Boletin Sonymage Nº4

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Club de Amigos del Sonido y la Imagen Sonymage boletín número 4 María LLorens Entrevista a:

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Selección mensual de la publicado en la Web www.sonymage.es

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Club de Amigos del Sonido y la Imagen

Sonymage boletín

número 4

María LLorens Entrevista a:

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Sumario

CONCURSO SONYMAGE

ENTREVISTA:

Foto-SYM: - Frouxeira

- Amor batracio

Arte Fotografía

5

Naturaleza ……………………….. 22

Paisaje …………………………….. 24

Paisaje Urbano ………………... 26

Deportiva y Espectáculos ….. 28

Retrato …………………………... 32

Macro ……………………………. 34

Diversas …………………………. 36

REPORTAJES

Charlando con una golondrina

42 Artículos - La Luz

Arte Literatura

Arte Música

48 Algo más que palabras.

- Cuando él la mira

50 Fotopoema

- La reina del mundo

51 La Biblioteca

- El pintor de batallas

María LLorens

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- Chavela Vargas

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Editorial

Bienvenidos una vez más a la cita mensual del Boletín Sonymage. Este mes podemos decir que es un mes de consolidación tanto del Club como del Boletín. En este número contamos con un amplio muestrario de fotografías de calidad entre las que destacamos las premiadas con el ga-lardón "Foto SYM" y la vencedora del concurso del mes, esta vez dedicado a las flores. La entrevista del mes se la hacemos a María Llorens que nos apor-ta su mirada científica y artística de la fotografía. En el mes de mayo hemos llegado hasta cerca de los 180 usuarios, lo que indica un ritmo muy prometedor. Sobre todo teniendo en cuenta que no sólo aumenta la cantidad sino también la calidad de las aportaciones. En este periodo hemos presenciado el inicio de la primavera, nues-tros fotógrafos han saltado la verja y se han lanzado a la caza del "bicho" en todas sus variedades. Nuestros escritores se han soltado la melena y han colaborado con sus letras a caldear el ambiente. Y los melómanos nos han deleitado con música de ayer y de hoy. Durante el mes de mayo hemos tenido mas de 6000 lectores del anterior boletín; lo que nos anima a se-guir, con el entusiasmo renovado. Gracias a todos los usuarios de Sonymage por sus colaboraciones y por el espíritu tan excepcional que aportan a este Club y a esta Revista.

Cebolledo

Mayo 2010 AÑO I Nº 4

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María Llorens Martín nace en 1981. Estudió Ciencias Biológicas obteniendo su licenciatura en el año 2004, y posteriormente el Doctorado en Neurobiología, actividad que hoy día constituye su profesión. La fotografía es su gran pasión; llegó al mundo de la imagen digital con un equipo Pentax en el año 2006. La combinación de su profesión (científica) y de su pasión por la fotografía, la han llevado a tener especial predilección por la Macrofotografía. Con sus imágenes, María ha contri-buido en diferentes diarios científicos. Publicó una serie de fotografías sobre Japón en el “Digital Photo Magazine”; además, ha colaborado con el grupo musical “Yuval Ron and the Residents of the Future”, aportando una fotografía para la cubierta de su LP. En constante evolución, también ha realizado algunos trabajos relacionados con la arquitectura, diferentes creaciones artísticas y joyería; así como participado en diversos proyectos fotográficos de “moda” con diseñadores españoles

Ciencia y arte en piel de mujer

María LLorens

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María, ¿de que forma llega una mente científica como la tuya al mundo del arte foto-gráfico? - Siempre he creído que para alcanzar el equilibrio es necesario oscilar entre los polos opuestos. Es por ello que considero que una actividad tan cerra-da en sí misma, tan capaz de obsesionar y de robar todo el tiempo del que uno dispone como es la ciencia, necesita forzosamente ser contrabalancea-da con otro tipo de actividades en las que la mente pueda viajar y crear libremente. Por otro lado, creo que la fotografía es sólo una manera más de expresar, crear, y dar salida a ese Universo propio que todos llevamos dentro. Hasta los 20 años mi manera de dar salida a esa faceta “artística” o creativa era la música, concretamente el piano. Simplemente creo que el lenguaje mediante el que nos expresamos es algo que se va modificando a lo largo de nuestra vida. Hay etapas en las que nos identificamos más con una manera de expresar-nos, y otras en las que somos capaces de plasmar nuestra emotividad empleando un lenguaje radi-calmente diferente. La fotografía es, ha sido, y probablemente será, mi válvula de escape más po-derosa. Para mí supone una puerta que me aleja de todo, y me permite adentrarme en un mundo pro-pio lleno de alegres colores y suaves formas.

El impacto visual de tus fotografías es muy po-deroso. Cuidas los colores, los fondos y las com-posiciones pero ... ¿qué peso tiene el postproce-so en tu obra? - En general me atrevería a decir que un peso muy relativo. Sin duda, cada tipo de foto es diferente, y por ejemplo, en los macros el postprocesado es prácticamente inexistente y se limita a sutiles ajus-tes de contraste y de niveles. Sin embargo, en otras ocasiones siento que necesito ser concienzu-

da con el postprocesado de las imágenes. Pero siempre con una finalidad muy clara y definida. Y esa finalidad es conseguir que la foto se vea tal y como yo he visto la escena. Quizás el día en que se cree una cámara de fotos capaz de captar todo el rango dinámico presente en una escena al atar-decer nos veremos liberados del tedioso procesado de las imágenes, pero, desgraciadamente, en foto-grafía de paisajes casi nunca las imágenes apare-cen en el visor de la cámara “tal y como son” en la realidad. Sin embargo, en mi caso, podría decir que es la elección del escenario lo que tiene más peso. Muchísimo más que el procesado posterior. Digamos que para conseguir un paisaje de ensue-ño prefiero dedicar días a encontrar ese escenario que realmente lo sea, a convertir digitalmente una imagen mediocre en un paisaje sublime.

Muchos de tus paisajes utilizan la larga exposi-ción... Cuando te planteas hacer una fotografía con este sistema, ¿cuánto tiempo te lleva encon-trar la luz idónea, la escena impactante o la composición llamativa? - Como comentaba anteriormente, en ocasiones es realmente complicado encontrar una escena en la que la composición, la ubicación de los elementos, la luz, etc…sean como habríamos deseado a prio-ri. Y si a ello añadimos el factor meteorológico las probabilidades de éxito disminuyen considerable-mente. Hay veces en que he tenido que volver a un mismo lugar numerosas ocasiones, incluso he llegado a tardar meses en quedar conforme total-mente con una foto de paisaje. Particularmente, me encantan las fotografías en las que aparecen reflejos sobre el agua. Como pueden imaginar, conseguir ese momento en que se calme el viento, a la vez que el cielo adquiere el color adecuado, mientras, por supuesto, cada piedra se encuentra en el lugar idóneo no siempre es fácil. Pero el tru-co es tener paciencia. Y disfrutar también todo ese proceso, aunque a veces volvamos con las manos vacías. Es realmente emocionante ese periodo de espera. Se pasa frío y se entumecen los músculos, pero, si todo va bien, hay pocas cosas más gratifi-cantes.

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Los rostros de tus personajes muestran un interior que magnetiza, una luz propia que habla por sí misma. En tus retratos, a menudo observamos un encuadre cerrado; ¿es una forma de potenciar la expresión o de dirigir la mirada del espectador hacia donde tu quieres? - Ciertamente sí. La fotografía de retratos siempre me ha fascinado, a la vez que me resulta la más complicada. Creo que el fotógrafo y su cámara deben ser meros transmisores de toda la emotividad de la persona retratada. Es decir, creo que el fotógrafo poco tiene que añadir (por supuesto al margen de la técni-ca, la iluminación, la composición, el encuadre, etc…) Asímismo creo sincera-mente que lo realmente mágico y electrizante de este tipo de fotografía es que

ambos torrentes expresivos, el de la persona retratada y el del fotógrafo, discurren conjuntamente y entonan un mismo canto. Al menos así es como entiendo este tipo de fotografía y es precisamente lo que me permite disfru-tar de ella. No hay nada más mágico que “escuchar” los ojos de esa persona retratada que nos habla en silencio.

Te hemos visto muchas fotografías de viajes; una serie completa de Ja-pón... ¿qué tiene de especial para ti este país? - Mi viaje a Japón en el 2008 supuso una de las experiencias vitales más profundas que he tenido. Tuve la suerte de poder visitar Japón no como simple turista, sino desde dentro. Hallarme sóla en Japón, lejos de todo mi

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ambos torrentes expresivos, el de la persona retratada y el del fotógrafo, discurren conjuntamente y entonan un mismo canto. Al menos así es como entiendo este tipo de fotografía y es precisamente lo que me permite disfru-tar de ella. No hay nada más mágico que “escuchar” los ojos de esa persona

Te hemos visto muchas fotografías de viajes; una serie completa de Ja-pón... ¿qué tiene de especial para ti este país? Mi viaje a Japón en el 2008 supuso una de las experiencias vitales más

profundas que he tenido. Tuve la suerte de poder visitar Japón no como simple turista, sino desde dentro. Hallarme sóla en Japón, lejos de todo mi

mundo, en un escenario tan increíblemente bello como lo es el cambio de co-lor de las hojas de los arces en Otoño, es algo que, al recordarlo, aún hoy me electriza la piel. Y fue una suerte haber podido estar allí justo en ese momen-to. Conocer la cultura de los pueblos japoneses, que tanto me emociona, y a la que tanto respeto y admiro, me permitió entender nuevas maneras de foto-grafiar, y creo que allí experimenté una cierta maduración como fotógrafa que tampoco sabría explicar pero de la que creo que ha dado sus frutos con posterioridad. ¿Que tiene Japón de especial? Todo. Sus luces, sus colores, su gente, hospitalaria y respetuosa, su tradición, su modernidad, sus contrastes, sus contradicciones….sin duda un país apasionante al que deseo regresar con todas mis ganas.

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Debido a tu profesión seguro que tienes foto-grafías científicas, de hecho, hemos visto algu-na en tu portafolio (imaginamos que por su carácter visualmente atractivo); ¿es muy complicada esta técnica? - Realmente tengo muchísimas imágenes cientí-ficas. La mayor parte del día me dedico a obte-ner este tipo de imágenes. Siempre he estado tentada de exponer algunas en mi web, y tal vez en breve lo haga, ya que realmente muestran un paso más, suponen dar un salto hacia una dimen-sión desconocida para la mayoría de la gente. Esa entrada en lo microscópico es realmente apasionante. Como técnica tiene sus dificultades y particularidades. Recuerdo que los comienzos fueron duros, ya que, realmente, no se parece a ningún otro tipo de fotografía técnicamente hablando. Y, por supuesto, tiene la complicación adicional de conseguir la materia prima, algo posible únicamente en un laboratorio.

En tu obra fotográfica hay gran diversidad temática; ¿con que especialidad te encuentras mas a gusto y por qué? - Esa es una pregunta difícil, puesto que la res-puesta no es algo estático. Si tuviera que decan-tarme por alguna técnica, sin duda, escogería el macro. Tanto la variante abstracta del macro, como la de insectos o flores me producen una satisfacción casi inigualable por otros tipos de fotografía. Realizando macros siento que puedo

crear escenas a mi antojo. Escoger qué elemen-tos van a formar parte de una imagen creada de novo por completo. Elegir curvas, siluetas, colo-res llamativos….es como si fuera un juego de niños…Sólo hay que tumbarse en el suelo y bus-car. Buscar entre pequeñas briznas de hierba o diminutas flores aquello que realmente es bello o nos llama la atención. Digamos que el macro me permite evadirme de la ciudad que tanto nos aliena.

Sin embargo, reconozco que la fotografía de pai-sajes posee algo mágico que me atrae enorme-mente. Encuentro que es como un reto, el en-frentarse a un paisaje sin más armas que la cá-mara y el trípode hasta ser capaz de transformar-lo en algo plástico, jugar con los elementos que lo componen hasta lograr que se conviertan en una escena viva y dinámica. Y por supuesto es-perar a que caiga o salga el Sol. Ese es un instan-te sublime del que disfruto especialmente. Como una inyección de vida a raudales. Por supuesto, siempre en buena compañía; un ingrediente de vital importancia en este tipo de fotografía. Esa mirada cómplice en el momento apropiado lo es todo.

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¿Que fotógrafos serían tus referentes artísticos? , ¿te sientes influenciada en tu trayectoria ar-tística por alguno de ellos? - Si tuviera que seleccionar a aquellos a quienes más admiro, sin duda nombraría a Annie Leibovitz por la fuerza y el increíble impacto de su fotografía de retratos y social; a Marc Adamus por su in-creíble elegancia e impecable ejecución de fotografía paisajística; a Salih Güler por ese minimalismo que hace grandiosas a todas sus imágenes; a Rarindra Prakarsa por su mágico universo, y a muchos otros que me gustaría nombrar a pesar de no querer alargarme en exceso…

Y, por último, es obligado nombrar al fotógrafo del que aprendí todo en mis comienzos acerca de la fotografía de paisajes, el paisajista español Saúl Santos.

Y al margen de la fotografía, mis eternos referentes serán los grandes Monet y Salvador Dalí.

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Para terminar, muéstranos esa fotografía de la que te sientes mas orgullosa, y cuéntanos por qué. -Si tuviera que elegir una creo que sería ésta. ¿El motivo? Creo que aquel fue uno de los instantes más bellos que he presenciado en toda mi vida. Siempre me quedará la duda de si supe transmitir toda esa be-lleza con esta foto, ya que es muy difícil ser objetivo con nuestras propias obras, pero sin duda, cuando pienso en mi VIDA, siempre aparece esta foto en mi mente. Uno de esos momentos que recordaré siem-pre. Por eso me siento orgullosa de ella. Me gusta llamarla “sin aliento” porque eso fue lo que sentimos cuando esa nube adquirió ese color por encima de nuestras cabezas. Fue como si el tiempo se detuviera, o derritiera…..

María nos transmite su entusiasmo y vitalidad; manifiesta que su principal objetivo es ser capaz de trans-formar la rutina en asombrosas y coloristas creaciones, desde los seres vivos mas pequeños, hasta los enormes edificios. Nosotros pensamos, que todo es posible cuando ciencia y arte se conjugan armoniosa-mente en "piel" de mujer.

Muchas gracias María, no dejes nunca de sorprendernos.

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ARTE: Fotografía

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Concurso Sonymage de Fotografía

Fotografía ganadora Mayo 2010 Tema: Flores

Título: Incertidumbre Autor: Sirius

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Fotografías destacadas: Foto-SYM

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Entorno de Frouxeira Autor: Chirlateira

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Amor batracio Autor: Sirius

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Naturaleza: Fauna y flora

Título: Pato Autor: Juan Miguel SONY A700, 400 mm; f5.6, 1/250. ISO 400 Bien compuesta, con una gran nitidez, buenos colores y precioso .

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Título: Jara Autor: Matarile Encuadre, iluminación, fondo y nitidez impecables. Precio-sa y vanidosa… nos hace creer que su vestido es de papel.

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Paisaje

Título: Escenas de la Albufera Autor: Juan MIguel SONY A700, 50 mm; f11, 1/20. ISO 100 Preciosa fotografía, transmite tranquilidad y equilibrio

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Título: Los Royos Autor: Mulitermo Datos: DYNAX 5D, 26mm; f7.1, 1/160, ISO200 La luz y el colorido son el alma de la foto. Espectacular.

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Paisaje

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Paisaje Urbano

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Título: Convento de San Maarcos Autor: Alfa300

Datos: SONY A300; 17 mm, f 4.5, 1/3”, ISO 400 Panorámica atractiva de cuatro fotos, con una excelente luz.

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Título: Cudillero Autor: Juan Miguel Datos: DYNAX 7D; 17 mm, f 4.5, 1/20, ISO 100 Aire clásico e intemporal. Sencilla composición y virado apropiado.

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Deportiva y espectáculos

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Título: Red bull Autora: Valichkas Espectacular el momento captado.

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Título: Pero…¿dónde están? Autor: Donca Datos: SONY A700; 85 mm, f 1.4, 1/160, ISO 400 Nitidez, colorido y encuadre acertados… y no, no se ven los músicos.

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Título: Piedras Autor: Lourdes Ramos Datos: Canon 350D, 85mm; f5.6 1/200., ISO 100 Blanco y negro, texturas e iluminación muy buenos. Excelente foto.

Retratos

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Título: Haciendo la calle Autor: Jst Excelente foto; muy buena definición e iluminación. Tema esca-broso, tratado con arte y elegancia..

Retratos

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Macros

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Título: Con pose Autor: El Druida Datos: Canon 40D, 100mm ; f8, 1/50, ISO 200 Composición, definición, posadero y fondo… todo en su punto. Exce-lente captura.

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Título: En cola Autor: Jst Composición e iluminación muy acertadas. Buen trabajo

Diversas

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Reportajes: Molenyo

Lo que os cuento ahora es real. Sucedió de verdad. Simplemente he añadido de mi peculio un poco de sal imaginativa a unos hechos que durante un tiempo llevé incrustados en mi interior. Cosas que tenemos que agradecer a nuestros "modelos".

No, no estoy majara…ni tampoco ido…aún menos so-ñando, aunque eso a veces puede ser bueno. Tampoco he confundido las hojas de marialuisa con otras idem sin la luisa cuando preparaba una infusión… O quizás sí, quizás sea todo eso junto, pero verás, verás, lee un poco y acabarás entendiendo lo que te comento. Pero antes, porque me conozco, te pido disculpas por lo lar-ga que será la lectura. Mira, unos son penitentes, ahora tú leyendo, y otros, como yo escribiendo, incorregible impenitente.

Venga, te cuento…

Los días de junio son largos y con ellos se nos van co-lando casi a hurtadillas los calores abrasadores del ve-rano. La mañana amaneció fresca y sedosa e invitaba a la aventura fotográfica. Salí de casa pertrechado con mi “armamento” dispuesto a volver con la fotografía de mi vida, vaya, aquella con la que todos soñamos cada vez que salimos de “caza” y nunca llega. Mejor, porque así seguimos buscándola ¿no te parece? Cami-nando hacia la alameda cercana la mañana me regalaba una suave luz de oro y el intenso cielo azul era el espe-jo de un inmenso mar en calma. Cientos de insectos porfiaban por lograr la flor más atrayente de las mu-chas que jalonaban los márgenes del camino. No cabía duda que la vida renacía por doquier. Así que mi “ladrón de recuerdos” fue tomando buena nota de todo lo que parecía tener visos de merecer la pena. ¡Qué “alma” tan limpia y dócil tiene este “ladrón”…!

Camino hacia ningún destino seguí buscando, colec-cionando disparos entre las avecillas que ajenas a mis motivaciones y esfuerzos gozosas libraban la batalla diaria de alimentar a sus polluelos.

De esa manera, sin llegar a la derrota, me encontraba un poco cansado pues iba comprobando cómo poco a poco, abrazado con los lentos minutos se iba esfuman-do el sueño dorado de la foto esperada.

Finalmente medio vencido por el agobiante calor de las horas cercanas al mediodía me dispuse a reponer fuer-zas sentándome a la sombra de la que otrora fuera la orgullosa puerta de entrada a un huertecito. La frescura de la piedra al contacto con mi espalda parecía abrazar-me y poco a poco fui cayendo en manos de Morfeo.

Y entonces sí que debía soñar…Entonces escuchaba cantar a todos los pajarillos del mundo como riéndose de mi poco arte para inmortalizarlos. Y entre tal alga-rabía la cadencia de un trinar cercano se repetía de tal forma que fui despertando y al abrir los ojos, medio ciegos por la insultante luz de junio, me topé de frente con una golondrina que gorgoriteaba colgada en los cables de un tendido eléctrico cercano. Dispuesto a se-guir mi camino al levantarme observé extrañado cómo la golondrina exageraba su canto y comenzaba a revo-lotear de forma ostensible acercándose de forma clara hasta mi. de tus polluelos que deben estar cerca… y me dispuse a seguirla para comprobar hasta donde llegaba su acti-tud y esfuerzo en la salvaguarda de su prole.

Posándose de forma ostentosa y como haciendo alarde de su dominio del vuelo me fue llevando “sin querer creía ella” lejos del punto de partida hasta que me en-contré en los inicios del pueblo.

Incluso parecía gustarle que le hiciese fotografías. Aún recuerdo cómo se fijaba en mí con sus pequeños ojos negros brillantes como dos luceros en la canícula del mediodía. Piaba y piaba como invitándome a que si-guiese mi camino. Me acerqué aún más hasta los hilos donde se posaba e hice el ademán de despedirme de ella. Vale…vale, me voy, pero, ¿por qué no me ense-ñas antes a tus polluelos…? Nada les haré, lo sabes, si acaso unas fotos para gozar después con su recuerdo...

Los pocos vecinos del pueblo, a esas horas, se refugian

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Charlando con una golondrina...

Y entonces sí que debía soñar…Entonces escuchaba cantar a todos los pajarillos del mundo como riéndose de mi poco arte para inmortalizarlos. Y entre tal alga-rabía la cadencia de un trinar cercano se repetía de tal forma que fui despertando y al abrir los ojos, medio ciegos por la insultante luz de junio, me topé de frente con una golondrina que gorgoriteaba colgada en los cables de un tendido eléctrico cercano. Dispuesto a se-guir mi camino al levantarme observé extrañado cómo la golondrina exageraba su canto y comenzaba a revo-lotear de forma ostensible acercándose de forma clara hasta mi. - Vaya, me dije…estás intentando separarme de tus polluelos que deben estar cerca… y me dispuse a seguirla para comprobar hasta donde llegaba su acti-tud y esfuerzo en la salvaguarda de su prole.

Posándose de forma ostentosa y como haciendo alarde de su dominio del vuelo me fue llevando “sin querer creía ella” lejos del punto de partida hasta que me en-contré en los inicios del pueblo.

Incluso parecía gustarle que le hiciese fotografías. Aún recuerdo cómo se fijaba en mí con sus pequeños ojos negros brillantes como dos luceros en la canícula del mediodía. Piaba y piaba como invitándome a que si-guiese mi camino. Me acerqué aún más hasta los hilos donde se posaba e hice el ademán de despedirme de ella. Vale…vale, me voy, pero, ¿por qué no me ense-ñas antes a tus polluelos…? Nada les haré, lo sabes, si acaso unas fotos para gozar después con su recuerdo...

Los pocos vecinos del pueblo, a esas horas, se refugian

en sus casas a gozar del fresco que atesoran las mismas y mira por donde uno de ellos como perdido pasaba en esos momentos cerca de donde estaba y al escucharme hablar se quedó un poco perplejo pues vio que estaba sólo. Ya ves, le dije, charlando con esa golondrina…! Me devolvió una sonrisa y se perdió fundido con el blanco de las encaladas paredes de las casas.

La golondrina aprovechó ese lapsus y en vuelo raudo desapareció en dirección a donde había estado sentado reponiendo fuerzas. La seguí y descubrí su secreto. En una ramita entre la fronda de unos árboles, agrupaditos como para darse calor, aparecieron como por ensalmo cuatro polluelos, sus hijitos. Avizores miraban a un lado y otro a la espera de la llegada de su diligente ma-dre llevándoles comida. Pero mudos para no levantar sospecha de su presencia.

De pronto y como si les hubiera disparado un resorte interior se pusieron a piar y pedir de manera tan exi-gente que me llamaron la atención. La golondrina pasó cerca de ellos pero avistando mi presencia no se atre-vió a parar. Revoloteó por los alrededores y se posó justo sobre mí a no más de cuatro metros de distancia. Y ahí comenzó nuestra charla.

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Me hizo requiebros por no dejarla alimentar tranquila-mente a sus polluelos…Por exponerlos a la tentación del astuto gato que muy cerca de mi acurrucado entre las hierbas estaba presto a cazar a cualquier pajarillo que ca-yera del árbol…

Y seguía quejosa diciéndome con sus trinos que no los asustase, pobrecitos ellos, que no sabían aún lo peligro-sos que éramos los que llevábamos armas que les podían disparar…En fin, con trinos adornados de tristeza me pi-dió que les dejase seguir su vida y que no descubriese a los rapaces del pueblecito dónde estaba su prole…

La tranquilicé. En pocas palabras le dije que no temiera, que nada malo iba a hacerle a sus golondrinos. Que el “cañón” que yo llevaba era su aliado porque no era más que un “ladrón de recuerdos”…Que no temiese por el gato, que era tan cobarde que en cuanto lo asusté un poco salió corriendo como alma que persigue el diablo…Y para acabar le pedí que me dejase utilizar mi “cañón la-

drón de recuerdos” para llevarme la imperecedera y tier-na imagen de aquellos cuatro encantadores pajarillos. Sus hijitos. Orgullosa, ahuecando sus plumas, asintió con un coqueto y suave gorgoriteo.

Seguidamente me regaló un trinar que en aquel momento sonó como la melodía más hermosa que recordar pudiera y haciendo alegres cabriolas salió disparada a entregar los insectos que llevaba en su piquito a sus hambrientos polluelos.

Click…click…click…los inocuos disparos fueron sonan-do hasta que consideré que debía dejar tranquila aquella familia…

Reportajes: Molenyo

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… y tras despedirme de la golondrina y enviarle un besi-to a sus polluelos, me perdí calle arriba con el alma tan llena de calor por la emoción vivida como el que el cuer-po sentía atenazado por el inclemente sol.

Caían las sombras sobre lo que un día fue puerta y el ár-bol lloraba su soledad cuando al final del día volví a pa-sar por aquel rincón para ver si seguían allí los pajarillos. La rama estaba vacía a la espera de poder acoger gozosa el liviano peso de aquellas encantadoras criaturas aladas. Volví a sentarme en el mismo lugar. Allí estuve esperan-do a mi “amiga la golondrina” hasta que poco a poco las blancas y algodonosas nieblas de la ribera cercana fueron tomando las praderas hasta llegar a mi rincón y comenzar a invadirme de frío. Curioso, pensé, con el sol reinando sentí placer por el frío abrazo de las piedras…con el re-ino de la noche sentí dolor por el helor que se apoderaba de mi. Volví sobre mis pasos rebobinando la película vi-vida. No había logrado la “foto de mi vida” pero al final había vivido la foto que buscaba.

El verano comenzaba a despedirse cuando por casualidad pase por delante del árbol de mi fortuna. Volví a buscar los polluelos esperando el imposible milagro de encon-trarlos. La esperada desilusión me atenazaba cuando a través de un hueco entre los árboles allá en el fondo no muy lejano una visión acabó de sellar nuestro recuerdo. Posadas en los hilos de otro tendido eléctrico gorgoritea-ban cinco golondrinas.

Las miré, las saludé y les dije adiós. Eran mis golondri-nas porque cuando dirigí lentamente mis inciertos pasos hacia el pueblo, cinco avecillas revoloteaban cerca de mi piando con inusitada alegría. Miré hacia el tendido eléc-trico. Estaba vacío. Di un salto de alegría intentando imi-tar su vuelo y subir con ellas al infinito. Alcé los brazos

al aire y ellas se lanzaron al cielo haciendo cabriolas has-ta desaparecer fundidas con el azul teñido de oscuro de la inmediata noche.

El pueblo iniciaba su letargo adormecido en su habitual lecho de la fría noche.

Deambulando por las calles acabé perdido entre las ne-blinas grises que la cercana ribera iba dejando escapar. Finalmente atrapado en mi sombra que reflejaba una dor-mida lámpara acabé perdido en ella.

Pasaron las horas. El frío de la madrugada me despertó abrazado a mi “ladrón de recuerdos” en el que aún podía verse en la pantalla encendida de su visor cuatro pollue-los pidiendo comida.

Un saludo y me alegraría si pasáis un rato agradable viendo las imágenes, que al margen de su posible cali-dad, son la viva expresión de la lucha por la vida de unos pajarillos. Mis simpáticos amigos.

Charlando con una golondrina...

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Artículos y Tutoriales: Alfa300

Como siempre hemos insistido, la luz es la ESENCIA de la fotografía. Sin luz no habrá estimulación de la pe-lícula o el sensor y por lo tanto no habrá foto. Además de crear la imagen, le otorga el ambiente, el estilo y el alma a la toma. Desde Daguerre hasta los sensores CCD y CMOS, las diferencias de luminosidad y luego la gama de colores han construido la fotografía. Actualmente la fotografía digital proporciona un mayor control de la luz recibida por el sensor y procesada pos-teriormente por el firmware de la cámara o por el soft-ware en nuestro ordenador. Hemos de saber aprovechar esta ventaja frente a la fotografía química. Por supuesto, la imaginación, el gusto y el control del fotógrafo AN-TES de la toma (su capacidad de ver la foto antes de dis-parar, o de “construirla” a su libre albedrío) siguen siendo fundamentales, pero su perfecto aliado es y será la luz: su incidencia sobre el/los objeto/s o sujeto/s foto-grafiado/s, determinará la diferencia entre una fotogra-fía y LA fotografía. Que una toma impacte, sorprenda o emocione queda en la imaginación del dueño de las manos que sujetan la cámara. La capacidad del fotógrafo para evaluar la luz y trasladar esa apreciación a la toma final depende úni-ca y exclusivamente de quien hace la foto. De poco vale que se disponga de la última tecnología electrónica, con los más sofisticados sistemas de iluminación si lo foto-grafiado no transmite. No obstante, controlar la luz tie-ne un mucho de técnica, y unos pequeños conocimientos al respecto ayudarán al fotógrafo a expresarse.

Medición de la luz Sin necesidad de medidores externos o de “buen ojo”, cualquier cámara actual incorpora un fotómetro (más o menos sofisticado) que proporciona un control previo a la imagen impensable hace tan solo unas décadas. Informaciones en pantalla como el histograma permiten saber antes (o inmediatamente después de la toma) có-

mo se distribuyen las luces en la imagen. La posibilidad de visualizar la toma instantáneamente es la mayor ven-taja de la fotografía digital. Y no lo es menos la capaci-dad de postproceso actual.

Triángulo de la exposición

Podemos controlar, mediante el denominado triángulo de exposición (ISO, Velocidad y Abertura) la cantidad de luz que va a incidir en el sensor, sin necesidad de preocuparnos por el número de tomas necesarias para conseguirlo (que, conforme avancemos en el conoci-miento de nuestra cámara serán cada vez menos). Ade-más, mediante el Balance de Blancos (aunque en la to-ma en RAW se pueda hacer a posteriori), controlaremos que la gama tonal de la foto no se vea influenciada por el calor de la iluminación disponible. Cada nueva hornada de cámaras de cualquier fabrican-te incorpora más y más detectores inteligentes, que se encargan de evaluar los parámetros idóneos en relación a la luz recibida por sus sensores. Ya no solo se encar-gan de escoger los valores de ISO, velocidad de exposi-ción y abertura de la lente… se atreven con detectores de caras, amortiguan el “tembleque” de quien sujeta la cámara, se atreven a “decidir” hasta la parte de la foto-grafía que estará en foco, dependiendo de si existe una sonrisa o no, lanzan el flash si su análisis determina que es necesario e incluso eliminan los siempre molestos ojos rojos de los protagonistas. Hay fabricantes que se han atrevido a que sus diabólicas cámaras decidan has-ta en qué momento realizar la fotografía...

fo. Todos los “adelantos” en este sentido son bien reci-

pequeña franja de un abanico de radiación mucho más

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La luz (1ª parte)

Pero esto, como podréis entender, limita mucho nuestra creatividad. Un desenfoque selectivo, una clave baja o alta, un momento en que la luz incide de forma perfec-ta… eso solo puede ser visto y realizado por un fotógra-fo. Todos los “adelantos” en este sentido son bien reci-bidos, pero hay que tomar los controles de la cámara. Hay que evitar por todos los medios que la máquina de-cida por nosotros.

El espectro No… no se trata de un fantasma. La luz tan solo es una pequeña franja de un abanico de radiación mucho más amplio: el espectro electromagnético.

Sensibilidad del ojo humano

Los rayos gamma, en el extremo corto del espectro, tie-nen una longitud de onda de sólo 1/100.000.000 micró-metros; las ondas hertzianas —radio, televisión—, en cambio, pueden tenerla de hasta 10 kilómetros. Entre esos dos extremos, el ojo humano es sensible a una pe-queñísima franja de longitudes de onda de entre 400 y

700 nanómetros.

Espectro electromagnético y luz visible Rayos gamma, rayos X, ondas hertzianas… cada tramo de longitud de onda del espectro electromagnético tiene unas propiedades y unas aplicaciones. Las diferencias de longitud de onda dentro de la mínima parte que nos toca son percibidas por la espectacular morfología de nuestros ojos como colores. El arco iris que el ojo puede distinguir es una pequeña parte de todo este complejo mundo. Del rojo al violeta, el ojo humano puede distinguir una amplia gama de co-lores (traducido a ceros y unos, como lo interpreta el sensor de nuestra cámara, podríamos hablar de más de 30 millones de tonos diferentes, aunque esta es una can-tidad que depende de muchos factores que no vienen a cuento en esta historia). El mundo infrarrojo (al que al-gunos animales nocturnos tienen —limitado— acceso) y el ultravioleta (con otras aplicaciones), se nos escapan de la vista.

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El color

Este mundo de colores es únicamente un producto de nuestra mente, ya que las ondas de luz no están colo-readas. A diferencia de otros sentidos, la visión humana no es capaz de distinguir los componentes de la luz. Identificamos los distintos gustos que dan un sabor par-ticular o los sonidos de los instrumentos de una orques-ta, pero con la luz sólo podemos ver la caótica mezcla de longitudes de onda como colores. La mezcla de todos los colores la identificamos como el color blanco, siendo nuestro punto de referencia (todos conocemos la teoría de colores desde el colegio). Y tenemos esta base ya que nuestro color neutro, el blanco, es el del medio bajo el cual hemos evolucionado: el color de la luz del sol. En la denominación de color, hemos de tener en cuenta diversos matices o cualidades. Términos como tono, sa-turación y brillo (HSB) cualifican y delimitan el modo en el que nuestra vista percibe el color. El tono es lo que hace que distingamos el rojo del amarillo o del azul, es decir su longitud de onda. La saturación (o «chroma») es el grado de pureza de ese tono, o lo que es lo mismo, la cantidad o porcentaje de longitudes de onda pareci-das. El brillo viene determinado por la potencia o inten-sidad de quien emite la luz (una vela o el sol).

El brillo

Teniendo como referencia a nuestro sol como fuente de mayor potencia y brillo, hemos de evaluar nuestra toma. Todos sabemos que si fotografiamos directamente de cara al sol se producen imágenes con demasiado brillo, y quedarán inservibles, ya que ningún carrete o sensor puede procesarlas. Dependiendo de nuestra cámara, el valor ISO mínimo (y de mayor calidad), estará entre 80 y 200. Colocando este valor en uno de los vértices de nuestro triángulo de exposición, en un día claro, una foto debería de colocarse con un número f entre 9 y 16 y un tiempo de exposición entre 1/100 y 1/500 segundos. Cualquier otra fuente de luz siempre será más débil. El brillo y la potencia de las fuentes artificiales influyen en nuestra fotografía, a mayor nivel en cuanto aumentamos la distancia al emisor. Existen complejas instalaciones de iluminación que pueden conseguir emular potencias similares a la luz solar en estudios y, aunque la mayoría de nuestras fotos tendrán como emisor de luz al sol, de-

beremos poder controlar el resto de fuentes variando los parámetros de nuestra toma. Además de la luz incandescente (bombillas —para el Balance de Blancos de nuestra cámara “tungsteno”—), hay que considerar las lámparas fluorescentes (o de va-por), y el flash electrónico. Mientras que el sol está tan lejos que la luz que proyecta es igual de intensa en todas las zonas de una escena, la luz artificial se debilita con la distancia, por lo que esta disminución progresiva de la luz se convierte en uno de los aspectos clave de la ilu-minación fotográfica, sobre todo en ausencia de luz so-lar. La luz del sol y el tungsteno son constantes y estables a la hora de calcular la exposición de una fotografía, sin embargo los tubos fluorescentes parpadean, generando fluctuaciones. El funcionamiento del flash es completa-mente diferente. No es una luz continua, sino un fogona-zo muy breve, uniforme y concentrado, de modo que la exposición hay que regularla previamente: la velocidad de sincronización es el quid de la cuestión: el flash debe saltar en el momento exacto en que se abre el obturador de la cámara. Cuanto más débil es la luz, más tiempo de exposición será necesario para que la toma resultante no quede de-masiado oscura. Existen tomas nocturnas de varias horas de exposición. Y tomas de alta velocidad en las que la exposición es de hasta 1/32000 segundos. Todo depende de la intensidad de la luz y de qué queramos mostrar con nuestra fotografía.

La luz, el sensor y el ruido Los sensores actuales, cada vez más, se atreven con au-mentos de la sensibilidad para permitir disparar con menos luz, pero esta tecnología presenta un inconve-niente: provoca más ruido. El tipo de ruido generado por una exposición larga (estacionario) es de patrón fijo y las propias cámaras emplean un truco conocido para reducirlo, que consiste en efectuar una segunda toma con los mismos ajustes pero tapando el objetivo (resultado: imagen negra). La segunda imagen obtenida presenta el mismo patrón que la primera, lo que permite al firmware de la cámara su combinación para mitigar el ruido. Por eso, una exposición de 4 segundos, por

foto hasta ahora inservible a 800 ISO pueda llegar a ser

Artículos y Tutoriales: Alfa300

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ejemplo, se traduce en una espera del doble (8 segun-dos) para obtener la imagen, siempre que dicha reduc-ción esté activada en nuestro menú. Aunque no conviene abusar de ISOs altos, ya que ello supone que el ruido va a “consumir” muchos detalles de la toma, siempre es una opción a tener en cuenta. Las cámaras más novedosas incorporan sensores retroilumi-nados, con tecnologías punteras que permiten que una foto hasta ahora inservible a 800 ISO pueda llegar a ser completamente utilizable (también depende del uso final de la toma —Internet, impresión, etc.—), pudiendo eli-minar el ruido de luminancia en el .

Existe otro tipo de ruido (el ruido de color) que es con-secuencia de la interpolación efectuada por el firmware de la cámara, debida a la construcción de los sensores. Al igual que la película, las cámaras digitales aprove-chan la circunstancia de que casi todos los colores per-cibidos por el ojo humano están formados a partir de los tres básicos: rojo, verde y azul (RGB). La combinación de los mismos en distintas proporciones produce los to-nos intermedios que podemos interpretar.

Aunque existen diversas técnicas de fabricación de sen-sores, digamos que la base para registrar el color en una cámara digital consiste en el revestimiento del sen-

sor con un mosaico en capas de fotodiodos tintados de rojo, verde (dos veces, por ser más sensible el ojo huma-no a este color) y azul. Es lo que se denomina matriz de filtro de color. Cada píxel sólo capta una parte del color por lo que, para crear una imagen con todos los colores, se aplican algoritmos de interpolación diferentes para cada construcción, aunque los sensores de última gene-ración van a situar tres fotosensores en cada celda del captor (punto de píxel) para intentar solventar ese pro-blema. Este ruido de color es más complicado de elimi-nar.

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ARTE: Literatura

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Algo más que palabras… Cuando él la mira... (Alberto_Ard)

Cuando él la mira, sus ojos dejan de ver. El mun-do se funde en una mancha confusa y desenfocada donde solamente su amada absorbe la luz y se dibuja. La luz la envuelve, la acaricia y emana de ella. El contraste es absoluto: contra un fondo de indefinidas formas y colores, la mirada del hombre solamente dis-tingue con afilado detalle todas las perfecciones y mi-núsculas imperfecciones del cuerpo, las piernas, la cara, los pies y las manos de su amada. La visión es para él arrobadora y lo sumerge en un estado de contemplación, tanto más exquisita porque en ese entonces el corazón acude en auxilio de sus ojos para aprehender más de ella, para apropiarse de ella, para interiorizarla, guardarla y atesorarla como lo que para él es: La mujer que siempre quiso amar; la mujer que intuyó desde niño; la mujer que siempre ha amado aún antes, mucho antes, de que ella nacie-ra. La mujer que siempre ha querido tener, la mujer que quisiera tener; aunque para él, antes, ahora y siempre, sea solamente - ¿solamente?, ¡si lo es todo! - un imposible. A veces el hombre llora cuando piensa en esto. Y no es porque sea hermosa o bella o graciosa; es más que eso. El ojo adiestrado del hombre, cultivado desde siempre en la tradición del arte y ahora favore-cido por el fenómeno que la visión de ella le provoca, se regodea en el juego de las proporciones, en el de las superficies, el de lo suave y lo firme; su ojo se vuelve dedo, y con su yema roza - toca apenas - la figura amada. El ojo ha encontrado su ideal, un ideal perfec-to en proporciones, texturas y colores. El placer de mirar a esta mujer le hace olvidar a ve-ces su propia fealdad y el peso de su viejo cuerpo. Se sabe afortunado al poder inundarse a plenitud de su imagen y, dentro de sí, se torna ligero, armónico, jo-ven y hasta guapo. Dejar de verla es por ello insopor-table; le sobrecoge entonces la idea - la sensación - de su fealdad, de su vejez y de su futura muerte. Inhuma-no es concebir un mundo en el que ella no esté pre-sente. Le gusta verla siempre: De lejos, cuando pasa; de cerca, cuando tiene la dicha de tenerla así. Sin embar-go a veces la cercanía de su visión es tan agobiante, tan exultante, tan intensamente absorbente, que en-tonces deja de verla. Su presencia lo ciega, lo deslum-bra. Dos párpados gigantes hechos de luz se interpo-

nen entre su cerebro y su visión del universo; el más amado, el más anhelado, el más perfecto universo que nunca haya entrevisto. Desgraciadamente, el infortunado nunca ha experi-mentado el tenerla realmente cerca, tan cerca que la intensa luminosidad se vuelva noche, el universo se torne asequible, y entonces la mirada penetre más allá del fondo de sus ojos y la superficie de la piel arras-trando consigo toda diferencia. Tal visión no es mas que un sueño; y cuando la ha visto así - tenido así - en sus sueños, la luz del día y la ausencia se encargan de borrar todo recuerdo imaginario de un universo que debe ser el cielo. Por eso, su punto de vista favorito parece ser aquel en que su imagen entera llena por completo su campo visual, desde el domo de su cráneo fino hasta la calza de sus pies pequeños tan pequeños y hermosos que de no existir nada más, bastarían para que él viviera para siempre, como hoy, enamorado -. En la visión justa y completa de la mujer amada, el hombre no encuentra desperdicio: Los ojos se le llenan de presencia, de de-talle, de armonía total y seductora. Lo poco que del mundo resta maximiza el amor y la mirada. Así es, cuando él la mira. Cuando él la mira, sus ojos dejan de ver, y empieza a mirarla con sus dedos, con el corazón, con sus an-helos todos. Y la mira perfecta. Y la ama con la mirada. Así es.

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Fotopoema

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Título: La reina del mundo Autora: Emagonfor

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La Biblioteca Libro recomendado del mes: El pintor de batallas Arturo Pérez-Reverte

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En una torre junto al Mediterráneo, en busca de la foto que nunca pudo hacer, un antiguo fotógrafo pinta un gran fresco circular en la pared: el paisaje intem-poral de una batalla. Lo acompañan en la tarea un rostro que regresa del pasado para cobrar una deuda mortal, y la sombra de una mujer desaparecida diez años atrás.

En torno a esos tres personajes, Arturo Pérez-Reverte ha escrito la más intensa y turbadora historia de su larga carrera de novelista. Deslumbrante de principio a fin, El pintor de batallas arrastra al lector, subyugado, a través de la compleja geometría del caos del siglo XXI: el arte, la ciencia, la guerra, el amor, la lucidez y la soledad, se combinan en el vasto mural de un mundo que agoniza.

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ARTE: Música

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Música eres tú: Aberto_Ard

En palabras de su amigo Joaquín Sabina, "la mujer del poncho rojo", ha sido y es una de las mayores y mejores intér-pretes de la canción mexicana de todos los tiempos. Su voz sensual y rota, acompañada por las letras de José Alfredo Ji-ménez siempre la recordaremos en los ya clásicos "La Lloro-na" o "Luz de luna". Nadie ha cantado "Somos" con la misma pasión que ella. Su gran popularidad en las décadas de los 60 y 70 se vio pronto eclipsada por su vida privada llena de ex-cesos (su afición al tequila y al tabaco, sobre todo, así como sus escándalos por la tendencia sexual), que la apartaron en los 80 de los escenarios, regresando en 1991. Desde entonces, ha seguido actuando, y pese a contar con 91 añitos, este año de 2010 ha presentado su último tra-bajo: "Por mi culpa", donde interpreta duetos con sus gran-des amigos Sabina, La negra Chagra, Lila Downs, Eugenia León o Mario Ávila. Sus más de 25 trabajos discográficos in-cluyen bandas sonoras, como Babel, Carne Trémula, La flor de mi secreto, Kika, etc. Costarricense de nacimiento, emigró a México con 17 años, Isabel Vargas Lizano ya es mexicana para siempre, ya que hace más de 70 que vive en el país cuya capital le ha nombrado ciudadana distinguida. Ha sido reco-nocida por la Universidad de Alcalá de Henares como Exce-lentísima e Ilustrísima Señora ("nunca me habían dado un tí-tulo como ser humano", diría), siendo en España su populari-dad como cantante tal que incluso una calle de Burgos lleva su nombre. Aznar (año 2000) le impuso la Gran Cruz de Isa-bel la Católica. No dejéis de visitar su sitio Web oficial.

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La pasión y fuerza de Chavela Vargas

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Boletín Sonymage Nº4 Producción: Equipo de Sonymage

www.sonymage.es Mayo 2010

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