado opuesto .

Todas las opiniones se reducen pues í clos sistemas dia-metralmente contrarios, de los cuales el uno trata de econo-nmizar y salvar la libertad del hombre ; y el otro de ensalzarel poder de Dios, y la fuerza ele su accion sobre la . voluntadhumana. En. cada uno de estos dos sistemas sucede con fre-cuencia , que no distan mucho las . opiniones en, lo sustancial,sino en variaciones que es muy difcil conocer, .

En efecto, la opinion. de Molina., el Congruismo . de Suarez y el sistema ciel P. Tomasino, parecen suponer que en 'iltima. resolucion quien hace la gracia eficaz ó ineficaz es la_resistencia del hombre ó su consentimiento . Por otra parte,todas lass opiniones quee atribuyen í la gracia una eficacia _independiente ciel consentimiento , vienen, í recaer unas enotras, aunque sus nombres sean diferentes. Que la gracia sellame delectacion ó que se llame premocion , etc. , nada. im-porta para el asunto principal , que se reduce í saber si, ellconsentimiento de la voluntad al impulso de la gracia es li-bre ó necesario, si entre la gracia y el consentimiento de lavoluntad hay la misma conexion clue entre una causa f«sicay su efecto, ó si solamente hay entre estas clos cosas la . cone-xion clue se nota entre una causa moral y la accion que deellas se sigue . Esto viene í ser la misma disputa que laquese nota entre los defensores de la libertad y los fatalistas, sobresi los motivos due nos determinan en nuestras acciones na-turales son causa f«sica ó moral de las mismas acciones .

GPRA

371La Iglesia no se mezcla en las cuestiones abstractas sobre

la naturaleza de la gracia : fijando su atencion en conservarlas verdades reveladas, singularmente el dogma de la liber-tad, sin el cual ni hay religion ni moral, se cine í conde-nar las espresiones que pueden atentar contra el sagrado de-pósito de su doctrina . Es dificil de creer que ningun teólo-go, sin esceptuar í Lotero y í Calvino, quisiese hacer al hom-bre un serr absolutamente pasivo, tan incapaz de obrar, demerecer y de desmerecer , cono un autómata, un puro ju-guete del poder de Dios, que hace de °l í su gusto un santoó un malvado, un escogido ó un r°probo. Pero las espresio-nes abusivas clue muchos -vertieron, y las consecuencias erró-neas que de ellas se seguian , eran dignas de condenarse , yla Iglesia tuvo mucha razor en proscribirlas. En cuanto ellano reprueba un sistema, es una temeridad el calificarle deerróneo.

Los partidarios de la gracia, por s« misnna eficaz, afectansuponer que los semi-pelag»anos admitian una gracia versa-t11, sujeta í la voluntad del hombre , la cual combatió SanAgustin con todas sus fuerzas . Lo cierto es que nunca se dis-putó sobre esta materia entre San Agustin y los semi-pelagia-nos : de esta verdad puede convencerse el que compare lascartas en que San Próspero y San Hilario de Arl°s esponen íeste Santo Doctor las opiniones de los semi-pelagianos, y larespuesta que °l les dió en sus libros de ici preclcstiriaciona delos Santos y del clon de la perseverancia . (V°ase semipela-gianos.

Jantsenio llevó mas lejos la temeridad , asegurando quelos se"'»-pelagianos admitian la necesidad de la gracia inte-rior para las obras buenas, y para el principio de la f° ; peroque eran teereges, porque pretendian que el hombre podia,segur su gusto, consentir ó resistir í la gracia. En el S 2.á deeste art«culo hicimos ver con San Agustin todo lo contrario.

372

GRA

Se acusa « los congruistas de que enseían con los semi-

pelagianos, que el consentimiento de la voluntad previsto por

Dios , es la causa que le determina « dar la gracia congrua,

mas bien que una gracia incóngrua : que asi la primera no

es gratuita, sino que viene « ser la recompensa del consenti-

miento previsto por Dios « la gracia . Los congruistas dicen

que esto es falso y absurdo, y lo prueban muy facilmente .(V°ase congruistas.)

Por su parte no dotan de sostener que la opinion de lostomistas y a ,astinianos en realidad no viene « clistinguirse de

la de Jansenio, Lotero y Calvino : clue una vez que fundanen_ los mismos princi ,ios, no debieron negar las consecuen-cias : que no son católicos, sino porque son malos lógicos .Bien se deja ver que esta acnsacion no quedar« sin respuesta .Por una parte y por otra hubiera sido mejor haber omitidoesta especie de imputaciones .

A San Agustin se le (lió el nombre de doctor de la gracia,porque fue quien ilustró mucho las cuestiones pertenecientes« esta materia ; pero °l mismo confiesa la oscuridad insepa-rable de ella, y la dificultad que se encuentra en establecer lanecesidad de la gracia sin parecer que se trata de atentar con-tra la liber tad del hombre : lib. de grat. Christ., cap. 47,n»m. 5 -2, etc. Prueba invenciblemente contra los pelagianosque la gracia es necesaria para toda buena obra : contra lossemi-pelagianos, que es necesaria tambien para formar bue-nos deseos ; por consiguiente, para el principio de la f° y dela salvation : contra unos y otros, que es puramente gratuita,siempre proveniente , y no prevenida por nuestros deseos ópor nuestras buenas disposiciones naturales : estos dos dogmas,de los cuales el uno es consecuencia del otro, fueron adopta-dos y confirmados por la Iglesia, y nadie puede separarse deellos sin caer en la heregáa .

En el libro de la Predestinacion de los santos , cap .

GRA 373

dice este Santo Doctor que la segunda de estas verdades le

fue revelada por Dios, cuando escribia sus libros « Simplicia-

no. No se debe inferir de aquá que la ignorasen los Padres,

eus predecesores, ni que todo lo que °l dijo respecto « la gra-

cia le fue inspirado ó sugerido por revelation , como algunos

teólogos quisieron persuadirlo. Tampoco se sigue que la Igle-

nia, en el hecho de confirmar los dos dogmas ele que habla-

rnos, haya adoptado tambien todas las pruebas de que se va-

lió San Agustin , todos los discursos que hizo , y todas las es-

plicaciones clue dió de muchos lugares de la Sagrada Escritura :

esto es una equivocation con que pudieron ser sorprendidos

sugetos poco ilustrados, cuando se dice que la Iglesia aprobó

solamente la doctrina de San Agustin .

Los teólogos que sostienen con tenacidad que la gracia

victoriosa ó victrix prcdeterrninantc, eficaz por sá misma, la

predestinacion gratuita « la gloria, etc ., es doctrina de San

.Agustin dieron lugar « que los incr°dulos y socia ianos asegura-

sen que la Iglesia, en el hecho de condenar « Lutero, Calvino,

Bayo, Jansenio, etc., condenó tambien al mismo San Agus-

tin, lo cual es absolutamente falso . (V°ase agustinianos, con-gruismo . Ictnsenisrno, etc .)

GRADO, GRADUADO. En el articulo doctor liemos ha-

blado de los grados de Teologáa, y en el Diccionario de Itc-risprudencia. se hallar«n los privilegios ele los graduados .

GRADUAL. Salmo ó parte de un Salmo que se canta enla _Misa entre la Epástola y el Evangelio . Despucs de haber oido

la lectura de la Epástola, que es una instruction para los fie-les, es natural que manifiesten « Dios su reconocimiento , lepidan con sus oraciones la gracia necesaria para aprovecharesta leccion, y espliquen con sus c«nticos los afectos que ella

debió inspirarles. Por eso, despees del Evangelio se cantatambien el sámbolo ó la profesion de f°.

A este Salmo ó versáculo se le dió el nombre de gradual,

374

GREporque el cantor se colocaba sobre las gradas ciel p«lpito í tri-buna ; si cantaba solo y todo de una vez, esta parte se llamabael tracto ; cuando el coro le respondia y cantaba otra parte,se llamaba responso í reshonsorio : aun se conservan todos es-tos nombres .

Tambien se dií el nombre de gradual al libro que con-tiene todo lo que en el coro se canta en la Misa, asi comose llama antijonario el clue contiene lo que se canta ó v°s-peras.

Finalmente, los quince salmos clue cantaban los hebreossobre las gracias del templo, se llaman salinos graduales. Al-gunos escritores lit«rgicos piensan que este nombre vino deque ellos elevaban por grados la voz cuando cantaban estossalmos ; pero esta opinion nos parace poco probable .

GRANDMONT. Abad°a í monasterio, cabeza de los reli-giosos de este nombre, situado en la diícesis ale Limoges . Estaorden fue fundada por San Esteban ale Tiers, hacia el a»o1076, aprobada por Urbano in en el de 1188, y poronce Papas, sus sucesores. Al principio fue gobernado porpriores hasta el a»o 1318 , en que fue nombrado abad Gui-llermo Balliceri , y recibií la bendicion y sus ceremonias pormano de Nicolós, cardenal de Ostia .

La regla que habla escrito el mismo San Esteban, _lueera ale sobrada austeridad, fue moderada por Inocencio iven 1247, y por Clemente v en 1309. Fue impresa en Ruanel a»o de 1672 . Se suprimií esta orden en Francia el 24 defebrero ale 1769 .

GREGORIANO . -Sc llama asi cl rito í la coleccion ale próc-ticas á instituciones atribuidas al Papa San Gregorio ; y asidecimos Rito Gregoriano, canto Gregoriano , liturgia Grego-riana.

El rito gregoriano se compone de las ceremonias que estePont°fice mandí observar en la Iglesia Romana en la liturgia,

GRE 375en la admistracion de Sacramentos y en las bendiciones : es-tan contenidas en el libro que se llama Sacramentarlo de San

Gregorio , y se halla, en la coleccion de sus obras .. No por esose puede asegurar clue este Papa las instituyí, porque no hizomas que poner en el mejor orden el Sacramentario del PapaGelasio , compuesto antes ciel a»o 496, y que se observabamas de un siglo antes de † San Gregorio. Cualquiera puede con-vencerse de esta verdad, comparando un Sacra trieritario conel otro, por medio de la. obra titulada Codices Sacramen-tortcnz, publicada en Roma por Tomasio en el a»o, de 1680. .El mismo. Gelasio, no es tampoco el primer autor- de las . oraciones y ritos principales ale la liturgia . latina ;- antes bien serefirií su antig‡edad at or°gen apostílico en todos tiempos .

No se contentí San Gregorio con poner en orden lasoraciones que debian cantarse ; arreglí tanibien el canto quepor esta razon se, llama canto gregoriano . Para conservarle es-tablecií en Roma una- escuela ale cantores, que ',aun subsist°atrescientos a»os despues en tiempo de Juan Diócono , y álmismo no se desde»í . d e presidir esta, escuela .. El monge Agustin, al salir para Inglaterra, lleví cantores de la escuela ro-mana que instruyesen tambien ó loss de las Gaulas. (Váasecanto .) , :

En orden ó la liturgia, no son ale mucha importancia lasvariaciones que de ella hizo San Gregorio , porque la parteprincipal , que llamamos canon de la Misa, ess mas antiguaque San Gregorio y que Gelasio, Aunque, segun la . opinioncomun, no se escribií este cónon . hasta el siglo v, siempre secreyí que venia de los Apístoles, y nadie se atrevií nunca ó.cambiarle en la sustancia . El a»o 426 el Papa . Inocencio i, en.su Ejp°st. ad Decent . , habla ale esta liturgia, como de unaˆtradicion que venia del apístol San. Pedro .. En el, de 431 SanCelestino i escribe ó los obispos ale las Gaulas, clue es preciso;consultar las oraciones sacerdotales recibidas por mano de Ii

376

GRE

Apístoles por tradition, para ver en ellas lo que debe creer-

se. San Leon, que murií el ado 461, aóadií solamente al e°- .

non las cuatro palabras siguientes : Sancttczn sacrUiicium, im-maculatana hostianz, y no dejí de notarse esta variation aun-

que tan libera . Gelasio, que ocupí la silla apostílica desde el

ado 492, Basta el (lo 496 , colocí el c°non ° la cabeza de sil

sacrantentario , sin variar en «l una sola palabra . En 538 el

PapaVi,;ilio, envi°ndole ° lin obispo de Espaóa, le dice, que

le recibií de tradition apostílica . San Gregorio , elevado °

la tiara en 590 , no hizo en el canon sino clos pequeóas va-

riaciones : le aóadií la frase siguiente : Dies que nostros iza tinapace, disponas, y aóadií la recitation (le] pater nosier antes

de la fraccion de la hostia, y segun otras liturgias no se reza-

ba hasta d .siaucs de la fraccion. Este cambio, aunque tan li-

gero , no dejí (le hacer algue ruido . Desde San Gregorio, ídesde el allo 600 , no se tocí en el canon : solo se aóadií lapalabra ainen al fin de muchas oraciones .

Por lo mismo, las oraciones que preceden í siguen al ca-non, son lo »nico que trabajaron muchos Papas : eligieronEpástolas y Evangelios : hicieron Colectas, Secretas, Prefaciosy Post-Comuniones, todo propio de los misterios í (le lossantos, cuyos oficios instituyeron. San Leon compuse muchos,Gelasio aumentí tambien su n»mero , y San Gregorio com-pendií y ordení el trabajo de Gelasio, aóadiendo í cambian-do muy poco : esto es lo que nos dice Juan Di°cono en laVicia (le San Gregorio , lib . 2 , cap. 1 7 , y se deja ver por lacomparacion (le los dos Sacra mentar'ios. La Alisa gregorianaes la mas breve de todas las liturgias .

No todas las Iglesias adoptaron desde el principio cl Sa-cramentario gregoriano . La constancia (le muchos en conser-var su antiguo rito demuestra que nunca fue facil introducirvariedad en la creencia , en el culto y en las pr°cticas religio-sas de las naciones : la iglesia de Milan conserví el Sacramen-

GRE 377

tario ambrosiano , que aun sigue en el dia : las de Espaóa

permanecieron en el uso de la liturgia perfeccionada por San

Isidoro de Sevilla, que despues se llamí Muz°rabe (*) : las

de las Gaulas conservaron el antiguo oficio galicano hasta el

reinado de Carlomagno . Los protestantes , que imaginaron

que los Papas fueran inventores de una religion nueva en la

Iglesia Latina, manifestaron poca ilustracion, y menos cono-

cimiento de las antig†edades .

Cuando fue preciso instituir misas para nuevos Santos, se

tomaron las oraciones del Sacramentarlo del Papa Gelasio,

que no Babia usado en el suyo San Gregorio , y otras veces

se tomaron de ambos Sacra mentarios : de aquá provino la va-

riedad que se nota en los misales, lo que sucede aun en nues-

tros dias cuando se aóaden nuevos oficios í se reforman los

antiguos. Le Bruin, Eaplic. des cerezn . de la Messe , torn . 3 .,",

p°g. 137. (V«ase liturgia .GREGORIO (SAN) Obispo de Nescesarea, llamado Tau-

maturgo, por la multitud de milagros que hizo : murií cercadel aóo de 270. Los protestantes respetan sus obras , por serdel siglo ni. De ellas, solo conservamos un panegárico en elo-gio de Orágenes , su maestro, un sámbolo í profesion de f«

catílica » ortodoxa sobre el misterio de la Santásima Trini-dad , una Epástola canínica sobre las reglas de penitencia, yuna par°frasis ciel Eclesiastes. La mejor edition de estas obras

es la que se hizo en Parás en el aóo de 1622 . En orden ° lossermones que se le atribuyeron, se cree clue fueron obra deSan Prolo , discápulo y sucesor (le San Juan Crisístomo, quemurií el aóo de 447 .

‡Qu« es lo que pueden oponer los socinianos contra una

profesion de f« compuesta mas de sesenta aóos antes del con-cilio de Nic«a, en que cl Verbo divino se llama la sabiduráa

('> V«ase 772uzcirabes .Tv:1 tj IV. `F o

378

GR Esubsistente, de un poder y de un car«cter eterno , ínico Seóor,solo de uno solo , Dios de Dios, y Eterno del Eterno? En ellase dice due en la Sant°sima Trinidad son indivisibles la glo-ria y la eternidad , que en ella no hay nada criado, ni quehubiese principiado « ser, que el Padre no subsisti» nunca sinel Hijo, ni el Hijo sin el Esp°ritu Santo ._ Bullas, defensio fd.Niecrrn , sec. 2 .a, cap . 12 . Por otra parte, sabemos que en elario 264 asisti» San Gregorio Tai ni(°tureo al concilio ele An-tioqu°a, en el. cual fue condenado Pablo ele Samosata, precur-sor de los arrianos .

áY qu† pueden: decir los protestantes cuando se les hacever, que este mismo . Santo en el Paneg°rico de Or°genes,ním.. 4 y 5 , ruega « su Angel Custodio , y le d« gracias porhaberle hecho conocer « este grande hombre? Se vale ele laspalabras de Jacob en el G†nesis,. cap. 48, . v. 15 : el Santo An-gel, del Seóor es quien me conduce desde nii infancia .

GREGORIO DE NACIANZO (SAN) . . Doctor de la Iglesia,muerto el aóo 389 » 391. Entre los autores eclesi«sticos esconocido este grande obispo por el nombre de San Gregorioel Te»logo, por el profundo conocimiento que tenia de nues-tra religion, y por el estilo singular y en†rgico con due es-plica sus doctrinas dogm«ticas y morales. Fue °ntimo amigode San Basilio. Sus obras en dos volímenes en folio, contie-nen : 1 ‡, cincuenta discursos » sermones sobre diversas mate-rias : 2 .‡, doscientas treinta y siete cartas 3 .‡, algunos poemas .La antigua edition de Par°s, publicada por el : Ab. de Billy,ser« oscurecida por la nueva que prepar» y dispuso Don Pru-dencio Marand, y que publican actualmente sus doctos aso-ciados. El primer tomo de esta edition ya corre impreso . Paraatacar los protestantes la antigua disciplina ciel celibato de losobispos, sostienen que San Gregorio de Naeáunzo naci» despues del episcopado de su padre ; y en prueba citan las pala-bras que le dirige su padre : nondum tantam eniensus cs vi-

GRE

379

tam, cuantum efluxit nnilii sacrUfcwruˆn tempus . San Grego-

rio Nacianzeito de vit‰ suŠ Poem 1 ‡, p«g. 281. Pero se les

sostiene que en este pasage e)~' , saer.fe orum, no signifi-ca las funciones de obispo, sino en los sacrificios de la idola-tr°a en que se habla criado el padre ele San Gregorio Nacian-

ceno : este santo doctor en la oracion segunda le dice : illum

f

ex Paternorum Deorum servitute fuga elapsum : asi el primer

pasage solo significa . : vos no hab°ais nacido cuando yo sacri-

caba « los ádolos. En un tratado hist»rico y dogmeático sobre

las formas de los Sacramentos, impreso en 1745 , el P. Mer-

lin , jesuita, prueba que San Gregorio de Nacianzo habla na-cido siete aóos antes del bautismo, y diez aóos antes ciel . obis-

pado de su padre. El P Stilting, uno de los bolandistas, hizolo mismo en el torno 3 .‡ ele Setiembre .

Algunos censores imprudentes, dicen, que la ardiente pa-sion ele este Santo Padre « la soledad le hizo un hombre tristey melanc»lico, y que traspas» los l°mites de la justicia por sucelo contra los hereges .

Pero áseria justo preferir el reposo de la soledad « lasturbaciones que los arrianos hablan suscitado en todas las ciu-dades Episcopales, y « las borrascas que levantaban contratodos los obispos ortodoxos? El habla sido envuelto en suspersecuciones , y mas de una vez hablan atentado contra suvida : el santo obispo no emple» contra ellos sino la dulzuray la paciencia , nunca quiso implorar contra ellos la potes-tad secular , y mandaba a sus ovejas que les volviesen siemprebien por mal : Orat . 24 y 32. Consinti» salir de la soledadcuando loeaigia el bien ele la Iglesia ; pero quiso nias dejar lasilla de Constantinopla , que disputarla con sus compaóeros .áD»nde hallaremos una virtud mas pura , mas dulce y masdesinteresada?

Se opuso « la osad°a con que los arrianos y macedoniannscelebraban juntas cism«ticas, y se apoderaban de las Iglesias :

380

GREBarbeirac se lo acrimina, y diserta largamente contra su in-tolerancia : Tratado c«e la moral de los Padres, cap. 12, S 3y sig. Bien sabido es el nodo con que los arrianos se portabancon los catílicos : les quitaban violentamente las iglesias entiempo ele los emperadores Constancio y Valente, quienes losprotegian ó cara descubierta . °Seria un crimen el que Teodo-sio, instruido ele su conducta sediciosa les hubiese quitado loque ellos tomaron por la fuerza, y el que San Gregorio lo hu-biese aprobado? Pero los arrianos tuvieron una conducta tanparecida ó la de los protestantes, que no se puede justificar óunos sin absolver ó los otros.

San Gregorio de Nacianzo protestí que no quer«a asistira ningun concilio despucs que vií reinar en estas asambleaslas disputas, las quejas, el furor y el genio dominante : SanAmbrosio habla de ellas en el mismo sentido : de aqu« infierenmalamente nuestros adversarios el poco caso que se debe ha-cer de semejantes tribunales.

Es preciso tener presente que nuestro Santo Doctor ha-blaba de este modo en el ario 377, cuando mandaba el em-perador Valente , protector declarado (le los arrianos : quedesde el a»o 323 , hasta el de 368 se habian celebrado quin-ce concilios en favor ele estos teereges, y en todos ejercieronsu esp«ritu de dominacion , manifestando siempre su carócterviolento y furioso : en vista de esto no se deberó esrraliar laaversion que manifiestan San Gregorio y San Ambrosio con-tra todos estos concilios tumultuosos . Pero los arrianos no do-minaron en todos los concilios : no hubo indecencias ni furoren el concilio general de l icáa, en que fueron condenadoscon asistencia del mismo Constantino : DI tampoco se puedenarg†ir estas faltas al concilio Tridentino cuando pronuncií ana-tema contra los protestantes .

Otra falta ele que se queja Barbeirac, es que San Grego-r10 SUPOWa an pretendido consejo evangálico de renunciar los

GRE

381bienes de este mundo, aunque no tengamos ningun deber queó ello nos obligue . No hay cosa mas quimerica en el conceptode este r«gido censor de los Santos Padres, que todos estosconsejos evangálicos.

En otra parte hicimos ver que el Evangelio nos da ver-daderos consejos : ahora a»adimos que el mismo San Grego-

gorio de Nacianzo hacia ]o que aconsejaba ó los demas, y nofue ál solo el que hizo la misma esperiencia . °Quián es el quepuede asegurarnos el verdadero sentido del Evangelio, el quele obedece literalmente, í el que no tiene valor para practi-carle?

GREGORIO (SAN). Obispo de Nisa, hermano de San Ba-silio , y vivií hasta cerca del a»o 400 : sus obras en tres vo-l‡menes en folio, impresas en Par«s en 1615, son muy varia-das y amenas : se reducen ó comentarios de la Sagrada Escri-tura , tratados teolígicos contra los apolinaristas, cunomia-nos y maniqueos : hay una porcion ele cartas, sermones,tratados ele moral y muchos paneg«ricos , cuyas obras teclasfueron siempre miradas en la Iglesia con el mayor respeto .Daillá y otros cr«ticos protestantes, dicen, que estas obras con-tienen demasiadas alegor«as, un estilo afectado, unos discur-sos muy abstractos, y unas opiniones muy singulares , . queestos defectos provienen sin duda de la adhesion de esteSanto Padre ó los libros y opiniones de Or«genes .

Es una injusticia el acusar ó los Santos Padres por unosdefectos que son comunes ó todos los escritores de su tiempo,y que entonces se miraban como verdaderas perfeciones : esotra injusticia exigir que sus discursos sean siempre claros,siendo as« que. tratan de misterios muy profundos y oscurospor su misma naturaleza : f nalizente, es tambiem otra injus-ticia el acusarlos porque mas bien trataron de inspirar la vir-tud ó sus lectores, que de aumentar sus conocimientos . SanGregorio de Nina no cayí en ninguno de los errores que cen-

382

GREsuran en Or«genes : sus opiniones, aunque parecen singulares,contienen el mayor fondo de sabidur«a, y son mas bien du-das que dogmas : si los cr«ticos protestantes hubiesen imitadosu moderation, todo el mundo los apreciarla .

GREGORIO I (SAN). Papa, por sobrenombre San Grego-rio el Grande ., Doctor de la Iglesia, que desempeíó el sumopontificado desde el aío c«e 590 hasta el de 604 . Sus obras,redactadas por Dionisio de Santa Marta , fueron impresas enPar«s en cuatro tomos en folio el aío de 1705, y volvieron° imprimirse en Verona, y en Ausburgo en el de 1758 . Con-tienen liomilias y comentarios sobre la Sagrada Escritura, losmorales, y un sin n»mero de cartas. Hemos hablado en el ar-t«culo Gregoriano de lo mucho que trabajó San Gregorio so-bre la liturgia .

Muchos incrádulos modernos acusan .° este Santo Padre elehaber errado en los principios de religion, por haber prohi-bido ° los eclesi°sticos el estudio de las bellas letras y cienciasprofanas, haber hecho destruir los monumentos ele la mag-nificencia romana, y haber hecho quemar los libros de la bi-blioteca del Monte Palatino. Estas son otras tantas calumnias .Bayle y Barbeirac, muy poco dispuestos ° favorecer ° los Pa-dres, sin embargo, tuvieron la buena fá ele confesar que la»ltima ele estas acusaciones, que es sin duda la mas grave,ni es probable, ni est° probada, aunque Brucker, menos jui-cioso , trató ele sostenerla . Hist. crit. de la Filosof. , tomo 3 .†,part. 2 .a, lib . 2, cap. 3 .

El autor de la Historia Cr«tica del Eclectismo batió consolidez ° Brucker : demuestra, 1 .†, que esta impostura no est°apoyada erg mas autoridad que la ele Juan de Sarisbery , autordel siglo xii, destituido de toda cr«tica, y que no cita enprueba del hecho, sino una pretendida tradition . ‡Y ele dóndesalió esta? ‡Cómo pudo conservarse quinientos aíos de bar-barie para llegar hasta Sarisberi? 2 .†, antes del pontificado (te

GRE 383San Gregorio saquearon los b°rbaros tres veces ° Roma ; y esimposible que en su tiempo subsistiese una biblioteca como ladel monte Palatino despues de tres saqueos . 3 .†, el »nico he-cho verdadero es lo que este Santo Papa escribe ° Didier, ar-zobispo ele Viena , acus°ndole de que enseíaba la gram°tica° algunos sugetos, y de que se ocupaba en la lectura de losautores profanos :, un obispo tiene deberes mas sagrados y masperentorios que esta ocupacion ; ni esto basta para probar queSan Gregorio condenase en general el estudio de las cienciasprofanas. En otra obra reconoce que es »til el estudio de otrasciencias para entender el verdadero sentido de la Sagrada Es-critura : lib. 5 . sobre el 1 .† de los Reyes, cap. 3 y 4.. Porquehaga profesion expresa de no estudiar, porque brille en susobras el adorno del lenguaje, y haya hablado como los igno-rantes con el fin de que le entendiesen, . no se sigue el que hayaerrado en los principios de religion . Hay mas justo motivopara declamar contra Juliano apóstata, quien daba gracias °los dioses, porque se habian perdido los nias de los libros delos epic»reos y lo, pi_rrónicos, y deseaba que se hubiesen des-truido del todo los libros de los galileos, es decir ; los delos cristianos . . Fragor . Epist., p°g. 301 : Ep«st. 9 ad Ecdi-ciwn.

Descontento Brucker con esta apolog«a compuso unalarga disertacion ele treinta p°ginas, en 4.†, para batirla porlos cimientos .. Representa que Juan de Sari sbery cita con el tes-timonio (le los antiguos, Traditum ˆ mayoribus ; pero ° na-die nombra, ni dice dónde est° escrita semejante tradicion .Aíade rid«culamente Brucker que es bien estraío que fundenen esta tradition los papistas, que tanto se precian de sus tra-diciones : como si los católicos llamasen tradiciones los sim-ples dichos, que no se encuentran en ningunos (lelos autores .Nosotros les contestamos que no deja de ser gracioso que unprotestante que abomina hasta de las tradiciones escritas, se

384

GREempe«e en admitir una que no se encuentra en ningunaparte .

Se obstina en que pudo conservarse la biblioteca delmonte Palatino, í pesar (le los tres saqueos de Roma . Pero lasimple posibilidad de un hecho no basta para hacerle proba-ble. Elogia los talentos y virtudes de Juan de Sarisbery, quienpor su mórito fue promovido al obispado de Chartres ; sinembargo, Brucker repite rail veces que las virtudesepiscopa-les no bastan para suplir la falta de cr°tica y de discernimien-to. Si Juan de Sarisbery hubiese asegurado un hecho contra-rio í las pretensiones de los protestantes, le mirarian con elmayor desprecio . Sabemos que este autor no tenia ínimo deacusar í San Gregorio , sino mas bien de alabarle. Y esta pu-reza de intention, »de quó sirve respecto í la verdad delhecho?

Ademas, Juan de Sarisbery habla de libros de malemc°ti-cas : por esta palabra se entend°an en aquellos tiempos los li-bros de astrolog°a judiciaria : en efecto , dice que estos librosparecian revelar í los hombres los pensamientos y los orícu-los de las potestades celestiales . Aun cuando San Gregorio Lut-hiera mandado quemar semejantes absurdos, mas perniciososaun en los siglos de ignorancia que en cualquiera otro tiem-po, no hubiera hecho mas que imitar í San Pablo en los lle-chos Apostálicos, cap. 19, V. 19. »Seria esto bastante para acu-sarle de haber aumentado la ignorancia y de haberla queridohacer incurable ? Este Papa estaba tan lejos ele tener un geniodestructor, que no quer°a que se arruinasen los templos delpaganismo, sino que se les purificase con las bendiciones parahacerlos iglesias, (le lo cual ól mismo did ejemplo . Ep°st. 71,libro 9 .

Otros dicen que el celo de este Papa contra la ambitiondel patriarca de Constantinopla era muy desarreglado . Esfalso. Juan el Ayunador, colocado sobre esta silla , quiso tomar

GRE

385cl t°tulo de Patricn -cct Eczrznónico á universal , que era lo mis-mo que dar í entender due todos los demas eran sus depen-clientes : »tenia derecho í este t°tulo? Tan orgullosa presun-cion fue el primer górmen ciel cisma que los griegos verifi-caron doscientos altos despues. Asi que , tenia razon San Gre-gorio en oponórseic, y no habiaun medio mejor de condenarla vanidad de aquel Patriarca, que tornar el t°tulo modestode Siervo de los Sicrvos de Dios, como lo hizo este Papa .

Nunca quiso que se usase de violencia para atraer í losjud°os í la fó, y es falso que se condujese de diferente modocon los teereges, por mas que quieran acusarle : lo contrariose prueba por sus mismas cartas : lib. LO, Ep°st. 35 : lib . 7,Epist. 5 : lib . 12, Epist . 30, etc. Para acabar (le destruir la sec-ta ele los donatistas en †frica, no quiso que se usase sino delos medios de dulzura .

Se le acusa (le dureza , porque mandá que una religiosaseducida y su seductor fuesen castigados por Cipriano, diíco-no y rector (le Sicilia : lib . 4, Ep°st. 6. El no determiná el cas-tigo, y no hizo mas clue cumplir con los deberes de un gefede la Iglesia, empleando sus cuidados en hacer que se obser-vasen los cínones, y en reprimir los vicios escandalosos .

El emperador Mauricio, pr°ncipe duro y avaro, dio mo-tivo con sus asperezas í que se alborotase el ejórcito : los solda-rlos nombraron por gefe í un oficial llamado Focas : este hizodegollar su presencia í Mauricio y su familia . San Gregorio leasuro como un monstruo í quien era preciso dulcificar : le es-cribiá felicitíndole por su advenimiento al trono, etortín-dole í que no imitase los vicios de su predecesor. Nuestroscensores dicen que este rasgo de debilidad basta para empa-«ar el brillo de todas sus virtudes . No hay nada de eso : si estePapa hubiese irritado í Focas, atraeria una tempestad sobreItalia, y se le acusarla de un celo real entendido .

Lo mismo sucede con las cartas que escribiá í Brunequil-TOI1I0 IV. 49

386

GREde (*) : elogia el bien que hacia, y nada dice de los cr«menesde que la acusan ; pero estos cr«menes no son demasiado cier-tos, y no faltaron í esta reina en nuestros (lias apologistas ce-

losos. Hist. de _Francia por el Ab . Velly, tom. 19 , etc .Por lo mismo es injusto que se nos represente la conduc-

ta de San Gregorio como un modelo (le aquellos hombres cluecaen en una vergonzosa esclavitud por el empeóo de soste-nerse en los grandos puestos . Bruncquilde no tenia bastantepoder para arrojar de su silla í este sumo pont«fice : ni el mismoFocas hubiera podido verificarlo sin etnbiar un ej°rcito ,í Italia .

Uno de los rasgos mas gloriosos de la vicia de San Grego-rio es el haber enviado al Monge Agustin con otros muchosmisioneros í trabajar en la conversion (le los ingleses y otrospueblos del norte : esta es la razon que hay para que hubiesecaido en desgracia con los protestantes. Apuraron todos losrecursos por desacreditar estas misiones: dicen que la conver-sion de estos pueblos, solo se verific» en la apariencia, queno hicieron mas que cambiar las antiguas supersticiones delpaganismo por las que se habian introducido en la Iglesia ro-mana , y clue conservaron la mayor parte de sus errores y desus vicios . Gregorio, aóaden estos intr°pidos calumniadores,permiti» í los anglo-sajones el que sacrificasen í los santos losmismos cimas de fiesta, y las mismas v«ctimas que ofrecian í susantiguos dioses. 11losheim Hist. Eccles ., siglo -vi, primera part .,cap . 1-', S 2, nota (1 ) .

Esto es exagerar y apurar todo lo posible los recursos de

(") Brunequilde , reina de Francia , hija (le la familia que entoncesreinaba en Espana , fue cruelmente asesinada por Clotario, rey de Francia .Los escritores de esta nacion le atribuyen varios cr«menes que no estan su-ficientemente probados . Ella es muy elogiada por San Gregorio Magno, íquien consult» sobre varios puntos, y sostenida por el llustrisimo Fcyjoo

en las upolu;«as (le su teatro critico . V°ase la Hist . ecl°siastica de Amat .,lib . 8, nám . 2i2, 233 y 2!,6 .

GRE 387la malignidad y de la impostura . Pondremos aqu« literalmente

todo lo que dice San Gregorio. Despues de haber dicho queno se deb«an destruir los templos de los paganos, sino puri-ficarlos, y convertirlos en Iglesias cat»licas , aóade : "como tie-nen costumbre (le ofrecer sus bueyes en sacrificio í los demo-nios, tambien en esto se deben cambiar algunas de sus solem-nidades : de modo que el dia de la ded icacion , » de la fiestade los mírtires, cuyas reliquias conservan, se construyan al-gunas tiendas de verde » foliage en torno de estos templosconvertidos en Iglesias cat»licas, y clue celebren la fiesta confestines religiosos, matando sus bueyes, no para inmolarlos aldemonio, sino para comerlos en honra y gloria de Dios, yque den gracias por su comida al ben°fico dispensador de todoslos bienes . " Lib . 11, E1>ist. 76 . † Es esto acaso permitir quese ofrezcan í los Santos, animales en sacrificio?

Beausobre acusa í S'an Gregorio ele haber forjado historiasfabulosas para eugaiiar í la emperatriz Constantina que le pe-dia la reliquia de la cabeza de San Pablo . Hist. ciel lilctniq,lib . 9, cap. 9, tous. 2, píg. 756. Pero †de d»nde sac» que es-te Papa fue el inventor de estas historias? ‡l no las asegura ;solo las refiere segne las habia oido contar í los antiguos, litˆ niajoribus accepinius : y el haber sido demasiado cr°dulo noes prueba (le su mala f° .

GREGORIO (SAN), obispo de Tours : naci» el aóo 544,muri» el de 595, habiendo sido el honor de la Iglesia Gali-cana en el siglo vi . Su obra principal es la titulada historiaEccles . Francorrtna, en la cual mezcl» la historia civil, con laHistoria Eclesiística de las Gaulas . Escribi» un tratado ele MGloria de los IJlcirtires, y otro ele la Gloria (le los Confesores,en los cine refiere sus prodigios, y la historia particular delos milagros de San Martin. Se le acusa de demasiado cr°dulo,de un estilo descuidado, grosero , y muy confuso : estos álti-mos defectos cran comunes í todos los sabios de su siglo. Pero

y

388

GRI

no quita que sus obras sean muy preciosas, aunque no se le

mire como el padre de nuestra historia . Don Ruinart, bene-

dictino, public« una buena edition de las obras de este Santo

obispo en un tomo en fol . el a«o de 1699. Víase la HistoriaLiteraria de la Francia, tom. 3, póg. 372 : Historia de laIglesia Galicana, torn. 3 , lib . 8, n°m. 594 .

GRIEGA, Iglesia. No se debe confundir la Iglesia Griegamoderna con las Iglesias ele la Grecia fundadas por los Ap«sto-

les, ya en Europa, como las ele Corinto, Filipos, Tesal«nica,

etc . : ya en la parte ele Asia, como la de Efeso, Esmirna, etc .En todas ellas se usaba el griego como idioma vulgar para la

sociedad y para la religion; pero en Antioqu»a y en toda

la Asiria se usaba el siriaco, as» como el cophto en todo el

Egipto .En los primeros siglos nada era mas respetable que la tra-

dicion de las Iglesias Griegas : las mas hab»an tenido ó los Ap«s-toles por sus primeros Pastores . Tertuliano cita ó los hereges

de su tiempo esta traclicion como un argumento invencible ;pero esta luz perdi« mucha parte de su resplandor con las he-reg»as de Arrio, Nestorio y Eutiques . El cisma de los griegosaument« la confusion, y las conquistas de los mahometanos

destruyeron casi del todo el cristianismo en estas regiones,donde fuera tan floreciente .

En el dia la Iglesia Griega se compone de cristianos cis-móticos, sujetos por lo espiritual al Patriarca de Constantino-

pla, y en lo temporal al dominio del gran seáor . Estón des-parramados por la Grecia í islas ciel Archipiílago, por el Asia

menor, y las regiones rijas orientales, donde tienen el libreejercicio de su religion. Tambien hay muchas Iglesias en Po-lonia, y en Rusia es dominante la religion Griega . Tanibienen Polonia hay griegos reunidos ó la Iglesia roinana, que no

se distinguen de los latinos sino por el lenguaje : no faltantambien de estos griegos en otros paises .

GRI

389

No debe darse mucho crídito ó la historia del cisma de los

Griegos contenida en la antigua Enciclopedia : esta historia fue

copiada de las obras de un cílebre incrídulo que no supo nun-

ca respetar la -verdad, ni dej« pasar ocasion de calumniar ó la

Iglesia Cat«lica .Para descubrir el origen de tan funesta division, que lleva

ya 700 aáos, es preciso que subamos al cuarto siglo . Antes

que Constantino hubiese trasladado la corte del imperio de

Oriente a Constantinopla, era ele poca consideration la Silla

Episcopal de esta Ciudad, dependia del Metropolitano de Hera-

clea, y no pasaba de un obispado coman : pero desde que se

traslad« ó ella el trono imperial, los obispos ele Constantino-

pla se aprovecharon del favor de la corte para darse impor-tancia, y bien pronto formaron el proyecto ele atribuirse la

misma jurisdiction que los Papas ejerc»an sobre el Occidente .Llegaron poco ó poco ó dominar ó los Patriarcas de Antio-qu»a y Alejandr»a, y °ltimamente salieron tomando el t»tulo

de obispos universales . De este modo la vanidad de los Grie-gos, su envidia, y el desprecio con que miraban generalmente

ó los latinos, fueron el primer germen de division entre lasdos Iglesias .

La mutua animosidad se aument« en el siglo vii, en me-dio de las disputas que se sucitaron sobre el culto (le las imó-genes : los latinos acusaron ó los griegos ele haber caldo en laidolatr»a ; y los griegos acusaron ó los latinos de clue enseáa-ron una hereg»a respecto ó la procesion del Esp»ritu Santo, y

ele que interpolaban el s»mbolo de Nicía renovado en Cons-tantinopla. Si liemos de (lar crídito ó algunos historiadoreseclesiósticos, ya sosten»an entonces algunos griegos clue el Es-

p»ritu Santo procedia del Padre, y no del Dijo .La cuestion se ven t i l« ele nuevo en el concilio de Gentilli

cerca ele Par»s en el aáo (le 766 « 67, y ya en tiempo ele Car-lomagno suscitaron los griegos la queja de clue se aáadia al

390

GRIs«mbolo la part«cula Fillioque, lo cual consta de la historia cielaío ele 809 .

El aío de 85'7, cl emperador Miguel III, llamado el be-bedor ó borracho, pr«ncipe muy vicioso, enojado con las re-prensiones del patriarca San Ignacio, desterró ° este virtuosoprelado, le obligó ° renunciar el patriarcado, y puso en sulugar ° Focio, hombre de genio y sabidur«a, aunque hipócritay ambicioso. Los obispos convocados para su ordenacion, le con-firieron todos los Sagrados órdenes en el corto tiempo de seisdias. En el primero le dieron la tonsura, despues le hicieronLector, Subdi°cono, Di°cono, Sacerdote, Obispo, y Patriarca :Focio se dió ° reconocer por leg«timamente ordenado en un con-cilio de Constantinopla del ario 861 .

San Ignacio, injustamente despojado, se quejó al Papa Ni-colas I : »ste tomó partido por »l , y excomulgó ° Focio en unconcilio celebrado en Roma en el aío 862 . Se acusaba, no so-lo de irregularidad en su ordenacion, sino tambien de intru-so. En vano quiso Focio justificarse, alegando el ejemplo deSan Ambrosio, quien de simple lego subió repentinamente alEpiscopado. La silla de Milan estaba entonces vacante ; perono lo estaba la de Constantinopla . El pueblo de Milan acla-maba por obispo ° San Ambrosio ; el pueblo ele Constantino-pla ve«a con sentimiento ° su leg«timo pastor despojado pornn instruso.

Los enemigos (le la Santa Sede no dejaron de calumniar° Nicolas], diciendo con la mayor falsedad que los verdaderosmotivos ele sn porte fueron la ambieion y el inter»s : clue mi-rara con indiferencia los injustos padecimientos de San Igna-cio, sino fuera que descontento con el apoyo que Focio teniaen el emperador, se Babia substraido de la jurisdiccion de Ro-ma, y separado de la misma ° las provincias de Iliria, Mace-donia, Epiro, Acaya, Tesalia, y Sicilia . Mosheim Ilist. Eccles .,sig. r1, part . -- a , cap. 3 , S 28. Aun cuando se probase tan

GRI 391temeraria sospecha, ádeb«an los Papas renunciar su jurisdic-cion leg«tima para favorecer la jurisdiccion de un intruso?D«gannos de parte de quien deben suponerse motivos odio-sos, á de parte de un poseedor leg«timo, o de parte de un usur-pador? Los esfuerzos que hizo socio para justificarse con elPapa Nicolas demuestran que »l no negaba la jurisdiccion deeste Papa sobre la Iglesia griega .

Resuelto Focio ° no ceder, excomulgó al Papa y le decla-ró despojado en un segundo concili°bulo celebrado en Cons-tantinopla el aío de 866. Tomó el t«tulo ostentoso de patriar-cce ecurn»r†co ó universal, y acusó de hereg«a ° los obispos deoccidente por su comunion con el Papa . Los acusa, 1 .‡ de ayu-nar el s°bado : 2.‡ de permitir el uso de la leche y queso en laprimera semana de cuaresma: 3.‡ de impedir el matrimonio° los presb«teros : 4.‡ de reservar ° solos los obispos la uncionciel crisma que se hace en el bautismo : 5.‡ ele haber aíadidoal s«mbolo de Constantinopla la part«cula Fillioque, y ele espli-car de este modo que el Esp«ritu Santo procede del Padre ydel Ilijo : las demas acusaciones de Focio contra los latinos sonrid«culas » indignas de atencion. A instancias ciel Papa Nico-las I, Eneas, obispo de Par«s, Odon, obispo de Beauvais, Adon,obispo de Viena y otros, respondieron con energ«a ° las acu-saciones de Focio, y le refutaron invenciblemente .

Este hizo una action loable, imitando la firmeza de SanAmbrosio. Cuando Basilio el Macedonio, habi»ndose franquea-do el camino ciel trono imperial por el homicidio (l e su pre-decesor, se presentó para entrar en la catedral de Santa Sofia,le detuvoFocio, ech°ndole en cara su crimen . Indignado Ba-silio, tuvo un rasgo de justicia, aunque por venganza, y porcontentar al pueblo, restableció ° San Ignacio en la silla pa-triarcal, y mandó que Focio fuese recluido en un monasterio.El Papa Adriano II aprovechó esta. ocasion para convocar°Constantinopla el octavo concilio general, que se verificó efec-

392

GRItivamente el a«o de 869, compuesto de trescientos obispos, y

sus legados, clue le presidieron : en íl fue Focio universalmen-

te condenado como intruso, y sujeto ó penitencia p°blica .

Pero no se trat» en este concilio ele sus opiniones, ni de las

pretendidas heregáas de que Focio acusaba ó los occidentales :

prueba convincente de que los griegos por entonces no tenáan

una creencia distinta ele la de los latinos .

Cerca de diez a«os despues habiendo muerto el patriarcaSan Ignacio tuvo Focio bastante dcstre7a para ser repuesto en

su patriarcado por el emperador Basilio . Al Papa Juan VIII,

que gobernaba entonces la Iglesia, y sabia ele lo que eran ca-paces Basilio y Focio, crey» que era preciso ceder ó las cir-

cunstancias, y consinti» en la reposicion de Focio. El a«o de

879 se reuni» otro concilio en Constantinopla, en el cual fuereconocido Focio por legitimo patriarca . Es falso que esteconcilio anul» las actas del octavo concilio general, que se lia-bia celebrado en el a«o de 869 , y que fue absuelto Focio dela condenacion clue sufri» por este concilio . Este personagehabia sido condenado como intruso, y no como herege ; mas

por entonces ya no era intruso, habiendo muerto San Igna-cio. No se trat» en este concilio de atacar el dogma de la pro-cesion del Espáritu Santo , ni (le censurar la adicion hecha alsámbolo, ni de reprobar los usos de la Iglesia latina : solo se tra-t» de su restablecimiento ó la silla patriarcal de Constantinopla .

Los lega clos ele Juan VIII presidieron en este concilio: elPapa escribi» ó Focio reconociíndole por patriarca, y reci-biíndole ó su comunion : pero es falso que le dijo en su cartalas palabras siguientes : "Colocamos ó nivel con Judas ó losque a«adieron al sámbolo que el Espáritu Santo procede delPadre y del Hijo." Esta es una falsificacion que de intento sea«adi» despues ó la carta de Juan VIII. Aun es mas falso quelas Iglesias griega y latina pensaban entonces de distinto mo-cho due piensan hoy respecto ó la procesion del Espáritu San-

'T

G RI

393

to. Todas estas imposturas fueron inventadas por el autor del

Ensayo sobre la Historia Universal.Tambien es un rasgo de injusticia y de malignidad el

atribuir malos motivos ó la conducta de Juan viii . Este satá-

rico autor dice que Bogoris, rey de los b°lgaros, habiín-

close convertido al cristianismo , trat» de averiguar de quí

patriarcado debia depender aquella nueva provincia , y que

la decision de este negocio dependáa del emperador Basilio .

Lo cierto es que el rey de los b°lgaro-, -, habiíndose conver-

tido el a«o de 865 , en tiempo ele Nicolós i, envi» ó este

Papa ó su hijo con una decente comitiva, para pedirle obis-

pos, y el Papa se los envi» efectivamente . A pesar ele la au-

tenticidad de este auto de lejátima jurisdiccioii, se decidi»

en el a«o de 869 , inmediatamente despues de la conclusion

del viii concilio general, que esta provincia quedaba sujeta

al patriarcado de Constantinopla . Por lo mismo no habla ne-

cesidad de una decision, una vez clue se habla Lecho diez

arios antes ; por consiguiente no hay motivo para clue seatribuyan ó Juan VIII tan siniestras intenciones .

Restablecido Focio, renov» sus miras ambiciosas . Paraser patriarca ecuincnico era preciso que rompiese con Roma :tuvo la suficiente habilidad ele aprovechar la antipatáa de losgriegos con los latinos: tuvo acierto en hacerse con partida-rios, y no fue delirado en la election de los nieclios . Renov»la queja de los agravios que aleg» eu 866 contra la IglesiaLatina : forj» las actas de un pretendido concilio ele Constan-

tinopla, celebrado en 867, en el cual se excomulgaba ó Ni-colós 1 con toda la Iglesia de Occidente, y uni» ó las actas eleeste concilio cerca de cien firmas falsas . Falsific» la carta deJuan viii, traduciíndola al griego, y en ella hizo hablar óeste Papa como ó un herege respecto ó la procesion del Es-páritu Santo. Este fue el modo con que introdujo el cisma entoda la Iglesia Griega .

TORIO Iv . 50

394

G RINo dur« mucho su triunfo : cerca de seis aíos despues el

emperador Leon el Fil«sofo, hijo y sucesor de Basilio, le de-puso y le desterr«, confinóndole en un monasterio de la Ar-menia, donde muri« despreciado ° infeliz el aío de 891 .Despues de su muerte, los patriarcas ele Constantinopla per-sistieron en su pretension de titularse patriarcas ecum°nicos,y de ser del todo independientes de los pont»fices romanos .Sin embargo, estos no rompieron del todo sus v»nculos con laIglesia Griega . Este estado de cosas dur« ciento cincuenta aíos .

El aío 1043, siendo emperador Constantino Mon«maco,y sumo Pont»fice Leon Ix, fue elegido patriarca de Constan-tinopla Miguel Cerulario, y quiso consumar el cisma porhacerse mas absoluto . En una carta dirigida ó Italia declaracuatro reconvenciones contra la Iglesia Latina. 1 El uso delpan ózimo para la Eucarist»a. 2 El uso de lacticinios en cua-resma, y la costumbre de comer carnes sofocadas. 3 .a El ayu-no del sóbado. 4.a El que no se cante el aleluya en el tiempode Cuaresma. Leon Ix respondi« ó esta carta, y envi« lega-dos ó Constantinopla ; pero Cerulario no quiso verlos : los le-gados le excomulgaron, y °l pronunci« contra ellos la misma sentencia. Lleg« ó hacerse temible ó los emperadores porsu cr°dito sobre el esp»ritu del pueblo : fue depuesto y des-terrado por Isaac Comneno, y muri« de melancol»a el aíode 1059 ó los diez y seis aíos de su patriarcado .

A fines de este mismo siglo principiaron las cruzadas,que aumentaron el odio de los griegos contra los latinos .Cuando estos se apoderaron de Constantinopla el aío de 1204,colocaron ó los latinos en la silla episcopal de esta ciudad ;pero los griegos eligieron tambien patriarcas ele su nation, quie-nes residian en Nicea . En 1222, algunos misioneros latinosenviados al Oriente por Honorio ni, tuvieron conferenciascon Germano, patriarca griego, pero no terminaron sino enacusaciones rec»procas entre °l y el Papa .

f

GR I 395Reconquistada Constantinopla por el emperador Miguel

Pale«logo, y perdida por los latinos en 1260 , trat« este em-perador ele restablecer la union con la Iglesia Romana . Envi«embajadores al á concilio general de Lion, celebrado el aíode 1274 : en °l presentaron una profesion de f° en los t°rmi-nos que la exilia el Papa, y una carta de veinte y seis metro-politanos ciel Asia, quienes declaraban que recibian los art»-culos que hasta entonces habian dividido las dos Iglesias .Pero los esfuerzos del emperador no fueron capaces de sub-yugar al clero y ó los monges de Grecia : celebraron muchasasambleas, en las cuales excomulgaron al emperador y al Pa-pa. Algunos dicen que hubo algunas faltas por parte de Ino-cencio i -v : quiso exigir que los griegos aíadiesen ó su s»mbolola part»cula Filliogtuc, y esto no lo habia mandado el conciliode Lion. Pale«logo mismo se resisti« ; el Papa pronunci« con-tra °l una excomunion fulminante, y continu« el cisma .

En este intervalo se apoderaron los turcos ciel Asia me-nor, y fueron arruinando poco ó poco el imperio de losgrie-gos : amenazaban ó Constantinopla, cuando el emperadorJuan Pale«logo, con el designio de alcanzar socorros de loslatinos, vino ó Italia con el patriarca Jos° y muchos obisposgriegos. Asistieron al concilio general de Florencia, celebradoen tiempo ele Eugenio iv, y firmaron una profesion de f°como la de los latinos ; pero como esta reunion se hizo solopor intereses pol»ticos, no produjo ningun efecto . Los ciernasciel clero, los oronges, y el pueblo, se sublevaron de concier-to contra lo que se hizo en Florencia, y se retractaron losmas ele los obispos que firmaron las actas de este concilio . Losgriegos quisieron sufrir reas el yugo de los turcos, que reunirseó los latinos. En 1453 se hizo dueío ele Constantinopla Ma-honied II, y destruy« enteramente el imperio de los griegos.

Los turcos les dejaron la libertad de ejercer su religion yelegir un patriarca ; pero °ste ni los dernas obispos no Fue-

396

GRIden ejercer sus funciones sin obtener una comision expresadel gran se«or, y ísta no se consigue sino por dinero : losministros de la Puerta deporten y destierran ó un patriarcasi se les ofrece dinero por la eleccion de otro . El estado delos griegos bajo la domination de los turcos es una verdaderaesclavitud ; pero la ignorancia y la miseria ó que estó redu-ciclo su clero parece que aument° en ellos el odio y la anti-pat»a contra la Iglesia Romana .

Nada mas injusto en los protestantes que su afectacionen querer persuadir que son las pretensiones injustas, la am-bicion, la soberbia, y la dureza de que usaron los Papas conlos griegos, la verdadera causa de su cisma, y de la terque-dad con due perseveran. La simple exposition de los hechosdemuestra que su primera causa fue la desarreglada ambi-cion de los patriarcas de Constantinopla, y que tambien con-tribuyeron mucho las revoluciones pol»ticas de las dos partesdel imperio romano . Tal vez hay circunstancias en que losPapas debieran haber sido menos sensibles ó los insultos querecibian de los griegos ; pero los protestantes hacen muy pocofavor cuando al describir la historia del cisma disimulan losir»as de los cr»menes y devaneos por medio de los cuales lle-garon ó consumarle Focio y Cerulario. Víase Moslieim, llist .Eccles., siglo IX, part . 2 . 2 , cap. 3.á, † 27 .

Sea como sea, un te°logo debe saber cuóles son los dog-mas, los ritos, y la disciplina de los griegos cismóticos , y enquí se distinguen de los latinos .

1 .á Mil veces se prob° que segun la Sagrada Escritura, yla doctrina constante de los padres griegos, el Esp»ritu Santoprocede del Padre y del Ilijo ; y ellos sostienen lo contrario :no cesan ele acusar ó la Iglesia Latina por la afiadicion de lapalabra Fillioque que se hizo en el s»mbolo (le Nicea y (leConstantinopla, para explicar su creencia . Creen sin embar-go la divinidad ciel Esp»ritu Santo, y administran como nos-

GRI 397otros el bautismo en nombre de las tres Personas divinas;pero instituyeron nuevas ceremonias para expresar su erroren orden ó la procesion del Esp»ritu Santo : Vein. clcl Baronde Toll, tom . 1 .á, póg. 99 .

2.á Se resistcn ó reconocer cl primado del Papa y su ju-risdiccion sobre toda la Iglesia ; pero lejos (le atacar como losprotestantes la autoridad eclesióstica y la gerarqu»a, atribu-yen al patriarca de Constantinopla por lo menos tanta auto-ridad como nosotros atribuimos al Papa . Respetan , comonosotros, los antiguos cónones de los concilios respecto ó ladisciplina, y temen extraordinariamente la excomunion, queclan sus obispos, porque los priva de los derechos civiles yele toda se«al de afecto , aun por parte de sus parientes .

3 .á Dicen que no se debe consagrar la Eucarist»a con panózimo, sino con pan fermentado ; pero no niegan clue sea vó-lida la consagracion del pan ózimo. Creen, como nosotros, lapresencia real de Jesucristo en este sacramento, y la transus-tanciacion .

4 .á Aunque oran por los muertos, y dicen misas porellos, no tienen ciel purgatorio la misma idea que nosotros :muchos piensan que no se decidiró enteramente la suerte delos muertos hasta el fin ciel inundo ; pero creen clue con laesperanza se puede alcanzar la misericordia (le Dios para conlos difuntos . Los bay tambien que estar persuadidos de quelas penas del infierno no serón eternas para los cristianos :tal fue el sentir de algunos antiguos doctores griegos. En to-clos los lemas art»culos de la doctrina cristiana, no se distin-gue su creencia de la nuestra : despues veremos lós pruebasde esta verdad .

5 .á En las iglesias (le los griegos no se celebra mas queuna sola misa cada (lia, y se celebran dos solamente los do-mingos y dias de fiesta : sus vestidos y ornamentos sacerdota-les y pontificales son distintos ele los nuestros : ellos no usan

398

GRIde sobrepelliz, ni de bonetes cuadrados, ni de casulla, sino dealbas, estolas y capas . La capa con que se dice niisa no esabierta por delante, sino que se levanta sobre el brazo, se-gnn la costumbre antigua. El patriarca lleva una dalm«ticabordada con mangas de lo mismo, y en la cabeza una coronareal en lugar de mitra . Los obispos llevan sobre la cabeza,metido hasta las orejas, una especie de sombrero sin ala, ypor b«culo una varilla de íbano con embutidos de m«rfil, óele nacar y perlas .

Hacen la se°al de la cruz, pasando la mano de derecha« izquierda, y miran como liereges « los que no la liacen as»,porque dicen que al Salvador, cuando fue crucificado, le me-tieron primeramente el clavo de la mano derecha . No tienenim«genes de bulto, ni en relieve, sino solo pintadas y graba-das : esto tal vez lo liacen por condescendencia con los maho-metanos, que tanto detestan todo gínero de estatuas .

Su liturgia y sus oraciones son mucho mas largas que lasnuestras ; sus ayunos mas rigorosos y frecuentes . Tienen cua-tro cuaresmas : la primera es la de adviento, que principiacuareiita dias antes cle Natividad : la segiincla, la que prece-de « la fiesta de Resurreccion : la tercera , llamada la de losapóstoles, concluye en la fiesta cle San Pedro ; y la cuartase reeluce « quince clias antes de la Asuncion . Miran el ayunocomo uno de los deberes mas esenciales elel cristianismo .

El patriarca y los obispos son religiosos del orden ele SanBasilio, 6 ele San Juan Crisóstomo, y por consiguiente obli-gados por voto « un celibato perpetuo : el pueblo les profesamucho respeto, y inny poco « los I)clpcts ó presb»teros casa-dos. Los iiic..tropolitaiios deciden con soberan»a toclas las con-troversias : el temor de la cxconiunion, ele la cual hacen usomuy frecuente, tiene mucho influjo sobre el esp»ritu del pue-blo : no solo los priva de toda asistencia y comunicacion conlos vivos, sino que tambien piensan que produce algunos

GRI

399efectos sobre los clifuntos : Víase brucolaccrs . Esto es lo queles impide renunciar el cisma, í ilustrarse, porque su con-version les atraer»a un anatema por parte cle sus obispos .

6 . á Los viageros mas instruidos, y que vivieron mas tiem-po entre los griegos, coiivienen en que los mas elel pueblono saben apenas las primeras verelacles clel cristianismo : elaparato cle las fiestas y ceremonias, las iglesias, los altares,los monasterios, las oraciones p»iblicas, y los ayunos, formancasi toda la religion del pueblo . Ordinariamente los obisposy el mismo patriarca no saben mucho nias que el pueblo. Enel ado de 1755 ó 56 un tal Kirlo, patriarca, trató de soste-ner la necesidad elel bautismo por immersion, de excomulgaral Papa , al rey de Francia, y « todos los pr»ncipes católicos,y ele obligar « todas sus ovejas « rebautizarse : Meni. del Ba-ron cle Toll, part . 1 .", p«g. 93 . Los †nicos eclesi«sticos ins-truidos son los que vinieron « estudiar « Italia ; pero lejos derenunciar con el estudio sus preocupaciones, contraen nnnuevo grado de oclio contra la Iglesia Romana .

Se les acusa tambien ele haber conservado las mas de lasantiguas supersticiones:consecuencia natural de su ignoran-cia. As» respetan hasta el extremo algunas fuentes, « cuyasaguas atribuyen una virtud milagrosa : tienen mucha confian-za en los sue°os, en los presagios, en los pronósticos, en ladivinacion, en los chas felices ó aciagos, en los medios de ha-cer iiial (le ojo « los ni°os, y en los amuletos, talismanes ópreservativos, etc . : V»age literario d la Grecia, carta 11. (k).Los protestantes ponen en rid»culo el celo que tuvieron losPapas de reconciliar « los griegos con la Iglesia Católica, lasmisiones que enviaron al Oriente con esto motivo, y hastalos mismos sucesos que de tiempo en tiempo acaecieron « los

C) Víanse estos tres art»culos .

400

G R Imisioneros ; pero « pesar de todo esto, no se clesdenarian ellosmismos de formar una confederation religiosa con los grie-gos, y de convenirse con su doctrina . Algunos ele sus teílo-gos en el siglo pasado se atrevieron « asegurar que los griegostenóan los mismos sentimientos que ellos respecto « los diver-sos artóculos ele creencia, que nos separan de los protestantes :en prueba de esto, presentaron la confesion ele f° de CiriloLucar, patriarca de Constantinopla, en la cual profesaba estegriego los errores de Calvino . Este trozo se publicí en Ho-landa en el a»o de 1645, y con °l hicieron mucho ruido losprotestantes.

El asunto merecia examinarse por su importancia : coneste motivo se compuso la obra titulada : Perpetuidad de

la f° de la Iglesia Catílica respecto ci la Eucaristóa, impresaen franc°s en cinco tomos en 4 .á, en la cual se reunen los di--versos monumentos ele la f° de la Iglesia Griego : « saber, enprimer lugar, el testimonio ele los diversos autores griegos,que escribieron despees del siglo 1~Y, 1 .a °pcca del cisma : ensegundo lugar , las profesiones (le f° de muchos obispos, me-tropolitanos y patriarcas, la declaration ele dos í tres conci-lios que se celebraron con este objeto, y los testimonios dealgunos obispos de Rusia : †ltimamente, las liturgias, las eu-cologias , y los demas libros celesiasticos de los griegos.

Por todas estas piezas y documentos se prueba, que losgriegos admitieron en todos tiempos, igualmente que hoy,los siete sacramentos, y les atribuyeron y atribuyen, comonosotros, la virtud de producir la gracia : clue creen la pre-sencia real (le Jesucristo en la Eucaristóa, la transustanciacion,y el sacrificio (le la misa : que practican la invocation de lossantos, que honran sus reliquias ° im«genes, que aprueban laoracion por los difuntos, los votos y procesiones religiosas, etc .En esta misma obra se demuestra que Cirilo Lucar no esposoen su profesion de f° los verdaderos sentimientos de su Iglesia

CRI 401sino sus opiniones particulares, y los errores clue bahia con-traido en el roce con los protestantes durante su permanenciaen Alemania y IIolanda. Este fecho estaba ya bastante pro-bado por el modo con clue se esplicí Cirilo Lucar en su pro-fesion ele f°, porque proponia su doctrina , no como la creen-cia, que comunuiente creóa es v ense»aba entre l os griegos, sinocomo una nueva doctrina, que deseaba introducir en su Iglesia .

En efecto, luego clue se supo en Constantinopla, fue de-puesto, arrestado y sentenciado « la pena de garrote . Cirilode Berea, sucesor de Cirilo Lucar, reunií un concilio al cualasistieron los patriarcas de Jerusalen y de Alejandróa con veintey tres obispos, todos un«nimes fulminaron anatema contraCirilo Lucar y su doctrina. Partenio, sucesor (le Cirilo eleBerea, hizo lo mismo en un concilio de veinte v cinco obis-pos, al cual asistií el nmetropolitano de la Rusia . FinalmenteDositeo, patriarca de Jerusalcn, celebrí otro concilio en Pelenen el a‡o (le 1672 contradiciendo y condenando la doctrinade Cirilo Lucar y los protestantes .

Unos hechos tan notorios debieran imponer silencio alos protestantes ; pero no hay prueba que sea suficiente paraconvencer « los obstinados . Dicen : 1 . 0 que las declaraciones elef° s, las profesiones de los g riegos fueron mendigadas y obte-nidas por dinero, porque los embajadores de los próncipesprotestantes consiguieron certificados contrarios de ayunoseclesi«sticos griegos . Covell, autor ingl°s, escribií de intentouna obra en 1722 para probar que no se consiguieron frau-dulentamente los testimonios que prueban la conformidad decreencia entre la Iglesia Griega y Romana respecto « la Eu-caristóa. Mosheim sací de aquó un argumento en que tratí dehacer ver, que los controversistas catílicos en sus cert«menesno escrupulizan en usar de la impostura . Disscrt. de tlccologorzon coretentptioso, S 11. 2.á Dicen que Cirilo de Berea fue se-ducido por los emisarios clef Papa y que murií en la contu-

TOMO W.

51

402

GRI

nion romana . 3.' Que los misioneros tuvieron bastante cr«-

dito y destreza para atraer í los griegos í su partido : que si

en las obras de estos óltimos hay algunas espresiones pareci-

das í las de los cat°licos, no tenian antes el mismo sentido que

el que se les dí en cl dia. Tales son las objeciones de 111osheim

contra las pruebas alegadas en la perhctrridcrd de la f«, y su

traductor a»ade, que esta obra insidiosa fue refutada de la

manera mas convincente por el ministro Claudio . Historia delcc Iglesia., sig . xvii, secc. 2 . ? , part . 1 .'', cap. 2 .

No era posible que se defendiese peor. 1 .á Si todos los cer-

tificados que dan los griegos , respecto í su creencia fueron

arrancados y obtenidos por dinero, lo mismo pudo haber su-cedido con los que solicitaron los embajadores ele los pr†nci-

pes protestantes: no se atrevieron í publicar estos óltimos, niponerlos en paralelo con los que imprimieron « insertaron

los autores de la Perpetuidad de la f«, cuyos originales de-

positaron en la biblioteca del rey . Si realmente hubiese certi-

ficados contradictorios, preguntarianros, í cuales se deber†a (lar

cr«dito, ‡í los que estan en contradiccioncon los demas mo-

numentos, ° í los que con ellos se conforma? Por lo menos los

certificados que libraron los obispos de Rusia, y el voto desu metropolitano en el concilio que se celebr° en tiempo elePartenio, nada tienen de sospechosos .

2 .á Aun cuando fuera cierto que Cirilo ele Berea fue se-

ducido por los emisarios ciel Papa, aun seria preciso clue seprobara que fueron tambien seducidos el patriarca de Jeru-

salem, el de Alejandr†a, y los veinte y tres obispos reunidosen el concilio ele Constantinopla . No podrí esto decirse res-pecto í Partenio y Dositeo, siendo asi que confiesan haber

sido ambos enemigos declarados de los latinos ; sin embargo,puestos í la cabeza (le sus concilios fulminaron anatema con-tra la doctrina de los protestantes .

3 . á Para probar clue todos estos griegos se pasaron al par-

GRI 403tido de los latinos, es preciso fingir que nos olvidamos de la

antipat†a, ciel odio y de la envidia que reinaron siempre, y

que aun reina entre los griegos y latinos. Si confrontamos

el lenguage y las espresiones de los griegos modernos con los

antiguos Padres de la Iglesia Griega, con las liturgias de San

Basilio y de San Juan Cris°storno, y con otras obras eclesiís-

ticas muy antiguas, todos hablan del mismo modo. ‡En qu« se

puede fundar la falsa suposicion de clue las mismas palabras

no significan una misma cosa en todos estos monumentos? En

este caso, serí inutil en adelante citar libros y alegar prue-

bas por escrito .El traductor de Alosheim trata de confundir las «pocas y

los hechos. La respuesta del ministro Claudio í la Peiyetuidudele la f«, se imprimi° en 1670, cuando aun no se habia pu-

blicado mas que el primer tomo ele esta obra : sali° el segun-do torno en 16 2, y el tercero en 1674 : í estos clos ninguna

r«plica puso Claudio : el cuarto y quinto fueron obra del AbadRenaudot en 1711 y 1713, entonces ya habla muerto Clau-dio, porque todo el inundo sabe clue falleci° en la llayaen 1687. ‡C°mo, pues, se asegura que refut° de un modoconvincente una obra ele cinco tomos en 4.á siendo as† quecuando se trat° ele su refutation, solo se habla publicado eltomo primero? En los cuatro siguientes fue destruida en untodo su pretendida refutation . En el tercero es donde se ha-llan los certificados y mas documentos (le los ,-riegos con masautenticidad `- en rias nómero ; y en el cuarto, lib. 8, se dis-cute completamente la historia (le Cirilo Lucar .4.á En los clos óltimos tomos no se trata de probar la con-

formidad de creencia entre la Iglesia Griega y latina ; pero seconfronta su creencia con la (le los nestorianos, separados de

la Iglesia Romana desde el siglo y, y con la ele los eutiquianoso jacobitas, cismíticos desde el siglo vi . As† que se puso enclaro la creencia, la liturgia, las costumbres yla disciplina de

404

GRTlos et«opes, de los copbtos de Egipto, de los sirios, jacobitasymaronitas, de los armenios y de los nestorianos, dispersos enla Persia y la India . Asi somos deudores í la incredulidad elelos protestantes ele las noticias que henos adquirido de todasestas sectas, de quienes ningun caso hacian los teólogos yahacia muchos a°os : de aqu« resulta que estas sectas tampocoestar ele acuerdo con los protestantes . Este hecho recibió nue-vos grados ele certidumbre despues que el sabio Asemani pu-blicó su Biblioteca0riental en cuatro tomos en folio, impresaen Roma en 1719 .

Estos hechos eran bien conocidos del c»lebre Mosbeim,sin embargo se atrevió í citar en 1733 algunos literatos ingle-ses, para probar clue las profesiones de f» y los certificados delos griegos se debieron al soborno, í la arter«a, y í todos losmedios mas odiosos. Ciertamente, esto era insultar í toda laEuropa . Dissert. 3.a de teologo non contemptioso, S 11.

Aunque los griegos hayan conservado un patriarca deAlejandr«a, no se le debe confundir con el de los cohptos :estos clos c»lebres personages nada tienen de coman, sino elser ambos cismíticos . El primero es el pastor de los griegosunidos en creencia y coinunion con el patriarca de Constan-tinopla ; el segundo gobierna los jacobitas ó eutiquianos, y es-tiende su jurisdiction hasta los de Etiopia ó Abisinia . Del mis-mo modo, si los griegos tienen un patriarca de Antioqu«a, estaml:>ien diferente del patriarca de los jacobitas sirios, y delpatriarca católico de los maronitas reunidos í la Iglesia Ro-mana. (V»ase orientales .)

No percibimos con clue fin ni por qu» motivo cantan eltriunfo los protestantes de resultas de la terquedad con quelos griegos perseveran en su cisma y en su odio contra la Igle-sia Romana, horque en vez de serles favorables, son testigosque deponen contra ellos : por este medio se demuestra, quelos dogmas que los protestantes disputan con nosotros, no sou,

GRT 405congo ellos pretenden, nuevas doctrinas inventadas en los ál-timos siglos, porque estos dogmas se creen y coinf elan Ivorlos miembros ele la Iglesia, G' ,*ega, nuestros enemigos declara-dos, y estos sin duela no los recibieron de la Iglesia Rcrnana,despues que se separaron ele ella y formaron su cisma . No fuerias posible í nuestros misioneros atraerlos al partido de los

latinos, que í hacerles renunciar su cisma, que acercan í nos-otros los nestorianos y jacobitas. Estas tres sectas, tan enemi-gas unas de otras, como de los católicos, jamas pudieron con-venirse en dada, ni quisieron tomar una de otra la cosa .maspeque°a. La unidad con que condenan todas ellas la doctrinade los protestantes demuestra, que la parte de creencia queanis se conserva entre ellas igual í la nuestra, era la f» de laiglesia universal hace nail doscientos a°os .

GRIEGAS. (†itur` as~ V»ase liturgia .GRIEGAS (Versiones) DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

Se distinguen cuatro : í saber, la de los setenta, la de Aguila,la de Teodocion y la de Siomaco. Respecto í la primera, cluees la mejor y mas antigua, v»ase setenta . Or«genes nos descu-brió otra, dos, ( I n(, se llaman la quinta y la sesta : hablaremosde ellas en cl art«culo her aplas.

Los jud«os, incomodados contra los cristianos, porque seservias con ventaja contra ellos ele la version de los setenta,pensaron en hacer otra nueva que les fuese mas favorable . Laencargaron í Aguila , jud«o pros»lito, natural (le Sinope, ciu-dadd del Porto . Se habla educado en el paganismo, y empa-pado en las quimera y embustes de la magia y de la astrolo-gia. Conmovido por los milagros de los cristianos, abrazó elcristianismo como Simon Mago, con la esperanza ele hacersemilagrero. Viendo clue no acertaba í serlo, volvió í sus pri-meros estudios de la magia y ele la astrolog«a. Los pastoreseclesiísticos le reprendieron su falta, y como no quiso corre-girse, le esconaulgaron . En despique renunció al cristianismo,

406

CRIse hizo jud«o, y fue circuncidado : se puso í estudiar con el ra-bino Akiba : cólebre doctor jud«o en aquellos tiempos. Bienpronto hizo felices progresos en la lengua hebrea, y en el co-nocirniento de los libros sagrados hasta creerse capaz de ha-

cer ele ellos una version, la emprendi° y public° dos edi-ciones .

La primera la di° í luz el a»o 12 del imperio de Adria-no, y el 128 de Jesucristo : la segunda es mas correcta, y fue

recibida por los jud«os heleristas, quienes se sirven de ella conpreferencia í la de los setenta. De aqui proviene, clue en el

Talmud, se habla con mucha frecuencia de la version ele Agui-la, y nunca ele la de los setenta . Los jud«os se pusieron des-pues en el pie de no leer los libros sagrados en sus sinagogas,

sino en hebreo, como antes, y esplicarlos en caldeo ; pero losjud«os hclenistas, que no entendian estos dos idiomas, no qui-sieron hacerlo : esta disputa se acalor° en tórminos que Justi-niano se crey° obligado í tomar providencia : permiti° í losjud«os por una orden espresa clue leyesen en sus sinagogas la

Sagrada Escritura, en la lengua y version que les pareciese,segun el uso del pais donde se hallasen . Pero los doctores ju-d«os ningun caso hicieron de esta orden : llegaron 'al puntode arreglarse por s« mismos, decretando que en sus asambleasno se leyese mas clue en hebreo y en caldeo .

Poco tiempo des pues de Aguila aparecieron otras dos ver-siones Brie` ns ciel Antiguo Testcunento : una por Teodocion,en tiempo del emperador C°mmodo, y la otra por Sinmaco entiempo de Severo, hícia el a»o ele 200 . El primero era deSinope en el Ponto ° de Efeso ; Sinmaco era samaritano denacimiento y religion : se hizo cristiano (lela secta de los ebio-nitas, igualmente que Teodocion : por este motivo se elijo queeran prosólitos jud«os, porque los ebionitas juntaban los ritosy ceremonias judaicas con la fó de Jesucristo . Ambos igual-mente due Aguila, trataron de acomodar su version í los in-

GUA 407

tereses de su secta . Es probable que la de Teodocion se publi-

c° antes de la de Sinmaco. En efecto, San Ireneo cita segun

Aguila y Teodocion, y no se acuerda de Sinmaco.

Aguila se lig° servilmente í la letra, y tradujo palabra por

palabra en cuanto le fue posible . San Ger°nimo mira su ver-

sion mas bien como un diccionario del hebreo, que como una

fiel tracluccion. Sinmaco di° en el estremo opuesto ; su tra-

bajo mas bien puede llamarse una parífrasis, que una ver-

sion esacta .

Teodocion tom° cl camino medio : trat° de hacer que cor-

respondiesen las espresiones griegas í las palabras hebreas en

cuanto podia permitirlo la «ndole de las clos lenguas: por este

motivo estima todo el mundo su version escepto los jud«os,

que siempre prefirieron la (le Aguila por interes (le sistema .

Convencidos los cristianos de clue la version (le Daniel porlo- setenta era demasiado defectuosa, para clue se leyese en la

Iglesia, prefirieron la ele Teodocion, y la conservaron siempre

despues. Por la misma razors, cuando Or«genes en sus hexa-plas se vó precisado í suplir lo que falta í los setenta, y se halla

en el testo hebreo, ordinariamente los suele tomar ele la de

Teodocion : ya le Labia dado lugar en sus tetraplas junto con

las versiones de Aguila ele Sinmaco y (le los setenta . PrideauxIlist . de los Indios, l ib. 9, á 11: Walton Proleg. 9, n«u†. 19 .

GUARDA (Ans'cl (le) . Estamos convencidos por muchos

lugares de la Sagrada Escritura, ele que Dios se digna emplearí sus Angeles en guardar í los hombres . Criando Abraham en-vi° í su ec°nomo í buscar una esposa í su hijo Isaac, le elijolas siguientes palabras : "el Se»or enviarí su Angel para quia-

,ros y laceros que acerteis en vuestro vra ;ge .† Genes, cap. 24,v. 7. Jacob al tiempo ele bendecir í sus nietos, dijo : "El ~ln-gel del Sector que me libert° ele todo peligro, bendiga í estosni»os:† cap. 48, v. 16 . Judith asegura í los ciudadanos deBetulla, que el Angel del Se‡or la preserv° de todo peligro

408

GUAde pecar . Judith, cap. 13, v. 20. El salmista, hablando conun justo, le dice : "cl Se«or mandí ó los °ngeles que os guar-dasen y os protegiesen ." Psalm . 90 , v. 11. El mismo Jesu-cristo hablando ele los ni«os, dice : "sus Angeles estón viendosiempre ó mi Padre, que estó en el Ciclo ." San Mai ., cap. 18,v. 10. Cuando San Pedro, despues de haberse libertado mila-grosamente de su prision, se presentí ó la puerta de la casaen que estaban congregados los demas disc»pulos, creyeron es-tos cjue era su óngel . Ilechos Apostol .,, cap. 12, v. 1 5 .

As» que con grav»simo fundamento procede nuestra ma-dre la Iglesia en ciar culto ó los -4ngeles ele Guctnlct, í Custo-dios, y celebrar sit fiesta el clia clos ele octubre (-), En el si-glo iii San Gregorio Taumaturgo daba gracias al óngel de suguarda por haberle hecho conocer ó Or»genes, y haberle pues-to bajo la direction de este hombre tan sabio : los ciernas pa-dres de la Iglesia exortan ó los fieles ó que se acuerden de lapresencia ciel cátgel de su guarda, para que esta idea los con-tenga de caer en cl pecado.

GUEBROS (V†ase Parsis.GUEONI1\I í GIlEONI31 (V†ase Gaon . ) .GUERRA. A los ojos de un filísofo, la guerra es una ele

las mayores desgracias de la humanidad ; segun las leccionesde la teolog»a y de la revelation, es un azote con que Dios ensu cílera amenaza ó los pueblos . Ler., cap. 26, v. 24 : Deet .,cap. 28, v. 49 : Jerem»as, cap. 5, v. 15, etc. Si las reflexionesde los filísofos fueron capaces de sacar ó los pueblos (le estaman»a y pudiesen hacerla plenos comun, nunca acabariamosde bendecir su celo, pero no hay que esperarlo : el puebloque en nuestros Bias se precia de reas filísofo es el menos dis-

(') En Espa«a se celebra el dia i .‡ de marzo la festividad de los ,,In-geles Custodios, y el 1 . ‡ de octubre la de el Angel tutelar de estos reinos,que lo consiguií de la silla apostílica .

GUA 409puesto ó conservar lapaz con sus vecinos, esto no inspira muchaconfianza en la filosof»a . Ella no cura el orgullo nacional, ni laambition, ni la envidia, tres causas, clue no cesaron de armarunos pueblos contra otros desde el principio del mundo .

Sin embargo, nuestros filísofos pol»ticos no cesan de acu-sar ó los predicadores de que no truenan contra la guerra, y

ó los ministros de la religion ele que entonan cónticos de ac-tion de gracias, cuando se derraiuí mucha sangre, y de quebendicen las banderas, que vienen ó ser el emblcma de suscarnicer»as . Bien sabido es que estos censores atraviliarios no seconvinieron jamas entre s» mejor que los pueblos, otros acu-saron el cristianismo de que prohibia la profesion militar .

Nosotros presumimos que si los predicadores evang†licosasistiesen ó los consejos (le los reyes, opinar»an siempre por la.paz, pero hablan con el pueblo, y este no es el que disponela guerra. Uu orador cristiano que declamase contra este azo-te, cuando la Europa estó en paz, seria mirado como ni , insensa-to ; si lo hiciesen cuando hay ej†rcitos en campa«a, seria tratadocomo sedicioso. Debe pues limitarse ó desenvolver las móximasde equidad, de justicia, ele, inoderacion, ele caridad y ele c ulzura,que enseiia el Evangelio : si todo el mundo se penetrase biende estas móximas, nadie pensaria en turbar el reposo de lasnaciones.

Cuando se clan gracias ó Dios por una victoria, no es pa-ra bendecirle por la sangre que se ha derramado . pero comola guerra no puede terminarse sino por las batallas, es na-tural desear el triunfo por nuestra parte mas bien que por lade los enemigos, y mirar la victoria como un beneficio deDios, que puede traernos el reposo. En semejantes casos laIglesia nunca canta el Te Detnn, sin juntar ó †l sus preces yoraciones por la paz . Por lo mismo no es criminal el clue pi-

. darnos ó Dios que la victoria siga mas bien nuestras banderas,que las de los enemigos . En el art»culo armas hicimos ver que

Tollo iv.

52

410

GUEel cristianismo no prohibe el ejercicio de las armas, ni la pro-

fesion de soldado .

Aunque nuestra religion no impidiese todas las guerras,no se puede negar que contribuy« mucho í hacerlas menos

frecuentes, menos atroces, y menos destructoras . El que lea

la historia, verí clue el antiguo derecho c!e la guerra lo opo-

nia todo í fuego y sangre y í nadie perdonaba : de este modo

se tratan aun en el dia las reas ele las naciones infieles que no

han conocido lo que nosotros llamarnos derecho de gentes . Aun

hace estremecerse í cualquiera la lectura de los sitios (le Car-

tago y de Numancia, las espediciones (le los romanos en elEpiro, y las devastaciones de los bírbaros del norte en nues-

tros paises, etc . No se hace asó la guerra entre las naciones cris-

tianas : hasta los conquistadores mas ambiciosos y mas fierosconocieron que era parte de sus intereses el conservar í los

que no manejan las armas, para multiplicar el n°mero de suss°bditos. Es absolutamente cierto, como lo dice Montesquieu,

que debemos al cristianismo en la paz un cierto derecho po-lótico, y en la guerra cierto derecho ele gentes, que sin el Evan-gelio no seria capaz de conocer la naturaleza humana .

GUERRAS JUDAICAS. Los censores antiguos y moder-nos ele la historia sagrada repiten sin cesar que los judóos hi-cieron la guerra con una ferocidad sin ejemplo : que seria unaimpiedad el suponer que Dios les mandara esterminar í loscananeos y talar su pais í fuego y sangre .

Pero es falso que los judóos hicieron la guerra con mascrueldad que los otros pueblos ; ninguno hay que sobre estepunto tuviese leyes mas sabias y mas moderadas : Di«doro eleSicilia les hace esta justicia, Traduct. de Terrason, tom. 7,píg. 147. La ley de Mois»s les prohibe atacar al enemigo, ysitiar ninguna plaza sin haber ofrecido la paz . Si esta se ofre-ci« y fue aceptada, la ley quiere que el ej»rcito se contentecon un tributo, sin matar í nadie. Si el enemigo se defiende

GUE

411

y la plaza se toma por asalto, la ley permite matar í todos

los que se cogen con las armas en la mano ; pero no í las mu-

geres y í los niáos, ni aun í los animales corno entonces acos-

tumbr iban hacer los pueblos. Prohibe hacer estragos in°tiles,

cortar írboles frutales y de cualquiera especie, sino en el caso

de que haya necesidad para poner un sitio . Si un judóo con-

cibiese inclinacion í una cautiva o prisionera, manda la ley

que antes de verificar su enlace con ella la deje guardar por

espacio de un rues el luto mas rigoroso, y si en este tiempo se

enfada de ella, la deje libre . Deutct-on ., cap. 2t) y 21 . No se

puede citar guerra alguna despues de la conquista de la Pa-

lestina, en que los judóos sean agresores. †Se encuentran tan

ben»ficas leyes en las ciernas naciones antiguas?Dejando aparte í las limótrofes ele la ludea, los griegos en la

toma de Troya y en las guerras del Pelcolponeso, los asirios en

la toma ele Tiro y ele Jerusalen , Alejandro en la de Tebas,

ele Tiro y ele Gaza, los persas en las irrupciones cine hicieron

en la Grecia, los romanos en la del Epiro, en los sitios (le Co-

rinto, de Numancia, de Cartago , ele Jerusalen, etc ., no fue-ron mas humanos clue los ju(lóos, Juliano, este emperador fi-

L)sofo, marchando contra los persas, trat« í las ciudades de

Diacires y de Maj oza-11lalcha como Josu» habla tratado las (leIlaó y Jeric« . Los griegos, dice Platon, no destruirín í los grie-gos, no les reducirín í la esclavitud , no talarín sus campi-áas, ni quemarín sus casas ; pero con los bírbaros liarín to-do esto y mucho mas . De reprubl ., lib. 5 , píg . 'F65 . Tal eraentonces, aun en el concepto de los fil«sofos, el derecho de laguarra .

Es verdad que estaba mandado í los judóos no ciar cuar-tel í los cananeos : las leyes militares de que hemos habladono trataban ele este pueblo pro,,cripto :, pero la Sagrada Escri-

tura funda su proscripcien en clue Dios quicria castigar í loscananeos por sus muchos crómenes, de que hace enumeration

412

GUPla historia sagrada . Por otra parte se trataban unos « otrís,como fueron tratados por los israelitas .

Se dice que Dios no puede mandar la ferocidad y la car-niceróa, que podia castigar de otro modo ii los cananeos, sinmandar « los judóos la violation del derecho natural, y sin°nvolver los inocentes en el castigo ele los criminales . Estasm«ximas son en su fondo muy absurdas, aunque tan sabiasen la apariencia . Si Dios hubiese esterminado « los cananeoscon fuego del ciclo, como « los sodomitas, con volcanes, con»n contagií o con una inundacion, ete . , sin duda no queda-"rian exceptuados los niáos ; pero †quien tendria valor para ir« habitar la Palestina despues ele una cat«strofe semejante? Esfalso que los judóos hubiesen violado el derecho natural, se-gun era conocido entonces, si en el dóa nosotros le conocemosmejor, lo debemos al Evangelio .

Se supone tambien falsamente que los judóos comenzaronpor destruirlo todo . Perdonaron « los gabaonitas, y « otrosmuchos solo les eligieron algunas contribuciones : algunos seconservaron « la fuerza, y Dios declarí que los eonservariapara castigar « su pueblo , cuando se revelase . Josud, cap. 17,v. 13 : Jueces, cap. 1 ‡ y 3 . Eu el reinado de Salomon habiaen la Judea ciento y cincuenta y tres mil y seis cientos estran-geros í pros°litos . 2 ‡ Del Parcclih ., cap. 2, v. 17 : luego noeran los judóos un pueblo insociable. Los cananeos hubieransido tratados con menos rigor, sino hubieran sido los prime-ros en tomar las armas . V°ase cananeos .

GUERRAS DE RELIGION . Una ele las acusaciones masfrecuentes en lus libros ele los incr°dulos, es que el cristianis-mo es la »ltima religion que armí « los hombres unos contraotros, y que ella solo hizo derramar mas sangre humana quetodas las demas religiones juntas. Para destruir tan grosera ca-lumnia, debemos probar, 1 .‡ que casi todos los pueblos cono-cidos tuvieron guerras de religion : 2 .‡ que hubo muchas me-

GUA 413nos entre nosotros que las que cacarean los incr°dulos . ‡ : Queel principal motivo de estas guerras no era la religin n . Bastaque consultemos la historia, para convencernos de la . verdadde estos hechos .

En primer lugar vemos un rey ele Babilonia que mandaderribar las estatuas y los ódolos ciel Egipto . Ezequiel cap. 30,v. 12 . Otro quiere exterminar todos los dioses de las nacionesy quemar todos sus templos . Judith, cap. 13, v. 5~t : cap . 4,

v. 7. Cambises y Dario Oco siguieron literalmente eta con-ducta en Egipto. Los persas hicieron mas ele una vez lo mismoen la Grecia : los griegos procuraron conservar las ruinas desus templos, para excitar el odio y resentimiento contra lospersas entre sus descendientes. Alejandro no lo habia olvidadocuando « sn vez persiguií los magos y destruyí los templosdel juego en la Persia . Prideaux Dist. de los judóos, lib . 4 y 7,p«g . 150 y 294. Zoroastro recorrií la Persia y la India alfrente de un ej°rcito, ° hizo correr torrentes de sangre paraestablecer su religion, habiendo inspirado « los que la profe-san este sanguinario fanatismo . Cosroas, rey ele Persia , juríperseguir « los romanos hasta obligarlos « cjue adorasen el sol,y renunciasen « Jesucristo .

Entre los griegos la guerra sagrada durí diez aáos com-pletos, y produjo todos los desírdenes de las guerras civiles .Los antiocos esterminaron millares de judóos por obligarlos «que cambiasen de religion .

Los romanos persiguieron, y destruyeron el druidismo enlas Gaulas, emplearon el hierro y el fuego por conseguir laabolition del cristianismo : con el mismo motivo se expusie-ron los reyes de Persia « despoblar sus provincias : su furiapues la inspiraba su religion y no la nuestra . T«cito refiere,cjue clos pueblos ele la Germanóa se hicieron una guet, a cruelpor motivo cte religion . Las irrupciones de estos pueblos enlas Gaulas eran tambien por motivos religiosos, y se creian

414

GUE

obligados « ella para espiar sus delitos. Greg. de Tours, lib. 1,

ní m. 30 . Los antiguos galos queróan tener derechos sobre to-

dos los pueblos que abandonaron su culto primitivo : sus emi-

graciones eran una institution religiosa, y las hacóan siempre

con las armas en la mano. Tambicn podriamos hacer ver que

reinaba el mismo espóritu entre los antiguos habitantes de la

Tart«ria .Cuando los mahometanos recorrieron el Africa y el Asia

con la cimitarra en una mano y cl Aicoran en la otra, eranconducidos por el fanatismo religioso y por la ambition ; y si

estuvi°ramos mas enterados de sus hazanas, nos asonmbraróa-

nnos del esceso ele su fuerza desoladora .

»Los incr°dulos comparan acaso la sangre que se derra-

má en el espacio de mil quinientos « mil ochocientos a†os,con la clue quieren haberse derramado con motivo del cris-

tianismo? No. Ellos nada leyeron, nada examinan, ni nadaeompararon ; y creen que nosotros somos aun mas ignoran-

tes clue ellos, que es cuanto puede ponderarse .Eu segundo lugar, esceptuando las cruzadas, desafiamos

« los incr°dulos « que nos citen una sola expedicion militaremprendida por las naciones cristianas para establecer elcristianismo sobre las ruinas de otra secta . Aun las cruzadasfueron animadas por motivos de la mas fina polótica, por-que se trataba (le debilitar el poder de los mahometanos,pronto « invadir la Europa entera . (V°ase cruzadas .)

Entre las antiguas heregias,.. ninguna conocemos clue tu-viese necesidad ciel hierro y los combates para ser batida .Los tumultos escitados por los arrianos tenóan el objeto ele

apoderarse ele las iglesias de los catálicos, y los emperadores

ortodoxos no pusieron en campana ningun ej°rcito courraestos sediciosos, ni mandaron castigarlos con el íltimo supli-cio. habiendo caódo en los errores del arrianismo, los godosy los borgo†ones siguieron con el amor del pillage y ( le la

GUE

415

carniceróa, que los habóa sacado ele sus guaridas salvages : por

consiguiente no fueron perseguidos, sino perseguidores. En

los siglos Iv y v hubo necesidad ele eiwiar tropas al ‡frica

para contener la conducta vand«lica de los donatistas, mae

no para hacerles abjurar sus errores. En Espa†a los persegui-

dores de los priscilianos tenóan la aml)icicn de apoderarse de

eus bienes, y fueron excomulgados por muchos obispos . Di-

cen que en el siglo vin Carlo Magno hizo la guerra « los sa-

jones para obligarlos « que abrazasen el cristianismo . En ek

artóculo norte refutaremos esta impostura .

Los mismos filásofos dicen, que la verdadera causa de la

cruzada contra los ali)igenses en el siglo xii fue el deseo de

despojar « Don Ramon, conde ele Tolosa : lo cierto es que se

vieron en precision (le perseguir « estos herege :s por sus per-

fidias, robos y violencias, con que incomodaban en todas

partes : V°ase albigcnscs . Pensamos que nadie tratar« de sos-tener que la religion fue la causa de las guerras con que loshusitas asolaron la Bohemia en el siglo xv.

En tercer lugar, se trata de saber si las guerras civilescon motivo (le. las heregóas de Lutero y Caly ino en Alemania,

Francia, ° Inglaterra, tuvieron la religion por motivo ínicoá principal. Se teriuinaria bien pronto esta cuestion, si nos

atuvi°ramos « la relacion de muchos escritores nada sospecho-sos. Bayle en su Aviso « los rcfˆgiados : David hume en suhistoria de la casa ele Tudor : el autor del Emilio en su Car-ta có Air. de l3eaurmont : el autor de las Cuestiones sobre laEnciclopedia, artóculo Religion, y en otros lugares : el delos Anules Politicos, tom. 3 .‰, ním. 18, etc., convienen yprueban que la religion no era mas que un pretexto para es-

tas turbaciones, y que los verdaderos máviles de los refor-

madores y sus pros°litos eran el deseo de la independencia,el espóritu republicano, la rivalidad que habia entre los

grandes, y la ambicion de apoderarse de la autoridad civil y

416

GUEeclesi«stica . Esto se demuestra por la conducta que observa-ron los hugonotes en todos los paises en que dominaron . Asíque, sin ningun motivo (le religion tuvieron los gobiernosmucho fundamento para reprimir con la fuerza ó intimidarcon los suplicios un partido temible desde su origen, cluetrastorn° efectivamente el gobierno en todas partes dondepudo dominar.

Confesamos, que en el concepto del pueblo, estas guer-

ras eran guerras de religion : cl pueblo calvinista no solo to-maba las armas por el libre ejercicio ele su religion, sino tam-bien pata desterrar el ejercicio (le la religion cat°lica, que sele pintara corno una idolatría, cuya destruction era un de-ber (le conciencia para todo buen cristiano . El pueblo cat°li-co sostenia tambien su religion, que los hugonotes liabian ju-rado destruir, y se creía en la obligation de defenderla. Elsoberano y los grandes temían con razon por su autoridad,porque el partido hugonote habla resuelto usurparle . Peronosotros sostenemos que si estos hereges hubieran sido pací-ficos, sino hubiesen calumniado, insultado, ni vejado « loscat°licos, el gobierno no hubiera nunca pensado en inquie-tarlos .

Confesamos tambien que siempre que se trata de justifi-car las revoluciones de los calvinistas contra nuestros reyes,sus doctores ponen siempre por delante los motivos de reli-gion , y sostienen, que era lícito tomar las armas contra elsoberano por conseguir la libertad (le conciencia : que así mi-raron siempre las guerras que hicieron al gobierno comoguerras (le religion : esto es lo que sostuvo tambien Mr . Bo-suet con mucho fundamento en su Advertencia 5." « los Pro-testantes, »9 .

Por eso se vieron no poco embarazados cuando se halla-ron en la precision de hacer su apología. En los principiosde la reforma los ministros predicantes lracian profesion de

1

GUE 417someterse « la obediencia del gobierno . Nada mas respetuosoque las protestas de fidelidad que dirigi° Calvino « Francis-co i al principio de su instruction cristiana . Sin duda, por-que entonces era muy dóbil su partido . En proportion delaumento de fuerzas fue cambiando de lenguaje : sus doctoressostuvieron que era lícito « los calvinistas el clefenderse, estoes, exigir y alcanzar por medio de la rebelion y de la violen-cia la libertad de seguir y ejercer píiblicamente su religion :esto fue tambien declarado en muchos sínodos de los calvi-nistas con la mayor solemnidad .

Mr. Bossuet les prueba lo contrario con las lecciones yejemplo de Jesucristo, con la doctrina y conducta de losAp°stoles, corr el testimonio ele todos nuestros antiguos apo-logistas, con la paciencia y suni~ision constante de los pri-meros cristianos en medio ele las mas sangrientas persecucio-nes, y en unas circunstancias en que por su námero podianhacer temblar el imperio. En vano Jurieu hizo los mayoresesfuerzos por defender su partido contra unas pruebas tanperentorias : Mr. Bossuet destruy° todas sus razones , y refut°victoriosamente todos sus argumentos : Ibid . , S 12 y sig. Noconocemos ningun autor protestante que tratase ele resl,on-der « esta obra de Mr . Bossuet, en la cual confirm° y justifi-c° todo lo que Babia dicho en c1 lib. 10 ele su Inst. ele Lus1/ariete .

No merece apenas refutacion todo lo que le opuso Bas-nage en su Ilist. de la Iglesia, lily. 25, cap. 6.† Alega prime-ramente las disputas que hubo entre los Papas y los sobera-nos sobre su autoridad y derechos respectivos : la rebelion delos lujos de Ludovico Pío contra este emperador, sostenida yaprobada por los obispos : los tumultos populares que mas deuna vez se suscitaron con motivo ciel culto ele las im«genes,y lo que sucedi° cri Constantinopla cuando los eutiquianosquisieron alterar el Trisagto. Claro est« duc en los dos prime-

TOMO IV.

5:i

«418

GUEros casos no se trataba de religion, sino de derechos tempo-rales, que en los (los íltimos hay mucha diferencia entre losmovimientos populares nacidos ele un acaloramiento momen-tóneo, que apenas brota, cuando calma, y las guerras conti-ntnadas mis de un siglo despee, ele deliberaciones espresas, yhaber obtenido mas de tuca vez favorables tratados .

Basnage se atrevi° ó sostener que fueron los cristianoslos que llevaron al trono imperial ó Juliano Ap°stata en unarevolucion contra Constancio : due injuriaron ó este empera-dor durante todo el curso de su vida, y despees de su muer-

te ; y que es muy incierto, ° dudoso, si fue un cristianoquien le mat° combat»-endo contra los persas .

No hay ninguna prueba ele que los soldados cristianoshubiesen contribuido mas bien que los paganos ó que se re-conociese ó Juliano, siendo ya Cásar, por emperador, dón-dole el t»tulo de augusto ; y aun cuando as» fuese, nada pro-baria, porque el motivo ele religion ninguna parte tuvo eneste suceso. Pero hay mecha diferencia entre las quejas ele loscristianos contra este pr»ncipe ap°stata en vida y en muerte,y las batallas que dieron los calvinistas contra sus soberanos .Nada prueba la simple sospecha (le algunos historiadores res-pecto al autor de la muerte de Juliano : aun cuando le hrZ-

biese muerto un cristiano, nada probaria contra los (lemas,sin que se averiguase el motivo .

rI'anrbien se empe°a Basnage en que los armenios y susvecinos se revelaron contra Cosroas, rey (le Persia, porqueles causaba vejaciones con motivo ele su religion : cita ó Focio,Cod., 64, póg. 80 . Respondernos que dos palabras ele un his-toriador, conservadas por Focio, no bastan para instruirnosde los motivos que tuvieron los armenios y sus vecinos pararevelarse contra los persas : tampoco es cierto que fuesen cris-tianos todos aquellos pueblos. Sc sabe que la Mesopotamia ysus pueblos comarcanos eran un motivo de guerras continua-

GUI 419das entre persas y romanos, que tan pronto pertenecia a unocomo ó otros, y que no estaban nunca seguros ele pertenecerpor mucho tiempo ó un mismo soberano : por lo mismo nin-gun motivo podian tener para aficionarse mas ó unos que óotros. No sucedia as» con los soberanos contra quienes loscalvinistas levantaron el estandarte de la rebelion, sin tenermotivo para quejarse .. Ultimamente, alega Basnage la rebelion de los cristianosdel Japon contra su emperador, y los furores de la Liga con-tra Enrique iv . En el art»culo Japon vindicaremos ó los cris-tianos (le aquel pais con el testimonio de un protestante. Encuanto ó los excesos de la Liga, no trataremos de justificarlosni disculparlos .

Es bien singular que los protestantes para defenderse yhacer su propia apolog»a se vean reducidos ó recopilar de to-das las historias los ejemplos ele rebelion que arrastraron ó lospueblos, y de todos los cr»menes q ue se cometieron en las re-voluciones. Si colocan su honra en contarse entre los se-diciosos de que hay noticia desde mil setecientos a†os acó,noo les disputaremos este privilegio . Pero ‡quá prueban todosestos ejemplos contra las lecciones espresas ele Jesucristo y losap°stoles, contra la declaracion formal ele todos nuestros apo-logistas, y contra la invencible paciencia en que perseveraronlos primeros fieles por espacio de trescientos aiˆos? Unos hom-bres que se vendian por reformadores ciel cristianismo, yrestauradores ele la doctrina evangálica , imitaron por ciertobien mal las lecciones y ejemplo de los Ap°stoles y de Jesu-cristo : esta es una mancha que no podró borrar jamas todo elesfuerzo de la pretendida reforma .

GUILLERMITAS. Congregacion de ermita†os ° reli-giosos, fundada por San Guillermo, ermita†o ele Maleval,en Toscana, y no por San Guillermo, íltimo duque de Guie-na , corno pretenden estos religiosos . No siguen la regla deC

420

GULSan Agustin, y se opusieron ° la union que el Papa dispusode su orden ° la de los ermitaáos agustinos . Alejandro iven 1256 les permitió por una bula el que conservasen su h°-bito particular, que es muy . parecido al de los bernardos, ysiguiesen la regla de San Benito, aáadi»ndole las instruccio-nes de su fundador San Guillermo .

Solo hay catorce conventos en Flandes : tambien los huboen otro tiempo en Francia. El rey Felipe el Hermoso les diolos conventos que antes babian tenido en París los religiososservitas, llamados Blcmcs-Illantectux, y ocuparon dichos con-ventos desde el aáo 1299 hasta el de 1630 . Entonces los be-nedictinos de la congregation de San Vannes ocuparon el lu-gar de los guillernailas, y despues le cedieron ° la congrega-tion de San Mauro.

Ademas de Guillermo de Maleval hubo otros dos 6 tressantos religiosos ó ermitaáos del mismo nombre . V»ase laVida ele los Padres y de los m°rtires, tom. 2.†, p°g. 200 .

GUILLERMO. V»ase guillermitas.)GULA. Este vicio se proscribe severamente en el Evan-

gelio : los Apóstoles le representan como inseparable de laimpureza, y como un desórden ele que no se avergonzabanlos paganos, aunque debe horrorizar ° los cristianos : Epíst.d los Romanos, cap. 13, v. 13 ; cap. 14, y. 17 : Epíst . 1 . 2 cí losCorma., cap . 6, v. 13 : cí los Calat ., cap. 5, v. 21, ci los Efes.,cap. 5, v . 18 : Epíst.1 .' de San Pedro, cap. 4,V . 3.' El profetaEzequiel atribuye las abominaciones de Sodoma ° los excesosde la gula : cap. 16, v. 49. San Pablo pinta ° los que se de-dican ° ella como enemigos de la cruz ele Jesucristo, comohombres que no tienen mas Dios que su vientre, y que seglorian de un vicio que debia cubrirles de confusion y opro-bio : Epíst. ci los Filipens., cap. 3, v. 18 y 19 .

Muchos antiguos filósofos, singularmente los estóicos, en-seáaban respecto ° la templanza y sobriedad una moral tan

GUL 421austera como la del Evangelio . Tambien dicen que algunosepic«reos fueron modelos de esta virtud, y fundaban los pre-ceptos en los principios de su misma filosofía, clue colocabael sumo bien en el placer o en el deleite. Los nuevos plató-nicos del iii y iv siglo trataron de honrar de nuevo las anti-guas m°ximas de Pitagoras, y de los estóicos sobre la sobrie-dad : el que lea en Porfirio el tratado de la Abstinencia, se -v»tentado ° creer que le escribió un solitario de la Tebaida, óun religioso de la Trapa. No faltan motivos para creer, nifundamentos para presumir que estos c»lebres antiguos nodeclamaron con tanto celo como nuestros filósofos moder-nos contra las penas eclesi°sticas del ayuno y de la abstinencia .

FIN DE LA LETRA C.

422

H.

HABACUC . Uno de los doce Profetas menores del Antiguo

Testamento, « quien los traductores griegos llaman Amba-

koum : la palabra hebrea parece clue quiere decir luchador.No se sabe « punto fijo eti quí tiempo vivió ; pero como pre-dijo la ruina de los jud°os por los caldeos , se conjetura queprofetizaba antes del reinado de Sedecias, y hacia el de Ala-

iiasís. Su profec°a solo contiene tres cap°tulos : el tercero esc«ntico dirigido « Dios en el estilo Iras sublime .

En el libro ele Daniel, cap. 14, v. 32, se habla de otroHabctcuc : San Gerónimo creyó que eran uno mismo ; pero esdificil clue un hombre pudiese vivir desde el reinado ele Se-decias hasta el tiempo de Daniel : por lo mismo, seria precisosuponer que el profeta Ilabacuc vivió mucho mas ac« (le loque coniunmente se piensa .

San Pablo en los Ilechos Apostólicos, cap. 13, v. 40, aplica« los judios el anuncio que este profeta Labia hecho « sus pa-dres, prediciíndoles su próxima ruina, cap . 1 . 0 , v. 5 : el Após-tol les dice, que tengan cuidado de que no les suceda lo mis-mo. As» les advierte las calamidades que bien pronto iban «esperimentar por parte (le los romanos . En la L'pist. á losHebr., cap. 10, v. 37, aplica « los fieles que padec°an, la pro-mesa que este mismo profeta habia hecho « los jud°os ele sulibertad, cap. 2, v. 3 : "Dentro de poco, dice San Pablo, lle-gar« el que debe venir ., y no tardar«," No censos con quí

II A B

423

fundamento aplican estas palabras algunos figuristas « la álti-

ma venida de Jesucristo en el fin ele los siglos : esto es lo que

dio lugar « los incrídulos « decir que los Apóstoles anuncia-

ban próximo el fin del mundo, y esto es falso . (Víase mundo.)H†BITO CLERICAL ó ECLESIASTICO . Es cierto que en

los primeros siglos de la Iglesia los clírigos llevaban el mismo

vestido que los ciernas fieles, sin ninguna diferencia : convenia

« su interes ocultarse, porque se dirigian principalmente «

ellos los perseguidores del cristianismo, por cuya razon de-

b°an procurar el no darse « conocer con un vestido diferente .

Tampoco es facil descubrir la primera ípoca de la prohib°-

cion hecha « los eclesi«sticos de vestirse como los legos . San

Geróninio en su carta « Nehocictno le recomienda solamente

que no afecte en sus vestidos, ni colores oscuro,, ni brillan-

tes ; pero nada dice de donde podamos inferir que los clíri-

gos se distingu°an por sui vestido particular « principios del

siglo V.En este tiempo, sucedió tambien la inundacion de los b«r-

baros, cuyo ropage corto y militar era iinicamente su vestido:en esto se distinguian de los romanos, igualmente que por su

larga cabellera. Es probable que algunos, eclesi«sticos tuvieron

la debilidad de querer usar de este vestido, porque un con-

cilio de Abda celebrado en el a‡o ele 506, prohibe « los clí-

rigos el llevar vestidos que no convenian « su estado . A pe-

sar de esta proliibicion , sin duda se aumentó la licencia de

los eclesi«sticos en este punto , porque el concilio de Narbo-

na en 589, se vió precisado « prohibir que llevasen vestidos

encarnados, y muchos concilios posterioress establecen una pena

contra los infractores de estas . leyes. En occidente se mandó

que los contraventores sufriesen una prision ele treinta dias,

ayunando « pan y agua : en oriente el concilio in Trullˆ ce-

lebrado en el a‡o de 692 , crin . 29, impuso la pena de sus-

pension por tina semana contra los que no llevasen h«bito ele-

424

HABrical . Sabemos tambien por S«crates que Eustaquio , obispo

de Sobaste, en Armenia, fue depuesto porque habia usado de

un vestido poco decente í un sacerdote. El concilio de Tren-

to, conformíndose con los antiguos cínones, se esplica bas-

tante sobre esta materia , dando í entender cuan necesario

es conservar tan respetable disciplina. Segun el analisis de los

concilios por el P. Richard , torn . 4.ó, píg. 78 , se cuentan

hasta trece concilios generales , diez y ocho Papas, ciento y

cincuenta concilios provinciales, y mas de trescientos s°nodos,tanto de Francia como de otros reinos, que mandaron í los

cl»rigos el uso de vestido largo « híbito talar .Es bastante probable cjue el vestido blanco fue por mu-

chos siglos el color ordinario del híbito clerical, y aun en el

dia es el color de que usa el Sumo Pont°fice : tambien le con-

servaron los can«nigos regulares y algunas «rdenes religiosas .El cardenal Baronio se inclina í que este color era el pardo

y el morado : esta discusion no es muy necesaria ; basta que

sepamos que el color negro es cl ánico que se permite para

el hcibito clerical : en cuanto í la forma debe ser largo y ba-jar hasta los zapatos, porque en los cínones la sotana se llama

vestir talaris.En vano un doctor de la Sorbona en un tratado impreso

en Amsterdam en el a†o de 1704, titulado ele Re vestictr'iahominis sacri, quiso probar que el híbito clerical, consiste amasbien en la sencillez que en lo largo y en el color. Ademas quepor el nombre de sencillez se puede entender todo lo qne se

quiera , las especulaciones nada prueban contra les- es espre-sas y positivas. No se puede negar que, segun nuestras costum-bres, el vestido largo tiene mas decencia y mas dignidad que

el vestido corto : entre los romanos , toda toba, tánica larga,significaba las funciones de la vida civil por oposicion í Sa-gzln , vestidlo corto y militar. Por eso los magistrados conser-varon la costumbre de usar del vestido largo en el ejercicio

HAB 493

de sus funciones, y cuando nuestros reyes habitan en la ca-

pital , ningun eclesiístico se presentarla delante de ellos ele

vestido corto .

Algunos se contentan con una sotanita « senil-sotana, due

solo llega í las rodillas : es una tolerancia de parte de los obis-

pos, quienes podrian prohibir y cortar esta violation del lui-hito clerical . Un sacerdote, que se precia de su estado, no se

desde†a nunca de llevar híbito clerical, y los que no le Ile-

van no tienen regularmente un motivo loable. Entre los pa-

ganos, los sacerdotes ele los °dolos se preciaban de llevar con-sigo se†ales y distintivos de su sacerdocio, y de la falsa divi-

nidad í quien serv°an .

H‡BITO RELIGIOSO. Vestido uniforme que llevan losreligiosos y religiosas , como se†al de la orden que profesan .

Los fundadores ele las «rdenes monísticas, que al principio ha-bitaron en los desiertos, dieron í sus religiosos el mismo vestido

que solian ellos llevar, y que regularmente era el que usabanlos pobres. Hablando San Atanasio ciel luibito de San Antonio,

dice que consistia en un cilicio de piel ele oveja y una capasencilla : San Ger«nimo dice que San Hilarion no traia mas

que un cilicio, un sayo de paisano y una capa de piel : esteera entonces el vestido que usaban los pastores y monta†eses,al cual era muy parecido el de San Juan Bautista . Se sabe queel cilicio era un tejido grosero de pelo de cabra . Aun en eldia los j«venes de ambos sexos pasan sin vestido alguno enel Egipto y en las costas ele ‡frica hasta que llegan í la pu-bertad , y el primer vestido que usan es un sayo de tela conque envuelven el cuerpo, ligíndole con una cuerda .

San Benito adopt« para sus religiosos el vestido coman delos trabajadores : la tánica larga que ponian por encima erael híbito ele coro . San Francisco y los mas de los ermita†os selimitaron por la misma razors al vestido que llevaban en su

tiempo las gentes ordinarias de mas sencillez, vestido siempreTOMO 1 y .

54

4-6

ITABsen,allo y grosero. Las «rdenes religiosas que se establecieronen tiempos mas recientes en las ciudades y grandes pol)la-cioues, adoptaron por lo comun el li íhito clerical de su tiempo, y las religiosas el vestido de luto de las viudas . Si de pueshubo alguna diferencia, es porque los religiosos no quisieronseguir las modas que con el tiempo se fueron introduciendo.

Asi Santo Domingo mand« llevar ó sus discípulos el lui-bito ele los cant."«nigos regulares, que °l mismo habla usado :los jesuitas, los barnabitas, los tea tin os, los de la congregationde! Oratorio, etc. adoptaron el vestido de los cl°rigos espa»o-les, italianos « franceses, segun el pais donde se establecieron .Por lo rnisino, en su orígeu el habito religioso nada tenia eleestravat,ante ni de estraordinario . En el ella tampoco parece-,ria raro ó los críticos fil«sofos, si el vestido de los legos no va-riase continuamente, y si el hóbito religioso no pasase de unospaises ó otros.

Se hizo mucha burla de la disputa que rein« mucho tienl-po entre los franciscanos , respecto ó la figura de su capilla :tal vez tuvo algo de ridículo el nodo con que se trat« estacuestiort ; pero respecto ó la sustancia , los religiosos no fueroninjustos en querer conservar fielmente el hóbito pobre y sen-cillo que les di« su fundador . Cualquiera variation que sehaga en °l , nada adelanta la regularidad ; pero los religiososnunca trataron de imitar las modas seculares, y si trataran,en cl mismo hecho habrían perdido el espíritu de su estado.

No podemos dispensarnos ele copiar en esta materia lasobservaciones del Abad Fleury en las Costunib. (le los Cristiant .,1111111 . )4 : "Acaso dirón que silos nonbes no trataban sino devisir solo como buenos cristianos, ápor qu° afectaron un es-terior tan diferente de los deruas hombres? áQu° tiene de bue-no manifestar tanta singularidad en cosas indil†rentes? áParaqu° este luibito, esta figura, este modo ele alimentarse, esteorden en las lloras ele sueno, en la hahitacion y en todas las

HAB 427cosas? En una palabra, á para qu° sirve todo lo que hacen porparecer unas naciones distintas , dispersas entre las naciol'(Scristianas? áA qu° tanta diversidad en todas las «rdenes reli-giosas respecto ó lo que ni estó mandado ni prohibido por laley ele Dios? áNo parece clue con esto quieren deslumbrar alpueblo por atraerse sus respetos y sus beneficios? Esto es loque muchos piensan, y lo que algunos dicen , formando jui-cios temerarios por falta de conocimiento de la antig‡edad .Si quieren tomarse el trabajo de examinar el esterior de losmonges y de los religiosos, verón que ˆnicamente vienen óser las reliquias de las costumbres antiguas que se conserva-ron entre ellos con la mayor fidelidad por espacio de muchossiglos, mientras cambi« prodigiosamente el resto ciel mundo .

"Principiando por el hóbito religioso, San Benito diceque los monges deben contentarse con una t«nica, una cogu-lla y un escapulario para el trabajo . La tˆnica sin capa fue elvestido de la gente ordinaria por espacio de mucho tien - po,y la cogulla era un capote clue solian llevar los paisanos y lospobres. El modo de cubrir la cabeza se hizo comun en los si-glos siguientes, y como proporcionaba comodidad, preser-vóndola ciel frio, sigui« la costumbre de cubrirla hasta haceunos doscientos a»os . No solo los cl°rigos y sabios, sino tam-bien los mismos nobles y cortesanos llevaban capillas y capu-chas ele distintas clases (*). La cogulla que prescribe la reglaele San Benito, servia de capa , y lo mismo la cola de los cis-tercienses : el mismo nombre lo dice,y el hóbito de los bene-dictinos viene (le este mismo principio. El escapulario serviapara cubrir las espaldas en el trabajo, y sostener en ella lacarga

('} Se nota en nuestros di as que las sel oras junto con las capas de modasuelen llevar . una capucha de la misma tela que la capa . N. se sabe si euesto quieren imitar o ridiculizar ó los religiosos .

428

HAGAsi que San Benito no di« í sus religiosos sino el vestido,

connu. (le los pobres ele su pais, de los que en nada se distin-guiau, sino en la uniformidad, que era indispensable, para quelos mismos hcihitos pudiesen servir indiferentemente í todoslos monges del mismo monasterio. Nada tiene ele estraóo quedespees de casi mil doscientos arios se l .iubicse introducido al-guna diversidad en el color y la figura de los hcibitos entre losmon yes (le San Benito ; seguu los paises y las diversas refor-mas : en cuanto í las «rdenes religiosas instituidas de quinien-tos aóos ací, conservaron siempre el híbito primitivo. Pareceuna gran austeridad el que eu el dia no usen del lino ; peroeste no se hizo comun hasta mucho despues ele San Benito:aun no se usa en Polonia y en toda la Turqu°a ; se duermesin ropa de cama , y medio vestido . Antes ciel uso de las síba-nas ele lino , todo el mundo sol°a acostarse desnudo, como seestila aun en Italia, y por eso la regla manda que los inongesduerman vestidos, sin quitarse el ceóidor

Lo mismo sucede con el alimento, horas ele comer y eledormir, abstinencias y ayunos, habitaciones, etc . : los santos,que dieron reglas í los nionges, no tuvieron el designio eleintroducir nuevos usos, ni el que se distinguiesen por unavida singular, y si la de los monges parece en el dia muy es-traordinaria, solo consiste en el trastorno que se introdujo enlas costumbres de los (lemas hombres. As° los cristianos debennotar con esactitud lo que se practica en los monasterios masobservantes, si quieren ver ejemplos vivos de la moral cris-tiana . ."

HABITOS SAGRADOS. (V»ase vestiduras sagradas, or-namentos sap rudos .

ElABITIJAL GRACIA. (V»ase gracia .HAGIOGRAFO. Nombre que se apropi« í una parte de

(') Tienen una capilla y un escapulario destinado para dormir .

IIAG

429los autores sagrados : se deriva de Aque quiere decir san-to y (le IPa9<< ,, que quiere decir escritor : por consiguienteconviene este nombre í todos los escritores ciel Antiguo y Nile-yo Testamento, aunque los jud°os no quieren dar este nombreí todos los escritores Sagrados .

Dividen la Sagrada Escritura en tres partes, í saber, laley, clue comprende los cinco libros del Pentateuco: los pro-fetas, entendiendo bajo este nombre í Josu», y los libros si-guientes, comprendiendo en ellos í Isa°as y í los demas pro-letas : y en I~a~io rafos. Este nombre le dan í los Salmos, Pro-verbios, Jot), Daniel, Esdeas, las Cr«nicas « el Paralipomenon,el Cíntico de los cantares, Rat, las lamentaciones de jerem°as,cl Eclesiast»s, y el libro (le Ester ; pero no les atribuyen me-nos autoridad . clue í los de las otras clos especies. Distinguenlos ha i«7rufos ele los profetas, porque en su opinion , losprimeros no recibieron cono los segundos la materia (le suslibros por el medio que ellos llaman profec°a : este medio con-siste, segun ellos, en sueóos, visiones, espresiones o°das . »s-tasis, etc .; aunque las recibieron por la simple inspiration ydirection del Esp°ritu Santo . Esta diferencia estí muy malfundada . David, Salomon y Daniel, tuvieron sueóos, visio-nes y »xtasis, lo mismo que S .unuel, Isa°as, etc . : es imposiblebuscar diferencia alguna en el modo con que Dios los ha ins-pirado.

Tanibien generalmente se llama ha i«grafo el autor (lueescribe las vicias y acciones ele los Santos : en este sentido losutas sabios y mas voluminosos hu~ri«~rufos que tenemos, sonlos bolandistas. (V»ase bolanclistcrs .)

Sucedi« muchas veces el formar una queja muy osada con-tra todos estos escritores, por acusaciones, que aunque pudie-ran aplicarse í dos « tres í lo mas, de ninguna manera lasmerecen todas . Acusan í los monges de .baber fingido santosimaginarios que nunca existieron, de haber inventado sus vi-

430

IIAT(las, falsifcado « interpolado sus actas, con el fin de hacerlosmas maravillosos, etc . Pero si examinamos esta materia conuna crítica mas sabia y mas ilustrada, nos convenceremos eleque las mas de las faltas ele esta especie nacieron mas bien deignorancia « de inadvertencia duc de malicia ; y que mas bienfueron efecto de tina credulidad eseesiva, que ele una inten-tion espresa de engaróar ° los hombres . Por lo mismo no hayrazon para llamar fraudes piadosos estas equivocaciones, por-que nunca la hay para confundir el fraude con el error »no-eente. (Váase lei cada) .

IIAGIOSIDI RIO. Como los griegos, que estan domina-rlos por los turcos, no pueden tener campanas, se sirven eleun hierro, í cuyo sonido se reunen en sus iglesias . Este hierrose llama ha, iosulcrio , cuya palabra se compone de Ay ,, f, quequiere decir santo y ele nlJa po', que signifca hierro. Magio vioeste instrumento, y dice que es una l°mina ele hierro, de cuy,-tro dedos de ancho y diez y seis de largo, unida por el medio° una cuerda q ue la conserva suspensa la puerta de la Iglesia,y que para hacerla sonar la hieren con un martillo.

Cuando llevan el vi°tico ° los enfermos, el que \° de-lante del sacerdote lleva un ha iosidcrio, que hiere tres vecesde cuando en cuando, asi copio .se toca entre nosotros unac†arupanilla para avisar ° los que pasan, clue adoren al Santí-kineo Sacramento : este uso de los griegos prueba evidentenmen-te su creencia respecto ° la Eucaristía .

I-JAMliIIE. (Váase tierra prometida.TIARPOCRACIANOS. ITereges de que hace mencion el

fsl‡sofo Celso y duc probablemente son los mismos que loscarpocracianos . Váase este artículo .

TIASIDEENOS. Váase asidcenos-. )IIA'I'E1MIISJ'AS. Moshcim en su flirt. Leics ., rig. xvrr,

seco. 2 .', part . 2 .~', cap. 2, ˆ 36, nos habla de los verschoris-tas v ele los baten-ais-tus, como de dos sectas Fan°ticas de Ho-

f

HAT 431landa . La primera, dice, tiene su nombre ele Jacol) Vcrscli cor,natural ele Flesinga, quien con una mezcla perversa de losprincipios de Cocceyo v de Espinosa foi mO en el ano 16 (I

una nueva religion, tan notable por su impiedad, como por

su estravagancia . Sus sectarios se llamaron helo dos, por la a pli-cacion con que todos indistintamente estudiaban el testo he-breo de la Sagrada Escritura . Los licitent.ista †s se llamaron aside Ponciano Van-Ilcrtena, ministro clela provincia de Zelan-da, igualmente adicto ° las m°ximas ele Espinosa, por cuyarazon fue degradado. Estas clos sectas se distinguen en algunospuntos cle doctrina : Van-Ilatem no huelo tampoco alcanzarde Versehoor el que hiciesen una misma sociedad, aunqueambas haeian siempre profesion ele estar unidas ° la religionreformada.

Empellados en sostener la doctrina ele esta religion res-pecto ° los decretos absolutos ele Dios, dedujeron el sistemade una necesidad fatal á insuperable, y por este medio catie-ron en el ateisrno. Negaban la dii'erencia entre el bien y elmal, y la corrupcion de la naturaleza humana . De aqui infi-rieron que los hombres no estan oblisgados ° violentarse paracorregir sus malas inclinaciones, y obedecer la ley de Dios :que la religion no consiste en obrar, sino en sufrir y pade-cer, y clue toda la moral ele Jesucristo consiste en sufrir conpaciencia los trabajos, sin perder nunca la tranquilidad delalma .

Los hatemistas se empernaban tambien en que Jesucristono satisf zo ° la justicia divina, ni expi« con su pasion los pe-cados de los hombres ; pero que quiso por su mediaeion ha-cernos entender que ninguna de nuestras acciones puede ofen-der ° la divinidad: asi. es, dicen , copio Jesucristo justifica ° sussierF os, y los presenta puros ante el tribunal de Dios . Claro est°que estas opiniones tienden ° estinguir todas las obligacionesmorales, y ° destruir todo sentimiento virtuoso . Estos dos no-

432

TIERvalores enseriaban que Dios no castiga « los hombres por suspecados, sino con sus pecados . Lo que parece significar, queel pecado hace infeliz al hombre en esta vida y en la otra, nopor un decreto ele Dios, sino por una necesidad inevitable .Pero no sabemos er.7 quí hacian consistir esta desgracia .

Aóade Mosheim que estas clos sectas subsisten aun en eldia de hoy, aunque no llevan los nombres ele sus fundadores .Es bien estrado que la multitud ele sectas estravagantes ° im-p»as que nacieron de los principios del protestantismo, nofuesen capaces de abrir los ojos « sus sectarios .

HAUDRIETAS. Religiosas del orden de San Agust»n, conel t»tulo d. la Asuncion de la Virgen Sant»sima, fur.ida-das en Par»s por la mugen de Esteban Audri, que fue uno elelos secretarios de San Luis. Esta muger hizo voto de castidaddurante la larga ausencia de su marido, y el Papa no le acep-t° sino con la condicion de que dejase la casa en clue se Babiaretirado, « doce pobres mugeres con fondos suficientes parasu subsistencia . Este establecimiento fue. confirmado despucspor los suu:os Pont»fices Y- por nuestros reyes . El limosneromayor ele Francia es el superior de estas religiosas, y es em-pleo nato, y en calidad file tal las reform° el cardenal de laRoclie»oucaul . No son viudas, sino doncellas, que hacen losvotos ordinarios de las religiosas . Fueron a,-regadasadas al orden(le S. Agustiu y trasladadas al convento de la Asuncion en lacalle de San Honorato. Estas religiosas se visten de negro, conmanga larga y un cei»idor de lana : llevan un crucifijo al ladoizquierdo. No se conocen mas conventos (le esta orden . Hist .de lus ordenes reli losas, torn . 3, p«g. 194 : Hist. clc la Igle -sict Gcdiraruz, toro. 12, lib . "-'4, aóo de 127 -2 .

HEBRA1SNIO . Est)reslon ° modo de hablar, propio ele lalengua hebrea : tambien se llama idiotismo .

Si querernos juzgar del caracter de esta lengua por la mul-titud de obras compuestas para esplicar su con s t ruccion , para

1 E B 433hacer observar las espresiones propias y singulares, y paramostrar la diferencia que hay entre el hebreo y las demas len-guas se verla uno inclinado « creer que los hebreos no se pa-recen « los tiernas hombres, y que se distinguen de ellos, nosolo por su religion, sino tambien por su lenguage y por suscostumbres : esta preocupacion no es la mas propia para tomargusto « la lengua hebrea. Aun es menos propia para probarque es muy claro el testo de la Sagrada Escritura, que íl solodebe fijar nuestra creencia y clue las disputas teol°gicas se de-ben decidir por discusiones gramaticales. Al contrario, noso-tros sostenemos que este seria el medio mas seguro de hacerlasinterminables, y (le ofrecer armas contra nosotros « los incrí-dulos mas visionarios .

En la obra titulada Elementos pprirniticos de las lenguas

nos hemos reducido « probar que por lo menos las tres cuar-tas partes ele los que se llaman hebraismos tuvieron su origen :

1 .' de haber comparado el hebreo con el latin, con cuya len-gua no tiene aquel semejanza alguna : 2.á de que no se com-prendi° el verdadero sentido de muchas palabras, y de que seles dieron falsas etimolog»as : 3.á de haber tomado por reglala puntuacion de los masoretas ° rabinos, es decir, una pro-nunciac»on y una ortograf»a enteramente arbitrarias : 4 .á deque, en vez (le buscar las raises monos»labas de las palabras,se refirieron « palabras compuestas, clue jamas fueron sus rai-ses. Cree† os haber probado suficientemente todos estos pun-tos, y seria largo el entrar ahora « discutirlos .

El medio mas sencillo es demostrar clue las mas de las di-recciones de la frase y de las espresiones que se tienen porpropias en el hebreo, se hallan tambien en el francís y en lasciernas lenguas vivas, y que son tan galicismos como Izchrctis-

cnos, si las comparamos con el antiguo francís, y el estilo po-pular. Estamos persuadidos « clue cada pueblo de Europa, quequisiera l.raccr la comparaciorr del hebreo con su propia Jen-

TOMO 1V .

55

434

. HEBgua encontrar« la misma semejanza, Un sabio, que hizo unestudio particular de las lenguas, est« en el dia trabajando enhacer ver que hay una conformidad estraordinaria entre el he-breo y el antiguo Celta o bajo Breton .

Walton en los Prolegoí enos de su poliglota de Inglater-ra, p«g. 45, refiere hasta sesenta idiotismos ele la Sagrada Es-critura, porque, segun costumbre, comparó el lenguage delos escritores sagrados con el griego y el latin, idiomas muycultivados, en cuya perfecciou y origen influyeron la sabidu-r°a y el arte . Veamos si comparando la lengua ele los escrito-res sagrados con la francesa, hacemos desaparer por lo menoslas tres cuartas partes de lo que llaman hcbraisnzo.

1 .» Muchos libros ele la Sagrada Escritura suelen comen-zarcon Et, á otra conjuncion, que supone haber precedidootra cosa. Esto proviene de que la Sagrada Escritura en suorigen no estaba dividida en libros ni cap°tulos, y el autorque principiaba « escribir ligaba su narration con lo que ha-bia precedido. Esto no es un lrebraisnzo . La mayor parte elenuestros antiguos novelistas empezaban sus libros por la con-junciou francesa Or clue quiere decir, pues as° que.

2.» Los autores de las versiones suelen poner un casopor otro . Esto es porque en el hebreo, lo mismo clue en el fran-c†s, no hay casos ni declinacion de nombres : las relaciones elelos nombres entre s° y de estos « los verbos, se marcan comoentre nosotros l or medio ele art°culos ele las preposiciones óconjunciones : y entre las part°culas ó conexiones hebreas, nohay ninguna que designe un caso mas bien que otro.

3.» Lo mismo sucede con los verbos : un tiempo se ponepor otro, y no es estrado, porque se sabe que en el hebreono hay verbos ni conjugaciones, que se parezcan « las de losgriegos y latinos, sino solamente nombres verbales y partici-pios indeterminados : as° sucede en las mas de las lenguas oc-cidentales, porque en ellas no se conjugan los verbos, sino

HEB 433

por medio de los auxiliares. A la manera que en franc†s el ver-bo pasivo no es en todos sus tiempos mas que el participio_unido al verbo sustantivo siempre espreso, as° en el hebreo elverbo activo no es mas que el participio unido al verbo sus-tantivo t«citamente o sin espresarse. De aqu° proviene qu‡ elmismo nombre verbal tan pronto significa el tiempo presentecomo el pasado y el futuro : as° lo notaron los sabios LowIli,y Michaclis, tau peritos en la lengua hebrea, de Sacra. Poesi

Ilebraorunr, prelec. 15, nám. 182 .4.» Los hebreos ponen el positivo en lugar del compara-

tivo : suelen decir, es bueno, en lugar de decir, es mejor ponersu confianza en Dios, que en los hombres . Pero aunque lapart°cula clue signiliclue lo mismo que entre nosotros, aras

que, desaparece toda irregularidad diciendo : bueno es confiaren Dios mas que en los Iioinl i es .

5.» La preferencia se esplica regularmente por una nega-cion . Quiero la nuscricordia y no cl sacrificio, es lo mismo quedecir, quiero la misericordia mas que el sacrificio . Si un hom-nos dijese que querict oro y no plata, facilm_ente percibiria-inos clue quer°a decir quiere mas oro que plata . Tal es el senti-do de aquella frase : ane† c° Jacob y aborrec° ci Esau : podr°a-mos decirnos sii.1 equ°voco, quiero el oro, y ctborretico lu plata,porque es menos cómoda.

6.' La palabra todo esplica regularmente el superlativo .El lionzbre es todo vcuzidad, Spci1ni . 28. Este es todo un hom-bre. Eccles., cap. 12, v. 13 : es decir, hombre perfecto. Tanm-bien nosotros decimos, esto es todo belleza, todo amable , to-do nuevo' etc .

7 .» Muchas veces una palabra debil tiene un sentido fuer-te y en†rgico. En el libro primero ele los reyes, cap. 11, v.'21,se dice, "no corrais en pos de, las cosas vanas, que de nadaos servir«n" : es decir , (pic os scrumn perniciosas . En el prime-ro de los Ilacctb ., cap. 2, v . 21 : "no es bueno para nosotros

436

11 E «

el abandonar nuestra ley, etc." Tambien se dice, en nuestros

idiomas : eso no estí bien, en lugar de decir, eso estí muynmal : no es de rni gusto, es decir, eso es del todo contrario í

mi inclinctcion.8.ó Solo en el vers°culo 31 del Salm . 67 se suprime tres

veces la part°cula como . "Resist°os í los que son como bes-

tias feroces entre los juncos, y como toros en un reba»o, que

alejan de s° í los que son puros, como la plata". Lo mismo

hacemos nosotros cuando decimos : este hombre es un tigre, un

Icon, un bestia, suprimiendo la part°cula como : queremos de-

cir que se les parece, o que tiene con ellos mucha semejanza .

9.' Lo mismo sucede con las metíforas, las alusiones á

objetos conocidos, las trasposiciones de palabras, las elipses elepalabras suprimidas, construcciones que parecen irregulares,

etc . : ninguna lengua estí exenta de estas imperfecciones, y so-

lemos mirarlas frecuentemente como bellezas .

10 . No sucede solo en, el hebreo el encontrarse muchaspalabras que no siempre se deben tomar en sentido rigoroso :

en nuestros discursos ordinarios, igualmente que en el estilo

de los escritores sagrados, las palabras nunca, jamas, siem-pre , eternamente , para la eternidad, por toda la eternidad,etc., regularmente no significan mas que una duration indeter-minada ; sin embargo, no se sigue que no sea preciso enten-derlas alguna -vez literalmente y en el sentido mas vigoro so.

11 . Cuando los incr†dulos acusan í los hebreos de haberatribuido í Dios ruanos, pies, ojos, entendimiento, accionesy pasiones Humanas, no se hacen cargo de que este inconve-

niente es inevitable en todas las lenguas, porque ninguna pue-de tener palabras propias y ánicamente consagradas í la es-

presion de los atributos y operaciones de Dios : nosotros nopodemos concebirlas sino por analog°a con las cualidades yacciones de los seres inteligentes . V†ase antropolog°a, antro-popatia . Tampoco podemos espresar las operaciones del esp°-

HEB 437

ritu sino por medio de las metíforas tomadas ele los cuerpos :

ver, oir, tocar con. los dedos, sentir, esperimentctr, etc . , signi-

fican frecuentemente lo mismo que juzgar , concebir, com-prender, etc .

12 . Los nombres propios hebreos son significativos, y al-

guna vez los traducen en las versiones por la cosa qus signi-

fican : as° en el profeta Oseas, cap. 1 .ó v. 8, se dice : que su es-

posa destetarí cil que era sin misericordia, es al ni»o cuyo

nombre quer°a decir lo mismo que sin misericordia . Es una

falta de exactitud en la traduction ; pero no es un idiotismo.

Entre nosotros los nombres propios tienen tambien su signi-ficacion, y si hubi†ramos conservado el conocimiento de la len-

gua celta, ‡ de los antiguos gaulos, ver.iamos que estos nom-

bres no son estrafalarios, ni vac°os de sentido, que en su ori-gen significaban alguna cualidad personal de aquellos í quie-

nes se aplicaron .

13 . Los nombres de los patriarcas se usan para designar

su posteridad : Jacob ‡ Israel, significa los israelitas : Esaí ‡Edom los idutneos : L frctim, la tribu de este nombre, etc. Nos-

otros hacemos casi lo mismo cuando decimos : los Borbones,los Guisas, los lIontmorcncis : la Trancia por los franceses, la

Inglaterra por los ingleses. Otomano . que es el nombre que

se dí í los turcos, fue al principio el de un solo hombre .

14 . En vez de decir, las leyes de Dios, los escritores sa-grados, suelen decir, las justicias, las justificaciones, los man-

dantientos, los testimonios, las palabras, las sendas de Dios .

Entre nosotros, ley, edicto, declaration , c†dula, ordenamien-

to ciel rey, son casi sin‡nimos : as° se dice, hacer derecho, ha-cer justicia, eu lugar de la espresion espedir un decreto, dar -una sentencia .

15. La palabra Padre en hebreo, no solo significa la pa-

ternidad en rigor, sino el abuelo, el viejo ‡ antiguo , el aneo,

el autor, el maestro y el poseedor . Tambien decimos nosotros,

43 3

H E Bnuestros abctelos, nuestros padres , los doctores « los padres

de la Iglesia ; en este mismo sentirlo el vulgo suele llamar í unrico 1)adre del clincro, y í un pleito ele que se eslabonen otrospleitos, un padre que terulrcó hijos . Lo mismo sucede con elnombre de rnacire. Por otra parte las palabras hijo, hija, enliebreo vio solo significan los hijos y la posteridad , sino tam-bien lo que sale ° viene ele un linar « ele una cosa, lo quehace parte de ella « de alguna manera le pertenece . Asó loshijos c/el aorte 6 ciel medio dia sou los pueblos ele estas regio-nes, las hijcrs ciel carca:v son las saetas, las hijas c/el. ecónt:ico,los oódos afectados por la m»sica, la fulja de Sion ° de feru-salen, es la ciudad de este nombre. Eu el mismo sentido lla-mamos nulos ° imfentes de Francia la familia de nuestrosre-yes : hijo cle Pctrós al que naci« en esta corte : luijo ele tctl regi-miertto al que naci« de un individuo del mismo cuerpo : hijode cualquier arte « prof esion, al que ejerce la de su padre .

16 . La palabra cabe.~ct se pone en hebreo igualmente queen nuestros idiomas, en lagar ciel hont.hre, hembra en lugar deeclántiuado, ai†eo, en lugar de espirita debit y limitado : cógui-lus, leowtes y tigres son nombres que se díu í los pueblos fe-roces « inclinados í la rapaceróa . Vara. t junco, cordon, sibuifican una posesiou, una herencia : asó coito entre nosotrosp‡rtiga., verra., toesa, significan una portion de tierra de de-terminada medida .

17. Dccha.r ° Deber en hebreo, P ;,-- en griego, Res enlatin, que vielle de la palabra griega que significa ha-blar : chose en franc‡s, que en latin es cetusa. y en griegoKavoni, charlar, cuchichear, son el t‡rlnlno Imas gen‡rico,porque todos los negocios se hacen 6 terminan con palabras,y hacen igual ilusion cu todos los cuatro idiomas.

18 . Cuando se dice que Jesucristo es nuestra justicia, nues-tra sautilicacion, nuestra redencion, nuestra paz, nuestra sa-lud, entendemos facilniente que es lo mismo clue si se dijera,

HEB 439el autor de todos estos beneficios : estamos acostuinl)raclos ídecir, la comision en lugar de los cornisccrios, el consejo enlugar ele los consejeros, el parlamento en Francia, y en Espaˆala cliccrtcihieria, las andiertcicis en lugar de los magistrados , elgobierno en lugar de los gobernantes, la pretendida reformaen lugar de los pretendidos refor-imadores. Si estos »ltimos hu-bieran sido mejores gramíticos, no hubieran tratado de fun-dar sobre este equóvoco el dogma de la justicia imputativa .

19. Los verbos hebreos, i` ualmente que los nuestros, notienen mas que la segunda persona del imperativo ; y asó seven en la precision ele valerse del futuro : por esta misma ra-zor para traducir ciel latin la siguiente espresion ritos, l~a-trios colearlo, decimos, cerda obscrc'ados los ritos nciciorales .Por lo cual, el imperativo ‰ el optativo hebreo espresan conmucha frecuencia cl futtu -o. Asó, cuando los incr‡dulos leenen las profecóas de Oseas, cap . 14, v . 1 .Š : "Perezca Samaria,porque irrit« la c«lera del Seˆor : perezcan pasados í cuchillosus habitantes ; sus vinos sean destrozados, y que í las embara-zadas se salara el vientre" : toman por una imprecacion loque no es nias clue un anuncio que se verific« poco despues,lib . 4, de los Reyes, cap. 15, v. 16. Porque el profeta convida ílossamarit nos í convertirse al Seˆor, no se sigue due descasesu destruction . Lo mismo sucede con las maldicioiies que lee-mos en los salmos y en otros lugares ele la Sagrada Escritura :estín en las versiones, y no en el texto . Cuando nul padre ir-ritado dice í su hijo, «la, picaro, co_y ci mandar colgarte,no le desea este mal, sino que se lo anuncia, « le amenaza .(V‡ase ‹mprecacion .)

20 . No debemos, pues, entraˆar el clue est‡ espresado entono de precepto, lo que es una simple permision : este es-tilo es comun í todas las lenguas, y la misma palabra permi-sion es equóvoca. (V‡ase permision .)

21 . Los gramíticos dicen que en el hebreo se usa con

440

HEBelegancia un adverbio en lugar de un adjetivo, que dicensanguis iminerito, en lugar de sccnguis innoxius ; y si lo quetoman por un adverbio es realmente un adjetivo, «í quóviene esta observation? Dicen que un adverbio se esplica al-gunas veces con un -verbo : que en lugar de decir, tom° des-pues otra muges, los hebreos dicen, a»adi° el tomar unaánager, ° a»adi° y tom° una ánager . Pero si la palabra quese toma por un verbo, y se traduce a»adi°, es un adverbio° un gerundio, si significa ademas, por aumento, etc., sereduce í nada este pretendido hebraismo.

22. En la Sagrada Escritura, el hacer unce cosa, signifi-ca muchas veces lo mismo que mandar hacerla, dejar hacer-la, anunciar que se harí, y representarla como hecha . Tam-bien nosotros solemos decir, que un se»or hizo un palacio ;que los magistrados hacen mal , en lugar de que no le impi-den ; que un orador hace hablar í un sugeto ausente o difun-to ; que un astr°nomo hace llover en el mes de diciembre .Se dice en el Levit . que el sacerdote despues de haber exami-nado í un leproso, le impiirt jicar°, es decir, le declararíimpuro . Iszequiel en el cap. 13 habla de los falsos profetas, ydice que fingen vic cm † las almas que no viven , es decir,que falsamente aseguran que estín vivas . Del mismo modo,denigrar un hombre, es ordinariamente lo mismo que hacer-le parecer culpable : justificarle o absolverle, es declararlejusto ó inocente .

23 . En los art‡culos causa., y causa final . gracia . 3,endurecimiento, etc., hicimos ver, que muchas veces la Sa-grada Escritura espresa como causa eficiente, de una cosa loque no es mas que ocasion , y como causa jural, ° intention,lo clue sucede contra la intention ciel mismo que obra ; peroal mismo tiempo tamluen hicimos ver, que este giro ( l e lafrase no es propio solamente de la lengua hebrea, y duc lomismo suele suceder en nuestras frases ordinarias .

II E B

441

24. Finalmente, el manantial mas fecundo de los preten-didos hebra‡smos es cl sentido escesivamente limitado que sedi° í las mas de las part‡culas hebreas : las compararon connuestras preposiciones y conjunciones, cuyo sentido es mu-cho mas estrecho, y no se conoci° toda su energ‡a . Si nosconvencemos de que las part‡culas hebreas no son mas que en-laces ° monos‡labos, que indican una relation sin caracteri-zarla ni modificarla, no estra»aremos hallarlas en diez ° docesentidos diferentes. En todas las lenguas vivas hay preposicio-nes que admiten otros tantos sentidos .

No hablamos de los pretendidos hebra‡smos, que ˆnica-mente provienen ele una puntuacion falible : esto solo sucedepor no fijar la atencion . Vóase la Gramítica. hebrea de Mr.

Lac-oca t .Ser‡a inˆtil alargarnos mas en estas menudencias, que

por el mismo hecho se har‡an fastidiosas . No tratamos de sos-tener que absolutamente no haya idiotismo en el hebreo, por-que efectivamente los hay en todas las lenguas ; pero se puedesostener que son muy pocos los que hay en el hebreo . Algunosparecen haber sido forjados ele intento, y para sostener erroresu opiniones singulares. Dicen, por ejemplo, que los hebreosexpresan muchas veces una accion , para significar solamentela voluntad de hacerla : en este sentido Jesucristo es el Corderode Dios que quita los pecados del mundo : lleva nuestras ini-quidades : pacifica el cielo con la tierra: ilumina í todo hom-bre que viene í este mundo, etc., porque tuvo voluntad eleverificarlo, aunque muchas veces no corresponda el efecto :falsa interpretation injuriosa í Dios y í Jesucristo, digna deCalvino y ele sus sectarios. Ningun pasage de la Escritura ser-virla para probar nada, si valiesen semejantes subterfugios.Los socinianos suponen hebra‡smos en los nodos de hablarmas puros, para pervertir í su gusto el sentido de todos lospasases ele la Escritura, que no les parecen favorables .

TULIO iv.

56

442

H E BEs muy fuera ciel caso.el que los incr«dulos arguyan fun-

dando en la multitud de hebraisttios, para persuadir que elhebreo es un idioma ininteligible que puede significar todolo que se quiera, una manzana de la discordia y un lazo con-tinuo de errores, etc . ; porque, como hemos dicho, los masde los hebraísmos son imaginarios_ Esto es lo mismo que si sesostuviera que la lengua francesa es una lengua indefiniblepara los estrangeros, por la multitud de galicismos y n->odosde hablar que no encuentran en su lengua nativa . No tene-mos reparo en decir que si se contasen los idiotismos denuestra lengua, se hallarian por lo menos tantos, corno losque se notan en el estilo de los libros sagrados .

Para entender el hebreo, tenemos reglas ciertas y auxi-lios abundantes . 1 .' Cuando el sentido literal no contiene ab-surdos ni errores, debernos seguirle, y no suponer gratuita-mente un sentido figurarlo ó metafórico : esta es regla de SanAgustin . -2.' Cuando el sentido de una palabra parece du-duso, se deben comparar los diversos pasages en que se usade la misma ; examinar lo antecedente y consiguiente, yviendo lo que significa en las lenguas an°logas al hebreo,como en el °rabe, en el siriaco, y en el caldeo : este trabajole encontramos hecho en las concordancias hebreas . 3.» Con-siderando cu°l fue el fin del escritor sagrado en el objeto deque trata, las personas con quienes habla, y las circuns-tancias en que se hallaba, pocos lugares habr° en que nopueda descubrirse el verdadero sentido . 4.» Cuando las anti-guas versiones convienen en el mismo sentido, seria una te-meridad juzgar que todos los traductores se habian equivo-cado . 5 .' En materias de f« y de buenas costumbres, la tra-dicion de la Iglesia, ye l sentir de los santos Padres « int«r-pretes es nuestra guía mas segura , en que debemos ponermayor confianza que en las sutilezas críticas y gramaticales .Esta regla, que prescribe el d«cimo sexto concilio general , y

II E B 443

repite el Tridentino, se funda en los principios de la massólida crítica. áQui«n es capaz ele persuadirse ° que la Igle-sia, despees (le diez y siete siglos, no entendió el verdaderosentido cíe los libros que le entregaron Jesucristo y los após-toles para dirigir la creencia de los fieles? 6.' En materiasindiferentes y puramente curiosas es lícito ° cada uno pro-poner nuevas explicaciones, con tal que se haba con la reser-va y modestia convenientes .

HEBRAIZANTE. El que hace un estudio particular dela lengua hebrea, que se hizo capaz para esta profesion, óque compuso alguna obra en esta materia . En el artículo len-

gua hebrea., † 4 , ex plicarernos el error de los protestantesque acusan ° los doctores de la Iglesia de no haberse dedica-do ° aumentar la claridad del texto hebreo de la Sagrada Es-critura, y quieren reservar este honor en los fundadores dela reforma. Para destruir en un todo semejante pretension,haremos una corta enumeraeion de los clue cultivaron esteestudio en diferentes siglos .

Desde el ii, « inmediatamente despees del nacimiento delcristianismo, ademas de la version griega de Aguila , judíode nacion, y 1_>rofesion, y las de Teodon y Símaco, ebionitas,se publicaron otras dos, que se llamaron Quinta y Sexta, y

que colocó Orígenes en sus Octuplas : nunca se dijo que estasdos versiones fuesen obras ele hcreges y de judíos. Dicen quela version siriaca es tan antigua por lo menos como las cita-rlas, y que la version °rabe tampoco tiene menos antiguedad :una y otra se hicieron por el texto hebreo : por consiguientese cultivaba entonces el estudio de esta lengua . En el siglo ni,no solamente Orígenes, sino tanabien el santo m°rtir P°nfilo,Eusebio, Luciano, y Hesiquio : en el iv San Gerónimo, SanElren y San Epifanio, fueron sabios profesores del hebreo : enel v San Eugenio : en el Vi Procopio de Gaza, y C as iodoro :en el vit y VIII Betla y Alculno se dedicaron taniHen ° esta

444

11 E B

lengua : Fabricio de los Titul ., Primit., etc., tom. 2, p«g. 125 .

Debernos aíadir muchos sabios sirios, ya nestorianos, ya ja-

cobitas de las gire hace relacion Asemaui en su Bibliot. Orient.

En el ix se pueden citar Ra ban Mauro, Agobardo y Amo-

Ion de Lion , Eruthmar, y Augelome, nlonges benedictinos ;

Pascual Radber, y Harrnoto, abad de San Galo. En el siglo x

Remigio (le Augerre ; el autor anónimo de las (los cartas « Vie-

frido, obispo ele Berdun : en el xi « Samuel de Maroe, jud°o

convertid'o : la escuela (le Limoges por el obispo Alduino : Si-

gon, abad de San Floreucion : Sigeberto de Geniblours : Tio-

frido, abad de Epternache : los monges del Cister ; y Odon,

obispo (le Cambray . En el XII Pedro Alfonso, jud°o espaíol ; yHerman, jud°o (le Colonia, ambos convertidos : los dominicos

del tiempo (le San Luis, Abelardo, los autores de la obra ti-

tulada Correctoria Bibl.i.ca : Hugo de Amiens , arzobispo de

Ru«n, y un anómino clue se escribió contra los jud°os.

En el silo xiit, Rogero Bacon, Roberto Capito, Ramon

de Demastins, y el P . Pablo, dominicos : un P. Nicolas, jud°oconvertido : Porclict, cartujo ; y Arnaldo (le Villanueva . Enel siglo xiv mandó el concilio general de Viena que en Pa-

r°s, Bolonia, Oxford, Salamanca y Roma se estableciesen pro-fesores que enseíasen el hebreo, el «rabe y el caldeo, y entodas partes se establecieron. Nicolas ele Lira, hijo de padresjud°os, entendia tambien con bastante perfeccion la lenguahebrea. En el siglo xv Geróninio de Santa F», jud°o conver-tido, igualmente que Pablo de Burgos, Weselo de Croninga,

Juan Pico de Mir«ndula, Julian de Etrotereau, de Angers, el

cardenal Jimenez, Reuchino, Alfonso Espina, jud°o espaíolconvertido, Juan Tritemo, y un jóven espaíol, cuya eru-dicion sobresalia en el ramo ele lenguas orientales.

A principios del siglo xvi, y antes del nacimiento de lapretendida reforma,Juan ele Janly, borgoíon ; Francisco Ti-sardo, de Par°s, y los sabios que trabajaron en la .Poliglota (le

H EB 445

fAlcalc° ; Agustin Justiniani, dominico y obispo deNebio, Ma-

turiuo de Pedran, obispo de W ; Agustin Grimaldi, obispo

ele Grasa(*). Todos estos sabian el hebreo, y dieron pruebas

de sus conocimientos en este ramo de literatura sagrada . Con-

dado Pellicano, y Sebastian Munster, ambos disc°pulos (le Lu-

tero, habiau aprendido el hebreo antes de su hereg°a, siendo

religiosos franciscanos . Paulo el Canoso, y Agativo Guida Ce-

rio, que fueron los primeros profesores de la lengua hebrea

en el colegio Real de Par°s, no eran Luteranos . Otros licbrai-eantes que perseveraron en el catolicismo, tampoco debieron

« los novadores su crudicion hebrea . Tales fueron Pedi o Pi-

cheret, que asistió al coloquio de Poisi : Folingui, religioso

beneclictino ; Vatablo ; Clenardo ; » Isidoro Clario, tan .1 ien

benedictino ; Titelniant, capuchino, etc . : Rest' . edit . ci los ar-

~z~nien.tede los irtcrr cf . , ton). 2, p«g. 262 .

áCon qu» cara se atreven , pues, los protestantes « ven-

d»rsenos por restauradores del estudio ele las lenguas orienta-

les entre los cristianos . y de haber sido los primeros que con-

sultaron la cr°tica y la gram«tica hebrea, y compararon las

lenguas para explicar el Antiguo Testamento? Los pretendi-

dos reformadores , hijos ingratos de la Iglesia Católica, edu-

cados en su seno, y nutridos con su leche, no se averg†en-

zan de insultar « su madre, y ele volver contra ella las armasque la misma puso en sus manos. No nos costar°a mucho elprobar, si fuera preciso, que no son los protestantes los que

proporcionaron los mejores recursos para el estudio del he-

breo, gram«ticas, concordancias y diccionarios de estimacion;todo esto, y aun Biblias Poliglotas, habia ya en la rep‡blica

literaria, antes que hubiese protestantes en el mundo : Fleu-ry , Ibid.

HEBREA (LENGTJ ) . Es la que habló Abraham y sus

(') Ciudad de la l'ioven ::a .

44G

HEBdescendientes, y en la que fueron escritos los libros del An-tiguo Testamento .

El origen, la antig«edad , el genio y carícter, la compo-sicion, y el mecanismo de esta lengua, son puntos que perte-necen í la literatura ; pero un teólogo debe abundar en estosconocimientos. Esta materia se trató sabiamente en nuestrosdias, y es mucho lo que se adelantó en la comparacion de laslenguas, en cuyo ramo se distingue extraordinariamente Mr .Court de Gehelin. Nos valdremos con preferencia de sus prin-cipios, y le hemos seguido en nuestra obra titulada, Ele-ntenlos primitivos de las lenguas.

1 .° En orden al origen y antig«edad de la lengua de loshebreos, se sabe que Abraham salió de la Caidea por orden(le Dios, para vivir en la Palestina, y por eso los caldeos lellamaron {hebreo, que quiere decir, viagero ó cstraiigero. Parece que en esta »poca su lengua no se distinguáa de la deaquellos pueblos, porque sin necesidad de int»rpretes se ha-blaban y se t,r

c~itenálan . Pero cerca (le doscientos anos c.e,hors,cuando Jacob, nieto (le Abraham, se despidió de su suegroLabam, la Sagrada Escritura nos hace observar clue habla yadiferencia en su lenguage : G»nes., cap. 31 , v. 47. De la mis-mi manera, obligado Abraham í pasar í Egipto, no pareceque tuvo necesidad de int»rprete para hablar con los egip-cios ; pero clos siglos despues, antes cite Jos» se diese í cono-cer í sus hermanos, les habla por irlt»prete, y en el testohebreo del salmo 80 , v. 6 , se dice cue Israel ó Jacob, cuan-(lo entró en Egipto , se encontró con una lengua que nocomprendia .

Subiendo í tiempos mas remotos, no hav, dicen, nin`,unmotivo para dudar que la lengua de los caldeos fue la mismaque la ele No» ; y como No» conversó por largo tiempo conlos hombres que trataron con Alan . parece incluc!al le clue lalengua que Dios habia ense†ado í nuestros primeros ladres no

p

II E B 447sufrió hasta el diluvio alteraciones de alguna importancia . Porotra parte, tan pueblo conserva naturalmente el mismo lengua-ge, mientras que permanece tranquilo sobre el mismo suelo ; ycomo la posteridad de Sem continuó habitando la Mesopotamiaaun despues de la confusion ele las lenguas y la dispersion dela familia de No», es de presumir que entre ellos se conservópura y sin mezcla la lengua primitiva . Y ‡era enteramente lamisma, que la clue Adan habia hablado? Esta es otra cuestion .

Comparando las lenguas de los diferentes pueblos delmundo, se nota que casi todas las palabras monosálabas con-servan en ellas una signification semejante, ó por lo menosmuy aníloga : que singularmente la lengua china se componede trescientos veinte y seis monosálavos diferentemente cam-binados y variados con diferentes tonos . De lo cual se ha in-ferido : 1 .° Que la lengua primitiva que Dios ense†ó í nues-tros primeros padres, no se componia sino ele monosálabos,porque esta lengua se encuentra en todos los demas idiomas .Pero es imposible que en espacio de mas de doscientos anosque corrieron desde la creacion hasta la confusion ele las len-guas,, ele la Torre de Babel, no hubiesen aprendido los boni-bre s í combinar los tonos monosálabos para ceniponer pala-bras, y que no hubiesen variado la pronunciation para de-signar los nuevos objetos cuyas ideas lucren atldulrlt r,c'o. Asála lengua (le No» y de sus hijos probablemente no era ya lamisma que la de Adan , que debió ser mas sencilla y menosabundante. 2.° Infirieron de aquá que el cambio, que produjoen las lenguas la confusion ele Babel , no fue nias clue ureapronunciation y una combination diferente de los mismosmonumentos monosálabos, porque, í pesar de esta confu-sion, aun en la actualidad son claramente conocidos en losdiversos idiomas del Inundo. Este cambio sencillo l .astabapara que los que trabajaban en la Torre de Babel no pudie-,,en entenderse, porgttc tarn1 cc o en el dáa se entic nd,cn los

448

H E Bpueblos de diferentes provincias, aunque sus dialectos nosean realmente mas que el mismo idioma .

Pero supongamos que la pronunciation y la combinacionde los elementos primitivos del lenguaje no hayan sufrido al-teracion en Babel entre los descendientes de Sern , quienes con-tinuaron viviendo en la Mesopotamia , y fueron los ascen-dientes ele Abraham : antes ele asegurar que la lengua (le estefue la misma que la (le No«, es preciso suponer duc en lostrescientos arios que pasaron desde la confusion de las lenguashasta la vocation de Abraham, vio sobrevino al caldeo nin-gun cambio en su conibinacion y pronunciation . Estoseria una suposicion puramente arbitraria, por no decir im-posible y contraria al progreso natural de todos los pue-blos : suposicion contraria al cambio que en esta lengua senota desde Abraham hasta Jacob, segun el testimonio ele lahistoria sagrada.

No importa, la admitimos. Una vez que, segun esta mis-ma historia, Abraham trasladado í vivir entre los cananeosy los egipcios , se entendia con ellos sin int«rprete , se sigueque la lengua primitiva no se habóa alterado entre los descen-dientes de Cam, ni entre los de Sem, y que el egipcio y el ca-naneo tenóan tanto entonces ole la lengua primitiva, como elcaldeo ° el hebreo ele Abraham. Una vez que No« fue tanrealmente el padre de los egipcios, de los cananeos y de lossirios , como de los hebreos, se infiere que la lengua de No«fue tan directamente matire del idioma ole los egipcios, delos de la Palestina, (lela Siria, etc ., como de la lengi a hebrea,y que la lengua ele Abraham no tiene ningun tótulo de no-bleza superior í los demas idiomas .

Si queremos discurrir por analogóa, la presuncion no estíí favor ciel hebreo. Eu efecto, un pueblo que pisa constante-mente el mismo suelo, conserva con teas facili~lacl la purezade su lenguaje . que otro que se traslada í diferentes regiones .

lI EB 449Los caldeos vivieron constantemente en lai\Iesopotamia . mien-tras que Abraham y sus descendientes viajaron por la Pales-tina, por el Egipto, y por los desiertos de la Arabia, y llega-ron í vivir al lado ele los fenicios . »C°mo podrí probarse queenada se les peg° del idioma ele estos diferentes pueblos , sien-do tan propensos í imitar sils costumbres?

Pero dej«monos de conjeturas, y tratemos de discurrir deacuerdo con los libros sagrados. Mois«s, aunque natural eleEgipto , y de edad de ochenta aáos, Labia con Jetro, cabezade una tribu de mídianitas . Cuarenta aáosdespnes envia Jo-su« esploradores í la Palestina ., y entiende su lenguaje Ballaa,muger de la ciudad de Jeric° : lo mismo sucede con los ga-baonitas. En tiempo ele los reyes hablan tambien los hebreoscon los filisteos y con los tirios ° fenicios : ele donde debemosinferir due las lenguas ele estos pueblos eran las mismas, °que la hebrea sufri° las mismas variaciones . La -ómica ventajaque podemos conceder í esta es, que fue escrita antes que to-das las demas, y que por esto estamos seguros (le su conserva-cion desde teas de tres mil aáos : circunstancia que no pode-rnos asegurar ele ningun otro idioma .

En cuanto í la cuestion de si la Icn tug hebrea es la pri-mitiva en que Dios se dign° conversar con Adan , No« yAbraham, no vemos con qu« fundamente puede sostenerse .Todas las lenguas, consideradas en sus ralees o elementos, sonla lengua primitiva, porque estos elementos se encuentranhasta en las -gerigonzas mas groseras , aunque con adiciones,combinaciones y pronunciaciones diferentes ; y í no ser clueDios haya trecho un milagro continuado por clos mil quinien-tos anos, es imposible que estos elementos no hubiesen reci-bido entre los descendientes d.c Sein las mismas variaciones queentre los otros descendientes ele No«. Lo unico que saLeuios(le cierto es que la le.~~gmi hebrea es en la gtie Dios tuvo labondad de hablarót Mois«s, Josu«, Samuel, y í los Profetas, yTOMO IV .

57.

450

11 E B

que se conserv« segun la hablaba Moisís en nuestros libros

sagrados : verdad mas que suficiente para hacerla muy res-

-petable .

II . La segunda cuestion se reduce ó saber cual es el ge-

nio (le la lengua hebrea « el carócter particular que la dis-

tingue de las otras : °es una lengua culta « grosera, rica « po-

bre, clara » obscura, agradable « óspera al oádo en compara-

cion de las lemas? Los sabios no estan mas de acuerdo sobreeste punto que sobre el anterior. Una especie de prevention

religiosa ha hecho creer ó muchos que el hebreo es una len-

gua divina, cuyo autor es el mismo Dios : bien fuese la len-

gua de nuestros primeros Padres en el paraiso terrestre « bienla de los profetas. Otros, singularmente los orientales, juzgande diferente modo ; piensan que el siriaco fue el idioma elelos primeros hombres : que si el Antiguo Testamento se escri-bi« en hebrea, no fue por la escelencia de este idioma, que enel fondo es muy pobre, y muy alterado por la mezcla de mu-chas lenguas estrangeras ; sino porque no entendia otro idio-

ma el pueblo ó quien Dios quiso confiar la Sagrada Escritura .En el concepto de muchos, ni el hebreo, ni el siriaco tienencomparacion con el órabe, que los escede infinitamente, as†

en abundancia y riqueza, como en la gala de las espresiones .Beausobre, Hist. du Hanieh., lib. I.% cap. 2, S 1 .

Por otra parte, los incrídulos, sin atender ó nada, y con

el »nico objeto de deprimir la Sagrada Escritura, dicen entono magistral , que el hebreo es una miserable gerigonza, tangrosera como pobre, de una obscuridad impenetrable, y muy

digna ele un pueblo ignorante y bórbaro, como el ele los ju-dáos,etc. °Quí partido debe tomarse entre contradicciones tauasombrosas? Un sabio medio si es posible .

Como los hebreos no cultivaron las artes, las ciencias y

la literatura, con tanto suceso como los griegos y romanos,es imposible que la lengua hebrea fuese tan perfeccionada ni

11 L B 451se trabajase en regularizarla , tanto como en la griega v la

latina : en su construccion solo sirvi« de guáa la naturaleza .

Ademas, como un solo pueblo fue el clue habl« esta lengua,solo rein« en un espacio muy limitado, y no pudo tener mu-

chos escritores ; por consiguiente, ni adquirir tanta abundan-

cia como las lenguas de los lemas pueblos, y de muchos au-

tores due escribieron en diferentes paises, con mas « menos

talentos naturales y adquiridos. En cuanto ó su acrimonia y

aspereza, este es un negocio que pertenece al hóbito y al gus-

to : ningun pueblo confesaró jamas que su lengua materna es

menos bella y agradable que la de sus vecinos.

Sin embargo, no debemos olvidarnos de que Moisís, prin-

cipal escritor de los hebreos, se habia instruido en todas lasciencias de los egipcios, que era sin duda lo mas sabio de su

siglo, y que sus escritos suponen conocimientos estraordina-

rios para aquel tiempo. No es menos cierto clue los libros ciel

Antiguo Testamento tratan de las materias de toda especie :

vemos en ellos, no solamente una Teologáa profunda , sino

tambien historia , jurisprudencia, moral, elocuencia, poesáa,

historia natural , etc. Luego es muy estraáio que los grandes

ingenios de nuestros dias miren ó los hebreos como un pue-

blo enteramente bórbaro í ignorante ; y puesto que su lengua

les proporcion« palabras y espresiones para esplicar todos es-

tos objetes , es tambien la mayor injusticia el acusarla de tan

esteril y tan pobre.

Podriamos juzgar sobre todos estos puntos con mucho mas

fundamento, si conservósemos todos los libros que fueron es-critos en esta lengua, singularmente los que compuso Salo-

mon sobre la historia natural ; pero la Sagrada Escritura hacemention de veinte obras, por lo menos, compuestas por los

escritores hebreos, de las cuales ninguna subsiste . Cuando para

probar la pobreza de la lengua hebrea, se dice que una mis-

ma palabra tiene siete » ocho significaciones diferentes, se

452

IIEBdiscurre sin fundamento. No nos ser«a dificil hacer ver clue hay

en las lenguas modernas la misma dificultad , sin embargo (lesu mucha abundancia , y de lo duc se trabají en perfeccio-narlas .

Tampoco hay fundamento para decir clue es una lengua

muy obscura, y que no se parece ó ninguri otro idioma . En elart«culo hebra«smo hicimos ver clue esta pretendida obscuridad

nace °nicamente de haber comparado la lem,'ua hebrea con

las lenguas mas sabias y mas cultivadas , singularmente conla griega y la latina , cuya construccion es mu y diferente ;

hero due comparóndola con las lenguas modernas , desapa-

recen los utas de los idiotismos, espresiones singulares » irre-

gularidades que se le imputan : que los mas de los que se lla-man hebra«smos son tambien verdaderos gctliciszzzos : que unfranc»s tiene mucho menos trabajo en aprender el hebreo quedeberia tener en otro tiempo un griego í un latino .

III. Hay una c»lebre cuestion entre los cr«ticos sobre si

los antiguos hebreos no escribieron mas que las consonantesy las aspiraciones, sin aáadir signo alguno que denotase las

vocales, í si habia en su alfabeto letras que fuesen vocales encaso de necesidad. Algunos piensan que los caracteres ny,7, 1, que hacen veces de aspiraciones, eran nuestras letrasA, E, E, I, 0, U : asi piensa Mr. Gebclim en su obra titulada01 ig-eiz ciel lertguage y de la Escritura., póg. 438. No solo loprueba con la autoridad de nmclros sabios, sino tambien por

razones que nos parecen muy fuertes . Por otra parte Mr. deGaines, Meinor. 1e 1(1 1Ica(1. cle la s hzscril ) ., torn. 65, en 12 .†,póg. 226 , y Mr. Dupui, tom. 6G , póg. 1 .a, sostienen lo con-trario. El primero prueba que el uso de todos los pueblosorientales en los primeros tiempos era el de no escribir= sino

las consonantes y las aspiraciones, sin marcar las vocales : queen esto iban conformes los alfabetos de los caldeos, (le los si-rios, (le los fenicios , de los órabes, ele los egipcios, ( le los

H EB 4 :;3

et«opes y de los indios-, con el ele los hebreos : clue este modo

ele escribir es una consecuencia infalible de la escritura gero-

gl«fica, por la cual principií este arte . El segundo se empe-

áí en hacer ver due los seis caracteres arriba mencionadosnunca hicieron papel de verdaderas vocales en la escritura

hebrea ;. pero este segundo hecho no nos parece tan bien pro-

bado como el primero .‡No se podria tomar un medio diciendo que ` y - tan

pronto hacian de simples aspiraciones como de vocales, aun-

que variaba su pronunciacion, como aun hoy var«a en dife-

rentes pueblos,, y aun entre nosotros en distintas palabras? .

Los diptongos en ninguna parte casi se pronuncian de una

misma manera. Asi tambien , y i eran como en latin y

en frances tari pronto, -vocales, cono consonantes : nosotros

cambiamos- la figura segun el- uso que de ellas hacemos;pero

los latinos , as« copio los antiguos escritores no siempre fija-

ron su atencion sobre esta regla : esto no impide que distin-

guiesen su valor por la costumbre. Tambien my Y eran oaspiraciones 6 consonantes , segun el lugar que ocupasen

en las palabras , porque en todas las lenguas las aspira-

ciones fuertes faeilmente cambian en consonantes silbantes ,

como lo observaron todos los que discurrieron sobre los

idiomas.En esta hipítesis facilmente se concibe copio los griegos;

colocando estos seis caracteres en su alfabeto, formaron sim-

ples vocales, y suplieron las aspiraciones con la pronuncia-

tion dulce y óspera, porque San Gerírrimo llamí estas letras

unas veces vocales y otras consonantes y porque los gramó-

ticos dan muchas veces ó estas letras cl nombre de durnzien-

tes, en latin quiescentes . No se inventaron estas letras para

ser durmientes. ; pero dejan de . pronunciarse, cuando por su.

pronunciacion se seguir«a vana aspereza ., fastidio í eacofo-

nia : y esta elipse es lo mas ordinario y regular en todas las

454

11EBlenguas. Esta conjetura se confirmar« despues por otras obser-vaciones .

De cualquier modo todos los sabios convienen en que lospuntos vocales del hebreo son una invencion moderna. Unosla atribuyen « los masoretas, que trabajaron en el siglo vi,otros al rabino Ben -Ascher, cjue vivií en el siglo xi. Algunosjudóos quisieron atribuirla « Esdras y otros « Mois°s ; pero es-to es una pura imaganacion. 1.» Antes de Esdras y despues deEsdras, escribieron los judóos el texto hebreo en letras sama-ritanas : estos car«cteres antiguos nunca fueron acompaáados(le ningun signo de puntos vocales : no se ven en las meda-llas samaritanas acuáadas en tiempo (lelos macabeos, ni en lasinscripciones de los fenicios . Si los puntos vocales hubiesenestado en uso entre los antiguos , los judóos, que despues deEsdras fueron tan escrupulosos en la adhesion y respeto « suescritura, las hubieran conservado sin duda alguna, y vemostodo lo contrario .

2 .» En efecto, los autores de la par«frasis Caldea, los Se-tenta, Aguila, Sómmaco, Teodocion, los autores ele las ver-siones siriaca y «rabe, no conocieron los puntos vocales, por-que tradujeron frecuentemente las palabras hebreas en unsentido diverso del que marca la puntuacion . Decir que estoprovino de que tenian ejemplares con puntos vocales diferen-tes, es suponer el punto en cuestion . En el siglo III, escri-biendo Orógenes el texto hebreo en caracteres griegos, no si-guií la pronunciacion que prescriben los partidarios de lospuntos vocales . En el v San Gerínimo, epóst . 126 ad Eva r.,dice, que en su tiempo una misma palabra hebrea tenia dife-rentes pronunciaciones segura la diversidad ele paises, yseguncl gusto ele los lectores : pone por ejemplos en su comentariolos capótulos 26 y 29 de Isaóas, el cap . 3 de Oseas y el 3 eleIlabac†c, etc. En el 6, los recopiladores del Talmud en Babi-lonia , aunque judóos, no se dejaron guiar por la puntuacion,

11 LB 455porque muchas veces disertan sobre palabras que tienen dife-rentes sentidos segun el distinto modo de pronunciarlas . Tam-bien esto parece probarse por cl Kerf y el Kctib, í por lasvariantes, que los masoretas introdujeron en el m«rgen ele lasBiblias: no hacen relacion « las vocales, sino « las consonan-tes. Los antiguos cabalistas tampoco sacan de los puntos nin-guno de sus misterios, sino solo de las letras ciel texto : si hu-biesen estado acompaáadas (le puntos, hubieran sutilizado so-bre los unos como sobre las otras, tambien est«n sin puntoslos ejemplares de la Biblia que los judóos leen en su sinagoga,y tienen depositados en el arca sagrada, igualmente que tam-poco los tienen las que escriben los mas de los rabinos . Pri-deaux, Historia de los judóos, lib . 5 , S 6 .

Los clos acad°micos que hemos citado son de diferenteopinion en ambos puntos. Mr. Dupuy cree que era imposibleentender el hebreo sin vocales, que hubo siempre en esta !en-gua algunos signos para marcarlas, y que probablemente erael servicio que hacian los acentos de que tantas veces hablaSan Gerínimo. Prideaux piensa de la misma manera, y es tann-bien de la misma opinion el autor de la lengua hebrea de laenciclopedia. Al contrario, Mr . Guignes sostiene y prueba queno solo no era imposible, sino que era mucho menos dificilele lo que se piensa: esta discusion llegí « ser importante porsus consecuencias .

1 .» Observa muy bien que en los diversos m°todos ele es-cribir, el h«bito es quien hace toda la diferencia entre lo facily lo dificil. Desde cjue fue preciso inventar, se nos disminu-yeron y redujeron todas las especies de trabajo, y hemos lle-gado « hacernos perezosos, y de mucho menos aliento quenuestros padres : no podemos comprender como podóan pasarsin mil cosas que hizo necesarias la costumbre .

2 .» Los orientales son infinitamente mas adictos que noso-tros « sus antiguas costumbres : cualquiera que sea la comodi-

456

1-1 E Bdad ólue proporcione una invention nueva, siempre hay mu-cha repugnancia en abrazarla, de lo cual es buen testigo elterco empe°o de los chinos en conservar la escritura gerogl »-fica : es aun mucho mas dificil en la China el aprender á leery escribir, que entender las lenguas del oriente escritas sinpuntos vocales . Sin embargo, liemos visto á Mr . ele Fourmontcomponer una gramática y un diccionario (le la lengua Chi-na , sin haber nunca oido hablar á los naturales ele aquel vas-to imperio .

3 .† En las lenguas ciel oriente la regularidad con que mar-cha una ra»z y sus derivados, sirve de gu»a al entendimiento, yjunto con la pronunciation, instruye al lector de las vocalesclue exigen respectivamente las consonantes por su combina-cion : .as» conociendo el sentido (le una ra»z, se ve el modo conclue es preciso variarlas vocales ,para formar los derivados .

4.† El hebreo sin puntos aun es menos dificil de leer y enten-der, clue en otro tiempo la escritura ennotas ‡ abreviaturas . Biensabido es que este arte Babia llegado al -estrcmo de escribir tanpronto como se hablaba, y mas ele una vez sintieron los sa-bios amargamente la pórdida de este talento . Las inscripcioneslatinas , compuestas solamente de letras iniciales de la ma-yor parte de las palabras, nunca pasaron por enigmas indiso-lubles.

5 .† Una prueba sin róplica del hecho que sostenemos, esque muchos sabios aprendieron el hebreo sin puntos ‡ voca-les en bien poco tiempo, y lo leen con bastante perfection . :acaso este mótodo de aprender el hebreo es el mejor ele todos .Tambión se podria estudiar muy en por la simple compa-racion de las raices monos»labas del hebreo con las de las otraslenguas, teniendo siempre en la memoria que las vocales sonindiferentes .

6.† Lo poco que importan las vocales en la escritura esotro hecho facil ele demostrar . En los diversos dialectos (le

1-1EB 457nuestras provincias, la palabra Dieu se pronuncia Dó, Dei,Di, Dig, Diou, y en otras partes Diex (*) . A°adamos á estolas inflexiones ciel latin, Deus, Dei, Du ‡ Di : he aqui diez ‡doce pronunciaciones diferentes, sin que var»e la significa-cion. Y aunque este monos»labo se escribiese ˆnicamente conuna D, ‰d‡nde estarla la obscuridad ? As» que está muy mal

ndado el principio en que estriba el raciocinio ciel autorciel art»culo lengua Bebiere de la Enciclopedia , cuyo art»culose copi‡ en el Diccionario de Gramática y Literatura con unascorrecciones muy ligeras. El autor sostiene que una escriturasin vocales es incomprensible, que es un enigma al cual sedá el sentido que se quiere, una nariz de cera que cada unonueve á su gusto : de este principio dedujo consecuencias aunamas falsas, y se entreg‡ á las mas temerarias conjeturas.

La escritura, dice, es el cuadro ciel lenguaje : no puedehaber lenguaje sin vocales : luego los primeros inventores dela escritura no pudieron dejarla sin vocales . ‰Por quó llegaroná nosotros algunos libros sin puntuacion ? Porque los sabiosde mas remota antigŠedad llevaban el principio de que lasciencias no se hab»an hecho para el vulgo, que sus principiosdebian estar cerrados para el pueblo, para los profanos, ypara los estrangeros . Este principio ya presidiera en parte ála invention de los gerogl»ficos sagrados, duc tanto adelanta-ron en la escritura, y por consiguiente dirigi‡ tambión á losinventores de los caracteres alfabóticos que vienen á ser unosgerogl»ficos mas sencillos y mas breves que los de los antiguos .Los signos de las consonantes fueron por consiguiente mos-trados al vulgo ; pero le reservaron los signos de las vocalescomo una llave, ‡ registro secreto que no podia confiarse sirio

(') V&;ise la discrtacion del P . ]Natal Alejandro sobre lalas lenguas eu la forre de Babel . IGSi. Iserles .

T031«1 IV . Jí

confusion de

458

HEB« los que servian de guardias al «rbol de la ciencia, para queel pueblo se viese siempre en la precision de acudir « sus lec-ciones. Otro manantial, í causa ele la falta de puntuacion enlos libros antiguos es el desarreglo ele la imagination de losrabinos y de los cabalistas : suprimieron de la Biblia los anti-guos signos de las vocales pata tener mas facilidad de encon-trar en ella delirios misteriosos . No se puede dudar, continóael autor, que Mois°s educado en las artes y ciencias ciel Egipto,usí (le puntos vocales en su escritura para dar « conocer suley : no podia ignorar el peligro (le las letras sin puntos voca-les, y debemos creer que sin duda lo lea prevenido . El man-daba « cada uno ele los israelitas que la copiase por lo plenosuna vez durante su vida ; pero hay todas las apariencias (leque los hebreos fueron tan poco fieles en la observancia deeste precepto, como en la de los (lemas clue violaron, cayen-do « cada paso en la idolatr»a . Por espacio ele diez siglos pose-yí este pueblo estópido un libro tan precioso que despreciísiempre una ley sagrada, que olvidí hasta cl estremo ele te-nerse por un milagro el que en tiempo de Jos»as se encontra-se un libro de Mois°s . Estos escritos estaban tirados en el Sanc-ta Sanctoruna del templo, y confiados al celo ele los sacerdo-tes ; pero estos habiendo participado muchas veces dedos des-írdenes ele su nation, tomaron sin duda tarnbien el esp»ritumisterioso de los sacerdotes idílatras : acaso ellos hicieron queno apareciesen ejemplares con puntos vocales para hacerse due-ráos í arbitros de la f° (le los pueblos : y acaso desde entoncesse aprovecharon del conocimiento oculto ele estas vocales pa-ra fingir que adivinaban los secretos , como lo ban hecho des-pu.~s sus descendientes . Pero ademas ele lo raros que cran loslibros de Mois°s, y de la dificultad en abusar de la escriturasin puntos vocales, la misma escritura que los lleva, pudotambien alterarse facilmente, de modo que debieron tenermuchas razones esenciales para quitarla (le las manos ele la

H E B 459multitud y ele los estrangeros . Si se pregunta « nuestro cr»ti-co, címo pudo Dios despues de dar una ley « su pueblo yprescribirle tan severamente srn observancia, permitir quese oscureciese el arte de la Escritura, y clue por lo mismo fue-se mas dificil leerla, despues ele haber prodigado sus milagrospara traerlos « su obediencia : responde que solo correspondia« los presb»teros ciar « esta ley el mejor cumplimiento, queademas no nos pertenece sondear los caminos de la providencia,ni preguntarle por qu° dií « los jud»os ojos para que no vie-

sen., y o»dos perra que no oyesen, etc . La divina Providencia,dice, obrí un prodigio tan milagroso en conservar entre losjud»os la clase de sus anales por el medio de la conservationde algunos libros con puntos vocales, que tuvieron la felici-dad de escapar y de sustraerse « las varias desolaciones elesu patria, y haciendo que llegasen hasta nosotros los librosde Mois°s en medio de tantas vicisitudes . Pero al fin, despuesdel cautiverio de Babilonia, enmendados los jud»os por susdesgracias aprendieron « ser mas fieles « su ley . Desde enton-ces conservaron el testo de la Sagrada Escritura con la masescrupulosa esactitud y la respetaron hasta el estremo de sersupersticiosos. Seguramente este testo fue restablecido por Es-tiras por el modelo de los ejemplares antiguos que tenian pun-tos Vocales, y sin estos hubiera sido imposible restablecer suverdadero sentido. En cuanto « los sabios modernos, partida-rios ele las Biblias que no tienen puntos vocales, tal vez clanen el estremo opuesto al ele los jud»os, porque parece clue quie-ren hacer revivir la mitolog»a í teolog»a ele los falsos dioses .

Nos ha parecido necesario reunir todas estas reflexionescon el fin de hacer que se perciba mas claramente la inten-cion maliciosa ciel que las hizo . El mismo se refuta « s» mismo,segun la costumbre de todos nuestros filísofos .

Ya hemos -probado que es falso que la Escritura sin pun-tos vocales sea ininteligible, y que signifique todo lo que se

460

HEBquiera : el autor citado no solo no destruye nuestras pruebas,sino clue las confirma . Convenirnos en que la Escritura es elcuadro del lenguaje ; pero este cuadro puede ser mas « me-nos parecido, mas « menos perfecto : seria un desatino elpensar que lleg« í su perfection en su origen, o al momentoque fue inventado : el mismo autor juzga lo contrario. "Loque se puede pensar, dice, con mas fundamento respecto ílos alfabetos, es que no teniendo vocales, parecen haber sidouno de los primeros grados por donde debi« pasar el espórituhumano para llegar í perfeccionarlos" . Si tal es el sentimientorias racional, °por qu» hemos de abrazar otro? El ha recono-cido, como todos los sabios , que la primera tentativa que sehizo para pintar el pensamiento fue la de escribir con gero-glóficos : Mr. Gel,elim lo prueba muy bien, y el autor de lascartas í 1\7. Bailly sobre los primeros siglos de la historia grie-ga lleg« í demostrar este hecho hasta la mas pura evidencia .Luego el arte de escribir no fue al principio tan perfecto comoen el (lia : luego el espóritu misterioso no tuvo parte alguna enla invention ciel arte (le escribir, ni en sus progresos ; antesbien les es muy contrario . El trismo autor conviene en la indi-ferencia de las vocales para la escritura, y observa que estossonidos varóan en todas las lenguas : esta verdad ya la henosdemostrado . Luego si se quiso hacer un alfabeto comun í mu-ehos pueblos que tenóan distinta pronunciation, fue inclispen .sablemente necesario que al principio se omitiesen las voca-les. Finalmente, este mismo crótico dice que nosotros no te-nemos ningnn motivo para desconfiar de la fidelidad ele losprimeros traductores de la Sagrada Escritura, mediante í clueestaban ausiliados por la tradition : nosotros pensamos lo mis-mo ; pero si este ausilio fue suficiente para conservar el verda-dero sentido del testo, °por qu» no lo habia ele ser para con-servar tambien el modo de leer y de pronunciar sin vocalesescritas?

HEB

461Una vez que el autor destruy« asi su propio principio,

todas sus consecuencias caen por só mismas . Vamos í hacerlover : 1 .' es falso que los alfabetos sin vocales hayan nacido deque los sabios de la antigáedad tras remota queróan ocultaral vulgo sus conocimientos : nacieron (le que fue preciso queprincipiase el arte de escribir, como todas las demas, por d»-biles ensayos, antes ele llevarle al punto de perfection í quelleg« con el tiempo. Si los antiguos sabios hubiesen queridoocultar sus conocimientos al vulgo, no se hubieran tomado eltrabajo de inventar los geroglóficos, ni de perfeccionar la es-critura con el uso de los caracteres alfab»ticos : se hubieranreducido í instruir de viva voz í sus educandos, « no les hu-bieran ense†ado nada . En todos tiempos los sabios, lejos deocultar sus conocimientos, han buscado medios de divulgar-los ; pero rara vez encontraron discópulos ansiosos de sus lec-ciones; no se hicieron misteriosos, ni tuvieron doctrina du-plicada, sino cuando, los pueblos obcecados por una falsa re-ligion no quisieron oirles la verdad, o fue peligroso el decór-sela. °Naci« de la mala voluntad (le los sabios el que los chi-nos se empe†en en escribir con geroglófcos, que la mayorparte de las naciones del Asia no tengan vocales en su al-fabeto, y que nuestros antiguos libros esten escritos sin dis-tincion « de cadena, sin separation de palabras, sin vórgulasy sin puntos? La verdadera causa de todos estos males es laciega adhesion í las antiguas rutinas . Tambien acusan al cle-ro de la edad media de haber conservado los pueblos en laignorancia, siendo asi que hizo todos sus esfuerzos por ven-cer la preocupacion absurda de los nobles, que miraban elestudio, el clero « las ciencias como marca de bajeza del es-tado plebeyo.2.‡ Es una contradiction el suponer que los sabios de la

antigáedad tras remota trataron de hacer misterio de sus lee-ciones, y que sin embargo Moises y los que inventaron la Es-

462

IIEB

tritura, escribieron al principio con plintos vocales, para co-

municar su ciencia al pueblo ; que despues los sabios, deseo-

sos de dominar sobre los talentos, « los cabalistas insensatos,

suprimieron las vocales, para reservar la llave de las ciencias .

íEn quó siglo cometieron los °ltimos este desafuero? Los de-

lirios de la c»l.)al.a son una locura bastante reciente, que noprincipi« hasta la compilation del Talmud . Los cabalistas tam-

bien podian sacar facilmente sus visiones másticas del arreglo

ele los puntos vocales, igualmente que del arreglo de las letras

consonantes . íQuó necesidad habáa ele ocultar la Escritura lie-

brea » los estrangeros que no entendian este idioma? En estaparte el autor imita el genio soldador ele los rabinos y de los

cabalistas, y se empe†a en buscar misterio donde no hay ni

sit sombra. Si Moisós escribi« sus leyes usando de puntos vo-

cales, se previ« el peligro ele las letras y .pt catos, si quiso pre-venir el abuso quede ellas pudiera hacerse con el ti ‡eml.o, íporquó no dijo nada en sus libros sobre esta materia? Amenaz«

» los judáos con los castigos que le sobrevendrian, si llegaban» olvidar la ley del Ser:ior ; empero lejos-de prevenirlos contrala infidelidad de los sacerdotes, » quienes confiaba sus libros,mand« al pueblo que escuchase sus lecciones . Si esta confian-za era peligrosa, Moisós debe ser responsable de los malesque de ella se siguieron .

Otra estrava.gancia ciel autores el empe†o rle insistir enla necesidad de los puntos vocales para prevenir el abuso que

pudiera hacerse (le la Escritura, y exagerar despues la muchafacilidad que hubo en corromper los libros, aunque tuviesenpuntos vocales. íC«mo puede ser necesaria una precaution,si no sirve (le remedio para nada?

3.ˆ El autor supone g11e no Babia entre los hebreos otraEscritura -que los libros sagrados puestos al cuidado de los sa-cerdotes: esto es una falsedad . Su historia nos ense†a que te-rian archivos civiles, tratados v genealogáas : los reyes tenáan

IIEB 463'

tambien sus secretarios, recibian cartas y embajadas, y daban

sus respuestas : los divorcios se celebraban tambien por medio

de un villete.. Los exploradores enviados por Josue » exami-

nar la Palestina, hicieron ele ella 'su description en un libro:

Josuó, cap. 18, v. 4 y 9. llabia en la Palestina una ciudad que

se llamaba Cariat-Seillier- , que quiere decir, ciudad de las le-

tras « de los archivos. 0 todo esto se escribáa con solas con-

sonantes, « con signos de puntos vocales :. en el primer caso

es falso que la Escritura sin vocales no estuviese en uso y

fuese ininteligible : en el segundo solo pertenecia » los parti-

culares usar del mismo mótodoo trasladando los libros de Moi-

sós. Estos libros no solo, cantenian los dogmas y las leyes reli-

giosas de los hebreos, sino que encierra tanibien sus leyes ci-

viles y poláticas, las divisiones de las tribus y sus_ genealogáas :

todo esto fue seguido literalmente por Josuó . Por lo, mismo

todas las familias estaban en la precision (le leer y consultar

estos libros . Aun cri el reino ele Israel, entregado » la idola-

tráa, Acab, aunque tan impáo, no se atrevi« » despojar » Na-

both de su vicia. contra la espresa prohibition de la ley, fue

preciso que su esposa. Jezabel mandase matar » Naboth para

apoderarse de sus . bienes. Finalmente, aun cuando hubiese sido

posible » los. sacerdotes hacer en el testo sagrado la mas má-

nima variation, estarnos seguros de que no la verificaron, por-

que los profetas ., que los acusan de todas sus prevaricaciones,

no les echan en cara este delito . Jesucristo, que aun es mejor

garante de la integridad (lelos libros . sagrados, nos los entreg«

como pura palabra de Dios . .

El asombro y la estrarieza que caus« » Josáas el oir leer el

libro de Moisós-, que se liall« en el templo, no prueba que

fuesen raras, las . copias de estos libros .. Este rey habla subido

al trono » la edad, tie diez y ocho afros :. en su infancia le die-

ron muy poca instrucciou sus . padres, id«latras, y es proba-

ble que los que . gobernaron en sir nombre mientras lleg« » la

464

11 E13

mayor edad, no eran muy piadosos ; pero supo remediar este

desorden y el descuido de sus antecesores . Tob«as, Raquel y

Gabelo, conducidos cautivos por Salinanasar, no eran del rei-

no de Judí, sino ciel ele Israel ; si no hubieran leido los libros

de Moisós, no estuvieran tan instruidos, ni hubieran sido tan

fieles observadores de sus leyes . Tob«as cita í su hijo no sola-

mente las palabras (le la ley, sino tambien las predicciones

de los profetas respecto í la ruina de N«nive, y al restableci-

miento de la ciudad de Jcrusaicn . Tob., cap. 14, v. 6 . Cuandolos s°bditos ciel reino ele Judí fueron llevados cautivos, Jere-m«as les di» el libro c«e la ley para que no olvidasen los pre-

ceptos del Seáor . 2.' Lib. de los II, {zccrb ., cap. 2, v. 2. Durante

su cautiverio en Babilonia le«an este libro Ezequiel y Daniel,

v le citaban incesantemente al pueblo. A su vuelta ciel cauti-

verio hicieron lo mismo Ageo, Zacar«as y Malaqu«as. Los li-bros de Moisós por consiguiente nunca se perdieron, ni de-

jaron de ser leidos . Asi las conjeturas ciel autor sobre lo que

se vi» obligado í hacer Estiras para restablecer el testo, sobreel milagro de la providencia que fue preciso para transmitirle

hasta nosotros, no pasan (le vanas imaginaciones, due se re-

futan por el mismo enlace ele la historia . La Providencia vel»sin duda sobre los libros sagrados, y atendi» singularmenteí su conservacion ; pero por un medio muy natural , por elinterós esencial clue ten«an los jud«os ele consultar, leer y con-servar el precioso dep»sito de los libros sagrados .

En orden í lo que dice el mismo autor, que- Dios hab«adado í los jud«os ojos pura no oler, cte., es una falsa interpre-tacion de un pasage ele Isa«as, citado en el Evangelio, que

nosotros liemos combatido en otra parte : Vóase endureci-micnto. Podr«amos decirle eu el mismo sentido que Dios ledispens» mucho entendimiento para no producir sitio visio-nes y errores .

4.† Acaba de destruir su sistema observando el uso que

IIEB 465

los autores de la parífrasis caldea hicieron de las letras u ,

n, >, etc. "Ellos no usaron, dice, de puntuacion en sus

Targuns » parífrasis ; pero se sirvieron de las consonantes

mudas poco visadas en el texto sagrado, donde ellas no tuvie-

ron valor por s« mismas, aunque son tan esenciales en el

caldeo, clue son llamadas marres Iectionis, porque fijan el

sonido y valor de las palabras como en los libros (le las otras

lenguas. Los jud«os y los rabinos hacen el mismo uso de ellos

en sus escritos." Estas no son las madres ele la lectura, sino

en cuanto son tenidas por verdaderas vocales ; luego pudie-

ron tener el mismo uso en hebreo, como lo sostienen muchos

jud«os. En este caso ya no son simples aspiraciones, ni conso-

nantes mudas, sino verdaderas vocales, que tienen valor por

s« mismas. Por cuya razon es falso que tienen poco uso en el

texto sagrado ; antes bien son tan usadas en ól como en el

caldeo : para convencerse de esta verdad serí bastante el que

se abra una biblia hebrea .

5† No hay ninguna prueba de que los Setenta, San Ge-

r»nimo, ni los masoretas, hubiesen tenido textos con pun-

tos vocales : ninguna mencion hacen ele ellos ; no hablan de la

variedad de los puntos, y s« de la variedad con que se pro-

nuncian las palabras. Toda la diferencia, pues, que hallamos

en sus versiones . provino sin duda de la variedad de la pro-

nunciacion, y no ele la variedad de los puntos. Su uniformi-

dad en lo esencial no prueba por consiguiente que hubiesen

tenido í la vista un auxilio coman para marcar las vocales,

sino que tuvieron un mótodo coman de leer, que conserva-ron por la tradicion . El autor conviene en que estos prime-

ros traductores se valieron ele esta gu«a para descubrir el ver-

dadero sentido de las palabras : tampoco necesitaban mas

para traducir con arreglo .No examinaremos lo que dice sobre la dureza ciel hebreo,

como lengua viva, ni del auxilio que se puede sacar de ól

TOMO Iv.

59

466

Ti EBpara descubrir las etimolog«as, ni ciel modo con que se debeproceder en este punto. Como no tomí por raices los mono-s«labos, sino las palabras compuestas, su mótodo nada tienede seguro, y hace otras muchas observaciones tan falsas, co-mo las clue acabamos ele refutar .

No acusar°n al sabio Freret (le demasiado respetuoso °los libros sagrados ; sin embargo, habla de la escritura lie-brea con mucho mas juicio que nuestro autor . "Los invento-res, dice, ele la escritura, se valieron generalmente de losmismos fines de esplicar í patentizar ° los ojos los sonidos delas palabras, pero tomaron diferentes rumbos para conse-guirlo. Queriendo unos espresar los sonidos de una lengua,en cuya pronunciacion no habia vocales fijas, sino que va-riaban en proporcion de la diferencia de los dialectos, y sololas consonantes estaban fijamente determinadas, creyeron nodeber espresar las vocales, sino solamente las consonantes .Tales fueron, segun todas las apariencias, los inventores dela escritura caldea, fenicia, hebrea , etc. Trataron de hacersus caracteres ele igual propiedad para los diferentes pueblosde Siria, ele Fenicia, ele Asiria, (le Caldea, y acaso hasta dela misma Arabia . Las lenguas de estos paises, aun en el (lia,tienen bastante semejanza , para clue puedan mirarse comodialectos de una misma lengua . Casi todas sus palabras se com-ponen ele las mismas radicales, y no se distinguen sino porlas alijas y las vocales unidas ° las consonantes . As« estos dife-rentes pueblos podian rec«procamente leer sus libros, porqueno espresando sino las consonantes sobre las cuales estabande acuerdo, cada uno suplia las vocales de su respectivo dia-lecto, y las unia y juntaba con estas consonantes . No aventu-ro esto sino corno una conjetura ; pero ella justifica la inten-cion de los inventores, y creo que ser«a dificil de esplicarpor otro medio, porque en el origen de la escritura no expre-saron las vocales, sin cuyo auxilio no se podr«a articular .

IIEB 467Aquellos inventores de la escritura, que trabajaron en laslenguas, en clue la pronunciacion de las vocales estaba fija ydeterminada, lo mismo que la de las consonantes, í que notuvieron ° la vista , ni trataban ele instruir sino ° una solanacion, discurrieron el medio (le espresar (le un mismo mo-do las consonantes y las vocales" : Ille,uorias c/c la Academ.

ele las Inscrip ., tom. 6, en 4 .», p°g. 612 ; tom . 9, en 12.% p°-gin. 334 .

Michaelis, uno de los sabios mas peritos en el hebreo, y

cuya memoria honrar° siempre la Alemania, en una (liserta-cion publicada en 1762 prueba con un pasage de San Efrenclue en el iv siglo de la Iglesia los sirios no tenian aun sinotres puntos vocales, igualmente que los °rabes, que recibie-ron sus letras (le los sirios : que el primero de estos puntos tanpronto designaba la A, como la E : que el segundo servia parala E y la I ; y el tercero para la O y la U. Solo en el viii si-glo se ve en la Biblioteca Oriental ele Asemani, que Teífilode Edesa, queriendo traducir° Ilonnero, tomí las vocales delos griegos en forma de puntos, para que conservasen la ver-dadera pronunciacion de los nombres propios griegos . Los(lemas escritores sirios los adoptaron tanibien , convencidosde su conveniencia. Aiiade 11lichaelis que aun en el d«a (lehoy los mandaitas, que viven al oriente del Tigris, no tie-nen mas que tres sigilos ele las vocales, y conjetura que lomismo sucederla ° los hebreos, aunque no marcaban estospuntos eu las monedas y en las inscripciones .

Algunos disertadores, mucho menos instruidos que estossabios, ° quienes acabamos de citar, dicen clue los jud«osabandonando el uso de los caracteres samaritanos para susti-tuir en su lugar las letras caldeas por ser mucho mas címo-das, probablemente alteraron el texto de sus libros. Esto escomo si se dijera que cuando nosotros dejamos las letras gí-ticas para sustituirles unos caracteres mas ventajosos, hemos

468

HEBalterado todos los libros antiguos. Los jud«os no concibieronjamas el pensamiento ele corromper un texto que miraronsiempre como sagrado y como palabra de Dios ; si lo hubie-ran hecho, no hubieran dejado en sus libros sagrados tantascosas contrarias í sus propios intereses y í sus preocupa-ciones .

Hay otro fenómeno en que fundan los incr°dulos el si-guiente argumento . El estilo y lenguaje de los '»ltimos escri-tores jud«os es muy parecido, dicen, al de Mois°s, aunquehayan escrito, corno se supone, mil aáos despues de este le-gislador. Es imposible que en este inmenso intervalo, y des-pues de todas las revoluciones, í que estuvieron sujetos losjud«os, se hubiese conservado la lengua hebrea sin alteracionsustancial . Una vez que los jud«os casi la olvidaron del todoen el cautiverio de Babilonia, y que despues de esta °pocaadoptaron el caldeo, es imposible que el comercio y roce quetuvieron los jud«os en tiempo de sus reyes con los filisteos,los moabitas, los idumeos, los ammonitas, los sirios, y los fe-nicios no hubiese producido algun trastorno en su lenguaje .Por lo mismo, no se puede demostrar clue los profetas Ageo,Zacar«as, y Malaqu«as hubiesen escrito en hebreo puro des-pues del cautiverio : la uniformidad de lenguaje que obser-vamos en todos los libros hebreos prueba que todos fueronforjados en un mismo siglo, ó por un mismo escritor, ó pormuchos que hablaban una misma lengua y trabajaron deconcierto.

Reste . Si esta reflexion fuese sólida, suplicar«amos í nues-tros contrarios que nos seáalasen, aunque fuese solo con al-guna aproximnacion, la °poca ó siglo fijo en que piensan cluetodos los libros hebreos pudieron haber sido forjados poruno solo ó por muchos escritores ; y cualquiera que fuese su«rip»tesis ; nos tomar«amos el trabajo de demostrar su falsedad .

Nada hay menos imposible que el hecho que los asombra .

H E B

469Para concebir su posibilidad, deben recordar que Mois°s es-cribió en hebreo puro la historia, la creencia, el ritual , lasleyes civiles y pol«ticas de su nacion , y que por lo mismo es-taban los jud«os obligados í leer continuamente estos libros,porque en ellos no solamente hallaban la norma de todos susdeberes, sino tambien los t«tulos de su genealog«a, ele sus de-rechos y de sus posesiones . As« los sacerdotes, los jueces, losmagistrados, y todos los literatos jud«os, debieron ocuparseconstantemente en habituarse al lenguaje de Mois°s .

Si la Iglesia Latina se hubiese visto precisada í hacer delas obras de Ciceron y de Virgilio una lectura tan continuacomo la que hacian los jud«os de los libros ele Mois°s, o si lavulgata Latina estuviera escrita en el lenguaje del siglo deAugusto, sostenemos que todos los siglos hubieran conser-vado los escritores eclesiísticos, sin milagro alguno, una la-tinidad muy pura, y que ciel siglo xH al xv hubieran escri-to con la misma pureza que en el primer siglo : í pesar detodos los cambios que experimentaron las diferentes lenguasde la Europa, †no se vio en el siglo pasado, ni en °ste, quelos hombres precisados í familiarizarse con los buenos au-tores latinos llegaron í imitar perfectamente su estilo , yí escribir casi como ellos? Sin embargo, estos escritores te-nian un gran obstículo que vencer, mucho mayor que el delos jud«os, í saber : la diferencia inmensa que Babia entre sulengua materna y la latina, en lugar de que los jud«os hastael cautiverio de Babilonia no conocieron mas lengua que elhebreo .

Nos resta una observation esencial , que no hacen nues-tros adversarios, y es que í pesar de la conformidad del len-guaje de todos los escritores hebreos no hay ningnn lectorjuicioso que no distinga en sus obras un carícter original ypeculiar (le cada uno, que hubiera sido imposible que le`imi-tase un solo hombre ó muchos, y aun el remedarle, aunque

470

11 EBtodos estos libros hubiesen sido forjados en un mismo siglo ycasi en una misma «poca. Es preciso ser un estípido pana noconocer la diferencia que hay entre el tono de Estiras y el eleMois«s, entre el estilo de Amós y el ele Isa°as, etc. Hallamos,pues, en estos autores conformidad de lenguaje y diversidad(le genio : el primero de estos caracteres demuestra quedos li-bros de Mois«s nunca fueron olvidados ni desconocidos, co-no quisieron persuadirlo, sino leidos y consultados frecuen-temente por los jud°os : el segundo prueba clue el AntiguoTestamento no fue obra (le un solo hombre, ni de muchos,que hayan escrito al mismo tiempo, y de concierto, sino demuchos que se sucedieron, y de los cuales cada uno escribiósegun su talento particular . La inspiracion que recibieron eleDios no cambió en ellos su naturaleza, sino que la dirigió,preserv»ndola de caer en el error.

IV . Nos resta examinar una acusacion que contra los san-tos Padres hacen con frecuencia los protestantes . A escepcion,dicen, ele Or°genes entre los griegos, y de San Gerónimo en-tre los latinos, los santos Padres no se tomaron el trabajo deaprender el hebreo, ni supieron aprovechar las coyunturasque entonces tenian . El siriaco y el »rabe cine se hablaba enla vecindad de la Palestina y del Egipto, y la lengua pínica,que aun subsistia en las costas del Africa, pudieron habercontribuido much°simo » la inteligencia del texto hebreo. Losmismos sirios y los »rabes cristianos pudieron f»cilmente re-cibir entonces de los jud°os lecciones de gram»tica hebrea.Los Padres no lo entendieron as°. Quisieron mas divinizar laversion de los Setenta con toda su falibilidad, y entretenerseen las explicaciones alegóricas (le la Sagrada Escritura, clueestudiar el texto segiin las reglas ele la gram»tica y ole la cr°-tica : ele aqu° nace el haber equivocado su sentido, y el haber .nos trasmitido con poca fidelidad los dogmas revelados . Solodespees ciel nacimiento del protestantismo se principió » es-

HEB 471tudiar el hebreo, y se adquirió en «l alguna inteligencia. LeClerc en su Arte Cr°tica, tom . 3, cart. 4 ; Aloslicim e n su Ins t.Eccles . , y otros, insistieron mucho sobre esta ignorancia delhebreo atribuida » los santos Padres, « infieren que estos san-tos doctores, » quienes tanto respetan los católicos, fueronmalos teólogos y malos int«rpretes de la Sagrada Escritura .

1 .á Es bien rid°culo empefiarse en clue los Padres teniannecesidad ele aprender el hebreo en un tiempo en clue los mis-mos jud°os hablaban griego, y usaban comunmente ele la ver-lion de los Setenta ; pero aun es mas rid°culo sostener quesin el conocimiento del hebreo eran incapaces los santos Pa-dres de entender la Sagrada Escritura, y clue por otra partesostengan que los simples fieles con el auxilio de una versionsean capaces de fundar su f« sobre este libro divino .

2 .á Es falso que San Gerónimo y Or°genes sean los íni-cos Padres clue entendieron el hebreo : en el siglo iii JulioAfricano ele Enrnaus, enemigo de Or°genes : en el siglo ivSan Efren, natural ole la Siria, y San Epifanio, tenian sinduda estos conocimientos : estos clos íltimos, ademas ciel siria-co, clue era su lengua nativa, sabian el hebreo, el griego, elegipcio, y compusieron en estas lenguas algunos comentariosde la Sagrada Escritura . Es imposible clue los autores eclesi»s-ticos caldeos, sirios y »rabes, no hubiesen entendido el textohebreo, una vez que sus lenguas tenian con «l tanta afinidad :lo mismo sucedió con los escritores nestorianos ó eutiquia-nos, cuyas obras se conservan . Ni unos ni otros divinizaronla version ele los Setenta, porque no la usaban, y los nesto-rianos refutaron siempre las esplicaciones alegóricas de la Sa-grada Escritura. Sin embargo, cuando la explican no hacenmas uso de la cr°tica y de la gram»tica hebrea que los Pa-dres griegos y latinos. Son , pues, muy culpables » juicio delos protestantes .

3 .' Para demostrar lo rid°culo de estos criticones podr°a-

472

HEBmos limitarnos « preguntarles en quí contribuyó la erudi-cion hebrea de los protestantes « la perfection del cristianis-mo. °Quí verdad saludable, antes desconocida, se descubrióen cl texto hebreo? °Quí nuevo medio de santificacion se en-contró eu el estudio de este idioma? Sabemos los prodigiosque obró : hizo nacer el socinianismo y otras veinte sectas fa-n«ticas : « fuerza ele ciencia hebrea llegó Le Clerc « hacersesociniano, y vid, ó so»ó que veáa, due en el Antiguo Tes-tamento no est« la divinidad del Hijo ele Dios revelada conbastante claridad : al auxilio de estas sutilezas gramaticales ycráticas deben los socinianos el arte de eludir y de torcer elsentido de todos los testimonios de la Sagrada Escritura , quese les oponen .

He aquá un ejemplo que da Le Clerc de esta verdad en elsalmo 110, ó mas bien 109, v . 3, dice el texto hebreo, seguníl ex utero aurons tibi nos geniturcr tuer ; pero los santos Pa-dres leyeron, como los Setenta ex utero ante Luciferum ge-

nui te ; entendiendo este pasage de la generation eterna delVerbo.

Sin clue tratemos de disputar con Le Clerc sobre erudi-cion hebrea, sostenemos que su version es falsa, que uterusazu †orcr et nos genittrr cr , son clos met«foras exageradas y queno se usan en el hebreo : en este texto est« literalmente ex

utero, ex diluculi noie, tibi genitora tua ; y preguntamos enquí se distingue este sentido del (le los Setenta . Si Le Clerchubiera querido tener presente que San Pablo aplica al Hijode Dios el 1.‡ y 4 verso (le este salino, en su 1 ." Lpist . cá losCorirrt ., cap. 15, v. 25 ; y en la L'pist. « los hebreos, cap . 1 .0,v.13 ; cap. 5, v . 6, etc ., fac.ilmente hubiera comprendido quelos santos Padres no hicieron mal en aplicarle tambien el 3 ..‡,entendiíndole como los Setenta : el siriaco y el «rabe lo tra-dujeron (le la misma manera , porque es absurdo detenerseen el sentido puramente gramatical , y entender que el Hijo

HEB

473ele Dios fue engendrado antes ele la aurora, ó tan pronto co-no la aurora . Aun los judáos mas estˆpidos aplican este salmo« Salomon, y dicen que el v. 3.‡ significa que este práncipenacó al amanecer ; pero sus antiguos doctores juzgan como'nosotros que estas palabras significan el nacimiento eterno delMesáas. Víase Galatin, lib . 3, cap. 17-

Los santos Padres tuvieron mejor guáa que las reglas degram«tica, para esplicar la Sagrada Escritura y la teologáa ;« saber, la tradition recibida ele los apóstoles y siempre viva,la analogáa de la fí, y la memoria de lo que los apóstoles lia-Lian ensei‰ado . Le Clerc la tiene por un cuento, y la ridicu-liza extraordinariamente. En otra parte probaremos el absur-do de esta terquedad (le los protestantes .

Aun cuando prob«ran due entienden mejor el hebreoque los Setenta, que los autores ele la par«frasi caldea, queŠguila . Teodocion, Sániinaco, los autores de la 5 .a v 6.a ver-sion de las traducciones siriaca y «rabe, etc ., nosotros sosten-dráamos siempre que sus disertaciones gramaticales no pue-den prevalecer contra cl sufragio de todos estos traductores,y que esta tradition, aunque puramente humana, es mas fir-me que las conjeturas de todos los socinianos y protestantesdel mundo .

Por parte (le ellos es otro rasgo ele vanidad muy mal fun-dada el empe»arse en que sus doctores crearon o restablecie-ron en la Iglesia el estudio ele la lengua hebrea : este estudiono fue jamas interrumpido : aun en los siglos que se tienenpor mas tenebrosos hubo sabios peritos en las lenguas orien-tales : en el artáculo hcbraizante liemos numerado los princi-pales , y es preciso no olvidar que los primeros protestantesque supieron el hebreo, le aprendieron con el h«bito (le frai-les, clue llevaban antes ele ser apóstatas, Fleury, discuss. 9 . ‡

sobre Ici Hist. L'eles., nˆm. 6 .HEBREA NACION, IIEBREOS. Se llamaron despucs is-

TOnIO IV.

60

474

`IIEBraelitas y pueblo judc«co . Scguii la historia sagrada, los hebreos,son la posteridad de Abraham, quien salií de la Calclea, don-de habia nacido, para venir ó habitar en la Palestina , y sellamí Ilebreu, Deber, que quiere decir, cantzante í estran-gero entre los cananeos .

El prurito de contradecir en todo la historia sagrada mo-vií ó algunos incr°dulos modernos ó poner en duda este ori-gen, y a sostener que los hebreos cran una colonia ele egip-cios , í una horda de órabes beduinos, y trataron (le probar-lo por el testimonio de muchos historiadores profanos . »Hayalguna verosimilitud en semejante pretension?

Tócito habla consultado las diferentes tradiciones ele loshistoriadores sobre el origen de los judáos : las refiere todas ;historia, lib . 5, cap. L† : "Los unos, dice, piensan duc los ju-dáos vinieron de la isla de Creta y de las cercauias del monteIda : otros, dicen que salieron ele Egipto ó las írdenes (le je-rosolimo y de Jtudó . Muchos los miran como una pohlacicn deetáopes, y no falta quien pretenda que una multitud de asi -rios que no tenáan tierras que cultivar , se aprovecharon eleuna parte ciel Egipto , y deshucs se establecieron en la Siriaí el pais de los hebreos . Otros dicen que los solimos, de quie-nes habla hornero, edificaron ó Jerusalen y le dieron su hom-bre. Los mas convienen en que por un contagio que sucediíen Egipto, el rey Bochoris desterrí ó los enfermos como ene-migos de los Dioses-Estos infelices, abandonados en un de-sierto, y entregados la desesperacion , nombraron por sirgefc ó Mois°s, y clespues ele seis dáas de marcha arrojaron ó loshabitantes de la region, y edificaron en ella su ciudad y sutern plo."

En efecto , sabemos por Josefo que Maneton, Chcremony Lisimaco, historiadores egipcios , dicen clue los judáos sonuna horda de leprosos desterrados del Egipto . Coizt. 41_)j0 , 1,lib. I.% cap. 9 y sig. Diodoro de Sicilia y Trogo Pompeyo, en

IIEB 475San Justino, dicen lo mismo . Estrabon, Geogrof. , lib. 16, diceal contrario, cine los judáos eran una colonia de egipcios queno pudieron sufrir las supersticiones de sus conciudadanos,y que Mois°s les (lií una religion mas racional y mas arre-glada . Segun Diígenes Laercio , algunos autores antiguoscreian que los judáos eran descendientes de los magos ele Per-sia : lib. I .% cap. 1 .† Aristíteles los tiene por ascendientes delos gymnosofistas de los indios .

De todas estas tradiciones contradictorias resulta que loshistoriadores profanos tuvieron lU y poco conocimiento cielorigen, costumbres y creencia de los judáos , porque no ha-blan leido sus libros, y porque los mas antiguos son por lomenos ochocientos a‡os posteriores ó Mois°s . Ellos no cono-cieron ó los judáos hasta el lin de su repáilblica, y despees delas persecuciones que sufrieron por parte de los reyes eleSiria .

Esta refle cion bastaria por sá sola para convencernos deque Mois°s, historiador lciaislador de los Hebreos , es mn-elio mas digue de cr°dito que todos estos escritores estrange-ros, demasiado modernos y prevenidos contra les judáos . Elnos dice que sus antepasados eran oriundos de la Caldea ; prue-ba de ello es la mucha semejanza entre el hebreo y el caldeo.Dice que Abraham salií ele la Caldea para venir ó habitar óla Palestina: en electo, allá se veáa su sepulcro y el de su hijoIsaac ; se mostraban tambi°n los lugares clue hablan habitadoy los pozos que halaan abierto con sus escavaciones . A‡adeque Jacob, nieto de Abraham, se vií obligado por el hambreó emigrar al Egipto con su familia : clue su posteridad se mul-tiplico allá por espacio (le doscientos arios, fue reducida des-pues ó la esclavitud por los egipcios, y puesta en libertadpor uaa multitud ele milagros asombrosos .

Moises no inventí estos hechos por adular la vanidad desu naciun : no le atribuye wucha antig«edad, ni conquistas,

476

HEBni conocimientos superiores, ni una prosperidad constante .

La lengua hebrea , mas parecida « la de los caldeos que «

ninguna otra, el nombre de hebreos 6 canziiicOrltes dado « laposteridad de Abraham, los monumentos desparramados porla Palestina . los nombres de los hijos de Jacob conservados enlas doce tribus, una fiesta solemne instituida para celebrar lamemoria de la salida del Egipto, todo sirve ele testimonio delos hechos que refiere. El testamento de Jacob , sus huesos y

los de Josí conducidos « la Palestina , prueban que los hebreo.sfueron siempre mirados como estrangcros en el Egipto : la di-

ferencia en el lenguaje, costumbres y religion de estos dos

pueblos, convence tambien de esta verdad . Un historiador,

clue camina con tanta precaution, tanto desinteres y tantaspruebas , no puede ser sospechoso .

La diferencia entre el hebreo de los libros sagrados, y lalengua de los egipcios es cierta tambien I,or otras razones.

Josí , habiendo llegado « ser primer ministro del Egipto, ha-blaba con sus hermanos por medio de intírprete . Curtes., c. 43 .

Y. 23. Isaóas anuncia que habr« en Egipto cinco ciudadesque hablaren la lengua de Canaan , y jurar«n por el nombredel Se°or : cap. 19 , v. 18 : en el :Salut . SO se dice que el pue-blo de Dios, al salir del Egipto, oy» hablar una lengua des-conocida ; pero esta version est« equivocada . En el texto he-breo y en la parafrasis caldea se dice al contrario, que Josírtl entrar en el Egipto oy» hablar una lengua clue no enten-dia. En efecto, lo que nos resta del antiguo egipcio es muydistinto del lebten .

La creencia , las costumbres, los usos, las leyes ele los he-breos cran muy diferentes ele las de los egipcios : asá lo con-fiesa Di»doro, T«cito y Estrabon , y es muy estra°o queciertos autores modernos afirmen que Moisís tom» todas suscosas, y las copi» de los egipcios . Las pr«ticas civiles y reli-giosas que les atribuye Moisís eran tambien las mismas en

IIEB

4-7tiempo ele Herodoto , ele Diodoro y de Estrahon ; y en nadase parecen « la de los judóos.

Manda Moisís « estos †ltimos que traten con 1-nrmanidad« los estrangeros y « los esclavos , porclue ellos mismos fue-ron esclavos y estrangeros en Egipto : Deut., cap. 24, v. 18,22 , etc. Si este hecho no fuera cierto, los judóos no hubieransufrido leyes fundadas en semejante motivo , y hubiera sidopreciso clue el legislador fuese un insensato en el mismo he-cho de proponírselas.

‡Los hebreos fueron acaso desterrados del Egipto por violen-cia, » salieron de ella voluntariamente? Esto se debe juzgar 1-orlos monumentos . Moisís les prohibe el odio contra los egip-cios, porque hayan sido recibidos en Egipto como estrange-ros : quiere que despues (le tres generaciones los 1 resílitesegipcios pertenezcan al pueblo del Se°or : Deut., cap. 23, v . 7.Vernos en cl Lcccitico una israelita que tenia hijos (le un ma-rido egipcio, cap. 24, v. 10. Al contrario, escluye para siem-pre de la asamblea de Israel « las naciones enemigas , cornolos amalecitas y madianitas : prohibe toda alianza con ellos,porque reusaron « los hebreos el paso por su territorio. ‡Ilu-hieran perdonado jamas « los egipcios , si por una espulsion-violenta y cruel se hubieran -,into en peligro de perecer? Enseguida conquistaron los reyes de los judóos la Idtumía ; peronunca formaron pretensiones sobre el Egipto, perdue lo ha-bia prohibido Moisís en el Dcutcrwrcmio, cap. 17, v. 16 .

Los clue se empe°an en sostener que los hebreos eran unamultitud (le leprosos lanzarlos del Egipto , deLerian explicar-nos c»mo pudo este ejírcito ele cnfci naos atravesar el desier-to, conquistar la Palestina, ester minar « los cananees, y fun-dar una rep†blica que subsisti» Tor unas ele nul quinientosarios. Se sabe que la lepra era una enfermedad del china enel tiempo que no se usaba del lino : los ejírcitos ele cruzados,que volvieron de Oriente y clef Egipto trajeron esta enlernre-

478

HEBclad « la Europa ; pero Moisís , tomando sus precaucionessupo preservar ele ella a su nacion , porque, segur el testimo-nio de T«cito, los judóos eran naturalmente sanos, robustos,y capaces de resistir el trabajo: coihorct hominem sctlubrict etf crencict laborum .

°Podr«n acaso probar mejor de que los hebreos cran unahorda de «rabes beduinos, y im pueblo que profesaba el la-trocinio y el vandalismo? S n lengua no era la de los «rabes,y sus costumbres muy diferentes. Las de los «rabes del desier-to aun no cambiaron : habitan como antes en sus tiendas : fue-ron siempre enemigos de sus vecinos, y muy conformes « ladescription que de ellos hace Moisís . Los judóos eran agri-cultores , y vivian de asiento en la Palestina, y no tuvierenguerras ofensivas sino contra los cananeos .

Uno ele nuestros fil»sofos, para sostener que eran «rabesladrones, dice que Abraham rob» al rey de Egipto y al eleGerara , oblig«ndolos « darles presentes : que Isaac rob» almismo rey ele Gerara con el mismo fraude : Jacol)rel~» el de-recho de prirfogenitura « Len hermano Esaá : Laban rob» « suyerno Jacob, y íste « su suegro : Laque.l rob» « su padre La-ban hasta sus ódolos : los hijos de Jacob robaron « los sigue-mitas desptues de haberlos degollado : sus descendientes ioba-ron « los egipcios, y fueron despees « rol ; ar « los cananeos .

El autor rob» tambicn este trozo « los deistas ingleses, yestos lo ó-habian robado « los mamelucos . San Agnst1n contrerFcur.ctr!n~., li» . 22, cap . 3 : contra ~?din~crn, cap. 17 . Este robo.se hizo mud honorófico despucs clac le ejercieron tan brio=samente los fil»sofos incrídulos . A los judóos tambien les lleg»-SU vez ele, ser robados por los egipcios en tiempo de Robanpor los asirios, bajo sus áltimos re cs ; por les griegos y siriosen tiempo de Aatóceo, y ílt'unan]ente Vi, .los romanos, queasolaron toda la Judea . Estos, despees de haber robado todoslos pueblos conocidos, fueron tambien robados por los godos,,

IIEB

4'9

los himnos, los v«ndalos, los francos y los borgo~iones . Noso-tros tenernos el Honor ele descender de unos » de otros ; peroreo se sigue clue socios «rabes beduinos : ninguna nacion tie-ne un origen mas noble ni mas honroso clue la nuestra .

Sin que tratemos de justificar todos los robos particuilares,~sostencinos que los hebreos no robaron « los egipcios : antesde partir del Egipto les pidieron los vasos de oro y plata,y los egipcios se los dieron , temiendo perecer como sus pri-,mogínitos : cap. 12 , v . 35 . Esto era una justa com-pensac†i on y .umi salario lejótimo de ]os trabajos violentos y losservicios que los de l'†gipto e~ijieran injustati~ente (le los 1 e-brcos. Si estos hubieran ii rado sus »rese ates como un robo yuna rapi‡a, no hubi .'ran hablado ele ellos en sus libros . Tales la respuesta que daba Irenco « los marcionitas hace ya masde mil giiiuicntos amos. 1 c. Liares, li». 4, cap . 30, nfrˆ . 2 .

Si es verdad que en el dia los judóos ense‡an que los bie-nes de los gentiles son cerro cl desierto, y que el primero quelos ocupa es su legótimo poseedor, Larbeirac, Trenado de la

mural de los Pcuhes, cap. 16, ‰ 26, no se debe atribuir estamoral « sus antecesores : ella no est« en sus libros, ni es ccn-forme « las leves de Moisís .

Tambiett se sostiene que es iiicreilae la niultil,licacion delos judóos en Egipto : que cuando entran ou ailó no eran il-.a sque setenta sin contar las mugcrcs † v al cal o de doscientosquince anos dice que salieron seiscientos rail cou haticntcs ; yesto no puede verifcarse sin que compusiesen el total de dosmillones de hombres . No puede menos de sur exagerado estenumero , teniendo presente la oreen ele Faraon (le matar «todos los hijos varones de los hcl :reos : la tierra de Gescni,que apenas contenóa seis leguas cuadradas, era incapaz deuna 1 oilacion tari eseesila .

La enrrneracion clue Dace Moisís no solo se confirmapor las otras enumeraciones » empadronamientos que se lŠ-

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HEBcieron en el desierto, y que cstan consignadas en el libro delos n«meros , sino que tambien hay un hecho moderno quelo confirma sin respuesta . El ingles Pinís, arrojado con cua-tro mageres ó una isla desierta , que lleva su nombre en elespacio de sesenta a°os, produjo una poblacion de siete milnoventa y nueve personas ; y diez y siete a°os despues llega-ba su poblacion ó doce mil almas. Víanse los Diccionariosgeogrc»frcos de Corneille y ele la IGlarticnicre en el art»culo Pi-nes : 1c77. ele Tret'oua, mayo de 1743 : el Abad Preset, Aven-turcis y hechos singrdctres, tom . 1 .á, póg. 311, etc. Esta pobla-cion es ele mucho mas aumento en comparacion de la de losisraelitas .

Por otra parte, claro estó que la orden de Faraon no fuerigorosamente ejecutada : lo cual se \- e por la declaration quehicieron al rey las parteras de Egipto que se refieren en elExodo , cap. 1 .' Por la historia se prueba que los hebreos noestaban «nicamente reducidos al pais de Gesen , sino clue vi-vian en todo el Egipto : cap. 11, 12 , 13 , etc. Moisís dice es-presanteute que poblaron toda la tierra † todo el Egipto,cap. 1 .á, v . 7 .

En los art»culos milagros, AIois( s ,plagas de L lipto, etc .,probaremos que la libertad de los hebreos no fue natural, sinoprodigiosa .

Tambien arguyen los incrídulos que ó pesar de las mag-n»ficas promesas clue Dios le hab»a hecho , este pueblo fuesiempre esclavo y miserable : este mismo argumento va le lta-biau puesto Celso v Juliano .

Pero la historia sagrada nos asegura que siempre que loshebreos fueron vencidos y sojuzgados por las otras naciones,fue en castigo (le sus infidelidades : Dios se lo habia anuncia-do por Moisís, y se lo repiti† frecuentemente por boca elesus Profetas : por lo mismo, era falta suya, y el castigo muyjusto. La misma historia nos asegura que siempre que se een-

lI E B

481virtieron sinceramente al Se°or, restituy† su prosperidad ;obrando en su favor indecibles prodigios.

Es preciso no dejarse seducir por las palabras esclavo y es-clavitrrd : esceptuóndo los diurnos a°os (IC SU permanencia enEgipto, nunca fueron reducidos ó la esclavitud domísticacomo la de los ilotas † la de los esclavos griegos y romanos .Ellos llamaban su estado esclavitud siempre que sus vecinosles imponian alguna contribution , hacian incursiones entreellos † talaban sus mieses, etc . En Babilonia pose»an y culti-vaban tierras, ejercian las artes y el comercio: muchos de ellosfueron elevados ó los primeros empleos en tiempo de los re-yes medos y persas. Comparando las dilcrentes revolucionesque sufrieron con las de cualquiera otra nacion . no se hallatanta diferencia corno se presume. Contando dude la con-quista (le las Gaulas por Císar hasta el siglo xvi, ‡fueronnuestros padres mas felices que los hebreos' El cuadro de loque han sufrido las Gaulas en la conquista de Císar, y todaslas demas revoluciones seria bastante para estremecerse elhombre reas sereno .

Dicen por «ltimo, que los hebreos fueron detestados, abor-recidos y despreciados por todas las ciernas naciones .

Convenimos en que los fil†sofos, los historiadores y lospoetas romanos los miran con el mayor desprecio ; pero losconocen tan poco los que les atribuyen usos y creencia del to-do contrario ó lo que nos ense°an los libros sagrados . Sabe-mos ademas que los romanos ten»an la vanidad de despreciaró todos los (lemas pueblos, figuróndoseles que con esto adqui-r»an mas derecho para tiranizarlos .

Mas equitativos fueron los griegos con la nacion judóica :podr»amos citar testimonios con que se prueba que Pitógoras,Numenio, Arist†teles, rfcofrastos y Clearco, sus disc»pulosEcatco de Abdera, Alegastenes y el mismo Porfirio, hablaronventajosamente ele los jud»os . Estrabon, Diodoro de Sicilia,

TOMO ler .

61

482

H EBTrogo Pompeyo, Dion Casio, Varron, T«cito y otros muchoslos describen con caracteres muy honrosos . No nos parece quela ambicion que sucesivamente fue dominando « los reyes deAsiria y de Persia, Alejandro , los reyes (le Siria y ele Egipto,y los romanos, en sub~-u~ar « la nacion Iudacca sea una mar-ca ele tanto desprecio. 1\luchos de estos soberanos les concedie-ron el derecho de naturaleza , y la libertad de vivir segun sureligion v sus leyes .

Los griegos y romanos no conocieron « los judíos bastadespees del cautiverio ele Babilonia : tranquilos entonces ensu pais, en profunda paz con sus vecinos, aplicados « laagri-cultura, ligados « sus leves y religion , y celosos de su liber-tad, eran « los ojos ele la razor y de la lilosolia un pueblo fe-liz y apreciable. Atormentados despees sucesivamente por losasirios, por Antíoco y por los romanos, se esparcieron portodas partes : estos judíos dispersos por el Egipto, la Grecia yla Italia, bastardearon sin duda alguna . Toda la nacion domi-nada por el espíritu del error despees de la muerte de Jesu-cristo no fue conocida , sino por su estópida terquedad quela entreg° al ridículo y al desprecio . Así que no debe ser es-tralia la aversion con clue la miran todos los pueblos : el Se-»or les anunciar« este destino . Abandonemos en buen hora «los sarcasmos ele los incrádulos estos judíos degradados yenvilecidos, Pero no fue este su estado primitivo : los que nole conocen c°mo ndeu las ápocas, trastornan la historia, y nosaben lo que quieren, seducen « los lectores poco instruidos,y desatinan con un falso aire (le erudicion y ojarasca .

En los artículos judíos y judct..isnmo lcablaremos ele su creen-cia , ele sus costumbres v (le sus leyes, etc.

IIEBREOS ( .L'hístolu (i) . De todas las epístolas de SanPablo ninguna di†) lugar « tantas disputas y contestacionescomo la epistola « los hebreos . Entre los antiguos, igualnnc, .teque entre los modernos, se puso eu duda su autenticidad y

1~I EB 483la inspiracion ele su autor. Algunos la atribuyeron « San Cle-nnente y otros « San Lucas y « San Bernabá. Tambien se dis-put° si Babia sido escrita en griego ° en hebreo, en quá tiem-po, y en quá lunar se escribi° , y « quá personas lnabi.a sidodirigida .

En cuanto « su autor parece que deberia ser el punto me-nos sujeto « contestaciones. †Quián, sino un Ap°stol inspira-do por Dios hubiera sido capaz ele reunir las verdades subli-mes ele que tanto abunda esta epístola, y de espresarlas contanta vehemencia y energía? Era preciso un San Pablo paradescribir « Jesucristo con tinos rasgos tan augustos su divi-nidad, su cualidad ele Mediador y Redentor, su Sacerdocioeterno : la superioridad (le la nueva alianza sobre la antiguay la íntima cone ion de la una cou la otra, etc . La conformi-dad (le la doctrina clue ense»a esta epislolu con la que Labiaesplicado Salt Pablo « los romanos y « los g«latas . debía serbastante para juzgar que eran trozos (le la misma mano, yprevalecer el argumento que quisieron sacar de una preten-dida diferencia (le estilo entre las unas y la otra .

De todos nodos la Iglesia griega recibi° siempre comocan°nica la cpistolu cí los hebreos : los arrianos fueron los pri-meros que se atrevieron « poner en duda su autoridad por-que ense»a demasiado claramente la divinidad del Verbo . Eneste punto eran mas sítneeros clue los socinianos, quienes tra-tan (le torcer el sentido de los pasages que ofrece contra sudoctrina. Pero la creencia ele la Iglesia cat°lica no se form°tau pronto , in de una manera tan constante, respecto « laautenticidad y cauonicidad de la epístola ci los hebreos . Basnage,interesado como protestante en negar la autoridad ele la Igle-sia respecto al c«uon de los libros sagrados, sostiene que enlos tres primeros siglos no la inclinan las iglesias latinas enel nómero ele los libres can°nicos . hl‡storia ele la Iglesia,lib . 8, cap. 6 : que la duda sobre este punto ele crítica sagra-

484

H EBda dur« hasta el quinto « sexto siglo ele la Iglesia . De dondeinfiere que las diferentes sociedades cristianas gozaron ele ple-na libertad para formar cada uno í su gusto el cínon ele loslibros sagrados . La dificultad estí en saber si serín capaz deprobar este hecho .

Ya conviene el mismo en queMarcion fue el primero querefut« la epóstolai cc los hebreos, y que frie imitado por Tacia-no. °La autoridad de clos hereges tuvo bastante poder para lle-var tras de só las iglesias latinas? San Clemente de Roma, quevivi« í fines del primer siglo y principios del segundo cita laepóstola ci los hebreos cono Sagrada Escritura:San Ireneo, que-Vivi« í fines del siglo II, cita tambien des pasages de la mis-ma. He aquó pues en el siglo ii dos testigos mucho mas respe-tables que Marcion y Taciano .

A principios ciel iil, Cayo, Presbótero de Roma, tuvo tinaconferencia conProdo, gefe de los montanistas, en la cual so-lamente atribuye í San Pablo 13 epóstolas, sin comprenderen este n»mero la de los hebreos : San Ger«nimo es quien noslo refiere . Basnage conjetura que se exceptuaba esta »ltima,porque los montanistas y nobacianos abusaban ele un lugarde la misma para autorizar sus errores . Puede ser, pero es es-trai o que Basnage suponga que el parecer de Cayo, simpleSacerdote, decidiese del de la iglesia romana, y que la opi-nion de este arrastrase la de todas las iglesias latinas en un si-glo en que pretende probar que la Iglesia ele Roma no tenianinguna autoridad sobre las otras TL;leslas . Todas la razones enque se funda se reducen í que San Hip«lito ele Porto, BegunFocio, Cod. 2 1 , no puso la epóstola có los hebreos entre laobras escritas por San Pablo . Falta probar que San Ilip«litoescribi« en la iglesia latina : mucho, sabios piensan duc eraobispo, no ele Porto ., en Italia , sino de Aden en Arabia, ciu-dad que los antiguos llamaban Portas fi'ranrut~us .

Nada sirve observar que ninguno de los Padres latinos

I-IEB 485ciel silo III cita la epóstola ci los hebreos como Sagrada Escri-tura : los Padres latinos de este siglo se reducen í Tertulianoy San Cipriano : Tertuliano en el libro de Padicit., cap . 20atribuye la epist . có los hebreos í San Bernabá ; pero la cita

,con tanta confianza y seguridad como los otros libros sagrados .Esto no basta para probar, como pretende Basnage, que en elsiglo iii la opinion ele Capo prevaleci« en todo el G videntemientras que toda la Iglesia griega pensaba todo lo contrario .

Aun es menos cierto que la misma incertidumbre liíbiaen el cuarto y quinto siglo, porque el concilio ele Cartago enel aóro ele 397, y el ele Roina en tiempo del Papa Gelasio,a†o tie 494, pusieron la epóstola có los hebreos en el n»merode los libros can«nicos, y como tal la cita San Ililario y SanAmbrosio. Es verdad clue en el siglo iv Eusebio en su II//t .Eccles., lib . 3 , cap. 3 , observaba que algunos refutaban estaepóstola, porque dccian que la Iglesia Romana era del misn .oparecer . L lóos lo clecioa ; pero esto no era cierto . En el siglo V

escribi« San Ger«nino due los latinos no ponian en el c .incizla epóstola có los hebreos ; probablemente ignoraba la decisiondel concilio de Cartago, y el modo de pensar de San llano ySan Ambrosio .

°Quá prueba realmente la pretendida libertad que se to-m« la Iglesia Romana de no pensar cono la Iglesia Griega enorden í este escrito de San Pablo? Demuestra que la Igle-sia no acostumbr« í precipitar sus decisiones : que antes decolocar un libro en el cínon, quiso que se disipasen todas lasdudas, y tomar el tiempo necesario para comparar los testi-monios y los monumentos dando treguas para clue se reunie-sen los votos. Dilatando la declaracion de la canonicidad deun libro, no conden« í los griegos ni í los latinos que le te-nian por divino. Inferir de aquó que no fue justa en decidirla cuestion, cuando va no habia motivo para dudar, y queí pesar de su decision aun se puede pensar lo que se quiera,

486 HECes despreciar la autoridad por la misma razon clue merecenuestra sumision y respeto .

Supongamos por un momento que en los seis primerossiglos de la Iglesia fue absolutamente dudosa la canonicidadde la ep«stola ci los hebreos : preguntamos í los protestantesCil qt -4ó se fundan para no admitirla en cl dia , mientras quesus fundadores Lutevo, Calvino , Beza, Camóron , y otros,creen que esta ehistoln no es obra ele San Pablo. Segun ellos,la antii~ua Iglesia estaba dividida, y ele la Iglesia moderna noljacen caso ninguno : °d»nde estín pues los ujotivos, los mo-numentos y las razones clue los deter~ninan~ Si se creen ins-pirados por Dios los socinianos, sus amigos les disputan estaluspiracion ; pero se le confiesan de buena gana en haber tra-bajado en disminuir la autoridad de la ej~istolca ci los hebreos,porque contiene los testimonios mas espresos para probar ladivinidad de Jesucristo . Hay muchos motivos para creer queel mismo motivo fue el clue determin» í le Clerc, Episeopio,y í otros arminianos, que propendian al socinianismo, í juz-gar conjo Latero y Cal\ dio. De cualquier modo las razonesen que mondan su eluda no son bastante s»lidas para contra-valancear la autoridad de la Iglesia, que por lo menos haceya 1400 aáos que decidi» que la ep«stola (le Sun Pablo (ihis hebreos lue escrita por este Ap»stol . Le Clerc lust . Eccles.,ano 69, 5 5 . Vóase cd,ion .

LJEC114. Se disputa con calor entre los mcródujlos y losdefensores de la religion sobre si es conveniente í la naturale-za del hombre clue la re] igiou se funde en pruebas de hecho lilasbien que en discursos abstractos . Nosotros lo sostenemos as« .

1 .† Esta cuestion estí decidida por la conducta que sigui»Dios en todos los siglos . Desde la creacion no esper» í quenuestros primeros Padres aprendiesen por sus disctu'sos í co-nocerle y adorarle ; los instruy» el mismo por Cuja revelacioninmediata ; as« lo aseguran nuestros libros sagrados . Esta rcFela- I

II EC 487clon es un hecho que no puede probarse, sino como todos . porniouttmeutos . Renov» Dios í los jud«os esta revelacion porMoisós, y í todas las naciones por Jesucristo : es kin desatinoel exigir que estos tres hechos se prueben por discursos esl :e-culativos, y oponer í ellos argumentos ele esta especie . Losdeistas, que niegan la revelacion y los hechos que la prueban,que quieren hacer (le la religion un sistema filos»fico llamadoa cligion natural, quieren en este mismo hecho hacer un pro-digio que jamas existi» hasta ahora desde el principio delmolido. Que nos citen un pueblo que hubiese llegado por sumótodo í forjarse una religion racional y verdadera .

2.† Nuestros deberes sociales, nuestros derechos y nues-tros mas caros intereses solo se fundan en la certidumlbre njc-ral y en pruebas de hecho . No se nos ha demostrado que nues-tro nacimiento es leg«timo, que tal hombre es nuestro padre,clue otro es nuestro soberano, y que laos pertenece tal heren-cia, etc. Sin embn ,, o, no sonaos tentados í dudar de estasverdades : nuestra conducta, fundada cn la certidcml re n ;t -ral, es sabia y prudente . En este punto el fil»sofo no es ajasprivilegiado que el comun de los ignorantes . Asi que, es ne-cesario que aprendamos la religion como aprendemos nues-tros deberes sociales, por la cducacion y desde la infancia : lr e-go estas dos especies de obligaciones deben estar fundadas enlas mismas pruebas .

3 .† La religion se hizo para los ignorantes y para los sa-bios, para el pueblo como para los fil»sofos : el ptjeblo, pocoacostumbrado í discursos especulativos no es capaz de seguiruna cadena de demostraciones metaf«sicas, ni de formar unsistema filos»fico ele religion . Pero el hombre mas est‡pidopuede, sin hacer esfuerzos, convencerse ele un hecho cualquie-ra, tener ele ól la mas firme persuasion, y dar un testimonioirrefragable. Asi que, por los hechos se le debe convencer dela verdad (te la religion .

488

II EC4.' Las pruebas de hecho producen una Persuasion mas

firme, y estan sujetas « menos dudas y disputas que los dis-cursos abstractos . íCu«les son las verdades demostradas queno sufran ataques (le los filósofos? Es una m«xima dictada porel buen juicio, que es un desatino disputar centra los hechosatac«ndolos con argumentos eslacculativos, Las pretendidasdemostraciones con que los filósofos probaban la imposibili-dad ele los ant°podas, íqu» fuerza pudieron tener contra elhecho (le su existencia? llil errores semejantes, fundados endiscursos fueron destruidos por un solo hecho bien afianzado.Debiendo, pues, la f» escluir toda duda »incertidumbre debeamas bien fundarse en hechos que en demostraciones especu-lativas .

5 .' Dios, sus atributos, sus designios y su conducta, sonnecesariamente incomprensibles : si Dios nos revela algunacosa, es preciso que sea un misterio ; íy qu» servir°an nues-tros discursos, si no »ramos capaces de concebirle? Un filósofoque quisiese demostrar « un ciego de nacimiento por medio dediscursos metaf°sicos la existencia de los colores . ele un espe-jo, 6 (le una perspectiva, seria tenido por el hombre mas ri-d°culo ; y el mismo ciego seria un insensato si no ere-,ese larealidad de estos fenómenos por el testimonio (le les que !osliabian visto.

6á Se sabe por esperiencia el fruto que tuvieron los dis-cursos de los filósofos de todos los siglos en materia de reli-gion : unos profesaron el ateismo, otros confundieron « Dioscon el alma del mundo : estos desconocieron su unidad v con-firiaron el polite°smo : aquellos aprobaron todas las supersti-ciones (le la idolatr°a, y miraron como ateos « los que no ad-mit°an sino un solo Dios. Tratar (le poner los hombres en estamisma senda es lo mismo que querer conducirlos « igualesdescarr°os. Si los filósofos modernos discurren ahora mejor quelos antiguos sobre estas grandes cuestiones, í« qui»n lo deben

HEC

489sino « la revelation, cuya antorcha los iluminó desde su in-fancia?

Es (le notar que la revelation (le cada uno ele los dogmasdel cristianismo en particular, es tambien un hecho ciase ayi

podemos convencernos (Ic»] por el mismo medio que nos con-vencemos del hecho general ele la revelacion . Los Apóstolesinstruidos y enviados por Jesucristo, íense†aron, por ejem-plo, el dogma de la presencia real? Este sin duda es icn hecho,de cuya verdad pueden deponer todos los que oyeron predi-car « los Apóstoles. Siete de ellos nada escribieron quc sepa-mos : sin embargo, fundaron Iglesias, Y establecieron pastorespara enseriar « los fieles la doctrina (le Jesucristo. íNo fue tandigno de cr»dito el testimonio ele estos pastores . como el delos disc°pulos formados por San Pablo ‡ por (ˆu( .nos dejase obras por escrito? Si pues las iglesias fundadas porlos Apóstoles depusieron siu escritura duc su fundador les en-aet ó clara y espresamentc el dogma de la presencia real, íestedogma no es tan espresamente revelado cono si estuviesepuesto en t»rminos claros y precisos cri los escritos ele San Pa-blo? No vemos que las iglesias fundadas por santo Tomas, SanAndr»s, ó Sau Felipe, se creyesen coil la obligation de ir «consultar con los demas, ni pedirle los escritos de sus fun-dadores .

Los protestantes, contradiciendo la verdad de la tradition,caen por consiguiente en el sistema de los deistas : todas lasobjeciones que ellos asestan contra el testimonio de los santosdoctores y Padres de la Iglesia, se pueden convertir, y efecti-vamente se convierten por los deistas contra el testimonio elelos testigos que aseguran el hecho general de la revelacion .V»ase trudicion .

rianihien se disputa sobre si los hechos sobrenaturales ólos milagros, sou susceptibles ele la misma certidumbre quelos hechos naturales, y pueden afianzarse sobre las mismas

TOMO iy.

62

490

HECpruebas. Es lo mismo que preguntar si un hombre, que veobrar un milagro, est« menos seguro de sus ojos, que el queve un fenímeno coman, í si es menos capaz el uno que elotro de dar testimonio de lo que ha visto . Es muy singularque el empeóo de los incr°dulos llegue al estremo de trataresta cuestion cou formalidad .

1 .» Es evidente que un hombre, que esperimentí en sámismo un milagro, que sinti°ndose enfermo y con dolores,se siente despues repentinamente curado por la palabra deun taumaturgo, est« tan seguro ele su enfermedad y de su eu-racion como (le su propia existencia . Seria una locura soste-ner clue este hombre pudo engaóarse por el sentimiento inte-rior, í que no debe admitirse su testimonio respecto « lo queacaba (le pasar .

*2 .' Los que vieron y trataron « un paralático incapaz elemoverse en el espacio de treinta y ocho aóos, y que « unapalabra ele Jesucristo le vieron tomar su cama « cuestas, yvolver con ella por sus pies, sin duda no pudieron engaóarsepor el testimonio de sus ojos . Lo mismo puede decirse de losque vieron « Jesucristo y « San Pedro andar por sobre lasaguas : « cinco nail hombres, alimentados con cinco panes, yuna tempestad calmada con una sola espresion de Jesucris-to, etc . Con mucha mas razon los que sepultaron « L«zaro ysufrieron el olor de su cadaver, y despues le vieron salir vivode su sepulcro « los cuatro Bias ele su enterramiento, no pu-dieron tampoco engaóarse por el testimonio de sus sentidos .

En este caso y otros semejantes, si son muchos los testi-gos, sino pueden tener inter°s comun en engaóar « nadie, sial contrario estaban interesados por diversos motivos en po-ner en duda los hechos, y sin embargo dan un testimonio igualy uniforme, †no ser« tan gran desatino el refutarlo, como siasegurasen unos sucesos naturales?

Los testigos no son los que deciden si estos hechos Ion

HEC 491milagros, í fenímenos naturales, sino el sentido comun deaquellos « quienes los refieren y aseguran .

Arguyen que en materia ele milagros cualquier testimo-nio es sospechoso, que la propension « lo maravilloso, la va-nidad (le haber visto, y (le referir un prodigio, el inter°s dela religion que se profesa y el celo, siempre acompaóado elefanatismo, son capaces de alterar el buen sentido y la probi-dad ele todos los testigos .

Respuesta . Nuestros adversarios olvidan las circunstanciasde los hechos y el caracter de los testigos, ele que acabamosde hablar. Los que vieron los milagros (le Jesucristo eran ju-dáos, y estos milagros no se hicieron para favorecer el judais-mo : muchos testigos estaban prevenidos contra Jesucristo, con-tra su doctrina y contra su conducta. Los que vieron los mi-lagros (le los Apístoles tampoco cran cristianos, sino judáosí paganos : estos mismos milagros vencieron su celo por sufalsa religion, su incredulidad y sus preocupaciones . †Qu° in-teres, qu° motivo de vanidad , ele celo í de fanatismo pudocegarlos, í apagar en ellos su providad y su buen juicio? Escomo si se dijera clue el amor « lo maravilloso, el celo de lareligion y el fanatismo, disponen « un calvinista en favor delos milagros de un taumaturgo catílico .

Los deistas ponen tamhien por principio que en materiade nmilagros ni n un testimonio puede contravalanccar el pesode 1,1 espcuicu.c u, que nos convence de que nunca se cambiadel orden de la naturaleza .

Quieren enga‡arnos con una palabra . La experiencia. essin duda la deposicion constante y uniforme de nuestros sen-tidos. Y †qu° nos cnseiˆa? Que jamas hemos visto milagros,que nunca liemos sido testigos, por ejemplo, de la resurrec-cion (le un muerto. Pero si eu este momento sucediese « nues-tra vista, †tendráamos fundamento para juzgar clue nuestrossentidos nos engaóaban, por qu° hasta ahora nadie nos habia

492

HEGasegurado una cosa semejante? La pretendida espericncia delo pasado, considerado « fondo, no es mas clue una ignoran-cia, una íalta de pruebas y (le csperiencia, mas bien clue unae-lieriencia positiva . Bleue « ser nula todas las veces que ve-nos un fenómeno que nunca hemos visto . V°ase esperiencia .

Lo mismo sucede cou el testimonio de los que nos asegu-ran clue vieron un hecho ele que nosotros mismos nunca lie-mos sido testigos . Sostener que « nada debemos (lar cr°dito,es lo mismo que einpen:lrse en que nuestra ignorancia debeser superior « los conocimientos y « las experiencias (le lostieiuas, y clue el testinioniode un ciego de naciuiiento en ma-teria de colores es su perior al testimonio de los due tienen ojos .

Si an_llizarnos los discursos (le los incr°dulos, nos asom-brareinos considei'ati :lo sus absurdos . 'V°ase

I i EGF10 I~OG,a'I [CO. (V°ase do nu»tico .~

FIhC1IOS APOSTOLICOS. (V°ase actos ó fechos de losAmó soles .)

1 -1EGESIPO. Autor eclcsi .»stico del siglo rr, que escribióuna historia de la Iglesia desde la muerte de Jesucristo hastael al»e 133 en tuvo tiempo aun vivia . De esta obra solo nosqu(-,dan algunos fragmentos conservados por Eusebio, peroL

1

dile son preciosos, porque el autor vivió con los (1 srimalosis -i~,lediatos de los Apóstol,-s. Mostraba en esta historia la ca-lr .i ;l ó el orden de la tradition, y hacia ver que a 1-.tsar (tel

ici numero (le here ,»_is clue ya liabian nacido hasta achedtlcirií ;o, ninguna Iglesa p trti( i ;lar ha(-1a abrazado nunca elerror, Sino (Ille todas c011servabaii couiadosametlte Id gtlc Je-sileristo y los Ap(°)stoles bal ian cnscáado . Con el objeto deconvencerse (le esta verdad hahia recorrido per s» nlisi : .o las1 -.rincipales Iglesias del Oricute, « ni-,,s de lial ;erres.ididoti- cin-fe .dos en Roriia . San Geróriinlo obseria (file este autor escri-bc en 1 , 11 estilo muy sencillo con cl fin de imitar aquelloseu) as costumbres y acciones referia .

HEG

493Le Clerc, Hist,. Ecles., aáo 62, nota 2, † 3, y en otros

lugares, quiere persuadir que este es un historiador entera-mente indigno de cr°dito ; que fue cr°dulo hasta el exceso , ócapaz de inventar f«bulas : le cita con Pa p»as, como clos ejem-plares ó modelos del car«cter (le los autores del siglo ii . Estecr»tico sin (luda habr« hecho adoptar su juicio « todos los que,como °l, tienen interes en despreciar la tradition de los pri-meros siglos de la Iglesia . Pero nosotros cr°enlos deber fiar-nos mas bien de Eusebio que de Le Clerc y sus semejantes .Eusebio no fue un ignorante, ni un inv°cil : respetó muchola historia de Hegesipo : la cita con entera confianza : porconsiguiente juzga que la merece. En el siglo .[y, habla tam-bien otros monumentos históricos, de que en la actualidadcarecemos, y por ellos podia -verificarse si era cierto ó falsolo title escribió Ilcgcsipo .

No se le debe confundir con otro Hcgesipo, que segun elhistoriador Josefo, escribió cinco libros sobre la ruina, de Jc-rusalen . El historiador Hegesipo, de quien habla Josefo, vivióen el siglo iv, y escribió despees del reinado de Constantino .

HEGUMENO. Superior ele religiosos. En los monaste-rios de los griegos, rusos y nestorianos, ademas (le la digni-dad (le arquinlandrita, qae corresponde « la ele los abadesregulares, se distinguen los Izcbunzenos, (lue parecen estarlesubordinados, y que tienen un gafe llamado Ea-circo, cuvashineiuncs son analogas « la de los provinciales (le las órdenesreligiosas . Se habla de los Izcgrzzzzcnos en el reglamento quePedro el Grande mandó publicar para la Iglesia de Rusiaen .1718. Y en el pontifical ele la Iglesia Griega se v° la fór-mula ele su beudicion, igualmente que la ele E:rczreo .

HELENISMO. \Iodo particular (le hablar propio de lalengua griega. El latin del Nuevo Testamento est« lleno (leleelereisnios, pero los mas son casi como hebra»smos, y nosparecerian sencillos y naturales si en lugar de compararlos

494

HELcon el latin, los traduj«semos í las lenguas vivas palabra porpalabra : el emperador Juliano y algunos otros llamaron hcle-nismo la religion de los paganos, porque era la religion delos griegos.

HELENISTAS. Palabra clue sale del griego x'n7 n'1 roti : solo .se halla en los hechos A1post. , y parece que se usa en dossentidos diferentes. En el cap. 6, v . I .ó, se dice que se levan-t° ° suscit° un murmullo entre los fieles, porque las viudasde los helenistas no eran asistidas con tanto cuidado como lasde los hebreos . Por consiguiente, estos helelnistcrs eran jud»osque hablaban el griego, y se hablan convertido . En el cap. 9,v. 29 vemos, que San Pablo disputaba contra los helcnistas,esto es, contra los jud»os griegos no convertidos . Y en elcap. 11, v. 20 se habla de disc»pulos, que no predicabansitio í los jud»os, al paso que otros anunciaban tambi«n í Je-sucristo í los hclenistcas, es decir, í los griegos gentiles ° pa-ganos. Ser»a in»ltil referir las diversas opiniones de los cr»ti-euy sobre este plinto, quienes mas bien parece clue buscaronla dificultad . que trataron ele disolverla .

hIELENISTICO. Se oli° este nombre í la lengua que ha-blaban los jud»os fuera ele la jadea, cuya lengua no era ungriego puro, sino mezclado de hebraismos y siriacismos . Estaes la lengua eu cine se escribieron la version de los Setenta ylos libros del Nuevo Testamento. Ricardo Simon la llamalengiw de sino go,~(i . En el d»a los jud»os de Espaáa (*) ha-blan una especie (le gerigonza espaáola, í que tambi«n sepuede (lar el nombre de esl>an.ol ele sinagoga . Saurrnasio tuvootra idea de la lengua hcleiiistica, atasque no se sabe con qu«fundamento .

Blackwall, sabio ingl«s, escribi° una obra en que refuta

(') †v d°nde estíis estos jud»os en Espa»i,a? †Entiende acaso por ju-d»os a los gitanos?

HEL

495í los cr»ticos, que acusaron í los escritores del muevo Testa-mento de haber hablado un griego bírbaro, lleno de solecis-mos y malas espresiones . Prueba lo contrario con ejemplossacados ele los autores griegos de mas estimacion : no solo sos-tiene clue se expresaron con una elocuencia natural y subli-me, sitio que en muchas cosas escedieron í los mejores escri-tores de Grecia y Roma. Tal vez hay en esta pretension unpoco de entusiasmo ; pero en cuanto í la pureza ciel lenguagenos parece haber justificado completamente los autores sagra-dos. No niega que se encuentran algunos hebraisnios ; perohace ver que estas clos maneras de hablar, que se creyeronpropias y peculiares ele los hebreos, no eran enteramentedesusadas entre los griegos . Si nosotros las hallamos casi to-das en el frasees y en las denlas lenguas vivas ele Europa, noser»a estrado encontrarlas tamhien en otras lenguas, singular-mente en los diversos dialectos del griego, clue casi var»anhasta el infinito.

IIELICITAS. Faníticos del siglo vi, que observaban unavida solitaria, haciendo consistir principalmente el serviciode Dios en cantar y bailar con las religiosas, para imitar, de-cian, el ejemplo de Mois«s y ele Mar»a . Esta locura se parec»amucho í la de los monianistas, clue se llamaban asestas ° as-codrutos, pero su secta ya habla desaparecido antes del si-glo vi . Parece, pues, clue los hclicitas no fueron mas queunos monges relajados, í quienes dominaba la rid»cula incl»-nacion al baile : su nombre pudo derivarse de la palabra grie-ga H"at u ‡ , clue quiere decir lo clue vuelve , y probablementese les habla dado, porque bailaban í la redonda .

HELIOGNˆSTICOS. Secta judíica, llamada as» del grie-go 1 '1e , , que significa, el sol y Livvaxw, que quiere decir yoconozco, porque estos jud»os adoraban el sol í imitation delos persas . Esta es una rle las idolatr»as mas antiguas : Dios lahab»a prohibido en el Deuteronomio, cap . 17. Tambien el li-

496

HENbro de Tot hace mencion (le los que daban culto al sol y ala luna. Los nombres de la mayor parte (le las divinidadespaganas designaban estos clos astros, y por el culto de ellosprincipi« la idolatría. (Vóase astros .)

HELVIDIANOS. (Vóase anticlico-maricmitas .)IIEMATITAS. Hereges de quienes habla San Clemente

ele Alejandría, lib . 7, Strom . : su nombre viene ele la palabragriega .",°-, sangre . Tal vez era una rama de los Catafrigas «llontanistas, quienes, segur Fil .istrio, usaban en las fiestas elelas Pascuas de la sangre ele nit nii»o en sus sacriticios . Sui Cle-mente solo dice due teniait sus dogmas particulares, afinqueno nos ense~ta cuales eran estos . Algunos autores piensan queestos sectarios se llamaban así porque comian las carnes y lasangre de animales sofocados, á pesar de la prohibition delconcilio de Jerusalen .

I E\Thl1O-BAUTISTAS. Secta ele judíos, llamados asípordnc usaban todos los días ciel bailo como acto religioso.-San Ehifaiiio hablando (le, ellos dice que sobre los demospuntos de reli"iou pensaban casi como los fariseos, aunquenc, .l'on la resurreccion como los saduceos, y tomaron de es-tos otros varios errores .

D'ilerbelot en su Bibliot. Orient . piensa que estos secta-rios aun se conservaban en las costas del golfo Pórsico con elnombre de I4lcr~d~r†-Talricr, « cristianos de San Juan : otrosmuchos sabios abrazaron y sostuvieron la misma conjetura,singularmente P+2oshr im, hist . L'ccles ., siglo xvi, secs. 3 .',,part. 1 . ', cala . 2 , h 1,7 : Hist. Clrristiuna prolcy . , cap. 2 .‡, 9,nota 3.' llablareiuos nias largamente de estos sectarios en elartículo manduitrrs .

HENOCII .

Ej7oc.)IICNOTICON. Edicto del emperador Cenon, favorahla á

los euticluianos. (\='ase cim. (1111.anos.)IIENRIQUhNOS. (Vóase cnri%tui(.irzos .)

HER 497

HEPTATEUCO. Así se llam« en otro tiempo la primeraparte de la Biblia, que ademas del Pentateuco, « los cinco li-bros de Moisós, contenia los clos siguientes (le Josuó y ele los

Jueces. Ivon ele Chartres en su Tpist . 38 nos slice que habiacostumbre de citarlos y juntarlos con el nombre de Heutateu-

co, es decir, obra en siete libros .HERACLEONITAS. Hereges del siglo iI, y de la secta de

los valentinianos : se llamaron así por su gefe Heracleon , quevivi« hacia el aˆo 140, y sembr« sus errores, principalmen-te en la Sicilia .

San Epifanio habla de esta secta en la heregía 36, y diceque á las locuras de Valentino aˆadia Heracleon sus propiasvisiones, tratando de reformar en parte la teología de sumaestro. Sostenía que el Verbo divino no era el Criador delmundo, sino que óste era obra de uno de los concis. Distin-guía clos mundos, uno corporal y visible, y otro espiritual óinvisible, atribuyendo solo la formacion de este ultimo alVerbo divino . Para sostener esta opinion alteraba las palabrasdel Evangelio de San Juan : todas las cosas fueron hechas por

cil, y sin ól nada se hizo : omnia per ipsttna facta,sunt, et sine

ipso factura est nihil : á cuya sentencia anadia estas otras pa-labras : las cosas que existenn enn el mundo .

Deprimía mucho la ley antigua, y refutaba las profecías:estas eran, segur ól, sonidos en el aire vacíos ele significa-cien. Escribi« un comentario sobre el Evangelio de San Lu-cas, del cual cit« algunos fragmentos San Clemente de Ale-jandría, y otros sobre el Evangelio de San Juan, del cual re-fiere muchos trozos Orígenes en su propio comentario sobreeste mismo Evangelio, aunque regularmente los cita paracontradecirlos y refutarlos. El gusto favorito de Heracleonera explicar la Sagrada Escritura (le nit modo aleg«rico, bus-cando un sentido misterioso hasta en las espresiones mas sen-cillas ; y hacia tal abuso de este mótodo, que Orígenes, ann-

TO31O IV .

63

498

H ERque muy aficionado « las alegorías, no puede perdonar losestremos de este Irerege : Grabe, Spicil du second sicclck, p«g. 80 :D. Massuet, Premuriere dissert . sur S. Irenóe, art. 2, n°m. 93 .

No se acusa « los heracleonitas de haber atacado la au-

tenticidad , ni la verdad de nuestros Evangelios, sino sola-

mente ele haber cambiado su sentido con sus místicas inter-pretaciones : esta autenticidad se miraba por consiguiente co-mo innegable. No se dice que negaron , ni ponian en dudaninguno de los hechos publicados por los Ap»stoles, y referi-dos en los Evangelios : por consiguiente, estos hechos eran deuna certidumbre sin róplica, que nadie se atrevía « contrade-cir. Las diferentes sectas de los valentinianos no estaban sub-yugadas por la autoridad de los Ap»stoles, porque los mas de

sus doctores se creian mas ilustrados que ellos, y torrabanpor orgullo el título de gn»sticos, que significa hombres inte-lgentes. En medio de esto, « principios del siglo it la ópoca deestos hechos era bastante reciente para que se pudiese saber sieran verdaderos » falsos, ciertos » dudosos, p°blicos » ap»-crifos : ác»mo pudieron unos hombres clue disputaban de to-

do, convenir todos en unos mismos Trechos, si hubiese el masmínimo fundamento para contradecirlos? Repetirnos muchasveces esta observation , porque es decisiva y sin róplica con-tra los incródulos modernos .

HEREGIA. Esta palabra, que entre nosotros se toma siem-pre en nral sentido, y que signifca un error pertinaz con-tra la fó, en su origen solo significaba una election, un par-tido, una secta buena » mala : tal es el sentido de la palabragriega A'rp :orr, derivada de ti'rpín~ní, que quiere decir, yo to-mo, yo elijo , yo abrazo . Se decia , heregía peripatótica , here-gia cst»ica para nombrar las sectas ele Arist»teles y'de Zenon ;y los fil»sofos llamaban Jteregia cristiana la religion ense†a-da por Jesucristo. San Pablo declara que en el judaísmo ha-bia seguido la heregía farisc‡ca, que era la de nias aprecio

HER

499

que habia entre los judíos : hechos Ap»st., cap. 24, v. 14. Si

la palabra heregía hubiera significado por entonces un error,

este nombre seria mas acomodado « la secta de los saduceos

que « la de los fariseos .

La heregía se define un error voluntario y pertinaz con-

tra cualquier dogma de fó. Los que quieren escusar este cri-

men, preguntan ác»mo se puede juzgar si un error es volun-

tario » involuntario, criminal » inocente, si viene de unafalta de luces » ele una pasion viciosa? Respondemos primero,

que siendo la doctrina cristiana revelada por Dios, ya es un

crimen querer conocerla por nosotros mismos, y no por el

»rgano de aquellos « quienes Dios estableci» para ense†arla :

que querer elegir una opinion para erigirla en dogma, ya es

revelarse contra la autoridad de Dios. Segundo, que habien-

do Dios establecido la Iglesia, » el cuerpo de los Pastores pa-

ra ense†ar « los fieles, cuando la Iglesia habla, es por nues-tra parte un orgullo el resistirse « su decision, y preferir

nuestras luces « las suyas : tercero, la Pasion que conduce «

los gefes de la secta y sus particlarios, se deja ver por su con-

ducta y por los medios que emplean para establecer sus opi-

niones. Vemos que Bayle definiendo un heresiarca supone

que se puede abrazar una opinion falsa por orgullo, por am-

bition de ser cabeza de partido, por envidia y por odio con-

tra un antagonista, y lo prueba con las palabras de San Pa-

blo. Un error sostenido por semejantes motivos sin duda es

voluntario y criminal .

Algunos protestantes dicen que no es facil saber lo que es

una )teregía, y que siempre es una temeridad tratar « un

hombre como lterege . Pero si San Pablo manda « Tito queevite al herege (.lespues de haberle reprendido una o dos ve-ces, cap. 3, v. 10, forzosamente supone clue se puede cono-cer si un hombre es herege » no ; si su error es inocente » vo-luntario, perdonable » digno de censura .

500

HERLos que se empe«an en que no se deben mirar como he-

regias sino los errores contrarios a los artículos fundamenta-les del cristianismo, nada ganan, puesto que no hay una re-gla cierta para juzgar si un artículo es ó no fundamental .

P uede un hombre al principio enga«arse ele buena f°pero cuando se resiste » la censura de la Iglesia , cuando tratade hacer pros°litos, formar un partido, confabularse y hacerruido, ya no es la buena f° quien le mueve » obrar, sino laambition y el orgullo. El que tuvo la desgracia de nacer yeducarse en el seno de la heregict y ele empaparse en el errordesde la infancia, es sin duda menos culpable, aunque no sepueda inferir que es del todo inocente, en particular cuandoest» » su alcanse el conocer la Iglesia Católica, y los caracteresque la distinguen de las demas sectas .

En vano se dir» que no conoce la pretendida necesidadde someterse al juicio ó » la doctrina de la Iglesia , y que lebasta el estar obediente » la palabra de Dios . Esta sulnision esenteramente ilusoria: 1.á no puede saber con certidumbre qu°libro es la palabra de Dios, sino por el testimonio de la Igle-sia : 2.á en cualquiera secta solo la cuarta parte de sus miem-bros pueden ver por sí mismo si lo que se predica es con-fortme ó contrario » la palabra de Dios : 3 .' todos comienzansometi°ndose » la autoridad (le su secta, formando su creen-cia por el catecismo ° instrucciones p†blicas de sus ministros,antes (le saber si esta doctrina es conforme ó es contraria » lapalabra de Dios : 4.á es por su parle un rasgo (le orgullo in-soportable el creer clue est»n ilustrados por el Espíritu Santopara entender la Sagrada Escritura mejor que la Iglesia Cató-lica, cuando no la entiende corno ellos . Escusar a todos loshereges, es condenar » los Apóstoles que les pintan cornohombres perversos .

No negamos que habr» muchos hombres nacidos en la he-regíct , clue por sus pocas luces estar»n en una ignorancia in-

HER 501vencible, y por consiguiente son escusables delante (le Dios :por confesion de todos los teólogos sensatos, estos ignorantesno deben colocarse en la línea de los lereges. Tal es la doc-trina espresa (le San Agustin, L'pist . 43 ad í,, loi-iutu et albos,

ntnn. 1 .á, cuyas palabras son las siguientes : "San Pablo elijo :

evitad ci un ltcrcge, despees de haberle repretzdido unza ó dos

veces, sabiendo que scznejante hombre es j)ercerso, que peca,

y dite es condenado por su propio juicio . En cuanto » los quedefienden una opinion falsa y mala sin ninguna terquedad,singularmente si no la inventaron con una presuncion osada,sino que la recibieron de sus padres seducidos y caídos en elerror, y si buscan con ansia la verdad y est»n prontós » corre-girse, si la encuentran, no se deben anunierar entre los here-ges". Lib. 1 .á de I3aptisvrz . cont. Donat., cap. 4, n†m . 5, dice :"los que caen en poder (le los hcrcgcs sin saberlo -- creyendoque es la ele ellos la Iglesia ele Jesucristo, est»n en distintocaso ele los que saben que la Iglesia Católica es la clue se es-tiende por todo el inundo ". En el lib. 4 , cap. 1 .á, n†m . 1 .á,dice: la Iglesia de Jesucristo por mecho de la potestad de suesposo puede tener hijos entre sus esclavos : sino se embane-ecu, tendr»n parte en la herencia ; pero quedar»n fuera sison orgullosos" . Y en el cap . 16, n†m. 23, (lice : `suponga-mos que un hombre est° en el error de Foi mo respecto » Je-sucristo, creyendo que esta es la f° católica : yo no le puedollamar het egc , sitio que despues de instruido quiera mas re-sistirse » la f° católica que renunciar la opinion que hablaabrazado". Y en el libro de Unitate Eccles., cap . 25, n†m . 73,hablando de muchos Obispos, Cl°rigos, y legos Don»tistasconvertidos, (lice : "renunciando su partirlo, volvieron » lapaz cato ‡ca, y antes (le hacerlo, eran ya parte (le‡ buen gra-no: por entonces combatían, no contra la Iglesia de Dios, queproduce el fruto en todas partes, sino contra los hombres dequienes por seducion hablan formado Illal concepto .

502

11 ERSan Fulgencio, lib . de Fide ad Pctrum, cap. 39, dice :

"las buenas obras, hasta el mismo martirio, nada sirven parala salvacion al que no est« eu la unidad (le la Iglesia, encuanto persevera en íl la malicia del c isma y de la heregóa " .

Salviano, de gubernczt Dei, lib . 5, cap. 2, hablando delos b«rbaros que eran arrianos : "son hereges, dice, pero loignoran Estan en el error, aunque de buena fí, no porodio, sino por amor de Dios, creyendo amarle y honrarle :aunque no tengan una fí pura estar en la inteligencia de quetienen una caridad perfecta . °C»mo puede ser que sean cas-tigados por su error en el dia del juicio? Nadie puede saberlosino el Supremo Juez" .

Nicole, Tratado de la unidad de la Iglesia, lib.2, cap. 3,dice : "todos los que no han participado por su voluntad, ycon conocimiento de causa, ciel cisma y de la hercgóa, sonparte de la verdadera Iglesia" .

Tambien distinguen los te»logos la heregóa material de laheregia formal . La primera consiste en sostener una propo-sicion contraria « la fí sin saber que le es contraria, por con-signlente sin pertinacia, y con la disposition sincera de so-meterse al juicio de la Iglesia . La segunda, » formal, tiene to-dos los caracteres opuestos « la material, y nunca deja (le serun crómen que basta para escluir al hombre de su salvationeterna : tal es el sentido de la m«xima siguiente : fuera de laIglesia izo hay salvation . (Víase Iglesia, S 5.)

Permiti» Dios que hubiese hercgóas desde el principio delcristianismo, y aun en tiempo de los Ap»stoles, para conven-cernos que el Evangelio no se estableci» entre tinieblas » ensilencio, sino « cara descubierta : que los Ap»stoles róo siem-pre tuvieron un auditorio docil, sino que huchas veces halla-ron hombres prontos « contradecirlos : que si hubiesen publi-cado unos hechos falsos, dudosos » clue pudiesen disputarse,no dejaróan de refutarlos, convenciíndolos de impostura . Los

HER 503mismos Ap»stoles se quejan de este mal , y nos dicen que loshereges los contradecóan sobre los dogmas, y no sobre loshechos .

"Es preciso, dice San Pablo, clue haya hcrcgóas para-quese conozca la fí (le aquellos que creen con la mayor firmeza" .

I .a L'1_)ist . « los Corint. , v. 19. A la manera que las perse-cuciones sirvieron para distinguir los cristianos verdadera-mente adictos « su religion de las almas díbiles cuya virtudtitubeaba, asó tambieti las hercgóas ponen una barrera entre los

espóritus díbiles y ligeros y aquellos que son constantesen sostener la fí de Jesucristo : esta reflexion es de Tertuliano .

Era preciso ademas que la Iglesia fuese agitada paraque se viese la sabiduróa y solidez del plan que Jesucristo ha-bia trazado para perpetuar su doctrina . Convenóa que lospastores, encargados de la misma, se viesen en la precisionde fijar incesantemente sus miradas sobre la venerable anti-gáedad de consultar los monumentos, de recordar la cadenade la tradition, y de vigilar continuamente con el mayor ce-lo sobre el dep»sito de la fí : « esto les oblig» el continuo afande los hereges contra su doctrina . Sin las disputas de los clos†ltimos silos estaróamos acaso sumidos en el mismo sue‡ogque nuestros padres. La Iglesia acostumbr» hacer siempre susconquistas despues de la agitacion de las guerras civiles .

Los incrídulos en el hecho (le hacer un objeto de esc«ndalode la multitud de hercgóas que menciona la Historia eclesi«stica,no reflexionaron : 1 ˆ que la misma heregóa se dividi» regular-mente en muchas sectas, llevando una misma diez » doce nom-bres diferentes, » si sucedi» « los gn»sticos, « los maniqueos, «los arrianos, « los eutiquianos, y †ltimamente « los protestan-tes. 2.ˆ Que las heregias (le los †ltimos siglos repitieron losmismos errores de las antiguas, « la manera que los nuevossistemas de filosofóa no son mas que las visiones de los fil»so-fos antiguos. 3.ˆ Que los mismos incrídulos se dividen en di-

504

HERferentes partidos, y no hacen mas que copiar los argumentosde los antiguos enemigos ciel cristianismo .

Un te«logo necesita conocer las diferentes hereglus , susvariaciones , las opiniones de cada una de las sectas que deellas nacieron : sin este conocimiento serí incapaz ele com-prender el verdadero sentido ele los Santos Padres que las re-futaron, y se espose í atribuirles las opiniones que nuncaadoptaron. Esto es lo que sucedi« í los mas ele los que qui-sieron deprimir las obras de estos Santos Doctores . Para ad-quirir un conocimiento rnas circunstanciado ciel que nosotrospodencos darles, deberín consultar el Diccionario de lus lle-regóas, escrito por el Abad Pluquet : en °l podrín ver, no so-lamente la historia, los progresos y las opiniones de cada una(le las sectas, sino tambien la refutation de sus principios .

Los protestantes acusan con frecuencia í los autores ecle-siísticos que escribieron catílogos de las heregias, colmo Teo-doreto, San Epifanio, San Agustin , Filastrio, etc., cle ha-berlas multiplicado, y haber puesto en la esfera decrroresal-gunas opiniones ortodoxas « inocentes. Pero porque acomoda-se í los protestantes el renovar los sentimientos de las mas delas antiguas sectas her°ticas, no se sigue que scan verdades, yque los santos Padres obraron injustas?cate calificíndolos deerrores : solo se sigue que los enemigos de la Iglesia cat«licano son buenos jueces eu materia de doctrina .

Ellos no quieren que se atribuyan í los hereges por viade consecuencia los errores que se siguen de sus sistemas, sin-gularmente cuando estos herebes los niegan y refutan ; peroestos mimos protestantes nunca dejaron ele atribuir í los San-tos Padres y í los te«logos cat«licos todas las consecuenciasclue pueden sacarse (le su doctrina, aunque sea por medio (lef»lsos discursos, y por este medio trataron (le hacer odiosanuestra creencia . V°ase error. Tampoco se les d ebe perdonarla prevencion, por la cual se persuaden í que los santos Pa-

w-

HER 505

fires espusteron mal las opiniones de los hereges que refuta-

ron , bien fuese por ignorancia y falta ele penetration , bienpor odio y resentimiento, « bien por un falso celo, y con elfin de tener mas facilidad de alejar í los fieles de los falsos er-

rores. Esta calumnia fue sugerida í los protestantes por laspasiones clue tienen la audacia de atribuir í les santos Pa-

dres : la refutaremos en otra parte cuando hablemos (le lasdiferentes sectas her°ticas, y en el artóculo Padres de la I~ le-

sia . Los Padres, dicen, atribuyen frecuentemente í una mis-ma heregóa opiniones contradictorias . Esto solo puede asom-brar í los que afectan olvidarse de que los hcreges nunca es-tuvieron de acuerdo entre só ni consigo mismos , y ele quelos discópulos nunca se creyeron con la obligation de seguirexactamente las opiniones de sus maestros . Un pietista fanítico

llamado Arnoldo , y muerto en el aáo de 1714, llev« la cle-mencia í tal estreno, duc se atrevi« í sostener que los anti-guos heredes eran pietistas, mas sabios y mejores cristianos,que los Padres que los refutaron .

HERESIARCA. Primer autor de una hcregóa o gefe de unasecta her°tica. Es constante que los tuas antiguos hercsiarcas,hasta Manes inclusive, fueron judóos quequerian sujetar í loscristianos í la ley cle Mois°s, « paganos mal convertirlos que que-róan someter la doctrina cristiana í las opiniones ele la filoso-fia. Tertuliano lo hizo ver en su libro tie las Prescripciones,

cap. 7, y demostr« con exactitud que todos los errores quehasta entonces turbaron el cristianismo nacieron ele algunade las escuelas de la filosofóa . Lo mismo piensa San Ger°ni-mo en su Comentario sobre Ncduvn, cap . 3, col. 1588 . Segurla observacion de un sabio acad°mico, los fil«sofos no podianver sin celos un pueblo que despreciaban , elevado sin estu-dio alguno í una ilustraciorr infinitamente mayor clue la deellos sobre las cuestiones mas interesantes al g°nero humano,

TOMO IV . G4

506

11 E Rsobre la naturaleza de Dios y del hombre, sobre el or«gen detodas las cosas, sobre la providencia que gobierna el mundo,y sobre la regla de las costumbres . Trataron ellos de apro-piarse una parte de estas riquezas, y quisieron fraudulenta-mente hacer ver que no se debian al Evangelio, sino í la fi-losof«a . idem. ele la Acad. ele las Inscrip., tom. 50, en 12.ó,píg. 287. Este motivo no era bastante puro para formar cris-tianos fieles y d°ciles.

Una religion revelada por Dios, que propone sus miste-rios , que no deja libertad (le disputar ni arg»ir contra la pa-labra de Dios, no serí nunca del gusto de los hombres va-nos y tercos , que se lisonjean de descubrir todas las verdadescon sus luces y su talento. Someter la razon y la curiosidadal yugo ele la fá, y encadenar las pasiones con la moral se-vera clef Evangelio, es un sacrificio duplicado y penoso í lanaturaleza ; por consiguiente, no es estrado que en todos lossiglos hubiese hombres poco dispuestos í hacerle , ° que searrepintiesen clespucs de haberle hecho . Los gefes ele las he-reg«as no hicieron mas que traer í la religion el esp«ritu dis-putador , inquieto y envidioso que rein° siempre en las es-cuelas de la filosof«a .

Musheim conjetura con mucha probabilidad que los ju-d«os preocupados por la santidad y perpetuidad de la ley eleMoisás , no querian reconocer la divinidad de Jesucristo, niconfesar que era el hijo ele Dios, temiendo verse precisadosí confesar que por esta cualidad podia abolir la ley de Moi-sás : que los teereges llamados gn°sticos sebuian mas bien losdogmas de la filosof«a oriental , que los (le Platon y ( le los de-mas fil°sofos `riegos . Pero esta segunda opinion no es tancierta ni ele tanta importancia como la que Mosheim quieredarle. Váase gn°sticos, flosofia oriental. Hace Mention de unatercera especie de hereges: estos eran unos libertinos empe-flados en que la gracia del Evangelio libertaba í los hour

T-

1

11 ER 507tres de toda ley religiosa ° civill y observaban una viciaconforme í esta míxima. Seria dificil probar que esta clasede gentes lleg° í componer una secta particular .

Desde el primer siglo pusieron los Ap°stoles en la esferade los hcrcges í Ilimeueo, Fileto, Ilcrnioges, Figelo, Demas,Alejandro, Diotrefo , Simon Mago , los Nicolaitas y los Na-zarcos. Parece que aun no habia muerto San Juan Evangelis-ta , cuando principiaron í hacer papel Dositeo, Menandro,Ebion y Cerinto, y algunos otros. En el siglo ii dieron quehablar mas (le cuarenta sectarios , y todos ellos hicieron al-gun partido. Fabricio salut lux Evccng. , etc., cap . 8, S 4 y 5 .Entonces el cristianismo, que aun estaba en mantillas , ocu-paba todos los talentos, era el objeto ele todas las disputas,y dividia todas las escuelas ; pero Egesipo asegura que hastasu tiempo, es decir , hasta el a†o 133 de Jesucristo, la Igle-sia de Jerusalán no se habian dejado seducir por los teereges :el celo y la vigilancia (le sus obispos la pusieron í cubierto detodos los errores y seduciones .

Tenemos una cosa muy esencial que observar, y es quelos heresiarcas mas antiguos, y que se vieron en mejores cir-cunstancias para verificar los hechos del Evangelio, nuncadisputaron su verdad . Aunque interesados en desacreditar eltestimonio de los Ap°stoles, no negaron su sinceridad . lie-mos repetido esta observation, hablando en particular elecada una de las antiguas sectas , porque es decisiva contra losincrádulos , quienes se atreven í decir que los hechos evan-gálicos no fueron creidos y confesados sino por hombres denuestro partido.

Baile define un heresiarca diciendo : que es un hombreque por hacerse gefe de partido siembra la discordia en laIglesia, rompe su unidad , no por celo de la verdad, sino porambition, por envidia ° por aluna otra pasion injusta . Escosa rara, dice, que los autores de los cismas obren de bue-

508

HERna f« : esta es la razon porque San Pablo coloca las sectas íheregias en el nómero de las obras de la carne , que conde-nan ° sus perpetradores, Epist. ° los Galat., cap. 5 , v. 20 :porque dice que un herege es un hombre perverso, conde-nado por su propio juicio : Epist . c» Tiny ., cap. 3, v. 10. Porconsiguiente, conviene Baile en que no hay delito nias enor-me que desunir el cuerpo m»stico (le Jesucristo, calumniar laIglesia, su esposa, y hacer rebelarse los hijos contra su ma-dre : es tui crimen (le lesa Magestad divina en primer grado .Strident . ciel Con1c/?t . Ji7losc»-rco, prof : y cap. 8 .

Sin duda los apologistas ele los heresiarcas no acusaron °Baile de ser un casuista demasiado severo . En efecto, aun cuan-do un doctor cualquiera estuviera »ntimamente persuadido °que la Iglesia universal est° en el error, y estuviese en cir-cunstancias (le probarlo invenciblement e , áqui«n le dií mi-sion para predicar contra ella? No puede sin un esceso depresuncion lisonjearse de entender mejor la doctrina (le Je-sucristo que la entendieron los mas h°biles doctores desde losApístoles hasta nuestros tiempos . Sin una temeridad insopor-table no puede suponer clue Jesucristo faltí ° la palabra quedi(') ° su Iglesia de velar sobre ella , y defenderla contra losasaltos del infierno hasta la consumacion de los siglos . Auncuando por casualidad hubiera descubierto un error en lacreencia de la Iglesia, áignalaria nunca el bien clue pudierahacer en publicarle y refutarle al mal que causaron en todostiempos los que tuvieron el furor ele dogmatizar?

Si nn heresicarca pudiese prever la suerte de su doctrina,no tendr»a nunca valor para publicarla . No hay un solo pun-to en todas sus opiniones que sigan fielmente sus pros«litos,clue no hubiese causado guerras intestinas en su propia secta,y- clue no hubiese sido refutado y eontradecido en muchospuntos por los mismos ° quien «l hacia seducido . La doctrinaele !dan«s no fue conservada »ntegra entre los paulicianos ni

11ER 509entre los bólgaros, ni entre los albigense : la de Arrio fue ata-cada por los serai-arrianas, tanto como por los catílicos : losnestorianos hacen profesion (le no seguir ° Nestorio, y losjacovitas fulminan anatemas contra Eutiques ; y esto porqueunos y otros se averg†enzan del nombre ele sus respectivosfundadores. Los luteranos no siguen las opiniones de Lutero,ni los calvinistas los de Calcino. Es imposible que estos closheresiarcas no se hubiesen arrepentido de los cr»menes queocasionaron, í ele que fueron primera causa, ° vista de lascontt adiciones que sufrieron, de los enemigos clue se granjea-ron, y de las guerras que suscitaron .

Ya en el siglo in pintaba Tertuliano, como en profec»a,los licresiarccts ele todos los siglos en su libro ele las Prcscrip-

ciones. Ellos refutan, dice, los libros ele la Escritura, que losincomodan : interpretan ° su modo los que les parece, y noescrupulizan en variar el sentido en sus versiones . Por ganarun pros«lito le inculcan la necesidad de examinarlo todo, yele indagar por s» mismo la verdad ; pero despues de seducidono sufren clue les contradiga. Adulan ° las mugeres y ° los ig-norantes, haci«ndoles creer clue bien pronto sabr°n mas quetodos los doctores : declaman contra la corruption (le la Igle-sia y ciel clero, sus discursos son vanos, arrogantes, llenos dehiel , y vaciados en el tuno de todas las pasiones y miseriashumanas , etc. Aunque Tertuliano hubiera vivido en el si-glo XVI no pudiera pintar mejor los pretendidos reformado-res.Erasmo hacia un retrato perfectamente semejante . (V«asehereg»a , hcreticulcicl, her«tico .

HERETICIDAD. Nota de heregia impuesta ° tina pro-position por la censura de la Iglesia . Demostrar la lzcreticidadde una opinion es hacer ver que es espresamente contrariaun dogma de f« que declarí y profesa la Iglesia Catílica : (lomodo que la nota de hereticidacl se opone ° la de catolicidady ortodoxia .

510

HERHER«TICO, HEREGE. Sectario í defensor ele una opi-

nion contraria ó la doctrina de la Iglesia Catílica . Con estenombre no solo se espresan los que inventaron un error y losque le abrazaron por su propia eleccion, sino tambien losque tuvieron la desgracia de ser imbuidos en °l desde su in-fancia por haber nacido de padres hereges. Un here,-e, diceMr. Bossuet, es aquel que sigue su propia opinion y su sen-tir particular ; al contrario, un catílico sigue sin recelo el sen-tir (lo la Iglesia universal. En esta materia tenemos clue tratartres cuestiones : 1 . a si es justo castigar ó los hercges con penasaflictivas, í si es preciso tolerarlos : 2 . a si estó decidido en laIglesia Romana que no se debe guardar la f° jurada ó los he-reges ; y 3 . a si se hace mal en prohibir ó los fieles la lectura(le los libros ele los liereges .

I. En cuanto ó la primera, respondemos, que los prime-ros autores de una heregia en el trecho de propagar sus erro-res, de ganar pros°litos y grangearse un partido, son verda-deros perturbadores del orden p»blico, y por lo mismo debenser castigados. La esperiencia no interrumpida ele diez y sietesiglos convence ó todos los pueblos ele que nunca se estableciíuna nueva secta sin cansar tumultos y sediciones contra lasleyes y violencias, que tarde í temprano sirvieron para der-rainar sangre inocente .

No faltaró quien replique clue segur este principio obra-ron bien los judáos y gentiles en matar ó los Apístoles y pri-meros cristianos : no hay nada de eso . Los Apístoles probaronevidentemente su mision divina, lo que no es capaz ele pro-bar ningun heresiarca : los Apístoles predicaron constante-mente la paz, la paciencia y la sumision ó las potestades secu-lares ; los heresiarcas hacen e hicieron siempre todo lo contra-rio. Los Apístoles y los primeros cristianos no causaron nuncasediciones, tumultos, ni guerras sangrientas : por consiguiente,fue la mayor de las injusticias el haber derramado su sangre

HER

511inocente, y sin embargo nunca tomaron las armas para defen-derse. Ellos siguieron la misma conducta en el imperio roma-no y en la Persia, entre los pueblos bórbaros y entre las na-ciones civilizarlas.

Respondemos tambien que cuando son pacáficos los miem-

bros de una secta her°tica despues ele establecida : cuando sonsumisos ó las leyes, fieles observantes de las condiciones quese les prescribieron : cuando por otra parte su doctrina no escontraria ni ó la pureza de costumbres, ni ó la tranquilidadp»blica, entonces es justo tolerarlos, y no se debe usar conellos sino de la dulzura y (le la instruccion para volverlos alseno de la Iglesia. En los clos casos contrarios todo gobiernotiene derecho para reprimirlos y castigarlos, y sino lo veri-fica, bien pronto tendró motivo para arrepentirse. Empe†arse

en que generalmente se deben tolerar todos los sectarios sinconsiderar sus opiniones, ni su conducta, ni los males quepueda resultar, que todo rigor,, toda violencia contra ellos esinjusta y contraria al derecho natural, es una doctrina absur-da, que choca con la sana polática y con el buen juicio : losincr°dulos de nuestro siglo, que se empe†aron eu sostenerlo,se cubrieron para siempre de oprobio y ele ignominia . (V°asetolerancia.)

A pesar ele su inclinacion ó disculpar todos los sectarios,conviene sin embargo Le Clerc en que desde cl origen de laIglesia, y desde cl tiempo de los msmos Apístoles, hubo here-*

de estas dos clases : que los unos parecia que erraban debuena f° en cuestiones de poca consecuencia, sin causar des-írdenes ni sediciones ; y que otros obraban por ambicion ycon fines sediciosos : que sus errores atacaban hasta la esenciadel cristianismo . Sosteniendo que los primeros deben ser to-lerados, confiesa clue los segundos ruerecian cl anatema quecontra ellos fulminí la Iglesia . Ilist, Ecles . ai.o ‡83ˆ), S 4 y 5 .

Leibnitz, aunque protestante, despues de haber observa-

512

ITERdo que el error no es un crimen cuando es involuntario, con-fesa que la negligencia voluntaria en hacer lo que se necesitapara descubrir la verdad en las cosas clue debemos saber, es unun pecado, y un pecado grave, segun la importancia de la nma-teria . Por lo demas, dice «l, un error peligroso, aunque total-mente involuntario y exento (le criminalidad, puede ser muylegitimamente reprimido por cl temor de que perjudique, puesque por la misiva razor amarramos í un furioso, aunque noes criminal ni culpable. Esprit. de Lcibnitz, tom . 2, pag. 64.

La Iglesia se condujo desde su origen con los liereges, se-bun esta regla : nunca imploró contra ellos el brazo secular,sino cuando fueron sediciosos, turbulentos ó insociables, 6cuando su doctrina tend°a evidentemente í la destruccion dela moral, ciel orden p»blico y de los v°nculos sociales . Al con-trario, muchas veces intercedió con los reyes y con los magis-trados pidiendo que los perdonasen ó rebajasen las penas enque hab°an incurrido . Este hecho le demuestra el P. Tomasinoen su tratado de la Unidad de la. Iglesia ; pero como nuestrosadversarios tratan continuamente de desconocer y ele repro-bar esta demostracion, convendrí verificarla, por lo menosechando una rípida ojeada sobre las leyes que hicieron lospr°ncipes cristianos contra los licreges .

Las primeras leyes sobre esta materia sou las cute publicóel emperador Constantino en el a°ro de 331 . Por un edictoprohibió las asambleas de los liereges, mandando que sus tem-plos fuesen entregados í la Iglesia Católica ó adjudicados alfisco. Nombra í los novacianos, í los paulianistas, í los valen-tinianos, í los marcionitas y í los catafrigas ó montanistas ;pero declara que esto lo trace por los cr°menes que comet°anestas sectas, y que por eso no pod°a tolerarlas . Eusebio, vidaele Constantino, lit) . 3, cap. 64, 65 y 66. Ademas ninguna deestas sectas gozaba de tolerancia en virtud de una ley positi-va. Constantino no comprendió en ellas í los arrianos, porque

II ER

513basta entonces no podia acusarlos ele sedici '.n ni de violencia .

Pero cuando despues los arrianos, protegidos por los em-peradores Constancio y Valclite, cometieron violencias contralos católicos, Graciano y Valentiniano u, Teodosio y sus hijosconocieron la necesidad (le reprimirlos . Este origen tuvieronlas leyes del código teodosiano, que prohiben las asambleas delos 1icrcges, mandando que restituyan í los católicos las iglesiasque les hablan quitado, y que los dejen vivir tranquilos, so-pena de ser castigados scgmz el cubitr,o c/c los Lnlhcraclorcs .No es cierto que estas leyes imponiau la pena ele muerte, comolo aseguraron algunos incr«dulos ; sill embargo, muchos arria-nos la hablan merecido, congo se probó en el concilio de Sír-dica en el ario de 341 .

Ya Valentiniauo i, pr°ncipe muy tolerante, y cuya dul-zura elogian rnucl1os paganos, proscribió í los maniqueos porlas abominaciones clue comet°an . Coligo Tcod . lib . 16, tit . 5,n»m. 3 : lo mismo hicieron Teodosio y sus sucesores. La opi-nion ele estos /tercies era directamente contraria al bien de lasociedad respecto al matrimonio. Su hijo el emperador l3ono-rio usó del mismo rigor con los donatistas í instancias de losobispos ele Africa ; pero bien sabido es el estremo ele furor yde vandalismo í que se habian abandonado los circuncelionesde los donatistas . San Agust°n asegura que estos fueron los mo-tivos de las leyes que se hicieron contra ellos, y esta es la ra-zor en que se fumla para sostener la justicia y necesidad deestas leyes . Ea el libro Cantal -hist. rearmen. Pero tambienfue uno ele los primeros en interceder para que no fuesencastigados con pena capital ni aun los donatistas mas culpa-bles. Los (tile se convirtieron conservaron las iglesias ele quese habiair apoderado, y los obispos se mantuvieron en la po-sesion de sus sallas . Sin em ba ágo, los protestantes no dejan dedeclamar contra la intolerancia ele San Agustin . (V«ase do-71†11 1 StaS .

TOMO Iur. 65

514

TIERArcadio y Honorio tambien publicaron leyes contra los

frigios « montanistas, contra los maniqueos y los priscilianis-tas de Espaía, condenóndolos ó la p°rdida de sus bienes . Elmotivo se deja ver en la misma doctrina ele estos here»cs y en

su conducta . Las ceremonias de los montanistas se llaman nris-tcrios ea,ccrcd>lcs, y antros nnortif cros los lugares de sus asam-bleas. Los priscilianistas sostenáan, como los maniqueos, clueel hombre no es libre en sus acciones, que estó dominado porla influencia (le los astros, que el matrimonio y la procreationde los hijos son obra del diablo ; practicaban la magia y lasmayores torpezas en sus reuniones. San Leon, E1pist . 15 cidTuri« . †Pueden tolerarse todos estos des«rdenes en una nationcivilizada?

Nos parece que Mosheim no acert« con el verdadero sen-tido de una ley de estos dos emperadores en el aío de 415 :ella manda, dice, que se mire y castigue como hereges ó to-dos los que se separan del juicio y creencia ele la religion ca-t«lica, aunque sean en cosas (le poca importancia, tccl ‡cci ar-gunzento. S~ ntagnz . diszert. 3.ˆ, ‰ 2 . Nos parece que ‡cri nr-

gumcnto mas bien significa por 1 _cros pretcstos, por ruzo-

nes fiŠivolas, como lo hablan hecho los do)natistas : ninguna delas sectas conocidas hasta entonces err‹ en materia de pocaimportancia .

Cuando Pelagio y Nestorio fueron condenados en el con-cilio efesino, los emperadores proscribieron. sus lieregáas, ° im-pidieron sn propagation : sabáan por esperiencia lo que ha-cen los sectarios luego que se conocen con fuerzas . Los pela-gianos no pudieron formar asambleas separadas, y los nesto-rianos no se establecieron mas clue en el Oriente, que no es-taba sujeto ó los emperadores . Assemani, Bibliot. Orient ., t . 4,cap. 4, ‰ 1 y 2 .

Despues de la condenacion de Eutiques en el concilio eleCalcedonia, Teodosio el joven y Marciano en el Oriente, y Ma-

r

HER

515yoriano en el Occidente, prohibieron predicar en sus impe-rios el cutiquianismo : la ley de Mayoriano impone la penacapital, con motivo de las muertes que causaron los eutiquia-nos en Constantinopla, en la Palestina y en el Egipto . Estasecta se habla establecido por medio ele la rebelion : suspartidarios favorecieron despues ó los mahometanos (lela con-quista ciel Egipto por no someterse ó los emperadores eleConstantinopla.

Desde mediados ciel siglo V no se encuentran en el Occi-dente mas leyes imperiales contra los licrcges : los reyes de lospueblos bórbaros, que se establecieron en esta parte ciel nmun-clo, abrazaron los mas cl arrianismo, y cometieron muchasviolencias contra los cat«licos ; pero los práncipes sumisosó la Iglesia no usaron nunca de represalias . Recaredo , paraconvertir ó los gofios en Espacia : Agilulfo, para convertir ólos lombardos, y San Segisnuu>do para restituir ó los borgo-Œraires al seno de la Iglesia, no se valieron de nias medios quede la instruction y de la dulzura . Despuues de la conversionde Ciodoveo nuestros soberanos no publicaron amas leyes san-grientas contra los Ircrc` cs.

Eu el siglo ix los emperadores iconoclastas emplearon lacrueldad y la violencia para estinguir el culto (le las inuáge-nes ; los cat«licos nunca pensaron en tomar venganza . Fociose vali« tauibien muchas veces de la violencia por atraer ó losgriegos al cisma, y no fue castigado con todo el rigor duemerecia. En los siglos xi, till, XIII y XIV fueron al supliciomuchos fónaticos, no por sus errores, sino por sus crámenesy sus torpeza. No se puede citar ninguna secta que hubiesesido perseguida por sus opiniones, cou tal clue no perjudica-sen al bien ( l e la socicda, I .

Bien sabido es cl alboroto clue cans« la proscription delos albigenses, la cruzada que se public« contra ellos, y laguerra que se les hizo, tan cacareada por los incr°dulos ; pero

516

TIERlus albigenses tenian los mismos sentimientos y la mismaconducta que los . maniqucos de Oriente, los prisciltanistas deEspa«a , los paulicianos ele Armenia y los bílgaros de lasmórgenes del Danubio: su moral y sus principios eran des-tructivos de toda sociedad, y hablan tomado las armas cuandolos perseguian ó fuego y sangre . (V°ase crlhiVenses.

Por mas de doscientos a«os estuvieron tranquilos los val-denses, sin haberse hecho mas que enviarles predicadores : enel a«o ele 1375 mataron (los inquisidores, y por esto empez»el furor contra ellos . En 1545 se unieron ó los calvinistas, imi-tando sus procedimientos : se agavillaron y rebelaron cuandoFrancisco r mand» exterminarlos. ( V°ase cctldcnses.

En Inglaterra en el ario ele 1381 Juan Balle » Vall°e, dis-cápulo de Wiclef, habia escitado con sus sermones sediciosostuna revolution de doscientos mil paisanos : seis a«os despuesotro monge, infestado de los mismos errores sostenido bajomano por los caballeros , caus» una nueva sedicion : en 1413los viclefttas, con Juan Olclcastel ó la cabeza, se sublevarontambien ; pero los clue en este caso y en otros diferentes si ,,-

frieron. el íltimo suplicio no le sufrieron por sus dogmas. JuanHus y Ger»nimo ele Praga, herederos de la doctrina de -W'ic-lef, habian puesto en combustion ó toda la Bohemia antes elehaber sido condenados en el concilio (le Constanza : el empc-rador Segismundo los juzg» dignos de muerte , creyendo de-tener las turbaciones con su suplicio, aunque no hizo nnasque aumentar el incendio . ( V°ase lutsitas. )

Los escritores protestantes han repetido cien veces que lasrevoluciones y las crueldades que cometieron sus padres eranla represalia de las persecuciones que sufrieron por parte elelos cat»licos : esto es una impostura que contradicen hechosinnegables. Lutero public» su libro ele lci lthertud cristiana ela«o de 1520, y en °l escitaba ó los pueblos ó que se rebela-sen : el primer edicto de Carlos v contra °l no se public» lbas-

3

II E R

517ta el a«o siguiente. Luego clue se conoci» apoyado por losprincipes, declar» clue el Evangelio, que en su concepto erasu doctrina, no podia establecerse sino con las armas y acostade derramar sangre : en efecto, el a«o de 1525 caus» la guer-ra de Muncer y de los anabaptistas . En 1526 proscribi» Zuin-glio el ejercicio de la religion cat»lica en el canton (le Zurich :por consiguiente, era un verdadero perseguidor (]el catolicis-mo : se vi» tambien aparecer el tratado ele Lutero sobre el Fiscocoman, en el cual escitaba los pueblos ó que pillasen los bie-nes eclesiósticos : su moral fue exactan.,ente ejecutada, En 1527los luteranos ciel ej°rcito ele Carlos y saquearon ó Roma , co-metiendo en ella crueldades inauditas. En 1522 se aboli» elcatolicismo en Berna : Zuinglio hizo castigar con pena capi-tal ó los anabaptistas, y en Parás fue mutilada una estótua dela Virgen : entonces fue cuando apareci» la primera orden deFrancisco i contra los nobadores, y se sabe que ya entonceshabian puesto en combustion la Suiza y la Alemania . En 1529fue abolida la Misa en Strasburgo y Basilea : en 1530 se en-cendi» la guerra civil en la Suiza entre zuinglianos y cat»li-cos, y en ella fue váctima el mismo Zuinglio . En 1533 hubolas mismas disensiones en Ginebra, y su resultado fue la des-truccion ciel catolicismo. Calvino predic» en muchas de suscartas la misma moral que Lutero, y sus emisarios principia-ron ó practicarla en Francia al punto que vieron al gobiernodividido y debilitado. Eu 1534 algunos luteranos incomoda-ron ó Parás con pasquines sediciosos, y trabajaron en formaruna conspiracion : seis de estos conjuradores fueron condena-clos al fuego, y entonces (li» el segundo edicto contra ellos elrey Francisco i . Por lo mismo, bien se puede asegurar clue lasviolencias cometidas por estos sectarios no merecen el nombre de represalias .

Bien sabido es el tono con que predicaron los calvinistasen Francia cuando se vieron protegidos por algunos grandes

518

HERciel reino : su pensamiento no fue nunca el de hacer pros«li-tos ínicamente por la seduccion, sino el de destruir el cato-licismo aunque fuese usando (le los medios mas violentos :desafiarnos ó ,ns apologistas ó que nos citen una sola ciudaden la cual hubiesen tolerado el ejercicio (le] catolicismo. °Enqu« sentido, pue ni c»mo se puede sostener que los cat»licosfueron en este lance los agresores?

Si en el d .a los o1 Oncenos la intolerancia brutal de susprimeros 'efes, nos respundcn con frialdad que aquella into-lerancia era uu resto del papismo: nueva calomnia . El papis-mo nunca enseá» ó sus sectarios ó predicar el Evangelio conespada en roano . Si sujetaron al suplicio ó los cat»licos, fuepor obligarlos ó que abjurasen su religion ; criando castigaroncon pena de muerte ó los lzereges, era por contener sus cieli-tos ; nunca se les prometi» impuguidad, ni aun con la con-dicion de renunciar sus errores .

Estó pues probado hasta la evidencia que los principios yel porte ele la Iglesia Cat»lica fueron constantemente los mis-mos en todos los siglos : no usar ele mas medio para la con-version (le los Irercgcs quede las instrucciones y ele la persua-sion, si son pac†ficos ; implorar contra ellos cl brazo secular,si son brutales, violentos . y sediciosos .

Moslreim calumnia ó la Iglesia cuando dice que en el si-glo iv fue generalmente adoptada la móxima siguiente : todoerror crz nurtcria- de religion el° cl cual se pernzcnzecc despeesde acisndr~ y amonestado do, veces, e digno (le castigo, me-rece penas driles y lornzerrlos corporales : Bist. Eccles ., sig. 1 - 5- ,part . 2 .'', cap. 3 , g 1.6. Nunca se miraron corno dignos decastigo sino los errores que interesaban al orden de la so-ciedad .

No negaremos el horror que manifestaron los padres alcisma y ó la hcrcgia, ni la nota (le infamia que los conciliosimpusieron ó los Izcreges en sus sabios decretos . San Cipriano

)FIER 519

en su libro de la unidad de la Iglesia '1irucba que su crimenes mas grave clue el ele los ap»statas que sucumbieron al te-mor de lo suplicios . Tertuliano, San Atanasio, San Hilario,

San Gcr»nirnn, y Lactancio no quieren clue se pogan los lie-

reges en el nímero ele los cristianos : el concilio ele Siórdica,que casi se puede mirar como ecum«nico, les niega tambienel t†tulo de cristianos. Una funesta esperiencia prueba que es-tos hijos rebeldes ó la Iglesia son capaces de causarle mayoresmales que los jud†os y paganos.

Pero es falso que los Padres hayan calumniado ó los he-

reges, imputóndoles con frecuencia las mas abominable tor-pezas. Es verdad que todas las sectas que condenaron el ma-trimonio dieron casi en los mismos des»rdenes, y que suce-di» lo mismo ó las (le los íltimos siglos . Cosa singular es queBeansobre y otros protestantes quieran mas acusar ó los san-tos Padres de piala f«, clue atribuir malas costumbres ó los

7zercges.Su inconsecuencia es palpable : ellos hicieron de los fil»-

sofos paganos en general un retrato odioso, y no se atrevie-ron ó contradecir la descricion que de ellos hace San Pablo :

es cierto que los licreges de los primeros siglos fueron unosfil»sofos que trajeron ó la Iglesia un carócter vano, disputa-dor, terco, embrollador y vicioso, y clue estos defectos loshabian contra†do en sus escuelas : y ° por qu« los protestantestoman ó su cargo la defensa ele los canos mas bien que la delos otros? Le Clerc Hist. Redes., seen . 2.a, cap. 3 : Mosheim,

Hist. Christ . proleg., cap. 1 .0 , S 23 y siguientes.Mosheim lleg» al estremo de la prevencion cuando se em-

peáa en que los Padres, particularmente San Ger»nimo, usa-ron de disinaulacion, de doblez y de fraudes piadosos en susdisputas contra los hc reges, para tener mas facilidad de ven-cerlos . Dissect. sygtanz†ne dissect . 3.' S 11. Esta calumnia la

hemos refutado en el art†culo Fraude piadoso.

520

Ti ErRII. Muchos escribieron tambien que segun la doctrina de

la Iglesia Romana no bay obligacion de guardar la f« juradaí los herejes, que el concilio de Constanza asó lo decidi°, yque por lo menos se condujo por esta míxima respecto í JuanBus : asó lo han asegurarlo los incr«dulos. Pero estambien unacalumnia del ministro Jurieu refutado por Bayle : sostiene conrazon due ningun concilio, ni te°logo de nota ense»° nuncaesta doctrina, y que el pretcudido decreto, due falsamentese atribuye al concilio de Constanza, no se encuentra entre lasactas de este concilio .

áQu« resulta de su porte respecto í Juan Hus? Que elsalvoconducto due un soberano concede í un betoge noimpide í la jurisdiction eclesiística la potestad ele formale suproceso , de condenarle y de entregarle al brazo secular sino retracta sus errores. Sobre este principio se procedi° con-tra Juan Hus. Escontulgado por el Papa, apel° al concilio :habia protestado solemnemente que si se le podia convencer de .algue error no rehusaba incurrir en las penas contra los hcre-ges. Con esta declaracion cl enipcrador Segisnmundo le con-cedi° salvoconducto para que pediese libremente atrave-sar la Alemania y presentarse al concilio, aunque no paraponerle í cubierto de la sentencia del mismo concilio . Con-vencido por este Juan Ius en presencia del mismo empera-dor de haber ense»ado una doctrina herdttccc y sediciosa seresisti° í retractarse, probando de este modo due «l habiasido el autor de los des°rdenes de la Bohemia , por cuyo mo-tivojuza° este próncipe clue debia condenarle í ser quemado .En virtud ele esta sentencia, y de haberse resistido í la re-tractaciou se verific° efectivamente el suplicio ele este ltere-siarca. Todos estos hechos estan consignados en la historiadel concilio de Constanza, escrita por el ministro Lenfant,apologista decidido (le Juan lins .

Nosotros sostenemos que la conducta del emperador y

II ER i21Je] concilio es irreplensible, que un fanítico sedicioso, comoJuan Ilus, inerecia la pena clue snl'ri°, clue el salvo conductoque se le habla concedido no fue violado en manera alguna,y clue «l mismo dict° ele antemano su sentencia, sotneti«n-dose al juicio del concilio . ~l «ase lu~sitcis .~

III . Otros enemigos ele la Iglesia se empe»an en clue estahace mal en prohibir í los fieles la lectura de los libros ele losherejes, sin que prohiba tambien la lectura de los ortodoxosque los refutan . Si estos, dicen, refieren con la fidelidad quedeben los argumentos ele los hci ejes, tanto vale el leerlosCOMO leer los ele los IwrcOtcs mismos : falso discurso. Los orto-doxos, refiriendo con fidelidad los argumentos de los ilcre~es,

prueban al mismo tiempo su falsedad , y demuestran lo con-trario ; los simples fieles que pudiesen Icer estas obras, no tie-nen bastadte iustrucciou para discurrir por só misti,os la res-puesta , y conocer la debilidad del argumento . Lo mismo sedebe decir de los libros ele los incr«dulos ° de los impóos .

Si los Ap°stoles prohibieron í los simples fieles que escu-chasen los discursos de los herejes, que frecuentasen su tratov tuviesen con ellos sociedad alguna, L j)ósl . 2.'' d Tiir ., cap. '2,v . 16 : cap. 3 , v. 5 : 2" L'póst. (le, Sun Tuan , v . 10 , etc . : conmucha teas razors hubieran condenado la temeridad de losque se atreviesen í leer sus libros . áQu« fruto puede sacarseele tan fróvola curiosidad? Dudas, inquietudes, una tinturade la incredulidad, y muchas veces la total p«rdida de la f« .La Iglesia no niega este permiso í los te°logos, que son ca-paces de refutar los errores de los hereges, y de prevenir ílos fieles contra la seduction de su doctrina .

Desde el nacimiento ele la Iglesia no se contentaron lusherejes con escribir libros para esparcir y sostener sus erro-res ; forjaron v supusieron en nombre: (le los sujetos teas ilus-tres muchos libros ciel Antiguo v Nuevo '1.'estatnento. Mos-beim se ve precisado í confesarlo, respecto í los guíslico .c a

T0A10 iv .

66

522

TIE Rque fueron inmediatos « los Apístoles : Instit. , list. Christ .,

2 part., cal). 5, p«g. 367 : luego injustamente atribuyen losh.et-e` es modernos estos fraudes « los cristianos en general, y« los Santos Padres . Y malamente infieren de aquó clue no es-crupulizaron en mentir y enga°ar por los intereses (le, su re-ligion . »Podemos fijar alguna cosa que sea cornun entre losverdaderos fieles y los enemigos de la Iglesia? Es un esceso (lemalignidad el atribuir « los Padres los delitos de sus cric-1111 gos .

IIEREGES NEGATIVOS. En el lenguaje ele la inquisi-cion eran los que estando convencidos de Ir.ercgict por prue-has innegables, se mantenóan siempre en la negativa, mani-festando horror « la doctrina ele que se les acusaba, y hacien-do procesion ele creer las verdades- opuestas .

IIERidlANOS. Este nombre no se aplica en la Sagrada Es-critura solamente « los que nacieron de unos mismos padres,sino tambien « los parientes inmediatos . En este sentido,Abraham slice « su sobrino Loth, nosotros sosos hermanos :Gctzes, cap. 13, v. 8 y 11. Lo mismo sucede con el nombrede hernzanct . En el Evangelio de S. 11Zat ., cap. 12 , v. 47, losque se llaman hermanos (le Jesucristo son sus primos-Izermcc-nos. 1llalamente infirieron de aquó algunos hereges gne la Vir-gen Santósima habóa tenido mas hijos que « nuestro Salvador .

La ley antigua mandaba a los judóos que se mirasen todoscorno hermanos , porque todos descendian de Abraham y deJacob. Este filtro-ro d« cl nombre de hermanos « los estrange-ros por polótica y amistad : Gales, cap. 29, y . 4. Moisás en ellibro ele los 1Vttmeros, cap. 20 , v. 14, dice : que los israelitasson 11er n2(1/tO.S de los idumeos , porque estos descendian deEsaói , hermano ele Jacob .

El Evangelio nos ense°a « mirar « todos nos hombrescorno nuestros I: ;:i71t(Inos : pero los primeros cristianos se die-ron recóprocamente este nombre en un sentido mas rigoroso,

II ER 523porque todos sou fijos adoptivos (le Dios , herniarlos de Je-sucristo, llamados « una prisma herencia eterna, y ol)liga-clos por su divino Maestro « servirse y amarse los unos« los otros. Los religiosos se llaman tambien hcrmatros, por-qt)e viven en comunidad, y forman una sola familia, obe-deciendo « rtn mismo superior, « quien llaman padre. Conel tiempo se apropií este nombre solo « aquellos que no pue-den llegar « recibir los írdenes sagrados, y se llaman herma-nos lelos . Váase este artóculo .

I.lER†IANOS BBLANCOS. Los historiadores hablan ele dossectas de entusiastas que llevaron este nombre . Los primerosdicen que aparecieron en Prusia « principios ciel siglos xi-s-,que llevaban capas blancas, se°aladas con una cruz ele SanAndres, de color verde, y se propagaron por la Alemania .Se preciaban de gener revelaciones para ir « libertar la Tier-ra Santa ele la dominaciou de los infieles . Bici, pronto se des-cubri5 su ónpostura, y la secta se disipí por só misma. Alar-sinoch, Disert . 4 . a ele Orig . rclig . christ . : in I'rusict .

Los hermanos blancos hicieron mas ruido . A principiosdel siglo XV bají de los Alpes un sacerdote, cuyo nombre seignora, vestido de blanco, yseguido de una multitud ele pue-1)lo con el mismo vestido : recorrieron asó en procesion nu-ellas provincias, precedidos ele una cruz que le servia de es-tandarte , v con gran devocion en lo esterior. Este sacerdotepredicaba la peuiteucia, y ál mismo practicaba las austerida-des, exortando « las naciones europeas « que hiciesen unacruzada contra los turcos : pretendóa que ál estaba inspiradopor Dios para au ranciar esta voluntad divina.

Despees de haber recorrido las provincias ele Francia,pasí « Italia : por su modestia v compostura esterior sedujotambiect alló muchas gentes de todas clases y condiciones . Si-gonio y Platinio se empefian en que habla sacerdotes y car-denales entre sus sectarios . Tomaban el nombre de pctzilcrn-

524

ITERtes , iban vestidos de una especie sotana de tela Llanca, cineles llegaba i'i los talones, y llevaban la cabeza cubierta con uncapirucho due les ocultaba todo cl rostro , e,cepto los ojos .Andaban de ciudad en ciudad en grandes pelotones, de diez,ele veinte , ele treinta , y hasta de cuarenta mil , cantandohimnos para implorar la misericordia divina . Durante esta es-

pecie de pa.regrinacion, due ordinariamente scgnian por nueveí diez dias, viv»an solo con pan y afina .

llaluicado sido arrestado su gefe en Viterbo, Bonifacio Ixle atribuyí fines ambiciosos, y el designio ele ascender al sumopontificado : se le formí causa, yse le comder)í á ser quemado .Dcspues ele la muerte ele este entusiasta se dispersaron todossus partidarios . Algunos autores sostienen su inocencia, yotros le atribuyen los cr»menes mas horrorosos . Mosheim,117st. Eccles., sido xv , part . 2 .', cal. 5, S 3 .

HERMANOS BOI{EM'lIOS í DE BOHEMIA. Son una ramade los hii: itas, que en 1467 se separaron de los calistinos .(Vóase liii tc7s .~

BERMAN-AS ° HERMANAS DE LA CARIDAD . (Vóa-se caridad.)

IlERI MANOS LEGOS , í HERMANOS CONVERTIDOS.Estos son eu los conventos los religiosos subalternos, que hi-cieron rotos monásticos, aunque no pueden llegar al cleri-cato , y sirven de domósticos í asistentes á los que se llamanpadres í religiosos de coro .

Segmn Mr. Fieury, San Juan Gualverto fue el primeroque recibií frailes legos en su monasterio ele Valle-Umbrosocu el agio de 1040 : ha~ta entonces los nionges serv»an todoslos oficios 1)(_)r s» mismos . Como los legos no entend»an el la-tin . tampoco pod»an aprender los Salinos tie memoria, y sa-car utilidad de las lecturas latinas clue se hacian en el OficioDiv imo , por lo cual se les mirí como inferiores á los otrosmunges , que cran clórigos í estaban destinados á serlo : mien-

LIER 525tras que estos oraban en la Iglesia, los liermmtos leg-o.s se en-cargaban ciel cuidado ele la casa y ele los negocios esteriores .Tanmhien entre las religiosas se distinguieron las hernimias le-

gas í convertidas ele las monjas ele coro .El mismo autor observa que esta distincion fue para los

religiosos un motivo para relajarse y para dividirse . Por unlado los monges de coro trataron á los legos con desprecio,como ignorantes y criados : se distinguieron de ellos tomandoel t»tulo (le Dot , que hasta el siglo zi no se ciaba mas que álos se†ores. Por otra parte, los licrniunos legos, conociendolo necesarios que cran para lo temporal , quisieron rebelarse,dominar, mezclándose hasta en lo espiritual : por esto se vie-ron obligados los religiosos á admitir hcrn.unos de inferior es-fera . Pero la humildad cristiana y religiosa se compone malcon esta alectacion ele superioridad entre hombres que renun-ciaron al mundo . Fleury, discurso

SiaiIiCU , ca i) . J . «

ITER\IANOS DEanabap(istus.)

HERMANOSI1ERMANOS

gardos .)HERMANOSHERMANOSIIERMANOS

MORAVIA

3.« sobre la. historia L'cle-

í LIUTERITAS. (Vóase

11IORAVOS . (Vóase hernutus .)

PICARDOS, TURLUPINOS . (Vóase be-

POLACOS. (Vóase sociniunos .)PREDICADORES. (~ case dominicos .)1 CLLRIGOS DE LA VIDA CO M°UN . So-

ciedad o congregation de hon)bres que se consagraron á lainstruction ele la juventud á fines del siglo xiv . Mosheim,que indagí su origen , y siguií sus progresos, los pone. engran categor»a. Veamos lo que dice .

Esta sociedad , fundada en el siglo xiV por Gerardo deGroote ele Veeiiter, sugeto distinguido por su piedad y sabi-dur»a, no adquirií consistencia basta el siglo xv. Habiendoconseguido su aprobacion en el concilio de Constanza, se hizo

526

11 ERfloreciente en Holanda , en la baja Alemania y en las provin-cias vecinas. Estaba dividida en dos clases : la una de herma-nos letrados « clírigos, y la otra (le hermanos no letrados : es-tos óltimos vivian separadamente, aunque en la union masestrecha con los primeros . Los letrados se dedicaban al estu-dio, ° la instruccion de la juventud, y ° componer obras deliteratura, y ° fundar escuelas en todas partes ; los otros ejer-cian las artes mec°nicas. Ni los unos ni los otros liac »ian votoalguno, annque adoptaron la regla ele San Agustin ; la comu-nidad de bienes era el Cánico vánculo que los unáa . Las her-manas de esta sociedad religiosa viváan tambien de la mismamanera, empleando el tiempo en la oracion y en la lectura,y en las diversas obras de su sexo, y en la instruccion de lasvidas. Las escuelas fundadas por estos clírigos adquirieronmucha reputation : salieron de ellas muchos hombres muy h°-biles , coro Erasmo y otros, que contribuyeron al renaci~miento de las letras y ele las ciencias . Estas escuelas perdieronsu crídito , y fueron cayendo poco ° poco por el estableci-miento de los jesuitas .

Los hermanos de la ckla coman se suelen tambien llamarbegcu»dos y lollardos, y estos nombres que designaban dos es-pecies ele hereges los espusieron mas ele una vez ° los insul-tos del clero y de los monges, quienes no hacian ningun casoele su erudition. Tarbicn puede suceder que algunos ele es-tos clírigos hubiesen caido en los errores de los be~az'dos y delos lol1u relees, y due esta desgracia hubiese contribuido iisu de-cadencia . Bien salido es lo mucho que reinaba va en el si-glo xv cl gusto ° las nuevas opiniones. Mosheim list. Ecles.,siglo XV, part . 2 »a , cap. 2 S 22

IIERMANOS Y HERMANAS DEL ESPIRITU LIBRE .ease Gemidos.I1ER IAS. Autor del libro titulado el Pastor . Muc»1-ios

escritores antiguos, cono Orágenes y otros, creyeron clue este

r

11 ER

527

Hernias era aquel (le quien habla San Pablo en su L1uist. (á

los Roman., cap. 16, v . 14, donde dice, saludad clc mi †Mn-te

cá Ilernzas : por consiguiente que este sug,eto vivio en Romaen el pontificado ele San Clemente h°cia el a‡o 92 ele Jesu-cristo y antes (le la muerte ele San Juan Evangelista . Ln estainteligencia le colocaron entre los Padres apost«licos . Otrospiensan clue no escribi« hasta el ario 142, que era herma-no del Papa San Páo i, quien en este mismo a‡o fue elevado° la Tiara . Mosheim dice que esto se prueba hasta la eviden-cia con el fragmento de un librito antiguo sobre el canon delas divinas escrituras, que el sabio Luis Antonio Muratori pu-blic« con un manuscrito de la biblioteca de Milan, clue se

halla entre las aatigizedades italianas ele Ici edad nzeclia, t. 3,Disert. 43, pag. 853 .

El libro del, Pastor fue citado con el mayor respeto porSan Ireneo, San Clemente de Alejandráa, Orágenes, Tertu-liano, San Atanasio, Eusebio, etc. : muchos parecen atribuirletanta autoridad como ° las obras de los Ap«stoles, sin dudapor la simplicidad de su estilo y pureza de la moral quecontienen . Otros, como San Ger«nimo y San Pr«spero, hacenbien poco caso ele semejante obra . Un concilio de Roma entiempo del Papa Gelasio , celebrado en 496, le puso entre loslibros ap«crifos, esto es, de los libros clue no son can«nicosni hacen parte (le la Sagrada Escritura ; no por eso se le re-prueba cono malo « como indigno de todo crídito.

Pero los cráticos protestantes le censuraron aun con masrigor. Brucker Hist. Grit . Plzilos . tom . 3, pag . 272, sostiene queel Pastor es obra ole un yisionario y fan°tico, empapado en lasopiniones de la filosofáa oriental, egipcia y plat«nica : lo pruebacon lo que dice en el lib . 1 .", mcuul. 6, que cada hombre essitiado y gobernado por dos genios, uno bueno y otro malo :el primero le sugiere el bien, y el segundo le manda hacermal: dogma, dice Brucker, que viene sin duda de los fil«sofos

523

ITERgriegos y ele los orientales. «Quí responderia este crótico sise le sostuviese clue su patriarca Lutero tom° de los orienta-les lo clue dijo, clue la voltmtad ciel hombre es como pina ea-balleróa clue se lleva » Dios, va donde Dios quiere, y si lleva» Satan»s, va donde quiere Satan»s? Cotelicr y el P . Nourryhicieron ver que este pasage (le 11cráras no es mas que unaalegoróa, y que cl fondo ele :,u pensamiento puede sacarse delos libros sa` ralos . Nosotros barcinos veer en otra parte queel interís ele sistema fue quien obligo » los protestantes » de-sacreditar cuanto les fue posible los autores eclesi»sticos arasantiguos, y singularmel te » Idernzcrs,

Nosotros nos limitamos » sostener que el libro de Iler-nicts est» esento de error, que- es respetable por la pureza dela moral que ense†a, y que es tant monumento ele la santidadele costumbres de la Iglesia primitiva . Se halla en cl primertonto de la edicion ele los Padres Apost°licos por Cotelicr, ytanubien iTr. l leury ~n su Hi<t. Tales ., tone . 1, lib . 2, n. 44,estracra largamente esta ulna .

Mosbeini en la p»g . 106 de su hist. Cri .St, no se contentacon tratar » este autor ele supersticioso ° insenl :-ato, sino cluetannbien le acusa de fraude piadoso y ele iml-cstura . Se tuvo,dice, por inspirado, por haber sido instruido pur un Angeleu figtn-a ele pastor, y queria que su libro se leyese en la Igle-sia como Sagrada Escritura . Los romanos participaron de estefraude, porque tuvieron » bien que los fieles leyesen estelibro, atiumltic no le leyesen en la Iglesia . y a en cl siglo 11, aóia-de, se pernniti ii sin escróipttlo los !raises piadosos .

Pero iojal»» que los protestantes no hubiesen permitidomica supereherias mas odiosas que las cine se atribuyen» loscristianos del siglo li! Mosbcim suelta aquó las riendas »laca- Pudo

Irernnas sill impostura l;ersnadirse » que eraiur An-el quien le hablaba eu figura de pastor . Tanlbierr pudocreerse instruido por un Arngel, ein clue por eso se diese por

ITER 529inspirado, y pudo tambien desear que su libro se leyese enla Iglesia, sin ponerle » nivel con los de la Sagrada Escritura,Porque, segur el testimonio ele los antiguos, tambicn se leóaen la Iglesia la primera carta ele San Clemente, aunque nola tuviesen por inspirada . Ann cuando los romanos no hu-biesen aprobado el mítodo que torn° I-Termas para hacer agra-dable su moral, « no pudieron aconsejar su lectura teniíndolapor provechosa? Todas las consecuencias que Moslleim desluce(le estos hechos son falsas, y solo sirven para probar su ma-lignidad . (Víase , ji-acide piadoso.)

Le Clerc habla con mas moderation de este autor, y ledisculpa muchos errores que se creóa hallarse en su Pastor.

Hist. Ecles. a†o 69, S 7.HERIIIAS. Fil°sofo cristiano ciel siglo II ° iir, que com-

puso una s»tira contra los fil°sofos paganos, en la cual ridi-culiza sus disputas y sus contradiciones en las materias quemas nos interesa . Hace ver clue estos pretendidos sabios ni si-quiera estan de acuerdo sobre el printer principio (le las co-sas, ni sobre el gobierno ciel mundo, ni sobre la naturalezadel hombre, ni sobre su destino . Esta obra fue colocada » con-tinuacion de las de San Justino en la edicion de los benedic-tinos de San Mauro . Por lo menos los cróticos protestantes noacusar»n » este autor de estar contaminado con la doctrinade los fil°sofos orientales, egi pelos, pitag°ricos, plat°nicos, etc .,porque » todos los desprecia igualmente,

IIERMIATITAS ° IIERMIANOS . llereges del siglo n,discópulos ele un tal IIerrnias, distinto ciel que acabarnos (lehablar. Las opiniones ele Ilerm°gencs eran las mismas que lasele este IIermias, Ense†aba la eternidad de la materia, clueDios es el alma del mundo, y por consiguiente est» revestidode un cuerpo. Esta era tanlbien la opinion ele los est°ices .Decia que Jesucristo al subir al cielo no llev° su cuerpo, sinoque le dej° en el sol, donde le habla tornado : que el alma del

TOMO 1 v

67

530

HERhombre es compuesta de fuego y de aire sutil : que el naci-miento de los ni«os es la resurreccion, y que este mundo esel infierno . Asi alteraba los dogmas del cristianismo, con elfin de acomodarlos al sistema de los estíicos . Pero si esta reli-gion hubiera sido un tegido de imposturas, y sus partidariosuna tropa de ignorantes, como se atreven ó asegurar los in-cr°dulos modernos, los filísofos del siglo n no se hubierantomado el trabajo ele acomodarla al sistema de su filosof»a . Fi-lastrio de h oer . cap. 55 y 56 : Tillemont, tom . 3, pag. 67, etc .(V°ase IIerniogcnianos .)

HERMOGENI ANOS. Hereges que seguian los errores deHermígenes, filísofo estíico del siglo n . Sus principales dis-c»pulos fueron Hermias y Seleuco, por cuya razon los hermo-genianos se llamaron tarnbien hermianos, hermiatitas í her-xniotistas, seleucianos, materiarios, etc .: esta secta se multi-plicí principalmente en la Galacia .

El principal error de Hermígenes consistia en suponer,corno los estíicos, la materia eterna í increada, y este siste-ma fue imaginado para esplicar el origen cle los males quehay en el mundo. Dios, decia Hermígenes, sací el mal de s»mismo, de la nada í de una materia preexistente : no pedosacarle de s» mismo, porque es indivisible, y el mal nuncapudo liacer parte ele un ser puramente perfecto, ni de lanada, porque entonces hubiera sido due«o ele no producirleperjudicando ó su bondad con esta falta : luego el mal vinode una materia preexistente, coeterna ó Dios, y cuyos defec-tos no pudo corregir el mismo Dios .

Este discurso es defectuoso en su principio : supone queel mal es una sustancia í un ser absoluto, lo cual es falso . Nohay mal sino por coniparacion ó un bien mayor : no hay tinser absolutamente malo, el bien absoluto es infinito, todo sercriado es necesariamente limitado, y por lo mismo le faltaalgo de bien 6 de perfection . Suponer que porque Dios es

HER

531,inC~nitamente poderoso, puede producir seres infinitos, í igua-les ó s» mismo, es un absurdo .

En apoyo de su sistema traduc»a Hermígenes el primervers»culo del G°nesis de la manera siguiente : Del principio

í en el principio, Dios hizo cl Cielo y la tierra . No faltí quienrenovase en nuestros d»as tan rid»cula traduction, con el f nde persuadir clue Mois°s habla ense«ado, como los estíicos,la eternidad de la materia .

Tertuliano escribií un libro contra Hermígenes, y en

°l refuta su discurso . Si la materia, dice, es eterna ° increa-da, es igual ó Dios, necesaria como Dios, ° independiente cielmismo Dios. El no es en s» mismo sumamente perfecto, sinoen cuanto es un ser necesario, eterno y existente por s» mis-mo : por consiguiente inmutable . De aqu» se infiere, 1 .á quees un desatino suponer una materia eterna, y al trismo tiem-po amasada con el mal, una materia necesaria, y al mismo tiem-po limitada ° imperfecta : seria lo mismo que decir, clue Diosaunque necesario y existente por s» mismo, es un ser imper-fecto, impotente y limitado . 2.á Es otro absurdo suponer quela materia es eterna y necesaria, y que no es inmutable, quesus cualidades no son tan necesarias como ella, que Dios pudoy puede variar su estado y darle otro orden distinto . La eter-nidad í la existencia necesaria no admite variation en losbienes y en los males. De este discurso se valií Clarke parademostrar que la materia no es eterna, y por consiguiente lanecesidad ele admitir la creation ; pero no hay motivo parahacerle inventor de este discurso, porque ya le usí Tertulia-no mil seiscientos a«os antes de Clarke .

Demuestra tambien Tertuliano que la hipot .°si.s de laeternidad de la materia no disuelve la dificultad del origendel mal. Si Dios, dice, vií que no pod»a corregir los defectosde la materia, debií mas bien abstenerse de formar los seresque necesariamente habian de ser participantes de estos de-

532

TIERfectos. Porque al fin, «"cual sería mejor, decir que Dios nopudo corregir los defectos (le tina materia eterna, ó que nopudo criarla exenta de defectos, ni seres tan perfectos como°l? En cl primer caso se supone que el poder de Dios est»embarazado ó limitado por un obst»culo exterior : esto es unabsurdo. En el segundo, solo se sigue que Dios no puede ha-cer lo que implica contradiction: esto es evidente .

Tertuliano d» diversos giros » este argumento, aunque enel fondo siempre es el mismo , y una deniostracion sin r°plica .

Tambien refuta la esplicacion que daba Ilerrnógenes » laspalabras de Mois°s : observa que Mois°s no dijo , ciel princi-pio, ni en el pprinrci1.pio, como si allí se tratase (le una sus-tancia ; sino que dijo al j)riitcipio : que es como si dijera queel principio de los seres fue la creacion misma .

Si Dios, dice tambien , tuvo necesidad de alguna cosapara verificar la creacion, fue de la sabiduría eterna como°l, ele su hijo que es el Verbo y cl Dios Verbo, porque el Pa-dre y el hijo son uno : «dir» hermógenes que esta sabiduríano es tan antigua tomó la materia? Por lo tanto es superior» la sabiduría, al Verbo , y al hijo ele Dios : ya no es igualal Padre, sino la materia: absurdo ° impiedad que Ilermó-genes nunca se atrevió » pronunciar .

Finalmente, Tertuliano hace -ver que Ilermóneges no esconstante en sus principios ni en sus aserciones ; que ad-mite una materia tan pronto corporal como incorpórea ; tanpronto buena como mala : clue la supone infinita y al mismotiempo sujeta » Dios : la materia es evidentemente limitada,puesto que se coutienc en el espacio : es Preciso, pues, quetenga tila causa, porque nada hay sin ella siendo limitado .

Supuesta esta doctrina, «cómo se atreven los socinianosy sus partidarios » decir que cl dogma (le la creacion es tinahipótesis bastante moderna, que los antiguos Padres no laconocieron ; que jamas pensaron que pudiese probarse por

Ií ER

533

las palabras del G°nesis, y que la hipótesis de dos principios

es mas propia que la de la creacion para esputar el origen delos males? No nos sería dilicil mostrar en San Justino el g°r-men de los discursos de Tertuliano, habiendo escrito el pri-

mero treinta aáos antes clue °ste : Cohort ad Gratos, n†m. 23 .Si los incr°dulos modernos tuviesen mas conocimiento

de la antiguedad, no se hubieran envaneci(lo con tanta fre-cuencia, teni°ndose por inventores ; lejos (le hacernos cono-cer nuevas verdades, solo supieron forjar nuevos errores .

(V°ase creacion .Mosl‡eitn, dedicado siempre » buscar en los santos Padres

alguna cosa que reprender, ejerció la acrimonia (le su cen-sura sobre el libro de Tertuliano contra IIermógenes . Diceque este herege incurrió en el odio de Tertuliano, no por suserrores, sino por su oposicion » los (le los montanistas, queíiltimaaieiite habia abrazado Tertuliano . Ilerrnógenes, dice,no negaba la posibilidad física ele la creacion de la materia,sino la posibilidad moral, porque le parecia indigno de labondad ele Dios el criar un ser esencialmente malo como lamateria:si pues Tertuliano le habia hecho ver por otra parteel orígen del mal , le hubiera atacado por el principio, enlugar de que nunca combatió sino una parte accesoria (le sitsistema . Ademas Ilerrnógenes no negaba que Dios Hubiese sidosiempre dueáo de la materia : lust . Christ ., siglo i , g 0 .

Esta censura nos parece injusta por todos respetos . 1 .ˆ «Conqu° derecho pretende Mosheitn juzgar de las intenciones deTertuliano, y obligarnos » atribuirle » °l unos motivos maspuros que los que °l atribuye » este Padre? 2 .ˆ Si la mate-ria fuese esencialmente mala, segura lo sostenia Ilerrnógenes,el criada no sería para Dios ni física ni moralmente posible.3 .ˆ Tertuliano le demuestra que un ser eterno ° mercado,como Suponia °l » la materia, no podia ser esencialmentemalo : luego en el caso de ser eterna la materia, tampoco po-

534

HERdria ser ella el origen del mal . 4 .0 Tambien le hace ver quees un absurdo suponerla eterna, y al mismo tiempo a«adirque Dios fue siempre due«o de ella : un ser eterno es poresencia inmutable ; luego si lo fuese la materia, no podriaDios variarla. 5í En esta misma suposicion seróa Dios siem-pre responsable de los males que hubiera en el inundo ; lue-go Tertuliano refut° s°lidamente » Herm°genes, asó en elprincipio como en las consecuencias. Le Clerc, hablando deesta misma obra, fue mas sensato en juzgar que Mosheim :Ilist. Eccles., ario 68, S . 11 y sig .

HRRNUTAS, ° HERNUTEROS . Secta de entusiastas in-troducida en nuestros dias en Moravia, Veteravia, Holanda áInglaterra. Tambien son conocidos con el nombre de herma-nos nmravos ; pero es preciso no confundirlos con los herma-nos de Moravia ° los lucteritas, que eran una rama de los ana-baptistas . Aunque estas dos sectas tienen alguna semejanza,parece que la mas reciente, de la cual hablamos, no naci° dela primera . Los hernutas se llaman tamhien zincendorfianos .

El hernutismno debe su origen y progresos al conde Nico-l»s Luis de Zinzendorf, que naci° en 1700 , y fue educadoen Hall en los principios del Quietismo . Sali° de esta univer-sidad en 1721, y se dedic° » la ejecucion ciel proyecto queliabia concebido de formar una sociedad en la cual pudiesevivir †nicamente ocupado en ejercicios de devotion dirigi-dos » su manera . Se asoci° » algunas personas que abunda-ban en sus ideas, y estableci° su residencia en un terreno clueadquiri° Bertholsdorf, en la Alta Lusacia .

Un carpintero de Moravia, llamado Cristiano David, queantes habla estado en este pais, movi° » clos ° tres de susasociados » retirarse con sus familias » Bertliolsdorf : lo veri-ficaron con diligencia, y edificaron una casa en un bosque »inedia legua de este pueblo . Muchos particulares de Moravia,atraódos por la proteccion del conde de Zinzendorf, vinieron

HER

535» aumentar este establecimiento, y el mismo conde se vino

tambien » vivir en el . En 1728 labia ya treinta y cuatro ca-

sas, y en 1732 llegaban sus habitantes » seiscientos . El monte

de Hutberg les di° motivo » llamar esta poblacion IIut-Der-

Ifern, y despues llernhut, cuyo nombre puede significar la

guardia o la protection de Dios ° del Se‡tor : de este origen

tom° nombre toda la secta.Los hernutas establecieron bien pronto entre só la disci-

plina que aun conservan, que los une estrechamente unos »otros, los divide en diferentes clases, los ponen en una estre-cha dependencia de sus superiores, y los sujeta » las pr»cti-cas de devotion, y » reglas minuciosas muy parecidas » lasque se observan entre los monges.

La diferencia Ele edad, de sexo, de estado en orden almatrimonio, forma entre ellos la diferencia de clases, » sa-ber : la de casados y casadas, viudas y viudos, muchachas ymuchachos, y por †ltimo ni«os . Cada clase tiene sus direc-tores elegidos entre sus miembros . Los mismos empleosque ejercen los hombres entre só, se desempe«an tambien en-tre las mageres por personas de su seto. Hay frecuentes asam-bleas de las diferentes clases en particular y ele toda la socie-dad en general. Ila y mucha vigilancia en la instruction dela juventud, que miran con una atencion particular : el celociel conde Zinzendorf lleg° al estremo de tomar » su cargoveinte ni«os, de los cuales nueve dormian en su mismo cuar-to. Despues de haberlos puesto en el camino de la salvation,segun ál la concebia, los restituóa » sus padres .

Una gran parte del culto de los hernutas consiste en elcanto, » cuyo ejercicio dan muchósima importancia : el canto,dicen, es el mejor medio para instruir » los ni«os en la re-ligion . Los cantores de la sociedad deben haber recibido deDios un talento particular, y cuando entonan » la cabeza dela asamblea respectiva, es preciso que lo que cantan sea siete

336

HERpre una repeticion esacta y seguida de lo que acaba de pre-dicarse.

A todas horas del dia y (le la noche bay en el pueblo eleIlcrnluwt personas de uno y otro sexo, encargadas de orar in-cesantemente por la sociedad : sin muestra, relox , ni desper-tador, pretenden que son advertidos por un sentimiento in-terior, ele la llora en que deben cumplir estos deberes . Si per-ciben que se introduce la relajacion en la sociedad , reanimansu celo con la celebration de los agapes « convites caritati-vos. Usan mucho el echar suertes entre sí, y se sirven confrecuencia de este medio para conocer la voluntad del Seóor .

Los antiguos son los que asisten ° autorizar los matrinlo-nios : ninguna promesa de casarse es v°lida sin su consenti-miento : las vírgenes se consagran al Salvador, no coil °nimode no casarse nunca, sino para no casarse sino con un horn-bre que Dios cl» ° conocer como regenerado, instruido de laimportancia del estado conyugal, y conducido por la direc-tion divina ° entrar en este estado .

En 1748 el conde de Zinzendorf hizo que sus hermanosrnorabos recibiesen la confesion ele Ausburgo, y la creencia(le los luteranos, aunque manifestando igual inclinacion ° to-das las comuniones cristianas : declara tairtbien que nadie ne-cesita cambiar ele religion para entrar en la sociedad de losliern1llcas . Su moral es la del Evangelio ; pero en materia (leopiniones dogm°ticas tienen el car°cter distintivo ciel fana-tismo, porque refutan la razor y el discurso, y exigen que laf» sea obra del corazon dirigido ánicamente por el EspírituSanto .

En su dictamen, la regeneracion nace por sí misma, sinque haya necesidad ele hacer nada para cooperar ° ella : lue-go que el hombre es regenerado se hace un ser libre ; sin ern-hargo, es el Salvador del mundo quien obra siempre en elregenerado, y le guia en todas sus acciones. Siendo Jesucristo

LIER 537en quien est° concentrada toda la divinidad, es el objetoprincipal, « el ánico ciel culto de los lzernutas : le clan losnombres mas tiernos , y reverencian con la mayor devocionla llaga que recibi« sobre la cruz en su costado. Jesucristo estenido entre ellos por el esposo ele todas las hermanas, y losmaridos no son en rigor sino sus procuradores . Por otra par-

te, las Izci'manas Izerruitas son conducidas ° Jesus por el m-nisterio de sus maridos, y estos se pueden considerar comosus salvadores en este inundo . Cuando se celebra un matrimo-nio, es que habia una hermana que debia ser conducida ° suverdadero esposo por el ministerio de un procurador, que essu marido.

Esta deseripcion de la creencia de los Izcrmutas se sac« dellibro de Isaac Lelong , escrito en holand»s con cl título eleIllczrat-illas ele Dios con su Iglesia, impreso en 8 . † en Ams-terdan aóo ele 1735 , cuyo libro no se public« hasta despuesde haberle comunicado al conde de Zinzendorf. El autor elela obra titulada Londres, que habia conferenciado con al-gunos de los principales ‡zcrnutas de Inglaterra , aóade en elt. 2 .†, p°g. 196, que miran el Antiguo Testamento como unahistoria aleg«rica, que creen la necesidad del bautismo, yque celebran la cena como los lut e ranos , sin explicar cu°l essu f»» en orden ° este rnisterio . Despues de haber recibido laEucaristía, pretenden estar arrobados en Dios, y trasporta-dos fuera de sí mismos. V iven ~, ida comun corto los prime-ros Cieles ele Jerusalen : hacen una masa de todo lo que ganan .y no sacan sino lo puramente necesario . Los ricos les dan li-mosnas considerables .

Este tesoro conun, que llaman ellos el arca zlel Salí a-dor, est° principalmente destinado para pagar los gastos delas misiones . El conde de Zinzendorf, que las miraba cono laparte capital de su apostolado, envi« ° sus compaóeros casipor torio el mundo : »l mismo recorri« toda la Europa, ~ es-

T03IO Iv .

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HERtuvo dos veces en la Am«rica. Desde 1733, los misioneros delIzernutisnzo habian pasado ya la línea para ir ó catequizar losnegros, y penetraron hasta las Indias . Segun los escritos delfundador de la secta, en 1749 ocupaba ya hasta mil obrerosevang«licos, esparcidos por todo el mundo : estos misionerosliabiati hecho ya por roar amas de cdoscientos viagcs . Por suinflujo hablan despertado ya de su sue°o espiritual veinte ycuatro naciones : se predicaba el Iicrnruti,rno en virtud deuna vocation legítima en catorce lenguas ó veinte nail almspor lo menos : en una palabra, la sociedad tenia ya noventay ocho establecimientos, entre los cuales se Lallal an los masvastos y magníficos palacios . No puede menos de haber hi-pórvole eu esta description, u ualnuciite (trie fanati,-nto en lospretendidos milagros, con los cuales sostenía este conde clueDios habla protegido los trabajos ele estos misioneros, etc .

Esta sociedad posee, segun dicen , ó Belen, en Pensilva-nia , y tienen un establecimiento entre los botentotes, sobrelas costas meridionales del »frica . Fn la ~Teteravia estó en po-sesion ele Marientborn y ele Ilernhang : en Iíolaiida estó flo-reciente, en Isselstein y en Zeist : sus sectarios se multiplica-ron en este áltimo pais, sinu~ularmente entre los mennonitas† anabaptistas. Ilay tantbien~ bastantes en Inglaterra, atn;dttelos ingleses hacen Lien poco caso de ellos, y los miran comofanóticos enga°ados por la ambition y astucia ele sus geles .Sin embargo, liemos visto en Francia poco tiempo Dace alpatriarca de los hermanos moravos, encargado de una nego-ciacion importante por el gobierno de Inglaterra .

En su tercer sínodo general, celebrado e n Gotha en 1740,el conde ele Zinzendorf se separ† ele la especie ele episcopado,al cual creía haber sido llamado, habi«ndose desentendido eleesta pretendida obligation en 1737, anndue conserv† el car-eo ele presidente ele la sociedad . En el alio de 1743 renun-ci† tambicn este empleo para tomar el título mas honroso de

HER 53 9plenipotenciario y mayordomo general de la sociedad, conderecho ó nombrar un sucesor . Por supuesto que los hernu-

tas conservan la mas profunda veneracion ó su memoria .

En 17 7 8, el autor de las Cartas sobre la historia de la tierray ciel hombre, vid una sociedad de hermanos moravos en Neu-

Wied ele la Wesfalia : le pareci† que conservaban la simplici-clad de costumbres y el carócter pacífico de esta secta ; pero

confiesa cine este espíritu de dulzura y de caridad no puedesubsistir mucho tiempo en una multitud numerosa . Curta 98,

tom . 4. 0 , pig. 263. Segun el cuadro que hace ele ellos, se pue-

de llamar el hernutismo el monacato de los protestantes .Pero para esto era preciso que todos tuvieran la misma

idea de esta sociedad. Mosheim se contenta con decir que

aunque los hernutas tienen la misma creencia que los lutera-nos, es dificil de adivinar por qu« no viven en la misma co-munion , y por qu« se separan ele ella por algunos ritos « ins-tituciones indiferentes. Su traductor ingles le acusa por esode indulgente, y sostiene que los principios de esta sociedaddan mórgen ó los escesos amas licenciosos del fanatismo . Dice

que el conde de Zinzendorf ense°† espresamcnte : "Que la leyno es una regla de conducta para los verdaderos creyentes :que la ley moral es solo para los judíos ; y clue un regene-rado no puede ya pecar contra la luz ." Esta doctrina no sedistingue mucho ele la ele Calvino . Cita con este mismo secta-rio móximas respectivas ó la vida conyugal , y espresionesque el pudor no nos permite fiar ó la pluma . El obispo eleGlocester acusa tambien ó los hernutas de muchas abomina-ciones : dice que no merecen contarse en cl námero ele lassectas cristianas, igualmente que los turlupinos † llci -nranosdel libre espíritu del siglo xiii, secta impía y libertina . Hist.Eccles . de Mosheirn, traduc,, tom. 6, póg. 23, nota .

Los que quieren disculpar ó los hermanos moravos , res-ponden que todas las acusaciones dictadas por el espíritu ele

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HERpartido y por el odio teol«gico, nada prueban que las mis-mas se hicieron, no solo contra las antiguas sectas heríticas,sino tambien contra los judóos y contra los cristianos . Estarespuesta no nos parece s«lida : los judóos y los primeros cris-tianos nunca ense°aron una moral tan escandalosa como lade los hermanos nzoravos, y las otras sectas acusadas ciel li-bertinaje, y esto constituye tina gran diferencia .

Sea lo que fuere, la secta fan»tica de los hernutas, for-mada en cl seno del luteranismo, no le har» nunca muchohonor .

IIERODIANOS, HERODAS. Se habla de los herodianosen el Evangelio de S . Maten, cap. 22, v . 16 : de S. AMI-cos,cap. 3, Y. « : cap. 12, y . 13 . Antes de indagar lo que era estasecta, bueno ser» notar clue en el Nuevo Testainento se hacemencion de tres diferentes próncipes , que llevaron todos elnombre ele Hemdes.

El primero fue Ilerodes Ascalonita, llamado el Grande,natural (le la Idunmca , y cílebre por su ferocidad . El es cónienhizo reedificar el templo ele Jernsalen ; y noticioso (le] naci-miento del Salvador en Belen , mand« degollar » todos losinocentes. Muri« roódo ele gusanos un a°o des pues del naci-miento de Jesucristo, segun algunos historiadores, y dos «tres, segun otros .

El segundo es Ilerodes Antipas, hijo del anterior : íste esel que hizo cortar la cabeza » San Juan Bautista, y » quienfue presentado Jesucristo en sit

VIS 0, 1 por orden ele Pilatos.El emperadorGalóbula le desterr« » Lion conIleroclc'as, clon-de muri« reducido » la mayor miseria hacia el a°o 37 eleJesucristo .

El tercero es Ilerodes Agripa, hijo ele Arist«bulo, y nietode Tlerodes el Grande. Por complacer » los judóos hizo matar» Santiago el Mayor , hermano (le San Juan , y prender » SanPedro, que se libr« ele la c»rcel por un milagro : Ilcclr. Aposá

TIER

5~1t«licos, cap. 12. rue herido por Dios en Cesarea, por haberadmitido las adulaciones impóas de los judóos, y muri« de en-fermedad pedicular « comido ele piojos el a°o 42 (le Jesucris-to . Tuvo por sucesor » su hijo Agripa II : ante íste defendi«su causa San Pablo en Cesarca : hoop. Apost ., cap. 25, v. 23 .Fue el †ltimo rey ele los judóos, y testigo de la toma de Je-rusalen por Tito .

Los comentadores ele la Escritura no estan de acuerdorespecto » los Ilerodianos . Tertuliano, San Ger«nimo y otrosSantos Padres, la tienen por una secta de judóos que tuvo porel Mesóas » Ilerodes el Grande . Casaubon , Escaligero y otrospiensan clue era una cofradóa que se instituy« en honor deIlerodes como los que instituyeron en Re-ma en honor de Au-gusto, ele Adriano y de Antonino : estas clos opiniones no sens«lidas » los ojos de otros cróticos. Jesucristo, dicen, llam«f'crnrento de i'crodes al sistema ele estos sectarios : es precisopues clue este próncipe haya sido el autor de alguna opinionpeligrosa que caracterizase » sus partidarios : ‡cu»l pedóa seresta opinion?

Por (los motivos desagradaba Ilerodes estraordinariamente» los judóos : el primero porque sujet« su nation al inl eriodelos romanos : el segundo, porque introdujo en la Judea mu-chas pr»cticas paganas por complacer » les emperadores . Je-sucristo, lejos ele reprender la obediencia » los romanos , lamand« con su ejemplo y sus lecciones : es preciso pues quecl jCrnrcnto (le Ilerodes sea el segundo artóculo , esto es ; laopinion en que estaban Ilerodes y sus partidarios, de que sepueden hacer actos ele Idolatróa cuando los manda una fuer-za imperiosa . Ilerodes seguóa efectivamente esta m»xima, yJosefo nos ense°a elite por adular » Augusto hizo que se edi-ficase un templo eu honor ele este próncipe ; y que mand«edificar otros varios para el uso de los paganos : que despeesse escus« con su nation, diciendo que estaba precisado » ce-

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HESder « la necesidad de los tiempos . Anti~íedadcs Iuclc icas,lib . 14, cap. 13 . Siempre estan seguros de encontrar partida-rios aun los próncipes menos religiosos .

Los saduceos, clue no creian en la vida futura , probable-mente adoptaron el Ilerodianisnco , porque los mismos homn-ln°es « quienes se d« el nombre ele licrodiaiios en el cap. 1Gde S.1llateo, se llaman saduceos en cl ele San Narcos, cap . 8,Y . 15 . Esta secta desapareci» despues de la muerte del Salva-dor, y perdi» su nombre cuando se partieron los estados deIlerodes . Disert . sobre las sectas ácula ccrs en lci 13iblia deAvi~gnoac, tom . 13, pig. 218 .

IIESIIUSIANOS . Sectarios de Tilman Ileshusio, ministroprotestante que profes» el arrianismo y otros errores en el si-glo XVI_ : es una de las rainas del sociuiauismo .

HESITANOS » IIESITANTES . † lines (lel siglo y% se (li»este nombre « los Eutiquianos ac‡falos que -vacilaban sobresi debóan recibir » refutar el concilio de Calcedonia, que noestaban adheridos ni « Juan de Antioquóa, favorecedor (leNestorio, ni « San Cirilo, que le Babia condenado . A los cluese sometieron al concilio los llamaron sinudutinos. V‡ase eu-tidtticn -cos .

I1ESICIIASTAS. Palabra que sale del griego F7' on ~. ~ c ,

que quiere decir, tranquilo, ocioso : se llamaroni tambien asólos mnonges griegos contemplativos, que « fuerza de medita-ciones se les trastorn» el entendimnieuto, y diˆron en el fana-tismo. Para proporcionar estasis lijaban sus ojos en el ombli-go, deteniendo la respiracion : cutonces creóan ver una luzresplandeciente, y se persuadieron « que esta luz era unaemanacion ele la sustancia divina, una luz increada, la tnis-nma qne vieron los Ap»stoles en el monte Tabor en el dia dela transfguracion de Jesucristo .

Principi» esta clemencia en el siglo Yr, y se renov» enel xIV, singularmelnte en Constantinopla : caus» muchas dis-

HET 543putas, ocasion» muchas reuniones de obispos, (li» motivo «fulminar muchas censuras y « escribir muchas obras en pr»y en contra. Los hesiscliastcrs tuvieron al principio por con-trario al abad Barlaam, natural ele la Calabria, monge de SanBasilio, y despues obispo ele Gieraci . `'isitando los monaste-rios (lel montre Atos, conden» esta locura de los monges, lostrat» de fan«ticos, los llam» masalianos, cucclcitas, zc oncbiliccc-

rios, etc .; pero Gregorio P«lamas, monge tambien y arzobispode Tesal»nica, tom» su defensa ‰ hizo condenar « Barlaam enun concilio de Constantinopla en el ado de 1341 .

P«lamas sostenia que Dios habita en una luz eterna dis-tinta de su esencia, que los Ap»stoles vieron esta luz sobre elmonte Tabor, y que podia recibir una porcion ele ella cual-quiera criatura . llall» un antagonista en otro monge llamadoGregorio Azinclino, que decóa que los atributos, las propie-(lacles y las operaciones ele la divinidad, lóo cran distintas (lesu esencia, y que por lo mismo una criatura no podia parti-cipar de ellas sin recibir toda la esencia divina ; pero este fuecondenado igualmente que Barlaam en un nuevo concilio (leConstantinopla allo ele 1351 .

Los protestantes tomaron ocasion ele lo absurdo ele estadisputa para declamar contra los mósticos en general . y con-tra la vida contemplativa ; pero un acceso de demencia, queatac» « los inonges del monte Atos, solo prueba la debilidadde su cabeza . Bien puede uno habituarse « la mneditacion, singmle por eso pierda el juicio, como tambien puede ser locoel que nnnea fue contemplativo.

IIETERODOXOS. Se llaman asó las personas y los clog-mas por contradicion « la palabra ortodolo ; es una voz f'or-macla del griego u,.,q,,, que quiere decir, otro,yde ~«~~,sen-

tintiento, opuuon. Un escritor heterodoxo es aquel que sostie-ne y enseria una doctrina distinta de las -verdades clue Diosha re-velado . En una religion, cuyo autor es el mismo Dios,

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HETnadie puede separarse (lela revelation sin caer en mil errores .

Pero la revelation no llega í nosotros por s« misma y sinalgun medio esterior : Dios no nos revela las verdades cluecreemos inmediatamente y por s« mismo . La dificultad, estípues, en saber por quó medio podemos ciertannente discernirque Dios °la revelado esta » la otra doctrina, y esta es lacuestion que principalmente divide í los cat»licos y pro-testantes .

Estos dicen, que cl medio que Dios destin» para instruir-nos (te la re v elacion es unicamente la Sagrada Escritura, quees la palabra de Dios : que todo aquel clue cree en la SagradaEscritura, en el mismo hecho cree todo lo que Dios ha reve-lado, y que por consiguiente no puede ser culpable de error,ni heterodoxia .

AI contrario, los cat»licos sostienen que la Sagrada E.rri-tura no puede ser para todos los hombres el »rgano de la re-velacion . En efecto, este libro divino no sire - e para los infie-les, gnicttes no tienen ele ól nin``un conocimiento : nada diceni enseria í los que no saben leer ; raml~oeo sirve para la ins-truction de aquellos qne por ~u limitada irnteli`,,encia no pue-den conocer su verdadero sentido, antes bien puede ser oca-sion de muchos errores para las gentes de esta clase . Aun cuan-do algun infiel hallase por casualidad una Biblia puesta en sttidioma nativo, ác»mo pudiera convencerse ele que ella es lapalabra de Dios, que todo lo que contiene es la pura verdad ..y que estí obligado í creerlo? Si lo piensa as« hurgue se loasegura un misionero, no lo cree por la palabra escrita, sinopor el concepto que form» ciel misionero . Desde los Ap»sto-les hasta nosotros no ltay un solo ejemplar de un inficl Con-vertido í la fó por la simple lectura de los libros sagrados .'Tampoco San Pablo dice que la fó viene ele la Icclurct, sitiodel o«do : ergo fides ex audit(! †

De donde infieren los cat»licos que el medio establecido

II EX 545por Dios para darnos í conocer las verdades reveladas es lavoz de la Iglesia, » la doctrina constante y uniforme de lospastores revestidos ele una misil divina, autóntica ó indis-putable. Tal es eu electo cl medio con que Dios ilustr» y con-virti» í las naciones iulieles que abrazaron el cristianismo.De agni se infiere tamhien que todo el dogma contrario í lo

que cree y enseria la Iglesia, es un sentimiento heterodoxo y

un verdadero error ; y el hombre que lo cree y lo sostiene escriminal, y estí fuera del caminolc su felicidad eterna . (Vóa-se Escritru †rz Sagrada, Iglesia., regla de fi, etc .

I‡ETEIIOUSIANOS . Secta de arrianos, disc«pulos de Aeciopor cuyo motivo se llamaron tambien occianos, quienes sos-ten«an que el lujo ele Dios es una sustancia di,t.inla de la cielPadre, v esta es la signification (le la palabra hctcreusia~ros .Por la razon contraria estos hereges llamaban í los cat»licos1(onro((siaaos . (Vóase urriauos .

11E\A :iI1:RO J. Quiere decir seis dios . Llevan este nona--bre las obras de los santos Padres que tratan de los seis Biasele la creation del mundo, cavo objeto se reduce í esl;licarcon claridad los primeros cap«tulos del Gónesis. San Basilio,Sate Ambrosio, Filop»pono y otros, escribieron su hea -cnne-rora . Estos libros tienen el niisn :o objeto que el (le lactanciode olnficio Dei, y el de Teodoreto sobre la Providencia .

Estos Padres trataron de disolver los ar`.untentos que po-nian los nmrcionitas y manniqueos sobre los defectos y mise-rias de las criaturas, y (le demostrar la sabidur«a (le Dios enla estructura y el orden del universo . Fn el dia los ateos ymaterialistas renuevan las mismas dificultades, y nosotros lesdamos las misivas rf spucstas que dieron los santos Padres ci-tados. Leyendo las obras <!e estos vtneral .les autores, vemosque en materias de f« .† .ica ó historia natural ten«an unos eci :o-cimientos n-t ..ts cstcn os que lo que comunmente se cree : lia-bian le«do los antiguos fil»sofos, aˆadiendo sus propias obser-

ToMlO IV .

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H E Xvaciones ; pero no trataban de hacer ostentacion de estos co-nocimientos, ni dieron en la man«a de los sistemas ; defectosque con justicia podemos apropiar í los filósofos antiguos ymodernos.

HEXAPLAS. Obra de Or«genes en seis columnas por pí-gina, en la cual este laborioso escritor colocó paralelos el testodel Antiguo Testamento en lengua hebrea, ó en caracteres deesta lengua, en caracteres griegos y las cuatro versiones grie-gas del mismo testo que entonces existian ; í saber, la ele Agui-la, la de Sinmaco, la de Teodocion, y la de los Setenta . Des-pues salieron otras (los : una en Jericó en el a°o de 217 deJesucristo : otra en Nicópolis sobre el cabo de Accium en elEpiro, hícia el a°o 228 . Or«genes a°adió tambien estas dosí sus hexaplus en otras dos columnas, formando por este me-dio sus octaplas ; pero continuó llamíndolas liexaplas, por-que no fijaba su atencion sino en las seis versiones, compa-ríndolas con el testo .

Corr motivo ele haber tenido frecuentes disputas con losjud«os en Egipto y en la Palestina, habia observado que noadmitian los pasages que les citaba ele los Setenta, y que ape-laban siempre al testo hebreo : por esta razon trató de reunirtodas las versiones díndoles la correspondencia con el testofrase por frase, para que se pudiese ver ele un golpe (le vistasi eran fieles ó defectuosas. Tal fue el germen ó primer mo-delo de las biblias poliglotas, cuyo uso es tan «rtil para inteli-gencia de la Sagrada Escritura . El rnoclo con clue Or«genes ve-rificó este trabajo demuestra que no tuvo necesidad (le reglani de modelo para ejercer la cr«tica mas esacta y reas juiciosa .

Esta obra tan c»lebre y tan importante que cubrió í suautor de una gloria inmortal, la hemos perdido por desgra-cia ; pero algunos autores nos han conservado muchos trozos,singularmente San Juan Crisóstomo sobre los salmos, y Filo-pópono en su hexameron . Algunos modernos tuvieron la eu-

11 E X 547riosidad de reunir estos fragmentos en una coleccion : as«á lohicieron Drusio y el P . Montfaueon ; este †ltimo publicó unacoleccion impresa en dos vol†menes en folio .

Como esta coleccion era muy voluminosa y de un preciomuy excesivo para los particulares, atendiendo Or«genes íestas razones compuso su Tetraplas, en que puso solamentelas cuatro versiones griegas de Aguila, Sinmaco, Teodociony los Setenta, omitiendo el texto hebreo .

No faltan sabios que digan que las Tetraplas fueron com-puestas antes (le las Ilexaplas ; pero esta dificultad de cr«ticano es muy importante .

Finalmente, para reducir su trabajo al menor vol†menposible, publicó Or«genes la version de los Setenta con suple-mentos tomados de la (le `feodocion, singularmente en lospasages que los Setenta no traducen exactamente del textohebreo, y anotó estos suplementos con estrellas ó asteriscos .Designó tambien con una se°al los lugares con que los Seten-ta conten«an alguna cosa clue no estaba en el original hebreo .Da este rnoclo con un solo gol pe de vista se percib«a lo que con-tienen ele reas ó de menos los Setenta, que el ejemplar he-breo. Los copiantes descuidaron despees (le marcar con esac-titud los astericos y llamadas, y esto es lo que hace que no-sotros no tengamos la version de los Setenta en toda su pu-reza primitiva .

Es ciertamente bien sensible la p»rdida del inmenso trabajode Or«genes, porque arrastra consigo la p»rdida de las antiguasversiones griegas, de las cuales solo nos queda las de los Se-tenta ; pero se nos ha indemnizado con las Biblias Poliglotas,en las cuales se junta el texto hebreo con la parafris caldea,la version ele los Setenta , la Siriaca , la Arabiga , etc. V»asePoliglota : San Epifanio de ponderit, et irzentsuris, S 19 : lusnotas del P . Petavio sobre este 111101 1- pag. 404 : R. Simonlust. critica del Viejo Testwucnto : Dupin , Bibliot. ‡le los cru-

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IlIEtores eclesicist . : Fleury, Ilist . 1 ib . 6 , n«tm. 11 : Fabricio de losprimeros litulos de la recclucien , torn. 2 , píg . 7 , etc .

IIIERACITAS. IHereges del siglo 111 clue tuvieron por p e-fe í Ilierax ó Ilieracas, m°dico de profesion , natural deLeoncio 6 Lcontópolis en Egipto . San Epifanio refiere y re-futa sus errores, y conviene en clue era de una ejemplar aus-teridad ele costumbres, muy versado en las ciencias de losgriegos y egipcios, clue Babia trabajado mucho sobre la Sa-grada Escritura, y (lue era dotado ele una elocuencia dulcey persuasiva : no es estratzo que con tan distinguidos talentosse hubiese atra«do í sus errores un gran n»mero (le rnongesegipcios : vivió v siguió escribiendo hasta la edad de noventaaáos .

Beausobre prueba con bastante solidez cine flierax erade los disc«pulos de 1llan°s, que se dedicaban í explicar ó pa-liar sus errores, y abandonaban los que les parecian mas gro-seros Mist. fire ZIlanich ., lib.2, cap. 6, S2. Al contrario, Mos-laeim piensa que este hcresiarca nada tomó de Mari°s, porqueenseáaba muchas cosas en clue °ste ni aun Babia soáarlo . hist.Ecclesicist., silo 3, 2 .a part . , cap. 5, † 11 . hist. Christ., si-glo 3, † 56. Pero esta razon no parece bastante para destruirlos testimonios antiguos que cita Beausobre : ningun heregez^se creia obligado c seguir con exactitud las opiniones (le sumaestrO.

De cualquier modo San Epifanio en la hcreg«a sesenta ysiete nos enseáa que Ilierax negaba la resnrreccion (le la car-ne, y due solamente adniitia la resiIrreccion exl iritual ele lasalmas : que condenaba el matrimonio como un estado (le im-perfeccion, que Dios habla permitido en el Viejo Testamento,neto que Jesucristo habla venido í reformarle por el .Evange-lio por consiguiente no recibia en su sociedad sino c°libes ymonees, y del otro sexo titulas y doncellas. Decia que. losniáos que mueren antes del uso de la razon no van al cielo,

II I E 549porque no merecen con obras buenas la. felicidad eterna . Con-fesaba que el hijo de. Dios fue engendrado por el Eterno Pa-dre, y q ue el Esp«ritu Santo procedia del Padre como el hijo ;pero dió en el desatino de clue Melgniscdech era el Esp«rituSanto revestido cie un cnc‡r l~o humano. Usaba mucho ele un,libro apócrifo titulado la ~1s~ci~cio~r. de hams, y pervirtió elsentido de la Sagrada Escritura con ficciones y alcrar«as . Esde presumir quc se privaba del vino, carne y otros alimentos,no solo por niortilicacion , sino tambien por una especiede horror supersticioso, porque San Epifanio le refuta citín-dole í San Pablo, que dice que toda criatura (le Dios esbuena, en cuanto estí santificada por la palabra de Dios ypor la oracion .

Beausobre, fundado en el testimonio de un until uo, aáa-de clue llierax no cre«a que Jesucristo hubiese tenido verdadero cuerpo humano, y que admitia tres principies de to-das las cosas, Dios, el mal . y la materia. San Epifanio observaque este herege Babia compuesto comentarios sobre el Anti-guo y Nuevo Testamento, y en particular sobre la historia(le la creacion en seis d«as : pero clue esta obra estaba llena defíbulas y ele vanas alegor«as . Para justificarle, dice Beausobre,gue sin duda era ciel mismo sentir que muchos Santos Padressobre la historia de la creacion, que esta y la tent :sien nodeb«an esplicarse literalmente . Quisi°ramos saber qui°nes sonlos Padres que pensaron de este modo : nosotros no conoce-mos ninguno, sino í Or«genes que convirtió en alegor«a lahistoria Adel paraiso terrestre ; pero fue condenado en esteptntro por los otros padres . V°ase el -Prefaciocle los cdiecles deOr«genes al principio del tomo 2. Con mucha mas atzen erapermitido condenar í Ilierax por haber sido reas ten erarioque Or«genes .

Este mismo cr«tico se empefa en que la vida aust°ra deIlierax basta para justificar í 1Vlan°s y í sus sectarios cie las

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H I Gprofanaciones y misterios abominables que se les atribuyen .Tan lejos est« de eso, que los Padres que acusaron « los ma-niqueos de cometer acciones infames, nunca dijeron que todoslas cometian : la inocencia, pues, de uno solo no basta paraprobar la ele todos los ciernas .

Buen cuidado tuvo Basnage cíe observar que Hierax nofue condenado por su obispo, porque se toleraban en Egiptolos errores (le Orígenes . Pero óqu° conexion habia entre loserrores ele Orígenes y los de los maniqueos que eran los quesostenían los hieracitas? Puede suceder que estos hereges hu-biesen disimulado sus errores , formando solamente entreellos una sociedad clandestina que no hiciese ruido, y de lacual el obispo de Alejandría no tuviese noticia alguna .

Muchos críticos imaginaron que la aversion al matri.mo-nto, « las riquezas y « los placeres sociales, y el aprecio « lavirginidad y al celibato, caracteres con que se distinguieronlas primeras sectas del cristianismo, provenían de que todosestaban persuadidos « que el mundo iba bien pronto « aca-barse ; otros dijeron que estas ideas eran tomadas de la filoso-fía (le los orientales, (le la de Pit«goras, y la ele Platon . Peronosotros no venlos en ellos ningun vestigio de estas dos pre-tendidas causas. San Epifanio nos asegura que Ilierax funda-ba sus errores en el abuso de algunos pasages de ]a SagradaEscritura: los alega este santo doctor , y refuta el sentido queles daba aquel heresiarca : no tratamos ahora de preocupacio-nes filos»ficas , ni del fin ciel mundo .

HIGUERA. La maldicion que Jesucristo hecho « una hi-guera esteril, sirvi» para ejercitar el talento de los int°rpre-tes. Se dice en el Evangelio ele San Marcos, cap. 11 . y . 13,que se aproxirn» « una higuera para buscar fruta , pero queno encontrando en ella mas que hojas, porque segun slice elevangelista no era el tiempo de los higos, Jesus maldijo la hi-guera, y al momento se sec». Este hecho sucedi» cuatro »

11 IG 551cinco Bias antes de la Pascua , » antes del catorce de la lunade marzo ; en cuyo tiempo no se encuentran higos madurosen la Palestina . Se pregunta, ópor qu° Jesucristo iba en estaocasion « buscar fruta, y por qu° maldijo al «rbol porque nola tenia, corno si fuese culpa suya?

Hammond , R. Simon, le Clerc y otros traducen del modosiguiente : porque no era un aáo de higos, pero violentan eltexto y no satisfacen « la dificultad : la esterilidad de este aáono era un motivo para maldecir la higuera . Heinsio, Gataker,y algunos otros quieren que se lea ciel modo siguiente : por-que donde ella estaba no era tiempo de higos ; pero se les ar-guye que cambian la puntuacion y los acentos del texto sinnecesidad y contra la verdad ciel hecho, porque es constanteque antes del 15 de marzo no se encuentran higos maduros en laPalestina, y no maduran en aquel pais basta agosto y setiembre .

Teofrasto en su hist. de las plantas, lib . 4, cap. 2 : Plinio,lib. 13, cap . 8 : lib . 14, cap. 18, y los viageros modernos, hablande una especie de higueras siempre verdes y siempre cargadas dehigos, míos maduros, otros menos adelantados, y otros en flor, yque las habla ele esta especie en la Judea . Jesucristo quiso ver sila higuera cargada ele hojas que hall» en el camino tenia-higostempranos : esto es lo que San Marcos d« « entender cuando diceque entoncesno cra tiempo de higos, es decir, ele higos ordinarios .

Ademas, mucho antes de que los higos est°n en sazon, lalrigrrcrcc debia tenerlos nacientes, porque salen al principiode la primavera : Jesucristo no los hall» en el «rbol del cami-no, y de aquí infiri» que era un «rbol esteril, ° hizo secar lahiguera, no para castigarla, sino para sacar de este hechola doctrina con que poco despues intruy» « sus Ap»stoles so-bre este punto : San Marc, cap. 11, v. 22. Por lo mismo, nohay nada que reprender en la narracion del Evangelista , nien el milagro de Jesucristo ; y no hay necesidad de recurrir «tipos ni figuras para justificarle .

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ITIJHIJAS DE DIOS. (V«ase I ontebr-arrd .HIJO, IIIJA. Cu el estilo de di Sagrada Escritura, igual-

tnerrte clue ca el lenguaje ordinario , se distinguen con la ma-yor facilidad muchas especies de filiacion : la de sangre í na-

tural , la de alianza í de adopcion , establecida por las leyes,y la de afecto : por la naturaleza del objeto (le que se tratase v« y conoce en cuól ele estos tres sentidos se deben tornarlas palabras hijo, /°,la. Pero el modo con que se usan en nues-tras versiones debe parecer muy estrato ó los que no eritien-den el testo original .

Se asouabraróu de ver ó los malvados í ó los imp»os lla-mados hijos, í nacidos ele la corrupcion de la iniquidad elela ira , de la maldicion, de la muerte, ele la perdicion y de lacondenacion : ó los hombres valientes . hijos í nacidos c/c lafuerza ; ó los ilustrados, Idjosde la luz ; ó los siguientes, Irijo,sde la noche í de las tinieblas ; ó los pac»ficos, hijos ele la paz ;ó una persona pic estó en rehenes, hija ele la promesa y elelaccurcion . No es dif»cil concebir que los hijos del Oricnte, deTiro, del Eeipto, de Sion, del reino son los orientales, losLirios, los egipcios, los habitantes ele Jeriis den, y los regn»co-las, pero que los hebreos llamen ó un suelo fertil hijo del aCci-te í de la grasa, una flecha hija del camax, la pupila hijadel ojo, las orejas hijas del cauto í ele la arnrorria, un orócatlohijo de la voz, un nav»o hijo de la incur, la puerta de una ciu -dad (rija de la nzrrltitud, las estrellas del norte hijas (le laestrella polar, todas estas espresiones parecen extravagantes .No lo son menos cl que un viejo que pasa (le ciento se llamehijo de cien ciriios, un rey que reiní <los arios lijo ele (los girosde reinando, y que los rabinos llamen /rijo ele cuatro lctras elnombre Gelrovrrh compuesto ele cuatro caracteres .

Dicen los reas sabios cr»ticos que estos son licbraismos, es-to es, modos de hablar propios y peculiares ele la lengua he-brea . Glassis Philologia sucra , coil . 659 y siguientes . Si esto

M J 553es verdad, la lengua hebrea no se parece ó la ele ningun otropueblo. Pero si atendemos al sentirlo primitivo y original elelas palabras, acaso halar»amos que las nias de estas espresio-nes son francesas y por consiguiente no son nias lrebraisinosque galicismos .

Es s erdotl clue las palabras Len , Bat, Bah, s»labas cadi-cales y prin-titivas, tienen en hebreo mas estension y un senti-do mas general que en franc«s .Ji'ls, fille, enfant, /rijo, hija,nacido í n°á -°o : estas palabras no se dicen sino de personaslrnurau :ts ; pero en heLzreo no solo ;utente se aplican ó los ani-males, sino tambicn ó anda especie ele production. As» es quesignifican tanrbien nacido, n,rtiao í natural, educando, ali-naerzto, lo clue sale, lo (hue promete, el bcistago, cl prochucto,cl resultado r/e alguna cosa. Significan lo (lue pertenece altronco de quien se salií í ó quienes se Pertenece, la familiade cada uno, el maestro por rittictl fue educado : por consi-gnieute, disc»pulo, irttitadur, secuaz . adicto í dedicado, par-tidario, etc . Otros tantos sentidos relativos ó estos se puedendar ó la palabra pudre . (V«ase Pac/re.

Esto supuesto, no bay ninguna extravagancia en decirque un suelo fertil estó rnrtrido por la grasa <le la tierra, quelas estrellas del norte pcricncoen ó la estrella polar como lashijas ósu mad re. Sin metófora puede decirse (Wc los malvados« imp»os son crl,rcarrdo,, pu/tiourlos, huborhurs ele la maliciay de la impiedad : ,lue cuón dedicados y destinados ó la nial-dicion , ó la per, hcioi»i , y ó la muerte : que nacieron para lacondenacion, etc. Eu el mismo sentido Ilamanios hijo relaja-do ó un hombre de rada education, í demasiado favorecidopor la fortuna, /rijas J~cr,lidos ó los que principian una ba-talla : dei †-unos duc uno cs hijo c/c su padre cuando se le pa-rece : y que una jíven es hija de sa ntarh e cuando tiene elntisnx0 carócter. Por con :;i mente, los hijos ele la luz í de laslinicb/as son los que nacieron y fueron educados en la luz í

TOMO IV.

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554

IIIJen las tinieblas, corno en Francia llamamos enfant de la bcd-le el que desde la infancia se instruye en cl oficio de su padre,enfant de cliceur, ni«o ele coro al que canta en el coro .

Tambien decimos enfant, ni«o en lugar de natico o na-taral, hijo de París, lujo ele la casa c/c un rarrde, lujo def anzilia, ele la misma Manera que los hebreos dccian lujos (leOriente, de Tiro, del Egipto ; y ó los príncipes ° individuosde la familia real los llamamos infcartes ele Francia, de Espa-cia, ele Austria, etc .

En el supuesto ele que Bert significa en general todo loque proviene ° sale de alguna cosa, se pudo decir con muchanaturalidad que Abraham , pr°ximo ó los cien ados, estaba sa-liendo ° salia de su a«o noventa y nueve, que Saul salía delsegundo a«o de su reinado , que la puerta de una ciudad esla salida de la multitud , que un oróculo es la production deuna voz, que una persona que est» en rehenes proviene (le unapromesa ° de un tratado , clue un navío parece que sale delmar, corno si hubiera nacido en »l, que Gclioccilr es el pro-ducto de cuatro letras. Todas estas palabras son usas generalesque hijo, ni«o o nacido .

Con un simple cambio de puntuacion hen ° Dirt es unapreposicion que significa cn ° entre : cuando se hace nn nom-bre, significa el estremo ° la estremidad, el interior, la entra-da: así para traducir con exactitud es preciso llamar ó la pu-pila, no la hija., sino el interior del ojo : ó la oreja, la entra-da ° canal del canto ° ele la armonía, porque en estos casosno se trata de Gliacion. Las rarezas de la puntuacion (le ]osntasoretas, la falta ele palabras de las otras lenguas que corres-ponden csactaniente ó las palabras hebreas, cuya falta not°el traductor griego ciel eclesióstico, nada prueban contra laesactitud de las espresiones ele un autor sagrado.

Estas reflexiones nos parecen importantes, bien sea Parafacilitar el estudio ciel hebreo, bien para refutar ó los iner»-

HIJ 555dubs que se empe«an en persuadirnos de que esta lengua nose parece ó ninguna otra , y que se le hace decir todo lo quese quiere, ° bien para demostrar cine la ciencia etim°legicano es inátil ni frívola cuando se sujeta ó principios cientosy ó un m»toclo arreglado. (V»ase Ircbraisnto .

IIIJO DE DIOS. Espresion que se encuentra frecuente-mente en la Sad rada Escritura , y por lo mismo es importan-te y aun esencial ó los te°logos el conocer y distinguir sus di-versas acepciones .

1 .† Significa muchas veces los adoradores ciel verdaderoDios los que le sirven, le respetan y aman como ó su padre,los que Dios adopta y ama como ó sus Hijos, los que colmaele beneficios, los que reviste (le un carócter particular, y losque estón singularmente consagrados ó su culto . En este sen-tido los Angeles, los Santos y justos ciel Antiguo Testamento,los Jucc,s, lus Sacerdotes, y los cristianos en general, son lla-nlados hijos de Dios .

2 .† Adam Fue llamado hijo rie Dios, qui f rit Dei, porqueb_abia recibido ianlediatanlente(le Dios la existencia y la vicia,supliendo Dios los me-dios ordinarios de la , eneracion con los(te su soberana omnipotencia . Algunos hereges, singularmen-te un tal Teodoto, de quien habla Tertuliano al fin de su li-bro Prcr.scrip . , dijeron que Jesucristo no era Hijo de Dios, si-no Cn este nlrsmí seiltulo .

3 .† Otros, corto los socinianos y sus secuaces, dicen queen el estilo ele los autores sagrados la palabra .Elijo de Diossignifica puramente el 1llesías, 6 enriado de Dios, y que eneste sentido se li° este nou -lbrc ó Jesucristo en el Nuevo Tes-tainento. Refutaremos este error, y haremos ver que les ju-díos, igualmente cine los ap°stoles y evangelistas, no solo lla-maron al Mesías _lijo de Dios, sino que tambien le llamaronDios en el sentido mas rigoroso y en toda la esteusion de lapalabra .

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11 TJ4 « Sewn la fí católica, el Verbo es hijo ele Dios, hijo

del Eterno Padre, que es la primera Persona, por medio dela generacion eterna : lo cual ensei°a San Juan en cl cale, l .«,v. 1 .«, de su Evangelio por las siguientes paL<bras : hl prin-cipio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y era Dios."

(Víase Trini(bi l .)5 .« Segnn esta misma fí, Jesucristo . que es el Verlo en-

carnado, ó Hecho honibre, es hijo de Dios J »or la union dela naturaleza humana con la naturaleza divina en la segunda

persona de la Santásima Trinidad : lo cli :c tan,1 ietr nos ense-†a San Juan, ibid., diciendo: "El Volo se l,i7o carne, y esel Unigínito (lei Padre." Y San Pablo !e llama esplendor de lagloria, y la figura de la sustancia del Padre : LElpást . d los I1c-breos, cap . 1 ." V.1), etc .

6.« Segura el P. Eerruver, la palabra Hijo de Dios signifi-ca muchas veces en el Ni-,evo Testamento la Santásima 1[uma-nidad ele Jesucristo, unida ‡ la Persona digit a, sin esln'esarsi es la primera ó la segunda : porque los indios, disc, ui losApóstoles, antes de la venida (lei Espáritu Santo, no te-man ningun conocimiento del misterio de la `'at :tisiira `hri-nidad . Este sentido le parecia oportuno para csplic»a r muchoshalagos ce la S_~ar~~tla Escritura, de duc ahusan los sc »ciiiia-nos, con el fin de no atribuir ‡ Jesucristo mas que la áilia-cion adoptiva .

Pero la facultad riee teologáa de Parás censuró esta opinion(lei P. Perrnver, y nao es lleno cost ; verla (~') .

El nombre de L'ijc, de )ius puede por lo niisn1o tomarseen el sentido propio, rigoroso y natural, 6 en un sentido iin-

propio y metafórico : la dificultad est‡ en safer en enád deestos dos sentidos ]e aplicaron ii Jesucristo los actores sa ; rudos.

(') f'i'ase la pastoral del limo . Fidz .lames, olrist5u de . .cri> :ons, contraFlardouim y 1'crrnyet', oiga impresa en Parás en .Siete tomos cn S . , quodebia estar traducida S nuestro idioma .

Bis

557

v

En sentir ele los arrianos y socinianos, se llama JesucristoHijo rle Dios, porcine es el Mesáas y enviado ele Dios ; porqueDios le forinó en el seno de una Virgen, no por obra de va-ron, porque le colmó ele sus dones, y le elevó en dignidadsobre todas las criaturas, cte . Algunos, conociendo clue 110bastaban toda- c,tas razones para criá car e la clierU la del tá-tulo de IH%jo ónico ele Dios, imaginaren clue Dios Italia cria-do el alma de Jesucristo antes de todas las dcmas criaturas, yclue se valiera ele este espáritu 1m'ásimo para cri :r el mundo .Con esta sitposicion se lisonjearen de satisfacer ‡ tt( 'os lostestimonios de la Sa`;rada Escritura, que atril tiy,ii ‡ Jesu-cristo la c »tiistenc »i a antes oe todas las cons,. la i irtid ci cati-a, y todos los lemas divinos tátulos que le Tteot an les au-

tores sagrados . Esta opinion l .cr »tica fue sostenida pˆblica-mente en Ginebra el a†o de 1777, y es la ele los socinianosmodernas : T i~ ci't, de Christ. ricito .

Pero lus que la abrazaron, ‰.tuvieron idea de la virtuelcreativa? Si hay en Dios tina tributo incomunicable, es sin duelaesta virtud . Dios, que hace todas las cosas por solo su querer,

‰quí necesitaba de tin instrumento para criar el mundo, esdecir, pant querer que el mundo existiese? Es un desatino

poner un ser cualquiera en lugar de Dios, ó que Dios se sir-va ele íl para usar de su propia voluntad : iun,cdiatamcnte

que el mismo quiere, sc sigue infaliblemente el electo, y eneste caso la action de otra persona no solo seráa superflua,sitio imposible . Si la Sagrada Escritura atribii e al fijo cleDios la ereacion ciel mundo, el IIijo es el mismo Dios igual,coeterno y consustancial al Padre, y no uti ser criado. Si un

espáritu criado olió cl ser al universo por su sola voluntad,Dios Padre no tuvo parte en esta creation . Tampoco gustómucho el dogma ele la creation ‡ los socinianos .

Ademas , esta suposicion absurda no puede conciliarse conlo que nos ense†a la Sagrada Escritura respecto al Hijo ele

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HITDios, al cual atribuye constantemente la divinidad en su ri-gorosa significacion. Esta cuestion es una (le las mas impor-tantes de la teolog«a, y debemos hacer los mayores esfuer-zos por tratarla cou la debida esactitud .

1 .í Los escritores del Antiguo Testamento y los del Nue-vo atribuyen al I\Ies«as el nombre y los caracteres ele la divi-nidad. Isa«as le llama lllculucl , Dios con nosotros , el Diosfuerte, el Padre del siglo futuro , cap. 7, v. 14 : cap. 9, v. 6 .El salmista en el Salaz . 44 , v. 7 y 8, le .llama sencillamenteDios : "óOl° Dios! Tu trono es de toda la eternidadporeso óola Dios! os di» vuestro Dios la uncion que os distin-gue, etc ." Le atribuye la creacion en el Scrlfrr . 33, v . 6 , di-ciendo : "Los cielos fueron asegurados por la palabra » el ver-bo del Seiior, y toda su virtuel por el soplo de su boca ." Nofueron solos los escritores del Nuevo Testamento y los Padresde la Iglesia en aplicar estas palabras al Hijo de Dios » al Me-s«as, sino clue tambien hicieron lo mismo los doctores jud«osmas antiguos, los autores (le la Paráfi asis caldea , lo compi-ladores del Talmud , y los mas c°lebres rabinos . Galatim citasus pasages ele Arcan. Catliol voit ., lib . 3, cap. 1 y sig . †Porqu° t«tulo pretenden los arrianos y socinianos entender me-jor la Sagrada Escritura que todos los doctores jud«os y cris-tianos

Algunos se atrevieron á decir que en el texto sagrado elnombre Jehovah, que significa la existencia eterna, necesa-ria ° iudepeudientc, se dá solo á Dios Padre , y no al Hijo» al Verbo . Es una falsedad, y San Juan nos ense‡a lo contra-rio. En su Evangelio, cap. 12, v . 41 , despues ele haber cita-do un pasaje ele Isa«as, aˆade : "El profeta dijo estas palabrascuando vi» sa gloria ‰ele Jesucristo, yhabl° de °l ." Este pa-sage es del cap . 6 (le Isa«as, v . 9 y 10, quien en el y. 1 .í dice :"Yo he visto al SeiŠor sentado sobre un tronolos serafinesgritaban unos á otros : Santo, Santo , Santo es el Se‡or

1IIJ 559Jehovah) de los ej°rcitos ; toda la tierra está llena de su glo-ria." As« , segun el pensamiento (le San Juan, Jehovah , cuyagloria vi» Isa«as, es el mismo Jesucristo, y de Jesucristo es dequien habl» cl Profeta .

El mismo Evangelista , cap. 19, v. 37, aplica á Jesucristolas palabras de Zacar«as, cap. 12, v. 1 .0 : "Convertirán sus mi-radas ácia m«, á quien ellos hirieron ." El sugeto (le quien ha-bla Zacar«as es el mismo Jehovah . Jerem«as, cap . '_23, v . 6 :

cap. 33, v. 16, promete lt los jud«os un rey (le la raza ele Da-vid que se llamará Jehovah, rurestra justicia . No solo los san-tos Padres entienden el Mes«as por este rey , sino tambien elautor de la Paráfrasis caldea . Los rabinos modernos aplicanesta predicciou á Zorobabel ; pero Galatin hizo ver que seseparaban del parecer (le sus antiguos Doctores : 111) . 3, cap 9 .San Pablo hizo alusion á este pasage cuando dijo que Dios hahecho á Jesucristo nuestra sabidur«a, nuestra. justicia, nues-tra santilicacion y nuestra redencion . 1 .` -Elgist . c« los Corint .

cap. 1, v. 30 .Segur la opinion comun de los antiguos jud«os, y el sen-

timicuto unánime de los santos Padres mas antiguos, el Hijoele Dios, » el Verlo fue quien apareci» y habl» cou los Pa-triarcas, con Mois°s y con los Profetas . Galatiu, ibid., cap. 12y 13. Luego tambien fue °l quien dijo á Mois°s, ~o soy helio-vali . Toda la energ«a (le esta palabra se atribuye á Jesucristoen el ,2pocalipsis . cap. Lí, v. 4, donde se le llama el que es,e 1 que era , cl qu° scrc«, » el que l«a de venir . Luego es absolu-tamente falso el hecho que se atreven †« afirmar los socinianos .

2 .í Aun cuando la divinidad ciel Ilijo eje Dios no estu-viese tan claramente revelada en cl Antiguo Testamento, bas-taria que lo estuviera positivamente en el Nuevo . Jesucristo,desde el principio de su predicacion se llam» hasta el finconstantemente el hijo ele Dios , ° hizo que sus disc«pulos lediesen el mismo nombre . Si 110 lo fuese sino en el sentido im-

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HIJpropio y metaf«rico imaginado por los socinianos, debi«ha-berlo dicho : tambien se llain« la verdad en el Evangelio deSan Juin, cap. 14, v 6. Prometi« í sus Ap«stoles que el Es-póritu Santo les etise°aria toda verdad, v . 20, y cap. 16, v . 13 .Sin em :>argo, nunca explic« este enigma., ni í sus discópulos,ni í los jtulóos, y nunca se les ofreci« cl sentido inventadopor los Socinianos, ni se eiictlentl'a (le el nln ,Un vest glo ensus escritos . El oitimo demonio no pudo ad iyinau'1 .) cuandodijo í Jesucristo : "Si ere, IIijo (le Dios, haz que estas piedrasse conviertan cri pan :" S. I1lcitco, cap. 4, v. 3 . El no »)odiaignorar que este famoso personage era el enviado de Dios,que su nacimiento habóa sido anunciado por los íngeles, quele adoraron los magos, que cl Santo Simeon le reconoci« porel Me_óas, y clue era llegada la ápoca ciel cumplimiento de losorículos ele los profetas, etc . Un sociniano (le Lama fá y dehonor, no cree poder dispensarse de declarar en dr.† sentidoentiende cl tótulo ele Hijo de Dios cuando se lo dí í Jesu-crist.o, au ibu~endo í este Divino Salvador 11113a disiiliulacionque ál mismo no tiene por lócita ni decente en só .

3 .‡ Cuando San Pedro hizo esta cálebre Coilf('sion : "Ttóeres Cristo, 117/o (le Dios vivo. Jesucristo le dijo : dichoso eres,Simon, »rijo (le, Juan, porque la carne iii la ancre no te re-vel« esta verdad , sino mi Padre clue estí c i , cl c1(1o ." Lu se-guida le promete las llaves del reino ele los celos . S . 1llatco,cap. 16, v. 16. Si Sau Pedro solamente quiso decir : tic eres clhlesias6 el eiiviado de Dios, esta conlesioi nada tenia de ma-ravillosa ; y antes clt :c ál y7a lo decian los den as discópulos .S. Nalco, cap. 14, v. 33 . San Juan E ,asista ya les bahóa dadoejemplo . ]sewnˆ. c/c S. Icccril, cap. 1 , v. 34 : lo repitieron elciego (le nacimirrto y l'Tarta, cap . 9, y. 35 : cal,. 11, v. 27 .El mismo centtu'ion, testi`uo (le la mnerte ele Jesucristo, e,clam« diciendo: este asombre era t eallach te Ili jn ele Dio . : S.AItiteo, cap. 27, v. 54. Si San Pedro tuvo necesidad de una

IIIJ 561revelacion espresa, luego concibi« ele Jesucristo una idea massublime. Luego no se le ofreci«, como í los socinianos , clueel alma de Jesucristo fuera criada antes ele todas las cosas, yque ella rabia criado el universo . Si no lo pens« asó , su Di-vino Maestro debiera haberle instruido , y el Ap«stol nos liU-

Liera hablado mas correctamente : no hubiera llamado í Je-sucristo nuestro Dios y nuestro SalcYador : 2 . ; ' T- pist. de S. Pe-

dro, cap. 1, v. 1 . Nos Hubiera ense°ado el vardadero sentidode las palabras duc oy« en la transtlgrlracion : "Ved aquó ími hijo amado, en que yo puse todas mis complacencias ; es-cuchadle." V. 17 .

4 . ‡ Mas de una vez quisieron los judóos matar í Jesucris-to, porque í Dios le llamaba su Pccdre, y se hacia igual í Dios :Lean . de S. Tucas, cap. 5, v. 18 . Cuando elijo : mi Padrc y

yo sucios una sold cosa, e-o et, Peder union suuiacs : quisieronapedrearle porque se hacia Dios, cap . 10, Y . 30 y '33 . Si nofuese Dios en sentido propio , ni igual ii Dios, este era cl casoen que del da ense°arles en quá consistian esta paternidad yesta filiacion , para evitar el escíndalo, y sacarlos de sus er-rores. Hablando ele Dios, Jesucristo le llamaba vuestro Pach'ecelestial,, ense°índoles í epic llamasen su Padre í Dios : losProfetas decian í Dios, vos sois nuestro Padre. Isaóas, cap. 63,v. 1G : cap. 64, v. 8, y esto no escandalizaba í nadie . I s pre-ciso, pues, duc los judóos no hayan percibido la significacionque Jesucristo daba í las palabras mi Padre , « clue lashayan entendido en roi sentido diferente ; y en este caso eraele primera necesidad el explicírselo para que supiesen duc eltitulo ele IIijo de Dios no significaba una absoluta igualdadcon el mismo Dios . Jesucristo, responden los socinianos, locsplic‰« efectivamente cuando los judóos le dijeron : "No que-remos apedrearte por una buena obra, sino por ana blasfe-mia, v porque siendo hombre, te haces Dios . Jesucristo lesreplic« : †No estí escrito en vuestra ley yo os dije vosotros sois

TOMO Iv .

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IJIJDioses? «Ego dixi Dí estis ? Si la ley llama Dios ó aquellosó quienes se dirijo esta palabra, «c°mo me dec»s ó m» , ó quienel Padre santific° y envi° al mundo, tá blasfemas, porquedije que soy el Hijo de Dios?" Evang . ele S. Iuan, cap. 6, v . 33 .Jesucristo les dó claramente ó entender clue solamente se dael t»tulo (le Hijo de Dios, porque el Padre le ha santificadoy enviado al mundo .

Pero la dificultad estó en saber en qu† consiste esta santi-fcacion : nosotros sostenemos due en Jesucristo era ]a coinu-nicacion de la Santidad ele Dios, en virtud (te la union sus-tancial del Verbo con la naturaleza humana , lo cual proba-reinos con las palabras que siguen ó las anteriores, y dicen :"Si no me quereis creer a m», creed ó mis obras, para queconozcais y sepais que mi Padre estó en m» , y -)o en nii Pa-dre," v. 38 . Esto no ser»_i cicito si se tratase de una santifca-cion como la clue puede recibir una criatura . Bien lo enten-dieron los jud»os, y quisieren prender ó Jesucristo ; pero †lse les escap° ele entre las enanos .

Aun liay mas . El sumo Sacerdote, ó cuya presencia fieconducido Jesucristo para ser juzgado, le dijo : "Yo te con-juro en noml‡re de Dios vivo, a que ene digas si eres el Cris-to Hijo de Dios . Jesus le responde : Tu lo dijiste." Por estaconfesion es condenado ó muerte como blasfemo : S. Ii/ateo .cap. 26, v. 53. En estas circunstancias estaba Jesucristo en laoblirracion ele esplicar :e con claridad, para no ser c°mplicedel cr»mcu que les jud»os iban ó cometer en su persona : to-neaban pues la palabra ele IL-jo de Dios en todo su rigor,puesto que le miraban corno blasfemo, y no lo hubiera sido,° no le hubieran tenido por tal, si se hubiera ciado cl t»tulo(le Hijo clc Dies en el sentido de los socinianos, queriendo por†l solamente significar : Yo soy el enriado de Dios, el ylies»as,un hombre mus fat'orecido de Dios que los deltas, etc. Unequisoco , una restriecion Mental , una respuesta arnb»-

HIJ

563

gua hubiera sido un crimen en aquellas circunstancias .

Tanibien entonces se llam° Jesucristo Hijo del Ilornbre :

Y. 64. Esta áltima palabra significa un verdadero hombre :

luego la primera significaba un verdadero Dios, ° es precisodecir que Jesucristo quiso ser victima de una palabra oscura,por no haber querido esplicarla .

S ., Jesucristo manda a sus Ap°stoles que bauticen a todas

las naciones era el, nombre ciel Padre, ciel hijo, y del Esp»-

ritu Santo : S. Mateo, cap. 28 , v. 19 . H† aqu» las tres perso-nas colocadas en una misma l»nea , y recibiendo un. honor

igual por el bautismo . Que la segunda sea Jesucristo no po-demos dudarlo, porque en los hechos Apost°licos se habla delbautismo enn nombre de Jesucristo, cap. 19, v. 3, etc . Si el Dijoy el Esp»ritu Santo no fuesen iguales al Padre, y un solo Dioscon el Padre, este Sacramento seria tina impiedad y una pro-fanacion . Lo es verdaderamente poner las criaturas ó nivelcon Dios, consagrarles las almas, y tributarles cl mismo honorque ó Dios. Los socinianos sostienen , como los protestantes,que el culto religioso que se dirige ó cualesquiera seres dis-tintos ele Dios, es un crimen, aun cuando este culto no seael mismo que el que se d† ó Dios : por este principio tratande idolatr»a el culto clue nosotros danos ó los óngeles y ólos santos ; y «c°mo pueden aprobar el culto supremo que sedó ó Jesucristo, si este divino Redentor no es reas que unacriatura mas perfecta que las otras, segur sus principios? Esverdad clue muchos de ellos tambien reprueban la adoracionClue se da a Jesucristo .

Sin embargo, †l se atribuye espresamente ó s» mismo esteculto, porque dice que el Padre dej° al Verbo el juicio detodos, para clue todos honren al hijo ciel mismo modo cluehonran al Padre : L'vang. (le S. Juan, cap. 5, v .22 . Pero Dioslo hab»a prohibido diciendo : "Yo soy el Seˆor (Jehovah) :este es nii nombre, y no ceder† mi gloria a ningun otro."

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HI JIsa«as, cap . 42 , v . 8. Luego Jesucristo, que segun los socinia-nos, es un ser criado , y muy inferior í Dios, usurpó el nom-bre de Se°or, y la gloria clue le es debida : hizo muy mal enadmitir de tuno de sus disc«pulos el t«tulo ele ini Sc»mr y nitDios : lt :ctng. ele S. Juan, cap. 20, v. 28 . Si el sentir de lossocinianos es verdadero, los jud«os no liaren real eu negarseí reconocer í Jesucristo por el verdadero Mes«as : su princi-pal razor es duc ál se atribuyó los honores ele la divinidad,y que la ley les prohibe adorar « dioses estrauos ; y por con-siguiente, adorar como Dios í un sugeto clue no lo es en larealidad . Corrjcrcttcia del Iud«o Orobio con Linlborch, en fran-ccs, píg. 18J y 186 .

G † Nadie puede darnos mejor idea del sentido ele las pa-labras de Jesucristo y de su doctrina que los Apóstoles : Sat .Juan nos eusei.a el sentido en cine Jesucristo es hijo ele Dios,diciendo : "Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba enDios, y el Verbo era Dios. Todo se hizo por ál, y sin ál nada,nada se hizoEste Verbo se hizo carne, y habite entre no-sotros, y nosotros hemos Visto su felona, se`> :nn pertenece alhijo ‡nico del Paclre ." El Verbo, criador de todas las cosasera y a, por consit uicnte, Dios antes de la cri avion : si hablo isido criado, no hubiera estado en Dios, silla lucra ele Dies :, vno seria cierto que todo fue hecho por ál , porque ál niisnaonunca dejaria ele ser obra de Dios . Si es tica a l.na que Diosn1110 :« ui . cuerpo, serí preciso decir que la formacion ele unhon.bre es siempre una encarnacion, giie toda alma baja delcielo para vciiir í este inundo , que todo i .onfibre es Irijo deDios, en cl niisino sentido que Jesucristo :, v seria falso queJesucristo es el hijo l'ni chito de Dios .

No disputemos sobre palabras : tratemos de juz ar del sen-tido d~ San Juan, sewn el desiccnio que dl inisnio se propu-so. Si heulos ele creer cl testiuionio de los anti0n~os, San Jeanescribió su 1 vangelio para refr~tar los errores de Cerinto : este

HIJ 565ense°aba clue el mundo no fue criado por el Dios Supremo,sino por una potestad distinta de ál, y muy inferior ii Dios .

Esto es lo gtie tar ..bien dnicren los socinianos : en este puntoson Geles disc«pulos de Cerinto ; por consiguiente , son refu-tados como ál en el E an~elio de San Juan . Juzguemos ahorasi es verdad, como ellos pretenden, clue los Padres de los tresprimeros siglos no tuvieron al Verbo por igual y coeternoí Dios, y al mismo tiempo aseguran que Cerinto por haberense°ado lo contrario, fue condenado y refutado por S. Juan .

Cerinto distinguia ta .nbicn í Jestis de Cristo : segun ál,Jesus era un puro hombre, hijo ele Josá y de Mar«a ; el Cristohabla bajado sobre ál eu el momento del Bautismo, ) se la-bia separado ele ál al tiempo de la pasion, porque cl Cristoera incapaz de sufrir : San Irenco, fib . 1 .†, cap. 26 : Tertul.,

l ib . de cctrrze Clu ˆi sti : San Epifanio, Verres . 28, etc . Para re-fntar este error declara San Juan que Jesus es el erbo deDios encarnado ó hecl .o hombre, y que es Dios en cl senti-rlo que no gp,eria admitir Cerinto . Este herege hubiera admi-tido sin dificultad que el alma ele Jesucristo habla sido criadaantes de todas las cosas ; que era el Verbo de Dios ó el ins-truni~r.to de su poder, y que era Dios en un sentido impro-pio y metafórico .

Este Apóstol conserva el mismo lenguaje y ense°a lasmismas verdades en sus ep«stolas . Dice duc Jesus es cl Cristo,Ll~ist.1 .'', cap. I . , v. 22 : no son, pues, dos personas diferentesJesus y Cristo : que Dios d ó su vida ])or nosotros, cap . 3 , v . 16 :que ál es el IIi_jo ‰'rico de Dios, cap. 4, v. 9 : que no solo es elhijo de Daos, sino tanibien el ccrdad ro Dios, y la Mida Cter-nct, cap. >, v. 20 . Ultima mente dice clue son tres los quedan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Esp«rituSanto, y que estos tres son una sola cosa (*) : Ibidem, ~- .

(' ) Tres sccu! , 11e‡ lesI,/no rieu~n dan! zn ccclu Puter , 1 crbii,n , cl. Sl i-rd(n Sanctus, el hi Ires aubin sauI .

566

IT IJEn el articulo Trinidad probaremos la autenticidad de estepasage, nnpugnacla por los socinianos . Esto lo hacen por-que en su sistema es insoportable el lenguaje ele San Juan .Con sus glosas y comentarios, nuevas puntuaciones y tras-posicion de palabras, no llegar«n nunca « dar « este santoevangelista un sentido natural y fundado .

7 .í San Pablo no habló un lenguaje distinto de S . Juan .En su FInst . c° los llehreos, cap. 1 .í, dice clue Dios estableció« su lujo por heredero6 poseedor (le todas las cosas : que por»l Hizo los siglos ó las revoluciones del mundo : que este TTijolo hace todo con su poder : que es el esplendor ele la gloria yfigura de la sustancia (le Dios : que es infinitamente superior« los «ngeles, y que Dios mandó « estos que lo adorasen . Ledirige las palabras del Salmista que liemos citado : "Vuestrotrono, o Dios, es eternoVos babeis hecho el cielo y la tier-ra." Dice que todas las cosas son por este Hijo, y para el,cap. 2, Y . 10 : que no tomó la naturaleza ele los «ngeles, sinola de los lioin',res, v . 16 : clue es Dios ; que crió todas las co-sas, cap . 3 . v. 4, etc .

Aunque se quiera suponer que Jesucristo es la mas per-fecta de las criaturas, nada satisface, porque por perfectaque sea nunca pasa ele liiaaitada : hay una distauicia infinitaentre Dios y la criatura mas perfecta . y no se Puede supo-ner clue Dios agotó sit omnipotencia para formarla, torquel i omnipotencia es infinita. La virtud creativa es el car«cterpropio de la divinidad : es infinita, y no Ptacde comunicarse« ninguna criatura . Esta no puede ser jainas . ~7gcrcr de la sus-tancia (le Dios , ni hacer, ni conservar todas las cosas l ;or supropio Cocher, « no ser clue »ste sea igual al de Dios . Sulo laMagestad divina debe ser adorada con un culto supremo : esteculto no puede darse sin profanacion « ninguna criatura .Aun cuando un s»r criado hubiera hecho todas las cosas , nose verifiearia que todas las cosas son para »l, y por el : todo

I3IJ

567es por Dios, y para Dios, y »l solo es el áltimo fin ele lo cria-do. Si Jesucristo no es un solo Dios con el Padre, es falsa entodos sus puntos la doctrina de San Pablo .

8 .í Los socinianos sutilizaron mucho sobre un pasage deeste Apóstol en su Tl-ist. ci. los T †/†I) ., cap. 2, v. 5, donde cli-

-ce : ‡Tened los mismos sentimientos que Jesucristo, quienexistiendo en la forma de Dios, no miró como una usurl :acionel ser igual « Dios, sino que se anonadó tomando la figura deun esclavo , y pareciendo en lo esterior como un hom-bre, etc." Algunos int»rpretes católicos lo traducen -,s° : "Te-ned los mismos sentimientos que Jesucristo, quien poseyen-do todo lo clue constituye la divinidad, no miró su iaualdachcon Dios como un t°tulo para usurpar los bienes y los hono-res de este mundo ; antes bien se despojó de todo, sirviendo« los otros boinbres como un esclavo ; asemej«ndose « ellos, yviviendo como cllo~ . Pero los socinianos y sus secuaces sos-tienen que se debe traducir (le la manera siguiente . "Tenedlos mismos sentimientos que Jesucristo, quien aunque elistiaen la forma ele Dios, no jrJO su provecho en igzralcn se ci Dios,ó no se atribuyó « s° la igualdad con Dios, sino que se ano-nadó , etc."

Esta traduction es evidentemente falsa : 1 .() La former. deDios no es la semejanza esterior con Dios : Jesucristo nuncatuvo esta semejanza : es preciso, pues, que la †creta che Diossea la misma naturaleza divina . 2 .í Esta forma es opuesta endichas palabras « la /orme, (le un csclai ˆo : esta no es solo unasemejanza, sino la inisnia naturaleza ciel hombre : luego lomismo debe entenderse de la forma de Dios respecto la natu-raleza divina . 3 . í Vemos que Jesucristo se hizo realmente igual« Dios : »l dijo : `Ali, Padre y yo somos una sola cosa . Todo lodue tiene 'ni Padre es mio . Tochos deben honrar al hijo co-mo honran al Padre. Sufrió que se le dijese : rrti Se‰or y miDios, etc." 4.0 Si Jesucristo no es Dios, Šdónde est« la hurnil-

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1111dad en no igualarse « Dios? Sería un crimen solo el pensarlo,y sería un absurdo la leccion que San Pablo dió « los fieles .5 . ° »Se puede decir que nil alma criada se anonadó por ha-ber tornado un cuerpo? Pareciendo « los socinianos que -io-lentaban cl sentido de las palabras de San P .~l:lo, les dieronotro que aun es menos natural, y que. aunque ridículo, prue-ba evidentemente contra ellos .

Ya liemos visto antes qne San Pedro se esplica en el mis-mo sentido clue san Juan San Pablo .

9.° Se hizo ver « los socinianos que no tenían razon paraacusar « los santos Padres de los tres primeros siglos de nohaber cuido la divinidad ele Jesucristo, setIttn se profera des-de el concilio ele Niceno ; al contrario, la sostuvieron contralos cerintianos y otros hereges . Bello en su clcJcirso c/c la. Tcele Nicccr ., y Mr. Bossuet en su G .a <~dteiit . c i los Protestantes,respondieron sólidamente « los argtunetttos clue se sacan elealgunas espresiones de estos antiguos doctores . En el conciliode Nicca, aáo de 3'25, fue cnndena †l a la doc trina de Arrio,n o solo como falsa v contraria « la Sat,rad r Escrit .ura;, sinotamhien como nueva y nunca oida de la Jclesia. Se probabaci dogma catol ico , no solo por el testiruottio (le los Padresdr .s1 cl concilio hasta los Apóstoles . sino tarnhien por clculto exterior del cristianismo, cuyo modelo se de cril e enel _pocolij s s, cap. 4 y 5 . ‡timos en ˆl el I i7 .oel io, ó tresveces Saíno, que la I glesia canta tatnhicn en su liturgia enltou0r de Jas tres divinas Per+otea, . Allí uotainos el mismo ho-nor . las mismas esprcsiones ele respeto- y las nti^mas adora-ciones dirigidas « Dios, que crió t .utlas las cosas, y al Corde-ro due nuls redimió con su sangre. Furrdab,ut tantbien en, laforma del Bautismo administrado con la invocaeinn expresade las tres divinas Personas, y con la triple, inmersion . en ladci . :rolo iu ‰ glorifrcacion, que se les dirige al fin de los sal-inos Glorict Š Pcrtri, et Filio, etc. El mismo EuscIno , aunque

H I J 569dispuesto « favorecer « los arrianos, confiesa que los c«nticr ;que los fieles usaban desde el principio atribuían la divini-dad « Jesucristo : IIist . Eccles ., lib . 5, cap. 28. Los cristianos,« quienes Plinio había hecho su interrogatorio, le confesaronque se reunian los domingos para cantar himnos « Jesucristocomo « verdadero Dios : Plinio, lib . a), epíst. 97. En el dia losincrˆdulos, alicionados por los socinianos, dicen que la divi-nidad de Jesucristo es un dogma nuevo, que principió « to-do mas en el siglo iv, que fue un efecto de la ambicien delclero y del despotismo ele Constantino, etc,

10 . Si antes del concilio (le Nicea se profesaba una doc-trina contraria »por quˆ no pudieron convenirse entre sí losarrianos? Arrio, Eumonio, Acacia, y sus partidarios, deciansin rodeos clue el hijo ele Dios era una pura criatura ; lossemi-arrianos decian que era semejante al Padre en la sus-tancia y en todas las cosas, aunque no una sola y ‰nica sus-taucia con ˆl, y no rehusaban cl llamarle Dios . Otros protes-taban clue te{tiara la misma creencia que los católicos, soloreprobaban la palabra consustancial. Compusieron diez «doce fórmulas de lˆ0 sin poder nunca satisfacerse ni reunirtodas las opiniones : no cesaron nunca de condenarse los unos« los otros .

Las mismas escenas se renovaron en el nacimiento del suciniattismo : habla por lo menos veinte aáos que los unitariosdisputaban sin cesar cuando Fausto Socino consiguió la ven-taja ele conciliarlos hasta cierto punto . Acaso no hay en eldia ni uno solo que quiera sostener todas las opiniones deeste patriarca de su secta : ˆl decia sin rodeos que Jesucristono habia existido antes de su madre : al presente los unitariosya convienen en (Me existia antes de la creacion ciel mundo .

Para manifestar el estremo con que abusan ele la Sagra-da Escritura, conviene referir la esplicacion que d« Socino «los primeros versículos del Evangelio ele San Juan . Al prin-

TOMO IV .

7 2

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HI Jcipio, es decir, cuando el Evangelio principi« í ser predica-do por San Juan Bautista, era el Verbo : Jesucristo, Hijo deDios, era ya por escelencia el Verbo, « la palabra, porqueestaba destinado para anunciar í los hombres la palabra eleDios, y darles í conocer su voluntad . Este Verbo estaba enDios, porque entonces solo Dios le conocia, y San Juan Bau-tista fue el que principi« í darle í conocer. Y ól cra Dios, noen sustancia ni en persona, sino por sus luces, autoridad, po-der, y otras cualidades divinas con que estaba dotado . Todaslas cosas fueron hechas por ól, es decir, todo lo concernienteal mundo espiritual, y í la nueva econom°a (le la salvacionde los hombres, que Dios estableci« por el Evangelio. Y nada,de lo que tiene relacion con esta nueva creacion, se hizo sinól Este Verbo se hizo carne : este sugeto tan elevado en dig-nidad, que se llam« Dios, ó Hijo de Dios, fue sin embargodóbil, mortal, y sujeto í padecer como los otros hombres, etc .Hist. del Socinian., 2 .a part ., cap. 23 .

Lo absurdo ele este comentario salta a los ojos de cual-quiera. 1 .» Si Jesucristo se llama el Verbo, porque predic« lapalabra ele Dios, sus Ap«stoles merecen este nombre por lomenos tanto como ól . 2 .» Es falso que San Juan Bautista fueel primero que (li« í conocer í Jesucristo : en el mismo na-cimiento de San Juan Bautista, su padre Zacar°as, declar«que ser°a el precursor del Seáor : cuando Jesucristo vino almundo, los íngeles le anunciaron como Salvador, como Me-s°as, y copio el Cristo : como tal fue adorado por los pastoresy los magos, y reconocido por Ana y Simeon . 3.» Es rid°culoel que se diga que el Verbo existia en el mundo espiritual, yque este mundo no le conoci« : la primera con lu ion indis-pensablemente necesaria para pertener al mundo espirituales conocer í Jesucristo. 4.» Socino falsifica el texto, tradu-cióndole con las dichas palabras, cl Verbo fue carne, siendoas° que San Juan dice el Verbo se hizo carne : no se trata all°

HIJ 571de las debilidades de la humanidad, porque el Evangelistaaáade : que habit« entre nosotros, y que hemos visto su gloriasegrui pertenece a.l. unigónito del Padre . No es menos cho-cante el modo con que los socianos esplicaron las palabrasSalvador, Redentor, gracia, justif cacion , Esp°ritu Santo, etc .

11 . Aun cuando no tuvióramos en favor nuestro la Es-critura y la tradicion, ni el absurdo de sus comentarios, tene-mos un argumento invencible . Si Jesucristo no fuese Dios, óHijo de Dios en sentido propio y rigoroso, el cristianismoser°a una religion tan falsa y tan injuriosa í la Magestad di-vina como el paganismo. Se seguir°a que Dios trastorn« elmundo y multiplic« los prodigios para establecer una nuevaidolatr°a, en lugar de la antigua, un politeismo mas sutil,aunque no menos absurdo que el de los griegos y romanos .En este caso, para evitar la blasfemia contra Dios, no nosquedar°a otro partido que tomar, que dedicarnos al judaismo,al mahometismo , « al deisnmo . Cualquiera conoce lo escanda-loso y falso de estas consecuencias .

Los socinianos, que niegan la divinidad de Jesucristo, es-tan precisados í negarle tanrbien el conocimiento de lo futu-ro : as° ni siquiera se lo conceden como Dios . En efecto, si Je-sucristo previera clue los cristianos le adorarian como Dios,y le igualar°an con Dios, estaria obligado í hacer todos losesfuerzos posibles por prevenir este error, y esplicarse enesta parte con tanta claridad como se esplican los socinianos ;de lo contrario, seria c«mplice del crimen ele idolatr°a deque nos acusan nuestros adversarios . Si el mismo Dios lo hu-biese previsto, « no hubiera enviado í Jesucristo para esta-blecer una religion que debia degenerar en el politeismo, «bien su providencia habria velado porque no sucediese estadesgracia. Si Dios no tiene conocimiento ele lo futuro, no lodescubriria í los profetas ; en este caso las profec°as del Anti-guo Testamento no serian mas respetables que las prediccio-

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HIJnes de las Sibilas . Por eso Fausto Socino no tenia casi ningunrespeto al antiguo Testamento .

12 . La divinidad de Jesucristo es la base de toda la doc-trina cristiana, de modo que una -vez suprimido este art«culolos socinianos atacaron y destruyeron -ucesivamente todas lasdomas verdades del cristianismo.As« entre ellos no se trata yade la Trinidad ni de la Encarnacion , ni ele la redencion delmundo sino en sentido metafírico . En su sistema solo se ve-rifica que Jesucristo redimií al mundo en cuanto libertí ó loshombres de sus errores y vicios, y murií en c°onfirmacion dela Santidad ele su doctrina y de la verdad ele sus promesas .El g»nero humano, dicen ellos, no necesitaba de otra reden-cion , porque ni el pecado de Adan, ni la pena debida ó estepecado, pasan ó su posteridad . Por consiguiente, segun ellos,el bautismo no es necesario para quitar el pecado original,solamente es trn signo esterior de la creencia en Jesucristo,que nada produce en los nidos, y que solo debe administrar-se ó los adultos . Por el mismo estilo, la Eucarist«a, segunellos, no es mas que un recuerdo í memoria ele la áltimacena de Jesucristo, y un s«mbolo ele uniotn y fraternidad en-tre los fieles. Si Jesucristo no es Dios, †címo puede estarrealmente en la Eucarist«a? Su muerte sobre la cruz no fueen el concepto ele los socinianos un verdadero sacrificio, sinoen sentido inmpro.pio y abusivo. Por consiguiente, ningun Sa-cramento tendria virtud para perdonar los pecados, paradarnos la gracia santificante, y ap}icarnos los m»ritos (le Je-sucristo. Hablando en rigor, sus m»ritos no ser«an aplica-bles ó nosotros , porque sino fuera Dios, solo podria mere-cer para s«, y no para nosotros : ó lo reas pudiera pedir lagracia para los pecadores .

En este mismo sistema, permaneciendo el hombre en elmismo estado que Dios le crií, y con las fuerzas morales tansanas y robustas como las de Adan , ninguna necesidad ten-

H I J 573dria de la gracia actual para obrar bien ; le bastar«an sus pro-pias fuerzas para cumplir con la ley de Dios, y alcanzar lafelicidad eterna . Por lo rnisrno, el pecado no ser«a una resis-tencia formal ó la gracia , ni un abuso ele la sangre y de losm»ritos (le Jesucristo ; solo ser«a un efecto (le la d»bilidad hu-rnana. Por eso los socinianos no cre«an que Dios casti gase elpecado con penas eternas .

De este modo, reuniendo los errores de los arrianosy losde los pelagianos con los (le los calvinistas, el socinianisn,osellegí ó reducir ó un deistno puro, y es un ahuso ele la pala-bra el llamarle cristianismo. Pero los protestantes no deLennunca olvidar clue este sistema ele impiedad . que nacií entreellos, no es mas que una estension de sus principios, y unaconsecuencia directa del alicmna fundamental de la reforma,ó saber : que la Sagrada Escritura es la ánica regla de nues-tra f» ; que la luz natural basta para entenderla cuanto nece-sitamos, y que cada particular que la consulta (le buena f»,que cree y confiesa lo que ella le enser‡a, o parece enseˆarle,estó realmente en camino para salvarse .

Siempre que los protestantes controvertieron alun pun-to con los socinianos, y quisieron arg‰iiles con la Sa_ŠradaEscritura, hicieron ver los socinianos que no tem«an Latirsecon estas arreas, y que sabias manejarlas con ventaja : en se-guida esplicaron ó su mudo todos los pasages que les opo-n«an, y arguyeron. ó sus adversarios con todos los que enotro tiempo usaban los arrianos en apoyo de sus errores. Silos protestantes quisieron recurrir ó la tradicion, ó la creen-cia de los primeros siglos, y ó las esplicaciones que dieronlos santos Padres ó la Sagrada Escritura, los socinianos hicie-ron burla ele ellos, preguntando si se habian vuelto papistas,El mismo Socino confesí de buena f», que si fuese precisoconsultar ó la tradicion, los catílicos conseguirian una victo-ria completa : Epist. ad Radeciuni .

5 74

HIJNo tenemos, pues, que temer los ataques de los protes-

tantes ni de los socinianos: cuanto menos conevion se halle en-tre los errores de estos «ltimos, mejor se demostrarí duela fócat°lica guarda consecuencia en todas sus partes clue no sepuede romper uno de los anillos de la cadena de su doctrinasin destruirla toda entera . Por eso mismo vemos í los mas sa-bios protestantes inclinarse í los errores de Socino : y si nofuera por el temor de dar demasiadas ventajas í los te°logoscat°licos, mucho tiempo hace que se habria consumado la re-volucion, que principi° en vida de los primeros reformado-res . (Vóase Trinidad, Verbo.)

HIJO DEL HOMBRE. Palabra usada en la Sagrada Es-critura para significar al hombre . Unas veces espresa sencilla-mente la naturaleza humana : en este sentido Ezequiel y Da-niel sou muchas veces llamados hijos del hombre en sus pro-fec»as. Otras veces significa la corrupcion, las debilidades ylos vicios de la naturaleza humana . "Hijos de los hombres,dice el salmista, áhasta cuando habeis de amar la vanidad y lamentira?" Salut . 4. En el cap. 6 del Geuns., v. 2, los adora-dores del verdadero Dios se llaman hijos c/c Dios por oposi-cion í las hijas c hijos de los hombres, porque las costumbresde estos eran muy relajadas .

Cuando Jesucristo se llama í si mismo hijo del honmmbre,no es para manifestar que tuvo por padre í un hombre habien-do nacido por la operacion del Esp»ritu Santo, sino para tes-tificar que es tan realmente hombre como si hubiera nacido íla manera de los otros hombres . Tambien se valieron de estaespresion los santos Padres para probar contra los hereges queel Hijo c»e Dios cuando se hizo hombre tom° verdadera carne,y no un cuerpo fantístico y aparente : clue naci°, padeci°, mu-ri° y resucit° real y verdaderamente y no en apariencia .

Por la misma razon escribe San Juan í los fieles las si-guientes palabras : "Nosotros os anunciamos y aseguramos lo

HIM 575que hemos visto, lo que hemos considerado atentamente, y loque hemos tocado en orden al Verbo vivo ." 1 .' Elpist . de SanJuan, cap, 1, v. 1 . Este testimonio de todos los sentidos jun-tos no podia estar sujeto í ilusion alguna . San Pablo dice :"Que fue preciso gire el hijo de Dios se hiciese semejante ísus hermanos en todo, para que fuese misericordioso, l ;ont»-fice fiel para con Dios, y v»ctima de propiciacion por los pe-cados del pueblo . Porque sufri° y esperiment° por s» mismo,tiene la potestad (le socorrer í los que sufren las mismas prue-bas" . Epist. ci los hebreos, cap. 2; v. 16 . Este pasme es al mis-mo tiempo sublime y consolador . Los incródulos, que nosacusan sin cesar (le que adoramos no solamente un hombreDios, í un Dios hombre, sino tambien í un homLre crucifi-cado, sin duda no esperimentaron las ideas (le reconocimien-to, de amor y de confianza due produce la vista de un Dioscrucificado por los hombres en un corazon Lien foi orado .

HIJO ESPIRITUAL ° HAIJADO . Sale (le las palabraslatinas filliolus y ,j liola . Los padrinos y madrinas clan estosnombres í los ni†os que tuvieron en la pila al tiempo de re-cibir el bautismo . Vóase padriria .

IJILARIO (San). Arzobispo de Arlós que muri° en ela†o 449, y tenia amistad muy estrecha con San Agustin . Enel a†o 427 le escribi° en union con San Pr°spero para espo-nerle los errores de los semi-pelagianos, y San Agustin lesdirigi° por respuesta sus libros de la predestinacion de lossantos y del clon de la perseverancia. Es preciso comparar conesactitud estos diversos escritos, si se quiere formar una justaidea del seinipelagianisnio y de la doctrina de San Agustinrespecto í la predestinacion . Vóase serai j~elayianisn -io . Las mas(le las obras ole San Ililario se han perdido : y las clue nosquedan las public° en 1731 Juan Salinas, can°nigo regularde San Juan efe Letrín .

HIMNO. Peque†o poema compuesto en elogio de Dios °

576

111Mde los santos con el fin de esplicar los misterios de nuestrareligion : el uso de los hinuzos es muy antiguo en la Iglesia,San Pablo exorta « los fieles « que se instruyan y edifiquenunos « otros con salmos, himnos y c«nticos espirituales . L'1iist .

« los Colosens ., cap. 3, v . 16 : « los Efes . cap. 5, v. 19 . Plinioen su carta « Trajano relativa « los cristianos dice, que se jun-tan el dia del sol bel domingo, para cantar /tinznos (carnzen)

« Jesucristo, corno « un verdadero Dios . Los nmnges los can-taban eu su soledad : Eusebio nos slice que los salmos y c«nti-cos ele los hermanos, compuestos desde el principio, llama-han « Jesucristo el Verbo de Dios, y le atribulan la divinidad,de cuyo hecho saca una prueba contra el error de los arria-nos. Hist. Ecles ., lib . S, cap. 28 .

Esta pr«ctica se hizo despues un motivo de disputa . Elconcilio de Braga en Portugal, celebrado el aío de 563,prohibe en el c«non 12 que se cante ningun gónero ele poe-s°as en el oficio divino, sitio solamente los saleros y c«nticossacados ele la Sagrada Escritura . Es ele presttmrir que se hu-biesen introducido entre los fieles al`uunc~s lrinrnos compues-

tos pot » autores l :eterorlo~,os á poco instruirlos y que la inten-cion de este concilio era el suprimir los himnos de esta clase .Pero en el a†o 633 permitiá el uso de los himnos el cuartoconcilio ele Toledo, con la condicion de que fuesen compues-tos por autores instruidos y respetables . Este concilio se fun-da en el ejemplo (le Jesucristo quien cantá á recitá un lzintno

despuós de la ‡ltima cena (lrmmno dicto), y bien pronto sehicieron una parte del oficio divino estos pequeíos poemas .No parece que se cantaron en Ronca hasta el siglo xii ; lasiglesias (le Lion y de Viena aun no los cantan en el dia, sino «completas, y lo nsis!no se hace en otras p_u »tes eu los tres ‡l-timos (lias de la semana santa y la serrana ele Pascua (*) .

(') Ta rupuco eu Pspai:a se usan eu aquellos dias los himnos y se orniteu

aun « las co :n~rletas .

HIP

577Los himnos compuestos por San Ambrosio para la iglesia

de Milan en el siglo iv, y por el poeta Prudencio, no sonobras clasicas de poes°a, aunque no dejan (le ser respetablespor su antigˆedad y sirven para testificarnos la antigua fó elela Iglesia . Despues del restablecimiento ele las bellas letras secompusieron muchos himnos de singular belleza : los de San-teuil, canánigo regular de San Victor, son muy celebrados .Por lo ciernas, las oraciones y c«nticos de la Iglesia no estandestinados « lisonjear nuestros sentidos ni nuestra imagina-cion, sino « inspirar « los fieles sentimientos ele piedad .

IIIDROMITAS. Antiguos ministros de la Iglesia Griegaencargados ele hacer la bendicion y aspersion con el aguabendita : su nombre tiene de la palabra griega Y ‰wp que sig-nifica agua . La antigˆedad de este oficio entre los griegos prue-ba que cl uso de la agua bendita no es una pr«ctica recien-temente inventada en la Iglesia Latina :como pretenden losprotestantes. Vóase agua bendita .

HIDROPAR ASTAS . (Vóase encratitas .HINEMARO. Arzobispo de Reims, que muriá en el aío

de 882, y dejá un gran n‡mero de obras sobre varias mate-rias de dogma y de disciplina : el P. Sirmundo, jesnita, publi-cá estas obras en Par°s el aío de 1645 en dos tornos en fo-lio : y el P. Cellot aíadiá un tomo 3 Š en el aío de 1658 . Estearzobispo fue uno ele los principales adversarios de Godescal-co, que renová los errores de las predestinacianos .

IIIPERDULIA. Culto que se cl« en la Iglesia Catálica «nuestra Seíora la Virgen Mar°a . Esta palabra se compone dela voz griega Y"2r°p que duie decir superior, y ele que sig-nifica culto, servicio . Se llama Julia el culto clue se » l« « los san-tos, ó lziperdtil°ci á culto superior el que se d« « la cuadre deDios, porque siendo la superior « todas las criaturas en gra-cia y en gloria, es justo clue se le atributen homenages y res-petos, rias profundos : que « los otros santos. Pero siempre hay

TQtrio l y.

73

578

II IPuna diferencia infinita entre el honor que « ellos les dirigi-mos, y el culto que tributamos « Dios . Nosotros servimos «Dios por íl mismo, y le adorarnos como Supremo Seóor detodas las cosas ; honramos « los santos por Dios y como ami-gos suyos, corno su getos distinguidos « quien se dign° prodi-gar sus gracias, y son para con íl nuestros verdaderos interce-sores. Ser»a, pues, una tenacidad absurda empeiáarse en soste-ner que el culto de los santos deroga ° rebaja el que debe-mos « Dios. Víase culto, santos .

IIIPOCRESIA. Ficcion ele una falsa piedad . Un hip°critaes un falso devoto que finge la piedad que no tiene . Jesucris-to se opuso con valent»a « este vicio : le reprendi° con fre-cuencia en los fariseos : les aplica la acusacion que Dios dirigea los jud»os en general por las siguientes palabras de un pro-feta : "Este pueblo me honra con sus labios ; pero su corazonest« muy lejos de m» ." San M7at., cap. 15, v. 8. San Pablo en-carga que se evite « los que tienen apariencia ele piedad, ycarecen del verdadero esp»ritu y de virtud . 2 .a Epist. ci Ti-

niot., cap. 3, v . 5 .Este vicio sin duda es odioso ; pero aun es mas el fingi-

miento de despreciar abiertamente la decencia y la religion,y de violar sin reserva las leyes socolor de libertad y sen-cillez. El respeto esterior « las leyes de Dios y de la Iglesiasiempre es un homenaje que les rinden aun aquellos clue notienen aliento para seguirlas. Porque un hombre sea viciosopor car«cter, no hay necesidad de que sea tambien escan-daloso .

Hay hip°critas en materias de probidad, de humanidady de celo por el bien p†blico, igualmente que en materia dedevotion, advirtiendo que los unos son tan picaros como losotros : tambien los hay en materia de religion y (le incredu-lidad. Estos son vinos hombres que se venden por incrídulossin que esten convencidos por ningun gínero de pruebas, y

HIP 579temen interiormente « Dios, contra quien esteriormente blas-feman : un deista de nuestro tiempo los llama fanfarronessdel partido. Estos son sin duda los mas detestables de todoslos hip°critas, por mas que afecten un car«cter enteramenteopuesto .

Generalmente hablando es un rasgo de injusticia y demalignidad el suponer que todos les devotos son hip°critasy clue no hay ninguno sinceramente piadoso. Porque un hom-bre no sea tan perfecto, clue practique literalmente todos losdeberes ciel cristianismo y todas las virtudes, porque tengasu parte ele vicios y defectos hijos de la debilidad de nues-tra naturaleza, no por eso se ira de inferir que su religion esuna pura hipocresia, y clue ni si quiera cree en Dios en lo in-terior de su corazon . Un hombre que nace con malas inclina-ciones , que tan pronto resiste como sucumbe , pero que re-conoc‡ sus faltas, y se las reprende « s» mismo, no hay dudaque es un hombre díbil ; pero no es un hombre de mala fí,un hip°crita, ni un malvado. Cumplen con las pr«cticas dereligion, porque est«n mandadas, porque es un recurso con-tra su debilidad, y porque la violation de un precepto de lamoral no da derecho para violar los demas de beres . Por con-siguiente, es mas sincero y menos culpable que el que trata decalmar por medio de la irreligion los remordimientos ele suconciencia .

Si quisiíramos inferir de lo dicho que un fil°sofo no cree enla virtud , porque tiene vicios, todos reclamarian contra estainjusticia, y sin embargo todos se hacen reos de la misma conlos clue creen en la religion verdadera .

IIIPOLITO (San) . Doctor de la Iglesia y m«rtir, quevivia « principios ciel siglo III, y muri° « lo mas en el aóo 251 .Los sabios estar bastante de acuerdo en que fue obispo, node Porto en Italia, corno creyeron muchos antiguos, sino deAden en Arabia, ciudad que en otro tiempo se llam° Portas

580

1111,.Romanos . Hab«a sido disc«pulo ele San Ireneo y de San Cle-mente de Alejandr«a, y fue uno de los maestros de Or«genes .Sus obras eran nmchas y de grande autoridad entre los anti-guos, pero por desgracia las mas de ellas se han perdido. Sinembargo, nos quedan algunos de sus escritos contra los noe-cianos, un cielo pascual, algunos fragmentos de sus comenta-rios sobre la Sagrada Escritura , una homil«a sobre la Tcofa-nia í la Epifan«a, y su libro ciel anticristo . El sabio Fabriciopublicí en 1716 una buena edition ele todas estas obras, enHamburgo en clos tomos en folio menor con algunas diser-taciones .

IIIPOSTASIS. Palabra griega, clue en su origen significalo mismo que sustancia í esencia, y en teolog«a se toma porla persona . Es un compuesto de i"ira, bajo,y ele I"rua , yo soy, yoexisto : de la union de estas dos palabras griegas vinieron las-Voces sustancia, subsistencia . La fó de la Iglesia es que hay enDios una sola naturaleza una sola esencia y tres hipístasis ítres personas .

Como la palabra griega litoowara ° y la latina persona, toma-rlas literalmente significan la cara, í el semblante ; los Padresgriegos tuvieron por muy dóbiles estos clos tórminos para es-presar las tres personas de la SS. Trinidad, y se valieron dela palabra hipístasis , que quiere decir sustancia í ser subsis-tente. Por lo mismo, admitieron en Dios tres hipístasis, y lla-maron tambien wzion segun la hipístasis í en la hipístasis,la union sustancial (le las dos naturalezas divina y humana enJesucristo .

Los filísofos, elite San Cirilo en una carta » Nestorio,reconocieron tres hipístasis : estendieron la divinidad » treshipístasis y usaron alguna vez ele la palabra Trinidad : de mo-do que no les faltaba mas que admitir la consustancialidad delas tres hipístasis para significar la unidad de la naturalezadivina con esclusion de toda triplicidad relativa » la distin-

HIJ

581cion de naturaleza, y no empeáarse en que es necesario con-cebir alguna inferioridad entre las hipístasis .

Esta voz suscití algunas disputas entre los griegos, y des-pues entre griegos y latinos . En el lenguaje de algunos Padresgriegos parece que Hipístasis es l† mismo que sustancia íesencia : en esta signification ser«a un herege el que dijeseque Jesucristo es una hipístasis distinta de la del Padre, por-que ser«a lo mismo que asegurar que era de una esencia y na-turaleza distinta, pero no todos las griegos lo entendieron eleun mismo modo .

Para combatir » Sabelio, que confudia las tres divinaspersonas, y sostenia que solo eran tres nonibres diferentes, ítres maneras de considerar la naturaleza divina, los Padresgriegos no creyeron que bastaba sostener Tp ‡ix 2rpocwrua, que

quiere decir tres personas ; temieron que entendiesen comoSabelio, tres caras, tres semblantes í tres aspectos (le la Divi-nidad , y prefirieron el que se dijesen ~r ptir ˆ~, aract, r que

quiere decir tres seres subsistentes .Como los latinos entendian por la palabra hipístasis lo

mismo que sustancia í esencia, se escandalizaron , creyendoque los griegos adinitian en Dios tres sustancias í tres natu-ralezas, como los ti-licitas . La lengua latina, menos abundan-te para la teolog«a que la lengua griega, no tenia mas queuna palabra para dar sentido » dos voces griegas ., substanciapara las voces, í.or e ó b r,rncir, y ponia » los latinos en la preci-

sion de distinguir la esencia de la hipístasis : por lb cual se

vieron obligados » 'usar de la voz persona, y » decir tres per-

sonas en lugar de tres hipístasis.En un concilio (le Alejandr«a, presidido por San Atana-

sio, h»cia el aáo 362, se esplicaron los clos partidos, y llega-ron » entenderse : entonces conocieron clue ambos tenian unamisma idea, aunque la esplicaban con clistantas palabras . Si-

guieron los griegos diciendo M«a 6-, jx, 7ptrr v2raraot«r, y ]OS

582

HIPlatinos una essentia « substantia y tres persorzcr : así decimosaun en nuestros chías una esencia, una substancia, unce natu-raleza y tres personas .

Aun cou esto no calmaron al pronto todos los espíritus,porque hacia el aóo 376, estando San Ger«nimo en el orien-te, y habiendo sido solicitado ° que confesase, como los grie-gos, tres hip«stasis en la Santísima Trinidad , consult« al PapaSari D°maso, preguntando lo que deberla hacer, y c«mo de-berla esplicarse. (V»ase Tillemont , tom . 12, p°g. 43 y sig.)

Hablando de un misterio incomprensible, como el de laTrinidad, siempre hay peligro de errar en separarse ciel len-guaje consagrado por la Iglesia. Pero es una injusticia porparte de los protestantes y socinianos el pretender clue losPadres griegos que antes del concilio de Nicca sostuvieronque habia en Dios tres hip«stasis, no solo entendieron trespersonas, sino tauibien tres substancias « tres naturalezas des-iguales, lo cual es absolutamente falso . Estos críticos no losostienen . n i son capaces ele sostenerlo , sino atribuyendofalsamente ° los Padres el absurdo sistema de las emana-ciones. V»ase este artículo .

HIPOSTáTICO. Hablando del misterio de la Encarna-cion se llama esta en la teología union hispostcítica, que eslo mismo que union substancial « personal , la union ele lasclos naturaleza divina y humana en la persona del Verbo para(lar ° entender que la Encarnacion no es una union pura-mente moral , una simple morada del Verbo en la huruani-di.d de Jesucristo, 6 una correspondencia conforme de vo-luntades y acciones, como lo entendian los nestorianos, sinouna union por la cual Jesucristo es Dios y hombre, † hom-bre-Dios.(V»ase P'iicarnacion.)

HIPSISTARIANOS. Hereges ciel siglo iv que liacian pro-fesion de adorar al Altísimo Y"W»rcr como los cristianos ; peroparece que por esta palabra entendían el sol , porque adora-

e

HIS 583ban como los paganos, el fuego y los rel°mpagos : observa-ban la fiesta ciel s°bado y la distincion de carnes como los ju-díos. Se parcelan mucho ° los encuitas « masalianos, y ° loscelícolas. Tillemont, torn. 13, p°g. 315, y San Gregorio (leNacianzo: orat . 19, aseguran que los liipsistarios « hipsista-rianos eran judíos ele origen , que establecidos por muchotiempo en la Persia , se habian dejado arrastrar , seducidospor los magos, al culto del fuego, aunque por otra parteaborrecían los sacrificios de los griegos.

HISTORIA. Uno ele los argumentos que oponen al cris-tianismo los incr»dulos modernos es que su establecimientocontribuy« mucho ° que se apagase la antorcha ele la crítica,y se disminuyese la certidumbre de la historia . En lugar elelos acnofontcs, los tito-liv ios, los polivios y los t°citos no seven, dicen ellos, entre los cristianos sino hombres llenos (leespíritu ele partido, que no refieren los hechos sino para con-firmar sus opinones : las memorias del siglo iv no son mas queinsípidas relaciones. Solo clos autores apreciables pudieronprevalecer y hacerse superiores ° los esfuerzos que se hicie-ron por estinguir sus obras Z«cimo y Amiano Marcelino ;pero no se les d° cr»dito, porque hablan mal ciel cristianis-mo y bien de los emperadores paganos .

Nuestros adversarios no pudieron esplicarse mejor parademostrarnos el esceso ele su prevention . Z«cimo y ArrianoMarcelino en nada se parecen ° Xenofonte, ° Tito Livio, ni° T°cito, y nada tiene de maravilloso el modo con que escri-bieron la historia . No fue el cristianismo quien sofoc« sus ta-lentos porque eran paganos ; acaso no tardar°n los incr»dulosen querer probar que fue por culpa del cristianismo el queuo hubiese desde el tiempo de .t\gusto un poeta como Vir-gilio .

Es absolutamente falso que los cristianos hiciesen el masmínimo esfuerzo por suprimir las historias ele Z«cimo y de

584

HISAnniano Marcelino : lejos de poner en esto inter«s alguno, nos-

otros hallamos en .ellos con bastante frecuencia armas contra

los incr«dulos, que sobresalieron mucho mas que estos dos

autores paganos en el odio contra el cristianismo, y sentimos

sinceramente que se hubiesen perdido los trece primeros li-

bros de Anciano. Pero tambien se perdieron otras obras ele au-

tores cristianos, cuya conservation nos era muy interesante .Los santos Padres preservaron de esta misma suerte las obras

ele Celso y de Juliano contra el cristianismo, se salvaron ciel

naufragio general los libros en que Tícito habla de judóos y

cristianos segun las preocupaciones del paganismo, y se per-

dieron otras clue fueron parte de su trabajo. Se puede asegu-

rar que sin el cristianismo no tendróamos ni un solo monu-

mento de las antig°edades profanas, que solo se conservaron

entre las naciones cristianas .

FA »nico motivo que tienen los incr«dulos para veneraríZácimo, es porque dijo muchos males de Constantino y de

los monges, aunque sobre lo primero le contradigan muchos

autores paganos. Pero ninguna f« les merece el testimonio de

Arriano Marcelino, cuando refiere los vicios de Juliano, y el

milagro que sucediá en Jerusalem cuando este emperador apás-

tata quiso reedificar cl templo de los judóos, ni en lo que diceen favor del cristianismo .

†Es verdad que la oposicion, que alguna vez se encuen-

tra entre los autores paganos y los escritores eclesiísticos, dis-minuye la certidumbre de la historia? Nosotros sostenemosque la aumenta, porque no se contradicen en la sustancia delos hechos, sino en las circustancias, en el carícter y motivos

ele las personas, sobre el bien á el ir tal que resultá de su con-ducta, etc. Por .consiguiente, la sustancia de los hechos quedailesa : por lo ciernas este es el caso de ejercer una sabia cróticadando cr«dito con preferencia í los escritores que parecenrias instruidos y mas juiciosos . Si un autor cartagin«s hubiese

HIS 685compuesto la historia de las guerras p»nicas, se debe creer que

no convendria con Tito Livio sino en la sustancia de los he-

chos : †y de esto se situe clue la historia, de este historiador ro-

mano es mas cierta porque no se halla escritor cartagin«s que

la contradiga? Cuando los autores cristianos no estan en un

todo de acuerdo cou los gentiles sobre un mismo hecho, esun empe‡o absurdo por parte de los incr«dulos el querer que

los »ltimos sean mas dignos de cr«dito que los primeros .

Por lo tanto, ellos son los que trabajan en apagar la antor-

cha de la crótica y (le la historia ., porque no tiene ninguna

consideration, ni dan cr«dito alguno í todo lo clue choca con

sus preocupaciones . En su concepto, todo lo que se escribiá

contra el cristianismo es verdadero, asi como es falso todo lo

que sed ijo en su favor : los santos Padres y escritores eclesiís-

ticos fueron todos unos entusia tas y falsarios ; los paganos, in-

fatuados de idolatróa (le teurgia, de magia, le divinacion, de

sortilegios y ele falsos prodigios, son los autores mas sabios y

mas juiciosos. Cuando nuestros cróticos modernos atacan el

cristianismo, todas las especies e armas les parecen buenas,

fíbulas, imposturas, obras forjadas á apácrifas, falsas citas,falsas traducciones, calumnias, invectivas y chanzas groseras,

blasfemias, etc . Parece que estar persuadidos í que todo hom-

bre que cree en Dios y profesa una religion es í nn mismo

tiempo vicioso « insensato : sino pueden reprender sus acciones,tratan ele envenenar su intention y sus motivos ; al contrario,

todo incr«dulo, cleista, ateo, materialista,ápirránico, es para

ellos un personage respetable y sin tacha : he aquó lo due ellos

llaman la fi.losojˆa clc la historia . Nosotros no conocemos unmedio mejor para destruir enteramente hasta la idea de lahistoria .

HISTORIA SAGRADA á DEL ANTIGUO TESTA-MENTO. Esta historia escrita por autores judóos principia en

la creacion del mundo y acaba en el nacimiento de Jesucris-'roó1'IO Iv .

74

58G HISto , recorriendo un periodo de cuatro rail arios, segun el c«l-culo mas limitado. í pesar de la crótica temeraria (le los incr°-dulos antiguos y modernos, y ciel desprecio con clue hablaronde esta h istoria, sostenemos que no hay ninguna mas respeta-ble por todas consideraciones, mas sabiamente escrita, girelleve consigo amas se»ales de autenticidad y verdad, y enque se vea mas claramente la mano del Todopoderoso .

1 .á La Historia profana hablando en ri por, no vieneser mas que el registro de las desgracias, ele los crómenes ydescarróos del g°nero humano. Solo es interesante por las re-voluciones y cat«strofes : entre tanto que un pueblo crece yprospera en la calma de un gobierno sabio v apacible, nadadice en °l la Ilistorici 1†-ofanua : ella no principia « hablar eleeste pueblo sino cuando se mezcla en los negocios de sus ve-cinos, ‡ sufre por parte de ellos algue ataque : generalmentehablando, los malvados y poderosos hicieron mas papel en elmundo que los hombres de bien . Al contrario, el AntiguoTestamento es la Historia de la religion y ciel gobierno de laProvidencia , y la duracion ele los siglos diy idida en tresgrandes °pocas : « saber, el estado de las familias aisladas y er-rantes, regidas ˆnicamente por la ley de la naturaleza : el es-tado de estas poblaciones, reunidas en sociedad nacional ypolótica, y sujetas « una legislacion escrita : finalmente anunciade lejos el estado ele las poblaciones civilizadas y unidas entresó por una sociedad religiosa universal : nos muestra tan-ibienla revelation siempre relativa « estos tres diferentes estados .V°ase revelaci.on. Un plan tan vasto cono sublime no puedeser obra de la inteligencia humana ; solo Dios pudo concebiry ejecutarle, y nada vemos que se le parezca en ninguna na-eion ciel universo .

2.á Mois°s, historiador principal , se halla precisamentecolocado en el punto crótico para ligar los hechos de la pri-mera °poca con los de la segunda . Un autor mas antiguo (lire °l

t

HIS 587hubiera podido escribir el G°nesis si hubiese tenido las mis-mas instrucciones respecto « la vida de los Patriarcas ; perono hubiera podido referir los hechos consignados en el Exodo,porque aun no habian sucedido. Un escritor mas reciente nohubiera podido hacer ni lo uno ni lo otro : necesitaba habervisto al Egipto y haber recorrido el desierto . De todos los he-breos que salieron del Egipto « la edad viril ninguno entr‡en la tierra de promision sino Josu° y Caleb : los otros todosmurieron en el camino . Numer., cap. 14, Y . 3 : Dcot., cap. 1 .á,v. 35 y 38. Estos dos hombres cran demasiado j‡venes paraque pudiesen haber sido instruidos por los nietos ele Jacob . So-lo I\Iois°s tuvo esta ventaja . Josu°, Samuel, y los domas histo-riadores siguientes fueron testigos oculares ‡ casi contempo-r«neos de los sucesos clue refieren .

3 .á Los pormenores en que entra Mois°s son siempre re-lativos al grado de conocimiento que pudo tener (le ellos . Silos hecho son antiguos y remotos, sn narracion es compen-diosa y sucinta . La Iistoria de mil seiscientos a»os que pre-cedieron al diluvio, se reduce « siete capótulos : los cuatro si-guientes contienen los hechos de otros cuatro siglos basta lavocation de Abraham. En esta °poca principia su narracion« ser mas circunstanciada , porque Mois°s se acercaba « estePatriarca por su bisabualo Levi : once capótulos contienen losanales ele dos mil a»os, y los treinta y nueve capótulos siguien-tes contienen solamente la narration de la Ilistoricc de tressiglos. No encontramos esta sabiduróa en las Ilistoricts anti-guas de los chinos, ele los indios, ele los egipcios, de los grie-gos y de los romanos. Un novelista , juntando los primerossiglos ciel mundo, tenia bellósimo campo para dar curso « suimagination : Mois°s nada inventa ; solo dice lo que habóaaprendido por una tradition cierta y segura .

Asó es que sirvi‡ tanibien ele modelo « los otros escritoresde su nacion : estos recuerdan la memoria de sus acciones y

«588

HISde sus leyes, citíndole como un legislador inspirado por Dios :y por la cadena de los sucesos nos hacen ver la sabiduróa desus designios y la verdad de sus predicciones.

4.° No trata, como los autores profanos, de perderse enlas tinieblas (le una antig»edad fabulosa : los cróticos moder-nos se equivocan en juzgar que no di() bastante duracion almundo ; clos á tres mil a†os de mas nada le hubieran costado .Tambien limita mas esta duracion, asegurando que el mundofue renovado por un diluvio universal sin mas distancia desu vicia que la anterioridad de ochocientos cincuenta y cincoa†os. Si se le hubiese podido citar un solo monumento ante-rior í esta ‡poca, se hubiera confundido Mois‡s ; pero no eraposible. El apoya su cronologóa, no en periodos astran‡micosá en observaciones celestes que pueden forjarse como se quie-ra, sino en el nóuˆero ele las generaciones, y en la celad delos patriarcas que tuvo buen cuidado de fijar . Pinta las cos-tumbres antiguas ele las naciones con tal exactitud que nadiepudo hasta ahora encontrarle un defecto, ni en un solo artó-culo, no deja ningun vatio entre los sucesos, todos estín liga-rlos y forman una cadena no interrumpida . Sus sucesores siguie-ron el mismo m‡todo conduci‡ndonos sin interrupc «i on desdela muerte ele Mois‡s hasta los siglos inmediatos í la venida deJesucristo. Ni los unos ni los otros conceden nada ele super-fluo í la simple curiosidad, y no hablan ele las otras nacionessino en cuanto los hechos son necesarios para apoyar á ‰.lus-trar la Ilistoria Sa rada .

S .° Mois‡s fija la escena de los sucesos con innumerablesdescripciones geogríficas ; coloca la cuna del g‡nero humanoí orillas ciel Tigris y del Eufrates : hace partir de las llanurasde Semnaar í todas las familias para dispersarse : ót cada unase†ala su morada ; y Šltimamentc, indica las posesiones y loslómites de todos los pueblos que le circtn dan. Para mayor se-guridad espresa los monumentos de los hechos clue describe,

HIS

589la torre de Babel , el irbol ele Mambr‡, el monte (le Morta,Betel, el sepulcro de Abraam, de Sara, ele Jacob , y los pozosabiertos por estos Patriarcas , etc. No terne clue los hebreosencuentren los lugares que describen (le una manera distintade su description, cuando lleguen í entrar en la Palestina .Los compiladores ele las Historias de los chinos, (le los indios,de los parsis, ele los egipcios, y de los griegos no tomaronnunca estas precauciones : regularmente no se sabe si lo cluerefieren pasá en el cielo á en la tierra .

La escena ele los sucesos de la Historia Sagrada fue elcentro del universo, punto entonces lo mas conocido : por suposicion cl pueblo ele Dios se hallá en relaciones con los pue-blos clue reas figuraban en el mundo, con los egipcios, losírabes, los fenicios, los caldeos, y los asirios : sin la IlistoriaSagrada apenas tendróamos idea de las costumbres, leves,usos y opiniones de estos antiguos pueblos . Aun en el ella sehallan entre los írabes scenitas las mismas costumbres quereinaban en las tiendas ele Abraham y (le Jacob.

6-° Mois‡s no muestra vanidad ni predilection por supueblo : no le supone muy antiguo, ni guerrero, ni mas in-dustrioso , n i mas fuerte que los otros pueblos . Refiere las fal-tas ele los Patriarcas con tanto candor corno sus virtudes, yconfiesa hasta sus propias injusticias ; refiere algunos rasgosignominiosos í muchas tribus, y aun í la suya : no disimulaninguno de los vicios y desgracias de los israelistas : los acusade que fueron y serín en todos tiempos una nation ingrata yrebelde. Algunos incr‡dulos tomaron ocasion de esta conduc-ta de Mois‡s para despreciar í su pueblo y su Ilistoria ; peroesto no prueba duc sean hombres de buen juicio . Si los histo-riadores ele otras naciones hubieran sido (an sinceros veróamosen ella mas vicios y crómenes que entre los judóos .

El mismo candor se observa en los escritores sagradosposteriores í Mois‡s: ellos nos muestran por un lacto í Dios

590

ITISsiempre fiel « sus promesas, velando incesantemente sobreun pueblo ingrato í intratable ; por otro « este pueblo siem-pre inconstante, infiel, í incapaz de corregirse, sino por pla .gas y azotes terribles . Lo que hizo en todos los siglos fue pre-pararnos de ante mano « la conducta que observó con res-pecto « Jesucristo y al Evangelio .

7.' Despues (le la salida ele Egipto escribió Moisís su Ilis-toria en forma ele diario : las leyes que publica, las fiestas ylas ceremonias due establece, sirven de monumento « la ver-dad de los hechos que refiere ; y por su parte estos hechos damnrazon de todo lo que prescribe . Manda « los israelitas queinstruya cuidadosamente « sus hijos : en su °ltimo libro lospone por testigos (le la verdad ele las cosas que les recuerda .As» los hechos, las leves, los usos, las genealog»as, los dere-chos y esperanzas ele la nation, est« todo ligado uno con otro,de modo clue no puede lo uno subsistir sin lo otro .

Tanto como nos asombra el ver salir ele la mano de unsolo hombre una legislacion completa, y formada por decirloas» de rm solo golpe, tanto debe sorprendernos cl ver que nofue preciso tocar en ella en el largo curso de mil quinientosanos. Nunca se separaron de ella los jud»os sin ser castigarlos,y siempre se vieron eu la precision de volver « su ol .scrvan-cia. Aun en el dia ir»an « restablecer « la Palestina y ponerlaen todo su vigor si estuviera en su mano el hacerlo . Este fe-nómeno no es conforme « la marcha ordinaria (le la natura-leza humana, ni se ven ejemplos (le este fenómeno en puebloalguno de la tierra .

8.á Por lo mismo, es cierto que ninguna nation fijó massu interís y su atencion en conservar su Historia con el ma-yor cuidado. No solamente le fue imposible tocarla y alterar-la, porque no hubiera podido hacerlo sino por una conspi-racion general (le todas las tribus, sino qnc la preservaban eleeste atentado sus mismas pretenciones, sus esperanzas, y sus

II I S 591preocupaciones : los jud»os miraron siempre su suerte y laconstitution de su rep°blica como obra (le las manos ele Dios.~u °ltimo estado en la Palestina tenia tina conexion esencialcon la cadena ele las revoluciones que habian precedido : estacadena su1u hasta Moisís ; y su Historia, as» corto est«, subehasta los Patriarcas y la creacion del universo .

La Ilistorict (le los (lemas pueblos solo puede interesar porcuriosidad ; pero la Historia Sagrada nos pone « la vista nues-tro origen , nuestros derechos, y nuestras esperanzas en estemundo y en la vida futura ; no podemos leerla con refle ionsin bendecir « Dios por Haber hecho que naciísemos en lamas feliz de todas las ípocas, en que gozamos ciel curnpli-miento de las divinas promesas, y de la abundancia de graciasdistribuidas por Jesucristo : el ejemplo (le los jud»os reproba-dos por Dios, y castigados por diez y siete siglos, nos hacecomprender lo peligroso que es el abusar de sus beneficios .

Tambien vemos clue los escritores mas instruidos v masjuiciosos son los que veneran mas la historia Sctgrctcla . Li-mit«ndonos « los de nuestra nacion , el autor del Origen clelas Ici es, artes y ciencias ; el de la Ilistorict clc le† Antigua As-ta‡ozonztct ; el del mundo jzrinzitic-o conzharctdo con cl mundomoderno, tomaron la Ilistorict Sagrada por base (le sus inda-gaciones, porque sin ella es imposible dar un paso en mediode las tinieblas de la historia An/ glaa . ˆQue diferencia se no-ta entre tan sabias obras y las fr»volas disertaciones ele los in-crídulos, quienes no leyeron la Historia Sagrada sino parabuscar en quí emplear su censura, y juzgar de ella con todala temeridad de una iánorancia presuntuosa!

Despues de haber visto que eran vanas sus tentativas pa-ra trastornar esta Historia por la cronolog»a y las tradiciones(le los diferentes pueblos del mundo, se lisonjearon de ata-carla victoriosamente por medio ele las observaciones ele la f»-sica y de la Historia natta -al . ˆ Loca esperanza! Un f»sico mas

592

HT S

sabio que toclos ellos, prob« que la inspeccion clel globo,

principiando desde la cima de los montes ieas elevados, has-

ta el corazon ele las ruinas nias profundas, lejos de contrade-

cir la Historia Scigrcicla, la confirma en toclos sus puntos:

que los diversos sistemas cle cosmología formados en nuestros

dias para trastornar su certidumbre son cieniostrativ iniciite

falsos por los iiiismos Hechos que alegaron sus autores . Así

la confortiiicia(1 ele la narracion ele lc s autores sagrados en el

estado actual del glo1to, es una ele las pruebas mas fuertes

de la verdad ele la revelation . Lettres sur l'histoire de la terreet cle 1-homíne, 5 vol. en 8.ó , Paris 17 7 9 .

Otro escritor mas reciente, al paso que buen observador,

repite mas de una vez que si se quiere conocer la naturalezacomo es eu sí, es preciso estudiar, principalmente cn la His-toria Sagrada : Estudios de la Naturaleza, 3 vol . cii 12 .ó, Pa-

rís, 1784 .HISTORIA EVAI\TGELICA. V°ase Evangclios) (his-

toria .HISTORIA ECLESIASTICA. Es la historia del estableci-

miento, progresos y revoluciones clel cristianismo desde el

principio de la predicacion del Evangelio basta nuestros días,

que comprende un periodo ele 18 siglos . El conocimiento ele

esta historia es una parte esencial ele la Teología, porque no

es una ciencia ele invenc*ton sino ele tradicion, clue cotisisteen saber lo que Jesucristo ense»« por sí misriio o por sus

Ap«stoles , y c«mo fue atacada y defendida esta doctrina . Por

lo mismo, la Historia Eclesid .,tica es la continuacion ále la Ilis-torict Sagrada con respecto † la tercera °poca de la reve-

lacion .Eu todos tiempos sufri« contradiciones, y las stifrira siem-

pre la doctrina ele Jesucristo : los combates gncla iglesia tuvo

que sostener en los siglos pasados fueron una especie ele pre-

ludio de los que esperinientamos en cl dia, y la victoria clue

consiguto sobre sus antiguos enemigos nos asegura cle ante-

mano la derrota de sus adversarios modernos .

Las fuentes de la Historia Eclesi(i.slicci son los escritos cle

los Ap«stoles, ele los Evangelistas, y de los Padres que le su-

cedieron , las actas cle los m†rtires, las de los concilios, y las

memorias cle los historiadores. llegesipo, autor del siglo Ii . es-

cribi« la historia clesde la Ascension de Jesucristo hasta el a»o

de 133 . Eusebio , que vivi« en el siglo iv, tenía † la vista

esta lzistorla cuando escribi« la suya , y la continu« hasta el

ario 320 o 323. S«crates , Sozomeno y Teodoreto la continua-

ron hasta cerca elel ario 431, y Evagrio basta el de 594. Fi-lostorgio , que vivia fines del siglo iv , escribi« esta misma

historia , iínicamente con el fin de favorecer el arrianismo

que profesaba. Ninguno de estos historiadores pudo estar in-

formado esactamente de lo que pasaba en las otras partes delmundo , porque todos escribieron en el oriente.

De todos los modernos que emprendieron la misma car-rera, el Abad Fleury es el que escribi« la historia mas coin-pleta : acab« en el concilio cle Constanza en 1414 ; y era dedesear que hubiese hecho tantos progresos corno °l su conti-

nuador , que estendio su Historia Eclcsicistica hasta el a»ode 1595 . Convienen los sabios en quc aun cl mismo Fleurytiene mueho que rectificar : despues ele la publication ele suhistoria trabajaron otros en aclarar y desenvolver algunoshechos y monumentos. El cardenal Orsi pul lic« en italianouna historia ele los seis primeros siglos de la Iglesia en veintetomos en 4.ó y en 8.ó, y en ella iumpugna muchas cosas cleFleury, aunque no siempre estan favorables † su partido losliolandistas. El P. Alamacl†', sabio dominico, di« † luz unaobra en cinco tomos , en 4.ó, en duc hace ver los errores delos protestantes en materia de Historia Eclesl(ística ~*~ .

(') No puedo menos de recomendar la historia Eelesí†stica escrita porel llustrísimo Seilor Don Felix Amat , abad de la Granja , y arzobispo de

TObIO IV .

75

594

HISPor poco que se reflexione se admirar« la providencia

de Dios en el modo de conducir su Iglesia . Segun las díbilesluces de la prudencia humana, las persecuciones de los empe-radores y demas próncipes paganos hubieran sofocado el cris-tianismo en su orógen ; y las heregóas que la atacaron en todoslos siglos serian capaces de destruirla . Despues de la irruptionde los b«rbaros, parece que la ignorancia pudo sepultar « untiempo la religion y las ciencias . La corruption de costum-bres, que tanto circula por todas las naciones , predisponelos espóritus contra una doctrina que la condena, y hay tiem-pos en que parece prescribir contra el Evangelio ; pero Dios,que vela sobre su obra, se vale para su conservation de lasmismas borrascas que amenazan trastornarla .

El dogma , la moral , el culto exterior y la disciplina sonlos cuatro principales objetos que deben f jar la atencion elelos te°logos cuando leen la Historia Eclesi«stica . Los dos pri-meros son invariables ; pero muchas veces parecen oscurecer-se por las disputas, y es preciso seguir el hilo de las mismaspara fijarse y tomar el verdadero sentido de los decretos dela Iglesia clue decidieron las cuestiones . El culto esterno pue-de tener mas ° menos esplendor, y es preciso observar su co-nexion y sus relaciones con el dogma . La disciplina varóa Be-gun las revoluciones, las costumbres, las leyes civiles, y el ge-nio de las naciones ; pero nosotros vemos en ella puntos f jos íinvariables, de los cuales no se separ° ni se separar« nunca laIglesia, y esto se llama disciplina interior .

Cuando se considera en la Historia Eelesi«sticcz la multitudde heregóas, y los decretos ele los concilios que las condena-ron, un lector poco ilustrado ser« capaz de inclinarse « creer

Palmira , prefiriendo la edition de nladrid de i So ; . Tendra algunas faltas,pero debe ser preferida a todas las demas por ser obra original espa»aola .

IIIS 59~que la Iglesia invent° nuevos dogmas, ele lo cual la acusan,aunque injustamente, algunos incrídulos, copiantes deloshe-reges. Desenvolver las consecuencias ele un dogma , esplic«n-dole en unos tírminos que sean capaces de prevenir las fal-sas interpretaciones que pueden d«rsele , no es inventar unanueva creencia ; y esto es cabalmente lo que hace la Iglesia .

El misterio de la Santósima Trinidad, por ejemplo, esta-ba espresamente revelado en las palabras de Jesucristo : i'au-tizad ci todas las naciones en el. nombre ciel Pudre , clel Hijoy ciel Espóritu Santo , y en otros testimonios de la Sagrada Es-critura. Asi lo creóa la Iglesia antes que los hereges le hubie-sen atacado. Pero unos se empeáaron en que cl Ilijo era unacriatura, y otros en que el Espóritu Santo era un clon de Diosy no una persona. Para conservar en su pureza el dogma re-velado, fue preciso decidir contra los primeros, que el Hijode Dios no es una criatura, que no fue hecho, sino engendra-do antes de todos los siglos, y que es consustancial al Padre :contra los segundos ; que el Espóritu Santo es tala persona queprocede del Padre y del IIijo , y clue es un solo Dios con elPadre y el Hijo, porque asi lo enseáa el Evangelio . Estas de-cisiones nada establecen de nuevo , sino que desenvuelven yfijan el sentido que se daba t las palabras ele la Sagrada Es-critura antes del nacimiento de las heregóas . Lo mismo suce-de con otros artóculos ele fí, y muchos preceptos de moral,que impugnaron ° interpretaron malamente los hereges.

Si se introdujo en el culto esterior alguna nueva ceremo-nia, fue siempre para profesar de una manera mas clara lasverdades de fí que los hereges querian poner en disputa . Asila triple immersion en cl Bautismo , el Triscaio ° tres vecesSanto , el Kirie repetido tres veces por cada persona divina,la doxolobia ° glorificacion dirigida « las tres divinas perso-nas, la seáal de la Cruz repetida tres veces, etc . , sirvieronpara espresar de una manera sensible la igualdad de estas tres

596

HIS

personas. Algunos de estos ritos se sacaron ele la Sagrada Es-

critura , « vinieron de los Ap«stoles ; otros fueron aíadidos

despues para hacer que la profesion de fó saltase ° los ojos

de los fieles mas sencillos .

En el siglo xi, cuando Berengario neg« la presencia real

ele Jesucristo en la Eucarist»a , se introdujo la costumbre de

elevar la Hostia y el C°liz inmediatamente despues de la con-

sagracion , para que los fieles adorasen la presencia real (le

Jesucristo en este Sacramento . áSe sigue de aqu» que antes no

se adoraba ° Jesucristo en los Altares? De ninguna manera;

los Santos Padres del siglo iv hablan ya ele esta adoracion .

Segun las liturgias orientales , se hace inmediatamente antes

de la comunion ; pero probaremos que las liturgias son ante-

riores al siglo i-v, aunque no se hubiesen escrito hasta aquel

tiempo.Tampoco se hizo mudanza alguna en la disciplina sin ne-

cesidad. Los c°nones apost«licos redactados h°cia el fin del si-

glo iz, « ° lo menos en el i†, nos muestran ya en sustancia

la misma forma ele gobierno clue se observ« en los siglos si-

guientes. Los concilios posteriores hicieron nuevas leyes, ‡ni-

camente para reprimir los nuevos abusos que principiaban °

introducirse. Cuanto mas se lea la Historia Eclesiu»stica, masse notar° el respeto con que la Iglesia mir« siempre los ritos,

las leyes y las costumbres de los primeros siglos .En cuanto ° la utilidad del estudio de la Historia Ecle-

si°stica , copiaremos las palabras de Mr . Fleury : "En ella se

vó , dice, tina Iglesia que subsiste sin interruption por tina

serie continuada de pueblos fieles, de pastores y ministros,

siempre visible ° la faz de todas las naciones, siempre distin-ta, no solo de los infieles por el nombre de cristiana, sino

tambien de las sociedades heróticas y cism°ticas por el nom-bre de cat«lica « universal. Siempre hizo profesion ele no en-

seíar sino lo que recibi« desde el principio, y de refutar

HIS 597toda doctrina -nueva : si alguna vez hace nuevas decisiones, yusa de palabras nuevas, no es para formar « espresar nue-

vos dogmas, sino solo para declarar lo que siempre crey«, yaplicar remedios convenientes ° las nuevas sutilezas ele los

heredes. Se tiene por infalible en virtud de las promesas de

su fundador, y no permite ° los particulares examinar lo dueella ha decidido. La regla de su fó es la revelation divina,que comprende, no solamente la Sagrada Escritura, sinotan-

bien la tradicion, por cuyo medio conoce la Escritura misma.En cuanto ° la disciplina', vemos en esta historia una po-

l»tica del todo espiritual , y del todo celestial, un gobier-no fundado en la caridad, clue tiene por ‡nico objeto la cari-

dad p‡blica, sin ningun interes ele los que gobiernan . Son lla-mados por el Alt»simo : la vocation divina se declara por la

election de los otros Pastores y el consentimiento ele los pue-blos. Se les elige ‡nicamente por su mórito, y ° muchos con-

tra su voluntad : la caridad y la obediencia es lo que ‡nica-mente los obliga ° que acepten el ministerio, ciel cual no re-

portan mas fruto que el trabajo y los peligros, y entre estos

no es el menor el de envanecerse con el afecto y venerationde los pueblos, que los miran como lugar-tenientes ciel mis-

mo Dios. Este amor respetuoso del rebaío forma toda su au-

toridad : ellos no pretenden dominar como los poderosos del

siglo, y hacerse obedecer por la fuerza esterior ; su fuerza est°

solo en la persuasion : consiste en la santidad de su vicia : sudoctrina y su caridad, que incesantemente manifiestan a surebaío por toda especie de dones y de beneficios, los hacen

dueíos ele los corazones de todos los fieles . No usan ele esta

autoridad sino para bien del mismo rebaío, para convertir

° los pecadores, reconciliar ° los enemigos , y contener ° to-

das edades y sexos en los l»mites ciel deber y la sumision ° la

ley de Dios. Ellos son dueíos de los bienes como ele los cora-

zones, y solo se sirven de aquellos para asistir ° los pobres,

598

HISviviendo ellos mismos pobremente , y muchas veces del tra-bajo de sus manos . Cuanto mas autoridad tienen , tanto me-nos se atribuyen : tratan de hermanos « los sacerdotes y di«-conos : no hacen cosa importante sin su consejo, y sin parti-ciparlo el pueblo . Los obispos se reunen con frecuencia paradeliberar juntos los negocios ele la mayor entidad , Y suelencon mas frecuencia comunicarse mítuamente por escrito : (leeste modo la Iglesia esparcida por toda la tierra, no es masque un solo cuerpo perfectamente unido en la moral, en eldogma y en la disciplina .

>s La polótica humana ninguna parte tiene en su conducta .Los obispos no tratan de sostenerse por ningun ioteres per-sonal ., ni por riquezas, ni por cr°dito, ni por favor con lospróncipes y magistrados con pretesto del bien (le la religion.Sin tomar partido en las guerras civiles, tan frecuentes en unimperio electivo, reciben pacóficamente los se»ores que lesdestina la Providencia por el curso ordinario ele las cosas hu-manas : obedecen con fidelidad « los próncipes paganos, aun-que sean sus perseguidores, y resisten « los próncipes cristia-nos cuando tratan de sostener algun error , á de turbar la dis-ciplina . Su resistencia empero se reduce « refutar lo que seles pide contra los c«nones, y « sufrirlo todo hasta el íltimosuplicio mas bien que conced°rselo. Su conducta es recta ysen_illa, firme y vigorosa, sin altaneria, prudente sin disfrazni disimulo. La sinceridad es el car«cter propio de esta poló-tica celestial ; y como ella no trata sino de dar« conocer la ver-dad y ele practicar la virtud, no necesita ele artificios ni (lerecursos estraordinarios, sino que se sostiene por só misma :cuanto mas subimos « la antigiiedad eclesi«stica mas remota,tanto roas vemos brillar en ella este candor y noble simplici-dad, de nodo que no se puede <ltid,tr que los Apástoles se lainspiraron « sus amas fieles discópulos al confiarles el gobiernode las Iglesias . Si hubiesen tenido algue otro secreto, se lo

HIS 599habrian ense»ado , y el tiempo lo habróa descubierto. No seimagine clue esta simplicidad fue un efecto ciel poco espórituá ele la grosera education de los Apástoles á de sus primerosdiscópulos. Los escritos de San Pablo, mirados sencilla v na-turalmente, los ele San Clemente papa, de San Ignacio y SanPolicarpo , nos dan una idea mas que mediana ele su espóri-tu ; y en los siglos siguientes se v° la misma simplicidad deconducta unida « la mayor sutileza de ingenio, y « la elo-cuencia mas poderosa.

Bien s° que todos los obispos, aun en los mejores tiem-pos, no siguieron con igualdad estas sagradas reglas, y clue ladisciplina de la Iglesia no se conservá tan pura y tan invaria-ble como su doctrina. Todo lo que consiste en la pr«ctica de-pende en parte (le los hombres, y se resiente de sus defectos .Pero es constante que en los primeros siglos los mas de losobispos eran segun la description que acabamos ele hacer ; yque los que no eran asó, eran mirados como indignos de suministerio . Tambien es cierto que en los siglos siguientes sepropusieron siempre por norma la antigua disciplina que seconservá á restituyá en cuanto lo permitieron las circunstan-cias. Por lo menos, fue admirada y deseada, (le modo que losvotos de todos los hombres de bien fueron siempre confor-mes en pedir « Dios su restablecimiento, y hace doscien-tos a»os que vemos un efecto sensible de estas oraciones . Es-to seróa bastante para escitarnos « conocer tan venerable an-tig†edad , y alentarnos « estudiarla cada vez con mayoresansias.

Ultimamente, lo clue debe considerar el lector en esta las-toria, y que est« mas universalmente al uso y alcance de to-dos, es la practica de la moral cristiana . Leyendo los librosde piedad antiguos y modernos, y aun el mismo . Evangelio,suele ofrec°rsenos este pensamiento : estas son bellósimas m«--Nimas ; pero ‡son practicables? ‡Pueden los hombres llegar «

600

HISsemejante perfection? Vamos « demostrarlo : lo que se Tracees realmente posible, y los hombres pueden practicar con lagracia de Dios lo que la misma hizo clue practicasen tan innu-merables santos, que no pasaban de la esfera de hombres ;ninguna duda debe quedarnos respecto « la verdad del he-cho : se puede asegurar que los hechos de la Historia Eclesi«s-tica son tan ciertos, y aun rias testificados que los de ningu-na historia hum ana .

En ella se vr,r« todo lo que los filísofos enseóaron respec-to « las costumbres practicado al pie de la letra por ignoran-tes, por artesanos, y por mageres sencillas : se ver« la ley deMoises, muy superior « la filosof°a humana, conducida « sumayor perfeccion por la gracia de Jesucristo : y si entramosun poco en los pormenores, se ver«n gentes verdaderamentehumildes despreciando los honores y la reputation, conten-tos con pasar su vida en la oscuridad y el olvido de los demas :pobres voluntarios, renunciando los medios leg°timos de en-riquecerse 6 despoj°uidosc de sus bienes para vestir y alimen-tar «' os pobres. Se ver« la dulzura, el perdon de las injurias,el amor de los enemigos, la paciencia basta la muerte y enlos mas crueles tormentos, primero que abandonar la verdad :la viudez, la perfecta continencia, la virginidad misma, des-conocida hasta entonces, conservada por personas de ambossexos, y alguna vez hasta en el mismo matrimonio : la fruga-lidad y sobriedad, los ayunos frecuentes y rigorosos : las vigi-lias, los cilicios y todos los medios ele castigar al cuerpo y dereducirle « servidumbre : todas estas virtudes practicadas, nopor algunas personas singulares, y s° por una multitud infi-nita. Finalmente, solitarios innumerables que lo renunciantodo por vivir en los desiertos, no solo sin servir « nadie depeso, sino tambien Haci»ndose sensiblemente átiles por sus li-mosnas y curaciones milagrosas : unicamente ocupados en do-mar sus pasiones, y en unirse « Dios, en cuanto es posible «

HIS

601unos hombres cargados con un cuerpo mortal :" primer discur-so sobre la Historia Ecleait°,tica, nám. 10 y 11 .

Seria de desear que el Abad Fleury hubiese notado el ori-gen y la energ°a (le los ritos del cristianismo con tanta esae-titud como las costumbres y la disciplina, y que nos hubiesedado « conocer las antiguas liturgias tan esactamente comolas obras de los Padres, porque unas y otras contribuyen igual-mente « probar la perpetuidad de la doctrina cristiana . Perocuando este sabio emprendií su obra no habia hecho pordesgracia tantos progresos esta parte de la Historia Eclesic°s-tica . Aun no se habia+'r hecho sobre las liturgias las esquisitasy sabias indagaciones que hicieron despues el cardenal Toma-si, D. Matillon, el Abad Renaudot, el P . Lebrun, el P. Less»e,Asernani, Muratori, etc . Estos conocimientos se hicieron des-de entonces una parte esencial ele la erudition eclesi«stica .

Ann cuando no se leyese sino para divertirse y satisfacerla curio idad, †dínde hallaremos sucesos mas variados, esce-nas mas virtuosas y revoluciones roas inesperadas? La I/isto-ria Eclesi«stica tiene tal conexion con la historia civil de to-das las naciones de la Europa . y del Asia, que la una no pue-de conocerse esactamente sin la otra . No sucedií revolutionalguna en la Iglesia que no fuese la cansa í el efecto de untrastorno en el estado civil y pol°tico de los pueblos . Sin losmonumentos eclesi«sticos apenas tendr°amos alguna idea delorigen, de las hazaóas, de las costumbres y de la legislationele la mayor parte de las naciones .

Los protestantes pudieron por inter»s de sistema obsti-narse en decir que los que leen la historia Eclesic°stica no venen ella reas que los vicios ele los obispos, y singularmente (lelos papas. Convenimos eu que el modo con que ellos la escri-bieron no es muy propio para edificar los lectores, porque solohicieron una coleccion ele esc«ndalos . Buscaron en los analesde la Iglesia, no los talentos y virtudes de sus pastores, sino sus

rota tv.

76

602

HIS-vicios y defectos : ellos no tuvieron cuidado sino de lo que po-dia servir para hacer odiosos « los ministros (le la religion : asies que les han atribuido muchos crímenes que jamas cometie-ron, fraudes piadosos, un porte injusto con los hereges, y unaambicion « la cual sacrificaban los intereses religiosos, etc.: fin-gieron pasar en silencio las causas que introduj eron la rela-jacion en el clero y en los m onasterios, como las incursiones yestragos de los b«rbaros, las usurpaciones de los nobles des-pties ele la ruina ele la casa de Carlomagno, la peste y las de-mas plagas del siglo xiv, contra las cuales no tenia recursosla prudencia humana . El designio de estos pórfidos escritoresera el ele persuadir « sus prosólitos que desde el principio delcristianismo manifest° Dios la necesidad de una reforma, yque no la puso en ejecucion hasta el siglo xvi . »Tan maravi-llosa fue esta reforma, que fue menester prepararla por espa-cio (le quince siglos?

Si alguna vez se vieron precisados « confesar el mórito dealgun Padre de la Iglesia, estos censores atraviliarios no secansan (le aplicar « sus pasages restricciones malignas concierto aire (le sinceridad . Cuando no se atreven « disimularlo virtuoso de una accion, tratan de envenenar sus motivos :si la conducta ele algunos obispos prepar° sucesos desagrada-bles que la prudencia humana no podia preveer, los hacenresponsables de las consecuencias, como si estos pastores de-bieran tener espíritu ele profecía .

Si se trata de nuestros dogmas, acusan « los Padres de ha-ber alterado su sencillez con la mezcla ele la filosofía oritntal,° las opiniones de Pit«goras ° de Platon . Si se trata de la mo-ral, los acusan de malos maestros por haberla tratado sin or-den, sin mótodo y sin principios, y haber ciado muchas leccio-nes falsas. Si. se ven precisados « confesar su erudition, dicenque les falt° crítica, que no supieron las lenguas orientales,ni la física, ni la Historia natural : podrian tambien aáadir

HIS` 603que no estudiaran el «lgebra y la geometría . Si se trata (le juz-gar de sus disputas con los hereges, sostienen que no los en-tendieron ° que les atribuyen errores que nunca soáaron, °que los combatieron con falsos discursos . Si se trata de espo-ner el culto estertor, dicen que le cargaron de pr«cticas su-persticiosas, de ceremonias pueriles tomadas ele los judíos °de los paganos, para dar mas importancia « sus funciones, ylisonjear el gusto ciel pueblo ; y clue todas estas pr«cticas lasacreditaron con fraudes piadosos, falsas tradiciones y farosmilagros, etc .

Si este cuadro fuese fiel, aunque no fuera sino « medias,seria preciso concluir que Jesucristo en lugar de cumplir «su esposa la Iglesia lo que le Babia prometido, principi° «lo mas cien aáos des pues de su ascension, « tratarla cono unamo irritado manifest«ndole su aversion, y no d«ndole porespacio de catorce siglos amas que unos pastores capaces dedescarriarla y pervertirla . Seria preciso inferir que en tanlarga duration no pudieron los fieles conseguir en la Iglesiasu salud eterna, y que San Pablo en el hecho de exortar « losfie'.es « clue obedezcan « sus pastores, les d« la election masperniciosa. No podemos concebir con-mo pudieron preocuparsecon ideas tan desatinadas unos hombres tan ilustrados y detanto talento .

Tal es sin embargo el mótodo con que los centnriadoresde Magdebourg, Basnage,e, Fabricio, Le Clerc, Mosheim, Tur-relin y otros, trataron la Historict .L'elcsidsticcr, y en estas fuen-tes impuras adquirieron sus conocin -iientos hist°ricos nuestrosfil°sofos modernos. Buscaron (le intento el veneno para tomarloy emponzoáar « sus lectores . Los protestantes no pensabanen formar semejantes prosólitos : no reflexionaron que desa-creditaban el t:†ristianismo « lus ojos de los incródulos, desf-gurando el cuadro ele la Iglesia Romana . Al contrario, cuando tratan de la historia ele su pretendida reforma, todas las

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HODcosas cambian de aspecto, todos los ministros son sabios deprimer orden, sabios y h«roes : todos los medios son legíti-mos, y todas las intenciones puras y rectas . Los eclesiósticos ylos frailes, que antes de su apostasía eran hombres ignoran-tes, est°pidos y viciosos, no bien abjuraron su antigua f«cuando se tornaron en Ap»stoles completos .

Lo mas singular es, que estos mismos historiadores pro-testantes en sus sabios prefacios no acaban nunca de cacarearla equidad, la sinceridad, la imparcialidad y el odio contratodo espíritu de secta » de partido : se trazan ó sí mismos lasmas bellas y perfectas reglas ., y apenas toman la pluma cuan-do todas las infringen y en casi todos los artículos de esteDiccionario que pertenecen ó la historia Eclesióstica nos ve-nos precisados ó reprender sus prevenciones y ó combatirlas .

áC»mo podremos creerlos, si nunca los vemos de acuerdoconsigo mismo? No hay apenas un solo hecho en la HistoriaEclesióstica (le los tres primeros siglos presentado (le un mis-mo modo por los escritores (le las tres sectas protestantes .Loscalvinistas lo refutan todo, todo lo envenenan , y no ven loshombres ni los acontecimientos, sino con los ojos obcecadospor el odio mas profundo . Los anglicanos, menos fogosos, res-petan la antigiiedacl , y se parecen mucho ó los escritores ca-t»licos . Los luteranos buscan ó tientas un medio contra lasotras dos sectas ; pero quieren agradar la una y la otra, y tanpronto propenden al anglicanismo como al calvinismo . Des-pues (le haberlos comparado ó todos, » es preciso caer en elpirronismo, » consultar solo ó la crítica y buen juicio. No po-demos concebir c»mo se atreven estos escritores ó acusarnosde preocupacion, (le prevention, de ceguedad sistemótica y deestupidez, etc. Prescindiendo de nuestras luces, creemos ha-ber probado en la mayor parte que merecen mejor que noso-tros todas estas acusaciones .

IIODEGOS. Palabra griega que significa dila, y es el tí-

HOF 605tufo de una obra que compuso Anastasio Sinaita ó fines delsiglo V, en la cual espone un m«todo de controversia contralos hereges, singularmente contra los eutiquianos ac«falos .

El c«lebre incr«dulo Tolando public» con el mismo títulouna disertacion sobre la columna (le nube que servia de guíaó los israelitas en el desierto, que dirigia sus marchas y cam-pamentos, y alumbraba toda la noche . La intencien de este es,critor fue el probar que este fen»meno nada tenia de milagroco, y que era una especie de lómpara colgada del remate de unlargo palo . Eii el artículo nube refutaremos este : necio delirio.

HOFMANISTAS. Sectarios de Daniel IIofmann, luteranoy profesor (le teología en la universidad de Helmstadt. Ela†o 1598, fundado en algunas opiniones particulares de Lu-tero, sostuvo este te»logo clue la filosofía es un enemigomor-tal de la religion, y clue lo que es verdadero en la filosofíaregularmente es falso en la teología . El c«lebre Bale renov»en cierta manera esta opinion, empe†óndose en sostener quemuchos dogmas (.leí cristianismo no solamente son superioresó las luces de la razon, sino tambien contrarios ó ella, sujetosó dificultades indisolubles, y que es preciso renunciar las lu-ces naturales para ser verdadero creyente . La opinion de Ilof-mann suscit» muchas disputas y caus» muchas turbaciones enlas escuelas protestantes de Alemania . Para calmarlas, el du-que de Brunswick, despues de haber consultadoó la univer-sidad'de Rostoe, oblig» ó IIofuiann ó retractarse p°blicamente,y ó ense†ar que la -verdadera filosofía no se opone ó la ver-dadera teología .

Acusan tambien ó este profesor » ó sus discípulos dehaber ense†ado, como los antiguos gn»sticos, que el Hi-jo de Dios se hizo hombre sin haber nacido del seno deuna muger y de haber imitado ó los novacianos sobre la ini-posilbilidad (leí perdon para los que recaen en el pecado,» para los pecadores reincidente. Este es uno de los ejemplos

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HOLdel libertinage de esp«ritu í que se entregaron los protestan-tes, despues clue sacudieron el yugo de la autoridad de laIglesia. Mosheim, Historia Eclesiística, siglo xvi, seco . 3 .-1,part. 2.a, cap. 1, ó 13 .

HOLOCAUSTO. Palabra formada clel griego 0"a , r, quequiere decir todo, y K-i J°cr, que significa quemado ; era unsacrificio en que toda la v«ctima se consurnia por el fuego .Se distingu«a cle los otros sacrificios en cine cornian la carnede la v«ctima los asistentes . El objeto del holocausto era reco-nocer y manifestar el supremo dominio de Dios sobre todaslas criaturas vivientes.

No por eso los que le ofrecian estaban en la persuasion deque la Divinidad se nutr«a » se lisonejaba con el huelo y elolor de las carnes quemadas. Este error grosero ele los paga-nos nunca se ofreci» í la inraginacion de los adoradores delverdadero Dios, y se reprueba espresamente en los libros sa-grados . Salm. 49, v . 13 . Isai, cap. 1 .á, v. 11 , etc. En ellos serepite con frecuencia que Dios no atiende sino í los Senti-mientos delcorazon. As« cuando se dice que Dios recibi» comobuen olor el holocausto que le ofreci» No† despues ciel dilu-vio, Genes, cap. 8, v. 21, es una metífora que gniere decirque agradaron í Dios los sentimientos (le gratitud que mani-festaba No† por medio ele este sacrificio, por haber salvado lavida í †l, í su familia, y í los animales .

Cuando Dios slice í los jud«os por sus profetas que estídisgustado de sils sacrificios » inciensos, Isai, cap . 1 .á, v. 12 ;Jerom., cap. 6, v. 20, etc., les dí í entender que no puedeagradarle un culto puramente esterior, cuando tienen el co-razon lleno ele cr«menes los que se lo ofrecen . Por eso Davidpide al Se‡or que le perdone sus faltas, y conceda gracias ísu pueblo, para que le sean agradables los sacrificios que leofrecieren . Sczlnz . 50 , v. 21 .

Como los sentimientos interiores de religion no se pue-

HOM HOM 607den conservar mucho tiempo en el corazon de los hombres,ni comunicarse í sus hijos sin espresarlos frecuentemente pormedio ele signos sensibles, el culto interior solo no es suficien-te ; son indispensables los sacrificios, las ofrendas, y las cere-monias para recordarnos que Dios es due‡o absoluto de losbienes (le este inundo, que debernos estarle reconocidos cuan-do nos los concede, pacientes y sumisos cuando nos los quita :tal era el sentido de los Ih.oloc, .'ustos .

Parece sin embargo que los escritores sagrados dieron al-guna vez í esta palabra tin sentido mas estenso, en el cualsignifica toda especie (le culto y de ofrenda. As« cuando noaman promete al profeta Eliseo que no volveriaí ofrecer masholocaustos, ni v«ctimas í dioses estra‡os, sino solamente alverdadero Se‡or, lib . 4 de los Reyes, cap. 5, v. 17 ; quieredecir que no darí en adelante ninguna especie de culto í losdioses falsos. En este mismo sentido el profeta Oseas, cap. 14,v. 3 , y San Pablo en la C1)ˆst . ‰, los hebreos, cap. 13 , v. 15,dín el nombre de una victima í las alabanzas y acciones degracias que ofrecemos í Dios . (V†ase sacrificio .)

HOMBRE, NATURALEZA HUMANA . Pertenece í losfil»sofos describir al hombre segun puede conocerse í s« mis-mo por el sentimiento interior y por la reflexion ; pero unte»logo debe considerarle segun las ideas que de †l nos ofrecela divina revelacion . Ella nos le representa, no solamentecorno el reas perfecto ele todos los s†res animados, sino tam-bien corno el rey de la naturaleza, para quien fueron hechastodas las cosas .

Rabia Dios sacado de la nada el cielo y los astros, la tier-ra, las plantas, y los animales cuando dijo : "Hagamos alhombre í nuestra imígen y semejanza, para que presida eluniverso". Despues ele haber dado el s†r í un hombre y íuna muger, los bendij» dici†ndoles : "creced, multiplicaos, yllenad la tierra con vuestra posteridad, someted í vuestras le-

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HO Myes todo lo que respira , todo se hizo para vosotros ". G«nes .,cap . 1.', v. 26 .

Los otros escritores sagrados usaron del mismo lenguaje :el Salmista, penetrado (le admiracion y reconocimiento híciael Criador, esclama : "óQui«n es el hombre, Se°or, para cluevos os ocupeis de «l? óUn d«bil mortal puede ser de este mo-do el objeto de vuestros cuidados? Poto falta para que le igua-leis cou los íngeles : vos le elevasteis al mas alto grado de glo-ria y dignidad : le hicisteis due°o (le todas vuestras obras : to-dos los s«res vivientes fueron sometidos í su imperio, y des-tinados í su uso" . Salm. 8, v . S .

Acaso dirín que la Sagrada Escritura habl» muchas veces-del hombre en muy diferente sentido : el mismo Salmista di-ce en otra parte que el hombre no es mas que un poco depolvo, que es tau d«bil y tan efámero como una flor . que elsoplo que le anima se exhala y no vuelve, Salm . 102, v. 14.Los lamentos y quejidos de Job sobre el destino desgraciadodel hombre no son muy í prop»sito para persuadirnos (le quenosotros somos en la naturaleza unos s«res muy importantes,Job cap. 3, v . 3 , etc .

Pero la mayor » menor duration del hombre sobre latierra no es lo que constituye la dignidad (le su naturaleza :óde qu« le servirla el vivir ací bajo mucho tiempo, si nopuede hallar sobre la tierra su verdadera felicidad? Le faltaun bien que sea mas perfecto y mas durable : «l fue criadopara Dios y para la eternidad . Por lo mismo, la miseria delhombre, como dice Pascal, es quien prueba su grandeza : «lsiente esta miseria , la conoce, y espera el fin y un bien ma-yor despees de esta vida : es el †nico de todos los seres queconoce su destino futuro. Tambien era este el consuelo deJob : aguardaba su †ltimo dia, como el jornalero aguarda elsalario de su trabajo, cap . 14, v. 6 .

Por falta de este conocimiento degradaron al hombre los

ii O .NI

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fil»sofos antiguos y modernos, clue ni creen en Dios, ni tie-nen del Nombre una idea mas favorable . Ellos no quieren confe-sar qne cl hombre fue criado í imígen de Dios, que los otross«res fueron Hechos para «l, ni que «l es de una naturalezasuperior í la de los animales. Algunos han llegado con la mi-santropáa hasta el punto de sostener que la naturaleza tratamucho mejor í los animales clue al hombre.

En cuanto al primer punto, es preciso que estos l»gicostan profundos no hayan esperimentado nunca que tienen unalma : nosotros, que lo esperimentamos, pensamos de unamanera riel todo diferente . El dominio que ejerce nuestra al-ma sobre la porcion (le materia clue le estí unida, nos pintaen cierto modo la accion omnipotente del írbitro del univer-so. La multitud, la variedad, la rapidez de las ideas de nues-tra alma, la felicidad (le su memoria, y sus presentimientosdel porvenir parecen aproximarla í la inteligencia suprema,que de una mirada abraza todos los tiempos, todos los lugares,y todas las revoluciones de las criaturas. La fuerza que tienenuestra alma para arreglar sus voluntades , reprimir sus de-seos, y calmar los movimientos tumultuosos de las pasiones,imita por lo menos d«bilmente el imperio que Dios ejercesobre todos los seres. Las miradas que sin cesar arroja sobrelo futuro, la estension de sus esperanzas, y el sentimiento pro-fundo de su inmortalidad, (le que ella misma no puede des-pojarse, son las se°ales con clue Dios le advierte clue de-be participar por gracia de la eternidad que «l tiene pornaturaleza. La Sagrada Escritura por lo tanto no nos en-ga°a cuando nos dice clue liemos sido criados í imígen deDios .

Entre los paganos no faltaron algunos que pensasen queel hombre fue hecho í imígen de los dioses : los animales, di-cen, tienen la cabeza encorbada liícia la tierra ; pero el hombre tiene su semblante vuelto hícia el cielo, y parece que

TO110 1 V .

7

610

HOMmira de lejos la mansion que le fue destinada . Este pensa-miento era sublime, aunque degradado por la idea que (lesus dioses tenian los paganos : ellos no estaban ciertos de lasuerte futura ciel hombre, y no supieron sacar (le sus reflexio-nes las consecuencias morales que de ellas se seguian natural-mente. Solo la revelation confirm« nuestra fí, y desenvol-vi« las consecuencias .

Ella es la que verdaderamente nos enseóa que la imagende Dios se desfigur« en nosotros por el pecado ; pero tain-bien nos enseóa que Dios se ha dignado restablecerla, y aunaóadirle algunos nuevos rasgos. Por la encarnacion del Hijode Dios la naturaleza himmina se uni« sustancialmente ° la divi-nidad : el hombre redimido se hizo por gracia Hijo de Diosmucho mas perfectamente que lo era por la creation . "Ved,dice San Juan, quí amor nos manifest« nuestro Padre d°n-donos el nombre y la cual »dáTd† "Hijos de Dios Nosotrosestamos seguros de que cuando se nos presente seremos se-mejantes ° íl, porque le veremos congo es en s‡ . Todo aquelque tiene esta esperanza, queda santificado de la misma ma-nera que íl es Santo por s‡ mismo ". L'h‡st. V de San Juan,cap. 3, v. 1 .'

Tambien los santos FPadres se dedicaron ° porfia ° ensal-zar la nueva dignidad ° que Dios elev« al hombre por la en-carnacion, y ° inspirarle por ella un noble orgullo . "Reco-noce, « cristiano, dice San Leon , tu dignidad, pues que eresparticipante de la naturaleza divina ; no te envilezcas mas convicios agenos de tu car°cter. Acuírdate de quiín es tu cabe-za, y de quí cuerpo eres miembro . No te olvides de que li-bre del poder de las tinieblas, feistes ilustrado con la luz deDios, y el destinado i su reino . Por el bautismo te hiciste tem-plo del Esp‡ritu Santo ; no alejes de t‡ mismo por el pecadoun huesped tan augusto , y vuelvas ° caer en la esclavituddel demonio. El precio de tu redencion es la sangre de Jesu-

110M 611cristo : íl te redimi« por su misericordia, y te juzgar° en sujusticia" . Serin . 1 .ˆ% de Nat. Donzirzi .

Es falso, dicen los incrídulos, que Dios haya destinado °las lemas criaturas ° las necesidades del hombre , porque eluso clue hace de ellas regularmente es arbitrario, supírfluo ydesarreglado. ‰Cri« Dios ° los animales para satisfacer la vora-cidad ciel hombre, pudiendo íl nutrirse con vegetales? ‰Fue-ron hechos los caballos para que le sirviesen de cabalgaduraporque no quiere andar ° pie,? Los lobos comen los carneroscomo el hombre ; sin embargo, no se sigue de aqu‡ que Dioscri« los carneros para el lobo . Los caprichos y la sensualidaddel hombre no pueden ser una prueba de la sabidur‡a y de labondad de Dios.

Reste . Convenimos en que es preciso distinguir en elhonzbrc las necesidades reales í indispensables de sus nece-sidades facticias y de sus gustos arbitrarios. Dios le cri« conabsoluta necesidad de alimentos, y ser‡a un desatino el pen-sar que no le destinara ninguno : le di« la facultad de nu-trirse con diferentes especies de alimentos ; y si no puso nin-guna escepcion , se sigue que Dios se los destin« todos . Hayclimas en clue la tierra nada produce, y por consiguiente nose puede vivir de vegetales ; sin embargo, Dios no prohi-bi« al honthre el que fuese ° vivir ° estos climas ; luegotampoco le prohibi« el que viviese de pescados « con la car-ne de los animales. Al contrario, una prueba de que Diosquiso que todos los climas de la tierra fuesen habitados porlos hombres, es que no hay ninguna en que el hombre nopueda hallar alguna especie de alimento. En el mismo hechode producir animales voraces, que no pueden vivir con ve-getales, sin duda quiso Dios que subsistiesen con la carne delos animales (le otras especies .

Siendo el hombre un sír libre, capaz de gustos arbitrarios,y de necesidades facticias, puede ademas de lo necesario pro-

612

IIOMporcionarse algunas superfluidades, y aun abusar de los benefi-cios de la naturaleza. Dios previ« este abuso, y no dej« por esode proveer con abundancia í sus verdaderas necesidades. Porque nos di« mas que lo necesario, no se sigue que esto nece-sario no nos fue destinado . La liberalidad de Dios con elhombre, aunque escesiva, si se quiere, no es un motivo eleponer en duda su sabiduróa y bondad . El atendi« bastante ícuidar del orden ; y si hay abusos, solo al hombre deben atri-buirse. Con gazon, pues, dice el Salmista : "llabeis puestobajo el poder del hombre los animales dom°sticos, y los sil-vestres, las aves del cielo, y los peces del mar ." Salm . 8, v. 8 .

Los incr°dulos no quieren con todo esto confesarlo, por-que tambien hay animales feroces y temibles al hombre : enel artóculo brutos an»nales , se hallarí disuelta esta di-ficultad .

Pero, áen qu° estravagancias no incurri« la filosofóa? Pli-nio, que no creóa ni en Dios, ni en la Providencia, trat« (leprobar que el hombre al nacer es el mas d°bil, el mas e st†-pido, y el mas infeliz ele todos los animales : el cuadro quehace de nuestras miserias es una obra maestra . Y de esto, áqu°se infiere? cuatro grandes verdades clue ha sabido deducireste sabio naturalista . 1 .z Que el hombre no naci« para vivirsolo, sino para vivir en sociedad : todo necesita aprenderlo ;pero los autores de su ser estan prontos í ense‡írselo todo :solo es muy d°bil ; pero ausiliado por sus semejantes se hacedue‡o de la naturaleza : sufre al principio ; pero la piedadclue inspira a los (lemas le asegura recurso contra sus padeci-mientos: he aquó tres vónculos de la sociedad ; pero nada (leesto se v° entre los animales .

2.a Se sigue clue el hombre no obra solamente por ins-tinto como los animales, sino por razon y por esperiencia :sus conocimientos y su industria pueden aumentarse sin ce-sar ; pero los de los animales permanecen casi en cl mismo

II 0 M

613punto en que estaban cuando nacieron . Perfeccionar su ra-zor es un placer que puede gustar solo el hombre .

3 .a Que el hombre es libre, y por lo mismo puede aim-sar (le sus facultades, convirti°ndolas en su propia desgracia .Estí sujeto í las pasiones, pero es due‡o (le só Mismo, y poresto solo í °l toca reprimirlas, y entonces gusta y esperimentalos consuelos de la virtud, de que son incapaces los animales.4.a Se sigue que nuestra felicidad no es en este mundo,

y que debemos esperar otra vida. Asó lo que Plinio llama su-Iperslicion., esto es, la perspectiva del sepulcro, el deseo deexistir despues de la muerte, y todas las demas verdades queeste filosofo nos achaca como estravagancias †nicamente ane-jas í nuestra naturaleza, son cabalmente las que nos instru-yen ele nuestra suerte futura, y nos prueban que nosotros nomorimos del todo como los animales .

lie aquó c«mo desatina la filosofóa en orden í la natura-leza ciel hombre cuando le falta la luz de la revelation, yc«mo deliran tambien nuestros fil«sofos modernos cuandocierran los ojos í esta luz, haci°ndose aun mas criminalesque los antiguos clue no la conocian . áCuíl es el fruto quehan sacado de ella en todos tiempos? Una profunda tristeza,la misantropóa, un disgusto mortal de la vicia, y una est†pi-da admiration del suicidio .

Si se les pregunta áde d«nde sali« el hombre? áˆl exis-ti« siempre, « fue producido en tiempo? áVari«, y variarísiempre? Estos grandes genios estan en la precision de con-fesar que nada saben, que no es dado al hombre conocer suorógen, penetrar la esencia de las cosas, y subir hasta losprimeros principios. Si la filosofóa es ciega y muda para no-sotros en unas cuestiones tan interesantes, nada podemos ha-cer mejor clue atenernos í la vevelacion .

HOMBRE VIEJO. Esta espresion se halla con frecuenciaen las Epóstolas de San Pablo . En la de los Efesios, cap. 4 .‰,

614

110MY. 22 : « los Colos ., cap . 3 . 0 , y. 9, exorta « los fieles « que sedesnuden del hombre vieja, es decir, que renuncien los erro-res y vicios « que estaban sujetos antes de su conversion, yque se revistan del hombre nuevo, esto es, de las virtudes, cu-yos preceptos y ejemplos nos dií Jesucristo . En la E1róst . « losRoman., cap. 6, v. 6, dice que nuestro hombre viejo fue cru-cificado con Jesucristo, y lo mismo repite en otras palabras,diciendo que los que son de Jesucristo crucificaron su carnecon sus vicios y concupiscencias, Epist . có los Galat., cap. 5,vers. 24.

HOMBRES BUENOS. (V°ase buenos.)HOMBRES DE INTELIGENCIA . Tomaron este nombre

algunos hereges clue aparecieron en Flandes, singularmenteen Bruselas en 1411 . Tuvieron por cabezas « Guillermo deHildernissem, carmelita aleman, y « Gil el Cantor, hom-bre secular ° ignorante. Estos dos sectarios se empe»aban enpersuadir que eran favorecidos con visiones celestiales , ycon un auxilio particular de Dios para entender la SagradaEscritura : anunciaban una nueva revelation amas completa yperfecta que la de Jesucristo. La ley antigua fue el reinadodel Padre, el Evangelio el del Hijo, y una nueva ley la obray el reinado del Espóritu Santo, en el cual gozarian los hom-bres de su libertad. Sostenian que se habia completado la re-surrection en la persona de Jesucristo, y que no habla otra ;y que cl hombre interior no se manchaba con las accionesesteriores ele cualquier naturaleza que fuesen ; que acabarianalguna vez las penas del infierno, y que entonces se salva-rian todos los hombres y hasta los mismos demonios. Se pre-sume que esta secta era una rana de la de los begardos quepoco antes hablan causado algun ruido.

Mosheim habla (le ella en su Hist . Ecles., siglo xv, part . 2,4 ; y tratando de favorecer « estos hombres, pretendidos in-

teligentes, dice arbitrariamente que ense»aron : 1 .0 Que no se

H OM 615puede alcanzar la vicia eterna sino por los m°ritos de Jesu-cristo, y que todas las buenas obras no bastan por só solaspara salvarse . 2.á Que solo Jesucristo, y no los presbóteros,tienen la potestad de absolver de los pecados. 3.á Que las pe-nitencias y las mortificaciones voluntarias no son de necesi-dad para la salvation . Estra»a muchósimo el que Pedro deAilly, obispo de Cambray, hubiese condenado como her°ti-cas estas proposiciones .

Este historiador trata de enga»arnos con equóvocos, co-mo todos sus hermanos los protestantes . Ni Pedro Ailly , niningun doctor catílico, se acordí nunca ele ense»ar que lasbuenas obras solas ° independientes de Jesucristo basten parasalvarnos ; todos ense»aron siempre contra los pelagianos queninguna obra buena puede merecer la salvation , sino comoimperada por la gracia, y clue la gracia misma es efecto delos m°ritos de Jesucristo . Eu segundo lugar, que la potestadde absolver de los pecados es propia ele Jesucristo, y clue °lmismo es quien la ejerce por el ministerio de los presbóteros :por lo cual es un desatino el querer separar la potestad delos presbóteros de la de Jesucristo . En cuanto al tercer punto,condenado por Pedro de Ailly, sostenemos tambien contralos protestantes que es una verdadera heregóa. (V°ase peni-tenela, SCLtis(lccion .)

Basta que comparemos estas proposiciones sobre las pe-nitencias voluntarias y « las buenas obras, con lo que decianlos pretendidos inteligentes que el hombre interior no se iuan-cha con las acciones esteriores, de cualquier naturaleza quesean , para clue comprendamos el esceso de depravacion «que podia llevar estos sectarios una moral semejante. Comoen el siglo xv se hallaron hombres bastante corrompidos paraense»arla, no se debe estraóóar tanto que los hubiese en losprimeros siglos, y que los santos Padres reprendiesen « losgnísticos por estas m«ximas tan relajadas. Con oprobio de

616

I-10Mlos protestantes, una de las sectas clue salieron de su senosostiene tanmbien esta perniciosa doctrina : IiIoshcini, si-glo ZvII, sec, 2, part . 2, cap . 2, « 23 .

El carmelita Guillermo se vií precisado ó retractarse enBruselas, en Cambray, y en San Quintin, donde habia sem-brado sus errores , con lo due quedí disipada su secta .

HOMBRES DE LA QUINTA MONS A1QUIA. En tiem-po ele Cromww-uc1 aparecií en Inglaterra una secta ele fanóti-cos turbulentos, que decian que Jesucristo iba ó bajar otravez ó la tierra para establecer un nuevo reino ; y en conse-cuencia ele esta vision trabajaban en trastornar el gobiernopara confundirlo todo . Se fundaban en la profec°a de Daniel,que anuncia que des pues de la destruction de las cuatro mo-narqu°as llegaró el reinado del Alt°simo y (le sus santos : Dan.,cap. 7. Por esta razon se llamaron estos insensatos hombres de laquinta, nzoncn-gcc°c:c : Moshe»m; ság1o <lvri, scc.2, part.2, c.2, « 22 .

HOMICIDIO, í MUERTE VIOLENTA . Crimen del quequita la vicia ó su semejante sin autoridad leg°tima . Es dignode notarse que cl primer crimen cometido por uno (leloshijos ele Adan fuese el homicidio. Para darnos ó, conocer suenormidad , pronuncií Dios contra Cain, homicida de suhermano, esta terrible sentencia : "La voz de la sangre de tuhermano Abel se levanta desde la tierra , v clama venganzacontra t° .† El mismo Cain conoce que merece la muerte, ytiembla por las consecuencias ele su delito : G‡ra., cap .4, v. 10 .Despees del Diluvio, hablando Dios con los hijos ele No‡,prohibe nuevamente el Ironricidio, porque cl liondbre fue he-cho ó imógen de Dios : declara que seró derramada la sangrede un asesino para espiar la que ‡l mismo hahia derramado,cap. 9, v. 6 : esta prediction se cumplií en todos los tiemposy en todos los lugares : un principio (le equidad natural hizocomprender ó todos los pueblos clue la pena del Talion esjusta en semejantes circunstancias .

IIOM

617Pero si fuese cierto , corno pretenden los materialistas,

que el hombre no es mas que un poco de materia organizada,y que no pertenece ó sus semejantes sino por la necesidad, nohabria entonces otra ley ni otro derecho que el del mas fuer-te ; y no vernos por qu‡ ser°a mas culpable el que matase óotro en un momento de cílera, que cl que mata ó un animal .

En la ley clue Dios intimí ó los israelitas por cl ministe-rio ele Mois‡s, se prohibe tambien el homicidio . Por lo mismo,se infiere que Dios prohibií toda especie (le violencia capazde ofender al príjimo en su persona, quitarle la salud í lasfuerzas, y cansarle dolor, lo cual se esplica con mas claridaden otras muchas leyes que hizo aˆadir al Decólogo .

Finalmente, Jesucristo no se contentí con renovar lamisma ley, sino que prohibií la cílera y la venganza : esteera el ‰nico medio ele prevenir la violencia y el homicidioentre los hombres. San . 11lcrteo, cap. 5, v . 21 . Este crimen estambieu much°simo Alas comtin en los pueblos infieles queen las naciones cristianas . Jesucristo instituyendo el bautismo ;y la Iglesia estableciendo las exequias y pompa f‰nebre, tra-bajaron con mas eficacia cal asegurar la vicia de los hombres,que los legisladores fulminando penas contra los homicidas .El nacimiento de un hombre como su muerte son clos acon-teciniientos cuya publicidad (lebe estar bien afianz icla : la re-ligion camina (le acuerdo cou la mas sana pol°tica sobre estepunto esencial .

Por hacernos despreciar este beneficio, los incr‡dulos denuestro siglo exageraron el nt°nnero ele los homicidios que secometieron por motivo de religion desde el principio delmundo basta nosotros, singularmente entre jud°os v cristia-nos, y se atrevieron °t asegurar que este frenes° no se hablanotado en los otros pueblos del mundo .

En nuestro tratado Iustviri-co clo,,,mcitico (le la verdaderarehl;iotc, 3 .' pant., cap. 8, art. 4, « 17 y siguientes, creernos

TOMO Iv.

78

618

HOMhaber demostrado la falsedad de este argumento en todas suspartes. All« Iremos probado, 1 .' que cl cílculo de los lronrici-dios publicado por nuestros adversarios es falso y exageradoen mas de la mitad : 2 . ó que en la mayor parte (le las guerras,tutnultos, y violencias í que se entregaron los pueblos, lareligion solo entr° corno pretesto, y las verdaderas cansas fue-ron las pasiones humanas, la envidia, la autbicion, los odiosnacionales, el resentimiento, el esp«ritu (le independencia, enlo cual convienen muchos incr»dulos (le buena f» : 3 . ó que casino fray ninguna nacion í quien no se pueda hacer el mis-mo argumento : hemos citado el ejemplo (le losasirius, de lospersas, ele los sirios, (lelos griegos, de los romanos, (le los ga-los, de los germanos, (le los írabes, y ele los mahometanos :se pudieran aáadir tamlnen el de los tírtaros : 4.ó (lue aunconcediendo í los incr»dulos por un moniento todas sus su-posiciones y cílculos, por f †a isos clue sean, todav«a es evidenteque los motivos de religion , y la caridad due »sta inspira,conservaron toas hombres que los clue pulo nunca destruir elfalso celo religioso . Es una injusticia absurda y maliciosael atribuir í la religion los cr«menes que ella mi-rasa prohibe,y no contar en su favor los bienes que ella manda y hacepracticar. Ser«a demasiado largo para este lugar el pormenorde las pruebas que hemos alegado .

En las teas ele las naciones antiguas, aunque fuesen lasmas civilizadas, el aborto voluntario, la muerte (lelos hijos malconformados, la libertad general de esponer í todos los hijos,los combates ele gladiadores para entretener al pueblo, y lamuerte ele los esclavos, ° la crueldad ele dejarlos perecer, nose miraban como cr«menes inhumanos. No es la filosof«a, sinoel cristianismo quien corrigi° estos des°rdenes destructores dela humanidad . ‡Cuíndo llegarí cl (lia en que veamos desar-raigado el frenes« (le los desaflios particul u†e s entre nosotros ípesar de las leyes? ‡Puede un falso punto de honor compen-

11OM 619ear la nota de infamia unida al homicidio? ‡Acaso un militartiene menos obligaciou de ser cristiano Clue de ser hombre (lehonor? La religion en otro tiempo supo endulzar la feiocidadde los bírbaros, y en cl d«a no puede hacer racional una na-cion civilizada . Lus incr»dulos acusan í la reli ,iiun (le su im-potencia sobre este punto ; pero su filosof«a no es tasas eficaz,y las le yes civiles no obran tampoco cou teas seutajas. Paraque la religion reforme í los hombres, es preciso que princi-pien í creerla .

110MINTIGOLAS. Los apolinaristas dieron en otro tiempoeste nombre í los ortodoxos . Como estos sostenian cine Jesu-cristo es hom'tre-llio †, y los sectarios (le Apolinar defendianqueel Verbo divino no cont° un cuerpo ni alma semejante í la nues-tra, acusaban í los cat°licos ˆ ortodoxos de que adoraban í unhombre, v lus llamaban hoinirricolos. (V»ase a~%olirrarista~.

IIO?IOU:SIANOS, IIOMOUSIASTAS. Los arrianos dieroneste nombre por (‰(,,‰,recio í los cat°lices que .ostenian queel hijo de Dios es )ronzocrsios ° consustancial í su Eterno Pa-dre. V»ase core. nslanc rola Ilunnerico, rey (le los víndalos queera arriano, dirigi° un rescripto í todos los obisl , os homott-sumos, y algunos incr»dulos modernos afectaron repetir estenombra.

Los arrianos llamaron tamhien í los ortodoxos homurncio-notas porcliie admitian eu Jesucristo (los naturalezas divina yhumana. Los sectarios (le Fotino, fueron flan -tados /umuncio-nislas, porque dccian que Jesucristo era un puro teuntbre .

Tambicu se dio el nombre cle lromuncionitas í los teeregesque sostenian que Dios al criar al hombre le imprimi° suimígcn, no en el alma sino en cl cuerpo .

110NORAfO DE LOS MINISTROS DE LA IGLESIA,V»ase casual ) .HORAS. Hay una apariencia ele contradicion respecto í

la hora ear (lue Jesucristo fue crucificado : Sant Marcos, cap. 19,

~132O

HO Rw. 25 , dice que « la tercia, y San Juan , dile ala sexta, cap . 19V. 14. íCómo conciliaremos estas dos narraciones? Los nitr°-.dubs hacen con ellas mucho alboroto .-

Es verdad que los jud»os dividian el dia en doce horas, yClue las contaban desde la salida ciel sol hasta su ocaso . SanJuran Evcang. ;, cap. 11 , v. 9 , dice Jesucristo, que tiene docehoras el dia. En San 11Tat., cap. 20, se hace mention ele los-jornaleros clue el padre de familias envió « trabajar « su viáaal amanecer, « las tres, « las seis, « las nueve, y cerca ele lasonce. Estas horas eran pues mas largas ó mas cortas segunpermanecia el sol mas ó menos en el horizonte ; pero como Je--sucristo murió inmediatamente clespues ciel equinocio de la-primavera, las horas eran casi iguales « las nuestras, y por:consiguiente el dia principiaba « las seis de la maáana . Losjud»os dividian ademas el dia en cuatro partes, de las clue la;primera se llamaba la hora de tercia, la segunda, la (le sexta;l a tercera, la de nona ; y la †ltima, la ele doce ó duodecintct :-cada una de estas partes era seáalada por la oracion y un sa-crificio ofrecido en el templo .

Si comparamos la narration de los cuatro Evangelistas,_:veremos clue la tercia ó la nona de la maáana fue la hora enque Jesus fue entregado « los jud»os para ser crucificado ; este-es el modo con que lo entendió San Marcos cuando dice, que\era la hora de tercia cuando ellos le crucificaron, es decir,:cuando se prepararon « crucificarle . San Juan no dice queera la horca ele sexta cuando Jesus fue entregado « los jud»os;por Pilatos, sino que era casi la hora de sexta, porque iba« principiar. Los otros tres Evangelistas convienen en queJesucristo fue crucificado « la hora de sexta ó « mediodia:,dicen que la Judea se cubrió ele tinieblas desde la hora desexta hasta la de nona ó hasta las tres de la tarde, y que en-:tonces Jesucristo espiró despues de haber dado un gran grito .

De aqu» resulta solamente que los jud»os no se espresala»i

11O IC

62L

e‡ orden al tiempo con tanta preciisiort córilo nosotros, y quelos Evangelistas no se empeáaron en una esactitud mi-nuciosa .

HORAS CANˆNICAS. Oraciones que hace la Iglesia Cató,tica « cierta hora, bien ciel dia , ó bien ele la noche, clue ar-reglaron y prescribieron los c«nones antiguos : son siete, «saber : maitines y laudes, prima, tercia, sexta, nona, cc»s-peras y completas . Este orden del rezo se llamaba en otrotiempo el curso cursus . El P. Mabillon , compuso una diserta-cion sobre el modo con que se desempeáaba este deber crilas iglesias de las Gaulas, y la intituló ele carsu Gallicano : se

hallar« « continuation de su obra de liturgia Gallicana : ob-

serva que el oficio divino en los primeros siglos no era cieltodo uniforme en las iglesias de las Gaulas, aunque poco «-poco llegó « ser el mismo en todas ellas ; que este uso de orary de alabar « Dios muchas veces al dia y « la noche fuesiempre mirado como un deber esencial de los cl°rigos y delos religiosos.

En efecto, San Cipriano hacia el fin de su libro de Orat_Dont . , observa clue los antiguos adoradores de Dios tenianya costumbre de orar « la hora ele tercia , sexta y nona ; y escierto ademas que los jud»os distinguian las cuatro partes cieldia por medio de la oracion y (le los sacrificios . San Ciprianoaáade : "pero ademas de estas horas, observadas en toda laantig‡edad, se aumentaren entre los cristianos la duration ylos misterios ele la oracionEs preciso rogar « Dios por lamaáana, por la tarde y por la noche" . Ya habló Tertulianp-de todas estas diferentes horas en su obra (le Jcjcanio ., cap. 10,etc. Orig. de Oratione, n†m. 12. Sari Clemente de Alejandr»a,Strom., lib . 7, cap. 7 .

Segun la observation de muchos autores el primer de-creto que se conoce sobre las horas canónicas es el art. 24~de un capitular, dirigido en el siglo ix por Heyton ó Aytóá,

622

HOMobishn de Basilea a los eclesi«sticos de su diícesis . Dice quelos presbóteros no faltar«n « las horas CCnr°lri(aS del dia nide la noelte. Pero esto no prueba clue el obispo cle Basilea hi-ciese tina nueva instituciun : solamente advcrtia « los presbó-teros, singularmente « los curas, que las (lemas funciones nolos dispensaban (le las horas canhrricrrs igualmente que « losotros cl»rigos . Bin -,g!iani trata (Ie a~cri~uarcl urórcn, y se enm-peáa en dite principiaron en los monasterios de Oliente, yq te poco †t poco fueron lnt'l)IIUC'1( adose en las otras iglesias .Parece mucho mas probable (l ne este uso IlubieLe principiadoen 'as grandes iglesias, en clue labia un clero numeroso, yfue imitado despu»s por los manges : se puede asegurar porlo ti-,^nus clue lo contrario no puede probarse positivamente .Bingham confiesa que San Ccrínin ‡o en sils cat tas cd Letamet a l ( lcnretri aient, y el autor (le las Colrstitlrcionc3 -1postíli-cac , hablan ele este liso : por consiguiente estaba ya estable-cido « Enes ciel siglo Iv .

Pero »l pretende clue se introdujo mas tarde en las igle-sias de las Gutlas ; clue en ellas no se v» ninenn vestigio de lashoras carn.ínica .s antes del siglo vi, y (pic aun es amas recientesu uso en las iglesias (le Espaáa . Sin embargo, Casiano . quevivia en las Gaulas « principios del siglo v cotnl , uso un tra-tado sobre el canto y las oraciones nocturnas : clics que en losmonasterios de los Gaulas se repartóa el oficio diurno en cua-tro hvrus : « saber, pringa, tercia, sexta, y nona . y hace tam-bien meucion del oficio nocturno en la N igilia (le los domin-gos . (v»ase oficio divino.

Las diferentes haras canínicas se componen ele Salmos,c«nticos, biumnos, lecciones, versóculos, resl :ousortos, cte. Co-mo todos estos oficios se hacen en píblico, nadie ignora elm»todo que en ellos se observa, ni la variedad clue en ellosse baila en propurcion de los ticn)pos, Bias, y festividades .En las catedrales y colegiatas y eu los mas ele los monasterios

II Oˆ

623de ambos sexos estas horas se cantan todos los dial : en lasotras iglesias solo se canta los d las (!e fiesta y se reza cn losdias de trabajo . Todos los cl»rigos que est«n ur('cnados in sa-cris, í en ptsesion (le algun 1)eticficio, todos les rcligicses,excepto los hermanos Icgos, est«n obligados « rezarlas en par-ticular cuando 110 lo verifican en el coro .

Los maitines, clue son la primera parte del oficio caní-nico, se cantan í se rezan í « la tarde í « media vocale, í «la maá .itl ‡t : por es ,) se lia!uaron ciglicr, ofciunr rro(tn)nrlm,

y despu»s h')re ni ttrttut(x . Cn los primeros siglos (le la Iglesiamientras (lnrarou las persecuciones, los cristianos se \ - icronen la precision ele tener sus reuniones y celebrar la liturgiapor la noche y cota tnncau) secreto . Esta costumbre continuídespu»s siugularinente en la vóspera í -,igilia de las grandesfiestas, y aren se observa eu nuestros tilas en la noche (le laNatividad del Sc†tor . Muchas írdenes religiosas y altuuos ca-bildos catedrales, cornu el de Parós principian maitines todoslos dias « media noche.

En las Constituciones Apostílicas, lib. 8, cap. 34, hay unaexortacion general gtte habla con todos los fieles para querecen por la lnal‰atla las horas (le tercia, sexta, y nona ; y 1'orla tarde, y al canto del bal lo, asi~-tarl al rezo divino . Un conci-lio de Cartago del alto 398 en el ctónot 49 manda que uncl»rigo gut no asista « las vigilias, fuera del caso (le eufer-medacl, sea privado de su honorario . San Juan Crisístomo,San Basilio, San Epilanio, y otros mucltos Padres griegosdel siglo IV hacen meucion del oficio divino (le la uucl .:eque celebraban en cl Oriente : muchos citan cl ejemplo deDavid, due (lice en el Sant. 118 . "Me levanto « media no-che para dirigó ro--, mis alabanzas . . . . Os alab» siete veces al dia" .Casiano ele (cent . n, t, dice que los tnonges (le Egipto reza-ban por la noche clo,:e salmos, y aáadian clos lecciones sacadasdel Nuevo Testamento .

624

IIORDicen que esta parte de la oracion p«blica se introdujo

-en Occidente por San Ambrosio, durante la persecution que-le suscití la emperatriz Justina, protectora ele los arrianos;pero los pasages que liemos citado de Tertuliano y de Sancipriano nos parece que prueban que este uso estaba ya in-troducido en ófrica antes de San Ambrosio, y no es probableque se descuidase en admitirle la Iglesia (le Roma . San Isidorode Sevilla en su Libro ele los oficios eclesicisticos llama el ele lanoche vigilicis y noctttrrtos, y los que nosotros llamamos al .presente laudes, los llama °l maitines .

De estas observaciones resulta que el orden y la distribu-cion del oficio nocturno no fueron siempre , como sou en elella, ni el modo ele celebrarle es absolutamente el mismo en-tre los griegos y latinos . Se principií » rezar í cantar los Sal-mos ; despues aáadieron lecciones sacadas del Antiguo í Nue-vo Testamento , un himno, un c»ntico, ant†fonas, responso-rios, etc. Sin embargo , en la regla ele San Benito que se es-cribií » principios (le] siglo vvr, se v° que habla va mucha se-mejanza entre el oficio nocturno de aquel tiempo y el denuestros Bias.

En el oficio de los domingos y fiestas se dividen regular-mente los maitines en tres nocturnos, compuestos cada uno de:tres salmos y de otras tantas ant†fonas y lecciones, precedidas-estas ele una be.ndicion, y seguidas de un responsorio cadauna. Eu el tiempo pascual y Bias de feria se dice un solo noc-turno : despues del «ltimo responsorio se canta í se reza elhimno í c»ntico ele Te Detuu, y se principian las laudes, queson otra parte del olido nocturno, clue nunca se separa delanterior sin necesidad . Se componen ele cinco salmos, y elcuarto es siempre un c»ntico de la Sagrada Escritura : ele uncap†tulo que es una leccion mtay corta : de un himno, del«antico de Zacar†as, y (le .una .í muchas oraciones .

Los incr°dulos, censores natos de todas las pr»cticas reli-

IIOR 625glosas, preguntan, clue para qu° sirve el levantarse ele noche,tocar las campanas, cantar y rezar, mientras que todo el mun-do est» durmiendo. Sirve para recordar » los hombres (luteDios debe ser adorado en todos tiempos, y para mostrarlesque la Iglesia no pierde nunca ele vista las necesidades de suslujos, one vela mientras ellos duermen, y se ocupa ele su felici-dad como la madre mas tierna : que pide perdait » Dios delos desírdenes de la noche, igualmente de los que se come-ten por el dia . Nuestros epic†u‡eos modernos no temen in-terrumpir el sueáo de los infelices con el tumrtlto ele losplaceres ruidosos » que se entregan una parte de la noche .

La horco ele prima es la primera (le] oficio del ella : se atri-buye su institution » los monges de Bel°n ; y Casiano hacemention de ella en sus Inst ilaciones de la vuela nzonci alca, li-bro 3, cap . 4. Este oficio le ll una solerrntitas matutina, por-gtie se dec†a al amanecer c† » la salida del sol : esto mismo noslo enseita el l-icono que comunmente se atribuye ii San Ambro-sio, y empieza lain lacis orto sidere, etc. Casiano la llama tam-bien no eellet solentnitcts, porque era una pr»ctica entoncesmuy reciente, y aáade clue pasí bien pronto de los niort .:ste-rios (le Oriente » los ele las Gaulas.

Esta parte del oficio divino es la mas variada en los bre-viarios (le las diversas diícesis : se dicen eu ella tres salmosdespees de un himno ; con alguna frecuencia se suele decirel s :mbolo de San Atan,,sio, un capitulo, un responsorio,preces, y una oracion : se hace en ella la lectura del martiro-logio y del necrologio, despues un de profundas y una eracionpor los difuntos : se le aáaden conchas veces algunos vers†cu-los que se sacan ele los libros sa_;rados, y la lectura ele un ca-non sacado de los concilios í de los santos Padres ; Dero todoesto no se ob erva todos los digs, ni en todos los linares . Bin-gham or g, Lcies., toco. 5, .lib. 12, cap. 9, ˆ 10

En cuanto » las lloras de tercia, sesta y nona, que ce lla-TOMO IV.

19

626

1I0Rman horas menores, parecen ele una institution mas antigua :los santos Padres que hablaron de ellas dicen que son relati-vas « varios misterios clue fueron cumplidos en estas dife-rentes partes del dia, singularmente « las circunstancias elela pasion del Salvador . Se componen uniformemente de unhimno de tres salmos, un capítulo, un responsorio y unaoracion .

La hora (le vi .cpcras ó (le la tarde se llama duodc citzta enalVuiros autores eclesi«sticos, porque la rezaban al ponerse elsol, por consiguiente « las seis de la tarde en tiempo de losequinocios. Eu las Constituciones Apostólicas, lib . 2, cap. 59,se manda rezar « vísperas el salero 140, Dormite clcmzavi adt° exttadi nie, etc.: y en el lib . 8 .» , cap. 35, este salmo se llamalucernalis, porque muchas veces se solia decir « la luz de lasl«mparas. Casiano dice que los monges ele Egipto rezaban «vísperas doce saleros y clos lecciones, una del Antiguo y otradel Nuevo `festauiento, y fray muchos monumentos que prue-ban que se hacia lo mismo en las iglesias ele Francia. En el (lias'jlo se componen de cinco salinos, un capítulo, un himno,el c«ntico de II/ctgrtiJicctt, antífonas, y de una ó muchas ora-ciones .

No se sabe el tiempo en que fueron instituidas las comple-tas . El cardenal Bona, ele Dit'ina Psalmodia, ca l -r . 11, pruebacontra helarmino que esta parte del oficio divino no se usa-ba en la iglesia primitiva, y que de ella ningun vestigio sehalla entre los antiguos. El autor ele las Constitue. Apostol . habladel himno de la tarde, y Casiano del oficio ele la tarde queusaban los monges ele Egipto ; pero esto puede entenderse (lelas vísperas. En cuanto « lo que dice San Basilio, regid ~itsittstract., cuest . 37, nos parece indicar con bastante claridad lassiete horas canhnicas : asi nada podemos asegurar ele ciertocontra la antigáedad ele las completas. Los griegos llaman esteoficio apodthrta, por que le rezan despues de la cena : distin-

IIOS

627guen la Peque†a apoelipna que se dice todos los dias, (le lagran apodipna que es solo liara la cuaresma .

En la Iglesia Latina el oficio ele completas se compone detres salmos, una antífona, un himno, un capítulo, un res-ponsorio, el c«ntico ele Simeon, y de una colecta ‡ oracion :los días ordinarios se a†aden « esto unas preces semejantes «las (le prima, y en las mas de las iglesias se acaban con unaantífoua y una oracion « nuestra Se†ora .

Los autores asc°ticos est«n persuadidos « que las siete ho-ras canónicas aluden « las siete principales circunstancias elela pasion y muerte del Salvador, segun se esplican en losversos siguientes :Matutina

ligat Christuni qui crintina solicit,

Prima replet sputis, dctt causant tenia niortis,

sexta cruci nectit, latas e/<<s noria hipertit,

Vespcrct deposit, tiutudo cvn~ j lctu. rcpwrit .

De toda esta description se infiere con evidencia que eloficio divino, esceptuando los himnos, las lecciones sacadasde los santos Padres, y las leyendas de los santos, se componetotalmente de oraciones y trozos sacados de la Sagrada Escri-tura; que asi este libro divino es muy familiar « un eclesi«s-tico fiel en rezar su breviario con atencion y devotion : y quepor poco que °l entienda, no puede ser muy ignorante . V°a-se oficio diˆ'irno .

HORNO. (V°ase ni†os del horno.)

HOSANNA. Los judíos llaman asi una oracion que rezanel dia cuarto ele la fiesta ele los tabern«culos : es una palabraclue quiere decir salvculnos, conserrarhtos.

El rabino Elías dice que los judíos dan tambien el nom-bre (le hosanna « las varas ele sauce que llevan eu la roano,porque cantan con frecuencia el hosanna dando vueltas « es-tas varas .

Los judíos que reconocieron « Jesucristo por el Mesías, y

628

IIO Sle recibieron como tal cuando entr« en Jerusalcn ocho dias an-tes de la Pascua, gritaban diciendo hosanna ; conscrccrdrr~s «sctlvculrtos, hijo cae David . &in 117uico, cap. 21, v. 9. Grocio ensu Comentario sobre este capitulo, observa clue la fiesta elelos tabernículos entre los judóos no se destinaba solamente írecordar la memoria de su salida de Egipto, sino tan -lbienpara manifestar la esperanza del Mesóas : que aun ahora, cuan-°lo llevad los rainas, dicen que desean celebrar esta fiesta í lavenida del i\lesóas cine estan aguardando : ele donde infiereque el pueblo, eu el hecho ele llevar ramos delante de Jeslt-cristo, aseguraba que era realmente el Mesóas . R. Sinon, su-plen?. cruz cercnlort (les Irri/

HOSPITAL. Casa destinada í recibir los pobres y enfer-mos, en la cual se les dan por caridad todos lo ausilios espi-rituales y temporales . Tanlbicn se llaman crises (le .Dios y Co-sas ele caridad. Estos establecimien tos son obra ele la caridady de la religion, y debe permitórsenos tomar su defensa con-tra la censura indiscreta ele nuestros fil«sofos polóticos .

Desde los primeros siglos ciel cristianismo, dice cl . b. Fleu-rs, se destin« una parte considerable de los bienes de la Igle-sia í la fundacion y conservation de hospitales para las diferen-tes especies de miserables . La polótica de los griegos y roma-nos entraba bien en desterrar la holgazaneróa y la rl,cndi-cidad (le los que estaban sanos . Pero no se v» entre ellos elorden pi l.,lico para tomar í su cuidado los miserables queno poaiail prestar niugnu sera. icio. Les parecia mejor dejar-los morir de baunlire que mantenerlos inátiles y sufriendo . ysi tonina un peco de valor soliau nlat ;u'se í só mismos . Loscristianos, teniendo principalmente í la vista la sal~-acion delas almas, ninguna despreciaban . y los hombres mas abandona-dos eran los que juzgaban mas dignos de sels principales aten-ciones. No solamente alimentaban sus pobres, sino tambien ílos † .le los paganos . Juliano, ap«stata, estaba en este punto lleno

1

II0'S 629de confusion, y hubiera querido que í ejemplo de los cristia-nos se estableciesen hosj)itcrlcs y contribuciones para los po-bres ; pero una caridad fundada solamente en la polótica nun-ca produjo grandes efectos .

Tau pronto como la Iglesia se vi« libre, fueron construi-das diferentes casas ele caridad, y tuN - icron distintos nombres se-gun las distintas clases ele pobres. La casa donde se alimentabanlos ni‡os esp«sitos se llamaba hrejrliotrophiurn : la ele los hu»rfa-nos, orhhunotrophiunz : la de los enfermos nosoconeium : el elelos cstralljeros Xenodochium : este era el clue se llamaba pro-piamente hasjpitcrl « casa (le hospitalidad. El clue recogóa í lesviejos se llamaba tier entochonritmr ; y el que servia ele asilo ge-neral para toda clase de Nobles se llamaba jrtochotrojtliiunr .

Bien pronto hubo casas ele caridad en todas las grandes ciu-dades . "Los obispos, dice San Epitanjo, por su caridad conlos estrangeros acostunlbl'an fundar estos cstableclnnentcs, t'nlos cuales colocan í los imposibilitados y enfermos, y hacenlo posible por proporcionarles la subsistencia ." Mies ! 5,nám. 1 . Regularmente era un presbótero quien se encargabade su direccion, como en Alejandróa San Isodoro en tiempodel patriarca Tcofilo : en Constantinopla San Z«tico , vdespees S an Sanson . habla particulares ricos que soste-niau los Irospitcrles í sus espensas, y ser\ fan personalmente ílos pobres, corno San Pamaquio en Porto, y San Galicanoen Ostia .

Los santos obispos no perdonaban migan sacrificio paraesta clase de gastos : cuidaban ele clue se diese sepultura í lospobres, y ele que se rescatasen los cautivos que caóan en poderde los bírbaros, como sncedia con bastante frecuencia al decaerel imperio romano. Vendian hasta los vasos sagrados para cu-brir las limosnas de esta especie. : (le esta manera obraron SanExuperio de Tolosa y San Paulino de Nola . Tanlbien paga-ban el rescate de los siervos « esclavos del imperio, siligular-

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IIOSmente si habian recibido el bautismo, y sus due«os eran ju-díos ó paganos . Costtcnabres (le los cristianos, ° 31 .

Si no vemos lioshitczles establecidos en Francia en los prin-cipios de la monarquía, es porque entonces cuidaban los obis-pos ele los pobres y de los enfermos. Se les habla mandado enmuchos concilios que visitasen a los presos, » los pobres y »los leprosos, y les proporcionia .sen víveres y medios ele subsis-tencia. Desde el principio de la Iglesia el palacio episcopalfue siempre el asilo ele los pobres, de las viudas, de los huár-fanos, (le los pcre,rinos ó estran,,eros : el cuidado (le recibir-los, (le lavarles los pies, y de servirlos » la mesa, fue siempreuna (te las principales ocupaciones (le los eclesi»sticos, y enrigor los monasterios eran regularmente hospitales en quetodos los pobres eran recibidos y ausiliados .

En los infelices tiempos que siguieron » la caída de la fami-lia ele Carlomagno se vieron los pobres casi abandonados . Losclárigos, clue apenas podían subsistir, †cómo era posible clueatendiesen » socorrerlos? †Como podían encontrarse limosnasen un tiempo en que se velan hambres tan horrorosas quelle-garon algunos » alimentarse con carne humana? El comerciono estaba en libertad para suplir la escasez de un pais con laabundancia de otro : las iglesias apenas teman vasos sagradcs :los concilios prohibieron entonces » los presbíteros el uso dec»l ices de vidrio, de cuerno, ele madera ó de cobre, y 1 ermi-tieron que los i sisen ele estallo . Es verdad due las iglesias ha-blan tenido grandes patrimonios, I ;c ro eran presa (lelos prín-cipes y se«ores que estaban siempre con las armas en la ma-no. Estos peque«os tiranos se apoderaban violentamente confrecuencia de los obispados, ó colocaba n en ellos » mano ar-mada uno (le sus hijos de tierna edad . Por lo mismo fue pre-ciso esperar otros tiempos mas felices para fundar nuevoshoslpitaales, ó restablecer los antiguos : las enfermedades conta-giosas que reinaron en los siglos XIII y z[v hicieron absoluta-

IIOS

631mente necesarios estos piadosos asilos : los sofísticos disertado-res del clia juzgan clac llegaron » ser perniciosos . Si en la pestenegra del a‡o 1348 no hubiese habido hospital en París, †quáhubiera sido de los pobres y enfermos, cuando era precisoenterrar diariamentee c1uinieiitos? ('^) .

Se sienta por principio que seria mas ˆtil prevenir lamiseria y disminuir el nˆmero de los pobres, que el prepa-rarles asilos . Seria sin duda reas ˆtil si esto fuese posible : de-berían, pues, estos especuladores indicar los medios para po-ner en ejecncion tan raro prodigio. 1lav muchos hombres cluepor desgracia nacieron cou poca inteligencia, poca actividady menos industria : no son capaces sino ele trabajos ele pocointerás, porque con perdon ele nuestras costumbres, los ta-lentos mas frívolos son los que estar recompensados . †Quáconocimientos pueden tener unos hombres entregados » símismo desde la infancia, cine solo se ocuparon en guardarreba‰os y cuidar ele animales? Luego que llega » faltarles eltrabajo diario, ó los acomete una enfermedad, quedan rcdu-eklos » la miseria : otras por el esceso del trabajo se envejeceny enferman antes de llegar » una edad avanzada : nmuchosna-cen perezosos sin prevision ni aliento. Es verdad que estosson culpables, pero al fin son hombres : fueron des`araciadospor naturaleza, y reo merecen que se les trate como » presi-darios condenados por sus críniines, ni corno los romanos tra-taban » sus siervos viejos ó enfermos, » quienes enviaban »una isla ciel Tiber, dej»ndolos allí morir de hambre .

Dicen que el trabajo y la economía deben proporcionaral hombre recursos para en adelante : esto es cierto cuandosu trabajo es lucrativo y le proporciona bastante para subsis-tir y ahorrar ; pero cuando apenas le proporciona un alimen-to grosero, y tiene una numerosa familia que mantener, pa-

(') †Quá diría el autor si Hubiera conocido el tiempo de la cólera morbo

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IIOS(ires viejos y enfermos que aliviar, «ciní ahorros podró hacerpara lo futuro? La inaction , necesaria en algunos dias, unaccidente , una enfermedad bastan para absorverlo todo .

A°aden que se debe castigar ó los pobres perezosos y ro-bustos, y emplearlos en los trabajos p»blicos . Esto puedepracticarse en las ciudades ; pero en las aldeas ni hay traba-jos p»blicos ni oficiales de policáa . Aun en las ciudades, lossueldos de los empleado, que serian necesarios para obligaral traba ;o ó los perezosos, serian lemas gasto que la subsisten-cia de estos miserables ; « y d†nde podráamos ponerlos si nohubiera hospitales? «Qn(',, seráa de tantos jornaleros que desde lasprovincias vienen ó trabajar ó Parás, si casualmente no hu-biera establecimientos de cari(lad prontos ó reto :cráos?

Es muy justo que los hospitales se coloquen fuera de lospueblos, duc los enfermos no esta] en ellos ó montones . queno se infesten unos ó otros, y que los verdaderos pobres seanen ellos lo mejor tratados. Pero habiíndose aumentado las po-blaciones, se encuentran en su interior los edilicios que an-tes estaban fuera de su recinto, y un lio .spitul no se trasladacon la misma facilidad clue un coche. Cuando sobreviene unaepidemia, y se aumentan considerablemente los enfermos,entonces se ve la falta de todas las precauciones, ft era deque es un anal menor el que esten mal cuidados que el dueestuvieran absolutamente abandonados . En las plazas fuertesnu se pueden colocar fuera ele murallas los hospitales para laguarniciona

Que se censuren como se quiera los abusos gire se notanen la administration de estos estalslecit :]icntos, nosotros no nosopondremos ó esta censura ; pero es un hecho inmecable gtlelos hospitales menos ricos y mas peduenos son siempre losmejor gobernados :que cuando son dirigidos por religiosos† religiosas, y administrados por caridad , esta]] mucho me-jor que por empresa , † por directores át sueldo : la policáa

r

I-IOS

633unas vigilante no seró capaz de hacer jamas lo que hace la ca-ridad cristiana .

Acabamos de adquirir una prueba muy reciente de la ver-dad de este aserto . Un sabio de la academia de las ciencias,enviado por el gobierno ó examinar los hospitales de Ingla-terra, dice ó su vuelta en una memoria las palabras siguien-tes : reina una policies muy exacta en aquellos estalJlecin-iien-tas ; pero faltan en ellos nuestros curas y hospitalarios .

Algunos especuladores se empe°aron en que todos loshospitales deberian estar sujetos ó una oficina general parapoder tomar lo supírfluo (le unos, y cubrir con ello las ne-cesidades de los otros . El soberano, dicen , debe ser el teso-rero general de este ramo. Falsa polática : el gobierno es bas-tante sabio para no adoptarla . 1 . 0 Seria preciso saber si hayen el reino algunos hospitales clue tegan renta sobrante . 2.‡ Esun desatino querer recargar al gobierno , aniquilado ya porlas necesidades , por la inquietud ambiciosa, y por las locaspasiones de veinte y cinco millones (le almas ( 4 ). 3 .‡ Esteplan se sigue ya en parte en los hospitales militares, y estóprobado por visitas autínticas que no son los mejor adn.ii-nistrados. 4.‡ «D†nde hemos (le colocar esta oficina general?En la corte sin duda. Y cuando sobrevenga alguna necesidadurgente en las estrernidades del reino, antes que lo sepan loscomisarios, se reunan , deliberen y calculen para enviar so-corros donde son necesarios , ya deben haber perecido todoslos enfermos. 5.‡ Por mucho que el gobierno redoble su vi-gilancia, forme planes, y torne las medidas mas sabias, seraIiempre enga°ado y desconcertado por las Lribonerias de lossubalternos. Dadnos religion y costumbres, y entonces serónpuras todas las administraciones-

(') Fu el (lia asesurarl que la Francia pasa ráe treinta mil'ones de !la-(+itanles .

TOJI0 IV . GV

634

H 0 SDeclaman contra el lujo de los edificios y los gastos su-

p«rfluos de los hospitales : puede haberlos ; pero al En, í pe-sar de todos los abusos, las casas de caridad siempre son elsantuario (le la virtud , el honor de la religion y de la hu-manidad. Si se computase el costo de las buenas obras, y loque se ganaria en suprimirlas , todo estaria perdido. Supró-manse los gastos de los espectículos, de los placeres seducto-res, de los talentos fróvolos, y tendreis sobrado para mante-ner los hospitales ; pero esta economóa no es del gusto denuestros polóticos anti-cristianos .

Es muy singular que al paso que censuran la caridad delos cristianos, nos ponderen la de los turcos : puede ser queno tarden en proponernos por modelo la de los indios quetienen hospital para los animales, y no para los hombres . Noscitan el ejemplo de los ingleses que proveen í las necesida-des p°blicas por medio de asociaciones libres. Pero no de-bian ocultar clue ademas de estas asociaciones hay en aquelpais una gran suma destinada para los pobres, que esta con-tribucion es forzosa, y que lleg» í hacerse insoportable .. Porun estado remitido al gobierno de Inglaterra, se prueba cluela totalidad de sumas exigidas para el alivio de los pobres deeste reino en el espacio de veinte aáos asciende í ciento se-tenta y tres mil libras esterlinas cada aáo. La mitad de estasuma seróa mas que suficiente para sostener í todos . los ver-daderos pobres, y el sobrante podria destinarse í beneficiodel p°blico. El gobierno se ocupa en los medios ele libertarí la nacion de una carga de esta naturaleza, que en algunasparroquias equivale í un diezmo duplicado . lWcicurio deFrancia de 18 de f obrero (le 1786 : Diario Politico, píg. 122.Esto es lo que ganaron los ingleses cambiando en suma for-zosa las limosnas voluntarias due podian servir de m«ritode-lante de Dios. Tambien erigieron en Londres un hospitalpara los invílidos, en particular para los marineros y para

r

H 0 S 635los locos ; y para «l tomaron el modelo de nuestro pais. Losingleses juiciosos clue vieron el hospicio de niáos esp»sitosen Parós , se lamentaron de no tenerlos semejantes en sureino .

Tarnbien conviene observar que los mas (le los hospita-les de Parós y de toda la Francia fueron fundados, edifica-dos y arreglados por magistrados, c«lebres por sus luces y suesperiencia : sin duda podian pesar mejor las ventajas y losinconvenientes que unos hombres clue nada vieron , nada hi-cieron, y nada gobernaron , que creen reformar el uni-verso desde su gabinete, y que quisieran destruirlo todo,porque no son bastante sabios para corregirlo y perfec-cionarlo .

"Si uno de vuestros hermanos cae desgraciadamente enla pobreza, dice el Seáor í los judóos, no endurezcais vues-tros corazones, sino alargadle vuestra mano, y prodigadlevuestros socorros Habrí siempre pobres entre vosotros :por eso os mando que los auxili«is, y les deis benigna acogi-da como í vuestros hermanos ." Dtzteron., cap. 15, v. 7y 11 . "Hijo mio, no niegues la limosna al pobre, no apartesde «l tus miradas, ni desprecies su miseria , no le hagas masamarga su indigencia por tus desvóos , ni le des motivo í

maldecirte ; porque el Seáor oirí sus quejas, y condescende-rí con los votos clue el pobre hiciere contra tó ." Tclesicistico,

cap. 4, v.6 . Jesucristo renov» esta moral : "Haced bien, dice,í los mismos que no le merecen, para que os asenmejeis ívuestro Padre celestial , que hace salir cl sol y que alumbreí los buenos y í los malos, y que el rocóo caiga sobre los jus-tos y pecadores ." S. Mateo , cap. 5, v. 45. Estas lecciones va-len sin duda mucho mas que los discursos vanos de los fil»so-fos y todas sus especulaciones . (V«ase lintosrza .)

De todos los hospitales de la Europa es el nias c«lebre el

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IIOSele Par«s ( 4~) por su antigíedad, sus riquezas, su gobierno yel nómero de sus enfermos. Todo cuanto pudieron reunirlos historiadores mas exactos, se reduce ° probar que esta casaele caridad existia antes de Carlomagno ; por consiguiente,antes del ario de 814 : el octavo concilio ele Par«s, celebradoen el de 829, mand» que el diezmo de todas las tierras cedi-das ° los can»nigos ele Par«s por cl obispo Incade, se entre-gase al hospital, (le San Cristobal , en el cual ejerc«an los can»nigos su caridad con los pobres. En el aáo 1002 cedi» elobispo ele Par«s ° los can»nigos todos sus derechos sobre esteltospitcll, y esta cesion fue confirmada en el aáo de 1007 poruna bula de Juan xviii. Por consiguiente, el cabildo de Pa-r«s estuvo siempre en posesion (le la adrninistracion espiri-tual de este piadoso establecimiento, aunque cambi» muchasveces el gobierno temporal .

El P. IIeliot nos enseria que en 1217, y en 1223 Labiaen este hospital treinta y ocho religiosos y veinte y cinco re-ligiosas para su servicio. Nose sabe ° punto fijo en qu† tiem-po fueron suprimidos los religiosos : en el d«a no hay en †l

(') En todos los paises cat»licos abundan magn«ficos establecimientosde esta clase . En Espana son muy c†lebres el Ilospital general de Madrid,el de Incurables y mas de la corte, los de Barcelona , el hospital general deZaragoza , el de Sevilla , los de C°diz, el hospital Deal de Santiago de Ga-licia , y los de todas las capitales , mas » nienos grandes , relativamente kla concurrencia y su poblacion . -No contamos en el nómero de estos hospihiles los hospicios y nias est.ableciinieulos de caridad para recoger los hu†r-fanos , los pobres y uiflos esp»sitos, que no faltan eu casi ninguna capitalde las provincias ele este reino, debiendo los mas de ellos su fundacion algenie singular y ben†fico del Sc‡or Don C°rlos III, de gloriosa memoria .En los mas de estos establecimientos fueron introducidas las religiosas quellevan cl nonibre de hermanas de la Caridad , fundadas por San Vicentede Paul , que los hacen prosperar sacrificando su juventud y su vida al ser-'vicio de los pobres, enfermos y desvalidos .

IROS 637mas que religiosas . Y le prestan el servicio espiritual algunossacerdotes bajo la inspection del cabildo . En el aáo de 1348sobrevino la peste negra, que consumi» casi las clos terceraspartes de la poblacion de Europa , y entonces estas v,rtuo-sas mugeres llevaron basta el beroismo su caridad con los en-fermos. La multitud ele las que perecieron asisti†ndolos 'nodisminuy» el aliento de las que por milagro se libertaron:fuepreciso renovar muchas veces su comunidad ; pero ellas ar-rostraron con serenidad la muerte todo el tiempo que dur»el contagio. En 1630 fueron reformadas estas religiosas, ypuestas en el pie que conservan en cl (lia : llevan h°bitoblanco con velo y manto negro : su nómero- regular es el deochenta . Obsercaciolies sobre Par«s por Mr. Juiliot. Ilistoria ele

las »rdenes Religiosas,, torn. 3 .ˆSin duda es mu y digno de admiration el celo y caridad

con que estas virtuosas mugeres cuidan ele los enfermos masasquerosos : en este establecimiento nada se niega, ni ° nadiese disgusta : este es el asilo general de la pobreza desvalida .Se ven en †l personas del mas distinguido nacimiento que seocultan ° los ojos ciel mundo para partir con las religiosaslos oficios caritativos de su estado : solo la religion puede ins-pirar este beroismo, de que no hay un ejemplo antes de lapublication ciel Evangelio, ni fuera del cristiani mo .

Durante el incendio ele este lrospitcll en el aáo de 1772,nadie pudo ver sin edificarse ni enternecerse al arzobis-po de Par«s, al clero secular y regular, y 5 los mas distin-guidos magistrados acudir para salvar ° los enfermos y hacer-los conducir ° la ilesia catedral : el templo ciel Se«ior se con-

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virti» en refugio de los pobres enfermos, y las acciones degracias de estos infelices, por haber escapado del peligro, sereunieron ° los c°nticos y alabanzas de los ministros de losaltares. (V†ase liospitalar«os, lu~spitalarias .~

Sin embargo del estado actual ele tan c†lebre estableci

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HOSmiento toman ocasion nuestros cr«ticos para desacreditar to-dos los hospitales . Pintan con el estilo mas enírgico el malque de ellos resulta : acumulados en ellos los enfermos ó tresy ó cuatro mil, y ó caso ó cuatro en cada cama, el trabajo, lainfeccion, cl contagio ó qu.e estan espuestos, la muerte queles entra, digómoslo as«, por todos los sentidos : la pretendidacaridad, dicen, duc as« los trata, °no Glebe llamarse mas biencrueldad? °No valiera mas que los enfermos fuesen cuidadosen el sedo de su familia por sus parientes, sus amigos y susvecinos, y que hubiese para esto oficinas y dep»sitos en to-das las parroquias?

Perm«tasenos hacer algunas reflexiones sobre este punto :1 .a Todos estos inconvenientes, verdaderos » exagerados,provienen evidentemente ele la enorme estension y de la po-blacion escesiva de la ciudad de Par«s, y por lo mismo nopueden aplicarse ó los donas pueblos : no se notan en el gran1ospital ele la ciudad de Lion, aunque es el mayor de to-clos despues del ele Par«s, y aun ramos en los de las demasciudades de Francia . Es un desatino juzgar de todos los hos-játales por los inconvenientes de uno solo, y calumniar lacaridad de nuestros Padres, porque no previeron clue Pa-r«s llegar«a ó ser con el tiempo el abismo de la especiehumana .

2 .a Much«simos enfermos del hospital de Par«s son estran-geros y artesanos que vinieron ele las provincias, y que notienen familia ni .habitation fija. En los mas de los barrios dePar«s maridos y mugeres `ganan separadan:ente su pida : si eluno cae enfermo, cl otro estó en la imposibilidad de cui-darle ~» ele pagar quien le asista . Muchos apenas tienen unanula cama, y unos miserables arapos para cubrirse . Si nohu-biese host>ital, °ó d»nde recurririait en sus dolencias? Se gas-tarla al doble en cuidarlos , y una parroquia nunca querriaencargarse de los enfermos de otra .

IIOS

6393ó Qne se multipliquen, cuanto sea posible, los hospi-

cios particulares, las casas de caridad, y los dep»sitos de li-mosnas, etc . : no habró una cosa mejor : serón otros tantos re-cursos que servirón de alivio al hospital general. Pero serósiempre este establecimiento de una necesidad tan indispen-sable como los hospitales militares en las ciudades ele guar-nicion. Aplaudimos francamente los proyectos ele que en laactualidad se ocupa el gobierno para proveer al mejor tratode los pobres enfermos; pero ningun caso haremos nunca delas diatrivas en que se pretende demostrar que generalmentetodos los hospitales son una institution p†blica mal entendi-da, y que los fundadores no tenian sentido coman . Nada nosparece mas lastimoso que el entusiasmo de los periodistas yescritores que creen pagar con sus frases el tributo que to-dos debemos ó la humanidad afligida, y que no quisierancortar de sus placeres un solo escudo para socorrer las dolen-cias del desvalido .

HOSPITAL ARIOS. Nombre general de los religiosos quese consagran al servicio de los pobres, ele los enfermos, delos peregrinos, etc. Tambien es el nombre particular de unacongregation que estableci» en Italia para este objeto el PapaInocencio uz :. estos religiosos llevan hóbito negro como lossacerdotes, con una cruz blanca en lo interior, y otra sobreel manto » ca pa.

Hay tambien anchos hospitcrlaz ‡ios de otras »rdenes, »congregaciones de estos hombres †tiles, como los frailes de lacaridad, » religiosos ele San Juan de Dios, los celites, los clí-rigos regulares que sirven ó los enfermos, los frailes M«nimosenfermeros, † obregones, lus bleteinitas, etc. De los mas deellos hablaremos en su art«culo particular .

Muchos religiosos fueron hospitalarios cii su origen, ydespues dejaron (te serlo, corto los can»nigos regulares deSan Antonio cte Viena, y los del Esp«ritu Santo : hace poco

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nosque estos dos institutos fueron suprimidos en Francia . LosCaballeros de Malta, que constituyen hoy una orden militar,fueron en su origen una congregacion ele hospitalarios, y se-llamaban religiosos lroslpi.talarios de San Juan de Jerztscilezz :-por consiguiente, aun aquellas «rdenes religiosas que no fue-ron fundadas para este objeto, pudieran tomar esta ocupa-cion en caso ele necesidad . Generalmente los religiosos se sir--ven mutuamente de enfermeros cuando lo necesitan : la in-tencion de sus fundadores fue ele que se consagrasen al ser-vicio del pr«gimo ; y la caridad es la virtud clue mas estre-chamente se les encarga . Así en los tiempos mas desgraciadoslos monasterios fueron verdaderos hospitales. Las mas de las«rdenes de lrnspitalcn tos fueron fundadas con motivo de al-,una necesidad póblica vigente ° imprevista, en clue no po-dian alcanzar los recursos ordinarios : como un contagio, unaenfermedad cruel, como la peste negra, el fuego ele San An-ton, etc . Si en el espacio ele uno « clos siglos se multiplicaronestas «rdenes, fue porque los tiempos eran muy desgraciados,

» y se reconoci« la importancia de los servicios clue prestabanestos h°roes de la caridad cristiana .

No nos cansamos de repetirlo : la política, la filosofía,,yun pretendido celo por la humanidad, no hicieron ni haránnunca .lo que la Religion hace en todos tiempos, en los siglosque llamamos bdrboros, aun mas que en los tiempos (le ilus-tracion. Los berberiscos y los mismos salvages admiran la ca-ridad de los †los‡itularios . Los de la nueva Francia, penetra-,clos ( l e los buenos oficios que experimentaron por parte (le los:misioneros y de las liospitalcerias ele Quebec, formal en entresí cl proyecto de arrebatar estos religiosos y rcligie as . y tras-plantarlos á su pais, siendo en esto mejores jrecesque nuestrosorgullosos fil«sofos. En los siglos de ignorancia no se disertaba ;se hacian cosas buenas que aun sul.sistcn : en el dia se hacenexCuculaˆ iones, se forman proyectos . v el resultado casi sieur-

II O S

641pre se reduce á destruir : ‰con qu° ojos será mirado nuestrosiglo por la posteridad?

HOSPITALARIAS. Religiosas que se consagran al servi-cio de los enfermos, de los pobres, y ele los ni«ios exp«sitos,« abandonados, etc . Ln fil«sofo de nuestros chías en uno (leaquellos momentos ele gazon, que no eran en °l muy comu-nes, elijo : "No hay en el mundo una cosa mas grande clue elsacrificio que hace un seso delicado de su belleza, de su ju-ventud, muchas veces ele su distinguido nacimiento, y de sualta fortuna, por aliviar en los hospitales el cómulo (le todaslas miserias humanas, cuya vista humilla tanto nuestro orgu-llo, y ofende á nuestra delicadeza . Los pueblos separados dela coinunion romana no imitan sino imperfectamente unacaridad tau generosa ." Essai sur l'Ilist. b°ra°r ., tome 4, in-3.Šchap. 135 .

Asombra solo el pensar en la multitud (le lroshitalariasde toda especie que hay en solo la ciudad de París. El hospi-tal general « de las Salpetriere, el Hotel-Dieu, las casas ele laPiedad, ele la Misericordia, de la Providencia, los hospitales(le la Rocprett, ele San Julian, de San Gervasio, de Santa Ca-talina, de nuestra Se‹ora (le la Caridad, ele San Luis, cte., to-dos están servidos por religiosas Irospitalaricrs . A esto se debena‹adir los servicios que hacen en diferentes cuarteles las mon-jas llamadas Soeurs Grises, « hermanas de la caridad, las deSanto Tornas (le Villanueva, las Miramionnas, etc . Lo mismosucede á proporcion en las ˆlenias ciudades del reino . Son cono-cidas las monjas ele Ruan, llamadas IJl†as clc Dios, las de Or-leans, las de Cambray, las hoshitcrlurrias del Espíritu Santo , dela caridad ele nuestra Se‹ora ele San Juan de Jerusalen , (le laMerced, ele San Agustín , de San Jos°, de San Cárlos, ele San-ta Marta , las hermanas negras , las ele la Falla, y che la Cel-da, etc. Quisi°ramos no omitir ninguna de estas congregacio-nes, porque son otros tantos trofeos erigidos en honor che la

TOMO 1V .

81G Yr

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II O Sreligion cat«lica cristiana. No necesitamos de otro signo paradistinguir los verdaderos discípulos de Jesucristo de los quetoman falsamente este nombre . "Se conoceró, dice, que soismis discípulos si os aurais. los unos ó los otros :° Evang. deSan Juan, cap. 13, v. 35. Para darnos ó conocer en qu»consiste el amor del pr«jimo, propone la paróbola del Sama-ritano, que se compadece del infeliz herido que pasaba deJerusalen ó Jeric« ; le cuida, le toma por su cuenta, y le pro-porciona todo g»nero de auxilios : Evan g. de San Lucas,cap. 10, v. 33 .

Entre las hospitalarias unas hacen votos solemnes, otrasvotos simples, muchas los hacen solo por un ario, y las hayque no hacen ninguno . Los servicios que prestan son los mis-mos en todas partes, aunque con diferentes hóbitos y reglas,y por un r»gimen muy variado. Los protestantes, en el he-cho de condenar con la mayor imprudencia el celibato y vo-tos monósticos, sofocaron el celo caritativo de ambos sexosque se consagran al servicio de los desgraciados:los casadostienen otras obligaciones que cumplir : se ocupan, dice SanPablo, de las cosas del mundo y de agradarse el uno al otro ;pero los c»libes y las vírgenes se ocupan solo de Dios y de susantificacion : 1 Epíst . cí los Corint., cap . 7, v. 35 . Saben queuno de los medios mas seguros de santificarse es el consa-grarse al servicio de sus hermanos .

IIOSPITALIDAD. Se dó este nombre ó la costumbre derecibir y (lar posada ó los estrafios por motivo de caridad, .Algunos censores, poco instruidos de las costumbres (le lospueblos, se quejan de que la hospitalidad no se ejerce en eldia como en otros tiempos : es estraáo, dicen, que esta virtudno subsista ya en el cristianismo, que tan estrechamente en-carga la caridad : elevan hasta las nubes la generosidad de losantiguos en este punto, y la de algunos pueblos, ó quienesinjustamente tenemos por bórbaros, pues que tienen mas hu-

HOS

643inanidad que nosotros. Haremos algunas observaciones quedemostrarón la injusticia de esta censura .

I . a Los antiguos eran mas sedentarios que nosotros, pues-to que viajaban mucho menos : entonces los pueblos vivianaislados casi siempre en enemistad y en guerra con sus veci-nos, y casi no conocian el comercio : no había entonces cami-nos frecuentados, ni casas de posada para albergarse los pasa-geros : aun entre los romanos, los carruages p†blicos no esta-ban destinados mas que para los que viajaban por orden y enservicio del Soberano . Por lo mismo, no estaban en situationque los comprometiese ó recibir muchos pasageros, ni ó ejer-cer con frecuencia la hospitalidad. Si entonces no la ejercie-ran, todo estrangero se vería en peligro de perecer de ham-bre : por consiguiente, la hospitalidad era entonces una obrabuena absolutamente necesaria .

No sucede así en cl (]‡ ,a -. por pocas riquezas que tenga unhombre, puede viajar casi tan c«modamente como si estuvie-ra en su casa. Los órabes, y otros pueblos errantes ejercen lahospitalidad como en lo antiguo, porque subsiste entre ellosla misma dificultad que antes para los pasageros . Nonos apar-tamos de que se les alabe por el ejercicio de esta virtud ; peronunca seró justo valerse de ella para deprimir nuestras cos-tumbres .

2.a Es falso que en el cristianismo no se ejerza la hospita-

lidad: los Ap«stoles la recomendaron ó los eclesiósticos y ó lossimples fieles : 1 . a Epíst. cí Timot., cap. 3, v . 2 ; Epíst. cí Tit.,

cap. 1 .ˆ, v . 8 ; Eilist. ci los Ilchrcos, cap. 13, v. 2 ; 1 .a Epíst.

ele San Pedro, cap. 4, v. 9, etc .: nunca se olvidaron estas lec-ciones. Dejando ó parte los hospicios † hospitales fundadosen muchos pueblos para los pobres pasageros, « para los quecaen de improviso en absoluta indigencia : en los lugares se-parados de las carreteras « caminos reales, donde es difcilencontrar albergue, no hay cura ninguno que no cumpla

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NOSeste deber, ejerciendo la hospitalidad con todo pasagero de-cente. Lo mismo sucede en los monasterios ele lugares desp o-blados , ele los cuales muchos estan especialmente encargadosde la hospitalidad por sus propios fundadores : no hay via-gero, siendo persona decente « conocida, y que pueda res-ponder ele sus acciones, que no halle una buena acogida, y todogínero de auxilios que necesite con mas facilidad clue en lospueblos antiguos. En las provincias mas pobres ejercen lahospitalidad en cuanto pueden los mismos del populacho, ópesar de su indigencia. Si se conociesen mejor las costumbresy el carócter de las gentes de aldea, se formar°a mejor con-cepto que el que de ellas suele formarse : en una palabra, lacaridad reina mas « menos en todas partes donde hay cristia -nismo. Los que habitan en las ciudades no conocen nias quesus costumbres, y juzgan ele las del resto del mundo por lasde sus conciudadanos.

HOSTIA.. Uctima, « lo que se ofrece en sacrificio . Estapalabra, derivada (le hostis, ezzcnzi<o, nos recuerda la barba-rie (le las costumbres antiguas, renovóndonos la memoria deque antiguamente estaban sujetos ó morir violentamente to-dos los prisioneros de guerra : aun se conserva esta prócticaentre los salvages .

Respecto ó los sacrificios para desarmar la c«lera divina, ylas v°ctimas de propiciacion que se llamaban hostias 1)(Y(-f~cas, hostia pictculcu cs, algunos censores dicen que este medioc«modo de tranquilizar la' conciencia se introdujo bajo todaespecie de formas en las roas (le las religiones . Es indispensa-ble due cscept»en el cristianismo, porque nos enseáa que elc°nico medio de alcanzar el perd«n de los pecados, y (le tran-quilizar la conciencia, es un sincero arrepentimiento. En esteno solo se incluye el dolor y la confesion de los pecados, sinotambien la reparacion del daáo que se hizo siendo reparable .

No tratamos de c«mo pensaron acerca de esto, ni de lo

H O S 645que hicieron los sectarios del paganismo ; solo aseguramos quelos adoradores del verdadero Dios , los patriarcas, y los jud°osnunca creyeron que una v°ctima ofrecida ó Dios sin el dolorde haber pecado, sin la voluntad de reparar el mal y ele cor-regirse, fuese un medio de calmar la justicia divina y ele tran-quilizar la propia conciencia . Si los jud°os esto-\ icron en esteerror, no fue por no estar avisados de lo contrario . Dios lesdeclara por sus profetas clue no le agradan sus v°ctimas, susayunos, ni sus homenajes cuando tienen el corazon perver-tido. Les manda que purifiquen sus almas , abandonando elcrimen , que ejercen la justicia y la caridad con los pobres,con los oprimidos, con las viudas y nirios abandonados ; cluesean mas humanos con sus deudores y sus esclavos, y que ali-vien ó los afligidos, etc . : entonces promete perdonarles stispecados . Isulos, cap. 1 . 0 , v. 11 y siguientes: cap. 58 , v. 3 ysiguientes : cap. 5~, V. 2, cte .

De aqu° no se sigue que una hostia, una v°ctima « un sacri-ficio de propiciacion fuese absolutamente in»til . El que leofrece se juzga que dice ó Dios : `Seáor, yo he merecido lamuerte por mais pecados, as° lo aseguro poniendo en mi lugaresta v°ctima : tened la bondad de aceptar este testimonio p»-blico de mi falta y de perdonarme" : esto no es una vanaceremonia .

HOSTIA. En cl cristianismo se dó tanibien este nombre óla persona del Verbo encarnado, que se ofrece ó s° mismo ensacrificio ó su eterno Padre sobre la Cruz por los pecados delos hombres. No se debe inferir de aqu° que el pecador estódispensado de satisfacer por s° mismo ó la justicia divina ; alcontrario, ele la misma redencion deducen los Ap«stoles lanecesidad de evitar el pecado y ele hacer buenas obras . "Je-sucristo, dicen ó los fieles, padeci« por vosotros, dóndoosejemplo para que siguieseis sus pisadas Tom« sobre s° nues-tros pecados sobre la Cruz, para due muramos al pecado, y

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H 0 Svivamos para la virtud" . 1 .a Ep«st. de San Pedro, cap. 2,v. 21 y 24 : Epist. c« los rom ., cap. 6, v. 11, etc . Pero nues-tras satisfacciones y nuestras buenas obras ningun valor pue-den tener sino en virtud de los míritos de Jesucristo : tal esla doctrina de los cristianos .

HOSTIA . Tambien se dó este nombre al cuerpo y sangrede Jesucristo, contenidos bajo las especies de pan y vino enla Eucarist«a, porque se ofrecen ó Dios como una v«ctima enel Santo Sacrificio de la misa : ° mas bien, Jesucristo mismoes quien contin»a ofreciíndose ó su eterno Padre por manode los sacerdotes, ejerciendo as« sobre los altares su sacerdocioeterno. Despues de la consagracion el sacerdote eleva la hos-tia y el caliz para que el pueblo adore ó Jesucristo presenteen el Sacramento (Víase misa) .

Por eso se llama hostia el pan destinado ó la consagra-cion. Las hostias que sirven para la misa son regularmentemas grandes que las que se reservan para la comunion ele losfieles .

Bingham, que no pierde ninguna ocasion de acusar ó laIglesia Romana, dice que estas hostias no son pan usual, yque el uso de ellas es muy reciente . Piensa como los griegos,que es mejor servirse ele pan fermentado, que ele pan ózimo .Orig. Eccles., tom. 6 , lib. 15, cap. 2, S 5. Sin embargo nosparece clue la arma de trigo, hecha una masa por la mezclacon el agua, y cocida al fuego es verdadero pan, y que la fi-gura es indiferente : que los panes scan largos ° redondos,chatos ° en bola, gruesos ° delgados, siempre son pan usualy verdadero. (Víase cizirno) .

San Pablo toma el nombre de hostia en un sentido figu-rado, cuando en la ep«stola ci los hebreos, cap. 13, v. 15,dice : "ofrecemos ó Dios, por Jesucristo, una hostia continuade alabanzas Acordaos de ejercer la caridad, y de distribuiró los (lemas una parte de vuestros bienes, porque con se-

HUG 647mejantes hostias hacemos ó Dios favorable" . No se sigue deaqui que cuando Jesucristo, bien sea muriendo sobre la Cruz,bien ofreciíndose en los altares, se llama hostia ° v«ctima ; setoma la palabra hostia en este sentido figurado como preten-den los socinianos y protestantes . Segun San Pablo, Jesucristose sustituy° ó las hostias y sacrificios de la ley antigua, ofre-ciíndose í inmolóndose ó s« mismo: el es el ministro, el pon-t«fice, el sacerdote y la v«ctima en toda la estension de la pa-labra . Ep«st . el los hebreos, cap. 7, 9 y 10, etc. (Víase sa-crificio.)

IIOSTIA PACIFICA. As« 'se llamaban en la ley antigua ólos sacrificios que se ofrecian ó Dios en accion de gracias poralgun beneficio, o para pedirle nuevas gracias . La v«ctima sedividia en tres partes : la una se consumia por el fuego sobreel altar, otra pertenecia ó los sacerdotes, y la tercera la co-mian los que la hablan ofrecido ; en lugar de clue en los sa-crificios de espiacion todo se consumia por el fuego , ° erapara los sacerdotes, sin que nada se reservase para el que losofrecia : Levit, cap. 3 , v. 7 , etc . Moisís ofreci° hostias pac«-ficas luego que Dios dio la ley ó los israelitas . Exod., cap. 24,v. 5. Pero este pueblo cometi° una enorme profanacion, ofre-ciendo el mismo sacrificio al Becerro de oro, cap . 32, v . 6 .Esta ofrenda se llamaba tambien sacrificio eucar«stico cuandoservia para dar gracias ó Dios por los beneficios recibidos .

Como en la lengua hebrea una misma palabra significa lapaz y la prosperidad, muchos comentadores dieron ó las hos-tias pac«ficas el nombre de sacrificios de prosperidad .

HUESA (Víase sepultura) .HUGO DE SAN VICTOR. Can°nigo regular y prior del

monasterio ° abad«a de San Victor, en Par«s, quien fue unode los te°logos mas cílebres del siglo xii, y muri° en el aáode 1142 . Sus obras fueron impresas en Ruam el aáo de 1648en tres tomos en folio, y la que de ellas merece mas aprecio

648

11 U Ies un tratado ele los sacramentos. Los autores de la Ilistoriade la i lesia Galicana hacen un completo elogio de los talen-tos y virtudes de este piadoso can«nigo, y dan noticias de susobras en el torno 9, lib. 25, aío de 1142 .

HUGONOTE (Vóase protestante).

HUIDA DE LAS OCASIONES DEL PECADO . Una elelas precauciones que mandan ° los penitentes los autores ascó-ticos y los directores de las conciencias es el huir de las oca-siones que les frieron funestas, los lugares, las personas, losobjetos, y los placeres ° clue tuvieron un afecto desarreglado .Esto no es un puro consejo, sino un deber indispensable, sinel cual un pecador no puede lisonjearse de estar convertido.El corazon no est° desasido del pecado cuando aun conservalas causas ele sus recaidas : y aunque no estó absolutamente ensu mano cl no conservar h°cia ellas mas propension, por lomenos es dueío de s» mismo para no buscarlas y alejarse eleellas. Un cristiano que tiene esperiencia ele su propia debili-dad, debe tener hasta el menor peligro : las cosas que paraotros pueden ser inocentes, para ól pueden no serlo. El ecle-si°stico , cap. 3 , v. 27, nos advierte clue el que ama el peli-gro perece en ól . Jesucristo nos manda sacar el ojo, y cortar lamano que, nos escandaliza, es decir, que nos induce al peca-do : San Mcit., cap. 5, v. 29 .

HUIDA DE LA PERSECUCION. Despues que Tertu-liano cay« en los errores ele los montanistas, quienes dabanen el esceso del rigorismo (le la moral, escribi« (le intento untratado para probar que no es l»cito huir para librarse de lapersecucion, ni redimirse con dinero . Claro est° que suspruebas no pueden ser s«lidas, y clue en esta oeasion sigui« elardor (le su genio, que propendia siempre ° los estrenos .Contradice espresamente ° Jesucristo , que elijo ° sus Ap«sto-les : "si os perseguieren en una ciudad, huid ° otra". SeinAlat., cap. 10, v . 32 . Tertuliemo, ° esta leccion del Salvador,

II U I 649no puede oponer nias crue razones dóbiles y fr»volos argtunen .tos : su sistema es ademas contrario ° la doctrina (le la Iglesia .

Es preciso confesar sin embargo clue este padre h ;b1aprincipalmente de los ministros de la Iglesia « de sus pasto-res, cuando sOSI ietne chic no es l»cito el huir : los pastores se-rian en efecto reprensibles si huyesen solo por sustraerse cielpeligro abandonando ° su rebaío: este es el caso en que Je-sucristo dice, clue el buen pastor d° su vida por sus ovejas :, yque el mercenario, á el falso pastor, huye ° la vista del lobo,dej°ndole devorar su rebaío . Ec-anV. de San Juan, cap. 10,y. 12 .

Pero puede haber aun para los pastores razones leg»timaspara que huyan. A ellos briscaban principalnu nte los perse-guidores ; y si dcsaparecian, muchas veces dt :jalran en paz °los simples fieles. As», S. Policarpo ° solicitud de sus ovejas scocult« alone tiempo ° las pesquisas ele sus pose ,uidorcs, locual venos en las actas de su martirio . Sait Gregorio Tauma-turgo se retir« al desierto durante la persecution de Dócio,para continuar consolando y alentando ° su rebano : este nofue motivo para due le acusasen y reprendiesen los demosobispos : antes bien todos ellos elogiaron esta conducta . Lomismo hicieron San Cipriano, San Atanasio, y otros .

San Clemente ele Al el tndr»a dice lo contrario, clue el clueno huye ele la persecucion , y se espose ° ella con teIllera-ria osad»a, « v° por sit gusto ° presentarse ° los jueces , sehace c«mplice del crimen que comete el cine le condena: cluesi trata de irritarle, es causa de los viales clue sucedan . coritosi se hubiese acercado ° hacer Halagos ° tin animal feroz .

Stran., 1ih. 4, cap. 10 .Pero este Padree no se libert« ele la censura ele Tail-eirac :

condenando cl ri~orisu~o (le Tertuliano, acusa ° San Clcineu-te de haber fundarlo lit decision contraria en mal»,iinas raro-nes, c» por lo menos ele no haber alegado nias clue tina rarcni

r)TOLLO IV.

"2

650

HUlindirecta « accesoria en lugar ele la principal, que consiste enque estamos obligados í conservarnos, í evitar la muerte y eldolor, í tinos que por otra obligacion reas clara y mas fuer-te seamos llamados í sufrir . Tratado de la Moral de los Pa-dres, cap. 5, S 42 y sig .

óNo hay mas razon para decir que discurre mal el censorde los Padres? La cuestion se reduce í saber si cri tiempo depersecucion declarada debe ceder la obligacion (le conservar-nos al deber que Jesucristo nos impone de confesar su santonombre, aunque sea í espensas de nuestra vida . No solo nosprohibe el renegar, S. IMa ., cap. 10, v . 33, sino que tain-bien slice : ° Si alguno se averg»enza ele má delante de loshombres, me avergonzar† yo ele †l delante ele rrti Padre ."T'tan (le S. Lucas, cap. 9, v. 2G . No tenais í aquellos quematan al euerpo y no pueden matar el alma .° S' . Mat., c. 10,v . 23. "hienaveuturados los que sufren persecucion por lajusticia, etc." Para saber cuíl (le estas clos obligaciones debesuperar í la otra , San Clemente de Alejandráa no hizo malen alegar una razon indirecta, es í saber : el temor ele (larocasion í los perseguidores í que cometan un crimen (le grasgravedad .

Eu el se-undo v tercer si lo dieron en clos estrenos opues-tos respecto al martirio . Muchas sectas ele los gn«sticos soste-nian que era una locura morir por Jesucristo, y gire era per-mitido renegar para libertarse (te los suplicios : Tertuliano es-cribi« contra ellos su tratado que lleva el tátulo decris.

Los Moittanistas y dicho Padre llevaronel sistema contra-rio que era titi crámcn el huir para libertarse del martirio .Los santos Padres sostuvieron un medio juicioso , diciendochic no hav obligaciotr (le ir í esponerse temerariamente alurinario ; pero que se debe saltar este primero que renun-ciar la le cuando llega uno í ser presentado ante los jueces :tal es la doctrina de la Iglesia .

HUM

651Por mucho que digan hoy en el seno de la paz, no era

tan facil durante cl fuego (le la persecucion tomar el mejorpartido que friese mas digno de un cristiano . Rabia circuns-tancias en clue se ofrecian razones poderosas para no huir,corno el temor de escandalizar í los d†biles y ele hacer titu-bear en la fe, el deseo de sostener í los Padres « í los amigosque pudieran verse en necesidad, la resolucion de consa`rar-se al servicio de los confesores , y la esperanza de imponer alos tiranos con un aire de aliento y de firmeza de carícter, etc .Aun cuando en estas circunstancias tuviesen unos demasiadatimidez, y otros demasiado espáritu, no itaitria motivo paracondenarlos con rigor, ni para reprender í los santos Padresporque no acertaron í (lar reglas fijas para todos les casosparticulares : el mejor moralista, celoso de sir religion, podiaverse embarazado en este caso ; pero criando se trata de cen-surar los santos Padres í la ventura, nada se mira con refle-xion .

HUMANIDAD.Naturaleza humana . (V†ase Iionihre.)HUMANIDAD DE JESUCRISTO . Es la naturaleza lu-

mana que tom« el hijo ele Dios en la Eucarnacion, í la cualse uni« sustancialmente : naturaleza humana es un cuerpo yun alma .

No podia sufrir Nestorio que se atribuyesen al Verbo en-carnado las enfermedades de la naturaleza humana, ni í .le-sucristo, en cuanto hombre, los atributos ele la divinidad : 1ta

queria que hablando de este divino Salvador se dijese qteDios naci«, padeci«, muri«, etc . ; que se llamase 1lonhrc Dres,

y Dios hout/re, ni clue se diese í Nuestra Se‡ora el tátulo deMadre de Dios . Consiguiente í estos falsos principios sostenáaclue entre el Verbo divino y la naturaleza humana de Jesu-cristo no labia union hipostítica « sustancial, sino solamenteuna union moral : ele aquá resultaba que, segnn sus princi-pios, el Verbo divino y Jesucristo eran clos personas rc ahnen-

652

IIUMte distintas, y que Jesucristo no era Dios en un sentido pro-pio y vigoroso .

Queriendo combatir este error, di« Entidues en el estre-no opuesto : por sostener la unidad personal , trat« tarn-bien de sostener la unidad ele naturaleza : se empeí«en clue la divinidad y la 7rrtnzat-orlad estaban en Tesileristode tal manera tutidas, que resul~aba una sola naturaleza indi-vidual, cinc hablando en rigor, ni era la divinidad ni la hu-

nuittidad , sino una mezcla « confusion de las dos natu-ralezas .

La Iglesia cat«lica reprueba igualmente estos (los errores :cree y enseía ó los l°eles clue por la encarnacion el Verbo di-vino, la se onda persona ele la Sant°sima Trinidad , se uni«sustancialmente con la naturaleza humana, y que tom« uncuerpo y rnl alma como la nuestra : clue por lo mismo hayen »l olla sola persona , que es el Verbo, y dos naturalezas,una divina y otra humana : que Jesucristo es hunrloe Dios y

Dios hombre , que se le deben atribuir todas las cualidades (lela divinidad y todas las de la hunrcrnidctd , e-c(ptuando lasque son incompatibles con la magestad y santidad de Dios,como el pecado y sus consecuencias, la ignorancia, la concu-piscencia, las pasiones, etc . : que as° Nuestra Seíora es real yverdaderamente iflodre (le Di os, (N »ase L'ircctrrluciort , cuti-qui (1nisnto , nesror imtismo, etc .)

IlUM ;'N1DAD. En otro sentido significa esta palabra elamor de los hombres . San Pablo en la EDist. ci Tir, cale . 3,v . (lice que por la Enearnacion hizo Dios conocer subondad y sn amor ó los hombres, cuya palabra tra-duce la version latina con la voz Irrnnatritcrs.

La lnrntartirlod, considerada como v irtud . n o viene ó serotra cosa duc la caridad universal (live tau estrechamente nosencarga .6c ncristr~, cuat .do dice : "Amad ó vuestros pr«jimoscomo ó vosotros mismos : haced con los domas lo que que-

EuM 6 .53reis que llagan con vosotros : haced ]sien ó todos, etc ." , nomand« mas clue los deberes ele la htoutoridod ; pero los de-senvolvi« mucho mejor que los fil«sofos , » hizo conocer me-jor su estension , su in] portancia y sus ventajas : fund« estosdeberes en unos motivos mas sublimes v mas poderosos quelos que ellos nos proponen : por lo cual fueron mas eficacessus lecciones .

Si fuera cierto que el hombre no es mas que un poco(le materia organizada, y que (le esta nada queda despues (lela muerte, si no se creyese que Dios nos manda clue nos ame-mos v nos ayudemos unos ó otros, áen qu» podr°amos fun-dar los deberes (le la luu anidad? En nuestro interes - res-ponden los fil«sofos. áY cuóntos hombres hay que se creenpoco interesados en hacerse amables, y hacen muy poco casode la estimacion y el aprecio ele sus semejantes? Ademas, elque obra contra su propio i!iteres debe ser tenido for innprudente ; pero no es fard demostrar que en esto es cri-minal y merece castigo.

Los enemigos del cristianismo, envidiosos de las virtudesque inspira , suprimen en sus escritos el nombre (le caridad,

y sustituyen en su lugar la palabra lrttrnrortidcrd : es de temerque esta alteration en las palabras sea una prueba evidente(le lo clue cambian su verdadero sentido .

No fue la Iuortcnzidad filos«fica, sino la caridad cristianaquien elev« enmedio de nosotros asilos y recursos para lospobres, para los enfermos, para las viudas y hu»rfanos, paralos niíos abandonados, para los viejos . para los c†a titivos, paralos fótuos y dementes, etc . La Iumranidod ó nadie obliga óconsagrarse por toda la vicia al alivio ele los desgraciados,atravesar los mares, ó arrostrar la muerte por volar en au-xilio ele la Irroncrnidad doliente ; al contrario, trabaja por suparte en destruir lo que la caridad edifica , eNagerando losdefectos » inconvenientes de todo lo que se hace.

654

EU mLa Irurnctnidcrcl de nuestro siglo procura Hacerse p«blica,

solicita que se anuncie en los periídicos, ensal7a hasta las nu-bes algunos rasgos ele generosidad , que no deben costargrandes esfuerzos ; pero la caridad sencilla y modesta huyedel lucimiento y de los elogios, obra por solo Dios, de nadase precia, teme perder con la sombra del amor propio el mó-rito de sus nuevas acciones . No podemos dudar que la pri-mera no nos indemniz_aria (le la pórdida de la segunda . Diosvela sobre nosotros ; y con mengua ele las especulaciones filo-síficas, subsiste y vive aun la caridad, porque aun en el diase hacen muchas buenas obras por motivos puramente reli-giosos .

No tratamos ele condenar los bienes que hace le luunrrni-da(1 ; al contrario, exortamos ° sus panegiristas ° que esce-dan , si les es posible, las obras de la caridad , y les suplica-remos despues clue las bagan por motivos mas puros , paraque sea mas durable el bien que hicieren .

lit, i1IJLDAD . Virtud muy recomendada en el Evange-lio : "Aprended. (le m», dice Jesucristo, que soy manso y hu-milde de corazon, y hallareis el reposo para vuestras almas :San Mutco, cap. 11, v . '-0 . San Pablo ci los Filip . : No hagaisnada, dice, por esp»ritu ele disputa ni (le vanagloria : tenedpor humildad ° los otros por superiores ° vosotros : no mi-reis vuestro roteres sino el ele los deruas :" cap. 2 , v . 3. Mu-chos filísofos se enpeiiaron en que esta leccion es impracti-cable ; clue la lnunildad no puede servir sino para degra-dar al hontbre, y sofocar en ól todo sentimiento de energ»a,y todo deseo (le ser «til ° la sociedad.

Una prueba demostrativa ele lo contrario es que los san-tos practicaron esta moral , y que fue la humildad quien lesprestí aliento para consagrarse enteramente ° la utilidad es-piritual y temporal (le sus hermanos, teniendo presentes lassiguientes palabras del Salvador : "El clue quiera ser el pri-

11 U M 65 .5mero es preciso que se haga el «ltimo, v criado de los le-mas : Sun Il7arcos, cap. 9, v. 34. El que se humille ser° en-salzado :" Sun guateo, cap. 24, v . 12 . En efecto, esta con-ducta, lejos ele degradarlos . les concilií el respeto v admira-tion ele todos los siglos. Un filísofo se tiene por nn sór de-masiado importante, y hace nasty poco caso ele sus hermanospara que se abata hasta el estremo de servirlos . Despues elehaber pesado en la balanza de su orgullo lo que pueden va-ler sus inciensos y adulaciones, no est° dispuesto ° sacrificarsu tranquilidad y sus placeres ° sus intereses .

Por talentos y virtudes que tenga el hombre, no debeparecerle imposible que Dios pueda dar a los denlas tanto,í mas que ° ól, aunque no conozca cu°les sean estos agracia-dos. áCu°ntos talentos ocultos, cu°ntas virtudes oscuras per-manecieron y permanecer°n para siempre en tinieblas porfalta ele cultura y de ocasion para maitile~tarse? Si los talen-tos son dones de Dios, concedidos para utilidad coman de' lasociedad, son un depísito de clue deLcmos dar cuenta, y qt,enos impone verdaderos deberes : por lo mismo, no son unmotivo para envanecernos . La humildad es la centinela delas virtudes, porque nos inspira la vigilancia y la desconfian-za de nosotros mismos, nos impide el esponernos temeraria-mente ° peligro de pecar, y Dios prometií su gracia ° loshumildes : Epist. de Scrrrtia<>o, cap. 4, v. 6 , etc .

As» el Evangelio no solo nos manda la hrnrrildad, sinoque tambien nos manifiesta sus motivos, sus electos, sas re-compensa y su modelo, que es Jesucristo .

Otros dicen que la humildad cstingue el reconocimiento,que nos hace desconocer en nosotros los dones ele Dios , yque es opuesta ° la sinceridad cristiana : esto es un error . Lavirtud de la humildad no consiste en ignorar lo que somosy lo que Dios se ha servido darnos, sino cas reconocer que elbien no nace (le nosotros, y que podemos desviarnos del

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il U Mbien en todos los momentos . c ucristo, que se dio a si mis-mo por ejemplo de humildad, no podia ignorar sus divinasperfecciones, y no siempre las ocultaba : «l decía ó los judios :°Qui«n de vosotros me convenceró ele pecado? Pero era ver-daderamente humilde en ci hecho de reconocer clue todo lohabia recibido de su Padre , en re('crirlo todo ó su gloria,siempre sualiso y sufriendo con paciencia el desprecio y losoprobios por la salud de los hombres .

San Pablo, formado por este divino modelo, era since-ramente humilde, sin desconocer en sí los beneficios de Dios .Se tiene por la escoria del mundo : consiente en ser anatemapor sus hermanos, es decir, en ser un objeto ele aborreci-miento, con tal que esto sea íttil ó su salvacion ; pero hacebrillar la dignidad de su ministerio cuando v« que quierendeprinu rl t . Dice «l mismo : °no soy ~o Ap»stol? °áNo ví ónuestro Se†or Jesucristo? etc . Declara clue fue arrebatado altercer cielo, aunque no saca de esto ningun motivo de or-gullo . clac no c ~ , !(-)ría sino en su debilidad y en la cruz de.Jesucristo .

Esto es lo cine precisamente recomienda ó los fieles : noles manda clue oculten ele sí mismos y ele los dcmas las gra-cias que Dios les hizo, sitio que. le atribu an tecla la `gloria,haci«ndoles conocer clue esto solo debe hacerse mando sirvade cdilicaemon, clue no se prefieran ó los dcmas, sitio cluepresuman que hav en sus hermanos muchas virtudes y gra-cias ocultas. Quiere due cada uno conozca su debilidad, y te-nia que le cieguen sus defectos . que consienta ser desprecia-do si esto fuere ‡til para la salvacion (le los (lemas.

lantltten pudieran argt‡r clue hay una contradiccion,por lo menos aparente entre alumnos pasages del Evangeliorespecto ó la humildad . Lit el cap. 6 ele Soil 17l(l/CO, v . Lˆ,dice Jesucristo : "Guardaos de hacer vuestras buenas obrasdelante ele los hombres, para que os vean, porque de lo colt-

HUM 657trario no tendreis recompensa delante ele vuestro padre queestó en el cielo." Y en cl cap . 5, v. 16, dice : "Brille vuestraluz ante los hombres, para que vean en vuestras hienasobras, y glorifiquen vuestro Padre clue estó en los ciclos ."Por una parte San Pablo exorta ó los fieles ó que busquen lashtunillaciones, y se regocigen con ellas . Por otra dice : "Glo-ria, honor y paz ó todo hombre clue obra bien , sea judío »sea gentil ." L'j‡st . cí los Rompen., cap. 2, v. 10 . °C»mo lie-mos de conciliar todo esto?

Muy facilmente : con los ejemplos (le Jesucristo y de SanPablo que acabamos ele citar. No hay necesidad (le hacernuestras buenas obras 1,irirct que nos (cent los hombres, bus-cando su estimacion y sus elogios como verdadera recompen-sa ; pero debemos hacerlas delante ele ellos, sin avergonzar-nos, cuando esto es necesario para darles buen ejemplo, ypara uno culos (í glue alahcn. cí Dios . Estos clos motivos son:muy diferentes : el tino es vicioso y el otro es loable . Jamasdebemos temer la humillacion que los hombres corrompidossuelen frecuentemente prodigar ó la verdadera virtud ; espreciso en estas circunstancias arrostrar sus desprecios ; peromaca es lícito obrar trial para humillarse, porque esto seríanu escóndalo para nuestros hermanos .

11UMILLkDOS, HUMILDES . Orden (le religiosos fun-dada por algunos caballeros milaneses, cuando volvieron elela prision en que los tuvo el emperador Conrado, » Begunotros, Federico i, en el alío de 1162 . Esta orden pt incipi» 1asegurarse y ó estenderse en este silo, sirngularmente en el111ilanesado : los h‰nnildes » humillados adquirieron tan gran-des riquezas, q ue- teman noventa monasterios, y no llegabaní ciento setenta religiosos. Viviaa con estrenada tibieza yalgo (le rclajacioa, y coa tal escóndalo, que dieron al PapaSauPiov justos motivos para csti Iguirlos.

San Carlos Borroneo, arzobispo de Milan, babiendoquc-TWN'tO I V

83

6 .)S

IIUSrido reformar los luvnillados, cuatro de ellos conspiraroncontra su vida, y uno de los cuatro le dispar« un tiro ele ar-cabuz en su propio palacio estando en oracion . Este santovaron, que recibi« una herida muy ligera, pidi« al Papa elperdon para los delincuentes ; pero San Pio v, justamente in-dignado, castig« sus delitos con el íltimo suplicio en el aóoele 1570, y estinaui« tod° la orden , dando sus conventos °los dominicos y franciscanos . Estos ejemplos, bastante comu-nes »le clos siglos ° esta parte, deberian inspirar un saludabletemor ° todos los religiosos, duc tienen propension ° sepa-rarse de su regla .

Habla tambien relisiosas lutmilladas, y el P. Ileliot diceque no fueron comprendidas en la bula de supresion, y queaun tienen monasterios en Italia : Hist. de lcis «rdenzes reli-giosas, tom . 6, p°g. 163 .

HUSITAS. Sectarios de Juan Hus v de Geronimo de Pra-ga. Estos clos hereges fueron quemados vivos en el conciliode Constanza, aóo ele 1415. El primero, siguiendo las m°xi-mas de W icleF, enseóaba que la Iglesia es la sociedad de losjustos y predestinados, ele la cual no son parte los ráprobos ypecadores. De aqu† inferia clue un Papa vicioso no es vica-rio de Jesucristo, que un obispo y sacerdotes, que viven enpecado, pierden toda su potestad . Estendi« tambien esta doc-trina ° los pr†ncipes : decia que los que eran viciosos y go-bernaban mal, decaian de su autoridad : adquiri« un grannímero de disc†pulos en la Bocmia y en la Ilioravia .

Desde luego se echan de ver las consecuencias ele estadoctrina, y de lo que es capaz un pueblo infatuado con se-mejantes principios. En el hecho de hacerse juez de la con-ducta de sus superiores espirituales y temporales, en cuantoesta le parezca mala, nada le resta sino rebelarse y tomar lasarmas para esterminarlos .

. Juan Hus no llev« al principio sus errores hasta este es-

IIUS 6 9ceso ; pero como todos los ele imaginacion ardiente, despues dehaber atacado abusos verdaderos « aparentes, combati« tan -~bienlos dogmas, ° los cuales le parcela clue estaban adheridos es-tos abusos. As†, socolor ele reprimir los excesos ° que dabanlugar la autoridad ele los Papas, las indulgencias y las esco-niuniones, se declar« contra el fondo ele toda potestad cele-siastica. Empez« ° enseóar que los fieles no estaban obligados.° obedecer ° los obispos sino en cuanto sus «rdenes parecianjustas : que los Pastores no pod†an separar ° un justo de lacomuuion ele la Iglesia : que su absolucion no era mas quedeclaratoria : que era preciso consultar ° la Sagrada Escritu-ra, y atenerse ° lo que ella slice, para saber lo que debemoscreer « refutar . Despees sostuvo la necesidad ele c:on .ulgarbajo las dos especies . Toda esta doctrina fue renovada por losprotesta n tes.

Escounnl ;gado por el arzobispo ele Praga, y por el Papa,apel« Ju:ni 11ns al concilio ele Constanza, que entonces se es-taba celebrando : el rey de Bohemia quiso clue efectivamente sepres‡ntase en el concilio para dar cuenta ele su doctrina : pi-(li«para ál un salvoconducto al emperador Srgismundo, conel objeto ele qnc pudiese atravesar la Alemania con ,egnriclady presentarse en Constanza : se le concedi« ; y Juan ilus porsu parte protest« píblicamente, que si cl concilio podia con-vencerle ele al`an error, no reinaba el sufrir la pena debida° los hereges ; pero hizo ver por su conducta que no era sin-cera su declaracion . Despees de haber sido escomulgado, nodej« ele do`gntatizar por el camino, y de celebrar el santo sa-crificio ele la 1i'Iisa : lo rnismo hizo en Constanza, donde trat«tambien de escaparse ; pero le detuvieron ° la fuerza .

Convencido de haber enseriado los errores que se le im-putaban , persist io cn ellos , y se resisti« ° retractarse : el con-cilio pronunci« su dcLradacion, y le entreg« al brazo secu-lar. El emperador le entreg« en manos del magistrado de

660

IIUSConstanza, quien le conden« í ser quemado vivo, y fue eje-cutada la sentencia. Ger«nimo ele Praga abjur« al pronto loserrores de su maestro, y fue perdonado ; pero avergonzadode su abjuracion, volvi« ó sus errores, y le toc« tambicn lasuerte de ser quemado.

Los hesitas, furiosos con cl suplicio ele sus des ,cfes, to-rnaron las armas en n°mero de cuarenta ni»] hunibrcs : tala-ron la Bohemia y las provincias vecinas, poniándolas ó fue-go y sangre : fueron precisos diez y seis a†os de guerra con-tinua para someterlos .

Todos estos »_,cebos estan sacados de la historia del conci-lio ele Constanza, conmpucsta por el ministro Leufant, apolo-gista decidido de Jnan Hus.

Los protestantes, ó quienes copian los incrádulos, sostie-nen : 1 . ‡ Que cl empcraclor y el concilio violaron el salvo-conducto concedido ó este lieresiarca . Este salvoconducto,referido literalmente por Lenlˆnt, espresaba que Juan Iluspudiese llegar ó Constanza con seguridad, sin que se le retu-viese ni se le maltratase en cl camino . Pudiera haber reci-bido malos tratamientos por venganza, porque hizo revocarlos privilegios concedidos ó los ale rmanes en la universidad elePraga. El emperador no daba rias seguridades due las cluehemos dicho. Es un desatino suponer que este salvoconductobastaba para poner ó Juan Ilus cubierto de la condenaciondel concilio, ó cuyo tribunal ál mismo labia apelado, y porquien quería el rey de Bohemia que fuese sentenciado : pre-tender que el emperador no tenia derecho para castigar lassediciones clue rabia causado este heresiarcca es otro desati-no : el rey ele Bohemia no pens« que este fuese un atentadocontra su autoridad .

Juan lins abus« de su salvoconducto, predicando y ce-lebrando Misa en el camino ele Constanza : no aleg« su salvo-conducto para defenderse do la sentencia cíe los nlagistra-

IIUS

GGIdos : no sostuvo su incompetencia , ni la del concilio .

2 .‡ Sus apologistas dicen que el concilio Con tancicnsedeclar« por su conducta y por urt decreto formal que no seobligaba ó guardar la fá ó los hereges : esto es una falsedad .Este pretendido decreto no se halla en las actas del concilio,y si se present« « public«, no hay duda que fue suplantadoentonces « con cl tiempo . ‰Quá gazon puede haber para queel concilio espidiese este decreto , si no hay eluda de que noviols la fá publica que prometi« ó este hcresiarca ? El conci-lio se limit« ó juzgar ele su doctrina, ó degradar un heregeobstinado, y ó entregarle al brazo secular ; en esto no exce-di« los límites ele su autoridad .

3 .‡ Dicen clue Juan Ilus fue condenado al fuego por sen-tencia del concilio : tercera impostura . El concilio censur« sudoctrina, conden« al fuego sus libros, le degradá del caróctereclesióstico, y Ic remiti« al emperador para clue di : l .u`iC e c'csu persona ; el emperador le entreg« al magistrado ce Cons-tanza. Juan llus fue enviado por áste al suplicio, no porquesu doctrina fuese herática, sino porque era sediciosa . 1 erquelabia causado ya turbaciones y violencias, y se enmpeíŠaba enpersistir y continuar predicóndola . Decir que un soberanopierde sn autoridad, si gobierna mal y es vicioso, y due eneste caso no hay obligation de obedecerle, y que es lícito re-sistirle, es una doctrina sediciosa y contraria ó la tranduilidad publica ; nie, uli soberano debe tolerarla, y asi el emTc-rador, como el rey (le Bohemia, estaban igualmente interesa-dos en que se castrase al autor de una doctrina tan perniciosa .4.‡ Afectan repetir que la carnicería due hicieren los

»musitas fue una represalia ele la crueldad de los Padres cers-tancienses: nueva calumnia. Aun cuando Juan Ilus no Lubie-ra sido quemado, no dejarian sus discípulos de ser tan I_ór-baros como fueron : habian principiado ya sus depredacio-nes y sus violencias antes ele la condenacion ele su maestro.

662

HUSEra un fan«tico audaz, turbulento, feroz con el numero de sitsprosílitos, í incorregil .le. Si hubiera podido volver « laBohe-mia, volverla « predicar con mas vehemencia que nunca, yhubiera continuado en sublevar los pueblos y en animar supillage : esto es lo que temió el emperador . La furia de losIuasita.s solo prueba la violencia del fanatismo que bebieronen la doctrina ele su maestro. No fueron quemados los gefesde los anabaptistas cuando en el siglo siguiente renovaronen Alemania con cuarenta mil hombres las mismas escenasque los hrrsitus representaron antes en la Bohemia .

Pero los enemigos de la Iglesia católica no respetan laverdad de los hechos, ni tienen miramiento « sus circunstan-cias ni « la certidumbre ele los monumentos. A pesar de laspruebas mas evidentes, repetir«n siempre que los Padres delconcilio ele Constanza violaron cl salvoconducto del empe-rador, que condenaron al fuego « Juan lIns y « Gerónimode Praga i

errores, y que fueron la causa del furor ydel fanatismo de los husitas .

Tal es la idea qne de este punto de historia quiso darnosMoslieim en su lzlistol -lea E, clcsicistica, siglo v, part . 2 .', ca-pit. 2, ° 5 y siguientes ; pero afortunadamente confiesa mu-chas verdades que bastan para desenga»ar « los lectores .1 .á Confiesa que Juan IIus emprendió en el a†o de 1408 se-parar la uniyer edad de Praga ele la jurisdiction (le Grego-rio Xrr, ,7

que este proyecto bastó para concitarle el odio cielclero : ‡ -Iní derecho te»na para formar esta empresa? 2 .á Con-fiesa que este doctor, obstinadamente adicto « la opinion delos realistas, I ˆe rsiguió « todo trance « los nominales, que erande n‰mero mttyconsiderable en la universidad de Praga .3 .áQuealarmí contra s» toda la nation alemana en el hecho (le privar-la ele clos o tres votos que Babia tenido hasta entonces en estauniverse lad, y que por haberlo ejecutado fue causa ele quedesertase el rector con clos mil alemanes, y se retirasen «

IIUS 663Leipsic.k. 4.á Que sostuvo p‰blicamente las opiniones de \Ci-clef, y declamó violentamente contra el clero. S .` Que mani-festó el mayor desl -precio« la eseomiinion que Štilininí contraíl. el Papa Juan xxiii . 6 .á Que su celo fue tal vez demasiadofogoso, faltando muchas veces « la prudencia . Sin embargo,no deja Mosheim ele llamar « este fan«tico turbulento guardehombre de una piedad sencilla, y fervorosa . ‡Bastar« decla-mar contra el Papa y contra la Iglesia para ser grande hom-bre « juicio ele los protestantes?

Por otra parte Moslieinu pasa en silencio muchos hechosindudables. i .á Juan l l.u s apeló al concilio de la escon_unionque contra el pronunció el Papa ; por consiguiente se sometiópor su voluntad al juicio del concilio . 2 .á Declaró p»iblican‹en-te que si podia este convencerle de hercg»a no reusaba sufrirla pena impuesta contra los bereges . 3 .á Rabia abusado de susalvoconducto predicando y celebrando « peur ele la esco-munion. 4.á Eu varias, disputas que sostuvo en Constanza con-tra los teólogos católicos fue convencido de haber enseŒadolos errores de Wiclef, condenados ya por la Iglesia, y fueronbatidas victoriosamente todas sus razones. Asi gt‹e puede de-cirse que íl mismo pronunció de antemano el decreto de sucondenacion .

‡Cómo se atreve su apologista « sostener que Juan llusfue v»ctima del odio de los alemanes y (le los nominales ; quesu condenacion no tiene la mas m»nima apariencia ele equi-dad, y que su muerte fue una violation de la fí p‰blica? Nolo juzgó as» el mismo Juan IIus, porque no recusó la autori-dad del concilio, ni reclamó su salvoconducto ; pero declaróque quer»a mas ser quemado vivo que retractar sus opinio-nes. El mismo Mosheim confiesa que la profesion que hac»apublicamente Juan Hus de no reconocer la autoridad infaliblede la Iglesia Católica, debla ser suficiente para que se le decla-rase herege, en consideration al modo de pensar ele aquel_tieni-

6G4

HUSpo. La dificultad est« en saber si la Iglesia Catílica debia cam-bi.a r su creencia J fin de autorizarse para absolver « un h e-re, e .

Conviene tambien Mosheim en que los lutsitrrs de Bohe-mia se rebelaron contra el emperador Segismundo, su so-berano, y tomaron las armas, porduc se trai(') (le que sesometiesen a los decretos del concilio de Constanza . Ibid.,

cap. 3, S 3 . Aunque confesaban que los liereges merecóanla muerte, sostenóan que Juan ITus era ocre e, y que hablasido quemado injustamente. °Qu» derecho tenia ruca catervade i,Juoratites para juzgar si una doctrina era her»tica ró or-todoxa?

Despucs que los Mwwsitcc .s se aumentaron en litáncro muyconsiderable, durí poco tiempo su union, y se dividieron endos partidos : unos fueron llamados calijtinzos, porclue clue--rian que se diese al pueblo la comunion del caliz . Exigiantambien clue se predicase la palabra de Dios sin supersticion,que el clero imitase la conducta (le los Al 6SOies, y due lospecados mortales fuesen castigados de una manera propor-cionada « su enormidad . Entre ellos, nn tal Jacobel queria(lice la conutnion se adnlini:strase bajo las dos especies aun « losamos. Los otros fu( ron llamados tc~boritus, por un monte delas cercanóas de Praga, en el que se fortificaron, y le dieronel nombre (le Tuhor . Eran mas fogosos que los calistinos, yllevaban tea adelante sus pretensiones : queróan que se redu-gese al cristiat isino ói su primitiva sencillez, que se aboliesela autoridad de lo . Papas, que se varias : la forina del cultodivino, y (lue no hubiese cit la Iglesia mas gefc glue Jesucris-to. Fueron tan iuscusatos que se atrevieron « publican' que Je-sucristo vendróa en persona cota una antorcha en una manoy Lilia espada en la otra « esulas hercs,óas y 1ntrificar suI : Icsia. Aesta (:†,†sede leisitct .‡, J" , 'C ~ic,‡bcint, deheel atribuir-se todos los actos de crueldad y bi 1 parie que cometieron en

HUS 665Bohemia en los diez y seis aˆos de guerra ; pero es dificildecidir cu«l de los dos partidos cometií mayores escesos, elde los catílicos í el de los lwsitcis.

Supong«moslo por un momento. Por lo menos es precisoconfesar que los Musitas fueron agresores, y clue no aguarda-ron el suplicio de Juan llus para ejercer contra los catílicostoda especie de violencias. Aun cuando en la Iglesia hubieraerrores y abusos, no tocaria el reformarlos « una tropa ele sedi-ciosos y ele ignorantes. °Qu» convenio podia hacerse con ellos,si no se convenóan entre só mismos? Confesa Moslieini que susm«ximas eran abominables, que queróan que se emplease elhierro y cl fuego contra los enemigos de Jesucristo, y que da-ban este nombre Li sus propios enemigos : desemejantes hom-bres no se podia esperar mas (lue crueldades » injusticias .

El aˆo de 1433 consiguieron los Padres ciel concilio deBasilea reconciliar « la Iglesia coil los calistinos concedi»n-doles el liso ciel caliz en la comunion ; pero los tciboritas semantuvieron incorregibles, principiaron entonces « exami-nar su religion, y darle, segun Mosheim, un aire racional . Yaera tiempo despees de diez y seis aˆos de sangre y desírdenescontinuos. Estos taboritas reformados son los mismos que loslzermanos de Bolenaict, llamados tambien picardos í mas bienbegardos, que se pintaron « Lutero al tiempo de la reforma .

Este fue el motivo (le la proteccion que los protestantesdispensaron los hesitas : primero fueron precursores y des-pues discópulos ele Latero . No nos parece que esta sucesionhace mucho honor « los luteranos . 1 .‰ Resulta ele los hechosen que ellos mismos convienen, clue los hesitas se conduge-Vron en este cambio, no por celo de la religion, sino por unfuror ciego, puesto que no principiaron el arreglo de unplato de religion hasta diez y seis í deiz y echo aˆos despuesde la muerte de Juan Illus. 2 .‰ No nos dice Mosheim en qu»consistia esta religion, que »l llama razonable, y que tan fa-

TOIMO 1V.

84

666

IIUScilmente se amalgam« con el protestantismo. Es un prodigiobastante nuevo una religion racional formada por unos fa-níticos insensatos y furiosos . 3 .ó Es evidente que Lutero tom«de las obras de W iclef, y de Juan llus, no solamente los dog-mas que predic«, sino tambien las míximas sanguinarias quese encuentran en sus escritos, ° hicieron que los anabaptistasrenovasen en Alemania una parte de las escenas sangrientas,que representaron en Bohemia los husitas .

FIN DE EL TOMO IV, Y DE LA. LETRA H.

cSr1tte Ca t » t De `ob c7e~tiocc c~t~cc-tikoce~s .

BILBAO.

D. Juan Vicente ele Ballegui .D. Jos° Joaquin de Basterrechea .D. Juan Antonio de Landaluce .D. Juan Manuel de Zaval Inchaurrieta .D. Jos° Maráa de Urquiza.D. Dionisio de Alcivar.D. Eulogio Jos° de Ibarzaval .D. Isidoro Jos° de Larando .D. Juan Rafael (le Aperribay .D. Juan Antonio de Landaluce.D. Ramon de Palacio.

BURGOS .

El Colegio Seminario conciliar de San Ger«nimo.

CADIZ.

D. Jos° Guerrero y Rodriguez.

CUENCA.

El P. Fr. Liborio Sanchez, Lector de Artes en su convento deDominicos. Por clos ejemplares .

El Dr. D. Cayetano Dolado, secretario de «rdenes, etc., delilustrásimo se†or obispo.

PAMPLONA .

El Rector (le la parroquial (le Rerastegui, en Cegama.D. Facundo Jaranta, abogado.D. Miguel Urrizola, beneficiado de Ciraugui .D. Felix Ederra, de Uztarroz .D. Agusu n Ollo, catedr«tico en el Seminario .D. Josí Aycnsa, Canónigo de esta Santa iglesia .D. Josí Mar°a Sorozabal, de Azpeitia .

SANTIAGO .

D. Josí Garcia, Abad de San Martin de Orto .

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