Boletin da n34baja

6
“Asma y Actividad Física” Daniel Airasca Doctor en Educación Facultad de Motricidad Humana y Deportes Universidad Abierta Interamericana - Rosario Abstract Las enfermedades con limitación del flujo espiratorio (ELFE), sobre todo el asma bronquial, no son enfermedades raras, sino algunas de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia. Su relación con la actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el deporte y la actividad física constituyen uno de los más importantes "trigger" desencadenante del asma de esfuerzo (BIE), por el otro y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de medidas a largo plazo para evitar el asma. Tal panorama obliga a profesores de educación física y kinesiólogos a tener bien claro que los estímulos funcionales deberán ser aplicados en armonía con la naturaleza humana, aprovechando posibilidades, cubriendo carencias y respetando las limitaciones de cada caso, para así evitar los riesgos y aprovechar y potenciar las chances. La conferencia desarrollará fundamentos y metodologías de la actividad física y el deporte en el marco de las medidas preventivas, terapéuticas y rehabilitativas en pacientes con asma bronquial. Los principales contenidos abordados son: Asma y asma de esfuerzo, etiología. Bronco-constricción inducida por el esfuerzo. Curso y mecanismo de producción. Fase refractaria. Diagnosis del BIE. Medicación y actividad física. Medición de la función pulmonar. Valores normales y valor personal de VEF Capacidades motoras. Desarrollo de una clase. Dosificación del esfuerzo. Control del esfuerzo: Parámetros objetivos y subjetivos. Escala de Borg. Actividades más adecuadas, Consideraciones especiales. Contraindicaciones. Educación respiratoria. Palabras Claves: Asma – broncoespasmo inducido por esfuerzo – actividad física – dosificación - indicaciones Actividad física y asma El asma bronquial no es una enfermedad rara, es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia, con el agravante de que tiene un bajo nivel de respuesta, uno de cada cuatro está diagnosticado. No es preocupante sólo la tasa de morbilidad y la tasa de mortalidad, sino la tendencia creciente, agravada por el sedentarismo, contaminación ambiental, el consumo de cigarrillos, la vida interior confortable, etc. El asma bronquial debuta principalmente en edad escolar (60% antes de los 5 años), entonces Escuela y Educación presentan un complicante factor anexo, que se traduce en una BOLETÍN ELECTRÓNICO REDAF. AÑO II, 34 05 de octubre de 2012

Transcript of Boletin da n34baja

“Asma y Actividad Física”

Daniel Airasca

Doctor en Educación

Facultad de Motricidad Humana y Deportes

Universidad Abierta Interamericana - Rosario

Abstract

Las enfermedades con limitación del flujo espiratorio (ELFE), sobre todo el asma bronquial, no son enfermedades raras, sino algunas de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia. Su relación con la actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el deporte y la actividad física constituyen uno de los más importantes "trigger" desencadenante del asma de esfuerzo (BIE), por el otro y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de medidas a largo plazo para evitar el asma.

Tal panorama obliga a profesores de educación física y kinesiólogos a tener bien claro que los estímulos funcionales deberán ser aplicados en armonía con la naturaleza humana, aprovechando posibilidades, cubriendo carencias y respetando las limitaciones de cada caso, para así evitar los riesgos y aprovechar y potenciar las chances.

La conferencia desarrollará fundamentos y metodologías de la actividad física y el deporte en el marco de las medidas preventivas, terapéuticas y rehabilitativas en pacientes con asma bronquial.

Los principales contenidos abordados son: Asma y asma de esfuerzo, etiología. Bronco-constricción inducida por el esfuerzo. Curso y mecanismo de producción. Fase refractaria. Diagnosis del BIE. Medicación y actividad física. Medición de la función pulmonar. Valores normales y valor personal de VEF Capacidades motoras. Desarrollo de una clase. Dosificación del esfuerzo. Control del esfuerzo: Parámetros objetivos y subjetivos. Escala de Borg. Actividades más adecuadas, Consideraciones especiales. Contraindicaciones. Educación respiratoria.

Palabras Claves: Asma – broncoespasmo inducido por esfuerzo – actividad física – dosificación - indicaciones

Actividad física y asma

El asma bronquial no es una enfermedad rara, es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia, con el agravante de que tiene un bajo nivel de respuesta, uno de cada cuatro está diagnosticado. No es preocupante sólo la tasa de morbilidad y la tasa de mortalidad, sino la tendencia creciente, agravada por el sedentarismo, contaminación ambiental, el consumo de cigarrillos, la vida interior confortable, etc. El asma bronquial debuta principalmente en edad escolar (60% antes de los 5 años), entonces Escuela y Educación presentan un complicante factor anexo, que se traduce en una

ineludible responsabilidad para maestros y profesores de educación física. En línea con las estadísticas podemos decir que cada maestro tiene un niño asmático en el aula, y cada profesor de educación física debería tener por lo menos un niño asmático para entrenar; digo debería, habida cuenta de los equivocados y celosos mecanismos sociales de sobreprotección. La relación entre asma y actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el esfuerzo es el principal trigger desencadenante del asma. Por el otro, y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de las medidas a largo plazo para evitar el asma. El problema es de proporciones en estas primeras etapas de la vida, no sólo por lo que significa la actividad física y el deporte en el desarrollo físico y en la maduración de la personalidad, sino en la apropiación de hábitos dinámicos y del gusto por la actividad física con vistas a una vida menos sedentaria y más placentera.

Algunas cuestiones sobre la actividad física en el asma bronquial

¿Qué es el asma?

Es la hipersensibilidad de las vías aéreas ante estímulos diversos que cursa con hipersecreción, bronco-espasmo y edema. Los bronquios reaccionan ante estímulos específicos e inespecíficos con una constricción de las células musculares lisas espiralóideas, la mucosa bronquial se edematiza y aumenta desmesuradamente la secreción. Los pequeños bronquios se estrechan fácilmente durante la espiración, ya que sus paredes no poseen cartílago, su apertura es consecuencia de la elasticidad pulmonar. La espiración forzada aumenta la constricción.

¿Qué factores desencadenan el asma?

Durante la respiración normal, las vías aéreas que conducen a los pulmones se encuentran totalmente abiertas y permiten el paso del aire hacia el interior y hacia el exterior. En las personas asmáticas, las vías aéreas están inflamadas y son demasiado sensibles a determinados factores que, por lo general, no afectarían a otras personas. Puede tratarse de sustancias, acontecimientos o actividades, y se los denomina "factores desencadenantes" o “trigger” porque "gatillan" o provocan síntomas de asma, como tos, sibilancias, disnea y opresión torácica. Los desencadenantes pueden variar de una persona a otra o de una estación a otra, y es posible que se modifiquen a medida que un niño crece. Algunos factores desencadenantes comunes son los siguientes: alérgenos, infecciones virales, aire frío, humo, contaminantes y, por supuesto, actividad física. Esto último también conocido como Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE).

¿Qué es el Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE)?

Es una elevada disposición al estrechamiento de la luz bronquial ante el esfuerzo físico.

Este fenómeno se puede manifestar aun en niños no asmáticos y aparece en un 13% de la población general, 90% en asmáticos y 40% en personas con rinitis alérgicas. Cursa con una sensación de dificultad respiratoria, con la presencia de tos, sibilancias y opresión torácica.

Esta respuesta es fisiológica y se constata también en individuos sanos. Al comienzo de la actividad física los bronquios se dilatan facilitando la dinámica ventilatoria.

La broncoconstricción post-esfuerzo se manifiesta en forma exagerada y a menudo aun durante el esfuerzo. La misma aparece luego de entre 6 y 8 minutos de esfuerzo y hasta media hora después. Tal alteración respiratoria es tanto más severa cuanto más intenso el trabajo físico o mayor la duración de la actividad física, tanto más fuerte es el contraste entre enfriamiento durante la actividad y el calentamiento al cesar la actividad (¡atención la vuelta a la calma!).

¿Cuál es su curso?

1) Broncodilatación inicial asintomática. 2) Broncoespasmo clínico: pasados 5-10 minutos desde que se empezó el esfuerzo, cuando la frecuencia cardíaca alcanza aproximadamente los 160 latidos por minuto, aparece la bronco-constricción. 3) Fase de recuperación: entre 30 y 60 minutos después de haber

comenzado el esfuerzo comienza una vuelta a la normalidad en el calibre bronquial y desaparece la sensación disneica.

¿Cuál es el mecanismo de producción del BIE?

El trigger factor es la hiperventilación inducida por el esfuerzo. Acompañada por una alteración de la humedad (sequedad relativa) y la temperatura (enfriamiento) del árbol bronquial que provoca un desequilibrio osmótico en la mucosa, esto produce por un lado la desgranulación de los mastocitos que liberan histamina y cistenil leucotrienos y por otro lado se estimula directamente el vago. Como resultado aparece la triada espasmo-hipercrinia-edema.

¿Qué es la fase refractaria?

La fase refractaria posterior a la crisis es un lapso de más de dos horas en el que la reacción está disminuida. El período refractario se debe a la depleción de mediadores de bronco-constricción y/o a la generación de prostaglandinas broncodilatadoras (PGE2) durante el esfuerzo. El período refractario puede inducirse mediante una entrada en calor lenta, gradual y progresiva. Una vez que los mastocitos gastaron su carga de histamina requieren un tiempo superior a las dos horas para la resíntesis de la misma. Entonces podemos decir que la actividad física es el único desencadenante natural que induce taquifilaxia (Efecto decreciente de un medicamento).

¿Cómo se diagnostica el BIE?

La confirmación del diagnóstico requiere de pruebas de función respiratoria que evidencien obstrucción, variabilidad en dicha obstrucción y reversibilidad de la misma.

El BIE es la expresión de la híper-reactividad bronquial inespecífica y se puede comprobar: inhalando sustancias bronco-constrictoras (histamina, metacolina), hiperventilando en frío o con esfuerzo físico.

Diversos autores opinan que la forma de esfuerzo que más rápidamente provoca el BIE es correr al aire libre o sobre una cinta deslizante. El grado de severidad del BIE depende del tipo e intensidad de esfuerzo. Se aconseja utilizar protocolos con los cuales se alcance inmediatamente la carga deseada. Se recomienda una carga de 6 a 8 minutos de duración sobre la cinta deslizante. La temperatura ambiente no debe ser superior a los 25º C con una humedad relativa del 50%. El probante no debe hacer esfuerzos por lo menos dos horas antes. Es imprescindible garantizar la carencia de medicamentos. El esfuerzo debe alcanzar el 90% de la frecuencia máxima teórica y será registrado electrocardiográficamente.

La aparición de los primeros síntomas es causal de interrupción de la prueba. Un descenso del 15% del VEF1 es el criterio. El VEF1 se controla antes y después a intervalos de 5 minutos, y por espacio de 20 minutos.

¿Es necesaria la medicamentación?

El entrenamiento físico es actualmente considerado como medida inseparable en el tratamiento del asma. Diferentes investigaciones han mostrado que el entrenamiento físico regular mejora la función pulmonar y eventualmente hasta puede disminuir la necesidad de medicamentos antiasmáticos. Pero los efectos positivos sobre la función respiratoria no deben ser nunca buscados como primer objetivo de una deportoterapia, antes bien como un efecto secundario.

Es recomendable comenzar a entrenar libre de sintomatología y con una óptima función pulmonar, lo que impone como pre-requisito una adecuada terapia medicamentosa.

¿Cómo se mide la función pulmonar?

Midiendo con una espiración forzada la cantidad de aire expulsado en el primer segundo.

Así como un paciente diabético debe auto-controlarse regularmente el tenor de la glicemia para garantizar una óptima terapia a largo plazo, de la misma manera es necesario que un paciente con asma se auto-controle regularmente su función pulmonar.

La verificación de la cantidad de aire expulsado en el primer segundo durante una espiración forzada nos da una idea clara del calibre de las vía aéreas. Como la constricción bronquial no es percibida (no da síntomas) hasta que la resistencia aérea se duplica, se hace necesaria la verificación por medio de la medición del VEF1. La misma se puede constatar por medio de una espirometría, pero también se lo puede hacer fácilmente con un medidor de pico-flujo (Peak-Flow-Meter). El Peak-Flow-Meter es un dispositivo que permite averiguar, en forma doméstica, el estado de la función pulmonar. Es pequeño, manuable y no necesita electricidad para su funcionamiento, es especialmente adecuado para las mediciones caseras, en el gimnasio, la pileta y al aire libre, etc.

Mediciones regulares y sistemáticas, registradas en un protocolo de valores de VEF1, permiten conocer y delimitar los intervalos asintomáticos; condición imprescindible para una práctica deportiva libre de riesgos. Es importante conocer para cada persona cuál es su mejor valor personal de Pico Flujo o VEF. Este es el valor que debe tenerse en cuenta, ya que las cifras de las tablas de normalidad son sólo orientadoras.

¿Cómo determinar cuál es la mejor lectura del Pico flujo?

Aunque el flujo máximo "normal" está determinado, para medir el mejor valor individual se recomienda usar siempre el mismo medidor de pico flujo, consignar los valores de flujo máximo dos veces al día durante dos semanas, hacer mediciones antes y 20' después de tomar medicamentos y descartar los valores distantes. Los mejores valores personales varían a medida que un niño crece y cambia el estado de la enfermedad.

¿Cuáles de las capacidades motoras deben ser trabajadas objetivamente en clase?

Coordinación: posibilita dominar segura y económicamente acciones motoras dadas en situaciones previsibles e imprevisibles y aprender rápidamente nuevos movimientos.

En el marco de un programa de deportoterapia con niños y adolescentes de hasta 14 años, el entrenamiento de la coordinación ocupa un lugar de jerarquía. Una mejorada coordinación disminuye el riesgo de lesiones y objetiva la fuerza muscular que se traduce en economía de energía. Se recomienda trabajar: orientación temporo-espacial, diferenciación kinestésica, reacción, ritmo y equilibrio.

Resistencia: el entrenamiento de la resistencia general dinámica aeróbica es primordial en un programa de deportoterapia con relación a los conocidos mecanismos desencadenantes del BIE. Tras un objetivo incremento de la resistencia aeróbica se constata una economía de la actividad cardiorrespiratoria. Bradicardia en reposo y lento aumento durante el esfuerzo. Bradipnea y mayor amplitud ventilatoria. Baja frecuencia ventilatoria en esfuerzos livianos, respectivamente cargas livianas pueden ser absueltas con bajas frecuencias respiratorias. Un económico y efectivo trabajo ventilatorio desplaza hacia arriba el umbral de aparición de los síntomas.

Considerando la característica del BIE (actividades intensas < 2’), el periodo refractario y el fenómeno de running through se debe elegir y adecuar el método de entrenamiento.

El periodo refractario justifica el método intervalado.

Fuerza: el entrenamiento específico de la fuerza no se recomienda en grupos de deportoterapia (disminuir los riesgos de la maniobra de Valsalva). Sin embargo, no debemos descuidar desarrollar la fuerza resistente necesaria para la práctica deportiva y la actividad cotidiana.

Flexibilidad: el desarrollo de la misma cobra importancia, en especial, en lo referente a movilidad del tren superior y tórax, y en general, en la prevención de lesiones y aprendizaje motor. La economía de movimientos consecuencia de una buena movilidad se traduce en ahorro energético, respectivamente baja frecuencia ventilatoria para una carga dada.

Velocidad: el entrenamiento para el mejoramiento de la velocidad no se justifica en un programa de deportoterapia, ya que altas intensidades de ejecución motriz se acompañan necesariamente de hiperventilación.

BOLETÍN ELECTRÓNICO REDAF.

AÑO II, Nº 34 05 de octubre de 2012

No obstante, la velocidad de reacción, tan importante para las actividades de la vida diaria como para el deporte, puede ser mejorada por medio de juegos.

Entrada en calor y Vuelta a la calma: lenta, gradual y progresiva.

¿Cómo se puede dosificar y controlar el esfuerzo?

“En deportoterapia el esfuerzo debe ser

tan cuidadosamente dosificado

como un medicamento”

(J. Keul; 1981)

El control se logra a través de parámetros objetivos:

• Evaluación de la función respiratoria.

• Tos: ante reacciones de tos se debe interrumpir inmediatamente la actividad física y aplicar técnicas de tos aprendidas.

• Respiración (ruidos, frecuencia, profundidad).

• Pulso: la variable en el BIE es la intensidad del esfuerzo.

La intensidad del estímulo se puede controlar en actividades aeróbicas dinámicas y rítmicas por medio de la frecuencia cardíaca, ya que en estas actividades la carga metabólica es regular, carece de “picos” de esfuerzo y no hay sucesos de hiperventilación. La intensidad del esfuerzo no debe sobrepasar el 50/60% de la capacidad de rendimiento máximo para no disparar un BIE.

Nos podemos orientar utilizando el método indirecto de la Frecuencia cardíaca de reserva.

Fórmula de Karvonen: Frec. Ent. = Frec. Rep. + [(220 – edad) – Frec. Rep.] x 0,60

Los deportes por equipos más populares tienen, en general, un carácter intervalado, condición que hace más difícil de controlar y dosificar el esfuerzo.

Un control más fino se logra por el conocimiento de las conductas personales y comportamientos de los alumnos. Los parámetros subjetivos son:

• Postura

• Dinámica corporal

• Color de la piel

• Estado del paciente

• Transpiración

• Escala del esfuerzo percibido (RPE) de Borg, que se utiliza para indicar la sensación subjetiva del esfuerzo experimentada por el sujeto. El RPE proporciona una idea global del esfuerzo y debe ser utilizado, más bien, con fines didácticos, ya que cuando un entrenando se acostumbra a las sensaciones que experimenta en determinado rango del RPE no habrá tanta necesidad de medir la frecuencia cardíaca.

¿Cuáles son las actividades más adecuadas?

Las actividades más adecuadas, que producen menos BIE y promueven benéficas adaptaciones en términos de salud, son, en orden creciente en cuanto a su capacidad asmogénica: natación, ciclismo, esquí nórdico y correr/trotar. Las actividades intermitentes, aunque sean intensas (por ejemplo, intervalos de medio minuto), no suelen causar síntomas, siendo por el contrario el esfuerzo prolongado el más nocivo tal como la carrera de medio-fondo.

¿Por qué son importantes las técnicas de educación respiratoria?

La educación respiratoria es importante en el asmático ya que disminuye la influencia de los estímulos inespecíficos como el frío, la espiración forzada y la hiperventilación de causa emocional. Niños y adolescentes deben aprender a respirar por la nariz en reposo y durante el esfuerzo con relación a su capacidad; aprender a correr, a jugar y a tranquilizarse en situación de disnea con estenósis espiratoria (freno labial), y aprender determinadas maniobras para superar improductivos accesos de tos, así como específicas posiciones que facilitan la dinámica ventilatoria. Soplar o espirar a través de los labios entrecerrados mantiene la presión intrabronquial y evita el colapso bronquial. Recuérdese que los bronquios no poseen cartílagos y se estrechan fácilmente ante una fuerte presión torácica. Respirando con estenósis labial la presión intrabronquial disminuye lentamente, variando desde la elevada presión pulmonar hasta la baja presión atmosférica.

Bibliografía

• Cegla, U. (1992). Atem-techniken. Stuttgart: Ed. Trias.

• Howley, E. y Don Franks, B. (1993). Manual del técnico en salud y fitnes. Barcelona: Ed. Paidotribo.

• Lecheler, J. y Fischer, J. (1990). Bewegungs und sport bei Athsma bronchiale. Köln: Ed. Echo-Verlag GmbH.

• Ridgway, R. (1994). Asma. Buenos Aires: Ed. Sudamericana.

• Rost, R. (1991). Sport und Bewegungstherapie bei inneren Krankheiten. Köln: Ed. Deutscher Ärzte Verlag.

“Asma y Actividad Física”

Daniel Airasca

Doctor en Educación

Facultad de Motricidad Humana y Deportes

Universidad Abierta Interamericana - Rosario

Abstract

Las enfermedades con limitación del flujo espiratorio (ELFE), sobre todo el asma bronquial, no son enfermedades raras, sino algunas de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia. Su relación con la actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el deporte y la actividad física constituyen uno de los más importantes "trigger" desencadenante del asma de esfuerzo (BIE), por el otro y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de medidas a largo plazo para evitar el asma.

Tal panorama obliga a profesores de educación física y kinesiólogos a tener bien claro que los estímulos funcionales deberán ser aplicados en armonía con la naturaleza humana, aprovechando posibilidades, cubriendo carencias y respetando las limitaciones de cada caso, para así evitar los riesgos y aprovechar y potenciar las chances.

La conferencia desarrollará fundamentos y metodologías de la actividad física y el deporte en el marco de las medidas preventivas, terapéuticas y rehabilitativas en pacientes con asma bronquial.

Los principales contenidos abordados son: Asma y asma de esfuerzo, etiología. Bronco-constricción inducida por el esfuerzo. Curso y mecanismo de producción. Fase refractaria. Diagnosis del BIE. Medicación y actividad física. Medición de la función pulmonar. Valores normales y valor personal de VEF Capacidades motoras. Desarrollo de una clase. Dosificación del esfuerzo. Control del esfuerzo: Parámetros objetivos y subjetivos. Escala de Borg. Actividades más adecuadas, Consideraciones especiales. Contraindicaciones. Educación respiratoria.

Palabras Claves: Asma – broncoespasmo inducido por esfuerzo – actividad física – dosificación - indicaciones

Actividad física y asma

El asma bronquial no es una enfermedad rara, es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia, con el agravante de que tiene un bajo nivel de respuesta, uno de cada cuatro está diagnosticado. No es preocupante sólo la tasa de morbilidad y la tasa de mortalidad, sino la tendencia creciente, agravada por el sedentarismo, contaminación ambiental, el consumo de cigarrillos, la vida interior confortable, etc. El asma bronquial debuta principalmente en edad escolar (60% antes de los 5 años), entonces Escuela y Educación presentan un complicante factor anexo, que se traduce en una

ineludible responsabilidad para maestros y profesores de educación física. En línea con las estadísticas podemos decir que cada maestro tiene un niño asmático en el aula, y cada profesor de educación física debería tener por lo menos un niño asmático para entrenar; digo debería, habida cuenta de los equivocados y celosos mecanismos sociales de sobreprotección. La relación entre asma y actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el esfuerzo es el principal trigger desencadenante del asma. Por el otro, y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de las medidas a largo plazo para evitar el asma. El problema es de proporciones en estas primeras etapas de la vida, no sólo por lo que significa la actividad física y el deporte en el desarrollo físico y en la maduración de la personalidad, sino en la apropiación de hábitos dinámicos y del gusto por la actividad física con vistas a una vida menos sedentaria y más placentera.

Algunas cuestiones sobre la actividad física en el asma bronquial

¿Qué es el asma?

Es la hipersensibilidad de las vías aéreas ante estímulos diversos que cursa con hipersecreción, bronco-espasmo y edema. Los bronquios reaccionan ante estímulos específicos e inespecíficos con una constricción de las células musculares lisas espiralóideas, la mucosa bronquial se edematiza y aumenta desmesuradamente la secreción. Los pequeños bronquios se estrechan fácilmente durante la espiración, ya que sus paredes no poseen cartílago, su apertura es consecuencia de la elasticidad pulmonar. La espiración forzada aumenta la constricción.

¿Qué factores desencadenan el asma?

Durante la respiración normal, las vías aéreas que conducen a los pulmones se encuentran totalmente abiertas y permiten el paso del aire hacia el interior y hacia el exterior. En las personas asmáticas, las vías aéreas están inflamadas y son demasiado sensibles a determinados factores que, por lo general, no afectarían a otras personas. Puede tratarse de sustancias, acontecimientos o actividades, y se los denomina "factores desencadenantes" o “trigger” porque "gatillan" o provocan síntomas de asma, como tos, sibilancias, disnea y opresión torácica. Los desencadenantes pueden variar de una persona a otra o de una estación a otra, y es posible que se modifiquen a medida que un niño crece. Algunos factores desencadenantes comunes son los siguientes: alérgenos, infecciones virales, aire frío, humo, contaminantes y, por supuesto, actividad física. Esto último también conocido como Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE).

¿Qué es el Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE)?

Es una elevada disposición al estrechamiento de la luz bronquial ante el esfuerzo físico.

Este fenómeno se puede manifestar aun en niños no asmáticos y aparece en un 13% de la población general, 90% en asmáticos y 40% en personas con rinitis alérgicas. Cursa con una sensación de dificultad respiratoria, con la presencia de tos, sibilancias y opresión torácica.

Esta respuesta es fisiológica y se constata también en individuos sanos. Al comienzo de la actividad física los bronquios se dilatan facilitando la dinámica ventilatoria.

La broncoconstricción post-esfuerzo se manifiesta en forma exagerada y a menudo aun durante el esfuerzo. La misma aparece luego de entre 6 y 8 minutos de esfuerzo y hasta media hora después. Tal alteración respiratoria es tanto más severa cuanto más intenso el trabajo físico o mayor la duración de la actividad física, tanto más fuerte es el contraste entre enfriamiento durante la actividad y el calentamiento al cesar la actividad (¡atención la vuelta a la calma!).

¿Cuál es su curso?

1) Broncodilatación inicial asintomática. 2) Broncoespasmo clínico: pasados 5-10 minutos desde que se empezó el esfuerzo, cuando la frecuencia cardíaca alcanza aproximadamente los 160 latidos por minuto, aparece la bronco-constricción. 3) Fase de recuperación: entre 30 y 60 minutos después de haber

comenzado el esfuerzo comienza una vuelta a la normalidad en el calibre bronquial y desaparece la sensación disneica.

¿Cuál es el mecanismo de producción del BIE?

El trigger factor es la hiperventilación inducida por el esfuerzo. Acompañada por una alteración de la humedad (sequedad relativa) y la temperatura (enfriamiento) del árbol bronquial que provoca un desequilibrio osmótico en la mucosa, esto produce por un lado la desgranulación de los mastocitos que liberan histamina y cistenil leucotrienos y por otro lado se estimula directamente el vago. Como resultado aparece la triada espasmo-hipercrinia-edema.

¿Qué es la fase refractaria?

La fase refractaria posterior a la crisis es un lapso de más de dos horas en el que la reacción está disminuida. El período refractario se debe a la depleción de mediadores de bronco-constricción y/o a la generación de prostaglandinas broncodilatadoras (PGE2) durante el esfuerzo. El período refractario puede inducirse mediante una entrada en calor lenta, gradual y progresiva. Una vez que los mastocitos gastaron su carga de histamina requieren un tiempo superior a las dos horas para la resíntesis de la misma. Entonces podemos decir que la actividad física es el único desencadenante natural que induce taquifilaxia (Efecto decreciente de un medicamento).

¿Cómo se diagnostica el BIE?

La confirmación del diagnóstico requiere de pruebas de función respiratoria que evidencien obstrucción, variabilidad en dicha obstrucción y reversibilidad de la misma.

El BIE es la expresión de la híper-reactividad bronquial inespecífica y se puede comprobar: inhalando sustancias bronco-constrictoras (histamina, metacolina), hiperventilando en frío o con esfuerzo físico.

Diversos autores opinan que la forma de esfuerzo que más rápidamente provoca el BIE es correr al aire libre o sobre una cinta deslizante. El grado de severidad del BIE depende del tipo e intensidad de esfuerzo. Se aconseja utilizar protocolos con los cuales se alcance inmediatamente la carga deseada. Se recomienda una carga de 6 a 8 minutos de duración sobre la cinta deslizante. La temperatura ambiente no debe ser superior a los 25º C con una humedad relativa del 50%. El probante no debe hacer esfuerzos por lo menos dos horas antes. Es imprescindible garantizar la carencia de medicamentos. El esfuerzo debe alcanzar el 90% de la frecuencia máxima teórica y será registrado electrocardiográficamente.

La aparición de los primeros síntomas es causal de interrupción de la prueba. Un descenso del 15% del VEF1 es el criterio. El VEF1 se controla antes y después a intervalos de 5 minutos, y por espacio de 20 minutos.

¿Es necesaria la medicamentación?

El entrenamiento físico es actualmente considerado como medida inseparable en el tratamiento del asma. Diferentes investigaciones han mostrado que el entrenamiento físico regular mejora la función pulmonar y eventualmente hasta puede disminuir la necesidad de medicamentos antiasmáticos. Pero los efectos positivos sobre la función respiratoria no deben ser nunca buscados como primer objetivo de una deportoterapia, antes bien como un efecto secundario.

Es recomendable comenzar a entrenar libre de sintomatología y con una óptima función pulmonar, lo que impone como pre-requisito una adecuada terapia medicamentosa.

¿Cómo se mide la función pulmonar?

Midiendo con una espiración forzada la cantidad de aire expulsado en el primer segundo.

Así como un paciente diabético debe auto-controlarse regularmente el tenor de la glicemia para garantizar una óptima terapia a largo plazo, de la misma manera es necesario que un paciente con asma se auto-controle regularmente su función pulmonar.

La verificación de la cantidad de aire expulsado en el primer segundo durante una espiración forzada nos da una idea clara del calibre de las vía aéreas. Como la constricción bronquial no es percibida (no da síntomas) hasta que la resistencia aérea se duplica, se hace necesaria la verificación por medio de la medición del VEF1. La misma se puede constatar por medio de una espirometría, pero también se lo puede hacer fácilmente con un medidor de pico-flujo (Peak-Flow-Meter). El Peak-Flow-Meter es un dispositivo que permite averiguar, en forma doméstica, el estado de la función pulmonar. Es pequeño, manuable y no necesita electricidad para su funcionamiento, es especialmente adecuado para las mediciones caseras, en el gimnasio, la pileta y al aire libre, etc.

Mediciones regulares y sistemáticas, registradas en un protocolo de valores de VEF1, permiten conocer y delimitar los intervalos asintomáticos; condición imprescindible para una práctica deportiva libre de riesgos. Es importante conocer para cada persona cuál es su mejor valor personal de Pico Flujo o VEF. Este es el valor que debe tenerse en cuenta, ya que las cifras de las tablas de normalidad son sólo orientadoras.

¿Cómo determinar cuál es la mejor lectura del Pico flujo?

Aunque el flujo máximo "normal" está determinado, para medir el mejor valor individual se recomienda usar siempre el mismo medidor de pico flujo, consignar los valores de flujo máximo dos veces al día durante dos semanas, hacer mediciones antes y 20' después de tomar medicamentos y descartar los valores distantes. Los mejores valores personales varían a medida que un niño crece y cambia el estado de la enfermedad.

¿Cuáles de las capacidades motoras deben ser trabajadas objetivamente en clase?

Coordinación: posibilita dominar segura y económicamente acciones motoras dadas en situaciones previsibles e imprevisibles y aprender rápidamente nuevos movimientos.

En el marco de un programa de deportoterapia con niños y adolescentes de hasta 14 años, el entrenamiento de la coordinación ocupa un lugar de jerarquía. Una mejorada coordinación disminuye el riesgo de lesiones y objetiva la fuerza muscular que se traduce en economía de energía. Se recomienda trabajar: orientación temporo-espacial, diferenciación kinestésica, reacción, ritmo y equilibrio.

Resistencia: el entrenamiento de la resistencia general dinámica aeróbica es primordial en un programa de deportoterapia con relación a los conocidos mecanismos desencadenantes del BIE. Tras un objetivo incremento de la resistencia aeróbica se constata una economía de la actividad cardiorrespiratoria. Bradicardia en reposo y lento aumento durante el esfuerzo. Bradipnea y mayor amplitud ventilatoria. Baja frecuencia ventilatoria en esfuerzos livianos, respectivamente cargas livianas pueden ser absueltas con bajas frecuencias respiratorias. Un económico y efectivo trabajo ventilatorio desplaza hacia arriba el umbral de aparición de los síntomas.

Considerando la característica del BIE (actividades intensas < 2’), el periodo refractario y el fenómeno de running through se debe elegir y adecuar el método de entrenamiento.

El periodo refractario justifica el método intervalado.

Fuerza: el entrenamiento específico de la fuerza no se recomienda en grupos de deportoterapia (disminuir los riesgos de la maniobra de Valsalva). Sin embargo, no debemos descuidar desarrollar la fuerza resistente necesaria para la práctica deportiva y la actividad cotidiana.

Flexibilidad: el desarrollo de la misma cobra importancia, en especial, en lo referente a movilidad del tren superior y tórax, y en general, en la prevención de lesiones y aprendizaje motor. La economía de movimientos consecuencia de una buena movilidad se traduce en ahorro energético, respectivamente baja frecuencia ventilatoria para una carga dada.

Velocidad: el entrenamiento para el mejoramiento de la velocidad no se justifica en un programa de deportoterapia, ya que altas intensidades de ejecución motriz se acompañan necesariamente de hiperventilación.

No obstante, la velocidad de reacción, tan importante para las actividades de la vida diaria como para el deporte, puede ser mejorada por medio de juegos.

Entrada en calor y Vuelta a la calma: lenta, gradual y progresiva.

¿Cómo se puede dosificar y controlar el esfuerzo?

“En deportoterapia el esfuerzo debe ser

tan cuidadosamente dosificado

como un medicamento”

(J. Keul; 1981)

El control se logra a través de parámetros objetivos:

• Evaluación de la función respiratoria.

• Tos: ante reacciones de tos se debe interrumpir inmediatamente la actividad física y aplicar técnicas de tos aprendidas.

• Respiración (ruidos, frecuencia, profundidad).

• Pulso: la variable en el BIE es la intensidad del esfuerzo.

La intensidad del estímulo se puede controlar en actividades aeróbicas dinámicas y rítmicas por medio de la frecuencia cardíaca, ya que en estas actividades la carga metabólica es regular, carece de “picos” de esfuerzo y no hay sucesos de hiperventilación. La intensidad del esfuerzo no debe sobrepasar el 50/60% de la capacidad de rendimiento máximo para no disparar un BIE.

Nos podemos orientar utilizando el método indirecto de la Frecuencia cardíaca de reserva.

Fórmula de Karvonen: Frec. Ent. = Frec. Rep. + [(220 – edad) – Frec. Rep.] x 0,60

Los deportes por equipos más populares tienen, en general, un carácter intervalado, condición que hace más difícil de controlar y dosificar el esfuerzo.

Un control más fino se logra por el conocimiento de las conductas personales y comportamientos de los alumnos. Los parámetros subjetivos son:

• Postura

• Dinámica corporal

• Color de la piel

• Estado del paciente

• Transpiración

• Escala del esfuerzo percibido (RPE) de Borg, que se utiliza para indicar la sensación subjetiva del esfuerzo experimentada por el sujeto. El RPE proporciona una idea global del esfuerzo y debe ser utilizado, más bien, con fines didácticos, ya que cuando un entrenando se acostumbra a las sensaciones que experimenta en determinado rango del RPE no habrá tanta necesidad de medir la frecuencia cardíaca.

¿Cuáles son las actividades más adecuadas?

Las actividades más adecuadas, que producen menos BIE y promueven benéficas adaptaciones en términos de salud, son, en orden creciente en cuanto a su capacidad asmogénica: natación, ciclismo, esquí nórdico y correr/trotar. Las actividades intermitentes, aunque sean intensas (por ejemplo, intervalos de medio minuto), no suelen causar síntomas, siendo por el contrario el esfuerzo prolongado el más nocivo tal como la carrera de medio-fondo.

¿Por qué son importantes las técnicas de educación respiratoria?

La educación respiratoria es importante en el asmático ya que disminuye la influencia de los estímulos inespecíficos como el frío, la espiración forzada y la hiperventilación de causa emocional. Niños y adolescentes deben aprender a respirar por la nariz en reposo y durante el esfuerzo con relación a su capacidad; aprender a correr, a jugar y a tranquilizarse en situación de disnea con estenósis espiratoria (freno labial), y aprender determinadas maniobras para superar improductivos accesos de tos, así como específicas posiciones que facilitan la dinámica ventilatoria. Soplar o espirar a través de los labios entrecerrados mantiene la presión intrabronquial y evita el colapso bronquial. Recuérdese que los bronquios no poseen cartílagos y se estrechan fácilmente ante una fuerte presión torácica. Respirando con estenósis labial la presión intrabronquial disminuye lentamente, variando desde la elevada presión pulmonar hasta la baja presión atmosférica.

Bibliografía

• Cegla, U. (1992). Atem-techniken. Stuttgart: Ed. Trias.

• Howley, E. y Don Franks, B. (1993). Manual del técnico en salud y fitnes. Barcelona: Ed. Paidotribo.

• Lecheler, J. y Fischer, J. (1990). Bewegungs und sport bei Athsma bronchiale. Köln: Ed. Echo-Verlag GmbH.

• Ridgway, R. (1994). Asma. Buenos Aires: Ed. Sudamericana.

• Rost, R. (1991). Sport und Bewegungstherapie bei inneren Krankheiten. Köln: Ed. Deutscher Ärzte Verlag.

“Asma y Actividad Física”

Daniel Airasca

Doctor en Educación

Facultad de Motricidad Humana y Deportes

Universidad Abierta Interamericana - Rosario

Abstract

Las enfermedades con limitación del flujo espiratorio (ELFE), sobre todo el asma bronquial, no son enfermedades raras, sino algunas de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia. Su relación con la actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el deporte y la actividad física constituyen uno de los más importantes "trigger" desencadenante del asma de esfuerzo (BIE), por el otro y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de medidas a largo plazo para evitar el asma.

Tal panorama obliga a profesores de educación física y kinesiólogos a tener bien claro que los estímulos funcionales deberán ser aplicados en armonía con la naturaleza humana, aprovechando posibilidades, cubriendo carencias y respetando las limitaciones de cada caso, para así evitar los riesgos y aprovechar y potenciar las chances.

La conferencia desarrollará fundamentos y metodologías de la actividad física y el deporte en el marco de las medidas preventivas, terapéuticas y rehabilitativas en pacientes con asma bronquial.

Los principales contenidos abordados son: Asma y asma de esfuerzo, etiología. Bronco-constricción inducida por el esfuerzo. Curso y mecanismo de producción. Fase refractaria. Diagnosis del BIE. Medicación y actividad física. Medición de la función pulmonar. Valores normales y valor personal de VEF Capacidades motoras. Desarrollo de una clase. Dosificación del esfuerzo. Control del esfuerzo: Parámetros objetivos y subjetivos. Escala de Borg. Actividades más adecuadas, Consideraciones especiales. Contraindicaciones. Educación respiratoria.

Palabras Claves: Asma – broncoespasmo inducido por esfuerzo – actividad física – dosificación - indicaciones

Actividad física y asma

El asma bronquial no es una enfermedad rara, es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia, con el agravante de que tiene un bajo nivel de respuesta, uno de cada cuatro está diagnosticado. No es preocupante sólo la tasa de morbilidad y la tasa de mortalidad, sino la tendencia creciente, agravada por el sedentarismo, contaminación ambiental, el consumo de cigarrillos, la vida interior confortable, etc. El asma bronquial debuta principalmente en edad escolar (60% antes de los 5 años), entonces Escuela y Educación presentan un complicante factor anexo, que se traduce en una

ineludible responsabilidad para maestros y profesores de educación física. En línea con las estadísticas podemos decir que cada maestro tiene un niño asmático en el aula, y cada profesor de educación física debería tener por lo menos un niño asmático para entrenar; digo debería, habida cuenta de los equivocados y celosos mecanismos sociales de sobreprotección. La relación entre asma y actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el esfuerzo es el principal trigger desencadenante del asma. Por el otro, y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de las medidas a largo plazo para evitar el asma. El problema es de proporciones en estas primeras etapas de la vida, no sólo por lo que significa la actividad física y el deporte en el desarrollo físico y en la maduración de la personalidad, sino en la apropiación de hábitos dinámicos y del gusto por la actividad física con vistas a una vida menos sedentaria y más placentera.

Algunas cuestiones sobre la actividad física en el asma bronquial

¿Qué es el asma?

Es la hipersensibilidad de las vías aéreas ante estímulos diversos que cursa con hipersecreción, bronco-espasmo y edema. Los bronquios reaccionan ante estímulos específicos e inespecíficos con una constricción de las células musculares lisas espiralóideas, la mucosa bronquial se edematiza y aumenta desmesuradamente la secreción. Los pequeños bronquios se estrechan fácilmente durante la espiración, ya que sus paredes no poseen cartílago, su apertura es consecuencia de la elasticidad pulmonar. La espiración forzada aumenta la constricción.

¿Qué factores desencadenan el asma?

Durante la respiración normal, las vías aéreas que conducen a los pulmones se encuentran totalmente abiertas y permiten el paso del aire hacia el interior y hacia el exterior. En las personas asmáticas, las vías aéreas están inflamadas y son demasiado sensibles a determinados factores que, por lo general, no afectarían a otras personas. Puede tratarse de sustancias, acontecimientos o actividades, y se los denomina "factores desencadenantes" o “trigger” porque "gatillan" o provocan síntomas de asma, como tos, sibilancias, disnea y opresión torácica. Los desencadenantes pueden variar de una persona a otra o de una estación a otra, y es posible que se modifiquen a medida que un niño crece. Algunos factores desencadenantes comunes son los siguientes: alérgenos, infecciones virales, aire frío, humo, contaminantes y, por supuesto, actividad física. Esto último también conocido como Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE).

¿Qué es el Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE)?

Es una elevada disposición al estrechamiento de la luz bronquial ante el esfuerzo físico.

Este fenómeno se puede manifestar aun en niños no asmáticos y aparece en un 13% de la población general, 90% en asmáticos y 40% en personas con rinitis alérgicas. Cursa con una sensación de dificultad respiratoria, con la presencia de tos, sibilancias y opresión torácica.

Esta respuesta es fisiológica y se constata también en individuos sanos. Al comienzo de la actividad física los bronquios se dilatan facilitando la dinámica ventilatoria.

La broncoconstricción post-esfuerzo se manifiesta en forma exagerada y a menudo aun durante el esfuerzo. La misma aparece luego de entre 6 y 8 minutos de esfuerzo y hasta media hora después. Tal alteración respiratoria es tanto más severa cuanto más intenso el trabajo físico o mayor la duración de la actividad física, tanto más fuerte es el contraste entre enfriamiento durante la actividad y el calentamiento al cesar la actividad (¡atención la vuelta a la calma!).

¿Cuál es su curso?

1) Broncodilatación inicial asintomática. 2) Broncoespasmo clínico: pasados 5-10 minutos desde que se empezó el esfuerzo, cuando la frecuencia cardíaca alcanza aproximadamente los 160 latidos por minuto, aparece la bronco-constricción. 3) Fase de recuperación: entre 30 y 60 minutos después de haber

comenzado el esfuerzo comienza una vuelta a la normalidad en el calibre bronquial y desaparece la sensación disneica.

¿Cuál es el mecanismo de producción del BIE?

El trigger factor es la hiperventilación inducida por el esfuerzo. Acompañada por una alteración de la humedad (sequedad relativa) y la temperatura (enfriamiento) del árbol bronquial que provoca un desequilibrio osmótico en la mucosa, esto produce por un lado la desgranulación de los mastocitos que liberan histamina y cistenil leucotrienos y por otro lado se estimula directamente el vago. Como resultado aparece la triada espasmo-hipercrinia-edema.

¿Qué es la fase refractaria?

La fase refractaria posterior a la crisis es un lapso de más de dos horas en el que la reacción está disminuida. El período refractario se debe a la depleción de mediadores de bronco-constricción y/o a la generación de prostaglandinas broncodilatadoras (PGE2) durante el esfuerzo. El período refractario puede inducirse mediante una entrada en calor lenta, gradual y progresiva. Una vez que los mastocitos gastaron su carga de histamina requieren un tiempo superior a las dos horas para la resíntesis de la misma. Entonces podemos decir que la actividad física es el único desencadenante natural que induce taquifilaxia (Efecto decreciente de un medicamento).

¿Cómo se diagnostica el BIE?

La confirmación del diagnóstico requiere de pruebas de función respiratoria que evidencien obstrucción, variabilidad en dicha obstrucción y reversibilidad de la misma.

El BIE es la expresión de la híper-reactividad bronquial inespecífica y se puede comprobar: inhalando sustancias bronco-constrictoras (histamina, metacolina), hiperventilando en frío o con esfuerzo físico.

Diversos autores opinan que la forma de esfuerzo que más rápidamente provoca el BIE es correr al aire libre o sobre una cinta deslizante. El grado de severidad del BIE depende del tipo e intensidad de esfuerzo. Se aconseja utilizar protocolos con los cuales se alcance inmediatamente la carga deseada. Se recomienda una carga de 6 a 8 minutos de duración sobre la cinta deslizante. La temperatura ambiente no debe ser superior a los 25º C con una humedad relativa del 50%. El probante no debe hacer esfuerzos por lo menos dos horas antes. Es imprescindible garantizar la carencia de medicamentos. El esfuerzo debe alcanzar el 90% de la frecuencia máxima teórica y será registrado electrocardiográficamente.

La aparición de los primeros síntomas es causal de interrupción de la prueba. Un descenso del 15% del VEF1 es el criterio. El VEF1 se controla antes y después a intervalos de 5 minutos, y por espacio de 20 minutos.

¿Es necesaria la medicamentación?

El entrenamiento físico es actualmente considerado como medida inseparable en el tratamiento del asma. Diferentes investigaciones han mostrado que el entrenamiento físico regular mejora la función pulmonar y eventualmente hasta puede disminuir la necesidad de medicamentos antiasmáticos. Pero los efectos positivos sobre la función respiratoria no deben ser nunca buscados como primer objetivo de una deportoterapia, antes bien como un efecto secundario.

Es recomendable comenzar a entrenar libre de sintomatología y con una óptima función pulmonar, lo que impone como pre-requisito una adecuada terapia medicamentosa.

¿Cómo se mide la función pulmonar?

Midiendo con una espiración forzada la cantidad de aire expulsado en el primer segundo.

Así como un paciente diabético debe auto-controlarse regularmente el tenor de la glicemia para garantizar una óptima terapia a largo plazo, de la misma manera es necesario que un paciente con asma se auto-controle regularmente su función pulmonar.

La verificación de la cantidad de aire expulsado en el primer segundo durante una espiración forzada nos da una idea clara del calibre de las vía aéreas. Como la constricción bronquial no es percibida (no da síntomas) hasta que la resistencia aérea se duplica, se hace necesaria la verificación por medio de la medición del VEF1. La misma se puede constatar por medio de una espirometría, pero también se lo puede hacer fácilmente con un medidor de pico-flujo (Peak-Flow-Meter). El Peak-Flow-Meter es un dispositivo que permite averiguar, en forma doméstica, el estado de la función pulmonar. Es pequeño, manuable y no necesita electricidad para su funcionamiento, es especialmente adecuado para las mediciones caseras, en el gimnasio, la pileta y al aire libre, etc.

Mediciones regulares y sistemáticas, registradas en un protocolo de valores de VEF1, permiten conocer y delimitar los intervalos asintomáticos; condición imprescindible para una práctica deportiva libre de riesgos. Es importante conocer para cada persona cuál es su mejor valor personal de Pico Flujo o VEF. Este es el valor que debe tenerse en cuenta, ya que las cifras de las tablas de normalidad son sólo orientadoras.

¿Cómo determinar cuál es la mejor lectura del Pico flujo?

Aunque el flujo máximo "normal" está determinado, para medir el mejor valor individual se recomienda usar siempre el mismo medidor de pico flujo, consignar los valores de flujo máximo dos veces al día durante dos semanas, hacer mediciones antes y 20' después de tomar medicamentos y descartar los valores distantes. Los mejores valores personales varían a medida que un niño crece y cambia el estado de la enfermedad.

¿Cuáles de las capacidades motoras deben ser trabajadas objetivamente en clase?

Coordinación: posibilita dominar segura y económicamente acciones motoras dadas en situaciones previsibles e imprevisibles y aprender rápidamente nuevos movimientos.

En el marco de un programa de deportoterapia con niños y adolescentes de hasta 14 años, el entrenamiento de la coordinación ocupa un lugar de jerarquía. Una mejorada coordinación disminuye el riesgo de lesiones y objetiva la fuerza muscular que se traduce en economía de energía. Se recomienda trabajar: orientación temporo-espacial, diferenciación kinestésica, reacción, ritmo y equilibrio.

Resistencia: el entrenamiento de la resistencia general dinámica aeróbica es primordial en un programa de deportoterapia con relación a los conocidos mecanismos desencadenantes del BIE. Tras un objetivo incremento de la resistencia aeróbica se constata una economía de la actividad cardiorrespiratoria. Bradicardia en reposo y lento aumento durante el esfuerzo. Bradipnea y mayor amplitud ventilatoria. Baja frecuencia ventilatoria en esfuerzos livianos, respectivamente cargas livianas pueden ser absueltas con bajas frecuencias respiratorias. Un económico y efectivo trabajo ventilatorio desplaza hacia arriba el umbral de aparición de los síntomas.

Considerando la característica del BIE (actividades intensas < 2’), el periodo refractario y el fenómeno de running through se debe elegir y adecuar el método de entrenamiento.

El periodo refractario justifica el método intervalado.

Fuerza: el entrenamiento específico de la fuerza no se recomienda en grupos de deportoterapia (disminuir los riesgos de la maniobra de Valsalva). Sin embargo, no debemos descuidar desarrollar la fuerza resistente necesaria para la práctica deportiva y la actividad cotidiana.

Flexibilidad: el desarrollo de la misma cobra importancia, en especial, en lo referente a movilidad del tren superior y tórax, y en general, en la prevención de lesiones y aprendizaje motor. La economía de movimientos consecuencia de una buena movilidad se traduce en ahorro energético, respectivamente baja frecuencia ventilatoria para una carga dada.

Velocidad: el entrenamiento para el mejoramiento de la velocidad no se justifica en un programa de deportoterapia, ya que altas intensidades de ejecución motriz se acompañan necesariamente de hiperventilación.

No obstante, la velocidad de reacción, tan importante para las actividades de la vida diaria como para el deporte, puede ser mejorada por medio de juegos.

Entrada en calor y Vuelta a la calma: lenta, gradual y progresiva.

¿Cómo se puede dosificar y controlar el esfuerzo?

“En deportoterapia el esfuerzo debe ser

tan cuidadosamente dosificado

como un medicamento”

(J. Keul; 1981)

El control se logra a través de parámetros objetivos:

• Evaluación de la función respiratoria.

• Tos: ante reacciones de tos se debe interrumpir inmediatamente la actividad física y aplicar técnicas de tos aprendidas.

• Respiración (ruidos, frecuencia, profundidad).

• Pulso: la variable en el BIE es la intensidad del esfuerzo.

La intensidad del estímulo se puede controlar en actividades aeróbicas dinámicas y rítmicas por medio de la frecuencia cardíaca, ya que en estas actividades la carga metabólica es regular, carece de “picos” de esfuerzo y no hay sucesos de hiperventilación. La intensidad del esfuerzo no debe sobrepasar el 50/60% de la capacidad de rendimiento máximo para no disparar un BIE.

Nos podemos orientar utilizando el método indirecto de la Frecuencia cardíaca de reserva.

Fórmula de Karvonen: Frec. Ent. = Frec. Rep. + [(220 – edad) – Frec. Rep.] x 0,60

Los deportes por equipos más populares tienen, en general, un carácter intervalado, condición que hace más difícil de controlar y dosificar el esfuerzo.

Un control más fino se logra por el conocimiento de las conductas personales y comportamientos de los alumnos. Los parámetros subjetivos son:

• Postura

• Dinámica corporal

• Color de la piel

• Estado del paciente

• Transpiración

• Escala del esfuerzo percibido (RPE) de Borg, que se utiliza para indicar la sensación subjetiva del esfuerzo experimentada por el sujeto. El RPE proporciona una idea global del esfuerzo y debe ser utilizado, más bien, con fines didácticos, ya que cuando un entrenando se acostumbra a las sensaciones que experimenta en determinado rango del RPE no habrá tanta necesidad de medir la frecuencia cardíaca.

¿Cuáles son las actividades más adecuadas?

Las actividades más adecuadas, que producen menos BIE y promueven benéficas adaptaciones en términos de salud, son, en orden creciente en cuanto a su capacidad asmogénica: natación, ciclismo, esquí nórdico y correr/trotar. Las actividades intermitentes, aunque sean intensas (por ejemplo, intervalos de medio minuto), no suelen causar síntomas, siendo por el contrario el esfuerzo prolongado el más nocivo tal como la carrera de medio-fondo.

¿Por qué son importantes las técnicas de educación respiratoria?

La educación respiratoria es importante en el asmático ya que disminuye la influencia de los estímulos inespecíficos como el frío, la espiración forzada y la hiperventilación de causa emocional. Niños y adolescentes deben aprender a respirar por la nariz en reposo y durante el esfuerzo con relación a su capacidad; aprender a correr, a jugar y a tranquilizarse en situación de disnea con estenósis espiratoria (freno labial), y aprender determinadas maniobras para superar improductivos accesos de tos, así como específicas posiciones que facilitan la dinámica ventilatoria. Soplar o espirar a través de los labios entrecerrados mantiene la presión intrabronquial y evita el colapso bronquial. Recuérdese que los bronquios no poseen cartílagos y se estrechan fácilmente ante una fuerte presión torácica. Respirando con estenósis labial la presión intrabronquial disminuye lentamente, variando desde la elevada presión pulmonar hasta la baja presión atmosférica.

Bibliografía

• Cegla, U. (1992). Atem-techniken. Stuttgart: Ed. Trias.

• Howley, E. y Don Franks, B. (1993). Manual del técnico en salud y fitnes. Barcelona: Ed. Paidotribo.

• Lecheler, J. y Fischer, J. (1990). Bewegungs und sport bei Athsma bronchiale. Köln: Ed. Echo-Verlag GmbH.

• Ridgway, R. (1994). Asma. Buenos Aires: Ed. Sudamericana.

• Rost, R. (1991). Sport und Bewegungstherapie bei inneren Krankheiten. Köln: Ed. Deutscher Ärzte Verlag.

“Asma y Actividad Física”

Daniel Airasca

Doctor en Educación

Facultad de Motricidad Humana y Deportes

Universidad Abierta Interamericana - Rosario

Abstract

Las enfermedades con limitación del flujo espiratorio (ELFE), sobre todo el asma bronquial, no son enfermedades raras, sino algunas de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia. Su relación con la actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el deporte y la actividad física constituyen uno de los más importantes "trigger" desencadenante del asma de esfuerzo (BIE), por el otro y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de medidas a largo plazo para evitar el asma.

Tal panorama obliga a profesores de educación física y kinesiólogos a tener bien claro que los estímulos funcionales deberán ser aplicados en armonía con la naturaleza humana, aprovechando posibilidades, cubriendo carencias y respetando las limitaciones de cada caso, para así evitar los riesgos y aprovechar y potenciar las chances.

La conferencia desarrollará fundamentos y metodologías de la actividad física y el deporte en el marco de las medidas preventivas, terapéuticas y rehabilitativas en pacientes con asma bronquial.

Los principales contenidos abordados son: Asma y asma de esfuerzo, etiología. Bronco-constricción inducida por el esfuerzo. Curso y mecanismo de producción. Fase refractaria. Diagnosis del BIE. Medicación y actividad física. Medición de la función pulmonar. Valores normales y valor personal de VEF Capacidades motoras. Desarrollo de una clase. Dosificación del esfuerzo. Control del esfuerzo: Parámetros objetivos y subjetivos. Escala de Borg. Actividades más adecuadas, Consideraciones especiales. Contraindicaciones. Educación respiratoria.

Palabras Claves: Asma – broncoespasmo inducido por esfuerzo – actividad física – dosificación - indicaciones

Actividad física y asma

El asma bronquial no es una enfermedad rara, es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia, con el agravante de que tiene un bajo nivel de respuesta, uno de cada cuatro está diagnosticado. No es preocupante sólo la tasa de morbilidad y la tasa de mortalidad, sino la tendencia creciente, agravada por el sedentarismo, contaminación ambiental, el consumo de cigarrillos, la vida interior confortable, etc. El asma bronquial debuta principalmente en edad escolar (60% antes de los 5 años), entonces Escuela y Educación presentan un complicante factor anexo, que se traduce en una

ineludible responsabilidad para maestros y profesores de educación física. En línea con las estadísticas podemos decir que cada maestro tiene un niño asmático en el aula, y cada profesor de educación física debería tener por lo menos un niño asmático para entrenar; digo debería, habida cuenta de los equivocados y celosos mecanismos sociales de sobreprotección. La relación entre asma y actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el esfuerzo es el principal trigger desencadenante del asma. Por el otro, y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de las medidas a largo plazo para evitar el asma. El problema es de proporciones en estas primeras etapas de la vida, no sólo por lo que significa la actividad física y el deporte en el desarrollo físico y en la maduración de la personalidad, sino en la apropiación de hábitos dinámicos y del gusto por la actividad física con vistas a una vida menos sedentaria y más placentera.

Algunas cuestiones sobre la actividad física en el asma bronquial

¿Qué es el asma?

Es la hipersensibilidad de las vías aéreas ante estímulos diversos que cursa con hipersecreción, bronco-espasmo y edema. Los bronquios reaccionan ante estímulos específicos e inespecíficos con una constricción de las células musculares lisas espiralóideas, la mucosa bronquial se edematiza y aumenta desmesuradamente la secreción. Los pequeños bronquios se estrechan fácilmente durante la espiración, ya que sus paredes no poseen cartílago, su apertura es consecuencia de la elasticidad pulmonar. La espiración forzada aumenta la constricción.

¿Qué factores desencadenan el asma?

Durante la respiración normal, las vías aéreas que conducen a los pulmones se encuentran totalmente abiertas y permiten el paso del aire hacia el interior y hacia el exterior. En las personas asmáticas, las vías aéreas están inflamadas y son demasiado sensibles a determinados factores que, por lo general, no afectarían a otras personas. Puede tratarse de sustancias, acontecimientos o actividades, y se los denomina "factores desencadenantes" o “trigger” porque "gatillan" o provocan síntomas de asma, como tos, sibilancias, disnea y opresión torácica. Los desencadenantes pueden variar de una persona a otra o de una estación a otra, y es posible que se modifiquen a medida que un niño crece. Algunos factores desencadenantes comunes son los siguientes: alérgenos, infecciones virales, aire frío, humo, contaminantes y, por supuesto, actividad física. Esto último también conocido como Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE).

¿Qué es el Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE)?

Es una elevada disposición al estrechamiento de la luz bronquial ante el esfuerzo físico.

Este fenómeno se puede manifestar aun en niños no asmáticos y aparece en un 13% de la población general, 90% en asmáticos y 40% en personas con rinitis alérgicas. Cursa con una sensación de dificultad respiratoria, con la presencia de tos, sibilancias y opresión torácica.

Esta respuesta es fisiológica y se constata también en individuos sanos. Al comienzo de la actividad física los bronquios se dilatan facilitando la dinámica ventilatoria.

La broncoconstricción post-esfuerzo se manifiesta en forma exagerada y a menudo aun durante el esfuerzo. La misma aparece luego de entre 6 y 8 minutos de esfuerzo y hasta media hora después. Tal alteración respiratoria es tanto más severa cuanto más intenso el trabajo físico o mayor la duración de la actividad física, tanto más fuerte es el contraste entre enfriamiento durante la actividad y el calentamiento al cesar la actividad (¡atención la vuelta a la calma!).

¿Cuál es su curso?

1) Broncodilatación inicial asintomática. 2) Broncoespasmo clínico: pasados 5-10 minutos desde que se empezó el esfuerzo, cuando la frecuencia cardíaca alcanza aproximadamente los 160 latidos por minuto, aparece la bronco-constricción. 3) Fase de recuperación: entre 30 y 60 minutos después de haber

comenzado el esfuerzo comienza una vuelta a la normalidad en el calibre bronquial y desaparece la sensación disneica.

¿Cuál es el mecanismo de producción del BIE?

El trigger factor es la hiperventilación inducida por el esfuerzo. Acompañada por una alteración de la humedad (sequedad relativa) y la temperatura (enfriamiento) del árbol bronquial que provoca un desequilibrio osmótico en la mucosa, esto produce por un lado la desgranulación de los mastocitos que liberan histamina y cistenil leucotrienos y por otro lado se estimula directamente el vago. Como resultado aparece la triada espasmo-hipercrinia-edema.

¿Qué es la fase refractaria?

La fase refractaria posterior a la crisis es un lapso de más de dos horas en el que la reacción está disminuida. El período refractario se debe a la depleción de mediadores de bronco-constricción y/o a la generación de prostaglandinas broncodilatadoras (PGE2) durante el esfuerzo. El período refractario puede inducirse mediante una entrada en calor lenta, gradual y progresiva. Una vez que los mastocitos gastaron su carga de histamina requieren un tiempo superior a las dos horas para la resíntesis de la misma. Entonces podemos decir que la actividad física es el único desencadenante natural que induce taquifilaxia (Efecto decreciente de un medicamento).

¿Cómo se diagnostica el BIE?

La confirmación del diagnóstico requiere de pruebas de función respiratoria que evidencien obstrucción, variabilidad en dicha obstrucción y reversibilidad de la misma.

El BIE es la expresión de la híper-reactividad bronquial inespecífica y se puede comprobar: inhalando sustancias bronco-constrictoras (histamina, metacolina), hiperventilando en frío o con esfuerzo físico.

Diversos autores opinan que la forma de esfuerzo que más rápidamente provoca el BIE es correr al aire libre o sobre una cinta deslizante. El grado de severidad del BIE depende del tipo e intensidad de esfuerzo. Se aconseja utilizar protocolos con los cuales se alcance inmediatamente la carga deseada. Se recomienda una carga de 6 a 8 minutos de duración sobre la cinta deslizante. La temperatura ambiente no debe ser superior a los 25º C con una humedad relativa del 50%. El probante no debe hacer esfuerzos por lo menos dos horas antes. Es imprescindible garantizar la carencia de medicamentos. El esfuerzo debe alcanzar el 90% de la frecuencia máxima teórica y será registrado electrocardiográficamente.

La aparición de los primeros síntomas es causal de interrupción de la prueba. Un descenso del 15% del VEF1 es el criterio. El VEF1 se controla antes y después a intervalos de 5 minutos, y por espacio de 20 minutos.

¿Es necesaria la medicamentación?

El entrenamiento físico es actualmente considerado como medida inseparable en el tratamiento del asma. Diferentes investigaciones han mostrado que el entrenamiento físico regular mejora la función pulmonar y eventualmente hasta puede disminuir la necesidad de medicamentos antiasmáticos. Pero los efectos positivos sobre la función respiratoria no deben ser nunca buscados como primer objetivo de una deportoterapia, antes bien como un efecto secundario.

Es recomendable comenzar a entrenar libre de sintomatología y con una óptima función pulmonar, lo que impone como pre-requisito una adecuada terapia medicamentosa.

¿Cómo se mide la función pulmonar?

Midiendo con una espiración forzada la cantidad de aire expulsado en el primer segundo.

Así como un paciente diabético debe auto-controlarse regularmente el tenor de la glicemia para garantizar una óptima terapia a largo plazo, de la misma manera es necesario que un paciente con asma se auto-controle regularmente su función pulmonar.

La verificación de la cantidad de aire expulsado en el primer segundo durante una espiración forzada nos da una idea clara del calibre de las vía aéreas. Como la constricción bronquial no es percibida (no da síntomas) hasta que la resistencia aérea se duplica, se hace necesaria la verificación por medio de la medición del VEF1. La misma se puede constatar por medio de una espirometría, pero también se lo puede hacer fácilmente con un medidor de pico-flujo (Peak-Flow-Meter). El Peak-Flow-Meter es un dispositivo que permite averiguar, en forma doméstica, el estado de la función pulmonar. Es pequeño, manuable y no necesita electricidad para su funcionamiento, es especialmente adecuado para las mediciones caseras, en el gimnasio, la pileta y al aire libre, etc.

Mediciones regulares y sistemáticas, registradas en un protocolo de valores de VEF1, permiten conocer y delimitar los intervalos asintomáticos; condición imprescindible para una práctica deportiva libre de riesgos. Es importante conocer para cada persona cuál es su mejor valor personal de Pico Flujo o VEF. Este es el valor que debe tenerse en cuenta, ya que las cifras de las tablas de normalidad son sólo orientadoras.

¿Cómo determinar cuál es la mejor lectura del Pico flujo?

Aunque el flujo máximo "normal" está determinado, para medir el mejor valor individual se recomienda usar siempre el mismo medidor de pico flujo, consignar los valores de flujo máximo dos veces al día durante dos semanas, hacer mediciones antes y 20' después de tomar medicamentos y descartar los valores distantes. Los mejores valores personales varían a medida que un niño crece y cambia el estado de la enfermedad.

¿Cuáles de las capacidades motoras deben ser trabajadas objetivamente en clase?

Coordinación: posibilita dominar segura y económicamente acciones motoras dadas en situaciones previsibles e imprevisibles y aprender rápidamente nuevos movimientos.

En el marco de un programa de deportoterapia con niños y adolescentes de hasta 14 años, el entrenamiento de la coordinación ocupa un lugar de jerarquía. Una mejorada coordinación disminuye el riesgo de lesiones y objetiva la fuerza muscular que se traduce en economía de energía. Se recomienda trabajar: orientación temporo-espacial, diferenciación kinestésica, reacción, ritmo y equilibrio.

Resistencia: el entrenamiento de la resistencia general dinámica aeróbica es primordial en un programa de deportoterapia con relación a los conocidos mecanismos desencadenantes del BIE. Tras un objetivo incremento de la resistencia aeróbica se constata una economía de la actividad cardiorrespiratoria. Bradicardia en reposo y lento aumento durante el esfuerzo. Bradipnea y mayor amplitud ventilatoria. Baja frecuencia ventilatoria en esfuerzos livianos, respectivamente cargas livianas pueden ser absueltas con bajas frecuencias respiratorias. Un económico y efectivo trabajo ventilatorio desplaza hacia arriba el umbral de aparición de los síntomas.

Considerando la característica del BIE (actividades intensas < 2’), el periodo refractario y el fenómeno de running through se debe elegir y adecuar el método de entrenamiento.

El periodo refractario justifica el método intervalado.

Fuerza: el entrenamiento específico de la fuerza no se recomienda en grupos de deportoterapia (disminuir los riesgos de la maniobra de Valsalva). Sin embargo, no debemos descuidar desarrollar la fuerza resistente necesaria para la práctica deportiva y la actividad cotidiana.

Flexibilidad: el desarrollo de la misma cobra importancia, en especial, en lo referente a movilidad del tren superior y tórax, y en general, en la prevención de lesiones y aprendizaje motor. La economía de movimientos consecuencia de una buena movilidad se traduce en ahorro energético, respectivamente baja frecuencia ventilatoria para una carga dada.

Velocidad: el entrenamiento para el mejoramiento de la velocidad no se justifica en un programa de deportoterapia, ya que altas intensidades de ejecución motriz se acompañan necesariamente de hiperventilación.

No obstante, la velocidad de reacción, tan importante para las actividades de la vida diaria como para el deporte, puede ser mejorada por medio de juegos.

Entrada en calor y Vuelta a la calma: lenta, gradual y progresiva.

¿Cómo se puede dosificar y controlar el esfuerzo?

“En deportoterapia el esfuerzo debe ser

tan cuidadosamente dosificado

como un medicamento”

(J. Keul; 1981)

El control se logra a través de parámetros objetivos:

• Evaluación de la función respiratoria.

• Tos: ante reacciones de tos se debe interrumpir inmediatamente la actividad física y aplicar técnicas de tos aprendidas.

• Respiración (ruidos, frecuencia, profundidad).

• Pulso: la variable en el BIE es la intensidad del esfuerzo.

La intensidad del estímulo se puede controlar en actividades aeróbicas dinámicas y rítmicas por medio de la frecuencia cardíaca, ya que en estas actividades la carga metabólica es regular, carece de “picos” de esfuerzo y no hay sucesos de hiperventilación. La intensidad del esfuerzo no debe sobrepasar el 50/60% de la capacidad de rendimiento máximo para no disparar un BIE.

Nos podemos orientar utilizando el método indirecto de la Frecuencia cardíaca de reserva.

Fórmula de Karvonen: Frec. Ent. = Frec. Rep. + [(220 – edad) – Frec. Rep.] x 0,60

Los deportes por equipos más populares tienen, en general, un carácter intervalado, condición que hace más difícil de controlar y dosificar el esfuerzo.

Un control más fino se logra por el conocimiento de las conductas personales y comportamientos de los alumnos. Los parámetros subjetivos son:

• Postura

• Dinámica corporal

• Color de la piel

• Estado del paciente

• Transpiración

• Escala del esfuerzo percibido (RPE) de Borg, que se utiliza para indicar la sensación subjetiva del esfuerzo experimentada por el sujeto. El RPE proporciona una idea global del esfuerzo y debe ser utilizado, más bien, con fines didácticos, ya que cuando un entrenando se acostumbra a las sensaciones que experimenta en determinado rango del RPE no habrá tanta necesidad de medir la frecuencia cardíaca.

¿Cuáles son las actividades más adecuadas?

Las actividades más adecuadas, que producen menos BIE y promueven benéficas adaptaciones en términos de salud, son, en orden creciente en cuanto a su capacidad asmogénica: natación, ciclismo, esquí nórdico y correr/trotar. Las actividades intermitentes, aunque sean intensas (por ejemplo, intervalos de medio minuto), no suelen causar síntomas, siendo por el contrario el esfuerzo prolongado el más nocivo tal como la carrera de medio-fondo.

¿Por qué son importantes las técnicas de educación respiratoria?

La educación respiratoria es importante en el asmático ya que disminuye la influencia de los estímulos inespecíficos como el frío, la espiración forzada y la hiperventilación de causa emocional. Niños y adolescentes deben aprender a respirar por la nariz en reposo y durante el esfuerzo con relación a su capacidad; aprender a correr, a jugar y a tranquilizarse en situación de disnea con estenósis espiratoria (freno labial), y aprender determinadas maniobras para superar improductivos accesos de tos, así como específicas posiciones que facilitan la dinámica ventilatoria. Soplar o espirar a través de los labios entrecerrados mantiene la presión intrabronquial y evita el colapso bronquial. Recuérdese que los bronquios no poseen cartílagos y se estrechan fácilmente ante una fuerte presión torácica. Respirando con estenósis labial la presión intrabronquial disminuye lentamente, variando desde la elevada presión pulmonar hasta la baja presión atmosférica.

Bibliografía

• Cegla, U. (1992). Atem-techniken. Stuttgart: Ed. Trias.

• Howley, E. y Don Franks, B. (1993). Manual del técnico en salud y fitnes. Barcelona: Ed. Paidotribo.

• Lecheler, J. y Fischer, J. (1990). Bewegungs und sport bei Athsma bronchiale. Köln: Ed. Echo-Verlag GmbH.

• Ridgway, R. (1994). Asma. Buenos Aires: Ed. Sudamericana.

• Rost, R. (1991). Sport und Bewegungstherapie bei inneren Krankheiten. Köln: Ed. Deutscher Ärzte Verlag.

“Asma y Actividad Física”

Daniel Airasca

Doctor en Educación

Facultad de Motricidad Humana y Deportes

Universidad Abierta Interamericana - Rosario

Abstract

Las enfermedades con limitación del flujo espiratorio (ELFE), sobre todo el asma bronquial, no son enfermedades raras, sino algunas de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia. Su relación con la actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el deporte y la actividad física constituyen uno de los más importantes "trigger" desencadenante del asma de esfuerzo (BIE), por el otro y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de medidas a largo plazo para evitar el asma.

Tal panorama obliga a profesores de educación física y kinesiólogos a tener bien claro que los estímulos funcionales deberán ser aplicados en armonía con la naturaleza humana, aprovechando posibilidades, cubriendo carencias y respetando las limitaciones de cada caso, para así evitar los riesgos y aprovechar y potenciar las chances.

La conferencia desarrollará fundamentos y metodologías de la actividad física y el deporte en el marco de las medidas preventivas, terapéuticas y rehabilitativas en pacientes con asma bronquial.

Los principales contenidos abordados son: Asma y asma de esfuerzo, etiología. Bronco-constricción inducida por el esfuerzo. Curso y mecanismo de producción. Fase refractaria. Diagnosis del BIE. Medicación y actividad física. Medición de la función pulmonar. Valores normales y valor personal de VEF Capacidades motoras. Desarrollo de una clase. Dosificación del esfuerzo. Control del esfuerzo: Parámetros objetivos y subjetivos. Escala de Borg. Actividades más adecuadas, Consideraciones especiales. Contraindicaciones. Educación respiratoria.

Palabras Claves: Asma – broncoespasmo inducido por esfuerzo – actividad física – dosificación - indicaciones

Actividad física y asma

El asma bronquial no es una enfermedad rara, es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia, con el agravante de que tiene un bajo nivel de respuesta, uno de cada cuatro está diagnosticado. No es preocupante sólo la tasa de morbilidad y la tasa de mortalidad, sino la tendencia creciente, agravada por el sedentarismo, contaminación ambiental, el consumo de cigarrillos, la vida interior confortable, etc. El asma bronquial debuta principalmente en edad escolar (60% antes de los 5 años), entonces Escuela y Educación presentan un complicante factor anexo, que se traduce en una

ineludible responsabilidad para maestros y profesores de educación física. En línea con las estadísticas podemos decir que cada maestro tiene un niño asmático en el aula, y cada profesor de educación física debería tener por lo menos un niño asmático para entrenar; digo debería, habida cuenta de los equivocados y celosos mecanismos sociales de sobreprotección. La relación entre asma y actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el esfuerzo es el principal trigger desencadenante del asma. Por el otro, y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de las medidas a largo plazo para evitar el asma. El problema es de proporciones en estas primeras etapas de la vida, no sólo por lo que significa la actividad física y el deporte en el desarrollo físico y en la maduración de la personalidad, sino en la apropiación de hábitos dinámicos y del gusto por la actividad física con vistas a una vida menos sedentaria y más placentera.

Algunas cuestiones sobre la actividad física en el asma bronquial

¿Qué es el asma?

Es la hipersensibilidad de las vías aéreas ante estímulos diversos que cursa con hipersecreción, bronco-espasmo y edema. Los bronquios reaccionan ante estímulos específicos e inespecíficos con una constricción de las células musculares lisas espiralóideas, la mucosa bronquial se edematiza y aumenta desmesuradamente la secreción. Los pequeños bronquios se estrechan fácilmente durante la espiración, ya que sus paredes no poseen cartílago, su apertura es consecuencia de la elasticidad pulmonar. La espiración forzada aumenta la constricción.

¿Qué factores desencadenan el asma?

Durante la respiración normal, las vías aéreas que conducen a los pulmones se encuentran totalmente abiertas y permiten el paso del aire hacia el interior y hacia el exterior. En las personas asmáticas, las vías aéreas están inflamadas y son demasiado sensibles a determinados factores que, por lo general, no afectarían a otras personas. Puede tratarse de sustancias, acontecimientos o actividades, y se los denomina "factores desencadenantes" o “trigger” porque "gatillan" o provocan síntomas de asma, como tos, sibilancias, disnea y opresión torácica. Los desencadenantes pueden variar de una persona a otra o de una estación a otra, y es posible que se modifiquen a medida que un niño crece. Algunos factores desencadenantes comunes son los siguientes: alérgenos, infecciones virales, aire frío, humo, contaminantes y, por supuesto, actividad física. Esto último también conocido como Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE).

¿Qué es el Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE)?

Es una elevada disposición al estrechamiento de la luz bronquial ante el esfuerzo físico.

Este fenómeno se puede manifestar aun en niños no asmáticos y aparece en un 13% de la población general, 90% en asmáticos y 40% en personas con rinitis alérgicas. Cursa con una sensación de dificultad respiratoria, con la presencia de tos, sibilancias y opresión torácica.

Esta respuesta es fisiológica y se constata también en individuos sanos. Al comienzo de la actividad física los bronquios se dilatan facilitando la dinámica ventilatoria.

La broncoconstricción post-esfuerzo se manifiesta en forma exagerada y a menudo aun durante el esfuerzo. La misma aparece luego de entre 6 y 8 minutos de esfuerzo y hasta media hora después. Tal alteración respiratoria es tanto más severa cuanto más intenso el trabajo físico o mayor la duración de la actividad física, tanto más fuerte es el contraste entre enfriamiento durante la actividad y el calentamiento al cesar la actividad (¡atención la vuelta a la calma!).

¿Cuál es su curso?

1) Broncodilatación inicial asintomática. 2) Broncoespasmo clínico: pasados 5-10 minutos desde que se empezó el esfuerzo, cuando la frecuencia cardíaca alcanza aproximadamente los 160 latidos por minuto, aparece la bronco-constricción. 3) Fase de recuperación: entre 30 y 60 minutos después de haber

comenzado el esfuerzo comienza una vuelta a la normalidad en el calibre bronquial y desaparece la sensación disneica.

¿Cuál es el mecanismo de producción del BIE?

El trigger factor es la hiperventilación inducida por el esfuerzo. Acompañada por una alteración de la humedad (sequedad relativa) y la temperatura (enfriamiento) del árbol bronquial que provoca un desequilibrio osmótico en la mucosa, esto produce por un lado la desgranulación de los mastocitos que liberan histamina y cistenil leucotrienos y por otro lado se estimula directamente el vago. Como resultado aparece la triada espasmo-hipercrinia-edema.

¿Qué es la fase refractaria?

La fase refractaria posterior a la crisis es un lapso de más de dos horas en el que la reacción está disminuida. El período refractario se debe a la depleción de mediadores de bronco-constricción y/o a la generación de prostaglandinas broncodilatadoras (PGE2) durante el esfuerzo. El período refractario puede inducirse mediante una entrada en calor lenta, gradual y progresiva. Una vez que los mastocitos gastaron su carga de histamina requieren un tiempo superior a las dos horas para la resíntesis de la misma. Entonces podemos decir que la actividad física es el único desencadenante natural que induce taquifilaxia (Efecto decreciente de un medicamento).

¿Cómo se diagnostica el BIE?

La confirmación del diagnóstico requiere de pruebas de función respiratoria que evidencien obstrucción, variabilidad en dicha obstrucción y reversibilidad de la misma.

El BIE es la expresión de la híper-reactividad bronquial inespecífica y se puede comprobar: inhalando sustancias bronco-constrictoras (histamina, metacolina), hiperventilando en frío o con esfuerzo físico.

Diversos autores opinan que la forma de esfuerzo que más rápidamente provoca el BIE es correr al aire libre o sobre una cinta deslizante. El grado de severidad del BIE depende del tipo e intensidad de esfuerzo. Se aconseja utilizar protocolos con los cuales se alcance inmediatamente la carga deseada. Se recomienda una carga de 6 a 8 minutos de duración sobre la cinta deslizante. La temperatura ambiente no debe ser superior a los 25º C con una humedad relativa del 50%. El probante no debe hacer esfuerzos por lo menos dos horas antes. Es imprescindible garantizar la carencia de medicamentos. El esfuerzo debe alcanzar el 90% de la frecuencia máxima teórica y será registrado electrocardiográficamente.

La aparición de los primeros síntomas es causal de interrupción de la prueba. Un descenso del 15% del VEF1 es el criterio. El VEF1 se controla antes y después a intervalos de 5 minutos, y por espacio de 20 minutos.

¿Es necesaria la medicamentación?

El entrenamiento físico es actualmente considerado como medida inseparable en el tratamiento del asma. Diferentes investigaciones han mostrado que el entrenamiento físico regular mejora la función pulmonar y eventualmente hasta puede disminuir la necesidad de medicamentos antiasmáticos. Pero los efectos positivos sobre la función respiratoria no deben ser nunca buscados como primer objetivo de una deportoterapia, antes bien como un efecto secundario.

Es recomendable comenzar a entrenar libre de sintomatología y con una óptima función pulmonar, lo que impone como pre-requisito una adecuada terapia medicamentosa.

¿Cómo se mide la función pulmonar?

Midiendo con una espiración forzada la cantidad de aire expulsado en el primer segundo.

Así como un paciente diabético debe auto-controlarse regularmente el tenor de la glicemia para garantizar una óptima terapia a largo plazo, de la misma manera es necesario que un paciente con asma se auto-controle regularmente su función pulmonar.

La verificación de la cantidad de aire expulsado en el primer segundo durante una espiración forzada nos da una idea clara del calibre de las vía aéreas. Como la constricción bronquial no es percibida (no da síntomas) hasta que la resistencia aérea se duplica, se hace necesaria la verificación por medio de la medición del VEF1. La misma se puede constatar por medio de una espirometría, pero también se lo puede hacer fácilmente con un medidor de pico-flujo (Peak-Flow-Meter). El Peak-Flow-Meter es un dispositivo que permite averiguar, en forma doméstica, el estado de la función pulmonar. Es pequeño, manuable y no necesita electricidad para su funcionamiento, es especialmente adecuado para las mediciones caseras, en el gimnasio, la pileta y al aire libre, etc.

Mediciones regulares y sistemáticas, registradas en un protocolo de valores de VEF1, permiten conocer y delimitar los intervalos asintomáticos; condición imprescindible para una práctica deportiva libre de riesgos. Es importante conocer para cada persona cuál es su mejor valor personal de Pico Flujo o VEF. Este es el valor que debe tenerse en cuenta, ya que las cifras de las tablas de normalidad son sólo orientadoras.

¿Cómo determinar cuál es la mejor lectura del Pico flujo?

Aunque el flujo máximo "normal" está determinado, para medir el mejor valor individual se recomienda usar siempre el mismo medidor de pico flujo, consignar los valores de flujo máximo dos veces al día durante dos semanas, hacer mediciones antes y 20' después de tomar medicamentos y descartar los valores distantes. Los mejores valores personales varían a medida que un niño crece y cambia el estado de la enfermedad.

¿Cuáles de las capacidades motoras deben ser trabajadas objetivamente en clase?

Coordinación: posibilita dominar segura y económicamente acciones motoras dadas en situaciones previsibles e imprevisibles y aprender rápidamente nuevos movimientos.

En el marco de un programa de deportoterapia con niños y adolescentes de hasta 14 años, el entrenamiento de la coordinación ocupa un lugar de jerarquía. Una mejorada coordinación disminuye el riesgo de lesiones y objetiva la fuerza muscular que se traduce en economía de energía. Se recomienda trabajar: orientación temporo-espacial, diferenciación kinestésica, reacción, ritmo y equilibrio.

Resistencia: el entrenamiento de la resistencia general dinámica aeróbica es primordial en un programa de deportoterapia con relación a los conocidos mecanismos desencadenantes del BIE. Tras un objetivo incremento de la resistencia aeróbica se constata una economía de la actividad cardiorrespiratoria. Bradicardia en reposo y lento aumento durante el esfuerzo. Bradipnea y mayor amplitud ventilatoria. Baja frecuencia ventilatoria en esfuerzos livianos, respectivamente cargas livianas pueden ser absueltas con bajas frecuencias respiratorias. Un económico y efectivo trabajo ventilatorio desplaza hacia arriba el umbral de aparición de los síntomas.

Considerando la característica del BIE (actividades intensas < 2’), el periodo refractario y el fenómeno de running through se debe elegir y adecuar el método de entrenamiento.

El periodo refractario justifica el método intervalado.

Fuerza: el entrenamiento específico de la fuerza no se recomienda en grupos de deportoterapia (disminuir los riesgos de la maniobra de Valsalva). Sin embargo, no debemos descuidar desarrollar la fuerza resistente necesaria para la práctica deportiva y la actividad cotidiana.

Flexibilidad: el desarrollo de la misma cobra importancia, en especial, en lo referente a movilidad del tren superior y tórax, y en general, en la prevención de lesiones y aprendizaje motor. La economía de movimientos consecuencia de una buena movilidad se traduce en ahorro energético, respectivamente baja frecuencia ventilatoria para una carga dada.

Velocidad: el entrenamiento para el mejoramiento de la velocidad no se justifica en un programa de deportoterapia, ya que altas intensidades de ejecución motriz se acompañan necesariamente de hiperventilación.

No obstante, la velocidad de reacción, tan importante para las actividades de la vida diaria como para el deporte, puede ser mejorada por medio de juegos.

Entrada en calor y Vuelta a la calma: lenta, gradual y progresiva.

¿Cómo se puede dosificar y controlar el esfuerzo?

“En deportoterapia el esfuerzo debe ser

tan cuidadosamente dosificado

como un medicamento”

(J. Keul; 1981)

El control se logra a través de parámetros objetivos:

• Evaluación de la función respiratoria.

• Tos: ante reacciones de tos se debe interrumpir inmediatamente la actividad física y aplicar técnicas de tos aprendidas.

• Respiración (ruidos, frecuencia, profundidad).

• Pulso: la variable en el BIE es la intensidad del esfuerzo.

La intensidad del estímulo se puede controlar en actividades aeróbicas dinámicas y rítmicas por medio de la frecuencia cardíaca, ya que en estas actividades la carga metabólica es regular, carece de “picos” de esfuerzo y no hay sucesos de hiperventilación. La intensidad del esfuerzo no debe sobrepasar el 50/60% de la capacidad de rendimiento máximo para no disparar un BIE.

Nos podemos orientar utilizando el método indirecto de la Frecuencia cardíaca de reserva.

Fórmula de Karvonen: Frec. Ent. = Frec. Rep. + [(220 – edad) – Frec. Rep.] x 0,60

Los deportes por equipos más populares tienen, en general, un carácter intervalado, condición que hace más difícil de controlar y dosificar el esfuerzo.

Un control más fino se logra por el conocimiento de las conductas personales y comportamientos de los alumnos. Los parámetros subjetivos son:

• Postura

• Dinámica corporal

• Color de la piel

• Estado del paciente

• Transpiración

• Escala del esfuerzo percibido (RPE) de Borg, que se utiliza para indicar la sensación subjetiva del esfuerzo experimentada por el sujeto. El RPE proporciona una idea global del esfuerzo y debe ser utilizado, más bien, con fines didácticos, ya que cuando un entrenando se acostumbra a las sensaciones que experimenta en determinado rango del RPE no habrá tanta necesidad de medir la frecuencia cardíaca.

¿Cuáles son las actividades más adecuadas?

Las actividades más adecuadas, que producen menos BIE y promueven benéficas adaptaciones en términos de salud, son, en orden creciente en cuanto a su capacidad asmogénica: natación, ciclismo, esquí nórdico y correr/trotar. Las actividades intermitentes, aunque sean intensas (por ejemplo, intervalos de medio minuto), no suelen causar síntomas, siendo por el contrario el esfuerzo prolongado el más nocivo tal como la carrera de medio-fondo.

¿Por qué son importantes las técnicas de educación respiratoria?

La educación respiratoria es importante en el asmático ya que disminuye la influencia de los estímulos inespecíficos como el frío, la espiración forzada y la hiperventilación de causa emocional. Niños y adolescentes deben aprender a respirar por la nariz en reposo y durante el esfuerzo con relación a su capacidad; aprender a correr, a jugar y a tranquilizarse en situación de disnea con estenósis espiratoria (freno labial), y aprender determinadas maniobras para superar improductivos accesos de tos, así como específicas posiciones que facilitan la dinámica ventilatoria. Soplar o espirar a través de los labios entrecerrados mantiene la presión intrabronquial y evita el colapso bronquial. Recuérdese que los bronquios no poseen cartílagos y se estrechan fácilmente ante una fuerte presión torácica. Respirando con estenósis labial la presión intrabronquial disminuye lentamente, variando desde la elevada presión pulmonar hasta la baja presión atmosférica.

Bibliografía

• Cegla, U. (1992). Atem-techniken. Stuttgart: Ed. Trias.

• Howley, E. y Don Franks, B. (1993). Manual del técnico en salud y fitnes. Barcelona: Ed. Paidotribo.

• Lecheler, J. y Fischer, J. (1990). Bewegungs und sport bei Athsma bronchiale. Köln: Ed. Echo-Verlag GmbH.

• Ridgway, R. (1994). Asma. Buenos Aires: Ed. Sudamericana.

• Rost, R. (1991). Sport und Bewegungstherapie bei inneren Krankheiten. Köln: Ed. Deutscher Ärzte Verlag.

“Asma y Actividad Física”

Daniel Airasca

Doctor en Educación

Facultad de Motricidad Humana y Deportes

Universidad Abierta Interamericana - Rosario

Abstract

Las enfermedades con limitación del flujo espiratorio (ELFE), sobre todo el asma bronquial, no son enfermedades raras, sino algunas de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia. Su relación con la actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el deporte y la actividad física constituyen uno de los más importantes "trigger" desencadenante del asma de esfuerzo (BIE), por el otro y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de medidas a largo plazo para evitar el asma.

Tal panorama obliga a profesores de educación física y kinesiólogos a tener bien claro que los estímulos funcionales deberán ser aplicados en armonía con la naturaleza humana, aprovechando posibilidades, cubriendo carencias y respetando las limitaciones de cada caso, para así evitar los riesgos y aprovechar y potenciar las chances.

La conferencia desarrollará fundamentos y metodologías de la actividad física y el deporte en el marco de las medidas preventivas, terapéuticas y rehabilitativas en pacientes con asma bronquial.

Los principales contenidos abordados son: Asma y asma de esfuerzo, etiología. Bronco-constricción inducida por el esfuerzo. Curso y mecanismo de producción. Fase refractaria. Diagnosis del BIE. Medicación y actividad física. Medición de la función pulmonar. Valores normales y valor personal de VEF Capacidades motoras. Desarrollo de una clase. Dosificación del esfuerzo. Control del esfuerzo: Parámetros objetivos y subjetivos. Escala de Borg. Actividades más adecuadas, Consideraciones especiales. Contraindicaciones. Educación respiratoria.

Palabras Claves: Asma – broncoespasmo inducido por esfuerzo – actividad física – dosificación - indicaciones

Actividad física y asma

El asma bronquial no es una enfermedad rara, es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la niñez y adolescencia, con el agravante de que tiene un bajo nivel de respuesta, uno de cada cuatro está diagnosticado. No es preocupante sólo la tasa de morbilidad y la tasa de mortalidad, sino la tendencia creciente, agravada por el sedentarismo, contaminación ambiental, el consumo de cigarrillos, la vida interior confortable, etc. El asma bronquial debuta principalmente en edad escolar (60% antes de los 5 años), entonces Escuela y Educación presentan un complicante factor anexo, que se traduce en una

ineludible responsabilidad para maestros y profesores de educación física. En línea con las estadísticas podemos decir que cada maestro tiene un niño asmático en el aula, y cada profesor de educación física debería tener por lo menos un niño asmático para entrenar; digo debería, habida cuenta de los equivocados y celosos mecanismos sociales de sobreprotección. La relación entre asma y actividad física se muestra como una paradoja. Por un lado, el esfuerzo es el principal trigger desencadenante del asma. Por el otro, y desde un concepto moderno de rehabilitación, la deportoterapia es ampliamente recomendada como parte de las medidas a largo plazo para evitar el asma. El problema es de proporciones en estas primeras etapas de la vida, no sólo por lo que significa la actividad física y el deporte en el desarrollo físico y en la maduración de la personalidad, sino en la apropiación de hábitos dinámicos y del gusto por la actividad física con vistas a una vida menos sedentaria y más placentera.

Algunas cuestiones sobre la actividad física en el asma bronquial

¿Qué es el asma?

Es la hipersensibilidad de las vías aéreas ante estímulos diversos que cursa con hipersecreción, bronco-espasmo y edema. Los bronquios reaccionan ante estímulos específicos e inespecíficos con una constricción de las células musculares lisas espiralóideas, la mucosa bronquial se edematiza y aumenta desmesuradamente la secreción. Los pequeños bronquios se estrechan fácilmente durante la espiración, ya que sus paredes no poseen cartílago, su apertura es consecuencia de la elasticidad pulmonar. La espiración forzada aumenta la constricción.

¿Qué factores desencadenan el asma?

Durante la respiración normal, las vías aéreas que conducen a los pulmones se encuentran totalmente abiertas y permiten el paso del aire hacia el interior y hacia el exterior. En las personas asmáticas, las vías aéreas están inflamadas y son demasiado sensibles a determinados factores que, por lo general, no afectarían a otras personas. Puede tratarse de sustancias, acontecimientos o actividades, y se los denomina "factores desencadenantes" o “trigger” porque "gatillan" o provocan síntomas de asma, como tos, sibilancias, disnea y opresión torácica. Los desencadenantes pueden variar de una persona a otra o de una estación a otra, y es posible que se modifiquen a medida que un niño crece. Algunos factores desencadenantes comunes son los siguientes: alérgenos, infecciones virales, aire frío, humo, contaminantes y, por supuesto, actividad física. Esto último también conocido como Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE).

¿Qué es el Broncoespasmo Inducido por el Esfuerzo (BIE)?

Es una elevada disposición al estrechamiento de la luz bronquial ante el esfuerzo físico.

Este fenómeno se puede manifestar aun en niños no asmáticos y aparece en un 13% de la población general, 90% en asmáticos y 40% en personas con rinitis alérgicas. Cursa con una sensación de dificultad respiratoria, con la presencia de tos, sibilancias y opresión torácica.

Esta respuesta es fisiológica y se constata también en individuos sanos. Al comienzo de la actividad física los bronquios se dilatan facilitando la dinámica ventilatoria.

La broncoconstricción post-esfuerzo se manifiesta en forma exagerada y a menudo aun durante el esfuerzo. La misma aparece luego de entre 6 y 8 minutos de esfuerzo y hasta media hora después. Tal alteración respiratoria es tanto más severa cuanto más intenso el trabajo físico o mayor la duración de la actividad física, tanto más fuerte es el contraste entre enfriamiento durante la actividad y el calentamiento al cesar la actividad (¡atención la vuelta a la calma!).

¿Cuál es su curso?

1) Broncodilatación inicial asintomática. 2) Broncoespasmo clínico: pasados 5-10 minutos desde que se empezó el esfuerzo, cuando la frecuencia cardíaca alcanza aproximadamente los 160 latidos por minuto, aparece la bronco-constricción. 3) Fase de recuperación: entre 30 y 60 minutos después de haber

comenzado el esfuerzo comienza una vuelta a la normalidad en el calibre bronquial y desaparece la sensación disneica.

¿Cuál es el mecanismo de producción del BIE?

El trigger factor es la hiperventilación inducida por el esfuerzo. Acompañada por una alteración de la humedad (sequedad relativa) y la temperatura (enfriamiento) del árbol bronquial que provoca un desequilibrio osmótico en la mucosa, esto produce por un lado la desgranulación de los mastocitos que liberan histamina y cistenil leucotrienos y por otro lado se estimula directamente el vago. Como resultado aparece la triada espasmo-hipercrinia-edema.

¿Qué es la fase refractaria?

La fase refractaria posterior a la crisis es un lapso de más de dos horas en el que la reacción está disminuida. El período refractario se debe a la depleción de mediadores de bronco-constricción y/o a la generación de prostaglandinas broncodilatadoras (PGE2) durante el esfuerzo. El período refractario puede inducirse mediante una entrada en calor lenta, gradual y progresiva. Una vez que los mastocitos gastaron su carga de histamina requieren un tiempo superior a las dos horas para la resíntesis de la misma. Entonces podemos decir que la actividad física es el único desencadenante natural que induce taquifilaxia (Efecto decreciente de un medicamento).

¿Cómo se diagnostica el BIE?

La confirmación del diagnóstico requiere de pruebas de función respiratoria que evidencien obstrucción, variabilidad en dicha obstrucción y reversibilidad de la misma.

El BIE es la expresión de la híper-reactividad bronquial inespecífica y se puede comprobar: inhalando sustancias bronco-constrictoras (histamina, metacolina), hiperventilando en frío o con esfuerzo físico.

Diversos autores opinan que la forma de esfuerzo que más rápidamente provoca el BIE es correr al aire libre o sobre una cinta deslizante. El grado de severidad del BIE depende del tipo e intensidad de esfuerzo. Se aconseja utilizar protocolos con los cuales se alcance inmediatamente la carga deseada. Se recomienda una carga de 6 a 8 minutos de duración sobre la cinta deslizante. La temperatura ambiente no debe ser superior a los 25º C con una humedad relativa del 50%. El probante no debe hacer esfuerzos por lo menos dos horas antes. Es imprescindible garantizar la carencia de medicamentos. El esfuerzo debe alcanzar el 90% de la frecuencia máxima teórica y será registrado electrocardiográficamente.

La aparición de los primeros síntomas es causal de interrupción de la prueba. Un descenso del 15% del VEF1 es el criterio. El VEF1 se controla antes y después a intervalos de 5 minutos, y por espacio de 20 minutos.

¿Es necesaria la medicamentación?

El entrenamiento físico es actualmente considerado como medida inseparable en el tratamiento del asma. Diferentes investigaciones han mostrado que el entrenamiento físico regular mejora la función pulmonar y eventualmente hasta puede disminuir la necesidad de medicamentos antiasmáticos. Pero los efectos positivos sobre la función respiratoria no deben ser nunca buscados como primer objetivo de una deportoterapia, antes bien como un efecto secundario.

Es recomendable comenzar a entrenar libre de sintomatología y con una óptima función pulmonar, lo que impone como pre-requisito una adecuada terapia medicamentosa.

¿Cómo se mide la función pulmonar?

Midiendo con una espiración forzada la cantidad de aire expulsado en el primer segundo.

Así como un paciente diabético debe auto-controlarse regularmente el tenor de la glicemia para garantizar una óptima terapia a largo plazo, de la misma manera es necesario que un paciente con asma se auto-controle regularmente su función pulmonar.

La verificación de la cantidad de aire expulsado en el primer segundo durante una espiración forzada nos da una idea clara del calibre de las vía aéreas. Como la constricción bronquial no es percibida (no da síntomas) hasta que la resistencia aérea se duplica, se hace necesaria la verificación por medio de la medición del VEF1. La misma se puede constatar por medio de una espirometría, pero también se lo puede hacer fácilmente con un medidor de pico-flujo (Peak-Flow-Meter). El Peak-Flow-Meter es un dispositivo que permite averiguar, en forma doméstica, el estado de la función pulmonar. Es pequeño, manuable y no necesita electricidad para su funcionamiento, es especialmente adecuado para las mediciones caseras, en el gimnasio, la pileta y al aire libre, etc.

Mediciones regulares y sistemáticas, registradas en un protocolo de valores de VEF1, permiten conocer y delimitar los intervalos asintomáticos; condición imprescindible para una práctica deportiva libre de riesgos. Es importante conocer para cada persona cuál es su mejor valor personal de Pico Flujo o VEF. Este es el valor que debe tenerse en cuenta, ya que las cifras de las tablas de normalidad son sólo orientadoras.

¿Cómo determinar cuál es la mejor lectura del Pico flujo?

Aunque el flujo máximo "normal" está determinado, para medir el mejor valor individual se recomienda usar siempre el mismo medidor de pico flujo, consignar los valores de flujo máximo dos veces al día durante dos semanas, hacer mediciones antes y 20' después de tomar medicamentos y descartar los valores distantes. Los mejores valores personales varían a medida que un niño crece y cambia el estado de la enfermedad.

¿Cuáles de las capacidades motoras deben ser trabajadas objetivamente en clase?

Coordinación: posibilita dominar segura y económicamente acciones motoras dadas en situaciones previsibles e imprevisibles y aprender rápidamente nuevos movimientos.

En el marco de un programa de deportoterapia con niños y adolescentes de hasta 14 años, el entrenamiento de la coordinación ocupa un lugar de jerarquía. Una mejorada coordinación disminuye el riesgo de lesiones y objetiva la fuerza muscular que se traduce en economía de energía. Se recomienda trabajar: orientación temporo-espacial, diferenciación kinestésica, reacción, ritmo y equilibrio.

Resistencia: el entrenamiento de la resistencia general dinámica aeróbica es primordial en un programa de deportoterapia con relación a los conocidos mecanismos desencadenantes del BIE. Tras un objetivo incremento de la resistencia aeróbica se constata una economía de la actividad cardiorrespiratoria. Bradicardia en reposo y lento aumento durante el esfuerzo. Bradipnea y mayor amplitud ventilatoria. Baja frecuencia ventilatoria en esfuerzos livianos, respectivamente cargas livianas pueden ser absueltas con bajas frecuencias respiratorias. Un económico y efectivo trabajo ventilatorio desplaza hacia arriba el umbral de aparición de los síntomas.

Considerando la característica del BIE (actividades intensas < 2’), el periodo refractario y el fenómeno de running through se debe elegir y adecuar el método de entrenamiento.

El periodo refractario justifica el método intervalado.

Fuerza: el entrenamiento específico de la fuerza no se recomienda en grupos de deportoterapia (disminuir los riesgos de la maniobra de Valsalva). Sin embargo, no debemos descuidar desarrollar la fuerza resistente necesaria para la práctica deportiva y la actividad cotidiana.

Flexibilidad: el desarrollo de la misma cobra importancia, en especial, en lo referente a movilidad del tren superior y tórax, y en general, en la prevención de lesiones y aprendizaje motor. La economía de movimientos consecuencia de una buena movilidad se traduce en ahorro energético, respectivamente baja frecuencia ventilatoria para una carga dada.

Velocidad: el entrenamiento para el mejoramiento de la velocidad no se justifica en un programa de deportoterapia, ya que altas intensidades de ejecución motriz se acompañan necesariamente de hiperventilación.

No obstante, la velocidad de reacción, tan importante para las actividades de la vida diaria como para el deporte, puede ser mejorada por medio de juegos.

Entrada en calor y Vuelta a la calma: lenta, gradual y progresiva.

¿Cómo se puede dosificar y controlar el esfuerzo?

“En deportoterapia el esfuerzo debe ser

tan cuidadosamente dosificado

como un medicamento”

(J. Keul; 1981)

El control se logra a través de parámetros objetivos:

• Evaluación de la función respiratoria.

• Tos: ante reacciones de tos se debe interrumpir inmediatamente la actividad física y aplicar técnicas de tos aprendidas.

• Respiración (ruidos, frecuencia, profundidad).

• Pulso: la variable en el BIE es la intensidad del esfuerzo.

La intensidad del estímulo se puede controlar en actividades aeróbicas dinámicas y rítmicas por medio de la frecuencia cardíaca, ya que en estas actividades la carga metabólica es regular, carece de “picos” de esfuerzo y no hay sucesos de hiperventilación. La intensidad del esfuerzo no debe sobrepasar el 50/60% de la capacidad de rendimiento máximo para no disparar un BIE.

Nos podemos orientar utilizando el método indirecto de la Frecuencia cardíaca de reserva.

Fórmula de Karvonen: Frec. Ent. = Frec. Rep. + [(220 – edad) – Frec. Rep.] x 0,60

Los deportes por equipos más populares tienen, en general, un carácter intervalado, condición que hace más difícil de controlar y dosificar el esfuerzo.

Un control más fino se logra por el conocimiento de las conductas personales y comportamientos de los alumnos. Los parámetros subjetivos son:

• Postura

• Dinámica corporal

• Color de la piel

• Estado del paciente

• Transpiración

• Escala del esfuerzo percibido (RPE) de Borg, que se utiliza para indicar la sensación subjetiva del esfuerzo experimentada por el sujeto. El RPE proporciona una idea global del esfuerzo y debe ser utilizado, más bien, con fines didácticos, ya que cuando un entrenando se acostumbra a las sensaciones que experimenta en determinado rango del RPE no habrá tanta necesidad de medir la frecuencia cardíaca.

¿Cuáles son las actividades más adecuadas?

Las actividades más adecuadas, que producen menos BIE y promueven benéficas adaptaciones en términos de salud, son, en orden creciente en cuanto a su capacidad asmogénica: natación, ciclismo, esquí nórdico y correr/trotar. Las actividades intermitentes, aunque sean intensas (por ejemplo, intervalos de medio minuto), no suelen causar síntomas, siendo por el contrario el esfuerzo prolongado el más nocivo tal como la carrera de medio-fondo.

¿Por qué son importantes las técnicas de educación respiratoria?

La educación respiratoria es importante en el asmático ya que disminuye la influencia de los estímulos inespecíficos como el frío, la espiración forzada y la hiperventilación de causa emocional. Niños y adolescentes deben aprender a respirar por la nariz en reposo y durante el esfuerzo con relación a su capacidad; aprender a correr, a jugar y a tranquilizarse en situación de disnea con estenósis espiratoria (freno labial), y aprender determinadas maniobras para superar improductivos accesos de tos, así como específicas posiciones que facilitan la dinámica ventilatoria. Soplar o espirar a través de los labios entrecerrados mantiene la presión intrabronquial y evita el colapso bronquial. Recuérdese que los bronquios no poseen cartílagos y se estrechan fácilmente ante una fuerte presión torácica. Respirando con estenósis labial la presión intrabronquial disminuye lentamente, variando desde la elevada presión pulmonar hasta la baja presión atmosférica.

Bibliografía

• Cegla, U. (1992). Atem-techniken. Stuttgart: Ed. Trias.

• Howley, E. y Don Franks, B. (1993). Manual del técnico en salud y fitnes. Barcelona: Ed. Paidotribo.

• Lecheler, J. y Fischer, J. (1990). Bewegungs und sport bei Athsma bronchiale. Köln: Ed. Echo-Verlag GmbH.

• Ridgway, R. (1994). Asma. Buenos Aires: Ed. Sudamericana.

• Rost, R. (1991). Sport und Bewegungstherapie bei inneren Krankheiten. Köln: Ed. Deutscher Ärzte Verlag.