Boletín Octavio Paz Número 3 2010

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Volumen I Número III Sept. –Octubre 2010 Punto de Partida Nota del editor Paz y la tecnología Coloquio en Los Ángeles Bibliografía comentada Discurso de Pere Gimferrer Agenda paciana Libros ISSN 1947-7961 Boletín Octavio Paz Una publicación de la ANLE Editor Luis Ríos © Luis Fores

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Journal dedicated to Paz research studies.

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Volumen I Número III Sept. –Octubre 2010

Punto de Partida • Nota del editor

• Paz y la tecnología

• Coloquio en Los Ángeles

• Bibliografía comentada

• Discurso de Pere Gimferrer

• Agenda paciana

• Libros

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Boletín Octavio Paz Una publicación de la ANLE

Editor Luis Ríos

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Director de la ANLE Gerardo Piña-Rosales

Editor del Boletín Octavio Paz Luis Ríos

Consejo editorial Gerardo Piña-Rosales Joaquín Segura Mordecai Rubín Jorge Covarrubias Christian Rubio

El Boletín Octavio Paz (BOP) es una publicación de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE).

Formación Florence Dartiguenave

Correo electrónico [email protected]

Boletín Octavio Paz, Revista Electrónica para los Estudios Pacianos, ISSN 1947–7961

En esta edición del Boletín Octavio Paz (BOP), compartimos con nuestros lectores una breve reseña, ilustrada con fotografías, del coloquio internacional sobre Octavio Paz, cele-brado los días 14 y 15 de mayo del año en curso, en la Universidad del Estado de Califor-nia en Los Ángeles. Este encuentro, auspiciado por la Fundación Gigi Morales y con el respaldo del BOP, la ciudad californiana fue testimonio del interés que despierta siempre en los Estados Unidos la obra de Octavio Paz. Los conferencistas, provenientes del Japón, Canadá, Francia, México y de otros estados del país, crearon realmente una ‘sociedad’ paciana, en plena libertad, al dedicar espacios para el estudio riguroso de nuestro poeta. Presentamos, además, una primera versión de la bibliografía comentada del poeta, pro-yecto en marcha que ayudará a los estudiosos pacianos en sus investigaciones. Esta bi-bliografía, será, en su versión final, una recopilación exhaustiva de los libros y textos cita-dos en las obras completas de Paz, quince gruesos tomos en su totalidad. En este núme-ro, nos referimos también a un tema candente y de actualidad: la aplicación de la tecno-logía en los estudios pacianos. El discurso de Pere Gimferrer, “Homenaje”, es un ejemplo más de los estrechos lazos existentes entre España y México.

——Luis Ríos

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Nota del editor

www.anle.us

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Formas parte de la nueva cultura de la informática y estás llamado a ocupar dentro de la world wide web (www) una plataforma a la que accedan estudiantes, científicos, fanáticos, futuros poetas y posibles habitantes de otros mundos.

—Elena Poniatowska

Elena Poniatowska, periodista y novelista mexicana, había elogiado la aparición de Paz en Internet en su libro-homenaje, Octavio Paz: Las palabras del árbol. La escritora mexicana abogaba por la perpetuidad de Paz en las letras mexicanas gracias, en parte, al cam-po de la tecnología. El futuro de un autor se abona, hoy día, con la existencia de información y recursos relacionados con el autor en Internet. Es imprescindi-ble resguardar un foro público para que la obra de un escritor —mucho más para un poeta que para un no-velista— tenga mayor difusión y consiga vencer al olvi-do. Las grandes bibliotecas siempre alojarán colec-ciones de los clásicos. Sin embargo, la realidad es otra, pues hoy la mayoría de lectores navegan el cibe-respacio para encontrar datos esenciales de un autor particular sin acudir a la biblioteca, y a veces sin con-firmar la calidad del portal digital. Así como dice la autora mexicana, en el ciberespacio también se in-cluye al poeta Nobel, en múltiples fases. Un recorrido de los grandes escritores mexicanos como Alfonso Reyes, quien goza de un portal digital de alta calidad gracias a los herederos del regiomontano, ofrece a los interesados en los estudios alfonsinos un conteni-do de bastante utilidad. Para sorpresa de muchos, la presencia de Paz, con todos sus derechos de autor, en Internet, aún se espera, después de su falleci-miento, y en vísperas del primer centenario paciano en 2014.

Si el usuario hace una búsqueda en Internet de Octa-vio Paz, encontrará 1,250,000 de entradas, utilizan-do Bing, el nuevo buscador de Microsoft, una cifra enorme si se compara con la cifra que Poniatowska

cita en su libro, 2,960, en 1998. A primera vista, se observará una entrada de Paz en la enciclopedia mul-tiusos, Wikipedia, sitio donde todo usuario tiene la plena libertad de redactar y corregir las entradas de contenido. Otro enlace notable da ingreso a un inven-tario de colección de vídeos relacionados con Paz, que fácilmente rebasa la cantidad de 648. Sin la atención requerida de la autorización o los derechos de autor, el usuario interesado en Paz tendrá en In-ternet un sinfín de información y datos, de cibersitios y portales digitales, algunos llenos de errores y otros de segunda mano, acerca de la vida y obra del poeta Nobel. Salvo los portales de la Fundación Nobel, don-de aparece el perfil biobibliográfico de Paz —con una bibliografía algo desfasada—, la editorial Fondo de Cultura Económica, y el Círculo de Lectores en Barce-lona, la mayoría de sitios evidencian madura que hace falta un portal digital autorizado. El Colegio Na-cional, en su sitio electrónico, recoge siete enlaces relacionados con Paz, acerca de su vida y obra, reco-nocimientos y obras en venta, además de su discurso de ingreso en la misma institución. Hasta la fecha son muy pocos los sitios que, legítimamente y con entera libertad, tengan derecho a citar poemas com-pletos en Internet. En Internet, el cibernauta casual, con frecuencia cuelga poemas, hasta ensayos ente-ros del poeta en su sitio o blog, sin seguir las normas de los derechos de autor. Gabriel Zaid, hace años, en un ensayo en Letras Libres había decretado la crea-ción de una red en torno a los libros de Paz en Inter-net.

Tanto en Youtube como en Facebook abundan los

Paz y la tecnología ▫ Luis Ríos

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vídeos, poemas, etc. sobre Octavio Paz. Si utilizamos Youtube, notaremos que la mayoría de los vídeos a los que el cibernauta tiene acceso carecen de autori-zación legal. En Facebook se permiten las reproduc-ciones de fotografías y vídeos, extraídos de otros por-tales de mayor difusión.

I. En México, Paz es…

Un recorrido del Internet en México muestra otra rea-lidad. Christopher Domínguez Michael puntualiza: “…la literatura mundial, a la que Paz pertenece desde hace medio siglo, se nos volverá a adelantar y los trabajos y los días del poeta dejarán de ser nuestros. Si es así, peor para nosotros”. Otro crítico paciano asegura que el poeta Nobel se lee más en Francia que en México. A primera vista, sería un punto de argumentación viable. La revista Letras Libres, dirigi-da por Enrique Krauze, en su sitio web, dispone de una hemeroteca indispensable de la revista Vuelta, donde abundan los estudios sobre Paz. Letras Libres, en ocasiones, publica notas dedicadas a Paz. A veces aparece un poema de Paz en algún número, pero poco más. Hay que recordar el nombre de Letras Li-bres, procede de Paz. Es realmente sorprendente la ausencia de Paz en las revistas mexicanas y publica-ciones de libros. Con Luz espejeante de Santí y un libro de crítica de Anthony Stanton, del Colegio de México, dos libros de alta calidad en el último año, la crítica en México parece haberse olvidado de Paz. Esa negación histórica, desleal y caprichosa, sigue vigente.

En su blog Jesús Silva-Herzog Márquez cuenta con un espacio para el poeta Nobel. En él, Silva-Herzog comenta escuetamente las publicaciones relaciona-das con Paz. La última entrada trata el texto inédito de Paz publicado en la revista Literal. Es realmente la transcripción de una grabación de la conferencia de 1986 en la Universidad de Texas, Austin, a cargo de David Medina. En Literal, el texto paciano lleva una nota introductoria de Yvon Grenier. Sin duda, es imperiosamente necesario que la Fundación de Ami-gos de Octavio Paz tenga mayor presencia en Inter-net.

II. En los Estados Unidos, Paz es…

Los portales digitales y sitios académicos muestran

un contenido bastante informativo y sustancioso. En los Estados Unidos, los escritores y poetas suelen dejar su legado a las bibliotecas de las universidades. En muchas de ellas el estudioso serio hallará materia-les y archivos relacionados con Paz. Muchos son car-tas y a veces, manuscritos de traducciones, obras de Paz publicadas en inglés. Cito algunos: El legado de Danubio Torres Fierro, guardado en la Princeton Uni-versity, cuenta con cartas de Paz; en el Archivo de Dore Ashton, en la Emory University, hay un discurso de Ashton sobre Paz, cartas y fotografías, y un poema escrito de Paz, “Piedra nativa”(habrá que ver si es el poema “Piedra de sol”); en el Archivo de Elizabeth Bishop, en Vassar College, se encuentran varias car-tas de Paz; la Universidad de California en Irvine, está a cargo del legado de Paul Blackburn, en el que se incluye correspondencia de Paz y manuscritos de tra-ducciones; en el legado de Charles Tomlinson y Ly-sander Kemp, en la Universidad de Texas, el estudio-so puede acceder a cartas y manuscritos de Paz. En un apartado del sitio, se anuncia la existencia de bas-tantes materiales pacianos en el Centro Ransom, en los archivos de Anvil Press, Stanley Burnshaw, El Cor-no Emplumado, London Magazine, Christopher Midd-leton, Margaret Sayers y Peter Owen Ltd. Entre los papeles del poeta John Malcolm Brinnin, alojados en la Universidad de Delaware, hay correspondencia de Paz. Otras instituciones u organizaciones tienen en su poder grabaciones de Paz, pues durante su vida el poeta mexicano fue un incansable conferencista.

Paz en Nueva York (Un breve recorrido) Centro de la Biblioteca de Nueva York (New York Li-brary Center) El cibersitio del Centro de la Biblioteca de Nueva York, reserva un recorrido de su historial, donde figura Paz, junto a Homero Aridjis y Emir Rodríguez Monegal, en el primer evento del centro con un programa titulado “Explore Latin America”, para los estudiantes de es-cuela primaria en el estado. Paz recuenta su expe-riencia poética con los alumnos de quinto grado en Memorias y palabras. Una fotografía de Paz aparece en el sitio. Vale la pena acceder a estos materiales de ese encuentro educativo en Nueva York. (www.nyslc.org).

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La Academia de Poetas Norteamericanos (The Acade-my of American Poets) El portal de la Academia de Poetas Norteamericanos muestra un libro-homenaje a Paz, titulado Octavio Paz: A Celebration, para su venta, donde se incluyen los poetas Derek Walcott, Charles Tomlinson, John Ashbery, Joseph Brodsky, Bei Dao, Mark Strand y Ri-chard Howard. El librito, de 24 páginas, nació de una celebración que tuvo lugar el 11 de mayo de 1994, en el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York, a los ochenta años de Paz. Este sitio electrónico pre-senta también una biografía del poeta, con una bi-bliografía mínima de su obra. (www.poets.org). Paz en Nueva York (Proyecto Universitas: Soluciones para una sociedad postecnológica)

En enero de 1972, Paz participó en un encuentro en el Museo de Arte Moderno en Nueva York. El encuen-tro nominado “El Proyecto Universitas” (The Universi-tas Project), congregó a varias figuras como Humber-to Eco, Jean Baudrillard, Meyer Shapiro y Gyorgy Ke-pes, entre otras. En el 2006, el MOMA (por sus siglas en inglés) publicó la colección de ponencias del en-cuentro bajo el mismo título, a cargo de Emilio Am-basz, con un ensayo de Paz. El cibersitio del museo recoge esta información.

La James S. Jaffe Rare Books, LLC., en Nueva York, posee un volumen con firmas de Paz, John Ashbery, Joseph Brodsky, Bei Dao, Richard Howard, Mark Strand, Charles Tomlinson y Derek Walcott. El libro es el resultado del encuentro en el Museo Metropolitano de Nueva York, en festejo de los ochenta años de Paz, el 11 de mayo de 1994. El libro está en venta a un precio de $750 dólares.

Paz en la Encyclopaedia Britannica, Inc.

La Encyclopaedia Britannica, Inc., con sede en Chica-go, se presume de ser la fuente de información más confiable del mundo, en casi todos los temas imagi-nables, desde el origen del universo a temas actua-les. Veamos cómo trata a Paz. De entrada, se le con-sidera poeta y diplomático, ganador del Premio Nobel en 1990 y uno de los principales autores hispanoa-mericanos del siglo XX. Hasta aquí va bien la cosa. Pero la introducción acerca de su vida es breve e in-

completa. La línea de sus actividades y publicaciones citadas es incongruente y difícil de rastrear. El último párrafo concluye diciendo vagamente: “Paz was in-fluenced in turn by Marxism, Surrealism, Existentia-lism, Buddhism, and Hinduism”.

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© Gerardo Piña-Rosales

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Coloquio Internacional en Los Ángeles

Durante los días 14 y 15 de mayo, 2010, la ciudad de Los Ángeles fue sede de un encuentro internacional de-dicado a Octavio Paz, bajo los auspicios del grupo del BOP, y con el apoyo de la Universidad del Estado de Cali-fornia. Gracias al editor del BOP, Luis Ríos (Colaborador de la ANLE), el éxito del coloquio se reflejó en la invita-ción de Yvon Grenier, Maarten van Delden, Clara Román-Odio y Jaime Perales Contreras. Otros ponentes como Josema Zamorano y Helena Dunsmoor, sobre todo Hervé-Pierre Lambert, invitado principal, pronunciaron con-ferencias sustanciales. Los dos días de jornadas ofrecieron un panorama exhaustivo de las obras completas del poeta. «La importancia de tales encuentros sostiene en buena medida la perduración de los estudios pacia-nos en los Estados Unidos, ya que sin ello, la obra de un poeta, aquí, se desvanece fácilmente », matizó Ríos. Se espera una recopilación seleccionada de ensayos para la publicación de un volumen el próximo año. Con-juntamente, se planteó la organización de un congreso en 2014, en conmemoración del primer centenario de Paz (1914-2014).

Hacía una sociedad en Los Ángeles ▫ BOP

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En la fotografía figuran, izquierda a derecha, Jaime Perales Contreras (ITAM), Maarten van Del-den (UCLA), Yvon Grenier (St. Francis Xavier), Oliver Kozlarek (UAM), Clara Román-Odio (Kenyon College) y Luis Ríos (ANLE), Editor del Boletín Octavio Paz (BOP) en Los Ángeles.

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Luis Ríos, Colaborador de la ANLE, dictó “Hacía una ‘sociedad paciana’. El propósito y futuro”.

De izquierda a derecha, Oliver Kozlarek, de la Universidad Autonóma de México-Cuajimalpa, Josema Zamorano, de la University of British Columbia, Lydia Huerta, de la Universi-dad de Texas, y Rosario Herrera Guido, de la Universidad de Michoacán.

Jaime Perales Contreras, del Instituto Tecnológico Autónomo de México, dictó “Octavio Paz y el ciclo de la revista Vuelta”.

Helena Dunsmoor, de la Universidad de Calgary, Canadá, dictó “Octavio Paz and Collective Works: Practice, Ethics and Poetics”.

La jornada literaria sobre Paz en California

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Un escritor de parámetros universales produce obras de particularidad intelectual con carácter cultural, pro-fundas, apasionantes y necesariamene intertextuales. El propósito de esta bibliografía recoge los textos que el propio Paz cita en sus obras, sean de otros autores o sus propias obras. Gabriel Zaid, en su ensayo “El futuro de Octavio Paz”, publicado en Letras Libres, ya se refería a la importancia de una bibliografía de este carácter en el caso de Octavio Paz. Los quince tomos de las obras completas de Paz se servirán de la bibliografía citada, facilitando de este modo el acceso a referencias fiables y atinadas. Siguiendo como modelo ejemplar la Bibliografía crítica de Octavio Paz, de Hugo J. Verani, esta bibliografía se ensambla empezando por (1) el título del libro citado; (2) nombre de autor citado; (3) una breve descripción textual, aclarando el contenido y propósito de la obra citada. Formada en dos apartados, esta bibliografía se abre con una sección llamada “Obras citadas en Paz”. El segundo apartado, llamado “Obras citadas de Paz en sus obras”, documenta las obras pacianas citadas en sus referentes obras completas. Se advierte que este proyecto está en su etapa inicial, y por tanto, las entradas se irán complementando en el futuro. Con la pre-sente bibliografía, el estudioso de Paz, podrá, en primera instancia, verificar los libros que el mismo Paz cita en sus textos y libros, y evaluar su significado e importancia en determinados momentos históricos, filosóficos y políticos, poéticos y literarios, culturales y artísticos. La versión final se presentará en orden alfabético. Serán bienvenidos los comentarios acerca del presente proyecto, con el fin de mantener la cali-dad de la bibliografía citada. I. Obras citadas en Paz: Don Quijote (Autor: Miguel de Cervantes): (1) Citado en El laberinto de la soledad, Paz califica el valor de la novela dentro del canon universal; (2) Citado en el capítulo “Poesía y poema” de El arco y la lira. Paz cita el Quijote para poner en evidencia la originalidad de cada obra; (3) Citado en “La tradición liberal”, discurso del Premio Cervantes (23 de abril, 1982), y recogido en Hombres en su siglo. Comentario sobre el significado de la obra cervantina y su relación con la libertad; (4) Citado en “La nueva analogía: Poesía y tecnología”, discurso de ingreso a El Colegio Nacional, 1967 y conferencia dictada en Londres en The Ins-titute of Contemporary Arts, 1970, recogido en El signo y el garabato. Para Paz, la obra cervantina es la gran novela del mundo moderno.

Antología griega (Autores: Luis Peganos y Mariano Rodríguez): (1) Citado en el prólogo “La casa de la presencia”, Obras completas, Volumen I. Paz se refiere al proyecto de publicar sus obras completas bajo la dirección de Hans Meinke, Director de Círculo de Lectores. Recuerda la antología y los poetas Calímaco, Meleagro, Filodemo, Páladas y Paulo el Silenciario, para situar la perduración propia y la voluntad del tiempo. Aurélia (Autor: Gérard de Nerval): (1) Citado en el capítulo “Poesía y poema” de El arco y la lira. La in-fluencia de Nerval en el movimiento surrealista fue resultado del interés de André Breton en el poeta y no-velista francés. Esta obra posee los atributos muy afines a un Paz relacionado con el Surrealismo; (2) Cita-do en el capítulo “Verso y prosa” de El arco y la lira. Paz hace referencia a la obra de Nerval y comenta acerca de la prosa francesa. Paz asevera que la prosa “pronto se convierte en poema. La analogía rige el universo de Aurélia”; (3) Citado en el capítulo “La inspiración” de El arco y la lira, como nota al pie de página. Paz advierte la importancia del número siete en la vida del autor francés. Cántico espiritual (Autor: San Juan de la Cruz): (1) Citado en el capítulo “Poesía y poema” de El arco y la lira. Paz cita el Cántico espiritual; (2) Citado en el capítulo “Poesía y poema” de El arco y la lira. Paz señala la particularidad de la imagen en esta obra; (3) Citado en el capítulo “Verso y prosa” de El arco y la

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lira. Paz cita la obra junto al Romancero, como dos polos del verso español; (4) Citado en el “Aviso” de La otra voz: Poesía y fin de siglo. Paz cita la obra como fuente principal, junto a Lágrimas de un penitente, de Quevedo, de su primer ensayo de 1941, “Poesía de soledad y poesía de comunión”; (5) Citado en el capítu-lo “Balance y pronóstico” de La otra voz. Paz, alejándose de la lectura psicoanalítica de algunos críticos, declara que leer esta obra como un poema de amor profano es un sinsentido. El deslinde (Autor: Alfonso Reyes): Citado en la “Advertencia a la primera edición” de El arco y la lira. Paz agradece a Reyes su amistad y alaba sus ensayos. Cita este libro y La experiencia literaria, y señala que el regiomontano lo iluminó como ensayista. La experiencia literaria: (Autor: Alfonso Reyes): Citado en la “Advertencia a la primera edición” de El arco y la lira. Paz considera El deslinde y esta obra ensayos inolvidables. Los cantos de Maldoror (Autor: Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont): (1) Citado en el capítulo de introducción “Poesía y poema” de El arco y la lira. Paz repasa la problemática de los poemas en prosa y califica Los cantos de Maldoror como uno de los “libros extraños”; (2) Citado en el capítulo “Poesía y poe-ma” de El arco y la lira. Paz cita el Prefacio de Los cantos…; (3) Citado en el capítulo “Verso y prosa” de El arco y la lira. Paz analiza la naturaleza del poema en prosa y cita esta obra como ejemplo; (4) Citado en el capítulo “Los pocos y los muchos” de La otra voz, Paz hace referencia a la obra con su título original, Les Chants de Maldoror, en un comentario relacionado al libro de Pere Gimferrer, La cultura del libro. Les Présocratiques (Autor: Jean-Paul Dumont): (1) Citado en el prólogo “La casa de la presencia”, Obras completas, Volumen I. Paz cita el libro en una nota al pie del texto, en referencia a Jean Louis Poi-rer, colaborador, junto a Daniel Delattre, de la edición. Paz sugiere que la retórica incluye una poética y una filosofía, así los sofistas dedican espacio al lenguaje como tema central en sus reflexiones. Nadja (Autor: André Breton): (1) Citado en el capítulo “Poesía y poema” de El arco y la lira. Paz trata el tema del poema en prosa y la problemática de la clasificación de obras no tradicionales como ésta; (2) Cita-do en el capítulo “Verso y prosa” de El arco y la lira. Paz vuelve a comentar el poema como una pieza pro-saica de la literatura de Occidente. Se cita junto a otras obras: Le Payasan de Paris, Un Certain Plume; (3) Citado en el capítulo “La inspiración” de El arco y la lira. Paz trata el tema de la inspiración de los surrea-listas y relaciona a Breton con este segmento del capítulo. Tratado de lo sublime (Autor: Longino): (1) Citado en el prólogo “La casa de la presencia”, Obras com-pletas, Volumen I. Paz cita el tratado de Longino en relación a la antigüedad grecorromana y su conjunto de reglas filosóficas. The Prelude (Autor: William Wordsworth): (1) Citado en el prólogo “La casa de la presencia”, Obras completas, Volumen I. Paz comenta un pasaje del poema donde el sueño es tema central y subraya la im-portancia de la poesía, poética, creación y crítica, elementos importantes en la obra paciana. El poeta del poema citado, hojea el Quijote, para después arrullarse en un sueño. Las obras son obras de los sueños, se-ñala Paz; (2) Citado en el capítulo “Los hijos del limo” de la obra del mismo nombre Los hijos del limo, Paz recorre brevemente la visita de Wordsworth a Francia y su posición en la facción vencida de la Revolu-ción francesa. Comenta la coronación de Bonaparte por el Papa en un fragmento del poema inglés. Como nota al pie, Paz cita la edición de Ernest de Selincourt, The Prelude. Londres, Oxford University Press,

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1970. Advierte sobre las dos ediciones del poema, una de 1805 y otra de 1850; (3) Citado en el capítulo “El ocaso de la vanguardia” de Los hijos del limo, Paz menciona el poema del inglés, junto a Stevens, e.e. cum-mings, Williams, Pound y Eliot, como ejemplo de la poesía angloamericana moderna. Lyric Ballads (Autor: William Wordsworth): (1) Citado en el prólogo “La casa de la presencia”, título del primer tomo de Obras completas, Volumen I. Paz cita Lyric Ballads, para ilustrar el prefacio de Words-worth como manifiesto poético que dará eco en Victor Hugo, Baudelaire, Whitman, Pound, Apollinaire, Breton, Huidobro y Neruda. Paz considera el escrito de Wordsworth fundamental en la poesía de Occiden-te. Biographia Literaria (Autor: Samuel Taylor Coleridge): (1) Citado en el prólogo “La casa de la presen-cia”, título del primer tomo de Obras completas, Volumen I. Paz cita la obra en una nota al pie, para rela-cionar las diferencias entre Wordsworth y Coleridge acerca del prefacio en Lyric Ballads. La nota al pie señala que Coleridge rechazó las ideas de Wordsworth en el prefacio; (2) Citado en el capítulo “El verbo desencarnado” de El arco y la lira. Paz cita esta obra como nota al pie (número 3). El fragmento citado, en versión inglesa, trata de la religiosidad en los poetas; (3) Citado en el capítulo “Analogía e ironía” de Los hijos del limo. Paz subraya las diferencias entre poesía y prosa en los románticos ingleses y alemanes, y nombra a Coleridge y a Novalis. Sostiene que las obras de prosa de ambos poseen una autonomía frente a las obras poéticas. Contemporáneos (Autor: Jaime Torres Bodet, otros): (1) Citada en el prólogo “La casa de la presencia”, Obras completas, Volumen I. Paz admira el grupo, en su época de adolescente interesado en la literatura. La revista fue fundada por Carlos Pellicer, Enrique González Rojo, Bernardo Ortiz de Montellano y José Gorostiza. La revista circuló de 1928 a 1931. “Introducción” a Primeras Letras (1931-1943): (Autor: Enrico Mario Santí): (1) Citada como nota al pie en el prólogo de “La casa de la presencia”, Obras completas, Volumen I. Paz cita la introducción de Santí para referirse a sus lecturas de San Juan de la Cruz y Quevedo, poetas cuyas rúbricas son la soledad y la comunión. Paz reconsidera al concordar con Santí pues había “forzado un poco de la realidad histórica” y olvidado el carácter de la España del siglo XVI, como indica en el prólogo.

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Es sabido que conocí y traté mucho a Octavio Paz, y dicho trato se encuentra perfectamente documentado en el volu-men de epistolario póstumo Memorias y palabras, que reúne casi en su totalidad las cartas que me escribió entre 1966 y 1997. Es también sabido que he estudiado su obra (entre lugares en mi libro Lecturas de Octavio Paz). Preci-samente por ello, lo que hoy, tomando en parte prestadas palabras de Rubén Darío en el prólogo a Prosas profanas, creo “fructuoso y oportuno” es ocuparme más bien, ante todo, del período en que Octavio Paz y yo no nos conocía-mos en absoluto, o nos conocíamos apenas—período previo, inicial, o cuasi fundacional—y también, por lo demás, del periodo transcurrido desde 1998, en el que la ausencia física de Octavio no empaña la permanecida irradiación de cuanto escribió, y, ya que no su persona, vuelven a ser sus textos mi interlocutor. Cuando yo empecé a leer a Octavio Paz, hacia 1962, él acababa de publicar Salamandra, y daba a conocer piezas nuevas de poesía o ensayo en revistas, entre ellas Papeles de Son Armadans, dirigida por Camilo José Cela, que pu-blicaba también sus señas, a las que le mandé mi libro Arde el mar en marzo de 1966. No le llegó a Nueva Delhi, a donde yo lo había enviado, sino a Ithaca, Estados Unidos, donde se hallaba momentáneamente y a donde se le remi-tió. Cuanto ocurrió desde su conmovedora y generosa carta de acuse de recibo en abril es conocido por quienes se ocupen de mí o de Octavio y se documenta, como he dicho, en el citado volumen Memorias y palabras. Más intere-sante creo referirme hoy a lo que para mí suponía Octavio Paz entre 1962 y abril de 1966, por una parte, y, por otra, entre abril de 1966 y noviembre de 1968, fecha en que al fin nos conocimos personalmente tras su arribo en barco a Barcelona. El Octavio Paz que yo descubrí en 1962 era, en la práctica, el único poeta hispánico de entonces vinculado estética y personalmente al movimiento surrealista; mucho surrealismo, y de excelente calidad, hubo en Lorca, Alberti, Aleixandre, Cernuda, Neruda o Foix; pero, en aquella segunda mitad del siglo XX, sólo Octavio mantenía, desapare-cido pocos años atrás César Moro, vínculos de trato directo con el núcleo fundacional del surrealismo y nadie como él, en el ámbito iberoamericano, hacía suyas las premisas estilísticas y morales de lo que no era a todas luces mera-mente una tendencia literaria o artística, sino, de modo más general, una actitud ante el mundo. (Otros escritores hispánicos había, sí, con tal vinculación; pero, como en los casos de Ory, Nieva, Brossa o Aldo Pellegrini, o no muy conocidos en el interior entonces todavía o incluso no editados). Mas, por otra parte, veía yo en Octavio, y no en la que a esta orilla del Atlántico daban las generaciones de posguerra, la verdadera continuidad natural de la Generación del 27, libre, por razones obvias, de la distorsión que en su relevo produjo el tajo de la Guerra Civil y el posterior período de lazareto y cuarentena y veía también al fin a un poeta hispánico distinto de Lorca —y esto en nada afecta a mi admiración sin límites por Lorca— que intervenía activamente y era escuchado en las lides poética del momen-to: la inclusión de un volumen dedicado a Octavio Paz, obra de Claire Cléa, en la colección editada por Seghers “Poètes d΄aujourd΄hui” tenía, en este sentido, un alto valor simbólico y sintomático. En cuanto entramos en relación epistolar me mandó Octavio personalmente, o me hizo mandar por quienes las edita-ban, todas sus sucesivas publicaciones de aquellos años: Viento entero, Madurai, Vrindaban (en la edición en francés, con caja piramidal, publicada en Ginebra), Topoemas, Discos visuales, Blanco, Renga, Ladera Este, Puertas al campo, Corriente alterna, Conjunciones y disyunciones, Marcel Duchamp o El castillo de la pureza y no aspiro a citarlas todas, ni las doy por orden cronológico; verdaderamente, un aguijador y fecundador bombardeo de propues-tas germinativas que acendró su huella en mi poesía (ya Arde el mar se abría con una cita de Octavio y otra de Alber-ti) y que incidió profundamente en mis ensayos, como, por lo demás, desde Juan Goytisolo hasta Carlos Fuentes, en gran parte del ensayismo hispánico contemporáneo. Por entonces, mi trato con Octavio era sólo literario; hasta 1970 no intervinieron en él asuntos editoriales, y sólo en-trados ya los años 70 cuestiones relativas a la vida personal de cada uno: mas esta gradación se refleja sobradamente en Memorias y palabras, y no es preciso insistir hoy en ella, aunque sí, en cambio, subrayar que nada todo ello, ni siquiera al cabo de los años, impidió que cada texto nuevo en prosa o en verso de Octavio se me siguiera apareciendo con el esplendor acuciante y prístino con que descubrí Salamandra y de ella me embebí y en ella me embebecí. Es inmensa mi deuda, y la de varias generaciones de escritores, para con Octavio; por no hablar de otros nombres hispá-nicos, que desde luego no faltaron en el 27, no es inferior su influencia a la que T.S. Eliot tuvo, y no sólo en el mun-

Homenaje* ▫ Pere Gimferrer

Sept.—Oct. 2010 *Discurso del Premio Octavio Paz pronunciado en la Residencia de Estudiantes, 2007.

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-do anglosajón, como Octavio no sólo en el iberoamericano. Cuantos hemos escrito, en cualquier género o lengua en el hemisferio occidental, después de él somos, en gran medida, ya que tal vez no herederos (decirlo sería arrogancia) sí, desde luego, deudores de Octavio. Durante más de treinta años, fue Octavio no mi único pero sí mi más constante interlocutor y el lector en quien al escribir pensaba por antonomasia (tanto más cuanto que, a partir de 1977, Vicente Aleixandre había en gran parte perdido la vista, al menos para leer con la dedicación de antaño); extrañamente (o de modo natural acaso), el hecho de que en los últimos diez años no haya podido contar con su lectura y su presencia no ha afectado a esta condición de Octavio en cuanto destinatario esencial, entre los escritores, de todos mis textos. De modo particular he pensando en él, a este respecto, en los últimos cinco años; en ellos, mi vida ha serpenteado por sendas al mismo tiempo lógicas e imprevisibles, y mi bibliografía ha trazado rápidas y cursivas figuras en zigzag: ni puedo adivinar enteramente (aunque sí creo intuir) qué habría pensado Octavio de mis dos últimos libros en castellano, Interludio azul y Amor en vilo, o, en otro sentido, de mi muy reciente y extenso poema en catalán Ensenhamen, para referirme sólo a la obra editada y no a la que tengo aún pendiente de próxima o futurible publicación. No negaré que lamento de modo particular que Octavio no haya podido compartir conmigo mi momento vital acaso más complejo, situado precisamente en estos años; pero, en cuanto escribía, me he forjado no sé si la certeza o el es-pejismo de suponer una lectura posible de Octavio, cuyo contenido pormenorizado yo nunca podré conocer. Si me he empeñado en leer muchos idiomas, es porque Octavio (y también Unamuno) lo hacía; y si algo le ha faltado a mi escritura reciente ha sido una carta en la que Octavio me hubiera dicho de modo cumplido lo que yo a tientas sólo puedo esforzarme en conjeturar. La presencia de la destinataria de la obra poética completa de Octavio, Marie José Paz, me ha dado, casi como ocurre en las conmovedoras líneas que cierran una novela tan justamente admirada por Octavio como el Doctor Zivago, de Pasternak, una certeza de talismán respecto a lo que hubiera podido decirme Octavio en estos años; que ahora el pre-mio que lleva su nombre (y más que perpetuarlo, lo prosigue, expande y prolonga) haya recaído precisamente en mí no es cosa que yo pueda interpretar abusivamente como un pleno espaldarazo póstumo ni tampoco cargar en la cuen-ta de las meras “anécdotas del destino” a que aludió Isak Dinesen, sino que más bien, como me dijo Juan Goytisolo de mi propia trayectoria última, responde “a una mezcla de azar y predestinación”. A esta misma categoría de hechos —a propósito de los cuales podrían también ser evocados unos versos de Borges: “El vago azar o las precisas leyes/que rigen este sueño, el universo”— cabe adscribir la sorprendente circunstancia de que tras una sucesión concatenada de casualidades y carambolas, la entrega de este premio tenga lugar precisamente en la Residencia de Estudiantes, esto es, no solo en el ámbito donde permanece el piano que tocó Federico García Lorca, sino en el que hospedó también a Alberti o a Buñuel, tan vinculados a la biografía intelectual y personal de Octavio, y, lo que es más, el ámbito en que, entre otras comparecencias, yo mismo leí al alimón con Justo Navarro —yo en catalán y él en sus versiones al español— en 1991 poemas de mi libro La Llum, en castellano La luz, en pre-sencia de Octavio y de Marie José. Mas otros muchos nombres aquí nos acompañan todavía, más aún si pensamos en los que perviven desde Valle-Inclán en las grabaciones de “El archivo de la palabra”, o en las páginas de la revista Residencia o en el legado de Cernuda o de Emilio Prados o la presencia de Moreno Villa, contando además con el Juan Ramón Jiménez de La colina de los chopos, o con la Rosa Chacel de Acrópolis, que aquí dio a conocer Ciencias naturales en su nonagésimo aniversario, y con tantos otros amigos comunes residentes, actuales o pretéritos. Dos cosas dije siempre, de palabra y por escrito, acerca de Octavio Paz: que, como muy pocos autores, encarnaba la poesía en el mundo coetáneo —esto es, lo que él mismo llamó “la otra voz”— y que, en su plenitud de dicción defi-nitiva y lapidaria, imaginaría y pensamiento poético, pertenecía a estirpe de Lucrecio. Habló Cernuda, en efecto, co-mo bien sabemos, de “pensamiento poético en la lírica inglesa”; sin duda, y a ella no fue por cierto ajeno Octavio; más bien se echa de ver que tal pensamiento dimana también de los maestros griegos y latinos y, como en el verso de Rubén leemos, podría Octavio decir asimismo: “Sé de Pindaro”. No menos, añado yo, que de Tácito sabía el Octavio Paz prosista. Como en Píndaro, Tácito o Lucrecio, una vez escritas—o en voz alta, pronunciadas—las palabras de

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de Octavio no parecen poder consentir otra formulación y a eso, precisamente, es a lo que, en el propio sentido eti-mológico griego, debemos llamar poesía. Tal rotundidad expresiva es infrecuente en castellano: la hallamos en Gar-cilaso o en Góngora, pero resulta muy excepcional en la literatura contemporánea, y más aún si se refiere por igual al verso y a la prosa. No se conquista este don mediante el simple estudio de lecturas o el aprendizaje de la retórica. Se requiere, para obtenerlo, por una parte una familiaridad profunda con lo que suele o solía llamarse el genio de la len-gua, con su historia literaria y su evolución semántica y con la forma que en ella han adoptado las figuras de dicción, y, por otra parte, se precisa también un temple moral perfectamente configurado, pues la irreversibilidad expresiva de lo escrito deriva en gran parte de la consistencia vivencial y ética de quien escribe. Un premio no se recibe, aunque en su apariencia superficial pueda dar esta impresión, al modo de un acaso aislado; no hay necesidad de albergar superstición o de creer en claves cabalísticas para comprender que la naturaleza del premio y el momento de nuestra vida en que nos llega y las circunstancias que rodean tanto su concesión como su entrega lo contextualizan y lo incorporan al dibujo total de nuestra trayectoria: algo de todo esto me he esforzado, precisamente, en indicar en esta intervención. Y, del mismo modo que la advocación de Octavio Paz, tan entrelazado a mi vida y a mi escritura, define al premio, y que el recinto de esta Residencia de Estudiantes lo sitúa en un espacio físico, moral e histórico, tanto la fecha de su concesión meses atrás como de modo más genérico el período entero de mi vida en que incide indican a las claras que este premio, que en cierto modo me llega de Octavio Paz, corresponde que por mí sea ofrecido y dedicado a mi mujer, Cuca de Cominges, ya que como escribió Octavio en Viento entero, “El presente es perpetuo” y “No pesan más que el alba nuestros cuerpos/tendidos”. Así, en la “fijeza siempre mo-mentánea” de la poesía, avistada por Octavio en El mono gramático, comprendemos también hoy nosotros dos la profunda verdad que encierran aquellos versos de Árbol adentro: “Fluyen por las llanuras de la noche/nuestros cuer-pos: son tiempo que se acaba,/presencia disipada en un abrazo;/pero son infinitos y al tocarlos/nos bañamos en ríos de latidos,/volvemos al perpetuo recomienzo”.

Homenaje ▫ Pere Gimferrer

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EN EL NOMBRE DE PAZ

En la ciudad de Chicago, la Chicago Symphony Orchestra festejó el bicentenario de México, con una jornada de música inspirada obras de Paz. Bernard Rand presentó “Danza petrificada” con textos adaptados de Paz. Maria Schneider grabó “Concert in the Garden”, pieza basada en el poema de Paz, “Concierto en el jardín”. Mariana Amatullo, fundadora de Designmatters, una corporación educativa dedicada a las labores de caridad, lideró un programa lla-mado “Deserve Your Dream”, en el que se recitaron poemas de Paz.

RECORDATIO

Paz fue invitado a la Universidad de Utah los días del 18 al 20 de octubre de 1989, para dictar la conferencia Tanner, sobre poesía y modernidad. Eliot Weinberger hizo la traducción del texto. Federic Amat llevó el poema “Blanco” al teatro en Girona, en 2007. Cao Fei, conocida como China Tracy, lanzó en 2009 una ciudad virtual llamada RMB City, foro digital para actividades artísticas. Se incluye el poema paciano “El balcón”. El 19 de mayo, 2010, el Presidente Obama cita a Paz en la Cena de Estado con el Presidente de México, Felipe Calderón. La cita es “merece tu sueño” y proviene del poema “Hacia el poema”, del último verso “merece lo que sueñas”.

LIBROS

El discurso crítico de Octavio Paz: Contextos, desafíos y fundaciones en Latinoamérica de los años 60-80. Santiago, Chile: Universidad de Santiago de Chile, 2009. R. Alarcón Ferrada. Surrealismo en la poesía de Xavier Villaurrutia, Octavio Paz, y Luis Cernuda: México (1926-1963). Lewiston: Mellen Press, 2009. Olivia M. Edelman. Fallen Realities: A Verbal/Visual Interpretations of Octavio Paz’s “blanco”. San Francisco: Thomas Ingmire, 2009. Thomas Ingmire and Octavio Paz. Materia y sentido: El arte mexicano en la mirada de Octavio Paz. México, D.F.: Museo Nacional de Bellas Artes, 2009. Octavio Paz.

Agenda paciana

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La Feria Internacional del Libro de Guadalajara festejará la obra de Paz con la presencia de Enrico Mario Santí, Anthony Stanton y Fa-bienne Bradu en el mes de diciembre. Enrique Krauze dictó la conferencia “Octavio Paz: Mexico Poetry and History” en la Universidad de Arkansas, Little Rock, el 27 de octu-bre de 2010, con el auspicio del Consulado de México en la misma ciudad. El Instituto Cervantes de París presentó una ruta cultural dedicada a Octavio Paz. La ruta comienza en la que fue su primera residencia en la ciudad. Otro recorrido es el lugar donde se escribió el poema “Renga”,un hotel por la orilla del Sena. Adolfo Castañon, de la Academia Mexicana, dictó la conferencia “Octavio Paz. Revuelta, rebelión, revolución”, el 1 de junio, en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. El Museo Getty, en Los Ángeles, patrocinó una adaptación teatral de “Piedra del Sol”, bajo la dirección de María Morett y un grupo estu-diantil local, durante los días 14 y 15 de mayo de 2010.

Moneda de Paz. Cortesía de Art Studio, Ucrania

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Publicación de la Academia Norteamericana de la

Lengua Española

Al pie de la Casa Blanca: Poetas hispanos de Washington D.C

Edición de Luis Alberto Ambroggio y Carlos Parada Ayala

Fotografías de Gerardo Piña-Rosales

Pedidos:

LL New River, LLC, P.O. Box 9006, Mclean, VA. 22102. Precio: $22.00 o pida 5 or más ejemplares a $15.00 cada ejemplar. Costos de envío: $3.00 cada ejemplar. Correo electrónico: [email protected]. Tel.: 703-786-8027.

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