BLANCO MOZO - Imagen Del Alcázar Final (14-IV-2014)

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  • SSSEEEPPPAAARRRAAATTTAAAJuan Luis BLANCO MOZOIMAGEN Y REPRESENTACIN DEL ALCZAR DE MADRID:DE JUAN GMEZ DE MORA A GIOVANNI BATTISTA CRESCENZIAnales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), 53 (2013), pgs. 177-200.

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  • IMAGEN Y REPRESENTACIN DELALCZAR DE MADRID:

    DE JUAN GMEZ DE MORAA GIOVANNI BATTISTA CRESCENZI

    IMAGE AND REPRESENTATION OF THE ALCZAR OF MADRID: FROM JUAN GMEZ DE MORA TO GIOVANNI

    BATTISTA CRESCENZI

    Juan Luis BLANCO MOZOUniversidad Autnoma de Madrid

    ResumenDurante los ltimos aos del reinado de Felipe III la villa de Madrid redobl susesfuerzos por consolidar su posicin como capital de la Monarqua Hispnica. Eneste proceso, largo y complejo, en el que la construccin de una imagen prestigiosade la ciudad en trminos de antigedad, nobleza y religin jug un papel princi-pal, se inserta el inters por definir la iconografa del Alczar como edificio simb-lico del poder real asociado a la realidad fsica de Madrid. El presente estudio pre-tende analizar la evolucin constructiva de la nueva fachada del Alczar, con susdiferentes alternativas, incorporando al anlisis histrico las planimetras de Madridde Frederick de Wit y Alexis-Hubert Jaillot.AbstractIn the last years of the reign of Felipe III, the city of Madrid redoubled its efforts toconsolidate its position as the capital of the Spanish Monarchy. In this long and com-plex process, the construction of a prestigious image of the city in terms of antiqui-ty, nobility and religion played a main role. The interest in defining the iconogra-phy of the Alczar as a symbolic building of royal power associated with the physi-cal reality of Madrid was understood. This study aims to analyze the evolution of thenew facade of the Alcazar, with its different changes, by using the maps of Madridmade by Frederick Wit and Alexis-Hubert Jaillot in the historical analysis.

    Palabras clave: Felipe III Felipe IV Alczar de Madrid Juan Gmez de Mora Giovanni Battista Crescenzi Alonso CarbonelKey words: Felipe III Felipe IV Alczar of Madrid Juan Gmez de Mora Giovanni Battista Crescenzi Alonso Carbonel

    177BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid. De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

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  • E l plano de Madrid de Pedro Texeira nos transmite la imagen de unaciudad plenamente consolidada como capital de la MonarquaHispnica. La arquitectura compacta del renovado Alczar y, en espe-cial, la amplia extensin de terreno ocupado por el palacio del Buen Retirorepresentaban los exponentes mximos de esta nueva funcin y en ciertamanera la confirmacin visual del afianzamiento de la capitalidad en la ciu-dad castellana.

    El Madrid de Felipe IV qued significado por esta suerte de polaridad.En el oeste, como recuerdo de la proyeccin defensiva que haba mantenidoel viejo asentamiento medieval, se alzaba el Alczar de los Austrias, renova-do en lo que atae a su nica fachada, la sur, abierta a la ciudad. En torno aeste frente se iban a tejer una serie de complejas relaciones entre laMonarqua y sus sbditos, entre la residencia real y la villa, en las que elceremonial cortesano tendra mucho que decir.

    El otro polo ulico qued establecido en torno al palacio del BuenRetiro, levantado en el sector este de la villa en la dcada de los aos treinta.Se trata, sin duda alguna, de la gran novedad introducida en el sistema urbanode Madrid durante el reinado de Felipe IV. El plano de Texeira permite com-probar su papel de cierre de los lmites orientales de la ciudad, hacia donde sehaba dirigido el crecimiento del casero desde las ltimas dcadas del sigloXVI. No es difcil apreciar las arterias que canalizaban los flujos establecidosentre ambos polos palaciegos y atravesaban el nuevo corazn de la UrbsRegia, privilegiadas en cierta manera por las necesidades ceremoniales de lapropia Corte1. Junto al Retiro se consolidara otra de las grandes novedades delurbanismo madrileo, que haba conocido su primer desarrollo durante el rei-nado de Felipe III, el eje ldico del Paseo del Prado. Aunque su existencia pro-vena de la pasada centuria, la regularizacin y el embellecimiento de esteespacio se vieron favorecidos por el establecimiento de las primeras residen-cias de personajes principales en sus mrgenes, concebidas como villas subur-banas, por la propia construccin del Buen Retiro y por la vigorizacin de losrituales cortesanos asociados a las entradas de personajes de alto rango. Esteeje viario naci como un borde de la ciudad, de sur a norte, ajeno a la radia-cin caminera que haba sostenido el crecimiento urbano de Madrid.

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    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (1) RO BARREDO, Mara Jos del, Madrid, urbs regia. La capital ceremonial de la Monarqua Catlica, Madrid,Marcial Pons, 2000, pgs. 141-ss.

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  • Cualquier anlisis sobre la arquitectura y el urbanismo madrileos en elreinado de Felipe IV ha de tener en cuenta el desarrollo de este largo y tortuo-so proceso, iniciado en los albores del Quinientos en torno al Alczar, inten-sificado a partir de 1561 con el establecimiento de la corte y casi arraigadotras el parntesis vallisoletano. A lo largo de l se reconoce la capacidad de lamonarqua para intervenir en la transformacin del tejido urbano de la villa,con unos resultados desiguales y hasta contradictorios en algunos casos.

    Este estudio nace con la vocacin de abordar dos objetivos bsicos: enprimer lugar, analizar las relaciones polticas entabladas entre el procesoconstructivo de la nueva fachada del Alczar y su representacin visual y sim-blica, en un periodo histrico muy delicado para la consolidacin de Madridcomo capital de la Monarqua Hispnica, en los ltimos aos del reinado deFelipe III; y por otro, poner en valor como documento histrico, susceptiblede ser analizado crticamente, las fuentes grficas que han retratado las trans-formaciones urbanas experimentadas por la ciudad durante el citado periodo.

    1. CIUDAD Y REPRESENTACIN

    Anton van den Wyngaerde es el autor de una representacin de la villade Madrid realizada hacia el ao 1562 [Viena, 35]2. Formaba parte de unaserie de vistas de las ciudades de Espaa encargada por el rey Felipe II. Setrata de un retrato del natural, tomado desde una posicin elevada de la Casade Campo, posiblemente desde la torrecilla, aunque segn era costumbre desu autor, estara tramada desde diferentes puntos de vista gracias a la ejecu-cin previa de dibujos parciales3. Es un perfecto ejemplo de vista natural,perfil o perspectiva, en la que tras la imponente muralla medieval apenas sedibuja el eje norte-sur de la ciudad, aserrado por las torres de sus iglesias.

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    (2) En realidad el flamenco nos dej dos vistas generales de Madrid [Viena, 35 y 78], fechadas en torno a 1562, yuna tercera de su Alczar [Viena, 73], realizada cuando su Torre Dorada (1562-1568) se hallaba terminada(hacia 1570), en TORMO Y MONZ, Elas, Las murallas y las torres, los portales y el Alczar del Madrid de laReconquista. Creacin del califato, Madrid, 1945, pgs. 79-94; MARAS FRANCO, Fernando, Madrid, enKAGAN, Richard L. (dir.), Ciudades del Siglo de Oro. Las vistas espaolas de Anton van den Wyngaerde,Madrid, El Viso, 2008, pgs. 110-118; y PEREDA ESPESO, Felipe, Iconografa de una capital barroca: Madridentre el simbolismo y la ciencia, Espacio, Tiempo y Forma, Serie VII, Historia del Arte (Madrid), t. 11, (1998),pgs. 105-110. Ms antiguas que estas vistas son el

    (3) Posibilidad ya planteada en TORMO Y MONZ, Elas, Las murallas, pgs. 79 y 85, quien tambin albergabadudas sobre la verosimilitud de la representacin de la muralla de poniente en lo que respecta a su nmero detorres.

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  • La seleccin de este punto de vista por parte del pintor dej al descu-bierto las primeras palpitaciones del enclave musulmn, las que conforma-ron su carcter defensivo, significado por la presencia del ro Manzanares ydel cerrillo donde se levantaba el Alczar. Tampoco es difcil apreciar en lalejana el cngulo mural de la ciudad cristiana, con su ncleo encorsetado, yel derrame hacia el este del casero ms all de la Puerta de Guadalajara, entorno al mercado del Arrabal, futura Plaza Mayor.

    En buena medida el Madrid que acogera la corte filipina no era muy dife-rente, en cuanto a su morfologa, de otras ciudades espaolas retratadas por lapericia y por el ojo tan preciso como subjetivo de Antonio de las Vias. Untestimonio visual corroborado por la aguda descripcin de Sigismundo Cavalli(1530-1579), embajador veneciano en Madrid, quien en 1567 se encontr unaciudad de impronta medieval, caracterizada por un casero pobre y mezquino ypor una arquitectura religiosa carente de belleza y monumentalidad. Sus nicaspalabras favorables fueron para el molto bello, grande et commodo palazzo delr y para las primeras transformaciones de su tejido urbano que anunciaban losviolentos cambios que se experimentaran en los aos siguientes:

    [] vero che attendeno con gran furia a fabricare et chiese et case et a farbelle strade, et se la corte vi star longo tempo come si crede che almancovi star per tutta la vita di questo Re, questo loco si far molto bello hono-revole et grande.4

    La primera planimetra de Madrid fue confeccionada en la segundadcada del Seiscientos por Antonio Mancelli5. Hasta la fecha no se han hallado

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    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (4) ALIAGA GIRBES, Jos, Relacin del viaje del embajador veneciano Sigismondo di Cavalli a Espaa (1567),Anthologica Annua (Roma), 16 (1968), pg. 445.

    (5) Sobre el pintor, iluminador y librero italiano, en relacin a la ejecucin de este plano, ver PREZ PASTOR,Cristbal, Bibliografa madrilea de los siglos XVI y XVII, Madrid, 1891-1907, t. III, pgs. 158-160; MOLINACAMPUZANO, Miguel, Planos de Madrid de los siglos XVII y XVIII, Madrid, Instituto de Estudios deAdministracin Local, 1960, pgs. 217-230; MATILLA TASCN, Antonio, Autor y fecha del plano ms antiguode Madrid. La incgnita resuelta, Anales del Instituto de Estudios Madrileos, (Madrid), XVII (1980), pgs.103-107; MATILLA TASCN, Antonio, En torno al autor del primer mapa de Madrid. El testamento de AntonioMarceli, Anales del Instituto de Estudios Madrileos, (Madrid), XIX (1982), pgs. 199-202; BENITODOMENECH, Fernando, Un plano axonomtrico de Valencia diseado por Mancelli en 1608, Ars Longa,(Valencia), n. 3 (1992), pgs. 29-37; del mismo autor con pequeas variaciones, en Tiempo y espacio en el Arte.Homenaje al profesor Antonio Bonet Correa, (Madrid), I (1994), pgs. 231-245; SANZ GARCA, Jos Mara, Laguadianesca historia del primer plano madrileo, hecho en 1622, cuando San Isidro sube a los altares, Analesdel Instituto de Estudios Madrileos, (Madrid), XXXVII (1997), pgs. 435-467; y MUOZ DE LA NAVA CHACN,Jos Miguel, Antonio Mancelli: corgrafo, iluminador, pintor y mercader de libros en el Madrid de Cervantes,Torre de los Lujanes, (Madrid), 57 (2005), pgs. 45-84, y 58 (2006), pgs. 165-220.

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  • ni el dibujo preparatorio ni la plancha ni las estampas de la primera tirada,financiada en 1622 por el Ayuntamiento de Madrid junto con una vista de laPlaza Mayor del mismo autor felizmente redescubierta hace pocos aos6.Segn el propio testimonio del pintor italiano, el trabajo de campo le llevno menos de ocho aos por lo que habra que datar el principio del mismohacia 1613-1614. Para llevar a cabo el presente estudio nos hemos de con-tentar con el plano de la capital publicado en 1657 en el Theatrum UrbiumUniversi de Johannes Janssonius (1596-1664). El plano de Frederick de Wit,como as se le conoce, ha sido el centro de un animado debate sobre su fechade elaboracin y la autora de la plancha original7. Respecto a la primera,estudios muy recientes apuntan a que el plano de Wit representa el Madridde los ltimos aos del reinado de Felipe III8, por lo que aparentemente se

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    (6) ESCOBAR, Jess R., Antonio Manzelli. An early View of Madrid (c. 1623) in The British Library, Anuario delDepartamento de Historia y Teora del Arte (U.A.M.), (Madrid), XVII (2005), pgs. 33-38. Igual de interesan-tes y acertadas las reflexiones de MUOZ DE LA NAVA CHACN, Jos Miguel, La suntuosa Plaza Mayor deMadrid, Corte de los Reyes Catlicos de Espaa, que represent Antonio Mancelli, Torre de los Lujanes,(Madrid), 60 (2007), pgs. 127-182, y 61 (2007), pgs. 141-190.

    (7) El nombre de Frederick de Wit es el primero en figurar asociado a este plano, en una edicin que form partedel Theatrum praecipuarum totius Europae urbium (Amsterdam ca. 1695-1700), en MOLINA CAMPUZANO,Miguel, Planos de Madrid, pgs. 217-230; y MUOZ DE LA NAVA CHACN, Jos Miguel, Antonio Mancelli,(2006), pgs. 172-173.

    (8) Los primeros autores en estudiar el plano de Wit se inclinaron a pensar que representaba la capital de Felipe III,en MESONERO ROMANOS, Ramn de, El antiguo Madrid, Madrid, Establ. tipogr. de Mellado, 1861, pgs. 310-311; ROSELL, Cayetano, Sala de estampas de la Biblioteca Nacional, Revista de Archivos, Bibliotecas yMuseos (Madrid), t. I (1871), pgs. 40-45; BOIX, Flix, Planos de Madrid, Catlogo general ilustrado de laExposicin del antiguo Madrid, Madrid, 1926, pg. 15; y TORMO Y MONZ, Elas, Las murallas, pgs. 47-48.Esta datacin fue revisada por Molina Campuzano al considerarlo posterior a 1635, en base al estudio de algu-nos de los edificios representados como la torre de la parroquia de Santa Cruz, la Crcel de Corte, la iglesia delColegio Imperial y la carrera de los Caballeros como imagen del Buen Retiro, en MOLINA CAMPUZANO, Miguel,Planos de Madrid, pgs. 220-221. Un reciente estudio ha tratado de neutralizar estos supuestos desfases cro-nolgicos, en MUOZ DE LA NAVA CHACN, Jos Miguel, Antonio Mancelli, (2005), pgs. 70-75, cuestionan-do con acierto que la citada carrera correspondiera ni tan siquiera a una fase incipiente de la construccin delBuen Retiro. Ha ofrecido adems una explicacin razonable a la representacin irregular de la Plaza Mayor,uno de los principales escollos, junto con la imagen del Alczar, para entender como verosmil el Madrid repre-sentado en el citado plano. El trazado irregular de su lienzo occidental, as como la ausencia de la calle Nueva,responderan al estado de la plaza antes de las obras de regularizacin de la misma (1617-1622). Para el proce-so constructivo de la Plaza Mayor y de la citada calle Nueva, que tantos quebraderos de cabeza ocasionaron asu arquitecto, Juan Gmez de Mora, ver LAPUERTA MONTOYA, Magdalena de, La Plaza Mayor de Madrid(1617-1619), Anales del Instituto de Estudios Madrileos, (Madrid), t. 31 (1992), pgs. 259-272; LAPUERTAMONTOYA, Magdalena de, Conflictos en la reforma de la calle nueva que ba de la Puerta de Guadalaxara ala plaa: datos sobre la prisin de su autor, Juan Gmez de Mora, Congreso nacional Madrid en el contex-to de lo hispnico desde la poca de los descubrimientos, Madrid, Universidad Complutense, 1994, t. I, pgs.73-88; y ESCOBAR, Jess, La plaza mayor y los orgenes del Madrid barroco, Nerea, Donostia-San Sebastin2007 (1 ed. Cambridge, 2004), pgs. 139-145. Igualmente la revisin de la fecha de construccin de la torre-cilla del Paseo del Prado (1612-1613) permite un mejor encaje cronolgico, en MUOZ DE LA NAVA CHACN,Jos Miguel, El Prado de San Jernimo, el plano de Antonio Marceli y la msica, Torre de los Lujanes(Madrid), n. 42 (2000), pgs. 159-162.

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  • habra superado el principal impedimento para identificarlo con la planime-tra realizada entre 1613-1622 por Mancelli9. Y hay que decir en los ltimosaos, pues ha quedado de manifiesto que no se trata de una imagen congela-da en un momento preciso, sino de una construccin visual tejida de retazosdescriptivos de los principales hitos monumentales de Madrid, recopiladospor la mirada interesada de un pintor. La falta de un levantamiento topogr-fico previo, de un mtodo mnimamente cientfico, se deja notar en el traza-do convencional de las calles y en la desproporcin con respecto a stas desus edificios ms representativos. An as es un punto de partida vlido paraconstatar el crecimiento de la villa hacia el este, la consiguiente maduracinde la retcula de la corona y la basculacin de su centro neurlgico hacia eleje formado por la Plaza Mayor y la Puerta del Sol10.

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    (9) Como tambin los motivos de la ausencia en el plano de Wit de la orla con los medallones y leyenda que elAyuntamiento de Madrid oblig a realizar a Mancelli, en MUOZ DE LA NAVA CHACN, Jos Miguel, AntonioMancelli, (2006), pgs. 189 y ss. Anterior a los estudios de Muoz de la Nava, y dando por buenos los argu-mentos de Molina Campuzano sobre la cronologa de algunas arquitecturas del grabado de Wit, como poste-riores a 1622, se niega la identificacin entre uno y otro, argumentando la falta de verosimilitud del mapa deleditor flamenco, en PEREDA ESPESO, Felipe, Iconografa, pgs. 103-134 y ESCOBAR, Jess, La plazamayor, pg. 66.

    Reconociendo que sigue habiendo aspectos sin resolver en el plano de Frederick de Wit, tal vez moti-vados por la carencia de un estudio profundo sobre el mismo, no parece que el grado de verosimilitud cient-fica pueda ser un criterio absoluto para descartar su identificacin con la obra desaparecida de Mancelli.Dando por sentado que el plano contiene errores de escala y carece de precisin en algunas de sus partes,motivado por la ausencia de un levantamiento planimtrico previo, no hay que desdear la informacin queaporta sobre los edificios principales de la capital, como la citada Plaza Mayor y el Alczar, segn se tratarde puntualizar ms abajo. Dicho de otro modo, hasta que no se localice un ejemplar del plano del pintor ita-liano, si no fuera el mismo, el plano de Wit ha de ser considerado en s mismo como un valioso documentohistrico del reinado de Felipe III y, en consecuencia, someterlo al anlisis crtico.

    (10) Muchos y variados han sido los enfoques empleados en el anlisis del desarrollo urbano de Madrid a lo largode los reinados de Felipe II y Felipe III, entre los ms destacados, ver CHUECA GOITIA, Fernando, El semblan-te de Madrid, Madrid, Revista de Occidente, 1951; SIEBER, Claudia W., The invention of a capital: Philip IIand the first reform of Madrid (Spain), Baltimore, The John Hopkins University, 1985; GLLEGO, Julin, ElMadrid de los Austrias: Un urbanismo de teatro, Revista de Occidente, (Madrid), n. 73 (1969), pgs. 19-53;MONTERO VALLEJO, Manuel, Evolucin urbana de Madrid desde el siglo IX hasta 1656, Los planos deMadrid y su poca (1622-1992), Madrid, Ayuntamiento, 1992, pgs. 17-40; MARN PERELLN, Francisco Jos,El Madrid medieval, desde el siglo IX hasta 1535, Madrid atlas histrico de la ciudad. Siglos IX-XIX,Barcelona, Fundacin Caja de Madrid y Lunwerg, 1995, pgs. 20-39; BARBEITO, Jos Manuel, La capital dela Monarqua, 1535-1600, Madrid atlas histrico de la ciudad. Siglos IX-XIX, Barcelona, Fundacin Caja deMadrid y Lunwerg, 1995, pgs. 40-56; y ORTEGA VIDAL, Javier y MARN PERELLN, Francisco Jos, La formade la villa de Madrid, Madrid, Comunidad de Madrid y Fundacin Caja Madrid, 2004.

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  • 2. EL ALCZAR IMAGINADO

    Volviendo al plano de Wit, en el sector occidental de la villa (fig. 1)destacaba la presencia majestuosa del conjunto ulico del Alczar y de laCasa del Tesoro. La imagen resulta del todo desconcertante en cuanto a suverosimilitud se refiere. Ana la representacin precisa de elementos singu-lares de sus arquitecturas con otros que nunca existieron, a tenor de lo quehoy conocemos de su historia constructiva. Entre los primeros se reconocenperfectamente los patios del rey y de la reina, identificados por su diferentetamao, la cruja de la capilla real con la escalera que los separaba y los teja-dos en colgadizo de sus corredores. Asimismo, el dibujante tuvo el inters yla paciencia suficientes para sealar la presencia de la Cuadra Dorada y de

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    Figura 1. F. de WIT, Plano de Madrid,detalle del sector occidental en torno al Alczar, 1657 (Biblioteca Regional de Madrid).

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  • las tres torrecillas de la fachada que miraba a la Casa de Campo11. Ms an,con los medios grficos que dispuso, perfil las tres elevaciones del ladonorte; de oeste a este, la torrecilla del reloj, una segunda torre sin denomina-cin y la torre Bahona o de la Tapicera12.

    Frente a este preciso afn descriptivo, basado en la realidad materialdel Alczar, en el grabado de Wit se represent la fachada principal jalonadacon cuatro torres, sobre las cuales despuntaban otros tantos chapiteles coro-nados por unas pintorescas banderolas. Antes de volver sobre ella, presente-mos una segunda fuente grfica.

    Se trata de una de las vistas menos conocida y ms olvidada de la capi-tal, seguramente porque ha sido estimada como poco fiable por su falta de cre-dibilidad en muchos de sus detalles. La estampa (990 x 350 mm.) fue editada

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    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (11) Tan real como impreciso en su posicin, podra considerarse el parapeto que en la vista de Wit coronaba untalud y corra paralelo a la fachada occidental del Alczar, formando una terraza. En realidad, se trataba de unmuro de contencin del camino que descenda hacia el parque. Es anterior y por lo tanto nada tiene que vercon el paredn de diez cubos que dise Gmez de Mora en diciembre de 1625, como se considera, enPEREDA ESPESO, Felipe, Iconografa, pg. 123. Gmez de Mora discrimin en su traza del paredn la nuevaobra propuesta y el muro ya existente, en Archivo de Villa de Madrid (A.V.), Archivo de la Secretara delAyuntamiento, 1-161-17, como tambin se ha sealado acertadamente, en BARBEITO, Jos Manuel, JuanGmez de Mora, Antonio Mancelli y Cassiano dal Pozzo, Archivo Espaol de Arte (Madrid), 342 (2013),pgs. 116-117; reconocible por un apndice cuadrado que tambin se aprecia en el grabado de Wit, en MOLINACAMPUZANO, Miguel, Explicacin de un detalle del plano de Madrid, por Texeira: el muro de contencin, oparedn del Parque, ante la fachada oeste del Alczar, proyectado por Gmez de Mora en 1625, Homenajea don Agustn Millares Carlo, Madrid, 1975, t. II, pg. 195, nota 11; TOVAR MARTN, Virginia, Arquitecturamadrilea del s. XVII (datos para su estudio), Madrid, Instituto de Estudios Madrileos, 1983, pgs. 346-347;y TOVAR MARTN, Virginia, Juan Gmez de Mora (1586-1648). Arquitecto y trazador del rey y maestro mayorde obras de la villa de Madrid, Madrid, Ayuntamiento, 1986, pg. 177. En el plano de Texeira se puedenobservar los tres nicos cubos del nuevo paredn junto a los restos del primitivo muro.

    (12) Por cierto que estas tres elevaciones son tambin visibles en la maqueta del Alczar de Madrid que se conser-va en el Museo de Historia de Madrid, en el grabado del patio de la reina de Meunier (hacia 1665) y en unaacuarela conservada en el Museu Nacional dArt de Catalunya que retrata el desordenado frente norte (hacia1675-1700), en BASSEGODA I HUGAS, Bonaventura, La fachada norte del Alczar de Madrid, Reales Sitios,(Madrid), n. 160, (2004), pgs. 64-67. Las escasas noticias sobre la construccin de la torrecilla del reloj, enGRARD, Veronique, De castillo a palacio. El Alczar de Madrid en el siglo XVI, Bilbao, Xarait, 1984, pg.109; y BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar de Madrid, Madrid, Colegio Oficial de Arquitectos, 1992, pgs.51-52. La torre Bahona se hallaba en construccin a finales del reinado de Felipe II, segn se aprecia en eldibujo (1596) de Le Passetemps de Jehan Lhermite. Tras un largo parn, la obra fue retomada en 1615 bajola direccin de Juan Gmez de Mora, quien haba trazado un chapitel como remate cuya ejecucin no ha podi-do ser documentada, en CERVERA VERA, Luis, Francisco de Mora remata en 1598 la Torre de la Tapicera delAlczar madrileo, Anales del Instituto de Estudios Madrileos, (Madrid), t. XXIII (1986), pgs. 20-25;BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar..., pgs. 140-141; y CRUZ VALDOVINOS, Jos Manuel, Noticias sobre elescultor madrileo Juan Snchez Barba (1602-1670) y su familia, Anales de Historia del Arte (Madrid), n.1 (1989), pgs. 200-201. Afinando un poco ms, se puede incluso apreciar una cuarta elevacin en el Alczardel plano de Wit, sin denominacin conocida, que a modo de apndice sobresala en la cubierta del lado orien-tal, justo debajo de la Torre Bahona.

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  • en Pars en 1660 por el escultor, cartgrafo y editor Alexis-Hubert Jaillot (ca.1632-1712), y debi de formar parte de alguna descripcin geogrfica (fig. 2)sin identificar todava13. Molina Campuzano la consider como una interpreta-cin muy poco cuidada del plano de Frederick de Wit, con el que compar-te detalles descriptivos como los que ataen a la Plaza Mayor, de trazadoirregular todava, con la Casa de la Panadera al frente14.

    Lo mismo se puede aadir de la representacin del Alczar (fig. 3), enlo que se refiere a sus fachadas oeste y norte. Se repiten las torres y eleva-ciones ya citadas en el grabado de Wit, pero de forma llamativa cambia eldiseo de la fachada principal que se articula con cuatro torres cubiertas conchapiteles: en las esquinas, avanzadas, las del rey y la reina, en las que se

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    (13) ROLAND, Franois, Alexis-Hubert Jaillot, gographe du roi Louis XIV, 1632-1712, Procs-verbaux etmmoires de lAcadmie des Sciences, Belles-Lettres et Arts de Besanon, (1915-1918), pgs. 46-76;PASTOUREAU, Mireille, Les atlas franais XVIe-XVIIe sicles. Repertoire bibliographique et tude, Pars,Bibliothque Nationale, 1984, pgs. 229-292; y Dictionnaire des diteurs destampes Paris sous lAncienRgime, Nantes, Promodis, 1987, pgs. 171-173.

    (14) El nico ejemplar conocido se encuentra en el Gabinete de Estampas de la Biblioteca Nacional de Pars, VD-31 (3). La vista adolece de ese carcter hbrido, muy distorsionador en cuanto a la proporcin de sus elemen-tos, de las copias tejidas con retales de diferentes modelos. Se mezclan arquitecturas singulares (Alczar,Plaza Mayor, iglesia de San Salvador, iglesia de los Jernimos), relativamente reconocibles, con la represen-tacin de un casero convencional, sin individualizar, que se agrupa dejando el espacio suficiente para un tra-zado callejero descompensado y confuso. Simula haberse tomado desde una ligera elevacin claro est,inexistente situada al sur de la ciudad, mostrando una vista de pjaro baja que se abigarra bruscamente apartir de la lnea imaginaria formada por la Calle Mayor y la Carrera de San Jernimo. Est sembrada deinexactitudes y adaptaciones libres, como el chapitel de la iglesia de San Salvador que parece copiado de unmodelo francs. En los ngulos superiores dos coronas encierran el escudo de la ciudad y el que utilizaronFelipe III y Felipe IV. Ms abajo, en una ventana, el autor incorpor una vista del monasterio de El Escorial,en MOLINA CAMPUZANO, Miguel, Planos de Madrid, pgs. 236-238, lm. VI; y SANZ GARCA, Jos Mara,La guadianesca, pgs. 455-456.

    Figura 2. A. H. JAILLOT, Plano de Madrid, 1660 (Biblioteca Nacional de Pars).

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  • pueden distinguir sus cuatro niveles de ventanas; y en el centro, oprimiendo elprtico, las dos centrales, alineadas con el muro del frente principal. El dibu-jante incluy otros detalles, tan menores como significativos. En el alzado noresulta difcil distinguir la divisin horizontal tripartita y la segmentacin ver-tical de los tramos reforzada por unas estilizadas y agigantadas pirmidescon bolas. Igual de desconcertante es el inters por situar los vanos de entradadel piso bajo a travs de los cuales se acceda a los zaguanes diseados porGmez de Mora y tan alabados por su amplitud y comodidad por VicenteCarducho15. No es difcil reconocerlos en la traza del Alczar de laBiblioteca Vaticana o en la maqueta del Museo de Historia de Madrid (fig. 4)16.

    186BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid.

    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (15) CARDUCHO, Vicente, Dilogos de la pintura. Su defensa, origen, esencia, definicin, modos y diferencias, ed.de CALVO SERRALLER, Francisco, Madrid, Turner, 1979 (Madrid, 1633), pg. 430.

    (16) Segn la planta baja del Alczar delineada por Juan Gmez de Mora en 1626 seran, de Oeste a Este siguien-do su numeracin: el zagun para tomar los coches retirados (14), el zagun primero (2), el zagun nuevo (49)y el zagun pequeo (48), en TOVAR MARTN, Virginia, Juan Gmez de Mora, pgs. 381-382. Tambin sepodra extender esta idea de representar el Alczar terminado segn el plan de remodelacin previsto y dealgunas futuras obras no planteadas ni tan siquiera sobre el papel al muro de contencin representado ensu margen occidental, sincopado por unos contrafuertes coronados por bolas en la vista de Jaillot. Una dispo-sicin no muy lejana de la solucin planteada por Gmez de Mora en diciembre de 1625 en la traza del pare-dn del parque (ver nota 11).

    Figura 3. A. H. JAILLOT, Plano de Madrid, 1660, detalle del Alczar (Biblioteca Nacional de Pars)

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  • De dnde copi el autor de la vista de Jaillot estos detalles de la fachada delAlczar? Es evidente que no lo hizo de la planimetra de Wit, tampoco del planode Texeira (1656), sino de un modelo anterior, desconocido hasta la fecha.

    La nueva fachada del Alczar nunca se resolvi en base a las solucio-nes planteadas en los planos de Wit y Jaillot. Dicho de otro modo, stas serealizaron antes de finalizar su remodelacin y de suprimir las dos torres cen-trales. De hecho, hasta lo que hoy se conoce por la imagen de los Annales deKhevenhller (fig. 5) y la documentacin de esta obra, slo se lleg a refor-mar el alzado de la vieja torre del Sumiller, sin que llegara a cubrirse con unchapitel. Por lo que hemos de pensar que ambos planos reprodujeron solu-ciones diferentes procedentes de fuentes iconogrficas anteriores a la llega-da al trono de Felipe IV. Antes de seguir adelante es necesario volver sobreel proceso constructivo de la fachada del Alczar que, como sola suceder enproyectos de este rango material y simblico, fue largo, tortuoso y estuvoalentado por diferentes alternativas.

    187BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid. De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    Figura 4. Atribuido a G. B. CRESCENZI,Maqueta del Alczar de Madrid (Museo de Historia de Madrid).

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  • 3. LAS CUATRO TORRES

    Hay que relacionar el mantenimiento de las torres centrales del Alczarcon una propuesta de Juan Gmez de Mora aprobada por el ayuntamiento enmarzo de 161217. Segn la misma, la nueva fachada sera regularizada con unmuro que extendera a todo su alzado la articulacin de la Torre Dorada, abase de balcones y pilastras, e integrara en la misma las dos torres centrales(torre vieja del rey o del Sumiller; y la torre vieja de la reina o delBastimento). Esta intervencin, comenzada a ejecutar ese mismo ao, supo-na en la prctica la desestimacin del viejo proyecto de Francisco de Mora,que prevea la construccin de unos corredores abiertos y sostenidos porcolumnas que uniran las torres de las esquinas de las cuales solo la del rey,o Dorada, estaba concluida con las centrales.

    188BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid.

    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (17) A.V., Libro de acuerdos t. XXX, f. 594 r (20-III-1612), citado por GRARD, Veronique, La fachada delAlczar de Madrid (1608-1630), Cuadernos de Investigacin Histrica, (Madrid), n. 2 (1978), pg. 244; yA.V., Secretara, 1-160-37 (20-III-1612), citado por BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar..., pgs. 94-95.

    Figura 5. Llegada del prncipe de Gales al Alczar de Madrid,en los Anales de Khevenhller (Museo de Historia de Madrid).

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  • La propuesta de Gmez de Mora se puede seguir con la imagen de laentrada del prncipe de Gales (marzo 1623), recogida en los Anales delembajador Khevenhller, sin descartar que entre 1612 y ese ao se hubieranmodificado algunos detalles del proyecto, tal vez los relacionados con el pr-tico principal18. Segn vemos en la citada representacin, cuando la comitivadel heredero ingls entr en la plaza del Alczar las obras se centraban en lavieja torre del Sumiller, sobre la que se levantaba una gra. El alzado de sufrente sur se haba asimilado a la nueva fachada de la residencia real graciasa la incorporacin de balcones y vanos, y en su extremo oriental ya despun-taba la torre de la reina19. Llama la atencin que en su ltimo piso se introdu-jeran dos huecos o rehundidos circulares, uno de los cuales por lo menosse percibe en la vista de Jaillot.

    El proyecto de Gmez de Mora nunca lleg a completarse, ni en lamanera descrita en la estampa de Wit, ni en la forma sin duda, ms cercanaa la traza del arquitecto mayor expuesta en la vista de Jaillot. A pesar dealgn intento documentado en 1623, la segunda torre medieval nunca fue

    189BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid. De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (18) Sobre la posibilidad de que el nuevo prtico del Alczar se realizara a partir de una maqueta de Crescenzipagada generosamente el 22 de febrero de 1619, ver MARAS FRANCO, Fernando, De pintores-arquitectos:Crescenzi y Velzquez en el Alczar de Madrid, V Jornadas de arte Velzquez y el arte de su tiempo,Madrid, CSIC, 1991, pgs. 81-89; y BLANCO MOZO, Juan Luis, Alonso Carbonel (1583-1660), arquitecto delrey y del conde-duque de Olivares, Madrid, Fundacin Universitaria Espaola, 2007, pgs. 163 y ss. Igual deinteresantes y acertadas son las consideraciones sobre la cercana de este prtico con la tipologa de portadade los palacios romanos del Manierismo, en CRUZ YBAR, Juan Mara, El retablo mayor del monasterio jer-nimo de Santa Mara de Espeja. Una vieja imagen y una nueva visin, Archivo Espaol de Arte, (Madrid),n. 334, (2011), pg. 133, nota 19. Y sobre el uso tan peculiar y caracterstico de la mnsula en las obras deCrescenzi, en el trabajo en preparacin BLANCO MOZO, Juan Luis, El sepulcro de la Emperatriz Mara en lasDescalzas Reales: Ensayo de interpretacin.

    (19) Las pocas noticias que nos han llegado de esta obra parecen confirmar el estado de la fachada conocido porla imagen de los Anales de Khevenhuller. En un informe de 1618 sobre las obras que se haban de hacer enel Alczar, Juan Gmez de Mora contemplaba continuar la torre del otro lado que llaman del sumiller, enA.V., Secretara, 4-334-6 (4-VII-1618). En el verano de 1622 se anotaban diversas partidas de aparejos ycuerdas para subir la piedra de canteria de las dos torres nuevas que se haen a los lados del dicho prtico,en A.V., Contadura, 2-83-1 (5-VIII-1622). Un memorial firmado por el aparejador Pedro de Lizargrate enel que solicitaba una ayuda de costa por su trabajo confirma que en julio de 1623 la torre se encontraba enesta situacin pues declaraba haber medido los cuartos del rey y de la reina y las dos torres nuebas, en A.V.,Secretara, 4-334-6 (4-VII-1623). Una de ellas sera la que cerraba el ngulo sudeste del Alczar, la torre dela reina; y la otra la prolongacin de la vieja torre que a partir de entonces ser denominada en la documen-tacin como torre nueva del Sumiller o torre nueva sin ms. Poco tiempo despus se daban las rdenesnecesarias para incluir en esta armonizacin a su compaera que caa sobre la galera de la reina, en A.V.,Secretara, 1-161-14 (27-XI-1623), citado por BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar..., pg. 105. La orden vinoacompaada con una libranza de 500 ducados a favor de estos maestros, por cuenta de lo que montare yhubiere de haber de la obra que en la torre nueva que an de aer en el dicho real palaio enima de la galeriade la reina nuestra seora, en A.V., Secretara, 4-334-6 (1-XII-1623). Pero lo cierto es que los documentosy las fuentes grficas del siglo XVII no corroboran esta segunda intervencin. La vieja torre del Bastimentopermaneci como estaba, sin que se observe ninguna modificacin en su aspecto exterior.

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  • remozada. Y, ms an, su compaera del Sumiller qued a la intemperiehasta 1629, cuando se decidi guarnecerla con una cubierta de prestado,provisional, casi al mismo tiempo que se mandaba desmontar la gra quehaba facilitado su remodelacin20. Para entonces el proyecto de Gmez deMora, el de las cuatro torres, estaba condenado al fracaso.

    En trminos arquitectnicos, la imagen monumental y simblica de laresidencia principal de la Monarqua en tiempos de Felipe III se haba vistomediatizada por la presencia de las viejas torres medievales. Si el primero delos Mora haba optado por conservarlas poniendo en valor sus rotundos vol-menes, la propuesta de su sobrino haba pasado por su integracin en unaconcepcin de fachada relativamente novedosa, que vena determinada porel orden y la regularidad de los elementos que conformaban sus alzados. Sinembargo, y es algo que se aprecia en la imagen de Khevenhller, el tamaoy, sobre todo, la anchura de las torres trastmaras ponan en entredicho elequilibrio del conjunto, al potenciar de forma exagerada un eje central muyvertical que constrea el prtico de acceso y relegaba las torres de las esqui-nas. Una sensacin que sin duda se hubiera visto acrecentada con la presen-cia de los chapiteles que, de haberse construido, habran sido los mayores deMadrid y sus Sitios Reales21.

    Pero el proyecto truncado de Gmez de Mora tuvo una segunda vida.Qued inmortalizado en una serie de imgenes cuyos eslabones intermedioso finales fueron las estampas de Wit y Jaillot. Los caminos de esta suerte depropagacin iconogrfica debieron ser diferentes. Si bien ambas estampas sevalieron de la misma imagen para representar la Plaza Mayor de Madrid, aninacabada, el Alczar de la segunda ofrece mayor fidelidad al proyecto deGmez de Mora, por lo menos, al que se trataba de dar trmino hacia 1623.As se puede constatar en la imagen de Khevenhller y mejor an en lareconstruccin que Jos Manuel Barbeito hizo de la propuesta de fachada deGmez de Mora. Llegados a este punto hay que preguntarse, de dnde saliel avance de este proyecto, trazado sobre el papel, pero nunca materializadode forma completa? Debi de hacerlo del cubo de las trazas o de la propia

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    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (20) Sobre la construccin de la cubierta de prestado de la torre del Sumiller o torre nueva y el desmontaje de sugra, ver A.V., Secretara, 1-161-14 (27-XI-1623), citado por BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar..., pg. 105;Secretara, 4-334-6 (1-XII-1623); Secretara, 1-161-31 (14-XII-1627, 25-V-1628, 9 y 14-VI-1628, 9-I-1629y 15 y 16-II-1629), citado en BLANCO MOZO, Juan Luis, Alonso Carbonel, pgs. 164-165.

    (21) La propuesta de Gmez de Mora ha sido proyectada, en BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar..., pg. 103.

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  • mesa del arquitecto, quien tuvo que colaborar activamente con algn dibu-jante muy cercano a l22. En este punto hay que recordar el comentario deAntonio Mancelli, cuando present en agosto de 1622 al ayuntamiento deMadrid su propuesta de mapa desta Real Corte, en la que expona que JuanBautista Labaa, Gil Gonzlez Dvila y el propio Juan Gmez de Morapodran informar de la manera que est sacada, y con la puntualidad queaqu aparece de presente23. Por tanto la relacin entre el maestro mayor y elautor del plano de Madrid exista, como tambin su propia cercana fsicapues recordemos que el primero de enero de 1623 Mancelli haba compradoal mercader de libros Antonio Rodrguez un puesto (un cajn grande y uncajoncillo pequeo) situado al lado de la escalera del palacio real pordonde se sube a los corredores24.

    El autor o autores de estos grabados no fueron los nicos en transmitiresta suerte de Alczar imaginado con cuatro torres en su fachada. Una des-cripcin annima del Madrid de Felipe IV, escrita hacia 1627 y conservadaen la Biblioteca Apostlica Vaticana, tambin se hizo eco de este proyectoinacabado:

    El Palacio es un magnfico, y muy suntuoso edificio. Tiene una portadamuy rica de sillera y piedra berroquea muy fina con las armas reales enci-ma. Su frontispicio es todo de piedra vistossimo con cuatro torres de bandaa banda si bien las tres no estn aun levantadas. Adentro hay dos espacio-sos patios en el primero alrededor hay muchas tiendas de buhonera, ymuchas libreras, y por l se entra a los consejos de Estado y Guerra, deCastilla y Aragn.25

    191BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid. De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (22) Al parecer este cubo de las trazas fue ocupado aos despus, siempre antes de 1637, con la madera del tabla-do de las comedias. Las trazas fueron guardadas en otro cubo de una habitacin del pasadizo que iba a laEncarnacin. As se expone en un documento que recoge el listado de trazas que Juan Gmez de Mora tenaen su casa y que entreg en ese ao tras ser exonerado de sus responsabilidades como consecuencia del robodel Tiziano, en ARIAS MARTNEZ, Manuel, Trazas, plantas y papeles de Gmez de Mora en 1637, Estudiosde Historia del Arte. Homenaje al profesor de la Plaza Santiago, Valladolid, Universidad, 2009, pgs. 71-74.

    (23) PREZ PASTOR, Cristbal, Bibliografa, v. III, pg. 158. En este mismo sentido, sobre la relacin entre Gmezde Mora y Mancelli, ver BARBEITO, Jos Manuel, Juan Gmez de Mora, pgs. 114 y 119-120.

    (24) Archivo Histrico de Protocolos de Madrid (A.H.P.M.), prot. 2862, fs. 329-330 (1-I-1623), citado en PREZPASTOR, Cristbal, Bibliografa, v. III, pgs. 159-160.

    (25) Por supuesto que el cronista annimo se refera con las tres no estn aun levantadas, a que faltaban construirlos remates o coronamientos de las torres centrales y de la reina, cuyos fustes ya existan, en BibliotecaApostlica Vaticana, Chigiano R.I.12, fs. 44 v-45 r. La citada descripcin parece obra de un escritor italianofamiliarizado con los asuntos de la corte espaola. El manuscrito incluye en su parte final una Relacin de laspersonas que gozan los cargos ms principales en Espaa (fs. 102 v.-107) que permite fecharlo en el ao 1627.

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  • La cronologa, aunque sea relativa, es otro factor a tener en cuenta.Como ya se adelant ms arriba, no hay razones para dudar que los edificiosprincipales de los planos de Wit y Jaillot fueran representados en el estadoen que se encontraban a excepcin del Alczar, claro est en los ltimosaos del reinado de Felipe III. Llama poderosamente la atencin que en laversin de Jaillot el palacio del duque de Uceda alcanzara tamaa notoriedadfsica, y que por su posicin forzada quedara situado frente a la fachada delAlczar, formando un curioso tringulo con ste y con la Casa del Tesoro.Dicha distorsin podra indicar el inters del dibujante en localizar la resi-dencia de don Cristbal de Sandoval y Rojas, duque de Uceda, quien forta-leci su valimiento en el otoo de 1618, despus de que su padre abandona-ra definitivamente la Corte de Felipe III. Se ha querido ver la cada del duquede Lerma como una oportunidad para la villa de consolidar su posicin comocapital de la Monarqua Hispnica, en un momento histrico delicado, encierto modo, de incertidumbre, al acercarse el final de un reinado y el prin-cipio de otro. Coincide con la precipitacin de varias iniciativas auspiciadaspor el ayuntamiento para afianzar el prestigio de la ciudad, segn los par-metros de la poca, en trminos de antigedad, nobleza y religin. La iden-tidad religiosa culmin con la canonizacin de San Isidro en 1622, tras unlargo y cuidadoso proceso de reconstruccin hagiogrfica en el que tambintuvieron un papel importante las historias legendarias de Santa Mara de laCabeza y de la Virgen de Atocha26. Y, como ya ha sido puesto en evidencia,la citada canonizacin y sus celebraciones convergieron con dos proyectosrelacionados entre s que recibieron el apoyo del municipio, la edicin delTeatro de las grandezas de la villa de Madrid, de Gil Gonzlez Dvila, y laimpresin del plano de Mancelli. De esta manera, aunque tardamente,Madrid se incorporaba al selecto grupo de ciudades castellanas que tena ensu haber una descripcin corogrfica, en la acepcin ms amplia del trminodescripcin, segn el Tesoro de la lengua castellana (Madrid, 1611) deSebastin de Covarrubias, como una narracin o escrita o delineada27. Lasestampas de los reyes y santos nacidos o vinculados estrechamente a la his-toria de Madrid, presentes en el mapa de Mancelli y el Teatro de GonzlezDvila, eran una forma de visualizar la antigedad de Madrid y el origen desus privilegios polticos y religiosos.

    192BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid.

    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (26) RO BARREDO, Mara Jos del, Madrid, pgs. 99 y ss.(27) Sobre el desarrollo y consolidacin del gnero corogrfico, ver KAGAN, Richard L., La corografa e la

    Castilla moderna. Gnero, historia, nacin, Stvdia Historica. Historia moderna, (Madrid) v. 13 (1995), pgs.47-59.

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  • Qu papel cumpla entonces la representacin del Alczar en estejuego de intereses polticos protagonizados por el municipio madrileo? Porun lado, el de arraigar visualmente la residencia real a la geografa urbana desu capital, Madrid. Una asociacin que no necesitaba la plasmacin cientfi-ca de su espacio urbano sino la descripcin de los hitos monumentales queencarnaban la unin entre la ciudad y el rey. No hay que olvidar, en segun-do lugar, que la villa haba participado econmicamente en la construccinmaterial de la nica fachada del Alczar abierta a la ciudad28. Por ello parecelgico pensar que sus regidores aspiraban a que sta presentara en la estam-pa un rostro definitivo, y no una superficie inacabada, que ofreciera una ima-gen poco reconocible al espectador como haba sucedido sin ir ms lejos conla citada imagen de los Anales de Khevenhller.

    En cuanto a la genealoga de estas imgenes no se puede aadir nadaconcluyente. Tal vez lo ms novedoso se halle en la existencia de una repre-sentacin desconocida que sirvi de modelo al plano del editor HubertJaillot, en especial, en lo que respecta al proyecto de Gmez de Mora para lafachada del Alczar. Aunque nada es definitivo, podra ser la que AntonioMancelli present en 1622 al ayuntamiento de Madrid que tal vez contuvie-ra muchos de los edificios, Plaza Mayor incluida, que ms tarde se incorpo-raran a la edicin de Frederick de Wit.

    4. LA NUEVA IMAGEN DEL ALCZAR

    Las imgenes del Alczar de las estampas de Wit y Jaillot, como el pro-yecto de la fachada de Juan Gmez de Mora, quedaron en el acerbo icono-grfico del Madrid imaginado. No se conocen a ciencia cierta los motivosque llevaron a la paralizacin de las obras de la fachada a finales de 1623 oprincipios de 1624, cuando todava no se haba cubierto la vieja torre delSumiller y no se haba empezado a trabajar en su compaera del lado orien-tal. Por aquel entonces se iniciaron los problemas judiciales del maestromayor, acusado junto a varios contratistas de supuestos fraudes cometidos enlas obras efectuadas en la Torre Bahona, en el jardn de los Emperadores,

    193BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid. De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (28) Participacin econmica derivada de las negociaciones entabladas por la Villa para que la Corte volviera aMadrid. Uno de los sacrificios que tuvo que asumir fue la construccin del nuevo cuarto de la reina, con unasuma de 250.000 ducados pagaderos en diez aos, y que supuso en la prctica la financiacin de los costes dela nueva fachada del Alczar, en BARBEITO, Jos Manuel, El alczar, pgs. 86-87.

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  • ambas en el Alczar, y en las casas del secretario Alosa. Un farragoso proce-so judicial que a partir del mes de enero de 1627 se extendera a los trabajosde la fachada del Alczar29.

    La delicada situacin de Gmez de Mora coincidi con el reforzamien-to de la autoridad en las Obras Reales del caballero italiano Giovanni BattistaCrescenzi, marqus de la Torre, y de su colaborador ms cercano el apareja-dor Alonso Carbonel. El primero fue nombrado el 14 de octubre de 1630miembro de la Junta de Obras y Bosques y superintendente de las ObrasReales. Poco tiempo despus la citada Junta le encomend revisar las lti-mas obras realizadas en el Alczar e informar sobre la bondad, firmea yestabilidad que tienen y lo que han costado legtimamente para que se pro-pusiese a Su Majestad lo acordado y que nuevamente pareiese30. Toda unadeclaracin de intenciones que precedi a las primeras actuaciones para des-hacer lo hecho en el Alczar, esto es, para demoler el coronamiento de latorre del Sumiller o, como se denominaba en la documentacin, la torrenueva de la fachada31.

    En el mes de mayo de 1631 ya se haba construido un andamio y uningenio de elevacin; y un ao despus se contrataba con los canteros JuanFrancisco de Sormano y Juan Guilln de Bona la obra del derribo de la torre,cuyo frente sur haba sido remodelado no haca muchos aos por Gmez deMora32. La ltima noticia sobre esta intervencin data de marzo de 1634,

    194BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid.

    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (29) No siendo el lugar oportuno para relatar estos procesos, cuyas claves se desarrollan con amplitud, en SIMNDAZ, Jos, Fraudes en la construccin del antiguo Alczar madrileo, Archivo Espaol de Arte (Madrid),72 (1945), pgs. 347-359; y BLANCO MOZO, Juan Luis, Alonso Carbonel, pgs. 128-131.

    (30) Archivo General de Palacio (A.G.P.), Registro, libro 25, f. 240 v. (12-I-1631).(31) Los primeros movimientos se detectan el 2 de diciembre de 1630, cuando se compraron al maestro de obras

    Toms de San Martn 191 pies de tablones para construir un andamio que iba a servir para derribar la torrenueva de piedra berroquea que es la que llaman del sumiller que est en la fachada de palaio, en A.G.P.,Seccin Administrativa, leg. 5208, pliego 54 (2-XII-1630). Ms gastos para construir el andamio y un ingeniode madera para bajar la piedra de la torre, en A.G.P., El Pardo, C 9391, exp. 7 (4-XII-1630); A.G.P., SeccinAdministrativa,, leg. 5208, pliegos 55 (17-XII-1630) y 56 (18-III-1631); y A.G.P., Felipe IV, leg. 1 bis, pliego573 (9-XII-1630); y pliego 592 (6-V-1631), citado en BLANCO MOZO, Juan Luis, Alonso Carbonel, pgs.165-166.

    (32) Las condiciones se basaron en un sencillo acuerdo: los maestros se quedaran con una sexta parte de la piedrabajada a la plaza del Alczar y el rey con el resto, adems de todas las cornisas y ventanas desmontadas. Loscontratistas se comprometan a almacenar estos materiales en la municin de palacio y a depositar en el par-que toda la broza procedente del derribo. Las condiciones previas del primer pregn fueron firmadas porAlonso Carbonel, mientras que todas las rdenes para proceder a los pregones, aceptar posturas y rematar laobra provinieron del marqus de la Torre, quien personalmente firm todos los autos, en AGP, SA, leg. 71 bis(2-V-1632); y AHPM, pr. 5283, fs. 163-175 r. (2-V-1632), citado en BLANCO MOZO, Juan Luis, AlonsoCarbonel, pg. 166.

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  • cuando los canteros Francisco del Ro y Miguel de Collado recibieron demanos de Cristbal de Medina 800 reales por la medicin y tasacin de losmateriales desbaratados de la torre nueva del Sumiller33.

    Esta intervencin puntual supuso un cambio radical e irreversible en laconcepcin de la fachada del Alczar, pues de un plumazo desapareca uno delos elementos que haba condicionado el proyecto de Juan Gmez de Mora ytiempo atrs el de su to Francisco de Mora. Delata adems la existencia de unanueva idea que pasaba por demoler la segunda torre central, la del Bastimento,y por privilegiar una simetra ms limitada y compensada, regulada por la pre-sencia del prtico central y las torres de esquina. Una eleccin esttica, sin duda,que apostaba por dotar de una renovada horizontalidad a la fachada.

    Las noticias documentales expuestas y la notable ausencia del maestromayor, sumido en el laberinto de sus problemas judiciales, invitan a pensarque el autor de esta nueva idea fuera el mismo que hizo construir la maque-ta del Alczar (fig. 4) que se conserva en el Museo de Historia de Madrid,Giovanni Battista Crescenzi o, en menor medida, su mano derecha en lasObras Reales, el arquitecto Alonso Carbonel34. Si se tratara del noble italianosera su tercera maqueta documentada ya que, adems de sta, mand realizar

    195BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid. De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (33) A.H.P.M., prot. 5809, f. 151 r. (13-III-1634).(34) No es fcil seguir el rastro de la maqueta del Alczar en los inventarios reales y en las colecciones naciona-

    les. En la actualidad se conserva en el Museo de Historia de Madrid, como depsito del Museo ArqueolgicoNacional, en donde ingres el 23 de septiembre de 1873 procedente del Museo Nacional de Pintura yEscultura (orden del gobierno de la Repblica de 5-XII-1873), en Archivo del Museo del Prado (A.M.P.), Caja81, leg. 11504, exp. 16. A este ltimo Museo haba llegado el 18 de noviembre de 1854 procedente del malo-grado Real Gabinete Topogrfico (n. 14. Modelo del antiguo Alczar de Madrid, fundado por D. Alfonso6), sito en aquel entonces en el Casn del Buen Retiro, en A.M.P., Caja 1367, leg. 114.01, exp. 6; y QUIRSLINARES, Francisco, Las colecciones militares de modelos de ciudades espaolas, y el Real GabineteTopogrfico de Fernando VII. Una aproximacin, Eria (Madrid), 35 (1994), pg. 219, nota 55. No se cono-ce a ciencia cierta cundo pudo ingresar en el citado Gabinete. Pudo hacerlo en alguno de los traspasos deobjetos anlogos procedentes del Real Patrimonio y Sitios Reales, tal vez en una partida de maquetas pro-veniente de los stanos del Palacio Real que ingres el ltimo da del ao 1847, aunque no consta expresa-mente la presencia de la maqueta del Alczar, en QUIRS LINARES, Francisco, Las colecciones, pg. 218,nota 50.

    Podra plantearse la hiptesis de que se tratara de la misma maqueta localizada en la librera de Felipe IVsegn el inventario de 1636, aunque algunos detalles y las medidas generales no concuerden exactamente conla descripcin: Otro cajn. Otro cajn de euano que tiene de largo dos pies poco ms y de alto media vara,con cinco christales grandes, tres delante y dos a los testeros y dos pedaos, y est hecho dentro de era, cartny colores, la delantera de este palaio de Madrid con las dos torres acabadas y el escudo de armas de broncey en el suelo de la plaa muchas figuras de hombres y coches y se demuestran los jardines a la parte demedioda, en Qvadros y otras cosas que tienen su Magestad Felipe IV en este Alczar de Madrid. Ao de1636, documentacin, transcripcin y estudio Gloria MARTNEZ LEIVA y ngel RODRGUEZ REBOLLO, Madrid,Fundacin Universitaria Espaola, 2007, pgs. 94-95, [704].

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  • la del panten de El Escorial (hacia 1618) y la ya citada del prtico delAlczar (hacia 1619)35. Las tres fueron diseadas para materializar a peque-a escala tridimensional un proyecto o una idea que se deseaba ensear alcomitente para su aprobacin, un recurso ya conocido en Espaa y muy uti-lizado por los arquitectos de Felipe IV36.

    El modelo del Alczar mostraba la regularidad y simetra de una facha-da sin las torres centrales y con la torre de la Reina coronada por un chapi-tel. Quizs en un intento de mejorar la proporcionalidad de sus partes, el res-ponsable de la idea prescindi de dos tramos verticales de ventanas en cadalado, situando diez en vez de los doce que realmente tena. ste poda ser unode los puntos dbiles del proyecto planteado en la maqueta: el eje horizon-tal, dada su longitud, prevalecera en demasa sobre la vertical del central y,sobre todo, al ser ms estrechas las torres, sobre los extremos. Adems sepuede extraer una intencin aadida observando la posicin solapada sobrela fachada principal de las elevaciones que sobresalan en el lado norte delAlczar. El autor de la maqueta deseaba reconocer la altura alcanzada por loscitados ejes verticales con respecto a los volmenes traseros que descollabande la silueta del edificio; esto es, se trataba de ver cmo quedara la fachadadesde un punto visual frontal y lejano, en perspectiva, tal vez desde las caba-llerizas reales, al otro lado de la plaza de palacio.

    Dicho esto, hay que reconocer que esta propuesta de fachada delAlczar, con dos torres en las esquinas culminadas con sendos chapiteles,poco o nada tiene que ver con la evolucin de la arquitectura palaciega italia-na y, menos an con la romana. Los palacios italianos del clasicismo presen-taban un volumen cerrado y rotundo dominado por el eje horizontal, en el queno era habitual que sobresalieran de su perfil elementos verticales. Pero ade-ms la verticalidad de las torres se vea incrementada por los chapiteles, unaconstruccin aclsica donde las haya, que paradjicamente haba contamina-do la arquitectura clasicista del foco ulico, siempre de la mano de arquitec-tos como Francisco de Mora o Juan Gmez de Mora. El mantenimiento de las

    196BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid.

    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (35) Sobre el modelo del panten, ver MARTN GONZLEZ, Juan Jos, Arte y artistas del siglo XVII en la Corte,Archivo Espaol de Arte (Madrid), 122 (1958), pgs. 127 y 129; y BUSTAMANTE GARCA, Agustn, El Pantendel Escorial. Papeletas para su historia, Anuario del Departamento de Historia y Teora del Arte (U.A.M.)(Madrid), VI (1992), pgs. 172-173.

    (36) MILLON, Henry A., I modelli architettonici nel Rinascimento, Rinascimento da Brunelleschi a Michelangelo.La rappresentazione dellarchitettura, Miln, Bompiani, 1994, pgs. 32 y 70.

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  • torres con chapiteles ha de interpretarse como una herencia recibida, casiinexcusable en el contexto arquitectnico madrileo pero que a los ojos deun arquitecto italiano, ortodoxo o no de la norma vitruviana, debi de produ-cir muchas dudas y contradicciones.

    En el caso de Crescenzi, sin ir ms lejos, nos ha llegado su opinin enesta materia expresada en un informe sobre el cerramiento de la capillaMozrabe de la catedral de Toledo, redactado el 3 de enero de 1628 por ordendel cardenal Zapata37. Sin entrar en el debate de su autora, ni en la valoracinde las diferentes propuestas planteadas, solo recordar que el marqus de laTorre defenda la construccin de una bveda de piedra, como finalmente sehara, sealando que de ninguna manera se haga ningn gnero de Chapitelpor no ser obra perpetua ni de dura[cin] y por ser indecente a la grandea dela Santa Iglesia38. La primera parte de su apreciacin era realmente cierta,como atestiguaba en el informe para la misma obra del aparejador de la cate-dral, Juan Fernndez. En demasiadas ocasiones los chapiteles padecan elazote de las tormentas, de los vendavales o de los temidos rayos con la consi-guiente destruccin o desbaratamiento de sus estructuras. La segunda aluda aldecoro y a la idoneidad de levantarlos en una catedral como la toledana, porser un elemento extrao al lenguaje clasicista que se quera insertar en la capi-lla Mozrabe. Una falta de propiedad que para una mentalidad como la deCrescenzi, llegado de la Ciudad Eterna de las grandes cpulas de piedra, podraextenderse a buen seguro a muchas de las iglesias madrileas, que ya por aque-llos aos cubran sus torres y cimborrios con esbeltos chapiteles, y tal vez a laarquitectura palaciega de Madrid y sus Sitios Reales.

    Sea como fuere, cuando el italiano lleg a Madrid el chapitel era una cons-truccin triunfante que modelaba el perfil urbano de la capital. Ya fuera por sucarcter pintoresco, por la posibilidad de realzar el volumen de un edificio, porsu rpida y econmica construccin en relacin a las bvedas de piedra, o porsus virtudes simblicas, el chapitel arraig en el gusto de los madrileos y desdela arquitectura ulica se extendi de forma imparable a la civil y religiosa.

    197BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid. De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (37) PREZ SEDANO, Francisco, Datos documentales inditos para la Historia del Arte espaol. Notas del Archivode la Catedral de Toledo, Madrid, 1914, pg. 136; LLAGUNO Y AMROLA, Eugenio, Noticias de los arquitectosy de la arquitectura de Espaa desde su restauracin, Madrid, Turner, 1977, t. III, pgs. 185-186; y MARASFRANCO, Fernando, La arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631), Madrid, Instituto Provincial deInvestigaciones y Estudios Toledanos 1985, t. II, pgs. 183-184; y 1986, t. III, pgs. 213-216.

    (38) Archivo Catedral de Toledo, Papeles varios, leg. 64 (3-I-1628).

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  • Tampoco hay que olvidar que esta peculiar triloga de la madera, el plomoy la pizarra fue uno de los elementos unificadores del paisaje urbano de la ciu-dad, en cierto sentido impuesto desde el poder real a travs de sus arquitectos,con el mismo rango que tuvieron los soportales adintelados, el tratamiento de losmuros o la distribucin de los balcones. Un buen ejemplo de esto podra ser latorre con chapitel diseada en 1613 por Gmez de Mora en el esquinazo de lacalle de Santiago con la Puerta de Guadalajara dentro del programa de urbani-zacin de la acera norte de la calle de la Platera. Por tratarse de un camino pro-cesional de primer orden los funcionarios del ayuntamiento de Madrid acogie-ron positivamente la construccin de la citada torre sobre unas simples vivien-das de gran ornato para esta villa por ser en la parte ms principal y frecuenta-da de ella y donde conviene haya muy grande anchura para las procesiones delSantsimo Sacramento y fiestas que hay en la Plaza39. El plano de Texeira nospermite comprobar que no fue la nica torre con chapitel levantada en las ace-ras septentrionales del eje calle Mayor-Puerta de Guadalajara-Platera; y que suposicin en las intersecciones con otras calles transversales obedeca al interspor monumentalizar los caminos ceremoniales de la capital. El mismo fenme-no y por iguales motivos se puede constatar en la parte alta de la calle de Atocha.

    Pero adems, edificios emblemticos de la arquitectura civil madrile-a como la Casa de la Panadera o la Crcel de Corte incorporaron a susfachadas las torres con chapiteles. En el caso de la Plaza Mayor existi unapropuesta de un desconocido Francisco Torralba, fechada en mayo de 1619,para levantar hasta 16 torres empizarradas en sus esquinas40. De haberse rea-lizado, esta corona torreada habra servido para enfatizar el desplazamientodel centro de la capital a este espacio festivo y comercial.

    La demolicin de la torre del Sumiller, la nueva concepcin de la facha-da y la citada maqueta del Alczar pertenecen al mismo proyecto iniciado afinales de 1630 bajo la direccin de Giovanni Battista Crescenzi, revestidocon amplios poderes por la Junta de Obras y Bosques, en un momento muydelicado de la causa judicial seguida contra el maestro mayor de las ObrasReales Juan Gmez de Mora41. Tampoco habra que olvidar el papel desem-paado en este proyecto por Alonso Carbonel, que debi ser el mejor apoyo

    198BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid.

    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (39) VIZCANO, Mara A., La calle de la Platera en el Madrid del siglo XVII, Anales del Instituto de EstudiosMadrileos (Madrid), 31 (1992), pg. 344; y ESCOBAR, Jess, La plaza mayor, pg. 133.

    (40) ESCOBAR, Jess, La plaza mayor, pgs. 144-145.(41) En parecidos trminos, ver BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar..., pgs. 158-159.

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  • tcnico del italiano y tal vez quien le pudo ayudar a entender las invariantesy las peculiaridades de la arquitectura madrilea en lo que respecta al uso delos chapiteles o a la evolucin del retablo cortesano42.

    Por motivos desconocidos tal vez por el desvo masivo de recursos parala construccin del Buen Retiro o por la propia muerte de Crescenzi (1635)el proyecto de la nueva fachada no fue culminado en el reinado de Felipe IV.Las imgenes del plano de Pedro Texeira (1656), poco precisa, y del grabado(fig. 6) de Meunier (1665) permiten observar el estado del frente principal delAlczar, en el que todava se dejaba ver el coronamiento de la torre delBastimento. El prtico segua sin remate y la torre de la Reina se cubra conun tejadillo a dos aguas. Hubo que esperar hasta 1675 para que la parte supe-rior de la segunda torre central fuera demolida, el chapitel de la torre de laReina se armara y el prtico se rematara con la escultura ecuestre de Felipe IVde Pietro Tacca, en este ltimo caso de forma efmera pues dos aos despussera devuelta a su ubicacin original en el Jardn de la Reina del Buen Retiro43.

    199BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid. De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (42) Solo as se entendera la perfecta asimilacin de la historia constructiva y decorativa del retablo cortesano quedemuestra Crescenzi con su traza del retablo de Espeja. Sobre este aspecto de la colaboracin entre el italia-no y el arquitecto manchego, ver BLANCO MOZO, Juan Luis, Alonso Carbonel, pg. 257.

    (43) BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar..., pgs. 178-179; y HELLWIG, Karin, La estatua ecuestre de Felipe IV dePietro Tacca y la fachada del Alczar de Madrid, Archivo Espaol de Arte (Madrid), 250 (1990), pgs. 233-242.

    Figura 6. Louis MEUNIER, Fachada del Alczar de Madrid(Museo de Historia de Madrid).

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  • La citada maqueta del Alczar fue diseada para evaluar el impacto de lanueva fachada en el contexto de la plaza de palacio. Por aquellos mismos aoslos arquitectos reales pusieron su atencin en regularizar los mrgenes de estaltima con dos actuaciones que nunca pasaron del proyecto: la ya citada cons-truccin del paredn del parque, una ambiciosa obra de ingeniera firmada porGmez de Mora (1625) que apenas pudo comenzarse; y, del mismo autor, laregularizacin del flanco oriental de la plaza (1626)44. El segundo proyecto severa complementado con una de las aspiraciones ms ambiciosas de laMonarqua, que ya estaba recogida en el memorial sobre reformas urbanas diri-gido a Felipe II hacia 1564: la ereccin de una catedral sede de un obispadocapitalino en un solar trasero de Santa Mara de la Almudena y muy cercano ala plaza de palacio45. A pesar del respaldo expresado por Felipe IV, que incluyla ceremonia de colocacin de la primera piedra (1623) y la real cdula de fun-dacin (1624), la construccin nunca se puso en marcha.

    Estos pequeos fracasos en la regularizacin de la plaza no impidieronque la nueva fachada del Alczar consolidara su posicin principal en el sis-tema urbano del viejo Madrid de Felipe IV. Las imgenes de Khevenhller,de Meunier o la ms tarda de Filippo Pallota (1704) son elocuentes de larelevancia alcanzada por el nuevo prtico y los balcones del Saln Nuevo,convertidos en el centro ceremonial de las procesiones civiles y religiosasque se dirigan a palacio o hacan escala en l.

    200BLANCO MOZO, Juan Luis, Imagen y representacin del Alczar de Madrid.

    De Juan Gmez de Mora a Giovanni Battista Crescenzi,Anales del Instituto de Estudios Madrileos (Madrid), LIII (2013), pgs. 177-200.

    (44) BARBEITO, Jos Manuel, El Alczar..., pgs. 108-112.(45) No hay unanimidad a la hora de atribuir la autora de este memorial sobre las reformas urbansticas que deb-

    an hacerse en el Madrid de Felipe II, aunque s es mayoritaria la opinin de que detrs del mismo se hallabaJuan Bautista de Toledo, ver GRARD, Veronique, De castillo, pgs. 141-145; RIVERA, Javier, Juan Bautistade Toledo y Felipe II. La implantacin del clasicismo en Espaa, Valladolid, Universidad, 1984, pgs. 328-333; ALVAR, Alfredo, El nacimiento de una capital europea. Madrid entre 1561 y 1606, Madrid, Ayuntamientoy Turner, 1989, pgs. 192-194; CMARA, Alicia, Modelo urbano y obras en Madrid en el reinado de FelipeII, Congreso nacional Madrid en el contexto de lo hispnico desde la poca de los descubrimientos, Madrid,Universidad Complutense, 1994, t. I, pgs. 34-35; y WILKINSON, Catherine, Juan de Herrera, arquitecto deFelipe II, Madrid, Akal, 1996, pp 197-199. Su redaccin se atribuye a don Antonio de Lugo, en CASTILLO,Miguel ngel, Madrid en la poltica urbanstica de Felipe II: el memorial de obras de la villa (ca. 1566),Madrid, Artes Grf. Municipales, 1999, pgs. 12 y ss.; y al corregidor Francisco de Sotomayor, en ESCOBAR,Jess, Francisco de Sotomayor and Nascent Urbanism in Sixteenth-Century Madrid, Sixteenth CenturyJournal, (Kirksville), 35 (2004), pgs. 357-382.

    Desde mediados del siglo XVI autores como Juan Hurtado de Mendoza o Juan Lpez de Hoyos habande tratado de alimentar la leyenda del origen catedralicio de Santa Mara de la Almudena, en RO BARREDO,Mara Jos del, Madrid, pgs. 99-101.

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