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ntre apa tre apas Entre urbe y memoria capas

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photography essay

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Entrecapas

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urbe y memoriacapas

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David Alejandro Botero Moreno Diseñador Gráfico

Entreurbe y memoriacapas

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Entreurbe y memoriacapas

Hablo de Ciudad

Novedad de hoy y ruina de pasado mañana, enterrada y resucitada

cada día, convivida en calles, plazas, auto-buses, taxis, cines, teatros, bares, hoteles, palomares, catacumbas,

la ciudad enorme que cabe en un cuarto de tres metros cuadrados

inacabable como una galaxia, la ciudad que nos sueña a todos y que todos hacemos y deshace-mos y rehacemos mientras soña-

mos, la ciudad que todos soñamos y que cambia sin cesar mientras la

soñamos, la ciudad que despierta cada cien años y se mira en el espejo de una palabra y no se reconoce y otra vez

se echa a dormir, la ciudad que brota de los párpa-

dos de la mujer que duerme a mi lado y se convierte,

con sus monumentos y sus esta-tuas, sus historias y sus leyendas, en un manantial hecho de mu-chos ojos y cada ojo refleja el mis-

mo paisaje detenido, antes de las escuelas y las prisio-nes, los alfabetos y los números, el

altar y la ley: el río que es cuatro ríos, el huer-

to, el árbol, la Varona y el Varón vestido de viento

—volver, volver, ser otra vez arci-lla, bañarse en esa luz, dormir bajo

esas luminarias, flotar sobre las aguas del tiempo como la hoja llameante del arce que

arrastra la corriente, volver, ¿estamos dormidos o des-piertos?, estamos, nada más esta-

mos, amanece, es temprano, estamos en la ciudad, no pode-mos salir de ella sin caer en otra,

idéntica aunque sea distinta, hablo de la ciudad inmensa, rea-lidad diaria hecha de dos palabras:

los otros, y en cada uno de ellos hay un yo cercenado de un nosotros, un yo a

la deriva, hablo de la ciudad construida

por los muertos, habitada por sus tercos fantasmas, regida por su

despótica memoria, la ciudad con la que hablo cuando no hablo con nadie y que ahora me

dicta estas palabras insomnes,

hablo de las torres, los puentes, los subterráneos, los hangares,

maravillas y desastres, El estado abstracto y sus poli-

cías concretos, sus pedagogos, sus

carceleros, sus predicadores,

las tiendas en donde hay de todo y gastamos todo y todo se vuelve

humo, los mercados y sus pirámides de frutos, rotación de las cuatro esta-ciones, las reses en canal colgando de los garfios, las colinas de espe-cias y las torres de frascos y con-

servas, todos los sabores y los colores, todos los olores y todas las mate-rias, la marea de las voces —agua, metal, madera, barro—, el trajín, el

regateo y el trapicheo desde el comienzo de los días,

hablo de los edificios de cantería y de mármol, de cemento, vidrio,

hierro, del gentío en los vestíbulos y portales, de los elevadores que

suben y bajan como el mercurio en los termómetros,

de los bancos y sus consejos de administración, de las fábricas y

sus gerentes, de los obreros y sus máquinas incestuosas,

hablo del desfile inmemorial de la prostitución por calles largas como

el deseo y como el aburrimiento, del ir y venir de los autos, espejo de nuestros afanes, quehaceres y pasiones (¿por qué, para qué, hacia

dónde?),

de los hospitales siempre reple-tos y en los que siempre morimos

solos, hablo de la penumbra de ciertas iglesias y de las llamas titubeantes

de los cirios en los altares, tímidas lenguas con las que los

desamparados hablan con los san-tos y con las

vírgenes en un lenguaje ardiente y entrecortado,

hablo de la cena bajo la luz tuerta en la mesa coja y los platos despor-

tillados, de las tribus inocentes que

acampan en los baldíos con sus mujeres y sus hijos, sus animales y

sus espectros, de las ratas en el albañal y de los gorriones valientes que anidan en los alambres, en las cornisas y en

los árboles martirizados, de los gatos contemplativos y de sus novelas libertinas a la luz de la

luna, diosa cruel de las azoteas, de los perros errabundos, que

son nuestros franciscanos y nues-tros hikkus, los perros que desen-

tierran los huesos del sol, hablo del anacoreta y de la fra-ternidad de los libertarios, de la conjura de los justicieros y de la

banda de los ladrones, de la conspiración de los igua-

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les y de la sociedad de amigos del Crimen, del club de los suicidas y de

Jack el Destripador, del Amigo de los Hombres, afi-lador de la guillotina, y de César,

Delicia del Género Humano,

hablo del barrio paralítico, el muro llagado, la fuente seca, la

estatua pintarrajeada, hablo de los basureros del tama-ño de una montaña y del sol taci-turno que se filtra en el polumo,

de los vidrios rotos y del desierto de chatarra, del crimen de anoche

y del banquete del inmortal Trimal-ción,

de la luna entre las antenas de la televisión y de una mariposa sobre

un bote de inmundicias,

hablo de madrugadas como vuelo de garzas en la laguna y del sol de alas transparentes que se posa en los follajes de piedra de las iglesias y del gorjeo de la luz en los tallos de

vidrio de los palacios, hablo de algunos atardeceres al comienzo del otoño, cascadas de oro incorpóreo, transfiguración de este mundo, todo pierde cuerpo,

todo se queda suspenso, la luz piensa y cada uno de noso-tros se siente pensado por esa luz

reflexiva, durante un largo instante el tiempo se disipa, somos aire otra

vez, hablo del verano y de la noche

pausada que crece en el horizonte como un monte de humo que poco a poco se desmorona y cae sobre

nosotros como una ola, reconciliación de los elementos, la noche se ha tendido y su cuerpo es un río poderoso de pronto dor-mido, nos mecemos en el oleaje de su respiración, la hora es palpable, la podemos tocar como un fruto, han encendido las luces, arden las avenidas con el fulgor del de-

seo, en los parques la luz eléctrica atraviesa los follajes y cae sobre

nosotros una llovizna verde y fosforescente que nos ilumina sin mojarnos, los árboles murmuran,

nos dicen algo, hay calles en penumbra que son

una insinuación sonriente, no sabe-mos adónde van, tal vez al embar-

cadero de las islas perdidas, hablo de las estrellas sobre las

altas terrazas y de las frases indes-cifrables que escriben en la piedra

del cielo, hablo del chubasco rápido que azota los vidrios y humilla las ar-boledas, duró veinticinco minutos

y ahora allá arriba hay agujeros

azules y chorros de luz, el vapor sube del asfalto, los coches relucen, hay charcos donde navegan barcos

de reflejos, hablo de nubes nómadas y de una música delgada que ilumina

una habitación en un quinto piso y de un rumor de risas en mitad de la noche como agua remota que fluye

entre raíces y yerbas, hablo del encuentro esperado

con esa forma inesperada en la que encarna lo desconocido y se mani-

fiesta a cada uno: ojos que son la noche que se

entreabre y el día que despierta, el mar que se tiende y la llama que habla, pechos valientes: marea

lunar, labios que dicen sésamo y el

tiempo se abra y el pequeño cuarto se vuelve jardín de metamorfosis y el aire y el fuego se enlazan, la

tierra y el agua se confunden, o es el advenimiento del instante en que allá, en aquel otro lado que

es aquí mismo, la llave se cierra y el tiempo cesa de manar;

instante del hasta aquí, fin del hipo, del quejido y del ansia, el alma pierde cuerpo y se desploma por un agujero del piso, cae en sí misma, el tiempo se ha desfondado, camina-mos por un corredor sin fin, jadea-

mos en un arenal, ¿esa música se aleja o se acerca, esas luces pálidas se encienden o

apagan?, canta el espacio, el tiempo se disipa: es el boqueo, es la mirada que resbala por la lisa pared, es la

pared que se calla, la pared, hablo de nuestra historia públi-ca y de nuestra historia secreta, la

tuya y la mía, hablo de la selva de piedra, el

desierto del profeta, el hormiguero de almas, la congregación de tribus, la casa de los espejos, el laberinto

de ecos, hablo del gran rumor que viene

del fondo de los tiempos, murmullo incoherente de naciones que se

juntan o dispersan, rodar de multi-tudes y sus armas como peñascos que se despeñan, sordo sonar de huesos cayendo en el hoyo de la

historia, hablo de la ciudad, pastora de

siglos, madre que nos engendra y nos devora, nos

inventa y nos olvida.

Octavio Paz

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Perceptions and sensations conver-ted into images of places of Bogotá city. Subjective ways to understand the city through the experiences, memories, anecdotes, photographs, paintings, writings, audio-video etc.The streets That I live get transfor-med on time with the light rhytmic changes over the microcosm. On these fades the fleeting leaving lea-ving a trail like a memory.The streets are mosaics about stories filtered by our subjectivity. These are the sum of the human interactions in relation with the ur-ban. One variety of posibilities into inhabited space by unknown and known people.

Percepciones y sensaciones de lu-gares por donde he caminado con-vertidas en imágenes de Bogotá. Diferentes maneras de entender la ciudad a través de vivencias, re-cuerdos, registros y anécdotas. Las calles que habito se transforman en el tiempo con los cambios de luz marcados por ritmos de ese variable microcosmos. En ellas, lo fugaz se desvanece dejando un rastro, una memoria. Para mí, esas calles son mosaicos de historias y relatos filtrados por nuestra subjetividad. Son la suma de las interacciones del hombre con lo urbano; un abanico de posibilida-des en un espacio habitado por co-nocidos y desconocidos.

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Cuando observo atentamente a mí alrededor, traduzco lo que percibo por medio de los sentidos; luego interpreto aquello que veo para hacer una confi-guración del mundo. Para mí, observar, es traspasar las capas del objeto visto utilizando diferentes filtros para hallar otras formas. Es descubrir otra reali-dad.

Mi proyecto de grado, tiene que ver con experiencias visuales a través de ensayos fotográficos y audiovisuales referentes al sujeto, también incluye reflexiones sobre espacios en la urbe. Estas experiencias han tenido lugar un tiempo atrás en Bogotá y Buenos Aires; desde entonces, continúo en un proceso de observación y percep-ción que me ha llevado a elborar una idea de las múltiples relaciones que podemos llegar a establecer como in-dividuos sociales en el entorno urbano. Mi atención se enfoca particularmente, en la manera cómo configuramos el espacio que nos rodea, y de qué forma éste afecta y condiciona nuestras actitudes.

Aceras por donde transitan cuerpos, vías por donde fluyen en diferentes direcciones los carros, la esquina de la cuadra bordeada por edificios, casas, parques, paraderos, árboles, semáfo-ros, bancas, jardines, portones, escale-

ras, ventanales, muros, etc., enmarcan los lugares a los que les damos un sentido con nuestra mente. Les con-cedemos forma, textura, color, profun-didad, peso, altura, olor a estas iden-tidades que se encuentran en la calle. Trazamos rutas con nuestros cuerpos sobre el espacio que configuramos al andarlo, dejamos rastros, caminamos sobre los de otros, recorremos sus distancias en un ir y venir marcado por ritmos e intensidades.

Percibo la calle como un sistema de sistemas; donde cada individuo que la camina, es un protagonista más dentro de la infinidad de ritmos que ocurren en ella. Intento ser consciente de lo que sucede en el espacio sobre el que voy tejiendo la red de mis expe-riencias y sensaciones.

Deseo revelarle al espectador, una mirada personal que parte de mis interpretaciones de la calle; ¿por qué? porque todos los que la habitamos y recorremos, tenemos una manera diferente de percibirla y de relacionar-nos con ella en la vida urbana. Intento hacer evidente la forma en que me involucro en algunos espacios que fre-cuento en la ciudad, en los lugares que habito; donde dejo marcas o indicios y establezco relaciones que incluyen a otros individuos. Creo, que al darle im-

portancia a estas particulares formas de ver en relación con el espacio que percibimos y que recreamos, estamos construyendo memoria.

Fotografías, pinturas y registros audiovisuales, conforman este viaje de interpretación, sobre aquellos espacios de la calle que adquieren importancia para mí, en la medida que los observo y frecuento. Así, a partir de múltiples observaciones y de las relaciones que entretejo con diferentes personas que transitan y que acostumbran fre-cuentar estos lugares, propongo una mirada en torno a la urbe.

“Tratándose de la vida, la tarea es inevitable: mirar, volver a mirar, mirar de nuevo con otros ojos”

Pablo Sztulwark

Cómo comunicar a través de la fotografía, la pintura y el audio-video, algunas de mis percepciones y sensaciones vivenciadas

en un lugar particular de Bogotá¿ ?

pres

enta

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presentación

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nece en estado de estructuración.” Manuel Delgado (Formas de Mirar. No-tas sobre espacio urbano y memoria I.)

ITexto publicado en Seminarios. Espacio Tiem-po. Pensamientos practicados. Compilación Cátedras coordinadas Manteola, Sztulwark, Turrillo. 2008 http://dpdiseno4.files.wordpress.com/2011/05/formas_de_mirar1.pdf (consul-tado: 14/06/2011)1Pablo Sztulwark: Buenos Aires – Argentina. Arquitecto y urbanis-ta. Maestro de arquitectura en la universidad de Buenos Aires (UBA). Ensayista y participante activo en revistas de diseño y arquitectura. Sztulwark plantea permanentemente cuestio-namientos sobre la arquitectura, la ciudad y la cultura, inmersas en una dinámica de cons-trucción continua y que apuntan a la configura-ción de lugar y memoria. “La memoria es un conjunto de fuerzas hete-rogéneas, y hasta contradictorias que afectan, o alteran, suplementan un objeto o espacio y lo transforman en lugar”. P.S.

Formas de Mirar Notas sobre espacio

urbano y memoria I.

Pablo Sztulwark 1

“La vida urbana instituye habitantes que ya no pueden pensar mirando desde afuera; por lo tanto, la ciudad vista de esta manera, deja de ser un objeto ajeno y la vida urbana se des-pliega. Cuando construimos mirada construimos memoria; pero también construimos memoria cuando cons-truimos nuevas formas de enlace urbano en la ciudad”. “La pregunta no es qué miramos cuando miramos, sino con qué aparato perceptivo intuimos lo urbano y la memoria”.

Entre Capas. Urbe y memoria; parte con la idea de construir una mirada filtrada por mis percepciones sobre algunos lugares de la calle; al hacer esto, fui conformando una memoria de mis interacciones con individuos en algunos espacios en la urbe. Durante los lapsos de tiempo que permanecía en esos lugares, empecé a creer en la pertinencia de incorporar aquello que veía. De esta manera intento respon-der a la pregunta: ¿Cuál es el aparato perceptivo con el que intuyo lo urbano y la memoria ?

“Las miradas son un conjunto de

operaciones y procedimientos con el que percibimos el mundo. Al hacer esto, inventamos maneras de sentir y pensar las configuraciones sobre la manera de mirar”.

Estas maneras de sentir y de pensar son evidenciadas por medio de la ima-gen, a tavés de un proceso en el que voy contruyendo una mirada subjetiva de la urbe .

Mirada Cortical y mirada Subcortical

Suelly Rollnik ( Formas de Mirar. Notas sobre espacio urbano y memoria I.)propone dos maneras de aprehen-der el mundo: La mirada Cortical y La Mirada Subcortical, las cuales son modos de relación con lo urbano, que permiten enfocar el tipo de acerca-miento que se tiene desde la mirada en función de lo que se busca pensar e interpretar.

“En La mirada cortical, el sujeto obser-va al objeto pero no se deja afectar por lo observado; en ella se persigue la ob-jetividad como estrategia sensible, se concentra en sitios esenciales, trasce-dentes, de la ciudad planificada. En La mirada subcortical hay una propensión a dejarse afectar por el mundo sen-sible, construye una subjetividad que entiende al mundo no como un objeto, sino como un conjunto heterogéneo de

fuerzas en movimiento. Parece olvidar la planificación en beneficio de las situaciones, los acontecimientos y las singularidades urbanas.”

Construyo una mirada subcortical, en la que me dejo afectar por el mundo que me circunda, me sumerjo en la contemplación de signos a los que intento darles sentido. Al encuadrar la cámara y controlar en cierta me-dida lo que deseo que aparezca en la patalla, al darle forma, textura, color, al condicionar el tiempo y reproducirlo en imágenes, sonidos e intensidades; o por medio de la pintura, al tratar de traducir mis sensaciones con pince-les, lápices de colores, en fin, con las herramientas que tenga a mi favor para producir nuevos espacios, creo un imaginario de lo urbano a partir de las singularidades que observo en la calle.

¿Qué es ciudad y en qué medida la podemos diferenciar del concepto de urbanidad?

La ciudad es: “un asentamiento pla-nificado de construcciones estables, ocupada por una población multitudi-naria y densísima (ciudad planificada). En la urbanidad, (en proceso de construcción), se establecen tipos de enlaces que pueden darse en la ciudad o no. La urbanidad es movilidad y agi-tación, por lo tanto, lo urbano perma-Re

fere

ntes

ReferentesLa urbepuntos de vista

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Ciudad (Ciudad Planificada) Urbanidad (Ciudad en proceso de construcción)

Contemplar y recorrer el espacioEspacio, lugares y no lugares.

A continución, cito algunas nociones de espacio y de lugar, con la intención de profundizarlas, y de dar a entender mejor estos conceptos que integran mi trabajo escrito y visual.

Los No lugares- Espacios del Anoni-mato2

Marc Auge II

“Si un lugar se puede definir como lugar de identidad, relacional e históri-co, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional e histórico, definirá un no lugar. Por lo tanto, los no lugares, no integran a los lugares antiguos, es decir a los lugares de memoria. Lugar, es el sentido inscripto y simbólico, el lugar antropológico”, “donde existe la posibilidad de recorridos que en él se efectúan, los discursos que allí se sostienen y el lugar que lo caracteriza”.

“Un lugar antropológico es ante todo geométrico. Se lo puede establecer a partir de tres formas espaciales simples que pueden aplicarse a dis-positivos institucionales diferentes y que constituyen de alguna manera las formas elementales del espacio social. En términos geométricos, se trata de la línea, de la intersección de líneas y del punto de intersección. Concre-

tamente, en la geografía que nos es cotidianamente más familiar, se podría hablar, por una parte, de itinerarios, de ejes o de caminos que conducen de un lugar a otro y han sido trazados por los hombres; por otra parte, de encrucijadas y de lugares donde los hombres se cruzan, se encuentran y se reúnen, que fueron diseñados a veces con enormes proporciones para satisfacer, especialmente en los mercados, las necesidades del inter-cambio económico y, por fin, centros más o menos monumentales, sean religiosos o políticos, construidos por ciertos hombres y que definen a su vez un espacio y fronteras mas allá de las cuales otros hombres se definen como otros con respecto a otros centros y otros espacios.”

“Agreguemos que evidentemente

un no lugar, existe igual que un lugar: no existe nunca bajo una forma pura; allí los lugares se recomponen, las relaciones se reconstituyen; las “astu-cias milenarias” de la invención de lo cotidiano y de las “artes del hacer” de las que Michel de Certeau ha propues-to análisis tan sutiles, pueden abrirse allí un camino y desplegar sus estra-tegias. El lugar y el no lugar son más bien polaridades falsas: el primero no queda nunca completamente borrado y el segundo no se cumple nunca to-talmente: son palimpsestos donde se reinscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad y de la relación”.

Observo cómo el espacio se reconfigura en apenas un instante; la avenida y las aceras, se recomponen con la presencia y ausencia de cuerpos. Aquí, en este lugar, los segundos dejan sus marcas en el tiempo; veo entre líneas los colores de esas huellas relucientes sobre el asfalto; entonces pestañeo por un segundo y descubro que las luces ya no son las mismas, han sido cambiadas por otras.

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2AUGE, Marc . Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Editorial Gedisa. Barcelona. 2000 . Página 62

II Marc Auge. Francia 1935. Antropólogo especializado en Etnología. Maestro de antropología y etnología en en la École des autes études en sciences sociales (EHESS), París. En los últimos años ha realizado diversos estudios antropológicos de la cotidianidad,

“Un lugar es el orden (cualquiera que sea) según el cual los elementos se distribuyen en relaciones de coexis-tencia. Ahí pues, se excluye la posibili-dad para que dos cosas se encuentren en el mismo sitio. Ahí impera la ley de lo “propio”: los elementos consi-derados están unos al lado de otros, cada uno situado en un sitio “propio” y distinto que cada uno define. Un lugar es pues una configuración instantánea de posiciones. Implica una indicación de estabilidad”.

“Hay espacio en cuanto que se to-man en consideración los vectores de dirección, las cantidades de velocidad y la variable del tiempo. El espacio es un cruzamiento de movilidades. Espacio es el efecto producido por las ope-raciones que lo orientan, lo circuns-tancian, lo temporalizan y lo llevan a funcionar como una unidad polivalente de programas conflictuales o de proxi-midades contractuales. A diferencia del lugar, carece pues de la univocidad y de la estabilidad de un sitio “propio”. El espacio es al lugar lo que se vuelve la palabra al ser articulada, es decir, cuando queda atrapado en la ambi-güedad de una realización, transfor-mado en un término pertinente de múltiples convenciones, planteado como el acto de un presente (o de un tiempo), y modificado por las trans-formaciones debidas a contigüidades sucesivas”. Michel De Certeau 3 (

Mediante el análisis de las prácticas cotidianas, la oposición entre lugar y espacio remite de manera narrativa a dos posibilidades: una reducible a una ley del lugar, estar ahí, como el cadáver que parece fundar un lugar en forma de tumba o lápida; por el otro, las operaciones que densifican espa-cios mediante la agencia humana y en donde un movimiento condiciona la producción de un espacio y de una his-toria. Salta un hecho importante: los relatos efectúan un incesante trabajo de transformación de los lugares en espacios o de los espacios en lugares y organizan los repertorios de relaciones cambiantes que se dan entre unos y otros. Perfilan la entidad discursiva que vincula al mapa con el recorrido.

“hay tantos espacios como experien-cias espaciales distintas y la perspec-tiva está determinada por una feno-menología del existir en el mundo”. Martin Mora 4

2AUGE, Marc . Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Editorial Gedisa. Barcelona. 2000 . Página 62

II Marc Auge. Francia 1935. Antropólogo especializado en Etnología. Maestro de antropología y etnología en en la École des autes études en sciences sociales (EHESS), París. En los últimos años ha realizado diversos estudios antropológicos de la cotidianidad, recogidos en libros como “Los no lugares” o “La guerra de los sueños”. En su obra profundiza sobre el concepto de Sobremodernidad: La aceleración de todos los factores constitutivos de la modernidad, del siglo XVIII y XIX; en ésta, se tiene una relación nueva con los espacios del planeta, y su individualización; se conocen tantos acontecimientos a través de la televisión, y de los medios de información

en general, que tenemos la sensación de estar dentro de la Historia sin poder controlarla; se desarrolla a la vez una ideología del presente, porque el pasado se va rápidamente, el futuro no se imagina, y este presente está siempre cambiando.Marc Augé acuñó el concepto “no-lugar” para referirse a los lugares de transitoriedad que no tienen suficiente importancia para ser considerados como “lugares” (de permanencia). Ejemplos de un no-lugar serían una autopista, una habitación de hotel, un aeropuerto o un supermercado; indica además que en el concepto de “no-lugar”, se circunscribe la construcción de la identidad: “No hay identidad sin la presencia de los otros. La identidad se construye en el nivel individual a través de las experiencias y las relaciones con el otro. Un grupo que se repliega sobre sí mismo y se cierra es un grupo moribundo” M. A.

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generan la posibilidad de relacionar-nos socialmente. Cuando el espacio que habitamos, deja de ser indiferente a nuestra mirada y adquiere importan-cia, a través de nuestra experiencia, las características de lugar que comenta Auge se hacen evidentes.

Los lugares se reconfiguran en la memoria y adquieren identidad e importancia sin que en muchos casos sean ideados para la socialización. En el caso de la esquina del barrio la Soledad, en donde estuve llevando a cabo mis memorias para este tra-bajo audio-visual, observé cómo un trozo de ciudad, delimitado por unos puntos de intersección, pasó de ser un no lugar a ser un lugar, y en donde he entablado diferentes maneras de relación con personas que habitan y recorren el entorno.

Mis observaciones sobre un espa-cio de la calle del barrio la Soledad en Bogotá, me hicieron reflexionar sobre la gran variedad de acercamientos que se pueden dar en un entorno delimita-do por las percepciones del espacio vi-sual, es decir, de los elementos que lo conforman y a los que les damos una identidad. El espacio que antes distin-guíamos a grandes rasgos, y que posi-blemente no tenía importancia, en la medida en que lo vemos desde otros puntos de vista, en el ejercicio de ha-bitarlo y recorrerlo a través del tiempo, podemos llegar a descubrir dinámicas que implican una diferencia, ya sea grande o pequeña en relación con otros espacios de la calle. Así como nos planteamos una idea generalizada de forma y función del barrio donde habitamos, también identificamos los segmentos o porciones de ciudad que lo conforman: El parque, la cuadra donde vivimos, la tienda de la esquina, el paradero de buses, las fachadas de edificios y casas, etc., espacios que generan la posibilidad de relacionarnos socialmente. Cuando el espacio que habitamos, deja de ser indiferente a nuestra mirada y adquiere importan-cia, a través de nuestra experiencia, las características de lugar que comenta Auge se hacen evidentes.

Los lugares se reconfiguran en la

3 Michel de Certeau:Chambéry 17 de mayo de 1925 – París 9 de enero de 1986. Sacerdote Jesuita, historiador, lingüista y filósofo. Estudió Teología en la Sorbona y fue historiador de la mística del Renacimiento en la época clásica. Co-fundador de la Escuela Freudiana en Paris, dirigida por Jacques Lacan. Como historiador, se interesó por indagar y profundizar los conceptos de Historia e Historiografía (escritura de la historia), para poderlos explicar: La historia hace hablar al cuerpo que calla con lo cual produce un desfasaje entre la opacidad silenciosa de la realidad, y el lugar desde donde se produce su discurso; los documentos marcan la ausencia de quien los dejó allí, son un murmullo venido desde lo lejos, el sonido de la inmensidad desconocida que seduce y amenaza al saber. De Certeau, se introdujo también en las cimientes de la epistemología, mística y corrientes religiosas de los siglos XVI y XVII. En La invención de lo cotidiano, Michel De Certeau analiza los problemas de la cultura y la sociedad francesa; ésta obra realizada en dos tomos: “Artes del hacer” escrito completamente por De Certeau, y “Habitar; cocinar”, escrita por Luce Giard y Pierre Mayol con la colaboración de Marie Ferrer; revelan la admiración de De Certeau por las artes del hacer, que organizan la vida cotidiana del hombre común. Amigo de Foucoult, De Certeau difiere o simpatiza

con algunas concepciones del espacio; para De Certeau igual que para Foucault, el espacio social o habitado, es el resultado de un conflicto permanente del poder y de resistencia al poder, un producto de las operaciones que lo orientan, temporalizan, sitúan y lo hacen funcionar. En cada una de estas operaciones actúa una fuerza hegemónica y disciplinada y otra que la contrapone. M.C.

4MORA, Martin. Lugares y espacios. Prác-ticas de espacio http://www.elobservatorio.info/practicas.html (Consultado: 15/08/2011)

Martin Mora. México. Psicólogo Social de la Universidad Autónoma de Barcelona (Espa-ña). Investigador Titular en la Universidad de Guadalajara (México). Martín Mora hace plan-teamientos de urbanismo, planeación metro-politana, gestión social y de espacios públicos, nuevas tecnologías, procesos de metropoliza-ción, y políticas públicas municipales. Adicio-nalmente, colabora en distintos proyectos artísticos de intervención urbana en ámbitos del videoarte, el arte sonoro, la performance callejera. En la mira de su investigación, como elemento trascendental siempre apunta a la problematización sobre cuestiones de cultura, de nuevas tecnologías y, sobre todo, la manera cómo se relacionan con lo social, a partir de este cruce de culturas y tecnología.

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Francis Bacon. Lógica de la sensación.5

Gilles DeleuzeV

Deleuze profundiza el concepto de la sensación desde una óptica filosófica, artística y psicológica que involucra a un cuerpo fragmentado, a partir de una mirada intuitiva y ampliada. Habla de los cuerpos que no se dejan trans-cribir, ni cruzar, ni cazar; son cuerpos oscuros, secretos y verdaderos.

En Francis Bacon. La lógica de la sensación, se encuentra una filosofía encarnada en el cuerpo, por medio de la sensación a través de los sentidos, una relación sensitiva entre el ojo y la figura; ésta conexión permite la mirada de un cuerpo sin órganos pero carga-do de realidad, que adquiere sentido y lenguaje. Para Deleuze, el cuadro que se ve con el ojo, trasciende su exis-tencia a la interpretación del mismo por medio de la filosofía (la filosofía desde el cuerpo es el espíritu mismo del cuerpo y el cuerpo sin órganos): El cuadro es simplemente sensación, esa es su verdad desnuda. G.D

La lógica parte de la base natural ini-cial, la cual es traducida como la lógica de la impresión y del sentir. Según Deleuze, la impresión no puede ser pensada, deviene natural, desde raíces, sujetos, objetos, sustantividades, etc. Es en tanto rizoma y unidad que ante-

cede a la organización de los órganos. Una sensación es el encuentro entre una onda y el órgano antes de su organización, es provisional, antes de desplazarse y posarse en otra parte.

La pintura debe arrancar la figura de lo figurativo; es lo representacional en el horizonte de los sentidos, es el arte que nos deja una sensación misma de estar siendo.6

Cada sensación se da en diversos niveles, diferentes órganos y diferen-tes dominios; hay diferentes órdenes de una misma sensación. Cualquier sensación o figura, ya es sensación acumulada, coagulada. G.D

(...)La pintura da a ver la presencia, directamente. Gracias a los colores y a las líneas, inviste el ojo. Pero ella, al ojo, no lo trata como un órgano fijo. Liberando a las líneas y a los colores de la representación, libera al mis-mo tiempo al ojo de su pertenencia al organismo, lo libera de su carácter de órgano fijo y cualificado: el ojo se convierte virtualmente en el órgano indeterminado polivalente, que ve el cuerpo sin órganos, es decir, la Figura, como pura presencia. La pintura nos pone ojos en todas partes: en el oído, en el vientre, en los pulmones (el cua-dro respira...).Es la doble definición de la pintura: subjetivamente inviste nuestro ojo,

que deja de ser orgánico para conver-tirse en órgano polivalente y transito-rio; objetivamente, alza ante nosotros la realidad de un cuerpo, líneas y colores liberados de la representación orgánica. Y lo uno se hace por lo otro: la pura presencia del cuerpo será vi-sible, al mismo tiempo que el ojo será el órgano destinado de esa presencia. G.D

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DELEUZE, Gilles. Francis Bacon. Lógica de la sensación. Arena Libros. España. 2005

VGilles Deleuze: París, 18 de enero de 1925 – París, 4 de noviembre de 1995. Filósofo escritor. Hizo valiosas reflexiones sobre la historia de la filosofía, la política, la literatura, el cine y la pintura. Cursó estudios de filosofía en la Sorbona, donde posteriormente a su experiencia como docente en colegios, hallaría un lugar para la expansión de su pensamiento y más adelante afirmaría: «La filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar los conceptos» Deleuze se introdujo en el pensamiento de Spinoza, Hume, Kant, Leibniz, Bergson y Nietzsche, entre otros filósofos, haciendo contrastes, afirmaciones, y oposiciones de sus contenidos ideológicos, en pro de una mirada propia: Para Deleuze en un sistema de relaciones diferenciales, se crean espacios, tiempos y sensaciones particulares. La identidad se logra a partir de la diferencia. Deleuze compartió una estrecha amistad con Michel Foucault, puntos de encuentro y desencuentro en sus hipótesis. Su apreciación de algunas obras de arte y artistas (Bacon, Jarry, Kafka, Proust, Sacher-Masoch),

reflexiones y aportes de las mismas, se consignan en varios ensayos, que dejan entrever la interacción con sus planteamientos e ideas filosóficas.Para la producción de algunos libros (Capitalismo y esquizofrenia: Mil mesetas y El Antiedipo), trabajó con la fructífera colaboración de Félix Guattari, heterodoxo, militante de izquierda, psicoanalista y filósofo francés. A raíz de la retroalimentación intelectual y humana de esta relación fraterna, Deleuze declara: “Lo que define a un sistema político es el camino por el que su sociedad ha transitado”.Deleuze nunca dejó de considerarse a sí mismo un marxista y anarquista, además veía imposible hacer filosofía política sin centrarse en el análisis del capitalismo“La anarquía y la unidad son una sola y misma cosa, no la unidad de lo Uno, sino la más extraña unidad que solo se reclama de lo múltiple.” G. D., Mil Mesetas.

6 Revista OBSERVACIONES FILOSÓFICAS- Nº 3/2006. Deleuze y Heidegger… en torno al signo Ricardo Espinoza Lolas. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Chile. http://www.observacionesfilosoficas.net/deleuzeyh.html (Consultado 02/09/2011)

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Realicé en 2008 una serie de foto-grafías de estatuas humanas, ubi-cadas en el centro de Bogotá, sobre la carrera séptima; quise registrar a modo de ensayo fotográfico a los indi-viduos que hacían este tipo de presen-taciones en la calle. Conseguí realizar retratos en los que intentaba eviden-ciar las expresiones de sus rostros, la rigidez de sus cuerpos y el atuendo que se mimetizaba con el ambiente de la calle, marcando un contrapunto con el habitual ritmo frenético de la urbe. Pretendía indagar en los gestos soste-nidos de sus rostros, que la luz natural del día dejaba ver con detalle para descubrir al individuo que se encontra-ba detrás del personaje al que repre-sentaba. El tiempo que permanecían estos sujetos en la esquina de la calle o a mitad de la cuadra, era un factor

importante del que quería dar cuenta. La oposición de ritmos de personas, movilizándose en todas las direcciones al paso de las horas, versus la quietud de las estatuas, me parecía fascinante.

Observaba el contraste de los cuer-pos de transeúntes en movimiento con el de las estatuas, que copian personajes históricos, míticos o de la cultura popular, entre los que se pue-den detallar: monjes, robots, soldados romanos, indígenas emplumados, ma-gos, otros tan graciosos como el hom-bre disfrazado con una barba blanca de lana de oveja, unas gafas sin lentes, gabán, bastón y un cartel colgado al cuello con la palabra “viejito”. Todos estos personajes que podemos ver en el centro de Bogotá y en otros sitios de la ciudad, tenían algo especial en lo

que quise enfocarme, pues a medida que los miraba, descubría aspectos muy singulares de donde podía extraer otro tipo de detalles. En cierta medida, pretendía descubrir en esas sutilezas, un algo esencial y capturarlo con mi cámara; buscaba encontrar algo más de lo que estos personajes querían comunicar.

Enfoqué mi atención en uno de ellos, el Hombre Computador, del cual surgió una serie de imágenes en las que quería hacer alusión al tiempo en que se quedaba inmóvil, mientras el movi-miento caótico de la avenida séptima, seguía su curso acostumbrado. Exa-geré el color por medio de la manipu-lación de las fotos, haciendo muchas repeticiones de una misma, a diferen-tes temperaturas de color en un orden que aludiera el paso del tiempo.

La imagen del rostro del hombre, metido en una caja en forma de mo-nitor, y que encuadré con mi cámara, de modo tal que estuviera frente a mi, reflejaba mi figura con las personas que en ese momento iban caminando, al momento de tomar la foto.

De este trabajo hice dos piezas: Un folioscopio (flip book) y un bucle (loop) programación.

La otra parte del proyecto consistió en hacer retratos en blanco y negro del grupo de personajes pintorescos y ficticios citados anteriormente; mi intención, fue la de captar con detalle, aquellos signos que me causaban in-quietud, también quería dar evidencia de la calle con su entorno convulsiona-do, orgánico y móvil, donde se hallaban estos seres.

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En 2010, en la ciudad de Buenos Aires, trabajé con fotografías y video acerca de lugares específicos en la calle. En esa oportunidad me interesa-ba profundizar la noción que se suele tener de los espacios públicos y priva-dos; socialmente aceptados y aparen-temente delimitados de forma clara.

Realicé tomas fotográficas a lo largo de la Avenida Veinte de Julio y el pa-saje de la Avenida Florida; procurando tomar fotos de los establecimientos comerciales que expandían sus nego-cios hacia las aceras donde transita-ban personas en todos los sentidos. Las calles, se convertían en espacios de consumo mercantil masivo, de pequeños y medianos negocios, en medio de una constante movilidad. Del mismo modo, se convertían en mira-dores que los establecimientos priva-dos brindaban a sus clientes a cambio del consumo; usualmente se trataba de bares y restaurantes.

Las preguntas de las cuales sur-gieron las fotografías y los registros audiovisuales en ese entonces fueron: ¿Hasta qué punto somos capaces, si somos conscientes, de delimitar un espacio que es de uso público o de uso privado? y en ese caso ¿Por qué asumimos como normalidad, no tener derecho a caminar libremente sobre las aceras debido a las filas de mesas y sillas que reducen el espacio, sien-do territorio público?, ¿Qué pasaría si camináramos a través de ellas o mantuviéramos un diálogo, rompiendo la dinámica social y corporal de estos lugares, sin tener en cuenta que estos espacios “son privados”?

Para resolver un poco estas pre-guntas, realicé tomas fotográficas y registros audiovisuales (tomas si-multáneas) de los recorridos citados anteriormente. En el trabajo fotográfi-co, encuadré la cámara desde la acera

peatonal para enfocar las sillas y las mesas del establecimiento al que le daba la espalda, a la vez, capturaba siluetas de las personas que pasaban por un lado de las mesas y seguían su camino. Al fondo, en un tercer plano, logré captar con barridos, los carros que transitaban a gran velocidad; la noche estaba iluminada por las lu-ces de la urbe, especialmente por la influencia de un gran aviso eléctrico de Coca-Cola, que bañaba de rojo y blanco en intervalos de segundos, todo el lugar.

El paisaje, era una itinerancia que contrastaba con el vacío de las sillas desocupadas, las cuales se erguían como rocas impasables que inunda-ban por metros, parte de la acera.

En el trabajo audiovisual, realicé varias tomas de video en tramos de la avenida y pasajes peatonales cer-canos; mi intención, era caminar por espacios de las aceras que usualmen-

te esquivamos; quería dar evidencia de este experimento, así como captar las posibles reacciones de la gente, ante esta actitud poco común. La pieza audiovisual final, fue una recopilación de videos simultáneos que escogí en el ambiente impredecible de la calle. Gran parte de las tomas las conseguí con la colaboración de dos actores naturales, quienes fueron parte indis-pensable en este experimento. El uso del blanco y negro, tenía como obje-tivo, simular una cámara de vigilancia para las tomas en que los dos actores se sientan en medio del espacio aba-rrotado de sillas y mesas al aire libre, provenientes de un restaurante con-tiguo; estos personajes, sencillamente se disponen a tener una conversación casual, amenizada por una bebida y un cigarrillo.

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En dos esquinas que bordean el par-que Park Way, del barrio La Soledad en Bogotá; hallé en cada una, un semá-foro que regula el tránsito de carros relativamente masivo; en ello incorpo-ro las ideas de la ciudad planificada y de la urbanidad en proceso de cons-trucción, porque las interpretaciones que adquieren materia por medio de la imagen fija y la imagen en movi-miento, surgen a partir de la constante agitación, movilidad y reconfiguración de lo urbano. Observo innumerables cambios de ritmos que ocurren en pequeños trozos de ciudad.

Estos espacios, recobran un sig-nificado especial para mí, porque se encuentran en el sector donde nací, crecí y que desde hace bastante tiempo habito. Son espacios por donde suelo caminar y voy redescubriendo al percibirlos de otras maneras.

Practico un tipo de malabar llamado “Contact Juggling” (1*) o “malaba-rismo de contacto”, desde hace un tiempo, lo que me incitó a querer hacer mis funciones de malabares en los

semáforos de las calles treinta y nueve y treinta y tres con carrera venticuatro en Bogotá

En mi caso, ya no solo se trata de pasar una calle mientras el semáforo alumbra en rojo para seguir sobre la acera peatonal; se trata, de encarar a los carros parados en ese lapso por unos segundos para hacer mi función, en una rutina marcada por los cambios de las señales y los cruces masivos.

Esta serie de vivencias por medio del contact juggling (arte de manipula-ción), ocurridas en los espacios conti-guos a los semáforos, me motivaron a pensar, en llevar a cabo el trabajo visual que pretendo mostrar, el cual se nutre de mis experiencias en un con-texto que indudablemente se desarro-lla en la vida urbana, y como ya sabe-mos, una de las cosas que caracteriza a ésta última, es su transformación constante en el tiempo; por lo tanto, se convierte en un factor importante en mi observación, ya que los cam-bios que se suceden en la itinerancia, recomponen el espacio del lugar.

A partir de las percepciones que se daban en el tiempo en el que perma-necía en cada una de las esquinas, y mientras realizaba mis funciones, se empezó a gestar la idea de representar éste, por medio de la imagen, pero aún sentía que faltaba escrutar más en esas dos esquinas que se convertían en un “observatorio de lo urbano”, de lo que permanece estático y se mueve, de lo que aparece y desaparece frente a mis ojos. Así, es como empiezo a “visualizar” estas intersecciones de puntos y distancias, entre los objetos inmóviles que conforman el espacio geométrico de ambos lugares que ad-quieren forma; así como los ritmos de cuerpos en movimiento que dinamizan el espacio, al recorrerlo y habitarlo.

A medida que transcurría el tiempo y seguía en mi indagación perceptiva del lugar, empezaba a distinguir cier-tos elementos que lo singularizaban y de los cuales me valí para realizar parte de mi trabajo visual; el semáforo era uno de ellos, éste representa el tiempo por medio de convenciones de color, condiciona nuestras conductas,

así como reconfigura el espacio del lugar; por ejemplo cuando pasan los carros y siguen su camino, en un rítmi-co intercambio de cruces y afluencias.

Otro elemento que detallé y que se encuentra en la esquina donde ter-mina el parque, fue un montículo de cemento de forma rectangular al que usualmente le llaman algunas perso-nas que han transitado el sector: “la Piedra de la esquina del Park Way”; elemento que fue tomando impor-tancia en mi trabajo ya que es reco-nocido por muchos como una señal. La piedra caracteriza el espacio, toma importancia en la medida en que la connoto, y por lo tanto la singularizo; ella se convierte en una superficie de experimentación sobre la que plasmo con colores las sensaciones que me suscita este lugar en el tiempo que lo habito. También será un referente reconocible en una serie de imáge-nes del espacio fotografiado, como un testigo silencioso que se reescribe en el tiempo.

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Teniendo como esquema la ausencia y la presencia de los elementos que re-configuran el espacio urbano, compuse imágenes fotográficas, sobreponiendo una imagen a la otra. Con esto, inten-to mostrar un estado indeterminado del espacio, es decir, una combinación de lo que se mueve o suscita movi-

Se llama palimpsesto (del griego antiguo “παλίμψηστον”, que significa “grabado nuevamente”) al manuscrito que todavía conserva huellas de otra escritura anterior en la misma super-ficie, pero borrada expresamente para

miento (semáforo, personas, vehícu-los, animales) y de lo que permanece inamovible (como la piedra que sirve de señal del lugar, edificaciones, ár-boles, postes, señales de tránsito etc); del mismo modo cómo funcionaría un palimpsesto que se sobrescribe en los vestigios de otras letras.

palimpsestosdar lugar a la que ahora existe.En arqueología se llama palimpsesto a un yacimiento que presenta mezcla de estratos, impidiendo a los arqueó-logos saber cuál es el superior y cuál el inferior.

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Robinson, quien cuida los carros y se encarga de mantener limpia la ace-ra de la cuadra; José, el compañero que vende dulces en el semáforo de la 24 desde hace años, y Daniel que al igual que yo, realiza sus funciones ocasionales de malabares en el mis-mo punto, son personas que habitan o han habitado el lugar, y por lo tanto son parte de mi trabajo fotográfico y pictórico. Ellos son ejemplos de los tantos en esta ciudad, que habitan las calles, dándoles identidad y transfor-mando los espacios del anonimato en lugares de identidad.

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Movimiento, tránsito de cuerpos sobre el tiempo y el rastro que dejan estos en la cámara, en juego con lo que permanece inmóvil y reclama su presencia en el espacio. Una dinámica entre lo que permanece y desaparece, pero que deja un rastro, una memoria.

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Realicé series de fotografías secuen-ciales animadas (stop motion) del lu-gar, a diferentes horas del día, ubicán-dome en distintos puntos de la calle, para obtener otros encuadres y sugerir una visión más completa del entorno, y de los elementos que se encuentran en el mismo. Por eso elegí la piedra que se encuentra en la terminación del parque Parkway del barrio la soledad, la cual es un referente que algunos tomamos como una señal que denota y connota el espacio.

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La piedra que se encuentra en la es-quina de la calle 32 con carrera 24, ca-racteriza el espacio, toma importancia en la medida en que la connoto, y por lo tanto la singularizo. Ella se convierte en una superficie de experimentación sobre la que plasmo con colores las

sensaciones que me suscita este lugar en el tiempo que lo habito. También será un referente reconocible en una serie de imágenes del espacio foto-grafiado, como un testigo silencioso que se reescribe en el tiempo.

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Escogí cuatro secuencias fotográficas para reproducirlas en una animación simultánea. Quise crear un collage au-dio-visual que provocara en el espec-tador una impresión del espacio que se transforma en el tiempo. El transcurso del día a la noche y el movimiento de la urbe, generan la sensación de un tiem-po interno en cada una de las secuen-cias. Así mismo, éstas proyectan desde diferentes ángulos una visión general y particular del lugar.

secuencias audio-video

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Con una puesta audio-visual conclu-yo este proyecto, el cual reunió una metodología de trabajo y de estudio, a lo largo de un proceso de acercamien-to al espacio urbano; en ella resumo lo que queda de una experiencia que me llevó por varios caminos de experi-mentación a través de la imagen. Esta pieza, es el resultado de una explora-ción sensitiva del espacio urbano, el cual asumo como un observatorio de múltiples situaciones y vivencias.

Imáges del Audio.video. Entre Capas. Urbe y Memoria

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• Programas: Indesign Cs4/ Photoshop Cs5/ Lightroom 3/ Processing / Paint/ Adobe Reader.

• Pintura: 3 Lienzos, técnica mixta. Tamaño, 70 x 100 c/u

• Fotografía: Fotografía digital a color, 3 impresiones, papel químico. Tamaño 30 x 30cm c/u

• Audio Video: Secuencia, fotografía digital a color. Processing. Tiempo de duración: Loop

• Fuente tipográfica: Titilum Text 25L

• Camara Digital Fuji Finepix S9100

Ficha Técnica Fuentes y Referentes

• AUGE, Marc . Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Editorial Gedisa. Barcelona. 2000

• DELEUZE, Gilles. Francis Bacon. Lógica de la sensación. Arena Libros. España. 2005

• SZTULWARK, Pablo. Formas de Mirar. Notas sobre espacio urbano y memoria. http://dpdiseno4.files.wordpress.com/2011/05/formas_de_mirar1.pdf (consultado: 2011”

• SILVESTER.David. Fragmentos de Entrevistas con Francis Bacon (Entrevistas con Francis Bacon.Epolígrafa. Barcelona, 1977)http://www.vivilibros.com/excesos/02-a-01.htm Consultado: 2011

•BACON. Francis. Pinturashttp://es.wahooart.com/A55A04/w.nsf/WebListe_ES?SearchView&count=30&Start=1&Query=Francis,BaconConsultado: 2011

•VAN GOGH. Vincent Pinturashttp://es.wahooart.com/A55A04/w.nsf/WebListe_ES?SearchView&count=30&Start=1&Query=Van,GoghConsultado: 2011

• Fotógrafía y Video: Hiroshi Sujimoto, Bill Viola

•SUGIMOTO. Hiroshi Fotografía Hiroshi http://www.sugimotohiroshi.com/portfolio.html

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•SUGIMOTO. Hiroshi Fotografíahttp://www.youtube.com/watch?NR=1&v=QlBIz4_FRTQConsultado: 2011

•VIOLA. Bill Audio-Videohttp://www.billviola.com/Consultado: 2011

•VIOLA, Bill. Acceptance, 2008, Bill Violahttp://www.youtube.com/watch?v=UJQmV8aPNao&feature=relatedConsultado: 2011

•VIOLA. Bill. Bill Viola - Ancient Of Days (1979)http://www.youtube.com/watch?v=Szc8dWQf3zcConsultado: 2011

•VIOLA. Bill. “The Question Why” Segment - Interview with Bill Violahttp://www.youtube.com/watch?NR=1&v=-7P9ltmwFOEConsultado: 2011

• SONTAG, Susan. El Mundo de la Imagen “Sobre la Fotografía”, Alfaguara, Bogotá, 2005 http://www.icesi.edu.co/blogs/lenguajevirtual/files/2008/08/el-mundo-de-la-imagen-susan-sontag.PDFConsultado: 2011

•LEMOS, André. MEDIOS LOCATIVOS Y TERRITORIOS INFORMATIVOSComunicación móvil y nuevo sentido de los lugares. Una crítica sobre la espacialización en la Cibercultura.Consultado: 2011

•BAUMAN, Zygmunt, Modernidade líquida, Rio de Janeiro, Zahar, 2001.Consultadio: 2011

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