Berlin (1973)

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.; 6. Mate¡ialismo histórico [r*i"[, B*l;^ , h,1 -/,,=, fl,[,i], ]I,!nro I I;\"r,'d, lq l3 i ; A cierta pcrsona se ie ocurtió una vez que la gente se ahogaba el azua sólo porque la obsesionab¿ la noción del ueso. Pensaba que si sólo pudieran liberátie de esta idil, calificríndola, por ejemplo, de supersticiosa o religiosa, se salvarlan de todo peligo de aliogarie. Toda srr vida Iuchó conua l¿ ilusión dcl peso. resoecto de cuyas deletére¿s consecuenciás hs .r- tadlsticas le proporcicnaban co¡ltiluamen_ te nuevas pruebas. Tal {igura es el ar_ quetipo de los filósofos ievoluciona¡ios alemanes de nuesffos días. KarI Ma¡x, La ideología alenaxa Marx no. publicó nunca una exposición fo¡mal del ma_ teriafsmo hlstófico. Lo enuncia en {orma fragmentaria en. toda su prjms¡¿ obra escrira duranre lo, u¡oí fS¿i-+S y lo da por descontado en su pensamiento posterior. No lo considera un nuevo sistema filosófi.", ,i; ;l;-'bi* un método- práctico de análisis social e hirt¿ri.o v un" base.para la estrategia política. En los últimos añ'os de su vrda se quejó a menudo del uso que de él hacían sus seguidores, algunJs de los cuales pateclan pensar que el materiaiismo histó\ico lcs ahoratía el uabajo de acome- ter estudios histérigos al proporcionarles una suerte de <<tabla> algebraica rperced a la cual, y dados suficientes datos, podrlan <<leer\e>> mecánicamente respuestas auto- máticas a todas las tuestiones históricas. En una catta que hacia el fin de su vida escribió a un conesponsal ruso, da como ejemplo de desarrollo desemeiante, a pe- sar de las condiciones sociales análogas, la historia de la plebe romana y la dél proletariado industrial europeo. Cuando uno estudia separadamente estas formas de evolución -escribió- y luego las compara, puede hallat fácilmcnte la clave de este fenómeno; pero no cabe obtener t¿l resultado mediante la aplicación del u¡lversal passepa ottt de una particular teorla histórico-filosófica que todo 1o explica porque no erplica nada y cuya virtud suprem¿ consist€ en ser suptahistórica. La teorla maduró gradunlmente en su e pltittl. pode- mos fastrear su crecimiento en los ensayos sobrc La fil.o' solía del derecho de Hegel y sobte L¿ caestiófl iudia; en elios el proietariado aparece identificado por plimeia vez como el agente destinado a modificar ]a sociedad en la Cirección anunciada por la filosofla, la cual, precisamente po¡ set una filosofla divorciada de la acción, constituye por sl naisma un síntoma y una expresión de impotencia. La desarrolla ulteriormente en La sagrada familia, amal- gama de estallidos polémicos contra los <c¡íticos de la irítica>, csto es, los jóvenes hegelianos -principalmente los hernanos Bauer y Sti¡ner- enuemezclados con frag- mentos sobre {ilosofla de la historia, ctltica social de la literatura y otras singularidades; pero sobre todo la ex- pone en un volumen de más de seiscientas páginas que éscribió con Engels en 1846 titulado La ideologia ale- ffiana, peto que no publicó. Esta obta, en su mayor parte confusa, verbosa y pesada, que trata de autotes y opinio- nes desde hacía mucho muertos y iustámente olvidados, contiene en su extensa introducción la exposición más fundada, imaginativa y notable de la teoría marxista de la histo¡ia. Como las tersas y btillantes Teslr sobre Feuer-

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.;6. Mate¡ialismo histórico

[r*i"[, B*l;^ , h,1 -/,,=, fl,[,i], ]I,!nroI I;\"r,'d, lq l3

i

;

A cierta pcrsona se ie ocurtió una vezque la gente se ahogaba e¡ el azua sóloporque la obsesionab¿ la noción del ueso.Pensaba que si sólo pudieran liberátie deesta idil, calificríndola, por ejemplo, desupersticiosa o religiosa, se salvarlan detodo peligo de aliogarie. Toda srr vidaIuchó conua l¿ ilusión dcl peso. resoectode cuyas deletére¿s consecuenciás hs .r-tadlsticas le proporcicnaban co¡ltiluamen_te nuevas pruebas. Tal {igura es el ar_quetipo de los filósofos ievoluciona¡iosalemanes de nuesffos días.

KarI Ma¡x, La ideología alenaxa

Marx no. publicó nunca una exposición fo¡mal del ma_teriafsmo hlstófico. Lo enuncia en {orma fragmentariaen. toda su prjms¡¿ obra escrira duranre lo, u¡oí fS¿i-+Sy lo da por descontado en su pensamiento posterior. Nolo considera un nuevo sistema filosófi.", ,i; ;l;-'bi*un método- práctico de análisis social e hirt¿ri.o v un"base.para la estrategia política. En los últimos añ'os desu vrda se quejó a menudo del uso que de él hacían sus

seguidores, algunJs de los cuales pateclan pensar que elmateriaiismo histó\ico lcs ahoratía el uabajo de acome-ter estudios histérigos al proporcionarles una suerte de<<tabla> algebraica rperced a la cual, y dados suficientesdatos, podrlan <<leer\e>> mecánicamente respuestas auto-máticas a todas las tuestiones históricas. En una cattaque hacia el fin de su vida escribió a un conesponsalruso, da como ejemplo de desarrollo desemeiante, a pe-sar de las condiciones sociales análogas, la historia de laplebe romana y la dél proletariado industrial europeo.

Cuando uno estudia separadamente estas formas de evolución

-escribió- y luego las compara, puede hallat fácilmcnte la clave

de este fenómeno; pero no cabe obtener t¿l resultado mediantela aplicación del u¡lversal passepa ottt de una particular teorlahistórico-filosófica que todo 1o explica porque no erplica nada ycuya virtud suprem¿ consist€ en ser suptahistórica.

La teorla maduró gradunlmente en su e pltittl. pode-

mos fastrear su crecimiento en los ensayos sobrc La fil.o'solía del derecho de Hegel y sobte L¿ caestiófl iudia; enelios el proietariado aparece identificado por plimeia vezcomo el agente destinado a modificar ]a sociedad en laCirección anunciada por la filosofla, la cual, precisamentepo¡ set una filosofla divorciada de la acción, constituyepor sl naisma un síntoma y una expresión de impotencia.La desarrolla ulteriormente en La sagrada familia, amal-gama de estallidos polémicos contra los <c¡íticos de lairítica>, csto es, los jóvenes hegelianos

-principalmentelos hernanos Bauer y Sti¡ner- enuemezclados con frag-mentos sobre {ilosofla de la historia, ctltica social de laliteratura y otras singularidades; pero sobre todo la ex-pone en un volumen de más de seiscientas páginas queéscribió con Engels en 1846 titulado La ideologia ale-ffiana, peto que no publicó. Esta obta, en su mayor parteconfusa, verbosa y pesada, que trata de autotes y opinio-nes desde hacía mucho muertos y iustámente olvidados,contiene en su extensa introducción la exposición más

fundada, imaginativa y notable de la teoría marxista dela histo¡ia. Como las tersas y btillantes Teslr sobre Feuer-

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Karl Marx 6. M¿terialismo histórico

bacb, que per¿e[ecen al inistno petlodo, y los Manus'critos filosófico-econótnicos de 1844, con su nueva apli-cación del concepto hegeliano de la alienación, la mayorparte de La ideología alenzan¿ no vio la luz hasta nues-tros días. Resulta filosóficamente mucho más intetesan-te que cr:alquier otra obra de Marx y ¡epresenta un mo-mento en que su pensamiento no aflora en toda su ple-nitud, pero uno de sus momentos más decisivos y ori-ginales, cuya total ignorancia llevó a sus seguidores in-mediatos (ínclusive'a los realizado¡es Ce la revoluciónrusa) a ponet exclusivo énfasis en los aspectos históricosy económicos de sus ideas y a una defectuosa compren-sión del contenido sociológico y filosófico de éstas. Á este

' hecho se debe la interpretación clara, a medias positivis-ta y a medias darwiniana, del pensr-iento de Marx que

flicto de .uyo, d.*lrrtos se torn¿l concteto, por eiemplo,:',en los conflictos reügiosos, en las guerras de loi,estados;nacionales, cada und de los cuales es encarnación de láIdea que se rcaliza a sí misma y para percibit la cual serequieie una intuicidn suptasensible, Matx, siguiendo aFeuerbach, denuncia esta teo¡la calificándola de fuentede confusíón sobre la que no puede fundarse dngún'conocimiento. Pues si el mundo fueta una sustanciametaflsica de este tipó, no podrla probarse su com-portamiento por el único método digno de confianza deque disponemos, es decir, la observación empltica, y, por1o tantó, no cabtla verificar por los métodos de niigunaciencia la explicación que de él puüéramos dar. El hege-liano puede, desde luego, sin temor a la tefutación, affi-buir todo cuanto desee a la actividad, que no podemos.observar, de una sustancia del mundo impdpabie, delmismo modc que el c¡e]'ente ctistiano o telsta lo at¡ibu-ye a la actividad de Dios, pero sólo al precio de noexplicar nada, de declatar que la tespuesta es un misterioemplricamente impenettable. Tal tra<iucción de pregü-tas ordinatias a un lenguaje menos inteligible es Io quedetermina que la oscuridad resultante cobre la aparienciade una auténtica respuesta. Explicar lo cognoscible entérminos de Lo incognoscible equivale a quitar con unamano io que uno afect¿ dar con la otra. Cualquiera quesea el valor que pueda tener este procedimiento, ¡o cabeconsiderzrlo equivalente de una explicación cientffica,esto es, de un orderramiento, por medio de r¡n númerorelativamente pequeño de ley'es interelacionadas, de lagran variedad de fenómenos distintos y prina facie n-conexos. Y esto basta pata dar cuenta del hegelianismoortodoxo.

Pero las soluciones de las escuelas <.rcrlticas> de Bauer,Ruge, Stirner y hasta Feuetbach no son meiores en prin-cipio. Después de sacat a relucir despiadadamente losdefectos de su maestro, caen luego en ilusiones peores:pues el <<esplritu de crltica de la autoc¡ítica>> de Bauer,.á1 <espíritu humano ptogtesivo> de Ruge, el <ryo indi-vidual> y <<sus inalienables posesiones> declamado por

fsa.lnh ¡etlln, I

principalmente nos ofrecieron Kautsk¡r, Plejánov y, io-bte tcdo. Ense!s- trar-lirión crre in{!r,'r'ó áerioí'r'ar¡ente, Engels, *adciólr que idluló decisi'.'amente

7a teoía como en la pruxis del movimiento co-tanto en 7a teoía como en la pruxi¡nocido con el nombre de Marx.

La esffuctura de la nueva teotla es rigurcsamente he-geliana. Reconoce que la historia de la humanidad es unproceso único en el que no se dan repeticiones y q-ue

obedece a leyes susceptibles de se¡ descubiertas. Tálesle.yes scn difere.ntes de las leyes de la flsica o la químicaque, por ser ahistóricas, registran invari¿bles conjuncio-nes y sucesiones de fenómenos interrelacionados alil don-de y cuando éstos pueden repetitse; son más bien simi-lares a las leyes de 7a geologla y la botínica, que encarnanlos principios de conformidad con los cuales tiene lugarun proceso de continuo cambio. Cada momento de esteproceso es nuevo en el sentido de que posee caracterís-ticas nuevas, o en él se veri{ican nuevas combinacionesde caracterlsticas conocidas; pero a pesar de ser únicoe irrepetible, se sigue, sin embargo, del estado inmedía-tamente antetior, en obeüencia a las mismas leyes, delmismo modo que este último estado deriva del que le esanteriot. Peto mientras, de acue¡do con Hegel, la sus-tancia única en la sucesión de cuyos estados la historiaconsiste, es el eterno Espíritu universal, el interno con-

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' - Karl M¿tx :

úe han

6, M¡tüialismo

toda cvolución,

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Stirner, y hasta el ser humano cie catnc y hueso cuyaevolución traza Feuerbach, no son más que abstr¿ccione3generalizadas no menos vaclas, no menos susceptibles deque apelemos a ellas como a algo que trasciende los fe-nómenos, como a algo que los cau;a, que el edificioigualnente insustancial, pero espléndido e imaginativo

-sombrlo, pero rico y comptensivo, no reducido a una

única absracción estéril-, ofrecido por el hegelianismoortodoxo.

en la naturaleza conro en la socie-dad, remata en una cieadota. En la naturalezaestas fue¿as sonsociedad son

estaban énca¡nadas én las naciones que rcpresentaban

La única región posible en que han de buscarse losincipios del movimiento histórico ha de ser una queprincipios del movimiento histórico ha de ser una que

esté abierta a la inspección cientlfica, esto es, empftica.Matx sostiene que. Duesto que los fenómenos oüe hanMatx sostiene que, puesto que

el desarrolio de una cultuta especlfica o la materializa-ción de la Idea. Siguiendo a Saint-Simon y Foutier, yacaso sirr dejar de obtar en éi la influencia de la teoríade las crisis de Sismondi, Marx contesta que tales fuerzasson predominantemente socio-económicas,

Llegué --escdbió doce años despu6- a la condusión de quelas rclaciones legales, asl ccmo las formas estatales, no podían setcomprendidas pot sl mismas ni explicadas por el llamado ptogresoge¡er¿l del esplritr humano, sino que están arraigadas en lascondiciones mited¿les de la vida que Hegel llama.., sociedadcivil. La anatomla de 1¿ sociedad civil ha de buscarse en la eco-nomla polltica.

El co¡fücto es siempre una colisión entre dases eco'nómicamente determinadas, definiéndose una clase comolrn grupo de personas, dentro de una sociedad, cuyas

vidai estrín determinadas por Ja posición que ocupan encl pioceso <le producción, el cual determfu:a la estructurade-tal sociedad. La condición de un ind-ividuo la deter-rnina el papél que desempeña en el proceso de prod.ucción

social, y éite, a su vez, depende ditectamente del ca¡ác-

ter dé Íur fuerzas productivas y de su grado de desanolloen cualquier estadio dado. Los homb¡es actúan como ac-

túan en virtud de las re]aciones económicas que mantie-nen de hecho con los ottos miembtcs de su sociedad,sean o no conscientes de ellas. La más poderosa de estas

relaciones se basa, como enseñara Saint-Simon, en lapropiedad de los medios de subsistencia, pues- la más

áprimiante de las necesidades es la necesidad de sobre-vivir.

La concepción central hegeliana consiituye la base delpensamientó de Marx, aunque éste la transpone a tér-minos semiempíricos. La historia no es la sucesión de

lvrarx sosüene que, puesto que Ios lenomenos que nande explicarse son los de la vida social, la explicacióndebe residir, en cierto sentido, en la naturaleza del con-torno social que constituye el contexto en el que loshombres viven sus vicias, en esa red de reiacíonei pri-vadas y públicas cuyos términos están constituidos porlos individuos y de la que ellos son, por asl decirlo, lospuntos focales, los lugares en que se juntan los distintospuntos focales, los lugares en que seramales cuva totalidad Ifesel llamó sramales cuya I{egel llamó sociedad civil. Hegelmostró genio al percibir que su crecimiento no era unaprogresíón suave, detenida por ocasionales reirocesos,comc enseñaron Saint-Simon y su disclpulo Comte, sinoel producto de una tensión cóntinua eñtre fue¡zas anta-gónicas que gatentizaa. su incesante :novimiento de avan-ce; y que la aparición de una acción y una reacciónregulares constituye una ilusión originada por e! hechocle que <xa la primera, ora la segunda cie las tendenciasen conflicto, se l,ace sentir más violentamente. En ¡ea-lidad, el progreso es discontínuo, pues la tensión, cuandoalcatna el punto crítico, se precipita en un cataclismo;el crecimiento en cantidad de intensidad se ftueca en uncambio de cualidaCes; las fuerzas rivales que obran bajola superficie crecen, se acumulan y estallan en una erup-ción; el impacto de su choque transforma el medio enque éste se da; como Engels dirla más tarde, el hielose conviefte eri agua y el agua en vapof, los esclavos seconvierten en sielos y los rJiervos en hombres libres;

:as, qulmicas, biológicas, y en lamente económicas y sociales.

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Kgrl Marx I6. Matedalismo h{ltódco t tI

ocio, y, por Io ta{rto, de la cultura¡ pero asimismo..la rro-sibilidad del efipleo de esra aqimulación J" .ia¡eserva de necesiflades vitales- cooo medio de oriva¡a ouos de beneficios, de intimidarlos . de obüsa ilos attabajar para los acumuladores de rióueza. dj eie¡cercoerción, explotar y, por ende, dividii a Íos hombresen. clases, en los que controlan y en los que son cotrtro-lados. Quizá haya tenido esta últi-a marior alcance ouetodas las demás consecue¡cias involunthias de Ia 'in-vención, del,avance técnico y de Ia acumulación de bie,nes que de él resulta. La histoda es una interacción ent¡elas vidas de los actores, los hombres empeñados en unaIttcha por alcanzar el gobierno de sí misinos. v las con-secuencias de sus actividades. Tales consecúdcias oue-del ser voluntarias o involrrntarias, y sus efectos sóbrelos ho¡rL.cs o su conrorno narurai'pueden o no puedenpreve$e; pueden verificarse en Ia eifera material-. en Iadel pensamiento o la del sentimiento, o tambíén eaniveles inconscientes de la vida de los hombres; puede¡afectar sólo a individuos o tomar la forma de movimie"-tos e instituciones sociales; pero lo cierto es que sólopuede comprenderse y contrólarse esta compleii red sise percibe cuál es el factor dinámico centrai que dir.igeel proceso. Hegel, que fue el primero.tt u.i ..to á.modo tan esclarecedor y ptofundo, Io halló en el Espf-ritu que procura comprenderse a sl mismo en las instiirr-ciones

-absÉactas o conctetas- que él mismo ceó en

varios niveles de la conciencia. Marx aceptó este esque,.ma cósmico, pero censuró a Ilegel y sus disclpuloJ elhaber ofrecido una explicación mltica de las

- últimas

fuezas operantes -mito

que no es sino uno de losresultados involuntarios del proceso de exteriorizar latarea de la personalidad humana-, esto es, dat la aoa-riencia de objetos o fuerzas independientes, externos: alos que son, en realidad, producos del trabaio humano.Hegel había hablado de la marcha del Espíritu Obietivo.Marx identificó el factor principal con loJ seres humanosque petsiguen fines humanos inteligibles;' no ya ru1¿simple meta como el placer, el conocimiento, Ia

-seguri-

I

los efectos que sobie los hombres obran el contoinoexterior o su propil natutalezr inalterable, ni tampocoel juego conjunto de estos actofes, como suponlari losprimeros materialistas. Su esencia es la lucha dé los hom-bres por realizar plenamente sus potencialidades huma-nas.y, puesto que son miembros del reino natural (puesno hay nada que *ascienda a éste), el empeño del iiom-bre por realizrrse plenamente es un esfueizo por evitarser juguete de las Íuerzas que parecen a la iez miste-ríosas, alhitrarias e írresistibles, esto es, por lograr do-minio sob_re ellas y sobre sl mismo, lo

' cual eqüivale a

Ia libertad. Los hombres logran subyugar asl sú mundono ya merced a un aumento del conocimier¡to . basadoen Ia cont_emplación (como habla supuesto Aristóteles),sino por obra de su actividad, de su irabajo, de la cons-ciente modelación tanto del contorno c.tmo-de las propiaspersonalidades, influidas reclprocamenie, siendo

-ésta la

forma primera y más esencial de unidad de voluntad,pensamiento_ y acción, de teo¡ía y ptácttca. En el cutsode su actividad, el trabaio mansfoirna el mundo del hom-bre, y también a éste. Ciertas necesidades son más bási-cas qr¡€ -offas: la simple superri-rencia está antes quenecesiciaCes más complicadas.- Pero el hombre difiere delos animales, con quienes comparte las necesidades fisicas esenciales, potque está dotado de invención: sraciasa el7a, alteta su propia natutaleza )' Ias necesiáaáes deésta, y se evade de los ciclos de repitición de los aniora-les, que jamás se modífican y, poi 1o tanto, carecen dehistoria. La historia de la soóieáad es ia hiítoria de losttabalos inventivos que modi{ican al hombre, modificansus deseos, costumbres, perspectivas, sus reláciones conotros hombres y con la naturaleza flsica con Ia cual elhombre vive en un perpetuo metabolismo físico v tecno-lógico. Entre las invenciones del hombre -co

' cientes

o inconscientes _ flgura la división del rabajo, que sur-ge en las sociedades primitivas e incrementa &, er^r,medida su productividad, creando más riquezas quJlasimprescindibles para satisfacer las necesidtdes ínmedia-tas. A su vez, tal acumulación crea la posibilidad det

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1356. Materi¿lismo histddmK¿rl Marx

dad o la salvació¡ ellende la tumba, sino la armoniosa

tealización de todas las potencialidades humanas, de mn-

iárÁi¿"¿ con los ptincipios de la tazón' Duralte esta

;;;;;;ñ ito*¡."t't. uinsfotman a sl mismos, de.modo

;Jó; los predicameltos y valotes que detetminan y

.*oli'.* la conducta de un grupo, generación 9 civili-,^tón.

^ otros hombres que proolran entenderla (que

oro.,li* entendef a esos hombres estando eüos misr',tos

il;l;;il; ¡; su realización parcial v de su inevitable

frustráción patcial), moüfican los ptedicamentgs y v.alo-

res de sus sucesofes. Esta constante autotfanstotmaclÓn,on" .oortit"u. el meollo de todo uabaio y toda creación,

á.tt" "brnrda

la noción de principios fijos intemporales,

¡;;.*;;;sales inalteiables^v de un eterno predi-

..-"o"4-L"nt"no. El carácter de ü época con que Hegel

iirtt¡; -.-t"U"

detetminado, en opinión de Marx, qor- la

zuerra de clases; el comportamiento y Ia visión de los

individuos v las sociedades estaban decisivamente deter-

-i"^áát oó, .r" factcr; era ésta la verdad histórica

"entral acirca de una cultura que reposa en la acu,mu'

i;;i¿;: ;;i .or''" ." las batallas-por lógrar el conttol de

esa acumulación, libradas por aquellos que s.e estuerzan

;; ;.;{; sus potencias, ,. m.nodo por meüos inútiles

o *iáá.rit,tct"ies. Pero, precisamenté porque se ratabaJe ,r-.t pr"üca*ento históríco, no era €terno' En el pa-

.¿o tr't cosas habían ocurrido de modo difetente, y las

.onA.ion"" actuales no durarlan pot siempre' Y de he-

"iá-t r .lrrtornu, de que sobte est-e pre,licamento pendla

una sentencia etan sóbrado visibles para aquellos que

tuvietan oios pata ver. El único {actot petmanente en

i" hlrtor¡a'd.l^hombre era el propio hombre. inteligible,á1o e" térmi"os de la lucha que no habla elegido, la lu-

cha que formaba parte de su esencia (y éste es el momen-

to metafísico de Marx), la lucha por dominar la natura-

leza y organizar sus ptopios poderes productivos en un

".o,ré-^ iacional en el cual consistía la armonía externa

" irrt.rnu. En la visión cósrnica de Marx, el trabajo es

1o que fue para Dante el amor cósmico, aquello que hace

de Íos homtres y de sus relaciones 1o que son, dados los

factotes telativaminte invatiables del mu¡do extetior en

lL?ir.rii;-t''"\iti"t'i¿" pcr obra de la división.del

tiabaio v de la sueüa de clases conduce a la degtadacron'

ililrii-*ir"liórr,'q p.*.ttidas relaciones humanas y

;;'i;i;ifilión éonq.i"n," o inconsciente de la visión'

il;";;;;;1i *i}"t estado de.cosas v ocultar el

ffi. il;;á;-.* t. ¡uv" entendido-v sobrevenga la

"..ii"--tue es la expresión concreta de semejante com-

"t."ri¿r-ll .t trabaiá; en lugar de dividir y 65sl¿vizar

;^i;;ñ;;bd i"' "iii¿ v [bératá, datáplena expresión

; ;' ü;iá;'d.'-.i.táo',' en la única fórm-a en que la

;rt;;^É" humana es totalmente naturaleza.humana' to-

,¡"t."" fi¡*., empeño común, cooperacidn social en

'?i'I*;" ;;¿n, tuiián"t*.ntt compiendida v aceptada'

il;;;:l;-;;,ild de Marx frente á este concepto ---el

-?r'irn¿r*.*al de todos Ios conceptos de su.sistema-fue cutiosamente indefinida: a veces habla del ttabalo

ii;r"'?i.r;A;; con aqueüa cteación libre que es la ex-

"."rf¿" -¿, "tena

de la natutaleza hurnana no suieta

;';;;;'.^i;.:;;;i";. h felicidad, la emancipación' la

lr.otlu' tacional del hombre co,nsigo mismo y con sus

semeiantes. Otras veces opone el ffaba,io aI oclo.' y pto-

tnete'quc con Ia abolición de la guerra de, clases cl trabals

se reducitá ai mínimo, peto no quedará del todo e1lmr-

;i.', ;;';";;i,i7 i^'¿lt trabajc ce esclavos explotados'

sino del de hombres libres que constmyen sus proplas

t'd^t;.i"ii;;or-J" .onft't"tidad con uormas que ellcs

;;ñ;;;" a sí mismos, libremente a<ioptada.s' pero de

todas'formas continuará siendo una deseEradable nece-

r;i;; t-;;;;t;ál hotbt. por el in-exorable hecho de lc

naturaleza física, hecho que no cabe c,onlurírr--a menos

de caer en la mera utopla' No ft:y conciliación tinal enue

estas opiniones. La misma ambivalencta se perclbe en su

.á.Uin'".i¿" de un determinismo evolutivo con üna

.i*".á UU."rria en la libre elección; ambo-s -están pre-

;;;;;;; .o p.nr"mi.nto, contradic:ión. <dialéctica> que

imoortunó a l,rs seguidores v los dividió' especlllmente

.T"Éttáp"iti.nt"i áá"¿t afectó vitalmenie 7a praxis

revolucionaria.

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Aunque toscamerrte, Feuetbach expresó co¡ claridadd hecho de que los hombres tienen que come¡ antesque razonar. Lá satisfacción cie esta necesidad sólo puede

sir plenamente g r^ntiz^d^ por el conttol de los mediosde producción matetial, es decir, de la enetgla y desttezahumanas, de los recursos naturales, de la tiema y delagua, de las heuamientas y máquinas, dc los esciavos.En el principío hay una natutal escasez de tales medios,y éstos son por Io tanto objeto de violenta competencia,tanto más cuailto que aquellos que los proporcionan con-trolan las vidas y acciones de aquellos que no los poseen,y esto hasta el momento en que, a su vez, los poseedorespierdan la posesión de tales recursos a expensas de sussúbditos, quienes, al hacerse poderosos y astutos por obtadel servicio que prestaron, los desposeen y esclavizan,pero iólo para scr a su vez desposeídos y expropiadospor otros. fnmensas instituciones de tipo social, polltico,culturC, se crea¡cÍi pafa colrservaf las posesiones en lca-nos de sus actuales dueños, y no por obta de una polf-tica delibetada, sino que ellas surgierorr inconsciente-mente de la actitud generai frente a la vida adoptadapor aquellos que gobiernan una socieclad detetminada.Pero alll donde l{egel había deCarado que 1o que con-fetía su cafáctef específico a cualquier sociedad ela sucatácter nacionai, y la nación (en el sentido lato de ci-vilización) era para él encarnación de un determinadoestadio en eJ desarrollo de1 Espíritu del rnu¡do, paral'{arx se trataba del sistcrna de relaciones ec<.'nómicas quegobernaba la sociedad en cuestió1r. En un celebtado pasa-

ie escrito ula ciécada después de que liegata a esta po-sición, sintetizó sus opiniones como sigue:

En la producción social que tealizan, los hombres entan eridefinidas relaciones que son, a \a vez, indispensables e indepen-dientes de su voluntad; estas relaciones de producción cortespon-den ¿ un estadio definido del desamollo de sus poderes matetialesde producción. La suma total de tales telaciones productivas cons-tituye la esmuctura económica de la sociedad, el

^fundamento real

sobre el curl se alzan las strperestructutás legales y políticas, y alcual corresponden formas deiinidas de conciéncia ioüal. U'mb¿cde producción en la vida mate¡ial detetmin¿ el carácter general de

los D¡ocesos de Ia üd¡ roci¡l, polltic¡ y es¡i¡itual. No'es l¡ cbn-cieniia .lc tos hombrcg lo qué deteróina- su propia €dstetrda,sino oue. oo¡ el conE¿tio. 16 erfttencia riociai de los hbmbres. eglo oui áeie¡mina l¿ conciinci¿ de &tos. En iieto *tadió.de'sudesarrollo, las fuer¿as matetiales de la ptoducción enea¡ o con-flicto, en la sociedad.-eon las telacio¡es €5.iste¡tes de ptoducción,o -Ío

qrre no el-sino una ñan=era legal de de¡i¡ lo mismo- conlas relaciones de propiedad dent¡o de las cualés han opetado an'tes. Estas ¡elacioñes, que habfan sido fo¡mas de desarrollo delas fuerzas oroductivas,- se convierten en las cade¡as de los'hom'bres. Sobreüene luego'el perfodo de la Fvolución social. Con elcambio de los cimieñtos eonómicos, toda la eno¡me supetestfttc-tur¿ oueda ta¡de o tempt¿no entefamente tr¿nsformada. Pero alconsiderar semeiantes transformaciones, ha de hacetse siempre ladistinción enue l¿ uansformación matetial de las condicioneseconómicas de p¡oducción

-que puede¡ detetmina¡se co¡ l¿ pteci-

sión de las ciincias naturales- y las formas legales, pollticas,relisiosas. estéticas o filosóficas ---en una palabra, las fo¡mas ideo'lógñ"r-, en las cuales los homb¡es cob¡an conciencia del co¡flictov lo suorimen.' Árí tóm" sería imoosibie iuzgat correctamente a un individuoa oartir sólo de Ia piopia opinién que tiene de sí milmo, tesultai*póti¡i. juzear loi p.'í.,.Iós reuoiucíonarios a partir Ccl .modc.áti."i.oi. ttr"qo" t. ^ven a sl mismos, pues, por lo contratio, tal.ónii*.ia ha de explicarse como producto de las contadicciones.1. la vida materid. áel conflicto entre las fuerzas de Ia producciónio.i"l u ror reales' relaciones. Ningrin oden social desaparece an-

i". á.'ooi todas las fuerzas ptoductivas que tienen cabida en á;; h;y;; desarrollado, y las

^ nuevas relaciones más altas de la

orodutción no aDarecen nuncil antes de que las condiciones de su

kistcncia hayan madura<ío en ei seno- de la..vieja sociedad. "v el mismo problema sólo surge cuando las condrcroncs tnatellalesí.q".rid"r p'ara su solución yá er.isten o, por lo rnenos, están enproceso de formación t.

La sociedad burgiresa es la última forma que tornanestos antagonismos. Después de su- desaparicidn, el con-flicto desapatecerá pot siempre. El perlodo ptehistóticoquedará compietado, y entonces comenzará al fin la his-tbria del individuo humano iibre.

La única causa por la cual un pueblo es diferente deotro, un grupo de instituciones y creencias opuesto a otro,es, según Marx llega entonces a cteet, el contorno eco-

nómió en que está Íiiado, la relación en que está la

t Crítica de la economía ,olltica.

6. lvl¡tcdalieno hi¡tó¡lco

Page 7: Berlin (1973)

6. Materialismo histótico

__" *,,m,..1,ff ?

¡ltt3e iclase gobernante de poseedores con aquellos a quienesex:plota, la cual surge de la especlfica Calidad de la te¡-sión que entie ellcs persiste, El fundamental teso¡te deacción en la vida de un hombre, tanto más poderosocuanto que no lo reconoce, es su posición ¡espeito de laalineación de las clases en Ia lucha económica; el factorcuyo co-nocimiento permitirá u .""tq"i.tu ptir¿*ii .ttacierto la llnea básica de comportamiento di determina-do_ individuo, consiste en la posición social real de eseindividuo: si pertenece o no a la clase gobernante, sidepende su bienestar del &ito o fracaso dé ésta, si ócu-pa una posición para la cual sea o no sea esencial Ia con-servación del orden existente. Una vez sabido esto. susmotivos particulares. y personales, así ccmo ,u,

".b.io-nes,.poco o _nada interesan pan la investigación: el in-dividuo.puede sgr ggoísta, o iltr,rirta, gener;so o mezqui-no, bábil o estrípido, ambicioso c nc"desto. I_as circuns-tancias que 1o rodean moldearán sus cualidades naturalesde modo tal que obrará de modo simiiar al de sus se-mejantes, cualquiera que sea su tendencia naturai. Enrealidrd resulta equlvoco hablar de una <<tendencia na-tural>> o de una <(naturaleza humanar> inalterable. Cabeclasificar las tendencias J¡a de confo¡midad con el senti-miento subietivo que engendr^n (y, a ics efectos de lapredicción científica, esto carece de impottancia), ya deconformidad con sus metas reales, las^cuales .riAn ,o-cialmente condicionadas. El horrrbre actúa antes de ooner-se a reflexionar acerca de las razones de su conducta ode ias que Ia justifican; la mayoúa de los miernbros deuna comunidad actu i.án de modo similar, cualesquieraoue sexn los motivos subl'etivos en cuya vírtud aoa¡cce-rán ante sl mismos actuando tal como Io hacen. Estoqueda oscurecido por el hecho de que, intentando ccn-vencerse a sí mismos de que sus ectoi están determínadosoor .la n

-zón o por_ creencias morales o reiigiosas, Ios

hombres han tendido a construir complicadas e*ólic"-ciones de su conducta. Semejantes .rpli.a.ion", nJ-rá.,det todo ímpotentes para influir en'la accióo. nue.toque, al, convertirse en gtandes instituciones como los có-

digos morales y las otganizaciones religiosas,- a menudo :

so'breviven a lás presiones sociales paia dar,forma ¿ las

cuales sutgiercn. -De

este modo estas gtandes ilusion€sorsanizadai vienen a formar parte de la situación socialobÍetiva. del mundo exterior que modifica la conduct¿ de

lo, indiu¡duot, y operan del rnismo modo que los factoresinvariables ---<i c[ma, el tetteno, el organismo ffsico-que ya obfaban coniuntamente con las instituciones so-

.iuleí.Los sucesotes inmediatos de Marx tendieron a testar

imoortancia a Ia influencia de llesel sobre él; pero su

visión del mundo se desmorola y apenas ofrece aisladas

oenetraciones si. en el esfuerzo por representarlo talio-o ," concebía a sí mismo, como el riguroso cientlficoateilido severamente.a los hechos sociales, se deia de

lado o se desvalora el gran módulo metaflsico unificadotsegún cuyos términos Pensó.

tomo 'Hegel, Marx- trata la historia como una feno-

rnenologla. En Hegel, la Fenomenologla del Esplrituconstit;ye un intenio por mostrar, a menudo c9n granp.rr.t.u.ión e ingenio, ,rn orden objetivo en el desenvol'ui.i.nto de la ionciencia humana y en la suc$ión decivilizaciones que son su encarnación coírcreta. Influidopor una idea dcminante en el Renacimiento, p_ero gue se

i",rnonto a las ptimeras cosmogonías mlsticas, Hegel con-

sideraba el tleiartollo de la humanidad de modo seme-

iante al de un set humano individual. Y así como en elca.o d. un hombre una capacidad particular, o visión,o modo de tratat con la iealidad, no puede surgir hastaque ottas caoacidades suyas se hayan desarrolladc -y"i.to

.r oor cierto la esencia de la noción de crecimiento.,

"ducación en el caso de los indi.viduos-, del mismo

modo l¿s razas, las naciones, las iglesias, las orlturas,se suceden unas a otras en un orden fiio, determinadooor el crecimiento de las facultades colectivas de la hu-manidad expresadas en las attes, las ciencias, la civiliza'ción como una totalidad. Acaso Pascal haya querido de-

cir also semeiante al hablar de la humanidad como de

un ,"f úni.o, '*ilenatio,

que va creciendo de generación

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1,10 fd M¡rr

en gene¡ación. Para Hegel, todo cambio se de;rc al mo-vimiento de la dialéctica, quc obra mediante rma cons-ta:rte crltica lógica, esto es, a una lucha contra los modosde pensar y las consftucciones de 7a trrz6¡ y el senti-miento que se remata con la final autodesÚucción de és-tos, los. cuales encarnaron en su hora el punto más altoalcanzado por el incesante eecimiento (que para Hegdes la auto¡realización lógica) del espfuitu humano; peroque encatnados en reglas o instituciones y erróneaménteconside¡ados como finales y absolutos por una sociedaddada o por una determinada visión del mundo, vienen aconvertirse en obstáculos al progreso, en expirantes su-pervivencias de un estaüo lógicamente <(uascendido>,que, por su propia unilateralidad, engendran antinomiasy contradiccions5 lógicas mediante las cuales se revelan yse destruyen. Marx aceptaba esta visión de la historiacomo campo de batalla de ideas cncarnadas, pero lo-trans-ponla a términos sociales, a la lucha de clases. Pata é1,Ia alienación (pues asl es como Hegel, siguiendo a Rous-seau, a Lutero y a una primitiva uadición cristiana, lla-maba el perpetuo divorcio del hombre de la unidad conla naÍtraleza, con los demás hombres, con Dios, divorciooriginado por la lucha de la tesis contra la anrítesis) esinherente al proceso social v, por cierio, es el corazónde ia mis¡ra historia. La alienación se rr'-erifica cuando losresultadcs de los actos de ios hombres conffadicen susverdaderos propósitos, cuando sus valores oficiales olos papeles que desempeñan no iepfesentan cabalmente susleales motivos, necesidades y fines. Se da tal caso, porejemplg, cuando algo que los hcrnbres han realizado p-araresponder a necesidades humanas

-como un sistem; de

leyes o las reglas de la composición musical- adquiereuft stat .s independiente y no lo considera¡ ya algó porellos creado para satisfácer una común ne..iida{ soci"l(que bien, pudo haber desaparecido desde hace mucho),sino una ley o institución objetiva que, por p¡opio de-recho, posee autoridad impersonal, eterna, comb las levesinalterables de la naturaleza tales como las conciben ioshombres de ciencia y el común de las gentes, como Dios

a !':r',*li "-

6. M¡tcriali¡mo hi*ó¡ico 141

para u¡ c¡eyente. Pata Marx, el sistema capitalista es'precisamente €sta clase de entidad, un vasto insEumentoéngendtado por exigencias matetiales iateligibles, ul pro'gtásivo mejóramienio y ensancha!:iento de la vida quegenefa sus propias crcencias religiosas, mctales, intelec-iuales, sus propios valores y fotmas dc vida-. Sépanlo ono quienes los sustentan, tales valotes son simplementepunáles del poder de la clase cuyos inteleses encarna eliistema cupitalisia; emp'ero, ocurÉ que todos los sectoresde la sociedad acaban por considerarlos objetivarnenteválidos para toda la hir-maridad;-Asl, por ejemplo, la in-dustria y el estilo capitalistas de intercambios no soninstituciones vríüdas para todos los tiempos, siao quefueron peneradas oor la creciente resistencia de los cam-pesinos"y aÍtesanós a depender de las ciegas fuerzas na-turales.

La oroducción es una aciilüad scial. Tcda fcrna d.e

uabajó cooperativo o de división del ttabajo, cualquierasea su ofigen, crea propósitos comunes e inteteses co-munes, loJ cuales no son analizables como mera sumade los inteteses o aspitaciones indíviduales de los setes

humanos a quienes incumben. Si, según aco¡tece en l¿sociedad capitalista, un sector de la sociedad se aplopiael producto del trabaio socia! total p4!e su exclusivobeneficio, comg resultado de un desar¡ollc histórico ine-xorable que Engels, más explícitamente- (y mucho másmecán camente) que Marx, intenta describi¡, ello va con-tra lo que los hombres

-cuya esencia, como s-eres huma-

nor, es- ser sociales- necesitan para desarrollatse librey plenamente. De acuerd<¡ con Man(, quienes acumulanéri sur munot los medios de ptoducciól y, por lo tanto,tambifu los frutos de ésta, bajo la forma del capital,forzosamente desposeen a Ia mayotTa de los productores

-los trabajadores- de 1o que éstos cean y, de estemodo, dividen la sociedad en explotadores y explotados;los intereses de ambas clases son opuestos; la supervi-vencia.de cada clase depende de su capacidad para de-rrotar al adversario en una guefta continua, guefra que

deterurina todas las instituciones de esa sociedad. En el

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L42 Katl Marx

curso de la lucha se desarrollan las habilidades tecnoló-gicas, la cultura de la sociedad dividida en clases sc tornamás compleja, sus productos son más ricos, más variadosy más artificiales

-esto es, más <(antinaturales>- las

necesidades que engendra este progreso material. Sonantinaturales porque las dos clases que libran la guertaquedan <<alienadas> por obra del conflicto que ha reem-plazado a la cooperación en procura de fines comunes,la cual, conforme a esta teotla, es requerida por la natu-nleza social del hombre. El rnonopolio de los medios deproducción por parie de un grupo particular de hombres,petmite a éste impon$ su voluntad a los oros y obligar-los a realizar tateas extrañas a sus propias necesidades.Consiguientemente, la unidad de la sociedad se destruyey las vidas <ie ambas clases se distorsiona¡. La mayorla

-es decir, los proletarios que nada poseen- trabajo aho-ra en beneficio de otros y conforme a las ideas de éstos,y se ve desposeí<ia dei fruto de su trabajo, asl como desus instrumentos; su modo de existencia, sus ideas e idea-les, no cortesponden a su propio predicamento real(puesto que son setes humanos a quienes artificialmentese les impide vivir tal como lo exigen sus natrüalezas,es decir, como miembros de una sociedad unificada,capaces de comprender las razones por ias cuales hacenlo que hacen y de gozar de los frutos de su actividad r¿-cional, libre y cooperativa), síno a las aspiraciones de susopresores. De ahl Ere la vida de la mayotía de los hom-bres repose en una mentifa. A su vez, sus arnos no pue-den evítar, consciente o inconscientemente, justificar suexistencia patasitatia y asl la cc¡nsideran natural y desea-ble. En el curso de este proceso, conciben ideas, valores,leyes, costumbres vitales, instituciones (en fin, todo aque-11o que Marx a veces llama <icieologla>), cuyo rÍ:rico pro-pósito consiste en apuntalar, explicar y defender su podery su condición privilegiados, antinaturales y, por lo tanto,injusti{icados. Tales ideologla5

-¡¿sl6¡¿lgs, religiosas,

económicas, s¡6.- 6q¡5¡i¡uyen formas de autoengaño co-lectivo; las vlctimas de la clase gobernante

-los proleta-

rios y los campesino5- se las asi¡nilan como parte de su

cducación normal, de la visión general de l¿ sociedad, anti-natural, y así llegan a considerarlas y -aceptarlas 'aomo

"lem"nior objetivós, iustos, lrecesarios, del órden 'l!'tal .

oue exolican-las seudociencias creadas con ese fia. Esto,como enseñara Rousseau, ahonda aún más el emor huma-

no, el conflicto y la frustración.Él rlnto-r dé aüenación es la atribución de la autoti'

dad última va a aleún podcr impersonal ----como las leyes

de la oferta v la áemanda-, dél cual se pretende dedu-

cir lósicameÁte el carácier iacional del capitalismo, ya

. p..ónu, or fuerzas imaginarias --divinidades, iglesias,

la ^oersona

mistica del rev o el sacerdote, u otros mitosoorlsivos-. Dor cuva obra los hombres, arrancados de,rn modo d. vidu u*tnrul>> (que es el rinico que permitea todos los miembros de la iociedad percibit l¿ verdadv vivir armoniosamente)' procuran explicarse a sl mismos

su condición antinatural. Si dguna vez los hombres ha¡de liberarse, ha de enseñ:fuseles a desgariai -el velo que

."¡t" .trot'mitos. Según la demonología de Marx, elmás ooresivo de todos-ellos es la ciencia económica bü-ro.r^.^ oo" reDresenta el movimiento de las metcanclas

3 d. lu'*on.ia -de hecho, el proceso de producción,

"o"*Áo v distri-hución- .omo iro proceso impersonal,

similar a ios de la natu:aLeza, cotrlL\ ur¡ móó¡lo inalteta-

Ut" ?" i""trt, obieti'ras ante el cual Ios hornbres sólo

oueden inclinarse í al cual serla ínsano resistir 2. A pesat

á. -r..

á.t.t.i"isía, I\{arx se resolvió a mostrar que laconcepción de cualquier estructura social o ecogómica

á"¿" l.-o parte <{é un otden mundial inmutáble, era

urra ilusión iuscitada pot la alienación del hombre, una

iípica conf'rsión, efectós de actividades putarnente huma-

"ir -.nÁo..ut.¿á,

.orno una ley de l¿-naturaleza; sólo

*¡ir *ptiÁitlos por obra do otras actividades. igual-

-.ni" h"-tout, -idiuttt. la aplicación de la razón y Ia

2 Pa¡a Marx, la sociología y la economía dásicas no constituyen

"i"o-i"*nt* i.-disfrazai oidenamientos üansitorios y del todo

iir".¡á""iii-U"¡. la forma de leyes válidas universalmente; mns-

tiruven una cuasi religión de la que son sacerciotes los econotrus-

tas,'los sociólogos y los filósofos burgueses.

6. Matetiaüsmo histórico 143 ..,i '

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144 Ketl Mam

ciencia esclarecedoras y, en última instancia, mediante elatma de la revolución. Estas actividades überadotas pue-den ser determinadas por leyes objetivas, pero lo quetales leyes determinan es la actividad del pensamientoy voluntad humanos (particularmente de hombres toma-dos en masa), y no ya meramente el movimiento de cuer-pos materiales, los cuales obedecen a sus propias pautasinexorables, que son independientes de las decisiones yacciones humanas. Si, como pensaba Marx, las eleccioneshumanas pueden afectat el curso de los sucesos, entonces,y aun cuando tales elecciones estén en rjltima instanciadeterminadas y sean cientlficamente vaticinables, elloconfigura una situación en la cual Ios hegelianos y mar-xistas consideran legítimo llamar libres a los hombres,puesto que tales elecciones no están, como el resto de lanatttaTeza, mecánicamente determinadas. En realidad,conforme a los pensadores de esta escuela, semejantesuette de detetminación es lo rlnico que puede entendersepor la noción de übertad.

Debido a que no se entie¡de l¿ funció¡ histórica delcapitalismo, ni tampoco Ia dación en que se halia conlos intereses de una ciase especlfica, ocutre que, lejosde enriquecer, aplasta y distorsion¿ las vidas de millo-nes de mabajaCores, y de hecÍo, también las de krs opre-sores de éstos, puesto que es algo que no ha sido racio-naLnente aprehendido y, por lo tantq algo que se idolatraciegamente conio un fetiche. El dinero, por ejemplo, quedesemFeÍíó un papel progresivo en loJ üas ea que- elhombte se liberó del trueque, se ha convertido ahora enun objeto absoluto perseguido y revefenciado por símismo, con la consecuencia de que embrutece y destruyea los hombres, a los que debla übera¡. Los hombres est¿índivorciados de los productos de su ptopio mabajo y delos instrumentos con los cuales producen; éstos adquie-ren vida y estado legal propios y, en nombre de susupervivencia o mejoraniento, los seres humanos se venoprimidos y ffatados como ganado o mercanclas vendi-bles. Esto es válido para todas las instituciones, iglesias,sistemas económicos, formas de gobietno, códigos mora-

6. Motc¡ialismo histórico l4jles, los cuales, al ¡o set entendidos rectamente, se torna¡más poderosos que sus inventores, se convieften en mons-truos adorados pot sus hacedores, en ciegos, desdichadosFrankestein que frustran y distorsionan las vidas de susamos. Al mismo tiempo, el solo hecho de comprenderlo que se oculta ffas.este predicamento, o de criticarlo,ccsa que los jóvenes hegelianos consideraban suficiente,no lo destruirá. Para qer eficaces, las armas con que unoluc-ha ----enue ellas las ideas- han de ser las que-requie-ra la situación histórica, y no ya las que sirvieron en unperlodo anterior ni tampoco las que podrrín servir en elproceso histó¡ico posterior, Ante todo, los hombres hande preguntarse cuál es el estadio que ha alcanzado laguerra de clases --que representa la dialéctica en ac-ción- para actuar luego concord¿ntemente. Esto significasef <{concfeto> y no atempofal, idealista o <(abstfacto>.La aiienación --es decir, la sustitución de ¡elacíonesimaginadas entre objetos o ideas inanimados (o la ado-¡ación de éstos) por relaciones reales entre personas (oel respeto de éstas}- sólo tendrá fin cuando la clasefinal -el proletaiilCo- derrote a la burguesla. Enton-ces las ideas que engln{rará tal victoria serán nec.esaria-mente aquellas que expróen-J¡ beneiicien a una sociedadsin clases, esto es, a toda la humanidad, No sobreviviráninguna institución ni idea que repose en la falsificacióndel carácter de cualquier sector de la raza humana, yque lleve asl ¿ su opresión, o que la exptese. El capita-iismo, bajo el cual el tabajo de los seres humanos sevende y compra y los trabajadores son tratados mera-mente como fuentes de poder cie trabajo, es claro-s¡¡sun sistema que distorsiona la verdad acerca de lo quelos hombres son y pueden ser, y que procura subordinarla historia a un interés de clase (lo cual es injusto) y,pot 1o tanto, ha de ser sustituido por el concentrado po-der de sus indignadas vlctimas, poCer suscitado, poilodemás, por las propias victorias del capitalismo. ParaMatx, toda frustración es producto de la alienación,constituye cada una de las bar¡eras y distorsiones crea-das por la inevitable guerra de clascs, e impide a este

Isaiah Be¡lln. 10

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l{6 K¡rl Marx

o ¡ aquel erupo de hombres lealizar un armonioso tra-

tr.ri.t d".oopeiación social, que es el que anhcla su nntu'ruleza.

En La ideologla alemana examina una por un¿ las

Drctensiones de los neohegelianos y les <<da su metecido>>'

trnta allí a los hermanos Bruno, Edgar y Egbert Bauerbrcve y salvajemente, tal como lo habla hecho e¡ I¿sagrada fatnilia, que habla alcanzado escasa difusión.Los representa como ttes sórdidos buhoneros de produc-tos metaflsicos inferiores que creen que la mera exis-tencia de una fastidiosa élite ctítica, elevada por susdotes intelectuales por encima de la tutba filistea, lograrápor sl sola la emalcipación de aquellos scctores de lahumanidad que sean dignos de ei.la. Esta creencia en elpoder de un frígido apartamiento de la lucha económicay social pam efectuar una transfolmeción Ce la scciedad,la considera un insano y pedesEe academicismo, unaactitud semejante a la de la osta que será banida, comoel resto del mundo al que pertenece, por la revoluciónreal que, estaba claro, se acercaba. Ttata a Stirner másextensam.ente. Lc denomina San Max y a ftavés de qui-nientas páginas lo persígue con pesadas burlas e insultos.Stirnei crela que todos ios progtamas, ideales y teorlas,así como los órdenes económicos, sociales y políticos,son otras tantas prisiones aftiticiálmente erigidas parala mente y el espíritu, ¡rredios de frenar la voluntad, deocultar al individuo la existencia de sus infínitas poten-cias cteadotas, y que todos los sistemas han de ser porlo tanto destruiclos, au¡que no porque sean malos, sinopotque son sistemas; sólo cuando esto se ha¡'a logrado,podrá el hombre, al liberarse de las cadenas anti¡atura-les que lo sujetan, convertirse en el verdadero amo de slmismo y al.canzat toda su estatura como ser humano.Conside¡a esta doctrina, que tuvo gran influencia sobreNietzsche y probablemente sobre Bakunin (y acaso por-que ella anticipó con demasiada precisión la propia teo-ría de Marx de la alienación), como un fenómeno pato-lógico, como el torturado grito de agonía de un neuróticoque se siente objeto de persecución, como algo que per-

6, Mate¡ialismo histórico 147

tenece a Ia provincia de la rnedicina altes quc a ]a de latcor'ía politica.

Trata más suavemente a Feuerb¿ch. Conside¡a que haescrito más sobriamente y que realizó un intento hoirrado,aunque a veces fallido, de descubrir las supercherías delidealismo. En las Once tesis sobre Feuetbich, que esei-bió durante e[ mismo período, Marx declarabá que sibien Feuerbach había percibido correctamente que loshombres son en gran rnedida producto de las c-hcuns-tancias y la educación, no había proseguido avanzandopa{a

-ve¡ que las circunstancias son alteradas por la acti-vidad de los hombres, así como que los eduóadores sonhijos de su época. La docrina de-Feuerbach divide arti-ficialmente la sociedad en dos partes: las masas o.rre,estando desamparadamente expueitas a toda las inflúen-cics, han de ser liberadas; y los maes¿ros, quc de algúnmodo se esfue¡zan por permanecer inmunes a los efectosde su contorno. Pero la relación entre el espíritu y lanlateria, enfte los hombres y la naturaleza, eJ reclproca.De ouo modo la historia quedarla reducida a ilsica,Encomia a Feuerbach por habet mosmado que con lareligión los hombres se engañan a sí mismbs cuandoiuve¡tan un rnund,"r irnaginarió pnra comFensar la mise-ria Ce ia vida reai; uitíáe de una fo¡ma de evasión, deun sueño dorado o, ségún la frase que Marx hizo célebre,del opio del pueblo; por lo tanro, Ia crítica ¿" la ¡eligiónha Ce cobt¿r un carácrer antropclógico y tomar la

-for-

ma de una exposicíón y análisis de sus otlgenes secula-res. Pero acusa a Feuerbach de no haber abordado latarea ptincipal; ve, sí, que la religión es el anodino quesuaviza el sufrimiento causado por las contradiccionesdel mundo material, pero deja de ver que, en tal caso,s,emgjantes contradicciones han de ser suprimidas, pues,de 1o contrario, continuarán engendrando ilusiones-con-fortantes y fatales; la única revolución que podrá lograrlono ha de verificarse en la superesffus¡u¡¿ -gl mutrdqdel pensamiento-, sino en el sustrato matefial, el mun-do real de los hombres y las cosas. Hasta ento¡ces. lafilosofla había tratado las ideas y creencias como si

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148 Katl Marx

poscyer¿ll1 un¿ validez quc les era intrlnsecamente propia,lrcro csto nunca lra sido cierto, pues el contenido realde una creencia cs la acción en que ella se exptesa. Losprincipios y convicciones reales dc un hombre o unasociedad se expresan en sus actos, y no err sus palabras,La creencia y el acto son una y la misma cosa; si losactos no corresponden a las creencias reconocidas, lascteencias son mentiras, ideologlas, conscientes o incons-cientes, que encubren lo opuesto de Io que profesan,<Los filósofos han ofrecido anteriormente varias inter-pretaciones del mundo. Nuestra tarea consiste en modi-ficarlo.>

Los llamados <(verdaderos sociaüstas>>, Grün y Hess,no andan mejor encaminados. Cietto que escribieronacerca de la situación existente, pero, al colocar los idea-les antes que los inicieses en ordci: de iniportancia,están igualmente alejados de una clara visión de loshechos. Ctelan coffectámente que la desigualdad polltica,así como el general malestar emocional de su generación,cabia rastrearlos en las conffadicciones económicas quesólo podían suprimirse mediante la total abolición dela otopiedad privada. Pero también oelan que el pro-greso tecnológico que tornaba esto posible no efa unfin, síno un medio; que la acción sólo podla justificarsemediallte una apelación a ideales morales; que el empleode La fuerza, por más noble que ft:era el propósito per-seguido, destrula su propío fin, puesto que embrutecía aambos bandos en pugna y tornaba ¿ ambos incapaces deverCadera libertad, una vez que la lucl.a acabara. Si loshombres habían de set liberados, sólo habían de sedopor medios pacíficos y civilizados, y el proceso habíade cumplirse tan rápida e incruentamente como fueseposible, antes de que la industrializaaón se extendieratan vastamente que hiciese inevitable una sangrientaguera de clases. En realidad, y a menos que se proce-tliera así, sólo quedaba el recurso de la vioiencia, y ella,rr fin de cuentas, se destruiría a sí misma, pues unasociedad erigida por la espada, aun cuando inicialnrentelrt iusticia estuviera de su lado, no podía dejar de con-

6. Matcrialismo histótico 149

vertirse en una tiranla de la clase victoriosa -aun

cuan-do ésta fueta la de los trabajadotes- sobre el testo. loque resultarla incompatible con aquella igualdnd hu-mana que el vetdadero socialismo ptocuraba establecet.Los <<verdadeios socialistas> se oponlan a la docttirra dela,necesidad de una fra¡ca guerra de clases, aduciendoque ella ceg ba a los obteros el acceso a aquellos detechosé ideales por los que luchaban. Sólo ttata¡do a los hom-bres comó iguales desde el comienzo, considerándoloscomo seres humanos, esto es, renunciando a la fuetzay apelando al sentimiento de solidaridad humana, de laigualdad ante la justicia y a un generoso humanitadsmo,sé obtendrla una petdurable armonla de intereses. Sobtetodo, la carga qu" soportaba el ptoletariado no hablade desplazatse a los hombros de ninquna otra clase.Sostenían que Marx y su parttcio no deseaban sino in-vettfu los oapeles de las clases existentes, privar a,labutguesla de iu poder sólo para arruinarla y esdavizarla.Pero esto. abarte de set motalmente inaceptable, manten-dría en oie la guerra de clases v, de este modo, no con'ciliaria la existente contradicción de la única manetapcsible: la fusión de lcs ínte¡eses antagónicos e¡ un úni-co ideal común. .,-/'

Para Marx, esto Áleta más que idiotez o moiigaterla.Toda la algumentación, repite incansablemente, teposaen la ptenisa <ie qtte a lcs-hombtes, aun a lcs capitalis-tas, cabe conclucirlos a una discusión racional para que'baio condiciones adecuadas, renuncien voluntaiiamente ¿ipoder adquitido r:or nacimiento, riqueza o capacidad, en

nombre de un ptincipio moral y a fin de crear un mundomás iusto. Para Marx, era ésta la más vieia, la más fa'miliar v la más gastada de tcdas las falacias racionalistás.La había sorptendido en su forma más peniciosa enla creencia de su ptopio padre y dc sus contemporáneosde oue, co última instancia, \a nzón y la bondad moralestahan destinaclas a ttiunfar, teoría totalmente refu.tadapot los sucesos que fueron sombría consecuencia de larevolución francesa. Y ntedicarla ahota, como si unó arinsiguiera viviendo en ei siglo xvrrr, era incurrir en ili-

i

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tl0

lnltada estupidez o en cobarde evasión hacia Ias mer.as¡ulabras, o -bien

en a.lib.r"áo- uiojirÁ",'i"*ái É" q*re, requerla era un examen científico a. U ,ii"i]¿ri,.d.iVlarx tuvo cuidado dc señalar ;;;?;'ü;ii".li¿oen el erroi ofuesro: no había .J*r;i.h; ffi;il:""tnl te-sis acerca de la natutaleza humana, ni ha6ía mani_festado que mientras .r,", i.Jri.ár-ffi;?r; ;Ti i ;:__bre fuera fundamentalmenre.generoso y justo, él Io hallabatapaz, egoista. e incapaz d. unu u..ión j.rl"Lr.*¿r.-"rT.:y:].li "do

adelántar una hipótesis tan subjetiva yarustoflca como la de sus qp6¡g¡¡es. A ambas las'viciabála falacia de que Ios ".t.J ¿. i"l't.^rüñ;"J;d;;

",útima instancü determinados p-or .i".".iiil, "rí""üi ¿.éstos, ast como de eue podían'ü á;r;;i;;;;T.fi,_"

aislamiento d. ,o .ántoi¡o. Fi.l-uf ;é-r';;; ¿.'iilg.r,1:1?:.r:: Í ,"s conclusiones, ,ort.ntu qu. L. pi"*rir",::jT holbre eran lo que eran por obia de tá riilr.i¿n!uL'rar, esro. es,. economlca,

_en que estaba de hecho ccJo-cado, y supiéralo o nc. Cualesqu-iera f";";;-;ü;;;*,las accion-es de un hombre .Ji;;;i;j;r;.fiil;,._reses .reales, por los requerimient-os;; ;;'#r#i¿"material; las ¿spiraciorres ionscientes d";;r"il rn.i* .fgrueso de 1¿, humanidad no .ntrubur, ;; :.lir;;1;;'1r".intereses reales, si bien ¿ ueces aparecían airfrrzua* iá;ol:rllTi, 9-..

orros tantos f ; ne. desinie¡esr¿.r,,lüü,1í"r,rndepencrentes, de tipo polít.ico, moral, estétiáo, .moclo-i1. $ T,a mayor pr.qÉ 4. r"; ilí;i¡;;;;;i,)t^,i'r,oeqendencra en qu€ s.e hallaban respecto d.,u.o"toinoy;-:t_*,lgó",, y particuiannente re.pecto d.," rfiliu.ián uoe¿ermtnáda clase. de modo tan eficrrz que .n u.rdudctelan sinceram.ni. qu" de un estilo ¿J-ri¿r' ,"ái.^l-mente diferente resuliaría .un" *odi{i.uüá"

" ¿. f., 'r."_timientos. Era éste el más pernicios;-;;;;Ír;j;"J;;.

en que incutrían los mode¡nós p"nrudorár.-Hubi;;uüid"en parre como resultado del individuatisr" ;;;r*;;;;"gu_e, presentándose como la contraparte ,,iJ;ü;l;;,,.{eI crecimie-nto de Ja libertad á.'.J,i."r""'y "pijá.ulción, enseñaba a los homb¡es a creer que el jndividuotenía en sus manos los rnedios ;.

-íd;; i; ;;It.i;:l.

6. M¿tcrialismo histórico lilque la fe y Ia energía eran suficientes para aÍianzarla. queto<lo hombre tenla poder pam alcanzát el bienestar'ejpi.ritual y material, de que sólo a sí mismo habla de ceniu-rarse, a_fin de cuenras, por su debilidad y miseria. Encontra de esto, Marx sostenla que la überiad de acciónestaba severamente resrringida por la precisa posiciónque el individuo ocupaba en el mapa social. Tódas lasnociones,de justicia e injusticia, de altruismo y egolsmo,estaban tuera de lugar, puesto que se ¡eferían exclusiva-mente a estados mentales que, si bien en sl mismos erane¡teramente auténticos, no constitulan más que slntomasde Ia condición real de quien Ios tenla. Sólo contaban losactos y, particularmente, el comportamiento obietivo deun gtupo, cualesquicra fuesen los motivos subietivosde sus miembros. A veces, cuando el propio pácienteconocía la ciencia de la patologla, podía diagnostiiar acer-t¿damente su estado, y esto es: sin duda, lo clue hahlade entenderse por auténtica penetración de un filósofosocial, Pero, más frecuentemente, el síntoma se presen-taba como Ia única realidad ve¡dadera y ocupaba todala atención del paciente. Puesto que los sintomis, en estecaso, efan estados mentales, eran éstos los que ensen-draban la íalacia, de otto modg inexplicable, de ?uela tealidad poseía un carácter-.rnental o espiritual, o'deque cabía ¡nodificar la hisgoriá por obra de las Cecisionesaislacias de vol¡ntades' Iíumanas no sujetas a .cadenas.Los principios y las causas, a menos que se aliaran coni¡tereses reales que provoceran la acción. etau otrastantas frases vacías;

- conducir a los hornbres en s,,

nombte equivalía a aliment¿rlos con aire, reducirlos a unestaclo en que, al no ser capaces de aprehender su ver-clera situación, se l'erían sumidos en el-caos y la destruc-ción.

Para modific¿t el mundo es preciso comprender pri-meto el material con gue uno trata. La burguesfa, queno desea modificarlo, sino conservar el stdttt qao, obraI' piensa en término de conceptos que, sieado productosde determinádo estadio de su desarrollo, sirven, haciendogt,st¡acción de Io que pretendan sef, corno instruhentog

K¿rl Marx

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6. Materialismo histórico

. "4. !i.r4$r1j¡,.v,lt+:f ¡r¡s4

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rfilKarl Marx

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de su conservación temporaria. El proletariado, cuyo in-terés consiste en modificarlo, acrf tu .i"g.*.ná';do.los aravlos inrelectuales del pónsamient.E ü ;i;r;;"-día, nacido de las condicionis y necesidade, d;;;.

"pesar de.que,existe una total divetgenci;-¡" ;r;;1",e_ntre ambas clases. Las frrr., ,..r.r"J. i, i"rtLi"

-"'1"Iibertad representan algo más

" ,*"ri"?iJJ"áá¿"las pronuncia el liberal de la clase -"dir, ., á..ir,,.or.-sentan Ia acritud _de ésre, por rnÁ ;;;'* .""ri"l'rfmlsmo, ¡especto

_de su propio estilo de vida, dle su realo. deseada relación con los miembros de otrás clases so-ciales. Pero son sonidos uu.lo, .ounáo L, i.Uü .i

"--retaflo <(alrenado>, puesto que no describ"_n nad" qrra ,."real en su vrda_y sóIo t¡aicionan su atontado estadó men_

I?"^^Ytt?ttltia del poder hipnótico de las frases que,al contundtr Ios.problemas, no sólo deian de prornou.,sur.pudet de acción, sino que Io estorban y a ve-ces Io oa-lllt'1!:'lo', puros qu.e searr sus notivos' ics rrutualisras,los <(verdaderos socjalistasr>, los anarquistas mlsdcos. sonpor Jo .tanto enemigos más peligrosis J.l *.i.i"iiil.rqt]c,

la ?urguesía,

pues ésta es por Io menos in enemigodectarado. de _cuyas palabras y hechos Ios trabaiador spueden aprende¡ a desconfiar. peto aquellos otro, ou.proclaman su solidaridad .on io, t.uu"lidái", ;;;"il"cue siempre, existen intereses ,rni,r"trri.. ¿. ú l,,"r"r"i_oao como

_ta.[es. comunes a tcdos los hombres _que loshonrbres tienen inrereses independientes de su afiliacióna determinada _clase, o que trás.i.nden a ?rrr_,',iir.-i_

nan et error v la oscuridad en el mismo campo proletario,v así,lo debili.tan para Ia próxima I".h". i;;;;b;i;ñ;,han ce entender que el moderno sistema indust¡ial, cornoantes- de él el sistema feudal. como c.ualquier otro sisremasocial, constiruye, mientras lo .trr" joü.rnr;;;"ü"nü._srte para perdurar como clase, un deipotismo férreo irn-p"":jo pgr, el sistema ca¡italista d. producción-;;irü_Ducron, det cual no puede escapar ningrÍn individuo. seareste amo o esclavo. Todos los sueños visionarios de li_bertad hnmana, de__una época en que los hombres seráncapaces de desarrollar sus dotes natu¡ales hasta sus más

plenas posibilidades, en que. vivirán y crcatáÍr espo¡tá-neamente,- en que no dependerán y. á. otrorl ñ;;;"tendrán libertad para obiar o p.nrár ffc.f"-;;';;ú¿;,:g-rpn,rír que una utopla.inalcanz"¡lJ Ái.rtr* ."ñi_ll1. ,^ lu.lu por ei corrrol de los medios d. piodu."ió.,.i\o se üata ya de una lucha est¡ictamente por los me_dios, de subsistenSia.,. pue.s Io, d.r.ubrim¡.nt"il i"r;;.modernos han abolado Ia esca_sez natural, sino que setrata ahora, de una escasez artificial *.u¿.'p* l" Hi*urucna por ta consecución de,nuevos instrumentos, p¡o_ceso que necesariamente conduce a la centralizaciá-áelpoder mediante Ia ceación, d. .onopoii*;;;;"_llo,d-. h escala social y e-l incremento;; ilp.;*l;yra oegradacton en el otfo. La quetra entaa gt*po, aaoné-micanente <iete¡minados divide a I", h"-úr.;;l;r;;;;"a los hechos reales de su siruación, 1., ü;;-;:d"r; ¡.costumbres y,,normas- que no osan pon.r .n tala da-ioi_cro potque eUas se desmoronaúan al ser explicadas his_tóricamente; sólo un remedio

-tu ¿..rprii.-i¿n á. -1"

Iucha de clases- podrá loqrar tu .up..riZ'n á" .r,"*i.._cha cada vez más ancha. Empero, la esencia de u¡a claseconsiste en comperir .on otrá, clases. De .qui qu. ,rl?in:or9 pg9.t1 alcanzarse. nq ya rneCíanre la instaul.ación dela rsualCad ent¡e lás clases ___concepción utópica_, sinomediante la abolición total de lur'.ir.*

"irs"* ' ""'

.. Para tr4arx,. no menos que para los Drimeros raciooa_lrstas. .el homl¡re es potencialmente sabio, creador v li-bre. Si su carácer se ha degradado más allá de lo iml-ginable, ello se debe a la lirga y embrrrtece.ioru- nuüugn.erle.il y sus antepasados viviéron desde que i"'r;;¿-dad, dejó,de ser aquel primitivo comunismo , p"rti, J.fcuár, contorp¡e a la antrooología corriente, se ha desarto_llado. No se obtendrán la p.az ni Ia iibe¡tad h";;-;;"semeiante estado vuelva a alcanzarse, encarnando. .sinembarqo, todas las concuistas tecnológicas v "rpi.itl"i.,logradas por la humanidad en el transcutso ¿"'* f.i""errar pot el desierto. La tevolución francesa fue un in-tento- de lograr esto mediante Ia modificación sólo delas tormas políticas, lo cual era precisamente lo que

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Karl Marx

necesiraba la burguesía, puesto que ya era dueña de laí:::::^Í econóinrca.. y, consecuenremenre, cuanto logró,11:.1

,(y esra era, cielranrente, la tarca histórica que"lesenalaDa el csradro de desarrollo a que se habla llegado)li.r::.i::,T a Ia br.irgucsía * uü$ori."i,i'H;;"r'r,.,ar. oesrrurr al tut los restos corruptos de un anticuadól:qi.." feLrdal. Napoteó" _dt ;;ie" "'r-¿ü'oí.t'J","r-g!.,n"r qu" deseara conscientemente liberar a ia humani_qao-

_no pudo menos de continuar esta tarea; cuales-quiera l.ra,yan sido sus motivos p.irá""t, pri. o¡irr'lá_.!?,.!r^, Ias exigencias de su contorno histórico Io con-llllt.Tn rnevltabtemente en instrumento del cambio so-

iÍl^j"l 9-or9 suya, como percibió de hecho Hegel,L'üopa avanzó un paso más hacia Ia realización de. sudestrno-

.. La libc¡ación gradual de_la humanidad ha seguido unadireccióndef inidá,ir"..,q¡5!!É:i;;;;.:r;'ó;;?J.""¡n'r"_gur¿ con la liberación de una clase 1r"", .í,"**" ili-rnida, y ninguna clase,-una

"., á.rr*iJá, pil;H";irr.:,1,,1t:lot1u

no se desplaza hacia atrás ni én movimientos.l"r::t, srno gue todas sus conquistas son íinales e itre_vocáoles. L,a,mayor parte de las anteriores constitucionesrrcajcs cárccfrn .le valor norque ignoraban Jas leves tca_les. del dcsrrrollo hisróricó y. i;. ;;..pi;;r, u.i.'""1'*-prichc o Ia imaginación ;rbjJ;;;-'C.i-l.i,5"a"rl H::l,y'ni",lr9 de_,estas leyes ei .r"n iJ-puiu-oÁf,"2n"u"acclon polirrca. ltl nrundo antiguo cedió ll luear al me_

Írevar, t,a esclavirud a[ feudalismo, y el feudalismo a larturgxesla rndustrial. Semeiantes t¡ansiciones no fueronlillt,ll]:^-li" 1ue surcjgro¡. de guemas y revoluciones,pues nrrrgun orden establecido cede el lugar sin lucha asu sucesor.

. Y. alo-ra sólo un estralo permanece sumergido baio elnivel del tcsto, sólo unn s[¿5g p.e¡manece esclavizada,el proletariado sin tierras t-;il'bi;;;¿""pii".riI_11:. d. Ia tecnología, que perperuamenre ayuda a lascrases que están por encima de él a sacudir eÍ yugo delopresor común y que siempre, una vez gu."dr'l;-iu,;"ccmún, esrá condenado a ser oprimido p"i ."_-¿i.a"r?"

ayer, la nu-eva glase victgrigsar.por amos que aver era¡

;x',il::3i"'::5'¿':xt':HrYf t.{ii:tiif;tf ffi:ciase.y, al llevar " "rbo

.u-pffi-.-r;"'.'érT¿",':i*_cipará r:onsecueltemente a Ia humanidad. Cosa que noocuüe con las ouas clases, no ti;.;;g";;joL?a¿"Tl:.tr1.",ningún interés parrrcular que no comparra conLuuos los rtombres ,como tales; ello, porque- ha sidodes.pojado de todo, como no ,.í ¿. ,í d;;i,d; ilrrn".ri_dad, y,. as-1, su misma ¿.rtir"aZn lo i.i;;"r#::.r-tante de los seres |¡¡,m¿¡65 .";; ,l;";q;;ú;";'q""tiene derecho es Io mlnimo

", qu" todor-lo; h.;b...tienen derecho. Su 1ucha l.s,rltá'-uri'-,iJ"r;"un;'i*h"p^or ios,derechos nat'rales de

"n p"rtilliui ,*r'* i" l^l?.jlll:]^_ei1, lgr d.r..lor. rlaru¡ales no son más-queer aspecto tdeal de la actirud burguesa frente a Ia santidad de la propiedad privada; 6;-;il";il;ü# i.á1.,son los que confiere Ia historia, a a.r..t o a. aoffi"_ñar el papel bisróricamente.i-rir.rt"-" üi;. ;"1;--¿r.uno perrenece. E¡ este sentido; la burgrresía ,i;"; ol;",derechos a librar su batalla ¡i;J.;;;?;;;;J;'.."su empeño está desahuciado de antemano,

"".á.áriu-oenre_h¿ de sucurnbir, com\en ," hoil-]". I.ii"ü¿"Ia noblgza feuial. En áuanto ) É;;;;;;ir"i,"""i l,libertad no porque así Io opten,'-si""-p"iqr"'ááL5,i-'lrr_cerlo o, m¿j biin, así lr¡ opran porque deben hacerlo:Iuchar es Ia condióión de su supervivencia: el futuro lespertenece y, al luchar por é1,

-luchan, *ro- roJ"

-áár.en ascenso, contra un enemi-go- destinado a perece¡ y,por lo tanto, Iuchan por t.¿, ñ n"rr"i;;.;r.|,i.;il.r.quc rodas las otras victorias llevaban al poder u rrrr" ürr"sentcnciada a desaparecet al fin, i "ri.'.""fu.ü'r"*r"ceoera

,ntngún. otro,. pues está destinado a acabar conra condrcton de todas esas luchas al abolir las clasescomo tales, al disolver el mismo *rr¿", ñ"rr" .rrl*..insnumenro.de una clase ú"i.u, ;;;; ;;cl;Jiil;"trprque, en elJa no hay clases. Há d. h;;;;;;;;;;;.,ar protetarrado que no es posible ninguna ttansacciónverdadera con el enemigo, que, si bien-puede conceftar

6. Materiaüsmo histótico

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6. Matcrialismo histórico 157

refercncia a éstas. Rechazabe tod¡ noción de una razón

moral o intuición moral n,r cmpirica, puramente conteln-olativa. El único modo cn quc cs posible mostrar que

llno es bue,,o o malo, iustc o iniusto, consiste en de'rná.tru. que está

"r, n.u"rdo o des¡cuerdo -con el proceso

histótico, es decir, con la actividad colectiva de. los

ho.bt.t, que lo favorece o lo entorpece, que sobreviviráo p"r.c"rá inevitablemente. Todas las- causas .petma-nen'temente perdidas o sentenciadas aI fraca'so vielen a

;;;; p; ;r;"'-ismo hecho, malas. e iniustas, v, en efccto,

está es lo que constituye el significado de tales tétminos'Empeto, "i ért.,rn peligrosó criterio emplrico, puesto

a;¿';;Jt q.r" po.á.n-nparccer p€rdidas acaso sólo

Éayan sufrido un'tetroceso- tcmporal, y en última ins-

tancia orevalecerán.Su Jpinión dc la verdad en general deriva directamen-

te de eltta posición. A menudo se le acusa de sostenet

qu", pu"rro'que un hombre está enteramente determina-

iá-'"'p*t"t .o*o lo hace por su contorno .social, aun

cuandó algunas de sus afirmaciones sean obietlvamente

vetdadelas, no puede sabetlo al estar condrcronado a

;;;* ;.;e;ditr" pot obra de las causas matetiales

i n" oo. la verdad q'ue en ellas h'al¡ ' Las enunciaciones

áe \{átx sobre cl paiticular' son en cietto modo vagas;

;;r;;;-*;;;;;i hrüría u..ptodo Ia intcptetación notmal

áe lo q,,te se significa cuan,lo se dice que üna teoria o

""" otóooti.i¿"-Ce la ciencia natural o de la experiencia

="otá.i"i ordinatia es verdadcta o falsa' Pero escaso intc-

tJ. * J..p.rrrUe es¡e punto' relativo al tipo más común

de verdad discutida por los filósofos-' Lo qug le ntere-,rbu arun las razones'el cuya virtud los vetedictos histó-

t'icos, morales, sociales, se consideran vetdaderos o t¿Isos'

alfi áonde lai argumentaciones entre los oponentes no

suelen fundarse iit..t"rn.nt. en hechos emplricos acce-

sibles a uno y otro. Habría convenido en que la lleraorooosición de que Napoleón murió en eI exrlro hubrera

iiaí "."pir¿^-.oÁo

ili.tul-.ntc verdad-era por, un histo-

riador burgués y pot otro socialista' Irero hubtera ana-

¿i¿o qu. íingúí Li.to.iodor vcrdadeto se limita a una

Karl Matx

con éste alianzas temporales a fin de derrotar a un adver'

sario común, en última instancia ha de volverse contraé1. En los óalses rezagados, donde la misma burguesfa

está üin luchando poi el poder, ei proletariado ha de

corrfundir su suerte con la de ésta y ha de preguntatse

cué se ve lorzado a hacer en esa situación particular,,r'oo dir.ntir cuáles puedan ser los ideales de la burgue-

íla; ha de adaptar, !o.t, tn táctica a esa paiticulat si-

tuación. Y aun,que la historia está determinada -y lavictoria penenecirá, por lo tanto, a la clase ascendente,quiéralo o no cualquiir individuo dado-, dependerá de

la iniciativa humana, del grado de cornprensión que las

masas tengán de su tarea y de la valentía. y eficiencia

de sus coiriuctores el que sáa más o lnenos breve el pla-zo en que ello ocurra, mavor o menof Ia eficiencia conque elló se lleve a cabo y la medida en que ello esté en

concordancia con la voluntad populat consciente'Tornat esto clato y educar a las masas para el cum-

plimiento de su destino es, consecuentemente, según

Marx, el debet inexcusable de un filósofo contemporáneo.Empéro, a menudo se ha preguntado, ,rcómo puede de-

docirse -rrn

precepto morzl, -un

mandamiento, de laverdad <ie uni teo¡ía de la historia? El materialismo histó-rico puede explicar 1o que cle hecho ocurre. pero nopuede, precisamente porque sólo le concietne lo- que es,

iroporcionar .rna reipuesta a problemas motales, estoes,'decirnos qué debé set. Marx, conro Hegel, r-echazó

de plano esta distinción. Los juicios sobre-los hechos noouüen distingrrirse netamente de los de valot, pues todoslos iuicios qué emite el hombre están condicionados porla altividad'pt áctica en un medio social determinado, lacual, a su vez, se identifica con las funciones del estadio

alcanzado pot la clase a que uno pertenece: las opinionesde uno acárca de lo que uno cree cue existe y de lo que

uno desea hacer con ello se modifican tecíprocamente.Si los iuicios éticos ptetenden una validez cbietiva -vde no ier asl no pueden, según Marx, ser verdadetos nifalsos-. han de ser susceptibles de definirse en tét'minos de actividades emplricas y de veri{icarse con

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K¿¡l l^ ¿rx

lista de sucesos y fechas, que lo -plausible de su.exphc,lcjón dcl pasadu, su pretcusión dc hacer algo. m.as que

una desnuda crónica, dependen por lo mcno,s de la elec-

ción de los conceptos fundamentales, del poder para sub-

ravar lo imDortante v conectarlo aáecuaáamente con lo

r.iiJ.tr¿, que el mitmo ptoceso de selección del mate-

dal traiciona una inclinación a catg t el acento en este

o aquel suceso o acción, al que calificará de importante oi.üor,-J. t¿u.rro o fáuorábl" al progreso.humano, de

b""n" o malo. Y en esta tendenciá sJ revelan de- modo

,ort"nr"-.n," claro el origen s<-rcial, el medio ambielte,Iá afiliación a una clase y los intereses del histotiadot'

Esta actitud reposa en el punto,de vista puramente

heseliano. seeún ál cual la ¡acionalidad se identilica con

.i?á"".iÁi"tir. de las leyes de la necesidad' Si uno sabe

"" "rJ áitá*i¿ n

^vanza .l o.o..to mundial, podtá iden-

iiiiáil " ". ."n él; si ,,ó lo ha.e, si luchá contra é1,

está forjancio su pr-<rpia y cierta destiucció-n, pues .he-.áráti"--."t. lo denoiará el uuan." inexorable .de la his-

;;;i;."6;;; á.[b..udu-.tte por .esta actitud.equivale,

"o-ooitaar" irracionalmente. Sólo un ser cabaknente

;r.i;;;i ;i.t. entera libertad para elegir enffe dos alter-

nrtivas. v si una de éstas .onáo.. al ser humano ir¡esis-

ilbi;;tí. ;. la propia dcsrrr:cción, éste no puede..ele-

girla iibremcnte, porque decit que un acto es llbte'óomo Marx emplea el término, es n€gar que sea contra-

úo a ie nzón. La burguesla como clase está -ciertamente.o"J.t"J, a Ia desapá-rición, pero los miembtos indivi-cluales de ella pueden seguir a la nzón )' salvxrse (como

Ir¡ut" ¡1"" podiría hub.r-dicho que hizo personalmente),

n[án¿on¿"¿?rU antes de su desmoronaniento final' La

;;;J;¡.t; ibeftad será inalcanzable mientras la sociedad

tro a" toan" racional, esto es' mientras no supere-las con-

Úadicciones qne dai nacimiento a ilusiones -y distorsio-nrn l" comoiensión tanto de amos como de esclavos'p.t. -i"t hJ.br.t pueden trabaiar por el mundo libredescubriendo el veráadero estado del equilibrio de fuer-zas v actuando de conformidad con éste; así, eI sendero

qrre'lleva a la libertad implica el conocimiento de Ia ne-

6. Materialismo histó¡ico

cesidad histórica. El empleo por parte de Mar'x de- pala-

bras como <<iusto>, o ,rlibteo, o- <racional>,. ctrando no

cae insensiblimente en su significación ordinaria,- debe

su aoariencia excéntrica al hecho de que deriva de sus

á"i"i"..t metaflsicas y, por lo tanto, dif iere mucho del

sántido que se le atiibnye en la convetsación común,

sentido con el quc se comunica y registra algo que. para

Marx tiene escaslsimo intetés: Ia experiencra subletlva

de individuos peñertidos por la clase a la que pertene-

..". r"t estadoi anímicos o flticot tales como los revelan

los sentidos o la conciencia que de sí mismos tienen

Oueda así perfilad¿ la teoría de la historia y la socie-

dui q,-r" cons'tituye la base metaflsica dei comunismo'

i.¿t""=.l" "t, dáctrina vasta y comprensiva -que detiva

su estrucnlra y conceptos básicos de Hcgel y de .Ios¡S.r*". h"nefiánor. ..ri principios dinárnicos Ce Saint-'s'ri.ü, r" ".t".n.i" .n ia primn.ía de Ia matetia .defs¡erhach y su visión del ptolet¿riado de la tradlcron

comunist¿ ?r"nc.t". No obstante, es enteramente otl-ginal; la combinación de elementos no constituye- en este

:;r;'ti".t.ti;.o, sino que forma un sistema cohetente'

,tiio, ^d^r,.oá

lut uuitt, proporciones. y la maciz'a ca-

úd",1 arquitectónica que son a^la vez el maycr orgullo

" "t ¿"fá.to fatal de- todas las formas del pensamientc

í,eseliano. Pero no Ie cal-¡e a Marx el reproche que se ha

h.iho " Hegel por su actitud atolondrar{a y menospre-

ciativa hacia"lcis^ ¡esultados de la investigación cientltica

á;; rúp"; por el contrario, intenta seguir la direc-

Ji¿rl"ái."á^'pá,la, .i...ia. empíricas e incorpotar al

sistema sus reiult¿dos generales. La praxis Ce i\¿iarx no

ri"Áot" se confo¡mó a éste ideal teorético, y aútr- menos

il ii;; a veces la de sus seguirlotes; si bien no,los dis-

torsiona realmente, los hechos sufren a veces bato su

oiu-, trrnrfotm".ion.t peculiares cuando se empeña en

li,r.t"rlot al intrincado csquema dialéctico' No se ttate

.n *odo alcuno de una teoría cabalmentc empírica, 1e

oor "o t" limita a la descripción de los fenómenos ni a

lá formulación de hipótesis concetnientes a su estruc-

iot. v .otpo.tamiento; la docttina marxista del movi-

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F

7. 1848160 Krrl Marx

rniento quc se clcsarrolla cn ccilisiones dialécticas no esuu¿ hipótcsis quc pucJa haccrsc más o lrenos probablepor la evidencia de los hechos, sino un módulo descu-l-'ierto por un método histórico no empírico cuya validezi)o se pone en tela de juicio. Negarla equivalclría, deacuetdo con Marx, ¿r volvct al matctialismo <<vulgar>>, elcual, al ignorar los clccisivos descub¡imientos de llegel yKant sólo reconoce como teales aquelias conexiones sus-ceptibles de ser cottegidas pot la evidencia de los sen-tidos flsicos.

Por la agudeza y clatidad con que formula sus proble-mas, por el rigor del método mediante el cual proponebuscar las soluciones, por la combinación de atención potel detalle y poder de vasta generalización comprensiva,esta teoría no tiene patalelos. Aun cuando todas sus con-clusiones especlficas se revelaran falsas, no tendría parsu importancia por haber creado una actitud enteramentelueva auic ios probiemas históricos y sociales, y haberabierto asl nuevas avcnidas al conocimiento humano. Elestudio científico de las relaciones económicas en suevolución histórica, así como de su rela-ción con otrosaspectos de la vida de las comunidades e individuos, co-menzó con la aplicación de 1os cáno¡res marxistas de in-terpretación. Anteliores pensadores

--por ejernpio, Vico,Hegel. Saint-Simon-- trazaron esquenás genera!.es, perosus resultados directos, etcarnados, por ejemplo, en lossistemas gigantescos rje Comte o Spe¡cer, son a la vezdernasiado absftáctos y demasiado vagos y se los re-cr:erda en nuestro tiempo tan iroco como rnefecen fe-cordatse. El vetdadero padre de la historia económicamoCeina y, ciertamente, de la moderna sociología, es, enla medida en que r:ualquier hombre pueda aspirar a esetítulo, Karl Marx. Si el haber convertido en verdadestrilladas lo que antes Lablan sido paradojas es un signode genio, Marx estaba ricamente dotado de é1. Sus rea-lizaciones en esta esfela son necesa¡iamente ignoradasen la misma medida en que las consecuencias de éstashan venido a formar parte del permanente telón de fo¡dodel pe rrsatlicnto civilizado.

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Canción prusiana

Libertad, Igualdad, Fraternidad... cuan-do 1o que esta rc¡ública realmente signi"fica es Infantería, Caballeria, Artille¡íá...

Karl Marx, 18 Brumario deLuis Bonaparíe

El gcbierno de Guizot expulsó a Marx de Parls aprincipios de 1845 como resuitado de las notas oÍicialesen que Prrrsia lrabla peciido la supresión de los Í,loruártssocialistas donde habían aparecido comentarios ofensi-vos sobre el calácter del monarca prusiano reinante. Ori-ginariamente, la orden de expulsión había- de incluir atodo el grupo, en el que figuraban Heine, Bakunin, Rugey varios otros exilados exffanjeros menos conocidoi.A Ruge no se lc molestó porque era ciudadano sajón;el mismo gobierno francés no se aventuró a ordenar la

t Contra los dem<icratas sólo sirven los soldados.

TraiBh Eerlin. 11 161