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Español correcto: expresión oral y escrita (Curso 2013-2014) TEMA 3.B. EL GÉNERO Página 1 de 16 Bloque o parte B: incorrecciones de carácter morfológico y sintáctico TEMA 3. PRINCIPALES INCORRECCIONES DE CARÁCTER MORFOLÓGICO (I): B) EL GÉNERO I. EL GÉNERO. INTRODUCCIÓN El género es una propiedad gramatical, de carácter inherente, de los sustantivos y ciertos pronombres que se manifiesta de forma especial en su combinación con determinantes, cuantificadores, adjetivos y participios. Según su género, los nombres son masculinos o femeninos. En español no hay sustantivos neutros, a diferencia de lo que ocurre en otras lenguas o con algunos determinantes, cuantificadores y pronombres españoles (lo, algo, esto). Ejemplos: Sustantivos masculinos: el caballo, el farol, el tiburón, el libro, el cielo… Sustantivos femeninos: la cebra, la ventaja, la cara, la mesa… Género, concordancia y flexión La propiedad esencial del género es la de marcar la concordancia entre el nombre y otras clases de palabras con las que se combina (determinantes, cuantificadores, adjetivos y participios). El género de los nombres no se manifiesta necesariamente por medio de marcas formales: todos los sustantivos son masculinos o femeninos, pero pocos de ellos reflejan esta oposición en sus terminaciones. Género gramatical vs. Género biológico o sexo 1 Género y sexo son dos nociones que se relacionan, pero que no se identifican, ya que el género es de carácter gramatical, mientras que el sexo es un rasgo biológico. Todos los nombres tienen género, independientemente de que se refieran a seres sexuados o no; de hecho, una prueba de que no existe una relación directa entre el género gramatical y el sexo biológico es el hecho de que muchos términos que designan seres sexuados son invariables en cuanto al género (abeja, araña, avestruz, salamandra…). En otro sentido, en algunos sustantivos la diferencia de género no establece una oposición de género sino que aporta valores semánticos diferentes: palabra oposición cesto- cesta cuchillo-cuchilla huerto-huerta bolso- bolsa leño-leña peral –pera manzano –manzana naranjo –naranja… -tamaño -tamaño -tamaño -tamaño -individual / colectivo -árbol / producto -árbol / producto -árbol / producto… 1 Este problema se explica de forma detallada en el apartado III del tema.

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Bloque o parte B: incorrecciones de carácter morfológico y sintáctico

TEMA 3.

PRINCIPALES INCORRECCIONES DE CARÁCTER MORFOLÓGICO (I):

B) EL GÉNERO

I. EL GÉNERO. INTRODUCCIÓN

El género es una propiedad gramatical, de carácter inherente, de los sustantivos y ciertos pronombres

que se manifiesta de forma especial en su combinación con determinantes, cuantificadores, adjetivos y

participios. Según su género, los nombres son masculinos o femeninos. En español no hay sustantivos

neutros, a diferencia de lo que ocurre en otras lenguas o con algunos determinantes, cuantificadores y

pronombres españoles (lo, algo, esto). Ejemplos:

Sustantivos masculinos: el caballo, el farol, el tiburón, el libro, el cielo…

Sustantivos femeninos: la cebra, la ventaja, la cara, la mesa…

Género, concordancia y flexión

La propiedad esencial del género es la de marcar la concordancia entre el nombre y otras clases de

palabras con las que se combina (determinantes, cuantificadores, adjetivos y participios).

El género de los nombres no se manifiesta necesariamente por medio de marcas formales: todos los

sustantivos son masculinos o femeninos, pero pocos de ellos reflejan esta oposición en sus

terminaciones.

Género gramatical vs. Género biológico o sexo1

Género y sexo son dos nociones que se relacionan, pero que no se identifican, ya que el género es de

carácter gramatical, mientras que el sexo es un rasgo biológico. Todos los nombres tienen género,

independientemente de que se refieran a seres sexuados o no; de hecho, una prueba de que no existe

una relación directa entre el género gramatical y el sexo biológico es el hecho de que muchos términos

que designan seres sexuados son invariables en cuanto al género (abeja, araña, avestruz, salamandra…).

En otro sentido, en algunos sustantivos la diferencia de género no establece una oposición de género

sino que aporta valores semánticos diferentes:

palabra oposición

cesto- cesta

cuchillo-cuchilla

huerto-huerta

bolso- bolsa

leño-leña

peral –pera

manzano –manzana

naranjo –naranja…

-tamaño -tamaño -tamaño -tamaño -individual / colectivo -árbol / producto -árbol / producto -árbol / producto…

1 Este problema se explica de forma detallada en el apartado III del tema.

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II. NOCIONES GENERALES

II.1. NOMBRES CON GÉNERO MASCULINO O FEMENINO

Como ya se ha mencionado, atendiendo al género, los sustantivos se clasifican en masculinos y

femeninos. La terminación de los mismos no determina su pertenecía a uno u otro género, si bien

existen ciertas tendencias generales que se detallan a continuación.

Generalmente, pertenecen al género masculino los sustantivos acabados en –o. Sin embargo, existen

excepciones como las siguientes:

- la mano (la manito en América, excepto México) - la nube - la seo (“iglesia, catedral”)

- la nao (“nave”)

- la imagen

Otras excepciones son los sustantivos formados por acortamiento en el habla coloquial:

- la moto - la foto - la biblio - la profe

- la quimio - la loto - la tele - la seño

- la polio - la disco - la eco - la biblio

Del mismo modo, normalmente pertenecen al género femenino los sustantivos acabados en –a. Pero

también hay excepciones:

- el día - el fantasma - el tanga - el lema - el teorema - el diagrama

- el mapa - el planeta - el tema - el sistema - el poema - el papa

- el problema - el cisma - el drama - el fonema - el tren - el aceite

II.2. NOMBRES AMBIGUOS EN CUANTO AL GÉNERO

Hay sustantivos que designan objetos o entidades no sexuadas que contienen los dos géneros

gramaticales sin que el uso de uno o el otro dé lugar a una realidad nocional diferente (no hay cambio

de significado). Estos sustantivos se llaman ambiguos en cuanto al género. Son casos como los

siguientes:

El mar / la mar

El uso en femenino (la mar) es más frecuente entre las personas que viven del mar o tienen

relación con él. Por eso han quedado fijados en femenino algunos grupos sintácticos:

- mar arbolada.

- mar gruesa.

- mar rizada.

- alta mar

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También es normal el uso en femenino en locuciones o frase hechas:

- hacerse a la mar

- pelillos a la mar

- la mar de…

Pero es masculino en:

- un mar de …(lágimas)

- estar hecho un mar de dudas / de lágrimas.

En el plural no hay ambigüedades, lo obligado es el masculino: los mares.

En cuanto a los nombres de los mares, también se usa el término en masculino y se escribe en

minúscula: mar Mediterráneo, mar Muerto, mar del Caribe. (No obstante, si la palabra ‘mar’ forma

parte del nombre propio se escribe con mayúscula: «Unos días en Mar del Plata le harán bien»).

El calor / la calor

El uso en femenino (la calor) es poco frecuente y propio de determinadas variedades del español

(de carácter geográfico, histórico o de registro). Por ejemplo, en la Nueva Gramática La RAE nos

dice lo siguiente:

http://aplica.rae.es/grweb/cgi-bin/v.cgi?i=QuqzbLkRDswDJSsh

El uso masculino (el calor), que es el predominante en el español culto, es el recomendado por la

RAE en el Diccionario Panhispánico de dudas:

El maratón / la maratón

Esta voz comenzó a utilizarse en masculino, pero se ha ido extendiendo el uso en femenino

(especialmente en el español de América). Es habitual su uso en femenino y masculino cuando

se refiere a ‘carrera de resistencia’; en los demás casos, lo habitual es su uso en masculino

(aunque también es correcto en femenino):

- Se celebró el / la maratón de 50km

- Se celebrará un maratón de piano

Calor. ‘Sensación que se experimenta ante una temperatura elevada’ y ‘propiedad del ambiente y de determinados cuerpos de producir dicha sensación’. Es voz masculina en la lengua general culta: «A esa hora el calor lo pone a uno medio zonzo» (Flores Siguamonta [Guat. 1993]). Su uso en femenino, normal en el español medieval y clásico, se considera hoy vulgar y debe evitarse. El femenino puede aparecer también en textos literarios, con finalidad arcaizante.

http://lema.rae.es/dpd/?key=calor

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El arte dórico / las bellas artes1

El sustantivo “arte” es considerado ambiguo y su situación un tanto compleja, puesto que se ha

visto influenciado por la obligada utilización del artículo el delante de la forma singular (el arte)

ya que comienza por a- tónica (consultar el anexo final del tema). Este hecho ha provocado una

serie de cambios y reajustes en el género de este sustantivo, originariamente femenino.

En la actualidad, es considerado ambiguo, y se pueden hacer una serie de precisiones:

a) En singular, lo normal es el masculino:

- el arte dórico

- el séptimo arte

- el arte abstracto

Sin embargo, hay excepciones que se refieren a grupos sintácticos ya fijados en la antigüedad:

- el arte poética (más frecuente: arte poético)

- el arte métrica (más frecuente: el arte métrico)

b) En plural, lo normal es el femenino:

- las bellas artes

- las artes marciales

- tener malas artes

El canal / la canal

En el español actual es voz masculina o femenina dependiendo de sus acepciones:

a) Es masculina cuando significa:

- ‘cauce artificial para la conducción de agua’ o ‘cauce natural de poca anchura’: Cinco

puentes cruzaban el canal;

- ‘estrecho marítimo’: “El túnel bajo el canal de la Mancha une ya París y Londres en tres

horas”;

- ‘banda de frecuencia en que emite una estación de televisión o radio’: “Ponen una

película argentina en el canal hispano”;

- ‘vía o conducto’: “… el canal intestinal”.

b) Se usa mayoritariamente en femenino cuando significa:

- ‘res abierta en canal’: “Estas canales de cordero”;

- ‘conducto que recibe y vierte el agua de los tejados’: “Tenía prevista la huida,

descolgándose por una canal del tejado”;

- ‘paso estrecho entre montañas o surco abierto en la cara de una montaña’: “El sendero

comienza a subir bastante, en dirección a la canal que se ve a la izquierda”.

c) Se usa en ambos géneros cuando significa:

- ‘parte más profunda y limpia de la entrada de un puerto’: “Dragado de la/del canal del

puerto de Huelva”;

- ‘cavidad longitudinal’: “el /la canal de su escote”.

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Más información y ejemplos en: “Sustantivos ambiguos en cuanto al género”, Nueva gramática de

la lengua española (RAE). http://aplica.rae.es/grweb/cgi-bin/v.cgi?i=QMLNwFmvIrprBSDh

El terminal / la terminal

Presenta vacilaciones en cuanto al género:

a) Si significa ‘extremo en que termina algo’, se usa indistintamente en ambos géneros: “la

terminal nerviosa / el terminal nervioso”.

b) Se usa en ambos géneros, con predominio del masculino, cuando significa ‘dispositivo

conectado a un ordenador o computadora central, al que puede enviar y del que puede recibir

información’: “La biblioteca contará con doscientos /as terminales de ordenador”.

c) Cuando significa ‘conjunto de instalaciones situadas en el extremo de una línea de transporte

o comunicación, o de un oleoducto’, se usa predominantemente en femenino: “la terminal de

autobús”.

d) En ámbito de la electrónica y la física es masculino: “Conectamos dicho filamento y el cilindro a

los terminales negativo y positivo de una batería”.

II.3. NOMBRES COMUNES EN CUANTO AL GÉNERO

Hay sustantivos que designan seres sexuados y que contienen los dos géneros, pero la elección de uno

u otro supone una diferencia de sexo. Estos sustantivos contienen los dos géneros gramaticales bajo

una misma forma y se llaman sustantivos comunes en cuanto al género:

- el / la cónyuge

- el /la consorte

- el / la testigo

- el / la modelo

- el /la pianista

- el / la cineasta

- un / una joven

- un miembro / una miembro

La diferenciación de sexo se lleva a cabo mediante los artículos, determinantes o adjetivos que los

acompaña:

- el / la magnífico(a) pianista

- el / la cámara trabajador (a)

Otros ejemplos (Nueva gramática de la lengua española):

http://aplica.rae.es/grweb/cgi-bin/v.cgi?i=EudTyUhxqkzjlUz

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II.4. NOMBRES EPICENOS

Hay sustantivos que, aunque designan seres sexuados, no marcan formalmente la diferencia de sexo, ni

con desinencias ni con la combinación de artículo, determinante o adjetivo. Estos son los sustantivos

con género epiceno. Pertenecen a un solo género gramatical (masculino o femenino), pero ello no

refleja la diferencia de sexo.

Muchos nombres de animales son epicenos:

El ratón, la hormiga, la culebra, la serpiente, la mosca, el buitre, el gorila, el lince, la jirafa…

También hay sustantivos de género epiceno que designan personas:

La víctima, el ídolo, la persona, el personaje, el bebé, el vejestorio…

En estos casos, cuando se quiere hacer la diferenciación de sexo se utiliza la adición de diferentes

elementos: sustantivos como macho y hembra en aposición, adjetivos como femenino(a) y masculino(a).

­ El gorila macho / El gorila hembra

­ El personaje masculino / El personaje femenino

­ La víctima masculina / La víctima femenina

En todo caso, la concordancia con el resto de elementos se realiza, siempre, en el género del sustantivo

epiceno:

­ El gorila macho es muy tranquilo.

­ El gorila hembra es muy tranquilo.

­ La víctima masculina fue tiroteada, mientras que la femenina fue estrangulada.

­ El personaje femenino estaba bien interpretado.

II.5. OTRAS DIFERENCIAS DE GÉNERO

Hay palabas que presentan oposición gramatical de género pero no diferencian sexo, sino otros

aspectos nocionales, como se avanzaba en la introducción del tema: tamaño, fruto-árbol, individual-

colectivo, etc.

cesto / cesta

cántaro / cántara

manzano /manzana

huerto / huerta

leño / leña

cubo / cuba

guindo / guinda

bolso / bolsa

saco / saca

jarro / jarra

También hay sustantivos que según se combinen con artículo o determinantes masculinos o femeninos

designan realidades distintas. Estos no deben confundirse con los sustantivos ambiguos en cuanto al

género.

El cólera / la cólera

El frente / la frente

El corte / la corte

El parte / la parte

El cometa / la cometa

El doblez / la doblez ( hipocresía)

El cura / la cura

El editorial / la editorial

El coma / la coma

El pendiente / la pendiente

El radio / la radio

El pez / la pez

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III. GÉNERO GRAMATICAL Y GÉNERO BIOLÓGICO O SEXO

III.1. CUESTIONES PREVIAS

Como ya se avanzaba en la introducción del tema, género gramatical y biológico no son lo mismo, y no

se deben confundir.

En el caso de los sustantivos que hacen referencia a seres sexuados (o con género biológicamente

diferenciado) la lengua española dispone de diferentes recursos para marcar esta diferencia o, lo que es

lo mismo, se pueden dar situaciones diversas:

a) Algunos sustantivos siguen la tendencia de utilizar la desinencia –a para marcar el femenino.

- niño / niña

- nene / nena

b) Los sustantivos comunes utilizan los determinativos, artículos y adjetivos:

- El modelo nuevo / La modelo nueva

c) En algunos casos se utiliza la heteronimia (existen diferentes palabras)

- hombre / mujer

- padre / madre

- caballo / yegua

d) Los sustantivos epicenos, como hemos visto, utilizan otros procedimientos:

- El gorila macho / El gorila hembra

- El personaje masculino / El personaje femenino

III.2. DESDOBLAMIENTOS Y ARROBAS

En español, el género gramatical masculino no solo se utiliza para referirse a los individuos de sexo

masculino (como hemos visto en apartados precedentes), sino que también es el género no marcado

encargado de designar la clase, el conjunto de todos los individuos de la especie. De este modo, en

español utilizamos los médicos tanto para referirnos a un grupo de determinados profesionales de la

medicina de género masculino como para referirnos a la clase completa de este tipo de profesionales,

independientemente de su sexo.

Este uso genérico del masculino se ha convertido en una fuente de polémicas cuya motivación nada

tiene que ver con la gramática y, muy a menudo, se establecen diferencias que no obedecen a la norma

lingüística ni tienen nada que ver con ella.

La RAE, sobre este uso del masculino, especifica lo siguiente:

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2. USO DEL MASCULINO EN REFERENCIA A SERES DE AMBOS SEXOS

2.1. En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para

referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los

individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un

buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en

plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían

con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres

prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado

exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas. A

pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística,

se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió

luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la

lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino,

posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística

de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse, simplemente, ayudar a

sus compañeros. Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria

la presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido

invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y

alumnas. Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar

la pesadez en la expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones

artificiosas que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos.

Diccionario panhispánico de dudas

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

http://lema.rae.es/dpd/?key=g%C3%A9nero

Del mismo modo, en la Nueva gramática de la lengua española, se nos recuerda que:

a) Desdoblamientos:

A pesar de lo anterior (y tal y como hemos visto), es frecuente encontrarse con situaciones en las que se

opta por hacer explícitos ambos géneros: son las situaciones de desdoblamiento. Ejemplos:

- Señoras y señores:

- A todos los vecinos y vecinas…

- La voluntad de los peruanos y peruanas…

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Según la RAE, en la mayoría de los casos “el circunloquio es innecesario cuando el empleo del género no

marcado es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo, lo que sucede en

gran número de ocasiones”2 y lo ejemplifica del siguiente modo:

­ Los alumnos de esta clase se examinarán el jueves (y no *Los alumnos y las alumnas...).

­ Es una medida que beneficiará a todos los chilenos (y no *…a todos los chilenos y chilenas).

­ ¿Cómo están tus hijos? (Y no *¿Cómo están tus hijos y tus hijas?).

La RAE solo admite estos desdoblamientos cuando se trata de ciertos usos vocativos (Señoras y

señores…; Amigos y amigas…) similares al doblete Damas y caballeros y que obedecen a motivos de

cortesía.

También se admite en los casos en los que “la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto”3:

­ La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente.

Estos casos en los que es necesaria la presencia explícita de ambos géneros para deshacer la ambigüedad

también son contemplados en la Nueva gramática de la RAE, aunque en esta obra se proponen otras

medidas alternativas al desdoblamiento:

b) Arrobas:

Otro procedimiento alternativo a los desdoblamientos y cada vez más habitual es el uso del símbolo @

para sustituir el uso del masculino como género no marcado. Esto ya aparece recogido en el Diccionario

panhispánico de dudas:

2.2. Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre

explícita la alusión a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y ciudadanas, etc.), ha comenzado a

usarse en carteles y circulares el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra

las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o:

l@s niñ@s. Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es

inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora

en muchos casos sin dar lugar a graves inconsistencias, como ocurre en Día del niñ@, donde la contracción del

solo es válida para el masculino niño. (http://lema.rae.es/dpd/?key=g%C3%A9nero)

Siguiendo las indicaciones de la RAE, secuencias como las siguientes serían incorrectas:

- *Es cosa de tod@s.

- *Tod@s en la lucha.

2 Nueva gramática de la lengua española, pág. 87. http://aplica.rae.es/grweb/cgi-bin/v.cgi?i=gnTwTXPAQXQxyRCf

3 Ver fragmento del Diccionario panhispánico de dudas de la página anterior.

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III.3. SUSTANTIVOS DE PERSONAS QUE DESIGNAN CARGOS, TÍTULOS O PROFESIONES,

ETC., CUYO MASCULINO ACABA EN –O

En estos casos, lo normal es que, cuando es posible, se produzca un cambio de género si se refiere a un

hombre o a una mujer: panadero / a, lechero /a, charcutero /a…4

Este fenómeno se sigue produciendo en profesiones que, tradicionalmente, no eran propias de mujeres,

pero que actualmente sí lo son:

Arquitecto / a; médico / a; abogado /a; ministro /a; filósofo / a; matemático /a…

De hecho, las antiguas anotaciones que aparecían en el DRAE y que afirmaban que las formas

masculinas se usaban también para designar a una mujer han sido enmendadas. Compara las siguientes

versiones de la entrada médico, ca:

De hecho, el Diccionario panhispánico de dudas confirma esta opción:

No obstante, hay excepciones. Algunas palabras terminadas en –o referidas a personas son comunes en

cuanto al género y no presentan una forma terminada en –a: El / La modelo; El / La canguro; El / La

miembro; El / La piloto; El / La cabo; El / La soldado…

Ocurre lo mismo con las versiones abreviadas de otorrinolaringólogo y endocrinólogo: El / La otorrino; El /

La endocrino (sin embargo, sí existe la forma femenina cuando usamos la palabra completa: la

otorrinolaringóloga, la endocrinóloga).

4 Más ejemplos en: http://aplica.rae.es/grweb/cgi-bin/v.cgi?i=KMFKNpLXvaXUZDHk (Nueva gramática de la lengua

española).

médico -ca. ‘Persona que ejerce la medicina’. El femenino

es médica (→GÉNERO2, 3a): «La médica quiere tratarle la cistitis con nitrato de

plata»(Futoransky Pe [Arg. 1986]). No debe emplearse el masculino para referirse a una

mujer: la médico.

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III.4. EL GÉNERO DE LOS SUSTANTIVOS REFERIDOS A PERSONAS ACABADOS EN

CONSONANTE

En estos casos, depende de la terminación en particular. Se dan diferentes situaciones:

a) Tienden a diferenciar el género femenino con la desinencia –a los sustantivos terminados en las

siguientes consonantes:

-or y –ón -ín -án / -an5 -z

­ pintor / pintora ­ tutor / tutora ­ autor / autora ­ doctor / doctora ­ lector / lectora ­ escritor / escritora ­ elector / electora ­ campeón /campeona ­ comadrón / comadrona

­ bailarín /–ina ­ saltarín /–ina ­ andarín /–ina ­ benjamín /-ina

­ sultán / sultana ­ guardián / guardiana ­ sacristán / sacristana ­ charlatán / charlatana

Sin embargo: ­ el / la barman

­ andaluz / andaluza ­ juez / jueza ­ capataz / capataza

Sin embargo, el DPH prefiere el tratamiento de comunes:

- el / la juez - el / la aprendiza

Otras excepciones: - el /la portavoz

b) Tienden a ser comunes en cuanto al género los sustantivos terminados en las siguientes

consonantes:

–én / -en -er -l Otras consontantes

­ el / la rehén ­ el / la aborigen

­ el / la canciller ­ el / la líder ­ el / la crupier ­ el / la sumiller ­ el / la mercader

­ el / la corresponsal ­ el / la industrial ­ el / la fiscal ­ el / la oficial

Sin embargo, algunas plantean problemas.

Las siguientes son consideradas no comunes

en el nuevo DRAE (por tanto tienen forma

femenina en –a):

- el alguacil / la alguacila

- el edil / la edila

- el bedel / la bedela

- el concejal / la concejala

En la Nueva gramática de la RAE, por su parte,

se consideran comunes (aunque se admite su

uso dialectal femenino):

- el / la bedel

- el / la concejal

El DRAE y la Nueva gramática parecen

coincidir en su consideración de no común en

cuanto al género el caso de: el edil / la edila.

­ el /la pívot ­ un /una esnob ­ el / la médium ­ el / la chef ­ el / la viejales ­ el / la vivales ­ el / la lavacoches ­ el / la mandamás ­ el / la cantamañanas ­ el / la auxiliar

5 Algunos sustantivos con estas terminaciones se refieren, exclusivamente, a personas del género masculino, de ahí que no exista

una forma femenina. Son casos como deán, donjuán, chamán, capellán…

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III.5. SUSTANTIVOS QUE DESIGNAN PERSONAS Y CUYO MACULINO ACABA EN –E

Se dan las dos tendencias observadas en el apartado anterior:

Femenino en –a Comunes en cuanto al género

­ dependiente / dependienta ­ cliente / clienta ­ presidente / presidenta ­ infante / infanta ­ sastre / sastra ­ nene / nena ­ elefante / elefanta ­ monje / monja

Algunas tienen la terminación –esa:

­ conde / condesa ­ duque / duquesa ­ alcalde / alcaldesa ­ príncipe / princesa (este ha

sustituido al antiguo principesa)

­ el / la hereje ­ el / la árabe ­ el / la pinche ­ el / la consorte ­ el / la cadete ­ el / la detective ­ el / la intérprete ­ el / la artífice ­ el / la cómplice ­ el / la extraterrestre ­ el / la cónyuge

­ el / la representante ­ el / la paciente ­ el / la estudiante ­ el / la conferenciante ­ el/ la participante ­ el / la hablante ­ el / la gerente ­ el / la donante ­ el / la vigilante ­ el / la viajante ­ el / la dirigente ­ el / la gobernante…

III.6. SUSTANTIVOS QUE DESIGNAN PERSONAS ACABADOS EN –A

En su mayoría, son considerados comunes en cuanto al género.

- El / la anacoreta - El / la atleta - El / la cineasta - El / la monarca - El / la colega

- El / la guardia - El / la paria - El / la pediatra - El / la demócrata - El / la astronauta

- El / la pianista - El / la artista - El / la periodista - El / la turista - El / la dentista…

III.7. SUSTANTIVOS QUE DESIGNAN PERSONAS ACABADOS EN –I, -Y, -U

Normalmente son comunes en cuanto al género.

­ el / la ceutí

­ el / la maniquí

­ el / la marroquí

­ el / la pelotari

­ el / la quinqui

­ el / la yóquey

­ el / la gurú

III.8. CASOS ESPECIALES DE SUSTANTIVOS REFERIDOS A PERSONAS (Y SU GÉNERO)

a) autodidacto/ -a

autodidacto -ta. ‘[Persona] que se instruye por sí misma’. Aún sigue vigente su uso originario como

adjetivo de dos terminaciones, una para cada género: «Murray era un erudito autodidacto» (País [Esp.]

2.4.89); «Habla con la seguridad que le da ser una autodidacta» (Universal [Ven.] 15.10.96). Pero hoy es más

frecuente usar la forma autodidacta también para el masculino.

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b) polígloto/ -a

c) huésped /-a

c) músicos

http://aplica.rae.es/grweb/cgi-bin/v.cgi?i=KMFOwIKpkzzrJCAX

Nueva gramática de la lengua española, pág. 108.

d) cargos militares

Estos sustantivos se consideran comunes en cuanto al género.

­ El / La soldado

­ El / La cabo

­ El / La brigada

­ El / La coronel

­ El / La vicealmirante

­ El / La guardiacivil…

(Sin embargo, se señala la existencia de algún uso femenino de carácter dialectal).

polígloto -ta o poligloto -ta. 1. . Hoy existe clara preferencia por la forma esdrújula. 2. Aún sigue vigente su uso originario como adjetivo de dos terminaciones, una para cada

género: «Corrieron hacia el extraño polígloto» (Jodorowsky Pájaro [Chile 1992]); «Acompañados [...] por nuestra actriz más políglota» (Vanguardia[Esp.] 21.7.94). Pero hoy es más normal usar la forma en -a también para el masculino

2. Su femenino tradicional es huéspeda, que aún se documenta en la actualidad:«Dejaba a su marido campo libre

y hermoso para besar a su atractiva huéspeda» (Pombo Metro [Esp. 1990]); pero hoy parece preferirse su uso

como común (el/la huésped; → GÉNERO2, 1a y 3j): «A Mr. Lind se le ocurrió la peregrina idea de darle a la huésped

un paseo nocturno en su nueva montura» (Vega Crónicas [P. Rico 1991]).

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IV. OTRAS CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL GÉNERO

GRAMATICAL

IV.1. SUSTANTIVOS FORMADOS CON VERBO Y SUSTANTIVO

Los sustantivos compuestos formados por verbo + sustantivo son normalmente masculinos cuando no

designan personas, aunque el sustantivo sea femenino:

El cortaúñas

El montacargas

El cubrecamas

El abrelatas

El rompeolas

El lavavajillas

El sacapuntas

El tapabocas

El portalámparas

El tragaluz

El tomavistas

Sin embargo, existen excepciones: la tragaperras, el cortacésped, la quitanieves… Esto es debido a que

se sobreentiende la palabra máquina.

Si estos compuestos designan personas, se comportan como los comunes en cuanto al género, salvo

que se apliquen solo a uno de los dos sexos.

Un / una cazatalentos

El / la portavoz

El /la guardagujas

Un / una aguafiestas

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V. ANEXO: el uso del artículo ante sustantivos femeninos que

empiezan por –a tónica

En el DPD se recogen las siguientes precisiones:

2. Uso [del artículo el] ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica1

2.1. El artículo femenino la toma obligatoriamente la forma el cuando se antepone a sustantivos

femeninos que comienzan por /a/ tónica (gráficamente a- o ha-), con muy pocas excepciones (→ 2.3); así,

decimos el águila, el aula o el hacha (y no la águila, la aula o la hacha). Aunque esta forma es idéntica

a la del artículo masculino, en realidad se trata, en estos casos, de una variante formal del artículo

femenino. El artículo femenino la deriva del demostrativo latino illa, que, en un primer estadio de su

evolución, dio ela, forma que, ante consonante, tendía a perder la e inicial: illa > (e)la + consonante

> la; por el contrario, ante vocal, incluso ante vocal átona, la forma ela tendía a perder

la a final: illa > el(a) + vocal > el; así, de ela agua > el(a) agua > el agua; de ela arena > el(a) arena > el

arena o de ela espada > el(a) espada > el espada. Con el tiempo, esta tendencia solo se mantuvo ante

sustantivos que comenzaban por /a/ tónica, y así ha llegado a nuestros días. El uso de la forma el ante

nombres femeninos solo se da cuando el artículo precede inmediatamente al sustantivo, y no cuando

entre ambos se interpone otro elemento: el agua fría, pero la mejor agua; el hacha del leñador, pero la

afilada hacha. En la lengua actual, este fenómeno solo se produce ante sustantivos, y no ante adjetivos;

así, aunque en la lengua medieval y clásica eran normales secuencias como el alta hierba o el alta

cumbre, hoy diríamos la alta hierba o la alta cumbre: «Preocupa la actitud de la alta

burocracia» (Tiempos [Bol.] 11.12.96). Incluso si se elide el sustantivo, sigue usándose ante el adjetivo la

forma la: «La Europa húmeda [...] no tiene necesidad de irrigación, mientras que la árida, como España, está

obligada a hacer obras» (Tortolero Agua [Méx. 2000]). Ante sustantivos que comienzan por /a/ átona se

usa hoy, únicamente, la forma la: la amapola, la habitación. Ha de evitarse, por tanto, el error frecuente

de utilizar la forma el del artículo ante los derivados de sustantivos femeninos que comienzan por /a/

tónica, cuando esa forma derivada ya no lleva el acento en la /a/ inicial; así, debe decirse, por ejemplo,la

agüita, y no el agüita. Este mismo error debe evitarse en el caso de sustantivos femeninos compuestos

que comienzan por /a/ átona, pero cuyo primer elemento, como palabra independiente, comienza por

/a/ tónica; así, por ejemplo, debe decirse la aguamarina, y no el aguamarina (→ aguamarina).

2.2. La fuerte asociación que los hablantes establecen entre la forma el del artículo y el género

masculino —unida al hecho de la apócope frecuente de las formas femeninas del indefinido uno y sus

compuestos alguno y ninguno ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica: un alma, algún

hada, ningún arma (→ uno, alguno, ninguno)— provoca, por contagio, que se cometa a menudo la

incorrección de utilizar las formas masculinas de los demostrativos este, ese y aquel delante de este tipo

de sustantivos: este agua, ese hacha, aquel águila, cuando debe decirse esta agua, esa hacha,

aquella águila. El contagio se extiende, en el habla descuidada, a otro tipo de adjetivos determinativos,

comotodo, mucho, poco, otro, etc.: «Desde que nacemos estamos [...] con mucho

hambre» (Nación [Arg.] 1.7.92), en lugar de MUCHA hambre; «El balón viajó por todo el

área» (Mundo [Esp.] 30.10.95), en lugar de TODA el área; «Había poco agua y su coste era

bajo» (Tecno [Esp.] 3.01), en lugar de POCA agua. Hay que tener presente que el empleo de la forma el del

artículo no convierte en masculinos estos sustantivos, que siguen siendo femeninos y, por consiguiente,

exigen la concordancia en femenino de los adjetivos a ellos referidos; así pues, debe decirse el águila

majestuosa (y no el águila majestuoso), el acta constitutiva (y no el acta constitutivo), etc. El uso

erróneo de la forma masculina del adjetivo es más frecuente, pero igualmente inadmisible, cuando el

adjetivo va antepuesto al sustantivo: «Los niños [...] pueden distinguir cualquier diferencia fonética e

integrarla en un único área del cerebro» (Abc[Esp.] 10.7.97); debió decirse una única área del cerebro.

2.3. Hay algunas excepciones al uso de la forma el del artículo ante sustantivos femeninos que

comienzan por /a/ tónica. A este respecto ha de tenerse en cuenta lo siguiente:

a) Se usa la y no el ante los nombres de las letras a, hache y alfa: «La p con la a, pa» (País [Esp.]

1.6.85); «La hache es muda» (Miguel Perversión [Esp. 1994]); Apretando estas tres teclas se obtiene la alfa

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2.3. Hay algunas excepciones al uso de la forma el del artículo ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica. A este respecto ha de tenerse en cuenta lo siguiente:

a) Se usa la y no el ante los nombres de las letras a, hache y alfa: «La p con la a, pa» (País [Esp.] 1.6.85); «La hache es muda» (Miguel Perversión [Esp. 1994]); Apretando estas tres teclas se obtiene la alfa con iota suscrita; ante los nombres propios de mujer, cuando llevan artículo (→ 4): «Era la Ana de los días gloriosos» (Aguilera Caricia [Méx. 1983]); y ante las siglas, cuando el núcleo de la denominación no abreviada (normalmente, la palabra representada por la primera letra de la sigla) es un sustantivo femenino que no comienza por /a/ tónica: «La APA [= Asociación de Padres de Alumnos] ha tomado esta decisión» (Mundo [Esp.] 1.3.94), ya que asociación es un sustantivo femenino cuya /a/ inicial es átona.

b) En el caso de los sustantivos que comienzan por /a/ tónica y designan seres sexuados, si tienen una única forma, válida para ambos géneros, se mantiene el uso de la forma la del artículo cuando el referente es femenino, ya que este es el único modo de señalar su sexo: la árabe, la ácrata. Si se trata, en cambio, de sustantivos de dos terminaciones, una para cada género, la tradición nos ha legado el uso de la forma el del artículo ante el nombre femenino, como en el caso deama o aya: «Ya vienen hacia ustedes el ama de llaves y dos mozos» (MontañoAndanzas [Méx. 1995]); «La señora paseaba con el aya y el doncel don Domènec, en las plácidas tardes de otoño» (Faner Flor [Esp. 1986]). Sin embargo, en los sustantivos que, teniendo asimismo dos terminaciones, han comenzado a usarse solo recientemente en femenino, los hablantes, de forma espontánea, tienden a usar la forma la del artículo, pues se carece, en estos casos, de tradición heredada; es el caso de la palabra árbitra (→ árbitro), con la que los hablantes usan, espontáneamente, la forma la y no el: «Pilar Guerra Lorenzo, la árbitra de 16 años que el pasado sábado fue agredida salvajemente en Valladolid, [...] medita no volver a dirigir ningún partido» (País [Esp.] 4.2.99). Es muy probable que la razón de que los hablantes digan, espontáneamente, la árbitra (y no el árbitra) sea que, perdida ya toda conciencia de que la forma el ante nombres femeninos procede, por evolución, de un femenino ela, en el sistema actual, la forma el se asocia exclusivamente con el género masculino y la con el femenino; quizá por ello, en los nuevos usos, cuando el sustantivo se refiere a seres sexuados, tiende a rechazarse la aplicación de la antigua norma.

c) Cuando el artículo acompaña a topónimos femeninos que comienzan por /a/ tónica (→ 5), el uso es fluctuante. Con los nombres de continente se emplea la forma el: «Existen [...] diferencias grandes entre el África, el Asia y la América Latina» (Tiempo [Col.] 4.9.97); «Los pueblos del África subsahariana no habían desarrollado movimientos nacionalistas» (TusellGeografía [Esp. 1995]); en el caso de las ciudades o los países, en cambio, se emplea con preferencia la forma la, que incluso forma parte del nombre propio en el caso de La Haya: «El Tribunal de La Haya rechazó la apelación libia»(Expreso [Perú] 15.4.92); «En la Ámsterdam lluviosa de ayer, este no era el único asunto» (Mundo [Esp.] 12.9.95); «Lo expulsaron de la Austria católica»(Paso Palinuro [Méx. 1977]).

http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=8Tu5qHMtQD63wEn6zW