Bien Común

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Bien común: la maduración de un concepto Cuando el «bien común» es un mero recurso retórico para decorar discursos otras finalidades aparecen en el quehacer de gobierno distorsionando la naturaleza de la sociedad y de la política. ¿Por qué sucede esto? Por Rodrigo Guerra López* 1. El bien común en Platón y Aristóteles El bien común es una antigua noción filosófica que usada en el presente busca expresar el bien que requieren las personas en cuanto forman parte de una comunidad y el bien de la comunidad en cuanto esta se encuentra formada por personas. Sin embargo, una noción aparentemente sencilla, ha tenido un largo y a veces tortuoso proceso de definición. Platón en La República concebía al bien común como un bien que trasciende los bienes particulares ya que la felicidad de la ciudad debe ser superior y hasta cierto punto independiente de la felicidad de los individuos[1]. Aristóteles perfeccionaría esta idea en su Política: “fin de la ciudad es el vivir bien (…) Hay que suponer, en consecuencia, que la comunidad política tiene por objeto las buenas acciones y no sólo la vida en común”[2]. De este modo no sólo el bien común es superior por ser el bien del todo social sino por su esencial índole moral: antes que versar sobre bienes públicos (calles, plazas, etc.) está construido por la virtud, es decir, por todo aquello que desarrolla de manera positiva y estable al ser humano de acuerdo a su naturaleza profunda. 2. El bien común en Tomás de Aquino En el siglo XIII, Tomás de Aquino, siguiendo en buena medida a Aristóteles, escribirá importantes textos en los que trata sobre la noción de «bien común», entre los que destaca el opúsculo De regno[3] dedicado a Hugo II de Lusignan, Rey de Chipre, quien apenas contaba con 14 años de edad. Tomás tenía 40, su hermano Aimón de Aquino había

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Bien comn:

Bien comn:

la maduracin de un concepto

Cuando el bien comn es un mero recurso retrico para decorar discursos otras finalidades aparecen en el quehacer de gobierno distorsionando la naturaleza de la sociedad y de la poltica. Por qu sucede esto?

Por Rodrigo Guerra Lpez*

1. El bien comn en Platn y Aristteles

El bien comn es una antigua nocin filosfica que usada en el presente busca expresar el bien que requieren las personas en cuanto forman parte de una comunidad y el bien de la comunidad en cuanto esta se encuentra formada por personas. Sin embargo, una nocin aparentemente sencilla, ha tenido un largo y a veces tortuoso proceso de definicin. Platn en La Repblica conceba al bien comn como un bien que trasciende los bienes particulares ya que la felicidad de la ciudad debe ser superior y hasta cierto punto independiente de la felicidad de los individuos[1]. Aristteles perfeccionara esta idea en su Poltica: fin de la ciudad es el vivir bien () Hay que suponer, en consecuencia, que la comunidad poltica tiene por objeto las buenas acciones y no slo la vida en comn[2]. De este modo no slo el bien comn es superior por ser el bien del todo social sino por su esencial ndole moral: antes que versar sobre bienes pblicos (calles, plazas, etc.) est construido por la virtud, es decir, por todo aquello que desarrolla de manera positiva y estable al ser humano de acuerdo a su naturaleza profunda.

2. El bien comn en Toms de Aquino

En el siglo XIII, Toms de Aquino, siguiendo en buena medida a Aristteles, escribir importantes textos en los que trata sobre la nocin de bien comn, entre los que destaca el opsculo De regno[3] dedicado a Hugo II de Lusignan, Rey de Chipre, quien apenas contaba con 14 aos de edad. Toms tena 40, su hermano Aimn de Aquino haba participado en una expedicin a Tierra Santa en la que haba cado prisionero de Juan de Ibeln. El padre de Hugo II intercedi para liberarlo por lo que Aimn le prest vasallaje. Posteriormente Aimn le pedira a su hermano el Fraile dominico que escribiera un texto que le fuera de utilidad al joven gobernante.

Una de las ideas centrales de este breve escrito es precisamente mostrar que en el bien comn adquiere su significado pleno el gobernar: Gobernar consiste en conducir lo que es gobernado a su debido fin. El fin de la comunidad no puede ser diverso al fin del ser humano. Ms an, determinando el fin del hombre y de la comunidad podemos saber el tipo de persona que ha de gobernar. Por eso si el fin ltimo de un solo hombre o de la multitud consistiera en la vida corporal y la salud del cuerpo, el medici desempeara esa tarea. Si el ltimo fin consistiera en la abundancia de riquezas, el oeconumus se convertira en rey de la sociedad.[4] Evidentemente esto es absurdo para un hombre como Toms de Aquino. Slo alguien que no entendiera el verdadero bien de la persona y de la sociedad podra proponer que la sociedad fuera gobernada por un mdico o por un administrador de recursos. Ni la salud ni las riquezas cumplen las expectativas ms profundas de la condicin humana.

Ser acaso el fin del hombre y del todo social el pacto o el acuerdo que entre todos logremos con el fin de subsistir? Por supuesto que no: si los hombres llegan a un acuerdo nicamente por vivir, tambin los animales constituiran parte de la sociedad civil.[5] As es como Toms de Aquino piensa que el fin ltimo del hombre y de la sociedad tiene que consistir en contemplar y gozar del ms comn y ms alto de los bienes: Dios. Pero como el hombre no consigue el fin de la visin divina por virtud humana, sino por favor divino, como dice el Apstol: La vida eterna es una gracia de Dios, no pertenece al rgimen humano, sino al divino, conducirlo a su ltimo fin.[6] Qu corresponde, pues, al rgimen humano? Como el armero hace la espada de modo que sirva para la lucha y el constructor debe distribuir el espacio de la casa de forma que sea habitable. Luego () es propio de la tarea del rey procurar que la sociedad viva de manera buena, de modo adecuado para conseguir la felicidad celestial, como por ejemplo ordenar lo que lleve a tal felicidad y prohibir lo que se le oponga, en cuanto sea posible[7].

Es interesante observar que para este importante autor medieval el oficio se define por la tarea a realizar. Por ello si el mdico es aquel que cuida a la salud, el que cuida del bien comn slo puede llamarse con propiedad rey. Conviene insistir en este punto: rey no es cualquier hombre con poder aunque formalmente est al frente de una comunidad: Rey es aquel que dirige la sociedad de una ciudad o provincia hacia el bien comn[8]

De esta manera reaparece la comprensin primordialmente tica del bien comn aunque ahora en un explcito contexto cristiano en el que la Revelacin ha mostrado que por encima de la vida virtuosa est Alguien que la funda y la rebasa. As es como aparecer la idea de que el bien comn posee entonces una dimensin sobrenatural y otra temporal ordenadas en relacin jerrquica. El bien comn temporal coincidir con aquello que requiere la sociedad para vivir de manera buena y encaminar a los hombres a la plenitud que slo Dios puede dar: Se precisan tres requisitos para que la sociedad viva de manera buena. El primero es que la sociedad viva unida por la paz. El segundo es que la sociedad, unida por el vnculo de la paz, sea dirigida a obrar bien; () En tercer lugar, se requiere que, por la diligencia del dirigente, haya suficiente cantidad de lo necesario para vivir rectamente[9]. El bien comn sobrenatural, por su parte, ser fruto de la gracia, es decir, de un gesto gratuito de Dios que sobrepasa las puras fuerzas humanas.

3. El bien comn y el personalismo de Jacques y Rassa Maritain

Hacia finales del siglo XIX el Papa Len XIII revitaliz los estudios en torno a Toms de Aquino al interior de la Iglesia catlica. La Encclica Aeterni Patris fue una imponente llamada para reconocer en Toms a un autntico Doctor Universal que poda, a travs de los elementos perennes de su teologa y de su filosofa, dar respuesta a muchos de los desafos que presentaba el mundo moderno. El llamado de Len XIII fue acogido tanto en crculos eclesisticos como en ambientes enteramente laicales. As es como en la Universidad de Pars, a principios del siglo XX, un joven estudiante de filosofa y su novia (luego esposa), a travs de amistades providenciales que marcaran sus vidas, descubren la fe y el pensamiento de Toms de Aquino. Nos referimos a Jacques y Rassa Maritain.

Los Maritain estudian a Toms. Pero su estudio no es una mera memorizacin erudita de ideas del pasado sino una suerte de provocacin para aprender a pensar la realidad de manera radical. Los Maritain conocen con detalle las obras del Aquinate pero utilizan su doctrina para afrontar los temas y problemas del mundo que les toca vivir, incluso en el mbito poltico. As es como aparecern los libros Del rgimen temporal y la libertad (1933), Humanismo integral (1936), Los derechos del hombre y la ley natural (1947), La persona y el bien comn (1947), y El hombre y el Estado (1951), entre otros.

Para los Maritain: Lo que constituye el bien comn de la sociedad poltica no es slo el conjunto de los bienes o servicios de utilidad pblica o de inters nacional (carreteras, puertos, escuelas, etc.) que suponen la organizacin de la vida comn, ni las buenas finanzas del Estado, ni su potencia militar; no es solamente el entramado de leyes justas, de buenas costumbres o de sabias instituciones que dan su estructura a la nacin, ni la herencia de sus grandes recuerdos histricos, de sus smbolos y de sus glorias, de sus tradiciones vivas y de sus tesoros de cultura. El bien comn comprende todas estas cosas, pero an mucho ms, y ms profundo y ms humano; pues tambin y ante todo comprende la propia suma (muy diferente de una simple coleccin de unidades yuxtapuestas, pues, como Aristteles nos ensea, incluso en el orden matemtico seis es algo distinto de tres ms tres), comprende la suma, decimos, o la integracin sociolgica de cuanto hay de conciencia cvica, de virtudes polticas y de sentido del derecho y de la libertad, y de todo cuanto hay de actividad, de prosperidad material y de riquezas del espritu, de sabidura hereditaria inconscientemente activa, de rectitud moral, de justicia, de amistad, de felicidad, de virtud y de herosmo en las vidas individuales de los miembros de la comunidad, debido a que todo esto es, en cierta medida, comunicable, y revierte sobre cada miembro de la sociedad, ayudndole as a perfeccionar su vida y su libertad de persona. Es todo esto lo que constituye autntica vida humana de la multitud[10].

Los Maritain son tomistas pero al momento de describir al bien comn colocan el acento en la dimensin espiritual del mismo. Para ellos el individuo humano es para el Estado pero el Estado es para la persona. Este aparente juego conceptual significa que el hombre no est totalmente ordenado a la sociedad poltica por cuanto es en s mismo y por cuanto hay en l[11]. El ser humano es miembro de una comunidad y en cuanto a esto se le subordina. Sin embargo, el ser humano es ms que un miembro de la comunidad. Posee una dimensin trascendente a todo lo material. As es que el Estado que incluye en s mismo a los individuos ha de tener como fin a la persona, es decir, al hombre integralmente considerado, al sujeto individual organizado y animado por el espritu.

El insistir que la persona humana es trascendente a toda institucin por su condicin de sustancia corprea que posee espritu situ a los Maritain dentro del mbito de los personalistas. De hecho la amistad de Emmanuel Mounier padre del personalismo contemporneo y de los Maritain fue intensa y prolongada. Los Maritain conformaron parte del crculo de intelectuales en torno a la revista Esprit fundada por Mounier. Todos en este ambiente afirmaban la trascendencia de la persona respecto de cualquier sistema. Con diferentes lenguajes ms o menos todos intuan que la persona no es una cosa y no puede ser usada como mero medio, como instrumento, como herramienta.

El personalismo era (y es) una piedra de escndalo: la izquierda lo vea mal por su explcita cercana con el cristianismo. La derecha, a su vez, sospechaba de los personalistas por su proximidad con los temas sociales y las luchas de las izquierdas. No faltaron adems los extremistas de ultraderecha que acusaron particularmente a Jacques Maritain de judo y traidor[12] o de heredero de un liberalismo infiltrado secretamente en el seno de la Iglesia catlica[13].

En este contexto controversial el tomista Charles DeKoninck escribi el libro La primaca del bien comn contra los personalistas[14] el cual intentaba mostrar cmo la persona debe estar subordinada al bien comn. La controversia fue intensa. Yves Simon y Thomas Eschmann se sumaron a ella y crearon una verdadera confusin intentando descifrar si la posicin de los Maritain era justificable o no. El tiempo pas, y poco a poco el tomismo que despreciaba al personalismo fue desapareciendo[15]. El Concilio Vaticano II repetidamente sostendr que la persona es el sujeto, la raz, el principio y el fin de toda vida social, de todas las instituciones sociales: el orden social y su progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al bien de la persona, ya que el orden real debe someterse al orden personal y no al contrario[16]. La justificacin antropolgica ltima de esta toma de posicin sera la renovada toma de conciencia sobre que la persona humana es la nica criatura que Dios ha amado por s misma[17].

4. Bien comn y solidaridad en Karol Wojtyla-Juan Pablo II

Esto quiere decir que la categora persona sustituy a la categora bien comn como fin del todo social? La respuesta a esta pregunta es negativa. El Concilio Vaticano II dir que el bien comn es el conjunto de aquellas condiciones de vida social que facilitan tanto a las personas como a los mismos grupos sociales el que consigan ms plena y ms fcilmente la propia perfeccin[18]. Esto quiere decir que gracias a los debates conciliares y a los nuevos escenarios que tuvieron que enfrentarse a lo largo del siglo XX el significado personalista del bien comn eclosion. Si somos atentos este significado se encontraba implcito en muchas teoras polticas de la antigedad y de la edad media. Sin embargo, fue necesaria una nueva valoracin de la subjetividad, de la conciencia, de la libertad y de los derechos humanos, como la que emergi en la edad moderna, para que de una manera ms explcita pudiera notarse que el bien de la comunidad tiene que ser orientado por una antropologa normativa basada en la persona como portadora de un valor absoluto del que derivan algunas obligaciones morales y jurdicas igualmente absolutas[19].

El autor contemporneo que releyendo el significado filosfico de la modernidad ms ha contribuido al enriquecimiento de la nocin de bien comn desde un punto de vista explcitamente personalista es Karol Wojtyla-Juan Pablo II[20]. Desde su poca como Catedrtico de Filosofa en la Universidad Catlica de Lubln logr construir una hermenutica de la persona a travs de la accin que precisamente culmina con una nueva teora de la intersubjetividad y del bien comn. Esta compleja teora reivindica que la persona es naturalmente social ms que por menesterosidad como crea Aristteles y una larga tradicin por una plenitud ontolgica que de suyo es difusiva y que hermana a todos los seres humanos de origen[21]. El bien comn ser aquel bien que realice precisamente la dimensin personalista de la accin entre las personas.

Tiempo despus, ya como Juan Pablo II, escribira la Encclica Sollicitudo rei socialis en la que culminar esta intuicin a travs de la articulacin de la nocin de solidaridad y de bien comn. La solidaridad es el bien comn en accin: El hecho de que los hombres y mujeres, en muchas partes del mundo, sientan como propias las injusticias y las violaciones de los derechos humanos cometidas en pases lejanos, que posiblemente nunca visitarn, es un signo ms de que esta realidad es transformada en conciencia, que adquiere as una connotacin moral. Ante todo se trata de la interdependencia, percibida como sistema determinante de relaciones en el mundo actual, en sus aspectos econmico, cultural, poltico y religioso, y asumida como categora moral. Cuando la interdependencia es reconocida as, su correspondiente respuesta, como actitud moral y social, y como virtud, es la solidaridad. Esta no es, pues, un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinacin firme y perseverante de empearse por el bien comn; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos.[22]

Desde este punto de vista, el fin del Estado es hacer posible la solidaridad, es decir, que las personas podamos encontrarnos con otras personas e interactuar corresponsablemente para construir entre todos una vida personal y social ms humana.

5. A modo de conclusin: postmodernidad poltica y bien comn

Un rgimen es tanto ms sublime cuanto se ordena a un fin ms alto deca el viejo Aristteles. Esto no puede ser ms que as ya que el fin especifica (le da su especie, su esencia) a las acciones y a las instituciones que les sirven de soporte.

Cuando el bien comn ordena finalsticamente la accin de gobernar, la sociedad aunque no lo exprese con palabras sofisticadas logra paulatinamente el bien temporal que en lo profundo anhelaba. Sin embargo, cuando el bien comn es un mero recurso retrico para decorar discursos otras finalidades aparecen en el quehacer de gobierno distorsionando la naturaleza de la sociedad y de la poltica. Por qu sucede esto? Qu acaso los partidos demcrata cristianos o humanistas no poseen suficiente doctrina para darle contenido concreto a sus principios fundamentales?

La importante anomia ideolgica que padecen los partidos polticos conciente o inconcientemente inmersos en el contexto postmoderno crea con relativa facilidad el clima para que el bien comn slo sea un referente discursivo. Es preciso reconocer que muchos dirigentes partidistas y gobernantes an cuando desconozcan las obras de los filsofos postmodernos (Gianni Vattimo, Jean-Francois Lyotard, Jacques Derrid, etc.) hoy se encuentran a la merced de una cultura que privilegia la indiferencia, lo emotivo, lo diferente, lo eficiente, lo disidente, lo hbrido, lo provisional y la muerte de los grandes teoras explicativas.

Justo en este escenario es cuando se puede apreciar la importancia de recuperar personalsticamente la nocin de bien comn. El personalismo no es una mera moda filosfica. Es la invitacin para proponer de manera concreta no slo terica la primaca de la persona, es decir, de los rostros concretos de los seres humanos que me rodean, que son mi prjimo y de quienes soy responsable. Juan Pablo II con esta visin deca: El amor, la civilizacin del amor, se relaciona con el personalismo. Por qu precisamente con el personalismo? Por que el ethos del personalismo es altruista: mueve a la persona a entregarse a los dems y a encontrar gozo en ello.[23]

Si deseamos evitar que el bien comn sea slo un concepto vaco es necesario volver a experimentar el estupor y el asombro ante la humanidad de todo hombre. El aburguesamiento y la vida organizada en torno al tener y no en enfocada prioritariamente al ser (aunque sea difcil) acostumbran la mirada a valorar slo aquello que es funcional, aquello que resulta superficialmente bello, aquello que es confortable y a menospreciar a los seres humanos, especialmente, si estn desfigurados por el mal moral, por la pobreza, por la falta de educacin o por la carencia de salud. Precisamente a causa de esto, nada ms educativo que abrirse a la conmocin que nos brinda el otro, la otra, en su misterio. En esto consiste el personalismo, esto pone la base real para la solidaridad y para que eventualmente nuestros pensamientos y palabras en torno al bien comn tengan un contenido real, activo y transformante de nuestras propias personas y de las de los dems[24].

* Doctor por la Academia Internacional de Filosofa en el Principado de Liechtenstein; Profesor-investigador de la Universidad Panamericana; Consejero de la Fundacin Rafael Preciado Hernndez A.C; Director del Observatorio social del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM); E-mail: [email protected]

[1] Cf. Platn, La Repblica, IV.

[2] Aristteles, Poltica, III, 9, 1280b-1281.

[3] Toms de Aquino, De regno ad regem Cypri (tambin conocido como De regimine principum). Vase tambin: Suma de Teologa, I-II, q. 90.

[4] De regno, Lib. II, c. 3.

[5] Ibid.

[6] Ibid.

[7] De regno, L. II, c.4.

[8] De regno, L. I, c.1.

[9] Ibid.

[10] J. Maritain, La persona y el bien comn, Descle de Brouwer, Bs. As. 1947, p.p. 45-46.

[11] Toms de Aquino, Suma de Teologa, I-II, q. 21, a. 4.

[12] S. Suer, La Gaceta del Norte, 24 de junio de 1938.

[13] J. Meinvielle, De Lamennais a Maritain, Nuestro Tiempo, Bs. As. 1945.

[14] Ch. DeKoninck, De la primaute du bien common, Qubec 1943.

[15] Juan Pablo II deca: me agrada recordar que Pablo VI quiso invitar al Concilio al filsofo Jacques Maritain, uno de los ms ilustres intrpretes modernos del pensamiento tomista, intentando tambin de este modo manifestar alta consideracin al Maestro del siglo XX y al mismo tiempo a un modo de hacer filosofa en sintona con los signos de los tiempos. (La obra filosfica de Santo Toms de Aquino, Discurso del 17 de noviembre de 1979, n. 5.).

[16] Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 26.

[17] Cf. Gaudium et spes, 25.

[18] Gaudium et spes, 26.

[19] Cf. R. Guerra Lpez, Afirmar a la persona por s misma, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, Mxico 2003.

[20] Cf. R. Guerra Lpez, Volver a la persona. El mtodo filosfico de Karol Wojtyla, Caparrs, Madrid 2002.

[21] Cf. K. Wojtyla, Persona e Atto. Testo polacco a fronte, a cura di Giovanni Reale e Tadeusz Styczen, Revisione della traduzione italiana e apparati a cura di G. Girgenti e Patrycja Mikulska, Bompiani, Miln 2001, Parte IV.

[22] Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis, 38.

[23] Juan Pablo II, Carta a las familias, 2 de febrero 1994, n. 14

[24] El encuentro con el personalismo, que luego encontramos explicitado con gran fuerza persuasiva en el pensador hebreo Martin Buber, fue un evento que marc profundamente mi camino espiritual (J. Ratzinger, citado en A. Tornielli, Benedicto XVI. El custodio de la fe, Aguilar, Mxico 2005, p. 52.)..