Boletín de sur a sur 43

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DE SUR A SUR ANDALUCÍA www.aspa-andalucia.org Nº 43 agosto 2014 Viaje a Togo (África Occidental), julio de 2014 África es mucho más que la cuenta corriente de nuestra mala conciencia. Es un continente rico, con una juventud que estalla por todos los rincones y con un futuro prometedor. Pero la imagen que permanentemente se nos ofrece por los medios de comunicación es de hambre, niños-esqueletos, tierra tan seca que se resquebraja, chabolas llenando las ciudades, matanzas, el sida, muchedumbres de refugiados sin techo, sin ropa, sin medicamentos, sin pan ni agua. De modo que el mundo se forja una idea de que África solo es eso, un cúmulo de males, definiendo una imagen victimaria, a la que obviamente hay que apresurase a socorrer. Sin embargo, más de allá de todo esto, África existe por sí misma y dentro de sí misma, como un continente aparte, terco y cerrado, calidoscopio de juventud y música, tierra de bosques de plátanos, de campos de mandioca, pequeños e irregulares, de selva, del inmenso Sáhara, y también de ríos que van secándose lentamente, de florestas cada vez más ralas, de ciudades monstruosas y cada vez más enfermas; “como una parte del mundo cargada de una especie de electricidad inquieta y violenta” como dice Ryszad Kapuscinski. Conocer África es una asignatura pendiente para muchos de nosotros y nosotras. “África tan cerca, y, sin embargo, tan lejos” pusimos como eslogan en ASPA hace años, que sigue siendo tan válido como entonces. Este fue el primer motivo del pequeño grupo, compuesto de seis personas, Ana, Olga, Mª Carmen, Gloria, José Manuel y Luis, que durante el mes de julio visitaron Togo, un pequeño país del gran continente africano, en el golfo de Guinea, cuya capital es Lomé. El idioma oficial es el francés, pero se habla el ewe, moba, kabye, etc. La escolarización de tercer grado es de un 3,6% y los índices de analfabetismo son 31,3% para hombres y 61,5% para mujeres. Los principales proveedores son empresas asiáticas y europeas. El PIB total es de 5.208 millones de dólares USA y el PIB por habitantes es 806 dólares USA. Llegamos en dos grupos. Un primer grupo formado por José Manuel, Mª Carmen y Olga vía París (Air France) a primeros de julio y un segundo grupo, compuesto por Ana, Gloria y Luis, por Casablanca (Royal Air Maroc) a mediados de mes. En ambos casos Albertina y otra hermana de San Francisco de Asís nos esperaban

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Viaje a Togo (África Occidental julio de 2014) África es mucho más que la cuenta corriente de nuestra mala conciencia. Es un continente rico, con una juventud que estalla por todos los rincones y con un futuro prometedor. Pero la imagen que permanentemente se nos ofrece por los medios de comunicación es de hambre, niños-esqueletos, tierra tan seca que se resquebraja, chabolas llenando las ciudades, matanzas, el sida, muchedumbres de refugiados sin techo, sin ropa, sin medicamentos, sin pan ni agua. De modo que el mundo se forja una idea de que África solo es eso, un cúmulo de males, definiendo una imagen victimaria, a la que obviamente hay que apresurase a socorrer. Sin embargo, más de allá de todo esto, África existe por sí misma y dentro de sí misma, como un continente aparte, terco y cerrado, calidoscopio de juventud y música, tierra de bosques de plátanos, de campos de mandioca, pequeños e irregulares, de selva, del inmenso Sáhara, y también de ríos que van secándose lentamente,

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DE SUR A SUR

ANDALUCÍA www.aspa-andalucia.org Nº 43 agosto 2014

Viaje a Togo (África Occidental), julio de 2014

África es mucho más que la cuenta corriente de nuestra mala conciencia. Es un

continente rico, con una juventud que estalla por todos los rincones y con un futuro

prometedor.

Pero la imagen que permanentemente se nos ofrece por los medios de

comunicación es de hambre, niños-esqueletos, tierra tan seca que se resquebraja,

chabolas llenando las ciudades, matanzas, el sida, muchedumbres de refugiados sin

techo, sin ropa, sin medicamentos, sin pan ni agua. De modo que el mundo se forja una

idea de que África solo es eso, un cúmulo de

males, definiendo una imagen victimaria, a la

que obviamente hay que apresurase a

socorrer.

Sin embargo, más de allá de todo esto,

África existe por sí misma y dentro de sí

misma, como un continente aparte, terco y

cerrado, calidoscopio de juventud y música,

tierra de bosques de plátanos, de campos de

mandioca, pequeños e irregulares, de selva,

del inmenso Sáhara, y también de ríos que

van secándose lentamente, de florestas cada

vez más ralas, de ciudades monstruosas y

cada vez más enfermas; “como una parte del

mundo cargada de una especie de electricidad

inquieta y violenta” como dice Ryszad

Kapuscinski.

Conocer África es una asignatura

pendiente para muchos de nosotros y nosotras. “África tan cerca, y, sin embargo, tan

lejos” pusimos como eslogan en ASPA hace años, que sigue siendo tan válido como

entonces. Este fue el primer motivo del pequeño grupo, compuesto de seis personas,

Ana, Olga, Mª Carmen, Gloria, José Manuel y Luis, que durante el mes de julio

visitaron Togo, un pequeño país del gran continente africano, en el golfo de Guinea,

cuya capital es Lomé. El idioma oficial es el francés, pero se habla el ewe, moba, kabye,

etc. La escolarización de tercer grado es de un 3,6% y los índices de analfabetismo son

31,3% para hombres y 61,5% para mujeres. Los principales proveedores son empresas

asiáticas y europeas. El PIB total es de 5.208 millones de dólares USA y el PIB por

habitantes es 806 dólares USA.

Llegamos en dos grupos. Un primer grupo formado por José Manuel, Mª

Carmen y Olga vía París (Air France) a primeros de julio y un segundo grupo,

compuesto por Ana, Gloria y Luis, por Casablanca (Royal Air Maroc) a mediados de

mes. En ambos casos Albertina y otra hermana de San Francisco de Asís nos esperaban

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en el pequeño aeropuerto de Lomé, cuyas luces eran apenas perceptibles. El aire

caliente y húmedo que venía del Golfo de Guinea nos introdujo desde el principio en

todo un mundo de nuevas sensaciones. Hechos los protocolos del visado, las religiosas

nos condujeron en su coche a la pouponnière o casa cuna, donde íbamos a alojarnos.

La calle es un inmenso tráfico de vehículos, donde las motos y las bicicletas

surgían por centenares. Impresionaba salvar los cruces. Pero sor Albertina pronto enfiló

la rue de L´Ármèe para después

de un kilómetro girar a la derecha,

a una calle sin asfaltar donde se

ubicaba nuestra residencia, con un

rótulo a la entrada que decía

Pouponniére Sainte Claire de

Lomé, B.P. 8051, Lomé -Tokoin.

Aquella primera noche en

Lomé nos acogía con la calidez

que los hacen las gente de color y

la hospitalidad de las hermanas. Nos aconsejaron utilizar el mosquitero, pues a pesar de

haber fumigado recientemente la estancia no faltaba el incordio de los mosquitos. La

casa donde residíamos era una construcción de una sola planta, modesta y con un

cuidado jardín a la entrada. A la derecha estaba la pouponière o casa cuna donde

residían 40 niños menores de edad.

A las 6 de la mañana hay tal bullicio generalizado que es imposible dormir, pues

es la hora en la que se inicia la vida en la ciudad y la gente se desplaza a su trabajo. Los

amaneceres en África parecen tener prisa, pues el ajetreo y el ruido se adueñan

rápidamente de la calle, sacudida por un intenso tráfico. Pero el despertar, a su vez, se

suaviza con el olor del aire africano que parece recoger del jardín las cadencias de los

mangos, de la nuez de coco, del cacao, de los platanales, del karité y de la enorme

variedad de palmeras.

África es una sensación

permanente de olores y

sabores. Es el culto a los

sentidos. Como lo que

percibimos en el paseo

que por la noche hicimos

por la rue de l´Armèe,

donde el olor a queroseno

y leña quemada se

mezclaba con la música

incesante y que todo lo

inundaba.

En nuestro primer día de estancia en Lomé el grupo de Córdoba, que vino

primero, visitó la pouponnière Sainte Claire de Lomé. Es una casa cuna iniciada hace

cincuenta años, donde las hermanas acogen a menores huérfanos (42%), con problema

sociales (30%) y abandonados (24%). Los niños son tutelados por la institución

religiosa y el estado togolés, que tiene una trabajadora social. Niños, que en su mayoría,

son adoptados por familias francesas o del propio Togo. El centro reúne todas las

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condiciones de higiene, alimentación, personal e instalaciones, abiertas y alegres. El

sostenimiento del centro corre a cargo de las hermanas, que buscan la ayuda de la

cooperación internacional, los apadrinamientos y las donaciones. También hay una

pequeña aportación del gobierno togolés. Los niños disfrutan al cogerlos y parecen

decirte, alegres y sonrientes, “te necesito”.

El grupo de Córdoba visitó también, en los primeros días, el Hospital General de

Lomé Tokoin, acercándose un poco a lo que es la sanidad en este país. Conocieron la

maternidad, especialmente la planta de prematuros. El oxígeno llegaba a los bebés no de

un circuito integrado, sino de una bombona y en la mayoría de los casos las incubadoras

eran las ropas de las mamás, allí presentes. En toda la planta las madres están con sus

hijos, a veces acompañadas de las abuelas y otros familiares que colaboran para pagar

los 3 euros que más o menos significa la estancia del niño cada día. Hablaron con

algunos trabajadores de la salud, cuyo sueldo mensual gira en torno a los 40 euros.

Vieron también “la farmacia de los pobres”, donde sor Emilia, una religiosa española,

extrema todo lo que pueda los escasos recursos farmacéuticos de que dispone para

atender a las personas que no tienen medios para comprase la medicinas.

El grupo también pudo visitar una casa de descanso y un dispensario a las

afueras de Lomé. El dispensario lleva el nombre de “Raquel Jones”, en memoria de una

cooperante inglesa muerta en accidente y cuyo dinero ahorrado fue donado por sus

padres para esta fundación.

Viajaron, a su vez, a Anyronkopé, un lugar cercano a la frontera de Benin y

donde las hermanas tienen otro dispensario. Antes de salir pasaron por el mercado de

artesanías donde es imposible no comprar alguno de sus bellos estampados en telas o

bâtys o algunas de su originales figuras de madera. En el camino pararon en Togoville,

enclavada en su lago y que da nombre al país. Togo en ewé está formado por to, que

significa agua y go, que significa orilla. Toda esta zona es un lugar emblemático del

vudú y de las rutas esclavistas.

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En estos primeros quince días visitaron otros lugares y pudieron conocer de

cerca Lomé, la capital con sus playas, su catedral, la calle del Grand Marche y la

infinidad de tiendas que pululan por toda la ciudad. Las calles asfaltadas están

transitadas por innumerables motos y bicicletas de marcas chinas. Y todo sugería hablar

un poco de la historia de este país. Togo tiene también su pequeña historia, una parte

desconocida, aquella que corresponde a la época anterior a la llegada de los colonos; y

otra parte conocida que se inicia en torno a 1884, cuando el aventurero alemán Gustav

Nachtigal firmó un tratado en Togoville con Mpala III, líder de un pequeño reino

costero, por el se crea un protectorado alemán, que duró hasta 1914 cuando las fuerzas

francesas y británicas invaden Togolandia.

Togo es uno de esos países que

no cuentan en el mapa de los poderosos

y las decisiones importantes: su objetivo

más importante es sobrevivir. En este

sobrevivir están los rostros que

esconden las cifras: el 88´6 por 1000 de

la mortalidad infantil o los 58´4 años de

esperanza de vida. Togo con 6.585

millones de personas en un territorio de

56.000 km2. es un país en busca de si

mismo intentando sobrellevar lo mejor

posible el duro peaje de la vida.

Albertina, en realidad Soeur Albertine

Patience Koudo, superiora regional, nos ofreció sus sandalias y su bastón, que de hecho

eran su coche y su chofer, para visitar el país, todo el país, y acercarnos a las diversas

áreas donde trabajan las hermanas, cuyo denominador común es la atención a sectores

pobres, y así tener opción para evaluar y ubicar algún proyecto de cooperación de

ASPA, que era uno de los objetivos de nuestros viaje.

El 16 llegamos el grupo de Málaga y celebramos ver alegres a los compañeros y

compañeras de Córdoba, que nos habían precedido. Pronto iniciamos los trabajos que

tenía pendientes nuestra

asociación ASPA y tuvimos la

primera reunión con Albetina

para la evaluación de nuestro

proyecto del Hogar de Niñas de

Niamtougou: documento del

constructor, convenio de las

niñas, fuentes de verificación,

informe intermedio, etc. También

tuvimos otra reunión con Tania,

que supervisa los proyectos de

África Occidental. Como nuestro

punto de referencia es la

educación de la mujer africana,

por la noche en paseo por la

avenida de la Armada, pudimos comprobar el duro peaje del pequeño comercio de las

mujeres para vender, hasta altas horas de la noche, cuatro naranjas, un racimos de

plátanos o un puñado de cacahuetes.

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Al día siguiente fuimos a hacer gestiones a una oficina del puerto para hacer

menos costoso el retirar el contendor que se envía cada año desde Antequera; el tema no

era fácil, pues el abrirlo y sustraer algo de la carga es un hecho. De allí sor Albertina nos

llevó a conocer al puerto de Lomé con un trasiego incesante de contenedores y

camiones que vienen de Níger, Mali y Burkina Faso. La fábrica de cemento pone una

nota industrial en los aledaños del abigarrado puerto. Cuando se accede al mar del golfo

de Guinea el espectáculo es bello con sus playas, sus cayucos y palmerales, pero

también con sus resonancias esclavistas pues por estos lugares salieron miles de

esclavos al Nuevo Mundo. El paseo por la orilla del mar parece cortarse cuando nos

dicen que ya no se puede seguir pues eso que tenemos delante es ya Ghana.

La mañana del día 19, sábado, la

pudimos dedicar ampliamente a conocer

el tema de los refugiados ya que Leontina,

una religiosa que venía de la República

Centroafricana, en concreto de Bangui,

nos habló de la tragedia que vive ese país

con miles de refugiados a merced de

bandas musulmanas o cristianas, que

turnan en sus atropellos y donde no puede

negarse la larga mano de Occidente que

les ha armado y enfrentado para intereses

inconfesables.

Mientras atendimos otros temas

como completar en un banco la aportación

económica de ASPA y grabar con Gloria

recursos para posibles videos, no pudimos

dejar pasar el domingo día 20, para

comprobar el arraigado sentido religioso

del pueblo africano. Prueba de ello fue la

asistencia a la celebración dominical de la

parroquia Mártires de Uganda, a la que

pertenece la pouponière. Una explosión de

colores, de expresión corporal y de cánticos continuos. Recuerdo especialmente una

petición por la paz en este pequeño país del golfo de Guinea. Y es que los conflictos

bélicos son el pan nuestro en países vecinos. Por eso Albertina nos decía “que Togo es

hasta ahora un país en paz y que el actual presidente Eyadema era mejor que su padre”.

Su padre Gnassingbé Eyademá gobernó desde 1969 a 2005 con un golpe de estado

inicial y con métodos discutibles para ganar sucesivamente los años siguientes las

elecciones hasta que la muerte le sorprendió con un ictus cerebral en 2005.

El día 21, lunes, nos levantamos pronto para dirigirnos al norte del país, a

Niamtougou. Otro mundo, otro paisaje aparecía a nuestra vista por una carretera

atestada de camiones, que bajaban o subían a Malí, Burkina Faso y Níger, desde puerto

de Lomé, cargados de mercaderías y especialmente algodón. El paisaje va pasando de

selva guineana a sabana, aunque en estas fechas, debido a las lluvias monzónicas, el

verde prevalece, con fuerza, en todo el recorrido. A los lados de la carretera sacos de

carbón y mandioca para secarse, y muchos viandantes cuando nos aproximamos a

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alguna población. La presencia de cada vez más numerosas mezquitas nos habla de una

población musulmana importante en esta zona central de Togo. Pasado el cruce de

caminos que es la ciudad de Atapamé giramos a la derecha para acercarnos a la pequeña

población de Annié, donde reside otra pequeña comunidad de hermanas, con una

pequeña escuela de formación

profesional, una biblioteca, un

programa para enseñar a las jóvenes a

pintar telas, un programa de atención

a niños desnutridos y un programa de

atención a mujeres con HIV.

Normalmente se trata de mujeres

pobres a quien se le hace otra prueba

de HIV, que se valida en Atapamé con

el costo de 15.000 FCF. En este

centro de Annié se les ayuda con los

retrovirales y económicamente a

través de pequeños créditos. La idea

de futuro es ampliar esta actuación

creando una granja agroavícola, donde las mujeres puedan trabajar y disponer de unos

mínimos recursos.

Hacia el medio día reemprendimos la marcha dejando este punto próximo a

Atapemé, cruce de caminos hacia Nigeria y Burkina, zona de gran incidencia del HIV y

de un importante tráfico de niños, para dirigirnos a Socoré, un pueblo eminentemente

musulmán. Seguidamente nos acercamos a los montes de Iamparo, pequeñas

formaciones montañosas que separan el norte del país y donde numerosos camiones “au

revoir la France” jalonaban la ruta, averiados.

Pasadas estos montes nos acercamos a nuestro destino, no antes sin pasar por

Kara, capital de los kabye, etnia a la que pertenece el presidente de la república. Sobre

las cuatro, hora local,

llegamos al final del viaje,

Niamtougou, donde las

religiosas, todas de color,

nos recibieron con claras

manifestaciones de cariño.

Para Ana llegar a este lugar

era algo que le hacía sentir

gozosa, pues muchos años

antes había estado

trabajando aquí.

El miércoles, día

23, nos dividimos en dos

grupos, uno para estudiar

el proyecto del hogar de

niñas con Angèle (facturas,

entrevista con el constructor, informes del proyecto, etc.), mientras otro grupo fuimos a

grabar secuencias para las videos que necesitamos.

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El viernes acudimos a conocer el Dispensario que regentan las hermanas,

ubicado a unos 5 kilómetros. Se trata de un edifico abierto, muy cuidado y donde

destacaba sobremanera su limpieza. La hermana nos fue enseñando estancia por

estancia donde saludamos a los empleados y a algunas mujeres, enfermas de malaria. Al

regreso Jena Pierre, nuestro chofer, nos ha llevado a visitar una institución para

discapacitados, llamada CODHANI. En realidad se trata de una cooperativa de bâtys y

artesanía que garantiza trabajo a las 45 personas discapacitadas allí empleadas. Les

hemos comprado algunas cosas pues están necesitados de liquidez, ya que el apoyo

alemán, que era su soporte, pasa por momentos difíciles.

Durante nuestra estancia en Niamtougou además de seguir de cerca con Angèle

los asuntos del Hogar en relación al proyecto que financia ASPA, hemos paseado por

los alrededores de nuestra residencia, entrando en alguna de las casas, como la de

Mathieu, donde, una vez que nos damos a conocer, se abren de par en par. En África

primero te dan de beber y luego te preguntan a qué vienes. Este paseo por el entorno

rural hace ver que este continente es eminentemente rural, a pesar del éxodo a las

grandes ciudades, donde la economía doméstica se basa en pequeñas explotaciones de

maíz, ñame, mijo, algodón, judías, etc. y su pequeña comercialización.

También, una mañana, Jean Pierre nos ha llevado al país de los Tamberma, no

sin antes visitar el aeropuerto, utilizado únicamente por el presidente, el de los cortes de

carretera y las 16 mujeres. La zona de los Tamberma es un lugar similar al de los Tata-

somba al norte de Benin y su peculiaridad es la construcción de sus casas, a modo de

castillos fabricados con tierra, heces de animales y palos. Es todo un prodigio de

arquitectura donde nos falta el lugar para los animales, la cocina, el lugar del nacimiento

de los niños o la sala de maternidad. La zona está situada cerca de Koutammakou,

siguiendo la carretera hacia el norte y es considerado patrimonio de la humanidad por la

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UNESCO. Y conviene reiterar que los Tamberma son de la misma etnia que los Tata-

somba de Benin hasta que “la frontera” de los colonizadores les separó, como ha

sucedido con tantos otros pueblos de África Occidental. “Las fronteras de África están

hechas a machetazos” dice un autor al referirse a aquella Conferencia de Berlín, en

1885, cuando el continente africano se repartió según los intereses de los colonizadores.

Con detenimiento, el viernes, día 25,

hemos podido conocer de cerca el proyecto

que financia ASPA, le Foyer “Saint Francois

d´Assise”, situado aquí en Niamtougou

(Koko), lugar de mayoría nawuda, que habla

el nawadu, inaugurado el 19 de febrero de

2006, donde residen 40 jóvenes entre 11 y 20

años, de procedencia humilde o huérfanas. El

objetivo de su estancia es la dignificación de

la mujer a través de su escolarización,

formación humana y social que les permita “à

devenir meilleur d´una nation”. De la mano

de sor Angéle hemos visitado las diversas

instancias del hogar. La pensión completa es

de 43.503 F CFA que equivalen a 66,32 al

año por cada niña. Los gastos estimados para

las 40 “jeunes filles”, durante todo el año,

son de 3.316 euros. La idea del Hogar, nos

insiste sor Angèle, es la escolarización de

estas jóvenes con un complemento de formación humana y social. En el mismo

recorrido pudimos comprobar que el proyecto último de ASPA, la construcción de un

comedor para las niñas del Hogar, estaba terminado y en perfectas condiciones para

comenzar a utilizarse.

El último día en

Niamtotugou fuimos

invitados a comer con la

comunidad y las jóvenes

postulantes en un acto

emotivo, donde se

agradeció a ASPA su labor

y donde nos obsequiaron

con un pequeño regalo

ejecutado con bailes al

ritmo de un tambor o un

assogoé y un ambiente de

franca hospitalidad. De

aquella manera alegre y

festiva de comunicarnos,

comprendimos con más

claridad la importancia de

la educación de la mujer africana.

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Antes de dejar Niamtougou es imprescindible hablar del contendor de Ana, pues

es a este lugar donde llega desde el puerto de Lomé y después de cinco meses de haber

salido de Cádiz. La primera sensación es que este contendor que anualmente envía Ana,

recogiendo donaciones en la zona de Antequera, es como una inagotable arca de Noé,

pues en cualquiera de los lugares que hemos visto encontramos frigoríficos,

cocinas, pizarras, máquinas de coser, colchones, aceitunas, mantecados, leche para los

bebés, medicinas, etc. traídos de España. Era el milagro del pan y los peces, que nos

hacía preguntarnos cómo de este contenedor podían salir tantas cosas y atender a tantas

personas.

El lunes, día 28,

hicimos el viaje de regreso a

Lomé, donde ultimamos las

gestiones de los proyectos de

Becas de estudios para niñas

de 11 a 18 años en los Foyer

de jeunes filles de

Niamtougou, y el Comedor

financiado por el

Ayuntamiento de Málaga y

ASPA.

La última noche en Lomé, fue también de despedida. Después de la cena,

Albertina organizó un baile informal lleno de alegría y complicidad con nuestra tarea de

solidaridad. La noche del miércoles, día 30, salía el grupo de Málaga, vía Casablanca,

unas horas más tarde lo hacía el de Córdoba, vía París. Cansados y agotados de tantas

experiencias vividas, entre las nubes, como mirando el mundo desde arriba,

entendíamos mejor eso de la “llamada de África” y mucho mejor aquello de que “la

solidaridad es la ternura de los pueblos”.

Igual que en el pasado, África es hoy contemplada como un objeto, como reflejo

de una estrella diferente, terreno de actuación de colonizadores, misioneros, mercaderes,

etnógrafos, y toda clase de organizaciones filantrópicas. Pero para nosotros es ya mucho

más. África no solo es la madre nutricia, de la que procedemos, sino ese camino de

tierra roja, rodeado del verdor de mil especies, donde el mundo ha de encontrar espacios

de hospitalidad, de juventud, de música, de naturaleza y de futuro. Más convencidos de

que África tiene nombre de mujer, decir Togo no significa hablar de desiertos o

deforestación, sino poner en valor la cooperación para que el país se desarrolle y sus

jóvenes no tengan que emigrar y, a su vez, poner en valor la educación de la mujer

africana, como mejor garantía de futuro. Y, cómo no, aprender otra manera de vivir,

más sencilla, más humana y ecológica, “une grande joie de vivre”, menos consumista,

más humana y ecológica.

Luis Pernía Ibáñez (ASPA)

Pincha en este enlace para conocer más del proyecto "Promoción de las

niñas de Togo a través de la escolarización y formación"

Page 10: Boletín de sur a sur 43

Pincha en este enlace para ver la galería fotográfica del Centro de San

Francisco de Asís de Niamtougou y de la construcción del comedor que

hemos financiando gracias a las donaciones de muchas personas

amigas y a una subvención del Ayuntamiento de Malaga