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BRECHA DE GÉNERO EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA: SINGULARIDADES DE LA MUJER Y EL VARÓN EN LAS ESTRATEGIAS EDUCATIVAS Gender gap in Secondary Education: singularities of women and men in educational strategies
Marianne Bernatzky* y Alejandro Cid**
Resumen. El presente estudio se centra en comparar el comportamiento de los hombres respecto a las mujeres en tres variables claves para los logros educativos: el atraso escolar, la deserción del sistema formal y las tasas de culminación de los distintos niveles educativos. Explotamos la existencia de datos representativos de toda la población de Uruguay durante 24 años (Encuesta Continua de Hogares: 1990-2013) y datos provenientes de la Encuesta Nacional a la Juventud y Adolescencia (2008). El foco está en la adolescencia (de 13 a 18 años), que es donde se concentran los indicadores de turbulencias en materia académica en América Latina. Nuestras mediciones muestran una brecha sistemática, con un signo persistente en todo el período: los adolescentes varones presentan mayores tasas de rezago y deserción, y menores tasas de culminación del ciclo básico y bachillerato.1
Palabras clave: brecha educativa, género, educación, política pública, logros académicos
Abstract. The focus of the present study is to compare maleswith females in three key educational outcomes: dropout rates from formal education, education lag (in schooling years) and completion of different education levels. We utilize a datasetthat covers a period of 24 years (Continuous Household Survey: 1990-2013) and a dataset with youth and adolescents’information for 2008 (National Survey of Youth and Adolescence: 2008). Both datasets are country
* Economista por la Universidad de Montevideo, es profesor asistente de la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía de la Universidad de Montevideo (UM) e investigador junior del Centro de Investigaciones en Economía Aplicada de la UM. Sus áreas de trabajo son la microeconomía aplicada y la evaluación de impacto de programas sociales. [email protected] **
Doctor en Economía por la Universidad de San Andrés, es docente de la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía de la Universidad de Montevideo (UM) e investigador del Centro de Investigaciones en Economía Aplicada de la UM. Sus áreas de trabajo son la economía de la familia y la evaluación de impacto de programas sociales. [email protected] 1 Agradecemos a Facundo Danza y Gabriela Casares su excelente labor como asistentes de
investigación.
representative. We make emphasis on adolescence (13-18 years old), a stagein which the worst educational outcomes are found in Latin America. Results show a significant gender gap, with a persistent sign through the period: male students present higher dropout rates, are left behind in schooling years and have lower rates of completion of Middle and High School. Keywords: educational gap, gender, education, public policy, academic achievements
INTRODUCCIÓN
La existencia de una brecha en los aprendizajes y logros educativos entre los
niños que viven por debajo de la línea de pobreza y aquellos otros
pertenecientes al quintil de mayores ingresos, es algo ya constatado en los
últimos cincuenta años de estudios sociales. En una reciente investigación,
Anne Fernald, Virginia Marchman y Adriana Weisleder (2013) encuentran que,
antes de cumplir dos años de vida, los niños pobres presentan un retraso de
seis meses en el desarrollo del lenguaje y en la capacidad de comprensión. Y
esta diferencia va aumentando de manera sostenida: los niños que viven
debajo de la línea de pobreza comienzan la escuela hasta con dos años de
atraso en sus habilidades lingüísticas. Los diseñadores de política pública
tienen presente la existencia de esta brecha educativa por ingresos en América
Latina (Aristimuño y de Armas; CEPAL; OECD; UNESCO) y diseñan acciones
para combatirla. Sin embargo, las acciones diseñadas para eliminar las
brechas educativas que existen entre mujeres y hombres suelen estar
minimizadas o son inexistentes.
El foco de este trabajo se encuentra en la adolescencia, que es la etapa
en la cual los indicadores de desempeño académico marcan especiales
turbulencias en la región (Aristimuño y de Armas). Aún en un contexto en
donde el acceso a la educación secundaria ha mejorado significativamente (la
matriculación en la educación secundaria en América Latina creció desde un
41% en 1971-1975 al 82% en 2006-2010) (Aristimuño y de Armas 2012), los
sistemas educativos de la región siguen enfrentando desafíos críticos en
términos de índices de calidad y deserción escolar. De acuerdo con la
evaluación PISA 2009, casi la mitad de los jóvenes de 15 años en América
Latina tiene dificultades para realizar las tareas de lectura y matemáticas más
elementales. Además, casi la mitad de los adolescentes latinoamericanos
abandonan la educación formal en algún momento durante el ciclo de la
enseñanza secundaria (Graduate XXI). Y las deserciones del sistema educativo
son particularmente graves en los hogares en el quintil de ingresos más bajo:
sólo uno de cada cuatro adolescentes en este estrato completa la escuela
secundaria en América Latina, en comparación con tres de cada cuatro
estudiantes en el quintil superior de ingresos. El caso de Uruguay en este
contexto latinoamericano se torna especialmente interesante porque es un país
que experimentó uno de los crecimientos más tempranos y vertiginosos del
proceso de democratización en el acceso a la educación secundaria pero, al
mismo tiempo, ha mostrado serias dificultades en la retención de los
adolescentes incorporados y en las tasas de culminación de la enseñanza
media y secundaria (Aristimuño y de Armas). El presente trabajo explota la
existencia de 24 años de encuestas para el caso uruguayo, con datos de corte
transversal —suman más de 200.000 adolescentes en ese período— que
recogen una importante cantidad de información sobre educación, ingresos,
procedencia, estructura familiar, ascendencia.
Esta investigación realiza aportes novedosos a la literatura precedente al
descubrir diferencias —sistemáticas, persistentes en el tiempo, y robustas a
contextos multivariables— en los logros educativos entre mujeres y varones. El
estudio persigue el propósito de motivar futuras investigaciones en esta área y
demanda a los diseñadores de políticas educativas tener en cuenta la brecha
de género —aspecto casi inexistente en el debate público en América Latina. El
trabajorepasa las explicaciones que sugiere la ciencia para la brecha degénero
encontrada, y enriquece las hipótesis detrás de los hallazgos por medio de
entrevistas cualitativas a docentes que trabajan en distintos contextos.
El trabajo se estructura de la siguiente forma: en la sección 2 se estudian
los antecedentes en materia de diferencias por género en logros educativos, en
la sección 3 se explica la metodología empleada para el estudio, en la sección
4 se muestran los resultados de la comparación de logros académicos por
género, en la sección 5 se discuten hipótesis sobre posibles causas de la
brecha y en la sección 6 se concluye.
ANTECEDENTES
La evidencia empírica internacional identifica sistemáticamente diferencias en
los logros educativos asociados al género de los estudiantes. Este
descubrimiento está presente en todos los niveles de la educación formal con
distintas manifestaciones: en los aprendizajes, en los comportamientos en el
aula, en las tasas de repetición, en el abandono interanual y la deserción del
sistema de educación formal, y en el desarrollo de las habilidades cognitivas y
no cognitivas. Esto ha motivado un creciente interés en desarrollar
investigaciones que contemplen las singularidades de mujeres y varones en
sus trayectorias educativas.
Evidencia empírica
Son numerosos los estudios recientes (Teresa Artola provee un buen resumen
de la literatura científica contemporánea) que abordan de manera rigurosa las
diferencias en los rendimientos y logros académicos de mujeres y varones en
distintos países, pero no existe consenso en la evidencia encontrada.
En América Latina, la evolución de la brecha en educación, medida
como el promedio de años de educación que tienen los jóvenes entre 21 y 24
años de edad, se ha revertido en favor de las mujeres. Suzanne Duryea,
Sebastián Galiani, Hugo Ñopo y Claudia Piras (2007) estudian que para las
mujeres nacidas entre 1940 y 1942, la brecha es de 0.8 años de educación a
favor de los hombres (5 años y 5.8 años respectivamente). Sin embargo, para
las mujeres nacidas entre 1979 y 1981, la diferencia es de 0.3 años de
educación a favor de las mujeres (9.6 y 9.3 años de educación
respectivamente). Aun así, hay diferencias entre países respecto a la evolución
de esta brecha —con países que todavía no han logrado cerrarla como México,
Perú, Guatemala y Bolivia. Esto hace especialmente interesante el estudio de
Uruguay (Ministerio de Educación y Cultura 2014), ya que es un caso muy
adelantado en el tiempo en el contexto de América Latina. Se muestra que, en
promedio, América Latina logró igualar los años acumulados de educación
entre género en la década del setenta. Sin embargo, Uruguay, junto a
Jamaica,son los únicos dos países de América Latina donde la brecha en años
acumulados de educación es favorable a la mujer ya en la cohorte de 1940.
La evidencia sobre esta brecha de género en la región es consistente
con datos internacionales. La Organización para la Cooperación Económica y
el Desarrollo nuclea 34 países miembros desde América del Sur hasta América
del Norte, desde Europa hasta la región Asia-Pacífico. En su último informe
sobre la educación señala que las mujeres adolescentes presentan hoy una
mayor probabilidad de culminar sus estudios de educación secundaria en
comparación a los adolescentes varones (OECD). Por otro lado, en los
estudios de 2000 y 2004 solicitados por el Congreso de los Estados Unidos,
señalan que las profundas brechas en logros académicos que una vez
existieron entre hombres y mujeres se han eliminado en la mayoría de los
casos, y en varios indicadores las mujeres han sobrepasado a los varones —
por ejemplo, en la menor probabilidad que tienen las mujeres de abandonar la
educación secundaria (Bae et al.; Freeman). Similares descubrimientos hacen
Jay Greene y Marcus Winters.
En cuanto a aprendizajes, Claudia Goldin, Lawrence Katz y Elliana
Kuziemko aprovechan la existencia de datos provenientes de pruebas IQ en
Wisconsin y encuentran que las mujeres tienen un mejor desempeño en
lectura. Lo mismo ocurre en las pruebas PISA en esa área de conocimiento
(OCDE). Sin embargo, otros estudios respecto a los resultados en el área
verbal en las pruebas SAT no encuentran diferencias claras entre géneros
(College Board). Otros estudios descubren que en los estudiantes —
comenzando la educación primaria en condiciones similares— al cabo de 3 o 4
años la diferencia en el rendimiento en matemáticas, a favor de los varones, se
hace significativa (Fryer y Levitt; OCDE; Wilder y Powell). Para el caso
uruguayo, los datos de PISA 2006 revelan que las mujeres tienen mejores
resultados en lectura y peores en ciencias y en matemáticas (Llambí y
Perera).2 Parte de esta falta de consenso en la evidencia empírica en materia
de aprendizajes puede estar relacionada con el hecho de que estas pruebas se
administran sin considerar la heterogeneidad en las tasas de deserción, atraso,
repetición, ni la representatividad de los que asisten o abandonaron el sistema
educativo formal: esto puede introducir sesgos en los resultados de las
pruebas. Por esto se vuelve clave estudiar las diferencias en esas tasas de
acceso, permanencia y culminación en la educación secundaria: es
precisamente lo que haremos en las secciones siguientes.
Explicaciones que ofrece la literatura científica
2 Otras investigaciones en Uruguay han estudiado posibles heterogeneidades en los
rendimientos académicos (Boado et al.; Oreiro & Valenzuela; Filardo).
Se han esbozado diferentes hipótesis para explicar la existencia de la brecha
educativa por género. Se distinguen dos grandes líneas de pensamiento, que
resultan complementarias. Una corriente de la literatura científica se focaliza en
las causas biológicas. Otra rama enfatiza los factores sociales como causa de
la brecha.
Amber Ruigrok y otros proveen un resumen en profundidad de los
hallazgos recientes en materia biológica que podrían ayudar a explicar las
brechas educativas por género. Señalan que la prevalencia, la edad de
comienzo y la sintomatología de muchas condiciones neurológicas y
psiquiátricas difieren sustancialmente entre mujeres y hombres. Los hombres
sufren con mayor prevalencia autismo, déficit atencional e hiperactividad,
desordenes de conductas, esquizofrenia, dislexia y problemas de lenguaje. En
cambio, las mujeres enfrentan en mayor medida problemas de depresión,
desordenes de ansiedad y anorexia nerviosa. Estas constataciones empíricas
motivaron a Ruigrok y sus colegas investigadores a intentar identificar en qué
regiones y de qué manera difieren los cerebros de mujeres y hombres. El
estudio resume todos los descubrimientos de la literatura científica en esa área
y encuentran que a lo largo de un ancho rango de edad, que va desde los
recién nacidos hasta las personas mayores de 80 años, sostenidamente se
observan diferencias en el cerebro de mujeres y hombres. Las regiones del
cerebro donde se aprecian esas diferencias son áreas relacionadas a las
condiciones neurológicas y psiquiátricas. Los autores concluyen proponiendo
intensificar las investigaciones sobre estas regiones para evaluar el efecto
asimétrico del sexo del individuo sobre el desarrollo del cerebro.
Entre los que explican la brecha en logros educativos entre mujeres y
hombres por factores sociales, se encuentran quienes señalan que los medios
de comunicación, los docentes, las familias de los estudiantes transmiten
estereotipos y sesgos sistemáticos que terminan afectando los logros
educativos. Torberg Falch y Linn Naper evalúan la hipótesis de que las brechas
de género en los logros educativos están relacionadas con los esquemas de
evaluación y calificaciones que emplean los docentes. Emplean una base de
datos de estudiantes en Noruega que provee de información de dos fuentes de
calificaciones. Por un lado, los alumnos obtienen calificaciones por parte de sus
docentes durante el curso y, por otro lado, obtienen calificaciones por rendir
exámenes finales obligatorios que son administrados de manera anónima. En
comparación con los resultados en los exámenes anónimos, las mujeres
obtienen calificaciones significativamente mayores que los hombres cuando las
mismas habilidades y conocimientos son evaluados por sus docentes del
curso. Falch y Naper aventuran hipótesis para explicar estos resultados.
Señalan que la brecha de género en los logros educativos de los estudiantes a
favor de las mujeres suele ser explicada por la mayor participación de docentes
mujeres. La idea es que la confianza en sí mismo que tienen los estudiantes, y
por ende su performance, es limitada por estereotipos percibidos en clase. Otra
explicación posible es que la presencia de docentes de similares características
sociodemográficas puede aumentar la motivación y expectativas académicas
de los alumnos. Los autores observan que las diferencias en las calificaciones
por género que se constatan están relacionadas a las características de los
docentes indicando que la interacción docente-estudiante durante el curso
explica, al menos en parte, la brecha existente.
En suma, la brecha de género en la educación constituye ya una
evidencia para el investigador social. Y las explicaciones de esa brecha van
desde lo biológico hasta lo social contribuyendo ambas visiones a la riqueza de
las hipótesis y modelos. Hay un creciente interés en la literatura por el estudio
de las habilidades no cognitivas y su relación con el género, ya que podrían
cumplir un rol fundamental a la hora de explicar la brecha en educación.
Cuantiosos estudios hallan que las habilidades no cognitivas muestran ser un
determinante de los logros educativos (Jencks; Heckman y Rubinstein;
Heckman, Pinto y Savelyev; Flossmann, Piatek y Wichert; Segal; Bertrand y
Pan). Y esta brecha educativa por género atrae aún más interés por su
estrecha relación con el acceso y logros en el mercado de trabajo (Dougherty;
Paglin y Rufolo).
METODOLOGÍA
La estrategia metodológica incluye herramientas estadísticas para identificar
asociaciones entre género y logros educativos prestando especial atención al
comportamiento de subpoblaciones agrupadas por región del país, disposición
de recursos económicos y ascendencia étnica. Finalmente, se suma al análisis
un enfoque cualitativo que contempla entrevistas a actores directos que
intervienen en el proceso educativo y que enfrentan diariamente esas
diferencias por género en el aula: los docentes.
Datos
Se emplean en este trabajo datos provenientes de la Encuesta Continua de
Hogares (ECH, del Instituto Nacional de Estadística) y de la Encuesta Nacional
a la Juventud y Adolescencia (ENAJ, del Ministerio de Desarrollo Social).3
La ECH es una encuesta anual, de corte transversal, que permite conocer
las características socio-económicas de la población de Uruguay recogiendo
datos sobre el hogar y las características de las personas en áreas como salud,
educación, fuentes de ingresos, acceso a políticas sociales y actividad laboral.
En el presente trabajo, se emplea la ECH de los años comprendidos entre 1990
y 2013. La ECH es representativa de toda la población de Uruguay desde
2006, ya que se incluye en la encuesta a zonas urbanas y rurales. Hasta 1997
la ECH representaba a localidades de 900 o más habitantes, y de 1998 a 2005
sólo a localidades de 5000 o más habitantes. En suma, en el lapso estudiado,
los años 1998 y 2006 son dos momentos del tiempo que traen aparejados
cambios en la representatividad de la ECH y, por ende, exigen cautela a la hora
de analizar los comportamientos de las variables de interés entorno a esos
saltos temporales.
A partir de los datos provenientes de esta encuesta, se construyeron los
siguientes indicadores de logros educativos: el número de años acumulados de
educación, la tasa de finalización de ciclo básico (primeros tres años de
educación secundaria), la tasa de finalización de liceo (educación secundaria),
la tasa de deserción y asistencia al centro educativo. La ECH no recoge
información que permita construir indicadores de aprendizaje.
La ENAJ es una encuesta realizada en 2008 y se implementó anexando
un módulo más a la ECH realizada en 2008. La ENAJ está especialmente
enfocada en proveer información acerca de los jóvenes urbanos de 12 a 29
años de edad de todo el Uruguay urbano (no cubre el área rural). Recoge datos
más específicos vinculados con la educación, trabajo, expectativas sobre el
futuro, salud, participación en actividades sociales, alimentación, conflictos con
3 En el anexo se encuentra detallado el tamaño de muestra de la ECH según año y el tamaño
de muestra de la ENAJ 2008.
la ley, entre otros.Se utilizó esta segunda fuente de datos porque ofrece
información sobre conductas riesgosas de los jóvenes, expectativas sobre su
futuro y permite distinguir según género. Esta información no está disponible en
ECH habitual y su importancia para el presente estudio radica en que las
habilidades no cognitivas podrían cumplir un rol considerable a la hora de
explicar la brecha educativa.4
En todas las instancias —estadísticos descriptivos, gráficas y
estimaciones por regresiones lineales— se emplean ponderaciones
correspondientes a las ponderaciones muestrales que proveen las bases de
datos utilizadas.
Estrategia metodológica
Tanto la ECH como la ENAJ no proveen información longitudinal y por tanto no
podemos intentar responder a preguntas sobre causalidad. Sin embargo, sí
estamos en condiciones de proveer un análisis riguroso de “lo que dicen los
datos” en un área olvidada del debate educativo en América Latina. Esto es un
insumo imprescindible para los diseñadores de políticas públicas y constituye
una motivación para fomentar futuras investigaciones.
La estrategia metodológica consistirá, por un lado, en observar
asociaciones entre género y logros educativos para distintas subpoblaciones
desplegando gráficas que ayuden también al lector ajeno al análisis
econométrico a identificar la existencia de la brecha. Por otro lado, se harán
estimaciones mediante regresiones lineales que permitan sopesar la robustez
de los resultados ante la incorporación de controles (ingreso del hogar, región
de origen, ascendencia, estructura familiar). El abordaje se torna especialmente
atractivos al considerar que se está empleando nada menos que veinticuatro
años de microdatos representativos de toda la población de Uruguay en el
tramo etario de interés (suman cerca de 200.000 observaciones para el tramo
de edad entre 13 y 18 años).
Por último, se sigue una estrategia cualitativa que incluye21 entrevistas
en profundidad a docentes de liceos públicos y privados con el fin de explorar
posibles causas y mecanismos detrás de la brecha. Para evitar sesgos en la
elección de los docentes por parte de los investigadores, la selección de
4 Las variables utilizadas de la ECH y ENAJ se encuentran detalladas en el anexo.
docentes y la realización de cada entrevista fue tercerizada: únicamente se
establecieron como criterios de elección el contar con docentes mujeres y
hombres, que haya docentes de centros educativos públicos y también de
privados, y que los centros educativos donde trabajan estén localizados en
distintos puntos de la capital para obtener así mayor variabilidad en los
contextos de esos liceos.
RESULTADOS
En esta sección se documentan las diferencias en el promedio acumulado de
años de educación, niveles de educación completados, deserción y asistencia
a centros de estudio según género para el período 1990-2013. El promedio de
años de educación formal se calcula por medio de los años finalizados de
educación formal. Se entiende como desertores del ciclo básico a aquellos
jóvenes entre 13 y 18 años que no asisten al sistema educativo, que
completaron primaria y que no han completado ciclo básico. La asistencia a
centros educativos se entiende como asistencia al momento de la encuesta.
Evolución de la brecha en años acumulados de educación
Se computa la brecha en el promedio de años de educación para distintas
edades (8 a 23 años)5y para distintos momentos (1990, 2002 y 2013).6 La
brecha comienza a distinguirse a partir de los 14 años de edad (Gráficos 1(a),
(b) y (c)) y en cada uno de los años considerados. A mayor edad de las
personas, mayor es la brecha educativa entre hombre y mujer. Para los tres
años en consideración, representativos de todo el período, la brecha hasta los
14 años es casi inexistente, pero a los 18 años es superior al medio año de
educación y a partir de los 21 años es próxima a uno. En suma, los hombres se
quedan atrás en términos de años de educación acumulados y esta realidad es
persistente en los 24 años de encuestas analizadas.
5 El foco de interés en el presente estudio es la adolescencia, es decir, el tramo de edad de 13
a 18 años. Para contextualizar debidamente este rango de edad, hemos ampliado los extremos de ese rango en esta sección. 6 Se realizó para todos los años en el período 1990-2013, pero se muestran sólo algunos años
(el principio, el fin y la mitad del período) a modo de ejemplo. Para todo el período se encuentra el mismo patrón de comportamiento. Los resultados están disponibles de parte de los autores.
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Edades
Gráfico 1 (b) Promedio años acumulados de educación - 2002
Masculino Femenino Fuente: ECH 2002 (INE)
Elaboración Propia
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Edades
Gráfico 1 (a) Promedio de años acumulados de educación - 2013
Femenino Masculino Fuente: ECH 2013 (INE)
Elaboración Propia
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Edades
Gráfico 1 (c) Promedio años acumulados de educación - 1990
Masculino Femenino Fuente: ECH 1990 (INE)
Elaboración propia
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2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Dif
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Ho
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Gráfico 2 Años acumulados de educación Brecha entre mujeres y hombres
18 años 14 años
11 años
Fuente: ECH 1990-2013 (INE) Elaboración propia
En el Gráfico 2 se puede observar globalmente el período analizado y
muestra nuevamente que la brecha es apenas perceptible a los 11 años de
edad, pero a los 14 años ya se observa una brecha de 0,4 años de educación a
favor de las mujeres, y a los 18 años esa brecha llega a ser casi un año a favor
de la mujer. Se consideran estos tramos de edad porque a los 11 años los
estudiantes están en condiciones de culminar la educación primaria obligatoria,
a los 14 años culminaría el ciclo básico obligatorio (primer tramo de educación
secundaria) comenzando al mismo tiempo la brecha de género (observada en
los gráficos anteriores) y a los 18 años los estudiantes pueden concluir la
educación secundaria formaly deciden si ingresan a la educación terciaria.
Ahora cabe preguntarse si ese patrón de comportamiento encontrado
persiste en los distintos estratos de la sociedad. Para ello, se observa qué
sucede cuando se condiciona por ingreso, región o ascendencia. Este análisis
fue hecho para el último año disponible de ECH: 2013.7
7 Los resultados son similares para los otros años estudiados en la presente investigación.
Están disponibles dirigiéndose a los autores.
Cuadro 1
1er Quintil 5to Quintil
Edad Hombres Mujeres Diferencia
(M-H) Hombres Mujeres
Diferencia
(M-H)
8 1,6 1,7 0,0 1,9 1,9 0,01
9 2,4 2,6 0,2 2,8 2,9 0,13
10 3,4 3,5 0,1 3,9 3,7 -0,17
11 4,2 4,4 0,2 4,7 4,7 -0,03
12 5,2 5,4 0,2 5,8 5,8 -0,04
13 6,0 6,2 0,2 6,8 6,8 0,06
14 6,7 7,0 0,2 7,6 7,8 0,15
15 7,1 7,7 0,6 8,5 8,8 0,26
16 7,4 8,1 0,6 9,4 9,7 0,32
17 7,8 8,4 0,6 10,5 10,6 0,16
18 7,8 8,6 0,8 10,9 11,6 0,66
19 7,8 8,7 0,9 11,8 12,1 0,39
20 7,7 8,2 0,4 11,7 12,7 1,01
21 7,8 8,5 0,7 12,3 13,2 0,87
22 7,7 8,3 0,6 12,2 13,5 1,27
23 8,0 8,0 0,1 12,5 13,7 1,23
Fuente: ECH 2013 (INE) - elaboración propia
Cuadro 2
Montevideo Interior
Edad Hombres Mujeres Diferencia
(M-H) Hombres Mujeres
Diferencia
(M-H)
8 1,7 1,7 0,1 1,7 1,7 0,07
9 2,5 2,7 0,1 2,5 2,7 0,14
10 3,5 3,6 0,1 3,5 3,6 0,11
11 4,3 4,5 0,2 4,3 4,5 0,21
12 5,3 5,6 0,2 5,3 5,6 0,24
13 6,2 6,4 0,2 6,2 6,4 0,24
14 7,1 7,3 0,2 7,1 7,3 0,19
15 7,9 8,1 0,3 7,9 8,1 0,29
16 8,6 8,6 0,1 8,6 8,6 0,07
17 9,0 9,3 0,4 9,0 9,3 0,36
18 9,2 10,0 0,8 9,2 10,0 0,77
19 9,8 10,7 0,9 9,8 10,7 0,90
20 10,0 11,0 1,0 10,0 11,0 0,96
21 10,6 11,1 0,5 10,6 11,1 0,53
En el cuadro 1 se muestran los años acumulados de educación para
mujeres y hombres según ingresos per cápita del hogar. Se puede observar
que la existencia de la brecha de género no es exclusiva de las personas más
pobres (1er quintil) sino que también está presente esta brecha para el quintil
de mayores ingresos. Asimismo, la brecha persiste en la educación tanto para
Montevideo como para el Interior, como para personas de ascendencia afro o
para aquellos de ascendencia blanca (cuadros 2 y 3).En suma, en los distintos
estratos de la población (de acuerdo con las variables que se encuentran
disponibles por la ECH para todos los años en consideración)se observa la
22 10,7 11,6 0,9 10,7 11,6 0,92
23 11,1 11,6 0,5 11,1 11,6 0,50
Fuente: ECH 2013 (INE) - elaboración propia
Cuadro 3
Ascendencia blanca Ascendencia afro, indígena u otra
Edad Hombres Mujeres Diferencia
(M-H) Hombres Mujeres
Diferencia
(M-H)
8 1,7 1,8 0,1 1,7 1,7 -0,01
9 2,6 2,7 0,1 2,4 2,6 0,25
10 3,6 3,6 0,0 3,2 3,6 0,39
11 4,5 4,6 0,1 4,2 4,4 0,22
12 5,4 5,6 0,1 5,2 5,3 0,06
13 6,3 6,5 0,2 5,9 6,1 0,19
14 7,2 7,4 0,2 6,8 6,9 0,15
15 7,9 8,2 0,3 7,1 7,8 0,71
16 8,4 8,8 0,4 7,8 8,2 0,42
17 8,9 9,4 0,5 7,8 8,3 0,50
18 9,2 10,0 0,8 8,6 8,9 0,30
19 9,4 10,4 0,9 8,4 8,8 0,43
20 9,6 10,5 0,9 8,6 9,2 0,57
21 10,0 10,8 0,8 8,3 9,1 0,77
22 10,2 11,1 0,9 7,7 9,1 1,39
23 10,3 11,0 0,7 8,6 9,6 1,06
Fuente: ECH 2013 (INE) - elaboración propia
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
5 o menos
7 9 11 13 o más
Gráfico 3 (a) Años Acumulados de Educación Porcentaje de Mujeres - 18 años
1990 2002 2013 Fuente: ECH 1990-
2002-2013 (INE) Elaboración propia
0%
5%
10%
15%
20%
25%
5 o menos
7 9 11 13 o más
Gráfico 3 (b) Años Acumulados de Educación Porcentaje de Hombres - 18 años
1990 2002 2013 Fuente: ECH 1990-
2002-2013 (INE) Elaboración propia
existencia de una brecha de años acumulados de educación a favor de las
mujeres.
Para contextualizar debidamente estos datos descriptivos, es relevante
considerar que en los últimos 24 años se ha experimentado un incremento en
los años acumulados de educación para el promedio de la población. Esto se
puede observar en los gráficos 3(a) y 3(b). Desde 1990 hasta 2013 el
porcentaje de mujeres con 12 o más años de educación se ha incrementado y
lo mismo sucede en los hombres.8 Este hecho es bien interesante, porque lo
que muestra es que, aún en un contexto de crecimiento en años acumulados
de educación para todo el país, la brecha de género está presente (como
señalábamos en los cuadros 1 a 3).
Finalización de ciclo básico y educación secundaria completa
La brecha educativa descripta anteriormente se hace más evidente cuando se
estudian los objetivos a nivel de enseñanza media que fueron logrados por
hombres y mujeres. En especial, cuando se examinan las tasas de finalización
de ciclo básico y educación secundaria. Como se observa en el gráfico 4, el
porcentaje de mujeres entre 16 y 18 años que finaliza el ciclo básico es
considerablemente mayor y esta brecha de género en la finalización del ciclo
básico a favor de la mujer ha sido persistente en el tiempo. A modo de ejemplo,
en 2013 un 70% de las mujeres en este rango de edad culmina ciclo básico,
mientras que sólo un 56% de los hombres lo logra.
8 Se hicieron los mismos análisis tomando distintos tramos de edades como los 14, 16 y 23
años. El patrón observado es el mismo. Los gráficos para esas edades están disponibles; basta pedirlo a los autores.
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Gráfico 4 Finzalización de ciclo básico
Entre 16 y 18 años
Mujeres Hombres
Fuente: ECH 1990-2013 (INE) Elaboración propia
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
35%
40%
45%
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Gráfico 5 Finzalización de secundaria
Entre 19 y 22 años
Mujeres Hombres Fuente: ECH 1990-2013 (INE)
Elaboración propia
Con respecto a la tasa de finalización de secundaria, sucede algo similar
(gráfico 5). Las oscilaciones en las tasas de finalización fueron muy leves, pero
simétricas para hombres y mujeres. No obstante, se observa que el porcentaje
de mujeres entre 19 y 22 años que finalizó secundaria es muy superior al de los
hombres. En el año 2013, el 42% de las mujeres en este rango de edad logró
finalizar secundaria en comparación al 28% de los hombres. La brecha de
género a favor de la mujer es persistente en todo el período considerado.
Cuadro 4 Mujer Hombre
2013
Finalización
de ciclo
básico
Público 66% 51%
Privado 95% 91%
2002 Público 67% 56%
Privado 92% 89%
1991 Público 68% 54%
Privado 96% 87%
Estos resultados no cambian al considerar el sistema público y privado de
educación. Las diferencias entre género persisten, aunque en el sistema de
educación privado son de menor magnitud. En tres momentos, que representan
cambio de década (2013, 2002 y 1991)9-10 la finalización de ciclo básico y liceo
en Uruguay por parte de las mujeres fue significativamente superior a la de los
hombres.
Asistencia a centro educativo y deserción
Así como los indicadores anteriores evidencian una mayor probabilidad de las
mujeres para continuar y terminar sus estudios, las mujeres también asisten en
mayor proporción a educación secundaria y desertan menos. El gráfico 6
muestra la brecha de género en materia de asistencia al centro educativo. La
diferencia en tasas de asistencia es prácticamente inexistente para quienes
tienen 11 años de edad, es levemente distinta de cero a los 14 años, y es
marcada y persistente a los 18 años a favor de la mujer.
9 La distinción entre sistema público y privado para el año 1990 no está disponible en la ECH
de 1990. Por este motivo, se trabajó con ECH 1991. 10
Los resultados están disponibles por parte de los autores para todo el período considerado: 2013-1991.
Fuente: ECH 1991-2002-2013 (INE) - elaboración propia
Cuadro 5 Mujer Hombre
2013
Finalización
del liceo
Público 35% 22%
Privado 80% 66%
2002 Público 35% 22%
Privado 64% 60%
1991 Público 38% 28%
Privado 45% 43%
Fuente: ECH 1991-2002-2013 (INE) – Elaboración propia
-0.02
0.03
0.08
0.13
0.18
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Dif
ere
nc
ia:
% A
sis
ten
cia
Mu
jer
-
% A
sis
ten
cia
Ho
mb
re
Gráfico 6 Asistencia a centro educativo
Brecha entre mujeres y hombres
18 años 14 años 11 años Fuente: ECH 1990-2013 (INE)
Elaboración propia
Cuadro 6
Mujer Hombre
Asistencia
a centro
educativo
11 años Público 99% 99%
Privado 98% 100%
14 años Público 93% 90%
Privado 100% 99%
18 años Público 55% 44%
Privado 85% 82%
Fuente: ECH 2013 (INE) - elaboración propia
Con respecto a la deserción en el ciclo básico para quienes tienen entre
13 y 18 años, hay una brecha entre hombres y mujeres que se mantiene
constante desde 1990. Los hombres desertan más que las mujeres. La brecha
es similar si se considera el quintil de ingreso representativo de los hogares
más pobres. Y también está presente si se observa el quintil de mayores
ingresos. En el año 2013, un 12% de las mujeres desertaron de ciclo básico,
mientras que los hombres un 20% (Gráfico 7 (a)). Para el primer quintil de
ingreso, 22% de las mujeres desertaron ciclo básico, mientras que los hombres
un 33% (Gráfico 7 (b)).
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
35%
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Gráfico 7 (a) Deserción ciclo básico
Entre 13 y 18 años
Mujeres Hombres Fuente: ECH 1990-2013 (INE)
Elaboración propia
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Gráfico 7 (b) Deserción ciclo básico - Primer Quintil
Entre 13 y 18 años
Mujeres Hombres Fuente: ECH 1990-2013 (INE)
Elaboración propia
0%
2%
4%
6%
8%
10%
12%
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Gráfico 7 (c) Deserción ciclo básico - Último Quintil
Mujeres Hombres
En el gráfico 7(c) se observa que el fenómeno de la brecha de género en
materia de deserción del ciclo básico no es algo exclusivo de los más pobres.
También aquellos jóvenes que pertenecen al 20% de hogares de mayores
ingresos experimenta una brecha de género a favor de las mujeres: las mujeres
desertan menos que los hombres para todo el período en consideración —
excepto para el año 2000— y esa brecha de género entre la población de
Cuadro 7
Mujer Hombre
2013
Deserción
de ciclo
básico
Público 14% 22%
Privado 1% 3%
2002 Público 17% 26%
Privado 3% 5%
1991 Público 23% 30%
Privado 3% 3%
Fuente: INE 1991-2002-2013 (ECH) - elaboración
propia
mayores ingresos se ve acentuada en los últimos nueve años.Esta situación se
ve reflejada en ambos sistemas públicos y privados en la educación uruguaya,
los hombres desertan más que las mujeres tanto en el sistema público como
privado (cuadro 7).
Razones declaradas para la deserción
Se suele esgrimir como la razón prevalente en la deserción del sistema
educativo formal el acceso temprano al mercado laboral. Sin embargo, al
analizar las razones de deserción a los 14 y 16 años (rango de edad en el que
comienza a aparecer la brecha de género), la principal causa (más del 50%) es
la falta de interés.11El trabajo parece ser una razón de deserción más
importante para hombres que para mujeres en ambos casos, sin embargo
representa apenas un 5-7% (gráfico 8 (a), (b), (c) y (d)).
11
Este análisis también está hecho para otros rangos de edades (por ejemplo, para 17 y 18 años). En todos los casos, la deserción por falta de interés/interés en otras cosas es superior al 50%.
Comenzó a trabajar
0%
No tenía interés/Le interesaba aprender
otras cosas 50%
Le resultaba difícil 9%
Dificultades económicas
4%
Usted o su pareja quedó embarazada
6%
Otraz razones
31%
Gráfico 8 (a) Razones para abandonar ciclo básico - Mujeres
- 14 años
Fuente: ECH 2013 (INE) Elaboración Propia
Comenzó a trabajar
1%
No tenía interés/Le interesaba aprender
otras cosas 61%
Le resultaba difícil 6%
Dificultades económicas
6%
Usted o su pareja quedó embarazada
13%
Otraz razones
13%
Gráfico 8 (c) Razones para abandonar ciclo básico - Mujeres
- 16 años
Fuente: ECH 2013 (INE) Elaboración propia
Comenzó a trabajar
7%
No tenía interés/Le interesaba
aprender otras cosas 72%
Le resultaba difícil 10%
Dificultades económicas
4%
Usted o su pareja quedó embarazada
0%
Otraz razones 7%
Gráfico 8 (d) Razones para abandonar ciclo básico -
Hombres - 16 años
Fuente: ECH 2013 (INE) Elaboración propia
Comenzó a trabajar
5%
No tenía interés/Le interesaba aprender
otras cosas 65%
Le resultaba difícil 10%
Dificultades económicas
4%
Usted o su pareja quedó embarazada
0%
Otraz razones 16%
Gráfico 8 (b) Razones para abandonar ciclo básico - Hombres
- 14 años
Fuente: ECH 2013 (INE) Elaboración propia
Análisis mediante regresiones lineales
En esta sección del trabajo se presentan resultados de regresiones lineales
utilizando Mínimos Cuadrados.12El objetivo es poder describir la relación entre
género y dos variables claves de logro educativo: los años acumulados de
educacióny la deserción del ciclo básico. El empleo de regresiones lineales
brinda un análisis consolidado del análisis descriptivo desarrollado hasta este
momento. En el cuadro 8 se pueden observar los estadísticos descriptivos
delas variables utilizadas. La población de interés, de 13 a 18 años, tiene un
promedio de 8 años acumulados de educación.De estos jóvenes, un 49% son
mujeres, un 99% es de ascendencia blanca, el 32% vive en Montevideo, un
51% vive con ambos padres y presenta en promedio un ingreso per cápita de
11.710 pesos (pesos corrientes del 2013).
12
Este análisis fue realizado para la población de 13 a 18 años. Se realizó un análisis para distintos tramos etarios y se observa que el signo es análogo: hay una asociación positiva entre ser mujer y número de años de educación, y negativa entre ser mujer y deserción del ciclo básico.
Cuadro 8 - Definición y descripción de variables
Personas entre 13 y 18 años
Descripción Media Desviación estándar
Mínimo Máximo Observaciones
Años acumulados de educación
Suma de años de educación de la persona
8.19 1.96 0.00 16.00 12727
Deserción ciclo básico
Variable Dummy (1=Deserta del ciclo básico; 0=No deserta del ciclo básico)
0.16 0.36 0.00 1.00 12727
Mujer Variable Dummy (1=Mujer; 0=Hombre)
0.49 0.50 0.00 1.00 12727
Ascendencia
Variable Dummy (1=Ascendencia blanca; 0=Otra ascendencia)
0.99 0.11 0.00 1.00 12727
Montevideo Variable Dummy(1=Montevideo; 0=Interior)
0.32 0.47 0.00 1.00 12727
El cuadro 9 presenta una serie de estimaciones de la brecha de género en
materia de años acumulados de educación formal para individuos que tienen
entre 13 y 18 años de edad en el año 2013.13La especificación de la estimación
(cuadro 9 y 10) es la siguiente:
Dondei indexa a cada individuo, Género es una variable binaria que toma el
valor 1 para las mujeres, X es el vector de variables sociodemográficas.Las
variables elegidas como controles coinciden (en lo que permite la información
disponible) con las empleadas en investigaciones recientes sobre logros
académicos en poblaciones similares (Fryer y Levitt 2004; 2010): no se
pretende buscar relaciones de causalidad entre los regresores y las variables
de resultado sino centrarse en las asociaciones entre género y variables
indicadoras de logros académicos. Al aplicar sucesivos controles se persigue
descartar que los controles puedan explicar toda la asociación entre género y
logros educativos (Fryer y Levitt 2010; Bertrand y Pan).
Como se observa en la columna (1), ser mujer está asociado de manera
significativa con tener 0.4 años más de educación formal que los varones. De
forma interesante, se puede observar en las columnas (2), (3) y (4) que, aun
introduciendo controles por ascendencia, región del país, ingreso del hogar y
estructura familiar (vive con ambos padres o no), la fuerte asociación positiva
se mantiene entre ser mujer y los años de educación formal acumulados.
13
Se tomó este año por ser la última información disponible. El mismo análisis se hizo para los otros años de interés y los resultados son análogos.
Ingreso per cápita
Ingreso del Hogar con valor locativo sin servicio doméstico/ Cantidad de personas sin servicio doméstico
11709.86 8789.12 824.00 129582.2 12727
Hijo de ambos
Variable Dummy (1=Vive con ambos padres; 0=No vive con ambos padres)
0.515 0.5 0.00 1.00 12727
Fuente: ECH 2013 (INE) - Elaboración propia
Cuadro 9 - Asociación entre años acumulados de educación y género Personas entre 13 y 18 años
Variables Años acumulados de educación
(1) (2) (3) (4)
Mujer 0.414*** 0.413*** 0.424*** 0.428***
[0.035] [0.034] [0.033] [0.033]
Ascendencia Blanca
0.547*** 0.237 0.214
[0.159] [0.153] [0.153]
Montevideo
0.063* -0.173*** -0.160***
[0.037] [0.036] [0.036]
Ingreso per cápita
6.35e-05*** 6.16e-05***
[1.93e-06] [1.94e-06]
Hijo de Ambos 0.246***
[0.033]
Constante 7.990*** 7.429*** 7.061*** 6.974***
[0.024] [0.160] [0.154] [0.154]
Observaciones 12,727 12,727 12,727 12,727
R-cuadrado 0.011 0.012 0.090 0.094
Error estándar en paréntesis recto *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: ECH 2013 (INE) – Elaboración Propia
De forma similar, se explora la relación existente entre ser mujer y la
deserción del ciclo básico. En la columna (1) del Cuadro 10, se muestra una
asociación negativa entre ser mujer y desertar del ciclo básico. La tasa de
deserción es 8 puntos porcentuales menos respecto del varón. Esta
disminución es relevante considerando que el promedio para esta población de
interés es de 16% (cuadro 8); la tasa de deserción caería casi un 50% respecto
a la tasa de la población estudiada. Aun controlando por ascendencia, región
del país, estructura familiar e ingreso del hogar, la asociación entre ser mujer y
tener una menor tasa de deserción se mantiene y es significativa.
La magnitud y signo de los regresores distintos de la variable binaria de
género se muestran coherentes en ambos cuadros. Los adolescentes de
ascendencia blanca muestran mejor desempeño educativo, pero el peso de
esa variable se torna no significativo cuando se introduce la variable indicadora
de ingreso del hogar (esto sugiere que la variable ascendencia blanca estaba
capturando efectos de riqueza). El ingreso está correlacionado positivamente
con los logros educativos (podría estar indicando la disponibilidad de mayores
recursos que puede destinar el hogar para la educación de sus miembros). Lo
mismo sucede con la estructura familiar: el vivir con ambos padres biológicos
está asociado a mayores logros educativos —vivir con ambos padres podría
indicar mayor cantidad-calidad de recursos económicos, de tiempo de
supervisión, de estabilidad afectiva (Cid y Stokes).Por otra parte, el hecho de
proceder de la capital es positivo y apenas significativo, pero cambia su signo y
magnitud cuando se introduce como regresor el ingreso del hogar (sería
interesante estudiar la posible existencia de una relación causal entre
Montevideo-Interior y logros educativos (y los mecanismos que la explicarían,
pero excede el foco del presente trabajo).
DISCUSIÓN
La brecha de género en los logros educativos analizados comienza a partir de
los 14 años. El cuadro 1114 muestra que las características sociodemográficas
previos a esa edad no parecen indicar diferencias de partida entre niñas y
14
Se tomó el tramo de edad entre 8 y 13 años porque es el tramo inferior a 14 dentro del rango de población de 8 a 23 años que se consideró al comienzo de la investigación. Los resultados son análogos si se toman tramos inferiores más extensos (de 7 a 13 años, de 6 a 13 años, etc.).
Cuadro 10 - Asociación entre deserción del ciclo básico y género
Personas entre 13 y 18 años
Variables Deserción del ciclo básico
(1) (2) (3) (4)
Mujer -0.079*** -0.079*** -0.081*** -0.081***
[0.006] [0.006] [0.006] [0.006]
Ascendencia Blanca
-0.082*** -0.038 -0.033
[0.029] [0.028] [0.028]
Montevideo
-0.003 0.030*** 0.027***
[0.007] [0.007] [0.007]
Ingreso per cápita
-8.85e-06*** -8.44e-06***
[3.65e-07]
[3.67e-07]
Hijo de Ambos -0.051***
[0.006]
Constante 0.196*** 0.277*** 0.329*** 0.347***
[0.004] [0.029] [0.029] [0.029]
Observaciones 12,727 12,727 12,727 12,727
R-cuadrado 0.012 0.012 0.056 0.061
Error estándar en paréntesis recto *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: ECH 2013 (INE) -Elaboración Propia
niños (la ECH no provee de datos longitudinales pero los 24 años de encuestas
analizados muestran el mismo patrón en esas variables
sociodemográficas).Este hecho es interesante porque uno se podría plantear, a
priori, que los hombres presentan peores tasas de deserción simplemente
porque parten de situaciones diferentes (quizá la mayoría de los hombres
podrían haber nacido en hogares de menores ingresos o en localidades con
peor acceso a la educación o en hogares monoparentales con condiciones más
difíciles de seguimiento de los hijos, etc.). Sin embargo, en el tramo de edad
anterior a la aparición de la brecha educativa, hombres y mujeres presentan las
mismas características sociodemográficas (son equivalentes en variables
observables) y, por ende, esas características de partida no parecen explicar
las diferencias de género en la educación.
En este mismo sentido, se puede constatar que, tanto hombres como
mujeres, asistieron en igual proporción a educación preescolar (gráfico 9 (a)).
Si hubiese diferencias, podría ser una explicación interesante para la brecha
existente. Diversos estudios señalan que la asistencia a preescolar genera
efectos positivos en comportamiento, atención, disciplina (Berlinski, Galiani y
Gertler; Currie, Garces y Thomas) así como en resultados académicos
(Berlinski, Galiani y Gertler; Magnuson, Ruhmy Waldfogel; Currie, Garces y
Thomas).
Cuadro 11- Porcentaje de personas pertenecientes a cada categoría
Entre 8 y 13 años de edad
Mujer Hombre
Vive en Montevideo 35% 35%
Vive en el Interior 65% 65%
Ascendencia Principal Blanca 94% 94%
Ascendencia Principal No Blanca 6% 6%
Vive con ambos padres 58% 58%
No vive con ambos padres 42% 42%
Pertenece al primer quintil 38% 38%
Pertenece al segundo quintil 26% 27%
Pertenece al tercer quintil 17% 17%
Pertenece al cuarto quintil 12% 12%
Pertenece al quinto quintil 7% 7%
Fuente: ECH 2013 (INE) - elaboración propia
75%
80%
85%
90%
95%
¿Asistió a preescolar?
Habla periódicamente
sobre Educación con padres
84%
90%
87%
92%
Gráfico 9 (a) Preescolar y preocupación de los padres por
educación Entre 13 y 18 años
Hombre Mujer Fuente: ECH 2008 (INE)
)/ ENAJ 2008 (MIDES) Elaboración propia
0%
20%
40%
60%
Inferior Igual Superior
2%
44% 54%
2%
44% 53%
Gráfico 9 (b) Expectativas para la vida en comparación con sus
padres Entre 13 y 18 años
Hombre Mujer
Fuente: ENAJ 2008 (MIDES) Elaboración propia
Tampoco se hallan diferencias entre género en cuán frecuentemente
hablan con sus padres sobre educación ni en aspiraciones o expectativas para
la vida en comparación con la de sus padres (gráfico 9 (a) y (b)), variables que
podrían también estar asociadas al rendimiento académico. Expectativas
positivas sobre el futuro suelen estar asociadas a logros académicos (Arbona;
Zimbardo y Boyd) y el optimismo y apoyo familiar usualmente producen
expectativas positivas sobre la educación y el empleo (Sulimani-Aidan y
Benbenishty). Como se observa en los gráficos, los adolescentes entre 13 y 18
años tienen en su mayoría expectativas iguales o superiores a sus padres, pero
siempre balanceadas entre género.
Estudios recientes señalan que diferencias en habilidades no cognitivas
según género podrían explicar la brecha en educación (Goldin, Katz y
Kuziemko; Becker, Hubbard y Murphy). Al analizarse una variedad de
conductas riesgosas, se observa una mayor participación de los hombres en el
consumo de drogas, participación en riñas y detención. Para los personas entre
13 y 17 años, 21% de los hombres consume drogas, mientras que dentro de
las mujeres el porcentaje asciende a 14% (gráfico 10 (a))15. La participación en
riñas durante los últimos 12 meses (gráfico 10 (b)), en particular en el rango 1 a
3 veces, es muy superior en el caso de los hombres, mayor al 20%,
contrastando con una participación femenina cercana al 9%. La detención
también revelaría que los hombres son más proclives a tener conductas
riesgosas. Para el rango de edad considerado, la detención (“detenidos al
15
Datos provenientes del informe “Quinta Encuesta Nacional sobre el consumo de drogas en la Educación Media, 2011. No se cuenta con la base de datos de dicha encuesta para homogeneizar el rango de edad a 13-18 años.
0%
10%
20%
30%
Entre 1 y 3 veces
Más de 4 veces
24%
7% 9%
3%
Gráfico 10 (b) Participación en riñas
Entre 13 y 18 años
Hombre Mujer Fuente: ENAJ 2008 (MIDES)
Elaboración propia
0%
5%
10%
15%
Al menos una vez
13%
2%
Gráfico 10 (c) Detención
Hombre Mujer Fuente: ENAJ 2008 (MIDES)
Elaboración propia
0%
10%
20%
30%
Marihuana Otras drogas Total drogas
15%
6%
21%
10%
4%
14%
Gráfico 10 (a) Consumo de drogas Entre 13 y 17 años
Hombre Mujer
Fuente: Quinta Encuesta Nacional sobre el consumo de drogas en
la Educación Media
menos una vez”) (gráfico 10 (c)) fue del 13% en los hombres y apenas 2% en
las mujeres.
Considerando las diferencias en conductas riesgosas, no se puede
descartar la posibilidad de que las habilidades no cognitivas jueguen un rol
importante a la hora de explicar la brecha educativa en Uruguay según género.
Con el fin de exploraren profundidad posibles causas y mecanismos
explicativos detrás de la brecha educativa según género, se realizaron 21
entrevistas de opinión a docentes de liceos públicos y privados. En esta
primera instancia, el análisis se centró en Montevideo por el volumen de
población que asiste a centros educativos en ese departamento y por la gran
variabilidad en los contextos de estos centros. Queda para una futura
investigación expandir esta sección de entrevistas cualitativas al interior del
país. Se contactaron docentes del ámbito público y privado que no estuvieran
concentrados en una misma zona para que sus opiniones representaran
realidades diversas. El mapa muestra la distribución geográfica de los mismos
(para facilitar al lector, se optó por expandir el mapa en Montevideo y dejar uno
de los liceos fuera del mapa: Liceo Nº 1 de Barros Blancos, se ubicaría hacia el
norte del mapa).
En esta sección, se exploran los comentarios manifestados por los
docentes. Las entrevistas contemplan los siguientes aspectos:16 si el docente
percibe la existencia de una brecha, si las mujeres se comportan y tienen
distintas habilidades a las de los hombres, cuáles son las causas de la brecha
percibida y si puede sugerir medidas para eliminarla. Al momento de comenzar
la entrevista, para evitar posibles sesgos, no se les proporcionó a los docentes
ninguna información cuantitativa que confirmara la existencia de una brecha.
Respecto al primer punto (si los docentes perciben que hay una brecha
entre géneros) la respuesta no es unánime. Esta constatación es interesante
porque, en la medida en que los docentes no perciban la brecha educativa, no
16
Es preciso aclarar que dado el enfoque cualitativo de las entrevistas a los docentes en contextos muy diversos, se hace imposible que el documento refleje la opinión de cada uno de los entrevistados. Las respuestas más recurrentes o las que presentan mayor polarización son las que se detallan a continuación.
se podrá actuar para eliminarla o disminuirla. Esta realidad demanda que los
docentes puedan tener mayor acceso a datos agregados por centro educativo,
localidad, departamento, etc. A un nivel superior de agregación, se podría
pensar que esta falta de acceso a las estadísticas de logros educativos por
género podría explicar, al menos en parte, la ausencia del tema en el debate
público en América Latina y en el diseño de las políticas educativas.
El segundo aspecto contemplado se relaciona con la percepción de los
docentes sobre diferencias en el comportamiento y habilidades de alumnos y
alumnas. En estas diferencias se encuentran la responsabilidad y la auto-
exigencia —las mujeres son más disciplinadas, menos dispersas, organizadas,
prolijas, sienten más presiones al tratar de alcanzar una determinada nota o
resultado, el sentido de auto-superación está muy presente, buscan apoyo en
pares ante situaciones adversas. Estas observaciones cualitativas coinciden
con los estadísticos descriptivos de las secciones anteriores que mostraban las
diferencias significativas por género en materia de habilidades no cognitivas y
comportamientos riesgosos. Algunas de las percepciones de los docentes en
este sentido son las siguientes:
[Las mujeres] son más estudiosas, aplicadas, prolijas, mas organizadas en
sus tiempos, los días, las materias, llevan la agenda. Los varones no.
Las mujeres tienden a buscar más ayuda cuando tienen problemas
familiares, sus charlas con sus amigas y con el entorno que tienen son
más sinceras entonces tienen generalmente apoyo y desahogos; y los
hombres no.
Me he encontrado que muchas veces los varones tienen, en comparación
con lo negativo de las mujeres que siempre están estresadas, que ellos
están más relajados, entonces a veces pueden o logran disfrutar y encarar
ciertas actividades de una manera más relajada y sin esa presión que los
hace llegar a conclusiones interesantes o debatir temas importantes. Como
no tienen la presión de la nota, escogen caminos interesantes y distintos
que aportan cosas que las mujeres por hacer tal cual lo que decís, o seguir
al pie de la letra todo, se quedan en la cortita.
Muchas veces ellas ejercen una exigencia sobre sí mismas —sobre todo
en los primeros años, primero de liceo, segundo— muy grande, que las
lleva emocionalmente a no disfrutar o no pasar tranquilas muchas veces
las clases o el año escolar. Les resulta una presión y una auto-exigencia.
Son muy noteras, de la nota, de lo que queda en papel: el carné, el escrito,
de esas cosas.
[Los alumnos varones] no son organizados, les cuesta mucho organizarse
los tiempos, [. . .] les cuesta decir: tantas horas para estudiar, tantas horas
para esto. Les cuesta llevar una agenda [. . .]. Les cuenta pensar a futuro o
a largo plazo, pensar de hacer algo de acá a dos semanas.
Los docentes además destacan diferencias a nivel biológico. Esto es
consistente con lo que resumíamos en la sección Antecedentes acerca de los
descubrimientos de Ruigrok et al. Los docentes perciben que las mujeres son
más maduras y esto les permite plantearse metas-objetivos de largo plazo, se
distraen menos, tienen menores problemas de aprendizaje, entre otros. Las
citas más representativas son las siguientes:
Es verdad que las chicas tienen otro mundo de intereses, pero me parece
que en los varones pesa más esa dificultad de concentrarse. Yo los veo
más distraídos.
Yo creo que la mujer, ante una misma edad, es más madura que los
hombres, se toman las cosas con una mayor responsabilidad, más
compromiso y ven las cosas con mayor perspectiva. Los varones son más
momentáneos, más efímeros. Las mujeres, al ser más maduras y
comprometidas, ven a largo plazo.
Es un tema también de naturaleza. Los intereses de las mujeres y los
hombres son diferentes a lo largo de toda la vida. Los proyectos de la
mujer son más duraderos, lo vemos por ejemplo en la idea de formar una
familia. Lo fugaz y momentáneo es más importante para ellos. La mujer es
perseverante y se mantiene fiel a su proyecto; el hombre es más como una
veleta.
La chica, todo lo que sea verbal, lingüístico lo tiene más desarrollado.
Tiene más creatividad.
La tercera sección de las entrevistas se focaliza en cuáles son las causas
atribuidas por parte de los docentes a la brecha de género en los logros
académicos. Por un lado, se identifica como causa el acceso al mercado de
trabajo. Señalan los entrevistados que los varones tenderían a salir más
temprano al mercado laboral. Esta percepción de los docentes no coincide
exactamente con los datos cuantitativos representativos de toda la población
de interés. Como se observaba en la sección 4.3, el abandono por razones de
trabajo tiene un peso muy menor en comparación a las razones principales que
allí se señalaban. Por otro lado, los docentes señalan como posible causa de la
brecha de género la falta de motivación de los alumnos y la falta de propuestas
educativas atractivas. Esto sí coincide con la principal causa identificada por la
Encuesta Continua de Hogares (subapartado “Asistencia a centro educativo y
deserción” de este trabajo). Los programas resultan de poco interés y las
actividades fuera del ámbito educativo les brindan mayor utilidad. También se
resalta la idea de que la relación docente-alumno es distinta cuando el docente
es mujer y de alguna forma eso podría perjudicar a los estudiantes varones.
Esta última hipótesis coincide con el resumen de los descubrimientos de Falch
y Naper que destacamos en “Antecedentes”. Algunos testimonios de los
docentes resaltan:
Entran más pronto al mercado laboral o tienen deseo de disponer de su
dinero.
Los adolescentes varones tienen una presión de sus pares en algunos
contextos a dedicar su tiempo a otras cosas que no tienen que ver con
estudiar, sino que tiene que ver con salir, estar afuera, pasear por el barrio,
que las mujeres no lo tienen en tanta cantidad.
Nada dentro del liceo los atrae: no hay buena relación con el docente,
buen vínculo, ni un interés particular en completar un programa que se les
presenta como ajeno, anacrónico, no responde. Y tienen muchas
actividades por fuera que despiertan mejores vínculos, sin ir a las
atracciones más patológicas como pueden ser las adicciones, la vagancia
por decirlo de alguna manera.
Siento que existe esa diferencia de cómo uno se relaciona con alumnos
hombres y con alumnas mujeres y siempre trato desde la clase tener
conciencia para que no tenga tanto peso. En general, la forma de
relacionarnos nosotras las mujeres con las chicas es diferente, incluso
algún estudio había leído que si el docente es mujer, tiende a darles más
espacio a las chicas para hablar en clase y participar más. Si es hombre
tiene un relacionamiento más cercano con los alumnos. Y en general hay
más docentes mujeres que hombres… Creo que esa sería una buena
hipótesis. En el departamento de inglés en el colegio donde trabajo somos
todas mujeres y hay uno o dos hombres, y al grupo al que le toca el
profesor hombre dice: “¡qué suerte!” Eso se escucha entre los alumnos.
Por último, las entrevistas se concentran en discutir posibles políticas para
disminuir o eliminar la brecha. Entre las más destacadas, se encuentran
aquellas que buscan motivar a los alumnos para permanecer en las
instituciones y para que no abandonen sus estudios. La búsqueda de
propuestas educativas más atrayentes, la creación de espacios donde los
alumnos puedan realizar actividades extracurriculares, la creación de
incentivosy la atención a la singularidad del alumno se plantean como
soluciones factibles. Esta visión coincide con el análisis que hacen Will Dobbie
y Ronald Fryer sobre las estrategias educativas exitosas en los últimos 40
años: dos de ellas son la alta dosis de seguimiento personalizado del adulto y
el procurar elevar las aspiraciones educativas del alumno. Algunas ideas
sugeridas por los docentes entrevistados son las siguientes:
Que se planteen actividades extracurriculares, donde se motiva a los
chiquilines a permanecer en la institución o permanecer en actividades que
de alguna manera están relacionadas: un deporte, un taller, un proyecto,
algo que los mantenga involucrados con lo que tiene que ver con el
contexto de la situación educativa, que no es ir a clase o el colegio, o el
barrio, o no sé… Promover que haga actividades extra curriculares que
pueden estar relacionadas con el colegio que los atrapen a no salir.
No son atrayentes o interesantes las propuestas educativas para los
hombres. El hombre es más práctico, busca algo que pueda aprender y
que le sirva en forma práctica. La mujer en cambio suele hacer otro tipo de
carreras, donde puede dedicarle más años de estudios al solo hecho de
aprender. [. . .]Los currículos no son los más acertados para ofrecerles
posibilidades de trabajo. Se deberían hacer cosas más concretas.
Primero que [hay] todo un acercamiento más personal. Como en cualquier
caso de desfasaje que se dé. Un acercamiento más personal a los
alumnos varones. Disciplina en muchos casos, porque uno tiene la
percepción de que los chiquilines son más revoltosos que las chiquilinas,
en ese caso una firme disciplina.
Tal vez si se respetara el número adecuado de alumnos que debería haber
por clase uno podría dedicarle más tiempo a cada alumno y poder
acompañar durante el año el proceso madurativo, hacerle un seguimiento.
En esas megaclases es imposible. El que puede, te sigue y el que no,
quedó en el camino.
El Estado podría hacer un seguimiento mayor para que los padres pierdan
las asignaciones familiares, o lograr que los padres tengan un mayor
control para que los chicos asistan.
Igualmente, algunos de los docentes entrevistados no consideran que la
brecha deba ser corregida y uno de ellos expresa:
Ellos salen al mercado laboral y en muchos casos les empieza a ir bien, lo
que no sucedía en el liceo, que estaban perdiendo el tiempo; empiezan a
hacer una vida mucho más productiva. Entonces, no podría decirte que yo
tenga un deseo fundado de que ellos hagan ese año más en las
circunstancias actuales en las que el liceo parece que no les aporta —y
que si es solo por terminar el año, no creo que les aporte. Perdón, quizás
no sea la respuesta que esperabas, [pero] es lo que veo.
Además de las propuestas de los docentes entrevistados y de las políticas
sugeridas por Dobbie y Fryer, investigaciones recientes están comenzando a
explotar experimentos naturales y diseños experimentales de campo para
testear relaciones causales entre programas (a nivel de centro educativo o de
políticas públicas) y efectos sobre la brecha de género. Hyunjoon Park, Jere
Behrman y Jaesung Choi aprovechan un experimento natural en Corea donde
los alumnos son asignados al azar a centros educativos para mujeres, centros
educativos para varones y centros mixtos. Quieren ver el impacto sobre los test
en ciencias, ingeniería, tecnología y matemáticas. Encuentran efectos positivos
(en los test de las cuatro áreas) de haber sido asignado a centros educativos
para varones y en los test de matemáticas para las que fueron asignadas a
centros educativos exclusivos para mujeres, siempre en comparación a
quienes asistieron a centros educativos mixtos. Alison Booth, Lina Cardona-
Sosa y Patrick Nolen diseñan un experimento de campo donde los alumnos
son asignados por género pero en un contexto universitario y evalúan la
disminución de los estereotipos sociales como posible causa de la performance
diferente por género en el ámbito de las ciencias.
CONCLUSIONES
Hemos documentado y analizado la aparición de una brecha de género
significativa en variables clave de logros educativos como son los años de
educación formal acumulados, la tasa de permanencia en el sistema educativo
formal y el porcentaje de finalización de ciclo básico y de educación secundaria
completa. Los resultados del presente trabajo provienen de haber estudiado
cerca de 200.000 observaciones provenientes de 24 años de encuestas (ECH)
representativas de toda la población para el tramo etario de interés. Este
análisis de asociaciones entre género y educación —mediante estadísticas
descriptivas, gráficas y estimaciones lineales—está hecho para un país de
América Latina que se adelanta al resto de la región en la aparición de una
significativa brecha educativa a favor de la mujer. Estas diferencias de logros
por género se constatan a partir de los 14 años de edad y crecencon la edad
de las personas. La brecha está presente en todos los estratos, sin importar el
quintil de ingreso (ricos o pobres), región del país (interior o capital), estructura
familiar (vivir o no con ambos padres biológicos), gestión del centro educativo
(público o privado)o ascendencia (blanca o no blanca). En todos los
indicadores de logros educativos construidos a partir de la información
disponible, las mujeres tienen un mejor desempeño. Más aún, la brecha es
persistente en el tiempo: está presente durante los 24 años analizados.
En los intentos de intentar explicar las razones de esta brecha en
educación, se repasaron dos corrientes complementarias en la literatura
científica, donde algunos enfatizan los factores biológicos y otros los factores
socioculturales. El análisis cuantitativo del presente estudio logró recabar datos
indicativos de comportamientos y factores socioculturales. Como sugerían las
hipótesis de la literatura previa, se constataron diferencias significativas de
comportamientos entre géneros. Los varones mostraron las conductas más
riesgosas. A pesar de que las encuestas disponibles no proveen de información
acerca de variables de índole biológica, las diferencias en comportamientos
que encontramos en esta investigación parecerían avalarlos hallazgos
científicos recientes sobre factores biológicos y psicológicos asociados a
género.La investigación también recoge información cualitativa realizando 21
entrevistas a docentes (mujeres y hombres, de centros educativos públicos y
privados, que trabajan en distintos contextos). Los docentes son unánimes en
señalar diferencias en los comportamientos y habilidades de mujeres y
hombres. Tienen también percepciones que no coinciden con los datos
cuantitativos (una proporción significativa de los docentes piensa que no existe
brecha de género y que la principal causa de abandono del sistema educativo
formal es el acceso temprano al mercado laboral). Como sugerencias de
política, los docentes en su mayoría destacaban la necesidad, por un lado, de
adecuar los contenidos para motivar a los alumnos, y por otro, de atender la
singularidad de cada alumno.
Para futuras investigaciones, quedan las tareas de incrementar la
información cualitativa disponible (en particular, mediante entrevistas a
docentes del interior del país y zonas rurales) y realizar un meta-análisis de la
literatura previa en cuánto a políticas exitosas (a nivel de centro educativo y a
nivel agregado de región o país) en la reducción de la brecha educativa por
género (centrándose en literatura previa que tenga buenas estrategias de
identificación causal para superar la endogeneidad en las evaluaciones).
En suma, los resultados que obtenemos estudiando 24 años de
microdatos son informativos y, en muchos casos, sorprendentes. El presente
estudio identifica y aborda un tema prácticamente inexplorado en la
investigación que guía las políticas educativas en América Latina. Existe
consenso en la existencia de una brecha en los logros escolares de pobres y
ricos. Pero no está presente en el debate educativo la presencia de otra
brecha, la que se genera si no se logra atender las singularidades de género.
Esta brecha está presente en todas las capas de la sociedad y en todo el
período estudiado, a pesar —llamativamente— de los profundos cambios
experimentados en la política educativa de esas décadas. Diseñar estrategias
pedagógicas y evaluar con rigurosidad metodológica planes piloto que
incorporen los descubrimientos científicos acerca de las particularidades
psicosociales de niñas y niños, es un desafío que demanda un lugar en la
agenda de los educadores, investigadores y diseñadores de política pública.
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ANEXO
Encuesta Año Tamaño total de la muestra
(personas)
Encuesta Continua de
Hogares
2013 127.925
2012 120.462
2011 130.804
2010 132.010
2009 132.599
2008 144.582
2007 143.185
2006 256.861
2005 54.330
2004 55.587
2003 55.369
2002 56.333
2001 57.410
2000 57.984
1999 57.674
1998 56.857
1997 64.028
1996 64.698
1995 64.930
1994 62.627
1993 62.367
1992 62.687
1991 62.510
1990 63.125
Encuesta Nacional a la
Juventud y Adolescencia 2008 19.381
VARIABLES UTILIZADAS DE LA ECH:17 sexo, edad, ascendencia,
departamento, asistencia actual a un establecimiento de enseñanza, nivel y
año más alto alcanzado, establecimiento público o privado, ingreso del hogar
con valor locativo (sin servicio doméstico), cantidad de personas en el hogar
(sin servicio doméstico), razón principal por no haber finalizado la educación
media, asistencia a preescolar.
VARIABLES UTILIZADAS DE LA ENAJ:regularmente habla con sus padres
sobre su educación, cómo piensa que será su nivel de vida luego de los 30
años en comparación a sus padres, cuántas veces participó en riñasdurante los
últimos 12 meses, si alguna vez fue detenido.
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Como los diccionarios varían de año a año, especificamos sólo la descripción de la variable y no el código correspondiente.