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BOLETíN INTERNO DE LOS INVESTIGADORES DEL ÁREA DE ANTROPOLOGíA PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN DELINAH Una nueva forma de inhumación en el norte de México Antrop. s. Alfonso Rosales López CENTRO INAH BAJA CALIFORNIA SUR Desde la perspectiva arqueológica, la regn de El Cabo enla península de Baja Califora se ha caracterizado porla peculiar forma enque los indigenas de la época prehispánica inhumaban asusmuertos; así, son muy conocidos los entie- rros secundarios pintados de rojo. Sin embargo, para los entierros humanos rea- lizadosen lugares abiertos nunca se hanreportado características especiales que indiquen ceremonias complejas, a noser lasrelacionadas con el amortaja- miento del cadáver, la posición flexionada (enmenor frecuencia la extendida) y, enocasiones, lacolocación dealgunos objetos de uso doméstico u ornamentales de tipo utilitario. Las inhumaciones se haan en lugares donde los nativos rea- lizaban sus actividades cotidianas, porloque resulta común encontrar entierros humanos en los concheros arqueológicos. Sin embargo, este panorama aparentemente simple cambió radicalmen- te después deexcavar un conchero cercano a laciudad de La Paz: El Conchalito. Estaexcavación no sólopermitdescubrir una nuevaforma deentierro, sino también -después de ocho años de continuos estudios-, desentrañar los mecanis- mos involucrados en esas extrañas inhumaciones y postular una hipótesis que pudiera explicar tan peculiar comportamiento. En 1992 se encontraron los restos óseos de un individuo adulto de sexo masculino, de entre 25y 30 años deedad almomento de lamuerte, apa- rentemente flexionado en decúbito dorsal, con el cráneoal esteyel facial dirigido al este (foto 1). Una observa- ción cuidadosa del esqueleto mostró que la cabeza, troncoy miembros su- periores estaban en relación anatómi- ca normal;sin embargo, al término de la columna vertebral, ésta se interrum- pía, pues la mitadinferior (cadera y piernas), que conservaba su forma flexionada y articulada, habia sido movida de su lugar ycolocada frente altronco, al cual cruzaba diagonalmen- te: la cadera quedaba frente al facial y laregión de las rodillas sobre las últi- mas costillas. En principio se pensó que esteentierro haa sido resultado de una ceremonia de sacrificio humano, pues la inhumación era de tipo indi- recto: sobre elesqueleto se haa de- tectado una formacn circular que sobresalía enla playa y que se trataba de una mezcla preparada artificial- mente compuesta porarena, ceniza, carbón, polvo de concha (carbonato de concha), conchafragmentada y concha entera, que combinadacon el agua ma- rina diocomo resultado una mezcla ce- mentante. Tenía un espesor deentre 40y 60 cm. y una dureza considera- ble; sobre su superficie habían sido colocadas varias conchas en formacir- cular.

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BOLETíN INTERNO DE LOS INVESTIGADORES DEL ÁREA DE ANTROPOLOGíA

PROYECTOSDE INVESTIGACIÓN

DELINAHUna nueva formade inhumación

en el norte de MéxicoAntrop. Fís. Alfonso Rosales López

CENTRO INAH BAJA CALIFORNIA SUR

Desde la perspectiva arqueológica, la región de El Cabo en la península de BajaCalifornía se ha caracterizado por la peculiar forma en que los indigenas de laépoca prehispánica inhumaban a sus muertos; así, son muy conocidos los entie-rros secundarios pintados de rojo. Sin embargo, para los entierros humanos rea-lizados en lugares abiertos nunca se han reportado características especialesque indiquen ceremonias complejas, a no ser las relacionadas con el amortaja-miento del cadáver, la posición flexionada (en menor frecuencia la extendida) y,en ocasiones, la colocación de algunos objetos de uso doméstico u ornamentalesde tipo utilitario. Las inhumaciones se hacían en lugares donde los nativos rea-lizaban sus actividades cotidianas, por lo que resulta común encontrar entierroshumanos en los concheros arqueológicos.

Sin embargo, este panorama aparentemente simple cambió radicalmen-te después de excavar un conchero cercano a la ciudad de La Paz: El Conchalito.Esta excavación no sólo permitió descubrir una nueva forma de entierro, sinotambién -después de ocho años de continuos estudios-, desentrañar los mecanis-mos involucrados en esas extrañas inhumaciones y postular una hipótesis quepudiera explicar tan peculiar comportamiento.

En 1992 se encontraron losrestos óseos de un individuo adulto desexo masculino, de entre 25 y 30 añosde edad al momento de la muerte, apa-rentemente flexionado en decúbitodorsal, con el cráneo al este y el facialdirigido al este (foto 1). Una observa-ción cuidadosa del esqueleto mostróque la cabeza, tronco y miembros su-periores estaban en relación anatómi-ca normal; sin embargo, al término dela columna vertebral, ésta se interrum-pía, pues la mitad inferior (cadera ypiernas), que conservaba su formaflexionada y articulada, habia sidomovida de su lugar y colocada frenteal tronco, al cual cruzaba diagonalmen-te: la cadera quedaba frente al facial yla región de las rodillas sobre las últi-mas costillas. En principio se pensó queeste entierro había sido resultado deuna ceremonia de sacrificio humano,pues la inhumación era de tipo indi-recto: sobre el esqueleto se había de-tectado una formación circular quesobresalía en la playa y que se tratabade una mezcla preparada artificial-mente compuesta por arena, ceniza,carbón, polvo de concha (carbonato deconcha), concha fragmentada y conchaentera, que combinada con el agua ma-rina dio como resultado una mezcla ce-mentante. Tenía un espesor de entre40 y 60 cm. y una dureza considera-ble; sobre su superficie habían sidocolocadas varias conchas en forma cir-cular.

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Excavaciones posteriores mos-traron que esta forma de inhumaciónera más común de lo que se esperaba.En efecto, se empezaron a descubrirmás en tierras seccionados (foto 2),aunque regularmente carecían de laformación circular arriba descrita. Esteproceso fue llevado a altos grados deperfeccionamiento en un individuoadulto masculino que al morir teníauna edad de entre 30 y 35 años; el cuer-po había sido dividido en varias regio-nes que conservaban su relaciónanatómica, pero el tronco había sídoremovido en sus componentes: parte dela columna vertebral había sido inde-pendizada del cuello, cadera y costi-llas y colocada frente a la cara enestricto orden anatómico (foto 4).Sustituyendo al tórax estaban losmiembros inferiores; los pies queda-ban bajo el cráneo y la unión con loshuesos de la cadera se encontraba endonde debería acabar el tórax; por de-bajo de éstos estaban los miembros su-periores flexionados y articuladosentre sí: uno de los huesos del brazoderecho (húmero) había sido metidocon fuerza dentro del cráneo, por lo quedos fragmen tos de la base de la cabezase encontraron separados a la izquier-da del conjunto de huesos; los de la ca-dera estaban en el extremo opuesto delcráneo por debajo de los huesos lar-gos, sin guardar relación anatómica; fi-nalmente, las costillas que habían sidoseparadas por región costal, cubrían elconjunto de huesos, las derechas sobreel cráneo y las izquierdas sobre loshuesos largos. Lo importante de estacubierta es que cada grupo de costi-llas conservaba su posición anatómicanormal.

Hasta 1995 sólo se habían en-contrado entierros adultos secciona-dos, por lo que en principio se pensóque esta costumbre estaba dirigida aindividuos de esa edad; sin embargo,las nuevas evidencias refutaron estatemprana conclusión. Así, después dehaber localizado una mezcla artificiala los 40 cm. de profundidad, se halla-ron los restos de un individuo infantilde primera infancia (menos de un añode edad), seccionado en varias regio-nes (foto 5): la cabeza estaba colocadaen forma vertical, por lo que sólo seveía su parte superior (bóveda cranea-

na); el tórax, al igual que elentierro arriba dcscrito, ha-bía sido separado en sus com-ponentes anatómicos; lacolumna vertebral totalmen-te articulada estaba coloca-da atrás de la cabeza (y nopor debajo de ella como esnormal), las piernas articu-ladas y flexionadas al igualque los brazos estaban colo-cados en forma paralela al

lado izquierdo de la columna y, por úl-timo, las costillas puestas en forma deabanico hacia el lado este de la cabeza(foto 6).

La primera interrogante sobreestos entierros seccionados fue el mé-todo empleado para dividir los cadá-veres. Exámenes en el laboratorio nomostraban huellas de corte en los hue-sos, por lo que se pensó en un sistemapasivo que no involucrara el uso de ins-trumentos, hipótesis difícil de probar.Afortunadamente, los errores en elproceso de división por parte de losindígenas permitieron conocer la for-ma en que se seccionaba el cadáver.Así, por ejemplo, se encontraron dos ca-sos que aparentemente estaban flexio-nadas en posición fetal. Sín embargo,presentaban un giro "anormal" de lacadera y de los miembros inferiores conrespecto al tronco, que hacía que elcuerpo tuviera dos posiciones: mien-tras la cabeza y el tronco estaban endecúbito dorsal, la cadera y los miem-bros inferiores estaban rotados 90° ha-cía la derecha e izquierda, de tal formaque permanecían en decúbito lateral.Esta posición resulta incongruente conla anatomía humana si se toma en cuen-ta que normalmente no se puede tenerun giro de esa magnitud en donde sólose involucran dos o tres vértebras.

Se localizaron tres entierrosque, además de presentar el giro antesdescrito, tenían el tronco separado dela cadera y los miembros inferioresflexionados y articulados entre sí. Otrogrupo de entierros presentaba sólo

parte del giro en la cadera, hacia laderecha o la izquierda, pero la parteinferior de los miembros inferiores nose había movido, por lo que se habíaroto ya la armonía anatómica de estaregión. Por tal razón, el proceso no fuecontinuado y se optó por dejar el cuer-po en esa posición. Aún más, en dosocasiones en que se prosiguió con elseccionamiento, la parte inferior delcuerpo se desorganizó totalmente y fuecolocada de manera desordenadajun-to a la parte superior -o bien fue ente-rrada en otro lado- por lo que elindividuo sólo tenía la parte superioro la inferior. En una ocasión, cuando elproceso de seccionamiento falló y des-organizó casi todo el cuerpo, los indí-genas optaron por despedazar los restosesqueléticos y revolver estos fragmen-tos con la arena con la que taparon losúnicos restos articulados (el cráneo yparte de la columna).

Después de analizar en deta-lle la posición de los esqueletos y elcontexto de la tumba (si estaba intactao removida), se llegó a la conclusiónde que los habitantes de El Conchalitono enterraban a sus muertos una solavez, sino que lo hacían en dos ocasio-nes, siendo en la segunda de ellas cuan-do se realizaba el seccionamiento. Elposible método utilizado para dividirel cuerpo de los cadáveres fue la dobleinhumación. Asi, a manera de hipóte-sis, se ha postulado que la primera deellas era llevada a cabo al morir el in-dividuo. Después de una ceremonia, elcuerpo era enterrado en una fosa depoca profundidad, de entre 40 y 50 cm.,en posición flexionada (fetal); se de-positaba concha al fondo de la fosa,capa que servía como una "cama" deconchas, se esparcía ceniza y carbónal cadáver y, finalmente, éste era cu-bierto con arena. Pasado un tiempo porellos controlado, y cuando el cuerpoaún se encontraba en proceso de pu-trefacción, era desenterrado. Uno ovarios miembros de la banda partici-paban en el mecanismo de secciona-

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miento: alguno de ellos colocaba lasmanos sobre la cadera y tomando tam-bién las piernas (las cuales segura-mente todavía conservaban parte de lamortaja), aplicaba giros de derecha aizquierda y viceversa que, acompaña-dos de un fuerte tirón hacía atrás en elsentido longitudinal del cuerpo, logra-ban separar el tronco de la cadera. Talseparación regularmente ocurría a ni-vel de la cintura (región lumbar), aun-que en algunos casos parece ser que sedaba entre la última vértebra de la co-lumna y la cadera (5a. lumbar y el sa-cro). Logrado lo anterior, la porcióninferior se colocaba a un lado o enci-ma del tronco, poniendo los huesos a laaltura del facial o posterior del crá-neo. Después, continuando con la ce-remonia funeraria, se depositabanconchas, ceniza y carbón arriba delcuerpo y se procedía a tapar la tumba,con lo que concluía el ceremonial fú-nebre. De hecho, casi es seguro queeste proceso fuera realizado por per-sonas especializadas en este arte, po-siblemente hechiceros, quienesllegaron a poner a punto este procedi-miento, que incluso les permitió sec-cionar varios segmentos corporales sinque se les desorganizaran, como seejemplifica con el entierro 3 de un in-dividuo adulto y el 17 de un infanteentre Oy 1 año de edad. Sin embargo,es importante mencionar que no sedescarta la utilización de algunas las-cas o cuchillos de piedra para logrardesprender los tendones y ligamentosmás fuertes, sin que necesariamentehayan dejado huella sobre los huesos.

Con la finalidad de establecersi esta costumbre funeraria fue obser-vada por alguno de los primeros viaje-ros y misioneros que vivieron en laantigua California, fueron revisadastodas las fuentes históricas disponi-bles, encontrándose la siguiente refe-rencia en el libro del padre jesuitaJuan Jacobo Baegert) Noücias de la

Peninsula Americana de Califor-nia: (~..A pesar de que uno de ellos medijO que en tiempos anteriores (los in-dios) acostumbraban fracturar laespina dorsal a sus muertos an-tes de enterrarlos) y tirar10s a la fosaenroscados como una bola) con el pre-texto de que) sin ejecutar esta bestia-lidad; los difuntos resucitarÍan. .. )~Estopodría en alguna forma explicar losentierros girados que presentaban dosposiciones, puesto que ello implica unafractura real de la columna al nivel dela cintura; los seccionados a la mitadserían una evolución de los anterioresy su más alta expresión serían los cuer-pos seccionados en varias regiones.Pero había un pequeño problema, Ilosindios ignoraban el concepto de resu-rrección T Por ello, esta explicación re-sulta poco satisfactoria. Para respondera esta incógnita fue necesario revisarlas costumbres funerarias de variosgrupos parecidos a los californios yque han sido reportados por explora-dores, etnólogos y misioneros, no sólodel norte de México sino también al-rededor del mundo. Esto ha permitidoenmarcar esta costumbre funeraria enlas llamadas dobles exequias que, entérminos generales, han sido descritaspara varias de las sociedades mal lla-madas primitivas, pero que presentan

particularidades específicas para cadapoblación.

Resulta imposible describir endetalle esta nueva forma de inhuma-ción y las pruebas que lo soportan enel poco espacio disponible en Diariode Campo, pero hay que decir que notiene paralelo en los entierros descri-tos para el norte de México, incluyen-do a aquellos realizados en ollas y alos descuartizados. Por ello, es impor-tante mencionar que actualmente seestá preparando un trabajo en extensoque dará cuenta de los detalles de estacostumbre funeraria, las ceremoniasasociadas y la probable ideología reli-giosa asociada a ella.

Así, aprovechando este impor-tante medio de comunicación entrecolegas de diferentes especialidades,agradecería a los interesados (antro-pólogos físicos, arqueólogos, etnólo-gos, historiadores, etcétera), me envíencomentarios al respecto. Mi correoelectrónico es:[email protected]; tambiénpueden dirigirlos al Centro INAH BajaCalifornia Sur: Aquiles Serdán 1070,entre Encinas y Navarro, Col. Centro,CP 23000, La Paz, Baja California Sur,México, tel. (01) 112-2-73-89 Y (Ol)112-3-03-99.Finalmente, es justo dar reconocimien-to a los investigadores que en algúnmomento participaron en las excava-ciones de El Conchalito: el antropólo-go físico Mario Ceja Moreno de laDirección de Antropología Física, lasarqueólogas Harumi Fujita, Ma. de laLuz Gutiérrez M. del Centro INAHBajaCalifornia Sur, Lama Esquivel M. delCentro INAH Jalisco y al C. QuintinMuñoz Garayzar, del Museo Regionalde La Paz B.C.S.